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8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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0 0 l D I C > VERIFICADOR DE MEDIOS REGISTRO NUM 087
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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ACLARACIÓN
Por causas ajenas a los autores, en el cua
dro "Plantas medicinales mexicanas",
que acompaña
al
artículo "Plantas medi
cinales del México prehispánico" de Ro
bert Bye y Edelmira Linares, publicado
en nuestro núm. 39, aparecieron algunas
imágenes que no corresponden a
la
es
pecie indicada en
el
texto. A continua
ción presentamos dichas especies y las
imágenes correctas, las cuales fueron
gentilmente proporcionadas por el Dr.
Bye. Cabe aclarar, asimismo, que en la
p.
8 de ese artículo, donde dice "Gra
nadilla
Aristolochia
sp.).", debe decir
"Granadilla Passiflora sp.)", y que la
abreviatura que debe acompañar los nom
bres científicos en los que no se conoce
la especie es sp. y no spp.
¿ESTAMOS
AVALANDO EL
COLECCIONISMO y EL SAQUEO?
Tengo en mis manos un bellísimo libro
que se llama
Ancient West Mexico.
rt
and Archaeology
of
the Unknown Past
El antiguo Occidente de México. Arte y
arqueología del pasado desconocido).
El editores RichardF. Townsend,del Art
Institute of Chicago, y la publicación es
de Thames and Hudson , Nueva York,
1998.
El libro está ilustrado con estupendas
fotografías de 220 "obras maestras" (vaya
usted a saber cuántas más no fueron con
sideradas maestras) saqueadas de Guana
juato, Colima, Nayarit y Jalisco, las cua
les ahora pertenecen a 25 in stituciones
-museos principalmente-, a
16
coleccio
nistas privados y a 24 coleccionistas anó
nimos, la mayoría de Estados Unidos.
No sólo es grave la ostentosa e imper
tinente posición de esta publicación , que
en ninguna parte justifica o reconoce la
destrucción causada por dichos saqueo
s
sino lo que me parece
peores
que se haya
invitado a connotados arqueólogos me
xicanos y estadunidenses que trabajan
en nuestro país a participar en dicho li
bro con artÍCulos científicos. Ellos, cons
ciente o inconscientemente y con su so la
presencia, no sólo legitiman esta obra y
dan el espaldarazo a este saqueo, sino que
le
dan
al
libro el valor científico que los
editores y los coleccionistas necesitan
para realzarlo y darle consistencia.
2/ ARQUEOLOGfA
M EXICANA
w
>
m
ft s
Cachani. Péyotl. Roldalla sessilifolia.
Guayaba.
Xalxócotl. Psidill/II gllaja
va
Poleo.
Atóchietl. O lllila Iytllrifolia.
Siempreviva.
Texíyotl. SedulIl praealtll/lI.
Toloache.
Toloa. Datllra stramollilllll.
¿Es que los arqueólogos andamos ta
mal que requerimos del patrocinio de
lo
saqueadores de nuestro país?
Dra. Beatriz Brann
Centro IN
AH
Colim
DEFORMACiÓN
CRANEANA
ENTRE LOS MAYAS
Escribo para comentar
la
nota titulad
"La deformación craneana entre los ma
yas", que apareció en el núm
38 en
lasec
ción de "Noticias", de su prestigiada re
vista. El texto en cuestión fue transcrit
de una nota periodística por Columb
Vértiz y Guillermina Escoto, de la Di
rección de Medios de Comunicación de
INAH En él, la arqueóloga Eunice U
González da a conocer los recientes re
sultados del Proyecto Arqueológico Ce
note de las Calaveras , Mayapán. He teni
do el agrado de colaborar en este proyect
con
el
aná
li
sis macro y microscópico d
las osamentas, así como en la coordina
ción de algu nos análisis especiales. La
mento que los resultados óseos prelimi
nares que yo había comunicado a U
González unos meses antes aparezca
mal interpretados, por lo que me permi
to hacer las siguientes aclaraciones. S
afirma que sólo dos cráneos de las 1
osamentas encontradas en el cenoteseen
cuentran deformados artificialmente. E
realidad, aproximadamente la mitad d
los crá neos muestra una modificació
cultural,
la
que califica como
un
aplana
miento lámbdico de menor a mayor ex
presión. Además, dos cráneos presentan
a diferencia del resto, una modificació
tabular erecta en su variante intermedia
En el segundo párrafo se dice que s
"sabía que la deformación craneana en
tre los mayas era signo de nobleza , per
la hipótesis ha cambiado, por lo que s
debe investigar más al respecto". En rea
lidad, la discusión sobre las implicacio
nes sociales no gira en torno a la modifi
cación cefálica en sí sino a las técnica
empleadas para lograrla , dado lo comú
de esta práctica entre los mayas prehi s
pánicos (al menos en las Tierras Bajas)
Aprovecho la ocasión para felicitar
los por su nuevo número que manifies
ta, una vez más, el alto nivel editorial
académico de la revista
Arqueologí
Mexicana.
Dra. Vera Tiesler BIas, ENAH I
NAH
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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RESPUESTA DE
EUNICE
Uc
En el número 38 de su revista aparece
una nota firmada por Columba Vértiz y
Guillermina Escoto que contiene datos
erróneos relacionados con
el
proyecto In
vestigaciones Arqueológicas en el Ce
note Las Calaveras de Mayapán, del cual
soy responsable. Ignoro de dónde fue
obtenida dicha información, ya que en
ningún momento se me ha hecho alguna
entrevista por parte de las personas se
ñaladas, no obstante que soy investiga
dora del Centro
rNAH
Yucatán y respon
sable del ya mencionado proyecto. Sin
embargo, con el fin de aclarar la situa
ción real de las investigaciones, ofrezco
a continuación una síntesis en la que doy
a conocer los datos correctos.
Las
in
vestigaciones llevadas a cabo en
el Cenote Las Calaveras durante la tem
porada 1998 forman parte de un proyec
to integral relacionado con los cenotes lo
calizados en el área intramuros del sitio;
dicho trabajo, a su vez, forma parte del
Proyecto Mayapán,el cual es dirigido por
el arqueólogo Carlos
A.
Peraza Lope.
Los objetivos principales de este pro
yecto consistieron en la extracción de
osamentas localizadas en el interior
de
un
cenote, el cual es de tipo caverna.
El acceso prehispánico hacia
el
interior
de este cenote se ubicó a 3.74 m del bro
cal del pozo moderno, donde obtuvimos
materiales cerámicos
cor
respondientes
al periodo Posclásico ( 1200-1441 d.
C.) .
La metodología utili zada para
lo
s tra
bajos en el cenote fue la
mi
sma que se
usa en cualquier excavación arqueológi
ca en superficie. La diferencia es que se
trabaja en áreas sinuosas , incómodas y
con técnicas de espeleobuceo.
El estudio preliminar de las osamen
tas permite describir
un
depósito funera
rio que refleja básicamente un contexto
primario, el cual no incluyó niño
s.
La
muestra identifica a
21
individuos,
masculinos , 7 femeninos,
I
adolescente
y 2 sin identificar.
La mayoría de los cráneos tiene de
fo
rmación; 9 no están deformados , 9 tie
nen deformación de tipo tabular erecta
planoccipital y hay
un
cráneo más si n
identificar. Existe un caso muy notable
de deformación tabular erecta interme
dia, la que es común en los entierros in
tramuros de Mayapán. Los individuos
masculinos tienen una estatura de 1.60
m, y los femeninos de 1.50 m.
En cuanto a las patologías, se detec
taron grandes carencias nutricionales,
parasitosis , alta incidencia en caries, sa
rro y caries con abscesos . No hay evi
dencias de fracturas y traumatismos, ex
cepto en
un
caso.
Entre las patologías con rasgos infla
matorios, destaca
un
caso de treponema
tosis identificada como sífilis terciaria en
un adulto masculino que en Yucatán es el
primer caso documentadQ en este grado.
Como conclusiones preliminares se
puede
señalar que los individuos eran
mayas prehispánicos y del contacto , y
que posiblemente se trataba de
un
pue
blo que habitó los alrededores de la zona,
un grupo endogámico muy notorio, cuya
deformación craneana del tipo cuna los
distinguía de los habitantes del
in
terior
de la muralla.
Los datos cerámicos permitieron con
trastar esta información para conocer
la ocupación del cenote, la cual abarcó
el periodo Clásico
Tempra
no (300-600
d. C.) ,
el Clásico Tardío (600-1000 d.
C.)
y el Posclásico (1200-1441 d. C.), repre
sentado por fragmentos de ollas domés
ticas del tipo Mama Rojo, éstas últimas
asociadas a las osamentas.
Los resultados finales de estos est u
dios serán dados a conocer oportuna
mente ya que la naturaleza de estas in
vestigaciones está en relación con los
objetivos trazados por el Proyecto Ma
yapán. (Carta resumida
.
Arqlga. Eunice
Uc
González
Centro
INAH
Yucatán
RESPUESTA DE
COLUMB
VÉRTIZ
Los datos del texto La deformación cra
neana entre los mayas ,ArqueologíaMe-
xicana, núm. 38, se obtuvieron de una
nota publicada el 3 de marzo de 1999 en
el
periódico
Excélsior,
p. 39, titulada:
No era costumbre generalizada la de
formación craneana entre los mayas ,
que está firmada por el corresponsal Ati
lano González Villa.
La Dirección de Medios de Comuni
cación del INAH colabora en la sección
Noticias de la revista mediante sus re
porteros , quienes elaboran notas , entre
vistas y reportajes que ellos mismos in
vestigan y que,en la mayoríadelos casos ,
son revisados por los propios espec
tas. No obstante, algunas veces la
mación se complementa con datos
nidos de diarios, lo cual en esta oc
ha dado como resultado un lamen
error. Por lo sucedido, a partir de
sólo se enviará información que lo
porteros del
INAH
hayan investigad
Columba Vértiz de la F
CÓDICE DE R O
Agradezco al Dr. Carlos S. Pared
valiosa información,publicadaen l
ción de Cartas de Arqueología M
cana,
núm. 39, relacionada con el
incorrecto dado
al Códice de Tribut
Tzintzuntzan Tlalpujaua, que me
ce muy importante por basarse en
vestigac ión que él ha realizado y p
cado respecto a este códice. Indi
necesidad de corregir
el
error y llam
Códice
de
Arao,
nombre que en rea
le corresponde y con el que debí in
lo en la selección de códices mich
nos presentada en el número 38 de
revista. El catálogo de códices o d
mentos pictográficos deJohn Glass
nald Robertson, publicado
en 197
bien es una fuente de consulta básica
el estudio de los códices mesoame
nos de que se tiene noticia, a los
24
de su aparición requiere de la incor
ción de datos obtenidos en investig
nes posteriores y recientes,
co
mo
caso que comentamos.
Perla
C LEND RIO
Los felicito por la excelente revist
publican, ojalá hubiera muchas otr
su calidad hechas en nuestro país .
go particular interés en los calend
prehispánicos en general, especial
te en el maya y el azteca. ¿Sería po
que publicaran varios números sob
calendarios, su historia, representa
funcionamiento, etc .?
Ernesto
Bra
vo, Cancún,
• Arqueolog í Mexicana
se reserva el dere
edición de las cartas por razones de espacio
tenido. Pedimos atentamente a quienes env
cartas que éstas no excedan una cuartilla,
y
q
proporcionen sus datos completos: nombre
ción
y
teléfono.
CAR
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isterios
de l vida
ydel
muerte
FREDO L ÓPEZ A USTIN
En un intento de brindar luz
sobre el oscuro asunto de las
creencias en el más allá
el presente artículo aborda
algunos puntos básicos en
la concepción de la muerte
de los pueblos nahuas del
Centro de México como son
los lugares de destino de los
muertos las creencias
y
los diferentes cultos
dedicados a la muerte.
4
R
QUEOLOG íA M EX ICANA
Escultura
pr
ocedente del Centro de México
de un personaje - pos iblemente un sacerdote
ataviado con las di visas del dios de la muer te.
FOTO; MICHEL Z BE RAl
e S
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L
NEBULOSIDAD
DE LA MUERTE
Con frecuencia la difusión
valiosa aliada de la investiga
ción científica ofrece
al
lec
tor no especializado sólo el
rostro heroico de la ciencia .
Rara vez se ocupa de los fra
casos obstáculos dudas con
fusiones y percepciones difu
sas de la labor científica. Tal
propensión puede producir
una imagen distorsionada de
la cienci
a
la de
un
ejercicio
colectivo de consensos ca
paz de abarcar la totalidad de
lo existente productor de
un
acervo de verdades irrefuta
bles y vía infalible para la
C UATEXTL
1
all i
Y ÓLLOTL
teyolía
Los tres principales centros anímicos del ser humano y su
correspondencia con
lo
s tres niveles del cosmos.
aprehensión de nuestro en
no y nuestra intimidad.
embargo el quehacer ci
fico no es así. Debemos r
nocer que la ciencia cam
entre triunfos y fracaso
que su mayor prestigio se
ca no en la consecución
certeza sino
en el uso m
dico de la duda . Este d
rostro de la ciencia debe
se a conocer
cuando
se
tende proporcionar al
público una visión apega
la realidad.
Uno de los asuntos má
curos para el antropólog
para el historiador de las
giones es la concepción d
muerte en sociedades dis
Posible represent ación del momento en que se disgregan los componentes del
ser
humano:
el tOlla/li
sale de la cabeza
como una serpiente; el
teyo/ía
del pecho como el Dios del Viento; el
ihíyotl
del vientre como una serpiente
y la materia pesada como el cráneo y la columna vertebral hacia atrás.
Códice Lal/d
p. 44.
MI STERIOS DE LA
V
ID
A Y
DE
LA ~ I E R
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 11/91
tes o remotas.
Yen
dicho campo cae pre
cisamente el tema de este artículo. Por
tanto reconozco de inicio la incertidum
bre que impera en esta área de estudio.
¿Cuáles son las dificultades para en
tender las concepciones ajenas sobre la
muerte? Empecemos por admitir que
la muerte es incomprensible para el pro
pio creyente. No importa que al fiel se le
describa el más allá con detalles reali stas
y precisos ; acaba por avasallarlo la sen
sación de que el saber es inasible. A esto
debe agregarse que en todas las culturas
del mundo existen concepciones incom
patibles sobre todo cuando éstas derivan
de la confluencia de diferentes tradicio
nes como es el caso de nuestra realidad
nacional.
En muchas culturas es frecuente en-
contrar a quienes admiten al mismo tiem
po que el alma permanece en la tumba
que vaga por el cosmos que se encuen-
Los niños que morían antes de haber probado
alimentos sólidos iban a un lugar llamado
Chichihualcuauhco Tonacacuauhtitlan o
Xochatlapan. Allí se alimentaban de la leche
que
manaba
de frutos en forma de mamas
y
esperaban una nu
ev
a oportunidad de vida.
Códice Vaticallo A
f 3v
La nebulosidad de las creencias au
menta cuando es un profano quien reci
be las explicaciones de
un
fiel a quien re
sulta enojoso abordar
un
asunto que l
hace reflexionar sobre su propia muerte
Además se impone la
di
stancia entre la
concepciones propias y las ajenas y e
receptor tiende a supon
er
que co mpren
de m ucho más de lo que capta.
Un ejemplo es e l diálogo que se di
entre los indígen
as
y los evange
li
zadore
en los primeros años de la Colo
ni
a. L
concepción c
ri
s
ti
ana de un alma unita
ri
impidió q ue los fra
il
es entendieran qu
los indígen
as
atribuían a cada indi vidu
varias entidades aními cas y que a cad
un a de e
ll
as con espond ía
un
destino di
fe
rente despu és de la muert
e
Hay abundantes testimonios docu
mentales sobre las concepciones re
li
gio
sas de los p ueblos nahu as del Centro d
tra en alguno de los ámbitos de los muertos sin posibilidad
de salida y que espera el día del juicio final. El problema no
es sólo la pluralidad de creencias sino la falta de conciencia
de su
di
screpancia.
México en vísperas de la Conqui sta
Si
embargo en gran parte por l
as
razones expuestas
nu
estra co m
prensión es muy limitada cuando los textos se re
fi
eren a l
muerte. Con es ta advertencia abord aré aquí alg
un
os de lo
puntos medulares de las creencias sobre el más a
ll
á.
•
•
•
o
•
{
o
{fffi
o@f}
Algunos autores han hecho hincapié en la paradójica concepción mesoamericana de la mue
rt
e como
ge
neradora de la vida. E
6
AR
QUEOLOGÍA M EXICANA
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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as
LA MUERTE COMO DISPERSIÓN
Para los antiguos nahu
as
la muerte
significaba la desagregación y la
dispersión de los componentes del
ser humano. Una locución de la len
gua náhuatl , consignada por fray
Alonso de Molina, resume esta
idea. Cuando el franciscano se re-
yolía viajaba a uno de los lug
destinados a los muertos. El to
lli, ligado a la individualidad
destino personal , reposaba sobr
tierra tras la muerte, y gene
mente era guardado por los fa
' liares del difunto en una caja
contenía sus cenizas y dos mec
nes de cabellos. Por último, el
yotl, motor de las pasiones, se
persaba en la superficie terrest
podía convertirse en seres fan
males o en enfermedades yohu
ehécatl o v
iento nocturno ).
fiere a la muerte, transcribe: Ona
cico in nacian, in .nopoliuhya, in
noxamanca, in nopoztequia , lo que
significa: alcancé mi alcanzade
ro,
mi
destrucción,
mi
ruptura,
mi
fragmentación . El hombre era
un
ser complejo: estaba formado por
la materia pesada de su cuerpo y
contaba con varias entidades aní-
Aparición de un fantasma en forma de bulto mortuorio.
Un problema por dilucidar e
composición de cada una de e
entidades . Al parecer eran comp
jas y escindibles.
Al
menos el t
Códice Florentillo, lib.
V
f.13v.
micas invisibles y ligeras . Estas últimas le otorgaban natura
leza humana, individualidad, facultades sensoriales y de mo
vilidad , sentimientos, impulsos , capacidad intelectual, y lo
vinculaban con una divinidad protectora. Sus principales en
tidades anímicas eran el teyolía, el tonalli y el ihíyotl. En el
primero, ubicado en el corazón, radicaban su esencia humana,
su vida, lo más importante de sus facultades mentales y
su
per
tenencia a un grupo de parentesco;
al
morir el individuo, el te-
·0
•
lía de los tlatoque o reyes podía repartirse, después de la mu
te, en diferentes sitios del más allá.
s LUGARES
DE
DESTINO DEL
TEYOLÍA
Generalmente se habla de cuatro diferentes lugares de desti
el Mictlan ( l ugar de los muertos ), situado en las profundi
des de la tierr
a
al que se dirigían quienes habían fallecido
•
- que las divinidades de la muerte intervienen en la
co
ncepción y en el corte del cordón umbilical.
Códice Laud,
pp. 30 Y27.
MI STER
IOS DE LA
VIDA
Y DE LA
MUERT
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 13/91
muerte común; el Ichan Tonatiuh Ilhuícatl ( el cielo que es la
morada del Sol ) , reservado a los caídos en combate, los ofre
cidos en sacrificio al Sol , las mujeres muertas en su primer
parto y los comerciantes que habían perecido en las expedicio
nes mercantiles; el Tlalocan
( lugar de Tláloc ), paraíso de la
vegetación, que reunía a los gol
peados por rayo, a los ahogados y a
los que habían fenecido a consecuen
cia de una enfermedad acuática
,
y
finalmente el Chichihualcuauhco ( lu
gar del árbol nodriza ) , sitio en el que
los niños muertos durante la lactancia
esperaban una segunda oportunidad de
vida. Sin embargo, hay suficiente infor
mación acerca de la creencia en otras mo
radas de muertos.
La
muerte era una terrible y postrera
toma de
posesión: un
dios
invadía el
cuerpo de un ser humano para llevarlo
a sus dominios. Cada dios elegía a sus
súbditos y los mataba con sus poderes
específicos.
El Sol y la
diosa Tonan
Quilaztli usaban respectivamente la
muerte en la guelTa y en
el
primer par
Las fuentes mencionan a otros dioses que mataban a los eleg
dos y los llevaban a sus propios reinos. Por ejemplo, la muer
en estado de ebriedad era señal de que Ometochtli (el princip
de los dioses del pulque) había escogido a la víctima, y que
destino del muerto era el paraíso de los borrachos. Otro ca
interesante es el de Tlazoltéotl, diosa que inspiraba el adulter
y se llevaba a quienes
morían
ajus
ciados por dicho delito. En las ex
quias, los muertos lucían la indume
taria particular de sus nuevos am
divinos.
La forma
de
morir estaba condici
nada,
en
mayor
o
menor grado, por
conducta observada en vida: ser casto h
cía que
un
joven guerrero resultara ape
toso
al
Sol, mientras que el devoto a Tl
loe caía en los dominios acuáticos d
Tlalocan. Pero
no
toda elección
deriv
ba de la buena conducta de la víctim
to para tener servidores , ambos, en la
Casadel Sol. Tláloc y Chalchiuhtlicue
se valían de su s poderes acuáticos para
contar con auxiliares en el Tlalocan.
Vasos bicónicos mexicas con figuras de
cráneos en relieve y pintura de estrellas.
quien atesoraba chalchihuites (las
jo
yas de Tláloc) enfurecía al dios por
atrevimiento
, y
en castigo era
mue
to por rayo o ahogado , por lo que ib
al Tlalocan . Por tanto, podemos com
probar que la muerte llegaba más p
contagio de los poderes específicos
las divinidades que por una distinció
entre la buena o la mala conducta.
OTO MARCO ANTONIO PACHECO I R icES
Dos caras del llamado Altar de la Muerte. Una de ellas representa un murciélago descendente con tocado
de papel y alas tachonadas de estrellas; la otra representa una araña con tocado y bandas de papel cruzadas.
8/ ARQUEO
LOGÍA M
X
ICANA
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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La correlación entre conducta, forma de morir y destino ul-
tramundano ha hecho que algunos autores incluyan la religión
de los antiguos nahuas entre las de salvación-condenación. Dis
crepo de esta opinión. Es indudable que entre los antiguos
nahuas las creencias sobre el más allá servían para encauzar de
terminadas conductas. También es cierto que no les era ajena
la idea del castigo por algunos comportamientos indebidos, ya
propios, ya de sus familiares. Por ejemplo, se expiaban en el
otro mundo el incumplimiento de
un
acto ritual o
no
levantar
los granos de maíz tirados en el suelo. Pero nada de
esto es equiparable a las vigorosas creencias
sobre premio y castigo de las verdaderas
religiones de salvación-condenación,
como son la cristiana y la musulmana.
El difunto estaba obJjgado a realizar
tareas importantes en o desde el ám
bito ultratelTeno
al
que había arriba
do: conducir la lluvia, hacer brotar las
plantas, honrar al Sol en su camino,
causar o curar algunas enfermeda
des, etc. El cumplimiento de una fun
ción cósmica era más importante que
el premio o el castigo. No existían pa
raísos de ocio; se iba a trabajar. Sabe
mos por las fuentes que estas tareas,
al menos en la
Casa
del Sol y en el
Mictlan, duraban sólo cuatro años. En
el
Códice Florentino
se dice que
al
ter
minar este periodo, los que iban
al
Mic
tlan desaparecían.
¿POR
QUÉ SE CREÍA EN EL MÁS ALLÁ?
Si al final del viaje de cuatro años se ago
taba la existencia individual , ¿cuál era la
finalidad del viaje? Sin duda, auxiliardu
rante ese tiempo a los dioses causantes de
la muerte. Pero había una razón mayor:
perpetuar la especie humana. El hombre
era como el resto de los seres mundanos.
Todas las criaturas tenían
un
corazón in
des tructible de naturaleza divina, entidad
en la que residían las características esen-
¿Podemos, con esto, hablar de una creencia en la reenca
ción? Sólo en el caso de que entendamos por tal el simple
so del principio esencial, del
teyolía
de la semilla invisi
y no la persistencia de una identidad pasada.
CULTO A LOS MUERTOS, CULTO A LA MUERTE
Quedaban sobre la tierra las reliquias, restos corporales
gados tanto de
lo
que había sido la persona como de la terr
fuerza divina que le causara la muerte: las ceniza
los antepasados guardadas en una caja; los crán
de los guerreros enterrados bajo
esquinas de los templos ; el fém
trofeo del cautivo sacrificado;
el
tebrazo o el dedo de la mujer mu
de primer parto, usado con fines
gicos por los hechiceros, etc. A
nos de los residuos corporales
cibían culto; otros se usaban p
transmitir poderes, atraer ben
cios , alejar daños o causarlos.
Debido a tal variedad de cre
cias, es necesario separar las c
monias dedicadas a la muerte en
siguientes clases:
1 Culto a los dioses de la m
te, como responsables del ciclo
perpetuaba la vida. Se acentuab
participación en la reproducción
getal,
en
particular la agrícola. A
dioses mayores se les sumaban los
funtos, deificados por la muerte.
2. Culto a los antepasados en la
neración
de sus
restos mortales
positados en
el
hogar o en
el
tem
de
la comunidad
. El
culto se cu
plía no sólo con el rito , sino co
buen comportamiento, indispensa
para la conservación del honor
fuerza y la protección que emana
de las cenizas.
iales de su clase o especie. Era el don de
un dios que había creado esa clase o espe
ie a partir de su propio ser. Tras la muer-
Vasija mexica
de piedra
con un
relieve del Dios de la
Muerte.
3. Culto a las fuerzas sobrenaturales c
tenidas en las reliquias utilizadas como
jetos sagrados protectores o generado
de poder.
FOTO: MARCO ANTONIO PACHECO RAíCES
4. Culto a los
di
funtos, que incluía
le de una criatura, su corazón viajaba
al
mundo de la muerte; recibía en
el
camino la lustración que bo
rraba todo vestigio de existencia individual sobre
la
tierra, y
quedaba como simple semilla divina, lista para ser reusada en
la creación de otro ser semejante que viviría sobre la faz de la
ti
erra. En el caso del hombre, puede suponerse que entre más
intensa hubiera sido su existencia mundana (pecados graves,
ri
queza, edad avanzada) , la
lu
stración sería más enérgica. Al
gunos grupos indígenas actuales creen que entre más intenso
el
suf
rimiento de la agonía po r inmersión en el agua, por
rayo, por
parto
, más leve es la lustración.
tos tan diversos como los encaminado
la reunión de las partes dispersas del
tonalli
del difunto; el
to del cadáver para su conservación y el homenaje a los res
el envío del
teyolía
a su destino, tras proveerlo de recursos
ra el camino y para su estancia en el más allá; el obstácul
regreso de las entidades anímicas del difunto , o la prevenc
y remedio contra sus daños .
Alfredo López Au slin. Doctoren historia por la uN
AM
lnves tigadordellnst
de Investigaciones Antropológicas, UNAM y profesor de la Facultad de Fi
fía y Letras , UNAM. Actualmente realiza una in vestigac ión acerca de los m
la
religión,
la
política
y la
iconografía de las sociedades mesoamericanas.
MI
STER
IOS
DE
LA
VIDA YDE
LA
MUERT
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Calltares mexicanos
traducción de Ángel
Ma. Garibay K
Fray Juan
Bautista,
Algullas abusiones
al/tiguas
Costumbres fiestas
enterramientosy
diversas formas de
proceder de los il/dios
de Nueva España
Fray Diego Durán,
i
storia de las Indias
de Nueva Espmla
Fray Bernardino de
Sahagún,
Historia
general de
la
s cosas
de Nueva Espaiia
Fray Bernardino de
Sahagún,
Historia
gelleral de las cosas
de Nueva Espa/la
Costumbres fiestas
ent
er
ramientos
y
di
ve
rsas forlllas de
proceder de los illdios
de Nueva Espai;a
Fray Gel"ónimo
Mendieta,
Historia
eclesiástica il/dial/a
Códice Florelltillo
traducción de Alfredo
López Austin
Códice Florentino
traducción de Alfredo
López Austin
Francisco López de
Gómara, Historia
general de las IlIdias
Primeros me
mor
iales
traducción de Alfredo
López Austin
10 '
A RQ UEOLOG íA M
EX
ICANA
¿En dó
nd
e está el camino para bajar al Reino de los Muertos
,
a do
nd
e est
án
los que ya no
ti
enen cuerp
o? '
¿Hay vida a
ún
a
ll
á
en esa región ' en la que de
al
g
ún
modo se existe? , ¿
Ti
enen
aú
n conciencia
nu
estros corazo nes?
E
n
cof
re y caja esco
nd
e a los
hombr
es
y los envuelve en ropas el Dador de la Vid
a .
¿Es que a llá los veré? , ¿He de fijar los ojos en el rostro de mi madre
y de
mi
padre?' ¿Han de venir a darme ellos a
ún
' su canto y su palabr
a? '
iYo los busco: nada está allí ' nos dejaron hu érfanos
en la ti
erra
... cuando
al
gun o está a la muerte y no se puede escapar , dan e a beber un as poleadas que se llaman
cuauhnexatolli
y si las be-
ben todos los que están pre
se
ntes se gozan porque las bebió, y después que se le sa lió el a lm a,
lu
ego dicen: "Recibió el viáti -
co
,
y estos dicen de aque
ll
as poleadas que le dieron, como si d
ijera
n: "Esforzado va para
ll
egar al
lu
gar a do
nd
e ha de ir".
...y en este dí[a] hacían fiestas de los defunctos, porque ofrecían por ellos an[te] el Demo
ni
o mu chas gallinas y maíz y mantas
y vestidos y co mida e otras cosas y en particul ar cada un o hacía en su casa gran fiesta y a las im ágenes que ten ían de sus pa-
dres y papas defunctos sahumaban con encienso e sacrificábanse las leng[uas] y
or
ejas y
pi
e
rn
as y brazos y sus partes [geni-
tales] y con la sa ngre untab[an] estos ídolos de sus pasados y cubríanlos con un papel, y cada u[n] año hacían lo mesmo, de
manera que en ellos se parecía cua[n]tos años había que se acordaban, y tenían memoria de e llos p
[o r]
los papeles y sangre que
cada un año les ponían .
Luego
...
tomaban el atambor los cantores y empezaban a cantar ca
nt
ares de
lu
to y de la suciedad quelluto y las lágrimas traen
consigo, y traían los cantores vestidos
un
as mantas muy sucias y manchadas y un as cintas de cuero atadas a las cabezas, muy
llenas de mugre. Ll amaban a este canto IzoclIíca l que quiere decir cantar pu erco o de porquería.
Al cua
rt
o día
[d
e la
ve
intena de
quecholli]
hacían
un
as sae
ti
cas pequeñas a honra de los difuntos. Eran largas como
un je
me o
palmo, y poníanlas resina en las puntas, y en el cabo el casquillo era de un pal
o.
De por ahí ataban cuatro sae
ti
cas y cuatro teas
con
hi
lo de
al
godón
fl
ojo, y ponían las sobre las sepultur
as
de los difuntos. También ponían juntamente
un
par de tamales dul-
ces. Todo el
dí
a estaba esto en las sepulturas. y a la puesta del Sol encendían las teas, y allí se quemaban las teas y las saetas. El
carbón y ceniza que de ellas se hacía e
nt
en'áb
an
lo sobre la sepultura del mu ert
o.
En el signo que se llamaba ce qlli6huil/ en la primera casa, hacían
fi
esta las di osas que llaman cihuapipi/lin. Éstas decían que
eran las mujeres que morían del primer parto: decían que se hacían diosas y moraban en la Casa del Sol, y que cua
nd
o re
in
a
ba
este sig
no
descendían a la tierra y herían con diversas enferm edades a los que topaban fuera de sus casas, y por esto en es
to
s
días no osaban salir de sus casas.
Esta figura es de alg
ún
gran señor o cac ique [que] moría. que le vestían después de muerto de esta manera, y le ponían sobre
un
petate o ester
a,
y le ponían dela
nt
e mucha co
mi
da, y le daban fuego y se quemaba e llo y él, el pue
bl
o estaba en gran are
ít
o y
ba ile en tanto que él se quemaba, y los polvos de él después de quema[do] bebían en v
in
o su mujer e hijos o parientes más cer-
c
an
os,
y
así be
bi
eronlos de Motczuma después que le mataron los indios de Mex
i[
co
l.
dándole
un
a pedrada en la cabeza, por-
que le tenían preso l
os
españoles ... y mu erto, los españoles se le entregaron a los indios, diciendo que e
ll
os mesmos, los indios,
le habían mue[
r]
to, y tomaron los indios el cuerpo y
lI
eváro
nl
e de p
ri
esa al C
l
que se había caído y estaba ardiendo, y echaron
a Motezuma en él, y
di
cen que después de quemado bebieron los principales los polvos.
Los de Tlaxc
al
a te
ní
an que las almas de los señores y principales se volvían
ni
ebla
s,
y nube
s,
y pájaros de pluma rica, y de di-
ve rsas maneras. y en
pi
edras preciosas de rico valor. Y que las ánimas de la gente común se volvían comadrejas, y escarabajos
hediondos, y O
tT
OS animales rmeros.
...
se dice que los ni
il
itos pequeños que mueren se hace n
pi
edras ve
rd
e
s,
se hace n prec iosas turquesas, se hace n braza letes .
Cuando mueren no va n a llá, al temibl e
lu
gar de los vientos helados, al Mi c
tl
an. Van all á, a la casa de Tonacat
ec
uhtli .
Vi
ven
en el
lu
gar del árbol de nu estro s ustento; liban las
fl
ores de nuestro sustento. Allá v iven en el á
rb
ol de nu estro sustento; de
él chupan
...
nu
estra madre,
nu
estro padre Mic
tl
imtecuhtli , Tzontémoc, Cueza
ll
i, permanece con gran sed de nosotros, permanece con
gran hambre de nosotros, permanece jadeand o, permanece in sis
ti
end o. En ningún
ti
empo
ti
ene reposo; en la noche, en el día,
permanece g imiendo, permanece gritando.
.. .Ios ajusticiados por delito , como eran hurto y adulte
ri
o, [iban] a otro [luga
r]
; los que mataban a sus pa
dr
es , hijos y
mujeres tenían casa por sí; tambi én estaban por su lado los que mataban al señor y a alg
ún
sacerdote . .. Al que moría por
adúltero lo vestían como ... Tlazo ltéo tl ; al ahogado, como a Tláloc; al borracho, como a Ometochtli . .. ; al soldado , como a
Huitzilopochtli.
Mi
c
tl
antecuhtl i,
Mi
ctecacíhua
tl
, comen a
ll
á, en el
Mi
c
tl
an, pies, manos. Y su g
ui
sado es el pinacate; su atole,
el
pu
s.
Así lo be-
ben, dentro de
un
cráneo. Comían muchos tamales peídos: allá los comen en el Mictlan. Los tamales están peídos por pinaca-
tes . El que aquí sobre la tierra comía g
ui
sado caldoso, allá en el Mictlan comía
hu
esos de frutas. Y todo esto: allá son comidas
hi
erbas espinosas, y todos los que va n al Mi c
tl
an comen abrojos. Todo lo que aquí sobre la tierra no es comido, allá se come en
el Mi c
tl
an. Y se decía: "Ya nada es co
mi
do. Se padece mu cha pobreza a
ll
á en el Mi c
tl
an·' .
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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presencia de entierros
múltiples
en
for
ma
radial, alrededor del basamento cir
cular. Y ya que hablamos de entierros
múltiples, los hay con varios
cuerpos co
loca
dos
en relación a un
personaje
prin
cipal,
como
los
de Chupícuaro
,
que
es
tán
ubicados
alrededor
de hogares
sin
una orientación precisa.
En
el
Occiden
te
de
México se han hallado tumbas
de
tiro practicadas en el tepetate,
con
una o
varias
cámaras,
como en El
Opeño, Mi
choacán.
En
el
Preclásico
también
hay
ev idencias de
entierros
irregulares, ade
más
de
los
llamados
secundarios.
Algu
nos
de
estos últimos presentan muestras
de haber sido sometidos a la acción del
fuego Romano, 1974).
Resulta interesante
comprobar
que
desde este momento tenemos
la presen
cia del concepto
vida-muerte,
lo que
es
evidente en la pequeña máscara
de
ba
rro
procedente de
Tlatilco , en la que po
demos ver que la mitad
del rostro
está
descar
nada (se
aprecia
la cuenca del
ojo
vacía,
así
como los huesos
de
la cara), en
tanto
que
la otra mitad tiene
carne
y una
parte
de
la
lengua
aflora
entre
los labios.
Por
cierto
que las
primeras representa
c iones
de
esqueletos o de cráneos co
rresponden al Preclásico.
Un ejemplo magnífico
lo
tenemos
en
la
Estela 50
de
Izapa, Chiapas
ca.
3
a. C.) ,
en la
que vemos
un
esqueleto
sen
ta
do
que parece
tener
una
máscara sobre
el rostro, y
de
cuyo
vientre
surge
un ele
mento que
nos recuerda un
cordón
um
bilical, el
cual
remata en la pequeña fi
gura
de
un
personaje
,
símbolo
evidente
de
que de la
muerte
deviene
la vida, al
igual que
después de
la temporada
de
se
cas va a continuar la temporada de Ilu-
ias, como
parte
del ciclo constante
de
vi da-m
uerte-vida ..
Vale la
pena
señalar que en la
cultura
o
lmeca
,
primera cultura compleja
pro
fu
ndamente
estratificada y tan pródiga
en esculturas de
piedra
, no hay la repre-
en
tación
de
cráneos
o
esqueletos.
Sin
em
bargo, no falta quien identifica
como
dios
de
la muerte
Dios
VIII) la
repre
en tación
de una cara con
un
ojo
c e r r
do y un
supuesto
colmillo
que se en-
ue ntra
en
la escultura
conocida como
el Señor
de Las
Limas , Veracruz ,
aun
que si vemos
con
detenimiento el perfil ,
no
c
reemos que
haya
elementos para
afir
marlo Joralemon,
1971)
CLÁS
ICO
Las
diversas culturas
mesoameric
presentan en su
proceso
de
desarrol
nuevo
cambio cualitativo que comi
desde
el llamado
Preclá
sico Tardío
tamos
ante
sociedades
clasistas
con
tradas en áreas
urbanas
y rurales e
que ya hay un
buen
número
de e
cialistas
que
realizan
diferentes
ac
dades : ceramistas ,
lapidario
s, pint
escultores,
carpinteros
,
tejedores
,
so
nas
dedicadas
a la
construcció
edificios
, además
de
un numeroso
po campesino dedicado a la
pro
ción
agrícola, entre
otros
.
Las dife
cias soc iales son
evidentes
, y uno
d
medios para constatarlo son las pr
cas funerarias. Así, tenemos desde
tuosas
tumbas
con
ofrendas
que ac
pañan
al personaje
sepultado
,
h
simples enterramientos debajo de
lo
sos
de
las
casas con
ofrendas
que
den variar
en su
calidad
y
cantidad
ejemplo de esto último lo tenemo
Teotihuacan
, estado
de México
(0
d. C.). Sabíamos que en el
área d
Ventilla se
habían
localizado
entie
de individuos debajo
de las
casas
embargo, con
las
excavaciones
del
yecto
Especial Teotihuacan
1992-1
en otro sector
de
esta área
se detect
alrededor de
300
enterramientos de
de
los
cuartos de
una unidad habita
nal popular.
La
gran mayoría
son e
rros primarios, directos,
con
los
cue
en
posición flexionada
sedente (se
dos) o flexionados en decúbito dor
lateral,
comúnmente acompañado
una ofrenda.
En
el
caso de
los niños
lo general se
trata de entierros
ind
tos
colocados en
un plato en posición
xionada
y
cubiertos
con otro plato.
más
de
la presencia
de nonato
s.
práctica funeraria la
tenemo
s en ent
mientas realizados en cuevas. en
d
se
han encontrado indi vidu os
co
ofrenda
,
aunque
perteneci
ent
es
a c
ras posteriores
ala
teotihuacana. Hay
recordar
que en el mundo prehispá
la
cueva
tiene un
concepto
dual : es
e
gar por donde se puede entrar
al i
mundo
, y a la
vez la matriz que
p
parir pueblos ...
Por
otra parte,
deben
mencionar
s
entierros
de carácter
ritual , en los q
han encontrado
verdaderos
túmulo
CO
STU
MBRE
S FUNERA
RI
AS EN M ESOAMÉRIC
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nerarios, como
el
formado por cerca de
20 esqueletos excavados en
el
centro del
Templo de la Serpiente Emplumada o de
Quetza\cóa
tl
, en Teotihuacan. En este
mismo edificio se han encontrado entie
rros que co nstan de
un
solo individuo y
de conjuntos formados por 2, 4, 9
Y
has
ta 18 individuos , dispuestos de una ma
nera especial en relación con los puntos
cardinales. Se cree que estos cuerpos son
indicadores de
un
ritual de sacrificio hu
mano propiciatorio, y por
lo
general es
tán en posición flexionada. También sa
bemosde esqueletos de niñosen posición
sedente en las esquinas de cada uno de
los cuatro cuerpos de la Pirámide del Sol ,
según reporta Leopoldo Batres (1906
.
Finalmente, diremos que en la escul
tura tanto de piedra como de barro ha
quedado
pl
asmado el rostro de la muer
te. Así, sabemos de la existencia de bul
tos mortuorios elaborados en cerámica
y de máscaras y cráneos de piedra.
En Oaxaca existió un amplio culto a
la muerte. De sobra conocidas son las
tumbas de Monte Albán , Yagul, Zaachi
la y otras ciudades zapotecas.
La mayoría de ellas fueron construi
das debajo de patios , habitaciones y
templos con techos grandes de piedra,
ye
n ocasiones presentan nichos en las
paredes para poner parte de la ofrenda y
una rica pintura mura
l.
En la entrada se
colocaban urnas de barro. En cuanto a
la posición de los esqueletos, la más co
mún es la de decúbito dorsal extendido,
aunque también los hay flexio nados.
Cabe señalar que var
ia
s tumbas zapote
cas fueron reutilizadas posteriormente
por los mixtecos, por lo cual los huesos
de los primeros ocupantes fueron remo
vidos y se convirtieron así en entierros
secundarios.
Las pinturas murales que decoran los
interiores de algunas de las tumbas de
Monte Albán nos hablan de ciertas prác
ticas rituales. Tal es el caso de la Tum
ba 72, quizá la más antigua con pintura,
o de la 112, ubicada hacia los años
200-
400 d. c. en la que vemos la figura de
un anciano ricamente ataviado que ca
rnina y sostiene una lanza en la mano de
recha, en tanto que en la otra lleva una
bolsa, y se dirige hacia dos bandas con
glifos. Igualmente destacan las tumbas
104 y 105. La presencia de ancianos en
las pinturas es un a constante , al igual
14
/ ARQ UEOLO GíA M EXICANA
que las procesiones de señores y dam
ricamente vestidos. Sin embargo, l
figuras humanas se han interpretad
de forma diferente: en la Tumba 104
considera que se trata de un ascenso a l
fauces celestiales del último miembr
del linaje ,y no de un descenso de la f
milia al inframundo, como sería
el
cas
en la 105 (De la Fuente, 1997
.
Quizá la tumba zapoteca con may
policromía encontrada hasta
el
mome
to es la de Huijazoo, sitio que ocupa u
lugar estratégico en la entrada a los V
lles Centrales. La tumba fue encontrad
en 1985, y tenía una cámara, dos antec
maras y una enorme piedra que cubría
entrada. A esta puerta se llega bajand
por nueve escalones, y en la fachada d
la
tumba se ve la
fi
gura de
un
ofidio co
las fauces abiertas, de cuyo interior sa
un ave. Sin embargo, es la pintura mur
la que nos permite apreciar parte de lo
rituales que se llevan a cabo para el i
dividuo muerto. En la antecámara t
nemos hombres y mujeres con ricos at
víos, y entre ellos destaca la figura de
un
anciana jorobada que tiene en la man
una bolsa de copal, en tanto que en l
paredes este y oeste de la cámara fun
raria hay procesiones de personajes c
locados en dos niveles. En
el
nivel sup
rior del muro oeste hay
10
anciano
mientras que en el inferior se hallan nu
ve personajes, algunos de ellos atavi
dos con máscaras y guanteletes para
juego
de pelota. El muro es te se divid
de manera similar. Tanto en el nivel s
periorcomo en el inferior hay nueve pe
sonas, y en este último volvemos a v
varios individuos ataviados para el ju
go. Hay que destacar también la lápid
mortuoria de piedra pintada de rojo, co
escenas que parecen aludir a la presen
cia del muerto ante determinados pe
sonajes (Franco, 1997). De
Oaxaca pro
ceden algunas representaciones de
muerte como la muy conocida cabeza d
Soyaltepec, en la que, una vez más, e
tamos ante la presencia de la dualida
vida-muerte. En la zona maya existe u
sinnúmero de evidencias de las diferen
tes prácticas funerarias. Uno de los estu
dios más completos sobre el tema sigu
siendo el de Alberto Ruz, Costumbre
funerarias de los antiguos mayas
en
que el autor hace un profundo anális
sobre la materia y señala lo siguiente :
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 20/91
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PosCLÁSICO
Se co nsidera que este periodo abarca
desde el año 900
d.
C. hasta la
ll
egada
de los españoles. Contamos con la in
formación de cronistas y códices y con
el dato arqueológico. Empezaremos
por la región oaxaq ueña, en donde la
excavac ión de la
Tumba
7 de Monte
Albán y de dos tumbas en Zaachila nos
permite adentrarnos en el ritual mor
tuorio de los grupos mixtecos. Recor
demos que este pueblo nos dejó testi
monios en tres aspectos de s ingular
belleza : los códices, la cerá
mi
ca poli
croma y la orfebrería, esta última pre
sente en las ofrendas funerari as.
La Tumba 7 de Monte Albán es muy
conocida. Excavada por don Alfonso
Caso, en ell a se ha
ll
aron indicios de su
reutilización. A los nuevos ocupantes
se les acompañó de
un
a impres ionan
te ofrenda con múltiples piezas de oro
en forma de co
ll
ares, pectorales y a
ni
ll
os, y además con pi ezas de plata, cri s
tal de roca, alabastro, obsidiana, ám
bar, turquesa,
co
ncha, perlas, jade y
hueso labrado. Esta riqueza demuestra
el alto nivel alcanzado por quienes ela
boraron las piezas, a la vez que nos in
dica la importancia del personaje prin
cipal
alqueacompañaban. Por su parte ,
en Zaachila las tumbas se construyeron debajo del patio del pa
lacio. La
Tumba 1
consta de cámara y an tecámara o rientadas
de sur a nolte . Sabemos que su principal oc
up
ante fue e l señor
9 Flor , a quien acompañaba, a su lado derecho, unjoven de al
rededor de 15 años. En la antecámara fueron depositados ocho
individuos sacrificados, seis de los cuales fueron co locados en
decúbi to dorsal extendido y con la cabeza hacia el sur. AqUÍ
también se encontraron piezas de oro y otros materiales, entre
los que sobresale una magnífica colección de piezas cerámicas
mixtecas de gran calidad. Destaca un recipiente de barro ana
ranjado con la figura del señor del inframundo, cuya cabeza es
movible. Las paredes de la tumba son pródigas en
inf
ormación,
y es tán decoradas con siete figuras de estuco. Dos de ellas re
presentan a los señores 9 Flor y 5 Flor; otras dos al dios Mic
tlantecuhtli , señor del inframundo, y una más a un individuo
cubierto co n caparazón de tortuga y sendos cuchillos en las ma
nos. En la antecámara hay dos fig uras de aves, po siblemente
búhos que se asocian con la noche y con la muerte. Un hallaz
go importante fue
el
de cinco máscaras cubiertas de mosa ico,
en algú n caso combinado con otros mater iales como obsidia
n
a
co ncha, oro,
jade
y turq uesa Gallegos,
1997 .
No podemos dejar de men cionar los códi ces en lo s que se
representó al dios de la muerte, co mo en la lámin a 73 del ó
dice rgia o la presencia de bultos mortuorios o indi viduos
que serían devorados por Tlaltecuhtli, señor de la Tierra.
/ RQUEOLOGÍA MEXICANA
En cuanto a la zona maya, se hab
de cá maras funerarias en Yucatá
como ocurre en Chichén Itzá y May
pán, además de entierros en fosas l
calizados debajo de los pi sos de l
casas o en adoratorios y templos, co
predominio de cuerpos en posición fl
xionada y acompañados de ofrenda
En cuanto a entierros primarios en v
sija
s
dice Ruz que no los encontró fu
ra del área maya, y
al
referirse a la i
cin eración hace ver que es tardía,
igual que en el resto de Mesoaméric
como se ve en sitios mayas como Ch
chén Itzá y Mayapán y en lugar
entre los ríos Grijalva y Usumac int
además de Calixtlahuaca , es tado
Méx ico; Coralillo, Jalisco; en sitios
la reg ión Huetamo-Aldama-Brav
y en Pátzcuaro, en Michoacán , y
ge
neral entre los totonacos de Ver
cruz. En relación con los entierr
en
chu ltunes
éstos son primarios y
posición flexionada , s
in
acompañ
miento de ofrenda Ruz, 1991 , y R
mano, 1974 .
Fray Diego de Landa nos ha dejad
un a relación de algunas costumbr
mortu orias de los mayas de Yucatá
que concuerdan con el dato arqueol
gico. Dice así:
Muenos
, los amortajaban , llenándoles la boca de maíz molida, q
es su
co
mid a y bebida qu e
ll
aman koyem, y
co
n e
ll
o a lgunas p
dra s de las que tienen por moneda,
par
a que en la Olra vida no l
fa
lt
ase que co mer. E
nt
errában los dentro de sus casas o a las esp
das de e
ll
as, echándoles en la sep ultura a lgunos de sus ídolos; y
era sacerd ote , algunos
de
sus libros; y si hechicero, sus piedras
hechizo y perpetrados [ .. ] A los señores y gente de mucha va
quemaban los cue rpo s y ponían las ce
ni
zas en vasijas grandes
ed ifi
caba
n templos sob re e ll as,
como
mues tra hab
er
hecho an
guamente los que se hallaron en lzama \. hora , este tiempo, se h
lló que echab an las ce
ni
zas e n es tatuas huecas, hechas de bar
cuando e ran señores Landa, 1959).
Es importante mencionar lo s tzompantli como el de Ch
chén Itzá, en donde se ensartaban cráneos como se hacía en
Centro de México. Sabemos de la relación que
ti
enen
juego
pelota-tzompantli-decapitación,
como
lo comprobamos en
juego de pelota de ese mismo
si
tio, con
lo
s reli eves del inte
ri
de la cancha en los que están alineados siete jugadores por ba
do . Uno de ellos ha s ido de
ca
pitado y de su cuello cercenad
brotan chon·os de sangre en forma de seis serpientes y
un
a
pl
a
ta. Sep ara ndo ambos g rupos hay una pelota con un crá neo
gran be
ll
eza.
Los
códices
mayas y el Popal Vuh hacen alus ión al tem
de la muerte . En los primeros se representa al Dios A desca
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nado y con puntos negros o líneas pun
teadas sobre el cuerpo que indican la
putrefacción. En ocasiones muestra el
abdomen hinchado. En el seg undo te
nemos a los
gemelos que
bajan a Xi
balbá, lugar de los muertos, para
ju
gar a la pelota, y se indican los pasajes
llenos
de
peligros
por
los que tienen
que atravesar: ríos , barrancas, la casa
del frío , la de los tigres , la
casa
del fue
go
y la del
murciélago
, todo lo cual
guarda gran similitud con los mitos del
altiplano .
Entre los totonacos del actual esta
do de Veracruz se observa una pecu
liar arquitectura mortuoria en la que las
tumbas tienen la forma de pequeños
templos. Las más conocidas son las de
Quiahuiztlan, aunque se encontraron
en varios sitios como Comapan, San
Isidro, Bernalillo , Punta Delgada y
otros má
s.
En Quiahuiztlan esas tum
bas , con techos de cuatro aguas o de
azo tea, con
unacámara
funeraria y oca
sio nalmente dos o tres, se encuentran
agrupadas en conjuntos. La mayoría
de los entierros son sec undarios con
ofrenda. Un dato interesante es que hay
un agujero que comunica la cámara con
el
adoratorio y en su pared posterior
otro que sa le al exterior, como lo ve
mos en la tumba de Palenque y en Cho
lula. Son los psicoductos ya mencionados (Medellín, 1960 .
En Zapotal, Veracruz, tenemos una de las figuras más im
presionantes del dios de la muerte, Mictlantecuhtli, además de
las
ihu
ef
eo de barro o mujeres muertas en el parto que acom
pañaban al Sol del medio día al atardecer por el rumbo ponien
te (femenino) del universo. A estas piezas excepcionales, que
son muestra de la destreza de quienes las hicieron, hay que aña
dir aquella de un esqueleto sentado
En el caso del Occidente de México, en sitios como Guasa
ve, Sinaloa, los cuerpos formaban un bulto en posición exten
dida y con abundante ofrenda.
También
son
comunes
los
en
tierros sec undarios en ollas. En Jali sco, Michoacán y Guerrero
una posición muy común fue la flexionada , y también hay ves
tigios de cremación y co locación en ollas.
Para
el
Posclásico , en el Centro de México predominan los
entierros
fl
exionados con sus variantes (Cholula, Tlatelolco y
otros), aunque tenemos verdaderos conjuntos rituales de indi
viduos como en Teopanzolco, Morelos, en donde se encontró
un enterramiento colectivo de hombres, mujeres, adolescentes
y niños, en parte mutilados, y cráneos decapitados dentro de
vasijas de barro y acompañados
de
ofrendas
f
igurilla
s,
nava
jas
de obsidiana, instrumentos musicale
s,
cuentas verdes, etc.).
Otro caso de entierro colectivo proviene del Templo Mayor de
Tenochtitlan, en donde se encontraron hasta 42 infantes den
tro de una cámara del lado correspondiente al dios Tláloc, que
fueron sacrificados durante la s
que
fustigó el altiplano hacia
d.
C. En Tlatelolco se han exca
grandes osarios y un buen núme
entierros flexionados y con of
dentro del espacio sagrado, con o
tación predominante este-oeste.
te al Templo de Ehécatl se locali
entierros primarios dentro de gra
ollas, con su correspondiente ofr
Las ollas representan el vientre m
no, al que regresa el individuo des
de la muerte.
Un dato interesante lo constit
las urnas funerarias halladas en el
plo Mayor de Tenochtitlan. Las
antiguas son las
de
travertino con
de obsidiana, una pequeña urna d
sidiana, así como un perrito de b
encontrados dentro del adorator
Huitzilopochtli de la etapa II (
d. C. . Dos urnas de barro anara
con tapa se ubican cronológicam
hacia 1470 d.
c.
y pensamos que
tienen los restos semicalcinados d
guerreros prominentes caídos e
guerras de expansión de Axayáca
Fray Bernardino de Sahagún y
frailes nos han dejado una rica i
mación sobre algunas costumbr
los aztecas. Nos hablan de los lu
a donde iría el individuo después
muerte: el Sol , deparado para los guerreros que morían en
bate o sacrificio y las mujeres muertas en el parto, pues é
consideraba un combate; el Tlalocan, lugar de constante
no al que
iban quienes fallecían en relación con el agua
Mictlan , a donde se dirigían los que morían de cualquie
manera. Para llegar al Mict\an había que sortear varios pel
hasta llegar a la presencia de la dualidad que habitaba en e
veno inframundo: Mictlantecuhtli y Mictlancíhuatl. Este
lo hemos relacionado con el nacimiento: la primera señ
que hay vida en el interior de la madre es la detención del
menstrual. Nueve serán las detenciones menstruales para
finalmente, nazca el niño. Cuando el individuo muere,
que hacer el viaje de retorno al vientre materno: se le colo
posición sedente o fetal y se baña con agua
el
bulto mortu
para recrear el mismo ambiente en que se encontraba en la
triz. A partir de ahí deberá afrontar nueve peligro
s,
de los
les el primero será el ser devorado por Tlaltecuhtli, quien
la carne y sangre del muerto con sus grandes colmillos y
vez lo va a parir a un nuevo estado para que continúe ha
destino que se le ha deparado según el tipo de muerte (M
1996
. Aquí
vemos, una vez más, la relación vida-muerte..
Eduardo Matos Moctezuma. Maestro en ciencias antropológicas, espec
do en arqueología. Director del Museo del Templo Mayor,
lNAH .
Miem
El
Colegio Naciona l.
COSTUMBR
ES
FUNERARlAS
EN
ME SOAMÉ
RlC
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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.
a
,
la.
la.
Urna
funeraria.
Templo
Mayor.
Tumba
28.
Yagul,
Oaxaca.
ba de Pacal, Templo de
Inscr ipciones. Palenque
Chiapas.
Entierro
en adoratorio.
Cholula, Puebla.
POSI IÓN DE LOS UERPOS
Extendido en
decúbito dorsal
boca
arriba .
Extendido en decúbito
lateral derecho sobre
el costado derecho
.
Flexionado en
decúbito lateral
derecho.
Extendido en
decúbito ventral
boca abajo).
Flexionado
en decúbito
dorsal.
Flexionado en
decúbito lateral
izquierdo.
Extendido en decúbit
lateral izquierdo sob
el costado izquierdo
Flexionado
en decúbito
ventral.
Flexionado
sedente
sentado).
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http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 25/91
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CARACTERÍSTICAS
y
DESARROLLO
Tlatilco fue una aldea densamente poblada, que actualmente se
localiza en
el
extremo occidental de la Cuenca de México, en
el municipio de San Bartola Naucalpan del estado de México,
sobre un abanico aluvial formado por los ríos Los Cuartos, Hon
do y Totolica , que corren sobre la vertiente oriental de la Sie
ITa de las Cruces. Temporalmente se le ubica dentro del llama
do Preclásico Medio (1400-900 a.
C. .
En esa época, como característica no
table se produce una enorme variedad de
formas cerámicas y figurillas, artefactos y
adornos, como consecuencia de
un
intenso
intercambio de materias primas con otras re
giones, lo que implica una compleja estrati
ficación social que se refleja de manera no
table en un elaborado sistema funerario.
Las excavaciones y el estudio de los ma
teriales arqueológicos recuperados nos brin
dan un amplio panorama de la evolución de
este asentamiento, de sus características cul
turales, de sus individuos y de su adaptación
y aprovechamiento del medio. Es clara la
evidencia del admirable desarrollo de Tla
ti lco como una aldea de casas construidas
c
on
materiales perecederos y pisos de lodo,
cuyos habitantes no sólo practicaron la agri
cultura y recolectaron plantas y frutos, sino
que aprovechaban los vastos recursos de la
fa una local que cazaban y pescaban. La agri
cultura dio lugar a una economía de produc
ción y en la estructura social al surgimiento
de artesanos .
Culturalmente, los habitantes de Tlatilco
mantuvieron relaciones con grupos tanto del
Occidente de México como de la Costa del
Golfo, como se evidencia sobre todo en su
cerámica y sus figurillas. Asimismo, por medio del interc
bio obtenían ciertos materiales de prestigio de regiones dis
tes, como cinabrio, pirita, obsidiana, concha y piedra verd
Por el estudio de los restos óseos sabemos que convivía
el sitio dos grupos humanos morfológicamente diferencia
e 1tre sí; que su ciclo vital era en promedio menor a los 35 a
por lo que hoy se diría que era una sociedad de jóvenes, cu
edades registradas van desde los nonatos hasta los 50 años;
practicaban la deformación craneana en dos modalidades: e
ta y oblicua, y se mutilaban los dientes c
símbolo de jerarquía social ode grupo, y
las duras tareas diarias eran realizadas
igual entre hombres y mujeres.
SISTEM
FUNERARIO
En lo que se refiere a la forma de dispo
de sus muertos, en Tlatilco ha sido pos
identificar patrones, lo que nos permite
ner
un mejor acercamiento a la complej
del tema.
Durante la cuarta temporada de cam
(1962-1969) fueron explorados 213 e
n amientos humanos, de los cuales 39
infantiles , 84 femeninos , 80 masculin
10
indeterminados . De ellos, 209 son di
tos, es decir, se cavó un hoyo en la tielTa
depositar el bulto mortuorio, y sólo cu
son indirectos , por haberse realizado e
interior de formaciones troncocónicas.
total de enterramientos, 158 poseen obj
asociados , que van desde uno hasta cerc
50. El rango de materiales y formas de
objetos es muy variado : vasijas, figuri
artefactos de piedra tallada o pulida, de
so, asta y concha, así como pequeños c
tales de hematita en forma de espejos.
Entierro de un hombre de 30 a 35 años, con deformación craneana y mutilación dentaria.
Entre los objetos asociados, destacan piezas de posible filiación olmeca. Planta
y
corte del Entierro 179.
T LATILCO
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Por su posición, los enterramientos se pueden agrupar en tres amp
categorías: extendidos, flexionados , y los que se han llamado de posi
libr
e.
Tanto entre los extendidos como entre los
fl
exionados existen m
tiples variantes, como son: decúbito dorsal, ventral, lateral derecho
quierdo o semi flexionados.
Los entierros se realizaron en
el
interior de las casas, cerca del ho
bajo el piso de lodo. La excavación de fosas se hacía en forma alarg
de profu ndidad variable, con los extremos redondeados y sin ningú
po de tratamiento.
Los muertos eran amortajados con petates o textiles
en
posición ex
dida, y en general se les enterraba con los brazos aliado del tórax o en
cruzados. Junto con el cuerpo se depositaban en la fosa algunos obj
personales , como sartales de cuenta
s;
artefactos tallados en sílex u o
di
ana, hueso o asta; adornos de concha; vasijas de tamaño pequ
y algun a figurita de barro. Por la distribución de las vasijas y otros
mentos dentro de la fosa , éstos debiero n colocarse después de depo
el cuerpo.
Es importante señalar que a pesar de la variedad de tipos cerámicos
ex iste ninguno elaborado específicamente para uso funerario, ya que
dos ellos también se localizan en otros contextos, por ejemplo en bas
ros. Frecuentemente se han encontrado evidencias de restos de pin
roja cinabrio o sulfuro de mercurio) con la cual fueron pintados el c
po o la mortaja. Ocasionalmente se colocaban perros como ofrenda, o
como entierros específicos con ofrenda propia. Éste fue un o de los
males domesticados por el hombre, que seguramente llegó con él a A
rica hace 40 000 años. En la mitología mesoamericana el perro es co
derado como el guía de los mu ertos en su tránsito
al
inframundo.
ONCLUSIONES
A manera de resumen podemos señalar que en Tlatilco existen claros
mentos de
un
complejo sistema funerario, como son:
un
patrón defin
para la elaboración del bulto mortuorio o funerario a base de petates;
jetos personales de di stintos materiales dentro del bulto ; objetos para
ciones específicas que acompañaban al muerto fuera del bulto mortu
pero dentro de la fosa ; enterrami entos dentro de las casas y cerca de
gar donde se hacía fuego; ausencia de representac iones de deidades r
cionadas con la muerte; entierros de perros para facilitar el tránsito
al
all á; pintura roja, asociada a la vida; cráneos-trofeo; canibalismo ri
sacrificios y desde luego una clara estratificación social , indicada po
tipo y la calidad de los objetos, así como por elementos culturales e
los que se encuentran la deformación craneana y la mutilación dentar
Aunque es poco lo que se puede inferir del ritual de esta época, po
un as unto tan complejo y lleno de matices, sí es posible señalar que se
ciben desde entonces elementos que m
ás
tarde serán parte importante
com
pl
ejo ritual de la muerte entre los pueblos mesoamericanos. Ésta
ya concebida como el tránsito de una vi da a otra, o de un mundo a o
que se
in
ici
aba con ritos que son el resultado de
un
a larga evolución
cuales estaban relacionados con los ciclos vitales, y de
un
profundo
no cimiento del cosmos. Lo anterior se infiere a partir de la informa
recuperada en Tlatilco, la que en lo esencial no
difiere en forma signif
tiva de prácticas difundid
as
en épocas posteriores del México antiguo
gunas de las cuales incluso han trascendido hasta nosotros, si bien con
tables variantes.
Roberto García Mo
l .
Arqueólogo. Inves
ti
gador de la Direc
ci
ón de Investigación
y
Co
vación del Patrimo
ni
o Arqueol ógico,
I
N
H
TL
A
T L
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T
eOtihUaCan, como metrópoli, tenía maneras diferentes
de tratar a sus muertos. Con una población heterogénea
y con tradiciones propias en sus ritos mortuorios , desa
rro lló un complejo sistema funerario que se vio influido por los
pueblos que contribuyeron a
u desarrollo.
Las primeras tradiciones
provienen de los grupos al
deanos que habitaron en la
Cuenca de México. Del su
reste mesoamericano se he
redó
durante
el F·
ormati va
una fuerte tradición cultural
que, al igual que la de los ha
bitantes del valle poblano
tlaxcalteca, influyó sobre los
ri tos mortuorios de la pobla-
ión nativa de Teotihuacan.
Ylás tarde, hacia el año 200
d. c. poblaciones proceden
tes del valle de Oaxaca que
e establecieron en Teotihua
an
trajeron consigo costum
bres diferentes en sus cere
monias funerarias.
Las influencias recibidas
perm itieron a los teotihuaca
nos tener un variado ritual fu
nerario , como lo indican los
datos resultantes de exca
vaciones arqueológicas. Se
sabe que en Teotihuacan se
hacía n entierros en sencillas
o elaboradas fosas, en algu
nas tumbas, en el interior de
los altares y en urnas funera
rias, y que también se efec
tuaba la cremación en algu
nos sectores de la ciudad. Por
lo que se refiere al sacrificio
humano, se cuenta con datos
obre la decapitación, el des
membramiento corporal, las
ofrendas de neonatos y la
práctica a gran escala de esa
actividad ritual. A continua-
ión se presenta un resumen
de algunas de esas costum
res funerarias.
~
I R R O S EN FOSAS
Es la actividad funeraria que
más carac teriza a Teotihucan. Las fosas se ubican con fre
uencia bajo los pisos de las habitaciones, en los patios y pla
zas centrales , frente a los accesos y en pequeños altares y
amentos. Estaban destinadas por lo general a entierros in-
dividuales , pero existen casos en que en una fosa se depos
ron dos o tres cadáveres , cuyo contexto indica que fueron
humados
al
mismo tiempo. Existen también entierros secun
rios, en donde los cuerpos depositados con anterioridad fue
removidos hacia un ladop
enterrat· a otros, lo cual o
rrió con bastante frecuen
En las fosas los cadáv
se colocaban en
fo
rma
xionada, por lo general
posición sedente. Aunqu
orientación podía variar
el patrón establecido p
Teotihuacan predominab
orientación hacia el este
rrano y Lagunas,
1975
.
Los entierros en fo
también se relacionan
bultos mortuorios, es de
cadáveres prepat·ados co
fardos funerario s, envue
con mantas y colocados
fosas reducidas para ma
nerlos en determinada p
ción figs. 1,2 Y3). A su
algunos bultos funerario
asocian con máscaras ri
les y con la práctica d
incineración. Las másc
eran talladas en piedras
mipreciosas,con perfora
nes cerca de los bordes
ser colocadas sobre el ro
de los cadáveres de perso
jes
distinguidos , los qu
morir eran preparados co
bultos mortuorios.
Esta costumbre se m
tra también en la icono
fía , en la que destaca la
queta de un bulto mortu
con una hermosa máscar
barro colocada sobre la
del muerto. Aunque exi
numerosas máscaras pro
nientes de excavaciones
queológicas, hasta la fe
ninguna se ha encontrado
rectamente sobre la parte
cial de algún bulto mor
rio figs. 4 y 14
.
La cremación de cad
res fue también pract icad
Teotihuacan , y fue una costumbre funeraria que llegó pri
palmente del Occidente de México. Con frecuencia los c
veres se localizan en fosas , asociados con tierra carboniza
con diminutos fragmentos de tela calcinada que evocan el am
R TOS FUNER ARIOS EN T OT HUACAN
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 31/91
tajamiento de los cadáveres (fig. 6 . Indicios de este ritual mor
tUOlio
se encuentran también en la pintura mural , como en aque
lla conocida escena de las
ofrendas del Templo de la
Agricultura,e n laque se apre
cia una ceremonia de bulto
mortuorio e incineraci ón.
Los entierros en posición
extendida, una forma poco
común en Teotihuacan, pro
vienen de una tradici ón má s
antigua perteneciente a so
ciedades del Preclásico me
soa mericano. Se usaron tam
bién entre los zapotecas, por
lo que suelen hallarse con
más frecuencia en el barrio
oaxaqueño, ge neralmente en
tumbas de esa tradición cul
tural fig. 9)
LAS TUMBAS
Las pocas tumbas hall adas en
es ta metrópoli son bastante
senci lIas y se asocian por lo
general a grupos hum anos de
tradición cu ltural foránea,
co mo las del barrio oaxaque
ño y del Occidente de Méxi
co. La s de tradición oaxa
queña se localizan bajo los
pisos de las casas ; se ingre
saba a ellas desde los patios
centrales y son parecidas en
su distribución a las elabora
das tumbas de Monte Albán
(Spence, 1994 . Las de tradi
ció n del Occ idente de Méxi
co son de planta circular, con
un corto tiro cuyo fondo in
sinúa la forma de una bota
(Gómez, en prensa .
Las tumbas teotihuacanas
no son cámaras funerarias
como las de Monte Albán y
las de la zona maya, es decir,
no forman espacios vacíos.
Sus paredes se hacían co n
muros burdos de piedra, o
bien aprovechando la firme
za del terreno. cuando eran
cavadas en la roca de tepeta
te. Sobre la osamenta se co
locaba directamente el relle
no de tierra y piedras. Se hall aron tumbas de este tipo en el
interior de la Pirámide de la Serpiente
Emplumada
, donde las
26 / AR QUE
OLOGí
A M EXICANA
alargadas fosas cava da en el tepetate contenían entierros múl
tiples . Sus paredes e complementaban con muros de piedr
y su interior había sido re
llenado con e l mismo mate
rial que formaba el núcleo
del basamento (Cabrera,et l
1990) figs. 5 y 8).
Los altares localizados en
los espacios centrales de la
pl
azas albergan en su in
terior esqueletos humanos
por lo que también se les h
considerado como tumbas
Son bas tante frecuentes en
Teo tihuacan, y por su trata
miento mortuorio, los perso
najes sepultados en ellos
asociados a
ri
cas ofrendas
debieron de pertenecer a fa
milias de una e lev ada posi
ción social (fi g. 3).
Un ejemplo de altar-tum
ba se localizó en el lado est
de la antigua ciudad. En su
interior se halló e l esquelet
semiquemado de un indivi
duo adulto que fue prepa
rado como un bulto mortuo
rio sometido a un alto grad
de temperatura. Tenía com
acompañante a otra persona
y como ofrenda se hallaron
varios cráneos colocados al
rededor del altar. Algunos d
es tos cráneos perteneciero
a indi viduos que fueron de
ca pitados, ya
que aún co n
servaban las pri meras vérte
bras ce rvicales (Martínez
Miranda. 1996
.
Se conocen pocos entie
osen urnasen Teotihuacan
Además de los reportados
principios de este siglo po
Linné ( 1934), Yno obstant
las numerosas excavacione
llevadas a cabo en este enor
me sitio, sólo se ha localiza
do uno más en el pueblo d
San Francisco Mazapa . S
trata de una vas ij a teotihua
cana que contenía los resto
óseos de un niño
de primer
infancia. La vasija es nota
ble, pues fue decorada con e
rostro mofletudo de un cadáver, aunque también se le ha con
siderado como la efigie del dios Gordo (fig. 7).
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 32/91
No
in cl
uyo en este grupo los num erosos esqueletos de neo
na
tos depos itados en pla
to
s,
algunos de los cuales
va
n cubi er
tos con un a tapa de la mi sma fo rm a,
pues dadas las carac terís ticas de los
re
cipie
nt
es estos entier
ro
s tienen un a
co
nn
otac ión diferente y están rela
cionados con el sac
ri
ficio, como se
es
pecificará m
ás
adela
nt
e (fig. 1
0
.
DIF
ERENCIACIÓN SOCIAL
Las ofrend as y e l atu end o f
un
erario
as ociados a los enti erro s indican la
posición que tení
an
el indi v
idu
o fa
llec
ido y su fa milia. En las ofrend as
mo rtuo
ri
as , en las qu e se incluyen ali
me ntos, se encuentran ta mbi én o
bj e
tos
pe
rsonal
es
, los qu e muchas
ve
c
es
se
ña
lan el oficio o la ac tividad
qu
e el
individuo desempeñó en vi da: go
be
rn
ante , albañil , co mercia
nt
e, et
c.
Son frecuentes l
as
ofre
nd as
de cr
á
neos y max
il
ares asociados a perso
najes qu e en vida
tu
vieron
un
a
ac
ti
vidad
mi
l
it
a
r.
Ta
mbi
én entre las
of
rend as ritua
les excepciona
le
s se encuentran pe
r-
on
as
ofre
nd
ad
as co
mo acomp aña
n
tes. Entre los acompañantes, el perro
fue
mu
y co mún en Teotihuacan, al
ig
ual que en otras part
es
de Mesoa
mé
ri
ca (fig. 12).
EL SACRIFICIO HUMANO
Aunque se le menciona desde las pri
me ras excavaciones, no se le había
dado la importancia que
ti
ene. Se ma
nifiesta en varias fo rm as: en la pre-
enc ia de cráneos-trofeo como pro
ductos de la decapit
ac
ión, y en los
frecuentes hallazgos de recién nac i
dos o neonatos conten
id
os por lo ge
ne
ral en
va
s
ij
as y
of
rend ados en ce
re moni as re ligiosas pro
pi
ciatorias
re lac ionadas co n el di os de l ag ua
(figs .
10 y .
El desmembramie
nt
o co
rp
oral es
otra
fo
rm a de sacri ficio humano. En
ex cavaciones arqu eológicas es fre
ue nte encontrar m
ax il
ares, cue
rp os
-in ca beza , manos , pie rn as , etc., a
ausa de haberse mutilado los cuer
pos despu és de
mu
ertos . La icono
grafía señala tambi én var ias fo rm as
del sacrificio humano, y generalm ente mu estra corazones san
grantes atravesados por cuchillos curvos.
La prác tica en Teotihuacan del sac
ri
fic
io
hum ano a gran
cala se rel
ac
iona con
los
e
di
ficios
re
ligiosos m
ás
impo
rt
a
n
como la
Pi
rá mide del Sol, do
nd
e
tres enco ntró 16 esqueletos de
niñ
En
cada una de las esquinas fue
llado en pos ición sed ente un ni
co mo una ofrenda a este colosal
nume
nt
o (Batres, 1906). Los
num
rosos enti erros del llamado Te
m
de la Serpie
nt
e Emplumada deno
un
ritual sumamente co mpl ejo de
cri ficio humano a gran escala. Se
contraron enti erros indi viduale
múltiples,
fo
rmados estos últim
por grupos de 4 8 9 18 Y2 es
q
letos de hombres y muj eres,
di
s
buidos simétricamente seg
ún
cuatro rumbos del
uni
verso ye s
chamente rel acionados con el ca
da
ri
o ritual de
26
días (Cabrera
al . 1990) (figs . 5 y 8 .
El hallazgo más reci ente prov
ne del inte
ri
or de la Pirámide d
Luna,en do
nd
e se e
nc
ontró el esq
leto de un a persona adulta de s
masculino en pos ición sede
nt
e y
l
as
mano s junt
as
hac
ia
atrás, com
hubieran estado atadas, por lo qu
cons
id
era qu e este personaje
fo r
pa
rt
e de
un
a ofre
nd
a, junto con
felin os , do s cánidos, va
ri
as aves
ra piña y numerosos o
bj
etos elabo
dos en
pi
edra verde, concha y o
piedras semipreciosas (Su giyam
Cabrera, en prensa). És tos son a
nos de los datos más relevantes
b
re
m
ás
de mil entierros registra
has ta ahora, provenientes de mú
pl
es excavaciones arqueológicas
va
das acabo
en
este s
iti
odura
nt
e
de 100 año s. Su estudio, además
revelar
va
liosa informac ión ace
de las costumbres f
un
erarias de la
tigua po
bl
ac ión de Teotihu acan.
estaba formada po r diferentes gru
s
oc
ial
es
con tradi ciones propias e
manera de tratar a sus mu e
rt
os,
pe
rmi
te tambiénconocer
as
pecto
releva
nt
e impo
rt
ancia respecto a
car
ac
terís
ti
cas antropofís icas de
heterogénea población, a su alim
tación, a las enfermedades que pa
cieron, a su pensamiento cosmo
nico y a su ideología.
Rubén
Cabr
era C
as
tro . A rqu eó logo. R
es
pon
sa
ble de l
as
i nvest igac ione
l a zona arq ueológ ica de Teo
tihu
acan. INAH.
RITOS F
UNE
RARI SEN TEOTIH
UACAN
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Uno de los aspectos que destacan del estudio de
18
cámaras
funerarias localizadas en el área monumental de la urbe prehis
pánica de Calakmul es la profanación de tumbas y su parcial
destrucción llevadas a cabo en la época prehispánica, actos de
violación que nos muestran lo que se podría definir como con
flictos de Estado. Dichas pugnas debieron de surgir como re
sultado de las luchas
l
interior de los distintos linajes que resi
dían en la ciudad, en una búsqueda de legitimar a un o de sus
miembros con derecho a la sucesión, como una forma de con
trol del poder. Es significativo que de las 18 tumbas encontra
das hasta la fecha, nueve presenten huellas de profanación o
exhumación de sus conteni
dos, y el contexto en que esto
se llevó a cabo, por lo menos
en algun as de ellas, nos indu
ce apensarquese debió acon
flictos por el poder.
Uno de los casos que ilus
tran esta forma de profana
ció n se detectó en la Sub
estructura U-B , donde se
localizaron
un
par
de tumbas
(3 y 5) del Clásico Temprano
que parecen formar
un
com
plejo fun erario. Después de
llevar a cabo la profanación
de las tumbas en la cámara su
perior, que debió correspon
der a un acompañante del per
sonaje principal enterrado en
la cámara inferior, se colocó
como ofrenda, para aplacar a
los ancestros, un niño de 8 a
12
años acompañado de cua
tro piezas de cerámica de fi
nales del Clásico Temprano
(Carrasco, 1996). El saqueo
prehispánico de tumbas rea
les, según Patricia Mcanany,
pu
do haber tenido el propó-
ito de neutralizar el poder
de los ancestros de un linaje
venc ido (Mcanany, 1995) o
el de
un
linaje que perdiera su
estatus en la línea de suce-
ión.
Como
se mencionó lí
neas arriba , en Calakmul se ha detectado la práctica sistemáti
a de la profanación de tumbas , lo que podría indicarnos una
fu erte rivalidad entre los linajes reales con derecho de sucesión.
TuM
BAS
3
y
5
Tomando como base la lista de gobernantes de Calakmul ela
borada por Simon Martin ( 1998), podemos suponer que quien
ordenó la remodelación de la Estructura II y mandó construir el
omplejo funerario de las tumbas 3 y 5 hacia fmales del Clási
o Temprano, fue probablemente Serpiente Enrollada, el cual
gobe
rn
ó entre 579 y
611
d. C. Según MaItin, por
su
impor
cia este personaje fue recordado por otros gobernantes de
lakmul como Yukom el Grande (675 d. C.) YYukom Tok ' (
d.
C.) , quienes hacen una mención especial de él. Desde
su
modelación, a finales delClásico Temprano, la EstructuraIl
maneció en uso hasta la muerte de Yukom Yich 'ak K'
ak'
d.
C.). Suponemos que fue durante su gobierno cuando se
fanaron las cámaras funerarias 3 y 5 para neutralizar la infl
cia del linaje de Serpiente Enrollada y de esta manera refo
la supremacía del de los Yukom, así como para asegurar la
cesión en
el
trono de uno de
lo
s miembros de este último lin
A diferencia de otras
giones de Mesoamérica
el área maya la informa
obtenida sobre las práct
funerarias se enriquece
el desciframiento de las
cripciones jeroglíficas ,
cias a lo cual se ha podido
tablecerel rol quejugaron
distintos miembros de la
leza. Los relatos hablan
sólo de los gobernantes
s
us
actos públicos sino t
bién de su ascendencia y
cendencia, de sus parient
vasallos. Asimismo, en
textos encontramos infor
ción sobre
el
papel que j
la mujer en las estructura
poder. De las tumbas ex
radas en Calakmul , y qu
fueron profanadas, desta
por su contenido y cara
rísticas la 4 y la 6 de la S
estructura U-B. Ambas
maras forman
un
comp
funerario donde se esta
cen el rango, el estatus
posición que tuvieron e
estructura social
lo
s perso
jes enterrados en ellas.
YUKOM YIeH
AK
K'AK
En el año 695 d. C. los ac
tecimientos políticos en el Petén central tomaron
un
giro a
de la guerra estelar en la que se enfrentaron Calakmul y
kal que fueron los centros más poderosos del periodo Clás
Años más tarde, ydespuésdesu derrota política,Yukom Yic
K
'ak',
divino señor del cuchc b l de la Cabeza de Serpie
muere antes de cumplir los 60 años , y ello da lugar a una s
de rituales que debieron de durar varias semanas y a
un
algu
meses. Para que Yich 'ak K
'ak
' emprendiera
su
viaje a Xib
los sacerdotes comenzaron la preparación de
su
cadáver y
su ajuar funerario, y como parte de estos preparativos se de
nó a aquellas personas que debían acompañarlo en su reco
T UMBAS REALES E C ALAKMUL
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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I
do por los caminos del inframundo maya. Las características
de dicho complejo funerario , compuesto de dos cámaras conti
guas, hacen suponer que fue diseñado y construido antes del
deceso de Yich ak K ak . En el primer recinto se introdujeron
nuevos elementos estructurales para sustituirel tradicional apIa
nado de la bóveda en saledizo por uno de lodo policromado que
aparenta una bóveda de cañón corrido. Además, en los muros
del recinto se observa una inscripción jeroglífica y diseños de
probables deidades o imágenes de ancestros.
El día designado para el cierre de las cámaras funerarias los
sacerdotes, continuando las ceremonias fúnebres iniciadas des
de la muerte de Yich a k K a k , introdujeron al jerarca , cuyo
cuerpo había sido previamente preparado con una elaborada
mortaja. En los espacios correspondientes se distribuyó su por
tentoso ajuar, y posteriormente la tumba fue sellada. Como par-
3D/ARQUEOLOGÍA
ME
XICANA
o
G -
'-;
\ ( {
\ I
':
\ I I I
, \ I
\ :
te del mismo rito, en la segunda cámara se depositaron los cue
pos de una mujer (tal vez una de sus esposas) y de un infant
quienes probablemente fueron previamente sacrificados,
l e
tatus de la mujer y su rango se deducen porque fue enterrad
ricamente ataviada y con una ofrenda compuesta por objeto
asociados a personajes femeninos de la élite maya, La segund
tumba , a diferencia de la de Yukom Yich ak
K ak ,
consist
tan sólo en una fosa rectangular sellada con grandes lajas d
piedra, salvo en un espacio acondicionado como salida con u
desnivel, que cubría la parte correspondiente
al
pecho y a la ca
beza de la mujer. Sobre éste se depositó parte de su ofrenda ce
rámica, y a la vez permitió a los sacerdotes salir del recinto
sellar definitivamente el conjunto funerario.
Uno de los elementos que nos permitieron confirmar la po
sición social de los personajes enterrados en estas tumbas y s
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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estatus es el tocado, ya que éste fo rmaba una parte muy impor-
tante del atuendo de
la
nob leza maya ; su uso estaba dest
in
ado
a los rituales y ce remonias públicas. Hasta el ha ll azgo de los
tocados de
Yukom
Yich ' ak K' ak ' y su aco
mpañante
femeni-
na, se tenían vagas nociones
de
su presencia en contextos fu-
nerarios , por lo que estos tocados so n la primera evidencia tan-
gible y comp leta de tales objetos.
La riqu
eza
y suntuosidad del tocado estaban íntimamente
re lacionadas con laj erarq uía y el sexo de quien lo portaba. Esto
e
evidenció
al comparar ambos tocados, ya que el del
go-
bernante fue realizado con una estructura de madera y palma
policromada y
decorado
con
un
complejo mosaico de
jadeíta
y concha , mientras que el de la acompañante se elaboró
con
una estructura de palma y madera ta
ll
ada , que posteriormente
fue estucada y policromada , lo que indicaba su rango.
Tras las excavaciones de la Estructura II realizada s p
doctor
Folan en
1994
(Pin cemi n
er al. 1998
, fueron re
tados tres monumentos que fueron matados ritualmente·' c
do se remodeló el edificio hacia principios del siglo VIII , p
tiempo después de la muerte de Yukom Yich ' ak K' ak '. Do
estos monumentos , que co rresponden a los fragmentos
Estela 116 dedicada en el año 692, tienen
en
su cara front
representación de la mujer mencionada en el texto glífico, q
probablemente fue la
esposa
de Yich ' ak K' ak ' y el perso
femenino sac rificado para acompañarlo en su viaje por lo
minos de Xibalbá.
Ramón
an
·asco Vargas. Museógrafo graduado en la Escuela Paul
o
re
y antropólogo con especialidad en arqueología por la
ENA H.
Desde 1982
rig ido proyectos arqueológ icos en el área maya. y a partir de 1993 ha
director del Proyecto Arqueológ i
co
Ca lakmul. en Campeche.
T BAS REALES DE C ALAK:V¡U
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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esde
sus orígenes,
el
Mitla prehi spánico fue
un
sitio
asociado al mundo de los
mu er
to
s.
Su nombre original
es un a deformación del náhuatl Mictlan, que sig
ni
fica
lugar de muertos , y que pudo referirse a
un
gran cementerio
o al m
ás
a
ll
á
al mundo ultraterreno de los antiguos mexicanos ,
al lugar de los espíritus de los muerto
s.
En consecuencia, su nombre zapoteco,Lyobaá 1ugardedes-
canso , serefierea un a concepción
mítica del lugar donde descansan
las almas, y se asocia con el desti
no fi
nal de los espíritu
s.
Mitla, como sitio vivo, reflejó
en diferentes manifestaciones ese
destin
o.
Una muestra clara de ello
es la presenc ia de l
as
enormes
tu
mbas que complementan los es
pacios palaciegos monumentales
característicos de la última época
de construcción, considerada co
mo mixteca por los estudiosos de
la
secuencia cultural prehispáni
caencabezados por AlfonsoCaso,
Ignacio Bernal y, más reciente
mente, Jo
hn
Paddock.
Las tumbas monumentales de
Mitla son una extensión de la ex
traordinaria arquitectu
ra
presente
en
losconjuntos de palacio
s.
Exis
te
un
a coherencia con la f
il
oso
fía de que la
mu
erte es
un
a exten
siónde la vida, y que la vida se ori
gina del su
fri mi
e
nt
o de la muerte.
Así, las tumbas 1 y 2 se desa
rrollaron como parte del
nú
cleo
principal de la ciudad, y proba
blemente es
tu
vieron destinadas a
guardar los
re
stos de los señores
principale
s
lo cual no se ha podi
do comprobar debido a que fue
ro
n saqueadas desde los inicios de
la Conqui sta.
T U
MBAS
CR
UC
IFORMES
Las tumbas cruciformes de Mitla
poseen un
a serie de característi
cas particulares, entre l
as
que des
taca la fina arquitectura en piedra,
que sigue fielmente la tradición de
l
as
fachadas de los palacios, con
ornamentación de paneles de piedra ta
ll
ad
a
en los que se logró
in tegrar diseños geomé
tri
cos únicos. En algunas tumbas los fri-
os de grecas están ensamblados, como en las fachadas de los
edificios, en tanto que en otr
as
están tallados sobre una sola pie
za de piedra.
Asimismo existen otras tumbas en que las decoraciones de
grecas ocupan la totalidad de los muros, en un alarde de satu-
ración ornamental que muestra la técnica, el estilo y la m
tría artesanal de sus constructore
s.
Estas tumbas presentan
un
a
di
stribución simple: el ing
es por
el ni
vel del patio, y
un
cubo excavado en la roca es e
ceso a la antecámara, que es
un
o de los brazos de la cruz
antecámara general mente es
un
pasillo largo que puede t
hasta dos des
ni
veles enmarcados por umbrales formados
jambas y dintel, como en el
de la Tumba
2.
La cámara mortuoria está c
puesta por otros tres brazos
son recintos imponentes de
mensiones variables, orname
dos delicadamente con friso
grecas enmarcados por table
Las cubiertas son de enor
lajas de piedra, que forman
los paramentos de los muros
juegos asombrosos de superf
geométricas exacta
s.
En el caso de las tumbas 1
el ambiente fúnebre se com
con la elevada humedad per
nente que presentan por e
ambas desplantadas debajo
los
ni
veles freáticos , lo que
un contexto muy especial qu
guramente fue parte import
en los ritos funerarios que al
celebraban .
En algunos muros interiore
la Tumba 2 existen restos de
delicada capade estucoque cu
las piedras de las fachadas,
uno de los dinteles internos
pequeñísimos
re
stos de pin
mural, al estilo de las represe
ciones expuestas en los din
del Grupo del Norte o de la I
sia. Estos rasgos nos hablan
importancia que tu
vieron las
ba
s
la cual se reflej a en la de
deza de sus detalles construct
y ornamentale
s.
Sin embargo,
si
nos referi
estrictamente a los daros arq
lógicos, encontramos que e
contexto rnicrorregional dond
inserta la tradición cultura
este sitio, el aspecto de los tr
mi
entos f
un
erarios es sumamente complejo. Pese a sus d
rencias formales, las tumbas 1 y 2 representan, junto con
otras tumbas cruciformes, sólo
un
a parte de la tradición f
raria regional, y por lo tanto una sola versión de los tr
mientos funerarios .
Estas dos tumbas cruciformes, localizadas en
el
patio F
conjunto de palacios conocido como Grupo de l
as
Colum
TRADICIONES FUNERARI
AS EN
MITL
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 39/91
han llamado la atención por su monumentalidad y particular
desplante . Ambas fueron construidas debajo de palacios im
portantes, como parte integral de un co njunto dual de vida y
muerte , de poder y ofrenda, de luz y sombras.
L
PALACIO DE LOS MUERTOS
En 1674, fray Francisco de Burgoa relataba que en Mitla:
...
se labró
el
palacio de
vi
uos y muertos .. y aunque había pedasos
desmantelados, porque hauían quitado algun as piedras .. . La ulti
ma quadra tenía otra puerta a las espaldas, a un espacio oscuro y
espatoso que estaba cerrado con un a losa, que cogia toda la entra
da, y por ella arrojaban los cuer
pos que hauian sacrificado y á los
mayores señores ó capitanes que
hauian muerto en la guerra .. .
Fray Francisco de Ajofrín es
cribió en su diario, en 1766:
l
Mictla .. . y su panteón y magní-
fico sepulcro, que no obstante
ser antiqu ís imo y sin memoria ª
de fundación ha llegado a nu es-
tras tiempos .. . Esta gran fábri -
ca, en que tiene no poco que ad- i
mirar el arte es cuadrada, con un
patio muy espacioso enmedio
y ocho salas iguales, cuatro aba
jo , como sepultadas que ser
vian de panteone s como diré
después y otras cuatro fuera de
la tierra, que e ran la habitación
de los sacerdotes y del rey cuan- l
do venia
diseños se trazan las e quinas rotas de las piedras de protecci
que formaban el patrón ... .
La Tumba 2 fue descubierta por Saville en enero de 190
durante e l proceso de limpieza de la plataforma y la escal
del edificio este del patio. Debajo de la gran piedra que ser
como puerta encontró fragmentos de dos esqueletos human
y va rias vas ijas de cerámica gri
s.
En el lado sur de la entra
desc ubrió un a línea de tejas que estaban a plomo desde el
vel del patio hasta el nivel del
pi
so de la tumba. Saville pen
ba que habían sido puestas allí por los españoles para condu
el agua hacia la cámara de la tumba y así usarla como cister
Esto nos indica que el espacio arquitectónico había sido al
rado desde siglos atrás, y por lo tanto el contenido de las cám
ras funerarias había sido saqu
do totalmente.
GUlAROÓ y X AAGÁ
El mismo Saville exploró la tu
ba de Guiaroó, paraje ubicado
las montañas
al
noreste de Mi
dentro del área de influencia
la tradición regiona
l.
Esta tum
presenta también una pl anta c
ciforme y un finísimo trabajo
grecas tall adas que ornamen
todo el espacio de los mur
Aparentemente el conjunto no
terminó de construir, puesto q
la tumba quedó sin techo y no
levantó el edificio palaciego
cima.Por lo tanto la tumba no
gó a usarse.
Otra tumba cruci forme
idéntica tradición se localizó
la Hacienda de Xaagá ubica
a escasos kilómetros al orie
de Mitla. La tumba había si
saq ueada , por lo que tampo
se cuenta con datos sobre
contenido.
La única tumba cruciforme
La segunda sala era solamen-
te para una sepultura de los gran-
des sacerdotes. La tercera era el
panteón de los reyes zapotecas .. . .
La cuarta y última sala era el se-
pulcro de los que sacrificaban y
de los grandes señores y capita
nes que morían en campaña ...
La
tumba de Guiaroó, al noreste de Mitla.
laque tenemoscontextosarqu
lógicos es la Tumba 3c del G
po del Sur, que fue explorada por Paddock, quien reportó
ber encontrado cerámica mixtecaen el interior. Los objetos e
vasijas miniatura similares a las encontradas en Cuilapan o
Yag ul. Esta tumba estaba relacionada con
un
edif
icio sim
il
a
los palacios del Grupo de las Columnas, y sus dimensiones er
menores a las de las tumbas 1 y 2. Por esta razón Paddock p
só que pudo haber sido la primera de la tradición de tumbas c
ciformes de Mitla.
De lo anterior nos queda claro que estas dos tumbas estaban
destinadas a los personajes reales y principales de la época mix
teca, en la secuencia regional del valle de Oaxaca.
Los primeros trabajos arqueológicos en las tumbas fueron
realizados por Marshall Saville del American Museum ofNa-
tural History de Nueva York , en el periodo de 1900 a 1902, y
fueron financiados por la expedición Loubat.
Todo indica que los interiores de ambas tumbas habían sido
saqueados desde la época colonial , ya que Saville só lo
hace re
ferencia, en lo s dos casos, a hallazgos asociados a los palacios
y a los espacios de las antecámaras. Sobre la Tumba 1 refirió
que:
... la mayoría de los paneles están casi destruidos, en los
34 / A RQUEOLOGfA ME XIC
AN
A
Si bien es posible suponer que las tumbas cruciformes m
numentales pudieron estar asociadas a rituales y co ntextos
milares a los mostrados en la Tumba 7 de Monte Albán y en
tumbas 1 y 2 de Zaachila, es decir, a la celebración media
ritos y ofrendas sumamente complejos y lujosos del paso al
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framundo de
per
sonajes de suma importancia política, religi o
sa y militar, se debe co nsiderar que existía también otro tipo de
tratamientos funerarios no necesariamente ligados a las clases
dirigentes.
En Mitla hemos encontrado por lo menos otros dos tipos de
tratamientos funerario
s.
En años recientes 1989 Y 1995) ex
ploramos dos tumbas en áreas situadas fuera de los núcleos mo
numentales de la ciudad. Ambas estructuras se encontraron en
contextos modestos, de complejos de plazas rodeadas de mon
tículo
s,
en áreas de asentamiento s domésticos. Sugerimos que
éstos eran barrios suburbanos que formaban parte del comple
jo
de la ciudad , con una fuerte relación de subordinación a
lo
s
des tinos de ésta.
Ambas tumbas tienen características similares: arquitectu
ra fina desarrollada en un a sola cámara, y construcción de pie
dra con ornamentación de piezas tall adas, sin llegar a la mag
nificencia de las tumbas cruciforme
s.
Una de ellas mostraba
el trabajo de los mos aicos de grecas, con techumbres simples
de lajas.
En los contextos funerarios de es-
tas tumbas se da la presencia de res
tos de varios individuo
s,
en
un
caso
4 y en el otro 32, que fueron depos
i-
tados de manera desordenada y pro
bablemente en distintos momentos,
lo que indicaría la reutili zac ión de las
tu mbas.
La ofrenda en ambos casos fue
muy modesta, y consis
ti
ó en vasijas
ut ilitarias grises y cafés s
in
orna
mentación , sahumadores burdos y
ca
je
tes miniatura. En una de esas
ofrend as se encontraron cuentas de
pie
dr
a verde, malacates y una ha
chue la de cobre.
ENTERRAMIENTOS SENCILLOS
Finalmente, hemos encontrado otro tipo de tratamiento f
rario en Mitla. Se trata de enterramientos sencillos, realiz
directamente en el suelo mediante una pequeña excava
que pueden tener sólo una mínima ofrenda o aun car
de ella .
Éste es el caso de dos entierros explorados debajo del
de una de las plataformas del Grupo de las Columnas, qu
su momento soportaba un palacio encima, el cual pudo h
sido demolido en la primera época colonial. Los entierro
encontraban sellados por los restos de piso, de lo que se d
ce que fueron depositados allí en la época prehispánica, pr
blemente durante la construcción del edificio.
Ninguno de ellos tenía ofrenda, y el tratamiento cons
en depositarlos en la plataforma y posteriormente sellarlo
la capa de mezcla del piso. Muy probablemente se trate d
tierros ofrendados al edificio en construcción.
Se han localizado algunos e
ITOS de este mismo tipo - senc
individuales, realizados directa
te en el suelo y sin ofrenda-
en
lo
fueran contextos domésticos u
nos de Mitla.
En una de las tumbas lo s esquele
tos mostraron huellas de procesos
degenerati vos caries, artriti s), y en
Frisos decorativos en las fachadas de Mitla.
Por lo que podemos ver, los
textos funerarios de Mirla nos
can que a pesar de la sólida trad
de las tumbas cruciformes
que
firman el estatus y magnificenc
los entierros de áreas monume
les , éstos se desarrollaron en m
de otros contextos más comu
Los tres tipos de tratamientos f
rarios nos señalan diferencias s
les muy bien establecidas pa
época de apogeo de Mitla, o
aquella
que
precedió a la conq
hispana.
la otra - lo que es de suma importancia
mencionar
varios hue-
os mostraban huellas de pos ible treponematosis s ífilis .
En términos generales , estas tumbas muestran tratamientos
fu nerarios modestos , en rel ación con la monumentalidad de las
tu
mbas cruciformes. Probablemente de este tipo hayan sido
las que exploró Saville y que reportó como:
. . . c imientos de e dif ic ios ahora compl etamente de struidos, edi f i-
cios parcialmente des truidos en los que las habitaciones fueron lim
piadas y tumbas c uyas paredes e ran de
pi
edra con el patrón de mo
sa icos visto en lo s templ os .. . y de dos sitios
de
enterramiento se
sacaro nl11ás de treinta esque letos en un estado de preserv ación más
o menos imperfec t
a.
De cualquier manera, estas noticias nos hablan de un trata-
miento similar al de las tumbas reportadas en la presente déca
da . que aparentemente se ubicaban también en contextos do
més
ti
cos de menor importancia que aquéllos de las áreas
entrales de la ciudad.
Es verdaderamente lamentable que se hayan perdido
contextos originales de las tumbas cruciformes , ya qu
guramente nos habrían maravillado con tesoros de la ca
de los hallados en las tumbas mixtecas de
Monte Alb
Zaachila.
De cualquier manera, pese a la diversidad de manifest
nes funerarias , que reflejan contextos sociales desiguales
tIa continúa siendo el lugar de los muertos , el Mictl an, l
del eterno descanso de las almas . Así se expresa aún en la
dición oral local sobre las almas de los muertos, c
omo
l
portaba Parsons en los años treinta. Superstición o verda
culto a los muertos en Mitla es real: para darse cuenta de
sólo hace falta vivir la fie sta de
Todos
Santos en el pueb
sentir la presencia de los muertos entre nosotro
s.
Ne
ll
y M. Ro
bl
es García.
Li
cenciada en arqueología por la EN H; maes
r
es
taur
ac
ión por la
ENCRM
de
II N
H y doctora en antropología por
la
U
ni
dad de Georgi
a. E.
U.A. Direc tora de la zo na arqueológica de Monte Alb
TR D ICI
ONES
FUNERA
RI S
EN MI TL
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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Gracias a las narraciones de Motolinía y de otros croni stas
del sig lo XVI, tenemos una idea bastante acabada de las exe
quias que los mexicas solían hacer en honor de sus dignatarios .
Sin embargo, existen ciertos detalles de la
cere
moni a que
no son descritos en las fuentes históricas y que, por fortuna,
po
demos conocer
gracias a las ex
ploraciones arqueológicas llevadas
a cabo en las ruinas de Tenochtitlan.
A continua
ción describiremos el
hallazgo de la sepultura de un dig
natario realizado
por
el Pro yecto
Templo MayorIINAH.
UNA SEPULTURA EN LA
CASA DE LAS ÁGUILAS
La sepultura del personaje en cues
tión fue desc ubierta en 1994 duran
te las ex ploraciones del edificio
bautizado
por
los arqueólogos co
mo la Casa de las Águilas. Este sin
gular
comp
lejo
ar
quitec t
ónico
se
dis tingue por una ubicac ión privi
leg iadaasólo 15 malnortedel Tem
plo Mayor, y por su ri
ca
decoració n
de es tilo neotolteca . Durante las
dos últimas temporadas de campo,
fueron exhumadas de su interi
or
va
rias esc ulturas de cerámica que re
presentan seres semidescarnados y
personajes ves tidos
con
trajes de
águila, así co mo pinturas murales
tipo códice, banquetas con relieves
policromos y suntuosas ofrendas.
La sepultura que nos ocu
pa
se en-
ontró en el exterior de la tercera
fase
co
nstructiva de la Casa de las
Aguilas , ampliación que se remon
ta a las dos últimas décadas del si
glo xv es decir, al reinado de Tízoc
o al de Ahuítzotl. La ceremonia de
inhumación se hizo al
pie de la es-
alinata de acceso al ala oriental del
e
dif
icio, lugar
donde
se cavaron tres
fosas cilíndricas. Cada una de ellas
irvió para alojar un recipiente de
erámica, así como parte de los res
os
mortales de un mismo individuo
\. de una rica ofrenda funeraria
LA OFRENDA FUNERARIA
Y EL ESTATUS DEL DIFUNTO
Este triple depósito funerario contenía abundantes restos esque
léticos cremados pertenecientes a un hombre, un perro, un ja
guar, un águila real y un gavilán. Además, había objetos de ce
rámica, obsidiana, pedernal , basalto, piedra verde, turquesa, oro,
cobre, bronce, pirita, hueso, concha, copal, algodón y palma
tos suman en total 101 piezas completas y 350 fragmentos .
Sin lugar a dudas, los objetos
má
s impresionantes eran
tres recipientes cerámicos empleados por los mexicas como
nas funerarias. Se trata de tres bellas piezas pertenecient
épocas
diferentes.
La
más ant
de ellas es un vaso que data d
nes del periodo Clásico y que
presenta, sobre sus superficies
ternas,
al
famoso hombre-marip
de la iconografía teotihuacana
sigue
temporalmente
una olla
gie en forma de
cabeza
de anci
la cual fue elaborada en el Pos
sico Temprano . La tercera urn
un botellón policromo del Pos
sico Tardío que presenta una ela
rada decoración de cuentas, gre
flores y corazones.
Los restos óseos humanos se
contraron tanto dentro como fu
de las urnas.
Pese
a
que
habían
rotos intencionalmente y expue
durante largas horas a la acción
fuego, pudimos determinar que
do s ellos pertenecían a un ind
duo adulto de sexo masculino.
cenizas y los fragmentos de
hu
de este
per
sonaje estaban acom
ñados de animales y objetos m
semejantes a los que se
acost
braba enterrar como ajuares m
tuorios en Tenochtitlan , Tlatelo
y Tenayuca. Entre ellos desta
los restos
de
un perro,
una cue
globularde piedraverde, variascu
tas de obsidiana en forma de ca
za de pato, un anillo de obsidi
varias miniaturas de puntas de
cha de obsidiana y pedernal , pe
zos de copal, además de cordele
algodón y palma
.
El cadáver también estabaac
pañado de bienes de uso exclu
de la nobleza. Entre ellos sobr
len los fragmentos carbonizado
cuando menos tres prendas de
tir elaboradas
con
finísimos h
de algodón y decoradas con bro
dos. Igualmente significativos
los numerosos pendientes, hem
feras y esferas de lámina de oro,
zas que posiblemente estuvieron cosidas a alguna de las p
das de al
godó
n. También son dignos de menció n los cascab
de cobre
y bronce, los fis toles de cobre y los mosaicos de
quesa. Estos últimos probablemente fo
rmaron
parte de una
rona o de un ornamen to nasa l Como es sabido, dichas coro
EL
FUNERAL DE
UN
DIGNATARIO MEXICA
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y ornamentos eran colocados en los bultos mortuorios de
los señores
tetecuhtin)
y de los guerreros muertos heroica
mente. Finalmente, durante la exploración se recuperaron dos
colmillos recortados intencionalmente . Pertenecen a un
jaguar
adulto, de acuerdo
con
la identificación del biólogo Óscar J.
Polaco. A nuestro juicio , es verosímil que ambo s colmillos ha
yan serv ido al dignatario como amuletos o como insignias de
su poder.
RECONSTR
UCC
IÓN DEL FUNERAL DEL DIGNATARIO
A partir del aná
li
sis de laboratorio pudimos determinar que, an
tes de la cremación, el cadáver del dignatario y su ofrenda su
frieron un proceso sistemático de des trucc ión intencional.
Como
consecuencia, buena parte de los restos humanos
yani-
males, así como de los artefactos, quedaro n reducidos a peque
ños fragmentos que aún conservan las huellas de los impactos
recibidos. No necesitaron o escaparon a la destrucción los ob
jetos
diminutos.
En el caso del cadáver, los golpes fueron dados directamen
te sobre los huesos, libres éstos de sus tejidos blandos, pero aún
frescos.
En
las zonas de fractura de los huesos largos, las vér
tebras y el cráneo, se descubrieron nítidas hendiduras de unos
4 mm yen forma de letra V, seg uramen te ocasionadas por un
hacha de piedra de entre 35
y 500 gr
de
peso . En otros huesos
se observaron diferentes tipos de fracturas , provocadas por tor
sio nes y palancas manuales.
El análisis detallado de los huesos puso de manifiesto la au
sencia de hue
ll
as de corte que fueran resultado de un presunto
d
esca
rnamiento o d
esmembramie
nto . Siguiendo lo dicho po
Sahagún, podríamos especular que el bulto mortuorio fue so
metido a una primera
quema
que eliminó los tejidos blando
del cuerpo. Proponemos
que
al terminar es ta cremación, lo
huesos y la
of
renda parcialmen te consumidos
por
el fuego fue
ron reunidos y fracc ionados con un hacha y con las manos. Esta
acción ha
rí
a más eficaz la seg unda quema y, tiempo desp ués
facil itaría la introducción de los restos óseos y de otros objetos
dentro de la urna funerari a.
Sea o no correcto nuestro razo namiento, la evidencia arqueo
lóg ica demuestra que tras su destrucción intencional, los hue
sos y los objetos fuero n mezclados metódicamente y arrojado
a una pira a l aire libre. En efecto, cuando unimos los diverso
fragmentos
de
un mismo hueso o
de
un mi smo artefacto, ob
serva
mo
s
que
no es tu vieron expuestos a la misma intensidad
ca lórica. Esto se debe a que la temperatura de este tipo de pira
varía muchís
imo de
su interior a sus extremos, así como a lo
largo de la combu stión.
En un paso suces ivo de la ceremonia, una parte
de
los resi
duos de la pira fue llevada al pie de la escalinata principal de la
Casa
de las Águilas para su enterramiento en el interior de la
E--------------------
--- ------------------Q
Urna funeraria en forma
de botellón, perteneciente
a la
llamada
vajilla
policroma azteca. Fue
producida
a fines del
Posclásico Tardío 1450-
1521 d. C.) en la zona de
Tenochtitlan-Ixtapalapa.
3 /
AR QUEO LOGÍA M
EX
ICANA
Dibujo en sección que muestra
las
tr e
s fosas donde los mexicas
inhumaron
las
urna
s
funerarias. Las fo sas estaban
alineadas e n sentido este-oeste,
sig
ui
endo el curso solar.
U
rna
funeraria en forma de olla-efigie que
imita el tipo Tohil Plumbate delsuroeste de
G
uat
emala. Data del Posclásico Temprano
900-1200 d.
C.
Yfue h
ec
ha en la Cuenca de
México, tal
y
como lo demues
tra
el análisis
de
activación ne
ut r
ónica realizado
por
Hector Neff.
Urn a funeraria en forma de vaso cilíndri
codel tipo A
naranjado
Delgado. Es de estilo
teotihuacano y
fue e
laborad
a a fines del per iodo Clásico
550/650-650/750d. C.) en el s
ur
del actual estado de Puebla.
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,
~
~ ~
t::/
= :>
Representación
esquemática de
los restos óseos
identificados
(marcados en negro)
del dignatario
mexica. En el
i
\J
esquema no se
~
O , '
~ ~ ~ ~ ~ ~ s
~
~ relatIvas de
f§
.
los huesos y
=:fjJ se ofrecen seis
1 f ~ 1 i
,I,m, d 1
, .
q
i
~
~ $ i ~
- . c
Fragmentos cremados del esqueleto del
dignatario. Las diferentes tonalidades
señalan dist intos niveles de exposición al fuego.
Ciertas áreas de la pira alcanzaron los 950
0
C, como lo indica el cálculo del
punto
de
fu sión de algunas piezas metálicas fundidas.
f
Colmillos de jaguar que fueron separados
intencionalmente del cráneo del anim al por
medio de un corte entre la raíz y la corona.
,
•
Algunos de los numerosos
pendientes de lámina de oro
que posiblemente decoraban
las prendas de algodón.
Conjunto de fistoles y
cascabeles de cobre y bronce
que formaban
parte
de la
ofrenda funeraria.
tres fosas arriba descritas. Dichos residuos estaban compu
tos por una mezcla amorfa de ceniza, huesos, pequeños ar
factos completos y pedazos de artefactos más grandes .Deacu
do con nuestro inventario , fa ltan muchos fragmentos tanto
esqueleto del personaje como de los objetos que componían
ofrenda. Esto puede deberse, por una parte, a que numero
fracciones quedaron reducidas a cenizas después de su expo
ción prolongada al fuego y por la otra, a que ciertos residu
tuvieron otro destino diferente al de la inhumación en la sep
tura: por ejemplo, pudieron haber sido desechados, entrega
a los deudos o ingeridos ritualmente .
En lo que toca al rito de inhumación, logramos disting
tres momentos consecutivos. En el primero de ellos, se sepa
ron de la mezcla en estado incandescente el 95 de los fr
mentos óseos de m ayores dimensiones. Inmediatamente d
pués se depositó parte de la mezcla incandescente en el fon
de la fosa oriental y en el interior del botellón policromo. El
tellón fue introducido entonces en dicha fosa y el conjunto
bierto con más mezcla incandescente. Esto produjo quemad
ra s tan to en la pared de la fosa como en las superficies inte
y externa del bote
ll
ón. En un segundo momento, se repiti ó
misma acción en la fosa central y con el vaso teotihuacano. P
ese entonces, la mezcla ya se había enfriado, por lo que n
fo sa ni este recipiente se quemaron. El tercer paso consis
en depositar dentro de la olla-efigie el 95 de los fragmen
óseos mayores, ceniza fría y ag uj as de cobre, para coloca
continuación esta urna en la fosa occ idental. Al parecer, ya
había acabado la mezcla, por 10 que la cavidad tuvo que ser
llenada con arcilla. Una vez concluida la ceremonia, las tres
sas se taparon definitivamente con la tierra y las lajas del p
anteriormente removidas.
A partir de lo expuesto, podemos formular algunas conc
siones básicas. Debido a que el cadáver fue cremado, a que
tre sus restos había huesos de perro, y a que se encontró u
cuenta de piedra verde que habría s ido colocada dentro de
boca del difunto, es claro que el personaje murió de flalmiqu
l i
o muerte natural. El rito de incineración tuvo
el
propósito
liberar el t
yolía
(una de las tres entidades anímicas) para q
emprendiera su viaje
al
Mictlan. Por otra parte, hay que re s
tar la gran jerarquía de este personaje dentro de la sociedad m
x
ic
a atestiguada tanto por la riqueza de la ofrenda mortuo
como por el
lu
gar del enterramiento dentro del Recinto Sag
do de la capital del imperio. Por desgracia, carecemos de los e
mentos suficientes para di scernir si el individuo en cuestión
un
f
u
h li
o un militar de alto rango . Únicamente estamos
condiciones de afirmar que no se trataba de un flaroani o de
cihuacóatl
pues fray Diego Durán y Hernando Al varado Te
zómoc nos refieren en sus escritos que los dos máximos dig
tarios mexicas eran sepultados en el Templo Mayor o en un e
ficio ubicado al occidente de este últim
o
el Cuauhxicalco.
• Juan Alberto Román Bene lleza. Anrropólogo físico por la ENAH.
In
vest
dor del Museo del Temp lo Mayor.
INAH.
Actualmenre lleva a cabo invest
ciones sobre la identificación del sexo de individuos infanriles a partir del
D
• Leonardo López Luján. Doctor en arqueo log ía por la Universidad de Pa
In
ves tigador del Museo de l Templo Mayo
r. INA
H. Actualmente reali za e
dios sobre la política y la reli gión de las sociedade s prehispánicas del Ce
de México.
EL FUNERAL E UN DIGNATARIO MEXICA
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a
muerte y
sus
deid des
en
el pens miento maya
40 / RQUEOLOGÍA M EX ICANA
M ERCEDES E LA G ARZA
En el pensamiento maya
vida y muerte armonizan
siempre dialécticamente.
Además ambas son
generadas por fuerzas
sagradas o deidades que
viven en el cielo y el
inframundo lugares
.
que en
S
mIsmos
contienen las fuerzas
contrarias. Los principales
dioses de la muerte se
representan como seres
antropomorfos lo que
parece responder a la
preocupación principal
del pueblo maya por
su propia muerte.
Incensario antropomorfo con la
representación de Ah Puch dios de la muerte.
C
ultura
maya. Posclásico. Mayapán .
FOTO: MARCO ANTONIO PACHECO
R feES
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E
La vida de l spíritu no es la vida que se asusta
ante la muerte
y
se mantiene pura de la desola-
ción sin o la que sabe
f
rontarla ) mantenerse
en ella. El espíritu no es una potencia positi va
que se aparta de lo nega tivo
.
. sino que sólo es
esta potencia cuando mira cara a cara a lo n
e-
gati vo y permanece cerca de el/o.
G.W.F. Hegel , Fenomenolog
ía
del espírilu
LA DUALIDAD VIDA-MUERTE
Vida y muerte, ademá
s
son generadas por fuerzas sagradas
radican ante todo en el cielo y el inframundo, respectivame
En el cielo transita el Sol , dios supremo, generando la luz
calor, y sus ciclos anual y diario son la base de la temporal id
del cielo proviene la lluvia que fecunda la tierra para prod
la vida vegetal y, con ella, la de todos los demás seres. El in
mundo, por el contrario, es la región de la oscuridad y la m
te; a él descienden los espír
cuando el cuerpo perece y
transforma en energía de m
te, y de él provienen asimis
las fuerzas que
producen las
fermedades y el mal en gene
La Tierra, situada entre amb
es el sitio donde se da la c
tienda de la vida y la muerte,d
de se producen el choque
armonía de los contrarios.
Tierra es la región del hom
el
centro del universo, donde
opuestos se resuel ven en unid
cós mico. Asílo indican las re-
pres
entaciones plásticas
, los
mitos y las variadas y
comple-
Pero tanto
el
cielo como
e
framundo contienen en sí m
mos las fuerzas contrarias
En ocasiones
el
dios de la muerte o dios A fue representado
con características femeninas.
Códice de Dresde
p. 9 9)
c.
cielo nocturno es fuente de en
gía s maléficas; el calor del
en exceso produce la sequía y la muerte, y la lluvia trans
mada en tormenta es causa de destrucción. Por otro lado, e
as prácticas funerarias de los antiguos mayas.
El dios
de
la
muerte
, en
el centro
, acostado boca
arriba
fuma en compañía de los dioses del sol y del maíz.
Códice Madrid
p. 79b.
DEIDADES
DE LA
MUERTE
MA
Y
AS
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 47/91
inframundo se guardan tesoros minerales , se generan manan
tiales y se localizan las semillas que darán nueva vida.
ASÍ mal y bien, muerte y vida son ambos energías divinas
en constante interacción, es por ello que
hay en
el
pensamiento maya diversos
símbolos de la sacralidad de
la
muerte,
así como deidades y seres sobrenatura
les que presiden, provocan y anuncian
la muerte. Los principales dioses de la
muerte se representan como seres an
tropomorfos, lo cual parece responder
a la preocupación principal de ese pue
blo por su propia muerte, de la que de
rivan las creencias sobre la muerte de
los demás seres vivos e incluso de los
seres que nosotros llamaríamos inani
mados, pero que para ellos también po
seían
un
espíritu vital.
EL TRÁNSITO AL INFRAMUNDO
cual seguirían sirviendo a los dioses en diversos sitios, deter
minados por la forma de morir que le tocaba a cada persona: e
cielo, para quienes eran sacrificados; el paraíso de la ceib
a
par
los ahogados o los que morían por al
guna causa relacionada con el agua,
el Xi bal bá, 1ugar de los desvanecidos
para todos los demás .
Los dos primeros eran sitios de ener
gías de vida, y el último era propiamen
te
el lu
gar de la energía de muerte. Es
taba situado en el estrato más bajo de
inframundo,
el
noveno, y los espíritu
de los muertos
ll
egaban a él descen
diendo por un camino
ll
eno de peligros
La región infraterres tre es descrita en
el
Popol
uh cua ndo se relata el des
censo de los semidioses Hunahpú e Ix
balanqué, quienes después de su muer
te y resurrección en ese si tio se convir
tieron en el Sol y la Luna:
Los mayas eran un pueblo profunda
mente vitalista. Para ellos, la
fi
nalidad
de la vida humana está en ella misma,
en vivir de la mejor manera posible du
rante el tiempo en que
el
hombre per
manece sobre la tierra y con su cuerpo.
Por eso la muerte, al nivel de los indi-
Escena ritual asociada a la fertilidad en la que
aparecen
abajo
a la derecha, el dios de la
muerte
y otras
deidade
s mayas. Códice Madrid, p. 19b.
Así fueron bajando por el camino de Xi
balbá, por unas escaleras muy inclina
das ... hasta que llegaron a las orillas d
un río que corría rápidamente entre do
barrancos .. luego pasaron por un río qu
corre entre jícaros esp inosos .. llegaron
la ori lla de un río de sangre .. llegaron
viduos - que muchas veces era conside-
rada como un castigo de los dioses o como un daño e nviado
mágicamente por otro ser humano-, era lo más temido.
Sin embargo, los mayas creían en la inmortalidad del espí
ritu, en otra existencia después de la muerte del cuerpo, en la
otro río solamente de agua... Pasa
ron adelante hasta que llegaron a donde se juntan cuatro caminos
uno era rojo, otro negro, otro blanco y otro amarillo. Y
l
camin
negro les habló de esta manera: Yo soy el que debéis tomar por
que yo soy el camino del SeñoL .
Popol Vuh,
1968, pp. 53-54).
A la izquierda está el dios de la muerte ; a la derecha, Chac, como un escriba. dice Madrid, p. 23d.
ARQ
UEOLOGÍA
MEXICANA
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 48/91
En la
parte
derecha se representó al dios de la muerte frente a un sacrificado. Códice Madrid pp. 75-76.
La idea de que existen caminos o
sacbeoob
subterráneos se
ha conservado hasta hoy en el área maya sobre todo entre los
mayas yucatecos .
Durante ese tránsito el espíritu debía cuidarse y alimentar-
e por lo que ponían en la sepultura del difunto entre otras
cosas alimentos y objetos protectores y asimismo sacrifica
b
an
a su perro y lo colocaban en la tumba para que su espíri
tu acompañara al de su amo y lo transportara sobre
su
lomo a
través del último gran río que separaba al Xibalbá del resto
del inframundo. Cuando el muerto era un personaje principal
también sacrificaban a mujeres y sirvientes para que
lo
acom
pañaran. Al final del viaje los espíritus morían definitiva
mente en tanto que energía vital y se integraban al reino de
la muerte transformados en energía de muerte para per
necer ahí eternamente.Sólo en las fiestas dedicadas a los mu
tos éstos volvían a la tierra y recuperaban sus necesidades
tales por lo que comían las esencias de los dones que
preparaban sus deudos. Esta creencia es sorprendenteme
semejante a la nekyai de los griegos según la cual al de
mar sangre sobre las tumbas los muertos la bebían y retor
ban a la vida para establecer contacto con los vivos. La cre
cia prehispánica se ha conservado hasta hoy en diver
comunidades indígenas: por ejemplo en Tepoztlán More
los muertos comen los sabores y olores de los alimentos
lo cual se dice que al día siguiente la comida depositada en
ofrendas no sabe a nada.
D E
ID
ADES DE LA MUERTE MAYAS
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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En
la parte central se observa a Chac, dios de la lluvia, de cuyo
cuerpo sale una corriente de agua que cae sobre
el
dios de la
muerte.
Códice Madrid,
p 8
El dios de
la
muerte participa en las ceremonias del año nuevo
prehispánico. Códice
e
Dresde,
p 27
(57) c
/ ARQ UEOLOGíA M EX ICANA
Los
DIOSES DE LA MUERTE
Los dioses mayas de la muerte son, por tanto, los que simbol
zan las energías de muerte. Pero, ¿cómo eran concebidas esa
deidades? Para los mayas, los dioses en general no fueron ído
los ,como pensaron los españoles, sino energías invisibles c
paces de manifestarse en sus imágenes durante los ritos, a
como en diversos animales, en otros seres y en fenómenos n
turales.Esto lo supo fray Diego de Landa, por lo que dice: Bie
sabían ellos que los ídolos eran obras suyas y muertas y sin de
dad , mas los tenían en reverencia por
lo
que representaban
(Landa, 1966, p. 48).
De los diversos dioses relacionados con la muerte y el in
framundo , hay uno principal que simboliza la muelte misma
que recibe varios nombres entre los mayas yucatecos: Ah Puc
el descarnado ; Kisín, el flatulento ;Hun Ahau, señor uno
y Yum Kimil, señor de la muerte . Los quichés
lo
llaman Hu
Camé, uno muerte , o Vucub Camé, siete muerte , y está r
lacionado tal vez con el Ah Uucté Coy, el siete lechuza , d
los
Libros de Chilam Balam,
escritos por los mayas yucateco
Este dios ha sido identificado con el dios A de los códice
(según la clasificación de Schellhas), cuya representación coin
cide con las que se encuentran en las obras plásticas del perio
do Clásico. La imagen es la de una calavera,
un
esqueleto o
u
cadáver humano en descomposición.
El
dios se asocia con la noche y con la enfermedad. Su s
tio es el estrato más bajo del inframundo, pero
como
el int
rior de
la
tierra también contiene elementos de vida, Ah Puc
es representado con rasgos vitales como ojos, pene y ano. E
los códices, a la deidad se le dibuja con cascabeles u ojos so
bre la cabeza, en los tobillos y en las muñecas, y es andróg
no, pues a veces presenta características femeninas Códic
de Dresde,
p 9 (9) c).
El papel principal del dios A en la existencia del mundo s
revela en los propios códices, en los que aparece realizando d
versas acciones. Muchas de ellas son rituales, como la de en
trar en éxtasis a través de sustancias psicoactivas; así,
lo
vemo
fumando tirado de espaldas,
alIado
de los dioses del maíz y d
Sol Códice Madrid, p
79b). También se integra
al
rito de fe
tilidad que consistía en que varios hombres se pasaban una cue
da por
el
pene, quedando así unidos, rito que describe Landa
que aparece en la página 19 del Códice Madrid, el cual e
realizado por varios dioses. Participa asimismo en las cerem
nias del año nuevo, que se cuentan entre las más important
del ritual prehispánico Códice de Dresde, p. 27 (57) c).
Todo lo anterior revela la inserción de
la
muerte en el tran
curso de la vida, como algo connatural a ella.
Además, el dios de la muerte presidía los sacrificios hum
nos, que tenían como finalidad propiciar la vida de los diose
y, con ella, la del cosmos íntegro; eso corrobora el carácter di
léctico de la existencia. Un ejemplo de esto es la imagen d
extraordinario panel de estuco de Toniná, Chiapas, donde v
mos al dios de la muerte con la cabeza de un decapitado en su
manos, sacrificio que fue el principal en el periodo Clásico.
En
el
Popol Vuh se mencionan varias deidades de la muer
que habitan en el Xibalbá, cuya principal función era provoc
enfermedades mortales. Hun Camé y Vucub Camé eran los ju
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Vaso estilo có
di
ce. El di
os
de la muerte, danzando, recibe una víctima del sacrificio.
ces supremos, los que señalaban sus tareas a los otros dioses
del inframundo. Éstos son Xiquiripat y Cuchumaquic, que cau
saban derrames
de
sangre; Ahalpuh y Ahalganá,
que
hincha
ban a los hombres, les hacían salir pus de las piernas y les te
ñían la cara de amarillo; Chamiabac y Chamiaholom, que
enflaquecían a los seres humanos hasta que morían; Ahalmez
y Ahaltocob , que ocasionaban accidentes , y Xic y Patán, quie
nes mataban súbitamente en los caminos, oprimiendo el pecho
hasta que la sangre llegaba a la boca.
La idea de que de la muerte proviene la vida está nítidamente
expresada en
el
mito del opol Vuh que nos presenta a Ixquic,
la hija del dios
de
la muerte,
como
la madre del Sol y de la Luna,
después de haber sido preñ ada por la saliva escupida por la ca
lavera del semidiós Hun Hunahpú, muerto por los seres del Xi
balbá. Ixquic huye de su padre, quien quería matarla; llega a la
superficie de la Tierra acompañada por los búhos, mensajeros
del reino de la muerte, y ahí da a luz a los gemelos, que al cre
cer retornarán al Xibalbá para vencer a las fuerzas de la muer
te y transformarse en
el
Sol y la Luna.
Hay muchos otros símbolos y animales relacionados con la
muerte, como las lechuzas,
el
ave moán ser fantástico que de
riva claramente de un búho) , el jaguar,
el
murciélago, el perro,
los ciempiés y las arañas , pero todos ellos giran alrededor del
gran señor de la muerte, Ah Puch, que siempre parece haber
sido representado como
un
esqueleto humano, lo que muestra
el antropocentrismo esencial de la religión maya.
Así, en el pensamiento maya, vida y muerte armonizan siem
pre dialécticamente , como se aprecia en el extraordinario altar
de la Estela D de Copán, donde Hun Camé lleva como ojos el
glifo del Sol.
Mercedes de la Garza. Doctora en hi storia por la
UNAM.
Miembro del Si stema
Nacional de
In
ves tigadores. Rec ibió el Pre
mi
o Uni versidad Nac ional en 1995
y
ac tu almente es directora del Museo Nac ional de Antropolog ía.
Dios de la muerte . Mural de las
Cuatro
Eras.
Zona arqueológica de Toniná, Chiapas.
D EIDAD
ES DE
LA MUE RTE MAYAS
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Ritos funer rios
en
el éxico colonial
S M LVIDO
Relicario que contiene un dedo de Santa Rosa de Lima.
En
ti
empos coloniales fu eron tra ídas a M
éx
ico algunas partes
de cuerpos de santos . Éstas fueron guardadas y en ocasiones
expues tas a los fieles en relicarios hec hos con metales
pr
eciosos.
En la celebración de los Días de Muertos al parecer se le
ha dado un gran peso a la raíz prehispánica
y
se ha olvidado la
otra parte de la esencia del mexicano: el pensamiento católico.
Su análisis es fundamental para entender los rituales mortuorios
como el Día de los Fieles Difuntos que a partir de la segunda
mitad del siglo ·XVI se empieza a celebrar el 2 de noviembre
con la llegada de reliquias de santos europeos y asiáticos.
6 /
RQUEOLoof
M EXICANA
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s diversas religiones del mundo se han ocupado del te
ITible paso de la muerte,
al
cual todos los vivos le teme
mos. Le h
an
dado
al
hombre la posibilidad de creer en
que renacerá, resucitará o se integrará a la naturaleza, sólo al
g
unas
consideran a la muerte como
rece que hemos querido olvidar una etapa de nuestra hist
la otra parte de la esencia del mexican
o:
el pensamiento ca
co que fue impuesto a sangre fuego que nos ha determ
do como uno de lo s pueblos m
ás
católicos del mundo. Por
un fi nal del hombre su materia.
A la llegada de los españoles,
segú n las crónicas, la diversidad
de grupos ét
nicos que conqui sta
ron
y
colonizaro n se manifestaba
también en una amplia variedad de
ri tuales mortuorios. Así, mientras
que algunas culturas cremaban a
sus difuntos impOltantes, otras los
enterraba n en el
hogar o en el
granero ; los nativos norteños des
carnaban a los va
li
entes los
colgaban de un árbol de zapote
-d
ete nido el esqueleto por los li
gamen
tos-
les cantaban baila
ban, algu nos más se los cOITÚan,
eso sí, en forma ritual y después
de haberlos sacrificado.
Porestasdiferencias ,uno de los
problemas más severos que en
frentaron los nativos americanos
ante el fenómeno de la muerte por
la dominación castellana
cris
tiana, fue el de unificar el entierro
según los cánones establecidos,
en los pi sos atrios de las igle
sias, en el corazón mismo de los
poblados, como único tratamien
to al muerto. Esta cos-
tumbre no siempre fue
vista con buenos ojos:
alg
un
os grupos norte
ños (tobosos, acaxés, xi
xi mes tarahumaras) no
querían entrar a la casa
de Dios porque era la
casa de los muertos .
S NT LUCI
A Santa Lucía, una de las
primera
s cri stianas, le fueron
arrancados los ojos, y
por
ello es patrona de los ciegos.
Ent re los cristianos se nomb
ra
a un santo como intermediario
entre Dios y los hombres para que abogue por ellos y los libre
del castigo por pecados cometidos durante la vida.
debemos analizar esa otra fa
de
nu
estra cultura: la concep
occidental.
EL PORTENTOSO TRIUNFO
DE LA
MUERTE Y
LOS
ESPACIOS DEL ALMA
Para la Iglesia católica el ser
mano se compone de dos pa
un cuerpo, que es material,
alma inmaterial e inmortalque
see la capacidad de decidir e
el bi en el mal (la razón) . Al
rir , la carne se desintegra y e
ra la resurrección,
el
juicio fin
la v ida eterna , en función d
cual el cadáver debe tener u
tual mortuorio.
La costumbre del entierro e
origen judaico se remonta
época en que vivió Jesucristo
esos tiempos las inhumacion
hacían fuera de los poblados
el cruce de los caminos, prác
que también tuvieron los roma
en épocas paganas.
La Iglesia católica romana
tinuó con este sistema funer
para unirlo a sus con
ciones cosmogónica
las cuales la descom
sición de lo s cuerpos
desi ntegraci ón mism
lo
s huesos se expresa
por
un
lado en la f
polvo eres en polv
convertirás , y por
en la esperanza del
allá.
En esta con
cep
católica la muerte de
Cada grupo tuvo sus
propi as celebraciones, las
cuales coi ncidieron con
los ciclos de cosecha de
cada parte del territorio y
con
lo
s calendarios luna
res, solares o venusinos,
que no siempre corres-
ond ieron a los mismos
En varios iconos se plasmó la p r e o c u p ~ i ó n de los hombres
por
caer en las llamas
p .
Id
.
del infierno. Para evitar la condenacion eterna los difuntos fueron enterrados
humano fue el cas
que
Di
os les impus
Adán Eva por la d
bediencia que come
ron en el paraíso, po
que la mortalidad si
pre será interpretada
tiempos entl e os
lSt1l1 muy ce rca del altar de los templos.
tos grupos.
A pesar de que se ha divulgado la idea de que fueron los me
xicas los que marcaron la pauta dominante en el tratamiento de
los muertos en la época prehispánica, y de que la fecha de ce
lebración de los ancestros corresponde
al
2 de noviembre, pa-
mo
un
cas tigo por la primera culpa como un paso para ex
todas las demás.
Las dimensiones del otro mundo se clasifican según las
ciones de cada individuo, así que podrán ir al cielo los bi
RITOS FUNERAR IOS EN
EL
M ÉX ICO COLO NIA
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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venturados, al limbo los pequeños que no han pecado , al pur
gatorio sitio de
tránsito las
almas en pena y
al
infierno los pe
cadores irredentos. En el juicio final, se evaluarán las buenas y
las malas acciones. Sin embargo, en la vida cotidiana los peca
dos se pueden perdonar por medio de
laconfesión, lacomunión con los san
tos y la extremaunción, sacramentos
que antes de morir evitan el temor a
la condenación del fuego eterno.
Los
CUERPOS ESPECIALES,
LOS
INTERMEDIARIOS
Y EL ESPACIO
DE
LA MUERTE
Después de Cristo, los apóstoles y
la Virgen, entre los primeros muer
tos a los que se les guardó memo
ria estuvieron los mártires romanos
del cristianismo. Sus cuerpos sacri
ficados fueron
entelTados en
las ca
tacumbas y sobre sus tumbas se ce
lebraron las primeras misas clandes
tinas, lo que marcó uno de los más
importantes rituales católicos des
pués de lacelebración pascual:
Iaco
munión de los santos .
ban a sus iglesias y catedrales, lo que desató un pingüe merc
do negro de reliquia
s
no siempre auténticas.
La Iglesia, por su parte, fue otorgando al cuerpo de cada sa
to poderes mágicos, curativos o protectores contra toda cla
de desgracias , los que se fueron i
crementando gracias a los milagro
producidos y a los que la histor
oral acrecentaba.
Con el paso de los siglos, las c
munidades católicas seleccionaron
quienes consideraban dignos de s
santificados por su vida virtuosa, h
milde y pobre. La santidad genera
mente se unió a un extraño proces
de incorruptibilidad de los cuerpo
signo que a decir de la Biblia deb
interpretarse
como
hecho fehacien
te de beatificación. Al morir los pe
sonajes ejemplares, sus cuerpos era
preparados para evitar la descom
posición , olían a fragancias y no pe
dían la flexibilidad y el calor,
ni
s
quiera muchos años después d
fallecimiento.
En las primeras iglesias, los alta
res continuaron siendo sepulcros pé
treos de mártires o el ara y sobre ellos
se expuso el cuerpo de Cristo (la re
liquia máxima) , los espacios de en
tierro empezaron a ser
demandados
por los feligreses , quienes creían que
entre más cerca estuvieran de las re
Escena del juicio final.
Tercera
capilla posa de la iglesia
de
San
Miguel, exconvento de Cal
pan
, Puebla. Como parte
de
la decoración de los edificios coloniales, fueron talladas
escenas
de
la iconografía cristiana.
Aquí
se
muestra
la
concerniente a la resurrección de los muertos.
Poco a poco se amplió
el
espíri
gregario y debajo de las iglesias
conservó a todos los que al falle
cer merecieron un trato especial pa
la espera perpetua. Eran colocado
dentro de cajas de madera, como ha
ta hoy lo hacen losjudíos, viendo h
cia el altar, lo que a su vez estaba e
relación con la salida del Sol. Se l
colocaba en una posición que imit
liquias se facilitaría su
intermediación para lo
grar la salvación.
Entonces, ya en plena
Edad Media, el piso se
pulcral entró en el merca
do
de
la oferta y la de
manda, pues así los ricos
estaban más cerca o de - ;
bajo del altar, mientras g
que los pobres quedaban
cada vez más lejos , de-
pendiendo de su miseria,
incluso en
el
atrio.
ba el cuerpo de Cri sto
descender de la cruz, en
vueltos en un sudari
boca arriba, con los br
zos cruzados sobre el p
cho y los pies uno sob
el otro. A las mujeres
les colocaba con los br
zos sobre el vientre o
los lados del cuerpo.
En la Edad Media, los
restos de los santos már
tires fueron desenterra
dos y sufrieron la tras a-
tia
(translación), es de-
Portada
del Panteón Civil
de
Dolores, ciudad de México.
Cuando
escasearon los
En esos
tiempos
,
que en verdad aterror
zaba a un buen católic
más
que
la muerte mi
ma , era el morir súbit
mente, sin recibir los ú
timos sacramentos, loqu
casi leasegurabaqueirí
lugares en donde
sepultar
a los muertos, las
autoridades
civiles impulsaro n
la creación de lugares especiales dedicados a ese propósito.
cir, sus huesos y parte de sus ropas,
al
igual que los altares de
las iglesias más antiguas, fueron saqueados a petición de los
señores feudales, quienes pagaban sumas exorbitantes por po
se
er
los cuerpos
de
tales o cuales santos milagrosos, que lIeva-
48/ ARQ UEOLOGÍA ME XICANA
al infierno o, en el mejo
de los casos, al purgatorio. Hacia el siglo XVI, el
Manual ro
mano había distribuido la superficie que podían
ocupar
los d
funtos dentro de las iglesias, que estaba en relación con lo
sac ram entos recibidos por los creyentes y con valores funda
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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mentales como la virginidad y el gé
nero, Así, por ejemplo. a los hombres
adultos de confesión y comunión se
les asignaba como sitio final el lado del
Evangelio , mie ntras que a las mujeres
adultas, consideradas siempre como me
nores de edad, e l lado de la Epísto la; a
los párvulos o angelitos, seres que aún
no pecaban ni confesaban o com ulga
ban, pero que ya habían sido bautizados
-i
ncluidos los fetos expulsados antes
del término de la gestación o sacados de
sus madres muertas,
que
esperarían en
ellimbo-
se les colocaba cerca o deba
jo del altar, si bien hubo casos en que se
les soterró entre las piernas de sus pa
dres. Los clérigos eran colocados en
sentido contrario, frente a su grey, de
bajo del altar.
En el siglo xVlla Iglesia católica pasó
por uno de sus peores momentos. Los
protestantes habían puesto en tela de jui
cio muchos de sus principios, lo que d io
lugar a que se realizara el Concilio de
Trento, en e l cual se replantearon algu
nos de los severos problemas del ritual
cristiano, entre ellos el del entierro.
LA
MUE R
TE
EUROPEA
EN
NUEVA ESPAÑA
Con la llegada de los europeos, asiáticos
y africanos a las nuevas tielTas, llegaron
también sus animales y plantas. Anima
les dizque racionales e irracionales com
partieron sus enfermedades, y la muerte
con sus formas nuevas se apoderó de los
espacios. Por supuesto, no distinguió
edad, sexo, clase social o nivel de desa
rrollo. Conforme los españoles fueron
ocupando el territorio, los males llega
dos del otro lado del mar adquirieron ca
rácterde pandémicos: guerra, viruela, sa
rampión, varicela, tosferina, y el peor de
todos: la peste en sus cuatro formas, bu
bónica, hemorrágica, septisémica y sú
bita, males con los que el nuevo Dios cas
tigó a los indios por sus herejías pasadas.
Los humanos entendieron que se de
bía estar preparado para morir en cual
quier momento. Después de consumada
la conquista de México-Tenochtitlan, se
designaron predios para vivir,y a las igle
sias y conventos se les dio terreno para
guardar a los muertos.
El mundo colonial se dividió política
y
religiosamente en dos: la república de
Panteón Civ
il
de Dolores, ciudad de México.
Los túmulos
para
conmemor
ar
a los
di funtos fueron comun
es
en el siglo
XIX.
Algunos fuero n co locados en los sepulcros
de aquellos que destaca ron en alguna
act ivid ad. En el caso de las perso nas que
tuvieron un a gran capacidad económica,
tenían la forma de cate
dr ales o ig
le
sias.
españoles, o gente de razón, y la repú
ca de
in
dios, o gente con alma pero
razón, lo cual les dio una dimensión
blica y privada muy distinta.
Años des
pu
és el control del territ
se di vidió en barrios y parroquias, c
en Castill
a.
Cada parroquia tenía su t
plo, jurisdicción y parroquianos, a
cuales debía de atender en sus neces
des religiosas tanto para enseñarle
doctrina como para administrarles lo
cramentos, que c ubrían las ceremo
de paso del alma de los feligrese
entre las que es taba, por supuesto, l
nal : el entierro.
Las primeras iglesias fueron sim
construcciones de palm
a
en las cu
los españoles o raban y eran inhuma
mientras que a lo s indios o gente sin
zón se les prohibía entrar a los recin
así que se in ventaron las ca pillas ab
tas y a partir de entonces se les sep
en los atrios. Solamente
lo
s cacique
más tarde los intermediarios entre am
repúblicas, pudieron tener sus tum
dentro de los templos.
Mientras la Iglesia católica asentó
reales, se improvisaron las medidas
mar, no sin problemas. Por ejemplo:
fuerza de
un
altar, además de conten
cuerpo de C ri sto, estribaba en resg
dar reliqui as de los santos, c
omo
ya
mos, ¿cómo se les daría calidad a los t
plos novo hi spanos, según el Concili
Trento?
A partir de la segunda mitad de
glo
XV
I, los restos de santos europe
asiáticos empezaron a sufrir trasla
y ll
eg
aro n entre barco y barco.
Cua
arribaron las primeras reliquias, fue
rec ibidas desde el puerto de Verac
hasta su destino con arcos de fl ores,
ces iones y orac iones a su paso. Fi
mente se les a lbergó en elTemplo d
Santa Enseñanza. A partir de e nton
se celebró el Día de los Fieles Difu
el 2 de nov iembre, o sea el día en qu
recuerda a todos aque
ll
os cr
eye
ntes
muriero n en el martirio o en la santid
pero c uyos nombres no están en el
lendario. En romerías muy anima
durante 300 años se
ll
evaron a ben
cir a las igles ias las reliquias de
y azúcar , antecedentes de nuestras
lave ras de az úcar y pan de muerto,
lu eg
o se guardaban co mo protecc
anual.
RITOS FUN ERARIOS EN EL MÉX ICO COLON IA
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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LA INQUISICIÓN y LAS EXEQUIAS REALES
La muerte, además, fue utilizada como
un
espectác
ul
o didácti
co, obligatorio, aunque festivo y popular. Por una parte, tor
turas contra los enemigos de los poderes espiritual o material
se realizaban en las plazas públicas, y la Santa Inquisición ha
cía lujo de su poder en autos de fe contra verdaderos y falsos
conjurados, como modelo de enseñanza contra el mal.
La otra muerte espectáculo fuero n las exequias reales, que
si
rvieron a todos los creyentes para reflexionar sobre el morir,
ya que era el momento en que la portentosa igualaba con su
guadaña a hombres pode
rosos , reyes, papas, y con
mayor razón a los pecado
res comunes. La muerte de
los reyes daba origen a un a
celebración mortuoria pú
blica que se debía efectuar
en todos los poblados por
orden real.
La celebración fúnebre
consistía en
un
ceremonial
lu
ctuoso a
un
ca
dá
ver a
u-
sente, en el que participa
ban absolutamente todos
los habitantes del reino.
Daba inicio conel toque de
campanas a lu tos reales en
todas las iglesias
al
uníso
no , y después l
as
autori
dades civiles y religiosas
nombraban a
un
coordina
dor de la ceremo
ni
a quien
se encargaba de orga
ni
zar
todo lo relativo al funeral
Con el paso de los siglos estos espectáculos se fueron en
grandeciendo y popularizando, al grado de que los reyes tuvie
ron que intervenir para prohibir gastos tan suntuosos.
LAS EXEQUIAS DE LOS RICOS
Todo sepelio de rico fue una celebración póstuma, que se de
jaba explícita a los deudos por varias generaciones en el testa
mento.
El
trabajo de los agremiados, cofrades y familiares em
pezaba con los últimos estertores del moribundo. Así, debían
traer
al
sacerdote para proporcionarle oraciones de consuelo
ayudarlo a bien morir.
Una vez acreditado
e
deceso, se celebraba el ve
lorio en la casa del muerto
con los espejos tapados ,
moños negros y crespone
en puertas y ventanas. La
campanas de la parroqui
tocaban a difunto , avisan
do a la comunidad la pér
dida de uno de sus miem
bros. Amigos y conocidos
vestidos de luto riguroso
empezaban entonces el des
file doméstico y las oracio
nes para su salvación. E
testamento se abría y se in
tentaba cumplir con los úl
timos deseos del fallecido
Si el muerto había dejado
dicho en su testamento qu
se le extrajeran partes d
su cuerpo y fueran ente
rradas en otros sitios, esto
se debía hacer, y así lo
cirujanos sacaban corazo
nes, hígados y ojos, algu
nos de los cuales se par
tían para ser inhumados en
sitios especiales distante
del cuerpo.
y la misa de difuntos, los
adornos en las calles y el
diseño de la ropa de todos
los personajes que partici
parian seg
ún
surango,con
trataba carpinteros, pin
tore
s
poeta
s
sastre
s
teje
dores, tintoreros, veleros,
mensajeros,impresores,etc.
y finalmente fijaba el día
en que la procesión tendría
lugar. El cortejo salía de
Catedral y del palacio vi
rreinal con rumbo a alg
ún
templo o convento, en el
a escaler al cielo Monasterio de Santa Cata rina, Monte Sinaí. Los hombres de la
Edad Media consideraban que la vida estaba rodeada de demonios que los hacían
caer
en el infierno. Uno de las vías
para conjurar es
te peligro,
y
llegar al reino de
Un arzobispo pidió qu
sus ojos se enterraran en e
convento de San Francis
co, donde había sido dona
dor; su hígado en Catedral
porque sus sacramento
los había tomado en ella
Dio
s
era la sepultura en
lo
s templos.
sus intestinos en el con
vento de Santa Clara, y su corazón en el de Santa Teresa. Lo
diversos órganos recibieron el mismo tratamiento que el cuer
po, o sea, se les hizo oración fúnebre y se les enterró con pom
pa y ceremonia. La procesión era acompañada por una serie de
personas, además de familiares y amigo
s
encabezadas por
un
cura o por el obispo lo que dependía de la jerarquía del falle
cido
, quien con una cruz alta o baja, capa, dos o más acólito
cual se levantaba un túmulo, y con gran pesar y enlutados, po
bres y ricos participaban en
un
a marcha que duraba seis horas,
en la que se celebraba la misa de exequias frente al túmulo. Para
com pletar la ceremonia se pronunciaba el sermón fúnebre, en
el
que se hacía referencia a l
as
grandes hazañas realizadas por
el personaje fa llec ido, mismas que se publicaban para conser-
var su memoria.
50 /
ARQ UEOLOGíA
MEXICANA
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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y otros aditamentos , según el pago realiza
do, era seguido por los personajes que por
su actividad pertenecían a un gremio y a
un
Santo Patrono, ya que de por vida se había
pagado
a la cofradía una cantidad para te
ner un seguro
de
muerte,
que
incluía el
compromiso
de llevarle el viático al mori
bundo, un sitio de entierro en el altar del di
cho santo y las oraciones que los cofrades
ofrecieran
por
la salvación de su alma. Los
más acaudalados pagaban a los niños huér
fanos y a los pobres de solemnidad para que
acompañaran el entierro y para que adqui
rieran ropa de luto y unas ceras, y además
tenían la oportunidad de asistir al banque
te luctuoso.
ENTIERRO
DE POBRES
Los pobres , por supuesto, y no sólo los in
dios , eran sepultados en los atrios, ya que
no podían pagar para estar cerca de los san
tos . Envueltos
en
un petate (de
ahí
que pe
tatearse sea sinónimo de morirse), se les
llevaba a inhumar, la mayoría de las veces
de
limosna
. Para los extremadamente po
bres, es decir, aquellos cuyos deudos no po
dían
pagar
ni el sepelio más barato, había
en la ciudad de
México
, en la Plaza del Vo
lador, una cruz conocida como de Cacha
za, a cuyo pie se ponían los cadáveres a fin
de que la gente que
pasara por
ahí coope
rara con una limosna para pagar a la Igle
sia el arancel correspondiente. Hubo oca
siones
en
que el
virrey tuvo
que exigir
al
cura
párroco en
cuestión que le diera se
pultura al pobre aunque no fuera suficien
te la limosna, ya que el cadáver estaba en
plena descomposición y hedía mucho.
LAS REFORMAS BORBÓNICAS
Y EL SIGLO
XIX
A partir de 1700, la dinastía francesa de los
Borbones ascendió al gobierno de
España
y sus colonias. Estos reyes impusieron un
pensamiento avanzando y científico, pro
pusieron el libre comercio, separaron el po
der
material del espiritual y le quitaron a la
Iglesia católica muchos beneficios que con
los siglos había obtenido.
La Ilustración trajo además una nueva
manera
de ver la vida y,
por supuesto
, la
muerte. Se buscó vivir mejor y
estar
sano
para trabajar, así que la enfermedad y la
muerte tuvieron nuevos espacios, alejados
de la vida cotidiana, y debían evitarse lo
Relicario con un hueso del papa San
Bonifacio. Los relicarios guardan las partes
de santos que fueron objeto de
tras afio
de
España a América.
Relicario con una parte del maxil ar de San
Lúcido Mártir. Las primeras reliquias
traídas de España fueron objeto de grandes
ceremonias. A su paso desde
el
puerto de
Veracruz hasta la capital de Nueva España,
se
colocaron arcos de flores, se hicieron
procesiones y se dijeron muchas oraciones.
más posible. Se consideró laico el
cu
y a la enfermedad como resultado d
mala alimentación, de las condiciones
tihigiénicas y de las
costumbres
deso
nadas. Los aires y las aguas debían ci
lar, y las basuras y excrementos salir d
ciudades, pues fueron considerados
mentos importantes del contagio por
dio de los miasmas.
La
legislación dispuso que los mue
fueran sepultados
en
las afueras de los
blados, donde
se
cruzaran los vientos
decir
,
en
sitios elevados, y
dejar
el ce
del pueblo para los vivos. La Iglesia se
sistió y azuzó a los creyentes a oponer
estas medidas, pues el gran negocio de
lutos y los lucrativos bienes que aqué
dejaban al morir para los sufragios por
almas
ya
no quedarían en manos de la
titución.
Con el libre comercio, la Nueva Esp
y luego
México
permitieron que individ
de otras religiones, cuya entrada a terr
rios españoles anteriormente estaba pr
bida, se instalaran aquí, aunque al mori
podían ser sepultados
en
las iglesias c
licas, así que fueron creando sus pro
espacios
de
la muerte, y surgieron en
ces los panteones por nacionalidad. El
mer cementerio no católico fue el de
ingleses, al que en 1822 se le otorgó un
rreno,
donde
hoy
está
el
cementerio
teamericano. Cada invasión extranje
nuestro país dio lugar a un nuevo pant
Crear
cementerios civiles públicos fue
rea del México independiente.
La da
macabra
laica
duró
más de un siglo,
p
si el
c ler morbus de
1833 obligó a
las fosas comunes se hicieran fuera
de
pueblos, pasada la pandemia se volvió a
terrar en los pisos de las iglesias. Serí
Ley de
Inhumaciones
que
decretó Be
Juárez
en
1859, laque volvió a la pelo
laica y gratuita.
Hoy, un siglo y medio después
de
ley, y gracias a la cremación, la Iglesia
tólica conserva las cenizas de los difun
en
sus criptas palomares, mientras
que
cementerios
quedarán
un día como pa
del patrimonio cultural, como documen
históricos del manejo del cuerpo mue
si bien les va.
Eisa Malvido.
Hi
storiadora. Investigadora del
I
en donde desde hace 30 años coordina
el
Semin
de Demografía Histórica, el Taller de Estudios s
la Muerte y el Proyecto de Salud-Enfermedad
Prehistoria
al
Siglo XX.
RITOS F
UN
ERARIOS EN EL M ÉXICO COLONIAL
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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Orígenes del culto
a an Pascual Bailón Mu.
erte
en
el
sur
de
Mesoamérica
C RLOS N V RRETE
San Pascual Bailón patrón de la eucaristía y de la cocina.
Pintura
popula r mexicana posiblemente del siglo XIX.
/
RQUEOLOG
ÍA M
EX
ICANA
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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E
n gran parte de la hoy
república de Guate-
mala y del estado me-
xicano de Chiapas, se origi-
nó durante la época colonial
el
culto popular al llamado
Rey San Pascual o San Pas-
cua lito Rey, producto de la
fusión de antiguos conceptos
indígenas relacionados con
una deidad Muerte y San Pas-
cual Bailón, personaje del
santoral católico,
de
figura
esq uelética. Para entenderlo
conviene remontarnos a sus
antecedentes europeos, pues
muchas formas del ritual y de
El culto a S an Pascual
se deshabitaron a consecu
cia del desastre económic
demográfico que produjo
peste. Las amenazas profe
das en los sermones aterro
zaron más a la gente porque
relajaron las costumbres a
el apremio de vivir y los fr
les urgían el arrepentimien
La angustia ante el final
tente vio surgir en Europa
danzas de la muerte ,uno
los rasgos que mejor defin
el
pesimismo universal q
invadió la Edad Media tard
En el momento de surgir e
Bailón, patrón de los congresos
eucarísticos, de la cocina y de
la repostería, es un símbolo
del sincretismo en Guatemala
y Chiapas. Para entender
el porqué en este santo recae
la figura de la muerte, hay
que conocer su historia.
las ideas que lo acompañan llegaron a América con los con-
qu istadores y la consecuente evangelización.
NTECE
DENTES EUROPEOS
En las postrimerías del siglo
XIV,
a consecuencia de la peste
negra que invadió todo el viejo mundo, surgió un terror
colectivo que se tradujo en una serie de manifestaciones cultas
y populares en las que la muerte era
la
figura mayor, entroniza-
da como verdadera monarca del hombre. Era un terror repenti-
no que llegaba al azar, en barco o en las sendas orientales del
buhonero. Cundió el pesimismo en décadas, y regiones enteras
nuevo género, la manía de
danza reflejaba una especie de hi steria común en el ambie
social e intelectual de la época.
Las pestes se sucedieron y toda Europa danzó. La mue
llegó a los mercados, y en las plazas ya no fue uno sino var
esqueletos los que tomaron de la mano a jerarcas y serviles,
cos y pobres, reco
rd
ándoles a los hombres la fragilidad de
terrenal y la corrupción de la ca rne. La saga americana de
tas danzas derivó en Chiapas en a loa de la muerte los do
vanidosos
obra de teatro que se representaba en Chiapa de Co
zo durante los días de muertos a principios de noviembre.
clima del texto es apocalíptico en el parlamento final, en el q
la muerte detiene la huida angustiosa de los pecadores :
Imagen coronada dentro del carretón. Las joyas que adornan el hábito son obsequios de personas favorecidas con milagros.
S N P SCU L B ILÓN MuERTE
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Estampa guatemalteca del Rey San Pascual. Lleva una corona
y
a sus pies están los símbolos del poder y las
jerarquías
abolidas.
Inútil es que corráis
almas enfermas, sin vida,
que no hay luz
en
quien reniega
del poder que nos alumbra.
No huya el cobarde que niega,
tiemblen ya las vanidades,
caiga el oro que convida,
los cetros, las nimiedades
el placer que todo miente
y las glorias terrenales.
Recordad que la simiente
hace a la planta brotar
y
si
la podre es latente
su raíz hay que arrancar:
así con los pecadores
que a Dios del cielo olvidaron,
serán zurco de aradores
que sus cuerpos devoraron.
Ya es hora de que vayáis
olvidando necedades,
arrepentíos que llega
vuestra hora señalada.
Pensad en ello mortales
que extinguiéndoos estáis,
y al fuego de los infiernos
ya es hora de que partáis.
54 / RQUEOLOGÍA
MEXI
CANA
De Europa vinieron tratados sobre la manera de preparars
a bien morir
ars morie
ndi y en los muros de las iglesias s
pintaron escenas con la obsesión cotidiana de la peste. Siglo
después de pasado el flagelo se le siguió recordando con ho
rror. Se cruzaron tradiciones y los rasgos nacidos del temor pa
saron de un país a otro en incesante recreación. No fue una in
fluencia la que llegó a América, sino un amplio complejo d
creencias , supersticiones y potencias.
DE
EUROPA A
M
ÉRI
CA
Llegaron el demonio y el infierno, el afán de mostrarle al vul
go nuestro breve tránsito por la tierra fomentando el temor
Dios y las visiones de la muerte pronto aclimatadas. En Méxi
co se publicó
un
a ficción moralista
- La portentosa vida de l
muerte- en cuyo grabado principal se le ve reina y soberana,
en los murales del convento de San Francisco, en La Antigua
Guatemala porta la tradicional guadaña. Se le esculpió coro
nada en el claustro de las Capuchinas y en Santa Prisca. So
incontables los grabados y pinturas donde se le presenta se
gando vidas que el demonio acecha, o como intermediaria in
flexible para con las almas que rescata contra legiones de
di a
blos que entorpecen el camino con halagos y ofrecimientos d
vida eterna. Su
ac
titud se manifiesta en los textos de diablos
de las danzas indígenas y mestizas de México y Guatemala, e
cuyo sentido hay un trasunto de viejas formas ibéricas.
Noche de rOllda de Sall Pascualito
grabado del artista chiapaneco
Franco Lázaro GÓmez . En él
se
aprecia el carre tón de los difuntos,
que
se
escucha
ll
egar al final de la agonía (1942).
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Paso de la muerte del Santo Entierro como Reina y Sob
erana
del
Mundo
. Templo de Santo Domingo, ciudad de Gu atemala
1
989
).
Con el cristianismo llegó también el concepto de las jerar
quías abolidas, otro tema favorito expuesto en las iglesias en
túmulos o piras funerarias erigidas con motivo del fallecimjen
to
de grandes personajes, ostentación y lujo exigidos por los
cumplimientos de la sociedad colonial. En ellas la calavera y
las tibias constituían la decoración básica, pero las hubo con la
Muerte Reina representada en bulto en Guatemala durante las
exequias de Carlos III en 1798. Son precisamente estas expre
siones funerarias las que, según Luis Luján, fueron definitivas
en el origen de la devoción por el Rey San Pascual en Guate
mala, y por ende en Chiapas. Resulta lógico suponer que todas
estas manifestaciones fueron lentamente incorporadas al pen
samiento indígena, que escogió lo más cercano a sus inquietu
des, una de las cuales era precisamente la muerte.
De acuerdo a las formas muerte que arribaron de Europa,
la imagen y estampa del Rey San Pascual conocida en Guate
mala está de pie, mientras que las esculturas chiapanecas re
presentan al esqueleto yacente dentro de
un
ataúd-carretón, re
miniscencia de la alegoría del triunfo de la muerte ,imaginada
en carroza, carruaje, carreta o carretón, y como síntesis con
ce
ptualun
ataúd con ruedas.
DE LA
MUERTE A
SAN P
ASCUALITO
Ahora bien, ¿cómo se manifestó el cambio y qué motivó el pro
eso de sincretismo, y por qué con San Pascual Bailón en la fi
gura de la muerte?
En primer lugar debemos aclarar quién fue San Pascual.
bemos que nació en la población de Torre Hermosa, provin
de Aragón, España, el 17 de mayo de 1540. En 1565 ingresó
la orden franciscan
a,
donde se caracterizó por su vida ejemp
pletórica de bondad y de
fe
cri stiana. Murió el 17 de mayo
1592. Fue beatificado en 16 18 y can onizado en 1690. Se le c
sidera patrón de los congresos eucarís
ti
cos, por lo que en
iconografía se le ve acompañado de una custodia o un cá
También santifica la cocina y la repostería, que bien elabora
dista mucho de tener que ver con la muerte, y se le presenta
vitando, por ser
un
o de sus milagrosos atributos.
En su trayectoria como personaje del santoral son import
tes dos fechas, la de su bea
ti
ficación en 1618 y la de su cano
zación en 1690, pues ambos acontecimientos tuvieron que
ber sido celebrados por los frailes de la orden de San Francis
lo
que indudablemente trascendió a la población indígen
a.
ambas ocasiones se erigieron túmulos funerarios en toda la p
vincia, ante la mirada atónita de los indígenas, que comen
ron a asociar el nombre de San Pascual Bailón con la estam
de la muerte que los presidía.
A esas fechas podemos agregar la correspondiente a un
cho que tuvo mucha trascendencia en la vida
in
dígen
a:
la p
te
que hacia 1650 se desató en la provincia de Guatemala, l
mada por los pipiles
cocolistli
y por los cakchiqueles
cuma
términos que significan culebra .Parece que se trata de la m
ma enfermedad conocida en náhua
tl
como matlalzáhuatl q
El altar mayor en la actualidad. La imagen de San Pascual
Bailón en el mural pa rece levitar sobre el car retón.
Templo-catedral de San Pascualito (1979).
SAN
P ASCUAL BAILÓN-MUERTE
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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significa dolor azul ,identificada con el tifo exantemático que
asoló las
ti
erras sureñas.
Por los relatos sobre la forma como surgió el culto a San Pas
cual en la fig ura de aque
ll
as armazones de la huesa , la co
in
cidencia de las fechas de la peste con los actos oficiales de la
bea
ti
ficación y la canonización del
santo español, más el antecedente
de una devoción indígena por la dei
dad del inframundo, no hay duda de
que estamos frente a un claro ejem
plo de sincre ti
smo religioso.
canos se esmeraron en rendirle cul to
al
nuevo Santo Patrón, q
pronto se di fundió por todos los ámbitos de la provincia fra
ciscana, aunque con la salvedad de que el nombre de San Pa
cual Bailón le fue asignado a un a imagen esquelética corona
(véase recuadro).
La reacción de las autoridades ec
siás
ti
cas fue radi cal. Con el fin de err
dicar el cul to se retiraron de las ca
ll
as las figuras alegó ricas de la
mu
er
se pro
hi
bió su presencia en los altar
domésticos, y en los a
trios de las ig
sias se quemaron las armazones . I
cl uso dejó de sacarse el Viern es San
el anda con la advocación de la R
na y Soberana del Mundo que pre
día la procesión del Santo Entierr
para ev
it
ar que la multitud indígena
siguiera durante el cortejo.
Seg ún historiadores y cronistas
de la Coloni a, como fray Francisco
Vásquez y Antonio de Fuentes y
Guzmán, la m tl lzáhu tl se mani
festaba con vómitos y deposiciones
intermitentes, y provocaba en el
vientre la sensación de que
un
a cu
lebra se retorcía y daba vuelcos ,
habiéndose dado el caso de que una
enferma echara
p
or
las vías c
ul
e
bras disformes, y crecidas, concuyo
espanto y los tormentos que había
padec
id
o, murió echando de si aque
ll
as sabandijas .
Cada año la
im
agen es sacada de su carretón y expuesta a los
fi
eles cubierta con un suda
ri
o. Feria de San Pascualito 1979).
El culto sobrevivió de manera ocu
ta y pers
is
tió a través del siglo
X X
del presente. Fueron inútiles las inv
caciones desde el púlpito y, durante
época republicana, las campañas de
fanatizadoras de los go
bi
ernos liber
les. Actualmente los dos sitios princ
pales que concentran la devoción, c
fiestas importantes y peregrinacione
son Olintepeque, Guatemal
a,
y Tux
Gutiérrez, capital de Chiapas.
Un indio anciano que era prin
cipal del pueblo de San Antonio
Aguascalientes, vecino del va lle de
Guatemala, y que padecía la enfer
medad, tuvo la visión de q ue se le
apare
cí
a un personaje he rm oso
vestido con las ropas talares del há-
bita de San Francisco . Habiéndole
o
SU U TOEN CH I
APAS
inquirido por su nombre , el perso- I : I I L - - > : - - ' - - - - - L - - ' - - = : o . . . . a . : ' - ~
Aunqued esde finales d
el
siglo
XV
h
no
ticias de que en el interior del cañ
de El Sumidero lehacíanrezos yo fre
daban a un a calavera, y de que en 160
en la iglesia de San Marcos Tu x
tl
a c
lebrabancon danzas a un esqueleto
indio , sob
re
Tuxtla Gutiérrez sólo e
contramos un doc um ento directame
te a
lu
sivo del año 1872: el acta con
naje le contestó preguntándole a su
vez la razón por la que no ce lebra
ban fiestas en honor de San Pascual
Bailón. El anciano dijo ignorarlo, y
le pareció que los indios nunca ha
bían oído hablar de él ni de su nom
bre. La visión se presentó a sí mi s
ma como San Pasc ual Ba
il
ón y le
pidió comuni
ca
rle a los demás in
dios la disposición que tenía de ser
su patrón, y que le llamasen ha
ciendo imágenes y retratos suyos,
para que con su intervención se li
braran de los contagios que los afl i
gían:
Como señal de que tú eres mi
mensajero , dijo el santo, mori rás
dentro de nu eve días, y desde ese
momento cesará la pesti lencia y no
El can 'etón con el esqueleto en el altar ma yor , en un
día no
rm
al en el templo de Tux
tl
a Gutié
rr
ez
1
969).
ti
tutiva de una hermand ad dedicada
la veneración de San Pascual Rey . De
de entonces, no han sido pocas las v
ces en que la imagen ha tenido que s
protegida con acc iones de res istenc
popular, en grupo o
in
dividualm ent
Las ofrendas llegan cargadas en las
enrama
s .
En 1914
ll
egaron las tro pas cons
tuciona
li
stas del general Jesús Agu
tín Castro, y se dio orden de destrui r
imagen porque se consideró que el cu
eria de San Pascua
li
to (1969).
morirá otro indio .
El enfermo amó a los cofrades y al cura doctrinero y les co
municó lo que había pasado, exhortándolos a rendirle devoción
a San Pascual. Con la certificac ión de su muerte la enfermedad
cesó en el plazo convenido, y desde ese día los pueblos comar-
56 AR
QUEOLOGíA M
EX
IC
ANA
ta era idolatría pura. Los indígenas z
ques, capi taneados por e l mayordomo del santo, lo sacaron
su capilla y lo fueron a esconder al monte. Se di ce que la tro
ll
egó al ex tremo de atormentar a alguno de los más cercan
devotos con tal de aver
ig
uar su paradero. Pero todo fue inút
Actualmente aquel viejo mayordomo, tata Toña Morales,
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frendas calaveras
La celebración de los ías de
Muertos en el
éxico
actual
LILl S HEFFLER
Ofrendas
para
quienes fallecieron a causa de un accidente a orillas de las vías del
ferrocarr
il. Se acos
tumbr
a colocar
este tipo de ofrendas
el
8 de octubre, día que se dedica a los muertos por violencia, asesinados o accidentados.
E
l culto a los muertos ha ex istido en todas las culturas,
pues el hombre siempre ha reali zado
ce
remonias en su
honor, las cuales son tan antiguas como la humanidad
misma. En diferentes pueblos
y
épocas se ha tenido la creencia
de que, al morir, el alma deja el cuerpo para dirigirse a un lu -
gar destinado a tal fin.
Por lo regular, se asevera que el mexicano concibe a la muer-
te como a lgo familiar, pues sabe que:
Es una ley bien tirana
y no
hay
quien la haga variar,
que toda la raza humana
al panteón ha de ir a dar.
5 / ARQL EOLOGÍA MEXICANA
Los antecedentes de la fiesta de difuntos actual y del con
cepto de la muerte entre los habitantes del país pueden encon
trarse tanto en las creencias prehispánicas,
co
mo en las idea
traídas
por
los conquistadores
y
frai les eva ngelizadores a raí
de la Conquista.
Los nahuas tenían una clara concepción de la transitorieda
de la vida y creían que , según la forma en q ue se moría, se ib
al Tlalocan , a acompañar al Sol en su recorrido, o al Mict lan,
las almas de los bebés al Xochatlapan o C hichihuaIcuauhco
representado por un árbol nodriza. En diferentes fechas, se de
dicaban a los muertos festividades con ofrendas y cantos.
La destrucción de la
ci
vilización indígena se justi ficó com
una misión para implantar la verdadera fe . El cu lto a la muert
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se eliminó casi por completo , pero el culto a los muertos, a los
antepasados, persistió con la fusión
de
ideas prehispánicas y
costumbres españolas.
Algunos investigadores hispánicos se
ñalan que en la península ibérica, durante
el siglo XVI, se hacía una visita anual al ce
menterio y se colocaban pan , vino y flores
en las sepulturas. En la celebración de To
dos Santos se preparaba una comida en re
cuerdo
de
los muertos. En
Salamanca
y
León se repartía pan de muerto entre los
pobres, y en Segovia, el día de los Fieles
Difuntos, se les daba
pa
n de ánimas .
La
creencia de que las almas volvían a
la TielTa existió también en algunos pue
blos de España: el día
de
su llegada, las per
sonas no se acostaban para que las almas
pudieran descansar en sus camas. Otros
elementos que aún perduran son las velas
y las lámparas de aceite para guiarlas, y el
recipiente con agua para ca lmar su sed.
tio del percance, se l evan ahí flores
de
muerto y velas e, igu
mente, se enciende una veladora para el Ánima Sola. El 30
octubre se ofrendan flores blancas y una veladora a los ni
que murieron sin ser bautizados, quie
son llamados limbos o limbitos .
El 31 de octubre se pone la ofrenda
los chiquitos o angelitos , que con
de flores blancas,juguetes, panecitos,
ladoras y platos con dulces. Al
medio
las campanas de la iglesia repican para
dicar su llegada, se prende copal en un
censario rosa o azul y se reza una oraci
Ello.
de
noviembre, a la misma hora,
campanas comienzan a doblar para da
bienvenida a los grandes .
COLOCACIÓN DE LA OFRENDA
En una mesa
que
se cubre con un ma
o con papel picado, situada
junto
al a
familiar, se coloca la ofrenda, que con
ne panes, veladoras , dulces preparad
mole con pollo o guajolote, tamales, f
tas, flor de muerto o cempoalxóch
bebidas alcohólicas y un vaso con ag
bendita.
Con el cristianismo se difundió la idea
de que , según la
conducta
observada en
vi
da, a los muertos les esperaba el cielo,
el
infierno, el purgatorio o el limbo. Estas
creencias se sincretizaron, en mayor o me
nor medida, con las
de
los grupos indíge
nas y mestizos, lo que dio lugar a las festi
vi
dades que, con algunas modificacione
s
han llegado a la época actual.
Primera
ofrenda , en San Francisco
Tetlanohca, Tlaxcala, en la que se van
Asimismo , para guiar a las almas
hace un camino con pétalos de dicha
desde la ofrenda hasta la calle; se pre
copal en un incensario negro y luego
DÍ s DE MUERTOS
EN LA
ACTUALIDAD
Las celebraciones se reali
zan los días 31 de octubre
y
lo
. y 2
de
noviembre,
eñalados por la Iglesia ca
tólica para honrar la me
moria de Todos Santos
y
de
los Fieles Difuntos. En las
zonas indígenas y rurales
uno de los rasgos más im
po
nantes
de estas fiestas es
la ofrenda, basada en la
creencia
de que
los muer
tos regresan para disfrutar
de la esencia
y
el aroma de
lo que sus parientes les
ofrecen.
Se dice que las almas
llegan en orden.
Quiene
s
colocando chiquihuites
y
canastas con
cempoalxóchitl así como velas
y
panes
obsequiados
por
los visitantes.
Arreglo de una primera ofrenda entre los zapotecos de Juchitán, Oaxaca,
para
el difunto que llega
por
primera vez después de su muer te. Se coloca
en
una
estructura con diferente s niveles,
adornada
con papel picado
negro por ser para un adulto.
reza. En algunos pueb
los rezanderos ele
plegarias en las casa
veces acompañados
una banda,
que
el día
los angelitos toca me
días alegres,
y
el
de
grandes, música fúneb
El
2
de noviembre
acude al panteón p
arreglar y adornar
tumbas. En algunos lu
res se va a misa y el
cerdote recorre los sep
cros rezando respons
Después, las familias
gresan a sus casas y,
la tarde, se realiza la
vantada de la ofren
Se dice que para ent
ces los alimentos ya
perdido su aroma, y
mueren el mes anterior a Todos Santos no reciben ofrenda pues
arecen de tiempo para obtener permiso y acudir a la celebra
ión, y los que fallecen el día de la fiesta fungen como ayudan
tes de los demás . El 28 de octubre se dedica a los muertos por
Yiolencia, asesinados o accidentados
y,
cuando se conoce
el
si-
ellos se
da
la ofrenda o la calavera a parientes y amig
con lo que finaliza la festividad , aunque hay sitios donde
ceremonias
se
repiten en la octava de la fiesta. En algu
áreas la costumbre se refuerza con la narración de relatos a
sivos, cuya función es validar la cultura, justificar los ritua
OF R
EN DAS y CALA VERA S
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y mantener patrones de con-
ducta, a la vez que ejercer
un
control social con objeto de
no
perder esta tradición.
COSTUMBRES REGIONALES
las cuales abarcan casi todo u
cuarto, en donde se construy
una estructura con niveles de
corados con papel picado sobr
los que se colocan la fotografí
del difunto, velas de cera d
abeja, veladoras, frutas, tama
les, panes, dulces, incensario
en los que se prende copal, ci
gaITas, refrescos y mezcal.
Como
ejemplo de las diferen-
cias existentes en la forma en
que
di
versas etnias celebran
esta festividad, se puede men-
cionar que entre los otomÍes de
San Pablito, Puebla, los muer-
tos son considerados seres so-
brenaturales que ayudan o per-
judican
al
hombre.
En San Nicolás Terrenate Tlaxcala, el 2 de noviembre se visita
el panteón para
arreglar y
adornar las sepulturas.
En algunos pueblos de Tlax
cala también la primera ofren
da es la más relevante. Los pa
rientes, compadres y amigo
llevan chiquihuites con flores
velas, panes y frutas. Cada ve
que llega un visitante, el fami
ara honrar
su
memoria
y
lograr
que
sean favorables , el 3 de
octubre
se arreglan los
altares en las casas: se les adorna con un arco de ramas recu-
bierto con hojas de plátano y se colocan velas, platillos di-
versos, cigarros, panes y bebidas alcohólicas . Generalmente
se les recibe con
música
, y se
espera que
los habitantes del
pueblo se muestren felices y no incurran en conductas que los
molesten.
Entre los zapotecos del istmo de Tehuantepec, Oaxaca, se
cree en los presagios que anuncian la muerte, como, por ejem-
plo, que una mariposa negra entre en la casa o que se escuche
el canto de una lechuza cerca de donde está
un
enfermo. Las
ofrendas más importantes son las de los difuntos que llegan por
primera vez después de su muerte,
ll
amadas primera ofrenda ,
liar más cercano al difunto
-esposo
(a), padre o hijo mayor-l
habla como si éste estuviera presente, y le dice quién llegó
qué le lleva. La puerta de la casa se decora con
cempoalxóchi
y, cuando van al panteón , llevan una corona grande adornad
con esas flores para dejarla en la tumba.
En las zonas urbanas del país también se colocan ofrendas
se visitan los panteones para llevar flores. Las vitrinas de las pa
naderías se decoran con pinturas alusivas a la fiesta y
al
pan d
muerto que le es característico. En las tiendas se venden cala
veras de azúcar con ojos de papel lustre y un nombre en la fren
te
, y en los mercados hay veladoras, incensarios, esqueletos qu
salen de sus ataúdes al jalar un cordón, animalitos y animitas d
alfeñique y otras artesanías propias de la celebración.
El cempoalxóchitl flor propia de la festividad, se cosecha en diferentes pueblos.
En
algunos se transporta a lomo de
burro
y
se vende en los mercados .
60 AR QlEOLOG
iA
MEXICAl'A
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El santoral católico dedica el 2 de noviembre a honrar a los Fieles Difuntos, fecha popula
rm
ente co nocida como Día de M uerto s pero en la tradici
mexicana la celebración se realiza durante varios días, por lo cual es co nve niente llamarla Días de Muerto
s.
Izquierda Durante esas fechas se vend
en tiendas y mercados calaveras de azÍlcar con ojos de pap
el
lus tre y un nombre sobre la frente. Derecha Ejemplo de
pintura
popular en la vitrin
de una panadería de la ciudad de México, que anun cia el pan de muer to típico de la celebración.
LAS CALA
VERAS
Otro elemento urbano de los Días de Muertos son las
ca
lave-
ras , ingeniosos versos populares, satíricos y festivos, que co-
mentan en forma de epitafio las acciones de personas vi vas -sin
respetar posición social, política o eclesiástica- y aparecen en
periódicos, revistas y hojas separadas. Son versos de origen
colonial relacionados con expresiones de la Edad Media euro-
pea como la danza de la muerte , y con la concepción prehis-
pánica de que la muerte es inseparable del
ser
humano. Las
ca
laveras alcanzaron gran auge a principios de este siglo,
cuando José Guadalupe Posada ilustró muchas de ellas y pre-
se
ntó esqueletos ataviados en muy diversas formas, tradición
que continuaron los artistas y grabadores de l Taller de
la
Grá-
fica Popular.
En las ciudades se asiste a ver la obra
Don Juan Tenorio
de
José Zorrilla, que se presentó por primera vez en 1863 en
el
Teatro Iturbide, como se hacía en España; después se montó en
otros teatros y desde entonces, se han presentado Tenorios se-
rios, cómicos y parodias políticas
que
gozan
de
la aceptación
del público.
Así , el mexicano actual festeja a la muerte y la percibe
con cierta indiferencia, lo que
se
manifiesta también en
canciones y corridos, e incluso en cantos infantiles:
Al
pasar por un panteón
me dijo una calavera:
Ya tengo tu casa lista
para cuando tú te mueras .
Cuando vivía el infeliz:
¡Ya
que se
muera'
Y hoy que ya está en el veliz:
¡Qué
bueno
era'
Estaba la medi a muerte
sentada en un carr izal,
comiendo tortilla dur a
para poder engordar.
O en la gran cantidad de refranes relacionados con e
como: De
aquí a cien años todos seremos pelones ;
E
l mu
to a la sepultura y el vivo a la travesura .
En e l lenguaje popul ar hay muchos nombres para la mu
te: la Pálida, la H ues uda, la Ti lica, la Parca y la China Hila
entre otros, y definiciones para el morir: es
ti
rar la pata, co
los tenis, clavar
el
pico, irse a l otro barrio, etc. Además, en
epitafios de algunas tumbas, se ve la mi sma ac ti tud:
Aprended vivos de mí
lo
que
va
de
ayer a hoy,
ayer como te ves fui
y hoy calavera soy.
Por todo lo anterior, se di
ce
que e l supues to desprecio
mexicano por la muerte se matiza con
el
culto que le profe
Las calaveras de azúcar y los esqueletos movibles se burl a
afirman la poca relevancia de la existencia humana, o sea
la muerte no lo asusta porqu
e: la
vida se ha encargado de
rarlo de espantos .
Li
lian Scheffler. Licenciada
en
psicología por la
UN M
y maestra en antr
logía, con especialidad
en
etnología. por la
ENAH
Durante 25 años
fue in
v
gadora en la Dirección General de Culturas Populares y actua lmente co la
en Panorama Editorial. donde ha publicado varios libros.
OFRENDAS y CAL VER S
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l
muerto
al hoyo
y l vivo al pollo
RQ
UEOLOGÍA M ICANA
US
A
R MÍREZ
Francisco Toledo, Sirviendo la copa 1989. Acuarela sobre papel amate. 35 x 50 cm.
Si en todas partes estás,
en el agua
y
en la tierra,
en el aire que me encierra
y en el incendio voraz;
y
si a todas partes vas
conmigo en el pensamiento,
en el soplo de mi aliento
y en mi sangre confundida,
¿no serás, Muerte, en mi vida,
agua, fuego, polvo
y
viento?
Xavier Villaurrutia, Décima muerte
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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.
Juan
Soriano, dibujo de la
obra Vida y
lIlu
erte 1997
.
r AEPROGRAFI
A
MARCO ANTONIO PACHECO
I
ARCHIVO
PAULA
i 7 . ~
\
f .
-<- , ,
\i
~ 1 E todas las cu lturas y
1
v ~
muerte ha sido objeto
de
en todos los tiempos, la
í T
l
reflexión, ceremonias y ritua
(0 7
\ les. Es el ,ninsito más dom e
f ~ W
inexplicable para los
; . ( hombres
-con
la sola ex-
: r ~ / cepción tal vez del naci-
/
f /
j I
miento-, y la separación del
~ J
mundo de los vivos y el
de
los muertos req
ui
ere mjnuciosos
~ cuidados y es motivo de rigurosos ta-
búes. Las religiones se han preguntado e intentado respon
der acerca del
de
stino de los muertos, y prometen una vida pos
terior o el retorno a nuestro mundo. El impacto
de
la muerte sobre
los vivos y su actitud ante la pérdida llena miles de libros de
psicología, antropología,escatología y demás. Todas las mi
tologías narran el viaje de los muertos al inframundo y las
peripecias que se deben enfrentar allá; sacerdotes, chama
nes y héroes so n los únicos que logran franquear las fronte
ras entre ambos mundos.
EL
AR
TE
Y LA MUERTE
También el arte se ocupa de este tema: teatro, danza,
poesía, plástica y artes populares. La muerte y el duelo
son tema obligado prácticamente para todos los escritores
y poeta
s.
Sobresalen en nuestra
li
teratura Algo sobre la
muerte del mayor Sabines ,poema que Jaime Sabines escri
bió tras el fallecimiento de su padre, y Nostalgia de la muer-
te
de
Xavier Villaurrutia. Ante el carácter absolutamente
misterioso de la muerte, la literatura borda sobre el oscuro
fin de toda vanidad, sobre la brevedad e incertidumbre de
la
vida
, sobre nuestro breve tránsito
por el
mundo, al que
sólo llegamos prestados: Muerte sin fin , de José Gorosti
za, sería el ejemplo moderno más representativo de este
tipo de poesía.
En las artes plás
ti
cas mexicanas sobresalen los re
tratos mortuorios de la Colonia: las monjas coronadas.
Ricamente ataviadas, muestran una muerte plácida.
Para las monja
s
casadas místicamente con Cristo, la
muerte es el momento de celebrar los verdaderos es
ponsales en la Santa Gloria. También los niños muer
tos (y bautizados) van directamente al cielo; no sólo hay
re
tratos mortuorios de los angelitos
si
no también fotografías, que ha
cen las veces de recordatorio para la familia y presentación ante los se
res divinos - el du elo aunado a la religión, necesariame nte nos hace re
cordar la resurrección
y
sobre todo, a la Virgen María, que
no hubo de esperar al fin de los tiempos para ascender
con su Hijo.
José Guadalupe Posada ,
Ca
lavera maderista .
DIGITALIZACiÓN RA
fe ES
EL MUERTO AL HOYO.
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A finales del siglo pasado, a través de las hojas volantes,
el grabado sale a las calles y las calaveras se convierten en
parte de la imaginería popular colectiva. Casi todo el arte pos
terior acudirá a los iconos - re
ligiosos, tremendistas y carica
turescos-
nacidos del taller de
Antonio Vanegas Arroyo, que
resume y recrea la vida cotidia
na
durante casi 50 años.
familiaridades que
no
han dejado de asombrar a los extranje
ros. Aquí, la muerte es tanto lóbrega como carnavalesca; las
antiguas formas europeas de relacionarse con la muerte subsis
ten, se conservan y se incorpo
ran en las tradiciones locales .
Más tarde, tras la Revolu
ción , la muerte adquiere otro
cariz en la pintura mural: es
símbolo de denuncia, de sacri
ficio, de entrega a las causas
y
luchas nacionales. Más adelan
te la muerte pierde su carácter
épico y vuelve a ser sinónimo
de desasosiego, obsesión y pre
sencia mórbida en la plástica. La
muerte, así vista, suele ser so
lemne y lúgubre.
José Guadalupe Posada,
Ca
laveras de artesanos .
En las representaciones me
dievales de las danzas macabras
-con
la peste europea aún muy
fresca en la memoria- la muer
te es realmente amenazadora
con su reloj de arena, su guada
ña, su carreta. Las escenas de
ars moriendi donde el diablo y
los ángeles pelean por las almas
de los moribundos, fueron rápi
damente incorporadas a la ico
nografía evangelizadora. Pero
con el tiempo, y aun antes de
que se decretara el carácter me
tafórico de las llamas del infier
no, esa muerte sentenciosa y
lúgubre se volvió chocarrera,
juguetona y festiva
-c o
mo la
de los carnavales en ultramar.
IMÁGENES
DE
LA
MUERTE
Las reflexiones existenciales
comunes al género humano
también quitan el sueño a Bo
rola Tacuche, cuando descubre
que lleva a la pelo neta dentro
de sí, y hacen declarar - ambi
guamente- a Agustín Lara en
una entrevista: Quiero morir
me lo más pronto y lo más tar
de que sea posible .
El arte popular se apropia, di
funde y reinventa rituales cris
tianos y paganos de toda índo
le para llevar a cabo velorios,
entierros y tratos diversos con
los difuntos (novenas, prácticas
para encaminar al finado, re
cogida del altar donde estuvo
tendido el cadáver y altares de
muertos). Es entonces cua ndo
la muerte
y
las artes se unen y
se ponen
al
servicio del finado,
a quien se extraña, se agasaja y
se recuerda.
José Guadalupe Posada,
Ca
lavera catrina .
Pero la lucha también tiene
un matiz de mera rebatinga. Las
calaveras -caricatura y verso
sarcást
ico-
están llenas de crí
tica e ironía; dan por muertos a
políticos y hombres públicos
con el mayor desenfado, desen
terrando carroña y denuncian
do podredumbre. Las represen
taciones teatrales típicas del
Día de Muertos son los Teno-
rios -bastante calavera, el tal
Don Juan.
Pero los muertos particulares
son bien distintos de la muerte
en general. Abundan en todo el
país los cuentos populares en los
que se intenta - y a veces hasta
se logra- engañar a la muerte;
o bien ésta apadrina y protege
a algún mortal, hace pactos,
apuestas y competencias con
toda suerte de personajes: son
éstos el lado chusco de los rela
tos sobre aparecidos, almas en
pena, fantasmas y difuntos que
retornan con encargos, recla
mos y avisos.
José Guadalupe Posada, El
jarabe
en ultratumba .
Los osarios, las calacas y
lo
s
amores de ultratumba de los ro
mánticos que se desposan con
el ánima en pena son ahora
un
regalo de dulce, con el nombre
del destinatario en la frente, o
La herencia mexicana pre-
hi spánica y la tradición medieval europea se unen para hacer
de la imagen pública de la muerte no sólo una figura amena
zante, sino también otra con la cual los mexicanos se permiten
M ARQUOL
OG
íA MEXICANA
huesos de masa dulce sobre la
parte superior de los panes de muerto.
Tenemos calacas de alambre, de cartón, de papel, con me
canismos articulados que las hacen tembla r o bailar; ataúdes
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que
se
abren con un hilo para
dejar
que la hue
suda muestre el
letrero que lleva en las manos extendidas:
Me
quité de sufrir ,
y procesiones de acólitos con cabeza de
garbanzo
que caminan
al camposanto con vestidos de cartoncillo .
El duelo y e l recuerdo se
empatan
con el festín, la prepara
ción de altares, las visitas al panteón, la música, la bebida, las
frutas y los juguetes en los primeros días de noviembre.
Los
muertos regresan para acompañar a los vivos, no para
espantarlos
ni
para
acicatear/os.
La
muerte
pasea
enga
lanada
de
tor
ero
o en
bicicleta
como
en las
estampas de José Gua
dalupe Posada o
Manuel
Manilla. La muerte lle va la vida más
normal
que se pueda imaginar
-por
paradójico que suene-:
nace, crece , llora sus penas, contrae nupcias y hasta muere. Las
ca lacas pueden ve nder , coser y t
ortear
; se descoyuntan de risa
con los dientes pelones; bañan a sus hijos o j uegan futbol como
en los
dibujos
de
Fra
n
cisco
Toledo , y
predican moralidad
co
mo en La portentosa vida de la muerte, libro de fray Joaquín
Bolaños con
grabados
de
Francisco Agüera Bustamante.
FESTfVIDAD
ES
Gran
asombro
produce a los extranjeros la fi
esta
de Todos San
tos y del Día de Muertos
-como
a Sergei
Eise
nstein en su pelí
cul a ¡Que viva México o a Maleolm Lowry en su novela Bajo
el volcán- , quienes
usan las
ce
lebraciones
mexicanas
para
da
r
rienda suelta a sus propias obsesiones. Los
surrea
li stas
decla
ra n
que
tal convivencia con lo fantástico
parece
trazada si
gui endo sus manifiestos. Hasta el
cansancio se
ha
dicho que
los
mexicanos
tie nen una actitud
peculiar
ante la muerte. No lo
sé
,
pero al combinar tantos e lementos, lo cierto es que antes de
nos ll
egue
la hora, hay que
sa ludar
la imagen de la hues
que toma
por asa
lto las vitrinas de las
panaderías
-con su
bujos
de yeso-
y los interiores de los mercado s repletos de
l
or
inches, ricas comidas y entrañables olores.
En
los altares
se
vela a los
difunto
s y se les
sahúma
,
se
nen sus fotos, se les hace n caminos de cempoalxóchitl: per
este
caso
tiene un rostro, el
de
un difunto querido .
Ese
día
cumplen sus gustos, se le prepara su comida favorita,
se
le
dea de
frutas y de
aromas
(
que
es
lo
que comen
los
muerto
a los más
pequeños se
les all'iman
juguetes. Vuelven
los di
tos y, en un
espacio delimitado
y ritual izado, conviven sin
t a m ~ n a r n o s sin caer en la tentación de llevarnos
con e
-aunque
todos pasemos a torcernos, tarde o temprano.
El muerto al pozo y el vivo al gozo: entre agasajo y
com
na, co n res
pet
o doméstico e irreverencia pública, las fiesta
muertos parecen una burlade la incertidumbre ante la vida. P
no nos co nfundamos: el puente de
muertos
que
anuncia
todos los centros
vacac
ionales es bien di stinto de la pérdi
el duelo internos. La
di
stancia entre lo trág
ico
y lo cotidian
se
zanj a,
se hace
vis ible apenas y se
so
rtea
con
humor. Un
rio obituario o un formal velorio están muy lejos de las car
turas y los esque letos de juguete .
y si bien
es
cier to que nadie se muere la vís
pera
,
tambié
es
que a todos nos lle
gará
la hora.
Elisa Ramírez Castañeda. Socióloga, poeta,
escr
itora para niños y traduc
Co laboradora permanente
de
esta revista.
Francisco Agüera Bustamante, grabados en acero del libro a
portentosa vida de la
I/Iuerte
EL MUERTO
AL
HOYO .
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a tumba
de Miguel ngel
sturias
en París
LEONARDO
LÓPEZ
LUJÁN
E
cementerio Pere-Lachaise es, sin duda alguna, el más
célebre de la capital francesa. Fue inaugurado en 1804
sobre una colina oriental de la ciudad
y
tiempo des
pués, bautizado con el nombre de quien fuera confesor de Luis
XIV. Sus 44 hectáreas arboladas lo convierten en la mayor de
las necrópolis parisinas. Sin embargo, más que por su tamaño,
la fama del Pere-Lachaise se deriva de las personalidades que
allí han sido enterradas. A lo largo de sus ondulados paseos re
posan los restos de decenas de hombres y mujeres de talla uni
versal , entre los que podemos citar a Moliere, lean de
la
Fon
taine, Honoré de Balzac, Frédéric Chopin,
Eugene Delacroix, Marcel Proust, Oscar
Wilde, Amadeo Modigliani, Isadora Dun
can, María Callas, Édith Piaf, Yves Mon
tand y Jim Morrison.
lámina metálica en la que están
in
scritos el nombre del au
de
Hombres de maíz
las fechas de su nacimiento y de su mu
te, y los principales reconocimiento s que recibió en vida.
cha lápida fue coronada con una réplica de la Estela 14 de C
bal, la cua l había sido descubierta 15 años antes sobre
Estructura C-18 de este conocido sitio del Río de la Pasión. P
a carecer de fechas calendárica
s
se sabe que la estela origi
data del siglo IX d. C. Pertenece al grupo de monumentos de
nidos como no clásicos y muestra en su cara principal a
gobernante de rasgos étnicos no mayas, que sujeta un palo c
vo y un escudo con líneas horizontales
Es sencillo entender el motivo del en
rramiento de Asturias en suelo franc
Desde 1923, vivió prolongados y fructí
ros periodos de su existencia en París. A
fue estudiante, agregado cultural, exilia
político y embajadorde su país. En esa c
dad, Asturias escribió Leyendas de Gua
mala comenzó la redacción de El seí
Presidente
y tradujo al francés el
Po
Vuh.
Organizó también una magna exp
sición de arte maya precolombino en
Grand Palais
y
en gratitud a su tierra
elección, donó el conjunto de s
us
man
critos a la Biblioteca Nacional de Franc
Para los amantes de la historia del arte,
el Pere-Lachaise ofrece un atractivo adi
cional: sus monumentos funerarios con
forman un variadísimo catálogo de los gu
s-
tos los estilos en boga durante los últimos
200 años. Más aún, un número significa
tivo de sus tumbas se inspiran en estilos
pretéritos como el egipcio, el clásico gre
co-latino, el románico y el gótico, a veces
reproducidos con fidelidad y en ocasiones
reinterpretados libremente. Por doquier
aparecen elementos de la iconografía mor
tuoria de la antigüedad , tales como coro
nas de laurel, ánforas, urnas, esfinges,
seres alados, columnas y pirámides, co
múnmente elaborados con mármol blanco,
lava negra de Volvic o granito de diversas
tonalidades. Forman parte de este excep
cional acervo arcaizante la sepultura góti
ca de Eloísa y Abelardo, la capilla bizanti
na de Anna de Noailles , el monumento
Tumba de Miguel Án
ge
l Asturias.
Cementerio Pere-Lachaise, París.
Por el contrario, resulta paradójico q
la piedra tumbal sea la copia de un mon
mento dedicado a la exaltación de un be
coso gobernante de Ceibal , sobre todo
tomamos en cuenta que Asturias dedicó
vida entera a luchar por la paz y contra
terrible opresión del campesino indíge
de Guatemala por parte de dictadores,
ciques y compañías bananeras. La elecc
de la Estela 14 sólo se explica desde u
perspectiva en que las expresiones cul
griego de
la
princesa Deminoff, el obelisco egipcio de Jean
r a n ~ o i s Champollion y
el
dolmen de Allan Kardec.
Aun en este contexto plástico tan disímbolo, resulta inusita
da la presencia de una estela maya en la lOa. división del ce
menterio . Su creación data de 1976, dos años después de la
muerte en Madrid del ilustrísimo escritor guatemalteco Miguel
Ángel Asturias . En aquel entonces se decidió trasladar el cuer
po del premio Nobel a París e inhumarlo merecidamente en el
pere-Lachaise. Tras la ceremonia fúnebre, sus restos quedaron
sepultados bajo una pesada lápida de concreto que tiene una
rales prehispánicas
de
spo
jada
s ya de su contenido y su sig
ficado originales suelen ser valoradas simplemente por s
cualidades estéticas, que transmiten la imagen idealizada de
pasado nacional glorioso. En este mismo sentido habría que
cordar el uso de la imagen de Xipe-Tótec -divinidad vest
con la piel de
un
desollado para decorar las postales infa
tiles del UN
ICEF.
Leonardo López Luján. Doctor en arqueología por la Universidad de París.
vestigador del Museo del Templo Mayor, IN .
TUMBA
DE MIGUEL
ÁNGEL ASTURIAS
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PRIM
ER LUGAR
Juan
Carlos
Herrera
Ibarrola
Templo de las Siete Muñecas, Dzibilchaltún, Yucatán
La foto fue tomada el día 21 de marzo de 1999. Casi a las 6 a
m
,
el s c-
hé estaba lleno y la gente buscaba
un
mejor lugar. Al fondo se veía el
Templo de las Siete Muñecas que, como todos los años, desde hace
mu
chos, sería
te
stigo de la sabiduría maya y la comunión de este pueblo con
la cienci a. Mmmmmmmm-Mmmmmmmm es el sonido de la gente de
otras culturas que desde lejos viene a admirar la belleza del fenómeno.
Una amenazadora nube decide retirarse;
el
sol recién asoma justo por
entre la puerta principal; los visitantes reciben la energía del astro rey;
el ambiente es mágico, es el equinoccio de primavera en D
zi bi
lchaltún.
CONCU
RSO DE F
OTO
G
RAFÍA
DENATURAL
EZA
DEMÉXICO 1999
UNIDOS
PARA LA
CONSERVACION
SI
ERRA
MADRE
RQ
UEOLOGÍA M EXICANA
H
E
BODY SHOP
WWF
EXPLOR NDO
EL
P S DO
MENCiÓN HONORÍFICA
BiII
Evarts
Cueva Pintada, Baja California
La Sierra de San Francisco, en el centro de Baj
California, alberga algun as de las mejores pin
turas aborígenes en cuevas del mundo. Ahora
esa región es parte de la reserva de la biosfera
E
Vizcaíno. Cueva Pintada es el sitio con el mura
más grande y famoso , y
un
o de los pocos
lu
ga
res donde es posible fotografiar alg
un
os picto
gramas y mostrarlos en un entorno más amplio
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• •
@Ji
" i 1 ; y ' ~
OII las
Jé
SE DESCUBREN DOS OFRENDAS DE NOTABLE IMPORTANCIA
EN LA PIRÁMIDE DE LA LUN EN
TEOTlHU C N
En junio de 1998 comenzó el Proyecto Pirámide de la Luna, cuyo
objetivo principal es la búsqueda
de
información para definir la or
ganización política y la estructura
de
gobierno que tuvo el estado
teotihuacano. También se pretende
conocer
la secuencia construc
tiva y antigüedad de
un
o de los edificios más significativos de la
antigua ciudad de Teotihuacan y todo lo que implica su colosal ar
quitectura. Este proyecto , llevadoa cabo conjuntamente
porell
NAH
y por la Universidad Estatal de Arizona, es subvencionado por la
National Science
Foundation
y por la National Geographic So
ciety de Estados Unidos , yen él participan varios arqueólogos y
otros especialistas, que prestan sus servicios a instituciones mexi
canas y extranjeras.
Restos óseos y concha marina. Ofrenda 2 Entierro 3).
En
la primera temporada los trabajos se iniciaron por medio
túneles excavados hacia el interior de la pirámide y tamb ién se e
prendieron en otros lugares estratégicos hacia el exterior. En la
gunda temporada, que se llevó a cabo en agosto y septiembre
este año, continuaron las excavaciones por medio
de
túneles en
interior del monumento, y también en su lado exterior.
Dos ofrendas
de
singular importancia han sido descubier
hasta ahora en el interior de la pirámide, a lo largo del eje cen
sur-norte, que es la prolongación del eje central
conocido
co
Calzada de los Muertos. Las excavaciones arqueológicas tamb
han revelado una larga secuencia constructiva
de
la pirámide
reserva
de
definir con mayor precisión sus sucesivas etapas de co
trucción , se señalaron provisionalmente siete momentos del de
rrollo arquitectónico identificados con los números que se mu
tran en el plano de la
p
73.
Sistema de andenes del túnel de la Pirámide de la Luna.
NOTICIAS
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Entre los e dificios más signi ficat ivos se encuentra el edificio
núm . 1, que es el más antiguo.
Co
nstruido aproximadame nte en el
prim
er
siglo de
nu es
tra era, tiene una planta de fo rma rectangular,
y sus muros en talud fuero n hechos con pequeños bloques de can
tera, cortados según la inclinación de las paredes.
Los edificios 2 y 3 se superponen al
primer ed
if
icio, y tienen también muros
en talud construidos con piedra burda y
recubiertos con argamasa.
El edificio 4 cubrió completamente a
los anteriores, y
co
mparado con e
ll
os,
és te es de enormes dimensiones. De él
'
solamente queda su desp lante en alg
u
.g
nas partes, fo rmado con muros en talud 8
recubierto s co n un a g ruesa capa de a r
ga masa de muy buena
ca
lidad. A este
edificio se asoc ia la ofrenda ha llada
en la primera temporada de este proyec-
to, la que se ha fec hado aproximada- @
ma q ue adquirieron las estructuras arquitectónicas. Como en lo
edificios anteriores, de éste solamente conocemos la p lanta de su
primer cuerpo, construido con muros en talud y tablero recubier
tos con una gruesa capa de argamasa. Es muy posible que es ta pi
rámide estuviera formada por varios cuerpos escalonados.
El edificio 6, que conforma la pirá
mide que conocemos , tiene un gran vo
lumen de cuerpos escalonados forma
dos con altos muros en ta lud, y una
plataforma adosada constru ida con mu
ros en talud y tablero. Este edificio su
frió varias modificaciones a lo largo de
su existencia, como puede observarse
en su lado este, donde se amplió el ta lud
del primer cuerpo edific io 7), y se ado
saron , junto a sus muros en tal ud, varios
recintos o cuartos que perduraron hasta
la caída de Teotihuacan.
mente hacia el año 150 de nu estra era.
El edificio 5 corresponde a la estruc-
Pir
ámide de la Luna. Teotihuaca n, es tado de México.
a ofrenda
J
Se
le reg istró como
ofrenda-en tierro Entierro 2), y fue en
contrada en el interior de un recinto sin
tura arquitectónica inm ediatamente an-
terior a la pirámide que a hora es tá a la vista, y con él se asocia la
seg unda ofrenda, det
ecta
da en este año. Este ed ificio, formado
co n muros en talud y tablero, cubrió completamente las construc
ciones anteriores. Su ed
if
icac ión tuvo lugar posiblemente hacia
el año 2
d. cuando s
in
duda se dio un cambio sustancial en
la ideolog
ía de la sociedad teotihuaca na,
aj
uzgar por la nu
eva
for-
Esqueletos humanos. Ofrenda 2 Entierro 3).
2 / ARQUEOLOGíA
MEXIC
ANA
acceso de aproximadamente 3.50 m po
lado, construido con muros verticales y ubicado sobre el eje cen
tral sur-norte de la pirámide. La ofrenda consta de una gran canti
dad de objetos, que por su contexto y antigüedad resu ltaron ser de
re levante importancia en estas excavaciones. Destaca la osamen
ta de un personaje que fue co locado en posición sedente y con las
manos hacia atrás, como si hubieran sido atadas, por lo
que se con
Rest
os
óseos de un feli no. Ofrenda 1 Entierro 2).
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sidera
que
formó parte de la ofrenda. Su edad aproximada es de 45
años y se le ha identificado co mo de sexo masc ulino. También se
hallaron dos esqueletos de
fe
linos y dos de cánidos, que por las
huellas de barrotes de madera que se encuentran a su alrededor, se
cree
que fueron colocados dentro de jaulas. Asimi smo, se encon
traron 10 es
queleto
s de aves de rapiñ a y la osam enta de una
pequeña serpiente. Ningún ha llazgo sirnilar, fo
rmad
o por nume
rosas osamentas de animales, se ha reportado en otra parte de
Mesoamérica.
Ent
re los
numero
sos y va
ri
ad
os
o
bj
et
os encontrados
en es te
comple
jo
destacan
do
s figuras antropomo
rf
as e laboradas en pi e
dra verde, con incrustacion
es
de
co
ncha e n los dientes y pirita a l
rededor de los ojos, y una de e llas co n orejeras de concha de exce
lente acab ado, que por sus ca rac terísti cas se con sideran como
pi
ezas únicas entre las locali zadas hasta ahora en Teotihuaca n. Del
mismo materi al se ha llaron algun
os
pendientes, orejeras y cuen
tas. Entre los numerosos obj etos de obsidiana, había varias f igu
ras antropomorfas esquemati zadas, algunas de las cuales alcanzan
hasta 50 cm de longitud y no han s
id
o detectadas en ninguna otra
parte de Teotihuacan.
La ofrenda tenía también gran cantidad de puntas de proyec til ,
navaj as prismáticas y grandes cuchill os bi fac iales , además de a l
guno s objet
os
de los llamados excéntricos . Se encontraro n as i
mi
smo materiales de concha y grandes
di
scos de pizarra con apli
caciones de pirita, sobre uno de los c uales f ue co loca da una de las
esc
ulturas a
ntropom
orfas de pi edra verde. L a of renda
co
nten
ía
también 10 vas
ija
s con
oc id
as co mo vas ijas-Tl áloc y f rag men
tos de fi bra y madera.
ENTlERRO 3
p
0- =
a ofrenda
2.
Es ta of renda, registrada
co
mo Entierro 3, t
bi én se ubica sobre e l eje central sur-norte de la pirámide. Se
cia
l
ed ific io 5 en esta sec uencia de siete
ni
veles o etapas co
truct ivas. La tumba-ofrenda se loca li
zae
n una profunda fosa cav
en la roca de tepetate, que
mi
de 2.30 por 2.10 m y tiene 1.30 m
profundidad. En
es
ta fosa se en
co
ntr
aro
n cuatro esqu e letos,
de los c uales estab an en posic ió n extendida y con los brazos
zados hacia atrás, los que a l parecer fueron ata dos . El cuar to
queleto tenía una pos ición de decúbito latera l izqui erdo flexio
do y también pr
ese
ntaba los brazos cruzados hac ia atrás. Alg
u
de es tos esqueletos se asocian a va ri
os
ornamentos
co
mo nari g
ras en forma de c rótalos de se rpientes , oreje ras y cuentas e lab
das e n piedra verde, pendientes y cuentas de concha, y o tros
tos de materi ales o rgá
ni
cos . Ade más , como par te de la ofrend
encontraron do s figurill as de piedra verde
fi
namente ta
ll
adas,
de 1
00
puntas de proyectil, navajas y cuchill
os
excéntricos
co
n
prese ntaciones de figuras antropomOlfas elaboradas en obs idi
Des tacan vari as conchas marinas y grandes ca raco les co loca
en cada esquina de la fosa, así como varios fragmentos de fibr
otros restos o rgá nicos.
Se ha lló también la osamenta de 18 cabezas de animales , de
que se han identifi
ca
do hasta el momento c uatro cán
id
os y o
fe linos. lo que indica que fueron deca pitados y co locados co
parte de la
of
renda,
junt
o co n la osamenta de una pequeña ave
ENT
I
Dr. Saburo Sugiy
(Universidad Es tatal de Arizo
Arqlgo. Rubén Cabrera C. IN
directores del Proyecto Pirámi de de la L
PLATAFOR
MA
A
= =<J - 2 ~
• ED IFICIO
1
• E DIFICIO 2
•
ED
IFICIO 3
D
ED
IFICIO 4
• ED IFICIO S
O
EDIFICIO 6
ED IFICIO 7
Secuencia constructiva
de la Pirámide de la Luna,
indicada de
manera pro
gr
de la construcción más ant
(1) a las modificaciones de
la última época (7 .
Tambi
se
muestra
la ubicación de
las ofre
nda
s localizadas el
año pasado y el presente.
DIBUJO PROYECTO PIR MIDE DEL LUN
NOTICI S
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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teorológicas: Es un barco con una historia
interesante y ya se había trabajado en con
junto con Estados Unidos y otras instancias
de México en 1990, haciendo un registro fo
tográfico , videográfico y de dibujo. Ahora
logramos, por primera vez, tener una ima
gen digital de sonar y de magnetómetro .
Los investigadores del Programa Vera
cruz 99 pertenecen a diversas disciplinas y
trabajan para varias dependencias nacio
nales, entre las que se cuentan la propia
Subdirección de Arqueología Subacuática
deIINAH, la Coo rdinación Nacional de Res
tauración del Patrimonio Cultural
deIINAH
,
el Centro Regional
INAH
Veracruz, el Ins
tituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática, y la Escuela Nacional de An
tropología e Historia. Participaron además
arqueó logos subacuáticos de Argentina y
Estados Unidos, quienes, como en años an
teriores, vinieron a co laborar de manera
gratuita y vol untaria.
REABREN
AL PÚBLICO
LA
SALA 1 DEL
MUSEO
DEL
TEMPLO MAYOR
El pasado mes
de
agosto, el Museo del
Templo Mayor reabrió la Sala l de co
lección permanente , De la Coatlicue al
Templo Mayor, y se planteó como un es
pacio introductorio en torno a los descu
brimientos del cen tro ceremonial de la ciu
dad de Tenochtitlan.
MISTERIOS DE LA VIDA Y DE LA MUERTE
4. Sacerdote del dios de la muerte. Cultura mexica. Pos
c lásico Tardío.
Centro de
la ciudad de México .
Ce
rá
mi ca. 149 x 65 cm.
Museo
Nacional de
Antropología
MNA).
S. Arriba: vasos bicónicos. Cultura mexica. Posclásico
Tardío
.
Ciudad de
México.
Cerám
ica. 29
cm
de altu
ra po r 12.5 cm de diámetro. MNA. Abajo: all
ar
de la
muerte. Cultu ra mexica. Posclásico Tardío. Ciudad de
México. Piedra.
57
x 68 cm. MNA.
6. Vasija con
dios de
la muerte.
Cultura
mexica . Posclási
co Tardío.
Centro de
la
ciudad
de México. Piedra. 16.5
x 12 .3 cm. Museo del Templo Mayo r.
COSTUMBRES
FUNERARIAS
EN
MESOAMÉRICA
11. Dio s de la muerte .
Cultura
del Ce ntro de Veracruz.
C lásico. El Zapota . Veracruz. Cerámica. Mu seo de
Antropología
de
Jalapa.
12 Arriba: má scara
de
la dualidad.
Cultura de Tlmilco
.
Preclásico Medio. San Lui s Tlatilco. estado de Méxi
co. Cerámica. 8.5 x 7.3 cm. MNA. l eelltro: Este
la
50.
Cultura de
lzapa. Protoclásico. Izapa, Ch iap as. Pie
dra.
ISO
x
lOO cm
.
MN
A. Abaj
o
cráneo.
Cultura
teo
tihuacana. Clásico. Teotihuacan.
estado
de Méx ico.
Piedra. 7 1 x 96 cm. MNA.
13. Cihuateteos. Izquierda:
cultur
a totonaca. C lás ico .
El
Las piezas y maquetas exhibidas fueron
seleccionadas para invitar a un amplio pú
blico a que visite el recinto y desc ubra la
cultura mexica. Los objetos encontrados
dan cuenta de la maravillosa cosmovisión
de ese pueblo, y de la fuerza creativa de sus
pobladores para plasmar sus creencias
en ofrendas, representaciones de sus
deidades u objetos cotidianos, en
trelos
quedestacanunacajade
ma
dera, material del cual se han en
contrado muy pocos objetos, y
un esc udo de turquesas que re
quirió un trabajo de restaura
ción de cinco años, pues está
compuesto de alrededor de 15
mil piezas. Asimismo, hay es
culturas como la del Dios del
Coyolxauhqui , y recuperaron el mate
de cinco ofrendas asociadas a esta di
Es a partir de 1978 que se dio comienz
Proyecto Templo Mayor, con el que ini
ron los trabajos de exploración en un
de 1.29 hectáreas. Ahi empezaron tamb
las excavaciones sistemáticas
yorga
zadas, ya que con anterioridad sól
habían realizado rescates.
El Recinto Sagrado de M
co-Tenochtitlan ha sido objeto
numerosas investigaciones .
impresionantes edificios y
ceremonias que en él se rea l
ban fueron amp liamente des
tos por los conquistadores. M
tarde, cuando el pasado pre
pánico parecía estar olvidado
Pulque, sahumerios, vasijas y
objetos de cerámica.
El espacio museográfico re
cibe al visitante con una impo
Huehuetéotl-Xiuhtecuhtli,
dios del fuego y del año.
hallazgo de piezas y escu
ras, junto con
el
surgim ie
de una conciencia naciona
FOTO
M.A PACHECO / RAreES
nente maqueta del ce ntro histórico, en la
cual se indican los puntos donde han sido
rescatados objetos arqueológicos y en don
de se localizan los recintos sagrados.
En la museografía está registrado el
hallazgo ocurrido
el
21 de febrero de 1978,
cuando trabajadoresde
la
Compañía de Luz
y Fuerza, al efectuar obras de cableado en
la esquina de las calles de Guatemala y Ar
gentina, localizaron de manera fortuita un
mon olito, ahora conocido como la diosa
/
Indice
de
imágenes
Zapotal. Veracruz. Cerámica. 43 x 41 cm. Mu seo de
Antropolog ía de Jal apa. Derecha: cultura totonaca.
Clásico. El Cocuite. Veracruz. Cerámica. 138 x 54cm.
Museo
de Antropolo
gía
de
Jalapa.
14. Arriba: Mict la
nt
ecuhtli. Códice Borgia p. 13. Bi
blioteca Apostólica Vaticana, Roma.
lS.
Vasija-e
fi
gie del dios
de
la mue rte.
Cultura
mixteca.
Po
sc lásico.
Zaachila
.
Oaxaca. Cerámica. 32.5
x 16
cm. MNA.
16. Urna funeraria. Cultura de la Costa del
Golfo
.
Po
s
clá
sico. Cerámica. 34.1 cm de altura
por
17.5 cm de
diámetr
o. Mu
seo
del Temp lo M
ayo
r.
EL FUNERAL DE UN DIGNATARIO MEX ICA
38.
Urna funeraria
co
n
forma de
botelló n: cultura mexi
ca. Poscl
ás
ico. Templ o Mayor. Cerámica.
27
.3 cm
de
altura
por
21
cm de
di ámetro
má
ximo. Templo
Ma
yor. Urna funeraria con forma de vaso cilíndrico:
cul-
tura teotihuacana. Clásico. Templo Mayo r. Cerámi
ca. 20.2 cm dealtura
por2
8.2 cm dediámelro
máximo.
Urna funeraria en forma de olla-efigie: cultura de la
Cuenca de México. Posc lás ico. Templo Mayo r. Ce
rámica. 25.5 cm de a llUra por25 cm de
diámetr
o. Tem
ploMayor.
39 . Colmillos de aguar: cullUra mexica. Posclásico . Tem
plo Ma yo r. Marfil. 4 x 2. 1 cm. Templo Ma yo r. Pen
dientes: cultura mex ica. Posclásico. Templo
Ma
yor.
ta durante la segunda mitad
siglo X
, hicieron renacer el interés po
historia antigua de México, que ha per
rado hasta la fecha y ha tenido como c
sec uencia
la
realización de importantes
vestigaciones arqueológicas en el centr
la ciudad de México. Esto se puede ap
ciar de manera cronológica en la sala D
Coatlicue al Templo Mayor.
Columba
Vértiz
, Gu illermina
Es
y Miguel Ángel Ceballos/Direc
de
Medios
de
Comunicación del
,
Oro.
Emre
4 mm y 1.3 cm de
diámetro.
Templo
yo
r. Fi sto les y cascabeles : cullUra mex ica. Po sc
co. Te mplo Mayor. Fistoles: cobre 5.8 cm de a
por 3
mm de
diámetro. Cascabeles:
bronce
, 3.7 c
altura po r 1.9 cm de diámetro. Templo Mayor.
LA MUER
TE
Y SUS DEIDADES
EN
EL
PENSAMIENTO MAYA
40.
In
ce
nsa rio.
Cultura
maya. Posclásico.
Mayapán
ca tán. Cerám ica. 18 x 12 cm. Ma yapán. Yucatán
41. El dios de la muerte. Cu ltura maya. Clásico. Ár
Calakmul. Campeche. Cerámica. 14 cm de altura
seum
of
Primiti
ve
Art.
Nueva
York.
RI TOS FUNERA RIOS
EN
EL
MÉX I
CO COLON
I
AL
46. Re
li
car io. Anónimo. Siglo XV II. Pl ata fundida,
jada
y c incelada.
23.5
x 14 c m.
Mu
seo
Naciona
Virre in ato.
47. Arriba: reli cario. Anónimo. Siglo XV
III.
Plata to
da, fund ida y c
in
ce lada. 43 x 12 cm. Mu
seo Na
c
del
Virr
e inato. Abajo: relicario.
Domin
go .. de
tro . Siglo XV
III.
Plata repujada , ci ncelada y bur
co n part
es
fundida s. 39.5 x 19 cm . Mu seo Nac
del Virreinato.
• Só lo se incluye n las imágenes
que
poseen datos
co
m
mentarios rel
eva
ntes.
NOTICIAS ' Í NDICE DE
IM
ÁGENES
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 81/91
e ~ e ñ a ~
Muerte a filo de obsidiana
Eduardo Matos, Fondo
de Cultura Económica,
4a. ed ., México, 1997
El pre se nte título nos introduce
al
tema de
los nahuas prehispá
nicos frente a la muerte. Ori g i-
nalmenteaparecióen 1975 y des
pués
de varias reediciones ya va
en la cuarta. Este trabajo , junto
con otros como
Vida) muerte en
el Templo Mayor
y
El rostro de
l
muerte, son muestra
de
l am
plio interés que el autor ha teni
do por este tema a lo largo de mu
chos años .
Tres so n las ideas principales
que destaca el autor a lo largo del
libro, en sus ocho capítulos. La
prim
er
a se refiere a entender por
qué ex isten nueve pasos o nive
les al inframundo has ta llegar al
Mictlan, los cuales es tán relacio
nados con los nueve meses del
embarazo que culminan con el
a lum bramiento. En la segunda,
se plantea lo relativo al concep
to vida-muerte en el Templo Ma
yor de Tenochti
tl
an,esa dual dad
que
se refleja, en tre otros tantos
aspectos del mundo mesoameri
ca no, en la observación de las
temporadas de lluvias y secas.
Por
últ imo, se exa mina la apa
rente relación entre la co ncep
ción nahua del
uni
verso y el pen
samiento occ iden tal, en
donde
se
percibe la observación
que
de l
universo hace el h
ombre
en to
das las circunstancias y tiempo
s
El recorr ido que hace el autor
se remonta a los antecedentes
de las cos
tumbre
s funerarias en
e l Precl ás ico,
continúa
con los
otros periodos del México pre
his pá
ni
co -c o n los ejemplos de
Teotihuacan y Tenochtitlan-, y
también se oc upa de la poesía
náhuatl. así como de otras expre-
iones artís ticas en la piedra y el
barro. Pasa
por
la Conquista y la
Colonia. y llega hasta la supervi-
-6 .-\ RQl.'EOLOGÍA MEXlCANA
vencia
de
las creencias prehi spá
nicas entre los
gr
upos nahuas
contemporáneos , ya como pro
ducto
de un sincretismo.
El D
r Migue
l León Portilla
resalta en su prólogo la conclu
sión del profesor Matos: . es
necesario ll
evar
a
cabo
in vesti
gaciones más amplias y profun
das en torno a lo que se desc ribe
como
carácter nacional,
incl
ui
do en éste el tema de la muerte .
La celebración
de muertos en Oaxaca
Luz
Marí
a González Esperón ,
Instituto Oaxaq ueño de
las Culturas/ Fondo Estata l
para la Cultura y las Artes,
México, 1997
Este libro es un acercamiento
al
cultoa los muertosen Oaxaca. Sus
páginas describen,
por
una par
te , las razones para seleccionar
el 2 de noviembre
como
la fecha
para rendir tributo alasFie les Di
funtos. S i bien las festividadesde
Todos Santos se reali zan en cas i
todo e l
pa í
s, en Oaxaca tienen ca
racterística s propias
dada
la di
versidad cultural que significa la
presencia de múltiples grupos ét
nicos en la entidad. En un breve
recorrido de 46 pági nas, se ofre
ce
una visión genera l de las ce
lebraciones a los muertos, como
resultado tanto de algunas de las
concepciones prehispánica re
lacionadas con la muerte - las
cuales se presentaron en todas las
culturas mesoamericanas; véa
se, por ejemp lo, la gran diversi
dad de dioses asoc iados a la
muerte en los códices mixtecos-,
como
de la conmemoración de
los Fieles Difuntos en los con
ventos europeos.
La autora describe desde las
costumbres más tradicionales
-como el inicio
de
la fiesta en la
Pla za de Muertos, la in stalación
de a ltares y sus motivos s imbó-
licos, la v isita a los panteones y
las co mparsas- hasta otras que se
han establ
ecido
recientemente,
como lo son los tapetes de are
na
de
la levantada de
Cr
uz o
cru z de los nueve días .
El cue
r
o humano y su
tratamiento mortuo
r
o
Eisa Malvido, Grégory Pereira,
Vera Tiesler (coo rd s.),
Conacu
lt
a/I N
AH/
Centro
Fra ncés de Est udios Mexicanos
y Centroamericanos,
México, 1997
La obra reúne algunos
de
los tra
bajos que fueron presentados en
el Primer
Simpo
sio Internac io
nal
E
l cuerpo hum ano y su tra
tamient o mortuorio
,
el cual se
llevó a cabo en enero de 1995 en
la ciudad de México.
El cuerpo hum ano. la mue rte
y sus ri tuales so n ana lizados des
de el punto de vista de va
ri
as dis
c iplinas en 14 ponencias. Diver
sos especialistas - arq ueólogos ,
etnólogos , antropólogos socia
les, antr
opó
l
ogos
fís icos , histo
riadores y médicos-exponen sus
ideas sobre el c uerpo y la muer
te ; sobre la concepción y repre
sentac ión de la ideo logía de la
muerte;
sobre
su tratamiento,
problemática y metodología, así
como sobre los ritos funerarios y
ex trafunerarios de que la muerte
es objeto. Estos estudios abarcan
desde la prehistoria europea has
ta la América de nues tros días .
Algunos de los inter
esa
ntes
artículos sobre la relación entre
la muerte del cuerpo físico y la
mente que conf
orma
n es te libro
son: E l cue rpo y la mente ante
la muerte violenta , Civilizados
o sa lvajes. Los ritos del cuerpo
humano en la época co lonial me
xicana , E l esque leto muerto y
vivo. Algunas con s
ideraciones
para la eva luación
de
restos hu
manos como parte
de
l contexto
arqu
eo
l
óg
i
co
,
El
co
ncepto de
inframundo en Teotihuacan , y
Evidencia de
sacrificio
huma
no, modificación ósea y caniba
li
smo en e l Méx ico prehispáni
ca ,
entre otros. Además, varios
están acom pañados con fotos ,es
quemas, ilustraciones y cuadros
que co mpl eme
nt an la informa
ción distribuida en más
de
250
páginas.
Libro de Chilam
alam de Chumayel
Traducción del maya al
cas te
ll
ano de Anton io Mé
di
z
Soli
o, pró logo, introducción y
notas de Mercedes de la Garza,
Colección Cien de México ,
Co
naculta, Méx ico, 1998
Mediante la redacc ión en carac
teres latinos, los mayas de l pe
riodo co lo
ni
al dejaron plasma
dos los conoc imientos culturales
prehispánicos. Siguiendo la cos
tumbre de guardar en escritos los
aco n ecimientos importantes ,co
mo ya se esti laba en los códices,
uno de los antiguos
sace
rdotes
may as nos leg ó este importante
esc rito.
El Libro de Chilam lam de
Chumayel
fue realizado con la fi
nalidad de preservar y reafirmar
las antiguas tradiciones mayas
frente a la invasión español
a
En
este texto se agruparon escritos
de caráct
er
religioso e histórico,
así
como
otrosque recogen la tra
dición ora l Procede de la pobla
ción de Chumayel, Yuc atán , y su
traducción completa del maya al
es paño l fue publ icada por pri
mera vez en 1930 por
Antonio
Médiz S o lio.
La presente edición, anotada
por Mercedes de la Garza, tiene
como base la
mencionada
ante
riormente. Así , hoy tenemos la
dicha de co mprender un poco
más acerca de una de las grandes
cul turas mesoamericanas.
8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
http://slidepdf.com/reader/full/40-la-muerte-en-el-mexico-prehispanico 82/91
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8/19/2019 40 La Muerte en el México Prehispánico+
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2 Palenque
3. Monte Albán
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24.
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25. El
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2S. Los mayas.
Vida cotidiana
29.
La
mujer
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el mundo prehispánico
30. Dos siglos de hallazgos
31.
Investigaciones recientes
en
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Templo Mayor
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(EXCEPTO 22)
32.
Poder
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36. Fray Bern ard ino de
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37.
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Cinco Miradas Británicas
•
a la
Historia
de
México
E sta serie de videos, es producto del encuentro de prestigiados historiadores ingleses y mexicano
una mesa de diálogo y debate, una sola pasión: la hi storia de México
E n esta emisión Hugh Thomas, estudioso británico y Miguel León Por
presidente de la Academia Mexicana de Historia
y
principal promoto
rescate de la lengua Náhuati, intentan dar luz sobre esa generación fascin
de conquistadores hasta ahora ignorados por quienes han tratado de recons
este importante acontecimiento histórico.
E ste programa aborda la España del siglo XVI y
la
s Américas. ¿Tienen éstas
una historia en común? Fueron creadas con un sentido de unidad
y
nunca fueron
una copia fiel de los países que las formaron.
Sir John Elliott, historiador británico invitado, Solange Alberro, historiadora
del Colegio de México y José Luis Martínez, hi storiador y presidente de la
Academia Mexicana de
la
Lengua, reflexionan
al
respecto.
Para David Brading el concepto de nación mexicana fue una ficción leg
política creada por lo s insurgentes para legtimar la causa de la Independe
Acompañan
al
especialista, los historiadores Enrique Florescano y Guille
Tovar y de Teresa, para ana lizar los conceptos de patria y nación c
fenómenos amplio
s,
más
allá
de
aspectos políticos
y
religio
E l historiador británico Brian Hamnett y la investigadora de El Colegio de
México, Josefina Zoraida Vázquez ,
hacen
una reflexión en torno a las
intervenciones que vivió México durante el siglo XIX: la de Estados Unidos
(1846-1848), la intervención tripartita Gran-Bretaña-España-Francia (1861), la