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INSTITUTO NACI
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IONAL DE ANTROPOLOGA E HIST
igaciones recientesnjunto arquitectnicde Atetelco
e o t i h u a c n
ubn Cabrera Castronica Ortega Cabrera
o o r d i n a d o r e s
RIA
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P r e s e n t a c i n
n el ao de 1945, tras la denuncia de saqueos de murales
prehispnicos en un solar conocido como La presa de
Atetelco, localizado en el Barrio de La Purificacin, en SanJuan Teotihuacn, el arquelogo Pedro Armillas dirigi la
primera excavacin arqueolgica en uno de los conjuntosarquitectnicos teotihuacanos que mayor cantidad de pintura mural
han dejado al descubierto.
Desde entonces, cada una de las intervenciones arqueolgicas en
el sitio ha aportado informacin valiossima, tanto de la propiaocupacin teotihuacana, como de las subsecuentes, llmese fase
Mazapa o perodo Colonial temprano, a travs de una arquitectura
sobria, murales de variada iconografa, artefactos de cermica, ltica,concha, hueso, e incluso una figurilla antropomorfa de metal,
ofrendada a un individuo inhumado en este lugar durante el posclsicotemprano.
A pesar de lo anterior, los estudios de sus materiales eran
mnimos, as como las publicaciones al respecto, ya que muchos de
los anlisis haban quedado documentados nicamente como informestcnicos. Por esta razn, en el ao 2007 organizamos un Seminario deestudios sobre Atetelco, en el Centro de Estudios Teotihuacanos, con
el objetivo de integrar por primera vez una mesa de discusin e
intercambio de opiniones, principalmente acerca de los materialesarqueolgicos obtenidos en las exploraciones ms recientes en
Atetelco, las de los aos 1997 y 1998.
De esta manera los participantes del seminario presentaron unaserie de estudios que incluyeron temticas referentes a las ocupaciones
humanas mejor representadas en el sitio, los cuales se han incluido en
esta antologa. A travs de cada artculo se dan a conocer nuevasperspectivas en el estudio iconogrfico, materiales arqueolgicos
inditos as como los datos ms recientes de la arquitectura y
planeacin del conjunto prehispnico.
Estamos seguros que la presente edicin permitir mostrar lariqueza cultural de Atetelco y el enorme potencial que an guardan los
materiales arqueolgicos en l recuperados, esperando que estimule la
generacin de nuevos acercamientos, con los que se pueda lograr su
conservacin integral y el entendimiento de su complejidad.
Rubn Cabrera Castro
Vernica Ortega Cabrera
Teotihuacn, 2011
E
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n d i c e
Arquitectura y Planeacin Pg.
El Conjunto Arquitectnico de AtetelcoExcavaciones, estudios y resultados generales . . . . . . . . . 1-17Rubn Cabrera Castro
Iconografa
El universo del Dios Mariposa Pjaroen la pintura mural de Atetelco . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18-33Zoltn Paulinyi
Criterios eidticos en los programas pictricosde los tres prticos del Patio Blanco de Atetelco . . . . . . . . 34-46Jorge Arturo Zavala Arredondo
La pintura mural de Atetelco: revisando aspectosde la ritualidad teotihuacana . . . . . . . . . . . . 47-59
Rosalba Aguilera Muoz
El chalchihuitlcomo elemento simblico en las pinturasmurales de los patios Blanco y Pintado de Atetelco . . . . . . 60-71Gilberto Prez Rico
Materiales arqueolgicos
La cermica de la seccin sur de Atetelco . . . . . . . . . . . 72-83Vernica Ortega Cabrera
Los objetos de concha recuperados en el conjuntohabitacional de Atetelco, aspectos de su manufactura . . . . 84-105Clara Paz Bautista
Ocupacin Teotihuacana
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Pg.
La ltica pulida proveniente de Atetelco . . . . . . . . . . . . . . 106-115Gonzalo Morales Hernndez
Comparacin socioeconmica de las industrias deltica tallada teotihuacana y Mazapa en Atetelco . . . . . . . . 116-128
David Andrade Olvera
Materiales arqueolgicos
La cermica del Epiclsico y Posclsico temprano de Atetelco . . 129-144Claudia Mara Lpez Prez
Una figurilla de aleacin de cobre de la fase Mazapaencontrada en Atetelco, Teotihuacn. Datos y propuestas . . . . 145-168Rubn Cabrera Castro
Dorothy Hosler
Materiales arqueolgicos
Produccin de cermica de contacto en Atetelco . . . . . . . . . . 169-179Erika Carrillo Ruz
Ocupacin Mazapa
Ocupacin Colonial temprano
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El Conjunto Arquitectnico de Atetelco. Excavaciones, estudios y resultados generales
Rubn Cabrera Castro1
El conjunto habitacional de Atetelco se ubica hacia el oeste del centro ceremonial de la
ciudad de Teotihuacn, dentro del cuadrante N2W3 del plano de Millon, (1973), y segn
Armillas el lugar era un solar conocido como La Presa de Atetelco situado en la margen
izquierda de un arroyo que baja del rea de Oztoyahualco.
Las excavaciones en este lugar se iniciaron desde hace ms de cincuenta aos,
donde hasta esta fecha se ha explorado una extensin de cerca de 3260 m2, espacio en el
que se han puesto al descubierto varias de sus secciones arquitectnicas situadas en
diferentes niveles constructivos y claramente definidos por la estratigrafa. Tambin se han
reportado en este lugar numerosos entierros humanos, cantidades considerables de
1 Zona Arqueolgica de Teotihuacn. Director del Proyecto Atetelco
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cermica, ltica, concha, hueso y otros materiales. En gran parte de las paredes de sus
habitaciones y templos se conservan numerosos fragmentos murales que tratan temas
diferentes, en su mayora refieren acciones blicas y del sacrificio humano, aunque como
en otros murales teotihuacanos, en estos se muestran elementos del cosmos del agua y de la
fertilidad.
No obstante la cantidad de informacin de campo obtenida, son pocos los estudios
realizados acerca de este conjunto arquitectnico, cuyos resultados han permitido conocer
en trminos generales algunas de sus caractersticas, sin embargo, quedan muchos
problemas pendientes por resolver para conocer mejor la funcin que desempe en el
contexto de la ciudad. Por ejemplo no se cuenta con datos precisos acerca de su cronologa
y de la secuencia que tuvo en su desarrollo; tampoco se conoce su extensin, total pues a la
fecha solo se han despejado parcialmente tres de sus lados, adems de que no todo elmaterial arqueolgico que proviene de este lugar ha sido estudiado. Se han dado a conocer
datos acerca de su sistema constructivo, (Margain, 1951); y aunque de este lugar se han
recuperado numerosos entierros no todos se han analizado, salvo aquellos provenientes de
las excavaciones ms recientes, (Kanjou, 2002). Tambin se clasificado parte del material
cermico y de la ltica (Ortega y Andrade, 1999), as como se ha referido en diversos
estudios a los murales, principalmente en la magna obra de La Pintura Mural Prehispnica,
publicada por la Dra. Beatriz de la Fuente (1996), as mismo se han dado a conocer otros
estudios y se cuenta con algunas tesis con importantes aportaciones.
En este compendio varios participantes retoman parte de la informacin que existe
de este lugar para enfocarse a estudios especficos con diferentes metodologas. Esto es con
la finalidad de actualizar la informacin existente del conjunto y continuar con su anlisis,
para llegar a entender el significado que tuvo en el contexto de la gran urbe teotihuacana.
As miso recientemente iniciamos un proyecto con excavaciones arqueolgicas tendientes a
obtener ms informacin con el mismo fin, lograr un mayor conocimiento de Atetelco;
definir sus lmites para conocer su extensin total y determinar su secuencia constructiva y
su cronologa.
En el presente escrito integro informacin general acerca de los datos que se tiene
de Atetelco, sealando algunos de los problemas ms importantes pendientes de resolverse,
con la finalidad de centrar nuestra atencin en aquellos temas de mayor prioridad.
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Excavacin del Patio Rojo
En la lmina 2 sealamos las excavaciones llevadas a cabo en este conjunto arquitectnico.
La primera fue dirigida por Pedro Armillas en 1945, excavacin motivada por la denuncia
de hallazgos clandestinos en el lugar, derivados de la bsqueda de antigedades para la
venta a turistas y traficantes de piezas arqueolgicas. En aquella fecha Armillas centr su
excavacin en la seccin central de este conjunto arquitectnico, conocida como Patio
Rojo.
Armillas refiere que en los niveles superiores del rea excavada se hallaban rellenos
de tierra removida de cerca de dos metros de espesor, con gran cantidad de tiestos, entre los
que abundaba cermica teotihuacana, de la fase Coyotlatelco, as como restos seos y otros
materiales posteotihuacanos.
El Patio Rojo es la seccin ms grande de este conjunto arquitectnico, se ubica en
su parte central y est formada por cuatro basamentos piramidales situados hacia los puntos
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cardinales y orientados hacia una amplia plaza donde hoy se encuentra un altar con un
pequeo templo en su parte superior, completamente reconstruido.
Foto 1.El Altar central de la seccin del Patio Rojo.
Pedro Armillas comenta que este altar se hallaba desmantelado, y sus bloques de
cantera labrada se encontraban esparcidos en torno a ste. Fue construido con bloques de
piedra labrada, cubiertos de estuco policromado, con figuras de serpientes emplumadas,
efigies de Tlloc y la repetida imagen del quincuncen que refiere al cosmos; datos con los
que se hizo su reconstruccin policromada, como se ha dado a conocer en publicaciones.(Miller, 1973).
La plaza del Patio Rojo limita hacia sus lados con una amplia banqueta, sobre la
cual desplantan los muros en talud con tablero de los cuatro basamentos piramidales. Estos
muestran abundantes restos de pintura mural, indicando que los edificios se hallaban
profusamente decorados. En los muros en talud de las fachadas se representaban cuchillos
curvos, colocados uno a continuacin del otro; las molduras de los tableros iban decoradas
con figuras triangulares como flechas o puntas colocadas unas seguida de la otra, motivos
iconogrficos que Alfonso Caso (1958:59) interpret como sendas de guerra y conquista
(ver lmina 3). En cada tablero de los basamentos y en las pilastras ubicadas en el rea
porticada de los aposentos se representaban figuras de serpientes emplumadas, con las
fauces abiertas, segn dibujos elaborados por Don Santos Villasnchez ayudante del
restaurador y dibujante Agustn Villagra.
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Los aposentos localizados sobre los basamentos que limitan la plaza tambin
estuvieron profusamente decorados con pintura mural, como se muestra en el aposento sur,
donde an se conservan restos de figuras humanas asociadas con grandes caracoles marinos
con boquilla en uno de sus extremos, representando instrumentos musicales.
Y como se observa en el plano arquitectnico correspondiente, el conjunto de
Atertelco tena su acceso principal en su lado oeste, adems de contar con otra entada por
su esquina suroeste.
Excavacin del Patio Blanco
Los estudios de Atetelco continuaron en 1947 con el arquelogo Carlos Margain y el
restaurador Agustn Villagra. En esta fecha se sigui despejando la seccin central iniciada
por Armillas, y la excavacin continu en la seccin conocida como Patio Blanco. Esta
es de dimensiones menores y est situada en un nivel inferior, por lo que es ms antigua
que el Patio Rojo.(ver lmina 2, figura b).
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En este espacio se hallaron tambin numerosos murales, adems de una gruesa capa
de escombro y cascajo, producto de las demoliciones de los edificios de esta seccin para
dar lugar el siguiente nivel constructivo. El relleno all encontrado contena numerosos
fragmentos de pintura mural que fueron dibujados por Villagra, cuyos datos fueron la base
para reconstruir completamente los tres templos (Villagra, 1951).
Son tres los basamentos piramidales de un solo cuerpo los que integran esta seccin,
en cuya parte superior se encuentran los respectivos aposentos porticados. Las paredes de
estas construcciones muestran un fino acabado de un blanco pulido, de aqu la
denominacin de Patio Blanco. Se orientan hacia una pequea plaza en cuya parte central
se encuentra un altar de planta cuadrada, que al ser explorado contuvo un entierro humano
en posicin sedente.
Por su composicin, esta seccin corresponde al complejo de Tres Templos,distribuidos stos hacia los lados norte este y sur de la plaza, y cerrada casi completamente
en su lado oeste por un largo muro, salvo por su esquina noroeste donde se encuentra un
angosto pasillo formado por muros con restos de pintura mural. La entrada principal a este
recinto se haca por su esquina sureste, en donde se localiza una amplia escalinata.
En las paredes cubiertas con murales de las tres reas porticadas se representan
diversos temas: en la parte baja del prtico norte, hacia los lados del acceso central se
muestran personajes ricamente ataviados, danzando sobre una plataforma, escena a la que
Laurette Sjourn (1956) le dio el nombre de Danza de los Guerreros. stos portan
grandes cuchillos curvos atravesando corazones y llevan un pao ritual de piel de coyote
sosteniendo largas lanzas.
Foto 2. Danza de Guerreros, prtico norte del Patio Blanco.
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En la parte alta del mismo muro, hacia el interior de los rombos generados por las
franjas diagonales, se muestran otros elementos iconogrficos que complementan el mismo
discurso, relacionado con acciones militares y el sacrificio humano.
En los taludes del prtico sur se muestran procesiones de coyotes alineados uno a
continuacin del otro, con direccin hacia la puerta central del aposento (Foto 3). Llevan
grandes penachos de plumas, elaboradas vrgulas de la palabra salen de su hocico, escudos
o chimallis llevan colocados sobre sus cuerpos y devoran corazones humanos sangrantes.
En los muros verticales de este prtico se representan en el interior de los espacios
romboidales diversos elementos simblicos refiriendo el mismo tema.
Foto 3. Procesin de Coyote y Jaguar (rdenes militares).
El aposento oriente de la seccin del Patio Blanco es el ms importante de los tres,
por su ubicacin central y con direccin hacia el poniente. En su rea porticada se
representan de perfil procesiones de cnidos seguidos de felinos, ricamente ataviados con
exuberantes penachos. Llevan en sus hocicos figuras de corazones humanos, por lo que se
infiere que representan un acto ritual vinculado con el militarismo y el sacrificio humano.
Estas figuras van tambin enmarcadas con franjas de serpientes entrelazadas y adornadas
con puntas de maguey y cuchillos de obsidiana; y como los felinos y cnidos, las serpientes
tambin se alimentaban con corazones humanos (foto 4).
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Foto 4.Figura de gobernantes y procesin de Coyotes, prtico oriente del Patio Blanco
En la parte alta de este prtico, dentro de los espacios romboidales, aparecen figuras
repetidas de un personaje que porta un cetro o bastn de mando, portan un gran caracol
como pectoral y un elaborado tocado en el que resalta la cabeza de un ave. Estas figuras
fueron interpretadas por Sjourn como el Seor Quetzalcatl (1956: 145), sin embargo
por los elementos simblicos asociados Headrick (1996: 94) sugiere que se trata de un
gobernante, cuyo rango es sealado por su bastn de mando y por los dems elementos
iconogrficos con los que se asocia. (lmina 4).
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Como ya lo he referido, los edificios del Patio Blanco fueron completamente
reconstruidos y sobre las paredes de sus espacios porticados se integraron parte de los
fragmentos murales encontrados en los rellenos. Esta reintegracin basada en los dibujos
de Villagra fue continuada hasta la dcada de los aos 80 por Don Santos Villasnchez,
quien fuera ayudante del dibujante Agustn Villagra. Don Santos, recientemente fallecido,
dedic sus ltimos aos a la conservacin de este conjunto, y por el inters y dedicacin
que mostr en el mantenimiento de este edificio ofrezco este artculo en su memoria.
En cuanto a los dos murales hallados sobre las paredes del pasillo de la esquina
noroeste del Patio Blanco, cada uno muestra un personaje con los ojos llorosos y con los
pies deformes (Fofo 5). Por sus caractersticas Juan Vidarte (1968), los interpreta como
Nanahuatzin, aquel personaje mtico de la leyenda azteca relacionada con la creacin del
Quinto Sol.Los materiales arqueolgicos provenientes de las excavaciones de Armillas y
Margain fueron estudiados por Laurette Sjourn (1956-57), quien detect cermicas
correspondientes a las fases Teotihuacn II y III. Para corroborar esta informacin realiz
otras excavaciones mediante pozos estratigrficos, donde encontr materiales de la misma
temporalidad. Sobre la base de estos datos Sjourn consider que la construccin de
Atetelco debi comenzar cuando la fase II de Teotihuacan an no haba terminado, por lo
que su ocupacin mayor debi tener lugar durante la fase Teotihuacn III. Y como ya lo
sealaba Armillas, Sjourn reporta tambin cermica de los periodos Coyotlatelco y
Mazapa adems de escaso material azteca.
Excavacin de la Seccin noreste
Las excavaciones en Atetelco continuaron con Laurette Sjourn en el marco del Proyecto
Teotihuacn 1980-82 dirigido por quien suscribe. En esa ocasin, con la ayuda del entonces
pasante de arqueologa Manuel Noguern, la arqueloga pretenda encontrar la calle que
debi comunicar este conjunto con los conjuntos de Tetitla y Zacuala, (Sjourn y
Noguern, 1982). Su excavacin abarc una extensin aproximada de 700 m2, despejando
la porcin noreste de Atetelco y parte de su limite este, donde dej al descubierto dos
secciones del conjunto arquitectnico (ver lmina 2, figura 2c). La seccin del lado noreste
se forma por aposentos ordenados hacia los puntos cardinales, orientados hacia un patio
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central y aunque bastante mutilados, los muros de esta seccin an conservan restos de
murales, donde se representan temas relacionados con elementos blicos: aves y cnidos
sobre pedestales, adornados con biznagas, espinas de maguey y cuchillos (lmina 5). En los
murales de esta seccin tambin se encuentran representaciones de guerreros vistos de
perfil, portando lanzas y escudos; representaciones de flechas atravesando corazones
sangrantes, datos iconogrficos relacionados con el militarismo, sealando posiblemente el
papel que Atetelco desempe en la ciudad de Teotihuacn.
En dos murales de esta seccin se detectaron restos de personajes mayas
representados de perfil y con indumentaria de aquella regin; se hallan en posicin sedente
con grandes vasijas colocadas hacia su parte frontal. Aunque no conocemos por ahora su
significado, la presencia de estos personajes en el referido contexto seala las relaciones
que Teotihuacn tuvo con la cultura maya como lo he planteado en otra parte (Cabrera,1996). Adems de estos fragmentos murales, Sjourn encontr en asociacin numerosos
entierros con ofrendas, algunos corresponden a la cultura teotihuacana y otros son de
pocas ms tardas. Entre estos materiales abunda la cermica, la ltica y la concha. Sin
embargo, ni los espacios arquitectnicos descubiertos, ni los materiales obtenidos han sido
estudiados formalmente y por lo tanto no han sido dados a conocer.
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Posteriormente se recuperaron en el conjunto de Atetelco varios materiales
arqueolgicos, producto de excavaciones motivadas por trabajos de restauracin y
acondicionamiento, provienen por lo tanto de excavaciones de rescate. Entre estos
materiales se cuenta con varios entierros, algunos son entierros teotihuacanos y otros de
poca posterior. Una de estas excavaciones fue llevada a cabo por los arquelogos Vernica
Ortega Cabrera y Javier Romero (1996), localizada hacia el lado sur del conjunto, donde
encontraron dos esqueletos humanos en posicin sedente asociados con cermicas de la
Fase Mazapa. Formaban parte de un pequeo asentamiento situado sobre las ruinas de
Atetelco como se explica mas adelante.
En las excavaciones de rescate realizadas en Atetelco se hall tambin un horno
para la produccin de cermica de principios de la poca colonial (Cabrera 1988), dato que
seala la continuidad de ocupacin humana en este sitio.Ms tarde en el ao de 1997, la arqueloga Vernica Rodrguez junto con las
restauradoras Haydee Orea y Alejandra Alonso, exploraron con estudiantes de la Escuela
de Restauracin del INAH, dos fosas con entierros y ofrendas cermicas. El espacio donde
stas se hallaban haba sido explorado por Sjourn en 1980-82; sin embargo no se
detectaron en aquel momento debido a que el lugar se hallaba cubierto de escombro. Al
retirar dicho material se despej el piso sobre el cual se sealaron las siluetas de tres fosas
an selladas. Dos de ellas fueron abiertas por los estudiantes de restauracin arriba
referidos, y una tercera fosa se explor posteriormente en ese mismo ao por estudiantes de
la ENAH, como se explica a continuacin.
Excavaciones de la seccin sureste
En el ao de 1997 la excavacin en Atetelco continu, con la participacin de estudiantes
de arqueologa de la ENAH en sus prcticas de campo, dirigidas por quien suscribe y el
arquelogo Sergio Gmez (Cabrera y Gmez 1998) Esta excavacin se ubica en la porcin
sureste de Atetelco cerca del lugar donde consideramos debera encontrarse su esquina
sureste (ver lmina 2, figura 2d).
Adems de la realizacin de prcticas de campo de estudiantes de la ENAH y la
atencin a trabajos de acondicionamiento, vinculados con el carcter turstico de la zona
arqueolgica, el principal objetivo de este proyecto fue obtener informacin que permitiera
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dar solucin a varios problemas del conjunto arquitectnico: conocer sus lmites a travs de
excavaciones extensivas, buscar informacin mediante excavaciones profundas para
conocer su secuencia constructiva y esclarecer la funcin que este conjunto desempe en
el marco de la antigua ciudad de Teotihuacn.
Esta excavacin abarc un espacio de 900 m, donde parte del equipo de estudiantes
se aboc a la verificacin y exploracin de algunas fosas de entierros que haban sido
detectadas con anterioridad en las reas ya despejadas. En estas se hallaron entierros
teotihuacanos asociados con numerosas ofrendas cermicas. La otra parte del grupo se
centr hacia el lado sureste del conjunto habitacional, donde una vez reticulado el terreno
se excav de manera extensiva, dando como resultado el descubrimiento de una serie de
cuartos y patios que se integraron a los espacios explorados con anterioridad.
Denominamos este nuevo espacio como Seccin Sureste, y se integra por un patiocentral, cuyo lado norte se une con las reas exploradas anteriormente, mientras que su
lado sur lo hace con varias habitaciones limitadas por el grueso muro que enmarca al
conjunto arquitectnico.
La seccin sureste est conformada por un patio central limitado en su lado este por
un pequeo templo porticado y con aposentos igualmente porticados en sus tres lados
restantes, orientadas todas las construcciones hacia el patio central, cuyo acceso se
encuentra hacia su esquina noroeste, donde por medio de un angosto pasillo se comunica
con la seccin del Patio Rojo. Ambas secciones son contemporneas, corresponden al
ltimo nivel de ocupacin teotihuacano.
Aunque la orientacin y el acomodo de los espacios y volmenes sigue el mismo
patrn, por sus dimensiones es notable la diferencia de ambas secciones: en tanto que el
Patio Rojo se forma de ostentosos y amplios espacios, la Seccin Sureste cuenta con
espacios mucho ms reducidos. En este patio se practic una excavacin a mayor
profundidad, detectando una secuencia de tres niveles constructivos, incluyendo el que se
tiene a la vista.
El grupo de habitaciones con murales
Hacia el lado sur de este patio se detectaron varias habitaciones con espacios reducidos,
distribuidos a su vez alrededor de un diminuto patio, no obstante, en sus reducidos y
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fragmentados muros se representan fragmentos murales con motivos iconogrficos de gran
importancia (lmina 6 Nmeros 1- 5).
Son cinco los temas representados en estos cuartos: 1) Felinos en posicin sedente
colocados hacia los lados de un rea porticada. 2) Pequeas figuras humanas, donde se
muestran nmeros personajes de tamao reducido que danzan y actan en torno a un altar
sobre el que se representa un ave con las alas extendidas; 3) Aves con las alas extendidas
como si cubrieran y protegieran a sus polluelos mostradas sus cabezas alrededor de su
cuerpo; 4) Personajes con atributos de mariposa y pjaro representado en el marco de unamontaa florida, portan trajes y yelmos de aves identificados como la deidad Xochipilli
(por Zoltn Paulinyi en este compendio) y 5) la representacin de montaas.
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Algunos de estos murales ya han sido referidos en una publicacin recientemente editada
en homenaje a la Doctora De la Fuente (Cabrera, Gmez y Gazzola 2007), pero su estudio
formal est pendiente llevarse a cabo.
Habitaciones con funciones domsticas
Hacia el sur del grueso muro que limita al conjunto de Atetelco, se encontr otro grupo
reducido de habitaciones que por su contexto y sus asociaciones constituyen un rea
habitacional destinada para actividades domsticas. Se asocian a varios fogones colocados
sobre los pisos quemados, con restos de vasijas rotas y calcinadas, carbn pulverizado y
ceniza. El espacio cuenta con otros cuartos tambin de reducidas dimensiones, ocupados
posiblemente como vivienda y para el almacn de los vveres. Esta evidencia de gran
importancia, seala el lugar donde se preparaban alimentos, era seguramente ocupado porgrupos sociales dependientes de aquellos otros que ostentaban el poder, datos que es
necesario corroborar mas adelante con el estudio total de los materiales arqueolgicos
hallados en esta seccin. Cerca de este depsito de elementos de carcter domstico, pero
hacia el interior del conjunto residencial se detect una vasija del tipo Naranja San
Martn incrustada en el piso y utilizada como posible almacn, cuyo estudio formal est
pendiente de llevarse a cabo (lmina 7, figuras a y b ).
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Con las excavaciones de 1997 pudimos delimitar la esquina sureste de este conjunto
mediante la deteccin y exploracin de las calles este y sur y sus ampliaciones. Con la
liberacin en parte de estas dos calles fue posible conocer parte de los lmites de los tres
conjuntos vecinos situados al otro lado de stas. Durante los ltimos aos, hemos avanzado
un poco mas en la exploracin del conjunto, pero an est pendiente determinar su lmite
norte y sus esquinas noreste y noroeste para conocer su extensin total y a la vez
corroborar el sistema urbano, conformado segn Millon (1973) por miles de conjuntos
departamentales.
Con las excavaciones realizadas por Armillas, Margain, Sjourn y las efectuadas
por nosotros en 1997 y 1998, se liber el conjunto arquitectnico que hoy conocemos
(aproximadamente 3600 m), donde se hallan varias secciones de aposentos habitacionales,
templos, plazas y patios, ordenados en un patrn cruciforme segn la clsica distribucinteotihuacana.
De gran inters es la informacin obtenida acerca de las ampliaciones de este
conjunto en los momentos finales de su desarrollo, y las modificaciones que tuvo en su
lmite sur, sealadas con la existencia de angostos callejones o pasillos que separa el rea
de carcter residencial y religioso del espacio habitacional que tuvo funciones domsticas.
La ocupacin Mazapa en Atetelco
De gran importancia es la deteccin de un asentamiento Mazapa hallado sobre las ruinas
del conjunto teotihuacano; se asociaba a numerosos entierros, algunos con ofrendas
cermicas caractersticas de esta cultura, como se explica en el escrito de la arqueloga
Claudia Lpez.
En asociacin a este asentamiento posteotihuacano se localiz una figurilla de cobre
ofrendada a uno de los entierros de filiacin Mazapa. Los resultados de su anlisis se
presentan en este compendio.
El anlisis de la cermica obtenida en las excavaciones de 1997-98, fue llevada a
cabo por Vernica Ortega Cabrera y el estudio de la ltica y los dems materiales obtenidos
en esta excavacin fue realizada por David Andrade (Ortega y Andrade 1999); ambos
arquelogos presentan en este compendio algunos de los resultados de su estudio.
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En cuanto a los entierros del periodo clsico y los de la poca posteotihuacana,
fueron estudiaron por Kanjou (2002) y ampliada la informacin por el Dr. Carlos Serrano.
Bibliografa
Armillas, Pedro. 1950 Teotihuacan, Tula y los Toltecas. Las culturas post-arcaicas y pre-Aztecas del centro de Mxico. Excavaciones y estudios, 1922-1950,Runa. Archivo para la ciencia del Hombre, Universidad Nacional de Buenos Aires,Argentina: III, (1-2), p. 37-70.
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El universo del Dios Mariposa Pjaro en la pintura mural de Atetelco
Zoltn Paulinyi1
Las excavaciones dirigidas por Rubn Cabrera en 1997-1998 descubrieron un conjunto de
murales pintados con matices de rojo y de rosado en el sudeste del conjunto habitacionalAtetelco, fechados en la fase Xolalpan (ca. 350 - 550 d.C.) (Figura 1). Los murales que
ocupan la mitad oriental de un pequeo espacio arquitectnico, cerca del patio 7, han sido
analizados slo de manera preliminar (Cabrera Castro et al. 2007). En los cuatro murales
se repite una trada de motivos: en primer lugar, un personaje con atributos de mariposa y
pjaro; junto a l una montaa con vegetacin, y un pjaro, cuyo cuerpo se encuentra
cubierto por muchas cabezas. (En esta oportunidad, los murales de la mitad occidental -
caracterizados por escenas complejas en las cuales se observan pequeas figuras
antropomorfas inmersas en una amplia gama de actividades - no sern tratados por m). En
relacin con la trada mencionada, surge la pregunta: qu significado tienen estos tres
motivos y qu tienen que ver entre s? En la bsqueda de respuesta, constataremos que el
valor iconogrfico de estos murales es excepcional.
1 Universidad de Chile
Figura 1. La ubicacin de los muralesanalizados en Atetelco, Teotihuacn, conla numeracin de estos ltimos (en base aCabrera Castro et al. 2007: fig. 1).
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El dios
Tal como fuera establecido por Cabrera y colegas (Cabrera et al. 2007: 132-137), el
personaje mencionado corresponde a una de las figuras destacadas del panten
teotihuacano, al dios que originalmente fue identificado por Sjourn (1959: 116-128;
1962) como el dios Xochipilli. Posteriormente, este mismo dios ha sido reinterpretado y
renombrado varias veces (Caso 1966: 259-263; von Winning 1987, I: 111-124; Berlo 1983,
1992; Berrin - Pasztory 1993; Paulinyi 1995, 2006; Taube 2005; 2006: 164).
En mi opinin, su iconografa muestra un dios solar y de la fertilidad de las plantas
(Paulinyi 1995), y en consecuencia los rasgos bsicos de su naturaleza pudieron ser
semejantes a los de Xochipilli. Lo llamar Dios Mariposa Pjaro por los motivos de
mariposa y pjaro que se encuentran entrelazados en su iconografa. No cabe duda de que
analizando la trada mencionada, exploraremos el campo de la mitologa teotihuacana,desconocida hasta hoy. La imagen del dios se conserv relativamente bien en el Mural 3
(Figura 2); este aparece en una de sus formas clsicas: tiene forma antropomorfa y se viste
con un traje que rene rasgos de mariposa y de pjaro. Representaciones semejantes a la
deidad de Atetelco existen solamente en vasijas (p. e. Sjourn 1966a: fig. 38; Conides Ms.
2001), en murales an no han sido encontradas. Como veremos a continuacin, en general
ensea atributos constantes y bien conocidos de su iconografa. La cara del dios se
encuentra destruida, el tocado de cabeza de pjaro que arriba remataba en una lengua de
mariposa, sobrevivi slo parcialmente. Alas de mariposa se anexan a sus brazos, y detrs
de la espalda tiene el ala posterior de la mariposa. Conviene destacar que las alas de su
brazo exhiben aquellos ganchos que acostumbran tener las alas posteriores de las imgenes
de mariposa en general en el arte Teotihuacano.
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En su pecho porta un gran emblema del glifo Ojo de Reptil, rodeado de smbolos de
fuego llamados "doble peineta". Dicho glifo es muy frecuente en las representaciones del
dios, en algunas ocasiones parece reemplazarlo.
El dios esparce con ambas manos, como en muchas otras ocasiones, aquellos
smbolos que forman el grupo llamado conjunto medular (core cluster) por James
Langley (1986: 103 - 107). En el arte teotihuacano se observa que el acto de esparcir con
ambos manos, ya sean diferentes tipos de smbolos, objetos, ya sean gotas de agua, es un
privilegio exclusivo de los seres sobrenaturales, frente a los ofrendantes mortales quienes
pueden hacerlo solamente con una mano, sosteniendo en la otra alguna talega o contenedor
ritual. Aparte de nuestro dios, tambin aparecen esparciendo con ambas manos la diosa de
los murales de Tepantitla y el Dios de la Lluvia (Sjourn 1966b: lm. XCII). De su espiral
de voz cuelga un motivo trbol con el smbolo "doble peineta" y otro motivo que
corresponde al extremo distal de dardo en forma de rombo, que con muy pocas excepciones
y alta frecuencia se observa en los incensarios de este mismo dios.
Figura 2. El Dios Mariposa Pjaro y la montaa frtil. Mural 3, Atetelco.(Cortesa de Rubn Cabrera Castro, dibujo de Vctor lvarez).
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La montaa
El dios se ubica en un ambiente acutico, tal como ocurre con frecuencia en sus
representaciones de vasijas. Detrs de l observamos una secuencia de amplias olas o
franjas de agua diagonales, y del agua surge una montaa monumental, cuyos cerros
constituyentes llevan smbolos semejantes a parches ovalados de significado desconocido.
Los cerros se encuentran ordenados en hileras sobrepuestas. Del cuerpo de uno de los
cerros nace una planta de dibujo borroso, la cual parece corresponder a una calabaza. La
forma alargada y levemente encorvada de los cerros parece una hoja, lo que rara vez ocurre
en el arte teotihuacano. Las plantas que crecen de la montaa del vecino Mural 4, el cual
slo sobrevivi parcialmente, son claramente calabazas (Figura 3).
Sus cerros son puntiagudos y alargados, nuevamente con parches. Es probable
que en los dos murales nos encontremos frente a una mtica montaa frtil. En la cenefa del
Mural 4, entre dos hileras verticales de flores de cuatro ptalos (este ltimo motivo
frecuente de la iconografa delDios Mariposa Pjaro), se observan mariposas en descenso
con dentadura humana, lo cual les concede a las cabezas una aparicin de calavera, motivo
vinculado con la muerte. Agua, fertilidad y muerte juntos parecen indicar que nos
Figura 3. La montaa frtil. Mural 4 (Cortesa deRubn Cabrera, dibujo de Vctor lvarez)
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encontramos en el inframundo acutico. La montaa es probablemente una versin
elaborada del destacado motivo triple cerro de la iconografa teotihuacana; dicho motivo
aparece frecuentemente junto con el Dios Mariposa Pjaro y posee caractersticas
acuticas y de fertilidad vegetal (von Winning 1987, II: 11-13).
Estas complejas representaciones de la montaa frtil de Atetelco son importantes,
porque en ellas se establece por primera vez con claridad el vnculo entre el dios, la
montaa frtil y la calabaza, aunque imgenes anteriormente analizadas ya hicieron
sospechar esta relacin (Paulinyi 1995).
Figura 4. El Dios MariposaPjaro surgiendo de una calabaza
(Important Pre-Columbian Art: foto 191,
dibujo del autor).
Por una parte, el dios a veces aparece con montaas, ya sea un cerro triple o mltiple.
Por otra parte, lo podemos ver surgiendo de una mitad de calabaza (Figura 4), as como en
otra ocasin observamos el glifo Ojo de Reptil - estrechamente identificado con esta deidad
- apareciendo de entre las dos mitades de una calabaza rota, la cual se ubica en el borde de
una representacin del dios y de smbolos de triple cerro (Sjourn 1962: Fig. 20). Segn el
testimonio de estas imgenes, el dios nace de una calabaza. Por lo tanto, con las montaasde calabazas de Atetelco se cierra el crculo: es muy probable de que el lugar del
nacimiento haya sido esta montaa frtil. Sin duda, se trata de un momento clave del mito
delDios Mariposa Pjaro, pero falta reconstruir, en la medida de lo posible, el resto de este
mito.
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En relacin con los parches que exhiben los cerros de la montaa frtil de
Atetelco, podemos observar que en un mural del Palacio del Sol, el cual representa alDios
Mariposa Pjaro en descenso, las hojas de la planta ubicada debajo de l muestran
parches semejantes a los de los cerros de la montaa de Atetelco, y tambin exhiben una
forma parecida a dichos cerros (Figura 5). Por otra parte, la planta ubicada sobre el
personaje tambin lleva parches. En otro mural del mismo Palacio, un jaguar reticulado
muestra igualmente una versin de dicho parche, mientras abraza una planta de maguey
de hojas parecidas a los cerros de Atetelco (Miller 1973: fig. 113). La semejanza de las
hojas con parche y las de maguey del jaguar reticulado con los cerros mencionados no
puede ser producto de la casualidad, sino ms bien una alusin a algn vinculo entre la
montaa frtil y la planta de maguey. La propia montaa con cerros en forma de estas hojas
causa la impresin de una planta de maguey.
A propsito de esto, llama la atencin que en los relieves de la Cancha de Juego de
Pelota Sur de El Tajn aparezca la imagen de una montaa mtica cubierta por magueyes
(Kampen 1972:fig. 25). Dicha montaa ha sido comparada con Pozonaltepetl, el cerro
donde los dioses inventaron el pulque segn la tradicin nahua (Wilkerson 1984: 126), as
como con un cerro florido paradisaco, al igual que con Tamoanchan, lugar de creacin de
la tradicin nahua (Koontz 2009: 276-282). Puesto que la montaa de El Tajn tambin se
ubica en un contexto acutico, no es descabellado proponer que en ambos casos - Atetelco
y El Tajn - se trate de la misma montaa frtil del inframundo. Por otra parte, podemos
Figura 5. El Dios Mariposa Pjaro en descenso. Mural del Palacio del Sol(de la Fuente 2006 [1995]: fig. 6.4)
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preguntarnos si la montaa frtil de Atetelco asociada al maguey, no estara vinculada
tambin con el pulque? En la bsqueda de un posible significado para los parches - que
internamente poseen muescas en el borde y a veces tambin puntitos - la espuma del
pulque me parece un buen candidato.
El ave
El tercer cono de Atetelco que analizamos es un ave sobrenatural. El Mural 1 presenta la
figura entera de este animal (Figura 6), mientras que el Mural 2 solamente su parte
posterior (Figura 7). La cabeza del ave del Mural 1 no sobrevivi, salvo su pico inferior. Su
torso exhibe un emblema de Ojo de Reptil, igual al que el dios porta en su pecho en el
mural cercano. Lo peculiar de este pjaro es que lleva cabezas de pjaro de perfil en sus
alas abiertas, en sus patas y en su cola, en total once cabezas. Aparentemente, es un ave y al
mismo tiempo un conjunto de muchas aves. De manera interesante, en el borde superior del
mural se percibe un brazo sangrado, sostenido por el pico del pjaro en su pico:
Figura 6. El pjaro con mltiples cabezas. Mural 1 (Cortesa de Rubn Cabrera, dibujo de Vctor lvarez).
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debe ser un brazo cortado o arrancado. En el Mural 2 nuevamente aparece la cenefa de
mariposas con dentadura humana, las cuales se encuentran esta vez en ascenso entre las
hileras de flores.
La posicin de las alas llama la atencin: su ala derecha mira hacia abajo, mientras
tanto la otra se extiende hacia adelante. Las alas de los pjaros de un mural de Totmetla
(Jurez Osnaya vila Rivera 2006 [1995]: lm. 10), presentan la misma posicin, y sus
cabezas igualmente son parecidas a las de las aves de Atetelco. Adems, la composicin de
la parte superior del mural de Totmetla se centra precisamente en glifos Ojo de Reptil.
Puesto que el ave de Totmetla fue identificada como guacamayo verde (Navarijo Ornelas
2006 [1995]: 338-339), surge la sospecha de que el ave de Atetelco pudiese corresponder a
alguna especie de guacamayo sobrenatural. Ms adelante veremos que esta sospecha es
confirmada por otras analogas, que provienen tanto de Teotihuacan, como de fuera de l.
Quin es el pjaro con muchas cabezas y qu tiene que ver con el dios y su
montaa frtil? Establecer la identidad del pjaro e insertarlo en la iconografa teotihuacana
es la tarea ms difcil de este anlisis. El emblema del pjaro, elemento comn con el dios,
indica algn vnculo estrecho con este. Para aclarar este vnculo, hay que volver al
personaje en descenso y vestido de pjaro en los murales del Palacio del Sol (Figura 5). Su
Figura 7. Parte posterior del pjaro conmltiples cabezas. Mural 2 (Cortesa deRubn Cabrera, dibujo de Vctor lvarez).
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vestimenta ornitomorfa es la nica analoga conocida en el arte teotihuacano para el pjaro
sobrenatural de Atetelco. En cada una de sus alas vemos cabezas de pjaro de perfil
semejantes a las del pjaro de Atetelco y dispuestas de manera parecida. En la cola aparece
una cabeza frontal. La cabeza principal y todas las cabezas menores mencionadas fueron
identificadas como guacamayos. Las cabezas del ave de Atetelco son suficientemente
semejantes para afirmar que ellas tambin son de guacamayo (Taube 2003: 278-230). La
identidad del personaje del Palacio del Sol es por lo tanto clara: se trata delDios Mariposa
Pjaro con sus atributos caractersticos; estos son la pintura facial escalonada, los ojos
rectangulares, las orejeras con anillos colgantes, el color rojo del cuerpo y el carcter
ornitomorfo de su vestimenta.
Las lneas en forma de V que aparecen en las plumas de las alas del dios en el
Palacio del Sol, cuando fue pintado con matices de rojo, son otro punto en comn con elpjaro de Atetelco. La punta y el resto de la pluma, separados por la lnea mencionada,
presentan dos distintos matices, indicando que se trata de dos colores diferentes.
Efectivamente, en los murales policromados el extremo de las plumas rojas de las cabezas
de guacamayo es de un color diferente: azul (Miller 1973: fig. 109). Puesto que buena
parte del plumaje de la especie del guacamayo rojo (Ara macao) es azul (Navarijo Ornelas
2001: lm. 14), es probable que el rojo y el azul de las cabezas de guacamayo del mural
correspondan a dos colores caractersticos de este mismo pjaro.
En base a los murales de Atetelco y del Palacio del Sol, no cabe la menor duda
acerca de que el pjaro y la deidad se encuentran efectivamente vinculados. Lo que es
obvio es que comparten el aspecto gneo. En el perodo Postclsico, el guacamayo rojo se
asociaba con el fuego (Miller y Taube 1993: 131-132; Aguilera 2004), y es razonable
suponer que esto ya ocurra en tiempos de Teotihuacn. De esta manera, el guacamayo
parece expresar la naturaleza gnea de la divinidad, tambin encarnada por la mariposa, otro
ser de importancia capital en la iconografa del Dios Mariposa Pjaro. Despus de todo
esto, sera una opcin atractiva suponer que el pjaro de muchas cabezas es una
manifestacin de dicho dios. Sin embargo, si traspasamos las fronteras de Teotihuacn,
encontraremos evidencias que hacen difcil sacar una conclusin clara. En lugar de esto,
ms bien se nos abre la oportunidad de plantear alternativas posibles para interpretar dicha
relacin.
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Las aves de Xelh
Revisaremos algunas imgenes provenientes de Xelh, Escuintla y Copn. Parecera que
existe una analoga interesante en la ciudad maya Xelh, Quintana Roo, en un conjunto de
murales con iconografa teotihuacana del periodo Clsico Temprano (Lombardo de Ruz
2001:106-109; Ruz Gallut 2001:289-291). En uno de estos murales se aprecia la
representacin de un personaje vestido a la manera teotihuacana, quien porta un tocado en
forma de cabeza de mariposa o de mariposa con dentadura de jaguar (vase Miller y Taube
1993: 49). En la misma pared, en un mural cercano se observa la imagen deteriorada, pero
reconocible de una montaa, constituida por varias hileras de cerros sobrepuestos al estilo
teotihuacano; se trata de una montaa de complejidad semejante a la de Atetelco. Sobre
dicha montaa se observa una gran bandada de pjaros revoloteando; segn la
identificacin de Navarijo Ornelas, la mayor parte de estos pjaros corresponden aguacamayos rojos (ra macao), pero tambin aparecen loros verdes (Amazona), (Navarijo
Ornelas 2001: 247-242 fig. 8).
En estos murales de Xelh, el conjunto que forman el personaje con tocado de
mariposa, la gran montaa y el grupo de guacamayos, es similar al conjunto formado por el
Dios Mariposa Pjaro, la montaa frtil y el guacamayo con cabezas mltiples de Atetelco.
Es plausible suponer que esta bandada de guacamayos y el gran guacamayo con muchas
cabezas menores signifiquen lo mismo o algo parecido. El gran guacamayo de Atetelco
podra estar representando a la bandada como una entidad. Tambin es posible que se trate
de una bandada que surge del cuerpo mismo del pjaro, como en la mitologa huichol
(vase Taube 2005: 40-41). Tal como ya hemos visto ms arriba, la deidad nace en la
montaa frtil, por lo cual es posible que la bandada agitada de los guacamayos sobre el
cerro sea una expresin visual de su nacimiento.
Los seres ornitomorfos de Escuintla y Copn
Algunas imgenes de Escuintla y Copn fueron identificadas por Karl Taube como
anlogas con la representacin del personaje en descenso del Palacio del Sol (Taube 2003 y
2005), en momentos en que todava no haban sido publicados los murales con el ave de
Atetelco. Respecto de Escuintla, en varios incensarios de estilo teotihuacano provincial
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aparecen representaciones del Dios Mariposa Pjaro con vestimenta ornitomorfa igual al
del dios del Palacio del Sol (Figura 8).
Figura 8. El DiosMariposa Pjaro concuerpo cubierto porcabezas deguacamayo. Cermicaescultrica, Escuintla(Taube 2005: fig. 6a)
Es de notar que el brazo cortado que vimos en el pico del pjaro de Atetelco aparece
junto con el Dios Mariposa Pjaro en dos de estos incensarios, aunque como adornos de
techo en modelos de edificios aparentemente dedicados a este dios. Por su parte, en Copn
encontramos una analoga especialmente interesante en forma de los guacamayos
monumentales que adornaban la primera cancha de juego de pelota de la ciudad (aqu
Figura 9; Fash y Fash 1996: 131-132). Esta cancha fue construida en el siglo V d.C.,
probablemente por el fundador de la dinasta de Copn, Kinich Yaax Kuk Mo, quien
arrib de otras tierras, trayendo consigo un amplio uso de la iconografa teotihuacana. Los
pjaros representados en cada ala de los guacamayos monumentales llevan cabezas
menores, idnticas a la cabeza principal. Del abdomen del pjaro nace una cabeza de
serpiente emplumada, parecida a las de Teotihuacn; dicha serpiente presenta un brazo
humano atravesado en la boca, al igual que el pjaro de Atetelco en su pico. El brazo
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ensea un crculo: probablemente se trate del brazo arrancado de Hunahp, uno de los
hroes gemelos del Popol Vuh (Fash et al. 2004: 74).
Figura 9. Guacamayosobrenatural de estuco de lacancha de juego de pelota enCopn (Fash et al. 2004,fig.4.7, dibujo de BarbaraFash).
Aunque el guacamayo es de estilo maya, Taube (2003: 278-280) advirti que es
anlogo con el personaje en descenso del Palacio del Sol. Sin embargo, su verdaderomodelo en la iconografa teotihuacana es el guacamayo policeflico, cuya imagen se nos
presenta en el mural de Atetelco; sera difcil no aceptar que en ambos casos se trata de la
misma ave. Segn la versin del Popol Vuh del perodo Clsico el contrincante de los
dioses gemelos no es un guacamayo, sino un pjaro monstruoso llamado por los
investigadores como la Principal Deidad Pjaro, manifestacin zoomorfa del dios Itzamn.
En Copn el guacamayo sobrenatural de origen teotihuacano aparece ocupando el lugar de
la Principal Deidad Pjaro, ya que porta precisamente el brazo de Hunahp. Este reemplazo
sugiere que para el artista y su pblico los dos pjaros sobrenaturales eran seres anlogos.
Por lo mismo, el reemplazo de la Principal Deidad Pjaro del Popol Vuh por el guacamayo
sobrenatural teotihuacano plantea la alternativa de que este ltimo no habra sido una
manifestacin del Dios Mariposa Pjaro, sino un ser mtico diferente - aunque
estrechamente vinculado con l - , el cual tambin habra sido un actor del mito del dios.
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El brazo sangrante introduce un elemento de violencia en la escena. Si el ave es la
manifestacin del Dios Mariposa Pjaro, el brazo significara lucha contra un tercer
personaje mtico. Si no lo es, pero a pesar de esto tiene un vnculo iconogrfico estrecho
con el dios, entonces surge la posibilidad de que se trate de una contienda entre los dos: el
brazo en este caso sera del dios. No obstante, si el guacamayo sobrenatural pudiese haber
sido el enemigo del dios y si entre ellos se hubiese dado una confrontacin, cmo
podramos explicar que las caractersticas corporales del guacamayo sobrenatural a veces
aparezcan como atributos del Dios Mariposa Pjaro? Por el momento, podemos
preguntarnos acerca de si los atributos mencionados del Dios Mariposa Pjaro podran
estar indicando su victoria sobre el guacamayo, por medio de la apropiacin de los atributos
o facultades del enemigo.
Conclusiones
El anlisis de los murales de Atetelco ha resultado ser una incursin explorativa en la
desconocida mitologa teotihuacana. Hemos encontrado que el Dios Mariposa Pjaro de
carcter solar naci - o renaci, si tomamos en cuenta que contamos con representaciones
de su descenso al inframundo - de una calabaza en la montaa frtil del inframundo
acutico. La montaa se vincula con la planta maguey, al igual que su contraparte de El
Tajn, que con sus cerros en forma de hoja parece una gran planta de maguey. Por otra
parte, se ha aclarado que el guacamayo de muchas cabezas es un actor sobrenatural que
hasta aqu no se conoca en Teotihuacn; adems, es altamente probable que se trate de un
personaje del mito delDios Mariposa Pjaro. Ya sea la manifestacin zoomorfa del dios,
ya sea su enemigo, el brazo sangrante que el pjaro sostiene en su pico habla de un acto de
agresin, lo cual incluye la posibilidad de que sea el brazo del dios mismo. El ave es un
punto de contacto entre el Popol Vuh y el mito del Dios Mariposa Pjaro teotihuacano;
investigar la naturaleza de este contacto es tarea de extrema importancia.
Agradecimientos
Vayan mis agradecimientos en primer lugar al Mtro. Rubn Cabrera Castro, quien me
ensease en el ao 2005 los murales de Atetelco que analizo en este trabajo, y
posteriormente me invitase a estudiarlos, poniendo a mi disposicin generosamente todas
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las fotos, dibujos e informaciones arqueolgicas necesarias para realizar esta tarea. Por otra
parte, agradezco a Helena Horta la correccin estilstica del texto original de este artculo.
Bibliografa
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Criterios eidticos en los programas pictricos
de los tres prticos del Patio Blanco de Atetelco
Jorge Arturo Zavala Arredondo1
IntroduccinDesde 1947 se iniciaron exploraciones en un sitio, conocido entonces como La Presa
(Villagra, 1997b: 567) pero que a la postre sera denominado por Carlos Margain como
Atetelco. El inters por este lugar se comprende en medio de la efervescencia suscitada
en esa poca por las pinturas, lo cual, si bien gener investigaciones arqueolgicas, tambin
foment prcticas de saqueo y trfico.
Agustn Villagra, restaurador del INAH, haba trabajado en Tepantitla y se
encontraba realizando lo propio en Tetitla, cuando fue enterado de la existencia de
evidencias pictricas en el lugar recin descubierto, las que debieron ser consideradas muy
relevantes, porque se distrajo de Tetitla y se incorpor a los trabajos all. Particularmente
importante es su labor en el espacio arquitectnico conocido ahora como Patio 1 o Patio
Blanco, el cual est constituido principalmente por tres edificios, que son cuartos porticados
sobre una base piramidal y que fueron liberados y reconstruidos casi completamente. En lo
que a pintura mural se refiere, la reconstitucin se circunscribi a los muros de los tres
prticos y se trat de un proceso que a pesar de haberlo dejado inconcluso, ahora aporta
valiosos referentes para inferir aspectos en esa materia. Uno de estos aspectos tiene que ver
con la forma, analizada aqu bajo el concepto eidtica y respecto de los cuales se va
derivando su implicacin con el caso de las pinturas del Patio Blanco.
Eidtica?
Para comprender el sentido que para este escrito tiene el concepto de eidtica, hay que
asentar algunos antecedentes. En la antigedad griega se discuta que los objetos tienen no
slo una forma patente y visible, sino tambin una forma interna e invisible, pero latente y
captable por la mente. Para describir esa creencia, Platn en numerosos pasajes de los
Dilogos, emplea usualmente la palabra eidos (ei3do), con la cual refiere a veces a la idea
y otras a la forma. (Ferrater Mora, 1979: 1269-1274). De esto se derivara la nocin de que
1Doctorado en Historia del Arte. UNAM
Agradezco al Arqlgo. Sergio Gmez la lectura a este texto
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la captacin de la forma en las cosas ocurre por medio de una intuicin; nocin que, por
cierto, resucitara Edmund Husserl en el siglo XX, con la expresin intuicin eidtica.
Aristteles, por su parte, utiliza tambin esta palabra en muchos pasajes de sus obras Fsica
y Metafsica para diferenciar la causa formal de la causa material (Idem). Para l, la
captacin del eidos es una elaboracin abstractiva de la forma a partir de la materia.
Ms recientemente, en semitica, Louis Hjelmslev (1984: 72) estableci que todo
signo tiene unplano de expresin y un plano del contenido. A su vez, diferenci que cada
uno de estos planos se constituye de forma, materia y sustancia. En lo que respecta a la
forma, comprenda la existencia de figuras que llam no-signos o formantes, bajo la
premisa de que a partir de ciertas figuras se forman signos. En esa lgica se entiende que
hay figuras correspondientes para los dos planos del lenguaje. En lo que corresponde al
plano de expresin, esta teora ha sido seguida, entre otros autores, por Algirdas Greimas
de la Escuela de Pars que los llam formantes figurativos y que se caracterizaran por
tener rasgos figurativos para constituir signos, si el nmero de rasgos que rene es
mnimo, pero necesario y suficiente para permitir su interpretacin como un objeto del
mundo natural (Greimas, 1983: 25). Esto es algo que puede ser ilustrado, por ejemplo,
cuando en el siglo XIX Cezanne deca que se podan comprender las cosas del mundo a
travs de figuras bsicas como el cilindro, la esfera y el cono. Pero tambin es posible
identificar formantes figurativos en culturas antiguas como Teotihuacan, en tanto podemos
aproximarnos a sus propias interpretaciones del mundo natural. El ejemplo por
antonomasia es lo que se puede denominar figura-pirmide, la cual, en la lgica hasta
aqu trazada, puede ser considerado un no-signo porque es patente que su contorno sirve
para generarsignos propios de la cultura teotihuacana, precisamente porque es un formante
figurativo comn a toda la Mesoamrica que alude a un objeto del mundo natural comn: la
montaa, el cerro.
Ahora bien, es evidente que en Teotihuacan, como en todos los casos, la correlacin
figurativa entre los objetos culturales y la naturaleza no es tan clara y es un hecho que
muchas formas no coinciden precisamente con el mundo natural. Es posible comprender
ese alejamiento del referente natural, debido particularmente a la intermediacin de
recursos plsticos empleados para formar las cosas y para crear discursos. As las lneas, los
colores, los relieves etc., son elementos que por s mismos son capaces de desviar el sentido
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de las producciones figurativas y crear ambigedad discursiva; una de las caractersticas
claves para reconocer al arte. Por eso, Heinrich Wlfflin (1988: 13) estableca que por
principios fundamentales de la historia de la arte entendemos lo siguiente: en toda obra de
arte se puede distinguir una forma externa y una forma interna. Misma inercia de los
estudios ms avanzados en semitica que refieren que los discursos artsticos se distinguen
precisamente por la presuposicin reciproca entre los dos planos del lenguaje (Jakobson,
1981; Della Volpe, 1966; Lotman, 1982): a un cambio en la forma de la expresin
corresponde un cambio en la forma del contenido.
Pero volviendo a lo plstico, Flix Thurlemann y Jean Marie Floch, de la Escuela de
Paris, elaboran una semitica plstica y postulan ciertas categoras para el plano de
expresin. Entre estas, se encuentra una categora denominadaprecisamente eidtica que,
en sus trminos, designa todas las categoras que sirven para definir una configuracin
plstica en el nivel de la forma(Thurlemann, en: Greimas y Courtes, 1991: 82). Lo
importante de esa propuesta radica en la clarificacin de que los elementos plsticos pueden
funcionar, a su vez, como formantes plsticos (Greimas: 1983:40); es decir, modelos que,
desligados de su referente figurativo, sirven para la creacin de otros lenguajes. Por esa
razn se puede asegurar que la comprensin discursiva, por ejemplo, en ciertos edificios
teotihuacanos va ms all del formante figurativo montaa del cual proceden y se puede
apreciar que los elementos plsticos que los constituyeron, adquieren cierta autonoma
discursiva. Tal es el caso de esquema talud-tablero de las bases de los edificios, el cual
puede ser considerado formante plstico porque, en perspectiva, su comprensin va ms
all de ser mero revestimiento de la pirmide, convirtindose en generador, a su vez, de
otros lenguajes. Entonces es soporte para discursos diversos, mediante colores, relieves,
etc., adquiere una vasta autonoma que vale para advertirlo tan alejado de la pirmide y
encontrarlo expresado, entre otros objetos, en el contorno de las placas nasales y bucales de
mscaras y personajes de incensarios y ser relacionado entonces con discursos que hablan
de mariposas y de muerte.
Los programas figurativos
Con tales antecedentes me refiero a la eidtica como un concepto que designa al problema
semitico de la construccin discursiva del eidos, de la forma. En tanto construccin, se
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entiende tambin como un proceso dinmico, que alude a una dialctica contina y tensin
permanente entre lo interiory lo exterioren los aspectos de la realidad que se perciben. En
este caso, dado que las pinturas del Patio Blanco corresponden a un lenguaje plstico, se
trata de de comprender a los elementos y asociaciones plsticas con su interior figurativo.
Para apoyar esa intencin, traigo a colacin propuestas tericas que he realizado en otro
lado2. En primera instancia refiero la categora de programa figurativo que se define
como El proyecto que contiene un conjunto de informacin, de instrucciones o reglas de
asociacin de las partes o condiciones mnimas a que se sujeta toda produccin figurativa .
De all se deriva la distincin de cuatro tipos de programas figurativos de naturaleza
plstica con que mediante diversas materias y varias formas se construyeron en
Teotihuacan: programas arquitectnicos, pictricos, grficos y escultricos. Varias
cuestiones se implican de esas categoras, debido a que es un intento de cobertura
conceptual tendiente a sistematizar en un futuro, bajo criterios comunes, los estudios de
todas las manifestaciones comprendidas bajo el rubro de lo plstico. Se entender pues que
no me detenga aqu a pormenorizar sobre todo eso y remito a consultar en su momento al
estudio ya mencionado.
No obstante, es necesario adelantar que derivado de esa propuesta, y en tanto un
problema eminentemente semitico, es decir de construccin discursiva, es necesario
llamar a las pinturas murales, por tanto en este caso a las de los prticos de Atetelco,
como Programas Pictricos que se constituyen de ciertas partes que responden a un interior
figurativo. En esa lgica hay que resaltar el vnculo que tienen entre s este tipo de
programas con otros, principalmente con los arquitectnicos. Y es que hay que entender
que los edificios del Patio Blanco, en cuyos muros se encuentran los Programas Pictricos
que nos interesan, debieron de corresponder, a su vez, a un Programa Arquitectnico. Esto
es importante ya que cualquier interpretacin que se haga de los Programas Pictricos debe
de realizarse teniendo en cuenta que es solo una parte de un programa ms amplio. As
pues, hay que mencionar que en su estatuto de programa figurativo cada edificio tiene sus
partes constituyentes: base, cuarto y techo (lmina 1) los cuales son elementos mnimos,
invariantes, pero al mismo tiempo tienen cierta autonoma figurativa y tambin plstica.
Autonoma figurativa porque la base puede adquirir la forma de una banqueta, un
2Es la investigacin, en proceso, para la tesis de doctorado en Historia del Arte por la UNAM que se titula Esttica ycambio en el arte Teotihuacano. El caso del signo trapecio-y-tringulo.
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basamento piramidal o una plataforma; un cuarto puede desplantar sobre cualquiera de
estas posibilidades, o incluso desplantar slo del suelo y puede o no tener un prtico y; un
techo puede constituirse de cornisa, sostener remates arquitectnicos e inclusive elementos
arquitectura efmera que lo coronaba en fechas especiales. Autonoma plstica porque cada
uno de sus componentes puede ser pintado o esculpido, en fin, en mltiples y variadas
formas plsticas.
Como parte de un cuarto, un prtico tambin presenta, por su cuenta, partes y variantes. Se
constituye de tres muros y columnas cuadrangulares o cilndricas para apoyar el techo. En
los muros de los tres prticos del patio blanco de Atetelco se comprende, para cada uno, un
Programa Pictrico constituido tambin de ciertas partes figurativas las cuales hoy son
visibles casi completamente. Pero antes de decir cuales son esas partes, dado que su
apreciacin se debe, en buena medida, a la reconstruccin de Agustn Villagra, es
pertinente revisar, en el marco del contexto de su realizacin, cual fue la ruta seguida.
Un breve recuento
Acerca de los trabajos de Villagra en el sitio de Atetelco, antes que nada, hay que apreciar
que all encontr la oportunidad de realizar lo que por encargos sucesivos no haba podido
en ninguno de los sitios donde haba trabajado. En Tepantitla, realiz la consolidacin de
los fragmentos del mural Tlalocan; aunque, haba proyectado reconstruirlo al fresco. En sus
palabras, eso le servira para ensayar la tcnica prehispnica de la pintura mural. Pero tal
reconstruccin no se planeaba realizar in situ, sino en un muro sobrepuesto que estara
TECHO
CUARTO
BASE
Lmina 1. Modelo de un Programa Arquitectnico
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colocado en el interior del saln, con objeto de que se pudiera comparar con el original,
(Villagra, 1997b: 565). En Tetitla, si empez a practicar: en diferentes tcnicas: al fresco,
al seco, mezclando estas dos, con aglutinantes y sin ellos, etctera) (Villagra, 1997b: 566).
Y tambin en ese sitio, empez a ensayar un procedimiento que practicara en Atetelco y
que consiste en consolidar en la parte posterior con cemento los fragmentos de pintura
mural. Asimismo por ese tiempo realiz un trabajo en la casa de un particular, el general
Ignacio Beteta, quien segn la narracin de Villagra, era dueo de los terrenos de Tetitla y
los haba cedido al INAH a cambio de que se les pintaran algunas copias en su casa.
Finalmente el trato con el instituto no se logr, pero Villagra si hizo el trabajo por su
cuenta. Paradjicamente all es donde pudo explayar sus pretensiones de emular la tcnica
pictrica teotihuacana: Us materiales modernos y me serv de la tcnica prehispnica,
mezclando cal a los colores y aplicndolos pastosos, logrando as que el color quedara
adherido al mortero y obteniendo la misma calidad de los antiguos, con lo cual confirme mi
creencia de empleaban colores cargados de cal en la tcnica de la pintura al fresco
(Villagra, 1997b: 567). Seguramente, lo ejercitado pretenda plasmarlo en Tetitla; pero los
trabajos all fueron interrumpidos por el descubrimiento de Atetelco a donde fue
comisionado.
As pues, hay razones para creer que en Atetelco Villagra se empe en realizar,
ahora s, una reconstruccin total de la pintura mural. Su labor se concentr en el Patio
Blanco, porque era un espacio con condiciones para sus pretensiones; en su narracin:
Esta construccin la encontramos cortada y rellena de escombros, sepultada por una
estructura posterior. El reconocimiento por medio de tneles nos mostr las paredes
pintadas y en el enorme ncleo de tierra que cubra el patio encontramos innumerables
fragmentos, tambin pintados. Al ver tal cantidad de material decorado tuve la impresin de
que se podran reconstruir los murales y pusimos manos a la obra (Villagra, 1997a: 555).
Lo que se conserv de las paredes pintadas en realidad corresponden a slo un parte, la ms
baja, de algunos muros que constituyen los prticos del Patio Blanco. As pues, fue trabajo
de reconstruccin principalmente la parte alta de los muros, que corresponde a ms o
menos tres cuartas partes de la superficie total de los muros. Los pasos que sigui en su
tarea fueron varios. Se calcaron y numeraron todos los fragmentos encontrados con la
finalidad de identificar y completar los diferentes motivos de la composicin. Por ejemplo,
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en esta decoracin se vio que haba personajes, rosetones y bandas que formaban la red,
aunque todo estaba incompleto (Villagra, 1961:1). A partir de eso, se hicieron croquis y
luego un dibujo al tamao real. Sobre este, se fueron colocando las calcas de los fragmentos
originales, teniendo como las referencias particularmente los accidentes arquitectnicos:
puertas, molduras, esquinas y taludes, cuyas huellas se conservan en muchos de esos
fragmentos (Ibdem: 2). Despus se re-dibuj todo para adecuar las plantillas a los
fragmentos de estuco pintado originales. Sobre el muro del prtico se estarci el dibujo
final, para pasar el dibujo con color rojo, marcando con un contorno y con el nmero
correspondiente, el lugar de los fragmentos originales. All se horadaba para incrustar los
fragmentos que previamente haban sido consolidados por atrs con cemento. Despus se
incrustaran los fragmentos originales y en el resto del muro se pintara con el
procedimiento prehispnico pero sin dar el pulido original, para diferenciar los antiguo de
lo reconstruido (Idem). En realidad este ltimo paso solo se cumpli en el muro frontal del
Prtico 2, por lo tanto es el nico que ahora esta completo y que muestra los tres tonos de
rojo, evidentes en las partes originales: un tono esta dado por el color puro; otro mezclado
con cal, y el tercero est rebajado con agua, dando un color rosa muy claro (Villagra,
1997a: 556).
Los programas pictricos del Patio Blanco de Atetelco
En base a la reconstruccin de Villagra hoy es apreciable, en los muros de los tres prticos,
las siguientes partes que constituyen su Programa Pictrico: Parte Superior;Parte Inferior.
Cada una de estas, a su vez, refiere una Superficie Enmarcante (SEE) y una Superficie
Enmarcada (SEA). Adems, en lo que respecta a los muros frontales, el vano de acceso a la
habitacin puede presentar una Superficie Enmarcante como en los prticos 2 y 3. Hay,
asimismo hay otro elemento que caracteriza a estos programas pictricos y que atrae la
atencin cuando se ven, es lo que contiene la Superficie Enmarcada de la parte superior de
cada uno de esos Prticos, la cual he llamadoReticulado Diagonal.
Desde un principio tuve la intuicin de que todas estas partes que constituyen los
programas pictricos de los tres prticos respondan a un orden interior. La hiptesis era
que se trataba de una cuadricula vertical/horizontal que como figura interna subyace a lo
que ahora vemos. Para demostrarlo, he vuelto a dibujar los programas pictricos de los tres
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prticos de esta plaza. Las referencias primigenias fueron las medidas de lo original, que
corresponden a lo largo de la base de los muros, las cuales fueron despus cotejadas con
las medidas de la reconstruccin de Villagra que fundamentalmente dieron la altura.
Lo que proceda era dividir en n partes la longitud de la base, en lo que
inherentemente es un problema de determinacin de la proporcin utilizada para disear
estos programas. Despus de algunos ensayos, encontr que la medida del ancho de la
Superficie Enmarcante de la Parte Superior, -de lo que por cierto hay fragmentos originales
en los tres programas pictricos-, fue la medida de referencia, aunque no en s misma, sino
en su mitad y por tanto, esa es la unidad de proporcin de la cuadricula base.
Hay dos aspectos que debe corroborar la correspondencia entre esta cuadricula
interior y lo que se conserva en lo exterior. Una es la adecuacin de la Parte Inferior de los
Programas Pictricos a la cuadricula. Como se aprecia en las lminas 3-5, la Parte Inferior
de los Prticos 1 y 3 coincidi perfectamente con el cuadriculado, y en el Prtico 2 la altura
tiene una relacin proporcional de 3 y el largo de 10 debido a la saliente en talud de
esta parte de muros laterales. El segundo aspecto que corrobora la relacin forma
interior/exterior en la construccin de los Programas Pictricos del Patio Blanco, es la
coincidencia entre el cuadriculado base y la retcula diagonal que, en cada uno de stos,
constituye la Superficie Enmarcada de la Parte Superior. De los ensayos en los dibujos que
realic result que, efectivamente, dicho cuadriculado interior es la base para la proyeccin
de las lneas que configuran ese reticulado diagonal tan caracterstico de las pinturas de
PARTE
SUPERIOR
PARTE
INFERIOR
VANO
DE
ACCE
SEE
SEE
SEE
SEA SEA
SEA RETICULADODIAGONAL
SEE
Lmina 2. Modelo de un Programa Pictrico en el murofrontal de un prtico
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Atetelco. En los muros frontales de los Prticos 1 y 3 esas lneas se proyectan exactamente
de la esquina de la base y coinciden con las bandas del reticulado diagonal de la Parte
Superior. En el Prtico 2, la cuestin es algo ms compleja, ya que all las bandas
diagonales no son rectas, sino curvilneas; no obstante, como se aprecia en la lmina 4, la
disposicin de stas franjas corresponde tambin con las lneas imaginarias que se
proyectan de las esquinas de la base. Hay que sealar que los datos para sustentar estas
afirmaciones corresponden a lo que se alcanza a ver en los fragmentos originales que se
conservaron en los tres prticos, donde se aprecia el lmite de la parte inferior y el desplante
de la parte superior, donde precisamente se pueden corroborar los puntos de las
intersecciones y las medidas de las franjas del reticulado diagonal.
Cabe mencionar ahora los criterios para calcular el lmite superior del Programa
Pictrico. Hay que considerar al respecto que el primero de los prticos que reconstruy
Villagra es el Prtico 2, a partir de lo cual extrajo un patrn que reprodujo en los otros dos
prticos y que tiene que ver con los espacios romboidales que van trazando las franjas
diagonales en su entrelazado. All Villagra se dio cuenta que repitiendo las figuras de
rombos dos veces le daba all una altura de 3.32 mts., (Villagra, 1997a: 555), lo que
sumado a lo que mide el ancho de la cenefa (SEE, en nuestros trminos) coincida mas o
menos con la altura que haba observado en los muros de Tepantitla de 3.50 m (dem).
Adems de este criterio, resulta claro que ViIlagra pens en cierta simetra en la relacin
izquierda/derecha y arriba/abajo para comprender la manera como se distribuyen los
elementos pictricos. Eso explica, entre otras cosas, que la Superficie Enmarcada esta
traslapada por la Superficie Enmarcante en reas similares y que tambin debi de ser un
referente que repiti en la reconstruccin de la Parte Superior de los otros dos programas
pictricos.
Conclusin
Con la nocin eidtica se describe la relacin exterior/interior que existe en la comprensin
de la forma, y que en este caso ha pretendido ofrecer algunas aproximaciones a la cuestin
Qu hay al interior de pinturas como las del Patio Blanco de Atetelco? Inevitablemente
una pregunta de este tipo hace patente la relacin platnica entre forma e idea del eidos
que dio origen al concepto, porque no se trata d