Post on 26-Jan-2016
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Hoy martes 11 de noviembre siendo las __:___, yo Miriam Mejia, les
vengo a dar una versión resumida a quien guste escucharme de lo
que para mí, es el albur.
Haciendo una investigación minuciosa como siempre debe ser de
una mujer precavida, he encontrado que el albur siempre ha esta-
do en la lengua de todos los mexicanos, y si no me cree nada más
siéntese a pensar en lo que ha tenido en la puntita, ese sabor que
tenemos de entradas y salidas al comunicarnos, pero que siempre
disfrutamos.
A veces tan salado como el pescado, tan dulce como el camote o tan
picoso como a los mexicanos nos gusta ¡el chile!, y si no me cree no
más pregunten quién en este mundo lo digiere con la presteza que
se necesita de los hombres en éste país, y miren que no es cualquier
cosa, pues desde los mamarrachos hasta los más acomodados lo jue-
gan, y es que a la larga... cualquiera se acostumbra.
Pero definitivamente el albur es un juego que se debe mamar
generalmente desde chiquito para digerirlo bien. (no es mi caso pero
no lo niego, la verdad me hubiera gustado, para que no me agarran
de bajada, imagínense los paros que me hubiera hecho... pero bueno,
nunca es tarde para empezar)
Sin embargo, retomando el grueso de este tema hay que reconocer
que cuando se comienza este juego no hay quien pueda cerrar el pico
¡claro!, siempre y cuando se haga con frecuencia y relajado, pero todo
es cuestíon de gustos y de dejarse llevar por el deseo y el calor del
momento.
Porque definitivamente calienta que se lo echen a uno, y que lo agar-
ren desprevenido o lo que es peor sin poderle responder de la mane-
ra que se merece, o de menos ensartarlo que sería lo más correcto
en el folclore alburero. Pero al no saberlo, lo mejor es como quieren
los hombres a las mujeres cuando les dicen: ¡más callada te ves más
bonita!, ya que cabe la posibilidad de que al no entender se le llene la
boca de sumo poder al que te lo dijo.
Y es que el que sabe, siempre anda como debe ser una pistola con
mucho parque para descargar a la hora de la hora y en el lugar que
se necesite, porque de ahí se viene un estire y afloja con su oponente,
en espera que éste sepa recibir la vara con que es medido y hasta en
doble o triple proyección se lo anda echando.
Es por eso que para masticarlo bien y no quedarme como siempre
desde la trinchera viendo sin poder entrar a la batalla, me metí con
sumo gusto al Diplomado de albures, porque definitivamente es me-
jor entrarle al ruedo; ya que no es lo mismo verla desde arriba que
tenerla a un costado o lo que es lo mismo sumergirse en la emoción
y empaparse de placer al poder degustar los más exquisitos albures
dándose el lujo de ver como los oídos del contrincante son
penetrados de manera brutal por mi respuesta, pero no con el fin de
dañarlo ya que el chiste es que aguante hasta el final y cuando me-
nos lo piense se quede con la boca abierta, de preferencia babeando
al no poder contestar, digo yo, pero como para todo hay gustos es
como ver llover a unas les gusta ver gotitas a otras ver gototas y
otras de plano lo que caiga es bueno.
Ahora que para tener ese placer tiene uno que echarle los kilos ya
que hay cosas que no son tan fáciles pero, si uno busca en el lugar in-
dicado como lo hice yo al dejarme llevar en este grupo de la manera
más sutil y satisfactoria que se pueda, donde por fortuna todo salió
solo, sin quejas ni complicaciones, ¡ya gane y con pruebas repito!.
Principalmente cuando todo, se los debo a mis managers por un lado
la experta en albures nunca derrotada y jamás igualada laVerdo-
laga Enmascarada y por el otro el más notable del barrio bravo, el
Hojalatero Social, quienes se tomaron espero no la molestia, sino
por ferviente convencimiento de que somos capaces si en cifras lo
estimamos, de metro y medio y más de conocimiento que nos dieron,
aunque si debo quejarme en cuatro raquiticas pero eso sí, sustancio-
sas partes en que nos echaron al ruedo del albur.
Ya para ir acabando me queda compenetrarlos en mi tesoro que aqui
encontre y guardo con esmero, espero no por mucho tiempo ya que
me anda por dejárselas caer sobre todo para el que lo necesite; y es
compartirles que para alburear no se necesita decir groserías o sacar
de sus adentros soeces, solo ingenio como si hicieran un batido con
tus respectivos huevos para sacar a relucir la bomba de creatividad
que llevas dentro, si no me crees no más échate éste diplomado que
despertará lo mejor de ti y verás que saldrás como el torero, triun-
fante ante cualquier cogida que te quieran dar.
Así que ahora te toca acomodarte aquí en estas cuatro paredes que te
esperan para que te lleves el galardón de máximo en el uso de la len-
gua de masas que para todos hay, incluso para la pantalla chica tan
temida por todo aquel que se le pone de frente.
Solo recuerda si crees que no puedes, te ayudo, tu solo flojito y
cooperando. al fin que como dicen, el chile del albur es buen alimen-
to, engorda. (aunque no a todos)
¡Vá...monos!
Su bien ponderada
Miriam Mejia
El albur es como jugar pirinola, para dis-
frutarla no hay que pararla hasta que ter-
mine, al fin lo unico que puede pasar es
que te ensarten poniendo 1 ó 2, te lo en-
sartes con toma 1 ó 2, de plano jalándote
a otros en todos ponen, o salir victorioso
tomando todo.
¡Decídete a disfrutar!