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ANÁLISIS DE LA INDUSTRIA DEL CINE EN VENEZUELA
Sin duda alguna, el desarrollo de la industria del cine en Venezuela tiene vieja
data, en décadas anteriores se hablaba solo de una sala de cine ubicada en
diferentes zonas de una ciudad y del país en general. Con el transcurrir del
tiempo, la industria cinematográfica se vio en la necesidad de abrir una sala más
al lado de aquellas que eran muy frecuentadas por el público, para ofrecer otra
alternativa y/o oportunidad de escogencia.
Con algunos años de retraso, en relación a otros países de América, la aparición
del cine en Venezuela ha pasado por diversas etapas que lo han llevado hasta un
punto en el que se vislumbra un panorama bastante prometedor, no solo por el
vertiginoso crecimiento de esta industria durante los últimos tres años, sino por los
planes de expansión proyectados hacia finales de este siglo y del próximo milenio.
Fortalezas del cine en Venezuela
* La industria del cine cuenta con una gran asistencia del público, que superó el
porcentaje de años anteriores, si tomamos en cuenta que las ventas subieron un
33% en 1998, el presidente de la Asociación Venezolana de Exhibidores, Lorenzo
González, calculó que las ventas llegarán a 16 millardos, ya que en 1997 pasaron
el límite de los 13 mil millones de bolívares.
* El cine ofrece comodidad y confort en cuanto a butacas, además de ofrecer la
no interrupción de comerciales publicitarios, disfrutando así de la película
de forma continua.
* Brinda calidad de imagen y sonido para apreciar bien los efectos especiales.
* Poseen una amplia y costosa infraestructura tecnológica que les permite prestar
un servicio óptimo, y con un gran potencial de aprovechamiento en otras áreas de
negocios.
* Ahora, los cines brindan la facilidad de reservar vía telefónica para evitarse las
colas y asegurar la entrada.
* Un gran avance tecnológico en sus instalaciones, emisiones y servicios.
* Y por último, el gran capital del que dispone esta industria para invertir en la
multiplicación y la expansión de salas es de cuatro millones de bolívares.
Oportunidades:
* Los pronósticos apuntan hacia el aumento de la teleaudiencia para el cine,
debido a sus ventajas tecnológicas. Sobre todo si se han dedicado no solo a la
mejora en la calidad de las películas, sino también a la comodidad física como
servicio.
* La penetración del mercado que ha tenido esta empresa se encuentra entre el
35 y el 65%, y se estima según cifras oficiales que para cerrar el 2000, la
penetración sea hacia dos millones de personas.
* Posibilidad de incursión en nuevas áreas de negocios, gracias a la diversidad
del público que asiste a las salas. Tienen la capacidad para mejorar los servicios
de líneas telefónicas de reserva, cajeros dispensadores de tickets, sistemas
computarizados, variedad de dulces o pasapalos salados, ahora se permite beber
refrescos dentro de la sala con portavasos incluidos
en las butacas, y hasta se permitirá el consumo de bebidas alcohólicas para
atender a todos los gustos.
* Impulso de entrada capital que invertirá para montar 40 nuevas salas solo en el
interior del país, mientras que en Caracas se abrirán 17 salas. Pero no conforme,
se reestructurarán las que en alguna oportunidad se cerraron, estableciendo
mayores niveles de competencia y mejor calidad de tecnología, gracias a la
entrada de nuevos recursos, dinamizándose así el mercado nacional.
* Aumento de sus ingresos a través de la variedad entre películas, confort,
caramelería y bebidas.
* Los factores claves de éxito se aprecian en los avances tecnológicos que
acompañan a las películas actuales que los directores de cine han aprovechado
para atraer al público (joven) que representa la mayoría de la población
venezolana. Acompañados a su vez de tramas que aluden a las emociones (como
Titanic, Impacto Profundo, Armagedón, Pach Adam, La Vida es Bella, Rescatando
al Soldado Ryan, etc).
* Otro factor de éxito lo representa no solo la tecnología en la producción de las
películas, sino también en el espacio físico que ahora ofrece colorido, butacas
ergonómicas, amplitud, facilidad de compra de boletos sin cola.
Amenazas:
* La numerosa cantidad de salas que abarcarán las diferentes zonas de la
ciudad, puede llegar a ser excesiva y no cubrir en corto tiempo la inversión.
* Otra amenaza la representa el Gobierno con la declaración de los diferentes
tipos de
impuestos, que los exhibidores de una u otra forma deben cobrar en la venta del
ticket para cumplir con el Estado y que promueve a un costo alto de la entrada. El
hecho de que los concejos municipales vieran en el cine una alternativa para
cobrarles la tasa por Patente de Industria y Comercio, hizo que el monto bruto de
taquilla se colocara entre el 10 y el 15%. Por supuesto, que aquí está la
explicación de la duplicación en los precios de la boletería, lo que compensó de
alguna manera la caída de la asistencia.
* La competencia que representan los videoclub, que aunque posean gran
cantidad de copias ilegales, muchas personas esperan que la película llegue al
local para alquilarla a un precio más módico y verla en la comodidad de su casa
sin gastar mucho dinero.
* El precio, siempre será considerado una amenaza, aunque los precios no son
invenciones odiosas del sistema capitalista, no es más que la valoración socio-
económica de los bienes. Son un indicador de la relación existente, en un
momento dado, entre la cantidad de bienes disponibles - la oferta - y la urgencia o
necesidad que de esos bienes tienen los consumidores - la demanda.
* Los controles de precio sobre las salas reaparecieron durante el período de
junio de 1994 a abril de 1996, por lo que le quitaron a la mayoría de los
venezolanos la posibilidad de acceder al espectáculo más barato de todos.
Además de estos controles de precio máximos de los tickets ordinarios de
entradas, los empresarios
de este ramo han tenido que soportar otros controles, como por ejemplo el decreto
de Carlos Andrés Pérez en 1974 según el cual todos los lunes las entradas se
venderían con un descuento del 50% de descuento. Esta arbitrariedad continua
vigente. Como resultado, los propietarios de las salas vieron disminuir sus
ingresos y aumentar los costos, pues en esos días “populares”, suelen haber
mayores problemas de vandalismo. CAP también dispuso y continua vigente, que
los sábados, domingos y días feriados entre dos y cinco de la tarde deben exhibir
películas propias para niños , pero hay una gran diferencia entre descuentos
voluntarios y descuentos forzados, y más aun si se trata de descuentos sobre
precios normales congelados. El que existan descuentos forzados, es un enorme
desincentivo para los empresarios del sector.
Debilidades:
* Una debilidad se puede reflejar en la compra de películas que no logren captar
el interés del público y conlleve a la industria a una pérdida económica.
* De nuevo la Ley venezolana en base a la cual se estableció esta compañía, y a
través de la cual es regulada, coarta su libertad de acción en cuanto a tarifas.
Entorno
Para la década de los setenta, en todo el país se llegaron a abrir 760 salas de
cines que al ir pasando los años fue decreciendo el número de espectadores en
un 72% aproximadamente, debido a medidas tomadas por el Estado, quien hizo
reducir el número de salas en casi una tercera parte, a saber, de 760 en 1974
a 200 en 1996. A partir de esta fecha, los exhibidores de esta industria no
temieron invertir miles de dólares e iniciaron planes a favor de ellos. Aun así, para
1997 sus inversiones fueron defraudadas por el público, quienes dejaron de asistir
al cine gracias a la crisis económica que protagonizó Venezuela.
Pero sin rendir sus atributos y probabilidades, el cine toma auge en 1998,
volviéndose rentable para los exhibidores con el boom del multicine, es decir, la
multiplicación de pantallas en un mismo espacio físico con variadas comodidades
e innovaciones tecnológicas en cuanto a sonido, nitidez, efectos especiales,
formas de pago, etc.
Gracias a que la industria cinematográfica vuelve a cobrar vida, Lorenzo
González, presidente de la Asociación Venezolana de Exhibidores, pronostica un
repunte en las ganancias venideras, por lo que no teme hacer grandes inversiones
y multiplicar las salas de cine, además de expandirse a nivel local, regional y
nacional.
Ciclo de vida
Cuando el cine llega a Venezuela, obviamente tiene una entrada triunfal como
todos los medios; tiene una presencia activa que persiste por varios años en la
medida que va adquiriendo avances tecnológicos. Las personas lo tomaron más
como una forma de divertirse que de distraerse. Pero sobrevino una recesión
económica que duró 20 años, ala que la industria del cine estuvo sometida. Es
decir, tuvo su etapa de iniciación, desarrollo (en la que se dio a conocer y a
expandirse) y su etapa de declinación.
Sin embargo, no se extinguió en el tiempo, su presencia permaneció latente, con
baja demanda y hasta con pérdidas, pero el cine no se dio por vencido.
Esperó su tiempo para abrirse brecha junto a los a los avances de la tecnología,
esperó a que los mejores directores de películas aparecieran y apurando el paso
dio o dará el boom para cerrar con broche de oro este siglo. Con esto se quiere
decir, que la industria cinematográfica volvió a nacer y se encuentra en su etapa
de desarrollo.
Monopolio- oligopolio vs. Competencia perfecta:
El oligopolio perfecto se da cuando a la existencia de pocas industrias dedicadas
al cine, en este caso la Asociación Venezolana de Exhibidores dividida en el
cicuito Radonski, el de Espectadores, Cines Unidos y Venefilms, hay muchas
unidades de consumidores de películas, a esto se le suma el fenómeno de la poca
o nula diferenciación de las películas y servicios que ofrecen. Estos productos
ofrecido por estas empresas oligopólicas es tan parecido, que al público les resulta
difícil establecer una diferencia.
En tal caso, suele surgir una empresa líder, que podría ser el circuito Radonski
quien pretende abrir siete multicines en ciudades grandes, además de invertir más
de 4 millones de dólares en la recuperación de otros. Esta capacidad productiva le
permite ocupar un lugar preponderante en el mercado. Por lo que se daría el lujo
de aumentar el precio de sus entradas. Este liderazgo de precios suele producirse
cuando el mercado
está siendo atendido por un reducido número de empresas, una de las cuales es
mayor que las demás. En tales casos y con el objeto de evitar una guerra de
precios en la cual llevarían todas las de perder, las empresas de menor capacidad
se dejan guiar por aquella que ha sido capaz de imponer sus condiciones al
mercado. Otra razón por la cual la empresa líder logra dominar las condiciones del
mercado es porque, por lo general, cuenta con menores costos, ya que está en
mejores condiciones para aprovechar las ventajas de las economías de escala.
Muchas de las críticas que pudieran hacérsele al monopolio en cuanto a su
incapacidad para lograr un eficaz aprovechamiento de los recursos productivos,
son también aplicables a los oligopolios. No cabe duda de que en las economías
modernas tanto los gastos de investigación como las innovaciones a que aquellos
conducen, constituyen un factor importante de progreso. En relación con el punto
anterior, cabe señalar que son precisamente las empresas de mayor tamaño las
que pueden disponer de presupuestos importantes para destinarlos a los fines
mencionados. El resultado de tales investigaciones, por lo general, se traduce en
aumentos de productividad que usualmente terminan por beneficiar al público. Al
menos en este sentido, la estructura de las empresas oligopólicas pareciera ser la
más adecuada para rendir los mejores frutos.
Ahora bien, cuando el grado de diferenciación del producto es lo suficientemente
bien marcado, las
empresas que lo ofrecen estarán en condiciones de modificar los precios de tal
bien (películas vs. costo de entradas), dentro de ciertos límites, sin experimentar
una alteración en la demanda del mismo. Por tal razón, estas empresas
cinematográficas realizan grandes esfuerzos para intentar convencer al público
consumidor de sus productos son distintos a los de la competencia, aunque en
realidad tales diferencias son por lo general subjetivas, se refieren más a la
estructura e infraestructura que a las películas en sí.
Bajo condiciones de competencia monopolista, debemos suponer que existe
absoluta libertad para que estas empresas entren o salgan del mercado,
impulsadas por el incentivo de obtener una ganancia o desestimuladas por la
perspectiva de una pérdida. Debemos recordar que hablamos de producto cuya
diferenciación es puramente subjetiva, o bien creada por hábiles comodidades en
las salas. Así, en un mercado de estas características los bienes que participan en
el mismo son de naturaleza perfectamente sustitutiva. Nos encontramos frente a
un tipo de mercado que comparte muchas de las características tanto del
monopolio como de la competencia perfecta.
AT&T
Esta empresa es considerada como el eje central alrededor del cual giran las
telecomunicaciones en Estados Unidos, ya que se ha dedicado a trabajar sobre
una serie de estrategias que la han posicionado como líder en esta área. Sin
temor a fracasar, AT&T ha invertido miles de millones de dólares
en la adquisición de otras empresas que han ido nutriendo el gran repertorio de
ésta.
AT&T está realizando un cambio planeado que busca alcance y magnitud y que al
mismo tiempo debe encontrar la manera de acondicionar a la organización entera
para que se vaya adaptando a las metas nuevas.
Esta empresa, como todas las grandes organizaciones, con el tiempo requirió de
un cambio en su infraestructura para ganar el mercado y tener en su poder la
preferencia. Además, la autopista de la información cada día es más veloz y cada
vez va aumentando su nivel tecnológico, por lo que requiere de un líder que tenga
mucha habilidad, y tenga a una empresa de telecomunicaciones con todas las
ventajas posibles.
AT&T tuvo los cambios más importantes cuando ya se encontraba en conflictos de
burocracia, aburrimiento y hasta en cuestión de inversiones y demanda bajas.
Necesitaba un cambio más efectivo. Tenía que hacerlo antes de que entrara en
crisis.
Esta empresa quizás sintió miedo cuando estuvo en manos de Allen, éste, a pesar
de haber invertido en NCR, McCaw y EOS, quiso mantener la cultura que había
dejado establecida Olson, pero no cabe duda de que Armstrong tuvo una
estrategia más arriesgada y agresiva , porque concluyó que AT&T se salvaba de
dos maneras: vendía o invertía. Consideró que debía vender ciertas unidades que
no eran tan importantes, para adquirir otras que tuviesen que ver realmente con
telecomunicaciones.
Después de que esto sucedió o se decidió,
Armstrong trataba de hacer entender a sus compañeros, que sí resultaría, que
arriesgarse tanto le traería buenos resultados. Asunto que se confirmó cuando
Wall Street publicó que las acciones de AT&T habían superado el 33 por ciento.
Mientras que Allen intentaba ser un buen líder, y que lo logró hasta cierto punto,
Armstrong fue quien marcó la pauta y quien ha mantenido la efervescencia de la
organización que dirige. Y el éxito se le atribuye justamente a mantenerse en una
continua transformación.
Olson y Allen quisieron dar un cambio de abajo hacia arriba (botton up), pensando
que tenían suficiente tiempo para que el cambio se hiciera sentir en toda la
empresa. Allen figuró bien ante AT&T, pero no tenía un diagnóstico muy claro o
certero, de lo que la organización necesitaba para salir a flote.
Perspectivas que superó Armstrong cuando quiso dar un cambio de arriba hacia
abajo ( top down) de una forma quizás autoritaria, pero es que estaba consciente
de que había poco tiempo, y de que si él era un buen gerente, debía dar un
cambio radical.
AT&T no tenía tiempo para una reingeniería (lo que amerita cambiar cada
estructura y operación de la misma). Había que hacer algo pronto, porque existían
otras empresas competentes que estaban dando grandes zancadas dentro del
mercado estadounidense, como son las Baby Bells y Sprint.
En fin, AT&T lucha muy arriesgadamente por ser “el monstruo que controle las
líneas claves de comunicación del futuro”.
EL
UNIVERSAL
A decir verdad, este periódico junto con El Nacional, han sido los medios impresos
que desde hace años compiten en el mercado por ser líderes en su campo.
Obviamente ambos tienen diferencias tanto en diagramación como en contenido y
en estilo de redacción.
¿Por qué se adelantaron las transformaciones?, sencillamente porque a medida
que pasaban los años, la información no solo requería ser buena y veraz, sino
también atractiva a la vista del lector, que se encuentra constantemente
nutriéndose de los adelantos tecnológicos que han embargado a Venezuela.
No es cuestión de imitar a algún diario estadounidense, es solo que quien no
marche al paso de la tecnología, no es que pierda legitimidad, pero sí va
perdiendo valor, interés, incluso hasta puede llegar a perder demanda.
Las estrategias desarrolladas, a saber: la integración del color, cambio del
formato, inclusión de un cuerpo extra los domingos, los lunes, Radar los miércoles.
Además de reforzar la información y continuar reforzando la preferencia de los
anunciantes para las publicidades de sus productos.
Todo este plan estratégico es debido a que su medio contrincante ha desplegado
una serie de tácticas y estrategias que provocaron un repunte en sus ventas, en
cuanto a la calidad de la información y otros aspectos como encartes, etc.
Mientras que El Universal se estaba viendo desplazado en cuanto a búsqueda de
noticias, y más bien era demandado por la cantidad y la variedad de anuncios
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ENSAYO HISTORIA DEL CINE VENEZOLANO
Haciendo una retrospectiva, no hay duda que "si algo distingue al cine nacional, es
su vocación social u orientación sociologista (sic)", tal y como lo afirma el cineasta
venezolano Oscar Lucien.
A lo largo de la historia de la cinematografía nacional podemos observar cómo
abundan personajes emblemáticos de nuestra sociedad: el malandro, el sifrino, la
secretaria, el policía, etc. Todos ellos reflejan una realidad socio-política que se ha
convertido en el núcleo argumental del cine local. Sin embargo, durante los últimos
años los cineastas han tratado de deslastrarse de este eje argumental, abriéndose
a otros temas que muestran el inicio una evolución que apenas comienza.
Recorrido por la historia del cine venezolano
El 23 de enero de 1897 se mostró en el Teatro Baralt de Maracaibo dos filmes que
marcaron el inicio del cine venezolano: "Muchachos bañándose en la Laguna de
Maracaibo" y "Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa".
Aunque últimamente ha habido dudas acerca de la autoría de estas películas,
originalmente se les atribuyen a Manuel y Guillermo Trujillo Durán.
Después de estos intentos, no es sino hasta los años 20 cuando ocurren avances
realmente significativos dentro del séptimo arte venezolano. En 1921, se hace el
primer documental científico titulado: "El tripanosoma venezolano" realizado por
Edgar J. Anzola, Jacobo Carriles y Juan Iturbe. Tres años más tarde, este mismo
equipo de cineastas produjeron lo que sería el primer largometraje de ficción
filmado en el país: "La Trepadora"
basada en la novela homónima del escritor venezolano Rómulo Gallegos.
En 1927, por idea de un sobrino del Dictador Juan Vicente Gómez, se crea en
Maracay el Laboratorio Cinematográfico de la Nación, adscrito al entonces
Ministerio de Obras Públicas, con el fin de controlar las obras que se divulgaran
durante su mandato.
Con la caída de la dictadura, el cine habló
Aunque en 1934 se hicieron algunos intentos de hacer sonido, incluyéndole
algunos con efectos parlantes a la película "Venus de Nácar", no es sino hasta
1938 cuando el cine comenzó a hablar con propiedad en el cortometraje "Taboga"
de Rafael Rivero. Sin embargo, entre 1935-1941 el cine venezolano no tuvo
mayormente adelantos significativos desde el punto de vista económico y técnico.
En 1942, surge el primer intento de hacer cine industrial con la creación de la
empresa Bolívar Films, fundada por Guillermo Villegas Blanco. En esa época,
todos los esfuerzos de Villegas Blanco se orientaron a reactivar la producción
nacional "en términos participativos y de co-producción con países como Argentina
y México" que para la época demostraban un gran progreso industrial
cinematográfico. Años más tarde, el esfuerzo de Bolívar Films es recompensado
en Cannes con "La Balandra Isabel llegó esta tarde".
Esta película, dirigida por Carlos Hugo Christensen y estrenada el 03 de agosto de
1950, fue premiada en el festival de Cannes a la mejor fotografía. "La Balandra
Isabel llegó esta tarde" fue filmada entre paisajes exteriores y recreados en
estudio, dejando evidencia
de cómo era la vida en torno al puerto de La Guaira y sus poblaciones
circunvecinas.
A finales de los años cincuenta, el cine venezolano recibe otro reconocimiento, de
la mano de "Araya", película de la joven cineasta Margot Benacerraf. Este filme
recibió el Premio Internacional de la Crítica (Premio Compartido ex-aequo con
"Hiroshima, mon amour" de Alain Resnais) en el Festival de Cannes de 1959.
"Araya" es considerada un verdadero patrimonio de la cultura venezolana y un
clásico en la historia del cine mundial. De hecho, en 1990 fue seleccionada como
una de las cinco mejores películas en la historia del cine latinoamericano, dentro
de la retrospectiva de Latin American Visions, organizada por el Neighborhood
Film/video Project de Philadelphia.
El auge del cine venezolano
Definitivamente, los años 70 fueron los años de mayor apogeo de la gran pantalla
nacional. En 1975, el Gobierno venezolano aprobó una política crediticia para
estimular la producción cinematográfica y publicó las normas para la
comercialización de películas venezolanas. En esos años se produjeron
importantes películas tales como: "Cuando quiero llorar no lloro" (1976) de
Mauricio Wallerstein, "El Pez que Fuma" (1977) de Román Chalbaud, "País
Portátil" (1979) de Iván Feo y Antonio Llerandi, "Bolívar sinfonía tropical" (1980) de
Diego Rísquez entre otras.
Según Oscar Lucien, el cine de los 70 es un cine político. "Esencialmente de
naturaleza documental. (…) Más que producir obras estéticas se trata de
denuncias o llamados de conciencia sobre las
paupérrimas condiciones de vida de los pobres en relación a la forma de vida de la
clase media alta y alta". Lucien acota que a pesar de esto, el cine venezolano de
los setenta intentó alcanzar audiencias masivas y buscó que la gente se
identificara más con sus personajes que con el drama social en sí. Con esto, el
cine venezolano estaba girando de un eje meramente sociológico al psicológico.
En estas últimas décadas…
En 1973 coinciden dos hechos importantes que son consecuencia del otro: el
aumento del precio del petróleo y el fomento de la cinematografía con sello
nacional, basándose en políticas crediticias para estimular la producción nacional.
Sin embargo, luego de la llegada al país de la televisión a color en 1980 y junto a
la severa crisis financiera del llamado "Viernes Negro" de 1983, la producción
audiovisual decayó en un amplio margen, en comparación con el auge
experimentado en los setenta.
A pesar del panorama, algunas películas logran ser galardonadas en festivales
internacionales, tales como "Orinoko Nuevo Mundo" de Diego Rísquez, "Desnudo
con Naranjas" de Luis Alberto Lamata y "Oriana" de Fina Torres. El estilo que
dominaba en la pantalla de cine de los años ochenta tenía una marcada tendencia
a mostrar la delincuencia, la marginalidad y la violencia, a través de imágenes con
fuertes elementos populares y urbanísticos que dejaban entrever la realidad social
y la pintoresca personalidad del venezolano.
Ya en la década de los noventa, los realizadores de los setenta se mezclan con
los nuevos talentos
y se crea una apertura artística con un abanico de temas más variado, en los que
es posible ver cine de corte social, ficción, suspenso, animación, humor negro y
drama. Los conflictos personales del ser humano quedan expuestos con más
relevancia en las nuevas producciones. Las temáticas de corte histórico, las
historias juveniles e infantiles, han tomado más presencia dentro del medio.
En 1992 se frustran dos golpes de estado, por lo que el clima de tensión se
apodera del sector productivo del país. Basándose en estos hechos, Carlos
Azpúrua realiza el filme "Amaneció de Golpe", que tuvo una considerable
asistencia de público a las salas de cine. En 1997 se realiza el Festival del Cine
Venezolano, en donde se estrenan los filmes "Salserín, La Primera Vez" de Luis
Alberto Lamata, y "Pandemónium" de Román Chalbaud, bajo un clima de tensión
económica, pobreza extrema y un cercano cambio de Gobierno.
El cineasta Diego Rísquez se anota, en el año 2000, un gran éxito profesional y de
taquilla con la creación de "Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador" que
recibió muy buenas críticas de instancias nacionales e internacionales, al ser
poseedora según palabras del mismo Rísquez de "un guión donde los actores
lloran, se ríen, se aman, donde pasan muchas cosas y, al mismo tiempo, se
mantiene un cuidado estético y un preciosismo a nivel de la imagen" (sic). Con
éste filme, se inició el cambio de siglo en el séptimo arte nacional, y al mismo
tiempo, se sembró la semilla que alumbrará el camino de las próximas creaciones
en
las que predominarán nuevas fórmulas narrativas y visuales, y que sin duda
alguna, constituirán el reflejo de una sociedad marcada por importantes cambios
sociales, políticos y culturales.
||[ ENLACES]||
Cinemateca Nacional
Consejo Nacional de la Cultura
Bolívar Films
Cine Archivo Bolívar Films
Foto tomada de:
http://www.innovarium.com
Tan sólo dos años después que los hermanos Lumiére inventaron el
cinematógrafo, en Venezuela Manuel Trujillo Durán proyectó en 1897: “Muchachos
bañándose en la laguna de Maracaibo” y “Un célebre especialista sacando muelas
en el Gran Motel Europa”. Previo a esto, y en clara discordancias, algunos
historiadores destacan un año antes la presencia de un vitascopio en Caracas,
Valencia y Barquisimeto.
[pic]
Lo que uno piense que representa Manuel Trujillo Durán en la butaca del séptimo
arte nacional siempre será una lectura, una apreciación. Algunos dirán que es el
primer cineasta, el primer cortometrajista y/o documentalista. Otros creerán que
fue un espíritu arriesgado con las tecnologías del momento, y hay quienes lo
describirán como un comerciante, un hombre de negocios. El Profesor Ricardo
Tirado (q.e.p.d.) señaló que para el tomo I de “Memoria y notas del cine
venezolano (1896–1959)” entrevistó a familiares de Manuel Trujillo Durán, y éstos
le manifestaron que en ningún momento se consideraba un cineasta. Simplemente
era un empresario de espectáculos que quería hacer dinero.
Las circunstancias que promueven la gestación de un cine venezolano están
marcadas por un
interés comercial, combinado con la posibilidad de entretenimiento. Además de
ese signo característico de documentalizar. Posteriormente se va añadiendo el
interés artístico. En 1907 comienzan a aparecer pequeños reportajes
cinematográficos, que se sucederán ininterrumpidamente hasta la regularización
de los noticieros nacionales a comienzos de la década de 1930. El primer
cortometraje con sonido sincrónico (con diálogos y musicalización) corresponde al
año 1938: Taboga de Rafael Rivero.
Las etapas
Las etapas
Periodizar el cine venezolano siempre es un trabajo complicado. Ha habido varios
intentos. Uno de ellos: los dos tomos rojos de Ricardo Tirado que siempre serán
un buen legado a pesar de las fallas encontradas en los métodos de investigación
histórica.
Partiremos de la clasificación de Ambreta Marrosu, reseñada en su trabajo
“Periodización para una historia del cine venezolano”. Esta periodización se realizó
en torno a la estructura de producción principalmente. Añadiremos algunos
elementos a los períodos y completaremos las etapas, ya que únicamente abarcan
hasta 1980. Mencionaremos películas en cada uno de los períodos sin ser
rigurosamente exhaustivos.
Períodos:
1.- Cineastas Incidentales (1897- 1924). Son cineastas que se mantienen
económicamente de profesiones diferentes. Se trata de un grupo de empresarios
de espectáculo, exhibidores y fotógrafos que luego hicieron cine. Desde esta
primera etapa estaba presente la dificultad de recuperar costos. Corresponden a
esta etapa: “Muchachos bañándose en la laguna
de Maracaibo”, “Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Motel
Europa”, “El Relicario de la Abuelita”, “Don Leandro, el inefable”, “La Dama de las
Cayenas”.
2.- Cineastas Integrales (1924-1940). Arranca en 1924 con la fundación de la
productora Triunfo Films. En esta etapa aún cuando tienen otras profesiones, los
cineastas se asumen como profesionales del cine. Tienen dos líneas
fundamentales de producción: la propaganda o el cine- espectáculo. Corresponde
a esta etapa las primeras películas sonoras y los reportajes cinematográficos o
noticieros producidos por los gobiernos de Juan Vicente Gómez y Eleazar López
Contreras. Obras: “La Trepadora”, “Taboga”, “El rompimiento”, “La venus de
nácar”.
3.- Cineastas Pseudostandard (1940-1950). Se gestan dos grandes intentos de
erigir una industria cinematográfica nacional con “Estudios Ávila” y “Bolívar Films”.
Ya se consideraba la actividad cinematográfica como rentable y se instala el
modelo internacional de cine de ficción. La iniciativa de producción venía cada vez
más del productor. Obras: “Juan de la calle”, “Alma llanera”, “Las aventuras de
Frijolito y Robustiana”, “Dos hombres en la tormenta”.
4.- Cineastas Autores (1950- 1966). Nace un cineasta con una necesidad
personal, que avanzaba a la par del Neorrealismo Italiano y La Nueva Ola
Francesa. Es el cineasta convencido de su primacía. Se encuentran aquí Margot
Benacerraf y Román Chalbaud, por ejemplo. Obras: “La Escalinata”, “La balandra
Isabel llego está tarde”, “Territorio verde”, “Caín Adolescente”, “Araya”, “Isla
de Sal”.
5.- Cineastas Independientes (1966-1973). Aquellos cineastas que aún trabajando
por encargo para instituciones gubernamentales, su principal fuente de ingreso
provenía de su trabajo independiente. Son diversas las modalidades de
producción: encargos institucionales cumplidos, encargos institucionales
aprovechados para el mensaje independiente, producción independiente y
producción institucional gerenciada
libremente. En este período destaca el documentalista Jesús Enrique Guédez.
Obras: “La ciudad que nos ve”, “Pozo muerto”, “Estallido”, “Pueblo de lata”.
6.- Cineastas Integracionistas (1973- 1980). Un grupo de cineastas integrantes o
fuertemente conectados con la élite intelectual y el empresariado cinematográfico
industrial y comercial se lanza al largometraje con una lectura del momento
histórico a manera de crítica social. Algunos autores denominan este hecho como
“el nuevo cine venezolano”. Los cineastas empiezan a demostrar que pueden
hacer cine y llenar las salas, de modo que el gobierno otorga créditos
cinematográficos. Fundan empresas y se convierten en “autores- productores”.
Esas empresas de producción cinematográfica se caracteriza por un capital
constituido ad hoc para un producto determinado. Obras más destacadas:
“Cuando quiero llorar no lloro”, “La quema de Judas”, “Soy un delincuente”, “El pez
que fuma”, “La empresa perdona un momento de locura”, “Simplicio”. Esta última
película representa una temática atípica para el momento.
7.- Cineastas integracionistas y comienzo de la crisis (1980-1990).
El inicio de la década de los ochenta continúa con el esquema de producción y la
temática de los años 1973-1980 (“Macu, la mujer del policía”, “Homicido Culposo”,
“La graduación de un delincuente”, “El atentado”). A la par, se producen otros tipos
de películas que abordan el entorno de los niños en determinadas comunidades y
sus dificultades (“Yakoo”, “Pequeña Revancha”) o la mirada a la mujer (“Macho y
Hembra”, “Oriana”). Se imponen los records de taquillas más altos en la historia
del cine venezolano. En esta década el país cae en una crisis financiera y hay una
notable disminución de la producción cinematográfica.
8.- Cineastas de la crisis del cine nacional (1990-2000). En el año 1990 las tres
más taquilleras fueron “Un sueño en el abismo”, “Disparen a matar” y “Jericó”.
Esta última con buena crítica y premios internacionales. En 1994 se decreta la Ley
de Cinematografía Nacional, pero casi toda la década se caracteriza por una
escasa producción cinematográfica, en comparación con los 80.
Las películas más taquilleras de esta década son: Salserín, Sicario y Huelepega.
Éstas dos últimas producciones son el resultado de la díada Schenider- Novoa.
9.- Cineastas de la era digital y apoyo a las óperas prima (2000…). Los ingresos
petroleros vuelven a incrementarse y el CNAC dispone de dinero para apoyar a
varias óperas primas. La primera película realizada en digital y estrenada en salas
comerciales fue “Yotama se va volando” (2003). Con la creación de Fundación
Villa del Cine se apoya a los veteranos y jóvenes. Lamentablemente,
la taquilla no ha favorecido a las películas realizadas por la productora del Estado.
“Secuestro Express”, en 2005, se convierte en la tercera película más taquillera de
la historia del cine venezolano con 932.438 espectadores (si sólo tomamos en
cuenta las estadísticas disponibles del número de espectadores del CNAC). Esta
película abandona la preocupación de realismo social, mostrando en cambio, un
poco de, hiperrealismo. A “Postales de Leningrado, 2007” le ha ido bastante bien
en festivales internacionales. Hay un auge de cortometrajistas independientes y
otros apoyados por el CNAC. Otras obras: “Manuela Sáenz”, “Una casa con vista
al mar”, “El Caracazo”, “Punto y Raya”, “1888. El extraordinario viaje de Santa
Isabel (Orinoco)”, “Puras Joyitas”, “La Clase”, “Señor Presidente”…
Lo característico
Hablar de un ADN característico de la gran pantalla venezolana es arriesgado.
Frente a la diversidad temática, no existe un hilo conductor en toda la filmografía
durante 112 años. Quizá hay rasgos comunes en las décadas de los setenta y
ochenta, sin que esto signifique un patrón inquebrantable. Así, frente a “Cuando
quiero llorar no lloro”, “Soy un delincuente”, “El Reincidente” y “Macu”, están
Simplicio, Oriana o Yakoo.
Actualmente los cortometrajistas y largometrajistas son de una diversidad de
pr[pic]ofesiones y experiencias. Con inquietudes e intereses bastantes diferentes.
Si de manera obligada tuviéramos que hablar de un ADN, éste estaría conformado
por los ensayos-errores en los guiones, el intento esmerado en
comunicar algo, la imagen estereotipada de los personajes y la obsesión por
registrar o retratar la realidad, aunque ésta nunca sea lo captado por la cámara.
No podemos hablar de figuras o sucesos referenciales del ADN en el cine criollo.
Es necesario hacer una investigación seria en la filmografía venezolana, que
cumpla con los requisitos de cronología y, sobre todo, exhaustividad.
Preferencias en géneros y temáticas por parte de los cineastas
Optamos por no hablar del “gusto de los cineastas criollos”. Si nos remitimos a
Gadamer, nos recuerda que el gusto fue un criterio estético desarrollado por Kant,
vinculado con la moral. Ya se han desarrollado otros criterios estéticos y el gusto
no es tan determinante. En consecuencia, pensamos en el acto de creación del
cineasta, del cual deriva la preocupación secundaria por géneros y temáticas.
El mayor grueso en cuanto a géneros se concentra en la ficción. En segundo lugar
está el documental. Asumimos como género una clasificación general basada
primordialmente en los modos de hacer, es decir los modos de recreación del
universo humano y de creación del mundo de imágenes: ficción, documental,
animado. El drama, la comedia serían subgéneros de la ficción.[pic]
En cuanto a temáticas: desigualdad, pobreza, injusticia, vivencias urbanas,
vivencias rurales, miradas feministas… y últimamente “el pueblo” y su papel
protagónico, tanto en ficción como en documentales.
Cine venezolano: ¿palestra narcisista?
Antonio Weinritcher, en su libro El nuevo cine americano, señala que “el género
es un consenso social que depende y refleja muchas de las expectativas de la
audiencia en un momento concreto”.
En esta cita se pone en cuestionamiento al artista más que la audiencia. Se
supone que el artista es libre en su acto de creación y sólo él, es responsable de
escoger las vías que considere más apropiadas para realizar su obra. En el caso
que sea por encargo pues tiene la habilidad de estampar su propio sello.
Determinados momentos históricos (políticos, económicos y sociales) han dado
lugar a diversas lecturas por parte de los cineastas venezolanos. No se trata que
la audiencia haya definido las problemáticas mostradas en el cine criollo. Una cosa
es lo que se observa para posteriormente ficcionar, animar y/o documentalizar.
Otra cosa, muy diferente, es reflejar las expectativas del público.
El cine venezolano no ha sido, ni es, una palestra narcisista. El narcisismo es una
excesiva complacencia en nosotros mismos, en nuestras facultades y grandezas.
Las películas venezolanas, más taquilleras, han sido más bien de denuncia, de
crítica social.
Cine venezolano e imaginario social
El imaginario social o colectivo consiste primordialmente en la creación de
significaciones, de imágenes o figuras que constituyen el soporte de lo que
pudiéramos llamar la institución social-histórica de cada país. Pero no debe
entenderse el imaginario como reflejo o “espejo de”. No es como afirma Andreina
Gutiérrez “que el país nunca ha querido reconocerse en el espejo que le muestran
las películas”.
El cine se ha convertido en
un instrumento eficaz para la institución del imaginario social. El cine participa en
la construcción de este imaginario cuando en sus discursos da lugar a la aparición
y perpetuación de estereotipos sociales, los cuales pueden permear, o no, los
comportamientos de los individuos.
Los estereotipos más perpetuados en Venezuela no han sido, únicamente, el de
malandros, prostitutas y drogadictos sino, también, los típicos estereotipos del cine
clásico norteamericano y del mundo de las telenovelas: “el chico millonario”, “la
mujer pobre enamorada”, “la madre sufrida”. Los estereotipos acerca de nuestro
cuerpo policial: “el incompetente” y “el corrupto”. Y más recientemente los
estereotipos de: “el pueblo protagonista”, en constraste con el “pueblo pobre” de
los filmes de los 70 y 80.
Para Carlos Oteyza “durante los últimos años el cine venezolano no tiene
presencia en el imaginario cultural del país. Para él muy rara vez, una película
venezolana se traduce en el comentario de la opinión pública”. Consideramos que
esta afirmación muestra una reducción de lo que ya definimos como imaginario
social a una simple matriz de opinión.
Cuando una parte del público venezolano dice no gustarle el cine venezolano
porque siempre es de prostitutas y malandros, no creemos que estén buscando
más elementos creativos de parte de los cineastas. Simplemente es falta de
información, porque irónicamente ese mismo público llena las salas comerciales
con películas norteamericanas de acción, violencia y melodramas.
Aciertos y dolencias del cine venezolano
Si
hablamos de aciertos de taquilla del cine venezolano no podemos dejar de
mencionar a aquellas películas, que según cifras del CNAC (*), lograron reunir a
más espectadores: Homicidio Culposo en 1984 (1.335.085), Macu, La Mujer del
Policía, en 1987 (1.174.226), Secuestro Express en 2005 (932.438), Manón en
1986 (908.208), Con el Corazón en la Mano en
1988 (885.833), La Generación Halley en 1986 (758.091), De Mujer a Mujer en
1986 (743.153), Colt Comando en 1987 (550.233), Salserín en 1997 (546.265),
“13 segundos” en 2007 (383.808), “Una Abuela Virgen” en 2007 (346.231),
Huelepega en 1988 (301.55).
En el caso de Macu, de Solveig Hoogesteijn, se logra derrotar en las taquillas de
las salas a todas las películas estadounidenses exhibidas ese año en el país,
incluyendo Superman, que resultó la más taquillera a escala mundial.
Si hablamos de aciertos en cantidad de premios en festivales internacionales
podemos mencionar en los 80 a “Pequeña Revancha” de Olegario Barrera. Punto
y Raya (2005) logró conquistar 30 premios internacionales. Más recientemente a
“Postales de Leningrado” de Mariana Rondón le ha ido bastante bien.
Si hablamos de aciertos por la calidad del premio, estaría el Prix de la
photographie (Cannes 1951) otorgado a la “Balandra Isabel llegó esta tarde” de
Carlos Christensen y la Cámara de Oro para “Oriana” de Fina Torres en el,
también, Festival de Cannes, en 1985. El Cannes tiene la particularidad de ser un
festival, donde por tradición, se premia la fotografía, la música, la edición o
cualquier otro
elemento, considerando siempre la integración de los demás.
La mayor dolencia en nuestro cine venezolano ha sido el “no educar al público”. El
esp[pic]ectador se educa mostrándole películas de todas las latitudes. De Usa,
Francia, Italia, Japón, China, Rusia, Irak, Irán, Brasil, Colombia, Argentina,
Venezuela…
¿Qué ha aportado el cine venezolano a la gran pantalla latinoamericana?
Indudablemente el mayor aporte a la pantalla latinoamericana es de países como
México, Cuba y Argentina. La primera encuesta mundial sobre los 100 mejores
títulos del cine iberoamericano, convocada por el portal NOTICINE.com y
respondida por profesionales del cine, críticos, periodistas, organizadores de
festivales y aficionados en general, eligieron a la cubana “Memorias del
subdesarrollo”, dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, como la cinta latina más
destacada de la historia, seguida por la hispano- mexicana “El laberinto del fauno”,
de Guillermo del Toro, y la mexicana “Los olvidados”, de Luis Buñuel.
Como un ejercicio curioso contamos la cantidad de películas de esta lista y
encontramos que México tiene un total de 16, Cuba 12, Argentina 13, Brasil 11,
Colombia 8, Perú 2, Ecuador, Puerto Rico y Uruguay: 1 cada uno, Bolivia 2, Chile
y Venezuela: 3 cada uno. En el caso venezolano los filmes son: Jericó (posición
número 63), El Pez que fuma (posición 84) y Amaneció de Golpe (posición número
99). Dos de estos filmes van en la tónica de la crítica social y justamente, creemos
que, el mayor aporte del cine venezolano a la gran pantalla latinoamericana
es la manera como en la década de los 70 y 80 se hicieron denuncias sociales, de
manera tan abierta. A pesar que en 1981 fue suspendida la filmación de
“Ledezma, el caso Mamera”, y en 1982 su realizador (Luis Correa) cumplió arresto
bajo la acusación de apología del delito por su filme. Esto no fue motivo para que
los cineastas dejaran de abordar la temática que venían trabajando.[pic]
El caso Jericó es bien particular porque se trata de un fraile que termina
adoptando todas las costumbres de una etnia. Es un proceso de cambio radical.
Una temática innovadora para el momento.
El actual cine venezolano, ¿qué dice la gente y algunos profesionales del área?
“Pienso que estamos en un buen momento en cuanto a la producción del cine
nacional, con un personal técnico muy calificado producto de las coproducciones
extranjeras que en años anteriores vinieron a Venezuela y la cantidad de personas
que a su vez lo hicieron fuera y que regresaron para contar nuestras historias. Las
nuevas tecnologías y las nuevas generaciones estan contribuyendo, asi lo ponen
de manifiesto. Sólo basta con ver la cantidad de premios que nuestro país recoge
en los festivales. Ley de cine, instituciones y cineastas en genera,l tenemos que
continuar contribuyendo con una industria que cada día sea más independiente y
rentable” (Pedro Bereciartu Parra. Documentalista. Caracas)
“Yo creo que el cine venezolano (y la cultura en general) es epiléptico. Es lo
primero que apoyan cuando sobra dinero y lo primero que quitan cuando hay
crisis. También es inconstante
en cuanto a la formación de sus componentes técnicos y artísticos. Se hacen
esfuerzos aislados por preparar cierto personal, pero no hay una política de
formación coherente, que aprenda de otras experiencias educativas. Entonces el
cine aquí se sigue haciendo a lo pionero, románticamente, con un montón de
gente que fue preparada por otra que a su vez entendió el hecho cinematográfico,
como algo que debía resolverse sobre la marcha. N[pic]o es malo en sí. Pero ha
sido superado, no solo en Australia, en Polonia o en Francia. Ha sido superado ya
aquí en este continente, en Chile Argentina o Brasil. Tienen, por supuesto otros
problemas. También nuestro cine tiene el vicio del “autor”. Entiendo que pueda ser
un problema económico, o político. Pero el hecho cierto es que abundan “autores”
sin obra, “directores” sin películas, productores que resuelven a “realazo limpio”.
Así vemos a un Director que produce, actúa, hace la cámara, corrige al sonidista,
busca dinero, se encarga de la distribución… Finalmente a nuestro cine, pienso
yo, le hace falta Gerencia. Gerencia en el amplio sentido de la palabra. Gerencia
que pueda entender las necesidades de un rodaje y de un montaje o la necesidad
de aplicar leyes para financiamiento. Quizás sea un “estadista” de cine lo que
haga falta. Sin embargo el cine venezolano necesita sobre todo respeto. Respeto
de los que lo hacen, de los que lo producen, de los distribuidores y respeto del
público. Tuvimos una muy buena época de conexión entre el público y los
realizadores entre los 70 y los
80. Eran otros tiempos, dirán algunos. Pero había más de 180 salas de cine.
Muchas de ellas en barrios clase media-baja de Caracas. Y la gente le gustaba
más ir a ver “Homicidio Culposo” que “Tiburón”. Quizás el respeto hacia nuestro
cine tenga ver más con el respeto hacia nuestro país y a nosotros mismos. Que
mas sea importante ver la “Era del hielo” en 91 salas que “Libertador Morales” o
“Swing con son “en 14, refleja sobre todo una baja autoestima de país… Y de
gente. Mi profesor Manuel de Pe[pic]dro dice: ´Ustedes tienen una posibilidad
inimaginada que nuestra generación no tuvo. Hacer cine con las nuevas
tecnologías. Olviden la pretensión de trabajar en 35 milimetros. Planteen historias
que puedan ser contadas con una camarita, usen la Internet para distribuirlas´. Es
posible que yo lo haya interpretado mal, pero en esa frase también hablaba de la
pretensión, de la vanidad infinita de los hacedores de cine del país. Aquí hay un
montón de gente que no sabe construir un plano decentemente y quiere usar una
grúa multimillonaria. Y el espectador, acostumbrado a las maravillas técnicas y
narrativas del cine estadounidense, resiente esa vanidad. Creo que la mejor frase
sobre este tema se la oí a Alfredo Anzola ´…Conozco un montón de muchachos
recién llegados de EEUU o de Republica Checa, con un titulote debajo del brazo,
diciendo – ahora si van a saber en este país, como es que se hace buen cine-
Consiguen el dinero, filman, montan la película, y ¿Qué es lo que obtienen al final?
Una película Venezolana…´
Habría que investigar
las razones de tal misterio.
(Eleazar Moreno Ortiz. Sonidista. San Antonio de los Altos)
“El cine venezolano atraviesa un momento de dualidad. Por el lado positivo: la
reforma de la Ley de Cine, el surgimiento de la Villa del Cine, el aumento de la
cantidad de producción, el masivo surgimiento de nuevos realizadores y
guionistas, el impresionante desarrollo del género documental, y la evidente
elevación de la calidad profesional y técnica de sus productos. En el aspecto
negativo, es de lamentar la poca ambición estética y conceptual de la mayoría de
las historias, particularmente entre los jóvenes realizadores, así como la evidente
autocensura al que se someten los cineastas -jóvenes y veteranos- con el objeto
de no incomodar a quienes tienen en sus manos decidir cuáles películas se
producen”[pic]
(Thaelman Urgelles. Cineasta. Caracas)
“Pienso que el cine veenzolano ha evolucionado muchisimo, en todos los sentido,
sobretodo en las temáticas de las películas y por supuesto en la tecnología. Sin
embargo aún nos falta desarrollarnos más…. sigan adelante porque talento nos
sobra”.
(Orlando Figueroa. Asesor de Viajes Senior. Caracas)
“Tengo ya dos años fuera de Venezuela, no he visto las últimas pelis y bueno, lo
que sé de la situación actual del cine, es básicamente lo que leo en la prensa y los
blogs. De modo que me sería un poco arriesgado opinar. En todo caso,
superficialmente, puedo decirte que yo veo la situación bien pero mal….je, je, je…
es decir, veo más producción y más actividad de cine clubes, así como de
Educación y festivales. El ejemplo del CIECA, de blogs como el de ustedes o de
Carlanga, es muy loable. Sin embargo, un cine que dependa de la renta petrolera
para mí es un cine destinado al subdesarrollo siempre. Mientras el cine no se tome
como un medio que ayude a diversificar nuestra economía no creo que nuestra
industria pueda crecer. Sinceramente, no creo en un cine rentista y tampoco en
una filmografía heroica, como la de La Villa. Las vanguardias latinoamericanas
apuestan a otros temas con producciones de bajos recursos. Ejemplos sobran: el
cine de Gaviria, de Trapero, etc. La educación cinematográfica en Vzla también
deja mucho que desear. Es muy, pero muy precaria e incipiente. No sé, esta es mi
impresión desde afuera”[pic]
(Andrea López. Videasta. Documentalista. México)
“Considero que el CINE VENEZOLANO está llegando a su madurez en muchos
aspectos, porque:
1) los cineastas que comenzaron en los 6O y 70 están consolidados y reconocidos
a nivel nacional e internacional. 2) Se está conformando desde los 80 una nueva
generación de cineastas y videoastas con bastante nivel técnico y teórico. 3) Han
surgido escuelas y centros de investigación en el área de los estudios fílmicos en
varias universidades del país. 4) existe una bibliografía consistente sobre el cine
venezolano, en el contexto del cine latinoamericano e internacional. 5) Se están
realizando talleres, seminarios, congresos o simposios donde se presenta
muestras y retrospectivas del cine venezolano. 6) los festivales nacionales de cine
–como el Manuel Trujillo
Duran en Maracaibo y el de FUNDEARC en Mérida–continúan siendo atractivos
para estudiantes, profesores, investigadores y público en general. 7) Los cineastas
venezolanos–formados en el país o en el exterior—se han dado a conocer por su
producción, seriedad y profesionalismo donde quiera que trabajan: Canadá, USA,
Europa u otros países de Latinoamérica, e incluso Asia y África. [pic]se han creado
y mantenido con éxito salas de cine alternativas en diferentes ciudades del país,
como el CINE CLUB -LUZ, la Sala Audiovisua[pic]l del CENTRO DE ARTE DE
MARACAIBO, el Centro de Bellas Artes y el histórico TEATRO BARALT. Como
investigadora del cine nacional, particularmente del cine zuliano y presidenta del
Festival Manuel Trujillo Duran, es un privilegio ser testigo de primera fila de este
proceso. Larga y fructifera vida para el Cine Venezolano” (Emperatriz ARREAZA-
CAMERO. Presidenta del FESTIVAL MANUEL TRUJILLO DURAN. CINE CLUB
UNIVERSITARIO DE MARACAIBO. UNIVERSIDAD DEL ZULIA. Maracaibo)
“Yo veía antes mucho cine venezolano, del actual veo poco. Lo que se del actual
cine es por la entrevista que le hicieron a ustedes en la Revista CG Latin
Magazine” (Emma Rodil. Maestra jubilada. Los Teques)
“De las actuales películas veo las que me llama la atención. Vi Venezzia, Día
Naranja, Libertador Morales, Un Lugar Lejano. Algunas mejores que otras. Lo que
si evito son aquellas películas con tilde político pues yo no voy al cine a ver
política. Voy a entretenerme o aprender, no a amargarme la vida” (Kevin Lazo.
Gerente de Ventas. L