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1boletín
6ª época • agosto-octubre 2003 • Número 1
Archivo General de la Nación
Boletín del AGN6ª época • agosto-octubre 2003 • Número 1
Consejo editorial
Director GeneralJorge Ruiz DueñasDirectora del Archivo Histórico CentralDulce María Liahut BaldomarDirector del Sistema Nacional de ArchivosCarlos Ortiz PaniaguaDirector de Investigación y Normatividad ArchivísticaCarlos Román GarcíaDirectora de Publicaciones y DifusiónMarina Núñez BespalovaJefe del Departamento del Registro Nacional de ArchivosYolia Tortolero CervantesJefa del Departamento de PublicacionesCarlos Miranda
Diseño y formaciónMaricarmen Miranda Diosdado
ISSN-0185-1926D.R. © Secretaría de GobernaciónAbraham González 48,Col. Juárez, Delegación Cuauhtémoc06699 México, D.F.
D.R. © Archivo General de la Nación-MéxicoEduardo Molina y Albañiles,Col. Penitenciaría Ampliación15350 México, D.F.
Boletín del Archivo General de la Nación, edición trimestral, agosto-octubre de 2003Edición y difusión: 51 33 99 00 ext. 19325, 19330. Fax: 5789 52 96 Correo electrónico agn@segob.gob.mx; www.agn.gob.mx. Domicilio de la publicación: Palacio de Lecumberri, Av. Eduardo Molina y Albañiles s/n colonia Penitenciaría Ampliación, Delegación Venustiano Carranza, C.P. 15350, México, D.F.
Reserva al título en derecho de autor, certificado de licitud de título y certificado de licitud en contenido, en trámite.Derechos reservados conforme a la LeyImpreso en México.
Í n d i c e
Editorial 9
GaleríasLibros y lectores en México, 1750-1850Cristina Gómez Álvarez 11
Siqueiros y los Hermanos MayoCitlalli Nares Ramos 29
Aprobación de la erección de la Colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe y solicitud de ascenso a canonjías de Gracia en la ColegiataIgnacio Silva Cruz 45
Carta del presidente Madero a Fausto Moguel, director del periódico El Imparcial
Jorge Nacif Mina 69
ÍndicesInventario de la Colección de Carteles Cinematográficos del AGN 77
PanópticoMIGRACIONES
Genealogías (fragmento)Margo Glantz 105
Legislación sobre españoles en México, 1821-1860Macrina Rabadán 119
Los náufragos del OrinocoJavier García-Galiano 127
El último refugio. Los rusos molokanos del Valle de Guadalupe José Alfredo Gómez Estrada 137
Población africana y sucesoresArturo Motta 153
Los barcelonnettes en México, pasado de unos, historia de todosAnne Elyse Lebourgeois 159
PortalesConservación preventiva para archivosen clima tropicialLilia Patricia Sánchez 165
Caleidoscopio 183
Publicaciones 187
EcosOctavio Paz, mecanógrafo del AGN 191
Editorial
D ESDE HACE MÁS DE 70 AÑOS, EL ARCHIVO General de la Nación testimonia los resulta-
dos de su quehacer en esta publicación periódica que ahora inaugura su 6ª épo-
ca. Las diversas visiones de quienes han alimentado este espacio, sin duda tradicional
y útil, reúnen la reflexión histórica, el análisis de la labor archivística e instrumentos
de consulta de los acervos documentales que, en ocasiones, dan al lector interesado la
posibilidad de tener acceso a reproducciones de documentos originales custodiados en
el Palacio de Lecumberri.
Esta nueva época del Boletín busca la pluralidad y la convergencia de disciplinas
que se nutren de la Historia, pues esa misma diversidad es la que compone la memo-
ria documental del AGN. Literatura, cine, pintura, fotografía, análisis de inmigraciones
al México que recibía la modernidad de principios del siglo XX —como tema central—
o técnicas de conservación de archivos, son algunos temas desarrollados en este pri-
mer número ilustrado con fotografías de los fondos Waite y Propiedad artística y lite-
raria.
A partir de esta edición y de manera especial, ponemos a disposición de archivis-
tas nacionales e internacionales otra herramienta de difusión de sus labores, como
parte toral de nuestro quehacer. Conservación, restauración, ordenación, nuevas tec-
nologías, serán materia común de nuestras páginas. Esta publicación periódica estará
encaminada no sólo a la exploración de fondos documentales, sino a su registro y per-
manencia, pues en ello abreva el ejercicio histórico.
Migrar es volver a nacer con una cruda conciencia de que se está en tierra ajena y
una sutil esperanza de poder asimilarla. Tal vez porque siempre seremos migrantes del
tiempo, creímos adecuado tomar este tópico para nuestro primer encuentro editorial
que es sólo una sugerencia sobre las lábiles fronteras del tiempo y el espacio.
G a l e r í a s
11
LIBROS Y LECTORES EN MÉXICO, 1750-1850
Cristina Gómez Álvarez*
E n México existe un rezago en el
estudio de la cultura del impreso.
Prevalece en nuestra historiografía la
modalidad de la bibliografía y de los
inventarios de bibliotecas públicas
que, si bien son importantes y punto
de partida para la investigación, son
insuficientes para la explicación histó-
rica del tema. Por fortuna, reciente-
mente se ha renovado el interés por la
historia del libro, de los lectores y de
las prácticas de la lectura, desde dis-
tintas perspectivas.1 En esta dirección,
nuestra preocupación ha sido estudiar
bibliotecas particulares con el propósi-
to conocer más la personalidad de su
propietario y el ambiente cultural que
lo rodeó, así como las influencias inte-
lectuales que recibió y, en suma, con-
tribuir al estudio de la cultura de una
época.2 Al mismo tiempo, el estudio de
colecciones particulares permite aden-
trarnos en la historia de libro y tratar
temas como la producción, la circula-
ción y la apropiación, datos fundamen-
tales en la historia de las civilizaciones.3
Esta línea de investigación nos ha
llevado a plantearnos realizar un estu-
Para Linda Arnold, por su generosidad
1 Algunos ejemplos son: Carmen Castañeda (coord.), Del autor al lector. La cultura del libro y la lec-tura, México, CIESAS/CONACYT (en prensa), y Laura Súarez de la Torre, “Libros y editores. Las prime-ras empresas editoriales en el México independiente. 1830-1855”, en Secuencia, nueva época,México, enero-abril de 2000, pp. 5-20.2 Véase Cristina Gómez Álvarez, Un hombre de Estado y sus libros. El obispo Campillo, 1740-1813,México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1997; y Laurence Courdart y Cristina Gó-mez, “Bibliothéques d’evëques du Mexico colonial (XVIII siécle)”, en Histoire et Sociétés de l’Améri-que Latine, París, ALEPH, núm. 8, segundo semestre de 1998.3 Veáse Roger Chartier, El orden de los libros. Lectores, autores, bibliotecas en Europa entre los si-glos XIV y XVIII, prólogo de Ricardo García Cárcel, Barcelona, Gedisa, 1994.
12
dio macroanalítico que analice un
conjunto grande de bibliotecas parti-
culares. Ello posibilita reconstruir la
comunidad de lectores para un lugar y
época determinados. Las bibliotecas
particulares permiten relacionar el
quiénes leían con el qué leían, además,
reflejan lo que se publica, lo que circu-
la. Son diversas las fuentes para su es-
tudio, la más relevante son los inven-
tarios por fallecimientos, pues en éstos
se incluía a los libros al detallar los
bienes de un difunto. Por otro lado, es-
ta documentación notarial tiene un
carácter serial indispensable para el
análisis cuantitativo en el cual se apo-
ya el enfoque macroanalítico.
El periodo abordado por nuestra
investigación va de 1750 a 1850. Por
su amplitud, se ha subdividido en dos
subperiodos. El primero comprende de
1750 a 1819, en donde nos interesa de
manera especial averiguar la influen-
cia del “Siglo de las luces” en la Nueva
España. Esta época, como se sabe, fue
de grandes transformaciones que se
expresaron en todos los terrenos de la
actividad humana. Uno de ellos es el
pensamiento, la circulación de nuevas
ideas, lo que trajo como consecuencia
nuevas creencias y valores impensa-
bles sin la producción y circulación del
libro, que jugó un papel central. El se-
gundo subperiodo corresponde a los
años de 1820-1850, y comienza con la
libertad de expresión decretada cuan-
do se restableció el régimen constitu-
cional en Nueva España, en junio de
1820. A partir de ese momento surgie-
ron muchas imprentas en la principa-
les ciudades mexicanas, que editaron
una gran cantidad de impresos. Esta
situación, junto a cuestiones como el
carácter político, modificó poco a po-
co la lectura y sus prácticas. En parti-
cular, nos interesa detectar cuándo se
seculariza la sociedad mexicana desde
el punto de vista de lo impreso; en
otras palabras, en qué momento deja
de predominar el libro religioso.
El presente trabajo inaugura este
estudio y tiene como propósito central
exponer las características de la fuen-
te utilizada: los inventarios por falleci-
miento, de los cuales se enfatizarán
sus posibilidades y limitaciones. Con la
información localizada en el ramo Ci-
vil del Archivo General de la Nación
13
(AGN), la cual es aún muy pequeña
(cerca de 45 bibliotecas), presentare-
mos algunos elementos metodológicos
que consideramos necesarios para rea-
lizar el análisis de los libros y lectores
para el periodo planteado.
LA FUENTE: VIRTUDES Y LIMITACIONES
El camino elegido para estudiar la co-
munidad de lectores para el periodo de
1750-1850, como se mencionó, se ba-
sa en los inventarios por fallecimiento.
Por desgracia, esta fuente se encuen-
tra dispersa en varios repositorios.4 Por
ejemplo, para el caso de los miembros
del alto clero se ha localizado material
en el ramo Arzobispos y obispos del
AGN y en el fondo Clero regular y secu-
lar, también del Archivo. Otros acervos
contienen esta información, muchas
veces ignorada por el historiador. Es el
caso del ramo Civil del AGN, el cual es
la base documental de este trabajo.5
En 1993, la historiadora estadouni-
dense Linda Arnold catalogó una porción
de este ramo. Dividido en dos partes, la
primera está integrada por expedientes
encuadernados en volúmenes y la se-
gunda corresponde a legajos.6 Por lo que
concierne a la primera, fueron cataloga-
dos 350 de los 2,378 volúmenes que
conforman este grupo documental. En
su mayor parte, este material procede
de archivos de notarios judiciales de
juzgados de apelación. La segunda
consta de 539 legajos que en su mayo-
ría corresponden a un material que
entregó al AGN el notario Alberto Y.
Acosta, en 1902. Estos legajos forman
un archivo histórico de notarías judicia-
les y oficiales. Proceden, nos dice Ar-
4 Para sorpresa nuestra, el Archivo de Notarías de la Ciudad de México no cuenta de manera sis-temática con esta documentación. Solamente se han encontrada pocos testamentos y uno queotro inventario.5 Al terminar el presente trabajo empezamos a consultar el fondo Intestados del Archivo Generalde la Nación, y descubrimos con gran beneplácito que sus 317 volúmenes guardan inventarios porfallecimiento para los años de 1750 a 1819. Esta documentación procede del Juzgado de BienesDifuntos de la Audiencia de la Nueva España.6 Este catálogo tiene 17 mil registros y abarca un periodo muy amplio que va de 1530 a 1889.Véase Linda Arnold, “Catálogo del ramo Civil del Archivo General de la Nación (en adelante cita-do AGN)”, México, AGN, 1993 (mecanuscrito y existe también una versión en copyrigth).
14
nold, de dos distintas jurisdicciones: de
Juzgados de Provincia y Juzgados de
Letras de la Jurisdicción Ordinaria, así
como de diversos Juzgados de Jurisdic-
ción Militar.7
Veamos más de cerca este ramo en
lo concerniente a los inventarios por fa-
llecimiento. En cuanto a los volúmenes,
solamente 140 expedientes contienen
esta información para el periodo esta-
blecido en nuestra investigación, de
ellos únicamente se han encontrado
siete casos que registran libros, pero
falta revisar la mayoría de los expe-
dientes. Por ello es prematuro sacar
porcentajes que relacionen cuántos
inventarios contienen impresos. En
cuanto a los legajos, 165 corresponden
a inventarios por fallecimiento, de los
cuales 38 poseyeron libros. Aquí ya te-
nemos un dato importante. De esta
muestra, el 23% de los casos registran
impresos. Como se puede observar, la
fuente estudiada nos permite propor-
cionar una visión general del número
de personas poseedoras de libros. Por
supuesto que para ello tenemos la ne-
cesidad de ampliar nuestro universo de
estudio, consultando otros fondos do-
cumentales. De esta forma podemos
obtener datos representativos de la
comunidad de lectores para el periodo
abordado.
La primera limitación de la fuente
utilizada se debe a que los testamen-
tos, primer paso en la elaboración de
los inventarios, no tenían carácter
obligatorio. Recurrían a él principal-
mente los individuos que habían lo-
grado hacer una determinada fortuna
cuyo monto, por supuesto, variaba
mucho, pero corresponden a hombres
muy ricos o medianamente acomoda-
dos. Es decir, sólo contempla a una
parte de la sociedad poseedora de im-
presos. Posterior al testamento, como
es obvio suponer, se realizaba el inven-
tario de todos los bienes del difunto,
aunque también existen casos en que
el propietario fallecía intestado, algu-
7 “En conjunto, el ramo Civil del AGN”, escribe Linda Arnold, “no se puede describirlo como un ar-chivo de notarias judiciales. Su contenido es tan diverso que puede ser utilizado por historiadoresque se dedican a la historia económica, institucional, política, del derecho y a la historia social”.Véase Linda Arnold, op. cit.
15
nos de ellos de escasa fortuna, y el juz-
gado correspondiente nombraba una
albacea dativa cuya primera tarea era
proceder a realizar el avalúo de los
bienes del difunto.
Una vez levantado el listado de
aprecios, nos encontramos con otra li-
mitación, y es la concerniente a la iden-
tificación plena de los impresos. Pese a
que se procuraba nombrar peritos espe-
cializados en los bienes a evaluar, para
los libros en algunas ocasiones se esco-
gían a dueños de imprentas o librerías8
en la mayoría de los casos hacían su
trabajo con muchas imprecisiones. Por
ejemplo, sólo en algunos casos se
mencionó el nombre del autor, en
otros se anotó incompleto el título de
la obra. Incluso, en algunas ocasiones
se llegó a escribir once “libritos de dis-
tintos títulos” o bien nueve “libritos
que contienen varios asuntos”, lo que
imposibilita identificarlos. Excepcio-
nalmente se registra el lugar y año de
edición, y lo mismo sucede con la len-
gua en que se encontraban escritos los
impresos. La situación es similar en
cuanto al formato y encuadernación
de los libros. Por estas razones se difi-
culta reconstruir plenamente las ca-
racterísticas de estas colecciones par-
ticulares, lo cual no es un obstáculo
insalvable, pues el investigador tendrá
que utilizar sus habilidades para que
con los datos proporcionados pueda
identificar el impreso. Además, preten-
demos no solamente reconstruir cada
colección particular sino compararlas
entre sí y obtener, de esta forma, ten-
dencias en los usos del libro y en las
prácticas de la lectura, así como apor-
tar elementos relacionados con la cir-
culación del impreso.
Un aspecto interesante registrado
8 Dos ejemplos: para evaluar los libros de Luis Basilio García Bárcena y Quijano fue contratado elconocido impresor Cristóbal Zuñiga y Otiveros. Para los del capitán José Domingo Valdivieso, ca-ballero de la Orden de Santiago, fue Rafael Azcárate, dueño de “una librería pública en esta ciu-dad”. Véase, “Santo Oficio. Inventario y aprecios de los bienes de los que quedaron por fallecimien-to de el Sr. Lic. D. Luis Basilio García de Bárcena y Quijano. Inquisidor decano que fue de este Apos-tólico tribunal y Real Tribunal del Santo Oficio. Poder para testar. Ultimas disposiciones bajo lascuales falleció el día miércoles 25 de mayo de dicho año de 1761”, en AGN, ramo Civil, vol. 1885,y “Memorias de inventarios del capitán José Domingo de Valdivieso”, México, 1814, en ibid., lega-jo 189.
16
en estos documentos notariales, es el
estado físico del impreso. En muchos
casos se anotó si era nuevo, “entera-
mente nuevo”, “medio usado” o “muy
usado”. También se escribió si estaba
picado, trunco o apolillado. Incluso se
llegó a señalar que uno de ellos se en-
contraba en estado “inútil”.9 Estos da-
tos son importantes para estudiar la
conservación de los impresos. Recorde-
mos que el libro es un objeto precioso
que hay que preservar. Existen indivi-
duos que seguramente tenían una
biblioteca decorativa, pues ello daba
distinción social, pero, al mismo tiem-
po, las características físicas de los
impresos nos pueden proporcionar mu-
chas interrogantes. El investigador debe
averiguar si el maltrato del libro o su
mucho uso se debe a que despertó un
interés especial que llevó a su propie-
tario a consultarlo permanentemente,
o si lo heredó de sus antepasados en
esas condiciones —también pudo ha-
berlo comprado a pesar de tener esas
características. Cabe la posibilidad de
que el dueño no dispusiera de un lugar
adecuado que permitiera conservar en
buen estado los impresos, y de ahí se
puede explicar su deterioro.
MUEBLES Y ESPACIO PARA LOS LIBROS
La situación del estado del libro nos
lleva a otro problema: reconstruir el
espacio físico y los muebles utilizados
para colocar los impresos. En los in-
ventarios por fallecimiento figuran da-
tos que nos permiten estudiar esta
cuestión; leyéndolos cuidadosamente,
en varios casos se ha encontrado el re-
gistro de libreros o estantes: pocos
eran de maderas finas y tenían chapas
para conservar mejor los libros. Del
material revisado, la mayoría nos indi-
ca que los impresos estaban distribui-
dos en varias habitaciones de la casa:
estaban en el comedor, los pasillos o
corredores. Sólo conocemos un caso
en que se colocaron en la recámara del
propietario. Esto es interesante porque
nos indica una relación estrecha entre
el propietario y sus libros, al decidir te-
nerlos en un lugar tan íntimo y priva-
9 De las cuarenta bibliotecas estudiadas, en siete se registran libros maltratados.
17
do como es la recámara.10 De cualquier
modo, sea que se colocara en donde
fuera, vemos que el libro tuvo presen-
cia en la vida cotidiana. Así, el histo-
riador tiene la posibilidad de estudiar
el ritmo de esta presencia para deter-
minar cuándo el impreso irrumpe en la
vida doméstica. Ello será posible, des-
de luego, si se analiza un periodo tem-
poral amplio.
En otras ocasiones no se registra la
existencia de libreros ni estantes, por
lo que es una interrogante saber en
dónde se colocaban los libros. Del to-
tal de los expedientes consultados, so-
lamente en dos, que corresponden a
propietarios de grandes colecciones, se
encontró que disponían de un espacio
destinado a la conservación y consulta
de las obras, lo que se llamaba en
aquella época “librería”.11 En otros ex-
pedientes se indica que los libros no se
ubicaban en la casa habitación, sino
en el local donde sus propietarios ejer-
cían su profesión. Pero lo anterior no
significa una regla como, a manera de
ejemplo, lo demuestran los siguientes
casos: José María Pino, maestro en
farmacopea y dueño de una botica, te-
nía 47 tomos cuya temática se relacio-
naba directamente con el ejercicio de
su profesión, por ello se explica que
tuviera esas obras en su botica.12 En
cambio, Domingo Laureano de la Vega,
dueño también de una botica, poseyó
528 tomos que contienen una amplia
diversidad temática, todos los libros los
tenía en su casa habitación, incluso
aquellos relacionados con su oficio.13
Quizá la limitación más importan-
te de la fuente utilizada, al ser una fría
escritura notarial, se relaciona con el
10 Se trata de Joaquín Paulino de la Madrid, dueño de una panadería y soldado del Escuadrón Ur-bano de la Ciudad de México (1811). Tenía 31 volúmenes. Esta pequeña colección destaca por te-ner las obras de Benito Jerónimo Feijoo, el divulgador español más importante de la ciencia mo-derna. Lectura que combinaba con literatura de devoción. Véase, “Testamento de D. Joaquín Pau-lino Morante de la Madrid, 1811-1814”, en AGN, ramo Civil, legajo 129.11 Corresponden a dos miembros de la jerarquía eclesiástica: Antonio Bergosa y Jordán (obispo deOaxaca,1802) y Juan Francisco de Castañiza, (obispo de Durango, 1816).12 “Testamento de D. José María Pino, 1793”, en AGN, ramo Civil, legajo 47, caja 1.13 “El Br. D. Bernardo de la Vega, solicitando proceder a la facción de los inventarios de su padreD. Laureano de la Vega”, 1786, en ibid., legajo 131.
18
significado del libro poseído. Cómo sa-
ber si fue una herencia o una lectura
escogida. Si fue un objeto para cubrir
apariencias sociales y por tanto nunca
leído, o un compañero de largas tarde
o noches de intimidad. En el inventario
por fallecimiento no constan las res-
puestas a estas interrogantes, no obs-
tante, es un material que por sus ca-
racterísticas nos puede proporcionar
una visión general de la comunidad de
lectores.14
ORIGEN, CONDICIÓN
SOCIO-PROFESIONAL Y FORTUNA
DEL POSEEDOR DE IMPRESOS
Para realizar el estudio de libros y lec-
tores es indispensable ubicar el origen,
condición social y profesional del po-
seedor de impresos. Con respecto al
lugar de origen, es importante saber el
porcentaje existente entre criollos y
peninsulares, dato que obviamente es
de mayor relevancia para el periodo de
1750-1819. Así, de las 45 bibliotecas
estudiadas, doce correspondieron a
peninsulares y sólo dos de ellas se ubi-
can después de 1820. Sobre este pro-
blema es necesario tomar precaucio-
nes, ya que en algunas ocasiones,
cuando arribaba un peninsular a la
Nueva España a desarrollar funciones
civiles, eclesiásticas o militares, traía
consigo su biblioteca. En otras, los pe-
ninsulares llegaban muy jóvenes a
Nueva España y en este lugar adqui-
rían obras. Aunque ello no afecta el
dato de conocer quiénes poseían li-
bros, sí pueden plantear pistas para el
estudio de la circulación del impreso.
Al proporcionar nuestra fuente la
suma total de los bienes inventariados
y la ocupación o profesión del propie-
tario, podemos detectar su condición
social y profesional. A veces, con cier-
tas dificultades, se puede obtener este
último dato, pues en algunos casos se
omite; el investigador tiene que infe-
rirlo haciendo una lectura muy cuida-
dosa de todo el expediente. Estos da-
tos son importantes para el análisis de
14 Roger Chartier reflexiona acerca de esta cuestión en Lecturas y lectores en la Francia delAntiguo Régimen, México, Instituto Mora, 1994, p. 38-39.
19
la presencia del libro según la condi-
ción social y profesional. Agrupamos
para su estudio, tomando como base el
material consultado, las siguientes ca-
tegorías socio-profesionales. La prime-
ra estaría integrada por la élite: nobles
y altos funcionarios —civiles, eclesiás-
ticos y militares—; la segunda, unida a
la anterior, la componen los grandes
comerciantes y empresarios; la tercera,
integrada por hombres de talento15
como clérigos, profesionistas —aboga-
dos, escribanos, médicos, boticarios y
arquitectos—, medianos comerciantes
y militares de baja graduación, y en la
cuarta estarían contemplados artesa-
nos y trabajadores de algunos oficios
como peluqueros, que es un caso
detectado. Este agrupamiento es pro-
visional, pues será perfeccionado cuan-
do nuestra investigación avance, para
lo cual es necesario continuar buscan-
do inventarios por fallecimiento.
Veamos más de cerca los criterios
adoptados para establecer estas cate-
gorías. Por lo que respecta a la prime-
ra, estamos refiriéndonos a los secto-
res privilegiados y acomodados de la
sociedad. Este es un sector complejo,
ya que en algunas ocasiones se combi-
na un título nobiliario con familias de
toga, de espada, y con un alto puesto
en la administración civil o en la jerar-
quía eclesiástica (obispos). En funcio-
narios civiles se incluyen varios expe-
dientes de oidores de la Real Audien-
cia. Por funcionarios eclesiásticos nos
referimos especialmente al alto clero
integrado por los arzobispos, obispos,
dignidades de los cabildos catedrali-
cios, inquisidores y abades. Los milita-
res contemplados en esta categoría
corresponden a la alta oficialidad del
ejército. Por su parte, grandes comer-
ciantes y empresarios están ligados es-
trechamente al grupo anterior, pues
muchos nobles tenían grandes fortu-
nas invertidas en el comercio y en pro-
piedades agrícolas. Lo mismo sucede
con algunos miembros de la oficialidad
del ejército, que finalmente también
formaban parte de la élite. Para ilus-
15 Este término ha sido empleado por la historigrafía francesa. Por ahora lo tomamos prestado,pero más adelante seguramente utilizaremos otro que nos permita caracterizar mejor a esta ca-tegoría socioprofesional.
20
trar lo anterior basta citar un ejemplo:
Antonio Recarey y Camaño, capitán de
Milicias de Artillería y Caballero de la
Orden de Isabel la Católica, era dueño
en 1817 de una gran platería en la ciu-
dad de México.16
En la tercera categoría agrupamos
a los eclesiásticos que no pertenecen
al alto clero, los cuales representan un
grupo numeroso, sobre todo para los
años de 1750-1819. De los profesio-
nistas, habría que aclarar que algunos
de ellos, además de ejercer su profe-
sión en algún negocio particular, como
boticas, impartían cátedra en algún
colegio. Aquí incluimos también a los
medianos comerciantes, como pana-
deros, carpinteros, tenderos —de ropa
y telas, fierro y cobre—, y a los milita-
res de baja graduación, muchos de los
cuales fueron comerciantes. Por lo que
respecta a los artesanos, aunque por el
momento no se ha localizado ningún
caso, los incluimos porque esperamos
encontrar más adelante inventarios de
ellos. Sólo registramos el expediente de
un peluquero que, como ya señalamos,
al no tener en su peluquería emplea-
dos, lo hemos ubicado en este grupo.
Estas categorías nos brindan la po-
sibilidad de estudiar el impreso en el
seno de cada una de ellas y comparar-
las con el resto. Al mismo tiempo, se
pueden realizar equiparaciones en
función de su situación profesional u
ocupacional. Por ejemplo: saber cuán-
tos y qué libros poseían los comercian-
tes, los muy ricos y los medianamente
ricos; los abogados, de la Real Audien-
cia, funcionarios menores y sus colegas
que no desempeñaban cargos públicos;
los del alto y bajo clero, etc.
Otro aspecto importante planteado
en la investigación es relacionar la for-
tuna acumulada por una persona con
la posesión del impreso. De entrada di-
remos que el libro era un objeto caro,
asunto que veremos más adelante, por
lo que podríamos suponer que la ad-
quisición del libro dependía de la si-
tuación económica. En términos gene-
rales aceptamos esta situación, sin
16 “Da. Juana Lomban viuda del Capitán de Milicias agregado a la Artillería D. Antonio Recareyy Camaño sobre formación de inventario, 1817”, en AGN, ramo Civil, legajo 45.
21
embargo, no necesariamente existe
una relación mecánica entre fortuna y
número de impresos poseídos. Al res-
pecto, citemos dos ejemplos extremos:
Manuel Mendoza y Herrera, comer-
ciante de hierro y cobre, hombre muy
rico, falleció en 1825 y sus bienes fue-
ron calculados en 85,088 pesos, 3 rea-
les y 9 granos. Tenía 177 tomos que
fueron evaluados en 71 pesos, lo que
representa el 0.083%. del total de su
capital.17 Por su parte, Félix Fernando
Zamorano falleció intestado en 1838 y
su albacea dativa inventarió sus bienes
en 596 pesos, 7 reales, poseyó 132 to-
mos que fueron estimados en 127 pe-
sos, suma que representa el 21.3% del
total de sus modesta bienes.18 Como se
puede observar, el primer comerciante
tenía 45 tomos más que el segundo,
sin embargo, éste invirtió más dinero
que aquél en adquirirlos (127 pesos
frente a 71).
El caso de Zamorano puede llamar
más la atención del historiador. ¿Qué
motivaciones llevarían a este hombre
a invertir el 21.3% de su fortuna en
libros, y de qué materias trataban?
Sobre esto último, es necesario no
perder de vista que el número de im-
presos es un dato importante para es-
tudiar la comunidad de lectores, pero
su contenido temático puede ser más
relevante. En efecto, nos referimos a
que un individuo puede tener pocos
impresos en donde destaque un título
significativo.
De cualquier manera es convenien-
te analizar el tamaño de las bibliote-
cas. Dada la pequeñez de nuestra
muestra, por ahora no estamos en
condiciones de llegar a conclusiones,
pero es interesante observar los con-
trastes. Veamos dos casos: Juan Fran-
cisco de Castañiza y Agüero, tercer
marqués de Castañiza, tenía una colec-
ción que en 1816 constaba de 4,581 to-
mos y 1,617 títulos, datos que permiten
afirmar que estamos frente a una de las
bibliotecas particulares más grandes de
17 “Inventarios y aprecios de los bienes que quedaron por fallecimiento de D. Manuel Mendozay Herrera fechos a pedimento de sus albaceas”, México, 1925, en ibid., legajo146.18 “Inventario de los bienes que quedaron (por) fallecimiento de D. Felix Fernando Zamoranofecho a pedimento de su albacea dativa D. José María Martínez”, México, 1838, en ibid., legajo 57.
22
la época19; en cambio, la más pequeña
registrada hasta ahora corresponde al
comerciante Juan José Díaz Velarde,
con catorce tomos y once títulos, cuyo
inventario se efectuó en 1790.20 Varias
colecciones reunieron de 300 a 400 to-
mos, entre ellas se encuentran, para
1798, la del clérigo Francisco Xavier
Bedoya21 y, para 1845, la del gran em-
presario Manuel Barrera.22
Como es natural suponer, hay una
estrecha relación entre la profesión y
el contenido temático de los impresos.
Esto se presenta especialmente en los
eclesiásticos, abogados y hombres de
ciencia, ya que ellos utilizaban los tex-
tos como instrumento de trabajo. Aquí
se debe destacar un aspecto relevante:
las obras cuyos contenidos temáticos
no se relacionan con el ejercicio de la
profesión. De las 45 bibliotecas estu-
diadas, se observa que el de los hom-
bres de ciencia (boticarios, médicos y
arquitectos) se convierte en el grupo
que tuvo mayor diversidad temática en
sus bibliotecas, pues además de textos
de su profesión poseyeron títulos de
otras materias: historia, literatura y
poesía, por lo común. Una situación si-
milar, pero en menor medida, se pre-
senta con los abogados. Lo anterior
hay que tomarlo con reserva, pues to-
davía, como ya mencionamos, no te-
nemos los suficientes datos para sacar
conclusiones. El de los comerciantes es
un grupo interesante, tenemos algu-
nos expedientes que indican la exis-
tencia de obras de ciencia y el tan
acucioso libro religioso (devocionarios,
espiritualidad y literatura piadosa),
19 Véase Cristina Gómez e Iván Escamilla, “La cultura ilustrada en una biblioteca de la élite ecle-siástica novohispana: el Marqués de Castañiza (1816)”, en Construcción de la legitimidad políticaen México (Brian Connaugthon, Carlos Illades y Sonia Pérez Toledo, coordinadores), México, El Co-legio de Michoacán, UAM, UNAM, El Colegio de México, 1999, p. 57-74.20 “Juzgado de bienes difuntos. Autos de inventarios de los bienes que quedaron por fallecimien-to de D. Juan José Díaz Velarde, vecino de esta corte”, México, 1790, en AGN, ramo Civil, vol. 1917,exp. 5.21 “Inventario de los bienes que quedaron por fin y muerte del Br. D. Francisco Xavier Bedoya, clé-rigo presbítero que fue de este Arzobispado”, en ibid., vol. 1917, exp. 6.22 “Efectos vendidos en pública almoneda pertenecientes a la testamentaria del finado Sr. Gral.D. Manuel Barrera”, México, 1845, en ibid. ,legajo 5.
23
aunque la importancia de estos últi-
mos textos tiende a disminuir. Una ta-
rea es precisar en qué momento, en las
categorías señaladas, el libro religioso
pierde presencia frente a otros temas.
LAS MUJERES POSEEDORAS
DE IMPRESOS
Nuestra investigación se ha planteado
incluir el estudio de género para cono-
cer cuántas mujeres poseían libros y
qué temáticas leían, asuntos poco
estudiados. Por la naturaleza de la
fuente que venimos comentando, es
necesario tomar de entrada una pre-
caución: observar que los libros pudie-
ron haber sido del marido. De las 45
bibliotecas localizadas, solamente dos
pertenecieron a mujeres. Aunque el
porcentaje es mínimo, vale la pena ex-
poner ambos casos. Ana María Guraya
viuda de Garro había contraído nupcias
con Nicolás de Garro, cónsul del Real
Tribunal del Consulado de México; ella
falleció en la ciudad de México en
1787 y dejó una inmensa fortuna:
491,933 pesos. Se dedicaba al comer-
cio de fierro, establecido en dos tien-
das, una en la calle de Monterilla y
otra en la Plaza Mayor. Tenía una mo-
desta biblioteca de 27 tomos, de los
cuales 18 corresponden al Año Chris-
tiano, el resto de los libros son de la
misma temática, es decir, libros religio-
sos, con excepción de un título en cin-
co tomos registrado como “mapa de
Arcanos”, que es, posiblemente, un li-
bro de astrología. Si esto se llegara a
confirmar, resulta significativo que una
mujer tuviera un volumen acerca de las
ciencias ocultas, que por lo demás eran
difundidas en Nueva España.23
De mucho menores recursos eco-
nómicos que la anterior, Manuela So-
tomayor viuda de Noriega falleció en
1825 dejando bienes evaluados en
1,999 pesos. A diferencia de doña Ana
María, esta señora no fue comerciante,
debió haber vivido de los recursos eco-
nómicos que le heredó su marido, el cual
fue abogado y llegó a ocupar el cargo de
23 “Toca a la testamentaría de Da. Anna María de Guraya, viuda de D. Nicolás de Garro cónsul defue del Real Tribunal del Consulado de México”, México, 1787, ibid., legajo 43.
24
alcalde de la ciudad de México. Manue-
la tenía una pequeña biblioteca integra-
da por 17 tomos y trece títulos, todos de
temas religiosos. En particular destacan
los de literatura piadosa, como uno que
se registró con el nombre de “Subida
del Alma de Dios”. El libro La mujer feliz,
en cuatro tomos, puede ser una eviden-
cia de que esta colección era de su pro-
piedad. Esto último puede confirmarse
también por el hecho de no haberse re-
gistrado un texto de la especialidad de
su marido.24
EL PRECIO DEL LIBRO USADO Y SU
VENTA EN ALMONEDAS PÚBLICAS
El libro es un objeto cultural, pero tam-
bién es una mercancía. Por ello resulta
importante analizar su mercado y es-
pecialmente su precio, cuestiones poco
o casi nada estudiadas en nuestro país.
Abordar este problema no es fácil, pa-
ra el caso de los precios es necesario
tomar en cuenta diversas variables pa-
ra su análisis, entre ellas, averiguar el
formato y la encuadernación de los li-
bros, si fue producido en México o en
el extranjero. Sin embargo, es un lugar
común decir que para formar una co-
lección grande en aquellos tiempos se
requería una situación económica muy
buena, ya que el libro era una mercan-
cía cara. En otro trabajo proporciona-
mos algunas cifras que confirman lo
anterior. En esa ocasión, al estudiar
una biblioteca obispal de 1802, se ob-
tuvo que el precio promedio por volu-
men de ese acervo fue de dos pesos
cinco reales y ocho granos. Esa canti-
dad la ganaba un trabajador urbano de
la época en siete días de labor.25
Los inventarios por fallecimiento
son buenos instrumentos para estudiar
el precio de los impresos usados, pues
proporcionan este dato sistemática-
mente. Para realizar una investigación
de esta naturaleza es necesario enfati-
24 “Inventario a bienes que quedaron por fallecimiento de la Sra. Da. Manuela Soto Mayor, viudaque fue del Sr. D. José Antonio de Noriega y Escandón, Alcalde de Corte de esta Audiencia”,México, 1825, ibid., legajo 163.25 Cristina Gómez Álvarez y Francisco Téllez Guerrero, Una biblioteca obispal. Antonio Bergosa yJordán, 1802, México, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 1997, p. 45-46.
25
zar que se requiere analizar un con-
junto grande de bibliotecas a través de
un periodo muy amplio para establecer
las tendencias de los precios. Además,
sería interesante, con la ayuda de
otras trabajos, compararlo con los pre-
cios del libro nuevo, cuyo mercado, di-
ferente y de magnitud mayor al del
impreso usado, se forma con múltiples
factores que no es pertinente tratar en
este momento.
Estrechamente ligadas con el mer-
cado del libro usado, están las almone-
das públicas que se realizaban para
rematar bienes. En nuestro caso, una
almoneda podía ocurrir por varias cau-
sas, ya fuera porque el testador indicó
que después de su fallecimiento se
procediera a vender sus bienes y el
producto de esa venta fuera repartido
entre sus herederos, o bien, aun cuan-
do no fuera ese el deseo del difunto,
sus albaceas decidían, para pagar las
deudas dejadas por aquél, vender los
bienes en almoneda. Aquí es impor-
tante señalar que la legislación colo-
nial la señalaba como obligatoria, y en
el México independiente, al perecer,
desaparece ese carácter, lo cual no
significa que no se realice. De los ex-
pedientes consultados, tenemos cinco
en donde se informa del remate de los
libros. En todos se señala que del total
de bienes, los impresos encontraban
mayores dificultades para venderse.
Para ilustrar lo anterior citaremos
sólo un caso: el clérigo Nicolás Paradi-
nas, quien tenía en 1838, al momento
de fallecer, 413 tomos y 274 títulos. Al
año siguiente se realizó la almoneda
en donde se vendieron solamente 69
tomos que contenían 37 títulos. Al pa-
recer, más adelante se continuó con el
remate, ya que en 1842 el juez informó
que tenía en su poder una lista de 259
tomos con 108 títulos no vendidos. En
conclusión, en la almoneda únicamen-
te se lograron colocar 154 tomos que
equivalen al 37.2% del total de impre-
sos que poseyó dicho clérigo.26
¿Quiénes acudían a estas almone-
das? Como eran públicas, podía presen-
26 “Inventario de los bienes que quedaron por fallecimiento de Presbítero D. Nicolas Paradinas”,México, 1838, AGN, ramo Civil, legajo 57.
26
tarse cualquier interesado en comprar
bienes usados. Los casos estudiados nos
indican que, por lo que respecta a los
impresos, en algunas ocasiones acudían
colegas del fallecido que aprovecha-
ban la ocasión para adquirir un libro
de su especialidad. Ello pudo haber
ocurrido por diversas razones: ya sea
porque algún título no estuviera en el
mercado, o bien porque en esta vía (la
almoneda) resultaba más accesible el
precio. También pudieron darse otros
factores relacionados con la amistad,
es decir, ayudar a los herederos com-
prando bienes del difunto. Incluso, se
ha detectado que acudían a ese even-
to dueños de librerías, como Rafael
Azcárate, quien seguramente adquiría
algunas obras para venderlas en su ne-
gocio. Esta puede ser una evidencia pa-
ra saber cómo entraba el libro usado
por este camino æque sin duda no era
el únicoæ en circulación, es decir, se
adquiría en almonedas y posteriormen-
te se ponía a la venta en las librerías.
Para ilustrar lo anterior citemos el
ejemplo de José Manuel Beltrán, abo-
gado de la Real Audiencia, y del “Muy
Ilustre y Real Colegio de Abogados”.
Como no tuvo descendencia, en su
testamento estableció que sus bienes
se remataran en almoneda pública y
que el producto de ellos se destinara a
su única heredera, “mi alma”. Es decir
que su fortuna, evaluada en cerca de
10,000 pesos, sería destinada al Juzga-
do de Capellanías para costear misas
donde se rezara por su eterno descan-
so. Beltrán falleció en 1803, dejando
una biblioteca de 474 tomos que co-
rresponden a 207 títulos, integrada por
una sólida literatura de derecho, pero
contaba también con textos de dife-
rentes materias.
En abril de ese año se llevó a cabo
la almoneda de sus bienes. Concurrie-
ron a ella varias abogados, uno se llevó
doce obras, todas de temas jurídicos. En
el primer día los textos de esta especia-
lidad fueron los más vendidos, alcanzan-
do la cifra de 29. Pero también llevaron
títulos algunos colegas del difunto pues,
además de leyes, comprendían otras ma-
terias como poesía, novela, historia y
ciencia. En los días siguientes, algunas
personas compraron solamente textos
de literatura piadosa. Rafael Azcárate,
el librero ya mencionado, se presentó
27
en el evento desde el inicio y en el
transcurso de él adquirió libros de te-
mas diversos: una Biblia, las obras de
Benedicto IV, Confesiones de San Agus-
tín, Aprecio de la Gracia y por supuesto
obras de leyes, entre ellas las de Agus-
tín Barbosa, Alphonso de Acebedo, el
Cardenal de Luca y Thomás Carleval.
¿Las adquiriría para su negocio? Segu-
ramente sí. Al final, después de varios
días, se decidió bajar a la tercera parte
los precios y ni así se logró rematarlos
todos. Al concluir la almoneda, se infor-
mó la venta total de 75 títulos.27
A través de este trabajo se ha lla-
mado la atención sobre un camino pa-
ra reconstruir la comunidad de lectores
para el periodo de 1750-1850. Se han
planteado algunas posibilidades de có-
mo se puede abordar el estudio, to-
mando como fuente los inventarios
por fallecimiento. Queda un camino
largo por recorrer, en él es indispensa-
ble continuar localizando el material
documental que nos permita aproxi-
marnos a conocer a los lectores y sus
libros, y contribuir también al estudio
de los usos del impreso, su circulación
y las prácticas de la lectura.
Para finalizar, es necesario señalar
que nuestra investigación se centra en
el acceso privado al impreso (libros, pe-
riódicos y folletos), el cual estudiamos
a partir de bibliotecas particulares, pe-
ro no perdemos de vista que el acceso
al impreso se puede dar también por la
vía pública. Es decir, se acudía a las bi-
bliotecas de instituciones y a gabinetes
de lectura para consultar obras, situa-
ción que expresa un uso colectivo de
los impresos y nuevas prácticas de la
lectura. Lo anterior nos permite adver-
tir lo siguiente: se podía leer un texto
sin que ello implicara comprarlo y, al
contrario, no todo libro poseído era
forzosamente leído.
27 “Inventarios y aprecios de los bienes que quedaron por fallecimiento del Lic. D. José ManuelBeltran”, México, 1803, ibid., legajo 102.
* Catedrática de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM
29
SIQUEIROS Y LOS HERMANOS MAYO
Citlalli Nares Ramos*
¿Q ué relación tiene un grupo de
hombres, fotógrafos de pren-
sa, un pintor considerado uno de los
tres pilares del muralismo en México y
la participación momentánea de un jo-
ven que estamos por descubrir?
La respuesta es, sin duda, la noticia
de cada uno de ellos en un aconteci-
miento histórico que los une sólo de ma
nera “circunstancial”. El punto de en
cuentro de estos tres será una manifes-
tación del Partido Comunista Mexicano
realizada el 1º de mayo de 1952, cerca
del Palacio de Bellas Artes y en horas
próximas al medio día. Los tres serán in-
terpretados como los “protagonistas” de
un hecho que forma parte ya de la histo-
ria gráfica y pictórica, por un lado, y por
el otro, de la historia social de México.
Su participación está determinada
en resaltar la importancia que pode-
mos descubrir en estas dos corrientes
artísticas: la fotografía y la pintura.
La investigación que estoy por rela-
tar surgió a partir de mi interés en co-
nocer el trabajo fotoperiodístico de los
Hermanos Mayo, y fue en éste donde
pude darme cuenta de lo valioso que es
su material gráfico; tras revisar más de
cinco mil imágenes —todas en negati-
vo— y otras mil en positivo, un día lle-
gó a mis manos un texto publicado en
1996 por la Universidad de Houston:
Uprooted: Braceros in the Hermanos
Mayo Lens. Su autor, John Mraz, ha
sido uno de los más grandes investiga-
dores dedicados al estudio de los Herma-
nos Mayo y sus publicaciones, además
de hablar de fotografía de prensa, ha-
blan de su trabajo gráfico. Esa fue la
primera vez que vi la imagen de una
madre llorando al lado de su hijo muer-
El mural es al cuadro de caballete lo que el cine a la fotografía.
30
to; la nota descriptiva de la fotografía
decía: “Mother grieving her son killed
in May Day parade, Mexico city, may 1
1952. Chronological Section, 5939”.
Desde entonces se convirtió en una
de esas imágenes que se recuerdan to-
da la vida. Pero en esos momentos, y al
leer la nota descriptiva de la imagen,
sólo representó una evidencia gráfica
más de las consecuencias políticas e
ideológicas con las que siempre se rela-
cionaron las manifestaciones del día del
Trabajo, no sólo en México sino en va-
rias partes del mundo. Seis meses más
tarde, realizando otra investigación en
la revista Siempre! de fecha 5 de octu-
bre de 1966, me quedé sorprendida
cuando advertí —antes de leer el artícu-
lo de Luis Suárez— un fragmento en
blanco y negro de un mural que Siquei-
ros había dejado inconcluso, los perso-
najes que vi eran los mismos que había
visto antes en la imagen de los Herma-
nos Mayo. Los gestos en los rostros de
ambos eran idénticos a los del mural.
Pero ¿qué representaba Siqueiros
en ese mural? ¿Por qué extraer un ne-
gativo de 35 mm en una de sus obras
pictóricas? ¿Quién o quiénes eran esas
dos personas que aparecían en la pin-
tura? Estas y otras preguntas no reci-
bieron respuestas inmediatas, ahora las
tengo y las presento a los lectores con
la intención de acercarse a conocer y
apreciar el mural de Siqueiros, el testi-
monio gráfico que legaron los Herma-
nos Mayo y al joven muerto junto a su
madre.
La presentación que ofrezco nos
ayudará a entender mejor los aconteci-
mientos que están por revelarse.
Comenzaremos hablando del grupo
de hombres que conforman en esta cró-
nica al primer personaje: los Hermanos
Mayo (Paco y Faustino del Castillo Cu-
billo, Pablo, Cándido y Julio Souza), ar-
tistas gráficos del fotoperiodismo en
México de los años 40 hasta principios
31
de los 80, dedicados a captar en imáge-
nes los acontecimientos sociales, políti-
cos, artísticos y cotidianos del país.
Miembros los cinco de la gran emigra-
ción republicana a la que el gobierno
del general Lázaro Cárdenas abrió las
puertas de México en 1939, construye-
ron uno de los archivos fotográficos
más importantes de México, que custo-
dia el Archivo General de la Nación.
Este grupo de hombres siempre se
identificó con la clase trabajadora
—obreros, campesinos, jornaleros, “bra-
ceros”—, teniendo gran simpatía por
quienes pertenecían a organizaciones
sindicales, así como a diferentes parti-
dos políticos y grupos estudiantiles. El
pseudónimo utilizado por estos fotó-
grafos se deriva de una manifestación
que celebraba el día del Trabajo en Ma-
drid, en 1937, la cual fue reprimida por
la Guardia Civil. Este acontecimiento
los marcó ideológicamente, ya que las
imágenes que “cubrieron” aquel día
fueron publicadas en varios diarios de
la capital española e identificadas co-
mo pertenecientes a las imágenes de
“Mayo”. La importancia gráfica de estos
se deriva en su larga trayectoria foto-
gráfica en México.
Por otro lado, David Alfaro Siquei-
ros, considerado uno de los tres gran-
des muralistas mexicanos, nacido en
Santa Rosalía de Camargo, Chihuahua,
en 1896, desde pequeño mostró un in-
terés y gran apego por la pintura. Sin
embargo, a lo largo de su vida tuvo que
enfrentarse a la persecución y el encar-
celamiento (en varias ocasiones) por no
compartir las ideas del régimen, al que
siempre calificó de demagógico, y del
cual se refería así:1
RESPUESTA PÚBLICA a los IN-
COMNESURABLES PATRIOTAS Y
TEMERARIOS ENEMIGOS DE LA
LAMBISCONERÍA POLÍTICA, POR
ANTIDEMOCRÁTICA, CON LOS AL-
TOS FUNCIONARIOS PUBLICOS
—todos ellos PARTIDARIOS Y DE-
FENSORES PROBADOS DE LA RE-
VOLUCION MEXICANA—, que se
1 David Alfaro Siqueiros, “La historia de una insidia. ¿Quiénes son los traidores de la patria?”, enMi respuesta, México, Arte Público, 1985, p. 3.
32
ocuparon con la más grande ampli-
tud y PROBIDAD IDEOLÓGICA (¿?)
de mis conferencias en La Habana,
Caracas y México, a propósito del
reciente viaje del Presidente de la
República a la América del Sur.
SEÑORES: Carlos Denegri, Aldo
Baroni. Bernardo Ponce, René Capis-
trán Garza, Fidel Velázquez, Alfredo
A. Fabela, Lic. Manuel Moreno Sán-
chez, Filiberto Ruvalcaba, Rodrigo
García Treviño, Lic. Mario Guerra
Leal, Antonio Rivas, Rómulo Sán-
chez Mireles, Pedro Vivanco, Gabriel
Antonio Méndez y Félix Anguiano.
Y, SIN DEDICATORIA, PERO CON
RECOMENDACIÓN DE SU LECTURA,
a los ya tradicionales conciliadores y
justificadores "izquierdistas", "pro-
gresistas" y "liberales" de la política
gubernamental neo-porfirista y
proimperialista, siempre demagógi-
ca, de los últimos tres sexenios y lo
que va del actual… que implícita-
mente intervinieron en apoyo de los
SEÑORES antes señalados.
Existen dos facetas paralelas en la
figura de Siqueiros. Como pintor, sus
murales muestran su posición ideológi-
ca, de apoyo a la clase trabajadora, que
servía de modelo para sus grandes
obras. Como político resaltó su pensa-
miento participando en varios congre-
sos y conferencias en México y otras
partes del mundo. Luchador incansable
contra la desigualdad social, Siqueiros
conjugó ambas facetas a lo largo de su
carrera política y artística.
Su primer brote de rebeldía ideoló-
gica se dio en 1913, cuando se involu-
cró en la conspiración de estudiantes y
obreros dirigidos contra Victoriano
Huerta, motivo por el cual fue perse-
guido.2
En 1923, junto con Diego Rivera y
2 Arte Público, Tribune des peintres muralistes, sculpteurs, graveurs et artistes de l'image en gene-ral, edition spéciale Janvier-Février, 1969. Cfr. Orlando Suárez, David Alfaro Siqueiros. Guide pourl’etude de sa vie et de son oeuvre, Currículum Vitae, p. 1. Sin embargo, siendo adolescente estuvoinvolucrado en la huelga de la Academia de San Carlos en 1911, convirtiéndose así en soldado delEjército Constitucionalista, al mando del general Manuel M. Diéguez. Ver Leobardo Lechuga Apa-ricio, Siqueiros en la colección Licio Lagos,http://mexicodesconocido.com.mx/mex_tiem/mt0197_1.htm, p. 1.
33
Xavier Guerrero, fue elegido miembro
del Comité Ejecutivo del Partido Comu-
nista Mexicano.3
Detenido, encarcelado, perseguido y
atacado varias veces, nunca se alejó de
los temas pictóricos en los cuales sólo
podía rendir homenaje a los problemas
sociales por los que siempre luchó. Tes-
timonios gráficos de esta vida llena de
lucha los podemos encontrar en el Ar-
chivo Fotográfico Hermanos Mayo (en
adelante AFHM) y en el Archivo Fotográ-
fico Enrique Díaz Delgado y García, cus-
todiados por el Archivo General de la
Nación, así como en la Colección Foto-
gráfica de Arte Público Siqueiros del
INBA y el Archivo del Centro de Investi-
gación, Documentación e Información
de Artes Plásticas del INBA, entre otros.
Encabezó diversas manifestaciones
y huelgas sindicales, y dirigió y montó
muchas exposiciones de sus obras en
México y en el extranjero. La privación
de la libertad nunca encarceló su espí-
ritu de “construir un arte, uno monu-
mental y heroico, un arte humano, arte
público…” 4
Por último, hablaremos de la figura
de Luis Morales, joven estudiante del
Instituto Politécnico Nacional cuyos
únicos datos biográficos los arroja El
Nacional: su padre se llamaba Teodoro
Morales Pérez y era líder colono del
sector citadino Vicente Guerrero. Por
la información de dicho periódico
sabemos que Luis marchaba en una
manifestación del Partido Comunista
Mexicano el 1º de mayo de 1952, en-
cabezadas por Encarnación Valdés, el
doctor Carlos Noble, Xavier Guerrero,
Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros,
entre otros. Según testimonios del se-
ñor Teodoro, conocía desde algún
tiempo a Carlos Noble, dirigente de
varias colonias y visitante asiduo de la
colonia Guerrero, en la que se dedica-
ba a repartir la llamada Propaganda de
la Paz, auspiciada por grupos comunis-
tas, incluido el PCM. 5
3 Arte Público, op. cit., p. 1.4 Idem.5 El Nacional, viernes 2 de mayo de 1952, primera sección, p. 4.
34
RELACIÓN DE LOS HECHOS
El 1º de mayo de 1952 se llevaron a
cabo dos manifestaciones que conme-
moraban el día del Trabajo: la oficial, a
celebrarse en la plancha del Zócalo ca-
pitalino, y la alterna, que no compartía
la visión gubernamental y que se reali-
zó a sólo unas calles de la primera, en
el costado occidental del Palacio de Be-
llas Artes. Las dos se realizaron en ho-
ras similares. La manifestación que
encabezaba Siqueiros y en la que tam-
bién participaba el joven Luis Morales,
no fue “cubierta” por la lente de los
Hermanos Mayo, sin embargo, existe
un registro gráfico de las consecuen-
cias, acontecimientos que giran en torno
a dicha manifestación. Nuestra noticia
gráfica contiene la presencia de estos
personajes, todos ellos testigos del suce-
so que culmina con una historia de tra-
gedias recurrentes.
El periodo presidencial de Miguel
Alemán Valdés concluyó el 30 de no-
viembre de 1952 y el triunfalismo oficial
se reflejaba en las notas de su portavoz.
A sólo seis meses de concluir su manda-
to presidencial, su presencia en la
plancha del Zócalo capitalino fue des-
crita así: “La más grandiosa concen-
tración obrera de la historia, aclamó a
Miguel Alemán”.6 El corporativismo
oficial apoyaba al presidente de la Re-
pública, quien junto con los miembros
de su gabinete y los líderes sindicales
encabezó la manifestación; la gente
reunida en la plaza de la Constitución
brindaba “aclamaciones delirantes en
gesto democrático al ‘Primer artesano
de México’, como lo llamaban cariño-
samente”.7 En las imágenes publicadas
aparecen David Vargas Bravo, secreta-
rio general del Sindicato de Trabajado-
res Ferrocarrileros; Eucario León,
secretario de Relaciones Obreras de la
CROC; el Jefe de la Nación; Fernando
Casas Alemán, jefe del Departamento
del Distrito Federal; Adolfo Orive Alba,
secretario de Recursos Hidráulicos;
Manuel Ramírez Vázquez, secretario
de Trabajo y Previsión Social; Ernesto
6 Idem.7 Aquí es evidente que el periódico oficial resaltaría y a la vez exageraría cualquier apoyo haciaAlemán por parte de los sindicatos y sus líderes. Idem.
35
P. Uruchurtu, secretario de Goberna-
ción, y Manuel R. Palacios, gerente ge-
neral de Ferrocarriles Nacionales.8
Entre todos los fotógrafos de pren-
sa que ocuparon ese día un lugar en la
plaza, estaban los Hermanos Mayo; no
sabemos quiénes de ellos, pero su pre-
sencia está registrada. Era una manifes-
tación del día del trabajo y era preciso
cubrirla, era parte de su labor obligada
como periodistas gráficos.
Mientras tanto, a un costado de
Bellas Artes, la manifestación encabe-
zada por el PCM se detuvo y, sin causa
aparente, se inició una refriega entre
manifestantes y guardianes del orden,
con resultados funestos. El Nacional
describe los hechos en una nota:
Zafarrancho provocado por el PC al
atacar a la manifestación. Un muer-
to y varios heridos frente a Bellas
Artes al disparar armas de fuego;
varios detenidos, averiguación.
La actitud francamente provo-
cativa de elementos militantes en el
Partido Comunista de México, que
pretendieron infiltrarse en las filas
de las organizaciones obreras mani-
festantes en la parada proletaria de
ayer, conmemorativa de la jornada
del 1º de mayo, para repartir propa-
ganda subversiva y proferir ataques
al régimen actual, originó sangrien-
to zafarrancho frente al costado oc-
cidental del Palacio de Bellas Artes,
arrojando un saldo trágico de una
persona muerta y doce lesionados,
la mayor parte de ellos con armas de
fuego.9
La persona que murió ese día fue
Luis Morales. Nadie supo quién le dis-
paró al joven estudiante del Politécnico,
que falleció a consecuencia de varios
tiros.
Ninguna gráfica de El Nacional re-
coge la tragedia de este joven, pero la
cámara de los Hermanos Mayo sí. A
través de las imágenes tomadas por
8 El Nacional, op. cit., p. 1.9 El Nacional, op. cit., p.4. El resto de la noticia se concreta a mencionar a los culpables insti-gadores de los hechos sangrientos mencionando que durante la balacera David Alfaro Siqueiros yDiego Rivera desaparecieron del lugar de los hechos.
36
ellos podemos conocer lo acontecido.10
Dichas imágenes fueron tomadas des-
pués del asesinato, cuando el cuerpo
de Luis llegó a la Delegación. En ese
momento, los protagonistas menciona-
dos al principio están en un mismo lu-
gar pero con circunstancias y destinos
muy diferentes.
De las imágenes de Luis Morales y
su madre que se encuentran en el
AFHM, sólo describiré una: El primer
plano lo ocupan Luis Morales, sin un
aliento de vida, y su madre que llora y
le acaricia el rostro. El cuerpo inmóvil,
inerte y pálido aparece semidesnudo en
alguna camilla de la Delegación con la
camisa ensangrentada. Su semblante
joven permanece frío, su boca entrea-
bierta parece estar tomando un último
aliento y le abrazan la cabeza las ma-
nos de su madre, una mujer pequeña
de rasgos indígenas que lleva una tren-
za larga que baja por su espalda; aprie-
ta sus labios, conteniendo el grito de
dolor que le provoca ver a su hijo irse
de su lado; no usa aretes, pulseras ni
anillos, sólo su trenza y un vestido sen-
cillo sin encajes propio de una mujer
humilde; sus manos son las de una mu-
jer trabajadora, son con las que acari-
ciará por última vez el rostro de su
hijo, unirá el suyo por última vez, en un
silencioso pero desgarrador encuentro.
Hay un segundo plano en esta ima-
gen, que quizás pertenece a un médico
joven, enfermero o camillero; sus ropas
son de color blanco y permanece de
pie, muy próximo a la escena que con-
templa con pesar.
10 Sobre 5939, serie Cronológico Mayo 52. Dice así: “Zafarrancho, frente a Bellas Artes, disparan-do la policía entre los manifestantes y escondiéndose en el Teatro Bellas Artes. Linchamiento deun agente por los manifestantes, un muerto en Ángela Peralta y heridos. La madre y el muchachodel Partido Comunista en la Delegación”.
37
Esta imagen, captada primero por
la lente de los Hermanos Mayo, plas-
mada después bajo los trazos y pince-
les de Siqueiros, hace de la figura de
Luis Morales una evidencia gráfica,
pictórica e histórica del siglo XX que se
inmortalizará en el trabajo artístico de
cada uno de ellos.
El homenaje que ofrece David Alfa-
ro Siqueiros a la fotografía de los Ma-
yo se encuentra plasmado en una obra
mural. Es indudable que él supo de la
existencia de la imagen, que debió ha-
ber tenido entre sus manos, y por lo
tanto sirvió de modelo para recordar
aquel 1º de mayo. La fotografía refleja
una serie de tragedias: no se trata sólo
del asesinato del estudiante, sino de la
censura que sufrirían el artista y su
mural. Siqueiros obedeció las obliga-
ciones de su quehacer político al recor-
dar a Morales en un trabajo pictórico
controversial.
LUIS MORALES EN EL MURAL DE
LA ANDA: LA DISCUSIÓN, EL CASTIGO
Y EL DESENLACE
A finales de 1958 y principios de 1959,
Siqueiros comienza el mural El arte es-
cénico en la vida social de México, en el
vestíbulo del Teatro Jorge Negrete de la
Asociación Nacional de Actores (ANDA.)
Esa obra provocó el disgusto del secre-
tario general de la Asociación, Rodolfo
Echeverría, quien dispuso que se levan-
tara un acta contra el artista por “Ha-
berse desviado del tema solicitado con
el tema La historia del teatro hasta la
cinematografía contemporánea”. Se es-
tableció un proceso judicial y el mural
fue tapiado.11
11 El director general del INBA (en esos momentos) Celestino Gorostiza, conforma una segundacomisión de pintura mural en la que participaron los muralistas Juan O’Gorman, Jorge GonzálezCamarena y Federico Cantú, con el fin de retomar el tema original solicitado por la ANDA para sumural. Iconografía de David Alfaro Siqueiros, México, INBA, CENIDIAP, FCE, 1997, pp. 163-164. Nohay que olvidar que ésta no era la primera vez que se coartaba la libertad de expresión al pintor,pues en 1932, durante un viaje a California con la intención de montar diversas exposiciones eimpartir clases de muralismo en la Chouinard School of Art, realizó un mural al que llamó Mitinen la calle, el cual fue borrado poco después de haberlo concluido, porque había incluido a per-sonas de color, además de un discurso político; posteriormente se le encargó otro trabajo muralpara la plaza Art Center, mismo que también provocó irritación, al principio fue borrado parcial-mente y después en su totalidad. Ver: Leobardo Lechuga Aparicio, op. cit., p. 2.
38
Podemos creer que el muralista
mantuvo la imagen en su memoria du-
rante seis años hasta que, hecho el en-
cargo por la ANDA, tuvo la oportunidad
de plasmar en un muro, a los setenta
años, la figura muerta de Luis Morales.
…Siqueiros insistió en su punto de
vista con respecto al mural, y en su
derecho a gozar de la libertad crea-
dora en la interpretación.
En esa pintura inconclusa Si-
queiros vio el teatro no como una
farsa, sino como una realidad con-
temporánea. Incorporó a ella, sí, la
farsa de la demagogia y algunas
verdades trágicas de nuestro tiem-
po, sobre el curso histórico de la re-
presentación tradicional del teatro
abierto y de la máscara oculta… El
teatro es como la vida y, en ocasio-
nes, su sentencia.
…Es la primera vez —dice Si-
queiros— que un tribunal mantuvo
encarcelado a un mural y que un
juez juzgó a una obra pictórica ade-
más de juzgar a su autor…12
La historia trágica de este mural
continúa cuando en 1966 Luis Suárez
comenta que el secretario general de la
ANDA, Jorge Fernández, y la Directiva
de la Asociación han pedido al propio
Siqueiros continuar y concluir el mural.
Por ese mismo artículo sabemos que el
mural se libró de las tablas, pero la li-
bertad completa no había llegado pues
aún lo cubrían unas cortinas.13
Pasaron dos años, hasta 1968, para
que el mural quedara terminado y libre
de cortinas y maderas, pues en una de
las cronologías pictóricas que se hacen
de Siqueiros aparece la siguiente des-
cripción:
Obra mural.
1958, El arte escénico en la vida
social de México.
1968, Acrílico sobre tela de vidrio
sobre triplay.
12 Luis Suárez, “Libertad para el arte prisionero. La Anda está a punto de hacer justicia al muralencarcelado de Alfaro Siqueiros”, en Siempre!, núm. 693, octubre 5 de 1966, p. 40.13 Idem.
39
Vestíbulo del Teatro Jorge Negrete,
Asociación Nacional de Actores.
Calle Altamirano 128, México
D.F.14
Si bien, uno de los elementos que
Siqueiros plasmó en su obra fue el trá-
gico fin de Luis Morales en la manifes-
tación, el mural tiene como motivo
principal la representación de los acto-
res sociales del drama nacional: una
multitud de personas y rostros, algunos
miran a lo lejos sin advertir que junto a
ellos permanece el cuerpo inerte de
Luis y su madre acaricia su rostro. En
este segundo plano del mural se hace
alusión a la manifestación del 1º de
mayo de 1952, la encabeza un grupo
reducido de hombres, la gente enarde-
cida por los disparos exige un castigo a
los culpables, quizás un grito de justi-
cia que nunca llegó para Luis y su ma-
dre. El grupo más numeroso lo ocupan
las mujeres, quienes, por los trazos, se
advierten de diversas edades; algunas
llevan en los brazos niños pequeños
pero todas llevan una túnica que las
envuelve desde la cabeza hasta los
pies, lo que enluta a todas las mujeres
que han perdido a sus hijos bajo las ar-
mas de la lucha social.
Es recurrente ver en los murales de
Siqueiros una gran cantidad de perso-
najes, rostros y formas que exponen
una alegoría de la metáfora social: la
humanidad. Al mural de la ANDA se le
ha comparado en ocasiones, con el que
lo antecede: La apología de la futura
victoria de la ciencia sobre el cáncer, de
1958, que se encuentra en el vestíbulo
del pabellón de Oncología del Centro
Médico, en avenida Cuauhtémoc y Ba-
ja California, y con La marcha de la hu-
manidad, de 1966, que es posterior a
ambos y que podemos apreciar en el
14 Mario de Micheli, Siqueiros, México, SEP, 1958, p. 82.
40
Polyfórum Cultural Siqueiros. Mario de
Micheli encuentra similitud en estos
tres murales y la explica así:
Una serie de destellos o de imágenes
que preludian La marcha de la huma-
nidad, se puede encontrar en dos
murales que Siqueiros realizó en
1958, antes de su arresto: La apolo-
gía de la futura victoria de la ciencia
sobre el cáncer y El teatro en México…
La innumerable multitud que
marcha impetuosa hacia delante,
como la vemos en La marcha de la
humanidad, tiene mucha afinidad
con las masas pintadas en el mural
del Teatro [Jorge Negrete]…15
Al mural le esperaba una tragedia.
El miércoles 29 de enero de 1969 —ca-
si 17 años después de la instantánea y
a un año de liberación artística del mu-
ral—, la Sala de Arte Público Siqueiros,
extensión de la Escuela-Taller Siqueiros
en Cuernavaca, Morelos, repartió invi-
taciones para la presentación de varias
obras del pintor. La cita era a las 7 p.m.
en Tres Picos 29, Polanco. Entre las
obras que se iban a presentar figuraban
“Reproducciones del mural El teatro y
el pueblo en el vestíbulo del Teatro Jor-
ge Negrete de la ANDA, vandálicamente
dañado el día 14 de diciembre de 1968
a las 12 de la noche”.16 Por una lamen-
table decisión, el título original del
mural ya se había modificado, pero sin
duda lo más aberrante fue el daño cau-
sado intencionalmente a este mural.
El 14 de Diciembre de 1968, a me-
dianoche, una veintena de individuos
armados irrumpieron en el Teatro Jorge
Negrete y se valieron de productos quí-
micos para destruir parte de la obra
mural de Siqueiros.17 La libertad que se
le otorgó a esta obra la condujo de
nuevo por el camino sin inmunidad que
el artista debe poseer al elegir los te-
15 Op. cit., p. 83.16 Invitación de Sala de Arte Público, extensión de la Escuela-Taller Siqueiros en Cuernavaca, Mo-relos. Esta invitación se puede ver en le Fondo Siqueiros de la Biblioteca del Archivo General de laNación (1 ejemplar).17 Arte Público, Tribune..., p. 4. Orlando Suárez explica la acción vandálica de este grupo de hom-bres partiendo del hecho de que se cometió una serie de actos terroristas e intrigas en México enlos últimos meses de 1968 por las fuerzas ultraconservadoras, que buscaban “frenar” un brote dedemocracia.
41
mas de su trabajo pictórico. Felizmen-
te, hoy no existen tablas ni cortinas y
mucho menos restos de aquellas sus-
tancias, ya no hay proceso judicial que
perseguir, el mural fue concluido y per-
manece en óptimas condiciones de
conservación. Luis Morales descansa en
paz dentro del muro que Siqueiros
ofrece en su memoria.
Apreciar el mural de Siqueiros en la
ANDA es transportarse a varios momen-
tos de su proceso pictórico y, sin duda,
“vivir” mediante los trazos, formas,
contornos y colores con que Siqueiros
vio e interpretó el momento de la re-
presión, el asesinato, el llanto y el luto
materno. Siempre que haya oportuni-
dad de ver este mural sabremos a quié-
nes se dirige y a quién rinde homenaje.
Si la cámara de los Hermanos Mayo no
hubiera captado la escena, Luis Mora-
les no existiría para nadie. Hoy ocupa
un lugar muy especial en la historia
mural, política y artística de Siqueiros,
y tiene una trascendencia sin igual en
la gráfica periodística de la historia de
México.
La intención de este artículo ha si-
do combinar dos expresiones artísticas
similares —fotografía y pintura. Ambas
comparten una intención: plasmar en
un segundo la historia de los hombres
y pintar su historia sobre vastas pare-
des. Siqueiros nunca fue ajeno a la
sensibilidad intrínseca de la imagen fo-
tográfica, tuvo la intención común de
ir adonde no existe el movimiento y en
consecuencia tampoco el tiempo. Él
mismo utilizó este medio para nutrir su
trabajo pictórico, retratando a sus mo-
delos —entre ellas su esposa, Angélica
Arenal, su familia, amigos y colegas co-
mo Rivera y Orozco— y a sí mismo, y
posando para definir las correcciones
obtenidas a partir de los resultados de
la fotografía.
Siqueiros desde muy temprano, en
sus textos sobre exposiciones de Ed-
ward Weston y Tina Modotti, distin-
gue los valores propios a ese arte
—los que define casi por oposición a
los valores de la pintura— y, simultá-
neamente, insistirá en la importan-
cia de usar la técnica fotográfica
como un recurso indispensable al
hacer pintura: "El artista, para ser
moderno, no debería desdeñar nin-
42
guna de las posibilidades que le pro-
porcionaba el mundo coetáneo".18
Asimismo, para ayudar en el proceso
de trabajo de La Tallera, en 1966 creó un
laboratorio fotográfico que fue encomen-
dado a Luis Moret, Monserrat Masdefield,
Enrique Bordes y Silvio Benedetto.19
Envuelto pues en las dos manifes-
taciones artísticas, Siqueiros revela con
inteligencia el papel que juega la foto-
grafía dentro de la sociedad, por la que
no sólo luchó siempre sino por la que
pintó y a la cual pintó:
El pintor moderno que desaprovecha
el aporte documental de la cinema-
tografía y de la fotografía es como
un médico contrario al uso de la ra-
diografía; porque las cámaras foto-
gráfica y cinematográfica sirven pa-
ra desentrañar, insuperablemente
hasta ahora, los fenómenos del volu-
men, del espacio, del movimiento del
volumen en el espacio y, hecho de
inmensa importancia, entregan, por
primera vez en la historia del mundo,
la fijación de los más grandes y pe-
queños elementos del drama huma-
no. Valores, éstos, indispensables
para la estructuración de un nuevo
realismo, de un realismo moderno. La
simple imaginación creadora, la ima-
ginación solitaria, desamparada,
conduce necesariamente a especula-
ciones de naturaleza cada vez más
subjetivista, y, en última instancia, a
especulaciones de naturaleza cada
vez más elegante, más débilmente
exquisita, más chic.20
18 Jorge Alberto Manrique, Siqueiros en la mira. Este nombre se utilizó para la exposición Losusos de la fotografía en la obra de David Alfaro Siqueiros, que se montó con la participación delIIE y el Museo de Arte Moderno. Consultar página:http://www.jornada.unam.mx/1996/nov96/961113/manrique.htm.19 Orlando Suárez, Guide..., p. 9. La Tallera fue un gran taller dotado de la funcionalidad nece-saria para realizar una obra mural de grandes dimensiones. Este lugar contaba con uno pequeñopara trabajar proyectos, bosquejos y bocetos, y otro grande dotado de un sistema de grúas eléc-tricas.; un taller-laboratorio, un depósito de mercancía, los sanitarios, un gran taller al aire libre,una sección de máquinas y equipo, y un laboratorio fotográfico, p. 8.20 David Alfaro Siqueiros, No hay mas ruta que la nuestra. Importancia nacional e internacionalde la pintura mexicana moderna. El primer brote de reforma profunda en las artes plásticas delmundo contemporáneo, 2ª edición, México, 1978, p. 75. (Recopilación de diez artículos publica-dos por su autor en las revistas Hoy y Mañana y dos en el diario El Nacional).
43
En la historia del arte y de la gráfi-
ca periodística, los Hermanos Mayo y
Siqueiros dejan una huella imborrable.
Luis Morales se unió a ellos de manera
funesta y circunstancial para participar
en la historia que cada uno de estos
artistas plasmó a su manera. Como fo-
tógrafos de prensa, los Mayo enrique-
cieron el acontecer diario de diversos
aspectos de la sociedad con sus imáge-
nes, entregados a la vocación de captar
con cámara fotográficas una diversidad
de momentos históricos de casi la mi-
tad del siglo que acaba de culminar.
Siqueiros enriqueció el arte mexi-
cano del siglo XX, no sólo como inte-
lectual, político, pintor, muralista y
maestro sino como teórico del arte.
Sus obras no pueden comprenderse a
plenitud sin entender la complejidad
de su ideología social; por lo tanto, la
herencia documental y artística del
muralista debe ser el motor que esti-
mule el estudio y la comprensión de
los diferentes caminos de la comuni-
cación visual en las futuras genera-
ciones.
En el documento fotográfico consta una lección,
una base de autocrítica que considero revisar
antes de emprender la obra mural definitiva.21
David Alfaro Siqueiros en Cómo pintar un mural.
21 Siqueiros. El lugar de la utopía, México, CONACULTA, INBA, Sala de Arte Público Siqueiros, 1994,e Irene Herner, Integración de las artes: de la perspectiva a la fotografía y al cine, p. 131.
*Historiadora de la UNAM e investigadora de fotoperiodismo.
45
APROBACIÓN DE LA ERECCIÓN DE LA COLEGIATA DE NUESTRA SEÑORA DE
GUADALUPE Y SOLICITUD DE ASCENSO A CANONJÍAS DE GRACIA EN LA COLEGIATA
Ignacio Silva Cruz*
En un artículo previo mostramos la
preocupación del clero por que se
continuasen hablando las lenguas au-
tóctonas de México. En el documento
transcrito se menciona que el rey ha-
bía aprobado que hubiera canónigos
de lenguas en la Colegiata de Nuestra
Señora de Guadalupe.
En esta entrega vemos que el pri-
mer documento, una cédula real,
aprueba esas peticiones indicando
“que sean ydiomas la mitad de los ca-
nónigos y racioneros” que enseñaron
en dicho lugar.
Sin embargo, algo pasó, ya que pa-
ra 1796 los racioneros de idiomas de la
Colegiata de Guadalupe solicitaron al
rey que se alzara la prohibición “de as-
cender a canongias de gracia” las len-
guas prebendadas por el rey. Este es
nuestro segundo documento.
El primero de ellos está ubicado en
el fondo documental Reales Cédulas
Originales, vol. 163, exp. 251, f. 2. El
segundo está en el fondo documental
Clero Regular y Secular, vol. 90, exp.
11, fs. 170-173.
46
47
CÉDULA REAL
Año de 1774. Real Cedula de 7 de septiembre acerca de que
sean ydiomas la mitad de los canonigos y racioneros de la
Colegiata de Guadalupe conforme a la Real Cedula de 12 de
junio y declarazion que en esta se hace.
48
49
El Rey Virrey Governador y Capitan General de las provincias
de la Nueva España y Presidente de mi Real Audiencia que
recide en la Ciudad de México. Por Reales Cedulas de dose de
junio de este año tube por bien participaros las Reales res-
oluciones que a consultas de mi Consexo de Camara de las
Yndias de dies y seis de diziembre de mil setecientos seten-
ta y uno, y quinze de enero de este mismo año fui servido
tomar en vista del grave y voluminoso expediente que se
allaba pendiente sobre la legitimidad de la ereccion de la
ynsigne y Real Yglesia Colegial de Nuestra Señora de
Guadalupe extramuros de essa Ciudad: aprobacion de los
estatutos formados por el cavildo de ella para su govierno, y
otros diferentes asuntos y entre ellas la de ser mi Real vol-
untad que se guardase y observase la ereccion de la colegia-
ta aprovada en veinte y uno de abril de mil setecientos
quarenta y nueve, que no se admitiese recurso contra su
planta como propuso el nominado mi consexo el año de mil
setecientos quarenta y siete y que sean ydiomas la mitad de
los canonigos y racieron a excepcion de los de oficios exam-
inados sinodalmente por el Muy Reverendo Arzobispo de esa
diocesis, quien os proponga en las vacantes que ocurran tres
sugetos para que dándome vos cuenta presente yo
50
51
el que sea de mi Real agrado ahora reconoziendo el enunci-
ado mi Consexo de Camara lo conveniente que igualmente
es dar regla segura y estable para que consecuente á las
citadas mis reales resoluciones se provean las mencionadas
canongias y raciones de la referida real Yglesia colegial como
corresponde y evite la confusion que en ello se ha experi-
mentado de la expedicion de las Reales Cedulas libradas
sobre el asunto en veinte de junio de mil setecientos cin-
cuenta y uno por la falta de noticias que acerca de el ha
avido: ha parecido declarar para lo presente y subsesivo
(como por esta declaro) que de las siete canongias que segun
las insinuadas ereccion y planta deve aver en la propria cole-
giata, an de ser las quatro de provision mia de pura merced
y gracia, y las tres restantes se an de prover en sugetos
lenguaraces en el modo y forma que va explicado y yo tengo
resuelto en las enunciadas Reales cedulas de veinte de junio
de mil setecientos cincuenta y uno y doce del proprio mes
del corriente año y de las seis raciones se an de prover en la
misma forma tres por merced y gracia y tres en lenguarazes
con igual declaracion de que asi los canonigos lenguarazes
como los racioneros no han de poder pretender ascenso en
canongias de merced y gracia, ni al contrario los de merced
[y gracia tampoco an de pretender prevenda]**
52
53
de lengua, todo lo qual he querido participaros para otra
inteligencia y govierno de la referida mi Real resolucion; y
ordenaros y mandaros (como lo executo) que por otra parte
cuideis de que tenga su exacto y devido cumplimiento lo que
igualmente se comunica al proprio intento y por cedulas de la
fecha de esta al nominado Arzobispo y al Cavildo de la expre-
sada colegiata por ser asi mi voluntad, fecha en San
Yldefonzo á siete de septiembre de mil setecientos setenta y
cuatro. Yo el Rey. Por mandado del Rey Nuestro Señor Pedro
Garcia Mayoral. Señalado con tres rubricas. OBEDECIMIENTO.
México quinze de diciembre de mil setecientos setenta y qua-
tro. Cumplase lo que Su Magestad manda en esta Real Cedula
y asentada en los libros de mi Superior Govierno á que corre-
sponde, saquese testimonio y pase al Señor Fiscal para que
pida lo que corresponda archivandose la original en la
Secretaria de Camara y Virreynato. El Bailio Frey don Antonio
Bucareli y Urzua. Concuerda con su original que devolví a la
Secretaria de Camara
54
55
del Ex[celentisi]mo Señor Virrey de este Reyno á que me
remito. Y p[ar]a que conste al Señor Fiscal de S[u] M[agestad]
en virtud de lo mandado por dicho Señor Excelentisimo. Doy
el presente. México dies y siete de diciembre de mil setecien-
tos setenta y quatro. Joseph de Gorraez [rúbrica].- Ex[celen-
tisi]mo S[eño]r. Haviendo resuelto el Rey que se guarde, y
observe la ereccion de la ynsigne, y Real Colegiata de Nuestra
Señora de Guadalupe que no se admitiese recurso contra su
planta, y sean ydiomas la mitad de los canonigos, y racioneros
(á excepcion de los de oficio) examinados sinodalmente por
el Ylustrisimo Señor Arzobispo, que debe proponer á Vuestra
Excelencia en las vacantes que ocurran tres sugetos, para que
dandoze cuenta á Su Magestad presente el que sea de su Real
agrado: nuevamente declara en esta Real Cedula, f[ec]ha en
San Yldefonzo á 7 de septiembre
56
57
del año inmediato anterior, que de las siete Canongias, que se-
gun la ereccion, y planta debe haver, las quatro han de ser de
pura merced, y gracia de provision de su soberana piedad; y las
tres restantes en sugetos lenguaraces en el modo, y forma que
se halla determinado; y lo mismo es de practicar en las seis ra-
ciones, de las que las tres ha de proveerse de merced, y gracia;
y las otras tres en ydiomas: con igual declaracion de que tan-
to los canonigos, como los racioneros de lengua no han de po-
der pretender ascenso en canongias de merced; ni al contrario
estos en las de lenguas: cuia Real resolucion está comunicada
á el Ylustrisimo Señor Arzobispo y Cavildo de la Colegiata; por
lo que solo corresponde á su mas exacto cumplimiento agre-
gar este testimonio al expediente del asunto, y que se tenga
presente en los lances que ocurran, y en que deba executarse.
Mexico y enero 10 de 1775. Areche [rúbrica].-
58
59
México 11 de henero de 1775. Como dice el S[eño]r Fiscal.
Bailio Bucareli [rúbrica].-
60
61
Ex[celentisi]mo S[eñ]or. Los Racioneros de Ydioma de la Ynsig-
ne y Real Yglesia Colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe
de Mexico don Manuel Gamboa, don Juan Josef de Olvera, y
don Manuel Eduardo Perez Bonilla solicitan se alce la prohivi-
ción de ascender á canongias, assi de lengua, como de gracia
por las consideraciones que expresan en la adjunta copia de su
instancia que por principal paso á manos de V[uestra] E[xce-
lencia] de acuerdo de la Camara a fin de que informado por mi
mano acerca de ella lo que se le ofrezca y parezca á V[uestra]
E[xcelencia] pueda devidamente determinarla. Dios gu[ard]e á
V[uestra] E[xcelencia] m[ucho]s a[ño]s. Madrid 20 de abril de
1796. Ex[celentisi]mo S[eño]r Fran[cis]co Cerda [rúbrica]. Se-
ñor Virrey Governador y Capitan General de la Nueva España.-
[En carta numero 163 de 27 de julio de 1796 se avisó el re-
civo y ofreció el cumplimiento.-]***
62
63
México 7 de julio de 1796. Ofrezcase el cumplimiento de es-
ta carta Acordada al avisar su recivo y del documento que la
acompaña; y sacandose de uno y otro copia certificada, pa-
sese al Señor Fiscal de lo Civil. Branciforte [rúbrica].-
64
65
Señor el Bachiller don Manuel Gamboa el Doctor don Juan
Josef Olvera y el Doctor don Manuel Eduardo Perez Bonilla
racioneros de ydioma y de la ynsigne y real Yglesia Colegia-
ta de Nuestra Señora de Guadalupe de Mexico: A los reales
pies de Vuestra Merced con la mayor veneracion, dicen: Que
sin embargo de que se hallan sirviendo con el mayor celo
exactitud y esmero como es notorio y desempeñando sus
respectivas prevendas contemplan que jamas podran llegar á
optar á canongias de gracia de dicha Colegiata mediante es-
tar resuelto en Real Cedula de 18 de julio del año de 1778,
que los racioneros de ydioma no puedan ascender á las ca-
nongias de esta clase aunque no posean el propio de aque-
llas y si solo el de la racion que obtuvieron: En cuya atención
suplican rendidamente á Vuestra Merced que mediante no
tener otro algun ascenso en dicha Colegiata ni mas carrera
que seguir por un efecto de su Real piedad y clemencia se
sirva concederlos que puedan pretender su ascenso á canon-
gias de gracia de ella como tambien á las prevendas de len-
gua que en ello reciviran especial merced de Vuestra Mages-
tad. Madrid 25 de enero de 1796. En virtud de poder Juan
Ventura de Cañas. Concuerda con el original que queda en
esta Secretaria de Nueva España que certifico yo don Ygna-
cio Sebastian de la Parra
66
67
del Consejo de Su Magestad su Secretario y Oficial mayor de
ella. Madrid veinte y uno de abril de mil setecientos y noven-
ta y seis. Ygnacio Sebastian de la Parra [rúbrica].-
*Paleógrafo e investigador** Fragmentos que faltan en el facsímil.*** Texto que ocupa una hoja inexistente.
69
CARTA DEL PRESIDENTE MADERO A FAUSTO MOGUEL, DIRECTOR DEL PERIÓDICO
EL IMPARCIAL, FECHADA EL 27 DE JUNIO DE 1912
Jorge Nacif Mina*
E n esta ocasión hemos querido pre-
sentar ante los investigadores,
usuarios y público interesado una car-
ta que se publicó en Revista de Revis-
tas el domingo 14 de julio de 1912, y
que se encuentra resguardada en el
expediente 352/1 de la colección do-
cumental del Instituto Nacional de
Estudios Históricos de la Revolución
Mexicana, el que se localizó en la gale-
ría 7 del Archivo General de la Nación.
El expediente se encuentra forma-
do por recortes de periódicos que van
de la época del triunfo maderista has-
ta el asesinato de Madero y Pino Suá-
rez en la parte trasera del Palacio de
Lecumberri por órdenes de Victoriano
Huerta. Entre esos periódicos y manus-
critos se encuentra la carta que el Pre-
sidente Francisco I. Madero le envía
desde el Palacio de Chapultepec al di-
rector del periódico El Imparcial, Faus-
to Moguel, el 27 de junio del año de
1912, para aclarar algunas imputacio-
nes que en su contra que se habían pu-
blicado en dicho medio escrito, y se
incluye el artículo tercero del Plan de
San Luis, el que al decir del propio pre-
sidente Madero se había entendido mal.
El texto de la carta es el siguiente:
Muy Apreciable señor:
Desde que fui investido por mis conciudadanos con el honroso cargo de
Presidente de la República, no me he ocupado en refutar las versiones contra-
dictorias que circulan en la prensa, en que con frecuencia se hace referencia a
ofrecimientos que he hecho y he dejado de cumplir. Pero con tanta insistencia
han repetido algunos periódicos, y muy especialmente el que usted tan acer-
70
tadamente dirige, “que en las promesas de la revolución figuraba el reparto de
tierras al proletariado y se ofrecía la división de latifundios que permanecían en
poder de unos cuantos privilegiados con perjuicio de las clases menesterosas,”
(editorial de ayer), que quiero de una vez por todas rectificar esa especie.
Suplico a usted se sirva revisar cuidadosamente el Plan de San Luis Potosí y
todos los discursos que pronuncié antes y después de la revolución, así como los
programas de gobierno que publiqué después de las convenciones de 1910 y
1911, y si en alguno de ellos expresé tales ideas, entonces se tendrá derecho
para decir que no he cumplido mis promesas.
Siempre he abogado por crear la pequeña propiedad; pero eso no quiere
decir que se vaya a despojar de sus propiedades a ningún terrateniente; por lo
demás, bien conocida es la política agraria del Gobierno y sus propósitos para
crear la pequeña propiedad.
En el mismo discurso que ustedes comentan, tomando únicamente una
frase, explico cuáles son las ideas del Gobierno. Pero una cosa es crear la
pequeña propiedad por medio de un esfuerzo constante, y otra es repartir las
grandes propiedades, lo cual nunca he pensado ni ofrecido en ninguno de mis
discursos y proclamas. Sería completamente absurdo pretender que el Gobierno
fuese a adquirir todas las grandes propiedades para repartirlas gratis entre
pequeños propietarios, que es como se concibe generalmente el reparto de tier-
ras, pues simple y sencillamente el Gobierno no tendría bastante dinero para
hacer tal operación, ni contratando un empréstito tan colosal que los únicos
réditos causaran la bancarrota del país.
Ruego, pues, a ustedes, se sirvan rectificar su opinión, y no por esta vez, sino
en lo sucesivo para siempre.
La única promesa que hasta ahora no se ha cumplido en toda su amplitud,
es la relativa a la restitución de sus terrenos a los que habían sido despojados
de un modo arbitrario y al proceso de todos los que durante la Administración
pasada manejaron fraudulentamente fondos públicos, pues desde el momento
71
que al modificarse el Plan de San Luis, en virtud de los tratados de Ciudad
Juárez, tan ventajosos para la Nación, debía el nuevo Gobierno ajustar todos sus
actos a la ley y reconocer como válidos los fallos de los tribunales anteriores y
la legitimidad de todos los actos de la Administración pasada.
Por este motivo es difícil restituir sus terrenos a los que han sido despojados
de ellos injustamente, declarando sujetos a revisión los fallos respectivos, en los
casos en que los despojos han sido sancionados por todas las prescripciones
legales.
A pesar de esto, el Gobierno tiene en estudio desde hace tiempo un proyec-
to para cumplir con esa promesa hasta donde sea posible, restituyendo ejidos a
los pueblos que han sido despojados de ellos y adquiriendo para fraccionar
algunas grandes propiedades, pues de esta manera de un modo indirecto, se
obtiene el mismo fin.
Al calce de la presente me permito transcribir a usted el artículo 3º del Plan
de San Luis, que es el único que probablemente han algunos mal interpretado,
y ustedes mismos podrán después de leerlo con atención, ver que no hay tales
promesas de repartos de tierras.
Espero de su honradez periodística que con esta aclaración terminará, de
una vez y para siempre, el injusto cargo que se me hace de que ofrecí tierras y
que no he cumplido con mi promesa, y quedo de usted muy afmo. y atto. s. s.
Francisco I. Madero
*Historiador y archivista.
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73
74
75
Í n d i c e s
77
GRUPO DOCUMENTAL 800 “CARTELES CINEMATOGRÁFICOS”
Película: Yo soy muy macho
Director: José Díaz Morales
Protagonistas: Silvia Pinal,
Miguel Torruco
Producción: Filmex, S.A.
Impresor: Offset Multicolor
69.5 x 94.5 cm
Película: Calabacitas tiernas
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Germán Valdez Tintán,
Rosita Quintana
Producción: Clasa Films Mundiales
Impresor: Lito Juventud, S.A.
Color, 64 x 92.5 cm
Película: La cobarde
Director: Julio Bracho
Protagonistas: Irasema Dilián,
Ernesto Alonso
Producción: Clasa Films Mundiales
Impresos Artísticos, S.A.
75 x 90 cm
Película: Las vengadoras enmascaradas
Director: Federico Curiel
Protagonistas: Kitty de Hoyos
y Dacia González
Producción: Películas Rodríguez, S.A.
Color, 69.5 x 94 cm
Película: El crepúsculo de un dios
Director: Emilio Fernández
Protagonistas: Guillermo Murray,
Sonia Amelio, Ana Luisa Peluffo
Producciones Centauro, S.A.
Color, 67 x 94.5 cm
Película: Las muñecas de King Kong
Director: Alfredo B. Crevenna
Protagonistas: Lyn May, Armando
Silvestre y Diana Torres
Producción: Víctor Films, S.A. y Poli
Films Mundiales, S.A.
Impresor: Rodelo S.A.
69 x 95 cm
Película: Tiempo y destiempo
Director: Rafael Baledón
Protagonistas: Marco Antonio Muñiz,
Lucha Villa y Regina Torné
Producción: Conacine y Producciones
Marco Antonio Muñiz
Color, 69.5 x 87 cm
78
Película: Chile picante
Director: René Cardona Jr.
Protagonistas: Andrés García,
Angélica Chaín y Héctor Suárez
Producción: Cinematográfica Filmex,
S.A., y Producción Fílmica, S.A.
Color, 70 x 95 cm
Película: El vampiro y el sexo
Director: René Cardona
Protagonistas: Santo, Aldo Monti
y Noelia Noel
Producción: Cinematográfica Calderón, S.A.
Color, 69.5 x 94.5 cm
Película: Voces de primavera
Director: Jaime Salvador
Protagonistas: Domingo Soler,
Luisa Bornet y Eduardo Lanz
Producción: Procinex, S.A.
Impresor: Litografía El Cromo
Color, 68.5 x 94 cm
Película: Cargamento prohibido
Director: Miguel Delgado
Protagonistas: Narciso Busquets
y Alma Delia Fuentes
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94.5 cm
Película: La pantera negra
Director: Jaime Salvador
Protagonistas: Tony Aguilar
y Elda Peralta
Producción: Rosas Films
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
70 x 95 cm
Película: El último pistolero
Director: Sergio Véjar
Protagonistas: Fernando Casanova
y Ana Luisa Peluffo
Producción: Películas Mundiales y T.V.
Producciones
Color: Impresora Publicistas
68.5 x 94 cm
Película: Píntame angelitos blancos
Director: Joselito Rodríguez
Protagonistas: Emilia Guiú,
Titina Romay y Rita Montaner
Producción: Distribuidora Rodríguez
Hnos., S.A.
Color, 69 x 94.5 cm
Película: Don Juan 67
Director: Carlos Velo
Protagonista: Mauricio Garcés
Producción: A.M. Libra
Color: Impresora Publicistas
69 x 94 cm
Película: Adriana del Río
Director: Alberto Bojórquez
79
Protagonistas: Ana Luisa Peluffo
y Julián Pastor
Producción: Conacine
Color, 67.5 x 88 cm
Película: La herida luminosa
Director: Tulio Demicheli
Protagonistas: Arturo de Córdova,
Yolanda Varela y Amparo Rivelles
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
67.5 x 96 cm
Película: Bodas de oro
Director: Tito Davison
Protagonistas: Libertad Lamarque
y Arturo de Córdova
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94 cm
Película: Una gallega en La Habana
Director: René Cardona
Protagonistas: Tony Aguilar
y Ana Bertha Lepe
Producción: Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68.5 x 96 cm
Película: Arma de dos filos
Director: Samuel Fuller
Protagonistas: Silvia Pinal
y Barry Sullivan
Producciones José Luis Calderón, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94 cm
Película: Se alquila marido
Director: Miguel M. Delgado
Protagonistas: Piporro y Elvira Quintana
Producción: Churubusco, S.A.
Color: Impresora: Publicista
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 93.5 cm
Película: Hay un niño en su futuro
Director: Fernando J. Cortés
80
Protagonistas: Gloria Marín
y Abel Salazar
Producción: Columbia Pictures
Color, 68.5 x 94.5 cm
Película: Las cautivas
Director: José Luis Ibáñez
Protagonistas: Jorge Rivero,
Julissa, Fanny Cano
Producción: Estudios América, S.A.,
Cima Films, S.A., y Productora
Cinematográfica Trío, S.A.
Color, 68.5 x 93.5 cm
Película: La bestia magnífica
Director: Chano Urueta
Protagonistas: Irma Dorantes,
Miguel Manzano, Miroslava,
Wolf Rubinskis
Producciones Hidalgo
y Columbia Pictures
Color, 68 x 93.5 cm
Película: Natacha
Director: Tito Davison
Protagonistas: Gustavo Rojo,
Ofelia Lazo
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Sí quiero
Director: Raúl de Anda
Protagonistas: Rodolfo de Anda,
Julissa, Fanny Cano
Producción: Radeant Films
Color, 69.5 x 94 cm
Película: La dama del alba
Director: Rovira Veleta
Protagonistas: Dolores del Río,
Juliette Villar, Daniel Martín
Producción: Films RB, S.A., y Jad Films
Color, 69.5 x 94.5 cm
Película: Amor en las nubes
Director: Manuel Zeceña Diéguez
Protagonistas: Tere Velázquez,
Armando Silvestre, Guillermo Murray
Producción: Panamerican Films
Eastmancolor, 69.5 x 94 cm
81
Película: Cien gritos de terror. Pánico
Director: Ramón Obón
Protagonistas: Joaquín Cordero,
Ariadna Welter
Producción: México Films, S.A.
Color, 69 x 93.5 cm
Película: Rostro infernal
Episodios: “Rostro fatal”, “Error fatal”,
“La trampa”
Director: Alfredo B. Crevenna
Protagonistas: Éric del Castillo,
Rosa Carmina, Jaime Fernández,
Elsa Cárdenas
Producción: Estudios América, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Virgen de la calle
Director: Juan Orol
Protagonistas: Dinorah Judith,
José Luis Moreno
Producción: Caribean Films de Puerto
Rico y Producciones Juan Orol
Color, 69.5 x 94 cm
Película: El rostro de la muerte
Director: Jaime Salvador
Protagonistas: Irma Dorantes,
Álvaro Zermeño
Producción: Rosas Films, S.A.
Color, 69.5 x 94 cm
Película:
Episodios: “Una abuelita atómica”, “A la
bio, a la bao”, “Trajes para todos”
Director: Julio Porter
Protagonistas: Mercedes Ignacio,
Julie y Carlos Ruffino
Producción: Estudio América, S.A.,
y Comercial Nadrosa, S.A.
Color, 60.5 x 90.5 cm
Película: Santo contra las lobas
Director: J. Jiménez Pons y
Rubén Galindo
Protagonistas: Santo el Enmascarado
de Plata y Rodolfo de Anda
Producciones Jiménez Pons Hnos.
Color, 70 x 98 cm
Película: Neutrón, el enmascarado negro
Director: Federico Curiel
Protagonistas: Wolf Rubinskis,
Julio Alemán, Armando Silvestre
Producción: Estudios América
y Producciones Corsa, S.A.
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
67.5 x 94 cm
Película: Secretos de confesión
Director: Julián Soler
Protagonistas: Silvia Pinal, Raúl Ramírez
Producción: Filmadora Chapultepec, S.A.
Color, 69 x 94 cm
82
Película: Una joven de 16 años
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Julio Alemán
y Patricia Conde
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 95 cm
Película: Las chivas rayadas
Director: Manuel Muñoz R.
Protagonistas: Sara García
y Salvador Reyes
Producción: Cinematográfica Filmex,
S.A., y Estudios América, S.A.
Color: Impresora Publicistas
68 x 94.5 cm
Película: Los dos cuatreros
Director: Alberto Mariscal
Protagonistas: Fernando Casanova
y Lilia Prado
Producción: Películas Rodríguez, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Película: Donde sopla el viento suave
Director: Felipe Cazals
Producción: Alpha-Centauri, S.A.
68 x 92 cm
Película: Capulina contra los monstruos
Director: Miguel Morayta
Protagonistas: Gaspar Henaine Capulina
y Gloriella
Producción: Estudios América, S.A.,
y Alfredo Zacarías
Color, 69 x 94 cm
Película: Dos pintores pintorescos
Director: René Cardona
Protagonistas: Viruta y Capulina
Producción: Producciones Zacarías
Color: Impresora Publicistas
68.6 x 94.3 cm
Película: Flor de mayo
Director: Roberto Gavaldón
Protagonistas: María Félix,
Jack Palance y Pedro Armendáriz
Producción: Cinematográfica
Latinoamericana
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: El divorcio
Director: Emilio Gómez Muriel
Protagonistas: Marga López
y Carlos López Moctezuma
Producción: Argel Films, S. de R.L.
Color: Lito-offset-Anáhuac, S.A.
69.4 x 94 cm
Película: Los Tres Reyes Magos
Director: Adolfo Torres Portillo
y Fernando Roiz
Producción: Conacine
83
Impresor: Procinemex
Color, 67.8 x 90 cm
Película: Los legionarios
Director: Agustín P. Delgado
Protagonistas: María Antonieta Pons,
Viruta y Capulina
Producción: Producciones Zacarías, S.A.
Color, 68.8 x 93.9 cm
Película: Quiero enamorarme de ti
Director: Emilio Vieyra
Protagonista: Sandro
Producción: Arroyo
Color: Impresora oeste
68.2 x 94 cm
Película: La flecha envenenada
Director: Rafael Baledón
Protagonista: Gastón Santos
Producción: Alameda Films, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: Cuna de valientes
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Valentín Trujillo,
Enrique Rambal y Gregorio Casals
Producción: Filmadora Chapultepec, S.A.
Color, 68.5 x 94 cm
Película: El futbolista fenómeno
Director: Fernando Cortés
Protagonistas: Adalberto Martínez
Resortes y Mónica Prado
Producción: Conacite Dos
Color: Impresora Rodelo, S.A.
67.5 x 90 cm
Película: El Carita
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonista: Gaspar Henaine Capulina
Producción: Estudios América, S.A.,
y Alfredo Zacarías
Color, 68.5 x 93.5 cm
Película: Amor y muerte en las noches
del Blanquita
Director: Mario Hernández
Protagonistas: Lucha Villa,
Carmen Salinas y Antonio Aguilar
Producciones Águila, S.A.
Color: Impresora Rodelo, S.A.
69.5 x 94.5 cm
84
Película: Santo en la venganza
de la Momia
Director: René Cardona
Protagonistas: Santo el Enmascarado
de Plata y Éric del Castillo
Producción: Cinematográfica Calderón, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Chanoc en el foso de las
serpientes
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Humberto Gurza, Rosalba
Brambila y Ramón Valdez
Producción: Cinematográfica RD, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: El Centauro del Norte
Director: Ramón Pereda
Protagonistas: María Antonieta Pons
y José Elías Moreno
Producción: Pereda, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
67.5 x 95 cm
Película: Secuestro diabólico
Protagonistas: Crox Alvarado
y Wolf Rubinskis
Producción: Estudios América
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
67 x 94 cm
Película: Dinamita Kid
Director: Federico Curiel
Protagonistas: Wolf Rubinskis,
Armando Silvestre
Producción: Estudios América, S.A.,
y Producciones Corsa, S.A.
Color, 69.5 x 94.3 cm
Película: Con el dedo en el gatillo
Director: Luis Escota
Protagonistas: Sara García, Raúl Meraz
y Luis Aragón
Producción: Estudios América, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 99 cm
85
Película: Poss n’Boots
Producción: K. Gordon Murray
Color, 69 x 103 cm
Película: Algo flota sobre el agua
Director: Alfredo Crevenna
Protagonistas: Arturo de Córdova,
Elsa Aguirre y Amparo Morillo
Producción: Filmex, S.A.,
y Producciones Cinema, S.A.
Color, 69.5 x 94 cm
Película: Crimen y castigo
Director: Fernando de Fuentes
Protagonistas: Roberto Cañedo
y Lilia Prado
Producción: Films de Fuentes, S.A.
Impresor: Publicidad Plástica
Color, 68.8 x 94 cm
Película: La maldición de Nostradamus
Director: Federico Curiel
Protagonistas: Germán Robles,
Julio Alemán y Domingo Soler
Producción: Estudios América, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: Una lección de amor
Director: Juan J. Ortega
Protagonistas: Carlos Navarro
y Enrique Rambal
Producción: Cia. Cinematográfica
Mexicana, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94.3 cm
Película: Pepito y el monstruo
Director: Joselito Rodríguez
Protagonistas: Titina y Pepito Romay
Producción: Cinematográfica Roma, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 93.5 cm
Película: El pecado de Adán y Eva
Color
Película: Las 7 Cucas
Director: Felipe Cazals
Protagonistas: Isela Vega
y David Reynoso
Producción: Cinematográfica Films, S.A.
Impresora Rodelo, S.A.
69.3 x 93.8 cm
Película: El gallo giro
Director: Alberto Gout
Protagonistas: Luis Aguilar y Carmelita
González
Producciones Raúl de Anda
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
Color, 68.2 x 94 cm
86
Película: El nano (Niñera con bigotes)
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Gaspar Heneine Capulina
Producción: Panorama Films, S.A.
Color, 69 x 93.5 cm
Película: Estafa de amor
Director: Miguel Zacarías
Protagonistas: Maricruz Olivier
y Jorge Rivero
Producciones Zacarías
Color, 69.2 x 93.8 cm
Película: 24 horas de vida
Director: Arturo Martínez
Producción: Radeant Films
69 x 94 cm
Película: Santo en el hotel de la muerte
Director: Federico Curiel
Protagonista: Santo el Enmascarado
de Plata
Producción: Películas Rodríguez
Color, 69.4 x 94 cm
Película: Cadena de mentiras
Director: Adolfo Fernández Bustamante
Protagonistas: Resortes y Lucy González
Producción: Alameda Films
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: Cómo enfriar a mi marido
Director: René Cardona
Protagonistas: Elsa Aguirre y Julio Alemán
Producción: Fílmica Nacional Cía.
Color, 69 x 93 cm
Película: El pandillero
Director: Rafael Baledón
Protagonistas: Tintán y Virma González
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: A ritmo de twist
Director: Benito Alazraki
Producción: Cinema Topográfica, S.A.
69 x 94 cm
Película: Los leones del ring
Director: Chano Urueta
Protagonistas: Jorge Rivero
y Rogelio Guerra
Producción: Estudios América, S.A.
68.5 x 93.5 cm
Película: Las momias de San Ángel
Director: Arturo Martínez
Protagonistas: Rogelio Guerra,
Mil Máscaras, Lorena Velázquez
Producciones Fílmicas Agrasanchez, S.A.
Eastmancolor
68.5 x 93.5 cm
87
Película: Corazón de madre
Director: Juan Bustillos Oro
Protagonistas: Ernestina Garfias,
Fernando Soler, Guillermo Murray
Producción: Tele Talia Films, S.A.
Eastmancolor
69 x 94 cm
Película: Domingo salvaje
Director: Francisco del Villar
Protagonistas: Kitty de Hoyos,
David Reynoso
Producción: Sagitario Films
Productor ejecutivo: Rafael Lebrija
Color, 69.5 x 94 cm
Película: La muerte en bikini
Director: Arturo Martínez
Protagonistas: Rodolfo de Anda,
Maura Monti, Jaqueline Felay
Producción: Radeant Films
Color, 69 x 94 cm
Película: La mafia amarilla
Director: René Cardona Jr.
Protagonistas: Blue Demon,
Armando Silvestre, Tere Velázquez
Producción: Estudios América, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Organización criminal
Protagonistas: Juan Orol,
Dinorah Judith, César del Campo
Producción: Caribe Films, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Memorias de un visitador
médico. El sexólogo
Director: Luis María Delgado
Protagonistas: Andrés García,
Amparo Muñoz
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Impresora Modelo, S.A.
68 x 93 cm
Película: Aladino y la lámpara
maravillosa
Director: Julian Soler
Protagonistas: Antonio Espino
Clavillazo, Ana Bertha Lepe
y Óscar Pulido
Producción: Diana Films, S.A.
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
Eastmancolor
69.5 x 94 cm
88
Película: Los endemoniados del ring
Director: Alfredo B. Crevenna
Protagonistas: Karlof Lagarde, René
Copetes Guajardo, Armando Silvestre,
Emily Kranz
Producción: Estudios América, S.A.
Productor ejecutivo: Emilio Gómez Muriel
Color, 69 x 94 cm
Película: El norteño
Director: Manuel Muñoz
Protagonistas: Javier Solís,
Susana Duin, Miguelito Rodríguez
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94.5 cm
1) Duplicado
Película: Muchachos impacientes
Director: Julio Saraceni
Protagonistas: Marco Antonio Muñiz,
Emily Kranz, Chucho Salinas
Producción: Gómez Muriel Ruanova
Color: 69 x 94 cm
Película: Aventuras de las hermanas X
Episodios: “La mancha de sangre”,
“La venganza del destino”
Director: Federico Curiel
Protagonistas: Kitty de Hoyos
y Dacia González
Producción: Películas Rodríguez, S.A.
Color, 69 x 94.5 cm
Película: Corazón salvaje
Director: Tito Davison
Protagonistas: Julio Alemán,
Angélica María, Manuel Gil
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.
Productor ejecutivo: Felipe Subervielle
Color, 68.5 x 93.5 cm
Película: Blue Demon contra las diabólicas
Director: Chano Urueta
Protagonistas: David Reynoso,
Blue Demon, Ana Martin
Producción: Estudios América, S.A.,
y Cinematográfica Ra, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Adonde van nuestros hijos
Director: Benito Alazraki
Protagonistas: Dolores del Río,
Tito Junco, Ana Bertha Lepe
Producción: Cinematográfica Filmex S.A.
89
Productor ejecutivo: Francisco P. Cabrera
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68.5 x 94.5 cm
Película: La Rosa Blanca
Director: Roberto Gavaldón
Protagonistas: Ignacio López Tarso,
Christiane Martell
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.,
Procinemex/ARS-UNA/Cimex
Color, 69.5 x 94.5 cm
Película: El amor tiene cara de mujer
Director: Tito Davison
Protagonistas: Irán Eory,
Enrique Álvarez Félix
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.,
y Churubusco
Productor: Héctor López
68.5 x 9 cm
Película: El secreto de Pancho Villa
Director: Rafael Baledón
Protagonistas: La Sombra Vengadora,
Alicia Caro, Rodolfo Landa
Producciones Luis Manrique
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94.5 cm
Película: Cuidado con el amor
Director: Miguel Zacarías
Protagonistas: Pedro Infante, Elsa Aguirre
Producciones Zacarías, S.A.
Impresión: Lito-offset Anáhuac, S.A.
69 x 94 cm
Película: Viva el amor
Director: Mauricio de la Serna
Protagonistas: Silvia Pinal, Emilio Tuero,
Carlos Baena
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.
Productor: Armando Orive Alba
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
Eastmancolor
67.5 x 94 cm
Película: Un ladrón en mi cama
Director: Francisco del Villar
Protagonistas: Mauricio Garcés, Rosa
María Vázquez, Enrique Rambal
Producción: América Films, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Las hijas de don Laureano
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Hilda Aguirre,
Manuel Loco Valdez, Ricardo Carreón
Producción: Estudios América
y Radeant Films
Color, 69 x 94 cm
Película: Clic, fotógrafo de modelos
Director: René Cardona Jr.
Protagonista: Mauricio Garcés
Producción: Nacional Cinematográfica
70 x 94.5 cm
90
Película: Las grandes aguas
Director: Servando González
Protagonistas: Éric del Castillo,
Tina Romero, Lucy Tovar
Producción: Conacine, S.A.
Color, 70 x 95 cm
Película: El alazán y el rosillo
Director: René Cardona
Protagonistas: Antonio Aguilar,
Flor Silvestre, Jaime Fernández
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color, 69.5 x 94 cm
Película: Los 3 mosqueteros y medio
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Germán Valdez Tintán,
Rosita Arenas
Producción: Diana Films, S.A.
Eastmancolor
68 x 94 cm
Película: Los salvajes
Director: Rafael Baledón
Protagonistas: Pedro Armendáriz,
Mary Esquivel
Producción: Romex Films, S.A.
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: Fallaste, corazón
Director: José María Fernández Unsaín
Protagonistas: Jaqueline Andere,
Alma Delia Fuentes
Producción: Artistas Asociados Mexi-
canos, S.A., y Películas Rodríguez, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: María Magdalena
Productor y director: Miguel Contreras
Protagonistas: Luis Alcoriza,
Medea de Novara
Impresión: Litografía El Cromo
69 x 94 cm
Película: “Locos por la música”, “Gordos
y flacos”, “Marabunta anda suelta”
Director: Julio Porter
Protagonistas: Mercedes,
Ignacio, Julie y Carlos Ruffino
Producción: Estudios América
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68.5 x 94 cm.
Película: Amor y sexo (Safo 1963)
Director: Luis Alcoriza
Protagonistas: María Félix, Julio Alemán
Producción: Cinematografía Filmex, S.A.
Color, 69.5 x 94 cm
Película: Aventuras de Joselito y Pulgarcito
Director: René Cardona
Protagonistas: Joselito,
Pulgarcito, Enrique Rambal
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
67.5 x 94 cm
91
Película: Lo que le pasó a Sansón
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Ana Bertha Lepe,
Tintán, Yolanda Varela
Producción: Diana Films, S.A.
Impresor: Lito-offset Anáhuac, S.A.
Color, 69 x 94,5 cm
Película: Las momias de Guanajuato
Director: Federico Curiel
Protagonistas: Santo el Enmascarado
de Plata, Blue Demon, Mil Máscaras
y Elsa Cárdenas
Producción: Películas Latinoamericanas, S.A.
Color, 66 x 94 cm
Película: Capulina, chisme caliente
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Gaspar Henaine
Capulina, Lucy Tovar
Color, 69,5 x 95 cm
Película: La viuda blanca
Director: Carlos Lozano Dana
Protagonistas: Amparo Rivelles
y Julio Alemán
Producción: Cima Films
Color, 69 x 93 cm
Película: Los fenómenos
Episodios: “Los reyes de Tlaquepaque”,
“La ficha de Rogaciano”, “Selección
Nacional”
Director: Manuel Muñoz R.
Protagonistas: Antonio Espino
Clavillazo, Sara García, Kitty de Hoyos
Producción: Cinematográfica Filmex,
S.A., y Estudios América, S.A.
Color, 68,5 x 93 cm
Película: El vividor
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Tintán, Martha Mijares
y Marcelo Chávez
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Impesor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: El tesoro del indito
Director: Joselito Rodríguez
Protagonistas: Pepito y Titina Romay,
92
Martha Rangel, Paco Michel
Producción: Cinematográfica Roma,
S.A., y Comercial Nadrosa, S.A.
Color, 60.5 x 90 cm
(1 duplicado)
Película: De sangre chicana
Director: Joselito Rodríguez Jr.
Protagonistas: Huracán Ramírez,
Susana Cabrera
Producción: Cinematográfica Roma, S.A.
Eastmancolor
Impresor: Fotolito México, S.A.
68.5 x 94 cm
Película: La choca
Director: Emilio Fernández
Protagonistas: Mercedes Carreño
y Gregorio Casal
Producción: Estudios Churubusco
Eastmancolor
68 x 90 cm
Película: “Neutrón contra el doctor
Caronte”, “El testamento del doctor
Caronte” y “Frente a frente”
Director: Federico Curiel
Protagonistas: Wolf Rubinskis,
Julio Alemán
Producción: Estudios América, S.A.,
y Producciones Corsa, S.A.
Color, 68 x 94 cm
Película: El hijo de Huracán Ramírez
Director: Joselito Rodríguez
Protagonistas: Titina y Pepe Romay,
David Silva
Producción: Cinematográfica Roma, S.A.
Productor: L. Mendoza
Color, 69 x 93 cm
Película: La vida de Chucho el Roto
Productor y director: Alfredo Zacarías
Protagonistas: Manuel López Ochoa,
Blanca Sánchez
Color, 69 cm. x 93 cm
Película: Las abejas. En guerra para
suprimir la raza humana
Director: Alfredo Zacarías
Protagonistas: Claudio Brook,
Alicia Encinas
Producción: Panorama Films
Color, 69.5 x 92 cm
93
Película: El naco más naco (Crudo
de petróleo)
Director: Alfredo Zacarías
Protagonistas: Gaspar Henaine
Capulina, Éric del Castillo
Producciones Henaine, S.A.
Impresora Rodolfo
Color, 70 x 94.5 cm
Película: Napoleoncito
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Julio Alemán,
Angélica María
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Julián Pistolas
Director: René Cardona Jr.
Protagonistas: Javier Solís, Aurora Alvarado
Producciones Zacarías, S.A.
Color, 69.5 x 94 cm
Película: Loco por ellas
Director: Manuel de la Pedroza
Protagonistas: Germán Valdez Tintán,
Lorena Velázquez
Producción: Cinematográfica Fermont
Color, 68.5 x 94 cm
Película: El rey del masaje
Director: Damián Acosta
Protagonistas: Carmen Salinas,
Carlos Monden
Cineproducciones DMA, S.A. de C.V.
Color, 70 x 95 cm
Película: La doncella de piedra
Director: Miguel M. Delgado
Protagonistas: Elsa Aguirre,
Armando Silvestre
Producción: Chapultepec,
Galindo Hermanos
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
69 x 94 cm
Película: La mujer de oro
Director: René Cardona Jr.
Protagonistas: Silvia Pinal, José Gálvez
Producciones Zacarías, S.A.
Color, 69 x 93 cm
Película: Una mujer más
Director: Rogelio A. González
Protagonistas: Elsa Aguirre, José Gálvez,
Ignacio López Tarso
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: Primavera en el corazón
Director: Roberto Rodríguez
Protagonistas: Andy Rusell,
Irasema Dilián, Enrique Rambal
Producción: Rodriguez Hermanos, S.A.
Producción: Offset Multicolor, S.A.
69 x 94 cm
94
Película: Nadie te querrá como yo
Director: Carlos Lozano Dana
Protagonistas: Hilda Aguirre, Andrés García
Producción: Cima Films, S.A.
Color, 68 x 94 cm
Película: El caso de una adolescente
Director: Emilio Gómez Muriel
Protagonistas: Martha Mijares,
Lucy Gallardo
Producciones Corsa, S.A.
Producción: Offset Multicolor, S.A.
69 x 94.5 cm
Película: Las nenas del 7
Director: Roberto Rodríguez
Protagonistas: Manolín, Shilinsky,
Rosa de Castilla
Producción: Distribuidora Rodríguez Hnos.
Color, 69 x 94 cm
Película: La vida de Pedro Infante
Director: Miguel Zacarías
Protagonistas: Libertad Lamarque,
Sara Montiel, Antonio Aguilar
Producciones Zacarías, S.A.
Color, 69 x 93.5 cm
Película: La Guerra de los Pasteles
Director: René Cardona
Protagonistas: Angélica María,
Raúl Vale
Producción: Conacite Dos
y Angélica Ortiz
Color, 68 x 90 cm
Película: La venganza de Huracán
Ramírez
Director: Joselito Rodríguez
Protagonistas: Titina y Pepe Romay,
David Silva
Producción: Cinematográfica Roma, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Cristo 70
Director: Alejandro Galindo
Protagonistas: Carlos Piñar,
José Roberto Hillm, Enrique Novi
Producción: Foga Films
y Constelación, S.R.L.
Color, 69 x 94 cm
Película: La generala
Director: Juan Ibáñez
Protagonistas: María Félix,
Ignacio López Tarso,
Carlos Bracho
Producción: Clasa Films
Mundiales, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Ahí está el detalle
Director: Juan Bustillos Oro
Protagonistas: Cantinflas,
Sara García, Joaquín Pardavé
Producción: Ars Una, Publicistas
95
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 93.5 cm
Película: Dos diablitos en apuros
Director: Joselito Rodríguez
Protagonistas: Titina y Pepito Romay
Producción: Cinematográfica Roma,
S.A., y Titina Romay, S.A.
64.5 x 94.5 cm
Película: Emboscada mortal
Episodios: “La herencia del presidario”,
“Enemigos de la feria”, “La palabra
cumplida”
Director: Manuel Muñoz
Protagonista: Antonio Aguilar
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: Narda... o el verano
Director: Juan Guerrero
Protagonistas: Enrique Álvarez Félix,
Amadeé Chabot, Héctor Bonilla
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.
Color, 69 x 93.5 cm
Película: Una gallina muy ponedora
Director: Rafael Portillo
Protagonistas: Isela Vega, Andrés García
Producción: Cinematográfica Fénix, S.A.,
Impresora Modelo, S.A.
Color, 70 x 95 cm
Película: Angelitos negros
Director: Joselito Rodríguez
Protagonistas: Manuel López Ochoa,
Martha Rangel, Titina Romay
Producción: Cinematográfica Roma, S.A.
Color, 64 x 94 cm
Película: Chanoc en la isla de los
muertos
Director y productor: Rafael Pérez Grovas
Protagonistas: Humberto Gurza,
Ramón Valdez, Chucho
Producción: Cinematográfica Ra, S.A.,
y Producciones Géminis, S.A.
Color, 70 x 94 cm
Película: El club de los suicidas
Director: Rogelio A. González Jr.
96
Protagonistas: Enrique Guzmán,
Pili, Enrique Rocha
Producciones Espada y César
Santos Galindo
Eastmancolor
69 x 94 cm
Película: El día de las madres
Director: Alfredo B. Crevenna
Protagonistas: Marga López,
Sara García, Amparo Rivelles,
Jaqueline Andere
Producciones Cinematográficas, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: La chamaca
Director: Miguel Morayta
Protagonistas: Adalberto Martínez
Resortes, Kitty de Hoyos
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color, 66 x 94 cm
Película: Serie Rocambole vs. la secta del
Escorpión
Director: Emilio Gómez Muriel
Protagonistas: Julio Alemán,
María Duval, Chucho Salinas
Producción: Estudios América, S.A.,
y Producciones Corsa, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: El secreto de Pancho Villa
Director: Rafael Baledón
Protagonistas: Alicia Caro,
Roberto Landa
Producción: Luis Manrique
Color: Impresora Publicistas
Impresión: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: La invasión de los muertos
Director: René Cardona
Protagonistas: Blue Demon, Zovek
Producción: Fílmica Real, S.A.,
y Producciones Nova, S.A.
Color, 66.4 x 93.4 cm
Película: Los desenfrenados
Director: Agustín P. Delgado
Protagonistas: Viruta y Capulina
Producción: Zacarías S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 93.3 cm
97
Película: Mariana
Director y productor: Juan Guerrero
Protagonistas: Julio Alemán,
Pixie Hopkin
Color, 69 x 94.3 cm
Película: Jesús, María y José
Director: Miguel Zacarías
Protagonistas: Guillermo Murray,
David Bravo y Cayle Bedall
Producción: Panorama Films, S.A.
Color, 68.5 x 94 cm
Película: Operación Carambola
Director: Alfredo Zacarías
Producciones Zacarías, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94 cm
Película: El investigador Capulina
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Gaspar Henaine
Capulina, Alicia Encinas
Producción: Pandora Films, S.A.
Color, 68.5 x 94 cm
Película: Ven a cantar conmigo
Director: Alfredo Zacarías
Protagonista: Evita
Producción: Zacarías, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94.4 cm
Película: Jesús el Niño Dios
Director: Miguel Zacarías
Protagonistas: Guillermo Murray,
Gayle Bedall
Producción: Panorama Films, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: El karateka azteca
Director: Alfredo Zacarías
Protagonistas: Gaspar Henaine
Capulina, Blanca Sánchez
Producción: Henaine, S.A.
Color, 68.5 x 93.5 cm
Película: Feliz año, amor mío
Director: Tulio Demicheli
Protagonistas: Arturo de Córdova,
Marga López
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94.2 cm
Película: Primero soy mexicano
Director: Joaquín Pardavé
Protagonistas: Joaquín Pardavé,
Luis Aguilar y
Flor Silvestre
Producción: Filmex, S.A.
Color: Litografía El Cromo
68.5 x 93.5 cm
Película: Mi esposa y la otra
Director: Alfredo B. Crevenna
98
Protagonistas: Arturo de Córdova,
Marga López
Producción: Royal Films, S.A.
Color: Offset Multicolor, S.A.
69 x 93.5
Película: Cuide a su marido
Director: Fernando Soler
Protagonistas: Fernando Soler,
Leonora Amar
Producciones México
Color, 62 x 82.2 cm
Película: Un yucateco honoris causa
Director: Arturo Martínez
Protagonista: Arturo Manrique Panseco
Producción: Estudios América (realizada
por Víctor Parra)
Color: Impresora Publicistas
69 x 94.3 cm
Película: Santo vs. los cazadores de
cabezas
Director: René Cardona
Protagonistas: Santo el Enmascarado
de Plata, Nadia Milton
Producciones Zacarías, S.A.
Color, 71.3 x 94 cm
Película: Emiliano Zapata
Director: Felipe Cazals
Protagonistas: Mario Almada,
Patricia Aspillaga
Producciones Águila, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 93.5 cm
Película: Raíces
Director: Benito Alazraki
Producción: Teleproducciones, S.A.
Color: Impresora Publicistas
68.5 x 94 cm
Película: La tercera palabra
Director: Julián Soler
Protagonistas: Pedro Infante,
Marga López y Sara García
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Offset Multicolor, S.A.
67.5 x 94.5 cm
Película: El gallero
Director: Emilio Gómez Muriel
Protagonistas: Tito Guízar, Rita Macedo
y Ernesto Alonso
Producción: Clasa Films Mundiales, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94.3 cm
Película: Dile que la quiero
Director: Fernando Cortés
Protagonistas: César Costa,
Patricia Conde
Producción: Cinematográfica Grovas, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94 cm
99
Película: Servicio secreto
Director: Arturo Martínez
Protagonistas: Dagoberto Rodríguez
y Daniel Chino Herrera
Producción: Radeant Films
Color: Impresora Publicistas
Impresión: Offset Multicolor, S.A.
66 x 94 cm
Película: Capulina y Speedy González,
el rápido
Director: Alfredo Zacarías
Protagonistas: Gaspar Henaine,
Leonorilda Ochoa
Producción: Panorama Films, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 93.7 cm
Película: Cómo pescar marido
Director: Alfredo B. Crevenna
Protagonistas: Maricruz Olivier
y Joaquín Cordero
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94.3 cm
Película: El rey de México
Director: Rafael Baledón
Protagonistas: Adalberto Martínez
Resortes, Silvia Derbez
Producción: Churubusco, S.A.
Impresión: Offset Multicolor, S.A.
67.6 x 94.3 cm
Película: Jesús Nuestro Señor
Director: Miguel Zacarías
Protagonista: Claudio Brook
Producción: Panorama Films, S.A.
Color: 66.5 x 94 cm
Película: Ya se quién eres (Te he estado
observando)
Director: José Agustín
Protagonistas: Angélica María
y José Agustín
Producción: Angélica Ortiz
Color, 69 x 94.5 cm
Película: Los bandidos
Director y productor: Alfredo Zacarías
100
Protagonistas: Bob Conrad, Manuel
López Ochoa
Color: Impresora Publicistas
69.2 x 95.5 cm
Película: La pequeña señora de Pérez
Director: Rafael Baledón
Protagonistas: Hilda Aguirre,
Julio Alemán
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color, 69 x 94 cm
Película: Guitarras lloren guitarras
Director: Miguel M. Delgado
Protagonistas: Cuco Sánchez, Lucha Villa
Color: Impresora Publicistas
69 x 93.5 cm
Película: Boxeador
Protagonista: Mario Moreno Cantinflas
Producción: Azteca Films
Color: Litografía Morgado
67.5 x 93 cm
Película: Dos pistolas gemelas
Director: Rafael L. Marchen
Protagonistas: Pili y Lili
Producción: Gonzalo Elvira S.A.
69 x 93 cm
Película: Mi esposa me comprende
Director: Julián Soler
Protagonistas: Arturo de Córdova,
Marga López y Lilia Prado
Producción: Cinematográfica Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68 x 94 cm
Película: Santo contra los zombies
Director: Benito Alazraki
Protagonista: Santo el Enmascarado
de Plata
Producción: Filmadora Panamericana, S.A.
Color: Impresora Publicista
61 x 91 cm
Película: No me olvides nunca
Director: Juan J. Ortega
Protagonistas: Luis Aguilar, Rosita Fornés
Producción: Cía. Cinematográfica
Mexicana, S.A.
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
Color, 68 x 94,5 cm
101
Película: Corazón salvaje
Director: Juan J. Ortega
Protagonista: Martha Roth,
Christiane Martel
Producción: Cía. Cinematográfica
Mexicana, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69.5 x 94.5 cm
Película: El metiche
Director: Gilberto Martínez Solares
Protagonistas: Gaspar Henaine
Capulina, Mónica Serna
Producción: Zacarías, S.A.
Color, 68.5 x 93.5 cm
Película: Lluvia roja
Director: René Cardona
Protagonistas: Jorge Negrete,
Elsa Aguirre
Producción: Filmex, S.A.
Color, 66 x 92 cm
Película: La momia azteca
Director: Rafael Portillo
Protagonistas: Ramón Gay
y Rosita Arenas
Producción: Cinematográfica Calderón, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68.5 x 94 cm
Película: La cama de piedra
Director: René Cardona
Protagonistas: Antonio Aguilar,
Rodolfo Landa
Producción: Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
Impresor: Offset Multicolor, S.A.
68.5 x 93.5 cm
Película: Acuérdate de vivir
Director: Roberto Gavaldón
Protagonistas: Libertad Lamarque,
Carmen Montejo
Producción: Filmex, S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94 cm
Película: Ley fuga
Director: Emilio Gómez Muriel
Protagonistas: Gloria Marín,
Carlos López
Producción: Argel Films
Color, 69.3 x 94.7 cm
Película: Anónimo mortal
Director: Aldo Monti
Protagonista: Santo el Enmascarado
de Plata
Producción: Jiménez Pons Hnos., S.A.
Color, 69 x 95 cm
Película: 41, el hombre perfecto
Director: Pepe Romay
102
Protagonistas: Lalo el Mimo, Julissa
Producción: C.P. José Luis Macías,
Joselito Rodríguez
Color, 69.5 x 94.5 cm
Película: El gran espectáculo
Director: Miguel Zacarías
Protagonistas: Lola Flores, Antonio Badú
Producción: Zacarías, S.A.
Color, 68.5 x 94 cm
Película: Échenme al vampiro
Director: Alfredo B. Crevenna
Protagonistas: Roberto Soto
Mantequilla, Joaquín García Borolas,
Pompín, Jasso Arriolita, Roberto Cobo
Calambres y García Peña
Producción: Estudios América
Color, 69 x 94.5 cm
Película: La Sombra en defensa
de la juventud
Director: Jaime Salvador
Protagonistas: Alejandro Cianguerotti
y Maricruz Oliver
Producción: Filmadora Chapultepec,
S.A., y Galindo Hnos.
Color, 68 x 93.5 cm
Película: La mano que aprieta
Director: Alfredo B. Crevenna
Protagonistas: Karloff Lagarde,
René Copetes Guajardo
Producción: Estudios América S.A.
Color: Impresora Publicistas
69 x 94.5 cm
103
P a n ó p t i c o
105
UN PADRE JUDÍO EN MÉXICO*
Margo Glantz
Desde hace veinte años, nueve volúmenes de documentos del archivo personal de
Jacobo Glantz son custodiados por el Archivo General de la Nación. Gran parte del
material que compone este acervo de quien fuera organizador de la comunidad ju-
día en México, servirá a los estudiosos del tema que encontrarán cartas, folletos, fo-
tografías y recortes de prensa. En este texto, Margo Glantz muestra una semblanza
del padre y de la vida de los inmigrantes judíos en el México de la primera mitad del
siglo XX.
C uando era yo muy niña mi padre
usaba barba; parecía un Trotski
joven. A Trotski lo mataron, y si acom-
pañaba yo a mi padre por la calle la gen-
te decía: “Mira, ahí van Trotski y su hija”.
A mí me daba miedo y no quería salir
con él. Antes de morir Diego Rivera le di-
jo a mi papá: “Cada vez te pareces más a
aquél”. Mis padres coinciden en que el
ruso de Rivera era imperfecto pero muy
sugestivo a pesar del mal acento.
En enero de 1939 mi padre fue
atacado por un grupo fascista de Ca-
misas Doradas que se reunieron en la
calle 16 de Septiembre, donde mis pa-
dres tenían una pequeña boutique de
bolsas y guantes llamada Lisette. La
barba, el tipo judío y quizá el parecido
con Trotski hicieron de Jacobo Glantz
el blanco perfecto para una especie de
pogrom o linchamiento. Trataron de co-
locar a mi padre sobre la vía del tren
para que éste le pasara encima, mien-
tras otros arrojaban piedras y gritaban
insultos tradicionales. Mi padre pudo
escapar ayudado por algunos transeún-
tes asombrados, entrar a la boutique y
subir al tapanco. El hermano de Siquei-
ros que pasaba por allí y entraba a sa-
ludar a mis padres (vendía por enton-
106
ces grabados de su hermano) se colo-
có en la puerta con los brazos extendi-
dos y gritó: “Péguenme a mí.” Mien-
tras, mi madre que, como ella dice, no
parecía judía por su pelo negro (“en-
tonces no tenía canas”), pudo salir con
una empleada rubia, también judía, y
pasar a la sastrería de junto donde pi-
dió auxilio por teléfono. La puerta de
la tienda era de vidrio y los manifes-
tantes arrojaban piedras, algunas de
las cuales hirió a mi padre en la fren-
te. Al rato llegaron los bomberos y un
capitán (mi madre cree que se llamaba
general Montes) que ayudaron a mi
padre a salir de la tienda. Despavorido,
mi padre gemía y uno de los bomberos
le dijo: “No llores, judío, venimos a sal-
varte.” Lo envolvieron en un capote
negro, lo cargaron como a un niño y lo
subieron al carro. Mi madre pudo ce-
rrar la cortina de fierro con algunos
amigos, entre ellos el hermano de Da-
vid Alfaro, que creo entonces aún se
encontraba en la cárcel por haber que-
rido matar a Trotski.
Mi padre llegó a nuestro departa-
mento situado en la calle de Zaragoza
al que nos acabábamos de mudar
(unos días antes mi madre recuerda
haber roto un espejo). Lo vi en la cama
con la frente ensangrentada y mucha
gente venía a saludarlo con caras es-
pantadas. Al no poder lincharlo, los
manifestantes se lanzaron sobre San
Juan de Letrán donde un tío mío ven-
día refrescos de frutas frescas casi al
lado de 16 de Septiembre. También le
arrojaron piedras e insultos y rompie-
ron los barriles de agua fresca; luego,
los iracundos encamisados se lanzaron
por otras calles del Centro para lapidar
los negocios de esos rumbos. La casa
de mis padres se convirtió en lugar de
reunión y de azoro. Al día siguiente
aparecieron las fotografías de mis pa-
dres en primera plana, recuerdo sobre
todo la de La Prensa: la figura de Jaco-
bo sobresalía y su barba castaña y
puntiaguda lo hacía muy hebreo.
A los pocos días mi padre salió pa-
ra los Estados Unidos a visitar por pri-
mera vez a sus hermanos que vivían en
Filadelfia (si se abre una guía telefóni-
ca en esa ciudad estadounidense, los
Glantz abundan como aquí los López,
casi media ciudad es prima mía). No-
sotras nos quedamos solas con mi
107
abuela que ya estaba muy enferma y
con mi madre que estaba muy asusta-
da. A mí me han durado durante mu-
chos años ese susto y esa imagen de
mi padre barbado con la frente llena
de sangre. Mi padre regresó unos me-
ses después; la guerra estaba en su
apogeo y él se había rasurado la barba.
XXXVI
Vivir con alguien es, probablemente,
perder algo de la propia identidad. Vivir
contagia: mi padre corrige la infancia
de mi madre y ella oye con impaciencia
ciertas versiones de la infancia de mi
padre. Una vez fuimos al panteón a
conmemorar el año de muerte de un
primo mío y Lucía recordó ese intento
de pogrom que mi padre sufrió. Ahora le
pido a él que me cuente su experiencia:
—Pasó que yo trabajaba en la Be-
neficencia Israelita en Gante 21, es-
quina con Venustiano Carranza, antes
Capuchinas, y mamá tenía la casa Li-
sette en 16 de Septiembre 29, guantes
y bolsas para dama. Salí de la Benefi-
cencia y se formaba en ese tiempo una
manifestación (enero del año 39). Me
dirigía a la tienda y me encontré a un
joven llamado Salas; me conocía, ha-
bía estado estudiando en Alemania y
hablaba muy bien alemán. Vino a mi
encuentro con dos muchachos y gritó:
“Mueran los judíos. Fuera de México
los judíos”, y yo tenía un bastón de
mimbre y se lo quebré en la cabeza y
se partió en tres partes. Me agarró de
la mano y me quiso echar a la vía del
tren, yo me agarré del poste y no me
dejé tirar. No sé cómo pude zafarme y
correr hacia la tienda que estaba ce-
rrada pero sin la cortina de fierro.
Pronto vino la policía uniformada,
como cincuenta o cien, no recuerdo, y
el hermano de Siqueiros; sin él me hu-
bieran matado. Él me dijo: “Antes me
matan a mí que a ti, Jacobito”, y abrió
los brazos en cruz; era un gigante.
Afuera había un camión materialista
lleno de piedras y las arrojaron dentro
de la tienda, el aparador se rompió y
estaba lleno de cosas y todas se las lle-
varon. No sé como pude salvarme.
¿Dónde estaba mamá?
Había salido con la empleada. Las
piedras caían, yo no sabía dónde es-
108
conderme, donde me escondía caían
las piedras. Yo sentía que no iba a sa-
lir de allí, que allí me quedaba, que era
imposible salvarse. Tanta gente afue-
ra, tantas piedras y sangraba tanto.
Afuera estaba un señor Osorio, cuba-
no, conocido mío, que armó una tribu-
na y decía un discurso hitlerista, y me
conocía a mí y hablaba contra mí y
contra los judíos en general. Luego se
les acabaron las piedras y se fueron a
San Juan de Letrán, donde tu tío Men-
del tenía su puesto de refrescos y
llegaron con montones de hielo y em-
pezaron a arrojarme hielo y un trozo
enorme me cayó en la cabeza y ése
fue el mensaje de Dios, ese hielo me
salvó porque me estaba desangrando
de un golpe muy fuerte en la cabeza.
Fue el mensaje divino, sin ese hielo no
hubiera vivido.
¿Y nosotras?
Ustedes estaban muy chicas, pensé
que nunca las volvería a ver. Entonces
llegó el general Montes y me dijo cu-
briéndome con su capote: “No llores,
judío, vengo a salvarte”.
XXXVII
¿Será el recuerdo un goce debilitado?
Se debilita quizá por el extenso mano-
seo al que se le somete: los recuerdos
regresas siempre y nos quedamos an-
clados a un acontecimiento, parados
como mi padre cuando contemplaba,
días enteros, a Orozco o a Rivera, pin-
tando interminables frescos en Palacio
o en Bellas Artes.
¿Por qué te interesa tanto el arte, mejor
dicho, la pintura y la escultura?
Porque de niño estuve siempre en
ambientes artísticos, en Rusia y luego
aquí, desde que llegué.
¿A Orozco lo conociste?
Lo conocí. Era un hombre muy se-
vero, muy no sé, no era muy amable;
mucho mejor era Rivera, además era
un amigo. Sí, Rivera, y hablaba bien el
ruso. Yo lo vi ocho días antes de su
muerte y me dijo...
Eso ya me lo contaste, ¡siempre me
cuentas lo mismo!
109
Yo estuve días enteros mirando
cuando pintaba el mural del Palacio de
Gobierno, Orozco pintaba el de Bellas
Artes y hablaba muy poco, no era muy
comunicativo, Rivera sí era comunica-
tivo. Me usó como modelo para su
Trotski. No era yo Trotski exactamente,
pero yo estaba a su lado, parado, todo
el tiempo, mirándolo y le inspiré su
Trotski joven. Generalmente no permi-
tían que la gente mirase cómo pinta-
ban, a mí sí, los primeros sketches, sobre
todo los bajos relieves (sic).
¿Y alguna vez le oíste la voz a Orozco?
Sí, hablaba de vez en cuando, pin-
taba con una mano.
¿Y Diego, con las dos?
Seguro, Rivera con las dos, pero
Orozco no tenía más que una mano,
era un hombre fuerte, rústico, Rivera
era muy comunicativo. Orozco tenía
modelos raros, una puta que recorría
las calles de Tacuba, junto al Correo, la
pintaba sentada con las piernas abier-
tas. Tenía ideas raras.
¿De que hablabas con él?
El hablaba muy poco, pero decía
que la gente del pueblo le atraía.
¿Te hablaba de tú?
No, de usted, con él yo tenía mucho
respeto. Tampoco a Rivera le hablaba
de tú; de tú me hablaba con Fernando
Leal cuando pintaba los frescos de la
Preparatoria. Luego le hicieron borrar
un mural porque pintaba palomas en el
acto de amor y lo consideraron poco
moral. Fue un escándalo y luego res-
tauró el cuadro, pero ya sin palomas.
También eso ya me lo contaste.
Tengo de él un retrato en la casa, el
retrato en fotografía, porque el origi-
nal se perdió en alguno de los cambios,
o a lo mejor está por allí traspapelado,
me pintó de militar ruso.
¿Por qué te retratas tanto? (En mi casa
hay cerca de ciento treinta cuadros de
mi padre, excluyendo los miles de au-
torretratos que se hace.)
Porque todos querían pintarme. Yo
fui atracción de los pintores, fui muy
fotohigiénico (sic).
110
Fondo Jacobo Glantz, AGN, México.
111
¿Y qué decía mamá cuando sólo te dedi-
cabas a mirar cómo pintaban los pintores?
¿Qué tenía que decir?, yo siempre
anduve en el ambiente artístico. Conocía
a Ignacio Rosas. Yo tenía mi despacho
en el mismo local que él, en Motolinia
(creo que en el número 8) y 5 de Mayo,
donde está ahora el Banco de México,
una casa vieja. Yo trabajaba en la Be-
neficencia Israelita desde principios de
la década de los 30.
¿Ya no eras dentista?
A veces, también teníamos zapate-
ría en Tacuba, y luego, un boutique, la
Lisette. Yo fui secretario de la Benefi-
cencia Israelita hasta el año 39 en que
fui atacado por los Camisas Doradas y
luego me fui a los Estados Unidos por
tres meses y dejé de trabajar allí. Ro-
sas era un buen retratista. Me hizo va-
rios retratos.
Mi padre sonríe, sentado a una mesa,
junto a una docena de jacobitos que se
miran entre sí, como Narcisos. Regre-
so, como de costumbre, el próximo sá-
bado. Papá mira complacido y absorto
uno de sus retratos:
—Qué interesante —dice—, se ve
que es poeta.
XXXVIII
—Anoche soñé que escribía un poema,
mejor, doce poemas. Eran muy hermosos,
pero cuando desperté no pude recordar-
los. Cuando llegué a México, antes de
pensar en ganarme el pan ya pensaba en
encontrar poesía. Por eso estuve buscan-
do intelectuales. Cuando llegué no me
servían ni el hebreo ni el ruso. Recordé a
Luis de Carvajal, el Mozo. Escribía en es-
pañol, porque aquí no había palabra he-
brea poética.
Entonces tuvo que escribir en yidish,
aunque tampoco era una palabra muy
difundida. (Por lo menos lo estaba en
Nueva York donde habitaban grandes
poetas judíos, entre ellos Leivik, grandes
novelistas, por ejemplo Opatoshu, y
también, aun, la gran literatura yidish
de Europa Oriental.) Aquí vivían dos
poetas, ya fallecidos, Isaac Berliner y
Saúl Glikowski; estaban en contacto
con don Pablo González Casanova, a
quien mi padre admiró mucho. El ruso
112
era su lengua de poeta, pero siguiendo
un precepto judío que dice que cuando
no hay que comer la bendición es de
balde, decidió orar en el idioma que te-
nía más a la mano, o a la lengua.
—Empecé a escribir en yidish, por-
que veléis breira, es decir, no tenía otra
alternativa. Si no tenía nada que ben-
decir, porque no había ni pan para co-
mer, comencé a comer en yadish.
La primera revista se llamó La Semana
(Die Voj) y salieron dos números, es de-
cir, dos semanas. Esta revista que mi
padre editó por su cuenta, fue impresa
en la calle de Soledad 10, con el señor
Biderman, que había llegado de Israel
huyendo con la mujer de otro: “La im-
prenta se llemaba La Energía y toda la
energía la concentraron en un hijo que
murió a los tres años”.
La imprenta consiguió algunas le-
tras hebreas. Para esa época ya había
cerca de cinco mil judíos en México.
¿Ya se necesitaban imprentas? ¿Había
también sinagoga?
Lo primero que hacen los judíos al
llegar a un lugar es fundar una sinago-
ga y un panteón. El primer judío ente-
rrado fue un judío sefaradí, “porque
ningún judío askenazi quería que lo
enterraran”. El nuevo panteón israelita
está cerca del cerro de la Estrella, el de
ahora está frente al Hospital Inglés. Yo
sugiero que para variar se debía fundar
en el cerro del Judío, por lo menos ha-
bría alguna identidad de terminología
con esa tierra.
La verdadera primera revista la publicó
mi padre con Saúl Glikowski, muerto
hace poco, y con el señor Yosef Zaja-
rías, quien había sido obrero textil en
Bialostok y amaba la literatura judía,
especialmente la de Peretz, uno de los
tres clásicos de la literatura yidish (los
otros son Sholem Aleijem y Mendele
Meijesborim). Zajarías conocía bien la
literatura, porque los obreros iban a la
universidad hebrea y leía a los escrito-
res que entonces eran muy famosos en
Polonia.
La comunidad judía en México ha
sido siempre pequeña, sin embargo,
ha habido una gran actividad cultural
con dos diarios: Der Weg (El Camino) y
Die Stime (La Voz), el primero fundado
113
por Moishe Rosenberg, que murió jo-
ven, y luego lo dirigieron Sonia, su es-
posa, y Jaime Ladeski, jefe de redacción;
el segundo fue fundado y mantenido
muchos años por su director, Moishe
Rubinstein, gran amigo de mis padres,
que acaba de morir de cáncer. Ha habi-
do también semanarios en español: La
Tribuna Israelita y la Prensa Israelita.
—Yo fui el primero en colaborar en
Der Weg, mantuve mi columna duran-
te cincuenta años, hasta hace muy po-
co, hace algunos meses, la he dejado.
Fui el primer crítico teatral en México,
hacía crítica porque la situación era
crítica (sin comentarios). Hacía paro-
dias sobre lo que no me gustaba y te-
nían mucho éxito.
Alguna vez mi padre escribió poemas
en ucraniano, porque el ruso lo apren-
dió más tarde “en la calle” y también
en la escuela con el profesor judío que
no hablaba más que ruso.
Nucia publicó su primer poema me-
xicano en yidish, en el año 1927; antes
escribió uno que se lo enseñó, en la ciu-
dad de Ekáterinoslav (llamada luego por
los bolcheviques Dniíperpetrovski a la
orilla del Dnieper), al poeta Peretz Mar-
kish y al poeta Schmuel Jalkin.
—Poeta muy quieto, lírico, y yo le
leí mi primer poema en yidish. Se lla-
maba “El roble”. Markish me dijo: “Si-
gue comiendo y en cuanto comas
escupirás”, y Jalkin me corrigió algu-
nas líneas.
Hace muy poco todavía existía una
imprenta en México que imprimía li-
bros en hebreo. Había un linotipista
que sabía parar las letras aunque no
entendía nada de lo que decían; el úl-
timo libro que se imprimió allí fue una
antología de poemas de mi padre, pu-
blicada en 1979. Mientras mi padre
escribía poemas, mi madre los oía.
Suena raro, pero quiere decir que to-
dos los poemas se los leía en voz alta
y ella criticaba duramente, él aceptaba
las críticas con “lágrimas en los ojos”.
XX
—No sabíamos nada de español y el
señor King me dio artículos dentales
para vender, porque él tenía una com-
pañía que fabricaba ese tipo de cosas.
114
¡Qué casualidad! Luego yo fui dentis-
ta, pero entonces la gente aún no
estaba acostumbrada a lavarse los
dientes. Estábamos muy preocupados,
sin saber que hacer. Y entonces llegó
el señor Perkis, era muy original y lis-
to y se dio cuenta de la situación y
nos llevó a una panadería europea, la
del señor Burakoff (así se escribió
siempre el nombre), el primer panade-
ro que horneaba pan de tipo europeo.
Teníamos un baúl de viaje, de mimbre,
y empecé a vender pan. ¿Dónde está la
fotografía?
(Mamá:) —No sé, hay que buscarla.
Como tu papá ofrecía al pan, y no sa-
bía español, lo compraban, seguro de
lástima.
—Pues yo ganaba muy bien: 9 cen-
tavos en cada pan, y el tío Guiadle me
los daba a 17 centavos. Los bolillos
costaban entonces a 2 por 5. Yo no
vendía bolillos, vendía trenzas y pan de
centeno.
Así es que vendías trenzas, ¿”jales”?
—Sí, cada quien se las jala como
puede. Tu tío tenía su panadería en la
calle de Loreto número 8.
Un día cayó un terrible aguacero
—interviene mamá—, ya sabes, el tiem-
po de lluvias en México, y regresó tu
papá todo empapado, hasta la rodilla,
tuvo que quitarse los pantalones para
que se secaran porque no tenía otros.
El pan se echó a perder.
—Yo era muy joven, tenía como
veintitrés años. Todos se burlaban de
mi baúl y por eso lo cambié por las ca-
nastas redondas, mexicanas, típicas,
que se llevaban sobre la cabeza.
—Sí —completa riendo mi mamá—,
porque el baúl lo llevaba el pobre mu-
chacho con una reata, en la frente,
y la canasta ya podía ponérsela sobre
la cabeza. Gracias a eso tuvimos pan y
comida y otras cosas menudas.
—Fue una soirte ese señor Perkis, si
no, no hubiese ganado ni un peso diario.
De repente venía a vernos, nos traía al-
go y se quedaba un ratito, le daba gus-
to estar con nosotros.
—Vivíamos en Soledad 38 ærepite
mamáæ, tuvimos como veinte cuartos,
veinte domicilios.
Con el tiempo, las cosas cambiaron y mi
papá se hizo pronto de una clientela.
115
Por la calle de Loreto circulaban unos
camioncitos tirados por mulas o por
burros y en uno de ellos iba el cobra-
dor ruso, el hermano de la amiga de mi
mamá, ese que estaba muy bien en
México y luego regresó a la Unión So-
viética, donde desapareció. La ciudad
de México llegaba hasta la calle de
Coahuila 178 (en 1926), allí había una
sola casa, la de un médico que vivía
con su madre vieja, y le compraba a mi
papá su pan, sus trenzas. La ciudad la
recorría a caballo, y cuando empezó
a vender mejor consiguió un ayudante,
Serafín, indio oaxaqueño.
—Primero no fue Serafín, era otro.
A él le pagaba 1.50 diarios, entonces
era mucho dinero. Vendía el pan en
abonos. Dejaba el pan para que me pa-
guen después. Un día fui a cobrar un
dinero que me debían en la calle Álva-
ro Obregón, esquina con Jalapa, una
casa antigua, adentro un jardín y allí vi-
vía un hojalatero, y yo me metí, no sa-
bía que aquí no era costumbre meterse
a las casas ajenas y el hombre, muy al-
to y fuerte, me dio de cachetadas. Di
tres vueltas y me levanté bañado en
sangre y llorando. Fui como tonto a la
policía y traje a dos policías y lo que él
habló con ellos no entendí nada. No me
pagó nunca, sólo con las cachetadas.
Así cumplió mi padre con los preceptos
bíblicos y ganó el pan con el sudor de
su frente.
—A veces me quedaba leyendo
poesía en un banco. Serafín me ayuda-
ba mucho, ya conocía a mis clientes.
Leía en español, era muy diferente al
de la poesía rusa. Venía entonces a
verme un poeta uruguayo, Raúl Gon-
zález Tuñón, con su libro El violín del
diablo. Leía también a Díaz Mirón, Las-
cas. Era muy recio y agresivo. También
a González Martínez, quien me gusta-
ba mucho. Luego conocí a un poeta
personalmente, Solón de Mel, seudóni-
mo de Gonzalo Lizuriaga, uno de los
jefes de Gobernación. Su poesía era
muy mala.
Mi padre no entendía de política.
—Llegué aquí cuando tenía veinti-
dós años, ahora tengo setenta y nueve.
Toda una vida
—Más que una vida, somos muy
116
viejos ya, setenta y nueve años. Llega-
mos casi niños.
XXXI
En septiembre de 1925, en vísperas del
yom kipur, la fiesta de ayuno, mis pa-
dres toman té, en lugar de asistir al
servicio del kol nidre, canto a los
muertos, cuando se pasan los pecados
en la sinagoga. Al día siguiente mis
padres van por primera vez a Xochi-
milco. Aquí se intercalan también mis
recuerdos: esos domingos eternos y
festivos cuando toda la familia se sube
en los pequeños tranvías o mi padre
detiene a gritos a un viejo taxi destar-
talado, preguntando a cuánto la deja-
da y el chofer acepta, después de un
buen rato de discusiones, el tostón
clásico. Luego, las canoas con las flo-
res, los mariachis, la cerveza, la región
mas transparente, los huevos duros,
las kokleten (hamburguesas de pollo).
Mis padres se suben a un fotingo
de cuatro puertas, sin vidrio en las
ventanas, con micas que se encajan a
presión cuando cae la lluvia. Hay poca
gente, es entre semana, unas cuantas
canoas, muchas flores, los retratos re-
glamentarios, lo primitivo.
De regreso iban muy entusiasma-
dos, y el chofer también, y de tanto
contento chocó contra un árbol y se
volteó el coche y quedó atorado sobre
una zanja llena de agua sucia, estan-
cada, con garrapatas y escarabajos.
Mamá quedó debajo del asiento, sobre
la puerta, y sólo le salía la cabeza. Iban
con una pareja, como diez años mayor
que ellos, “me parecían muy grandes”,
se llamaban los señores Langzam (des-
pacio), que después fueron a Australia.
El chofer desapareció y los campesinos
(entonces todo era Cuautitlán) llega-
ron y levantaron el coche.
—Cuando me sacaron, dije en ruso:
“No es nada”, y todos me miraron co-
mo se mira a un valiente. Todavía lle-
vaba yo el uniforme color verde musgo
del guimnasio ruso. Me pusieron un
impermeable y nos fuimos a la casa.
Vivíamos con una pareja de judíos ru-
sos, él era dentista (por variar) y ade-
más, eran religiosos.
Viajar en sábado o durante las fiestas
religiosas es un pecado. Los pecados se
117
lavan viajando luego para recaudar
fondos para los judíos desplazados du-
rante la guerra: 1947 o 1948. Se sube
uno a un trimotor que atraviesa el Titi-
caca, ha salido de Guayaquil y para en
Atalaya, zona petrolera del Perú, donde
se carga gasolina y el calor es insopor-
table. El avión despega, alza el vuelo y
vuelve a caer sobre el lodo:
—Nos sacaron por la puerta de
emergencia del piloto. Al salir, una se-
ñora india, con pelo largo, amarrado
en cola de caballo, lloraba amarga-
mente manoteando sobre su rosario.
Le pregunté por qué lloraba y me en-
contré que porque tenía miedo de los
aviones. “Entonces, ¿por qué vuela?”.
“Porque me encanta”.
Otro viaje a ras del suelo en el pri-
mer avión transcontinental double
decker de la Braniff, los pasajeros arri-
ba y en la panza el bar, se atraviesa el
Brasil, de Belem a Pernambuco, sobre
la selva, el Matto Grosso, “las copas de
los árboles que se unen, abajo el lodo,
y se veían canoítas y gente rara en las
Fondo Jacobo Glantz, AGN, México.
118
canoas, y allí recibimos un aviso de
que buscáramos un avión perdido y
buscamos como tres horas y no encon-
tramos nada. Sólo encontramos anima-
les raros y gente que vive en la selva
virgen”. Ciudades grandes y ciudades
perdidas en el mapa. En el estado pau-
lista, un pueblecillo habitado solamen-
te por leprosos.
—Allí vivía un paisano casado con
una leprosa y él me llevó a su casa a
comer, pero yo no sabía, y los judíos de
los alrededores no me dijeron nada. Yo
hacía chistes y decía que por mí do-
blan las campanas. Salió una señora
alta con largos guantes blancos y con
manchas en la cara y el señor era
oriundo de Besarabia, a orillas del
Dniéster; casi todo el pueblo era de él,
ella era muy rica también y él era
alcalde del pueblo. Me dio mucho di-
nero, porque entré y comí con ellos.
Después cuando supe que eran lepro-
sos me dio mucho miedo de que me
diera lepra. En Río encontré a un der-
matólogo, el doctor Bronstein, quien
me aseguró que la lepra sólo se trans-
mite por contacto sexual o cuando se
tenían heridas en la piel y que la incu-
bación era de siete años. Durante todo
ese tiempo me persiguió el miedo.
*Del libro Genealogías, México, Alfaguara, 1996. Selección de la autora.Margo Glantz es doctora emérita de la UNAM.
119
LEGISLACIÓN SOBRE EXTRANJEROS EN MÉXICO (1821-1860)
Macrina Rabadán Figueroa*
L a legislación sobre extranjeros en México, entre 1821 y 1860, refleja en buena
medida las expectativas puestas en ellos para alcanzar el orden, la estabilidad
y el progreso tras los desajustes derivados de la contienda armada independentis-
ta. Nos permite advertir las condiciones en que se buscaba incorporar al país a los
extranjeros, las facilidades y restricciones para su entrada y permanencia en él, los
derechos civiles y políticos que se les garantizaban y el grado de tolerancia a su
religión que concedían las leyes. En el presente trabajo nos referiremos a las posi-
bilidades que ofrece la consulta de este tipo de fuentes, en particular de los pasa-
portes y las cartas de seguridad.
LA DEFINICIÓN DE LA NACIONALIDAD
Y LA EXTRANJERÍA
Así, conviene preguntarse de entrada
cómo definieron la nacionalidad las
constituciones que estuvieron vigentes
entre 1821 y 1860, es decir, las de
1824, 1836 o Siete Leyes, las Bases de
1843 y la Constitución de 1857.
Luego del breve gobierno imperial
de Agustín de Iturbide entró en vigor la
Constitución de 1824, que estableció
como forma de gobierno una “repúbli-
ca representativa popular federal”. Ésta
no precisó quiénes eran mexicanos ni
extranjeros y tampoco proporcionó de-
finición alguna para los ciudadanos,
reservando esa atribución a los esta-
dos.1 Asimismo, fiel a su espíritu federa-
lista, la Constitución de 1824 adjudicó a
los estados la definición de ciudadanía,
al tiempo que asignó al Congreso Fede-
1 Tít. VI, Secc. 2a., Art. 161, Fraccs. I y II; Tít. III, Secc. 2a., art. 19.
120
ral la facultad de “establecer una regla
general de naturalización”. La falta de
precisión en esta constitución acerca
de quiénes eran mexicanos y quiénes
extranjeros contrasta con las subse-
cuentes reglamentaciones generales,
como las Siete Leyes de 1836, y nos
permite advertir una tendencia hacia
un mayor control, expresada en una
delimitación más precisa de los dere-
chos y obligaciones de los extranjeros.
Esto es comprensible pues ya se ha-
bían experimentado la desilusión de la
colonización de Texas y las reclama-
ciones de los extranjeros por medios
también extranjeros.
La Constitución de 1836, conocida
como las Siete Leyes, definió a los me-
xicanos a partir del ius solis y el ius
sanguis, es decir, del lugar de naci-
miento y la ascendencia (mexicana).
Introdujo la distinción entre “tran-
seúntes”, “estantes” y “habitantes del
territorio mexicano”, garantizando a
todos ellos “los derechos que legítima-
mente les corresponden” siempre y
cuando respetasen la religión y las
leyes del país. Se apelaba a una ins-
tancia supranacional, “el derecho de
gentes y el internacional”, para deter-
minar los de los extranjeros, mientras
que una ley nacional declararía los co-
rrespondientes al ciudadano mexicano.
De acuerdo con la primera ley, los ex-
tranjeros introducidos legalmente en
la República gozarían
de todos los derechos naturales, y
además los que se estipulen en los
tratados, para los súbditos de sus
respectivas naciones; y están obli-
gados a respetar la religión, y suje-
tarse a las leyes del país en los casos
que puedan corresponderles.2
Las Bases de la Organización Políti-
ca de la República Mexicana de 1843
incluyeron las nociones de “habitantes
de la República” y de mexicanos, ga-
rantizando a los primeros una serie de
derechos, como el de la no esclavitud,
la libertad de expresión entre otros. De
acuerdo con esta ley, eran mexicanos:
2 Primera ley: “Derechos y obligaciones de los mexicanos y habitantes de la República”, Art. 12.
121
I. Todos los nacidos en cualquier
punto del territorio de la Repúbli-
ca, y los que nacieren fuera de ella
de padre mexicano.
II. Los que sin haber nacido en la
República, se hallaban avecindados
en ella en 1821, y no hubieren re-
nunciado su calidad de mexicanos;
los que siendo naturales de Cen-
troamérica cuando perteneció a la
Nación Mexicana se hallaban en el
territorio de ésta, y desde entonces
han continuado residiendo en él.
III. Los extranjeros que hayan obte-
nido u obtuvieren carta de natura-
leza conforme a las leyes.3
Aparecen aquí una referencia vela-
da a los españoles peninsulares que se
quedaron en el país después de la Inde-
pendencia: “los que sin haber nacido en
la República, se hallaban avecindados
en ella en 1821, (...)” y un afán inclu-
yente de considerarlos mexicanos, y lo
mismo respecto a los centroamerica-
nos. Las Bases también ratificaron para
los extranjeros el goce de los derechos
que les concedían las leyes y sus trata-
dos pero, a diferencia de las leyes ante-
riores de 1824 y 1836, en las que era
una atribución del congreso federal y
general, respectivamente determinar el
reglamento para la naturalización, aho-
ra correspondía al presidente de la
República “conceder cartas de naturali-
zación” y “expeler de la República a los
extranjeros no naturalizados pernicio-
sos a ella”.4 Este último punto represen-
tó un antecedente del futuro artículo
33 de la Constitución de 1857.
La anterior garantizó los “derechos
del hombre” a todo mexicano y ex-
tranjero, con la salvedad del derecho
del gobierno para expulsar a los ex-
tranjeros perniciosos. Definió a los
mexicanos y a los extranjeros; a estos
últimos, en los siguientes términos:
Son extranjeros los que no posean
las calidades determinadas en el
art. 30 [que defininió a los mexica-
nos]. Tienen derechos a las garan-
3 Tít. III, Art. 11.4 Tít. V, Art. 87, Fraccs. XXIII y XXIV.
122
tías otorgadas en la sección 1a. Tí-
tulo 1o., de la presente constitu-
ción, salvo en todo caso la facultad
que el gobierno tiene para expeler
al extranjero pernicioso. Tienen
obligación de contribuir para los
gastos públicos de manera que dis-
pongan las leyes, y de obedecer
y respetar las instituciones, leyes y
autoridades del país, sujetándose a
los fallos y sentencias de los tribu-
nales, sin poder intentar otros
recursos, que los que las leyes con-
ceden a los mexicanos.5
Resulta interesante la obligación
explícita para los extranjeros de acatar
las leyes y reconocer a las autoridades
mexicanas sin pretender privilegios es-
peciales derivados de su condición de
extranjeros, muy probablemente debi-
do a las múltiples reclamaciones regis-
tradas antes de la promulgación de la
Constitución de 1857. Ésta, que deter-
minó la forma de república federal, a
semejanza de la de 1824, devolvió al
Congreso de la Unión la facultad para
dictar leyes sobre naturalización —que
las Bases de 1843 habían delegado al
presidente de la República— pero, a di-
ferencia de la Constitución federal de
1824, la de 1857 adjudicó también al
Congreso la capacidad para legislar
sobre colonización y ciudadanía.
PASAPORTES Y CARTAS DE SEGURIDAD
Los documentos que nos permiten di-
bujar el perfil del extranjero deseable
para el país, de acuerdo con la legisla-
ción que reglamentaba su entrada, son
los diversos tipos de pasaportes que se
exigían para introducirse y permanecer
en México: había un pasaporte provi-
sional de ingreso y otro para poder
permanecer en el país por un año, al
que luego se llamó “carta de seguri-
dad”6 y que garantizaba el goce de los
derechos civiles. Todas las modalidades
de esos documentos estaban destina-
das a controlar los flujos de inmigran-
tes, no sólo en términos cuantitativos,
5 Tít. I, Secc. III, Art. 33. 6 Martínez, 1980, p. 4.
123
sino también considerando su “cali-
dad”, a fin de filtrar a los identificados
como indeseables para el país.
Se buscaba agilizar el trámite de
expedición de pasaportes para aquellos
que viniesen a favorecer el aumento de
la población, el comercio y la indus-
tria.7 Además de buena conducta, el
extranjero tenía que declarar su “giro”,
capital o industria de subsistencia, re-
quisito indispensable para la obtención
de su pasaporte. Los datos solicitados
al viajero antes de desembarcar eran
nombre, edad, estado y naturaleza, lu-
gares de procedencia y destino, objeto
del viaje, personas a quienes venía re-
comendado, profesión y medios de
subsistencia.8
Por lo tanto, los extranjeros inde-
seables para el país correspondían a
(...) gente aventurera, cuyo modo de
vivir es desconocido, y que con
cualquiera pretexto pasan de otros
países a éste causando después
trastornos a la sociedad, y los ma-
les consiguientes a sus vicios y de-
pravadas costumbres, que tratan de
propagar en él como mal entreteni-
dos; (...)9
En el mismo sentido, aquellos en
riesgo de ser expulsados del país eran
los que hubiesen sido declarados “va-
gos”10, o bien los no naturalizados
cuya presencia fuera considerada per-
7 “Reglamento para la emisión y revisión de pasaportes” (6 de junio, 1826), Art. 13, en Arrillaga,t. 1830, pp. 482-488; “Reglamento sobre pasaportes” (1o. de mayo, 1828), en Dublán y Lozano, t.II, pp. 69-72.8 Art. 1o. del “Decreto que contiene el reglamento sobre emisión y revisión de pasaportes” (5 dejunio, 1826), en Arrillaga, t. 1830, pp. 482-488. Estos mismos datos se exigían en el “Reglamentosobre pasaportes” (1o. de mayo, 1828), Art. 2, en Dublán y Lozano, t. II, pp. 69-72.9 Circular del 4 de noviembre de 1839, en Arrillaga, t. 1839, p. 266.10 Art. 18 de la ley del 3 de marzo de 1828; “Reglamento sobre pasaportes” (1o. de mayo, 1828),Art. 14, en Dublán y Lozano, t. II, pp. 69-72. En el mismo sentido, se advierte esa preocupaciónsubyacente en las órdenes para la elaboración de padrones de extranjeros, expresada en el decre-to del 13 de diciembre de 1843, sobre “evitar que se introduzcan en la República, extranjeros va-gos y aun criminales”, en Dublán y Lozano, t. IV, pp. 668-669. Así, con la obligación para los ex-tranjeros de acreditar su introducción al país, permanencia y ocupación, se esperaba detectar a los“vagos y sin ocupación” (Arts. 3 y 6).
124
judicial para el orden público.11 Hacia
1843, el presidente Canalizo expresó
su preocupación ante el “escandaloso
(...) abuso” con que se introducen y
permanecen en el país “extranjeros va-
gos y aun criminales, con menosprecio
de las leyes vigentes y grave perjuicio
de la sociedad”.12 Pero las múltiples
circulares con las que se recordaba a
los extranjeros su obligación de pro-
veerse de las cartas de seguridad para
permanecer legalmente en el país nos
hacen pensar en el laxo cumplimiento
de las leyes al respecto.
La exigencia para los extranjeros
de proveerse de documentos para cir-
cular en el interior del país desapare-
ció con la Constitución de 1857 pues,
al declarar la libertad de tránsito como
uno de los “derechos del hombre”, uni-
formó a mexicanos y extranjeros en la
exención de aquel requisito:
Todo hombre tiene derecho para
entrar y salir de la República, viajar
por su territorio y mudar su resi-
dencia sin necesidad de carta de
seguridad, pasaporte, salvo-con-
ducto u otro requisito semejante.
El ejercicio de este derecho no per-
judica las legítimas facultades de
la autoridad judicial o administra-
tiva, en los casos de responsabili-
dad criminal o civil.13
PASAPORTES Y CARTAS DE
SEGURIDAD EN EL ARCHIVO GENERAL
DE LA NACIÓN
En el Archivo General de la Nación exis-
ten, dentro del grupo documental “Do-
cumentación de la Administración
Pública, 1821-1910”, los ramos corres-
pondientes a “Movimiento marítimo,
Pasaportes y Cartas de seguridad”, que
resultan fundamentales para los estu-
diosos de los movimientos migratorios a
México. De acuerdo con la Guía general,
11 “Ley. Facultades del gobierno por lo relativo a expulsión de extranjeros no naturalizados”, enArrillaga, t. V, 1832, p. 27; también en Dublán y Lozano, t. II, p. 411.12 “Decreto del gobierno. Prevenciones para evitar que se introduzcan en la República, extranjerosvagos y aun criminales” (13 de diciembre, 1843), en Dublán y Lozano, t. IV, pp. 668-669.13 Constitución Política de la República Mexicana (5 de febrero, 1857), Tít. I, Secc. I., Art. 11.
125
el periodo que cubre este acervo va de
1821 a 1884 y abarca 130 volúmenes
correspondientes a movimiento maríti-
mo, 58 de pasaportes y 222 sobre cartas
de seguridad.14 A pesar de que los ins-
trumentos de consulta son escasos (los
ramos de movimiento marítimo y cartas
de seguridad no cuentan con ninguno),
existen dos catálogos del ramo de pasa-
portes, elaborados por Clotilde Martí-
nez,15 que describen el contenido de los
volúmenes 1 al 8 y 12 al 22.
BIBLIOGRAFÍA:
Arrillaga, Basilio José, Recopilación de leyes, decretos, bandos, reglamentos, circu-
lares y providencias de los Supremos poderes y otras autoridades de la República
Mexicana, formada de orden del Supremo Gobierno por (...), México, imp. de José
M. Lara, 1830, 1839.
Dublán, Manuel, y José María Lozano (comps.), Legislación Mexicana o Colección
completa de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la
República, ordenada por (...), México, Imp. del Comercio, tt. II y IV, 1876.
Herrera, Juan Manuel, y Victoria San Vicente Tello (coords.), Archivo General de la
Nación. México, Guía General, México, Secretaría de Gobernación, 1990.
Martínez, Clotilde, Ramo Pasaportes, México, AGN (Guías y Catálogos, 35), 1980.
Inédito, Catálogo de Pasaportes.
14 Herrera y San Vicente, 1990, p. 197.15 Martínez, 1980 e inédito.
*Catedrática de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y de El Colegio de México.
127
LOS NÁUFRAGOS DEL ORINOCO
Javier García-Galiano*
En el prólogo a Tres voces,1 la ree-
dición de tres de sus libros más
significativos acerca de autores que
han escrito en alemán, García Ponce ha
confesado que, llevado por el gusto de
las obras sobre el oeste norteamerica-
no, descubrió a Karl May, un autor aus-
triaco cuyo oeste era tan imaginario
como el suyo, el cual, a veces, podría
extenderse hasta México. En algunas
de sus novelas, May no sólo convirtió
en ficción los paisajes exóticos, sino
que también logró que personajes his-
tóricos se transformaran en protago-
nistas de aventuras extravagantes; uno
de ellos fue Benito Juárez, que además
le dio nombre a un libro animado por la
fatalidad del destino.2
No fue Karl May el descubridor
alemán de América como un mundo
imaginario que sugería empresas ries-
gosas en paisajes azarosos. Según lo
ha señalado Brígida von Mentz en Mé-
xico en el siglo XIX visto por los alema-
nes,3 la novela de aventuras se volvió
popular en Alemania a principios del
siglo XIX debido a la influencia de las
historias del Oeste norteamericanas,
que hablaban de la conquista de las
regiones inhóspitas. Muchas de esas
visiones literarias de una geografía re-
mota, sin embargo, no prescindieron
de una supuesta historia real, de acon-
tecimientos precisos protagonizados
por héroes nacionales, de conjeturas
políticas y de estampas de la vida co-
tidiana. Charles Sealsfield, por ejem-
plo, que en realidad era austriaco y se
1 Juan García Ponce, Tres voces. Ensayos sobre Thomas Mann, Heimito von Doderer y Robert Musil,México, Aldus, 2000.2 Karl May, Benito Juárez, Bamberg, Karl-May-Verlag, 1952.3 Brígida Margarita von Mentz de Boege, México en el siglo XIX visto por los alemanes, México,Universidad Nacional Autónoma de México, 1982.
128
llamaba Karl Postl, escribió El virrey y
los aristócratas en México en el año
1812. Para von Mentz, “en esta novela
patética y llena de descripciones deta-
lladas, cansadas y pesadas, Sealsfield
quería esclarecer a sus lectores la si-
tuación de México en 1812 y el odio, el
descontento y la opresión sufridos por
los criollos a causa de los españoles y
la corte del virrey. Al mismo tiempo di-
bujaba un cuadro de la capital y la si-
tuación, en este año, de la lucha de los
Insurgentes, quienes según Sealsfield,
en esa época sólo eran una horda de
mestizos e indios bajo la dirección de
Morelos y Guerrero. Sus cuadros, pin-
tados sumamente burdos y en blanco y
negro, condenan severamente al país”.4
También Franz de Van der Verlde in-
tentó una novela sobre la conquista de
México, en la cual las suposiciones
imaginarias predominaban sobre el
rigor histórico. Un siglo después, el es-
critor checo alemán Leo Perutz se obse-
sionó con el mismo tema para crear La
tercera bala, una ficción fantástica he-
cha de una magia y memoria y de una
fascinación por un mundo desconocido.
Peor forjada por independentistas
que pretendían convertirse en empera-
dores, aventureros que eran nombrados
presidentes de la República repetidas
veces y por pretensos aristócratas que
trataban de fundar un imperio con un
kaiser austriaco, la realidad no parecía
menos inverosímil. Quizá fue eso lo que
atrajo a muchos viajeros alemanes a ex-
plorar un mundo que parecía irreal y que
resultaba asombroso por su exuberancia.
Esa riqueza natural también atrajo a
empresarios alemanes, comerciantes de
la Compañía Alemana de Indias y a sim-
ples emigrantes en busca de prosperidad;
uno de ellos fue Carl Christian Sartorius.
Nacido en Hessen-Darmstadt en
1796, Sartorius5 llegó a México como
empleado de la Compañía Alemana de
Minas, que acababa de ser fundada y
que dirigía su amigo y futuro cuñado
Guillermo Stein, pero su más íntimo
propósito consistía en crear una colo-
nia alemana en el Nuevo Mundo. Para
4 Idem, p. 88.5 Vid Brígida von Mentz, “Estudio preliminar”, en Carl Christian Sartorius, México hacia 1850,México, Dirección General de Publicaciones, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1990.
129
ello intenta establecer una empresa
agrícola en 1825 en Veracruz, la cual
fracasa, quizá por carecer de un merca-
do cercano, lo cual lo lleva a dedicarse
de nuevo a la minería, contratado por la
compañía Drake & Nolte para supervi-
sar sus minas en Huautla, en las mon-
tañas al sur de Cuautla.
Cuatro años más tarde, en 1829, con
el apoyo financiero del comerciante sui-
zo Karl Lavater, Sartorius adquiere una
parte de la exhacienda de Acazonica, en
el antiguo cantón de Huatusco, Veracruz,
a la que da el nombre de El Mirador, y la
cual dedica al cultivo de azúcar, café pi-
ña y algo de aguardiente y tabaco.
Aunque en 1849 se estableció en
Alemania, presumiblemente para que
sus hijos recibieran una verdadera e-
ducación germánica, Sartorius nunca
prescindió de su obsesión de crear una
colonia alemana en México. Incluso
recibió un nombramiento oficial del
gobierno de José Joaquín Herrera y Ma-
riano Arista como agente consular me-
xicano sobre asuntos de colonización.
Ya antes de regresar a Alemania,
donde muere en 1872, dejando como
heredero a su hijo Florentino, el cual se
instaló en El Mirador después de termi-
nar sus estudios de agronomía y casar-
se con una alemana, Sartorius había
incitado a algunos de sus compatriotas
a afincarse en sus tierras, ayudándolos
monetariamente. Entre 1834 y 1837,
habían llegado, por ejemplo, un botica-
rio que estableció una cervecería, dos
maestros azucareros, un albañil, un ho-
jalatero, dos queseros, un carpintero y
varios agricultores. Sin embargo, la de-
cepcionante realidad, que contrasta
con las imaginarias esperanzas de los
emigrantes, hizo que en 1838 comen-
zaran las deserciones.
A pesar de que cuando Antonio Ló-
pez de Santa Anna es nombrado otra
vez presidente en 1853, su gobierno
suprimió la Dirección de Colonización
e Industria, por lo que sus agentes ofi-
ciales dejaron de serlo; en 1850 Carl
Christian Sartorius había publicado en
Darmstadt un escrito propagandístico
titulado México como meta para la
emigración alemana,6 en el cual se
6 Brígida Margarita von Mentz de Boege, México en el siglo XIX visto por los alemanes, p. 22.
130
describían las bondades naturales de la
región, su clima, las grandes extensio-
nes de tierra fértil aún sin cultivar, el
carácter “suave y dócil” de los mexica-
nos “que armoniza perfectamente con
la tranquilidad y calma alemanas”,7 pe-
ro lo que más pondera es la posibilidad
no sólo de prosperar sino de conservar
el carácter germánico, pues los hijos de
los alemanes pueden crecer conservan-
do el idioma alemán y las costumbres
alemanas admiradas en México, como
“se manifiesta en el hecho de que mu-
chos padres acomodados mandan a
educar a sus hijos a Alemania”.8
Algo de ese espíritu prevalecía, en
cierto modo, en los personajes de La
familia Dressel,9 la película de Fernan-
do de Fuentes que se estrenó el 31 de
julio de 1935 en el cine Regis,10 en la
cual Rosito Arriaga, Jorge Vélez y Ra-
món Armengod representaban a una
familia de ferreteros de origen alemán
que hablan alemán, guardan las mane-
ras alemanas y tienen amigos alema-
nes, que en la radio sólo escuchan La
Hora Alemana. La trama se desencade-
naba porque la matriarca de la familia
protagónica se negaba a que su hijo, al
cual le había deparado una novia de
la colonia alemana, se casara con una
mexicana que además había querido
ser cantante. Esa pareja ficticia de
enamorados se había conocido en el
Colegio Alemán, que se instaló en la
calle de Canoa en 1894 y que en 1904
se trasladó a los números 81 a 93 de
la calzada de la Piedad,11 donde
comienza el recuerdo escolar vuelto
literatura de Salvador Elizondo “Ein
7 Idem, p. 425.8 Idem, p. 425.9 La familia Dressel (México, 1935). Producción: Fernando de Fuentes. Argumento y adaptación:Fernando de Fuentes. Fotografía: Alex Phillips. Música: Juan S. Garrido. Sonido: José B. Carles.Escenografía: Francisco Gómez Palacio. Edición: Fernando de Fuentes. Intérpretes: Consuelo Frank,Jorge Vélez, Rosita Arriaga, Julián Soler, Ramon Armengod, Manuel Tamés, Liere Wolf.10 Emilio García Riera, Historia documental del cine mexicano. Época sonora, t. I, 1926-1940,México, Ediciones Era, 169, p. 101.11 Brígida von Mentz, “El Colegio Alemán en México. 1894-1942”, en Brígida von Mentz, VerenaRadkau, Daniela Spenser y Ricardo Pérez Mofort, Los empresarios alemanes, el Tercer Reich y laoposición de derecha a Cárdenas, México, Ediciones de la Casa Chata, 2 tomos, t. II, pp. 197-248,p.19.
131
Heldenleben”,12 el cual termina en las
entonces nuevas instalaciones de La
Condesa, cuya casa aledaña, que daba
su nombre a toda esa región de la ciu-
dad, se rumoraba, había sido adquirida
por “los rusos” para hacer allí su emba-
jada. En los salones, cuenta Elizondo,
con discretísima simetría, dos retratos
presidían la clase: el del presidente Lá-
zaro Cárdenas, que luego fue sustitui-
do por el de su sucesor, el general Ma-
nuel Ávila Camacho, y el del Führer. En
cada clase había un encargado de la re-
colección de papel de estaño para la in-
dustria de guerra en Alemania. En la
Décima a Eins del cuento, de ello se en-
carga Brunhilde Ritter, cuyo atractivo
mueve al narrador a dedicar sus recreos
a buscar tubos de dentífrico y envoltu-
ras de cigarrillos y de chocolates. En el
patio se practicaba el “partidismo de
botoncillo distintivo en su expresión in-
fantil: la guerra intramuros de pandillas
a ‘coleadas’ y ‘caballazos’, reflejo condi-
cionado de la actividad política nacio-
nal durante la campaña electoral de
aquellos días”;13 era el México, que se
debatía “en la interminable dialéctica
de los ‘¡Viva...! y de los ‘¡Muera...¡’, de
los ‘¡Viva Cristo Rey!’ y de los ‘¡Muera
Almazán!’ y de los ‘¡Viva la UNS!’, que
borroneados en todas las tapias con as-
falto —testigos de una pasión social y
política, que las tolvaneras primavera-
les, deshacedoras proverbiales de perfil
exacto y de las filosas aristas— tarda-
ban muchos años en desaparecer, en
substituir o intercambiar”.14
Como lo refiere Wolfgang Kiessling
en Exil in Lateinamerika,15 Alfons
Goldschmidt ya conocía México cuan-
do cruzó la frontera en 1939. Era un
periodista económico que a principios
de 1922 había sido invitado como lec-
tor por la universidad de Córdoba,
Argentina, donde sólo pudo quedarse
siete meses porque fue denunciado
como “un agente de los bolchevi-
12 Salvador Elizondo, “Ein Heldenleben”, en Camera lucida, México, Joaquín Mortiz, 1983.13 Idem, p. 61.14 Idem, p. 60.15 Wolfgang Kiessling, Exil in Lateinamerika, Frankfurt am Main, Röderberg Verlag G. M. B.H.,1981.
132
ques”,16 por lo que viajó a México,
donde se quedó tres años siendo
maestro de la Universidad Nacional, en
la que también se dedicó a investigar
la manera en la cual podían solucio-
narse los problemas económicos y so-
ciales del país. En 1924 publicó su
libro Mexiko y, ya de regreso en Berlín,
en 1926, Tras las huellas de los aztecas.
Dos años después, en 1928, em-
prendió un largo viaje que lo llevó a los
Estados Unidos de América, a México,
Guatemala, Costa Rica, Panamá, Boli-
via, Perú, Chile, Argentina y Brasil,
el cual dio como resultado el libro La
tercera conquista de América y la fun-
dación de Berlín del Instituto de Eco-
nomía de Latinoamérica un año más
tarde.
Sus ideas políticas y la situación
cada vez más amenazante en la Ale-
mania nazi lo obligaron a dirigirse al
exilio en Moscú, donde siguió dedica-
do a la redacción de su manuscrito so-
bre México, Tierra y libertad, viajando
además constantemente a Nueva York,
donde contribuyó con discursos, con-
versaciones y escritos a la creación de
un movimiento internacional en con-
tra del nazismo.
Goldschmidt se instaló finalmente
en la ciudad de México, de la cual pen-
saba que no era una casualidad que
creciera al ritmo más acelerado, “pues
la misón de la ciudad se ha mantenido
naturalmente. Sólo desde aquí se ad-
ministra el país (…) En algún tiempo,
sólo llegaba el hombre moreno, des-
pués llegó también el español, hoy
todos los pueblos y razas están repre-
sentados ahí. El hombre de negocios
norteamericano, el brahamán, el sirio,
el turco, muchos chinos y japoneses,
Europa, Asia y África, todo se encuen-
tra ahí”.17
Entre los amigos que Alfons
Goldschmidt tenía en México se con-
taban dos de sus antiguos alumnos de
marxismo y economía política: Jesús
Silva Herzog y Vicente Lombardo Tole-
dano, dirigente de la Confederación de
Trabajadores de México y fundador de
16 Idem .17 Apud Wolfgang Kiessling, op. cit., pp. 39-40.
133
la Universidad Obrera, en la cual
Goldschmidt pudo continuar sus tra-
bajos históricos y de economía agraria
acerca de México.
Durante una breve estancia del es-
critor Ernst Toller, que se suicidó en
Nueva York en 1939, surgió la idea de
la formación de lo que se llamó la Liga
pro cultura alemana en México, en la
que coincidieron algunos comunistas,
socialdemócratas y apartidistas que es-
taban en contra de los nazis. Entre sus
dirigentes se encontraban Alfredo Mi-
ller, corresponsal en México del órgano
central del Partido Comunista en los
Estados Unidos de América —el Daily
Worker—, y quien en realidad respondía
al nombre de Alfred Fortmüller, el
periodista socialdemócrata Franz
Feuchtwanger y el periodista Heinrich
Gutmann. A ella pertenecieron tam-
bién inmigrantes que habían llegado
al país en los años 20, como Karl
Markmann, que trabajaba en la Casa
Beethoven y al cual la Gestapo había
intentado acallar aun en el extranjero,
o el cortador Paul Elle, que había es-
crito un libro para aprender idiomas
de inmediato: el Omniglotte Elle, pu-
blicado e Roma en 1924 y reeditado en
México con el título de Nuevo método
relámpago Elle. Debido a sus conoci-
mientos acerca del país que le ofrecía
refugio, a sus relaciones con hombres
prominentes y a su facilidad para enta-
blar nuevas amistades, Alfons Goldsch-
midt se convirtió sin proponérselo en
uno de los notables de la Lga.
En septiembre de 1939, cuando
Ludwig Renn llegó a México, se dirigió
de inmediato a la Liga, donde conoció a
Hinrich Gutmann, el cual lo trató con
familiaridad, hablándole de tú aunque
no era comunista y le confió que se de-
dicaba a ser “coyote”, es decir, ejercía
como intermediario para conseguir per-
misos de residencia por medio de sobor-
nos, de los cuales obtenía beneficios.
A pesar de las generosas disposi-
ciones del gobierno mexicano que
facilitaron el exilio sobre todo de re-
públicanos españoles y de combatien-
tes extranjeros en la Guerra Civil de
España, ya habiendo llegado a México,
lo inmigrantes descubrían que los trá-
mites burocráticos para conseguir los
documentos oficiales indispensables
resultaban un enigma indescifrable.
134
Kiessling18 recuerda el caso de Bodo
Uhse, que en diciembre de 1939 fue
informado por las autoridades nortea-
mericanas de que debía abandonar el
país, por lo que se dirigió a Ludwig
Renn para que le tramitara una visa de
ingreso a México. Uhse, cuenta Kiess-
ling, estaba contento de tener que
abandonar los Estados Unidos de Amé-
rica, donde ya empezaba a propagarse
una animadversión cada vez más mar-
cada hacia todo aquello que pudiera
parecer comunista. Pero el 1º de febre-
ro de 1940, dos días antes de que se
venciera el permiso de residencia de
Uhse en Norteamérica, Renn le explicó
que su visa le era prometida diaria-
mente pero nunca se cumplía esa pro-
mesa, por lo que tuvo que recurrir a
Vicente Lombardo Toledano para que
resolviera el dilema.
Sin embargo, según refiere Wolf-
gang Kiessling en Alemania Libre in Me-
xiko,19 el 24 de julio de 1942, el presi-
dente Manuel Ávila Camacho recibió en
Los Pinos a los escritores Egon Erwin
Kisch, Ludwig Renn, Anna Seghers y
Bodo Uhse, quienes fueron a llevarle un
ejemplar del primer libro, publicado
muy pocas semanas antes, de la edito-
rial El Libro Libre: Markkpaltz der Sen-
sationen (La plaza de las sensaciones),
de Egon Erwin Kisch, que había sido fi-
nanciado con un crédito de 300 pesos
de la Organización del Partido Comu-
nista Alemán y, sobre todo, con suscrip-
ciones.
Aunque editó distintas obras lite-
rarias como Das siebte Kreuz (La sépti-
ma cruz) de Anna Seghers, Lidice de
Heinrich Mann, Leutnant Bretram (El
teniente Bretram) de Bodo Uhse o To-
tenjäger (El cazador de muertos) de
Leo Katz, El Libro Libre fue creada pa-
ra combatir la propaganda nazi en
América. En la reunión con el presi-
dente Ávila Camacho, los escritores
exilidos le hablaron de su idea de pu-
blicar un libro de testimonios acerca
del terror que el gobierno nacionalso-
cialista de Alemania había impuesto
en Europa. El general Ávila Camacho
18 Op. cit., pp. 171 y ss.19 Wolfgang Kiessling, Alemania Libre in Mexiko, Berlín, Akademie-Verlag, 1974.
135
se interesó por el proyecto y algúnas
semanas después, el 14 de agosto de
1942, Ludwig Renn recibió la noticia
de que la Presidencia había ordenado
que el libro se imprimiera en los Talle-
res Gráficos de la Nación, sufragando
además los gastos de una edición de
10,000 ejemplares.
El libro negro del terror nazi en
Europa. Testimonios de escritores y ar-
tistas de 16 naciones se publicó a me-
diados de abril de 1943 con prólogo de
Antonio Castro Leal y epílogo de Vi-
cente Lombardo Toledano, ilustracio-
nes de Boris Jefimow, Frans Masereel,
Leopoldo Méndez e Ignacio Aguirre, y
textos de Heinrich Mann, Lion Feucht-
wanger, Juan Rejano, Paul Mayer, Bru-
no Frei, Alexei Tolstoi, Anna Seghers,
Egon Erwin Kisch, Bodo Uhse, Ludwig
Renn y Leo Katz, entre otros. Algunos
de estos autores regresaron a Europa
después de la guerra; otros murieron
en el exilio.
El Orinoco era un barco que cubría
la ruta entre Veracruz y Hamburgo, en
el que convergían emigrantes, diplo-
máticos, simples viajeros y quizá es-
pías, militares y conspiradores. De ese
mundo sólo quedan recuerdos a veces
inventados y muchas historias que to-
davía están por escribirse.
*Escritor, estudió Letras Modernas en la UNAM.
137
EL ÚLTIMO REFUGIO
LOS RUSOS MOLOKANOS
DEL VALLE DE GUADALUPE, BAJA CALIFORNIA
José Alfredo Gómez Estrada*
Por ser un territorio árido casi en su
totalidad, Baja California no cuen-
ta con recursos naturales abundantes.
A pesar de eso, desde hace cientos de
años ha sido el destino final de diversos
grupos inmigrantes: españoles, ingle-
ses, franceses, chinos, japoneses y esta-
dunidenses. Los motivos que han
propiciado el encuentro de los viajeros
con estas tierras son variados: van des-
de las ideas exageradas acerca de su ri-
queza natural hasta la necesidad de
encontrar refugio en sus apartadas
regiones.
A partir del año 1904 y hasta 1911,
cientos de familias, principalmente
campesinas, integrantes de una secta
cristiana llamada molokane, salieron
de la Rusia imperial con la decisión de
emigrar al continente americano. Fue
así que en forma alternada, cerca
de 3,500 personas, organizadas en va-
rios grupos, abandonaron sus villas en
los distritos de Erevan, Kars y Tiflis en la
zona del Cáucaso.1 A diferencia de
otros migrantes, estas familias no bus-
caban la prosperidad que prometía
América; deseaban más bien encontrar
un lugar que ofreciera seguridad para
preservar sus creencias religiosas.
Tras un largo y difícil viaje, los pri-
meros grupos de inmigrantes llegaron
en 1905 al nuevo continente y se asen-
taron en el área de Los Ángeles, Califor-
nia. Ese mismo año, un grupo de cien
familias se trasladó a Baja California
para establecerse en un rancho encla-
vado en el Valle de Guadalupe, cerca de
Ensenada. Los motivos de la migración
de estos grupos, que eran sólo una par-
1 Theresa Muranaka, Spirit Jumpers. The Russian Molokan of Baja California, San Diego Museumof Man, Ethnic Technology Notes, núm. 21, San Diego, California, 1980, p.10.
138
te de la secta molokane, deben buscar-
se en la intolerancia religiosa de los
regímenes zaristas y la persecución de
que fueron objeto desde 1667 por no
profesar el cristianismo ortodoxo, aun-
que la razón inmediata fue el cumpli-
miento de una profecía.
EL ORIGEN DE LA SECTA
Desde la conversión de Rusia al cristia-
nismo en el siglo X, y hasta la segunda
mitad del XVII, la religión hegemónica
entre los rusos fue el cristianismo orto-
doxo. Esta variante religiosa, vinculada
estrechamente con la ortodoxia prove-
niente de Grecia, estaba organizada por
la iglesia rusa y la monarquía zarista,
cuya intervención directa en el culto le
imprimió desde sus inicios un carácter
oficial.
El cristianismo ortodoxo ruso se di-
vidió abruptamente en el año de 1654.2
A causa de algunas reformas introduci-
das por un patriarca moscovita llamado
Nikon, los clérigos rurales y amplias
masas de campesinos se separaron de
la iglesia oficial. Las reformas, apoyadas
por el concilio de la Iglesia rusa y por el
zar Alexis (1645-1676), consistían bási-
camente en la corrección de los textos
sagrados, que aparentemente habían
sido deformados al tomarlos del grie-
go.3 La pobre educación del clero ruso y
el aislamiento de la Iglesia rusa respec-
to de sus vecinos ortodoxos, ocasionó
que durante los siglos se fuera acumu-
lando en sus libros de rituales y prácti-
cas un número de variantes que habían
venido diferenciando los ritos rusos de
los de las otras iglesias ortodoxas del
Este.4
El movimiento reformista dirigido
por el patriarca Nikon tuvo como obje-
tivo eliminar esas variantes, pero los
cambios encontraron fuerte oposición
2 Desde los siglos XIV y XV existieron en Rusia sectas o herejías que confrontaban al sistema feu-dal y a la iglesia oficial; sin embargo, la existencia de estas sectas no significó problema algunopara la iglesia ortodoxa rusa por el número reducido de los integrantes de aquéllas. (Ver S.A.Tokarev, Historia de las religiones, Editorial Cártago, Buenos Aires, 1965, p. 447).3 Michael Florinsky, Russia: A Short History, The Mc Millan Company, Nueva York, 1964, pp. 150-151.4 Geroid Robinson Tanquary, Rural Russia Under the Old Regime, University of California Press,Berkeley, 1972, p. 21.
139
entre las masas de siervos oprimidos
“ya que había mucha gente que creía
que el malévolo gobierno estaba inten-
tando deliberadamente privarlos de
aquello que más valoraban: la esperan-
za de la salvación eterna”, la que no al-
canzarían si desvirtuaban el culto.5
Por tal motivo, entre los años de
1666 y 1667, el gobierno ruso organizó
un concilio eclesiástico que contó con
la presencia de dos patriarcas griegos.
Este concilio aprobó las reformas de Ni-
kon y estableció que serían excomulga-
dos aquellos que se negaran a utilizar
los textos corregidos y no se apegaran
al ritual reformado. De este modo, lo
que era una simple desavenencia, aun-
que bastante encontrada, se convirtió
en un cisma.6
Las reformas se toparon con una te-
naz resistencia. Miles de campesinos y
centenares de clérigos insistían en ha-
cer la señal de la cruz con dos dedos
unidos y no con tres como prescribía el
nuevo ritual; escribían Isus en lugar de
Iesus y decían aleluya tres veces, cuan-
do debían hacerlo sólo dos. Las modifi-
caciones no alteraban la esencia de la
doctrina cristiana, sin embargo, a causa
del rechazo, los conservadores comen-
zaron a ser enviados al exilio o a la ho-
guera.7 La pena de muerte para los
líderes de la resistencia fue formalmen-
te establecida en un decreto promulga-
do por la zarina Sofía (1684), cuyo
periodo de gobierno (1684-1689) mar-
có el punto más alto de persecución y
represión.8
A pesar de la compulsión ejercida
por el gobierno, el número de creyentes
que deseaban mantener el ritual sin
cambios se multiplicó. Pero la multitud
de viejos creyentes, como se les llamó a
quienes se oponían a la reforma, no pu-
do permanecer unida. Entre éstos se
formaron dos grupos: los que practica-
ban el culto con popes (sacerdotes) y
los que lo realizaban sin éstos. A su vez,
los viejos creyentes sin popes se divi-
dieron en dos sectas importantes: la de
5 Florinsky, op. cit., p. 154.6 Ibidem, p. 153.7 Tokarev, op. cit., pp. 447- 448; Tanquary, op. cit., p. 21.8 Florinsky, op. cit., p. 154.
140
los dukhobortsy o dujobortsi, en la dé-
cada de 1750, y la de los molokane a
partir de 1765.9
Los años más críticos, en términos
de persecución religiosa y represión de
los campesinos viejos creyentes, fueron
las primeras décadas que siguieron al
cisma y la intolerancia perduró hasta la
caída de la monarquía zarista, aunque
con variaciones entre un régimen y
otro, según la tolerancia y liberalidad
de los zares.10 Por ejemplo, al terminar
el gobierno de la zarina Sofía, la perse-
cución aminoró y durante el periodo de
Pedro el Grande, cuando los campesinos
sectarios se manifestaron en contra de
las reformas culturales de éste, la re-
presión adquirió un carácter distinto;
en 1716, el impuesto para los viejos
creyentes fue aumentado al doble y seis
años después se les obligó a usar una
indumentaria especial.11
Entre los zares liberales merece
atención especial Alejandro I (1801-
1825), por iniciar la abolición de la ser-
vidumbre y por ser benevolente con las
sectas, particularmente con los molo-
kanos, quienes durante su gobierno de-
jaron de ser perseguidos y reprimidos.12
En el polo opuesto se ubicó Nicolás I, el
sucesor (1825-1855). En 1842, el go-
bierno de éste clasificó a los disidentes
de acuerdo con el grado de peligrosi-
dad. En primer lugar estaban los menos
peligrosos: viejos ritualistas que acep-
taban sacerdotes; en segundo, los per-
niciosos, creyentes moderados sin
sacerdotes que según las expectativas
oficiales podían ser controlados; por úl-
timo, estaban los más nocivos, los vie-
jos ritualistas que se negaban a rezar
por el zar y las sectas llamadas dukho-
bortsy y molokane, a quienes el gobier-
no deseaba suprimir completamente.13
Como parte de las acciones de Ni-
colás I en contra de los sectarios, los
molokane fueron obligados a trasladar-
se de la Rusia central a la zona del Cáu-
9 Tokarev, op. cit., p 448.10 El viejo ritualismo fue aceptado y reconocido oficialmente hasta 1905 (ibidem).11 Florinsky, op. cit., 187.12 Philip Shubin, manuscrito sin título editado por Shubin, Los Ángeles, 1963, pp. 10-11.13 Tanquary, op. cit., 47.
141
caso entre los años de 1849 y 1851.14
Sin embargo, el programa oficial de su-
presión fracasó y los viejos ritualistas
siguieron creciendo en número. Casi a
mediados del sigo XIX había alrededor
de un millón de sectarios y siete millo-
nes de viejos ritualistas, en una pobla-
ción aproximada de 69 millones.15
Los molokane, como los dukho-
bortsy, provenían de una secta mayor,
cuyos miembros eran conocidos como
cristianos espirituales. Ambos grupos
seguían los preceptos de Simón Uklein,
que se resumen de este modo: un ver-
dadero cristiano es libre e independien-
te de cualquier ley humana; no hay
poder terrenal sobre las criaturas que
siguen las enseñanzas de Cristo; los
cristianos deben evitar la servidumbre,
las guerras, el servicio militar y los jura-
mentos. De ahí que molokane y dukho-
bortsy rechazaran a los sacerdotes, las
jerarquías, la organización eclesiástica
formal y tomaran la hermandad y la vi-
da comunal como aspectos centrales.
Los molokane o bebedores de leche
recibieron este singular nombre por de-
sobedecer una regla prescrita por
la Iglesia ortodoxa que prohibía a los
feligreses beber leche durante determi-
nados días.16 Ésta, como otras leyes
irracionales para ellos, por ser ajenas a
los textos bíblicos, fue ocasionalmente
ignorada. Sin embargo, al igual que
otras sectas moderadas, los molokane
tuvieron que retractarse de sus creen-
cias relativas al desconocimiento de la
autoridad terrenal, por significar una
confrontación directa con los gobiernos
zaristas.
En 1826, los molokanos se negaron
a pagar impuestos, pero una severa
represión del gobierno los forzó a
dar marcha atrás. En una Confesión
de Fe Molokan, impresa fuera de
14 Shubin, op. cit., p. 13.15 Tanquary, op. cit., 47.16 Existen al menos dos versiones más sobre el origen del nombre de la secta; según Klibanov (in-vestigador soviético) existe una relación estrecha entre la palabra molokane y el río Molochnye, encuya región surgió la secta dukhabortsy de la que emergieron molokanos. Para los residentes rusosdel valle de Guadalupe el nombre proviene de la primera epístola de Pablo a los Corintos, capítuloIII, versículo 2, en el que habla de los cristianos que beben leche espiritual. Muranaka, op. cit., p. 8.
142
Rusia en 1865, se declaraba que los
miembros de esa secta obedecían el
poder temporal en todo, excepto en
aspectos espirituales.17
No obstante, se negaron reiterada-
mente a cumplir con el servicio militar
al que estaban obligados como todos
los campesinos. La negativa de los sec-
tarios a prestar servicio militar era un
hecho particularmente irritante para
los zares, en el contexto de las conti-
nuas guerras de anexión desplegadas
por el imperio ruso.18 El servicio militar,
que duraba 25 años, era una obligación
más bien colectiva que individual; cada
año se extraía de las comunidades ur-
banas y rurales el número de reclutas
necesario. Sólo los nobles y los comer-
ciantes estaban exentos, aunque por
ello pagaban un impuesto especial.19
Los molokane obtuvieron también
licencias de este tipo y pudieron evadir
por varias décadas el servicio militar,
pero a cambio tuvieron que emigrar y
colonizar los territorios recientemente
anexados al imperio ruso. Estas licen-
cias, más el incentivo de poseer una
mayor extensión de tierra, hicieron me-
nos penoso el exilio a los molokane y
permitieron a los zares expulsarlos de la
Rusia central.
El primer destierro tuvo como pun-
to final la zona del Cáucaso y liberó a
los cristianos sectarios del servicio mili-
tar por un lapso de cincuenta años, a
partir de 1849.20 Al terminar este pe-
riodo, las autoridades informaron a los
consejeros molokanos que los jóvenes
serían reclutados por cinco años, como
todos los otros campesinos de 21 años
de edad. En esos años, los recién con-
quistados territorios del Turquestán
fueron apaciguados por los rusos y, de-
bido a la necesidad del gobierno de
ocuparlos a la brevedad, se ofrecieron
diez años más de licencia a los moloka-
nos que quisieran establecerse allí.
17 Tanquary, op. cit., p. 46.18 En el transcurso del siglo XIX, Rusia participó en siete guerras: dos con Persia (1804-1813 y 1826-1828); cuatro con Turquía (1806-1812, 1828-1829, 1854-1856 —guerra de Crimea— y 1877-1878); y una con Suecia (1808-1809).19 Florinsky, op. cit., p. 308.20 John Berokoff, Molokans in America, Stockton Doty Trade Press Inc., Whittier, California, 1969, p. 17.
143
La hostilidad del gobierno y de la
Iglesia oficial, la inseguridad sobre la
preservación de sus creencias y la ame-
naza constante sobre su forma de vida
pacifista, terminaron por convencer a
los molokanos de que su destino era
emigrar hasta encontrar un lugar favo-
rable para vivir de acuerdo con las
enseñanzas de la Biblia y profesar libre-
mente su fe.
LA PROFECÍA DE KLUBNIKIN
Desde 1830 comenzaron a divulgarse en
diferentes villas molokanas del Cáucaso
algunas profecías que hablaban de pró-
ximas tribulaciones, de sucesos terribles
que sacudirían al mundo y amenazarían
a la secta. Todos los molokanos debían
estar preparados para emigrar en busca
de un refugio. Nadie sabía el significado
preciso de esas profecías, ni la localiza-
ción del refugio, ni el tiempo exacto pa-
ra el éxodo. Sin embargo, había un joven
profeta a quien el Espíritu Santo reveló
el tiempo aproximado, aunque no el lu-
gar al que emigrarían.
Alrededor de 1852, el joven Efeen
Gerasimitch Klubnikin, nacido en 1842,
escribió profecías acerca de la huida al
refugio. En revelaciones le fue dicho
que en el momento propicio aparece-
rían tres signos por medio de los cuales
se reconocería el tiempo para el pohod
(“éxodo”). Klubnikin escribió las revela-
ciones y, sin hablar a nadie de ellas, es-
peró pacientemente durante cerca
de cuarenta años la aparición de las
señales.21
En los últimos años del siglo XIX
ocurrieron tres eventos singulares que
impresionaron vivamente a los moloka-
nos: en las villas de Melikoy y Roma-
novka, de manera espontánea, la gente
comenzó a reunirse a media noche pa-
ra orar; casi al mismo tiempo, una luz
brillante y fugaz cruzó el cielo y, poco
después, en la villa de Malo Tiukma, la
gente comenzó a entonar una canción
cuyo tema era “mirad al novio cometa”.
Esas eran las señales esperadas por
Klubnikin,22 quien convencido de que
era tiempo de partir, comunicó las reve-
laciones a los consejeros allegados a él,
21 Ibidem, p. 15.22 Ibidem, pp. 17-18.
144
con la expectativa de que se tomaran
medidas urgentes. A principios de 1900,
cuatro molokanos, delegados de las re-
giones de Kars y Ereven, solicitaron al
zar Nicolás II (1894-1917) la liberación
definitiva del servicio militar. Los dele-
gados aceptaban la obediencia que
debían al gobierno y no deseaban pro-
vocarlo —aseguraban en su petición—,
pero no podían ceder en el manejo de
las armas. Si no se les concedía la libe-
ración, pedían autorización para aban-
donar el país con sus familias. El zar no
los liberó del servicio ni autorizó su sa-
lida; no obstante, en la primavera de
ese mismo año, tres representantes mo-
lokanos viajaron a Canadá con el pro-
pósito de buscar lugares apropiados
para establecerse.23
LA EMIGRACIÓN A AMÉRICA
Luego del viaje de prospección a Amé-
rica, los molokanos solicitaron nueva-
mente permiso para salir de Rusia al
zar y al virrey en Tiflis; la respuesta fue
el encarcelamiento de los delegados, a
quienes se les acusó de agitadores.24
Pero después de este incidente no hu-
bo interferencia, el gobierno no tomó
medidas para detener la migración,
aunque a los hombres en edad de ser-
vicio militar no se les extendieron pa-
saportes. Esto no desalentó la migra-
ción porque los jóvenes no tuvieron
dificultades para cruzar ilegalmente la
frontera.25 De este modo, a partir de
1904 y hasta 1911, las familias molo-
kanas empezaron a abandonar sus vi-
llas en las regiones aledañas a Kars
(actualmente Turquía), para empezar
un nuevo capítulo de su historia como
secta.
Así pues, luego de cruzar Polonia y
Alemania en tren, las primeras familias
molokanas, organizadas en cuatro gru-
pos, se embarcaron desde los puertos
de Bremen y Hamburgo rumbo a Amé-
rica en el año de 1904. Por distintas
rutas terrestres y marítimas, después
de sufrir las calamidades de un largo y
extenuante viaje, los migrantes termi-
23 Ibidem, p. 19.24 Shubin, op. cit., p. 19.25 Berokoff, op. cit., p. 22.
145
narían por reunirse en Los Ángeles,
California.26 En 1905, desalentados
por la diferencia entre la extensión de
tierra que deseaban y la que podían
comprar,27 así como por el ambiente
angelino, que era casi urbano y consi-
deraban desfavorable para el tipo de
moral que querían preservar,28 varios
jefes de familia decidieron buscar otros
lugares para establecerse. El noroeste
de Baja California, similar en clima al
sur de California, les pareció una bue-
na alternativa.29
LA COLONIA RUSA EN EL VALLE DE
GUADALUPE, BAJA CALIFORNIA
En 1905, los consejeros Basiley G. Piva-
varoff, Basiley Tolmasoff y Simón Babi-
choff establecieron contacto con unos
agentes de bienes raíces que les ofre-
cieron en venta el rancho de la ex
misión de Guadalupe, localizada en el
norte de Baja California, en la región
cercana a Ensenada, con una superficie
de 13,000 acres. Antes de cerrar el tra-
to, un grupo de molokanos se trasladó a
la ciudad de México con el fin de con-
seguir autorización del gobierno mexi-
cano para establecerse como colonos
en el Valle de Guadalupe y, de ser posi-
ble, conseguir licencia para evitar el
servicio militar.30
Debido a que en esos años el go-
bierno de Porfirio Díaz tenía interés en
colonizar con extranjeros las zonas des-
pobladas del país, los molokanos no tu-
vieron impedimento para establecerse
en el valle, donde los frailes dominicos
habían fundado, casi un siglo atrás, una
26 Shubin, op. cit., p. 29.27 Schmieder, Oscar, The Russian Colony of the Guadalupe Valley, Lower California Publications inGeography, vol. 2, núm. 14, 1928, p. 415.28 John Sanford Dewey, The colonia rusa of Guadalupe Valley. A Study of Settlement, Competitionand Change, M.A. thesis, California State University, Los Angeles, 1966, p. 34.29 Durante 1911, 1913 y 1914, otros grupos de familias molokanas abandonarían Los Angeles y setrasladarían al valle de San Joaquín, California, a Phoenix, Arizona, y a los estados de Washingtony Utah, dentro de la Unión Americana.30 Francisco Javier Arredondo Vega y Víctor Soto Ferrel, El valle de Guadalupe, Baja California. Es-tudio de comunidad, tesis de licenciatura, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad deMedicina, México, 1974, pp. 51-52; Francisco Lisizin, Secta religiosa molokan y la colonia rusa delvalle de Guadalupe, copia fotostática, 1984, p. 14.
146
de sus últimas misiones bajacalifornia-
nas. En marzo de 1906, los rusos fueron
aceptados como colonos y su organiza-
ción quedó registrada ante la Secretaría
de Obras Públicas de México como Em-
presa Rusa Colonizadora de Baja Cali-
fornia, Sociedad Cooperativa Limitada.
Consiguieron, además, quedar exentos
del servicio militar por un periodo de
cincuenta años.
Con una aportación inicial de
$5,700, los tres molokanos arriba men-
cionados firmaron en Los Ángeles el
contrato de compra-venta, en julio de
1907. Se comprometieron con el vende-
dor Donald Baker a pagar $1,300 el mes
siguiente; el resto lo pagarían con la
mitad de las futuras cosechas, hasta
completar la suma de $48,000.31
Los molokanos vieron satisfechas
sus necesidades tanto materiales como
espirituales en el Valle de Guadalupe,
pues adquirieron una considerable ex-
tensión de tierra y encontraron en ese
medio un relativo aislamiento, favora-
ble para la preservación de la secta. Allí
construyeron una exótica aldea a la que
algunos periodistas estadounidenses
llamaron la pequeña Rusia.
La extensión de la tierra cultivable
fue un aspecto relevante en particular
para estos colonos, quienes deseaban
continuar con el sistema agrícola que
practicaban en sus aldeas en Rusia, a
través del monocultivo de cereales.
Este monocultivo, como sistema agrí-
cola, no significaba precisamente el
cultivo exclusivo y constante de una
planta, sino un tipo de organización
que otorgaba importancia a determina-
do producto y desarrollaba además
otras actividades menores. En el mono-
cultivo, la producción se organizaba
con base en el sistema de dos o tres
campos, o a partir del cultivo sucesivo.
Los molokanos utilizaban por tradición
el sistema de tres campos, rotando la
tierra y no los cultivos, y utilizándola de
manera extensiva y no intensiva.
La tierra de cada uno de los agricul-
tores estaba dividida en tres largas y an-
gostas franjas, localizada cada una en
uno de los tres campos de la villa. En la
franja central, el colono podía sembrar
31 Dewey, op. cit., p. 35. Ver también Schneider, op. cit., p. 416.
147
legumbres, por ejemplo, y en una de las
otras franjas, cultivar el cereal. La terce-
ra franja se dejaba descansar. Al año si-
guiente se podía rotar el uso de la tierra,
plantando legumbres en una franja, tri-
go en el suelo que había estado en re-
poso y utilizar la tercera franja como
pastizal, o bien dejarla descansar.32
Un geógrafo estadounidense que vi-
sitó la colonia del Valle de Guadalupe
en las primeras décadas de formación,
escribió lo siguiente acerca de las acti-
vidades agrícolas de los molokanos:
[el] tipo de agricultura es todavía del
mismo [tipo] primitivo y extensivo
que ha traído hambrunas muy fre-
cuentes a la población rural en las
partes más fértiles de Rusia. Culti-
van una superficie extensa y no se
restringen a la tierra que poseen. Su
influencia por lo tanto sobrepasa los
límites del viejo rancho de Guadalu-
pe. En cualquier parte de los alrede-
dores donde hay tierra cultivable, los
rusos la rentan a los mexicanos,
quienes la utilizan solamente como
agostadero. Dado que la vegetación
natural no constituye un obstáculo
para cultivar, la tierra rentada re-
quiere sólo el arado. Los contratos,
por lo tanto, se hacen por un año y
el arrendatario cambia frecuente-
mente. Muchos kilómetros lejos de
su pueblo arman sus tiendas y
acampan el tiempo que el trabajo lo
requiere. El sistema es bien acepta-
do por los campesinos propietarios,
quienes reciben la quinta parte de la
cosecha sin hacer ningún esfuerzo.
Dado que los rusos son aquí los úni-
cos habitantes que manifiestan tal
hambre de tierra no tienen dificul-
tad en conseguir toda la que pueden
cultivar.33
Los molokanos cultivaron, inicial-
mente, trigo para autoconsumo y para
pagar la deuda a Baker. Después, los ex-
cedentes fueron comercializados en En-
senada, Baja California y en San Diego,
en el sur de California. Dos décadas más
32 Dewey, op. cit., p. 41.33 Schneider, op. cit., p. 419.
148
tarde, obligados por las sequías y por el
empobrecimiento del suelo, comenza-
ron a producir uva para abastecer las
vinaterías de Ensenada. Este cambio de
productos agrícolas tuvo graves conse-
cuencias dentro de la comunidad molo-
kana. En 1927, los primeros colonos con
viñedos produjeron vino casero y empe-
zaron a beberlo a pesar de que la mo-
ral molokana prohibía el consumo de
bebidas alcohólicas, pero algunos rusos
lo servían en la comida con la excusa
de que era jugo de uva natural, sin
componentes químicos.34 El uso del vi-
no casero significó uno de los primeros
cambios en la vida religiosa de los mo-
lokanos.
Otros cambios se debieron al con-
tacto con la sociedad estadounidense.
Debido a que la comunidad molokana
del Valle de Guadalupe mantenía vín-
culos estrechos con la comunidad a-
sentada en Los Ángeles, California, los
jóvenes radicados en Baja California
adquirieron gradualmente nuevas ideas
y hábitos que los fueron separando de
la religión y de las tradiciones de sus
padres. Curiosamente, durante esas pri-
meras décadas, el contacto con la so-
ciedad mexicana sólo propició ligeros
cambios en la comunidad, a pesar de
que desde 1925 todos los niños rusos
en edad escolar estuvieron obligados a
asistir a una escuela atendida por
maestros mexicanos.35
LA LUCHA POR LA TIERRA.
NUEVOS ASENTAMIENTOS EN EL
VALLE DE GUADALUPE
Desde su arribo al Valle de Guadalupe,
cada una de las familias recibió una ex-
tensión de tierra. Las parcelas otorga-
das no eran contiguas, pues la opinión
general era que cada familia debía te-
ner trechos de tierra buenos y parcelas
pobres por igual. De acuerdo con el tra-
dicional sistema de propiedad comunal
practicado en las aldeas de Rusia, no se
dieron títulos individuales36 ni se insta-
34 Lauren C. Post, The Molokan Russian Colony of Guadalupe, Baja California, México, Brand Book,vol. IV, San Diego, 1976, p. 144.35 Schneider, op. cit., p. 422 y Susana Kachunsky, comunicación personal con el autor, 1983.36 El único título de propiedad que existía estaba a nombre de los molokanos que firmaron el con-trato de compra-venta.
149
laron divisiones entre los terrenos.37
A cada familia le fue asignado también
un lote para construcción de viviendas,
las cuales se alinearon en una sola
calle.38
Durante el régimen del presidente
Lázaro Cárdenas (que se caracterizó por
amplias reformas sociales, la expropia-
ción de latifundios y la dotación de
tierra a campesinos desposeídos), tuvo
lugar un hecho inesperado que preocu-
pó hondamente a los rusos. En el Valle
de Guadalupe, en un área contigua a la
colonia, se conformó el ejido El Porvenir
(1937). Este evento significó para ellos
el fin del aislamiento que habían disfru-
tado por varias décadas y el riesgo de
que sus tierras estuvieran incluidas en
los planes de expropiación. La extensión
territorial de la Empresa Rusa Coloniza-
dora de Baja California, S.C.L., cuyo tí-
tulo de propiedad estaba a nombre de
tres individuos, podía ser tomada como
latifundio. Era necesario y urgente di-
solver la propiedad comunal y obtener
títulos individuales. Por eso, el señor
Alejandro Samaduroff, en representa-
ción de los molokanos de Guadalupe,
promovió en 1947 ante el juzgado civil
de Ensenada, la adjudicación legal de
las parcelas que trabajaban desde 1907.
En el mes de julio de ese mismo año,
el juzgado resolvió a favor de los de-
mandantes.39 Pero la titulación de las
propiedades individuales tuvo repercu-
siones negativas para la colonia, debido
a que los propietarios rusos iniciaron
transacciones con mexicanos y extran-
jeros; después de vender sus parcelas
emigraron a los Estados Unidos, con lo
cual disminuyó el número de familias
rusas en el valle.40 La temida expropia-
ción, aunque parcial, ocurriría más tar-
de. Antes, los integrantes de la secta
molokane experimentarían un tipo de
hostilidad desconocida.
37 Arredondo y Soto, op. cit., p. 53, y Schneider, op. cit., p. 416.38 Esta calle estaba lejos de los campos agrícolas. Por eso el problema del traslado diario de loscolonos se evitaba acampando el tiempo necesario cerca de los sembradíos.39 Arredondo y Soto, op. cit., p. 58.40 Antes de la obtención de los títulos individuales había 45 familias rusas en el valle de Guada-lupe; después de la titulación en 1947, el número se redujo notablemente. En 1952 había sólo 27(Dewey, op. cit., p. 118).
150
El 10 de julio de 1958, un grupo nu-
meroso de campesinos mexicanos pro-
cedentes de Mexicali invadieron los
terrenos de la colonia rusa. En su emi-
sión del día 12, el diario del sur de Ca-
lifornia San Diego Union publicó una
nota que reseñaba los acontecimientos
con estas palabras:
Un ejército de 2,500 invasores
—hombres, mujeres y niños organi-
zados y supervisados por reconoci-
dos izquierdistas mexicanos—inundó
este fértil valle en un intento de apo-
derarse de las tierras que desde hace
más de cincuenta años pertenecen a
mexicanos de ascendencia rusa.
El intento por tomar la tierra em-
pezó ayer martes cuando una cara-
vana de cerca de 1,000 personas en
57 autobuses, camiones y automóvi-
les de Mexicali arribaron aquí [...]
Todos los caminos dentro del va-
lle están bloqueados por soldados y
policías y todo el tráfico que entra al
valle es detenido para interrogato-
rios. Uno de los invasores dijo que
pertenecían a la sección Jacinto Ló-
pez de la Unión de Obreros y Cam-
pesinos. López es líder del Partido
Popular y, junto con Vicente Lom-
bardo Toledano, uno de los más con-
notados izquierdistas.
Un enorme letrero de aproxima-
damente 24 pies de largo y dos
de ancho con el nombre de López
fue instalado en la entrada del Valle
de Guadalupe. Se han puesto otros
letreros en el área con leyendas co-
mo “Queremos la tierra, no quere-
mos que pertenezca a extranjeros”,
“Tomamos sólo lo que nos pertene-
ce”, “Queremos que se cumpla la
reforma agraria” y “Primero los me-
xicanos y siempre los mexicanos”.
Los campesinos mexicanos estable-
cidos en el Valle de Guadalupe argu-
mentaron que la invasión no se salía de
los marcos legales, pues las tierras in-
vadidas se hallaban incultas y estaban
haciendo válida la Ley de Tierras Ocio-
sas del 23 de junio de 1920. La ley obli-
ga a los propietarios de tierras con una
extensión mayor de una hectárea a cul-
tivarlas o bien declararlas ociosas trein-
ta días antes del periodo de siembra,
para que las autoridades agrarias las
151
ofrecieran a otros agricultores. Pero los
rusos nunca consideraron ociosas sus
tierras no cultivadas debido a que en-
tonces todavía utilizaban el sistema de
tres campos en el que uno se dejaba
reposar.41 Decididos a defender sus
tierras, apelaron al gobierno central.
Después llegaron tropas federales a Gua-
dalupe a establecer el orden.
Los mexicanos recién llegados fue-
ron desalojados pero, a mediados de
1959, realizaron otra invasión. Después
de ésta, el gobernador del estado, Brau-
lio Maldonado, decretó la expropiación
de 164 hectáreas para crear el ejido
Francisco Zarco. El nuevo ejido afectó
las propiedades de la colonia rusa y las
de cuatro propietarios mexicanos.42
Desilusionados por la indiferencia del
gobierno federal respecto a la invasión
e inconformes con la posterior expro-
piación, la mayoría de las familias rusas
que quedaban emigraron a Estados
Unidos; el refugio de Guadalupe había
dejado de ser ideal.
Los inconvenientes derivados del
establecimiento del ejido Francisco Zar-
co fueron varios. Quizá la pérdida del
aislamiento y la preservación de la mo-
ral sectaria no eran los más importan-
tes, pues para entonces las nuevas
generaciones de molokanos ya estable-
cían relaciones maritales con mexica-
nos, se adaptaban gradualmente a la
vida moderna y desatendían los asuntos
religiosos,43 pero la amenaza latente
que sentían sobre sus propiedades sí era
objeto de consideración. A causa de és-
ta, en los primeros años de la década de
1960, la mayor parte de los rusos aban-
donaron el valle y emigraron al vecino
estado de California. De las originales
41 Dewey, op. cit., p. 82.42 Arredondo y Soto, op. cit., p. 71 y Dewey, op. cit., p. 169.43 Durante los primeros años de la colonia molokana en el valle de Guadalupe, todos los habitan-tes de la villa participaban activamente en los rituales religiosos, La vida en la colonia se desen-volvía en torno a la iglesia. Estaba prohibido bailar, fumar e ingerir bebidas alcohólicas. La prime-ra generación en el valle se apegaba fielmente a la moral molokana, pero la segunda se mostrómás liberal. (Dewey, op. cit., pp. 122-123). En ésta, según Lisizin, (op. cit., p. 21) había una eviden-te afición a las bebidas embriagantes. Jordán observó que los jóvenes en los primeros años de ladécada de 1950 se alejaban de la cultura tradicional de la secta y de la religión. (Fernando Jor-dán, El otro México, Biografía de una península, Gobierno del Territorio de Baja California Sur,1968, pp. 133-134).
152
cien familias permanecieron sólo
once.44
En el curso de las últimas tres déca-
das, el Valle de Guadalupe adquirió una
fisonomía distinta; la población mexi-
cana ha impuesto sus rasgos al paisaje.
La mayoría de los antiguos colonos mo-
lokanos ha muerto y sus descendientes
se han ido. Lo que queda de su villa se
asemeja cada vez más a un pueblo fan-
tasma.
A pesar de los cambios, es posible
advertir su estancia en una de las regio-
nes de Baja California porque en el
Valle de Guadalupe perduran varias de
sus construcciones; todavía están er-
guidas algunas de sus casas de adobe y
la iglesia y, sobre todo, destaca el ce-
menterio, cuyas lápidas resisten mejor
el paso del tiempo y evocan en silencio
la historia de estos primeros colonos.
Los descendientes de los molokanos
que podemos encontrar consideran en-
trañables los viñedos, los olivares y las
montañas que forman el paisaje circun-
dante. Varios de ellos no conciben la
vida fuera del Valle de Guadalupe no
sólo porque se trata de su tierra natal,
sino porque para sus padres y abuelos
este valle fue “el último refugio”.
44 Dewey, op. cit., p. 118.
*Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Autónomade Baja California.
153
POBLACIÓN AFRICANA Y SUCESORES
J. Arturo Motta Sánchez*
S in lugar a dudas ni discusión, la
población africana y sus descen-
dientes existen en nuestro país1 desde
la llegada y posterior establecimiento
de los conquistadores hispanos en tie-
rras mesoamericanas, como bien lo
dejan conocer el franciscano fraile Sa-
hagún en su Códice Florentino o, vi-
sualmente, el Azcatitlan y la Relación
de Tlaxcala.
Si bien esta población nunca fue
mayoritaria a lo largo del periodo co-
lonial, hablando en números absolu-
tos, sí lo fue en los relativos, pues casi
siempre fue pingüe frente a la europea
ibera y la castiza, como se aprecia en
la siguiente gráfica realizada con base
en las cifras proporcionadas por Agui-
rre Beltrán:2
1 Existe polémica respecto de si hubo o no negros africanos prehispánicos. El enunciado afirmati-vo es defendido con el argumento de que existe "un primer testimonio arqueológico en los olme-cas del período comprendido entre los años 1500 a 600 antes de la Era; y una segunda presencia,más documentada, en los últimos años del siglo VIII de la Era; con ésta, subsisten las pruebas arqueológicas del hombre físico, así como de su cruzamiento con los totonacas, entre los ríos Blan-co y Papaloapan; o datos etnográficos de su familia extensa para ir situándolos en el África Occi-dental, sobre la costa del golfo de Guinea; y algunas palabras prehispánicas correspondiéndose conlas de alguna lengua del Dahomey... la presencia negroafricana en el México antiguo se identificacon los olmecas...", cfr. Melgarejo Vivanco, J.L., Raíces del municipio mexicano, México: UniversidadVeracruzana, 1988. Tesis similares a esta son establecidas por el arqueólogo Van Sertima; cfr. Rojas Mix, Miguel, Cultura afroamericana: de esclavos a ciudadanos, México REI, 1990 (Bibl. Iberoa-mericana), 127 pp., o Thompson, Gunnard, American discovery: the real story, Washington, Argo-nauts Misty Press, 1992. También hay tesis que contradicen el argumento: véase por ejemplo “Rob-bing native american cultures: Van Sertima`s Afrocentricity and the Olmecs”, en Current Anthropo-logy, vol. 38, núm. 3, junio 1997, pp. 419-441.2 Aguirre Beltrán, G., La población negra de México: estudio etnohistórico, 2a ed., México; FCE, 1972.Cabe comentar de esta gráfica que mucho del crecimiento que aparece para la población euromes-tiza, sobre todo para las épocas de los siglos XVIII y XIX, se puede sospechar, en tanto esta casta tenía privilegios, que muchos afroemestizos de europeo pasaron a ella al declararse en los padro-
154
Lo anterior no obsta para decir que
bajo ciertas consideraciones, los melá-
nidos africanos pudieron ser en realidad
mayoría absoluta. Por ejemplo, en la de
su confinamiento en los muchos trapi-
ches “de hazer azúcar”, o en las estan-
cias ganaderas que poblaron el novohis-
pano territorio desde la segunda mitad
del siglo XVI, lo que no aconteció de
manera común en el caso de las minas
y obrajes, donde los estudios de la com-
posición étnica de su dotación han
mostrado la preeminencia de mano de
obra indígena.
Además de la población africana y
sus mezclas, que quedaron asentadas
Nota:Los numerales de las abcisas equivalen a los años 1=1570, 2=1646, 3=1742, 4=1793 y 5=1810.
nes como españoles. Este hecho resultaba factible porque sus padres varones españoles, en no po-cas ocasiones, les dejaban suficiente patrimonio como para que éstos se sientieran aptos para, aveces mediante dádiva pecuniaria, exigir su filiación a la casta dominante. Así en el testamento da-do el 23 de octubre de 1591 en la ciudad de Cholula, Juan de Díaz de Jibraltar estipula que des-pués de pagados sus bienes tanto muebles como raíces, sus deudas y compromisos, lo que restasese vendiese en pública almoneda, y "lo que de ellos se hiziere con los pesos de oro que mios que-daren, o dineros, se den a censo en la ciudad de los Angeles a personas y poseciones siguras y bienparadas y la renta que la herede Francisco mulato que yo he criado en mi casa hijo de Antona miesclava a el qual tengo dada liberta... Quiero que a Francisco mulato se le provea de tutor". ReyesGarcía, C., Indice y extractos de los protocolos de la notaría de Cholula, México, INAH-DEAS, 1973 (Col.Científica, Catálogos y Bibliografías, 8).
155
en padrones y matrículas coloniales, en
las ingentes cartas de su compraventa
o en los innumerables inventarios le-
vantados a los bienes de sus amos, o en
los realizados al suceder el reemplazo
de administrador de la unidad produc-
tiva azucarera o ganadera, o en los pro-
venientes de las testamentarías —docu-
mentaria mucha de ella resguardada en
del Archivo General de la Nación—, de-
be mencionarse también la población
melanoderma africana esclava que en-
tró en cantidades significativas en el
periodo virreinal por los canales del
contrabando, es decir, los denominados
“negros de mala entrada”3 que poca
huella dejaron en los archivos contables
o hacendarios virreinales, pero bastante
en el fenotipo de las personas de las re-
giones a donde fueron confinados.4
Los negros sujetos a relación ancilar
fueron diseminados doquiera que los
españoles arrancaban empresas, fueran
éstas de conquista o económicas, lo que
quiere decir que hubo negros esparci-
dos en todo el virreinato, aunque con-
centrados en mayor número en las
zonas urbanas, en las azucareras, gana-
deras y las mineras. El sector servicios
los demandó como arrieros. Como vian-
dantes, muchos llegaron a colonizar la
costa norte del país: Colima, Nayarit,
Sinaloa, y luego, andando el tiempo, sus
sucesores formarían batallones de par-
dos y mulatos.
A muy grandes rasgos, se puede
afirmar que el segundo cuarto del no-
vohispano siglo XVI absorbió, además de
los negros iberos, a negros subsaharia-
nos (manding, wolof, serere, bran, xo-
xos); los subecuatoriales (bantú) fueron
bastante escasos. Esta situación se re-
vertiría al tener lugar la unión de las
coronas lusa e ibera en 1580, y el auge
3 Tan fuerte llegó a ser este contrabando que el rey de España, en las postrimerias del XVII, lanzaun bando más, reafirmando lo dispuesto en dos anteriores (12 de marzo 1685 y enero 1690), diciendo que los negros que fueren encontrados por las autoridades sin documentacion que ampa-rara su estadía, debían de inmediato ser tenidos por libres y sus dueños paguen "al assentista el va-lor del negro, en lugar del comisso, y del dicho valor, y a mi Real hacienda los derechos..."; Realesasientos y licencias para la introduccion de esclavos negros a la America Espanola (1676-1789), ed.facs., México, Windsor, Rostolbain, 1985.4 Muchos de ellos fueron traídos por los ingleses a las zonas donde había las maderas preciosas deTabasco y Campeche, aun cuando la corona no hubiese suscrito trato alguno con la británica com-pañía de los mares del Sur.
156
de la minería y de la producción de azú-
car. Pese a que a partir de esta data
siguieron apareciendo esporádicos
mancipos norafricanos en las cartas de
compraventa, el grueso de la comercia-
lización se concentró en los negros
subecuatoriales, sobre todo bantúes
provenientes del Congo y Angola (ki-
kongos, ambundu, kimbundu).
Salvo en zonas muy puntuales como
Tabasco o Córdoba,5 donde las contratas
manifestaban transacciones de africanos
esclavos ya corrido buen trecho del siglo
XVIII, el fenómeno de la trata masiva in-
ternacional novohispana —no la esclavis-
ta interna— había concluido al trasponer
los tres primeros lustros del siglo XVIII.
Pero la llegada de negros al país y
su afincamiento no concluyó con el pe-
riodo colonial. A lo largo del siglo XIX se
introdujeron al país recién independiza-
do, por propia voluntad u obligados por
la necesidad salarial, varios grupos de
negros provenientes de E.U. o de las is-
las antillanas, además de los traídos
(a decir del historiador José María Igle-
sias, y del testimonio que lo refrenda de
la princesa Kolontsky) por los ejércitos
napoleónicos durante la vigencia del
Segundo Imperio, hechos ambos que no
dejaron de suscitar polémica tanto en
la prensa liberal como en la Cámara de
Senadores de la segunda mitad del si-
glo, cuyos argumentos en pro y en con-
tra fueron retomados a principios del
siglo pasado con ocasión de los nuevos
intentos gubernamentales porfiristas de
favorecer la colonización con población
melanoderma, principalmente la venida
de los Estados Unidos.
Algunos negros de E.U. de mediados
del siglo XIX llegaron huyendo de la es-
clavitud anglosajona, entre ellos los
denominados seminolas negros o mas-
cogos, asentados hoy en el municipio
de Múzquiz, Coahuila, quienes, fugados
la mayoría de las plantaciones algodo-
neras y tabacaleras, se incorporaron
a las huestes de indios seminolas que
emigraban a México desde territorio in-
dio en Oklahoma, encabezados a su vez
por su, al poco tiempo, asesinado jefe
Gato del Monte. En 1850 fueron acep-
tados en territorio nacional a condición
5 Naveda, Adriana, Esclavos negros en las haciendas azucareras de Córdoba, Veracruz (1690-1830),México, Universidad Veracruzana, Centro de Investigaciones Históricas, 1897.
157
de fungir como guardas de frontera
para evitar las acometidas de indios
apaches, mezcaleros, lipanes y otros;
a cambio, se les dotaría de tierras. Al-
gunos de ellos optaron por asumir la
misma función para el gobierno esta-
dounidense, ostentándose como ran-
gers. Todavía en 1990, algunos perma-
necían en la Colonia el Nacimiento del
municipio coahuilense.
Otros vinieron en calidad de colo-
nos, como el ciento de familias que lle-
gó a avecindarse en Tampico en 1857,
encabezados por un negro libre de Flo-
rida llamado Luis N. Fouché, y a quienes
el gobierno mexicano proporcionó tie-
rras y exentó del pago de impuestos y
del servicio militar.
En ese mismo año arribaron de Nue-
va Orleans a Veracruz cuarenta negros
que se establecieron en Tlacotalpan.6
Varios más lo hicieron en las fechas en
que era política oficial el fomento a la
inmigración —habido el supuesto de
que la población autóctona era incapaz
de trabajar— a Yucatán.7 En dicho pe-
riodo, negros de E.U. fueron llevados
a la zona lagunera de Tlahualilo, en Du-
rango, y al parecer tuvieron un fin trá-
gico: murieron encerrados (como ocurre
hoy con migrantes nacionales a E.U.) en
un vagón de ferrocarril.
De Jamaica se trajo a negros para
laborar en las obras de tendido de vías
férreas o para los campos de algodón,
mientras que en el puerto de Veracruz
se contrataba a haitianos para incorpo-
rarlos a labores propias de la industria
cañera. Esto sucedió al menos en la fin-
ca de Ayotla de la Cañada oaxaqueña.
En 1891, el juzgado de Primera Instan-
cia de Oaxaca instaba al de Teotitlán
del Camino8 a aprehender a un par de
individuos de raza negra: Leandro Barro
y Miguel de la Cruz, originarios del sur
de Estados Unidos, quienes habían cas-
tellanizado sus nombres y deambulaban
por los parajes cañeros.
6 Schwartz, R., Across the Rio to Freedom U.S. Negroes in Mexico, USA, University of Texas, 1975(Southwestern Studies, 44) pp. 37-41.7 Cosío Villegas, D., Historia moderna de México; el profiriato: vida social. Moisés GonzálezNavarro, México, Hermes, 1957, pp.172-178.8 Archivo Muncipal de Teotitlán de Flores Magón, “Libro de acuerdos de cabildo… Sesión, 25 sep-tiembre 1890”.
158
A partir de la segunda mitad de la
década de los 60 del siglo recién con-
cluido, por entrevistar a varios de ellos
me consta que hubo una numerosa po-
blación melanoderama latinoamericana
que llegó a fin de estudiar en nuestras
instituciones de enseñanza superior. Las
profesiones con mayor demanda por
parte de panameños, dominicanos, hai-
tianos, venezolanos y colombianos fue-
ron Medicina, Arquitectura e Ingeniería;
en la década del tercermundismo del
entonces presidente Echeverría, hubo
quien optó por el ramo de las ciencias
sociales, en particular por Antropología
y Sociología. En esa época, varios hai-
tianos llegaron como asilados políticos.
En virtud de convenios de inter-
cambio académico patrocinados por la
UNESCO, también se avecindaron algu-
nos procedentes de la zona de Sudán.
Al mediar la década de los 90 se intro-
dujeron o llegaron centroafricanos,
primordialmente del Congo y Zaire,
cuyo flujo continúa. En general, son
pocos los africanos que retornan a su
país de origen; más bien casan aquí
y se quedan. Ignoro si haya acontecido
lo mismo con los melánidos latinoa-
mericanos, excepto con los que tenían
o conservan calidad de refugiados po-
líticos.
Para concluir, sólo señalo que de
1980 en adelante ha habido, como en
todo el país, emigración a los E.U. y la
población afromestiza de las zonas de
la Costa Chica Guerrero/Oaxaca no ha
sido una excepción.
*Historiador e investigador de la Dirección de Estudios Antropológicos y Sociales de la UNAM.
159
LOS BARCELONNETTES EN MÉXICO, PASADO DE UNOS, HISTORIA DE TODOS
Anne Elyse Lebourgeois*
Hoy viven en México más barcelo-
nnettes que en su tierra de origen,
una pequeña cabecera municipal en un
valle del sur de Francia llamado Ubaye.
En efecto, ese valle de 80 kilómetros,
ubicado a unos 30 kilómetros de la
frontera italiana, reúne alrededor de
7,500 habitantes, mientras que los des-
cendientes de los inmigrantes, llegados
entre 1820 y 1950, son estimados has-
ta en 50,000 personas. Seguramente,
a comparación de la población total de
México, puede parecer un grupo ínfimo,
pero la historia demuestra que los bar-
celonnettes desempeñaron un papel
muy importante tanto en la economía
del país como en el entorno cultural.
Los edificios que podemos apreciar
en el centro de la ciudad de México,
como las grandes casas de comercio
y fábricas, algunas de las cuales siguen
activas a través de la República, son
testimonios materiales de la actividad
de los barcelonnettes; sin embargo, si
uno quiere acercarse aún más a este
pasado, sea para conocer el secreto de
sus raíces familiares, o para tocar con el
dedo un momento fructuoso de la ela-
boración de su cultura, puede recurrir al
tesoro de testigos que son los docu-
mentos de archivos, a la memoria ina-
gotable, que dejarán oír las palabras
mismas de entonces y ver las imágenes
de lo que ya no se puede ver.
I. LOS BARCELONNETTES, UNOS
INMIGRANTES APARTE
En México, el llamado barcelonnettes
resultó ser aplicado a todos los inmi-
grantes del valle de Ubaye, aunque pu-
dieran venir de otros pueblos tales
como Digne, Jausiers, o Saint-Paul,
porque formaron un grupo muy unido,
con una gran reputación de honradez y
seguridad en sus actividades comercia-
160
les. Muchos estudios han sido realiza-
dos acerca de este grupo, tanto en
Francia como en México.1 Ya conoce-
mos bien los motivos que promovieron
esa corriente migratoria tan específica.
En efecto, la emigración de los habitan-
tes de aquel valle hacia México se
explica por las difíciles condiciones de
vida de esta gente. Su única riqueza
eran los pastos, que permitían alimen-
tar ganado lanar y ovejas. Desde el siglo
XVII, para vender la producción de telas
y ropa de los talleres familiares los
hombres se acostumbraron a expatriar-
se durante el invierno, hacia el norte de
Europa. Sabemos también que, en la
misma época, se inició en pueblos de
Ubaye el trabajo de la seda.
Después de la independencia de
México, con la partida de los colonos
españoles y la apertura del país a los
extranjeros, empezó la instalación de
barcelonnettes en el país. En 1821, tres
hermanos de la familia Arnaud fueron
los primeros inmigrantes de Ubaye en
establecerse definitivamente en Méxi-
co: abandonando la fábrica familiar de
seda en Jausiers, crearon en México la
tienda El Cajón de las Siete Puertas y en
1830 ya empleaban a diez franceses
llegados del valle, tres de los cuales vol-
vieron ricos a sus pueblos. En 1838, los
franceses fueron expulsados de México
y se refugiaron en Nueva Orleáns pero
regresaron dos meses más tarde. Desde
entonces, las llegadas se hicieron más
y más numerosas: empezó la leyenda de
México como país rico y abierto para
los hombres de buena voluntad, leyen-
da alimentada por los relatos de viaje
de quienes regresaron al pueblo. Este
fenómeno se juntó con el desarrollo de
las fábricas mecanizadas en Ubaye ha-
cia 1850, para aumentar el número
de jóvenes dispuestos a emigrar y apro-
vechar a la vez sus conocimientos co-
merciales y técnicos. El viaje desde la
ciudad de Digne hasta la ciudad de Mé-
xico podía tardar más de tres meses,
pasando por el puerto de la Veracruz.
Muchas veces, el precio del viaje era
pagado por un “patrón” que acogía a su
joven compatriota y lo empleaba los
primeros años. Barrer y empaquetar la
1 México-Francia, memoria de una sensibilidad común, siglos XIX-XX, coord. Javier Pérez Siller,1998.
161
mercancía eran los trabajos simples que
hacían los recién llegados. Después de
un año o más, una vez aprendida la len-
gua y asimiladas las operaciones del
negocio, podían trabajar tras el mostra-
dor de la tienda y, comprobada su bue-
na reputación, hacerse contadores de
negocios o agentes de viaje. Cuatro
o seis años después podían integrarse
como socios de la empresa, o bien esta-
blecer su propio negocio, a menudo una
sucursal regional de la compañía. Así,
aprovecharon su red humana para de-
sarrollar una red económica determi-
nante. Su especialidad era el comercio
de lencería, telas y novedades. Pero, con
los códigos comerciales de 1884
y 1889, más favorables a la inversión
y a las sociedades anónimas, algunos se
unieron también a las instituciones
bancarias. En 1890, existían 110 gran-
des casas de comercio francesas, como
El Puerto de Liverpool, El Gran Oriental,
La Francia Marítima, Las Fábricas Uni-
versales y el Puerto de Veracruz, en la
ciudad de México, o Las Fábricas de
Francia en Guadalajara. El Palacio de
Hierro fue construido en 1891. En 1900,
5,000 familias de súbditos franceses
fueron registradas en la ciudad de Mé-
xico. Muchos hicieron grandes fortunas
y, al regresar a su país de origen, cons-
truyeron grandes casas que todavía
existen en la región de Barcelonnette,
así como sepulturas lujosas con mármol
de Italia.2
La declinación del imperio de los
barcelonnettes empezó en los años
1910-1920, por razones políticas de la
época de Huerta y Carranza. Durante la
guerra de 1914-1918, más de 500 bar-
celonnettes de México vinieron a Fran-
cia para defender su país, acompañados
por muchos de sus amigos mexicanos.
Once mexicanos murieron allá: sus
nombres están inscritos al pie de la to-
rre Cardinalis en Barcelonnette. Des-
pués de 1920, muchos regresaron
a Francia sin ninguna fortuna. Entre
1850 a 1950, de 6,000 a 7,000 habitan-
tes del valle de Ubaye emigraron a Méxi-
co, y volvieron entre 400 y 500 familias.
En la actualidad, la mayor parte de
las empresas industriales de los barce-
2 Les villas de Barcelonnette et Jausiers, retour du Mexique, en Service régional de l’Inventaire dela région Provence-Alpes-Côte-d’Azur, Aix, 1999 (Itinéraire du Patrimoine).
162
lonnettes han sido vendidas o han de-
saparecido, pero no hay una familia en
Ubaye que no haya tenido o tenga to-
davía parientes en México y los vínculos
entre ellas siguen vivos. Se recuerda por
ejemplo la colecta de dinero para las
víctimas del terremoto de 1985. Ade-
más de una avenida de los Trois frères
Arnaud, Barcelonnette es una de las po-
cas ciudades del mundo en contar con
una avenida Porfirio Díaz. Es también
sede de un cónsul honorario de México.
II. LOS ARCHIVOS, ENTRE FRANCIA
Y MÉXICO
Los fondos conservados por los archivos
de Francia y de México permiten re-
construir de manera complementaria la
historia de los movimientos migratorios.
El fondo 129 del Archivo General de la
Nación de México, “Movimiento maríti-
mo. Pasaportes y cartas de seguridad”,
cuenta ahora con una base de datos
que facilita la búsqueda de antepasados
por apellido o lugar de origen. En efec-
to, este fondo del siglo XIX reúne las
solicitudes de cartas de seguridad, ne-
cesarias para los extranjeros que que-
rían quedarse en el país. Además de los
nombres y apellidos, esos documentos
indican la filiación, el trabajo, la ciudad
de origen y el lugar de residencia de la
persona. Son testimonios de los prime-
ros pasos de los inmigrantes. Después,
para retroceder en el tiempo, se puede
buscar en Francia, especialmente en los
archivos de los Alpes de Haute-Proven-
ce, en la ciudad de Digne-les-Bains,
donde son resguardados los registros de
pasaportes otorgados por el prefecto
desde 1806, y en el Museo del Valle, en
Barcelonnette, que conserva fondos
privados de personas regresadas de Mé-
xico. Allá van muchas familias para co-
nocer su pasado, la tierra de sus padres
y a la gente misma que hoy las acoge y
les ayuda en su búsqueda. Los fondos de
fotografías y correspondencias son par-
ticularmente ricos, y ya permitieron la
redacción de varios libros sobre la
historia de los barcelonnettes. Estos ar-
chivos conservan la memoria de los vín-
culos que existieron (y todavía existen)
entre el valle de Ubaye y México, por
ejemplo, con el expediente de la prepa-
ración de la celebración, en 1921, del
centenario de la partida de los primeros
163
hijos del valle hacia México, o con las
colecciones de periódicos como el Jour-
nal de Barcelonnette, desde 1882, y el
Journal Français du Mexique. En los ar-
chivos de André Honnorat (1868-1950),
fundador de la Cité Universitaire de Pa-
rís, se encuentran también fotografías
de personas y lugares de México.3
Los vínculos que unieron a los inmi-
grantes franceses con su patria de
adopción les dieron a ellos mismos y
a todos sus descendientes la riqueza de
raíces dobles, e imprimieron una marca
profunda en la cultura del Porfiriato. Un
documento conservado en el Archivo
General de la Nación demuestra la
amistad que se creó entre los dos paí-
ses.4 En 1920, unos comerciantes fran-
ceses organizaron una rifa a favor de los
huérfanos de la primera guerra mundial
pero, en enero del mismo año, en los es-
tados de Puebla y Veracruz hubo un
terremoto que dejó muchas víctimas.
Entonces, los organizadores de la rifa
decidieron dedicar el 25% de los bene-
ficios al socorro de los damnificados de
los temblores, “demostrando de este
modo los fraternales lazos que unen a la
Colonia francesa con el Pueblo mexica-
no al amparo de cuya hospitalidad de-
senvuelve sus actividades y energías”.
También escribieron: “Creemos de esta
suerte cumplir con un deber y al mismo
tiempo, tenemos la seguridad de que
todos nuestros compatriotas han de
aplaudir nuestra conducta, y que viene
una vez más a probar el sincero afecto
que el alma francesa abriga hacia el
Pueblo hermano en cuyo suelo habita.”
Los textos de este tipo, que nos co-
munican una parte de los sentimientos
de los antepasados, son numerosos en
los archivos y esperan al investigador
o, más bien, a cada persona que sienta
curiosidad por conocer sus raíces y el
origen de la cultura presente de su país.
3 Archives départementales des Alpes-de-Haute-Provence, fondos 4 J y 7 Fi.4 AGN, Dirección General de Gobierno, serie 2.00, caja 1, expediente 82.
*Historiadora de la Universidad de Toulouse, especializada en archivos por la Escuela Nacional de Chartres.
P o r t a l e s
165
CONSERVACIÓN PREVENTIVA PARA ARCHIVOS EN CLIMA TROPICAL
Lilia Patricia Sánchez Arellano*
L os archivos históricos tienen la
función de recopilar, organizar,
conservar y difundir la documentación
que resguardan, ya que ésta constituye
el patrimonio documental del munici-
pio, estado o nación al que pertenecen.
El reto de la conservación se magni-
fica cuando los archivos se localizan en
lugares con clima tropical, ya que de
estas condiciones climáticas surgen ne-
cesidades y problemas específicos que
no se presentan o se presentan en me-
nor grado en lugares con otro tipo de
clima. En la mayoría de los países de
Latinoamérica encontramos este tipo
de clima.
De estas condiciones y de la escasez
de recursos destinados a la conserva-
ción de materiales de archivo en la ma-
yoría de los países de Latinoamérica,
surgió por parte de la Presidenta de la
Asociación Latinoamericana de Archi-
vos, Virginia Chacón Arias, la inquietud
de elaborar un manual sobre Edificios
de archivos en clima tropical y bajos re-
cursos. Para llevar a cabo dicho propó-
sito, presentó un proyecto durante la
reunión del Comité Ejecutivo del Conse-
jo Internacional de Archivos, en Ottawa,
Canadá en el año 2001. Tal proyecto fue
aprobado por dicho comité, convirtién-
dose en su principal patrocinador.
Un grupo interdisciplinario de especialistas en el campo de los archivos, todos ellos
miembros de la Asociación Latinoamericana de Archivos (ALA) y coordinados por
Virginia Chacón Arias, reunió sus conocimientos en el libro Edificios de archivos en
clima tropical y bajos recursos que publicará el Archivo General de la Nación en una
segunda edición aumentada. La primera edición de esta obra, cuidada por Sara
González Hernández, actual Presidenta de ALA, fue presentada apenas hace unas
semanas en Puerto Rico.
166
En diciembre de 2001 se reunió en
las instalaciones del Archivo General de
la Nación de México, un grupo de ar-
chivistas, arquitectos y conservadores
iberoamericanos, para formar equipos
de trabajo y dar inicio a la elaboración
del manual.
Durante el año 2002 y parte del
2003, el grupo se dedicó al desarrollo
del manual, teniendo una segunda reu-
nión en Rio de Janeiro, Brasil, en el mes
de noviembre de 2002. Finalmente en
junio de 2003, el manual fue presenta-
do durante el III Seminario Internacio-
nal de Archivos de Tradición Ibérica
"Infraestructura y Conservación de Ar-
chivos en Clima Tropical" en San Juan
de Puerto Rico.
A continuación expongo las aporta-
ciones que en materia de conservación
hicimos, Ingrid Beck, Juan Ramón Ro-
mero, Berarda Salabarría y la que sus-
cribe, para ser tomadas en cuenta en la
elaboración del manual en lo referente
al Capítulo IV, titulado “Medidas de
Protección” y Anexo 3 titulado “Patolo-
gías que afectan el papel”.
CONSERVACIÓN PREVENTIVA
Para conservar adecuadamente la do-
cumentación, es necesario conocer los
factores de deterioro que ponen en
riesgo su permanencia en el tiempo. Di-
chos factores pueden ser intrínsecos
o extrínsecos.
Los factores intrínsecos son aque-
llos relacionados con los materiales
constitutivos y la técnica de manufac-
tura empleada para la producción del
papel y de las tintas. Un ejemplo de
este tipo son las pastas con altos con-
tenidos de madera, las cuales produ-
cen papeles que con el tiempo se
vuelven sumamente quebradizos; o la
acidez de algunas tintas que llega
a producir la perforación del papel so-
bre el que se encuentran. Es muy po-
co lo que se puede hacer contra este
tipo de factor, por ser inherentes a la
producción.
Por otro lado, los factores extrínse-
cos son aquellos relacionados con el
entorno en el que se encuentran los
documentos y con el hombre. La con-
servación preventiva actúa sobre estos
factores para reducir los riesgos po-
167
tenciales de deterioro y prolongar la
permanencia de la documentación.
A continuación se describen estos
últimos factores y algunas medidas que
se pueden tomar para contrarrestarlos.
1. FACTORES NATURALES
1.1 Luz
El principal deterioro causado por este
factor consiste en la oxidación (amari-
llamiento) del papel y en la decolora-
ción de las tintas y de los materiales de
recubrimiento de las encuadernaciones.
Estos deterioros son provocados por las
radiaciones ultravioleta presentes en la
luz natural y en las lámparas de luz
fluorescente, de mercurio y de sodio.
Adicionalmente, las radiaciones in-
frarrojas, presentes también en la luz
natural y en la luz emitida por los fo-
cos incandescentes, generan calor que
acelera ciertas reacciones químicas.
Medidas de conservación preventiva:
• Colocar la documentación dentro de
cajas o guardas de protección para
evitar la incidencia de la luz.
• Instalar cortinas, persianas y otros
sistemas para impedir la acción di-
recta de la luz.
• Colocar los estantes perpendiculares
a las ventanas, de forma tal que se
evite la incidencia directa de los ra-
yos sobre los materiales.
• Instalar un sistema de iluminación
sectorizada y controlada, que apa-
gue la fuente de luz artificial
después de un período predetermi-
nado, para reducir el tiempo de ex-
posición de los documentos a las
radiaciones.
• Evitar el uso de lámparas de mercu-
rio o vapor de sodio en el interior del
edificio, debido a su intensa emisión
de rayos ultravioletas.
• Revestir los vidrios y bombillos de las
lámparas fluorescentes con películas
bloqueadoras o reductoras de los ra-
yos ultravioletas. El límite patrón de
los rayos ultravioletas, para fines de
preservación es de 75 _w/l. Cual-
quier fuente de luz con emisiones
superiores tiene que ser filtrada.
• Los documentos en exhibición no de-
berán recibir una cantidad de luz
mayor a 50 luxes y ni ser expuestos
por períodos prolongados.
168
1.2 Temperatura y Humedad Relativa
del aire
La temperatura y la humedad relativa
son factores interrelacionados que
afectan directamente a los componen-
tes de los documentos. Según algunos
autores, la temperatura considerada
adecuada para la conservación de do-
cumentos en papel debe encontrarse
entre 15° y 20°C; mientras que la hu-
medad relativa entre 45% y 60%.
La combinación de calor y humedad
intensifica una gran diversidad de reac-
ciones de degradación y, a partir del
65%, se crea un ambiente favorable pa-
ra el desarrollo de microorganismos,
quienes pueden generar la desintegra-
ción de papeles, cueros, tintas, adhesi-
vos y materiales fotográficos.
Los materiales que componen los
documentos necesitan de una determi-
nada cantidad de agua en su estructu-
ra molecular y poseen propiedades de
pérdida o adquisición de agua. En am-
bientes muy húmedos estos materiales
tienden a absorber agua. Este exceso de
humedad se combina con contaminan-
tes atmosféricos, formando ácidos, que
por su parte promueven reacciones de
hidrólisis de la celulosa contenida en el
papel. Mientras que en ambientes con
humedad relativa inferior al 30% de
manera constante, promueven que el
papel se vuelva quebradizo.
Los cambios constantes en estos
parámetros generan daños mecánicos
en la estructura del papel.
Medidas de conservación preventiva:
• Realizar un monitoreo permanente
de la humedad relativa y la tempera-
tura presentes en los lugares donde
se resguarda la documentación, para
determinar si los niveles de estos son
adecuados.
• Revisar, continuamente, el edificio
para detectar la existencia de bolsas
de aire estancadas que favorecen la
proliferación de insectos y microor-
ganismos.
• Instalar un sistema de aireación y cli-
matización permanente en todo el
edificio, preferiblemente natural,
mediante ductos.
• Instalar sistemas de aireación y cli-
matización independientes para ca-
da área del edificio.
169
• Cuando no haya posibilidad de man-
tener un sistema de climatización
prendido sin interrupciones, es re-
comendable que se haga uso com-
binado de ventiladores y deshumi-
dificadores de aire.
• Construir cámaras de aireación que
ayuden a reducir el proceso de acli-
matación de los documentos, evi-
tando la condensación y el impacto
térmico.
• Las áreas de almacenamiento de do-
cumentos deben localizarse en los la-
dos del edificio que reciben menos sol.
• Los materiales empleados en la cons-
trucción deben ser absorbentes y
combinarse con recursos arquitectó-
nicos que promuevan la circulación
del aire.
• Es fundamental tener siempre en
mente los objetivos y encontrar las
soluciones, dentro de los medios dis-
ponibles.
• Para materiales especiales, fotogra-
fías, películas, discos, etc., se reco-
mienda siempre conservarlos en de-
pósitos con condiciones especiales
de preservación. promedios para ca-
da tipo de material.
1.3 Vegetación
Si bien los árboles y el recubrimiento de
los terrenos aledaños con pasto ate-
núan el efecto de la radiación solar so-
bre el edificio, éstos pueden propiciar la
aparición de insectos, mamíferos y aves
que causen daño a la documentación.
Las raíces profundas pueden dañar al
edificio.
Medidas de conservación preventiva:
• No sembrar árboles muy cerca del
edificio, estos deben ubicarse por lo
menos a cinco (5) metros de las pa-
redes y ventanas.
• Los jardines y pastos deben ubicarse
por lo menos a 45 cms de cualquier
edificio que albergue colecciones.
• Los árboles seleccionados no deben
ser de hojas grandes y tener raíces
poco profundas
• Los árboles seleccionados no deben
ser frutales
• Los árboles seleccionados no deben
ser grandes consumidores de agua
• Realizar inspecciones rutinarias a los
pastos y árboles para eliminar las zo-
nas que creen hábitat para la fauna.
170
• Realizar fumigaciones periódicas
• Establecer rutinas regulares de poda
de árboles y pastos.
1.4 Agentes biológicos
El deterioro de los materiales de archi-
vo por la acción de los agentes biológi-
cos está directamente relacionado con
la naturaleza de sus componentes y
con las condiciones ambientales a las
que están expuestos. Este fenómeno
adquiere una trascendental importan-
cia en países de clima tropical, ya que
prefieren lugares húmedos y cálidos
para habitar. Estos agentes pueden ser:
insectos, mamíferos, aves y microorga-
nismos.
1.4.1 Insectos, mamíferos y aves
Los insectos que pueden infestar las
colecciones de archivo son atraídos
por los aprestos, adhesivos y engrudos
presentes en el papel y en las encua-
dernaciones, los cuales son fácilmente
digeridos, aunque también atacan la
celulosa del papel y el cartón y las pro-
teínas que se encuentran en el perga-
mino y el cuero, provocando, desde pe-
queñas perforaciones hasta la pérdida
total de los documentos. Además, su
secreción corporal produce manchas.
Los insectos también son atraídos por
desperdicios de alimentos dejados por
los humanos y la comida almacenada
en oficinas y cocinas.
Los insectos pueden encontrar dife-
rentes puntos de entrada a las coleccio-
nes como ventanas y puertas inadecua-
damente selladas, o que por rutina se
dejan abiertas; grietas o rendijas en las
paredes o huecos alrededor de las tube-
rías. Las plantas cercanas a un edificio
proporcionan un excelente hábitat para
los insectos, que luego pueden migrar
hacia el interior a través de las diversas
aberturas. Los insectos también pueden
ser introducidos dentro de documentos
nuevos que ingresan a las colecciones.
Los mamíferos roedores son los res-
ponsables de la pérdida de un gran nú-
mero de colecciones importantes, ya
que roen el papel, cartón, cueros, pieles
y adhesivos de las encuadernaciones
para alimentarse o para construir sus
nidos. Sus productos metabólicos oca-
sionan daño químico sobre los materia-
171
les y pueden provocar incendios al roer
los cables de las instalaciones eléctri-
cas. La acumulación de alimentos y ba-
sura, así como la falta de limpieza en
los inmuebles favorecen la proliferación
de estos animales. La invasión de los
depósitos puede ser hecha por las puer-
tas, ventanas, revestimientos y pisos.
Otros mamíferos roedores, como el
conejo y el tejón, construyen túneles y
cavernas en los alrededores del edificio
causando daños a las tuberías, estruc-
tura y cimentación.
Las aves son especialmente fre-
cuentes en los climas tropicales. Se
pueden encontrar en los techos y en
construcciones antiguas, como en las
que se encuentran numerosos archivos
parroquiales, pues utilizan éstas áreas
para habitar. El excremento de estos
animales mancha el material y lo daña
químicamente, además de que crean el
hábitat propicio para la aparición de
microorganismos e insectos.
Medidas de conservación preventiva:
• Establecer una rutina de higiene
para todas las dependencias del
edificio
• Realizar inspecciones continuas so-
bre los estantes y documentos para
detectar la aparición de insectos
o situaciones que puedan permitir su
crecimiento.
• Ubicar la cafetería en un lugar con-
trolado del edificio, preferiblemente
en el exterior.
• Prohibir el consumo de alimentos
dentro de las diferentes áreas del
edificio, limitando su consumo a un
área restringida, preferiblemente
fuera del mismo.
• Aplicar periódicamente insecticidas
de tipo piretroide sobre pisos, zóca-
los y accesos de aguas negras, pero
nunca sobre documentos.
• Las edificaciones de archivo pueden
ser construidas sobre pilotes, para
facilitar las inspecciones, disminuir
el exceso de humedad y la posibili-
dad de infecciones.
• Paredes, zócalos, pisos y techos nece-
sitan de inspección periódica para
detectar eventuales infecciones.
• En caso de sospechar de la existen-
cia de bolsones subterráneos de ter-
mitas de suelo, sólo las empresas
especializadas pueden realizar exá-
172
menes precisos y tomar las acciones
de control.
• Además de la vigilancia, el combate
debe ser realizado a través de méto-
dos que usan atmósferas anoxias.
• Ventanas, puertas y respiraderos de-
ben mantenerse cerrados en la medi-
da de lo posible, o cubiertos con te-
las o mallas, para impedir el ingreso
de animales.
• Los edificios requieren también un
buen mantenimiento ya que las grie-
tas o hendiduras en la estructura
constituyen otro punto de entrada.
• Una vez detectada una infestación
por roedores se pueden colocar dife-
rentes tipos de trampas. Sin embar-
go, es preferible recurrir a una em-
presa especializada en el control de
dicha plaga.
• En el caso de edificios con patios in-
teriores, se recomienda colocar ma-
llas especiales para impedir la entra-
da de aves y otros animales
1.4.2 Microorganismos
Los microorganismos que causan dete-
rioro en los materiales de archivo son
las bacterias y los hongos. Estos excre-
tan enzimas que les permiten descom-
poner los materiales orgánicos en
pequeños productos que son nutrientes
apropiados para su metabolismo. Son
materiales atractivos la celulosa y el
apresto del papel, así como los almido-
nes, gomas, gelatinas y el cuero de las
encuadernaciones.
El resultado de la actividad de las
enzimas es la alteración y debilitamien-
to irreversible de los materiales. Asimis-
mo, producen sustancias que pueden
manchar el papel, la tela, el pergamino
o el cuero con colores como el rojo, vio-
leta, amarillo, café y negro, entre otros.
El factor preponderante en el creci-
miento de los microorganismos es la
presencia de humedad en el objeto so-
bre el cual están creciendo, pero princi-
palmente en el aire. Las especies de
hongos y bacterias que atacan más fre-
cuentemente los materiales de archivo,
se desarrollan y crecen cuando la hu-
medad relativa (HR) alcanza o sobrepa-
sa el 70% y ésta se mantiene por un
período prolongado, sin embargo, algu-
nas especies de hongos crecen cuando
la humedad relativa alcanza el 65%.
173
Medidas de conservación preventiva:
• Mantener la humedad relativa por
abajo del 65%.
• Ventilación y aireación intensas, bien
sean generadas por corrientes de ai-
re natural o mediante el empleo de
ventiladores mecánicos.
• En los lugares bajos y oscuros se de-
be aumentar la temperatura para
crear movimiento de aire.
• Cuando se detecte una infección se
debe aislar el material infectado
para evitar la contaminación del
material cercano a éste y recurrir
a personal especializado para su
fumigación.
1.5 Inundaciones
Las inundaciones generalmente se ori-
ginan de manera natural por lluvia to-
rrencial o por el desbordamiento del
mar, de un río o un canal, sin embargo,
también pueden ser originadas por el
agua utilizada para apagar un incendio,
por la ruptura de una tubería o por fil-
traciones. El daño puede ser especial-
mente drástico si los documentos se
encuentran almacenados en sótanos
o en otras áreas donde el agua pueda
acumularse y sea difícil de eliminar.
Las inundaciones originan un dete-
rioro de gran magnitud, especialmente
cuando los documentos no pueden ser
secados rápidamente y sobre todo
cuando la atmósfera es cálida.
En los climas tropicales el creci-
miento de hongos en las áreas afectadas
por la inundación, aparece aproximada-
mente, en 48 horas. Según los tipos de
papel y de tinta utilizados puede ocurrir
que las hojas se empiecen a adherir y
que las tintas se corran hasta volverse
ilegibles. Cuando comienzan a secarse
se deforman y dan lugar a una masa
compacta que, en la mayoría de los ca-
sos, resulta prácticamente imposible de
salvar.
Medidas de conservación preventiva:
• Ubicar los edificios en terrenos más
elevados
• Evitar terrenos localizados al final de
una ladera
• El edificio debe incorporar elementos
especiales, obedeciendo las normas
de protección y resistencia a inunda-
ciones
174
• Instalar anclajes de la construcción
a sus fundaciones y protección con-
tra el desmoronamiento y el movi-
miento lateral
• Utilizar recursos adicionales de dre-
naje del terreno
• Evitar el almacenamiento de colec-
ciones en áreas subterráneas
• Construir canales e instalar válvulas
para impedir el reflujo de las aguas
pluviales o del sistema de aguas
negras
• Construir pisos y paredes con mate-
riales de fácil limpieza
• Tender las conexiones eléctricas con
interrupción de circuito.
1.6 Movimientos telúricos
Los terremotos, movimientos de la tie-
rra en tres ejes perpendiculares de ma-
nera simultánea, provocan frecuente-
mente la destrucción total tanto de las
edificaciones como de lo que ellas con-
tienen. Los daños que puede producir
este fenómeno natural son de tipo me-
cánico. Durante los terremotos las es-
tructuras entran en colapso, debido a
cuatro causas principales: el estremeci-
miento, la ruptura y abertura de las
grietas en el suelo y paredes, los desni-
veles creados entre las áreas afectadas
por las grietas y la licuefacción, cuando
los suelos se transforman en un estado
semilicuefacto. El retorcimiento de la
estructura acarrea daños en las instala-
ciones, pudiendo ocurrir cortocircuitos
y rupturas en las tuberías hidráulicas,
de aguas limpias y residuales.
Un temblor de magnitud 4.0 y 5.0
(escala de Richter), no suele causar da-
ños importantes, pero a partir de 5.1 el
edificio y sus ocupantes pasan a correr
riesgos. Un terremoto de una magnitud
de 7.0 puede llegar a destruir edificios.
Fatalmente estarán asociados con estos
episodios, la generación de incendios e
inundaciones.
Medidas de conservación preventiva:
• En lugares propensos a estos desas-
tres, los edificios de archivos deben
poseer características antisísmicas, y
el mobiliario utilizado ser el adecua-
do para minimizar o reducir al máxi-
mo las posibilidades de deterioro de
los documentos que atesoran.
175
• Los sistemas de protección contra te-
rremotos de los edificios incluyen
recursos para inclinaciones laterales,
con columnas de anclaje para sopor-
tar las cargas laterales y de alza-
mientos y de amarras en los tirantes
sobre las unidades, para inclinar y
estabilizar la instalación.
• Los estantes, elementos más suscep-
tibles a caer o inclinarse por causa
de los movimientos de la tierra, de-
ben empotrarse a las paredes para
evitar golpes continuos, caídas o in-
clinaciones no deseadas.
• Las instalaciones eléctricas y de ilu-
minación también se pueden ver
afectadas y deben ser fijadas e incli-
nadas en forma apropiada en los
techos, dotadas de soportes secun-
darios independientes fijados a sus
respectivos nichos en las estructuras
de la construcción.
• Las tuberías hidráulicas y sanitarias
igualmente pueden quebrarse a cau-
sa de los desplazamientos y ocasio-
nar inundaciones, por lo que debe
procurarse que éstas se localicen en
zonas apartadas de las áreas de al-
macenaje.
1.7 Huracanes y tormentas
Los huracanes se forman a partir de
simples remolinos en los mares tropica-
les, que una vez formados van crecien-
do y llegan a cubrir áreas hasta de mil
kilómetros de diámetro, girando a gran-
des velocidades. Al llegar a las costas
provocan oleajes imponentes y devas-
tan todo lo que encuentran a su paso.
Este tipo de fenómeno, además de
causar daños físicos a los edificios, pro-
voca inundaciones, cuyas consecuen-
cias ya fueron descritas.
Medidas de conservación preventiva:
• Construcción de edificios con mate-
riales dotados de fuerza suficiente
para resistir la tensión ocasionada
por lo fuertes vientos.
• Instalación de equipos de climatiza-
ción en el suelo, sobre el piso y no en
el techo.
• Los techos deben utilizar materiales
resistentes a las tensiones ocasiona-
das por los vientos, es recomendable
no utilizar vigas de madera.
• Limitar el número y tamaño de las
ventanas.
176
• Los techos deben contar con buenos
planos de drenaje e inclinación,
• Instalar sistemas de protección con-
tra relámpagos.
• Instalar sistemas de detección y ex-
tinción de incendios.
• Conexiones eléctricas, sanitarias e
hidráulicas apropiadas .
• Contar con elementos de protección
que se coloquen en puertas y venta-
nas durante este tipo fenómenos na-
turales.
2. FACTORES CAUSADOS POR EL
HOMBRE
El hombre puede causar daños de ma-
nera directa o indirecta, consciente
o inconsciente, a los edificios, a la do-
cumentación y a los propios usuarios.
2.1 Contaminación
Existen contaminantes que provienen
del exterior, producidos principalmente
por las diferentes industrias y por los
automóviles, como el dióxido de azufre,
el ozono y el dióxido de nitrógeno, aun-
que también se generan de manera na-
tural como el cloruro de sodio presente
en el aire de las regiones costeras. La
mayoría de estos contaminantes, al en-
trar en contacto con elevados niveles
de humedad forman ácidos nocivos pa-
ra los materiales de los documentos.
Por otro lado el polvo que es tras-
portado por el aire contiene numerosas
partículas de sustancias químicas cris-
talinas y amorfas, como tierra, arena,
tizne y esporas de microorganismos,
además de residuos ácidos y grasos
provenientes de la combustión en ge-
neral y de las actividades industriales.
Al entrar en contacto con elevados ni-
veles de humedad, además de formar
ácidos, se propicia que las esporas que
contiene se desarrollen.
En el interior de un edificio de ar-
chivo o biblioteca funcionan diversos
servicios, los cuales emplean máquinas
y agentes químicos que liberan gases y
vapores nocivos para la salud de las
personas y para la preservación del
acervo.
Otros contaminantes pueden prove-
nir de la volatilización de solventes de
pinturas y productos de limpieza que
contengan derivados del petróleo.
177
En las microfilmaciones, por el pro-
ceso de azoico, se libera el gas de amo-
nio. El laboratorio fotográfico, a su vez,
usa químicos, incluso sustancias sulfu-
rosas en el desarrollo de la fijación. Las
copiadoras electrostáticas también vo-
latilizan solventes y liberan una canti-
dad considerable de vapores de ozono.
En la preocupación por los acaba-
dos internos y el mobiliario, incluyendo
aspectos diversos como la calidad
acústica, durabilidad, estabilidad de las
condiciones climáticas y estéticas, el
arquitecto necesita estar atento a la li-
beración de contaminantes que provie-
nen de productos de uso común como
barnices, maderas, adhesivos, alfom-
bras, entre otros. Muchos de los pro-
ductos químicos que afectan a las
personas son también dañinos para los
documentos. Uno de los contaminantes
más peligrosos es el formaldehído.
En presencia de humedad, incluso
en niveles muy bajos de humedad rela-
tiva, el formaldehído formará el ácido
fórmico. Estudios demuestran que las
emisiones aumentan en con la presen-
cia de humedad elevada y temperaturas
altas.
Los estantes metálicos son general-
mente protegidos por un revestimiento
de esmalte cocido. Si este esmalte no
fuese completamente curado, también
emitirá altos niveles de formaldehído.
Medidas de conservación preventiva:
• El polvo puede ser reducido en el in-
terior de los depósitos por el control
del cierre de las ventanas, por recur-
sos de clausura y además por el uso
de filtros y cortinas.
• Realizar un plan de limpieza semanal
y metódico en seco para eliminar el
polvo en los documentos y las unida-
des de conservación.
• Realizar una limpieza semestral in-
tensiva, utilizando aspiradoras.
• Evitar los materiales que son fuentes
de formaldehídos en ambientes inter-
nos, como alfombras, aglomerados,
compensados de madera, laminados,
fibra de vidrio, tintas y plásticos.
• La ventilación y el uso de absorben-
tes, como yeso, carbón activado
o carbonato de calcio, puede reducir
el contenido de formaldehído a la
mitad, pero no constituyen un siste-
ma de remoción permanente.
178
• Utilizar poliuretano o poliéster, en los
revestimientos, ofrece buenos resul-
tados para controlar el formaldehído.
Sin embargo, se recomienda el uso
de los poliuretanos anti-humedad, es
decir, cuya polimerización ocurre en
contacto con la humedad atmosféri-
ca, formando acabados bastante re-
sistentes.
• Utilizar resinas batí humedad, tipo
látex, en el interior de los archivos.
Estas resinas generan menos subpro-
ductos corrosivos y provocan menos
exhalaciones.
2.2 Conflictos armados
Son situaciones que generalmente oca-
sionan grandes destrozos a los edificios
y víctimas humanas, sin que las colec-
ciones sean ajenas a resultar afectadas
aunque no sean el blanco directo de
ellos.
Medidas de Conservación preventiva:
• Evitar la localización de los archivos
en zonas de batallones militares
o áreas que puedan eventualmente
considerarse blancos de guerra.
• La construcción de los edificios debe
contemplar protección estructural
extra, al menos para las áreas y te-
chos que sirven como depósitos do-
cumentales.
• Cuando se inicie el conflicto, debe
procederse inmediatamente con el
reforzamiento de la seguridad exte-
rior del edificio, mediante la coloca-
ción de barras de acero o hierro en
las ventanas, sacos de arena, etc. y
trasladar la documentación valiosa a
la sección más segura del edificio.
• Incrementar la capacidad propia de
prevenir y combatir incendios o con-
flagraciones originadas por las ac-
ciones de guerra.
• Equipar al edificio de plantas de ge-
neración eléctrica y tanques de agua
adicionales.
• Proteger las ventanas y claraboyas
mediante la colocación de telas
o mallas.
2.3 Robo o vandalismo
Estas acciones son difíciles de prever y
su ocurrencia será frecuente e inheren-
te con la naturaleza humana y están
179
encaminadas a la desaparición total
o parcial del acervo.
Medidas de conservación preventiva:
• Dotar las instalaciones del edificio,
accesos, depósitos y talleres con vi-
gilancia permanente, bien sea con
personal especializado o mediante
sistemas electrónicos.
• El ingreso a todas las áreas debe ser
controlado y si es el caso restringido
a horarios convenientemente esta-
blecidos.
• Mantener permanentemente instrui-
do a todo el personal para que con-
tribuya con la vigilancia y alerte de
inmediato sobre la ocurrencia de si-
tuaciones de robo o vandalismo.
• Separar las áreas de consulta de las
de resguardo de la documentación.
• Revisar las pertenencias de los usua-
rios y los trabajadores al entrar y sa-
lir del inmueble.
• Prohibir la introducción de efectos
personales a las áreas de consulta,
tales como bolsas, mochilas, porta-
folios, carpetas, entre otros.
2.4 Incendio
Los incendios son una de las amenazas
más peligrosas para los fondos y colec-
ciones de los archivos. Debido a las ca-
racterísticas de los soportes celulósicos
que los componen, una vez quemados
son irrecuperables. En los documentos
que no sean destruidos, el fuego provo-
cará chamusquina, cubrimiento por
hollín, friabilidad, olor a humo, etc. El
fuego ha sido durante siglos el enemigo
secular y el gran azote de los archivos,
así como del resto de las instituciones
construidas y constituidas por abun-
dantes elementos combustibles.
Como ya se mencionó en el aparta-
do de inundaciones, el agua utilizada
para sofocar los incendios también
constituye un factor de deterioro.
Generalmente los incendios se oca-
sionan por descuido, falta de vigilancia
y de mantenimiento, aunque también
pueden ser provocados por la acción de
rayos y relámpagos.
Si el edificio es estructuralmente
sano, es probable que el calor y las lla-
mas consuman todos los combustibles
restantes y luego se extingan. Sin em-
180
bargo, si las estructuras no ofrecen
adecuada resistencia al fuego y los
materiales de construcción son com-
bustibles, el fuego puede extenderse a
espacios vecinos y reiniciar todo el pro-
ceso hasta llegar incluso a destruir la
totalidad del edificio y su contenido.
Medidas de conservación preventiva:
• Evitar la acumulación de desechos
de construcción, mobiliario, com-
bustibles, maderas, pinturas y mate-
riales de algodón.
• Mantener las áreas circundantes de
los edificios y depósitos libres de de-
sechos
• Utilizar en la construcción elemen-
tos ignífugos.
• Construir muros y accesos cortafue-
gos.
• Amoblar el lugar con mobiliario me-
tálico, tratado con antioxidantes.
• Dotar de instalaciones eléctricas, sa-
nitarias e hidráulicas que sean las
más adecuadas técnicamente, utili-
zando materiales que garanticen
larga duración.
• Instalar sistemas de detección y ex-
tinción.
• Preparar y divulgar un plan de eva-
cuación del edificio.
• Crear brigadas voluntarias contra in-
cendio dentro del personal.
• Disponer de elementos de protección
para combatir el fuego.
Aunado a estos factores humanos
se encuentra también el mal manejo y
el almacenamiento inadecuado de la
documentación, factores muy comunes
en los archivos y que causan graves de-
terioros, sobre todo de tipo mecánico
como roturas, deformaciones, despren-
dimientos, arrugas, entre otros.
Como se puede observar en las me-
didas de conservación preventiva, para
la mayoría de los puntos, los elementos
constructivos y los diferentes tipos de
instalación del edificio de archivo, jue-
gan un papel muy importante en la pro-
longación de la permanencia de la do-
cumentación, siendo este el tema cen-
tral del manual.
Al conocer los factores de deterioro
que afectan nuestras colecciones pode-
mos tomar las medidas necesarias para
reducirlos o eliminarlos, disminuyendo
así los gastos derivados de la interven-
181
ción de restauración de la documenta-
ción deteriorada, los cuales pueden ser
mayores que la inversión en medidas de
conservación preventiva.
*Jefa del Departamento de Conservación y Restauración del Archivo General de la Nación.
C a l e i d o s c o p i o
183
E x p o s i c i o n e s
AgostoBitácora de viaje
fotografías de Luis y Leopoldo Zamora Plowes
Septiembre
Colección de documentos de archivos
internacionalesen el AGN
�
Documentos de Independencia�
Fotoseptiembre
“Mujeres y niños primero”de Jorge Salgado
Octubre Noticias para el Rey de la Nueva España
del 29 de agosto al 26 de septiembre
184
AgostoConstituciones
SeptiembreMisal de José María Morelos y Sentimientos de la Nación
OctubreCartas de Hernán Cortés
J o y a d e l m e s :
185
Del 20 al 25 de octubre se llevará a cabo
la XXXVII Conferencia Internacional de la Mesa Redonda de Archivos
(Conferènce Internationale de la Table Ronde des Archives)
en Cape Town, Sudáfrica.
El tema a tratar será Archivos y Derechos Humanos y tendrá como
objetivo reflexionar sobre las fuentes que documentan las violaciones a
los derechos humanos, los problemas específicos que dichas fuentes traen
respecto a su preservación y acceso, factores en juego y sus posibles y
variados usos: judiciales, políticos o relacionados con la preservación de
la memoria documental.
C o n f e r e n c i a
El Archivo General de la Nación forma parte del Comité de
Normas de Descripción que llevará a cabo su séptima reunión
Plenaria del 27 al 30 de octubre de 2003 en la sede de los Ar-
chivos Nacionales de Australia ubicados en la ciudad de Can-
berra. En el marco de esta reunión, se revisarán y pondrán al
día las últimas versiones de la Norma Internacional de Des-
cripción Archivística (International Standard Archival Des-
cription) y la norma Internacional sobre los encabezamientos
autorizados archivísticos relativos a entidades, personas y fa-
milias (International Standard Archival Authority Record for
Corporate Bodies, Persons and Families (ISAAR (CPF).
R e u n i o n e s
186
Reunión Anual de Archivos, con el tema
“Transparencia y acceso a la información”
del 24 al 26 de septiembre en
Aguascalientes, Aguascalientes.
“Por los archivos del Sur”
Reunión de Archivos del Sur y Suroeste
de México, Guatemala y Belice
13 y 14 de Noviembre en Cancún, Quintana Roo.
Informes en:
agn@segob.gob.mx
R e u n i o n e s
187
P u b l i c a c i o n e s
189
MÉXICO A TRAVÉS DE LOS MAYO
de Verónica Rivera Suárez y Raúl Godínez
RIVERA SUÁREZ, Verónica, y Raúl Godínez,México a través de los Mayo, Secretaría deGobernación, Archivo General de la Nación,FONCA, México, 2002.
Los frentes de batalla, el franquismo arrasan-te, los campos de concentración en Francia, elviaje a Veracruz, la integración al México deCárdenas y la transformación de los diariosmexicanos, formaron parte de la propuestagráfica de los Hermanos Mayo.
Con prólogo de Elena Poniatowska, Verónica Rivera y Raúl Godínez, in-vestigadores egresados de la UNAM, presentan esta obra coeditada porel Archivo General de la Nación y el Fondo Nacional para la Cultura y lasArtes, que difunde y presenta por primera vez este merecido homenaje alos fotorreporteros españoles que trajo la Guerra Civil Española.
EL CRISTIANISMO EN EL ESPEJO INDÍGENA
Gerardo Lara Cisneros
LARA CISNEROS, Gerardo, El cristianismo en elespejo indígena. Religiosidad en el occi-dente de Sierra Gorda, siglo XVIII, ArchivoGeneral de la Nación, México, 2003.
La aspereza y fragosidad de la Sierra Gordafue el ámbito ideal para que la raigambrecultural otopame edificara una zona demarginalidad y de frontera cultural en elcentro-norte del territorio novohispano. Laidentidad indígena de Xichú de Indios y SanLuis de la Paz fue una reconstrucción sin-
crética resultado de un complejo proceso de aculturación en el que ele-mentos mesoamericanos, aridoamericanos, africanos y europeos se en-
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trelazaron como un reflejo del mundo occidental en un espejo de obsi-diana. Los cambios que la época borbónica produjeron en zonas margi-nales de la Nueva España, abrieron ventanas a través de las que podemosvislumbrar el mundo pletórico de sincretismos y resignificaciones de lareligión opotamiana del siglo XVIII. Este libro rastrea el proceso de cons-trucción de esa religiosidad y se adentra en los intrincados caminos através de los que los hombres-dioses de la Sierra Gorda dieciochesca seerigieron en el vehículo idóneo para la reconstrucción de las identidadesnativas, luego de la disminución y recomposición de sus espacios —físi-cos y culturales— a manos de los españoles.
PROCESOS DE INDIOS, IDÓLATRAS Y HECHICEROS yLIBROS Y LIBREROS DEL SIGLO XVI
de Luis González Obregón
A don Luis González Obregón se le debehaber erigido un puente entre el Méxicocolonial y el premoderno de la indepen-dencia del XIX reciente para él, sin el cualpudimos habernos quedado huérfanos dememoria. Ninguna pluma como la suya —hasta que apareció don Artemio de Va-lle-Arizpe— hizo tan familiar y casi ciertoun pasado que aún atemoriza o enorgullece a muchos mexicanos.
Entre muchos de sus documentos, el Archivo General de la Naciónresguarda ejemplares de ediciones príncipes de obras que no sepuede permitir que desaparezcan del mapa historiográfico, de mo-
GONZÁLEZ OBREGÓN, Luis, Procesos de indios,idólatras y hechiceros y Libreros del siglo XVI,Archivo General de la Nación, México,2003.
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do que se han publicado dos títulos muy va-liosos en edición facsimilar: Procesos de in-dios idólatras y hechiceros y Libros y librerosen el siglo XVI, registros que reunió perso-nalmente. El primero, no es difícil de inferir,se basa en actas de los juicios que seguía laInquisición contra quienes eran señaladosde practicar artes paganas y de conservar elculto a deidades precolombinas, mientrasque en el segundo, González Obregón nospresenta una serie de casos que merecieronjuicio por parte del Santo Oficio contraquienes leían cosas non sanctas en los añospostreros a la Conquista.
E c o s
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OCTAVIO PAZ, MECANÓGRAFO DEL AGN
A primera vista, los años 1935 y 1936
no fueron muy agitados en su vida. Ha-
bía quedado atrás la fiebre juvenil que,
en procura de justicia, lo llevó al campo
yucateco para alfabetizar campesinos.
De vuelta en la capital, truncos en defi-
nitiva sus estudios de Derecho, se em-
pleó en la Secretaría de Gobernación,
comisionado en el Archivo General de la
Nación como mecanógrafo; pasó así de
un punto geográfico en el que palpó los
resultados de la todavía fresca revolu-
ción, a un ámbito donde se rodeó de los
testimonios de una historia más vasta.
De su paso mismo por el AGN, en una ca-
ja de la Galería 7, existe un expediente
donde constan algunos sucesos munda-
nos que lo afectaron en ese momento:
una o dos enfermedades, uno o dos
retrasos, la asistencia que prestaba a su
madre, la traición de su apéndice, su re-
muneración... No es atrevido suponer
que, sin saberlo, se preparaba para los
cambios y situaciones que le aguarda-
ban en los años venideros, de formación
y maduración definitivas, como el tur-
bulento y definitorio viaje a la España
en guerra que estaba por emprender.
Escudriñar en el pasado para hacer del recuerdo un homenaje perenne, es la inten-
ción de este memorial que hoy inicia con una de las personalidades más luminosas
del fenecido siglo XX. Porque lo cotidiano se acumula al bagaje de los grandes
hechos, el transcurrir del joven Octavio Paz nos dice de los abrojos previos a su inci-
dencia en la historia misma de nuestro país y en la literatura del mundo.
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El Boletín del Archivo General de la Nación, núm.1,6a época, se terminó de imprimir en
julio de 2003 en Talleres Gráficos de México.Se tiraron 1000 ejemplares.