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Autor: Ballivian, Julio
Año: 2007. Ponencia Presentada al “Primer Seminario de Caminos Precolombinos de Bolivia” Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas – UMSA. La Paz
Título: “Senderos y Caminos: Arqueología del Paisaje en la Cuenca alta del río Pilcomayo“
Libro: Publicación Digital Saberes Bolivianos 2011
www.saberesbolivianos.com
Senderos y Caminos: Arqueología del Paisaje en laCuenca alta del río Pilcomayo1
Julio Alejandro Ballivián Torrez2
Resumen
El presente artículo revisa la noción de sitio en la arqueología regional para luego
proponer un enfoque de Paisaje como un útil marco de interpretación de la
información espacial de la cual los caminos y senderos forman parte. Con este
propósito presentamos la descripción de un antiguo sendero que es usado aún en
la actualidad en la comunidad de Turqui en el departamento de Potosí y que
desciende hasta la ribera del río Pilcomayo constituyéndose en una obra de
ingeniería precolombina de gran complejidad que forma parte de una extensa red
de circuitos viales.
La Noción de Sitio y la Arqueología de Paisaje
Por mucho tiempo la arqueología de sitios ha hecho de los hallazgos
arqueológicos aislados (no sitios) y de los caminos, temas de investigación
marginales o secundarios a la teoría de patrones de asentamiento. La arqueología
procesual considera al espacio como una variable independiente en el análisis
contextual y toma al entorno en términos económicos o geopolíticos, en ambos
casos siempre como contexto del sitio o asentamiento arqueológico.3 El sitio como
la unidad de análisis más relevante de la arqueología procesual existe solo en
tanto manifestación material o física de la actividad humana contenida en vasijas,
vestimentas, herramientas, casas u otro tipo de arquitectura.4 Las vías de
comunicación, los sistemas agrícolas, los sistemas hidráulicos (acueductos,
canales y otros sistemas de distribución de agua e irrigación), poblaciones de
plantas tales como bosques o estepas (áreas de pastizales, caza y recolección de
alimentos y materias primas) y la hidrología del paisaje, se utilizan como referencia
1 Ponencia Presentada al “Primer Seminario de Caminos Precolombinos de Bolivia” Instituto de
Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas – UMSA. La Paz: Octubre 2007. 2 Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas -Universidad Mayor de San Andrés -
alejandro_ballivian@hotmail.com Telf. (591) 2-731445 3 Thomas et al, 1997; Renfrew y Bahn 1998; Parsons 1990; Kintigh 1990; Plog 1990; Plog y Wait,
1978, Binford 1962; Orton y Hodder 1978; Dunnell 19924 Renfrew y Bahn 1998.
del contexto en el cual se halla el sitio y no como unidades significativas de
análisis e interpretación de la vida social o cultural.
Dentro los argumentos teóricos de esta arqueología una de las
características más importantes del sitio arqueológico es su tamaño y distribución
lo cual ha dado paso a diversos análisis cuantitativos del espacio como ser Rango-
tamaño, Análisis del Vecino más Cercano, Análisis de Captación de Recursos y
Análisis de Lugar Central.5 Esta noción teórica del sitio arqueológico deja de lado
la complejidad y la amplitud de la manifestación humana en el entorno del cual
formamos parte, el valor de la acción humana para la modificación del
medioambiente y la construcción del paisaje, y olvida la complicada estructura del
registro arqueológico en la superficie terrestre.
La escala en la cual la acción humana es capaz de intervenir y transformar
el espacio geográfico es uno de los temas de mayor interés en la Arqueología del
Paisaje.6 La capacidad de intervenir en el medio ambiente y transformar los
sistemas ecológicos a través del tiempo son temas de interés de la Ecología
Histórica y la Historia Ambiental.7 Asimismo, la capacidad de integrarnos y
desarrollarnos en las distintas latitudes geográficas del planeta es de interés de la
Geografía Cultural, Geografía Histórica, Geografía Humana y la Geografía de
Paisaje.8
Sintetizando, los enfoques de paisaje estudian las relaciones entre la gente
y la litosfera, la hidrosfera, la atmósfera y la biosfera a pequeña y gran escala
tanto en el pasado remoto, como en el presente aplicando distintas metodologías
para observar y describir dichas relaciones. En la arqueología, las acciones
humanas desarrolladas en nuestro entorno expresan un valor representado en un
espacio modificado físicamente y cuya importancia histórica descansa en su
dimensión simbólica y social que la arqueología de paisaje propone estudiar.
5 Shennan 1988; Parsons 1990; Kintigh 1990; Plog 1990; Plog y Wait 1978; Binford 1962; Hodder y
Orton 1976. 6 Erickson 1992, 1999, 2005, 2006; Crumley 1987 y 2003
7 Marquardt y Crumley 1987; Crumley 1992; Balée 1998 y 2006; Erickson y Balée 2006; Criado
Boado 1997; Worster 1989, 1993 y 2001; Meléndez 2002; Buxó 2006; Meyer 1996; Cronon 19968 Luis 1980, Casas 1964; Guerra Velasco 2001; Denevan 1996, 2001; Sauer 1940
La arqueología de paisaje presenta una síntesis espacio-temporal de las
relaciones sociales, culturales e históricas ejecutadas en una región por uno o
varios grupos humanos. Los paisajes son muestras de una historia particular y
contingente acumulada en el tiempo que nos enseña la dinámica y el ritmo en el
cual los pueblos interaccionaban con el ambiente en sus formas sociales y
políticas particulares. El paisaje es un sistema no una escala. Se encuentra
incorporado mediante distintos mecanismos en el imaginario social a partir de la
economía política de cada grupo: sedentarismo, nomadismo, cazadores,
recolectores, pescadores, agricultores de montaña, selva, desierto o de la costa.
El paisaje refleja dichas elecciones y decisiones humanas a través de una serie de
rasgos antrópicos a veces visibles y otras veces ocultos en la composición del
paisaje vegetal, los suelos, la microtopografía y la hidráulica de una cuenca.
Caminos y Senderos en el Paisaje
Senderos y caminos son componentes sociales por excelencia del paisaje.
En el mundo prehispánico como en el presente las vías de comunicación cumplen
el rol de integrar ‘lugares, personas y cosas’ poniendo en marcha la dinámica
social y cultural en el espacio geográfico.
Sin pretender hacer una tipología de los sistemas viales proponemos una
clasificación básica de estos sistemas en: caminos y senderos. Un sendero en
general es una vía arquitectónicamente menos elaborada que un camino, pero a la
vez se trata de un sistema de uso más extendido (cotidiano). Los senderos se
dirigen a todas partes, a veces se unen a otras vías pero siempre, sin excepción
conducen hacia “lugares” (pueblos, ríos, campos agrícolas, etc.). Los senderos
son producto de las actividades y necesidades diarias que refuerzan la idea de
que el espacio esta totalmente ocupado y lleno de significados (Crumley 1994).
Físicamente, es una vía angosta sin ‘tratamiento en superficie’ (empedrado, grava,
etc.), libre de vegetación, a veces lo sostiene una plataforma cuando avanza sobre
ladera de montaña y en general su huella es más profunda en cuanto más antiguo
es. Su estructura esta interpelada por la topografía del paisaje. (Fotografía 1).
Fotografía 1 Sendero sobre cresta orogénica con típica ausencia de vegetación.
Un camino en cambio, se expresa físicamente como una vía amplia a veces
de hasta 12m de ancho, plataforma artificial, canales de drenaje pluvial, muros de
protección al caminante, muros de contención erosiva, puentes y tratamiento de
superficie tales como empedrado, losetas o ripiado. Un camino sugiere la
presencia de un orden administrativo regional que utiliza sistemáticamente
ingeniería y recursos humanos para la construcción de este tipo de obras de
carácter público. Sin duda la construcción de caminos esta asociado a la
necesidad de comunicar grandes regiones, movilizar a un gran número de
personas y productos, para necesidades comunitarias o supracomunitarias.
(Fotografía 2).
Fotografía 2. El camino Real Inca o Capac Ñan en la Zona Intersalar.
(Foto: Daniel Gutiérrez, IIAA)
En muchos casos ambos tipos de tecnología vial se fusionan y no es fácil
sostener que una vía es solo un sendero o solo un camino ya que sus funciones
se entrelazan (como en la fotografía 2). Este es el caso del sendero Sotoqawichay
que comunica la estancia Torora y Salinas de Yocalla con el pueblo de Turqui en
el departamento de Potosí en la cuenca alta del río Pilcomayo.
La Cuenca Alta del Río Pilcomayo
La cuenca alta del río Pilcomayo forma parte de la hidroecoregión de la
Cordillera Oriental. El Río Pilcomayo tiene sus nacientes al este de la cordillera de
Los Frailes. La región de estudio dentro de la cuenca alta del río Pilcomayo integra
las comunidades de Lagunillas en la provincia Avaroa al sur del departamento de
Oruro y la comunidad de Yocalla en la provincia Tomás Frías a 40 Km. de la
ciudad de Potosí.
La cuenca alta del Pilcomayo se caracteriza por una fuerte pendiente que a
lo largo de 55 Km. aéreos desciende desde los 4.300 m.s.n.m. hasta los 3.200
m.s.n.m. trasladando a su paso gran cantidad de sedimentos y nutrientes que en
la cuenca baja del río, en la llanura chaqueña, son aprovechados para la
agricultura.
En el municipio de Yocalla el Río Pilcomayo se halla a 3.200 m.s.n.m. con
una profundidad de 350 metros promedio hasta la meseta altiplánica. En este
sector de la cuenca visitamos algunas comunidades como Yocalla, Luqueta,
Turquí, y Salinas de Yocalla. Arqueológicamente, identificamos decenas de
hectáreas de terrazas y plataformas agrícolas excavadas en las crestas
orogénicas y laderas de las montañas adyacentes a la cuenca del río que fueron y
que todavía son utilizadas para la agricultura. Próximo a la localidad de Salinas de
Yocalla, existen amplias plataformas de cultivo con líneas de forestación de
especies como álamos, eucaliptos, encinares y sauces, todas para uso humano. A
su vez, se observaron matorrales y pastos de formación xerofítica de crecimiento
secundario y marginal al área de cultivo cubriendo un área de 3 hectáreas que
bordean la llanura de inundación del río propiciando buenas condiciones edáficas
e hídricas para la agroecología. La revuelta topografía al interior del valle de la
cuenca produce una fuerte variación climática y la aparición de microclimas que
hace posible la producción de algunos cultivos de zonas calientes en zonas altas y
por lo tanto la expansión de la frontera agrícola de cultivos como el maíz y algunos
árboles frutales (p. ej. Durazno). (Fotografías 3 y 4). Esta transformación y
adecuación de las capacidades vegetales y edáficas de una región es conocido
como la leñalización, frutalización, pastoralización, etc., del paisaje.9
9 Guerra Velasco 2001.
Fotografía 3. Foto Satelital. Salinas de Yocalla y Estancia Torora a 3.500 y
3.200 m.s.n.m. respectivamente.
Fotografía 4. Estancia Torora. Manejo vegetal de la cuenca con la construcción
de plataformas escalonadas en la ribera del río.
Normalmente el grado de alcalinidad y el alto porcentaje de minerales en la
cuenca alta del Río Pilcomayo, hacen de las terrazas aluviales y las plataformas
en la llanura de inundación tierras óptimas para la agricultura (Navarro y
Maldonado 2005).
Las áreas de asentamiento precolombino se hallan en la meseta altiplánica,
en las quebradas o “rinconadas” y en el fondo del río. La forma de acceder a las
terrazas de cultivo de la llanura de inundación se basa en la construcción de
caminos o senderos que comuniquen estas dos unidades ecológicas que
ejemplifican a su vez, la economía vertical de los ríos de montaña.
Sendero Sotoqawichay: Turqui – Río Pilcomayo
Descubriendo algunos rasgos en el paisaje nos encontramos con el
sendero Sotoqawichay que traducido del quechua al castellano significa ‘subida
angosta’. El sendero comienza en el pueblo y asentamiento precolombino de
Turqui, comunidad en la cual se hallaron terrazas agrícolas de tipo Andén o
Banco; y de tipo corral para crianza de animales y cultivo. Estas plataformas
fueron construidas en la ladera noroeste de Turqui alternadas en asenso sobre el
plano inclinado contenidas por muros dobles de hasta 80cm de grosor y una altura
media de 1.5 metros. En el interior de las terrazas se pueden apreciar suelos
transformados por estas actividades (suelos orgánicos o negros), vías de
comunicación entre terrazas; canales de irrigación y acueductos de distribución de
aguas para rebalse fluvial.
En asociación con estos rasgos se identificó cerámica prehispánica y restos
de fogones y basurales cerca de la actual escuela del pueblo. En el extremo
suroeste de este asentamiento se puede observar varios senderos que se dirigen
con distinto rumbo. El sendero Sotoqawichay se dirige hacia el noreste en una
inclinada pendiente hacia la meseta que bordea el cañón del Pilcomayo en su lado
oeste.
Sotoqawichay fue construido para alcanzar las plataformas de cultivo que
se hallan a casi 400 metros más abajo, en el fondo del río (Fotografías 3 y 4), así
como también para alcanzar el monumental complejo agrícola construido en la
ribera noreste del Río Pilcomayo. Desde aquí también se accede al asentamiento
precolombino 5km más al norte en la base del río conocido como Salinas de
Yocalla. Salinas de Yocalla fue en el pasado prehispánico centro de extracción de
sal gema, posible lugar de peregrinaciones rituales (wak’a) y reducción de
mitimaes en el periodo Inca.10 (Fotografía 3). Recapitulando la descripción, los
rasgos agrícolas, el sendero y los asentamientos precolombinos reflejan el diseño
y la intención que sus habitantes depositaron en la arquitectura del paisaje.
Fotografía 5. El sendero Turqui – Pilcomayo
La pendiente del cañón del río posee un rango de 45º a 60º de inclinación lo
que hace que sean pocos los pasos naturales para trazar el descenso. Por lo
10 Espinoza 2003.
tanto, el sendero se descuelga casi verticalmente serpenteando la ladera que
conecta con el Río Iramayu. El sendero corre paralelo al curso del río para luego
ingresar en la estancia Torora: un área de aproximadamente 5 hectáreas de
terrazas agrícolas.
La arquitectura de Sotoqawichay consiste en plataformas y muros de
contención y protección erosiva. Debido a su uso sólo algunos sectores poseen
empedrado. En las curvas se encuentran muros de protección al viajero que son
puntos de observación hacia los precipicios. Un componente importante del
sedero son un patrón de árboles de Queñua (Polylepis ssp.) sembrados
deliberadamente a intervalos para sostener con sus raíces las plataformas del
sendero (Fotografía 6). Este hecho se constituye en una evidencia muy importante
sobre la tecnología empleada en la construcción. (Fotografías 5, 6 y 7).
Fotografía 6. Plataforma y muro de contención de 3m de alto.
Fotografía 7. Escaleras de ingreso desde la meseta
Fotografía 8. Vista aérea general del sendero (Google Earth)
A Modo de Conclusiones
En un área de 49.5 km² aproximadamente, se observan una gran cantidad de
rasgos arqueológicos de origen humano. Si uno los recorre en el campo descubre que
se hallan interconectados conformando una red. Esta red describe el tipo de relación
entre humanos y medioambiente a través de la creación del paisaje. El tema principal
es la agricultura, seguida por el pastoralismo y posiblemente actividades rituales que se
llevaron a cabo en los asentamientos.
Los complejos agrícolas están relacionados con procesos de contracción y
expansión productiva que creemos tienen su inicio en el periodo Formativo Medio y
Tardío. En los periodos de Desarrollos Regionales Tardíos (900 d.C. – 1.470 d.C.) y el
Horizonte Tardío (1.470 – 1.432) estos sistemas se expanden hasta alcanzar sus
actuales proporciones.
El área agrícola más extensa de este sector de la cuenca del Río Pilcomayo se
conoce como Cros Ukho. Esta se extiende desde la población de Salinas de Yocalla
5km hacia el sur, y hacia el este 4km hasta la población de Yuraj Khasa (Fotografía 3).
El sendero Sotoqawichay Turquí – Río Pilcomayo comunica la ribera occidental del río,
donde se halla el asentamiento precolombino de Turqui con el sistema de terrazas de
Cros Ukho.
La compleja red de senderos y la forma en la que éstos se conectan con otros
componentes arqueológicos identificados en la región, son una pauta para comprender
la ocupación del paisaje. La etnohistoria menciona la presencia de grupos sociales
confederados establecidos entre la puna altiplánica y los valles. Los denominados
‘señoríos’ Qara-Qara, Charcas y Killaqas–Azanaques que producían tubérculos de
altura y pastos para la ganadería de camélidos11. La incursión Inca en esta parte de la
cuenca alta del Río Pilcomayo dejó evidencias de control administrativo tanto en el
asentamiento y tambo precolombino de Lagunillas, como en Salinas de Yocalla y
Yocalla.
Para concluir, se hace necesario el desarrollo de una arqueología de paisaje que
nos procure una imagen más completa de la vida en el pasado. El estudio de una gran
variedad de componentes (agrícolas, ganaderos, viales, etc.) y su desarrollo en el
11 Espinoza Soriano 2003, Platt et al. 2006
tiempo nos permitirán entender los contextos y organizaciones sociales detrás de la
tecnología. El uso de esta tecnología, la cantidad de inversión y el rendimiento para la
construcción de este tipo de vías responden a una lógica propia y particular en un
proceso histórico específico aún bajo los parámetros de los cientos de años de
continuidad y duración.
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