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5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
1/29
TEXTOS t ;LASit ;OS
M RCO
TULlO
CICERON
SUEO
DE
ES IPION
nt roduccin
d e
Juozas
Zaranka
Traducc in e
ndice prosopogrf ico de
Vilma
Correa
M.
Revista IDEAS Y
VALORES
Facultad
de Filosofa
y
Letras
Bogot
Colombia
1963
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
2/29
INTRODU ION
El Sueo de Escipin hace
parte
de la obra ciceroniana que se intitula
de re publica. Los seis libros de este dilogo, excepto el Sueo que hace
parte del ltimo, estuvieron perdidos durante largos siglos, hasta que el
Cardenal Angelo Mai descubri en el ao de 1820 un palimpsesto en la
Biblioteca Vaticana, el cual contiene en la escritura uncia} del siglo IV
V ms o menos, la
cuarta parte
de la obra, principalmente de los libros
1-111
1,
Adems subsisten algunos fragmentos citados
por
los autores de
la antigedad. El Somnium
Scipionis
que ha sido desligado de la totali-
dad
de
la
obra, probablemente
para
acompaar el comentario de Macrobio
(IV siglo), s conserva en muchos manuscritos
2.
Tambin gran parte del
texto del Sueo es citado por Macrobio en su comentario 3,
2
Cicern escribi
de re publica
entre los aos 54 y 51 a.J .C. Por primera
vez la menciona en la carta dirigida a su hermano Quinto en el mes de
mayo del 54: ego me in Cumano et Pompeiano oblectabam, et eram
in iisdem locis usque
ad
Kal.
1
un. futurus. Scribebam illa quae dixeram
politic spissum sane opus et operosum" 4 En otra carta de la misma
poca pide a Atico que le permita consultar los libros de su biblioteca y
sobre todo las obras de Varrn, necesarias para la preparacin de su
dilogo
5.
Ms tarde, a fines de junio o al principio de quintil (es decir,
julio),
le promete inclur el nombre de
Varrn
en el proemio de algn
libro y
se queja de la amplitud del tema abarcado 6. La obra avanza muy
lentamente, como se ve en la carta escrita a su hermano en octubre o
noviembre del mismo
ao:
Cicern no
ha
acabado sino dos libros de los
nueve
que
en este momento proyectaba escribir 7. Despus sigue un largo
silencio.
Sobre
este palimpsesto
vase M.
TVLLI
CICERONIS De re
publica
librorum
sex
quae
manserunl quintum
rctomouit
K. ZIEGLER.
Lips
iae, in ae.tibns Teubneri.
1960, pp.
V-
XXXIV.
2 Cf.
ZIEGLER
,
op
cit.
pp. XXXVI-XLI.
3
Ambrosii
TheodQsii MACROBII In Somnium
Scipionis commentarii Ed.
F.
EYSSEN.
HARDT,
Leipzig 1893: . La nueva edicin del
comentario macrobiano,
preparada
por
J.
WILLIS debe aparecer pronto en
la
Bibliote(
a
Teuhneriana.
4 Ad
Q fratrem
2,12,1.
5
Ad Att
4,14,1:
uelim domum ad te scribas ut mihi tui libri pateant non secus
ac si
ipse ades
ses, cum ceteri
tum Varronis;
est
enim mihi utendum quibu
s
dam
rebuB
ex
his libri&
ad
eos quos in manibua
habeo. quos ut tibi ualde probaho.
6
Ad
Att 4,16,2.
7 Ad
Q /ratrem
3,5,1.
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
3/29
TEXTOS CLASICOS
167
En
el ao 51 a,J.C. Cicern se va
de
gobernador
a Cilicia.
Su
joven
amigo Marco Celio Rufo, que ha prometido
al orador informar
de las
novedades polticas de la Urbe, cumpliendo la promesa un poco despus
del 24
de
mayo, escribe el
primer
informe el cual termina con el siguiente
elogio de la Repblica de Cicern: Tui politici
libri
omnibus uigent 8,
Eso
da a entender que la edicin de la
obra
es reciente. Segn consta en
otra
carta
del mismo verano, Atico est leyendo
la obra
de su amigo
9,
Al ao
siguiente Cicern se alegra en varias ocasiones de la calurosa apro-
bacin que Atico rinde a
su tratado 10,
A
partir
del ao 50, las alusiones
a los seis libros o al sexto libro indican que la
obra
est completa 11,
3
En
los das
de
la muerte de Csar (marzo del
44
a.J.C.) Cicern decla-
rar:
his
libris adn umerandi sunt sex de
re
publica quos tum scripsimus,
cum
gubernacula rei publicae tenebamus
12,
Esta afirmacin debe
ser
considerada con
una gran
dosis de escepticismo: en realidad, Cicern
al
regresar de
su
destierro (57 a.J C.) poda tener ilusiones sobre la situa-
cin real y fomentar esperanzas
sobre su
futura participacin activa en
el gobierno de la repblica, pe
ro
la renovacin de la alianza entre los
triunviros Csar, Pompeyo y Craso (56 a.J.C.) acab con sus planes va-
nidosos.
Durante
los aos en que compona el dilogo sobre la Repblica,
el
orador
tena que
apoyar la
poltica de los triunviros o callarse. A esta
poca pertenecen las clebres palinodias: Cicern, obligado por Csar y
Pompeyo, se encarga de la defensa de sus antiguos enemigos, Vatinio
(agosto del
54
a.J.C.) y Gabinio (noviembre del mismo ao) ,
per
sonas
a quienes odia mortalmente y a las cuales ac
aba
de
atacar 13,
Por estas
defensas el poeta Catulo lo llama irnicamente optimus omnium patro-
nus 14,
Los enemigos no
tardan
en tacharlo de veleta y esclavo de los
triunviros
15,
En
junio
del ao
54 a. J
.
C.
Cicern mismo confiesa a
su
8 Ad /am. 8,1,4.
9 Ad
Att
. 5,12,2.
10 Ad Att. 6,1,8 (en febrero del ao 50 ) y 6,2,9
(en mayo).
11 Por
ejemplo, in
sexto
libro
Ad
Att. 7 3,
2);
in sex de re
public
a
libri
s
fadmu
s
Ad
Att.
13,19,4).
12 De
diuinatione
2,3.
13
J.
C
ARCOPINO,
Les secrets de la correspondance de Cicron, Tome I, Par s, 19-l i ,
p. 342,
di
ce sobre
la defemo
a de Gabinio: i l
(Cir
ron) appa
rut
u ment dans le
pietre role auquel l s'tait lai ss rduire : celui d' un fant
od
le apeur que ma noeu-
vraient a le
ur
guise le s impitoyaLles
triumvirs
.
El
acadmico fran cs es
un
anti-
ciceroniano ,
pero an en
la
obra
ms objetha de M. GELZER, M.
Tullius
Cicero au
Politik
er
en
HE
VIl A,1 (1939) col. 939-976, la actuac
in
politHB de Cic
ern
en
aque llos aos
no
sale mejor librada.
J.i CATVLLI Carm. 49,7. Se debe en tend er: ptimo abogado Je todos (es decir, de .
fensor de toda clase de gent e) y no el
mejor
abogado e
ntre
todos .
15
Quem maxime odisti, ei
maxim
e obsequeris. Aliud s
tan
s, aliud sedens sent s de
re publica. male di cis, illos odi s
ti,
transfuga, nequ e in hac neque illa
in
parte fidem
habens
. Con este
reproche
te
rmina
la invectiva contra C
icern
qu e
QU INTILIANO, inst.
or.
IV, 1,68; IX, 3,89,
atribuy
e a la
plum
a de Sa
lu
stio. Entre
loa modernos no hay acuerdo el au tor, ni sobre la poca de la invectiva. J.
HEJJ\IC,
Clodius Au ctor : ein B eitrag
zur
sog. Sallusts ln vekti ve
en
Rheinisches
Museum 99,1956, pp . 25
5-
277 , propone
una
explicacin demasiado complicada: la
invectiva
habra
sido
rompue
sta p
or
Clodio (a. 53) y despus de m mu e
rt
e le
d
a
por
Salustio
(a . 52) en el Senado. Quedan ecos de Jos ataques que dirigan contra
Cicern los optimates, sus antiguos y futuros aliados: DION
CA
SIO, 36,43,5: Ju
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
4/29
168
JUOZAS
ZARANKA
hermano Quinto, quien se dirige a Galia
para
servir de legado en las legio-
nes de Csar, que
no
tiene deseos de mostrarse en la poltica con firmes
opiniones: "Tu quemadmodum me censes oportere esse et in re p. et in
nostris inimicitiis, ita et esse et fore oricula nfima scito molliorem 16
Ser ms flexible que el lbulo de la oreja
no
es propio de
un
gobernante,
sino de un poltico subalterno, lo que es Cicern de los aos 54-Sl. Es
evidente que esta situacin
no
es de su agrado.
Se
escapa, pues, cuando
puede, de la realidad poltica poco limpia para dedicarse al estudio y a la
composicin de
su
obra, en la cual trata de encontrar los remedios para
los males del Estado.
4
Compona, pues, su dilogo "De re publica el romano Cicern, desi
lusionado
por
la
dura
realidad poltica de sus tiempos, como unos tres
siglos
atrs,
el ateniense Platn, otro desilusionado,
haba
escrito la
obra
homnima. Existen, sin embargo, diferencias entre ambos dilogos,
una
de las cuales es
subrayada por
el autor latino: facilius autem quod est
propositum consequar, si nostram rem publicam uo bis
et
nascentem
et
crescentem
et
adultam
et
iam firmam atque robustam ostendero, quam si
mihi aliquam,
ut apud
Platonem Socrates, ipse finxero 17; y
en otro
pasaje:
"ego
autem si modo consequi potuero, rationibus isdem quos ille
uidit, non in
umbra et
imagine ciuitatis, sed in amplissima
re
publica
enitar ut cuiusque et boni publici
et
mali causam tamquam uirgula
uidear
attingere 18. Lo cual
l
comentarista Macrobio resume lacnicamente:
ille
(Plato) rem
publicam ordinauit, hic (Ccero) retulit; alter qualis
esse deberet, alter qualis esset a maioribus instituta, disseruit 19. Es decir,
ambos autores
tratan
del Estado, pero Platn describe la repblica ideal,
mientras que Cicern ve este ideal ya realizado por los antepasados
en
la
repblica de Roma.
Sin embargo, como leemos
en
un texto de Plinio el Naturalista, Cicern
mismo se proclamaba un seguidor de Platn: De re publica Platonis se
comitem profitetur" 20.
Porque "a
pesar de la diferencia fundamental que
existe entre la Kallpolis de Platn y la antigua Roma,
entre
la dikaiosyne
platnica y la iustitia ciceroniana, entre el gobernante filsofo platnico
y el optimus ciuis de Cicern, entre la fundacin de un estado en la idea,
gaba
Cicern un doble
papel y
defenda la
c
au
sa ya
de un
grupo,
ya de otro,
a
fin de ser adulado
por
ambas
partes"; 39,63,5 (hablando
de la
defensa de
Gabinio)
"por eso con
bastante frecuencia
lo acusaban y
apodaban de trnsfuga"
; 46,3,4
"lla
mado trnsfuga". SENECA RHETOR, Suasoria
VI 12,
nos
transmite
la declamacin
del
retrico Gemino
Vario:
"iam
collum
tritum
hohet; et
Pompeiu
s
illum
et
Caesar
whiecerunt: ueteranum mancipium
16
Ad
Q /ratrem 2,13 ,4.
Para conocer
las reaccio
ne
s de
Cicern ante
los sucesos
po
lticos hay que
cons
ultar
su
corre
s
pondencia (la de
los
aos 55
.51
ha
s
ido editada
en orden
c
ron
olgilo por A. CO
\STA
NS, C
ICERO
N,
Correspoudauce tome
111,
Pa
ris,
Les
Belle
s
Lettre
s, 1950'). S
ohre
la
corre
s
pondencia
y
relacione
s con
C
s
ar en
el ao
54 vase
Fr. Ccero
rwd
aesar im }frhre
5i,
Wie
s
huden,
1962.
17
De
re publica
Il 1,3.
18 Op cit. 11 30,52.
19 Comm. in Somnium
Scipionis
1,1.
20 llistoriae naturalis
lib. 1,
praefatio
22:
d.
FAVONII
EVLOGII Disputatio de
Som
nio Scipionis
1
(ed.
de
R. E.
VAN WEDDlNGEN
,
Bruxelle
s, 195
7): lmitatione Pla.
tonis
Cic
ero de re
publica
scribens ..
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
5/29
TEXTOS CLASICOS
169
y la cimentacin del otro en la naturaleza e
historia.
. . a pesar de todo
eso, el pensamiento fundamental que sostiene todo el edificio es comn
para ambas obras. Este pensamiento consiste en el hecho de que los dos
estados se basan en la justicia y las otras virtudes que se derivan de
ella"
21.
5
n
la obra ciceroniana la conversacwn que tiene
lugar
en el ao 129
es
dirigida por
Escipin Emi1iano. En ella participan: Quinto Elio Tu-
bern, Lucio
Furio
Filo,
Publio
Rutilio
Ca
yo Lelio, Espurio Mu-
mio, Cayo
Fanio,
Quinto Mucio Escvola el
Augur
y el
jurista
Manio
Manilio
22.
En
el prlogo se establece el
deber
de
participar
en la vida del
Estado.
Se
pasa al problema de la mejor constitucir. Escipin explica
primero los elementos que constituyen el Estado y despus las tres formas
estatales: la
monarqua,
la aristocracia y la democracia ;
para
l, la mejor
constitucin es la mixta. El ejemplo de sta es la romana, cuya evolucin
histrica es objeto del segundo libro.
En
el tercero, cuyo argumento nos
trasmite
San
Agustn
23, la
conversacin vuelve a las consideraciones teri-
cas, plantendose esta tesis: la justicia es el fundamento del Estado. Filo,
sin
ser
un real adversario, combate la tesis, Lelio la defiende. Interviene
de nuevo Escipin quien concluye que una forma del Estado puede existir
solo en unin con la justicia. El cuarto libro trata de las instituciones ticas
y de la educacin en el Estado. En el quinto se habla de la formacin del
gobernante
(rector rerum
publicarum) . Los fragmentos del sexto libro,
excepto el
Sueio
de Escipin, son
muy
cortos.
Pero
uno
de
ellos nos ex-
plica
de
qu manera Cicern
ha
introducido el relato del Sueo
de
Es-
cipin 24_ Lelio lamenta el hecho de que no se haya erigido ninguna estatua
a Escipin Nasica como recompensa
por haber
salvado la repblica de la
tirana de Tiberio
Graco
25.
Escipin Emiliano
indi
ca que existen premios
de otra
clase que recompensan los hechos egregios:
Se
d
quamquam
sa-
pientibus conscientia ipsa factorum egregiorum amplissimum uirtutis
est
praemium, tamen illa diuina uirtus non statuas plumbo inhaerentes nec
21 V.
POESCHL,
Roem
isch
er
Staat uud griech isches Stllatstlenke n
bei
Cicero, Darm
stadt, (reimpresin de
la
ed. de
1936), pp.
171-2.
22 Todos son polticos
important
es .Je
la
poca.
En
esto tambi
n
Cicern
difiere de Pla-
tn,
ya que
en el
dilogo grie:o partiipan personas s
in
mucha
importancia en la
poltica ateniense o an extranjeros. Sa lu stio (personaje distinto del c lebre histo-
riador), despus
de
asistir
en
el otoo del ao
54
a la lec tura
de
los rlo s primeros
libros
del tratado, aconse
jaba
a
Cicern
que
tran
sforma
ra el dilo
go
de
las personas
del siglo pasado
por la conver,adn
de los c
ontemporneos, entre lo
s
cuales deba
estar el autor mismo. A ste le
asnstaba
la idea
ne
in no stra tempora incurrens
offenderem quempiam
, lo
que
pensaba evitar fin ienclo un dilogo entre si y el
hermano Quinto
d .
Ad
Q
fratrem.
3.5,
1)
.
Pero de
s
pus
a
bandon la idea del
cambio.
23 D e ciui
tate
Dei 2,21.
24
De n publica VI,S.
25 No se
puede
aqu
entrar
a eluri.Iar
la
ruestin, si Cicern tena razn o no en
jus-
tificar y an ensalzar el asesinato
rl
e T ib
erio
Graro, cometido
por
Es ripin Nasica.
So
br
e
el problema de la
tulpahilidad de T. Graco vase H.
DERXLER,
Zur
Frage
der Schulcl d
es
T iberirts Gracclw s, en
Em
rita, 19
, 1951 ,
>p.
51-193. De todos modos,
Cirern que expresa
la
opinin en o
tr
o pa saje de ofliciis 1
22
76: Nec plus
Afriunus, singularis el uir el im per
ator,
in
exsdn
enda Numantia rei publirae
profuit quam eodem
tempore P.
N asil-a pr iuatus,
cum
Ti. Gra cchum interemit ),
en el
caso de
Graro
no
poda
ser un
juez
i
mparcial ni
por sus opiniones polticas.
ni por
s
us propios antecedentes (huha ordenado
la
ej e
tucin
de
los partidarios
de
Cat
ilina).
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
6/29
170
JUOZAS ZARANKA
triumphos arescentibus laureis, sed stabiliora quaedam et uiridiora prae-
miorum genera desiderat . A la pregunta de Lelio sobre estos premios,
Escipin contesta con el relato de un sueo que ha tenido en el
ao
149
a.J.C. cuando serva como
tribuno
militar en Africa bajo las rdenes del
cnsul Manio Manilio.
6
Platn termina su
Politeia
con la visin de Er,
hijo de
Armenio, pan-
filio de nacin que
muri
en una guerra y habiendo sido levantados, diez
das despus, los cadveres ya putrefactos, l fue recogido incorrupto y
llevado a casa para ser
enterrado
y, yacente sobre la
pira,
volvi a la vida
a los doce das y cont, as resucitado, lo que haba visto
all
26. Su
relato
se
compone de las siguientes partes: los castigos
de
los tiranos, el
premio
de
los virtuosos, la descripcin cosmolgica y la asamblea
de
las
almas
que
sortean el gnero de vida
para
su reencarnacin.
Puede
supo-
nerse que exista
gran
similitud entre el mito de
Er
y el Sueo
de
Escipin,
sin
embargo, las diferencias entre los dos eplogos son numerosas.
En
primer lugar, Cicern,
para
evitar las crticas de los epicreos, que se
burlaban
de la resurreccin
de Er 27,
cambi
la
visin
de
ultratumba
por
el sueo, del cual di, adems, una explicacin muy
natural
28.
Es cierto
que
ni siquiera con esta modificacin Cicern pudo
quedar
a salvo de los
reproches que diriga a Platn el epicreo Colotes, segn el cual los pre-
dicadores de la verdad no deben apoyarse en los mitos:
a
philosopho
fabulam non oportuisse confingi, quoniam nullum figmenti genus ueri pro-
fessoribus
conueniret
29. En vez
de Er,
personaje mitolgico, Cicern
pone en la escena las figuras de prestantes polticos romanos: los dos Es-
cipiones y Paulo Emilio. En la narracin de Er ocupa lugar destacado la
referencia a los castigos que sufren los tiranos, mientras que Cicern
insiste en los premios que esperan a los buenos gobernantes.
La forma
de
los eplogos es tambin distinta : la
narraci
n en Platn y
el
dilogo
en Cicern. Las diferencias se explican
por
las fuentes griegas del Sueo,
distintas
de
Platn,
por
su
cuadro
genuinamente romano y
por
el
aporte
personal
de
Cicern.
7
La investigacin
de
las fuentes del Sueo pas
por una
epoca
durante
la cual todo se explicaba mediante la influencia del estoico Posidonio
(135-Sla.J.C.),
maestro de Cicern. El principal
propulsor
de esta tesis
era
P. Corssen 30, la
apoyaban
otros fillogos clebres, entre ellos Norden 3
26 PLATO N, La Rep
bl i
ca,
614 h.
Trad
. de J. M.
PABON y
M.
F. GALIANO,
C1siros
pollicos,
Madrid,
1949.
27 Cf
.
FAVONII
EVLOGIJ op. ci t .,
1
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
7/29
TEXTOS CI..ASICOS
171
y Pohlenz 32, aunque estos ms tarde modificaron sus opiniones, inducidos
por los trabajos de K. Reinhardt, quien demostr que las nociones de cos-
mologa, geografa y escatologa que encontramos en el Sueo de Esci-
pin, no corresponden a las ideas posidonianas que se conocen por otras
fuentes 33, Entre los investigadores de los ltimos decenios ya nadie de-
fiende la influencia exclusiva
de
Posidonio, pero tampoco existe un acuer-
do
completo sobre las fuentes del Sueo: son mencionados Platn, Aris-
tteles, los pitagricos, los lugares comunes de la filosofa helenstica, etc.
Si se acepta la posibilidad de varias fuentes, resulta ms cmodo estu-
diarlas segn los temas del Sueo que revisar
en
orden cronolgico las
teoras e hiptesis de los investigadores modernos 34..
El tema del Sueo
era
bien conocido
en
la literatura
antigua 35,
en
donde
encontramos muchos sueos profticos y escatolgicos: un ejemplo
de ellos nos ofrece Platn
cuando
cuenta que Scrates en la prisin deca
a su amigo
Critn:
Parecame que una mujer hermosa y de noble aspec-
to, vestida de blanco, se acercaba a m y, llamndome por mi nombre, me
deca:
Scrates, al tercer da llegars a la frtil
Fta
36
,
Tambin es pro-
ftico el sueo de Eudemo relatado por Aristteles en el dilogo plator&-
zante del mismo nombre. El dilogo se ha perdido, pero el fragmento del
sueo ha
sido
conservado por Cicern 37: Eudemo el chipriota que moraba
lejos de su patria, en Feres, dominada por un tirano, haba cado enfermo.
Los mdicos no tenan ninguna esperanza de salvarlo. Durante la enfer-
medad tuvo Eudemo un sueo: vea a ur. joven que le predeca una
rpida
curacin, la inminente muerte del tirano y el regreso, cinco aos ms
tarde, a su patria. En realidad, Eudemo pronto se restablece y el tirano
Alejandro
muere; al trmino de cinco aos,
cuando
Eudemo esperaba.
la realizacin de la tercera parte del vaticinio, cae en la batalla junto a
Siracusa. As se cumple la profeca en el sentido mstico del regreso del
alma a
su
morada
originaria.
32 M.
POHLENZ
,
CICERONIS
Tuscul
a
narum Di
sputati
onum
lihri
1 et 11 , Stuttl(art 195i
reimJr
.
de
la ed.
de 1912),
p.
31 ; ;
. y
Die
Stoa,
Go
e ttin g
en. 19
4
8,
1, pp . 256 y i l ;
11, pp . 115 y 132.
33 Existen tres libros de
K
REl
NH AROT
s
obre Po
sid o
nio
:
J>oseiclonio5, Mnch
en, 1921;
Kosmo5 und
Sympathi
e,
.Mmh
en, 1926 y el arttulo Poseidon ios en RE 22,1 (Stutt
gart, 1953) , col. 558826, que ha aparecido
tambin
como s
eparata
(1954) .
34 A
los
ya mencionados se atiaden los siguiente, :
R.
HAROER , Ueber S
omnium
Sc ip io
nis
, HALLE, 1929 (reimpr
es
o en R. HARDER.
Kle
in
e
Schri/t
eu,
hrsg. von W. MARG .
Mnchen, 1960, pp. 354.395
).
P . HOY ANCE, Etud
es s
ur le
S
vng
e
de Scipion, Pars
1936; E. Bignone, L
Ari5totele pe
rtluto
e la
forma:ivne
filosv/ica di
Epi
curo,
Firen
ze, 1936, 1
pp.
236.240; R.
PHJLJPPSON, M. 1 ulliu5 Ccero:
Ph
ilo5ophi che Sc
hrif.
ten en RE
VII A,
(1939) , l'ol. 1.116
s.;
A. J. FE ST UGIERE , /.ej themes du Songe d e
Scip
i
on
en
Erano5,
44, 1946, pp . 3i 0.388 ;
L
AL FONSI,
Su
un
tema del
Somnium
Sci
pionis
en
Latomus,
9,1950,
pp
. 149.1
55
;
:\
.
D.
LEEMA
N,
De
Ar
i
stot
elis
Protrepti
co
Somnii
Scipionis exemplo en
Mnemosy
ne, 11 1958, pp. 139.151 ;
K. BU E
C
HNER,
Studien :ur
roemi5c
hen
Li te
ratur
, Band 11
:
Ccero, Wiesbaden , 1962 (pp. 1481
i2 :
Somnium
Scipion
is
und se
in
Ze
itbe:ug
)
;
tambin las tr es edicione s
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
8/29
172
JUOZAS
ZARANKA
En el Sueo
de
Escipin las profecas (post euentum) sobre la vida
poltica de Emiliano y sobre el regreso del alma al cielo como
su
verda-
dera
patria
son,
sin
duda, de inspiracin platnico-aristotlica, porque a
pesar del hecho
de
que tales sueos se convierten en lugares comunes
de
la literatura helenstica
38,
Cicern tena conocimiento directo de los di-
logos de Platn y Aristteles.
El tema
de
la visin escatolgica tambin tiene una rica tradicin lite-
raria:
entre los adivinos
que
, en un estado de xtasis, se transportaban
de
un
lugar a otro y tenan visiones ultraterrenas,
eran
clebres Hermtimo
de Clazomenes
39
y Empedtimo
de
Siracusa
40.
El alma del primero tena
capacidad para
abandonar
el cuerpo durante largo tiempo y viajar a
lugares lejanos; despus del regreso, Hermtimo saba
contar
cosas
que
no hubiera podido conocer por los medios naturales. El segundo parece
ser solo el personaje de un dilogo de Heraclides Pntico, discpulo de
Platn, no exento de las influencias aristotlicas. Empedtimo visitaba
en
estado
de
xtasis, sin que el alma se separara del cuerpo, el reino
de
las
sombras y las regiones celestiales. Cicern acepta la idea
de
la visin es-
catolgica, pero la encuadra en un sueo
para
evitar las historias fants-
ticas de los viajes del alma.
Cicern no
ha
introducido este tema en la literatura latina, porque en
ella ya existan famosos sueos. El mismo
ha
conservado el sueo proftico
de L. Tarquinio el Soberbio relatado por el rey mismo e interpretado por
el vate
en
el Bruto del poeta Accio (170-86 a.J C.) 41. Ya antes Enio
(239-169 a.J.C.), en
el primer
libro de sus
Anales
canta
su
sueo
en el
que ha visto a Homero cuya alma se haba reencarnado en l 42. En
el Sueo de Escipin, Emiliano confronta
su
sueo con el de Enio (1,10).
Esta confrontacin insina que
en
cierto sentido Emiliano es el conti-
nuador de la obra del Africano Mayor, como en la poesa Enio
es
el
nuevo
Homero.
. . De
otra parte.
. . es comn con Enio la presencia del
elemento mstico: en Enio la metempsicosis y
en
Cicern la idea del origen
astral del alma y
de
su deseo
de
regresar a la morada primitiva 43 .
3
La inmortalidad del alma es apoyada por Cicern con el argumento
tomado literalmente del Fedro de Platn, quien se apoya
en
el principio
38 FESTUGIERE,
op. cit.
p. 3i0 s.
39
PLINIVS, Historia Naturalis
1 52, 174;
PLVTARCHVS, De
ge 11io
Socratis
e, 22,
p. 592; LUCIANVS ,
Muscae
encomium c. 7
TERTVLLIANVS,
de anima 44; cf
el
exten
so c
omentario
de
la
ltima
obra,
hecho
por
J.
H.
WASZINK,
Amsterdam,
1947,
pp . 4 74-480. Tanto la poca en que ha vivido Hermtimo , como su persona, son le-
gendarios. DIOGENES
LAERCIO,
VIII 5, considera que Hermtimo perteneca a la
s
erie de
los
hombres
,
en
los t
uale
s se
baha
entarnado,
en
sus
poras
anteriores
de
vida,
el alma
de
Pitgoras
(VI
s.).
Segn ARISTOTELES, Metaphysica
1,
3,
984
b.
15-20, Hermtimo habra enseado la doctrina de
1wus
antes de Anaxgoras
(V
s. a. J. C.).
40
CLEMENS,
Stromateis
1, 21 , 13 , 2; VARRO
apud
SERVIVM
ad VERGILII, Geor
gica, 1, 34; PROCLVS, .
Rem
Publicam
l
p. 119 (ed. de KROLL); cf. E. ROHDE,
Psy che Oarmastadt
, 1961 (reimpresin de
la
2
edi
cin de 1898) ,
11
p.
94, n. 1.
41
De Divinatione
1,
22
,
44
= ACCIVS,
Fabulae Praetextae Brutus
17-38
(ed.
W
ARMING.
TON, p. 560
ss.).
42
ENNJVS,
Annales frg. 4 ss. (ed.
de WARMINGTON
. p. 4 ss.) .
43 RONCONI, op. ci t. p. 15.
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
9/29
TEXTOS CLASICOS
173
de que
lo que se mueve
por
s mismo, es inmortal 4 Antes de exponer
este argumento el Africano Mayor dice a su nieto: deum te igitur scito
esse
45.
La
expresin no es platnica. Es cierto que Platn en
el
Timeo
habla
de un
daimon
que vive
en
nosotros
46,
pero ese
daimon
es apenas
divino
y
no dios.
Platn jams acepta la identificacin de lo humano con
la divinidad, sino que siempre acenta la
barrera
que existe
entre
Dios
y el
hombre 47.
Cicern mismo, ms tarde, notar lo arduo de la expre
sin y en las
Tusculanas
la atenuar
as:
"Ergo animus ut ego dico diuinus
est, ut Eurpides dicere audet, deus 48.
En
realidad, Eurpides haba de.
clarado:
Nuestro espritu es un dios en cada uno de nosotros
49. Es
significativo que la misma expresin se encuentra en un fragmento del
Protrptico de
Aristteles: de todo lo humano es inmortal solo el alma
y solo ella es divina. A pesar de
toda
la miseria y todas las penas de la
vida humana, la posibilidad
de
participar
de
una fuerza
tan
elevada es
un momento
muy
regocijante que se puede llegar a pensar que, en com-
paracin con otros seres vivientes, el hombre es
un
dios. De ah la clebre
sentencia que proviene de Hermtimo o de Anaxgoras: el espritu es
un
dios en nosotros
so
Cicern ha conocido bien el
Protrptico
y lo
ha
util.i-
zado en su
Hortensia;
luego, es probable que en las
Tusculanas
se
ha
ya
referido al pasaje aristotlico repitiendo la mxima con la misma reserva
que
se nota en el texto del Protrptico. Pero
en
el Sueo la mxima apare-
ce sin reserva. La fuente
de
la identificacin del dios y del hombre podra
ser
Posidonio, el cual admita en cada hombre la presencia de un
daimon
con una naturaleza igual a la de aquel que rige y gobierna todo el uni-
verso
51,
pero Cicern va ms lejos
que
Posidonio, puesto que no dice:
"en
t vive un dios , sino "t eres un dios . Esta declaracin se parece
mucho, segn Traglia
52,
a la altiva exclamacin
de
Empdocles en sus
Purificaciones: "Salud
Y o, dios inmortal, estoy andando entre voso-
tros . . .
53.
Los poemas de Empdocles eran bien conocidos
en
los crculos
literarios romanos
durante
el
11
y 1 siglos a.J
C
Que Cicern tambin
era
admirador de
la
obra
del filsofo
agri
gentino lo demuestran dos juicios
emitidos por l sobre su valor
54.
El Africano Mayor al declarar a Emiliano que
el
cuerpo es prisin del
alma y que la vida terrena es muerte, expresa el antiqusimo concepto
mstico-pitagrico de
soma
-
serna
55, aceptado ms tarde por Platn y los
estoicos. Aunque el origen pitagrico del concepto
era
conocido
por
Cice-
H PLAT., Fedro, 2l5 ce
CIC.. Somnium
Scipiouis, 8,27 - 9,
28
Tusc., 1 23.53-H.
Sobre
las ve rs
ione
s
rir.eronianas de lo
s
texto
s
de
Platn
va
se
la te
sis
de R.
LET,
Cicrou traducteur de Platon. de la pense complexe
en
latn clas
.,iqrt.e,
Pars, 1957
46 Timeo 90 c.
47
Teet.,
176
h:
Repbl. 10.613 h :
Fedro.
253 a:
Timl o,
90
c.
Cf. W. JAEGER, Aristtel
es.
Berln.
1955
p.
109:
P. FRIEDLAENDER
,
Platn,
Berln , 19
54\ pp.
86-89;
R.
HARDER
,
op. cit.,
p. n.
:15
48 Tusc., 1 26,65.
49 EVRIPIDES fr:. 1007
(NAUCK
) .
50 Protre1t frg. 10 e (ROSS).
51
GALENVS,
De
placitis Hippocratis ct Platonis,
448
ss.
(1\IUELLER).
52
Op.
cit.,
pp. XXIV-XXV.
53
DIELS-KRANZ,
Di
e Fragm.
der
Vorsol.-ratiker, 31
B,
l l2
,4.
54 De oral
ore
1
50,217
y Lucullus
23,
H.
55 Cf. PLAT
.,
Gorgias, 493 a.
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
10/29
1/
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
11/29
TEXTOS
CLASICOS
175
la posible influencia del peripattico Dicearco, en la mayor valoracin del
praktiks bos frente al theoretiks 66.
El cielo que no pertenece exclusivamente a las almas
de
los buenos go
bernantes se encuentra en la Va Lctea. Ya la
muy antigua doctrina
egipcia consideraba que el
mundo de
los muertos
era
el
mundo de
las
estrellas 67.
Entre
los griegos Heraclides Pntico proclamaba la Va Lactea
como morada natural de las almas 68 . En el primer siglo a. J.C. esta
teora
hace
parte de
las enseanzas de los neo-pitagricos romanos cuyo telogo
Nigidio Fgulo, amigo de Cicern 69,
en
su tratado De Signis relaciona
sistemticamente la aparicin de las constelaciones
con
la muerte de igual
nmero
de
hroes 70.
El
origen astral de las almas ha
sido
enseado
po-r
los pitagricos y
otras escuelas presocrticas 71. Platn afirma que
cada alma
individual
tiene su
morada
original
en
el astro que le es congnere y que all
retorna,
liceret
y
14,19,26:
aut
s
i,
ut
antiqui
philo:
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
12/29
176
JUOZAS ZARANKA
si ha vivido bien en Ja tierra 72. An para Jos estoicos la substancia del
alma es gnea 73. En la literatura latina la naturaleza gnea del alma ha
sido proclamada
por
Enio
y Varrn 74.
lO
Harder
ha
querido derivar el pasaje cosmolgico del Sueo (
17-19)
de algn manual 75,
pero
Bchner con razn observa que Cicern, quien
en su juventud haba traducido los Fenmenos
de
Arato, tena suficientes
conocimientos astronmicos sin necesidad de recurrir a un manual 76. La
doctrina
sobre
la divinidad del cielo de las estrellas fijas se atribua a los
estoicos
77,
pero, en realidad,
era una
antiqusima creencia de los pueblos
indoeuropeos que sealaban con el mismo
nombre
al dios supremo
y al
cielo
78.
El sistema astronmico descrito
por
Cicern es el elaborado
por
la ciencia griega desde los pitagricos hasta Heraclides Pntico, Arist-
teles
y
los grandes astrnomos
de
la poca helenstica.
La tierra
es el centro
del universo 79, el sol, sin embargo, representa un papel importantsimo
so.
El movimiento de las esferas celestiales produce los sonidos armnicos
81.
Aristteles sostena
que
la tierra tiene cinco zonas de las cuales dos
solamente son habitadas
82;
Cicern deba conocer la crtica
de
esta teora
ejercida
por
Posidonio quien, basndose en sus propias observaciones,
72
Tim
o
41e . -l2d. Es
el dilogo que Cicern
larde
traducir al latn; ef
.
Fedrl 88 ss., tradurido
por
S
lCERON en Tusc., 1
30,70,
dontle
entre otras cusa
o
se le e : qui
autcm
se integ
ro
s cai'toHue ser u a u i :osenl,
qu ihu
scue fui > ;et
mnima
tum
rontagio ah
,. :
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
13/29
TEXTOS CLASICOS
177
afirmaba
que la zona trrida era tambin
habitada
83. Mas para los fines
del Sueo convena que no hubiera comunicaciones entre los habitantes
de
las zonas templadas.
Tanto
los cataclismos y las conflagraciones de
la
tierra, como los nuevos aos csmicos eran enseados por los estoicos
84,
pero estos se basaban en las teoras ya existentes 85.
La
magnitud del universo, la pequeez de las regiones
habitadas
en
la
tierra, la mencin de los diluvios y las conflagraciones peridicas son
temas que preparan las consideraciones sobre la vanidad de la gloria hu-
mana.
Ya en el siglo pasado se ha
notado
86 en este pasaje la influencia
evidente del Protrptico de Aristteles
87.
Cicern
aqu
expresa las ideas
sobre la gloria, distintas de las que se leen en otras obras suyas 88. Este
cambio se
explica tanto por su deseo de dar
mayor
valor a los premios
en la ultratumba, como por su situacin poltica en estos aos difciles 89,
la cual
lo induca a creer que en un estado fuertemente dividido en bandos
hostiles era casi imposible para un poltico obtener una gloria basada
en el reconocimiento de la totalidad o por lo menos de
la mayora
de los
ciudadanos.
El fillogo dans P.
Krarup
resume as las investigaciones sobre las
fuentes de la Repblica ciceroniana: "Cicero's sources for De Re publica
are
nothing less than the whole of thought from Socrates to Cicero's own
time, and all the literature and traditions
of
these
rich
centuries, both
the
Greek, and, not less, the
Roman" 90.
Casi lo mismo se puede afirmar sobre
el eplogo de la obra, es decir, el Sueo de Escipin, en el cual se
da la
83 ESTRABON, loe. cit.
34 Stoicorum
ueterum
jragment11,
ed. HIO
AR]\\Jl\1, 1, 98;107 (ZENON); 497;512
(
CLEA
NTES)
; JI 596-632: cf. 1\L POHLENZ , Die Stoa, l p. 78; 11 p. 44.
85 Aristteles y los estoicos atribuyen esta teora a Herclito; cf. ZELLER, op. cit.
l p. 860 y G. S. KIRK, Heraclitru, Thc cosmic /ragment.f, Cambridge, 1962
2
,
p. 319
SS.
86 H.
USENER en
Rheinischf's Museum, 28, 1873, p. 382 ss. De la
misma
opinin
LEEMAN, op. -cit. p. 140 S' .. BUECHNER, op.
cit.,
p. 163 mientras que
HARDER. op.
cit.,
p. 3il . cree
ms
bien en la influencia de la
comn
filosofa
helenstica.
Si ARISTOTELES, Protrptico, frg. JO
ROSS;
d . CICERO, de remblica 1 17,26:
"quid porro
aut praerlarnm putet
in rebns hnmanis, qni haet deorum regna
perspexerit, aut diutnrnnm, rui t
otnouerit
quid sil aeternum, aut tloriosum, qui
uirlerit
qnam parua
sit
terra
, primum uninersa, deinde ea pars
eius
quam
homines
incolant, quamque nos in
exigua
eins parte
adfixi, plurimis ignotissimi gentibus,
speremus
lamen
nostrum
nomen uolitare
ct
ua;ari
88
Exalta
la gloria en
los
di
s
cursos
pro
Rabirio
29-30;
pro Arch
i
a
26;
pro tlarcello,
29; en las ohra tle l{loria (obra penlida);
de
officiis
11
9,31 ; an en el
mismo tratado de re publica V 7,9 (ed.
ZIEGLER,
p. l l9:
"principem riuitatis
gloria esse
alendum.
et tam diu stare rem publiram, quam
diu
ah omnibus honor
principi
exhiberetur") ,
pero
lo
despreda
en
De
finibus
111 1
7,56: "De bona autem
fama . Chrysippus quid cm et Diogenes detracta
utilitate
ne di gitum quidem eius
causa porrir:endum esse diceba
nt;
quihu$ ego uehementer
assentior
"
. Sobre
las
flurtuaf'iones de )M sentimiento$ de Cil"ern concernientes a la :loria sobre la
nisis porque
atravesaba
entonres la
idea
de la doria
en el
pueblo romano vase
o1 cit.,
JlJl.
23-27.
89 Vase
:;
upra
3.
90 Rector rei publicae, with a
full
Summory in Enr:lish, Kobenhovn, 1956, p. 184,
dt . por el mismo KRARliP en
Gnomon,
35. 1963, p. 253.
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
14/29
178
JUOZAS ZARANKA
sntesis del pensamiento antiguo sobre
al
gunos temas, sntesis expresada
en un lenguaje arcaizante y en un estilo potico 91
El
plan
del Sueo es el siguiente:
Prlogo lOa.
Sueo
lb
-
29
Visin, profeca, exhortacin
lb
- 12
Apoyo de
la
exhortacin 13 - 29
Promesa
de la inmortalidad y exhortacin 13 -
l6a
Visin del Cosmos y caducidad de la g
loria 16b
- 25
Voto y demostracin
de
la inmortalidad 26 - 29.
El
Somnium
comparte
con muchas
obras
literarias latinas
-puede
pensarse en la Comedia, en
Vir
gilio, en
Livio-
la peculiaridad
de
estar
articulado en escenas casi independientes.
Hay
una escena con Escipin
Mayor
, sigue un dilogo con el padre Emilio Paulo, despus la la rga ex-
posicin de Escipin Mayor sobre el Cosmos y la gloria y, a modo
de
apndice y corolario, la traduccin del edro sobre la esencia del alma
como ser que se mueve
a,
s
mismo 92,
12
El inters
por
el Sueo de Escipin fue muy vivo en el siglo IV d,J.C.
Frmico Materno, autor
pa
gano de la Mathesis, utiliza un pasaje del
Sueo
17)
en su
oracin
diri
gida a los dioses planetarios
93.
Macrobio
y
Favonio
Eulogio escribieron los comentarios del Sueo, lo cual indica
la importancia del texto
en
la
enseanza a fines del siglo IV
94.
El co-
mentario de Macrobio interpreta con espritu neoplatnico casi
la tota
lidad del Sueo, mientras que Eulogio se limita a explicar, segn
la
doc-
trina
pitagric
a,
los pasajes que
tratan de
los nmeros y
de la
sinfona
del Universo.
An entre los cristianos el Sueo es bien conocido 95. Lactando rechaza
la doctrina
sobre
la vida-muerte y la
mu
erte-vida tachndola
de inepta
illa
sententia
,
pero
Zenn de Verona, San Ambrosio y San Agustn ex-
presan su acuerdo con esta idea. El obispo milans utiliza el comentario
de Macrobio, y
San
Agustn conoce, quiz, el de Eulogio, puesto
que
ste
ha
sido uno de sus antiguos discpulos de retrica
en
Cartago. Todava
en
el siglo V,
bajo
la ocupacin vndala, Fulgencio lee
el
Sueo.
San
91 Sobre
eetos vanse
C.
BRAKMAN,
Obseruationes uariae in
Somnium
Scipionis
en Mnemosyne 51
, 1923, pp. 381-389;
op. cit.,
pp. 27-29; RONCO
NI,
op . cit.,
pp . 27-40;
TRAGLIA, op . cit., pp
. XXVIII-XXXIV.
92 BUECHNER, op. cit., p.
150.
93 FIRMICVS
MATERNVS,
Mathesis, 1
10,14.
94 VAN WEDDINGEN , op
.
ci t
., pp.
7-8 considera que el comentario
de
Macrobio es
posterior
al de
Eulogio, pero lo c
ontrar
io demuestra P. COURCELLE, La posterit
chrtienne du Songe
de
Scipion en REL 36
, 1958, p. 211.
95 Sobre las fuentes que demuestran el conocimiento del Sueo entre los autores
cr istianos
de
s
de
Lactancio
ha
sta Petrarca vase COURCELLE,
op. cit., pp
. 205-234.
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
15/29
TEXTOS
CLASICOS
179
Jernimo, al tratar de los nmeros impares, se refiere al comentario ma-
crobiano.
Boecio expresa los lmites de la gloria
humana
con trminos
que
se
encuentran en Macrobio. El suicidio es condenado, con apoyo
en
los textos ciceronianos o macrobianos, tanto
por
San Ambrosio, como
por Juan de Salisbury ( s. XII) y Santo Toms de Aquino. En el siglo
XIV
Petrarca
para
escribir su
Africa
transpone g
ran
parte del
Sueo
en
versos latinos.
Tal es el
gran
sueo del alma ciceroniana
que
tuvo ecos muy amplios
y variados en nuestros poetas, escribe el italiano Bignone, como
en
Dante,
Petrarca
, Boccaccio y Tasso,
en
Orlando Furioso
(de Ariosto),
adems
en
toda
la literatura universal, con
su
llamamiento a la belleza de los
cielos, confrontada con las caducas parvedades terrenales,
y
al premio
reservado a los hroes
de
la
humanidad
despus de su poltico
96.
El texto latino, excepto escasos cambios, sigue la quinta edicin de
Ziegler.
La traduc
cin de la profesora Vilma Correa, mi colega y antig 1a
discpula,
trata de
ser ms fiel al
or i
g
inal que
las
ver
siones espaolas de
los siglos pasados. Dos
de
estas
hem
os consultado: la de Valbuena
97
la de Francisco Navarro Calvo
98.
Universidad Nacional
Bogot, D.
E
JU O ZAS
ZARANKA
96 E.
BIGNONE,
St
or
ia de
lla le
tt
eratura latina
F
iren
ze,
1950,
vol.
111
,
p.
631.
No todos sienten
por
la obra cicero
ni
ana el
mi
smo e
ntu
siasmo; el'. el
pa ra
ngn de-
mo ledor qu e hace ent re Platn y Cicern
O.
SEF.L, Cicero. Wort Staat W e
lt
Stuttgart,
1953,
pp.
387
3
90, au
nq
ue
fina
lm
ente
al
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97 CICERON, Los
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de
la Vejez, de la Am istad Par doxas
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el Sueo
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D.
MANUEL VALBUENA, catedrtico de
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tomo VI.
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Versin castella.
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11,
Buenos Ai-
res,
1946.
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
16/29
SOMN VM S IPIONIS
1 9 ( Scip.) Cum in
Africam
uenissem M. Manilio consuli ad quar-
tam legionem tribunus ut scitis militum, nihil mihi fuit potius
quam ut Masinissam conuenirem, regem familiae nostrae ius-
tis de causis amicissimum. Ad quem ut ueni, conplexus me senex
conlacrimauit aliquantoque post suspexit ad caelum, et: gra-
tes
inquit
tibi ago
summe Sol, uobisque reliqui caelites, quod
ante quam
ex
hac uita migro, conspicio in meo regno et his
tectis
P.
Cornelium Scipionem, cuius ego nomine recreor ipso:
itaque numquam
ex
animo meo discedit illius optimi
atque
inuictissimi uiri memoria . Deinde ego illum de suo regno, ille
me de nostra re publica percontatus est, multisque uerbis ultro
citroque
habitis ille nobis est consumptus dies.
lO
Post
autem apparatu regio accepti, sermonem in multam noctem
produximus,
cum
senex nihil nisi de Africano loqueretur, om-
niaque eius non facta solum sed etiam dicta meminisset. Deinde
ut
cubitum
discessimus, me et de uia fessum, et qui ad multam
noctem uigilassem,
artior
quam solebat somnus conplexus est.
Hic mihi --credo equidem ex hoc quod eramus locuti; fit
enim
fere ut cogitationes sermonesque nostri
pariant
aliquid
in
somno
tale, quale de Homero scribit Ennius, de
quo
uidelicet saepissi-
me
uigilans solebat cogitare et
loqui-
Africanus se ostendit
ea
forma
quae mihi ex imagine eius quam ex ipso erat notior;
quem
ubi agnoui, equidem cohorrui; sed ille: ades
inquit
animo
et omitte timorem Scipio, et quae dicam
trade
memoriae.
11
Videsne illam urbem,
quae
parere populo Romano coacta per
me renouat
pnstma
bella nec potest quiescere? . Ostendebat
autem
Kartha
ginem de excelso et pleno stellarum, illustri et
claro quodam loco. Ad quam tu oppugnandam nunc uenis
paene miles, hanc hoc biennio consul euertes, eritque cognomen
id
tibi
per te partum
quod
habes
adhuc hereditarium
a nobis.
Cum autem Karthaginem deleueris, triumphum egeris censorque
fueris, et obieris legatus Aegyptum, Syriam, Asiam, Graeciam,
deligere iterum consul absens bellumque maximum conficies,
Numantiam excindes. Sed cum eris curru in Capitolium inuec-
12 tus, offendes rem publicam, consiliis
perturbatam
nepotis mei.
Hic
tu, Africane, ostendas oportebit patriae lumen
animi
inge-
niique
tui consillique. Sed eius temporis ancipitem uideo quasi
5/21/2018 Ciceron "Sueo de Escipin"
17/29
SUEO
DE ES IPION
I,
9
1
Cuando llegu al Africa, de
tribuno
de la
cuarta
legin, como
sabis, ha
o
las rdenes del cnsul Manio Manilio, nada me
agrad
tanto
como reunirme con Masinisa, rey muy amigo
de
nuestra familia por justas razones. Apenas llegu ante l,
abrazme el anciano
y
rompi en sollozos, algn tiempo des-
pus
mir
al cielo y
dijo: Os
doy gracias,
oh
gran
sol, y
vosotros, cuerpos celestiales, porque antes
de emigrar de
esta
vida, veo en
mi
reino y en
mi
palacio a Publio Cornelio Esci-
pin, en cuyo nombre mismo
me
recreo; as nunca se aparta
de mi espritu el recuerdo de aquel varn ptimo e invenci-
ble . A continuacin le pregunt acerca de su reino, l se in-
form
de
nuestra repblica y en plticas varias de una y otra
parte
se
nos pas aquel da.
lO Despus de ser acogido con un banquete fastuoso, prosegui-
mos la conversacin hasta muy avanzada la noche, a pesar
de
que el viejo rey no hablaba de otra cosa diferente del Afri-
cano, y recordaba no slo sus hazaas, sino tambin sus pa-
labras. Luego nos separamos
para
ir
a descansar, y fatigado
por
el viaje, y despus de haber velado hasta
muy entrada
la
noche, se apoder de
m
un sueo ms profundo del ordinario.
Entonces se
me
present -creo que
por
lo que habamos ha-
blado; pues generalmente ocurre que nuestros pensamientos
y conversaciones producen en el sueo algo parecido a lo que
escribe Enio de Homero, en quien, en efecto, sola pensar, y
de
quien hablaba
con
mucha frecuencia cuando velaba- se
present el Africano, en aquella figura que me
era
ms cono-
cida
por
su imagen (de
cera),
que
por
su rostro mismo. Cuan-
do lo reconoc me sobresalt,
pero
l
me
dijo: Conserva la
serenidad y depn el temor, Escipin, y guarda en
tu
memo-
ria
lo
que
te
dir.
II,
l l Ves aquella
ciudad,
que obligada por m a obedecer
al
pueblo
d ?
romano, renueva antiguas guerras, y no pue e estar en
paz.
.
-Mostraba a Cartago, desde un excelso lugar, claro y resplan-
deciente,
sembrado de estrellas-.
A la que tu vienes a com-
batir ahora,
poco ms que de soldado? La aniquilars en dos
aos, como cnsul, y
se
te llamar, por tus propios mritos,
con
el nombre que
ahora
llevas, heredado
de
m. Despus de
que hayas destrudo a Cartago, y celebrado el triunfo, cuan-
do hayas sido censor, y hayas visitado como legado a Egipto,
Siria, Asia y Grecia, sers elegido cnsul
por
segunda vez,
en
tu ausencia, y al destrur a Numancia,
acabars
una guerra
muy
larga.
Pero
cuando llegues
al
Capitolio
en carro
triunfal,
hallars la repblica
perturbada por
las maquinaciones de mi
12
nieto. En ese momento, es preciso que muestres a la patria la
luz
de
tu
espritu, de
tu
ingenio y
de
tu
consejo. Mas, veo el
camino
ambiguo
durante este tiempo, dirigido por los hados,
si as puede decirse. Pues cuando sea tu edad
de
ocho veces
cumplidos siete cursos del sol, y estos dos nmeros, que se
consideran perfectos, cada uno por motivos diferentes, hayan
completado la suma fatdica para ti, del ciclo
natural,
slo
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182
CICERON
fatorum uiam.
Nam
cum aetas tua septenos octiens solis anfrac-
tus reditusque conuerterit, duoque hi numeri, quorum uterque
plenus alter
altera
de causa habetur, circuitu naturali summam
tibi fatalem confecerint, in te unum atque in tuum nomen se
tota conuertet ciuitas, te senatus, te omnes boni, te socii, te Latini
intuebuntur,
tu
eris unus in quo nitatur ciuitatis salus, ac ne
multa: dictator
rem
publicam constituas oportebit, si impas
propinquorum manus effugeris."
Hic cum exclamauisset Laelius ingemuissentque uehementius
ceteri, leniter arridens Scipio: "st quaeso" inquit "ne me e
somno excitetis,
et
parumper audite cetera".
111
13 "Sed quo sis, Africane, alacrior ad tutandam rem publicam, sic
habeto : omnibus qui patriam conseruauerint, adiuuerint, auxe-
rint, certum esse in caelo definitum locum, ubi beati aeuo sem-
piterno fruantur; nihil est enim illi principi deo,
qui
omnem
mundum regit, quod quidem
in
terris fiat acceptius, quam con-
cilia coetusque hominum iure sociati, quae ciuitates appellantur;
harum rectores
et
conseruatores hinc profecti
huc reuertuntur
."
14
:Hic ego etsi eram perterritus non
tam
mortis metu
quam
insi-
diarum a meis, quaesiui tamen uiueretne ipse
et
Paulus pater
et
alii quos nos extinctos esse
arbitraremur.
"lmmo
uero" inquit
"hi
uiuunt
qui e
corporum
uinclis tamquam e carcere euolaue-
runt, uestra uero quae dicitur uita mors est. Quin
tu
aspicis
ad te uenientem Paulum
patrem
?" Quem ut uidi, equidem uim
lacrimarum
profudi,
ille autem me conplexus
atque
osculans
flere prohibebat.
15
Atque ego ut primum fletu represso loqui posse coepi, "Quaeso"
inquam
"pater sanctissime atque optume, quoniam haec est uita
ut Africanum
audio
dicere,
quid
moror in
terris?
quin
huc
ad
uos uenire propero
?"
est ita" inquit ille. "Nisi
enim
cum deus is, cuius hoc templum est omne
quod
conspicis, istis
te corporis custodiis liberauerit, huc tibi aditus
patere
non
potest. Homines
enim sunt
hac
lege generati, qui tuerentur
illum globum, quem in hoc templo medium uides,
quae terra
dicitur, iisque
animus
datus est ex illis sempiternis ignibus
quae sidera et stellas uocatis, quae globosae et rotundae, diui-
nis animatae mentibus, circos suos orbesque conficiunt cele-
ritate mirabili. Quare et tibi, Publi, et piis omnibus retinen-
dus animus est in custodia corporis, nec iniussu eius a quo
ille est uobis datus, ex hominum uita
migrandum
est, ne mu-
16 nus
humanum
adsignatum a deo defugisse uideamini. Sed sic
Scipio ut auus hic tuus, ut ego qui te genui, iustitiam cole et
pietatem, quae cum magna in parentibus et propinquis, tum in
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TEXTOS CLASICOS 183
hacia ti, y hacia tu nombre se volver la ciudad, en ti fijarn
sus miradas el senado, todos los hombres de bien, los confe-
derados y los latinos, tu sers el nico en quien se apoye la
salvacin de la ciudad, en una palabra: es necesario que como
dictador, reconstruyas la repblica, si escapas
de
las manos
impas de tus parientes .
Aqu, como Lelio profiriese una exclamacin, y los dems gi-
miesen con vehemencia, Escipin les detuvo sonriendo y
dijo:
"st
os ruego que no me despertis del sueo, y escuchis un
momento ms lo que me queda
por
decir .
III, 13 "Pero, Africano, para que ests
mejor
dispuesto a proteger a
la
repblica, ten entendido esto: para todos los que hayan
servido, ayudado y engrandecido a la patria,
hay
en el cielo
un lugar
cierto y determinado, donde gozan de una edad feliz
y eterna; en efecto, nada se hace en la tierra ms agradable
a aquel dios supremo, que rige al
mundo
entero, que las so-
ciedades humanas cimentadas
por
el derecho, las cuales se lla-
man
ciudades; cuyos rectores y conservadores, habiendo sa-
lido de aqu, volvern a este mismo lugar".
14
En
este punto le pregunt, aunque estaba atemorizado no tanto
por
el miedo a la muerte, como por las acechanzas de los mos,
si l mismo, y mi padre Paulo, y otros a quienes consider-
bamos muertos vivan. Antes bien, respondi, realmente vi-
ven los que se
han
liberado de los lazos del cuerpo como de
una crcel, pues lo que vosotros llamis vida es la muerte.
No ves a tu padre Paulo, que viene hacia t? Cuando le vi,
me deshice en lgrimas, pero l, abrazndome y besndome
intentaba detener
mi
llanto.
15
Tan
pronto como cesaron mis sollozos y pude comenzar a
hablar,
le dije: "Te
pre
gunto, padre santsimo y ptimo, pues-
to
que esta es la vida, como oigo decir
al
Africano, por qu
me demoro yo en la tierra? cmo no me apresuro a venir
?
N d ,
H
con vosotros . . o pue e ser
as1
, me respon
10
asta
cuando dios, cuyo templo es todo lo
que
ves, no te haya li-
brado de la crcel del cuerpo, no puedes ten
er
acceso a este
lugar; porque los hombres que han sido engendrados ha jo
esta ley,
han
de guardar aquel globo llamado
tierra,
que ves
en el centro de este templo, y a quienes se ha dado el alma,
proveniente de aquellos sempiternos fuegos que llamis astros
y strellas, esfricas y redondas, animadas
por
espritus divinos,
que describen sus giros circulares con celeridad admirable.
Por
lo cual tu, Publio, y todos los varones justos, debis rete-
ner el alma en la prisin del cuerpo, y
no
os es permitido emi-
grar
de la vida sin la voluntad de aquel que os la dio, no pa-
16
rezca que habis desertado del oficio humano, asignado por
dios. Mas tu, Escipin, como tu abuelo, que est presente, y
como yo, que te engendr, practica
la
justicia y la piedad, la
cual, as como es importante en las relaciones con los padres
y allegados, es de mximo valor para con la patria. Esta vida
es el camino
al cielo y a la asamblea de aquellos que vivieron
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184 CICERON
patria maxima
est;
ea uita uia est
in
caelum et
in
hunc coetum
eorum qui
iam uixerunt et corpore laxati illum incolunt locum
quem uides --erat autem is splendidissimo candore inter flam-
mas circus elucens-, quem uos ut a Grais accepistis orbem
lacteum nuncupatis . Ex quo omnia mihi contemplanti prae-
clara cetera et mirabilia uidebantur. Erant autem eae stellae
quas numquam ex hoc loco uidimus, et eae magnitudines
omnium quas esse numquam suspicati sumus, ex quibus
erat
ea mnima quae ultima a caelo, citima terris luce lucebat
aliena. Stellarum autem globi terrae magnitudinem facile uin-
cebant. lam uero ipsa terra ita mihi
parua
uisa est, ut
me
imperii
nostri quo
quasi punctum eius attingimus paeniteret.
IV, 17
Quam
cum magis intuerer, Quaeso, inquit Africanus, quous-
que humi defixa tua mens
erit?
Nonne aspicis quae in templa
ueneris? Nouem tibi orbibus uel potius globis conexa
sunt
omnia, quorum unus est caelestis, extumus, qui reliquos omnes
complectitur, summus ipse deus arcens et continens ceteros;
in quo
sunt
infixi illi qui uoluuntur stellarum cursus sempi-
terni. Huic subiecti sunt septem qui uersantur retro contrario
motu atque caelum. Ex quibus summum globum possidet illa
quam in terris
Saturniam nominant. Deinde est hominum ge-
neri
prosperus et salutaris ille fulgor
qui dicitur
louis. Tum
rutilus horribilisque terris
quem
Martium dicitis. Deinde sub-
ter mediam fere regionem Sol obtinet, dux et princeps et mo-
derator luminum reliquorum. Mens mundi et temperatio, tanta
magnitudine ut cuneta sua luce lustret
et
compleat.
Hunc
ut
comites consequuntur Veneris alter, alter Mercurii cursus, in
infimoque orbe Luna radiis Solis accensa conuertitur.
lnfra
autem
eam iam
nihil est nisi mortale et caducum
praeter
ani-
mos
munere
deorum hominum generi datos, supra Lunam
sunt
aeterna
omnia. Nam ea
quae
est media et nona, Telus,
neque mouetur
et
infima est, et in eam feruntur omnia nutu
suo pondera .
V, 18 Quae cum intuerer stupens, ut
me
recepi, quid
hic
inquam,
quis est qui conplet aures meas tantus et
tam
dulcis sonus?
Hic est
inquit
ille qui interuallis coniunctus inparibus, sed
tamen
pro
rata parte ratione distinctis, inpulsu et
motu
ipso-
rum orbium efficitur, et acuta
cum
grauibus temperans
uarios
aequabiliter concentus efficit; nec enim silentio
tan
i m o us
incitari possunt, et natura fert ut extrema ex altera parte
grauiter, ex altera autem acule sonent. Quam oh causam sum-
mus ille caeli stellifer cursus, cuius conuersio est concitatior,
aculo et excitato mouetur sono, grauissimo
autem
hic Lunaris
atque infimus;
nam terra nona inmobilis manens
una
sede
semper haeret, conplexa medium mundi locum. Illi
autem
octo
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21/29
TEXTOS CLASICOS
185
ya, y libres de las ataduras del cuerpo,
habitan
en aquel
lugar
que ves, e ra ste un crculo lcido entre llamas, de un can-
dor
esplendissimo- al
cual llamis, como aprendistis de los
griegos, va lctea . Al contemplar desde aquel lugar, todo
me
pareca excelente y maravilloso. Pero aquellas estrellas eran
tales, como nunca vemos desde este lugar, y las magnitudes
de todas ellas, como
jams
hemos sospechado;
entre
stas
haba una la ms lejana del cielo y ms prxima
a la tierra, que brillaba con luz ajena. Las esferas de las estre-
llas fcilmente aventajaban en magnitud a la tierra. Y sta
misma me pareci tan pequea, que sent pesar por nuestro
imperio, con el cual ocupamos apenas un punto de ella.
IV, 17 Como yo siguiera contemplndola, el Africfl.no me dijo: Hasta
cundo estar tu mente atenta a la tierra? No consideras a qu
templo
has
venido? Nueve esferas, o
mejor
globos, constitu-
yen todo el universo, de los cuales uno, el ltimo, es celestial,
l encierra a todos los l mismo es el dios supremo
que contiene y gobierna a los dems, y en l estn fijas las
estrellas que giran eternamente. A l estn sujetos siete globos
que
dan vueltas con movimientos retrgrado, en sentido con-
trario al del cielo. La ms elevada de estas esferas es ocupada
por el planeta que en la tierra llaman Saturno, despus sigue
aquel fulgor prspero favorable para el gnero
humano
,
que se llama Jpiter. Luego el resplandor rojo y terrible para
la tierra,
al
que llamis Marte. Y ms abajo, casi en el centro,
tiene su esfera el Sol, jefe, prncipe y moderador de los astros
restantes, alma y equilibrio del universo, tnta es su grandeza,
que todo lo ilumina y llena con su luz. A l siguen como sa-
tlites Venus y Mercurio, y en la esfera ms
baja
est la
Luna,
que hace su carrera iluminada
por
los rayos del sol. Bajo ella
nada
hay que no sea mortal y perecedero, a excepcin
de
las
almas, regalo
de
los dioses
al
gnero humano; sobre la
Luna
todo es eterno. En cuanto a la tierra que es la novena es-
fera
en
el centro del universo, no se mueve, est en lo
ms
bajo, hacia ella tienden por su gravedad todos los cuerpos
pesados .
V, 18 Miraba
yo
estas cosas con y cuando
me
recobr dije:
Qu?
Qu sonido es ste tan fuerte y tan suave a la vez,
que llena mis odos? . Este es , dijo, aquel que resulta del
impulso y del movimiento de las esferas mismas, en intervalos
desiguales, pero en proporciones determinadas, y que combi-
nando los tonos agudos con los
ms
graves, produce acordes
variados, pero armnicos; pues no puede hacerse en silencio
movimiento tan grande, y la naturaleza hace que las esferas
extremas emitan de una
parte
sonidos ms graves, y de
otra
parte sonidos agudos. Por esta razn, aquel curso superior del
cielo estrellado, cuya revolucin es ms acelerada, se mueve
con un sonido agudo e intenso; por el contrario, la esfera lu-
nar,
ms baja, lo hace con el ms grave; en cuanto a la
tierra,
que es la novena esfera, permanece inmvil, fija en
un
solo
sitio, encerrando en s el centro del universo. Ms aquellos
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186
CICERON
cursus, in quibus eadem uis est duorum, septem efficiunt dis-
tinctos interuallis sonos, qui numerus rerum omnium fere
nodus est; quod docti homines neruis imita ti
atque
cantibus,
aperuerunt sibi reditum in hunc locum, sicut alii qui praestan-
19
.tibus ingeniis in uita
humana
diuina studia coluerunt. Hoc
sonitu oppletae aures hominum obsurduerunt; nec est ullus
hebetior sensus in uobis, sicut
ubi
Nilus ad illa quae Catadupa
nominantur
praecipitat ex altissimis montibus, ea gens quae
illum locum adcolit
propter
magnitudinem sonitus sensu au-
diendi caret. Hic uero tantus est totius
mundi
incitatissima
conuersione sonitus, ut eum
aures
hominum capere non possint,
sicut intueri solem aduersum nequitis, eiusque radiis acies
uestra sensusque uincitur .
VI, 20 Haec ego admirans, referebam tamen oculos ad terram identi-
dem.
Tum
Africanus:
Sentio
inquit
te
sedem etiam nunc
hominum ac domum contemplari; quae si
tibi
parua
ut
est ita
uidetur, haec caelestia semper spectato, illa humana contero-
nito.
Tu
enim quam celebritatem sermonis hominum
aut
quam
expetendam consequi gloriam potes? Vides
habitari
in terra
raris
et
angustis in locis,
et
in ipsis quasi maculis
ubi
habi-
tatur uastas solitudines interiectas, eosque qui incolunt terram
non modo interruptos ita esse
ut
nihil nter ipsos
ab
aliis
ad
alios manare possit, sed
partim
obliquos, partim transuersos,
partim etiam aduersos stare uobis. A quibus expectare glo-
riam
certe nullam potestis.
21 Cerns autem eandem
terram
quasi quibusdam redimitam et
circumdatam
cingulis, e quibus duos maxime inter se diuersos
et
caeli uerticibus ipsis
ex
utraque parte subnixos obriguisse
pruina uides, medium autem illum
et
maximum solis ardore
torreri. Duo
sunt
habitabiles, quorum australis ille, in quo qui
insistunt aduersa uobis urgent uestigia, nihil ad uestrum ge-
nus; hic
autem
alter subiectus aquiloni quem incolitis cerne
quam tenui uos parte contingat. Omnis enim
terra
quae colitur
a uobis, angustata uerticibus, lateribus latior,
parua
quaedam
nsula est circumfusa illo
mari
quod Atlanticum,
quod
mag-
num, quem Oceanum appellatis in terris, qui tamen tanto no-
22
mine quam sit paruus uides. Ex his ipsis cultis notisque terris
num aut
tuum
aut cuiusquam nostrum nomen uel Caucasum
hunc
quem
cerns transcendere potuit uel illum Gangen tra-
natare? Quis in reliquis orientis
aut
obeuntis solis ultimis
aut
aquilonis austriue partibus tuum nomen audiet? Quibus am-
putatis cerns profecto quantis in angustiis uestra se gloria di-
latari uelit. Ipsi autem qui de nobis loquuntur, quam loquen-
tur
diu?
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23/29
TEXTOS
CLASICOS 187
ocho cursos, entre los cuales dos tienen la misma velocidad,
producen siete sonidos distintos
en
sus intervalos, nmero que
es la unin de todas las cosas; al imitar los hombres instrudos
estos sonidos con las cuerdas de la lira y con cantos, se abrie-
ron el camino para venir a este lugar, como aquellos otros
que
cultivaron durante su vida
humana
los estudios divinos
19 con sus ingenios sobresalientes. Aturdidos los odos de los
hombres por este sonido, ensordecieron; no hay en vosotros
otro
sentido ms embotado; as como
en
la regin llamada
Catadupa, donde el Nilo se precipita desde unos montes muy
altos, el pueblo que
habita
en aquel lugar carece de la facul-
tad
de or,
por
la magnitud del ruido. Realmente el sonido
que produce la rapidsima revolucin de t odo el universo es
tal,
que
los odos humanos
no
pueden percibirlo, as como
no
podis
mirar al
sol de frente, pues sus rayos sobrepasan vues-
tra acuidad visual, y vuestros sentidos".
VI,
20
Aunque
yo
admiraba
estas cosas, di riga sin embargo mis
ojos continuamente hacia la tierra. El Africano dijo entonc, s:
Me
doy cuenta de que sigues contemplando la morada de los
hombres; si
te parece pequea, como es,
mira
siempre hacia
esto, que es y desprecia aqueilo, que es humano. Pues
cul es la celebridad que puedes conseguir de las palabras de
los
hombres?
Qu gloria PS digna de ser deseada? Ves que
la tierra est habitada
en
pocos y angostos lugares, y que
en
esas manchas mismas, si as se pueden llamar,
donde se
vive,
hay vastas soledades interpuestas, y
que
los que residen
en
la
tierra no
slo estn separados,
de manera
que
nada
puede
propagarse de unos a otros, sino que estn divididos en perie-
cos, antecos y antpodas. Ciertamente
no
podis esperar nin-
guna gloria de ellos.
21 Ves cmo la tierra est rodeada y envuelta
en
bandas, por
decir
as, y que dos
de
ellas, completamente opuestas y orien-
tadas de
cada
parte hacia los polos mismos del cielo, son re-
giones
heladas;
y aquella que est
en
medio de las dos y es la
ms grande, es
abrasada
por el
ardor
del sol. Dos son habi-
tables, de las cuales la astral, cuyos habitantes pisan el lado
opuesto de vuestras huellas, no tienen nada que ver con vuestra
raza, mira en qu medida tan pequea os pertenece esa otra,
sometida al aquiln, donde habitis. Pues la tierra
habitada
por vosotros, estrecha hacia los polos, y ms ancha por los
lados, es una pequea isla rodeada por aquel mar que en la
tierra
llamis Atlntico, Grande, Ocano, y
que
a pesar
de
22 estos nombres altisonantes es tan pequeo como ves. De estas
mismas
tierras
habitadas y conocidas, acaso
tu
nombre, o
el
de
cualquiera de nosotros ha podido
franquear
el Cucaso,
que
divisas, o llegar al otro lado del Ganges? Quin en los
parajes extremos del oriente o del occidente, del norte o del
sur
oir tu nombre? Si
excluyes estas regiones, vers
en
cun
estrechos lmites
puede dilatarse
vuestra gloria.
An
ms, los
que
hablan de nosotros, por
cunto
tiempo lo
harn?
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188 CICERON
VII, 23 Quin etiam si cupiat proles illa futurorum hominum deinceps
laudes unius cuiusque
nostrum
a pat rihus acceptas posteris pro-
dere, tamen
propter
eluuiones exustionesque terrarum, quas
accidere tempore certo necesse est, non modo
non
aeternam,
sed
ne
diuturnam quidem gloriam adsequi possumus.
Quid
autem interest ah iis
qui
postea nascentur sermonem
fore
de
24
cum ah iis nullus fuerit qui ante na i sunt? qui nec pau-
ciores et certe meliores fuerunt uiri, praesertim
cum
apud eos
ipsos a quihus audiri nomen nostrum potest, nemo unius anni
memoriam consequi possit. Homines enim populariter annum
tantum
modo solis,
id
est unius astri, reditu metiuntur; re
ipsa autem cum
ad
dem unde semel profecta sunt cuneta astra
redierint, eandemque totius caeli descriptionem longis inter-
uallis rettulerint, tum ille uere uertens annus appellari potest;
in
quo
uix dicere audeo
quam
multa hominum saecla tenean-
tur.
Namque
ut olim deficere sol hominihus exstinguique uisus
est, cum Romuli animus haec ipsa
in
templa penetrauit, quan-
doque ah eadem parte sol eodemque tempore iterum defecerit,
tum
signis omnihus ad idem
principium
stellisque reuocatis
expletum annum haheto; cuius quidem anni
nondum
uicesi-
mam partero scito esse conuersam.
25 Quocirca si reditum
in
hunc locum desperaueris,
in
quo omnia
sunt magnis et praestantihus uiris, quanti tandem est
ista
ho-
minum gloria,
quae pertinere
uix ad unius anni partem exi-
guam
potest?
lgitur
al
e spectare si uo es
atque han
e sedem
et aeternam domum contueri, neque te sermonihus uulgi de-
deris, nec
in
praemiis
humanis
spem posueris rerum tuarum;
suis te oportet inlecehris ipsa uirtus
trahat
ad uerum decus,
quid
de te alii loquantur, ipsi uideant,
sed
loquentur lamen.
Sermo
autem
omnis ille
et
angustiis cingitur
his
regionum
quas uides, nec
unquam
de ullo perennis fuit, et ohruitur ho-
minum interitu, et ohliuione posteritatis extinguitur .
VIII, 26 Quae cum dixisset, ego uero inquam Africane,
siquidem
hene meritis de
patria
quasi limes ad caeli aditum patet, quam-
quam
a
pueritia
uestigiis ingressus
patris
et
tuis decori uestro
non defui, nunc lamen tanto praemio exposito enitor multo
uigilantius .
Et
ille:
Tu
uero enitere et sic haheto, non esse
te mortalem sed corpus
hoc;
nec
enim
tu is es quem forma
ista declarat, sed mens cuiusque is est quisque,
non
ea figura
quae
dgito demonstrari potest. Deum te igitur scito esse, si-
quidem est deus
qui
uiget,
qui
sentit,
qui
meminit, qui
proui-
det,
qui
tam
regit
et moderatur
et
mouet id
corpus
cui prae-
positus est, quam hunc mundum ille princeps deus; et ut mun-
dum ex quadam
parte
mortalem ipse deus aeternus, sic fragile
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TEXTOS CLASICOS
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VII, 23 Aunque un remoto descendiente desee transmitir a la posteri-
dad las alabanzas de cada uno de nosotros, recibidas de nues-
tros mayores, no obstante por las inundaciones y las confla-
graciones de la tierra,
que
suceden peridicamente, porque es
necesario
que
as sea, no slo no podemos obtener una gloria
eterna, sino tampoco duradera. Qu te interesa, adems, que
los hombres que vengan despus, hablen de
t
, si nada fuiste
para los que nacieron antes? Ellos no fueron menos numero-
sos, y ciertamente mejores; especialmente porque
an
entre
los que pueden or nuestro nombre, nadie conseguir ser re-
cordado por un slo ao siquiera. Pues los hombres comn-
mente miden el ao por una revolucin del sol, es decir, de
un
solo astro, pero en realidad, cuando a mismo lugar de
donde una
v z
se pusieron en marcha, hayan vuelto todos los
astros, y despus de un largo perodo se hayan colocado
de
nuevo en la misma disposicin en todo el cielo, entonces se
puede llamar a aquel
gran
ao ;
difcilmente me atrevo a
decir cuntos siglos humanos contiene. As como en otro tiem-
po, cuando el alma de Rmulo entr en este mismo templo, los
hombres vieron que el sol se eclipsaba y se extingua, todas
las veces que volviere a faltar el sol del mismo sitio y en el
mismo tiempo, habiendo regresado todas las constelaciones y
estrellas al punto de
partida
, tendrs el ao cumplido. Sabe
que de ste no se ha cumphdo siquiera la
vi
gsima parte.
25 En consecuencia, si pierdes la esperanza de volver a este lugar,
que constituye la nica ambicin de los hombres grandes y
prestantes, cunto vale esa gloria
humana que
apenas puede
ocupar una pequea parte de un solo
ao?
As, si quieres di-
rigir
tus
miradas
hacia
arriba,
y contemplar esta casa y mo-
rada eterna, no te fes de las palabras del vulgo, ni cifras tus
esperanzas en los premios humanos. Conviene que la virtud,
con sus propios atractivos te lleve al decoro verdadero ; lo que
los otros digan
de
t, a ellos solos les incumbe, pero hablarn
sin embargo. Todas sus palabras se limitan a estas estrechas
regiones que ves, y jams fueron duraderas sobre ningn hom-
bre, se sepultan con la muerte de los hombres, y se extinguen
con el olvido de la posteridad .
VIII
,
26
Cuando habl as, yo le respond:
Puesto
que es verdad,
Africano, que para aquellos que sirven bien a la patria se abre
un camino que conduce a la puerta del cielo,
aunque
desde mi
niez he seguido los pasos
de
mi
padre
y los tuyos, y no
he
faltado a vuestra honra, ahora, sin embargo, ante un premio
tan
grande,
me
esforzar con
mayor
diligencia . S, esfur-
zate , dijo l, y ten entendido que tu no eres mortal, sino tu
cuerpo, pues tu no eres lo que aparenta tu figura, sino que el
alma de cada uno es l mismo; no aquella imagen
que
pue-
des sealar con el dedo. Sabe pues, que
tu
eres un dios, si ver-
daderamente es dios aquel que vive, siente, tiene memoria,
prev, y que
de
tal manera rige, gobierna, y mueve el cuerpo
que le est encomendado, como gobierna a este mundo, aquel
dios supremo; y
as
como l mismo,
que
es eterno, gobierna a
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190 CICERON
27 'corpus animus sempiternus mouet. Nam
quod
semper moue-
tur, aeternum est; quod autem motum adfert alicui quodque
ipsum agitatur aliunde, quando finem habet motus, uiuendi
finem habeat necesse est. Solum igitur quod se ipsum mouet,
quia numquam deseritur a se, numquam se moueri quidem
desinit; quin etiam ceteris quae mouentur hic fons, hoc prin-
cipium est mouendi.
Principii
autem nulla est origo; nam ex
principio oriuntur omnia, ipsum autem nulla ex re
alia
nasci
potest; nec enim esset id principium quod gigneretur aliun-
de; quodsi numquam
oritur,
ne occidit quidem umquam.
Nam
principium exstinctum nec ipsum ah alio renascetur, nec ex
se aliud creabit, siquidem necesse est a principio oriri omnia.
Ita fit ut motus principium ex eo sit quod ipsum a se moue-
tur;
id
autem nec nasci potest nec mori; uel concidat omne
caelum omnisque
natura
et consistat necesse est, nec uim ullam
IX, 28 nanciscatur qua a primo inpulsa moueatur. Cum pateat igitur
aeternum
id esse
quod
se ipsum moueat, quis est qui hanc na-
turam
animis
esse tributam neget? lnanimum est enim omne
quod pulsu agitatur externo;
quod
autem est animal,
id
motu
cietur interiore et suo; nam haec est propria natura animi
atque uis; quae si est una ex omnibus quae se ipsa moueat,
29 :neque nata certe este et aeterna est. Hanc tu exerce in optimus
rebus Sunt autem optimae curae de salute patriae, quibus
agitatus et exercitatus animus uelocius in hanc sedem et do-
mum