Comunicación en el matrimonio

Post on 17-Jul-2015

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Es poder expresar o transmitir libremente los pensamientos y emociones con sencillez y honestidad, teniendo en el cónyuge un buen receptor.

La comunicación es una actitud de apertura al otro, que implica disponibilidad para compartir y que se construye a diario.

Hoy una pareja feliz y realizada a través de su vida conyugal luego de numerosos años de matrimonio, es sorprendente.

El secreto de su éxito radica en su estilo de comunicación.

El diálogo constituye un puente que nos conecta con los que nos rodean y el compartir emociones, sentimientos, preocupaciones, miedos o problemas, es esencial para el matrimonio.

Cuanto más estrecha sea la relaciónentre las personas, más importanciatendrá, pequeños actos de bondad y amor tienen un poder que jamás podemos subestimar.

Se dejan de lado los rencores, las acusaciones y las exigencias para asumir la propia responsabilidad logrando un diálogo productivo.

“Ponerle título a la canción”: Se debe explicitar y acotar claramente el tema que van a conversar o negociar. Centrarse en lo actual y puntual. 

 Acordar una cita: Definir lugar, hora y el tiempo límite máximo que le van a dedicar a la conversación. En lo posible que no sea en el dormitorio.

 No interrumpir: Se pueden tomar notas para contestar luego.

 Validación de lo subjetivo:Hay que aceptar lo que el otro “ve” o siente, sin cuestionarlo. Si un tema es muy importante para un miembro de la pareja, inevitablemente afectará la relación, por lo tanto, ese tema es importante para los dos.

 Forma de verbalizar: No culpar, atacar, reprochar, “hacerse la víctima”. Ya que sino el otro se justificará, atacará de vuelta, se taimará o se distanciará, cerrándose a escuchar abiertamente.

Hablar en idioma “yoico” y no “tuico”: Empezar las frases con “yo” y no con “tú” para evitar hacer juicios acerca del otro. No hacer uso del: “nosotros”, “uno”, “se”, “me”, “tú me hiciste sentir”.

 No decir lo que se piensa sino lo que se siente No cuestionar lo que el otro siente. No “leer” la mente ni los sentimientos del otro.

No hacer una guerra santa:No emitir juicios o normas estadísticas ni valóricas como si se fuese dueño de la verdad o de lo práctico, o de lo lógico, o de la bondad o de la sanidad mental.

 Evitar el juego del “gallito”: Si en las luchas de poder alguno gana, los dos pierden. Si negocian, los dos ganan. Si no negocian, se desgastarán y agotarán.

Cuidado con el triunfo pírrico: Ganarle al otro puede llevar a destruir la relación.

Pedir como “neurotiquito”: Rogarle al otro, por favor, lo que uno quisiera, asumiendo que es una necesidad subjetiva (“neurótica”) nuestra, no una obligación del otro.

  Respuesta al pedido: Contestar si se acepta o no, sin contra-argumentar, ni culpar, ni quedarse en silencio, ni distanciarse o irse; sin cuestionar ni descalificar al otro preguntándole “pero, ¿por qué quieres eso? o ¿para qué?”, justificándolo con un “es que quiero comprenderte (o conocerte)”.

 Derecho al “no”: El otro obviamente puede rechazar el pedido, ya sea porque no puede o porque no quiere; aceptan la negociación.

Recupera la amistad en la relación; busca un tema que una a la pareja.

No trates temas importantes durante los momentos de tensión del día.

No dejes problemas sin resolver o resentimientos ocultos, o los problemas  no resueltos reaparecerán y, serán cada vez más difíciles de afrontar.

Evita comunicarte con ironía y sarcasmo.

Haz peticiones no exigencias “por favor" y "gracias".

No divulgues los sentimientos compartidos por tu cónyuge. Así se construye la confianza.

No prejuzgues la situación ni culpes a tu cónyuge sin haberlo escuchado.

Cambia no solo tus palabras sino también tu comportamiento.

Trata de decir todo con calma y paciencia con claridad y con caridad; cuidado con el tono usado.

Expresa tu opinión y luego espera; responder con una palabra, con gestos, con una sonrisa, un abrazo.

No castigue con el silencio; el dialogar siempre es la mejor opción para que su pareja comprenda bien sus deseos y emociones.

Escribe una carta: en caso de que te cueste expresar libremente tus emociones y pensamientos.

 Acepta la opinión del otro; comunicarse significa aceptación, igualdad, comprensión.