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“CRUZAMIENTO”: LA EXPERIENCIA DEL CAMBIO DE DERECHA A IZQUIERDA.
Dibujar una forma percibida es principalmente una función del hemisferio derecho.
Para dibujar una forma hay que «desactivar» el modo izquierdo y «activar» el derecho, una
combinación que provoca un estado subjetivo ligeramente alterado, donde evitamos lo
verbal y lógico. Las características de este estado subjetivo han sido mencionadas por los
artistas: una sensación de «conexión» con la obra, pérdida del sentido del tiempo, dificultad
para usar palabras o entender lo que les dicen, una sensación de confianza y relax, una
clara percepción de las formas y espacios (que quedan sin nombrar).
Es importante experimentar el paso de un modo a otro, el paso desde el estado
ordinario, verbal y analítico, al estado espacial y no verbal. Preparando las condiciones
para este cambio y experimentando la diferencia entre ambos estados podrás reconocer y
fomentar este estado mental que te hará capaz de dibujar mejor.
Los ejercicios que siguen están específicamente ideados para ayudarte a escapar
del predominio del hemisferio izquierdo. Podría seguir describiendo el proceso con
palabras, pero sólo tú puedes experimentar por ti mismo este cambio en el estado
subjetivo. Tal como dijo en cierta ocasión Fats Waller, «Si tienes que preguntar lo que es el
jazz, es que no lo sabrás nunca». Lo mismo pasa con este estado: hay que experimentar el
paso del modo-I al modo-D, observar el estado propio del modo-D y de esta manera ir
conociéndolo.
DIBUJO DE COPAS-CARAS Nº 1
Probablemente ya conoces este tipo de dibujo engañoso.
Mirado de una manera, parecen ser dos caras vistas de perfil. De
repente, según estamos mirándolo, el dibujo parece cambiar y se
transforma en una copa. La figura 3.1 es una de sus muchas
versiones.
Antes de empezar LEE TODAS las instrucciones (puntos 1-4).
1. Dibuja el perfil de una cara en el lado izquierdo del papel, mirando
hacia el centro. (Si eres zurdo, dibuja el perfil en el lado derecho, también mirando hacia el
centro.) (Figuras 3.2 y 3.3) Haz tu propia versión del perfil: suele ser mejor que el perfil
proceda de tu propia reserva de “símbolos memorizados”.
3.2. Diestros 3.3. Zurdos
2. A continuación, dibuja líneas horizontales arriba y abajo, formando los límites superior e
inferior de la copa (Figuras 3.2 y 3.3).
Fig 3.1
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3. Repasa con el lápiz el primer perfil. Al pasar por cada uno de los rasgos, nómbralos
para tus adentros: “frente, nariz, labio superior, labio inferior, barbilla, cuello…” Repite este
paso una vez más. Esta es una tarea del lado izquierdo: dar nombre a las formas
simbólicas.
4. Luego, empezando por arriba, dibuja el segundo perfil, para completar la copa. Este
segundo perfil debe ser un doble invertido del primero, para que la copa sea simétrica
(vuelve a mirar el ejemplo de la Figura 3.1). Prueba a nombrar cada parte mientras
dibujas… ¿no te cuesta mucho trabajo que cada forma sea simétrica de las del primer
dibujo?
Si haces esto mientras dibujas el segundo perfil, seguramente experimentes una
sensación de conflicto mental. Fíjate en esto. Para de dibujar, borra las líneas que
consideres erróneas, y empieza a dibujar el segundo perfil, sólo intentando que sea
simétrico del primero. Observa cómo resuelves el problema: cambiando el modo de
procesar la información. Descubrirás que estás dibujando el segundo perfil de un modo
completamente diferente: mirando cómo es, NO qué es. Este es el modo de dibujar
del hemisferio derecho.
Antes de seguir leyendo, haz el dibujo.
Después de terminar: Ahora que has completado el dibujo de copa-caras, reflexiona sobre
cómo lo hiciste. Probablemente dibujaste el primer perfil con bastante rapidez y después,
tal como se te indicó, lo repasaste mientras verbalizabas el nombre de cada rasgo.
Este es un modo de procesamiento típico del hemisferio izquierdo: dibujar formas
simbólicas de memoria y darles nombre.
Al dibujar el segundo perfil (es decir, el perfil que completa la copa) puedes haber
experimentado, como ya dijimos, cierta confusión o conflicto. Para continuar el dibujo
tuviste que encontrar un modo diferente, un proceso distinto. Probablemente perdiste la
sensación de estar dibujando un perfil y te encontraste examinando el espacio entre los dos
perfiles, apreciando ángulos, curvas, entrantes y salientes, y longitudes de línea,
relacionando las formas opuestas, que ahora quedan sin nombre. Dicho de otra manera,
estuviste haciendo constantes ajustes en la línea que dibujabas, comprobando dónde
estaba y a dónde iba, examinando el espacio entre el primer perfil y la copia invertida.
Probablemente te encontraste con que nombrar las partes (frente, nariz, etc.)
parecía confundirte. Era mejor no pensar en el dibujo como en una cara, y resultaba más
fácil usar como guía la forma del espacio entre los dos perfiles. En otras palabras, era más
fácil no pensar en palabras. Al dibujar con el lado derecho del cerebro, como hacen
los artistas, si se usan palabras es para preguntar cosas como:
« ¿Dónde empieza esta curva?» « ¿Cómo es de cerrada?»
« ¿Qué ángulo forma esta línea con el borde del papel?»
« ¿Cuál de estas dos líneas es más larga?»
« ¿Dónde está ese punto respecto al borde superior (o inferior) del papel?»
Estas son preguntas propias del modo-D: espaciales, relativas y comparativas.
Nótese que no se nombran las partes. No se afirma nada, no se sacan conclusiones tales
como «la barbilla debe sobresalir tanto como la nariz» o «la nariz es curvada».
En el siguiente ejercicio hay que centrar la mente en los factores relativos y no
verbales. Si el hemisferio izquierdo se entromete con frases verbales acerca de las
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imágenes (cómo tiene que ser una copa, cómo son las caras), hay que tratar de calmarlo.
El “observador oculto” puede decir «Quédate a un lado, por favor. El otro hemisferio puede
hacerse cargo. No tardará mucho y enseguida estaremos contigo».
(Esto puede sonar un poco ridículo, pero es necesario, porque el hemisferio izquierdo no
está acostumbrado a que le hagan callar, y en cierto sentido hay que “consolarlo”)
DIBUJO DE Copas/Caras N° 2: COPA BARROCA Y CARA DE MONSTRUO
Haz un segundo dibujo, siguiendo las instrucciones. Lee todas las instrucciones antes de
empezar.
1. En la parte izquierda del papel (o en la derecha, si eres zurdo), dibuja un perfil.
Esta vez, dibuja la cara más rara que se te ocurra: puedes pensar en una bruja, un ogro, un
monstruo… Ve nombrando las partes de la cara al dibujar el perfil, y nombra también todos
los aditamentos que dibujes: verrugas, papadas, etc. Mira la figura 3.4 como ejemplo, no la
copies, trata de crear tu propio perfil.
Fig. 3.4 Con la mano izquierda (zurdos)
2. Una vez terminado el primer perfil, añade las líneas
horizontales arriba y abajo, para definir los límites de la
copa.
3. Dibuja ahora el perfil invertido, completando la copa,
que esta vez será una “copa barroca”.
Lo mismo que en el ejercicio anterior, el primer perfil es
un dibujo al estilo izquierdo, con formas simbólicas que representan los rasgos de la cara.
Tratándose de un perfil tan complicado, el mejor modo de dibujar el segundo perfil (incluso,
seguramente el único modo de hacerlo) es con el control del hemisferio derecho. La
complejidad de la forma fuerza el cambio al modo-D. Lo que interesa en este ejercicio no
es hacer un dibujo perfecto, sino tratar de sentir el cambio del modo-I al modo-D. Trata de
experimentar la diferencia entre ambos modos. Cuando empieces a reconocer que has
cambiado de estado, habrás dado un primer paso para aprender a controlar por voluntad
consciente el lado del cerebro que empleas para cada tarea.
Tratar de dibujar una forma usando el modo verbal del hemisferio izquierdo es como
tratar de enhebrar una aguja con los pies. No hay manera de hacerlo. Lo que se necesita
es poder «desactivar» el hemisferio izquierdo y activar el derecho. Esto exige desbloquear
el derecho o, tal como dijo Aldous Huxley, «abrir la Puerta del Muro».
Ejercicio 3.- Percepción del contorno puro (“contornos escuetos”)
Materiales: - Lápiz 2B
- Sacapuntas
- Goma
- Cinta adhesiva
- Cronómetro
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Tiempo: Sobre 20 minutos.
Instrucciones:
1. Busca un lugar donde puedas estar solo y sin que te interrumpan durante unos veinte
minutos por lo menos.
2. Pon si quieres un despertador, para no tener que preocuparte por el tiempo transcurrido
(una tarea del hemisferio izquierdo).
3. Coloca un papel sobre la mesa y fíjalo con cinta adhesiva en una posición que parezca
cómoda. Esto es necesario para evitar que el papel se mueva mientras dibujas.
4. Vas a dibujar tu propia mano -la izquierda si dibujas con la derecha, la derecha si eres
zurdo-. Colócate de manera que la mano que sujeta el lápiz esté lista para dibujar
sobre el papel.
5. Vuelve la cara en dirección contraria, mirando a la mano que tiene que copiar. Apoya la
mano en algún sitio, porque tendrás que
mantener la misma posición durante bastante
tiempo. Es decir, vas a dibujar tu mano sin
poder ver lo que estás dibujando (mira la
posición en la figura 4.1).
El mirar hacia otro lado es necesario por dos razones:
primero, para enfocar toda la atención en la
información visual, y segundo, para no dedicar
ninguna atención al dibujo, lo cual podría dar suelta a
los viejos patrones simbólicos aprendidos en la
infancia acerca de «cómo dibujar manos».
Sólo debes dibujar lo que ves (a la manera
espacial del modo-D) y no lo que sabes (a la manera
simbólica del modo-I). Volver la cabeza es necesario porque el impulso de mirar el dibujo
es casi irresistible al principio. Si dibujaras en la posición normal, aún diciéndote «no pienso
mirar», pronto estarías echando vistazos furtivos de reojo. Esto reactivaría el modo-I y
frustraría el propósito del ejercicio.
6. Ya en posición girada, enfoca la mirada en alguna parte de tu mano y percibe un borde.
Al mismo tiempo, coloca la punta del lápiz sobre el papel, procurando no estar
demasiado cerca de los bordes del mismo.
7. Muy lentamente, avanzando de milímetro en milímetro, recorre con la mirada el borde de
tu mano, observando cada minúscula variación u ondulación de la línea. Al mover el
ojo mueve también el lápiz, con la misma lentitud, tratando de registrar las ligeras
variaciones que la vista va encontrando en el borde. En cualquier momento, puedes
“entrar” en la superficie de la palma de la mano, y recorrer las arrugas o pliegues de
los dedos, avanzando por esas nuevas líneas, como si fueran pequeños senderos
por los que el ojo y el lápiz caminan, como haría un insecto diminuto.
Tienes que convencerte de que la información procedente del objeto observado (tu mano)
es minuciosamente percibida por los ojos, y simultáneamente registrada por el lápiz, que
registra todo lo que ves en cada momento.
8. No te vuelvas para mirar el papel. Observa tu mano y dibuja poco a poco los bordes y
líneas que veas. Al mismo tiempo serás consciente de la relación de ese contorno
Fig 4.1
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con la complicada configuración de contornos que es la mano entera. Puedes entrar
y salir de los contornos, pasar de uno a otro y volver otra vez al primero, SIN
LEVANTAR EL LÁPIZ DEL PAPEL.
No te preocupes por si el dibujo parecerá una mano. Probablemente no lo parecerá,
porque no puedes controlar las proporciones.
Al reducir las percepciones a pequeños fragmentos cada vez, aprenderás a ver las cosas
exactamente como son, tal como las ven los artistas.
9. Procura que el movimiento del lápiz coincida exactamente con el movimiento del ojo.
Quizás uno u otro trate de adelantarse, pero no permitas que eso suceda. Tienes
que registrar cada punto en el mismo instante en que lo ves. No te detengas:
continúa a un ritmo lento y uniforme.
Al principio, puede que te sientas incómodo, incluso que te duela la cabeza! Si “piensas”, el
hemisferio izquierdo se rebela y dice: «Deja ahora mismo esta tontería. No necesitas mirar
las cosas tan de cerca. Tengo ya un nombre para todo ello, incluso para las arrugas más
pequeñas. Seamos razonables y dediquémonos a algo que no sea tan aburrido. De lo
contrario, te daré un dolor de cabeza.»
Ignora todas estas quejas. Persiste. Poco a poco, las protestas del hemisferio
izquierdo se acallarán y tu mente quedará tranquila. Te encontrarás fascinado por la
maravillosa complejidad de lo que ves, y sentirás que puedes penetrar más y más en esa
complejidad. Déjate llevar. No tienes nada que temer. El dibujo será un bello registro de tus
profundas percepciones. Y no nos importa si parece o no una mano. Lo que queríamos
era registrar las percepciones.
Después de acabar: Piensa en cómo te sentías al empezar el ejercicio, en
comparación con cómo te sentías más adelante cuando estabas enfrascado en el dibujo.
¿Cómo era ese estado? ¿Perdiste la conciencia del tiempo? ¿Te enamoraste de lo que
veías? Si volvieras a ese estado alternativo, ¿lo reconocerías?
El dibujo de contornos puros es tan eficaz que muchos artistas tienen el hábito de
hacer una corta sesión de esto antes de empezar a dibujar otras cosas, con el fin de poner
en marcha el proceso de desactivación del modo-I.
Si no experimentaste un claro cambio al modo-D con este primer dibujo, sé
paciencia.. para algunos, esta “suspensión del control” resulta una amenaza. Hay que
tranquilizar al hemisferio izquierdo; hablar con él, decirle que no se le va a abandonar, que
sólo queremos salir un momento.
Con algo de práctica, esta técnica puede dar lugar a imágenes especialmente
atractivas por su expresividad en el trazo. Puedes ver algunos ejemplos, con la figura
humana como motivo, en el siguiente enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=lVtmk23gnO8&feature=fvwrel
Fig. 4.2
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Ejercicio 4.- Percepción del contorno puro (“contornos modificados”)
Ahora que has aprendido a acceder a la mitad derecha de tu cerebro, a abrir las puertas de
la percepción y a entrar en el estado subjetivo ligeramente alterado del modo de procesar
del hemisferio derecho, estás comenzando a ver de la manera como ven los artistas, y
estás casi preparado para dibujar una imagen realista aplicando el siguiente método:
“dibujo de contornos modificados”.
El dibujo de contornos modificados es exactamente igual al dibujo de contornos escuetos,
solo que se permite mirar el dibujo a breves intervalos, con el único objetivo de estimar las
relaciones de tamaños, longitudes y ángulos. Podrás mirar brevemente el dibujo para
controlar la dirección de la línea, la proporción, etc., usando al mismo tiempo la observación
lenta e intensa que induce el cambio cognitivo a la modalidad D.
Antes de comenzar: Lee todas las instrucciones.
1- Coloca todo el material necesario, y asegúrate de que vas a tener al menos media
hora de tiempo sin interrupciones.
2- Siéntate cómodamente a la mesa, y fija en ella el papel para que no se deslice. Vas a
volver a dibujar tu mano. Coloca la mano en una posición complicada, con los dedos
entrelazados, cerrados, cruzados,… Una posición complicada es mejor para nuestro
propósito que una posición plana, extendida, sencilla, porque el hemisferio derecho
parece preferir la complejidad.
3- Una vez comenzado el dibujo, ten cuidado de no mover ni la posición de la mano ni la
cabeza (es decir, no ladees la cabeza para ver una parte de la mano que podría estar
oculta a la vista). Adopta una posición y mantenla. Necesitamos una sola vista, no
vistas múltiples que podrían distorsionar el dibujo.
4- Contempla la mano que vas a dibujar. Esto pondrá en marcha el cambio cognitivo al
modo de procesar D. Imagina una línea vertical .y una horizontal junto a tu mano.
Observa la relación de un solo ángulo respecto a la horizontal o vertical. Ahora mira tu
papel e imagina el ángulo como si estuviera ya dibujado en el papel. Busca un
espacio, tal vez entre los dedos. Mira ese espacio hasta que veas el borde del
espacio en el lugar donde se encuentra con el borde del dedo.
5- Fija los ojos en cualquier punto de un contorno, y empieza a dibujar. Comprueba
cada ángulo en relación a la vertical o a la horizontal. A medida que tus ojos se
mueven lentamente a lo largo del contorno, dibuja el contorno sobre el papel, al
mismo tiempo y con la misma lentitud. Avanza de un contorno al contiguo o
adyacente. No dibujes una línea exterior completa, para después tratar de dibujar las
formas interiores. Es mucho más fácil avanzar de una forma a la adyacente. Al igual
que en el dibujo de contornos escuetos, tu lápiz ira registrando todos los bordes,
marcando cada ligero cambio de dirección y ondulación de cada contorno. Este es un
proceso sin palabras. No hables contigo mismo. No nombres las partes a medida que
las dibujas. Solo estás trabajando con información visual; las palabras no colaboran.
No es necesario calcular nada de forma lógica, porque toda la información visual este
allí mismo, delante de tus ojos. Concéntrate en lo que ves, observando sin palabras la
longitud de una parte en relación a otra; la anchura de una parte en relación a la que
acabas de dibujar; la pendiente de un ángulo comparado con otro…
6- Solamente mira el papel para localizar un punto o comprobar una relación. Más o
menos el 90 % del tiempo deberás dedicarlo a centrar los ojos en la mano que estás
dibujando, casi igual que en el dibujo anterior.
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7- Cuando llegues a las uñas (recuerde que no estamos nombrando cosas), dibuja las
formas que rodean las uñas, no las uñas propiamente como tales. De esta manera
evitarás la intromisión de cualquier símbolo de tu infancia. El cerebro izquierdo no
tiene ningún nombre para las formas que rodean las uñas. En realidad, si tienes
problemas con cualquier parte, pasa a la forma adyacente o al espacio que comparte
el contorno que necesitas.
8- Finalmente, recuerda que todo lo que necesitas saber acerca de tu mano, toda la
información perceptiva que requieres, lo tienes allí mismo, delante de tus ojos. Tu
trabajo consiste simplemente en convertir las percepciones tal como las ves en trazos.
No necesitas pensar para hacer eso. Como únicamente necesitas notar, observar y
registrar lo que ves, el dibujo te parecerá fácil y te sentirás seguro, confiado, relajado
e inmerso en las formas, fascinado por la manera en que todas las partes encajan, se
unen, como un rompecabezas perfectamente armado.
Ahora comienza a dibujar.
Aún te será más fácil conseguir este nivel de dibujo si deslizas el lápiz sobre el papel sin
levantarlo, conectando todos los diferentes contornos en una sola línea continua y
fluida. Evita los cambios bruscos de dirección, los trazos en “zigzag”: aunque las formas
aparezcan algo más blandas o imprecisas, el dibujo ganará en expresividad.
Figs. 5.1
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LA IMAGEN CABEZA ABAJO, PARA PASAR AL MODO-D
Las cosas familiares no parecen las mismas cuando se ven cabeza abajo.
Automáticamente asignamos a las cosas una parte superior, otra inferior, etc., y esperamos
ver las cosas orientadas del modo habitual. Es decir, con la cabeza arriba y los pies abajo.
Con esta orientación podemos reconocer las cosas familiares, nombrarlas y clasificarlas,
acomodando lo que vemos a nuestros recuerdos y conceptos almacenados.
Cuando una imagen se ve cabeza abajo, las pistas visuales no concuerdan. El mensaje es
extraño, y el cerebro se confunde. Vemos las formas y las zonas de luz y sombra. En
general, no nos molesta mucho ver imágenes cabeza abajo, a menos que nos pidan que
nombremos la imagen. Entonces la tarea puede ser exasperante.
Vistas al revés, hasta las caras conocidas son difíciles de identificar. Por ejemplo, la
fotografía de la Figura 4.6 representa a un famoso americano. ¿Reconoces a quién? Es
posible que hayas tenido que dar la vuelta al libro para comprobar que se trata de John F.
Kennedy. Incluso después de darte cuenta puede que la imagen invertida te siga
pareciendo extraña.
Fig. 4.6
Fig. 4.7
¿Y reconoces a la señora de la figura 4.7? También pertenece al ámbito de la política, es
inglesa… ¿Ya sabes quién es? Aunque no recuerdes ahora su nombre, da la vuelta a la
hoja (o mira la pantalla al revés). Verás qué sorpresa…
La orientación invertida ocasiona problemas de reconocimiento con otras
imágenes. Probablemente tendrías problemas para descifrar tu propia escritura vista al
revés. Compruébalo con algún viejo escrito.
Ejercicio 5.- DIBUJO INVERTIDO
Vamos a aprovechar este fallo en las habilidades del hemisferio izquierdo para darle al
modo-D una oportunidad de tomar la dirección durante un rato.
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Aquí tienes una reproducción de un dibujo de Picasso visto cabeza abajo. Tienes que
copiar esta imagen invertida, y, por lo tanto,
tendrás que dibujar al revés; es decir, tienes que
copiar el dibujo de Picasso tal como lo ves aquí.
NO LE DES LA VUELTA PARA “VERLO BIEN”
Materiales:
- Dibujo de Picasso.
- Lápiz 2B 4B
- Sacapuntas.
- Goma.
Tiempo: Entre 30 y 40 minutos.
Antes de empezar: Lee todas las instrucciones
que siguen.
1. Busca un lugar tranquilo para dibujar, donde
nadie te moleste. Pon música, si lo deseas.
Cuando pases al modo-D, la música se
desvanecerá. Acaba el dibujo en una sesión,
digamos de treinta a cuarenta minutos. Puedes
usar un despertador para no tener que ocuparte
del tiempo (una función del hemisferio izquierdo).
Y, sobre todo, no des la vuelta al dibujo hasta que hayas terminado. Si lo hicieras,
podrías volver al modo-I, cosa que queremos evitar mientras aprendes a experimentar el
modo-D.
2. Mira el dibujo invertido (Figura 4-7) durante un minuto, observando los ángulos, líneas y
formas. Observa cómo todas las líneas encajan. Donde termina una, empieza otra. Las
líneas mantienen ciertos ángulos unas con otras y con los bordes del papel. De hecho, las
líneas forman los bordes de los espacios, y se pueden ver las formas de los espacios
encerrados por las líneas.
3. Empieza a dibujar por arriba, y copia cada línea, pasando de una línea a la adyacente,
progresando como si se tratara de un rompecabezas. No te preocupes por los nombres de
las partes, no es necesario (¡es contraproducente!). Es más, si llegas a una parte que tal
vez podrías nombrar, sigue diciéndote a ti mismo: «Bien, esta línea se curva por aquí; aquí
se le cruza esta otra, haciendo esta pequeña forma; esta línea es casi paralela al borde del
papel.» Trata de no pensar en lo que son las formas, y evita cualquier intento de reconocer
o nombrar las partes.
4. Empieza ya a dibujar, progresando línea a línea y parte por parte.
5. Una vez que hayas empezado, te encontrarás muy interesado en las relaciones entre las
líneas. Para cuando estés bien enfrascado en el dibujo, el modo-I se habrá desactivado
(ésta no es una tarea apetecible para el hemisferio izquierdo: es muy lenta, y resulta muy
difícil reconocer las cosas) y el modo-D estará en funcionamiento.
Recuerda que todo lo que necesitas saber para dibujar la imagen está delante de tus ojos.
Ahí está toda la información, facilitándote la tarea. No la compliques; es de verdad así de
sencilla. Después de terminar: Cuando termines y le des la vuelta al dibujo,
probablemente te sorprenderás de lo bien que ha quedado...
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Ejercicio 5.2 - Dibujo Invertido, otros ejemplos
Caballo a líneas
Seated Woman, de Schiele
Caballero, de Durero
Conviene que practiques a menudo esta manera de
dibujar, para acostumbrarte a fijar la vista en las
formas y no en “las cosas”.
Para realizar estos dibujos debes seguir las mismas
instrucciones del ejercicio 4.
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Espacios negativos
Una de las habilidades más importantes para un dibujante es ver, entender y dibujar los
espacios negativos, es decir, los espacios o “huecos” que generan los objetos a su
alrededor o en su interior.
El ver espacios negativos hace que sea fácil dibujar composiciones que en principio
pueden parecerte difíciles, como las vistas en escorzo. Los bordes de lo que quieres
dibujar siempre son bordes compartidos: si dibujas los espacios negativos en torno a
una forma en escorzo, estarás dibujando también la forma, y te encontrarás con que estás
dibujando correctamente.
Además, el énfasis en los espacios negativos fortalece y mejora la unidad de tus
composiciones. Compondrás mejor, evitando los típicos espacios blancos sin nada en la
parte alta, baja o lateral de la composición.
Ejercicio 6.1- Dibujar el espacio negativo de una rama con hojas
Materiales:
- Lápiz 2b y 4b
- Sacapuntas y goma de borrar
- Un folio blanco
- Visor
- Un rotulador no permanente
- Una ramita con muchas hojas (mejor tamaño visor)
- Un papel para dibujar tamaño A4
Tiempo: una sesión de media hora
Instrucciones:
Para empezar, puedes recoger una pequeña rama con hojas, y dejarla una noche con algo
de peso encima para que quede plana. Así, el primer ejercicio será aún más sencillo que el
de la mano, ya que al situar el visor encima, todas las partes a dibujar estarán
prácticamente en contacto con él. No hace falta que repases los contornos con rotulador:
sencillamente reproduce las líneas auxiliares (diagonales y ejes) del visor al papel, pero a
un tamaño ligeramente mayor, para que consigamos un dibujo a escala.
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Ahora, concéntrate en los espacios blancos del papel del fondo (mejor si es de un color
fuerte), que aparecen alrededor y entre las ramas y hojas… y vete reproduciendo cada
elemento como si fueran piezas de un puzzle. Para forzar la atención en los huecos, vete
rellenándolos de tono gris, evitando mirar la planta en sí, que por tanto quedará en blanco.
Ejercicio 6.2- Dibujar el espacio negativo de una planta
Tras un descanso, prueba a hacer lo mismo, pero con unas flores o una planta “de verdad”,
que estén frente a ti, en una maceta o jarrón. Mejor que no sea muy densa, que tenga
pocos elementos o muy grandes (por ejemplo, mejor un ficus que un geranio).
En este caso, lo que vas a dibujar es, por supuesto, tridimensional, y las hojas estarán en
diferentes niveles de profundidad, superpuestas… En principio parece una tarea muy
complicada pero verás que si sigues los pasos que te indico no tendrás problema.
Coloca el tiesto o compón el ramo del modo que prefieras,
intentando que las hojas creen espacios negativos entre
ellas. No te preocupes de lo difícil que pueda parecerte la
tarea. No tienes que pintar la planta, sólo los espacios que
quedan entre ella y el fondo. Tienes que hacer el esfuerzo
de pensar en la forma de esos espacios. Puedes seguir los
mismos pasos que en ejercicios anteriores: primero calcas
con el visor los espacios negativos y después copias el
dibujo en tu formato A4, del mismo modo que hubieras
copiado un dibujo invertido, fijándote solo en las direcciones,
formas, ángulos... de los espacios negativos.
Recuerda que está prohibido pensar en la planta,
nombrar la planta o dibujar la planta. Cuando acabes, puedes oscurecer los espacios
negativos como en los ejemplos.
Ejercicio 6.3.- Dibujo de una silla
partiendo de su espacio negativo
Materiales:
- Barra de grafito
- Toallitas de papel
- Bloc de dibujo grande
- Visor pequeño
- Rotulador no permanente
- Tabla de dibujo
- Cinta adhesiva
- Sacapuntas, gomas de borrar
- una silla
…. y al menos una hora de tiempo
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Coloca una silla situada en el suelo de modo que la luz incida sobre ella desde un lado y
que desde tu punto de vista puedas ver el asiento y las cuatro patas (evita que la silla esté
totalmente de frente a ti).
Encájala con el visor pequeño de modo
que quede bien compuesta dentro del
espacio. Calca uno de los espacios
negativos de dentro de la silla. Éste será
“tu módulo”.
Dibuja un rectángulo de mayor tamaño,
proporcional al rectángulo del visor. Traza la
horizontal y vertical de referencia y mánchalo
de un tono gris uniforme con la barra de
grafito.
Copia el módulo que has calcado con el
visor en el bloc de dibujo, con cuidado de
guardar las proporciones correctas al
ampliarlo.
Observa ahora la silla del natural y dibújala
observando los espacios negativos exteriores
e interiores, los ángulos que forman unas
líneas con otras, y las proporciones entre las
partes.
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Observa las sombras propias y arrojadas de
la silla. Oscurece las sombras observando
que, al igual que la silla, también tienen
espacios negativos.
Por último, aclara con una goma los puntos
más luminosos (a eso se le llama “sacar
luces”).
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EJERCICIO 6.4.- Dibujo de persona y objetos PARTIENDO DEL ESPACIO NEGATIVO
Los pasos a seguir serían los mismos que en el ejercicio anterior, solo cambia el tamaño
del modelo y de nuestro soporte, y la separación que tenemos respecto a ambos.