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Método en Trabajo Social II:
diagnóstico y planificación
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
ÍNDICE
MOTIVACIÓN........................................................................................ 3
PROPÓSITOS ....................................................................................... 4
PREPARACIÓN PARA LA UNIDAD ........................................................... 5
1. CONCEPTO DE DIAGNÓSTICO SOCIAL ................................................ 7
1.1. DIAGNÓSTICO Y CLIENTE ........................................................... 7
1.2. ASPECTOS A TENER EN CUENTA EN LA REALIZACIÓN DE UN
DIAGNÓSTICO SOCIAL ................................................................ 8
1.3. CARACTERÍSTICAS DEL DIAGNÓSTICO SOCIAL ............................ 10
1.4. DIMENSIONES DEL DIAGNÓSTICO.............................................. 10 1.4.1. Diagnóstico general........................................................................ 10 1.4.2. Diagnóstico específico ................................................................... 11 1.4.3. Fases del diagnóstico general y diagnóstico específico................ 11 1.4.4. El informe del diagnóstico social.................................................... 12
2. CONCEPTO DE PLANIFICACIÓN Y PROGRAMACIÓN ........................... 13
2.1. CONDICIONES PARA UNA PLANIFICACIÓN EFICAZ........................ 14
2.2. TIPOS DE PLANIFICACIÓN ......................................................... 14
2.3. NIVELES DE PLANIFICACIÓN...................................................... 15
2.4. NIVEL ESTRATÉGICO EN LA PLANIFICACIÓN: EL PLAN................... 16
2.5. NIVEL TÁCTICO EN LA PLANIFICACIÓN: EL PROGRAMA ................. 18
2.6. NIVEL OPERATIVO EN LA PLANIFICACIÓN: EL PROYECTO .............. 19 2.6.1. Concepto........................................................................................ 19 2.6.2. Principios en el diseño de un proyecto .......................................... 20 2.6.3. Formato para la presentación de proyectos .................................. 21
CONCLUSIONES................................................................................. 23
2
RECAPITULACIÓN .............................................................................. 24
AUTOCOMPROBACIÓN ....................................................................... 25
SOLUCIONARIO.................................................................................. 29
PROPUESTAS DE AMPLIACIÓN ............................................................ 30
BIBLIOGRAFÍA.................................................................................... 31
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
MOTIVACIÓN
Imagina que no te encuentras bien y al acudir a la consulta del médico para ex-
ponerle tu estado te dice, sin apenas escucharte, que es necesario operar de
urgencia.
El médico desconoce cómo te encuentras, qué síntomas tienes, si es urgente o
no, si tienes problemas añadidos de salud, si hay cirujano disponible…, pero ya
estás en la mesa de operaciones.
¿Consideras que tras la operación tus problemas de salud estarán correctamen-
te resueltos? ¿Se te ha estudiado y diagnosticado con exactitud? ¿Va a poder
planificarse tu curación con éxito? O, lo más grave…, ¿era necesario operarte?
En esta unidad vas a poder comprobar la importancia de un buen diagnóstico y
de una planificación acertada para poder resolver situaciones problemáticas con
éxito.
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PROPÓSITOS
Al finalizar el estudio de esta unidad didáctica, podrás:
Entender el concepto de diagnóstico social, así como sus característi-
cas principales.
Diferenciar un diagnóstico general de uno específico y las fases de ca-
da uno de ellos.
Comprender los conceptos de planificación y programación.
Reconocer las fases y diseño de un plan, programa y proyectos.
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
PREPARACIÓN PARA LA UNIDAD
En esta unidad comprobarás que el diagnóstico y la planificación son dos eta-
pas importantes dentro del proceso metodológico de la intervención en Trabajo
Social.
El diagnóstico determina los problemas de un cliente según el juicio del trabaja-
dor social. Nos aporta los datos fundamentales para explicar una realidad y po-
der de este modo programar una acción transformadora.
Tras conocer la situación problema y establecer la jerarquía de necesidades,
nos planteamos establecer un plan de acción para poder intervenir.
La planificación, por tanto, trata de establecer los objetivos y tareas tendentes a
conseguir el cambio en la situación problema, así como diseñar las estrategias
necesarias para modificar esta situación.
Ambas fases, diagnóstico y planificación, son necesarias para poder asentar las
bases de una buena intervención social.
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
1. CONCEPTO DE DIAGNÓSTICO SOCIAL
Etimológicamente, el concepto diagnóstico supone “conocer a través de” (Pi-
chardo, 1993, pág. 97).
Esta fase del método científico es utilizada en muchas profesiones y disciplinas. En Trabajo Social, es entendida como la interpreta-ción que el trabajador social hace de la situación problema que vivencia un individuo, grupo o comunidad y que permite plantear una intervención eficaz para poder modificarla.
El objetivo del diagnóstico es, en palabras de Amaya Ituarte, la elaboración de
una síntesis, una comprensión de los problemas y situación del cliente sin olvi-
dar el contexto en el que vive (Ituarte, 1992).
Por tanto, lo que el diagnóstico social nos va a facilitar es una estructuración de
los datos más importantes y necesarios de una problemática social, que nos
permitirá la programación de una acción transformadora (Aylwin, 1982).
1.1. DIAGNÓSTICO Y CLIENTE
Según Amaya Ituarte, es muy recomendable que el trabajador social haga partí-
cipe al cliente del diagnóstico realizado.
El diagnóstico debe exponerse en términos claros, sencillos y entendibles para
que la persona que vive la situación problemática sea conocedora del análisis
que se ha elaborado.
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De este modo, el cliente va a conocer y, en principio, a aceptar en qué términos
de tratamiento y sobre qué aspectos se pretende incidir para mejorar su situa-
ción. Y sobre todo, y más importante, para que el cliente participe en el plan-
teamiento de intervención, ya que sin esa implicación activa la consecución de
los objetivos que nos planteamos no va a poder lograrse, además de estar aten-
tando contra los principios éticos básicos del Trabajo Social (Ituarte, 1992).
1.2. ASPECTOS A TENER EN CUENTA EN LA REALIZACIÓN DE UN DIAGNÓSTICO SOCIAL
Según Ezequiel Ander-Egg, hay que conocer para poder actuar. El diagnóstico
social debe facilitarnos el camino para saber actuar, ofreciéndonos además:
Una información básica con la que podremos realizar acciones concretas.
Un marco que guíe nuestras estrategias de actuación (Ander-Egg, 1995).
Por tanto, a la hora de realizar un buen diagnóstico social, nos centraremos en
el estudio previo de los siguientes aspectos (ob. cit.):
Definición del problema en el que vamos a intervenir y el porqué de su
existencia.
Análisis del contexto en el que la situación problema se sitúa.
Valoración de los recursos que tenemos a nuestro alcance para afrontar
la problemática.
Definición de los actores sociales implicados en la problemática.
Establecimiento de prioridades y estrategias a asumir.
Amaya Ituarte propone el análisis de tres elementos importantes que no deben
descuidarse en la elaboración de un diagnóstico social correcto:
La persona, en la que tendrán que valorarse distintos niveles:
Nivel físico: edad, estado de salud...
Nivel psicológico: conducta, personalidad, capacidad de rela-
ción…
Nivel social: relación con el entorno, nivel de adaptación…
El medio social o contexto en el que se relaciona la persona: familia,
ámbito laboral, amigos…
El problema o motivo por el que el cliente solicita ayuda (Ituarte, 1992).
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
Northen concreta un poco más la idea de Amaya Ituarte y señala que un dia-
gnóstico social bien planteado debe reflexionar sobre los siguientes aspectos:
Problema o motivo que el cliente manifiesta.
Otros problemas: necesidades latentes que puede presentar la per-
sona.
Límites de la persona o roles y estatus asumidos de la persona en rela-
ción a su entorno: familiar, laboral…
Valoración de los aspectos biológicos, psicológicos y sociales: meca-
nismos de defensa, conducta, nivel de autoestima.
Homeostasis: o capacidad de la persona de búsqueda de equilibrio y
adaptación al cambio.
Patrones de comunicación del cliente.
Ambiente o nivel de obstáculos del contexto en el que el cliente se re-
laciona (Northen, 1982).
La realización de un diagnóstico social no es sencilla, ya que en ocasiones las hipótesis en las que se sustenta pueden estar mal planteadas. En este caso, el diagnóstico social debe reorientarse, aunque lo normal es que no se modifique a no ser que nos encon-tremos con una información que cuestione la base del diagnóstico.
Lo idóneo es enriquecer y complementar el diagnóstico inicial con la informa-
ción que vayamos encontrándonos a lo largo del proceso metodológico.
Teniendo en cuenta todos estos factores, Nidia Aylwin resume lo que un dia-
gnóstico social bien planteado va a suponer para el resto del planteamiento de
intervención:
“Una caracterización de la unidad de trabajo tanto en una dimensión in-
terna como en relación al contexto global. Entendemos por unidad de
trabajo a los seres humanos, grupos o instituciones que son objeto de
la acción profesional del asistente social.
Una identificación de los principales problemas existentes y sus rela-
ciones.
Una especificación de los recursos existentes.
Una jerarquización de los problemas de acuerdo con criterios determi-
nados.
Un estudio en profundidad de los problemas que el trabajador social va
a abordar.
Un pronóstico del desarrollo que tendrá la situación si no se interviene
en relación con estos problemas” (Aylwin, 1982, pág. 31).
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1.3. CARACTERÍSTICAS DEL DIAGNÓSTICO SOCIAL
En palabras de Ander-Egg, el diagnóstico social puede definirse por las siguien-
tes características:
Es una de las fases que componen el proceso del método de Trabajo
Social.
Es la culminación de la fase de investigación social que va a facilitar y
encaminar una acción social.
Es un análisis sintetizado de una situación problema sobre la que el
diagnóstico va a facilitar una actuación.
Un diagnóstico nunca está cerrado, sino que a lo largo de todo el pro-
ceso metodológico va enriqueciéndose.
El diagnóstico bien planteado siempre requiere una correcta contextua-
lización del problema (Ander-Egg, 1995).
1.4. DIMENSIONES DEL DIAGNÓSTICO
Según Nidia Aylwin y colaboradores, el diagnóstico entendido como cénit de la
fase de investigación y conocimiento tiene dos dimensiones distintas que pro-
vienen de dos tipos de conocimiento diferentes:
Conocimiento general: nos facilita la percepción de las principales difi-
cultades de la unidad de trabajo (individuo, grupo, comunidad).
Conocimiento específico: genera una percepción en profundidad de di-
chos problemas.
Ambos conocimientos generan diagnósticos diferentes, pero los dos se com-
plementan entre sí (Aylwin, 1982).
1.4.1. DIAGNÓSTICO GENERAL
El diagnóstico general nos proporciona una información de la unidad de trabajo
que nos facilita:
Valorar qué características tiene la unidad de trabajo. En este aspecto
tiene especial relevancia la institución (tipo de política social, objetivos
de la institución, recursos que posee…) en la que trabajamos y cómo
esta define los límites de nuestra intervención y el ámbito humano (tan-
to el personal de la propia institución como las características genera-
les de nuestro cliente).
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
Entender el contexto en el que surge y se relaciona. El contexto en el
que se sitúa la problemática de nuestro cliente le condiciona, siendo
nuestra referencia última la sociedad en la que vivimos.
Priorizar las diferentes problemáticas. En este tipo de diagnóstico, so-
lamente nos basaremos en la detección del problema y en la identifica-
ción de prioridades dependiendo de la urgencia de la solución, recur-
sos de los que disponemos…
Reconocer los recursos existentes.
1.4.2. DIAGNÓSTICO ESPECÍFICO
En el diagnóstico específico vamos a estudiar el problema en profundidad y al
detalle.
El primer paso debe imponer una correcta definición de la problemática, y para
ello nos basaremos en nuestra propia experiencia como trabajadores sociales,
en conocimientos teórico-empíricos y en las primeras observaciones realizadas.
De este modo, vamos a obtener una delimitación bastante aproximada del pro-
blema, aunque no tiene que ser definitiva. La posterior información que vayamos
obteniendo retroalimentará el diagnóstico, ya que este está en constante creci-
miento. Posteriormente, analizaremos las variables que influyen en la situación
y, por último, ahondaremos en el análisis de todos los datos recogidos, que se
confirmarán al realizar nuestra intervención.
Según Nidia Aylwin, un diagnóstico específico debe aportarnos:
Una definición precisa de la situación problema y de su situación en el
contexto.
Un estudio de las variables que intervienen.
Una previsión del desarrollo de la situación problema (Aylwin, 1982).
1.4.3. FASES DEL DIAGNÓSTICO GENERAL Y DIAGNÓSTICO ESPECÍFICO
El diagnóstico general y el diagnóstico específico, según N. Aylwin, tienen las
siguientes fases para ser entendidos como tales:
Diagnóstico general:
“Fundamentación de la investigación.
Objetivos.
Marco de referencia.
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Caracterización general de la unidad de trabajo dependiendo de
aspectos variables fundamentales.
Caracterización de la unidad de trabajo dependiendo de aspectos
o variables fundamentales.
Identificación de los principales problemas.
Identificación de los recursos.
Jerarquización de los problemas en función de ciertos criterios.
Especificación de la forma en que se recopilará esta información.
Determinación del tiempo.
Diagnóstico específico:
Fundamentación de la elección del o de los problemas a estudiar.
Delimitación y definición del o de los problemas.
Especificación del marco de referencia específico.
Objetivos de la investigación.
Definición de las variables que intervienen en el problema.
Operacionalización de las variables.
Especificación de la forma en que se recogerá esta información.
Especificación de los recursos.
Especificación del tiempo.
Especificación del plan de análisis” (Aylwin, 1982, págs. 60-61).
No obstante, estas fases no son rígidas; requieren un uso flexible, dada la natu-
raleza del objeto de estudio en el que trabajamos.
1.4.4. EL INFORME DEL DIAGNÓSTICO SOCIAL
Según Nidia Aylwin y colaboradores, los resultados obtenidos en la fase del
diagnóstico deben plasmarse por escrito en un documento donde debe que-
dar recogida la síntesis de lo analizado.
Este informe debe tener en cuenta a quién va dirigido, por lo que deberá expo-
nerse de manera adecuada en lenguaje y presentación. Asimismo, debe señalar
el periodo en el que se realizó y el nombre de la persona que lo elaboró (Aylwin,
1982).
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
2. CONCEPTO DE PLANIFICACIÓN Y PROGRAMACIÓN
En su concepción más común, el término planificación puede definirse como un
conjunto de acciones que permiten la realización de un objetivo.
Arlette Pichardo propone la siguiente definición:
“Es el procedimiento mediante el cual se seleccionan, ordenan y diseñan las acciones que deben realizarse para el logro de deter-minados propósitos, procurando una utilización racional de los recursos disponibles” (Pichardo, 1993, pág. 27).
Cuando hablamos de planificación en Trabajo Social entendemos una ordena-
ción previa, eficiente y eficaz de técnicas y servicios, además de una previsión
de líneas de evolución de la realidad en la que queremos intervenir.
Según Natalio Kisnerman, una buena planificación social debe reunir los si-
guientes requisitos:
Racionalidad: la planificación debe sustentarse en el análisis objetivo
de la situación problema. El grado de racionalidad con que lo afronte-
mos nos va facilitar asumir la realidad de mejor manera.
Previsión: nos permite anticiparnos a las consecuencias del diagnósti-
co realizado.
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Globalidad: debe asegurar la valoración del máximo número de varia-
bles que afecten a la situación que queremos modificar.
Continuidad: aunque haya un tiempo prefijado para la realización de
las acciones, la planificación desencadena nuevas intervenciones (Kis-
nerman, 1986).
2.1. CONDICIONES PARA UNA PLANIFICACIÓN EFICAZ
Gustavo A. García y José Manuel Ramírez enumeran las condiciones que deben
requerirse para elaborar una planificación social eficaz. Son las siguientes:
Un nivel de conocimiento óptimo sobre el objeto de la planificación: el
poseer un bagaje teórico y práctico sobre la realidad en la que vamos a
intervenir nos va a facilitar una aproximación más amplia y va a ayudar-
nos a la priorización de las intervenciones.
Sentido común: en la planificación debemos hacer uso del sentido
común. Nuestra lógica y criterio deben influir de manera crítica en los
instrumentos que utilicemos para planificar ya que no debemos usarlos
de manera mecánica sin cuestionarnos su posible mejora.
Capacidad de sistematizar: la capacidad de sistematización de cono-
cimientos y resultados del planificador es muy importante. Nos va a fa-
cilitar una mejora de los instrumentos utilizados, así como de las formu-
laciones metodológicas.
Experiencia: el objetivo de la planificación es una actividad práctica.
Cuanta más experiencia se tenga en su ejercicio, más destreza se ad-
quirirá en la elaboración de planificaciones.
Trabajo en equipo: la planificación en solitario es factible aunque un
poco ingrata. De todos es sabido que la intervención social es compleja
y requiere diferentes perspectivas para abarcarla con más exactitud. La
planificación es una fase muy importante y es complicado asumirla en
solitario (Gracia y Ramírez, 1996).
2.2. TIPOS DE PLANIFICACIÓN
Ezequiel Ander-Egg distingue varios tipos de planificación dependiendo de la
perspectiva en la que nos posicionemos:
Cobertura espacial: en relación al ámbito territorial que abarque la pla-
nificación, pudiendo dividirse en:
Planificación nacional: se elabora un plan que abarca un país es-
tableciendo un sistema a nivel nacional donde queden registradas
las líneas estratégicas y líneas principales de acción que favorez-
can el desarrollo de la nación.
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PLANIFICACIÓN
Planificación regional: referido a la región (entendida como área
territorial), para potenciar los recursos propios de una zona.
Planificación provincial: se ciñe a un ámbito provincial.
Planificación local: orientada la planificación a un municipio o
ayuntamiento.
Cobertura temporal: se refiere a la ubicación temporal de la planifica-
ción, distinguiéndose:
Largo plazo: establecido para un periodo de tiempo prolongado.
Mediano plazo: planteado normalmente para un plazo de cuatro o
cinco años.
Corto plazo: propuesto para problemas coyunturales concretos,
siendo normalmente anuales.
Cobertura de ámbito de acción, diferenciando:
Planificación global: se centra en la planificación de actividades
que afectan al desarrollo de un país, traduciéndose generalmente
en políticas nacionales.
Planificación sectorial: establece acciones en relación a sectores
sociales particulares.
Planificación normativa: cualquier planificación necesita ser respalda-
da, y, al mismo tiempo, está condicionada por un sistema normativo o
sistema político nacional:
Planificación imperativa: es formulada a nivel político y es de obli-
gado cumplimiento para el ámbito público y privado.
Planificación indicativa: a nivel privado este tipo de planificación
es sugerido, no obligado, mientras que a nivel público debe cum-
plirse con obligatoriedad.
2.3. NIVELES DE PLANIFICACIÓN
La planificación puede plantearse a distintos niveles, y Nidia Aylwin los diferen-
cia del siguiente modo:
Plan: “son formas de ordenamiento superior con perspectivas de tota-
lidad respecto del conjunto económico social y se formulan general-
mente a largo y medio plazo. Existen planes nacionales, sectoriales, re-
gionales, etc., que incluyen planes operativos, programas…” (Aylwin,
1982, pág. 66).
Programa: “es un conjunto coordinado de proyectos que se orientan a
realizar los objetivos del plan. Un programa es algo más que un mero
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paquete de proyectos. Supone las vinculaciones entre ellos” (Aylwin,
1982, pág. 67).
Proyecto: “es la unidad mínima del proceso de planificación” (Aylwin,
1982, pág. 67). Traduce una intervención concreta y expresa el nivel
operativo del proceso de planificación (García y Ramírez, pág. 81,
1996).
Según Gustavo A. García y José Manuel Ramírez, los niveles de planificación
pueden abordarse desde la individualidad, pero la coherencia exige un proceso
integrado de todos ellos (García y Ramírez, 1996).
“Un plan se desarrolla a través de diferentes programas, simulta-neados en el tiempo o sucesivos; y de la misma manera, cada programa se desarrolla mediante diferentes proyectos, igualmente simultáneos o sucesivos. Por último, los proyectos se ejecutan a través de actuaciones, unidad mínima a efectos de la planifica-ción” (García y Ramírez, 1996, pág. 34).
2.4. NIVEL ESTRATÉGICO EN LA PLANIFICACIÓN: EL PLAN
Dentro del proceso de planificación, el nivel estratégico se traduce en el plan.
El plan define las grandes líneas de la política social para un terri-torio o sector de la población, que han de orientar y condicionar el resto de niveles de planificación para el mismo. Determina priori-dades y criterios, cobertura de equipamientos y disposición de recursos, su previsión presupuestaria y horizonte temporal… (Gar-cía y Ramírez, 1996, pág. 33).
Por tanto, el plan es el contexto lógico en el que los programas y proyectos
pueden desarrollarse y tienen sentido.
Gustavo García y José Manuel Navarro definen las características determinantes
de la dimensión estratégica de los planes, siendo las siguientes:
Extensión: la extensión de un plan debe quedar definida en tres ámbi-
tos:
Hacia qué sector de población va dirigido.
En qué ámbito o territorios se va a circunscribir.
Competencias de la institución, departamento o servicio que
abarca.
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
Desarrollo temporal: un plan debe tener previsto un desarrollo en el
tiempo coherente. Generalmente, suele plantearse a medio o largo plazo,
siendo los planes cuatrianuales los más habituales. Sin embargo, lo idó-
neo es plantear planes que aseguren su preprogramación dependiendo
de su propia evolución, sobre todo en el área de proyectos sociales.
Los elementos esenciales de un plan pueden definirse como los siguientes (ob.
cit.):
Objetivos: se plantean como objetivos generales y hacen referencia a:
La mejora de la calidad de vida (partiendo de una necesidad so-
cial existente). Por ejemplo, la prevención de situaciones margina-
les promoviendo la reinserción familiar y social.
Lograr provisión y desarrollo de recursos (definiendo las carac-
terísticas de los mismos, así como sus costes y sus contenidos).
Por ejemplo, desarrollo de centros de acogida destinados a aco-
ger a personas en situación convivencial grave.
Criterios y prioridades: los criterios y prioridades que un plan se mar-
que van a condicionar su aplicación y desarrollo:
Los criterios planteados en un plan definen la cantidad y la cali-
dad de los logros que nos planteemos.
Las prioridades se plantean en función de la urgencia o interés de
desarrollo de determinadas zonas geográficas, colectivos o infra-
estructuras a desarrollar.
Los criterios y prioridades están en relación directa con el modo de en-
tender la sociedad en función de la escala de valores e ideología.
Previsiones presupuestarias: el objetivo de un plan es que se traduz-
ca en la práctica, por lo que es interesante que los costes de su realiza-
ción sean reales para que puedan llevarse a cabo.
Para ello, deben determinarse al detalle los siguientes aspectos (ob.
cit.):
Coste de las inversiones destinadas a infraestructura.
Coste de las plantillas de empleados y de los servicios.
Fuentes de financiación.
Temporalización de los gastos y financiación.
Un presupuesto aprobado para la ejecución de un plan puede desviar-
se de las previsiones, lo que implica una revisión del plan (prolongando
plazos, reduciendo los costes…).
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Definición del seguimiento y la evaluación: al diseñar un plan debe-
mos definir cómo vamos a realizar el seguimiento y la evaluación del
mismo, ya que perfilando esa supervisión nos aseguramos la capaci-
dad de reaccionar ante las posibles desviaciones que el plan genere.
En el análisis del plan nos propondremos valorar (ob. cit.):
La eficacia.
El esfuerzo realizado.
La eficiencia.
2.5. NIVEL TÁCTICO EN LA PLANIFICACIÓN: EL PROGRAMA
Dentro del proceso de planificación, el nivel táctico se traduce en el programa.
Según Arlette Pichardo, “un programa es un conjunto coordinado y ordenado de
proyectos que tiende a la atención de problemas específicos para el logro de
algunos aspectos de los objetivos de desarrollo” (Pichardo, 1993, pág. 37).
“El programa supone la concreción táctica de estrategias estable-cidas en un plan, es decir, su contribución a las mismas en un lugar y tiempo determinados, y a partir de unos recursos concretos disponibles” (García y Ramírez, 1996, pág. 64).
Según Gustavo García y Jose Manuel Ramírez, el programa es la bisagra que
articula el proceso de planificación y enlaza el plan y el proyecto.
Los ejes que configuran al programa y que determinan las tácticas del programa
son:
Lugar donde se desarrollan unas necesidades específicas.
Tiempo.
Recursos disponibles.
Dependiendo de estos criterios podemos hablar de dos tipos de programas:
Programa marco: tiene un carácter más genérico y establece criterios
y condicionamientos de obligada referencia para el diseño de los pro-
gramas específicos (García y Ramírez, 1996, pág. 66).
Programa específico: respeta los condicionamientos que propone el
programa marco y es elaborado por las instancias competentes más
próximas al ámbito poblacional-territorial de referencia, con la concre-
ción que la táctica requiere (García y Ramírez, 1996, pág. 67).
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
Al diseñar un programa, es necesario que contemplemos los siguientes elemen-
tos (ob. cit.):
Fundamentación: debe aludir al análisis de la situación-necesidad ob-
jeto del programa y analizar el porqué de su existencia. Planteará, por
tanto, el objetivo general del plan y las características del colectivo a
tratar.
Objetivos específicos: la definición de los objetivos específicos de un
programa no se pueden realizar sin tener en cuenta el objetivo general
del mismo. De hecho, un objetivo específico contribuye a conseguir el
objetivo general a través de logros en realidades concretas.
Prioridades: las prioridades en un programa vienen definidas por las ne-
cesidades concretas a las que va a dar respuesta y por los recursos de
los que disponemos para afrontarlas. Para establecer las prioridades de-
ben tenerse en cuenta las prioridades de la institución en la que se en-
marcan.
Recursos: el programa tiene que enunciar con precisión los recursos
con los que cuenta, que, además, deben estar organizados para saber
su disponibilidad y quedar distribuidos correctamente. Estaríamos
hablando, por tanto, de tener previstos con concreción las instalaciones
disponibles, el personal con el que contamos y su organización, el pre-
supuesto para actividades, protocolos de intervenciones…
Enunciado de proyectos: es recomendable hacer referencia a los pro-
yectos que determinan un programa, aunque no sea necesario detallar
su contenido.
Evaluación: es requisito indispensable definir los mecanismos de eva-
luación que nos aseguren unos resultados eficaces y eficientes del
programa. Solo evaluando podremos asegurar el éxito de nuestro
programa.
2.6. NIVEL OPERATIVO EN LA PLANIFICACIÓN: EL PROYECTO
En este apartado vamos a tratar de explicar algunos aspectos esenciales de
este elemento de la planificación.
2.6.1. CONCEPTO
El proyecto es, dentro del proceso de planificación, el nivel operativo, y supone
el eslabón final de dicho proceso.
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Proyecto es la unidad elemental del proceso sistemático de planifi-cación o programación. Está constituido por un conjunto de activi-dades complementarias que es necesario realizar para alcanzar uno o varios objetivos (Aylwin, 1982, pág. 94).
El proyecto, por tanto, es una intervención concreta que facilita la consecución
de resultados y objetivos. Además, ayuda a ordenar y racionalizar las activida-
des que requiere la intervención propuesta.
Nidia Aylwin expone que los proyectos pueden combinarse de varias maneras
generando proyectos complejos o combinaciones de proyectos.
No obstante, es recomendable que cualquier tipo de proyecto siga un esquema
metodológico orientativo y flexible que le permita adaptarse a la situación que
quieres afrontar.
Ningún proyecto puede encasillarse porque cada situación también es distinta y
no se puede abarcar desde un único método (Aylwin, 1982).
2.6.2. PRINCIPIOS EN EL DISEÑO DE UN PROYECTO
A través del proyecto, pretendemos mejorar un área individual y/o colectiva.
Según Nidia Aylwin, nos basaremos en los siguientes principios para plantearlo
con corrección:
Principio de economicidad: supone centrarse, a medida que avanza-
mos en la ejecución del proceso, en los aspectos prioritarios del mis-
mo, dando menos relevancia a los aspectos secundarios. De este mo-
do, economizaremos los recursos.
Principio de secuencialidad: sugiere seguir de manera flexible las fa-
ses que el diseño de proyecto requiere.
Principio de flexibilidad: en proyectos sociales es muy importante te-
ner en cuenta este principio ya que su desarrollo va a estar influido por
factores externos que no podemos controlar.
Principio de globalidad: un proyecto no puede diseñarse aisladamen-
te. Hay que tener en cuenta el contexto en el que va a desarrollarse
puesto que puede condicionarle (Aylwin, 1982).
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PLANIFICACIÓN
2.6.3. FORMATO PARA LA PRESENTACIÓN DE PROYECTOS
Cada parte del proyecto debe estar planteada correctamente, con lógica y conte-
nidos bien definidos. Al registrarlo por escrito es recomendable, según indican
Gustavo García y José Manuel Ramírez, que reúna las siguientes características:
Fácil: el formato del proyecto debe ser de uso fácil y entendible para
todos los miembros del equipo implicado en su ejecución.
Útil: debe permitir reflexionar sobre la intervención social que incidirá en
la realidad propuesta.
Comunicativo: comprensible tanto para los destinatarios del proyecto
como para sus redactores.
Breve: sin sobrecarga de información y datos, ya que solo es necesario
registrar lo esencial.
Una buena presentación en un proyecto es decisiva para su aprobación (ob.
cit.). Una intervención social, planteada como proyecto, esencialmente debería
reunir la siguiente presentación:
Portada: tiene que recoger los aspectos básicos del proyecto que lo
identifiquen:
Institución en la que se enmarca, junto con el logo de la misma si
lo tiene.
Nombre adjudicado al proyecto, en letra destacada.
Autores o responsables directos de la autoría del proyecto.
Fecha de elaboración del proyecto, que suele situarse en el mar-
gen inferior derecho.
Referencias y descripción: suele ser una síntesis del tipo de interven-
ción que el proyecto propone:
Temporalización: donde es necesario señalar las coordenadas
temporales generales del proyecto.
Ámbito territorial: supone la ubicación del proyecto, la zona o el
entorno donde va a desarrollarse.
Breve descripción del contenido del proyecto, de la población
beneficiaria y de los resultados que se pretenden conseguir.
Fundamentación del proyecto o justificación de los motivos por
los que se ha requerido la realización del proyecto. Es recomen-
dable detallar la situación de necesidad, las posibilidades que
existen de una intervención real, cómo lo vivencia la población
afectada, consecuencias en caso de no resolverse correctamente
la problemática…
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Objetivos: en este apartado se definirán los diferentes tipos de objetivos:
Objetivo general: se propone lograr efectos generales con el obje-
to de mejorar la calidad de vida.
Objetivos específicos: enuncia efectos específicos en relación a
una realidad y promueve servicios concretos.
Objetivos operativos: plantea resultados que se pueden constatar
con cierta inmediatez.
Además, tendrán que diseñarse los indicadores o medidas específicas
y objetivamente cuantificables (por tanto, son cuantitativos) que nos fa-
cilitarán la valoración de los cambios en la realidad.
Planificación de actividades: o servicios y actividades propuestas, du-
ración de las mismas (cronograma), qué población va a ser atendida,
quiénes son responsables de su consecución…
Recursos y presupuestos: descripción de los recursos materiales y no
materiales de los que disponemos, costes asignados, definición de los
ingresos con los que contamos, financiación…
Evaluación: donde se analizarán los indicadores propuestos en los ob-
jetivos y que nos ayudarán a verificar el grado de cumplimiento de los
mismos, así como la marcha del proyecto.
Relación de anexos: se pueden incluir en este apartado aspectos que
se consideren importantes y que amplíen los datos, detalles o análisis
que pueden resultar interesantes para el proyecto. Por ejemplo: funda-
mentos jurídicos, sociales, necesidades de referencia, detalles de eva-
luación… (García y Ramírez, 1996).
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
CONCLUSIONES
¿Serías capaz de realizar la planificación de una intervención social correcta y
profesional con los datos que a continuación te proponemos?
Familia de cuatro miembros.
Uno de los hijos no acude regularmente al colegio.
Seguramente no, ¿verdad? Para poder intervenir en esta situación problema
tendríamos que conocer muchos más datos: relaciones familiares, situación
económica, estado de salud, relaciones paterno-filiales… Solo de este modo, es
decir, recabando información, podríamos afrontar una planificación de activida-
des que transformase esa situación.
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RECAPITULACIÓN
Tras la lectura y comprensión de esta unidad, hemos hecho un acercamiento a
dos de las fases del método en Trabajo Social.
Hemos comprobado que el diagnóstico social es la interpretación que el traba-
jador social hace de una situación problemática que vivencia un individuo, gru-
po o comunidad, que nos va a permitir plantear una intervención eficaz y así
poder transformarla.
Al realizar un diagnóstico social no descuidaremos:
La persona: donde valoraremos su situación física, psicológica y social.
El medio social o contexto en el que se relaciona la persona.
El problema por el que se solicita la ayuda.
La planificación social es la tercera etapa del método en Trabajo Social. En ella
vamos a diseñar las acciones, utilizando racionalmente los recursos disponibles
que nos permitan transformar la realidad.
Optaremos por un tipo de planificación u otro dependiendo de:
La cobertura espacial.
La cobertura temporal.
La cobertura de ámbito de acción.
La cobertura normativa.
Los niveles de la planificación son:
Plan: nivel estratégico. Es el contexto en el que los programas y pro-
yectos se desarrollan.
Programa: nivel táctico. Es el conjunto coordinado de proyectos que
están enmarcados en un plan.
Proyecto: nivel operativo. Está constituido por actividades concretas que nos
facilitan la consecución de objetivos.
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
AUTOCOMPROBACIÓN
1. En palabras de Amaya Ituarte, el objetivo del diagnóstico social es:
a) Un resumen del problema principal del cliente.
b) La elaboración de una síntesis que comprenda los problemas del cliente
sin olvidar el contexto en el que vive.
c) Una jerarquización de problemas.
d) Una preprogramación de acciones transformadoras.
2. Según Ander-Egg, el diagnóstico social debe ofrecernos:
a) Una definición de la situación problema.
b) Un planteamiento teórico-práctico de la situación problema.
c) Una descripción detallada de los agentes implicados en la situación pro-
blema.
d) Una información básica para realizar acciones concretas y un marco que
guíe nuestras estrategias de actuación.
3. ¿Cuál de las siguientes premisas no se relaciona con la realización de
un buen diagnóstico?
a) Análisis del contexto en el que la situación problema se sitúa.
b) Establecimiento de prioridades y estrategias a asumir.
c) Propuesta teórica de origen.
d) Definición de los actores sociales implicados en la problemática.
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4. Un diagnóstico social nunca está:
a) Cerrado.
b) Sintetizado.
c) Contextualizado.
d) Conocido.
5. ¿Qué vamos a estudiar en el diagnóstico específico?
a) El problema principal.
b) La relación con el contexto.
c) Una previsión de la evolución de la situación problema.
d) El problema en profundidad y al detalle.
6. ¿Qué es la planificación?
a) El análisis de una situación problema.
b) La reflexión de una situación problema.
c) La previsión de recursos.
d) El conjunto de acciones que permiten la realización de un objetivo.
7. ¿Cuál de los siguientes requisitos no es necesario para realizar una
buena planificación social?
a) Racionalidad.
b) Flexibilidad.
c) Previsión.
d) Globalidad.
8. La planificación regional debe:
a) Potenciar los recursos propios de una zona.
b) Coordinarse con la planificación nacional.
c) Contribuir a favorecer el desarrollo de la nación.
d) Ser anual.
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
9. En el proceso de planificación, el nivel estratégico se traduce en:
a) Programa.
b) Proyecto.
c) Plan.
d) Actuaciones.
10. Un programa es:
a) Un conjunto ordenado y coordinado de estrategias.
b) Un conjunto ordenado y coordinado de planes.
c) Un conjunto ordenado y coordinado de actuaciones.
d) Un conjunto ordenado y coordinado de proyectos.
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
SOLUCIONARIO
1. b 2. d 3. c 4. a 5. d
6. d 7. b 8. a 9. c 10. d
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PROPUESTAS DE AMPLIACIÓN
ANDER-EGG, E. Diagnóstico social. Conceptos y metodología. Buenos
Aires: Lumen, 1995.
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MÉTODO EN TRABAJO SOCIAL II: DIAGNÓSTICO Y
PLANIFICACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
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1995.
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ción de proyectos sociales. Zaragoza: Certeza, 1996.
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PICHARDO MUÑIZ, A. Planificación y programación social. Buenos Ai-
res: Humanitas, 1993.