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DISCIPLINARIEDAD, INTERDISCIPLINARIEDAD, Y TRANSDISCIPLINARIEDAD
Vínculos y límites
Recaredo Duque Hoyos∗
Resumen
La siguiente reflexión gira en torno a la manera como se ha desarrollado el
saber en general y la ciencia en particular. Se hace un breve recorrido por las
épocas en que el saber tenía un carácter global, época que podría llamarse del
saber pre-disciplinar; luego se considera el paradigma que se origina en la ciencia
clásica en los siglos XVII y siguientes. Se trata de ver las dificultades o limitaciones
que el paradigma disciplinar del siglo XIX trae consigo y el intento de resolverlas
mediante el recurso a la interdisciplinariedad, recurso que no parece resolver
problemas tales como la ausencia de visión integrada e integral del saber con
miras a enfocar desafíos de la vida cotidiana en su complejidad. Se examina la vía
de la transdisciplinariedad, la cual se ocupa de lo que hay “entre” “a través” y “más
allá” de la ciencia, pero se tropieza con el paradigma, hasta ahora dominante, de
la disciplinariedad e interdisciplinariedad que difícilmente ceden terreno. Se
reflexiona sobre la similitud entre las dificultades que encontró el paradigma de la
ciencia cuántica y las que encuentra la visión transdiciplinar. Ambas afrontan
paradojas si se les juzga con la mentalidad de la ciencia tradicional. Finalmente, se
hace hincapié sobre el largo camino a recorrer hasta que quizás se regrese, en
alguna medida, a lo que fue el saber pre-disciplinar, el cual incluía elementos que
hoy son deseables, pero naturalmente, sin que esto signifique renunciar
completamente a lo que los paradigmas posteriores aportaron de bueno.
∗ Doctor en Filosofía de la Universidad de Friburgo. Dirección del autor : mariespe@epm.net.co Artículo recibido el día 1 de marzo de 2006 y aprobado por Comité Editorial el día 24 de mayo de 2006.
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Palabras clave
Saber, disciplinariedad, interdisciplinariedad, transdisciplinariedad
Abstract
This paper deals with the development of knowledge in general and the
science in particular. W ego through the ages thinking about global or predisciplinar
knowledge and then we deal with the dominant paradigm in the XVII and XVIII
centurias. We dwell upon dificultéis and limitations of the XIX’s science paradigm
and the effot to solve them by jeans of the interdisciplinarity sight. But this does not
resolve the wrong of not considering life problems as a whole.
Afterwards, we look into the concept of transdisciplinarity which Intend. To
consider what is “between” “through” or “beyond” the concept os science.
Nevertheless, this view comes up against disciplinarity and interdisciplinarity
paradigm. We Dra. Also a parellel between the Quantum theory and
transdisciplinarity, since both of them face paradoces. Finally we emphasize on the
long way back to the concept of predisciplinarity in which we can find many positive
characters without completely renouncing to things the subsequent paradigm have
developed.
Key words
Knowledge, disciplinarity, interdisciplinarity, transdisciplinarity
3
Introducción
Puesto que esta reflexión girará en torno a los tres conceptos, que se
anuncian en el título, parecería lo más indicado comenzar estableciendo, de la
manera más clara posible, qué es lo que encierra cada uno de ellos, tomados por
separado y en sus relaciones mutuas. Sin embargo, es probable que el hilo de la
reflexión se facilite si, en vez de involucrarnos desde el inicio en definiciones y
distinciones, comenzamos por tratar de respondernos preguntas que con
seguridad, haciendo honor a la curiosidad propia de todo investigador, ya nos
estaremos haciendo. Tales preguntas podrían ser, entre muchas: ¿Cómo se
originó esta problemática? ¿Cuándo y cómo surgió? ¿Quiénes están involucrados
en ella?
En cuanto a la primera pregunta sobre el origen de esta problemática, para
empezar me valdré de un simple relato, el cual podrá catalogarse como se quiera:
leyenda, mito, cuento etc.
Había una vez, en tiempo inmemorial y remoto, y en región muy lejana, una
hermosa ciudad. Su nombre respondía al de “saber”, “conocimiento“ o también
“cultura”. Con este curioso nombre la conocieron sus contemporáneos y
difundieron de boca en boca su fama como modelo de belleza, unidad y armonía.
Era la preferida entre todas las otras; la más noble y venerada... Por muchos
siglos nadie preguntó cuál era el secreto de tanta belleza, armonía y unidad,
aunque todos sus moradores tenían el convencimiento secreto de que tres hadas
siempre invisibles, sin nombre propio e indiferenciables una de otra, eran la
inspiración y el alma de su ciudad. Pero llegó un día de gran conmoción: ¡sus
moradores no se contentaron más con vivir su experiencia citadina! Prefirieron
saber los elementos que integraban su ciudad, lo mismo que el nombre, las
propiedades y las funciones de aquellos. Pero llegaron a lo más insólito: insistieron
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en diferenciar a las hadas, en verlas con sus propios ojos y en atribuir a cada una
un nombre y una función en la ciudad.
Cuenta la historia que a partir de ese día, la ciudad creció
desmesuradamente, adquirió poder, sometió a otras y brindó confort material a
sus habitantes. Éstos pudieron ver con sus propios ojos a las tres hadas y la labor
de éstas en la ciudad. Pero desafortunadamente, la armonía, la paz, la unidad y la
integración en la ciudad, fueron en adelante recuerdo de un pasado glorioso; y lo
peor: sus moradores pudieron distinguir con sus propios ojos a las tres hadas
(disciplinariedad, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad) en una reñida
competencia por volver la ciudad a su primitivo esplendor.
La Pre-disciplinariedad
Volvamos a nuestra pregunta sobre el origen de la problemática, e
iniciemos su respuesta refiriéndonos someramente a algunas etapas que
precedieron a lo que hoy, recogiendo la herencia del siglo XVII, se ha venido a
denominar “ciencia” y también “disciplina”. Para esto y sin pretender ser
exhaustivos, ni mucho menos exclusivos, nos referiremos a cuatro momentos, a
saber: el Mito, la Cultura o Saber Oriental, Grecia Antigua, y, el Medioevo.
Para comenzar, debemos tomar conciencia de que el Mito no es ficción,
mentira, o engaño, como lo pretendió el Siglo de las Luces. Muy al contrario: “El
mito es ante todo, un producto espontáneo de la formalización cultural del mundo
humano como lo es el arte, la ciencia o los usos sociales y por lo tanto no es fruto
de la fantasía ni calculado resorte de una casta dominante”1. El hombre jamás se
ha resignado a simplemente estar en el mundo sin cuestionarse sobre éste y sin
intentar dar una respuesta a tales cuestionamientos. No importa que tales
cuestiones resulten a otro grupo humano más o menos baladíes o marginales. “El
mito es el resultado de intuiciones privilegiadas que han descubierto conexiones
1 CENCILLO, LUIS. Mito, Semántica y realidad. Bach. Madrid 1970. 7,8.
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insospechadas entre realidades trans-empíricas; intuiciones que en épocas más
recientes solo los grandes pensadores volverán a obtener, aunque dándoles una
forma abstractiva y lógicamente articulada, en lugar de mítica”2.
El mito es la forma de saber que más ha durado en la humanidad, pues se
cree que su antigüedad es de trescientos mil años, y aún hoy continúa su vigencia
en muchos grupos humanos. Jamás el hombre y la vida humana se han agotado
en la mera facticidad del momento sino que ha experimentado la imperiosa
necesidad de trascender las meras facticidades anecdóticas. El mito es pues la
primera forma de saber formulada por el hombre, así no hagan diferencias, como
se hacen hoy, entre lo que se considera religión, filosofía o ciencia.
“El saber mítico no se autoposee conceptualmente, no se autocontrola [...] se
distingue precisamente por todo lo contrario: por fundir, asociar indiscerniblemente y
complicar los sentidos, ya de suyo complejos, de las realidades significadas”3.
La Cultura o Saber Oriental, parece estar bien representada por la Cultura
China, sintetizada en uno de los escritos más fundamentales de la humanidad: el I
Ching o el Libro de las Mutaciones. Entre las diversas introducciones a esta obra
se cuenta la de K.G. Jung quien insiste sobre la enorme diferencia entre el saber
chino y nuestra ciencia, considerada hoy por nosotros como la culminación del
saber occidental: “Es un hecho curioso que un pueblo tan bien dotado y tan
inteligente como el chino no haya desarrollado nunca lo que nosotros llamamos
ciencia”4. Mas adelante nuestro personaje señala expresamente lo que distingue el
saber nuestro del chino: “ En tanto que cuidadosamente, la mente occidental
tamiza, pesa, selecciona, clarifica, separa, la representación china del momento lo
abarca todo, hasta el más minúsculo y absurdo detalle, porque todos los
ingredientes componen el momento observado”5.
2 Ibid. 9 3 Ibid. 35 4 I Ching. El libro de las Mutaciones. Solar. Bogotá. 22. 5 Ibid. 24.
6
Sin embargo alguien podría objetar que la doctrina que hace del Yin y del
Yan, dos principios contrapuestos, contradice la visión integrada del saber chino.
Sin embargo esto no es exacto ya que de la dialéctica de los opuestos no se sigue
la eliminación de uno de ellos, como es el caso en la dialéctica hegeliana, sino el
surgimiento de un tercero. Es decir, aquí, en contraposición a la lógica occidental,
no se aplica el principio del “tercero excluido” sino más bien el de “tercero
incluido”.
“Para las culturas orientales como para las civilizaciones llamadas
‘tradicionales’, en otro tiempo denominadas primitivas o arcaicas, la unidad del
conocimiento es una evidencia: los principios que fundamentan la religión, el arte,
la medicina, se refieren unos a otros en una red de correspondencias”6.
En cuanto a la Antigüedad Griega, se oye decir que los griegos dieron el
paso consistente en separar el mito de la filosofía; lo cual equivaldría a decir que
los griegos cultivaron un saber, no ya integrado como era el caso del Mito y del
saber oriental, sino un saber analítico que presagiaba el saber científico a la
manera de Occidente. Parece que esta interpretación toma la parte por el todo,
señalando definitiva y exclusivamente el origen de la ciencia actual en
determinada escuela griega. Proponemos aquí la autorizada opinión de un
científico vienés, Fritjof Capra: ”Las raíces de la física, como las de toda la ciencia
occidental, se hallan en el primer período de la filosofía griega, en el siglo VI antes
de Cristo, en una cultura en la que no existía separación alguna entre ciencia,
filosofía y religión. Los sabios de la escuela de Mileto no se preocupaban por tales
distinciones. Su finalidad era descubrir la naturaleza esencial, la constitución real
de las cosas, que ellos llamaron ‘fisis’“. El término ‘física’ se deriva de esta
palabra griega y por lo tanto, inicialmente significaba “el empeño por conocer la
naturaleza esencial de todas las cosas”7.
6 MAILLARD, CHRISTINE. Dialogue des disciplines et unité de la connaissance en Occident. Revue de la Psychologie de la motivation. No 21, Semestre 1, 1996. 7 CAPRA, FRITJOF. El tao de la física. Sirio, Málaga 1995. 27.
7
En este contexto vale la pena recordar la influencia que ha ejercido
Heráclito de Éfeso en el pensamiento dialéctico que en cierta medida confiesa una
integración de los contrarios: ”La visión monista y orgánica de los filósofos de
Mileto estaba muy cercana a las antiguas filosofías de China e India y estos
paralelismos con el pensamiento oriental se acentúan mas en Heráclito de Éfeso.
Este creía en un mundo en perpetuo cambio, en un eterno devenir. Para él todo
ser estático estaba basado en un error de apreciación”8.
El cuarto momento que precede el advenimiento de la ciencia moderna
iniciada en el siglo XVII, al cual decidimos referirnos es El saber Medieval. Antes
del año 1500 en Europa y en la mayoría de las civilizaciones prevalecía una visión
orgánica del mundo. La naturaleza de la ciencia medieval era muy diferente a la
de la ciencia actual. La meta de la ciencia en el Medioevo era comprender el
significado y la importancia de las cosas, no predecirlas o controlarlas. Prevalecía
una visión de la tierra como creada por Dios y hábitat del hombre y no como un
botín al que se podía recurrir para explotarlo a su antojo. “En la Edad Media los
científicos que investigaban el objetivo primario de los distintos fenómenos
naturales daban la máxima importancia a todo lo relacionado con Dios, con el alma
humana y con la ética”9.
El paradigma disciplinar de la ciencia clásica
Habiendo visto la concepción del saber que antecedió a la problemática
que nos ocupa, vamos a referirnos primeramente al problema de la
disciplinariedad.
A partir del siglo XVII se consolida, paso a paso, la visión del saber propia
del Renacimiento, visión que perdura aún hoy, y que se conoce como “El
8 Ibid. 27-28 9 CAPRA, FRITJOF. El punto crucial. Ciencia, Sociedad y Cultura naciente. Integral. Esplugas del Llobregat. 1987. 56
8
Paradigma Clásico de la Ciencia”. Dicho paradigma surge progresivamente a partir
del pensamiento de tres personajes: Renato Descartes, en lo que se refiere a las
bases filosóficas; Francisco Bacon en lo concerniente al método, e, Isaac Newton,
en cuanto a la realización y perfeccionamiento de tal paradigma. Detengámonos
brevemente a considerar el aporte de cada uno.
Renato Descartes (1596-1650), propuso la división de la naturaleza en dos
reinos separados e independientes: el de la mente o “res cogitans “(lo pensante) y
el de la “res extensa” (la materia). Esta separación no solamente pesó en el
desarrollo de la Física Clásica sino que ejerció una tremenda influencia sobre el
modo de pensar occidental aún en la actualidad. El pensador francés Edgar Morin
describe perfectamente esta situación: ”El ‘gran paradigma de occidente’
formulado por Descartes [...] separa el sujeto del objeto, con la esfera propia de
cada uno, la filosofía y la investigación reflexiva aquí, la ciencia y la investigación
objetiva allá. Esta disociación se prolonga, atravesando el universo de parte a
parte:
Sujeto objeto
Alma Cuerpo
Espíritu Materia
Cualidad Cantidad
Finalidad Causalidad
Sentimiento Razón
Libertad Determinismo
Existencia Esencia10
Por otra parte el científico vienés Fritjof Capra11 opina que el “cogito ergo
sum” (pienso luego existo) de Descartes, condujo al hombre occidental a
considerarse identificado con su mente en lugar de hacerlo con todo su
10 MORIN, EDGAR. El Método IV: Las ideas. Cátedra. Madrid 1992. 226. 11 El Punto crucial. O.c. 58
9
organismo. Esto ha llevado a los individuos a percibirse como egos aislados que
existen dentro de sus cuerpos. Como si esto fuera poco cada individuo fue
separado en compartimentos separados, de acuerdo con sus actividades, sus
talentos, sus sentimientos, sus creencias y así sucesivamente, generándose de
este modo conflictos sin fin, una gran confusión metafísica y una continua
frustración.
Francisco Bacon (1561-1626). Es el propulsor de la reforma metodológica
que produjo el paradigma clásico. Su obra de filosofía de la ciencia, Novum
Organon, en oposicion al “viejo” , escrito por Aristóteles, propone como método de
la ciencia la inducción en vez de la deducción. Combate el argumento de
autoridad. Como empirista que fue, pensaba que solamente a través de la
observación se lograba comprender la naturaleza. Su método causalista
aseveraba que “donde no se conoce la causa, el efecto no puede producirse”. Con
Bacón la ciencia asume una actitud muy criticable sobre todo a la luz de la
ecología: controlar y dominar la naturaleza. En opinión de Bacon, según nos lo
dice Fritjof Capra: “La naturaleza debía ser ‘acosada en sus vagabundeos,
sometida y obligada a servir, esclavizada’; había que ‘reprimirla con fuerza’ y la
meta de un científico era ‘torturarla hasta arrancarle sus secretos”12. Este modo de
pensar concuerda con otras de las sentencias de Bacon: “Se sabe lo que se
puede”.
Isaac Newton (1642-1727) fue una de las inteligencias mayores de la
historia humana. Aquí no nos detendremos en sus éxitos científicos, sino que
veremos cómo él es finalmente el artífice definitivo del paradigma disciplinar
clásico de la ciencia. A la vez que utiliza los fundamentos filosóficos y
metodológicos del paradigma en formación, lo llena con el contenido de sus
estudios y descubrimientos, elaborando así un verdadero monumento de síntesis
entre forma y contenido de la ciencia. Este paradigma científico dominó
incontestado durante casi trescientos años, es decir entre el siglo XVII y finales del
12 Citado por CAPRA FRITJOF. El punto crucial. 58.
10
XIX. Su contestación es la que suscita hoy entre los estudiosos la discusión sobre
la disciplinariedad.,la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad
¿Qué podríamos entender por disciplinariedad? De manera muy simple
podríamos decir que es moverse, regirse, guiarse según el paradigma, es decir,
acatar el marco conceptual o de referencia, las delimitaciones, los objetivos, los
contenidos y el método que tal paradigma le impone a lo que conocemos como,
asignatura, materia, ciencia o disciplina ( Los diccionarios no hacen diferencia
alguna entre estos términos)
Podemos decir que hablar de disciplinariedad en si, sin referirla a conceptos
afines (Interdisciplinaridad, transdisciplinariedad) no suscita mayor controversia o
interés, pues nuestra sociedad occidental ha estado sumergida hasta hace poco
exclusivamente en la disciplinariedad.
La disciplinariedad, paradigma heredado en gran parte del período clásico
de la ciencia, tiene características claras a saber: el análisis, la disyunción, el
reduccionismo, la objetividad, entre otros.
El análisis, o estudio de las partes de un todo, ha conducido las ciencias a
una división que podríamos llamar indefinida, hasta el punto que hoy es difícil
hacer el recuento total de las mismas. Por otra parte delimitan cada vez más su
objeto de estudio simplificando éste a tal extremo, que casi lo desnaturalizan; pues
cuando algo se separa del todo, de su contexto, se corre el riesgo de alterarlo. Así
por ejemplo, cuando la ciencia económica pierde de vista el fenómeno económico
como un hecho social complejo, termina convirtiéndose en un recuento o
estadística de lo que se produce se comercializa y se consume. Se convierte en
una ciencia descriptiva que nada quiere saber acerca de lo que habría que
producir, para quienes producir, cómo distribuir lo que se produce, y cómo evitar
que los que más trabajan sean finalmente los que menos beneficios reciban por el
mismo. En este proceso de análisis o separación, la ciencia económica abandona
la normatividad con la excusa de que ésta es competencia de la política; pero a su
11
vez, ¿qué puede efectivamente la política separada de la economía? No pasaría
de formular buenas intenciones.
El análisis a ultranza con el cual procede el paradigma disciplinar, conduce
al especialismo o exageración en la opción por la especialidad [ y el especialista,
como se dice popularmente, corre el riesgo de convertirse en alguien que “sabe
todo, de casi nada”. Es lo que K.R. Popper confirma cuando dice que ”se puede
describir la ciencia como el arte de la supersimplificación sistemática. Como el arte
de discernir lo que se puede omitir provechosamente”13.
El Reduccionismo es otra característica del paradigma disciplinar clásico.
Según éste, existe un solo punto de vista para la ciencia. Física, Química,
Biología, Psicología, Astronomía, Antropología, Sociología, etc. se basan en las
mismas suposiciones y sus resultados son compatibles e incluso intercambiables
o reducibles entre sí. Jeremy W. Hayward describe así el reduccionismo: “Este se
basa en la idea de que el mundo objetivo es fundamentalmente espacio, tiempo y
partículas materiales, nada más. El estudio de cómo estas partículas se
comportan es la Física, y cómo se combinan para formar partículas más grandes,
es, en términos sencillos la Química. El estudio de cómo estas partículas más
grandes se combinan para transformarse en partículas vivientes es la Biología y el
estudio de cómo esas partículas vivientes se vuelven más complejas, de manera
que empiezan a sentir, es la Fisiología y la Neurofisiología. El estudio acerca del
modo en que éstas aún más complejas partículas se comportan, reflejando lo que
nosotros llamamos inteligencia, es la Psicología. Mi descripción ha partido desde
la física, desde las pequeñas partículas hasta las grandes partículas, hasta las
cosas vivientes, inteligentes”14. Se cree que la descripción anterior funciona
también al revés, es decir: los fenómenos que parecen ser inteligentes, deberían
13 Citado por FOUREZ, GERARD. La Construcción del conocimiento científico. Nancea. Madrid 1994. 97. 14 Método científico y validación. En VARELA J. FRANCISCO. Un puente para dos miradas. Dolmen. Santiago de Chile 1997. 26-27
12
poderse explicar por fenómenos vivientes, éstos por las partículas químicas más
complejas, y así sucesivamente.
Con el triunfo de la mecánica de Newton, siglos XVIII y XIX, la Física
asumió visos de ciencia exacta con la que se habían de cotejar todas las demás
ciencias. Cuanto más un científico, tanto de las ciencias naturales como sociales,
llegase a la imitación de la Física, tanta más categoría ganaría su ciencia ante la
comunidad científica.
La disyunción, es otro de los instrumentos preferidos por el paradigma
disciplinar. Este elemento concuerda con la lógica binaria tradicional que aplica el
principio de “Tercero excluido”, es decir, que algo es verdadero o falso, pero sin
que exista una tercera opción. El mismo Newton resultó víctima de este principio.
En la discusión de si la luz era onda o crepúsculo, Christian Huygens había
propuesto desde 1690 su teoría según la cual la luz se transmite en ondas que se
propagan a partir de la fuente luminosa. En 1704 Newton rechazó la teoría
ondulatoria propuesta por Huygens y propuso su teoría según la cual la luz estaba
compuesta por innumerables partículas que se movían por el espacio. Newton se
basó, para rechazar la teoría de Huygens, en que una de las dos teorías debería
ser falsa: pero Newton estaba persuadido, por excelentes demostraciones, de la
verdad de su teoría. Así pues el error de Newton no consistió en afirmar que la luz
se compone de partículas, sino en no admitir la otra posibilidad propuesta por su
contendor, la cual posteriormente se demostró que también era verdadera.
La Objetividad ha sostenido que los procesos científicos son
independientes de todo sujeto, el cual se comportaría como la película de una
cámara fotográfica, es decir de manera completamente pasiva. Los datos
científicos son el reflejo fiel de la realidad sin ninguna mediación del sujeto
cognoscente el cual no aporta nada al conocimiento. Los aportes de la filosofía de
Kant, con sus formas a priori no tuvieron ningún eco en el paradigma disciplinar
clásico. Por otra parte según este paradigma, la ciencia comienza con la
13
observación. Es decir, no se tiene conciencia de que a la observación ya la
preceden las teorías dentro de las cuales y según las cuales deben observarse los
fenómenos. No es posible observar una célula sin la teoría que nos diga cómo es
una célula. “Lo que la ciencia llama ‘pruebas científicas’ generalmente son
relecturas del mundo a través de las teoría que tiende a hacerla creíble. Así, si
quiero probar que realmente veo una lámpara en mi mesa no haré más que repetir
todos los elementos de interpretación que me han llevado a hablar de la
lámpara”15.
Después de haber visto lo que precedió al paradigma disciplinar de la
ciencia y de haber caracterizado éste, debemos preguntarnos: ¿qué ventajas o
desventajas trajo consigo la opción por este paradigma? Respondemos a este
problema en tres momentos, a saber:
• Ventajas y dificultades del paradigma disciplinar clásico
• La interdisciplinariedad como intento de paliar las dificultades de la
disciplinaridad.
Ventajas y dificultades del paradigma disciplinar
Se llama paradigma disciplinar aquél en donde el conocimiento científico se
organiza por disciplinas las cuales establecen la división y especialización del
trabajo, de acuerdo con los diversos campos de las ciencias. Hablar de
disciplinariedad es hablar de autonomía en cuanto a la delimitación de su campo,
su lenguaje, sus técnicas y las teorías que la orientan. El paradigma disciplinar
nace en el siglo XIX en las universidades y se desarrolla en el siglo XX a través de
los centros de investigación.
Con respecto a las ventajas de este paradigma, se reconoce que hablar de
disciplinariedad es hablar de autonomía de las ciencias en cuanto a delimitación
de su campo, lenguaje, técnicas y teorías que las orientan. El paradigma
15 FOUREZ, GERARD: La construcción del conocimiento científico. Madrid. Nancea 1994.
41.
14
disciplinar nace en el siglo XIX en las universidades y se desarrolla en el siglo XX
a través de los centros de investigación.
Haríamos bien en reconocer aquí un mérito al pensamiento cartesiano.
Pues no puede desconocerse que el concepto mecanicista del mundo que él nos
legó, fue benéfico para el desarrollo de la física y de la tecnología.
El paradigma disciplinar se ha mostrado fecundo en la delimitación de
competencias, sin la cual el conocimiento resultaría vago; además, revela o
construye un objeto no trivial para el estudio científico. Hace posible la
especialización que mientras no degenere en el “espacialismo”, es de mucha
utilidad en la ciencia.
Pero principalmente en nuestro tiempo, se señala una serie de dificultades
o limitaciones al paradigma disciplinar: “Las ciencias nunca estudian el mundo tal
y como está representado en la vida cotidiana, sino como está traducido en la
categoría de una disciplina concreta y particular. Parece existir una enorme
dicotomía entre lo cotidiano –algunos dirían lo real- y las ciencias”16. Por otra
parte, “La tecnología, hija predilecta de las disciplinas analíticas, aleja cada vez
más al individuo de las referencias generales a partir de las cuales puede
explicarse la complejidad de los fenómenos”17. La institución disciplinar lleva
consigo un riesgo de hiperespecialización del investigador y un riesgo de
“cosificación” del objeto estudiado olvidando que tal objeto es una construcción. El
objeto de la disciplina será entonces percibido como una cosa en sí. El espíritu
disciplinario se convierte en un espíritu propietario que prohíbe toda incursión
extraña en su parcela de saber18.
La disciplinariedad excluye a veces a verdaderos genios, simplemente
porque no se someten a sus condiciones. Con base en ésta, se ridiculiza con 16 Ibid. 97 17 Vaglianti, Bruna: Imparare ad imparare: le materia come modelli del pensiero. Bolzano European Academy, 1998.
15
frecuencia a quienes no se someten a examinar los problemas exclusivamente a la
luz de una sola disciplina, lanzándoles el mote de “toderos”, desconociendo así la
importancia de integrar e interrelacionar el saber. La tendencia disciplinar favorece
un crecimiento exponencial y disperso del saber lo que dificulta la visión global
comprensiva.
1. La interdisciplinariedad como un primer intento de solución a las
dificultades de la disciplinariedad
“El tema de la interdisciplinaridad nació de constatar que la aproximación al
mundo a través de una disciplina particular era sesgada y generalmente
demasiado limitada... cada vez más se admitió que, para estudiar una
determinada cuestión de la vida cotidiana son precisas múltiples aproximaciones.
A eso se refiere el concepto de interdisciplinaridad”19.
Edgar Morin dice que la interdisciplinariedad no puede definirse ya que
tanto la polidisciplinariedad como la transdisciplinareidad son términos polisémicos
y vagos. “La interdisciplinariedad puede significar pura y simplemente que
diferentes disciplinas se coloquen en una misma mesa, en una misma asamblea,
como las diferentes naciones se reúnen en la ONU sin poder hacer otra cosa que
afirmar cada una sus propios derechos nacionales y su propia soberanía con
respecto a las intromisiones del vecino...pero la interdisciplinariedad puede
significar también intercambio y cooperación, lo cual hace que de ella resulte algo
orgánico”20.
La interdisciplinaridad se puede entender como: “una elaboración común de
un objeto por los métodos respectivos de las diferentes disciplinas
individuales”(Eberar von Goldammer und Rudolf Kaher). Esto supone un objeto válido en
18 MORIN, EDGAR. Sur Interdisciplinarité. Centre Nacional de la Recherche Scientifique Interdisciplinarité. Edition CNRS, 1990. 1 19 FOUREZ, GERARD . O.c. 98 20 MORIN, EDGAR. O.C. 4.
16
general. Así pues se tiene un objeto común y diferentes métodos. El resultado de
una actividad científica interdisciplinaria es como una concreción de un simposio,
es la obra colectiva. Cada uno, (ejemplo: el físico, el neurólogo, el sociólogo)
escribe algo y forma la representación de un objeto complejo bajo diversas
perspectivas o a través de cada una de las disciplinas.
Parece que en el contexto de la interdisciplinaridad, debamos aplicar lo que
se llama el teorema de Jacques Labeyrie “cuando no se encuentra la solución en
una disciplina, la solución viene de fuera de la disciplina”.
Según Edgar Morin21 en el contexto de la interdisciplinaridad las disciplinas
no se justifican plenamente si no cuando no ocultan las realidades globales. Por
ejemplo, la noción de hombre está dividida entre las ciencias biológicas y las
ciencias humanas que estudian: el psiquismo, el cerebro, el organismo, los genes,
la cultura, etc. Aquí no puede olvidarse la complejidad del hombre, dentro del cual,
las ciencias nombradas cobran sentido. En realidad el hombre existe y no es una
ilusión “simplista de humanistas pre-científicos”.
La interdisciplinaridad presenta dos actitudes según la opinión de Gerard
Fourez:
• La primera: construir una nueva representación del problema que será
mucho más adecuada independientemente de todo criterio particular. Se espera
que se asocien, por ejemplo, la biología, la sociología, la psicología, etc. Se podrá
obtener una ciencia de la salud interdisciplinar más adecuada, objetiva y universal
porque examinará muchos más aspectos del problema. Se supondrá que esa
“superciencia” no tendrá los sesgos de cada una de las aproximaciones
particulares. Sin embargo, semejante aproximación interdisciplinar no crea una
”superciencia” más objetiva que las demás; no hace más que producir una nueva
aproximación particular.
• La segunda, no está destinada a crear un nuevo discurso que estaría
más allá de las disciplinas singulares, sino que se considera una práctica
”específica” para acercarse a los problemas de la existencia cotidiana. El objetivo
17
no será crear una nueva disciplina científica, ni un discurso universal sino recobrar
un problema concreto.
Fourez continúa la exposición de su pensamiento diciendo que, en la
primera actitud se enmascaran cuestiones de tipo político tales como: ¿a cuál de
las disciplinas se dará más importancia? ¿Cómo se tomarán las decisiones
concretas?, etc. La segunda es una práctica esencialmente política, es una
negociación entre diversos puntos de vista para decidir una representación
adecuada con miras a una acción. Se confrontan diversos puntos de vista para
tomar una decisión que no surgirá de conocimientos sino de un riesgo aceptado,
de una elección ética y política.
La interdisciplinariedad se concibe como un retorno concreto a la existencia
cotidiana, más compleja que las traducciones a paradigmas científicos.
La primera actitud sería ciencia disciplinar, la segunda ciencia
comprometida que trata de resolver los problemas en su concreta globalidad, es
decir, en un contexto concreto y social.
Llegamos así a la parte central de nuestra reflexión: la
transdisciplinariedad.
2. La transdisciplinariedad La transdisciplinariedad trata de ir más allá de la disciplinariedad e
interdisciplinariedad. Enfocaremos el problema desde la perspectiva siguiente:
- la existencia de un problema
- la intuición de una solución: la transdiciplinariedad
- Inexistencia hasta ahora, de un paradigma para definir y explicar la
transdisciplinariedad.
El problema: los conocimientos y saberes que la civilización occidental no
ha cesado de acumular, no logran ser integrados en el interior de quienes
21 Ibid
18
componen esta civilización. Un físico de partículas subatómicas con un
neurofisiólogo, un matemático con un poeta, o un biólogo con un economista, sólo
pueden dialogar en un campo de generalidades banales, cuando para la toma de
decisiones, sería necesario un diálogo entre todos y en profundidad. Ahora bien, ni
los esfuerzos de la pluridisciplinariedad al estudiar el objeto de una sola y misma
disciplina por varias disciplinas a la vez; ni los intentos de la interdisciplinariedad
que intenta aplicar los métodos de una disciplina a otra, por ejemplo de la física a
la medicina para tratar el cáncer (problema de aplicación), de la lógica al derecho
para el estudio epistemológico de éste (problema epistemológico); de la
matemática a la física que engendró la física matemática (nueva disciplina). Tanto
el intento de la pluridisciplinariedad como de la interdisciplinariedad quedan
reducidos a una investigación disciplinar.
Una tentativa de solución: la transdisciplinaridad. Como su prefijo
“trans” lo indica, se interesa por lo que está a la vez entre las disciplinas, a través
de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina22. ¿Y qué es lo que hay
entre, a través y más allá de toda disciplina? Aquí es donde el pensamiento
clásico, todavía predominante, responde que la transdisciplinariedad es un
absurdo porque no posee un objeto. Vale la pena tener en cuenta la solución que
proponen Eberar von Goldammer y Rudolf Kaher: “La transdisciplinaridad se
caracteriza de la mejor manera por la declaración de la American Society of
Cybernetics: ‘la cibernética es una manera de pensar, no una colección de hechos’
(p.5). Queda claro que para estos autores, la transdisciplinariedad es pura y
llanamente una manera de pensar.
La metodología de la investigación transdisciplinar está determinada por:
los niveles de realidad la lógica del tercero incluido y por la complejidad.
En presencia de varios niveles de realidad a saber: el de la naturaleza, el
del hombre y el del sentido, el espacio entre las disciplinas y más allá de las
22 NICOLESCU, BASARAB. Une nouvelle vision du monde. La transdisciplinarité. Extrait du livre La Transdisciplinarité, Editions du Rocher. 3
19
disciplinas, está lleno de la misma manera que el vacío cuántico está lleno de
todas las potencialidades. La estructura discontinua de los niveles de realidad
determina la estructura discontinua del espacio transdisciplinar. Hay una analogía
entre los pilares de la transdisciplinariedad y los postulados metodológicos de la
ciencia moderna: así, en la ciencia moderna la única ciencia que satisface
integralmente los tres postulados de ésta es la Física. Pero la ciencia moderna no
niega el carácter de ciencia a la Psicología o a la Biología por no cumplir con el
postulado de ser matemáticamente formalizables. Así también el ubicarse de
manera más completa o menos completa sobre los tres pilares de la investigación
transdisciplinar, engendra diferentes grados de transdisciplinariedad.
Inexistencia de un paradigma para explicar la transdisciplinariedad. Mientras
muchos están familiarizados con esfuerzos en pro de la transdisciplinariedad
desde hace décadas, la transdisciplinariedad está ahora definida de manera muy
pobre. Ésta, de alguna manera está asociada con lo que está “más allá” de la
interdisciplinariedad y de lo ligado a una disciplina.
Si se piensa la transdisciplinariedad a través de un paradigma no científico,
es decir, no disciplinar, se corre el riesgo de la descalificación y de ser tildados de
charlatanes y soñadores que solamente hablan el lenguaje de las buenas
intenciones y no el de los “hechos”.
Se puede dar como definición de paradigma la siguiente: “Matriz disciplinar ,
es decir, estructura mental, consciente o no, que sirve para clasificar el mundo”23.
Nada más sencillo que esta definición; pero también nada más cargado de
implicaciones para una comprensión de la manera como el paradigma condiciona
a quien lo posee, en la visión de la ciencia. En tanto que matriz disciplinar, nos
sugiere su capacidad de modelar y estructurar la mente de las personas. Tal
estructura puede ser consciente y entonces la persona siendo consciente de ésta,
puede criticarla y cambiarla por otra; no obstante, cuando es inconsciente, la
persona o personas que están bajo su influencia o dominio pueden correr el riesgo
20
de someterse completamente a su paradigma y en función de éste dogmatizar y
llevar al extremo su intransigencia ante otros posibles paradigmas. Sirve para
clasificar el mundo, es decir para clasificar todo lo que encuentra a su paso.
Clasificar el mundo no parece de mucha trascendencia, pero si damos crédito a
Aristóteles, quien dice que la ciencia consiste en clasificar, quedamos enterados
de la enorme importancia de tal actividad, pues no cabe duda de que para
clasificar algo correctamente es preciso conocerlo muy bien, es decir, tener un
pleno conocimiento científico de lo que se clasifica.
Los paradigmas se asimilan generalmente de manera inconsciente y así fue
asimilado el paradigma disciplinar por los cultores de la ciencia occidental.
Constatar sus inconvenientes no es suficiente para modificarlo y menos para
cambiarlo, pues posee una dinámica propia sobre las personas que están bajo su
influencia y de esto no se es generalmente consciente.
E. Morin, nos hace una magistral exposición de las características del
paradigma. Éste dispone de autoridad axiomática, en otras palabras, lo que este
paradigma sugiere es evidente para la persona que lo posee; dispone del principio
de exclusión, mediante el cual margina las ideas y datos que no están en
conformidad con él, lo mismo que los problemas que no reconozca; nos hace
ciegos para con aquello que excluye como si no existiera; el paradigma es invisible
pues generalmente es inconsciente y no se formula como tal, lo que lo hace
invulnerable; crea la evidencia pues quien le está sometido, cree obedecer a los
hechos, a la realidad; por otra parte, el razonamiento de un paradigma que se le
opone le aparece exótico, ajeno y curioso. Finalmente, sostiene aquello que lo
sostiene, es decir, cumple la función de la dovela en un arco la cual al mismo
tiempo que sostiene a éste es sostenida por él24.
Del 2 al 6 de noviembre de 1994, se llevó a cabo en el convento de la
Arrábida (Portugal) el primer Congreso Internacional sobre la
23 FOUREZ, GERARD . O.c. 75
24 MORIN, EDGAR. El Método IV: Las ideas. O.c. 224,225.
21
Transdisciplinariedad. Hacemos aquí un recuento de las apreciaciones de Anthony
Judge de la “Union of Internacional Association”25.
El interés por el tema no puede ponerse en duda: participaron dos países
de América del Sur (Argentina y Brasil), Estados Unidos, Japón, Australia, y nueve
países de Europa. Asistieron antropólogos, sociólogos, mitólogos, lingüistas,
especialistas de la semiótica, interesados en los medios de comunicación, en la
cultura y en la ética, la arquitectura y la informática lo mismo que comprometidos
con formas de acción social y política, y, finalmente, representantes del
psicoanálisis.
Aunque muchos participantes eran autoridades en sus campos respectivos,
esto no significó un consenso en cuanto a lo que debe entenderse por
transdisciplinariedad; pero sí en cuanto a que la fragmentación de las disciplinas
estaba fracasando en su servicio a la sociedad frente al complejo de problemas
globales e iniciativas conflictivas. Se intentó por todos los medios llegar a un
acuerdo, pero se intuyó el riesgo de que alguien se sintiera dentro de una “camisa
de fuerza”: lo que para unos tenía gran sentido, para otros no.
Parecería que la transdisciplinariedad clamara por una transformación de la
estructura dentro de la cual actualmente es comprendida y practicada. Es decir,
queda mucho por hacer. Es tentador aceptar que las ciencias han llegado al límite
de su capacidad de articular una comprensión de la complejidad en los lenguajes
formales que cultivan. Es tentador prever un tiempo en que los órdenes de
complejidad mayor sólo puedan entenderse a través de las representaciones
interiores del arte. Para muchos este tiempo ya puede haber llegado. Pues las
abstracciones formales han llegado a equipararse con la aridez. Pero las cuerdas
que atan al pasado son demasiado fuertes. Existía la preocupación corriente
compartida de que las disciplinas habían fracasado en su respuesta al desafío de 25 Judge, Anthony: Transdisciplinarity through Structural Dialogue. Union of Internacional Associations. Brussels, 1994
22
la crisis social emergente y que de muchas maneras su arrogancia y complacencia
habían contribuido a exacerbar los problemas contemporáneos y los vacíos de
conceptos para resolverlos. El problema más difícil de resolver es: ¿cómo puede
decirse la manera como actúa un constructo, si todavía se trata de decir cómo
debería ser entendido éste? Al final de las sesiones, este congreso expidió la carta
de la Transdisciplinariedad26.
La gran preocupación por el tema produjo un segundo congreso
internacional en Locarno (Suiza) del 30 de abril al 2 de mayo de 1997. El tema
tratado fue: “¿Qué clase de universidad para mañana? Hacia una evolución
transdisciplinar de la universidad”. También aquí se produjo una declaración y
algunas recomendaciones que más adelante comentaremos.
Vale la pena no pasar por alto dos temas que tienen alguna semejanza con
el problema de la transdisciplinariedad, a saber: el Principio Holográfico y la
Revolución Cuántica.
3. Holograma, revolución cuántica y transdisciplinariedad
El llamado Principio Holográfico permite la visualización del todo por medio
de una sola de las partes que lo integran, se basa en las propiedades del
holograma. A diferencia de una fotografía, una placa holográfica puede dividirse
en muchas partes y, sin embargo, puede verse la placa completa, aunque más
borrosa, en cualquiera de esas partes. De manera análoga a lo que sucede en el
holograma, en el individuo, que es parte de la sociedad se encuentra toda ésta. En
efecto, la sociedad le ha inculcado desde el nacimiento, la cultura, sus
prohibiciones y sus normas. Bajo otra perspectiva, nosotros como individuos
llevamos el reino animal, vegetal y mineral. Somos de alguna manera, no
26 El comité de redacción estuvo integrado por: Lima de Freitas, Edgar Morin y Basarab Nicolescu.
23
solamente como para la antigüedad, microcosmos del macrocosmos, sino que en
nuestra singularidad llevamos la totalidad del universo, de la misma manera que la
gota de agua lleva en sí el mar, no en cuanto a su cantidad pero sí en cuanto a su
naturaleza.
La Revolución Cuántica presentó en sus inicios analogías con la
problemática que hoy enfrenta la transdisciplinariedad. A principios del siglo XX,
reinaba incontestado el paradigma clásico: el espacio y el tiempo eran
considerados como reales y absolutos, se admitía la existencia de las partículas
sólidas elementales, los fenómenos físicos eran estrictamente causales, la
descripción de la naturaleza era perfectamente objetiva. De un momento a otro
comienzan a surgir contestaciones a este paradigma a través de la Teoría de la
Relatividad y de la Teoría Cuántica. Las fronteras establecidas por la ciencia
tradicional empiezan a resquebrajarse, ni lo que propone la ciencia tradicional ni lo
que sugiere la nueva ciencia aparecen de manera clara e indiscutible. Ninguna de
las dos corrientes logra satisfacer todos los cuestionamientos que los
representantes de una y otra se proponen. Surgen paradojas que exasperan los
ánimos de los científicos de la época. Veamos algunas de ellas: Cuando se
contemplan “objetos” muy pequeños, o que se mueven a altas velocidades, éstos
se comportan de manera diferente a los objetos con los que está familiarizada la
ciencia tradicional.
En el mundo cuántico no se puede observar nada sin afectarlo.
En el mundo cuántico no rige el principio del determinismo, sino el del
indeterminismo: cuanto más sepamos el valor de la posición de una partícula,
menos sabremos sobre su velocidad.
A veces las partículas cuánticas actúan como ondas. A veces las ondas
actúan como partículas.
Cualquier cuerpo para dar una vuelta completa sobre sí mismo, gira 360
grados. El electrón, por el contrario, para dar una vuelta sobre sí mismo, debe
hacer un giro de 720 grados (spin de partículas).
24
Estas y otras paradojas hicieron exclamar a Werner Heisenberg ; cada vez
que los físicos hacían una pregunta a la naturaleza en un experimento atómico,
ésta respondía con un absurdo; y cuanto más trataban de aclarar la situación, más
desconcertante resultaba dicho absurdo. No faltaron enfrentamientos y, entre los
más famosos, el de A. Einstein, quien siempre fue reticente a aceptar todas las
consecuencias de la Teoría Cuántica y Niels Bohr quien siempre se mostró
convencido de ésta.
Después de muchas discusiones se ha llegado a reconocer a cada teoría su
porción de verdad: el paradigma clásico rige para lo que podría llamarse el
macromundo y sus leyes no dejan de ser simplemente aproximaciones; el
paradigma cuántico regiría para el mundo suatómico. Pero tampoco la teoría
cuántica satisface a todos los científicos. Este es el caso de David Bohm un
científico de renombre mundial, colega de Einstein. Éste declaró que no había
comprendido la teoría cuántica hasta que no leyó a Bohm.
Para Bohm, la teoría cuántica no es la explicación única, exclusiva y
completa de los movimientos de la materia microscópica como pretendía Niels
Bohr. Lo mismo que Thomas Kuhn, Bohm enfatiza que las teorías científicas son
mapas que nos guían para ver “ciertas cosas” (no todas) “de cierta manera” (de
acuerdo con el paradigma que nos rige). Es decir, ni vemos todo, ni todo el mundo
ve lo mismo. Los datos no son realidades en sí mismos: son fabricados por el
modo como una teoría científica ordena el universo. Durante los cambios de
paradigma, las modificaciones en el orden teórico conducen a nuevos modos de
realizar experimentos y de crear nuevos datos.
Bohm cree que cada vez que llegamos a una situación en que nuestra vieja
teoría(la clásica o la cuántica) deja de darnos respuestas significativas,
descubrimos que el universo es indiviso e íntegro, que se extiende siempre más
allá (o a mayor profundidad) que cualquier mapa, ecuación, definición o teoría. “Lo
25
que percibimos como partículas separadas en un sistema subatómico, no están en
realidad separadas sino que en un nivel más profundo de la realidad son
meramente extensiones de la misma realidad fundamental”27.
Bohm pensaba que “las partículas suatómicas están conectadas, en último
término, en la misma forma en que lo están dos imágenes distintas del mismo pez,
cuando se las mira en dos pantallas de televisión separadas...las dos pantallas de
televisión corresponden al mundo tal como lo conocemos, es decir al orden
explicado. En cambio, el pez como realmente existe en el acuario, corresponde al
nivel de realidad más profundo, es decir, al orden implicado... En este orden la
separación se desvanece y todas las cosas parecen convertirse en parte de una
totalidad sin discontinuidades”28.
La visión de un mundo unificado, como lo propone Bohm, suscita una
pregunta particularmente molesta: si en el universo no hay partes separadas ni
independientes, ¿cómo pueden los científicos (o cualquiera otro) hablar de
cualquier cosa sin caer en contradicciones? La solución de Bohm es, en el mejor
de los casos, comunicamos una imagen intuitiva; en el peor, una imagen ilusoria.
Según Bohm, debajo de los acontecimientos descritos por la Teoría
Cuántica y de la Relatividad, hay movimientos más profundos y órdenes que se
deben describir mediante leyes más profundas, leyes del orden implicado.
Así como Einstein nos dio el continuo Espacio/Tiempo viéndolo
inextricablemente enlazado, Bohm nos trae el continuo Materia/Mente viéndolo
inextricablemente entrelazado.
“El orden implicado de Bohm resuelve una asombrosa cantidad de
paradojas y dualidades de la ciencia moderna y de la filosofía antigua. Tal como
en la analogía de la pecera, contrarios aparentemente separados pero 27 TALBOT, MICHAEL. Más allá de la teoría cuántica. Gedisa, Barcelona 1995. 55
26
correlacionados, se vinculan al desplazarse a una dimensión más elevada, otra
realidad desde donde el espectador puede mirar y ver que lo que parecían dos
cosas era una”29.
Bohm señala que la totalidad es una de esas ideas que todos elogian, pero
que casi nadie toma en serio para averiguar qué significa, y agrega: “Demócrito
señalaba con el dedo una unidad subyacente (aunque compuesta de átomos) pero
al cabo de un tiempo la gente dejó de mirar hacia donde señalaba y comenzó a
estudiar el dedo”30.
Bohm no tuvo reparos en arriesgar su fama de científico e ir muy lejos en la
vía de la mente: para él la mente es una forma sutil de la materia, la materia una
forma tosca de la mente. Esto podría hacernos pensar, que también podemos
esperar mejores tiempos y de mayor claridad y acuerdo con respecto a los
problemas de disciplinariedad, Interdisciplinariedad y Transdisciplinariedad.
4. ¿Qué hacer como investigadores?
Habiendo intentado hacer alguna claridad sobre la problemática
transdisciplinar, nos resta ocuparnos de las preguntas más importantes y que
quizás todos se habrán hecho. Primero, sobre la importancia que finalmente
pueda tener la problemática de la Transdisciplinariedad para investigadores;
segundo, si existe ya algún camino para progresar en este difícil tema; tercero, si
se puede hacer desde ahora investigación transdisciplinar.
¿Qué importancia reviste la transdisciplinariedad para el investigador? Éste
no puede minimizar la importancia de esta problemática puesto que los
28 Ibid. 55-56 29 BRIGGS, JOHN P. Y PEAT, F. DAVID. A través del maravilloso espejo del universo. Gedisa. Barcelona 1989. 157. 30 Ibid. 108
27
inconvenientes de la disciplinariedad y las limitaciones de la interdisciplinariedad
están a la vista y podrían agravarse con el correr del tiempo. El investigador no
solamente es buscador de conocimiento nuevo sino también de nuevas vías con
miras a resolver los problemas relacionados con la calidad de la vida, con el
perfeccionamiento del hombre y, finalmente con la toma de decisiones que afectan
al conglomerado humano no solamente del presente sino también del futuro.
Mucho más involucrado está en esta problemática el educador puesto que en sus
manos está el ir orientando una nueva mentalidad en cuanto al saber.
Pero ¿representará la concepción transdisciplinaria una ayuda para el
investigador? Parece que la respuesta debe ser no, si por ayuda se entiende una
estrategia facilitadota y agilizadota de la actividad investigativa tradicional. Parece
que bajo esta perspectiva, las exigencias de la transdisciplinariedad, contribuirían
a hacer más ardua la investigación, ya que supondría previamente una toma de
conciencia sobre las implicaciones de la transdisciplinariedad y, en segundo lugar,
todo un aprendizaje para investigar a la luz de los principios de ésta. Primero
estaría la comprensión y, en segundo lugar, la búsqueda de estrategias
operativas. Como ya lo vimos, esto lo indicó muy bien Anthony Judge cuando dijo
refiriéndose a lo que se debe entender por transdisciplinariedad: “El problema es
decir, cómo opera algo cuando ese algo todavía no se conoce o no se domina
perfectamente”.
¿Existe ya un camino para progresar en la vía de la transdisciplinariedad?
La verdad es que su paradigma todavía no se ha configurado, y la primera
cuestión es si en tal paradigma, como ha sido costumbre, se le debe seguir dando
primacía a la razón y a los postulados tradicionales de la lógica, o si en él se debe
dar cabida por igual a la intuición, al arte, a ese “tercero incluido” que parece estar
oculto en las aparentes contradicciones que nos presenta la opción disciplinar.
28
El Congreso de Locarno31, ya mencionado, señala en su declaración la
importancia que asume la Educación Superior, la Universidad, la cual debe
evolucionar hacia el conocimiento de lo universal, orientarse hacia la búsqueda de
sentido por medio de la educación integral del ser humano. Propone la
transdisciplinariedad como la vía de autotransformación orientada al conocimiento
de sí mismo, hacia la unidad del conocimiento y a la creación de un nuevo arte de
vivir. Propone unificar las dos culturas artificialmente antagonistas: la cultura
científica y la cultura literaria o artística. La educación transdisciplinar revalúa el
papel de la intuición, de lo imaginario, de la sensibilidad y del cuerpo en la
transmisión de los conocimientos.
El Congreso hace también algunas recomendaciones prácticas:
Se sugiere a la UNESCO la creación de una cátedra en asocio con la
Universidad de las Naciones Unidas (Tokio) para informar sobre los conceptos y
métodos de la transdisciplinariedad.
Habituar a los estudiantes a pensar las cosas con claridad y en su contexto.
Se pide que el CIRET prepare en las lenguas de la UNESCO, la recensión de las
experiencias transdisciplinares innovadoras.
Que las universidades realicen programas de formación con contenido
específicamente transdisciplinar.
Se pide al CIRET junto con las ONG, fundaciones y universidades, fundar
cuatro talleres regionales de investigación transdisciplinar, que implique la visión
transcultural, transreligiosa, transpolítica y transnacional.
Dedicar por cada disciplina el diez por ciento del tiempo a la enseñanza
transdisciplinar.
31 Congrés Internacional de Locarno. Declaration et Recommandations Suisse, 30 avril 2 mai, 1997.
29
Para acercar recíprocamente Cultura Científica y Cultura Literaria y Artística
se recomienda al CIRET, UNESCO, ING y fundaciones organizar foros
transdisciplinares que incluyan la Historia, la Filosofía, la Sociología de las
Ciencias y la Historia del Arte Contemporáneo.
Por las iniciativas que se sugieren, podemos constatar que lo referente a la
problemática que nos ocupa, está hasta ahora dando sus primeros pasos.
¿Se puede desde ahora hacer investigación transdisciplinar?
La respuesta es sí, si se trata del esfuerzo por mirar las limitaciones
inherentes a la investigación disciplinar e interdisciplinar, al mismo tiempo que se
intenta comprender y clarificar el concepto de la transdisciplinariedad. Pero la
respuesta es no, si se trta de comprender la transdisciplinariedad como un método
ya listo y expedito, como una técnica o estrategia, a la manera de un método
particular entre otros.
El concepto de transdisciplinariedad en su estado actual, es todavía borroso
pero aún en la eventualidad de que llegue a ser claramente comprendido como
concepto y aceptado como ideal en la tarea investigativa, lo más posible es que
tengamos que esperar algún tiempo hasta que penetre en la mentalidad de los
científicos. Por analogía con el teorema de Jacques Labeyrie podríamos lanzar
otro teorema utilizado inclusive por el Derecho internacional: “Las cosas se
deshacen como se hacen”. En efecto, el paradigma disciplinar empleó siglos en su
configuración, por lo tanto no sería extraño que empleara un tiempo considerable
antes de dar paso al paradigma transdisciplinar, primero en su configuración como
concepto y luego en su paso a sistema o método de investigación.
Con la transdisciplinariedad pasa lo mismo que con las ideas las cuales
deben esperar para convertirse primero en doctrina elaborada y luego en sistema
operativo. Por ejemplo, la doctrina marxista ya había sido intuida por muchos
30
pensadores anteriores a Marx. Hay acuerdo en que la crítica que Marx hizo al
capitalismo es correcta, pero ni Marx ni sus seguidores han encontrado la manera
de convertirla en un sistema operativo que elimine los entuertos que critica.
Sabemos que los intentos en este sentido, hasta el momento han fracasado. Esto
ha hecho decir a muchos que la doctrina marxista ha muerto, lo cual es inexacto.
Lo que ha fracasado es el sistema que pretendió hacerla operativa.
Respondiendo a la pregunta que nos hemos formulado, lo más seguro es
que todavía no encontramos manuales elaborados para hacer investigación
científica transdisciplinar. Por el contrario sabemos que todos los escritos sobre
metodología de la investigación están calcados sobre el paradigma disciplinar y
como mucho sobre el paradigma interdisciplinar.Nuestra tarea es pues, la de ser
pioneros en este cambio en la medida de nuestras posibilidades. En este sentido
podemos emprender actividades análogas a las que nos recomienda el congreso
de Locarno, a las cuales nos hemos referido anteriormente.
A través de lo dicho en esta exposición, nos habremos dado cuenta de que
hay elementos en el saber pre-científico que valdría la pena recuperar,
conservando hasta donde sea posible todo lo bueno que tienen los paradigmas
desarrollados con posterioridad. De esta manera sería posible que la ciudad de la
cual hablábamos en nuestro relato del comienzo de esta reflexión, recuperara su
antiguo esplendor.
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