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LA ECOLOGÍA DEL PAISAJE Y SU POTENCIAL PARAACCIONES DE CONSERVACIÓN DE ECOSISTEMAS
TEMPLADOS DE MONTAÑA
Alejandro Velázq iez' y Gerardo Bocco2
'. nsumto de Geografía, UNAM, Aquiles Serdán 382, Centro, C.P: 58000. Morelia, Michoacán, México
Correo-e: avmontes@igins.igeograf. urtam.nte
-. Ccn au de Investigaciones en Ecosistemas, UNA1vI-Morelia (en comisión en el Instituto Nacional de Ecología,
[NErScwsu^,vr). México, D. E
l y i 2 )l)LCCIóN
n Jste artículo se introduce la noción de la cien-
ü.' 'lel paisaje. Y se analiza ésta como herramienta
;,mrepanal en la conservación de ecosistemas tem-
plados de montaña. Una vez establecida la rele-
cancia del rema, sse describen los alcances de la bio-
ogia de la conservación, desde la perspectiva del
paisaje y, posteriormente, se proponen cinco as-
pectos como guía para la acción concreta.
La pérdida de la biodiversidad es uno de los
rsultados más contundentes de la acción huma-
ua durante el último siglo. Hoy en día prevalecen
^meesos de envergadura inigualable, tales como la
errificación, la deforestación, la fragmentación
dlel hábitat silvestre y su eventual incidencia en el
climático global; todos ellos desencadena-
nor el uso inadecuado de los recursos por par-
de los seres humanos, cuya actividad busca
ei.uftnizar el beneficio económico, a veces con cos-
o; ambientales irreversibles. Los grandes cambios
del uso del suelo han sido inducidos por el hom-
are, sólo una mínima proporción es producto de
ficciones naturales, tales como huracanes, incen-
,;'os t--olcanismo, entre otros. La velocidad y la
agnirud de la conversión de origen humano son
tres a cuatro veces mayores en las regiones tro-
p,cales iFAO 2000), aunque en áreas templadas
no dejan de ser muy preocupantes. El resultado
^ mediato es la desaparición de una fuerte pro-
porción del capital genérico natural. Por ejernplo,
el 2, e o de la mastofauna y el 11% de la avifauna
en los países intertropicales, incluyendo sus zonas
templadas de montada, están dentro de alguna
categoría de amenaza; de éstos, el 954.0 de los ma-
míferos, el mismo valor para aves, el 70°ro de rep-
tiles y el 50% de los anfibios, dependen directa-
mente de los ecosistemas tropicales ysubtropicales
para su subsistencia (Mh-ers y Mittermeier 2000).
Las consecuencias de esto en el mediano y largo
plazo son una de las principales preocupaciones
del hombre mismo, quien se ha consternado por
la masiva pérdida de innumerables bienes y servi-
cios derivados de los ecosisremas naturales.
Bajo esta nueva realidad resulta imprescindi-
ble contar con enfoques científicos innovadores,
que permitan evaluar con precisión, exactitud y
rapidez, los procesos de deterioro provocados por
la acción humana. Los modelos de análisis
espacialmente explícitos son los de mayor deman-
da, pues tan importante es la tasa de pérdida como
el lugar donde se manifiesta. Los resultados obre-
nidos con este tipo de analisis son, además, de gran
utilidad para apoyar la roma decisiones t- la bús-
queda de alternativas que concilien el uso de los
recursos bióticos y su conservación.
Por lo anterior, se ha planteado que la conser-
vación de la biodiversidad debe considerarse como
una modalidad de manejo de los recursos natura-
les (Hilborn y Ludwig 1993). Para los países desa-
rrollados esto no parece ser crucial, pues basan su
estabilidad en el desarrollo tecnológico. Los países
en vías de desarrollo, en contraste, basan buena
parte de su actividad económica en los recursos
1-^
derivados de los ecosistemas naturales, además de
que son los responsables de salvaguardar la ma-
yor concentración de riqueza biológica del pla-neta. Bajo esta doble demanda, se hace necesario
buscar máximos beneficios económicos al más
bajo costo ambiental. Las tendencias en los paí-ses intertropicales, incluyendo sus ecosistemas
templados, sin embargo, proyectan un panora-
ma poco alentador. Por un lado, las tasas de
deforestación más aceleradas se concentran en los
países tropicales, incluyendo las referidas a zonas
templadas. Por el otro, la conciencia sobre el de-
terioro ambiental se incrementa de manera dis-
par. Ante esto, los encargadas de la gestión de los
recursos naturales y en particular de las especies
silvestres, observan dos tendencias: la rápida des-
aparición de la biodiversidad y el continuo incre-
mento de publicaciones científicas que lo docu-
mentan (Castillo 2000). Las tendencias sugieren
que, aunque cada vez sabemos más, la pérdida de
los recursos naturales sigue incrementándose.
Ante esta paradoja, resulta indispensable generarnuevos métodos que permitan traducir resulta-dos complejos derivados de la investigación enacciones prácticas de manejo (Dale 1998).
El estudio del paisaje, por sí mismo trans-dis-
ciplinario, puede jugar un papel importante des-
de dos perspectivas: por un lado atendiendo de-
mandas de investigación específicas y, por otro,
generando información crucial para el manejo
integrado del territorio (Van der Zee y Zonneveld
2001). En este trabajo se discute la manera en
que el enfoque del paisaje puede apoyar las tareasde conservación, del manejo de los recursos y de
la investigación, de manera conjunta.
LA BIOLOGÍA DE LA CONSERVACIÓN Y
SG APLICACIÓN HASTA HOY LIMITADA
La biología de la conservación nació y se desarro-lló, como aproximación científica, durante lasúltimas dos décadas (Soulé 1986). Su existenciaresultó de la demanda urgente de poner en prác-tica los resultados de investigaciones en ecología(de poblaciones, comunidades y ecosistemas) parafines de conservación. Históricamente, sin em-
bargo, y por más de cinco décadas, las invciones en ecología han continuado centradar respuesta a preguntas de relevancia leóncon una fuerte propensión experimentaluna excesiva tendencia a dar origen a resuhpublieables, más que útiles para resolver lis prw1blemas ambientales. La consecuencia inmediaqde esto es que la mayoría de las experiencias eigy
ríficamente comprobadas no resultan de aplics,
cien directa en la planeación, el manejo y la con,
servación de los recursos naturales en genepl
Muchos investigadores opinan que para esto 0
necesario adoptar enfoques rransciisciplinariol,
que involucren a ciencias como las de la Tierra,
las ciencias naturales y las sociales, entre otra,
(Berkes ' Folke 1998). A pesar de los c,fuer?,)
recientes por corregir el rumbo, mucha, revisias
relacionadas con la biología de la conservación
aun fomentan experiencias unidisciplinarias, de
corte experimental, de re giones aisladas v prote•
gidas, con unidades de estudio puntuales c sin
considerar el contexto social. La biología de laconservación ha hecho esfuerzos por incorporarla dimensión espacial a su marco conceptual (ver,entre otros, Dale et al. 1994). Sin embargo, haexistido un sesgo hacia experiencias a nivel de si-tio o de estación experimental. A nuestro modode ver, una gran cantidad de problemas ambien-tales y la situación crítica de muchas especies, seexplican a través de estudios regionales, cuyosresultados evidencian que el factor humano des-encadena los desequilibrios en los procesosecosistémicos. Factores como el clima, el relieve,procesos de cambio de uso del suelo y la erosión,entre ovos, son obviados en las investigacionesque buscan áreas protegidas, aisladas de la gentey bien conservadas. Los resultados, por lo tanto,describen situaciones hipotéticas, poco operativasmás allá del área estudiada, y poco aplicables alnivel de la formulación y seguimiento de la polí-tica pública en el tema.
La colaboración entre disciplinas como agro-
nomía, la ciencia forestal, la geografía, la
edafología, la antropología y la economía, es ne-
cesaria para poder ofrecer un contexto coherente
con los problemas de conservación de una región.
176
e
a, disciplinas, no obs(ante, han sido frecuen-v,ei rc olvidadas por algunos grupos que jnves-
m en el campo de la biología de la conserva-Bcrkes v Folke 1998).
1l0 I)E ESTUDIO DE LA CIENCIA DEL
.tia del paisaj e (lartdsclo-a/ kunde ol,,ridtcape
.^.comola denominópor prinreravez Carl
ciado en Naveh v Lieberman 1993), ini-
nnís ele dos siglos como un campo
„iplinano, holístico. El concepto está ¡n-
i la palabra 'land' (Tierra) que, en estaacE6n se refiere a las interacciones vertica-
i.^ouaales de los diversos componentes de
ül -a, e seape' (escena, vista) que se re-
ai estudio de una entidad de un territorio
representativo de la problemática regional.
palabras más llanas. la ciencia del paisaje se
r,, del estudio de las interacciones de compo-
e,, tales como el clima, la roca o el materialArio e ci releve y del hecho de que a partir
e pueden delinear unidades discretas en
io, , describir procesos de mediano y lar-
p! 1!'). El componente biológico (integrado por
nación, Fauna v otros) se estudia como un
bl,tje qua puede ajustarse en su distribu-
.. los componentes (ab óticas) que permiten
au^nLar el paisaje para propósitos de estudio.
congo componente, resulta de la
._,nsión entre el relieve e- la biota. Su papel es
^e\ ante, va que representa el soporte de los ob-
r u naturales a conservar, sin excluir al suelo
aa,n:o. El componente social describe los proce-
^„ ale modificación de los ambientes naturales a
::.:mas de la apropiación de los productores, en
^eio e tiempo (Van der Zee y Zonneveld
unidad fundamental de estudio de la cien-
:a elei paisaje es el ecoropo que, de manera
^.acialmente explícita, representa la unidad mí-
con características homogéneas de los di-5os componentes del paisaje. Ecotopos afines
como grupo conforman facetas que, en conjun-
o. describen un sistema de unidades de paisaje
(Van der ZeeyZonneveld 2001). Justamente aquí
radica el aspecto que ha recibido críticas desde
enfoques cuantitativos: ;cómo medir la homoge-
neidad al interior de estas unidades?
Con base en esta breve descripción de la cien-
cia del paisaje, se consideran a continuación cin-
co aspectos de vital relevancia en la conservación
de la biodiversidad. Esperamos que estos temas
ofrezcan elementos para una plataforma concep-
nial, que contribuyan a orientar la práctica con-
creta del enfoque de paisaje, en la conservaciónde ecosistemas templados de montaña.
1, 1 , .i(.v usi )s sOóJ.!
La inv tigació q desde el enfoque de paisaje se
c_nrra en p,obl-:xaas espedficos, que atañen a un
usar v ricmpu determinados. Es decir, el objeti-
o de la investigación es guiado por la demanda
generada por un problema local, por lo que la
manera de aproximarse es dependiente del sitio.
La situación Cu Mzxico, como en la mayoría de
los países intertropicales se caracteriza por la au-
sencia de caros confiables sobre recursos natura-
les a escalas meso-regionales (en el orden las de-
cenas a cientos de lan=). Existen daros propor-
cionados por I'EGI para la totalidad del terri-
torio nacional, pero a escalas cm-a resolución re-
suita inadecuada para tomar decisiones sobre el
manejo de recursos, es decir, se trata de datos
cartográficos a escala 1:250,000, para reinas de
índole física v biológica. Existen asimismo datos
taus- finos, pero para áreas relativamente peque-
ñas ubicadas en algunos puntos del territorio na-
cional (en general, aquellos elaeronados con las
estaciones biologicas de los centros ele educación
superior). De este modo, queda un vacío relacio-
nado con áreas bajo diferentes niveles de priori-
dad, incluyendo aqudlias ya protegidas, aquéllas
así definidas por la Conabio cono prioritarias o,
incluso, otras áreas que resulten de relevancia.
Todo esto se ha producido con el fin de desarro-
llar inventarios de recursos naturales o de mode-
lar situaciones hiporéticas.
Para resolver este problema, resulta crucial se-
guir un proceso de investigación participativa. Al
ser los productores locales los principales modifi-cadores de su entorno natural, se convierten, dehecho, en parte del tema de investigación . Poro crolado, el conocimiento local, en muchos casos in-dígena, ligado a las actividades productivas
ancestrales , opera como fuente de datos confiables
acerca de los recursos naturales y su manejo. El
investigador puede entender el territorio como unmosaico de unidades de paisaje, o de tratamien-tos, que son utilizadas de manera diferente, condemandas y actores diferentes , donde los sistemas
productivos humanos son los que desencadenan
los procesos que gobiernan en la región . Desde una
perspectiva purista de la ciencia, esto implica lle-
var a cabo experimentos a varias escalas , con gru-
pos de observaciones a veces redundantes , y sin un
diseño experimental estricto.Esta complejidad analítica forza a la ciencia del
paisaje a ponderar el impacto de la acción humana
por unidad de paisaje, a fin de identificar patrones
y facetas críticas, así corno posibles alternativas via-
bles dentro del mismo contexto local. Con base en
esto se identifican actores y acciones, positivos y
negativos , en torno a los procesos ecosistémieosque se desea mantener a largo plazo , lo que permi-tirá dar apoyo a decisiones concretas por unidad
territorial . El modelo oferta-demanda de recursosnaturales por unidad de paisaje es medido y eva-
1 uado, para poder generar alternativas de uso ycon-
servación dependientes del sitio sin dejar de lado a
los productores rurales, es decir, los manejadoresde los recursos.
En otras palabras , en la ciencia del paisaje losactores sociales son vistos como el factor que des-
encadena los procesos dominantes , tanto en la
perturbación como en la conservación . Esto su-
pone que la investigación aplicada deba recurrir al
concurso de científicos sociales con una formación
sólida en recursos naturales, Esto no es fácil, pero
debe tenderse a fortalecer grupos de trabajo en este
sentido. El investigador , preocupado por la aplica-ción del resultado de su trabajo científico , debiera
asimismo recurrir al conocimiento local sobre sue-
los, conservación, plantas, animales , entre otros,como una manera de resolver la falca de datos (ya
mencionado en el párrafo anterior ) pero, funda-
mentalmente , como una manera de incluir d
el principio a los actores sociales en la búsque4
conjunta de soluciones a los problemas de manejoy conservación de los recursos.
2. LA DLfENS ÓN ESPACIAL
Los mapas, referidos aquí como modelos
espacialmente explícitos, son un producto fun.
damental de la ciencia del paisaje. El relieve es d
componente que permite dividir en unidades dis.
cretas y de manera lógica el paisaje, ya que d
suelo, los componentes biológicos e incluso al.
gunos sociales se ajustan , en la mayoría de los
casos, a las formas del terreno . Cada componen.
te del paisaje puede ser plasmado en un rnapa,
pero la construcción lógica de las unidades de
paisaje requiere de un proceso integral, basado
en la definición de límites de entidades natura.
les. La topodiversidad.y la biodiversidad se ajus-
tan, en este concepto, a través de las unidades de
paisaje (Velázquez y Bocco 2001). Esta estratifi-
cación del territorio a partir de entidades natura-
les tiene significado ecológico, evolutivo, social y
económico, por lo que debe hacerse con la ayuda
de expertos en el tema. Hoy día prevalece la es-
tratificación del espacio en entidades geométricasarbitrarias , generalmente referidas como celdas en
un sistema matricial. En este sentido , se utiliza
una estructura de datos (el sistema en celdas)
como sinónimo de un modelo de segmentación
del territorio. Esta situación crea cierta ambigüe-
dad en la comprensión del funcionamiento del
territorio, en conjunción con la definición de
ecosistema como un concepto no relacionado conel contexto espacial ( Hunter 1999 ). En ese enfo-
que, la correspondencia entre sistemas de clasifi-
cación y su distribución espacial suele ser arbi-
traria y, en general, se asume homogeneidad den-
tro de las celdas definidas sin disponer de argu-
mentos sólidos. Por ejemplo, se ha hecho uso de
mapas de diversas escalas para un mismo objeti-
vo, y de los mismos atributos para definir o pre-
decir patrones de distribución de especies de fau-
na, sin considerar sus atributos ecológicos como
tamaños corporales , dieta, requerimientos de
178
hábitat entre muchos otros que los hacen dife-
rcnres (Bissonette 2002).
La ciencia del paisaje parte de entidades natu-
rales organizadas jerárquicamente, en donde la
unidad mínima susceptible de cartografía se de-
;inc en concordancia con el objetivo del estudio.
I to conlleva la necesidad de conciliar precisión
,nraño de la unidad mínima) y exactitud (hete-bien representada). Problemas como
Li perdida de hábitat de especies particulares, la
^^.u;menración, la degradación ambiental, la eva-
idn del potencial de la captura de carbono y
desequilibrio de balances hídricos, entre otros,
urden ser estudiados desde la perspectiva del
con modelos espacialmente explícitos
;urnviller 2002). Los mapas (y no simples fi-sin rigor cartográfico), presentan una ven-
i adicional: sirven como medio de comunica-
.nin entre un investigador, el manejador o ges-
c los actores sociales involucrados. Esto últi-
iny, es crucial, ya que la comunicación es uno de
I,» principales problemas en la conservación y
ni.uieio de recursos naturales en general (Castillo
_'i ll)0). Estos principios son ignorados en la gran
,n.n oría de los estudios de conservación, en los
11.rlcs prevalece la idea de concebir a la escala
,onro un problema; los alcances de los insumos
,, imágenes de satélite) son obviados y hasta
onfundidos con el objetivo del estudio, y la rea-
ud..d geográfica es simplificada a un modelo
:uamérrico de latitudes y longitudes.
Existen, sin embargo, dos problemas que no
„n fáciles de resolver: 1) la falta de correspon-
icncia entre niveles de agregación biológica y ni-
Ic, de agregación territorial (por ejemplo en
^deras), lo que complica la conformación de
:nidades integradas y 2) la diferencia entre los
,temas clasificatorios rigurosos (caso de la he-
'la zoología, por ejemplo), y los sistemas
clasificación territoriales que, en comparación,
.iltan ambiguos.
[ kIPODIA FRSIDAD
1-1 < opodiversidad, entendida como la diversidad
^;re diferentes agregados de laderas homogéneas
en cuanto a exposición, aislamiento, erosión,
escorrentía, pedogénesis v otros atributos, juega un
papel fundamental en la expresión de la biodiver-
sidad y de las actividades humanas. Los compo-
nentes físicos del paisaje (roca madre, relieve, sue-
lo) son menos dinámicos que los bióticos, pero
interactúan en forma coherente. La mayor parte
de los procesos que controlan los cambios en la
biodiversidad son resultado directo de la influen-
cia de estos componentes, así como de la misma
actividad humana. Por ejemplo, en gran parte delterritorio de países intertropicales donde prevale-
cen sistemas productivos tradicionales, incluyen-
do aquéllos en zonas templadas de montaña, se
observa una relación coherente entre los patrones
de distribución de las formas del terreno y de di-
chos sistemas. Importantes procesos desde el pun-
to de vista espacio-temporal, tales como el retro-
ceso de glaciares, inestabilidad de laderas, inunda-
ciones, entre otros, explican la mayor parte de la
estructura del paisaje actual, incluyendo los garro-
nes de distribución de flora y fauna.
En el estudio del paisaje, el relieve es visto
como una expresión de las formas del terreno que
constitu yen el escenario físico para los ciclos
hidroclimáticos y ecológicos. Las formas del te-
rreno permiten dividir en unidades discretas una
región (por ejemplo, una cuenca) de manera ro-
busta y, a partir de esto, conformar un modelo
espacialmente explícito de los procesos funcio-
nales de un ecosistema. El estudio del relieve ha
sido prácticamente ignorado en las tareas de ma-
nejo, conservación v restauración a pesar de sus
implicaciones en los ciclos biogeoquímicos, en la
dinámica de los ecosistemas yen los procesos pro-
ductivos. Por ello, un estudio de paisaje que no
parta de un análisis del relieve puede carecer de
fundamentos suficientes para entender la diná-
mica de una región.
4. La APROXISLdcü5N !N iFr;RADA Al. TERBITO!uO
La ciencia del paisaje se centra en espacios rea-
les, es decir, viene por objeto de estudio una por-
ción concreta de territorio. Los procesos
ecológicos en un espacio real dependen en algu-
179
tia medida de las condiciones sociales locales.La acción humana, no obstante, ocurre de ma-nera diferente en cada unidad de paisaje, y el
conjunto de las formas de apropiación y uso delterritorio, por unidad de paisaje, modifica la
estructura de este último en forma sustantiva(Bissonecte 2002).
Una parte significativa de la investigación enbiología de la conservación, en contraste, se harealizado en áreas aisladas de la realidad social,
con fuerte énfasis en los sistemas templados de
latitudes medias, y utilizando una aproximación
experimental para un puñado de especies y sitios
de dimensiones infinitamente pequeñas (Holling
1978). Partiendo de que, en tales casos, se trata
de la documentación de procesos en situaciones
no representativas, los datos derivados en general
no son utilizables para llevar a cabo acciones de
uso v conservación regional.
El estudio de espacios reales introduce nue-
vos retos en la manera de llevar a cabo la inves-
tigación. Problemas y preguntas locales, en el
contexto de pensamientos globales, son los que
definen el objetivo de la investigación (investi-
gación guiada por la demanda, por contraste conla investigación guiada por la curiosidad legíti-ma del científico). El diseño del muestreo, el
tamaño de muestra y el uso de herramientas
analíticas son altamente sensibles a esta realidad
local. La aproximación experimental, en una
perspectiva de paisaje, se vuelve débil al incluir
observaciones redundantes (pseudo-réplicasl,
pues se estudian muchos tratamientos sin con-
trol, y porque los resultados no son replicabies
ni refutables. Para este cipo de dacos se han ge-
nerado herramientas analíticas ad boc que sir-ven para analizar datos de diferentes fuentes que
ponderan el peso de muchas variables de mane-
ro simultánea (Burrough 1988). Los resultados
son en general exploratorios y descriptivos, ba-
sados en datos a veces cualitativos, y de poca
aplicabilidad para técnicas paramécricas de aná-
lisis. El cuerpo de análisis se centra en la com-
prensión de los atributos que explican los pro-
cesos dominantes en espacio y tiempo y rudo se
aborda de una manera integral. Así, disciplinas
entre las que destacan la geografía, edafología
ecología y ciencias sociales resultan necesariaspara poder comprender la dinámica de un espa-
cio real. Las recomendaciones sobre conserva-
ción son adaptativas y debe dárseles seguimien-
ro para validarlas y calibrarlas, ya que los
ecosistemas son dinámicos (Holling 1978,
Velázquez Y Bocco 2001). Estos tipos de invcs.
tigaciones son especialmente necesarias en los
países intertropicales, incluyendo sus zonas tctn-
pladas de montaña, donde ocurre la mayor con-
cencraciótn del reservorio genético, de donde
menos conocimiento existe y donde las tasas de
pérdida son las más altas (Nobel y Dirzo, 199,'),
5. EL USO DE LAS INNOCACIO,L'Ü TECNOLÓGIC
El desarrollo de los sistemas de información geo-
gráfica, de la percepción remota, de los sistemas
de manejo de bases de datos digitales y de los
posicionadores geo,ráhcos, muestra un incre-
mento sin precedentes. Sensores de amplitud es-
pectral variada (de hasta cientos de bandas), re-
solución espacial muy fina (de hasta 15 cm en el
terreno) c una amplia gama en su alcance en
tiempo (hasta de tiempo real) están disponibles
en el mercado. El acceso a esta información es
cada vez menos costoso por lo que su obren-
ción, manejo e intercambio son relativamente
áciles. Como consecuencia, la gran base de cla-
ros existente cada vez cs más poderosa, y los es-
tudios sobre cambio elobal, deforestación,
deserrificacidn, inundaciones, sequías, fragnter-
tación, biodiversidad, v otros, se pueden llevar
al cabo con la información va disponible en
portales electrónicos. El mayor riesgo se centra
en la calidad de los datos utilizados y en la sub-
ordinación de los objetivos de la investigación a
las innovaciones tecnológicas. Los objetivos de
las investigaciones deben ser independientes de
la recnoloyia disponible k, enfocarse a proble-
mas en un espacio real, v deben ser concordantes
con la demanda, sí deseamos que los resultados
sean efectivos para las acciones de manejo y con-
de la naturaleza.
180
CO.MF.NTARIOS FINALES
El estudio del paisaje no es una disciplina nueva,
dado aue su planteamiento original con fuertes
,ases geográficas data desde el siglo XIX. Esta
,,,nccpción integral del análisis del territorio se
eariyueció con otras disciplinas que definieron
el—,,-as líneas, como la gco-ecología, la ecología
,di paisaje, ;-la ecogeografía. En años recientes se
Ha ahservado un fuerce interés en la ecología delprincipalmente promovido por Forman
,odron (1980 ) quienes in rrod uj eron la iuipor-
locia de este enfoque para los angloparlan res.
u peso equitativo entre las ciencias sociales, de
1 ;erra v las naturales es preciso para lograr en-
n lcr la dinámica de los paisajes en una región
.d.i. Esto es una idea fundamental del estudio
d_1 paisajev resulta crucial para las tareas deeon-
1 v icióu.
La, bases de datos derivadas del enfoque de
i'.0saie son únicas, porque permiten tener una
sinóptica c (semi) cuantitativa de la con-
dición de los recursos naturales y su dinámica es-
},,,iu-temporal. Por lo anterior, pueden apoyar a,:;'urcas rateas vinculadas con la implementación
d: poGticas ambientales v, eventualmente, con-rtiise en la base para los planes de uso y orde-
..unienro del territorio. Entre otras apbcaeiones
srirean la identificación de los principales fo-
,ic cambios de sus procesos asociados (c. ó.testación re fra0mentación ). A partir de los
tos „e esos focos se puede generar una Are-
n de la dirección de sus propios cambio,
onsecuencia se podrán medir las
Batió pes biológicas (pérdida de capital na-
o sociales de estos cambios probables, sus
percusiones económicas v los mecanismos de
crol de las causas de origen. Esto, en su con-
o, zt udea la a generar un sistema dese=uimien-
actualización periódica, semi-aurora atizado,
pcrmidrá tener evaluaciones vigentes de la
^ruación de los recursos naturales para diversos
` ces. ,Además, se permite el análisis real, poten-
futuro de los bienes vservicios ambientales
en general se deriva de un buen inventario derecursos naturales (capital natural) 9 su res-
pectiva dinámica. Entre los servicios y bienes de
consumo directo se enlistan el agua y la capa fo-
restal que funciona copio trampa para el carbono
y mitiga el calentamiento global y la conserva-
ción del valor de opción proveniente de la
biodiversidad en su conjunto. En diversos estu-
dios regionales se hace necesario contar con este
tipo de datos para identificar las áreas más favo-
rables para fines de conservación (sistemas de áreas
naturales protegidas), uso sustentable v desarro-
llo regional. Contar con cartografía resulta fun-
damental para hacer operativa una serie de pro-
yecros en regiones específicas y evitar inversiones
innecesarias, así corno dirigir los esfuerzos a las
regiones de maxor demanda. Esto último es una
de las tareas centrales del ordenamiento ecológico
que en su con;unzo Brisa de los datos produ-
cidos por la ciencia del paisaje.
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