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LA POSIBILIDAD DE UNA POLiTICA RACIONAU
JON ELSTER-
I. I!':TROOlJCCIU;\l
Sabemos, mas 0 menos, 10 que quiere decir la racionalidad
cuando se aplica a elecciones y decisiones individuales. 8 1 1 sig-
nificado no resulta tan claro cuando se aplica a elecciones poll-
ticas, En este articulo discutire dos cuestiones, Primero, .:puede
uno asignar un significado a la idea de una eleccion politica
racional? En segundo lugar, suponiendo que esta asignaci6n sea
viable, ~cu~\l es eI alcance de las decisiones poli ticas racionales>
En tercer lugar, 5i este alcance resulta ser liruirado (como su-
cedent), cpodria haber una guia alternativa a la accion politica?La secci6n II establece, muy brevernente, la teoria de la elec-
cion racional en un nivel individual. Supondre que la raciona-
lidad politica se define mediante una extension de las elecciones
individuales a las elecciones politicas que, en un sentido, estan
hechas por y para la "sociedad". Esto es, excluyo las concepcio-
nes de politica que corresponden al "Todo para el pueblo, nada
por el pueblo" napoleonico, Dentro del marco de la teoria de
eleccion social, esto signifiea irnponer la condicion de no die-
tadura,
La secci6n III discute si la nocion de racionalidad politic" es
significativa, mediante la consideracion de diversas objeciones
que se derivan del principio de individualismo metodol6gico.
Los individuos actuan sobre Ia base de sus deseos y creencias, Las
colectividades, en cuanto tales, no actuan, tampoco tienen de-
sees 0 creencias. Por tan to, surgen problemas en relacion can
las preferencias agregadas, 1a informacion centralizada y la ins-
rrumenracion de elecciones, La seccion IV considera el problema
I Le agradezco a King K. 'Tsao su invaluable asistencia en esta invesri-
gaclon.• Universidad de Chicago.
( 1321
I '" ] "OSIBI I. lIHI ) DE UNA POl .ITICA R.ACION Al . 13:1
de la irracionalidad politica, observando las analogias politi-
cas de diversas Iorrnas de irracionalidad individual que pueden
describirse brevernente como debi lidades de la voluntad, excesos
de la misma y la Iormacion de preferencias adaptativas. Para
que la politica sea ra~ional, debe. disefiar maneras d~ eVitar.o
Ulanejar estas tendencias. La seccion v se pregunta 51 la racio-
nalidad polltica siempre producira recetas claras y sugiere una
respuesta negativa, en termirios generales, al argumentar que Ia
incertidwnbre es el mayor obstaculo para las elecciones poltti-
cas racionales. El argumento no es sirnplemente que es dificil
anticipar los resultados de las decisiones pollticas. De manera
mas fundamental, consiste en que la planeacion incremental, Ia
ingenieria social y tacticas sernejantes son respuestas inadecuadas
a este problema. En la seccion VI conc1uyo argumentando que
la justicia, mas que la racionalidad, debe guiar las elecciones
poHticas fundamentales. L~ r~cionalid~d. t~ene un ~ugal~guedesempeiiar, pel"Oeste es mas bH!O susbsidiario que pnmano.
II. L.\ EU:CCION RACIONAL INDiVIDUAL
La sizuiente exposicion de la teoria de Ia eleccion racional sera
"ltarnerue esquematica, debido a que la intencion es s610 ofre-
cer un marco para la discusion de la racionalidad politica en
secciones posteriores.P La elecci6n racional, desde rni punto de
vista, puede definirse en dos pasos. Primero, requerimos que los
deseos y creencias que conducen a una accion (en la manera
especificada en el segundo paso) sean internarnente consistentes.
Para nuestros fines presentes, el requerimiento de consistencia
mas lmportante es que las preferencias del agente sean transiti-
vas: si una opcion x se percibe al menos tan buena como orra
~ Pam una presentacion m as elaborada de Ia concepcion de Ia eleccion
rational que subyace a esta exposici6n, refiero al lector a mis otras obras
sobre el lema: Ulysses and the sirens, ed. rev., Cambridge Uni versity Press,
1984: Sour grapes, Cambridge Univers ity Press, 1983; "The nature and
scope of rational-choice explanation", en E. LePore y B. P. McLa llgh l~n ,
((omps.); Actions and Events: Perspectives on the PhilosoPhy of Donald Dav.d .
."ltl. Oxford, Blackwell, 1985, pp. 60-72; Introducd6n a J. Elser \com~.) ,
Rational choice, Oxford. Blackwell, 1986, pp. 1-33; y "When rationali ty
fails", ell preno;), en K. Cook y M. Levi ( comps. ), Limits /0 rationality,
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J3 4 k.~C!ONI\'.!n;\n
ol'cilm y , y se juzga que y cs al mcnos tan buena como otra op-
(kill z, en tonces x de be ser al ruenos tan buena como % .3 En
,cgtl ndo Iugar, esti p u I amos la siguiente re 1acion entre accion,
rreencias, deseos y evidencia. Una accion es racional cuando
i] puede justificarse como la mejor rnanera de llevar a cabo los
deseos del agente, dadas sus creencias, ii] dichas creencias puc-
den juslifiearse pOl' l as pruebas que tiene disponibles, y iii] el
manto de evidencia recogida por el agente puede ju~tificane
en rerminos de sus deseos y de las Iimitaciones sobre la infor.
IIIacion dipon ible.
Accion
DescosI
I... - ~~~ ~~~ __ .J
Fig. 1
En otras palabras, rnostrar que una accion es racional equi-
yale a ofrecer una secuencia de argumentos en donde el deseo
c 1 e l agente se tome como dado pero todo 10 dernas debe justifi-
carse-ultimamente, en terrninos de dicho deseo, Explicar una
accion como \1I1a accion raciorial requiere, adem as , una demos-
rracion de que Ia accion fue llevada a cabo debido a que era
racional y no debido a alguna causa accidental que simplemente
produjo una accion racional,
Estos son los Iundamentos de la teoria de la eleccion racio-
nal, Ahora procedere a bordar alrededor de estos Iundnmentos
y a apuntar algunos de los problemas que pueden surgir wandose aplica a decisiones reales. Un primer problema que habra de
discutirse. si no resolverse, surge deb ida al supuesto de que los
deseos estan dados y no esran sujetos eilos mismos a una justi·
ficacion raciona], par encima del requerirnienro forma! e l e la
<I Podemos notal', para referencias futuras, que esto im p!i ca que si el
agen te es indiferente en tre " e y y em re y y z ; debe ser tar nb ien indiferen!e
entre x .,. ~, dado que la indiferencia entre dos opciones puede definir5e
diciendo que cada una de elias es al menos tan buena como Ia otra,
!35
cOllsistencia logica. Las l irnitaciones in tuitrvas, pre-teoricas, de
la nocion de racionalidad sugieren que algunas veces ciercamen.
re descariamos dccir que los deseos pueden ser irracionales en
un senrido sustantivo, pero no es Ucil decir con exactitud (u.:II es
este sentido.
Una primera sugerencia serta decir que los deseos racionales. . . .
son aquellos deseos que por solo tenerlos, 10 hacen a uno feliz.
Si reflcxionamos, esra proposicion es inadecuada como una ca-
racterizaci6n general. Apoyaria, par ejemplo, la caracterizacion
aficial sovietica de opositores poli ticos COI1IO seres irracionales,
sobre la base de que son manifiestamente infelices debido a su
deseo irrealizable de libertad polfr ica.!
En otros casas, 1.1proposid6n resulra m as atractiva, Uno bien
podria argurnentar que una tasa muy alta de descuento de tiem-
po 0 una Iuerte preferencia por los riesgos es irracional, pat'que
tiende a hater Ia vida infeliz, en terminos generales. Estas atti-
tudes son irraeionales porgue son autodestructivas: un individuo
que en un momenta dado aetna de acuerdo con estas preferen-
cias socava la oportunidad de actuar de la misma manera en
mementos posteriores.
Otra sugerencia serfa observar las causas de los deseos mas
que sus efectos, Uno podria igualar los deseos racionales con los
deseos autonomos, es decir, deseos con una historia causal co-
rrecta.P La nocion de autonomia es notablemente compleja, En
una discusion reciente, Joel Feinberg distinguia entre cuatro
sentidos fundamentales de Ia noei6n y encontro, dentro de [a
variedad que es mas relevan te para nues tros fines ("la all tono-
m ia como condicion"), doce subvariedades mas, De estas, 1a
idea de autonomia como autentieidad pareee ser la mas prome·
tedora, "En la medida en que una persona es autonoma, no es
meramente el portavoz de otras personas a Iuerzas, Mas bien,sus gustos, opiniones, ideales, metas, val ores y preferencias son
aurenticamente SU)'OS,"6 Desafortunadamente, esta posicion es
4 Vease S. Bloch y P. Reddaway, Russia's political hospitals, Londres,
Futura Books, 1978, p. 2.55.
~ 5i uno pudiera demostrar que la miopia, la busqueda de riesgos y
otros Icnomenos au todestructi I'OS son actitudes necesar iamen!e no ~ \1 t600·
mas, las dos deflnicioncs de preferencia-racicnalidad, ooincidirfan. No 'leo,
s in embargo, como podrla l levarse a cabo esta dernos tracion.6 J . Feinberg, Harm to self, Oxford Universi ty Press, 1986, P: 32 .
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mas efectiva como una teoria negariva de deseos herer6non,os
o no autenticos, que como una teoria positiva de la autonorn[a.
Todos podemos concordar en que Ia gente es heter6noma y tal
vez incluso irracional cuando sus deseos estan modelados pOr
una tendencia a conformarse y ajustarse a otras personas y cir.
cunstancias, ,Alero esta descripcion esta lejos de ser una caracts.
rizaci6n positiva de autonomfa,? Podemos, no obstante, mante.
ner la idea de mejoras en la racionalidad, cuando se eliminanlos deseos can la historia causal a la que se le pueden poner
objeciones,
Una persona puede estar sujeta a miopia 0 a Ia busqueda de
riesgos (0 a una aversion excesiva al riesgo), saberlo, deplorarlo,
y tomar medidas para detener el dafio. Aun cuando no sea to-
talrnente racional, despliega una "racionalidad imperfecta't.!
Puede hacerlo precomprometiendose al comportamiento que
corresponde a 10 que el considera su juicio,~ 0 construyendo
reglas inquebrantables para S 1 misrno.w Esto incluye un enfo-
que de dos pasos hacia la eleccion, a grosso modo similar a Ia
distincion entre la ley constitudonal y otra legislad6n. (Esta
analogia se ampliara en Ia secciou IV, mas adelante.) No es
como si la persona estuviera eligiendo sus prefercncias, Mas
bien, las esta protegiendo en contra de interferencias de sus
demas propensiones que, para este fin, se consideran como
Iuerzas causales ciegas,extcrnas a $U voluntad.
La racionalidad tal y como la hernos descri to , Sf: refiere a una
eficiencia instrumental. Algunos fines, sin embargo, no pueden
alcanzarse POt medics instrurnentales, Pueden resultar como un
producto lateral de ia accion, pero no pueden ser inducidos
como un resultado deliberado de la accion, La ere en cia y el
olvido son ejemplos tipicos de tales estados que son esencial-
mente resultados laterales.i! A menudo, puede resultar instru-mentalmente uti! sostener una creencia que, de hecho, no sea
verdadera, Las parejas de casados, por ejcrnplo, se encuentran
'I En relacion con este punto, vease tambien mi Sour grapes, cap. 1. 3-8 Vcase rei Ulysses and the s irens, (ap. H.
9 T. C. Schellin,g, Choice and consequence, Cambridge, Mass., Harvard
University Press, 198·1,caps. 3 'I 4.
10 G. Ainslie, "Beyond microeconomics", en J. Elster (cornp.), The 11wltiple
sell, Cambridge, Cambridge Universi ty Press. 1986 pp. J 3~175.11 Vease mi So"r grapes. cap. II.
L,I. NSIIIJLlI),I.)) l!~ UNA roi.rrtc A !!.AWONAI. 137
robabletIiente en una rnejor situacion si subestiman la prob:..-
hilidacl de que lleguen a divorciarse, Sin embargo, uno no pue-
de decidir simplemente adoptar una creencia que uno cree no
,'erdadera. De manera semejante, tratar de olvidar alga simple-
mente puede grabarla mas profundamente en Ia memoria: tra-
tar de ser espontaneo 0 tratar de dorrnirse puede resultar frus-
(rante. Hay, de heche, un tipo particular de irracionalidad
_Ilamemosla hiperracionalidad- que consiste en la aplicacionmal ubicada de preceptos de una eleccion racional, La frase
"exceso de voluntad" se ha acufiado para caracterizar esta ten-
dencia.12
He bosquejado una explicacion de 10 que quiere decir ser
racional }' he dado algunos ejernplos de las maneras en que las
personas se apartan de Ja racionaJidad: Qu~dan par discuti.r
los casos en los que el concepto de racionalidad no este defi-
nido 0, de rnanera mas debil, no este definido unicamente. No
rocare aqui los casos mas triviales en los que hay varias opcio-
nes 6ptimas. En lugar de ello, me enfocare a los problemas que
surgen cuando no hay una opcion optima. Como quedara clare
a partir de la figura I, la existencia de una accion racional
exige i] que exista una acci6n que es optima a 1a luz de las
creencias y deseos del agente, ii] que exista una creencia que es
optima a la Ius de las pruebas disponibles, iii] que exista una
cantidad de pruebas que resulten optirnas para ser colecciona-
das, a In luz de sus deseos, Si una 0 mas de estas condiciones
no secumpJen, el concepto de racionalidad es, hasta cierto
POnto. indeterm j IIado.
. La indetermination de Ia accion, dados deseos y creencias de-
terminados, surge cuando el agente no es eapaz de clasificar las
opciones a las que se en£renta 0, de manera mas tecnica, cuando
su ordenacion de preferencias es incompleta. Puede haber, pm-ejernplo, dos opciones tales que cada una de ellas se prefiera a
todas las demas opciones pero que ninguna de elias se prefiera
en rclacion con la otra, ni que eI agente sea indiferente a ellas.
Si la eleccion afectara el bienester de otras personas de una
manera tal que Ie importe al agente, su inhabilidad para cam-
para r las u t ilidades respectivas puede bloq uear Ia comparacion
12 L. Farber, Lying, despai r, jealousy, euv», sex, suicide, drugs and the
good life, Nueva York, Basic Books, 1976.
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entre las opcioncs. Tarubien, S f se espera que la elcccion tenga
consecucncias irnporrantes en el futuro distante, su inhabilidad
para conternplar hoy como Ie importaran entonces, puede tcner
el mismo eIecto. En otras palabras, puede haber problemas de
comparaciones de utilidad interpersonales asi como intraperso
nales que bloquean la comparaci6n de opciones entre las cuales
debe elegir el agente. Notese que no estoy diciendo que tener
preferencias incompletas es irracional, sino sirnplemente que
cuando las preferencias son incompletas, el poder prescriptive
y predictive de la racionalidad pierde agudera, en esa medida,
La indeterrninacion de creencias, clada una cantidad deter-
minada de pruebas, surge en dos formas fundamentales. En
primer lugar, existe incertidumbre ell relaci6n con los resulta-
dos debido a la ignorancia de hechos singulares 0de conexiones
causales, De nuevo, esto puede ocurrir de modo especialmente
probable, con consecuencias que se ramifican hacia e! futuro
remote. En segundo lugar, la mdeterminacien de las creencias
puede surgir a partir de una interaccion estrategica entre indi-
viduos racionales. Si cada uno de ellos tiene que forrnarse una
expectativa en cuanto a 10 que los dernas haran antes de que
pueda tomar SlI propia decision, Ia estructura de interaccion pue·
de ser tal que no haya sistemas de creencias que se apoyen
mutuamente,
La indeterminacion de cuantas pruebas hay que recoger, da-
dos los deseos, es una caracterfstica de numerosas situaciones
de eleccion, Para ver por que sucede esto, uno debe tener en
mente que Ia racionalidad es una nocion subjetiva en todo.s
sentidos. En un sentido objetivo, bien puede existir una canu-
dad optima de tiempo, dinero 0 esfuerzo que el agente debe
invertir al recoger informacion. Sin embargo, usualmente no
podra determinar cual es dicha cantidad. Para hacerlo se re-quiere de mas informacion, la cual es poco probable que tenga,
excepto en si ruaciones de elecci6n repetitivas y altamente este-
reotipadas. De manera tipica, la coleccion de informacion tien~
asociados costos direcros conocidos, costos inciertos de oportnn1-
dad y beneficios inciertos. Evaluar los elementos de incertidutn-
bre es en sf misma una operacion costosa e incierta, A melludo
uno simplemente tendra que actuar, sin la ilusicn de que [a
decision sea optima en algun sentido,
En un sentido, todas las Iormas de indeterminacion pueden
afirrnarse como incertidumbre: incertidumbre en relacion con
valores, con estados de la naturaleza, 0 con leyes de Ia natura-
lela, en relacion con el comportamiento de los demas, 0 en
relacion can costas esperados y beneficios de informacion. La
profunda incertidumbre en los asuntos humanos es la razon
fundamental por la cual la racionalidad puede ser una guia
rnuy debil para la accion. No esperariamos que esto fuera menos
cierto en el caso de las decisiones politicas, al igual que sucede
en las decisiones individuales, La seccion \' desarrollar.i este
punto.
Ill. PREFEREXCIAS, Il'\FORMAcro:.. E INSTRUMENTACION
En una concepcion de politica, la decision politica es como una
eleccion individual mas amplia. En primer lugar, las preferen-
cias politicas -metas y prioridades- se definen en el proceso
politico democratico. En segundo lugar, las agencias guberna-mentales recogen injormacion sobre cuestiones Iactuales y 50-
bre relaciones medics-fines, a fin de forrnar una opinion en
cuanto a cuales politicas seran las que Ilevaran a cabo de mejor
manera dichas metas, Finalmente, otras agencias instrumeniasi
estas politicas 6ptimas. Sobre la base de esta concepcion, Ia
eleccion politica corresponde a1 modele representado por la fi-
gura 1. La eleccion politica racional puede representarse en ter-
minos de los deseos, creencias y pruebas de un actor supraindi-
vidual, la "sociedad". Pocos, si es que aIguien 10 ha llegado a
hacer, han creido que esta posicion de Ia eleccion polltica es
yerdadera Iiteralmente. pero muchos han supuesto implicira 0
explicitamente que podemos proceder como si fuera cierta, parafines explicativos 0 pract ices. Alabando insinceraruen te el indi-
vidualismo metodologico, estas personas han supuesto que se
hace poco dana al tratar la politica como un actor unitario, con
valores y creencias estables, y una capacidad de llevar a cabo sus
decisiones. Este supuesto se ha notado de manera mas Iuerte
en el estudio de las relaciones internacionales y en la reorta de
la planeaci6n economics. Por razones obvias, ha sido mucho
menos pronunciado en el estudio de la politica interna de demo-
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cracias pluralistas, Y sin embargo, incluso en estes casos, l a ten.
tacion de usar el conveniente lenguaje del actor puede ser
avasalladora, Puede resultar de utilidad explicar exactarneni-
p O l" q ue resulta tan rraicionero.
Una razon moy general por Ia cual las politicas individuales
son distintas, puede resumirse en una palabra: oportunisrno. Le
es rnucho mas facil a un individuo engafiar a los demas que en-
gafiarse a sl mismoP Cuando los individuos se cmbarcan enun autoengafio 0 bien en oporrunismo, no hay garantias de que
el resultado agregado de su comportarniento correspondera al
modele del actor-unitario de Ia racionalidad politica, Perm ita-
seme explicar 10 que significa esto en tres dimensiones de elec·
ci6n que nos conciernen en este estudio: preferencias, inforrna-
ci6n e instrumentad6n.
Como note anteriorrnente, supongo que el merodo para afia-
dir preferencias individuales esta constrefiido a ser no dictato-
riaL Ademas, quisieramos que fuera invulnerable al oportu-
nisrno: nunea deberia ofrecer incentives para que el individuo
exprese preferencias que no sean sus verdaderas preferencias.Nunca deberia poder, al malinterpretar sus preferencias, pro·
vocar un resultado que pre£iera (de acuerdo con sus yerdaderas
preferencias) en lugar del que result aria si expresara sus verda-
deras preferencias, Si el insurno al proeeso de agregaci6n son
preferencias que pueden no ser sinceras en este senti do, serla
absurdo decir que el resultado representa "105 valores de la
sociedad". El resultado del proceso de agregaei6n puede ser una
preferencia social de x en lugar de y, aun cuando los individuos
prefieran y a x, Desaforrunadarnente, resulta muy dilici l d isefiar
mecanismos de agregaci6n que sean "a prueba de esrrategias en
este sentido", EI unico procedimiento de votacion que es a Iavez a prueba de estrategias y no dictatorial es Ia "votacion alea-
toria", en donde la probabilidad de que se elija una opci6n es
igual ala proporcion de individuos que Ia colocan como 5U pri-
mer-a eleccion.t! Si bien este procedimiento puede tener algunos
1~ vcanse, sin embargo, los capltulos 1-5 en J. Elster (comp.), The
fIlultiple self.
HA. Gibbard, "Manipulation of voting schemes: A general result",
Ecol'lotnetncs, 41 (1973). pp. 587·601.
•
I' " l'0 51UILU)AJ) DE UN" POI.I"L·ICA R . . . . CI()NA t, ].II
meri tos (adcmas del de ser a prueba de estrategias),15 tiene otros
inconvenientes obvios que 10 descartan como un esquema desea-
bJe.J6 Aun euando pueden idearse mecanisrnos a prueba de es-
trategias para revelar preferencias en casos especiales,I.uno no
puede suponer, en general, que las personas pueden ser induci-
das a ser honestas a partir de un interes propio,
Este problema de la "compatibilidad de incentives" se ex-
tiende al de la recoleccion de informacion sobre cuestiones fac-males. Cuando se pide a los agentes econ6micos proporcionar
inlormaci6n que Ie s es Ucilmente disponible, pero que s610-
estada disponible a algun coste para los demas (si es que Jes
estuviera disponible de alguna manera), uno debe suponer (jue-
se preguntaran a sl rnismos si les interesa darla. Las economias
de tipo soviecico, POf ejeruplo, son bien conocidas por 105 incen-
rivos perversos que crean en contra de informes verdaderos, AI-
gunas veces, el miedo al castigo par ser portador de malas
noticias crea un incentive para presentar las cosas mejores de
Jo que en realidad son. En otros mementos, el autointeres 10-
lleva a uno a presentar la situaci6n como peor de 10 que en rea-
lidad es, como cuando un gerente inforrna que la produccion
ha side menor, para evitar un incremento en Ia asignacion de
sus cuotas, Estes fen6menos no deben descartarse como fenome-
nos patologicos, dado que puede esperarse que surjan problemas.
esenc ialmente semej antes en cualquier sistema que depende de
la recoleccion de informacion a partir de fuentes descentraliza-
das. De nuevo, mientras que el problema puede resolverse en
cases especiales, no hay una recera general para hacer que la
gel) te diga la verdad.
Finalmente, los problemas de incentives surgen en el nivel de
la instrumentacion de Ia decision social. Para un individuo,
usualrnente no hay distancia entre tamar una decision y 11e-
varia a cabo, descartando los casos de debilidad de voluntad;
15 Para una defensa rara de Ia votacion aka roria, vease "Choosing re-
presentarives by Ioucry voting" . Yale Law Journal 93 (1984), pp. 1283·)308 ..
).6 Para deta lles de este punto, veause mis "Tanner lectures", de proxima
apariclon (Oxford University), sobre "Taming chance Randomization ill·
individual and social decislons' ' ..
1. Vease, pOI ejemplo , P. C . Ordcshook , Game theory and polii;( "al theor)'r
Cambridge Universit y Press, 1986, caps. 5·6.
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La unidad del individuo asegura que una vea que se han to.
mado las decisiones, tambien se llevan a cabo. La falta de uni-
dad de la politica hace que este sea un supuesto mucho mas
problematico. Los "agentes" encargados de instrurnenrar las de-
cisiones tomadas pOl' el "principal" no pueden ser confiables
en el sentido de que dejen de ladosu propio interes, como
tampoco puede siernpre el principal conrrolar sus actividades.is
Hoy en dia hay una amplia literatura sabre la eleccion publicaen cuanto a como las burocracias que rnaxirnizan el presupuesto
pueden llegar a distorsionar la voluntad politicaY' La posicion
de que las burocracias son una simple maquinaria de transmi-
sion, analoga a los nervios y musculos que perrniten que lit
mana Ileve a cabo las decisiones tomadas en la cabeza, es irre-
mediablemente fall ida .
Sin embargo, no deseo basal' mi argumentacion wine cl pc.
ligro del oportunismo, Si bien siempre existe el riesgo de un
cornportamiento para el beneficio propio, el grado en el cual se
presenta varia ampliamente. Gran parte de la Iiteratura sobre
la eleccion publica, junto con su supuesto de un comporta-
miento universalmente oportunista, parece estar simplemente
fuera de contacto can el rnundo real de las burocracias, en
donde a menudo ha y una gran cantidad de mfstica de servicio
y sentido del deber, Si la gente siempre se aventurara en un
comporramienro oportunista cuando pudiera hacedo, Ia civili-
zacion, tal y como la conocemos, no exisrirta, Mas aun, una de
las tareas de Ia politica ciertamente es conforrnar las condi-
ciones e instituciones sociales de modo que las personas se com-
ponen honestamente, porque creen que Ia esrructura busica de
'3U sociedad es justa.20 Debernos preguntarnos, por tanto, si una
sociedad justa, con una norma efectiva de honestidad, serta
una buena aproximacion al modelo de actor-unitario de poll-rica racional,
18 t:n articulo seminal en relacion con el problema princlpal-agente es
-el de M. C. Jensen y W. H. Meckling, "Theory of the finn; managerial
behaviour, agency costs and ownership structure", Journal of Financial
Economics 3 (J D7 6), pp. 305·~·6I).
19 Para un estudio sobre este lema, vease D, C. Mueller, Publ ic cho ice,
Cambridge University Press, 1979, cap. 8.
20 JO Sle es un lema fundamental en John Rawls, A theory O f ius/icc,
Cambridge, Mass., Harvard University Pless, 1971.
L" j ·OSl fl ll .Jl ). \1 ) l lE t 'N '" POlJnc/\ RACION.. .L
Una respuesta breve que se puede ofrecer es que, si bien
ciertamCnle se trataria • una mejor aproxirnacion que una
sociedad en donde el oportunismo fuera rarnpante prevalece-
dan dificultades !TIlly serias, Aun wando el problema de la ins-
trumentaciun desaparccer ta, prevalecerian problemas de prefe-
rencia, :lgregadas e informacion centralizada. Aun cuando se
CXpI 'C~CI l honestamente las preferencias, el teorerna de la impo -
sibi lidad de Arrow y resultados posteriores ell la misma lineanos dicen que, en general -e5 decir, para cu a lquicr combinaci6n
de preferencias indivicluales- no es posible general' una prefe-
ren~ia social que sea i] completa, ii] transitiva y iii] respete las
prefercncias individuales. El tercer requerimieuto puede espe-
cificarse mas ann. de la siguiente manera: Iii.a] Ia gradacion
social debe ser 110 dictatoral : i ii.b] debe preferir x a y cuando
todos los individuos prefieren x a y, y iii.c] cuando se graduan
x y y, debe ser sensible s610 a 1a rnanera en que los individtios
comideran x y " y no a la rnanera en que graduan otra,
opriones.
Las implicaciones del resultado de Arrow pala nuestros fines
presenles, son serias, Es cierto que la concepcion actor-uni tario
no requiere una gradacion social completa de todas las opcio-
nes. Si e-tamos dispuestos a aceptar que los individuos racionales
pueden tener preferencias incomplctas, la extension de Ia ra-
cionalidad individual al dominic politico tambien puede pre-
servar esta caracterisrica. Sin embargo, el problema es especi ficar
uu ordenamiento parcial de algun in t eres sustantivo, La regIa
de la unanimidad, tal y como aparece en los escritos de Bucha-
nan, Tullock y Brennan, ofrece un ordenamiento extrernada-
mente incornpleto, incluso wando sc le apfica, como ell a s pre-
tenden hacerlo, en el nivel de Ia Iegislacion constimcional." Es
cierto qlle uno puede dade la vuelta a este problema medianteel truce formal de decir que ante Ia ausencia de una preleren-
cia unanime par x en lugar de y, la sociedad es indiferente
£rente it arnbas. Este orden (camp le to) de preferencia social
carece, sin embargo, de Ia propiedad deseada de rransitividad:
Ia sociedad puede ahora ser indiferente entre x y y y entre
~l Para una version muy recicnte de este enfoque, vease G. Brennan y
1 - ),1. Buchanan, The reason of rltles, Cambridge Uni versity Press, 1986.
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IH,
y y z, y sin embargo, preferir a x sobre Z.22 Y desdc luego, en
cualquier caso, parece extremadamenjs indeseable usar un me.
canismo de agregacion que diera una "indiferencia" social den-
tro de la vasta mayorla de elecciones. No conozco otro ordens.
miento incompleto (0 la extension completa de algunoj que
fuera mas atractivo.
Se puede cuestionar el requerimiento de que el mecanismo
de agregacion se defina para todas las constelaciones de preferencias individuates. Se puede argumentar, esto es, que si las pte-
lerencias individuales son 10 suficientemente sernejantes 0 caen
dentro de un patron particular, no tienen que surgir paradojas
de intransitividad 0 de caracter dc1ico. Sin embargo, las condi-
ciones que se necesitan para evitar estas paradojas resultan bas-
tame Iimitantes, 0, para ponerlo de otra manera, es muy Iacil
que surjan paradojas.> Se puede argumentar que 5 1 se concibe
la polltica como un proceso cuya meta no es solo agregar prefe-
rencias, sino tambien transformarlas a rraves de una discusion
racional, es posible que las preferencias sean "lavadas" de sus
elementos cgoistas.~4 Me parcce que algo puede decirse a favor
de esta posicion (vease mas adelan tel, pero diffcilmente lIega a
ser una prueba de que no surgirrin paradojas, Es una concep-
cion hueca de la politica Ia que considera que el interes propio
es la unica Iuente de conflicto. Sabernos que la preocupacion
por el medio ambiente, en Ia medida en que afecta a quienes
ya han sido concebidos pero no han nacido, puede dar lugar a
una Iucha poHtica al menos tan intensa como un conflicto en
relacion con cuestiones rnateriales. Se puede tambien argumen-
tar, tal vez, que hay un mecanisme de retroalimentacion de los
resultados sociales a las prelerencias individuales que las con-
22 Imaginese una sociedad de tres person,,, y tres opciones, x , y y z. Si
Ilamamos P a la preferencia individual estricta. podemos estipular sus
preferencias de la siguiente manera: ;YP,yP,~,yp."P.,,:, "p.zP.y. Ell la regia
de unanimidad, Ia sociedad serla indiferellle entre x y y y entre), y z, dado
que en ningun (:ISO se prefiere una opci6n unanirnemcnte y sin embargo,
x se prefiere unanirne y por 10 tanto, socialrnente, a z.
28 Para un resumen de algunos resultados recientes, vease W. Riker,
Liberalism against populism, San Francisco, Freeman, 1982, cap. 'i
24 En relacion con este argumeruo, vease "Laundering preferences", en
J. Elster (comp.), Foundations of social choice theory, Cambridge Univers ity
Press, 1986, pp, 75-102 Y 1 - Elster, "The market and the forum", ibid.,
pp. 103-132.
,
forman de manera que se de un orden de preferencia social lIO
parad6jic03·-' Parecc poco probable, sin embargo, que haya un
mecanismo tal de retroalimentacion, y en cualquier caso, ten-
dda que dernostrarse y no solo supoJlerse que existe, Despues
de decir esto, puede esperarse que la posibilidad de inconsisren-
cia polf tica varle a traves de distintas sociedades, de acuerdo
con el grade de diversidad de las preferencias,
La cell t ralizacion de informacion tam bien da lugar a p rob le-mas q 1Ie son bas tante independien tes de la cues t ion de I opor-
tunismo. Para hacer elecciones racionales, se requieren dos ripos
de conocimiento factual. Primero, uno debe conocer las condi-
ciones iniciales: Ia distribucion de los deseos, creencias y capaci-
dades creativas individuales, etc, En segundo lugar, uno debe
tener conocimiento de Jas relaciones medics-fines, es decir, de 1.1
causal idad social. De los problemas relacionados con el segundo
tipo de conocimiento factual nos ocuparernos mas adelante, en
Ia secd6n v, Aqui s610 deseo insistir en las dificultades de reco-
ger el primer tipo de informacion, ] ncJuso cuando los indivi-
duos tratan de inforrnar sobre SU5 creencias, deseos y habilida-
des de la manera mas verdadera posible, e incluso si descartamos
los costas de oportunidad de escribir estas inforrnaciones y el
riesgo de que la informacion haya caducado cuando finalmente
se la Ilegue a usar, a quien centralice la informacion no Ie serta
de mucha utilidad. E1 conocimiento del individuo sobre sus es-
tados mentales y capacidades productivas es, en gran medida,
tacite y esta encarnado en cuestiones personales, en Iugar de ser
explicito, verbal y abstracto.w Las empresas no tienen acceso a
(ada Ia "funci6n de produccion' sobre la que operan. Tienen
que saber 10 que esran haciendo, pero no tienen incentives para
saber 10 que podrian hacer, hasta que se yean forzados por
las circunstancias.rt Los consurnidores pueden no ser cap aces dedecir que compras planean hacer en el curso de los proximos
al ios. Estas conocidas objeciones a una planeaci6n cenual-" se
n Adam Przeworsk! ha hecho esta sugerencia en una obra inedita,
~6 .K. Polanyi, Persona! knowledge, Nueva York , Harper, 1962.
27 R. Nelson 'f S. Wimer, An elJolulionary theory of economic (Iumge,
Cambridge, Mass .• Harvard University Press, 1982, cap. '* 'f passim.28 Veanse, en particular, los escritos de F. A. Hayek, empezando con
'·Economics and knowledge", Economica, n.s, 13 (1937), pp. 3~·54.
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l41J
aplican, en diversos grados, a las concepciones actor-unitarl-,
de Ia pollt ica.
Si bien estes problemas son reales, no deben exagerarse. £1
proeeso poIft ieo da, de heche, decisiones relativamente consisten·
tes. Si bien son arbitrarias hasta cierto puntO con respecta a las
preferencias indiviJuaies, al menos no 5011 dictatoriales.s" ?ILls
aun, con respecto a las elecciones sociales importantes no tengo
la cerreza de que las decisiones sean arbitrarias. Si observamos
una decision poli tica i rnportante (0 una serie de decisionesj
que ha conforruado a la historia a traves de 1a u ltima mitad del
siglo, a saber, el surgimiento del estado benefactor, parece im-
probable argumentar que, manteniendo constantes las preleren-
cias individuates, este desarrollo pudo no haber tenido lugar,
aun cuando hubiera sido bastante posible que el tiempo y la"\
forrnas especificas de insrrumentaciou fueran diferentes, Tendre
mas que decir sabre es te pun to en 101seccion VI, mas adelante,
Asimisrno, pueden recogerse machos tipos de informacion, y de
heche se hace, a traves de estudios y solic itando a las empresas
datos regulares sobre ventas, empleos, etc. El uso de tales datos
de Iunciones de producei6n y funciones de demanda puede es-
timarse a un macronivel, incluso 5 1 se desconoce el micronivel ,
Aun si no es factible una planeacion central finamente dise-
fiada, uno puede tener suficiente informaci6n para una planea-
cion macroeconomica a grosso modo, exi tosa 0 1 1 men os 5i se Ia
campara con la alternativa de no haeer nada,
Mi conclusion es que los sistemas politicos actuales pueden
acercarse al modele de actor unitario en grades diversos, depen-
diendo de las ambiciones de las metas politicas, Ia honestidad
de los ciudadanos, la disrribucion de sus preferencias y Ia tee-
nologia de la recoleccion de informacion. Los sistemas de tipo
sovietico, que tienen metas muy ambiciosas y parecen fomentaruna gran cantidad de oportunismo pueden, paradojicamente.
2~ Sin embargo, puede surgir una forma sutil de dictadura u olig,uqllia
en el 11;\'1'1de la manipulad6n de 1a agenda. Si una pequefia elite puede
eontrolar la agenda 0 los procedimientos electorales de manera que se ob-
tenga el resultado deseado en cada caso particular, el hecho de que el
proceso sea formalrnente democratico resulta irrelevante. La democracia (e5
decir, la no dlctadura) podrla asegurarse usando cl mismo procedimient{l
en todos los cases 0 (preferiblementej eligiendo procedimientos aleatoriOI
en cada caso.
LA , ·O S, J; I1 :' JDA l> o r; ; UNA I' OL! TI CA RAc tONA"
desviarse mas del modele que las democracias pluralisras, Tal
vel la paradoja podria forrnularse de la siguiente manera, mas
bien cruda: mienrras mas se aproxima la autoimagen de un sis-
iema politico al modele de actor-unirario, rnenos se Ie aproxi-
IIIara en Ia practica.
II'- PRECOJl,IPRO;\USO, RESULTADOS LATERAtES Y LA FOR."fAC10.'i
DE PREFERENCIAS
, ! . , . menudo a los individuos Ies es diftcil ser radonales. Algun as
veces actuan intempestivamente, en contra de su interes y del
buen juieio. Una larga relacion 0 una vida de traba]o arduo
pueden echarse a perder por un solo acto de adulterio 0 juego,
Las personas pueden Iumar, tomar y comer en demasia auri
cuando sepan que no 10 deben hacer. Como proteeei6n en con-
tra de tales comporramientos, la sola voluntad puede ser in-
suiiciente. Algunas veces es mejor tamar Ia propia voluntad
como dada y adaptarse racionalmente a dicho hecho. EI » = :compromise es Ia tecnica generica para enfrentar de una rnn-
nera racionai nuestra falta de racionalidad, Puede adopcar In
forma de hacer la actividad no deseada fisicamente irnposible,
como wando Ulises se ato a S 1 mismo al mascH . 5i se que puedo
hacer algo indebido en la fiesta de Navidad en la oficina, puedo
no ir. De rnanera menos radical, un individuo puede precom-
prorneterse a tamar un cierto tren de acei6n 0 1 1 asegurar que
sufrh;i un casrigo si elije Ia alternativa tentadora pero no de-
seable. Si se que tengo una tendencia a cancelar citas can mi
dentista, puedo pedirle que me cobre, aun wando yo sea el
que cancele,
La racionalidad politi ca puede requerir artirnaiias semejautes
para esrablecer un compromise 0 precompromiso, En una tern-
prann discusion de este problema, Spinoza establece el punto
con una claridad ejernplar:
" : ' - 1 0 es contrario a la practica que las leyes se establezcan tan Hrme-
mente que incluso el rey no las pueda repeler, Los persas, por ejem-
plo, solian venerar a sus reyes como dioses, y sin embargo, ni siquieraHIS reyes tenian el poder de repeler las leyes que se habian Ilegado a
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HB
estubleccr, como queda claro en Daniel, capitulo 0: y en uingun lado,
que yo sepa, se nombra un rey incondicionalmcme, sin condiciom-,
exp!icita!;.· Esto, de hecbo, no es contrario ni a Ia razon nia la abe·
(~iencia absoluta que se le debe a un rey: porque las leyes Iundamcn,
tales del estado deben considerarse como los decreros permanentes del
Tey , de modo que los rninistros ejerzan la completa obediencia que Ie
deben at negarse a ejecutar cualquier ordcn del rey que vap en C O u -
ira de las misrnas. Podernos aclarar este punto en relacion (01\ Uhses,
.:uym carnaradas ejecutaron su orden al ncgarse, pese a sus ordenes l'amenazas, a desatarlo del mastil del barco mientras esraba bajo el
hechizo del canto de las sirenas; y queda asentado su buen 5entido
cuando les agradeci6 haber obedecido su orden original de manera
ian cabal. Incluso los reyes han seguido el ejemplo de Ulises: usual-
mente instruyen a los jueces en el sentido de no respetar a las per·
somis al administrar Ia justicia, incluyendo al rey rnismo, si por (";)SO
ordenara alga que ellos supieran que conrraviniera las leyes estable-
cidas. Porque los reyes no son dioses, sino hombres, )' iI menudo estan
bajo el hechizo del canto de las sirenas, 19ualmente, si todo depen-
diera de la voluntad inconstante de un solo hombre, nada serta esta-
ble. Por tanto, para que una monarquia sea estable, debe estar orga-
nizada de manera que todo se haga s610 par los decretos del rev (es
decir, cada ley es la voluntad declarada del n~)'). pero no rodo 10 clue
ouiere el fe y es l ey . .30
Consideraciones semejantes se aplican a las democracias.st Si
todas las cuestiones estuvieran su jetas a una simple votacion
IIIayori [aria, Ia sociedad carecerla de es tabi l idad y pred iczihi li-
dad. Una pequefia rnavoria podrfa invertirse £adlmente, me-
diante acciden tes de participacion 0 dcbido a que algunos pocos
iudividuos cambiaran de opinion. De manera mas importante.
1<1mayorta podria verse seducida por las pasiones del memento,
a actual ' abruptamenre y a pasar por encima de los derechos
inrlividuales otorgados por decisiones anteriores, Todas las demo-
cracias, ya sean directas 0 indirectas, han contado con algunos
instrumentos estabilizadores para impedir que en todo momento
las cuestiones se decidan mediante una. simple votaciou mayo-
no T ' ra c ta t us PO / ir iC II S , VIJ.l. Le agradeuo a E. Balibar haberrne hccho no,
iar este pasaje.
ai Para una discusion de la funciou cambiaute de la Regia de la Ley,dcsde una proreccion en contra de la monarquia absoluta hasta una pro·
re-ccion en contra de Iii.democracla absoluta, veanse las coruribuciones de
F. Sejersted en J. Elster y R. Slagst ad (comps.), Conslilu!iOt:l(llism on(l
democracy. de proxima aparlclon en Cambridge Uuivcrstty Press,
rita ri a , En A ten as, las nuevas legisl aciones es tabau su je t a s a till
cOlltrol de parte de los nomothetai, un grupo de individuos
clegidO'i par la Asamblea can autoridad para aprobar 0 rechazar
I:t.5 leyes que pasaba la Asamblea.P Otra institucion con un
prop,)sito semejartre era la graphe poranomon, mediante la cual
5 1 ' : podia castigar a algun individuo por haber propuesto una
ley ilegal a la Asamblea, incluso si y a habia sido pasada,33 En
la democracia florentina del siglo XIV, Ja estabi lidad se lograba
rnedi~:nte un compl icado sistema que incluia largos Iapsos entre
e! tiempo en cl glle se norninaba a un individuo a un puesto
y eI momenta en el que asumia e1 cargo, asl como a naves de
una Iuerre confianza en loterias para seleccionar a un candida to
entre muchos ..14 En las democracias representat ivas mcdernas,
la autolirnitacion puede asumir diversas formas.g5 La abdicacion
democr;itica del poder puede tener Jugar cuando la asamblea
delega irrcvocablernente ciertos poderes de decision a cuerpos
independientes como el Consejo Federal de Ia Reserva 0 e1
Fonda 7Ilonetario International. Las constituciones encarnan
limitaciones sobre el poder democratico. aI grado en el que con-
t iene II i] reglas sustantiva s g II e protegen I a ill tim id ad, la pro-
piedacl, las l ibertades civiles , e tc" y I i] reglas de procedimiento
que requieren mas de una simple mayorla para carnbiar la
coustirucion.
Sin embargo, el precompromiso no esta exento de problemas,
Para ver como surgen, considerese la historia de Daniel en la
madriguern de los leones que menciona Spinoza. Ahi Sf narra
como el rey Daria se vio obligado par los enemigos de Daniel
a ernitir un decreta en el sentido de que "quien quieta que
haga una peticion a cualquier Dios u hombre durante trcinta
elias, s:lho· tu, oh rey, sed lanzado a Ia madriguera de los leo-
nes". Cnando Daniel procedio luego a rezar a Dios, sus enerni-gos 10 denunciaron a Dario y dernandaron que fuera lanzado
a la madriguera. Daria trato de salir del predicamento, pew
~2 O. :\1. MacDowell, The law in classical Athens, Lond res, Thames and
Hudson. 19iB. pp. -18 ss .
~3 iu«, pp. 50 $<.
34 Vease J. Najcmy, Corporatism anti consensus in Florentine electoral
po/ilic.l 1280·1400, Chapel Hill, Universitv of North Carolina Press , 1982.
3 3 V er ms e los ensayos en Elster y Slagstad (comps.), Const itut ional ismmu{ deIHocrary.
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150
se le adujo que "ningun decreto 0 estatuto establecido por eJ
rey puede ser cambiado", ante 10 cual cedio, Como sahemos, los
leones no tocaron a Daniel, pero Ia historia, no obstante, i lUstra
los riesgos de un precompromiso. Al comprorneterse rigidamen_
te a ciertas reglas 0 procedimientos, uno puede quedar impe.
dido de hacer la eleccion adecuada en emergencias no previs tux .
Al discutir la proposicion de que la politica econ6mica debe
saIr del proceso pol! tico en desarrollo y eonfi arse a una iosti-
tuci6n independlente como el Banco Cent ral, ·Will iam Nordhaus
escribe que "puede objetarse, sin embargo, q"e el deleaar la
responsabilidad a una agenda que no responda poluicamems
a la~ necesidades le~itimas es inc1uso mas peligroso que Ia pre-
sencia de algunos ciclos. Este peligro se aduce frecuentemente
en relacion con ciertos bancos centrales que ponen mas aten-
cion a la 'solidez del dolar' 0 a la ultima moda monetarista,
que a los problemas fundamentales de Ia poIitica".36 Pueden
crearse problemas semejantes mediante reglas que requieren de
ll.na gran cantidad de tiempo para cambiar Ia constitucion, pOl'
ejernplo, el requerir la ratificacion de dos parlamentos sucesivos,Idealmente, quisieramos poder distinguir entre buenos Y rna-
los. mot.ivos para querer romper las regias, puesto q~le la
existencia de los buenos motivos es la razon para establecer
la regla, y los malos motives son excepciones leO'i timas debido. . 0
a Clr~unstanclas no previstas, Necesitamos reglas, pero tarnbien
necesitamos saber cuando hacer excepciones.37 (Dcspu es de
todo, aIgunas veces uno tiene buenas razones para cancelar una
cira con el dentista.) Los individuos pueden usar una variedad
de insrrurueutos para hacer esta distincion, aun cuando sean
siempre fragiles y vulnerables aI autoengai'io.3S En contraste, es
dificil vel' como un sistema polftico puede haber interconst rui-
do no solo salvaguardas de primer ~rdel1 en contra de la irn-
36W. Nordhaus, "The political business cycle", Review of E('ollollli[
Studies 42 (197: '» , pp. 169·190, en J~ p. 188.
Si Un csrudio util peTo decepcionantc de este problema Iuc hccho par
R. B.. Edg~rton, Rules, exceptions 1I11d social o..der, Berkeley, LJlliversilYof California Press, 1985. Proveniente de una tradici6n anll'opol6e>ica 1Il:\S
que de una decision teorica, el autor soslaya los efectos de incel~t ; \ 'O~ de
las reglas y el conflicro entre una estabilidad de largo plazo y una cfec-t ividad de cerro plazo. .
3S G . Ains li e, "Beyond microe conomic s" .
L.~ pOS:OILlllAD DE UNA I'OLITIC" Il.ACIONAL 151
pulsividad, sino tam bien salvaguardas de segundo orden en
contra de una adhesion irrestricta a las salvaguardas de primer
orden. No se trata de proteger a los guardianes, sino de haccrlos
bajar la guardia cuando sea necesario. Puede haber maneras ins-
titLIcionaies de hacer esto, pero yo no he encontrado ninguna.
La debilidad de caracter no pennite hacer 10 que uno de-
seaba hacer. EI exceso de voluntad, 0 la hiperracionalidad, es
una forma mas sutil de irracionalidad, Puede formularse como
"desear 10 que no puede desearse"39 =usar una racionalidad
instrumental para alcanzar beneficios que estan esencialrnentc
ligados a un comportamiento adoptado para fines distiutos de
los de alcanzar dichos beneficios. Si logro terminal' este articulo
y darle forma a las ideas vag as que tenia cuando me sentc a
~scribirlo, estare satisfeeho. Sin embargo sf : que si me avoca al
estado de setisfaccion de haber terrninado el articulo, nunca
10 acabare Y pOl' tanto, nunca alcanzare dicha satis£acci6n.
(Como dice Clausewitz en alguna parte, un general que dis-
pone de sus fucrzas en terrninos de como le seran mas utiles
una vez que hay a ganado Ia batalla, tiende a perderla.) Lospsicologos morales siempre han sabido que la felicidad es esen-
cialmente un resultado de actividades emprendidas para otros
fines distintos que eI de ser feliz. Lo mismo se aplica a Ia con-
Iianza y respeto en uno mismo. Muchas formas de terapia
conductistas, inc1uyendo manuales de autoayuda, fall an al alen-
tar a las personas a tomar un atajo para alcanzar una meta
que requiere esencialmente de mas desviaciones, de metodos que
requieren mas tiempo. "La dificultad de negar las propias
intenciones puede ayudar a explicar el exito limitado de las
terapias conductistas, Se entrena a las personas para actual'
afirmativamente, pero estas no se sienten como personas aser-
tivas debido a que saben que esa conducta es un intento deli-berado de crear una imagen asertiva y par tanto, un indicador
invalido.' 40
Estos problemas tambien son relevantes para Ia racionalidad
pohtica. Considerese el argumento de Tocqueville de que la de-
mocracia es digna de alabanza "mucho mas debido a 10 que
S9 Farber, op . cit.'10 G. Quattrone y A. Tversky, "Self-deception and the voter's illusion",
ell J. Elste r (comp.) , The mult ip le set} , pp. 35·58, en p. 48.
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provoca que se hag a !jue debido a 10 que hace~'.41 Si bien el
proceso politico democratiro fracasa en alcanzar su meta inme.
diata de tomar buenas decisiones, "esparce a traves del cuerpo
social una actividad incesante, fuerza y energia abu ndantes no
encontraclas en otra parte",42 Ciertamente, estos beneficios de
la dernocracia dasaparecerfan si la gente dejara de creer en la
meta inmecliata. Debido a, y en la medida en que la genre lama
Ia polftiea seriamente, su participacion tiene estes efectos desea.
bIes, Iaterales, De rnanera semejante, hay actividades que, ant~
el ojo de un obser.vador, se justifican fundamentalmente por el
;lUtorres,p~~o que IIlducen en los participantes, pero solo con
1a condicion de que estos piensen que tienen una meta inde-
pendiente que vale la pena perseguir. Las personas pueden
alcanzar un autorrespeto uniendose a movimienros politicos 0
co.nsiguiendo un empleo, pero no cuando saben que el movi.
rmento 0 el empleo han sido creados 5610 con este £in.43
Hay una diferencia aparente entre la racionalidnd individual
y Ia politica en este tipo de CISO. Para tener exito, un iridividuo
debe esconderse a sf rnismo sus intencicnes, 10 cual puede serdificil. EI engafio, por otra parte, es mas facil que el autoen-
gailo. IIgobierno no puede dar a la genre autorrespem ponien-
dola a cavar fosas y J uego a IIen arlas de nuevo, pero sf puede
hacerlo creando empleos que parezcan ser productivos v utiles
incluso cuando de hecho no 10 sean. EI gobierno puede 'alentar
a la gente a participar activamente en politica, argumentando
publicamerue que esto mejorara la calidad de las decisiones v,
privadarnente, que tendra buenos efectos economicos para CO!~-
pensar la baja calidad de las decisiones. Sin embargo, estas pnic-
t icas no son compatibles COn la democracia. Siguiendo a Kant
y a Rawls, podrfamos imponer una condici6n de publici tar las
elecciones politicas, que exduya el engaiio y la manipulaci6n:el gobierno no deberia adoptar una polftica euya efieaeia de-
penda de que no se haga publica, De manera mas general, po-
driamos solicitar que ninguna poHtica se adoptara si su defensa
H Demorracy in America, Nueva York, Anchor Books, 1969, p . 24~,42 lbid., p. 244.
43 Para una discuslon mas amplia de estos dos ejemplos, vcase mi $01<'
grllpes, cap. 11 .9, asi como "Is there (or should there be) a right to work?",de pr6xima aparicion en A. Guttman (comp.), DemOCT(lC'j and t he Wel fl lr eSlate.
15 3
ante sus beneficiaries 0 victimas incl L1ye una contradiccion
pr;1gmaric;' t,H En la seccion VI, mas adelante, se dan ejemplos
de tales politicas pragrnaticamente incoherentes, que violan la
condicir'ln de publicidad,
Uno puede estar tentado ;'1 pensar que cl proceso politico de-
mocratico se preocupa s610 por definir metas y que la eleccion
de los medics, incluyendo la eleccion de mentir 0 decir la ver-
dad, puede dejarse al gobierno. No se necesita reflexionar mu-
cho para ver por que esta posicion es inadecuada. A menos de
que el gobicrno tenga la obligaci6n de mentir a la gente ell
relacinn con devaluaciones y OU'OS aetos cuya eficacia depende
de que no sean anticipados, esta obligado a decir la verdad, Los
ciudadanos quisieran que el gobierno m intiera en relacion con
las devaluaciones, pero no que les ofreciera un autorrespeto pOl'
medics Iraudulentos. Por tanto, ra condiciou de publicidad si rve
para acercar la racionalidad individual y l a polt tica, al insisrir
en que la informacion sobre los medios usados para instrumen-
tal ' las elecciones sociales se eamparta publicamente.
Una debilidad de voluntad y un exceso de voluntad surgirancuando 10, valores del :lgcnte no Iogren motivar la accion ade-
cuada 0, pOl' el contrario, que motive acetones cuando ninguna
sea apropiada. Estes lenomenos no se reflejan en los valores
mismos, solo 10 hacen en su eficacia causal 0 la Ialta de ell;').
Una forma mas profunda de irracionalidad puede tener inje-
rencia en los valores m iSJl1 os. Como se explico en la seccion It,
no hav una teorta gcneralmente aceptada de los deseos raciona-
les, Simplernente supondre que algunos deseos son int rinseca 0
extrinsecarnente irracionales: intrlnsecamente si eonducen a un
comporramiento autodestructivo, extrlnsecamente si tienen ~l
tipo equivocado de historia causal. Si aceptarnos esta SUPOS]·
cion, una meta fundamental de la politica debe ser conformal'
las preferencias individuales de manera que se las pued~ pur-
gar de irracionalidad. Las instituciones politicas no son simple-
mente lin mecanisme de agregacion de pre£erencias individuales
a elecciones sociales, Tambien tienden a conformar y modificar
las preferencias individuales que habran de agregarse, En la
medlda en que estes efectos son predecibles, deben en trar con
H Para una concepcion de contradiccion pragmarica, vease mi Logic o1 /( l
50cicly , Chichester, Wiley , 1978, cap. 4 y Sour g)·apes, cap. II.
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RACIONM,IDIID
los determinantes de eleccion entre sistemas politicos allernati_
vos, sujetos, desde luego, a Ia condicion de publicidad discutidacon anterioridad.
, ~ e supon~ ampliamente que la descentralizaci011. , la p(1r1 icipa_Cion, y Ia d:sc:usi6n tienden a estirnular la calidad de las prele-
rencias pohticas. He discutido esta posicion ampliamente en
Otto lugar,c5 y no repetire aqui mis argumentos salvo a!o-unas
observaciones breves, La idea que subyace a esta cOnce~)ciode Ia poIitica me parece ser valida, en el sentido de qu:
la democracia p~njcipativa ba~ada en Ia diseusi6n entre igua-
les,. ~~ando Iunciona, es superior a otras formas de lomas de
de:lslO~. ~ualquiera que hay a tornado parte en una decision
llmVe~Sltana basada en el respeto mutuo puede opinar 1 0 mis-
moo ~m e~bargo, cuando no funciona, puede ser peor que las
d~mas. opclO.nes. L~ discusi6n IaciImente degenera en regateo y
dlSCllSlones mtermmables 0 en el dominio de una elite infor-
mal. Dado que no tenemos un conocimiento solido de las Con-
d.iciones que podrfan prevenir estas subversiones a la democra-
CIa participativa, podri~ pa~ec~r raciona] actuar como si el peor
resultado f~era ,~ ocurrrr. Sl~ulendo a Hurne, uno podrfa adop-
tar ..L a maxl~la de que, al idear cualquier sistema de g'obierno
y f ijar los diversos controles de.la cOllst ituci6n, se deberta SlIpO-
ner que cada hOn_tbre es un rufian, y que no tienen Otro interes,
eJ~ todas sus acetones, que su propio interes privado".~6 Mas
< I un, un~ !mede argiiir, que en Ia medida en que se conocen
las condlclO~es para una democrada participativa estable, in-
cIuyen un cierto grade de iguaJdad econ6mica mas alla de 10
qu: se conoce hoy en dfa en cualquier pais democrarico. En una
sociedad caracterizada por niveles sustanciales de desigualdad,
puede resultar desastros~ adoptar instimclones que presuponen
que se h,~ alca,nzado la igualdad -desastroso, mas aiin, para la
consecuclOO misma de dicha meta. "L1egar a Ia meta al actuar
como si uno ya estuviera ahi" puede funcionar en cierros con-textos, pero ciertamente no en todos,
Volvere a estes problemas en la seccion final. A modo de anti-
43 En el capitulo 1.5 de Sour grapes; vease, asimismo, "The market and[he forum",
46 Hume, ESJa)'s: moral, polilical and literar)', Oxford Unh'ers :ty Press,1963. p. 40,
LA POSIIlILlDAO DE t .:NA pOllTICA RACIONAL
dpJci6n, dire que ~stas bases instrumentales para adopt~r ins~i-
tuciones participativas son escasas. Deben £u.n?ament~lSe, mas
bien, en argumentos relacionados con la justicia y la igualdad,
155
v. LA I!\'CERTIDU~IBRE
El mayor obstaculo para una toma polttica racional de deci~io-
nes surge a partir de Ia profunda incertidurnbre en rel,<lCl6n
on los resultados de las elecciones politicas. Argurnentare que
c. la teoria ni Ia experiencia nos pueden ayudar a predecir .lasm I uconsecuencias de largo plaza de los cambios globales en a po t-
rica. Considerese, primero, la teoria como un~ g~~a ~ara I~ ac-
cion. No contamos can una teoria de "un equilihrio SOCIal y
economico general" que pudiera constituir una .base para ~a
rediccion, Tenemos un numero de teorias parciales a partir
~e las wales podernos derivar algunas predicciones de 10 que
puede pasar cuando se supone que otros factor~s perman,ceen
constantes, como Irecuentemente puede suceder 51 el ca\llb!~ cs10 suficientemente pequefio y las escalas ternporales 10 :,:u!lClCn-
temente cortas, Sin embargo, todas las teorias parciales Juntas
no llegan a conformar una teorta global. A medida que los
efectos de la in teracci6n se vuelven mas numerosos, )' se les per-
mite actuar a traves de un periodo de tiernpo mas largo, nues-
tros poderes de prediccion disminuyen rapidame~~e. La cre~n-
cia en el poder de 1a raz6n para estirnular y. antlc,lpal' :1 CUIS0
del cambia social es una forma de un hubris racionalista que
ha sido apuntada muchas veces, desde Burke y ~ocque"ille.hast~
Hayek y Popper. Incluso si descartamos las dificultades discuri-
das en la secci6n III, es decir, suponiendo que el estado tenga
la capacidad de Iormar y llevar a cabo decisiones, seguiria ac-tuando en la penumbra, incapaz de vel' mas alia de unos _l~ocos
pasos.« Un individuo puede planear para el futuro debido a,
4 . Hay, entonccs, tres objecioues al modele de actor un itar!o ~ I : l a t oma
politica de decisiones: i1 A partir de! principio gcner~,1 de lI1dl,Vldual15mo
melodol6g ico , se s igue que l a comun idad no puede COnSl? erar .~e I ltCl al IJ_Jcn le
como un actor COil deseos, creericias y capacidad de accion, II) A par trr de
los argurnentos mas especfficos planteados en III, s~ sigue que no se pued,e
ni siqu iera en 10 general, hablar como si la comunidad fuera un actor U,!H-
tario. iii] Incluso supcniendo que se pudiera hacerlo, el rango para IJ. accion
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J~AC:Tn;\:.\l.If) .....
y ell In medida en que la ma yoria de los Iactores rclev<lmcs
puedan to.narse como dados exogenamenre, En las decisiom-,
sociales irnportantes, sin embargo, todas las variables deben con-
siderarse como end6genas.
La respuesta natural a estas dificultades ha cousisrido en de,
cir que incluso si no pcdemos usar Ia tcoria para predecir resul-
tados, podemos aprender a partir de la experiencia, como 10
han argumentado los te6ricos de Ia planeaci6n incremental 0
de Ia fragrnentaria ingenieria social. Desde este punta de vista,
:a .r~forni:lpolitica es un proceso de escala gradual, basado en el
J~IJCIO y en el error.48 Debell escalarse diversos peJdai ios, ya sea
S~Hl.llJt;lnea 0 sucesivarnente. Primero, hay una pendiente poll-t < : ; ; . J I' ,Ica: d a po itrca es un paquete de medidas, uno puede tratar
(~e mstruni~ntarlas una por una. Si 1a variable politica es con-
tmua ~un impuesto 0 una rasa de impuesto~ puede cambiarss
en pequei'lOS pasos. En segundo lugar, hay una pendiente insti ..
til(']on < I J . Si la intencion es q lie la politi ca se aplique eventual-
:l1ente a . todas las instituciories de uu tipo dado, uno puede
mtenrar mstrumentarlas a traves de Ja instrumentacion dentro
de un pequeno subconjunto, En tercer lugar, hay una pcndiente
temporal, Si 1<1politics se justifica por sus consecuencias de
largo plaza, uno puede inten tar calibrarlas observando los dec-
tos e~ e) corto plaza. El principio de la planeaci6n incremental
nos dice que nos movamos a 10 largo de estas pendientes, siern-
p~'e y wando los beneficios marginates netos sean positives, y nos
dice que nos detengamos cuando aparezcan los ingresos negati-
vos, Es claro que el metodo de planeaci6n incremental es una
buena receta para evitar desastres, Por orro lado, argumentarc
que muchas reformas potencialmente val iosas nunca despegaran. d b
51 s~ <I. opta este metodo, Hay buenas razones para pen sal' que
10: opnmos locales producidos par el ascenso de pendientes estanlejos de ser los optimos globales. La creencia impHcita de que
todos los 6pt imos globales pueden alcanzarse a t raves de mejoras
paso a paso a traves de las tres pendientes esta profundamentcmal encaminada.
rarional se vcrta ser.amcnre limil3rlo debido al problema de la incerti--dumbre,
48 Para una discusion de la esmla gradual. vcase el capitulo !de mi(!lYSJCS and the sirens.
157
Consid~rese primero la pendicnte de la polnica. Algo de PCIO-
grullada tieue afirmar que cuando lin conjunto de mcdidas se
presupollcn mutuamente entre si, uno JlO p~ede aprendc:', nada
n relacion con su eficacia a n-aves de la mstrumentacron de
~ada una de ellas, Cada una de ellas pudo haber tellid~ terri-
ble~ defectos considerados aisladamente, s in embargo, pudieron
haber sido ut iles al ser considerados en su conjunto. Considerese
la creencia en la eficiencia de la competencia. Sobre la base delrazonamiemo econornico, uno podria creer que cl munclo seria
mejor si todos los sindicatos, las asociacione~ pat ronales y otros
grupos econornicos organizados esruvieran prohibidos, de modo
de librarse de los efectos monopolicos y perdidas de pesos muer-
tos. Sin emb argo, uno puede tener la suficiente penetracion ell
los limites del razonamiento abstracto como para nbsrenerse de-
instrumental' simultaneamente todos estes cambios. En Iugar
de ella, uno puede intentar eliminar los monopolies sector pOl'
sector, para ver si los supuestos heneficios de una compeiencia
irrestricta nacen de la experiencia. 1'\0 obstante "1\'0 es cierto
que una situacion en donde mas, pero no todas las condicione:
optimas se satisfagan, es necesariamente, 0 incluso es probable
que sea, superior a una situacion en donde se cumplen rnenos,
Se sigue, por tanto, que en una situacion en Ia que cxisten
muchos conSlrei'iimientos que impiden la sat isfaccion de las con-
diciones paretianas optimas, Ia eliminaci6n de cualquier cons-
trefiimiento puede afectar el bienestar 0l a eficiencia al aumen-
tarlo, hacerlo descender 0 dejarlo inaltel'ado." 49 Para cOll5iderar
orro ejemplo, tornese en cuenta la introduccion de los mecan!s-
mas de mercado en 1a Europa Oriental. Los mercados para bie-
nes de consumo e incluso para bienes de capital pueden no
tener los efectos anticipados ante la ausencia de mercados finan-
cieros com plernen tarios. soConsiderese a continuacion la pendienre institucionaL Hay
muchas razones pOl' las cuales los efectos observados cuando se
instrumenta localmente una reforma no necesitan gcneralizarse
'\\9 R. C. Lipset y K. ~nC3.;ter. "The general th~~ry of the secn,nd-bcst" ,
Review of Economic Studies 24 (1955.1957), pp. lI-o_, en p. 12. Vease ram-
bien A. Margalit, "Ideals and seconds bests", en S. Fox (comp. ), PhiiOlOphy
lOT education, Jerusalen, Van Leer Foundation, 1983. pp. 77·90.
50 Vease T. Baller, "The unclearing market", en J. EISler y K. O. Moone-
(comps.), Alternatives to caPi/a/ism, de proxima apa ricion.
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158
al easo global. Como ejemplo, usare la introducci6n de las em.
presas propiedad de los trabajadores 0 bajo el control de los
mismos, En primer lugar, estd el efecto Hawthorne: el mero
hecho de partieipar en un experirnento puede motivar a las
personas a realizar esfuerzos que no tendrian lugar si la prac.
tica hubiera de generalizarse, A continuacion, puede haber una
autoseleccion positiva 0 negativa, Las primeras empresas en in-
troducir una administracion bajo el control de los trabajadorespueden atraer a trabajadores excepcionalrnenre motivados 0 ca.
lificados -0 pueden atraer a "individuos inestables, especula
dorcs excesivos, y personas carentes de una orientaci6n prag-
l1latica".~l 1H.s aun, puede haberuna discriminacion positiva
o negativa, Las cooperatlvas de los trabajadores pueden tener
un acceso menos sen cillo aI credito que sus contrapartes capita-
l istas =-pero tambien pueden atraer partidarios ideoJ6gicos que
los auxilien en tiernpos de crisis. Finalrnente, pueden haber Iac-
tores externos positives 0 negatives. Las cooperativas aisladas
de 105 trabajadores pueden fracasar al no lograr internalizar
algunos de estos factores externos posirivos, tales como el efecto
de enrrenar rrabajadores que mas tarde abandonen la empresa
para tornar un trabajo en orro Iugar, De manera inversa, si las
cooperativas son bucnas para imitar pero malas para innovar,
pueden funcionar tnejor aisladas que como parte de un sistema
de tales cooperativas,
Considerese, finalmente, la pendiente temporal. Hav dos bue-
nas razones por las cuales los efectos del corto plazo pueden
diferir sisterndticamenre, en tamafio e incluso en signo, de 105
eiectos de largo plazo. En primer lugar, los efectos inmediata-
mente observados podrian ser de transicion, y podrian no estar
presences cuando el sistema se estabilice en su nuevo estado. Si
se producen resultados en conjuncion de parte de metas de lasinstituciones y metas imlividuales, y si e l cambio institucional
da lugar a cam b ios end6genos en meras y prefereneias, enton-
ces cualquier reforrna debetia juzgarse pOl' el resultado procIu-
cido por las nuevas instituciones en conjuuci6n con las nuevas
preferencias, y no por 10 que sucede cuando las preferencias
51 L. Putterman, "Some beha, 'ioral perspectives on the dominance of
hierarchical over democratic forms of enterpr ise" , Journal of Economic
Behaviour a'ld Orga'ljzalia'l 3 (1982), pp. 139-160, en P: 152 .
L.~ rOS ~ LIO.\O DE Ul>!A l·oUne.,\ RAC1QNAL J59
existcnles apetan dentro de insri tuciones nuevas.~2 Los deems
transiLorios pueden ser peores que el resultado del estado esta-
ble. como arguy6 Tocqueville cuanda distingui6 entre los efec-
tos de democratizacion y los efectos de la dernocracia en variables
sociales claves, tales como cohesi6n social, el dogrnat ismo en las
creencias, los estandares morales 0 la ambicion.P" Los efectos tern-
poralc<; pueden tambien ser superiores a los efectos de un estado
estable. Si un sistema es mejor para crear recurs os y otro mejoren usarlos de una manera eficiente, una t ransici6n del primero
al segundo pod ria ofrecer rnejoras ternporales, pew el nuevo es-
tado estable podrfa ser inferior. Esto apunta a la necesidad de
una segunda distincion, dentro del estado estable, entre los e£ee-
tos de corto y largo plazo, Tocqueville, Schumpeter y otros han
insis tido en e1 hecho de que el desperdicio estatico y la inefi-
ciencia pueden ser una condicion para un crecimiento en el
largo plaza, ambos considerados como caractertsticas del esrado
estable del sistema,
La conclusion de esta discusion es que, para que 1a sociedad
alcance los rnaximos globales a travcs de la prueba y el error,
deberta ser necesario iniciar experimentos a gran escala, de largo
plaza. Los experimentos pequefios son, simplernente, demasiado
poco concluyentes. Permanece abierta la pregunta, entonces, de
S I los ciudadanos aceptarian participar en reforrnas cuyos resul -
tados estell envueltos en la incertidumbre. ~Por que aceptarian
ser conejillos de indias en experimentos cuyos beneficios po-
drlan llegar mucho despues si es que han de llegar? La siguicllle
seccion se ocupa de esta pregunta.
VI. CO:>iCLUSION: LA JUSTICIA CO:"IO UNA GUiA PARA LA AcelON
roi.mc«
Las principales reforruas politieas del siglo pasado no fueron
apovadas por consicleraciones instrumentales, Mas bien, han sido
llevadas a cabo por movirnientos sociales ancIados en una con-
~2 Critique of the Gotha Programme; Putterman, op. c it . . p. 149.53 Vease mi "Consequences of constitutional choice: Refl ections on Toe-
queville", de proxima aparlcion en EISler 'I' Slagstad (cornps.), Canstilul/001-
ulisn; and democracy.
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160
cepcion de la justicia, lIustrare esta proposici6n mediante tres
cjemplos: Ia amplitud del sufragio, el surgimiento del eSlado
benefactor, y algunas propueslas actuales para una l'efo!'Jna
econ6mica. La base de rni argumenro es que en la medida en
que el principio que suuyace a las relorrnas economicai se per.
cibe como [undamentalmente justo, las personas desean _y CSt,in
lllotivadas para hacerlo- pagar los cosios de lransici0tl y expe.
r imentacion con distintos modos de instrumentacion del princi.pia, A quienes Ies parezca esta afirmaci6n demasiado idealista
ptlcden convencers- Con una formulacion alternativn. ~i una
reforma se percibe como fundamentalmente justa. es WHy difi-
cil oponerse a ella, de no ser a medias. UsuaImente es mlly
f:\Cil distingllir entre una oposicion real a la reformn, y accio.
nes en Ia retaguardia disefiadas [unda:nentalmente para retrasar10 inevi table,
En las sociedades democr<lticas, e l sufragio se restr inge, POI' ne.
cesidad, en tcrminos de edad y ciueladania (0 resic!cncia). M;,I s
al Ia de estas, no parece haber restricciones inherentemente nece-
sarjas, y en la mayoria de las sociedacles democr;i ticas ha y hoy en
dfa muy pocas limitaciones al sufragio. Sin embargo, el l el pasa.do, las restricciones han sido tanto numerosas como fuerres. Se
las puede disti nguir de acuerdo con su conteniclo sustanu vo 0,
m<ls l'itilmente, de aruerdo COn su motivaci6n subyacente.
C on sic ie re ns e p rim e ro las restr icciones economicas, tales COmo
la posesion de propiedad 0 eI pago de impuestos, que se han
justificado al menos de cuatro formas,r.4 En primer lugar, antes
de 1a introduccion del voto secrete, el bienestar economico se
vela a menudo como una garanua de integridad, que, a SU vez,
se.consideraba como necesaria para impedir que se sobornara a
los votantes,55 A continuaci6n, a menudo se ha considerado que
la posesi6n de propiedad proporciona a los votantes wli/iea-
~1 EI texto que sigue se basa eo gran medida en C. Williamson, Amer.
ican sUlfmge.' from properly to dem.ocracy 1760·1860, Princeton University
Press, 1960; D, 0, ]\feGol'ney, The . 'Ime '1 'i can l iuf !rage medl ey , University
of Chicago Press, 1949; C. Seymour y D, P . F rary, How the U'o,.rd uotes,
\'015. J ·2, "The franchhe factor in the rise of the Labour Partv", EnglishHistorical Review XCt (1986), pp, 723 .752, '
M De hecho, el argumento 5610 muestra que SObOfnar a "orames riros
puede l 'esnltar mas caro, 10 cual puede contrarreSlarse POI' el hecho de
., ue el suhagio restring] do a los votantes rices significa qlle ha ~ menosvot ant es que soborna r.
f LA I'QSIBILlUAD Ill: UNA poLirlCA RACIO "AL , •
jones especiales para tomar parte en la politica, ya sea por~ ' "
l: ropiedad sc vela como un factor colateral de Ia educacion
a ~r 10 cual los poseedores de propiedad a menudo han estado
e~entOS de pruebas de alfabetismo), porque se pensaba ql~e ase-
uraba el t iernpo libre indispensable, 0 porque .se pensaha (~ue . .
fndllcia en los propietarios un intercs en el bicnestar a ku ~o
lazo de la sociedad, a diferencia de "" deseo de ~na gat~a~cl~P di. La En particular los terrateruentes han sido Iavoreci-Dme la , .• "
I en este campo. Mas aun, Ia relacion entre im puestos } ' ,"oLO S
(e0
5
In aducido sobre la base de que la voluntad de pagarlos
, , . '. . It por cues·lemuestra una 11 1 0Ioacion y preocll pacion m as a as
iones politieas.w (Sill embargo, el argumento a favor ~e :atJ . I ,'., . u crrteriorelaci{JIl entre votos e mipuestos se ia \'15tO como, ~
oara calif icaciones para votar .) Finalmente, las restn~c.lOlles eco-
~omicas se han justificado sobre la bas,e de l~ [usttcia conmu:
tatiua: no hay impuestos sin representacion y ~lceversa, De estos
. t los tres prirneros son clararnente iustrurnentales, enugumen os, d ..
el sentido de que tienen como meta llegar a buen~s ec~~\O.nes
sustantivas. En la terminologta de John Ely, aprobarlan Ia pt~e.ba de la base rational" e incluso aprobarlan la :'~ru:~a e3pec,l~1
d .. " de 10 que constituye una clasificacion admisi-e escrllullJo, 'd racio-bIe.57 E1 ultimo razonarmento se fundamenta en consi e.
nes en torno a la justicia, pew de un tipo muy especial y
".' "10 como araumentare mas adelante.le~lllllgl( ,. .0 , , d de ~Io-unaLa mayoria de las demas resmcciones caen . en:ro .' ,"',<:>,
' A' el vinculo entre e) sufragio um v ei sal ye estas calegonas. 51, , ,
.. '. I b'c'n se basa en consideracionesJ servicio militar uruversa tam I 1
de justicia conmurativa.v' La privaci6n.de.~erechos de l~s so-
dados en servicio, por otro Iado, se ha justificado .s.obre 1 ,1 ba~e
de que son miembros transitorios de la poblacion local Sill
h hecho notar que los rornancs irnpourau COli'
56 Stephen H~Jm€s me a , f de obt ener i nformac ion sobrediciones eccnomicas al ~erecho a votar ~ dm I la cual estaba sujeta aim.I . tI·danos en relacion con su prople au, I
;I~C~!I~S,EII t~orJa, esta regla tambien sine al prcposito de lo~alila~' ':sg~;
ciudadanos suficieutemente preocupados por votar C?IUO para arrr
. bai I' t ncion de las auioridades.que 511 propiedad cayera aJo .a a e ". . Harvard Luiver-57 J, .Ely , Democracy and distrust, Cambridge, Mas",
sity Press, 1981), pp, 31, 120 Y 5S., 146 Y .55, . . . h iviles por58 Los ciudadanos atenienses eran privados de sus derec os CI D. . II
(obardi~ durante la guerra y pOl' dcudas 110 pagadas al estado (Mac owe ,
up. cit" pp, 160, 165).
I6l
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Jli2
intcrcs en su bienestar a largo plazo.!;g El argumento tam bien
se ha usado en contra de una representacion estudiantil dClllro
de los cuerpos directives de las universidades, ast como para
apoyar los rigidos requerimientos de residencia para el derecho
de votar en elecciones locales. Se supone que las pruebas de
alf,(betismo scparan a los voran tes caiificados de los menos cali.
Iicados. La privacion de derechos de los enferrnos mentales ~e
justif'ica de manera sernejante, sobrc la base de la competen.
c~a. La privac.if)J1 ~e derechos de los crirninales, durante el pc.
node de confinamiento 0 un periodo mayor, puede justificarse
sobre la b<i!;;ede justitia conmutativa, como una inversion del
principio "Que no haya impuestos sin representacion". E5 pro.
bable, sin embargo, que los legisladores tarnbicn hayan estado
bajo la influencia de la idea de que las opiniones polf ticas de
los criminales convictos tienden a estar torcidas 0 ser poco soli-
das, y, por tanto, no deben tener una representacion.w La exclu-
si6n de mujeres, finalmente, se ha justificado sobrc la base de
comperencia 0 de justicia conrnutativa (dehido a que las muje-
res no cumplen con el servicio mil itar).El argurnenro de la justicia conrnutativa descansa en la vision
de la sociedad como una sociedad de accionistas, en donde los
ciudadanos cooperan para su mutuo beneficio. Aun cuando
los contribuyentes pueden estar dispuestos a que algunos de
sus impuestos se gas ten en los no contribuyentes, ciertamen-
te insistirian en tomar parte en las decisiones para gastar el
dinero de dicha manera y, de forma crucial, tambien po·
drian insistir en excluir a los no contribuyentes de dicha
decisirJn.61 "Que no haya representacion sin impuestos." Mas
adelante considerate una arnbiguedad crucial dentro del tel"
mino "no contribuyente", que puede incluir a quienes estan
permanenternente incapacitados para trabajar y. pOl' tanto,para pagar impuestos, asl como aquellos que estan rernpo-
ralmente desernpleados. POI' el momenta, basta notar que, en
ambas acepciones, la negacion del derecho a votar a los no
(() Ely, Of). cir., p. 120.
00. Asf 10 ?ice ~is khines en e~ discurso Against T'imarkhos: "£1 lcgislador
consideraba imposible que el mismo hombre Iucra malo en privado " bueno
el publico" (dtado en Ma(Dowell, op. cit ., p. 174). '
ei Desde luego, as! es como deciden hoy dia los palses rricos en relation
COil la ayuda que dan a los parses pobrcs,
J • • ~ , .OSI!l",II ,.-\J) J)[ llNA 1'00.iLlG.\ RACION,".
cOlltribuyenres (0, para el caso. a quienes n~ pueden realizar
el servicio militar). descansa en una concepCion muy estrecha
de Ia jmlicia. Es una vision de la <lemocr~Cla como resultado de
, necociacion entre inclividuos con mtereses centrados enuna 1:>'. , • •
elias mismos: pagarernos el sal a ria de los politicos 51 nos per-
rniten despedirlos: defenderemos el pais si el pais nos pemBle
opinar en la definicion de 10 que de£enderemos. . . .' .
II sufI'agio universal adulto descansa en una concepcion mas
simple y mas obligatoria. La sociedad es, cic.namente, una ""
presa conjunta, pero el vinculo en~re sus !n~~mbros n~ ". sun-
plemente el de venrajas mutuas, ~mo rambien de sOh~andad.
De la misma manera en que el pnmer paso en el desarrollo de
una dcmocracia fue la idea de que no se puede suponer que
una minoria de personas sea inherentemenre superior a los
deunis. asi, e1 segundo paso fue la idea de que no se puede
suponer que una minoria sea inherentemente inferior. Si se
excluve de votar al individuo con bajo salario, sobre la base
de que ln cualidad general de las decisiones s.e mejorara si se
excluye a las personas de bajo ingreso, cualquier persona dada
dentro de esta categOTia podria ofenderse, con razon, al verse
incluida en una generalizacion estadistica, la cual, inevitable-
mente iendra numerosas excepciones. lncluso suponiendo que
la exclusion de los individuos dentro de una cierta categoria
esta ju~tificada instrumentalmente en cada uno de los. ~asos,
este procedimienw no respetara la limitacion de Ia p.ubl,lc.ldad:
Uno no puede, coherentemente, rratar de que los. .lnchvlduos
entiendan que deben permanecer (uera de la politica porqu:
son incapaces de en tender. De manera mas simple, los pro~ed~-
mientos de exclusion no respecartan el autorrespeto de los indi-
viduos excluidos- En cualquier caso, los individuos excluidos
podrian sospechar, con razon, que las decisiones tomadas porlas personas con derechos no estarian guiadas por Ta prcocu-
pac ion de llegar a lncorporarlas. eventu~ln~~nte.62 .
A menudo se argumenta que la ampl'iacion del sufragio debe
entenderse en t!~rlllinos de requerimientos de legitimidad.P'' Los
(12 Ely, op. cit . . pp. 120 55. . ".,' .'.
63 Veas e, par cjemplo, J. R. Freeman )' D. SnH.lal,. DI[tUS'~~. develOp
went anll democralization: En{ranchisernclIl in Western Europe, Canadu",
[ ourual of Polilir al Science xv (1982). 299·329.
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Hi4
gobiernos y las clases gobernautes han heche desaparccer, COn
exito, las limitaciones sobrc el sufragio y 10 han preseruad
como concesiones que se vieron obligados a otorgar a fin ,0
conservar Ia Icgitirnidad. Debido al riesgo para ellos mism~e
L1SU;~llllente10 I~a~,hecho de .una manera renuente, a excepci6:~
de Iideres con vision como Bismark, quien min imizo cl rie>go ;1 1
o.~o~g~rdel:echos de \:oto mucho a.ntes de cualquier crisis de legi,~l.llldad. 51 el sufragio adulto universal no hubiera sido otorga,
0, e~ent~alme!lle hubiera hahido un desconteuto masivo y rna-
lestar .~oclal; pOl' tanto, los gobiernos electos par un pcquerio
~~~Cl~~ a,do actuar?n de una manera instrumental y racioual al
ampliar el sufr~glO. Esto puede ser cierto hasta este punta, pero
Jl~ puede consldc~~rs~ como una explicacion, Los argumentos
q ie aducen la legitimidad presuponen otros argumentos "nos q Ia rnoblaci s. ,.,. me-
o ".",,~Ie a.po acion en general percibiera Ia arnpliacion <lei
xuf': 'i$1O C~J~lO. deseable sabre otras bases, los gobicrnos 110 per-
derian Iegirimidad al no acceder a ell' Y, • 0 o. 0 sostengo que entre
e~;a~ . ot! a s bases, los argumen tos en relacion can la justicia han
~I~O 1I1lportal:les. Otorg,ar derechos de voto a las mujeres puede~e st .1 It ar e l eJemplo. mas claro. Esto no sucedi6 debido a las
acetones de lin partido politico con el fin de usar el voto ara
prom over los intereses econ6micos 0 sociales de In . p,bie I [I d . ., S mu Jeres. !\f;ls. len, a. a ta e derechos de las rnujeres se consideraba como
inherenternente degradante e intolerable En el d I .. caso e movl-
l.l.llento de la clase trabajadora, esra motivaci6n estaba entrete-
J I O : . I , algunas veces inextricablemente con la luch .. ., a por mtereses
eCOllOJTIlCOS. Debe quedar cl' ' . b .,UO, SIll em argo, para cualquier
lector de The making O f the English working class de 'Thomp-
SOil qlle I~ lucha pOl' el sufragio masculine estuvo motivada en
g.ran m~di~a. a partir de argumentos basados en conceptos de
simple Justlcla.~
E1.~urgim ien to de I . es :~do benefac lor es a n.ilogo a, Y es t;\ en-
rretejido ~o~, 1a .amphaclOn del sufragio. En primer lugar, oerrni-
raseme distinguir dos aspectos del estado benefactor. Por un
(H IT I!·' 'I' ' no poe r a lOl~,;I<,erar un argumenro purarnenrc instr umental y II!;'
~:no . para 1:1 ampbac~611.. d~l suf~agi?, al argumeniar que la elimiuacion
~sla degra~ael6n discrlminatoria IpSO facto represento un avancc (11
e.l bienes tar. Sill embargo, esta consideracion instrumental 51' • ..'SIlO de otra n . I' 'I .' ria un p:I1.'-, . 0 ins r~menla, a saber, la injustica inhercntc percihida
en un rraramrcnto desigual.
rla
o O, ha y "arias actividades que taman la forma de ahorro obli-
(Tatorio a de riesgos obJigatorios,85 sin elementos redistributi-
~os. Par otro Jado, hay actividades esencialincllte red isnibudvas.
Aun cHando la mayoria de los servieios de hieuestar combinan
riesgos Y aspectos redistributivos, resultad de utilidad, no obs-
tante. distinguirlos.£1 elemento del estado benefactor en las primeras actividades
se del'iva de su caracter obligatorio. Los inclividuos pueden, yde hecho 10 hacen. ahorrar de manera privada para su vejez
y adquieren seguros en contra de enf.ennedades, accidentes 0
'(un aspecto mas controvertido) el desempleo. Sin embargo, de
manera creciente, los pagos de las primus de seguros se han
alejado de la libre elecci6n de los individuos y se han vuelto
una cuestion de deducci6n obligatoria del salario.s" AIgl.lnas
veces, los esq uemas obligatorios de compensaci6n reticnen la
base actuarial de los esquemas privados. En ese caso, los argu-
men tos para introducirlos solo pueden ser paternalistas 0au to-
paternalistas. A traves de los politicos, las ~ersonas pue~en
ligarse a medidas que desearian tomar como clUdadanos pnva-
dos si no {uera pOl' S1. 1predict ible debil idad de voluntad. Usual-mente, sin embargo, los esquemas obligatorios se desvlan de 105
seruros privacios en dos £onnas: no son ac~uarialmente correetos
el~ un nivel individual ni son uutofinanciables en el nivel
colecrivoLos seguros obligatorios a menudo esta n acornpaii.ados de me-
didas redistributivas, C0l110 cuando las personas no reciben en
SLI vejez el equivalente actuarial de 10 que han pagado a 10 lar-
go de los afios. Cierto, los aspectos redistributivos rambieu carac·
terizan a la mayorla de los esquemas privados de seguros, como
una consecllencia inevitable del hecho de que "debido a que
G~ E st,ictamenlC hablando, no hay instandas de aborro obligatorio, Sin
(,JIl\)H"O, podcmos distingllil' entre servicins de bjenestar, tales como p~n·
siones epara los ancianoS. en donde el elemento de ahorro es aruplio y el
clemente de riesgo peq\leiio, y aquel los en donde prcdomina cl s egundo.
(IS Formalmentc, a melludo esto se prcsenta bajo la forma de rontribu
cioues del patr6n. Sin embargo, los cconomistas COnnlcruan en que estas
5011 deducciones salariales de 1: 1 nomina de f acto, en el seruido de Q1lC sin
l a cont ri buci6n obl ig ator ia del patron, los salaries de los empleados ten-
.ll'ian que ser mas altos, por la misma cUlltidad. (B. rage, ll'ho gels what
form go:.'ernmenl', Berkel ey . Unive rs ity oE Cal iforni a Prrss, 19B3, P : 2B.)
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lG G
ninguna dase de riesgo es completarnenre homogenea. ~iempre
aparece algun subsidio de los riesgos ligeramenre mas altos dell.
tro de una clase, debido a los r i esgos ligerarnenre mas bajos".'l"l
Los aspectos redistri bu t ivos de los seguros sociales deliberada.
mente van mas alla de estos efectos inevitables, usualmente en
una direcci6n igualizadora. Esto es cada vez mas cierto de las
comparnas privadas de seguros, cuando se les prohibe por ley
mar ciertas ciasificaciones para distirig uir dentro de las clasesde riesgo. Par ejemplo, si no se penni ricran las clasificacicnee
par sexo, "los hombres subsidiarfan las pensiones fernen inas y
las mujeres subsidiarian las tasas de seguros de vida mascu-1· "68 S·mos. 10 embargo, esta pol1tica conduce racilmente a absur-
dos. POl ' ejernplo, "parece inapropiado pedir a los ascgurados
incapacitados que paguen los costas completos de los sl:bsidios
a los hell1ofllicos".69 De manera semejante, tan pronto como Ia
sociedad decide usar los seguros obligatorios para fine" redis
tributivos, se vuelve inadecuado requerir que cada programa
separado sea autofinanciable. De heche, no hay caso en leque-
rir que todo el conjunto de prograrnas sea autofinanciable, dado
que no ha y razon para rnantener esta forma de redistribuci (jn
completamente separada de la redistribuci6n a craves de los irn-
puestos. EJ resultado es "el estado benefactor"; un sistema en
donde la correlaci6n original entre primas y beneficios ha desa-parecido casi del todo,
POl ' estas razones, los riesgos obliga torios y la redistrihucion
son casi insepara bles en el esrado benefactor moderno. Para vel'
que la distincion no resulta inutil, sin embargo, basta notal' que
el estado benefactor cubre muchas incapacidades para las cua-
les uno nunca podria tener un seguro privado. La genre can
ceguera congenita 0 defectos geneticos facilmente detectables
no puede asegurarse en contra de estas incapacidades, dado
que no puede asegurarse pOl' un evenro que ya ocurrio. En el
otro lado del espectro, algunas partes de la seguridad social
siguen obedeciendo princip.ios actuariales, al menos de manera
A7 K. Abraham, Distributing risk, New Haven, Yale University Press.I!lSfi.
G~ Ibui., p, 92.09 tu«, p. 99.
~" " rOS lB lLlDAO DE UN. .. " ot lTlC. \ RAC loNAL i(j7
aproximada.7() POl ' tanto, seguire refiriendome a los riesgos r aJa redistribucion como dos aspectos separados del estado bene-
factor, que corresponden, respccti varnente, a los valores de se-
guridad y solidaridad, . .
La distincion tarnbien puede plantearse en un lenguaje dife-
rente, que resultara mas uti! para los fines presentes. l\Iuchas
teodas de justicia distributiva concuerdan en el punto formal
de que una distribucion justa es la que se elegiria detras del
"velo de ignorancia", pero difieren sustauciairnente en 10 refe-
rente al "grueso" de dicho vela. En una terminologia diferente
pero esencialmente equivalente, las teorias pueden concordar
en que la distribucion de los bienes y el bienestar no deben
verse afectados pO l ' "caractertsticas moralrnente arbit rarias" de
los individuos, pero diferir en cuanto a los criterios de 10 que
es arbitrario y 10 que importa. Los rje~os tienen lugar detras
de un velo muy delgado que Ie permite \a _ las personas conocer
sus capacidades, preferencias y riqueza presences, pero no 5U
futuro poder adquisitivo )' oportunidades de salaries, Baja estas
circunstancias, los individuos racionales concordaran en tamar
seguros en contra de este riesgo, es decir pagar una prima a un
fondo comun a partir del cual puede hacerse una compensa-
cion. La redistribucion tiene lugar den-as de un velo mucho
mas grueso, que le niega a las personas eI conocimiento de la
mayoria, tal vez de todas sus cualidades y propiedad personales,
Detras de gruesos velos de ignorancia, las personas se preguntan
como desearian vel' organizada la sociedad si no supieran cua-
les seran las ventajas que resultaran tener, Los individuos racio-
nales desearian protegerse del riesgo de nacer pobres 0 estar
dorados de una baja capacidad productiva.
La nocion de un vela deigado de ignorancia puede entenderse
literalmente. No sabernos 10 que el futuro nos deparara, demodo que tiene sentido tamar precauciones, El velo grueso, en
contrasre, no puede tornarse literalmente, dado que conocemos
nuestras habilidades, preferencias, riqueza, etc. Los velos gwesos
son solo dispositivos para expresar la idea de que el bienestar
de los individuos no deberla verse afectado por ciertas propie-
dades morahnente arbitrarias =precisamerue aquellas a partir
70 Page, o p_ c it ., pp. 67, 75.
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16 8
''''crOJ\',\ll!'".~
de las cuales se haee abstracci6n derr.ls del velo de ignol"<ln .en cuesti . El is del Cia
IOn. . mas elgado de esros velos gruesos correspond
una concepcion meritocr,itica de la justicia social, de acuel~;
c.on I a cual las personas tienen derecho a los Iru tos de su hahi.
Iidad y esfuerzo pero no a los Irutos de la propieclad heredada.
Un \'e~o un poco mas grueso es el que Ira propuesto Ronald
Dworkin, "de a.cuerdo con el cual la distribuci6n del bieneslar
debe ser sensIble a la ambicion" pero no "dotadn de sens'b'lid d" -, I I 1·
I a .' E vcl.o mas impenetrable Iue propuesto por JOhn
Ra w : l s , . para qurer; las ambiciones, incIuyendo las preferencias
de tiernpo, la aversion al riesgo y otras semejante5, son tan mo.ralmente arbitrarias como las capacidades.
Los aspectos redisuy}u tivos del estado de bienesrar preslipO.
nen que algunas cualIdades de 105 individuos se consideran mo.
~'almente ~rbitraria.s. l\Hnimamente, esras inc1uyen capacidades
l~natas aSI Como incapacidades del mismo estilo. U estado de
hienesrar expresa una creencia mu}' diseminada en el sentido
de que serla injusto pennitir que los indi,iduos sufrieran de-
bido a accidenres genericos fnera de SU control. Dentro de esta
perspect iva, Ia concepci6n meritocratica parece inconsistente, Si
la suerte social ha de eIiminarse de los deter:ninantes del bienes.
tar, (por que deberia respetarse la .merte genetica? Sin embar-
go, la posicion de Dworkin cambien puede criticarse POl' incon-
si~tente.~2 (Como ~~ede uno defender Ia posicion de qne un
nivel bajo de ambicion no es rarnbien el producto de una suer.
te social y genetiea> 5i 10 es, ,no deberia rambien ser una base
para compensaciones? Este parece ser el punto filos6Iico central
en las COn troversias actuales en l 'e laci6n con el estado benefactor .
71 R. Dworkin, "What is equaliry> Part 2. Equality of resources" Phi-
los°t:'T and PlIb~ic .Affairs 10 (1981), pp. 283·345. A mancrn de ejdmplo,
consrdelense tres In~J\"duos, A, B Y C. A Y B r ien en las mismas habil idades.
Bye trenen la misma producci6n, A y C trabajan el mismo numero de
horas, E~ .on'as palabras, Ia B no calificada es capaz de producir tanto como
la C cahf.cada porque esta dispuesto a trabajar m as horas q I
A no calificado. Dworkin le Of or gar fa un sa fario m~s alto Rue 51\! COd~aa Aye l' 'I '. , a" es ana. '. c mls~o nlve salaria! bajo. El pl'incipio "A cads uien deacuerdo con su tJempo de trabajo no pes.ado" fu d bi q J. . I ' elisa 0 tam ien POI ' ossocia ISla9 tempranos (vease U. Pagano, Work GIld wet/or . .iheor», Oxford, markwell , 1985, cap. 2.3). e HI econnmu:
7.2 Vease , en particula r, J. Roemer, "Equality of ta:ertts", Ecollomics andPhIlosoPhy I (1985) .
T t, \ .' 1'I I.l D.H I lE UN ,' l'oLi"llCh RACIONAL
De nuevo, la condicion de publicidad pl.lede ofrecer :1 prin-
cipia para una rcspuesta. Decirle a un individuo que tle.ne ~e:
I 0 al bienestar JlOrque no es responsable de sus preferenciasrec 1 .
es pragm:itic<tmentc incoherente. Uno no puede trata~ a un. 111-
dividuo como racional y abierto a arglllOe~tos. y, al nUSI1lO uern-
a natarlo como motivado por Iuerzas pSlqlllcas causales Iuera
~e' su control. Tal vez uno podria justificar esto ante terceras. rtes, pc 1'0 en una sociedad dernocratica esta polftica debe re-pa . 1 . r idchazarse si no puede explic.irsele coherentemente a me IVI uo
en cuestion. Al preservar los beneficios rnateriales, uno puede
roteger el valor crucial del autorrespeto, Sin embargo, como
~ije, este principio austere es 5610 el principio de una respuest~.
Aplicado a las sociedades contemporaneas, ~ menudo po~na
percibirsc como injusro, debido a las expecta.tlvas que han SI~O
conformadas pOI' los estados beneiactores existences y a la dis-
eribucioo rna ivamente desigual de Ja capacidad para formal"
nreferencias autonomas, Esta desigualdad, a 511 vel, proviene de
diferenci:ts de riqueza que incluso los meritocratas admitiri~n
como moralrnente arbitrarias, Mientras la inHnenc.ia de pro~Ie-dades zenuinamente arbitrarias no haya sido eliminada, la .Jus,
t icia n~s puede pedir que consideremos como. arl)~trar. ias cle,na,s
propiedades que podrian considerarse no arbitrarias 51 se ehl~11-
naran las primeras. .
Sin embargo, estas son variaciones menore~ en uri .tema mas
genera], que es la necesidad de un velo de !gnoranCla C),ue ex-
cluva la riqueza y habilidades personates como determinantes
ma~alrnente mas importantes del bienestar. Is imposible corn-
prender eldesarrollo del estado benefactor a menos que lo.vea.
mos como sostenido por alguna nocion de este tipo, De la misma
manera que la democracia politica es mas qu: u_n~ ernpresa
conjull1. :: t para beneficios mutuos, en donde los individuos C011-
sienten Dagar impuestos y servicio militar a cambio del derecho
at voto,' el estado benefactor es mucho mas que lin sistema de
rieszos de mutua beneficio. Ambos sistemas cornprenden indio
vid~os qne no tienen material para negociar e intercambiar,
pero que esran incluidos porque seria arbitrario y degradante
e injnstificable excluirlos, r.1 argumento mas fuerte a f~vor d:
la democracia es que hace qpe ciertos argumentos sean UUPOS!-
hies de plan.tear en puhlico, mientras que otros se vuelven
16(J
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170 "'~CONAJ.I[}.\[}
dotados can un poder casi irresistible. Las quejas en contra LIe
la democracia y el estado benefactor a menudo pueden cstar
justilicadas, en terminos de los costos de corte plazo y de tran.
sicion q lie se Ies asocian. Si n embargo, como die, es cas q IIejas
no son mas que una accion desde la retaguardia. Debido a Ia
injusticia percibida de la jerarqula y la desigualdad, 0 al me,
nos la imposibilidad pragmatica de defenderlas en publico, la
tendencia de largo plaza hacia la participaciou y la igualdadparece ser irreversible. EI compromiso inherente de la demo-
cracia con estes valores es tan fuerte que el Ienguaje instru.
mental de costas y beneficios no se puede aplicar realmente. Si
hay costas -y r iertamente los habru-. se aceptaran como partes
inevitables de un proceso de aprendizaje, y no como razones
para pOller un alto 0 dar marcha atras,
Permitaseme concluir con algunas observaciones breves en re-
Iacion can cinco proposiciones recientes a favor de la reforrna
economica. Se trata: i] de Ia propuesla sueca de un fondo de
asalariados.ts ii] la propuesta de James Meade a favor de una
democracia con poseedores de propiedad, elaborada recientemen-
te por Richard Krouse y Michael McPhersoll;74 iii] las propues-
cas a favor de lin "dividendo social" 0 ingreso garantizado en
un nive1 suficiente para proporcionar un modo de vida decente
sin Ia obligacion de trabajar a cambio;75 iv] el modele de Marlin
Weitzman de una "economia cornpartida" en donde trabaja-
dares y adrninistradores negociarian sobre las participaciones
relativas en el producto neto en lugar de sobre el nivel absolute
de salario.tv y v] la dernocracia econornica en un nivel empre-
sarial, con el control absolute de los trabajadores como meta
7:: DisCUl ir e e l desarrollo de esta propuesla hasta 1982, basandome fun-
damcntalmente en S. L. Albrecht y S. Deutsch, "The challenge of economk
democracy; the case of Sweden". Economic and Indus trial Democracy oj ,
(1983), pp. 287-3:<0 y H. G. Myrdal, "Collective wage earner [uurls iu
Sweden", International Labour Review ]20 (1981), pp. 319·334.
74 J. Meade, ~ff;cie"cy, equality and the QU'l1enhip of p"opcrly, Londres,
All~n ami Vn:wm, 196~; R. ~rouse y M. MacPherson , "A 'mixed'vprope rty
regime: Equality and li bert y HI a market economy" , Ethics 97 (1986). Yca,c
, .a rnbicn mi "Comments on Krouse and MacPherson", ibid,
nVease Philippe 'an Parijs y R. van del' Vecn, "The transirion from
capital ism to communism", Theory and Society 15 (l986), as! como mis
"Comments" a sus propos ic iones , ibid.
76 M. Weit~man, The share economy, Cambridge, Mass., Harvard Un;·
vers ity Press , 1984.
I.'" I'OS1nU.IOAI> nf: 1,1NA 1'(ll.incA 1l.~C.l(l""I. 17,1
inrlleJiata 0 ultima." Todas estas cuestiones incluir ian cambios
j)1l pona n res de Ia orga ni z aciou ca pi c al is ta de [a prod ucciou tal
como cxiste en la actualidad. Estas propuestas han sido plan-
~eadas sobre la base de que promoved.n la eficiencia, igualdad
o participad6n -de hecho, se arguye que muchos de los siste-
mas propuestos seran superiores en todos :stos rubros, En C O ? -rr a deesta opinion sostendre que a excepcion de la democracia
economic;), todas estas propllestas no comienzan en realidadnada. porgue no descansan en una concepcion simple y ob!i~a-
torin de la justicia. Son planes ingenieriles para utopias, sueno.s
tecnocraticos 0 pesadillas sin el potencial para anirnar un 1110 \0 "1 ·
miento social. No tienen oportunidad de ser adoptadas dado
que a las personas les parecerla, correctamen. te , que s.e le;~pide
participar en un experirnento a gran ~sc~la, sm valor mtrtnseco,
y can un valor ext rinseco altamente mcierto. EI. argumento ge·
neral a favor de la incertidumbre fue bosquejado en la sec-
cion v; ahara aducire argumentos mas espedficos en contra de
cada una de estas propuestas.Consideraremos primero la propuesta sueca a favor de la crea-
cion de Iondos de asalariados que hubieran dado en las crnpre-sasrentables una propiedad de mayorta rrabajadora en el curs~
de pocas decadas, Entre 1975, wando se planteo par vel PrJ-
mera, y Iuego en 1981, la propuesta suirio cambios considera-
hies, como resultado de objeciones polfticas y eronomicas. En
la ultima version los 25 f.ondos regionales estarfan Hnancia-
dos en parte por una contribucibn de pension suplernenta-
ria que habria de pagar el patron y serta e1 1 7 0 de los sa:a-
rios, en parte par una rransferencia de 20% de las ':gananc~as
excedentes' de las ernpresas. Los fondos compranan accio-
nes en I<lS empresas existentes, forzandolas a ernitir nuevas ac-
clones, de SCI" necesario, Cuando el fonda compre actiones, los
derechos de voto se dividirian entre el fondo y los empleados
en Iii ernpresa de la cual se compran las acciones. Los derechos
de voto se dividen de rnanera igual entre el fonda y los em-
pleados hasta gue cada uno haya adquirido eJ 20% del derecho
de voto: despues de eso, rodos los derechos de ,'otoque erna-
nan de nuevas acciones van al fondo. La administracion de los
17 Para una discusior; de esta cuestion )' otras refercncias, vcase la In·
troducciou a Ehler y Moene (comps:), A lternlltives ! O C lJ pi !l l! i sm .
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172 R,\rlON,\LrO,IO
rondos permancce oscura, pero es probable que involucre a una
rcpresentacion del sindicato rnayoritar io y una rcprescl1taci(;n
de la minoria "social", por designacion 0 eleccion.
Sobre la base de la eficiencia, la propuesta parece dudosa, en
cl mejor de :OS G1S0S. Ciertarnente, eliminaria gran parte de
la motivacion de las ganancias 5 1 las emprcsas supieran que
perderian el control en caso de tener ganancias "excesivas",
Asimismo, los criterios de inversion de los fondos regionales
prohablernente representarian intereses regionales mas que reno
tabilidad. En Iugar de tener una porcion limitada y bien defi-
nida de los recursos de la sociedad utilizados para apoyar
regiones debiles, uno podria ahara esperar ver un apoyo ma-
sivo a las industrias invalidas, Desde el punto de vista de la
prornocion de la justicia social, parece pel '\'erso dar derechos
de voto de los patrones s610 a los trabajadores en las empresas
que par alguna razon han side elegidas como objetos de in
version para los fondos. En cualquier caso, el techo de 20% ell
la participacion de los empleados rrunca aquellos derechos
antes de que Begue a valer In pena tenerlos. Arguir que la
"clase trabajadora" como un todo tendrfa control sabre Ins em-
presas a traves de los representantes de los sindicatos en los
foudos, es tan ridlculo como decir que los trabajadores en !;.~
Union Sovietica son los "verdaderos duefios" de sus plantas.
El poder real esrarta deposirado en Ia burocracia de los sill.'
diratos.
Considerernos a continuacion la propuesta de Meade a favor
de la dernocracia con propiedad, que descansa en una combina-
cion de un impuesto progresivo a Ia propiedad y una reforrna
radical del sistema fiscal sobre la herencia, Este ultimo inducira
a los grandes propietarios a legal' su riqueza a un gran numero
de individuos relativarnente pobres, Esto podrta Iograrse de dosmaneras: ya sea mediante un impuesto "a cada regale 0heren-
cia individual, no solarnente de acuerdo al tarnafio del regalo
individual, sino tambicn de acuerdo con 10. r iqueza existenre
del beneficiario", 0mediante un impuesto al benefieiario "cuan-
do recibiera cualquier regalo 0 donacion, no de acuerdo con el
tauiafio del regale 0 donaci6n ni de acuerdo con el tamafio de
su propieclad total en el memento de Ia recepcion de dicho
regalo 0 donacion, sino de acuerdo con el tamafio de 1a canti-
1 , 3I'OSIBILlDAtl UF. C'~A POIJT1C .\ RAC lnNA l . ..
~ ~l' 1 iotal que habria recibido a 10 largo de toda su vida a uaves
( ,H -e<>aIos0 herencias" .;8 De acuerdo can Krouse y !\'IcPhers~ll,de J o d' e la ntiaestC esquema asegurar!a que "redo mun. o"empezana ~ v"
un ingTcso de propiedad sus tan ciai . Al menos, crearracon . d Intl'tudes psicolo<Ticas diferentes de manera irnportante. e '
ac" . . .'
Periencia actual, dado que "los uabajadores de una empresa
ex . 1 id d de lossedan en parte propietarios de otras: bajo a auton a
administradores en una empresa podrian ayudar a cont~olar a
los administradores en otras", Tambien rrearia los l1l.edlOs nl<l-
teriales para que los trabajadores formaran cooperatnas. Y no
se l'cqlleriria que esta fuera la forma obligatoria de propicclad.
De DlIC\·O., las supuestas consecuencias de esta propuesta son
altamentc dudosas, Cada esquema de herencia rendrfa electos
de incen tivos perversos, o problemas psicol6gicos, 0 una instru-
mentacion de arnbos.?" Mas aun, incluso si dejarnos de lado
estos problemas, no hay razon para esperar que cada !J'.:r:,on<l
seria elegida pOl' alguien como recipiente de un l'e~alo a he~'en-
cia. L no puede imaginal' facilmente las consecuencras negauvas
del autorrespeto de aqucllos a quienes nadie habia ele~ido COI11~
recipiendario de regales 0 propiedad. Mas todavia, Illd\lso. 51
resolvieramos esa difieultad, la sugerencia de que poseel' accio-
nes en otras empresas ofreceda de a.lguna man~ra un .p~d:rque podria cornpensar par estar sujeto a Ia autondad a~l1llnIS-
trativa en el propio lugar de trabajo,. es abs ur.d:. so , La lue~ de
que una amplia posesion de la propiedad faCll tt an~ la {~lma.
cion de cooperativas de trabajadores es mas atracuva. ~I uno
cree en la libertad economica asi como en la democrac.la eco-
nomica, la formaci6n voluntaria de cooperativas de l~abaF'~lores
parece preferible a un sistema con un control obligarorio de
los rrabajadores (como en Yugoslavia). Creo, si.n c~bal'go, que
tal control se concibe rnejor como un derecho inalienable. a. , IaI d h a elegir Ia vocacion
par can el derecho al voto o.e erec a , .' ._o el lugar de residencia. La libertad economlc~ puede tespe
tarse al dejar a los trabajadores Iibres para elegir (pero no de
'!I Meade, op . cit., pp. 56·57. ";9 Veansc mis "Comments 00 Krouse and MacPhcr~on . . .
.' • . " t que las "11H'erSlonesso Aqui Meadc es mas realista cuanoo argumen a '
. , . I' mbrc del hombre de lareudrian que SCI" dirigidas por especra ISlas en no. 1 •
(aIle" (0/). cit., p. 40).
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174){:\LlOI\:.\I,lI)AII
manera irreversible), cualquier organizacion particular de lit
ernpresa que desean, incluvendo la posibilidad de dejar tad,,!>
las decisiones en manos de Ull gerente empleado, que reciba
pane de su salario como un porcentaje del ingreso neto.
Consideremos ahora las propuestas de un impuesro negaliyo
sabre el ingreso, los dividendos sociales, las becas universales, }
cuestiones semejanrss. Hay objeciones obvias a la factibilidad
economica de un ingreso garantizado, sustancial e incondicio.
nal para todo mundo. Aqui dire simplemente que cllaiquier
propuesta sernejante [allaria porque se considerarta injusta, de
hecho como de caracter explotativo.u Las personas que eligie.
ran trabajar por un ingreso en lugar de vivir en una comuna
con una beca incondicional, tendrian que pagar impuestos mas
altos a fin de sostener a quienes tomaran la segunda opcion,
Pensarran, correctamente, en mi opinion, que el segundo grupo
los estaba explotando. En contra de esta opinion se ha heche
el siguiente contraargumenro.ss Supuestarnente, cada persona
serla libre de elegir Ia beca incondicional. Si algunas personas
eleglan no tenerla, dificilmente podrian quejarse si otras la eli-gen. Su eleccion refleja una preferencia par el consurno de
tiempo libre que no cs razon para irnpedir a otros actuar con
preferencias distintas. Tengo dos respuestas a este argumento.
E n primer lugar, algunas personas pueden permanecer en la
fuerza de trabajo simplemente pm'que creen que alguien debe
estar en la fuerza de trabajo. AI contemplar a los felices miern-
bros de Jas cornunas, podrian comentar, enojados, "~Que tal si
todos hicieran 10 mismo?" En segundo Iugar, si de hecho pre.
fieren trabajar porque valoran el consume, esta no es razon
para que se les imponga un impuesto mas alto. Pueden preferir
la scuiana de cuarenta horas en Ingar de Ia de cincuenta que
en realidad tienen que rrabajar debido a los impuestos masal tos causados por las personas que el igen la beca incondicional.
Debido a que estos ultimos les impiden alcanzar el nivel de-
seado de bienestar con la opcion de cuarenta horas, el argll-
mento basado en la Iibertad de eleccion no funciona,
81 Para un argumcmo re\acionado con estc punro, veasc R. H. Frank,
Choosing the r ight pond, Oxford University Pre", 1985, pp. 2,,6 ss.
82 Vease P. van Parijs y R. van der Veen, "Reply to six critics", deproxima aparici6n en Theory and Society.
17 5
consideremos ahora la propuesta de una econornla comp ar-
rida. Se justifica exclusivamente sobre la base de eficiencia,
!lUIS espccificamente, sobre la base de que elirninara el desern-
pleo. El argumento consiste en que cuando la f~erz~ total .de
trab;tjo dentro de la empresa recibe un porcentaJe Iijo del in-
greso neto, los administr adores siempre tendran un incen~i\"o
para rontratar mas rrabajadores mientras el producto marginal
del uabajo sea positive, dado que la adrninistracion tendra el
porcentaje acordado sobre el producto. En contraste, si la nego-
ciaci()11colectiva t iene lugar en relaci6n con el salario, la admi-
nistraci6n dejara de contratar trabajo cuando el producto mar-
ginal iguale al salario, Para mis fines, no necesito argumentar
que la economia cornpartida no lograra obtener las supuestas
consecuencias, sino simplemente dire que es altarnente incierto
que funcione y, mas aun, no descansa en una concepcion de
justicia que pueda ofrecer la motivacion para que Iuncione.
Para justificar mi escepticismo, considerense los siguientes ar-
gumentos. En una situacion con empleo pleno, los trabajadores
tienen una posicion Iuerte, incluso ante la ausencia de sindica-tos. No tieneu por que teiner riesgos, dado que si se les despide,
facilmente pueden conseguir otro empleo pOl' d misrno sala-
rio.s~ La economia compartida de Weitzman puede uiostrar
algunas de las caracterfsticas mas pesadas de las economias de
tipo sovictico, Mas aun, si el trabajo esta organizado, el poder
de negociacion de los trabajadores se realza en una situacion
con empleo pleno. lis diHcil imaginal' que no pediran tener
injerencia sabre las decisiones de la empresa, especialmente si
Ia decision es emplear mas trabajadores y pOl' tanto, reducir sala-
rios_>4Si a esto agregamos la oposicion predictible de los lideres
de sindicaros, y tenernos en mente la ausencia de argumentos no
instrumentales a favor de la propuesta, esta parece des t in a daal frucaso.
No di re I 1HIS sobre la ulrima propttesta, la introduccion de la
adlllini~traci6n y propiedacl. de parte de los traba jadores, excep-
83 Para este argumento, vease C. Shapiro y J. Stiglitz, "Equilibrium un-
cmployll1cn t as a worker discipline device", American Economic Review 74
(1984), pp. 4~H44.
84 B. M. Nuti, "The share economy: Plausibitity and viability of Weitz·
man', model", European University, Florence: Working Paper num. 85/194,
del Departamento de Economia, 1985.
8/6/2019 Elster_Politica Racional
http://slidepdf.com/reader/full/elsterpolitica-racional 23/23
i l G
to (Ilie posee la caracterfsrica de Ia que carecen las demas pro.
puestas: un argurnento simple y obligatorio de Ia justicia. La
jerarquia y sujecion en el uaba jo son tan arbitrat ios y degra·
dan tes como las es tructu ras seme j an tes -de au IOrio ad ell 0 tros
campos de la vida. La abolici6n de la desigualdad economic-
es, me pareo':. otro compromise inherence de la democracia.en
Sin duda, sera un pro(eso largo, marcado par la experimenia,
cion y el error en donde el progteso tome la forma de "dospasos lucia adelante, un paso arras". El tieropo y Iorrnas exaccas
que tornara no pueden predecirse, Las posibi lidades de construh-
alianzas tacticas para bloquearlo son numerosas, Sin embargo.
de nueva cuenta, se tr atara de acciones desde In retaguardia,
rnotivadas visiblernenre pOl' intereses creados, A 10 largo del
tiernpo, quedaran erosionadas por los argumentos indiscutibles
COil base en Ia justicia, la igualdad y la participacion ~a menos
que la dernocracia rnisma tal y como la conocemos deje de
existir,
[Tradll cci6n de Adriana Sandoval]
85 R. Dahl, A preface 10 ecollomic democracy, Berkeley, l'lli;crsit)' 01
Ca li fo rn ia Pr es s, 1985.
RACIOXALIDAD E IDEOLOGiA. ~COMO SER UN
BUEN REALISTA CON RESPECTO A LAS IDEOLOGfAS?
La epistemologia conternporanea comparte can la Iilosoffa mo-
ral la polernica sobre el realisrno. No es sorprendente ya que las
eJ1tirlades teoricas postuladas en Ia ciencia comparten can los
valores y c6digos morales el dudoso pr ivi legio de Ia conrroversia
que el tribunal de la experiencia fracas a en resolver. La pole-
mica recorre los principales topicos de arnbas areas pero no pa_.
rece que haya afectado a las ideologfas en cuanto especie que
ocupa u n lugar importante en el nicho ecologico de nuestras
creencias. Tampoeo 11a de sorprendernos si reparamos en que
las ideologias son ex trafias en t idades que a todo £i1650£0 Ie SIIS-
citan perplejidad 0 le producen incomodidad y a que no es posi-
ble situarlas a un lado u otro de Ia frontera que divide la razon
teorica de la razon pracrica. Par una parte poseen contenido
representacional ya que re£le_jan, interpretan y analizan las rela-
eiones sociales, 10 que las convierte en objetos de regulacion pOl'
la razon teorica: par otra parte ejercen de rnecanismos de moti-
vacion y gufa para la accion colectiva, por 10 que caen bajo el
alcance de Ja razon pnktica. Y si no, pregunternonos emil es Ja
acusacion que dirigirnos a nuestra ideologfa enerniga favorita:
~es falsa y distorsionadora>, .:es ineficaz para const rui r el equi -
librio social>, (es inrnoral> ..Hemos aprendido de Ia polernica sohre el realisrno que 10
dificil no es ser 0 no ser realistas sino encontrar un criterio
por el que decidimos hospedar a unas u otras entidades, a
uno, u orros valores en nuestro universe ontol6gko 0 moral
Cotidiano. Las ideoIogias no encuentran un acomodo estable en
este universe de acuerdo a los criterios de objetividad y racio-
• Uni versidad de Salamanca.
[177)