Post on 15-Mar-2016
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AUTORES: Clàudia Muratet
Aschallew Rubira
Ricard Sabio
Guillem Sala
Mireia Torres
EDITORIAL: Los Escritores
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CAPÍTULO 1: EL TRABAJO
Como cualquier martes a las ocho de la mañana, las puertas de mi colegio, Garbí, se
abren para dar lugar a un nuevo día de aprendizaje. Suena el timbre indicando que
tenemos que ir a clase para hacer el control de matemáticas. Todos los alumnos nos
sentamos en las sillas y esperamos a que la profesora llegue. Tras esperar diez largos
minutos, la maestra llega y todos nosotros corremos rápidamente hacia nuestros sitios,
para que no nos regañe. Reparte los exámenes y empezamos. Las matemáticas,
definitivamente, no son mi fuerte, así que soy de los últimos en entregar el examen.
Después de finalizar nuestra prueba de mates, tenemos castellano. Hoy tenemos que
presentar las historias que el maestro nos había mandado desde, hacía ya, más de un
mes. El profesor de esta materia, Fernando, es mi favorito. Aunque a primera vista
pueda parecer un señor muy serio, ya que siempre va trajeado. Es muy amable y
siempre que puede nos echa una mano en cualquier problema que tengamos.
Fernando abre su bloc de notas para pasar lista y dar pie al comienzo de las
presentaciones. Mi apellido empieza por la letra "Z", así que me siento tranquilamente
esperando a que llegue mi turno. Después de escuchar todas las historias de mis
compañeros, que fueron muy divertidas y amenas, al fin llega mi oportunidad para
sacar un sobresaliente.
Semanas atrás tuve que escoger el argumento de mi historia. Después de buscar en
internet y en libros, decidí hablar sobre la época medieval. Al ser un tema muy amplio,
decidí focalizarlo en mi ciudad de residencia, Glasgow.
Me puse a buscar ideas y ninguna me parecía suficientemente buena, así que decidí
dejarlo estar por unas horas y echar una cabezadita. Cuando me levanté, había tenido
la idea perfecta. Mientras dormía, tuve un sueño relacionado con la edad medieval.
Una historia sobre la pérdida de un anillo y dos personajes que tenían que ir a
buscarlo.
Al oír mi nombre, me levanté de la silla rápidamente para hacer mi presentación,
mientras me decía a mí mismo que todo saldría bien. Me disponía a empezar mi
argumento, estaba un poco sudoroso y al principio tartamudeaba, ya que veía a todos
los compañeros mirándome con desganas de escuchar mi historia. Segundos
después, empecé y me solté.
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CAPÍTULO 2: LA HISTORIA RENACE
En el siglo XV, una niña llamada Sally, que tenía un pelo negro intenso, la piel blanca
como la nieve, ojos azules como el mar. Vivía felizmente con sus padres, que se
dedicaban a las tareas del campo. Ella era muy feliz, hasta que una fría mañana de
invierno, sus padres murieron por una enfermedad. Le embargaron sus tierras porque
ella era muy pequeña y no podía trabajar, así que tuvo que ir a vivir a casa de unos
tíos lejanos que le daban alojamiento y comida a cambio de trabajar para ellos en el
campo.
Sally era muy infeliz, pobre y echaba de menos a su familia. Cada día estaba más
delgada y triste, y necesitaba dinero para salir de ese ámbito. Entonces fue cuando
conoció a su amigo el mercader que era un joven que tocaba de pies al suelo, vivía
solo y que digamos, no era rico, era más bien pobre. También era alto, con pelo más
bien castaño y ojos verdes. Ella fue a su parada de alimentos para hacer un trueque
de productos agrarios a cambio de algo de dinero. Y, así empezaron a hacerse
amigos.
Un día, Sally le contó al mercader, que en el pueblo había rumores de un anillo
escondido no muy lejos de Glasgow que valía una fortuna, ya que era de los
antepasados del rey. Quien lo encontrara podía llegar a hacerse rico, de manera que
los dos podrían salir de la pobreza y empezar una nueva vida. El mercader, muy
entusiasmado con la idea de encontrarlo, se puso a buscar información. Empezó por
su búsqueda, preguntando a todo aquel que supiera algo del anillo, como cuál fue el
último lugar donde fue visto.
Sally y el mercader decidieron no contar nada a nadie acerca de su gran aventura.
Algunos días se escapaban a ciudades cercanas de Glasgow para sacar más
información. Lo que ellos no sabían es que había unos ladrones muy malvados que
rondaban por los mismos sitios para también conseguir el anillo.
Aunque la propuesta sonara arriesgada, Sally y el mercader no tenían mucho que
perder, ya que ambos no tenían familia y su situación económica no era demasiado
buena. Descubrieron que ese anillo venía de una familia real muy poderosa de
Escocía. Su valor era incalculable, y el rey pagaría mucho dinero a cualquier persona
que lo encontrase. Aparte, el rey, tenía un caballero llamado Jack Davies y un
ayudante llamado Igor que también irían en busca del anillo perdido.
El anillo era totalmente reconocible por sus incrustaciones de diamantes y rubíes.
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CAPÍTULO 3: A PALACIO
En lo más elevado de Glasgow, exactamente, en el maravilloso palacio del rey
Eduardo I de Inglaterra, todo iba fenomenal, prácticamente todo estaba en orden.
Cada persona hacia la tarea que le correspondía; unos barrían el suelo, los otros
sacaban el polvo, algunos hacían las camas… Y si dejamos las tareas de la casa,
podíamos encontrar al caballero Jack Davies, el preferido del rey, ya que era un
hombre de familia rica, que llevaba una armadura muy peculiar, ya que era única en el
mundo. Su cara era redonda como un huevo, la boca era pequeña y tenía los ojos de
un azul penetrante, y la nariz y las orejas las tenía exageradamente grandes y el pelo
oscuro. Tenía las piernas delgadas pero fuertes y su cuerpo era un poco gordo.
Siempre llevaba unas botas amarillas, aunque como no se las limpiaba nunca, se
veían negras. Siempre mostraba una cara de alegría, y cuando la gente tenía algún
problema intentaba ayudarla.
A este no le encontrábamos solo, ya que siempre estaba con su escudero Igor que era
como su segundo padre. El pobre Igor, era un pobre viejo jorobado, al que al rey
acogió en palacio, al descubrir que era su mejor amigo de la infancia, el cual le había
enseñado a montar a caballo. Éste pasó a ser el escudero del mejor caballero del rey,
ni más ni menos que el mismísimo Jack Davies. Con la edad iba perdiendo un poco la
memoria y a veces no sabía de qué hablaba, de manera que en la mayoría de
ocasiones que Jack y él vivían aventuras, siempre acababa metiendo la pata de
alguna forma. No obstante, podía decir, ver o saber cosas estúpidas que en precisos
momentos podían resultar de mucha ayuda. Igor parecía muy inocente y sensible
debido a su gran joroba, que tenía en su pequeña y estrecha espalda. Gracias a sus
larguiruchos brazos y piernas podía llegar a coger casi todo lo que estaba en sitios
diminutos a los que parecía imposible llegar. Su retorcida nariz y su capucha negra
carbón, que siempre llevaba puesta, hacían de él una persona siniestra capaz de ser
reconocida en cualquier parte.
Igor le enseñaba a Jack a saltar del caballo mientras éste iba a galope y el rey los
observaba desde la majestuosa ventana del comedor principal, donde se estaba
preparando la mesa para ir a comer. Una vez Jack ya había entendido como hacerlo,
una mayordoma les llamo para ir a la mesa. El caballero y su compañero, muertos de
hambre, guardaron las cosas, dejaron al caballo en el establo y fueron al comedor tan
rápido como les fue posible. Al llegar allí, vieron que la mesa no estaba parada con los
manteles ni la vajilla diarios. Lo pasaron por alto, pero cuando llegaron los platos,
entendieron que el rey les querría pedir algo importante.
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-Buenos días caballeros.- dijo el rey nada más entrar por la puerta.- Me imagino, que
ya sabéis por qué camino voy, ¿no?
-Sí, sí,- contesto Igor- pero le agradecería que me explicara hora mismo de qué se
trata, porque me gustaría entrenar a Jack para estar preparado y…
-No hace falta que te preocupes por nada, querido. – Le interrumpió el rey- Ya lo tengo
todo pensado. En el primer plato mantendremos una conversación como la de
siempre, pero durante el segundo os hablaré de este tema. Lo único que os puedo
decir ahora, es solo, que es un asunto importante, quizá el más importante que os
haya pedido en mi vida. Así que ya os lo digo ahora; no me podéis defraudar.
-Sí majestad. – Dijeron los dos caballeros a la vez.
-Pues así empezamos a comer. Traed los platos, mayordomos. –Ordenó el señor.
Tardaron media hora en terminarse el primer plato. Se habían terminado unos
apetitosos macarrones, con salsa de tomate y orégano, y les esperaba un magnífico
rape. Justo, cuando llego el pescado acompañado de unas patatas y unos tomates, el
rey empezó a hablar:
-Queridos compañeros, he esperado todo este tiempo por una pura manía que tengo,
pero lo que de verdad quiero, es informaros de una simple pero dificilísima misión que
tenéis que cumplir. Simplemente se trata de ir en busca de un anillo, pero no de un
anillo normal y corriente, sino que es el anillo de mis antepasados, un anillo que lleva
años desaparecido. Al fin he encontrado una pequeña ayuda que nos marca el
principio de su localización.
-Tranquilo majestad. -contestó Jack- No le defraudaremos, para nosotros será coser y
cantar.
-No vayas tan rápido Jack. –Dijo el rey- Si al principio os he dicho que puede que sea
de las misiones más difíciles de vuestras vidas será por algo, ¿No crees? Así que lo
primero y lo último que os tengo que decir, porqué ya no tengo más información, es
que el anillo está situado en la isla de Arran.
-Sí. Puede continuar que de momento lo entendemos todo. –Dijo Igor.
-Lo siento amigo pero ya no tengo nada más que contaros.
Los dos caballeros se quedaron sorprendidos, nunca les había pasado esto.
Normalmente el rey les daba mucha información, y esta vez solo les había dicho que
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el anillo estaba situado en una isla llamada Arran, que ni siquiera sabían si existía de
verdad.
De repente el rey se levantó de la mesa, y sin decir ni una palabra se fue por la puerta
sigilosamente. Acto seguido, los caballeros, empezaron a discutir sobre cómo podrían
encontrar la misteriosa isla. De golpe, entró un criado y se dirigió hasta los dos
caballeros y les dijo:
-Señores tengo que comunicarles algo importante.
-Adelante –Contesto Igor sorprendido.
El criado le alargo la mano y le dio un mapa.
-Señor aquí tiene un mapa con la localización de la isla –dijo el criado mientras
desaparecía por la puerta.
-Muy bien, –contesto el escudero sin poder dar las gracias- entonces mañana por la
mañana ya empezaremos la búsqueda del famoso anillo.
CAPÍTULO 4: LA FUGA DE WILLIAM Y WILSON
Era un día maravilloso, pero en ese pequeño rincón de Glasgow los días siempre eran
grises. Pero la mañana había empezado diferente. Los dos hermanos William y
Wilson, que eran los ladrones más perseguidos de Glasgow, se habían levantado los
primeros, y esto no era normal ya que siempre eran los últimos en todo. Un ladrón del
lado de la celda de los hermanos les preguntó:
-¿Cómo es que hoy os habéis levantado tan temprano?
-Amigo, respondió William- hoy es nuestro último día en esta humilde prisión. Ha
llegado el día que estábamos esperando durante cinco años, hoy, por fin, después de
eternos días de preparación y planificación del plan…. nos escaparemos.
-Siento deciros estos –dijo otro preso que estaba escuchando la conversación- pero
esto lo han intentado miles de presos durante siglos y nadie lo ha conseguido.
Vosotros no sois mejores que los otros así que mejor que no lo intentéis, porqué
fracasareis y acabareis ahorcados, o acto parecido, por el pueblo.
Nadie dijo nada, ni siquiera los dos hermanos ya que habían ignorado el comentario
del otro preso.
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Pasó la mañana, sin que ocurriera nada extraordinario. Hasta que un guardia gritó:
-¡Se han escapado los dos hermanos! Corred, tenemos que encontrarlos antes de que
anochezca, sino ya será demasiado tarde.
Todos los presos asomaron las cabezas entre los barrotes de sus celdas, querían
saber que había pasado ya que muchos no se lo podían creer. De repente un preso
vio como los dos hermanos salían del carrito de la ropa sucia.
-Tened cuidado –les dijo muy amablemente el preso- os deseo toda la suerte del
mundo. Aunque creo que es imposible salir de aquí, creo que tenéis posibilidades de
conseguirlo, ya que lo que acabáis de hacer es un paso de gigante. Hasta nunca.
-Muchas gracias- dijo uno de los hermanos mientras vigilaba que nadie les viera.
El preso no dijo nada, así que los dos ladrones pudieron salir de la prisión con
facilidad. Pero antes de salir, se encontraron con un gran problema: la puerta de salida
al exterior estaba llena de guardias que la vigilaban.
Esperaron a que anocheciera, así aprovechando el cambio de guardias podrían tener
la suerte de conseguir escapar definitivamente. Y así fue, después de muchos años de
planificación, lo consiguieron.
Estuvieron corriendo hasta que dejaron de sentir sus piernas, y entonces decidieron
quedarse a dormir en medio de un prado. La mañana siguiente se despertaron nada
más salir el sol. No tardaron mucho tiempo en ponerse en marcha, así que antes de
que llegara el mediodía, ya habían llegado a la ciudad. Allí lo primero que buscaron fue
una tienda de pelucas, pero antes de llegar a encontrarla, se dieron cuenta de que
nadie los había reconocido, así que emprendieron otra vez su camino en busca de
cualquier lugar donde poder pasar, por lo mínimo, esa noche.
William, que era un hombre de clase baja y tenía un carácter fuerte. Su pelo era
castaño y los ojos de un marrón muy claro. Al igual que su hermano era muy
aventurero, y defendía siempre sus ideas. Llevaba cuatro cuchillos y una pequeña
daga. Era muy buen negociador y utilizaba un vocabulario muy trabajado y correcto.
Era un poco egoísta; pero respetuoso. Él era perseguido por un rey al que antes
servía, ya que le quemó las cosechas y la familia real pasó un crudo invierno. Por eso
ahora, el ladrón, vigila dónde se mete.
Así que de repente dijo:
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-Escucha Willson. ¿Tú sabes porque el rey reside con un tal individuo llamado Igor?
-Sí –contestó con gran rapidez- Tú ya sabes que el rey tuvo una infancia peligrosa, ya
que padeció graves enfermedades, ¿no? Pues resulta que durante esta época conoció
a este tal Igor, que fue con quien vivió grandes aventuras y el que le enseño a montar
a caballo. Entonces, los padres de Igor se mudaron y los dos chicos se separaron para
no volverse a ver jamás. Durante todo ese tiempo, los dos hicieron sus propias vidas,
el rey ascendió al trono después de la muerte de su padre, e Igor se casó. Pero al
final, llego el gran día, cuando de repente Igor y llamo a la puerta de palacio donde
pregunto si se podía quedar a vivir allí, ya que su mujer le había echado de casa. El
rey supuestamente, lo afirmó.
-Menuda historia.- dijo William.
Siguieron andando, hasta que Willson que era igual que su hermano, un hombre de
clase baja, aventurero y con un carácter afable, que acostumbraba también a robar y
atracar personas por impulsos que tenía a momentos, aunque sabía utilizar muy bien
el sentido común. Normalmente protegía a su hermano y siempre llevaba siete
espadas y una lanza. Tenía el pelo negro, los ojos de un marrón muy oscuro y era
bastante alto. Dijo súbitamente:
-Hermano escucha eso.-Dijo mientras señalaba a dos mujeres marujeando en una de
las esquinas.
Hablaban de un anillo que resultaba ser de los antepasados del rey. Los dos
hermanos escucharon la conversación disimuladamente pero con mucha atención. Al
final las dos mujeres de despidieron i una vez ya habían desaparecido dijo William:
-Así que un anillo perdido, ¿no? Pues ya sabemos lo que tenemos que hacer Willson.
-No pretenderás ir en su búsqueda, ¿verdad hermano?
-Exactamente. –Contestó- Empezaremos esta noche atracando la gente para que nos
dé más detalles de éste, ya que todo lo que sabemos es que este anillo es de los
antepasados del rey y para ir en su búsqueda, lo principal, es saber dónde está
situado.
-Entendido hermano. ¿Pero cuál es el plan?
-Para planes no tenemos mucho tiempo. Así que lo único que podremos hacer es
asaltar a la gente que pasea por las noches y si hace falta entrar en los restaurantes,
bares, hostales…
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-De acuerdo.- contestó Willson esperando a que anocheciera.
CAPÍTULO 5: EMPIEZA LA BÚSQUEDA
Sally se preparó su intensa y pesada mochila, puso todo lo imprescindible para su
largo camino tras el anillo. Ella se adentró en el bosque, como si fuera un perro
hambriento.
En medio de la vegetación y cinco horas de intenso camino y con una mochila pesada,
cayó exhausta y con fatiga, tenía una herida en el muslo que no paraba de sangrar.
Cogió una hoja de un árbol caído y se la lio cubriendo toda la herida.
Bebió de una cantimplora llena de agua, comió un poco de fruta y continuó su largo
camino, hasta llegar a una casa pequeña dentro del bosque. No se había dado cuenta
antes, porque estaba cubierta de árboles. Abrió la puerta con sutileza y silencio.
Estaba oscura, no se veía nada y tuvo de sacar la antorcha para ver mejor, perecía
una casa vieja, con telarañas por todas partes. Ahora, su objetivo era buscar comida
para el resto camino.
Después de dar una vuelta por la vieja cocina de la casa y coger un poco de comida
salió por la puerta, satisfecha de la obtención de comida, que le había dado la casa.
Continuó caminando. A unos escasos 59 metros de la casa, se veía una cascada que
le interrumpía el camino, entonces sacó la mochila de la espalda y miró si tenía algún
objeto que le sirviera para cruzarla.
Sacó una cuerda muy larga y la lanzó con el objetivo de que llegara al otro extremo de
la catarata. Lo consiguió sin demasiado esfuerzo. Después de cruzar al otro extremo,
vio que había alguien que la observaba detrás de aquellos arbustos, se empezó a
acercar hasta que salió de ellos. Y se llevó una desagradable sorpresa; quien estaba
escondido en los arbustos era un animal de medio tamaño, con la boca grande, con
garras afiladas y comedor de salmones. Era un oso de Glasgow. Sally corrió con todas
sus fuerzas, sujetando con una mano la mochila y con la otra intentando abrir la
cremallera. Después de abrir la mochila, sacó un trozo de pan, lo troceó y lo fue
lanzando lejos para despistar al oso. Ocho o diez minutos más tarde miró hacia atrás,
al ver que no le perseguía el oso, se paró y se apoyó en un árbol. Se quedó dormida
como un bebé.
A las siete de la mañana del día siguiente, empezó otra vez su andadura hasta Arran,
la isla donde se identificaba el anillo del rey. Sally, al salir del bosque, vio una ciudad a
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lo lejos. Pensó que había tenido suerte porque, por fin, tendría un sitio donde comer y
dormir un poco y aprovechar para preguntar por la isla.
Al llegar al pueblo, visitó un establo en el centro. Allí, preguntó a todo el mundo que
estaba dentro de la hostelería. Después de respuestas de todo tipo, no se aclaraba y
decidió ir al sheriff a preguntarle. El seguro que sabía las respuestas a todas sus
preguntas. Él le respondió de forma amable y educada, a todas sus preguntas sin
dudarlo ni un instante. Sally le dio las gracias.
Al salir siguió las órdenes del sheriff para llegar a su objetivo.
Mientras tanto, en el centro de Glasgow, un apuesto mercader quería ir en la
búsqueda del mismo objeto que quería su amiga Sally. Preparó todo lo necesario para
sobrevivir durante el tiempo que iba estar fuera de casa. Fue en dirección contraria a
la de Sally. Y pasó por una serie de pueblos que tenían la peculiaridad de que en
ellos no vivían más de treinta personas.
Más tarde, pasó por campos de trigo y cereales de sus amigos para preguntar si
tenían información sobre el anillo. Sus amigos no sabían nada.
Era de noche y se tenía de alojar en algún lugar, se paró en las escaleras de la iglesia
de un pueblo cercano a Glasgow. Agotado y sin fuerzas, intentó estirarse. Una hora
después, apareció una joven, se acercó y con una voz dulce le dijo:
-No te quedes aquí, que vas a coger frío.
-No he comido, no tengo fuerzas para seguir por mi camino y además no tengo un sitio
donde descansar más que este. -respondió el mercader.
Ella lo cogió de los hombros y se lo llevó arrastrando hasta su casa de madera. El
mercader estaba muy agradecido que le ayudara. Cuando entraron en la casa, el
mercader se sorprendió, estaba limpia y había antorchas encendidas.
La chica le dio un poco de comida para recuperar fuerzas. A continuación le preparó
una cama de paja. En cuanto el mercader terminó de comer, se acostó y a los cinco
minutos se quedó dormido fruto del agotamiento.
Pasaron tres días y el mercader seguía en cuidado de esa chica, ella le seguía
tratando igual como si su novio se tratara. Al mercader le enamoró su simpatía y su
amabilidad, pero a la vez también era consciente de que su objetivo era aquel anillo.
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Ya era de noche, la chica se había dormido y el mercader salió de esa casa con
cuidado intentando no hacer ruido para que no se despertara.
Había luna llena que iluminaba todo el camino. El mercader siguió por una ruta donde
había pisotones provocados por animales que habitaban cerca. Las siguió hasta llegar
a una granja donde las huellas se acababan. Preguntó al señor que se alojaba en el
interior del hogar sí sabía dónde se localizaba la isla de Arran. A continuación le
respondió y le dijo que tenía de pasar por el lado de un bosque lleno de hojas verdes y
animales peligrosos y allí habría un pueblo al lado del mar.
Siguió las indicaciones del señor mayor. Continuó la ruta, paso por un bosque y
cuando lo pasó se encontró con un pueblo grande donde habitaba mucha gente.
Mientras caminaba tranquilamente por las calles de la ciudad, a lo lejos, vio a Sally su
amiga de Glasgow.
CAPÍTULO 6: EN MEDIO DE LAS RAMAS
Ya se hacía de noche.
El día siguiente, a las siete de la mañana, Jack e Igor, que estaban en Glasgow,
preparaban todo lo necesario para el trayecto que deberían empezar; armas, comida,
cuerdas, monedas por si tenían de comprar o intercambiar productos.
Antes de empezar el camino en busca del anillo, en la misma ciudad, compraron
burros para que el camino se les hiciera más llevadero. Pasaron por corrales donde
fueron atacados por animales de la granja, después atravesaron bosques con
trampas, ahí se estuvieron un buen rato solucionando los problemas.
Jack se había emborrachado, porque se había bebido una botella de ron entera y
estaba inconsciente, e Igor intentaba despertar-lo, pero no obtuvo éxito.
Intentó arrástralo hasta un rio de allí cerca para lanzarlo al agua, pero no se despertó,
cogió un poco de comida para metérsela en la boca, pero Igor tenía un problema, no
tenía fuerza y tampoco estaban sobrados de comida. No pudo abrir la boca de su
amigo, así que cogió un cuchillo que estaba expuesto al interior de la bolsa y corto una
rama grande de un árbol, y la hizo golpear contra la cabeza de Jack.
Ante unos segundos de completo silencio, Jack por fin se despertó.
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Ya podían seguir la andadura hasta el objetivo. Pasaron horas en el bosque sin señal
de que estaban en buen camino. Llegaron hasta un pequeño campamento donde
intentarían robar un poco de comida.
Tres minutos más tarde ya habían salido del campamento con toda la comida que
había en ese campamento.
Al salir, una persona que estaba escondida detrás de los árboles, los miro atentamente
sin sacar un ojo de sus mochilas. Cuando estaban un poco más lejos del campamento,
esa persona, entró en éste, ya que era suyo. A continuación pego un grito, parecía
muy enfadado, algo le había molestado. Cogió unas armas que tenía y empezó a
correr desmesuradamente y entusiasmado en dirección de donde estaban Jack e Igor.
Ellos dos miraron hacia tras y vieron a lo lejos que alguien venia corriendo. Era la
persona que se habían encontrado al salir del campamento; iba armado. Entonces
empezaron a correr lo más rápido que podían teniendo en cuenta el peso que
sostenían.
Se subieron a los burros y los golpearon con el látigo, contra el lomo, para que
empezaran a correr en dirección a los campos que tenían delante.
Escaparon de él y al salir de aquellos campos, llenos de peligrosas trampas, vieron un
estupendo pueblo donde pasar la noche.
Mientras tanto, en Glasgow, William y Wilson salían por la noche como cada día, a
robar objetos relevantes e importantes. Cuando terminaron, ellos dos fueron a casa
corriendo, para coger las cosas imprescindibles para el viaje que les esperaba. Cada
uno metió lo que pensaba que era necesario sobrevivir en su mochila que habían
robado hacía tan solo dos días.
Empezaron la caminata, no tenían dinero y por lo tanto, no se pudieron permitir
comprar un animal como hicieron Jack e Igor.
Fueron por donde les dijeron las dos señoras que cotilleaban. Pasaron por pueblos sin
apenas gente, por rutas, por bosques y finalmente por una granja cuya iba
acompañada por una casa perdida de madera fuerte y resistente a la lluvia. Allí se
quedaron un par o tres de días.
Wilson y William al salir del establecimiento robaron dos vacas que había en la granja.
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Después de pasar por la granja, siguieron una ruta que les condujo por unos
matorrales. Allí se encontraron animales repugnantes, como por ejemplo, gusanos,
escorpiones y serpientes.
A Wilson le fascinaban las serpientes y se quiso acercar a una de ellas, se acercó
tanto que le mordió en una pierna, y no se podía levantar.
Entonces su hermano cogió todo el equipaje que había traído Wilson y lo aboco en su
mochila. A continuación lo cogió en brazos y se lo llevó al pueblo más cercano
Allí estuvieron unos días en una casa grande, sobre los cuidados de un señor mayor.
CAPÍTULO 7: LA CANTINA
Sally y David, Jack Davies e Igor salieron del bosque y se dirigían hacia al pueblo
cuando justo antes de llegar, encontraron una cantina en medio de la carretera. Hacía
rato que andaban bajo la lluvia y estaban muy cansados. Por eso decidieron entrar.
Justo al entrar se encontraron todos e inmediatamente decidieron hacer el resto del
camino todos juntos. Era un sitio pequeño y oscuro pero les pareció un sitio ideal con
buen ambiente para pasar un rato hablando y descansando. Tenían que hablar de
cómo llegar a la isla de Arran.
Los cuatro aventureros se sentaron frente a una mesa en una esquina del local. Así
podían hablar tranquilamente sin que nadie les escuchara. En seguida se les acercó
el dueño de la cantina para pedirles lo que querían.
-¡Cerveza para todos y un poco de agua para la pequeña! – dijo el mercader.
Al cabo de poco rato llegaron las bebidas y los tres hombres empezaron a hablar para
planificar el viaje.
-Cómo vamos a ir juntos tenemos que marcar una ruta para llegar lo antes posible al
barco real que nos tiene que llevar a la isla – dijo Jack.
Jack Davies se había convertido en el líder del grupo y todos le escuchaban siempre
atentamente. A todos les parecía bien. Igor, el escudero, siempre estaba de acuerdo
con sus ideas y David ya tenía bastante con preocuparse de la pequeña niña.
-¿Cómo iremos hasta al puerto? - preguntó David.
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-Iremos caminando. Pero puede ser que nos encontremos con bandoleros que nos
puedan asaltar o robar- respondió Igor, antes de que su amo pudiera decir algo.
-De acuerdo. Podemos coger un atajo que descubrí cuando huía del rey después de
que mataran a mis padres – añadió David.
David siempre recordaba a sus padres y los echaba de menos. Ahora que él se hacía
cargo de la pequeña Sally, no podía dejar de pensar en su madre y lo valiente que fue
al salvarle la vida, escondiéndolo en un lugar seguro como el subterráneo de la iglesia
del pueblo. David había tenido que arreglárselas él solo desde muy joven y por eso
conocía bien la zona. Había acabado haciendo de mercader y era su forma de
sobrevivir.
Sally jugaba con su muñeco mientras escuchaba la conversación de los mayores. Era
un muñeco de trapo que siempre había tenido pero que no se sabía quién se lo había
regalado. Desde hacía tiempo que estaban juntos y habían vivido muchas cosas ellos
dos solos, hasta que llegaron Jack Davies e Igor. Ahora formaban un cuarteto al que a
ella le gustaba.
Salieron de la cantina, continuaron andando y al cabo de un rato llegaron al puerto por
el atajo que conocía David.
Al llegar al puerto, los estaba esperando el capitán del barco. El barco era muy grande,
muy largo y las velas del eran muy amplias. En general, era el mejor barco de la
población de Glasgow y a los aventureros les gustaba.
El capitán les estaba esperando a bordo del barco y les dio la bienvenida:
-Será un largo viaje. Os podéis acomodar en la bodega.
-Gracias capitán – respondió Jack Davies en nombre de sus compañeros.
Los cuatro aventureros habían llegado por fin al barco que los tenía que llevar a la isla
de” Arran”. Estaban muy cansados pero felices por haber conseguido su propósito.
Ellos creían que estaban a salvo en el barco y se relajaron. Pero aún les quedaban por
pasar muchas aventuras y peligros que en aquellos momentos no se podían ni
imaginar.
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CAPÍTULO 8: ENTRE VELAS
Los hermanos Wilson y William acordaron con sus amigos piratas ir a la isla de Arran
para encontrar el anillo. Habían oído rumores de que en aquella isla se escondía un
tesoro que querían llevarse a la ciudad.
Los piratas aceptaron llevar a los hermanos hasta la isla a cambio de una
recompensa. El trato era llevar el anillo a la ciudad y venderlo. Parte del dinero
obtenido sería para los piratas. Todos estaban de acuerdo pero esto no llegó a pasar
porqué el barco nunca llegaría a la isla.
Un fuerte temporal hizo naufragar el barco pirata. La nave era muy vieja y además
había quedado muy dañada después de un enfrentamiento con otro barco pirata. Una
de las bombas de los cañones enemigos había destrozado parte de la proa y uno de
los mástiles. Parte de la tripulación murió ahogada pero algunos marineros, incluidos
los hermanos Wilson y William, sobrevivieron gracias a los botes salvavidas.
La suerte hizo además que otra nave los divisara en medio del océano. Era la galera
real, la que pertenecía al Rey Eduardo I de Inglaterra, y en la que viajaban los cuatro
aventureros. Los hermanos pidieron ayuda a la tripulación de la nave. Se la ofrecieron
pero a cambio, les tenían que facilitar la información para poder encontrar el anillo en
la isla. Los hermanos aceptaron el trato porque no estaban en condiciones de negociar
ya que lo que más les importaban en aquellos momentos era salvar sus vidas. Sí,
consiguieron el compromiso de que no los llevarían a la cárcel una vez encontraran el
tesoro y regresaran a Glasgow. Con ello tenían que estar más que contentos.
La galera real se dirigía ahora a la isla de “Arran” sin la presencia de los piratas y el
peligro que ello suponía. Pero aún les quedaban más de 20 millas para llegar a la
costa y no habían previsto que en el mar había otros peligros aparte de los piratas.
Un calamar gigante con sus enormes tentáculos les sorprendió una madrugada. Sus
brazos, equipados con centenares de ventosas, agarraron por unos momentos
interminables el casco de la nave que sufrió algunos daños, pero sobretodo asustó a la
tripulación que no sabía que era lo que estaba pasando. Cuando vieron lo que estaba
sucediendo en el agua, no podían creérselo.
-¡Izad la velas rápidamente y todo a estribor! –ordenó el capitán para alejar la nave de
aquel monstruo marino y evitar daños mayores en la nave.
Los aventureros no dudaron en ayudar a la tripulación tirando de los cabos. Los
ladrones también colaboraron achicando el agua de la cubierta. Mientras, la pequeña
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Sally descansaba en un camarote con su muñeco de trapo y no se dio cuenta de lo
que pasaba en el exterior. Entre todos, en seguida consiguieron desviar el barco y
dejar atrás el peligro.
Pero cuando empezaban a tranquilizarse, les saltó por delante de la galera un
cachalote, de casi veinte metros de largo, que es el tipo de ballena más grande de su
especie. La gran ola que provocó el movimiento del animal en el Océano Atlántico casi
hizo volcar la galera que se alejó muchos metros de la costa.
Esta vez la niña se despertó asustada y empezó a llorar. El fuerte movimiento del
barco le impedía ponerse en pie. Pero después, el mar volvió a la calma. Sally
consiguió subir a cubierta donde David la abrazó y la intentó tranquilizar:
-No pasa nada, Sally. Sólo ha sido un susto, ya todo pasó.
La pequeña no dijo nada. Se dejó consolar por su amigo y enseguida se tranquilizó.
La tripulación también fue recuperándose del susto. Habían descubierto en poco
tiempo los peligros del océano.
- Nunca pensé que podría vivir una situación tan peligrosa- dijo Jack.
-Jamás había visto monstruos como esos animales que daban tanto miedo –añadió
Igor.
Los aventureros pensaron por unos instantes que nunca llegarían a la isla y no podrían
buscar el anillo. Pero al final pudieron salir del peligro y seguir su camino hacia el
tesoro que durante tanto tiempo habían planeado encontrar.
CAPÍTULO 9: LA ISLA DE ARRAN
De repente, se oyeron las anclas de la nave que caían sobre el agua y hacían ruido al
impactar fuertemente con ésta. Después, cuando el barco ya estaba más parado,
William saltó para llegar hasta el suelo; se lució e hizo un salto muy bonito al llegar al
agua. Cogió un poco de arena de la playa, y dejó que el viento se la llevara de su
mano. Entonces, un grupo de aventureros que se habían adelantado a ellos, entraron
en el bosque y, cayeron víctimas de una trampa, no habían hecho ni cuatro pasos.
Jack Davies e Igor ya habían descargado todo el equipaje del navío; Sally, el
mercader, Wilson y William les ayudaron a transportar el equipaje más lejos de la
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orilla. El agua se llevó una caja y, al golpear con una fuerte ola, se rompió en muchos
pedazos. La pequeña compañía pago lo acordado con el capitán y abandonó la Isla
porque las viejas historias decían que la Isla estaba maldita por unos indígenas.
La compañía hizo un campamento improvisado entre la orilla y el bosque; era muy
rudimentario, hicieron una hoguera rodeada por un tipo de sacos de dormir de la
época. No hacía mucho frío, había un clima muy bueno. Jack Davies, Igor y Sally se
fueron a pescar peces cerca de unas rocas que parecían las de un espigón antiguo.
Para cenar lograron pescar veinte peces, y el mercader y los hermanos consiguieron
algo de carne y fruta que les tendrían que servir como comida de toda la expedición,
porque una vez dentro del bosque no había vuelta atrás. Había serpientes y
escorpiones que iban en una sola dirección, el anillo, ya que éste tenía poder de
atracción sobre los animales malditos. En una roca descubrieron un mapa dibujado
que indicaba algunas de las trampas que había en cuya isla. Se veía representado una
especie de castillo al final del mapa, parecía que estuviera rodeado por un foso con un
tipo de animal verde y alargado. Sally, que demostró tener muy buena traza con el
lápiz, arrancó un poco de corteza de una palmera, y como ésta es grande, rígida y fácil
de escribir, lo copió.
A la mañana siguiente, siguieron el trayecto con un poco menos de peso; los ladrones,
que eran los más sigilosos, iban primero, Sally ayudaba al mercader a cargar con la
comida y los utensilios básicos y Jack Davies e Igor les escoltaban por los flancos y
por atrás. Estaban muy bien protegidos y adelantaron mucho más de lo que esperaban
gracias a la moral que daba el mercader cantando canciones típicas de lugares
remotos. Se había generado muy buen ambiente entre todo el grupo. A media tarde
apareció William corriendo velozmente. Cuando paró, dijo:
-¡¡Ya hemos encontrado el castillo!!
Entonces se oyó un ruido y un grupo de piratas salieron disparados hacia ellos
rodeándoles; el que parecía ser el jefe ordenó:
-¡Dadnos todo lo que tengáis, y tú (dijo refiriéndose a William) guíanos hacia el anillo!
Acto seguido, uno de los piratas dio un paso adelante pisando una rama rota y se
activó una trampa escondida en un árbol, entonces una flecha salió de un árbol en
dirección al pirata que había pisado la rama y se cayó del barranco. La formación en
redonda que se había creado se desmoronó entre el caos y el miedo; habían activado
muchísimas trampas e iban cayendo uno tras otro. La compañía lo aprovecho para
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irse de aquellos despiadados bandidos; eran muy ricos porque habían asaltado a
todos los viajeros que habían ido antes que ellos. La compañía se fue campo a través
durante una media hora y no pararon de correr hasta quedar reventados delante del
castillo como dijo William.
Una vez en aquel llano, delante del castillo, organizaron un campamento muy
improvisado que constaba de dos tiendas, una en frente a la otra, pequeñas y de
antiguas telas aprovechadas. Entre las dos tiendas había un espacio considerable
para que cupiesen todos para comer, en medio había una hoguera. Mientras Sally, el
mercader e Igor preparaban la cena, William, Wilson y Jack Davies fueron a explorar el
terreno. Al cabo de diez minutos, los tres entraron al castillo, estaba un poco derruido
por el tiempo pero aún así, se veían los pasillos reales con claridad. Debía de ser un
castillo muy grande y bonito; cuando de repente Jack Davies tocó un tapiz, ese se
cayó y se vio un esqueleto con un pergamino enrollado sujetado entre las dos manos,
parecía importante. William lo cogió y parecía un mapa de un edificio, que indicaba los
pasillos a seguir y donde estaban las trampas.
De repente, oyeron un ruido entre los matorrales que tenían cerca. Los tres que
vigilaban el campamento se armaron; fue una falsa alarma. Era una ardilla, que
también cocinaron para almorzar.
En las tripas de la ardilla, se fijaron que había un mapa escondido. Sally y el mercader
lo limpiaron con cuidado de no dañar el mapa que parecía un poco gastado por el
tiempo y de los jugos gástricos de las tripas de la ardilla. Cuando llegaron Jack Davies,
William y Wilson, Sally les mostró el mapa que habían encontrado dentro de la ardilla.
Jack Davies, William y Wilson les enseñaron lo que habían encontrado dentro del
castillo; mientras cenaban, William no paraba de mirar los dos mapas; eran diferentes
uno del otro; el que habían encontrado en el castillo había una marca muy rara en la
parte superior izquierda del pergamino. Ponía una cosa como (p.1) y en el que había
encontrado Sally, en el mismo sitio que el otro ponía (p.2). Resultaba muy extraño
pero como estaba tan agotado, al final se fue a dormir. William tuvo muchos sueños
relacionados con el mapa; en uno de ellos pensaba que era planta 1 y planta 2. En el
almuerzo les explicó su sueño a los otros y les resultó que podría tener algún tipo de
relación con los pisos del castillo.
Recogieron todo y se adentraron en el gran puente que daba exceso a la puerta del
castillo de Brodick. Dejaron las cosas en el campamento donde habían dormido, cerca
de la puerta principal y entraron sigilosamente en el castillo. Una vez dentro, hubo que
encender cuatro antorchas porque todo estaba muy oscuro a causa que los castillos
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de aquellos tiempos no tenían ventanas. William tenía el mapa en las manos, iban
todos detrás de él en fila india; no hablaban, no hacían ningún ruido para no revelar su
posición al monstruo que las leyendas y mitos decían que había dentro.
CAPÍTULO 10: LA CONCLUSIÓN
De repente el tejado cayó, hubo un desprendimiento de rocas que fue muy fuerte
porque destrozó todo lo que había en el suelo y lo que estaba colgado por las
paredes. La compañía se dirjió corriendo sin parar hacia delante; cómo el que lleva
menos peso era Igor, que era el que iba delante para ganar velocidad. Empezó a
correr hacia delante, giró hacia la derecha, la izquierda, y de repente se detuvo delante
de una gran pared que tenía dibujado el precioso escudo que distinguía esa familia de
las otras familias reales que había en la poderosa Inglaterra que vivían antes de su
abandono en los días oscuros y tiranía.
Todos se detuvieron al ritmo que habían llegado, estaban reventados de tanto
esfuerzo; la ola de escombros iba llegando y la compañía tenía cada vez más miedo.
Decidieron dejar en el suelo todas las mochilas y utensilios que llevaban cargados. La
ola les estaba a punto de alcanzar cuando Igor tocó una antorcha que abrió una
pequeña puerta en medio del muro. Entraron todos aprisa. Se pudieron salvar sin sufrir
ningún daño alguno. Cuando se levantaron, vieron una sala con un estante dónde
había unos veinte anillos. Jack Davies, que era el más culto, pensó en que habían de
escoger uno de los anillos, el verdadero, claro. Una vez habías escogido el anillo lo
habías de llevar en una pequeña fuente que sólo podías ver con un anillo puesto, ibas
hacia la fuente donde te habías de beber un vaso del agua mágica.
Comieron unos trozos de pan porque hacía más de cinco horas que no comían y
estaban muy hambrientos.
Cuando se recuperaron, al cabo de una hora, observaron atentamente todos los
anillos; los que les parecían que eran los que tenían más probabilidades los
arrinconaron para diferenciarlos de los que estaban seguros que no podían ser. El
mercader era el que sabía más porque hacía pocos años había trabajado de tasador
de joyas y tenía la experiencia suficiente como para diferenciar si el anillo llevaba
magia, si era de oro puro, si estaba falsificado con materiales parecidos al oro. Se
podía decir, que era todo un genio en cualquier tipo de mercancías.
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La compañía tuvo suerte de que el mercader llevaba su kit de tasador de joyas en la
mochila que siempre llevaba consigo. Éste se pasó mucho tiempo descartando anillos,
William le ayudaba mucho porque quería aprender las principales características para,
cuando robara, saber si el anillo era bueno o falso y para intercambiarlo en el mercado
prohibido, así, ninguna persona le podría engañar, al menos es lo que él creía.
Al cabo de una larga hora y media; el mercader les mostró los tres anillos que le
parecía que podían ser.
Más tarde, el mercader, se decidió y escogió el anillo que le parecía que podía ser el
verdadero. William y Jack Davies querían probar el anillo y se discutieron un buen rato.
Sally, que era uno de los más inteligentes de la compañía, decidió hacer una votación,
todos los de la compañía tendrían derecho a hacer un boto. Acabo ganando Sally, así
que ésta se puso el anillo. Era el de verdad, el mercader lo había acertado. El anillo
guio a Sally por el castillo hasta encontrar una diminuta sala dónde se encontraban
seis tronos, los de los antiguos reyes de Inglaterra. En cada trono había una espada,
un escudo y todo el equipaje de caballero, estaba en perfecto estado. También, sobre
la mesa, había una cajita con seis anillos de oro puro y joyas.
Cuando acabaron de cargar con la mercancía, movieron una trampilla que había en
aquella misma sala, se les abrió una puerta que iba dirigida a un pasillo muy largo.
Cuando salieron de él, estaban en Glasgow, muy cerca del palacio donde residían el
rey, Jack Davies e Igor. La compañía les acompañó a la puerta del castillo y se
despidieron con largos abrazos. Los otros fueron a una cantina y allí se divirtieron,
cantaron, bailaron y se emborracharon durante semanas.
-Y aquí acaba la historia -dijo el niño mientras se queda de pie esperando la reacción
de los compañeros.
Todos juntos se pusieron a aplaudir porque sin duda había sido la mejor obra literaria
de la clase. El profesor le puso un excelente y le tomó como un alumno ejemplar a
seguir.
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ARGUMENTO
Toda esta historia sucede en la ciudad de Glasgow, en la época actual, cuando un joven
presenta en clase una historia que tenía que inventar. El relato que el chico explica también
transcurre en Glasgow y se sitúa en la época medieval (s.XIII). Una niña, llamada Sally, que es
huérfana, busca un anillo de los antepasados del rey con la finalidad de saber quién le dejó a
su único muñeco al que tanto quiere. Pero Sally no estará sola en esta emocionante aventura,
sino que la pobre topará con cinco personajes más, que también van en busca del anillo. Se
topará con David, un gran mercader conocido en todo Glasgow; con dos ladrones llamados
William y Willson, perseguidos por el rey; y, también, con un famoso caballero enviado por el
rey, Jack Davies, y su escudero, Igor, quien no le facilitará mucho el trabajo a Jack. Estos seis
personajes vivirán aventuras dónde tendrán que aprender a luchar juntos porque, si no lo
hacen, no podrán conseguir el maravilloso anillo.
BIOGRAFÍAS
Mireia Torres Cobos.
Nació en Barcelona, el 1 de Junio de 1999. Ahora es estudiante en el colegio Vedruna Gràcia,
en la misma ciudad. Le apasiona escribir, así que, cualquier momento que tiene libre del día, lo
aprovecha para escribir algún relato o parte de ello. Se puede decir, también, que es una
persona muy creativa, activa, a la que le gusta ayudar a la gente que lo necesita. Y como tiene
una pasión inmensa por los animales, de mayor, le gustaría tener un perro.
Ricard Sabio Ruiz. Nació el 22 de marzo de 1999. Actualmente, estudia en la escuela Vedruna Gràcia de
Barcelona. Practica el tenis-mesa y le gusta jugar con el ordenador. Es hijo único y tiene mucho
sentido del humor. Desde pequeño veranea en Sant Pol de Mar, donde tiene una pandilla de
amigos.
Clàudia Muratet Saladrigas.
Nació en Barcelona el 12 de Julio de 1999. En la actualidad, estudia segundo de la ESO en el
colegio Vedruna Gràcia. Es una chica simpática, lista, amigable, que veranea en la Ceradanya.
Hace danza y juega al golf. Este último lo practica con sus padres y su hermana menor. Tiene
un perro y, cuando sea mayor, querrá ser publicista.
Aschallew Rubira Freixas.
Nació el 9 de Noviembre de 1998 en Gondar, Etiopía. Practica baloncesto y atletismo. Es un
chico muy simpático, amable y, a veces, un poco despistado, siempre ríe. Es muy trabajador y
tiene muchos amigos que le adoran y le aprecian. Es muy buen deportista, tiene más velocidad
y resistencia que el resto de compañeros de clase. De mayor, quiere ser ilustrador.
Guillem Sala Ferrer
Nacido el 6 Julio de 1999, tiene un hermano de 10 años llamado Roger. Estudia en la escuela
Vedruna Gràcia y juega a baloncesto en esta misma escuela. En su tiempo libre, le gusta
hablar con los amigos, ir de viaje con su familia y, principalmente, jugar al baloncesto. De
mayor le gustaría ser informático en una empresa y tener una hija.