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MOVIMIENTO NEGRO Y DE CONTRACULTURA EN ESTADOS
UNIDOS EN LA DÉCADA DE LOS SESENTA.
MALCOM X
Existe una organización que merece atención especial. Se trata de la Nación
del Islam, conocida asimismo como el movimiento de los Black Muslims
(Musulmanes Negros). La dirigió Elijah Mohammed, y su propuesta es
absolutamente separatista y nacionalista. Resulta difícil profundizar en sus
raíces, ya que, como su nombre indica, es de carácter religioso. Predica
contra los «diablos blancos» en términos de exaltado racismo. En numerosos
puntos de Norteamérica tiene gran influencia y abundancia de seguidores. El
más célebre de sus miembros —vivos— fue Muhammad Ali, conocido en
todo el mundo como Cassius Clay, el boxeador de peso pesado. Empero, es
indudable que el más importante de los musulmanes negros fue Malcolm X
(Little —pequeño—, de apellido), quien, a pesar de su eventual ruptura con
la línea de la organización, parecía estar convirtiéndose en el negro más
importante de Estados Unidos, hasta que fue asesinado en Harlem, el año de
1965. Cuando murió, Malcolm X tenía treinta y nueve años e
indudablemente era el negro más destacado de la América de la posguerra.
Sus opiniones e ideario están resumidos en uno de los más sorprendentes de
entre los centenares de libros que sobre el tema negro-americano han
aparecido desde la guerra. Se trata de la Autobiography of Malcolm X, obra
debida a la pluma del escritor negro Alex Haley y realizada a base de las
notas y apuntes procedentes de dilatadas y extensas conversaciones
sostenidas con Malcolm X.
Malcolm X era hijo de una familia numerosa, de escasos recursos
económicos, radicada en el Norte. Desde pequeño sus actividades fueron
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cayendo dentro del campo de la delincuencia. El hurto y los estupefacientes
constituyeron dos de los capítulos de su actividad, como lo son hoy día de
tantos negros de Norteamérica. Poco después de concluir la guerra se le
condenó a diez años de prisión. Fue en la cárcel donde comenzó a
autoeducarse y a interesarse por la nación del Islam, que vio sus principios
en Detroit y ahora radica en Chicago. A principios de 1952 se le libertó y
comenzó su actividad en pro de los Musulmanes Negros. Pronto se convirtió
en «ministro» de la organización, siendo objeto de la mayor consideración
por parte de Elijah Mohammed, convirtiéndose en el «jefe de Estado
Mayor» de la Iglesia islámica. Tras doce años de pertenencia al movimiento
negro musulmán (y habiendo efectuado varios viajes al Oriente Medio,
incluyendo en sus itinerarios las ciudades santas de La Meca y Medina, así
como el continente africano), rompió con Elijah y fundó la organización de
Unidad Afro-Americana, de carácter no religioso y negro-nacionalista. En
funciones de fundador de esta organización fue cuando se hizo famoso como
orador revolucionario errante, centro de mil controversias.
«Quien pretenda seguirme y pertenecer a mi movimiento, debe estar
preparado para ir a la cárcel, al hospital y al cementerio antes de poder
considerarse realmente libre», declaró.
En febrero de 1965 fue a parar al cementerio al convertirse en realidad los
temores que acerca de su suerte expuso en un baile de Harlem. Se le enterró
conforme a los ritos musulmanes. Uno de sus temas favoritos era el de los
nexos entre la lucha de los negros norteamericanos y la de los negros
africanos. Este y otros muchos temas fueron abordados por él con vigor
inigualable, tanto en la televisión como en discursos pronunciados en
muchas ciudades. Sus arengas iban dirigidas especialmente a la masa negra
norteamericana, a los menos privilegiados de todos.
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ENTREVISTA CON MALCOLM X
por Kenneth B. Clark
Malcolm X es un hombre puntual. Llegó a los estudios de televisión
acompañado de dos de sus más próximos colaboradores a la hora
exacta de nuestra cita. Tanto él como sus amigos vestían
impecablemente, sin mostrar ningún signo que los identificara como
miembros de una secta especial o ministerio. El ministro Malcolm X
(insiste en que se le llame ministro) es un hombre alto y apuesto, a
punto de cumplir cuarenta años. Posee sin duda una personalidad
dominante; su poder resulta aún más evidente porque contrasta con la
estudiada deferencia que sus colaboradores le muestran. Es consciente
de la impresión de poder que impone y hay que sospechar que no se
permite ser demasiado casual en sus relaciones con los demás.
Aunque el ministro Malcolm X parece presumir por el hecho de no
haber cursado sino la primaria, generalmente emplea un vocabulario
y un tono de voz propios de cualquier persona de educación superior.
Se muestra feliz cuando se le hace notar esto, explica que lee
asiduamente desde que se unió al movimiento de Black Muslims. Su
papel como orador principal de este movimiento en las regiones de
Nueva York y Washington, nos dice, consiste en elevar el nivel del
orgullo y el perfeccionamiento de sus seguidores.
Posiblemente en los últimos dos años, Malcolm X ha sido entre-
vistado por la radio, la televisión y la prensa más que ningún otro
dirigente negro. Consecuencia de esta cadena de entrevistas es la
calma profesional que demuestra así como cierta habilidad para
transmitir la cantidad de emoción, resentimiento e indignación que
sean necesarios. Ciertamente no se saca de él una impresión de
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espontaneidad. Por el contrario, se tiene la sensación de que el
ministro Malcolm se ha anticipado a todas las preguntas y lleva
preparada la contestación correspondiente, una respuesta adecuada a
la postura general del movimiento de los Black Muslims, tal como la
ha definido el honorable Elijah Muhammad.
Comenzamos la entrevista con algunas preguntas sobre la niñez de
Malcolm X:
— Nací en Omaha, Nebraska, el año 1925, un período en que el Ku
Klux Klan era bastante fuerte en esa región, y pasé buena parte de mi
infancia en Michigan. Allí fui a la escuela.
—¿En qué parte de Michigan?
—En Lansing. Allí fui a la escuela, hasta llegar al octavo grado.
Luego salí de allí para vivir en Boston y en Nueva York.
—¿Viajó usted con su familia de Michigan a Omaha y luego a.
Boston?
—Sí. Cuando nací. . . poco después de haber nacido, el Ku Klux
Klan envió un ultimátum a mi padre, a mis padres, un ultimátum,
amenazándolos si se quedaban allí, por eso abandonaron el lugar y se
fueron a. ..
—¿Cuál era el contenido de ese ultimátum?
—Mi padre era partidario de Garvey, y en aquellos tiempos, usted lo
sabe, no era bien visto que un negro hablara demasiado o se apartara
del modelo que se tenía generalmente como la imagen correcta que los
negros debían asumir o reflejar.
—De todo lo que he leído sobre usted, ésta es la primera vez que me
entero de que su padre era partidario de Garvey. Pero, ¿era en realidad
un portavoz del nacionalismo negro durante los veintes?
—Era garveysta y a la vez ministro, ministro bautista. Usted sabe
como eran aquellos días y como siguen siendo/lo único que ha
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cambiado es el método, pero todavía existen las mismas cosas:
dondequiera que surgía un orador negro se le consideraba un demente
o un tipo peligroso. El departamento de policía y varias ramas de la
ley estaban ligadas con los elementos del Klan, así que el Klan tenía el
respaldo de la policía y generalmente la policía tenía el respaldo del
Klan, tal como también acontece ahora.
—Así que su padre se vio obligado, fue forzado. ..
—Sí, quemaron la casa en que vivíamos en Omaha, pienso que esto
ocurrió en 1925, y nos cambiamos a Lansing, Michigan, allí se repitió
la misma experiencia. Entonces vivíamos en una comunidad
integrada, dicho sea de paso. Eso prueba que entonces los blancos
estaban en contra de la integración del mismo modo que lo están
ahora. Hoy día tienen la astucia de decir que la aceptan pero hacen
hasta lo imposible para impedir la integración. Así que nos mudamos
a Michigan y allí volvió a repetirse la misma historia: nos quemaron la
casa. El era —como ya le he dicho— un clérigo, un cristiano; y fueron
cristianos los que quemaron la casa en ambos lugares, la gente que
predica, usted sabe, tolerancia religiosa, hermandad y todo eso.
—¿Comenzó sus estudios en Michigan?
—Sí.
—¿Cuánto tiempo estuvo en Michigan?
—Pienso que terminé el octavo grado mientras aún estaba en
Michigan.
—¿Adonde se dirigió después?
—A Boston.
—¿Hizo estudios de bachiller en Boston?
—No, no estudié el bachillerato.
—¿Nunca asistió usted al bachillerato?
—Sólo llegué al octavo grado.
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—¡Eso es extraordinario!
—Todo lo que he aprendido después del octavo grado se lo debo a
Elijah Muhammad. El ha sido mi maestro y pienso que ha sido mejor
maestro que cualquiera de los que hubiera podido yo tener, de haber
seguido en la escuela.
—¿Cómo conoció usted a Elijah Muhammad?
—Estaba yo... cuando estaba yo en la cárcel, en 1947, oí hablar de
sus enseñanzas, de su mensaje religioso. En aquel tiempo yo era otro.
Había pasado del cristianismo al agnosticismo y luego al ateísmo.
—¿Fueron aquellas primeras experiencias de Nebraska y Michigan,
donde según nos dice, los cristianos incendiaron la casa de su padre, que
era ministro cristiano, fueron esas experiencias, las que determinaron su
alejamiento del cristianismo?
—No, no fue eso, porque a pesar de esas experiencias, yo, como ya he
dicho, llevaba una vida de completa integración. A pesar de todas las
experiencias por las que he pasado —mi padre posteriormente fue
asesinado por blancos— pienso que había algunas buenas personas
blancas; al menos aquellos con los que estaba relacionado, sabe usted,
se supone que eran diferentes. Allí no tuve ninguna experiencia que
pudiese abrirme los ojos; hasta la fecha en que fui a dar a la cárcel
viví integrado en una sociedad de blancos y pensaba que algunos de
ellos eran buenas personas.
—¿Se trataba de una prisión integracionista?
—Era una prisión integrada en cuanto a los prisioneros, pero sus
funcionarios eran blancos. En general es así en cualquier situación,
aunque se supone que está basada en la integración. La integración
funciona en los niveles más bajos, pero en el nivel administrativo o
ejecutivo sólo se encuentran blancos.
—¿Cuánto tiempo estuvo en la cárcel?
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—Unos siete meses.
—Usted estuvo en una cárcel de Boston. ¿Fue allí donde entró en
contacto con...?
—Mi familia se convirtió al islamismo; aceptó la religión del Islam.,
y uno de ellos que había gastado bastante tiempo, una cantidad
enorme de tiempo, callejeando conmigo por Nueva York. aquí en
Harlem, tuvo una revelación de la religión del Islam. La aceptó y le
produjo un cambio enorme. Entonces me escribió contándome todo.
Bueno, yo había abandonado el cristianismo por completo. Mientras
estaba en la cárcel, como tenía mucho tiempo para pensar, podía ver
la hipocresía del cristianismo. Pero antes de entrar en la cárcel ya era
ateo y podía ver la hipocresía del cristianismo. La mayor parte de mis
compañeros eran blancos, judíos o cristianos, y en ambos lados vi
hipocresía. Ninguno de ellos practicaba realmente lo que predicaba.
—Ministro Malcolm. ..
—Excúseme, pero no obstante haber advertido esto, mi propia
fuerza intelectual era tan pequeña, tan escasa, que ni siquiera estaba
en situación de ver realmente o de llegar a alguna conclusión referente
a toda esa hipocresía, hasta que estuve en un lugar donde tenía tiempo
para pensar, donde pude aprender algo sobre la religión del Islam.
Entonces recapacité y pensé en todas las experiencias y cosas que
había oído hasta entonces, las discusiones que había tenido con los
blancos. Todas las cosas habían llegado al punto que Muhammad
pudo mostrarme la realidad.
—Ya veo.
—Fue él quien me hizo ver las cosas, quien me permitió colocar cada
cosa en su sitio y pude decir que esto era esto; desde entonces no he
encontrado a nadie capaz de darme una respuesta más convincente o
de mayor peso que las que encontré en el honorable Elijah
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Muhammad.
—Quisiera que hablásemos un poco de su vida en la cárcel. ¿Cuál fue
el motivo por el que usted. . .?
—El crimen. Yo no vivía ordenadamente. Fui a la cárcel por lo que
había hecho y la razón de que no dude ni titubee al señalar el hecho de
que estuve en prisión, se debe a que creo firmemente que ha sido la
sociedad cristiana, como ustedes la llaman, la sociedad judaico-
cristiana, la que ha creado todos los factores que llevan a tantos
negros a la cárcel. Y cuando esos tipos van a dar con sus huesos en
prisión no hay nada en el sistema que les permita rehabilitarse. No
hay nada en el sistema para reformarlos. Todo lo que hay es un
terreno de cultivo para un tipo cada vez más profesional del crimen,
especialmente entre los negros. "Desde que vi y experimenté, la
renuencia de parte de los penalistas y de las autoridades carcelarias
para reformar a los hombres, y aun experimenté y advertí que cuando
el llamado negro trata de reformarse en las prisiones y de convertirse
en un hombre mejor, las autoridades de la cárcel están más en contra
de ese hombre de lo que estaban anteriormente, cuando éste tenía una
actitud completamente delictuosa. Ahí nuevamente se ve la hipocresía.
No sólo la sociedad cristiana es en sí misma una hipocresía religiosa,
sino que el sistema judicial es una hipocresía. Todo es hipocresía.
Muhammad apareció con su evangelio religioso e introdujo la religión
del Islam y mostró la honradez del Islam, mostró la justicia del Islam,
la libertad del Islam. Por eso, naturalmente, al comparar las dos
religiones, el cristianismo se eliminaba por sí mismo y todo lo que tuve
que hacer fue aceptar la religión del Islam. Ahora sé lo que ha hecho
de mí como persona.
MARTIN LUTHER KING, JR.
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El líder de la no violencia a favor de los derechos civiles de la
minoría negra norteamericana, el hombre que muere por un sueño,
nace en Atlanta, Georgia, el 15 de enero de 1929. Su padre, al igual
que su abuelo materno, es ministro bautista. Por tanto, no es nada
extraño que Martin Luther sea llamado por la misma vocación, lo que
sucede el último año que pasa en el Morehouse College de Atlanta, del
que se gradúa en 1948, tras cuatro años de estudios y dudando
durante los tres primeros si dedicarse al derecho o a la medicina.
Pocos años después, egresa como el primero de su promoción del
Crozer Theolo-gical Seminary de Pennsylvania, y obtiene en 1955 su
título de Doctor en Teología por la Universidad de Boston. Los años en
Crozer marcan su destino y el de la nación norteamericana; descubre
la obra de Mahatma Gandhi y determina que la vía apropiada para
alcanzar la igualdad de derechos para los negros es la no violencia. La
ciudad de Boston también deja una importante huella en su vida, ya
que es allí donde conoce a Coretta Scott, una estudiante de música que
en 1953 se convertirá en su esposa y será la madre de sus cuatro hijos.
Su primer ministerio lo ejerce en Montgomery, Alabama, en la
iglesia bautista de Dexter Avenue, antes de recibir el doctorado. El
año siguiente a su llegada, el primero de diciembre de 1955, una mujer
llamada Rosa Parks se niega a ceder su asiento a un pasajero blanco y
se le arresta por infracción de las disposiciones de la ciudad. Este es el
primer acto en contra de la segregación racial. El grupo que se
organiza para luchar a favor de los derechos civiles de los negros, el
Montgomery Improvements Associatíon, cuyo primer objetivo es
abolir la segregación en los medios de transporte, elige como líder del
movimiento a Martin Luther King.
La elección es acertada, pues en Martin Luther se conjugan una
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serie de características que lo hacen la figura apropiada para el
desempeño de esta función. Casi nadie lo conoce, y por lo tanto no
tiene enemigos; su educación y su juventud lo distinguen, además es
miembro de una familia con suficientes relaciones como para que, en
el caso de que las cosas salgan mal, le puedan conseguir otro destino.
En fin, Martin Luther, aparte de ser un hombre inteligente, es dentro
de esta pequeña comunidad oprimida un hombre relativamente libre.
Además, posee un gran carisma y una retórica seductora. Su primer
discurso, a pesar de que pierde mucho en la traducción, nos puede dar
una muestra de lo hermoso y persuasivo de sus palabras: "No tenemos
otra alternativa salvo la de protestar. Durante muchos años hemos
demostrado una asombrosa paciencia. A veces les hemos dado la
impresión a nuestros hermanos blancos de que nos gusta la manera en
que somos tratados. Pero nos hemos reunido aquí esta noche para ser
salvados de la paciencia que nos hace pacientes ante nada más y nada
menos que la libertad y la justicia."
El formato religioso que poseen estas palabras no es producto sólo de
la formación de Martin Luther, sino de su seria convicción de que es
necesaria la fe en la Providencia. Luego de un año de boicot al
transporte público, los negros de la ciudad pueden ejercer el simple y
sencillo derecho a sentarse donde les plazca en el autobús. La Corte
Suprema declara en 1956 que la segregación en el transporte público
es ilegal. Pero este logro no se alcanza sin una buena dosis de
sacrificio: durante el año que dura el boicot, los negros sufren la
violencia en manos de algunos sectores de la población blanca, algunos
son arrestados, la casa de Martin Luther King es dinamitada y su
familia amenazada; sin embargo, el líder es capaz de mantener sus
principios: "No recurriremos a la violencia. No nos degradaremos a
nosotros mismos odiando. El odio será devuelto con amor".
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El éxito alcanzado en Montgomery lo anima a crear una asociación,
la Southern Christian Leadership, conocida por la sigla SCLC, y
dirigida a reunir las fuerzas dispersas. Como líder de la SCLC,
Martin Luther crea una plataforma que le permite dirigirse a un
grupo mayor, especialmente en el Sur de Los Estados Unidos, al
tiempo que le confiere una dignidad que le da acceso a otros líderes
tanto nacionales como extranjeros. Así, no sólo viaja por toda
Norteamérica dando conferencias, sino que también es recibido en
Ghana y en la India. En este último país, donde es acogido muy
cordialmente por su presidente Jawaharlal Nehru, afianza su
confianza en la resistencia pacífica como el arma de liberación más
apropiada para los oprimidos.
Aunque concentra sus esfuerzos principalmente en el SCLC,
también se integra como pastor a la iglesia que dirige su padre en
Atlanta, la Iglesia Bautista de Ebenezer. En esta ciudad participa,
junto a un grupo de estudiantes luchadores por los derechos civiles, en
unas manifestaciones pacíficas contra la segregación. Junto a otros
treinta y tres jóvenes es arrestado y se le envía a la cárcel, a pesar de
que se retiran los cargos en su contra. La excusa legal es que Martin
Luther ha violado su libertad condicional, impuesta pocos meses antes
por una pequeña infracción de las regulaciones del tránsito. Su
encarcelamiento causa una conmoción nacional. La intervención del
candidato presidencial demócrata, ocho días antes de las elecciones, es
lo que permite su liberación. La victoria, por poco margen, que lleva a
la presidencia a John F. Kennedy, es atribuida por algunos al hecho
de haber abogado a favor de Martin Luther King.
El número de los seguidores del líder va en aumento: a los negros se
le suman blancos liberales, y la administración federal, tanto la de
Kennedy, primero, como la de Johnson, después, apoya el movimien-
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to. Pero la lucha es difícil y no siempre cosecha éxitos. La campaña
contra la segregación en Albany, entre 1961 y 1962, fracasa. Además,
cada día se hace más arduo el compromiso con la no violencia. En
1963, la policía, para sofocar manifestaciones pacifistas contra la
segregación en hoteles, restaurantes y tiendas, utiliza, en Birmingham,
perros y mangueras de agua. Una de las víctimas que cobra la
violencia en esta ciudad es una niña que muere cuando una bomba,
situada en la iglesia a la que asiste a sus clases dominicales, estalla.
Martin Luther, junto a varios de sus seguidores, es arrestado una vez
más. El encarcelamiento da sus frutos, y aquí escribe su conocida obra
Letterfrom the Birming-ham Jail (Carta desde la cárcel de
Birmingham), donde expone su filosofía moral.
Tras su liberación, y para producir un acto lo suficientemente
dramático que conmocione a la nación, organiza una gran marcha
dirigida hacia Washington. El 28 de agosto, doscientas mil personas
que incluyen a todas las razas y a todos los credos, se reúnen junto al
monumento a Lincoln en demanda de igualdad para todos ante la ley.
Es aquí donde pronuncia su más conocido y recordado discurso: Ihave
a dream (Tengo un sueño). En su sueño ve cómo algún día, tanto el
prejuicio como la segregación, desaparecerán y se alcanzará la igual-
dad entre todos, pues cada uno aprenderá a reconocer en el otro a su
hermano. Muchos escuchan sus palabras con los ojos llenos de
lágrimas.
Su esperanza de que el movimiento pacifista mueva a la opinión
pública contra la segregación, se convierte en una realidad tangible. Y
consecuentemente, en 1964, el gobierno federal, a través del decreto
Civil Rights Act, abroga la autoridad para imponer la segregación, y
prohibe la discriminación en facilidades, locales y lugares públicos. El
derecho a facilidades públicas se extiende al empleo. La contribución
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de Martin Luther King al logro de estos derechos se le reconoce con la
concesión, ese mismo año, del Premio Nobel de la Paz.
Una vez conquistados los derechos civiles, se impone conquistar los
políticos: es necesario que el gobierno federal cree el cuerpo de leyes
que permita a los negros ejercer, en toda la nación norteamericana, su
derecho al voto. Martin Luther organiza en Alabancia una marcha
que parte desde Selma hacia la capital del estado, Montgomery. Los
manifestantes, esta vez sin la dirección y participación directa de
Martin Luther King, no llegan a su destino, pues la policía estatal los
frena, armada con cachiporras y gases lacrimógenos. King decide
organizar una segunda marcha capitaneada por él, y tampoco llega a
su meta al encontrarse con la barricada de la policía estatal. Decide
entonces volverse, no sin antes arrodillarse y rezar. Una vez más
consigue conmover a la nación, y en 1965 el gobierno pasa un nuevo
decreto, esta vez concerniente a los derechos al voto: Voting Rights
Act. Pero el peso de la responsabilidad del liderazgo cada día oprime
más a Martin Luther. Un sector de la población negra se radicaliza, y
considera que los métodos de no violencia no producen los cambios
con la rapidez necesaria; incluso hay un grupo que lo acusa de tener
un arreglo con las autoridades y piensa que los sucesos de Selma así lo
demuestran.
La complejidad de los problemas sociales se hace palmaria a raíz de
una serie de disturbios en los barrios negros de algunas grandes
ciudades. King se embarca en una nueva campaña: la de la lucha
contra la segregación en la vivienda. La ciudad elegida es Chicago,
donde durante la primavera y el verano de 1965 se producen
numerosas manifestaciones y marchas, tras las cuales se logra firmar
un acuerdo con los líderes de la ciudad. El acuerdo, llamado Summit
Agreement, compromete al gobierno de la ciudad a hacer cumplir las
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leyes existentes que protegen a las minorías. A pesar del acuerdo, se
obtiene muy poco. Chicago es una de las ciudades donde Martin
Luther King fracasa políticamente. Por fortuna en el plano social no
es así, pues deja tras él algunas instituciones que siguen funcionando y
ayudan considerablemente a los sectores más pobres de la comunidad
negra, tanto en la vivienda como económicamente.
Martin Luther King se va acercando más cada día a la problemática
de la pobreza. El ciudadano negro norteamericano no sólo tiene que
afrontar diariamente el racismo, sino que además la pobreza lo
agobia.
Su lucha trasciende el límite impuesto por la raza y se transforma en
una lucha contra la pobreza y el desempleo a favor de todos los
desamparados, ya fueran negros o blancos. En sus discursos empieza a
aparecer una retórica considerada por algunos como revolucionaria, y
de ahí la pérdida de muchos de sus partidarios. Sus declaraciones
contra la guerra de Viet-Nam, bajo el alegato de que los medios
empleados en la confrontación bélica pueden ser empleados para
mejorar las condiciones de vida de los menos privilegiados, tampoco
agrada a muchos de sus seguidores.
Bajo esta visión planea una nueva marcha hacia Washington, la cual
va a llamar PoorPeople's March (La marcha de los pobres). Cuando se
halla coordinándola, viaja a Memphis para demostrar su apoyo a una
huelga de trabajadores negros. En esta ciudad, el 4 de abril de 1968, y
en el balcón del motel Lorraine donde se aloja, recibe un mortal
disparo hecho por James Earl Ray, quien es sentenciado a noventa y
nueve años de cárcel tras declararse culpable del asesinato.
A su entierro en Atlanta acuden más de cien mil personas. Muere
con sólo treinta y nueve años luego de haber promovido y logrado
determinantes conquistas para su raza. Su epitafio reza: Libre al fin,
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libre al fin, gracias a Dios todopoderoso al fin soy libre. En 1986 el
Congreso norteamericano establece como día para honrar la memoria
de Martin Luther King el tercer lunes de enero, y declara la señalada
fecha como fiesta nacional.
El sueño de Martin Luther King, como bien expresó el presidente
Johnson, no muere con él. Representa la esperanza de millones de
seres que esperan pacientemente a que algún día sea superada la
discriminación y desaparezcan todos los injustificables prejuicios que
la han perpetuado hasta nuestros días, que no son más que crueles
máscaras con que los hombres encubren sus atávicos miedos ante todo
lo distinto o ajeno a ellos mismos. Entonces, cuando sean capaces de
saltar sobre sus recelos y comprendan que ni el color, ni las creencias,
ni las posesiones materiales hacen diferente la esencia humana, ese día
aprenderán a convivir como hermanos y la humanidad habrá recupe-
rado, o tal vez conquistado, su dignidad. Martin Luther King creo un
sueño, que con su muerte, echó a volar con alas propias.
MOVIMIENTO DE CONTRACULTURA
Es frecuente escuchar que la década de los sesenta tiene un fondo místico,
lleno de energía existencial que le proporcionó su hedonismo vital y como
expresión de nuevas actitudes frente a la cultura es el pop art y el rock.
Pero no es un período únicamente de explosión cultural, sino político-social
que le da contenido a la cultura de la década. Es la guerra de Vletnam la que
polarizó a la juventud mundial y a los intelectuales del periodo. Fue también
el desastre de los exiliados cubanos en bahía de cochinos en 1961, y en el
mismo año la construcción del muro de berlín. La crisis de los misiles, al año
siguiente, obligaría a reempensar la existencia del hombre en la TIERRA.
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De igual manera, la década de los sesenta representó la liberación de pueblos
del sometimiento colonialista a que habían sido sometidos desde el siglo XIX.
Argelia y el Congo belga en África, en oriente medio luchaban los palestinos
y árabes contra en de Israel. Y fue el colonialismo lo que se convirtió para
los jóvenes en una metáfora de aguda resonancia emocional. La lucha por la
igualdad racial tuvo su paralelo en la igualdad entre los sexos: "todos somos
iguales; hombres y mujeres claro esta", era un slogan que se repetía
frecuentemente.
Los valores sexuales conservadores de la sociedad capitalista fue
cuestionada. También lo fue la tecnología y SUS CONSECUENCIAS
PERVERSAS. ¿EN DÓNDE SE PODRÍA ENCONTRAR UN ESPACIO
DE LIBERTAD Y ESPIRITUALIDAD TRASCENDENTAL? EN LAS
DROGAS ALUCINOGÉNAS, RESPONDIERON MUCHOS JÓVENES.
LA MÚSICA FUE REVOLUCIONARIA, AL IGUAL QUE EL
CONJUNTO DE LOS NUEVOS VALORES QUE ESTABAN
CONSTRUYENDO, EN OTROS ÁMBITOS DE SUS VIDAS.
Se rompieron esquemas, se impusieron ritmos y contenidos diferentes. Los
cantantes individuales dejaron el paso a los grupos musicales, quienes
además de ejecutar, componían la música. Surgían los Beatles y en 1963
eran mundialmente conocidos. Lennon, afirmaría: "se conoce mas a 'los
Beatles que a Cristo", lo que le valdría una andanada de críticas. Lennon
daba muestras de su espíritu irreverente que caracterizó a toda su
generación. Pero los Rolling Stones serían aún mas radicales. Pregonaron y
se burlaron de las frustaciones y temores de la propia juventud.
La contracultura rockanrollera era abierta y plural. Todos cabían en ella:
los Beach Boys y su Hedonismo simplista, convivía con la protesta política y
los himnos de alabanza a las drogas blandas que proponían los grupos
psicodélicos como los Country Joe y los Fish.
Era música que alentaba a la rebelión, se pronunciaba contra las leyes en
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contra del uso de las drogas, se manifestaban en contra de la guerra de
Vietnam y contra las restricciones que imponía la sociedad burguesa
decadente .
JIMI HENDRIX, JANIS JOPLIN Y JIM MORRISON SERÍAN
EXPONENTES DEL GÉNERO. CONSECUENTES CON SUS
POSTULADOS INICIARON EL VIAJE SIDERAL DEL CUAL NO
REGRESARON. Bob Dylan, POR SU PARTE, REPRESENTÓ A LA
PROTESTA POLÍTICA RADICAL. UNA DE SUS COMPOSICIONES
FUE CONSIDERADA UNO DE LOS HIMNOS DE LAGENERACIÓN
DE LOS SESENTA, EL OTRO HIMNO-SÍMBOLO FUE DE JOHN
LENNON: "IMAGINA".
LA RESPUESTA ESTA EN EL VIENTO
¿Cuántos caminos debe recorrer un hombres antes de que se le llame
hombres? ¿Cuántos mares debe navegar la paloma blanca antes de dormir
en la arena? ¿Cuántas veces deben volar las balas de cañón antes de que las
prohiban para siempre? La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento;
la respuesta sopla en el viento. ¿Cuántos años puede existir una montaña
antes de disolverse en el mar? ¿Cuántos años pueden existir algunas
personas antes de que se les permita ser libres? ¿Cuántas veces puede un
hombre volver la cabeza y fingir que no ve nada?... ¿Cuántas veces debe un
hombre mirar hacia arriba antes de poder ver el cielo? ¿Cuántos oídos debe
tener un hombre antes de poder oír cómo llora la gente? ¿Cuántas muertes
se necesitan para que se sepa que demasiadas personas han muerto? La
respuesta, mi amigo, está soplando en el viento, la respuesta sopla en el
viento.
MÁS ALLÁ DE LA POLÍTICA. LA CONTRACULTURA COMO
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ALTERNATIVA.
Durante la revuelta universitaria, hace varios años, apareció una
caricatura que mostraba a dos funcionarios de un colegio que pasaban
por un edificio de la universidad ocupado por los estudiantes. Jóvenes
de largas cabelleras se asomaban por las ventanas, ondeaba en el cielo
una bandera nordvietnamita y un enorme letrero mostraba el si-
guiente mensaje, escrito en letras rústicas: TERRITORIO
LIBERADO. Uno de los administradores se volvía hacia el otro y le
decía: «Creo que intentan decirnos algo.,»
Desde entonces, muchos han comprendido que la asombrosa
variedad del movimiento de protesta y la contracultura encierra,
ciertamente, un mensaje. Lo que no está tan claro es el contenido
concreto de dicho mensaje. Cuando la contracultura está en auge, la
confusión aumenta, como ocurrió durante las manifestaciones
antibelicistas frente al Pentágono en 1967, cuando los contestatarios
desplegaron una amplia gama de matices, desde los marxistas de la
vieja línea, hasta las brujas y hechiceros, para exorcizar al Pentágono.
Tal vez, como ha sugerido Theodore Roszak, se trata más bien de una
cruzada medieval —una procesión en constante flujo—, que unifica
bajo una misma consigna a una docena de causas diferentes.
Durante el mismo fin de semana en que el Pentágono era sometido a
sitio, los cofundadores del Liberation News Service, Ray Mungo y
Marshall Bloom, decidieron convocar una reunión en un edificio
abandonado de Washington. El objetivo del LNS consistía en actuar
como servicio de noticias para sectores universitarios, negros,
anarquistas, comunistas, fanáticos de la astrología, pacifistas,
luchadores por la liberación mexicano-americana, y una amplia gama
de organizaciones activistas, con sus respectivos periódicos. Como era
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de esperar, la reunión no funcionó según los cánones estrictos del
procedimiento parlamentario. Los editores universitarios estaban
interesados en la revolución universitaria, los hippies en la revolución
cultural, los pacifistas en la guerra y los anarquistas en la disolución
de todas las organizaciones, incluida la propia LNS. Después de un
intento ritual de expulsar a todos los miembros de la prensa oficial
que hubieran sido identificados, la reunión comenzó desarrollándose
una larga serie de discusiones. Walt Bowart, del East Village Other,
con un tocado indio de plumas en la cabeza, inició la lectura de un
largo poema sobre la vida un-derground. Luego hubo acusaciones de
estafa y malversación de fondos en el Underground Press Syndicate,
seguidas de otro poema, leído por Alien Cohén, del Oracle de San
Francisco, que precipitó una larga competición poética entre las
fuerzas indias del EVO y lo's muchachos del Oracle, inspirados por el
Haré Krishna. Mientras tanto, se quemaron algunas tarjetas de
reclutamiento y estalló una pelea a puñetazos entre facciones de la
organización anti-bélica. Todo esto, combinado con el estridente
estribillo de un individuo que no dejaba de gritar a los organizadores
del LNS: «¡Haz lo tuyo! ¡Haz lo tuyo!» * Parecía un resumen de lo que
todos estaban naciendo allí.1
El problema estriba en sacar conclusiones claras de todas estas
tendencias y facciones internas de la contracultura. Para comenzar,
conviene examinar las contradicciones entre los activistas militantes y
los hippies, las diferencias entre los políticos radicales y los apolíticos
que constituyen la izquierda psicodélica.
Los militantes activistas siguen la tradición de la Vieja Izquierda,
con un programa destinado a alterar la estructura del poder mediante
la revolución y cambiar la sociedad de arriba abajo. El hippie sigue la
tradición de la bohemia beat, e intenta forjar un nuevo estilo de vida,
19
cambiar la sociedad desde abajo. Esta es la tensión que Rick
Margolies ha denominado «polarización wheelie feelie». Los
«wheelies» son los políticos, preocupados por la tarea pública de
cambiar las instituciones de poder. Los «feelies» son los artistas, los
psicólogos y los chamanes del movimiento, avocados a la tarea privada
de expandir la conciencia y hacerse más suaves, sensitivos y
expresivos.2
Las diferencias entre estas dos orientaciones son enormes. El
activista procura organizar un grupo revolucionario efectivo, una
organización orientada hacia tareas concretas para satisfacer las
severas exigencias de la ética revolucionaria. En el programa hip de
auto-exploración no hay agenda de trabajo ni programa a realizar, no
existe un plan de actividades revolucionarias. Como dice Henry Miller
en su «Trópico de Capricornio»: «sólo hay una gran aventura, y ésa es
un viaje hacia dentro, hacia el yo, una experiencia para la cual no
importa el tiempo ni el espacio ni los hechos». Como ha señalado Paul
Goodman, esta antinomia se parece mucho al dilema religioso que
opone a la fe con los trabajos u obras.3 Para el hippie, toda obra, todo
intento de actuar efectivamente, es algo corrupto. Sólo vale la
conciencia recta y limpia. El activista acusa al hippie de
sentimentalismo emocional, de preocuparse por sus necesidades y
complejos personales; de tolerar el crecimiento de una estructura
inhumana. El hippie replica que los militantes están en un «viaje de
poder», que sus relaciones humanas se corrompen en el propio acto de
la revolución, que están lanzados a una escalada de la violencia
completamente destructiva. Por un lado, política del enfrentamiento,
guerrilla urbana y «guerra del pueblo». Por el otro, religiones
exóticas, exploraciones psico-délicas y quietismo comunal. Dos
estrategias diferentes y a menudo contradictorias.
20
A esto se debe buena parte de las disensiones internas de la
contracultura. Ante algunos enfrentamientos entre activistas y
hippies, uno se pregunta si estos dos grupos tienen algo en común. A
pesar de que la revista de los Panteras Negras publicó un artículo
titulado «Los hippies no son nuestros enemigos», la contracultura
parece un matrimonio forzado más que una alianza natural. En un
ejemplar muy difundido del Oracle de San Francisco, en 1967,
Timothy Leary negó rotundamente que pudiera llegarse a una
reconciliación: «Yo sostengo que hay una gran diferencia, una
diferencia completamente incompatible, entre el movimiento activista
de izquierda y el movimiento religioso psicodélico.» Más re-
cientemente, John Lennon y John Hoyland, un radical inglés,
intercambiaron cartas en el Black Dwarf acerca de esta fractura.
Hoyland sostenía que el sistema era inhumano, y que era preciso
destruirlo antes de que él destruyera más vidas. Lennon respondía
defendiendo la letra de la canción de los Beatles «Revolution»:
Bueno, ya sabes, todos queremos cambiar el mundo. Pero
cuando hablas de destrucción, sabes que no puedes contar
conmigo. Dices que quieres cambiar la constitución; bueno, ya
sabes, todos queremos cambiar tu cabeza. Tú me dices que es la
institución, bueno, ya sabes, más te valiera cambiar tu mente.
Hoyland tuvo la última palabra, que fue la consuetudinaria
respuesta de la Nueva Izquierda a quienes se marginan de la actividad
política: «No estés tan seguro de que nosotros no hayamos cambiado
nuestra mente en la forma que tú pareces recomendar. Lo que pasa es
que, cuando cambias tu mente, te das cuenta de que sencillamente no
es suficiente, porque no puedes ser feliz, no puedes estar sintonizado,
21
cuando sabes que en Vietnam están matando a los niños, cuando todo
a tu alrededor es igual, cuando ves que el sistema aplasta a las
personas.
A pesar de todas las diferencias entre el activismo radical y la
bohemia hip-beat, cada una de estas perspectivas puede hacer una
importante contribución a la otra.
Durante los años sesenta, era bastante fácil distinguir entre activistas
y hippies, diferenciar los objetivos políticos de los personales. Pero
muchos de los fenómenos más significativos en la contracultura
durante la última década, como por ejemplo la estrategia Yippie, han
sido el resultado de una mezcla de estilos. Tanto la retórica como la
lógica del activismo radical han cambiado, y los hippies han conver-
gido con los activistas bajo la bandera de la revolución cultural. Buena
parte de esta variopinta cruzada que es la contracultura ha
comenzado en el pálido y distante idealismo del movimiento por los
derechos civiles, pero las definiciones de la última década llevaron
primero al reformismo social, luego a la protesta, a la resistencia, y
finalmente, más allá de la política, a la estrategia comunal en la
revolución cultural.
Las cosas ocurrieron tan rápido y cambiaron tan convulsivamente
entre 1964 y 1968 que resulta difícil evaluar retrospectivamente el
proceso. Cuatro años después de su cómoda reelección en 1964, hubo
un violento movimiento contra Johnson, y el presidente que había sido
elegido por la más amplia mayoría de la historia reciente se vio
obligado a renunciar a su candidatura para la reelección. Entre 1964 y
1968, el reclutamiento universitario para el Cuerpo de Paz, que
constituía la expresión más clara del idealismo de la era Kennedy,
disminuyó en un cuarenta por ciento. En respuesta a las promesas de
Johnson, «guerra contra la pobreza» y «la gran sociedad», hubo
22
disturbios en Washington, Detroit y una docena de ciudades. En
Detroit, que se jactaba de su reputación de ciudad modelo «sin
problema negro», la fuerza policial solicitó ametralladoras Stoner,
carros de asalto y dispersadores químicos Mace para defender mejor
la ley y el orden. Los asesinatos, los crímenes masivos, la nómina de
bajas del sudeste asiático, negaban la cómoda suposición de que la
violencia no formaba parte de la vida americana, o del estilo de vida
americano. Las estadísticas de criminalidad demuestran que, a partir
de 1964, se registró un rápido aumento en la tasa de crímenes
violentos. Mientras cada «largo y cálido verano» demostraba la
futileza de los programas liberales para asistir a los pobres de las
ciudades, las «explicaciones» igualmente liberales del caso Vietnam se
tornaban más transparentemente falsas cada vez que había una nueva
escalada en la guerra. El efecto combinado de la guerra, la
administración Johnson, las crisis laborales en las ciudades, y el
fracaso de las universidades para responder a las exigencias de los
estudiantes que reclamaban una ciudadanía plena, exterminaría todas
las esperanzas de la era de los Derechos Civiles, y transformaría el
movimiento de protesta en una subversión de orden radical.
El año de 1968 señalaría el comienzo de una frenética serie de
rebeliones estudiantiles. Los días de mayo en Francia y la convención
democrática de Chicago plantearon una nueva alternativa, un camino
intermedio entre el estilo comunal hip y la estrategia de la resistencia,
cada vez más violenta. Tomemos partes iguales del activista y el
hippie, echémosles una pizca de McLuhan y Marx (no me refiero al
viejo y aburrido Carlos, sino a los divertidos hermanos que llevan el
mismo apellido), unas gotas de LSD y... ¿qué resulta? Youth
International Party. «¡Yippee! Dígalo en voz alta y comprenderá lo
que queremos decir.» Aunque los yippies nunca fueron un
23
movimiento, sino una consigna creada por tres hombres —Abbie
Hoffman, Jerry Rubin y Paul Krassner— lo yippie representaba una
alternativa al estilo severo y tedioso de los revolucionarios. Aquello
era un nuevo modelo de acción política que, con sus predisposiciones
anti-organizativas y antipoder, acentuaba al extremo las
características de la Nueva Izquierda. Era también un movimiento
pro-ácido y pro-juego, que insistía en que la única forma de llevar
adelante la revolución era divertirse haciéndola.
Los yippies no tenían organización de partido, listas de miembros,
textos revolucionarios ni programas que dictaran lo que había que
hacer. En lugar de todo esto proponían la revolución como una
manera de trastornar los medios de publicidad, como un teatro de la
improvisación donde Rubin y Hoffman eran los empresarios y donde
todos los participantes podían representar sus propios papeles.
Después de todo, si los medios habían sido parcialmente responsables
por el marchitamiento del «poder de las flores», ¿por qué no podían
ser utilizados para promover, en lugar de destruir, un nuevo tipo de
revolución?
En lugar de arrojarse el papel tradicional de la vanguardia
revolucionaria, los yippies presentaron el «Festival de la Vida» en
Chicago. Este festival incluía a la vez agitación y juego y era tanto un
medio como un fin. Los Situacionistas, uno de los grupos estudiantiles
que influyó durante los días de mayo en Francia, había formulado ya
una estrategia muy similar. Así reza su manifiesto:
Las revoluciones proletarias serán festivales o no serán, pues la
propia vida que ellas anuncian será creada con ánimo festivo. El juego
es la última razón de este festival. El vivir sin tedio, el gozar sin límites
son las únicas reglas que aceptaremos. Los yippies proponían una
política desprovista de toda organización formal, un cambio que no
24
pretendía tomar el poder. En su libro «Revoltition for the Hell oí It»,
que resul-ta disparatado desde el punto de vista de la política clásica,
Abbie Hoffman advierte que «las personas que se toman a sí mismas
demasiado en serio son chiflados del poder. Si ganan, habrá corte de
pelo para todo el mundo. Guardaos de los chiflados del poder». Pero si
la fórmula tradicional de cual-quier partido revolucionario, cambiar
la sociedad de arriba abajo, tomando primero el poder, supone para
sus ejecu-tores el peligro de corromperse en el proceso de la propia
revolución, ¿cuál es la alternativa? La respuesta yippie es muy
sencilla: no luches por la revolución en los términos del Establishment.
En lugar del Partido Revolucionario Americano, yo propongo
una asociación informal de pandillas revolu-cionarias, que no se
preocuparán por coordinar sus respectivas acciones ni se
inhibirán mutuamente en ningún sentido. Que sólo se
preocuparán por mantener una buena comunicación entre sí.
A la mierda los líderes, los uniformes y las causas santas más
importantes que la gente. Una pandilla que corrompa
juguetonamente al hijo del alcalde producirá cambios más
importantes y perdurables que la escua drilla asesina,
estrictamente disciplinada, severa y aburrida, preocupada por
borrar del mapa a su padre. Y si la oposición, al principio, no
advierte la naturaleza revolucionaria de nuestro invento, es su
problema.”
Para decirlo con palabras de Abbie Hoffman: «El movimiento
por la paz se ha vuelto loco, y ya era hora». El resultado es un
catecismo táctico que no guarda la menor semejanza con la
política radical tradicional:
25
Pregunta: ¿Cómo molestar a los imperturbables policías
militares que custodian el Pentágono?
Respuesta: Abriéndoles las cremalleras.
Pregunta: ¿Cómo socavar el capitalismo corporizado?
Respuesta: Demuestra tu desprecio tirando dinero en el suelo
de su templo, el Mercado de Cambio de Nueva York.
Pregunta: ¿Cómo tratar con un aséptico funcionario oficial?
Respuesta: Rocíale con el producto químico LACE, el jugo
sexual de alto poder que les hará desnudarse y fornicar
inmediatamente.
Pregunta: ¿Cómo infiltrarse en los más altos niveles del
complejo militar-industrial?
Respuesta: Concurre a uno de los tés de Tricia Nixon y lleva
LSD suficiente para todos los invitados.
Negros y blancos habían aceptado la no-violencia, en 1960,
porque parecía dar resultado. En pocos años, la retórica de la
violencia surgió como reacción unánime ante la impotencia de las
estrategias pacifistas, y como una respuesta a la violencia
empicada por el gobierno para suprimir la protesta. Las
reclamaciones de los primeros que abogaron por los derechos
civiles lograron arrancar algunas concesiones al régimen, pero la
situación de la mayoría de los negros permaneció invariable. La
primera alternativa importante a la no-violencia de Martin Luther
King fue formulada por Malcolm X, a quien luego siguieron H.
Raph Brown y los Panteras Negras. La violencia era una táctica
útil, decía Malcolm, porque América sólo respondía a la violencia.
El líder negro esperaba que la amenaza violenta bastaría para
obligar a América a enderezarse.
26
Malcolm introdujo otra idea que resultaría muy importante en
la nueva doctrina: la violencia no es sólo necesaria como auto-
defensa, sino que también es un acto esencial de auto-afirmación.
O sea: de la violencia táctica a la violencia terapéutica. Si tantos
hechos de los últimos años reflejan un culto de la violencia, una
creencia romántica en la utilidad de un buen cartucho de
dinamita, esto se debe en gran parte a la evolución ideológica que
condujo a una teoría de la violencia como expresión.
En uno de los libros más populares entre los activistas radicales
de los últimos años, «Los condenados de la tierra», Frantz Fanón
desarrolla esta idea. Fanón entendía la violencia como un acto
espiritual con el que los pueblos nacían como hombres libres en el
acto de combatir al estado colonial. En su prólogo para este libro,
Jean-Paul Sartre manifiesta su aprobación: «La violencia
incontenible... es el hombre recreándose a sí mismo.» Sólo
mediante la «furia desatada» los condenados de la tierra pueden
«convertirse en hombres».
A la hora de comprender las alternativas tácticas que existen en
la contracultura actual, tal vez debamos concebirlas como una
gama de opciones. En un extremo tenemos a los revolucionarios
específicamente políticos, concentrados en la toma del poder, en
las categorías marxistas-Ieninistas y en el conflicto de clases. En el
otro extremo del aspectro tenemos la estrategia apolítica, la «larga
marcha a través de todas las instituciones de la sociedad» según
Rudi Dutschke, y un énfasis en la marginación de la sociedad
básica para experimentar con los nuevos estilos. Todavía existe la
vieja oposición entre las «revoluciones instantáneas» de arriba
abajo, y la revolución desde abajo, a través de Jos estilos de vida,
que fue característica de los desacuerdos entre activistas y hippies
27
hace varios años. Pero ahora existe también una nómina coherente
de reivindicaciones compartidas por todo el campo de la
contracultura. Para la mayoría de quienes han escogido la
alternativa comunal, Jas prioridades son: (1) expandir la
conciencia; (2) el entorno físico inmediato; (3) las otras personas y
(4) la toma del poder y la reforma de la constitución. Los
revolucionarios políticos, al otro extremo del espectro, reconocen
estas mismas preocupaciones, sólo que invirtiendo el orden de
prelación.
Lo que mantiene unidas a todas las asociaciones es el espectro
del Apocalipsis.8 Como señaló George Wald, «esta es una
generación que ya no está segura de tener un futuro». La primera
declaración del Underground Press Syndicate, en 1967, anunció un
inminente colapso, cosa que habría resultado incomprensible a
comienzos de la misma década. Los propósitos consignados en
aquella declaración eran los siguientes:
1. Advertir al «mundo civilizado» que su colapso final está
próximo.
2. Aconsejar a la civilización con inteligencia para hacer
posible una transición y evitar el colapso rápido.
3. Luchar unidos en las ciudades moribundas.
4. Preparar al pueblo americano para la vida salvaje.
5. Ofrecer todas las alternativas imaginables a los problemas
actuales
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
1. ELABORA UN RESUMEN BIOGRÁFICO DE MALCOM
28
X Y PRESENTA SUS PONTULADOS POLÍTICOS
BÁSICOS.
2. ELABORA UN RESUMEN BIOGRÁFICO DE LUTHER
KING Y PRESENTA SUS PLANTEAMIENTOS
POLÍTICOS.
3. PRESENTA UN ANÁLISIS COMPARATIVO DE LOS
POSTULADOS POLÍTICAS Y ALTERNATIVAS QUE
PROPUSIERON MALCOM X Y DE LUTHER KING.
4. DEFINE QUE FUE EL MOVIMIENTO DE
CONTRACULTURA.
5. ¿CUÁLES FUERON LOS POSTULADOS POLÍTICOS
DEL MOVIMIENTO CONTRACULTURA?
6. EXPLICA CUÁLES SON LOS ALCANCES Y LAS
LIMITACIONES DEL MOVIMIENTO
CONTRACULTURAL.
7. EXPRESA UNA OPINIÓN CRÍTICA ACERCA DEL
MOVIMIENTO NEGRO Y EL MOVIMIENTO
CONTRACULTURAL SOBRE LO QUE HEREDA A
LAS GENERACIONES DEL PRESENTE.
8. TRADUCE AL ESPAÑOL:
YOU SAY YOU WANT A
REVOLUTION
WELL YOU KNOW
WE ALL WANT TO CHANGE THE
WORLD YOU TELL ME THAT IT'S
EVOLUTION WELL YOU KNOW
WELL AL WANT TO CHANGE THE
WORLD BUT WHEN YOU TALK
29
ABOUT DESTRUCTION
DON'T YOU KNOW THAT YOU CAN COUNT ME OUT
DON'T YOU KNOW IT'S GONNA BE ALRIGHT,
ALRIGHT, ALRIGHT YOU SAY YOU GOT A REAL
SOLUTION WE'D ALL LOVE TO SEE THE PLAN YOU
ASEKED ME FOR A CONTRIBUTION WELL YOU
KONW WE'RE DOING WHAT WE CAN
BUT WHEN YOU WANT MONEY FOR PEOPLE WITH
MINOS THAT HATE ALL I CAN TELL YOU IS BROTHER
YOU HAVE TO WAIT DONTYOU KNOW IT'S GONNA BE
ALRIGHT, ALRIGHT, ALRIGHT. YOU SAY YOU'
CHANGE THE CONSTITUTION WELL YOU KNOW
WE ALL WANT TO CHANGE YOUR
HEAD YOU TEL ME IT'S THE
INTITUTION WELL YOU KNOW
YOUBETTERFREE YOUR
MINDINTEAD BUT IF YOU GO
CARRYNG PICTURES OF CHAIRMAN
MAO YOU
AIN'TGOINGTOMAKEITWITH
ANYONE ANYHOW DONT YOU KNOW
IT'S GONNA BE ALRIGHT, ALRIGHT,
ALRIGHT
BIBLIOGRAFIA: MELVILLE, KEITH. LAS COMUNAS EN LA
CONTRACULTURA. ED. KAIRÓS.
THEODORE ROSZAK. EL NACIMIENTO DE UNA
CONTRACULTURA. ED. KAIROS
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