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Departament de Psicología Bàsica, Evolutiva i de l´Educació
Programa de doctorat
Percepció, Comunicació i Temps
Estudio experimental de la validez psicológica
de la metáfora espacial del tiempo en el Pretérito
Imperfecto, el Pretérito Perfecto Simple y
el Pretérito Imperfecto de Subjuntivo del castellano
Treball de Recerca
Autor: Roberto Aguirre Fernández de Lara Directora: Olga Soler Vilageliu
Juliol, 2010
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Agraïments / Ezagutza / Danksagüngen / Gratitudine / Agradecimentos/
Agradecimientos
Davant de tot, vull aprofitar aquest espai per agrair el suport de l´Olga Soler i d´en
Santiago Estaún, quins han fent un seguiment de la meva recerca. Sense la paciència,
coneixements, la capacitat de continuar aprenent i la disposició de l´Olga Soler per fer
aquest camí, aquesta recerca no hagués pogut arribar al lloc on ara es troba.
També, agraeixo a l´Ana Pires, a l´Alba Álvarez, a la Mónica Mai, a la Catarina
Pires, a la Maritza Soto, a l´Ana Garzón, a la Cecilia Leyva, a la María Reyes, a la
Sabine Pfleger, a l´Anna Renner, a la Fina Ribas, al Juan Cadillo, al Mauricio Venail, a
l´Alejandro Maiche, a l´Iker Puente, al Fernando González, al Juan Guillermo Gavira,
al Robert Frische i al Gerardo del Rosal per les seves preguntes, comentaris,
escepticisme –a vegades- i suggeriments. Es dir, perquè han obert espais del seu temps
per sentir els meus dubtes, raonaments o respondre les meves consultes. Cristina i en
Marco, amb quins he pogut debatre i compartir lectures i reflexions sobre el llenguatge,
la cognició humà, i el processament de informació.
Aquest treball de recerca s´ha realizat durant la vigència d´una beca del Programa
de Beques a l´Estranger, concedida pel Consejo �acional de Ciencia y Tecnología,
organisme de l´Estat Mexicà.
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ÍNDICE
I. Marco teórico
PRESENTACIÓN……………………………………………………….....6
1. EL PROCESAMIENTO DEL LENGUAJE………………………...… 8
1.1. EL PROCESAMIENTO MENTAL DE PALABRAS Y ORACIONES.............9 1.1.1. El léxico mental.........................................................................................9 1.1.2. El análisis sintáctico................................................................................10 1.1.3. Lenguaje y cultura...................................................................................13 1.1.4. Los estudios de los efectos de la gramática sobre la cognición..............14
1.2. EL ESPACIO COMO MODO DE REPRESENTACIÓN EN EL LENGUAJE….16 1.2.1. La hipótesis del registro espacial............................................................17 1.2.2. Los esquemas espaciales y los primitivos espaciales………………….....18 1.2.3. La relatividad de la deixis en el espacio-tiempo lingüístico...................22 1.2.4. La similitud organizativa de las redes neuronales..................................24
1.3. LA METAFORIZACIÓN COMO RECURSO COGNITIVO EN LA REPRESENTACIÓN LINGÜÍSTICA………………………………..............25
1.4. VALIDEZ LINGÜÍSTICA DE LA METÁFORA ESPACIAL DEL TIEMPO…..28 1.4.1. Mental Space Theory...............................................................................28 1.4.2. Principio de secuencia.............................................................................29 1.4.3. Modelo dinámico evolutivo.....................................................................31 1.4.4. Espacialización del valor semántico de los verbos.................................33
1.5. VALIDEZ PSICOLÓGICA DE LA METÁFORA ESPACIAL DEL TIEMPO…….35 1.5.1. Metaphorical Structuring View...............................................................36 1.5.2. Structural Similarity View.......................................................................41 1.5.3. Ego Moving Metaphor-Time/Object Moving Metaphor..........................41
2. PARADIGMAS VERBALES DEL CASTELLANO Y ENUNCIACIÓN……..44
2.1. TIEMPO VERBAL Y DIMENSIONES ESPACIALES ……………..………45 2.1.1. La deixis en el Tiempo verbal y el Modo………………..…………….....47 2.1.2. Tiempo verbal y Aspecto………… ………………………………….….48
2.2. TIEMPO VERBAL Y PREDICACIONES PROCESUALES………………...50 2.3. SISTEMÁTICA VERBAL DEL CASTELLANO…………………………….53
2.3.1. Modelación espacial de los paradigmas verbales...................................58 2.3.1.1.Indicativo...........................................................................................62 2.3.1.2. Subjuntivo.........................................................................................64 2.3.1.3.Casi-nominal.....................................................................................66
2.4. SÍNTESIS TEÓRICA PARA LA EXPERIMENTACIÓN…………………...67
4
II. Parte experimental 3. EXPERIMENTACIÓN………………………………………………..74
3.1. PRIMING Y TR EN LOS ESTUDIOS DE TIEMPO Y LENGUAJE..............74 4. DISEÑO Y DESARROLLO DEL EXPERIMENTO…………………75
4.1. PATRÓN ESPACIAL PREFERENTE...………………………………...……75 4.1.1. Dimensiones espaciales...........................................................................76
4.1.1.1.1 Duración de la situación...............................................................76 4.1.1.1.2 Involucramiento del sujeto............................................................76 4.1.1.1.3 Orientación del tiempo entre la situación y el lector....................76 4.1.1.1.4 Perspectiva del sujeto....................................................................77
4.2. OBJETIVOS DEL EXPERIMENTO………………………………………….78 4.2.1. Objetivo general......................................................................................79 4.2.2. Objetivos específicos...............................................................................79
4.3. MÉTODO……………………………………………………………………...79 4.3.1. Participantes............................................................................................80 4.3.2. Materiales
4.3.2.1. Aparatos............................................................................................81 4.3.2.2. Estímulos..........................................................................................81
4.3.3. Procedimiento..........................................................................................82 4.3.4. Medidas registradas……………………………………………………….….84
4.4. RESULTADOS………………………………………………………………..85 4.4.1. Pretérito Imperfecto de Indicativo (PII)..................................................85 4.4.2. Pretérito Perfecto Simple de Indicativo (PPSI)......................................86 4.4.3. Pretérito Imperfecto de Subjuntivo (PIS)................................................88
5. DISCUSIÓN…………………………………………………………...90
5.1. PRETÉRITO IMPERFECTO DE INDICATIVO (PII).....................................92 5.2. PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE DE INDICATIVO (PPSI).......................98 5.3. TR INTERDIMENSIONAL PARA PII Y PPSI……………………………..102 5.4. PRETÉRITO IMPERFECTO DE SUBJUNTIVO (PIS)................................103 5.5. RELACIÓN ENTRE LA MEDICIÓN DE TR Y UBICACIONES
ESPACIALES PREFERIDAS.........................................................................107 5.6. RELACIÓN ENTRE DIMENSIONES DEL PATRÓN ESPACIAL…….….110 5.7. ALCANCES Y LÍMITES DEL EXPERIMENTO…………………………..112
6. REFERENCIAS………………………………………………….......117
5
III. Anexos ANEXO 1: SIMBOLOGÍA DEL EXPERIMENTO Y LÁMINAS EXPLICATIVAS………………..127 ANEXO 2: LÁMINAS DE PRÁCTICA…………………………………………………..…130 ANEXO 3: LÁMINAS DE TRABAJO PARA DURACIÓN DE LA SITUACIÓN………………….132 ANEXO 4: LÁMINAS DE TRABAJO PARA INVOLUCRAMIENTO DEL SUJETO………………135 ANEXO 5: LÁMINAS DE TRABAJO PARA ORIENTACIÓN DEL TIEMPO ENTRE EL LECTOR Y LA
SITUACIÓN……………………………………………………………………………..138 ANEXO 6: LÁMINAS DE TRABAJO PARA PERSPECTIVA DEL SUJETO……………………..141 ANEXO 7: PERFIL LINGÜÍSTICO DE LOS PARTICIPANTES………………………………..144 ANEXO 8: TABLAS DE RESULTADOS CATEGORIALES Y TABLAS DE MEDIAS DE TR……...146 ANEXO 9: PRUEBAS DE MANN-WHITNEY Y PRUEBA DE LOS RANGOS CON SIGNO DE
WILCOXON…………………………………………………………………………….153 ANEXO 10: ANOVA Y PRUEBA T……………………………………………………….160
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PRESENTACIÓN
Este trabajo versa sobre la búsqueda de evidencia psicológica, particularmente para la
sistemática verbal del castellano, de afirmaciones que se han desarrollado en lo relativo
al procesamiento mental del tiempo en el lenguaje. Este interés es someter a prueba
experimental afirmaciones que, desarrolladas tanto en el abordaje formal (Molho, 1975;
Weinrich, 1975) como en el cognitivo del lenguaje (Langacker, 1991; Talmy, 2000;
Fauconnier, 1985), sugieren –los primeros autores- o describen –los segundos- un
determinado funcionamiento cognitivo y perceptivo de los usuarios de la lengua. Ésta es
una tarea de doble utilidad en tanto conviene que las afirmaciones lingüísticas se
informen y prueben en el reino de los fenómenos mentales, como que las afirmaciones
relativas al procesamiento del lenguaje desde el ámbito de la Psicología diferencíen los
rasgos del procesamiento según el tipo de material léxico-gramatical en cuestión.
A fin de cuentas, el hecho de que el lenguaje y la cognición son acontecimientos
de los sujetos representa que las distinciones disciplinarias están sujetas a que todo lo
que explica cada una acerca del sujeto sucede para éste y para su autoexplicación de
manera sintética. La relevancia de la aportación experimental está en revisar cómo se
construyen estas relaciones entre percepción, cognición y lenguaje respecto a una
categoría, el tiempo, que se viste con la fenomenología de los terrenos que pisa.
El marco teórico presentará una revisión básica de los estudios sobre el
procesamiento del lenguaje en lo relativo a la palabra y a la oración; se mostrarán los
planteamientos generales de la hipótesis sobre la representación espacial del tiempo en
el lenguaje; se mostrará el estado tanto de la validación psicológica como de la
lingüística de dicha hipótesis. Posteriormente, se hará una descripción de las categorías
gramaticales que configuran a los paradigmas verbales y su relación con la predicación
y se desarrollará una modelación espacial de dicha sistemática a partir de los Modos.
En la sección experimental, se revisa el uso de los paradigmas de facilitación y
de tiempos de reacción para estudios de tiempo y lenguaje; a continuación, se exponen
dimensiones espaciales organizadas en un patrón como herramientas para examinar
experimentalmente y para ponderar, en la discusión, valores espaciales eventualmente
específicos para cada uno de los paradigmas verbales en estudio. Finalmente, se
presenta el diseño del experimento así como sus resultados y la discusión. El objetivo de
éste es revisar y proporcionar pruebas experimentales útiles para describir los alcances
de la metáfora espacial del tiempo para cada paradigma verbal aquí estudiado.
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1. EL PROCESAMIENTO DEL LENGUAJE
Aunque en el propio trabajo de Wundt (1902) aparece el interés por el lenguaje, la
Psicolingüística1 aparece no antes de la década de los cincuenta del siglo XX. Entre las
técnicas experimentales ha destacado la Psicometría (Davis, 1944; Guilford, 1956;
Thurstone, 1938; Yela, Pascual y Díaz, 1969). Otro es el paradigma de facilitación, que
ha cobrado presencia con los enfoques cognitivos. De los enfoques que han desarrollado
la Psicología del Lenguaje destacan el asociacionista, el generativo y el cognitivo.
De manera general, en el ámbito de la Psicología se ha considerado al lenguaje
como un comportamiento con una función de comunicación específica; su tratamiento
ha tenido un enfoque funcional y experimental, no ajeno a consideraciones formales del
mismo. También, se ha considerado a la Psicolingüística2 una rama de la Psicología
cognitiva en tanto ésta tiene como objeto de estudio experimental a los procesos que
gobiernan el comportamiento humano y a las operaciones mentales como sus resultados
manifiestos que, en este caso, son los actos de habla, en el sentido genérico de la
conducta lingüística. También, en tanto las capacidades de lenguaje y los procesos
cognitivos se encuentran en desarrollo, la Psicología del Lenguaje está en el interés de
la Psicología Evolutiva y la del Desarrollo. Este trabajo tomará por equivalentes las
denominaciones Psicología del lenguaje y Psicolingüística.
Para hablar del comportamiento lingüístico desde una perspectiva psicológica se
ha recurrido a la noción de actuación. La diferencia establecida por Chomsky (1965)
entre competencia y actuación muestra en buena parte la división de tareas entre
lingüistas y psicólogos, estando los primeros más interesados en la primera. Sin
embargo, un enfoque más funcional y cognitivo (p. e. Langacker, 2000) ha tendido ha
desdibujar esa separación en autores de ambas disciplinas.
El planteamiento de la actuación desarrollado en la tradición psicolingüística
inspirada en Chomsky resulta un conjunto de hipótesis sobre la manera en que la
competencia sustenta conductas lingüísticas específicas. Visto así, el procesamiento del
lenguaje se remite al desarrollo de modelos (Miller, 1974; Caroll y Bever, 1976; 1 La denominación Psicolingüística aparece ya en Kantor (1936) y en Pronko (1946). 2 Es relevante al interés semiótico que la obra Psycholinguistics: A Survey of Theory and Research Problems (1954), considerada vital para el inicio de la Psicolingüística, tenga entre sus editores a Thomas Sebeok, quien desarrolla posteriormente la Biosemiótica y es, a su vez, autor de vital importancia para el planteamiento de John Deely sobre semiosis especie-específicas. Otra vez, la tradición semiótica proveniente de Pierce anuncia, a través de dichos autores, la conveniencia de explicitar las relaciones entre semiosis y actividad psicológica, particularmente en los planos de la percepción y la cognición. Para ello se puede consultar el trabajo de Marta Morgade (2004).
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Johnson-Lair, 1977; Lindsay y Norman, 1972) que permitan explicar el modo en que
concursan las distintas capacidades, cognitivas y perceptivas, para producir nuestra
conducta lingüística. Ello muestra al lenguaje como un comportamiento cuya
comprensión requiere un abordaje holístico sobre las capacidades involucradas.
Sobre el concurso antes mencionado de las distintas capacidades, cabe resaltar
que, dado que el lenguaje hace equipo con sistemas sensoriales (vista y oído) y motrices
(mano y boca), las actividades de producción y recepción a través de cada uno de los
anteriores pertenecen a distintos sistemas funcionales que recurren a procesos cerebrales
únicos y comunes, para lograr objetivos diversos (Berninger et al, 2006: 62). Incluso, en
el estudio de las relaciones entre oralidad y escritura algunos autores han señalado que
éstas corresponden a sistemas lingüísticos particulares y distintivos (Halliday, 1987).
1.1. EL PROCESAMIENTO MENTAL DE PALABRAS Y ORACIONES
Del estudio del procesamiento del lenguaje, esta investigación hace una breve
descripción de lo que corresponde a la palabra y a la oración porque los verbos han sido
considerados tipos de palabras y porque los paradigmas verbales afectan la participación
de aquellos en la enunciación. Se ha señalado que conocer una palabra implica tener una
representación mental de la información vinculada con ésta. De este modo, una entrada
léxica se ha definido como la representación mental del conjunto de informaciones que
tenemos sobre una palabra. Al conjunto de entradas léxicas que cada hablante tiene se le
ha denominado léxico mental (Demestre et al en Soler et al, 2006: 67). Por su parte, es
el estudio del procesamiento sintáctico quien se ha ocupado de la oración.
1.1.1 El léxico mental
Respecto al léxico mental, se ha planteado que éste aporta dos tipos de información: la
formal y la cognitiva. La formal o lexema es la forma que tiene la palabra, es decir, nos
informa de cómo se representa una entrada léxica. Así, forman parte de la información
asociada a una entrada léxica una representación fonológica que especifica la estructura
segmental de la palabra y su patrón de acentuación, y una representación ortográfica, es
decir, una secuencia de letras con sus correspondientes rasgos visuales (Demestre et al
en Soler et al, 2006: 67-68). Ello sugiere el estudio intermodal de la percepción auditiva
como de la visual en el estudio psicológico del lenguaje.
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Por su parte, la información de contenido se compone de diferentes tipos: una
representación morfológica, que especifica la estructura derivada de la entrada léxica;
una representación sintáctica, que establece la categoría sintáctica de esta entrada; una
representación del significado de la palabra, y la vinculación de esta entrada léxica con
otras a causa de su relación semántica (Demestre et al en Soler et al, 2006: 67-68).
Lo anterior sugiere que, para un estudio dedicado al procesamiento mental de los
paradigmas verbales, conviene considerar a los verbos un determinado tipo de entrada
léxica con todos los rasgos aquí descritos; pudiendo destacar del conjunto a la
representación morfológica como a la sintáctica. Ésta es la ruta a seguir por este estudio.
1.1.2. El análisis sintáctico
El propósito del análisis sintáctico es dar cuenta de las relaciones gramaticales que se
dan entre las piezas lingüísticas de una frase. Las preguntas que se hacen los científicos
cognitivos en el campo del procesamiento sintáctico hacen referencia a cómo se
construyen estas estructuras (Demestre et al en Soler et al, 2006: 86). Tales preguntas
suponen un conjunto de procedimientos de cómputo responsables de la construcción de
la representación sintáctica del enunciado en los procesos de comprensión.
Por otra parte, prevalece en los estudios la idea de que durante la comprensión
del lenguaje los lectores y los oyentes construyen un modelo mental o modelos del
discurso que dan cuenta de las entidades, individuos u objetos presentes, explícita o
implícitamente, en los enunciados lingüísticos. Para construir este modelo, los lectores y
los oyentes han de reconocer cada una de las palabras y determinar, mediante la
gramática, las relaciones sintácticas y semánticas que se dan entre éstas (Demestre et al
en Soler et al, 2006; 86).
Hay expresiones que tienen un valor fundamental en la construcción de la
proposición mental. Éstas son las anáforas, las catáforas y, para nuestro mayor interés,
los deícticos. Se ha considerado necesario postular en el estudio del lenguaje un nivel de
análisis sintáctico porque conviene describir la representación mental que elaboramos al
entender y formular una proposición en la forma de un enunciado.
Para comprender una oración se necesitan conocimientos y estrategias que van
más allá del significado o combinación de significados de las piezas léxicas
individuales. Los procedimientos de la lingüística textual lo atestiguan. El componente
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sintáctico de la lengua es un patrón, o patrones, de combinación de unidades lingüísticas
necesarias para derivar el significado de los mensajes verbales.
Los componentes sintácticos de la lengua permiten interpretar unidades de
significado superiores a la palabra o al morfema. Es decir, pasar del significado léxico al
significado oracional. En el transcurso del procesamiento de una oración son muchos
los componentes que entran en juego antes de atribuir significado global al enunciado.
Entre esos componentes se pueden ubicar:
a. La segmentación de la cadena de entrada en unidades estructurales en función
del sistema de procesamiento.
b. La asignación de papeles estructurales o sintácticos a los constituyentes
lingüísticos segmentados.
c. El establecimiento de dependencias o relaciones entre los constituyentes. Este
proceso implica la construcción de un marcador sintagmático.
d. La constitución del punto de partida de los procesos de interpretación del
significado del mensaje, a partir del marcador sintáctico y la representación de
las piezas léxicas que se recuperan del diccionario mental.
e. La proyección, como constitución de la representación proposicional que refleja
las relaciones temáticas entre los constituyentes de la oración3.
f. El logro de la correspondencia entre los papeles sintácticos y los papeles
temáticos (Demestre et al en Soler et al, 2006: 89-92).
Las operaciones antes señaladas se llevan a cabo mediante mecanismos
cognitivos y perceptuales que operan sobre restricciones de tiempo, memoria y
atención. Además de las restricciones de los mecanismos perceptuales y cognitivos del
perceptor, la lengua en tanto sistema de signos constituye formas en que está organizada
la representación simbólica y estructurada la información léxica y gramatical. Es decir,
conviene considerar que el procesamiento mental de la oración tiene en ésta última un
estímulo posible cuya forma representa límites para el propio procesamiento.
En una síntesis propia a partir de lo ya señalado, las orientaciones generales de
interés a este estudio relativas a la descripción del procesamiento de la lengua se pueden
sintetizar en los siguientes puntos:
3 Algunas perspectivas y procedimientos que tienen en su base constructiva esta consideración son la lingüística funcional de M. K. Halliday (1996) y, previamente, el estudio de los tiempos verbales del castellano de Harald Weinrich (1975) representa una arquitectura lógica del ámbito oracional desde la cual se puede sugerir que hay posibilidades temporales asociadas a cada tipo de acción recogida léxicamente en los verbos y gramaticalmente en la conjugación que estos presentan en una oración.
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a. Desde el habla hay convergencia de las informaciones obtenidas en la modalidad
auditiva como en la modalidad visual.
b. La linealización formal de la lengua ofrece al procesamiento una estrategia para
la organización de las unidades lingüísticas y de la enunciación. Lo anterior
supone un recurso de enunciantes e intérpretes para elaborar una representación
mental de lo predicado.
c. En la lengua las unidades lingüísticas más pequeñas y discretas realizan la
interfase con el ámbito motriz, físico y fisiológico. A medida que se llega a la
oración hay más involucramiento y reorganización de niveles lingüísticos y de
procesos cognitivos superiores. Es necesario sujetar esta generalización al hecho
de que una teoría del procesamiento de la lengua ha de distinguir cómo los
intérpretes convierten sonidos y grafías en significado en la percepción y cómo
los enunciantes convierten significado en sonido o escritura en la producción.
d. La frecuencia es central en el estudio del procesamiento de la lengua. Así,
atender a la recurrencia en el uso de unidades lingüísticas es un criterio relevante
para dar cuenta de fenómenos, tan diversos, como el proceso que resulta en la
existencia de categorías fonéticas o en el desarrollo del almacén representado en
el léxico mental de enunciantes e intérpretes.
e. La identidad de componentes y de los procesos en que se involucra el
procesamiento de la lengua atiende al aspecto físico de la señal, al aspecto
semiótico del código y al aspecto psicológico de enunciantes e intérpretes. Es en
el concurso de estos tres aspectos en los que las unidades lingüísticas aquí
tratadas adquieren su calidad como tales.
f. Podemos plantear un punto de vista interesado en conocer el modo en que las
unidades de habla, como las léxicas, se constituyen componentes de la oración,
conformando la estructura de la predicación. Este funcionamiento entre unidades
puede explicar el tipo de signo que es la lengua.
g. El léxico opera como interfase entre el habla y la oración; en tanto, la estructura
sintáctica media entre el habla y el significado.
h. Desde el estudio del procesamiento de la lengua, la palabra y la oración pueden
considerarse un conjunto porque en ellos la representación pasa, del límite de la
interfase con lo extralingüístico en el habla, al ámbito de la predicación de un
estado de cosas en modelos mentales con componentes y relaciones.
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1.1.3. Lenguaje y cultura
Independientemente de que relaciones como la sostenida entre cultura y lenguaje han
sido interpretadas en la tradición académica (Serrat & Soler en Soler et al, 2006: 239) en
la forma de determinación de una sobre otra, o de la exploración sobre las relaciones
entre el desarrollo filogenético, ontogenético y el lenguaje -a las que la tradición
también parece enfocar desde la forma de la capacidad del lenguaje para empujar el
desarrollo cognitivo- a este estudio le interesa revisar y explorar la ocurrencia asociada
entre modelos mentales específicos con formas lingüísticas específicas.
Aunque no toda nuestra vida mental se realiza lingüísticamente y podemos
razonar sin el concurso de nuestra competencia lingüística, conviene no hacer
plenamente de lado lo que corresponde a la relación con la cultura a través de la
hipótesis de Sapir (1954), según la cual los símbolos lingüísticos que posee cada cultura
son reflejos de su manera ver el mundo. Se podría decir entonces que esta “organización
de la percepción del mundo” diferenciada entre culturas corresponde con formas
mentales distintas. Whorf (1971) aprovecha esta idea de Sapir para desarrollar dos ideas
centrales: la relatividad lingüística, una; el determinismo lingüístico, la otra.
La relatividad significa que las lenguas utilizan sistemas de representación que
no son equivalentes por lo que hace a la información. Esta premisa bien puede ayudar a
explicar que las sistemáticas verbales de una lengua a otra no son equivalentes tanto en
su conjunto de opciones, como en la información temporal que proporcionan a la
información semántica. El determinismo lingüístico señala que las representaciones
semánticas determinan aspectos de la representación conceptual.
Por otra parte, ante el señalamiento de que nuestras concepciones del espacio
son relativistas y centradas en el cuerpo, y que por ello todas las culturas harían uso
simbólico de la oposición fundamental entre "izquierda" y "derecha", Levinson (1996:
356) señala que muchas lenguas no usan los planos a través del cuerpo para obtener las
coordenadas espaciales. Es decir, no tienen izquierda / derecha / delante / atrás como
términos espaciales. También, Levinson (1996) considera la existencia de diferencias
sistemáticas en el estilo cognitivo de las personas con las que hacer frente a las
diferentes culturas del espacio.
Este énfasis en los conceptos egocéntricos y relativistas del espacio ha sido
impugnado por O'Keefe y Nadel (1978). En contraparte, Landau y Jackendoff (1993)
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han especulado a la distinción “qué” / “dónde” como un universal de la lengua,
dándonos tanto nombres específicos para designar formas como morfemas espaciales de
clase cerrada. P. e., las proposiciones.
Haremos eco de lo que se ha denominado la versión débil de esta hipótesis. Esta
versión establece que una lengua particular, por ejemplo el castellano, hace que algunos
tipos de pensamiento sean más fáciles que otros, pero no hace que los hablantes de
distintas lenguas piensen por ello de una manera u otra. El planteamiento de estos
efectos se ubica en el ámbito léxico.
1.1.5. Los estudios de los efectos de la gramática sobre la cognición
Serrat & Soler (Soler et al, 2006: 249) señalan que los estudios sobre la influencia de la
gramática de una lengua en la cognición no son concluyentes; en general, apuntan a que
ciertas maneras de pensar pueden resultar más naturales para los usuarios de una lengua
sin resultar imposibles para los de otra. El asunto de la frecuencia de uso es relevante.
Entre las teorías sobre la mente destaca la que plantea la modularidad de la
misma, principalmente desarrollada por Fodor (1983). Los módulos que plantea este
autor se refieren a procesos psicológicos básicos que suceden de modo independiente o
en todo caso componentes de un mismo proceso que actúan autónomamente.
A los estudios relativos a los efectos de la gramática sobre la cognición importa
distinguir si el lenguaje es una conducta que opera por un dominio específico, propio,
con sus propios recursos, independiente de cualquier otra capacidad cognitiva; o si es
una facultad que opera y se desarrolla en la interacción con otras, particularmente la
cognición. Existen tanto el punto de vista según el cual el desarrollo cognitivo forma la
base del desarrollo lingüístico, como la opción contraria.
Entre los autores que han dedicado atención al desarrollo cognitivo y al
lingüístico en el estudio del desarrollo humano destacan dos figuras centrales: Jean
Piaget (1946) y Lev Vygotski (1934). Para el primero el lenguaje es un producto del
desarrollo de la inteligencia, la expresa y potencía las estructuras que se han formado a
partir de las acciones del sujeto sobre la realidad. Para el segundo, lenguaje y
pensamiento tienen orígenes diferenciados.
La afirmación de que el desarrollo del lenguaje está limitado por la preparación
cognitiva del infante es aceptable para autores de diferentes tendencias. Algunas
distinciones que el lenguaje requiere no están en determinado momento al alcance del
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grado de desarrollo lingüístico de un infante, o de un sujeto cualquiera, y se ha de
esperar al logro del desarrollo cognitivo que las soporte (Serrat & Soler en Soler et al,
2006: 254). El orden en que los infantes adquieren los mecanismos formales y las
formas lingüísticas de su lengua materna está relacionado con la complejidad de los
conceptos y de las distinciones cognitivas (incluidas las espaciales) que circulan a través
de dichos mecanismos. Entre las formas lingüísticas, los verbos y su conjugación
presentan una alta complejidad y por lo tanto estos no se alcanzan en las primeras etapas
de la adquisición de la lengua en el infante.
Actualmente se ha aceptado que hay influencias cognitivas en el lenguaje
durante el desarrollo de éste, también que está la posibilidad de que las características
formales de una lengua puedan impulsar avances en el desarrollo cognitivo (Serrat &
Soler en Soler et al, 2006: 255). Esta investigación versa sobre los alcances de esa
correlación posible, pues averigua si la sistemática verbal del castellano tiene correlatos
representacionales de tipo espacial en las tareas asignadas a los sujetos participantes.
Si la adquisición de una lengua específica desarrolla a través de sus recursos
léxico-gramaticales un sistema de distinciones que en otra no se desarrolla o resulta más
periférica, eso podría llevar a pensar en efectos prolongados de dicha lengua en la
cognición y la memoria. Es probable que el desarrollo lingüístico tenga un impacto de
mayor alcance en el desarrollo cognitivo y no al revés. El estudio translingüístico de la
adquisición de la lengua -una documentación amplia respecto al japonés se puede
encontrar en Clancy, 1985- ha mostrado que los aspectos formales de una lengua
pueden incitar la adquisición de distinciones conceptuales antes de que suceda en otra
lengua (Serrat & Soler en Soler et al, 2006: 256).
Para Tomasello (1999), lenguaje y cognición forman parte de la función
simbólica, de allí que su separación es innecesaria. Para poder decir si el bilingüismo
tiene buenas o malas consecuencias a la actividad cognitiva general se han desarrollado
diversos estudios (Mohanty y Babu, 1983), (Okuh, 1980) que, en general, tienen una
tendencia optimista para la cognición y el desarrollo de nuevas capacidades que pueden
variar con ciertos tipos de pensamiento, según la edad, las condiciones de adquisición
de la segunda lengua y la diversidad formal y representacional entre las mismas.
16
1.2. EL ESPACIO COMO MODO DE REPRESENTACIÓN EN EL LENGUAJE
Scheerer y Lyons (1957) han mostrado que hay consistencia entre hablantes respecto a
la imaginería visual asociada a ciertas ideas y conceptos. Gibbs, Strom and Spivey-
Knowlton (1997) preguntaron a sujetos sobre sus imágenes mentales de proverbios y
encontraron altos grados de acuerdo. Otros trabajos experimentales han mostrado que
listar las características de un concepto involucra algo similar a la inspección visual de
sus propiedades (Barsalou, 1999).
Chatterjee et al (2001: 55) señalan que, mientras el lenguaje refleja nuestro
pensamiento y provee un medio para comunicarnos, nos permite codificar cantidades
masivas de información que de otro modo nos sería imposible; los autores consideran
que las representaciones espaciales reflejan nuestro ambiente externo y nos proveen un
medio para llegar, estar en contacto, buscar y movernos.
Las expresiones deícticas y su comprensión se basan en el conocimiento
compartido por los participantes de la conversación y del contexto en los cuales las
elocuciones ocurren. Las preposiciones de locativo que transportan la información
espacial también sirven como deixis. En la conversación, los enunciantes anclan a
menudo sus elocuciones a su ambiente espacial. Este anclaje se define como deixis
(Chatterjee et al, 2001: 55).
La Lingüística cognitiva4 ha desarrollado cinco nociones fundamentales para el
planteamiento espacial de la representación lingüística. Entre ellas, las nociones de
“Concepto”, “Dominio”, “Construals5” y “Categorías” resultan tener una amplia
aceptación como fundamentos de la Semántica cognitiva. En esta tradición se entiende
por “Concepto” una unidad mental; “Dominio” es descrito como el conocimiento de
soporte para representar a los conceptos; “Construal” es el proceso por el cual la
experiencia de mundo de una persona es concebida en formas variadas; finalmente, la
“Categoría” está estructurada internamente mediante relaciones prototípicas entre sus
miembros y, externamente, por relaciones taxonómicas entre categorías.
4 Según el Tesauro de EBSCO (2009), la Lingüística cognitiva es una disciplina del campo de la Lingüística que explica la creación del lenguaje, el aprendizaje y el uso del mismo por referencia a la cognición humana en general, más que apelando a las propiedades estructurales e internas del lenguaje y a una lengua en particular. En este abordaje, no hay una facultad cognitiva autónoma para el lenguaje, la gramática es entendida en términos de conceptualización y el conocimiento del lenguaje emerge de su uso. El término es introducido en 2009 en dicha base de datos. 5 Sobre la traducción de este término hay que considerar que el castellano no ofrece la posibilidad de denominar con una sola pieza léxica a un proceso de realización sino que ofrece una noción, “Construcción”, que remite a una entidad estática y acabada.
17
Por su parte, la quinta de las nociones referidas, los “esquemas de imagen”, son,
de manera general, estructuras abstractas recurrentes en nuestros constructos del mundo,
y así juegan un rol fundamental en varios procesos semánticos cognitivos (Clausner &
Croft, 1999). Estas estructuras se encuentran ancladas a la capacidad del sujeto para
distinguir clases de movimiento, nociones métricas y geométricas.
1.2.1. La hipótesis del registro espacial
Coslett (1999: 704) propone la hipótesis del “registro espacial”. Él sostiene que el
registro de objetos y acontecimientos en el espacio es de importancia evolutiva
fundamental. Este registro determina la capacidad de un organismo para sobrevivir y
evitar el peligro en el ambiente. Las ubicaciones de todos los estímulos se registran
automáticamente, incluso cuando esta información es inútil a la tarea en curso. Un
ejemplo es el efecto de Simon.
Se ha considerado al anterior un fenómeno de interferencia que se localiza en la
etapa de selección de la respuesta. Simon y Small (1969) encontraron en una tarea
auditiva un efecto de interferencia. Los sujetos debían identificar la frecuencia a la que
se emitía un determinado sonido, pulsando el botón situado a su derecha cuando la
frecuencia era baja y el situado a su izquierda cuando ésta era alta, presentándose el
sonido de forma aleatoria en uno u otro oído. Los resultados mostraron que los sujetos
tienden a responder con la mano derecha cuando oyen el sonido por la derecha y con la
mano izquierda cuando lo oyen por la izquierda.
En consonancia con ello, Coslett (1999: 703) arguye que los efectos de registro
se extienden más allá del ámbito sensorial y del motriz hasta las operaciones
cognoscitivas. Según estudios neurológicos, el daño parietal empeora el registro
contralesional espacial y por lo tanto empeora la actividad, incluso de operaciones no
espaciales como la recuperación léxica y la búsqueda semántica. También, la actividad
neuronal que media la lengua está probablemente modulada por la posición de la cabeza
y del ojo, similar a la manera en la cual el proceso táctil es influenciado por la posición
de la cabeza y del ojo. La integración (táctil-visual) en la corteza parietal posterior se
puede acompañar por la integración transmaterial (espacial-lingüística) en la corteza
parietal izquierda posterior.
La lengua como sistema de símbolos necesita poder referir a la información
espacial. Sin embargo, los formatos de representaciones lingüísticas y espaciales
18
parecen ser diferentes. La lengua es generalmente algebraica y puede transportar la
información proposicional. Las palabras individuales se relacionan arbitrariamente con
los objetos y los acontecimientos en el mundo (Bock, 1992).
De manera semejante, la estructura de una frase no necesita llevar una relación
necesaria a la estructura de objetos y de acontecimientos en el mundo. Las
representaciones espaciales, en contraste con lengua, son generalmente análogas y
transportan la información geométrica. Las representaciones espaciales aproximan a
menudo la topografía del espacio físico (Chatterjee et al, 1999: 57).
En resumen, diversas clases de información representadas en el cerebro se
pueden caracterizar por gradientes mediante varios parámetros. Las representaciones
espaciales tienden a ser perceptivas, geométricas y sensoriales, mientras que la lengua
tiende a ser conceptual, algebraica y amodal. Sin embargo, la lengua y las
representaciones espaciales pueden ser concretas o abstractas. En el caso concreto de la
lengua, los sonidos y las vocalizaciones específicas de los idiomas dan forma a las
palabras y a las frases. En el extremo abstracto, los conceptos codifican el significado de
una manera que no se restringe a las idiosincrasias de ninguna lengua particular. En el
extremo concreto de representaciones espaciales, las opiniones se derivan de escenas
espaciales reales. En el extremo abstracto, los esquemas espaciales simples no reflejan
directamente la información perceptiva. La lengua y el espacio son probablemente
convergentes en los niveles abstractos de estructuras conceptuales y de esquemas
espaciales, insiste el planteamiento (Chatterjee et al, 1999: 57).
1.2.2. Los esquemas espaciales y los primitivos espaciales
La remisión anterior a la hipótesis del registro espacial sugiere tener presente a las
relaciones con la representación del espacio en el marco de la adquisición del lenguaje.
Más que orientarse a una u otra de las tradiciones básicas sobre el fenómeno de la
adquisición, lo relevante es ver la manera en que dichas tradiciones se plantean el
concurso de las capacidades motrices, perceptivas y cognitivas en el logro de la
representación lingüística. De manera genérica, interesan las explicaciones que
involucren una posición respecto a la capacidad de compartir propiedades entre la
representación perceptiva del espacio y la representación lingüística del mismo.
Primeramente, en el marco de un abordaje formalista del lenguaje, Fodor (1975)
ha considerado a los conceptos unidades básicas e innatas cuya validez referencial es
19
confirmada o desementida por la realidad; sin ser constituidos por el uso de la lengua ni
por datos perceptuales. Por ello, los conceptos son amodales a las representaciones
perceptuales. Es decir, la realidad ofrece el contraste para activar una unidad de
representación que es, previa a la experiencia perceptual y social, parte del repertorio
mental. En una postura cercana, para la cual los conceptos ya no son innatos, pero que
acepta que en algún punto de la mente habremos de encontrar elementos conceptuales -
amodales también respecto a la percepción- para construir el pensamiento, Jackendoff
(1996) propone la existencia de unidades básicas denominadas primitivos constitutivos.
Entre ellos, habría primitivos remitidos a la representación lingüística del espacio.
A juicio de Jackendoff (1996), de inicio, los niños aprenden principios
perceptivo-motores sobre objetos y acontecimientos en el mundo. Estos principios,
codificados como primitivos, sirven como la base para estructuras conceptuales más
elaboradas. Por ejemplo, Mandlerc (1996) sugiere que los niños adquieran primero el
conocimiento de diversas clases de movimiento en el mundo. El movimiento biológico
es automotor y el movimiento no biológico se induce externamente. La conciencia de
esta distinción sirve como base para la diferencia semántica “animado” e “inanimado”.
Los primitivos espaciales pueden desempeñar un papel crítico en la adquisición
de conceptos. Incluso, el autor (Jackendoff, 1996) plantea que los primitivos espaciales
pudieron ser la base de diversos ámbitos de la cognición. Por ejemplo, Christmand et al
(1997) divulgaron que los cuadros con una direccionalidad de izquierda a derecha son
juzgados más estéticos que otros con dirección derecha-izquierda. Estos primitivos se
pudieron concatenar para formar modelos mentales con propiedades espaciales.
En el planteamiento de Jackendoff (2007b: 379-380), el lenguaje tiene una
arquitectura básica a la manera de caja de herramientas –donde se ubicarían los
primitivos- que los niños están preparados de manera innata para utilizar en caso de que
los estímulos garanticen dicho uso y descarten otras opciones; interviniendo así los
primitivos en la formación de conceptos. Para Jackendoff (1992), los primitivos son
unidades representacionales básicas e innatas. Sin embargo, el autor (Jackendoff,
2007b: 379-380), a distancia de Chomsky (1965), no considera al lenguaje plenamente
autónomo de la cognición en general y no pone a la sintaxis ni al centro del
funcionamiento del lenguaje ni de la descripción lingüística (Jackendoff, 2007a: 1).
En contra parte, en el marco de un abordaje funcionalista (Skinner, 1957;
Vygotski, 1934; Piaget, 1946) del lenguaje, el trabajo de diversas tendencias
20
(conductismo, constructivismo, sociointeraccionismo, conexionismo) se plantea, en un
sentido muy general, que los conceptos se construyen a partir de los estímulos llegados
desde el entorno –incluido el social- a través de los sentidos y de la percepción. Así
visto, los conceptos no se consideran ajenos a las modalidades sensoriales particulares.
De tal modo, las representaciones mentales son elementos básicos entendidos como
contenido conceptual, diferentes a los enunciados por su menor grado de complejidad, o
entendidos como contenido no conceptual, aunque fundamento del mismo en algún
modo. El trabajo de la Lingüística cognitiva en materia de adquisición del lenguaje
(Cifuentes y Marimón, 2004) se puede agrupar en este abordaje y en convivencia con
las distintas tendencias que aquí se han citado.
La diferencia entre contenidos conceptuales y no conceptuales remite aquí a
definir a los conceptos como copias de representaciones perceptuales (p. e. Prinz, 2002),
o como contenidos ricos en detalle no coincidentes con los conceptos esquemáticos que
un sujeto puede poseer. Los planteamientos de Talmy (1983; 2000) –que agrega al
funcionalismo aportes de las ciencias cognitivas- pueden ubicarse o ser cercanos a este
segundo grupo, pues los esquemas espaciales como los esquemas de imagen propuestos
por dicho autor tiene un carácter sintético y abstracto.
Fuera del ámbito experimental, de acuerdo con su análisis de las preposiciones
de locativo, Talmy (1983) propone lo que denomina esquemas espaciales, en tanto
representaciones mentales que se forman por propiedades espaciales selectivas que se
juzgan relevantes en una escena espacial y que han sido en extremo simplificadas. Así,
los esquemas son formas geométricas simples tales como puntos, líneas y planos.
Talmy (1983) identifica varias características importantes de estos esquemas.
Uno, son discretos, más que continuos; por lo tanto, pierden precisión perceptiva. Dos,
son también topológicos, más que imaginísticos6; codifican características espaciales de
maneras cualitativas y capturan solamente algunas de las configuraciones espaciales
posibles. Los esquemas de imagen, previamente referidos en este apartado, se elaboran
a partir de dichos esquemas espaciales.
Este diseño de los esquemas espaciales parece una condición previa de la
comunicación, en la cual gran variedad de situaciones espaciales necesita ser descrita
rápidamente. Así los esquemas espaciales comparten tanto propiedades asociadas a
lengua como a las representaciones perceptivas.
6 Imaginísticos. Se refiere a significado figurado. En el sentido de uno subsidiario respecto a otro primero.
21
En tanto, en el ámbito experimental, en tres pruebas desarrolladas por Chatterjee
et al (1999), dedicadas a examinar si los conceptos expresados lingüísticamente son
representados espacialmente, se investigó la estructura de eventos, en el entendido de
estos como acciones con trayectorias espaciales que los sentidos pueden describir y el
lenguaje puede representar. Se consideró que las oraciones, en tanto permiten
representar eventos, contienen verbos que determinan el rol temático de los argumentos.
También, en dichas pruebas experimentales, se distinguió entre la localización de los
roles temáticos y la dirección de las acciones.
Diseñadas como tareas de tiempos de reacción, las pruebas consistieron en
dibujar figuras y asociar estas figuras con oraciones. Según los resultados, los sujetos
diestros tendieron a localizar agentes a la izquierda de pacientes y a concebir acciones
procediendo de izquierda a derecha. Esta tendencia surgió cuando los sujetos dibujaron
acontecimientos en respuesta a frases; cuando dibujaron el agente o al beneficiario de la
acción en respuesta a frases; y cuando dibujaron trayectorias de las acciones
transportadas por frases del verbo. Por su parte, un grupo de sujetos escuchó oraciones
que adjudicó a imágenes más rápidamente cuando éstas describieron al agente a la
izquierda y con una acción de izquierda a derecha.
En un trabajo posterior a dichos experimentos, cuya descripción se mostrará en
un apartado posterior dedicado a aspectos neuronales, Chatterjee et al (2001: 60)
sugieren que, a pesar de que hay razones para pensar que las representaciones mentales
de la lengua y las del espacio están separadas, estos dominios cognoscitivos hacen
contacto en puntos críticos. Estos puntos de contacto son evidentes en la comunicación
y la representación de la lengua.
Conviene señalar que, más que sugerir la ausencia de propiedades compartidas
entre la representación perceptiva del espacio y la representación lingüística del mismo,
la diferencia entre uno y otro acercamiento expuestos sobre la formación de palabras se
remitiría a que, para el primer abordaje, ese eventual carácter compartido habría de
evaluarse en relación a los conceptos innatos que son activados, o que, para el segundo
abordaje, habría de revisarse cómo la eventual compartición de las propiedades se
desarrolla a partir de las representaciones perceptuales y de las capacidades motrices
hasta alcanzar su eventual abstracción en la formación de conceptos y palabras.
Sin embargo, por fines sintéticos, dado que en este apartado el tema no es la
adquisición del lenguaje, se ha planteado una oposición básica respecto a la adquisición
22
de palabras. Cabe no perder de vista que existen posiciones intermedias (p. e.
Karmiloff-Smith, 1993)7 que pueden ayudar en el interés de poner la atención en el
desarrollo de eventuales propiedades compartidas y sus alcances.
En resumen, sea cual sea la ruta seguida en lo relativo a la formación de palabras
y como sugieren los experimentos, hay razones para pensar que el dominio espacial
tiene divisiones internas naturales; problemas planteados por la necesidad de describir
diferentes tipos de arreglos espaciales o eventos (Mandler, 1996; Jackendoff, 1983,
1992, 2002). La distinción “fondo-figura” aportada por la Gestalt (Koffka, 1935;
Wertheimer, 1959) y aprovechada por Talmy (1983) en la Lingüística cognitiva remite a
uno de los arreglos y divisiones espaciales más fundamentales y naturales.
1.2.3. La relatividad de la deixis en el espacio-tiempo lingüístico
Puede considerarse a la deixis como el punto de partida para estudiar al espacio en el
lenguaje toda vez que da tanto al enunciante como al intérprete parámetros espacio-
temporales. Estos parámetros pueden realizarse en expresiones espaciales de diferentes
maneras, entre ellas, demostrativos, adverbios y verbos de movimiento. Talmy (1985)
observó una tendencia de las lenguas para adoptar una de dos estrategias principales de
lexicalización: Una, la ruta espacial con el verbo; la otra, la ruta de acceso por separado,
es decir, mediante el uso de partículas o adverbios.
En el estudio de conceptos espaciales, Piaget y Inhelder (1956) argumentan que
el niño pasa a través de una serie de etapas de razonamiento espacial: Al principio sólo
abarca nociones topológicas, luego abarca nociones de métrica euclidiana, distancia y el
ángulo; por último, abarca nociones geométricas proyectivas. Bowerman & Choi (2001:
496-497, 505) muestran que los niños son ya sensibles a las distinciones de una lengua
específica relativas a la comprensión antes de que sean capaces de producir las
expresiones. Bowerman (1996: 170) llegó a la conclusión de que hay pocas pruebas de
que los niños tengan fuertes sesgos prelingüísticos para la clasificación del espacio en
una forma distinta a la presentada por su idioma y Levinson (1996: 376) señala que los
niños aprenden el uso intrínseco de las nociones de "frente" y "atrás" antes que nociones
deícticas centradas en el hablante como centro deíctico (relative notions). 7 La autora propone que existen tanto procesos generales en 1os diferentes subsistemas cognitivos como que la naturaleza de las representaciones es específica de cada subsistema. Desde su punto de vista, el desarrollo cognitivo implica un conocimiento especificado innatamente y a la vez un aprendizaje subsiguiente. Hay a su juicio una redescripción de la representación.
23
Según Levinson (1996: 376), una solución que evita el carácter sustancial de la
distinción geométrica euclidiana es llamada la proliferación de lugares. De hecho,
parece haber una implicación universal: A saber, que si un idioma tiene nociones
deícticas centradas en el hablante tendrá las opciones opuestas (las centradas en el
objeto de referencia como centro deíctico [intrinsec notions]), pero no necesariamente a
la inversa. Estas últimas son para el autor relaciones binarias, las primeras son
encubiertamente ternarias. Las nociones centradas en el objeto parecen fallar para dar
soporte a inferencias espaciales, las centradas en el hablante, no.
La evidencia sugiere que hay lenguas que apenas hacen uso de uno o más
marcos de referencia, es decir, los recursos lingüísticos están simplemente ausentes en
algunos casos. Levinson (1996: 377) desarrolla entonces lo que llama marco de
referencia intrínseco, marco de referencia relativístico y marco de referencia absoluto.
El mismo autor indica que la complejidad de estos sistemas es tal que el análisis
correcto de tales sigue siendo poco claro en el adulto. De sus señalamientos interesa la
consideración según la cual, en algunos idiomas, la distinción "izquierda"/"derecha"
puede girar con la variable de asignación de 'front'/'back'.
El desarrollo de estos sistemas obedece, señala Levinson (1996), en parte a que
las opciones binarias por sí solas parecen insuficientes. En primer lugar, no todos los
objetos de referencia útil (como piedras o árboles) ofrecen las facetas pertinentes para
un criterio de localización intrínseco. En segundo lugar, los sistemas relativos
proporcionan apoyo a inferencias lógicas: Si A está a la izquierda de B, y B a la
izquierda de C, entonces A es a la izquierda de C. Estos conectan con la experiencia
visual de una manera muy directa.
Muchas comunidades de habla hacen un amplio uso de coordenadas absolutas.
En un sentido general, la propuesta de Levinson (1996) señala que los sistemas de
dirección absoluta nos ofrecen recorridos en una matriz, pero sin emplear puntos de
vista diversos. Las referencias locales nos pueden dar algunas de las mismas
propiedades. Muchos sistemas que toman rasgos de una referencia local son totalmente
abstractos. Un sistema absoluto tiene como ventaja lógica que la validez de las
deducciones no es relativa. Sus dificultades podrían llevar a esperar que tales sistemas
sean aprendidos tardíamente por los niños, pero parece que se aprenden antes de las
expresiones relativas. Una característica de las descripciones de movimiento absoluto es
que permiten la especificación de la dirección sin ninguna referencia a lugares.
24
1.2.4. La similitud organizativa de las redes neuronales
El propósito de este subapartado es mostrar algunas consideraciones neurológicas
expuestas por Chatterjee et al (2001) que favorecen indagar en la proposición del
espacio como modo de representación en el lenguaje, pues remiten a las relaciones de
colaboración y semejanza organizativa entre redes neuronales dedicadas a la
representación espacial y otras dedicadas a la representación lingüística. En tal sentido,
la autora plantea a esta similitud organizativa como argumento de la colaboración de la
representación mental del espacio con la representación mental de la lengua.
Chatterjee et al (2001: 55) sugieren que a pesar de las diferencias en la
organización neural y mental que presentan la capacidad de representar
lingüísticamente, como la de hacerlo espacialmente, ambos dominios interactúan.
En términos generales, las redes neuronales que median entre lenguaje y espacio
incluyen a la región temporal parietal posterior, las regiones dorsal-lateral y
mediaprefrontal. También, se incluyen partes del tálamo y de los ganglios basales. Hay
que hacer notar el señalamiento de redes distributivas del lenguaje en el hemisferio
izquierdo que median componentes fonológicos, léxicos, semánticos y sintácticos y de
redes distribuidoras espaciales en el hemisferio derecho que median componentes de
espacio tales como marcos de referencia anclados a la retina, a la cabeza o el torso y
localizaciones espaciales ligadas a diferentes partes del cuerpo.
Así entendido, los autores (Chatterjee e al, 2001: 55) señalan que hay redes que
median unas lenguaje y otras espacio con organizaciones similares en diferentes
hemisferios. Las conexiones sinápticas entre la corteza sensorial primaria y la corteza
parietal-temporal posterior son similares en ambos hemisferios. En caso contrario,
considera, una red neuronal para el lenguaje encapsulada o blindada a las sensaciones
implicaría una radical y diferente organización neuronal en ambos hemisferios.
Según estudios de Carpenter et al (1999: 221), la lectura de oraciones con
preposiciones de locativo activa partes de los dos cortes parietales. Debido a que la
corteza parietal media representaciones espaciales, la comprensión de estas oraciones
parece involucrar procesamiento espacial.
Finalmente, Chatterjee (Chatterjee et al, 2001: 55) señala que la evidencia de
pacientes con daño cerebral sugiere que la información intermodal y sensoriomotora
25
convergen en el caso humano dando lugar a la experiencia de un ambiente espacial
unificado en el que percibimos y actuamos.
1.3. LA METAFORIZACIÓN COMO RECURSO COGNITIVO EN LA
REPRESENTACIÓN LINGÜÍSTICA
Diversos autores han argüido a favor de un componente espacial en el lenguaje; entre
las motivaciones para proponer una alternativa al acercamiento simbólico (Barsalou,
1999) se encuentran las dificultades para implementar un sistema simbólico común al
análisis sintáctico –de la forma y la organización de los recursos- entre el sistema visual
y el lenguaje (Landau & Jackendoff, 1993); para capturar sutiles asimetrías y matices de
la representación lingüística de una manera esquemática, espacial (Langacker, 1987;
Talmy, 1983) y para lograr un acercamiento más general a la mente como un sistema
corpóreo de experiencia (Lakoff y Johnson, 1980).
Así, sí aceptamos una base espacial y perceptual de la representación a cargo de
los ítems lingüísticos habríamos de esperar un amplio consenso entre los hablantes
cuando les pedimos dibujar diagramas simples representando palabras, como lo ha
mostrado el trabajo de Richardson et al (2001). Sus resultados reportaron el consenso
esperado entre los hablantes.
La prueba experimental desarrollada por el autor y sus colaboradores consistió
en dos tareas experimentales. En la primera, denominada Forced Choice, se entregó a
los participantes una página con una oración (formada por un verbo, escrito en pasado, y
el sitio del sujeto y el del objeto ocupados por figuras geométricas distribuidas
aleatoriamente) y cuatro imágenes esquemáticas con figuras geométricas básicas –
idénticas a las de las oraciones- etiquetadas de la A a la D.
Estas imágenes contenían un círculo y un cuadro alineados en un eje horizontal o
vertical, conectado por una flecha con un puntero orientada hacia arriba, o hacia abajo,
o a la izquierda o a la derecha. Así, tanto la opción horizontal como la vertical contaban
con una imagen con la flecha arriba y otra hacia abajo.
En cada una de las páginas, se solicitó a los participantes seleccionar de entre
estas cuatro la que mejor representara el evento descrito en la oración formada con el
verbo (ver figura 1). Los ítems fueron aleatorizados en tres órdenes diferentes y
cruzados con dos ordenamientos diferentes de las imágenes. Las seis listas fueron
distribuidas aleatoriamente a 173 participantes.
26
En la segunda tarea experimental, denominada Free Form, se dio a 24
participantes, ajenos al primer experimento, una oración al estilo de las usadas en la
primera tarea experimental. Se les pidió –con un plazo de tiempo mayor- dibujar en la
pantalla del ordenador una representación esquemática de la oración. Al acabar
apretaron una tecla y se les otorgó otra oración. Los sujetos tomaban las formas
geométricas de una caja de herramientas central (ver figura 1). Cualquier número de
formas podía ser utilizado, recolocado y se podían utilizar hasta tres flechas. Éstas
podían ser modificadas, rotadas y redimensionadas.
Figura 1: Cajas de herramientas de las tareas experimentales “Forced
Choice” y “Free Form” utilizadas en el experimento de Richardson et al
(2003). De “Spatial representations activated during real-time
comprehension of verbs”, por Richardson et al, 2003, p.769.
27
Por otra parte, Lakoff y Johnson (1980) han propuesto que el sistema conceptual
humano está construido en torno a un limitado conjunto de conceptos que emergen de
la experiencia y que son definidos en sus propios términos, es decir, sin ningún dominio
intermedio de experiencias a través de las cuales se conceptualicen. Estos conceptos
experienciales fundamentales incluyen un subconjunto de relaciones espaciales básicas
con valor deíctico para la representación y la conceptualización. Por ejemplo, arriba /
abajo, adelante / atrás; un subconjunto de conceptos ontológicos físicos (por ejemplo,
contenedor, entidad) y un subconjunto de acciones y experiencias básicas. Por ejemplo,
comer, moverse. Para este punto de vista, todos los conceptos que no emergen de la
experiencia física deben ser de naturaleza metafórica. De este modo son abstractos y son
lo que en otras tradiciones se han denominado propiamente conceptos. La operación que
se realiza para pasar de los conceptos experienciales a los conceptos abstractos, para
lograr que estos segundos sean entendidos y estructurados es denominada por Lakoff
como Metaphorical mappings (Lakoff & Johnson, 1980).
La metáfora proporciona una estructura relacional a un dominio abstracto al
importar a éste la estructura relacional de un dominio de experiencia más concreto.
Semejante a las analogías, la metáfora importa dicha estructura de relaciones y hace de
lado las características superficiales y específicas del dominio de experiencia en que se
generan. Es decir, la metáfora implica una abstracción del propio dominio de origen
para representar, percibir y conocer dominios de experiencia menos obvios gracias a su
carácter más abstracto. En suma, los autores sugieren que los sujetos usan las metáforas
para hablar de dominios abstractos y que en la mayoría de las metáforas
convencionalizadas por las lenguas los recursos léxico-gramaticales de experiencias
concretas se usan para hablar de dominios abstractos.
Desde la perspectiva psicológica relativa al estudio de las representaciones
mentales del espacio como de términos lingüísticos del espacio, destacan los trabajos de
Hayward & Tarr, 1995; Carlson-Radvansky, Covey & Lattanzi, 1999, y Schober, 19958.
8 En algunos estudios, esa interrelación viene modulada por factores del contexto visual (Spivey-Knowlton, Tanenhaus, Eberhard & Sedivy, 1998), por el bagaje común entre los hablantes (Schober, 1995) o por los atributos funcionales de los objetos descritos (Carlson-Radvansky et al, 1999).
28
1.4. VALIDEZ LINGÜÍSTICA DE LA METÁFORA ESPACIAL DEL TIEMPO
En este apartado se presentarán cuatro planteamientos, dos desde la tradición lingüística
interesada en la representación mental asociada al lenguaje, otro en la tradición
lingüística interesada en la estructura formal del lenguaje y otro a partir de trabajo
experimental de la Psicolingüística, con el fin de desarrollar una descripción lingüística
de la metaforización espacial del tiempo en el conjunto de recursos léxicos y
gramaticales de la lengua.
1.4.1. Mental Space Theory
La noción de Mental Spaces en dicha teoría les define a estos como dominios
conceptuales temporalmente construidos durante el proceso del discurso tanto para
enunciante como para intérpretes (Fauconnier, 1997; Evans & Green, 2006). Fauconnier
plantea cuatro clases diferentes de espacios (Cutrer, 1994: 71–73): (1) Base space,
considerando a éste como un presente que contiene el punto de vista inicial desde el
cual los eventos son construidos; (2) Viewpoint space, equivalente a la noción de
referencia o punto de vista desde el cual se determinan las relaciones deicticas; (3)
Focus space, descrito como el espacio donde el significado es activamente construido; y
(4) Event space, el espacio temporal en el cual el evento codificado por el verbo toma
lugar o acontece (Fauconnier, 1997: 82).
En su modelo, Fauconnier considera tanto a la categoría de Tiempo verbal como
a la de Aspecto caracterizaciones de vínculos discursivos que operan al nivel de
construcción cognitiva y que en la medida de lo posible son universales. Para la Mental
Space Theory (MST), el Tiempo verbal y el Modo proveen los medios para seguir la
pista del tiempo y el estatus de realidad (denominada distancia epistémica en dicha
teoría) de los espacios mentales construidos en el discurso. Cada posibilidad de Tiempo
verbal como de Aspecto es para dichos espacios mentales un tipo universal de vínculo
local como parte de una estructura cognitiva subyacente.
Las convenciones gramaticales de las lenguas codifican de modo específico los
vínculos discursivos (Cutrer, 1994: 94). La codificación a cargo de dichas convenciones
es específica en tanto aporta y distingue para la puesta en discurso vínculos de distinta
especie. Desde el punto de vista de la decodificación, dichas convenciones recogen
dichos vínculos. En cualquier caso, la distinción es la aportación de dichas
convenciones a la estructuración cognitiva.
29
Mientras que la MST atiende a las categorías gramaticales de Tiempo verbal y
Aspecto en el discurso, Botner & Keschner (2008: 158-159) señalan que su interés está
en los principios de organización de dichas categorías como un sistema en sí mismo.
El acercamiento de Botner & Keschner (2008: 158-159) a la disociación en la
deixis temporal se involucra con dos categorías de la deixis verbal: realismo temporal y
ubicación espacial. Éstas denotan, por un lado, si el acontecimiento enunciado está
tratado como real o no; por otro lado, si está ocurriendo en la vecindad del
acontecimiento de discurso o no. En cada caso proponen identificar dos ámbitos: real
contra no real y aquí contra no aquí. La combinación “real-aquí” es coincidente con el
centro deíctico; la combinación “no real-no aquí”, disociada. Las combinaciones “real-
no aquí” y “no real-aquí” son posibles.
El acontecimiento de discurso es considerado por los autores (Botner &
Keschner, 2008: 159) como base para la combinación “real-aquí”, lo contemporáneo.
De este modo, proponen dividir el espacio cognoscitivo en ámbitos conceptuales
distintos para cada componente deíctico que ponen en contraste. Primero, el realismo
temporal, mediante el cual, por un lado, oponen a un ámbito contemporáneo uno no
contemporáneo de pasado; por otro lado, uno no contemporáneo de futuro. Segundo, la
ubicación espacial, en la que oponen la inclusión del centro deíctico dentro del mundo
cognoscitivo que prevalece contra la exclusión o disociación de dicho centro.
Finalmente, una lengua puede elegir no marcar gramaticalmente estas
oposiciones. La distinción inclusión versus disociación constituye una oposición
cognoscitiva que unifica estos contrastes.
1.4.2. Principio de secuencia
De la tradición interesada en la descripción formal, el análisis sobre la sistemática
verbal que realiza Mauricio Molho (1975) permite una descripción organizada de la
condición temporal de la misma lengua y de su capacidad de representación. Para
Molho, un primer axioma es que la mente opera la lengua reduciendo lo que concibe a
binariedades contrastivas. Todo contraste binario, insiste, radica en la solidaridad de las
dos representaciones elementales que en él se implican recíprocamente.
La relación binaria organiza un contraste que define a cada uno de los elementos
de la misma. Entre las dos posiciones el autor argumenta un orden de sucesividad. Esta
30
condición organizadora es un principio de sucesividad al que el autor antes referido
(Molho, 1975) sugiere denominar como tiempo.
Este principio de secuencia se propone como válido para distintos niveles de
organización de la representación conceptual y lingüística. Aún más, para Molho “…el
sistema total de la lengua no es sino una concatenación sistemática de entidades cuya
totalidad forma una serie conclusa” (Molho, 1975: 10). Ello explica por qué con la
lengua el enunciante produce significado organizando el contraste entre sus elementos y
sistemas. Según lo anterior, cada elemento y/o sistema es una posición en una secuencia
organizadora constituida por la totalidad del sistema de la lengua.
Siempre que se establece una relación de contraste entre dos posiciones, la
siguiente relación tiene como posiciones del contraste el resultado de las relaciones de
contraste anteriores, con lo que la nueva relación binaria de contraste se organiza en
otro nivel de complejidad de la representación (fonológico, léxico, sintáctico,
semántico, pragmático). En cualquier nivel de la representación, el contraste entre la
anterioridad y la ulterioridad de cada posición implica una perspectiva. Ésta última es el
presente como posición del observador.
La representación conceptual que organiza el castellano ha desarrollado en el
sistema verbal el principal organizador del principio de secuencia, es decir, del tiempo.
Molho (1975: 11) señala que “..esta sistemática organiza una gama que va de un tiempo
mensurable a otro inconmensurable..”. Es decir, un vector de tiempo organizado como
cercano a la posición del observador y otro como una posición lejana a ésta. El
ordenamiento de la sistemática verbal es explicable mediante el contraste radical entre
el “antes” y el “después” a la posición del observador.
La lengua organiza la representación conceptual del tiempo a través de una
sistemática verbal y de su relación solidaria con otras sistemáticas, como las de la
preposición, el artículo y la conjunción. El presente de Indicativo es, para el castellano,
la posición de lo perceptible (Molho, 1975: 12).
El trabajo de Molho permite hacer la distinción entre el principio de secuencia
como caracterización de la operación representadora de la mente, por un lado, y por
otro, la representación del tiempo como categoría de la predicación. Desde esta
perspectiva, el principio de secuencia es un patrón que nos ayuda a explicar el
procesamiento. Otro interés es rescatar la variación y la relación de inclusión entre
elementos. Esto significa que la lengua organiza la significación mediante una secuencia
31
de posiciones cognitivas, los valores de éstas se contrastan como el relieve de una figura
desde un fondo. Así, ninguna figura se concibe sino como el relieve de un fondo que le
envuelve, y no puede conceptualizarse un fondo que no fuera la base de una figura.
En suma, este contraste solidario que organiza la lengua y que corresponde a la
esquematización del principio de secuencia hace a aquélla productora de significados y
sugiere explorar en qué medida la representación conceptual del tiempo recurre a la
espacialización para organizarse.
1.4.3. Modelo dinámico evolutivo
Langacker (1991: 276) distingue entre conocimiento estructural y conocimiento
fenoménico. Por conocimiento estructural el autor entiende el saber que organiza la
estructura del mundo, el modo cómo está hecho, lo que en su comprensión implica el
tiempo continente, y por conocimiento fenoménico el autor entiende las cosas que
suceden en ese marco, lo que implica un tiempo contenido que se manifiesta en la
enunciación. Lo importante para nosotros es que este autor interpreta este contraste
como reflejo de un modelo cognitivo de significado. De acuerdo con esta concepción
básica, el mundo es estructurado por los hablantes de una lengua de un modo particular
más o menos compartido entre ellos.
Otras consideraciones sobre la pertinencia de este modelo son que éste busca
explicar la evolución de lo que los hablantes organizan como realidad y el hecho de que
sólo una limitada porción de la misma es conocida por un conceptualizador dado.
Además, en este modelo no está implícita una configuración estática de elementos. En
parte, la concepción de mundo significa tener una particular estructura sesgada hacia la
ocurrencia de ciertos eventos y secuencia de eventos en oposición a otros.
En esta estructura, algunos eventos ocurrirán si las circunstancias apropiadas
surgen. Otros eventos encuentran resistencia y pueden ocurrir sólo si se organiza
suficiente esfuerzo para superar esta resistencia. Algunos eventos no pueden suceder de
ningún modo porque son llanamente inconsistentes con la manera en que el mundo está
estructurado (Langacker, 1987: 276).
Conviene mencionar que hemos entendido el término “realidad” refiriendo a la
historia de lo que ha sucedido en el mundo. En algún momento dado, la realidad
presente es la particular configuración con la cual se organizan las entidades en el
32
mundo. Lo que en un modelo de mundo se estructura como realidad evoluciona a
través del tiempo, hacia el futuro. (Langacker, 1987: 276)
Dada la manera en que el mundo está estructurado para una comunidad de
enunciantes e intérpretes, la estructuración de un evento como realidad coacciona
severamente el posible curso de su evolución futura. La estructuración de un mundo
incluye la preferencia, por parte de los hablantes, de particulares secuencias de eventos.
La figura 2 nos permitirá una exposición más clara.
Figura 2: Adaptación del modelo dinámico evolutivo. De Foundations of
Cognitive Grammar. Theoretical Prerrequisits, (p.277) por R. Langacker,
1987, Stanford: Stanford University Press.
El “modelo dinámico evolutivo” representa la realidad como un cilindro
concebido como creciente a lo largo de un eje temporal y en el que C es el
conceptualizador (Langacker, 1987: 277). En este cuadro, que hemos adaptado de la
explicación de Langacker, el cilindro interior, tanto con líneas continuas como
punteadas, representa el momento evolutivo de lo que una comunidad de enunciantes e
intérpretes organiza como realidad. La sección de líneas punteadas del cilindro interior
representa trayectorias colectivamente referidas como realidad potencial. Por su parte, el
cilindro exterior representa el momento evolutivo de lo organizado como irrealidad.
En esta figura la distinción entre la organización de un evento como previo al
sitio del conceptualizador, como simultáneo y como posterior se representa por tres
cortes del continuo que representan los cilindros tanto interno como externo.
C
33
En este modelo, la noción de conceptualizador remite al agente lógico de la base
de significado en la proposición; se sugiere entender a esta noción como una
abstracción, hecha desde la semántica cognitiva, del perfil cognitivo de los enunciantes
e intérpretes como sujetos que acuden al lenguaje como sistema de representación de
sus contenidos mentales.
1.4.4. Espacialización del valor semántico de los verbos
Para la revisión de la hipótesis de la metáfora espacial de los tiempos verbales como
realidad psicológica conviene dar cuenta de la investigación sobre representaciones
espaciales asociadas al valor semántico de los verbos dado que en la enunciación los
paradigmas verbales se presentan encarnados en verbos cuyo valor semántico,
previsiblemente, impacta en el procesamiento del paradigma verbal.
Richardson et al (2001: 873) señalan que la Lingüística Cognitiva y la Psicología
experimental han insinuado que parte relevante del lenguaje es codificada en la mente
en la forma de representaciones espaciales ancladas en nuestras capacidades de
percepción y de acción. Estos aspectos espaciales se han representado en la noción
“esquema de imagen” como un recurso para representar de manera bidimensional y
genérica verbos de movimiento o preposiciones relativas al espacio. Richardson et al
(2001) desarrollan experimentos para examinar las intuiciones de un conjunto de sujetos
no entrenados respecto a los esquemas de imagen de verbos concretos y abstractos.
En sus resultados observaron un acuerdo sustancial tanto en una tarea de dibujo
libre como en otra prediseñada para ambos tipos de verbos. Esta tarea ha sido ya
referida más ampliamente en páginas anteriores (ver figura 1).
En la misma manera en que los psicolingüistas desarrollan estudios normativos9,
Richardson et al (2001: 873) propusieron examinar a un amplio número de sujetos y ver
si hay consenso en sus representaciones espaciales de palabras. A diferencia de otros
trabajos y de la orientación general que estudia dicha interrelación en material léxico, en
el que las propiedades, las localizaciones y las relaciones espaciales son explícitas, el
estudio de Richardson (2001) atiende al valor semántico de verbos abstractos. Es decir,
en estructuras lingüísticas que no ofrecen propiedades espaciales explícitas.
9 Estudios normativos. En el ámbito de la Psicología del Lenguaje, este tipo de estudios recoge información sobre la frecuencia y la estabilidad de las categorizaciones hechas por los hablantes en conjuntos de material léxico, describiendo –en un modelo de supraordenación- las relaciones más frecuentes entre dicho material léxico. Estos estudios están interesados en las normas que construyen a las categorías y a las relaciones entre ellas.
34
Se consideró para el estudio que si las descripciones espaciales de verbos
concretos ofrecen consistencia entre los sujetos, es esperable para el investigador
encontrar consistencia con verbos abstractos. La prueba experimental presentó una
considerable consistencia entre los dibujos realizados de forma libre respecto a la tarea
prediseñada de dinámica de fuerzas. Se observó una correlación significativa entre los
ángulos de las líneas trazadas horizontal o verticalmente para los verbos en ambas tareas
(ver figura 3). Se encontró un alto grado de coherencia en los componentes espaciales
de las representaciones lingüísticas.
Concreteness Expected Axis Verb Up Down Left Right Horizontal fled
pointed at pulled
pushed walked
7.2 7.2
6 7.2
9
4.2 3.6 5.4 3.6 3.6
80.8 0
75.4 1.2 24
7.8 89.2 13.2
88 62.9
Neutral hunted impacted perched showed
smashed
9.6 7.2 12 15
3.6
20.4 37.1
76 9
66.5
1.8 3
6.6 10.2
1.2
68.3 52.7
5.4 65.9 28.7
High
Vertical bombed flew
floated lifted sank
4.8 37.7 32.9 87.4 22.2
86.8 44.3 56.3
9.6 71.9
1.8 15
7.8 2.4 4.2
6.6 3 3
0.6 1.8
Horizontal argued with gave to
offended rushed
warned
11.4 8.4
9 10.2 10.8
13.8 9.6
31.7 10.8 22.2
12.6 1.2
24.6 23.4
6
62.3 80.8 34.7 55.1 61.1
Neutral owned regretted
rested tempted wanted
5.4 19.8
4.4 16.8 15.6
55.7 24
36.5 11.4
7.8
18.6 41.3 40.1 45.5 15.6
20.4 15
9 26
61.1
Low
Vertical hoped increased
obeyed respected
succeeded
45.5 73.7 22.8 53.9 40.1
15.6 7.2 4.2
3 35.9
7.2 9.6
64.7 14.4 10.8
31.7 9
8.4 28.7 13.2
Means 20.9 26.2 19 33.8
Figura 3: Porcentajes de elección de imágenes para el valor semántico de
verbos concretos y abstractos en las tareas “Forced Form” y “Free Form”.
De “‛Language is Spatial’: Experimental evidence of Image Schemas of
Concrets and Abstract Verbs”, por D. C. Richardson et al, 2001,
35
Proceedings of the Twenty-third Annual Meeting of the Cognitive Science
Society, p.875
Finalmente, para investigar los componentes espaciales del procesamiento
lingüístico, los autores (Richardson et al, 2001: 877) sugieren agregar el estudio de los
datos de los movimientos oculares, puesto que está demostrado que la imaginería
mental y los modelos mentales presentan analogía espacial (Denis & Cocude, 1992;
Bower & Morrow, 1990). El trabajo de laboratorio ha demostrado que estos
componentes espaciales son evidenciados en los movimientos oculares de los sujetos
(Spivey, Tyler, Richardson & Young, 2000). Kaden, Wapner y Werner (1955)
mostraron que los componentes de las palabras influyen en el nivel ocular en que se
perciben los estímulos visuales.
1.5. VALIDEZ PSICOLÓGICA DE LA METÁFORA ESPACIAL DEL TIEMPO
Casasanto & Boroditsky (2008: 58) plantean tres posibles estados de la relación entre
las representaciones mentales del espacio y las del tiempo. La primera se remite a una
mutua dependencia simétrica; la segunda, ambas representaciones son independientes,
aunque tengan similitudes estructurales; tercera, ambas representaciones son
asimétricamente dependientes. Es decir, las representaciones de un dominio son
parasitarias para otro (Boroditsky, 2000; Lakoff & Johnson, 1980).
Estas tres posibilidades presentan tres patrones distintos de interferencia entre
espacio y tiempo. En términos de tareas experimentales, para el primer patrón cualquier
interferencia ha de ser simétrica, por ejemplo, la distancia modularía la duración
estimada, y viceversa. Para el segundo caso, no habría interferencia intermodal
significativa. Para el tercer caso, habría un patrón de interferencia asimétrica. Seis
experimentos de Casasanto & Boroditsky (2008: 589) van a favor de esta última
hipótesis, demostrando que la relación asimétrica entre espacio y tiempo encontrada en
la metáfora lingüística se encuentra también en representaciones no lingüísticas más
básicas de la distancia y la duración.
36
1.5.1. Metaphorical Structuring View
El planteamiento lingüístico de la representación metafórica requiere de un modelo
psicológico explícito para hacer posible una examinación experimental de tal teoría. La
Metaphorical Structuring View propuesta por Boroditsky (2000: 3) es un punto de vista
derivado de la teoría general sobre el papel de la metáfora en la representación
desarrollado por Lakoff & Johnson (1980) y otros autores. El propósito de dicho
planteamiento es hacer examinable algunos supuestos de dicha teoría general para
describir cómo pueden ser adquiridos, representados y usados los conceptos
metafóricos. Un punto clave es relativo a la posibilidad de plantear universales para
lenguas y culturas diversas o algún grado de universalidad mas limitado.
Parece ser el caso que, para captar la secuencia de eventos, concebimos el
tiempo generalmente como una entidad unidimensional y direccional.
Traslingüísticamente, los términos espaciales importados para hablar del tiempo son
unidimensionales y direccionales. Por ejemplo, antes / después; arriba / abajo, en lugar
de opciones multidimensionales o simétricas como superficial / profundo; izquierda o
derecha (Clark, 1973; Traugott, 1978).
Algunos aspectos del tiempo conceptual10 tomados de nuestra experiencia del
mundo (eventos limitados temporalmente, cambios unidireccionales) pueden ser
representados por sí mismos. En contra parte, otros aspectos de dicho tiempo no parecen
ser observables en el mundo vivido, en la experiencia subjetiva directa y por lo tanto es
previsible que la metáfora espacial no se active para ellos.
La Metaphorical Structuring View postula que los esquemas espaciales evocados
por las metáforas han de proporcionar la información relacional necesaria para
organizar el perfil temporal de las situaciones enunciadas. La autora desarrolla el
planteamiento en una versión suave y en una versión fuerte. Para la primera, las
metáforas espaciales tienen un rol en la formación del dominio del tiempo, dejando de
ser necesarios los esquemas espaciales para pensar sobre el tiempo.
El anterior punto de vista es sustentado por recientes descubrimientos, dice la
autora (Boroditsky, 2000), donde se muestra que mientras que las metáforas novedosas
u originales son procesadas metafóricamente sin recurrir a significados previos
10 Al recuperar las consideraciones de Borodisky sobre la representación y la cognición metafórica como una cuestión abierta para la Psicología, conviene distinguir al tiempo conceptual del tiempo del procesamiento como aquel que remite no tanto a los conceptos formados sino al procesamiento y su expresión en los tiempos de reacción.
37
almacenados, las metáforas usadas de manera frecuente o convencional suelen tener
significados almacenados (Bowdle & Gentner, 1995, 1999). Si un procesamiento
metafórico es frecuentemente configurado entre dos dominios, los resultados serían
eventualmente almacenados en un dominio meta para evitar el costo de volver a hacer el
transporte metafórico (Boroditsky, 2000: 4).
Por su parte, la versión fuerte mantiene que los esquemas espaciales son siempre
necesarios para pensar acerca del tiempo en el lenguaje. Así visto, la información
relacional necesaria para la organización de las situaciones enunciadas es importada
directamente del dominio del espacio pues no está almacenada en un dominio de
tiempo. Pensar y representar el tiempo requiere el acceso a los componentes temporales
del escenario como a los esquemas espaciales necesarios.
Como muchos otros dominios abstractos de la experiencia, la representación
metafórica y el procesamiento del tiempo pueden involucrar más de una metáfora
específica. Para cualquiera de dichas operaciones se considera el papel del observador,
entendido como el punto de vista que constituye el presente desde el cual se representa
y produce la actividad cognitiva.
La autora (Boroditsky, 2000: 4) desarrolló tres experimentos para evaluar ambas
formulaciones del Metaphorical Structuring View, en ellos buscó establecer (1) si los
dominios de espacio y tiempo están conceptualmente relacionados; (2) si los esquemas
espaciales pueden ser usados para entender el tiempo, (3) y si los esquemas espaciales
son necesarios para entender el tiempo.
En un primer experimento (Boroditsky, 2004: 9), los participantes pensaron en
determinadas relaciones espaciales de objetos mediante imágenes al hacerles contestar
un conjunto de preguntas Prime. Estas imágenes se diseñaron usando los esquemas
espaciales Ego-moving y Time/Object-moving, los cuales se explicarán en un apartado
posterior. Los participantes interpretaron una afirmación temporal ambigua en inglés,
como por ejemplo, Aext Wednesday's meeting has been moved forward two days.
En el experimento referido se consideró que en caso de que tiempo y espacio
compartan una relación estructural, entonces los participantes expuestos en el Prime al
esquema Ego-moving habrían de ser capaces de reutilizar esta perspectiva de tiempo, y
habrían pensado que la reunión sería el viernes. Los participantes expuestos en el Prime
al esquema Time/Object-moving habrían ubicado la reunión el lunes. Sin embargo, si los
38
dominios de espacio y de tiempo no comparten dicha relación, los Primes espaciales no
tendrían efecto en la forma en que los participantes piensan acerca del tiempo.
Se elaboró un cuestionario de dos páginas. La primera de éstas contenía Primes
con opción de respuesta Verdadero/Falso. El Prime consistía de una imagen y una
oración descriptiva, diseñadas ambas en el esquema Ego-moving y en el Time/Object-
Moving. En una página siguiente a los Primes, los participantes leyeron una oración
temporal ambigua e indicaron para cuál día se cambiaba la fecha de la reunión
mencionada en la oración. Todos los participantes valoraban la concordancia de su
respuesta en una escala del 1 al 5. No había restricciones de tiempo para la realización
de la tarea. Este primer experimento estableció que los esquemas espaciales pueden ser
usados para organizar eventos en el tiempo, pero esto no significa que sean necesarios.
En el experimento 2 se examinó si los esquemas espaciales son necesarios para
pensar acerca del tiempo. Los participantes contestaron preguntas ambiguas acerca de
escenarios espaciales y temporales. Tras algunas preguntas de Prime, los participantes
contestaron unas preguntas Target desambigüadoras, igualmente diseñadas para
corresponderse al esquema Ego-moving o al Time/Object-moving. Para algunos
participantes, los Primes espaciales precedían a los Targets acerca del tiempo; para
otros, los Primes temporales precedían a los Target acerca del espacio. Se elaboró un
cuestionario de dos páginas e igualmente la tarea consistía en quitar ambigüedad al
Target con el Prime. Para ello tenían cuatro opciones. Igual que en el experimento uno,
los participantes completaron un cuestionario individualmente sin restricciones de
tiempo (Boroditsky, 2000: 9).
Como resultado, los participantes fueron influenciados por el Prime espacial
cuando pensaron acerca del tiempo, pero no por el Prime temporal cuando pensaron
acerca del espacio. Los resultados al interior de cada dominio produjeron consistencia.
El experimento 3 (Boroditsky, 2000: 19) fue diseñado para examinar el
procesamiento de los participantes y para evaluar si la Metaphorical Structuring View o
si un punto de vista alternativo, que sostiene la existencia de un esquema genérico11
para pensar espacio y tiempo -independiente de ambos-, provee una mejor descripción
11 Generic Structuring View. Este esquema tiene una predicción contraintuitiva. A saber, que pensar en el espacio facilitaría pensar en el tiempo mejor de lo que este último por sí mismo lo haría. La predicción a revisar en los experimentos no fue que el espacio sería un mejor activador del tiempo en todos los aspectos de este último. Más bien, la predicción fue que el espacio sería mejor activador de los esquemas de relación necesarios para estructurar el dominio del tiempo (Boroditsky, 2000: 19).
39
de los datos. El experimento 3 midió los TR de los participantes en Primes consistentes
o inconsistentes sobre relaciones espaciales y relaciones temporales.
Se partió del supuesto de que los participantes responderían más rápido al Target
consistente con el Prime en todas las condiciones, salvo cuando el Target espacial fue
precedido por un Prime temporal. Más en detalle, se consideró (Boroditsky, 2000: 19)
que, si los esquemas espaciales son idénticos a los esquemas temporales, entonces el
efecto de consistencia sería el mismo en caso de transferencias tanto de espacio a
tiempo como de tiempo a tiempo.
Este tercer experimento utilizó 128 Primes y 32 Targets con la misma estructura
de respuesta que los anteriores. Cada Prime apareció una sola ocasión; cada Target, dos
veces. Una consistentemente, otra inconsistentemente. Se usaron como Prime 64
oraciones “temporales” acerca de los meses del año. La mitad de éstas usaron el
esquema Ego-moving (p. e. In March, May is ahead of us) y la otra mitad el esquema
Time/Object-moving (p. e. March comes before May). 64 escenarios espaciales se
elaboraron como Primes. Estos consistieron de una imagen y de una oración. La mitad
de estos escenarios usó un esquema y la mitad el otro. La medida crítica fue el efecto de
consistencia en el RT para el mismo Target por el mismo participante. El diseño
involucró tres factores cruzados al igual que en el experimento 2.
Las preguntas fueron presentadas en la pantalla de un ordenador; la tarea del
participante fue contestar verdadero o falso presionando una de dos teclas. En cada
turno, los participantes contestaron dos Primes seguidos por un Target. Para cada
pregunta, los participantes necesitaron responder antes de 6s.
En el experimento 3, así como en el segundo, los participantes fueron
influenciados por Primes espaciales cuando pensaron acerca del tiempo, pero no fueron
influenciados por Primes temporales cuando pensaron acerca del espacio. Al interior de
cada dominio, hubo efectos de consistencia. El efecto de consistencia no fue diferente
cuando la transferencia se realizó de espacio a tiempo respecto a cuando la transferencia
fue de tiempo a tiempo (Boroditsky, 2000: 20-21).
Según estos experimentos (Boroditsky, 2000: 22-23), el espacio y el tiempo
pueden compartir una relación estructurada de información en curso, pero este
compartir es asimétrico en tanto los esquemas espaciales pueden ser usados para pensar
el tiempo en el lenguaje, pero no al revés. Sin embargo, cuando la información espacial
40
no está disponible, los participantes cuentan con esquemas separados almacenados en el
dominio del tiempo que no son útiles para pensar el espacio.
Además, en otro estudio de la autora hablantes del inglés y del chino mandarín
usaron metáforas espaciales de manera diferenciada. Los hablantes del inglés usaron
una metáfora horizontal para hablar del tiempo; mientras los hablantes del chino
mandarín usaron la metáfora vertical. Ante preguntas de respuesta Verdadero / Falso
sobre el tiempo, los hablantes de chino mandarín fueron más rápidos cuando
previamente se les mostró un Prime espacial vertical que ante uno horizontal. Lo
contario sucedió con los hablantes de inglés.
La tarea se realizó en inglés y los hablantes de chino mandarín llevaban al
menos 10 años de uso de la lengua inglesa. Los hablantes de lengua inglesa que fueron
entrenados para usar metáforas verticales produjeron posteriormente resultados
estadísticamente indistintos de los generados por los hablantes de chino mandarín
(Boroditsky, 2001: 18-19).
Como ha mostrado la referencia hecha a la actividad experimental, Boroditsky
(2000: 4) no hace distinciones entre material léxico y material gramatical, ni en niveles
de descripción y procesamiento del lenguaje. Ella realiza una experimentación a nivel
de oraciones, considerando como conjunto a todo el material léxico y al gramatical que
en ellas se presenta. De este modo, su investigación remite la averiguación sobre la
metáfora espacial del tiempo en el lenguaje al ámbito de predicación. Sin embargo, para
la descripción del tiempo conceptual en el lenguaje en los ámbitos del mismo previos a
la predicación es necesario distinguir el material lingüístico entre aquel que pueda
considerarse léxico y aquel considerado como gramatical.
Algunas preguntas pueden ejemplificar ese interés. ¿Está el tiempo procesado de
igual manera para sustantivos, verbos o adjetivos? ¿Puede explicar la metáfora espacial
del tiempo, al menos en parte, cómo procesamos las categorías gramaticales de la
conjugación verbal, con sus diferencias fonológicas o morfológicas? ¿Esta metáfora
espacial sólo operará para el ámbito de la predicación? El valor de esta distinción es
averiguar en qué ámbitos del lenguaje esta metáfora espacial puede tener validez
psicológica. En todo caso, sería una vía para ponderar los alcances de la misma. A dicha
estrategia corresponde nuestro experimento.
41
1.5.2. Structural Similarity View
Un planteamiento alternativo al de la representación metafórica fue desarrollado por
Murphy (1996) y se ha denominado el Structural Similarity View. Éste arguye que los
dominios de experiencia son representados directamente, sin metáforas, y que el
lenguaje metafórico surge cuando los enunciantes encuentran similitudes estructurales
preexistentes entre dichos dominios. Para este planteamiento, los dominios de espacio y
los de tiempo son representados directamente a pesar de su similitud estructural.
Murphy (1996, 1997), señala Boroditsky (2000: 2), ha hecho dos objeciones
principales a la propuesta de la representación metafórica: La evidencia del
procesamiento y la representación metafórica es en su mayoría de corte lingüístico; lo
que no permite asumir que dichos patrones de lenguaje reflejan necesariamente patrones
del procesamiento. La segunda objeción reside en que dichas teorías no se han
desarrollado con un detalle que permita experimentar con un modelo psicológico. Para
el autor, las metáforas lingüísticas no juegan una posición causal en la formación de
dominios abstractos (Murphy, 1996). Así, aunque los lenguajes difieran en las
metáforas que usan para describir dominios abstractos, los enunciantes de dichas
lenguas no diferirían en sus representaciones mentales de dichos dominios. El trabajo ya
referido de Boroditsky (2000) proporciona evidencia donde se sugiere que no es el caso.
1.5.3. Ego Moving Metaphor-Time/Object Moving Metaphor
Sobre la secuencia de eventos, diversos autores (Clark, 1973; Lakoff & Johnson, 1980;
McTaggart, 1908) han desarrollado la distinción Ego Moving Metaphor y Time/Object
Moving Metaphor12. En la primera, el presente del observador y su contexto avanzan en
la línea del tiempo hacia el futuro; en la segunda opción, los eventos y su contexto se
mueven del futuro al presente en una línea del tiempo. (Clark, 1973; Fillmore, 1971;
Lakoff & Johnson, 1980; McTaggart, 1908; Traugott, 1978).
Las expresiones en ambas metáforas relacionan el momento del habla, de Ego,
con algún otro tiempo. Estas metáforas retratan al tiempo en términos de una de sus
manifestaciones espaciales: el movimiento; conceptualizan el interjuego de los aspectos
12 En párrafos anteriores, dedicados a la explicación de diverso experimentos, he referido a esta metáfora como esquema a fin de seguir la terminología de los autores de dichas tareas experimentales. En este apartado, dedicado a la explicación de tales conceptos les remito como metáforas, dado que así han sido planteados por los autores referidos en el cuerpo de texto.
42
espaciales y temporales de escenarios de movimiento específicos. En ambos casos, Ego
juega el rol central en la metaforización del evento de movimiento.
En la Ego Moving Metaphor, Ego, representado lingüísticamente como
experimentador del tiempo, se mueve hacia un tiempo estático en el que se encuentra el
objeto, que puede ser el propio tiempo. Así, cualquier localización es determinada de
acuerdo a si Ego se mueve hacia la cercanía con ella. Incluso, si Ego es una localización
(Moore, 2006: 202) (ver tabla 1).
Campo fuente Movimiento
Campo meta Ego Moving Metaphor
Espacio adelante de Ego
Futuro de Ego
Sitio de Ego Ahora de Ego
Llegada de Ego a un sitio
Frecuencia o incidencia de un tiempo
Co-localización Simultaneidad
Espacio detrás de Ego Pasado de Ego
Cambios en el grado de proximidad
Cambio en el grado de inmediatez de un tiempo esperado o recordado
Tabla 1: Características de Ego Moving Metaphor. Adaptado de “Space-
to-Time mappings and temporal concepts”, por Moore, 2006.
En la Time/Object Moving Metaphor, el tiempo, representado como el objeto
experimentado, se mueve respecto a Ego; en este sentido, este último es estático. Así,
cualquier localización, ocupada por un objeto o la localización misma como objeto, es
determinada de acuerdo al acercamiento que realiza respecto a Ego (ver tabla 2).
43
Campo fuente Movimiento
Campo meta Time/Object Moving Metaphor
Acercamiento de una entidad hacia Ego Un momento en el futuro de Ego
Sitio de Ego Ahora de Ego
Llegada de una entidad al sitio de Ego Frecuencia o incidencia de un tiempo
Co-localización Simultaneidad
Alejamiento de una entidad respecto a Ego
Un momento en el pasado de Ego
Cambios en el grado de proximidad Cambio en el grado de inmediatez de un tiempo esperado o recordado
Tabla 2: Características de Time/Object Moving Metaphor. Adaptado de
“Space-to-Time mappings and temporal concepts”, por Moore, 2006.
Para el desarrollo de evidencia sobre el particular, Gentner, Imai y Boroditsky
(2002) han medido el tiempo de procesamiento de expresiones temporales presentadas
de manera consistente e inconsistente respecto a ambos esquemas. Los autores partieron
de considerar que cuando las expresiones temporales fueron procesadas como parte de
esquemas conceptuales consistentes globalmente, entonces habría un procesamiento
fluido para las expresiones guardadas consistentemente con un esquema. Así, el tiempo
de procesamiento tendería a ser constante. Sin embargo, si los esquemas son cambiados
el procesamiento sería interrumpido o alterado, y el tiempo del mismo aumentaría para
descargar la vieja estructura conceptual y colocar una nueva.
En su experimento, los participantes fueron expuestos a un bloque de oraciones
finitas que bien eran consistentes con un esquema o bien lo cambiaban. Para cada
oración los participantes disponían de una línea temporal de eventos y habrían de
colocar un evento en dicha línea. Los tiempos de decisión mostraron que cambiar los
esquemas aumentó efectivamente el tiempo de procesamiento. El resultado de sus
experimentos sugiere que la distinción entre dos esquemas conceptuales está
involucrada en la secuenciación de eventos en el tiempo.
Entre las objeciones a estos esquemas, Boroditsky (2000: 5) señala que no
parecen dar cuenta del caso en que tanto el tiempo como el observador sean
estacionarios. Boroditsky (2000: 23) señala que, dado que sus experimentos han
44
proporcionado evidencia sobre la distinción entre esquemas de secuencia de eventos en
el tiempo, la distinción lingüística se muestra como realidad psicológica.
2. PARADIGMAS VERBALES DEL CASTELLANO Y ENUNCIACIÓN
Nuestra propuesta para el abordaje experimental parte de considerar que las categorías
gramaticales que afectan a la deixis temporal tanto de los estados como de las acciones
significadas en el verbo conjugado en castellano se encuentran fuertemente
interrelacionadas y que ello vale también para el procesamiento (Molho, 1975;
Langacker, 1987; Botner & Keschner, 2008).
Desde el ámbito de la Psicología, la noción de Categoría gramatical remite a las
funciones sintácticas que pueden desempeñar distintos tipos de palabras. En este trabajo
-a partir de los señalamientos de Molho (1975), Bull (1960) y Comrie (1985)- la noción
remite a los rasgos morfológicos que permiten a una palabra determinada desarrollar sus
funciones sintácticas y semánticas. Aunque en su conjugación los verbos son
determinados por más rasgos, nuestro interés recoge sólo aquellas variables
morfológicas en las que se desarrollan y se expresan las marcas de finitud del momento
del evento enunciado respecto al momento de habla. Estos rasgos se agrupan en las
siguientes categorías: el Modo, el Tiempo verbal, el Aspecto y la Voz.
Por una parte, dado que la voz activa constituye para el castellano la opción
dominante y, por otra parte, dado que, como sugieren los comentarios de Molho (1975:
65), la Voz no participa directamente en la representación espacial del tiempo en la
conjugación, la excluiremos del diseño experimental.
Sin embargo, su definición (Molho, 1975) como organizadora de la posición del
sujeto como soporte del evento enunciado sugiere para la voz actica una tendencia a la
organización de la secuencia de eventos al estilo de la Ego Moving Metaphor, ya
expuesta en el último subapartado del apartado anterior.
Además de lo señalado en los párrafos precedentes, se ha desarrollado una
tendencia a considerar al Modo, al Tiempo verbal y al Aspecto como un conjunto en el
estudio de los morfemas que comportan diferencias para las funciones semánticas del
verbo (Mülhäusler y Harré, 1990).
De hecho, proponemos que es esta imbricación la que hace al planteamiento de
la “línea unidimensional” un recurso parcialmente útil a la metáfora de la representación
espacial del tiempo. Los paradigmas verbales son aquí descritos como configuraciones
45
de la representación lingüística de la relación temporal entre el evento de habla y el
evento enunciado, a través de la mutua afectación entre un determinado Modo, un
Tiempo verbal, un Aspecto y una Voz.
En tanto los verbos son el material léxico-gramatical que designa un proceso
(Langacker, 1987: 250), como se explicará en un próximo apartado; el paradigma verbal
actúa sobre el valor semántico de cada verbo para darle ubicación temporal al estado o a
la acción designada, constituyendo el evento enunciado. Por su parte, las acciones o
estados designados por el verbo13 limitan en alguna medida al paradigma verbal a través
de sus argumentos posibles (Fillmore, 1968, 1976; Halliday, 1996; Talmy, 1985, 2000)
como por su Aspecto léxico. Esta última variedad de la aspectualidad será referida más
ampliamente en un apartado próximo.
Esta explicación, tanto de los verbos como de los paradigmas verbales, comparte
el interés de acercar a la investigación sobre la sintaxis y la semántica del Tiempo
verbal y del Aspecto con la averiguación sobre la estructura del evento enunciado en la
oración porque el valor semántico del verbo como el valor temporal del paradigma
verbal encuentran en la estructura del evento enunciado su espacio de interacción (Folli
y de Harley, 2008: 1657).
El diseño experimental buscará revisar y describir el procesamiento conjunto del
Tiempo verbal, del Aspecto y del Modo a través de -al menos como hipótesis de diseño-
un conjunto de dimensiones espaciales que puedan dar cuenta en alguna medida de cada
categoría, así como de otras dimensiones que resulten de la combinación entre aquellas.
Los siguientes apartados tratarán sobre dichas categorías desde el interés de dar soporte
teórico al esfuerzo de modelar las relaciones entre aquellas en términos de
representación del espacio.
2.1. TIEMPO VERBAL Y DIMENSIONES ESPACIALES
Comrie (1985: 50) señala que en un sistema de Tiempo verbal (Tense) la referencia
temporal de cada paradigma verbal es una continuidad. Esto parece implicar que: Uno,
el tiempo lingüístico está óptimamente construido como una expansión unidimensional 13 En las lenguas existen patrones de asociación de determinadas preposiciones a determinados verbos con efectos semánticos como parte de la gramática y de la sintaxis. Por ejemplo, los verbos preposicionales (Präpositionalverben) del alemán que se asocian con preposiciones que corresponden al caso gramatical en el que dicha lengua ha ubicado el valor semántico de dichos verbos. Entre ellos, el verbo Fragen se asocia a la preposición nach para remitir como dativo al beneficiario de la acción de preguntar; es el caso del ejemplo, Fragen Sie den Polizisten nach dem Weg! (¡Pregúntele al policía por el camino!)
46
y, dos, que el sistema de los tiempos verbales no tiene vacíos al denotar referencias a lo
largo de dicha expansión. En cambio, para Botner y Kerschner (2008) hay una
concepción multidimensional del tiempo y del espacio cognitivo; para Nurse (2003: 99),
distintas lenguas dividen la línea del tiempo de maneras distintas. Esta línea puede ser
cortada en distintos puntos, resultando así en distintos paradigmas temporales.
El Tiempo verbal ha sido definido comúnmente como una categoría gramatical
que marca la localización en el tiempo de algún evento respecto a alguna referencia
conocida y convencionalizada (para el caso, Chung and Timberlake 1985).
La típica referencia deíctica es para la lengua el momento de habla en sí mismo,
con eventos situados antes, después o simultáneamente respecto a dicho presente.
Consonante con ello es el punto de vista según el cual la línea del Tiempo verbal es
entendida y representada como una línea de tiempo unidimensional anclada por el
evento de habla. De esta idea hacen eco tanto Frawley (1992: 337–338), al considerarla
un modelo adecuado del tiempo lingüístico, como Givón (2001: 285), al plantear que la
relación entre el momento de habla del evento de enunciación y el evento enunciado
corresponde a la de dos puntos a lo largo de una línea unidimensional. Estudios sobre
las variedades de la lengua Bantu (Botner y Kerschner, 2008) muestran a la “línea
unidimensional” como un modelo mental e insisten en la no correspondencia simple
entre tiempo físico y tiempo verbal.
Botner y Kerschner (2008: 148-149) plantean la existencia de distintas
construcciones del tiempo, más que de una o de diferentes líneas. Así, señalan algunos
patrones como estacionarios o más dinámicos14 y proponen que el lenguaje relacionaría
estas distintas orientaciones con diferentes rasgos lingüísticos, proveyendo al hablante
de medios para adoptar una u otra manera de organizar el tiempo del habla.
Sintéticamente, las relaciones temporales pueden ser expresadas desde el juego
entre cuatro elementos básicos sugerentes al enfoque de nuestro estudio por su matiz
espacial. Éstas son: (1) el anclaje a una posición referencial, (2) un evento ubicado, (3)
una dirección de la localización temporal respecto a la posición referencial y (4) un
grado de proximidad respecto a ésta.
14 Time is a Path, Time is a Stream. Para dichos autores, los contraste de perspectivas fueron notados y expresados tempranamente en el trabajo de Gustave Guillaume14 (1929) en el de Benveniste (1965), Traugott (1978), Fleischman (1982), Emanatian (1992), Hewson et al. (2000) y en Evans (2005). Hewson et al. (2000: 38–40) relacionan Time/Object Moving Metaphor con Aspecto y Ego Moving Metaphor con Tiempo verbal.
47
2.1.1. La deixis en el Tiempo verbal y el Modo
Como fenómeno de la lengua, la deixis remite a la necesidad de explicitar el anclaje
espacio-temporal a la situación enunciada a través de un conjunto de material léxico-
gramatical. Ésta es una necesidad de la representación y del procesamiento del lenguaje
que realiza el enunciante. Para satisfacer esta necesidad, las lenguas han desarrollado tal
capacidad en pronombres, adverbios y en relaciones anafóricas y catafóricas, siendo
estas dos últimas una realidad intratextual.
En un sentido general, la remisión fundamental de la deixis es espacio-temporal
porque las personas, lugares o cosas que son señaladas e indicadas son o no son ubicuas
en el evento enunciado. En todo caso, este último es una noción que remite a un recorte
espacio-temporal del mundo y de la experiencia del mismo. A nuestra investigación
interesa argumentar que la metaforización espacial del tiempo a través de la sistemática
verbal del castellano se desarrolla en la medida que satisface a la deixis.
Los paradigmas verbales remiten al conocimiento y a la experiencia
subyacente15 sobre el tiempo, anclada a la dicotomía fundamental entre la perspectiva
de una deixis asociada o una disociada de la realidad del espacio y tiempo del
observador. Este último es entendido en este apartado como la actitud cognitiva que
pueden asumir tanto enunciante como intérprete.
Reichenbach (1947) define al Tiempo verbal en términos de las relaciones de
contención entre el tiempo del evento de habla, un tiempo de referencia y el tiempo del
evento enunciado. El orden relativo entre cada uno de estos respecto a los otros es para
Botner y Kerschner el rasgo más significativo del modelo. El tiempo de referencia,
señalan Botner y Kerschner (2008: 150), se descompone en anclaje de referencia,
mundo de referencia y tiempo lingüístico. El anclaje de referencia constituye una
posición con respecto al cual un evento puede ser relacionado temporalmente.
Botner y Kerschner (2008: 152) divergen de los acercamientos que plantean la
línea de tiempo. El Tiempo verbal, desde su punto de vista, denota la relación entre la
posición del evento de habla y un dominio cognitivo temporal en términos de inclusión-
exclusión entre los anteriores. Los autores relacionan su planteamiento con dos
15 En el ámbito de la Lingüística cognitiva el término para referir a este conocimiento y experiencia del tiempo como algo organizado en la cognición de los enunciantes es “dominio cognitivo“. Proveniente del trabajo de Fillmore, algunos autores prefieren usar el término Frame, traducido en el uso académico como marco semántico.
48
perspectivas de tiempo ya referidas en el trabajo de Boroditsky (2000). La distinción
fundamental entre ambas opciones son: en la primera, el Ego se interpreta como
moviéndose a través del paisaje temporal a partir de un ámbito cognoscitivo a otro; en la
segunda, dentro de un mundo cognoscitivo dado, el Ego interpreta el tiempo como
trasladándose, con lo que Ego es llevado adelante, o los acontecimientos son
transportados hacia Ego a partir del futuro.
Sin embargo, los señalamientos de los autores referidos en este apartado
respecto a los anclajes de referencia parecen dejar de lado un punto fundamental que su
propia literatura advierte y que en la tradición lingüística remite a lo que se ha
denominado el Modo como categoría gramatical. Para la hipótesis de la metáfora
espacial del tiempo en el lenguaje habrá que involucrar al Modo al nivel del anclaje de
referencia desarrollado por la deixis.
La exposición anterior ha mostrado al menos dos puntos a destacar para la
inclusión antes referida: Uno, la secuencia entre recortes temporales, que
denominaremos la orientación del tiempo; segundo, la perspectiva de Ego, es decir, la
manera en que éste recorre el paisaje temporal. A esto parece remitir la imagen
unidimensional del tiempo como una línea, pero dando por hecho que el anclaje de
referencia y su mundo se plantean como realidad.
Así planteado, la línea de tiempo es un modelo que no logra aclarar la relatividad
de la actitud del observador, tanto en el cómo se constituye “el frente” y “el detrás”,
como en sentido de la realidad-irrealidad del mundo de referencia. Está última ausencia
deja de lado al tipo de anclaje del observador, que es una característica fundamental de
la deixis para la hipótesis de la espacialización. Es decir, deja de lado al Modo como
categoría gramatical relacionada con el grado de anclaje del observador a lo que en la
enunciación se plantea como realidad espacio-temporal.
2.1.2. Tiempo verbal y Aspecto
De manera general, el Aspecto ha sido considerado en la tradición lingüística como la
categoría gramatical que indica si la acción expresada en el valor semántico del verbo
ha concluido en el momento de habla o continúa. En algún sentido es el tiempo interno
del evento, la fase de desarrollo en que se encuentra. La distinción más extendida al
respecto es la descrita en perfectivo e imperfectivo, siendo el primero la imagen de un
evento acabado; la segunda, inacabado.
49
La descripción del párrafo anterior hace referencia al denominado Aspecto
morfológico, es decir, aquel componente de la desinencia verbal de flexión que
representa la perfectividad o la imperfectividad de la acción designada por el verbo
respecto a la dexis temporal. Adicionalmente, esta categoría gramatical puede
presentarse mediante verbos auxiliares o construcciones perifrásticas. Sin embargo,
existe también el denominado Aspecto léxico que, en tanto remite al contenido
semántico de los verbos, es a través del mismo que desarrolla la ubicación de la acción
designada respecto a la deixis temporal. De hecho, el Aspecto léxico de los verbos
ofrece clasificaciones según: la extensión temporal de la actividad o estado por ellos
referido, la inclusión o exclusión de su término, el momento de su duración puesto de
relieve o por su relación con otro verbo (Porto, 1987: 34-35).
Dado que en este estudio interesa el Aspecto morfológico representado por la
flexión verbal, en la que la distinción perfectivo vs. imperfectivo resulta la relevante,
sólo cabe mencionar la existencia de un conjunto de clasificaciones (Vendler, 1967;
Verkuyl, 1993, Brinton, 1985; Miguel, 1999; Comrie, 1976) del Aspecto léxico.
También cabe tener presente que en materia de procesamiento es previsible que ambos
tipos de Aspecto (morfológico y léxico) presenten algún tipo de codeterminación.
Por ejemplo, desde la perspectiva del Aspecto léxico, los verbos durativos se
suelen presentar como imperfectos y los puntuales como perfectos; sin embargo, en el
castellano, todo puntual es perfectivo, pero no todo durativo es imperfectivo. Ejemplo
de este primer caso es “entrar”; del segundo, “cocinar”.
Guerón (2007) plantea que el Aspecto provee información sobre el
emplazamiento del punto de vista, pero no pone al espacio en el foco de atención. El
señalamiento de Guerón es ilustrativo si, desde el planteamiento del carácter primigenio
de la deixis, planteamos que el Aspecto opera en función del Modo y del Tiempo
verbal. En este sentido, la participación del Aspecto en la eventual metáfora espacial
estaría en función de su relación con las otras categorías gramaticales mencionadas.
En términos del procesamiento como de la representación lingüística, aunque el
Tiempo verbal explica la relación entre el momento en el que el evento enunciado
ocurre respecto al momento del evento de enunciación (momento de habla), no explica
por si sólo ni la distancia temporal entre ambos momentos ni explica la dirección de la
relación entre ambos. El Tiempo verbal alcanza estas explicaciones en relación con el
Aspecto y con el conjunto de la cláusula finita.
50
2.2. TIEMPO VERBAL Y PREDICACIONES PROCESUALES
Dado que la conducta lingüística hace uso de los paradigmas verbales en cláusulas
finitas, es decir, en oraciones o frases que tienen como centro de organización un verbo
conjugado, con marcas de finitud, y dado que pretendemos en este estudio una
perspectiva útil a la explicación del procesamiento del lenguaje y al funcionamiento de
la representación lingüística, recurriré a la distinción de Langacker entre examinación
secuencial y examinación global. El autor distingue a estos como dos modos
contrastantes de conceptualización que sirven para estructurar los acontecimientos
observados en una escena (Langacker, 1987: 248).
A fin de mantener en relación las nociones hasta ahora utilizadas, conviene
señalar que la noción de “escena compleja”, “escena” o “escena estructurada” remitirán
en este trabajo a una descripción del evento enunciado en los términos de semántica
cognitiva aportados por Langacker (1987).
Conviene exponer la distinción propuesta por Langacker recién mencionada en
términos del proceso de atención. Según Croft & Cruse (2008: 73), la atención es un
fenómeno con diferentes facetas (selección, dominio, escala, desplazamiento) y se
encuentra en todos los dominios de pensamiento. En referencia al desplazamiento de la
atención, Langacker (Croft & Cruse (2008: 73) hace uso de la distinción entre la
atención estática y la dinámica para distinguir entre predicativos (verbos) y argumentos
y modificadores (nombres y adjetivos).
En la examinación global, todos los estados implicados en una escena están
simultáneamente disponibles y a través de su coactivación conceptual constituyen un
todo coherente. Éste es el modo de procesamiento característico de las cosas y de las
relaciones atemporales, aún en aquellas en las que el tiempo concebido es un dominio
central. Por su parte, en la examinación secuencial los componentes de una escena son
conceptualizados en la continuidad de un tiempo imaginado, que no es idéntico al
tiempo objetivo (Langacker, 1987: 144-145).
En un ejemplo de Croft & Cruse (2008: 81),
(1) El puente de Boston se hundió.
51
En este caso, el suceso es examinado secuencialmente a lo largo del tiempo.
Consideremos un ejemplo del contrario,
(2) El hundimiento del puente de Boston.
En este caso el suceso se conceptualiza como una unidad global, que no se
examina en su transcurrir a lo largo del tiempo a pesar de que el suceso objetivamente
implique un lapso de tiempo.
En una noción cercana a las formas de examinación expuestas, Langacker
(1987) aprovecha dicha distinción para diferenciar la conceptualización de una escena
como estado o como un proceso. Según Croft & Cruse (2008: 81), Langacker asocia la
examinación global a la conceptualización de una escena como estado, y la examinación
secuencial a la conceptualización de una escena como proceso. La conceptualización de
un evento como proceso se enmarca en lo que Talmy (véase 2000, cap. 2) ha
denominado “movimiento ficticio” para referirse a un modo de conceptuar los
acontecimientos enunciados de manera dinámica.
Entonces, como enunciantes tenemos la flexibilidad conceptual de organizar una
escena compleja de maneras diversas. De este modo, el observador se entiende como
posibilidades de ubicación epistémica tanto del enunciante como del intérprete que la
flexibilidad cognitiva de la conducta lingüística ofrece.
La relevancia cognitiva de los procesos en la enunciación se evidencia en el
hecho de que el verbo actúa como índice gramatical de un modo de conceptualización y
organización de la atención, incorporando la representación mental de la relación de
contraste entre el punto de vista del observador y el acontecimiento observado. Esta
capacidad del verbo se organiza mediante una serie de operaciones cognitivas que
Langacker denomina predicaciones de anclaje16.
Un proceso es un modo de conceptualización que atiende a la escena durante su
evolución a través de un tiempo concebido. Es decir, cada momento del procesamiento
del tiempo atestigua la activación de un momento de tiempo concebido y su activación
es limitada a ese momento del procesamiento de tiempo. La serie de estos momentos
constituye un proceso (Langacker, 1987: 250).
16 Predicaciones de anclaje. Hemos tomado la noción Grounding predications elaborada por Langacker al tratar sobre la construcción objetiva o subjetiva de la escena. El autor elabora esta noción para explicar cómo las facetas del “Ground” o base son puestas de relieve en una cláusula finita.
52
El autor señala que una predicación no es procesual sólo porque la dimensión
temporal figura sobresalientemente en su caracterización. Para hablar de una
predicación procesual, insiste, debe ser perfilada una serie de estados componentes.
Dichos estados hacen coherente la escena. Si bien perfilar una serie de estados
componentes es para el autor un primer requerimiento, esto no obliga a su juicio que
cada estado sea puesto de relieve.
Para que una predicación sea procesual, los estados componentes, o posiciones,
deben ser puestos de relieve individualmente y no como un colectivo. Entonces, una
predicación procesual organiza el relieve o el perfil de una relación a través de su
extensión temporal (Langacker, 1987: 246) porque elabora una correspondencia entre el
tiempo concebido y el procesamiento del tiempo.
En el ejemplo (1) antes mostrado,
(1) El puente de Boston se hundió.
En este ejemplo, el verbo “hundir”, en Pretérito Perfecto de Indicativo, presenta
un conjunto de momentos del hundimiento puestos de relieve individualmente sin
enfatizar mayormente alguno de ellos. Sin embargo, en el ejemplo siguiente
(3) El puente de Boston se estaba hundiendo.
En este ejemplo, en la perífrasis verbal “se estaba hundiendo”, con el verbo “ser
o estar” en Pretérito Imperfecto de Indicativo, hay, indicado en la forma de gerundio del
verbo “hundir”, un estado puesto de relieve que podríamos llamar como el estado
intermedio en el transcurso del hundimiento.
Una cláusula finita es aquella en la que la perspectiva del observador y el
acontecimiento observado tienen una relación anclada en la evolución de la escena a
través del tiempo. De este modo, una cláusula finita es una predicación procesual.
En castellano, el anclaje es organizado por los Modos y los paradigmas verbales
en tanto esquematización epistémica, temporal e interaccional de la estructura del
mundo. Así como una predicación pone de relieve la entidad anclada (Grounded), los
paradigmas verbales permiten al hablante designar un proceso. Este proceso es
53
representado por el enunciante en el núcleo de la cláusula. El anclaje es por lo tanto
organizado en el proceso designado por el núcleo y la forma verbal.
La distinción entre el núcleo de la cláusula –es decir, los verbos conjugados o las
perífrasis verbales que portan las marcas de finitud del evento enunciado- y el material
léxico y gramatical que designan a los restantes elementos de la cláusula (sujeto, objeto,
circunstanciales) (Langacker, 1987: 195) nos permite distinguir a dicho material según
su función en el perfil temporal de una cláusula finita. Los elementos del núcleo de la
cláusula pueden corresponder en una oración a un solo proceso, representado en un
verbo conjugado en una forma simple o compuesta, o a formaciones complejas
conformadas –por ejemplo, perífrasis verbales- por procesos y relaciones atemporales,
como las señaladas mediante preposiciones.
En suma, el enunciante organiza en una cláusula finita una predicación de
anclaje con un perfil temporal aún cuando esta última no se manifieste abiertamente; lo
que tradicionalmente se conoce como concordancia sujeto-objeto es analizado como
parte de la predicación de anclaje.
2.3. SISTEMÁTICA VERBAL DEL CASTELLANO
El castellano es una lengua indoeuropea, de la rama de las románicas, que, desde su
condición de lengua flexiva fusionante17, ha desarrollado una sistemática verbal. Como
rasgo fundamental de esta sistemática, dada la flexión verbal, el verbo en castellano se
compone de un lexema y de morfemas constituyentes o gramaticales denominados
desinencias que indican Tiempo verbal, Modo, Aspecto, Voz, número y persona18. Estas
variaciones constituyen la llamada conjugación.
En castellano se han desarrollado dos conjugaciones, denominadas regulares e
irregulares. A su vez, las conjugaciones ofrecen las opciones simple y perifrástica. En
ésta última, el verbo principal recurre a un auxiliar (ser o hacer) para la flexión.
En un ámbito distinto a la conjugación, dentro de las clasificaciones de los
verbos por su valor semántico, la distinción transitiva e intransitiva es fundamental en
distintas lenguas, incluido el castellano. La distinción entre verbos que remiten a
17 Se consideran como tales a las lenguas que forman palabras mediante una raíz y otros sufijos para indicar la función gramatical. De este modo, presenta una cantidad amplia de morfemas por palabra y las funciones gramaticales se encuentran dentro de las palabras. La flexión puede ser tanto nominal como verbal. 18 Como otras lenguas, el castellano ofrece, para número, las opciones de singular y la de plural. En ambos casos, a través de tres personas gramaticales: primera, segunda y tercera.
54
procesos o estados es de mayor importancia cognitiva, como lo muestra la distinción
que realiza el castellano en el uso copulativo de los verbos ser y estar, ausente en otras
lenguas. El hecho de que muchos estudiantes no nativos aseguren que el uso del modo
Subjuntivo, la diferencia entre los verbos “ser” y “estar” y el uso preciso de las
perífrasis verbales les resultan especialmente difíciles de dominar, muestra la
importancia que para el procesamiento del lenguaje tiene el estudio psicolingüístico de
la sistemática verbal del castellano.
Aunque la tradición lingüística ha distinguido tres modos: Indicativo, Subjuntivo
e Imperativo, este estudio se guiará por la clasificación de Mauricio Molho (1975)19,
quien distingue, además del Indicativo y el Subjuntivo, al Casi-nominal, pues, en
términos de deixis y anclaje referencial, la distinción de este autor es sintética de las
posibilidades de la sistemática verbal para los objetivos de nuestro estudio. La misma
reflexión lingüística y filológica ha desarrollado explicaciones del Imperativo en
función de sus semejanzas con el Subjuntivo (García et al, 2004: 78) y el Condicional;
por su parte, éste último constituye, a través de la subordinación, una frontera entre el
Indicativo y el Subjuntivo. Para este estudio, las locuciones caben en el Casi-nominal.
La nomenclatura Casi-nominal propuesta por Molho (1975) remite a la
consideración de que este Modo no permite al verbo llevar a cabo las funciones
sintácticas y semánticas que le son propias dentro de la oración y que, por el contrario,
realiza funciones nominales propias de sustantivos o calificativas de las acciones
realizadas, propia de adverbios. Incluso, en estos últimos casos alcanzan funciones
calificativas de los sustantivos. Por ejemplo, Un señor tomado, una señora atropellada.
Tenemos el ejemplo,
(4) Me gusta nadar.
En este caso, las funciones sintácticas y semánticas del verbo, el núcleo de la
cláusula finita, corresponde al verbo “gustar”, conjugado en Presente de Indicativo; por 19 Para Molho (1975: 65), la representación formal del tiempo en el lenguaje es una sistemática que distingue: (a) una organización que opera por un principio de secuencia con un eje sintagmático y otro paradigmático; (b) el carácter sintagmático de la cronogénesis y el carácter paradigmático de la cronotesis; (c) un continuo potencialmente infinito (cronogénesis) sobre el cual se extiende otro continuo menor (cronotesis); (d) dos cinetismos de la cronogénesis, ascendente y descendente; (e) en cada uno de los Modos, las formas verbales organizan el tiempo del acontecimiento en tres posiciones distintas que corresponden al pasado, al presente y al futuro; (k) el Aspecto, la Voz, el Modo y el Tiempo verbal son categorías de la sistemática verbal fuertemente imbricadas.
55
su parte, el verbo “nadar” se conceptualiza como una actividad, gustada o deseada por
mi, a través de un sustantivo. Casos similares, en tanto los verbos nadar y comer no
realizan las funciones verbales son Iremos a nadar o ¿Qué vamos a comer?
Incluso, en perífrasis verbales (cfr. ejemplo 4), el Casi-nominal es subsidiario de
los verbos que se presenten en Indicativo o Subjuntivo. Tomemos otros ejemplos,
(5) Iré caminando a la escuela.
(6) Vamos a ir a nadar.
(7) Si yo fuera a correr estaría saludable.
(8) Él está tomado.
(9) Estoy mojado.
En ninguno de los anteriores ejemplos, los verbos en infinitivo, participio o
gerundio –que corresponden al Casi-nominal- tienen capacidad de designar por ellos
mismos las marcas de finitud, persona y número de la acción enunciada.
Desde la óptica de la Lingüística cognitiva, la noción de Casi-nominal resulta
interesante en tanto muestra que este Modo no permite a los verbos desarrollar en la
enunciación las funciones de núcleo de la cláusula porque no porta las marcas de finitud
de la acción enunciada y sus paradigmas están más cerca del modo de conceptualización
que Langacker ha denominado Estado en el apartado anterior.
A continuación se presenta un cuadro general (figura 6) de los paradigmas
verbales del castellano a partir del criterio de la imbricación entre las categorías
gramaticales. Según Molho (1975), la imbricación entre las categorías gramaticales está
estructurada de manera que Aspecto y Voz se organizan como soporte de la
conjugación; que Tiempo verbal y Modo corresponden a la representación espacial del
tiempo en la conjugación, y que la Voz organiza la relación entre el acontecimiento
(evento enunciado) y el sujeto (que enuncia o interpreta) como soporte del anterior, con
implicaciones deícticas y efectos en los roles temáticos para sujeto, verbo y objeto.
56
Indicativo Subjuntivo Casi-nominal
Presente/
Pretérito perfecto
Presente/
Pretérito perfecto
Pretérito imperfecto/
Pretérito pluscuamperfecto
Pretérito perfecto simple o pretérito
indefinido/ Pretérito perfecto compuesto o
pretérito anterior
Condicional simple o pospretérito/
Condicional compuesto o antepospretérito
Pretérito imperfecto/
Pretérito
plusquamperfecto
Fututo imperfecto/
Futuro perfecto
Futuro imperfecto/
Futuro perfecto
Infinitivo
simple/
Infinitivo
compuesto
Gerundio
simple/
Gerundio
compuesto
Participio
simple
Nota. En este cuadro se ha incluido la forma en voz activa de cada paradigma verbal. La ausencia del Imperativo obedece a consideraciones presentadas en párrafos anteriores. Se ha usado la nomenclatura de la RAE.
Figura 6: Paradigmas de la sistemática verbal del castellano. Elaborado a
partir de Los verbos castellanos conjugados, (pp. viii) por J. B. Xuriguera,
(2006), Barcelona: Claret y de “El pasado en español”, por L. Pérez, 2007,
RedELE, Ao. 7, pp.2-6.
Como se ve en la figura 6, el pretérito cubre las mayores combinaciones de las
categorías gramaticales en cada paradigma, lo que le hace potencialmente útil para el
estudio de la metáfora espacial a través de la imbricación entre dichas categorías. De allí
una de las razones para que los paradigmas verbales los elegidos en nuestro estudio
correspondan al pretérito.
Desde las concepciones gramaticales respecto al contraste perfecto-imperfecto,
la de corte aspectual parece la más adecuada para el interés de nuestra investigación.
Desde el contraste aspectual, el Pretérito Perfecto de Indicativo presenta estados,
procesos o acciones como totalmente realizados y concluidos.
El Pretérito Imperfecto de Indicativo describe un tramo interno, haciendo
abstracción de su fase inicial y de su término (Palacio, 2009: 2-4). Cuando utilizamos el
imperfecto vemos el hecho como algo que era vigente en aquel momento al que nos
trasladamos en nuestra representación mental de los acontecimientos.
57
Si bien el imperfecto no informa sobre el término de la predicación esto no
significa que exprese explícitamente su continuidad o su no término. Cualquier acción
pasada, por el hecho de ser pasada, está concluida. En la perspectiva del imperfecto, son
acciones no terminadas en ese punto del pasado al que nos estamos refiriendo en el
momento de la reconstrucción de los hechos (Palacio, 2009: 2-4).
Respecto al Pretérito Imperfecto de Subjuntivo, aunque el Subjuntivo se ha
remitido al ámbito de lo que se representa como irreal o deseable, en términos
epistémicos; y a la subordinación, en términos formales, nos guiaremos por el
señalamiento de Aletà (2004). Para este autor, un verbo en cualquiera de los paradigmas
verbales del Subjuntivo no tiene valor informativo respecto a una referencia temporal
concreta. Al aparecer junto a un verbo conjugado en Indicativo, constituyendo una
oración compleja, ese verbo en Subjuntivo queda anclado a la referencia temporal
concreta de aquél. Aprovecharemos los mismos ejemplos de Aletà (2004: 5),
(10) Ao haya venido el fontanero *
(11) Lamento que no haya venido el fontanero.
Para el ejemplo (10) la forma “haya venido” no tiene valor informativo sobre la
finitud de la escena. Aunque hay un significado, en realidad no se afirma ni se niega tal
evento, no se le da un ancla temporal, por lo que no se constituye una escena.
Para el ejemplo (11), la forma de Presente de Indicativo lamento ancla la
ausencia del fontanero al presente de la lamentación que se realiza y por tanto dicha
ausencia queda sujeta a la conceptualización que ofrece dicho paradigma verbal.
Esta función de ancla temporal puede también ser cubierta por adverbios
temporales, causales y de modo o locuciones. Tanto el tipo de relación de subordinación
como la capacidad de la alternancia modal y sus paradigmas verbales para reflejar o no
la situación extralingüística son vías sugeridas por el autor para comprender el uso y la
naturaleza del Subjuntivo.
En referencia a lo dicho sobre imperfectividad, el hecho deseable o posible se
representa mientras ocurre, es decir, con una vigencia posible en aquel momento de los
acontecimientos representados por el paradigma verbal de la oración a la cual está
subordinado. Estamos observando la escena posible desde dentro.
58
A diferencia de la imperfectividad en el pretérito de indicativo, que cuenta con
una referencia temporal concreta, en el Pretérito Imperfecto de Subjuntivo se expresa
una continuidad o un término potencial.
2.3.1. Modelación espacial de los paradigmas verbales del estudio
Según la hipótesis de este trabajo, la eventual metaforización espacial habrá de ser
manifiesta en una respuesta significativa a la solicitud de posicionamiento espacial
respecto a paradigmas verbales insertos en oraciones y la modelación de dicha respuesta
habrá de atribuir rasgos espaciales específicos a cada paradigma verbal incluido en el
estudio. Los rasgos espaciales involucrados en esta modelación remiten al movimiento
como un rasgo espacial del tiempo.
Este apartado tiene como propósito modelar en un conjunto de rasgos espaciales
a los paradigmas verbales del castellano, a fin de desarrollar un punto de referencia del
diseño experimental que mostraremos y ofrecer un modelo para la diferenciación
espacial entre los paradigmas verbales incluidos en el estudio.
En términos de un modelo que permita dar cuenta de la metaforización espacial
de los tiempos verbales, los apartados anteriores han mostrado que, por su remisión a la
deixis, es el Modo la categoría gramatical a considerar como fondo perceptual de dicha
espacialización. En los modos del castellano, el contraste pertenece a niveles de
conocimiento y participación perceptual del observador en un mundo en el que tienen
lugar diversos acontecimientos susceptibles de ser objeto de la enunciación.
Al igual que en el apartado relativo a las predicaciones procesuales (2.2.) y el
relativo al “modelo dinámico evolutivo” (1.4.3.), la noción de observador remite aquí a
la actitud epistémica del enunciante como del intérprete respecto al evento enunciado y
la ubicación temporal de éste.
Este modelo espacial plantea que las distinciones entre los modos del castellano
y sus paradigmas verbales producen cuatro tipos básicos de predicaciones de anclaje:
realidad inmediata, realidad no inmediata, irrealidad inmediata e irrealidad no
inmediata. Conviene no perder de vista a estas distinciones como una modelación con
diferentes matices en el procesamiento y la conducta lingüística específicas.
El juego de los modos es una organización del evento enunciado en una cláusula
finita según una distinción real-irreal de un modelo de mundo y de una construcción
más objetiva de la escena a otra más subjetiva, en una graduación que va del Indicativo
59
al Casi-nominal. Así, para organizar estos cuatro tipos básicos de predicaciones de
anclaje en los Modos del español y sus paradigmas verbales proponemos distinguir
entre una construcción más objetiva o más subjetiva de la escena, es decir, en función
del grado de participación del observador en la escena. Conviene aclarar entonces estas
concepciones de organización objetiva o subjetiva de la escena.
“..Closely allied with vantage point is a further aspect of perspective
that constitutes our present focus: the degree of subjectivity or
objectivity with which the conceptualizer construes a particular entity or
situation. (...) The contrast between subjective and objective construal
therefore reflects the inherent asymmetry between a perceiving
individual and the entity perceived. The asymmetry is maximized when
the perceiver is so absorbed in the perceptual experience that he loses
all awareness of self, and when the object perceived is well-delimited,
wholly distinct from the perceiver, and located in a region of high
perceptual acuity. Let us refer to this situation as the optImai viewing
arrangement. In this maxImaily asymmetrical arrangement, the entity
construed subjectively is implicit and hence nonsalient (...) whereas the
objectively construed entity is salient by virtue of being placed onstage
as the explicit focus of attention..” (Langacker, 1991: 316)
Para la modelación del conjunto de rasgos espaciales en los paradigmas verbales
–propósito anunciado en el primer párrafo de este apartado- que revisaremos utilizaré la
propuesta del esquema de temporalidad (Aguirre, 2004: 17-18, 28) por mí desarrollada.
Este esquema es una propuesta según la cual la representación asignada a la
organización del tiempo del evento, de la enunciación, del enunciante, de los intérpretes
o del sujeto de la oración son proyecciones de un principio más general –ya trabajado y
propuesto por Molho (1975)- que en un apartado denominamos principio de secuencia.
A continuación se hace una descripción más amplia del esquema de temporalidad.
A partir de Molho (1975), propongo que la temporalidad, como organizadora de
la representación, se desarrolla por una relación entre dos posiciones, y sólo dos; esta
60
relación extrapola a una posición como anterior, y a otra como posterior, y esto como
base permite al enunciante y/o al intérprete –tanto en relaciones sintagmáticas como
paradigmáticas-, según la colocación que el observador elabora para ellos, organizar
relaciones fondo-figura. Esta relación solidaria antes/después, a través de las distintas
escalas de organización de la lengua (fonema, sílaba, palabra, oración, texto, género
discursivo), constituye el principio de secuencia.
Así visto, la temporalidad es una organización que presenta una cantidad
reducida de elementos o componentes que se interrelacionan de manera definida y
proyectan a otros ámbitos de experiencia su patrón de organización. Esta propuesta es
cercana a la desarrollada por Lakoff y Johnson (1980) sobre los esquemas de imagen.
La propuesta explica la operación de la temporalidad a través de un conjunto de
categorías esquemáticas. El agrupamiento de dichas categorías esquemáticas en
sistemas extensivos e integrados de estructuramiento conceptual se denomina sistemas
esquemáticos o sistemas de imaginamiento.
Debido a que en la propuesta de Talmy (2000: 40, 41) los sistemas esquemáticos
son relativamente independientes cada uno en contenido, sus contribuciones pueden ser
coordinadas y ligadas para dar cuenta de formas gramaticales individuales, incluidas las
descripciones de las categorías gramaticales de los paradigmas verbales. Los sistemas
esquemáticos desde los cuales se desarrolló la modelación espacial aquí propuesta son
la estructura configuracional, la perspectiva, la distribución de la atención y la dinámica
de fuerzas (Talmy, 2000: 40, 41). Los describo a continuación.
De manera general, la estructura configuracional consta de las delineaciones
geométricas de dominios cualitativos como el tiempo y el espacio que los morfemas de
clase cerrada pueden especificar. Entre las formas de clase cerrada se incluyen
inflexiones, adposiciones temporales o espaciales, conjunciones de subordinación,
deícticos, verbos, marcadores de Tiempo verbal y Aspecto, marcadores de número, el
orden de palabras y las relaciones gramaticales de la predicación (Talmy, 2000: 47).
La noción de clase cerrada obedece a la distinción del autor entre léxico y
gramática como subsistemas del lenguaje. Se podría decir que, desde su punto de vista,
el esquema de temporalidad tendría un interés gramatical en tanto se busca averiguar la
eventual existencia de una codeterminación entre una estructura de la representación
mental y una estructura de la representación lingüística.
61
Como sistema esquemático, la perspectiva especifica dónde el enunciante va a
localizar el punto de vista del observador desde el cual considerará la escena referente
ahora estructurada.
“…Este sistema se refiere a la perspectiva que uno -productor o
destinatario- puede tener sobre una entidad, en el modo cómo ésta es
especificada por las formas de clase cerrada. Este sistema establece
entonces un punto de perspectiva conceptual desde el cual una entidad
es cognitivamente considerada. Mientras este sistema esquemático es
presumiblemente neutral a modalidades sensoriales particulares, es más
efectivamente caracterizado en términos visuales como, en efecto,
relacionado con dónde uno coloca los ojos mentales para vigilar u
observar (puesto de observación) sobre una estructura referente.”
(Talmy, 2000: 68)
El sistema de la perspectiva incluye el posicionamiento temporal o espacial del
punto de perspectiva en un amplio marco, su distancia respecto a la entidad referente, su
cambio o falta de cambio de localización en el curso del tiempo y el camino que este
posicionamiento sigue.
Como categoría esquemática, la distribución de la atención especifica la
particular distribución atencional que el observador dirige sobre la escena estructurada
desde el punto de perspectiva que adopta. Talmy propone distinguir la fuerza o
intensidad de la atención, el patrón de la misma y el mapeo de regiones particulares de
la escena referente. (Talmy, 2000: 69)
Finalmente, la dinámica de fuerzas pertenece a la representación lingüística de la
interacción de fuerzas y relaciones causales que ocurren entre ciertas entidades en una
escena estructurada, como entre el sitio temporal de la escena estructurada respecto al
presente del observador.
Aplicados al esquema de temporalidad propuesto, la estructura configuracional
explica el modo de la representación a través de delineaciones geométricas y la
organización del esquema de temporalidad en partes y elementos; el punto de
62
perspectiva explica la mirada del observador en el esquema, y la distribución de
atención explica la distinción entre los espacios del pasado, del presente y del futuro en
los que el observador decide abrir ventanas para organizar la escena. Por su parte, la
dinámica de fuerzas parece explicar la relación de contraste entre las posiciones (sitio
del observador y el sitio de la escena estructurada), es decir, la dirección de la
prevalecencia de una posición respecto a otra.
Toca ahora exponer la aplicación de dichas categorías esquemáticas a los modos
del castellano con los respectivos paradigmas verbales que agrupan. Para hacer un uso
unificado de las nociones y descripciones expuestas a lo largo de este capítulo, en la
descripción que a continuación se realizará, la nomenclatura “observador” y “escena
estructurada” corresponden, la primera, al evento de habla y, la segunda, al evento
enunciado. Sin embargo, se usará el término “observador” cuando se quiera destacar
este aspecto cognitivo y relacional en lugar de la descripción desde la enunciación.
2.3.1.1. Indicativo
El Indicativo es organizado en el castellano como la opción cero, es decir, la relativa a
la realidad inmediata y a la realidad no inmediata, según el paradigma verbal en
cuestión (Aguirre, 2004: 37-38). Entonces, los paradigmas verbales del presente en el
Indicativo organizan la coincidencia temporal del evento enunciado con el tiempo del
evento de habla. El Indicativo señala que el enunciante y/o el intérprete procesan al
evento enunciado como parte de su conocimiento de la realidad –inmediata o no-, y en
ese sentido accesible a su involucramiento eventual o efectivo. Es una visión objetiva
porque el observador coloca a la escena estructurada al alcance epistémico e
interaccional de un momento de habla.
63
EsE= Escena estructurada O= Observador
Figura 7: Esquema espacial del Indicativo. Elaborado a partir de Aguirre,
2004; 38.
La figura 7, adaptada tanto de las distinciones sobre realidad-irrealidad como de
la ubicación del conceptualizador propuesta en el “modelo dinámico evolutivo” de
Langacker (apartado 1.4.3.), muestra el cilindro de la realidad en sus tres segmentos
(pasado, presente y futuro) y, con un círculo y un óvalo en el segmento de los cilindros
relativo al presente, enfatiza al observador y a la escena estructurada. Además, con un
óvalo, en los segmentos de los cilindros relativos a pasado y a futuro, designa a la
escena estructurada. Esta ubicación busca representar los señalamientos sobre la
construcción objetiva de la escena ya mostrados en este apartado. Lo relevante, como se
ve en el gráfico, es el efecto organizador que tiene esta opción objetiva en la
estructuración del mundo.
Este efecto consiste en una fuerte diferenciación entre trayector prospectivo y
retrospectivo –mostrado en el gráfico con cuatro flechas de bloque. Así mismo, la doble
opción de estos para el antes y el después de la línea de tiempo, según cuál se constituya
el “frente” o “el detrás” –mostrados con las dos posibilidades de dirección para las
flechas de bloque antes referidas-, a partir del evento de habla.
Se verá que la escena estructurada se ubica siempre en algún punto, más distante
o cercano, al evento de habla. La línea de tiempo se presenta en este gráfico como una
base sobre la cual elaborar una arquitectura espacial del Tiempo verbal, el Aspecto y el
Modo en un modelo que les abarca en su conjunto.
La ubicación de una escena estructurada como realidad inmediata o no inmediata
es una diferencia según la cual el observador (al estilo de Ego en la Ego Moving
EsE
O
EsE
EsE
EsE
EsE
64
Metaphor), para la primera, se mueve al sitio temporal del evento enunciado, es decir,
una prospectiva. Esta organización se expresa en el Pretérito Imperfecto y el Futuro
Imperfecto, y tiene como consecuencia el énfasis del enunciante en la duración de un
evento enunciado pasado o futuro, respectivamente, para darle actualidad.
El Pretérito Perfecto y el Condicional son la organización contraria, la
retrospectiva, en la que el evento enunciado -pasado o futuro- se mueve al sitio temporal
del observador (Ego), y tiene como consecuencia el énfasis del enunciante en la
puntualidad del evento enunciado, pasado o futuro, para darle actualidad. Más que
explicar cada paradigma verbal, lo relevante es que el observador organiza el contraste
fondo-figura del tiempo en unos límites que hemos representado a través de los
segmentos de los cilindros.
2.3.1.2. Subjuntivo
El Subjuntivo es organizado como el Modo de lo que el enunciante procesa y representa
como irrealidad inmediata y no inmediata. En razón de tal afirmación, en la figura
siguiente abandonamos el cilindro interior, mostrado para el Indicativo, porque
corresponde a lo que en nuestra explicación hemos señalado como la evolución de lo
procesado y representado como realidad. La caracterización de cercanía o lejanía
epistémica e interaccional corresponde a una construcción de la escena estructurada más
subjetiva respecto al Indicativo (Aguirre, 2004: 38-39).
Es decir, en el caso del Subjuntivo el observador ubica a la escena estructurada
en un sitio que no se encuentra al alcance epistémico e interaccional del evento de
habla, sino en el marco perceptual de lo que el observador considera irreal. La
descripción de este Modo como propio para la enunciación de lo posible o deseable es
propuesta entonces como una consecuencia de dicha ubicación epistémica puesto que la
irrealidad sólo es accesible en una escena subordinada a lo real.
Hemos representado el efecto organizador a través de un trayector de la
prospectiva que pone de relieve el marco perceptual del observador y por ello se limita a
los segmentos del presente y el futuro del cilindro; por su parte, el trayector de la
retrospectiva representa un continuo que abarca toda la magnitud del cilindro porque
esta orientación de la perspectiva se organiza por el relieve del sitio de la escena
estructurada sobre el sitio del observador inscrito en el enunciante o en el intérprete
(Ver figura 8).
65
Figura 8: Esquema espacial del Subjuntivo. Elaborado a partir de Aguirre,
2004; 40.
Respecto a las formas verbales de este Modo, el Presente, el Futuro y sus formas
compuestas expresan la trayectoria prospectiva, y el Pretérito y su forma compuesta
expresa la trayectoria retrospectiva. Tanto la rigidez de la distinción antes-después,
como la rigidez de la distinción frente-detrás, que hemos señalado para caracterizar la
modelación del Indicativo, pierden fuerza a favor de una organización que deja, para la
prospectiva, un continuo de después en la trayectoria de “frente” y, para la retrospectiva,
un continuo de después en la trayectoria “detrás”.
Lo anterior prevé que los paradigmas verbales de este Modo se anclen al patrón
espacial del paradigma verbal que, en la oración principal, les subordine, como ya se
mencionó en el subapartado anterior. Bastan algunos ejemplos adaptados de los
propuestos por Aletà (2004: 6),
(12) Te llamo para que me cuentes lo que ha pasado.
(13) Lo llamé para que me contara lo que había pasado.
(14) Lo llamé para que me contase lo que ha pasado.
CPO= Campo perceptual del observador EsE= Escena estructurada
CPO
EsE
CPO
66
(15) Estaría enterado si me hubieras contado.
En todos los casos, las formas verbales de Presente, Pretérito, Futuro y Pretérito
Pluscuamperfecto de Subjuntivo están ancladas a un paradigma verbal en Indicativo con
el cual construyen una escena con una deixis temporal coherente. Es notorio que en los
ejemplos (13) y (14) hay un matiz diferenciado sobre el cumplimiento de la pretensión
de enterarse de lo sucedido que sugiere -por el uso del Futuro de Subjuntivo- al ejemplo
(14) como una escena en que dicha pretensión se enfatiza como un futuro susceptible de
volverse realidad. Así, mientras al ejemplo (13) le podría seguir una expresión del estilo
pero no me dijo nada, al ejemplo (14) le podría seguir uan expresión del estilo pero sólo
me dio una idea general.
En el ejemplo (12) se indica a la escena como un evento aún no logrado en el
momento de habla, pero el uso de los presentes de Indicativo y Subjuntivo indica a la
vez que en el transcurrir de la escena la pretensión de enterarse estará satisfecha.
Finalmente, el ejemplo (15) indica una escena real, a través del Condicional
compuesto, sólo en la medida que se cumplió la acción de “contar”. El énfasis en la
duración del eventual cumplimiento de tal condición mediante la forma compuesta del
Condicional y del Pretérito Pluscuamperfecto de Subjuntivo dan coherencia al reclamo
del cumplimiento de la acción “contar”.
2.3.1.3 Casi-nominal
El Casi-nominal es en el castellano la opción en la que los cuatro tipos básicos de
anclaje adquieren su significación en función de su relación con un verbo organizado en
otro de los modos señalados. El observador y su campo perceptual son ubicados fuera
de la escena estructurada; consecuentemente, es la subordinación del Casi-nominal al
Indicativo como al Subjuntivo, dentro de la cláusula finita, la organización que permite
a este modo participar en la escena estructurada. Es decir, el enunciante elabora una
construcción subjetiva de aquélla. El efecto organizador se ha representado en un
trayector retrospectivo como base de las distintas formas. Este trayector de base se
define como una extensión acabada, completa, agotada (Aguirre, 2004: 39-40).
En la figura 9 se mantiene el cilindro de lo organizado como real y como irreal
porque los verbos enunciados en este modo se usan en complejos gramaticales donde
las formas verbales del Indicativo, del Subjuntivo, u otros recursos léxicos y
67
gramaticales organizan el anclaje (cfr. ejemplos 5 al 9). El carácter retrospectivo del
trayector de base vuelve irrelevante la distinción entre tiempo presente-tiempo
pasado/tiempo futuro.
Figura 9: Esquema espacial del Casi-nominal. Elaborado a partir de
Aguirre, 2004; 41.
2.4. SÍNTESIS TEÓRICA PARA LA EXPERIMENTACIÓN
Una síntesis del marco teórico presentado debe mostrar la organización del mismo en
función del interés por revisar y proporcionar un enfoque experimental cuyos
presupuestos, diseño y resultados ayuden a describir los alcances de la metáfora espacial
del tiempo para cada paradigma verbal elegido.
Desde este interés por recoger el enfoque del experimento, destacan tanto los
señalamientos relativos a distinguir cómo los intérpretes convierten grafías en
significado en el procesamiento como los señalamientos sobre la frecuencia para
nuestro interés. Lo anterior, porque permitieron ubicar a la recurrencia en el uso de
unidades lingüísticas, para el caso, los paradigmas verbales, como un criterio relevante
para dar cuenta del almacenamiento de los mismos en la memoria.
También, para el enfoque experimental, la denominada versión débil de la
hipótesis Sapir-Whorf sugiere encontrar en los participantes una tendencia a
determinados tipos de conceptualización de los paradigmas verbales.
EsE
CPO
68
Más en forma, para la construcción del marco teórico del experimento, se partió
del conjunto general de las relaciones entre la representación mental y la lingüística
tanto del espacio como del tiempo en calidad de dominios de experiencia. De este
modo, describir el grado de convergencia y/o divergencia entre el estructuramiento
cognitivo para ambos dominios con el estructuramiento lingüístico de los mismos
dominios resultó de interés capital a nuestro objetivo de estudio porque la metáfora
espacial del tiempo en el lenguaje estaría enmarcada en dicha averiguación.
Al respecto, hemos seguido las sugerencia de Chatterjee et al (1999), según la
cual la lengua y la representación mental del espacio son convergentes en los niveles
abstractos de estructuras conceptuales y de esquemas espaciales.
Estas afirmaciones sobre la convergencia de la representación mental y la
lingüística del espacio en el ámbito de los procesos cognitivos superiores obligaron
referirse al ámbito de la adquisición del lenguaje puesto que las distintas tradiciones
sobre el tema implican comprensiones distintas sobre dicha convergencia.
En todo caso, después de ilustrar las diferencias entre los abordajes a la
adquisición, consideramos que la capacidad de convergencia entre la representación
mental del dominio del espacio con la representación lingüística de dicho dominio
parecer estar justificada: Uno, en la esquematización del dominio en cuestión como
contenido representado lingüísticamente, como parece mostrar la noción de “esquemas
espaciales” desarrollada por Talmy (1983) u otras nociones que muestran para el
espacio divisiones naturales internas (Mandler, 1996; Jackendoff, 1983, 1992, 2002;
Koffka, 1935; Wertheimer, 1959); dos, en la arquitectura de ambas posibilidades de
representación (Levinson, 1996), y tres, en la semejanza organizativa de las redes
neuronales dedicadas a cada tipo de representación señalada (Chatterjee et al, 1999)
De principio, dicha convergencia entre dos posibilidades de representación -
mental y lingüística- se remitieron al mismo dominio: el espacio. Sin embargo, lo que
interesa al experimento es averiguar la capacidad de la esquematización del dominio del
espacio para organizar la representación mental y la lingüística de otros dominios, a
saber: el tiempo. Entonces, la descripción sobre la convergencia entre la representación
lingüística y la representación mental del espacio ha sido extendida en nuestro
argumento a la investigación sobre la capacidad del dominio espacial para representar el
dominio temporal.
69
Es decir, al cambio del tipo de representación se ha agregado el cambio en el
dominio de experiencia representado porque nuestra hipótesis a examinar es la
recurrencia a la representación mental del espacio para configurar la representación
lingüística del tiempo. Para explicar tal fenómeno y sus alcances, nos hemos remitido a
la metáfora cognitiva como un recurso para dar cuenta de cómo opera este doble cambio
–de tipo de representación y de dominio representado- porque ésta proporciona una
estructura relacional a un dominio abstracto al importar a éste la estructura relacional de
un dominio de experiencia más concreto (Lakoff & Johnson, 1980).
A fin de enfocar el estudio a conducta lingüística específica, las consideraciones
de los párrafos anteriores fueron llevadas al ámbito de la enunciación. En ésta, del
conjunto de la representación lingüística del tiempo, nos interesó la que remite a las
relaciones entre los sujetos –enunciantes o intérpretes- y el evento enunciado a través de
los paradigmas verbales del castellano. Desde este interés, la descripción de dichos
paradigmas se organizó en torno de la distinción inclusión del momento de habla versus
disociación del mismo.
Para desarrollar la metáfora espacial en dicha oposición cognoscitiva, atendimos
a la explicación de la espacialización de la representación conceptual del tiempo en el
lenguaje: Primero, a través del principio de secuencia de Molho (1975), pues permite
insistir en un esquema básico para modelar dicha espacialización; segundo, a través del
“modelo dinámico evolutivo” de Langacker (1987) (ver figura 2), porque, siendo
coherentes con el principio de secuencia, coloca al sitio del conceptualizador y al sitio
del acontecimiento en un espacio temporal que distingue una anterioridad, una
simultaneidad y una posterioridad a dicho sitio; y tercero, mediante una examinación
experimental de las afirmaciones cognitivistas del lenguaje en los trabajos de
Richardson et al, (2001), quienes, en el estudio del valor semántico de verbos en inglés,
encontraron alto grado de coherencia en los componentes espaciales de las
representaciones lingüísticas.
Los señalamientos anteriores permitieron poner en perspectiva la revisión
consiguiente de los planteamientos psicológicos y psicolingüísticos considerados
pertinentes para la modelación espacial de los paradigmas verbales, siendo ésta una
condición para el planteamiento y ejecución del experimento.
Tras ello, para dar soporte teórico a la modelación espacial a realizar, se siguió
la hipótesis que establece una relación asimétrica entre espacio y tiempo; así como el
70
planteamiento teórico (Metaphorical Structuring View, MSV en adelante) que en torno a
ella ha elaborado Boroditsky en su versión débil. Según esta versión, las metáforas
espaciales tienen un rol en la formación del dominio del tiempo y almacenan sus
resultados en un dominio meta.
Dada la asimetría entre espacio y tiempo propuesta en la versión débil de la
MSV, se consideró esperable que nuestra experimentación muestre que algunos aspectos
del tiempo conceptual representado a través de la sistemática verbal del castellano
acudan a la metáfora espacial.
Al seguir la versión débil de la MSV, fue necesario: Primero, señalar nuestro
interés por una experimentación que distinga la validez psicológica de la metáfora
espacial según los recursos y las sistemáticas del lenguaje; segundo, acudir a una
distinción del tiempo en términos de una de sus manifestaciones espaciales: el
movimiento. A saber la distinción Ego Moving Metaphor y Time/Object Moving
Metaphor (ver figuras 4 y 5).
Siguiendo los señalamientos sobre el papel de la frecuencia en el procesamiento,
las sugerencias de la versión débil de la hipótesis Sapir-Whorf (1971) y los
experimentos de referencia (Boroditsky, 2000, 2001; Boroditsky & Casasanto, 2008;
Richardson et al, 2001, 2003), consideramos pertinente plantear un experimento que
corresponda al paradigma de facilitación como al estudio del TR.
En los aspectos lingüísticos del planteamiento del experimento destaca la
consideración de los paradigmas verbales como configuraciones de la representación
lingüística de la relación temporal entre el evento de habla y el evento enunciado. Lo
anterior, a través de la imbricación entre un determinado Tiempo verbal y determinadas
opciones tanto de Modo como de Aspecto, considerando a las características de tal
relación de imbricación el eje para la modelación de la hipótesis de la metáfora espacial.
Lo antes dicho sugirió un planteamiento del experimento que no haga de lado
los efectos de una categoría gramatical respecto a otra y sugirió considerar, al menos
como hipótesis de diseño, un conjunto de dimensiones espaciales que pudieran dar
cuenta en alguna medida de cada categoría gramatical, así como de otras dimensiones
que resulten de la combinación entre las categorías.
En un esquema básico de las relaciones temporales, a partir de los autores
presentados (Reichenbach, 1947; Bull, 1960; Botner y Kerschner, 2008; Porto, 1987;
Vendler, 1967; Verkuyl, 1993; Brinton, 1985; Miguel, 1999; Comrie, 1976; Guerón,
71
2007; Molho, 1975; Comrie, 1985; Nurse, 2003 y Chung and Timberlake, 1985), éstas
se expresaron en cuatro conceptos básicos y complementarios, útiles para explicar la
imbricación entre las categorías gramaticales que afectan al papel organizador del verbo
en la cláusula finita. A saber, (1) el anclaje a una posición referencial, (2) un evento
ubicado, (3) una dirección de la localización temporal respecto a la posición referencial
y (4) un grado de proximidad respecto a ésta.
La relevancia del anterior esquema básico para el planteamiento del experimento
es que cada uno de estos cuatro conceptos sugiere dimensiones espaciales, también
complementarias entre ellas, de la representación lingüística del tiempo.
Para que el planteamiento del experimento diera cuenta de la mutua afectación
entre las categorías gramaticales antes sugerida, se siguió la propuesta de Molho (1975)
según la cual Aspecto y Voz se organizan como soporte de la conjugación; Tiempo
verbal y Modo corresponden a la representación espacial del tiempo en la conjugación y
la Voz organiza la relación entre el acontecimiento (evento enunciado) y el sujeto (que
enuncia o interpreta) como soporte del anterior.
Tras considerar a los verbos en su relación con las categorías gramaticales –y
mostrar cómo se les describe en este trabajo-, a éstas últimas por si mismas y en razón
de su mutua imbricación entre ellas, tocó considerarlas en el marco de la enunciación y
de su modelación cognitiva a cargo de autores de la Semántica cognitiva.
Hubo que llevar estas consideraciones a la sistemática verbal del castellano y sus
recursos para la representación lingüística. Se consideró que en castellano el anclaje es
organizado por los paradigmas verbales en tanto esquematización epistémica, temporal
e interaccional de la estructura del mundo. Se indicó que los paradigmas verbales
permiten al hablante concebir la escena a la manera de un proceso, cuya expresión
gramatical es el verbo conjugado, constituyendo este último el núcleo de la cláusula.
Finalmente, se aprovechó la propuesta del esquema de temporalidad (Aguirre,
2004) para ofrecer al experimento el soporte de una elaboración conceptual específica -
coherente con la hipótesis de la metáfora espacial del tiempo en los paradigmas verbales
del castellano- en la que tomaron cuerpo las consideraciones teóricas previas sobre el
movimiento como expresión espacial del tiempo, las relaciones temporales sugeridas, la
estructuración de la imbricación entre las categorías gramaticales y la inclusión de las
categorías gramaticales a estudiar.
72
El experimento se ha planteado el estudio del Pretérito Perfecto Simple de
Indicativo (PPSI), Pretérito Imperfecto de Indicativo (PII) y del Pretérito Imperfecto de
Subjuntivo (PIS) porque, como señalan sus descripciones en el apartado 2.3. y la
estructura sugerida por Molho (1975) sobre la imbricación entre las categorías, nos
permiten: a) Dos puntos de coincidencia entre los tres paradigmas verbales que son:
uno, la representación de los eventos anteriores al momento de habla y, el otro, el sujeto
como soporte del evento enunciado, es decir, una coincidencia respecto al Tiempo
verbal y otra respecto a la Voz, respectivamente; b) Un punto de diferenciación desde el
Modo que se representa en la diferencia PII, PPSI versus PIS; c) Un punto de
diferenciación desde la relación Aspecto-Tiempo verbal, que se representa en la
diferencia PII-PPSI, como de la relación Aspecto-Voz, que se representa entre las
diferencias PII versus PPSI y PIS.
Se ha elegido el contraste entre Modo, Tiempo verbal y Aspecto por ser las
categorías gramaticales involucradas en la representación espacial de la conjugación.
74
3. EXPERIMENTACIÓN
La experimentación ha sido el método propio de la Psicología del Lenguaje, tanto que a
veces se le denomina Psicolingüística experimental. Las mismas distinciones entre
Psicología del Lenguaje respecto a Psicolingüística obedecen a su cercanía o lejanía con
la Lingüística. La diversidad y complejidad de variables que intervienen en el
procesamiento del lenguaje es un condicionamiento para los marcos teóricos como para
el desarrollo metodológico. Las consideraciones sobre las unidades de análisis, los
efectos de la tarea y la pertinencia del diseño experimental a partir de los procesos
mentales como variables dependientes puestos de manifiesto en el procesamiento
lingüístico resultan de la mayor relevancia.
3. 1. PRIMING Y TR EN LOS ESTUDIOS DE TIEMPO Y LENGUAJE
Un reto importante para las teorías de la representación no metafórica es explicar la
direccionalidad de la metáfora lingüística, que ha puntualizado Lakoff (1980). El
planteamiento señala que en la mayoría de las metáforas convencionalizadas un
dominio abstracto es descrito en términos de un dominio más concreto que aporta la
estructura relacional de la metáfora. Según Boroditsky (2000), se sabe poco cómo es
procesada la metáfora conceptual, cómo una metáfora en particular es seleccionada y de
cómo los conflictos entre metáforas inconsistentes son reconciliados.
El tema de la dirección de la metáfora sugiere al paradigma de facilitación como
una variedad de experimentación pertinente en tanto el dominio de origen, más
concreto, realiza, hipotéticamente, una proyección de sus rasgos a un dominio meta,
más abstracto. Aplicado a la metaforización espacial del tiempo, se está sugiriendo al
espacio como un dominio más concreto que el del tiempo, cuya riqueza puede ser
problemática al interés de delineación esquemática, asunto en el que reside la utilidad
cognitiva y representacional de la metáfora.
Dado que la duración ha sido el aspecto del tiempo que más interés ha
despertado en la Psicología, los estudios de tiempo de reacción para tareas de lenguaje
han tenido una presencia relevante.
Wearden (2008: 150) señala que el tiempo más interesante desde el punto de
vista lingüístico es el implicado en los juicios de sucesión o el lenguaje metafórico para
describir el tiempo. Dados los comentarios vertidos en apartados anteriores, esta
apreciación sugiere que, además de la duración, la diferencia sucesividad vs.
75
simultaneidad pueden ser relevantes al estudio experimental de la eventual
metaforización espacial de las categorías gramaticales, particularmente el Modo y el
Aspecto de los paradigmas verbales.
4. DISEÑO Y DESARROLLO DEL EXPERIMENTO
Aprovechando la distinción entre Ego Moving Metaphor y Time/Object Moving
Metaphor, la propuesta de Molho (1975) sobre la imbricación entre las categorías
gramaticales, la arquitectura espacial de los modos propuesta por el esquema de
temporalidad (Aguirre, 2004) y la descripción expuesta de los paradigmas verbales
(Aletà, 2004; Xuriguera, 2006; Pérez, 2007; Palacio, 2009) de interés a este estudio,
elaboramos, como herramienta descriptiva de las hipótesis a revisar y para la valoración
de los datos a registrar, un patrón espacial de los paradigmas verbales involucrados en la
tarea experimental.
4.1. PATRÓN ESPACIAL PREFERENTE
Este patrón se define como la elección preferente de una entre dos ubicaciones
espaciales en cuatro dimensiones (Duración, Involucramiento, Orientación y
Perspectiva) que registrarían, durante el procesamiento, rasgos espaciales de la
representación del tiempo en las categorías gramaticales de los paradigmas verbales en
revisión. Dichas dimensiones serán descritas en el siguiente apartado. Con este recurso,
el experimento busca poner a prueba la plausibidad psicológica de la metaforización
espacial de los paradigmas verbales.
Al plantear sólo dos valores para las ubicaciones espaciales (prolongado/puntual;
dentro/fuera; horizontal/vertical; prospectiva/ retrospectiva), la frecuencia de respuesta
categórica ha de analizarse como una tendencia y por tanto el patrón espacial propuesto
a continuación como preferente para cada paradigma verbal es una orientación analítica
que ha de ponderarse con flexibilidad. Esta precaución obedece también a tener presente
que entre fenómenos psicológicos y fenómenos lingüísticos no se da una simple
relación de reflejo de un orden respecto a otro.
La propuesta de un patrón espacial preferente para los paradigmas verbales está
desarrollada a partir de la hipótesis suave de la MSV, vista en Boroditsky (2000: 4). De
este modo, consideramos que la tendencia significativa a determinado patrón espacial
para determinado paradigma verbal sugeriría un procesamiento metafórico
76
frecuentemente configurado de los rasgos espaciales a los rasgos temporales sugeridos
por nosotros; a su vez, el comportamiento de dicha tendencia puede ayudarnos a
averiguar sobre el eventual almacenamiento de dicho patrón en la representación
lingüística del tiempo.
4.1.1. Dimensiones espaciales
Hemos desarrollado un patrón espacial a partir de combinar el Modo, el Tiempo y el
Aspecto. Este patrón se completa con otra dimensión espacial, la Duración, que
combina el soporte de la conjugación con la representación especializada de la misma
presentado en las figuras 10 y 11. En su conjunto, estas dimensiones espaciales remiten
al movimiento como un rasgo espacial del tiempo, sin pretender agotar con ello todos
los posibles rasgos espaciales de aquél.
4.1.1.1. Duración de la situación
Para nuestra hipótesis de la metaforización espacial del Tiempo verbal, denominaremos
Duración a la metaforización espacial de la relación entre el Aspecto y el Tiempo
verbal. Para las ubicaciones espaciales proponemos que en la sistemática de los verbos
del castellano el observador construye al evento enunciado como Puntual o Prolongado
en un movimiento que cuenta con presencias compartidas en los modos Indicativo y
Subjuntivo y en los distintos paradigmas verbales.
4.1.1.2. Involucramiento del sujeto
Denominaremos Involucramiento a la metaforización espacial del Modo. Para las
ubicaciones espaciales proponemos que en la sistemática de los verbos del castellano el
observador se sitúa más Dentro o Fuera del presente del evento enunciado en un
movimiento que va del Indicativo al Casi-nominal.
4.1.1.3. Orientación del tiempo entre la situación y el lector
Denominaremos Orientación a la metaforización espacial del Tiempo verbal. A través
de las ubicaciones espaciales proponemos que, para la sistemática de los verbos del
castellano, la orientación Horizontal de la línea de tiempo da cuenta de una relación
secuencial entre el momento de habla y el momento del evento enunciado; y una
Vertical, que da cuenta de una relación simultánea entre los momentos ya referidos.
77
4.1.1.4. Perspectiva del sujeto
Denominaremos Perspectiva a la metaforización espacial del Aspecto. Para las
ubicaciones espaciales proponemos que en la sistemática de los verbos del castellano el
observador se mueve entre las opciones Prospectiva o Retrospectiva. Al imperfecto le
corresponde la Prospectiva de un evento cuya duración no ha sido consumida; al
perfectivo, la condición contraria.
A continuación, las tablas 3 y 4 exponen los patrones espaciales preferentes, es
decir, esperados para los paradigmas verbales incluidos en este estudio. Dichos
patrones, como ya se dijo al inicio de este apartado, sintetizan, por una parte, en los
aspectos lingüísticos, la estructura de las relaciones entre las categorías gramaticales de
los paradigmas verbales sugerida por Molho (1975); por otra parte, las dimensiones y
ubicaciones espaciales en que proponemos se desarrolla la metáfora de dichas
categorías gramaticales.
En la propuesta de los patrones espaciales preferentes destaca la inclusión de lo
que se ha denominado la combinación entre el soporte de la conjugación –es decir, el
sujeto gramatical- y la representación espacial de aquella, puesto que dicha propuesta es
una síntesis de las sugerencias de Molho (1975) sobre la imbricación entre las
categorías gramaticales; los efectos que en materia de duración de la acción enunciada
produce el Aspecto sobre el Tiempo verbal, y de la consideración sobre la duración
como el aspecto del tiempo que más interés ha despertado en la Psicología.
En su conjunto, como mostrarán las tablas 3 y 4, el patrón espacial preferente se
ha desarrollado para esta investigación como un recurso conceptual que lleva al
movimiento como rasgo espacial del tiempo -a través de las opciones de la Moving
Metaphor- al ámbito específico de la representación lingüística a cargo de los
paradigmas verbales.
78
Imbricación Conjugación-
Representación espacial
Combinación del soporte de la conjugación y representación espacial de la
misma
Representación espacial de la conjugación
Soporte de la
conjugación
Categoría gramatical
Aspecto-Tiempo verbal
Modo Tiempo verbal
Aspecto Voz
Paradigmas verbales
PII PII›PPSI PII›PPSI PII
Dimensión espacial
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva
Ubicación espacial
preferente
Prolongado Dentro Horizontal Prospectiva
Moving Metaphor
Ego Moving Metaphor
Nota. PII: Pretérito Imperfecto de Indicativo; PPSI: Pretérito Perfecto Simple de Indicativo. El símbolo (›) denota mayor frecuencia esperada de la ubicación espacial en un paradigma verbal respecto al otro. Tabla 3: Patrón espacial preferente para Ego Moving Metaphor respecto a
Tiempo verbal, Aspecto y Modo para PII y PPSI
Imbricación Conjugación-
Representación espacial
Combinación de soporte de la
conjugación y representación espacial de la
misma
Representación espacial de la conjugación
Soporte de la conjugación
Categoría gramatical
Aspecto-Tiempo verbal
Modo Tiempo verbal
Aspecto Voz
Paradigmas verbales
PPSI PIS PIS›PPSI PPSI›PIS
Dimensión espacial
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva
Ubicación espacial
preferente
Puntual Fuera Vertical Retrospectiva
Moving Metaphor
Time/Object Moving Metaphor
Nota. PPSI: Pretérito Perfecto Simple de Indicativo; PIS: Pretérito Imperfecto de Subjuntivo. El símbolo (›) denota mayor frecuencia esperada de la ubicación espacial en un paradigma verbal respecto al otro.
Tabla 4: Patrón espacial preferente para Time/Object Moving Metaphor
respecto a Tiempo verbal, Aspecto y Modo para PPSI y PIS
79
4.2. OBJETIVOS DEL EXPERIMENTO
4.2.1. Generales
-Recopilar lineamientos, consideraciones, objetivos, conceptos y categorías de trabajo
del ámbito de la experimentación psicolingüística y de la investigación lingüística
cognitiva que permitan poner a prueba la validez psicológica de las hipótesis
lingüísticas sobre la metaforización espacial de la representación lingüística del tiempo,
con énfasis en la sistemática de los tiempos verbales del castellano.
-Revisar experimentalmente la validez psicológica de la hipótesis de la
metaforización espacial de los paradigmas verbales del Pretérito Imperfecto, Pretérito
Perfecto Simple de Indicativo y Pretérito Imperfecto de Subjuntivo del castellano a
través de una tarea de decisión que, adaptando el paradigma de facilitación, evalúe la
asociación cognitiva de patrones espaciales a los paradigmas verbales referidos en
oraciones simples y afirmativas.
4.2.2. Específicos
-Adaptar y utilizar los paradigmas, diseños y conceptos experimentales sobre la
frecuencia de la metaforización espacial para someter a prueba experimental la validez
psicológica de ubicaciones espaciales para los paradigmas verbales analizados.
-Desarrollar un experimento que permita distinguir las dimensiones espaciales a
través de las cuales los participantes procesan las características de Tiempo, Aspecto y
Modo de los paradigmas verbales en estudio.
-Describir pautas que permitan modelar la relación entre las dimensiones
espaciales que constituyen el patrón preferente de cada paradigma verbal en estudio en
caso de que los resultados muestren validez psicológica de la prueba.
4.3. MÉTODO
La prueba experimental es una tarea de decisión que utiliza la medida del tiempo de la
misma como una variable dependiente. Elaborada aprovechando un paradigma de
facilitación, éste no es seguido con toda puntualidad puesto que tanto el estímulo visual
como el lingüístico se presentan simultáneamente en el Target. Sin embargo, sí se
presenta previamente el estímulo visual como Prime para buscar la activación de
80
modelos mentales desde los cuales abordar y a los cuales asociar las unidades
lingüísticas mostradas a los participantes.
La prueba experimental se desarrolló a través de un procedimiento de segunda
sesión inmediata y otro de segunda sesión remota. El procedimiento inmediato consistió
de una sesión inicial con una posterior en un rango de 3 a 5 minutos; en el
procedimiento remoto la segunda sesión se llevó a cabo en un periodo de entre cuatro a
ocho semanas posteriores a la primera. Para ambos procedimientos, se realizaron las
mismas instrucciones y seguimiento.
Se decidió realizar dos procedimientos de aplicación para valorar los efectos del
intervalo tanto en la repetición de las opciones de respuesta preferidas por los
participantes como en sus tiempos de decisión. De registrarse variaciones significativas
tanto en las respuestas preferidas como en las medidas de TR, podría explorarse su
atribución, para lo primero, a la ausencia o a la debilidad cognitiva –en el sentido de no
poderse registrar a través de las respuestas la reiteración de un patrón de rasgos
específicos y diferenciado entre paradigmas verbales- de la metáfora espacial a pesar de
la facilitación, para lo segundo, al concurso del aprendizaje de la tarea.
4.3.1. Participantes
Al estudio acudieron 38 participantes hablantes nativos del castellano peninsular,
miembros de las comunidades universitarias de la Universidad Autónoma de Barcelona
como de la Universidad de Barcelona. El grupo de sujetos se conformó por 27 mujeres
y 11 hombres, estos fueron asignados aleatoriamente a los dos procedimientos de
aplicación de la prueba. De este modo quedaron 14 mujeres y 5 hombres en el
procedimiento inmediato, y 13 mujeres y 6 hombres en el remoto. La media de edad de
los participantes fue de 30.8 años y la mediana de 26.5 años.
Del conjunto de los participantes, 17 indicaron al catalán como lengua materna y
al castellano como primera opción bilingüe; sin embargo el castellano fue adquirido por
ellos a la par del catalán. Otros 17 indicaron al castellano como lengua materna y al
catalán como primera lengua, en una situación semejante al anterior grupo. Las lenguas
en la segunda condición bilingüe fueron el portugués (1), el francés (1), el inglés (2) y
otra no especificada del ámbito de las lenguas modernas europeas. 31 sujetos llevaron
asignaturas de castellano (Redacción, Gramática, Expresión escrita, Literatura, etc.)
hasta el Instituto; 5, hasta el primer ciclo y sólo 2 en el segundo ciclo (ver anexo 7).
81
4.3.2. Materiales
4.3.2.1. Aparatos
Se usó un ordenador Pentium 4 (2.40 GHz) con un monitor Acer 711; para la
presentación de estímulos y registro de los datos se utilizó el programa E-Prime
(Scheneider, Eschman & Zucolotto, 2002), versión 1.1. Los materiales de la prueba se
elaboraron en el programa Power Point y posteriormente se modificaron en PhotoShop
para ser utilizados por E-Prime.
4.3.2.2. Estímulos
Se usó un conjunto de 60 oraciones afirmativas simples, con agentes en la tercera
persona del singular, con artículos equilibrados en género, número y determinación y
con ausencia de preposiciones, pronombres y adverbios de cualquier variedad (ver
anexos 2 al 6), a fin de eliminar y/o reducir a todos los anteriores tipos de palabras
como variables espúreas y distractoras que distrajeran la atención de los participantes a
los verbos conjugados.
Se eligieron verbos clasificados como materiales y perceptuales en las
clasificaciones desarrolladas por M. K. Halliday (1996) y otros miembros de la
lingüística funcional y cognitiva, a fin de estandarizar el peso que para la metaforización
espacial de las formas verbales a revisar pueden tener tanto el grado de abstracción
como el de concreción de los valores semánticos de los verbos según su transitividad.
Se utilizaron trece verbos materiales y siete perceptuales, cada uno de ellos
conjugado en los paradigmas verbales del Pretérito Imperfecto, el Pretérito Perfecto
Simple de Indicativo y el Pretérito Imperfecto de Subjuntivo. Es decir, 20 verbos por 3
paradigmas verbales en el total de la prueba.
Se utilizó un conjunto de cuatro símbolos para el diseño de “figuras de
ubicación” que representaran icónicamente las ubicaciones de los patrones espaciales
preferentes en ocho diapositivas explicativas (ver anexo 1). Los símbolos fueron
tomados de las herramientas de dibujo del programa Word Office para representar al
sujeto de la oración, al objeto de la misma, al evento enunciado en la oración y al lector.
Para la comprensión de dichos símbolos y su significado léxico, se elaboró una lámina
plastificada (ver anexo 1). Esta lámina se usó para orientar al participante en la
comprensión de las diapositivas explicativas.
82
En las diapositivas explicativas, para cada dimensión del patrón espacial, las
figuras de las ubicaciones fueron numeradas (“1” y “2”) (ver anexo 1). Las dimensiones
espaciales representadas son: Duración de la situación, con las opciones: 1, prolongado;
2, puntual; Involucramiento del sujeto en la situación: 1, fuera; 2, dentro; Orientación
del tiempo entre lector y situación: 1, horizontal; 2, vertical; y Perspectiva del sujeto en
la situación: 1, prospectiva; 2, retrospectiva. Para cada una de las cuatro dimensiones
espaciales se elaboraron dos versiones, invirtiendo el orden de presentación de las
figuras de la ubicación, con rótulos que indican a la dimensión y a las dos ubicaciones
posibles representadas por cada figura.
De estas diapositivas explicativas se eligió una de cada dimensión espacial para
ser programada de manera aleatoria en la sección iniciada con la diapositiva
denominada “Dibujos”. Esta sección se incluyó tanto para explicar al participante las
dimensiones espaciales y sus ubicaciones posibles como para familiarizarlo con y
entrenarlo en la representación icónica que se uso en la prueba experimental.
A su vez, se elaboraron 15 diapositivas de trabajo para cada dimensión espacial
con las respectivas figuras de ubicación –numeradas- y una oración, sin indicar el
nombre de la dimensión ni de las ubicaciones posibles. Estas diapositivas de trabajo
conformaron los estímulos en los que los participantes realizaron la tarea experimental
solicitada. Estas diapositivas (ver anexos 3 al 6) se produjeron con cinco verbos en los
tres paradigmas verbales referidos, y se fue alternando aleatoriamente el orden de las
figuras de ubicación en dichas diapositivas a partir de la opción de la figura “2” a la
izquierda y “1” a la derecha.
4.3.3. Procedimiento
La prueba se llevó a cabo en el Laboratorio de Psicología General y Lenguaje de la
UAB. Cada participante proporcionó primeramente información de su perfil lingüístico,
compuesto con la información sobre su lengua materna y su condición de bilingüe
adquirida tanto en la niñez como en la adolescencia. Como lenguas posibles se
indicaron el catalán, el alemán, el francés, el inglés; se incluyeron las opciones otros y
ninguna. Así mismo, se le preguntó el grado académico más alto cursado en el que el
castellano fue una asignatura. Esta información, junto con un número para cada
participante y el número de sesión, se registraron como parte inicial (Startup Info) de la
prueba a través del propio experimento diseñado en E-Prime.
83
Posteriormente se mostraron las instrucciones, que incluían la lámina impresa de
la simbología. Los participantes tuvieron a su disposición dicha lámina a lo largo de la
prueba. Las instrucciones pidieron asociar cada una de cuatro pares de figuras de
ubicación a presentarse en pantalla (diapositivas) con el conjunto de los cuatro símbolos
que componen la simbología; posteriormente se informó que se mostrarán 60 láminas
con uno de cada par de figuras de ubicación y una oración. Seguido a ello, se indicó
como tarea solicitada en la prueba elegir entre las figuras de ubicación en cada
diapositiva la opción que a juicio del participante representara mejor el tiempo verbal de
la oración presentada en la misma diapositiva, pulsando en el teclado el número “1” o
“2”, según corresponda.
Acto seguido, se mostró a los participantes las diapositivas explicativas de las
cuatro dimensiones espaciales con apoyo de la lámina impresa de la simbología. En esta
fase el aplicador de la prueba solicitó a los participantes no decidir por el valor
semántico del verbo ni realizar la decisión por el material léxico de la oración.
Finalmente, se pidió a los participantes observar cuatro grupos de 15
diapositivas con las dos figuras y una oración; las diapositivas de cada grupo se
presentaron de manera aleatoria respecto al Tiempo verbal de las mismas como respecto
al orden de las figuras. Cada bloque era anunciado por una diapositiva que numeraba la
secuencia de los mismos. Los bloques se mantuvieron siempre en el orden: Primero,
Duración de la situación; segundo, Involucramiento del sujeto; tercero, Orientación del
tiempo entre lector y situación; cuarto, Perspectiva del sujeto.
Como tarea se solicitó a los participantes elegir entre las figuras “1” o “2” la que
representara o asociara, a su juicio, al tiempo verbal de la actividad mostrada en cada
oración. La elección se hizo pulsando la tecla “1” o “2”. Como entrenamiento, los
sujetos realizaron ocho turnos de prueba similares a los solicitados como tarea (ver
anexo 2). Este entrenamiento, avisado por una diapositiva con la leyenda “Práctica”, se
realizó tras mostrar las instrucciones como la revisión de las diapositivas explicativas.
Igualmente, en el entrenamiento se insistía al sujeto en atender al tiempo verbal de los
verbos y no al valor semántico de los mismos; se atendieron sus dudas sobre las láminas
y la tarea a realizar.
84
4.3.4. Medidas registradas
Las medidas registradas por el experimento fueron de dos tipos. Primero, las
ubicaciones espaciales elegidas por los participantes; segundo, los tiempos de decisión
de dichas preferencias como de las ubicaciones no preferidas. A partir de dichas
medidas, se registró también la diferencia de TR entre ubicaciones espaciales preferidas
frente a no preferidas tanto por grupo como por dimensión. Se registraron las medias
tanto por ubicación espacial como por participante, ambas en cada paradigma verbal
(ver anexo 8).
Respecto a las medidas sobre las ubicaciones espaciales preferidas, E-Prime nos
ofreció las mediciones denominadas ACC, CRESP y RESP. La primera de éstas refleja
la exactitud de la respuesta registrada al estímulo (diapositivas de trabajo), se basa en la
comparación de las propiedades entre la última respuesta recopilada (RESP) y la
respuesta al estímulo programada como correcta (CRESP). En nuestro experimento no
se programó una respuesta correcta, de manera que el valor registrado (“1” o “2”) para
ACC y RESP fue equivalente.
Respecto a las medidas del TR, E-Prime nos ofreció las mediciones
denominadas RT, DurationError, OnsetDelay y TargetOnsetDelay. La primera de las
anteriores recoge el tiempo de reacción de la última respuesta registrada al estímulo, a
partir del inicio de la exposición del anterior. Por su parte, DurationError registra la
diferencia entre el valor de duración establecido en las propiedades del estímulo y la
duración efectiva del mismo.
OnsetDelay reporta la diferencia entre el registro del tiempo calculado para un
estímulo como estimación para que aquél empiece su acción critica (TargetOnsetTime)
y el tiempo en el cual el estímulo empieza efectivamente su acción crítica (OnsetTime).
En nuestro estudio esta acción crítica se refiere al momento en que la realización de la
tarea solicitada activaría, a través de los estímulos icónicos y de los verbos conjugados
en las oraciones, los patrones espaciales preferentes.
En nuestro experimento no se estableció un valor para la duración del estímulo,
de manera que el valor de TR para OnsetDelay y OnsetTime fue equivalente.
85
4.4. RESULTADOS
En la estrategia de análisis estadístico, primero, para cada tiempo verbal, se contrastaron
las diferencias de respuesta categórica en cada dimensión espacial para la variable grupo
experimental. Esta comparación se hizo con la Prueba Mann-Whitney. Dado que en
todos los casos no se encontraron diferencias significativas para la variable grupo
experimental, los análisis para las pruebas categóricas se llevaron a cabo para todos los
participantes sin distinción de grupo a través de la Prueba de rangos con signo de
Wilcoxon.
Segundo, se midieron los tiempos de respuesta para la variable grupo
experimental. Para esta comparación se realizó una ANOVA. En los casos de TR
significativamente distintos, se llevó a cabo una posterior Prueba T para medir en cuáles
dimensiones se presentaron. Los resultados se reportan siguiendo esta estrategia.
4.4.1. Pretérito Imperfecto de Indicativo (PII)
Con el objetivo de comparar las opciones de respuestas emitidas (prolongado, puntual;
fuera, dentro; horizontal, vertical; prospectiva, retrospectiva) por los participantes en
cada una de las dimensiones, se realizó la Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon.
Ésta reportó diferencias significativas para las dimensiones espaciales de Duración (z =
-5,094, p ‹ ,001); Involucramiento, (z = -4,236, p ‹ ,001), y Orientación, (z = -3,611, p ‹
,001). La única dimensión espacial que no registró diferencias significativas fue
Perspectiva (z = -,94, p = ,346). En las tres primeras dimensiones hay una respuesta
preferida para los participantes en ambos grupos experimentales (ver tabla 12).
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva Prolongado
166 Fuera
47 Horizontal
143 Prospectiva
84 Puntual
24 Dentro
143 Vertical
47 Retrospectiva
106 190 190 190 190
Tabla 12: Distribución de respuestas preferidas para PII
86
En cuanto a la medición de los TR de los grupos experimentales, la ANOVA
llevada a cabo señaló diferencias significativas para la dimensión de Duración [F(1,37)
= 6,248, p ‹ ,02]. En las otras dimensiones no se reportaron diferencias significativas
entre el grupo experimental 1 (procedimiento remoto) y el 2 (procedimiento inmediato).
Las medias de Duración indican que el grupo experimental 1 (4,375ms) fue más lento
respecto al grupo 2 (2,981ms) en la elección de su opción de respuesta categórica.
En cuanto a la medición de los TR por dimensión, dado que la ANOVA antes
referido solo reportó diferencias significativas respecto a la dimensión de Duración, no
fue necesario realizar la Prueba T.
En suma, las dimensiones de Duración, de Involucramiento y de Orientación
reportaron diferencias significativas entre las dos opciones de respuesta categórica; sólo
la dimensión de Duración registró un contraste significativo entre las medias de TR
según grupo experimental; sin embargo, las medias de TR de cada una de las
dimensiones incluidas en la tarea experimental carecieron de contrastes significativos
respecto a las medias registradas para las otras dimensiones. En este sentido, el TR no
presenta diferencias significativas en función de la dimensión para ninguno de los dos
grupos del experimento.
4.4.2. Pretérito Perfecto Simple de Indicativo (PPSI)
La Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon reportó diferencias significativas entre
las dos opciones de respuesta para las dimensiones espaciales de Duración (z = -5,392,
p ‹ ,001); de Involucramiento, (z = -5,313, p ‹ ,001), y de Perspectiva, (z = -2,478, p =
,013). La única dimensión que no registró diferencias significativas fue Orientación (z =
-,220, p = ,826). Al igual que en el PII, en la dimensión de Duración como en la de
Involucramiento hay una respuesta categórica preferida para los participantes con
valores de significación aproximados (ver tabla 13).
87
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva Prolongado
15 Fuera
24 Horizontal
97 Prospectiva
62 Puntual
175 Dentro
166 Vertical
93 Retrospectiva
128 190 190 190 190
Tabla 13: Distribución de respuestas preferidas para PPSI
En cuanto a la medición de los TR de los grupos experimentales, la ANOVA
realizada mostró diferencias significativas para la dimensión de Duración [F(1,37) =
4,611, p ‹ ,040]; para la dimensión de Orientación, [F(1,37) = 8,808 p, ‹ ,007] y para la
dimensión de Perspectiva, [F(1,37) = 5,369, p ‹ ,030]. En la dimensión de
Involucramiento no se reportaron diferencias significativas entre el grupo experimental
1 y el 2. Respecto a Duración, las medias señalan que el grupo 1 (procedimiento
remoto) (3,976ms) fue más lento respecto al grupo 2 (procedimiento inmediato)
(2,601ms). Respecto a Orientación, las medias señalan que el grupo 1 (3,795ms) fue
más lento respecto al grupo 2 (2,460ms). Respecto a Perspectiva, las medias señalan
que el grupo 1 (4,468ms) fue más lento respecto al grupo 2 (3,236ms).
Para este tiempo verbal, en el grupo experimental 2 hay diferencias
significativas de TR entre la dimensión de Orientación y la de Perspectiva [t(18) = -
2,170; p ‹ ,05]. La primera de estas dimensiones presenta una media más reducida frente
a las medias para ambos grupos de la otra dimensión. Aunque respecto a la dimensión
de Duración, la de Perspectiva no alcanzó contrastes significativos, se reportó un valor
muy cercano [t(18) = -2,043; p = ,56]. En este caso, la media de los TR de la dimensión
de Duración fue más reducida. Se verá que en ambos contrastes entre dimensiones la de
Perspectiva reportó medias de TR menos reducidas. Respecto a Involucramiento, la
dimensión de Perspectiva carece de diferencias significativas.
En suma, las dimensiones de Duración, de Involucramiento y de Perspectiva
registraron diferencias significativas entre las dos opciones de respuesta categórica; por
su parte, Duración, Orientación y Perspectiva reportaron contrastes significativos entre
los TR según grupo experimental y, finalmente, en el grupo 2, Orientación y
Perspectiva mostraron diferencias significativas entre dimensiones.
88
Según este análisis, la dimensión de Perspectiva fue la única que para este
tiempo verbal mantuvo diferencias significativas en las tres comparaciones realizadas.
Mientras Involucramiento fue la única dimensión que no reportó contrastes
significativos en lo relativo a las mediciones de TR; en contraste, la dimensión de
Orientación no mostró variaciones significativas en lo relativo a la comparación entre
opciones de respuesta categórica.
4.4.3. Pretérito Imperfecto de Subjuntivo (PIS)
Para este tiempo verbal, la Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon reportó
diferencias significativas entre las dos opciones de respuesta para la dimensión espacial
de Involucramiento, (z = -2,733, p ‹ ,01). Las otras dimensiones espaciales (Duración,
Orientación, Perspectiva) no registraron contrastes significativos. Al igual que en los
otros paradigmas verbales incluidos en la prueba experimental (PII [z = -4,236, p ‹ ,001]
y PPSI [z = -5,313, p ‹ ,001]), la dimensión de Involucramiento mostró una respuesta
categórica preferida. En contraste con el PPSI, sólo en la dimensión de Involucramiento
hay una respuesta categórica preferida para los participantes con un valor de
significación aproximado al registrado en PII y PPSI (ver tabla 14).
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva Prolongado
107 Fuera 128
Horizontal 107
Prospectiva 87
Puntual 83
Dentro 62
Vertical 83
Retrospectiva 102
190 190 190 190
Tabla 14: Distribución de respuestas preferidas para PIS
En cuanto a la medición de los TR de los grupos experimentales, la ANOVA
realizada registró contrastes significativos para la dimensión de Duración [F(1,37) =
13,885 p ‹ ,002]; para la dimensión de Involucramiento, [F(1,37) = 7,282 p ‹ ,02] y para
la dimensión de Orientación, [F(1,37) = 9,473 p ‹ ,005]. En la dimensión de Perspectiva
89
no se reportaron diferencias significativas entre los grupos 1 y 2. Respecto a Duración,
las medias señalan que el grupo 1 (procedimiento remoto) (6,051ms) fue más lento
respecto al grupo 2 (procedimiento inmediato) (3,080ms); respecto a Involucramiento,
las medias señalan la misma tendencia en el grupo 1 (4,286ms) comparado con el grupo
2 (2,670ms), y, en lo relativo a Orientación, las medias señalan que el grupo 1
(4,292ms) fue más lento respecto al grupo 2 (3,249ms).
El TR presenta diferencias significativas entre dimensiones para el grupo 1.
Estos contrastes se registraron entre Duración e Involucramiento [t(18) = 2,462; p ‹ ,03];
Duración y Orientación [t(18) = 2,532; p ‹ ,03], y Duración y Perspectiva [t(18) = 2,480;
p ‹ ,03]. Como se muestra, las tres dimensiones reportan medias más reducidas respecto
a la de Duración y ningún contraste de TR significativo entre ellas.
En suma, sólo la dimensión de Involucramiento reportó diferencias significativas
entre las dos opciones de respuesta categórica, como en las medias de TR entre grupos y
entre dimensiones; por su parte, Duración y Orientación registraron contrastes
significativos tanto entre las medias de TR por grupo experimental como por dimensión.
Finalmente, Perspectiva sólo mostró diferencias significativas en las medias de TR
respecto a dimensión.
Comparado entre dimensiones, mientras para Involucramiento el análisis
estadístico indicó una respuesta categórica preferida en los tres paradigmas verbales
revisados en la prueba experimental, para Duración reveló una preferencia de respuesta
categórica en los paradigmas verbales de Indicativo incluidos en la prueba. Comparadas
las medias de TR entre grupos, mientras para PIS los contrastes significativos entre
dimensiones se presentaron en el grupo experimental 1 (procedimiento remoto); para
PPSI, estas diferencias se reportaron en el grupo 2 (procedimiento inmediato). En un
comportamiento general, el grupo experimental 1 resultó el más lento en las
dimensiones donde hubo variaciones significativas.
90
5. DISCUSIÓN
El objetivo de esta discusión es valorar si nuestro experimento ha sido capaz de
proporcionar evidencia experimental sobre la validez psicológica de la hipótesis de la
metaforización espacial del tiempo en el Pretérito Imperfecto, Pretérito Perfecto Simple
de Indicativo y Pretérito Imperfecto de Subjuntivo del castellano. A diferencia de otros
estudios, que atienden a la oración –sin diferenciar el tiempo verbal de las acciones o
estados en ellas referidas- como un conjunto para el estudio de la metáfora espacial del
tiempo en el lenguaje, nuestro estudio atendió a tres distintos paradigmas verbales del
castellano dedicados a la representación lingüística del pasado en oraciones afirmativas
simples; homologando en unos casos y en otros suprimiendo a los otros materiales
léxico-gramaticales que en la oración son incidentes en la representación del tiempo.
En esta discusión nos plantearemos en primer lugar la adecuación metodológica
en referencia a dos aspectos. Primero, el planteamiento del patrón espacial -con sus
ubicaciones preferentes esperadas en cuatro dimensiones- como instrumento para dar
operatividad experimental a la hipótesis de la metáfora del procesamiento espacial del
tiempo en los paradigmas verbales estudiados; segundo, cuán pertinente fue realizar dos
procedimientos de aplicación (remoto e inmediato) para valorar los efectos del intervalo
tanto en la elección de las opciones de respuesta preferidas por los participantes como
en sus tiempos de decisión.
Cabe recordar que se considero que los efectos del intervalo involucrarían tanto
a las preferencias de las respuestas de la ubicación espacial, por la eventual vigencia
psicológica de la metáfora facilitada por los dibujos utilizados en la prueba, como a la
medida del TR, por el eventual aprendizaje de la tarea experimental, sea que los
participantes mantuvieran o cambiaran sus respuestas preferidas en la sesión 2 respecto
a la sesión 1 en ambos procedimientos experimentales.
En referencia al patrón espacial, a partir de la hipótesis suave de la Metaphorical
Structuring View (Boroditsky, 2000), y como instrumento para explorar de manera
experimental la hipótesis de la metáfora espacial de las categorías gramaticales de
Tiempo, Aspecto y Modo, se definió al patrón espacial preferente como la elección
esperada de una entre dos ubicaciones en cuatro dimensiones espaciales propuestas.
Estas fueron, para la relación Tiempo verbal-Aspecto: Duración (prolongado/puntual);
para el Modo: Involucramiento (dentro/fuera); para el Tiempo verbal: Orientación
(vertical/horizontal), y para el Aspecto: Perspectiva (prospectiva/retrospectiva).
91
El cumplimiento de la hipótesis se expresaría como una tendencia significativa a
la coherencia entre las ubicaciones espaciales reportadas como preferidas con las
esperadas como preferentes en el patrón espacial propuesto para cada paradigma verbal
incluido en el estudio (ver tablas 3 y 4).
Según los resultados de este experimento, se puede sugerir que las dimensiones
de Duración e Involucramiento -dos de las cuatro propuestas en el patrón espacial para
facilitar la metáfora espacial de la representación lingüística del tiempo a cargo de los
paradigmas verbales del castellano- tienen un sustrato psicológico. Efectivamente, los
resultados muestran que en ambas dimensiones hubo ubicaciones espaciales
significativamente preferidas –coherentes con el patrón espacial preferente de cada
paradigma verbal- por los participantes en ambos procedimientos experimentales.
Por otro lado, teniendo en cuenta el diseño del experimento, es posible pensar
que la metáfora espacial se ha presentado en el procesamiento mental en razón de que
fue facilitada a través del Prime espacial.
Por lo tanto, una explicación más parsimoniosa de los resultados debería
considerar que la metáfora espacial podría no ser la vía regular de procesamiento mental
de los paradigmas verbales, sino que hay consistencia entre rasgos espaciales mostrados
en el Prime espacial y rasgos temporales mostrados en el Target lingüístico (la oración).
Estos rasgos fueron recogidos por las dimensiones de Duración e Involucramiento.
Puesto que no todas las dimensiones espaciales propuestas reportaron
ubicaciones espaciales preferidas para los tres paradigmas verbales estudiados, por no
haber alcanzado significación estadística en todos ellos, sugerimos que la validez
psicológica de la metáfora espacial del tiempo en el procesamiento de los paradigmas
verbales del castellano es, de principio, bastante limitada. De mayores explicaciones nos
ocuparemos en subapartados específicos para cada paradigma verbal como en una
posterior exposición de las dimensiones espaciales en si mismas.
Sin embargo, para explorar un planteamiento general de la metáfora espacial en
la sistemática verbal del castellano, las cuatro dimensiones propuestas resultaron
pertinentes porque permitieron designar rasgos espaciales específicos a los cuales
asociar cada paradigma verbal y porque, como muestran los resultados, ninguna
ubicación espacial no esperada en el patrón espacial preferente adquirió significación.
Ciertamente, no todas las ubicaciones espaciales esperadas del patrón espacial
92
preferente y facilitadas a través del Prime espacial fueron significativas, pues sólo hubo
significación en algunas de ellas.
Debido a esta última diferencia entre la significación de algunas ubicaciones
espaciales esperadas y la ausencia de significación estadística de las no esperadas,
consideramos que el patrón espacial preferente fue un instrumento adecuado en la
interpretación espacial de las características formales y representacionales de las
diferencias de Tiempo verbal, Aspecto y Modo que el estudio de la lengua castellana ha
atribuido a los paradigmas verbales de este estudio (Aletà, 2004, Palacio, 2009).
El anterior es un tema que a nuestro juicio hace necesaria una evaluación de la
pertinencia y la precisión de los dibujos utilizados en el Prime espacial para la
facilitación. De la capacidad de los estímulos facilitadores utilizados para representar
con precisión al patrón espacial, nos ocuparemos en los subapartados dedicados a cada
paradigma verbal y haremos un comentario en el último subapartado de esta discusión.
A continuación se expondrán los rasgos espaciales específicos a cada paradigma
verbal estudiado, recogidos a partir de los resultados del posicionamiento espacial sobre
la información lingüística solicitada a los participantes de los dos procedimientos
experimentales realizados.
5. 1. PRETÉRITO IMPERFECTO DE INDICATIVO (PII)
Como sugieren los resultados, este paradigma verbal es una representación lingüística
de la relación temporal entre el momento de habla y el momento del evento enunciado
en la que el evento se representa con una Duración prolongada; implica un
Involucramiento no inmediato, puesto que requiere trasladarse cognitivamente al
espacio del pasado; y la distancia entre el evento de habla y el evento enunciado se
representa con una Orientación horizontal, porque hay entre ellos una relación
secuencial en la línea de tiempo.
A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo (ver figura
15) utilizada, “pintaba” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un
espacio temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que para la
representación mental la acción designada por el verbo se prolonga durante el
transcurrir de la escena en su conjunto y esto se materializa en una mayoría de
respuestas 1.
93
1 2
X
Cecilia pintaba la pared
Figura 15: Lámina de trabajo para Duración en PII
A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada
(ver figura 16), “atrapaba” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un
espacio temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que la
representación mental del espacio elabora, para el transcurrir de la escena en su
conjunto, un estatus de realidad no inmediata por el involucramiento de ambos
momentos (de habla y del evento enunciado) en la misma línea de tiempo. Lo dicho se
materializó en una mayoría de respuestas 2.
12
Pablo atrapaba el balón
Figura 16: Lámina de trabajo para Involucramiento en PII
A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada
(ver figura 17), “olía” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un
espacio temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que la
94
representación mental de la acción designada por el verbo ubica al transcurrir de la
escena como punto anterior de la orientación horizontal del avance secuencial de una
línea de tiempo. Lo anterior se materializó en una mayoría de respuestas 1.
1 2
Cristina olía un perfume
Figura 17: Lámina de trabajo para Orientación en PII
Tal representación espacial del PII es consiste con el señalamiento (Palacio,
2009: 2-4) de que este paradigma verbal describe un tramo interno, haciendo
abstracción de su inicio y de su término, es decir, con límites temporales difusos. La
ubicación preferida “Dentro”, es decir, Involucramiento, es consistente con el
señalamiento según el cual el evento enunciado es representado como vigente en aquel
momento al que nos trasladamos en nuestra representación mental (Palacio, 2009: 2-4).
Aunque los datos arrojados en PII señalan ubicaciones espaciales preferidas en
Duración, Involucramiento y Orientación que son consistentes con el patrón espacial
esperado para este paradigma verbal (ver tabla 3), el número de respuestas obtenido
para la dimensión de Perspectiva no permite adscribir completamente PII al patrón
espacial esperado como preferente porque no está verificado en los datos que los
participantes procesen mentalmente dicho paradigma verbal desde una prospectiva.
En abono a la validez psicológica de la metáfora espacial, dos de las tres
ubicaciones espaciales registradas como preferidas –Involucramiento y Orientación-
remiten a categorías gramaticales que Molho (1975) plantea involucradas directamente
en lo que denomina la representación espacial de la conjugación (ver tabla 3).
95
Por otra parte, el dibujo utilizado para la dimensión de Perspectiva (ver figura
18) resultó, como sugirieron tanto los resultados como los comentarios de algunos
participantes, impreciso para el posicionamiento espacial sobre la información
lingüística solicitado a los participantes, dado que favoreció la asociación de la
retrospectiva al corte temporal del pasado y de la prospectiva al corte temporal del
futuro, es decir, a una diferencia de tiempo respecto al momento de habla y no a una
diferencia de Aspecto.
Manolo saborease unos dulces
2 1
Figura 18: Lámina de trabajo para Perspectiva en PII
Sobre la pertinencia de la dimensión espacial de Perspectiva al patrón espacial
preferente de cada paradigma verbal y sobre lo que sugiere respecto a los límites de la
validez psicológica de la metáfora espacial del tiempo en los paradigmas verbales del
castellano, volveremos en una sección de la discusión dedicada a las dimensiones.
Considerando que para PII no hubo diferencias significativas de TR entre los dos
procedimientos experimentales, salvo para la dimensión de Duración, hemos de señalar
que para este paradigma verbal el aprendizaje de la tarea causado por la brevedad del
intervalo en el procedimiento inmediato y la ausencia de dicho aprendizaje en el remoto
no afectó al TR.
La salvedad mencionada respecto a la dimensión de Duración obedece a que ésta
fue la primera dimensión del patrón espacial que se presentó a los participantes en la
ejecución de la prueba, por lo que –potencialmente- la ausencia de aprendizaje de la
tarea podría registrar un contraste mayor en la medición del TR entre procedimientos
96
respecto al reportado entre los estímulos de las dimensiones programadas como
subsecuentes. Coherente con lo anterior, y como se explicará para PPSI y PIS en los
subapartados correspondientes, la dimensión de Duración registró entre procedimientos
experimentales un TR significativamente más lento para los tres paradigmas verbales
incluidos en el estudio.
También, la concordancia de ubicación espacial preferida y no preferida entre
ambos procedimientos (figuras 19 y 20) para PII –de igual manera para PPSI y para
PIS, como ser verá en sus respectivos subapartados- muestra que la diferencia de
intervalo no provocó una tendencia significativa a modificar las ubicaciones preferidas
iniciales para este paradigma verbal.
Tales resultados sugieren que la diferencia de aprendizaje de la tarea y la
eventual recuperación de las ubicaciones espaciales seleccionadas en la sesión 1 para el
procedimiento inmediato, como la ausencia de dicho aprendizaje y dicha recuperación
en el procedimiento remoto, se pueden explorar a través de las diferencias del TR entre
grupos. Estos resultados apoyan la expectativa de que los participantes del
procedimiento remoto registrarían un TR más prolongado y los del procedimiento
inmediato otro más corto, tanto en la medida de la diferencia entre aprendizaje, para el
procedimiento inmediato, como no aprendizaje de la tarea, para el remoto.
La repetición en la sesión 2 de las ubicaciones espaciales seleccionadas –
preferidas y no preferidas- en la sesión 1 de ambos procedimientos experimentales para
el PII, al igual que para PPSI y PIS -como se verá en sus correspondientes
subapartados-, es interpretada por nosotros -allí donde los resultados han reportado una
ubicación espacial preferida- como índice de un sustrato psicológico de la metáfora
espacial del tiempo en los paradigmas verbales estudiados; pero también como un
índice de la ausencia de dicho sustrato en aquellas dimensiones del patrón espacial
donde los resultados para cada paradigma verbal del estudio no registraron ubicaciones
espaciales preferidas por los participantes.
97
0
20
40
60
80
100
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva
Tur
nos
Ubicación 1 Ubicación 2
Figura 19: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PII
para el grupo 1
0
20
40
60
80
100
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva
Tur
nos
Ubicación 1 Ubicación 2
Figura 20: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PII para
el grupo 2
Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1,
horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva
**
** **
Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, Retrospectiva; 2, Prospectiva
** **
**
98
5. 2. PRETÉRITO PERFECTO SIMPLE DE INDICATIVO (PPSI)
Como sugieren los resultados, este paradigma verbal es una representación lingüística
de la relación temporal entre el momento de habla y el momento del evento enunciado
en la que el evento se representa con una Duración puntual; implica un Involucramiento
inmediato, puesto que requiere atraer cognitivamente el evento al espacio del presente;
y la Perspectiva de la relación entre el evento de habla y el evento enunciado se
representa con una retrospectiva porque representa al momento del evento enunciado
con el rasgo de conclusión de la acción enunciada.
A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada
(ver figura 21), “comió” es el índice de la representación mental de la escena enunciada
como un espacio temporal puntual y limitado (anterior al momento de habla del
intérprete) en el que se desarrolla la acción designada por el verbo. Lo anterior se
materializó en una mayoría de respuestas 2.
1 2
X
Luis comió tapas
Figura 21: Lámina de trabajo para Duración en PPSI
A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada (ver
figura 22), “empujó” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un espacio
temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que la representación
mental del espacio otorga al conjunto del transcurrir de la escena un estatus de realidad,
con el involucramiento espacial del agente en la finitud de la acción designada por el
verbo. Lo anterior se materializó en una mayoría de respuestas 2.
99
1 2
Juan empujó un coche
Figura 22: Lámina de trabajo para Involucramiento en PPSI
A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada (ver
figura 23), “bebió” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un espacio
temporal (anterior al momento de habla del intérprete) en el que la representación
mental de la acción designada por el verbo ubica a la puntualidad de la escena en una
perspectiva que constituye al momento de habla como destino hacia el cual el momento
del evento enunciado se mueve, en un espacio de tiempo. Lo anterior se materializó en
una mayoría de respuestas 2.
Mercedes bebió unas gotas
1 2
Figura 23: Lámina de trabajo para Perspectiva en PPSI
100
Tal representación espacial del PPSI es consistente con el señalamiento (Palacio,
2009: 2-4) que indica a este paradigma como aquel que presenta estados, procesos o
acciones como totalmente realizados y concluidos. La representación espacial de la
dimensión de Duración como “Puntual” es consistente con lo anterior puesto que
representa a la escena enunciada como un sitio discreto y bien definido en un espacio.
Según lo que hemos propuesto en la modelación espacial de los tiempos verbales
del castellano, la “Retrospectiva” colabora a la representación de esa “puntualidad del
evento” puesto que, para atraer el momento del evento enunciado al momento del
evento de habla, el primero ha de constituirse como un espacio discreto y delimitado.
Sobre la modelación realizada de la sistemática verbal del castellano en la
introducción teórica de este reporte, la coincidencia de los resultados de PII y PPSI
respecto a la dimensión de Involucramiento es consistente con el planteamiento del
Indicativo como parte del conocimiento de la realidad.
Como en PII, los resultados muestran que también para este paradigma verbal
hubo en ambos procedimientos experimentales una tendencia a mantener en la sesión 2
las ubicaciones espaciales preferidas de la sesión 1 (figuras 24 y 25).
0
20
40
60
80
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Duración Involucramiento Orientación Perspectiva
Tur
nos
Ubicación 1 Ubicación 2
Figura 24: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PPSI
para el grupo 1
Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva
** **
*
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20
40
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80
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Duración Involucramiento Orientación Perspectiva
Tur
nos
Ubicación 1 Ubicación 2
Figura 25: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PPSI
para el grupo 2
Considerando que hubo diferencias significativas de TR entre los dos
procedimientos experimentales para la dimensión de Duración, de Orientación y de
Perspectiva resulta pertinente sugerir que el TR más lento, él del grupo 1, fue causado
por el no aprendizaje de la tarea. Lo anterior valió tanto para las ubicaciones espaciales
preferidas en Duración y Perspectiva como para la indiferencia de ubicación en
Orientación mencionada en la página anterior.
Tales datos nos permiten insistir en que la diferencia en el TR entre
procedimientos fue relativa al aprendizaje de la tarea, y en todo caso a la eventual
recuperación de la información en el procedimiento inmediato –en caso de que los
participantes hayan seguido esta última estrategia para decidir sus respuestas-, puesto
que las ubicaciones espaciales preferidas para PII –como para PPSI, según señalaron los
resultados- no se registraron asociadas siempre a los TR más reducidos en ambos
procedimientos. A fin de desarrollar la interpretación de este último dato con una
perspectiva que incluya a los tres paradigmas verbales del estudio, volveremos en un
Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva
** **
*
102
subapartado de esta discusión dedicado a la medición del TR y al sustrato psicológico
de las ubicaciones espaciales preferidas del patrón espacial.
Nuevamente, las diferencias de TR, fuesen ubicaciones espaciales preferidas o
no lo fuesen, no se reportaron asociadas a una modificación significativa de las
ubicaciones espaciales preferidas.
Sobre la relación entre el PII y el PPSI, conviene rescatar lo señalado por un
estudio de Aparici, Díaz y Cortès (1996) según el cual los tiempos verbales –en
castellano y catalán- que primero adquieren los infantes son el Presente de Indicativo y
el PPSI, así como la primera y la tercera persona del singular. Se verá en ello dos
asuntos de la mayor relevancia para nuestro estudio: Uno, que para la conducta
lingüística del castellano peninsular el PPSI tiene una primacía de adquisición con
potenciales efectos respecto a los otros paradigmas referentes del pasado y que la
adquisición de las personas gramaticales –como parte, con el género y el número, del
soporte de la conjugación verbal (Molho, 11975)- es una condición fundamental y un
logro previo a la flexión verbal en la adquisición y de la posibilidad de la metáfora
espacial pues la persona gramatical remite al anclaje del sujeto en la situación de habla
desde donde se ubica respecto a la secuencia de tiempo.
5.3. TR INTERDIMENSIONAL PARA PII Y PPSI
Dado que los resultados en la dimensión de Orientación no reportaron una ubicación
espacial preferida (ubicación 1: 97 respuestas; ubicación 2: 93 respuestas, ver tabla 13)
en este paradigma verbal, pero sí en su contraparte en el ámbito del pretérito de
indicativo (PII), la indiferencia estadística mostrada (z = -,220, p = ,826) entre la
preferencia de los participantes por la ubicación horizontal o por la ubicación vertical
sugiere que la metáfora espacial de este paradigma verbal acepta por igual la cercanía y
la lejanía entre el momento del evento enunciado y el momento de habla; mientras que
la metáfora espacial de PII tiene preferencia por la lejanía entre ambos momentos. Es
decir, la metáfora espacial en PPSI es más flexible en cuanto a las opciones de
simultaneidad y secuencialidad; no así en PII.
También, la existencia de ubicaciones preferidas para Orientación y la
indiferencia para Perspectiva en PII, así como el resultado opuesto para PPSI, con
preferencia por las ubicaciones opuestas, es coherente con la propuesta de una fuerte
diferenciación entre la prospectiva y la retrospectiva del movimiento de Ego en el
103
Indicativo; así como con la doble opción de antes y el después de la línea de tiempo a
partir del evento de habla en dicho Modo.
5. 4. PRETÉRITO IMPERFECTO DE SUBJUNTIVO (PIS)
Como sugieren los resultados, este paradigma verbal es una representación lingüística
de la relación temporal entre el momento de habla y el momento del evento enunciado
en la que el evento se representa como un espacio a donde el intérprete no tiene acceso
cognitivo, en el sentido de un no Involucramiento. Así, el enunciante no puede
trasladarse cognitivamente al espacio del pasado ni el evento puede ser atraído
cognitivamente al espacio del presente.
A manera de ejemplo, como se muestra en las diapositivas de trabajo utilizada
(ver figura 26), “empujase” representa lingüísticamente a la escena enunciada como un
espacio temporal (anterior al momento de habla del intérprete) cuya representación
mental excluye a la escena enunciada del transcurrir del tiempo en el que se encuentra el
momento de habla. De allí, el estatus de irrealidad del evento enunciado. Lo anterior se
materializó en una mayoría de respuestas 1.
1 2
Juan empujase un coche
Figura 26: Lámina de trabajo para Involucramiento en PIS
Tal representación espacial del PIS es consiste con los señalamientos (Palacio,
2009: 2-4; Aletà, 2004) que muestran a este paradigma verbal como aquel que presenta
estados o acciones deseables o posibles mientras ocurren, es decir, con una vigencia
104
posible en el momento de los acontecimientos representados por el paradigma verbal al
cual está subordinado.
También, la preferencia significativa por la ubicación espacial “Fuera” en
Involucramiento es consistente con el planteamiento del Subjuntivo como el Modo de lo
que el enunciante procesa y representa como irrealidad en la modelación espacial de los
tiempos verbales del castellano que hemos propuesto en la introducción teórica de este
reporte. La ausencia de ubicaciones espaciales preferidas en las otras dimensiones es
consistente con el planteamiento de la pérdida de la rigidez de la distinción antes-
después en este Modo que expusimos en la modelación espacial referida en este párrafo.
Los resultados fueron contrarios a la modelación del PIS como un paradigma
verbal con una ubicación espacial “Retrospectiva”; pero tal resultado ha de ponderarse
desde los efectos de la subordinación del Subjuntivo al Indicativo –que remitimos a
través de los señalamientos de Aletà (2004)- en la metáfora espacial del tiempo y
ofrecen una oportunidad para valorar el señalamiento de Boroditsky sobre lo inadecuada
que puede ser la distinción entre Ego Moving Metaphor y Time/Object Moving
Metaphor en paradigmas verbales que organicen la simultaneidad entre Ego y el Objeto.
Lo anterior, en el entendido de que la irrealidad, al no ubicarse en un sitio de la
secuencia de lo real, constituye una potencial simultaneidad, un mundo cognitivamente
paralelo donde la secuencia de los cortes temporales entre pasado, presente y futuro al
momento de habla está subordinada a la diferencia prospectiva / retrospectiva, como
hemos señalado en la modelación espacial que hemos presentado del Subjuntivo y sus
paradigmas verbales en la introducción teórica de este reporte.
105
0
20
40
60
80
100
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva
Tur
nos
Ubicación 1 Ubicación 2
Figura 27: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PIS
para el grupo 1
0
20
40
60
80
100
Duración Involucramiento Orientación Perspectiva
Tur
nos
Ubicación 1 Ubicación 2
Figura 28: Resultados categóricos de Patrón espacial completo de PIS
para el grupo 2
Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva
**
Duración: 1, prolongado; 2, puntual. Involucramiento: 1, fuera; 2, dentro. Orientación: 1, horizontal; 2, vertical. Perspectiva: 1, retrospectiva; 2, prospectiva
**
106
Como muestran las figuras 27 y 28, las ubicaciones espaciales no preferidas para
Duración, para Orientación y para Perspectiva presentaron variaciones de grado entre
los dos procedimientos experimentales. A su vez, la figura muestra un aumentó de la
preferencia por la ubicación espacial “Fuera” en Involucramiento. Este resultado sugiere
que el aprendizaje de la tarea reforzó notoriamente el posicionamiento espacial de los
participantes a favor de la ubicación espacial esperada como preferente. No sucedió así
respecto a los paradigmas verbales del Indicativo involucrados en el estudio.
La diferencia anteriormente señalada del PIS respecto a los dos paradigmas
verbales de Indicativo (PII, PPSI) incluidos en el estudio abona a favor de que la
ausencia de acceso cognitivo al evento enunciado, propio de la ubicación espacial
“Fuera” -en el sentido de no poder dar en la representación lingüística marcas de finitud
al evento enunciado-, quita a las otras dimensiones del patrón espacial cualquier sustrato
psicológico porque mantiene al momento del evento enunciado “Fuera” del transcurrir
del tiempo en el que se encuentra el momento de habla como organizador de la metáfora
esquematizada en el patrón espacial.
En el mismo sentido, aunque desde el patrón espacial preferente se esperaba una
preferencia por las ubicaciones espaciales “Vertical” -para Orientación- y
“Retrospectivo” -para Perspectiva-, la indiferencia de ubicación espacial reportada en
estas dos dimensiones se puede explicar con la dependencia del PIS respecto al
paradigma verbal del Indicativo o del material gramatical al cual se ancla el Subjuntivo
en la enunciación (Aletà, 2004).
Más aún, dado que nuestro diseño experimental presentó al PIS en un Target
verbal formado por una oración afirmativa simple, sin asociar a dicho paradigma verbal
con ningún material gramatical o paradigma verbal de Indicativo, dicho diseño sirvió
para confirmar tal relación de dependencia sugerida por Aletà (2004). La ausencia de
ubicaciones espaciales preferidas para PIS en las distintas dimensiones –salvo
Involucramiento- confirmó a la ubicación espacial “Fuera” como el único rasgo de la
metáfora espacial del tiempo en PIS con sustrato psicológico.
Considerando que los resultados reportaron un TR significativamente más
prolongado tanto para la dimensión de Duración, la de Involucramiento y la de
Orientación en el procedimiento remoto, la ausencia de aprendizaje de la tarea en la
sesión 2 aumentó el TR tanto de dos dimensiones –Duración y Orientación- donde no se
107
registró una ubicación espacial preferida como de otra dimensión –el Involucramiento-
donde sí se logró dicho registro.
Respecto a las explicaciones de las diferencias de TR entre procedimientos como
entre dimensiones, era además previsible que el Target verbal de PIS requiriera más
atención de los participantes para la realización de la tarea solicitada porque en la
representación lingüística hay una diferenciación mayor entre éste paradigma y el par
PII y PPSI, que la distancia para la misma representación entre estos dos últimos como
formas del Indicativo.
Según los resultados, las diferencias significativas de TR entre dimensiones se
reportaron en el procedimiento remoto, y correspondieron a un TR en la dimensión de
Duración significativamente más amplio respecto a las otras dimensiones (ver anexo 10,
tabla 26). Como explicación, podemos señalar, como lo hicimos para PII, que la
Duración fue la primera dimensión que se presentaba a los participantes en la ejecución
de la tarea, por lo que la ausencia de aprendizaje podría dar lugar a un contraste mayor
en el TR entre procedimientos experimentales respecto al registrado entre los estímulos
de las dimensiones subsecuentes.
Lo dicho en los dos últimos párrafos obliga tanto unos comentarios sobre la
similitud estimular del Target verbal como respecto al papel del aprendizaje de la tarea
en el TR que se expondrán en el subapartado siguiente sobre la relación entre el TR y el
sustrato psicológico de las ubicaciones espaciales preferidas porque en ambos casos
dichas consideraciones no se limitan a los resultados reportados en el PIS.
5. 5. RELACIÓN ENTRE LA MEDICIÓN DE TR Y UBICACIONES ESPACIALES
PREFERIDAS
Esta discusión ha interpretado los resultados en el sentido de que no hubo asociación de
las ubicaciones espaciales preferidas con una medida de TR más breve o con menos
dispersión. Es decir, que las ubicaciones espaciales preferidas hubieran sido
seleccionadas en un TR más breve por los participantes en cualquiera de los dos grupos
de participantes. Las diferencias de TR obedecieron, como ya se mencionó, al
aprendizaje de la tarea y a la diferencia de procedimientos experimentales.
Además, según los resultados, para los dos procedimientos experimentales, en
los tres paradigmas verbales del estudio, las ubicaciones espaciales preferidas fueron
tales desde la primera sesión y no mostraron una modificación significativa en la sesión
108
2. Es decir, que la diferencia de aprendizaje de la tarea no afectó a la preferencia de
ubicaciones espaciales.
Según interpretamos los resultados, la complejidad de la metodología utilizada
comprendió un conjunto de características con efectos en el aprendizaje de la tarea y en
la medida de TR como índice de dicho aprendizaje. Estas características remiten a: la
diferencia entre dos procedimientos, la secuencia de presentación de las dimensiones
espaciales a través del Priming espacial, y la precisión de dicho estímulo facilitador para
representar a las ubicaciones del patrón espacial.
Para controlar la tendencia a registrar un TR más largo cuando hay similitud
estimular, se presentaron los estímulos –Prime espacial y Target verbal- en orden
aleatorio. De manera más precisa, ello significó que para cada dimensión espacial se
presentaron cinco verbos en cada uno de los tres paradigmas verbales del estudio. Así,
hubo en cada bloque experimental sólo tres Target verbales que sólo modificaban la
conjugación verbal y mantenían los mismos componentes de la oración intactos (p. e.
“Juan empujó un coche”, “Juan empujaba un coche” y “Juan empujase un coche”).
A diferencia del orden aleatorio de los turnos estimulares Prime-Target, las
dimensiones espaciales siguieron siempre el mismo orden secuencial porque se estimó –
por los resultados de ensayos con voluntarios- inconveniente adicionar a la complejidad
de la metodología otro rasgo que, potencialmente, afectaría significativamente el
aprendizaje de la tarea y enlentecería el TR. En todo caso, se podría realizar una prueba
donde se elimine la variable procedimiento experimental para ser sustituida, como
variable, por otra secuencia de exposición a las dimensiones.
Algunos resultados en los tres paradigmas verbales del estudio sugieren explorar
en el futuro las diferencias en las medidas del TR más allá de la explicación como
diferencias del aprendizaje de la tarea, pero tampoco nuestro experimento, por su
diseño, variables y resultados, nos permite desarrollar una explicación. Los resultados
remitidos para esta consideración son:
Primero, el PII fue el único paradigma verbal del estudio en el que no se
registraron diferencias significativas de TR entre procedimientos experimentales, salvo
para la dimensión de Duración. Haciendo de lado a esta última dimensión en materia de
medida del TR, porque su posición de primera dimensión que se presentaba a los
participantes es un potencial de mayor contraste de TR respecto a las dimensiones
subsecuentes, el resultado sugiere explorar si esta estabilidad del TR para las
109
ubicaciones espaciales que resultaron preferidas en PII es un índice de un sustrato
psicológico diferenciado por paradigma verbal.
Segundo, al revisar entre qué dimensiones espaciales se encuentran diferencias
de TR, en los tres paradigmas verbales, notamos que la dimensión de Orientación y la
de Perspectiva –es decir, la tercera y la cuarta en la secuencia de programación del
experimento y de exposición de los participantes al mismo- reportaron un TR más
duradero para el procedimiento inmediato de PPSI y, en contraparte, las dimensiones de
Duración e Involucramiento reportaron un TR más duradero para el procedimiento
remoto de PIS.
En el primer caso, nos referimos al contraste significativo de TR que se reportó
entre la tercera dimensión, Orientación, presentada en la secuencia de bloques
experimentales y la cuarta, Perspectiva, [t(18) = -2,170; p ‹ ,05]. Es decir, entre las tres
primeras dimensiones (Duración, Involucramiento y Orientación) y entre las dos
primeras (Duración e Involucramiento) y la última (Perspectiva) presentadas hubo un
TR sin contrastes relevantes (ver anexo 10, tabla 23).
En el segundo caso, nos remitimos al contraste que se reportó entre la primera
dimensión del bloque experimental -Duración- y las restantes. Duración e
Involucramiento [t(18) = 2,462; p ‹ ,03]; Duración y Orientación [t(18) = 2,532; p ‹
,03], y Duración y Perspectiva [t(18) = 2,480; p ‹ ,03] (ver anexo 10, tabla 26).
Lo dicho en los tres párrafos anteriores señala que los participantes del
procedimiento remoto realizaron el primer bloque experimental –Duración- de la tarea
con un TR significativamente más lento respecto al de los bloques subsecuentes. En
contra parte, también se muestra que los participante del procedimiento inmediato
realizaron el cuarto bloque experimental –Perspectiva- con un TR significativamente
más lento respecto al tercer bloque, pero no respecto a los dos primeros.
Aunque hemos desarrollado una explicación según la cual un TR más duradero
es índice de la ausencia de aprendizaje de la tarea, esta explicación no satisface los
resultados reportados sobre el procedimiento inmediato en el párrafo anterior.
A falta de datos que permitan sugerir alguna explicación de lo anterior, queda
considerar efectos de cansancio –aunque éste enlentecería la respuesta-, diferencias
personales respecto a la vivencia del tiempo o efectos de la complejidad de la
metodología. Otra vía es una prueba que quite al procedimiento experimental como
110
variable y/o que se realice incluyendo solamente las dimensiones del patrón espacial
que reportaron significación estadística.
5.6. RELACIÓN ENTRE DIMENSIONES DEL PATRÓN ESPACIAL
La persistencia de la significación estadística de la dimensión de Involucramiento en
todos los paradigmas verbales del estudio sugiere desarrollar una explicación y
experimentación posterior en la que esta dimensión espacial sea punto de partida para
valorar la validez psicológica de las otras dimensiones de la metáfora. Lo anterior es
consistente con la consideración, presentada en el cuerpo teórico de este estudio, según
la cual la deixis permite al enunciante explicitar en la representación lingüística la
relación entre el momento de habla –su ubicación espacio-temporal- respecto al
momento del evento enunciado a través de un conjunto de material léxico-gramatical.
Es decir, ésta dimensión reportó a la ubicación espacial preferida por los
participantes como significativamente idéntica a la esperada como preferente en cada
paradigma verbal, con ello sugiere una espacialización relevante del Indicativo como
del Subjuntivo, consistente con la representación espacial de la conjugación a cargo del
Modo. Los resultados sugieren que la Duración, la siguiente dimensión que presentó
significación estadística, alcanzó ubicaciones espaciales preferidas opuestas para los dos
paradigmas verbales del Indicativo que se estudiaron. No así en PIS, donde esta
dimensión presentó la ausencia de una ubicación preferida por los participantes. Es
decir, en Indicativo, la diferencia aspectual entre Perfecto e Imperfecto reportó una
distinción claramente definida del primero con “Puntual” y del segundo con
“Prolongado”. Dicho resultado sugiere que la diferencia de Modo, es decir, un
Involucramiento en la ubicación “Fuera”, tiene un efecto desorganizador de la metáfora
espacial para la categoría de Aspecto en los paradigmas verbales del Subjuntivo.
Respecto al procesamiento de la dimensión de Orientación, cabe considerar que
los dibujos seleccionados para la facilitación no diferenciaron con precisión las
ubicaciones espaciales, ni permitieron distinguir entre las opciones de simultaneidad y
secuencialidad como opciones de la relación entre el momento de habla y el momento
del evento enunciado.
Sin embargo, a la luz de los resultados, se puede sugerir, por una parte, que en
los paradigmas verbales estudiados de Indicativo la combinación de la ubicación
espacial “Dentro” con la ubicación espacial “Prolongado” tuvo significativamente
111
asociada a la ubicación espacial “Horizontal”; y, por otra parte, que la combinación de
“Dentro” con “Puntual” resultó en una asociación indiferenciada para las ubicaciones
espaciales de Orientación.
Siguiendo la lógica de descripción que presenta el párrafo anterior, se puede
sugerir que el patrón espacial preferido del PPSI asoció “Dentro” y “Puntual” con
“Retrospectiva”, pues ha sido la Perspectiva la otra dimensión espacial que para dicho
paradigma verbal presentó una ubicación espacial preferida.
Estos resultados sugieren desarrollar una explicación de la validez psicológica
de la metáfora espacial del tiempo a través de los paradigmas verbales en dos vías: Una
primera, restringida al Modo; la segunda, que trascienda a dicha categoría gramatical.
Consideramos que esta segunda, a diferencia de la primera, es transdimensional porque
atiende a las variaciones de la validez psicológica que reportó la metáfora espacial en la
dimensión de Duración, y consecuentemente en las de Orientación y Perspectiva.
Dado que los resultados no mostraron para aquellas dos últimas dimensiones
(Orientación y Perspectiva) del patrón espacial un sustrato psicológico, participarán en
la segunda vía de la explicación en función de la dimensión de Duración, que sí reportó
significación estadística para los paradigmas verbales de Indicativo.
Esta segunda vía de la explicación la desarrollamos como interpretación de las
relaciones que entre Duración-Perspectiva y Duración-Orientación sugieren las
ubicaciones espaciales mostradas como preferidas en los resultados del experimento y
que han sido comentadas tanto en párrafos arriba como en lo referente a cada paradigma
verbal. Los resultados sugieren, como ya proponía el marco teórico sobre las categorías
gramaticales de los paradigmas verbales, que el Modo organiza el procesamiento y la
representación espacial del paradigma verbal, que el Tiempo verbal en su relación con
el Aspecto combina a la conjugación con la espacialización y que la conjugación por si
misma no participa de la metáfora espacial del procesamiento del paradigma verbal. La
Figura 28 reúne estas dos vías de explicación de la validez psicológica de la metáfora
espacial que reporta la tarea experimental solicitada a los participantes.
112
Figura 28: Modelación espacial de los contrastes entre PII, PPSI y PIS a
partir de los resultados experimentales
5. 7. ALCANCES Y LÍMITES DEL DISEÑO EXPERIMENTAL
Dado que los resultados mostraron una coherencia limitada entre las ubicaciones
espaciales preferidas y las esperadas como preferentes para cada paradigma verbal, el
patrón espacial ha sugerido límites relevantes de la validez psicológica de la metáfora
espacial del tiempo para los paradigmas verbales del castellano. Estos límites se
expresaron en la dificultad de encontrar significación estadística en las dimensiones del
patrón espacial –Orientación y Perspectiva- cuya representación espacial fue compleja
y/o imprecisa. Ante tal resultado, cabe tener en cuenta la pérdida de precisión perceptiva
propia de los esquemas espaciales, ya sugerida por Talmy (1983).
Dentro de las dimensiones espaciales planteadas para describir la espacialización
de las categorías gramaticales, la menor significación estadística correspondió a los
dibujos en donde la representación de las relaciones espaciales resultó más compleja e
imprecisa, siendo los casos de las dimensiones que dieron cuenta del Tiempo verbal
como de la relación Aspecto-Voz. Es decir, Orientación y Perspectiva. La falta de
Involucramiento Duración P: Perspectiva O: Orientación
PPSI PII
PIS
Dentro
Fuera
Prolongado Puntual
RETROSPECTIVA HORIZONTAL
113
resultados significativos para esta última dimensión es consistente con la no
participación del Aspecto y la Voz en la representación espacial de la conjugación, ya
sugerida desde el trabajo de Molho (1975)
En contra parte, mientras para Involucramiento el análisis estadístico indicó una
respuesta categórica preferida en los tres paradigmas verbales revisados en la prueba
experimental, para Duración reveló una respuesta preferida en los paradigmas verbales
de Indicativo incluidos en la prueba. Los dibujos utilizados en el Prime espacial para
estas dos dimensiones no adolecían de la complejidad y la imprecisión presente en los
mencionados en el párrafo anterior porque los rasgos espaciales que señalaron eran más
claramente identificados por los participantes.
A pesar de su utilidad, el patrón espacial preferente representó la elección entre
dos opciones únicamente, sin plantear posibilidades intermedias entre dos opuestos
espaciales; los dibujos presentados mostraron formas abstractas que por lo tanto podían
facilitar interpretaciones diversas en la asociación solicitada y el valor semántico de los
verbos implica una orientación de la acción o estado por el verbo designado hacia
determinadas posibilidades espaciales (p. e. subir vs. bajar), determinados grados de
completud de la acción (perseguir vs. dormir) y determinados argumentos.
Por ejemplo, golpear: Agente o actor, alguien o algo que golpea –origen de la
acción; paciente u objeto, alguien o algo que es golpeado –dirección o meta de la
acción; instrumento, alguien o algo que sirve para golpear -modo de dirigir la acción;
beneficiario, alguien o algo que se beneficia por la acción de golpear al paciente –
perspectiva de logro de la acción y Locativo, lugar donde se realiza o se recibe el golpe.
Como recurso de estudio, tanto el paradigma de facilitación como los estudios de
TR han mostrado una utilidad relativa para el estudio de la validez psicológica de la
metáfora espacial del tiempo en los paradigmas verbales toda vez que ayudaron a
ponderar las preferencias del posicionamiento espacial solicitado a los participantes
desde distintas características del procesamiento del lenguaje.
El conjunto de resultados y la reflexión en torno a ellos sugieren:
Primero, escapar de la complejidad y de la imprecisión de un simbolismo gráfico
como el usado –necesitado de la nomenclatura presentada en la lámina de Simbología
(ver anexo 1)- para representar al MEE y su localización espacial respecto al MH.
Como característica general, dichos estímulos espaciales habrán de ser intuitivos, es
decir, que, tras un Prime verbal –un verbo conjugado- el diseño experimental solicite a
114
los participantes dar una respuesta motriz a un Target espacial sencillo sin necesidad de
nomenclatura alguna. Por ejemplo, mover una palanca en la dirección y orientación de
una flecha, tomada de entre un conjunto de ubicaciones espaciales de las mismas.
Como parte de dicho diseño, sugerimos organizar las ubicaciones espaciales de
cada dimensión en tres ejes (x, y, z), Orientación, Involucramiento y Duración,
respectivamente, como un sistema de coordinación y de ejes de rotación corporal.
Para ello, estamos revisando la conveniencia de dividir el estudio en dos pruebas
experimentales diferentes. Una que atiende al Modo y al Tiempo verbal, es decir, a las
dimensiones de Involucramiento y Orientación, respectivamente, con las ubicaciones
arriba-abajo para el eje y, y las opciones izquierda o derecha, en el eje x. Otra que
atienda a la relación del Aspecto con el Tiempo verbal, es decir, la dimensión de
Duración, con las opciones atrás o adelante, para el eje z, y las opciones prolongado o
puntual, para el eje x.
La prueba experimental no presentaría a las ubicaciones como opciones para
decidir, al estilo de la tarea aquí reportada, sino que las opciones del Target visual serían
flechas, líneas o formas geométricas que se caracterizan por representar a las
ubicaciones espaciales planteadas en el párrafo anterior.
Se verá que, en las dos pruebas experimentales sugeridas, la categoría de
Tiempo verbal, a través de la dimensión de Orientación, se presenta asociada a otra
dimensión espacial. La justificación de ello se encuentra en el hecho de que, según los
resultados de la prueba aquí reportada, fueron Duración e Involucramiento quienes
reportaron ubicaciones espaciales preferidas. Es decir, que la categoría del Tiempo
verbal cobra relevancia en la metáfora espacial del tiempo en el lenguaje a través de su
imbricación con las categorías gramaticales de Modo y Aspecto.
Segundo, realizar un estudio comparativo entre dos lenguas que cuenten con
sistemáticas verbales diferenciadas respecto al Aspecto o el Modo. Convendría que la
prueba incluya a cada uno de los tres recortes temporales, a fin de cubrir el avance de la
línea de tiempo. A diferencia del castellano, la lengua alemana no sistematiza la
diferencia de Aspecto gramatical entre Perfecto e Imperfecto. Es decir, la diferencia
entre el Präteritum aß y el Perfekt hat gegessen, no proporciona distintas informaciones
aspectuales. Su uso obedece a una diferencia pragmática. Es relevante, sin embargo,
tener presente que al parecer la representación de eventos enunciados pasados
(Vergangenheit) en dicha lengua privilegia la perfectividad.
115
Igualmente, tanto el Konjunktiv I como el II, ambos con opciones en pasado,
presente y futuro, no resultan equivalentes al Subjuntivo del castellano. Por estas
razones sugerimos realizar un estudio comparativo entre ambas lenguas.
Tercero, en el caso de que seguir presentando el estímulo verbal en el contexto
oracional, dada la posibilidad de que en tareas de lectura, como sugiere Quellet et al
(2009: 1841), el uso de la modalidad visual active el rastreo del tiempo de izquierda a
derecha, privilegiando con ello una imagen secuencial del tiempo, conviene desarrollar
una prueba cuya estimulación verbal sea presentada en modalidad auditiva.
Cuarto, los resultados sugieren ahondar en estudios posteriores si los
posicionamientos espaciales que reportaron validez psicológica pueden estar
almacenados en la memoria a largo plazo como esquemas espaciales abstractos de los
paradigmas verbales.
Dicho escenario no es fortuito, las metodologías de la enseñanza de lenguas
extranjeras han desarrollado –con éxito en el aprendizaje- gramáticas pedagógicas que
utilizan representaciones espaciales, tanto figurativas como esquemáticas, para explicar
aspectos gramaticales de distinto orden, incluidos los paradigmas verbales. Es el caso de
la explicación de la diferencia entre Imperfecto e Indefinido en la Gramática Básica del
estudiante de español (Alonso et al, 2005)
Tal hecho sugiere al menos seguir explorando sobre el sustrato psicológico que
pudiera estar dando forma a la productividad pedagógica de dicha asociación entre la
representación lingüística y el dominio del espacio.
Quinto, cabe destacar la conveniencia de un estudio sobre la espacialización del
valor semántico de los verbos en castellano, al estilo de los trabajos desarrollados por
Richardson et al (2001, 2003) en el contexto enunciativo de la oración, porque
permitiría tener un punto de referencia fundamental para estudiar la relación entre el
perfil léxico y el gramatical de los verbos, ambos incidentes en la metáfora espacial.
Sexto, conviene estar atentos a la sugerencia de que en el estudio de los
movimientos oculares la correspondencia observada en el movimiento de los ojos para
descripciones explícitas del espacio podría también encontrarse en descripciones
espaciales implícitas, como las encontradas en el lenguaje y en las figuras geométricas
(Spivey, Tyler, Richardson & Young, 2000).
Finalmente, tanto los resultados obtenidos como la reflexión teórica realizada en
este estudio, tanto desde el ámbito de la Psicología como de la Lingüística, me permiten
116
insistir en que el tema de la validez psicológica de la metáfora espacial del tiempo en los
paradigmas verbales tiene un núcleo de revisión y experimentación interesante y digna
de atención en la imbricación entre el Tiempo verbal, el Aspecto y el Modo.
Como reflexión, esta imbricación podría tener una explicación más allá del
lenguaje en nuestro comportamiento espacial, particularmente en el hecho de que, como
sugirieron Howard & Templeton (1966), éste se encuentra condicionado tanto por la
manera en que el cuerpo humano está construido y se desarrolla normalmente como por
la naturaleza del mundo físico, que impone restricciones ecológicas.
De algún modo, la pertinencia de las tres dimensiones espaciales, como
herramientas para recoger las opciones de Modo, Tiempo verbal y Aspecto, podría
encontrar su sustento tanto en un sistema de coordinación y de ejes de rotación del
cuerpo que los sujetos vamos desarrollando a partir de reflejos posturales como de que
los juicios espaciales envuelven información proporcionada por las modalidades
sensoriales en diversidad de combinaciones.
La visión, la audición y el tacto están involucrados en la producción de
movimientos y en la información por estos proporcionada. No es fortuito que el
movimiento sea un rasgo de la representación espacial del Tiempo que ha cobrado
relevancia teórica y experimental en el estudio de la validez psicológica de la metáfora
espacial del tiempo en el lenguaje.
Existen dos ideas de importancia a las que abona este estudio. A saber, la
primacía del Modo sobre el Tiempo verbal en la organización de la metáfora espacial
del tiempo en el lenguaje para la sistemática verbal del castellano. La otra, la validez
psicológica parcial de la metáfora espacial, al menos en los términos aquí modelada.
Ambas ideas aportan a la insistencia en que tanto la arbitrariedad como la motivación
lingüística son relativas y complementarias. La explicación y la organización de esa
mutua relatividad remiten a un cuerpo cuyo conjunto de subsistemas y operaciones
presentan una organización en la que cada uno de estos tiene, en alguna medida, una
deuda funcional con otro subsistema u operación.
117
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128
Simbología
Sujeto
Objeto
Situación
Lector
1 2
Horizontal Vertical
Orientación del tiempo
12
Orientación del tiempo
Vertical Horizontal
1 2
Involucramiento del sujeto
Fuera Dentro
12
Involucramiento del sujeto
Dentro Fuera
129
Perspectiva del sujeto
Prospectiva Retrospectiva
1 2
Perspectiva del sujeto
Retrospectiva Prospectiva
2 1
1 2
X
Duración de la situación
Prolongada Puntual
12
X
Duración de la situación
Puntual Prolongada
131
12
Pablo atrapaba el balón
1 2
Pablo atrapase el balón
12
José percibió la luz
1 2
José percibía la luz
Santiago rompía las ventanas
2 1
Santiago rompiera las ventanas
1 2
1 2
X
Manolo viera unas gotas
1 2
X
Manolo vio unas gotas
145
Tabla 1: Perfil lingüístico de los participantes
Participantes MotherLanguage Firstbilingual Secondbilingual Spanishinstudies 1 Catalana lengua castellana con lengua francesa Instituto
1 Catalana lengua castellana con lengua francesa Primer ciclo (Licenciatura)
1 Catalana lengua castellana con lengua inglesa Instituto 13 Catalana lengua castellana ninguna Instituto
1 Catalana lengua castellana ninguna Primer ciclo (Licenciatura)
2 Castellana lengua catalana con lengua inglesa Instituto 1 Castellana lengua catalana con otra Instituto
11 Castellana lengua catalana ninguna Instituto
2 Castellana lengua catalana ninguna Primer ciclo (Licenciatura)
1 Castellana lengua catalana ninguna Segundo ciclo (Master)
1 Castellana lengua portuguesa ninguna Instituto 1 Castellana ninguna ninguna Instituto
1 Castellana ninguna ninguna Segundo ciclo (Master)
1 Castellana otra lengua con lengua catalana Primer ciclo (Licenciatura)
147
Tabla 2: Frecuencia del patrón espacial reportado para PII
Participantes Duración Involucramiento Orientación Ubicaciones 1 2 1 2 1 2
1 4,00 1,00 1,00 4,00 0,00 5,00 3 5,00 0,00 1,00 4,00 3,00 2,00 4 5,00 0,00 2,00 3,00 0,00 5,00 5 4,00 1,00 0,00 5,00 5,00 0,00 6 4,00 1,00 1,00 4,00 5,00 0,00 7 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 8 2,00 3,00 1,00 4,00 5,00 0,00 9 5,00 0,00 4,00 1,00 0,00 5,00
10 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 11 5,00 0,00 1,00 4,00 4,00 1,00 12 4,00 1,00 0,00 5,00 4,00 1,00 13 5,00 0,00 1,00 4,00 1,00 4,00 14 5,00 0,00 0,00 5,00 5,00 0,00 15 5,00 0,00 0,00 5,00 5,00 0,00 16 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 17 2,00 3,00 0,00 5,00 2,00 3,00 18 5,00 0,00 1,00 4,00 3,00 2,00 19 4,00 1,00 3,00 2,00 5,00 0,00 20 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 21 2,00 3,00 1,00 4,00 2,00 3,00 22 0,00 5,00 1,00 4,00 5,00 0,00 23 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 24 5,00 0,00 1,00 4,00 2,00 3,00 25 5,00 0,00 0,00 5,00 4,00 1,00 26 5,00 0,00 1,00 4,00 0,00 5,00 27 4,00 1,00 0,00 5,00 4,00 1,00 30 2,00 3,00 2,00 3,00 5,00 0,00 33 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 34 5,00 0,00 1,00 4,00 3,00 2,00 35 4,00 1,00 1,00 4,00 2,00 3,00 36 5,00 0,00 2,00 3,00 5,00 0,00 37 5,00 0,00 2,00 3,00 5,00 0,00 38 5,00 0,00 1,00 4,00 4,00 1,00 39 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 40 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 41 5,00 0,00 0,00 5,00 5,00 0,00 42 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00 43 5,00 0,00 1,00 4,00 5,00 0,00
Se han reportado exclusivamente los datos de las dimensiones espaciales donde hubo significación estadística para cada paradigma verbal.
148
Tabla 3: Frecuencia del patrón espacial reportado para PPSI
Participantes Duración Involucramiento Perspectiva Ubicaciones 1 2 1 2 1 2
1 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 3 1,00 4,00 1,00 4,00 1,00 4,00 4 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 5 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 6 0,00 5,00 2,00 3,00 0,00 5,00 7 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 8 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 9 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00
10 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 11 0,00 5,00 0,00 5,00 4,00 1,00 12 4,00 1,00 0,00 5,00 0,00 5,00 13 1,00 4,00 0,00 5,00 0,00 5,00 14 0,00 5,00 1,00 4,00 4,00 1,00 15 0,00 5,00 1,00 4,00 3,00 2,00 16 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00 17 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 18 2,00 3,00 1,00 4,00 0,00 5,00 19 1,00 4,00 0,00 5,00 0,00 5,00 20 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 21 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00 22 5,00 0,00 4,00 1,00 1,00 4,00 23 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 24 0,00 5,00 0,00 5,00 5,00 0,00 25 0,00 5,00 1,00 4,00 1,00 4,00 26 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00 27 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 30 1,00 4,00 3,00 2,00 5,00 0,00 33 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 34 0,00 5,00 1,00 4,00 0,00 5,00 35 0,00 5,00 2,00 3,00 3,00 2,00 36 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 37 0,00 5,00 1,00 4,00 5,00 0,00 38 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 39 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 40 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00 41 0,00 5,00 2,00 3,00 0,00 5,00 42 0,00 5,00 1,00 4,00 2,00 3,00 43 0,00 5,00 0,00 5,00 0,00 5,00
Se han reportado exclusivamente los datos de las dimensiones espaciales donde hubo significación estadística para cada paradigma verbal.
149
Tabla 4: Frecuencia del patrón espacial reportado para PIS
Participantes Involucramiento Ubicaciones 1 2
1 5,00 0,00 3 2,00 3,00 4 2,00 3,00 5 0,00 5,00 6 4,00 1,00 7 4,00 1,00 8 5,00 0,00 9 3,00 2,00
10 5,00 0,00 11 5,00 0,00 12 0,00 5,00 13 5,00 0,00 14 0,00 5,00 15 2,00 3,00 16 1,00 4,00 17 2,00 3,00 18 2,00 3,00 19 4,00 1,00 20 5,00 0,00 21 4,00 1,00 22 5,00 0,00 23 5,00 0,00 24 5,00 0,00 25 1,00 4,00 26 5,00 0,00 27 0,00 5,00 30 2,00 3,00 33 1,00 4,00 34 5,00 0,00 35 3,00 2,00 36 5,00 0,00 37 3,00 2,00 38 5,00 0,00 39 5,00 0,00 40 5,00 0,00 41 4,00 1,00 42 4,00 1,00 43 5,00 0,00
Se han reportado exclusivamente los datos de las dimensiones espaciales donde hubo significación estadística para cada paradigma verbal.
150
Tabla 5: Medias de TR por participante para PII
Participante Duración Involucramiento Orientación Perspectiva 1 8761,60 5060,80 3824,80 3308,40 3 3681,40 4344,00 5860,00 6296,60 4 2835,00 3721,60 2267,80 2112,20 5 3168,60 4081,40 3503,00 3158,00 6 2904,00 5364,60 4240,80 2995,40 7 4491,00 5509,60 2609,40 9957,80 8 9218,80 2087,40 2039,00 2278,20 9 2589,20 2278,00 2201,00 3700,40
10 3125,40 3240,80 3305,00 2591,00 11 1870,00 3669,20 3394,00 3217,80 12 4223,20 4042,00 6465,40 5619,20 13 4317,00 7657,80 7730,00 5894,20 14 3471,40 6388,40 2675,80 3408,80 15 4131,60 3337,80 2965,40 4949,80 16 2757,60 3672,60 4034,00 4063,60 17 1864,60 1883,60 1824,00 1843,20 18 6444,80 6254,20 5868,60 6609,60 19 6380,60 7031,80 4693,20 3165,60 20 6897,60 8912,60 3934,20 7300,20 21 3732,20 3505,00 2571,60 3087,60 22 3401,80 1517,20 4267,60 4463,80 23 2555,40 2034,20 2131,00 2603,00 24 2362,60 1851,60 3403,60 2569,80 25 2284,80 2664,20 3713,80 3040,40 26 2789,60 1959,40 2000,60 3475,40 27 3260,20 2733,20 5613,20 3693,80 30 6450,20 7965,40 2263,00 3345,00 33 2842,20 7151,60 2868,60 10805,60 34 3169,20 4229,20 4950,80 3090,40 35 2007,40 2743,60 2742,40 2905,80 36 1575,00 2864,00 1887,80 3087,20 37 2681,40 3681,80 2229,60 3566,00 38 2144,00 4400,00 6742,60 11541,00 39 4808,20 8090,20 4295,00 3447,40 40 2275,80 1120,80 1138,80 865,00 41 2656,20 2523,20 1265,00 2144,80 42 2899,40 2150,60 3150,40 3163,80 43 2746,40 2357,60 1757,80 2901,20
Las medias de TR están medidas en ms.
151
Tabla 6: Medias de TR por participante para PPSI
Participantes Duración Involucramiento Orientación Perspectiva 1 4390,20 2182,40 3185,40 5999,00 3 4464,40 10370,20 4797,80 4659,60 4 2932,80 4169,60 2961,00 2477,80 5 4237,80 3753,40 5112,40 3995,20 6 2639,20 5363,20 2917,40 4015,80 7 3363,00 4167,60 5389,20 8203,80 8 2988,00 2212,40 8314,80 3624,40 9 2542,80 2203,00 1918,20 4464,00
10 2546,00 1865,80 1561,40 2395,20 11 1824,00 2330,80 2027,00 3306,00 12 4226,00 2906,80 3960,00 5452,20 13 6042,20 6026,60 3934,60 6528,00 14 2542,40 3612,60 2765,80 3589,60 15 2967,80 5906,40 3346,40 4122,40 16 2690,20 4184,20 2982,00 4462,60 17 1484,00 2153,00 1937,60 1591,00 18 13631,20 6314,20 5708,40 3809,00 19 3804,00 4412,40 4694,80 3847,80 20 6235,40 5010,20 4604,40 8355,20 21 1959,40 3362,00 2524,00 4790,60 22 4214,60 3637,40 3087,20 4050,60 23 2383,00 1633,60 1677,20 1714,00 24 3735,20 2203,60 2975,60 2767,00 25 2266,00 2350,40 2856,00 2882,00 26 1966,20 2153,25 1637,60 2354,40 27 2566,80 2139,80 3381,60 3919,80 30 3178,20 6206,60 3268,80 2249,00 33 2732,20 12145,20 1990,80 6732,00 34 3587,60 3566,40 5322,20 3710,00 35 2663,60 5141,80 3511,80 3547,40 36 1165,00 2230,80 1105,80 1479,40 37 2436,80 4247,40 2025,40 2976,60 38 1364,40 3027,40 1536,40 2897,60 39 3704,40 2545,80 2228,80 6449,20 40 1587,80 974,80 829,20 1269,60 41 2418,00 3453,60 2409,80 2579,80 42 2050,00 3131,60 2761,60 2450,80 43 3451,80 2626,60 1611,80 2666,40
Las medias de TR están medidas en ms.
152
Tabla 7: Medias de TR por participante para PIS
Participantes Duración Involucramiento Orientación Perspectiva 1 9846,00 5230,60 4241,80 2386,80 3 5768,00 5405,60 4162,40 5601,20 4 4014,20 3894,60 4052,80 4015,60 5 4119,80 4731,00 8066,80 3940,00 6 3803,00 3770,80 3704,20 3752,20 7 4522,60 6652,60 3487,20 3600,00 8 10606,20 5981,80 2645,20 3988,80 9 3339,80 3736,40 2794,80 4149,20
10 3294,40 1966,20 1688,20 2116,40 11 2702,20 2155,00 1855,00 2254,00 12 7626,20 4153,00 8018,40 7557,00 13 11665,00 4180,00 6180,60 4478,40 14 3004,80 3216,20 3016,80 4009,40 15 3631,60 4473,20 3884,80 6123,80 16 4339,80 3023,80 3029,60 3483,00 17 2118,20 2403,60 1739,20 2098,40 18 11525,20 12055,60 5011,60 4255,80 19 8350,80 3230,20 8893,20 4812,40 20 10692,40 6918,40 4968,60 8943,60 21 2220,00 4928,00 2159,00 3273,60 22 2382,20 2970,20 3504,00 2464,80 23 1827,60 1600,80 2225,40 2220,60 24 3119,00 2739,20 2528,20 3425,20 25 2494,80 2332,00 2473,60 3366,00 26 2186,80 1319,60 1317,20 1848,80 27 4640,40 2060,60 3100,20 2856,80 30 3401,60 5953,40 1864,20 4792,20 33 3433,20 5714,00 3249,00 7050,60 34 5106,60 3321,80 3061,80 2227,00 35 2988,60 2940,80 1964,60 3306,80 36 2269,80 2558,20 2134,80 2501,40 37 3763,00 3680,80 2866,60 3083,60 38 3157,00 1400,40 4081,60 4553,60 39 4370,40 3728,80 3861,60 8187,80 40 1672,00 1035,40 1225,60 1229,80 41 3541,40 2928,20 2371,20 1543,20 42 2438,00 2061,40 3494,60 1819,40 43 3523,20 2370,60 3252,80 1990,40
Las medias de TR están medidas en ms.
154
Tabla 8: Prueba de Mann-Whitney para PII
Rangos Ubicación Grupo N Rango
promedio Suma de rangos
Dur 1 1 2 Total
19 19 38
18,84 20,16
358.00 383.00
Dur 2 1 2 Total
19 19 38
20,16 18,84
383.00 358.00
Invol 1 1 2 Total
19 19 38
18,87 20,13
358.50 382.50
Invol 2 1 2 Total
19 19 38
20,13 18,87
382.50 358.50
Ori 1 1 2 Total
19 19 38
18,53 20,47
352.00 389.00
Ori 2 1 2 Total
19 19 38
20,47 18,53
389.00 352.00
Pers 1 1 2 Total
19 19 38
19,03 19,97
361.50 379.50
Pers 2 1 2 Total
19 19 38
19,97 19,03
379.50 361.50
Estadísticos de contrasteb
a. No corregidos para los empates b. Variables de agrupación: grupo
Dur1 Dur2 Invol1 Invol2
U de Mann-Whitney W de Wilcoxon Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]
168,000 358,000 -,445 ,656 ,729a
168,000 358,000 -,445 ,656 ,729 a
168,500 358,500 -,393 ,695 ,729 a
168,500 358,500 -,393 ,695 ,729 a
Ori1 Ori2 Pers1 Pers2 U de Mann-Whitney W de Wilcoxon Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]
162,000 352,000 -,594 ,552 ,603 a
162,000 352,000 -,594 ,552 ,603 a
171,500 361,500 -,268 ,789 ,795 a
171,500 361,500 -,268 ,789 ,795 a
155
Tabla 9: Prueba de los rangos con signo Wilcoxon para PII
Rangos N Rango promedio Suma de rangos Dur2-dur 1 Rangos negativos
Rangos positivos Empates Total
33ª 5b 0c 38
21,39 7
706,00 35,00
Invol2-invol1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total
4d
34e 0f
38
21,75 19,24
87,00 654,00
Ori2-ori1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total
29g 9h 0i 38
21,05 14,50
610,50 130,50
Pers2-pers1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total
15j 23k 0l 38
20,43 18,89
306,50 434,50
a. dur2 < dur1 ; b. dur2 > dur1; c. dur2 = dur1; d. invol2 < invol1 e. invol2 > invol1; f. invol2 = invol1; g. ori2 < ori1; h. ori2 > ori1; i. ori2 = ori1; j. pers2 < pers1; k. pers2 > pers1; l. pers2=pers1
Estadísticos de contrastec
dur2-dur1 invol2-invol1 ori2-ori1 pers2-pers1
Z Sig. Asintót. (bilateral)
-5,094a ,000
-4,236b ,000
-3,611a ,000
-,943b ,346
a. Basado en los rangos positivos: b. Basado en los rangos negativos c. Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon
156
Tabla 10: Prueba de Mann-Whitney para PPSI
Rangos Ubicación Grupo N Rango promedio Suma de rangos Dur 1 1
2 Total
19 19 38
20,92 18,08
397,50 343.50
Dur 2 1 2 Total
19 19 38
18,08 20,92
343.50 397.50
Invol 1 1 2 Total
19 19 38
17,47 21,53
332.00 409.00
Invol 2 1 2 Total
19 19 38
21,53 17,47
409.00 332.00
Ori 1 1 2 Total
19 19 38
19,47 19,53
370.00 371.00
Ori 2 1 2 Total
19 19 38
19,53 19,47
371.00 370.00
Pers 1 1 2 Total
19 19 38
19,24 19,76
365.50 375.50
Pers 2 1 2 Total
19 19 38
19,76 19,24
375.50 365.50
Estadísticos de contrasteb
a. No corregidos para los empates b. Variables de agrupación: grupo
Dur1 Dur2 Invol1 Invol2
U de Mann-Whitney W de Wilcoxon Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]
153,500 343,500 -1,167 ,243 ,435a
153,500 343,500 -1,167 ,243 ,435a
142,000 332,000 -1,257 ,209 ,271 a
142,000 332,000 -1,257 ,209 ,271 a
Ori1 Ori2 Pers1 Pers2
U de Mann-Whitney W de Wilcoxon Z Sig. asintót. (bilateral) Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]
180,000 370,000
-,015 ,988
1,000 a
180,000 370,000
-,015 ,988
1,000 a
175,500 365,500
-,157 ,875 ,885 a
175,500 365,500
-,157 ,875 ,885 a
157
Tabla 11: Prueba de los rangos con signo Wilcoxon para PPSI
a. dur2 < dur1 ; b. dur2 > dur1; c. dur2 = dur1; d. invol2 < invol1 e. invol2 > invol1; f. invol2 = invol1; g. ori2 < ori1; h. ori2 > ori1; i. ori2 = ori1; j. pers2 < pers1; k. pers2 > pers1; l. pers2=pers1
Estadísticos de contrastec
dur2-dur1 invol2-invol1 ori2-ori1 pers2-pers1 Z Sig. Asintót. (bilateral)
-5,392a ,000
-5,313b ,000
-,220a ,826
-2,478b ,013
a. Basado en los rangos positivos: b. Basado en los rangos negativos c. Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon
Rangos N Rango promedio Suma de rangos Dur2-dur 1 Rangos negativos
Rangos positivos Empates Total
2ª 36b 0c 38
13,25 19,85
26,50 714,50
Invol2-invol1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total
2d
36e 0f
38
6,75 20,21
13,50 727,50
Ori2-ori1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total
21g 17h 0i 38
18,33 20,94
385,00 356,00
Pers2-pers1 Rangos negativos Rangos positivos Empates Total
11j 27k 0l 38
18,77 19,80
206,50 534,50
158
Tabla 12: Prueba de Mann-Whitney para PIS
Rangos Ubicación Grupo N Rango promedio Suma de rangos Dur 1 1
2 Total
19 19 38
21,05 17,95
400,00 341.00
Dur 2 1 2
Total
19 19 38
17,95 21,05
341.00 400.00
Invol 1 1 2
Total
19 19 38
16,97 22,03
322.50 418.50
Invol 2 1 2
Total
19 19 38
22,03 16,97
418.50 322.50
Ori 1 1 2
Total
19 19 38
20,08 18,92
381.50 359.50
Ori 2 1 2
Total
19 19 38
18,92 20,08
359.50 381.50
Pers 1 1 2
Total
19 19 38
19,26 19,74
366.00 375.00
Pers 2 1 2
Total
19 19 38
19,74 19,26
375.00 366.00
Estadísticos de contrasteb
a. No corregidos para los empates b. Variables de agrupación: grupo
Dur1 Dur2 Invol1 Invol2
U de Mann-Whitney W de Wilcoxon
Z Sig. asintót. (bilateral)
Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]
151,000 341,000
-,882 ,378 ,402a
151,000 341,000
-,882 ,378 ,402a
132,500 322,500 -1,464 ,143 ,163 a
132,500 322,500 -1,464 ,143 ,163 a
Ori1 Ori2 Pers1 Pers2
U de Mann-Whitney W de Wilcoxon
Z Sig. asintót. (bilateral)
Sig. Exacta [2*(Sig. Unilateral)]
169,500 359,500
-,331 ,741 ,751 a
169,500 359,500
-,331 ,741 ,751 a
176,000 366,000
-,136 ,892 ,908 a
176,000 366,000
-,136 ,892 ,908 a
159
Tabla 13: Prueba de los rangos con signo Wilcoxon para PIS
a. dur2 < dur1 ; b. dur2 > dur1; c. dur2 = dur1; d. invol2 < invol1 e. invol2 > invol1; f. invol2 = invol1; g. ori2 < ori1; h. ori2 > ori1; i. ori2 = ori1; j. pers2 < pers1; k. pers2 > pers1; l. pers2=pers1
Estadísticos de contrastec
a. Basado en los rangos positivos: b. Basado en los rangos negativos c. Prueba de los rangos con signo de Wilcoxon
Rangos N Rango promedio Suma de rangos
Dur2-dur 1 Rangos negativos Rangos positivos
Empates Total
20ª 18b 0c 38
22,05 16,67
441,00 300,00
Invol2-invol1 Rangos negativos Rangos positivos
Empates Total
25d
13e 0f
38
22,20 14,31
555,00 186,00
Ori2-ori1 Rangos negativos Rangos positivos
Empates Total
21g 17h 0i 38
21,43 17,12
450,00 291,00
Pers2-pers1 Rangos negativos Rangos positivos
Empates Total
19j 19k 0l 38
18,47 20,53
351,00 390,00
Estadísticos de contrastec para PIS dur2-dur1 invol2-invol1 ori2-ori1 pers2-pers1
Z Sig. Asintót. (bilateral)
-1,042a ,297
-2,733b ,006
-1,170a ,242
-2,291b ,771
161
Tabla 14: Factores intrasujetos
DimensionEspacial Variable dependiente 1 Duration 2 Involvement 3 Orientation 4 Perpective
Tabla 15: Factores intersujetos
Factores intersujetos
Grupo 1,00 2,00
Tabla 16: ANOVA para PII
Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig. Duration
Inter-grupos Intra-grupos Total
18468270,4 106418350 124886621
1 36 37
18468270,4 2956065,29
6,248
,017
Involvement Inter-grupos Intra-grupos Total
13915484,8 145866446 159781931
1 36 37
13915484,8 4051845,73
3,434
,072
Orientation
Inter-grupos Intra-grupos Total
5488872,127 88666631,4 94155503,5
1 36 37
5488872,13 2462961,98
2,229
,144
Perspective Inter-grupos Intra-grupos Total
1979498,132 208712214 210691712
1 36 37
1979498,13 5797561,50
,341
,563
Tabla 17: Estadísticos de grupo para PII. Prueba T
Grupo N Media Desviación típ. Error típ. de la media
Duration 1 2
19 19
4375,4421 2981,1579
2169,30466 1098,29316
497,67262 251,96573
Involvement 1 2
19 19
4659,9053 3449,6211
1929,61335 2092,91275
442,68366 480,14711
Orientation 1 2
19 19
3865,0211 3104,9053
1630,32450 1505,97675
374,02209 345,49476
Perpective 1 2
19 19
4340,5263 3884,0526
2114,67270 2668,94780
485,13919 612,29862
Las medias de TR están medidas en ms.
162
Tabla 18: Prueba T para PII (grupo 1)
Diferencias relacionadas Prueba T
95% intervalo de confianza para la diferencia
Media Desviación tip. Error tip. de la media
Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6
-284,46316 510,42105 34,91579
794,88421 319,37895
-475,50526
2371,16931 2541,27289 2746,92211 1737,93935 1991,31610 2074,66169
543,98355 583,00798 630,18715 398,71063 456,83925 475,96003
858,40387 1735,27538 1358,88986 1632,54416 1279,16259
524,44966
-1427,33018 -714,43327
-1289,05829 -42,77574
-640,40469 -1475,46019
t gl Sig. (bilateral) -,523 ,875 ,055
1,994 ,699
-,999
18 18 18 18 18 18
,607 ,393 ,956 ,062 ,493 ,331
Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.
Tabla 19: Prueba T para PII (grupo 2)
Diferencias relacionadas Prueba T
95% intervalo de confianza para la diferencia
Media Desviación tip. Error tip. de la media
Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6
-468,46316 -123,74737 -902,89474 344,71579
-434,43158 -779,14737
1566,96146 1802,76454 2951,18056 2300,62914 2578,10278 2270,33583
359,48561 413,58255 677,04725 527,80052 591,45734 520,85076
286,78809 745,15732 519,52876
1453,58354 808,17419 315,11947
-1223,71441 -992,65206
-2325,31824 -764,15196
-1677,03734 -1873,41421
t gl Sig. (bilateral) -1,303
-,299 -1,334
,653 -,735
-1,496
18 18 18 18 18 18
,209 ,768 ,199 ,522 ,472 ,152
Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.
163
Tabla 20: ANOVA para PPSI
Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig.
Duration
Inter-grupos Intra-grupos Total
17954613,1 140176548 158131162
1 36 37
17954613,1 3893793,01
4,611
,039
Involvement Inter-grupos Intra-grupos Total
4024644,883 183711572 187736217
1 36 37
4024644,88 5103099,23
,789
,380
Orientation
Inter-grupos Intra-grupos Total
16947161,3 69262744,2 86209905,5
1 36 37
16947161,3 1923965,12
8,808
,005
Perspective Inter-grupos Intra-grupos Total
14424749,3 96729057,4 111153807
1 36 37
14424749,3 2686918,26
5,369
,026
Tabla 21: Estadísticos de grupo para PPSI. Prueba T
Grupo N Media Desviación típ. Error típ. de la media
Duration 1 2
19 19
3976,3895 2601,6316
2656,85671 853,63837
609,52473 195,83807
Involvement 1 2
19 19
4165,5158 3514,6342
2084,09874 2421,30768
478,12504 555,48608
Orientation 1 2
19 19
3795,7158 2460,0842
1662,15568 1041,71432
381,32467 238,98566
Perspective 1 2
19 19
4468,3474 3236,1158
1785,65113 1478,27148
409,65646 339,13874
Las medias de TR están medidas en ms.
164
Tabla 22: Prueba T para PPSI (grupo 1)
Diferencias relacionadas Prueba T
95% intervalo de confianza para la diferencia
Media Desviación tip. Error tip. de la media
Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6
-189,12632 180,67368 -491,95789 369,80000 -302,83158 -672,63158
2581,47505 2436,84653 2771,18581 2268,21045 2390,83871 1995,83517
592,23099 559,05094 635,75363 520,36316 548,49602 457,87599
-1433,357 -993,84875 -1827,627
-723,44244 -1455,179 -1634,593
1055,1048 1355,1961 843,71091 1463,0424 849,51579 289,33018
t gl Sig. (bilateral) -,319 ,323 -,774 ,711 -,552
-1,463
18 18 18 18 18 18
,753 ,750 ,449 ,486 ,588 ,159
Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.
Tabla 23: Prueba T para PPSI (grupo 2)
Diferencias relacionadas Prueba T
95% intervalo de confianza para la diferencia
Media Desviación tip. Error tip. de la media
Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6
-913,00263 141,54737 -634,48421 1054,5500 278,51842 -776,03158
2419,05926 898,69231
1353,53803 2481,29852 1983,67760 1558,71031
554,97025 206,17416 310,52292 569,24892 455,08685 357,59267
-2078,952 -291,60846 -1286,869
-141,39760 -677,58358 -1527,306
252,94661 574,70320 17,90024 2250,4976 1234,6204 -24,75726
t gl Sig. (bilateral) -1,645 ,687 -2,043 1,853 ,612 -2,170
18 18 18 18 18 18
,117 ,501 ,056 ,080 ,545 ,044
Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.
165
Tabla 24: ANOVA para PIS
Suma de cuadrados gl Media cuadrática F Sig. Duration
Inter-grupos Intra-grupos Total
83812212,6 217301421 301113634
1 36 37
83812212,6 6036150,59
13,885
,001
Involvement Inter-grupos Intra-grupos Total
26168904,8 129368171 155537075
1 36 37
26168904,8 3593560,29
7,282
,011
Orientation
Inter-grupos Intra-grupos Total
24810771,2 94289094,4 119099866
1 36 37
24810771,2 2619141,51
9,473
,004
Perspective Inter-grupos Intra-grupos Total
10342285,1 115828007 126170293
1 36 37
10342285,1 3217444,65
3,214
,081
Tabla 25: Estadísticos de grupo para PIS. Prueba T
Grupo N Media Desviación típ. Error típ. de la media
Duration 1 2
19 19
6051,0632 3080,8211
3341,55829 951,99232
766,60605 218,40202
Involvement 1 2
19 19
4588,3474 2928,6421
2291,07850 1392,14939
525,60945 319,38097
Orientation 1 2
19 19
4286,3789 2670,3158
2140,77439 809,54805
491,12733 185,72306
Perpective 1 2
19 19
4292,9474 3249,5579
1776,69356 1810,59363
407,60146 415,37867
Las medias de TR están medidas en ms.
166
Tabla 26: Prueba de muestras relacionadas para PIS (grupo 1)
Diferencias relacionadas Prueba T
95% intervalo de confianza para la diferencia
Media Desviación tip. Error tip. de la media
Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6
1462,71579 1764,68421 1758,11579
301,96842 295,40000 -6,56842
2589,65176 3037,64575 3090,20276 2783,03104 2396,48971 1957,99772
594,10686 696,88373 708,94113 638,47111 549,79245 449,19548
2710,88799 3228,78260 3247,54584 1643,34645 1450,47107
937,15627
214,54359 300,58583 268,68573
-1039,40960 -859,67107 -950,29311
t gl Sig. (bilateral) 2,462 2,532 2,480
,473 ,537
-,015
18 18 18 18 18 18
,024 ,021 ,023 ,642 ,598 ,988
Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.
Tabla 27: Prueba de muestras relacionadas para PIS (grupo 2)
Diferencias relacionadas Prueba T
95% intervalo de confianza para la diferencia
Media Desviación tip. Error tip. de la media
Inferior Superior Par 1 Par 2 Par 3 Par 4 Par 5 Par 6
152,17895 410,50526
-168,73684 258,32632
-320,91579 -579,24211
1406,51131 882,46911
1703,75463 1550,36963 1503,42929
1626,51261
322,67582 202,45230 390,86812 355,67919 344,91033 373,14758
-525,73780 -14,83123
-989,92029 -488,92792
-1045,54551 -1363,19609
830,09570 835,84176 652,44660
1005,58056 403,71393 204,71188
t gl Sig. (bilateral) ,472
2,028 -,432 ,726
-,930 -1,552
18 18 18 18 18 18
,643 ,058 ,671 ,477 ,364
,138 Par 1: Duration-Involvment. Par 2: Duration-Orientation. Par 3: Duration-Perspective. Par 4: Involvment-Orientation. Par 5: Involvment-Perspective. Par 6: Orientation-Perspective.