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8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
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Puede hablarse de postmodernidad en America Latina?Author(s): George YúdiceReviewed work(s):Source: Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, Año 15, No. 29, Actas del Simposio:"Latinoamerica: Nuevas Direcciones en Teoria y Critica Literarias" (Dartmouth, abril de 1988)(1989), pp. 105-128
Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACPStable URL: http://www.jstor.org/stable/4530422 .Accessed: 02/04/2012 14:36
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8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
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REVISTA DE CRITICA LITERARIA
LATINOAMERICANA
Afio XV,
N" 29, Lima, ler. semestre
de 1989; pp. 105-128.
LPUEDE
HABLARSE
DE
POSTMODERNIDAD
EN AMERICA
LATINA?*
George
Yiidice
Hunter
College
ZImitaci6n,
originalidad o
a-propia.ci6n?
,Puede hablarse
de postmodernidad
en Am6rica
Latina? Esta
pregunta ha engendrado
un
sinnuimero
de pol6micas
en las que
vuelven
a la escena los viejos histriones
rivales
de lo Propio versus
lo Extranjero. En
un congreso
recientel, por ejemplo,
Juan Corradi
arguy6
que no se puede hablar
de postmodernidad en
Argentina,
y
por extensi6n
en
America
Latina,sino de pseudo-modernidad.
Car-
los Waisman, siguiendo
la
misma corriente, afirm6
que
el
dis-
curso postmoderno
no tiene garante
referencial en
la
Argenitina,
pues la
unica modernidad es la
del atraso.
Para
el,
el discurso de
la
postmodernidad es
mera
reproduccion,
como todo discurso
prove-
niente de los pai'ses centrales. Andr6s Avellaneda, limitaindose al
campo
literario,
aniadio
que los
escritores
ma's
j6venes
que se consi-
deran
postmodernos
escriben
generos mas
que relatos,
es
decir,
copias, simulacros.
Los tres ponentes estuvieron
de acuerdo en que
este
aspecto
reproductivo o simulacional
del discurso
postmoderno
(en Argentina y, por extension, America
Latina) acusa
relaci6n
con
la perdida de la
funcion
critica que es
inherente
al espacio pui-
blico.
Corradi puntualizo
que esta
perdida
no equivale a postmoder-
nidad pues si por
postmodernidad se entiende multiplicacion
de
Agradezco a la fundaci6n Professional Staff Congress de la City University of
New York, el apoyo que hizo posible realizar
pesquisas
en Brasil y
Argentina.
1.
"El debate del Post-Modernismo en
la
Argentina", panel organizado
por
Marta
Francescato para el XIV Congreso Internacional de
la
Latin American Studies
Association (18 de marzo de 1988).
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
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106
GEORGE
UDICE
espacios puiblicosy culturalizacion de la participacion democratica,
en el
caso de
la
Argentina el
estado se
mantiene sin
participaci6n
politica o
cultural.
De ahi,
pues, el
caracter
simulacional
del dis-
curso
postmoderno.
En
el
congreso
en que
presente
una
versi6n
preliminar de este
articulo2,
Nelson Osorio
rechaz6
la
viabilidad de
analizar
la
cultu-
ra
latinoamericana
desde
una
perspectiva
postmoderna.
Arguy6
que
"postmodernidad"es
un concepto
foraneo
que
no casa bien
con
la
realidad
latinoamericana y que
en vez de
"aplicar"
conceptos
que emergen en circunstancias diferentes, habria que producir
cientificamente
conceptos
propios
adecuados ya no
s6lo para
conocer
"nuestra
realidad"
sino
tambien
para
entender la
realidad de
los
paises
hegem6nicos desde
"nuestra
6ptica."
En
apoyo
de su
opinion
de
que el
concepto de
postmodernidad
no
es
viable
respecto de
America
Latina,
Osorio se
refirio
al
hecho de
que
donde no
ha
arraigado
modernidad
no puede
haber
postmo-
dernidad y
puso
por
ejemplo el caso
de un
pais como
Bolivia.
j,Co-
mo,
dijo, podria
hablarse
de
postmodernidad en
Bolivia? Me
atengo
a
lo
que
respondi en dicha
ocasi6n: a
saber, que si
por
postmoder-
nidad entendemos las "respuestas/propuestas estetico-ideol6gicas"3
locales ante,
frente y
dentro de
la
transnacionalizaci6n
capitalista,
ya
no
solo
en
Estados
Unidos o
Europa sino en
todo el
mundo, el ana-
2.
Latin
America:
New
Directions in
Literary
Theory
and
Criticism,
Dartmouth
College, Hanover,
New
Hampshire, 8-10 de
abril de
1988.
3.
Adopto
esta
formulaci6n de
Hugo
Achugar,
para quien
"tiene una
lejana
relaci6n
con
la
noci6n de
'gesto
semAntico' propuesta por los
crfticos y
te6ricos
del
Cfreulo
Lingiifstico
de
Praga...A lo que
se
apunta es a
la
interacci6n del
producto
literario
con
la
sociedad
mds
a
su
estructuraci6n sfgnica.
En ese
sentido, el
poemario, la no-
vela o
el cuadro
es
considerado en su
concretizacion
hist6rica,
tanto como
ideol6gica
y por lo mismo en su doble vertiente de respuesta ante una situaci6n hist6rica social
dada
pero a
la vez
como
propuesta
Qut6pica?)
hacia el
futuro;
todo ello,
obviamente,
realizado o
vehiculizado
est6ticamente".
Ver
Hugo
Achugar, Poesta
y
sociedad
(Uruguay
1880-1911)
(Montevideo:
Arca,
1985),
pag. 22,
nota 2.
Entre
los
muchos y
contradictorios
rasgos
atribuidos a la
postmodernidad
esta
el
de
las
"multiples
respuestas/propuestas"
a
partir de
condicionamientos
-media-
tizados-
a base
de factores
de etnia,
religi6n,
g6nero
sexual,
identidad
geopolftica,
etc.
La
"condici6n
postmoderna"
revela la
inviabilidad de
sostener teorfas
tota-
lizadoras
acerea
de la
praxis
humana. De
ahf, pues,
que
no se
pueda hablar de
una
modernidad
(Habermas) ni
de
una
16gica (Jameson) o
condici6n
(Lyotard)
post-
moderna.
Ni tampoco
de
una teorfa
de la
cultura latinoamericana
(Osorio),
pues
las
condiciones de
transcurso (para
no decir
"desarrollo"
o
"progreso" o
"avance")
econ6mico, polftico, social cultural, etc. son diferentes en distintas formaciones re-
gionales-nacionales
(v. gr.,
revolucionismo
centroamericano
versus
"redemo-
cratizaci6n" en
Brasil,
Uruguay y
Argentina), lo
cual no
quiere decir
que no
haya
fuertes
condiciones
comunes (v.
gr., la
deuda
externa).
En
lo que
sigue, al
hablar de
"postmodernidad"
debe
entenderse
"mliltiples
respuestas-propuestas"
locales
ante, frente
y dentro
de la
transnacionalizaci6n.
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LPUEDE
HABLARSE
DE
POSTMODERNIDAD
N
AMERICALATINA?
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lisis de las culturas latinoamericanas tiene que partir de esta rela-
ci6n
dial6gica.
Y
volviendo
a
Bolivia
(con
similares
repercusiones
en
Colombia,
Panama,
Mexico
y
otros
paises),
Zc6mo
se
entienden
los
efectos del
narcotrifico
en la
politica
y
hasta
en la
reorga-
nizaci6n de
la
cultura
(v. gr.,
la
composicion
de
ballenatos,
co-
rridos,
etc.
con esta
tematica,
y
la
subvencion
de
la
mu'sica
en
la ra-
dio) sino
como
fen6menos
postmodernos? Para
bien y
para mal
(y
para
todos los
matices
entre
estos dos
polos), ya no
se
puede
definir
de
manera
viable
lo
propio
sin
articularlo
dentro de esta
compleja
relacion
dialogica.
Me
parece
que la
postmodernidad se
tiene
que
analizar
al
me-
nos en
dos
dimensiones:
una que
tiene
que
ver con
la
heteroge-
neidad de
formaciones
economico-socio-culturales
irreductibles a
una
modernidad
monologica
y
otra
que
considera
las
posibilidades
de
participaci6n
democr6tica
en estas
formaciones
heterogeneas.
En
realidad, las
dos
dimensiones
estan
relacionadas.
Volviendo
al
ejemplo del
narcotrafico,
habria que
ver
como se
relacionan
di-
versos
modos
de
producci6n,
diversas
culturas,
diversos
aparatos
administrativos,
la
lucha por
la
supervivencia y
por
la hegemonia
de los diversos estratos sociales (obreros, narcotraficantes, mili-
tares,
burguesia
nacional,
capas
medias,
"mafia"("organized
crime")
nacional y
extranjera,
complejo
militar-industrial
nortea-
mericano,
etc.).
Las
posibilidades
democrdticas, desde
luego,
tendrfan
que
estudiarse a
partir de
las
"respuestas/propuestas"
posibles
dentro de
esta
formaci6n
heterog6nea.
Esta
hetereogeneidad
podria hacer
pensar
que
Am6rica
Latina
era
ya
postmoderna
antes
que
Europa y
Estados
Unidos.
Es
esta
una
de
las
ideas
rectoras del
pensamiento de
Octavio
Paz sobre la
modernidad,
desde
El
laberinto de
la
soledad
y Los
hijos del
limo
hasta Tiempo nublado. Seguinel, la logica contradictoria(tradicion
de
ruptura) de
la
modernidad
se
exhausta ("el
fin de la
estetica
fundada
en el
culto
al
cambio y
la
ruptura")4
en el
momento en que
los
paises
centrales del
imperialismo
capitalista se
descentran
y se
hacen
tan
"marginales"
como
la
periferia:
...hemos
ividoen
la
periferia e
la historia.
Hoyel
centro,
l
nucleo
de
la
sociedad
mundial,se
ha
disgregado
todos nos hemos
con-
vertido en
seres
perifericos, hasta
los
europeos y
los
norteame-
4.
Paz,
Octavio.
"El
romanticismo y la
poesfa
contemporanea",
"En
Vuelta
11, 127
(junio
1987);
pag. 26.
Vease
en el
mismo
niimero
su
introducci6n
("lPostmoder-
nidad?"
pag. 11) a
una
secci6n
especial
sobre el
tema
que
incluye
su
ensayo y los de
Jean
Clair y
Cornelio
Castoriadis.
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GEORGE
UDICE
ricanos. Todos stamosel margenporque anohay centro5.
Las
revueltasdel Tercer
Mundo
las rebeliones
de
las
minorfas
6tnicas y nacionales en
las sociedades
ndustriales
son
la
insu-
rrecci6nde particularismos
primidos
por
otro
particularismon-
mascarado e
universalidad: l capitalismo e
Occidente6.
Cabe
aclarar
que
en
el
analisis de
Paz
se reducen todos
estos
"particularismos" a una
marginalidad generalizada, para la
cual
se
propone una
estetica
del
presente, del ahora, que ignora la
verda-
dera
diferencia de la otredad
en la "virtualidad
transhistorica" del
poema7.
Creo
que la
nueva estrella -esa que au'n no
despunta
en
el
ho-
rizonte
hist6rico pero
que se anuncia ya de
muchas maneras indi-
rectas-
sera'
a del
ahora. Los hombres
tendran muy pronto que edi-
ficar
una Moral, una
Politica, una Erotica y
una
Poetica
del
tiempo
presente.
El camino hacia el
presente pasa por el cuerpo
pero no debe
ni
puede
confundirse con el
hedonismo mecanico y
promiscuo de
las
sociedades modernas de
Occidente. El
presente es el fruto en el
que la
vida y la
muerte se funden. ("El
romanticismo y
la
poesia
contemporanea",
paig.
27).
La propuesta
apocaliptica/mesianica
de
Paz no
solo
despoja de
su
impacto politico lo que se ha
dado en Ilamar "nuevos
movimien-
tos
sociales" al
asimilarlos a una
estetica transhistorica
sino que
procura
avanzar la idea de que se
ha superado la
modernidad, como
si la
modernidad
fuera un
fenomeno
singular y
u.nico.
Yo quisiera, por
otra parte,
proponer
un
anailisis
de la
postmo-
dernidad
no
como una nueva
episteme que sucede a la
modernidad
sino
como
la
comprension
de
que la modernidad
consiste en
"'mul-
tiples
respuestas/respuestas", es
decir, que hay
multiples moder-
nidades, muiltiples formaciones sociales y culturales que consti-
tuyen la
modernidad. La
postmodernidad no sucede ni
reemplaza a
la modernidad tal
como se la ha definido
desde Weber a
Habermas
sino
que entiende a
esta
como una
entre muchas otras,
entre las cua-
les van incluidas las
de las sociedades
latinoamericanas.
5.
Paz, Octavio.
El
laberinto de
la
soledad. (M6xico:
FCE, 1959),
p6g.
152.
6.
Paz,
Octavio. "El ocaso de
las
vanguardias". En:
Los
hijos
del
limo.
(Barcelona:
Seix
Barral, 1974),
pag.
201.
7.
Esta
po6tica
del presente
es una soluci6n
"fundamentalista"
casi religiosa y
poco
conducente a
la democracia.
A este
respecto,
podrfan asimilarse
las
crfticas
de
Ha-
bermas
a los
neoconservadores
(v.gr.,
Daniel Bell,
quien, dicho
sea de paso,
cola-
bora a menudo
en la revista
Vuelta
de Paz).
Segdn
Habermas, en
The
Philosophical
Discourse of
Modernity
(Cambridge:
MIT, 1987),
los
neoconservadores abogan
por
un
retorno a
la
religion
para contrarrestar la
"decadencia moral"
producida
por
las
contradicciones de la
modernidad capitalista.
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PUEDEHABLARSEDE
POSTMODERNIDAD N AMERICA ATINA?
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Lejos de reconciliarlo todo, como hace Paz, en una poetica del
ahora (que comprende la moral,
la politica, la
er6tica, etc. de la nue-
va 6poca), me parece que las nuevas configuraciones sociales, tanto
en Am6rica Latina como en Europa y Estados Unidos (e inclusive
los paises socialistas) estAn involucradas en
la
construcci6n de
nuevas maneras de pensar o imaginar la democracia, precisa-
mente a partir de las particularidades que menciona
Paz. Seguin
Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, los proyectos democratizadores
se
estan reformulando en base del debilitamiento que
la
razon
funda-
mentadora ha sufrido ante el surgimiento de los nuevos movi-
mientos sociales:
El
discurso
de
la democracia adical ya no es
el discurso de lo
universal; el nicho epistemol6gico desde el cual las
clases y sujetos
"universales"
hablaban ha sido erradicado y
reemplazado por una
polifonfa de voces, cada una de las cuales construye
su
propia
identidad discursiva irreductible. La conclusion
es decisiva:
no
hay
democracia
radical y plural sin renunciar el
discurso de
lo
univer-
sal
y
su
premisa implicita de un privilegiado punto
de acceso
a
la
"verdad", lcanzable s6lo por un
numero
limitado de sujetos8.
El
diagn6stico de Laclau y Mouffe lleva a pensar
(o imaginar)
el
proceso politico como articulaci6n creadora. Explican
que:
En
contraste con el peligro del totalitarismo,
que impone arti-
culaciones inmutables de manera autoritaria, el problema [sus-
citado por el descentramiento y la multiplicidad
de actores sociales]
es la
ausencia de aquellas articulaciones que permiten establecer
sentidos
comunes a los diversos sujetos sociales.
Entre una l6gica
de completa identidad y otra de pura diferencia, la experiencia
de
la democracia deberia consistir en el reconocimientode la multipli-
cidad de l6gicas sociales y de
la
necesidad de articularlas. Pero
esta
articulacion deberfa re-crearse y renegociarse
constantemente,
pues
no
hay un punto final en que se lograra un
equilibrio
definiti-
vo.
(Ibid.,
p6g. 188).
Para Bernardo Subercaseaux esta articulaci6n creadora produ-
ce una
a-propia-ci6n, es decir, una identidad que s6lo
puede ser pro-
visoria. Contra el discurso de
la "reproduccion
cultural", que con-
8. Laclau, Ernesto y
Mouffe, Chantal. Hegemony
and Socialist Strategy. Towards a
Radical Democratic Politics. (Londres: Verso,
1985),
pdgs.
191-92. Vease
tambi6n,
Ernesto Laclau: "The
Politics and Limits of Modernity", trad. George
Yiddice, en
Universal Abandon?
The Politics of Postmodernism, ed. Andrew
Ross.
(Min-
neapolis: University of Minnesota Press, 1988).
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GEORGE
UDICE
duce a una l6gica epigonal que opone lo autentico a lo postizo9, el
critico
chileno
propone
un
"modelo
de
apropiacion" que opera
segun
la
logica
de la
"creatividad articuladora":
El modelo
de apropiaci6n
cultural se
contrapone a
una vision
dual de
la cultura
de Am6rica
Latina; por
definici6n
el
proceso de
apropiacion niega la
existencia
de
un nucleo cultural
endogeno
incontaminado,
rechaza el mito del
purismo
cultural
y
los
esen-
cialismos
de cualquier tipo,
puesto que
lo latinoamericano no
serfa
algo hecho o
acabado, sino algo que estarfa constantemente
ha-
ciendose, y que por lo tanto no podria ser comprendidoa partir de
aproximaciones
preconceptuales o
precategoriales
[...].
Tras
el
en-
foque
de
la
apropiacion
subyace
la
vision de una cultura
ecum6-
nica, abierta
y no
endogamica...(paigs.
4-35)
Roberto
Schwarz
tambien rechaza la
oposicion
imitacionl-ori-
ginal pues "no
permite
[]
ver la
parte de lo
extranjero en lo
propio,
la
parte de
lo imitado en lo
original,
y
tambien
la
parte original
en
lo
imitado"10. Schwarz
repiensa esta
problemaitica
en
terminos
de
"articulacion",
solo que para
el
los
grupos
subordinados deben
tener
la oportunidad de "retomar [los terminos de la actualidad] seguin su
propio
interes,
lo
que..
.vale como
definicion
de
democracia".
(Ibid., subrayado
mino) Esta
uiltima
afirmacion
es
importantisima
a
mi
ver,'
pues, como afirm6
arriba,
la
polemica
en
torno de la post-
modernidad es a fondo
una
discusi6n sobre las
posibilidades de
una
cultura
democratica.
En
lo que
sigue, primero
describo lo
que se entiende
por post-
modernidad en
las
teorifas
euronorteamericanas y luego
paso no a
aplicarlas
a
America Latina sino a
desarticularlas y rearticular-
las en
funcion
de
los contextos
latinoamericanos.
,Que'
es
Postmodernidad?
Debo
empezar con la
advertencia de que a
mi ver la postmo-
dernidad
no
es un
estilo, ni una
estructura del
sentir
("structure of
feeling" en
terminos
de
Raymond
Williams), ni
una nuevo epis-
teme
que viene a
sustituir a
la modernidad.
Prefiero
concebir nues-
tra
epoca
como una
condicion
en la cual se
esta
repensando lo que
ha
9.
Subercaseaux,
Bernardo.
"La
apropiaci6n
cultural en
el
pensamiento
latinoamer-
icano",
Mundo, 1, 3
(verano
1987),
pag. 31.
10.
Schwarz,
Roberto.
"Nacional
por
substracci6n",
Punto de
Vista, 9, 28
(noviembre
de
1986),
pdg.
22.
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LPUEDE
HABLARSEDE POSTMODERNIDAD
N AMERICALATINA?
111
sido la modernidad,
condici6n
en
la
cual nos damos cuenta de
que
ha habido
varias modernidades,
es decir, varias
maneras de
encarar
los modos de implantaci6n
y
transformaci6n del
capita-
lismo, el cual proporciona
los
t6rminos
en que se definen
las
mo-
dernidades. Estos
encaramientos, desde
luego, tienen su
especifi-
cidad en
relaci6n con la diversidad
hist6rica, social
y cultural
de
las diversas modernizaciones
capitalistas.
Insisto en el abandono de la idea de que modernidad
y
postmo-
dernidad constituyan
estilos
con rasgos identificables
y atribuibles
a productos culturales. Es este el tipo de pensamiento que permite
que criticos
como Ihab Hassan
o John
Barth u Octavio
Paz
constru-
yan sus
historias
de la literatura y la
cultura segun
un
limitado
repertorio
de criterios, tales
como las oposiciones
integridad/-
fragmentacion,
realismo
trascendente/inmanencia
autorreferen-
cial, tradici6n/ruptura,
criterios
segiin
los cuales se destacan
fi-
guras que pertenecen
a una
episteme o a otra.
Hay que sefialar,
ademas,
el lugar privilegiado
de la
vanguardia hist6rica
de
las
primeras
d6cadas
de este siglo, pues funciona
de bisagra entre
estas
dos epistemes en
las teornasde estos criticos.
Ahora bien, lo que esta en juego en esta manera de enfocar la
problematica
es la capacidad
liberadora de la cultura,
nocion
que
nacio con la modernidad
misma a manera
de resistencia a
la co-
lonizacion
de
la
vida
por
la
raz6n instrumental
generalizada
por la
hegemonia del capitalismo
burgu6s. La
mayoria
de los estudiosos
coinciden
en considerar que
este potencial liberador
se extinguio
a
partir
de su uiltima explosi6n
con las vanguardias
"historicas"
de
las primeras
decadas
de este
siglo. Estas
perdieron su valor
crftico
ante la
ofensiva del
fascismo (conocido
es el rechazo de la vanguar-
dia por el r5gimen de Hitler) y del burocratismo-autoritario del
comunismo staliniano
(en que el realismo
socialista vendria
a en-
carnar la revolucionariedad
cultural). En los palses
de la
Europa
occidental y en Estados Unidos
las vanguardias
seran cooptadas
por
su
incorporaci6n
al mercado
consumista. Las
Ilamadas
neo-
vanguardias
o transvanguardia
son consideradas
repeticiones
for-
mularias
de las primeras, las
"historicas'.
As'
Ilegamos a la
la-
mada
postmodernidad de nuestra
epoca,
a partir del "ocaso
de las
vanguardias" como la
llama Octavio Paz.
Para
entender
la historia del valor
liberador de la cultura,
al
menos en el contexto occidental-europeo, necesito resumir los ar-
gumentos neo-kantianos
y neo-weberianos
de Jurgen
Habermas,
quien
se empefia en defender
la idea de que la
Ilamada postmo-
dernidad es en realidad
una
impasse politico-cultural
en espera de
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
9/25
112
GEORGE
tJDICE
la correcci6n del proyecto de la modernidad, a saber, la emanci-
pacion de los
seres humanos
por medio
de la razon
(si
bien
no
la
razon instrumental).
Segutn
Habermas,
la modernidad
europea
emerge
con
dos
separaciones
entrelazadas que ya
hablan teorizado Max Weber
y
Emile
Durkheim:
1) por
una parte,
la
desvinculacion del
"siste-
ma" (i.e.,
economia y
estado
burgueses)
y
el
Lebenswelt
(denomi-
nacion tomada de
Husserl,
que se refiere
al conjunto
de
creencias
y
presuposiciones
que sirven de
fondo para las
relaciones
intersub-
jetivas), y 2) por otra parte, la emergencia de la modernidad
mediante la
racionalizaci6n
del
Lebenswelt
en tres esferas
auto-
nomas de
valor:
ciencia,
moral y
esteticall.
Estas
separaciones
proporcionan,
segun
Habermas, el
despegue
entre
sociedad
tradi-
cional
y
sociedad
moderna, pues la
racionalizacion
opera
por
medio
de
reglas de
convalidaci6n
en cada
una de
estas esferas,
que
des-
plazan la
autoridad
tradicional
propia del
mito, de la
religi6n o del
derecho
absoluto
monarquico. La
reproduccion de la sociedad
ra-
cionalizada
depende cada vez
mais de las
acciones de los seres hu-
manos y
menos de las
autoridades
tradicionales.
Asi, pues,
desde
un principio, la modernidad se enemista con la tradicion en cuanto
trascendencia o
creencia
no secular.
Ahora
bien, la
contradiccion
de
la
modernidad
estriba en
que
este
aumento de
autonomia y
reflexividad en la
sociedad
raciona-
lizada
produce
sistemas
de
accion
automaticos
subordinados a
la
razon instrumental que
hacen
dispensables los
procesos
de en-
tendimiento mutuo
segun la
razon comunicativa. Ello
resulta en
la
colonizacion del
Lebenswelt
por
economia y
estado. Y
la esfera es-
tetica
sera la
encargada por
excelencia de
resistir esta
coloniza-
ci6n. Peter
Burger
lo explica
de
la siguiente manera:
En la medida en que la burguesia expande su dominio, aun la
resistencia a la
razon
instrumental se
encuentra
instituciona-
lizada
en una
esfera
estetica
completamente
autonoma
respecto de
las otras
esferas de
la
vida
social. El
parnasianismo, el
simbolis-
11.
Habermas,
Jurgen.
The
Theory of
Comunicative
Action.
Vol. 2:
Lifeworld and
System: A
Critique
of
Functionalist
Reason.
(Boston:
Beacon
Press,
1987).
Ver, en
especial: "The
Uncoupling of
System and
Lifeworld",
p6gs.
153-197.
Para
la
racionalizaci6n
de la
cultura
occidental,
vease Max
Weber,
The
Protestant
Ethic
and
the Spirit
of
Capitalism. (New
York:
Scribner's ,
1958),
pags.
25-26. Cabe seiialar que Weber ubica esta racionalizaci6ns6lo en el occidente;hay
otras
formas
de
racionalizaci6n
en
otras
culturas
pero ellas
no
conducen,
seg-dn
Weber, al
tipo de
conducta
racional
necesaria
(conformada
por la
6tica
protestante)
para el
desarrollo
del
capitalismo.
Ver
tambi6n
Wolfgang
Schluchter,
The
Rise of
Western
Rationalism.
Max
Weber's
Developmental
History.
(Berkeley:
Univ-
ersity of
California
Press, 1981),
pfig. 19.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
10/25
aPUEDE
HABLARSE
DE
POSTMODERNIDAD N
AMERICALATINA?
113
mo, el prerrafaelismo y el
arte por
el arte en
general
son
ejemplos
de
esta
especializaci6n
est6tica.
La
modernidad genera
su
propia
antimodernidad
pero la
somete
a sus
reglas de
especializacion,
he
aqui una de
sus
contradicciones
basicas. El precio
de esta
resisten-
cia
especializada es
su
alejamiento
de la
acci6n en la
sociedad,
el
rechazo,
segun
Peter
Burger,
de la
"praxis de
la
vida".
De ahi su
concomitante
carencia de
importancia
social.
Contra esta
impasse,
las
vanguardias
"hist6ricas" de
principios
del siglo
20
procuran
destruir
esta
institucionalidad
aboliendo la
autonomia de las
es-
feras de valor:
S6lo
despu6s de que
el arte,
en el
Esteticismo
del siglo
19, se ha
separado
totalmente
de la
praxis de
la vida, puede hablarse
del
de-
sarrollo de lo
estetico "puro".
Pero el otro
lado de la autonomia
-la
carencia
de
importancia social
del
arte- tambi6n
surge
a la
vista.
La
protesta
vanguardista,
cuyo
prop6sito fue
reintegrar el arte
en
la
praxis
de la
vida,
descubre el
vfnculo
entre autonomfa
e inconse-
cuencia...
La
totalidad del
proceso de
desarrollo
del arte
s6lo se
hace
comprensible
en la etapa
de la
auto-crftica. S6lo
despues
de
que
el
arte
se ha
separado
de todo lo
que
constituye la praxis
de
la
vida
sera posible comprender as dos cosas que constituyen el principio
de
desarrollo
del arte en
la sociedad
burguesa:
la
progresiva
des-
vinculaci6n del arte
de sus
verdaderos
contextos vitales, y
la cris-
talizacion
correlativade
una esfera
independiente
de
la
experiencia,
a
saber,
o
estAticol .
El
resto de
la
historia de
la
estetica moderna es
conocidisima.
Octavio Paz,
por
ejemplo,
identifica
a las
vanguardias
con la cul-
minaci6n
y
casi
simultaneo
declive de la
estetica
del
cambio
o
de
la
ruptura que
caracteriza a
la modernidad.
Hoy asistimos al crepu'sculo de la est6tica del cambio, el arte y
la
literatura
de este
fin
de siglo
han perdido
paulatinamente sus
poderes de
negaci6n;
desde hace
afios sus
negaciones
son
repeticio-
nes
rituales,
f6rmulas
sus
rebeldias,
ceremonias
sus
transgre-
siones. .
.
("El
romanticismo y
la
poesia
contemporainea" pag.
26).
En
su
lugar
emerge la
nueva
episteme
postmoderna:
La
crftica, con
cierto
retraso,
ha advertido
que desde
hace ma's de
un
cuarto
de
siglo
hemos
entrado en otro
perfodohistorico
y
en otro
arte. Se habla mucho de la vanguardia y se ha popularizado, para
Ilamar a
nuestra
epoca,
la expresi6n "la
era
postmoderna".
Deno-
12.
Burger,
Peter.
Theory
of
the
Avant-Garde,
1984,
pAg.17.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
11/25
114 GEORGE
UDICE
minacionequivoca contradictoria,omo a idea misma de la mo-
dernidad.Aquelloque estAdespuesde lo moderno o
puede
ser si-
no lo ultramoderno: na modernidadodavfama'smoderna
que
la
deayer. (Ibid.)
Me parece que aqui se equivoca Paz. Lyotard mismo
ha
dicho
que
"la postmodernidad no se
situ'a
despu's ni en oposicion a
lo
mo-
derno que la incluye, aunque aquella permanezca oculta"13. Pero
antes de indagar de
que
manera la postmodernidad no es discon-
tinua con la modernidad, me
detendre
brevemente en sus caracte-
risticas,
tal como las presenta Lyotard y las extiende Jameson a todo
el
campo cultural.
Para Lyotard
la caracterlstica
ma's
importante es el declive de
los metarrelatos, de decir, los
c6digos
maestros de interpretaci6n
de
la historia, como el cristianismo, el revolucionismo, el Espiritu
Ab-
soluto hegeliano, el marxismo, e inclusive la idea del "pueblo como
rey de las historias"
(pag.
31). Es decir, ya no se tiene fe en las ex-
plicaciones globales o totalizantes. Por su parte, Jameson propone
que la postmodernidad es una "dominante cultural" generalizada
por la tercera o etapa tardia del capitalismo, cuyo paisaje cultural lo
constituyen ya no
la
reproduccion
mecanica como en la
epoca
ben-
jaminiana sino la
reproduccion
semi6tica (que no es "repro-
ducci6n"
propiamente dicho sino
"simbolizacion",
articulaci6n de
signos):
...en las debilitadas produccionesdel postmodernismoa perso-
nificacionest6tica de esos procesos[de reproduccion]
menudo
tiende a
desplazarse,de manera
ma'scomoda,
hacia una mera
re-
presentacion ematica del contenido: en otras palabras,a narra-
tivas acerca de los procesos de reproduccion, que incluyen ca-
maras de cine, videos, grabadoras, en resumen, toda la tecnologfa
de la
produccion
y reproducci6ndel simulacro14.
Quizas la idea mas importante de Jameson sea
esta
que explica
el
por
que
ya no se tenga fe en las explicaciones totalizantes. Esta
comprensi6n le viene precisamente de las obras infundidas por esta
estetica
del simulacro (o, mejor dicho,
articulacion
signica):
...de los m.As
energicos
textos postmodernistas tiende a despren-
13.
Lyotard
Jean-Francois. La postmodernidad
(explicada a los
niftos),
(Rarcelona:
Gedisa, 1987),
contraportada.
14.
Jameson,
Fredric. "El
postmodernismo o la
16gica
cultural del
capitalismo
tardfo",Casa de las
Am&ricas,
55-156 (1986),
pag.
162.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
12/25
ZPUEDE
ABLARSE
E
POSTMODERNIDAD
N
AMERICAATINA?
115
derse
algo mas, y ello
es la sensaci6n de
que
mds alld
de
todas las
tematicas o
contenidos,
la obra parece
nutrirse de las
redes
de
los
procesos de
reproducci6n,y que ello nos
permite atisbar lo
sublime
postmodernista
o tecnol6gico,
cuya
autenticidad estA
avalada
por
el
6xito de
dichas obras
en
evocar todo un nuevo
espacio
postmo-
derno que surge
a
nuestroalrededor....
.lo
que
pretendo
apuntar es que
nuestras representaciones
de-
fectuosas de una
inmensa red de
comunicaciones y de
computaci6n no
son mas que
una figuraci6n distorsionada
de
algo
mas
pro-fundo, a
saber, todo el
sistema
internacional
del
capitalismo multi-nacional de nuestros dfas. De aquf se desprende
que
la
tecnologfa de la sociedad
contemporAnea
no
es
hipnotica
y
fascinante por sf
misma, sino
porque
parece
brindarnos una
forma
ripida
y facil de
representaci6n
para aprehender
una red de poder
y control
aun mas
diffcil de comprender
para
nuestras mentes
e
imaginaciones,
ello es,
toda
la
red
global descentralizada
de
la
terceraetapa
del capital.
("El
postmoderismo
o
...",
p4g.
163).
Este
argumento depende
de una
comprensi6n
aleg6rica de las
obras a que se refiere Jameson, pues son simulacros de un referente
irrepresentable, y por ende
sublime.
Se trata, como
dice Jameson,
"ya
no...meramente [de] un
problema de
poderlo, de la incomen-
surabilidad
fisica del
organismo
humano con
respecto a la
Natu-
raleza, sino
tambi6n de los
limites
de la
figuracion
y de
la
inca-
pacidad
humana para
representar
esas
fuerzas enormes".
(Ibid.,
p4g.
161) El
sublime
postmoderno
es, pues, "esa
otra realidad de
instituciones
econ6micas y
sociales
enormes y
amenazantes, aun-
que s6lo
muy
ligeramente
percibibles" (ibid.,
pag.
163)
Contrario a
los
te6ricos de la
vanguardia, Jameson no busca la
manera
en
que estas
manifestaciones
est6ticas resisten
la coloni-
zaci6n
del
Lebenswelt. En el
hoy
dia de Jameson,
el mundo vivido
ya
esta
totalmente
colonizado, a tal
punto que es
casi imposible
re-
conocerlo, de ahi
la
experiencia
sublime de siempre
quedarse corto
en
cuanto a
figurarse la
realidad a que
aluden los
simulacros y
las
fragmentacionesl5. Por lo
tanto, mas que
resistencia,
Jameson,
si-
15. Entre
los
rasgos simulacionales
y
fragmentarios
de
la
cultura
postmoderna,
Jameson
enumera los
siguientes: 1) el auge del
populismo
est6tico, que acepta
la
cultura de masas y
el kitsch;
2) la destrucci6n de
la expresi6n del
Ser (a la
Van
Gogh) y el auge de lo simulado (a la Warhol); 3) la mengua de los afectos con su
concomitante remitencia a
una
profundidad humana
(como
en las
pulsiones
freudianas) y el
surgimiento de la
euf6rica
jouissance como
experiencia de la
muerte
del sujeto
(Lacan); 4) la
sustituci6n de la
parodia (transgresi6n) por el
pas-
tiche
(conformidad); 5) la
eliminaci6n de la
Historia por el
"historicismo", es de-
cir, por la
espectacularizaci6n
o
simulaci6n de todos
los
estilos del pasado;
6)
la mo-
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
13/25
116
GEORGE
UDICE
guiendo a Kevin Lynch, en su The Image of the City, aboga por una
"estetica
de
trazado de mapas cognitivos",
mapas que
compensen
por
la
irrepresentabilidad que impide que el sujeto reconozca
su
"re-
lacion Imaginaria...con sus
Reales
condiciones de
existencia".
(Ibid., pag. 171)
Una de estas
condiciones es que ya no existe
la
"semiautonomi'a"
de la esfera cultural o
estetica,
con
su
conco-
mitante distancia
critica, pues,
la
cultura, lejos de
desaparecer o
ex-
tinguirse, ha
explotado y "expan[dido].. .por todo
el terreno
social,
hasta el punto de que se puede
afirmar que toda nuestra vida
social
-
desde el valor economico y el poder estatal hasta las practicas y la
propia estructura de
la
misma
siquis- se han tornado 'culturales'
en
cierto sentido
original que la teoria
auin
no ha
descrito" (Ibid.,
pag.
169).
Todo esto
implica que la "Izquierda" tenga
que redefinir
sus
proyectos de ofensiva y
resistencia, pues el planteamiento
"sugiere
que
algunas de nuestras
concepciones mas caras y consagradas
por
el
tiempo acerca
de la naturaleza
de la
polftica
cultural puedan,
por
ende, estar ya
superadas".
Por muy diferentes que hayan sido estas concepciones -van desde
denuncias
de negatividad,
oposicion
y
subversion
hasta la critica
y
la
reflexion-, todas compartianun
presupuesto, eminentemente es-
pacial,
que pueden resumirse en la f6rmula
igualmente
consagrada
por el
tiempo de la
"distanciacritica". Ninguna teorfa de la politica
cultural vigente hoy en dia
en
la
izquierda ha
podido prescindir de
la
nocion de cierta distancia estetica minima,
de Ia posibilidad
de
ubicar el acto cultural fuera
del Ser inmenso del capital, con lo
cual
el
primero se convierte en punto de apoyo
de
Arquimedes
para
asaltar al
segundo. No obstante, el grueso de
nuestra
demostraci6n
anterior
sugiere que, en
general, esa distancia (en especial
la "dis-
tancia
critica")ha sido precisamente abolida en
el nuevo espacio del
postmodernismo. Estamos sumergidos en
sus
voluimenesabiga-
rrados y
atestados hasta el punto de que
nuestros cuerpos
post-mo-
dernos se ven privados de
coordenadas
espaciales y son
practica-
mente
incapaces de
establecer una distancia (para no hablar de
su
incapacidad te6rica); al
mismo tiempo, ya se ha observado c6mo
la
prodigiosa
expansion del capital
multinacional termina por pe-
da
retro sin
nostalgia
emocional
(The
Big
Chill); (7)
la
p6rdida
del
pasado
radi-
cal; 8)
el
narcisismo
y
la esquizofrenia
sociales
debidos a
la
desedipalizaci6n
(Lasch); 9) la transformaci6n de obra y del sujeto en texto constituido por dife-
rencias;
10)
el
sublime Camp
o
histdrico
que
provienen ya no
de
la incapacidad de
figurar
o
re-presentar
la
incomensurabilidad sino
del terror
de
la existencia si-
mulada;
11)
la apoteosis
del
maquinismo
capitalista de
la
tercera
revoluci6n
in-
dustrial o
cibern6tica;
12)
la
abolici6n
de
la
distancia
crftica;
13)
la perdida de
coordenadas
en el
espacio
urbano.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
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IPUEDE
HABIARSE
EPOSTMODERNIDADN
AMERICA
ATINA? 117
netrar y colonizar os enclavesmarcadamente
recapitalistas
la
Naturaleza
y
el
Inconsciente)
que
ofrecenasideros extraterrito-
riales y arquimfdicos la efectividad rftica. Por
esta
raz6n,el len-
guaje
taquigrafico
de la 'coptacion' esulta omnipresente
en el
seno
de la
Izquierda;
pero
el mismo ofrece
una base inadecuada
para
comprender na situacionen la cual todos,de una u otra
manera,
sentimosvagamenteque no soloformas ontraculturales
untuales
y locales de resistenciay guerrade guerrillasculturales,
sino
in-
clusoabie-rtasntervenciones olfticascomo as presentes
en
The
Clash son de alguna forma secretamente desarmadasy reab-
sorbidaspor un sistema del que puedenconsiderarse arte, dado
queno logran omardistanciade61.(Ibid.,
p4g.
170).
Ahora bien,
Zc6mo
se manifiesta la cultura en los pafses no
hegem6nicos o perif6ricos (respecto de las metr6polis capitalistas),
entre los cuales estan los paises de Am6rica Latina? A partir del
diagn6stico detallado arriba, Jameson saca conclusiones que me
parecen inaceptables. La aseveraci6n de que todo texto del tercer
mundo sea necesariamente una alegoria de lo nacional y que esa
alegoria este a
flor
de la lectura, en contraste con los textos del
primer mundo en los que las
alegorias
son inconscientes debido a
la mayor complejidad y abstracci6n de su situacion cultural16,
esta
aseveraci6n
solo
puede provenir o del privilegio que otorga Jameson
al
lector del tercer mundo (i.e.,
considerandolo
mas perspicaz que
el
del primer mundo) o de la condescendencia con que mira a un
lector que ingenuamente reduce lo "Real" del capitalismo tardio a
una lucha nacional conforme a mapas cognitivos en desuso desde
la perspectiva postmoderna.
America Latina y
la
Postmodernidad
Las objeciones al diagn6stico de Jameson se pueden condensar
en
la manera en que casi todos los teorizadores de la modernidad y
la postmodernidad privilegian un modelo
occidental-eurocentrico
de
la
cultura: proceso de autonomizaci6n en el esteticismo novecen-
tista, recuperaci6n del potencial critico y su consiguiente cooptaci6n
en
el
periodo de las vanguardias, culturizaci6n de todas las esferas
de
valor en la 6poca postmoderna con la concomitante colonizaci6n
16.
Ver:
"Third-WorldLiterature in the Era of Multinational
Capitalism",
Social
Text,
15 (Fall 1986),
paigs.
69 y
79-80.Vdase
tambi6n la elocuente crftica de
Aijaz
Ahmad, "Jameson's Rhetoric of
Otherness and the 'National Allegory',"en
Social
Text, 17 (Fall 1987), p&igs.3-25.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
15/25
118
GEORGE
UDICE
simulacional del Lebenswelt. Este modelo relega, necesariamente,
a las
otras
sociedades a la
condici6n de
zagueras respecto
de
las
oc-
cidental-europeas.
De ahi
que
despues de armar su
modelo
de
la
postmodernidad, Jameson
haya
desarrollado
su
teorla
de la
cultura
del
tercer mundo.
Es decir, un
mundo que todavia
puede
ofrecer
re-
sistencia a la
expansion
del
capitalismo
precisamente porque
no
ha
sido
colonizado a
nivel interno,
conciencial, al extremo
de lo
que se
ve en
Estados
Unidos y la
Europa
occidental. Pero claro, se trata
de
un
mundo
que no
conoce la
"verdad" no tiene
"mapas
cognitivos")
de la
organizaci6ondel
mundo
segun la nueva
logica postmoderna.
En la epoca postmoderna la capacidad que buscaba la cultura de fi-
gurarse o
hacerse mapas de
la
realidad, aun si
fuese por
medio de
fragmentaciones, se
hace
totalmente imposible.
De ahi la
constante
sensacion
del
sublime
histerico
y
esquizofrenico ante la
incapa-
cidad
de
representarse las
condiciones de la existencia.
En
el
ter-
cer
mundo
se sigue
creando
mapas de la
realidad conforme
a
es-
quemas que,
como las
estrellas que se
extinguieron hace millones
de
anios-luz,
proyectan una
representacion ilusoria17.
Pero tratemos
de pensar
la
problemaitica partiendo de otras
premisas. Recordemos que hay varias modernidades y que la con-
dici6n
postmoderna no
implica una
ruptura con ellas,
sino
preci-
samente el
reconocimiento
de que son
multiples, de que
no hay un
solo
modelo ni
un solo
sujeto que
determinan el
decurso de
la his-
toria.
Recordemos
tambi6n que en
America
Latina no se
impuso la
modernidad
segun el modelo
weberiano y que lo
probable sea
la
im-
posibilidad de
su
reproducci6n.
Concuerdo, pues, con el
diagn6stico
que
hace
Jose
Joaquin
Brunner: a saber,
que los
intelectuales
mo-
dernizantes
desconocen que
la
racionalidad no
es una
sino
muil-
tiple y
contradictoria, pues
las
"situaciones de
aprendizaje, de
exis-
tir socializarian a los individuos y grupos en 'racionalismos'
situados,
contextualmente
condicionados
y, por
necesidad, diversos
entre
S
`1
8.
Si se
puede hablar
de
postmodernidad en
el caso de
America
Latina, Brunner
sugiere que ello
se debe
a su
heterogenei-
dad
cultural:
17.
En
el ya
mencionado
congreso
de
LASA,
Jameson
propuso
una
teorfa de la
cultura
del
"segundo
mundo",
tambi6n
basada en la
posibilidad
de
resistencia
y
oposici6n
dentro
de un
espacio que
no se
define en
torno a la
16gica
del
capitalismo
sino en el
de
la
colectividad
personificada
en los
aparatos
estatales
de las
sociedades
socia-
listas
18. Brunner, Jos6 Joaqufn. "Notas sobre la modernidad y lo postmoderno en la
cultura
latinoamericana",
en
David
y
Goliat,
17, 52
(setiembre
de
1987),
pag. 33.
Este
ndmero
especial
de
David y
Goliat,
editado
por
Fernando
Calder6n, esta
dedi-
cado a
"Identidad
latinoamercana,
premodernidad,
modernidad
y
postmoder-
nidad,
o...LLe
queda
chico el
cors6 a
la
gorda?"
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
16/25
LPUEDE
HABLARSEDE POSTMODERNIDAD
N AMERICALATINA?
119
ZQu6
expresa...ese relativo
malestar con la modernidad
que
vuelve
a aparecer, una y otra vez, en la regi6n, casi con la misma frecuen-
cia y fuerza con que se enarbolan nuevos proyectos modernizantes?
Podrfa
decirse que lo que
peri6dicamente entra en conflicto son
ciertas
propuestas modernizantes
-cuyo supuesto es invariable-
mente la adopci6n y extensi6n
de pautas racionales
de
conducta-
con lo que a falta de un mejor
t6rmino
podemos liamar la
hete-
rogeneidad cultural de
Am6rica
Latina. (Ibid.,
pAg.33).
Con esto Brunner no se refiere a
una
"superposicion
de
entidades
hist6rico-culturales, a
la
manera
de capas geol6gicas" que se en-
cuentran y producen "quiebras y grandes conmociones teluricas"
conforme a una desusada contraposici6n
de naturaleza y
cultura.
Se
refiere
mAs
bien a "una suerte
de postmodernismo
regional
avant la lettre que, sin embargo, es plenamente constitutivo
de
nuestra modernidad".
Ahora bien, Brunner desconfia de entender esta
heteroge-
neidad cultural como un producto
nacional, pues "reflej[andose] en
el collage, en el pastiche, en los injertos y alegorias 'postmoder-
nistas' de nuestra modernidad
-
[resulta] igual que esta
iu.ltima
un
producto del mercado internacional". (Ibid.,
p6tg.
33) Heteroge-
neidad cultural significa "participaci6n
segmentada en ese mer-
cado mundial" y "participaci6n diferencial segun c6digos
locales
de
recepci6n", resultando por ende en:
algo semejante a lo que proclaman
ciertos representantes del
postmodernismo: un descentramiento, una deconstrucci6n
de
la
cultura occidental tal como
ella es representada por los manuales;
de su racionalismo, de sus instituciones claves, de los habitos y es-
tilos
cognitivos que ella supuestamente
impone de manera uni-
forme
...implosi6n de los sentidos
consumidos/producidos/repro-
ducidos
y [...] la consiguiente
desestructuraci6nde representaciones
colectivas, fallas de identidad,
anhelos de identificacion,
confusi6n
de
horizontes temporales, paralisis
de
la
imaginaci6n creadora, p6r-
dida
de utopias, atomizaci6n de la memoria local, obsolescencia
de
tradiciones. (Ibid., pag. 34).
Es evidente, puies, que en las
sociedades de Am6rica Latina
no
se produjo una decisiva autonomia de las esferas de valor, es decir,
no
se institucionalizaron independientemente
de factores politicos
o, inclusive, religiosos. La mezcla
de formas tradicionales y
nue-
vas
de
prescripci6n normativa resulta
en sociedades donde solo se
logran "consensos locales y parciales".
De ahi,
segun
Brunner,
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
17/25
120 GEORGE
UDICE
que se imponga el autoritarismo para "controlar esa pluralidad de
consensos" o que las
ideologias adopten un "estilo mesiainico
y
fundamentalista de
hacer politica". Brunner hace suyo este
diag-
nostico
de Norbert Lechner y acepta la necesidad
de establecer
una
"politica secularizada", que, como la postmodernidad
entrafia
"una
cr'tica a la idea
de sujetos plenos, un
abandono de los 'relatos
maestros', una
conversion
del tiempo en presente continuo, una re-
duccion
de la politica a intercambio de
bienes materiales y sim-
bolicos"19.
Evidentemente, Brunner y Lechner abogan por una democra-
cia en la que deje de plantearse la necesidad
de cargar de "aura't
o
encanto a las ideologias, en la que se renuncie
la construccion de
identidades sociales
por
medio
de
la
politica, y en la que, al con-
trario, se gesten "proyectos
de contra-secularizaci6n en
el
terreno
de
la cultura" para
asegurar que
la
sociedad
no prescinda de "ese
conjunto de intereses
y bienes que no pueden
intercambiarse
en
el
mercado: los derechos humanos, el arraigo
social, el sentido de per-
tenencia, la necesidad de referentes trascendentales"
(Ibid., paig.
37). Para Brunner, en
America
Latina
"el malestar en la cultura
no es.. .uno surgido del agotamiento de la modernidad" sino "uno
de
exasperaci6n con
ella", con la "crisis permanente" que genera.
Pero de este malestar deberia surgir un imaginario
cultural en el
que se proyecten desiderata
democraticos,
tales como los que sefiala
Brunner.
Ahora bien, si
Brunner no es capaz
de ofrecer una esperanza
auraitica y s6lo nos
ofrece la
resignacion
a una modernidad peri-
f6rica de
medios escasos
(Ibid.,
pag.
37; y en esto parece haber
mu-
cho
de
condicion
postmoderna),
Nestor
Garcla
Canclini, en el en-
sayo que sigue al de Brunner en el
nuimero
especial de David y Go-
liat, parece sacar provecho de la idea de la refuncionalizacion cul-
tural, es decir, de
c6mo los diversos grupos sociales que componen
la
heterogeneidad
cultural de
America
Latina "reproducen en
su
interior el desarrollo capitalista o construyen
con
el
formaciones
mixtas" en procura de una integraci6n social2O.
En sus propias
in-
vestigaciones de
la
interacci6n de las "culturas
populares" en el
contexto del capitalismo mundial, Garcia
Canclini ha mostrado
que
la
modernidad apitalista no siempre
requiere eliminar
las
19.
Brunner cita de un
manuscrito
in6dito de Norbert Lechner,
"Problemas
de la
de-
mocratizaci6n
en el contexto de una
cultura
postmoderna".
20.
Garcfa
Canclini,
N6stor. "Antropologfa versus
sociologfa, ,un debate
entre
tradici6n y
modernidad?"
David y
Goliat, 17, 52
(setiembre
1987);
pag.
40.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
18/25
PPUEDE ABLARSEDE POSTMODERNIDAD
N AMERICA
LATINA?
121
fuerzas econ6micas culturales
que
no sirven directamente
a su
crecimiento i esas fuerzas a-incohesionana un sector
numeroso,
satisfacensus necesidades
o las de una reproducci6n
quilibrada
del sistema. Aunque
este equilibrio este cargado de
contradicciones,sea precarioy genere una cultura
ecl6ctica,
inestable,como las artesanfas onvertidas n souvenir, as
danzas
indigenasreprogra-madasomovideoclips espectAculos
eatrales
urbanos, as varia-dasversionesde rocknacionalesproducidas
n
pafses latinoa-mericanos
al fusionarlo con las estructuras
mel6dicas
el folkloreocal. (Ibid.,p&ig.4).
Ni
Garcia Canclini
ni Brunner abogan por una noci6n
senti-
mentalista o romantizada de
las culturas populares. Tambi6n re-
chazan la noci6n del "imperialismo
cultural", segun la cual se
per-
vertiria las culturas de los grupos locales2l. Otro antrop6logo,
el
brasilefio Renato Ortiz afiade su voz a estas dos al descartar
como
punto de partida para el analisis
cultural
"la
oposici6n entre
lo na-
cional y lo extranjero, pues lo que
[...]
interesa es justamente
lo que
es negado en esas
teorias,
el advenimiento de
la
sociedad mo-
derna"22. Esta modernidad brasilenia rebasa el contexto nacional.
Como
sefialara Garcia Canclini respecto de M6xico, Ortiz
tambi6n
comprueba que la cuesti6n de
la
cultura popular ha pasado de su for-
mulaci6n "nacional-popular"
a otra "internacional-popular"
(Ibid.,
pdg.
205)
,Que
quiere decir esto en el caso del Brasil?
Ortiz
propone que el proyecto
moderno brasilefio siempre
ha
sido el de una "construcci6n
nacional" (Ibid., pag. 35). Si pensa-
mos
en el proyecto de los modernistas
de los afios 20, se comprueba
esta observaci6n, pues el mismo
Mario de Andrade confes6 que este
movimiento fue un "presagioo preparador de
la
creaci6n de
un nue-
vo estado de ser nacional", es decir, del Estado Novo23. Lo que esta
tratando de puntualizar Ortiz es que la modernidad brasilefia
con-
siste en una permanente aspiraci6n a ser moderna. En esto
estriba
su
tradici6n de modernidad. Pero 6sta ha sido una tradici6n
acri-
tica, al rev6s de lo que propone
Paz en Los hijos del limo al procla-
mar la tradici6n moderna una tradici6n de ruptura y una
ruptura
de la
tradici6n. Dice Ortiz:
21. Vease: Garcfa Cancini, N6stor. "Cultura ransnacional y culturas populares en
M6xico",Cuadernos Hispanoamericanos, 431, mayo de
1986; p&ig.
..
22.
Ortiz, Renato. A Moderna
Thadiqao
Brasileira.
Cultura Brasileira e
Industria
Cultural. (Sao Paulo: Brasiliense,
1988), pag. 190.
23. de Andrade, Mario.
"O
Movimento Modernista", en Aspectos da
Literatura
Brasileira , (Sao Paulo: Brasiliense, 1988), pag. 190.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
19/25
122
GEORGE
UDICE
En este sentido
[i.e., el
utopismo
y
la futuridad
que
la
ruptura
im-
plica] yo
diria que
la
modernidad es
inevitablemente un
"proyecto
inacabado"
(y no
como
quiere
Habermas,
un
proyecto
"todavia"
inacabado).
Ella esta
en
contradiccioncon
la situaci6n concreta
en
la
cual
se
erige,
pero a
la
cual
simultaneamente se
contrapone.
Pienso
que,
en el
Brasil,
este
lado
explosivo,
de
ruptura,
nunca
se
dio
de
la
misma
forma que
en los
paises
europeos,
porque
la idea
que
domino
nuestra
imaginaci6n
siempre
se
asocio
a la
necesidad
concreta de
construir
una
moderna
sociedad
brasilefia
(Ibid.,
pag.
209).
Asi,
pues,
Garcia
Canclini
aclara que
la
pregunta
central
entre
los
latinoamericanos:
tanto
para
la
teoria
social
como
para la
teorfa de
la
cultura, es
-mds
que
como
superar
la
modernidad-
por
que las
tradiciones
y la
mo-
dernidad
componen
un
proceso
parcialmente
realizado
y
obstina-
damente
fallido.
Por lo
tanto,
la
reflexion postmoderna es
perti-
nente
aqui con
la
condici6n
de no
concebirla como el camino
para
deshacerse
de la
modernidad,
sino
[..
.1
como
una
forma nueva
de
iluminar sus relaciones con la tradici6n, los limites y las crisis de
ambas
(Op.
cit.,
pag.
44).
Pastiche
y
Democratizacion
No
me
parece
una
casualidad
que
al tratar
de
esta
relacion
en-
tre
modernidad y
tradicion,
Garcia
Canclini
apele
al pastiche,
al
bricolage
y al
kitsch.
Esta
es
una
observacion
importantisima
por
dos
razones.
En
primer
lugar, si el
pastiche
constituye
un
factor
importante de la interacci6n en la modernidad, la postmodernidad
de
America
Latina
sale a
relucir
desde
el
momento
en
que
comien-
zan
los
proyectos
modernizadores.
Por
eso
Garcia
Canclini
dice
que
America
Latina es
"pre-postmoderna".
(Ibid.)
0
quizas
podria
decirse
que es
para-moderna
la
situacion
de
la cultura
en
America
Latina,
como
he
sugerido en
otro
lugar24.
Por
otra
parte,
la
obser-
vacion
es
importante
porque
resalta el
aspecto
no
revolucionario
del
proceso
de
heterogeneizacion,
en
contraste
con
lo
que los
ideologos
de
la
vanguardia,
entre
ellos,
Octavio
Paz,
Haroldo
de
Campos,
Emir
Rodrliguez
Monegal
y
Severo
Sarduy,
han
exigido de
la inter-
24.
Sommer,
Doris
y
Yidcice,
George.
"Latin
American
Literature
from
the
'Boom'
On",
en:
Postmodern
Fiction:
A
Bio-Bibliographical
Guide,
ed.
Larry
McCaffery.
(Westport,
CT:
Greenwood
Press,
1986),
pAg.
189.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
20/25
ZPUEDE
HABLARSEDE POSTMODERNlDAD N AMERICA
LATINA? 123
textualidad
en su versi6n
carnavalizadora y antropofAgica25.
Cabe senialar
que no es preciso
postular una oposici6n
tajante
entre parodia y
pastiche, ambos procedimientos
forman parte de
la
intertextualidad.
La diferencia estriba
en que en el caso
de la
paro-
dia
se
suele hacer
hincapi6 en el aspecto
transgresivo
y
en el
del
pastiche
en el aspecto estilizador.
En el primer
caso se
transgrede
un
modelo
y en el segundo
se emula. Pero las
dos actitudes
pueden
coexistir
en la misma relaci6n
intertextual,
y asl lo ve Sarduy
al
apropiarse de la
definici6n bajtiniana
del carnaval como "apoteo-
sis que esconde una irrisi6n" ("El barroco y el neobarroco", paig.
175).
En
ambos casos
se trata de una
a-propia-ci6n, pues
como
ex-
plica Affonso Romano
de
Sant'Anna,
la
apropiaci6n par6dica
in-
vierte
el sentido
ideol6gico y est6tico
del texto mientras
que la apro-
piaci6n
parafrasica
lo prolonga26.
Tambi6n
propone Sant'Anna
que en los nuevos
usos de la intertextualidad
se
puede hablar de que
"democrAticamente varios
estilos conviven entre
si" (Ibid.,
pdg.88;
subrayado mino).
No obstante,
me parece que
en el caso de la litera-
tura y
de la cultura latinoamericana
en general
casi s6lo se ha tra-
tado el aspecto par6dico, transgresivo de la combinaci6n de estilos.
Esto se
ve
claramente
en el
anailisis
que hace Sarduy de
la cultura
cubana en Escrito sobre un
cuerpo. A partir
de una observacion
de
Cintio
Vitier en Lo cubano
en la
poesta,
acerca
de "la mezcla
de
ele-
mentos mitol6gicos
grecolatinos, con
la flora, fauna, instrumentos
y hasta
ropas
indigenas"
en un poema
de Balboa, Sarduy
ve
en Pa-
radiso de Lezama
Lima
la
misma
"violencia de ese encuentro
de
superficies,
como
adicion
y sorpresa
de lo heterogeneo yuxtapuesto"
(pag.
70).
Ahora bien, esta manera de ver la intertextualidad no conduce
a
una interacci6n
democrdtica,
pues la heterogeneidad
con que
se
hace dialogar el
texto no
participa, en el modelo
sarduyano, de una
verdadera intersubjetividad.
El modelo es el
de
la
ruptura, y a
fin
25. Ver: Paz, Octavio. Los hijos del limo y el artfculo
citado arriba, "El
romanticis-
mo y la poesfa contemporanea";
Haroldo
de Campos, Introducci6n a Oswald
de
Andrade,
Serafim
Ponte Grande, Obras
Completas
de Oswald de Andrade, vol.
2,
(Rio de
Janeiro: Civilizavao Brasileira,
1971) y Morfologia de
Macunaima.
(Sao
Paulo:
Perspectiva, 1973), Emir
Rodrfguez
Monegal:
"CarnavallAntropofagia
/Parodia", Revista Iberoamericana,
108-109, julio-diciembre
1979; Severo
Sarduy:
Escrito sobre un cuerpo (Buenos Aires: Sudamericana, 1969); "Elbarrocoy el neo-
barroco",
en:
Am&rica
Latina en su literatura,
ed.
Cesar Fernandez Moreno.
(Me-
xico: Siglo XXI, 1972),
Barroco, (Buenos
Aires: Sudamericana, 1974),
y La simu-
laci6n, (Caracas: Monte
Avila, 1982).
26.
Romano de Sant'Anna, Affonso. Par6dia,
Pardfrase & Cia. (Sao
Paulo:
Atica,
1985),
pag.
56.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
21/25
124
GEORGE
UDICE
de cuentas la heterogeneidad que viene a afirmar el ser del cuerpo o
del
texto
es el
medio
mismo
de
expresion,
sea
en su versi6n
escri-
turaria
tomada de
Kristeva y
Barthes
o
en la
versi6n
filos6fico-lin-
guiistica
tomada de
Heidegger
por
medio
de
Octavio Paz. Cabe
acla-
rar
que en
primer
caso,
la
ideologia
de
la
ecriture,
tal
como
se
for-
mulara en
las
paiginas de
Tel
Quel,
reduce el
ser
escribiente a
un
estadio
previo a
la
entrada
en la
socialidad, en
la interacci6n
inter-
subjetiva.
De ahl
que el
proyecto de
Kristeva
y Tel
Quel
sea
poco
conducente
a un
espfritu
democratizador. En
el
caso de
Paz,
la
solu-
ci6n
que
ofrece a
la
dialectica de
analogia e
ironia,
o
de tradici6n
y
ruptura,
ubicando al
ser en
el
presente
del
cuerpo,
version
solipsista
del
Dasein
heideggeriano,
tambien es
poco
conducente al
espiritu
democratizador. En
ambos
casos,
el
proyecto
exacerbado de
van-
guardia s6lo
puede
Ilevar
a las
posiciones
neoconservadoras
que
tanto
Kristeva
como
Paz
han
adoptado en
afios
recientes.
Ello no
significa, sin
embargo, que
la
intertextualidad
adop-
tada
por la
vanguardia
solo
pueda
entenderse
segutn el
modelo
transgresivo. La
tradicion
no
tiene
que
ser
necesariamente una
tradici6n
de
ruptura.
Silviano
Santiago,
en
un
brillante
ensayo,
desvincula el concepto de la tradici6n vanguardista del aspecto neo-
conservador
que
acabo
de
sefialar.
Santiago
arguye que
los
mo-
dernistas
brasilefios
de
los
afios
20 no
solo
procuraron
antr-
opofagizar
la
cultura
europea;
ante
esa
cultura
de
prestigio
sintie-
ron la
necesidad de
inventar su
pasado y
su
presente
nacional, re-
curriendo
a
una
recuperaci6n
cuasi
arqueologica
que
se
emparenta
con
el
"modelo
de
apropiaci6n
articuladora"
que se
propuso
al
prin-
cipio
de
este
ensayo. He
aqui
su
argumento:
El
caso
mas
interesante,
miver,
para
hablarde
tradici6n
nel
Mo-
dernismo, asi desvincularlo ela noci6ndeneoconservadurismo,
seria
el
viajeque
hicieron
os
modernistas,
n 1924,
a
Minas
Gerais,
viaje
del cual
forman
parte,
entre
otros,
Mairio
e
Oswald
[de
An-
drade],
y
un
poeta
suizo,
radicado en
Francia,
Blaise
Cendrars.
Aquellos
poetas
estaban
todos
imbuidos por
los
principios
futu-
ristas,
tenfan
confianza
en
la
civilizaci6n de la
maquina y
del pro-
greso,
y
de
repente
viajan en
busca
del
Brasil
colonial.
Deparan
con
el
pasado
hist6rico
nacional y
-
lo
que es
ma's
importante
para
nosotros
-
con lo
primitivo en
cuanto
manifestaci6n del
barroco se-
tecentista
mineiro27.
27.
Santiago,
Silviano
.
"Permandncia
do
discurso
da
tradi-ao no
modernismo",
en
Gerd
Bornheim et
al.,
Cultura
Brasileira:
Tradiqfo/Contradiqio.
(Rio
de
Ja-
neiro:
Jorge
Zahar/Funarte,
1987),
pag. 124.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
22/25
ZPUEDE
HABLARSEDE
POSTMODERNIDAD N AMERICA
LATINA?
125
Esta recuperaci6n de la tradici6n se logra por medio de la su-
plementaci6n, ese
proceso por
medio
del cual
se abre lo
establecido a
lo que
ha sido
excluido, como
explica
Derrida en De la
gramato-
logda28.
Silviano Santiago
describe el
pastiche
suplementador de
la
siguiente
manera:
El
pasticheno
rechazael
pasado,en un gesto de
escarnio,
de
des-
precio,
de ironfa, el
pastiche acepta el
pasado
como tal, y la obra
de
arte
no es sino un
suplemento. Yo no lo
Ilamarfa
por
eso un
"neo-ex-
presionismo",
sino dirfa una
especie
de "suplemento del
expre-
sionismo". IAquf se refiere Santiago a la obra de los neo-expre-
sionistas
alemanes tanto
como
a cualquier obra
que quisiese
reto-
mar
la
est6tica o el estilo del
expresionismo sin ironizar
o
paro-
diarlo,
GY]
Reparen en
que la l6gica de la
palabra suplemento
es
muy
curiosa,
porque el
suplemento da la
impresi6n
de
tener
en ma-
no
alguna
cosa
incompleta a completar.
Suplemento
es una
cosa
que
uno
aiiade a
algo
que ya es un todo.
De esta forma, yo
no
dirfa
que el pastiche
reverencia el pasado
sino que el pastiche lo endosa
(Ibid.,
p6g. 136).
Explica Santiago que si se quiere entender c6mo opera la tra-
dici6n
en
la
poesia de Oswald
de Andrade,
y por
implicaci6n, en
la
vanguardia en
general, hay
que
abandonar la
lectura de los
poetas
concretistas de la
decada del
50 que se
mantuvo en
vigencia en
las
decadas
de
los 60
y 70.
En
el
contexto
hispanoamericano se
trataria,
desde
luego,
de la lectura que
hacen
Paz, Sarduy,
Rodriguez Mone-
gal y
todo un
s6quito de
epigonos que
abogan por
una "revoluci6n
de
la palabra"
pero con
resultados mas bien
neoconservadores.
28. "El
suplemento se afiade,
es un
excedente, una
plenitud que
enriquece otra
ple-
nitud, el colmo de la presencia. Colma y acumulala presencia. Asf es como el arte,
la
techne,
la
imagen,
la
representaci6n,
la
convenci6n, etc., se
producen
a modo
de
suplemento de
la
naturaleza y se
enriquecen
con toda
esa unci6n de
acumula-
ci6n. [...]
Pero
el
suplemento suple.
No
se afiade mas
que para
reemplazar.
Interviene
o
se
insinda
en-lugar-de;
si colma, es
como se
colma un
vacfo. Si
representa y da
una
imagen, es por
la
falta
anterior de
una
presencia.
Suplente
y
vicario, el
suplemento
es un adjunto,
una instancia
subalterna que
tiene-lugar.
En tanto
sustituto,
no
se
aflade
simplemente a
la positividad de
una
presencia, no
produce
ningt1n relieve,
su
sitio
estA asegurado en
la
estructura por
la
marca de un
vacfo.
En
algdn
lugar
algo
no puede
Ilenarse
consigo
mismo,
no
puede
realizarse sino
dejandose
colmar
por signo
y
procuraci6n. El
signo es
siempre el
suplemento de
la
cosa
misma.
[...]
Cada
una de las
dos
significaciones
se cancela
a
su
turno o
se esfuma
discre-
tamente frente a la otra. Pero su funci6n com1n se reconoceen esto: se aniadao se
sustituya, el
suplemento es
exterior, estal fuera
de la
posibilidad a que se
sobreafiade,
es
extrafio
a lo
que,
para
ser
reemplazado
por 61, debe
ser
distinto a
61."
Derrida,
Jacques. De la
gramatologla.
(Buenos Aires: Siglo
XXI. 1971),
pfigs.
185-
86.
8/18/2019 George Yúdice, Puede Hablarse de Posmodernidad en América Latina
23/25
126
GEORGE
UDICE
Para abreviar,
vuelvo al
modelo de la
modernizacion
de
Ha-
bermas para
quien
la
raz6n
instrumental
ha colonizado
el
Leben
swelt. Ante
esta
colonizaci6n,
entre ellas las de los
postmodernos
neoconservadores
como
Daniel Bell y
la del los
postmodernos
anar-
quistas, como
el tilda a
los fil6sofos
franceses
(Derrida, Foucault,
Deleuze
y otros), los
herederos
de
Nietzsche29.
Ahora bien,
en uno
y
otro
caso,
lo
que
seniala
Habermas es que
ningujn grupo
rescata
la
unica
alternativa capaz
de disolver la
aporia
o
impasse
entre mo-
dernidad
instrumental y
modernidad
estetica
antimoderna,
es
de-
cir entre la ideologia de la modernizacion sistemica y la ideologia
del
refugio
reaccionario del
Lebenswelt en la
esfera
estetica.
Aun
la
vuelta a
la
linguiistica
y al
discurso
en
la filosofia post-es-
tructuralista ha sido
incapaz de
disolver esta
impasse porque
el len-
guaje ha sido
concebido
como
una
alteridad
absoluta,
casi me-
tafisica. Para
superarla,
Habermas vuelve al
comienzo
de la mo-
dernidad
y
recupera
la otra
tradicion,
no la
de la ruptura sino
la
de
la
raz6n
comunicativa (y,
entiendase,
democraitica).
S6lo
mediante
la
generalizacion
de esta
otra raz6n,
arguye 61,
serd
posible abrir de
nuevo el
Lebenswelt casi
aniquilado por la
razon
instrumental
im-
puesta por el capitalismo.
Para establecer
la
relaci6n entre
imaginario
democratico y
estilizaci6n
articuladora
(pastiche), quiero
referirme al
rescate de
la
tradici6n de
la mimesis que
hace Luiz
Costa Lima en 0
Controle
do
Imaginario.
Razao e
Imaginaqao
no
Ocidente30.
Explica Costa
Lima
que:
de
la
crisis
actualdela
teorfa
nmanentista e lo
poetico,
e
hace
po-
sible
y deseableque
se
emprenda a
relecturade los
romainticos,
destacando en
ellos
tendencias
que han sido
ignoradas. Tendencias
que, especificamente en la provincia del arte, no lo desarticu