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Influencia de Variables Psicosociales y Estilo de Afrontamiento en la Conducta Antisocial
Trabajo de investigación presentado por:
Ramssés GOUVEIA DE ABREU
A la
Escuela de Piscología
Como requisito parcial para obtener el título de
Licenciado en Psicología
Profesor Guía:
John SOUTO REY
Caracas, Julio de 2015
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A mi mamá, por estar siempre presente, por ser la primera y última
persona que veía día a día durante toda la carrera, por preocuparse pero
entender los cambios que sin duda tuve durante esta etapa, por prepararme el
desayuno a diario y darme el cariño necesario siempre, te adoro.
A mi papá, por ser mi modelo a seguir en cuanto a trabajo, esfuerzo y
dedicación, porque también se preocupaba cuando me veía estudiando aunque
no me lo demostrara, eres mi protector y sé el orgullo que sientes por mis logros,
te quiero.
A mis hermanos, porque en gran medida influyeron en mi decisión de ser
psicólogo, Eliana, mi segunda mamá te adoro.
A Ricky, no leerás estas palabras porque algún antisocial te quitó la vida
pero te dedico este estudio donde cada vez que me atascaba me servías de
inspiración para profundizar en la misma, y por los juegos de PlayStation que me
enseñaste desde pequeño.
A mi abuela, porque también fue un ejemplo de lucha y enfrentar las
adversidades siempre con firmeza pero sin olvidarse de una sonrisa al final,
gracias por tu cariño y orgullo que me demostraste mientras estuviste conmigo,
al final fui el doctor que siempre quisiste que fuera para ayudarte durante tus
últimos días, te adoro y gracias.
Al carupanero Gabriel, por TODO, mi mejor amigo y el hermano menor
que nunca tuve, esta también es tu tesis, te quiero.
A Sol, mi mejor amiga y quien me enseñó mucho de psicología pero más
de la vida misma, crecimos juntos y seguiremos haciéndolo, tq bb.
A Karlita, por todo el apoyo emocional y acompañamiento que me daba
cuando se volvía difícil, un abrazo.
A Javier, porque empezamos esto juntos y primero la amistad, confieso
que a veces te extrañé.
A Zena, Clau, Gaby, Frima, Andrea Guzmán, Rei, Soiri, Anita, Vero D,
Costillas.
A todos mis amigos y compañeros del liceo San Pedro, sin duda ustedes
fueron mi mayor inspiración por el tema.
A todos mis amigos, compañeros de la UCAB y promo LV, por las risas,
discusiones, y crecimiento que tuvimos juntos.
Ramssés Gouveia de Abreu
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Agradecimientos
A John Souto, mi tutor, por aceptar acompañarme en este reto a pesar de
no haberlo comenzado juntos, te admiro mucho.
A la escuela de Psicología, por ser más que solo el espacio donde nací,
crecí y me desarrollé, gracias por todas las herramientas que me enseñaron.
A los profesores, sin duda de cada uno aprendí muchísimo y a los más
significativos por servirme de guía para discriminar un buen docente de los no
tan buenos así como lo que para mí es la psicología.
A Andrea Vera, Manuel Llorens, Antonio Martins y Guillermo Sardi, por su
colaboración como jueces expertos de las escalas.
Al Colegio La Alianza, Liceo San Pedro, Liceo Roque Pinto y Liceo
Eduardo Risquel, por abrirme las puertas con facilidad para obtener las
respuestas del estudio.
A los participantes y profesores de las instituciones por su colaboración y
apertura.
Ramssés Gouveia de Abreu
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Índice de contenido
I. Introducción………………………………………….…………………. 8 II. Marco teórico……………………………………...……………………. 11 III. Método……………………………………………..……………………. 33
Problema……………………………………………..………….…. 33 Hipótesis……………………………………………………………. 33
Hipótesis general………………………..……………………. 33 Hipótesis específicas………………………………………. 33
Definición de variables…………………………………………. 34 Variable predicha……………………………………………. 34 Variables predictoras………………………………………… 35 Variables control…………………………………………….. 37
Tipo de investigación…………………………………………….. 38 Diseño de investigación…………………………………………... 38 Población y muestra……………………………………………… 39 Instrumentos……………………………………………………… 40 Procedimiento…………………………………………………….. 47
IV. Análisis de resultados………………………………………………… 49 Análisis psicométrico de los instrumentos………………… 49 Análisis descriptivo…………………………………………. 53 Análisis de regresión múltiple………………………………. 56
V. Discusión………………………………………………………………. 59 VI. Conclusiones y Recomendaciones………………….………………. 67 Referencias…………………………………………………………………. 70 Anexos……………………………………………………………………….. 78 Anexo A. Escala de conducta antisocial y delictiva de Andreu y Peña (2013)…………………………………………………………………………
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Anexo B. Escala de percepción de impunidad………………………… 81 Anexo C. Escala de percepción del ambiente escolar de Frías, et al. (Citados en Frías, López y Díaz, 2003). Escala de percepción de ambiente comunitario de Frías, López y Díaz (2003)…………………
83 Anexo D. Cuestionario de Afrontamiento (Coping Style Questionnarie-CSQ- Roger et al. Validada y adaptada a venezolanos por Guarino, et al., 2007)…………………………………………………..
85 Anexo E. Cuestionario de Apoyo Social de Dunn, et al. Traducido y adaptado al español por Feldman y Bagés (citado en Nuñez y Socorro, 2005)……………………………………………………………….
87 Anexo F. Escala de conductas antisociales y delictivas de Andreu y Peña (2013): confiabilidad ítem-escala…………………………………
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Anexo G. Escala percepción de impunidad: confiabilidad ítem-escala y análisis factorial. …………………………………………………………
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Anexo H. Escala de percepción del ambiente escolar de Frías, et al. (Citados en Frías, López y Díaz, 2003): confiabilidad ítem-escala y análisis factorial. …………………………………………………………….
94 Anexo I. Escala de percepción de ambiente comunitario de Frías, López y Díaz (2003): confiabilidad ítem-escala y análisis factorial. ....
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Anexo J. Sub-escala del cuestionario de afrontamiento (Coping Style Questionnarie-CDQ- Roger, et al. Validada y adaptada a venezolanos por Guarino, et al., 2007): confiabilidad ítem-escala. ….........................
98 Anexo K. Sub-escala apoyo social general del cuestionario de apoyo social de Dunn, et al. Traducido y adaptado al español por Feldman y Bagés (citado en Nuñez y Socorro, 2005): confiabilidad ítem-escala. ..
100 Anexo L. Supuesto de normalidad y matriz de correlaciones entre las variables………………………………………………………………………
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Anexo M. Análisis de regresión múltiple y errores de las variables del modelo…………………………………………………………………………
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Índice de tablas
Tabla 1. Matriz de componentes rotados para la Escala de
Percepción de Impunidad……………………………………………..
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Tabla 2. Matriz de componentes rotados para la Escala de
Percepción de Ambiente Escolar……………………………………
51
Tabla 3. Matriz de componentes rotados de la Escala de Percepción de Ambiente Comunitario………………………………..
52
Tabla 4. Estadísticos descriptivos de la muestra…………………… 53
Tabla 5. Estadísticos descriptivos de las variables de la
investigación……………………………………………………………
54
Tabla 6. Coeficientes b, β, t de Student y su significancia con las
conductas antisociales…………………………………………………
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Resumen
El presente estudio tuvo como objetivo conocer mediante un análisis de
regresión múltiple, la relación de los factores que pueden explicar las conductas
antisociales en adolescentes venezolanos entre 12 y 15 años de la ciudad de Los
Teques. Para esto se propuso que la percepción de impunidad, percepción del
ambiente escolar, percepción del ambiente comunitario, un estilo de afrontamiento
racional y el apoyo social general percibido tendrían una influencia directa en la
aparición de tales conductas en el tiempo, además se controló la edad de los
participantes por homogenización y se igualaron en cuanto al sexo y el nivel socio-
económico.
Para responder a dicho objetivo se aplicaron encuestas a un total de 242
jóvenes de liceos públicos seleccionados por un muestreo no probabilístico propositivo.
Los resultados más relevantes indican una influencia directa entre el apoyo social
general percibido y un estilo de afrontamiento racional como factor protector de las
conductas antisociales y delictivas en los adolescentes encuestados, de esta manera, a
medida que los adolescentes cuenten con más redes de apoyo bien sea de su familia,
amigos, comunidad, religión, entre otras y tiendan a enfrentar las situaciones
estresantes centrados en el problema y buscando su solución, tendrán una menor
probabilidad de cometer un mayor número de conductas antisociales.
En cuanto al ambiente escolar y comunitario, si bien no se encontró una
influencia directa sobre la aparición o no de estas conductas, podría existir una relación
indirecta ya que en estos ambientes macro son donde el adolescente tiene la
oportunidad de desarrollar dichos factores protectores que lo alejen de cometer esas
conductas. Con respecto a la impunidad, no se encontró evidencia suficiente con
respecto a las conductas antisociales. Por último, se avanzó en la elaboración de un
instrumento válido y confiable en la medición de la percepción de impunidad.
Palabras clave: Percepción de Impunidad, Ambiente Escolar, Ambiente Comunitario, Variables Psicosociales, Estilo de Afrontamiento, Apoyo Social, Conductas
Antisociales, Adolescentes
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I. Introducción
Las conductas antisociales son difíciles de definir pues varían de una cultura o
contexto a otro y según algunas características de la persona que la realiza como son el
sexo o la edad, así, una misma conducta puede ser considerada normal o no según
dichas características o contextos. Sin embargo, De la Peña (2010) define las
conductas antisociales como aquellas conductas que involucran al robo, vandalismo,
absentismo escolar, hurto y mentira, y además presentan una transgresión a las
normas establecidas por la sociedad, ataque a la integridad física y/o propiedad
privada, donde según la frecuencia de aparición o intensidad se califican por el entorno
como conductas problemáticas.
Existen al menos tres formas de abordar las conductas antisociales, entre ellas
se encuentran la perspectiva legal o forense y la correspondiente a la psicopatología
clínica, estos abordajes al tema, determinan que una conducta es desviada con base a
baremos globales, pero sin considerar las normas de las sub-culturas (perspectiva
legal) o están netamente centrada en el sujeto y la responsabilidad de éste para ser
catalogado como desviado socialmente (perspectiva psicopatológica). Sin embargo,
existe una mirada más amplia que involucra variables macro y sociopolíticas además de
factores individuales que pueden fomentar y mantener conductas desviadas, así, la
perspectiva sociológica brinda mayor amplitud a la hora de abordar el tema de interés
(De la Peña, 2010).
Esta perspectiva sociológica utiliza como marco de referencia a la sociedad en la
que se encuentra el sujeto para determinar la desviación o normalidad de una conducta,
asimismo asigna un peso importante al relativismo cultural que existe dentro de una
misma cultura pues los sujetos terminan creando sub-culturas donde lo normal puede ir
en contra de aquellos aspectos compartidos por la mayoría. Por ejemplo, en el caso de
los comportamientos problemáticos, el pertenecer a una banda o pandilla le da prestigio
y poder a los individuos que por una u otra razón son desviados cuando son
comparados con las normas sociales que le rodean (Wolfgang y Ferracuti, citados en
De la Peña, 2010; Moreno, 2014).
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Las conductas criminales parecen afectar a muchas personas en el mundo,
específicamente en Venezuela, el 26,2% de la población reportó en el año 2010 haber
sido víctima de alguna de estas conductas antisociales, posicionándose de esta manera
entre los tres primeros países latinoamericanos en cuanto a registros de tales
comportamientos (Corral, Orcés y Seligson, 2010). El Programa Venezolano de
Educación-Acción en Derechos Humanos (PROVEA, 2013) menciona que, según el
balance de inseguridad y violencia en Venezuela del 2013, el país se mantiene entre los
más violentos de Latinoamérica. Además, existen cifras extraoficiales que corresponden
a lo que podría ser el extremo de las conductas antisociales donde en el año 2013
existieron 24.763 homicidios en Venezuela según el Observatorio Venezolano de
Violencia (OVV), y dicha cifra ha venido aumentando progresivamente desde el año
2004 (Arias y Lora, 2014).
En la búsqueda de algunos factores que expliquen las conductas antisociales
Goméz-Fraguela, Luengo-Martín, Romero-Triñares, Villar-Torres y Sobral-Fernández
(2006) encontraron que los estilos de afrontamiento enfocados en la solución del
problema llevan al adolescente a tener menos probabilidades de cometer conductas
antisociales pues se mantiene apegado a las normas, en contraste, estilos de
afrontamiento emocionales o evitativo llevan a aumentar las probabilidades de alejarse
de la norma y por lo tanto cometer conductas antisociales. Las estrategias de
afrontamiento parecen ser aprendidas socialmente, específicamente en el ambiente
más cercano del sujeto como lo es la familia, escuela y comunidad a la que pertenece,
en el mismo sentido el apoyo social percibido por alguno de estos entornos parecen
explicar la aparición de conductas antisociales.
Méndez y Barra (2008) obtuvieron que aquellos adolescentes que han cometido
alguna infracción perciben un apoyo social instrumental, funcional y un apoyo en
general significativamente menor que los no infractores. Sin embargo, autores como
Thompson y Gullone (citados en Sobotkova, Blatny, Jelinek y Hrdlicka, 2012)
mencionan que el rol de la familia, la escuela y la comunidad tienen gran peso en que el
adolescente presente conductas antisociales en mayor o menor medida, además
influyen en la formación de estilos de afrontamiento y los tipos de apoyo social, por lo
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que parece relevante el estudio de estos sistemas macros como posibles factores de
riesgo para la presencia de un mayor número de conductas antisociales en la
adolescencia.
Los altos índices de violencia en Latinoamérica son explicados por Baiz (2008) a
través de la impunidad que existe en los países con mayores tasas de violencia, esto
parece ser de especial relevancia para factores globales dentro de las conductas que
se desvían de la norma, específicamente de las conductas antisociales. Sin embargo,
Wright, Caspi, Moffitt y Paternoster (2014) señalan contradicciones en el estudio de
variables como la percepción de impunidad donde, a veces se encuentra una fuerte
relación entre los castigos legales y la disminución de conductas antisociales, pero en
otras oportunidades esta relación es débil. Además Wrigth, et al. resaltan que los
estudios sobre este tema tienden a utilizar una muestra de estudiantes universitarios
que en su mayoría son no infractores y esto puede sesgar los resultados o explicar las
incongruencias encontradas en distintas investigaciones. Es por esto que parece
relevante estudiar la percepción de impunidad en este estudio, pues brinda la
oportunidad de cubrir una laguna en el conocimiento científico en cuanto al aporte de
una escala válida y confiable en su medición y profundidad con dicha
operacionalización en nuestro país en la posible explicación de las conductas
antisociales.
Por último, es importante resaltar que para tomar en cuenta los principios éticos
sobre la muestra, la presente investigación consideró varios de ellos como la
confidencialidad que se garantizará por el anonimato de las respuestas, responsabilidad
en el uso y divulgación de los resultados obtenidos, respeto por los individuos y el
consentimiento informado previo a la realización del estudio mediante la lectura de
instrucciones y objetivos generales del mismo, además todos los sujetos participan de
manera voluntaria y pueden abandonar el estudio cuando lo deseen (Contribuciones a
la Deontología de la Investigación en Psicología, 2002).
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II. Marco Teórico
Baron y Byrne (1998) destacaron que el foco de la psicología social son los
individuos y cómo estos son afectados por la sociedad en la que están inmersos, donde
su finalidad es dar una explicación de los factores involucrados en el comportamiento y
pensamiento de las personas en situaciones sociales. Con base al malestar que
generan las conductas antisociales en la comunidad o entorno que se presentan,
parecen ser de especial relevancia para el estudio de la psicología social, y según la
división de la American Psychological Association (APA) (2013), estas parecen ser de
interés para la división 8, encargada del estudio de la personalidad y psicología social.
Dicha división estudia cómo la gente piensa, se comporta, siente e interactúa con otros,
enfocando el estudio de las conductas antisociales, especialmente en el
comportamiento e interacción con otros en lo que respecta e implican dichas conductas.
En la actualidad las conductas antisociales son un problema que afecta a
muchos países del mundo, concretamente en Latinoamérica, según un estudio
realizado por Corral, Orcés y Seligson (2010), el 19,3% de los hogares reportaron haber
sido víctimas de al menos un asalto, un delito o agresión en los últimos 12 meses; más
específicamente en Venezuela, el 26,2% de las personas reportaron ser víctima de
algún tipo de crimen en el año 2010, estando entre los tres primeros países de
Latinoamérica con mayores índices de victimización. De la mano con la victimización se
encuentra la violencia e inseguridad, las cifras oficiales de hechos delictivos son difíciles
de conseguir pues el gobierno no presenta estadísticas claras y oficiales. Sin embargo,
el ministro del poder popular para relaciones interiores, justicia y paz, declaró que en el
año 2013 se redujo en un 17,3% la tasa de homicidios con respecto al año anterior,
arrojando un total de 39 asesinatos por cada 100.000 habitantes, de estas cifras, los
jóvenes son las principales víctimas y victimarios (PROVEA, 2013).
Con base en lo que se entiende por conducta antisocial se ha encontrado que
éste es un término ambiguo y amplio que abarca desde la violación de normas sociales
hasta la violación a los derechos de los demás, dentro de los cuales se encuentra la
integridad física y/o la propiedad privada. Además, en la mayoría de los casos incluye
hechos agresivos, hurto, robos, vandalismo, mentira y absentismo escolar. Estas
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conductas pueden ser vistas en un continuo que va desde las más graves, como el
asesinato, hasta las menos graves como las conductas problemáticas. Debido a que las
normas sociales y los derechos propios poseen un fuerte componente cultural, las
conductas pueden ser catalogadas de antisociales en una cultura pero no en otra, por
esto hay que tener en cuenta el relativismo cultural a la hora de estudiarlas (De la Peña,
2010). También es importante señalar que algunas conductas poseen determinantes de
género, generación o cohorte a la que pertenezca el sujeto, así como la edad, para ser
catalogadas de antisociales, esto resalta la importancia que tiene el ámbito social sobre
la clasificación de las mismas (Andreu y Peña, 2013).
Castell y Carballo (citado en Andújar, 2011) intentaron definir las conductas
antisociales, éstos incluyen la inadaptación social, conducta desviada y la conducta
delictiva, sin embargo, dichos autores asignaron diferentes grados a cada una, de esta
manera la inadaptación social son conductas de personas alejadas a la norma y que
puede o no generar conflicto, pero la misma no es peligrosa. La conducta desviada se
refiere a la violación de normas establecidas en una sociedad y genera reacción social
pero no siempre es penalizada, y por último, la conducta delictiva incluye a las dos
anteriores pero ésta sí tiene consecuencias penales y reacción social negativa.
Garaigordobil (2005) especificó que conductas como romper objetos a otras
personas o en la calle, cine, autobuses, pelear, falsificar notas, no asistir al colegio o
llegar tarde a propósito, copiar en un examen, robar, colearse en una fila o fumar y
beber siendo adolescente, son conductas antisociales. Estos comportamientos se
vuelven un trastorno o patología según su frecuencia e intensidad y su aparición
esporádica puede ser normal según el desarrollo esperado en el adolescente (Andújar,
2011).
De hecho, algunos autores como De la Peña (2010) resaltaron la heterogeneidad
que existe dentro de las conductas antisociales y señalan que la mayoría de las
personas han realizado al menos una conducta antisocial a lo largo de su vida, lo que
haría “normal” la presencia de al menos una en la vida de un sujeto. Bobino, et al.
(citados en Sobotkova, et al. 2012) mencionan que romper reglas, incluidas aquellas
que presentan un riesgo para la persona, como otras menos riesgosas como vestirse
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distinto, son conductas esperadas en los adolescentes que sirven para formar su
independencia, probar las reacciones de los adultos y su autonomía, sin embargo, por
la gravedad y frecuencia de estas conductas, las mismas se pueden convertir en un
trastorno disocial de la personalidad, donde si además esa conducta infringe los
parámetros legales se convierte en un delito y dentro de los delitos también se
encuentran muchas diferencias entre sí (De la Peña, 2010).
A pesar de la heterogeneidad y diferencias en el grado, frecuencia y cultura del
sujeto para definir una conducta antisocial, algunos autores han unido las conductas
que pueden ser antisociales, en conductas problemáticas, estableciendo que no son
independientes entre sí, sino que mas bien se agrupan y pueden llegar a formar
constelaciones que van de las más a las menos problemáticas (Kazdin y Buela-Casal;
Rutter et al. citados en Andreu y Peña, 2013). Para evaluar dicha agrupación de
conductas en constelaciones Andreu y Peña (2013) realizaron un estudio con el fin de
conocer las propiedades psicométricas de la Escala de Conducta Antisocial y Delictiva
en 640 adolescentes españoles, hallando mediante un modelo de ecuaciones
estructurales que los cinco factores individuales que fueron considerados por jueces
expertos, los cuales eran: comportamientos pre-delictivos (factor I), comportamientos
vandálicos (factor II), infracciones contra la propiedad (factor III), comportamiento
violento (factor IV) y el consumo de drogas y alcohol (factor V), estaban fuertemente
relacionados entre sí por un factor general que los agrupa a todos, lo que podría
sustentar la relación que existe entre distintas conductas desviadas socialmente y
donde a medida que se presenta con mayor frecuencia un tipo de conducta específico
también pudieran presentarse más probabilidades de cometer otras conductas
antisociales.
Aunque se ha presentado el componente social y cultural de las conductas
antisociales, el sujeto es quien se encuentra inmerso en dicho ambiente y desde un
punto de vista psicológico, Loeber (citado en De la Peña, 2010) describe a las
conductas problemáticas incluyendo aspectos de la personalidad como emociones
negativas, temperamento difícil, conductas de oposicionismo y rabietas, las cuales al
ser repetitivas generan síntomas de impaciencia, enfado o rechazo por parte de los
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cuidadores, esto lleva a que la presente investigación se enmarque dentro del estudio
de las conductas sociales, resaltando aquellos aspectos sociales de la vida mental y
cómo dicha conducta influye y se ve influida en la interacción mente-sociedad (Turner,
1998).
Hasta los momentos se ha presentado la ambigüedad que puede existir a la hora
de escoger qué conductas son catalogadas como antisociales, no obstante, parece
haber coincidencia en que las conductas antisociales son una trasgresión a reglas o
expectativas conformadas por una sociedad o un grupo de personas e incluye una
acción en contra de otras personas, estas conductas tienen en cuenta variables como
frecuencia, intensidad y magnitud de las conductas para que una persona sea
catalogada como desviada de dicho grupo social o con una conducta antisocial, es así
como se entenderán estas conductas en el presente estudio.
Debido a que puede haber factores sociales o individuales para guiar la
conceptualización de este constructo en la realidad, es necesario describir algunos
modelos teóricos que han sido utilizados hasta la actualidad como marco de referencia
para abordar las conductas antisociales.
Desde una perspectiva sociológica, se estudian las conductas antisociales con
base en dos campos semánticos los cuales son: las normas basadas en estadísticas,
las cuales son indicador de lo frecuente y “normal” y por ende de lo desviado o atípico,
el otro campo es algo más subjetivo e implica las connotaciones negativas o
reprochables para, al menos, parte de los miembros del grupo social (Johnson, citado
en De la Peña, 2010).
En este acercamiento sociológico, la conducta antisocial se evalúa como una
transgresión a una norma, la cual es establecida por la mayoría de las personas que
habitan en un ambiente determinado, salirse de estas normas es visto como desviado
bien sea con base en lo más frecuente y/o por un componente subjetivo por ciertos
miembros del grupo al que pertenece el individuo. Autores como Becker (citado en De
la Peña, 2010), señalan que a pesar de la ambigüedad con los campos semánticos que
plantea esta perspectiva, el relativismo cultural que existe a la hora de etiquetar una
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conducta, es el eje central y representativo de la desviación, ya que es necesario tener
en cuenta el contexto social, normativo y situacional bien definidos pues estos
elementos son los que sirven para calificar una conducta como desviada o no desviada.
De hecho, tanto Garrido como Goodes (citados en De la Peña, 2010), presentan tres
elementos que son usados desde la perspectiva sociológica para categorizar una
conducta desviada los cuales son: a) la audiencia, que son quienes juzgarán la
conducta, b) la situación, la cual también sirve de referencia para catalogar las
conductas, y por ejemplo, aunque el asesinato es visto como una alteración y algo
desviado en la mayoría de las culturas, en tiempos de guerra o fuertes enfrentamientos
entre grupos, el mismo hecho puede ser común e incluso deseable por miembros de la
población. Por último, c) las características del actor son fundamentales para evaluar
una conducta como desviada y estas incluyen desde el poder, liderazgo o fama que
tenga el actor hasta la edad y el sexo del mismo.
Wolfgang y Ferracuti (citados en De la Peña, 2010) también hablan de dicha
relatividad cultural y agregan que incluso dentro de una misma cultura pueden existir
sub-culturas con normas completamente diferentes y donde las conductas que son
consideradas desviadas o antisociales por la cultura dominante, se encuentran dentro
de lo normal en la sub-cultura del sujeto. De acuerdo con esto, Moreno (2014) habla de
una sub-cultura violenta dentro del contexto venezolano donde, llegando al extremo de
las conductas desviadas, matar a otra persona brinda poder y prestigio a ciertos
jóvenes menores de 25 años siendo esto lo normativo para los sujetos que pertenecen
a esta subcultura.
Otra área que ha estudiado las conductas antisociales es la perspectiva legal o
forense, y es la que según De la Peña (2010) ha generado mayor controversia en el
estudio de las mismas, en esta perspectiva se utilizan conceptos como crimen, delito y
delincuente y desde aquí es necesaria la comparación de ciertos aspectos que pueden
estar basados en aspectos generales para una cultura, sin considerar las sub-culturas
planteadas por la mirada sociológica. En dicho caso, para establecer la conducta
desviada se usa como referente a las leyes, para la cual si alguien es catalogado de
delincuente es porque previamente su conducta fue juzgada como desviada del ámbito
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legal que rigen el comportamiento de los sujetos de una cultura, pero al igual que en la
perspectiva sociológica, el relativismo cultural está presente en este enfoque pues las
leyes cambian entre los países y a lo largo del tiempo, así que una conducta que en el
pasado u otro ambiente era considerada desviada desde el ámbito legal, puede no serlo
al cambiar el mismo. Así, variables como la edad pueden servir de referencia,
implicando una especie de relativismo cultural dentro de la misma cultura pues los
jóvenes son juzgados por leyes distintas a los adultos (Garrido, citado en De la Peña,
2010). Un ejemplo de esto sería la prohibición en el consumo de alcohol o cigarros
antes de los 18 años de edad en Venezuela.
Por otro lado, la perspectiva de la psicopatología clínica, brinda una mirada mas
centrada en el sujeto que en la sociedad que lo rodea (aunque los criterios para
diagnosticar a un trastorno o tipo de personalidad surja de la comparación normativa
con la población), así, De la Peña (2010) explica que esta perspectiva de la conducta
antisocial, ve a la misma como componentes que permiten definir más o menos los
diferentes tipos de trastornos de personalidad que pueden llegar a ser estas conductas.
De la Peña señala que dentro de este abordaje, el marco de referencia es el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales (DSM) de la Asociación Americana
de Psiquiatría (2002) donde existe el trastorno disocial el cual posee tres criterios
necesarios para diagnosticar a un sujeto con dicho trastorno que se relaciona con las
conductas antisociales pero en una frecuencia e intensidad que violan las normas
sociales o los derechos de los otros de acuerdo a la edad del sujeto (criterio A), provoca
una deterioro significativo en la vida del sujeto tanto en sus relaciones sociales,
actividades académicas o laborales (criterio B) y se diagnostica en sujetos mayores de
18 años pero solo si no se cumple el trastorno antisocial de la personalidad (criterio C).
Dentro de las perspectivas brindadas se observan diferencias sutiles entre sí, y
son nuevamente los criterios normativos culturales los que parecen comunes a todos, y
donde las diferencias en el abordaje se dan según la perspectiva que se use para
abordar el fenómeno, las cuales pueden ser desde un punto legal o psicológico, es por
esto que la presente investigación se centra en una visión sociológica de las conductas
antisociales y para una mejor explicación de las mismas, se describirá el modelo
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ecológico de Bronfenbrenner (citado en Frías, López y Díaz, 2003) el cual describe el
ambiente ecológico en una serie de estructuras a distintos niveles que entre sí se
encuentran unidos y donde cada sistema se encuentra dentro del otro, estas
estructuras son llamadas microsistema, mesosistema, exosistema y macrosistema, así
Frías, López y Díaz. (2003) describen cada una de estas estructuras de la siguiente
manera:
El microsistema constituye el nivel más inmediato en el que se desarrolla
el individuo (usualmente la familia); el mesosistema comprende las
interrelaciones de dos o más entornos en los que la persona en desarrollo
participa activamente; al exosistema lo integran contextos más amplios
que no incluyen a la persona como sujeto activo; finalmente, al
macrosistema lo configuran la cultura y la subcultura en la que se
desenvuelve la persona y todos los individuos de su sociedad. La
capacidad de formación de un sistema depende de la existencia de las
interconexiones sociales entre ese sistema y otros. Todos los niveles del
modelo ecológico propuesto dependen unos de otros y, por lo tanto, se
requiere de una participación conjunta de los diferentes contextos y de
una comunicación entre ellos. (p. 16).
Gómez (2009) también realiza una descripción ofreciendo ejemplos directos de
cada estructura del modelo de Bronfenbrenner en relación con la violencia, señala que
la misma surge de una interacción problemática del sujeto con su entorno, así que el
microsistema se relaciona con la familia y las formas en que se enseña en la misma,
donde en algunos casos los niños expuestos a violencia en el hogar llegan a
reproducirlo posteriormente en sus interacciones con el exterior, el mesosistema es
explicado por Gómez como la falta de interacción, apoyo y comunicación entre los
microsistemas, esto involucra la familia con la escuela principalmente, donde si en
alguno de los ambientes cercanos al niño, niña o adolescente se presentan dificultades,
estas pueden afectar las herramientas que el joven tiene para enfrentar otras
situaciones o ambientes. El exosistema, que ya no parece ser tan cercano al sujeto, lo
conforman los medios de comunicación principalmente en cuando a la violencia pues
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tienden a normalizar respuestas violentas como forma de enfrentar situaciones, y por
último el macrosistema involucra la creencias, actitudes y costumbres de la sociedad
que de igual manera terminan normalizando ciertas conductas de violencia.
Frías, López y Díaz (2003) realizaron un estudio con 204 jóvenes mexicanos de
educación primaria y preparatoria, para estudiar mediante ecuaciones estructurales el
esquema de la teoría ecológica como marco explicativo del surgimiento y
mantenimiento de la conducta antisocial en jóvenes, encontraron que el modelo
completo explica un 56% de la varianza de la conducta antisocial, la cual incluye
componentes del microsistema que fueron el abuso materno (con un peso de .44),
abuso paterno (.51), la violencia paterna (.43), alcohol materno (.24) y ambiente en la
casa con un peso factorial de .22 para conformar el microsistema. A su vez, el
exosistema fue significativo (<0.05) en este estudio y se conformó por el ambiente
colonial con un peso de .53, la conducta escolar (.48) y el ambiente escolar también fue
significativo con un peso de .50, por lo que estas variables parecen relevantes en el
establecimiento de las conductas antisociales y donde las que están incluidas en el
microsistema explican en conjunto un 73% de la variabilidad de las conductas
antisociales y aquellas que se incluyeron como parte del exosistema, explican el 74%
de la variabilidad del microsistema, por lo tanto el contexto cultural, creencias y
actitudes donde se encuentra inmersa la persona, parece afectar la forma en que los
individuos se relacionan entre sí en la escuela o comunidad así como en el seguimiento
o no seguimiento de las normas establecidas y aprendidas en su entorno.
Teniendo en cuenta la relación que existe entre los sistemas propuestos por
Bronfenbrenner y la relevancia de la cultura, relaciones, familia y escuela, se utilizará
este modelo para el presente estudio, para lo cual es importante hacer la descripción de
las evidencias encontradas en cada uno de las estructuras del mismo y se comenzará
por los aspectos involucrados en el macrosistema hasta aquellos que están más
directamente relacionados con el sujeto que son aquellos que conforman el
microsistema, todo en relación con las conductas antisociales.
Dentro del macrosistema, que incluye los aspectos sociales en los que se
encuentra el sujeto. Caspi, Taylor, Moffitt y Plomin (2000) realizaron un estudio en 2142
19
gemelos separados y nacidos en Inglaterra o Gales en 1994 para estudiar el efecto de
un vecindario pobre sobre la salud mental controlando la influencia genética que puede
existir en la aparición de conductas problemáticas, de esta manera por un modelo de
regresión, encontraron que los niños en comunidades pobres, tuvieron
significativamente más conductas problemáticas que los niños en vecindarios más
favorecidos tanto económicamente, en educación, salud y status (F=6,17; p<0.01) y no
hubo diferencias según el sexo y el tipo de comunidad (F=0.49; p=.78). Con esta base
se ha identificado que la pobreza y violencia pueden ser factores potenciadores de la
aparición de conductas antisociales, así se ha encontrado que la pobreza es un
problema que afecta, según el Banco Mundial a más de 3.8 mil millones de personas en
el mundo, donde 1.2 mil millones de personas viven en pobreza extrema y las otras
viven en la línea de la pobreza con entre 1.25 y 4 dólares al día. Sin embargo, y a pesar
de las crisis económicas, de comida y combustible, el porcentaje de personas en
extrema pobreza en países en desarrollo ha disminuido de 42.3% en 1990 a 20.9% en
el 2010 (The World Bank, 2013).
En Venezuela para el 2012 un 25.4% de la población vivía debajo de la línea de
la pobreza local, este porcentaje ha disminuido considerablemente desde el pico más
alto de pobreza registrado en 2003 donde el 62.3% de las personas en Venezuela eran
clasificadas como pobres (The World Bank, s.f).
Es importante señalar que algunos autores destacan que el método de la línea
de la pobreza, el cual clasifica a una persona como pobre cuando su ingreso es inferior
al necesario para satisfacer las necesidades básicas clasificadas en la “canasta básica
alimentaria” (CEPAL, 2006), no es del todo confiable para medir la pobreza pues es a
partir del precio estipulado para la canasta básica y el ingreso que se calculan estos
indicadores, sin tomar en cuenta el uso de esos ingresos pues los mismos pueden ir
destinados a la canasta básica alimentaria o a otras necesidades, además, este método
no toma en cuenta las regulaciones de precios oficiales, inflación u otras alteraciones
deliberadas para manipular ciertas cifras (Suárez, 2005).
Es por esto que algunas clasificaciones se basan en la estratificación por Nivel
Socio-Económico (NSE), estos estratos miden, además del ingreso monetario, otros
20
factores que incluyen la pobreza como lo son la independencia, asistencia a escuelas,
ingreso por persona del hogar, la tenencia o no de una vivienda propia, acceso a
servicios básicos, entre otras (Suárez, 2005). En este sentido, según Datanálisis (2011)
el 80% de los consumidores venezolanos pertenecen a los estratos E y D, siendo los
más carenciados en cuanto a la mayoría de los indicadores mencionados
anteriormente.
Medir la pobreza es sin duda un tema complejo y muchas veces se toma en
cuenta solamente el ingreso monetario, sin embargo y de acuerdo con Suárez (2005) y
al igual que las conductas antisociales, obtener una definición conceptual u operacional
de la pobreza resulta muy complicado pues incluye carencias de necesidades básicas,
las cuales pueden ser muy difíciles de establecer pues cambian según el entorno del
sujeto. Vasilachis (citado en Casanova y Colmenares, 2008) propone una definición de
pobreza que refleja la multidimensionalidad del tema, así, incluye una privación de
bienes materiales, simbólicos, espirituales y de trascendencia que forman parte central
del desarrollo autónomo y de identidad del individuo.
Ponce (2010), en el período 2003-2005 estudió la pobreza en los ámbitos
educativos, laborales y de desarrollo humano, encontrando que la urbanización permite
a las personas vivir en un entorno con una mayor aplicación de políticas públicas que
incluyen salud, educación, servicios públicos, entre otras cosas, que aquéllas personas
que viven en ambientes rurales, lo que lleva a catalogar una persona como pobre según
el lugar donde viva y en comparación con su entorno en el acceso a ciertos bienes y
servicios, por esto, dentro de un mismo país la clasificación de pobreza puede variar.
Así pues, parece haber una relación o posible explicación a los altos índices de
violencia y conductas problemáticas en el país debido a las limitaciones en cuanto a
educación, salud y comunidad que pueden existir en la mayoría de los venezolanos con
base en los índices de pobreza y los hallazgos encontrados por Caspi, et al. (2000).
Zubillaga y Briceño-León (2001) mencionan el significado subjetivo que puede
tener la pobreza y estas limitaciones para los jóvenes, así, resaltan que las mismas se
viven como una expulsión del entorno social y genera sentimientos de angustia y
desesperanza, lo que cierra oportunidades para el desenvolvimiento normal y aceptado
21
en la actualidad, que incluye desde el acceso a carreras o profesiones tanto
reconocidas socialmente como bien remuneradas, lo cual es vivido como una falta de
apego por parte del entorno del sujeto. También se debe tener en cuenta para el
estudio subjetivo de la pobreza, sobretodo en adolescentes, la globalización de ciertos
productos y el uso de la tecnología, la cual inserta o puede mantener incluidos de
manera subjetiva a algunos adolescentes aunque se encuentren en condiciones de
pobreza.
Vivir en contextos carenciados puede afectar el aprendizaje de las normas
sociales que involucran a todos los sujetos, en este caso venezolanos, donde el
predominio de personas en los estratos E y D y la vulnerabilidad que pueden presentar
por vivir en comunidades carenciadas, tal vez sirva de explicación a los altos índices de
violencia que se presentan en la actualidad, donde los valores que son reforzados por
la ausencia de políticas enfocadas en disminuir los índices de pobreza y violencia en las
sub-culturas y el aumento de dichas sub-culturas, están determinando los referentes
sociales macro volviéndose estadísticamente normales aunque subjetivamente esta
situación se puede vivir algo diferente. Sus raíces parecen estar inmersas en lo que se
aprende en el entorno del sujeto, el significado de las distintas oportunidades o
situaciones de vida, así como la ausencia de consecuencias claras e inmediatas
(Johnson citado en De la Peña, 2010; Zubillaga y Briceño-León, 2001).
La clasificación de pobreza puede ser, como se ha evidenciado, compleja y
cambiante según el entorno o lugar donde se estudie, así pues, Tortosa (1994) hace un
análisis de la relación entre la economía y violencia de un país, las cuales explican
algunas diferencias que pueden existir en un país según varíe el nivel de pobreza y la
violencia directa. En esta relación, las políticas públicas y construcción de edificaciones
se realizan en lugares donde haya gente con recursos económicos, lo que puede
generar discriminación y sectorización de las personas así como llevar a las clases
altas a invertir más en la seguridad privada porque catalogan a los pertenecientes a
clases menos favorecidas como delincuentes. Estas inversiones que terminan
subrayando la fragmentación de la sociedad, pudieran dirigirse a desarrollar y fortalecer
instituciones como la policial, que terminaría generando un beneficio para el común de
22
la personas en el área de seguridad. Estos esfuerzos por medir cuantitativamente para
clasificar a las personas en una categoría social pueden terminar llevando a la
estigmatización más que a la búsqueda de las causas o soluciones al problema de la
pobreza.
Tuluy (2013) también señala la relación bidireccional, entre la crisis económica y
la ola de crímenes y violencia en Latinoamérica, los cuales afectan a todos los
ciudadanos sin importar su estrato social, pero donde los pobres son quienes parecen
más afectados porque tienen pocas posibilidades de protegerse a sí mismos y donde
los jóvenes, en la elaboración de la identidad masculina como se entiende en
Latinoamérica, buscan el respeto de su entorno y en muchas oportunidades la
protección directa de este, lo que termina reforzando los sentimientos de poder,
adquisición de respecto, y favoreciendo por lo tanto, una construcción de masculinidad
que recibe reconocimiento dentro de su comunidad (Zubillaga, 2005).
La violencia, al igual que la pobreza, parece tener muchas posibles causas que
van desde el crimen organizado hasta la violencia doméstica. La Organización Mundial
de la Salud (citado por la Organización Panamericana de la Salud, 2002) define la
violencia como:
El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de
amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o una
comunidad y que además cause, o tenga muchas probabilidades de
causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o
privaciones (p. 5).
Buscando una mejor definición de la violencia, Elzo (citado en Gutiérrez y
Alberola, s.f) propone que existen tres tipos de violencia, la que tiene un trasfondo
político o ideológico, la violencia reactiva y la gratuita. La violencia ideológica o política
involucra aquella violencia racista, xenófoba, nacionalista, étnica y cualquiera
relacionada con una determinada orientación política, sea de extrema derecha,
izquierda, revolucionaria, antiglobalización, etc, en este caso, y específicamente en
Venezuela, tanto Briceño-León y Tarre (citados en PROVEA, 2013) como Zubillaga
23
(2005) aportan una ilustración a este tipo de violencia al relacionar los altos índices de
criminalización con las crisis sociales que se viven en el país durante el desarrollo de
los jóvenes debido al cambio de modelo ideológico que se viene desarrollando
progresivamente, el cual influye en la economía. También se incluyen los altos índices
de corrupción por la falta de autonomía de los poderes públicos por ejemplo. La
violencia reactiva es la desencadenada por la reacción emocional ante alguna situación,
por ejemplo la frustración por adquirir los bienes de la sociedad que le brindan bienestar
así como los sentimientos de angustia, desapego, entre otros, generados por la
exclusión real y subjetiva de los jóvenes con respecto a las oportunidades brindadas
por instituciones públicas, comunidad, etc (Zubillaga y Briceño-León, 2001).
Por último la violencia gratuita es la que no responde a objetivos
estratégicos/ideológicos, situaciones de tensión, exclusión o desarraigo social sino que
incluye aquellos actos vandálicos como peleas, riñas o ataques que forman parte del
estilo de vida de los jóvenes con búsqueda de la diversión así como puede funcionar
para la formación y consolidación de la identidad del sujeto, concretamente en
Venezuela la búsqueda del respeto para reafirmar la masculinidad y poder de los
jóvenes específicamente (Elzo, citado en Gutiérrez y Alberola, s.f; Zubillaga, 2005). Los
tipos de violencia también se ven afectados por el entorno en el que se desenvuelven
los sujetos, la edad y el sexo de la persona que realiza una conducta determinada.
En este sentido Moreno (2014) menciona el papel de modelaje de figuras
importantes dentro del ámbito político entre el gobierno y la oposición venezolana
donde se presentan ataques constantes de palabras y gestos públicamente violentos y
que figuras de mayor prestigio como un futbolista, artista, escritor importante,
presidente o gobernador son los que tienen una mayor probabilidad de que sus
conductas sean reproducidas. Moreno (2014) aclara que las conductas no son
reproducidas literalmente pero sí se enseña que se puede agredir al otro sin ninguna
consecuencia, también se transmite la posibilidad de hacerlo pues no es un delito, por
lo que queda impune dicho ataque.
En Venezuela según el director del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV)
Briceño-León (citado en Panorama, 2014), solo se captura entre ocho o nueve de los
24
responsables por cada cien homicidios, lo cual termina funcionando como una forma de
enviar un mensaje a la sociedad que puede ser del mismo poder de un individuo o una
banda determinada, así como el aumento de los delitos y que cada vez sean menos
discretos pues el responsable nunca es sancionado por la ley o existen muy pocas
probabilidades de que esto ocurra. Briceño-León también declaró que, con base a
homicidios a personalidades públicas ocurridas en los últimos meses sí se ejecuta la
investigación y búsqueda de los responsables, pero si la víctima es una persona
común, maestro u otra profesión con menos impacto mediático, el caso no tendría
mayor interés en ser estudiado (CNN, 2014).
PROVEA (2013) también concuerdan en que la impunidad es uno de los cuatro
factores que para ellos fomentan la violencia e inseguridad en Venezuela, junto con
otras variables como la ausencia de políticas públicas y preventivas, la corrupción, la
politización y polarización de la inseguridad. Briceño-León (2007) nombra como
posibles factores de la creciente violencia y criminalidad en el país a la polarización de
ciertos temas, entre ellos la inseguridad, donde se observa el predominio de la violencia
y desaparición del otro como estrategia y forma de gobernar, además señala que la
ausencia en el lenguaje público por gobernantes del tema de la inseguridad, es
interpretado por la población de distintas formas y que tienen diferentes reacciones
como lo son el miedo y sentimiento de pérdida de espacios públicos y donde debido a
la falta de investigaciones que conllevan a lo que se entiende por impunidad, esto es
interpretado como una necesidad de defenderse por sí mismos para poder sobrevivir.
A esto se agrega un factor importante señalado por Ruiz (2011) como lo es la
pobreza y donde además de la poca rapidez y eficacia en la resolución de los cientos
de casos que deben ser resueltos por parte de las entidades públicas, se agrega la falta
de recursos que pueden tener ciertas personas para pagar un abogado personal. Esto
aumenta los sentimientos de exclusión en el acceso a las justicia por la vía legal y
puede fomentar lo que ya se ha mencionado sobre buscar soluciones propias y
resguardarse en bandas para tener más probabilidades de sobrevivir en estos
contextos.
25
La impunidad en el sistema judicial parece ser un factor importante que puede
contribuir en el modelaje de conductas antisociales, ya que la no sanción de una
conducta desviada permite predecir a otros sujetos que las conductas que ellos realicen
tampoco serán castigadas y por lo tanto pueden guiar el comportamiento desviado
hacia la normalización de los mismo por la falta de sanciones (Baiz, 2008), sin embargo
y a pesar de que muchos autores nombran esto como un posible factor de riesgo en la
aparición de conductas antisociales (Frías, López y Diaz, 2003; Cuevas, 2003) no se
encuentran estudios científicos, y mucho menos con una mirada psicológica, que
utilicen directamente la variable impunidad, por lo que se encuentra una laguna en el
conocimiento teórico de esta variable en lo que respecta a las conductas antisociales y
adquiere mayor relevancia estudiar científicamente la posible relación de esta variable
en cuanto a las conductas antisociales en los adolescentes venezolanos.
En este sentido, existen numerosos estudios que se centran en lo que
Bronfrenbrenner llama microsistema y mesosistema los cuales explican la mayor
proporción de variabilidad en el estudio de Frías, López y Díaz (2003) por estar más
cerca de la variable en cuestión y muchas investigaciones reflejan el papel tan
importante que desempeña la familia en la violencia o conductas antisociales dentro del
núcleo familiar, sin embargo, cabe preguntarse si solo la familia es responsable de
dichos comportamientos.
Baiz (2008) menciona en su artículo un factor macro distinto de la familia en el
tema de la violencia, para ella la impunidad tiene un rol importante en el aumento y
mantenimiento de la violencia en Venezuela. Baiz define la impunidad como el
momento en que una persona que ha cometido un delito o falta logra evadir las
sanciones que establece la ley y de esta manera se mantiene en plena libertad.
Sanabria y Uribe (2010) realizaron un estudio con 179 adolescentes colombianos
con 15 años en promedio y donde el 59,8% eran adolescentes de instituciones
educativas públicas y el resto pertenecían a dos instituciones privadas para menores
infractores, con base en la frecuencia en la que cada grupo reportó tener en distintas
variables que ellos suponían funcionaban como factores protectores o de riesgo y
basados en el modelo ecológico de Bronfenbrenner, encontraron que vivir en un
26
ambiente familiar difícil, un vecindario conflictivo con venta de drogas y peleas
callejeras, así como una cultura de poco respeto a las leyes y la impunidad, hacen al
adolescente más propenso a tener conductas antisociales y delictivas. Además, los
adolescentes infractores parecen estar más expuestos a dichas variables que los no
infractores, lo que puede dificultar el comportamiento adecuado y puede estar
fomentando el desarrollo de las conductas antisociales y delictivas ya que las reglas
compartidas por el entorno en el que se desarrolla el adolescente se tomarían como
normales haciendo más difícil cambiar tales conductas, sin embargo estos datos deben
ser utilizados con cuidado pues se basan solo en la frecuencia de cada variable sin un
contraste estadístico robusto que compare posibles diferencias significativas entre
aquellos jóvenes infractores y no infractores.
Frías, López y Díaz (2003) estudiaron el modelo ecológico en una población de
204 jóvenes mexicanos con una edad media de 15 años y de los tres niveles
socioeconómicos, y también encontraron que el ambiente cultural tiene un efecto en la
manera de relacionarse en el vecindario y escuela, el vecindario influye en las
relaciones familiares y éstas en la conducta antisocial del adolescente, por lo tanto
variables macro como la impunidad parecen afectar de manera directa a otros sistemas
y así, de manera indirecta pueden influir en los desencadenantes de las conductas
antisociales.
Es en la adolescencia cuando los jóvenes están formando su identidad como
individuos dentro de su entorno, para esto buscan pertenecer a algún grupo con el cual
se identifiquen y es aquí cuando aprenden y ejecutan aquellas cosas que el grupo
significativo para ellos dictamine.
Según Erickson (citado en Papalia, Wendkos y Duskin, 2010) el adolescente se
enfrenta a la etapa identidad vs confusión de identidad y donde busca darle un sentido
a su yo y definir su rol y que este sea valorado en la sociedad. Además existen
diferentes estados en esta búsqueda de identidad, donde se encuentra el logro de la
identidad, la exclusión, la moratoria y la difusión de la identidad. Cuando el adolescente
es capaz de comprometerse con las decisiones que él mismo ha tomado luego de una
crisis y evalúa las alternativas que puede tomar se dice que se encuentra en el logro de
27
la identidad, cuando por su parte el joven no se ha planteado alternativas a escoger
sino que se compromete con lo que otra persona han determinado para su vida
presenta exclusión. El estado de moratoria se caracteriza por una evaluación de las
alternativas pero los sentimientos principalmente ansiedad y temor al éxito tienen un
papel fundamental en la decisión final que se tome para salir de la crisis, y por último,
existe una difusión de la identidad cuando no se evalúan alternativas y se evita el
compromiso con una tarea determinada. Estos estados pueden ir cambiando a medida
que el adolescente crece y madura, sin embargo, se encuentra que en la difusión de la
identidad existe poco razonamiento moral, seguridad en sí mismo y poca cooperación
con otros.
Sin duda no se puede afirmar que todos o la mayoría de los adolescentes que
comenten conductas antisociales presentan una difusión de identidad, pero sí parece
haber una relación, al menos teóricamente, entre los sentimientos que genera este
estado en la búsqueda de identidad, y si es evaluado junto a otras variables del
macrosistema como el ambiente familiar, escolar, la impunidad que ya han sido
mencionadas, parecen haber menos probabilidades que el adolescente encuentre
medios adecuados y de apoyo para atravesar dicha etapa con lo que parece ser el ideal
del logro de la identidad. Vale la pena señalar que algunos jóvenes podrían tener una
identidad lograda y haber atravesado distintas crisis y aun así cometer conductas
antisociales pues asumen el compromiso con lo mencionado en el estudio cualitativo de
Zubillaga (2005) del rol masculino que se espera en nuestra población.
El vecindario y la escuela son, entonces, los lugares mas cercanos a los
individuos donde se observa la expresión de los valores culturales predominantes,
Cohen (citado en De la Peña, 2010) menciona el papel de las sub-culturas y dentro de
las cuales las bandas o pandillas pueden ser un ejemplo de estas, donde lo valorado es
la violencia e incumplimiento de las normas sociales, pues se rigen por sus propias
normas, cumpliendo así con el poder y prestigio que el ser violento trae como beneficio
directo en dicha banda o pandilla (Moreno, 2014).
Cohen (citado en De la Peña, 2010) establece que el fracaso escolar puede ser
un factor de riesgo para la asociación a grupos que valoren las conductas antisociales
28
pues esto sirve para reducir la frustración y proteger el autoconcepto en la comparación
con compañeros que poseen un buen rendimiento académico, así, el joven inadaptado
posee tres opciones, la primera buscar incorporarse a la cultura de sus compañeros
aunque posea condiciones inferiores, la segunda integrarse con otros compañeros de la
calle que no tuvieron éxito académico y la tercera opción sería integrarse a una sub-
cultura delincuente, por esto las sub-culturas pueden surgir por la compatibilidad de
características entre algunas personas pero que no son compartidos por la mayoría y
terminan siendo desplazados (De la Peña, 2010).
Dentro del ámbito académico autores como Olweus (citado en Martonell,
Gonzales, Rasal y Estelles, 2009) definen la agresión escolar como una relación
desigual de poder, donde el victimario siente tener el control sobre su víctima,
Martonell, Gonzales, Rasal y Estelles (2009) estudiaron la relación entre la empatía,
impulsividad, afán de aventura y las conductas antisociales en una muestra de 108
sujetos entre 9 y 15 años de la comunidad de Valencia, España encontrando que las
chicas comenten un mayor número de conductas agresivas que los chicos (r= .26, p >
0.05) y los adolescentes entre 10 y 12 años son quienes presentan más conductas
agresivas, las cuales van disminuyendo progresivamente hasta los 15 años y en este
punto tienen un pico donde aumentan dichas conductas agresiva (r= -.33, p > 0.05), por
su parte encontraron que a medida que aumenta la edad también aparecen más
conductas antisociales (r= 0.40, p>0.05) y que no hay diferencias por sexo.
En relación a la percepción de poder para la agresión, Hernández y Limiñana
(2005) hicieron un estudio sobre las consecuencias psicológicas en los hijos de mujeres
maltratadas donde señalan que el abuso implica un desequilibrio en el poder, donde el
más fuerte agrede al más débil y de esta forma consigue el control de la relación, por
esto, las mujeres, niños y ancianos suelen ser los más vulnerables a ataques violentos.
Hernández y Limiñana (2005) señalan que como consecuencias en los niños que
perciben o son víctimas de la violencia en el hogar aparecen perturbaciones en el
desarrollo de la personalidad del niño, así como puede generar sentimientos de
inseguridad en sí mismo y en las personas que lo rodean.
29
Diversos autores señalan que la violencia familiar puede generar conductas
externalizadoras como conductas agresivas o antisociales, e internalizadoras como
inhibición y retraimiento, entre ellos McDonald y Jouriles (citado en Hernández y
Limaña, 2005) señalan que “se estima que entre el 25% y 70% de los niños de familias
en las que se producen episodios de violencia, manifiestan problemas clínicos de
conducta, especialmente problemas externos como conductas agresivas y antisociales”
(pag. 13). Además en este estudio se plantea que la violencia familiar puede servir
como un modelo de aprendizaje de dichas conductas.
Estas investigaciones parecen ser evidencia suficiente para tener en cuenta el rol
que juegan los ambientes escolar y familiar en la posterior aparición de conductas
antisociales, bien sea como repetición de esas conductas, defensa de sí mismo o su
entorno, así como la búsqueda de poder y respeto, lo cual se ha señalado en los
distintos estudios antes citados.
Desde la perspectiva de la psicología social y enmarcados en determinantes más
relacionados con el microsistema la conducta antisocial está determinada por distintos
factores, en la búsqueda de algunos de ellos, Goméz-Fraguela, Luengo-Martín,
Romero-Triñares, Villar-Torres y Sobral-Fernández (2006) se interesaron en estudiar los
estilos de afrontamiento, compararon distintos estilos entre jóvenes adolescentes,
alumnos de cuatro institutos de Santiago de Compostela, España, y evaluaron si éstos
funcionan como factores protectores o de riesgo en el consumo de drogas y conductas
antisociales como robo, hurto y peleas. Goméz-Fraguela et al. utilizaron el Cuestionario
de Conductas Antisociales (CCA) para medir la magnitud de las conductas antisociales
clasificadas en robos, hurtos, agresión, actos contra las normas y vandalismo, de una
manera estandarizada. Se obtuvo que en cuanto a los estilos de afrontamiento, tanto
hombres como mujeres, tienen similares estilos de afrontamiento donde la búsqueda de
éxito (F=18.732, p<0.000) y el resolver problemas (F=17.015, p<0.000) funcionaron
como factores protectores pues mantienen al adolescente alejado de drogas o
conductas antisociales, mientras que las estrategias de evitación como ignorar el
problema (F=1.142) o auto inculparse (F=1.214) no fueron significativos como posibles
30
factores potenciadores de cometer mayor o menor cantidad de esta conductas
antisociales.
Además de los factores protectores y de riesgo según los estilos de
afrontamiento, Herrero, Ordoñéz, Salas y Colom (2002) compararon a 186 presos de
alguna cárcel de España contra 354 adolescentes de educación secundaria con el fin
de buscar factores biológicos, para lo que evaluaron a los adolescentes según sus
temperamentos, e identificaron que los adolescentes tienen significativamente más
búsqueda de sensaciones (F: 12.14, p<0.05), y son más impulsivos (F: 53.42, p< 0.05)
que los presos, lo que parece estar explicado por la propia etapa del desarrollo
madurativo que hacen al adolescente más vulnerable de cometer conductas
antisociales ya que poseen menos experiencia o referencia para determinar con
precisión las conductas desviadas, así como los componentes biológicos menos
maduros que aquellos condenados judicialmente por las conductas cometidas y ritmo
de vida dentro de una cárcel.
En este sentido, Dobbs (2011) reportó que entre los 12 y 25 años el cerebro
sufre una gran transformación, no en cuanto a crecimiento si no a las conexiones que
tiene, dicho desarrollo inicia en la parte trasera del cerebro para culminar en la parte
frontal, la cual se encarga de la planeación de metas, monitorear y frenar la conducta
en caso de ser necesario. Así mismo, Dobbs (2011) señala que las conductas
etiquetadas como problemáticas en los adolescentes pueden tener una naturaleza
funcional y resultar necesarias para los procesos madurativos del cerebro pues brindan
mayor experiencia lo cual fortalece las conexiones neuronales necesarias para frenar
ciertos comportamientos.
Con el fin de agregar más detalle a lo anteriormente mencionado, Sanabria y
Uribe (2009) realizaron una investigación para comparar los puntajes obtenidos en una
escala de conductas antisociales en adolescentes infractores y adolescentes no
infractores considerando el sexo y la edad, en dicho estudio encontraron que los
adolescentes varones suelen tener una mayor cantidad de conductas antisociales que
las mujeres y en cuanto a la edad encontraron que los adolescentes de 12 a 13 años
mostraron menos conductas antisociales que aquellos mayores a 14 años. Esto parece
31
ser evidencia que a medida que el adolescente crece y se instauran ciertas reglas
sociales, las mismas se reflejan en un aumento en la expresión de conductas
antisociales.
Méndez y Barra (2008) también compararon adolescentes masculinos chilenos
infractores y no infractores pero enfocándose en el apoyo social percibido para explicar
dichas conductas, el apoyo social tiene cada vez más estudios que confirman su
importancia dentro del ajuste de niños y adolescentes, así, un estudio longitudinal
realizado por Resnick (citado en Shute, De Blasio y Williamson, 2002) muestra que una
conexión fuerte con otras personas es un buen predictor de buena salud y estatus y
menos riesgos de conductas peligrosas. De esta manera, el apoyo social percibido se
define como la evaluación cognitiva que hace una persona de la ayuda o redes que
tiene a la hora de enfrentar una situación y puede ser los padres, hermanos, maestros,
comunidad o amigos, también hay diferentes tipos de apoyo social percibido, donde
está el apoyo emocional (comprensión de las emociones sentidas y expresadas) y
apoyo instrumental (ayudas prácticas con ciertas tareas) (Furman y Buhrmester; Reid,
et al., citados en Shute, De Blasio y Williamson, 2002).
En este sentido, en el estudio de Méndez y Barra (2008) se utilizó una muestra
apareada de 53 sujetos infractores con 53 no infractores de la ley, donde se obtuvo que
los adolescentes infractores perciben un apoyo emocional (U de Mann Whitney: 1022.5,
P: 0.016) un apoyo instrumental (U de Mann Whitney: 987.6, P: 0.008), apoyo funcional
(U de Mann Whitney: 995, P: 0.010) y un apoyo percibido total (U de Mann Whitney:
1037.5, P: 0.020) significativamente menor que aquellos adolescentes no infractores, lo
que puede influir en las estrategias de afrontamiento ante situaciones conflictivas y por
lo tanto aumentar el número de conductas delictivas.
Feldman, Goncalves, Chacón-Puignau, Zaragoza, Bagés y De Pablo (2008)
señalan que el apoyo social puede darse a través de los recursos que posee una
persona y que le brindan la oportunidad de sentirse comprendida y respetada en un
entorno dado, sin embargo hacen énfasis en la percepción que la persona tenga de
dichos factores de apoyo social y su uso en la vida cotidiana. Además, Dunn, Putallaz,
Sheppard y Lindstrom (citado en Feldman, et al., 2008) señalan que el apoyo social
32
puede tener diversos factores que lo componen, así existen el apoyo de la familia,
amigos, personas cercanas, apoyo en general y opinión acerca del apoyo y éstos
factores pueden servir como protectores o de riesgo según la situación o evento que se
presente. Así pues, el apoyo que percibe el individuo, en este caso adolescente, puede
ser fundamental para prevenir la aparición de conductas antisociales durante su vida y
cabe resaltar la importancia de esta percepción más allá de lo que la persona en
realidad pueda tener, por lo cual la conexión y forma en que se transmite el apoyo
social vuelve a ser fundamental y parece demostrar la importancia de la interacción
entre los distintos sistemas empleados en el modelo de Bronfrenbrenner para que estos
tengan algún efecto bien sea directo o indirecto sobre la conducta antisocial.
Teniendo en cuenta que las conductas antisociales poseen altos índices en
muchos países, sobre todo en Venezuela y que las mismas pueden alterar las normas
sociales e incluyen conductas agresivas, parece importante el estudio de variables
sociales como la percepción de impunidad, ambiente escolar, comunidad donde vive el
adolescente, los estilos de afrontamiento racional y el apoyo social percibido que
pueden funcionar como factores protectores o de riesgo para jóvenes adolescentes
entre 12 y 15 años, ya que son estos los que presentan un menor nivel de maduración,
así como la búsqueda de identidad en la pertenencia a un grupo determinado, pueden
ser más propensos a cometer conductas antisociales. A su vez, se busca desarrollar
una investigación cuasi explicativa, que permita evaluar los factores que pueden
explicar por qué los adolescentes venezolanos presentan conductas antisociales.
33
III. Método
Problema
¿Cómo influye la percepción de impunidad, percepción de ambiente escolar,
percepción del ambiente comunitario, el estilo de afrontamiento y el apoyo social
percibido en la manifestación de conductas antisociales en adolescentes venezolanos?
Hipótesis
Hipótesis general
Las conductas antisociales están influenciadas por una mayor percepción de
impunidad, un ambiente escolar desfavorable, comunidad desfavorable, un menor uso
del estilo de afrontamiento racional y menor apoyo social general percibido que tengan
los adolescentes venezolanos.
Hipótesis específicas
Hipótesis específica 1
La percepción de impunidad afecta negativamente la frecuencia de aparición de
conductas antisociales, de tal forma que, a mayor puntaje en la percepción de
impunidad, menor será el reporte de conductas antisociales en los adolescentes.
Hipótesis específica 2
El ambiente escolar influye directamente sobre las conductas antisociales,
donde, a menor puntaje de ambiente escolar (percepción favorable), menor frecuencia
de conductas antisociales.
Hipótesis específica 3
La comunidad influye de forma positiva sobre las conductas antisociales de
adolescentes, de esta manera, a menor puntaje de ambiente comunitario (percepción
favorable) menor frecuencia de conductas antisociales.
34
Hipótesis específica 4
Los estilos de afrontamiento racional influyen de forma inversa sobre las
conductas antisociales y a mayor predominio de un estilo racional para enfrentar las
situaciones, se espera una menor frecuencia de conductas antisociales.
Hipótesis específica 5
El apoyo social general percibido influye negativamente en la conducta antisocial;
a mayor puntaje en el apoyo social percibido menor puntaje en la frecuencia de
conductas antisociales.
Definición de variables
Variable predicha
Conductas antisociales
Definición conceptual: las conductas antisociales son una transgresión a las
normas sociales e incluye un ataque que puede ser dirigido tanto a dañar la integridad
física como propiedad privada de otras personas o instituciones, estas conductas
involucran el robo, vandalismo, absentismo escolar, hurto y mentira. Además tales
conductas tienen un continuo de las menos graves como son las conductas
problemáticas, hasta las más graves como el asesinato y la posición en dicho continuo
varía según su frecuencia o intensidad de aparición (De la Peña, 2010).
Definición operacional: Puntaje total obtenido a través de la suma de los 25 ítems
de la Escala de Conducta Antisocial y Delictiva de Andreu y Peña (2013), donde a cada
ítem de respuesta sí se le asigna un 1 y a cada no es puntuada como 0 y el rango de
respuesta va de 0 a 25, esto se traduce en que a mayor puntaje mayor será la
frecuencia en la aparición de conductas antisociales como de robo, agresión, actos
contra las normas y vandalismo.
35
Variables predictoras
Percepción de impunidad
Definición conceptual: es una evaluación subjetiva sobre la falta de castigo,
investigación, persecución, captura y sanciones establecidas a personas que violen la
ley (Baiz, 2008).
Definición operacional: puntaje medio obtenido en las respuestas a la Escala de
percepción de impunidad construida para esta investigación, la misma consta de 10
ítems con un recorrido entre 1 y 4 (donde 1 totalmente en desacuerdo y 4 totalmente de
acuerdo) y se obtiene mediante la media de las respuestas a todos los ítems; esta
escala presenta la codificación inversa de los ítems 6, 7, 8 y 9; y dicha puntuación
media representa que a mayor puntaje, menor percepción de impunidad.
Percepción del ambiente escolar
Definición conceptual: Ovalles y Macuare (2009) definen el ambiente escolar
como el conjunto de factores físicos, sociales y psicológicos que envuelven un plantel
escolar, así, la percepción es la evaluación cognitiva que se le da a dichos factores que
son valorados favorable o desfavorablemente por el observador.
Definición operacional: puntaje representado por la media de los 6 ítems
relacionados con el ambiente escolar de la escala de Problemas escolares creados por
Frías, López y Díaz. (2003) y con una modificación a la escala tipo Likert de 4 puntos la
misma posee un recorrido medio entre 1 y 4 (donde 1 Nada y 4 Mucha); esta escala
tiene una interpretación inversa, por lo tanto, a menor puntaje habrá una percepción
más favorable del ambiente escolar.
Percepción del ambiente comunitario
Definición conceptual: García, Giuliani y Wiesenfeld (2002) señalan que la
comunidad se puede entender en base a tres dimensiones que son: un lugar físico, un
conjunto de personas o población y un sistema social, cada uno de estos factores
determinan las pautas y problemas de cada comunidad y es según la evaluación
36
cognitiva de una o todas las dimensiones que la comunidad se evalúa como favorable o
desfavorable.
Definición operacional: Puntaje medio entre los 11 ítems adaptados de la escala
de Ambiente colonial de Frías, et al. (2003) en una escala tipo Likert del 1 al 4 (donde 1
Nada y 4 Mucha), con un puntaje medio mínimo de 1 y máximo de 4, esta escala
también es inversa, por lo tanto, a menor puntaje más favorable es la percepción de la
comunidad a la que pertenece el adolescente.
Estilos de afrontamiento racional
Definición conceptual: Lazarus y Folkman (citado en Guarino, Sojo y Bethelmy,
2007) definen el estilo de afrontamiento como los esfuerzos cognitivos y conductuales
que cambian y se adaptan para manejar situaciones específicas internas o externas
que el sujeto evalúa como desbordantes de sus capacidades.
Definición operacional: Puntaje medio obtenido mediante la suma a las
respuestas de la sub-escala racional del Cuestionario de Afrontamiento (Coping Style
Questionnarie-CSQ- Roger et al. Validada y adaptada a Venezolanos por Guarino,
Sojo, Bethelmy; citado en Bethelmy y Guarino, 2008) en una escala tipo Likert entre 1 y
4 (donde 1 Siempre, 2 Frecuentemente, 3 A veces y 4 Nunca). La sub-escala presenta
un recorrido medio entre 1 y 4 puntos, en donde a mayor puntaje medio obtenido mayor
presencia de un estilo de afrontamiento racional.
Apoyo social general percibido
Definición conceptual: el apoyo social es entendido como los lazos sociales con
que cuenta una persona, estos lazos pueden ser con otra persona, la familia, la
comunidad u otros grupos sociales, este apoyo social puede brindar apoyo
socioemocional, instrumental o ambos (Lin, et al., citado en James, 2008).
Definición operacional: puntaje medio obtenido a través de la suma en la sub-
escala de apoyo social general del Cuestionario de Apoyo Social de Dunn, et al.
Traducido y adaptado al español por Feldman y Bagés (citado en Nuñez y Socorro,
2005) el cual cuenta con tres factores que son apoyo general, apoyo de amigos y apoyo
37
de sí mismo y figuras importantes. La escala es tipo Likert de 4 puntos (donde0=
nunca/nada y 3= siempre/mucho), para el apoyo general el recorrido de la variable se
obtiene mediante la media de los ítems que la componen y va de 0 a 3 y está
conformado por los ítems 9, 10, 11, 13, 14, 15, 17, 18, 19, 21, 23, 25, 26, 27 y 28
además de los ítems 2 y 3 que se codifican de forma inversa, dígase donde 0 =
mucho/siempre y 3= nada/nunca, para este estudio se usará la media de la sub-escala
apoyo general percibido y donde a mayor puntaje mayor apoyo social general percibido.
Variables control
Nivel socio-económico
Definición conceptual: es una “medida del lugar social de una persona dentro de
un grupo social, basado en varios factores, incluyendo el ingreso y la educación”
(Center for Research on Education, Diversity and Excellence, citado en Equipos Mori,
s.f.; p. 3).
Forma de control: el nivel socio-económico fue homogenizado considerando
adolescentes de liceo públicos de la región de Los Teques, dichos liceos están
conformados en su mayoría por estudiantes de nivel socio-económico bajo quienes son
los que tienen prioridad en obtener un cupo para inscribirse en tales instituciones.
Edad
Definición conceptual: según el Diccionario de la Real Academia Española
(2001), la edad es el tiempo que ha vivido una persona o ciertos animales o vegetales.
Forma de control: por homogenización se controló la edad de los participantes
utilizando sujetos entre 12 y 15 años de edad.
Sexo
Definición conceptual: Pertenencia a la categoría de hombre o mujer,
determinada por factores genéticos presentes en la concepción y que tiene su resultado
en las diferencias fisiológicas y anatómicas (Baron y Byrne, 1998).
38
Forma de control: se escogió una muestra aproximadamente igual de hombres y
mujeres, por lo tanto se igualaron a los sujetos como técnica de control.
Tipo de investigación
La presente investigación, con base al grado de control es tipo no experimental
de campo, lo cual se refiere a investigaciones donde la búsqueda empírica y
sistemática de la información no permite la manipulación de ninguna variable predictora,
bien sea porque el efecto de ésta ya sucedió o porque no puede ser manipulada
(Kerlinger y Lee, 2002). En esta investigación se registraran las conductas antisociales
de adolescentes en función de su percepción de impunidad, ambiente escolar,
comunidad, estilo de afrontamiento y apoyo social percibido, para la cual, con base en
el momento del tiempo que se realiza es de tipo transversal, pues las medidas se toman
en un solo momento del tiempo (período académico 2014/2015) y por el interés de la
investigación, tiene un carácter explicativo, pues se centra en aproximarse a por qué
ocurren las conductas antisociales y en qué condiciones se presentan (Uribe, 2011).
Diseño de investigación
Para responder a la pregunta de investigación se propuso un diseño ex post
facto correlacional, ya que las mediciones a través de las escalas y cuestionarios se
realizaron cuando ya las variables de interés, en este caso las conductas antisociales y
todas las variables predictoras, ya ocurrieron. Para esto se realizó un análisis de
regresión múltiple a través del cual se estudiaron los efectos y las magnitudes de más
de una variable predictora sobre una variable predicha mediante la correlación múltiple,
regresión simple y sus efectos por separado, con los indicadores betas, sobre la
variable conductas antisociales que funcionó como variable predicha. Para esto se
estimaron regresiones según su significación estadística y además el diseño incluyó el
control de las variables nivel socio-económico y edad de los adolescentes por
homogenización y el sexo por la igualación en la cantidad de los mismos (Kerlinger y
Lee, 2002).
39
Población y muestra
Para el proyecto se utilizó una muestra de adolescentes de la población de
estudiantes de liceos públicos de la ciudad de Los Teques- Venezuela, los cuales
fueron seleccionados mediante un muestreo no probabilístico propositivo, el cual está
caracterizado según Kerlinger y Lee (2002) por la selección intencionada del
investigador, con el fin de obtener una muestra representativa de la población, al incluir
en la muestra características que se supone son típicas de la población a la que
pertenecen.
Muestra piloto
Se utilizó una muestra piloto de 50 sujetos donde 27 eran de sexo masculino y
27 femenino, estos alumnos fueron seleccionados igualmente por un muestreo no
probabilístico propositivo, con edades entre 12 y 15 años del 7mo grado y 4to año de la
Unidad Educativa Colegio la Alianza, ubicado en la parroquia La Vega, en Caracas,
Venezuela, con el fin de evaluar la confiabilidad y adecuación de los ítems de los
instrumentos Percepción de impunidad, Percepción de ambiente escolar y Percepción
de ambiente comunitario en la población venezolana y corregir posibles errores en la
compresión de algunos ítems.
Muestra Definitiva
Para la muestra definitiva se seleccionaron 250 estudiantes de sexo femenino o
masculino de la ciudad de Los Teques, estado Miranda, Venezuela, con edades entre
los 12 y 15 años inscritos en instituciones públicas del municipio Guaicaipuro, de estos,
242 completaron todos los instrumentos, por lo que la muestra definitiva estuvo formado
por esta cantidad de sujetos con 50% de hombres y 50% de mujeres.
El tamaño de la muestra vino determinado por la cantidad de variables y niveles
de las mismas, utilizando un aproximado de 40 sujetos por los 6 factores que presentan
en total los instrumentos utilizados, lo cual reduce las probabilidades de obtener
estadísticos inflados al utilizar muestras pequeñas y para lo cual habría que hacer
ajustes estadísticos (Kerlinger y Lee, 2002).
40
Instrumentos
Escala de conducta antisocial y delictiva de Andreu y Peña (2013)
Esta escala fue construida por jueces expertos en psicología forense con base
en la literatura y otras escalas utilizadas, fue puesta a prueba en una muestra de 640
estudiantes de institutos de bachillerato y escuelas de educación secundaria de Madrid,
España para medir las conductas antisociales, así los autores agruparon los ítems con
base a cinco factores:
a) Comportamientos predelictivos (factor I) el cual incluye factores que no son
meramente delictivos pero sí están desviados de la norma social.
b) Comportamientos vandálicos (factor II) que involucra aquellas conductas que son
claramente de daño o destrucción a objetos o propiedades.
c) Infracciones contra la propiedad (factor III) incluye aspectos claramente
trasgresores de la norma social como robos y hurtos en diferentes contextos y
lugares.
d) Comportamiento violento (factor IV) donde se ven conductas agresivas contra
otras personas o posesión de armas.
e) Consumo de alcohol y drogas (factor V) que busca aspectos relacionados con
las conductas antisociales en adolescentes con respeto al consumo de dichas
sustancias.
Sin embargo Andreu y Peña (2013) encontraron por el modelo de ecuaciones
estructurales que dichos factores se agrupan todos en un factor general que explica las
conductas antisociales y dicho factor explica el 88% de la varianza del factor I y III, el
82% del factor II, mientras que los factores IV y V son explicados en un 67% y 58%
respectivamente por lo que la conducta antisocial es un constructo homogéneo y si un
sujeto tiene puntuaciones altas en algún factor por separado, entonces también tendrá
puntuaciones altas en todos los otros factores y viceversa con las puntuaciones bajas
que reflejan poca frecuencia de conductas antisociales.
En cuanto a la confiabilidad, la escala presentó un alfa de Cronbach de .86, también
presentó una validez de constructo aceptable al corresponderse con el análisis teórico
41
planteado que indica la presencia de un factor general que engloba a las conductas
antisociales y donde la presencia de un factor predispone fuertemente la realización de
otras conductas antisociales más graves las cuales se pueden presentar a lo largo del
desarrollo del adolescente si no son atacadas a tiempo y no se amplía el repertorio
conductual en pro del cumplimiento de las normas sociales. Debido a que el
instrumento fue elaborado para una población española y con base a los valores de
confiabilidad, validez y funcionamiento en población hispano hablante, esta escala se
encontró lista para ser utilizada y así se administró en la muestra del presente estudio
(ver anexo A).
Escala de percepción de impunidad
Con base en la evaluación subjetiva que hacen los sujetos sobre la falta de
castigo, investigación, persecución, captura y sanciones establecidas a personas que
violen la ley (Baiz, 2008; ENVPSC-2009 del INE, 2010), se construyó para la presente
investigación una primera escala con 7 ítems y las opciones de respuesta en una
escala tipo Likert de 4 puntos donde 1 totalmente en desacuerdo, 2 en desacuerdo, 3
de acuerdo y 4 totalmente de acuerdo, en la que los sujetos responden según cada
caso; esta escala fue sometida a la revisión de cuatro jueces expertos en el área de
conductas antisociales, psicología comunitaria y metodología. Posterior a dicha revisión
se hicieron los arreglos en la redacción de las instrucciones y se agregaron las
definiciones explícitas de los términos ataque y denunciar en las instrucciones para que
los sujetos respondieran con base en dichos conceptos, también se modificaron
algunos ítems de la escala original para facilitar la comprensión y medición válida del
constructo.
La escala definitiva quedó compuesta de 10 ítems con las mismas opciones de
respuestas tipo Likert de 4 puntos, los puntajes se obtienen mediante la media de las
respuestas de los sujetos a la escala total, por lo que tiene un recorrido del 1 al 4
puntos de media y donde a mayor puntuación menor será la percepción de impunidad
del sujeto. Además los ítems 6, 7, 8 y 9 son codificados de forma inversa donde 4
totalmente en desacuerdo, 3 en desacuerdo, 2 de acuerdo y 1 totalmente de acuerdo
para poder calcular la media, desviación típica y alfa de Cronbach de la misma.
42
Una vez realizados los cambios con base en las opiniones de los jueces expertos
para aumentar la validez y redacción de esta escala, como en los ítems 2, 3, 5 y 7
agregándole mayor detalle y se subdividió el ítem 4 en dos separados, posteriormente
se aplicó la misma a la muestra piloto la cual estuvo conforma da por 50 alumnos entre
12 y 15 años de la Unidad Educativa Colegio la Alianza, en La Vega; los resultados
arrojaron una alta confiabilidad con un alfa de Cronbach de .79. También se realizó un
análisis factorial para estudiar un posible agrupamiento de los ítems, para esto se
obtuvo un correlación entre las variables mediano (KMO: .751) y el test de esfericidad
de Bartlett señala la pertinencia del análisis (chi-cuadrado: 183.467, gl: 45, sig: .000),
mediante la extracción por el método del análisis de componentes principales con un
autovalor superior a 1.5, dicha escala arroja dos factores; el factor 1 explica un 37.43%
de la varianza total y el factor 2 explica un 22.50% de la varianza, donde juntos explican
el 59.93% de las respuestas de los sujetos frente a la percepción de impunidad.
El factor 1 está compuesto de los ítems 1, 2, 3, 4, 5 y 10 los cuales parecen
medir la percepción que tienen los sujetos obre la capacidad de las instituciones para
solucionar los problemas, mientras que el factor 2, compuesto por los ítems 6, 7, 8 y 9;
parecen medir la desconfianza percibida de los sujetos hacia la autoridad, dichos
factores componen la percepción de impunidad aunque se deban tratar de forma
independiente. Algunos alumnos presentaron dificultades en la comprensión de la
palabra sanción por lo que se cambió para la escala a aplicar en la muestra definitiva
por castigar con el fin de reducir confusiones Luego de este cambio se consideró con
base en los indicadores del Alfa de Cronbach y revisiones de jueces expertos que la
escala poseía un buen índice de validez, confiabilidad y redacción y así fue aplicada en
la muestra definitiva (ver anexo B).
Escala de percepción del ambiente escolar de Frías, et al. (Citados en Frías,
López y Díaz, 2003)
Frías, et al. (Citados en Frías, López y Díaz, 2003) construyeron una escala
basados en 6 ítems que evalúan la percepción general del colegio donde se encuentra
el adolescente, en esta escala los sujetos deben señalar en una escala del 0 al 10,
donde 0 = nada y 10 = demasiado, la presencia de pandillas en la escuela, consumo de
43
drogas en la escuela, percepción de peligrosidad de la escuela, suciedad, presencia de
vagos y descuido de la escuela y se puede administrar de manera colectiva. Esta
escala arroja su puntaje total mediante la suma de los 6 ítems que la componen, donde
cada ítem se le asigna el valor numérico que el sujeto selecciona, la escala tiene un
recorrido que va de 0 a 60 puntos y se interpreta de manera inversa, donde a menor
puntaje entonces el ambiente escolar se percibirá como más favorable.
Frías, et al. (2003) realizaron la validación de esta escala en una muestra de 204
jóvenes mexicanos con una edad promedio de 15 años y donde había tanto hombres
como mujeres y obtuvieron un alfa de Cronbach de .78, lo que indica una confiabilidad
adecuada.
La validez de esta escala en su adaptación a la población venezolana fue puesta
a prueba por los mismos cuatro jueces expertos que validaron la Escala de percepción
de impunidad, los cuales sugirieron cambios en la instrucción de la escala, presentar los
ítems en forma de pregunta y cambiar el rango de la puntuación Likert reduciéndola
para el presente estudio a cuatro puntos donde, en un puntaje del 1 (nada) al 4 (mucho)
los sujetos deben responder las preguntas según consideren en cada una de las
mismas; también se hicieron modificaciones en algunos términos como cambiar
pandillas por bandas, vagos por alumnos que muestran desinterés y no se
comprometen en realizar las actividades de la escuela y se especificó la referencia a la
venta de drogas ilegales en el ítem 2.
De esta manera, la escala definitiva presenta un puntaje total mediante la media
de los 6 ítems que la componen, alcanzando un recorrido entre 1 y 4 puntos,
manteniendo su interpretación inversa donde a menor puntaje entonces el ambiente
escolar será percibido como más favorable.
En cuanto a la confiabilidad, se aplicó la escala definitiva a una muestra piloto de
50 sujetos entre 12 y 15 años en la Unidad Educativa Colegio la Alianza, la misma
arrojó un alfa de Cronbach de .73 manteniendo una buena confiabilidad a pesar de las
pequeñas modificaciones en los ítems y rango de respuesta con respecto a la escala
creada por Frías, et al. (Citados en Frías, López y Díaz, 2003). Mediante el análisis
44
factorial, esta escala presentó una correlación baja entre sus variables (KMO: .581), sin
embargo el análisis es válido pues se acepta la hipótesis nula del test de esfericidad de
Bartlett (chi-cuadrado: 69.825, gl: 15, sig: .000), esta escala presenta un solo factor
mediante la extracción por análisis de componentes principales, dicho factor explica el
43% de la variabilidad de los ítems de este instrumento. Con base en estos resultados
con la validación por jueces, confiabilidad y redacción adecuada la escala, quedó lista y
se aplicó a la muestra definitiva del presente estudio (ver anexo C).
Escala de percepción de ambiente comunitario de Frías, López y Díaz
(2003)
Dicha escala busca medir la percepción hacia la comunidad a la que pertenece el
adolescente a través de 11 ítems, que, por una escala de 0= poco a 10 =mucho, los
sujetos evalúan su comunidad en base a lo peligrosa, ruidosa, sucia y oscura que la
perciben y se administra de forma colectiva. A cada ítem se le asigna el valor numérico
que el adolescente seleccionó, y mediante la suma de cada valor se obtiene un
recorrido que va de 0 a 110 puntos, esta escala también tiene una interpretación
inversa, por lo que a menor puntaje la percepción de la comunidad será vista como un
ambiente más favorable. La escala arrojó un alfa de Cronbach de .80 en la misma
muestra de la escala de ambiente escolar de Frías, et al. (2003).
La validez de esta escala también fue puesta a prueba por los cuatro jueces
expertos, los cuales sugirieron plantear los ítems en forma de pregunta y reducir el
rango de respuesta una escala tipo Likert de cuatro puntos que va del 1 (nada) al 4
(mucha) y donde los sujetos responden según su opinión con cada pregunta, además
se especificó que se refiere a venta de drogas ilegales en la pregunta 5, se cambió
vagos por indigentes en el ítem 8 y se modificó la redacción del ítem 11 para hacer
referencia al hacinamiento que es percibido en la comunidad del sujeto, además este
último ítem tiene una codificación inversa donde 1 (mucha) y 4 (nada). La escala
definitiva posee un recorrido entre 1 y 4 puntos que se obtienen mediante la media de
las respuestas del sujeto a cada pregunta y donde la interpretación es inversa, lo que
quiere decir que a menor puntaje la comunidad será percibida como más favorable para
el sujeto.
45
La confiabilidad de la escala en la muestra piloto de 50 sujetos entre 12 y 15
años de la Unidad Educativa Colegio la Alianza, ubicado en La Vega, presentó un alfa
de Cronbach de .86 siendo incluso mayor que la arrojada en el estudio de Fría, López y
Díaz (2003). Mediante el análisis factorial de esta escala se obtuvo una correlación
entre las variables mediano (KMO: .785) y el mismo puede ser aplicado según la
aceptación de la hipótesis nula del test de esfericidad de Bartlett (chi-cuadrado:
218.135, gl: 55. Sig: .000). Por lo cual, con dichos indicadores de validez, confiabilidad y
redacción adecuada la misma quedó terminada y se utilizó en la muestra definitiva del
presente estudio (ver anexo C).
Cuestionario de Afrontamiento (Coping Style Questionnarie-CSQ- Roger et
al. Validada y adaptada a venezolanos por Guarino, et al., 2007)
Este cuestionario mide, a través de 40 ítems los estilos de afrontamiento de las
personas, la validación a la población venezolana se llevó a cabo con 292 estudiantes
universitarios de Caracas con una edad promedio de 20 años y en su mayoría (214)
fueron del sexo femenino. El cuestionario presenta cuatro factores extraídos por una
rotación varimax que reciben el nombre de Afrontamiento Emocional (EMO),
Afrontamiento Racional (RAC), Afrontamiento por Desapego (DES) y Afrontamiento
Evitativo (EVI), el análisis de confiabilidad para cada uno de los factores arroja buenos
índices de confiabilidad donde EMO presenta un alfa de cronbach = 0.78, RAC= 0.78,
DES = 0.73 y EVI = 0.65 (Guarino, et al., 2007). Ante cada ítem los sujetos deben
responder en una escala de 4 puntos donde 1= siempre, 2= frecuentemente, 3=
algunas veces y 4= nunca.
La validez de esta escala también fue evaluada por Guarino, et al. (2007) donde
obtuvieron por la validez concurrente que el factor EMO correlaciona positiva y
significativamente con el malestar personal (r= 0.45, p= 0.01) y sensibilidad egocéntrica
negativa (r= 0.70, p= 0.01) y de forma inversa con manejo emocional (r= -0.38, p =
0.01), RAC por su parte correlaciona positivamente con el manejo emocional (r= 0.52,
p= 0.01) y de forma negativa con malestar personal (r= -0.31, p =0.01) y sensibilidad
egocéntrica negativa (r= -0.34, p =0.01). Por su parte el DES también correlaciona
positivamente con el manejo emocional (r= 0.15, p= 0.05) y negativamente con el
46
malestar personal (r= -0.15, p= 0.01) y donde además relaciona positivamente con el
distanciamiento emocional (r= 0.13, p= 0.05), por último el EVI correlaciona positiva y
significativamente solo con la sensibilidad egocéntrica negativa.
De esta escala se utilizaron únicamente los ítems 2, 3, 7, 9, 20, 22, 24, 25, 28,
31, 32, 37, 39 y 40 que son los que conforman el factor estilo de afrontamiento racional
según sus creadores, quedando definido de este modo el instrumento que se utilizó con
la muestra de esta investigación (r= 0.29, p= 0.01) (ver anexo D).
Cuestionario de Apoyo Social de Dunn, et al. Traducido y adaptado al
español por Feldman y Bagés (citado en Nuñez y Socorro, 2005)
Este cuestionario mide tres factores de apoyo social percibido que son apoyo
general, apoyo de amigos y apoyo de sí mismo y figuras importantes, a través de 28
reactivos en una escala de 0 a 3, donde 0= nada/nunca y 3= mucho/siempre, y a mayor
puntaje mayor apoyo social percibido en cada un de las sub-escalas que la componen.
Guarino (citado en Nuñez y Socorro, 2005) obtuvo un alfa de Cronbach para esta
escala de 0.78 en una muestra de estudiantes de bachillerato.
La validez del instrumento fue puesto a prueba por un análisis factorial realizado
por Pacheco, et al. (Citado en Nuñez y Socorro, 2005) obteniendo los tres factores
antes mencionados y donde el factor apoyo general está compuesto por los ítems 9, 10,
11, 13, 14, 15, 17, 18, 19, 21, 23, 25, 26, 27 y 28 además de los ítems 2 y 3 que se
codifican de forma inversa, dígase donde 0 = mucho/siempre y 3= nada/nunca. El factor
apoyo de amigos por su parte está compuesto de los ítems 23 y 24 además del 1, 4, 8 y
20 que también se codifican inversamente, por último los reactivos 7, 11, 12, 16, 17 y
26 conforman el factor apoyo de sí mismo y figuras importantes. De dichos factores y
de acuerdo con los objetivos de la investigación, se usaron únicamente los ítems que
corresponden al factor apoyo general de la escala. Así la escala quedó lista y se aplicó
a la muestra definitiva de la presente investigación (ver anexo E).
47
Procedimiento
Luego de recabar información relevante y relacionada con el tema de interés
sobre las conductas antisociales, se procedió a buscar los instrumentos que medirían
los constructos propuestos, debido a la ausencia de un instrumento válido y confiable
en la medición de percepción de impunidad, se recopiló información teórica suficiente
para construir el mismo y se realizaron modificaciones en la presentación y redacción
de los demás instrumentos.
Una vez obtenidos todos los instrumentos se realizó la validación a través de 2
jueces expertos en el área de la psicología social y 2 en el área metodológica de la
investigación de tres de los instrumentos utilizados, los cuales son: la Escala de
percepción de impunidad, la Escala de percepción del ambiente escolar de Frías, et al.
(Citados en Frías, López y Díaz, 2003) y la Escala de percepción de ambiente
comunitario de Frías, López y Díaz (2003) con el fin de revisar la redacción de los ítems
y adecuación de los mismos, así como la validez de contenido.
Posteriormente, luego de las correcciones brindadas por los jueces, se contactó
con el personal directivo de la Unidad Educativa Colegio la Alianza, ubicado en La Vega
para escoger dos salones de 1er y 4to año de bachillerato con jóvenes entre 12 y 15
años, obteniendo un total de 50 personas, estos conformaron la muestra piloto la cual
tuvo por objetivo modificar los errores de redacción o comprensión de las instrucciones
o ítems de las tres escalas previamente validadas por los jueces y con el fin de conocer
la confiabilidad a través del Alfa de Cronbach de cada una ya que las mismas poseen
una sola aplicación en población extranjera, por lo que fue necesario evaluar la
confiabilidad de dichos instrumentos en una población adolescente venezolana.
Una vez realizados los cambios pertinentes en las tres escalas puestas a prueba,
se contactó con el personal directivo de la Unidad Educativa Nacional San Pedro, La
Unidad Educativa Liceo Roque Pinto y la Unidad Educativa Eduardo Risquel, dichas
instituciones son públicas y ubicadas en el municipio Guaicaipuro, específicamente el
centro de Los Teques y la parroquia San Pedro de los Altos, a través de los cuales se
conformó la muestra definitiva de 242 estudiantes adolescentes con edades entre 12 y
48
15 años y a quienes se les aplicaron todos los instrumentos incluidos en el estudio.
Para reducir las posibles dificultades en la interpretación de las instrucciones o la
omisión de las mismas, se leyeron en voz alta las instrucciones y luego se recogieron
los instrumentos, una vez recogidos todos los instrumentos se introdujeron las
respuestas en el SPSS versión 19 de todos los sujetos con el fin de llevar a cabo los
análisis descriptivos, factoriales, de confiabilidad, regresión simple y múltiple necesarios
para poner a prueba las hipótesis del estudio y con base en dichas relaciones y signos
de regresión múltiple comprobar la correlación con las conductas antisociales en los
adolescentes muestreados y su alcance.
49
IV. Análisis de resultados
Análisis psicométricos de los instrumentos
Una vez recogidos y procesados los datos de la muestra definitiva que estuvo
conformada por 242 adolescentes entre 12 y 15 años de liceos públicos ubicados en la
ciudad de Los Teques, estado Miranda, se obtuvieron los siguientes resultados de
confiabilidad y validez para cada una de las escalas usadas en la investigación.
La escala de conducta antisocial y delictiva de Andreu y Peña (2013) arrojó un
Alfa de Cronbach de .80 lo que indica una confiabilidad alta. Todos los ítems
correlacionaron positivamente con el puntaje total de la escala donde, el ítem 10 es el
que presentó la mayor correlación con el puntaje total (r= .49), mientras que el ítem 25
presentó ausencia de correlación (r=.00) (ver Anexo F). Debido a que esta escala posee
buenos indicadores de validez mediante un modelo de ecuaciones estructurales
realizado por sus autores el cual arroja la existencia de un factor general que engloba
todos los posibles sub-factores, no se realizaron análisis a la validez de dicha escala.
Por su parte la escala de percepción de impunidad construida para esta
investigación obtuvo un Alfa de Cronbach de .67 que indica una confiabilidad
moderada, los ítems correlacionaron igualmente de forma positiva con el puntaje total,
siendo el ítem 7 el que tiene una mayor correlación (r= .46) y el 1 el que posee la
correlación más baja (r= .17), ningún ítem aumenta ni disminuye significativamente la
consistencia interna del test si es eliminado (ver Anexo G).
Con el fin de evaluar la estructura factorial de esta escala se verificaron los
supuestos de la adecuación muestral KMO y la matriz de correlaciones por el test de
esfericidad de Bartlett, ambos supuestos se cumplieron satisfactoriamente (KMO: .70;
chi-cuadrado: 353.616, gl: 45, sig: .000) por lo que se puede realizar el análisis factorial
de la escala. Dicho análisis arrojó dos factores con un autovalor mayor a 1.5 y que
explican juntos el 43% de la varianza total de los ítems (ver Anexo G), mediante un
análisis de componentes principales con rotación Varimax se obtuvo la carga factorial
de cada ítem y se incluyeron los reactivos que obtuvieran una carga factorial superior a
50
.40 en cada factor, obteniendo que el factor 1 denominado desconfianza en la autoridad
se compone de los ítems 6, 7, 8 y 9, y tiene una confiabilidad de .70 explicando el
25.38% de la varianza total; mientras que el factor 2 llamado percepción de solución
institucional se compone de los ítems 1, 2, 3, 4, 5 y 10(ver tabla 1) , explicando el
17.7% de la varianza y con una confiabilidad de .62 (ver Anexo G).
Tabla 1. Matriz de componentes rotados para la Escala de Percepción de
Impunidad
Matriz de componentes rotadosa
Componente
1 2
IMPU1 -.121 .556*
IMPU2 .177 .609*
IMPU3 .007 .627*
IMPU4 .003 .499*
IMPU5 .122 .707*
IMPU6 .572* .161
IMPU7 .768* .118
IMPU8 .811* -.037
IMPU9 .711* -.008
IMPU10 .200 .512*
Mayor a .40 *
Para los cálculos de esta escala se invirtieron los puntajes de los ítems que
componen el factor desconfianza en la autoridad donde a Totalmente de acuerdo le
corresponde 1 punto, De acuerdo 2, En desacuerdo 3 y Totalmente en desacuerdo 1.
Ambos factores poseen una relación lineal directa con su componente donde para el
factor desconfianza en la autoridad y luego de rotar sus ítems a mayor puntaje obtenido
mayor será la desconfianza percibida hacia la autoridad, igualmente con el factor
percepción de solución institucional donde a mayor puntaje, mayor percepción de una
solución institucional, sin embargo estos factores tienen una interpretación inversa con
relación a la percepción de impunidad donde a mayor puntaje en dichos factores menor
será la percepción de impunidad general que tengan los individuos.
La escala de Frías, et al. (Citados en Fríaz, López y Díaz, 2003) encargada de
medir la percepción del ambiente escolar obtuvo un Alfa de Cronbach de .58, esta
escala posee un índice que, aunque cercano, se encuentra por debajo del límite
esperado de .60 por lo que tiene una consistencia interna cuestionable y sus resultados
51
deben ser interpretados con cautela. Los resultados en la confiabilidad de esta escala
no aumentan ni disminuyen significativamente si algún ítem es eliminado (ver Anexo H).
Por su parte la escala cumple con los supuestos de KMO y test de esfericidad de
Bartlett (KMO: .60; chi-cuadrado: 145.78, gl: 15, sig: .000) por lo que se puede realizar
un análisis factorial. Este análisis arrojó la existencia de un único factor con un
autovalor mayor a 1.5 y que explica el 32.77% de la varianza total (ver Anexo H), donde
solo el ítem 5 no forma parte de este constructo con una carga factorial
significativamente inferior a .40 por lo que se debería revisar para futuras
investigaciones (ver tabla 2). Esta escala obtuvo variaciones significativas con respecto
a lo obtenido tanto por sus autores como en el estudio piloto de este estudio con
respecto a la confiabilidad lo cual se puede deber a la heterogeneidad que presentó la
muestra definitiva en comparación con las anteriores y a las características propias del
constructo el cual es sensible a los cambios que existan en dichos ambientes escolares.
Tabla 2. Matriz de componentes rotados para la Escala de Percepción de
Ambiente Escolar
Matriz de
componentesa
Componente
1
COLE1 .506*
COLE2 .557*
COLE3 .552*
COLE4 .732*
COLE5 .283
COLE6 .692*
Mayor a .40*
Con respecto a la Escala de percepción de ambiente comunitario de Frías, López
y Díaz (2003), se obtuvo un indicador mediante el Alfa de Cronbach de .76 que indica
una consistencia interna moderada alta, además, casi todos los ítems excepto el 11
correlacionan positivamente con la escala total donde el ítem 10 tiene la correlación
más alta (r= .51) y el ítem 11 la mas baja y negativa (r= -.04) por lo que se debería
revisar este reactivo (ver Anexo I).
52
Para el análisis factorial de esta escala se obtuvo un KMO: .80 y el test de
esfericidad de Bartlett también fue significativo (chi-cuadrado: 506.60, gl, 55, sig. .000)
cumpliéndose de esta forma los supuestos del análisis factorial, el cual arrojó un único
factor por encima de un autovalor de 1.5 y que explica el 32.78% de la varianza (ver
Anexo I). Este factor posee una carga significativa de todos sus ítems menos el 7 y 11
que posee una carga factorial inferior a .40 y deben ser revisados para futuros estudios
(ver tabla 3).
Tabla 3. Matriz de componentes rotados de la Escala de Percepción de Ambiente
Comunitario
Matriz de componentesa
Componente
1
COMU1 .636*
COMU2 .673*
COMU3 .611*
COMU4 .618*
COMU5 .660*
COMU6 .582*
COMU7 .270
COMU8 .573*
COMU9 .650*
COMU10 .625*
COMU11 -.066
Mayor a .40*
El cuestionario de afrontamiento (Coping Style Questionnarie-CSQ de Roger, et
al. Validada y adaptada a venezolanos por Guarino, et al. 2007) fue analizado
únicamente la confiabilidad de los ítems que componen el factor Afrontamiento Racional
(RAC) debido a que era el factor de interés para el presente estudio, la misma sub-
escala arrojó un Alfa de Cronbach de .76 reflejando una confiabilidad moderada alta y
donde todos los ítems correlacionan positivamente con el total de la escala siendo el
ítem 39 el que presenta una mayor correlación (r=.53) y el ítem 3 el de menor
correlación (r= 15) (ver Anexo J). Debido a que esta escala se encuentra
suficientemente validada y particularmente en la población venezolana no se realizaron
los análisis de validez, se conservó la estructura factorial de la sub-escala a ser
utilizada en este estudio.
53
El cuestionario de apoyo social percibido de Dunn, et al. y traducido y adaptado
al español por Feldman y Bagés (citado en Nuñez y Socorro, 2005) también está
compuesto por tres factores, para esta investigación solo se analizaron los indicadores
de confiabilidad para los ítems que componen según la teoría y confirmado en varios
estudios el factor de apoyo general percibido, en este factor se obtuvo un Alfa de
Cronbach de .65 con una confiabilidad moderada, en esta escala todos los ítems
excepto el 2 y 27 tienen una correlación positiva con el total, además el ítem con una
correlación más alta es el 18 (r=.49) y el de menor correlación el 11 (r= .13) (ver Anexo
K). La estructura factorial de esta escala también cuenta con buen respaldo en
investigaciones por lo que no se hizo ninguna modificación a la escala utilizada por
Nuñez y Socorro (2005).
Análisis descriptivo
Luego de los análisis de confiabilidad y validez de todos los instrumentos se
obtuvieron los estadísticos descriptivos referentes a la muestra y variables utilizadas
como control (ver tabla 4), posteriormente se calcularon los estadísticos descriptivos de
tendencia central, dispersión y forma para conocer el comportamiento de las distintas
variables utilizadas en la investigación (ver tabla 5).
Tabla 4. Estadísticos descriptivos de la muestra
Edad
Frecuencia Porcentaje Media Mediana
Desviación Típica Asimetría Curtosis
12 48 19.8 13.5 14 1.02 -.011 -1.119
13 72 29.8
14 74 30.6
15 48 19.8
Total 242 100.0
Sexo
Frecuencia Porcentaje
MASCULINO 121 50.0
FEMENINO 121 50.0
Total 242 100.0
Liceo
Frecuencia Porcentaje
SAN PEDRO 145 59.9
ROQUE PINTO 61 25.2
EDUARDO RISQUEL 36 14.9
Total 242 100.0
54
Si bien la muestra planteada inicialmente estaba compuesta por 250 jóvenes, la
muestra definitiva estuvo conformada por 242 adolescentes entre 12 y 15 años con una
edad promedio de 13.5 y desviación de 1.02, en cuanto a la forma de la distribución,
presentó una asimetría -.011 y curtosis -1.119 lo que indica una distribución por edad
simétrica platicúrtica. De estos adolescentes la cantidad de hombres y mujeres estuvo
igualada con 121 sujetos de cada sexo por lo que se controlaron correctamente ambas
variables. En cuanto a las instituciones muestreadas casi el 60% de los sujetos son del
Liceo San Pedro, el 25% del Liceo Roque Pinto y el 15% del Liceo Eduardo Risquel
esto debido a las características propias de las instituciones con respecto a su
matrícula.
Tabla 5. Estadísticos descriptivos de las variables de la investigación
Estadísticos Descriptivos Variables Continuas
Conductas Antisociale
s Desconfian
za
Percepción de
solución institucio
nal Ambiente Escolar
Ambiente Comunitario
Afrontamiento Racional
Apoyo General
N 242 238 235 242 242 242 242
Media
3.88
2.66
3.06
2.2855
2.3016
2.4549
1.9323
Mediana 3.00 2.5 3.17 2.2855 2.3016 2.4549 1.9323
Desviación Típica
3.41
.81
.53
.56
.58
.47
.38
.04
-.64
Asimetría 1.282 .286 .013 .392 -.516
Curtosis 1.911 -.80 .24 -.383 -.499 1.064 .587
Mínimo 0 1 1.5 1.00 1.00 1.14 .71
Máximo 20 4 4 3.83 3.73 4.00 2.82
Con respecto a la variable predicha de conductas antisociales donde a mayor
puntaje total obtenido mayor presencia de conductas antisociales, los sujetos (n: 242)
mostraron un recorrido de la variable entre 0 y 20 conductas antisociales (siendo el
rango de recorrido de la variable entre 0 y 25), con un número de conductas
antisociales y delictivas promedio de 3.88 y desviación de 3.41, además presenta una
asimetría positiva 1.28 y curtosis 1.91 indicando una distribución leptocúrtica coleada a
la derecha. Estos resultados significan que es más frecuente en la mayoría de los
adolescentes muestreados tener pocas conductas antisociales y delictivas.
55
A continuación se analizaron los estadísticos descriptivos de las variables
predictoras, de esta manera la percepción de impunidad se divide en dos factores, el
factor desconfianza percibida hacia la autoridad presenta un puntaje medio total de 2.66
y desviación de .81, con un recorrido entre 1 y 4 (el recorrido posible de esta variable va
entre 1 y 4), en cuanto a la forma, obtuvo una distribución simétrica con tendencia
platicúrtica (asimetría: .04; curtosis: -.80). Debido a que los ítems de este factor fueron
invertidos su interpretación también lo es, de esta manera, a menor puntaje medio
obtenido mayor será la percepción de desconfianza hacia la autoridad. Estos datos
indican que los sujetos tienen una desconfianza hacia la autoridad moderada.
En cuanto al factor percepción de solución institucional arrojó un puntaje medio
de 3.06 y desviación típica de .53, con un recorrido entre 1.5 y 4 (recorrido posible entre
1 y 4), en cuanto a la forma, presenta una distribución con tendencia a la asimetría
negativa y tendencia leptocúrtica (asimetría: -.64; curtosis: .24), los puntajes en esta
escala se interpretan de forma directa y positiva donde a mayor puntaje medio obtenido
mayor será la percepción de solución institucional, lo que indica que los sujetos tienen
una percepción de solución institucional moderada alta.
Por su parte la percepción de ambiente escolar presentó un puntaje promedio de
2.29, desviación .56, a su vez, presenta una distribución con tendencia a la asimetría
positiva y tendencia platicúrtica (asimetría: .29, curtosis: -.38). Esta variable presentó un
recorrido medio entre 1 y 3.83 (siendo el recorrido medio posible entre 1 y 4) y tiene una
interpretación inversa donde a menor puntaje habrá una percepción más favorable del
ambiente escolar, con esto se obtiene que los adolescentes tienen una percepción
moderadamente favorable de su ambiente escolar, sin embargo estos resultados deben
ser interpretados con cautela ya que la escala no presentó una confiabilidad mayor a
.60.
Con respecto a la Percepción de ambiente comunitario, también presenta una
interpretación inversa donde a menor puntaje más favorable es la percepción de la
comunidad a la que pertenece el adolescente, así, se obtuvo un puntaje medio de 2.30
desviación típica .58, con un recorrido entre 1 y 3.73 (el recorrido medio posible va de 1
a 4), esta escala tiene una distribución simétrica platicúrtica (asimetría: .013, curtosis: -
56
.499) lo que indica que los adolescentes también tienen una percepción
moderadamente favorable hacia su comunidad.
En cuanto al estilo de afrontamiento racional, se obtuvo un puntaje medio total de
2.45, desviación .47 y con un recorrido medio entre 1.14 y 4 (recorrido medio posible
entre 1 y 4). Además presenta una asimetría de .39 y curtosis 1.06, lo que indica una
distribución con tendencia a la asimetría positiva leptocúrtica y donde los adolescentes
suelen utilizar en la mitad de las veces un estilo de afrontamiento racional para
enfrentar las situaciones.
Por último, la sub-escala que mide el apoyo social general percibido, presentó un
promedio de 1.93 desviación típica .38, con un recorrido entre .71 y 2.82 (recorrido
medio posible entre 0 y 3) y donde a mayor puntaje en esta sub-escala mayor apoyo
social general percibido, en esta oportunidad obtuvo una distribución con tendencia
leptocúrtica y una tendencia a la asimetría negativa (asimetría: -.52, curtosis: .59), lo
que indica que los sujetos tienen una percepción general de apoyo social medio-alto.
En resumen, se observa que la muestra estuvo equilibrada en las variables sexo
y edad que eran relevantes para el estudio, además se obtuvo que los adolescentes
entre 12 y 15 años muestreados suelen tener una baja frecuencia con respecto a las
conductas antisociales, una desconfianza hacia la autoridad moderada y una
percepción de solución institucional moderada-alta, esto podría indicar una percepción
general de impunidad baja. También presentaron una percepción moderadamente
favorable con respecto a su ambiente escolar y su ambiente comunitario, así como
suelen utilizar en promedio la mitad de las veces un estilo de afrontamiento racional
para enfrentar situaciones y perciben un apoyo social general medio-alto por parte de
su entorno.
Análisis de regresión múltiple
Posteriormente con el fin de verificar las hipótesis del estudio se realizaron los
cálculos referentes a la regresión múltiple, comenzando por la verificación del supuesto
de normalidad mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov donde se rechazaron en
todas las hipótesis con una p<.05 (ver Anexo L) y la asimetría y curtosis obtenida en el
57
análisis descriptivo donde, por ambos métodos, se obtuvo que ninguna variable tiene
una distribución normal, sin embargo, el tamaño grande la muestra (N= 242) le brinda
robustez al análisis y permite que dicho supuesto se rechazarse .
Otro de los supuestos de este análisis es la multicolinealidad entre las variables
predictoras, en este caso se verificó mediante la matriz de correlaciones simples,
estimadas con el coeficiente producto-momento de Pearson y donde se evidenció la
ausencia de multicolinealidad ya que ninguna correlación es superior a .70 (ver Anexo
L). Por último se verificó el supuesto relativo a los errores mediante el estadístico
Durbin Watson, el mismo estuvo cercano a 2 siendo igual a 1.91 lo que indica que los
errores se distribuyen normalmente cumpliéndose uno de los supuestos más
importantes para llevar a cabo una regresión múltiple (Ver Anexo M).
Luego de verificar el cumplimiento de los supuestos necesarios para este
análisis, se procedió al cálculo de los coeficientes de correlación múltiple, el coeficiente
de determinación, y los coeficientes b y β para cada una de las variables predictoras del
modelo de regresión múltiple planteado y tomando un nivel de significancia de .05.
De esta manera, para la verificación de las conductas antisociales se encontró
una correlación múltiple moderada y significativa de R: .33 (F: 4.719; gl, 6/241; sig:
.000) entre dicha variable y la combinación lineal entre la percepción de impunidad, la
percepción del ambiente escolar, percepción del ambiente comunitario, un estilo de
afrontamiento racional y el apoyo social general percibido. Además esta combinación
de variables explica el 10.8% de la variabilidad total de las conductas antisociales (ver
Anexo M).
Con el fin de evaluar el efecto individual de cada una de las variables predictoras
sobre las conductas antisociales se calcularon los coeficientes β de cada variable (ver
tabla 6), donde se obtuvo que el apoyo social general percibido es la que más predice
las conductas antisociales, con una relación negativa baja pero significativa al 1% (β: -
.185; sig: .004), seguida de un estilo de afrontamiento racional que presenta una
correlación negativa baja significativa al 5% con dichas conductas (β: -.136; sig: .031).
Por su parte, al utilizar un criterio de .10 se obtiene que la variable percepción de
58
ambiente comunitario presenta una tendencia a tener una relación positiva baja al 10 (β:
.119; sig: .076).
Estos resultados indican que los adolescentes que tienen una mayor percepción
de apoyo social general, un estilo de afrontamiento racional para enfrentar las
situaciones y una tendencia a percibir su comunidad como un ambiente
moderadamente favorable, tendrán una menor probabilidad de cometer conductas
antisociales por lo que se confirma parcialmente el modelo de regresión múltiple
propuesto.
Tabla 6. Coeficientes b, β, t de Student y su significancia con las conductas
antisociales.
Coeficientesa
Modelo
Coeficientes no estandarizados
Coeficientes tipificados
T Sig. B Error típ. Beta
1 (Constante) 8.516 2.370 3.593 .000
Afrontamiento Racional -.980 .452 -.136* -2.167 .031*
Apoyo General -1.666 .565 -.185** -2.948 .004**
Ambiente Escolar .472 .412 .077 1.145 .253
Ambiente Comunitario .697 .391 .119 1.780 .076
Desconfianza .154 .268 .036 .574 .567
Percepción de solución institucional
-.684 .415 -.105 -1.648 .101
**p<.01, * p<.05 . Variable dependiente: Conductas Antisociales
59
V. Discusión
El presente estudio tuvo por objetivo conocer la influencia que puede tener la
percepción de impunidad, percepción de ambiente escolar, percepción de ambiente
comunitario, un estilo de afrontamiento racional y el apoyo social general percibido
sobre las conductas antisociales en adolescentes venezolanos, para esto se aplicó un
análisis de regresión múltiple.
La muestra utilizada fueron 242 adolescentes entre 12 y 15 años de edad,
estudiantes de liceos públicos de la ciudad de Los Teques, estado Miranda. La
selección de la muestra se debe a la propensión de los adolescentes de cometer
mayores conductas antisociales por su menor nivel de maduración cerebral y ser más
propensos a presiones grupales (Dobbs, 2011; Sanabria y Uribe, 2009). Además, el
nivel socioeconómico y el ambiente que los rodea pueden ser factores protectores o de
riesgo según el polo en el que se encuentren con respecto a las conductas antisociales.
Para cumplir con el objetivo de la investigación y responder a las hipótesis
planteadas se elaboró en primer lugar la escala de percepción de impunidad, esta
escala se creó por la ausencia de un instrumento que midiera dicho constructo
directamente, el mismo se construyó con base en encuestas nacionales sobre la
percepción de falta de castigo, investigación, captura y sanciones a personas que violen
la ley; posterior a revisiones de jueces expertos y modificaciones, arrojó indicadores
aceptables de confiabilidad y validez, a su vez, tal escala se compone de dos factores
donde los jóvenes manifestaron una percepción moderada alta en cuanto a la solución
que pueden brindar las instituciones a los problemas y una percepción moderada sobre
la desconfianza de los jóvenes hacia la autoridad, estos factores indican coherencia con
el constructo que se pretendía medir pues corresponde con una evaluación subjetiva de
falta de castigo, investigación y sanciones a personas que violen la ley (Baiz, 2008) y
que involucra tanto a la desconfianza en la autoridad como a tener una mayor o menor
percepción de que las instituciones o autoridad actúan eficazmente sobre trasgresores,
además, todo esto depende del tipo de evaluación que cada sujeto realice.
60
Con respecto a las variables percepción de ambiente escolar y percepción de
ambiente comunitario, se modificaron en su presentación y redacción las escalas
utilizadas por Frías, et al. (citados en Frías, López y Díaz, 2003) y Frías, López y Díaz
(2003), dichas escalas también fueron sometidas a jueces expertos y un estudio piloto
para evaluar su comportamiento en una muestra venezolana, luego de las
modificaciones y en la muestra definitiva ambas escalas presentaron una confiabilidad
de al menos .10 puntos menos en el alfa de Cronbach que la obtenida tanto por sus
autores como en el estudio piloto, en el caso del ambiente comunitario se mantuvo
dentro de los valores aceptables para confiabilidad, pero en el caso del ambiente
escolar la reducción fue significativa. A pesar que la confiabilidad es un valor sobre la
estabilidad de una medida en el tiempo (Prieto y Delgado, 2010) en este caso no
parece presentarla, esto podría deberse a que la escala solo había sido utilizada en una
misma muestra y para la muestra definitiva se utilizaron sujetos de tres liceos diferentes
que tienen diferentes ambientes comunitarios y escolares y por ende su percepción
cambia, esta diferencia valida la heterogeneidad en las características de los jóvenes
que participaron en el estudio.
La variabilidad en la medición de dicho constructo puede indicar que las escalas
de percepción de ambiente escolar y ambiente comunitario, son muy sensibles a la
heterogeneidad de la muestra en que se utilice, sin embargo, parece ser concordante
con el constructo a medir, debido a que todos los sujetos pertenecieron a la misma
ciudad la escala de ambiente comunitario no resultó tan afectada en cuanto a este
indicador pero por las características particulares tanto de infraestructura, horario,
docentes, alumnos(as), entre otros aspectos de cada liceo, la escala de ambiente
escolar sí se vio afectada significativamente lo cual favorece a la misma, ya que al ser
un constructo sensible a pequeños cambios, las mismas son capaces de detectar
dichas variabilidades eficazmente. En estas escalas se obtuvo una percepción
moderadamente favorable tanto del ambiente comunitario como del ambiente escolar,
sin embargo podría haber diferencias en cuando a la evaluación subjetiva entre los
liceos muestreados por lo anteriormente explicado.
61
En cuanto al cuestionario de afrontamiento de Roger, et al. el cual está validado
y adaptado a venezolanos por Guarino, et al. (2007) utilizado para medir el estilo de
afrontamiento racional en los adolescentes, arrojó una confiabilidad similar a la obtenida
en la validación en población venezolana, de esta manera, los jóvenes muestreados
presentan igualmente un estilo de afrontamiento racional por lo regular. Sin embargo, al
utilizar sólo un factor de la escala y no la escala completa no se conoce si éste es el
estilo de afrontamiento predominante en los adolescentes ante la mayoría de las
situaciones pero, tomando al mismo como factor protector (Goméz-Fraguela, et al.
2006) se puede considerar en la incidencia de conductas antisociales.
El apoyo social general percibido se midió con el cuestionario de Apoyo Social de
Dunn, et al. traducido y adaptado al español por Feldman y Bagés (citado en Nuñez y
Socorro, 2005), este constructo anteriormente utilizado e igualmente con altos
indicadores de confiabilidad mostró una percepción general de apoyo social media-alta
lo cual es concordante con lo obtenido en todas las variables.
Por otro lado, la variable predicha que fue medida por la escala de conducta
antisocial y delictiva de Andreu y Peña (2013) presentó indicadores de confiabilidad
altos en la muestra. Se obtuvo que los jóvenes mostraron una baja frecuencia de estas
conductas lo cual puede ser explicado por las mismas características de la muestra y el
enfoque en el delito y conductas antisociales significativas; de esta manera al utilizar
una escala con énfasis en el delito en adolescentes no delictivos se esperan bajas
puntuaciones en la misma. Sin embargo, vale la pena tener en cuenta lo planteado por
Andreu y Peña (2013) quienes, al describir los factores de la escala por separado,
plantean la comunalidad que existe entre los mismos; así, cuando un sujeto puntúa alto
en alguno de los factores tendrá altas puntuaciones en los restantes; relacionando
dicha idea con la muestra adolescente, valdría la pena plantear como hipótesis de las
bajas puntuaciones la incipiente exploración del entorno sociocultural por parte de estos
jóvenes, donde se incluye la exposición a los límites y reglas que le brindan sus
familiares pero sobre todo los pares, pues están transitando edades en las que
aprenden dónde y cuándo pueden trasgredir o no las reglas según el contexto en que
se encuentran, sin obviar las propias características de cada uno como pueden ser la
62
búsqueda de poder, liderazgo, entre otros (Garrido y Goodes; citados en De la Peña,
2010; Moreno, 2014).
Teniendo en cuenta los resultados obtenidos en cada instrumento y algunas
definiciones sobre su comportamiento en el presente estudio, se procederá a verificar
cada una de las hipótesis planteadas comenzando por aquellas que se cumplieron
satisfactoriamente y luego con las rechazadas, para terminar con explicaciones posibles
a estos hallazgos.
En este sentido, se cumplió con la hipótesis general que indica que las conductas
antisociales se ven influenciadas por la combinación lineal de la percepción de
impunidad, el ambiente escolar, el ambiente comunitario, el estilo de afrontamiento
racional y el apoyo social general percibido, lo que apoya la perspectiva sociológica que
sirve como base de la actual investigación e involucra además de factores individuales
como puede ser el estilo de afrontamiento, variables macro como el apoyo social
percibido, los ambientes en los que se desenvuelve el sujeto como el colegio, la
comunidad y la percepción de impunidad, que tiene un carácter más sociopolítico (De la
Peña, 2010).
Sin embargo, al hacer un análisis detallado sobre la influencia de cada variable
por separado con respecto a las conductas antisociales en jóvenes se obtiene una
mayor especificidad del comportamiento de las mismas, de acuerdo a esto se obtuvo
que el apoyo social general percibido es el que tiene mayor relación con dichas
conductas, aceptándose la hipótesis específica 5 que indica una influencia inversa entre
las variables y donde el apoyo social general sirve como factor protector reduciendo la
frecuencia de conductas antisociales a medida que haya una percepción general de
personas con quien contar o redes de apoyo cercanas al joven.
De acuerdo con Palomar y Cienfuegos (2007); Resnick (citado en Shute, De
Blasio y Williamson, 2002) y Dunn, Putallaz, Sheppard y Lindstrom (citado en Feldman,
et al., 2008), el apoyo social brindado de manera adecuada sirve como un recurso que
es necesario para la adaptación a las exigencias del ambiente que rodean a un sujeto,
sobre todo en un nivel socioeconómico bajo, funcionando en caso que dicha evaluación
63
subjetiva involucre a alguien en quién confiar a nivel familiar, de amistad o de la
comunidad, que servirá como protector para enfrentar las situaciones adversas y
favorecerá, a su vez, al desarrollo de estilos de afrontamiento más eficaces. Por lo
tanto, se sigue confirmando el amplio impacto que tiene el percibir una red de apoyo
que sea confiable y sirva como modelo para enfrentar situaciones tanto estresantes
como exigentes en la reducción o no ocurrencia de conductas desviadas en los
jóvenes.
Como plantea Dobbs (2011) en esta edad es cuando se comienzan a formar
conexiones importantes en el cerebro que utilizarán con más probabilidad en su vida
adulta, además el rechazo principalmente de los pares es vivido a nivel emocional con
mucha intensidad ya que si el adolescente no logra relacionarse con su pares, tendrá
menos probabilidades de adaptarse en el futuro cuando sus familiares no se
encuentren, en este sentido parece conveniente fomentar las redes de apoyo desde
edades tempranas, principalmente de los pares, con el fin de frenar la aparición de
conductas antisociales posteriormente.
Continuando en la línea del apoyo social y de acuerdo a lo planteado por
Palomar y Cienfuegos (2007) donde varios estudios reflejan que tener una percepción
de apoyo social se relaciona con tener un alto auto-concepto, mayor control personal,
una mejor salud general y sobre todo un estilo de afrontamiento más adecuado al
estrés, se obtuvo como segunda variable con mayor peso en la relación con las
conductas antisociales el estilo de afrontamiento racional. Con ello se confirma la
hipótesis 4 que indica una relación inversa entre tales conductas y el estilo de
afrontamiento racional, funcionando también como factor protector al ser utilizado y
reduciendo las conductas antisociales de los jóvenes.
Estos resultados concuerdan con lo encontrado por Goméz-Fraguela, et al.
(2006) quiénes hallaron una relación significativa en estilos de afrontamientos
enfocados en resolver problemas y búsqueda del éxito como factor protector en los
adolescentes de su estudio, ellos concluyen que dichas estrategias cobran importancia
si se fomenta, por ejemplo, la elaboración de un plan a fin de tomar acciones ante
situaciones problemáticas, la tranquilidad que se tiene a la hora de ejecutar dicho plan,
64
e incluso utilizar la lógica y experiencia pasada para enfrentar nuevos retos. Esto se
relaciona con lo racional mas que con lo emocional-evitativo a la hora de abordar e
intervenir en esta población con el propósito de reducir las mencionadas conductas. Es
importante destacar que el presente estudio se basó únicamente en las estrategias
racionales pues son las que tienen mayor apoyo empírico.
Junto al análisis del apoyo social general percibido y un estilo de afrontamiento
racional como las dos variables que tienen mayor influencia en la aparición de un mayor
o menor número de conductas antisociales, se obtuvo que las percepciones tanto de la
impunidad, el ambiente escolar y el ambiente comunitario no parecen tener una
influencia directa en las mismas, por lo tanto se rechazan el resto de las hipótesis
específicas planteadas que podría indicar que estas variables no tienen una influencia
directa en tales conductas.
Sin embargo, entre la percepción de ambiente comunitario y las conductas
antisociales parece observarse cierta relación estadística, aunque no de carácter
significativo; esta relación tendenciosa podría apoyar la perspectiva sociológica
mencionada por De la Peña (2010), donde el individuo está expuesto e inmerso en un
ambiente macro con diversas variables que fomentan la aparición o no de las conductas
antisociales. Una que cumple un rol de importancia es la comunidad, y para el caso, la
percepción que se tiene de la misma. Esto se hace evidente, pues si bien los
adolescentes de la muestra presentan heterogeneidad en el ambiente escolar por ser
de distintos liceos, todos pertenecen a la misma ciudad, lo cual brinda cierta
homogeneidad en la percepción de ambiente comunitario.
Por su parte, a pesar de no obtener influencia directa entre estas variables y las
conductas antisociales, sí se encontraron relaciones simples significativas entre todos
los factores excepto la desconfianza hacia la autoridad, esto podría brindar una mirada
sobre posibles influencias indirectas entre las mismas siguiendo lo ya mencionado por
Palomar y Cienfuegos (2007); Resnick (citado en Shute, De Blasio y Williamson, 2002)
y Dunn, Putallaz, Sheppard y Lindstrom (citado en Feldman, et al., 2008), donde las
redes de apoyo se encuentran en la familia, amigos o en la comunidad y teniendo en
cuenta que es en el colegio y la comunidad donde los jóvenes pueden aprender las
65
normas sociales y donde también están expuestos a mayores presiones de pares y
creación de sub-culturas que promueven como lo aceptado el reconocimiento del poder
y el emprender conductas que convencionalmente son consideradas desviadas
(Sussman, Unger, Dent., 2004; Moreno 2014; Garrido, citado en De la Peña, 2010 y
Zubillaga, 2005).
Con respecto al rechazo de la percepción de impunidad sobre las conductas
antisociales coincide con lo reportado por Wright, et al. (2014) donde los resultados con
esta variable son incongruentes y en ocasiones se encuentran relaciones significativas
pero en otros no, a su vez, resaltan que al trabajar con una muestra de no infractores,
como en el presente estudio, pueden haber sesgos por lo ya mencionado con respecto
a lo que generalmente miden las escalas de conductas antisociales, en este sentido
tales conductas son evaluadas en sus extremos y en la mayoría delictivas y donde por
la falta de cometer trasgresiones significativas que involucren castigos mayores, como
por ejemplo la cárcel o multas, no se tiene la misma percepción de impunidad que
quizás una muestra trasgresora podría tener, donde se establecería un criterio más
estructurado con respecto a la presencia o ausencia de impunidad.
Al igual que la percepción del ambiente escolar y del ambiente comunitario, se
encontró una correlación simple significativa entre el factor percepción de solución
institucional y las conductas antisociales, esto podría indicar, igualmente, una posible
influencia indirecta en la dirección que a mayor percepción de solución institucional
menor será el número de conductas antisociales reportadas por los jóvenes, esto
parece brindar cierto apoyo al factor obtenido en la escala construida y donde la
desconfianza en la autoridad no parece tener, al menos en este estudio, relevancia con
la presencia o ausencia de trasgresiones sociales, de esta manera, percibir que las
instituciones sí bridan soluciones podría servir como protector en cuanto a la reducción
de conductas antisociales pues funcionaría como algo externo al sujeto. Sin embargo
debido a la ausencia de un ambiente protector y vínculos significativos, llevan a que el
individuo por factores individuales y personales, como su estilo de afrontamiento y el
apoyo social general que perciba, sean los que terminen funcionando como factores
66
protectores que los alejen de las conductas antisociales en un entorno donde lo
institucional está ausente.
De acuerdo con los resultados obtenidos entre las variables y los efectos directos
o posibles efectos indirectos de las mismas, parece confirmarse lo propuesto con base
en el modelo ecológico cumpliéndose las variables utilizadas en la premisa donde
“todos los niveles del modelo ecológico propuesto dependen unos de otros y, por lo
tanto, se requiere de una participación conjunta de los diferentes contextos y de una
comunicación entre ellos.” (Fríaz, López y Díaz, 2003; p. 16). De esta manera se
encontró que casi todas las variables se relacionan significativamente entre sí
comenzando por las percepciones de solución institucional y el ambiente comunitario,
seguido de dicha percepción favorable o desfavorable de la comunidad con la
relacionada con el ambiente escolar y esta última relacionada significativamente con el
apoyo social general percibido y el estilo de afrontamiento racional quienes tienen
influencia directa y significativa sobre las conductas antisociales. Así, esta información
sirve de evidencia suficiente para las influencias indirectas que pueden encontrarse
entre aquellas variables que no resultaron significativas y tenerlas en cuenta a la hora
de planificar intervenciones sociales en especial con jóvenes por el impacto que tienen.
Entre los hallazgos más relevantes, vale la pena resaltar el poder de los vínculos
significativos en el estudio de las conductas antisociales pues al trabajar principalmente
con las percepciones de los adolescentes estas varían no según la presencia o
ausencia de solución institucional, un ambiente escolar o comunidad favorable o
desfavorable o la presencia de redes de apoyo en la cotidianidad, sino de la evaluación
subjetiva que cada uno le asigne al mismo y donde aunque tales elementos se
encuentren, sin un vinculo significativo puede no haber un registro cognitivo sólido que
disminuya la aparición de conductas antisociales.
67
VI. Conclusiones y Recomendaciones
El análisis de regresión múltiple utilizado en el presente estudio arrojó resultados
muy relevantes en cuanto a conocer la posible influencia que pueden ejercer distintas
variables sobre la presencia o ausencia de conductas antisociales en jóvenes
adolescentes venezolanos. De esta forma el apoyo social general percibido y un estilo
de afrontamiento racional fueron las dos variables que resultaron con una relación
directa y significativa sobre las mismas y que funcionan como factores protectores
reduciendo la frecuencia de las conductas antisociales y delictivas que presentan los
jóvenes.
La muestra de la investigación se conformó por estudiantes de liceos públicos de
la ciudad de Los Teques, Edo. Miranda y con edades entre 12 y 15 años, estos
alumnos mostraron una baja frecuencia de conductas antisociales y delictivas como es
de esperarse en una muestra de no infractores, a su vez, presentaron niveles medios
en cuanto a la percepción de solución institucional y desconfianza en la autoridad, el
uso de un estilo de afrontamiento racional, una percepción de apoyo social general
promedio y una percepción moderada en cuanto a lo favorable de su ambiente escolar
y comunitario.
Principalmente se evidenció la influencia de variables como la percepción de un
apoyo social general y un estilo de afrontamiento racional en la reducción de las
conductas antisociales y delictivas de los jóvenes venezolanos, en este sentido, a
medida que los sujetos se sientan con redes de apoyo bien sea en su familia, amigos,
comunidad, religión, entre otras, y utilicen estrategias para afrontar los problemas y el
estrés enfocadas en la solución de los mismos con la elaboración de un plan y
capacidad de llevarlo a cabo, utilizar la lógica y la experiencia pasada para los nuevos
retos y se muestren tranquilos a la hora de enfrentar los problemas, tendrán menores
probabilidades de cometer conductas antisociales en el presente. Por este motivo,
parece importante fomentar la formación y mantenimiento de estas redes de apoyo
significativas y favorecer los mencionados estilos de afrontamiento racionales para
enfrentar situaciones en general, no sólo con respecto a temas antisociales, pues dicho
estilo parece bríndale a los jóvenes suficientes herramientas para controlar con mayor
68
probabilidad su propia conducta y permanecer dentro de las normas sociales a pesar de
posibles presiones grupales. En esta misma línea valdría la pena estudiar
detalladamente otros estilos de afrontamiento como el emocional o el evitativo y su
relación con las conductas antisociales, con el fin de obtener una visión más amplia de
las mismas.
Con respecto a las demás variables perceptuales y que pueden brindar una
visión más amplia de las conductas antisociales no se encontró evidencia suficiente
para afirmar la posible influencia de la percepción de impunidad, la percepción del
ambiente escolar ni el ambiente comunitario de forma directa, sin embargo, las
características de la muestra utilizada pueden brindar conclusiones importantes en el
estudio de las conductas antisociales. Si bien estas variables no fueron significativas
directamente y con base en lo propuesto por el modelo ecológico, podrían tener alguna
relación importante de forma indirecta con las mencionadas conductas, en este sentido,
por el tipo de investigación utilizado no se puede conocer ni afirmar esta relación
hipotética pero brinda un primer paso para posibles investigaciones donde se contraste
tal relación mediante un análisis de ruta.
Igualmente valdría la pena estudiar estas variables, en especial la percepción de
impunidad, en una muestra de delincuentes debido a las incongruencias que se
encuentran con respecto a tal variable y por la posible falta de experiencia directa de
jóvenes que no han enfrentado un proceso penal, pues en dicho caso pudieran darse
diferencias significativas en su percepción de la impunidad y su percepción de solución
institucional o desconfianza hacia la autoridad. En esta misma línea valdría la pena
proponer futuros estudios que brinden una comparación también entre jóvenes
delincuentes y no delincuentes desde un abordaje cualitativo a fin de aclarar la
existencia o no de tales incongruencias e hipótesis propuesta.
Siguiendo esta línea comparativa, se recomienda el análisis de semejanzas y
diferencias entre hombres y mujeres en el estudio de las conductas antisociales dado
que diversos autores (Andreu y Peña, 2013; Sanabria y Uribe, 2009) reportan que
existen diferencias por sexo en la frecuencia de conductas antisociales, además,
también parece haber un sesgo en los estudios donde el énfasis suele estar en una
69
muestra predominantemente masculina y que puede, igualmente, sesgar programas de
intervención individuales o grupales en comunidades.
Con respecto a la escala de percepción de impunidad construida para esta
investigación, es un gran aporte en el estudio de esta variable pues no se encuentran
escalas válidas y confiables que midan tal constructo, sin embargo, es necesario
continuar revisando y modificando la misma, ampliar el número de ítems para precisar
la medición y replantear en especial los ítems del factor desconfianza hacia la
autoridad.
Por último, vale la pena destacar que el estudio permitió conocer aspectos
relevantes en el área de las conductas antisociales con adolescentes, sobre las cuales
no se encuentran muchas investigaciones previas realizadas en nuestro país y que
sirven como inicio para una mayor profundización a futuro en la explicación de las
variables dentro del marco sociopolítico, que pueden influir en la aparición o reducción
de tales conductas.
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78
Anexos
79
Anexo A
Escala de conducta antisocial y delictiva de Andreu y Peña (2013)
80
Edad____ Sexo____ Grado/Año______ Liceo____________________
A continuación se te presentan una serie de preguntas con varias opciones de
respuesta, por favor léelas detenidamente y marca con una “X” la casilla que mejor se
adecue a cada afirmación según si haz realizado dicha conducta alguna vez “SÍ” o no la
haz realizado “NO”, recuerda que no hay respuestas correctas o incorrectas y la
información es completamente anónima por lo que se te agradece responder
sinceramente a los mismos.
Ítem SÍ NO
1. He viajado en autobús, metro o tren sin pagar.
2. He conducido un carro, o una moto sin permiso de conducir o sin seguro.
3. He escrito o pintado en muros, autobuses o viviendas.
4. He faltado a clase sin motivo justificado.
5. He dañado o destruido una parada de autobús, una señal de tráfico o un teléfono público.
6. He dañado o destruido una ventana, una papelera pública o un poste de luz.
7. He dañado o destruido mobiliario del liceo.
8. He dañado o destruido un asiento en un autobús, metro o tren.
9. He robado dinero de una cabina telefónica o de una máquina expendedora.
10. He robado algo de una tienda, del liceo o de una casa.
11. He robado alguna cartera o bolso.
12. He entrado sin permiso en una casa, edificio o propiedad privada.
13. He comprado algo que sabía o sospechaba que era robado.
14. He llegado a vender algo que sabía o sospechaba que era robado.
15. He llevado un arma, como una navaja, un palo o un cuchillo.
16. He amenazado a alguien con un arma o con pegarle para conseguir dinero o algo de valor.
17. He estado activamente involucrado en peleas o desórdenes en un grupo o pandilla.
18. He prendido fuego intencionadamente a algo como un carro, un bosque, una casa o alguna otra cosa que no me pertenecía
19. He golpeado a alguien que no conocía hasta llegar a dañarle.
20. He agredido a alguien con una navaja, un palo u otra arma.
21. He consumido marihuana, hachís o porros.
22. He consumido cerveza, vino, licor o combinados.
23. He llegado a estar borracho.
24. He llegado a vender hachís, porros u otro tipo de drogas.
25. He sido detenido por la policía por consumir drogas en un lugar público.
81
Anexo B
Escala de percepción de impunidad
82
Para responder estas afirmaciones es necesario que tengas en
mente que un “ataque” involucra un daño intencional bien sea
físico o a la propiedad privada de otras personas o instituciones
como por ejemplo: rayar las paredes o autobuses, romper
ventanas o pupitres, robar dinero o artículos de otras personas o
estar involucrado en peleas con armas o sin ellas. A su vez
“denunciar” implica exponer públicamente a quienes cometen
estos ataques frente a alguna autoridad bien sea del liceo como la
maestra o directora o fuera del mismo con la policía.
A continuación, se te presentan una serie de afirmaciones con varias opciones de
respuesta que buscan valorar tu percepción de impunidad o falta de castigo en
Venezuela. Por favor, lee la afirmación primero y después marca con una “X” la opción
que mejor represente tu grado de acuerdo con dicha afirmación; entre: totalmente en
desacuerdo, en desacuerdo, de acuerdo y totalmente de acuerdo. Recuerda que no
hay respuestas correctas o incorrectas y la información es anónima por lo que se te
agradece responder sinceramente a los mismos y no dejar casillas en blanco.
Ítem
1. En Venezuela, atacar a otras personas se castiga legalmente bien sea pagando una multa o con la cárcel.
TD D A TA
2. Estoy seguro que al denunciar a quienes atacan a otras personas frente a la autoridad, la misma investigará a profundidad dicho ataque y capturará a los responsables.
TD D A TA
3. Creo que es importante denunciar a quienes atacan a otras personas o instituciones para que reciban un castigo de multa o la cárcel.
TD D A TA
4.Denunciaría a quienes ataquen a otras personas o instituciones pues creo que la denuncia será recibida por parte de la policía
TD D A TA
5. Denunciaría un ataque a otras personas o instituciones pues creo que la policía investigará y sancionará a quienes cometan dicho ataque.
TD D A TA
6. Considero que denunciar es una pérdida de tiempo pues no se investigará ni castigará a los responsables de los ataques.
TD D A TA
7. Cuando alguien me ataca a mí, algún familiar o amigo prefiero resolver el problema por mi propia cuenta antes que confiar en la policía. TD D A TA
8. Cuando ocurre un ataque en mi comunidad prefiero resolver la situación por mi propia cuenta en vez de confiar en la policía.
TD D A TA
9. Cuando ocurre un ataque contra una institución que conozco es mejor resolver el problema por mí mismo en vez de confiar en la policía.
TD D A TA
10. Considero que en Venezuela la aplicación de la ley por parte de la autoridad a la que denuncié es buena.
TD D A TA
¡Ate
nci
ón
!
Tota
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uer
do
En d
esa
cue
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De
acu
erd
o
Tota
lmen
te d
e ac
uer
do
83
Anexo C
Escala de percepción del ambiente escolar de Frías, et al. (Citados en
Frías, López y Díaz, 2003). Escala de percepción de ambiente
comunitario de Frías, López y Díaz (2003)
84
Nada----------------------Mucha
Ítem 1 2 3 4
¿Qué tan peligrosa es la escuela?
¿Qué tanta venta de drogas ilegales hay en la escuela?
¿Cuántas bandas hay en la escuela?
¿Qué tan sucia está la escuela?
¿Cuántos alumnos muestran desinterés y no se
comprometen en realizar las actividades de la escuela?
¿Qué tan descuidada está la escuela?
Nada----------------------Mucha
Ítem 1 2 3 4
¿Cuántos sitios donde venden licor hay en mi comunidad?
¿Cuántas peleas hay en mi barrio?
¿Qué tan peligrosa es mi comunidad?
¿Qué tan ruidosa es mi comunidad?
¿Qué tanta venta de drogas ilegales hay en mi comunidad?
¿Qué tan sucia está mi comunidad?
¿Qué tan oscura es mi comunidad?
¿Cuántos indigentes hay en mi comunidad?
¿Cuántos borrachos hay en mi comunidad?
¿Qué tan descuidada está mi comunidad?
¿Qué tantos servicios, viviendas y espacios hay en mi
comunidad para la cantidad de gente que vive allí?
A continuación se presentan una serie de preguntas relacionadas con el ambiente escolar y
de tu comunidad, por favor contesta marcando con una “X” tu valoración en un rango que
va del 1 al 4, siendo 1=Nada y 4=Mucha según consideres pertinente en cada una.
Recuerda contestar sinceramente todas las casillas ya que no existen respuestas correctas
o incorrectas.
En cuanto a tu liceo qué tan de acuerdo estás con las
siguientes preguntas:
Con respecto a tu comunidad, qué tan de acuerdo estás con
las siguientes preguntas:
85
Anexo D
Cuestionario de Afrontamiento (Coping Style Questionnarie-CSQ-
Roger et al. Validada y adaptada a venezolanos por Guarino, et al.,
2007)
86
1.Me siento abrumado(a) y a merced de la situación S F A N
2.Elaboro un plan para manejar lo que ha ocurrido S F A N
3.Veo la situación por lo que realmente es y nada más S F A N
4.Me siento deprimido(a) o abatido(a) S F A N
5.Siento que nadie me entiende S F A N
6.Siento que estoy solo(a) o aislado(a) S F A N
7.Tomo acciones para cambiar las cosas S F A N
8.Me siento impotente- no hay nada que pueda hacer la respecto S F A N
9.Trato de encontrar mas información para ayudarme a tomar decisiones acerca de lo ocurrido
S F A N
10.Me reservo las cosas para mi mismo(a) y no dejo que otros sepan lo mal que están S F A N
11.Me siento independiente (ajeno/a) de las circunstancias S F A N
12.Me paralizo y espero que todo pase S F A N
13.Trasmito mis frustraciones a la gente más cercana a mí S F A N
14.Resuelvo la situación sin sentirme identificado(a) con ella S F A N
15.Respondo neutralmente al problema S F A N
16.Pretendo que nada pasa, aunque la gente pregunte S F A N
17.Mantengo las cosas dentro de una proporción - nada es realmente importante S F A N
18.Creo que el tiempo de alguna manera resolverás las cosas S F A N
19.Me siento mentalmente aliviado(a) acerca de todo el asunto S F A N
20.Trato de mantener mi sentido del humor- me río de mí mismo o de la situación S F A N
21.Me mantengo pensando en lo ocurrido con la esperanza de que pasará S F A N
22.Creo que puedo enfrentar las cosas con el mínimo de agitación S F A N
23.Sueño despierto con que las cosas mejorarán en el futuro S F A N
24.Trato de encontrar una manera lógica de explicar el problema S F A N
25.Decido que no tiene caso molestarme y continúo adelante S F A N
26.Me siento sin valor y poco importante S F A N
27.Confío en la suerte- las cosas de alguna manera mejorarán S F A N
28.Uso mi experiencia pasada para tratar de manejar la situación S F A N
29.Trato de olvidar todo lo que ha ocurrido S F A N
30.Me irrito o me pongo bravo(a) S F A N
31.Le doy a la situación toda mi atención S F A N
32.Hago las cosas una a la vez S F A N
33.Me critico o me culpo a mí mismo(a) S F A N
34.Rezo para que las cosas cambien S F A N
35.Pienso y hablo del problema como si no tuviera que ver conmigo S F A N
36.Hablo de lo ocurrido lo menos posible S F A N
37.Me preparo para el peor desenlace posible S F A N
38.Busco comprensión por parte de la gente S F A N
39.Veo lo ocurrido como un reto a ser superado S F A N
40.Soy realista en mi aproximación a la situación S F A N
Aunque la gente pueda reaccionar en diferentes formas ante diversas situaciones, todos tenemos la tendencia a manejar de una manera característica las situaciones que nos molestan. ¿Cómo describirías la manera en la cual tú típicamente reaccionas antes el estrés? Encierra en un círculo Siempre (S), Frecuentemente (F), Algunas Veces (A) o Nunca (N), según corresponda para cada afirmación siguiente:
87
Anexo E
Cuestionario de Apoyo Social de Dunn, et al. Traducido y adaptado al
español por Feldman y Bagés (citado en Nuñez y Socorro, 2005)
88
1. Tengo amigos que me apoyarán sin importar lo que esté haciendo o cómo me siento.
Nunca Muy poco Regular Siempre
2. Cuando tengo el apoyo de mi familia me siento más preocupado con lo que estoy haciendo.
Nunca Muy poco Regular Siempre
3. Pienso que la gente no necesita a otros y que uno puede solucionar las cosas uno mismo.
Nunca Muy poco Regular Siempre
4. Puedo contar con los compañeros que viven cerca de mí para que me ayuden cuando me siento preocupado.
Nunca Muy poco Regular Siempre
5. Recibo apoyo por parte de mis padres. Nunca Muy poco Regular Siempre
6. Soy miembro de un grupo social (religioso, clubes, equipos, etc.) Nunca Muy poco Regular Siempre
7. Pido el apoyo de los otros. Nunca Muy poco Regular Siempre
8. Aunque me sienta muy mal, mis amigos me hacen sentir alegre e importante.
Nunca Muy poco Regular Siempre
9. Tengo en quien confiar. Nunca Muy poco Regular Siempre
10. Mi familia me proporciona satisfacciones y un sentimiento de fortaleza.
Nunca Muy poco Regular Siempre
11. Las personas deberían poder contar con orientación religiosa para obtener apoyo y tranquilidad.
Nunca Muy poco Regular Siempre
12. Creo en mí mismo y en mi habilidad para manejar situaciones nuevas sin la ayuda de los otros.
Nunca Muy poco Regular Siempre
13. Cuando me siento infeliz o bajo estrés cuento con gente alrededor a quien recurrir.
Nunca Muy poco Regular Siempre
14. Mi relación con mis compañeros me hacen sentir bien. Nunca Muy poco Regular Siempre
15. Durante mi crecimiento siempre había gente a mí alrededor a quien recurrir cuando lo necesitaba.
Nunca Muy poco Regular Siempre
16. Comparto actividades religiosas con mis compañeros. Nunca Muy poco Regular Siempre
17. Para mí es importante contar con el apoyo emocional de la comunidad religiosa a la cual pertenezco.
Nunca Muy poco Regular Siempre
18. Me siento bien cuando le pido apoyo a mi familia. Nunca Muy poco Regular Siempre
19. Para mí es importante contar con el apoyo emocional de mis amigos.
Nunca Muy poco Regular Siempre
20. Siento que los que están cerca de mí me hacen sentir importante.
Nunca Muy poco Regular Siempre
21. Puedo recurrir a mis padres cuando tengo un problema. Nunca Muy poco Regular Siempre
22. Me siento solo, como si no tuviera a nadie cerca. Nunca Muy poco Regular Siempre
23. Los compañeros que están cerca de mí me hacen sentir que alguien se preocupa por mí.
Nunca Muy poco Regular Siempre
24. Tengo amigos que me apoyarán, no importa lo que haga. Nunca Muy poco Regular Siempre
25. Mis hermanos y hermanas me brindan apoyo. Nunca Muy poco Regular Siempre
26. Mis jefes me ayudan cuando lo necesito. Nunca Muy poco Regular Siempre
27. Cuando tengo problemas me los guardo para mí mismo. Nunca Muy poco Regular Siempre
28. En mi organización prefiero trabajar en equipo. Nunca Muy poco Regular Siempre
A continuación se presenta una serie de situaciones relacionadas con el apoyo social, le
pedimos que piense en cada una de ellas y marque con una “X” la respuesta que aplique
para su caso:
89
Anexo F
Escala de conductas antisociales y delictivas de Andreu y Peña
(2013): confiabilidad ítem-escala.
90
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de
Cronbach
Alfa de Cronbach basada en los
elementos tipificados
N de
elementos Casos
.803 .816 25 242
Estadísticos total-elemento
Media de la escala si se elimina el elemento
Varianza de la escala si se elimina el elemento
Correlación elemento-total
corregida
Alfa de Cronbach si se
elimina el elemento
CA1 3.42 10.446 .298 .802 CA2 3.61 10.558 .311 .799 CA3 3.59 10.242 .416 .792 CA4 3.36 10.476 .287 .802 CA5 3.85 11.367 .199 .802 CA6 3.81 10.935 .386 .795 CA7 3.77 10.797 .372 .795 CA8 3.79 10.706 .447 .792 CA9 3.86 11.338 .311 .800 CA10 3.80 10.722 .486 .791 CA11 3.85 11.322 .251 .800 CA12 3.67 10.348 .432 .791 CA13 3.72 10.675 .345 .796 CA14 3.82 11.089 .315 .798 CA15 3.75 10.466 .487 .789 CA16 3.85 11.243 .341 .798 CA17 3.64 10.333 .410 .793 CA18 3.81 11.064 .298 .798 CA19 3.80 10.850 .400 .794 CA20 3.85 11.352 .244 .801 CA21 3.84 11.084 .400 .796 CA22 3.31 9.996 .452 .790 CA23 3.67 10.364 .430 .791 CA24 3.86 11.388 .258 .801 CA25 3.88 11.653 .002 .805
Media total de la escala: 3.88 Varianza total de la escala: 11.65
91
Anexo G
Escala percepción de impunidad: confiabilidad ítem-escala y análisis
factorial.
92
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de
Cronbach
Alfa de Cronbach basada en los
elementos tipificados N de elementos Casos
.666 .663 10 242
Estadísticos total-elemento
Media de la escala si se elimina el elemento
Varianza de la escala si se elimina el elemento
Correlación elemento-total
corregida
Alfa de Cronbach si se
elimina el elemento
IMPU1 25.90 22.110 .175 .669 IMPU2 25.96 20.535 .356 .637 IMPU3 25.60 21.972 .290 .650 IMPU4 26.00 22.056 .216 .661 IMPU5 25.97 20.319 .389 .630 IMPU6 26.24 19.844 .356 .636 IMPU7 26.69 18.468 .463 .611 IMPU8 26.34 19.664 .368 .633 IMPU9 26.35 19.943 .332 .641 IMPU10 26.50 20.242 .316 .644
Media total de la escala: 29.06 Varianza total de la escala: 24.42
KMO y prueba de Bartlett
Medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin. .701
Prueba de esfericidad de
Bartlett
Chi-cuadrado aproximado 353.616
gl 45
Sig. .000
Varianza total explicada
Componente
Autovalores iniciales Sumas de las saturaciones al
cuadrado de la extracción
Total % de la varianza % acumulado Total
% de la varianza % acumulado
1 2.537 25.375 25.375 2.537 25.375 25.375
2 1.770 17.704 43.079 1.770 17.704 43.079 3 1.004 10.044 53.123
4 .963 9.633 62.756 5 .835 8.349 71.105 6 .757 7.569 78.674 7 .650 6.502 85.176 8 .557 5.566 90.743 9 .514 5.143 95.886 10 .411 4.114 100.000
93
Factor desconfianza en la autoridad: confiabilidad ítem-factor.
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de
Cronbach
Alfa de Cronbach basada en los
elementos tipificados N de elementos Casos
.702 .701 4 242
Estadísticos total-elemento
Media de la
escala si se
elimina el
elemento
Varianza de la
escala si se
elimina el
elemento
Correlación
elemento-total
corregida
Alfa de
Cronbach si se
elimina el
elemento
IMPU6 7.83 7.094 .367 .709
IMPU7 8.27 5.877 .560 .591
IMPU8 7.92 6.150 .567 .589
IMPU9 7.92 6.555 .464 .653
Media total de la escala: 10.65 Varianza total de la escala: 10.38
Factor Percepción de solución institucional: confiabilidad ítem-factor.
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de
Cronbach
Alfa de Cronbach basada en los
elementos tipificados
N de
elementos Casos
.616 .623 6 242
Estadísticos total-elemento
Media de la escala si se elimina el elemento
Varianza de la escala si se elimina el elemento
Correlación elemento-total
corregida
Alfa de Cronbach si se
elimina el elemento
IMPU1 15.26 7.781 .285 .597 IMPU2 15.31 7.282 .383 .558 IMPU3 14.96 8.020 .384 .565 IMPU4 15.37 8.063 .278 .598 IMPU5 15.32 6.893 .482 .515 IMPU10 15.87 7.155 .309 .594
Media total de la escala: 18.42 Varianza total de la escala: 10.07
94
Anexo H
Escala de percepción del ambiente escolar de Frías, et al. (Citados en
Frías, López y Díaz, 2003): confiabilidad ítem-escala y análisis
factorial.
95
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de
Cronbach
Alfa de Cronbach basada en los
elementos tipificados
N de
elementos Casos
.581 .568 6 242
Estadísticos total-elemento
Media de la escala si se elimina el elemento
Varianza de la escala si se elimina el elemento
Correlación elemento-total
corregida
Alfa de Cronbach si se
elimina el elemento
COLE1 11.86 9.691 .281 .551 COLE2 11.94 9.073 .327 .532 COLE3 11.65 8.373 .322 .538 COLE4 11.37 8.017 .432 .479 COLE5 10.16 10.911 .140 .595 COLE6 11.59 8.685 .397 .501
Medida total de la escala: 13.71 Varianza total de la escala: 12.12
KMO y prueba de Bartlett
Medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin. .605
Prueba de esfericidad de
Bartlett
Chi-cuadrado aproximado 145.788
gl 15
Sig. .000
Varianza total explicada
Componente
Autovalores iniciales Sumas de las saturaciones al
cuadrado de la extracción
Total % de la varianza % acumulado Total
% de la varianza % acumulado
1 1.967 32.776 32.776 1.967 32.776 32.776
2 1.160 19.336 52.112 3 .977 16.285 68.396 4 .764 12.725 81.122 5 .703 11.716 92.837 6 .430 7.163 100.000
Método de extracción: Análisis de Componentes principales.
96
Anexo I
Escala de percepción de ambiente comunitario de Frías, López y Díaz
(2003): confiabilidad ítem-escala y análisis factorial.
97
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de
Cronbach
Alfa de Cronbach basada
en los elementos tipificados N de elementos Casos
.764 .761 11 242
Estadísticos total-elemento
Media de la escala si se elimina el elemento
Varianza de la escala si se elimina el elemento
Correlación elemento-total
corregida
Alfa de Cronbach si se
elimina el elemento
COMU1 22.75 39.307 .494 .737 COMU2 23.04 38.375 .499 .735 COMU3 22.94 38.799 .501 .735 COMU4 22.79 39.105 .470 .739 COMU5 23.20 38.710 .511 .734 COMU6 22.80 39.657 .469 .740 COMU7 23.14 43.090 .212 .770 COMU8 23.59 40.716 .438 .744 COMU9 22.77 39.132 .494 .736 COMU10 22.80 39.019 .513 .734 COMU11 23.34 47.017 -.040 .796
Media total de la escala: 25.32 Varianza total de la escala: 47.59
KMO y prueba de Bartlett
Medida de adecuación muestral de Kaiser-Meyer-Olkin. .808
Prueba de esfericidad de
Bartlett
Chi-cuadrado aproximado 506.660
gl 55
Sig. .000
Varianza total explicada
Componente
Autovalores iniciales Sumas de las saturaciones al
cuadrado de la extracción
Total % de la varianza % acumulado Total
% de la varianza
% acumulado
1 3.606 32.781 32.781 3.606 32.781 32.781
2 1.384 12.584 45.366 3 1.045 9.496 54.862 4 .907 8.249 63.111 5 .831 7.555 70.666 6 .746 6.782 77.449 7 .608 5.531 82.980 8 .581 5.280 88.260 9 .479 4.355 92.615 10 .412 3.746 96.360 11 .400 3.640 100.000
Método de extracción: Análisis de Componentes principales.
98
Anexo J
Sub-escala del cuestionario de afrontamiento (Coping Style
Questionnarie-CDQ- Roger, et al. Validada y adaptada a venezolanos
por Guarino, et al., 2007): confiabilidad ítem-escala.
99
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de
Cronbach
Alfa de Cronbach basada en
los elementos tipificados N de elementos Casos
.757 .758 14 242
Estadísticos total-elemento
Media de la escala si se elimina el elemento
Varianza de la escala si se elimina el elemento
Correlación elemento-total
corregida
Alfa de Cronbach si se
elimina el elemento
AFR2 31.42 50.511 .381 .742 AFR3 31.79 53.757 .152 .764 AFR7 31.93 49.642 .443 .736 AFR9 31.90 49.475 .439 .736 AFR20 32.16 50.919 .319 .748 AFR22 31.45 52.072 .292 .750 AFR24 32.21 49.978 .425 .738 AFR25 31.98 53.011 .187 .762 AFR28 31.95 48.556 .518 .728 AFR31 31.96 49.971 .426 .738 AFR32 32.01 52.342 .264 .753 AFR37 31.57 51.241 .292 .751 AFR39 32.23 47.714 .535 .725 AFR40 32.22 47.808 .515 .727
Media total de la escala: 34.37 Varianza total de la escala: 57.49
100
Anexo K
Sub-escala apoyo social general del cuestionario de apoyo social de
Dunn, et al. Traducido y adaptado al español por Feldman y Bagés
(citado en Nuñez y Socorro, 2005): confiabilidad ítem-escala.
101
Estadísticos de fiabilidad
Alfa de
Cronbach
Alfa de Cronbach basada en
los elementos tipificados
N de
elementos Casos
.654 .672 17 242
Estadísticos total-elemento
Media de la escala si se elimina el elemento
Varianza de la escala si se elimina el elemento
Correlación elemento-total
corregida
Alfa de Cronbach si se
elimina el elemento
APO2 31.30 52.890 -.242 .702 APO3 31.27 47.062 .131 .656 APO9 30.51 43.571 .414 .620 APO10 30.41 44.386 .438 .621 APO11 30.90 47.448 .130 .655 APO13 31.30 43.400 .364 .625 APO14 30.60 43.379 .461 .615 APO15 30.60 45.114 .317 .633 APO17 31.55 44.533 .292 .635 APO18 30.52 42.951 .496 .611 APO19 30.78 44.394 .368 .626 APO21 30.66 42.976 .441 .615 APO23 31.10 44.138 .322 .631 APO26 31.30 44.344 .249 .642 APO27 31.20 54.243 -.318 .713 APO28 30.76 43.624 .414 .620 APO25 30.80 43.997 .317 .631
Media total de la escala: 32.85 Varianza total de la escala: 50.21
102
Anexo L
Supuesto de normalidad y matriz de correlaciones entre las variables.
103
Pruebas de normalidad
Kolmogorov-Smirnov
a Shapiro-Wilk
Estadístico gl Sig. Estadístico gl Sig.
Conductas Antisociales .171 229 .000 .879 229 .000 Afrontamiento Racional .154 229 .000 .961 229 .000 Apoyo General .179 229 .000 .957 229 .000 Ambiente Escolar .105 229 .000 .978 229 .001 Ambiente Comunitario .087 229 .000 .987 229 .036 Desconfianza .112 229 .000 .960 229 .000 Solución institucional .143 229 .000 .956 229 .000
a. Corrección de la significación de Lilliefors
Matriz de Correlaciones
Correlaciones
Conducta Antisocial
es
Afrontamiento
Racional
Apoyo Genera
l
Ambiente
Escolar
Ambiente Comunitari
o Desconfia
nza
Solución institucion
al
Correlación de Pearson
Conductas Antisociales
1.000 -.148** -.211** .164** .176** .001 -.139*
Afrontamiento Racional
-.148** 1.000 -.036 -.136* -.011 -.013 .069
Apoyo General -.211** -.036 1.000 -.138* -.094 .054 .102
Ambiente Escolar .164** -.136* -.138* 1.000 .363** .027 .016
Ambiente Comunitario .176** -.011 -.094 .363** 1.000 -.079 -.119*
Desconfianza .001 -.013 .054 .027 -.079 1.000 .189**
Solución institucional -.139* .069 .102 .016 -.119* .189** 1.000
Sig. (unilateral)
Conductas Antisociales
. .010 .000 .005 .003 .495 .015
Afrontamiento Racional
.010 . .290 .017 .435 .417 .144
Apoyo General .000 .290 . .016 .072 .201 .056
Ambiente Escolar .005 .017 .016 . .000 .340 .401
Ambiente Comunitario .003 .435 .072 .000 . .112 .032
Desconfianza .495 .417 .201 .340 .112 . .002
Solución institucional .015 .144 .056 .401 .032 .002 .
N Conductas Antisociales
242 242 242 242 242 242 242
Afrontamiento Racional
242 242 242 242 242 242 242
Apoyo General 242 242 242 242 242 242 242
Ambiente Escolar 242 242 242 242 242 242 242
Ambiente Comunitario 242 242 242 242 242 242 242
Desconfianza 242 242 242 242 242 242 242
Solución institucional 242 242 242 242 242 242 242
**p<.01, *p<.05
104
Anexo M
Análisis de regresión múltiple y errores de las variables del modelo.
105
Resumen del modelob
Modelo R R cuadrado R cuadrado corregida
Error típ. de la estimación Durbin-Watson
1 .328a .108 .085 3.246 1.910
a. Variables predictoras: (Constante), Solución institucional, Ambiente Escolar, Afrontamiento Racional, Apoyo General, Desconfianza, Ambiente Comunitario. b. Variable dependiente: Conductas Antisociales
ANOVAb
Modelo Suma de
cuadrados gl Media cuadrática F Sig.
1 Regresión 298.388 6 49.731 4.719 .000a
Residual 2476.331 235 10.538 Total 2774.720 241
a. Variables predictoras: (Constante), Solución institucional, Ambiente Escolar, Afrontamiento Racional, Apoyo General, Desconfianza, Ambiente Comunitario. b. Variable dependiente: Conductas Antisociales