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IntroducciÓn
El siglo XXI comenzó en 1991, hace ya dieciséis años. Ese fue el primer
balance que emití "a bote pronto" sobre la disolución de la URSS en
diciembre de 1991'. Inicialmente, esta afirmación sorprendió a más de
uno. Sin embargo, después ha sido empleada en numerosas ocasiones.
El siglo venidero podía ser definido tanto por la ruptura con el mundo que había sido originado por la Primera Guerra mundial, y del
que la URSS era al mismo tiempo uno de los símbolos principales y uno
de los actores preponderantes, como por el surgimiento de Estados Uni
dos como potencia dominante e incontestada. El primer fenómeno que
daba patente con la finalización de la dominación soviética sobre Europa
oriental, herencia de 1945, y posteriormente con el fin de la propia
Unión Soviética. El segundo se deducía en parte por la desaparición de
la URSS, que dejaba a Estados Unidos sin competidor digno de su talla,
pero también, de otra parte, por la capacidad de este país para construir
un verdadera hegemonía tanto política como militar, cuya fuerza había
sido exhibida durante la operación "Tormenta del desierto" en 1991. Es-
1. Ver Jacques Sapir. Feu le systeme soviétíque?, París, La Découverte, 1992.
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EL NUEVO SIGLO XXI
ta hegemonía dio lugar, según dej6 escrito un antiguo ministro de Asun
tOS Exteriores francés, al término de "hiperpotencia"2.
Mucho antes de esta obra, uno de los padres de! pensamiento estraté
gico francés moderno, e! general Lucien Poirier, proponía un sorprendente paralelismo entre la "guerra de! Golfo" y la victoria de Roma so
bre Cartago en Zama:
( ... ) la Historia se desarrolla y marca su curso lentamente,
a menos que uno de sus accidentes, agitando las inercias
mentales y los esquemas culturales, la fuerce a admitir la
realidad.
Tras Zama, los viejos senadores romanos todavía rechaza
ban reconocer el destino de la Ciudad. El desorden, en una
Grecia demasiado próxima para que fuera tolerable, les
obligaba nolens volens' a ampliar el horizonte abierto por la
victoria sobre Cartago. Se habían embarcado en la aventu
ra. El imperio estaba en marcha.
Las analogías históricas son siempre dudosas. Peto, tras el fin del mundo bipolar, cómo el accidente en que consisti6
la guerra del Golfo, necesario tanto para descifrar e! senti
do del pasado como para indicar el de! futuro, ¿no iba a lle
var a imaginar este futuro bajo la forma de un imperium . ,4 amerIcano ....
2. Este término procede de Hubert Védrine, quien fuera ministro de Asuntos Exteriores de Francia de 1997 a 2002. Ver H. Védrine, Les Cartes de la Francea ¡'heure de la mondialisatio", París; Fayasd, 2000.
3. Nolens volens es un expresión latina que literalmente significa "no desearás querer", aunque su sentido más común es "quieras o no" o "se quiera o no" (N. del T.).
4. Lucien Portier, "La guerre du Go/fe dam la généalogie de la stratégie~ Stratégique, nO 51/52,3° y4° trimestres 1991, p. 69-70.
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INTRODUCCIÓN
La rápida y fácil victoria en la guerra del Golfo tuvo efectos inmedia
tos sobre las actuaciones americanas. El presidente de la época, George
H, Bush, lo comprendi6 con tanta claridad que declaró: "Por Júpiter, nos hemos deshecho de! Síndrome de Vietnam de una vez por rodas'''.
A este sentimiento de potencia que se reencontraba a sí misma, se aña
di6 rápidamente la constataci6n del poder indirecto que otorgaba la
hegemonía del Tesoro americano' sobre las organizaciones financieras
internacionales, e! Fondo Monetario Internacional y e! Banco Mundial, en el contexto de la transición de las economías ex-soviéticas.
De este modo, Estados Unidos parecía disponer, en estos albores de!
último decenio del siglo XX, de una total supremacía, tanto militar
como econ6mica, tanto política como cultural. La potencia americana
reunía así la totalidad de las características de! "poder dominante", capaz
de influir sobre e! conjunto de actores sin tener que emplear directamen
te su fuerza tras la demostraci6n que acababa de ofrecer, y sobre todo al establecer su hegemonía sobre el espacio político internacional, en par
ticular imponiendo sus manifestaciones explícitas e implícitas, así como sus discursos'.
Sin embargo, es evidente que, en la actualidad, vivimos en un mundo
que no se corresponde ni con las esperanzas ni con los temores que
entonces se podían vislumbrar. Desde la distancia, e! contexto de prin
cipios de los años 90 tan s6lo aparece como un espejismo engañoso.
No es que el siglo XX haya sobrevivido a sí mismo: todo lo contrario.
Pero lo cierto es que e! siglo XXI ha adoptado un cariz completamente
5. "By}ove, we've kicked the Vietnam syndrome once and flr alln: aporrado en Michael
R. Gordon y Bernard E. Trainor, The General's W!zr: the ¡mide Story of,he Conflict in ,he Gulf, Bastan, Little, Brown, 1995.
6. A lo largo de todo el libro, se emplea el término "americano" para en realidad referirse, COn mayor propiedad, a "norteamericano" o "estadounidense" (N, del T.).
7. R Dahl, "The concepr of power", Behavioral Science, vol. 2, nO 3, 1957, p. 201-215.
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EL NUEVO SIGLO XXI
diferente de! que parecía que debería ser y que finalmente no ha sido. Se
ha producido un cambio sustancial que, en cierta manera, ha provoca
do e! "descarrilamiento" de! siglo americano que se anunciaba.
Este cambio no es en absoluto e! resultado de! sangriento atentado
perpetrado en Estados Unidos por Al-Qaeda e! 11 de sepriembre de
2001, por dramático que fuera. Al ser tan sumamente espectacular, co
rrespondiendo en cierto sentido a los códigos de la estética hollywoo
diense de! "desastre apocalíptico", numerosos observadores se dejaron
atrapar por las apariencias'. También es verdad que éstas venían a validar
ciertos apriorismos ideológicos anteriores, permitiendo que subieran a la superficie algunos tufillas xenófobos. Pero una apariencia no es más que
una apariencia. El extremismo jslamista sunita, también procedente en
gran medida de la guerra fría' y por tanto representativo de! siglo XX
político, no sentencia para nada en absoluto en lo que se convertirá e!
siglo XXI.
1998: una ruptura fundadora
La verdadera ruptura se había producido antes y en otra parte. Tuvo
lugar durante la crisis financiera internacional de 1997-1998 Y en los
acontecimientos posteriores. En efecto, esta crisis demostró que Estados
Unidos era incapaz de controlar la liberalización financiera internacional
que ellos habían suscitado e impuesto a numerosos países. De manera
significativa, fue China la que aseguró, mediante una política responsa-
8. Un ejemplo de este arquetipo fue AJexandre Adler, J'ai vu finir le monde, París, Grasser, 2002.
9, Se debe recordar que Osama Ben Laden y numerosos miembros de Al-Qaeda fue~ ron entrenados por los servicios especiales americanos para luchar contra las fuerzas soviéticas en Afganistán en los afias 80.
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INTRODUCCIÓN
ble, la estabilidad de Extremo Oriente, mientras que las prescripciones
americanas fracasaban en Indonesia y eran abiertamente rechazadas en
Malasia.
Numerosos paises calificados como emergentes reaccionaron ante esta
crisis y la política americana buscando limitar su implicación en esta libe
ralización financiera, reduciendo su endeudamiento o introduciendo
medidas de reglamentación (como se vio en Malasia). La crisis actual del
FMI, que ha visto cómo, entre 2005 y 2007, numerosos paises le han
devuelto sus deudas anticipadamente, privando a este organismo tanto de
justificación de su actividad como de ingresos, procede precisamente de
que el FMI no tiene una auténtica función desde la crisis de 1997-1999.
Crisis que también significó una ruptura, de modo muy particular,
por su paradójico impacto sobre Rusia. El efecto inmediato del crack de
agosto de 1998 pareció devastador lO• El pais se vio obligado a incumplir
su deuda y su sistema bancario quedó hecho trizas. No obstante, lejos de
representar el fin de Rusia, esta crisis fue la señal de una renovación del
pais. Alejándose progresivamente de las tesis neoliberales que habían
dominado en los años 90, Rusia se reconstruyó en torno a un proyecto
nacional e industrial. El crecimiento económico que se hizo sentir en los
primeros meses de 1999 permitió al pais borrar la depresión de! decenio
precedente. Rusia, que había sido humillada y empobrecida, volvió a
convertirse progresivamente en una potencia con la que había que con
tar. De este modo, se puede fechar en septiembre de 1998, con la adop
ción de las primeras medidas por parte de! gobierno Primakov, e!
comienzo de! proceso que conducía al "retorno de Rusia" q:le se ha constatado desde 2005-2006.
La estrategia americana fue golpeada en lo más profundo de sus cimientos por las consecuencias económicas, financieras, políticas e ideo-
10. Jacques Sapir, Le Krach ruse, París, La Découverte, 1998.
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EL NUEVO SIGLO XXI
lógicas de la crisis fInanciera de 1997-1999. La parte visible de la con
moción provocada por esros acontecimientos fue tanto el hecho de que
quedaban al descubierto los límites del poderío de Estados Unidos, co
mo el surgimiento (o el resurgimiento) de actores competidores (China,
y después Rusia). La crisis también llevó a numerosos países a modifIcar
sus estrategias económicas, conduciéndoles a políticas comerciales muy
agresivas cuyo sumatorio provoca en la actualidad una debilitación gene
ral de la economía mundial. La parte invisible fue quizás aún más importante. El discurso neoli
beral quedó enormemente desvalorizado, tanto a nivel popular como en
el seno de los círculos de poder. Si nociones tales como la política eco
nómica nacional, la política industrial, la reglamentación de los flujos
fInancieros o el proteccionismo han vuelto a ser legítimos, se debe en
gran medida a esta crisis y al debate que suscitó.
También se debe añadir que, en gran medida, es engañoso el creci
miento económico que Estados Unidos conoció durante el decenio de
1990 y los comienzos del siglo XXI. Dicho crecimiento se hizo a costa
de un incremento de las desigualdades que no tiene precedentes, 10 que
implica que, en la actualidad, una parte creciente de la población se en
cuentre en situaciones de marginalidad. La solvencia de la clase media
americana se destruyó durante ese período, dejando, de este modo, fuera
de cualquier sistema de protección a una fracción cada vez más gtande
de la población. La crisis del sistema hipotecario americano, que se desarrolló durante
el invierno de 2006-2007 y que se fue transformando progresivamente
en crisis fInanciera, no es más que la punta del iceberg. El problema es
tructural es mucho más profundo, y su solución será mucho más doloro
sa de 10 que sugiere la crisis de las subprimes11 •
11. Se denomina subprímes a los préstamos hipotecarios concedidos a prestatarios en
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INTRODUCCIÓN
La consecuencia directa fue el giro de la política americana hacia una
militarización entre 1999 y la invasión de Iraq en 2003. La confusión
política e ideológica que se apropia de Estados Unido tras la crisis de
1998 se ve agravada por la concienciación del riesgo que representan los
avances de la proliferación nuclear12, con los ensayos paquistanies e in
dios. Más allá de su signifIcado estrictamente militar, estos ensayos mos
traron que países considerados como relativamente próximos a Estados
Unidos, no son, a pesar de ello, directamente controlables, persiguiendo
sus propias estrategias. Como consecuencia, la percepción americana del
mundo sufrió una profunda transformación. Pasó del triunfalismo de
principio de los años 90 a un sentimiento de miedo generalizado ante
un mundo exterior percibido repentinamente como una amenaza direc
ta al santuario norteamericano. Este sentimiento quedó perfectamente
reflejado en el informe remitido el 15 de julio de 1998 al Congreso por
un equipo dirigido por Donald Rumsfeld. La administración Clinton
no puede evitar reaccionar y se embarca en una remilitarización de la po
lítica americana. De esta forma, queda claro que el cambio de rumbo
político es anterior a la llegada a la Casa Blanca de George W Bush.
No obstante, este giro favoreció el acceso al poder de los llamados
"neoconservadores" o neocons. Como lo testimonia la designación de
Rumsfeld como ministro de Defensa, cuyo papel en los acontecimien
tos posteriores es de sobra conocido. La política de los neocons, construi
da sobre una serie de reduccionismos ideológicos13, iba en dirección con-
los cuales la relaci6n deuda I ingreso excede el 55%, o cuando la relación entre el montante del préstamo f valor del bien excede el 85%. La tasa de incumplimiento de estos préstamos, que normalmente no debería sobrepasar elI %, excede actualmente del 1 0%, Y seguirá aumentando durante 2008 y una parte de 2009.
12. Esto no es ninguna novedad. Israel y Sudáfrica ya fueron proliferadores clandestinos en los años 70 y 80, aunque Sudáfrica se desnudearizó posteriormente.
13. Francis Fukuyama ofrece un buen análisis en F. Fukuyama, After the Neocons, America at the Crossroads, New Haven, Conn., Vale University Press, 2006,
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EL NUEVO SIGLO XXI
traria de lo que hubiera debido ser el poderío de una verdadera hiperpo
ten cia. Ha desembocado en desastres políticos y diplomáticos, al igual
que en los militares que se pueden observar hoy en día en Iraq y en Afganistán. Estos desastres ya han producido sus efectos. De no haber
existido un cambio en la política americana ni el fracaso de la misma,
había pocas posibilidades de que los vínculos entre Rusia, China y los
países de Asia Central cristalizaran en la Organización de Seguridad de
Shanghái", primera organización de seguridad internacional post-guerra
fría. Sin embargo, a partir de ese momento es un hecho q~e la "potencia
dominante" del "primer" siglo XXI está en la acrualidad tanto puesta en
cuestión como ampliamente desacredirada. Una parte de su discurso ha
saltado en pedazos, lo que, en un mundo hipermediatizado, es una derro
ta tan importante como las infligidas por las armas.
Antiguas potencias, como Rusia, se han vuelto a levantar con fuerza,
mientras que otras están en camino de hacerse valer, como India y China.
El imperíum agoniza antes incluso de haber nacido. El futuro está, de
nuevo, completamente abierto.
¿Pensar en el futuro?
El problema es suficientemente serio como para que se multipliquen los
intentos de reflexión sobre los retos a los cuales nos enfrentaremos en los
años venideros. Por limitarse sólo a Francia, desde finales de 2007 se ha
entrado en un proceso de revisión tanto de la política exterior como de
la política de defensa. Por lo que a esta última respecta, se ha iniciado el
14. Organización de Cooperación de Shanghái, también llamada seo, por su acrónimo en inglés. Para muchos analistas, está considerada como la anti-OTAN (N. del T.).
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INTRODUCCION
proceso de redacción de un nuevo Libro Blanco que deberá reemplazar
al de 1993-1994, el cual estaba basado en las lecciones extraídas de! fin
de la guerra fríal5• Para la política exterior, e! recientemente elegido
Nicolás Sarkozy inmediatamente tras su designación solicitó a Hubert
Védrine, antiguo ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno Jospin,
la redacción de un informel6 sobre Francia y la mundializaciónl7•
La combinación de esras dos gestiones es importante. Muestra que los
responsables son conscientes, a veces de manera limitada e imperfecta,
del hecho de que e! mundo que nos espera no es aquel que se había pre
dicho tras 1991.
La cuestión es saber si se puede "pensar en el futuro". A pesar de que
los ejercicios de prospectiva se multiplican desde hace decenios, esta
cuestión no es tan banal como cabría creer.
Pensar en el futuro, en e! sentido más estricto del término, es una con
tradicción. Si pudiéramos tener una comprensión precisa de los aconte
cimientos a los que nos deberemos enfrentar, entonces reaccionaríamos
de tal manera que nunca surgirían aquellos que nos parecen más peligrosos y dañinos. Todo intento de "pensar" el futuro, si tiene éxito, tiene
como resultado cambiarlo y proporcionar, por definición, una realidad diferente de la prevista. Si nuestra visión del futuro es demasiado impre
cisa, y enturbiada con incertidumbres, la presión es enorme para no mo
dificar la línea de conducta decidida antes de la previsión.
15. Es de esperar que el poder ejecutivo no acelere indebidamente el proceso de elaboración de este documento. Todo intento de llegar a conclusiones en pocos meses dejará planear la duda sobre la validez del ejercicio, corriéndose el riesgo de que la elaboración conceptual sea secuestrada por un calendario político a corto plazo.
16. Infonne que fue emitido e!4 de septiembre, tras haber sido encargado el2 de julio. 17. En Francia, habitualmente se refieren al término "globalización" como "mundia
lización". Es una más de la formas que tiene la lengua francesa de enfrentarse a la imposición cultural del idioma inglés, del que procede directamente la palabra "globalización", de uso mucho más extendido (N. de! T.).
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EL NUEVO SI G LO XXI
Quien haya leído Tifon, la novela de Joseph Conrad, conocerá la
paradoja. Cuando el barómetro empieza a bajar, el segundo de a bordo
propone al capitán desviar el navío. Ahora bien, aunque es cierto que el
capitán es el "único patrón a bordo después de Dios", siguiendo una fór
mula bien conocida, también es responsable ante los armadores, en par
ticular en cuanto al coste del carburante consumido. El capitán de la
novela de Contad, presentado como un hombre competente pero poco
imaginativo, desconfía de los instrumentos. Cuando su segundo le pre
dice una tormenta terrible, él replica que nadie puede saberlo, ya que
esta tormenta aún no ha sido afrontada. El navío no cambia su rumbo
y atraviesa un tifón de antología, cuya descripción, sin duda inspirada en
la experiencia personal de Conrad como oficial de la marina mercante
británica, quedará para siempre entre las páginas más extraordinarias y
terroríficas de la literatura marítima.
Pensar el futuro no tiene más sentido que poder discernir las líneas
directrices, las tendencias generales, tanto dentro de los límites como de
las oportunidades. Lo que implica que no se debe focalizar simplemente
sobre los meros hechos, las descripciones estáticas, sino que, por el con
trario, hay que ser capaz de desglosar los hechos para comprender las
dinámicas que los han provocado y las contradicciones que revelan. Tal
actitud supone, sin embargo, tanto argumentos teóricos que se correspon
dan con los problemas planteados, como un rigor conceptual sin fisuras.
El problema es especialmente importante por el hecho de que hay
que hacer frente no solamente a cambios significativos en las relaciones
de fuerzas internacionales, sino también a una crisis de la potencia do
minante, crisis cuyos efectos tienen repercusiones en el conjunto de sus dominios.
Pensar en la seguridad internacional en este nuevo contexto exige
una revisión global no sólo de la situación, sino también de las actua
ciones que han tenido lugar en los años de la euforia americana de la
post-guerra fría.
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INTRODUCCI6N
Se puede considerar, como hace Francis Fukuyama, que la seguri
dad internacional es un bien públicd'. Sin embargo, deducir de esta
afirmación la legitimación del intervencionismo unilateralista america
no supone demostrar, al mismo riempo, que este intervencionismo es un
claro creador de seguridad (algo de lo que se puede dudar tras la expe
riencia iraqui) y que la noción de "seguridad internacional" es realmen
te común a todos los actores del juego mundial.
En realidad, el intervencionismo americano, lejos de ser un inten
to -bastante torpe- de salvaguardar un bien público, únicamente se muestra como una acción que persigue objetivos internos absoluta
mente incompatibles con la noción de equilibrio internacional, ya que
están enteramente basados en una visión ideológica y sectaria l'. Algo
de lo que Fukuyama parece haberse dado cuenta en los dos años que
separan su obra sobre el orden mundial de la otra sobre la crítica de
los neoconf°. Así pues, sería trágico que el debate que se abre en
Francia, y del cual se debe recordar tanto su importancia como su necesidad, no extrajera las lecciones de los errores de este "primer"
siglo XXI, e! cual fracasa entre 1998 y 2003.
La lectura de! informe elaborado por Hubert V édrine es, a este res
pecto, instructivo y debe recomendarse a todo aquel que quiera com
prender los desafíos del debate mundial que se anuncia; es indiscuti
blemente imprescindible para quien quiera intentar pensar sobre e!
futuro2l• Este texto contiene, a buen seguro, recomendaciones y
18. Francis Fukuyaroa, State-Building, Governance and Worid arder in the TwentyFtrst Century, N.Y., Cornell Universíty Press, 2004; edición española, La construcción del Estado: hacia un nuevo orden mundial en el siglo XXI, Ediciones B, Barcelonfl, 2004.
19. Jacques Sapir, "Endiguer l' i'solationni'sme interventionniste providentialíste américain': La Revue international et sttatégique, nO 51, autorome 2003, p. 37 ~44.
20. F. Fukuyama, Afterthe Neocom ... , op. cit. 21. Hubert V édrine, Rapport pour le président de la République sur la France et la mon
dialisation, París, Secretariado de la Presidencia de la República, septiembre 2007.
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EL NUEVO SIGLO XXI
comentarios que son de una gran exactirud, a pesar de que sea amplia
mente discutible en otros puntos.
En primer lugar, hay que quedarse con el análisis sobre la cuestión
de la OTAN. Dicho análisis está elaborado con una sutileza tal que la
política exterior francesa debería hacerlo suyo, so pena de exponerse a
graves equivocaciones". Seguidamente, no se puede discutir que es
necesario potenciar el esfuerzo en investigación y desarrollo en Francia,
y, por lo tanto, ir en la dirección de una verdadera política industrial.
Esta opción es característica, por otra parte, de las potencias emergen
tes, tales como China e India, o de las que resucitan, como Rusia. En
definitiva, comparto, por así haberlo mantenido públicamente en el
invierno de 2006-2007, la opción de un proteccionismo razonable,
que ponga al mismo nivel los esfuerzos sociales y ecológicos que este
informe implícitamente contiene". Por otro lado, es una pena que este
análisis tan sólo se haya formulado como a disgusto, en lugar de apo
yarse en un examen más detallado de las relaciones económicas inter
nacionales.
Por otra parte, se debe abordar una limitación de este texto, la cual,
desafortunadamente, debilita el alcance de los elementos positivos que
contiene. Efectivamente, el informe V édrine es portador de una signifi
cativa aporía, la confusión del capitalismo con el mercado, adoptando,
de este modo, dicho mercado la dimensión de un ser sobrenarural y per
sistente cuya presencia iluminará nuestro mundo. Lo que hace que este
texto sea, en ciertos aspectos, lo contrario de lo que debería ser. En vez
de ser un telescopio apuntado al futuro, es sobre todo, en la parte que
concierne a la nueva economía política de las relaciones internacionales,
un testimonio de la imposición del pasado.
22. ¡bid .. p. 37 sq. 23. ¡bid., p. 16.
20
INTRODUCCIÓN
De este modo, este informe es revelador tanto de la experiencia de su
autor en sus partes más positivas, como de la presencia de manifestacio
nes del mundo características de las escorias ideológicas surgidas del pe
riodo 1991-2003, el cual puede considerarse como el del fracaso del Im
perio americano. En este sentido, se puede afirmar que no se han extraí
do completamente las lecciones ofrecidas por el giro trascendental que se
produce entre 1997 y 2003. JUSto lo contario de lo que se desea aclarar
en la presente obra.
Se encuentran pocas diferencias entre el informe escrito por Hubert
V édrine en el verano de 2007 y el libro que él mismo publicó en 2000
en lo que respecta al contexto global, y en particular al análisis del pro
ceso al que se le ha dado el nombre de "mundialización". Algo que mere
ce destacarse, sobre todo considerando que se quiere que este informe
sea una pieza central en k,s futuros debates sobre la estrategia internacio
nal de Francia. Así pues, conviene identificar lo que de entrada ya plan
tea un problema.
La primera parte, titulada "¿Debe Francia replantearse su posición
frente a la mundialización?", comienza con las "observaciones previas
sobre la desconfianza francesa"". Esta manera de proceder no puede evi
tar levantar inmediatamente interrogantes y dudas, tanto desde el punto
de vista del método de análisis como del proceso retórico. No es absolu
to chocante que se plantee el problema de las representaciones francesas
de la mundialización. Se trata incluso de una cuestión legítima, ya que
no existe política sin construcción de representaciones.
Pero que la cuestión del lugar de Francia en la mundialización sea
abordada a partir de la forma en que se manifiesta y no de un análisis de
lo que se ha dado en llamar "mundialización", tanto de sus dinámicas
como de sus contradicciones, apunta a un vicio de forma. La lógica im-
24. ¡bid., p. 3.
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EL NUEVO SIGLO XXI
pondría que antes de interrogarse sobre las manifestaciones colectivas
existentes sobre un objeto, se debería prestar más atención a presentar
lo, definirlo y analizar las transformaciones potenciales. También hubie
ra sido necesario recordar que siempre existe una diferencia entre la rea
lidad de un proceso y las formas inmediatas en que éste se manifiesta,
las cuales sirven a menudo de base a las actuaciones que se prerenden
analizar. Por ello, lo que finalmente aparece sobre la mundialización o
la gIobalización no es necesariamente lo que de verdad es. Así pues, he
aquí el por qué se riene la sensación de que ha existido un sesgo impor
tanre en el método. La elección hecha en este cao por Hubert V édrine no es, en efecto, ni
neutra ni inocente. El orden de presentación muestra, a falta de un análi
sis fundado en las "resistencias" francesas, la forma de expresarse de! autor.
De este modo, la primera sección de! primer capítulo está enteramen
te construido alrededor de la oposición entre lo que se describe como un
"hecho", es decir, la imposición de la economía de mercado, y las reti
cencias ideológicas de los franceses, las cuales son explicadas en unas
pocas líneas mediante una referencia culturalista a la impregnación de!
catolicismo y de! marxismo en la sociedad francesa. Tanto la afirmación del "hecho", e! cual, al margen de cualquier aná
lisis sobre la manera en la que fue construido, parece un truco de magia,
como la idea de fondo, la confusión entre capitalismo y mercado, plan
tean un problema. El asunto es serio. Hubert V édrine no es ciertamente un hombre des
provisto de experiencia y su palabra no carece de autoridad. Lo que surge
en e! trascurrir de! discurso es de la más extrema gravedad y muestra lo
que no hay que hacer cuando a alguien se le da e! cometido de "pensar
el futuro".
22
INTRODUCCIÓN
Argumentos de autoridad y autoridad del argumento
Es instructiva la forma en que Hubert V édrine procede en este caso.
En las primeras páginas del informe, comienza esrableciendo que el
rechazo a la mundialización por parte de los franceses es inversamente
proporcional a su nivel de estudios. Después, partiendo de un sondeo
que muestra que una mayoría de los franceses afirma "no comprender la
economía", lo que V édrine considera contrario a lo que él mismo llama
el "hecho incontestable" de la economía de mercado'" describe la situa
ción como "un fracaso de la propaganda pro-mundialización por parte
de todas las autoridades políticas y económicas ... "26
Desafortunadamente, se puede reconocer en esta situación un méto
do argumentativo muy clásico y característico del pensamiento conser
vador. Los pobres son ignorantes y poco instruidos. No saben recono
cer 10 que es bueno para ellos, siendo conveniente que las é1ites que
dominan e! conocimiento les eduquen para evitar 10 que V édrine cali
fica de oposición estéril entre pro- y anti-mundialización, puestos ambos extremos a un mismo nivel. Existen, más allá de los interrogan
tes éticos que puedan darse en esta forma de razonamiento", dos pro
blemas de fondo en esta argumentación.
En primer lugar, quien haya estudiado estadística sabe que no se
pude inducir directamente una relación de causalidad de la evolución
simultánea de dos variables". De este modo, la desconfianza creciente
hacia la mundialización que experimentan prioritariamente los más
25. De este modo, Védrine atribuye una parte de nuestras desgracias a que "no reco~ nacemos explícitamente la economía global de mercado como un hecho" (ibid., p. 8).
26. [bid., p. 7. 27. Que vuelven a rechazar la pertinencia del debate democrático. 28. Salvo, claro está, los producidos en test estadísticos idóneos con sus variables de
control.
23
EL NUEVO SIGLO XXI
pobres y los que tienen menos estudios podría igualmente (e incluso más probablemente ... ) significar que las personas que trabajan en los sectores menos cualificados y en los más expuestos a los desórdenes provocados por la mundialización, están en mejores condiciones para conocer la realidad de esta última en su vida coridiana que aquellos
que viven en un mundo proregido. En ciertos casos, e! conocimiento práctico puede ser tan preciso y sólido como e! conocimiento abstracto, sobre todo si este último está construido sin una relación crítica con las teorías que, tanto implícita como explícitamente, pone en
marcha. Lo que, por otro lado, recalca un problema de método co
nectado con e! primer problema de la argumentación de Hubert Védrine.
Antes de interpretar las estadísticas, hay que previamente construir las causalidades posibles mediante un análisis de los efectos que un
proceso como la mundialización puede tener sobre formaciones sociales perfectamente identificables. El análisis de las diferencias de ingresos y de sus evoluciones desde 1990 muestra los efectos indirectos de lo que se ha denominado "mundialización" sobre nuestras estructuras sociales. Indiscutiblemente, un grupo de la población se ha beneficiado de la apertura de los mercados y de los progresos de la
financiarización de nuestras economías. Pero este grupo es muy minoritario si se le compara con aquellos a los que las evoluciones de
estos últimos anos no les han afectado, y con los que, por e! contario, han sufrido una pérdida considerable. El papel de! grupo inter
medio, que ni ha ganado ni ha perdido, es fundamental en este caso. Si se deja convencer por los que se benefician de la situación actual, habrá una mayoría de opiniones favorables a la mundialización. Si
considera, por e! contario, que podría ser la próxima víctima de las evoluciones económicas internacionales, unirá su voz a la de las víctimas de los avances de estos últimos anos. Quizá esto es lo que en realidad está pasando actualmente en Francia, de creerse en los estu-
24
INTRODUCCIÓN
dios del CREDOC". Los cuales muestran que la situación de las "clases medias" se asemeja más a la de los bajos ingresos que a la de los altoS, constatando, de modo muy especial, el CREDOC que el grupo de los altos ingresos se separa cada vez más de! resto de la población francesa en numerosos aspectos de! modo de vida. Esta evolución, bien documentada estadísticamente, explica mucho mejor que una supues
ta falta de pedagogía por parte de las élites políticas la desconfianza creciente por parte de una mayoría de franceses hacia lo que se ha dado en llamar la "mundialización"". A través de diversos estudios, se sabe
que e! principal resultado de la apertura económica de los veinticinco
últimos años en los paises desarrollados es un crecimiento de las desigualdades y una concentración de los efectos del desarrollo en fraccio
nes cada vez más reducidas de la población. De este modo, en los últimos años, mientras que e! PIE ha aumentado rápidamente en Estados Unidos, el salario medio se ha estancado, e incluso bajado".
Se debe senalar la importancia que tiene para este estudio la noción de salario mediano, que no es lo mismo que el salario medio. La mediana corresponde, en una distribución, al valor que divide en dos la
muestra (representada en este caso por las unidades familiares). Utilizar el salario medio como indicador de la evolución de los in
gresos, como se ha hecho muy a menudo para facilitar e! cálculo, lleva a
29. CREDOC es el acrónimo del "Centro de investigación para el estudio y la observación de las condiciones de vida". Es un organismo francés, creado hace más de 50 años y subvencionado por e! Estado. Esrá localizado en París (N. de! T.).
30. Régis Bigot, director adjunto del departamento "Condiciones de vida y aspiraciones de los franceses" del CREDOC, "Hauts revenus, bas revenus et 'clases moyennes': une aproche de I'évolution des conditions de vie en France depuis vingt-cinq ans", texto de la intervención en el coloquio "Clases medias y políticas publicadas" organizado por el Centro de análisis estratégico, París, 10 de diciembre de 2007.
31. "Bush reorients rhetoric, acknowledges ineome gap", Wall Street Journa~ 26 marzo 2007.
25
EL NUEVO SIGLO XXI
suponer -implícita o explícitamente- que la distribución de los ingresos
es relativamente regular. Se tendría un pequeño número de pobres, un
pequeño número de ricos y una gran masa de personas cuyos ingresos
corresponderían al nivel medio. En este caso, el ingreso medio estaría muy
próximo del ingreso mediano. Pero, de encontrarse en presencia de una
distribución de ingresos marcadamente desigual e irregular, la noción de
ingreso medio no tiene ningún sentido económico o social (incluso aun
que siempre se pueda calcular una media). La diferencia entre e! ingreso
medio y el ingreso mediano es siempre un indicador de! grado de desigual
dad de una distribución. Si dicha difetencia se incrementa, como en e!
caso de Estados Unidos, ya que e! ingreso medio aumenta mientras que el
ingreso mediano se estanca, significa que se está en presencia de un impor
tante aumento de las desigualdades.
Desde los años 90, en los países europeos se puede constatar una am
pliación de la diferencia de los ingresos. Por supuesro, aún se está lejos
en Francia de la situación de Estados Unidos a este respecto. Pero la ten
dencia en esta dirección se refuerza año tras año, siendo, en gran medi
da, producto de lo que se ha venido a llamar, de una manera imprecisa
ya menudo errónea, la "mundialización". Así las cosas, es posible afir
mar que, en un país, e! ingreso medio, calculado frecuentemente me
diante la fórmula de! PIE por habitante, aumenta, mientras que e! ingre
so mediano se estanca. Es esta dinámica particular, inducida por el mo
do dominante en la actualidad de! sistema de intercambios mundiales,
la que conduce a lo que un colega ha llamado la disociedad". A falta de un verdadero análisis sobre las reconfiguraciones de las desi
gualdades de la renta, de! estatus y de! acceso a las diferentes formas de
protección social que la mundialización ocasiona, e! discurso de V édrine
32. Jacques Généreux, La Dissociété, París, Ed. du Seuil, 2006; nueva edición revisada y aumentada, Points "Économie", 2008.
26
INTRODUCCIÓN
este aspecto, muy frágil. Lo que no deja de sorprender viniendo de
autor. Pero hay un segundo problema, de consecuencias mucho más graves,
que va a afectar directamente a la lucidez de los procesos globales a
que nos enfrentamos. Cuando Hubert V édrine da por sentado que la
/:conollÚa global de mercado es un hecho, en realidad está invirtiendo los
términos. Sin duda alguna, la economía global de mercado no existe.
A buen seguro que esta afirmación va a provocar más de un sobresal
to, ya que es en gran medida provocadora y defiende deliberadamente lo
contrario de la creencia común. No se trata aquí de negar que la econo
mía capitalista sea el sistema dominante, ni que estemos rodeados de
mercados. Simplemente, la economía capitalista y la economía de mer
cado no son sinónimas. De la misma manera, detrás de la palabra "mer
cado" se ocultan realidades e instituciones muy diferentes. Incluso a pe
sar de que se utiliza con mucha frecuencia, por simplificación o pereza,
"mercado" para referirse a "capitalismo", ambos conceptos son en reali
dad antitéticos. Este aspecto ya fue desarrollado en otras obras", por lo
que no se va a volver sobre las demostraciones ya hechas, contentándo
nos con recordar ciertas conclusiones.
Mantener que la constatación de una dominación mundial de la eco
nomía capitalista no tiene nada que ver con la afirmación del carácter
mundial de la economía de mercado, no tiene como finalidad provocar
un enfrentamiento innecesario con V édrine. Pero tampoco es cuestión
en este caso, en el que se está tratando con un actor tan curtido en asun
tos de relaciones internacionales y tan versado en los fundamentos del
análisis económico como Hubert V édrine, de ceder ante cualquier tipo
de reflejo corporativista.
33. Jacques Sapir, Les Trous noirs de la science économique. Essai sur l'impossibilité de pemer le temps et l'argent, París, Albin Michel, 2000, rééd. Éd. Du Seuil, eoll. "Poinrs Économie", 2003.
27
EL NUEVO SIGLO XXI
Si esta confusión entte los dos términos debe destacarse con tanta
insistencia, es porque tiene consecuencias fundamentales para la com
prensión de los intereses contemporáneos. En realidad, dicha confusión
provoca un error radical acerca de la naturaleza del proceso económico
y social al que nos enfrentamos. La elección de los términos refleja dos
formas completamente opuestas de manifestarse las evoluciones del
mundo contemporáneo.
El capitalismo no es el mercado (y recíprocamente ... )
Una economía capitalista se caracteriza por dos hechos centrales: la mer
canda y el asalariado. La mercancía significa que los productores están
fundamentalmente separados de los usuarios de sus productos. Es esta
separación la que implica la relación mercantil. El intercambio de pro
ductos ya no responde a razones simbólicas y políticas, sino que se con
vierte en una necesidad funcional para la perpetuación de las sociedades.
De este modo, la existencia de la mercancía -bien o servicio que tan sólo
se produce para ser intercambiado- transforma la economía en proble
ma de coordinación y hace necesarias las instituciones.
En efecto, la producción mercantil es para el productor un perpetuo
saltO al vacío. No sabe jamás por adelantado, cuando comienza una pro
ducción bien sea con su capital o con el que haya pedido prestado, en qué
condiciones será intercambiada su producción. Autores tan diferentes y
opuestos como Marx, Keynes o Hayek ya se apercibieron de esta espe
cificidad radical de la economía capitalista. El primer problema funda
mental de la economía capitalista es el de la coordinación entre accio
nes entabladas individualmente pero que no tienen sentido más que
socialmente. Existe en esta situación una contradicción cargada de in
certidumbre. De la cual nace lo que Keynes identificó como la prefe
rencia por la liquidez.
28
INTRODUCCIÓN
i,.C:uaJt1dc el grado de incertidumbre es muy elevado, más vale guardar
it rJlqueza que invertirla". En este caso, la economía corre el riesgo de
por falta de combustible. Para superar esta incertidumbre es por
que hacen falta instituciones y organizaciones.
Las instituciones de coordinación pueden ser de diversos tipos. Se
puede tratar tanto de mercados, también muy difetentes entre ellos",
como de procedimientos jerarquizados o de redes". De hecho, en una
economía capitalista se encuentran estas tres formas imbricadas yarticu
ladas de manera diferente en [unción del tipo de capitalismo. A pesar de
que estas instituciones pueden variar, y aunque su combinación es, por
su parte, también variable, su necesidad constituye la constante funda
mental. Estas instituciones no tienen valor más que para las organizacio
nes que permiten su existencia, bien sea que se trate de empresas, admi
nistraciones, sindicatos o de reagrupamientos de actores".
34. Esta idea fue inmejorablemente expresada por George Shack1e, quíen fuera tanto alumno de Keynes como de Hayek a finales de los años 30: "Cuando es particularmente difícil adquirir un conocimiento preciso de la situación, deseamos el dinero más que los activos especializados y vulnerables. Vendemos entonces estos activos, su precio baja y a partir de ese momento no resulta ya rentable producirlos, invertir en ellos o usarlos. A pesar de que Keynes había sido fiel a Cantillon, se libraría de la afirmación según la cual un empleador ofrecerá siempre un salario igual al valor del producto marginal de aquellos a los que él emplea. Ya que, como en primer lugar debe reclutar a sus asalariados y solamente después vender sus productos, nunca puede estar seguro de cuál será su producción marginal." (G.L.S. Shackle, Business, Time and Thought. Selected Papen 01 G.L.S. Shaekle, New York, New York University Press, 1988, p. 43).
35. Olivier Favereau lo mostró muy bien en O. Favereau, "Marchés internes, marchés externes", Revue économique, vol. 40, nO 2, marzo 1989, p. 273-328.
36. Ver Jacques Sapir, Que/le éeonomie pour le XXi' sieele?, París, Odile Jacob, 2005. 37. Se debe recordar, en este caso, que el análisis del papel de las instituciones, tal co
mo ha sido desarrollado por los institucionalistas clásicos americanos como John Commons, debe mucho al análisis desarrollado por Anhur Bentley sobre el papel de la acción colectiva organizada. Ver A. Sendey, The Process ofGovernment, Evanston, nI, Principia Press, 1949 (1' ed. 1908).
29
EL NUEVO SIGLO XXI
Pero una economía capitalista no se caracteriza solamente por el inter
cambio mercantil. También está caracterizada por la relación salarial,
que hace que el trabajo ya no dependa de la autoridad del propio traba
jador, sino de un proceso de mando jerarquizado como contrapartida a
un compromiso de pago, el salario. La relación salarial contiene su pro
pia incertidumbre, la cual no apela al desarrollo de "mercados", sino al
de unas relaciones restrictivas que adoptan la forma, en todas las empre
sas del mundo, independientemente de que sean privadas o públicas, de
lo que se ha denominado "reglamentos interiores" o "reglamentos de
empresa". Las empresas, que son los actores esenciales en los mercados
de bienes y servicios, son en realidad espacios "anti-mercado", donde la
autoridad prima sobre la libre elección.
Así, las economías capitalistas son sistemas tanto mercantiles como
asalariados. El mercado está presente en ellas, pero permanentemente ar
ticulado en jerarquías y en redes. De este modo, la competencia en los
mercados de los productos manufacturados de consumo o de producción no enfrenta a productores individuales, sino a empresas, que no son
más que sistemas locales de planificación, en el seno de los cuales mer
cancías y trabajo circulan a través de procedimientos de mando jerarqui
zados. En el supuesto de que la economía capitalista pudiera ser defini
da como una "economía de mercado", en el sentido de que el mercado
sería el principio fundamental, entonces no habría ni empresas ni redes".
Se trata, en consecuencia, de un hecho del mundo real más sólido que la
desafortunada afirmación de Hubert Védrine. Pero dicha afirmación tam
bién deja entrever una confusión mucho más profunda en el seno mismo
del discurso económico, de la cual no se puede responsabilizar aV édrine.
38. La demostración de la necesidad de un sistema anti-mercado, la empresa, como elemento de una economía capitalista, data de 1937, es decir setenta años antes del informe V édrine. Se trata de Ronald Coase, "The narure of the firm", Economica, nueva serie, vol. 4, nO 16, 1937, p. 386-405.
30
INTRODUCCION
única forma de economía de mercado en la que se puede pensar
el sentido literal del término, sería el modelo económico teórico de
IDllUll.Ull, el cual está constituido por un conjunto de pequeños pro
iu(:tores mercantiles carentes de toda relación salarial. Inmediatamente
puede observar que este modelo no tiene nada que ver con el funcio-.·pamí,entü real de las economías modernas.
El modelo de la teoría neoclásica, aunque supone multitud de produc
rüres individuales unidos por el mercado, no permite hablar propiamen
te de una economía de mercado. En efecto, este modelo no funciona más
que gracias a un agente centralizador, el tasador". Este modelo es, de he
cho, un modelo centralizado, pariente próximo de los modelos teóricos
de planificación. No se corresponde en absoluto con nuestras economías,
pero está situado, sin embargo, en el mismísimo centro de las manifesta
ciones místicas de la economía de las cuales V édrine hace de vector, ya que
es el modelo que sirve de base al pensamiento económico "estándar"".
En este caso, el error es pues tanto erudito como vulgar. No se puede
trasladar toda la responsabilidad a las políticas, ya que éstas no hacen
más que reproducir el desprecio de una parte del mundo erudito. Lo
que refleja el debilitamiento del proceso científico en las declaraciones
de una parte de los economistas y en su sustirución progresiva por un
discurso de orden ideológico". La fascinación de los hombres políticos
de todo signo por este componente del discurso económico dominan
te, el cual se ha convertido en pseudo-ciencia", es en sí mismo un pro-
39. J. Sapir, Les Trous noirs de la science économique, op. cit. 40. ¡bid. 41. Jacques Sapír, Les Économistes contre la démocracie. Les économistes et la politique
économique entre pouvoit; mondialisation et démocracie, París, Albín Michel, 2002. 42, Sobre el proceso de "cercado dogmático" de una parte del discurso económico eru
dito, ver Daniel M. Hausman, The Inexact and Separate Science of Economics, Cambridge et New York, Cambridge University Press, 1992. Sobre el papel metodológicamente desastroso de las metáforas mecanicisras en el razonamiento económico, Philip Mirowski, Plus
31
EL NUEVO SIGLO XXI
blema político. Pero en este caso se está al nivel de las consecuencias y
no de las causas. Decir que la economía capitalista eS un hecho global entraña conse
cuencias analíticas perfectamente diferenciadas de la afirmación del
"hecho" de la economía de mercado. Reconocer la globalidad del capi
talismo, significa reconocer simultáneamente que los problemas plantea
dos por el salto al vacío de la producción mercantil y por.e1 conflicto
inherente a la relación salarial son constantes de nuestras SOCiedades y de
sus interacciones, Y que las formas adoptadas por estas constantes pue-
den ser de una diversidad extrema. . La multiplicidad de capitalismos es inmensa". Los tipos de combina
ciones posibles entre mercados, jerarquías y redes están lejos de haber
sido explorados en su rotalidad, pudiendo numerosos de ellos mostrarse igual de eficaces en un mismo momento y para un mismo desarrollo de
las formas y las técnicas de producción. La existencIa de constantes no
conduce a la homogeneidad, sino a la diversidad. El error de perspectiva cometido por Hubert V édrine, quien hay que
reconocer que na es de ni lejos el único responsable, es en este caso de
una importancia considerable y sus consecuencias son fundamentales.
El capitalismo y los Estados-nación
El capitalismo no se ha desarrollado en un día en todos los lugares del
globo. Conquistó progresivamente una parte de Europa, para después,
de chaleur que de lumiere, traducción al francés de Florence Briozzo, Pierre Barreau y Bernard Maurin, París, Economica, 200]. .
43. Jacques Sapir, "Le capítalisme au regard de l'autre", en Bernard Chavance, frIC
M oio, Ramine Motamed-Nejad, et Jacques Sapir (ed.), Capitalisme et socialirme en pe:ectíve, París, La Decouverte, 1999, p. 185-216. Robert Boyer, Une théorie du ca pita/isme est-elle posible', París, Odile Jacob, 2004.
32
INTRODUCCION
incluso de extenderse al conjunto del continente, partir, llevado
pareja rormada por el carguero y el navío de guerra, para abrirse a
m:,ev()S mercados.
El desarrollo mundial del capitalismo es la historia de oleadas suce
de entradas en el mundo mercantil y salarial, así como en la in
dustria. Alexandre Gerschenkron demostró de manera definitiva cómo
este proceso por oleadas incitaba a las relaciones de fuerzas específicas
entre países "primeros" y países "segundos", y como estas relaciones de
fuerzas animaban a los "segundos" a adoptar formas de capitalismo di
ferentes de las de los "primeros"",
Es la reacción de los Estados-nación, algunos de los cuales sentía ame
nazada su potencia, y otros incluso su propia existencia, por los países
"primeros", la que engendró el desarrollo mundial del capitalismo. No
hay que buscar en ello ninguna racionalidad económica. Si las élites
japonesas o rusas se decidieron por ambiciosas reformas estructurales
entre 1860 y 1880, no fue por que estuvieran convencidas de la necesi
dad teórica del capitalismo. Fue por salvar su pie!, a través de la supervi
vencia de! Estado-nación que ellos controlaban,
La primera mundialización, la que va desde mediados del siglo
XIX (con e! acuerdo franco-británico llamado de Cobden-Chevalier
durante e! segundo Imperio) a la guerra de 1914-1918, fue efectua
da esencialmente mediante políticas públicas. Incluso en el caso de
Estados Unidos, al que se percibe equivocadamente como un puro
producto del liberalismo, fueron las políticas intervencionistas y pro
teccionistas puestas en marcha por el Estado federal las que asegura
ron el verdadero arranque de la economía capitalista americana". En
44. Alexandre Gerschenkron, Economíc Backwardness in Historical Perspective, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1962.
45. Por ejemplo, las tarifas aduaneras McKinley enormemente proteccionistas, o la decisión en los años 1880 de lanzar un ambicioso programa de construcción naval a fin
33
EL NUEVO SIGLO XXI
e! caso japonés o ruso, la acción de! Estado es todavía incluso más visible.
La segunda mundialización no es en realidad muy diferente. Las deci
siones, en China, en India o en Rusia, de arriesgarse a grandes transfor
maciones sistémicas son esencialmente de orden estratégico y político. El
desarrollo del capitalismo moderno se percibe corno Un instrumento en
la marcha hacia el poderío (o hacia su retorno), y no como un objetivo en sí mismo.
Es por esto por lo que las reglas impuestas a esta segunda mundiali
zación por Estados Unidos solamente san aceptables si no entran en
contradicción con este objetivo. Convertir las reglas liberales en fetiche
da fe de un error de perspectiva. Dichas reglas no han sido aceptadas
más que en la medida en que permitan este crecimiento rápido perseguido sobre todo por razones políticas, y en tanto en Cuanto que no conduz
can al debilitamiento del Estado. Tan pronto como estas reglas se
convierren en contradictorias can los objetivos finales, se transforman in
mediatamente en discuribles. Es precisamente a lo que se asiste desde la
crisis financiera de 1997-1999, la cual ha anunciado el final de la hora americana en el nacimiento del siglo XXI.
El impacto de estas reglas no ha sido el mismo en todos los países
implicados. Un aspecto importante para comprender e! mundo en el
cual vivimos, reside en la relación entre las oleadas sucesivas de entradas
en los procesos y las relaciones de fuerzas. Es precisamente para poder
invertir ciertas relaciones de fuerzas por lo que los países deciden entrar
en la "mundialización". No lo hacen para participar en un juego mun
dial que no producirá más que ganadores, sino para hacerse, en un
momento dado, con ciertas técnicas, con la finalidad de desarrollar sus
de proporcionar una salida a la industria pesada. Sobre este pUnto, ver Norman Friedman, U.S, Crui"rs, An illustrated Design History, Londres, Anns andArmour, 1985,
34
INTRODUCCIÓN
propias capacidades nacionales. Así pues, la entrada en la "mundializa
ción" no se hace por amor al mercado, o por que se esté convencido de
su superioridad, sino sobre la base de estrategias estatales encaminadas a
crear o reforzar a las empresas, es decir, los espacios anti-mercado.
Ante esta situación, nos encontramos de pleno con el razonamiento
de Alexandre Gerschenkron. Para hace!Jrentea 10sp'!Ís~. más ... .desarro
llados,,~5.-~tgs_~ºu:srán-obligadOS-'1.x=ÍF.a,lag..furmas ,más extremas de!, desarrollo ~pmili$fl!. Al hacer esto, en vez de producir una convergencia mundial hacia un hipotético modelo único, su acción contribuye a pro
fundizar y a acelerar el proceso de diferenciación entre los diversos tipos de
economía capitalista que es posible encontrar a lo largo del mundo.
Cierras regiones del planeta han quedado marginadas porque los
Estados no han podido liberarse de la relación de fuerzas inicial, lo que
les hubiera permitido desar rollar una estrategia soberana de desarrollo,
Estos Estados se Van visto enfrentados a presiones cada vez más fuertes
y algunos han terminado por tirar la toalla, dando origen al concepro
americano de foiled state. Dichos países son, a nivel mundial, el equivalente a los perdedores del
proceso que también es posible encontrar en el interior de cada país que
ha conseguido desarrollar una estrategia soberana. Sin duda alguna, el
capitalismo es un formidable motor para el desarrollo de la producción
y de los medios de fabricación, pero también es completamente cierto
que no es un mecanismo altruista ni siquiera un mecanismo "ganador
ganador". Conduce a una reconfiguración permanente de las relaciones
de fuerzas, pero no a su regulación o a su control.
De esta manera, Gran Bretaña vio pasar su momento y Con su deca
dencia marcó el cierre del siglo XIX en el sentido polítito del término.
Estados Unidos se enfrenta actualmente al principio de un proceso idén
tico, que marca la entrada en el verdadero siglo XXI.
35
EL NUEVO SIGLO XXI
El por qué y el cómo
Por consiguiente, la cuestión que se puede legítimamente plantear es sa
ber por qué y cómo este siglo XXI americano, cuyo advenimiento pa
recía evidente para tantísimos a principios de los años 90, ha fracasado
entre 1998 y 2007. Hoy en dia es posible llegar a la conclusión de que se estaba en presen
cia de una salida en falso. Pero este simple hecho redistribuye el juego y
modifica las relaciones entre los jugadores. El regreso de Rusia, iniciado en
realidad por la reacción de este país a la crisis financiera de 1998 y percep
tible desde 2004, se convierte en un hecho con el que hay que contar y en
el cual van a apoyarse nuevas estrategias, en todos los rincones del mundo.
El debilitamiento de la potencia americana no es solamente e! resul
tado de sus errores político-militares. Sus valores, dado que no se cono
ce que haya existido imperio alguno sin ideología imperial, son en la
actualidad ampliamente puestos en tela de juicio. El resurgimiento de
una oposición radical al modelo americano en Iberoamérica confirma
una tendencia de la cual se pueden detectar numerosos signos en e!
contexto internacional. Como ya publiqué tras e! fin de la URSS en 1992, hay que subra
yar la importancia de una clara comprensión de la situación para no
comprometerse con políticas que ya se revelaron como inevitables calle
jones sin salida. Como en 1992, afirmo que los acontecimientos han
transformado nuestro universo y deben conducirnos a replantear los
ámbitos de la actividad política, sea en Francia, en Europa o en el resto
de! mundo. Como en 1992, sostengo que el mayor peligro que nos ame
naza procede de la tentación, por rutina o por interés, de querer negar e!
cambio, de querer pensar en este siglo XXI ya muy comptometido con
los términos y la sintaxis de su falso comienzo. De nuevo, una gran parte
de nuestras cartas se revelan fulsas. Sin embargo, como en 1992, aunque
quizá seamos navegantes sin mapas ni cartas marinas, no somos una brú-
36
INTRODUCCIÓN
jula sin norte". Y esto es precisamente lo que el presente texto intenta
mostrar.
La hiperpotencia americana parecía en 1992 poder extender su em
presa imperial mediante la combinación, que podia en teoría parecer óp
tima, de la violencia militar y de la fuerza económica y cultural, es decir,
de! hard power y el 50ft power47 • Sin embargo, esta misma hiperpotencia
se encuentra actualmente atascada no sólo en Iraq, sino también en
Afganistán. Replegada sobre el ejercicio exclusivo del hard power, en una
situación en la que ve como su poderío económico y su hegemonía cul
tural y política son cada vez más abiertamente cuestionados.
Al margen de todo esto, su fracaso produce un nuevo fenómeno. Abre
un espacio para una reconfiguración de las relaciones internacionales y
ofrece a nuevos países la posibilidad de convertirse en plenos actores. La relación entre poderío económico y potencial político, ya que estamos
en un momento histórico en el que las cartas se han vuelto a barajar, se
transforma en la cuestión central. La economía se convierte así en un
instrumento de ptoyectos políticos..y .. estratégicos, y los mercados mun
diales en espacios de confrontación y no de armonización.
Este enredo americano riene también consecuencias temibles y dra
máricas en el campo de las manifestaciones. Al haber instrumentalizado
durante varios decenios los valores universales, los cuales se pueden resu
mir en los "derechos del hombre''', la hiperpotencia americana lleva
camino de arrastrarlos en su propio ocaso. No hay nada más destructivo
para nociones como democracia, libertad o derechos del individuo que
46. Para retomar la fórmula utilizada en Feu le systeme soviétíque?, op. cit., p. 6. 47. El último término (50ft power) se refiere al ejercido de una "potencia" que aban
donaría los instrumentos de fuerza en beneficio de los de influencia, y la lógica de la de la Realpolitik por la cooperaci6n entre actores racionales y razonables. Ver Bertrand Badie, L'impuíssance de la puissance, París, Fayard, 2004.
48. También denominados "derechos humanos" (N. del T.j.
37
EL NUEVO SIGLO XXI
querer imponerlas mediante la bomba de fragmentación o el napalm. No
se convence a una población del principio de igualdad entre mujeres y
hombres mediante la tortura, los encarcelamientos arbitrarios y las ejecu
ciones sumarias. Por lamentable que sea, lo cierto es que una parte del discurso con vo
cación universal aportado por el pensamiento nacido de la Ilustración
está actualmente en crisis. Su rechazo en regiones todavía mayoritarias del
planeta no es un simple fenómeno de reacción cultural o de resistencia
por parte de dictaduras. Este discurso está actualmente, en buena medi
da, desacreditado e invalidado. Se debe sobre todo a su instrumentaliza
ción con fines políticos e imperiales. Pero también se debe, y hay que
tener e! coraje para reconocerlo, a los limites propios de este discurso, que
se mostraron y activaron durante e! proceso de instrumentalización.
Cada vez será más dificil defender los "derechos del hombre" bajo la
forma que se les había dado durante los últimos treinta años. Se deberá
despedirse de ellos, o bien, si realmente se desea defender los principios
universalistas, replantearse sus fundamentos. Es precisamente la segun
da opción de esta alternativa la que se defiende en esta obra.
Si e! discurso de la hiperpotencia está en crisis, e! mismo camino lleva
su poderío militar, algo que todavía no está muy difundido fuera de los
círculos especializados. El impacto de las operaciones aeroterrestres en
lraq y en Mganistán sobre las fuerzas armadas americanas es hoy en día
devastador. Se dibuja una crisis similar en su amplitud a la situación de
los años 70, incluso aunque sus formas serán probablemente diferentes,
y en cierto sentido más espinosas.
La politización del ejército americano, resultado de los comporta
mientos de! antiguo secretario de Defensa, Rumsfeld, pero también de
la lógica de las operaciones sobre el terreno, va a plantear en términos
nuevos e inquietantes la cuestión de la relación entre las fuerzas arma
das, la sociedad y el poder político en Estados Unidos durante los pró
ximos años.
38
INTRODUCCION
Al margen de esto, se asiste a la crisis del "arte de la guerra", la cual
afecta tanto a la institución militar americana como a la israelí. Esta si
multaneidad de crisis, que se constata en los fracasos americanos tanto
en Iraq como en Mganistán, y en el desastre israelí durante el conflicto
del verano de 2006 en Líbano, hace pensar que se está en los albores de
una nueva "revolución de los asuntos militares". Este aspecto es extrema
damente importante, ya que es característico de todos los grandes giros
en los contextos mundiales. ¡¿Los decenios venideros, lejos de deber ser los de un orden imperial
unipolar, o como mucho los de una cohabitación en apariencia multi
polar pero cuidadosamente organizada y ordenada por un polo domi
nante en torno a sus valores y en el marco de los instrumentos por él
suscitados, serán sin duda los del desorden y la multiplicación de con
f1icros. Pero también serán los de! resurgir de la noción de nación como
elemento fundamental de la acción colectiva y democrática.
Si tal fuera el caso, la relación entre el hard power y el 50ft power se des
viaría de manera significativa en beneficio del primero y en detrimento
del segundo. La capacidad para liberarse de los consensos internacionales
se vería entonces afectada de modo duradero, y la lógica de las alianzas
entre las naciones soberanas podría recuperar toda su importancia. Las
consecuencias podrían ser considerables tanto sobre los proyectos trans
nacionales, como la construcción europea o las instancias de reglamenta
ción internacional como la OMC", como sobre los proyectos nacionales.
Se observan así cuales son las cuestiones planteadas, a las cuales esta
obra desearía aportar elementos de respuesta.
Obra que es fruto de las reflexiones emprendidas a partir de 2006, en
el marco de diferentes seminarios, algunos tratando sobre estrategia y
otros sobre las transformaciones de la economía. Pero no noS equivoque-
49. Organización Mundial del Comercio (N. del T.).
39
EL NUEVO SIGLO XXI
mas, no pretende en ningún caso ser un "contra-informe V édrine" o un
sustituto del Libto Blanco que se está elaborando. De manera mucho
más modesta, quiere ofrecer elementos para una percepción global de las
transformaciones que se han conocido, así como sobre el nuevo contex
ro existente. Es una contribución a un debate en curso, que debería sur
gir del ámbito exclusivo del circulo de especialistas para convertirse, con
posterioridad, en más global dentto la sociedad francesa e incluso más
allá de nuestras fronteras.
Esta obra también quiere ser una advertencia contra la tentación,
comprensible por otro lado por razones de sencillez, de descomponer
este debate en partes específicas. Si se encarga a X un informe sobre la
mundialización, a y un informe sobre nuestra política de defensa y quizá
a Z un futuro informe sobre las transformaciones de las referencias en
que se basa la acción internacional, se podría pensar que es suficiente,
habiendo de este modo cubierto los temas principales. En realidad, es
mediante su combinación, movilizando a la vez una reflexión sobre la
nueva economía política de las relaciones internacionales, sobre las
transformaciones de las ideas estratégicas y la posible aparición de una
nueva "revolución de los asuntos militares", en definitiva sobre la crisis
profunda de las ideas "occidentales" en el mundo, como se estará posi
bilitado pensar en el siglo que viene.
40
Capítulo 1
¿Cómo nacen los "siglos políticos"? El precedente del siglo XX
Merece ser examinada la hipótesis que daba por sentado el "siglo ameri
cano" que el fin de la U~SS parecia prometer. Lo que implica reflexio
nar sobre la noción de "cambio de siglo", al igual que sobre la relación
entre el siglo de calendario y el siglo político. Esta noción de siglo polí
tico designa no un lapso de tiempo dado, noción que no tiene sentido
más que en la simbología de un calendario, determinado por y especifi
co de una cultura, sino un período definido por la especificidad de sus
relaciones geopolíticas, y por su coherencia. No existe un siglo XX ni uno
XXI en e! sentido común de! término más que en e! calendario cristiano.
Esta noción no tiene ningún sentido en e! calendario chino, ni en el ca
lendario japonés, ni por supuesto en los calendarios judío o musulmán.
La noción de siglo político, por su parte, puede sobrepasar los límites
de la especificidad cultural. Debe permitir identificar la naturaleza do
minante de los problemas a los que los actores deben hacer frente. De
este modo, lo que determina la unidad de un período de varios decenios,
es una cierta combinación de problemas económicos, geopolíticos y so
ciales. Dichos problemas evolucionan, en su campo y según las regiones
del mundo, siguiendo temporalidades que le son propias. Sin embargo,
una cierta combinación origina en un momento dado una conjunción
41
Capítulo 2
Los comienzos de un "siglo americano" que no llega
Cuando los presidentes de las repúblicas federadas soviéticas de Rusia,
Ucrania y Bie!orrusia deciden, en diciembre de 1991, disolver la Unión
Soviética, todo parece estar preparado para que comience e! "siglo ame-. " ncano.
Por primera vez en su historia desde que entraron de pleno en el esce
nario internacional, los Estados Unidos se encontraton sin adversario
estratégico. A pesar de que China e India iniciaban ya la trayectoria que iba a conducirles al desarrollo económico actual, Estados Unidos era e!
único país que disponía, al menos en apariencia, del conjunto de instru
mentos que garantizaban tanto e! hard como el 50ft power. Por lo tanto,
podía, tal y como había demostrado mediante la exhibición de su supre
macía militar durante la guerra de 1991 contra Iraq, hacer uso de! pri
vilegio de la influencia de la dominación directa. En este mundo, consi
derado como e! de! "fin de la historia", como escribía -en realidad no sin
cierta ironía- Francis Fukuyama, Washington podía esperar reinar tan
to, por no decir más, mediante e! ejercicio de los instrumentos econó
micos y culturales, a través de! juego de las instituciones internacionales
que generaban un "derecho" mundial a imagen y semejanza del derecho
americano, como ejerciendo la fuerza militar.
65
EL NUEVO SIGLO XXI
La fuerza de la potencia
La operación "Tormenta del desierto" de 1991 fue, en cierto sentido, tan
simbólica del final del siglo XX como la disolución de la URSS que la si
guió algunos meses después. Desde este punto de vista, no carecía de fun
damento la declaración emitida en octubre de 1991 por Lucien Poirier. La cual, por otra parte, confirmaba los trabajos que se habían realizado en la
Fundación de Estudios de la Defensa Nacional (FEDN), no solamente sobre la región del Golfo sino también sobre la caida del sistema soviético".
Estados Unidos no hizo únicamente gala de una 'total superioridad
militar, sino que también tuvo éxito en la constitución de una "alianza"
cuya legitimidad estaba fuera de toda duda, incluso por los países que
reusaton formar parte en ella, como la moribunda URSS o China. AsI
pues, la superioridad militar, basada en una supremacía tanto cualitati
va como doctrinal, se veía redoblada con una superioridad política y
diplomática que venía a apoyar una "estrategia integral", retomando la expresión de Fran,ois Géré".
No obstante, la creación de dicha estrategia integral se vio obligada a
limitar los objetivos de la guerra de 1991. Al acotar deliberadamente los
límites del derecho internacional, es decir, del mandato consistente en
expulsar las fuerzas iraquíes del Kuwait ocupado y destruir los medios
militares iraquíes que pudieran permitir una reanudación ulterior de las
hostilidades, Washington construyó las condiciones de su hegemonía
política. La legitimidad de la guerra, a los ojos de la mayoría de las otras
potencias, provenía de la limitación de los objetivos. En este sentido, el
86, Ver Col!, Crise du Golfo· Les changements stratégiques, París, FEDN, 1990, Y DanIel Pmeye. Jacques Sapir y René Ernould, Apres l'Armée rouge, H'Ois etudes sur la reconversion de l'armée soviétique, París, FEDN, dossier nO 44, 1991,
87, Fran~ois Géré, "La estrategia integral de Estados Unidos o una lección de guerra democrática", Stratégique, nO 51/52,3° y 4° trimestres 1991, p, 85-112,
66
LOS COMIENZOS DE UN "SIGLO AMERICANO" QUE NO LLEGA
político hacía que el uso de la fuerza adquiriera todo su sentido.
emplear el lenguaje actual de las relaciones internacionales, el ejerci
cio del hard power se plegaba a las limitaciones de! soft power. Tras la guerra del Golfo de 1991, la crisis provocada por la desintegta
ción de Yugoslavia permitió a Estados Unidos instrumenralizar de nuevo
su superioridad militar. De lo cual son e!ementos esclarecedores tanto la
tranSformación de la OTAN en instrumento de! ptoyecto político ameri
cano en los Balcanes, mediante el mandato confiado por la ONU en el marco de la crisis en Bosnia y Kosovo, como el pape! jugado por Washing
ton en los acuerdos de Dayton. Mediante la valorización de sus competen
cias militares, Estados Unidos se confirmó como e! actor decisivo en la cri
sis de los Balcanes. Dejando a los europeos excluidos de hecho, reducidos
al rango de comparsas.
Estados Unidos no tenía e! más mínimo inconveniente en permitír
selo, ya que su fuerza en el terreno de! soft power también parecía en
1991 totalmente incuestionable.
Al margen de su poderlo económico y financiero, Estados Unidos
construyó un marco hegemónico tanto desde e! punto de vista institu
cional, como de! cultural. Siendo uno de los signos de esta hegemonía la transformación progresiva de las instituciones financieras surgidas de
Bretton Woods (el Banco Mundial y e! Fondo Monetario Internacional)
en instrumentos de la política americana a lo largo de los años 80. La po
sición americana siempre ha sido importante en estas dos instituciones,
motivada por e! peso de la contribución financiera de Estados Unidos,
aunque también por las normativas de voto, en particular en e! FMI, las
cuales aseguraban a Washington un auténtico derecho de veto. Existía un
modus vivendi, el cual, dicho sea de paso, todavía funciona, para que e!
presidente de! Banco Mundial fuera americano y el de! FMI europeo".
88. Y muy a menudo francés, sin que ello tuviera efecto alguno sobre la política real del FML
67
EL NUEVO SIGLO XXI
Entre 1970 Y 1990, el peso de Estados Unidos se reforzó considerablemente en el seno de dichas instituciones, pudiéndose en gran medida considerar que, en 1991, éstas se convirtieron en instrumentos de la política americana.
Esta transformación no había sido pensada ab initio por las autoridades americanas, sino que fue el resultado de una combinación de factores. Entre ellos, algunos fueron exógenos, como la "crisis de la deudi', que golpea a numerosos países en desarrollo al principio de los años 80. La dimensión financiera de esta crisis conduce al FMI, en donde el peso de Estados Unidos siempre había predominado, a prevalecer progresivamente sobre el Banco Mundial. Había que estabilizar la situación financiera para evitar que la crisis se propagara incluso en el seno del sistema
bancario americano. De esta manera, la estabilización financiera, la cual es, en efecto, com
petencia del FMI, se convierte en una condición previa de la política de desarrollo, al extremo de fijar un orden del día global, conocido con el nombre de "consenso de Washington". Los países endeudados deben someterse a una lógica que sitúa el equilibrio financiero a corto plazo por delante del desarrollo. Al mismo tiempo, como las deudas involucradas se emitían en dólares, e! FED" se convierte en cada vez más importante. Así pues, la crisis de la deuda ocasiona una revolución en dos tiempos, con una preeminencia de! FMI sobre e! Banco Mundial y con, en el seno del FMI, una preponderancia de los objetivos fijados por Washington, en la medida en que la política del FMI, para ser eficaz, precisaba de un compromiso todavía más importante, si cabe, del Tesoro americano.
La implicación de las organizaciones internacionales durante la transición en Rusia demuestra a la perfección cómo se establecía entonces la
89. FED se refiere al Sistema de Reserva Federal (Federa! Reserve System) de Estados Unidos. Este sistema bancario cenrral es una entidad privada e independiente del go
bierno (N. del T.l.
68
LOS COMIENZOS DE UN "SIGLO AMERICANO" QUE NO LLEGA
jerarquía de las responsabilidades. Los primeros equipos de consejeros americanos que llegan a Moscú a finales de 1991 no lo hacen con un mandato del FMI, sino con créditos del Tesoro americano. Enseguida se solicita al FMI que apoye su política, sometiendo, con posterioridad, la intervención del Banco Mundial al marco así determinado. Esta jerarquía de las responsabilidades podía ponerse en práctica sin violar de modo demasiado manifiesto ni el estatus de unos ni el de los otros, como consecuencia de la gran endogamia política e intelectual de los responsables" .
Aunque la crisis de la deuda y la progresiva liberalización de las finanzas internacionales contribuyeron a revertir la relación de fuerzas entre el FMI y el Banco Mundial, y a convertir el FMI en un tributario del Tesoro americano, ello no implica que no hayan también jugado otros elementos internos. En el propio seno del Banco Mundial, tuvo también una importancia considerable la normalización ideológica realizada por Anne Krueger. Dicha normalización se tradujo, en particular, en la liquidación de la organización interna basada en oficinas regionales (en donde podian acumularse las competencias sobre el terreno), en beneficio de oficinas temáticas (más sensibles a las influencias de las corrientes ideológicas en el seno del pensamiento económico, al estar más desconectadas de las realidades sobre el terreno), lo que también favoreció la alineación de esta institución con posiciones compatibles con los deseos de Washington".
90. Estos elementos fueron descritos en J. Sapir, Les bconomistes contre la démocratie, op. cit. Chapo l. Un análisis de estas relaciones se encuentra en Janine R. Wedel,
Co/lision and Collusion. The Strange Case ofWestern Aid to Eastern Europe. 1989-1998, New York, Sto Martin's Press, 2000.
91. Hay un buen ejemplo en Lawerence H. Summers, "Keynote address: knowledge for effective action" > Proceedings o[ the World Bank Annual Conference on Developmen Economics, 1991. Washington, D.C., Banco Mundial, 1991. Tras diversas peripecias,
69
EL NUEVO SIGLO XXI
La antigua forma de organización interna había permitido mantener
durante numerosos años polos de competencia en el seno del Banco
Mundial, habiendo también garantizado un verdadero pluralismo inte
lectual dentro de la organización. Un buen ejemplo de esto lo ofrece el
libro de Roben Wade sobre el desarrollo de Taiwán y la industrialización
de las potencias asiáticas emergentes", al igual que los trabajos de Lance
Taylor y sus alumnos". Tanto Wade como Taylor son representativos de
la elaboración intelectual que tiene lugar en el Banco Mundial a princi
pios de los años 80, antes del cambio de manos. Cuando ]oseph Stiglirz
asume sus funciones de economista jefe del Banco Mundial en 1997, se
encuentra con una institución profundamente debilitada, tanto material
como intelectualmente, por haber sido puesta bajo la tutela, tanto indi
recta como directa, del FMl. Aún se recuerda el conflicto que estalla
entre Stiglitz y los responsables del FMI sobre el asunto de la crisis de
1997-1999". Pero incluso la autotidad moral e intelectual de Stiglitz no
fue suficiente para un cambio radical.
El dominio americano sobre las instituciones financieras internacio
nales vino a coronar la transformación (y la desnaturalización) de estas
instituciones, las cuales habían sido creadas para asegurar una regula
ción mundial pluralista tras la Segunda Guerra Mundial, en instru
mentoS de su política nacional. Este dominio no es el producto de un
algunas de ellas contadas en J. Sapir, Les Économistes contre la democratie, op. cit., Lawrenee Summers se convierte en presidente de la universidad de Harvard, donde destaca por sus declaraciones sobre la inteligencia inferior de las mujeres ...
92. Robert Wade, Governing the Market. Economic Theory and the Role ofGovernment in East Asian Industrialization, Princeton, N.j., Princeton University Press, 1990.
93. Lance Taylor, Varieties 01 Stabilisation Experience, Oxford, Clarendon Press, 1988. Para un análisis sobre la transición, Alice Amsden, Jacek Kochanowicz y Lance Taylor, The Market Meets its Match. Restructuring the Economics o[ Eastern Europe, Cambridge, Mass., Harvard Universiry Press, 1994.
94. Ver Joseph E. Stiglitz, La Grande Désillusion.
70
LOS COMIENZOS DE UN "SIGLO AMERICANO" QUE NO LLEGA
"complot", en el sentido en que habría significado la puesta en prác
tica de un proyecto madurado y elaborado con anterioridad, aplicado
punto por punto por un estado mayor identificable. Debe mucho a las
circunstancias, tanto de la evolución de la economía mundial (la cri
sis de la deuda), como del pensamiento económico contemporáneo, al
igual que al abandono progresivo en su seno del método científico".
Sin embargo, está claro que una de las lecciones que el gobierno ame
ricano extrajo de los años 60 y 70 fue la necesidad de ejercer un estre
cho control sobre las instituciones financieras internacionales. Así pues,
existió una utilización consciente de las oportunidades institucionales
que ofrecían los acontecimientos externos.
Este oportunismo institucional indiscutiblemente permitió a la polí
tica americana multiplicar sus canales de actuación. Al mismo tiempo,
dicha política se enc.aminó a concentrar progresivamente en Estados
Unidos las responsabilidades que los demás no podían asumir, bien fue
ra porque no tenían la legitimidad necesaria o porque carecietan de los
medios precisos.
Aunque es indiscutible que se puede hablar de una hegemonía políti
co-cultural americana en el ámbito económico a principios de los años
90, también se debe comprender que dicha hegemonía, atendiendo a las
condiciones de su construcción, es una realidad contradictoria. A corto
plazo es un vector de poderío, pero a medio plazo es un vector de nue
vas oposiciones a este poderío.
95. Sobre este puma, intencionadamente polémico, remitirse a un análisis sobre la crisis metodológica e intelectual del pensamiento económico en J. Sapir, Les Trous noirs de la science économt'que, op. cit., e Id., Quelle économie pour le XXI siecle?, op. cit.
71
EL NUEVO SIGLO XXI
¿Mwulialización O americanización?
Esta hegemonía político-cultural ejercida por Estados Unidos en el
ámbito económico es uno de los principales fenómenos de los años 80
y 90. El cual servía de fundamento, en gran medida, para e! análisis de cómo el siglo venidero debía convertirse fn un "siglo americano".
De esta manera, dicha hegemonía se traduce en un triple movimien
to que se desarrolla, fundamentalmente, durante el período que precede
a los años 90. En primer lugar, se trata de poner bajo control a las orga
nizaciones surgidas de Bretton Woods (e! FMI y el Banco Mundial), las
cuales se acaban de describir. Por otro lado, relegar a las organizaciones
nacidas de las Naciones Unidas, como la OMS", la CNUCED" o la
UNESCO", las cuales van a jugar a partir de entonces un pape! margi
nal en la gestión de los problemas económicos y sociales a escala mun
dial. y, finalmente, transformar el GATT" en la Organización Mundial
del Comercio (OMC) en 1995.
Esta hegemonía queda patente desde el principio del proceso de tran
sición, como lo demuestra la simple presencia de Estados Unidos en el se
no del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (que fue en ori
gen una iniciativa francesa), considerado como el financiador de algunas
de las transformaciones estructurales de la transición. Estados Unidos
96. La Organización Mundial de la Salud es despojada, en la práctica, de sus principales medios de actuación mientras la epidemia de sida se expande en numerosos países en desarrollo, lo que aprovechan algunos fondos filanrrópicos americanos, con frecuencia de inspiración religiosa, para converrirse en sustituros de la actividad de la OMS ...
97. La CNUCED es la Conferencia de las Naciones Unidas para e! Comercio y e! Desarrollo (N. de! T).
98. La UNESCO es la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (N. del T).
99. El General Agreement on Tariffi and Trade surgido de la conferencia de La Habana tras la Segunda Guerra Mundial.
72
LOS COMIENZOS DE UN "SIGLO AMERICANO~ QUE NO LLEGA
a ser no solamente materialmente insoslayable, sino también el cen
tro intelectual de todas las manifestaciones. De hecho, su influencia se
hace sentir incluso sobre los actores cuyos intereses divergen de los suyos.
Lo que coloquialmente se llama la "mundialización" es, en realidad,
la combinación de dos procesos. El primero es la extensión mundial del
capitalismo, en su forma industrial, en aquellas regiones que todavía no
se habían visto afectadas por éL El segundo, el cual es gran medida fruto
de la aplicación de la política americana, se corresponde con una políti
ca voluntaria de apertura financiera y comercial. Una buena parte de las
confusiones actuales, en particular las observables en el informe V édrine
del verano de 2007, proceden de confundir ambos procesos.
La existencia de corrientes comerciales a gran escala y sobre grandes
distancias no es algo nuevo y no data de los veinte últimos años. El he
cho de que algunos países conozcan su despegue económico más tarde
que otros es también un fenómeno a la vez antiguo y bien conocido.
Desde este punto de vista, e! término "revolución industrial chino-india"
describiría mejor la situación actual que la palabra "mundialización", en
el supuesto de prestar atención al primer proceso. Sin embargo, lo que
es verdaderamente novedoso es, sin duda alguna, la combinación del
lLQ~ralismo financiero con un desmantelamiento aduanero generalizado,
a~o]J:l.F¡¡jí,adn. de .. l!!!<l.pclítkaddiher.ada de .. Estados Unidos encaminada aJ'gItechajO-su . .tutela. a ciertas organizac.iOlles inter.llaciongles (FMI y
Banco Mundial) y a debilitar aotras (UNESCO, CNUCED, OMS).
Estos comportamientos corresponden estrictamente a la noción de
"puertas abiertas" (a los intereses comerciales y financieros), la cual es la
fundadora de la visión americana de las relaciones internacionales. Co
mo lo atestigua la acción de los navíos de guerra americanos del como
doro Perry para "abrir" a Japón durante la segunda mitad del siglo XIX.
El período q'ue va de 1985 a 1995 se corresponde con el apogeo de
esta visión americana, ya que va a ver cómo desaparecen las barreras a los
movimientos de capitales (salvo en China, que todavía mantiene un
73
EL NUEVO SIGLO XXI
marco restrictivo y controla e! valor de su moneda), así como la centra
lización del libre cambio inscrita en instituciones internacionales como
la OMe. No obstante, se puede destacar que los trabajos teóricos, desde
principios de los años 90, muestran que esta centralización de! libre
cambio no está justificadalOo•
Se debe añadir que la capacidad de China, hasta e! momento actual,
para rechazar las reglas del orden financiero americano (en particular en
lo que concierne a las reglas de cambio del yuan) no está en absoluto
relacionada con el éxito de su estrategia económica. Dicha estrategia,
aunque aprovecha las ventajas de una reducción mundial de los derechos
aduaneros, sigue siendo, básicamente, una estrategia nacional y desarro
llista, incrustada en una política fuertemente intervencionista de las
autoridades públicas. En este sentido, la estrategia del desarrollo chino
está muy próxima, tanto en sus finalidades como en sus lógicas, a la apli
cada en Corea o en 1,!Íwán en los años 60 Y 7010'.
Esta estrategia confirma con rotundidad los análisis que demuestran
que el desarrollo implica, muy a menudo, la puesta en práctica de una
gestión estratégica, que no puede existir más que apoyándose en el
Estado y en e! marco de las protecciones aduaneras'Ol.
Lo que mejor caracteriza la victoria ideológica de Estados Unidos du
rante estos años (1985-1998) es haber sido capaz de presentar la libera
lización financiera como un posible bien público, cuando, en realidad,
100, Dani Rodrik, "Closing rhe productiviry gap: does trade liberalization really help?", en Gerald K, Helleiner (ed.), Trade Policy. Liberalization and Deve/opment: New Perspectives, Oxford, Clarendon Press, 1992,
101, Ver el análisis de las mencionadas economías en Frederic e Deyo (ed,), The Political Economy 01 the New Asian lndustrialisation, Ithaca, N. Y, Comell University Press, 1987, y R. Wade, GOGerning the Market. Economic Theory and the Role of Government in East Asian lndustrialization, op. cir.
102, Helen Shapiro y Lance Taylor, "The srare and industrial strategy", World Development, vol. 18, nO 6,1990, p. 861-878.
74
LOS COMIENZOS DE UN "SIGLO AMERICANO" QUE NO LLEGA
era una política al servicio de intereses particulares. Pero esta victoria,
para consolidarse, implicaba la conversión y la sumisión del enemigo de
ayer. Rusia debía ser americanizada para que fueran desarmadas de ma
nera duradera las oposiciones a esta política, siendo preciso que esto se
hiciera antes de que China levantara el vuelo.
Desde entonces, el significado para Estados Unidos de la transforma
ción sistemática que se estaba produciendo en la URSS, y posteriormen
te en Rusia, adoptaba la tlimensión de un reto estratégico capital. El cual
hada que fuera necesario que lanzaran todo el peso de sus medios de
influencia.
Mirando hacia atrás, es dudoso que Estados Unidos haya tenido, en
realidad, los medios para aplicar su política. Habría hecho fu.)ta un nivel
de comprensión de las interacciones puestas en tela de juicio y una ho
mogeneidad en el seno de la clase política dirigente, estando ambas cir
cunstancias lejos de ser reunidas entre 1988 y 1995. También habría sido
preciso que los responsables americanos fueran capaces de diferenciar los
intereses a corro plazo de los desafíos a largo plazo propios de una reali
dad estratégica imperial. Ahora bien, el grado de colusión entre los inte
reses privados y los públicos que caracteriza a la clase política americana,
si bien tiene la ventaja de petmitir que la política de Estado se apoye en
actividades privadas, tiene el inconveniente principal de conducir a que
los objetivos a corto plazo secuestren a los intereses a largo plazo.
La centralidad del desafío ruso
Así pues, esta hegemonía política, como realidad y como proyecto, se
mide de forma particularmente nítida por la influencia americana en el proceso de transición postsoviético. El desafío ruso era simbólica y polí
ticamente clave para Estados Unidos si verdaderamente deseaban cons
truir el siglo XXI "americano". Dicho reto condujo a una política parti-
75
EL NUEVO SIGLO XXl
cular en re!ación con Rusia, cuyas consecuencias todavía se hacen sentir
en nuesttos días. Es una historia de la cual e! autor de estas líneas fue un
testigo privilegiado'''.
Los consejetos americanos no llegaron a Moscú, a finales de 1991, con un mandato de! FMI, como se ha dicho con frecuencia, sino en e!
marco de una asistencia técnica americana, financiada por USAID y
puesta en práctica por Instituto Harvard para e! Desarrollo Interna
cional (HIlO). Jeffrey Sachs participó en numerosas reuniones de! equi
po Ye!tsin entre 1991 y 1993, sin dar cuenta de su actividad más que a
las autoridades americanas.
La capacidad de! poderío americano para presentar esta operación
como dependiente de la asistencia técnica internacional, cuando era fun
damentalmente bilateral, demuestra precisamente e! funcionamiento, en
la práctica, de la hegemonía americana. El HIlO recibió, entre 1992 y
1996,57,7 millones de dólares de! gobierno americano, de los cuales tan
sólo salieron a concurso público 17,7 millones, lo que es extremadamen
te extraño en los procedimientos americanos. En realidad, e! director de!
HIlO de la época, Andrei Schleifer (que sustituye a ]effrey Sachs en Ru
sia a partir de 1994), estaba directamente ligado a Lawrence Summers
desde sus tiempos de estudiante. Summers aparece, sin duda, como e!
"director de orquesta' de la influencia americana en Rusia. Tras haber si
do economista en jefe de! Banco Mundial entre 1991 y 1993, entra este
mismo año en el departamento de! Tesoro americano como subsecreta
rio, sucediendo posteriormente a Robert Rubin como secretario en e!
Tesoro de 1999 a 2001'04. Más tarde, Schleifer y e! HIlO e~tuvieron
103. Ver Jacques Sapir. Le Chaos russe, París, La Découverte, 1996, y, del mismo autor, Les Économistes contre la démocratie, op. cic, cap. 1.
104. Ver el artículo de Janine R. Wedel, "The Harvard boys do Russia", The Nation, I de junio de 1998, en http://www.thenation.com/doclI9980601/wedel.ysuobra CoIlision y Col/usion, op. cit.
76
LOS COMIENZOS DE UN "SIGLO AMERICANO" QUE NO LLEGA
¡;cUum,nte implicados en la parte más discutible y la más ilegal de las
vat:Íza!CÍ<)fiéOS en Rusial". Los efectos de colusión y las connivencias
~'Jn'uc> apoyaron Y consolidaron, en este caso, los mecanismos ideo-
La auténtica fite.r~de la hege.m9nía reside en su capacidad de disimu
Así, en e! ~~ntexto de las actividades de! FMI (e! cual entra realmen
te en e! escenario ruso en 1993) o del Banco Mundial, la hegemonía
americana de la época no se traduce en una omnipresencia de los conse
jeros americanos (a pesar de que fueran numerosos), sino en la capaci
dad de Washington para imponer sus órdenes del día a las instancias in
ternacionales y para neutralizar los puntos de vista alternativos. De este
modo, en 1994, un cierto número de expertos japoneses del Banco Mundial hicieron circular un documento extremadamente crítico con
las opciones de política e :onómica adoptadas en Rusia con el acuerdo
del FMIw7. Este texto no fue jamás oficializado como consecuencia de!
rechazo de otros países a entrar en conflicto con las opciones definidas
105. Lo que entraña, tardíamente, que el gobierno americano emprenda acciones legales. La universidad de Harvard y Andrei Scbleifer están dispuestos a pagar 31 millones de dólares al gobierno con tal de dar carpetazo a la acción de la justicia. Sobre las peripecias judiciales y políticas de este asunto (el cual. combinado con el escándalo provocado por sus declaraciones sobre la inferioridad intelectual de las mujeres, termina por costar a Summers la presidencia de Harvard), ver David McClintick, "How Havard lost Russia", Institutional Investor Magazine, enero 2006.
106. Ver Matt Bivens, "Harvard's 'fitting choice''', ed. electrónica del Moscow Times, lunes 18 de junio de 2001, y Frirz W. Ermarth, "Testimony of Fritz 'V'!. Ermarth on Russian organized crime and money laundering before the House committee 00 Banking and Finance", 21 de septiembre de 1999, Washingron, USGPO, en http//financialservices.house.gov/banking/9219germ.htm. Ftitz Ermarth fue uno de los responsables de la ClA en las cuestiones soviéticas y rusas durante los años 80 y 90.
107. El autor de estas líneas tuvo conocimiento de este texto en 1995: le fue comunicado tanto por uno de sus autores, el cual le solicitaba su opinión. como por uno de los representantes franceses en el Banco Mundial.
77
EL NUEVO SIGLO XXI
por Washington. El equipo mixto ruso-americano establecido por
Schleifer y el HIlD también recibió en 1996 importantes sumas del
BERDJOS en un momento en que incluso las instituciones contables
americanas (la GAOJ") comenzaban a inquietarse con las prácticas
financieras del HIlD en RusiaJlO.
Otro ejemplo del funcionamiento de esta hegemonía se puede encon
trar en el comportamiento de los expertos enviados por los otros paises,
los cuales, muy a menudo, escogieron sumarse a la posición de los equi
pos sostenidos financieramente por e! departamento de! Tesoro america
no, cuando su mandato oficial provenía de una instirución europea
como el programa TACISUJ de la Unión Europea.
En el seno de! proyecto hegemónico americano, la centralidad del
desafío ruso es tanto una evidencia como una manzana de la discordia.
'Desde 1992, los objetivos americanos en relación con Rusia se pueden
resumir en dos grandes ideas: hay que impedir a toda costa la recons
trucción de la URSS y hay que procurar integrar a Rusia en e! juego
americano. Pero estos dos objetivos no eran compatibles.
Por otra parte, estas dos ideas no aparecen de forma completamente
consolidada hasta una vez que se confirma la disolución de la URSS. De
este modo, en 1991, las autoridades americanas estarán bastante reticen
tes ante las primeras veleidades de independencia ucranianas. Durante e!
verano de 1991, representantes de las autoridades ucranianas soviéticas
empiezan a soñar con la independencia, poniendo a prueba a las autori-
108. Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (N. del T). 109. Government Accountability Office (N. del T). 110. J.R. Wedel, "The Harvard boys do Russia", art. citado. 11 1. De Teehnieal Assistanee ro the Commonwealth of ¡ndependent States. El objetivo
de este programa era favorecer la transición hacia una economía de mercado y consolidar la democracia y el Estado de Derecho en los Estados Europa Oriental y Asia Central (Comunidad de Estados Independientes -CEI- y Mongolia). Se puso en marcha en 1991 y estuvo en vigor hasta 2006 (N. del T).
78
LOS COMIENZOS DE UN "SIGLO AMERICANO" QUE NO LLEGA
americanas. Inicialmente, no encontrarán ningún apoyo en la
'admilllstración de George Bush (padre), como consecuencia de! riesgo
que conllevaba, al menos desde e! punto de vista americano, la indepen
dencia de Ucrania, en un territorio en el cual se encontraban estaciona
das, en ese momento, numerosas armas nucleares.
La estabilidad de! duopolio nuclear Estados Unidos I URSS todavía
era en septiembre de 1991 un objetivo primordial. Sin embargo, una vez
que las autoridades americanas consideraron la disolución de la URSS
como un hecho irremediable, ya no cesaron de querer evitar cualquier
reconstrucción de los privilegiados lazos entre Rusia y las otras repúbli
cas surgidas de la antigua URSS.
Al mismo tiempo, surgió la idea, entre 1992 y 1994, de que era posi
ble una integración de Rusia en e! juego americano. La administración
Clinton intentó desarrol.1ar los vínculos polfticos e instirucionales perti
nentes para vincular a Rusia a la trayectoria americana. La comisión
ruso-americana copresidida por Viktor Chernomyrdin y por Al Gore
jugó, a este respecto, un pape! importanteJl2• Esta integración de Rusia
en e! juego americano es un objetivo estratégico si en verdad
Washington quiere disponer de una total libertad de acción, sea en Asia,
frente a China, en Oriente Medio o incluso en Europa. Numerosos res
ponsables de! departamento de Estado no ocultan que e! final de! anta
gonismo ruso-americano debe permitir meter en cintura a la "potencia :. rurbulenta" europea, es decir a FranciaJl3
•
112. Respectivamente, Primer Ministro de la Federación de Rusia de diciembre de 1992 a febrero de 1998, y vicepresidente de Estados Unidos de 1992 a 2000. Sobre el impacto de esta comisión, ver Roben G. Kaiser, "Pumping up me probleros: has investing ín the Ye1tsÍn machine put Aroerica's relationship with Russia at risk?", Washíngton Post, 15 de agosto de 1999, p. BO l. La comisión Gore-Chernornyrdin tapó, nolens volens, un número de transacciones dudosas, como se vio en 1997" 1998 con el escándalo del Banco de New York.
113. Expresión recogida en Estados Unidos por el autor entre 1992 y 1995.
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Estados Unidos no escatimará esfuerws para salir airoso de esta integración política con Rusia. Como lo prueba el pleno apoyo que la administración Clinton proporcionará a Boris Yeltsin, desde su golpe de fuerza contra el Parlamento de Rusia en 1993 a su dudosa reelección de 1996 (su adversario, el comunista Guennadi Ziuganov, vio como desaparecían dos millones de sus votos durante el recuento en la segunda vuelta de las elecciones). Hoy en día, se olvida con frecuencia que el desencadenamiento de la guerra de Chechenia en diciembre de 1994 fue, igualmente, ampliamente apoyado por el gobierno americano.
Hay que recordar, a todos aquellos que actualmenté están tan prestos a criticar las evoluciones políticas rusas, que es bajo la presidencia de Yeltsin, y con el apoyo de los principales paises occidentales, cuando se 'para el proceso de democratización en Rusia. Tres fechas son decisivas: las presiones ejercidas en 1993 que desembocan en la disolución por la fuerza del Parlamento de Rusia (a pesar de haber sido elegido con normalidad en 1990); el desencadenamiento a finales de 1994 de la guerra en Chechenia; y, finalmente, las manipulaciones electorales que condujeron a la reelección de Boris Yeltsin en 1996. Entre estas tres fechas, también tiene lugar, por supuesto, la potenciación del sistema oligárquico y las presiones sobre la prensa, con la multiplicación de los asesinatos de periodistas durante este período. He aquí cual fue la auténtica realidad de la "democracia" rusa a la que se quiere oponer, en la actualidad, la forma que tiene Vladimir Putin de poner en práctica el poder. Cierro es que este último, que goza de una popularidad entre la población rusa de la que jamás se benefició Yeltsin, ha cometido a los ojos de los americanos un crimen irreparable, el de querer defendedOLintereses"nªciQnales de Rusia.
Esta política no dejó de tener eco entre los liberales rusos. La influencia americana no hubiera podido tener jamás e! peso que tuvo si grupos enteros de la élite política postsoviética no hubieran estado dispuestos a una ameticanización ideológica y política. Teniendo en cuenta el debili-
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tanl~ento ya perceptible de! pais desde 1990 y la crisis que conllevaba la rransí,:iólG, la aproximación a Estados Unidos se podría percibir como la
política capaz de garantizar a Rusia el mantenimiento de su estatuS internacional. La idea consistente en hacer de! enemigo de ayer el aliado de mañana no carecía de lógica ni de fundamento, pudiendo parecer la política de Washington tendente a integrar a Rusia como un
enfoque "ganador/ganador". Pero, a partir de 1994-1995, se hace evidente que dicha idea no era
compatible con la voluntad de evitar, a cualquier precio, lo que podría asimilarse a un reforzamiento de Rusia en la zona ex-soviética. Así las cosas, la voluntad americana de afirmar su presencia en Asia central y en el Cáucaso tropezaba frontalmente con los intereses de Rusia. Los mismos responsables ruSOS que podían encontrarse ideológicamente de acuerdo con e! discurso transmitido por los medios de comunicación americanos, constataron sobre el terreno que sus propios intereses (y a veces sus intereses financieros) entraban en contradicción con las actividades suscitadas por la administración americana. Al margen del círculo de liberales ruSOS convencidos, los responsables de los asuntos exteriores, por su parte, también comenzaron a tener dudas. Si bien la idea de una alianza, es decir, según los más optimistas, de un condominio americano-ruso, estaba lejos de desagradar a numerosos responsables en Moscú, la voluntad americana de mantener activa la OTAN no podía parecer más que el signo de una malintencionada duplicidad.
Una vez que queda constancia del final de la guerra fría, la existencia de la OTAN es, en efecto, discutible. Es factible imaginar que esta organización se transforme en una estructura mundial de seguridad y de cooperación. En este caso, habría que admitir a Rusia como parte integrante de pleno derecho. Las instituciones de asociación, como la Asociación para la Paz, no modifican sustancialmente la naturaleza de la OTAN, la cual es un producro típico de la guerra fría. Mantener la OTAN y excluir a Rusia de ella, únicamente podía ser percibido en Moscú como un sig-
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no de mala fe. Incluso los responsables rusos mejor dispuestos a mantener relaciones con Estados Unidos se apercibieron de esta circunstancia.
No obstante, Estados Unidos se benefició de otras ventajas. Su presencia ideológica, tanto en Rusia como en otros lugares, parecía poder dispensarles de tener que elegir entre sus ptioridades. Convertido en el país de referencia, durante algunos años consideraron que el movimiento espontáneo de las élites de otros países les llevaría a aceptar entrar en la órbita americana.
La potencia de la fuerza
Así pues, no hay que subestimar, en 1991, los elementos de la fuerza cultural americana. Lo atestigua, de manera evidente, el hecho de que la cadena de televisión CNN fuera el medio de comunicación de referencia durante la guerra de 1991. Habrá que esperar hasta finales de ese decenio para ver la oposición a esta supremacía. Como lo testimonia el nacimiento de Al-]azira y, posteriormente, de otras cadenas especializadas en la información continua con vocación internacional.
La difusión de las concepciones americanas dominantes en materia de reglas económicas, así como de relación entre mercado y actividad política democrática, también se verifica por la propagación en el lenguaje habitual de ciertos vocablos que no tienen sentido más que en un cierto universo ideológico.
Términos como "economía de mercado" (market economy) o "gobernanza" son algunos de los ejemplos más evidentes. Utilizado en la actualidad de manera casi natural tanto por científicos como por periodistas, el término "economía de mercado" no se entiende más que en el sentido de "mercado libre" (free market), opuesto a la economía centralmente planificada, es decir, de acuerdo con la lógica de! enfrentamiento bipolar de la guerra fría. En realidad, este término tan sólo tiene un sen-
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rido ideológico. Nuestras economías capitalistas, como ya se ha indicado al principio de este libro, combinan, de hecho, mercados, los cuales son realidades muy diferentes las unas de las otras, con organizaciones y redes. Lo que permite ver de dónde data históricamente el error de perspectiva que contiene el informe Védrine de 2007.
Igualmente, e! término "economía centralmente planificada" también es una mera construcción ideológica, ya que las formas de coordinación en la economía soviética que realmente existía, adoptaban aspectos tanto de! mercado y de la red, como de la planificación centralizada'''. Por otra parte, aunque esta economía verdaderamente fue e! modo dominante o exclusivo, no se entiende la existencia de empresas de! Estado jurídicamente separadas. Simples departamentos ministeriales habrían sido suficientes. La proliferación de! númeto de empresas, y con ellas la de los ministerios encargados de controlarlas, demuestra con claridad que e! sistema estaba descentralizado, en e! sentido de una economía en la cual es radical la separación entre productores y usuarios ll5 •
Se puede hacer la misma observación en lo que respecta al término "gobernanza", e! cual reduce la cuestión de! poder y de la decisión a la combinación del respeto a las reglas de la propiedad privada y de! derecho. Se está, en este caso, en presencia de un término que no es ni una descripción ni un instrumento heurístico, sino un mero producto dell vocabulario ideológico, construido para e!udir completamente la cuestión' capital de la política, es decir, la presencia de intereses divergentes yopuestos, así como las diversas formas de conflictos que estas divergencias ocasionan.
114. Ver Jacques Sapir, Les Fluctuations économiques en URSS, 1941-1985, París, Ed. de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, noviembre de 1989, y. del mismo autor, L1Jconomie mobiliste. Essai sur les tconomies de type soviétíque, París, La Découverte. enero de 1990.
¡¡5. J. Sapir, "Le capitalisme au regard de I'autre", arto citado, p. 185-216.
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En el mundo que se iniciaba en 1991, Y en la medida en que Estados
Unidos conserva la supremacía de! hard power, no parece haber espacio
posible más que para e! ejercicio de! 50ft power, y únicamente en e! inte
rior de los marcos establecidos por la hiperpotencia.
Los principales países europeos son lo que van a pagar, en cierta ma
nera, las consecuencias. Como lo demuestra la cuasi-concomitancia de!
tratado de Maastricht y de la capitulación política europea frente a Es
tados Unidos en la crisis yugoslava. Incluso en el momento en que la
Unión Europea pretende afirmarse como proyecro central, ésta renuncia
a sus responsabilidades relativas a la seguridad de una parte de Europa y
se las entrega, de becho, a Estados Unidos.
De la misma manera, se vuelve entonces perfectamente comprensible
la decisión de ampliar la Unión Europea al margen de toda reflexión
sobre las fronteras potenciales y el sentido de la Unión (simple mercado
o futuro Estado federal portador de una cultura unificada y específica).
Frente a la nueva situación creada por el repliegue y la posterior desin
tegración de la URSS, se debía encontrar con urgencia una solución a la
organización del continente europeo.
En la medida en que la supremacía global de Estados Unidos parecía
no dejar sitio a un núcleo europeo que intentaba constituirse en poten
cia autónoma, podía concebirse como un mal menor la aceptación de su
disolución de hecho en la Europa ampliada. La actitud de países como
Francia o Alemania, que aceptan bien sea liquidar sus principios sobre
la construcción europea, o jugar a ser una comparsa de la política ame
ricana en Rusia''', se comprende mejor (sin llegar a justificarse) si se con-
116, De este modo, en 1996, mediante un préstamo "swap" de mil quinientos millones de dólares del Bundesbank al Banco Central de Rusia, se establecieron las condiciones que permitieron la manipulación de la elección presidencial y la reelección de Boris Yeltsin. Este préstamo permitió al gobierno ruso pagar a los funcionarios antes de la sesión de escrutinio, y posteriormente comprar a un cierto número de responsables
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que las élites políticas están entonces convencidas de ver como
"\UIlanece e! "siglo americano" . El espíritu de capitulación fue tan profun
en Francia que los responsables rechazaron, entre 1988 y 1992, darse
cuenta de la amplitud de los cambios en la URSS y en Rusia.
Este vaivén intelectual queda atestiguado por e! hecho de que los paí
ses de la Unión Europea se precipitaron hacia la creación del euro sin
poner como condición previa la cuestión de la construcción de una
soberanía política común libremente asumida'l7.
En un mundo sometido a la hegemonía de la hiperpotencia, o en
cualquier caso percibida como tal, e! conflicto abierto contra ella forzo
samente tenía que estar perdido de antemano. En estas condiciones, la
construcción de los elementos de un soft power europeo, dado que evita
ba tanto e! conflicto como el debate público en Europa sobre el sentido
y las implicaciones de una política de poderío, parecía una respuesta rea
lista a los desafíos de! siglo que se anunciaba, en la medida en que se asu
mía como parte integrante de! "mundo americano".
La aceptación de! marco jurídico de la OMe, que sometía, de este
modo, los intereses económicos a una norma jurídica en realidad inexis
tente y que no se basaba en ningún cuerpo político internacional,
demostraba que se aceptaba de focto la transferencia de la noción ameri
cana de "gobernanza" a nivel mundial. Los conflicros de intereses con
Estados Unidos, en cuanro que no se podían negar, debían permitir
encontrar una solución en el interior de normas cuya lógica había sido
establecida por Washington. Mediante e! intento de presenrarse como
los mejores jugadores de un juego fijado por la hiperpotencia, se espera
ba poder limitar su poderío desde el interior.
regionales del KPRF (comunista) para hacerles aceptar la manipulación durante el recuento de votos en la segunda vuelta del escrutinio. Ver J. Sapir, Le Krach rnsse, op, cit.
117. Ver Jacques Sapir, "La crisis de reuro: erreurs et impasses de l'européisme", Perspectives républicaines, nO 2, junio de 2006, p. 69-83.
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De la misma forma, lejos de constituirse en protección trente a las
reglas de la OMe, la Unión Europea se transforma en instrumento de
aceptación de dicha organización y de difusión de sus normas y obliga
ciones. Así pues, es falso e! discurso que presenta~a Europa com~"pro
tect()m" frente a la mundialización, ya que laDniórtEmopea fue el Y'ecror rn'Í,s eficaz de la "mundialización" en roda lo que ésta ha tenido de
más negativo en Europa. Como lo atestigua e! paso, sin pena ni gloria,
de Pascal Larny de la dirección general de "Comercio" de la Comisión Europea a la presidencia de la OMe.
De esta manera, e! gobierno francés capitula absolutamente entre
1995 y 1998 cuando los sucesivos Primeros Ministros aceptan que la
sociedad EADS sea privatizada mediante una normativa conforme a los
deseos americanos. Actualmente (2007) se pueden observar rodas las consecuencias de este hecho.
Así las cosas, en la primera mitad de los años 90 parecía que se reu
nían rodas las condiciones para el sutgimiento de! "siglo americano". Las
élites europeas habían tomado nota de ello y se colocaban deliberada
mente en el interior del marco ideológico desarrollado por la hiperpoten cia. No obstante, en algunos años, este "siglo" se va a deshacer. Desde
1997 hasta el discurso ofrecido por Vladimir Putin durante la conferen
cia de Múnich sobre la seguridad internacional el 10 de febrero de
2007118, se va a asistir al descalabro del mundo que parecía surgir, por
lógica, en 1991.
118. Se puede encontrar una traducción completa y fiel de este discurso en la revista La Lettre Sentine!, nO 43-44, enero-febrero de 2007, p. 24-29.
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Capítulo 3
La crisis del "siglo americano" (1977-1999) Y sus implicaciones
El fracaso del "siglo americano", del cual hemos sido testigos entre 1991
y 2007, es un proceso crucial para comprender lo que puede ser el siglo
XXI. Este fracaso tuvo lugar entre el principio de la crisis financiera de
1997 y el manifiesto desastre de la intervención americana en Iraq en
2005. Estos ocho años han sido decisivos.
Son considerables las consecuencias políticas y económicas, aunque
también culturales e intelectuales, de dicho fracaso, incluso aunque no
se manifestaran rodas sus efecros inmediatamente.
Las causas de este descalabro son múltiples, y a menudo enmarañadas; por lo que merecen una atención particular.
Se pueden contar hasta cinco, las cuales se van a enumerar brevemen
te, antes de desarrollarlas más adelante:
a) En primer lugar, se ha conocido el fracaso del dominio americano
sobre la economía mundial, tal como Washington había deseado
organizarla, durante la crisis financiera que se extiende de 1997 a
1999. Estados Unidos no fue capaz de prevenir ni la expansión de esta
crisis, ni el hundimiento de las opciones liberales en Rusia durante el
verano de 1998, ni el contagio de Iberoamérica, con la devaluación
brasileña de 1999 y la crisis argentina de 2001. La crisis financiera
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estrategias colectivas articuladas en torno a este regreso del Estado
nación que se manifiesta por doquier alrededor nuestro, salvo que se
desee dejar que se hunda nuestra sociedad en la anomia, con todas las
consecuencias que esto implicaría para todos y cada uno de nosottos.
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Índice
Introducción 1998: una ruptura fundadora ¿Pensar en el futuro? Argumentos de autoridad y autoridad del argumento El capitalismo no es el mercado (y recíprocamente ... ) El capitalismo y los Estados-nación El por qué y el cómo
¿Cómo nacen los "siglos políticos"? El precedente del siglo XX Japón y Estados Unidos Las mutaciones dd arte de la guerra El siglo XX en suspenso El dominante discutido: la reacción británica Enseñanzas para nuestro tiempo
Los comienzos de un (¡siglo americano" que no llega La fuerza de la potencia ~Mundialización o americanización? La centralidad del desaflo ruso La potencia de la fuerza
La crisis del "siglo americano" (1997-1999) y sus implicaciones La hegemonía americana frente a las crisis financieras La mundialización frente a las consecuencias de la impericia americana en 1997-1999 El dilema americano La mundíalización directamente cuestionada: Seattle, Génova y el hundimiento de la OMC y China despierta
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9 12 16 23 28 32 35
41 43 47 51 56 60
65 66 72 75 82
87 89
97 103
109 115
La re militarización del "siglo americano" y sus contrariedades El imperio contraataca: la instrumenralización de la crisis de Kosovo (1999) El discurso humanitarista y el sometimiento del derecho a la fuerza El giro ifaquí La pérdida de la credibilidad americana
El regreso de Rusia y el surgimiento de China El regreso de Rusia, ¿comienzo del verdadero siglo XXI? La evolución de la relaciones entre Rusia y Estados Unidos China: ¿un competidor global?
Reflexionando sobre el nuevo siglo XXI El discurso de Munich de Vladimir Putin, símbolo de la transformación de las manifestaciones en las relaciones internacionales El regreso de la noción de soberanía La decadencia de las instancias internacionales de regulación De la crisis de los "derechos humanos" a su refundación ¿Se pueden diluir los derechos humanos en la metafísica del "derecho natural"? La peligrosa aporía del derecho natural Refundar el universalismo, abandonando el idealismo metodológico ¿Cuáles son los límites de la soberanía? El colonialismo humanitario Reflexionando sobre el imperativo humanitario en vez del humanitarismo
El nuevo siglo XXI y la cuestión militar ¿Qué es una "revolución de los asuntos militares"? La crisis de la supremacía militar americana El significado estratégico de la catástrofe humanitaria en Iraq La crisis de la doctrina militar americana ¿Una nueva "revolución de los asuntos militares"?
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121
129 133 139
151 152 160 165
173
176 179 188 195
198 202
204 210 213
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Conclusión: Las consecuencias de un nuevo "inido de siglo" Los cambios y la crisis La parálisis progresiva de Francia en Europa y en el mundo El ciclo electoral francés de 2007: ¿un esfuerzo en vano? La crisis de la estrategia de las élites polfticas Francia, ¿objeto o sujeto del nuevo siglo XXI?
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