MARÍA ROSA PALAZÓN cisco Sosa y aJosé Luis Martínez, (au ... · es decir. lo que Bergson llamó...

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MARÍA ROSA PALAZÓN

Para Aurora 111. Ocampo,que también reconozco como "mi amiga y hermana"

cisco Sosa y a José Luis Martínez, (au­tor, este último, de las Guías bibliográ­ficas de la literatura ml'xicana del sigloxx). No siempre fue así. Hace muchos,muchos años, en épocas del Rey queRabió, y esto corresponde a 1967, Er­nesto Prado y la mult.icitada Auroraedificaron, mal que bien, el primerhormiguero o Dicciona¡-io. Pero he aquíque esta albai1il dio rienda suelta a susdeseos de instalar casas grandes y ca­sas chicas, que alberguen -ioh picaro­na!- a la gente joven de la literaturamexicana, desalojando -ioh crue\!- alas generaciones anteriores a la delAteneo y de los novelistas de la Revolu­ción mexicana. En 1988, A~tO 1 publicó,junto con su equipo de trabajo, losAMOS 11, el tomo primero del DE.II (queabarca de la a a la ch), con igual forma­to que su antecesor y iJas mismas qui­nientas páginas!

Esta ciudad de enormes hormi­gueros se halla abierta a los escritoresde "nuestros días", fecha bastante inde­terminada, porque depende del ai10en que se publique el volumen encuestión, de la fecha en que se cierreel registro de datos para el volumen y¿de la fecha de nacimiento de los escri­tores? Ignoro si el Diccionario daráalbergue a todos los nacidos en este si­glo, aunque produzcan en el siguiente.Una agradable sorpl-esa que nos depa­ran estos investigadores hormiga delDEM es que hospedan en su ciudad yotorgan carta de naturalización a cual­quiera que haya trabajado en la litera­tura mexicana, sin importar suprofesión ni su lugar de nacimiento,como, por ejemplo, aJuanJosé 00­menchina, que Francisco Franco nosquiso prestar), nosotros jamás le regre­samos. A la entrada de este acogedorlugar hay un lema: "el que rechaza,pierde; el que incorpora, gana". El am­biente es, pues, tan cordial, que arrai­ga hasta a los más reacios.

Hojeando el DE.II me puse a soñardespierta -recuerdos que adorné conlas fantasías que me pasaron por elmagín. Y soñe con mi maestro SergioFernández y con Alberto Dallal, cuen­tista que "se las sabe todas" de la dan­za, y que, para mi sorpresa, publicó unartículo mío sobre el erotismo en losromances españoles que me hizo subirlos colores a la cara, y también sOliécon los amigos con quienes compartíun ratito de mi tiempo, comdLuis Adol­fo Domínguez, que se me adelantó enel viaje; o compartí un rato más largo,como María Rosa Fiscal, Beatriz Espejoy Lourdes Franco; o que hemos esta­do cerca la friolera de un año luz o

A ratos vemos a estas hormigastransportando materiales de construc­ción. Van quejándose, faltaba más: quépesado, parece una roca, me duelenlos hombros, se me doblan las patitas.y refunfuña y refunfuña, día a día vanponiendo los cimientos de sus hormi­gueros, llamados ficheros, catálogos yarchivos: colocan los granos de arenao ficha de cada autor; clasifican la bi­bliografía en géneros -cuento, novela,poesía, crónica, ensayo y entrevista-;proceden del mismo modo con lahemerografía y, finalmente, ponen, enriguroso orden cronológico, las refe­rencias a un autor, lo que frecuente­mente significa hacer fichas cruzadas.Por ejemplo, como a Clementina Díazde Ovando se le antqjó analizar un li­bro de Andrés Henestrosa, los investi­gadores hormigas enlistan el ensayode Clementina en las tarjetas de ella yrepiten los mismos datos en las refe­rencias de don Andrés. Total, que siamontonamos los nombr.es citados, elPopocatépetl se vería como un cerritojunto a nuestro volcán. Por cierto quegracias al Dicciona¡-io me enteré de quela doctora Díaz de Ovando está tan en­tregada a la UNAM, nuestra institución,que ha gobernado más dependenciasuniversitarias que cargos en el gobier­no tuvo el presidente Juárez. Perdonenel comentario, los chismes vienen lue­go. ¡Oigan ustedes!, ¿por qué estos la­boriosos investigadores han asumidoel cabaretero verbo "fichar", que ofen­de oídos castos?

El Diccionario ha sido construidopor una familia sindiásmica, o sea liga­da por línea femenina, esto es, los DEM

tienen como apellido materno AMO,ini-ciales de Aurora Maura Ocampo,maes-tra valiente que decidió seguirlelos pasos a Pedro Henríquez Ureña,Nicolás Rangel, Cenaro Estrada, Fran-

Igual que las hormigas se loman unasa otras y, formando un puente, llegana su meta, Angélica Arreola (obsérveseel riguroso ordenamiento alfabético denombres) extiende sus brazos hastaAurora Ocampo, quien con sus piescontacta con Aurora Sánchez Rebolle­do, vicedecana del DE"'; ésta no sueltaa Carlos Rubio, que se arquea haciaEduardo Ser rato, quien lo hace, a suvez, con Laura Navarrete; y ésta, conPatricia Ortiz; y ésta, con Pilar Mandu­jano , y ésta, con Rocío Conzález. Nose rompen los eslabones de la cadena.

ESCRITORES MEXICANOS

Los investigadores hormigas

Según los mesoamericano , lagente importante tiene un na­hua!, es decir, otro yo, vincu­lado con su personalidad, y

que le permite ""011 ar ", n expre-ión maya, e decir, tran formars en

un hecho CÓ~lI\ico o en un animal. Lostojolahales ah 'n bi n qu un p tró.nde hacienda merod 6 p r la 11'< nforma de jaguar, qu 'xi ti unamuj r-puma. .on z a lo' o h au­tore' d I /)i((/o1/al'/o dI' /' erilor/'. mexi­canos. Siglo xx, lomo 11 1\ sus ualrocolab rador s, 111 'n i nados n la d­vert n ia, y as '¡{lIro, n pleno ono­cimiento d' ausa. qu 1ien n unnahual n común. ¿ el' I p tentrayo qu' a d d o I i lo ha ta latierra, hermano mayor d 01 r olámpa­go que lan s610 'ir ula d una nube aotra? Tal "ez. En mi opinión, el otroyo de los m;,I/ (sigla de Dic ionario yapellido paterno d I clan), es unamezcla de hormiga castor. o mepregunten cómo se reprodujeron bi­chos tan diferente. Lo ignoro, por­que es un asunto de magia, esto es, deartes )' co as que maravillan tantocomo e -te Diccionario.

UN ASUNTO DE NAHUALES

OEL DICCIONARIO DE

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---------------------11 UNIVERSIDAD DE MÉXICO 1---- _tflda una vida (medida que establecenlas experiencias personales e internas.es decir. lo que Bergson llamó la "du­ración"), como Ana Elena Díaz Alejo.Me emociona leer todas las aportacio­nes de Margit Frenk. coordinadora dela reunión de varias ciudades hormi­guero. conocida como Centro de Estu­dios Literarios. También vi nombresque nunca había escuchado y otros tansonoros, como el de Carlos Fuentes,que llenan de música el ambiente. Porúltimo, ante el listado sentí la tristezade no haber conocido a Ricardo floresMagón y Alaíde Foppa.

Investigadores castores

Por aquello de curarse en salud de cul­tas asociaciones fonológicas, me discul­po no sólo por la cacofonía, sino poreste nuevo "imaginario", que esperoacabe siendo social, con el mismísimoCornelius Castoriadis. Otra aclaración.Elizabeth Luna. anterior directora delInstituto de Investigaciones Filológicas.me sugirió que no acuñara los neologis­mos de investigadores hormigados ycastorizados. Protesté contra la sugeren­cia. Respondió que eso es asunto dellenguaje y no de nahuales.

En cuanto a la proyección de su ta­rea, quienes hicieron el Diccionario soncastores, es decir, actúan como los inge·nieros de la naturaleza: beneficiando asistemas ecológicos completos. Dicenque los castores son modestos; nuestrosinvestigadores, también: pretenden irhaciendo meros libros de consulta queauxilien a los estudiosos de la literaturamexicana (algunos de estos dizque sa­bios en la especialidad no han reconoci­do sus deudas con el DEM).

Voy a describirles la ingenieria conque una parte del personal académicode la UNAM realiza el DEM: de libros, pe­riódicos, revistas especializadas y suple­mentos culturales recaba los datos encuestión. Acude luego a obras de con­sulta (antologías, historias de la litera­tura, diccionarios y otros registrosbibliográficos) para aclararse dudas ycompletar la información. Con estemismo fin, le entrega a los escritoresun cuestionario y les pide un curricu­Zumo y aquí es donde estas personasempiezan a sufrir, porque no faltaquien declare que se doctoró a los diezaños, y, obviamente, este prodigio deseguro se ofenderá cuándo lea su ficharedactada. Y tampoco faltan los sustos ydecepciones, como cuando las mucha·chas se pusieron guapísimas para entre­vistar a León Femat y, ante una taza decafé y una copita, se enteraron que se

llama Socorro León Femat, y no es tra­vesti. En ocasiones también acuden alos deudos, a las celosas viudas y a cier­tas instituciones. Después leen y releenla producción de los autores en cues­tión, reúnen, ordenan, cotejan, revisanque se hayan empleado bien las siglas(de colecciones. publicaciones perió­dicas, e instituciones académicas yedi­toriales), redactan y le entregan a laamable. o digna de ser amada. TeresitaLópez, la capturista. una serie laberínti­ca de "entradas", que incluyen "chismescalientes". o sea datos biográficos sa­brosos. Por ejemplo, me he enterado deque Evodio Escalante Vargas. el famosí­simo sastre de Durango, que ahí pro­movió la música clásica en la radio yredactó los textos de presentación deésta, ha sido, además, periodista y elpoeta que, en la fase histórica que lla­maré del TLC. declara que nunca respe­tó el dólar.

Metiéndome a la cocina de la ciu­dad hormiguero o a los estanques delbosque me encontré con expedientellenos de recortes e informaciones detemática diversa: de corrientes, estiloy generaciones de la literatura; decríticos e historiadores de esta especia·lidad; de literatura comparada: dliteraturas prehispánica, espaiiola, chi·cana, afroamericana. iberoamericana yde los exiliados de la Guerra Civil deEspaña; de novelas picarescas. poli ia·caso de ciencia ficción y humorística;de subliteratura (nc:>vela rosa y fotono·velas); de teatro y libretos de cinc; derelatos cristeros. indigenistas, sobre lamujer, el movimiento estudiantil de1968 y la homosexualidad.

Por si fuera poco, Laura avarre­te, una castorcita del equipo. está ela­borando un banco de datos en el cualmúltiples programas procesarán los da­tos del DEM en formatos especiales. LaasesoraJudith Martínez, la experta encómputo. Este banco irá llenando las"lagunas" de información de que adole­cen los volúmenes del DE'\!, y la amplia­rá, actualizará e irá reordenando.

Con el banco los investigadores po­drán satisfacer múltiples inquietudes,como los listados de escritores de los es­tados; asociaciones literarias de México;seudónimos; premios literarios naciona­les y extranjeros; publicaciones periódi­cas (suplementos culturales. revistas ydiarios) donde hayan escrito literatosmexicanos; títulos; obras colectivas; te­mas; trabajos de los escritores mexica­nos sobre sus colegas y connacionalesde los siglos XVI al xx (prólogos, antolo­gías, críticas y ensayos); referencias inter­nas en el DEM; críticos, y, por supuesto, la

Diccionario d~ tscrilort' Int'xlranos. j­

glo xx. De de las gen~mciOlIt'S dtl AI.meonovelistas de la Revoluáón ha la ntltslrosdías, tomo 11 (D·F). t·, \\1. f' i O.

1992. XLV] + 267 pp.

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