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montevicteoIII 1011111aurora capillas de .castellanos
Montavideo y su región
El Real Presidio
los Colonos
La Vivienda
El Ajuar
Usos Costumbres
El Trabajo
Policía
Las Fuentes
El Abasto
El Comercio Menor
Festividades
El Cabildo
La Matriz
Los riesgos del mar
El Puerto
Diferenciación y autonomía
Comunidad y Evolución
Enseñanza y Cultura
Bibliografía
MONTEVIDEO EN ELSIGLO XVIII
MONTEVIDEO Y SU REGIONMontevideo y su región, debemosdecir para determinar adecuadamente la zona territorial en la quese desarrolla su historia en el siglox-vnr. En el orden del tiempo lasque fueron fronteras jurisdiccionales abarcadas por su autOl'idadconstituyen mero antecedente dela demarcación departamental.
La primera incursión planificadade la zona fue realizada en 1608por Hernandarias, gobernador delParaguay, quien desde el litoralsobre el rio Uruguay llegó hastael Santa Lucía.
Hernandarias describe la comarcade esta manera: "La costa es buena y de muchos puertos y de muchos rios que vienen de la tierrafirme a la mar o a este rio grande,que no nos dieron poco trabajo elpasarlos ayudados para ello de miltrazas, hallando siempre a dos ya cuatro leguas unos de otros hastallegar a un río y puerto que llaman Monte vidip a que quedó pornombre Santa Lucia por habernoshallado alli aquel dia y haber cobrado un español que estaba cautivo entre los naturales. Este puerto de Santa Lucía estará a treintaleguas de esta ciudad [BuenosAires], tiene un rio que entra latierra adentro y junto a la bocade él en la mar, una ensenada obahía y una isla pequeña en mediode la entrada que le abriga y asegura de todo género de vientos ycapaz de tener dentro gran sumade naos que pueden venir a entrara él a la vela porque no hay bajiosa la entrada y tiene de honduranueve brazas, todo lo cual pudesondar muy a mi satisfacción porque hallé alli algunas canoas de
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los naturales de aquella costa. Ensuma me parece uno de los mejores puertos y de mejores calidadesque debe de haber descubierto porque, además de lo dicho, tienemucha leña y. pueden entrar losnavíos muy cerca de la tierra yla belleza de aquel rio en tierraadentro, es grande y capaz de tener muchos pobladores con grandeaprovechamiento de labranza ycrianza por la gran bondad y calidad de la tierra. En los demásríos que se pasan hasta llegar aeste puerto también pueden entrarnavios, en unos de más porte queen otros y de tal calidad que detierra pueden saltar a bordo de losnavíos y cargar lo que quisieran.y por no haber dado lugar la aspereza de los peñascos que deaquel puerto adelante había, porla costa a seguilla fui siguiendoeste rio de Santa Lucía tierraadentro, el cual hallé de tan grandes calidades de buenos así paratener dentro gran suma de navíoscomo muchos pobladores que no sepuede desear más ... "
Hernandarias recorrió la cuencadel Santa Lucía, la misma quemás tarde será el punto de referencia para determinar la zonaabarcada por la primera delimitación administratíva de la jurisdicción de Montevideo. En un brevedesembarco comprobó la calidad yla abundancia de sus tierras llenasde perdices, codornices y muchaotra caza. "Nadie se cansaba demirar los campos y la hermosurade ellos." A su regreso, a fines dediciembre, recaló en Montevideodonde cobró caza abundante y contoda su gente subió al Cerro. Desde allí "veíamos campos hasta donde alcanzaba la vista, tan llanoscomo la palma de la mano y muchos rios arbolados a lo largo deellos".
La primera jurisdicción fUe demarcada por Pedro Millán el 24de diciembre de 1726: la costa delRío de la Plata desde la desembocadura del arroyo Cufré hasta lassierras de Maldonado, y al nortela cuchilla Grande o albardón quesirve de camino a los faeneros de
corambre "y que divide las vertientes de los ríos San José y SantaLucia de las que corren a la partenorte".
La región 'ie Montevideo quedó,pues, establecida en la cuenca delSanta Lucia sobre una amplia zona territorial "de 30 leguas nortesur y 40 de oriente a poniente".
En la península situada frenteal cerro epónimo, sobre la riberadel puerto, se delineó la ciudaden seis cuadras de cien varas castellanas (ochenta y tres metroscincuenta cada una) que fueronrepartidas en solares entre los primeros pobladores venidos de Buenos Aires; más tarde, en 1726, elaporte de la primera colonizacióncanaria obligó a aumentarla aveintiséis cuadras más.
Pedro Millán tomó por base paraello el delineamiento oríginal quetrazó el ingeniero Domingo Petrarca.
La primera casa que ya encontró Millán, construida en adobecrudo y techada de cuero, residencia del práctico del Río de la Plata, Pedro Gronardo, quedó ubicada, en la primera demarcación, enla actual esquina noreste de lascalles Piedras y Treinta y Tres,"cerca del desembarcadero" frentea la manzana adjudicada' en sutotalidad a Juan Antonio Artigas.En ella funcionó el primer Cabildo.
A lo largo de la ribera norte,entre las actuales calles Cerritoy Piedras, en la manzana 3 (JuanCarlos Gómez, Ituzaingó) estabadesde 1723 la casa de Jorge Burgues, construida en piedra, con techo de tejas y huerta arbolada;en la 2 <Bartolomé Mitre, JuanCarlos Gómez) , una casa de piedracon tejado, de propiedad de Jeró-
nimo Pistolete; en la manzana 6(Misiones, Zabala) la casa de adobe del soldado Juan Bautista Callo; en la 7 (Zabala, Salís) seinstalaron los Jesuitas, llegados conlos indios tapes que participaronen la obra de fortificación, endonde construyeron una pequeñacapilla de piedra cubierta de tejasque más tarde destinó el Cabildopara sede del Convento de SanFrancisco y para servir de Matrizmientras se construía la Iglesia dela Plaza Mayor.
El criterio del delineamiento deMillán, originado en el de Petrarca, estaba regido por la calidad dela tierra y la ubicación de la primera planta de la fortaleza y batería, en la actual Plaza Zabala,de manera que quedara libre eluso de sus cañones.
En este trazado las Casas Reales del Cabildo ocuparían la manzana 16 (Rincón, Ituzaingó 25 deMayo, Treinta y Tres) co¡{ frente'a la Plaza Mayor, colocada en laactual manzana Sarandí Ituzaingó, Treinta y Tres y Rincón; laIglesia, en la circundada por Sarandí, Treinta y Tres BuenosAires 'e Ituzaingó, y, hacia el estede la Plaza Mayor, la manzana 18quedaba sin repartir para aplicarlaa Cajas o Almacenes Reales; esactualmente la de la Plaza Constitución.
Los planos levantados hacia 1730ubican la Plaza Mayor en su actualemplazamrento, y el Cabildo en elsolar de cuarto de cuadra en lamanzana 19 del trazado de Millánlugar que hoy ocupa. Las obr~de la nueva Sala del Ayuntamiento se iniciaron en 1737. ,
La cuenca del Miguelete fue elegida para delineación de chacras,
que comenzÓ en 1727, y en ella sedistribuyeron las suertes asignadas.bajo condición de poblar, "con ranchos y barracas", cultivar y sembrar la tierra en un plazo de tresmeses.
El 12 de marzo de 1727 se señaló el ejido de la ciudad, "de mara mar de ancho", corriendo desdela costa de él hasta la ribera delpuerto.
Más lejos, entre los arroyos Panda y Carrasco, se delinearon 22fracciones de tres mil varas defrente y una legua y media defondo, para estancias; los pobladores recibieron en el reparto seismil cabezas de ganado, unas cuarenta para cada uno.
En marzo de 1729 llegó a Montevideo la segunda colonización canaria, conducida por Francisco deAlzáibar, y el 20 de diciembre elgobernador declaró erigida la ciudad, constituyó el Cabildo y dictólas primeras instrucciones paraadaptar los preceptos de las leyesde Indias a la sencillez del medioy a las obligaciones que los colonos debían cumplir.
El nuevo Cabildo intimó de inmediato a los pobladores para quepermanecieran en la ciudad yconstruyeran sus casas en el término de quince días.
En medía de éstas que puedenser llamadas zona urbana y zonarural, corría una franja de tierrade propios para la obtención deproventos fiscales.
El proceso fundacional abarcó unlapso de seis años (1724-1730) ycon la instalación de su Cabildopor Bruno Mauricio de Zabala, el1· de enero de 1730, quedó institucionalizada su vida civil.
Hasta 1749, fecha en que se creóla Gobernación de Montevideo, vale
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L.a jurisdicción de Montevideo: L.a costa del Río de la Plata desde la desembocadura del arroyo Cufréhasta las sierras de Maldonado y al norte la Cuchilla Grande o albardón que sirve de. camino a losfaeneros de corambre y que divide las vertientes de los ríos San José y Santa L.ucía de las quecorren a la parte norte.'
decir por espa<?? de veinte años.la ciudad creCIO paulatinamentehasta contar una población de casi2.000 habitantes, 173 casas, 86chacras y 115 estancias.. según su
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primer gobernador don José Joaquín de Viana.
Todo le era propicio, en opiniónde sus mismos habitantes, comolo consigna un informe del Cabil-
do. de 1787, en el que se describela zona geográfica, su orografía.clima y producciones.
"Su clima, entre los 33 y 35 grados de latitud austral. es templado
de suerte que ni en el estio sonexcesivos SUs calores ni sus fríosen el invierno. El terreno es generalmente llano, porque, aunque estátodo ondeado de colinas y valles,ni éstos son tan profundos, ni aquéllas tan altas que no sean fácilmente accesibles a la caballería ycarruajes. Excepto lo más alto delos cerros y algunas restingas depiedra que hay por los campos,todo lo demás se puede rompercon el arado; produce bien el trigo, la cebada, el lino y cáñamo si sesiembra, el maíz y las legumbres,toda suerte de hortalizas y frutasreptiles; sus pastos son abundantesy de buena calidad para los ganados,que los hallan hasta en lo más alto
de los cerros. Aunque abunda dearroyos y ríos no hay tierras deriego ni es fácil el hacerlas porhallarse síempre las que no estánsujetas a inundaciones, muy superiores al nivel del agua; las queestán inmediatas a ellas en las hondonadas y laderas son jugosas yresisten mucho tiempo a la seca."
La misma impresión sobre lascondiciones naturales de la zonafavorables a una existencia próspera recogíó en 1789 el Tenientede Navio José de Espinosa y Telloen sus "Noticias relativas a Montevideo": "Un clima análogo al demuchas provincias de España, laocasión del transporte frecuente yla facilidad de vivir donde los ali-
mentas de primera necesidad estáncasi de balde, atrae muchos españoles."
EL REAL PRESIDIOLa importancia estratégica (te Fa:
ciudad "para segurídad y q'üietudde esta costa", punto de rJefensade los dominios españc;les delAtlántico sur contra las pretensiones portuguesas y cualesquieraotros enemigos, determinó el establecimiento en ella de un "presidio", como se llamaba a las plazaso fortalezas guarnecidas por soldados.
Fortificar Montevideo, contenera los portugueses en sus límites,
la ciudadela con sus cuatro baluartes: San Felipe, Santa Isabel, San Fernando y Santa Bárbara.(Maquette. Museo Histórico Municipal). Estudio de Alberto Gómez Ruano.
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1) El Fuerte, con capilla. 2) La Ciudadela. 3) Fuerte de San José. 4) Cubo del Norte. 5) Cubodel Sur. 6) Portón de San Pedro. 7) Portón de San Juan. S) Las Bóvedas. 9) Bateria del muelle.10) Bateria de San Francisco. 11) Bateria de San Carlos. 12) Batería de. la pólvora. 13) Bateríadel Sur. 14) Baluartes y cortinas de 12 y 1S pies de altura, con cañones. 15) Pozos de agua dulce,manantialeS. 16) Fuente de agua dulce. 17) Fuente. del Rey. 18) Muelle. 19) Casilla del Resguardo. 20) Barracón de marina. 21) Hospital de la marina. 22) Manzana en la que se instalaronlos dos Jesuitas con los indios tapes. 23) Iglesia Matriz. 24) Residencia de la Compañia de Jesús.25) El Cabildo. 26) La CaSa de Comedias. 27) E I Hospital d-e Caridad. La construcción se inició en1781 y fue inaugurado el 17 de junio de 178S. 28) E I Observatorio. 29) Molino de viento. 30) Tahona.31) Casa de Pedro Gronardo y luego habitación del cirujano Pedro Francisco Mario. 32) Manzana adjudicada a Juan Antonio Artigas. 33) Casa de. Jor.ge Burgues. 34) Casa de Ger6nimo Pistolete. 35)Casa de Juan Bautista Callo. 36) Casa propiedad de Felipe Pascual Asnal' en la que residió José G.Artigas. 37) Casa de Manuel Cipriano de Melo y Meneses, adquirida luego por el General JuanAntonio Lavalleja. 38) Ubicación de la casa destinada a escuela gratuita de niñas.
impedir que las naciones europeasse apoderen de una parte tan útily necesaria para el bien de estasprovincias, poblar con familias yde este modo asegurar la campañade la otra banda donde BuenosAires se provee de ganado, talesson las repetidas expresiones delas Reales Órdenes de entonces.
Los trabajos de fortificación sedebieron realizar muy lentamentepor falta de recursos financieros;el Ingeniero Domingo Petrarca,quien manifiesta seguir las reglasdel marqués de Vauban y "otrosingenieros franceses modernos",planeó las obras de defensa de laciudad.
Con carácter provisorio se construyó una batería en la punta noroeste de la península, que se llamóde San Felipe, destinada a cubrirel pasaje de los navíos hacia labahía; más tarde se levantó enesa zona el fuerte San José.
En el plan prímitivo se proyectaba una construcción de mampostería con cuatro baluartes y foso para defensa de la bahía y de lapenínsula; otra, ubícada en el extremo occidental, al pie del Cerro,cubriría por ese viento, con lasinstaladas en la isla de las Ratas, el acceso a la ensenada.
En 1724 comenzaron las obrasdel Fuerte, ubicado en el lugar dela actual Plaza Zabala, que fuesucesivamente almacén y Caja realy más tarde residencia del gobernador, con su correspondiente capilla.
Las defensas provisorias, precarias por sus materiales, se robustecian en el proyecto de Petrarcacon un fuerte grande, a ubicar enel mismo lugar del ya existente.
El proyecto, sometido a estudiodel Ingeniero General de la Corona, marqués de Verboom, fue enmendado por éste sobre los planoslevantados por Petrarca.
Observaba Verboom que no eraconveniente la ubicación de la obraen el mismo lugar del fuerte, yaque "por la favorable situación dela ensenada de Montevideo y delcomercio que puede fomentarse esmuy natural que la población vaya.en aumento extendiéndose en la.referida punta y que por consitguiente quedaria incluido el fuer téen la población, haciéndose en estaforma inútil".
El nuevo emplazamiento, "en lagarganta que dejan los dos barrancos o arroyos inmediatos a la población", evitaba ese inconvenientey serviría de ciudadela, "asi paraenemigos internos como externos";agregaba que, si fuera necesarioamurallar la zona para su mayorseguridad, bastarian dos simpleslineas de muros para formar conellos un parapeto de cierre de lapenínsula.
Con las sugerencias del ingenieroespañol, Petrarca levantó nuevosplanos que envió a la Corte en1730.
Muerto Petrarca en 1736, suscontinuadores, los ingenieros Diego Cardozo y Francisco RodríguezCardozo, terminaron la muralla yconstruyeron cuatro baluartes dela proyectada ciudadela: los de SanFelipe, Santa Isabel, San Fernando y Santa Bárbara.
La obra total, cuya construcciónabarcó más de cuarenta años, comprendía frente a una amplia' plazacentral, la capilla, el cuarto delcapellán, viviendas para el gobernador, para el Mayor de la Plaza,
El rey de España Felipe V (17001746) a cuyas instancias fuefundada la ciudad que llevó sunombre de San Felipe de Montevideo.
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Los caminos principales: De.I Portón de San Ped ro sale uno que va a la fuente d~ las Canarias yotro que bordea la ciudadela hasta el de San Juan. Estos fueron los utilizados principalmente poraguate.ros y por los vecinos de extramuros de la parte norte. Del Portón de San Juan salen, también,dos caminos, el de la costa que llega hasta la batería de Santa Bárbara y otro, el de Maldonadohacia rá. parte alta de la cuchilla y aproximada mente la línea actual de la avda. 18 de Julio y8 de Octubre hacia afuera. Por éste entraban a la ciudad, cueros, trigo o harina y tasajo, de ahíque se le llamara "la puerta de pelambres". (Estudio de Carlos Pérez Montero).1) Portón de San Juan. 2) Portón de San Pedro. 3) Línea del Ejido. 4) Línea del Cordón. 5)Aguada. Arroyo de Canarias. 6) Casa de Alzáibar. 7) Fuente. 8) Manantial. 9) Zona proyectada para cementerio. 10) Hornos de ladrillo. 11) Melchor de Viana. 12) Guardia del Cordón.13) Médanos. 14) Almacén de pólvora. 15) Capilla del Carmen. 16) Camino a Maldonado. 17)Camino de la Aguada. 18) Casa de Cipriano de Mello. 19) Piedra dond'e se puso la aguja paradelimítar el Cordón. 20) Faja de tierra destinada a pista de carreras de caballos. 21) Escuela deejercicios de artillería. 22) Quinta de las Albahacas.
El Fuerte de San José.
alojamientos de la oficialidad, crujías de bóvedas para diez compañíasde soldados, hospíta1, almacenes devíveres y pertrechos, depósitos depólvora, reservas para tiempo desitio, cocinas y espacios comunes;para la provisión de agua, la Ciudadela contaba con dos aljibes y dosembalses fuera de ella, protegidospor el alcance de un tiro de fusil.
De la Ciudadela partía hacia elnorte hasta la bahía, y hacia elsur hasta el Río de la Plata, unalinea amurallada de circunvalaciónque cerraba la gola de la peninsula.
El sistema defensivo se completaba con las baterías almenadasdel Cubo del Sur, llamado de SanJuan, seguido por baluartes cerrados entre éste y la Ciudadela yde la Ciudadela al Cubo del Norte.llamado de Santiago.
En 1794 se construyeron las Bóvedas, en la parte ízquierda delCubo del NortE', que constituirían
la defensa más sólida del recintopara proteger el muelle, y queservían como almacenes de bocay de guerra, alojamiento de tropas. albergue de familias, prisióny hospital de sangre.
A fines del siglo XVIII se proyectó una segunda linea de defensa con trincheras y baterías entres o cuatro baluartes sobre lazona suburbana, mientras diez baterías, dos cubos y un fuerte prowgerían el perímetro costero dela península.
Al finalizar el siglo la Ciudadela ofrecía un aspecto de grandiosidad imponente por la impresiónde fortaleza de su cerco amurallado en granito gris, de nueve metroscte altura y seís de espesor, enuna superficie delimitada en cuadro de ciento cuarenta y cincometros de lado, y alargada hacia
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Reconstrucción del interior de la ciudadela.
ambas costas de la península porlas murallas de cerramiento quesemejaban un abrazo protector del·caserío.
Su prestigio hízo que fuera con.siderada una de las obras militaresmás importantes levantadas porEspaña en suelo americano y laelevó a la categoría de símbolode su poderío colonial, como el delos emblemas reales que coronabansu portada de acceso.
1.05 COLONOSLos pobladores de Montevideo,
originariamente constituidos por130 a 135 personas que integrabanlas familias venidas entre 1724 y1726 de Buenos Aires y de Canarias, llegaron a 300 Con la segundacolonización canaria (1729), a me-
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diados del siglo se habrian duplicado y sumaban, hacia 1800, unnúmero aproximado a los seis mil;el capitán de Navío Diego de Alvear que visitó la ciudad en 1784,aprecia en 8.000 dicha cifra.
Pese a los frecuentes relevamientas que con muy variados propósitos levantó el Cabildo en elsiglo XVllI, es difícil llegar a lacerteza en este punto, ya que loscriterios adoptados en cada casoofrecían variantes, ya sea en lasección territorial abarcada o en laclase de personas que en ellos seasentaba; algunos se limítan a laclase militar, otros a determinadonúcleo de actividad --chacareros,hacendados, etc.-, de acuerdo conel interés que determinaba el objeto del censo.
El padrón de los habitantes, periódícamente renovado desde 1760en adelante, clasificaba el númerode "vivientes" por calidades, estado, sexo, con inclusión de "sirvientes, tanto libres como esclavos"; en otros empadronamientosse especifican propiedades y dueños; en algunos, "vecinos, forasteros, cabezas de familia, sexo, pardos, indios, esclavos y negros libres".
Una de las más antiguas referencias sobre población que aparece en las actas del Cabildo (28 desetiembre de 1735) es la protestaformulada ante el Comandante porhaber alistado algunos de los hombres más capaces y expertos sinconsultar a la autoridad capitular;dice que "han dejado los imposibilitados, mancos y cojos" , que no
podrán "recoger las sementeras nicumplir con las guardias y rondas",y estima en doscientos el númerode hombres entre vecinos y forasteros, cantidad que incluye cuarenta inválidos.
Por la favorable situación de laensenada de Montevideo y "por elcomercio que puede fomentarse",era muy natural prever que la
población se extenderla hacia aquella parte.
Por Real Cédula dada en Aranjuez el 16 de abril de 1725 seacordó a los pobladores determinados privilegios: a quienes seobligaren a hacer población, la hubieren acabado y cumplido suasiento en ella, se los hacía "hijosdalgo de solár conocido", bene-
ficiarios de las honras que tal titulo aparejaba; se les adjudicabasolares en la ciudad, tierras parachacras y estancias donde las eligieren; doscientas vacas y cienovejas para principio de sus crianzas; carretas, bueyes y caballos;materiales para los edificios, herramientas de todas clases; granospara semilla y, por el primer año.
RELATO DEL PADRE CAYETANO CATTANEOLos Padres que llegaron allí con
ocho días antes que nosotros conla nave San Francisco y tuvieronocasión en dicho tiempo de desembarcar varias veces, nos contaron,que al presente no existen más quetres o cuatro casas de ladrillo deun solo piso y otras cincuenta o se·senta cabañas formadas de cuero debuey, donde habitan las familias venidas últimamente, hasta que se fabriquen bastantes para alojarlas. Losfabricantes son los indios de nuestras Misiones, que vinieron en 1725por orden del Gobernador de Buenos Arres en número de cerca dedos mil para fabricar como lo hanhecho hasta ahora, la fortaleza, bajoel cuidado de dos de nuestros misioneros, que los asisten, predicando,confesándolos en su lengua, pues noentienden la española. Habitan dichos dos padres en una de esas cabañas de cuero, y los pobres indiossin casa ni techo, eXll.uestos despuésde sus fatigas al agua y al viento,y sin un centavo de salario, sinosólo con el descuento del tributoque deben pagar. Mientras estaban
en tierra, como dije, los Padres dela otra nave sucedió un lance gracioso, visto por ellos, que no puedoomitir, porque da a conocer muybien la calidad de estos nuevos fieles. Un indio de los más robustosno queria aquel dia trabajar en lacortina de un baluarte. Irritado elcomandante de la fortaleza dio orden a los soldados, que lo pusierana prisión. El indio al oir prisión(palabra cuyo significado entendiómuy bien) tomó un manojo de flechas y montó en el acto a caballo,y preparando su arco amenazaba alprimero que se acercara para tomarlo. Hubieran podido rápidamente los soldados matarlo con los mosquetes, pero temiendo el comandante irritar a los otros indios si ésteera muerto, originando una peligrosasublevación o a lo menos que todoshuyesen, tomó el partido de hacersaber al Misionero la obstinación deaquél, para que, si era posible, pusiese remedio. Vino el Padre y conpocas palabras que le dijo lo hizodesmontar del caballo y dejar el arco y las flechas. Induciéndolo des-
pués con buenas maneras y amoro·sas palabras a recibir algún castigopor su falta, hecholo tender en tie·rra, le hizo dar 24 azotes con asomobro de los soldados, al ver que elque poco antes no temía la boca delos arcabuces, se rindiese despuéstan pronto a sólo las palabras delMisionero. Y mucho más se maravi·llaron cuando oían que en medioa los azotes no hacía otra cosa sinoinvocar a Jesús y a María en su auxilio; por lo que algunos de los soldados prorrumpieron en esta excla.mación: ¿Qué gente es ésta?.. Esnecesario decir que son ángeles, por·que si nosotros hubiésemos recibidosemejante castigo, hubiéramos nombrado a mil diablos, y ciertamenteque es cosa digna de maravillarse,ver cómo bárbaros tan feroces pornaturaleza, que no pudieron ser sub·y'ugados por los españoles, prestendespués tan humilde obediencia aun sacerdote, mayormente si es elque los confiesa, predica y asisteen sus necesidades temporales y espirituales, al cual aman verdaderamente y respetan como a Padre.
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Llegada de las familias pobladoras conducidas al puerto de Montevideo el 19 de noviembre de 1726por el navío "Nuestra Señora de la Encina", cuad ro de Eduardo Amézaga.
suministro regular para la subsistencia, de bizcocho, yerba, tabaco,sal, aji y carne.
La Real Orden ímponia a loscolonos una pennanencia de cincoaños precisos so pena de incautación y nuevo reparto de los bienesdistribuidos; se les exoneraba detoda clase de ímpuestos y se lesautorizaba a disponer como dueñosuna vez pasados los cinco años.
El fraccionamiento y las adjudicaciones no comprometian en ma-
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nera alguna la comunidad de bienes que a todos habría de favorecer por igual.
Los vacunos de la jurisdicción,"de no haber sido procreados aexpensas de nínguno de los pobladores" , se consideraban bien común, lo mismo que los pastos, losmontes, las aguas y las frutas silvestres, asi como la leña y maderas necesarias beneficiaban a todos, al punto de vedar todo impedímento a los ganados que, para
pastar, pasasen de una heredada otra; en el deslinde se reservabala garantía de pasaje para losaguateros.
Estos y otros beneficiosraban 10 indispensable para lavivencia y el cumplímiento desabias leyes colonizadoras.
Don Bruno Mauricio deadaptó las ordenanzas mlmici¡;lallesdictadas para el Cabildo deAires a la "cortedad y ~~~;:~~~de los vecinos de que se c(
Señoras de ·Montevideo, con su indumentaria característica de ampliasfaldas con volados hasta el tobillo y mantas de seda o lana. Año 1794.
PAZ ALDEANAEl Cabildo Justicia IY Regimien.
to de esta nueva Ciudad de SanFelipe de Montevideo se ponecon el mayor rendimiento a lospies de V. M. manifestando sureconocimiento a la· piedad queha debido a su Real Clemencia,pues por ella y por lo que seha esmerado nuestro GobernadorDon Bruno de Zabala en nuestroalivio, nos hallamos ¡ todos establecidos en nuestra' nueva población con nuestras casas y ha·dendas de campo y ganados quese nos repartió y con fervolosoánimo de dedicarnos a, las obraspúblicas como es a· la continuación de la Iglesia Matriz dedicada a Nuestra Señora de la PuraConcepción y Santos ApóstolesSan Felipe y Santiago; y en me·dio de que no tenemos Comercioalguno ni donde vender nuestrosfrutos gozamos de tranquilidady del corto interés que la guarni.ción de este Presidio nos dejapor ellos en el Bizcocho que sedestina para su manutención elque se fabrica entre los vecinosy esperamos que la Real Piedad de V. M. nas mirará siemprecomo a sus leales vasallos quedeseamos sacrificarnos en su Realservicio y pedimos continuamente a Dios nos guarde la C. RealPersona de VM como la cristianodad ha menester. San Felipe deMontevideo, y mayo treinta demil setecientos y treinta y tresaños. Alcalde de primer votoJoseph Gonzales de Mela. Josephde Mitre. Sebastián Carrasco. Jorge Burgues.
(En el acta de 27 de julia de1733.)
esta nueva población". En el aspecto orgánico limitaba el númerode cabildantes y las exigencias deceremonia y mando; dispensaba alos regidores de la prohibición decomerciar al menudeo; les autorizaba a vestir de color honesto ytraje decente por la escasez de tela color negro que exigía la ordenanza, y limitó a una sola reunión mensual las sesiones obligatorias del Ayuntamiento.
Esta aldea vivió sus primeros
años bajo un regunen de comunidad de afanes, preocupaciones eintereses. Estuvo ocupada desdesus comienzos en continuas salidascontra los indios que arreaban ganados y perpetraban malones contra las estancias; en combatir .alos portugueses que con aquellamisma finalidad, a veces en connivencia con los indios, incursionaban por la campaña; en contribuircon hombres y con vituallas a lascampañas militares de Viana y de
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Balcón sobre el segundo patio de la casa de Manuel Cipriano de Melo.
Pedro Ceballos; en atender sussementeras amenazadas tanto porel tiempo o las plagas como por lafalta de brazos para levantar lascosechas; en integrar las partidascontra changadores, vagos y gauderios y en el cumplimiento de lasguardias en las fronteras de lajurisdicción montevideana que consolídaban de continuo.
LA VIVIENDAA las primeras viviendas hechas
de piedra y adobe con techo depaja, siguieron otras mejoradas conmaderas del Paraguay y tejas.
La explotación de las caleras, lafabricación de ladrillos y tejas yla presencia de buena mano deobra, todo en costos moderados,dio impulso a las nueva>; construc-
ciones, tan fuertes como modestas;se emplearon entonces maderas entirantes, alfajías, marcos, puertasy ventanas. Las de azotea, hechascon ladrillo, tejuelas y argamasa,dieron nueva fisonomía al pobladocon casas cómodas, de patios amplíos con piso de losa labrada ode pizarra.
Ya a fines del siglo xvm empezó la edificación de doble plantacon balcones y adornos de hierrode buena y hermosa forja.
Aún podemos admirar estas características en la que fue luegocasa del general Juan Antonio Lavalleja (hoy Museo Histórico Nacional), en la calle denominada deCallo, luego San Francisco, y actualmente Zabala. Es una lujosavivienda colonial construida en1783 por don Manuel Cipriano deMelo y Meneses, acaudalado comerciante portugués, que consta dedos plantas: en la baja dos amplíospatios, con piso de mármol el primero y de losa-piedra el segundo;a ambos dan las habitaciones de esta planta con ventanas enrejadas;en la parte alta hay una galeríade balcón, soportada por ménsulasde hierro. La escalera prillcipaltiene peldaños de baldosas rojascon bordes de madera, baranda de'hierro y pasamanos también demadera. En la fachada una reciapuerta de cedro -"a tableros salientes o cuarterones"-, pilastraslisas sin base ni capitel, ventanasenrejadas en la planta baja y balcones altos con herrería barroca.
EL AJUARDados los escasos elementos do
cumentales gráficos relacionadoscon la primera época de Montevi-
Damas y caballeros españoles de Montevideo según testimonio del viajero francés Dom Pernetty que pasópor el Río de la Plata en 1763.
deo, poco podemos afirmar sobrela indumentaria. Las mujeres usaban amplias faldas, con voladoshasta el tobillo, medias blancas dealgodón, zapatos de taco con hebilla, y para las funciones religiosas la clásica mantilla negra y devariados gustos para otras ocasiones; como alhajas, los zarcillos.
Sería dificil describir con mayoracierto que Pérez Castellano losentretenimientos de los hombres ylas caprichosas variantes que producía la moda en el aderezo yvestimenta de las mujeres en lasegunda mitad del setecientos:
"Si debe entrar en la clase depolicía el lujo y la diversión, dirétambién que hay casas de café,
muchos trucos y billares, que loshombres y mujeres visten ricastelas de seda y de lana y que enlas iglesias no se ve jamás unapersona andrajosa porque hasta losmendigos, que no pasarán de veinte, andan vestidos con decencia. Esmenester que sea muy pobre omuy abandonado el que en el verano use ropa que abrigue en elinvierno y son poquísimos los quecon ella confunden las estaciones.No se hace uso de la plata labrada sino en cubiertos, en hebillas yen recados de montar. Las mujeresgeneralmente gastan medias blancas de seda, mantas blancas ynegras de seda o lana fina, sayaS de 10 mismo, negras para
la iglesia y de otros colores para el paseo. En el peinado, hebillas, zapatos y vestidos, tiene tanta jurisdicción el capricho y losmodifica tan diversamente que sería dificultoso hacer relación circunstanciada de su diversidad.Baste decir que el peinado alto yen figura de mitra aunque algomás ancho es aquí viejo; que éstelo han rebajado y lo· han subido diversas veces, que siempre se conserva en el fondo, pero que jamáses el mismo en los accidentes y enel adorno. En los zapatos usarontacos altos y los rebajaron hastael extremo de no usarlos ni chicosni grandes; Los volvieron a tomarpero por grados hasta llegar a
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DE
Botas de medio pie y longeadas.
BOTASExposición del Regidor Deposi.
tario General José Cardozo en lareunión del 25 de agosto de 1785:"Que la larga experiencia que leasiste de los abusos que Sp come·ten en las campañas de esta juris.dicción le hizo conocer muchosaños ha, que es el más perniciosoy el que más destruye los ganadosel uso de las botas de ternera, ter·nero o raca que gasta generalmentela gente campestre; siendo lo mássensible de rer tan entablada laperversa costumbre de robar y ma·tar una ternera, ternero y racaúnicamente con el fin de sacarlela piel necesaria para las botasque no se hallará estanciero quedeje de experimentar mas daño ensus haciendas por esta cal/sa quepor otra alguna. De modo que auncuando se quisiera decir que nohay en estas 'campañas ma.. de milhombres que usen este calzado,siendo constante que la duraciónde él nunca llega a dos m.,ses, esconsecuente que en cada año hande morir y han de robar seis mil
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POTROcabezas de ganado sin que absolu·tamente rindan más utilidad a losladrones y a los dueños que otrostantos pares de botas y por cuyarazón se aniquila el procreo deestas haciendas que son las únicasen que estriba el fomento de estajurisdicción. Siendo de notar quejamás se verá con esta clase debotas a ningun criador de gana·dos porque les causaría un grandolor el destruir una res que lescuesta mucho trabajo; solo paraaprovechar de ella una pequeñaparte del cuero."
Propone que se imponga la botade yegua "que es tan buena comola de vaca pues así se irá destru.yendo la mucha yeguada que semantiene en estos campos con losgraves perjuicios que. son" eviden.tes a todos los estancIeros .
Los Comisionados tenían ordende traerse las botas de vaca y que·marias en extramuros, no permi.tiendo más que las de yegua, "tanfáciles de distinguir de las devaca"'.
la mayor altura. Usaron hebillasde piedras y las dejaron; de platay oro, ya de esta, ya de aquella figura y también las dejaron. Por último se han convenido en desterrarlas todas y reina la gran modade usar los zapatos sin hebillascomo los difuntos."
Por los inventarios judiciales queguardan expedientes de la épocanos informamos de los más comunes y generalizados enseres qUE'componían el ajuar personal y doméstico de las familias montevideanas. Entre las prendas masculinas se mencionan: camisas sencillas o con volados; calzones decotonia, de gorgorán, de terciopeloo de grana; chalecos de lienzo, debretaña o de cotonia; chupas delienzo, barragán, tripe, calamaco,damasco, seda o grana; chupetinesde cotonia o de estameña; pañuelos, medias y calcetas; gorros dealgodón, de lana y biricú de ante;zapatos sencillos y con hebilla demetal o de plata; corbatines conbroches de plata, relojes de faltriquera.
Integraban la indumentaria femenina: camisas, corpiños, ropones, basquiñas, enaguas, polonesas,zagalejos, cotillas, jubones y vestidos.
Se empleaban telas muy variadas: lienzo, clarín, bayeta, tafetán.calamaco, bretaña, ruan, trué, indiana, muselina, gasa, seda, estameña, raso y terciopelo.
Los pañuelos, de variedad y riqueza de acuerdo con el uso quese les daba, iban del hilo y clarínhasta la muselina, gasa y seda.Los botones podían ser de similar,venturina o de plata.
Las alhajas de uso más generalizado eran .los zarcillos de piedras,
Arcón de madera con puntas y bocallave de hierro.
hebillas, tembleques, aderezos, sortijas, pulseras, rascamoños, abanicos de marfil, con brillantes, topacios, esmeraldas, diamantes, rubies,plata, nácar y oro.
La ropa y adorno de la casaconstaba de sábanas de bramanteo de ruan y fundas con voladoscribados, cortinas y cenefas de damasco.
Los jubones se hacian con preferencia de castorcillo, y las mantillas en gran variedad de telas yencajes.
El mobiliario, en pino, nogal, cedro y jacarandá, se advierte en undetalle como éste: mesas, sillaspoltronas, canapés, petacas, camasy catres, arcones y armarios, cajascon cerraduras, baúles, cómodas.espejos, cornucopias y relojes demesa.
De la vajilla, los L.,ventariosmencionan: loza de peltre, pedernal y China; ollas de barro y dehierro; tachos' de cobre y de hierro; calderos, salvillas, zambullos.cubiertos de metal y de plata; chocolateras pertesanas, mates, bombillas, garrafas, azafates, bernegales, palmatorias, vasos y jicaros.poncheras.
Fue caracteristica lugareña lavestimenta del hombre de campo:chiripá, calzoncillos de flecos o cribados, ponchos, botas de potro demedio pie, sombreros redondos ypañuelos para el cuello.
La artesanía del cuero tuvo variadas aplicaciones en las necesidades cotidianas del trabajo y dela vida del hombre de campo. Loutilizaron en sus vívíendas paratechos y puertas, en los catres. para cubrir las carretas, en árganas,odres, variados tipos de riendas,lazos y torzales, en los aperos o
arneses, riendas y coyundas y entoda clase de cordajes. Lo utilizaron para confeccionar boleadorasretobadas, estribos de botón paraestribar entre los dedos y hastaen las embarcaciones con que cruzaban los rios, llamadas "pelotas".
Un viajero de la expedición deMalaspina describe al "guazo uhombre de campo" de esta manera: "Un caballo, un lazo, unas bolas, una carona, un lomillo, un pellón hecho de un pellejo de carnero, es todo su ajuar de campo.
"Una bota de medio pie, unasespuelas de latón del peso de doso tres libras, que llaman nazarenas; un calzoncillo con fleco suelto, un calzón de tripe azul o colo-
rado, abierto hasta más arriba demedio muslo, que debe lucir elcalzoncillo flamenco, un armador,una chaqueta, un sombrero redondo de ala muy corta, con su barbiquejo, un pañuelo de seda decolor y un poncho ordinario, es lagala del más galán de los gauchos."
Las referencias precedentes, extraidas de documentación de distintas épocas y de pertenencias demuy diversas categorías sociales.no discrimina lo que cada una deellas acostumbraba a usar deacuerdo con su condición económica; es el fruto. de una integraciónpaulatina, a medida que el progreso aumentó las exigencias dela comodídad y el lujo.
DEL RECETARIO DE ROQUE GONZALEZ
precisión su uso, no se ofrece ningún reparo para que se quite elque le traigan".
La prohibición alcanzó a ciertaclase de juegos de dados y naipes,en partícular los que se formabanen los velorios de recién nacidos,donde en considerado número losvecinos "disipan 10 que tienenagregándose a esto el uso de labebida que corre en tales casosmuy frecuente".
Parejamente se prohibia que laspulperias tuvieran de esos juegos,
que bajo apariencia de gasto, daban lucro a sus dueños que losjugadores llamaban "coima o barato": allí "pueden resultar los mismos daños no sólo por la cantidadque se arriesga sino que al fin delos tales juegos de gasto, con repetirse uno y otro, suelen salirpoco menos que perturbados y embriagados de la bebida".
De las diversiones y juegos aceptados se mencionan: billares, carreras de caballos, corridas de sortijas, loterias, toros.
Mézclese bien en una cucúrbitay divídase en tres partes. Se destilauna de ellas hasta la sequedad,con el agua destilada de ésta serepite la segunda porción y lomismo con la tercera. Se calcinanlos residuos y se extrae la salpor disolución, filtración y evapo·ración, según arte. Se emplea comocolirio, vertiendo una o dos gotassobre el ojo y aplicando compre·sas humedecidas en el mismo, te·niendo cuidado de purgar al en·fermo cada dos días, y si es muysanguíneo, sangrarlo todos los me·ses en la luna menguante. Aña·diendo un régimen dietético muyprudente: con exclusión de espe·cies, carnes saladas, el apio y los li·cores fuertes y todo exceso en lasbebidas y comidas, evitando todaocu"pación seria al enfermo y todatristeza.
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Fray Roque González, Guardiándel Convento de San Bernardino deMontevideo, recomienda un "Oftál.mico sorprendente por sus efectos".
Se necesitan 31 cangrejos vivos,cogidos precisamente cuando el soly la luna se encuentren en el signoCáncer, seguramente por ser enesa época, el santo diríamos, delos cangrejos, lo que les daría nia·yores virtudes. Se les agrega supeso de celedonia, raíces, hojas,tallos y flores, pero han de serrecogidas antes de que se levanteel sol; todo se pisa en un morteroy se le agrega
Grano de hinojoHabas de pantanoAlcanfor
Candileja de aceite.
usos y COSTUMBRESLa vida simple de 1a colonia fue
matizada por diversiones y pasatiempos que, como las costumbres,merecieron frecuente atención yordenanzas del Cabildo.
En 1759 ei gobernador propusoprohibir el porte de armas cortas-cuchillo y puñal-, criterio queel Cabildo no compartió habidacuenta que según la naturaleza delos quehaceres de este país, sehacía imprescindible: dispuso, encambio, para evitar perjuicios,prohibir en la cíudad "el cargarlas armas que llaman bolas conlas que suelen ocasionar no pocasdesgracias y no siendo de ninguna
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TOROS"Compareció en esta dicha sala
D. Juan Balvin Vallejo vecino deesta referida ciudad haciendo presente tenia obtenido permiso dedicho Sr. Gobernador para haceren esta plaza doce corridas de tooros y que para verificar esta púoblica diversión restaba que esteCabildo acordase lo convenienteacerca del particular y que parael efecto ofrecía la cantidad deciento y cincuenta pesos corrientesa dinero de contado por el terrenoy dar el refresco completo y acosotumbrado en iguales ocasiones aldicho Sr. Gobernador, Señores ca·pitulares, oficiales de guardia, contal de que su señoría le franqueelos auxilios precisos para tales casos y los que por su parte debe con·cederle este Cabildo; y vista porel la referida propuesta y atendien·do a las urgencias y empeños enque se hallan las casas Capitulares,a la utilidad que en parte. se leexige al público con esta diver-
Son muy pocas las referenciasa las corridas de toros en este período, aunque la plaza para ellasparece indicada en algunos mapasentre las actuales calles Pérez Castellano, Maciel, Sarandí y 25 deMayo; es probable que se realiza-'ran también en algún hueco dela ciudad, sin ser necesariamenteen lugar asignado a su emplazamiento. En 1782 resolvió el Cabildo que, como se habia programado una corrida a la que asistirían los Regidores desde el balcóndel Ayuntamiento, "para evitar
sión, al permiso que le tiene concedido para ellas el Sr. Goberna·dor y teniendo presente que es yapasado el tiempo necesario parafijar carteles a fin de poner en re·mate la referida plaza solicitandomás ventajoso precio como se es·tila; de común acuerdo se deter·minó concedérsela por la referidacantidad y condiciones propuestasno obstante el corto precio queofrece. Asimismo se determinó quepasadas las doce corridas expresa·das deberá dicho Balvin dejar laplaza libre para verificar dos mása beneficio del Santo Hospital quese está levantando en esta ciudady con el gravamen de conducir altoril de su cuenta en cada uno delos dos dias el número de toros queen los antecedentes se hubiesencorrido, a lo que también se con·vino el dicho D. Juan Baldn.
(Acta del Cabildo. 5 de no·viembre de 1782).
que se padezca el calor del sol sehaga un toldo de brin que lo cubraenteramente". En esa ocasión sepresentó un tal Antonio Moreno,quien tenia arrendada la plazapara las corridas qUe se realizaríanel día de San Carlos y seguiríanrealizándose los demás días feriados hasta el último de 'carnestolendas, y manifestó que se estabacercando la plaza y cubriéndolacon los andamios correspondíentes.
La fíesta de los toros era, además de popular, apasionante. Encierta ocasión, para celebrar el día
onomástico del rey CarlosIIF>el4. d:e noviemb~e de 1780, se o;gamzo una cornda. Como los lidiadores no eran muchos y en aquella sazón Antonio Matos estabapreso, fue necesario decretar conurgencia su excarcelación para nocomprometer el brillo de la fiesta;el Cabildo, "habida cuenta de suminoría de edad, de su prisión pormás de cinco meses, de ser su persona útil y de algún modo deinterés pÚblico", así lo dispuso.
Aunque no vestidas de fiesta,también las ejecuciones atraian la
Farol de vela con pescante.
curiosidad popular y dieron lugara sugestivas manifestaciones de opinión colectiva.
Cuando Benito García, condenado.a la horca por homicidio, escalaba con. su acompañamiento, bajouna lluvIa torrencial, los peldañosdel patíbulo levantado en la plazase rompió la escalera de acces~y todos cayeron en los charcos debar:o; los asistentes, hombres ymUJeres que a pesar del estado deltiempo no eran pocos, interpretaron el asunto como una señal deperdón di;vino, y fue dificil paralas autondades evitar que lograran la liberación del condenado.
La ejecución quedó aplazada, ye~ Defensor de Pobres tuvo oportu~ldad de alegar por su defendido:Aplacado una vez Dios sus Mi
nistros acá en el mundo 'no debenser tenaces", afirmó al pedir quese llevara el caso ante la Real Au~iencia; "debe Vuestra Mercedmformarle del acaecimiento de laescalera, caso raro, sin fraude ynunca vis~? en Montevideo"; yagregaba: No puede Vuestra Merced prescindir de dar cuenta a:S,. A. de los clamores del público,grItas en general, sollozos y amagos de riñas, hombres, mujeres,seculares y eclesiásticos, pidiendotodos a una voz y aclamando lavida de este pobre. Parece cosaincreíble que, al paso que la justicia divina manifestaba habersedado por contenta, a manera delsacrificio de Abraham cuando lemandó detener el brazo para queno lo descargase sobre su hijoIsaac, se cree enteramente satisfecha la vindicta pública, cuandotodo el pueblo que es a quien compete esta acción grita y pide poresta vida."
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EL TRABAJOLa relación laboral ordenada por
Za~ala en Auto de buen gobierno,oblIgaba a no aceptar en casaschacras o estancias a peones arri:mados sino únicamente conchabados, con manifestación al Alcaldede Primer Voto, que llevaría "unc~aderno de conciertos". La omiSlon se castigaba con pena de multa para el empleador, y para lospeones hallados en falta con la~xpulsión dentro de ocho días baJO amenaza de azotes en el rolloo c~nducción a Buenos Aires.
Solo en los primeros años elcorto ~úmero de habitantes deMonteVideo pudo dar la impresión~e ocio colonial que algunos viaJeros anotaron, explicable por lascaracterísticas de una vida facilitada por la generosidad del medioque proporcionaba pródigamente elsusten~o. ?e todos, y omitidas enaquel JUlC:IO las,múltiples obligaciones que Impoma el común tantoen servicios militares como' de vig~lancia. El solo esfuerzo requerIdo a los colonos para consolidarel dominio sobre el territorio delé!' jurisdicción, con luchas y aten~lOnes constantes para proteger losmtereses personales y colectivosconstituía una tarea suficiente pa:r!1 absorber la mayor parte de sutiempo.
Con los primeros pobladoresllegaron artesanos de variados oficios, a los que se agregaron espor,ádicamente los que de pasotraIan los navios.
Alonso Álvarez de Córdoba delTucumán, maestro de carpinteriay torne~o, solicitó autorización para avecm~~~se en la ciudad, pesea su condlCIon de soltero; AntonioÁlvarez, de Asunción, maestro car-
p~ntero de cf.rretas; Diego FranCISCO Mario, cirujano; José Durány Pedro de Almeida, albañiles, figu.ran entre otros nombres en 103pnmeros padrones.
La calidad de las obras, más qu':!otra co~a, demuestra que Montevideo.!enla a pocos años de su fundaclOn un grupo de vecinos queeran capa~~tados obreros y artesanos: albaniles, carpinteros, herreros, latoneros, plateros, lomilleros,tahoneros, horneros, zapateros, sastres
1 os tr~bajadores se organizaronen. gremIOS, como en la metrópoliba}o la dire~ción de maestros, yaSI compareCleron colectivamente adefender sus intereses comunes oa col~borar en los planes de Íasautor~dades .para contribuciones,trabaJO o aSIStencia.
La defensa de sus derechos laborales los llevó alguna vez a negar sus servicios, como sucedió conl?~ pe.ones voluntarios de las for?fICaClOnes, que reclamaban mayorJornal, .y con los panaderos, quesuspendIeron el abastecL'11iento alé!' población para obtener condiClones de comercia:lización más favorables.
A fines de siglo contó Montevideo con letrados, notarios, procur~d~res, abogados, agrimensores.CIrUJanos, proto-médicos., El 7 de agosto de 1762 FranciscoQ~ Meneses compareció ante el CabIldo y expuso "que durante ele~pacio de tiempo de más de veinteanos se ha ocupado en el servici"de .~sistencia en obras de fortif~caClon de esta plaza en calidad deMaestro Mayor de albañil" y que"es~~do exento de esa ocupación",solIcitaba "entrar a ejercitar el arte de delineador" para fijar las
Pasillo, patio y puerta principal de la casa de Lavalleja, construccióncaracterística de fines del siglo XVIII.
pertenencias y confines de los terrenos de chacras y estancias; Meneses fue reconocido en el oficiode "medidor o Alarife" y fUe exonerado de guardias y salidas a lacampaña. Igual trámite siguió JoséGabriel Piedra Cueva, boticario deprofesión, para que se le autorizaraa establecerse en la ciudad; elCabildo accedió a ello, previo reconocimiento de SU botica practicado por los cirujanos José Pláy José Casal.
Los escribanos pese a sus reclamos, encontraron mayor dificultadpara su habilitación profesional, porla resistencia de los vecinos a laimplantación del uso del sellado,lógica consecuencia de la intervención de dichos profesionales.
La agremiación se lograria parahacendados y comerciantes a medida que las actividade:; del puertodieron importancia a la producciónpecuaria y al comercio de ultramar; ambas ramas se integraronseparadamente pero actuaban también, en juntas de hacendados ycomerciantes cuando los interesescomunes 10 requerian.
En estas juntas se considerabanasuntos relativos a las diversasmanifestaciones de la actividad comercial de la ciudad de Montevideo y su campaña y a los modosde fomentar su progreso. La Corona consideró siempre particularmente valiosos estos pronunciamientos populares de los gremios, obtenidos a través de las Juntas deComerciantes y Hacendados, alpunto de vigilar celosamente la libertad y amplitud de su convocatoria y apreciar sus libres determinaciones, desautorizando toda medida jerárquica que tendiera a limitar su realización.
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También con frecuencia estasJuntas se reunieron para oponersea ciertas disposiciones de la autoridad consular que considerabancontrarias a los intereses del comercio de Montevideo.
El 7 de agosto de 1795, en unade esas reuniones, se planteó la ne~esidad de reglamentar el trabajo~e carga de los barcos que transportaban cueros. Asistieron a laJunta los que hasta el presente "se-ejercitan en el arrumaje de cueros", como dice el acta; se fijó elnúmero de estibadores habilitadospara esa tarea y se dictó un reglamento en el que se establecíanlas obligaciones y derechos de estibadores 'Y dueños o capitanes debarco. En las cláusulas de este reglamento puede encontrarse el origen de la organización gremiaide los estibadores.
POLlelAEra obligación primordial del go
bierno municipal la función de policía, que abarcaba la "limpieza,ornato, igualdad y empedrado dela ciudad".
El padrón de Zabala establechque las calles tuvieran doce varasde ancho como 10 mandaba la leypara lugares de "tierras frías ydonde el trajín se realizaba concaballos y carretas."
Más tarde el Cabildo fijó lascaracterísticas de las aceras, quedebían medir siete cuartas en lascalles comunes y tres varas en lasde plaza, "hechas de piedra labrada o ladrillo con postes de palo quesirviendo de adorno resguardasenal mismo tiempo las propias calzadas de los carruajes que transitaban."
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El nomenclator ongmario d~ laciUdad (mayo de 1730) comenzabaen la ribera del muelle. La primeracalle se denominó "de la Frontera" (Piedras), a la que paralelamente seguian las "de la Fuente"(Cerrito), "de la Cruz" (25 de Mayo), "Real" (Rincón), "de la Carrera" (Sarandí), "del· Piquete"(Buenos Aires), "de Afuera" (Reconquista>.
El de las calles que atravesabana éstas, comenzando del lado de lafuente, eran: "la media calle"(Juncal), "la calle Entera" (Bartolomé Mitre), "del Medio" (JuanCarlos Gómez), "de la Iglesia"(Ituzaingó), "del Puerto Chico"(Treinta y Tres), "Traviesa" (Misiones) y "de Callo" (Zabala).
Al ser adoptados los nuevosnombres, tomados del santoral católico, se dispuso que se pintarallcon almagre, llamándose entonces,de oeste a este: San José, SantoTomás, San Vicente, San Benito,San Agustin y Santiago -de uno yotro lado del Fuerte- San Francisco, San Felipe, San Joaquín, SanJuan, San Fernando y Nuestra Señora del Pilar; de norte a sur: SanTelmo, San Miguel, San Luis, SanPedro, San Diego y San Gabriel;--de uno y otro lado del Fuerte-San Car!Us, San Sebastián y SanRamón.
En un mapa trazado en 1765, porel Ingeniero José del Pozo, yafiguran la mayoría de estos nombres.
Por la acción de las lluvias yde los carromatos que por ellascirculaban, las calles sufrian grandeterioro y abundaban los zanjones y pantanos que obstaculizabanel tránsito normal.
Farol portátil a vela.
En 1770 el Cabildo encaró el problema en forma general, y dispuso que la compostura de las callessería función de la ciudad, comoocurría ya. en otras partes.
Como primera medida para eliminar los muchos huecos o baldíosconvertidos en basurales y depósitos de cueros, publicó un bandoconminatorío para sus dueños, quedebían edificar o venderlos en elplazo de seis meses.
En 1799, en vista de que el buenestado de las calles no se podíaconservar, propuso cobrar una patente a los rodados que "entran ytransitan dentro de esta plaza y
que son los causantes del daño enlas calles", para lo cual se convocóa una "Junta de Hacendados, comerciantes con el diputado del Cabildo" .
Ya habia recurrido a otros arbitrios para el mismo problema: ocupar como peones "en ia saca depiedras y colocación de las calles"a todo hombre que "se halle sinoficio ni beneficio, ejercitados enociosidades con grave perjuicio d~
la república y relajación de lasbuenas costumbres".
Para el fondo común con quese solventarían los gastos de lapavimentación se establecieron diversos recursos personales y enefectivo: se volcarían en él la8multas aplicadas a los amancebados, a los portadores de armas, alos trasnochadores aprehendidos enlas "calles, tiendas y pulperías, cafés, trucos, billares y casas dejuego" y a los dueños de éstas,todas ellas redimibles por trabajospersonales a cumplir en las obras.Otros aportes provendrían de impuestos a los carboneros, a la expedición de titulas para ofícialesmecánicos de todos los oficio:>, alos carreteros, a los pedreros y canteros en forma de rebaja sobre piedra proporcionada o transportada,con el comiso de cuero, grasa, se·bo y ganado robados que se intentara introducir en la plaza, y concargo a cuenta de los vecinos quetuvieran casa en la ciudad de las"calzadas de su pertenencia en elempedrado que corresponda".
Pérez Castellano recogíó esta impresión sobre el resultado de estosesfuerzos de la municipalidad paraimpulsar el adelantamiento de la8obras: "Añado ahora que las callesestán todas con calzadas por las
aceras y que las bocas de las principales están ya empedradas y ental disposición, que las aguas (aque favorece mucho la sítuacióndel pueblo) tienen salida pronta,pero no violenta, hacia una y otraparte del mar. Se siguen siempreempedrando y no se ven en ellaspantanos capaces de atollar las carl'etas."
La limpieza pública .fue en suscomienzos obligación personal delos vecinos, limitada a la puert3.de sus respectivas casas. Casi afines de siglo tanto la limpiezacomo el alumbrado fueron encargados a un asentista, solventadocon un ímpuesto por cada puerta,quien recogía los desperdicios para arrojarlos a unas barrancas fuera de los portones de la ciudad.
Todos los días, salvo los de riguroso precepto, se debía realizaresta tarea, en verano desde la salida del sol hasta las onCe de lamañana, y desde las tres de latarde hasta ponerse el sol.
El beneficiario del servicio debía tener prontas las basuras demodo que su retiro no insumieramás tiempo que el preciso paraecharlas en el cajón y en el carrotirado por bueyes, que no se detenian si el vecino se descuidabaen dicha previsión.
Las penumbras rodearon la vídanocturna de Montevideo colonialhasta las postrimerías del sigloXVIII. Los pocos faroles de velasque por corto tiempo disponianalgunos vecinos en sus puertas yque se apagaban al toqne de ánimas, no le quitaban ese carácter.
Resuelto que el servicio. fueraprestado por particular asentista,se establecieron a su cargo las siguientes condiciones: colocación de
faroles decuadrades por pescantescendído se haríadespués de la oraciónnece~, exceptuadaslUna.
LAS FUENTESEn un antiguo plano de
senada de Montevideo, trazado en1719, se indica ya un paraje sobrela ribera noreste de la penínsuladesignándolo como de los manan~tiales de agua dulce, donde hayuna barranca y paralelo a ella,un arroyuelo que se echa en labahía; se la llamó "quebrada delos manantiales" (es la comprendida aproximadamente entre lascalles Treinta y Tres y Florida enla costa norte).
Allí estaba emplazada la prímerafuente que surtió a los pobladoresde la ciudad. En el desembarcadero en esta misma zona los navíoshacian su provisión de agua.
La riqueza de aguas dulces subterráneas permitía abrir nuevasfuentes cuando el caudal de alguna de ellas disminuía y así aparecen con distintos nombres en lamisma proximidad las fuentes deMascareñas y de la Cruz, ambascubiertas de bóvedas y cerradaspor una puerta.
En 1730 el Cabildo las mencionaen plural obligando a los vecinosa sU cuidado para que "de quinceen quince dias se limpien y alegren los manantiales sin exceptuarninguno".
Cuando en 1741 el ingenieroFrancisco Rodríguez Cardozo, deacuerdo con las instrucciones delmarqués de Verboom trazó la línea
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El reporto de agua se realizaba en carretones que arrastraban pesados bueyes y se vendía a medio reallos cuatro canecas.
-de la muralla desde la Ciudadelaal puerto, desviada al oeste pararespetar los almacenes de Francisco de Alzáibar, alarmó al Cabildola circunstancia de que de esa manera quedarían las fuentes fueradel recinto.
A veinte años de la fundación,la ciudad tenía dentro de ella dosfuentes que fueron reparadas pororden del Cabildo en 1748.
Otra zona ríca en manantialesde agua era la cuenca del arroyoCanarias, que desembocaba en la
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bahía a la altura de la actual calleParaguay, donde los pobladores queocupaban o arrendaban el Ejidoabrían pozos para su propio abastecimiento. Las diferencias planteadas entre ellos en cuanto a sUuso dieron ocasión al gobernadorpara determinar, por sentencia, queel servicio de agua era del común.
Una aguda sequia en el veranode 1794 obligó a replantear elproblema del abastecimiento deagua de la ciudad. Como consecuencia de la búsqueda de nueva~
vetas en proxímidades de la plaza,se abrió una nueva fuente "a tirode piedra de la muralla, junto alportón, de cuatro varas de anchoy nueve de largo con una cisternatan abundante de agua que cuantomás se le saca tanto más es laque mana"; a pocos pasos un embalse servía de abrevadero a lacaballeria. La distancia y la abundancia de agua disminuia los gastos de acarreo y pcrsonili empleadoen ('1 mismo
La F'uente Nueva, así llamadaMayor, quedaba frente al portónde S'm Pedro; otra denomínada{jel H.ey "junto al foso del ladosur", podría ubicarse en el actualemplazamiento del Teatro Salís y€staba fundamentalmente destinanada a la población militar y carcelaría de la Ciudadela, que se servían directamente de ella sin usar'el portón a través de la contrac:scarpa de la muralla, con mayorcomodidad, seguridad y econollÚa.
En 1770 los acarreadores de aguadeclararon que la fuente Mayor,a la sazón la única habilitada paraextraer agua para la población, ladaba de mala calidad y "tejida depequeños insectos" y que el gobernador les prohibía surtirse en lasdemás "que la tenían buena".
Llegada a conocimiento del Cabildo la expresada queja -avalada por los médicos, quienes aseveraban que las enfermedades queen 1768 padeció la ciudad teníansu origen en la mala calidad delas aguas de la dicha fuente Mayor-, resolvió que se retiraran loscentinelas que custodíaban las otrasy habilitarlas para el consumo dela población.
El reparto de agua en el recintose realizaba en toneles llevadosen carretones que arrastraban pesados bueyes y se vendía a razónde medio real las cuatro canecas,medida que en Montevideo correspondía a cinco frascos o sea algomás de diez litros. A fines delsíglo XVIII, el Cabildo sustituyólas pesadas carretas, lentas y costosas, por vehículos más livianos."Ahora, dice Pérez Castellano, seconduce el agua en carretas pequeñas, tiradas de dos bueyes, conun tonel que hará como pipa ymedia catalana; habrá hasta 30 deellas y se introdujeron este año pormandato del Gobierno, que prohibió los carros toscos, que antes seusaban, perjudiciales a las callespor su enorme peso y mala disposición de ruedas, que unidas firmemente al eje, no podían dar vueltasobre él, de suerte que al darvuelta arrancaban la piedra yarrollaban el terreno."
Por esta misma época el serviciode agua fue objeto de concesiones
y estricta reglamentación en cuanto al abasto, medida y precio.
A medida que en las construcciones se sustituían los techos depaja y de teja por azoteas, segeneralizó el uso del aljibe parael aprovisionamiento doméstico.
La escasez de agua pcr disllÚnución o agotallÚento del caudal delas viejas fuentes dio lugar en1793 a una meditada deliberacióncomunal en la que el Alcalde dePrimer Voto, José Cardozo, analizóel problema en un estudio queatribuye la merma a la extracciónde arena realizada en torno de lafuente de Canarias -otrora abundosa- y propone cerrar con sauces la zona para dar cabida a unbuen número de fuentes y lograr,de paso, una alameda cercana como parque de diversión y desahogo; similares conclusiones formulóPérez Castellano en su manuscritodenominado "Cajón de Sastre" :"Los que conocieron a Montevideoahora 30 o 40 años se acuerdanbien que el agua que se bebíaen esta ciudad dos o tres décadasde años antes del tiempo que estamos. era más abundante, más delgada y de mejor calidad de laque se bebe al presente; pues todoslos que en aquel tiempo venian deBuenos Aires la elogiaban comomuy superior a la de allá, en vez deque todos los que vienen ahora lareputan como muy inferior. Muchosadvierten de qué puede provenir yproviene esta diferencia; y aunqueahora no sea fácil hacer que elagua sea tan copiosa y recobrelas buenas cualidades que ha perdido, lo es a lo menos impedirque disminuya o deteriore más delo que está.
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Que el agua fuese eutonces máscopiosa se demuestra con los ojos,porque v~iamos que en otro tiempo corrian por los dos lados delvolumen de la arena en que estánlas fuentes, es a saber por el nortey el del sur, dos arroyuelos tan copiosos, que en ellos se íavaba todala ropa del pueblo; en vez de queahora no corre más arroyuelo queel del sur, pero con tanta escasezqUe casi no lleva agua para lavarropa alguna. A más encima de queen la arena habia lagunas de aguapermanente en las cañadas que loscerrillos o médanos de arena formaban, con la separación naturalque tenian entre si, y ahora comono hay médanos ni vestigios deellos no hay tampoco lagunas.También es evidente que el aguaera entonces más delgada y demejor calidad que ahora, no sólopor la composición favorable alagua de Montevideo que según sedijo arriba hacian los que veníande Buenos Aires, sino tambiénporque entonces ni cortaba el jabón, ni se experimentaba en elgusto que fuese gruesa y salobre,como lo está ahora y sIC! experimenta gruesa y salobre muchosdias."
"El principio de que proviene esta diferencia --continúa Pél'ez Castellano- es de que la masa dearena en que está la Aguada seha disminuido notablemente, puesque en otro tiempo se veian, cornodijimos, en aquel paraje médanosaltos cubiertos de juncos muy superiores al nivel de la Playa; enlugar de que ahora, destruidos losjuncos con el trajin, arrebatadamucha parte de la arena con elviento, y otra mucha extraída nara las obras del Pueblo, los méda-
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nos se han abatido' y la arena seha disminuido en tanto grado qUE'su superficie está casi al nivel deia Playa, en que bate el aguasalobre de la bahía. De este hechoque es constante, y del que pueden disponer todos los que conocieron a Montevideo ahora 30 o40 años. se sigue lo primero queel fondo de las fuentes es en eldia inferior a lo que era entonces;porque estando la arena muy bajalo están también las fuentes y susfondos. Segundo que la bahía queestá cercana, en las medianas crecientes comunica salobre al aguade las fuentes y por cuya causa enunos días están las fuentes en oeo1'calidad que en otros; tercero' queel fondo de las fuentes está ahoramás inmediato a la greda o barronegro que le sirve de baza a laarena, y que vicia el agua que seasienta o se acerca mucho a él,como se han experimentado enaquellas fuentes que, por hacerlasmás copiosas, se han ahondado másde lo ordinario. Se sigue, en fin,que al paso que la arena ha disminuido, se ha disminuido tambiénel agua que se contiene en ellas,porque la arena allí viene a sercomo una esponja que lecibe elagua llovediza, que la retiene sindejarla precipitar de golpe y quela va sudando poco a paco despuésde haberla purificado de las hecesde la atmósfera, con el auxilio delSol y el Aire."
La obtención de agua en cantidad suficiente, a fácil alcance yde buena calidad, eran condicionespara determinar la ubicación delproyectado hospital civil que habria de situarse en la esquina delas calles San Pedro y San Josécuya construcción se inició en 1781
y fue inaugurado por el impulsode la Hermandad de Caridad en1788.
El nuevo Hospital de Caridadcompletaba la atención dispensadahasta entonoces por los hospitalesdel Rey: el de la Ciudadela, el dela tropa y el de la marina.
EL ABASTOLa producción de carne, en los
primeros años de la fundación deMontevideo, era relativamente escasa; con ella se abastecia la alimentación de sus pobladores. Loscueros y el sebo eran comercializados exportándolos al retorno delos barcos de registro, para obtenerpor trueque en Buenos Aires vestidos y otros géneros de primera necesidad.
La escasez era acentuada por lasarreadas de ganado en pie de losportugueses de Colonia, de los indios de las Misiones, y por losvecinos de Buenos Aires que hacian "vaquerias" dentro de la jurisdicción de Montevideo.
El Alcaide de la Santa Hermandad se vio precisado en varias ocasiones a solicitar la sailda de grupos de vecinos y soldados paraperseguir a estos changadores confabulados con los portugueses.
El Cabildo trató de regular lamatanza y el consumo de ganadovacuno con la expedición de licencias, no siempre bren utilizadas porlos hacendados, que con el objeto deobtener cueros y sebo no reparabanen desperdiciar la carne producida por una matanza excesiva,con grave amenaza para el regularabasto de la ciudad.
Los hacendados se valian de ladificultad de fiscalización para introducir cueros y sebos para su
El presbítero Pérez Castellano, autor del más agudo y penetranteestudio de la sociedad de la época; describe las costumbres con información directa y aprecia su: evolución hacia fines del siglo XVIII.
venta en la propia plaza de Montevideo
Unas' de las prímel'iJs medidastomadas por el Cabildo para asegurar la provisión del principal alimento de los vecinos fueron la dí'obligar a los abastecedores a la"demostración del signo de hierro
de marcar" y la de otorgar concesiones para el abasto con fijaciónde precios y determinadas obligaciones. El primer asentista del ramo, Esteban Ledesma, se obligó aproporcionar carne a la dudad porlos siguientes precios: "Un cuartode res, por dos reales y la res en
pie, por diez reales", que con carácter general no podian ser superados por otros vendedores.
Más tarde se instaló un mataderopúblico en el cual se distribuyeronlas concesiones en proporción alnúmero de ganados de cada vecino. En 1741 se obligó a don Francisco Alzáibar a servir las cabezasnecesarias para el consumo "comoque tiene cantidad crecida de ganado vacuno y no haberle esta ciudad disfrutado en nada", medidaque el Procurador General apoyópor justa "por ser en utilidad delvecindario y que con eso podráncriar algunas vaquitas pues el mayor rodeo de esta jurisdicción esde cien cabezas entre chico ygrande".
El recuento de ganado vacunoen las estancias demostró que la deAlzáibar tenia doce mil cabezas
,mientras que entre las de todoslos otros hacendados reunian cuatro mil, esto es, un t-ercio deaquélla.
Se impuso a Alzáibar la obligación de abastecer por nueve mesesy a los demás -a prorrateo-porjos tres meses restantes del año,Rl precio de catorce reales la res\iva y doce reales muerta.
El Cabildo procedía, pues, enatención a los íntereses comunitarios y gravaba en proporción a'las disponibilidades de los comuneros. Más adelante, en 1760, encontramos ya organizado el sistemade la subasta pública para adjudicación del matadero "al que proponga mayor beneficio común" bajo condición de frecuencia, cantidad y precios.
En el acta del Cabildo de 5 deagosto de 1773 se puede leer lapropuesta de Juan Francisco Gar-
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Arganas de cuero y madera para el reparto de mercaderías.
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BLANDENGUES
Solicitud efectuada al Cabildopor los vecinos hacendados de laJurisdicción.
"Es cosa que causa asombro yespanto ver el crecido número dehombres vagos que infestan es·tas campañas. Sin más ocupaciónni otro destino que el hacer fae·nas de cueros furtiva j' clandesti.namente; ellos destrozan con estemotivo no solo lo" ganados al·zados en términos que ni aun s,,hallan vacas en los campos rea·lengos, pero además introducencontinuamente en lo.~ dominios dePortugal crecido número de nue"·tras haciendas, robando diaria·mente las caballadas de nuestrashaciendas, y conduciéndola" tam·bién a Portllgal; ellos saqueannuestras casas, roban y se llevanmujeres casadas y solteras; casti·gan a nuestros peones, sirvientesy esclavos, dejándolos maniata·dos a los postes para que no sir·ran de menor estorbo a sus mal·dades; cometen crueles homici·dios y después de todo, aquellosmalhechores se pasean impunescon la más desvergonzada fresocura por las propias estancias enque ejecutaron sus execrables mal·dades; abrigados solo de la dis·tancia y de que están muy reti·radas las justicias que sean ca·paces de castigar SllS abominablesexcesos."
cía de Zúñiga. que entre otras cosas comprendía: provisión exclusiva de navíos y lanchas de comercio.manutención de los presos a razónde una res por cada sesenta hombres con límite de cuatro reses yabasto al vecíndario a los preciosfijados. "con el mayor esmero ypuntualidad".
A tales servicios correspondía eluso libre y sín cargos de! mataderode piedra. con corral y enramada.que había hecho construir el Cabildo en extramuros.
Fue también Esteban Ledesmael primer tahonero montevídeano.a quien en 1730 se le entrego, sujeta a reparación y con los caballospara su trajín, la primera tahonao molino de harina que: clonó elgobernador al fundar la ciudad.
Entre las obligaciones impuestasa su títular figuraba la de tenerla"corriente y moliente" y la de distribuir la molienda ordenadamentey en cantidad bastante para lasnecesidades de cada persona.
Mas tarde se instalaron otrastahonas en las afueras de la ciudady la primera funcionó como entetestigo de calidades y precios alos que debían atenerse los demás,hasta que el gobernador MiguelSalcedo ordenó su venta al entonces Alcalde de Segundo Voto, donTomás Tejera, quien pagó por elladoscientos once pesos.
Cuando la elaboración del pandesbordó el ámbito doméstico empezó su comercialización en laspulperías y su distribución por lospanaderos.
Detalle de árganas cargadas de frascos.
le bastan cuatro o cincopara alimentar~,~;' de pes-
El celo del Cabildo en la fiscalización de la calidad y peso deloan tuvo manifestaciones minuciosas y derivó en frecuentes conflictos entre las autoridade::. y el gremio.
En los primeros años de Montevideo el consumo de pescado fueescaso por falta de pescadores, alpunto de que en épocas de Cuaresma se consumia el que era importado seco.
Con el aumento de la poblacióny no obstante la aparición de lospescadores, aquel alimento siguiósiendo escaso y poco accesible paralos pobres, cuyas familias "se sustentan con un real de carne cuan-
do norealescado".
Pérez Castellano atribuye a laindustria de los catalanes el descubrimiento de nuevas especies depescados -congrios, cazones y brótolas- que en ocasiones se dabancon tal abundancia en la zona dela punta occidental del Banco Inglés, Norte-Sur con la punta deCarretas e Isla de Flores, que sellevaba a vender a Buenos Aires.
En 1787 la previsión de la Cuaresma dio motivo a un informepor el que sabemos que a la sazónabundaban las habichuelas, habas,fideos, arroz, garbanzos y aceite.
EL CABILDO Y LAGANADERIA
"El total exterminio de los gana·dos que COI, la terrible seca del añode 1772, hubo en esta jurisdiccióndonde las mas de las estancias que·daron enteramente exhaustas de di·cha especie que buscando pasto sealzaron y retiraron de sus nativoscampos a los realengos de afuera,como también cierto y constantea V. S. que el inesperado consumode carnes que hubo en esta ciudadcon motivo de la pasada expedicióny las continuas irrupciones de los'confinantes portugueses en las es·tancias fronterizas, impidieron enparte las medidas que V. S. teniatomadas a el fin propuesto de pro·hibir totalmente la matanza de va·cas por su bando promulgado en17 de agosto de 75, el que nosparece debe V. S. refrendar sinlimitarles el término concedido,tomando las más serias providen.cias para que en todo lo que restadel presente año hayan sugetadoa rodeo, capado y marcado susganados los vecinos y con expecia.lidad los seis o siete hacendadosmás poderosos, pues estos a mas detener caudales para costear dichasfaenas son solos los que podráncon el tiempo acopiar novillaje su·ficiente para abastecer el pueblo,pues uno solo de tres o cuatro dedichos señores abriga en los cam·pos que posee más ganado quetodo el resto de los demás vecinosjuntos, quienes por más esfuerzosque hagan apenas podrán en los dosaños criar suficientes novillos paramantener sus estancias cuanto máspara vender porque como V. S. ve·rá por el Cálculo hecho asciendeel anual consumo a setenta y tresmil cabezas."
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En la medida y proceso de laproducción de sus chacras la población contó con hortalizas y frutas variadas y abundantes. Entrelas primeras: coles, varias especiesde lechugas, escarolas, coliflores,brócolis, nabos, apios, cardos, alcauciles, pimientos, espárragos, espinacas, zanahorias, rábanos, berenjenas, papas "criollas y de Canarias", tomates, ajos, cebollas, zapallos.
La recolección de frutas a finesde siglo, también superaba las necesidades de Montevideu y se enviaban en gran abundancia a Buenos Aires. El mismo Pérez Castellano nos da idea de la variedadde semillas y lo propicia que resultaba la tierra en la carta dirigidaa su maestro de latinidad D. Benito Riva en Italia: "El arroyo deCuello, el de Toledo, el del Cerritoy sobre todo el Miguelete, estánllenos de arboledas frutales y sonel teatro en que estos nuevos colonos manifiestan su industria"."Desde Canarias adelante está todo tan poblado de caserios y huertas, que aun los que están aquíde asiento se han descuidado algúntiempo de volver a ver lo que habian visto, Se quedan aturdidos conla novedad. A Buenos Aires llevana vender peras, membrillos, ymanzanas en tanta copia que muchos por libertarse del engorro delas encomiendas, las compran allímismo y después las regalan comosi inmediatamente les vinieran deMontevideo." Agrega Pérez Castellano que hay también abundanciade naranjos chinos, limones reales.y comunes, perales de dnco especies, manzanas de muchas más,duraznos priscos blancos y amarillos, frutillas. melones criollos y
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de Valencia y sandias comunes delRío Grande y de Málaga.
EL COMERCIO MENORLas limitaciones de la población
hicieron que el comercio de ramosgenerales estuviera concentrado enlas pulperías o tiendas de abastoque se surtian de ultramarinos-en los primeros años a través deBuenos Aires-, frutos de Paraguay, Corrientes o Santa Fe, yproducción de la tierra.
En pocos años el comercio estable de las pulperias tuvo que enfrentar la competencia de los "regatones", que así llamaban a "losque arman tienda de pulpería paravender por menudo lo que traen";para eliminarlos, y con ellos elperjuicio que sufria el comercioestable, se propuso en 1739 hacerun reglamento que obligara a quienes introducían mercaderias a laplaza a dar cuenta de SUs géneros,a fin de que, manifestados públicamente por nueve dias, dieran oportunidad de adquirirlos a los vecinos antes de ser entregados al forastero regatón.
El desarrollo de este tipo de comercio puede apreciarse al comprobar que en 1772, según cálculodel Cabildo, eran 40 las pulperiashabilitadas, cifra que en 1778, según Isidoro de Maria, alcanzó a171 en la ciudad, ejido y extramuros hasta el Miguelete, así ubicadas: 26 en la calle San Pedro, 17en la de San Luis, 21 en la deSan Carlos, 14 en la de San Miguel, 10 en la de San Sebastián,13 en la de San Gabriel, 8 en lade San Ramón, 12 en la de SanTelmo, 8 en la de San Felipe, 7en la de San Benito, 1 en el Por-
tón Nuevo, 14 en el Ejido y 40en Extramuros.
En el plano militar la influenciadel mando trascendía a las actividades comerciales, y muchas vecesel Comandante de la plaza favorecia a los oficiales y tropa condonaciones de tierras y licenciaspara pulperías.
No obstante la utilidad que lograban en todo género de comercio, unos en las "granjerías deganado y labranza de tierras paratodo género de comestibles, otrosen sus tendejones o pulperías, otrosen SUs arrendamientos de casas yesquinas para pulperías y otros enla venta de todo género de hortalizas y aprovechamiento de negrosesclavos aguateros", los militaresse negaban a contribuir con la cuota de sus bienes para gastos deguerra a los indios. Económicamente sus activídades mercantilesno propendían al fomento de lapoblación, al no dejarles margende utilidad para hacer atractivo suafincamiento.
La población civil insistió paraque se les prohibiese -de acuerdocon las leyes- el ejercicio delcomercio, y la disputa subió alReal Consejo de Indias.
Llegó el momento de regularizarel ejercicio del comercio, y unaprimera medida tomada al efectofue la de extender licencias oficiales para la instalación o mantenimiento de pulperias; luego el Cabildo, por medio de visitas del FielEjecutor acompañado de otros regidores y de un amanuense, realizaban la inspección de pesas ymedidas de acuerdo con el patrónestablecido para unificarlas. Se fijó la capacidad para los frascos de medio y de cuarto para el
ARANCELES OBLIGATORIOS PARA LOS PRECIOS DEL CONSUMO
ENTRE LOS AÑOS 1760 -1764
1760 1761 1762 1763 1764
Un fra= de vino de España 12 reales 14 reales 12 reales 11 realesUn f=o de Anjs puro 10 reales 15 16 15 15Un frasco de vinn de Mendoza 8 % 9 10 9 8Un frasx:o de aguardiente champurrado 12 12 12 12 12Un fr= de aguardiente de Mendoza 10 9 10 9 9Un frasco de vinagre 5 6 8 " 6 7Un frasco de aceite 17 % 17 % 20 22 16Un frasco de miel 5 5 5 7 % 12Una libra yerba 1 1f4 1 % 1 '12 1 % 1 %Una líbra de ají 2 2 2 '¡' 2 2 V,Una libra de tabaco de hoja 6 6 6 5 5Una libra de tabaco de media hoja 2 V, 2 V, 3 V, 3 V, 3Una libra de tabaco de pito 1 V, 1 % 3 2 2Una líbra de pasas moscatel 2 2 2 2 V2 2Una líbra de pasas de uva ordinarias 1 1 V, 1 1 V, 1 %Una libra de pasas de higo 1 1 1 1 1Una libra de azúcar blanca 2 2 V, 3 '12 3 V, 3Una libra de azúcar rubia 1 V, 1 V, 2 2 2Dos panes de jabón bueno 1 V, 1 V, 2 1 V, 1 V,Una cuartilla de sal de Salinas 20 24 26 30 22Una cuartilla de sal de Córdoba 14 14 12 15 12Tres velas de sebo de a dos tercias de largocada una que pesen una libra V, V, V, % V,El pan cocido de a medio real 20 onzas 16 onzas 11 y 112 onzasque debe tener y tenga 18 onzas V, V, real V, real V, real
vino, aceite y otros caldos: lareglamentación abarcó en 1759 lasmedidas de granos, en vista de "lacorrupción con que cada día se haido viciando el desarreglo y cerceno de las medidas comunes conque se mensuran las mieses, granosy demás semillas y frutos pro-
ductivos del país y con los que seconducen y comercian de otros, sevenden y compran en esta ciudady jurisdicción con conocido dolode los vendedores y por consiguiente en perjuicio y daño de los compradores y generalmente de la causa común"; para ello se obtuvo
en Buenos Aires el modelo legal dela cuartilla fiel por el que aquellaciudad se regía.
Desde 1760 encontramos establecido el sistema de aranceles obli·gatorios para los precios del con·sumo. Asesorado el Cabildo porpersona "hábil y versada en el
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conocimiento e int:eligencia de losefectos, su precio de primera compra y los de su expendio por menudo en dichas tiendas", convocabaa los comerciantes para obtener suasentimiento y oir sus objeciones,y luego resolvia y publicaba la lista de precios.
Los precios variaban muy poco:en todo el siglo se nota apenas lainfluencia de los tiempos de guerracomo causa de un leve aumentoen algunos productos, y el cargopara venta en campaña nunca fuemayor de un medio a un real.
El gobernador observó algunavez el aumento exorbitante de loscomestibles, hecho sin anuencia delgobierno ni conocimiento del FielEjecutor, a lo que el Cabildo respondió con estos juiciosos argumentos: ya que la alteración de losprecios de la plaza era efecto de ladeclaratoria de guerra, "no alcanza el Alcalde motivo justo queprecise a los tratantes a vendersus efectos como en sana paz lopudieran hacer".
No obstante el Decano AlférezReal, como responsable de la atención del abasto público, propuso,para contener la tirania de losprecios, que se hiciera un estadototal de existencias con valores deadquisición anteriores y posterioresa la guerra, para adecuar a estacircunstancia el arancel de ventay evitar el aprovechamiento de los
.feriantes a los que llamaba "volantones".
El Teniente de Navio José deEspinosa y Tello en sus "Noticiasrelativas a Montevideo" se refierea los catalanes que realizan elcomercio en forma transitoria, eltiempo necesario para vender sucargamento; dice que contó "se-
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tenta tiendas de catalanes, dondese vendia todo género de lienzospintados, indianas, pañuelos, cintas, zapatos y demás manufacturasde Cataluña".
FESTIVIDADESProfundamente unidos en la fe
religiosa, los habitantes del modesto poblado inicial de Montevideoencontraron sus primeras manifestaciones comunitarias en la advocación a los Santos Patronos Felipey Santiago, cuyas fiestas con la dela Concepción de Nuestra Señora,titular de la Iglesia Matriz de laciudad, la de San Sebastián, enmemoria del dia en que llegaron aeste paraje las tropas de S. M.,fueron instituidas como festividades públicas por resolución de 1Q deenero de 1727.
En 1730 entre los primeros acuerdos del Cabildo se resolvió señalarlos dias "de tabla", en que laciudad, en cuerpo, "deberá asistira la Iglesia parroquial, además delos ya señalados en el libro Padrón": el primero de enero de cadaaño, dia de Nuestra Señora de laCandelaria; miércoles de ceniza,oficios de Semana Santa, primerdía de Pascua de Resurrección,primer dia de Pascua del EspírituSanto, vispera y dia de Pascua de .Navidad y el 19 de diciembre, enque se celebraban "los años del ReyNuestro Señor".
El 30 de abril y el 1Q de mayo,dias de San Felipe y Santiago,la ciUdad mostraba un ceremonialde gala, ya en la cabalgadura yarreos del Alférez Real, ya en losentorchados y cruces del gobernador, quienes cumplían una breveceremonia. El Alguacil Mayor, 1'0-
deado de los demás regídores ydel pueblo, se dirigían al Fuertea buscar al Gobernador, que ocupaba su puesto a la izquierda delAlférez Real y a la derecha delAlcalde de Primer Voto; en corporación eran recibidos en la Iglesia Matriz por el Cura Vicario,que les ofrecía el agua bendita.
A las fiestas religiosas seguianlas civiles, con iluminación de laciudad, corridas de toros y paseodel pendón real durante tres dias.
Acuarela de Leonie Matthis evocativa de uno prpce sión por los calles de la ciudad amurallada.
En la celebración de las fiestasen la iglesia, donde se hallabanreunidas las autoridades todas dela ciudad, el Cabildo aseguraba elmantenimiento del orden dando encaí'go al Alguacil Mayor para que,oída misa antes qUe los demás,"ande alrededor de la Plaza yatienda a las calles y prevenga deremedio, en lo que se ofreciese y10 cumpla así bajo pena de cincuenta pesos aplicados en dichaforma y si el suceso fuese de albo-
roto, tumulto o caso grave salgauno de los Alcaldes a reprimírlo".
Las prelaciones honoríficas reservadas a los miembros del gobierno durante las ceremonias religiosas fueron objeto de minuciosos detalles en las ordenanzas municipales y defendidas con apasionado fervor por sus titulares, prueba de la importancia que ellosles asignaban para la íntegraciónsocial del grupo.
La fiesta del Santísimo Sacra-
mento, por la eficacia que se leatribuía para la conversión de losnaturales, fue instituida con gransolemnidad.
El día de la víspera el AlguacilMayor debía reclutar a los indiosde la ciudad y mandarlos barrerlas calles por donde habría depasar la procesión, y los españolesque vivían en ellas debían aderezar sus paredes, y formar altareslos esquineros, bajo amenaza depenas.
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Lo primero que se disponía erarepartir los papeles a los organizadores, con las indicaciones sobrela "hechura de vistosos altaresque en número de cuatro se hacenanualmente en las calles"; luegose hacia comparecer a los diputados de los gremios, fundamentalmente pulperos y comerciantes, alos que según las ordenanzas correspondientes les asignaban "eladerezo de las calles por dondepasaba la procesión proporcionandojuncos e hinojos". Estaba a su car-
go también disponer lo relativo ala danza, y corno los sastres, zapateros y otros no podían por sureducido número y cortedad demedios organizar los conjuntos porcuenta de cada gremio, debían concurrir al pago de los gastos queeran prorrateados por los organizadores.
La contribución económica voluntaria de los vecinos debía complementar el gasto en cuanto no alcanzaran los recursos de propios;esta exacción motivó a fines del
siglo un reclamo de los comerciantes que pidieron al rey lesexonerara de ella, diciendo en sumemorial, los veintiséis más conspicuos de ellos, que el gasto de lafiesta en vez de disminuir con elprogreso de la población aumentaba cada año.
A semejanza de lo sucedido enBuenos Aires, los comerciantes lograron la exoneración expresa delos gastos de la fiesta de CorpusChristi, que por ser del común debían costearse con recursos de pro-
LA CASA DE COMEDIAS
Nuestro lector va a tener que re·montarse hasta el lejano año de 1793.Vamos a tener que conducirlo porlas coloniales calles de Montevideo.Tendrá que resignarse a que lovistamos con entallada casaca, .10m·brero de copa no· muy alto, ajustadocalzón, medias hasta la rodilla yfulgurantes hebillas en los zapatos.Toma por la calle del Fuerte y sedirige hacia un gran barracón contecho de tejuela a dos aguas, cuyofrente mira hacia el este. Atraviesauna de las dos grandes puertas delfrente y penetra en el interior. Sedirige hacia uno de los palcos late·rales; su esclavo negro, minutosantes le ha traído una silla desdesu casa que allí ubica "para su meroced el amo" y sobre ella se instalaceremonioso. Son las siete y mediade la tarde pero la función no hadado comienzo. En uno de los palocos de h01ÚJr, los cabildantes mur·muran por lo bajo no sé qué intrigacontra el Gobernador que ha anun·
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Lauro Ayestarán
ciado t'endría al espectáculo, peroque ya comienza a hacerse esperarmás de lo que la cortesía autoriza.Se levanta por fin el Alcalde dePrimer Voto, D. losef Cardoso, batelas palmas para dar comienzo a lafunción, pero el telón permaneceinmutable. Por fin vuelve a sen·tarse, mohíno y colorado el rostroy sigue lú intriga a media voz en elpalco de los cabildantes.
Son las nueve de la noche; lagente del patio vueit'e la cabeza;acaba de entrar Antonio Olaguer yFeliú, el Gobernador; toma asientoen el palco del centro no sin antessaludar con media sonrisa a loscabildantes que responden con unafría inclinación de cabeza. Éste a suvez bate las palmas, se lel'Unta eltelón y sale el tonadillero. El espec·táculo ha dado comienzo.
Esta mortificante escena se repitemuchas noches y es origen de lo.~
primeros conflictos entre el gober.nador y los ediles, hasta que llega
un día -el 15 de diciembre de1793- 'en que a los cabildantes seles ha cerrado con candado la puertttpara ellos reservada, por orden delGobernador Olaguer y Feliú y seencuentran de pronto en medio dela calle "hechos la irrisión del pue·blo". Y para dar todada un tonomás subido a esta burla sangrienta,al día siguiente el propio Goberna·dar, adoptando un socarrÓn aire deausencia, les reconl'iene a los cabil·dantes por", no haber asistido ala funciór¡.
Se inicia entonces un violento proceso ante la Heal Audiencia entrecuyos oficios aparece como al descuido una noticia que por largosaños se ignoraba con precisión: queUlaguer y Feliú Ha su arbitrio ysin consulta, acuerdo, o noticia delcavildo dispuso en el año 1793, es·tablecer diversión pública de Ca·media, quando hasta entonces nOlas avia avido".
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pios Y arbitrios de la ciudad, yque "no siendo ellos suficientes,dieran aviso al Monarca para arbitrar los medios", "no debiéndosepedir limosnas ni hacer repartimientos a los gremios".
Como organizadores de las danzas destinadas a amenizar las fiestas religiosas, los gremios exhibiansus característícas propias con manifestaciones típicas.
En 1760 el Cabildo recibió laproposición del vecino José Guigopara organizar una danza de negros, que instruidos por uno de susesclavos estaban dispuestos a exhibir sus danzas características; laidea fue aceptada por el Cabildoque rogó a Guigo "prosiguiera consu comenzado intento a fin dE'que se llevase a efecto dicha danza" para cuya realización impusoque el gremio de los albañiles pagase once pares de zapatos ligerosde badana.
Expresa Lauro Ayestarán en suestudio sobre "Las Comparsas oCorporaciones" :
"A mediados del siglo XVIII lasfestividades de Corpus Christi seconmemoraban -en Montevideo conun gran despliegue de bandas demúsica y danzas de las corporaciones de artesanos y profesionales, como albañiles, sastres, zapateros, soldados, etc., diferenciadosentre sí por distintas suertes demúsica. La cabeza de la procesiónse hallaba integrada justamente ala manera granadina o sevillanapor disfrazados o enmascaradosque realizaban una pintoresca bergamasca, a éstos seguían las corporaciones con sus respectivas bandasde música y danzas, venia luego elclero secular y por último el paliocon la sagrada custodia."
La Casa de Comedias.
El sentimiento religioso impregnaba la vida toda del Montevideode la época, desde las exteriorizaciones del culto, la devoción al rey,los actos de carácter político, lasnecesidades de la comunidad, hastalas rogativas para la lluvia.
De tal manera el músico TiburcioOrtega, que dirigia un conjunto delas funciones religiosas, organizaba con los mismos elementos laorquesta de la Casa de Comedias,aquella que en 1785 ofreció alvirrey Pedro de Mela de Portugalun concierto con once ejecutantes,para amenizar con solemnidad losagasajos de su visita.
El instrumento musical al principio destinado a las ceremonias
religiosas fue el arpa, sustituidoa fines del siglo por el órgano.Dos negros esclavos, Bruno Barrales y el Tia Benito, adiestradospor el hermano Juan Boulit delColegio de los Jesuitas, fueron losprimeros organistas. Acompañabanla voz del cantante Pascual Casas.
En 1791 Manuel Cipriano deMelo emprendió la obra de adaptar un viejo barracón de la calledel Fuerte (1' de Mayo), propiedadde D. Francisco Oribe, para Casade Comedias, la que en 1793 iniciósus funciones y dio lugar a unaagria disputa entre los regidores,el gobernador y los cómicos quefue llevada a la Real Audiencia deBuenos Aires.
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Emblema del Pendón del Cabildo de Montevideo.
La platea ocupaba un patio central con hileras de palcos a amboslados y una cazuela; las distintaslocalidades eran: palcos altos, palcos bajos, lunetas de primera ylunetas de segunda fila, bancos, cazuela y gradas.
El teatro sirvió de medio deilustración y orientación ideológicaa través de la gracia burlesca. Ennerviosos títeres, argumentos y tonadillas de procedencia española,afirmaron los principios politicosde la corona y alejaban con lasdistracciones de escenas banales laspreocupaciones y el atractivo deideas disolventes originarias deFrancia.
La tonadillera Juana Maitá conquistaba al público. Las danzas y
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contradanzas, tanto en el escenariode Comedias como en las fiestasoficiales y particulares, concitabanel entusiasmo de la sociedad aldeana y alegre de Montevideo.
La coreografía de una contradanza, que aumentaba paso a paso lacomplejidad de sus figuras, eradirigida por un maestro de ceremonias y terminaba con final brillante y espectacular. Una de esasfiguras -la cadena- pasaría mástarde al pericón criollo.
Otras músicas danzantes preferidas eran el Minué, la Gavota yel Paspié. El primero daría origenal Minué Montonero, característica"danza de pareja suelta, es decir,que los bailarines no se enlazaban"."El salón donde se baila --expresa
Lauro Ayestarán- no forma unidad, actúan sin relación de dependencia, se alternan movimientos lentos con movimientos vivos enriquecidos estos últimos a manerade bordados picarescos con castañetas (graves-vivos). Es decir queantes de desaparecer el Minué engendra una réplica nacional conocida bajo el nombre de MinuéMontonero."
Pocos días de diferencia corríanentre las exequias del rey fallecidoy la proclamación del sucesor, ambas revestidas de la mayor pompaque permitían las circunstanciasy la corta disponibilidad de losmedios económicos de los habitantes.
Durante el siglo XVIII, la ciudadconcurrió a los funerales, honrasy sufragios de Fernando VI, CarlosIII y la reina María Amelia y proclamó en igual lapso a los monarcas Carlos III y Carlos IV.
A medida que la importancia dela población se manifestaba, losfestejos adquirian las características que las Reales Órdenes establecían para el caso, bajo la inspiración y modo que lo hacía 1"capital, Buenos Aires.
En la Iglesia se levantaba untúmulo "simulado de pinturas yenigmas fúnebres teniendo por remate un lóbrego pabellón que tenía dentro de su ámbito un respetable crucifijo y al pie puesta sobreun cojín una salvilla de plata queservía de mantener una corona delo mismo estando todo el túmuloalumbrado de considerable númerode cera",
El luto se manifestaba por lascoberturas de los muebles del Cabildo con paños de bayeta negrode Castilla, y en consideración a
la escasez de los recursos se estableció que cada cabildante costearalos lutos de su vestimenta. En elaño 1752 se reglamentó esta costumbre para evitar los excesos desu aparatosidad; recomendaba S.M. "la moderación en los lutosque se han de poner los vasallospor personas reales como tambiénpor sus parientes proveyendo nose cuelguen en las casas lutos nilos ataúdes puedan ser forrados deotra cosa sino bayeta y holandillanegra, doce hachas o cirios a lo másy cuatro velas sobre el túmulo".
El orador sagrado exaltaba lasvirtudes del rey desaparecido y concitaba a la oración en sufragio desu alma:
Poco tiempo pasaba para que eseretraído y triste atuendo de laciudad desapareciera y en su lugarbrotaran las más expresivas notasde regocijo.
Las calles se cubrian de hinojoy otras ramas perfumasas, se levantaban tablados en la Plaza mayor, en la plazoleta del Fuerte yen el Convento de San Francisco,arcos de tríunfo e iluminación especial por las tres noches de laproclamación; los habitantes quemoraban en las calles que habríade recorrer la comitiva encalabansu frente y colgaban en ellos rícastapicerías.
No faltaba la íniciatíva particular del vecindarío y las invocaciones de sus gremíos para dar ala fíesta color y manifestacionesde alegria, y la colaboración enespecie o en trabajo para lograrla;Juan de Achucarro, vecino acaudalado, ofreció el valor de la carneque se expendiese en su m'ataderoy fUe autorízado a faenar el quefuese necesario para cubrir los gas-
tos de la faena y de la festividad.En 1760, con motivo de la pro
clamación de Carlos IIl, el gremiode los tenderos tomó a su cargo"la armazón de un castillo de fuegoy un carro triunfal", cuya confección llevó más tiempo de lo previsto, por lo que hubo de postergarse la jura; en esta oportunidadlos gastos regulados por los organizadores alcanzaron a una ciframayor a los dos mil pesos.
El día señalado para el acto lastropas y milicias cubrían las canesprincipales. Los regidores, en trajede gala, montaban sus caballos enlas puertas del Cabildo y se dirigian al Fuerte, donde los esperabael gobernador, quien también a caballo formaba en la comitiva queregresaba al Cabildo. El AlférezReal tenia a su cargo la parte principal de la ceremonia como portador del Pendón Real; en algúndetalle apareció la discrepanciadel Alférez Real con el CuerpoMunicipal cuando éste díspuso ubicar el Estandarte bajo el dosel enel balcón del Ayuntamiento dondedebia concurrir el Alférez para recibirlo, en tanto éste reivindicabael derecho de disponer por sí laubicación del Pendón, ya fuera ensu propia casa o en otro lugardonde los Regidores debían concurrir a sacarlo.
En 1789, "teniendo presente queestá viejo el Real Pendón", seresolvió hacer uno nuevo en Buenos Aires con encargo de que "seborden las armas reales con hilosde oro y por otro lado las de laciudad"; también se mandaron hacer banderas para los reyes dearmas y retratos del soberano.
La comitiva recorría la calle deSan Fernando (Juan Carlos Gó-
Medalla de la jura de Carlos IVen Montevideo.
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mez) hasta la de San Miguel (Piedras) siguiendo hasta la de SanFrancisco (Zabala), y por éstahasta la esquina de San Pedro (25de Mayo) para dirigirse al Fuerte,y de allí por la de San Gabriel(Rincón) a la Plaza mayor (Matriz) .
Precedida por una vanguardiaformada por el Escuadrón de Caballeria y sus oficiales, la columnaera encabezada por el Alférez Real,portador del Pendón, el gobernador, los regidores y los vecinos depro, especialmente invitados, y cerraba su acompañamiento con losreyes de armas vestidos y montados uniformemente a la antiguausanza española, portadores de suspropias banderas.
En cada uno de los tres tablados, autoridades y pueblo presta-
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ban juramento de adhesión y fidelidad al nuevo monarca.
Un golpe grave que con el cabodel estandarte daba el Alférez Realen las tablas del piso iniciaba elacto; seguidamente los reyes dearmas, por su orden, prevenian alpúblico con cuatro voces: "¡Silencio, atención, oid y escuchad!" queponian en expectación al concurso.Enseguida el Alférez Real exclamaba por tres veces: "¡Castilla eIndias!" y mirando el retrato delnuevo monarca colocado bajo eldosel, decia con el sombrero en lamano: "¡Por el Señor Rey queDios Guarde!," a lo que añadíanlos alcaldes "¡Que viva!"
El pueblo prorrumpía entoncesen iguales exclamaciones. En esascircunstancias los reyes de armasarrojaban al público monedas deplata de cuño conmemorativo.
Candombe. Apunte de Pedro Fígario "Hay sin embargo un bailemuy entusiasta y lascivo que sebaila algunas veces en Montevideo; se llama calenda y a los 'ne
gros, lo mismo que a los mulatos,
cuyo temperamento es fogoso, les
gusta con furor. Este baile ha sido
llevado a América por los negrosdel reino de Ardra, en la costa
de Guinea; los españoles lo bai
lan como ellos en todos los establecimientos sin el menor escrúpu
lo." Dom Pernetty "Histoire d'un
voyage aux isles Malouines".
Folleto editado en la imprenta real, Madrid 1791. "La noche del 9,cumpleaños de la Reina Nuestra Señora, se dio en el patio de la CasaConsistorial un magnífico baile con su correspondiente refresco y ambigúpara 180 cubiertos, siendo maravilloso el artificio con que en dichopatio se hicieron las graderías y demás divisiones necesarias para laseparación de clases y sexos, estando todas adornadas exquisitamente;durando esta función hasta las 7 de la mañana con cidmirable regocijo,buen orden, satisfacción y quietud, circunstancias' que se notarontambién en las anteriores funciones."
EL CABILDOEl primer Cuerpo Capitular se
instaló solemnemente el lO de enerode 1730 en la morada del fundador de la ciudad, Bruno Mauriciode Zabala, y su primera sede fuela casa del capitán Pedro Gronardo, que encontró edificada PedroMillán en el lugar llamado delPuerto Chico (actual esquina noroeste de Treinta y Tres y Piedras);construida en adobe, con techo decuero, a la muerte trágica de sudueño fue ocupada por el cirujanoDiego Francisco Mario, y más tarde adquirida a nombre de Su Majestad.
En 1734, cuando la construcciónamenazaba ruina, dispuso el Cabildo entregarla al Comandante, yaque por su defectuosa ubicación-parte de ella sobre la actual calle
Treinta y Tres- era imposiblerepararla.
En los años siguientes el Cabildose reunia en las casas particularesde los regidores, y en caso de mayor concurrencia en la Iglesia Matriz o en la sala de asistenciadel Comandante.
En 1737 se resuelve edificar laCasa consistorial en el sitio que sele habia asignado, "para lo cualentregaron doscientos once pesosde Propios al Alcalde de PrimerVoto para materiales y obra deuna sala de nueve varas de huecoy de ancho cinco, con dos puertasy dos ventanas, con la altura quefuese necesaria".
Las obras duraron trece años porlas dificultades en la obtención derecursos. En 1743 se resuelve acelerar las obras y techar el edificioaunque fuera con paja cortadera;siete años después el Cabildo sesionó en su nuevo local. Dentro
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Fachada actual del Cabildo.
del mismo predio se iniciaron en1758 las obras para la construcción de una cárcel y un local paraoficina, mediante el concurso popular en aportes, materiales y trabajo comprometidos en un Cabildoabierto de esa fecha, y fueron terminadas en 1768.
El edificio del Cabildo fue objetode sucesivas mejoras: se le pusonuevo suelo de ladrillo, marcos asus puertas, reja de hierro en laventana; en 1773, para colocar en10 alto un escudo con las armasreales y las de la ciudad, se abrióuna portada con escultura que hizo Féliz Madariaga, a quien se
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pagó su trabajo con una suertede chacra.
En el mismo año 1773 se hizo unacalzada con piedra conducida gratuitamente por los carreros. y ladrillos, "también de gracia", porlos horneros.
En 1780 se proyectó una reformamás importante: la construcción deuna segunda planta sobre la cárcel, para sala de acuerdos. De estamanera ya a fines del siglo XVIIIel edificio tenía dos plantas: en laparte baja, a la izquierda del zaguán de entrada, un local paraCuerpo de Guardía con ventana alfrente, y otro para presos de poca
,:unsideración y distinguidos; haciael fondo, calabozos, carcelería ycocina. A la derecha del zaguánhabía un local con ventana destinado a cárcel de mujeres y luego la cárcel para los hombres.En la parte alta, sobre ésta última.una Sala de Acuerdos con balcóna la plaza, locales para juzgadoscon ventana sobre el Cuerpo deGuardia, enfrentados al patio interior donde en 1797 se construyóun aljibe, y el cerco del fondo.
Las obras, que pueden considerarse terminadas hacia 1780, continuamente exigieron reparacionesporque se produjeron deterioros tales como agrietamientos, situaciónque se agravaba en tiempo de lluvia y temporales fuertes. Los localesdestinados a los presos resultaroninsuficientes, lo que determinó qUE'se construyera una nueva pieza. En1787 el número de detenidos alcanzó a 280, y era tal el hacinamiento en que tenían que vivirque muchos no resistían las condiciones, se enfermaban o morían.Pese a las continuas reparaciones yampliaciones que se le efectuaron,el edificio resultaba insuficiente ensus dependencias carcelarias y ruinoso en la parte destinada a acuerdos y juzgados; recién en 1804 seencarará la reedificación de la casadel Cabildo.
La austeridad del edificio y particularmente de la Sala Capítularcondecia con la sencillez de vidade la población: paredes encaladas,pisos de losa o si no de ladrillo;pocas sillas, que en las solemnídades religiosas eran trasladadas ala iglesia para uso de los regidores, y una mesa.
Con el tíempo fue necesarío sustituir el reducido mobiliario, ya
apolillado, y se mandaron hacerescaños y sillas de madera; se empleó el nogal para las tablas largasy el cedro o pino en los asientos,que eran tapizados con damascocarmesí. Uno en forma de canapé,confeccionado "con más esmero ydecencia", estaba destinado al gobernador.
El mobiliario y ornato se perfeccionó a fines del siglo con tarima,baranda, otros canapés, y cenefasdoradas aplicadas a las puertas yventanas. Para la iluminación de lacalle al frente y la entrada, se
Armario que integraba el mobiliorío del Cabildo.
mandó confecCionar un farol "dehechura hermosa" con cristales, latafina y tres mecheros, el que debíacolocarse en un pescante aplicadoa la puerta; se encargó tambíénuna escalerilla para su encendido.
LA MATRIZCuando Zabala proyectó los tra
bajos de fortificación dispuso quese enviaran indios de las misionesjesuíticas para trabajar en los terraplenes y baterías.
Una dotación de ellos, con doscapellanes, levantaron una pequeña capilla con habitación para lo"sujetos de la Compañía en la actual esquina de Piedras y Zabala;construida en piedra firme y cuiJierta de tejas, mereció ser erí~ida en calidad de Matriz por elCabildo mientras se edificaba "laiglesia decente donde está delineadaen la Plaza Mayor". Pronto senotó su insuficiencia y fue ampliada con un galpón cubierto de cueroque sirvió como emergencia hasta1740.
Entre tanto se iniciaban lasobras de la Matriz con la colaboración de los pobladores y autoridades; se nombró como Mayordomo de la fábrica de la Iglesia alProcurador General, por ser suobligación la de asistir a las obraspúblicas.
Se formaron grupos de veintevecinos, a los que llamaban cuadrillas, quienes bajo un regidor debian trabajar, o prestar quien lohiciera por ellos, en turnos de ochodías cada una; acabadas las listasvolvíase a comenzar con los integrantes de la primera, procedimiento también seguido con los regidores que alternativamente tenían
Pila bautismal que se conserva enla Iglesia Matriz. <Dibujo de Horacio Berta.)
la mlSlon de vigilancia y direcciónde las cuadrillas.
No se excluían de estas obligaciones a los militares casados yavecindados, que eran igualmentebeneficiarios de los repartimientosy preeminencias acordados a losfundadores.
Las obras se paralizaron por falta de recursos cuando las paredesllegaban a cinco varas de alto, ypeSe a que en un Cabildo Abiertose resolvió que los vecinos contribuirian con diez pesos cada unopara su continuación, el aporte resultó insuficiente; visto lo cual, donFrancisco de Alzáibar tomó a sucargo exclusivo la terminación total de la obra.
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Proyecto del ingeniero Saa y Fada. (Ensayo de reconstrucción delArquitecto Rafael Ruano.l
En 1740 se había ínaugurado laIglesia Matriz y en 1764 ya se laconsideraba en estado ruinoso; desde entonces hasta 1790 el esfuerzodel Cabildo, de los Curas VicariosFelipe Ortega y Juan José Ortiz,y de la población en general, seorientó a la posibilidad de construir un templo más espacioso ydigno. Alternan en ese periodo lasgestiones realizadas ante los pobladores y las autoridades, con diversas instancias ante el virrey yla Corona no exentos de inconvenientes y dilaciones.
S0n escasas las referencias sobrelas caracteristicas de la primeraiglesia; se sabe que tenía paredes
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de ladrillo, tirantes ele madera yoriginariamente techo de paja; desus ornamentos quedan solamentela pila bautismal, y probablementela imagen de sus patronos SanFelipe y Santiago; tenia un relojde campana que perteneció a losjesuitas y que el Cabildo colocóen su torre. Por el esfuerzo y laatención constante del vecindario,el templo no solamente se mantuvosino que fue refaccionado y mejorado al punto de ofrecer al espíritu observador del Padre PérezCastellano estas consideraciones:
"La iglesia Matriz en orden aledificio es la mísma que era antes,pero no en orden a sus alhajas y
adornos. Tiene ocho altares, cuatrode ellos con retablos, en que hayhermosas imágenes; las más sobresalientes son las de los dos SantosPatronos, la de Nuestra Señoradel Carmen y la del Rosario, quese hicieron en Madrid. En el altarde ánimas se puso una imagen debulto de Nuestra Señora de losDolores, y desterraron a la puertade la iglesia debajo del coro el hermosisimo lienzo de Nuestra Señoradel Carmen, a cuya hermosura ydevoción ha desagraviado la piedadde los fieles, que mantiene delantede ella luz indeficiente, y al entraro salir la saludan casi todos conel ángel y con San Bernardo.
"La torre tiene dos campanfis demediano porte, una quebrada yotra mal remendada; porque dosque hay grandes y buen?s no laspuede sostener por su;):lUtdady están colgadas aliad llaen una horca de madera.;<.. elcoro hay un órgano que puede serbueno para cualquier otl'aiglesia.Ha tres años que un Brigadier deIngenieros portugués que está enel servicio de España y lo está porser muy hábil, levantó un planode una hermosa iglesia de tres naves, para la Matriz; se remitió alExmo. Señor Marqués de Loreto,Virrey actual y a la Junta de RealHacienda para su aprobación, y seespera con ansia para empezar laiglesia, que hace notable falta, porque la que hay no es capaz deadmitir la sexta parte del pueblo,ni de resistir más el tiempo quela tiene muy cansada".
Entretanto la acción del tiempoprodujo su estrago. El Marquésde Loreto ordenó la demolición dela torre hasta la parte donde estaban las campanas después de ha-
berse derrumbado parte de la IgI..:sia Vieja.
El nuevo Vicario Juan José Ortiztenía en su poder los planos dela nueva Matriz hechos en BuenosAires por el antes referido Brigadier de Ingenieros portugués. JoséCustodio de Saa y Faría.
En este tiempo los oficios religiosos debieron realizarse provisoriamente en la iglesia de San Francisco o en la capilla de los jesuitas.
El 20 de noviembre de 1790. alas 10 de la mañana, en acto solemne, el párroco Juan José Ol'tizcolocó la piedra fundamental dela nueva iglesia. Muestras de los detalles arquitectónicos de la antigua fachada de la
Catedral puestas al descubierto durante las obras de su reparación.
En junta de vecinos convocadaal efecto, los abastecedores de carnese comprometieron a pagar dos reales por res sobre las que se mataren, y los hacendados un cuartillopor cada cuero marcado y mediopor orejano que introdujeran en laplaza para exportar. Los cargos setomaban voluntariamente por unaño y fueron renovados a su vencimiento.
El aporte del Real erario fuemuy escaso dado el criterio de laCorona de acompasar la magnitudde la obra con la escasa poblacióny recursos de los moradores.
Esta moderación, que importabaa la vez reducir el volumen de laobra, movió al cura Ortiz a recabarla opinión de un téGnico, el Comandante de Ingenieros BernardoLecocq, quien se expidió en formaterminante sobre la necesidad de
continuar la fábrica según los planos originales, so pena de comprometer la proporción, perpetuidady hermosura que prescribe el arte.y que económicamente la reducción aparejaría el sacrificio de lasdos terceras partes de lo ya gastado, que sin duda importaria tantocomo lo que se iba a ahorrar enreducirla.
Según el informe de Lecocq "laiglesia podía dar cabida a dos milpersonas, número nada crecido,tratándose de una población desiete mil habitantes sin contar losdos mil párvulos, la tropa, los marinos, los transeúntes de BuenosAires y pueblos vecinos".
El virrey pidió sobre el punto laopinión del Fiscal, quien se atuvoa las conclusiones del técnico encosa qUe no era de su juicio, ypermitió que continuaran los tra-
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bajos de construcción. Asi, en 1797se hallaban las obras "en disposición de recibir la bóveda principal" y concluidas sus laterales;urgia su colocación a riesgo de quebrantar lo ya hecho. Para cubrirese gasto .el virrey ordenó la entrega de los tributos asignados porla Corona para la obra y que nose habian hecho efectivos.
El aporte popular se manifestóigualmente de otras maneras: lamás interesante, aceptada por elCabildo a propuesta de Sancho Escudero, fue la realización de 16corridas de toros en beneficio dela Matriz, con las que se reunieron mil ciento veinte pesos.
Los primeros años del siguiente siglo, el 21 de octubre de 1804,se inauguró finalmente, el nuevotemplo.
Hasta el presente no se han encontrado los planos originales delarquitecto de Saa y Faria; el único documento gráfico que nos informa de su traza es el croquisdel dibujante Fernando Bran"ilaque llegó a Montevideo con la expedición de Malaspina en 1794,vale decir diez años antes de aquella inauguración, y cuyo originalcustodia el Depósito Hidrográficode Madrid: representa el edificiocomo ya terminado, con campanarios, cúpulas y cinco imágenes desantos que coronan el frontón de supuerta principal.
Al realizar los trabajos de restauración a mediados del presentesiglo, pudo comprobarse la estructura original y su correspondenciacon el proyecto de Saa y Faria,cuyo plano, indudablemente, sirvióa Branvila para ejecutar su dibujo.
Se puede, pues, afirmar que lasprimeras obras se realizaron con
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sujeción a los planos del mencionado brigadier ingeniero portugués,con algunas modificaciones; la dirección de aquéllas fue encargadaal coronel de ingenieros españolJosé del Pozo, quien al elevar elpresupuesto de gastos informó:"Este cálculo no está consideradocomo manifiesta el Plano del proyecto, y asi, en la inteligencia deconstruir las bóvedas sencillas, otabicadas en cuyo supuesto debendisminuir los gruesos de las paredesy pilastras, pues éstas no tienenel peso ni empuje que las propuestas."
El diseño de Branvila nos ofrececomo rasgos fundamentales de laconstrucción un desarrollo en tresnaves, con cúpula en la principaly en la capilla del Santisimo derivada hacia la derecha con un arcoque comunica al interior y puertahacia la calle; tres puertas correspondientes a las naves centralescon sus arcadas; en el centro elfrontón monumental soportado pordos pares de columnas con capiteles jónicos y a cada lado, independientes de las naves para ofrecer mayor amplitud y majestad.dos torres en cuadro coronadas porU!1 cupulin que se apoya en frontones triangulares sostenidos porcolumnas también de capitel jónico; de la base del capitel de lascolumnas centrales dos líneas defrontón inclinado atravesaban losvanos laterales superiores; un arcode medio punto en el vano superior de la puerta principal y "elfrontón de orden colosal, fue construido libre".
La Iglesia Matriz, como la deSan Francisco, fueron lugar de inhumación hasta 1790, en que sedispuso que provisoriamente, hasta
que fuera construido un cementerioen extramuros, se enterraria a losmuertos en terrenos aledaños aellas.
LOS RIESGOS DEL MARLa navegación del Rio de la Pla
ta inspiraba serios temores, comolo consigna el "Diario" de JuanFrancisco Aguirre, quien en 1783recuerda las dificultades que ofrecía:
"El horror era tal que los seguros de los buques eran 10 mismopor solo navegarle que los que llevaban desde España a su entrada.""Nunca se caminaba de noche lacual siempre se pasaba al anclay la derrota se hacía atravesandudesde el cerro de Montevideosudoeste pasando por la partetal del Banco Ortiz."
Entonces los barcos de registroque sólo tenian a Buenos Aires como puerto de arribada, quedabanen la ensenada de Barragán.
El hecho de asegurar y poblarMontevideo, al tiempo que consolidaba el dominio español en la costa septentrional por su ventajosasituación, 10 convirtió en elterminal de la navegación ultramarina.
En el "Diario" de la segundapartida de demarcacíón de limites.llevado por Fernando Barrero sepuede leer una minucíosa descripción de la ensenada y puerto quecorrobora la opinión del mencionado Aguirre:
"El puerto de Montevideo es unaensenada que forma la costa septentrional del Rio de la Plata amanera de herradura con dos puntas salientes: la una de San Joséy la otra de Piedras, que se pro-
fragata "Nuestra Señora de la Encina". (Acuarela de Menck Freire.l
yectan al noroeste; distan entre si4 millas y dejan una capacidad de5 a la ensenada que interna alnorte ensanchando alguna cosa másque por su boca."
"De ésta su menor fondo de 18pies disminuye progresivamentehasta la playa de arena que salepor donde más, un par de cables.En lo restante su calidad es unfango o lama tan suelto que losnavíos suelen entrar a fuerza devela para penetrar bien adentro,con particularídad aquellos quehan de permanecer temporada enel puerto los que no se creen seguros si no llegan a encallar enel fango hasta los 10 o 12 pies deagua y de éste no tienen jamás elmenor recelo porque las mareasque son crecidísimas y frecuentesen todo el año aunque sin guardarotro período determinado por losvientos S.E. y S.O. dan siempre
oportuna facilidad para la salida.""La circunstancia sola de ser el
Puerto de Montevideo el único entodo el Rio de la Plata que puedeadmitir embarcaciones de porte, leofrece grandes ventajas haciéndole la primera puerta de comunicación de los virreinatos de BuenosAires y Lima."
Los navíos de gran calado debíanquedar en la boca de la ensenada;los menores que penetraban enella, muchas veces se veian expuestos a garrear, encallar o ser lanzados sobre la costa del Cerro.
El acceso del río deparaba riesgos que las escasas previsíones dela época no alcanzaban a eliminar;de ahí los frecuentes naufragios,en su mayoría causados por el obstáculo del Banco Inglés.
En 1752 se produjo el del "Nuestra Señora de la Luz", un velerode 217 toneladas que regresaba a
Cádiz desde Buenos Aires con carga de pl~ta_ labrada, oro, pieles,lana de Vlcuna, cueros y 150 pasajeros; de este accidente se conocenmenudos detalles.
Hechas las provisiones arrecióel viento hasta impedir' que laspersonas que habian desembarcadopudieran volver a bordo; el navíosalió de la bahia y se perdió devista. A la mañana siguiente nohabía rastros de él. Se dispusieronlos escasos medios de salvataje conque contaba el puerto y por cincodias no surgieron noticias de labúsqueda realizada en toda la costa. Finalmente el mar empezó aarrojar cadáveres a la playa. Sólodos meses más tarde pudo localizarse el casco, en el qUe trabajaronsiete buzos a fin de ubicar el tesoro. Con tal objeto establecieronuna estación en un lugar de lacosta, que más tarde por eso mismose llamaría del Buceo. Los contemporáneos elogiaron la bravura deestos hombres que exigian aguardiente para poder trabajar; entreotras previsiones se dispuso tener"una pipa de vino tinto para cuando zambullen".
Montevideo vivió entonces largos dias de angustia desesperanzada.
Entre ·1786 y 1802 se registraron25 naufragios y 8 varaduras en laruta a Montevideo.
Era, pues, explicable que sus autoridades reclamaran insistenteme¡;:¡telos auxilios necesarios para la limpieza y seguridad del puerto, laconstrucción de un muelle y lainstalación de fanales.
El Diputado de Comercio solicitócon tanta frecuencia como tenacidad la provisión de aparejos, anclas, anclotes, cables y calabrotes,
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Planta de la Ensenada de Montevideo trazada por Domingo Petrarcaen 1724.
una lancha para acudir al salvataje con dotación de marinos y buzosy la construcción de un depósitopara guardar los efectos del salvamento.
En un oficio dirigido al Consulado daba cuenta de las consecuencias sufridas a causa del temporalde la noche del 7 al 8 de setiembrede 1799: "En este conflicto -<iiceno siendo suficientes las anclas yamarras, comenzaron todos los barcos a garrear para la playa yunos con otros no aguantando lasamarras de algunos que rebentarony los que garrearon se hicieronaverías considerables yendo a dara la costa la Fragata de guerra«La Magdalena» y la Corbeta delRey «La Descubierta», las Fragatas particulares nombradas :(ElRescate», «La Victoria» y «La Judith» y los Bergantines «San Felipe y Santiago», «Nuestra Señorade Aranzazú», «San José LeonidL,dos lanchas cañoneras nombradas«La Extremeña» y «Andaluza~) ymás de sesenta lanchas, lanchonesy botes que fueron a la playa endonde muchos aún subsisten y otro;:;dos a pique."
Como el artículo XXIII de laReal Cédula de su creación encargaba al Consulado de Comen:io"limpiar y mantener limpio elpuerto de Montevideo"; las autoridades de éste reiteradamente denunciaron la falta de cumplimientode dicho cometido.
Los comerciantes montevideano::"a su vez, reunidos en Junta el 17de diciembre de 1798, dejaron constancia del abandono en que semantenía .el puerto, el que "carecia aun de desembarcadero no obstante su importancia, de maneraque más peligroso era poner el pif'
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en tierra", que efectuar la travesíadesde la metrópoli hasta Montevideo.
La demora producida en la tramitación del expediente relativo ala provisión de implementos parael puerto de Montevideo y recursospara las obras, movió la denunciaque el gobernador José de Bustamante y Guerra formuló al ministro de Marina español, en la que
acusaba de indiferencia al Cons,ulado de Buenos Aires, y de omisiónen el cumplimiento de las órdenesreales que mandaban franquearlos auxilios.
Obtuvo así la Real Orden de 9de diciembre de 1797, que conminaba al Consulado la entrega dedos lanchas con cubierta, y a ponerde inmediato a disposición del gobernador doce mil pesos para ins-
talar, bajo su dirección, "una vigiacon su faro en la Isla de Flores",
A fines del siglo XVIII quedaron proyectados, calculado su costoy prevista la obtención de recursospara los fanales del Cerro y de laIsla de Flores.
EL PUERTOPese a todas sus condiciones el
puerto de Montevideo no tuvo comercio en los primeros años. Losoficiales Reales de las Provinciasdel Rio de la Plata reconocieronen sus ventajas naturales un peligro para la Real Hacienda por eldesarrollo del comercio fraudulento, "desembarque de ilícitos géneros para transitarlos por dicha otrabanda a estas provincias", ya queno se recaudaba en él ningún derecho.
En estas circunstancias, el comercio ilícito ofrecía amplias posibilidades, favorecido por la proximidad de los portugueses, la acción directa y la complicidad delos indios con aquéllos.
Con el fin de cortarlo, las autoridades bonaerenses designaron aun Comisionado para registrar eltránsito de las embarcaciones, fiscalizar su maniobra y reprimir susfraudes, comisar la plata sellada ylabrada y "todo género de comercio que fueren sin licencia de Buenos Aires", asi como de las navesque salieren de Montevideo haciala capital.
Toda la producción de la campaña de Montevideo, que desbordaba considerablemente su capacidad de abastecimiento, debia salirpor Buenos Aires; en forma irregular lo hacían por Colonia o através de la frontera portuguesa,
La indiscriminación de los arreosde ganados y su matanza por faeneros y changadores amenazabandespoblar sus campos.
En 1742, los Oficiales Reales insisten en nombrar un lugartenienteTesorero Oficial Real, "por cuantosiendo puerto de mar la ciudad deSan Felipe de Montevideo que sehalla situada en la otra banda deeste río, a dístancia de cuarenta leguas poco más o menos de ésta, noobstante encontrarse el puerto enlos principíos y sus habitadores enpobreza, puede suceder que arribenembarcaciones con designios de hacer comercio ilícito".
En' 1774 fue creado el cargo deOficial Real para Montevideo, designado directamente por el monarca, para sustítuir al Teniente,que era nombrado por las autoridades de Buenos Aires; Franciscode Sostoa fue el primero que lodesempeñó.
En acuerdo capitular de 10 defebrero de 1738 se había resueItoelevar un petítorío al rey por intermedio del Capitán de mar yguerra, Francisco de Alzáibal', alque se le extendió poder generalal efecto; tenia como cometidos relacionados con las actividades comerciales de Montevideo obtenerautorización para llevar sus frutosal Brasil, como ser harina, seboy cecinas, en trueque de oro y algunos negros para trabajar en lasestancias y labrar las tierras; "quese asignen tres balandras o sumaquillas, que aunque son pequeñas.por ser. corto el trecho y caminarcosteando podrán hacer su viajepor tiempo oportuno del verano";que se conceda la libertad de alcabala; que se forme un recurso depropios para el que sugiere cobrar
el anclaje en puerto a los navíosque diesen fondo y a las lanchasque entran y salen.
En los mismos sucesivos petitorios Montevideo reiteraba el beneficio acordado por cédula de SU
fundación, por la que se le liberaba de todo derecho de mojonería,sisa u otro alguno.
Cuando en 1765 los Oficiales deHacienda ordenaron el cobro de alcabala, Montevideo protestó enérgicamente y resistió su pago; elderecho de anclaje antes propuestotenía por fundamento específicocrear fondos de propios y devolveren obras la exacción impositiva.
Sus privilegios fundacionales contemplaban su realidad de entonces:"Suma pobreza y poco adelantamiento", población aislada y sincomunicación con otra alguna, sinmás frutos que granos que notienen salida y de costosa producción "porque los peones se llevanen crecido salario", y privada desus sebos, grasas y corambres quelos portugueses extraian para RioGrande.
Para superar los efectos de estasituación de aislamiento y faIta eleposibilídad de comercializar susproductos, en 1767 solicitó a lasautoridades peninsulares la concesión de "un navio de registro privativamente para este puerto a finde que siendo el único efecto queproducen las haciendas de este vecindario y su jurisdicción con cueros al pelo de toro, novillo y vaca.se consiguiese el expenderlos ydarles salida por los interesados enla carga del citado navío".
A su primitivo destino de simplepuerto de escala, Montevideo agregaba el de salida de sus propiosproductos y de entrada para toda
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clase de efectos destinados al comercio; esto lo llevó a ser el centrode carga y descarga para ultramar, hasta darle -a raíz de suhabilitación en 1778- el aspectoque traducen estos párrafos de uninforme de "Diario de la Comisíón
xl.e Limites"."Desde el puerto de Montevideo
que es el único del Río de la Platay donde se quedan todas las embarcaciones que van de España conregistro para Buenos Aíres y provincias interiores del reino, se hace
Conocimiento para el despacho dedeo con mercaderías consignadasAmérica septentrional .
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el transporte de los efectos por medio de las lanchas del Riachuelo.cuyo destino princípal no es otroque el de volver cargadas de otrosefectos para el retorno de dichasembarcaciones. Su construcción esbastante fuerte y plana de modoque cargan mucho, calan poco, resisten bien los recios temporales ygruesas mareas del río que no deja de ser achacosa. En esta navegacíón se dirígen los patronos porun conocimiento práctico, la horaregular de su salida es él media
las naves que arribaban a Monteviy con destino a diversas zonas de
tarde y llegan antes del medio diéldel siguiente."
Realzó la importancia del puertode Montevideo el establecimientodel Apostadero de Marina en 1769.con residencia del Comandante.circunstancia que lo convirtió encentro de la autoridad naval delAtlántico Sur; a ello siguió la orden de escala obligatoria para todobarco que regresara del Perú )la designación de punto terminalde los yiajes de buques correos:en 1775 se autorizó a éstos a cargar, en su viaje de vuelta. cuerosy demás efectos.
Los barcos que cumplían comercio de ultramar, autorizados en lametrópoli mediante permisos. en losque se especificaban los puertos desu ruta, carga y condiciones del via.íe de retorno, debían registrar en:\Iontevideo; allí los Oficiales Rea·les fiscalizaban y certificaban eldespacho, la carga y demás condi·ciones establecidas en el registro.
Desde entonces los comerciantesde Buenos Aires debieron enviarsus guías a Montevideo a efectosde llenar estos requisitos.
La Pragmática de Libre Comer·do de 1778, que lo incluía entrelos habilitados para el tráfico, en·contró al puerto de Montevideoen la plenitud de una actividadque lo colocaba como el principaldel Virreinato platense.
Con la habilitación se completaron las condiciones que hacianindispensable la creación de suaduana, lo que fue concretado el10 de febrero de 1779.
Desde 1782 fueron frecuentes lasautorizaciones concedidas a comerciantes para introducir en Montevideo mercaderías procedentes depUErtos extranjeros. Llegaban tamo
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Ié'/~d;~~",-'1:-U~~I .
Constancia de la compra de una negra por la morena libre Bernarda Luisa. (Facsímil en E. Petit MuñozLa condición .iurídica de los negros en la Banda Oriental.l
bién barcos negreros portugueses,y como este tráfico no perjudicabaal comercio local se permitia eldesembarco de esclavos.
En 1787 se autorizó por via deensayo, a la Compañía de Filipinas
a introducir negros traídos desdeAfrica en navíos ingleses que enarbolarían la bandera española alentrar en mares de América y serían considerados barcos de regístro salidos de puertos españoles;
para evitar el contrabando, no podían traer más que los esclavosy sus ropas.
Por este comercio de negros--cuyo permiso fue renovado en1791 en favor exclusivo de Monte-
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video-- se establecieron relacionescomerciales con Inglaterra y Portugal; el motivo invocado paraotorgarlo era el de fomentar laagricultura.
Durante las guerras con Ingla··terra, potencia que dominaba losmares, España autorizó provisoriamente el comercio americano conpaíses neutrales.
Todas estas licencias otorgadaspor vía de excepción o experíencia,que autorízaban a cargar, de re-
Carlos 111. (1759-1788) por FranciHO Gaya.
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greso, cueros y frutos del país.aparejaron en la práctica el quebrantamiento del monopolio español, la evasión de rentas fiscalespor las más variadas formas detransgresión y el ablandamientodel rígor de las normas de contralar y gravamen.
La ensenada de Montevideo eravisitada por gran cantidad de naves que le daban una actividadinusitada; los bajeles españoles alternaban con los portugueses yotros extranjeros. Los cueros queen gran cantidad llegaban de lacampaña eran depositados en loshuecos y baldíos de la ciudad. donde ."e apilaban para su embarque:1ambién se exportaban cueros delobo y de "tigre" (puma o jaguar),lana de vkuña proveniente delnorte. pieles de chinchilla, planchas de cobre. zurrones de cacao.lana ordinaria. marquetas de sebo.cera, doblones de plata y oro.
Las siguientes cifras dan idea dela importancia que adquirió la actividad portuaría: en 1781 salió unconvoy con destino a Cádiz formado de 25 buques con 450.000 cueros; Aguirre calcula que habíadepositados en la ciudad un millóny medio a la espera de la terminación de la guerra para poder embarcar. El C;omandante del Resguardo, Francisco de Ortega y110nroy, apreció en esa suma losextraídos en 1783. En ese mísmoaño la goleta española "NuestraSeñora de la Concepción, SanAntonio y Ánimas" zarpó de Montevideo con una carga de 10.380cueros procedentes de la jurisdicción de Montevideo y hubo de satisfacer en la Aduana, por concepto de "Alcabala y Ramo deGuerra", la suma de 24.082 pesos.
El comercio de esclavatura fuerealizado casi exclusivamente porbarcos de bandera extranjera, raravez traídos de África por barcosni a cuenta de comerciantes españoles.
Pérez Castellano nos informa alrespecto: "Se están esperando pordías dos embarcaciones inglesascargadas de negros y los apoderados de este asíento (que dicen subsistirá) van a hacer galpones so-
Portada del Libro en el que fueron registradas las entradas deembarcaciones al puerto de Montevideo, desde 1793.
Vista del puerto desde la Aguada. Detalle del dibujo deFernando BrClnvila.
bre la orilla del Miguelete a suentrada en la bahía para hospedarlos. La ciudad los ha determinado alli consultando por la salurldel pueblo y por la de los infelicesesclavos Ciertamente causa lástima sólo' la memoria de este tristE'comercio; pero su necesidad parala América, o la costumbre, si noahoga a lo menos prevalece siempre a todos los sentimientos de lahumanidad y de la razón."
Los esclavos quedaban sometido::desde su desembarco a una cuarentena que cumplían en un edificif)levantado al efecto en las costasdel Miguelete, llamado "caserio delos negros".
El 19 de abril de 1779, en extenso informe, el Cabildo analizólos inconvenientes de la aplicacióndel Reglamento de Libre Comercio, impuesto el 2 de febrero de1778. y de la Instrucción de Aduana de 15 de febrero de 1779.
Mereció observaciones en primertérmino el reaforo y nuevo cobrode alcabala hecho en Buenos Airesde las mercaderías reembarcadaspor Montevideo, "no obstante deberse considerar una misma co'saeste puerto y el de Buenos Aires";de tal manera reivindicaba su calidad de puerto de las Provinciasdel Río de la Plata.
Por otra parte, sostuvo el Cabildo que el impuesto de alcabalase debía pagar con la venta dela mercadería y no en la Aduanaa su introducción.
En segundo lugar, impugnó unavez más el impuesto llamado "Ramo de Guerra", que establecido porel Cabildo de Buenos Aires, erade exclusivo beneficio de las defensas de sus fronteras, ya que encuanto a las de la jurisdicción de
Montevideo, creia haberlas cubierto con la participación de su vecindario; recordaba las sacrificadasy continuas salidas, la fijación deguardias en el Pintado y San JuanBautista, "hasta haber exterminadoenteramente los indios infieles quela invadían".
Propone evitar los inconvenientes que la descarga y el trasladode las mercaderías a la Aduanaproducen a los comercíantes en costos y riesgos: "La punta del muelle-decía- es muy estrecha y desigual sobremanera, cuya circunstancia motiva en primer lugar queno puedan descargar dos lanchasa un tiempo". La ganancia muchasveces se invierte integramente enel costo de "derechos, fletes, trabajadores y acarreos", pues se debe emplear "un número considerable de peones en descargar 10que trae la lancha y transportarloa carretas y carretillas".
Resolvió el problema una ordenreal que, ajustada estrictamente altexto del Reglamento de 12 de octubre de 1778, dispuso que los efectos pagarían en Montevideo el almojarifazgo y lo volverían a pagarpor su entrada a Buenos Aires sifueran para comerciar en ella; entanto que el de alcabala se pagaríaúnicamente a su entrada por Montevideo, aun para aquellas mercaderías que serian vendidas en Buenos Aires.
En caso de que los efectos hubieran sido vendidos en Montevideo yluego transportados a Buenos Airesdebían pagar alcabala de reventa.
Los gravámenes aplicados a lasmercaderías eran: por almojarifazgo, el 3% para las de origennacional y el 7 % para las de origenextranjero; la alcabala, tanto la deventa como la de reventa, era delcuatro por cíento.
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Hierro de marcar utilizado para determinar la propiedad del ganado.
Al mismo tiempo, una vez lograda la seguridad dentro de su;;primitivas demarcaciones jurisdiccionales, se cumplía el proceso dC'expansión de los pobladores montevideanos sobre la Banda Oriental.
La ocupación de tierras más alláde la Cuchilla Grande por los hacendados de Montevideo, impulsóel reclamo de las autoridades dela Gobernación. A la solicitud formulada en 1769 para aumentarla
Cofradía de la Caridad. Carátuladel "Libro de Ajusticiados". Añode 1786.
DIFERENCIACION yAUTONOMIA
La clara política de la Coronaestaba dirigida a considerar elpuerto de Montevideo como el principal del Virreinato del Rio de laPlata y de España en el AtlánticoSur; de ahi los pronunciamientosfavorables a las pretensiones de susautoridades cada vez que las discrepancias locales llegaban a suconsideración. Muchas veces provocadas por asuntos de escasa importancia, magnificados por la susceptibilidad aldeana, llegaron a conformar una verdadera rivalídad. Lainstalación del Consulado de Comercio, autoridad rectora de las actividades mercantiles y portuariasen la capital del virreinato con
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facultades para nombrar Comisionado de Comercio para Montevideo, aumentó los motivos de discrepancia.
La situación de dependencia delDiputado de Comercio respecto delConsulado, la percepción de un gravamen de medio por ciento sobreel valor de los géneros y efectuspor concepto de averia cobrado enla Aduana de Montevideo, y preferentemente dispuesto por el Consulado a objetivos de su competencia distintos de las necesidades yobras del puerto, exacerbaron lo~
ánimos localistas.Poco a poco la idea unitaria qUE'
gobernaba la política de la metrópoli se deformaba en una diferenciación que con los años se ahondaba lenta e inexorablemente.
,
veinte leguas cuadradas más.ióla de Joaquín del Pino, en
en el mismo sentido.proceso se cumplía a travésallifestaciones diversas como
consecuencia lógica de la readllatural.n éiorden milítar, en 1784 el
colocó a Maldonado, Santay Santa Tecla bajo las ór
de Montevideo, que era eltoéstratégico para la defensalúe fronteras.as tarde la Corona recogió lastign del gobernador José Busnt~y Guerra, formulada ende acumular a las funcionesérhador las de ComandanteEste, como jefe del Aposde Montevideo, atendía lareal y al abastecimiento .Y
a de las estaciones de Ma1y Patagonia, en permanenteicación con ellas.782 se estableció en el Ríolata el régimen de Inten
que produjo un cambiorganización de la estructuraal.tevideo siguió rigiéndose por
to de . su gobernación dela única variante de agre
~funciones de Subdelegadoacienda a la competencia dE;
adoroinistración de la hacienda
se centralizó en Buenoso no obstante, por igualese orden natural, el Res-
Rentas del Rio de la'nstaló en Montevideo;ante dependía del Su
€!. a través del gobersubdelegado de ha
ntrolaba "puertos, cos~ras con Portugal".
Carlos IV. 11788-1808).
Era sin embargo lógico queMontevideo, y la campaña hastalos confines de Portugal, contarancon la plenitud de funciones de lasintendencias. Decía el gobernador
J oaquin del Pino al solicitarla:"Siendo el Jefe de Montevideo Gobernador Intendente, reúne en sítodos los ramos de justicia, policía,guerra y hacienda y se halla así endisposición de producir más uniformes y sostenidas sus providenciaspara mejor servicio del Rey, celando con toda autoridad necesarialas ilícitas introducciones a que sonsegún mi concepto y experienciamás propensos aquellos vecinos yestancieros como el hurto de ganados para hacer sus matanzas yextraer los cueros en los dominiosde Portugal".
La consagración de estas aspiraciones de unidad administrativa,militar, de justicia y eclesiástica dela Banda Oriental, comportarian laerección con sede en Montevideode Intendencia, Capitanía General,Consulado y Obíspado, hechos todos que, al consolidar la unidad,confirmaban su autonomía.
COMUNIDAD Y EVOLUCIONDurante los primeros cuarenta
años, la Gobernación de Montevideo se ofrece como ejemplo de unacomunidad celosamente administrada para dístribuir las cargas de laseguridad colectiva y el usufructode los bienes fundamentales parala subsistencia.
En 1771 el territorio fue divididoen pagos o barrios. Al frente decada uno de ellos un comisionadoo lugarteniente del gobernador aseguraba la vigilancia y el fiel cumplimiento de las disposiciones.
Corresponde a la década del 70la delimitación de nueve pagos:"de los Migueletes; de los dos arroyos de las Piedras y Colorado; delos de Canelones y Costa de Santa
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Lucía; costa del dicho Río SantaLucía Chico y de la otra banda;arroyo del Pintado y el nombradode la Virgen; Carreta Quemada,Chamizo y Costa del Río San José;de los arroyos nombrados de Sierray Toledo; de los arroyos del Sauce,Salís y Panda; arroyo del Tala ySanta Lucía arriba hasta el remate de las estancias"; y la fundaciónde siete pueblos: Guadalupe (1778),Pintado (1779), Las Piedras (1780),Santa Lucia (1781), San José(1783), Minas (1783), Panda 1787).
Dentro de estos limites, la autoridad del Cabildo y del gobernadorse manifestó con eficacia mediantenumerosas ordenanzas y reglamentaciones que los regidores hacíancumplir con generalidad. Merced aello la explotación de la tierramantuvo el sentido de utilidad co-
mún que le asígnaba el estatutode la fundación de Montevideo. Lasgrandes posesiones no fueron numerosas ni el poder económico delos menos significó para ellos unelemento de predominio.
La comercialización de cuerosavivó el interés por mayores extensíones de tierra; las nuevas denuncias de los adjudicatarios sobrepasaron los limites de la primitiva jurisdicción, especialmentehacia el norte y hacia el este. Elproceso . de reparto, iniciado porgracia real o por adjudicación delgobernador o del Cabildo, se desarrolla por la compra o la denunciapara obtenerla mediante el pagode una moderada composición.
Esta canalización hacia la propiedad. privada, en exclusivo beneficio del dueño de grandes extensio-
Constitución del primer cabildo. Óleo de José María Pagani.
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Uniforme de la ComPC'lñía de Caballos Corazas. Su Capitán fueJuan Antonio Artiges, abuelo deJosé Artigas.
nes de tierra para pastoreo de ganado, era una consecuencia de lahabilitación del puerto, que haciaposible y productivo el negocio deextracción.
Una nueva industria, la salazónde carnes que antes se perdían.alentó aun más la explotación extensiva de las tierras y su acumulación por los particulares, ante laresistencia de algunos vecinos que,en diversas ocasiones, la calificaron como contraria a los propósitosreales de dejar en la comunidadla::; de pastoreo, en beneficio detodos los hacendados.
La propiedad de la tierra se correspondía ya con el signo de poder
económico y SUs valores aumentaban con la comercialización desus productos.
Como consecuencia de la intensificación del tráfico se diversificaron las actividades mercantilesy aparecieron, entre otras, la delos consignatarios, armadores, barraqueros, saladeristas, asentistas ymolineros.
El sistema comercial de los primeros tiempos se hizo preferentemente por medio de trueque. Alf¡'anquear España los permisos para el comercio entre sus coloniasy con otras potencias, se generalizó el empleo de la moneda, enparticular con aquellos paises o regiones no interesados en la producción del pais. Tal el caso deBrasil, donde no habia compradores para cueros y carnes saladas.pues los extraían de los ganadosprovenientes de la Banda Orientalque atravesaban la frontera de supropia campaña.
En su nuevo cauce el comerciose hacia preferentemente lucrati\'ocon productos de puertos brasileños, más baratos y de transportemenos costoso, en las operacionescon barcos neutrales, en el contrabando y en el tráfico negrero. Conellos se generalizó el uso del dinero y la consecuente evasión demoneda.
Los medios de pago se valorizaron por las necesidades crecientesde numerario para enfrentar losaumentos en cantidad, costos yprecios de las mercaderias y seconcentraron en los grandes comerciantes, muchos de los cuales desarrollaban, también, sus actividadesen las etapas de la producción, dE'la elaboración y del transporte.
La riqueza llegó a ser, de estemodo, signo de diferenciación entrelas clases sociales. Hacendados terratenientes, navieroo., ricos comerciantes, consignatar;.Cfi, asentistas,aparecian clarament.e diferenciadospor su poderío ec onómico.
Por otro lado, y en parte comoconsecuencia del mismo proceso.
Antonio Olaguer y Feliú. Gobernador de Montevideo entre losaños 1790 y 1797.
aparecen otras categorias sociales:la de los asalariados -estables oaccidentales-, peones de estanciasy saladeros, transportadores, estibadores, y por otro la de los artesanos y pequeños propietarios ycomerciantes.
La mayor complejidad de las funciones de gobierno, el escaso número de personas con condicionespara enfrentarla y la natural influencia de los factores económicos en la comunidad, afirmaron.en la orientación de su modo de\'ida, a una determinada representación de intereses.
:-ro podía quedar fuera de lastransformaciones producidas el poder moderador del Cabildo que.como expresión de la autoridad recibió el influjo de las diferenciaciones producidas en la integ¡'ación popular.
La aldea, plaza fuerte, puerto dt,mar, de estructura comunitaria ypastoril adquiría a fines del :;iglode sU fundación, los rasgos distintivos que le permitírían incorporarse a la revolución comercial.propulsora del ordenamiento politico, social y económico de los tiempos modernos.
ENSEÑANZA Y CULTURALas actividades docentes y cul
turales del síglo se vinculan fundamentalmente 8. las órdenes religiosas de los jesuitas y los franciscanos.
Su presencia se registra desde losorígenes de la fundación de Montevídeo: los prímeros, dedicados alos indios tapes que trabajaron enlas obras de la fortificación y losúltimos en las fúnciones eclesiásticas de capellanías. curatos. predicadores, misioneros y eclucadüres.
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En sus planes para la fundaciónproponía Zabala establecer un convento para la orden seráfíca deSan Francisco, y en mayo de 1740[JO;' Real decreto se autorízó lainstalación del hospício.
Los franciscanos denunciaron lainsuficiencia de los servicios religiosos prestados por los tres únicosintegrantes del hospicio y promovieron las gestiones para erigirloen convento, a lo que accedió elMonarca por Real Orden de 29 desetiembre de 1760. La iglesia y elConvento fueron construidos en las
Portada del libro de José MaríaPérez y Villada. Año 1798.
actuales calles Zabala v Piedrasy este último llegó a' albergar.según testimonio del padre PérezCastellano. de veinte a veinticincoreligiosos entre sacerdotes y legos.
La primera solicitud de instalación elevada al Cabildo por los jesuitas fue rechazada "por el graveperjuicio que por los tapes quetrujeren se puede seguir".
Recién por cédula de 31 de diciembre de 1744 se extendió la licencia real para la instalación dela residencia jesuítica, gracias alesforzado empeño del comandantede la plaza, teniente coronel Domingo Santos de Uriarte, y delcura Nicolás Barrales que, profundamente preocupado por la situación de analfabetismo e ignorancia de la niñez y de la juventud, aspiraba a la erección de uncolegio regenteado por los jesuitas.
En la residencia, bajo la advo('ación de San Estanislao de Kostka.dirigida por el Hermano Rafaell\lartorell abrieron su escuela.
Por un Memorial elevado a Felipe V por el Cabildo en 1743, sabemos que los franciscanos "se esmeran en la enseñanza y doctrina delos niños", testimonio que permiteafirmar que ya habían iniciado lalabor docente, la que retomaríanluego de -la expulsión de los jesuitas. En esta emergencia, losfranciscanos ofrecieron poner en~u convento a "dos sujetos hábilescon facultad de leer, escribir, contar y latinidad", a lo que accedióel Juez de Temporalidades -€ncargado de todo lo relativo a los bienes de los expulsados-, entregandoademás los utensilios de las escuelas jesuíticas .al San Bernardino.
Según detalla el inventario levantado por loscomísionados al
efecto, fueron objeto de esa entrega: "una bandera vieja de tafetáncon su cruz de plata, asientos ybancos para escribir, una campanilla, dos palmetas, una imagen deNuestra Señora de la Concepcióny un tintero".
No por eso desaparecieron de sulocal las escuelas jesuiticas, puesla Junta de Temporalidades solventó lo necesario para mantenersu funcionamiento en los "cuartosde los expulsas"; fueron designados para enseñar gramática y latinidad el maestro Joaquín de 01'tuño, graduado por la universidadde Córdoba, y para primeras letrasa Manuel Díaz Valdez. Este último tenía escuela abierta ya autorizada por el Cabildo y al prímerose le exigió un examen de capacidades que prestó ante el Cura Vicario Felipe Ortega y el TeníenteCura Dr. José Pérez.
El personal docente quedaba subordinado al Gobernador y al Cabildo y sometido a la inspeccióndel Cura y del Vicario o de laspersonas que éstos designaran parala visíta de las escuelas.
El profesor debía obligarse porjuramento a "ejercer bien y fielmente sus minísteríos, atendiendocon igualdad a todos los discipulossin distinción de personas, por gratificación o respeto particular depobres o ricos, atendiendo a aquéllos aun con más actividad y celoque a éstos, teníendo presente quela mente de nuestro muy piadosoSoberano con el establecímientode estas escuelas lleva por objetoprincipal la educación de los vasallos pobres y personas miserables.que por falta de medios tienen cerrados superíores talentos que pu-
Iglesia y convento de San Fran-cisco.
dieran en lo sucesivo servir alpúblico y Su Majestad".
La escasa remuneración que percibían los maestros dio motivo aconsideraciones y variadas propuestas en el Cabildo, donde pugnabanla gratuidad deseada con la pobrezade la ciudad y las dificultades paraimponer contribuciones a los máspudientes.
Además de las escuelas de losfranciscanos y de los jesuitas, Montevideo tenía otras abiertas mediante la correspondiente licenciadel Cabildo. Manuel Díaz Valdezy Mateo Cabral, Francisco de SalesPérez y Manuel Antonio Argerichinstalaron las suyas, mantenidasmediante el pago que, por particular contrato, realizaban los padresde sus alumnos. Estas escuelasquedaban también sometidas a lavigilancia del Cabildo.
Don Eusebio Vidal y su esposadoña Maria Clara Zabala constituyeron, por fundación, una escuelagratuita para niñas pobres. Lasmaestras serian Bartolina de SanLuis y María Francisca del Corazón de Jesús, Hermanas profesasde la Orden de Santo Domingo,quienes según contrato firmado conlos fundadores, recibirían una retribución de veíntícinco pesos pormes, comprometiéndose a atenderla escuela por un plazo mínimo detres años.
La enseñanza de primeras letrascomprendía lectura, escritura yaritmética y luego se impartióbajo la designación de gramática,latinidad, retórica y moral.
El adelanto logrado en la enseñanza hizo efectiva la disposiciónque exigia, desde 1755, la calidadde alfabeto para ocupar cargosconcejiles.
En 1786 se creó la cátedra defilosofía para desarrollar cursos detres años, necesariamente previosa los estudios de teología. La calidad de lector de esta cátedra seotorgaba por concurso y fue elprimero Fray Mariano Chambo, demodo que con este insigne profesorse iniciaron los estudios superiores en Montevideo.
Cumplido el ciclo, los jóvenesdebían trasladarse a otros lugarespara continuar sus estudios: SanCarlos en Buenos Aires o Córdoba.Esto determinó que el Sindico promoviera la creación de la cátedrade Teología, de manera que losjóvenes no se encuentren hoy --decia- "en la triste situación de queteniendo adelantado esto por carecer de cátedra de sagrada Teología, se ven precisados a suspenderla carrera con bastante sentimientode no poder lograr por este medio
mayores creces en la prosecuclOnde sus estudíos, ya que a sus padrespobres les faltan facultades y arbitrios para remitirlos a otras ciudades, ya que aunque algunos deellos las tuviese el temor de quecon su tierna edad que desde luegofranquea el libertinaje, careciendode la vista de sus padres puedandesgraciárseles".
Considerando que en ese momento eran sólo dos los estudiantes, re'sultaba difícil obtener el asentimiento de las autoridades en favorde la implantación de la cátedra,que obligaba para cumplir los programas a nombrar varios maestrosde teología, uno de prima, otro devísperas, a xpás del lector de artesy de mística.
Vencidas las dificultades fuerondesignados los lectores, cuya nómina figura en las "Tablas Capitulares" de los años 1793 y 1796.
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Predominaba en la enseñanzala filosofia escolástica; en el primercurso se estudiaba LógiCa, divididaen Dialéctica y Crítica, en elsegundo año Metafísica y en el tercero Ética o Moral racional.
Los estudíos abarcabil'n una amplitud tal, que merecen al p. Mariano de San Juan de la Cruz, ensu estudío sobre la "EnseñanzaSuperíor en Montevideo durante laépoca colonial" , la siguiente apreciación sobre los cursos de Filosofía en el siglo XVIII: "Allí se
Puerta del Convento.
resolvían, según la opinión de cadaautor o escuela, y se discutía elpro y el contra de las teorías osistemas de Galileo y Copérnico, deTico-Brahe y de Nevv1:on, sobreAstronomia y Medicina, Mecánicay Física y de cuantas cienciasahora tratan del hombre y de losanimales y plantas, de los elementos de la naturaleza y fenómenosatmosféricos. Casi nos atrevemos adecir que a la Filosofía competiaresolver a su manera, y según eltalante y gusto de cada autor ymaestro, .todos los problemas queel Creador ha dejado a la librediscusión de la humana inteligencia."
Existe una hoja suelta, impresaen la época en Buenos Aires, dondese describe un acto público de filo~ofia a usanza de los que se realL~aban en el convento de SanBernardino a cargo de un discípulodel Padre Chambo. La tesis versa sobre lógica y constituye unejemplo de la primera enseñanzaescolástica. No obstante es indudable que ya a fines de siglo mereció la condenación de aquellosque sentían la influencia de lasnuevas corrientes. En Montevideo,fundamentalmente por su condiciónde puerto de escala, debían conocerse primero las nuevas doctrinascientíficas, filosóficas y literariasprovenientes de Europa, y es probable que influyeran en especialsobre las personas de mayor instrucción de la época.
Esta impresión se refleja en losconceptos del Padre Pérez Castellano cuando expresa: "Hay en elConvento una escuela de PrimerasLetras, una clase de Gramática yutra de Filosofía, que se abrió esteaño a petición de la ciudad, con
catorce o quince discípulos seculares. El lector que es un tal Chambo de Santa Fe, todavía muyjoven, parece hábil y de discernimiento para separar en la filosofíalo útil de lo superfluo".
No fue escasa en número y enmaterías apreciables dentro de lasactividades culturales de la época,la muestra bibliográfica de la quese tiene noticia.
En los inventarios levantados porla Comisión de Temporalidades araíz de la expulsión de los jesuitas.figuran los conjuntos más importantes, en cantidad y en calidad,de libros sobre las más diversasmaterias: teología, religión, filosofía, historia, literatura en variosidiomas.
Quizá la más rica de las bibliotecas particulares fue la de FelipeOrtega, donde figuraban varios tomos de la Enciclopedia y entre OtroSautores San Agustín, San Pablo,Bossuet, Cicerón, varias edícionesde El Quijote, en un conjunto quesobrepasa los 800 volúmenes.
La Sra. Clara Zabala, que instituyó la escuela para niñas, poseyó también una biblioteca másmodesta, que alcanzó a poco másde un centenar de piezas.
Cípriano de Melo, hombre denegocios, rico comerciante, propietario, Comandante del Resguardoy fundador del teatro, llegó a reunir más de 136 volúmenes, de varias materias.
"José el Librero", nombre conel que se designaba a D. José Fernández Cutiellos, tenía instalada sulibreria en la calle de San Pedro,con toda clase de útiles para escritorio, escolares, encuadernadores, sin excluir el siempre necesarioindice expurgatorio o catálogo de
Escena de la expulsión de los padres franciscanos de la plaza sitiada por los patriotas, que DiógenesHequet ubica en el Portón de San Pedro.
los libros prohibidos por el SantoOficio.
Los estudios sobre táctica military naval, medicina, matemáticas yastronomía, entre otras disciplinas.se manifestaron en algunos trabajos especializados, de tipo académico, aunque no se pueda asegurar la existencia de verdaderasacademias en esta época. Ejemplocaracteristico de este esfuerzo personal son el Códice manuscrito quecon fines didácticos inició en 1798don José Maria Pérez y Villada, yel sistema de preguntas y respuestas que abarcaba los temas queexpresa su titulo: "Libro que enseña y explica la Esfera Celestey Terraquea; la Nautica trabaxadossus problemas por el Quadrante deRedución; Por la Trigonometría ypor la Escala Plana y explica tambien algunos puntos principales dela Astronomia y Geometría".
La expedición dirigida por Alejandro Malaspina instaló un ob-
servatorio en Montevideo en unacasa de la calle San Luis, unacuadra distante del Fuerte SanJosé, desde el cual observaron elpasaje de Mercurio, ocurrido el 5de noviembre de 1789, que anotóen su "Diario" Francisco Javier deViana, integrante de la expedición,y que registró prolijamente Dionisio Alcalá Galiano en su "DiarioAstronómico de Montevideo".
El acervo ideológico del Montevideo del setecientos se informó enla filosofía que impartian los centros culturales de los jesuitas y delos franciscanos. La obra de Francisco Suárez, comentada y divulgada particularmente por los primeros, abrió camino a la concepciónrelativa del poder y fue, naturalmente, resistida por la corríenteabsolutista. "Una escolástica renovada y vivificada por el aliento deVictoria y Suárez" que decae ala expulsión de los jesuitas peroque no se extingue, hasta constituir
el fundamento ideológico de larevolución americana.
La Enciclopedia llegó al Platacuando ya el pueblo tenía claranoción de su carácter de depositariode la soberania y de la importanciade su consentimiento para legitimarel poder.
Los argumentos expuestos porlos montevideanos en 1808 parajustificar la formación de la Juntade Gobierno de origen popular sonexpresiva muestra de estas convicciones, tanto como lo son lasmedidas de las autoridades paradestruir "la inquietud y turbaciónque aún dura por las perversassugestiones del espíritu sediciosode los expulsos y la urgencia desustituir con doctrinas sanas laslaxas y corrompidas de los jesuitas", y -ya iniciada la revoluciónen 1811- su actitud frente a losfranciscanos, tachados de traidoresy también expulsados a las tiendasde sus amígos los matreros.
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BIBLIOGRAFIA
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