Había una vez…

En una pequeña ciudad,

una grandísima soñadora.

Una mujer… madurita a la que le gustaba

mucho escribir.

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Había estado siempre llenando páginas y páginas, sin pensar en que aquello pudiera servirle a nadie mas que a ella.

Quiso un día la fortuna…

Que un conocido le pidiese un favor: escribirle una historia que reflejase la belleza de su amistad con una mujer :

Mariví..

Javier se sentía agradecido por esa relación, y quería hacer algo especial para

demostrárselo a su mejor amiga. .

Javier le contó muchas cosas:

Anécdotas, pruebas que tuvieron que superar y que les hicieron crecer en cariño y en confianza: risas, amores, desamores, frustraciones, esperanzas, sueños…la vida en fin, con sus altibajos.

Todo lo que había hecho que su amistad fuera única.

En los peores momentos, y también en los mejores donde parece que no hace falta, pero sí , porque la alegría compartida sabe mejor. Se había sentido arropado por su amiga; y quería darle las gracias de una forma especial e inolvidable.

Mariví no se esperaba un regalo como aquél. Mientras leía, los cristales de las gafas se le iban empañando. Le dijo a Javi que nunca se desprendería de aquél regalo.

Y a Javier también se le empañaron los cristales de las gafas.

Aquél relato les hizo sentirse más unidos si cabía. Era una historia única, porque era Su historia; y ellos eran los protagonistas.

Aquél día, Mariaje comprendió una cosa:

Que podía ser útil a los demás, haciendo aquello que a ella más le gustaba hacer en la

vida.

Que podía ser feliz y contribuir a

la felicidad de otros.

Ayudándoles a plasmar sus Ayudándoles a plasmar sus sentimientos en un relato.sentimientos en un relato.

Poniendo palabras a sus emociones.Poniendo palabras a sus emociones.

Creando para ellos y con ellos un Creando para ellos y con ellos un regalo exquisito; y no podía ser de otra regalo exquisito; y no podía ser de otra manera: porque al poner su corazón en manera: porque al poner su corazón en el regalo, cabía decir sin temor que el el regalo, cabía decir sin temor que el regalo serían ellos mismos. regalo serían ellos mismos.

A partir de aquél día dejó de tropezarse con los muebles, y de mirar al suelo

todo el tiempo. De observar la vida a través de las

rendijas, pensando que ya era tarde para ella.

Se dio cuenta de que le había estado dando la espalda a su vocación,

simplemente porque había ‘otras cosas más urgentes’que atender.

Sabía que ahora, teniendo muy claro el para qué,

encontraría el cómo.

Así que se sentó frente a su ordenador, ajustó sus lentes,

y se puso a escribir.

…Y Cuchuflín,Cuchufleta,¡ Cuchuplast !

Este cuento … … …

¡es de verda

d!

Tu escritora personal

Todos tenemos historias que conservar, emociones que compartir, sentimientos que regalar.

mariaje@tuescritorapersonal.eswww.tuescritorapersonal.es

Tfn: 692.889.860

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