Post on 05-Oct-2018
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Mi vida es Cristo
En densa oscuridad vagué Perdido en el error
La senda vana del placer A muerte me llevó
Siendo rebelde a Tu voz Quisiste amarme así
De no haber sido por Tu amor Aún huiría de Ti
En rumbo a mi perdición Indiferente aún
De mí tuviste compasión Me guiaste a la cruz
Y contemplé tu gran bondad Sufriste Tú por mí
Al Tú morir en mi lugar Tu gracia recibí
¡Aleluya!
Mi vida es Cristo ¡Aleluya!
Jesús es mi todo
Ahora, Señor, Tuyo seré Y viviré por Ti Tus mandamientos seguiré
Por Tu poder en mí Usa mi vida, oh Señor
Como lo quieras Tú Y que sea siempre mi canción
“Mi gloria eres Tú
s
La Gracia soberana en un relato.
Hechos 9: 1-15
1Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo
sacerdote, 2y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos
hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. 3Mas yendo por el camino,
aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del
cielo; 4y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5El
dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces
contra el aguijón. 6El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor
le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7Y los hombres que iban
con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie. 8Entonces Saulo se
levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le
metieron en Damasco, 9donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
10Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión:
Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. 11Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se
llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él
ora, 12y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima
para que recobre la vista. 13Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de
este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; 14y aun aquí tiene autoridad de
los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. 15El Señor le dijo: Ve,
porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y
de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi
nombre.
Se dice que dos acontecimientos históricos son los más grandes testimonios de la veracidad del
cristianismo. La resurrección de Cristo y la conversión de Pablo hoy nos enfocaremos en este
último acontecimiento como una obra divina que tomo al enemigo declarado de la fe y le perdono
para transformarlo en el Apóstol de los gentiles.
El cristianismo es la religión de la Gracia, del favor inmerecido obrado por Dios hacia los
pecadores, esta idea no está presente en ninguna otra religión, no existe ninguna divinidad en las
diferentes religiones que haga el bien voluntariamente a sus seguidores, sino que todas están
dispuestas a pagar el mal merecido pero ninguna de ellas es capaz de hacer el bien
inmerecidamente, por eso todos los hombres que se postran ante ellas lo hacen por terror. La
Gracia es una maravillosa revelación única y exclusiva del cristianismo, un pilar de su fe y origen de
muchas doctrinas fundamentales que dan identidad propia al cristianismo y le ponen a océanos de
distancia de cualquier otra expresión religiosa del mundo.
En este relato vemos la Obra de Cristo y con una claridad de mediodía comprendemos como Dios
salva al hombre, la experiencia de Pablo no es un caso especial, no es una experiencia rara e
irrepetible que aconteció como un acto de privilegio. Así es como Dios salva al hombre, así obra
Dios cuando le da vida a un, muerto, es el ejemplo del milagro obrado en todo hombre nacido de
nuevo.
Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su
clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. 1 Timoteo 1.16
Por eso quise llamar a este sermón, “La Gracia Soberana en un relato”, para que podamos ver
como Dios salva. Hoy hay muchos que piensan en su salvación como algo que recibieron por lo
que han hecho y que seguirán salvos dependiendo de lo que están haciendo, cuando la salvación
no se trata de lo que yo haga para Dios, sino por lo que Dios hizo por mí, no podemos ignorar
acerca del poder de Dios para salvar, el poder del evangelio.
La Gracia Soberana es necesaria dada la condición perdida del hombre. La Biblia (Romanos 3:10-
12) enseña que las personas son completamente incapaces de seguir a Dios o escapar de la
condenación delante de él y que solamente por intervención divina drástica, en la cual Dios,
cambiando la naturaleza misma del creyente (nuevo nacimiento), quitando el corazón de piedra y
poniendo uno de carne, pueden las personas ser convertidas de rebelión a obediencia voluntaria.
Desde este punto de vista, todas las personas dependen enteramente de la misericordia de Dios, a
quien le sería justo el condenarlos a todos por sus pecados, más ha escogido ser misericordioso
con muchos para dar gloria a su propio nombre. Una persona es salvada mientras que otra es
condenada, no por causa de la voluntad, fe o alguna otra virtud en la persona, sino por causa de la
elección soberana de Dios para tener misericordia de él. Aunque la persona debe actuar para creer
y ser salvo, esta obediencia de fe es el regalo de Dios según las Escrituras, y por esto Dios
completa la salvación de pecadores. Como fue con Pablo es con cada uno de nosotros, Cristo
escribió un hermoso relato de Gracia con su sangre sobre el papel de nuestras vidas. Así salva
Dios.
1.- Pablo un hombre entregado al mal.
Podemos comenzar el relato leyendo la descripción de la condición espiritual de Saulo.
1Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo
sacerdote, 2y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos
hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Hechos 9.1-2
Saulo, había nacido en Tarso, ciudad de Cilicia y había heredado de su padre la tan estimada
ciudadanía romana. Tanto su padre como su madre eran hebreos de raza, por lo que él se llama a
sí mismo hebreo de hebreos, de la tribu de Benjamín como el otro Saúl, primer rey de Israel. Tarso
era una ciudad importante y allí es probable que Saulo aprendiese las primeras letras, pero su
educación rabínica fue obtenida en Jerusalén a los pies de Gamaliel. Era persona de amplia
cultura, tanto hebrea como griega, y había aprendido también el oficio de fabricar lonas para
tiendas de campaña, cosa frecuente entre judíos letrados.
Pero a pesar de su condición social, religiosa prominente el respiraba el mal, amenazas y muerte
contra los discípulos, odio total hacia Cristo.
El un fariseo ejemplar, observador irreprensible de la ley, hacedor de justicia humana, lleno de
convicción, a tal punto que para el perseguir y matar cristianos era un servicio a Dios.
Todo lo que Pablo era y tenía le podía enorgullecer, pero más tarde en su vida reconoció que todo
aquello era basura, toda la razón de su vida era basura.. Porque él era una basura, su corazón
estaba contra Dios.
Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en
cuanto a la ley, fariseo; 6en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia;c en cuanto a la justicia que
es en la ley, irreprensible. 7Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo. Filipenses 3.5-7
Cuando se habla de depravación total, sin embargo, no se refiere a que cada hombre es tan
malvado como pueda ser, ni a que el hombre sea incapaz de reconocer la voluntad de Dios; ni
tampoco a que sea incapaz de hacer algún bien hacia su prójimo o aún dar lealtad externa a la
adoración de Dios. Lo que sí se quiere decir, es que cuando el hombre cayó en el Huerto del Edén
cayó en su ‘totalidad’. La personalidad completa del hombre ha sido afectada por la caída, y el
pecado se extiende a la totalidad de las facultades, la voluntad, el entendimiento, el afecto y todo
lo demás.
Así como todos nacemos muertos en pecado, con incapacidad de hacer lo necesario para estar en
paz con Dios, nacidos en carne, moriremos en carne y resultaremos para corrupción, como éramos
ciegos pensábamos que Dios no tendría ninguna razón para esta en contra nuestra, pero la verdad
es que el sepulcro estaba dentro de nosotros, el mal era nuestro aire, y toda buena obra estaba
contaminada con el tufo del pecado, nuestro interior hedía a muerte, y el infierno era nuestro
destino eterno. Totalmente depravados, incapaces de obrar para nuestra salvación.
Pablo fue a las autoridades religiosas a pedir cartas para seguir persiguiendo Cristianos,
demostrando que en él no había ningún conflicto interno al hacer lo que hacía, él pesaba que eso
era lo correcto, él no tenía ninguna necesidad económica, emocional o espiritual.
Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente 1 Corintios 2.14
Así todos nosotros, éramos absolutamente ciegos, completamente sordos, radicalmente opuestos
a la verdad, ni la más fuerte crisis podría hacernos tambalear en nuestro orgullo, así, como
cuantos hay que en medio de su más terrible condición no buscan a Dios, desprecian el evangelio,
y creen que no necesitan ayuda como Pablo respirando amenazas, muerte, viviendo en el pecado.
Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia
porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. 1 Timoteo 1.13
2.- En el camino una luz, una Gracia irresistible.
Pablo se encamino a Damasco, capital de Siria a unos 256 km al norte de Jerusalén, al parecer
contaba con una población judía importante que incluía a muchos creyentes que huyeron de
Judea por causa de la persecución.
Tomo su camino a su destino, pero antes de ejecutar ese gran mal, Cristo quiso hacerle un gran
bien, Un resplandor de luz le rodeo cuando iba de camino a Damasco y cayó a tierra, desde el
suelo, oyó una voz poderosa que le llamo por su nombre Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él
dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces
contra el aguijón.
Pablo no tenía planes de encontrarse con Jesús ese día, pero Jesús sí tenía ese día decretado
encontrar al perdido Pablo, en su gracia soberana quiso escoger a Pablo, ese día le confronto, le
dejo ciego con su luz, pero a la vez le abrió los ojos a la verdad de su condición, Jesús le declaro
que no estaba haciendo la voluntad de Dios, que mostro que era como aquellos que dicen “Señor,
Señor”, pero le declaro lo que estaba haciendo realmente con su vida era dar coces contra el
aguijón. El aguijón era una especie de lanceta usada para azuzar el ganado mientras tiraba de una
carreta, Cuando el animal era soberbio, generalmente él se lanzaba contra la lanza hiriéndose más.
Pablo al igual que todo hombre en su condición natural es pecador y no puede regenerarse a sí
mismo, no puede salvarse a sí mismo.
Hombres y mujeres son levantados de su muerte espiritual “nacidos de nuevo” como lo proclama
el evangelio según San Juan; y como son incapaces de llevar a cabo esta obra por ellos mismos, se
puede concluir que es Dios quien los levantó.
No hay ningún conflicto en la condenación eterna de los pecadores, pero si lo hay en el perdón de
los pecadores, Pablo debía ir a la condenación, al igual que nosotros, pero Cristo mismo tuvo que
intervenir, porque así lo había determinado desde antes de la fundación del mundo, el quiso salvar
a Pablo para la gloria de su nombre.
Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por
medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia,
con la cual nos hizo aceptos en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón
de pecados según las riquezas de su gracia. Efesios 1.4-7
Pablo no buscaba a Cristo, pero Cristo si lo buscaba a Él, pues el perdido no era Cristo era Pablo.
La actitud de Pablo cambió, y su odio fue transformado en un “Señor, que quieres que haga”. Los
hombres que iban con Pablo también escucharon la voz, pero no paso con ellos lo que paso con
Pablo.
Porque el llamado era para Pablo, así muchos mas oyeron el evangelio contigo, pero solo tu
respondiste, porque Dios te estaba llamando a ti, ese era tu día, el día de tu salvación, Fue
irresistible simplemente caímos ante su voz, y ya nada volvió a ser como era, él se propuso
salvarnos y nos salvó irremediablemente para su gloria y para nuestro beneficio
Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos
saciados del bien de tu casa, De tu santo templo. Salmo 65.4
¿Qué quiere decir gracia irresistible? Cuando el evangelio sale fuera en una Iglesia, o al aire libre, o
por medio de leer la Palabra de Dios, no todos atienden a esa llamada. No todos son convencidos
del pecado y de su necesidad de Cristo. Esto explica el hecho de que hay dos llamamientos. Hay un
llamamiento externo; y un llamamiento interno. El llamamiento externo puede ser descrito como
“palabras del predicador”; y este llamamiento, cuando sale, puede obrar un resultado de
diferentes formas pero no obrará la salvación en el alma de un pecador. Porque una obra de
salvación para ser labrada debe ser acompañado por el llamamiento interior del Espíritu Santo de
Dios. Porque él es quien, “redarguye de pecado, justicia y juicio”. Y cuando el Espíritu Santo llama
a un hombre, o mujer, o una persona joven por su gracia, ese llamamiento es irresistible: no puede
ser frustrado; es la manifestación de la gracia irresistible de Dios.
Su poder nos derribó de nuestra cabalgadura de pecado, interrumpió nuestra carrera a la muerte
eterna y sin proponernos comenzamos un día en muerte y lo terminamos en vida eterna. Porque
Cristo tiene poder para salvar al hombre muerto en delitos y pecados, él tiene poder para entrar a
la tumba y resucitarlo. Así fue con Pablo, y así fue con cada uno de nosotros. No le escogimos
nosotros a Él, Él nos escogió a nosotros.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y
llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre,
él os lo dé. Juan 15.16
3.- Un destino trazado, una vida de perseverancia
Luego de este episodio, Pablo fue llevado de la mano hasta Damasco, pues no podía ver, su
corazón desfalleció y no comía ni bebía, fue despojado de todo vestigio de orgullo humano y
reducido a lo que siempre fue un débil y dependiente hombre, expuesto a su mal comprendió que
no era nada, y que necesitaba ahora por sobre todas las cosas vivir en la voluntad de Dios.
La señal más contundente de que alguien ha nacido de nuevo es que no le causa placer aquello
que antes amaba si está en contra de la justicia de Dios y ahora su deseo en todo es hacer la
voluntad de Dios.
Pero Dios que comenzó la buena obra será fiel en terminarla en todos los detalles necesarios, por
eso encomendó a un varón llamado Ananías a que fuera a orar por Pablo especialmente por el
propósito que el tenia para él. Instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en
presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es
necesario padecer por mi nombre.
Ese propósito declarado por Dios para Pablo, demuestra que Dios tiene poder para salvar y tiene
poder para guardar en salvación aquellos que salvo. Muchos piensan que son sus obras los que los
mantienen en la salvación, y eso es rebajar la eficacia de la obra de Dios, en un hombre salvado
realmente por Dios se manifestara la perseverancia como una evidencia de una real salvación.
Pablo iba a padecer, pero su vida seguiría en servicio a Dios a pesar de la oposición por Dios ya lo
había escogido y por lo tanto su obra seria total en él.
No debemos creer que supuestamente alguien se convirtió y luego no resistió la tentación o la
prueba y retrocedió a un punto de pecado como el que vivía antes de haberse “convertido”, no
perdió la salvación, simplemente porque no se puede perder algo que nunca se ha tenido. Un
verdadero salvado será siempre salvo, porque Dios le guarda en salvación y manifestara
permanentemente frutos dignos de arrepentimiento que acreditaran la obra de Dios en él,
además nadie puede arrebatar de la mano del Señor aquellos que él llamo.
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y
nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Yo y el Padre uno somos Juan 10.27-29
Pablo seria llevado a un estado de obediencia y fe ejemplar por Dios mismo. Este es el distintivo
del creyente, que pertenece a Cristo; que está perseverando en las cosas de Cristo; “que está
dando toda diligencia para hacer su llamada y elección segura”. El creyente en Cristo puede caer
en tentación, pero el Señor no lo dejará ser tentado más de lo que pueda resistir, sino que con la
tentación dará también la salida; para que el creyente vaya adelante, y siga adelante otra vez en
las cosas pertenecientes a su salvación para la gloria de Cristo. Esos versos de Romanos 8:28-39
enseñan la lógica divina en la salvación eterna de Dios. Al igual que el hijo pródigo, por mucho que
avergonzó a su padre pidiéndole su parte de la herencia (no estando muerto el padre), por mucho
que haya gastado su dinero en el pecado y no importando lo bajo que llegó a estar, con todo,
nunca dejó de ser hijo de su padre. La lógica es que la salvación que empieza en la mente y
propósito de Dios debe terminar en el cumplimiento de su infrustrable propósito de que esos “a
quienes antes conoció” están eternamente unidos con su Salvador.
Hermanos nosotros estábamos muertos en delitos y pecados, incapacitados de hacer algo para
salvarnos, pero Dios en su infinita gracia vino a nosotros y pago el precio de nuestro rescate, nos
salvó por su gracia, nos cambió y nos guarda en su salvación, hemos sido beneficiados por esa
Gracia soberana, ayer éramos enemigos, mas hoy somos hechos hijos de Dios, las deudas han sido
canceladas y somos llevados por su mano, si no creyera en la soberanía de Dios en la salvación
estaría completamente agobiado, pues nunca tendré los méritos para ser merecedor de su
perdón, ni la perfección para hacer el bien que quisiera, ni tendré las fuerzas para mantenerme en
este camino, pero a Él le plació escogerme y si me escogió, quiso salvarme, y si me salvo, el me
guardara, y si me guarda, sea lo que sea que venga en la vida nada me apartara de su amor, su
gloria es mi destino. La historia de cada uno de nosotros es el relato de la gracia soberana de Dios
en nuestras vidas.
Relatos de la gracia Soberana, quebrantamiento y gozo
Salmo 51:1-12
1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2 Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
3 Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
5 He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7 Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
8 Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
9 Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11 No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
12 Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
¿Cómo obra la Gracia de Dios en la vida de un hombre nacido de nuevo? está presente en cada
paso del caminar del hombre salvado hacia el cielo. Y eso incluye también aquellos días oscuros en
que las reminiscencias de la caída del hombre se hacen presentes, y el pecado resurge en la vida
del creyente.
¿Puede un creyente pecar?, sin duda que sí, ¿de qué forma actúa la Gracia de Dios cuando un
creyente peca?
Dios salva a hombres caídos en su naturaleza, les regenera y pone en ellos nueva vida, y nace con
el hombre nuevo una nueva relación con el pecado. Aquello que antes era el ambiente natural de
vida del hombre hoy se ha vuelto algo tan repulsivo, que le resultaría imposible vivir en una
condición permanente de práctica de pecado.
Ninguno que es nacido de Dios practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él;
y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 10 En esto se reconocen los hijos de Dios y los hijos
del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de Dios; tampoco aquel que no ama a su
hermano. 1 Juan 3:9-10
Vemos que la práctica de la maldad es algo antinatural en la vida del creyente, ¿eso significa que el
creyente es perfecto y nunca cometerá un acto de pecado?, ¿hasta dónde la maldad puede aflorar
en un hombre que tiene comunión con Dios?
Lamentablemente nuestra carne y su naturaleza caída estarán siempre acechando en nuestra
caminata de salvación, pero gracias a Dios no somos salvos por obras nuestras, pero aun así no es
un juego nuestra pecaminosidad, tenemos certeza de salvación, pero aun así, no podemos bajar la
guardia ante nuestra debilidad.
Entre una vida de pecado con un acto de pecado hay una gran diferencia, pero la mayor diferencia
producida por la obra de la Gracia en la vida del creyente no es tanto por el volumen de maldad
cometido, sino por la obra del Espíritu Santo ejercida sobre el creyente en medio del fracaso
devocional.
Si los creyentes tuvieran inmunidad al pecado no estaría en las Escrituras la sentencia:
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10.12
Ni el apóstol Pablo hubiera dejado el excelentísimo capítulo 7 de Romanos donde magistralmente
plantea desde un punto de vista muy personal la lucha contra el pecado que existe en el creyente.
23pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva
cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de
este cuerpo de muerte? Romanos 7.23-24
La gran diferencia entre un hombre nacido de nuevo y el inconverso ante el pecado es que el
creyente al cometer transgresión siente un dolor punzante en el corazón por haber ofendido al
único Ser que le ha amado como nunca lo mereció, en cambio el hombre natural, se revuelca en
su maldad como si fuera una fuente de placer, la cual nunca dejara, e inventara razones para
justificar su comportamiento y desprecio a la ley santa de Dios.
Tomo una frase del gran predicador Tim Keller: “Somos más pecadores de lo que realmente
pensamos, pero somos más amados de lo que creemos.”.
Este salmo es tremendamente grafico acerca de cómo el creyente verdadero reacciona ante su
traición a Dios, como es movido a un arrepentimiento genuino por la obra del Espíritu Santo.
Este salmo está considerado dentro de la sección llamada los salmos penitenciales, compuesto por
David luego de que el profeta Nathan le reprendiera por su horrendo pecado cometido con la
mujer de su prójimo Urías.
David había perdido el gozo de la salvación, su vida se hundió en amargura, él no busco justificar
su conducta, es la cordura que vuelve a su mente luego se serle completamente borrada su
capacidad de razonar ante la maldad, conducido por su deseo de mal, que arrecio con ímpetu al
descuidar su vida devocional a Dios. En momentos de ocio espiritual somos más vulnerables al mal
que mora en nuestro ser, si no lo mantenemos ahogado con oración, devoción y una vida de
práctica de la santidad podemos ser arrastrados por nuestras propias concupiscencias.
Pero la Gracia de Dios nunca falla, nunca deja de sostenernos, y la confesión de David es la guía de
como un hombre puede caer, pero puede ser levantado de su pecado.
1.- Por la Gracia de Dios clamamos por perdón.
David aquejado por su pecado, acude a Dios con un corazón quebrantado buscando el perdón del
Señor.
Comienza con una petición muy particular, “ten piedad de mí”, la expresión piedad en el hebreo
quiere decir, inclínate a escuchar a alguien inferior a ti,” ten compasión de mi”.
David reconoce que Dios es alguien infinitamente superior en toda su naturaleza y atributos y él es
alguien definitivamente inferior. Vuelve a hacer referencia a la grandeza de Dios en contraste con
su pequeñez al pedir que su compasión sea conforme a su misericordia. Un Dios tan grande puede
tener gran misericordia.
Notemos que su clamor está basado en un conocimiento de la persona de Dios, esto es una obra
propia de la Gracia, la auto revelación de Dios a los que ha escogido es garantía de perdón pues en
su Palabra sabemos que su obrar es de magnanimidad, él se da a conocer como un Dios amplio en
misericordia.
18Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión,
aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres
sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos. Números 14.18
David se aferra a la revelación como fuente de esperanza, y por eso su clamor por perdón va
ligado a que Dios obre en su favor, pero ese favor no está enfocado en una restitución de su honor
personal o a un escape de las consecuencias temporales que le puede acarrear la maldad
cometida, la mayor necesidad de David están centradas en su relación con Dios, el por sobretodo
no quiere perder a Dios en su vida. El dolor más profundo en el corazón de un creyente que ha
pecado es ver que su comunión con Dios se ha fracturado.
Por eso ora por una obra de Dios en el:
.- Que borre sus rebeliones
.- Lave más y más de su maldad
.- Que lo limpie de su pecado
Un verdadero arrepentimiento siempre estará centrado en la relación con Dios, como más de una
vez lo hemos dicho, no se trata de simple remordimiento, o vergüenza es una desesperada
condición de búsqueda del favor de Dios aunque eso implique una total humillación de parte del
hombre, David está pidiendo a Dios que lo lave, en hebreo ese verbo es kabas, que representa la
acción de poner algo sucio bajo los pies y pisotearlo fuertemente una y otra vez hasta sacar la
mugre de entre las telas, una forma de lavar la ropa muy propia de oriente.
La gracia de Dios siempre obrara en la mente del hombre dándole una sed y hambre por Dios tan
grande que no será prioritario el orgullo humano con tal de alcanzar perdón. Pues no se busca un
perdón temporal ni tampoco aquel creyente verdadero puede considerar la reincidencia en su
maldad, una vez aprendida la lección David pide al Señor que lo limpie más y más de su maldad, en
hebreo el verbo tajer, significa dejar algo tan limpio que llegue a brillar, figurativamente está
pidiendo que Dios que restaure en el pureza moral, sabe que Dios tiene el poder le restablecerle a
una condición en la que pueda tener nuevamente comunión con El.
La Gracia de Dios es la que nos lleva a doblegar nuestras vidas cuando hemos fallado, si no fuera
por esa obra de Dios estaríamos aun de pie en medio de un pantano de soberbia, no desearíamos
ni buscaríamos perdón, como muchos hombres que hacen de la maldad su hábitat, no les interesa
ni les preocupa su condición ante Dios, pero nosotros temblamos ante un juez implacable y
perfecto que escudriña nuestros corazones, al cual no podemos engañar. Pero su gracia abunda y
nos lleva al quebrantamiento para perdón.
2.- Por la Gracia de Dios sabemos quiénes somos y quien es Dios
David acaba de vivir el más grande fracaso de su vida y no fue contra un ejército de filisteos o
contra un gigante, fue contra sí mismo.
El continúa su oración llena de dolor y sinceridad reconociendo su culpa y absoluta
responsabilidad en todo su pecado. Esa culpa no le deja, pero sentir culpa en cierta forma es sano,
suena extraño, pero sería más peligroso pecar y no sentir el aguijón de la culpabilidad, pues así es
el patrón de comportamiento del hombre natural, no sentir culpa, auto justificarse, y si es posible
gloriarse de la maldad cometida. En fin, es esperanzador sentir culpa, como lo expresa David, mi
pecado esta siempre delante de mí, pues una conciencia que está constantemente recordándole
su mal a alguien es una conciencia viva. Los hombres naturales pecan y pecan y no tienen ningún
tipo de remordimiento, más aun cuando ese pecado es “legal”, y hoy para legalizar algo en nuestra
sociedad solo basta que eso produzca placer.
David es llevado a un reconocimiento de su condición y débil naturaleza y Lo más notable de este
versículo es que, al haber pecado directamente contra Urías y su mujer Betsabé, diga a Dios:
«contra ti solo he pecado»; pues está en total conformidad con la mentalidad bíblica de que todo
pecado, aun contra el prójimo, es, ante todo y primordialmente, una ofensa a Dios, por ser una
transgresión de su santa ley.
David reconoce que sus obras han sido reprobadas por Dios pues han sido un acto de directa
rebeldía contra El, por lo tanto no puede esperar sino rechazo. Además admite que la justicia de
Dios no puede obviarse, pues Dios es justo y debe ser reconocido como tal siempre, Dios no es
sobornable ni mira para el lado aun cuando uno de sus hijos más ilustres es el infractor. El pecado
siempre exigirá castigo, así es la ley.
He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el
alma que pecare, esa morirá. Ezequiel 18.4
Confiesa su congénita corrupción (v. 5): « en maldad he sido formado». Aquí dice que fue formado
(o, más exactamente, que fue dado a luz) en iniquidad, para dar a entender que, desde su
nacimiento, estaba inclinado al pecado. No es así como salió el hombre de las manos de Dios,
pero, desde la caída original, cada uno de nosotros viene a este mundo con una naturaleza
corrompida, degenerada de su prístina pureza y rectitud. Esto es lo que llamamos pecado original,
porque es tan antiguo como el origen del pecado primero y porque es el origen de todas nuestras
actuales transgresiones. Es algo que nos inclina, desde la cuna, a ir contra la ley de Dios.
El hombre no se hace pecador porque comete pecado, el hombre comete pecado porque es
pecador, entonces ¿Que esperanza tiene el hombre si por naturaleza es un rebelde y obrara
siempre contra Dios y como consecuencia solo puede esperar la justa ira de Dios contra él?
Solo puede esperar en la Gracia de Dios, esa buena voluntad de Dios que hace que un pecador
ciego pueda ver, y comprender lo que de otra forma nunca podría entender. Es todo por una obra
de Dios:
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
La verdad y la sabiduría contribuyen grandemente a hacer de un hombre un buen hombre y esto
nunca lo podrá producir solo el hombre, todo aprecio por la verdad y todo destello de sabiduría en
el hombre provienen de una obra de Dios, de hecho el hombre es incapaz de comprender la
verdad de Dios, podrá explicar cómo funciona un átomo, o un intrincado mecanismo, pero nunca
podrá apreciar la justicia de Dios, y esto no por falta de oportunidad o de testimonio, sino porque
la ignorancia espiritual es propia de su condición caída en total depravidad.
2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido,
Que buscara a Dios.
3 Todos se desviaron, a una se han corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Salmo 14.2-3
Por eso nunca una religión falsa podrá llevar al hombre a la seguridad eterna, sino que lo sumirá
más y más en la incertidumbre que produce la confianza en sus propias obras, el hombre debe
buscar a Dios, pero por si solo nunca le buscara y estará irremediablemente condenado, pero
nuestro maravilloso y sabio Dios quiso glorificar su misericordia al obrar en nuestros corazones
para que le buscáremos.
37Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Juan 6.37
Lo que Dios requiere de nosotros lo obra Él mismo en nosotros.
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Filipenses 2.13
La huella de la obra de la Gracia de Dios en nosotros va desde el momento en que nuestro
entendimiento es iluminado y podemos dimensionar realmente la gravedad de nuestros actos y
luego continúa poniendo en nosotros la sabiduría que hace al pecador temer a Dios y correr en
busca de reconciliación con El. Esto no puede ser logrado sino solo por iniciativa de Dios.
Si no fuera por la Gracia de Dios todos nosotros todavía estaríamos corriendo locamente hacia la
muerte eterna, ¡maravillosa Gracia que nos mostró el peligro pero que también nos mostro la
cruz, donde Cristo pago nuestra condena. Cuán grande es el amor de Dios, cuan asombrosa es su
Gracia!!
David era consciente de que su corazón estaba ahora recto con respecto a Dios, pues estaba
arrepentido y, por tanto, no dudaba de que era aceptado por Dios y esperaba que Dios le
capacitaría para hacer buenas sus resoluciones y, para ello, le haría conocer la sabiduría necesaria
para discernir y evitar en lo sucesivo los designios del tentador. Hoy somos guiados en nuestro
caminar, el Espíritu Santo nos guía a toda verdad y a toda justicia, o sea nos va mostrando lo que
Dios aprueba y lo que Dios rechaza a través de una comprensión de la sabiduría y verdad de Dios
revelada por las Escrituras y por eso podemos estar seguros que no por nuestras fuerzas sino por
su gracia podemos tener entrada en su reino.
3.-Por la gracia de Dios hoy tenemos esperanza
En los días más oscuros de la vida de David, él fue testigo de uno de los más grandes milagros de
Dios, el milagro del perdón.
Ruega a Dios que le limpie de sus pecados y de la contaminación que ha contraído con ellos (v. 7):
«Purifícame con hisopo». La expresión alude a la ceremonia legal de purificar a quien ha tenido
contacto con un cadáver (Nm. 19:6) o al leproso (Lv. 14:4). Con un ramo de hisopo se rociaba a la
persona con agua o con sangre (o con ambas), y así era descargada de las restricciones que la
contaminación. Así es como David desea ser purificado para restablecer la comunión con Dios, el
pedía que Dios le purificara para poder estar otra vez en sus atrios.
Además confía en la obra perfecta e integra de Dios al perdonar a uno de sus hijos, una total
restitución de su condición ante él, una vez que el pecado, la amarga raíz de la tristeza, ha sido
arrancada, puede pedir con fe: «Hazme oír gozo y alegría». El dolor de un corazón
verdaderamente quebrantado por el pecado bien puede compararse al de un hueso quebrado y el
mismo Espíritu que golpea y hiere, también cura y venda.
11 ¿Por qué te abates, alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez.
¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! Salmo 42.11
Ese consuelo, el gozo y la alegría no provienen de ser librado de las consecuencias del pecado, sino
por la condición en que el hombre por la Gracia queda ante Dios, Dios no mira más la falta de sus
hijos ni condenara por algo que ya perdono, el legalmente ve todas las faltas como canceladas,
Nuestro Dios es poderoso para perdonar,
22Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo
te redimí. Isaías 44.22
David pide que Dios obre profundamente en su ser, confirmando su perdón a través de una obra
regeneradora, que transforme con su poder todo vestigio de carnalidad que quede en su persona
«Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu firme (esto es, que sepa resistir los
embates de la tentación) dentro de mí». Pide firmeza y constancia, pues había experimentado
antes gran inconstancia e inconsistencia en sí mismo. Por eso decimos los cristianos somos
perdonados no para reincidir sino para crecer ante Dios en carácter santo.
Luego lleva su clamor a una restauración total de la comunión con Dios al pedir: No me eches de
delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu
noble me sustente.
No me eches de delante de ti como si me aborrecieses, como un cortesano que ha incurrido en el
desagrado de su soberano y es excluido de su presencia, y no retires de mí tu santo Espíritu».
Estamos perdidos si Dios retira de nosotros el Espíritu Santo. David conocía bien esto por la triste
experiencia de Saúl.
Y ora por la restitución de la única y gran fuente de gozo del hombre, el perdón de Dios, el saberse
salvado y en comunión con Dios
Esto se cumple perfectamente en el pacto de gracia pues es la sangre de Cristo, llamada en
Hebreos 12:24 «la sangre del rociamiento», la que purifica nuestras conciencias de obras muertas
(He. 9:14), es decir, de culpas que nos separan de la comunión con Dios como por el contacto de
un cadáver, de manera semejante a la separación de los atrios de la casa de Dios en la
dispensación de la ley, Hoy la gracia de Dios actúa en medio de los creyentes, los creyentes
pueden pecar, hasta no ser glorificados estaremos siempre propensos al pecado, pero la Gracia de
Dios no nos dejara permanecer en esa condición, estará llevándonos constantemente al
quebrantamiento por nuestra maldad. Al que no siente sed ni sufre por estar lejos de Dios le
tengo una mala noticia: estás muerto, pero si hoy tus faltas te agobian y sufres anhelando la
comunión con Dios ese maravilloso privilegio de tener a Dios como compañía todos los días, te
animo a clamar por perdón, a los que añoran tiempos que fueron mejores en su peregrinar con
Cristo, no te detengas en la búsqueda del perdón, su Espíritu Santo te constriñe, no te detengas,
su Gracia te ha traído hasta aquí para restaurar tu corazón, esos huesos abatidos serán sanados,
ese corazón sombrío volverá a tener gozo y su Espíritu volverá a hacer de tu corazón su habitación.
Esa es la Gracia soberana de Dios actuando en medio de sus hijos.
Relatos de la Gracia Soberana, la vida de fe una obra de Dios.
2 Corintios 4.7-17
7Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no
de nosotros, 8que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados; 9perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10llevando
en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se
manifieste en nuestros cuerpos. 11Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a
muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne
mortal. 12De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
13Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual
hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos, 14sabiendo que el que resucitó
al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con
vosotros. 15Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la
gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.
16Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el
interior no obstante se renueva de día en día. 17Porque esta leve tribulación momentánea
produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; 18no mirando nosotros
las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las
que no se ven son eternas.
Hemos venido compartiendo estas semanas como Dios está presente en la vida de sus hijos, como
los escogidos son guardados por Dios en toda la carrera de la vida.
Conocimos la obra de Dios en la salvación, la transformación de Pablo, vimos a David quebrantado
por su pecado y como la Gracia de Dios obro allí, no dejándolo ahogarse en su maldad sino que fue
conducido al arrepentimiento. Hoy quiero invitarles a reflexionar como la Gracia de Dios está
presente también en los momentos de aflicción de esta vida temporal.
Pablo ha defendido su ministerio ante los cuestionamientos de los Corintios, quienes le acusaban
de no ser sincero en su ministerio, respondiendo que nunca ha predicado por interés, ocultando
su real condición de vida, él está consciente de que Dios le ha llamado, y le ha dado este
ministerio, por misericordia, lo que le impide desmayar, esto quiere decir que él ha llegado a
sentirse a tal punto apremiado, cual soldado rodeado en el campo de batalla.(v1), pero aun así no
se rendido.
Los hijos de Dios no estamos exentos de sufrimientos en la vida, como vimos la semana pasada,
que no estamos libres del pecado, hoy veremos que aun viviendo en santidad no estamos libres
del sufrimiento, pero nuevamente la Gracia de Dios está presente en nuestras vidas, en los
momentos más oscuros y difíciles solo la Gracia de Dios nos puede sostener.
Ante esta realidad podemos tener total seguridad que Dios guarda a los suyos, el manifiesta su
obra y propósitos en nosotros y ese obrar nos da seguridad, que nuestra carne puede ser desecha
pero aun hemos de alabar a Dios, pues el dolor o el quebrantamiento de las circunstancias que
vivamos puede matar nuestro cuerpo pero nunca podrá quitarnos la convicción de tener a Dios,
pues su Gracia nos sostiene.
1.- La permanente realidad que rodea nuestra naturaleza humana y la permanente realidad de
la presencia de Dios en nuestras vidas.
Continuando la defensa de su apostolado Pablo, quiere hacer entender a sus detractores que las
principales marcas de su llamamiento no es el éxito terrenal, si no que continuando la paradoja de
la vida cristiana declarada por Cristo en el sermón del monte, su falta de éxito temporal, es el sello
de que Dios está presente en su vida.
¿Cómo alguien que dice ser llamado por Dios sufre tanto?, La respuesta la da Pablo en el primer
verso que acabamos de leer.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no
de nosotros,
Este tesoro, es una referencia al versículo 1 de este capítulo, donde expone que el ministerio al
que fue llamado le fue concedido por misericordia, que se le permitió participar del evangelio no
por su habilidad o alguno de los muchos atributos intelectuales o sociales que de hecho Pablo
poseía de los cuales podía gloriarse, si él es apóstol y predicador es por la Gracia de Dios, esa
buena voluntad manifestada por el Soberano de todo hacia su vida solo porque él quiso.
Manifestó su misericordia al salvarlo y buscarlo cuando él no le buscaba, le encontró cuando iba
locamente hacia el pecado e interrumpió con poder su vida ajena a su verdad y le salvo.
Por lo tanto no hay otra forma de expresar lo que es ser llamado de Dios y la razón de su vida sino
como un tesoro, un depósito de riqueza que Dios quiso poner en él, su evangelio, el llamado de
Dios en un vaso de barro, lo único grande en su vida es Dios que le llamo. El sigue siendo barro, y
de acuerdo a la idea de Pablo en este texto él se refiere a una vasija que normalmente sería
destinada a usos viles, pero que Dios aun así quiso usar para poner algo excelente y poderoso en
su interior, el sigue siendo algo frágil, débil y vil, pero porta algo tan maravilloso y eterno, que le
llena de gozo aunque él no reciba ningún reconocimiento o gloria, pues esa expresión de
misericordia de Dios hace que la prioridad de su vida solo sea dar toda la Gloria a Dios.
Aunque la realidad que le ha tocado vivir en su ministerio cerca de 20 años ya predicando pueden
haber sido duras y especialmente en el ministerio de Corinto en menos de 6 años había
experimentado las fases más oscuras del ministerio, creo que más doloroso que los azotes de los
perseguidores son para un ministro del evangelio los sinsabores que provienen de dentro de la
misma iglesia. A tal punto fue cuestionado Pablo en Corinto, que incluso llegaron a poner en
dudad su apostolado, y como evidencia hicieron notar que sería difícil de creer que Dios respalda a
un ministro que más sufre que prospera en el ministerio.
Pablo argumenta que más que una permanente buena fortuna, el tesoro del evangelio en su vida
le garantiza algo mucho más maravilloso.
En una serie de cuatro frases paradójicas, el apóstol (vv. 8, 9) contrasta lo que le ocurre a una frágil
vasija de barro con la manifestación del sublime poder de Dios en las más difíciles circunstancias:
En cualquier situación, por penosa que sea, los hijos de Dios tienen en Él y de Él consuelo, ayuda y
fuerzas; siempre hay un «pero no» que hace llevadera, y aun consoladora, la situación más difícil y
peligrosa.
(A) atribulados en todo, mas no angustiados En el primer par de participios, parece ser que Pablo
tiene en mente la imagen de un soldado que se ve cercado de enemigos por todos los lados, pero
no le ponen en tal estrechura que le quiten toda libertad de acción. Es corriente en los Salmos la
metáfora de ser sacado a espacio amplio para indicar la liberación de un piadoso israelita, o del
propio salmista, de la estrechura en que le habían puesto sus enemigos.
(B) en apuros, mas no desesperados En el segundo par se comparan dos verbos de la misma raíz,
siendo el segundo compuesto del primero (gr. aporúmenoi all’ ouk exaporúmenoi). El primero
indica perplejidad; el segundo lleva esta perplejidad hasta la desesperación. «El énfasis recae en
los limitados medios que, humanamente hablando, estaban al alcance de Pablo. Se halla sin las
adecuadas provisiones, pero no del todo» (Tasker).
(C) perseguidos, mas no desamparados El tercer par nos presenta al apóstol como a un
perseguido que se está a punto de ser cazado, pero no hasta el punto de sentirse desamparado (el
mismo verbo de Mt. 27:46; Mr. 15:34).
(D) derribados, pero no destruidos En el último par vemos el contraste entre ser echado abajo
(lit.) esto es, derribado en tierra, y el no ser destruido (gri apóllumi).
Pablo está absolutamente consciente de su condición natural, limitada y frágil, el ser un como vaso
de barro, con todas las tristes realidades que se manifiestan, principalmente en dolor, fatiga,
tristeza, que no son otra cosa que el medio para hacer más fuerte el contraste que resaltara la
Gracia de Dios en su vida. Pues a pesar de las circunstancias: atribulado, en apuros, perseguido y
derribado, nunca llego al extremo total de la desgracia sino que siempre hubo un límite que
impidió una desgracia más grande, y todo esto es por la gracia de Dios que preserva.
Dios nos ha salvado y nos guardara en salvación eternamente, y aun es más la Gracia será nuestro
sustento que no permitirá que nuestra muerte llegue antes de nuestro tiempo, si bien la Gracia de
Dios opera principalmente para la vida eterna, también se manifiesta en nuestro tiempo de vida
en la morada terrestre. Nunca Dios permitirá que algo pueda llegar a tal punto de calamidad en
nuestras vidas si eso va contra sus propósitos en nosotros. Notemos que nunca seremos
desamparados, nunca Dios quitara su rostro de favor hacia nosotros. Cristo fue desamparado en la
cruz para nosotros siempre tuviéramos la compañía de nuestro Dios con nosotros. Nuestra
naturaleza limitada permite que tengamos una permanente conciencia de la Gracia de Dios en
nuestras vidas, somos unos simples vasos de barro que no tenemos poder por nosotros mismos
sino que todo lo bueno que nos alcance es por Dios que vive en nosotros Nuestros cuerpos
perecederos están sujetos al pecado y al sufrimiento pero Dios nunca nos abandona. Como Cristo
obtuvo la victoria sobre la muerte, tenemos vida eterna. Todos nuestros riesgos, humillaciones y
pruebas son oportunidades para demostrar el poder y la presencia de Cristo en y a través de
nosotros.
2.- La gracia de Dios permite morir para seguir viviendo.
Pablo continua demostrando que a pesar de todo lo que pudiese sufrir, su debilidad no lo limitaba
en su caminar de obediencia a Dios, sino que le permitía ganar más de Dios en él. Da razones del
porque aun en medio de situaciones extremas él vive para Cristo.
Entregados a muerte es la transferencia de un condenado cuando sale de la cárcel para ser
ejecutado, esto era algo absolutamente probable en el contexto de Pablo, pero aun así, él podía
constatar la obra de Dios en su vida.
Paradójicamente en el evangelio se advierte que para ganar la vida primero hay que perderla. Esta
sentencia Pablo la está viviendo, el por la gracia de Dios lleva siempre en su cuerpo la muerte de
Cristo, esto significa que su vida está regida por el constante morir a sí mismo, soportando todo
sufrimiento y viviendo en medio de cualquier oposición a costa de que su yo muera con tal de que
Cristo en su debilidad sea magnificado.
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gálatas 2.20
La Gracia soberana actúa en la vida del cristiano logrando que aquello que de otra manera seria
imposible de lograr, hacer morir el dominio de la carne en el hombre, a través de circunstancias
que para el común de la gente son contradictorias, pero por la gracia de Dios logran darle un
propósito mayor de vida.
Esto Dios lo trabaja a través del sufrimiento, justamente ese sufrimiento en la vida de Pablo fue un
punto de cuestionamiento al discipulado de Pablo. Pero en medio de aquello que el hombre
natural no comprende Jesús manifestaba su vida en él. Era posible distinguir a Cristo en la vida de
Pablo, porque a pesar de toda oposición el seguía en pie, o si caía se levantaba, porque como
llevaba la muerte de Cristo en su cuerpo, recibía fortaleza de aquel que había resucitado y ahora
vivía en El, por lo tanto. Aun en medio de cualquier sufrimiento siempre habrá victoria para los
que mueren para sí y viven para Cristo.
Los creyentes deben consolarse que cuando a veces su carne se ve aguijoneada por el dolor de
alguna prueba o circunstancia triste esto producirá en ellos una imagen mejor lograda de Cristo, se
les verá como a hombres de fe inquebrantable, que pueden adorar en medio del dolor, que su fe
no es algo artificial sino que es algo vivo que Dios ha entregado a sus escogidos. No temamos ante
las tristezas Dios siempre lograra algo para su gloria a través de aquello.
3.- Somos sostenidos por la Gracia de Dios, nunca seremos abandonados
Pablo dirigiéndose ya al final de su argumentación el da testimonio que su convicción nunca se vio
alterada por las pruebas. El cita un texto de los salmos 116.1
Creí; por tanto hablé, Estando afligido en gran manera. Salmo 116.10
Esto no es una mera confesión positiva, sino una absoluta confianza en la Palabra de Dios, aquello
que creyó, nunca será silenciado en él, Pablo no buscaba la aprobación de los hombres, algo que
podría haber logrado con facilidad si hubiera acomodado el mensaje ahorrándose muchos
sinsabores, pero su fe, le sostenía, no solo proveyéndole confianza, sino también convicción que
en medio de toda persecución y angustia.
La convicción que Pablo menciona como sustento de su vida, es primero la resurrección de Cristo,
donde el poder de Dios obro levantándolo de entre los muertos también obrara levantándole a el
cuándo lo necesite. Esperanza no podía estar mejor fundada, ya que el Dios que resucitó a Cristo,
la cabeza, también había de resucitar a los miembros.
La otra convicción presente en el corazón de Pablo es que no hay sufrimiento en vano en la causa
de Cristo, si su sufrimiento era útil para llevar el mensaje de salvación, entonces él estaba
dispuesto a soportarlo, todo provechosa para cosecha, porque no se trata del poder humano
operando en el reino de los cielos, sino el Poder de Cristo y su Palabra que nunca volverá vacía y
que se manifestara siempre como algo útil.
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las
aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; Colosenses 1.24
La gracia de Dios provee amor para sobrellevar las aflicciones y nos da un propósito mayor e
irresistible que nos sostiene en todo tiempo sea de sol, o sea tormenta, la claridad de que ya no
vivimos para nosotros mismos sino para la Gloria de Dios le da sentido a todo.
Ante esta convicción, no hay tiempo para desmayar a pesar de que nuestra carne se va
desgastando, los años van pasando y las pruebas dejan cicatrices en nuestra carne, no
renunciaremos porque nuestras vidas no se sostienen en nuestras fuerzas sino que se sostienen
en Dios que por su Gracia nos guarda y nos tiene en pie, hasta en día de nuestra glorificación.
La vida de fe es una obra de Dios, por lo cual Dios guarda a su iglesia y la sostiene y aunque los
padecimientos vienen, son momentáneos, la gloria que nos espera no tiene comparación a los
sufrimientos temporales. Por lo tanto confiemos que la Dios en su soberanía decidió guardarnos
en esta travesía hacia el cielo, no nos abandonara nunca, siempre nos sostendrá, si hasta aquí
hemos llegado solo fue por su Gracia.
13sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también
en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría 1 Pedro 4.13
Relatos de la Gracia Soberana, fuerzas para ser fieles
Hebreos 4:14-16
14Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios,
retengamos nuestra profesión. 15Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda
compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. 16Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Como la gracia de Dios se manifiesta en nuestro favor constantemente, nos debe alentar en
nuestras vidas.
Hemos visto que la Gracia de Dios se manifiesta al convertir un incrédulo en creyente, al llevar al
creyente que ha pecado al arrepentimiento y al sostener al creyente en el sufrimiento. Podemos
vivir nuestras vidas en completa seguridad porque por la Gracia de Dios hoy mismo en este
minuto, cada uno de nosotros cuenta con una intercesión eficaz que nos guarda hasta la
eternidad.
El autor que escribe la carta a los hebreos, le escribe a alguna comunidad de judíos que se habían
convertido al cristianismo, algunos con todo el corazón, pero también hay otros que habían
aceptado intelectualmente el cristianismo y a otro grupo de hombres que definitivamente sentían
alguna cercanía con los planteamientos del cristianismo pero no tenían ningún compromiso de
vida con él. Todos viviendo circunstancias de persecución. Por eso el escritor escribe para alentar a
estos grupos de hermanos a permanecer en la fe, ya que las persecuciones habían comenzado y
muchos judíos se verían tentados a librarse del dolor y la perdida material si solo renunciaran al
cristianismo y volvieran al judaísmo farisaico tradicional, el cual no sufría de ninguna persecución
pues estaba aprobado por las autoridades judías y romanas. Pero el autor advierte que Jesús es
mejor y superior a todo lo que el judaísmo ofrece, y para eso usa una serie de elementos que son
propios de la cultura religiosa judía, elementos que no podrían ser entendidos y aplicados por
gentiles y da a entender que cada elemento representativo de la religión judía es una tipología de
Jesucristo, el cual fue anunciado y deseado por cada santo varón de los tiempos antiguos, por lo
tanto aun a pesar de la persecución debían permanecer firmes y los que se veían tentados a
deslizarse por su inmadurez, debían saber que no es cosa fácil, haber sido expuesto al evangelio,
para luego descuidar ese llamamiento, pues Dios no les tratara como a inocentes.
Inserto en este contexto, hace un llamado a no abandonar la fe y da una advertencia acerca del
escrutinio de los corazones que Dios hace a través de su Santa Palabra, anima a no desalentarse y
a mantener la profesión de fe, esa respuesta del hombre a Dios que es salvo por Gracia.
No debemos desmayar ni sentirnos olvidados en ningún momento, tenemos todo en Cristo, su
obra eterna a nuestro favor y eso nos debe sostener y llevar a una vida plena de fe permanente.
Sabemos que muchas veces tememos fallar, no terminar la carrera, quizás caer, sobre todo
cuando las circunstancias son adversas, tememos que se repita con nosotros lo que ocurrió con
tantos israelitas que no confiaron en la promesa de Dios de la tierra prometida y sembraron el
desierto con sus cadáveres… pero la Gracia de Dios es suficiente para sostenernos día a día, lo que
nos toca a nosotros es guardar nuestra profesión de fe, que es la parte más fácil de la tarea, Cristo
ha logrado la victoria total para nosotros.
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que
prometió. Hebreos 10.23
Cuando se habla de profesión de fe en gr significa jomologueo que “es confesión, decir lo mismo»
La «confesión» es el testimonio de vida del creyente acerca de su fe en Cristo y su fidelidad para
vivir por Cristo y obtener la bendición prometida, por eso en la vida cristiana no es victorioso el
que más se esfuerza, sino el que más confía, pues nuestro Señor es el provee todo lo que
necesitamos para vivir en perseverancia. La gracia de Dios nos da la fuerza para ser fieles. La obra
sacerdotal de nuestro Señor es nuestra garantía.
1.- Nuestro Señor traspaso los cielos.
Decíamos que el libro de hebreos contiene los anti tipos de varias tipologías mesiánicas
manifestadas en el libro de Levíticos, principalmente, relacionadas con el ministerio sacerdotal, y
que podrían ayudar al lector de esta carta a entender por qué ellos debían afirmarse en la obra de
la Gracia. Según este libro, si Cristo es superior a los ángeles, a Moisés, a Josué y más adelante en
el capítulo 5 a Aarón, ellos a pesar del tiempo de pruebas que enfrentaban podrían mantener la
evidencia de haber sido salvados y con ello una convicción de la obra permanente de Cristo desde
la eternidad para favorecer a sus hijos.
¿Por qué el autor de Hebreos cita a toda la galería de los héroes de la fe? porque cada uno de ellos
había perdido algo de esta vida terrenal por aferrarse a una gracia futura, a una promesa por
venir, y por ese ejemplo, cuanto más ellos los destinatarios de esta carta, debían ser fieles, debían
ser resueltos, debían ser perseverantes en retener su profesión de fe, pues para ellos la promesa
dejo de ser promesa y se había tornado en realidad. El anhelado de los héroes de la fe, había sido
dado como cordero de sacrificio para pagar sus deudas y para llevarlos de la esclavitud a la
libertad. Habían ganado en Cristo mucho más de lo que perderían por Cristo.
El anti tipo se da primero es donde al Señor se le señala como “nuestro Gran Sumo Sacerdote”
quien traspaso los cielos, haciendo alusión al día de la expiación, donde el sumo sacerdote debía
traspasar todos los atrios del tabernáculo: el atrio exterior, el lugar santo hasta llegar al lugar
santísimo para ofrecer la propiciación por el pueblo y reconciliarlo con Dios. Cristo al levantarse de
entre los muertos y ser llevado en gloria a las alturas ante la mirada atónita de todos sus
discípulos, traspaso todos los cielos y se presentó como El sacrificio perfecto y permanente por los
pecados de los hombres, y ofició reconciliación entre el pecador arrepentido y Dios y tomo el lugar
santísimo en el santuario celestial, para suplir de una vez y para siempre la necesidad de sacrificio
por el pecado, aquí en esta declaración, las palabras de la cruz “consumado es” adquieren un
sentido eterno.
Continuamos revisando que Nuestro Gran Sumo Sacerdote es llamado “Jesús, el hijo de Dios”, El
uso de este título es significativo porque tiene una intención maravillosa cada vez que se une los
títulos: humano “Jesús” y divino “El Hijo de Dios”, es para hacer referencia la sacrificio expiatorio
de Cristo por los pecados de su pueblo. Se hace mención al mediador entre Dios y los hombres. A
Jesús como nuestro justo y digno intercesor
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 1 Juan 1.7
Cuando muchas veces sentimos que no seremos capaces de cumplir las expectativas del Señor y
nos sentimos tentados a caer, miremos con fe la obra que se ha hecho en nuestro favor, Jesús
pago por nuestros pecados, su sangre se llevó nuestras transgresiones y todos nuestros delitos
fueron purgados por El su muerte, ninguno de nosotros debe confiar en su propia fuerza para
mantenerse firme en la fe, pues nadie puede tener la osadía de atribuirse la habilidad suficiente
para no pecar, nuestra seguridad está en la obra de Cristo, el nos limpió de nuestros pecados, su
sangre tiene poder suficiente para hacernos puros, el cruzó los cielos, yo no, él fue al lugar
santísimo hoy yo puedo entrar porque Él, Jesús el Hijo de Dios, entró primero con sus manos, pies
y costados traspasados, dando testimonio de que su obra había sido consumada, el Juez estaba
satisfecho y yo perdonado.
Puedo sostenerme en la verdad de que Cristo con su muerte pago por mi reconciliación con Dios, y
me llevo donde yo no podía llegar.
2.- Un Sumo sacerdote compasivo
¿Cómo la mediación de Cristo puede ser tan eficaz? Porque tenemos un Sumo Sacerdote
completamente capacitado para compadecerse de nosotros, (gr acompañarnos en nuestros
sentimientos de dolor) esto porque el mismo sufrió lo que nosotros sufrimos. Tenemos un sumo
Sacerdote que conoce nuestras tentaciones y debilidades, que soportó las pruebas que nosotros
debemos soportar día a día.
Fue tentado en todo significa que él tuvo que pasar por diferentes tipos de pruebas, pero de todas
salió victorioso pues se declara “pero sin pecado”, mostrándonos que su victoria también es
nuestra.
4Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al
mundo, nuestra fe. 5¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de
Dios? 1 Juan 5.4
Nuestras mayores preocupaciones a veces son tan lejanas a lo realmente importante, ¿cuantos
cristianos oran para que Dios le dé la sabiduría y la fuerza espiritual para no fracasar y doblegarse
a la tentación? Pues debemos hacerlo, no confiando en que podemos vencer sino en que Cristo
venció. Las áreas de tentación son amplias.
15No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del
Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de
los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 1 Juan 2.15-16
Desde esos tres flancos fueron tentados nuestros primeros padres y sucumbieron (v. Gn. 3:6,
«bueno para comer… agradable a los ojos… codiciable para alcanzar la sabiduría», ¡ser como Dios!,
según el consejo de la serpiente en el v. 5). Desde esos tres flancos fue tentado Jesús (v. Lc. 4:3–
12, «pan… poderío… «Ostentación vanidosa») y venció. Pero su victoria no le quita compasión,
sino que se la aumenta, al condescender desde la altura de su fuerza para ponerse al nivel de
nuestra debilidad… y socorrerla
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de
Cristo 2 Corintios 12.9
Tenemos un sumo Sacerdote que conoce nuestras tentaciones y debilidades, que soportó las
pruebas que nosotros debemos soportar y las venció. Cuando vienen los tiempos de prueba
necesitamos acudir al trono de la gracia por el auxilio que solamente Cristo puede dar. El autor de
esta carta pone esta exhortación aquí no sea que sus lectores por las circunstancias a las que
están expuestos se desanimen y digan: «¡Es imposible que sigamos adelante! Simplemente no
contamos con lo que se necesita!» ¡Por supuesto que no lo tenemos! ¡Ningún creyente tiene
fuerza suficiente para cruzar el Jordán y conquistar al enemigo! Pero tenemos un gran sumo
Sacerdote que tiene en abundancia misericordia y «gracia para ayudar en el momento preciso».
Tu Señor ya ha caminado por los mismos caminos tortuosos que tú vas transitando, ha subido los
mismos montes que tú debes subir, y ha cruzado el desierto que tendrás que cruzar, no hay lucha
que él no haya peleado y de la cual no haya salido victorioso, y como el venció dará victoria a
todos los que confíen en El.-
3.- Acerquémonos al trono de la Gracia
Continuando con la tipología del tabernáculo, la cual es muy recurrente en este libro, simplemente
el lugar del trono es identificable con el propiciatorio del antiguo testamento, donde se sentaba
Dios a gobernar sobre Israel desde donde hablaba a Moisés, y perdonaba los pecados del pueblo,
desde siempre este lugar era absolutamente inaccesible para el hombre, solo el sumo sacerdote
podía llegar hasta allá una vez al año, con el riesgo de morir si no estaba cubierto su pecado por la
sangre de un sacrificio acepto.
Pero aquí por los méritos de nuestro Sumo sacerdote podemos acercarnos confiadamente al trono
de la gracia. Muchos creyentes viven atemorizados ante la probabilidad de perder la salvación,
este texto nos da seguridad, el escritor está hablando a un grupo de creyentes que habían sido
alcanzados indudablemente por la Gracia de Dios y a los cuales se les alentaba a tomar un lugar
que estaría absolutamente vedado para un hombre caído en su naturaleza.
«La ley por medio de Moisés fue dada, más la gracia y la verdad vinieron por medio de
Jesucristo» (Jn 1.17).
Cristo es nuestra Propiciación el aplacó la ira santa de Dios que provocamos con nuestro pecado,
el bebió la copa por nosotros él fue molido y tenido por desechado para que nosotros podamos
habitar en el lugar santísimo permanentemente.
Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por
los de todo el mundo. 1 Juan 2.2
El lugar del trono de Gracia podemos hallar misericordia, o sea el perdón para nuestros pecados y
Gracia para el socorro oportuno, o sea la intervención de Dios a nuestro favor cuando vengan las
debilidades, las pruebas y la aflicción.
Cuando venimos a Él, lo hacemos a un trono de gracia, uno de favor, de compasión de amor de
paz con Dios, no a uno de juicio; y Él nos recibe, habla y fortalece. Porque ya no hay condenación
ni juicio para los que están en Cristo Jesús, su sangre es poderosa para hacernos salvos de una vez
para siempre. Nuestros temores deben quedar a un lado, Él es Poderoso para tomar a un inepto
que apenas puede caminar y hacerlo volar sobre sus alas. ¡Oh su Gracia, hermosa Gracia soberana!
él Señor nos quiso amar, perdonar, y rescatar cuando aun éramos pecadores, y aquí nos tiene
adorándole, reconociéndole en cada paso que damos en cada aliento, pues su sangre preciosa nos
ha lavado y redimido. Cuando nos sintamos débiles y cansados en el camino de la fe, Él ha ofrecido
renovación para nuestra fe en el caudal de su Gracia, allí saciará nuestra sed y nos dará fuerza para
ser fieles. Yo nunca lo dejaré, porque Él nunca me dejará
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