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EL “PUENTE DE LAS MONAS”, PUERTA DE ACCESO A CELAYA,
GUANAJUATO.
José Luis Sil Rodríguez1.
Introducción
El presente trabajo reporta el avance de investigación acerca de la notabilidad que como
acceso a la ciudad de Celaya adquirió el Puente de las Monas en la segunda mitad del siglo
XIX, indagación que a la fecha ha arrojado datos cuya tendencia es a probar positivamente
la hipótesis planteada para la investigación.
El objetivo final del trabajo es propiciar la conservación del monumento, al resaltar la
relevancia histórica del mismo, ubicándolo en su dimensión real como elemento urbano
notable en la Celaya decimonónica, y como elemento histórico identitario en la Celaya
actual.
En el desarrollo de la investigación identificamos y caracterizamos algunos componentes
importantes dentro de la configuración de las ciudades, partiendo de las ciudades romanas y
pasando por las ciudades virreinales mexicanas, para detenernos en el estudio de Celaya;
así mismo en este brevísimo recorrido hacemos énfasis en dos dispositivos urbanos; los
Arcos del Triunfo y los Puentes, los últimos por la analogía con nuestro objeto de estudio y
los primeros por su contenido simbólico, el cual reconocemos en nuestro puente.
Finalmente y haciendo énfasis en el simbolismo del vestigio, desarrollamos un sucinto
análisis de la iconografía del monumento para confirmar lo que las fuentes históricas nos
señalan al respecto.
Las Ciudades Romanas
A pesar de que la construcción de ciudades es una actividad humana muy antigua, y que
muchas de esas fundaciones ostentaron murallas como elemento defensivo fundamental, es
indudable que el urbanismo romano es el que más influencia tuvo en la creación de las
actuales ciudades; en el caso de Latinoamérica a través del colonialismo español y debido a
la ocupación del territorio actualmente conocido como España por el imperio romano
1 Ingeniero Arquitecto por el IPN, Maestro en Restauración de Sitios y Monumentos por la Universidad de Guanajuato.
Catedrático Investigador en la Universidad de León. Facultad de Arquitectura. Miembro de la Academia de Investigación
de la UdeL. joseluissil.arquitecto@gmail.com
durante varios siglos. Por tal motivo iniciaremos nuestro estudio recordando algunos de los
elementos básicos de urbanismo romano.
Las ciudades romanas no se limitaron a un solo tipo, pues su configuración y organización
variaba de acuerdo a la función que cumplía, como lo señala Fernando Chueca Goitia:
“las había comerciales e industriales como en realidad lo eran las más importantes (Roma,
Alejandría, Antioquía, Éfeso, Cartago, Lyon, etc.); ciudades caravaneras como las que
establecían el comercio con el Oriente (Palmira, Petra, Bosra); había ciudades que eran
cabezas provinciales o de departamentos agrícolas (Verona, Siracusa, Tréveris, Londres,
Tarragona, Córdova, Mérida, Timgad, Cirene, Rodas, Esmirna, Pérgamo, Mileto, Tiro,
Sidón, Gerasa, etc.).
En cuanto a su trazado, o era desarrollo de poblados indígenas, … o eran ciudades
helenísticas romanizadas que habían continuado la tradición hipodámica, o eran ciudades
de nueva implantación, como las que provenían de antiguos campamentos militares, …”2
Este último modelo de ciudad romana, el de traza militar, se creaba rodeado por una
muralla diseñada para la defensa de la propia ciudad, el trazo de ésta se disponía con
regularidad a partir de dos calles principales perpendiculares entre sí, denominadas “el
cardo (brazo N.S.) y el decumanus (brazo E.O.)”3. En el punto de intersección de ambas se
ubicaba el foro, espacio donde se construían los edificios más importantes de la ciudad.
En este modelo romano de ciudad, las puertas de acceso a la misma se localizaban en los
extremos de las calles principales (cardo y decumanus), aunque también se las podía ubicar
en otros puntos de la muralla que rodeaba a la ciudad, estaban orientadas hacia cada uno de
los cuatro puntos cardinales, así, dichas puertas eran denominadas como Puerta Praetoria
(norte), Puerta Principalis Dextra (este), Puerta Principalis Sinistra (oeste) y Puerta
Decumana (sur).
Las Puertas de Ciudades
Las puertas de las ciudades, fueron hasta épocas recientes los principales puntos de acceso
a las poblaciones, estaban frecuentemente provistas de dispositivos de defensa, como torres,
puentes levadizos y rejas de hierro o portones de madera “…solían estar flanqueadas por
2 Chueca Goitia, Fernando. Breve Historia del Urbanismo, 10ª edición. España, Alianza, 1985. p60 3 Chueca Goitia, Fernando. Op. cit. p62
dos torres con estancias donde se situaba la guardia. También había estancias encima de los
arcos de entrada. Normalmente tenían uno o dos vanos, cubiertos con bóvedas de cañón.”4.
Para los romanos, las puertas de la ciudad adquirieron una gran relevancia simbólica, por
ello los arcos del triunfo cuyo simbolismo era similar al de las puertas, llegaron a sustituir a
éstas, un ejemplo de lo anterior es el Arco de Medinaceli, una de las construcciones
romanas más importantes en territorio español, construido para dar acceso a la ciudad
romana asentada en este lugar. “… La función principal del arco fue, evidentemente
difundir una imagen de poder y de prestigio, una función que tuvieron también otras
puertas urbanas de ciudades romanas.”5
Por otra parte las ciudades fortificadas medievales disponían de puertas provistas de
dispositivos defensivos, como almenas, matacanes y troneras, algunas estaban protegidas
por un foso con un puente levadizo, que era izado en caso de ataque; así mismo al lado de
la puerta principal se construían postigos, que consistían en puertas pequeñas para el paso
de personas y animales, esto a fin de evitar que las puertas principales estuvieran siempre
abiertas.
Es hasta el siglo XVIII cuando se inició la construcción de puertas de ciudad sin funciones
defensivas, en estos casos las puertas podían emplearse como puesto de control aduanero o
podían ser puramente ceremoniales.
Los Puentes
Otro de los elementos importantes dentro de la ingeniería y urbanística romana son los
puentes, construidos para complementar la red de caminos que permitía una adecuada
comunicación y comercio entre los diversos asentamientos a lo largo y ancho de todo el
imperio.
En cuanto a los componentes de las citadas estructuras el Dr. Manuel Durán Fuentes señala:
“La parte superior del puente es la plataforma, formada por los andenes, la calzada y los
pretiles o barandas.
No suelen conservarse los pavimentos originales puesto que se deterioraban con facilidad
por el uso y eran sustituidos por otros. …
4 Urbanismo Romano. Construcciones de la ciudad romana. Recuperado de Arte España el 14 de julio de 2010 disponible en
http://www.arteespana.com/urbanismo.htm 5 Arco Romano de Medinaceli, Juan Manuel Abascal y Géza Alföldy editores, Real Academia de Historia Universidad de Alicante, España, 2002. p78.
Con respecto a los pretiles originales, los parapetti, son también muy escasos los puentes
que los conservan. …
En la cuestión del ornato prevaleció el gusto sencillo de los ingenieros romanos ya que …
no abundan los elementos decorativos.
El edículo más ornamental fue el arco de triunfo, construido como marco de entrada que
recordaba algún acontecimiento o por simple efecto estético y monumental.”6
De lo expuesto hasta aquí podemos deducir que posterior al periodo renacentista, más allá
de las funciones militares, las puertas de las ciudades y los puentes que dieron acceso a las
mismas, adquirieron características simbólicas relevantes, sirviendo además para enfatizar
la importancia de los asentamientos humanos desde su mismo acceso.
Ilustración 1 Puente con Arcos Triunfales.
Fuente: Los Puentes Romanos Proyecto y Construcción.
El Urbanismo Virreinal Mexicano
El origen de las características del trazo de las ciudades virreinales mexicanas ha sido un
punto de marcada discusión, pues mientras algunos autores (restauradores la mayoría)
afirman que su origen se encuentra en los trazados de las ciudades prehispánicas, otros
(urbanistas principalmente) ubican su origen la tradición renacentista italiana y en las
disposiciones españolas del Rey Felipe II; sea cual fuere el origen morfológico de la ciudad
virreinal mexicana, buscaremos a continuación identificar las tipologías urbanísticas
virreinales a fin de enclavar en alguna de ellas a nuestro sitio de estudio, condición
6 Durán Fuentes, Manuel Dr Ingeniero de Caminos, C. y P. LOS PUENTES ROMANOS: PROYECTO Y CONSTRUCCIÓN. Universidad de A Coruña. Recuperado de Museo Romano Oiasso el 14 de julio de 2010 disponible en www.oiasso.com
relevante para determinar la importancia del objeto de estudio, para ello recurrimos al
trabajo que sobre este tema fue desarrollado por Francisco Muñoz Espejo, quien señala:
“Jorge E. Hardoy, en su ensayo sobre ciudades iberoamericanas, … hace una clasificación
de las ciudades atendiendo a su localización, organización o jerarquía territorial, de la que
resulta una división en diferentes categorías tales como:
Centros de Administración
Puertos Internacionales
Puertos Regionales
Centros Mineros
Centros Indígenas
Centros Agrícolas
Presidios
Centros Militares de Frontera
Centros Religiosos (Misiones), etc.”7
De los tipos mencionados por Muñoz Espejo, prácticamente todos los tenemos en México,
siendo Celaya un Centro Agrícola. No obstante, el mismo autor señala otros criterios de
caracterización de las ciudades virreinales a partir de la temporalidad de las mismas, las
cuales se establecen como sigue:
“Etapas Evolutivas de la organización territorial en las colonias iberoamericanas
Oficialidad del urbanismo colonial
1. Organización territorial Colombina: Se establece a través de las Capitulaciones de
Santa Fe de 1492, y es aceptada por la Corona de los Reyes Católicos. En la práctica,
los establecimientos son considerados como “factorías” o centros de extracción.
2. Organización urbana Ovandina, de 1502: Se plantea a través de misiones de
colonización por Fray Nicolás de Ovando, siendo éste el primer gobernador de Santo
Domingo y de las misiones colonizadoras de América.
3. Plan de Ordenamiento Urbano para las Indias, de 1573: emitido por el rey de España
Felipe II, fue avalado por el Consejo de Indias.
4. Plan de Reformas Urbanas del siglo XVIII: Rey Carlos III.”8
7 Muñoz Espejo, Francisco. ESTUDIO SOBRE EL URBANISMO COLONIAL Y LAS FORTIFICACIONES HISPANOAMERICANAS CON RELACIÓN DE LOS PRINCIPALES ITINERARIOS CULTURALES DE COMUNICACIÓN
(CAMINERÍAS REALES Y RUTAS COMERCIALES INTEROCEÁNICAS). Recuperado de ICOMOS-España el 17 de julio de 2010
disponible en www.esicomos.org 8 Muñoz Espejo, Francisco. op. cit.
De los anteriores criterios y dada la fecha de fundación de la ciudad de Celaya (1571), ésta
se ubicaría dentro de la organización Ovandina, sin embargo dicha organización se refería
fundamentalmente a los asentamientos indianos, mientras que Celaya fue una villa
española, así pues, pertenece más bien a la organización Colombina, en una variante
identificada por Muñoz Espejo como Mendocina, la cual describe de la siguiente manera:
“El modelo de influencia Mendozina
Antonio de Mendoza llega en 1535 como primer Virrey de Nueva España. Sus principales
obras urbanísticas fueron las ciudades de México, Puebla, Valladolid y Oaxaca. En estos
casos se quiso crear una ciudad ventilada, soleada, con calles anchas para permitir una
disposición militar adecuada y edificaciones con una altura no excesiva para asegurar que
todas reciban el sol por igual. … De esta forma, el “Castrum” romano, el Damero, que
constituyen el sueño utópico de los humanistas de occidente, se materializa en América.”9
La relevancia de Celaya dentro del conjunto de ciudades virreinales españolas, estriba en
que se encontraba en la llamada “Ruta de la Plata”, camino real que partiendo de las
ciudades norteñas –Zacatecas la principal-, comunicaba los diferentes Centros Mineros de
donde se extraía la plata con la capital del país, para desde ahí enviar el metal vía Veracruz
a España; sin embargo, Celaya no cumplía una función defensiva dentro de la ruta, como
otras ciudades, entre ellas San Miguel de Allende, por lo tanto no tenía fortificaciones ni
presidios, su función era abastecer de víveres a quienes transportaban la plata hasta México,
de ahí que en la clasificación inicial hemos ubicado a Celaya como un Centro Agrícola.
Resumiendo identificamos a nuestro sitio de estudio, Celaya, Guanajuato como un
importante Centro Agrícola de modelo Mendocino, es decir, una ciudad de traza reticular
con calles anchas y dedicada a la producción y comercialización de productos agrícolas,
desprovista por lo tanto de elementos defensivos como son las murallas, por ello y a pesar
de su importancia, no contaba con elementos iconográficos que resaltaran su prestigio.
Celaya
Celaya fue fundada en 1571 por el Virrey Martín Enríquez de Almanza con el nombre de
“Villa de Nuestra Señora de la Concepción de Zalaya”, en 1655 alcanzó la denominación
de ciudad aprobada por el Virrey Don Francisco Fernández de la Cueva, Duque de
9 Idem.
Albuquerque, quién además le concedió el calificativo de “Muy Noble y Leal” con derecho
a blasón, denominación confirmada por el Rey Felipe IV en 1658.
En la “Relación de Salaya y su partido, hecha por Cristóbal de Vargas Valadés, Alcalde
Mayor de la Vila de Nuestra Señora de la Concepción de Salaya”, fechada el 15 de junio de
1580, se describen algunas características de la villa original:
“… 10.- Está asentada en un llano y en …. - - calles derechas e anchas que corren leste
suroeste y cruzan norte sur, con su plaza grande; tiene un monasterio de la orden del señor
San Francisco en que residen de ordinario cuatro religiosos.
… 24.- Dase mucho trigo y mucho maíz y cualquiera hortalizas, que sirven de sustento para
los dichos vecinos.
… 33.- Y su contratación es vender harina y trajinarlas a otras partes. … “10
En 1725, el entonces virrey Don Juan de Acuña, Marqués de Casa-fuerte concedió “al
colegio de la ‘Purísima Concepción’, que tenían lo franciscanos en Celaya, … el privilegio
y título de ‘Real y Pontificia Universidad’ sujeta en todo a la de la capital”11
, La
Universidad de México.
En lo aquí descrito se confirma el modelo mendocino de la morfología urbana, la vocación
agrícola de la población y la relevancia que la ciudad alcanzó durante el virreinato, al
concederle la posibilidad de contar con una universidad.
Los Puentes Tresguerras y “de las Monas”
La trascendencia de Celaya en la época virreinal e incluso hasta el porfiriato, se da por la
cuantía de su producción agrícola, cerealera principalmente, pero la fertilidad de las tierras
celayenses no es casualidad, es debida a su proximidad con el Río Laja cerca de cuyas
márgenes fue fundada la ciudad, pero si bien esta cercanía le otorgó la característica de
fertilidad que llevó a la región a ser considerada como el “Granero de México”, también le
generó importantes inconvenientes, como son las constantes inundaciones que a lo largo de
su historia la han amenazado, prueba de ello es el documento fechado el 20 de noviembre
de 1692, en que se narra una inundación sufrida por la ciudad, lo relevante del testimonio
para nuestro estudio es la mención de dos ríos, uno el Río Laja y otro cuyo nombre no se
menciona pero que se encuentra cercano al entonces límite de la ciudad:
10 Municipio de Celaya. Fuentes Esenciales para la Historia de Celaya. Celaya, 2007. p51 11 Velasco y Mendoza, Luis. Historia de la Ciudad de Celaya, Tomo I. México, D.F. 1947. p165
“… Lo primero por el que corre tan evidente de destruirse este año venidero de noventa y
tres con el Río de La laja y otro que pasa cerca de ella, los que habiendo sido tantas y tan
repetidas las aguas de este presente año de la fecha se juntaron y habiendo salido uno y otro
de sus cajas y rompieron por parte tan peligrosa que entró el agua dentro de la Ciudad…”12
En junio de 1803 con la intención de conocer las minas de Guanajuato, el recién nombrado
Virrey Don José de Iturrigaray, pasó por Celaya y “… El Ayuntamiento en masa, y con él
la nobleza, los Superiores de las Ordenes religiosas, la Justicia y Regimiento de la ciudad,
con todo el vecindario, acudieron a recibirlo hasta el río de La Laja;…”13
Dada la mencionada cercanía de estos ríos, principalmente al Rió Laja y habida cuenta de
que era necesario atravesarlos para acceder a la ciudad, a principios del siglo XIX el
Intendente de la Provincia de Guanajuato, Don Juan Antonio Riaño encargó al Arquitecto
Francisco Eduardo Tresguerras la construcción de un puente que cruzara el Río Laja “… La
inauguración tuvo efecto el 15 de Agosto de 1809”.14
A partir de entonces el puente se convirtió en un ícono para la ciudad, a grado tal que
durante muchos años, incluso ya entrado el siglo XX, se realizaban festividades en las
márgenes del río para conmemorar la inauguración de dicho puente, conocido como
“Puente Tresguerras” para recodar también a su autor. No obstante en vista que el
multicitado puente dista una legua (poco más de cuatro kilómetros) de la ciudad y que era
necesario cruzar el “Rillito” sin nombre mencionado en diferentes textos, se determinó la
necesidad de construir otro puente, así:
“Del año de 1844, y por acuerdo del prefecto (Don Pantaleón Espinosa de los Monteros),
… data la construcción del puente situado a la salida del camino que conduce a Querétaro,
sobre el canal que va a desembocar en la vía fluvial denominada el ‘Rillito’, que en
aquellos años corría a extramuros de Celaya. Se inauguró el 27 de septiembre del mismo
año, y el vulgo le aplicó desde luego el nombre de ‘Puente de las Monas’, porque a la mitad
de sus altos parapetos, que en su arquitectura tienen mucho del estilo de Tresguerras, su
constructor, Don Longinos Núñez , colocó las estatuas sedentes de dos jóvenes y apuestas
matronas que representan a la ciudad de Celaya y a la República Mexicana; pero como el
pueblo no estaba en aquellos tiempos muy versado en esta clase de representaciones
12 Municipio de Celaya. Op. Cit. p73 13 Velasco y Mendoza, Luis. Historia de la Ciudad de Celaya, Tomo I op. cit. p255 14 Idem. p198
alegóricas, ni entendía de figuras o personajes simbólicos, a la generalidad le parecieron
simple y sencillamente ‘dos monas’, y desde entonces así se llamó el puente.”15
Ilustración 2 Zona Nororiente de Celaya
Fuente: Elaboración Propia sobre archivo de Imagen Histórica de Celaya A.C.
Desde ese momento el puente adquirió la connotación de puerta de acceso a la ciudad, en
donde eran recibidos los personajes ilustres que la visitaban, tal como lo describen las
siguientes narraciones de Don Luis Velasco y Mendoza en su “Historia de la Ciudad de
Celaya”, la primera relatando la visita de Maximiliano de Hasburgo Emperador de México:
“… el día 23 de Agosto (de 1864), cerca de las once de la mañana, hizo su arribo el
Emperador Maximiliano a Celaya. … Los alegres repiques de todas las campanas de los
templos se confundían con las aclamaciones de la multitud, cuando la comitiva llagó al
‘puente de las Monas’; en el que, a los lados del mismo, con la comisión de recepción
integrada por Don Julio de la Herrán, Don Francisco Maldonado y Don Francisco P.
Espinoza, había varias niñas vestidas de blanco, con argentinas alas y portando estandartes,
…”16
También se recibieron ahí los restos fúnebres del General y Licenciado Manuel Doblado,
quien fuera Gobernador de Guanajuato y Ministro de Relaciones Exteriores durante el
periodo presidencial de Benito Juárez, y que muriera en la ciudad de Nueva York el 19 de
junio de 1865:
15Velasco y Mendoza, Luis. Historia de la Ciudad de Celaya, TomoII. Mexico, D.F. 1947. P227-228 16 Velasco y Mendoza, Luis. Historia de la Ciudad de Celaya. Tomo III México ,D.F. 1948, p72 y 73
“Un mes después (julio de 1869) se rendía en Celaya un sentido homenaje a los restos
mortales del Gral. y Lic. Don Manuel Doblado …
Su llegada a la ciudad fue un acontecimiento que produjo la más honda sensación. En la
garita de México se saludó a las cenizas con una descarga cerrada de la fuerza allí
estacionada; y en seguida fueron recibidas en el “puente de la Monas” por las personas
previamente invitadas para que formaran el acompañamiento que las conduciría a la casa
particular del Jefe político, Corl. Don Florencio Soria, … Abría la marcha un escuadrón de
gastadores, seguían los niños de las escuelas portando estandartes con inscripciones
alusivas a los méritos del desaparecido, y a continuación un elegante y sencillo carro
fúnebre, … Iba en seguida una numerosa comitiva, del H. Ayuntamiento, el Jefe político, y
cerrado la marcha una columna de infantería y caballería mandada por el Corl. Don Vicente
Gutiérrez que precedía larga fila de carruajes, enviados voluntariamente por los vecinos
acomodados de la ciudad.”17
También fue recibido en ese mismo sitio el General Porfirio Díaz al frente del ejército
constitucionalista, durante la campaña para derrocar al entonces presidente Sebastián Lerdo
de Tejada y ascender por primera ocasión a la presidencia de la República mediante la
aplicación del “Plan de Tuxtepec”:
“Ese mismo día (29 de diciembre de 1876) había hecho su entrada triunfal el ejército
constitucionalista en Celaya. Al llegar a ciudad, marchaba a la vanguardia el Gral. Don
Porfirio Díaz, … rodeado de su Estado Mayor en el que figuraban destacados jefes del
mismo ejército. Las autoridades, con el Jefe político a la cabeza, lo fueron a encontrar hasta
el “puente de la Monas”, donde fue pronunciada una alocución de recibimiento; y como
venía aureolado de un gran prestigio militar, … el pueblo no se cansaba de manifestarle su
admiración con “vivas” y gritos de entusiasmo, que se perdían entre el ruido ensordecedor
que producía el estallido de cohetes y el repicar de las campanas de todos los templos de la
ciudad.”18
El puente de las monas vio pasar por su plataforma a otros personajes como la cantante de
ópera Ángela Peralta, además de políticos y ejércitos durante las constantes luchas internas
que se sucedieron en México durante la segunda mitad del siglo XIX, sin embargo, con la
inauguración del ferrocarril el puente de las monas perdió protagonismo como acceso a la
17 Velasco y Mendoza, Luis. Historia de la Ciudad de Celaya. Tomo III. Op. cit. p152 y 153 18 Idem. p203 y 204
ciudad, puesto que los personajes ilustres que visitaban la ciudad arribaban a ésta
empleando este moderno y novedoso medio de transporte.
“El 31 de marzo de ese mismo año (1882), pudo al fin llegar a Celaya la primera
locomotora que corría del ‘Ferrocarril Central’; y al día siguiente arribaba el primer tren de
pasajeros, … Desde ese momento quedó el ferrocarril a servicio del público, porque el Ing.
Don José N. Velázquez, representante de la Secretaría de Fomento, había dado ya su
autorización para que: abarcando el tramo recién terminado, se pusiera desde luego el
mencionado ferrocarril en explotación hasta la ciudad de México; …
Un año después tenía también lugar la inauguración oficial de la línea del ‘Ferrocarril
Nacional’ que, pasando por Toluca, Acámbaro y Celaya, iría a terminar en la ciudad de
Laredo, ya en la frontera con Estados Unidos. … “19
La pérdida de protagonismo del puente aunado al crecimiento de la mancha urbana de
Celaya dentro de las transformaciones de las zonas centro y nororiente, propiciaron que la
estructura quedara inmersa en la red de calles y fachadas de la zona, como se advierte en
los siguientes datos relativos a la zona centro de la ciudad:
“Entre 1903 y 1906 se dan inversiones en equipamiento de abasto y en mobiliario urbano:
inicia la construcción del mercado ‘Morelos’ y en 1906 se inaugura el de la Plaza de la
Constitución hoy jardín principal.
Del año de 1907 al año de 1943, se realizaron trabajos de introducción de infraestructura y
mejoramiento de la estructura vial y de pavimentos. En 1907, se inician los trabajos de
perforación de tres nuevos pozos, para satisfacer las necesidades del vecindario: en la
‘Alameda’, en la plazuela de ‘San Agustín’ y en el ex cementerio de San Francisco.”20
Respecto de la zona nororiente se señala:
“La primera transformación de la mancha urbana la ubicamos en el año de 1883 con la
apertura al público de la estación de tranvías que en ese año, era para servicio de los
pasajeros que iban a Acámbaro y Michoacán. Celaya tuvo comunicación por medio de
tranvías tanto por el norte como por el oriente.
La segunda transformación la ubicamos entre los años 1890 y 1910 cuando identificamos el
surgimiento de la fábrica de alcoholes ‘La Favorita’…”21
19 Idem. p242 y 243 20 Mejía Morales, Norma. Proceso de crecimiento de la manca urbana de Celaya, Guanajuato desde su fundación hasta el año 2007. En
prensa, Universidad de León, 2008. 21 Mejía Morales, Norma. Op. cit.
Durante y después de estas transformaciones el puente no sólo cae en desuso, sino
precisamente motivado por éste cae también en el abandono; así mismo las acciones
llevadas a cabo para secar la ciénega norte y transformarla en el parque público conocido
como “La Alameda”, propician que la acequia o “rillito” que cruzaba el puente se secara, lo
que permitió que los terrenos que lo rodean fueran cedidos a particulares para construcción
de casas habitación, las cuales utilizaron los altos parapetos a manera de barda o muro de
las casas que sobre el puente se construyeron.
Ilustración 3 Puente de las Monas absorbido por la mancha urbana
Fuente: Elaboración Propia sobre archivo de Imagen Histórica de Celaya A.C.
Así la siguiente información con que contamos del “Puente de las Monas”, se refiere ya a
arreglos que hubo necesidad de hacerle debido al paso del tiempo, al abandono y al uso
inadecuado del mismo, así en el I Informe de Gobierno del Presidente del H. Ayuntamiento
del Municipio de Celaya, Gto., Dr. Octavio Lizardi de fecha 1º de enero de 1951 se
reportan obras de reparaciones en el puente de las monas:
“… Se reparó el Mercado Morelos en diversos aspectos, con un costo de $999.87; el jardín
de la Alameda, con $997.00; el Jardín Principal tuvo reparaciones por 311.95; las llevadas a
cabo en el “Puente de las Monas”, costaron $202.70 y las de la Calzada Independencia,
$423.00”22
Del puente no vuelve a haber noticias hasta nuestros días.
22 Municipio de Celaya. Op. Cit. p240
Ilustración 4 Puente de las Monas, parapeto norte
Fuente: SkyscraperCity
Análisis del Puente de las Monas
El puente como tal, ya ha sido absorbido por la mancha urbana de Celaya, quedando
inmerso en la red de calles y fachadas de la zona centro, por lo que las características de la
mayoría de sus componentes nos son desconocidas, sin, embargo, lo que es actualmente
observable son los parapetos, en los cuales centraremos nuestro análisis.
Los parapetos del puente son a simple vista simétricos, no obstante, una revisión más
detallada indica que el parapeto norte es de menor dimensión que el parapeto sur, ambos
tienen en los estribos oriente y poniente sendos pilares que enmarcan el inicio y final del
parapeto (y presumiblemente del puente). Están compuestos de tres secciones de diferentes
dimensiones (aunque muy cercanas en magnitud) de las que destaca la sección central, pues
en ambos lados funge como pedestal de una efigie femenina.
Las secciones laterales no presentan decoración alguna, sólo ostentan un tablero rectangular
en alto relieve, que genera un línea de sombra, que a su vez rompe la monotonía del
elemento; en la parte superior presenta una cornisa de unos quince centímetros de alto
compuesta por un filete, una cima recta, un cimacio, una corona, nuevamente un filete, un
cuarto bocel y un filete (orden dórico); sobre la cornisa se observa un pretil liso de la
misma altura que la cornisa. En la parte baja de cada sección se aprecia una banca de
cantería con forma de prisma rectangular sin decoraciones, presumiblemente agregada
posteriormente.
Por lo que toca a las secciones centrales, éstas son del doble de grueso que las secciones
laterales a fin de soportar el pedestal de las monas, lo cual las hace sobresalir del paramento
de las secciones laterales para alinearse con el de los pilares del inicio; se dividen en cinco
cuerpos, dos de ellos decorados con un relieve que asemeja un conjunto de tepalcates que
estuvieran incrustados en la piedra, y alternadamente, existen dos cuerpos lisos con un
remetimiento central que los recorre longitudinalmente, de ellos sólo dos son visibles
completamente, pues el tercero está casi totalmente oculto por la banca agregada; la parte
inferior presenta la continuación de la banca descrita en las secciones laterales, y como
remate presenta la continuación de la cornisa descrita para las secciones laterales.
Los pilares en los extremos, de aproximadamente una vara de ancho, presentan la misma
configuración que la sección central, es decir, cinco cuerpos, tres decorados y dos lisos con
la misma apariencia, la diferencia con las otras secciones es la ausencia de la banca, en su
lugar los pilares tienen una basa compuesta por un plinto, un talón, y un doble filete (orden
jónico).
Sobre la sección central se construyó un pedestal en forma de prisma rectangular
ornamentado al estilo neoclásico que, ocupando prácticamente todo el rectángulo frontal
presenta una inscripción, en lado norte la inscripción alude al municipio, mientras que en el
lado sur a las acciones públicas, la ornamentación consiste en un cornisamiento semejante
al utilizado en el remate de los parapetos, bajo la cornisa luce una moldura acodada de
cuyos codos se desprenden tres platos sobrepuestos y de diámetro descendente; la citada
ornamentación sirve de marco para el tablero que contiene una inscripción, dicho tablero
presenta una prolongación en los extremos a manera de codo del que se desprenden cuatro
dentículos en cada extremo. De las caras laterales del pedestal nacen sendas guirnaldas de
acanto de forma triangular (dimensión descendente) que terminan en un roleo, sobre un
plato que remata el plinto del pedestal.
En cuanto a las monas, se trata de dos efigies femeninas en posición de reposo
(semirecostadas), la norte portando en su mano derecha un objeto identificado como una
antorcha (dato no confirmado puesto que la efigie físicamente ya ha perdido el objeto),
sosteniendo un escudo en el que se parecían los elementos que componen el escudo de la
ciudad; la efigie sur representada en la misma posición, ostenta en su mano derecha un
pergamino enrollado y con la izquierda sostiene un escudo con los elementos del escudo
nacional (de la época porfirista); bajo la efigie norte se lee la inscripción “LA
MUNICIPALIDAD DE CELAYA AÑO DE 1844” mientras que bajo la efigie sur se lee la
siguiente inscripción: “AL ORNATO Y BENEFICENCIA PÚBLICA”.
Ilustración 5 Puente de las Monas, efigie sur
Fuente: SkyscraperCity
La interpretación iconográfica confirma la versión de Don Luis Velasco y Mendoza, quien
señala que las monas en realidad se tratan de la representación de la ciudad de Celaya y la
República Mexicana; de acuerdo Juan Eduardo Cirlot la tradición otorga a la figura
femenina tres simbolismos: “… como sirena, lamia o ser monstruoso que encanta, divierte
y aleja de la evolución; como madre o Magna Mater (patria, ciudad, naturaleza),
relacionándose también con el aspecto informe de las aguas y del inconsciente; y como
doncella desconocida, amada o ánima, … “23
, las efigies que nos ocupan claramente aluden
al segundo significado, como Magna Mater; por otra parte según Miranda Bruce-Mitford
en su Enciclopedia de Signos y Símbolos, la antorcha representa poder espiritual, seguridad
y firmeza, mientras que la llama representa luz y esperanza, circunstancias ambas asociadas
a la administración pública, en este caso municipal; en tanto que el pergamino interpretado
como libro, según la misma autora, es un símbolo de conocimiento y sabiduría,
paralelamente como pergamino, también representa a la ley, incidencias ambas asociadas a
la nación como personificación de la autoridad máxima; lo anterior nos permite establecer
estos elementos como atributos asociados a la representación de la ciudad y de la patria;
finalmente los escudos que como principal atributo ostentan las efigies no dejan duda de
23 Cirlot, Juan Eduardo. DICCIONARIO DE SÍMBOLOS 10ª ed. España, Ediciones Siruela, 2004
que se trata la efigie del lado norte de la representación de la ciudad y la sur la
representación de la república mexicana.
CONCLUSIONES
A partir de lo descrito en el presente texto podemos sentar preliminarmente lo siguiente:
Es indudable que el “Puente de las Monas” se constituyó en su periodo histórico (aunque
por el breve periodo de 30 años) en la puerta de acceso a la ciudad de Celaya.
El puente enfatizó la preeminencia de Celaya en el contexto político, social, económico y
urbano de México en el siglo XIX, de ahí la magnitud del puente y de sus parapetos, así
como del empleo de la estética neoclásica, debida no sólo a la moda arquitectónica de la
época sino también al deseo de destacar la trascendencia simbólica del monumento.
Con el advenimiento del progreso porfirista, se gestó y consumó la venida a menos del
puente hasta casi desaparecer en medio de una mancha urbana en constante crecimiento.
Hecho que paradójicamente predijo igual escenario para la ciudad, pues Celaya no alcanzó
el máximo aprovechamiento de su circunstancia geográfica como cruce de las dos vías
férreas más importantes de su tiempo, viéndose rebasada como centro industrial y
comercial por otras urbes en el contexto nacional e incluso en el contexto regional por la
ciudad de León (y más recientemente por Querétaro e Irapuato).
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