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RECOGEMOS LO QUE SEMBRAMOS, SEMBRAR JUSTICIA PARA COSECHAR
PAZ. SOLUCIÓN A LA PROBLEMÁTICA DE LA PRODUCCIÓN DE CULTIVO DE
USO ILÍCITO EN EL MUNICIPIO DE LA MONTAÑITA, CAQUETÁ.
PRESENTADO POR:
JUAN FELIPE LÓPEZ RINCÓN
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS
SOCIALES
BOGOTÁ
FEBRERO DE 2019
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RECOGEMOS LO QUE SEMBRAMOS, SEMBRAR JUSTICIA PARA COSECHAR
PAZ. SOLUCIÓN A LA PROBLEMÁTICA DE LA PRODUCCIÓN DE CULTIVO DE
USO ILÍCITO EN EL MUNICIPIO DE LA MONTAÑITA, CAQUETÁ.
JUAN FELIPE LÓPEZ RINCÓN
TRABAJO DE GRADO
MODALIDAD: MONOGRAFÍA
DIRECTOR
PROFESOR: TOMÁS SÁNCHEZ AMAYA
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS
SOCIALES
BOGOTA - COLOMBIA
FEBRERO 2019
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Agradecimientos
A mi bella familia que siempre me ha apoyado incondicionalmente,
especialmente a mi madre Sara y mi hermana Diana, a los campesinos cocaleros que
diariamente sufren y sueñan por una Colombia en paz, a los muchachos, Milena, Sebastián
y Laverde fuente de inspiración y conspiración, finalmente a mis tutores Rodolfo Nieto y
Tomás Sánchez Amaya por su dirección y paciencia.
«Tal vez no deberíamos ser pescadores, pero para eso hemos nacido»
Ernest Hemingway.
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RESUMEN
La coyuntura política que atraviesa el país tras el anuncio de la implementación
de los Acuerdos firmados entre las FARC-EP y el gobierno Nacional, de los cuales queda
aprobado el punto cuatro: Solución al problema de las Drogas Ilícitas, exigió un esfuerzo por
tratar de comprender y dar razón de los fundamentos políticos que guiarán la política de
sustitución de cultivos de uso ilícito en zonas que históricamente han sido golpeadas por una
multiplicidad de violencias que hicieron de esta economía una vía legítima pero ilegal ante
un contexto de marginalidad, exclusión y desconocimiento.
Este estudio investigativo se centra en el análisis de la solución a la
problemática de la producción de cultivo de uso ilícito en el municipio de La Montañita, en
el departamento del Caquetá; a partir del punto cuatro, solución al problema de drogas ilícitas
del acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y
duradera firmado entre las FARC-EP y el Gobierno Nacional. Bajo el reconocimiento, que
es necesario que las comunidades campesinas que viven de esta economía ilegal, como
economía de subsistencia, superen dicha condición de inestabilidad y vulnerabilidad, pues
esta ha creado nuevas formas de relación con la tierra, por las cuales el campesino entra a
depender de los flujos, los movimiento y la inserción de los grupos criminales que mueven
el mercado y el tráfico de la cocaína, enajenando al campesino de su territorio, y
constituyendo una amenaza para la economía tradicional campesina.
Palabras claves: Sustitución de cultivos de uso ilícito, Políticas públicas,
Acuerdo, comunidades campesinas.
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ABSTRACT
The political situation that crosses the country after the announcement of the
implementation of the Agreements signed between the FARC EP and the National
Government, which was approved in point four Solution to the problem of Illicit drugs,
required an effort to try to understand and Give reasons for the political foundations that
guided the policy of replacing illicit crops in areas that historically have been hit by a
multiplicity of violence that made this economy a legitimate but illegal route to a context of
marginalization, exclusion and ignorance.
This research study focuses on the analysis of the solution to the
problem of illicit crop production in the municipality of La Montañita, in the department of
Caquetá; Starting from Point Four, solving the illicit drug problem of the final agreement for
ending the conflict and building a stable and lasting peace signed between the FARC EP and
the National Government. Under the recognition, it is necessary that the peasant communities
that live from this illegal economy as a subsistence economy, overcome this condition of
instability and vulnerability, since this has created new forms of relationship with the land
where the peasant enters to depend on the flows , The movement and insertion of the criminal
groups that move the market and the traffic of cocaine, alienating the peasant from its
territory, and constituting a threat to the traditional peasant economy.
Keywords: Replacement of illicit crops, Public policies, Agreement, peasant
communities.
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Contenido
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 8
Planteamiento del Problema. ................................................................................................ 13
Objetivos ............................................................................................................................... 18
General. ............................................................................................................................. 18
Específicos ........................................................................................................................ 18
Justificación .......................................................................................................................... 19
Metodología. ......................................................................................................................... 21
Marco Conceptual................................................................................................................. 28
Antecedentes ......................................................................................................................... 46
Capítulo 1 ............................................................................................................................. 52
Área de estudio: El Departamento del Caquetá- Municipio la Montañita, contexto territorial.
.............................................................................................................................................. 52
1.1 Condiciones para el cultivo de uso Ilícito: Caquetá. .................................................. 55
Capítulo 2 ............................................................................................................................. 62
Realidad Contextual: La Montañita. ..................................................................................... 62
2.1 Condiciones Infraestructurales. .................................................................................. 62
2.2. Condiciones sociales .................................................................................................. 69
2.3 Condiciones Económicas ............................................................................................ 71
2.4 Cultivo de Uso Ilícito y la Tenencia de la Tierra. ....................................................... 81
Capítulo 3 ............................................................................................................................. 86
La política de erradicación Nacional hasta el momento y la Dinámica del territorio,
Erradicación forzada y sustitución de cultivo Ilícito. ........................................................... 86
3.1 Política Nacional de Erradicación y sustitución de cultivo Ilícito, políticas públicas
enfocadas en la represión. ................................................................................................. 86
3.2 Política Antidroga en el municipio de La Montañita. ................................................. 93
Capítulo 4 ........................................................................................................................... 100
¿Ahora si una Nueva Colombia? Acuerdo general para la terminación del conflicto armado
y la construcción de una paz estable y duradera; Punto cuatro: Solución al problema de las
drogas ilícitas. ..................................................................................................................... 100
4.1 Transformaciones de la Política de Sustitución de Cultivo de uso Ilícito. ............... 101
7
4.2 Principios y objetivos de la Política de Sustitución: Programa Nacional Integral de
Sustitución de cultivo de Uso Ilícito (PNIS). ................................................................. 102
4.3 Elementos del Programa Nacional Integral Para la Sustitución de cultivo de uso Ilícito.
........................................................................................................................................ 106
4.4 Retos, disensos y perspectivas de la implementación del Punto 4 Sobre sustitución de
cultivos de Uso Ilícito. .................................................................................................... 111
5. CONCLUSIONES ...................................................................................................... 115
6. REFERENCIAS .......................................................................................................... 119
8
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo investigativo tiene por objeto analizar la solución a la
problemática de la producción de cultivo de uso ilícito en el municipio de La Montañita, en
el departamento del Caquetá, a partir del Punto cuatro, solución al problema de drogas ilícitas
del acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y
duradera, firmado entre las FARC-EP y el Gobierno Nacional.
El análisis desarrolla, fundamentalmente, una interpretación y caracterización
desde las ciencias políticas, de las condiciones socio económicas del municipio y su relación
con la existencia y la evolución de una economía de subsistencia, basada en el cultivo de la
hoja de coca, las políticas de sustitución que hasta el momento se han aplicado para la
superación de la problemática y las transformaciones que se abren ante la implementación
del Acuerdo final, en específico, para abordar el problema de las drogas ilícitas.
Por lo tanto, el trabajo no pretende ser un análisis tecnicista ni burocrático de
aplicabilidad de la política pública, entendida esta, como la mera aplicación de ciencia
administrativa, sino por el contrario, pretende desarrollar una formulación crítica de la
política pública como un campo de disputa de intereses entre actores políticos que median la
aplicación de las mismas en contextos específicos; permitiéndonos destacar unas
características que han marcado la evolución de la economía cocalera en territorios que han
estado afectados por la violencia, la exclusión y la pobreza.
El trabajo se desarrolla en cinco capítulos, el primero de ellos Área de estudio:
El Departamento del Caquetá- Municipio la Montañita, contexto territorial, compuesto por
un subtítulo Condiciones para el cultivo de uso Ilícito: Caquetá. En este capítulo se hará una
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descripción introductoria de la ubicación geográfica del municipio de La Montañita, Caquetá,
así como de algunos elementos socio económicos del departamento, con el fin de dar un
contexto territorial. A partir de ello, se realizará un análisis de las condiciones que han
permitido y en las cuales se ha desarrollado el cultivo de la coca en el departamento,
convirtiéndolo en uno de los enclaves más importantes del país en cuanto al cultivo de hoja
de coca.
El segundo capítulo denominado, Realidad Contextual: La Montañita.
Compuesto por los siguientes subtítulos Condiciones Infraestructurales, Condiciones
sociales, Condiciones económicas y Cultivo de Uso ilícito y tenencia de la Tierra.
Luego de presentar un contexto general de la región, este apartado pretende
establecer las condiciones infraestructurales, económicas y sociales, tanto de la tenencia y
vínculos con el cultivo de uso ilícito, en las que se encuentra La montañita, Caquetá, a partir
del trabajo de campo desarrollado. Lo anterior se sustentó en la elaboración de un censo
comunitario que permitió caracterizar al municipio en las dimensiones anteriormente
nombradas; esto ante la ausencia de un censo institucional de la región y por otro lado la
necesidad de la comunidad participante por avanzar en la caracterización territorial para la
aplicación de los planes de sustitución.
El tercer capítulo, La política de erradicación Nacional hasta el momento y la
Dinámica del territorio, Erradicación forzada y sustitución de cultivo Ilícito, compuesto por
los subtítulos, Política Nacional de Erradicación y sustitución de cultivo Ilícito, políticas
públicas enfocadas en la represión y Política antidroga en el municipio de La Montañita.
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Este capítulo se desarrolla a partir de la contextualización de las relaciones y
las condiciones que caracterizan el municipio de La Montañita, con el fin de establecer qué
relaciones y grados de influencia existe con el cultivo de uso ilícito, y a partir de esto
determinar las reconfiguraciones del territorio; este panorama de reconfiguración, sin
embargo, necesita de un análisis de las políticas de erradicación que hasta el momento habían
sido desarrolladas por el Gobierno Nacional. Un análisis a las políticas de erradicación y
sustitución de cultivo que desde mediados de los 90 hasta el anuncio de la aplicación del
Acuerdo de Paz (2016) se venían desarrollando por el Gobierno Nacional y la ejecución de
las mimas en el municipio de La Montañita, visibilizando como estas desconocieron las
realidades de los contextos de aplicación, convirtiéndose en unas políticas que daban
prioridad a la concepción de seguridad y resultados rápidos, siendo abiertamente un ataque
para las comunidades y su formas de organización y economías tradicionales, ante la entrada
de economías de gran explotación como visión de la sustitución.
El cuarto capítulo, ¿Ahora si una Nueva Colombia? Acuerdo general para la
terminación del conflicto armado y la construcción de una paz estable y duradera; Punto
cuatro: Solución al problema de las drogas ilícitas, compuesto por los siguientes subtítulos
Transformaciones de la Política de Sustitución de Cultivo de uso Ilícito, Principios y
objetivos de la Política de Sustitución: Programa Nacional Integral de Sustitución de cultivo
de Uso Ilícito (PNIS), Elementos del Programa Nacional Integral Para la Sustitución de
cultivo de uso Ilícito y Retos, disensos y perspectivas de la implementación del Punto 4 Sobre
sustitución de cultivos de Uso Ilícito.
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Este capítulo desarrolla a partir del análisis en el marco de la coyuntura política
que abrió las discusiones de la Habana – Cuba, entre las FARC-EP y el gobierno nacional,
se presentaron unas serie de acuerdos que pretenden dar una solución al problema de las
drogas ilícitas y de modo específico, al de los cultivos de uso ilícito; de los pilares del punto
en perspectiva de que transformaciones plantea en términos de la política de sustitución, las
salvedades del Acuerdo que son los puntos a los cuales no se llegó a un consenso y serán
abordados en la implementación y por último los retos del punto como política pública del
postacuerdo.
Aquí se evidencia que el Programa Nacional de Sustitución Integral-PNIS de
Cultivos Ilícitos, queda configurado como la autoridad nacional competente, para abordar
todas las problemáticas y la generación de alternativas frente a la solución integral del
fenómeno del cultivo de uso ilícito; el cual se encuentra a cargo de la Presidencia de la
Republica, será de carácter civil e iniciará con la puesta en marcha de un proceso de
planeación participativa, que tendrá por obligación la participación ciudadana, estatal y de
las FARC-EP, en las medidas y condiciones de su tránsito a la vida civil.
Los principios que sustentan el Programa, en primera medida, responden a su
integralidad con la Reforma Rural Integral (RRI), en la cual el PNIS al ser un componente
de la misma, atenderá poblaciones y territorios con características específicas que requieran
medidas adicionales a las concebidas por la Reforma.
A su vez, se analiza el problema de la sustitución desde la manifestación del
debate que existe sobre la concepción de la política pública de tratamiento a los cultivos
ilícitos y por ende las medidas a implementar que conciben cada actor involucrado en el
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fenómeno, respecto de los disensos sobre el Acuerdo en el punto cuatro, la apuesta de la
Cumbre Agraria, étnica y popular y la propuestas políticas de la insurgencia de las FARC-
EP, señalan que el éxito de la superación de la economía de la coca y en general del cultivo
ilícito, descansa en un cambio radical de las acciones y el discurso del gobierno.
Por último, se plantea el quinto capítulo, dedicado a postular algunas
consideraciones sobre la importancia que tiene el análisis de la política como una ciencia de
la aplicación en lo real, más aun, en momentos coyunturales en los que el país está transitando
de la confrontación de los fusiles a la confrontación de las ideas, como condición de
trasformación de los territorios. El fracaso de la política de sustitución hasta el momento por
su carácter burocrático y militarista; el reconocimiento del Punto cuatro del Acuerdo como
una alternativa que puede llegar a cambiar la perspectiva de la sustitución potenciando la
capacidad de decisión de las comunidades como garantía de la implementación y los retos
que finalmente para que esta se haga real.
Título. Recogemos lo que Sembramos, Sembrar justicia para Cosechar Paz. Solución a la
problemática de la producción de cultivo de uso ilícito en el municipio de La Montañita,
Caquetá.
Objeto de estudio. Solución a la problemática de la producción de cultivo de uso ilícito en
el municipio de La Montañita, en el departamento del Caquetá; a partir del Punto cuatro,
solución al problema de drogas ilícitas del acuerdo final para la terminación del conflicto y
la construcción de una paz estable y duradera firmado entre las FARC EP y el Gobierno
Nacional.
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Planteamiento del Problema.
La coyuntura política y social que atraviesa Colombia, tras los resultados
dejados por el pasado plebiscito realizado el 2 de octubre de 2016, para ratificar los Acuerdos
de La Habana, entre la insurgencia de las FARC-EP y el Gobierno Nacional mostraron la
polarización política, entorno al camino que deberá atravesar la terminación del conflicto
armado colombiano y la construcción de escenarios de paz, el actor fundamental será la
ciudadanía, especialmente aquellas comunidades vivieron el desarrollo del conflicto con
mayor intensidad.
Con dicho panorama el Acuerdo fue refrendado vía Congreso, luego de una
serie de modificaciones que pretendieron recoger las posiciones políticas que se habían
manifestado en la urnas e iniciar su implementación, con el fin de consolidar el Proceso de -
paz, lo que implica en un primer momento permitir la dejación de armas y la proscripción de
la violencia como forma de acción política, tanto para la insurgencia como para el Estado
colombiano, esto con el fin de fortalecer el sistema democrático y abrir la puerta a las
transformaciones políticas que serán la columna vertebral de una paz estable y duradera, lo
cual es el reto más difícil de cumplir.
Dentro de estas trasformaciones políticas que se proyectan, que fueron
discutidas durante todo el proceso de negociación entre las FARC-EP y el Gobierno
Nacional, quedaron consolidadas en los distintos puntos que conforman el “Acuerdo final
para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” y que luego
de su refrendación será convertido en proyectos de ley y políticas públicas para su
implementación; se encuentra el punto cuatro “Solución al problema de drogas ilícitas”, que
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como su nombre lo indica aborda uno de los problemas más complejos y difíciles a la hora
de hablar de la terminación del conflicto armado y el tránsito de las zonas de guerra, donde
generalmente encontramos mayor presencia de cultivos de uso ilícito, a escenarios
potenciales para construir proyectos de paz.
El fenómeno del Narcotráfico, la producción de Drogas ilícitas y los cultivos de
uso ilícito ha signado la historia de Colombia trasformando su cultura política, económica y
social que se ha desarrollado alrededor de esta economía ilegal, especialmente en zonas
rurales que han sido abandonadas por el Estado. El negocio del Narcotráfico que se presenta
como una cadena de producción y tráfico, constituye un elemento fundamental para la
degradación del conflicto armado, alimentando con flujo de dinero las distintas
manifestaciones de violencia en el país y por ende, las distintas acciones que puedan surgir
entorno a su solución, son pasos que contribuyen a la construcción de la paz.
Observamos que el negocio de las Drogas ilícitas es una problemática de
carácter mundial y su solución sobrepasa los alcances del gobierno nacional, su tratamiento
se convierte en un requisito fundamental en la construcción de la paz que se ha propuesto
como una meta nacional, pues pese a que el Acuerdo, asegura la proscripción de las FARC-
EP como grupo armado ilegal, este solo era un actor que desempeñaba el papel de mediador
en la cadena de producción y, por lo tanto, su ausencia en zonas que históricamente han sido
epicentro de la producción de drogas ilícitas y cultivo de uso ilícito, causará una disputa
territorial por el manejo del negocio entre los grupos paramilitares y el crimen organizado,
generando nuevas olas de violencia.
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Pese a que ha existido un aparente esfuerzo por parte de los distintos gobiernos
por atacar el fenómeno del Narcotráfico, su tratamiento hasta el momento, había privilegiado
la vía militar y una fuerte persecución a los eslabones más débiles de la cadena, a saber:
dentro del negocio de las Drogas ilícitas existen diferentes niveles de intervención en dicha
economía ilegal, encontrando los eslabones más débiles con los cuales inicia y termina la
cadena. En primer lugar, encontramos los cultivadores y raspachines, quienes son
campesinos empobrecidos que según Ortiz (2002) utilizan el cultivo de uso ilícito como una
economía de subsistencia de lo cual reciben menos del 0.1% de las ganancias del negocio(pág
55) y termina con los consumidores quienes son personas con una enfermedad de
dependencia. Pese a que estos dos actores son quienes menos se benefician de dicha
economía, más aún su participación se debe a condiciones de necesidad por ausencia de
oportunidades o por falta de tratamiento médico, eran hasta el momento a quienes estaban
dirigidas las políticas antidrogas.
En el centro de la cadena encontramos a los compradores, distribuidores y
quienes realizan el lavado de activos; es aquí donde se queda la mayor parte de las ganancias
del negocio, contando con los dineros que van destinados a mantener la corrupción y los
grupos armados que le protegen, y pese a que las políticas encaminadas a reducir la
producción atacando los cultivos de uso ilícito y haciendo una persecución jurídica a los
consumidores resultan más costosas que las políticas para reducir el tráfico (Uribe, G.; Mejia,
L., 2011) los dineros que alimentan las redes de corrupción han asegurado que estos sean los
eslabones menos golpeados por la ley.
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Esta perspectiva punitiva de las políticas antidrogas, enfocada hacia los sectores
más débiles, no ha significado un avance real en la lucha contra el Narcotráfico, desde el
2005, cinco años después de la puesta en Marcha del Plan Colombia1 , las hectáreas con
cultivos de coca para el 2016 se encontraban en 116 mil con una tendencia al crecimiento
(Oficina de la Naciones Unidas contra la droga, 2016, pág. 12), los cuales hasta el momento
habían sido combatidos bajo la aspersión aérea de glifosato y la erradicación manual forzada.
Como resultado de dicho enfoque, lejos de constituir un avance real frente al fenómeno de
las Drogas ilícitas, ha marginado más a las zonas rurales y ha significado un declive en la
confianza de dichas comunidades a las instituciones estatales.
Bajo este panorama, el presente trabajo pretende enfocarse en las problemáticas
que condicionan las soluciones a la problemática de la producción de cultivo de uso ilícito
por parte de las comunidades rurales específicamente en el departamento del Caquetá,
comunidades que históricamente han sido un territorio donde han confluido todos los
fenómenos de la violencia, bajo el reconocimiento de que, la persistencia de los cultivos de
uso ilícito está directamente relacionada con la existencia de condiciones de pobreza,
marginalidad y ausencia de institucionalidad (Gobierno de la República de Colombia &
Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaEjército, 2016) y que por lo tanto sentar las
bases para la construcción de un país en paz, es necesario encontrar una solución definitiva
1 El Plan Colombia es un plan primeramente de ayuda militar al gobierno colombiano, cuyo propósito
declarado es el contribuir al desarrollo de Colombia a través de la lucha contra el narcotráfico. Según el plan
Estados Unidos ofrecerá medio billón de dólares de ayuda militar a Colombia para la lucha antisubversiva.
Esto llevará al agudizamiento de la guerra interna en Colombia, el incremento de las violaciones a los
derechos humanos (ya que el equipo militar proveído por Estados Unidos ha sido utilizado en masacres de
civiles) y el desplazamiento forzado de miles de personas (Equipo Nizcor , 2018).
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al problema de las drogas ilícitas mediante una transformación del enfoque que hasta el
momento se venía aplicando.
Transformar dicho enfoque de la política antidroga en la coyuntura actual del
Proceso de paz, implica una mirada crítica sobre las políticas públicas que van a guiar el
proceso en las zonas mayormente afectadas por la economía criminal del narcotráfico. Esto
con el fin de identificar y determinar algunas problemáticas como: ¿Qué políticas de
sustitución de cultivos de uso ilícito son acordes para el territorio y la comunidad? ¿Qué
impacto tienen las políticas públicas proyectadas en el Acuerdo en la economía local? ¿Cuál
es grado de participación de las comunidades dentro de la formulación de la política de
sustitución?
Realizar una mirada crítica a las políticas públicas que desarrolló el Acuerdo y
que están en trámite para su aprobación e implementación es de suma importancia, pues, en
ellas radica la edificación de las columnas que sostendrán la construcción de un país distinto,
en el cual claudique la violencia como forma de manifestación política, sobre la base del
disfrute real de los derechos fundamentales por las comunidades que han estado
históricamente excluidas; por lo tanto, es necesario cambiar esas políticas que se quedaban
en el papel y que eran ajenas a los contextos específicos, el resultado de las políticas públicas
depende de la intensidad, la calidad y la estabilidad de las interacciones que se produzcan
entre los actores que componen una realidad política y social común.
Por lo anterior se hace menester preguntarse ¿El Punto cuatro, solución al
problema de drogas ilícitas del acuerdo final para la terminación del conflicto y la
construcción de una paz estable y duradera firmado entre las FARC-EP y el Gobierno
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Nacional, constituye una solución a la problemática de la producción de cultivo de uso ilícito
en el municipio de La Montañita, en el departamento del Caquetá?
Objetivos
General.
Analizar e identificar cómo el Punto cuatro “Solución al problema de drogas
ilícitas” del acuerdo entre las FARC-EP y el Estado Colombiano, plantea una solución a la
problemática de la producción de cultivo de uso ilícito en el municipio de La Montañita, en
el departamento del Caquetá, con base en un diagnóstico de las condiciones socio económicas
de la población de la región.
Específicos
Analizar y estudiar el Punto cuatro, problema de drogas ilícitas del
acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y
duradera firmado entre las FARC-EP y el Gobierno Nacional, en relación a la producción
de cultivos de uso ilícito.
Reconocer las condiciones socio territoriales de la Montañita, Caquetá
que han potenciado el uso de la coca como economía de subsistencia.
Diagnosticar las problemáticas económicas, sociales e institucionales
que dificultan los programas de sustitución de cultivo de uso ilícito en la Montañita,
Caquetá.
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Justificación
La comprensión de la construcción de la paz como un objetivo de carácter
nacional, implica reconocer que, dentro de este proyecto existen disputas políticas que
conciben esta elaboración desde distintas ópticas y que, por lo tanto, su éxito radica en la
capacidad que tengamos como ciudadanos, instituciones, Estado e insurgencia de crear
consensos que permitan elaborar programas territoriales que trasformen las condiciones
sociales que han alimentado el conflicto por más de cincuenta años.
Para poder reconocer dichos intereses que se desarrollan alrededor de la paz, es
necesario establecer pautas de reconocimiento y análisis de las relaciones de poder existentes,
en el marco de las contradicciones que configuran la disputa y la lucha entre los grupos
sociales, en aras del posicionamiento crítico y político de los sujetos para la construcción del
presente y la proyección hacia el futuro como conjunto social.
Dentro del análisis de las relaciones sociales entorno a la construcción de un
proyecto general con visiones particulares, que pasa necesariamente por la aplicación de
políticas públicas para su concreción, como en este caso particular el “Acuerdo general para
la terminación del conflicto armado y la construcción de una paz estable y duradera”, los
análisis de la implementación deben abarcar la discusión de la política construida y su
aplicación en los territorios, lo cual permite identificar las contradicciones que configuran la
disputa de intereses.
Sin lugar a dudas, un análisis que debe desarrollarse a profundidad, es el
tratamiento al problema de las drogas ilícitas en las comunidades rurales que han sido más
afectadas por el conflicto armado, dada la diversidad política y social que configura la
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realidad de dichas regiones. Las mediaciones que puedan realizarse entre lo postulado de los
acuerdos políticos a implementar y las realidades complejas donde se van a desarrollar
constituirán una herramienta fundamental, para construir los consensos sociales mencionados
anteriormente para realizar un trabajo mancomunado entorno al proyecto de la paz.
El presente trabajo pretende realizar un análisis centrado en las dificultades para
la solución al problema de las drogas ilícitas planteado en el “Acuerdo final para la
terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” firmado entre las
FARC-EP y el Gobierno Nacional, en relación a la problemática de la producción de cultivo
de uso ilícito en el municipio de La Montañita, en el departamento del Caquetá,
contribuyendo además en la caracterización de las condiciones socioterritoriales de la
población cocalera del departamento por medio de la construcción de un censo comunal
construido de manera participativa con los núcleos veredales, censo que hasta el momento
no se ha realizado institucionalmente.
Bajo este marco, es preocupante la ausencia de análisis investigativos que den
cuenta del verdadero alcance de las políticas de erradicación de cultivos ilícitos en los
espacios rurales, ya que tienen consecuencias que se manifiestan en el paisaje natural y
cultural, las cuales implican una nueva reconfiguración del territorio (Borrero, 2004, p. 13).
Se espera a partir de este ejercicio investigativo específico, contribuir a la
comprensión de las tensiones y las mediaciones que se deben dar entre la formulación,
aplicación y desarrollo de políticas públicas aplicadas para la coyuntura del post acuerdo.
El estudio de las coyunturas políticas, especialmente las que han desembocado
en la búsqueda a una salida política del conflicto, son una forma particular de interpretación
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de la vida política nacional que permite obtener una noción más próxima al desenvolvimiento
de las tensiones políticas que vive nuestro país.
Metodología.
El presente trabajo investigativo toma como fundamento epistemológico y eje
metodológico la ciencia política entendiendo está, como el análisis de los fenómenos
políticos, comprendidos como la organización real y concreta de la sociedad, bajo la
perspectiva de las relaciones de poder, sobre el necesario reconocimiento de los contextos y
las emergencias de actores políticos en la esfera pública.
La diversidad temática abordada por los estudiosos de la política responde,
según Norbert Lechner (Gutiérrez, 2004), a dos estrategias de investigación: una guiada por
los temas y problemas de la disciplina y otra derivada al estudio de las realidades sociales.
Por lo tanto, se plantean dos enfoques fundamentales para los investigadores sociales:
contribuir al desarrollo teórico de las disciplinas académicas y aportar elementos de análisis
a una realidad política concreta, situada territorialmente y —en el caso colombiano—
marcada por un contexto conflictivo (Restrepo P. ; Tabares O.; Hurtado G., 2013).
La percepción de la realidad como una manifestación de lo abstracto y lo
concreto permite conocer dicha realidad en todas sus dimensiones y determinaciones, por
consiguiente, este método de investigación dialéctico, en la perspectiva de la ciencia política,
exige un conocimiento histórico, geográfico, temporal, social, político y económico de la
realidad que pretendemos estudiar; es necesario indagar su coherencia y la forma en la cual
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esta se ha desarrollado, pues, solo esta directriz nos va a permitir comprender y explicar
cualquier elemento o sector de la realidad social.
Con base en lo anterior, se construye la propuesta metodológica planteada que
se estructura en tres momentos:
Censo comunitario y elección de la muestra de estudio
El primer momento del trabajo investigativo surge de la necesidad de
caracterizar el territorio como parte de los objetivos planteados, para ello fue necesario ante
la ausencia de un censo oficial, puesto que los últimos datos proporcionados por el censo
realizado en 2005 ofrecen una información generalizada del departamento (actividad
económica, sexo, edad, nivel académico) distinguiéndola entre cabezada municipal y otros
(DANE, 2006) aun cuando el ordenamiento territorial comunitario está distribuido en
núcleos comunales; por lo cual la información sociodemográfica y cartográfica de las veredas
municipales queda invisibilizada.
Ante el obstáculo de poder acceder a información sociodemográfica
desagregada que refleje la realidad del área de estudio y como una necesidad para las
comunidades puesto que para la implementación de los planes de sustitución se exige un
censo de las áreas a intervenir, se decide iniciar un proceso de censo comunal.
Los censos comunales hacen parte de la experiencia de planificación
participativa; estos son un procedimiento de recolección de datos sobre una población en un
periodo específico, realizado principalmente por la comunidad asentada en el territorio. A
diferencia de los censos oficiales que se realizan sobre las divisiones político- administrativas
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de un país, los censos comunales se llevan en territorios socialmente definidos lo que se
denomina el “área geográfica de la comunidad” (Phelan, 2009) para nuestro caso se
definieron los tres nácelos veredales con los cuales se iniciaría los Planes de Sustitución en
el municipio, Mateguadua, La unión Peneya, y Palma Azul.
Dicha área geográfica de la comunidad es delimitada a partir de criterios
subjetivos que resultan de la consulta de los intereses de la comunidad, por lo cual el diseño
de los cuestionarios de recolección y su aplicación recaen sobre la participación activa, estos
no guardan ninguna prioridad y responden a las necesidades y recursos del territorio (Phelan,
2009, pág. 3).
Para el análisis aquí realizado se determinó la siguiente muestra poblacional
que obedece a la primera etapa del censo comunitario y sobre la cual se basa este ejercicio
investigativo. El proceso de recolección fue direccionado por las 3 Juntas de Acción Comunal
de los núcleos veredales, que corroboraron la información con las actas de reunión. La
muestra corresponde a un total de 3075 habitantes y 1036 familias del área rural del
municipio.
Según el censo oficial de 2005 el Municipio de La Montañita se encuentra
habitado por 22.181 personas de las cuales 17.936 residen en área rural (DANE, 2006), sobre
el cual se trabajó la muestra del censo comunal esta corresponde al 6 % de los habitantes
rurales y esta constituirá el universo de referencia para el análisis del siguiente ejercicio
investigativo.
Tabla 1
24
Censo datos La montañita, Caquetá
Núcleo Veredas Habitantes Familias Total, Familias
Unión
Peneya
Cabaña dos 73 20
521
Buenos aires del
Peneya
96 29
La Panela 60 20
Argelia 81 24
La Argentina 121 32
Los Andes 152 58
Buenos Aires Bajo 109 32
Barrio el Jardín 299 82
La Playa 271 98
Bajo Palestina 44 17
Mateguadua Las Acacias
71 20
297
La Paujilera 125 39
El Fono 71 22
Estrella 60 24
El Pato 172 62
Costa Rica 105 26
Platanillo 82 24
La Y 57 20
25
La Nutria 46 15
Agua Blanquita 54 15
Triunfo 32 11
Maquencal 32 8
Temblón 25 11
Palma Azul
El Carmen 152 53
218 Palma Azul 92 33
El Portal 218 66
La Carpa 171 66
Recopilación de datos
El censo comunal se realizó durante los seis primeros seis meses del año 2016 en el marco
del trabajo de las JAC de los cuatro núcleos territoriales con los cuales se iniciaría el plan de
caracterización, para lo cual se elaboró una boleta censal, la cual respondió exclusivamente
a la necesidad de la comunidad por determinar características multidimensionales que
determinaban la existencia de una economía cocalera en la región, para ello se determinaron
las siguientes dimensiones que estructuraron la boleta censal:
26
Tabla 2
Categorías de análisis censo comunitario
Sociodemográfico Edad, núcleo familiar, procedencia (lugar de nacimiento), tiempo
en la región (migración interna), profesión.
Socioeconómico –
territorial
(familia)
Estado de vivienda, número de hectáreas, número de hectáreas no
cultivables, fuentes de agua, hectáreas de reserva de montaña.
Agricultura Variedad de cultivo de pancoger (papa, yuca, plátano, etc.), extensión
cultivo pancoger, hectáreas en parto, ganado, número de cabezas de
ganado.
Cultivo de uso
ilícito
Hectáreas sembradas de coca, propietario.
Beneficiarios del
cultivo ilícito
Comercio (abastecimiento), Transporte, raspachines, jornalero.
Infraestructura Vías de comunicación (tipo fluvial, terrestre, estado), electricidad,
medios de comunicación (señal móvil, torre telefónica, radio),
transporte, cultura (polideportivo) Educación (escuela) salud (puesto
de salud) Centros de acopio y mercadeo.
La anterior boleta constituyo el primer paso para la elaboración de la propuesta de sustitución
voluntaria que elaboraría la comunidad de La Montañita en la negociación con la mesa del
Gobierno Nacional, para esto la comunidad necesitaba censar las actividades que respondían
27
a la economía cocalera y la inversión en asistencia técnica que se necesitaba en la región para
la sustitución voluntaria.
En esta parte de la formulación del problema de investigación, se
determinaron como instrumentos de recolección de información la cartografía social. Entre
estos instrumentos fueron aplicados a través de transectos realizados en campo, los que
estuvieron determinados por el tipo de acceso a la zona (terrestre o fluvial), con un equipo de
recolectores de información los cuales eran designados por los lideres comunales.
Empadronamiento de datos y análisis de datos
El proceso de empadronamiento de los cuatro núcleos estuvo a cargo
siempre de los dirigentes comunitarios quienes donaron la información capturada en este
primer proceso de censo al presente trabajo, estos determinaron los momentos a desarrollar
el trabajo de recolección, la muestra y la boleta. Es importante destacar que la boleta se adapta
técnicamente a las necesidades de información por lo tanto contiene errores al indagar por
opiniones y percepciones que se alejan a la finalidad de un padrón de población y vivienda
estatal; sin embargo, ante la ausencia de esta información y al presentarse a nivel micro ofrece
un referente estadístico de estudio de caso.
En tanto al análisis de los datos, dado que la boleta censal no fue
construida con fines estadísticos, se dividió en unidades de análisis que responden a los
subcapítulos del trabajo investigativo.
28
Marco Conceptual
Partimos de la consideración de que la teoría y en especial dentro de una
investigación social, sin contenido conceptual podría ser cómplice de la perpetuación de la
barbarie. (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2015, pág. 3) Por lo anterior, dada la
profundidad de la temática, nos serviremos de las siguientes categorías para el desarrollo de
la investigación, la primera de ella será Cultivos de Uso Ilícito.
En cuanto a su definición literal, los cultivos de uso ilícito son aquellas plantas
que contienen sustancias para la producción de drogas psicoactivas naturales y que han sido
prohibidas para proteger la salud pública, entre estas la coca, la amapola y la marihuana;
Según la Ley 30 de 1986 por la cual se adopta el estatuó general de estupefacientes se
entiende por cultivo y plantación: Es la pluralidad de plantas, en número superior a veinte
(de las que pueden extraerse drogas que causen dependencia. Cultivo: Es la actividad
destinada al desarrollo de una plantación en los términos descritos en el literal anterior.
Colombia ha sufrido durante cuatro décadas, los efectos devastadores del
narcotráfico, la descomposición de los sistemas éticos y morales de la sociedad, la
destrucción de cientos de miles de hectáreas de bosques y el daño ambiental masivo
resultante de ello; la intoxicación de la economía por la repatriación de bienes y el lavado de
activos y la cooptación del Estado por parte de dicha economía (Rocha G. R., 2010.)
Dentro de esta red que se ha tejido alrededor de dicha economía ilegal,
reconocer las relaciones y la diferenciación entre la producción y la comercialización, así
como el grado de intervención de los actores y su vinculación al desarrollo del conflicto
armado interno siempre ha resultado complejo y problemático.
29
Existen versiones simplistas que pretenden reducir el problema del narcotráfico
como el motor de las diferentes manifestaciones de la violencia en Colombia o viceversa, es
necesario reconocer que según un estudio realizado por Díaz y Sánchez (2004) hoja de coca
es originaria de la Región Andina (Bolivia, Perú y Colombia), y su cultivo y consumo han
sido parte de la tradición y costumbres del campesino andino, aunque su arraigo cultural se
presenta con mayor fuerza en Bolivia y Perú. Así mismo, según señala Borrero:
Existe una causación circular entre ambos fenómenos, pero ni el uno ni el otro son la
explicación completa del fenómeno de conjunto. La violencia precedió a la droga en
Colombia y es una (no la única) de las causas favorecedoras de la implantación y
extensión del negocio de la droga. La droga a su vez, se convirtió en un factor de
ampliación y aceleración del conflicto. Una vez instalado el negocio en el país, la
causalidad revierte. Los cultivos, las instalaciones, las rutas del tráfico, el control de
las pistas aéreas clandestinas, etc., se convierten en motivos de disputas violentas.
(2004, pág. 299).
Por consiguiente, hacer un reduccionismo igual tanto para los actores que
desempeñan un papel en la cadena de producción, como para las etapas que atraviesa el
fenómeno del narcotráfico, imposibilitaría un estudio objetivo del fenómeno. Este trabajo, en
particular, se centrará en la primera etapa de la cadena de producción, específicamente en los
cultivos de uso ilícito de hoja coca, al ser el cultivo predominante en el departamento de
Caquetá, a saber, dentro de la identificación de cultivos de uso ilícito podemos encontrar la
marihuana, la amapola y la coca.
30
En las últimas décadas, y específicamente a partir del crecimiento de la
demanda internacional de drogas, esta región se convirtió en el principal productor de
coca del mundo, …Colombia cambió su condición de importador de base de coca a
productor neto de hoja de coca, pasando de cultivar el 19% del total de la región en
1990 al 72% en el 2001. (Diaz y Sanchez, 2004, pág. 42)
Las políticas antidrogas utilizadas en cada país para el periodo 1990-
2001, modificaron la distribución de la producción, mientras en Bolivia y Perú, se
centraron en la interdicción del tráfico y la erradicación manual y voluntaria
respectivamente, redujeron su participación en el cultivo de uso ilícito; Colombia, que
se centraría en la fumigación con productos químicos, pasó a ocupar los espacios
dejados por los dos países, constituyendo un fracaso para la política antidroga
regional.
En Colombia, hasta 1970, el cultivo de coca era marginal dentro del negocio
del narcotráfico y la participación del país se enfocaba en la producción de productos de
exportación, especialmente la pasta base de coca; para 1990 los cultivos de coca y amapola
tuvieron un incremento exponencial, producto por un lado, de que Colombia suplió el espacio
dejado por Bolivia y Perú en el cultivo y, por otro lado, la degradación del conflicto armado
que vivió el país durante esa década potenciaron el negocio. A inicios de la década de 1990
existían en Colombia menos de 40.000 hectáreas de coca y para el año 2009 la UNODC
(2010) afirma que el área total de este cultivo en el país era de 68.000 hectáreas.
Sin embargo, al analizar el sistema de la economía ilegal como un sistema
complejo que no se entiende exclusivamente por el desarrollo del conflicto y la evolución de
31
la producción regional, un elemento que, sin lugar a dudas, permitiría el auge de las áreas
cultivadas, sería la marginalidad social, política y económica de las áreas productoras
(Molina, 2012, pág. 18); existe un estrecho lazo económico y social y la ausencia institucional
en las que se encuentran las comunidades campesinas con el cultivo de uso ilícito.
Enrique Ortiz (2002) plantea cuatro condiciones que gradualmente vinculan
cada vez más al campesino con este tipo de cultivos:
Vulnerabilidad e inestabilidad en la producción de recursos para el
mantenimiento familiar y el mantenimiento de niveles mínimos de acumulación.
Racionalidad económica que se manifiesta en dos elementos que
determinan la adopción de los cultivos ilícitos por comunidades campesinas, de una
parte, los cultivos ilícitos son incorporados como una actividad productiva adicional
que cumple funciones específicas dentro del arreglo productivo de la finca, el cual es
un arreglo que permite superar los momentos de crisis de los cultivos lícitos. De otro
lado los cultivos ilícitos son valorados como fuente de ingreso seguro y
complementan los demás ingresos del productor.
Marginalidad y pobreza, el porcentaje de las Necesidades Básicas
Insatisfechas (NBI)2 es superado ampliamente por las regiones rurales en
comparación con las áreas urbanas, el flujo de capital que proporciona el cultivo de
uso ilícito remplaza la ausencia institucional.
2 El método de Necesidades Básicas Insatisfechas, o NBI, es una herramienta creada a finales de los años 70
con el objeto de medir y/o caracterizar la pobreza, mediante un enfoque directo, aprovechando la
información censal. A partir de los censos de población y vivienda, se verifica si los hogares satisfacen o no
una serie de necesidades elementales que permiten a las personas tener una vida digna de acuerdo con las
normas sociales vigentes. (Molina, 2012).
32
Crisis Agraria colombiana, ha sido un proceso sostenido durante los
últimos años y que alcanzó su punto más alto en 1992, y provocó un incremento de
la pobreza del sector rural.
Este último hace referencia a las problemáticas del campo colombiano, es un
fenómeno que ha estado transversalizado desde principios de los años 90, por tres factores:
el primero hace referencia a la apertura económica, la cual consistió en el ingreso del país al
modelo neoliberal-capitalista planteado desde los años 70 por el economista Milton
Friedman. Este modelo económico plantea la liberalización y apertura de los mercados, así
como una menor intervención del Estado en los asuntos sociales, es decir que sea el mercado
quien regule todos los bienes y servicios de la economía.
Bajo este contexto de desregularización del mercado, se permitió que millones
de toneladas de productos extranjeros, entraran al país sin ningún tipo de control, ni arancel,
muchos de estos eran producidos por los campesinos colombianos que no estaban en
capacidad de competir con países fuertes en el sector agrario, algunas cifras mencionan que
entre 1991 y 2001 las importaciones se duplicaron, los cereales tuvieron un incremento de
51%, aceites y grasas con un 42% y legumbres y leguminosas con un 60% las que presentaron
un mayor índice de importación (Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina,
2012) esto representó una catástrofe para el campo colombiano, puesto que, los productos
foráneos estaban subsidiados y los gobiernos de estos países incentivaban la producción
agrícola.
Esta situación naturalmente originó la quiebra de pequeños agricultores,
además la importación de dichos productos generó una crisis en nuestra soberanía y seguridad
33
alimentaria, asimismo, condujo a desterritorializar al campesino, obligándolo nuevamente a
un desplazamiento, en este caso no por medio de la violencia sino un desplazamiento
económico. (Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina , 2012)
La implementación de las políticas neoliberales y sus respectivas consecuencias
condujo, entre otras cosas, a que miles de campesinos se involucraran en cultivos que les
resultaran más rentables, surgiendo el segundo factor, los cultivos de uso ilícito.
A pesar de la caída de los carteles del narcotráfico a finales de los noventa, los
cultivos de coca, marihuana y amapola se incrementan, principalmente por el protagonismo
que empiezan a obtener los pequeños carteles del crimen organizado y el control ejercido por
parte de los grupos armados al margen de la ley (Belzner, 2017, pág. 42).
Como respuesta, se genera una nueva política antidrogas, basada en la aspersión
de los “cultivos ilícitos” que en su mayoría eran sembrados en zonas periféricas y de
colonización, así como en parques naturales; estas aspersiones con glifosato, no solo
afectaban a la marihuana, amapola y coca, también causaban un gran daño a los cultivos de
pan-coger, contaminaban las fuentes hídricas y afectaba la salud de los pobladores que vivían
en estas regiones.
Las reformas económicas han generado importantes efectos sobre la realidad
rural, que traducen en cientos de familias enfrentadas a un sector agropecuario en crisis, a la
marginalidad y la violencia, pero que continúa produciendo y adaptándose, con enormes
dificultades y un alto costo social y económico, al proceso de globalización y apertura
económica. Los cultivos de uso ilícito han encontrado aquí un contexto propicio para su
desarrollo. Estos aspectos se complejizan en las regiones en donde los campesinos e
34
indígenas han tomado la decisión de articular dentro de sus sistemas de producción (Ortiz E.
C., 2002).
En cuanto a la especialización del cultivo de coca Tavera (2001) resume cinco
características principales que deben cumplir las áreas para implementar los cultivos de uso
ilícito en Colombia:
Zonas geográficas aisladas de los centros urbanos, donde la presencia estatal
se dificulta por la ausencia de vías de comunicación y amplias áreas selváticas, presencia de
cuerpos de agua que faciliten de una parte el mantenimiento del cultivo, el procesamiento y
la eliminación de desechos; y de otra la presencia de ríos navegables, los cuales facilitan la
introducción de sustancias químicas y la salida del producto procesado, áreas con abundante
vegetación que dificultan la ubicación del cultivo, chagras, laboratorios y demás
infraestructuras para el procesamiento, ecosistemas que se adapten a las exigencias climáticas
de las variedades de plantas de coca, zonas con grupos armados ilegales que dificultan la
acción de las autoridades y que al parecer prestan servicios de seguridad a los cultivos y la
infraestructura para su procesamiento (Pág 108).
Es necesario, dentro de este panorama establecer la estrecha relación que existe
entre marginalidad social y política, cultivos de uso ilícito y conflicto armado, de un nuevo
participante en el ciclo de comercialización, sino también un nuevo cobro “el impuesto de
guerra” sobre compradores, lo que trajo como consecuencia una reducción de las ganancias.
Sin embargo, a partir de la década de 1980 el Estado estableció alianzas clandestinas para
organizar financiar y operar las unidades especiales conocidas como “paramilitares”,
35
destinadas a destruir las bases sociales de la guerrilla e impedir el cobro de impuestos, en el
marco de las “luchas por los territorios de la coca” (Fajardo D. , 2004).
Durante la última década, sin embargo, los sistemas de producción campesina
entorno al cultivo de la coca han sufrido variaciones que disminuyen el ingreso a las
comunidades por la fluctuación que produce tanto el mercado de los químicos, como la
disputa territorial de los actores armados ilegales.
Finalmente,Molina (2012, pág 33) reconoce que:
… la aparición del cultivo de uso ilícito en Colombia obedece a la suma
de causas económicas, políticas, sociales y ambientales desarrolladas a nivel global
con consecuencias que se manifiestan directamente sobre las sociedades y las
relaciones que mantienen con sus territorios locales. Al respecto Boaventura de Sousa
(1997, pág. 4) se refiere a los campesinos cultivadores de coca de Bolivia, Perú y
Colombia, como prisioneros del espacio tiempo local, ya que, al cultivar coca,
contribuyen decisivamente a la cultura mundial de la droga, sin que ellos dejen de
estar localizados. Pág 33
Como segunda categoría a desarrollar abordaremos la definición de Política
pública,
La visión más familiar que tenemos acerca de la política pública nos ha creado
una certeza casi incuestionable, de que esta es un conjunto de decisiones inamovibles sobre
lo que hay que hacer y cómo se debe hacerlo a través de la simple ejecución por un aparato
36
burocrático jerarquizado por funcionarios imparciales, expertos y dedicados (Aguilar V.,
1993, pág. 15).
Dicha visión burocrática de la política pública sumada a la dicotomía que se
presentaba entre política y administración pública, en la cual los políticos decidían y los
empleados públicos ejecutaban, eliminando de la fórmula el papel de las comunidades en la
propuesta e implementación de las mismas, pretendía en definición una aplicación perfecta
de la política pública, que solo contemplaba su cumplimiento en sentido de obedecerla al pie
de la letra. Por lo tanto, cualquier fracaso o problema en su implementación quedaba relegado
a errores burocráticos, fácilmente corregibles.
Sin embargo, una larga historia de políticas públicas fracasadas, que dejaba un
sinfín de recursos públicos devorados por los aparatos burocráticos,; un sistema institucional
desbordado (Oslack, 2006) y una ciudadanía alejada de las políticas que impactaban
directamente sus realidades -por demás insatisfechas y decepcionadas del sistema político-
pone en cuestión dicha visión burocrática, parcializada y neutral de la política pública; hoy
cerca de 200 millones de pesos destinados al fondo de paz se han perdido en su tránsito por
las entidades creadas para su gestión (Maneto, 2018), poniendo en jaque la confianza de la
implementación del Acuerdo.
Si reconocemos que el fenómeno de la política pública es complejo, tiene
distintas miradas, es cambiante y que en todo su proceso desde la concepción hasta la
implementación concurren distintos actores, con diversos intereses, posturas y motivaciones,
se hace menester encontrar fórmulas de coordinación, discusión y consenso, que integre la
visión de los actores sin perder de vista el objetivo proyectado (Aguilar V., 1993, pág. 17).
37
Existen varios factores que afectan la implementación de las políticas públicas,
entre estos encontramos las distorsiones gubernamentales, resistencias locales, conflictos
intergubernamentales, intereses particulares, etc.; lo que demuestran que el buen diseño en
términos técnicos y científicos de políticas públicas y leyes, no son suficientes para
determinar el éxito y la efectividad dela misma; el fracaso de las políticas públicas no se
reducen al orden de lo moral, cuando una política pública deja por fuera el análisis de los
intereses que se manifiestan en el contexto social, sobre todo en donde los grados de
corrupción y desestabilidad social y política son altos, todas las reformas sociales que se
pueden desarrollar son capturadas y explotadas por poderosos grupos particularistas de
interés, al margen de la ley y con transacciones ocultas (Aguilar V., 1993, pág. 53)
Dentro de la dinámica de la política, la formulación y legislación parecen ser
más efectivo que la implementación, existe por lo tanto una crítica al análisis economicista,
ingenieril de la concepción del éxito de la aplicación. Dentro de esta perspectiva los
gobiernos tienden dejar por fuera la consideración de las políticas de carácter comunitaria,
los intereses y las resistencias de grupos de nivel local, es decir hay un fracaso en la capacidad
del gobierno para influir en la acción de los gobiernos locales.
Para realizar con éxito las políticas públicas no se puede más que pasar por las
redes de los gobiernos locales y necesita actuar efectivamente por la política local pues en
este punto se conjuga dentro de la teoría política (Aguilar V., 1993, pág. 67) como reconciliar
los ideales abstractos y los intereses tangibles y particulares.
La política pública deja de ser abstracta y se hace práctica en la vida real, cuando
las “condiciones iniciales” están son entendidas como dos hechos específicos el consenso en
38
torno al objetivo, es decir, lo que se desea lograr y, otro, frente al consenso del recurso. Estas
son importantes pues determinan y condicionan el momento de la acción que consiste en la
capacidad de realizar las acciones proyectadas después de que las “condiciones iniciales” han
sido cumplidas. Sin embargo, para evaluar el engranaje de esta compleja acción conjunta, es
necesario evaluar qué actores intervienen en el programa, cuáles son sus perspectivas y
capacidades que conexiones son necesarias establecer.
Las políticas públicas sociales, son entendidas como el conjunto de iniciativas,
decisiones y acciones del régimen político frente a las situaciones sociales. Igualmente
significa la materialización de las decisiones tomadas en términos de acciones que producen
resultados sobre la situación problemática y los actores involucrados en la misma” (Molina,
2012, pág. 130).
De acuerdo con lo anterior, Bejarano (2013), define la clasificación de las
políticas públicas en tres grandes categorías, dependiendo sus orígenes políticos:
“Las políticas hegemónicas. Son aquellas que reflejan con claridad los
intereses del proyecto político dominante en cada momento, y expresan fundamentalmente
los intereses predominantes de cada momento histórico; son las megapolíticas o políticas
básicas que conllevan toda la importancia y la mayor cantidad de recursos y sobre las cuales
es muy difícil negociar. Este es el caso de la política de internacionalización de la economía”.
Las políticas transaccionales. Son las que, como su nombre lo indica, son
producto de las negociaciones de sectores con poder, e inclusive con sectores subordinados
de la sociedad, que resultan de concertaciones, diálogos etc.; tales por ejemplo los pactos de
competitividad, la reforma agraria, la política comercial agrícola etc.
39
Las políticas de dominación. Son las que van desde la figura de cooptación
hasta los intentos de represión; las más usadas son las políticas de legitimización, que apuntan
al control interno y al mantenimiento de la legitimidad social y que algunos asimilan al gasto
social; específicamente se relacionan, por ejemplo, en el caso colombiano, con el Plan
Nacional de Rehabilitación o la Red de Solidaridad” (pág. 199)
Bajo este marco conceptual debemos aterrizar la política pública que se va a
desarrollar en el del Pos- Acuerdo producto de las negociaciones entre las FARC- EP y el
Gobierno Nacional; la experiencia que han dejado al país, anteriores procesos de paz, tanto
con grupos insurgentes ( M-19, EPL, Quintín Lame) como con grupos paramilitares,
demuestran que la mera concepción de políticas paliativas frente a la situación de los
excombatientes, pero que dejan intactas las condiciones que llevaron a su alzamiento,
provocando nuevas olas de violencia y recrudecimiento del conflicto.
Por tanto, la terminación del conflicto armado es apenas uno de los elementos
en el proceso de construcción de la paz, en ese sentido la agenda de transición y la tapa de
implementación de los acuerdos pasa por enormes retos:
la reforma política que garantice la participación de las comunidades en las
decisiones públicas, respete proyectos de país diversos y permita la oposición
sin represión y exterminio; la infraestructura administrativa y política para una
paz con transformaciones reales; la verdad, justicia y reparación a las víctimas;
el paso de la seguridad para la guerra a una seguridad para la paz y la solución
de los profundos y estructurales conflictos por el uso y tenencia de la tierra, los
territorios y la biodiversidad, entre otros que transversalizan cualquier
40
posibilidad real de construir el escenario y los hechos que permitan “concretar”
la paz que Colombia necesita, una paz con justicia social y democracia real”
(Quintero, s. f.. Pág 1.).
De esta manera, entendemos la política pública como una estructura social
conformada por, el conjunto de actores interrelacionados (organizaciones), procesos y
resultados (alianzas, plataformas, espacios y políticas) los cuales le dan a la paz un sustento
real y permiten que sean los actores no violentos (instituciones locales, organizaciones de
base y actores de la sociedad civil) quienes direccionen su propia construcción de paz.
(Paladini, 2012, p. 47). Teniendo como enfoque predominante el Acuerdo construido por la
mesa de Negoción.
La última categoría por abordar será Sustitución de cultivos de uso ilícito, esta
categoría estará construida desde dos visiones que convergen, pero se enfrentan en intereses
políticos, por un lado, está la visión institucional que a pesar de que fue el resultado de una
negociación con la insurgencia y estuvo nutrida por las discusiones y propuestas previas, en
las que participaron las comunidades, en su esencia el proyecto aún se encuentra en la fase
de las “condiciones iniciales”, y por otra lado se encuentra las visiones de proyecto de
sustitución desde las perspectivas locales de los territorios.
Desde 1984 se dio inicio a los programas de sustitución, entendidos estos como
la erradicación, la transformación y la eliminación del cultivo de marihuana, coca y amapola;
acudiendo a diferentes métodos y programas (Vargas, 2004), entre ellos: Plan de Naciones
Desarrollo Alternativo de las Naciones Unidas, Plan Nacional Rehabilitación (PNR),
Programa Plante, Pildaet, Laboratorios de Paz Plan Colombia. Todos ellos aplicados de
41
forma simultánea con grandes operativos de erradicación manual y de fumigaciones con
glifosato, que hasta el momento había sido el enfoque principal de dichas políticas.
Los resultados son ampliamente conocidos: a cada fracaso de los programas de
sustitución, el campesinado no tiene otra alternativa que regresar a los cultivos denominados
ilícitos; y a cada erradicación manual o por aspersión aérea, el cultivo se traslada de lugar,
siendo por lo tanto la reducción de las hectáreas sembradas un resultado transitorio.
Las causas para estos repetidos fracasos podemos encontrarlas en la insistencia
del Gobierno en aplicar políticas de un modelo económico anticampesino (apertura
económica, destrucción de la producción nacional de alimentos, y fortalecimiento de la gran
plantación y el latifundio), en la persistencia de desconocer las propuestas de las
comunidades rurales y en la manera como los recursos de las programas y proyectos se
enredan en la burocracia estatal y en la red de funcionarios de las ONGs quedando al
campesino solo las migajas de estos presupuestos (Ballesteros, 2016).
Sin embargo, dentro de estos planteamientos han existido propuestas que han
intentado conjugar las dos visiones, en esta investigación, hemos decidido tomar como
referencia la visión que aborda la sustitución desde el concepto de desarrollo rural alternativo,
este enfoque que empíricamente venían abordando las comunidades campesinas, ha sido
conceptualizado desde las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) como el proceso para
prevenir y eliminar el cultivo de uso ilícito de plantas que contenga sustancias psicotrópicas
y narcóticas a través de medidas de desarrollo rural específicamente diseñadas para eso.
Sin embargo, dentro de esta propuesta se entremezclan perspectivas de otras
instituciones, entra el juego de los intereses dentro de la proyección de políticas públicas, la
42
visión del PNUD se complementó con lo propuesto por La Comisión Interamericana para el
control del Abuso de la Drogas (CICAD), que se edificaba sobre tres objetivos, el primero
que planteaba una pacificación de las zonas de cultivo, ofrecer alternativas de subsistencia y
honrar el pacto entre países consumidores y países productores. Esta visión puso un enfoque
militarista en las zonas de cultivo, y la política de desarrollo en el asistencialismo.
Pese a que, en el fondo, podría decirse que estas políticas no son contradictorias,
pues, ambas buscan eliminar en la práctica el cultivo de uso ilícito, dentro de la perspectiva
de la sustitución este es el objetivo principal y las demás políticas son accesorios que pueden
ser permanentes o cambiantes, para el desarrollo alternativo la eliminación del cultivo es
solamente una condición necesaria para mejorar las condiciones de las comunidades rurales
(Uribe, G.; Mejia, L., 2011, pág. 93) por ende este resulta un trabajo más complejo y
profundo.
Existe entonces una tensión política entre amabas perspectivas que se terminan
manifestando en la promulgación de las políticas públicas colombianas; dentro de los
programas con una perspectiva desarrollista prevaleció, en un primer momento, un
cuestionamiento financiero y agronómico; es decir, por qué cultivo y cuánto costará la
sustitución, lo que a la larga resultó un fracaso porque no había en realidad una perspectiva
de desarrollo en términos operacionales y estratégicos, pues, esto significa transformaciones
reales de las condiciones sociales y económicas de los territorios.
Zorro (2011) propone una trayectoria para las políticas de sustitución en
Colombia:
43
De formación, en la que la estrategia inicial concentrada en la
erradicación forzosa de los cultivos de uso ilícito, casi siempre por medio de la
fumigación, se complementó con una estrategia de sustitución de tales cultivos.
De consolidación, en la que el Estado asumió directamente la
orientación del desarrollo alternativo, por medio de una institucionalidad diseñada
para tal efecto.
De redireccionamiento, que recogiendo algunos elementos de la
experiencia acumulada y con base en la lógica del Plan Colombia, mantiene el
discurso del desarrollo, pero lo simplifica en busca de una mayor eficiencia de las
acciones.
Esta trayectoria de las políticas antidroga han estado mediadas por presiones
internas y externas que regulan la lucha contra las drogas a nivel mundial, presiones que el
Estado colombiano ha tenido que cumplir “desde su incapacidad para atender el complejo
engranaje entre conflicto armado interno y cultivos de uso ilícito, lo que se ha traducido en
una ilegitimidad que proyecta un Estado débil que ha perdido el monopolio legítimo de la
fuerza” (Gobierno de la República de Colombia & Fuerzas Armadas Revolucionarias de
ColombiaEjército, 2016), este panorama ha hecho que las políticas antidrogas hayan quedado
encasilladas en la erradicación forzada y la criminalización de los eslabones más débiles de
la cadena, con el fin de mostrar algunos resultados en el control de la producción de drogas
ilícitas.
La mayoría de los campesinos que siembran cultivos de uso ilícito en Colombia,
hacen parte de los grupos de menores ingresos y oportunidades económicas y sociales, por
44
ello se estima que la sustitución sea posible y sostenible a largo plazo, si se brinda a dichas
comunidades un conjunto de recursos que no solo sirvan para sustituir el cultivo, sino que le
permita la generación de una mejor calidad de vida. (Uribe, G.; Mejia, L., 2011, pág. 132)
En este punto entra la construcción que han hecho los campesinos de la
sustitución, ésta, más que una sustitución de la coca por otro tipo de cultivos (cacao, café,
yuca, plátano, etc.) o por cualquier tipo de ganado, es una sustitución de la fuente actual de
sus ingresos por otra que les permita, elevando su remuneración actual, trabajar en
condiciones de tranquilidad, sin la zozobra de que, en cualquier momento, los aviones
militares fumiguen sus cultivos o el ejército llegue con su equipo de erradicadores manuales
a arrancar, por la fuerza, sus cultivos.
Esta condición abre la posibilidad de que el programa de sustitución contemple
el uso de la hoja de coca para fines alimenticios, medicinales y curativos, como ya se hace
en otros países y aquí mismo, en Colombia. Si bien es cierto que los campesinos hasta el
momento no tienen experiencia en este tipo de transformación de la hoja de coca, el programa
puede contemplar procesos de capacitación al respecto (Canales, 2013).
Dentro de este panorama se presenta el Plan Integral para la Sustitución de
Cultivos, como parte del Punto cuatro del Acuerdo General para la terminación del conflicto
y la construcción de una Paz estable y duradera; esta hace parte del nuevo enfoque para atacar
el problema del narcotráfico, lo que implica reducir el delito asociado al narcotráfico y
trabajar para disminuir las vulnerabilidades de zonas afectadas por la producción de cultivos
de uso ilícito mediante el mejoramiento de condiciones sociales, económicas, políticas y de
seguridad de los territorios y su población. Esta iniciativa se apoyará en la participación
45
comunitaria y en seis frentes: inversión social, sustitución, interdicción, investigación y
judicialización, consumo y reforma institucional; además, presenta un principio orientador,
la focalización (con el argumento de que los cultivos ilícitos están cada vez más
concentrados) (Ordoñez, 2015).
Como política de sustitución para la coyuntura de la implementación en el
Posacuerdo se define:
“el Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos de Uso Ilícito
es una apuesta de cobertura nacional que busca contribuir a generar condiciones que
les permitan a los campesinos que se dedican a los cultivos de uso ilícito –en regiones
caracterizadas por la pobreza, marginalidad y débil presencia institucional– tener
oportunidades para desvincularse definitivamente de esa actividad y a los habitantes
de zonas afectadas por estos cultivos gozar de condiciones de bienestar y buen vivir.
Este programa, que forma parte de la Reforma Rural Integral (RRI), tiene diez
objetivos acordados, agrupados en superación y generación de mejores condiciones
de vida para las familias vinculadas con los cultivos ilícitos, fortalecimiento de la
participación comunitaria y de la presencia institucional, así como contribución a la
sostenibilidad ambiental, a la soberanía alimentaria y al cierre de la frontera agrícola”.
(Gobierno de la República de Colombia & Fuerzas Armadas Revolucionarias de
ColombiaEjército, 2016)
46
Antecedentes
Rigiéndonos bajo el enfoque metodológico de la investigación se realizó una
clasificación bibliográfica de las fuentes que han trabajo el tema del Problema de los Cultivos
de Uso Ilícito, se tomaron como referencia la clasificación realizada por el grupo de
investigación de Defensa y Seguridad de la Universidad Nacional, en su trabajo FARC - EP
temas y problemas Nacionales, dirigido por el profesor Carlos Medina Gallego (2010). De
esta manera, como primer aspecto se abordó las fuentes primarias organizadas de la siguiente
manera:
1. Trabajos bibliográficos propios de los actores a trabajar para
este caso El punto Cuatro del Acuerdo para la terminación del conflicto armado,
Solución al problema de las Drogas Ilícitas.
2. La matriz de recolección de datos que proporcionara la visión
de la comunidad rural a estudiar, específicamente los núcleos que conforman el
municipio de la Montañita, Caquetá.
Como fuentes secundarias, se abordaron:
1. Los trabajos Académicos los cuales analizan el fenómeno
particular de la sustitución desde los distintos campos de la ciencias sociales y
económicas con el fin de enriquecer la investigación.
2. Bases documentales cuyos autores han estado vinculados a la
militancia investigativa y el compromiso intelectual.
3. Los trabajos de contexto amplios que asumen el estudio
fenómeno, pero hacen referencia a los actores.
47
Para las fuentes secundarias que sirvieron como referente para aterrizar el
fenómeno de estudio encontramos el trabajo realizado por Uribe y Mejía (2011), Política
Antidroga en Colombia: éxitos, fracasos y extravíos, el cual realiza un análisis histórico -
económico de los desarrollos e impactos que han tenido las políticas antidrogas en el país.
Este realiza un estudio de la efectividad, los costos, y la eficiencia de las
políticas denominadas de reducción de la oferta, que pretendió darse con el llamado Plan
Colombia; dicha estrategia pretendía abordar las distintas formas de intervención en las
actividades de producción y exportación de drogas Ilegales.
A partir de allí, el estudio pretende un enfoque en la transformación de la visión
de la sustitución hacia el desarrollo alternativo mediante la promoción de actividades
agrícolas legales, teniendo en cuenta todos los impactos que han traído para el país la
producción y comercialización de drogas ilícitas. En este punto en específico, se estudian los
efectos del narcotráfico en la cultura política del país, la cual ha sido mayormente modificada
en las zonas donde existen esta clase de cultivos, tendiendo sus habitantes a participar en
menor medida en procesos políticos y se crea una mayor desconfianza en las instituciones
del Estado.
Por otro lado, se abordó el trabajo desarrollado por Díaz y Sánchez (2004),
Geografía de los cultivos ilícitos y conflicto armado en Colombia, el cual analiza la relación
entre estos cultivos y los grupos armados ilegales, bajo la hipótesis de que geográficamente
la intensificación del conflicto es un reactivo para la expansión de los cultivos de uso ilícito.
48
Para ello los autores realizaron un modelo teórico en el cual se evidencia como
estrategia de los grupos ilegales para el control territorial la producción de coca, donde la
producción es para ellos en parte explicada por la intensificación del conflicto, en contraste
el conflicto no puede entenderse mínimamente solo por la producción de dichos cultivos.
Conjuntamente, el trabajo realiza un análisis a las políticas de erradicación por
aspersión en las cuales concluyen que dichos proyectos han sido ineficaces e ineficiente en
la lucha antidroga.
Por otra parte, se hizo una revisión al trabajo construido por Ortiz (s. f..),
Agricultura, cultivos ilícitos y medio ambiente en Colombia, el cual busca determinar los
impactos que han tenido las erradicaciones por aspersión con glifosato en el territorio
colombiano y como estos impactos no han servido para la trasformación de la visión de las
políticas públicas antidroga.
El trabajo considera que los problemas ambientales, surgen de los procesos de
apropiación territorial adelantados por campesinos e indígenas, quienes involucran durante
estos procesos decisiones económicas, políticas, organizacionales, cognoscitivas y
tecnológicas, sin embargo, esta vinculación a sus sistemas de producción del cultivo de coca
y amapola es una decisión compleja que toca estas dimensiones resolutivas y que se ve
estimulada por sus limitaciones e intereses individuales.
Para tal fin se busca determinar como la política pública se orienta cada vez más
hacia el castigo de la sociedad rural como medio de control punitivo al crecimiento de los
cultivos ilícitos, lo cual, a su vez, le impide reconocer la compleja diversidad ambiental,
económica y social de los territorios afectados por esta problemática, su población diversa,
49
que aborda múltiples actividades y estrategias de sobrevivencia, que continua apropiándose
y transformando los territorios que han ocupado, a pesar de las fuertes intervenciones
externas (Ostiz, s. f., pág. 300).
Una fuente importante para el desarrollo del marco conceptual, fue la tesis de
grado para la maestría en Geografía de la Universidad Nacional de Colombia realizada por,
Molina (2012), donde se reconoce que el origen y expansión de los cultivos de uso ilícito
en Colombia es el resultado de múltiples causas económicas, sociales y ambientales, que han
producido una reconfiguración del territorio expresada en las transformaciones de la sociedad
rural y de sus prácticas económicas.
En este sentido, el trabajo de investigación se enfocó en realizar una lectura de
la evolución del paisaje, las economías campesinas y la tenencia de la tierra, en relación con
el fenómeno de los cultivos de uso ilícito y las políticas que se han dispuesto para su control,
tomando como estudio de caso los municipios de San Pablo y Cantagallo (Sur de Bolívar),
esto con el fin de evidenciar y estudiar la nueva ruralidad en Colombia generada a partir de
los cultivos de uso ilícito.
Otro aporte realizado al fenómeno de estudio, es la investigación realizada por
Fonseca, Gutierrez, y Anders (2005), como contribución del gobierno sueco para encontrar
alternativas a la solución de los cultivos de uso ilícito. El trabajo parte del reconocimiento
que el narcotráfico se ha convertido en una de las problemáticas más fuertes del país, y este
se ha fomentado fundamentalmente en zonas rurales aisladas, donde hay esta economía
criminal se expande a costa de la marginalidad y exclusión social.
50
Las formas para combatir tan complejo problema se han centrado en la erradicación
forzosa mediante fumigación aérea y la promoción de programas de desarrollo
alternativo concebidas sin tener en cuenta las características de las regiones donde se
implementan, razón por la cual no han sido efectivas para la obtención de resultados
contundentes en la disminución de los cultivos ilícitos ni para promover el desarrollo
de las regiones donde éstos se han establecido históricamente (Fonseca, Gutierrez, y
Ruvsit, 2005, p. 68).
El estudio finalmente presenta un análisis desde la economía política en la que
se evidencia la transformación que ha tenido la vida cotidiana de los colonos y campesinos
dedicados al cultivo de uso ilícito en el sur de Bolívar; con el fin de establecer líneas
programáticas para las instituciones aportando a la lucha contra el negocio del narcotráfico.
A partir de esta revisión de antecedentes podemos concluir en primer lugar que,
aunque la política de Antidrogas se estructura para su aplicación a nivel nacional, esta no
logra responder de forma homogénea en la erradicación; este puede ser uno de los factores
que más ha llevado a su fracaso la imposibilidad de distinción de los territorios para la
formulación de programas territorializados. Las anteriores investigaciones se presentaron en
forma de estudios de caso en su gran mayoría y esto no obedece sino a la particularidad del
desarrollo del fenómeno del cultivo de uso ilícito en las regiones, sin desconocer en todo caso
elementos transversales que se presentan como la ausencia estatal, pobreza, exclusión entre
otros.
Podemos decir también, que se evidencia el fracaso de la política antidroga y
su enfoque de erradicación forzada, especialmente porque dichas políticas no han logrado
51
disminuir contundentemente el cultivo en tanto no priorizado el desarrollo de alternativas
rurales que logren sustituir la economía de la coca por una economía agrícola sostenible.
Una de las ausencias más importantes que logramos reconocer en los estudios
sobre el fenómeno del cultivo de uso ilícito, son las propuestas que han construido las
comunidades como alternativas de sustitución voluntaria, existe un enfoque en la que las
comunidades cultivadoras son analizadas como meras receptoras de las políticas anulando
así su capacidad de resistencia y participación, pues en ultimas ellas son las que dinamizan
el territorio.
Por último, es así que este trabajo pretende construir un análisis de la política
de sustitución desde el trabajo y la percepción de la comunidad cultivadora desde lo existente
hacia la posibilidad que trae los Planes de sustitución suscritos en el Acuerdo.
52
Capítulo 1
Área de estudio: El Departamento del Caquetá- Municipio la Montañita, contexto
territorial.
En este capítulo se hace una descripción introductoria de la ubicación
geográfica del municipio de La Montañita, Caquetá, así como de algunos elementos socio
económicos del departamento, con el fin de realizar una caracterización de la ubicación del
territorio de análisis; en los siguientes apartados se realizará una profundización en los
elementos políticos, sociales, económicos del territorio a partir de la información construida
con el censo comunitario, con el fin de determinar las características del relacionamiento con
los cultivos de uso ilícito y las perspectivas de solución a la problemática.
El municipio de La Montañita está situado al Occidente del Departamento del
Caquetá y al Nororiente en relación con Florencia, Capital del Departamento. Sus suelos son
aledaños del piedemonte amazónico y llanero; dedicados a la ganadería extensiva en su gran
mayoría. Sus límites se encuentran establecidos en el Decreto nacional número 2544 de 09
de septiembre de 1955, que aprueba el Decreto Intendencial número 083 del 06 de julio de
1955, mediante el cual se crea el municipio en su artículo primero y en el artículo segundo
se fijan los límites.
El municipio limita con las siguientes poblaciones: Por el norte con Florencia y
Paujil; por el oriente con el Paujil y Cartagena del Chaira, por el occidente con Milán y
Florencia y por el sur con el municipio de Solano, todos estos territorios caracterizados por
su dedicación cocalera. Su extensión total es de 1.484 Kilómetros cuadrados. (Km2) de las
53
cuales 0.4 Km2 son extensión de área urbana y 1.483.6 Km2 de extensión de área rural
(Alcaldía de La Montañita, Caquetá., 2016) en la cual se encuentra asentada el 40 % de la
población
Este estudio en particular se concentra, en el Nucleó de Palma Azul3, que agrupa
las veredas de El Carmen, Palma Azul, El Portal, La Carpa; el Núcleo de La Unión Peneya,
que agrupa las veredas de La Cabaña dos, Buenos Aires del Peneya, La Panela, Argelia, Sede
La Argentina, Los Andes, Buenos Aires bajos, Barrio el Jardín, Barrio el Centro, Barrio La
Playa y Bajo Palestina y por último el Núcleo de Mateguadua, que agrupa las veredas, Las
Acacias, Paujilera, El Fono, Estrella, El Pato, Costa Rica, Platanillo, La Y, La Nutria, Agua
Blanquita, Triunfo, Maquencal y el Temblón.
En La Montañita el área rural está compuesta por el territorio de las cuatro
Inspecciones de Policía: El Triunfo, La Unión Peneya, Mateguadua y Santuario; que se
constituyen entre los 12 caseríos como los principales centros poblados del área rural y
estructuran los diez Núcleos Veredales y Juntas de Acción Comunal, base de la organización
comunitaria y territorial de las diferentes veredas de cada jurisdicción, con un total de 104
veredas.
El campo intervenido por la ocupación de los campesinos y propietarios
inversionistas del Municipio de La Montañita está constituido por 6.195 predios, donde el
3 Los Núcleos se convierten en polos de desarrollo local, que no sólo impulsan la solución de sus problemas
comunitarios, sino que propenden por el bienestar colectivo de las comunidades. En los talleres realizados en
el Diagnóstico Participativo y los de Concertación con las Comunidades en el marco del Plan de Desarrollo
2012 – 2015, se denota una superación de la simple identificación de los problemas de infraestructura vial y
eléctrica, visibilizando problemáticas relacionadas con el ambiente, la monoproducción ganadera basada en el
monocultivo de pastos, de lo social, cultural y recreativo.
54
47,75%, en valor absoluto 2.958, son lotes menores de 1 hectárea ubicados en los 12 caseríos
del área rural (Gobierno Municipal, 2015).
Realizando el análisis comparativo, se denota que el campo del Municipio está
constituido mayoritariamente por pequeños predios, 2.333 que van de 1 a 69 hectáreas, es
decir el 37,66%, lo que objetiva que la población rural es de pequeños productores; los 714
medianos propietarios sólo llegan 11,53%, que están el rango de 70 a 150 hectáreas
(Gobierno Municipal, 2015)
Figura 1. Área de estudio. Alcaldía de La Montañita, Caquetá, 2016. Plan de desarorollo municipal. Mapa.
Recuperado de: www.florencia-caqueta.gov.co
55
Este apartado brinda información acerca de la realidad contextual del municipio
a través de la evolución que ha tenido el fenómeno del cultivo de uso ilícito en relación con
factores como la productividad, la tenencia de la tierra, condiciones socioeconómicas del
departamento, tomando como eje de influencia el origen y estado actual de los cultivos de
uso ilícito en la región.
1.1 Condiciones para el cultivo de uso Ilícito: Caquetá.
Desde el 2015, se consolida la tendencia al incremento de los cultivos de
uso ilícito, las hectáreas sembradas con coca se incrementaron en Colombia al pasar de
69.000 ha en 2014 a 96.000 ha en 2015; un incremento del 39% (Oficina de la Naciones
Unidas contra la droga, 2016) Esto se manifestó con mayor intensidad en los
departamentos del sur de país (Nariño, Cauca, Putumayo y Caquetá) los cuales
concentraron el 81% de los cultivos de coca.
La presencia de cultivos de coca en el Caquetá asociada al narcotráfico, se
evidencia desde la década de los setentas, época de consolidación del Núcleo de siembra
de Remolinos del Caguán (Cubides y Mora, 1986, pág. 56), lo que determinaría al
departamento junto con Putumayo como regiones estratégicas para el desarrollo de dicha
actividad.
El departamento del Caquetá, se configuró -desde la década de los ochenta-
como un territorio de colonización y ampliación de la frontera agraria debido a los
desplazamientos forzados producto de la violencia bipartidista y la alta presencia de
56
cultivos de uso ilícito; al ser una región que históricamente ha tenido una baja presencia
institucional en contraste con el control ejercido por actores armados al margen de la ley.
Conjuntamente la región históricamente ha sido un territorio de
consolidación de las FARC EP que para los años sesenta consolidaría el denominado
Bloque Sur, que dentro de su estrategia de financiamiento empezaron a intermediar entre
productores y comercializadores (cobro del gramaje4) (Ministerio de Justicia y Derecho,
2014, pág. 35)
A partir de 2010, Caquetá muestra una tendencia al aumento de presencia
de cultivo de coca, según el Ministerio de Justicia (2014).
“en la serie histórica de cultivos de coca comprendida entre 2001 y 2013,
Caquetá tiene momentos diferenciados en 2004 y 2010, que se separan del
comportamiento a nivel nacional. El primero, muestra una disminución entre 2004 y
2006, opuesto al aumento nacional, y desde 2010, Caquetá presenta una tendencia
sostenida al aumento, mientras que en el plano nacional se da una reducción constante
en este mismo periodo.” Pág 35
4 Impuesto que se cobra por gramo de base de coca comprada a los campesinos.
57
Tabla 3.
Hectárea por Coca sembrada 2008 – 20015.
Año 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 % Cambio
2014- 2015
% del
total
2015
Caquetá 4.303 3.985 2.578 3.327 3.695 4.322 6.542 7.712 18% 8%
Fuente: Oficina de la Naciones Unidas contra la droga, 2016
Desde el 2010, el 63 % de área cultivada se concentra en Cartagena del Chaira,
San Vicente del Caguán, Solano y La Montañita, esta última ganando protagonismo con la
consolidación del Nucleó de producción más importante de la región ubicado en La Unión
Peneya; esta concentración se encuentra favorecida por un lado tanto por el control territorial
que ejercen los grupos armados al margen de la ley como por las condiciones de marginalidad
en los que se encuentran dichas regiones.
Dicho incremento de productividad en la región, se puede asociar a su vez con
las transformaciones en la productividad de la hoja de coca5, que tienen que ver para este
caso específicamente con la división del trabajo en el proceso de venta y transformación de
5 Los estudios de productividad son realizados en forma conjunta entre UNODC y el Gobierno de
Colombia para estimar la capacidad de producción de hoja de coca y la eficiencia en los procesos de
extracción en la fase primaria de producción. La metodología permite, además, la identificación de
las características de los sistemas productivos en las Unidades Agropecuarias con Coca-UPAC en lo
referente a las prácticas agro culturales, selección de variedades y densidades de siembra, entre otras
variables. En el marco de los compromisos acordados entre UNODC y el Gobierno de Colombia, se
cuenta con información actualizada regional de todo el país cada 4 años, consolidando a la fecha dos
fases nacionales. En el caso de la región Putumayo-Caquetá estos estudios se realizaron en el 2005,
2008 y 2012. Es de resaltar que la ejecución del año 2008 estuvo a cargo de la Dirección Nacional de
Estupefacientes (Ministerio de Justicia y Derecho, 2014).
58
la hoja de coca y el aumento de los rendimientos en la etapa de cultivo y procesamiento.
(Ministerio de Justicia y Derecho, 2014, pág. 40).
Estudios realizados por la Dirección Nacional de Estupefacientes, identifican
que desde el 2012 el 64% de los productores campesinos venden la hoja de coca fresca,
mientras el resto de los productores el 36%, procesan a pasta base de coca, lo cual tiene
implicaciones en la modificación de las estructuras de producción territorial.
Por otro lado, el rendimiento que presentaba la hoja de coca para la región
Putumayo- Caquetá, mantiene la tendencia a la reducción, lo cual produce la expansión del
cultivo en hectáreas para compensar la producción.
Pese a registrarse un aumento en la frecuencia de las cosechas en el año,
el rendimiento promedio anual por cosecha presenta una disminución del 10%, frente
a lo registrado en 2005, llegando a 900 kg de hoja de coca fresca por hectárea y por
cosecha. En la región se observa una reducción del 10,5% en la producción potencial
de hoja de coca fresca al pasar de 56.960 tm en 2009 a 50.997 tm en 2013. Entre los
principales factores que inciden en la producción de hoja y sus rendimientos, están
las variedades sembradas, la edad del cultivo, la realización de prácticas
agroculturales como uso de agroquímicos y las afectaciones a los cultivos por
diversos factores (aspersión, erradicación manual, clima, plagas y enfermedades
(Ministerio de Justicia y Derecho, 2014, pág. 41)
Sin embargo, siguiendo el marco conceptual proyectado, en el que entender la
presencia del cultivo de uso ilícito sin un contexto socioeconómico no sería objetivo con el
fenómeno de estudio, se hace necesario contextualizar durante este periodo la dinámica del
59
conflicto armado y dar un panorama departamental de la realidad social y económica con el
fin de profundizar posteriormente en el municipio de La Montañita.
Desde el 2012, los municipios con los índices de necesidades básicas
insatisfechas (NBI) más elevados fueron La Montañita con 65,29 por ciento, Milán con 60,77
por ciento, El Paujil con 64,22 por ciento y San Vicente del Caguán con 53,98 por ciento,
todas estas regiones cocaleras. Entre 2011 y 2012, periodo en el cual se dispararían las
hectáreas de coca cultivadas en la región, la línea de pobreza de Caquetá aumentó en 3.5 %
lo que implica que en 2012 la pobreza tuvo una incidencia del 42,1% mientras que en 2011
fue de 40,8 por ciento. Adicionalmente, el coeficiente de Gini –para la distribución de los
ingresos– aumentó entre esos dos años al pasar de 0,459 en 2011 a 0,479 en 2012 (Rocha C.
, 2014, pág. 56).
Ahora bien, las actividades económicas del departamento de Caquetá según el
DANE se centran básicamente en la ganadería y demás actividades pecuarias, la silvicultura,
pesca y extracción de minerales no metálicos. Según el Plan de Desarrollo Departamental,
en 2011 el 17,40 por ciento del suelo del departamento tenía usos pecuarios (1.547.584
hectáreas), un 0,68 estaba destinado a fines agrícolas (60.099 hectáreas), y el 81,53 por ciento
continuaba siendo bosque. Cabe señalar que el área total del departamento es de 8.896.500
hectáreas (DANE, 2006).
Sin embargo, debido a los altos costos del transporte, la mala calidad de las
carreteras terciarias, como los altos costos en insumos, hacen que por el ejemplo el sector de
lácteos sea poco competitivo, generando sobre todo dificultades a los pequeños y medianos
60
ganaderos, para quienes el negocio se vuelve insostenible (Alcaldía de La Montañita,
Caquetá., 2016).
Con respecto al sector agrario dentro del Plan de Desarrollo de la Gobernación
se indica también que en Caquetá existe una sobreutilización del suelo en ganadería extensiva
y una subutilización de suelos para la agricultura y el desarrollo de sistemas agroforestales
amigables con el medio ambiente. Como producto de dicha situación ha existido una
ampliación de la frontera agrícola del departamento; se presenta una ineficiencia económica
y social y se ha elevado la concentración de tierra llevando a la reducción de posibilidades
de generar empleos rurales (Rocha C. , 2014, pág. 35)
En este contexto, aproximadamente 2.500 productores y campesinos de los
sectores lechero y agrícola de los municipios de San Vicente del Caguán, Florencia,
Cartagena del Chairá, Puerto Rico, El Paujil, La Montañita y Milán se han sumado a las
diferentes manifestaciones de protesta social, donde las manifestaciones más fuertes se
vienen presentando desde al Paro Nacional Agrario realizado en agosto de 2013.
Los manifestantes presentaron un pliego de peticiones al gobierno nacional, que
incluyó la necesidad de obtener subsidios para el sector lechero y agrario suficientes para
asumir los costos de producción y comercialización de sus productos, debido a que, según
los manifestantes, éstos han aumentado como efecto de la entrada en vigencia de tratados de
libre comercio (TLC); estas peticiones serían ratificadas con los gremios que se unieron
nuevamente el “Paro Étnico y Popular” 2014 que dio creación a la Mesa de Interlocución
Agraria (Mia) (Ballesteros, 2016).
61
El anterior contexto nos permite identificar un panorama en el que como lo
expone Molina (2012)
La aparición del cultivo de uso ilícito en Colombia obedece a la suma
de causas económicas, políticas, sociales y ambientales desarrolladas a nivel global
con consecuencias que se manifiestan directamente sobre las sociedades y las
relaciones que mantienen con sus territorios locales (p. 76).
De lo anterior podemos decir que el departamento del Caquetá y en
consecuencia el municipio de La Montañita, son territorios caracterizados por ser marginales
en cuanto al desarrollo de políticas públicas, que atiendan las necesidades básicas que le
permitan a la región desarrollar sistemas económicos eficientes, adecuados, oportunos y
pertinentes para las comunidades que allí habitan. Sumado a este abandono estatal, la
presencia fuerte del conflicto armado potencio el arraigo de economías ilegales, que eran más
rentables para la región debido a su aislamiento social y económico.
Sin embargo, la economía cocalera se mantiene como una forma de
subsistencia, se puede evidenciar entre otros factores como los picos en los índices de
pobreza coinciden con los picos de aumento del cultivo y en tanto este pierde su
productividad se aumenta las hectáreas necesarias para cubrir las necesidades básicas
y sin embargo este cultivo sigue siendo mas rentable ante el abandono en que se
encuentra el sector agrario a nivel nacional.
62
Capítulo 2
Realidad Contextual: La Montañita.
Luego de presentar un contexto general de la región, el presente apartado
pretende establecer las condiciones que han determinado la persistencia de la economía
cocalera en el municipio, por medio de la información recolectada por el censo comunitario
el cual se dividió en cuatro núcleos de análisis, que fueron las dimensiones elegidas por la
comunidad para la etapa inicial de caracterización territorial: condiciones económicas,
sociales y de infraestructura (medios de transporte, comunicación); las referencias
estadísticas se basan en la muestra descrita en la metodología ante la ausencia de datos
censales oficiales de los núcleos del municipio de La Montañita, la cual corresponde a un
total de 3075 habitantes y 1036 familias del área rural del municipio.
Se pretende entonces identificar los factores transversales que se desarrollan alrededor de
la presencia de cultivo de uso ilícito y la identificación de los puntos cardinales a los cuales
las políticas públicas de sustitución de cultivo deben apuntar desde la perspectiva de las
comunidades en el marco de la implementación de los Planes de Sustitución.
2.1 Condiciones Infraestructurales.
Según la propuesta metodológica trabajada por Molina (2012), las condiciones
infraestructurales, se caracterizan por identificar los medios de transporte y comunicación,
de un territorio y con base a ellos realizar una aproximación al desarrollo tecnológico de la
región.
63
0%
69%
14%
17%
fluvial
terrestre
fluvial - terrestre
0%
62%
38%
bueno malo pesimo
0%0%
78%
22%
Principal secundariaterciaria
Figura 2. Vías de transporte presente en el municipio. Elaboración propia
Figura 3. Estado de las vías. Elaboración propia
Figuras 4. Tipo de vía presente en el municipio. Elaboración propia
64
35%
28%
37%
No hay empresa privada no responde
Figura 5. Transporte público presente en el municipio. Elaboración propia
Para el Municipio de La Montañita, tomando como referencia los tres núcleos territoriales,
la principal vía de transporte es terrestre con un 69,88 % del sistema carreteable reconocido
por sus habitantes, estas se identifican como vías terciarias6, que sin embargo constituyen
mayoritariamente caminos de herradura, los cuales un 61 % se encuentra en mal estado y un
14,28 % en pésimas condiciones, siendo estas sin embargo las principales vías de
comunicación entre las zonas rurales y las cabeceras municipales.
Las anteriores condiciones de las vías de comunicación son de gran importancia
puesto que constituyen uno de los factores que determinan la posibilidad de crear redes de
comercio para los productos de la región.
Esta situación en la que se encuentra la red vial, afecta directamente la
producción agropecuaria, tanto por el encarecimiento de los fletes que afectan directamente
insumos y productos necesarios para la producción, como también hace ineficiente y poco
6 Carreteras terciarias: Vías que unen las cabeceras municipales con sus veredas o unen veredas entre sí.
Deben ser en afirmado. Si se pavimentan deben cumplir a las condiciones geométricas fijadas para las Vías
secundarias (Humbolt, s.f.).
65
rentable el transporte del cultivo del pequeño y mediano productor, haciendo que esta
producción se pierda en las veredas.
Las malas condiciones de la vía, hace que no sea apta para el tráfico pesado y
que su circulación se limite a las temporadas de verano, pues en invierno las juntas comunales
restringen el paso de vehículos para conservar el camino y su circulación se limita casi que
exclusivamente a animales de carga. Pese a la situación, dentro del Plan de Desarrollo
Municipal 2012- 2015, el problema de infraestructura vial no fue considerado un punto de
inversión estratégica, este quedó agendado dentro del objetivo de Consolidación y
reconstrucción vial:
Según los datos obtenidos en el Diagnóstico Participativo realizado en la
construcción del Plan de Desarrollo “El Gobierno de la Participación Social”, la red vías
terciaria está compuesta por 42 carreteables con 341,5 kilómetros, de los cuales la mayor
proporción está sólo en banca a la espera de afirmado, puentes y obras, por las condiciones
climáticas y la conformación de los suelos se puede decir que en su totalidad están en mal
estado y por lo tanto de difícil tránsito.
Complementa la red vial carreteable la red de 86 caminos de herradura con
709,5 kilómetros de extensión, que demandan del Municipio y del Estado en General
puentes colgantes y de herradura, mejoramiento y recuperación de las bancas para que los
campesinos se sientan integrados social y económicamente.
La problemática de las malas condiciones en las que se encuentra las vías de
transporte para esta región, constituye uno de los elementos más importantes para que las
comunidades campesinas decidan volcarse al cultivo de uso ilícito, pues el transporte de la
66
pasta básica resulta eficiente y rentable, comparado con los costos que debería asumir un
productor por una carga de plátano o maíz.
Tabla 4.
Costos comparativos cultivos de Coca – Maíz. (Carrillo, 2013, pág. 212)
Producto/costo
Fases de Producción
Maíz Coca (especie
boliviana)
Socola 100.000 100.000
Derriba 100.000 100.000
Siembra 30.000 100.000
Insumos ….. 700.000
Limpia ….. 2 limpias 350.000
Tiempo de cosecha 6 meses 1 año
Cantidad cosechas al año 2 – 3 cada cosecha produce
30 bultos
8 promedio por cosecha
80 arrobas producen
2000 gramos de pasta
básica
Valor Jornal 150.000 por 30 bultos 200.000 por libra de hoja
recogida. 5.000 por
arroba. 400.000 80
arrobas.
Transporte 420.000 por 30 bultos ……
67
Precio Mercado 750.0000 3.600.000
Total, gastos 800.000 1.750.000
Total, ganancia - 50.000 1.850.000
Mientras que el cultivo de coca deja un margen de ganancia, el cultivo de maíz
no cubre ni siquiera los costes de producción, costes que se acrecientan en gran medida por
las condiciones de las vías de transporte, tanto por la falta de una política agraria para los
pequeños y medianos productores que tenga en cuenta estas realidades de las regiones.
Las condiciones de marginalidad social y económica en la que se encuentran
estas zonas rurales no ha tenido un gran transformación desde la denominada bonanza
cocalera de los años 90, la supuesta entrada institucional y los programas de desarrollo;
resulta más fácil por la dinámica de exclusión, de difícil acceso y conectividad a estas
regiones establecer nuevos núcleos de siembra de cultivo de uso ilícito que al gobierno poner
en marcha programas de alto impacto, que finalmente se quedan en programas
asistencialistas.
Ahora bien, al estar analizando el componente de infraestructura entendida esta
como la posibilidad de transporte en vías y comunicación, abordaremos las condiciones de
conectividad en telefonía, internet y electricidad para la zona:
68
75%
25%
No hay Proyecto en tamite
0%
39%
39%
22%
internet telefonia emisora no tiene
.
Figura 6. Servicio de electricidad. Elaboración propia
Figura 7. Medios de comunicación es información. Elaboración propia
69
Cerca de la mitad de la población de la región no cuenta con el servicio de
electricidad y son pocos los proyectos que se encuentran en trámite para asegurar la provisión
del servicio, en la mayoría de los casos el acceso a luz por parte de los pobladores se realiza
con plantas de luz de gasolina, las cuales funcionan por cerca de dos horas, el cual es el
tiempo que tiene una familia para hacer uso del servicio.
Aunque el acceso a telefonía móvil y emisora son también reducidos, en la
actualidad sobre todo las emisoras locales, se convierten, en red de articulación entre lo rural
y lo urbano. Esta vinculo que permite crear estos limitados medios de comunicación ha
permitido acceder al conocimiento de proyectos y políticas públicas que influyen en las
dinámicas del territorio, pues han permitido un acceso de lo global desde lo local,
fortaleciendo sobre todo las apuestas programáticas y políticas de las organizaciones sociales
de la región, lo que ha puesto los estándares de exigencia frente a las políticas ubicadas más
altos pues las comunidades a partir de su experiencia han logrado reconocer que las políticas
asistencialistas sin impacto estructural resultan paliativas y muchas veces nocivas para los
territorios.
2.2. Condiciones sociales
Entendemos las condiciones sociales como aquellos derechos fundamentales y
de acceso prioritario a los que deben tener acceso los habitantes de un territorio determinado,
estos se refieren concretamente educación, salud y recreación.
70
Tabla 5.
Tabla porcentajes percepción social
Con respecto, a los datos proporcionados podemos decir que en cuanto a
cobertura en las condiciones sociales, el único derecho que tiene una tasa de cubrimiento
importante es la de educación, sin embargo teniendo en cuenta que solo por presencia de
escuela primaria y que para el cumplimiento de la media y la secundaria, en la mayoría de
casos los habitantes se ven obligados a trasladar a sus hijos a la cabeceras municipales, en
todo caso si los recursos económicos lo permiten y si se continua con el proceso de
formación, lo anterior se refleja en los datos arrojados por el censo de 2005 donde se registra
que el 58,7% de la población cuenta con educación básica primaria, el 11,5% con básica
secundaria y el 1,7% cuenta con educación superior (DANE 2006).
La cifra de cubrimiento para la salud es la más preocupante, el acceso a este
derecho fundamental, se convierte en un lujo para estas comunidades, pues para acceder a
ella deben trasladarse largas distancias en condiciones de la trocha y los costos del transporte.
La realidad de esta región, es reflejo de un modelo de desarrollo rural
inequitativo y excluyente, que propicia un sin número de conflictos rurales, que acentúa la
Derecho Institución presente Tasa de Cobertura
Educación Escuela Primaria 85,32%
Recreación Polideportivo 15,44%
Salud Puesto de salud 15,83%
71
vulnerabilidad de estas regiones rurales, al no permitir una convergencia entre lo urbano y lo
rural, condenando al campo a escuchar los paraísos de los cuales están privados, por un
modelo que se fundamenta en una precaria y deteriorada institucionalidad publica, que los
deja cada vez más al merced de la oferta del mercado en una sociedad profundamente
desequilibrada.
Hasta el momento, el análisis de las condiciones en las que se encuentran los
tres núcleos territoriales, permite evidenciar la ineficacia del desarrollo de políticas sociales,
la deficiencia institucional y productiva, a causa de una ausencia del Estado que ha sido
incapaz de llevar a cabo un plan de ordenamiento territorial que ayude a estabilizar a las
comunidades campesinas.
Lejos de ello, los departamentos (Oficina Para el Posconflicto, laboratorios de
paz, ONG) a los cuales el Estado ha delegado dicha tarea, no han cumplido con la aplicación
de las políticas públicas en los territorios, lo que se ha elaborado son políticas públicas de
carácter discriminatorio, que han forzado al campo a una marginación estructural en
infraestructura productiva y social, suministro de bienes públicos, la ausencia total de la
ciencia y la tecnología y un desprecio por la capacidad productiva y social de la Colombia
rural.
2.3 Condiciones Económicas
De acuerdo con Molina (2012), entendemos las condiciones económicas como
aquellos medios y métodos empleados por los habitantes de una región determinada para
subsistir económicamente, mediante la interacción entre trabajo y medio geográfico, para
72
este elemento tendremos en cuenta dos aspectos el cultivo de coca y las actividades
agropecuarias propias de la economía campesina
Figura 8. Hectáreas dedicadas a la siembra de coca en el municipio La Monatañita. Elaboración propia
Tabla 6.
30%
46%
12%
11%1%
0 1 a 2 3 a 5 5 o más no responde
Cultivo de
Pancoger
(yuca,
plátano, caña,
piña, cacao,
maíz)
%
hectárea
cultivada
Extensión
de hectáreas en
pasto
%
Hectárea
cultivada
Presencia
de ganado
Número
De cabezas
%
0 – menos
de ¼
6 0 1.6 0 0
¼ - ½ hct 21.25 1-5 hct 4.12 1-5 0.5
1 – 2 hct 21 6 – 15 hct 5.75 6-10 0.1
73
Hectáreas dedicadas a cultivos de pancoger y ganadería
Con base a la información recolectada, podemos confirmar que, aunque la
región del Caquetá, en específico La Montañita, se encuentra históricamente relacionada con
actividades agropecuarias, las dinámicas de la región han venido suplantando algunas
actividades tradicionales del campesino.
Aunque la vocación del suelo del territorio no es apta para el ganado extensivo y su uso tiende
más a actividades agroecológica, por ser un suelo de alta erosión, bosque y arcilloso
(Humbolt, s.f.), vemos que las hectáreas dedicadas a los cultivos de Pancoger, están
destinadas en todo caso al autoabastecimiento, reservando menos de media hectárea a dicha
actividad. Si bien se pudo confirmar que al tratar con un sector rural marginal, no se presenta
grandes extensiones de ganado, en muchos de los casos, las hectáreas de pasto superaban las
de cultivo, aun cuando la familia no tuviese cabezas de ganado.
Conjuntamente podemos decir también que el grado de autoabastecimiento de
las unidades de producción campesina varía entre unidades relativamente autónomas hasta
unidades que dependen en alto grado del mercado. Los campesinos producen tanto para
autoconsumo (valor de uso) como para el mercado (valor de cambio), lo cual implica
flexibilidad y cierto nivel de autonomía. De esta manera, la economía campesina tiene una
considerable “resistencia” a la expansión de las relaciones de producción de mercado
(Fonseca, Gutierrez, y Ruvsit, 2005, pág. 87).
3-4 hct 3.37 16- 30 hct 6.12 10-20 0.1
5 – 6 1 30- 40 hct 3, 75 21- 50 0.6
74
Esta visión proporciona una dinámica distinta en el análisis de la producción
agraria campesina, como lo exponen Fonseca, Gutierrez, y Ruvsit (2005, pág 45),
La lógica de producción del campesino se fundamenta en la búsqueda
de un equilibrio entre el cansancio producido por la realización de largas jornadas de
trabajo y la satisfacción de las necesidades básicas de la familia campesina. Por tanto,
no busca ganancia como tal, sino la posibilidad de mantener este equilibrio como
elemento de una estrategia de supervivencia cuya lógica es diferente en comparación
con la que caracteriza a una empresa agrícola capitalista.
Sin embargo, dicho principio de producción pasaría a ser complementada o en
muchas veces suplantada con el cultivo de uso ilícito, que iría tomando un papel protagónico
en la parcela del campesino, los cultivos de Pancoger quedan en un segundo plano aun siendo
la base de la economía campesina, pues estos dentro de las dinámicas de marginalidad de la
región resultan más costosos en producción y no alivian las necesidades básicas de la familia
rural, mientras que la inversión al mercado con el cultivo de coca resulta más fácil, eficiente,
seguro en tanto a la garantía de su compra y organizado.
Para la economía campesina es crucial el momento de contacto con la
economía de mercado, especialmente en la fase de la comercialización que es donde
se cruzan la lógica de la producción campesina con la del mercado (obtención de
ganancia); además es el escenario más probable que los productos campesinos
encuentren precios bajos. Estos precios pueden ser tan bajos que no alcancen a cubrir
los costos de producción, incluido el trabajo; al contrario de lo que ocurriría en una
empresa capitalista, el campesino, regido por la búsqueda del equilibrio, no renuncia
75
a seguir produciendo a expensas de seguir cubriendo el déficit de un eventual margen
de ganancia con el recurso a la “autoexplotación” de su familia. Entre las
características más notorias de esta “autoexplotación” se pueden mencionar la
intensificación del trabajo familiar y la reducción de los gastos de consumo y
reproducción de la unidad familiar. (Fonseca, Gutierrez, & Ruvsit, 2005, pág. 152)
Como se mencionó anteriormente, las condiciones de contacto al mercado se
hacen más difíciles para los cultivos que tradicionalmente eran comercializados y hacían
parte de la producción básica del campesino, lo cual se empezaría a manifestar desde la
década de los noventa dada la inserción que tuvo el municipio en el fenómeno del cultivo de
uso ilícito; conjuntamente los costes que plantea toda la cadena productiva y que se
encarecen aún más por las condiciones de infraestructura de la región profundizan la
migración de la economía agropecuaria a la cocalera, pues esta cuestión no afecta tanto las
cadenas de mercado del cultivo de uso ilícito, por su fácil transporte y por las márgenes de
ganancia que produce.
76
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
0 - 1/4 hcts 1/4 - 1/2 hcts 1-2 hccts 3- 4 hcts 5 o mas hcts
Héctareas cultivadas Pancoger VS Cultivo de Coca
Cultivo Pancoger Cultivo de Coca
Figura 9. Gráfica comparación hectáreas cultivadas, elaboración del autor.
A partir de dicha información, es posible visualizar el desplazamiento que ha
producido el cultivo de coca al cultivo de Pancoger; mientras que para este último el pico de
concentración se encuentra entre un cuarto y media hectárea, el cultivo de coca se encuentra
en su pico de concentración de una a dos hectáreas, esta situación ha estado ligada
directamente a los cambios generados por el consumo local, que en parte fue generado por la
economía de la coca, que permitió el aumento del flujo de capital y la diversificación de las
mercancías, utilizando la pasta base de coca como moneda de cambio por productos de la
canasta familiar.
Según el testimonio de un campesino se evidencia la importancia del
cultivo de la coca, al señalar: “La coca es Dios la Tierra para el campesino, cuando
Po
rcen
taje
de
fam
ilia
s cu
ltiv
ado
ras
77
usted no tiene para comprar las cositas del mercado, va a la tienda y las cambia por
un gramo de pasta y así mantiene usted a su familia7”
De esta manera, se ha generado una transformación de las características de la
economía campesina, en la cual los valores básicos como la prestación de mano de obra, el
trueque, y las asociaciones para cultivar o criar ganado, se renuevan y especializan alrededor
de los cultivos de uso ilícito. Entre estas nuevas funciones aparecen las figuras de
“raspachines”, “químicos”, comerciantes y trasportadores, así como infraestructura asociada
al cultivo como los laboratorios o “chongos”, pistas aéreas y “cristalizaderos” (Molina, 2012,
pág. 107).
La tendencia para los núcleos territoriales, se desarrolla alrededor del
establecimiento de lotes menores o iguales a tres hectáreas, consolidando un grupo de
“pequeños productores de coca” (Fonseca, Gutierrez, & Ruvsit, 2005) que dedican las
ganancias de esta actividad al sostenimiento de la vida familiar básica, lo cual ha llevado a
involucrar toda la comunidad.
7Testimonio de un campesino durante una pedagogía por la Paz, Camicaya medio.
78
Figura 10. Gráfica porcentajes de inserción en actividad de cultivo de coca, elaboración del autor.
Teniendo en cuenta lo anterior, se presentan nuevas relaciones en donde los
actores tienen la posibilidad de diversificar sus ocupaciones, mediante la producción,
potenciando la capacidad de acceso y relación de los centros urbanos con las zonas rurales,
pues esta economía ilícita se convierte en dinamizadora y permite ese punto de acceso al
mercado tan importante en la vida campesina. Conjuntamente al no poseer una infraestructura
básica y adecuada para el procesamiento y comercialización de productos de economía lícita,
esta termina relegada ante las oportunidades y condiciones que ofrece el cultivo de coca.
En general, podemos considerar tres actores que se mueven a nivel local dentro
de la economía del cultivo de coca, por un lado, tenemos los “pequeños cultivadores de coca”
que disponen de menos de tres hectáreas, que se encuentran en esta situación por una realidad
estructural y de mercado, donde la coca se legitima al convertirse en una economía de
jornalero38%
raspachin11%
comercio40%
trasnporte 11%
jornalero raspachin comercio trasnporte
79
subsistencia, que sin embargo plantea una serie de conflictos como la pérdida de las
tradiciones campesinas y la extrema inseguridad de una economía ilegal.
Sin embargo, las ventajas comparativas que tiene el cultivo de coca frente a
otros cultivos legales en este contexto de exclusión, siguen siendo mayoritaria, por su valor
por unidad de volumen que reduce costes de transporte, como la facilidad en su
transformación industrial, así como la capacidad de satisfacción de demandas.
Por tanto, dichas ventajas comparativas que ven las familias campesinas en el
aumento de sus ingresos, buscan mejorar su nivel de vida invirtiendo en la educación para
sus hijos, cubriendo gastos de salud, modificando sus hábitos de consumo, restaurando sus
viviendas, adecuando y construyendo carreteras o gastando en actividades o gustos
improductivos (Fonseca, Gutierrez, & Ruvsit, 2005, pág. 56).
Como segundo actor, encontramos a jornaleros y raspachines, estos son
trabajadores en época de cosecha y para el caso en específico corresponden al 49 % de los
trabajadores insertos dentro de la economía cocalera, estos a diferencia de los cultivadores
dependen totalmente del trabajo producido por el cultivo de coca, en el cual un raspachin
hábil puede alcanzar salarios de hasta sesenta mil pesos diarios, sueldo que no conseguiría
en ninguna otra actividad agropecuaria. Estos junto a los pequeños cultivadores resultan los
más afectados con las políticas de fumigación y su inactividad causa un problema económico
en las cabeceras municipales, pues estos recursos provenientes de la coca como se había
nombrado anteriormente son los que logran dinamizar las economías locales de la región.
Desde mediados de la década de 1990 ha sido creciente la vinculación
de jóvenes a las actividades relacionadas con la producción de base de coca en el sur
80
de Bolívar. Al decir de los mismos campesinos, esto se debió al desmonte del sistema
estatal de subsidios y servicios al pequeño productor iniciado por el gobierno de César
Gaviria. En general, este fenómeno parece estar relacionado con la crisis que afrontó
el sector agropecuario nacional al someterse a los efectos de las políticas de apertura
económica… La consecuencia social más importante de toda esta situación es que un
número creciente de familias de la zona depende de los ingresos que puedan obtener
de los cultivos ilícitos (Fonseca, Gutierrez, & Ruvsit, 2005, pág. 60).
Por último, tenemos al sector de comercio y transporte los cuales son actores
de suma importancia dentro del circuito de la economía cocalera, pues en la mayoría de los
casos son los responsables de introducir, y comerciar los insumos para la producción de pasta,
así como el beneficio que produce sobre todo para los comerciantes la dinámica en la compra
y venta de mercancía producto del flujo de capital producido por el cultivo ilícito.
La economía cocalera permea y subordina en forma gradual la economía
regional licita, transformado en mayor medida la economía agraria tradicional de la finca
familiar, por la pérdida de capacidad para producir para el autoconsumo; los jornaleros o
raspachines, así como campesinos productores se encuentran relegados a pequeños
productores, que poco o nada intervienen en la estructura de mercado y las ganancias quedan
destinados a gastos básicos.
81
2.4 Cultivo de Uso Ilícito y la Tenencia de la Tierra.
La tenencia de la tierra en Colombia se ha caracterizado históricamente por la
alta concentración de la propiedad rural, para la actualidad el índice Gini8, se mantiene entre
el 0.87 y el 0.86 para concentración de tierra rural, poniendo al país como uno de los más
desiguales para América Latina (Codazzi, 2016). La caracterización de la tenencia de la tierra
se realiza con el fin de determinar qué tipo de propietarios y la extensión de dichos predios
que existe para el área de estudio, con el fin observar la relación entre tenencia de la tierra y
utilización en cultivos de uso ilícito y cultivos de pancoger.
No hay un criterio definido para precisar el concepto de pequeña, mediana y
gran propiedad, pero se adopta la medida de la UAF9 para establecer los tamaños (Asociación
Nacional de Zonas de Reserva Campesina , 2012). Esta medición muestra que la propiedad
está más concentrada en pocos tenedores de derechos (predios mayores de 10 uaf); la
mediana resulta con un peso mucho menor, y la pequeña tiene un porcentaje menor de la
tierra (18,8%). El microfundio indica que casi el 80% de los propietarios-poseedores están
prácticamente en la pobreza absoluta, pues obtienen un ingreso que no supera medio salario
mínimo legal.
8El índice de Gini se utiliza como un indicador para medir el grado de concentración de la propiedad rural y
de los ingresos. Mientras más cercano a 1 esté el índice, más concentrada está la propiedad (pocos
propietarios con mucha tierra), y mientras más cercano a cero, mejor distribuida está la tierra (muchos
propietarios con mucha tierra). Con la ayuda de la Universidad de los Andes, el IGAC ha depurado la
información catastral entre 2000 y 2009, y ello posibilita el cálculo de varios índices de Gini: el de
propietarios, el de tierras y el de avalúos, principalmente.
9 La Unidad Agrícola Familiar (UAF) es la unidad predial que genera por lo menos dos salarios mínimos
legales de ingreso. Al valorarla se tiene en cuenta la calidad y el potencial productivo del suelo. El
microfundio se define como predios con menos de 0,5 uaf; pequeña propiedad entre 0,5 y 2 uaf; mediana
entre 2 y 10 uaf, y grande mayor de 10 uaf, para el muncipio de La Montañita la UAF estaba definida entre
las 87 a 120 hects, por UAF.
82
Un informe realizado por el PNUD (2011, pág 220), señala seis factores para
entender la consolidación de la inequidad en la tenencia de la tierra en el país,
“(a) el fracaso del reformismo agrario en las décadas de 1960 y 1970,
con lo cual se agravó el problema; (b) el debilitamiento y estigmatización de las
organizaciones y movilizaciones del campesinado; (c) el intento de reemplazar el
reformismo agrario por una política de mercado de tierras, claramente insuficiente
frente a la magnitud de la situación; (d) la expansión y escalamiento del conflicto
armado y tres de sus efectos: reconcentración de la propiedad, extrema victimización
del campesinado y, desplazamiento forzado y despojo de tierras; (e) la
sobrerrepresentación e influencia política de los propietarios en diversos escenarios
de toma de decisiones sobre el futuro del sector; y, (f) la carencia o precariedad de
información que permita identificar el problema, someterlo a debate público y lograr
consenso para intervenir en su solución.”
Para el caso específico de La Montañita, en cuanto a la tenencia de la tierra se
pudo recolectar los siguiente,
83
Figura 11. Gráfica porcentajes de tenencia de la tierra, elaborada por el autor a partir del trabajo de campo
realizado.
Si bien, un poco más de la mitad de los habitantes se declaran propietarios de
sus fincas, en el trabajo de campo se pudo confirmar que muchos de estos predios no tienen
titulación saneada, muchos de ellos son dueños de palabra y esto ha restringido su acceso a
préstamos y proyectos sociales.
Molina señala que El tipo de propiedad no segura de la tierra ha hecho que se
configuren relaciones de poder para el dominio y uso de la tierra por parte de las comunidades
campesinas, donde la tierra además de percibirse como una propiedad y un patrimonio se
convierte en un derecho y el medio para acceder a bienes y servicios por parte de los
individuos, hay disposición del cambio de economía, estamos en capacidad de aprender y
adquirir y salirle cualquier proyecto, lo que pasa es que sin el titulo no se tiene el crédito,
siempre hay promesas de la titulación, pero nada…
68%
8%
24%
Propia arriendo no tiene
84
Figura 12. Grafica porcentajes de estructura predial la medida de referencia utilizada es la UAF la cual es usada
por la Agencia Nacional de Tierras. Elaboración del autor
El análisis de la tenencia de la tierra permite entender el proceso en el cual se
han construido relaciones sociales que influyen en la dinámica del territorio, al ser producto
de unos procesos históricos anclados a la colonización campesina, narcotráfico y conflicto
armado; donde la mayor parte de la población de los Núcleos de La Montañita meta
corresponde a propietarios, arrendatarios y aparceros, de mediana y pequeña propiedad.
De lo anterior, podemos decir que la región se encuentra en estado de economía
familiar campesina y que los proyectos masivos agroindustriales no han logrado concentrarse
en el territorio, mediante la apropiación de predios.
Sin embargo, el avance de la mediana propiedad supone una valoración de la
tierra que se encuentra ligada de igual manera a los proyectos palmeros y ganaderos, y a la
especulación generada por proyectos de infraestructura agroindustrial, vial y energética sobre
20%
79%
1%
Pequeña propiedad mediana propiedad Gran porpiedad
85
todo después de que el departamento fuese considerado enclave petrolero, que se proyectan
en los próximos años en la región (Molina, 2012, pág. 127)
Hasta el momento, pese a todo, la región no cuenta con un catastro rural
actualizado y la propiedad de la tierra sigue siendo informal o de palabra, lo que no brinda
ninguna seguridad al campesino; las actividades de comercio y producción no se establecen
en los caseríos sino en las cabeceras municipales ya que la infraestructura vial no es apta
para comercializar productos de Pancoger, y las alternativas del cultivo de uso ilícito
específicamente el de la coca, se convierte en una economía de subsistencia legitima pero
ilegal.
86
Capítulo 3
La política de erradicación Nacional hasta el momento y la Dinámica del territorio,
Erradicación forzada y sustitución de cultivo Ilícito.
Hasta el momento, hemos contextualizado las relaciones y las condiciones que
caracterizan el municipio de La Montañita con el fin de establecer que relaciones y grados
de influencia existe con el cultivo de uso ilícito, y a partir de esto determinar las
reconfiguraciones del territorio; este panorama de reconfiguración sin embargo necesita de
un análisis de las políticas de erradicación que hasta el momento habían sido desarrolladas
por el Gobierno Nacional.
Con base a lo anterior, se realiza un análisis 1) a las políticas de erradicación y
sustitución de cultivo que desde 1980 hasta la firma del Acuerdo de Paz se venían
desarrollando por el Gobierno Nacional y 2) La ejecución de la política antidroga en el
municipio de La Montañita en los mismos periodos.
3.1 Política Nacional de Erradicación y sustitución de cultivo Ilícito, políticas públicas
enfocadas en la represión.
Al seguir el marco conceptual propuesto para el desarrollo del presente trabajo,
teniendo en cuenta que las políticas públicas hacen referencia a una serie de iniciativas,
programas y propuestas que realiza el régimen político en una pugna ideológica y política
por resolver una problemática social, así como hace referencia a la puesta en marcha de la
87
misma; la problemática del cultivo de uso ilícito ha sido abordado desde la política pública,
desde la perspectiva de la dominación.
Bajo este argumento, es necesario analizar los dos componentes sobre los cuales
se edificaba la actual política antidroga, según Zorro (2011, pág. 91)
...uno represivo, que incluye la erradicación forzosa y la interdicción,
con las que se busca frenar de manera coercitiva la cadena del narcotráfico en sus
distintos eslabones, y otro promotor, la sustitución de cultivos de uso ilícito, que
aborda el primer eslabón de esta cadena mediante estímulos dirigidos a remplazar
tales cultivos por otros enmarcados dentro de la legalidad.
Pese a que la política pública antidroga pretendió un cambio de enfoque a partir
del 2010 (Oficina de la Naciones Unidas contra la droga, 2016), esta siguió considerando el
principal actor de intervención al campesino, al creer que, las actividades comúnmente
asociadas al primer eslabón de la producción de drogas como el cultivo de coca y su
transformación en pasta y base no solo deben verse como un problema por el hecho de
financiar redes criminales nacionales y transnacionales, sino que se constituyen en un factor
de alto riesgo de vulneración de los derechos humanos, la vida, la libertad y la dignidad de
las personas y comunidades cuyos territorios están vinculados a esta franja del mercado de
las drogas. Estas actividades atraen y perpetúan en el territorio redes de criminalidad
organizada que elevan dramáticamente las tasas de homicidios y de desplazamiento forzado;
acentúan el constreñimiento a la libertad política, económica y de movilidad de campesinos;
intensifican la instrumentación de las organizaciones sociales y campesinas; y conllevan a la
88
descomposición del capital social en las comunidades afectadas (Comisión Asesora para la
política de drogas en Colombia, 2015, pág. 9).
Sin embargo hasta el 2014 la política antidroga no tuvo ningún cambio
sustancial, durante el 2011, e, disminución de la resiembra y al sostenimiento simultaneo de
escuadrones móviles de erradicación en las zonas más críticas, asignación de tierras y
financiación de proyectos de desarrollo alternativo a comunidades involucradas con esta
actividad ilegal, interdicción y destrucción de la infraestructura para la producción y
almacenamiento de drogas ilícitas, además de interceptación de medios de trasporte y rutas
e identificación y judicialización de las redes criminales.
Para el año 2012 se da la implementación de un nuevo plan de Guerra
denominado Espada de Honor, el cual consiste en una vocación ofensiva, conjunta u
focalizada geográficamente para debilitar los grupos armados al margen de la ley (GAML)
(Comisión Asesora para la política de drogas en Colombia, 2015), intensificación de acciones
de inteligencia para desarticular las organizaciones dedicadas a la producción, tráfico y
comercialización de drogas ilícitas en el país, erradicación, interdicción de rutas e incautación
de cocaína, destrucción de instalaciones de infraestructura para producción de drogas,
incautación de embarcaciones y aeronaves utilizadas por el narcotráfico, intensificación de
la lucha contra las Bacrim, iniciativas para desarticular los GAML (FARC y ELN).
Un informe de la línea programática de política pública antidroga de 2013,
refiere operaciones por tierra, mar y aire, para cortar las rutas de salida de la droga antes de
que llegue a mercados nacionales e internacionales. intensificación de esfuerzos para detectar
89
la fabricación y uso de medios de transporte de la droga y el fortalecimiento de las actividades
de inteligencia y contrainteligencia de Estado.
Como podemos observar, la estrategia de la política antidroga estaba dirigida a
presentar de manera exitosa la reducción anual de cultivos ilícitos, por lo cual, la sustitución
voluntaria no era una opción principal, al ser esta una apuesta de mediano y largo plazo.
Adicionalmente, durante este periodo el Gobierno nacional, se amplió el
catálogo de conductas penales, conductas tipificadas que contienen una sanción para una gran
cantidad de actividades relacionadas con estupefacientes. Además, es importante señalar que
se han reducido al máximo, los beneficios aplicables a las personas que cometen delitos
relacionados con el tráfico de drogas, incluyéndose dichas conductas como excepción a la
aplicación de los beneficios penales, este es el caso del artículo 68A de la ley 599 de 2000,
modificado por la ley 1709 de 2014, que establece la exclusión de beneficios y subrogados
para ciertas conductas delictivas, dentro de las cuales se señalan delitos relacionados con el
tráfico de estupefacientes (Ley 1709 de 2014).
Lo anterior evidencia cómo dicha política puso de instrumento sancionador el
derecho penal, con el fin de incluir el mayor número de conductas y sujetos posibles, como
forma de librar la batalla contra el narcotráfico. Producto del aumento de la criminalización,
y del catálogo de conductas relacionadas con el tráfico de estupefacientes consideradas
delitos, el número de personas capturadas ha incrementado de tal manera, que actualmente
las cárceles colombianas se encuentran con una sobrepoblación, en gran medida por delitos
que guardan relación con drogas. Por lo general, dichas personas capturadas ―son en su
mayoría los eslabones menos importantes de la cadena de cultivo, producción y tráfico de
90
drogas (Uprimny y Guzmán, 2010, p. 40), una población de bajos recursos económicos, que
aceptan el tráfico de pequeñas cantidades de drogas, para sustentar necesidades económicas
y que terminan siendo capturadas y sumándose a la multitud de personas que habitan las
cárceles del país.
Es importante señalar, que del universo de personas que fueron capturadas por
el delito de producción y tráfico de estupefacientes no condenadas por vínculos con
organizaciones sociales, fueron campesinos y en su mayoría de casos mujeres campesinas a
las que les fueron incautados menos de 5 kilos de pasta base de coca. (Rocha C. , 2014, pág.
45)
Dentro de la política de sustitución primaba el principio de “Protocolo de Cero
Ilícitos” (Molina, 2012, pág. 76), la cual exige un compromiso de no siembra ni resiembra
en el área intervenida por parte de sus habitantes, heredada de la política antidroga del
gobierno Uribe. Este protocolo plantea que el programa de desarrollo alternativo solo se
ejecutará en los lugares donde se haya realizado una erradicación anterior de cultivos de uso
ilícito, el cual ha sido uno de los inconvenientes más grandes para las comunidades, pues este
no tiene en cuenta las necesidades básicas que suple el cultivo y que su erradicación
premeditada plantea una crisis social para dichos territorios.
Esta política de sustitución tiene dos ejes fundamentales, los cuales aplicaron
para todo el territorio nacional incluido La Montañita, la erradicación voluntaria y la
erradicación forzada. Desde el 2003 la estrategia de erradicación manual voluntaria se lleva
a cabo a través de los Programas: Familias Guardabosques y Proyectos Productivos,
actualmente agrupados en el Programa de Desarrollo Alternativo. Por otra parte, la estrategia
91
de erradicación manual forzosa, desde el 2005 es implementada a través de los Grupos
Móviles de Erradicación y complementada por la aspersión aérea (Molina, 2012, pág. 133).
Los siguientes fueron algunos de los principales proyectos de sustitución
aplicados al territorio, especialmente los departamentos del Sur del país, aunque ninguno de
ellos logro consolidar un proceso exitoso, en tanto las condiciones de marginalidad de las
regiones persistían:
Programa de Proyectos Productivos (PPP), según el informe ejecutivo
realizado por el PNUD, el programa trabaja con organizaciones sociales y familias
campesinas entorno al desarrollo de programas agrícolas y agroforestales, cuya línea
productiva se enfoca en la palma, caucho, cacao, café, especies forestales y
ecoturismo; estos enfoques de producción se explican entre otras cosas por su
potencial para insertarse dentro de los mercados internacionales por la necesidad de
presupuesto para sostenibilidad en el tiempo. Por lo cual, proyectos que incentiven la
economía campesina local, quedan restringidos en financiación y seguimiento, esta
lógica ha llevado a estos proyectos de ser alternativas de producción a enclaves de la
inserción de la economía agroindustrial en las regiones más empobrecidas del país.
Programa Familias Guardabosques (PFGB), este programa es descrito
por el plan , como un apéndice de la estrategia de desarrollo alternativo en el cual se
encuentran vinculadas 88.488 familias, de las cuales 47% estuvieron vinculadas
directamente a actividades relacionadas con cultivo de uso ilícito y el 53% restante
estuvieron en riesgo de estarlo (Carrillo, 2013, pág. 208).
92
La idea era promover la erradicación de cultivos ilícitos a través de la
recuperación y protección de ecosistemas frágiles. También tiene como propósito el
restablecimiento de los lazos de confianza entre las comunidades y el Estado, con miras a la
reconstrucción de capital social local. Todo lo anterior, en el marco de una estrategia de
desarrollo local tendiente a mejorar la articulación de las regiones.
Erradicación manual forzada, Esta estrategia busca complementar los
esfuerzos de lucha contra las drogas del Gobierno Nacional, especialmente los
relacionados con la aspersión área. De igual manera los GME buscan controlar el
traslado de cultivos ilícitos a áreas de economía campesina, zonas de parque o
reservas naturales, en zonas donde el desarrollo alternativo no es viable, debido a las
condiciones de acceso, el orden público o la voluntad de la comunidad. La
erradicación manual forzosa, según el CONPES 3669: “…es ejecutada por los Grupos
Móviles de Erradicación (GME), el Ejército Nacional, la Armada Nacional y la
Policía Nacional. Es importante mencionar que la seguridad de los GME es provista
siempre por la Fuerza Pública. Estos esfuerzos son complementarios a la aspersión
aérea a cargo de la Policía Nacional – Dirección Antinarcóticos” (2010, pág. 18).
Es evidente que existe una subordinación entre los programas de erradicación de cultivo de
uso ilícito. Las políticas de desarrollo alternativo se convirtieron en paliativos de los efectos
negativos ocasionados por la erradicación forzada, y esto ha ocasionado un rechazo de las
93
comunidades a este tipo de programas, al crearse una percepción de los programas de
desarrollo vienen ineludiblemente aparejados a la fumigación (Asociación Nacional de Zonas
de Reserva Campesina , 2012).
Conjuntamente, dichos programas ignoran la necesidad de propiciar que la
producción campesina gane un valor agregado para que esta sea sostenible y que respete las
lógicas de inserción al mercado de las comunidades campesinas que están lejos de producción
en masa; por el contrario estos proyectos pretenden fortalecer los megaproyectos
agropecuarios que no se acercan a las realidades de los pequeños y medianos productores,
incentivando las relaciones tradicionales de explotación del campo a través del minifundio.
3.2 Política Antidroga en el municipio de La Montañita.
De lo anterior caracterización de las políticas antidrogas, se puede apreciar que
la esencia de estos programas se orienta sobre todo a la recuperación de territorios por medio
del castigo a la sociedad rural y el impulso de la agroindustria; donde se establece una lógica
entre el Estado y las comunidades campesinas cocaleras, en la cual hay un tratamiento de
atropello y desconocimiento de los campesinos cultivadores y este es reconocido únicamente
como ciudadano hasta su integración a los programas de erradicación, que a la final terminan
siendo forzados sin importar su modalidad.
En esta perspectiva la política pública, se plantea como una línea de acción
unidireccional que desconoce las realidades para su implementación lo cual repercute en las
condiciones de aplicación, estabilidad y seguridad que requieren los proyectos de desarrollo
alternativo de sustitución; por lo cual existe un contexto de desconfianza sobre la posibilidad
94
de transición de una economía ilícita a una consolidación de una economía campesina estable
y rentable.
Para el municipio de La Montañita, se puede evidenciar la percepción de
debilidad frente a la confianza de los programas estatales, por la poca efectividad de las
políticas antidrogas, que a lo largo del texto se ha señalado ante la imposibilidad de reducir
efectivamente las hectáreas cultivadas; de esta manera desde el 2011, el municipio fue
incluido en el Plan Nacional de Consolidación Territorial (PNCT) vigente hasta el día de hoy,
donde se plantea la intervención de las inspecciones de la Unión Peneya y Mateguadua, uno
de los pilares era la erradicación de cultivos de uso ilícito acompañada de un crecimiento en
la presencia de fuerza pública, pues la política de sustitución se encontraba focalizada en la
intervención de fuentes de financiación de la insurgencia para el caso específico de las FARC
EP, más que en un componente social que permitiera la superación de una serie de
condiciones sociales y económicas que han alimentado la persistencia de la economía
cocalera en la región y que por mucho superan la presencia de la insurgencia en el territorio.
Dentro del PNCT, la erradicación de cultivos se proyecta como una dimensión
separada de los proyectos sociales, por el carácter punitivo que fue asumido para la región,
esta política en su fase de implementación al chocarse con una realidad adversa, por el grado
de marginalidad social y económica en el que se encuentran las comunidades de La
Montañita, redujo el problema de la reactivación de la economía local a una cuestión de
seguridad, la cual podría ser solucionada mediante la acción de las Fuerzas Militares que
permitiría la llegada de lo que ahora es llamado el enclave económico de la región la
explotación de hidrocarburos.
95
En la actualidad, el municipio se encuentra dentro del proyecto Bloques de
Exploración de Ecopetrol que dentro del denominado Bloque Samichay se hallan
comprendidas las siguientes veredas: Bajo 40, Hermosas Bajas, Agua Linda, Hermosa,
Ginebra, Holanda Baja, Betania, Puerto Gaitán, Berlín, y Las Hermosas, lo cual implica el
incremento de la seguridad militar y policial como garantía para la estabilidad de la inversión
y la explotación petrolera (Calero, 2015).
El bloque petrolero ha expandido sus exploraciones a los Núcleos de la Unión
Peneya y Mateguadua, así como municipios del Doncello y Cartagena del Chaira, lo cual ha
ocasionado la configuración de mesas municipales y departamentales de organizaciones
campesinas que están en contra de la explotación petrolera en el departamento, por los graves
daños ambientales que ha causado la exploración, secando caños y quebradas que
alimentaban fincas de productores campesinos locales, como también la grave situación de
violación de derechos humanos, en los cuales han asesinado a líderes campesinos que se han
opuesto a la llegada de las petroleras (Alcaldía de La Montañita, Caquetá., 2016).
Esta dinámica de la política pública que se manifiesta en los núcleos estudiados,
pone de manifiesto una revalorización de los territorios en función de la generación de rentas
nacionales, que desconocen el principio de la localidad, entendida esta como las necesidades
concretas de la comunidad en su territorio, en el ejercicio de implementación de policías
publicas eficaces y propicias, por tanto dentro de esta visión de las franjas territoriales
regionales se establecen prioridades ajenas para los territorios, para el caso en específico el
programa determino como prioridad las acciones tendientes al establecimiento de
condiciones de seguridad,
96
Del mismo modo, el programa de aspersión y erradicación de cultivos
ilícitos que busca debilitar las finanzas de las Farc y la recuperación social del
territorio, viene siendo contrarrestado por la guerrilla mediante la instalación de minas
antipersonas y artefactos explosivos, la ejecución de hostigamientos y ataques contra
la fuerza pública, en algunos casos, con interposición de población civil (Calero,
2015, pág. 5).
Lo anterior se da en el marco de la línea nacional de erradicación y la puesta en
marcha del plan de guerra “Espada de Honor” anteriormente nombrado, que aumentó el pie
de fuerza en el territorio, especialmente de la Unión Peneya, donde se proyectaba la
construcción de una estación de policía además de la consolidación de bloques petroleros.
La inserción de las comunidades campesinas que han desarrollado una
economía comunitaria, local y de auto consumo, en prácticas de trabajo de acumulación para
la generación de excedentes privados, es una contradicción de estructuras económicas, donde
chocan los tejidos sociales, formas de producción y organización comunitaria con la lógica
de la acumulación. La producción agraria campesina es la que se encuentra más amenazada
ante la vulnerabilidad del territorio al ser poco rentable lo que permite que se privilegie las
economías ilegales o inserción de la agroindustria.
Dicha implantación de economías tiende de igual manera a privilegiar regiones
de impacto donde los costos de producción sean más rentables sin aumentar los costes de
inversión, por lo tanto, estos proyectos se focalizarán en la cabecera urbana del Municipio de
La Montañita y Florencia capital del departamento ahonda en la brecha de desigualdad y
carencia de oportunidades (Calero, 2015, pág. 10) urbano rural.
97
En cuanto a la implementación de programas de desarrollo alternativo en
perspectiva de sustitución, son pocos los proyectos que han logrado consolidarse, y en la
percepción de las comunidades es muy difícil por der ser beneficiario de los programas, sobre
todo por las exigencias burocráticas que hay que cumplir, por ello muchas de las iniciativas
quedan a disposición de núcleos económicos campesinos consolidados, que no se encuentran
en alta vulnerabilidad, por ejemplo, el Fondo Emprender dedico cerca de 170 millones de
pesos en proyectos ganadería aun cuando los estudios ambientales realizados en la zona
demuestran la inviabilidad de este sector por el tipo de suelo del municipio (Cumbre Agraria,
2016).
Figura 13. informe final de evaluación
Fuente. Fondo Emprender , presupuesto 170.010.000.
Bajo esta perspectiva, la política de erradicación y desarrollo alternativo, ya sea
por las condiciones de los territorios de implementación, o por la esencia misma de los
programas, ha logrado que en estos núcleos los campesinos vean al Estado y sus políticas
públicas como obstáculos en la consecución de vidas mejores pues hay una sensación de
castigo constate por parte de las comunidades (Ballesteros, 2016). Esto convierte a las
comunidades campesinas cocaleras en actores de resistencia contra políticas estatales que en
98
vez de consolidar oportunidades para la superación de economías ilegales traen como
componentes vitales de los programas modelos económicos que chocan con los territorios.
Por ello es importante, concebir la política pública no solo como un discurso administrativo,
sino que ella representa una pugna política que se manifiesta en intereses distintos en la
concepción de su aplicación.
La erradicación de coca no ve la realidad del campesino,
Producir en los campos colombianos es muy difícil. Primero, porque al
colono no le titulan las tierras. Los intereses económicos no permiten la titulación
porque allí donde algún campesino sin título se ha ubicado existe algún
megaproyecto. O porque este campesino ha sido desplazado y amenazado, y no ha
logrado legalizar sus tierras10.
Se observa, finalmente que contrario a lo que la realidad territorial de estos
territorios exige, el enfoque de seguridad en los cuales se ha desarrollado la política de
erradicación ha priorizado la erradicación forzada y la fumigación aérea, en las áreas de
mayor marginalidad, caracterizadas por su poco desarrollo en infraestructura vial y
comercial, un distanciamiento de los centros urbanos y una baja oferta en satisfacción de
derechos fundamentales. Molina (2012) dice,
Esta situación es contraria en los lugares donde están ubicados las Familias
Guardabosques y los Proyectos Productivos, debido a la disponibilidad de infraestructura, de
10 Campesino cocalero, encuentro Coordinadora Nacional de Organizaciones Agrarias y Populares,
participación del autor como relator, 2015.
99
títulos de tierra, de capital para inversión, y a los intereses que manejan otros actores como
multinacionales y empresarios agroindustriales frente a los recursos naturales (p. 141).
Estamos ante un sujeto campesino criminalizado y perseguido, donde la
relación con su territorio es incierta y se encuentra mediada y casi que determinada por los
desarrollos de la guerra antidrogas, los flujos de la economía cocalera y las dinámicas de los
grupos al margen de la ley.
100
Capítulo 4
¿Ahora si una Nueva Colombia? Acuerdo general para la terminación del conflicto
armado y la construcción de una paz estable y duradera; Punto cuatro: Solución al
problema de las drogas ilícitas.
El panorama presentado hasta el momento nos permite evidenciar como la
política de erradicación de cultivo de uso ilícito, al menos para el caso concreto de La
Montañita ha sido insuficiente y ha fracasado en la consecución de su objetivo (Oficina de la
Naciones Unidas contra la droga, 2016), pues, hay una tendencia de crecimiento de las
hectáreas cultivadas, consolidándose hoy como uno de los núcleos principales de producción
de pasta base y hoja de coca del país.
Esta política se ha enfocado en la persecución al cultivador, esto se evidencia
en el endurecimiento de las penas para los pequeños cultivadores, la falta de acompañamiento
a los programas de sustitución voluntaria, la erradicación forzada aun cuando la coca
constituye un medio de subsistencia, permitiendo que los actores asociados a la cadena del
tráfico y comercialización de estupefacientes sigan acumulando capitales y poder político, lo
que da lugar a un desconocimiento a desvalorización de las condiciones de pobreza,
marginalidad y casi inexistente presencia del Estado que son las principales causas de
persistencia del cultivo de uso ilícito en la región.
En el marco de la coyuntura política que abrió las discusiones de la Habana –
Cuba, entre las FARC EP y el gobierno nacional, se presentaron unas serie de acuerdos que
pretenden dar una solución al problema de las drogas ilícitas y en específico al de los cultivos
101
de uso ilícito; el presente capitulo pretende abordar los pilares del punto en perspectiva de
que transformaciones plantea en términos de la política de sustitución, las salvedades del
Acuerdo que son los puntos a los cuales no se llegó a un consenso y serán abordados en la
implementación y por último los retos del punto como política pública del postacuerdo.
4.1 Transformaciones de la Política de Sustitución de Cultivo de uso Ilícito.
El punto 4 del Acuerdo “Solución al problema de la Droga” parte del
reconocimiento de que la persistencia del fenómeno de los cultivos ilícitos se encuentra
ligado a la existencia de condiciones de pobreza, marginalidad, debilidad institucional y
como último aspecto la existencia de bandas organizadas dedicadas al narcotráfico. En
consecuencia, sea hace necesario adelantar una nueva visión de la política pública de
sustitución que atienda en primera medida las causas del fenómeno, en proponer alternativas
que conduzcan a dichas comunidades al buen vivir, con una perspectiva de tiempos
necesarios y no de resultados y con enfoque diferenciado y de derechos humanos.
Estas políticas, darán entonces un tratamiento especial a los eslabones más
débiles de la cadena del narcotráfico que son las personas que cultivan y las que consumen
drogas ilícitas, e intensificarán los esfuerzos de desarticulación de las organizaciones
criminales (Gobierno de la República de Colombia & Fuerzas Armadas Revolucionarias de
ColombiaEjército, 2016, pág. 99).
Adicionalmente, y uno de los avances más significativos tal vez el más
importante que logro este debate político, fue el reconocimiento de que una sustitución eficaz,
duradera y sostenible, debe tener un enfoque territorial que está sustentado en la participación
real, efectiva y decisoria de las comunidades; pues son las condiciones particulares de los
102
territorios las que determinan las dinámicas de las economías que se generan, prevalecen,
fracasan y persisten.
De acuerdo a lo anterior, es importante señalar que el eje fundamental de la
política de sustitución que aborda el punto cuatro, se concibe como parte del Punto Uno:
Hacia un nuevo campo colombiano, Reforma Rural Integral, pues se entiende bajo el enfoque
territorial que, la solución a la problemática de los cultivos de uso ilícito parte de la
transformación estructural del campo colombiano, que requiere sin embargo el compromiso
de todos los actores en la superación de dicho fenómeno.
En cuanto a los compromisos, que había constituido una de las falencias de las
políticas de sustitución hasta el momento, debido a que no existía claridad un alcance en los
compromisos y seguimientos de los programas en parte por la delegación de su
implementación a terceros por parte del Estado; el punto cuatro, plantea específicamente una
serie de responsabilidades que abarcan todo el espectro de la economía de la producción y
tráfico de drogas ilícitas, donde la menor carga la asumen los campesinos coleros por su
condición de vulnerabilidad, y hay un férreo compromiso del Estado por asumir e
implementar dichos programas.
4.2 Principios y objetivos de la Política de Sustitución: Programa Nacional Integral de
Sustitución de cultivo de Uso Ilícito (PNIS).
El PNIS, queda configurado como la autoridad nacional competente, para
abordar todas las problemáticas y la generación de alternativas frente a la solución integral
de la problemática del cultivo de uso ilícito. Este se encontraba a cargo de la presidencia de
la Republica, será de carácter civil, comenzando con la puesta en marcha de un proceso de
103
planeación participativa que tendrá por obligación la participación ciudadana, estatal y de las
FARC EP, en las medidas y condiciones de su tránsito a la vida civil (Gobierno de la
República de Colombia & Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaEjército, 2016).
Los principios que sustentan el Programa, en primera medida responde a su
integralidad con la Reforma Rural Integral (RRI), en la cual el PNIS al ser un componente
de la misma atenderá poblaciones y territorios con características específicas, que requieran
medidas adicionales a las concebidas por la Reforma. En muchos casos esta política
coincidirá con la zona de ejecución de los Programas de desarrollo con enfoque territorial11,
donde la guía constituirá los planes de acción para la transformación del territorio, lo cual
proporciona la integralidad de la visión de sustitución; el PNIS debe integrase en los planes
de desarrollo local y los planes de ordenamiento territorial.
El segundo principio, atiende a la necesidad de la participación concertada de
las comunidades, y este pilar es fundamental pues parte del compromiso de los territorios por
hacer un tránsito de la economía ilegal por medio de la sustitución, pero con la diferencia de
que esta va a estar diseñada por sus necesidades, visiones, apuestas y expectativas para el
territorio, convirtiéndose no solo en receptores de programas de carácter asistencial, sino en
protagonistas de dicha transformación estructural.
11 Previo a considerar el modelo de gestión territorial y su articulación con las políticas públicas, es necesario
tomar en cuenta algunos elementos del enfoque territorial (ET) considerado en el Acuerdo: a.
Multidimensionalidad. Transita de una visión sectorial de la economía rural que la reduce a una economía
agrícola hacia una concepción multidimensional. Esto quiere decir que lo ambiental, lo económico, lo social,
lo cultural y lo político institucional interactúan sobre el territorio. Asimismo, la economía territorial
incorpora elementos de otras actividades económicas no agrícolas. b. Multisectorialidad. El medio rural es un
conjunto de regiones o zonas (territorio) cuya población desarrolla diversas actividades o se desempeña en
distintos sectores, como la agricultura, la artesanía, las industrias pequeñas y medianas, el comercio, los
servicios, la ganadería, la pesca (Drago Calvo, 2005).
104
Esta perspectiva de participación sustenta el tercer pilar, de enfoque diferencial
de acuerdo a las condiciones del territorio, pues el programa deberá tener una perspectiva de
género, étnica, pero también sociocultural, que determine la pertinencia y las apuestas de los
contextos en particular. Estas transformaciones van a garantizar el cumplimiento del cuarto
principio de respeto a las normas del estado social de derecho, pues se busca por medio de la
intervención crear institucionalidad, que permita a dichas comunidades integrarse y disfrutar
de todos los derechos económicos, sociales y políticos de los que históricamente fueron
privados.
Por último encontramos, el principio de la sustitución voluntaria, que sin
embargo no fue concertada como gradual y hace parte de las salvedades del acuerdo y que
será discutido en su implementación; este pilar parte del compromiso adquirido por las
comunidades de realizar el tránsito de la sustitución del cultivo ilícito a una economía licita,
bajo el principio de la confianza institucional, de que esto no constituirá un detrimento en la
sostenibilidad económica, social y ambiental de las comunidades ni los territorios (Gobierno
de la República de Colombia & Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaEjército,
2016, pág. 103). Es importante este principio, pues plantea un avance significativo para las
problemáticas más graves que habían tenido la aplicación de las políticas anteriores, en las
cuales las comunidades quedaban en una vulnerabilidad socioeconómica al quedar sin una
forma de sostenimiento, lo cual había generado una desconfianza y rechazo a los programas
de sustitución.
En cuanto al detrimento de los territorios es importante señalar la participación
de las comunidades en los planes de desarrollo, pues como se había señalado en el análisis
105
de las políticas de erradicación y sustitución, esta venia aparejada con la entrada de
economías de extracción y agroindustria, pues se necesitaba sustentar la entrada de estas
economías por medio de reuniones de socialización de los proyectos exigidos por la ley a
estos actores económicos que pretendía la inserción en el territorio (Centro Nacional de
Memoria Histórica, 2015). Esto suponía la suplantación de una problemática por una mayor
para las comunidades; el programa al ser parte de los PNIS y en muchos casos ir de la mano
con los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDETS) contemplados en el
Acuerdo, tiene como garantía la identificación de proyectos que atente con la estabilidad de
los territorios, las comunidades y su tradición, así estos constituyan una posible alternativa
de sustitución.
Con base a lo anterior el PNIS, se plantea como objetivos la superación de la
pobreza de las comunidades campesinas sobre todo las afectadas por el cultivo de uso ilícito,
mediante la generación de condiciones de buen vivir en los territorios (Gobierno de la
República de Colombia & Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaEjército, 2016)
mediante el desarrollo de planes de desarrollo locales y municipales concertados y elaborados
mediante la participación ciudadana, que permita una sustitución voluntaria por la generación
de políticas y oportunidades para los cultivadores.
Estas oportunidades productivas tienen el objetivo fijado en el Acuerdo (2016)
de promover la asociación y la economía solidaria, que vincule de igual forma a los
jornaleros, raspachines, recolectores, vinculados a la economía del cultivo ilícito. Esta
proyección debe contribuir en todo caso al cierre de la frontera agrícola, la recuperación de
106
los ecosistemas e impulsar la creación y el fortalecimiento de las Zonas de Reserva
campesinas como iniciativas agrarias de paz.12
El fortalecimiento de lo anterior, buscara a su vez dinamizar la organización
campesina en el marco del fortalecimiento institucional y el aseguramiento de la
sostenibilidad del programa; todo esto en el marco de la RRI, como garantía de una política
integral y estructural.
Lo anterior, plantea una ruptura en los objetivos para alcanzar cifras y
estadísticas que traían los programas antidrogas, que suponían acciones coyunturales que
arrojara resultados rápidos, que además eran complementarios a una política de seguridad
que criminalizaba los territorios y que por lo tanto no tenía perspectiva de continuidad,
desconociendo la realidad de los campesinos cultivadores, que ante todo tenían un discurso
político frente a su contexto y que por lo tanto sus reclamos no podían reducirse a la
aplicación de políticas de corte asistencial y de puerta de entrada para economías
contradictorias a las apuestas programáticas de las comunidades.
4.3 Elementos del Programa Nacional Integral Para la Sustitución de cultivo de uso
Ilícito.
En el marco del cumplimiento de la generación de condiciones que el permita
a las comunidades gozar de un buen vivir como garantía para el tránsito del cultivo de uso
12 Las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) fueron creadas mediante la Ley 160 de 1994, con el propósito de
regular y ordenar la ocupación de los baldíos y consolidar las economías campesinas en el país. El
planteamiento de las ZRC fue una respuesta de las organizaciones campesinas a la problemática
socioeconómica y ambiental derivada de la trayectoria histórica de los conflictos de violencia y colonización.
Su origen se asocia con la idea de estabilizar las economías de los campesinos desplazados y evitar la
concentración de tierras que ha provocado el poblamiento sobre áreas frágiles y de frontera agrícola en el
territorial nacional.
107
ilícito a economías solidarias legales y legitimas el PNIS, contiene una serie de elementos
que garantizaran el desarrollo del mismo a nivel local, de ellos analizaremos los más
pertinentes en el marco del análisis de las condiciones territoriales del municipio de La
Montañita.
Al ser un capítulo especial de la RRI, el PNIS que se plantea una cobertura
nacional su implementación iniciará por territorios priorizados, de los cuales hace parte La
Montañita, para esto el Acuerdo de Paz describe una serie de elementos y condiciones
específicas:
Zonas priorizadas en el marco de los PDET, atendiendo al principio de
integración a la Reforma Rural Integral;
• Densidad de cultivos de uso ilícito y de población;
• Parques Nacionales Naturales;
• Casos en los que comunidades que no se encuentren dentro de los territorios
señalados en los criterios anteriores se hayan acogido al tratamiento penal diferencial.
Para esos casos se pondrán en marcha medidas especiales de asistencia en
coordinación con las autoridades regionales y locales, que incluyan el acceso a los
programas de asistencia social del Gobierno sin perjuicio de las posibilidades de
acceso a los planes nacionales acordados en el marco de la RRI y de ser beneficiarios
y beneficiarias en los términos establecidos en el subpunto 1.1.5 de la RRI.
En los lugares donde los planes de sustitución no coincidan con los PDET, las
comunidades se beneficiarán de los planes nacionales de la RRI y programas
108
especiales por parte de las autoridades departamentales y municipales en
coordinación con el PNIS (Pág. 108).
Este elemento, es importante en la medida que permite adelantar conjuntamente
tanto las transformaciones más estructurales y de infraestructura que trae la RRI, como los
requerimientos más específicos, característicos de los territorios afectados por los cultivos de
uso ilícito. Esto sin perjuicio, de la aplicación de los programas en zonas no priorizadas.
El segundo elemento a abordar es la construcción de los Planes Integrales
comunitarios y municipales de Sustitución y desarrollo Alternativo (PISDA), los cuales son
la manifestación territorial del PNIS, en perspectiva del enfoque territorial con participación
de las comunidades, para esto los PISDA, reconocen una ruta de construcción (Acuerdo
General para la terminación del conflicto armado y la construcción de una paz estable y
duradera, 2016)
109
Figura 13. Ruta de implementación PISDA, elaborada por el autor.
Como componentes de los Planes de sustitución además de los contemplados
en la RRI13, se desarrollará un Plan de atención inmediata y desarrollo de proyectos
productivos, el cual parte del compromiso del cultivador a la sustitución y la no resiembra,
garantizando para los núcleos familiares asistencia alimentaria, huertas caseras para
autoconsumo, proyectos de generación de ingreso rápido, como cultivos de periodo corto y
animales primarios. Lo anterior tiene como objetivo sustituir de forma eficiente y oportuna
los ingresos generados por el cultivo de uso ilícito (Gobierno de la República de Colombia
& Fuerzas Armadas Revolucionarias de ColombiaEjército, 2016).
Conjuntamente se desarrolla una red de economía solidaria entre cultivadores y
pequeños productores que asegure el transito total de economías, en el marco de la
13 Adecuación de tierras, infraestructura vial y comunicaciones, desarrollo social, asistencia técnica, crédito y
financiación, mercadeo, compras estatales, etc.
• Base del Esquema de planeacion
participativa.
Asambleas Comunitarias
• Diagnostico de las necesidades economicas, politicas, sociales y estructurales del territorio.
Etapa de concertación
• Implemetnación de los planes de sustitución y desarrollo alternativo, en coordiancion con el PNIS.
PISDA
• Integración con la RRI.
• Seguimiento y evaluación a traves de los consejos municipales.
PDET
110
cooperación local, donde se priorizara la producción de alimentos para el mercado nacional.
Para el caso de raspachines, jornaleros los cubrirá la asistencia alimentaria y la vinculación a
empleos temporales de obras para la comunidad, sin embargo, como punto importante del
acuerdo en los casos concertados estos entraran a los programas de la RRI como campesinos
sin tierra (Gobierno de la República de Colombia & Fuerzas Armadas Revolucionarias de
ColombiaEjército, 2016).
Dentro de los elementos más importantes de las propuestas, encontramos las
obras de infraestructura rápida que para la comunidad son prioritarias, donde se incluye vías
terciarias, uno de los elementos que más se había recalcado en cuanto al fracaso de las
políticas de sustitución, Por otro lado, se presenta el Plan de formalización de la propiedad,
que se dará en el marco de la formalización Masiva y que está sujeta al compromiso de la
erradicación.
Como último apartado, señalamos el elemento que contempla los Planes para
zonas apartadas y con baja concentración de población, que es un elemento que atañe
aquellos territorios que se encuentran lejos de los cascos urbanos y que la aplicación de
políticas públicas solo había logrado segregar aún más, para tal caso el Punto (2016) acuerda,
En zonas con baja concentración de población y que por su ubicación y
distancia son de difícil acceso, lo que dificulta la provisión de bienes y servicios para
el bienestar y buen vivir de la población y su integración territorial, se adelantarán
medidas especiales para la sustitución de los cultivos de uso ilícito, la recuperación
de los ecosistemas, la creación de nuevas oportunidades de empleo relacionadas con
transporte fluvial, programas de recuperación ambiental, protección de bosques y
111
fauna etc. Lo anterior sin perjuicio de alternativas de relocalización de las
comunidades allí asentadas, cuando sea posible y necesario y en concertación con las
comunidades, para mejorar sus condiciones de vida (pág. 115).
4.4 Retos, disensos y perspectivas de la implementación del Punto 4 Sobre sustitución
de cultivos de Uso Ilícito.
El 27 de enero de 2017, el Comandante Pastor Alape delegado de la FARC EP
y Rafael Pardo como delegado del Gobierno Nacional, hicieron público el anuncio sobre la
puesta en marcha de implementación del Plan Nacional de Sustitución voluntaria de cultivos
de uso ilícito, por el cual iniciará a su vez la implementación del Punto cuatro, Solución al
problema de las drogas ilícitas. La implementación se propone la sustitución de 50 mil
hectáreas de cultivo, sin embargo, el programa no atenderá a cultivadores que hayan
sembrado después del 10 de junio de 2016, fecha donde se cierra el acuerdo entre la
insurgencia y el gobierno. (W radio , 2017)
Con dicha salvedad, se empiezan a vislumbrar una serie de dificultades que
tienen que ver con las salvedades con las cuales cierra la negociación del punto cuatro, aun
sin haber iniciado su implementación formal existía un compromiso de no retornar a las
fumigaciones aéreas, aun cuando en el acuerdo no fue posible que el gobierno nacional
desechara en totalidad la erradicación forzada y hace parte hoy de dichas salvedades.
Para mediados de noviembre del 2016, el gobierno nacional da la orden de
retomar las fumigaciones a lo cual organizaciones sociales en especial la Marcha Patriótica,
de la cual hace parte la Coordinadora Departamental de Organizaciones sociales y
ambientales del Caquetá (COORDOSAC), referente organizativo del municipio de La
112
Montañita; lanza una circular interna que llama a las comunidades a la movilización, las
acciones jurídicas y en términos organizativos a,
- Reactivar la COCCAM (Coordinadora de Cultivadores de
Coca, Amapola y Marihuana) cuanto antes se debe convocar reunión con
representación de todas las regiones afectadas para dicha reactivación. En
tanto eso sucede, cada región debe delegar una persona para que conforme el
equipo que se pondrá al frente del tema.
- Inicialmente el equipo provisional de la COCCAM junto con
un delegado de la MIA, uno de FENSUAGRO y uno de ANZORC, se
colocarán al frente de las actividades ya señaladas, con el apoyo de los equipos
de MAPA y las demás organizaciones para concretar la propuesta de
sustitución, posicionarla, adelantar la visibilización y abrir el espacio de
negociación con el gobierno en su momento.
- Sin perjuicio de la solidaridad que se logre en Cumbre Nacional
Agraria, se aclara que el tema de la sustitución y la lucha de los cultivadores
de coca, marihuana y amapola se dinamizará desde el espacio de la COCCAM
y la MIA, debido a la celeridad que se requiere actualmente y la lentitud que
se puede tomar el tema si se mete en la cumbre (Marcha, 2016, pág. 4).
Lo anterior, es importante en la medida que con la constitución de la COCAM
a nivel nacional y con sus respectivas mesas departamentales, habrá unos niveles
organizativos importantes que abordaran el tema de la implementación en perspectiva de
participación política de las comunidades en los territorios (Cumbre Agraria, 2016). Este
113
grado de cualificación en las discusiones sobre el desarrollo y la perspectiva de
implementación, permitirán la superación de una visión administrativa de las políticas
públicas en los territorios, que hasta el momento había constituido un problema para las
políticas aplicadas en los territorios; esto en la medida que la discusión y la disputa de los
intereses colectivos supone transgredir la visión unilateral de la aplicación técnica, hacia una
política tridimensional (estado, comunidades campesinas y sociales, insurgencia) que
permitirá estructurar territorios a la medida de las realidades de quienes los habitan, los
conocen y los hacen.
El punto cuatro del Acuerdo no solo consolida la necesidad del reconocimiento
de la capacidad de decisión que tienen los actores, sino que lo pone como condición para el
desarrollo de cualquier programa a implementar y esto es de suma importancia en la
perspectiva que se han trazado las comunidades quienes hasta el momento habían sido
espectadores de lo que se decidía en sus territorios.
Sin embargo, aunque las rutas programáticas de las comunidades y la
insurgencia en su tránsito a la vida política legal, se vayan consolidando en la medida que la
coyuntura política de la refrendación e implementación del Acuerdo avanza, sigue existiendo
un abismo entre las instituciones del Estado y la ciudadanía.
En lo especifico, para el problema de la sustitución los elementos discursivos y
la realidades de lo que realiza cada actor, manifiesta un debate que aún no se ha agotado
sobre la concepción de la política pública de tratamiento a los cultivos ilícitos y por ende las
medidas a implementar, para el caso específico de los disensos del Acuerdo en el punto
cuatro, la apuesta de la Cumbre Agraria, étnica y popular y la propuestas políticas de la
114
insurgencia de las FARC EP , señalan que el éxito de la superación de la economía de la coca
y en general del cultivo ilícito radica en un cambio radical de las acciones y el discurso del
gobierno.
El discurso oficial sobre la sustitución es anacrónico. No se trata de suplantar
una planta por otra u otras o por una explotación de ganado. Lo que busca es crear las
condiciones para que la sustitución no signifique pérdidas de ingresos de los campesinos y
los trabajadores participantes de manera que las acciones que se emprendan deben tener un
enfoque integral y no solo soluciones particulares (Cumbre Agraria, 2016, pág. 8).
El «desarrollo alternativo» debe ser concebido como un proceso en el que se
sustituyen fuentes ilícitas de ingreso por otras lícitas. La noción actual de desarrollo
alternativo está íntimamente relacionada con la noción de sustitución y simplifica una
realidad de por sí compleja. De este modo la solución integral debe reconocer los usos
ancestrales y tradicionales de la hoja de coca como parte de la identidad cultural de las
comunidades indígenas y la posibilidad de la utilización de cultivos de coca, marihuana y
amapola para fines médicos y científicos y otros usos lícitos que se establezcan.
Pese a esto y aun después de ratificado la implementación del punto cuatro, el
gobierno nacional sigue desarrollando una política antidroga fracasada en contradicción con
los pactos realizados, para el dos de febrero de 2017 se presentó la detención de ocho
campesinos, dedicados al cultivo y recolección de cultivo de hoja coca en el municipio de La
115
montañita, por parte de soldados de la sexta brigada del Ejército; los campesinos en los hacían
parte de la mesa local de concertación para la sustitución14.
Lejos de ser hechos aislados, lo anterior manifiesta un reto gigantesco que
tendrá que atravesar la implementación de la política de sustitución, ante la cual el Estado
sigue en la persistencia de la aplicación de dos políticas públicas que lejos de complementarse
en la realidad se hacen antagónicas y el éxito de una radica en la eliminación de la otra, no
puede hablarse de una sustitución voluntaria por medio de la coacción.
Finalmente esta persistencia del Estado, tiene que ver con la imposibilidad en
la que se siente el este en construir una Política anti-drogas integral, soberana, democrática
y participativa, orientada a los pobres del campo y a los consumidores, las presiones
internacionales fundamentada sobre todo en los tratados de colaboración con los Estados
Unidos, lo que evidencia que aun las estructuras estatales son débiles y aun con la transición
de las FARC EP hacia la vida legal, no existe la capacidad de recuperar el uso exclusivo de
la fuerza.
5. CONCLUSIONES
El análisis de la realidad socioeconómica del municipio de La Montañita y las
políticas de sustitución de cultivo de uso ilícito que hasta el momento se vienen
implementando, así como de las nuevas posibilidades que se abren ante la implementación
14 Denuncia presentada por Coordosac. Ver El Espectador, campesinos del Caquetá denuncian detenciones
arbitrarias.
116
de acuerdo logrado entre las FARC EP y el gobierno Nacional, nos permite reconocer que
uno de los factores más importantes para el fracaso de la política antidroga es su aplicación
descontextualizada, coyuntural y superficial, en tanto que desconoce las necesidades de las
comunidades y sus territorios, las cuales son finalmente las que perpetúan la economía
cocalera como una forma subsistencia legitima.
Bajo esta perspectiva podemos decir que hasta el momento las políticas públicas
que pretendían dar solución al problema del cultivo de uso ilícito, fracasaron porque, aunque
en lo teórico reconocieran el fenómeno por su carácter social, en lo real existía un
desconocimiento de la relación existente entre marginalidad, exclusión y pobreza de las
comunidades con el cultivo de uso ilícito. Esto produjo que las políticas públicas de
sustitución se convirtieran en un proyecto que atacaba directamente a las comunidades
campesinas, que las estigmatizaba legal y socialmente.
Conjuntamente estas políticas al desconocer que la economía cocalera era
ilegal, pero legitima por las condiciones de los territorios; estas además traían aparejado una
economía explotadora y depredadora a las realidades del contexto en las cuales pretendían
su aplicación, y por lo tanto esto causo un rechazo que puso la política en el pedestal de la
burocracia y a los campesinos los anulo como actores políticos con intereses y discursos
políticos a desarrollar.
Se reconoce que es necesario que las comunidades campesinas que viven de
esta economía ilegal como economía de subsistencia, superen dicha condición de
inestabilidad y vulnerabilidad, pues esta ha creado nuevas formas de relacionamiento con la
tierra donde el campesino entra a depender de los flujos, los movimiento y la inserción de los
117
grupos criminales que mueven el mercado y el tráfico de la cocaína, enajenando al campesino
de su territorio, y constituyendo una amenaza para la economía tradicional campesina.
Sin esta transición de las zonas afectadas por el cultivo de uso ilícito, que por
demás, no hace parte de sus cultivos tradicionales y religiosos, no podrá alcanzarse un país
en paz, y que el Acuerdo en específico el punto cuatro si constituye una alternativa de
superación del problema de los cultivos ilícitos, en cuanto plantea una trasformación de la
visión asistencialista de los programas, partiendo por el reconocimiento de que este fenómeno
se ha mantenido, evolucionado y acrecentado por las condiciones de exclusión histórica a la
que han estado sometidas las comunidades rurales.
El punto cuatro de la agenda reconoce que al menos para el problema del cultivo
de uso ilícito, este debe ser parte de una impostergable Reforma Rural Integral, que atienda
la problemática de la infraestructura, la adjudicación de tierra, subsidio a la producción y
demás elementos que hasta el momento habían sido un problema por su ausencia en las
regiones haciendo inviable la producción y la sostenibilidad de una economía campesina.
Sin embargo, aunque el Acuerdo es una alternativa real y viable, esta no se
encuentra exenta de una serie de contradicciones en el panorama de su aplicación, que las
salvedades que quedaron constituyen no solo puntos de disenso entre las FARC EP, las
comunidades y el gobierno nacional, sino que ellas radican los retos más grandes a superar
en una visión anacrónica, leguleya y burocrática, a la cual el Estado no quiere abandonar por
completo.
Al entender la política pública como un escenario de disputa, las comunidades
campesinas han aprovechado la coyuntura y los puntos que ha concretado el Acuerdo para
118
fortalecer la organización política y no solo atender a la participación sino entendiendo esta
como condición de la capacidad de decisión sobre los territorios; esto se evidencia en las más
de 1000 propuestas enviadas por las comunidades cultivadoras a La Habana para estructurar
el punto cuatro, el trabajo de resistencia de la MIA y La cumbre Agraria, y en específico, la
organización de la comunidad en municipios iniciando el proceso de caracterización para
entablar la negociación de los Planes de Sustitución del Gobierno.
Lo anterior nos permite determinar en relación con los objetivos que existe una
persistencia en la relación de las condiciones de marginalidad, pobreza, subdesarrollo técnico
de las regiones y la persistencia del cultivo de uso ilícito. La caracterización realizada desde
la propuesta comunitaria de La Montañita, nos permite reconocer que dentro de las
prioridades de los campesinos está el desarrollo del bien común del departamento, en tanto
construcción de vías, puesto de salud, asistencia técnica, como imperativo de la superación
de la economía de subsistencia brindada por el cultivo de la coca.
La Paz como un objetivo nacional, finalmente no puede ser entendida como la
ausencia de conflictos y no implica exclusivamente el silenciamiento de los fusiles, esta debe
ser un proyecto social que también se encuentra en disputa por las fuerzas políticas vivas
presentes en el país, donde hay visiones que apelan el entendimiento de la Paz como la
recuperación del monopolio de la violencia por parte del Estado y otros que la entienden
como la construcción de la Justicia Social que estirpe todas aquellas causas que alimentan en
el conflicto armado; por lo tanto la Paz debe ser una construcción social constante que
permita la edificación de una Nueva Colombia donde pasemos de la batalla de los fusiles a
la batalla de la ideas.
119
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