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- 1. CURSO DELINGSTICA GENERALFerdinand de Saussure
PLANETA-AGOSTINI
- 2. NATURALEZA DEL SIGNO LINGSTICO 1. SIGNO, SIGNIFICADO,
SIGNIFICANTE Para ciertas personas, la lengua reducida a su
principio esencial es unanomenclatura, es decir, una lista de
trminos que corresponden a otras tantas cosas. Porejemplo: : A RBOR
EQU OS etc. etc. Esta concepcin es criticable por muchos conceptos.
Supone ideas completamenteformadas que preexisten a las palabras
(sobre este punto vase ms adelante, pgina138), no nos dice si el
hombre es de naturaleza vocal o psquica, porque arbor
puedeconsiderarse bajo uno u otro aspecto; finalmente deja suponer
que el lazo que une unhombre a una cosa es una operacin muy simple,
lo cual est muy lejos de ser cierto.Sin embargo, este enfoque
simplista puede acercarnos a la verdad, mostrndonos que launidad
lingstica es una cosa doble, hecha del acercamiento de dos trminos.
En la pgina 25 hemos visto, a propsito del circuito de la palabra,
que los trminosimplicados en el signo lingstico son fsicos y estn
unidos en nuestro cerebro por ellazo de la asociacin. Insistamos en
este punto. El signo lingstico une no una cosa y un nombre, sino un
concepto y una imagenacstica1 . Esta ltima no es el sonido ma
terial, cosa puramente fsica, sino la psquicade ese sonido, la
representacin que de l nos da el testimonio de nuestros sentidos;
esarepresentacin es sensorial, y si se nos ocurre llamarla material
es slo en este 1 Este trmino de imagen acstica quiz parezca
demasiado estrecho, porque al lado de larepresentacin de los
sonidos d e u n a palabra tambin est la de su articulacin, la
imagen mu scular delacto fonatorio. Pero para F. de Saussure, la
lengua es esencialmente un depsito , una cosa recibida de
Fuera(vanse pginas 26-28). La imagen acstica es por excelencia la
representacin natural de la palabra en cuantohecho de lengua
virtual, al margen de toda realizacin por el habla. El aspecto
motor puede por tanto estarsobreentendido o, en cualquier caso, no
ocupar ms que un jugar subord inado en relacin a la
imagenacstica.Curso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure
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- 3. sentido y por oposicin al otro trmino de la asociacin, el
concepto, ge neralmente msabstracto. El carcter fsico de nuestras
imgenes acsticas aparece claramente cuandoobservamos nuestro propio
lenguaje. Sin mover los labios ni la lengua, podemoshablarnos a
nosotros mismos o recitarnos mentalmente un poema. Y porque
laspalabras de la lengua son para nosotros imgenes acsticas, hay
que evitar hablar de losfonemas de que estn compuestas. Este
trmino, que implica una idea de accinvocal, no puede convenir ms
que a la palabra hablada, a la realizacin de la imageninterior en
el discurso. Hablando de los sonidos y de las slabas de una
palabra, se evitaese malentendido, con tal que recordemos que se
trata de la imagen acstica. El signo lingstico es por tanto una
entidad psquica de dos caras, que puede serrepresentada por la
figura: Estos dos elementos estn ntimamente unidos y se re quieren
recprocamente.Busquemos el sentido de la palabra latina arbor o la
palabra por la que el latndesigna el concepto rbol, es evidente que
slo las comparaciones consagradas porla lengua nos parecen
conformes con la realidad, y descartamos cualquier otra quepueda
imaginarse. Esta definicin plantea una importante cuestin de
terminologa. Llamamos signo ala combinacin del concepto y de la
imagen acstica: pero en el uso corriente estetrmino designa,
generalmente, a la imagen acstica sola, por ejemplo, una
palabra(arbor, etc.). Se olvida que si arbor es llamado signo, es
slo porque lleva en s elconcepto rbol, de tal suerte que la idea de
la parte sensorial implica la de latotalidad. La ambigedad
desaparecera si se designara a las tres nociones aqu
presentesmediante nombres que se impliquen recprocamente al tie mpo
que se oponen. Nosotrosproponemos conservar la palabra signo pata
designar la totalidad, y reemplazarconcepto e imagen acstica
respectivamente por significado y significante; estosltimos trminos
tienen la ventaja de sealar la oposicin que les separa, bien entre
s,bien de la totalidad de que forman parte. En cuanto a signo, si
nos contentamos con esetrmino es porque, al no sugerirnos la lengua
usual ningn otro, no sabemos por culreemplazarlo.Curso de Lingstica
General - Ferdinand de Saussure 3
- 4. El signo lingstico as definido posee dos caracteres
primordiales. Enuncindolosdejaremos sentados los principios mismos
de todo estudio de este orden. 2. PRIMER PRINCIPIO: LO ARBITRARIO
DEL SIGNO El lazo que une el significante al significado es
arbitrario, o tambin, ya que porsigno entendemos la totalidad
resultante de la asociacin de un significante a unsignificado,
podemos decir ms senc illamente: el signo lingstico es
arbitrario.As, la idea de sur [hermana] no est ligada por ninguna
relacin interior con laserie de sonidos s--r que le sirve de
significante; tambin podra estar representada porcualquier otra:
prueba de ello: las diferencias entre las lenguas y la existencia
misma delenguas diferentes: el significado b uf tiene por
significante b--f a un lado de lafrontera y o-k-s (Ochs) al otro.
El principio de lo arbitrario no es impugnado por nadie; pero con
frecuencia es msfcil descubrir una verdad que asignarle e lugar que
le corresponde. El principioenunciado ms arriba domina toda la
lingstica de la lengua; sus consecuencias soninnumerables. Cierto
que no todas aparecen al primer golpe de vista con la
mismaevidencia; slo se las descubre tras muchas vueltas, y con
ellas la importancia pri-mordial del principio. Una observacin de
pasada: cuando la semiologa est organizada, deberpreguntarse si los
modos de expresin que se apoyan en signos completamentenaturales
como la pantomima le corresponden legtimamente. Suponiendo que
losacoja, su principal objeto no dejar de ser por ello el conjunto
de sistemas fundadossobre lo arbitrario del signo. En efecto, todo
medio de expresin aceptado en unasociedad descansa en principio
sobre una costumbre colectiva o sobre la convencin, locual es lo
mismo. Los signos de cortesa, por ejemplo, dotados a menudo de
ciertaexpresividad na tural (pinsese en el chino que saluda a su
emperador prosternndosenueve veces hasta el suelo), no dejan de
estar fijados por una regla; es esa regla la queobliga a
emplearlos, no su valor intrnseco. Puede, por tanto, decirse que
los signosenteramente arbitrarios realizan mejor que los otros el
ideal de procedimientosemiolgico; y ello porque la lengua, el ms
complejo y el ms extend ido de lossistemas de expresin, es tambin
el ms caracterstico de. todos; en este sentido lalingstica puede
convertirse en l patrn general de toda semiologa, aunque la
lenguano sea ms que un sis tema particular. Se ha empleado la
palabra smbolo para designar el signo lingstico, o msexactamente lo
que nosotros llamamos el significante. Hay inconvenientes
paraadmitirlo, debido precisamente a nuestro primer principio. Lo
caracterstico delsmbolo es no ser nunca completamente arbitrario;
no est vaco, hay un rudimento delazo natural entre el significante
y el significado. El smbolo de la justicia, la balanza,podra ser
reemplazado por cualquier otro, por un carro, por ejemplo. La
palabra arbitrario exige tambin una observacin. No debe dar idea de
que elsignificante depende de la libre eleccin del sujeto hablante
(ms adelante veremos queno est en manos del ind ividuo cambiar nada
en un signo una vez establecido ste enCurso de Lingstica General -
Ferdinand de Saussure 4
- 5. un grupo lingstico); queremos decir que es inmotivado, es
decir, arbitrario en relacinal significado, con el que no tiene
ningn vnculo natural en la realidad. Sealemos, para terminar, dos
objeciones que podran hacerse a la postulacin deeste primer
principio: 1. Podran apoyarse en las onomatopeyas para decir que la
seleccin del significante no es siempre arbitraria. Pero las onoma
topeyas no son nunca elementos orgnicos de un sistema lingstico. Su
nmero es, por otra parle, mucho menor de lo que se cree. Palabras
como fouet o glas pueden resonar en ciertos odos con sonoridad
sugestiva; pero para ver que no tienen ese carcter desde su origen,
basta remontarse a sus formas latinas (fouet, derivado de fagus,
haya, glas - classicum); la cualidad de sus sonidos actuales, o me
jor dicho la que se les atribuye, es un resultado fortuito de la
evolucin fontica. En cuanto a las onomatopeyas autnticas (las del
tipo gl-gl, tic-tac) no solamente son poco numerosas, sino que su
eleccin es ya en cierta medida arbitraria, porque no son ms que la
imitacin aproximativa y ya semiconvencional de cie rtos ruidos
(comprese el francs ouaoua y el alemn wauwau). Adems, una vez
introducidas en la le ngua se ven ms o menos arrastradas en la
evolucin fontica, morfol gica, etc., que sufren las dems palabras
(cf. pigeon, del latn vulgar pipi, derivado de una onomatopeya):
prueba evidente de que han perdido algo de su carcter primero para
incorporar el del signo lingstico en general, que es i mo- n
tivado. 2. Las exclamaciones, muy cercanas a las onomatopeyas, dan
lugar a observaciones anlogas y no son ms peligrosas para nuestra
tesis. Uno se siente tentado a ver en ellas expresiones espontneas
de la realidad, dictadas, por as decir, por la naturaleza. Pero
para la mayor parte de ellas se puede negar que haya un lazo
necesario entre el significado y el significante. Basta comparar
dos lenguas a este respecto para ver cunto varan esas expresione s
de una a o (por ejemplo, al francs ate! corresponde el tra alemn
au!). Se sabe adems que muchas exclamaciones comenzaron siendo
palabras de sentido determinado (cf. diable!, mordieu! = mor Dieu,
etc.). En resumen, las onomatopeyas y las exclamaciones son de
importancia secundaria, y su origen simblico es en parte controve
rtible. 3. SEGUNDO PRINCIPIO: CARCTER LINEAL DEL SIGNIFICANTE El
significante, por ser de naturaleza auditiva, se desarrolla slo en
el tiempo y tienelos caracteres que toma del tiempo: a) representa
una extensin, y b) esa extensin esmensurable en una sola dimensin:
es una lnea. Este principio es evidente, pero parece que siempre se
ha desdeado enunciarlo, sinduda porque lo encontraron demasiado
simple; sin embargo, es fundamental y susconsecuencias son
incalculables; su importancia es igual a la de la primera ley. Todo
elCurso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure 5
- 6. mecanismo de la lengua depende de. l (vase pgina 150). Por
oposicin a lossignificantes visuales (seales martimas, etc.), que
pueden ofrecer complicacionessimultneas en muchas dimensiones, los
significantes acsticos no disponen ms quede la lnea del tiempo; sus
elementos se presentan uno tras otro; forman una cadena.Este
carcter aparece inmediatamente cuando se los representa mediante la
escritura yse substituye la sucesin en el tiempo por la lnea
espacial de los signos grficos. En ciertos casos esto no aparece
con evidencia. Por ejemplo, si acento una silaba,parece que acumulo
sobre el mismo punto elementos significativos diferentes. Pero
esuna ilusin: la slaba y su acento no constituyen ms que un acto
fonatorio: no haydualidad en el interior de este acto, sino slo
oposiciones diversas con lo que est allado (vase a este respecto
pgina 158).Curso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure
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- 7. CAPTULO II INMUTABILIDAD Y MUTABILIDAD DEL SIGNO 1.
INMUTABILIDAD Si, en relacin a la idea que representa, el
significante aparece como librementeelegido, en cambio, en relacin
a la comunidad lingistica que lo emplea, no es libre, esimpuesto.
La masa social no es consultada y el significante escogido por la
lengua nopodra ser reemplazado por otro. Este hecho, que parece
encerrar una contradiccin,podra llamarse familiarmente la carta
forzada. Se dice a la lengua: Elige!, pero seaade: Ser esc signo y
no otro. Un individuo sera incapaz, aunque quisiera, nosolamente de
modificar algo en la eleccin ya hecha, sino que la masa misma no
puedeejercer su soberana sobre una sola palabra; est ligada a la
lengua tal como es. La lengua, por tanto, no puede ser asimilada a
un contrato puro y simple, yprecisamente por este lado el signo
lingstico es particularmente interesante deestudiar; porque si se
quiere demostrar que la ley admitida en una colectividad es unacosa
que se sufre, y no una regla libremente consentida, es la lengua la
que ofrece laprueba ms definitiva d ese hecho. Veamos pues cmo
escapa a nuestra voluntad el signo lingstico, y saquemos luegolas
importantes consecuencias que derivan de este fenmeno. En cualquier
poca, y por muy alto que nos remontemos, la lengua aparece
siemprecomo una herencia de la poca precedente. El acto por el que,
en un momento dado, sehabran distribuido los nombres para las
cosas, el acto por el que se habra pactado uncontrato entre los
conceptos y las imgenes acsticas, ese acto podemos concebirlo,pero
jams ha sido comprobado. La idea de que las cosas habran podido
suceder asnos es sugerida por nuestro vivsimo sentimiento de lo
arbitrario del signo.De hecho, ninguna sociedad conoce ni ha
conocido jams la lengua de otro modo quecomo un producto heredado
de las generaciones precedentes y que hay que aceptar talcual. Por
esto la cuestin del origen del lenguaje no tiene la importancia
quegeneralmente se le atribuye. No es siquiera una cuestin que haya
que plantear; elnico objeto real de la lingstica es la vida normal
y regular de un idioma yaconstituido. Un estado de lengua dado es
sie mpre un producto de factores histricos, yson esos factores los
que explican por qu es inmutable el signo, es decir, por quresiste
a toda substitucin arbitraria. Pero decir que la lengua es una
herencia, nada explica si no vamos ms lejos. Sepueden modificar de
un momento a otro las leyes existentes y heredadas?Esta objecin nos
lleva a situar la lengua en su marco social y a plantear la
cuestincomo nos la plantearamos para las dems instituciones
sociales. Cmo se transmitenstas? Tal es la cuestin ms general que
encierra la de la inmutabilidad. En primerCurso de Lingstica
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- 8. lugar hay que apreciar la mayor o menor libertad de que
gozan las dems instituciones;se ver que para cada una de ellas hay
un equilibrio diferente entre la tradicinimpuesta y la accin libre
de la sociedad. Luego se investigar por qu, en unacategora dada,
los factores del primer orden son ms o menos potentes que los
delotro. Finalmente, volviendo a la lengua, nos preguntaremos por
qu el factor histricode la transmisin la domina por entero y
excluye todo cambio lingstico general ysbito. Para responder a esta
cuestin se podran hacer valer muchos argumentos ydecir, por
ejemplo, que las modificacio nes de la lengua no estn ligadas a la
secuenciade las generaciones, que lejos de superponerse unas a
otras, como los cajones de unmueble, se interpenetran y contienen,
cada una, individuos de todas las edades. Habraque recordar tambin
la suma de esfuerzos que exige el aprendizaje de la lenguamaterna,
para concluir en la imposibilidad de un cambio general. Habra que
aadir quela reflexin no interviene en la prctica de un idioma; que
los sujetos son, en granmedida, inconscientes de las leyes de la
lengua; y si no se dan cuenta, cmo podranmodificarla? Incluso si
fueran conscientes, habra que recordar que los hechoslingsticos
apenas provocan la crtica, en el sentido de que cada pueblo
estgeneralmente satisfecho de la lengua que ha recibido. Estas
consideraciones sonimportantes, pero no son especficas; preferimos
las siguientes, ms esenciales, ms di-rectas, de las que dependen
todas las dems. 1. El carcter arbitrario del signo. Ms arriba, nos
haba hecho admitir la posibilidad terica del cambio; profundizando,
vemos que, de hecho, lo arbitrario mismo del signo pone a la lengua
al abrigo de cualquier tentativa que tienda a modificarla. Aunque
fuera ms consciente de lo que es, la masa no podra discutirla.
Porque para que una cosa sea cuestionada, es m enester que se apoye
sobre una norma razonable. Se puede debatir, por ejemplo, si la
forma mon gama del matrimonio es ms razonable que la forma polgama
y presentar razones a f vor de una o de otra. Tambin se podra
discutir un a sistema de smbolos, porque el smbolo tiene una
relacin racional con la cosa significada (vase pgina 88); pero por
lo que se refiere a la lengua, sistema de signos arbitrarios, esta
base falta, y con ella desaparece lodo terreno slido de discusin;
no hay ningn motivo para preferir sur a sister, Ochs a buf, etc. 2.
La multitud de signos necesarios para constituir cualquier lengua.
El alcance de este hecho es considerable. Un sistema de escritura
compuesto de veinte a cuarenta letras puede, en rigor, ser
reemplazado por otro. Lo mismo ocurrira con la lengua si encerrara
un nmero limitado de elementos; pero los signos lingsticos son
innumerables. 3. El carcter demasiado complejo del sistema. Una
lengua constituye un sistema. Si, como luego veremos, es se el lado
por el que no es completamente arbitraria y en el que reina una
razn relativa, tambin es se el punto en que aparece la
incompetencia de la masa para transformarla. Por- que ese sistema
es un mecanismo complejo; slo se puede captar mediante la reflexin;
incluso los mismos que hacen uso cotidiano de l lo ignoran
profundamente. Podra concebirse tal cambio slo gracias a la
intervencin de especia listas, gramticos, lgicos, etc.; pero la
experiencia muestra que, hasta ahora, injerencias de esta
naturaleza no han tenido ningn xito. 4. La resistencia de la
inercia colectiva a toda innovacin lingstica. La lengua y esta
consideracin prima sobre todas las dems es, en cada momento, asunto
de todo el mundo; difundida en una masa y manejada por ella, es una
cosa de la que todos los individuos se sirven durante toc|o el da.
Sobre esteCurso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure 8
- 9. punto no se puede establecer ninguna comparacin entre ella y
las dems instituciones. Las prescripciones de un cdigo, los ritos
de una religin, las seales ma rtimas, etc., no ocupan ms que a
cierto nmero de individuos a la vez y durante un tiempo limitado;
en la lengua, en cambio, todos y cada uno participamos en ella en
todo mo mento, y por eso la lengua sufre sin cesar la influencia de
todos. Este hecho capital basta para mostrar la imposibilidad de
una revolucin. De todas las instituciones sociales, la lengua es la
que menos asidero ofrece a las iniciativas. Forma cuerpo con la
vida de la masa social, y por ser sta naturalmente inerte aparece
ante lodo como un factor de conservacin. 3. Sin embargo, no basta
con decir que la lengua es un producto de las fuerzas sociales para
que se vea claramente que no es libre; al recordar que es siempre
herencia de una poca precedente, hay que aadir que estas fuerzas
sociales actan en funcin del tiempo. Si la lengua tiene un carcter
de fi- jeza, no es slo porque est unida al peso de la colectividad,
lo es tambin porque est situada en el tiempo. Estos dos hechos son
inseparables. En todo momento la solidaridad con el pasado pone en
jaque la libertad de elegir. Decimos hombre y perro porque antes de
nosotros se ha dicho hombre y perro. Lo cual no impide que no haya
en el fenmeno total un lazo entre estos dos factores antinmicos: la
convencin arbitraria, en virtud de la cual la eleccin es libre, y
el tiempo, gracias al cual la eleccin se encuentra fijada. Debido a
que el signo es arbitrario, no conoce ms ley que la de la tradicin,
y precisamente por estar fundado en la tradicin puede ser
arbitrario. 2. MUTABILIDAD El tiempo, que asegura la continuidad de
la lengua, posee otro efecto, contradictorioen apariencia con el
primero: el de alterar ms o menos rpidamente los signoslingsticos
y, en cierto sentido, puede hablarse a la vez de la inmutabilidad y
de lamutabilidad del signo 2 . En ltima instancia, los dos hechos
son solidarios: el signo est en condiciones dealterarse porque se
contina. Lo que domina en toda alteracin es la persistencia de
lamateria ant igua; la infidelidad al pasado es slo relativa. Por
eso, el principio dealteracin se funda en el princ ipio de
continuidad. 2 Seria injusto reprochar a F. de Saussure ser
inconsecuente o paradjico al atribuir a la lengua doscualidades
contradictorias. Mediante la oposicin de dos trminos chocantes, slo
quiso subrayar con fuerzaesta verdad: que la lengua se transforma
sin que los sujetos puedan transformarla. Puede decirse tambin
quela lengua es intangible, pero no inalterable.Curso de Lingstica
General - Ferdinand de Saussure 9
- 10. La alteracin en el tiempo adopta diversas formas, cada una
de las cualesproporcionara materia para un importante captulo de
lingstica. Sin entrar endetalles, es importante destacar lo
siguiente: En primer lugar, no nos equivoquemos sobre el sentido
que aqu damos a la palabraalteracin. Podra hacer creer que se trata
especialmente de los cambios fonticossufridos por el significante,
o bien, de los cambios de sentido que afectan al
conceptosignificado. Este enfoque sera insuficiente. Cua lesquiera
que sean los factores dealteraciones, acten aisladamente o
combinados, siempre conducen a un des-plazamiento de la relacin
entre el significado y el significante. He aqu algunos ejemplos. El
latn necare, que significa matar, se ha convertidoen francs en
noyer [ahogar], con el sentido que todos conocemos. Imagen acstica
yconcepto, los dos han cambiado; pero es intil distinguir las dos
partes del fenmeno;basta con comprobar in globo que el lazo de la
idea y del signo se ha relajado y que hahabido un desplazamiento en
su relacin. Si en lugar de comparar el ne-cre del latnclsico con
nuestro francs noyer, lo oponemos al necare del latn vulgar de los
siglosIV o V, que significa ahogar, el caso es algo diferente; pero
tambin aqu, aunque nohaya alteracin apreciable del significante,
hay desplazamiento de la relacin entre laidea y el signo. El
antiguo alemn dritteil, el tercio, se ha convertido en alemn
moderno enDrittel. En este caso, aunque el concepto siga siendo el
mismo, la relacin ha sidocambiada de dos formas: el significante ha
sido modificado no slo en su aspectomaterial, sino tambin en su
forma gramatical; no implica ya la idea de Teil; es unapalabra
simple. De una manera o de otra, siempre hay un desplazamiento de
rela cin. En anglosajn, la forma preliteraria fot, el pie, sigui
siendo fot (ingls modernofoot), mientras que su plural *foti, los
pies, se ha convertido en fet (inglsmoderno feet). Sean cuales
fueren las alteraciones que ello suponga, hay una cosacierta: ha
habido desplazamiento de la relacin; ha surgido de otras
correspondenciasentre la materia fnica y la idea. Una lengua es
radicalmente impotente para defenderse contra los factores
quedesplazan a cada momento la rela cin del significado y del
significante. sta es una delas consecuencias de la arbitrariedad
del signo. Todas las dems instituciones humanas las costumbres, las
leyes, etc. estnfundadas, en diverso grado, en las relaciones
naturales de las cosas; hay en ellas unaadecuacin necesaria entre
los medios empleados y los fines perseguidos. Incluso lamoda que
fija nuestra ropa no es completamente arbitraria: no puede
apartarse ms allde cierto grado de las condiciones dictadas por el
cuerpo humano. La lengua, por elcontrario, no est limitada en nada
en la eleccin de sus medios, porque no vemos qupodra impedir
asociar una idea cualquiera con una secuencia cualquiera de
sonidos. Para que se comprendiera bien que la lengua es una ins
titucin pura; Whitneyinsisti, con toda razn, en el carcter
arbitrario de los signos; y con ello situ lalingstica en su
verdadero eje. Pero no fue hasta el fin, y no vio que este
carcterarbitrario separa radicalmente la lengua de todas las dems
instituciones. Se veclaramente por la forma en que evoluciona; nada
hay ms complejo; situada a la vez enla masa social y en el tiempo,
nadie puede cambiar nada en ella, y, por otra parte,
laarbitrariedad de sus signos entraa tericamente la libertad de
establecer cualquier re-lacin entre la materia fnica y las ideas.
De donde resulta que estos dos elementosunidos en los signos
conservan, cada cual, su vida propia en una proporcindesconocida
fuera de la lengua, y que sta se altera, o ms bien evoluciona, bajo
laCurso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure 10
- 11. influencia de todos los agentes que pueden alcanzar bien a
lo s sonidos, bien a lossentidos. Esta evolucin es fatal: no hay
ejemplo de lengua alguna que resista a ella. Alcabo de cierto
tiempo se pueden comprobar desplazamientos sensibles. Y esto es tan
cierto que el principio debe verificarse incluso en las
lenguasartificiales. Quien crea una de ese tipo, la controla
mientras no se ponga en circulacin;pero desde el momento en que
cumple su misin y se convierte en cosa de todo elmundo, el control
escapa. El esperanto es un ensayo de esta especie; si
triunfa,escapar a la ley fatal? Pasado el primer momento, la lengua
entrar, muy probable-mente, en su vida semiolgica; se transmitir
por leyes que no tienen nada en comncon las de la creacin
reflexiva, y ya no se podr volver atrs. El hombre que
pretendacomponer una lengua inmutable, que la posteridad debera
aceptar tal cual sale de susmanos, se parecera a la gallina que ha
incubado un huevo de pato: la lengua creada porl sera arrastrada,
le guste o no, por la corriente que arrastra a todas las lenguas.
La continuidad, del signo en el tiempo, ligada a la alteracin en el
tiempo, es unprinc ipio de semiologa general; su confirmacin puede
encontrarse en los sistemas deescritura, en el le nguaje de los
sordomudos, etc. Pero, en qu se funda la necesidad del cambio? Quiz
se nos reproche no habersido tan explcitos en este punto como sobre
el principio de la inmutabilidad: es que nohemos distinguido los
diferentes factores de alteracin; habra que considerarlos en
suvariedad para saber hasta qu punto son necesarios. Las causas de
la continuidad estn a priori al alcance del observador; no ocurre
lomismo con las causas de alteracin a travs del tiempo. Ms vale
renunciar provisional-mente a dar cuenta exacta de ellas y
limitarse a hablar en general del desplazamiento delas relaciones;
el tiempo altera todo; no hay razn para que la lengua escape a esta
leyuniversal. Recapitulemos ahora las etapas de nuestra
demostracin, refirindonos a losprincipios establecidos en la
introduccin. 1. Evitando estriles definiciones de palabras, hemos
distinguido primeramente, en el seno del fenmeno total que
representa el lenguaje, dos factores: la lengua y el habla. La
lengua es para nosotros el lenguaje menos el habla. Es el conjunto
de los hbitos lingsticos que permiten a un sujeto comprender y
hacerse comprender. 2. Pero esta definicin deja todava a la lengua
al margen de su realidad social; hace de ella una cosa irreal,
puesto que no comprende ms que uno de los aspectos de la realidad,
el aspecto individual; es menester una masa hablante para que haya
una lengua. Contrariamente a las apariencias, en ningn momento
existen estas al ma rgen del hecho social, porque la lengua es un
fenmeno semiolgico. Su na turaleza social es uno de sus caracteres
internos; su definicin completa nos coloca ante dos cosas
inseparables como lo muestra el esquema:Curso de Lingstica General
- Ferdinand de Saussure 11
- 12. Lengua Masa hablante Mas en estas condiciones la lengua es
viable, no viviente; no hemos tenido en cuenta ms que la realidad
social, no el hecho histrico. 3. Como el signo lingstico es
arbitrario, parece que la lengua, as definida, es un sistema libre,
organizable a capricho, que depende nicamente de un principio
racional. Su carcter social, considerado en s mismo, no se opone
precisamente a este punto de vista. Sin duda, la psicologa
colectiva no opera sobre una materia puramente lgica; habra que
tener en cuenta todo lo que hace desviarse a la razn en las
relaciones prcticas de individuo a individuo. Y, sin embargo, lo
que nos impide mirar la lengua como una convencin simple,
modificable a capricho de los interesados, no es eso; es la accin
del tiempo que se combina con la de la fuerza social; al margen de
la duracin, la realidad lingstica no est completa y no hay
conclusin posible.Si se tomara la lengua en el tiempo, sin la masa
hablante supongamos un individuoaislado que viviera durante muchos
siglos, quiz no se comprobara ninguna alte-racin; el tiempo no
actuara sobre ella. Y, a la inversa, si se considera la
masahablante sin el tiempo, no se vera el efecto de las fuerzas
sociales actuando sobre lalengua. Para estar en la realidad hay que
aadir, por tanto, a nuestro primer esquema unsigno que indique la
marcha del tiempo:Curso de Lingstica General - Ferdinand de
Saussure 12
- 13. Tiempo Lengua Masa hablanteDesde ese momento la lengua no
es libre, porque el tie mpo permitir a las fuerzassociales que se
ejercen sobre ella desarrollar sus efectos, y se llega al principio
decontinuidad, que anula la libertad. Pero la continuidad implica
necesariamente laalteracin, el desplazamiento ms menos considerable
de las relaciones.Curso de Lingstica General - Ferdinand de
Saussure 13
- 14. CAPTULO III LA LINGSTICA ESTTICA Y LA LINGSTICA EVOLUTIVA
1. DUALIDAD INTERNA DE TODAS LAS CIENCIAS QUE OPERAN SOBRE LOS
VALORESMuy pocos lingistas sospechan qu la intervencin del factor
tiempo es capaz de crear a lalingstica dificultades particulares y
que coloca su ciencia ante dos rutas absolutamentedivergentes.La
mayora de las dems ciencias ignoran esta dualidad radical; el
tiempo no produce en ellasefectos particulares. La astronoma ha
verificado que los astros sufren cambios notables; perono por ello
se ha visto obligada a escindirse en dos disciplinas. La geologa
razona casiconstantemente sobre sucesiones; pero cuando llega a
ocuparse de los estados fijos de la tierra,no hace de ellos un
objeto de estudio radicalmente distinto. Hay una ciencia
descriptiva delderecho y una historia del derecho; nadie las opone
entre s. La historia poltica de los estadosse mueve enteramente en
el tiempo; sin embargo, si un historiador hace el cuadro de una
poca,no tiene la impresin de salir de la historia. Y a la inversa,
la ciencia de las institucionespolticas es esencialmente
descriptiva, pero llegado el caso, muy bien puede tratar una
cuestinhistrica sin que su unidad se vea perturbada por ello.Por el
contrario, la dualidad de que nosotros hablamos se impone
imperiosamente en lasciencias econmicas. Aqu, en oposicin a lo que
pasaba en los casos precedentes, la economay la historia econmica
constituyen dos disciplinas netamente separadas en el seno de
unamisma ciencia; las obras aparecidas recientemente sobre estas
materias acentan esa distincin.Al proceder as obedecen, aunque sin
darse cuenta, a una necesidad interior: Ahora bien, unane-jcesidad
completamente idntica es la que nos obliga a escindir la lingstica
en dos partescada una de las cuales tiene su propio principio. Como
en economa poltica, aqu estamosfrente a la nocin de valor; en ambas
ciencias se trata de un sistema de equivalencias entrecosas de
rdenes diferentes: en una, un trabajo y un salario, en otra, un
significado y unsignificante.Es cierto que todas las ciencias
estaran interesadas en sealar con mayor escrupulosidad losejes
sobre los que estn situadas las cosas de que se ocupan; sera
menester dis tinguir pordoquier segn la figura siguiente: 1.) el
eje de las simultaneidades (AB), que se refiere a lasrelaciones
entre cosas coexistentes, donde toda intervencin del tiempo queda
excluida; y 2.)el eje de las sucesiones (CD), en el que nunca se
puede considerar ms que una cosa cada vez,pero en el que estn
situadas todas las cosas del primer eje con sus cambios.Curso de
Lingstica General - Ferdinand de Saussure 14
- 15. C A B D Para las ciencias que trabajan sobre valores, esta
distincin se convierte en una necesidadprctica, y en ciertos casos
en una necesidad absoluta. En este terreno puede desafiarse a
lossabios a organizar sus investigaciones de forma rigurosa, sin
tener en cuenta los dos ejes, sindistinguir el sistema de valores
considerados en s, de esos mismos va lores considerados enfuncin
del tiempo. Es al lingista al que esa distincin se impone ms
impenosamente; porque la lengua es unsistema de puros va lores que
nada determina al margen del estado momentneo de sustrminos.
Mientras por uno de sus lados un valor tenga su raz en las cosas y
en sus relacionesnaturales (como ocurre en la ciencia econmica por
ejemplo, un terreno vale en proporcin alo que produce), hasta
cierto punto puede seguirse ese valor en el tiempo, sin olvidar
nunca queen cada momento depende de un sistema de valores
contemporneos. Su lazo con las cosas leda, pese a todo, una base
natural y por eso las apreciaciones que se le apliquen nunca
serncompletamente arbitrarias; su variabilidad es limitada. Pero
nosotros acabamos de ver que, enlingstica, los datos naturales no
ocupan lugar alguno. Aadamos que cuanto ms completo sea y ms
rigurosamente est organizado un sistema devalores, ms necesario es,
por su complejidad misma, estudiarlo sucesiva mente segn los
dosejes. Ahora bien, ningn sistema posee este carcter en igual
medida que la lengua: en ningunaparte se observa tal precisin de
valores en juego, ni tan gran nmero y semejante diversidad
detrminos, en una dependencia recproca tan estricta. La
multiplicidad de los signos, ya invocadapara explicar la
continuidad de la lengua, nos prohbe terminantemente estudiar a la
vez lasrelaciones en el tiempo y las relaciones en el sistema. Por
eso distinguimos dos lingsticas. Cmo las designaremos? No todos los
trminos quese ofrecen son igualmente idneos para sealar esa
distincin. As, historia y lingsticahistrica no pueden utilizarse,
porque evocan ideas demasiado vagas; como la historia
polticacomprende tanto la descripcin de pocas como la narracin de
acontecimientos, podraimaginarse que al describir los sucesivos
estados de la lengua se estudia la lengua segn el ejedel tiempo;
para esto habra que contemplar por separado los fenmenos que hacen
pasar lalengua de un estado a otro. Los trminos de evolucin y de
lingstica evolutiva son msprecisos, y los emplearemos a menudo; por
oposicin puede hablarse de la ciencia de losestados de lengua o
lingstica esttica. Pero para sealar mejor esta oposicin y este
cruzamiento de dos rdenes de fenmenosrelativos al mismo objeto,
preferimos hablar de lingstica sincrnica y de lingsticadiacrnica.
Es sincrnico todo lo que se refiere al aspecto esttico de nuestra
ciencia, ydiacrnico todo lo que tiene que ver con las evoluciones.
Asimismo sincrona y diacronadesignarn respectivamente un estado de
lengua y una fase de evolucin.Curso de Lingstica General -
Ferdinand de Saussure 15
- 16. 2. LA DUALIDAD INTERNA Y LA HISTORIA DE LA LINGSTICA Lo
primero que sorprende cuando se estudian los hechos de lengua es
que, para el sujetohablante, su sucesin en el tiempo no existe: l
est ante un estado. Por eso, el lingista quequiere comprender ese
estado debe hacer tabla rasa de todo cuanto lo ha producido e
ignorar ladiacrona. Slo puede entrar en la conciencia de los
sujetos hablantes suprimiendo el pasado.La intervencin de la
historia no puede hacer sino falsear su juicio. Sera absurdo dib
ujar un pa-norama de los Alpes tomndolo simultneamente desde va
rias cimas del Jura; un panoramadebe ser tomado desde un solo
punto. Lo mismo ocurre con la lengua: no se puede nidescribirla ni
fijar normas para el uso ms que situndose en cierto estado. Cuando
el lingistasigue la evolucin do la lengua, se parece al observador
en movimiento que va de un extremo aotro del Jura para anotar los
desplazamientos de la perspectiva. Desde que la lingstica moderna
existe, puede decirse que est por entero absorbida en ladiacrona.
La gramtica comparada del indoeuropeo utiliza los dalos que tiene a
mano parareconstruir hipotticamente un Upo de lengua anterior; la
comparacin no es para ella sino unmedio de reconstruir el pasado.
El mtodo es el mismo en el estudio particular de los sub-grupos
(lenguas romnicas, lenguas germnicas, etc.); los estados slo
intervienen por fragmen-tos y de forma muy imperfecta. Tal es la
tendencia inaugurada por Bopp; por eso su concepcinde la lengua es
hbrida y vacilante. Por otro lado, cmo han procedido quienes han
estudiado la lengua antes de la fundacinde los estudios lingsticos,
es decir, los gramticos inspirados por los mtodostradicionales? Es
curioso comprobar que su punto de vista sobre la cuestin que nos
ocupa esabsolutamente irreprochable. Sus trabajos nos muestran
claramente que quie ren describirestados; su programa es
estrictamente sincrnico. As, la gramtica de Port Royal trata
dedescribir el estado del francs bajo Luis XIV y de determinar sus
valores. No tiene necesidadpara ello de la lengua de la edad media;
sigue fielmente el eje horizontal (vase pgina 101) sinapartarse
nunca de l; este mtodo es, por tanto, justo, lo cual no quiere
decir que su aplicacinsea perfecta. La gramtica tradicional ignora
parles enteras de la lengua, como la formacin delas palabras; es
normativa y cree deber dictar reglas en lugar de comprobar hechos;
le faltan lasmiradas de conjunto; con frecuencia no sabe distinguir
la palabra escrita de la palabra hablada,etc. Se ha reprochado a la
gramtica clsica no ser cientfica; sin embargo, su base es
menoscriticable y su objeto est mejor definido que en el caso de la
lingstica inaugurada por Bopp.sta, colocndose en un terreno mal
delimitado, no sabe exactamente hacia qu meta tiende.Est a caballo
de dos terrenos, porque no ha sabido distinguir netamente entre los
estados y lassucesiones. Despus de haber concedido un lugar
demasiado grande a la historia, la lingstica vo lveral punto de
vista esttico de la gramtica tradicional, pero con un espritu nuevo
y con otrosprocedimientos, y el mtodo histrico habr contribuido a
ese rejuvenecimiento; es ella la que,de rechazo, har comprender
mejor los estados de lengua. La antigua gramtica no vea msque el
hecho sincrnico; la lingstica nos ha revelado un nuevo orden de
fenmenos; pero estono basta; hay que hacer sentir la oposicin de
los dos rdenes para sacar todas lasconsecue ncias que entraa.Curso
de Lingstica General - Ferdinand de Saussure 16
- 17. 3. LA DUALIDAD INTERNA ILUSTRADA CON EJEMPLOS La oposicin
entre los dos puntos de vista sincrnico y diacrnico es absoluta y
noadmite compromisos. Algunos hechos nos mostrarn en qu consiste
esta diferencia y por ques irreductible. El latn crispus, ondulado,
crespo, ha proporcionado al francs un radical crp-, de dondevienen
crpir, revocar, y dcrpir, quitar el revoque. Por otro lado, en
cierto mo mento setom del latn la palabra decrepitas, gastado por
la edad, cuya etimologa se ignora, y conella se form d-crpit. Ahora
bien, es cierto que hoy la masa de sujetos ha blantes estableceuna
relacin entre un mur dcrpit [un muro revocado] y un homme dcrpit
[un hombredecrpito], aunque histricamente estas palabras no tengan
nada que ver una con otra; se hablaa veces de la fachada decrepite
de una casa. Y es un hecho esttico, puesto que se trata de
unarelacin entre dos trminos coexistentes en la lengua. Para que se
produzca, ha sido menester elconcurso de cier- tos fenmenos de
evolucin, ha sido menester que crisp haya llegado apronunciarse
crp-, y que en cierto momento se haya tomado una palabra nueva del
latn; comoclaramente se ve, estos hechos diacrnicos no tienen
ninguna relacin con el hecho esttico quehan producido; son de orden
diferente. Veamos otro ejemplo, de un alcance completamente
general. En antiguo alto alemn elplural de gast, el husped, fue
primero gasti, el de hant, la mano, hanti, etc. Ms tarde esai-
produjo un umlaut, es decir, tuvo por consecuencia cambiar a en e
en la slaba precedente:gasti > gesti, hanti -> henti. Luego
esa -i perdi su timbre, de donde gesti > geste, etc.
Porconsiguiente hoy tenemos Gast: Gste, Hand: Hunde, y toda una
clase de palabras presenta lamisma diferencia entre el singular y
el plural. Un hecho ms o menos semejante se haproducido en
anglosajn: tuvieron primero fot, el pie, plural *foti; top, el
diente, plural*topi; gos, la oca, plural *gosi, etc.; luego, por un
primer cambio fo ntico, el del umlaut,*foti se ha convertido en
*fei, y por un segundo cambio, la cada de la i final, *feti ha dado
fet;desde entonces, fot tiene por plural fet; top, tep; gos, ges
(ingls mo derno foot: feet, tooth:teeth, goose: geese). Antes,
cuando se deca gast: gasti, fot: foti, el plural estaba marcado por
la simple aadidurade una i; Gast: Gaste y fot: fet muestran un
mecanismo nuevo para marcar el plural. Estemecanismo no es igual en
ambos casos; en antiguo ingls, se produce slo oposicin devocales;
en alemn est adems la presencia o la ausencia de la final -e; pero
esta diferencia noimporta aqu. La relacin entre un singular y su
plural, cualquiera que sean las formas, puede expresarseen cada
momento por un eje horizontal: ? poca A. ? poca B. Los hechos, sean
cuales fueren, que provocan el paso de una forma a otra, se situarn
por elcontrario en un eje vertical, lo cual da la siguiente figura
total: ? poca A. ? ? ? poca B.Curso de Lingstica General -
Ferdinand de Saussure 17
- 18. Nuestro ejemplo-tipo sugiere bue n nmero de reflexiones que
entran directamente en nuestrotema: 1. Estos hechos diacrnicos no
tienen en manera alguna por meta sealar un valor mediante otro
signo: el he cho de que gasti haya dado gesti, geste (Gaste) nada
tiene que ver con el plural de los substantivos; en tragit ->
trgt, el mismo umlaut afecta a la flexin verbal, y as
sucesivamente. Por tanto, un hecho diacrnico es un suceso que tiene
su razn de ser en s mismo; las consecuencias diacrnicas
particulares que pueden derivarse de l le son completamente
extraas. 2. Estos hechos diacrnicos no tienden siquiera a cambiar
el sistema. No se ha querido pasar de un sistema de relaciones a
otro: la modificacin no recae sobre la ordenacin sino sobre los
elementos ordenados. Volvemos a encontrar aqu un principio ya
enunciado: el sistema jams es modificado directamente; en s mismo
es inmutable; slo ciertos elementos son alterados sin miramientos
para la solidaridad que los liga al todo. Es como si uno de los
planetas que gravitan en torno al sol cambiase de dimensiones y de
peso: este hecho aislado entraara consecuencias generales y
desplazara el equilibrio del sistema solar entero. Para expresar el
plural, es menester la oposicin de dos trminos: o fot: *foti, o
fot: fet; son dos procesos igualmente posibles, pero se ha pasado
de uno a otro, por as decir, sin tocar nada; no es el conjunto lo
que ha sido desplazado ni un sistema lo que ha engendrado a otro,
sino que . se ha cambiado un elemento del primero, y esto ha
bastado para hacer nacer otro sistema. 3. Esta observacin nos
permite comprender mejor el carcter siempre fortuito de un estado.
Por oposicin a la idea falsa que de buena gana nos hacamos, la
lengua no es un mecanismo creado y ordenado con vistas a los
conceptos a expresar. Vemos, por el contrario, que el estado salido
del cambio no estaba destinado a marcar las significaciones de que
se impregna. Tenemos un estado fortuito: fot: fet y se lo toma para
hacerle portador de la distincin del singular y del plural; fot:
fet no est mejor hecho para esto que fot: *foti. En cada estado, el
espritu se insufla en una materia dada y la vivifica. Esta
perspectiva, que nos es inspirada por la lingstica histrica, es
desconocida para la gramtica tradicional, que jams hubiera podido
llegar a ella por sus pro-pios mtodos. La mayor parte de los
filsofos de la lengua la ignoran igualmente: y sin embargo nada hay
ms Importante desde el punto de vista filosfico. 4. Los hechos que
pertenecen a la serie diacrnica, son al menos del mismo orden que
los de la serie sincrnica? En modo alguno, porque hemos postulado
que los cambios se producen al margen de toda intencin. Por el
contrari, el hecho de sincrona es siempre significativo; apela
siempre a dos trminos simultneos; no es Gste lo que expresa el
plural, sino la oposicin Gast: Gste. En el hecho diacrnico se
produce precisamente lo contrario: no interesa ms que un solo
trmino, y para que aparezca una forma nueva (Gste) es preciso que
la antigua (gasti) le ceda el pue sto. Querer reunir en la misma
disciplina hechos tan dispares sera, por tanto, empresaquimrica. En
la perspectiva dia-crnica tenemos que habrnoslas con fenmenos que
no tienenrelacin alguna con los sistemas, aunque los condicionen.
Veamos otros ejemplos que confirmarn y completarn las conclusiones
sacadas de losprimeros. En francs el acento va siempre sobre la
ltima slaba, a menos que sta tenga una e muda(? ). Es un hecho
sincrnico, una relacin entre el conjunto de las palabras francesas
y el acento.De dnde deriva? De un estado anterior. El latn tena un
sistema acentual diferente y msCurso de Lingstica General -
Ferdinand de Saussure 18
- 19. complicado: el acento estaba sobre la slaba penltima cuando
sta era larga; si era breve, elacento se retrasaba a la
antepenltima (cf. amicus, nima). Esta ley evoca relaciones que
notienen la menor analoga con la ley francesa. Sin duda, es el
mismo acento en el sentido de queha permanecido en los mismos
sitios; en la palabra francesa afecta siempre a la slaba que
lollevaba en latn: amcum > ami, nitmam > me. Sin embargo, las
dos frmulas sondiferentes en los dos momentos, porque la forma de
las palabras ha cambiado. Sabemos quetodo lo que estaba despus del
acento, o bien ha desaparecido, o bien se ha reducido en e muda.A
consecuencia de esta alteracin de la palabra, la posicin del acento
no ha sido la mismarespecto al conjunto; desde entonces los sujetos
ha blantes, conscientes de esta nueva relacin,han puesto
instintivamente el acento sobre la ltima slaba, incluso en los
prstamostransmitidos por la escritura (facile, consul, ticket,
burgrave, etc.). Es evidente que no se haquerido cambiar el
sistema, aplicar una frmula nueva, porque en una palabra como amcum
> ami, el acento ha permanecido siempre so bre la misma slaba;
pero se ha interpuesto unhecho dia-crnico: el lugar del acento se
ha visto cambiado sin que nadie lo haya tocado.Una ley de acento,
como iodo lo que afecta al sistema lingstico, es una disposicin
detrminos, un resultado fortuito e involuntario de la evolucin.
Veamos ahora un caso ms sorprendente. En paleoeslavo slovo,
palabra, hace en elcaso instrum. sg. slovemb en el nom. pl., slova,
en el gen. pl. slov b etc.; en estadeclinacin cada caso tiene su
desinencia. Pero hoy las vocales dbiles b y brepresentantes eslavas
de i y u indoeuropeo, han desaparecido; de ah en checo, porejemplo,
slovo, slovem, slova, slov; de igual modo tena, mujer, acus. sing.
enu, nom. pl.eny, gen. pl. en. Aqu el genitivo (slov, en) tiene por
exponente cero. Vemos, pues, queno es necesario un signo material
para expresar una idea; la lengua puede contentarse con laoposicin
de cierta cosa con nada; aqu, por ejemplo, se reconoce el gen. pl.
simpl ementeen que no es ni ena ni enu, ni ninguna de las dems
formas. A primera vista pareceextrao que una idea tan particular
como la del genitivo plural haya tomado el signo cero;pero sa es
precisamente la prueba de que todo procede de un puro accidente. La
lengua esun mecanismo que contina funcionando a pesar de los
deterioros que se le hace s ufrir. Todo esto confirma los
principios ya formulados y que resumimos de la siguientemanera: La
lengua es un sistema en el que todas sus partes pueden y deben ser
consideradas ensu solidaridad sincrnica. Al no hacerse nunca las
alteraciones sobre el bloque del sistema, sino sobre uno u otrode
sus elementos, slo pueden ser estudiados fuera de aqul.
Indudablemente cada altera-cin repercute sobre el sistema; pero el
hecho inicial se refiere a un punto solamente; nohay ninguna
relacin interna con las consecuencias que pueden derivarse para el
conjunto.Esta diferencia de naturaleza entre trminos sucesivos y
trminos coexistentes, entre hechosparciales y hechos que afectan al
sistema, prohbe hacer de unos y otros la materia de unasola
ciencia.Curso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure 19
- 20. 4. LA DIFERENCIA DE LOS DOS RDENES- ILUSTRADA POR
COMPARACIONES Para mostrar a la vez la autonoma y la
interdependencia de lo sincrnico y de lodiacrnico, se puede
comparar el primero a la proyeccin de un cuerpo sobre un plano.
Enefecto, toda proyeccin depende directamente del cuerpo
proyectado, y, sin embargo,difiere de l, es algo aparte. Sin esto,
no tendramos toda una ciencia de las proyecciones;bastara
considerar los cuerpos mismos. En lingstica se da la misma relacin
entre larealidad histrica y un estado de lengua, que es a ella como
la proyeccin a un momentodado. No es estudiando los cuerpo s, es
decir, los sucesos diacrnicos, como conoceremoslos estados
sincrnicos, de igual manera que no se tiene una nocin de las
proyeccionesgeomtricas por haber estudiado, incluso de muy cerca,
las diversas especies de cuerpos. De igual modo tambin, si se corta
transversalmente el tallo de un vegetal, se observasobre la
superficie de seccin un diseo ms o menos complicado; no es otra
cosa que unaperspectiva de fibras longitudinales, y stas podrn
percibirse practicando una seccinperpendicular a la primera. Tambin
aqu una de las perspectivas depende de la otra: laseccin
longitudinal nos muestra las fibras mismas que constituyen la
planta, y la seccintransversal su agrupa-miento sobre un plano
particular, pero la segunda es distinta de laprimera, porque
permite verificar entre las fibras ciertas relaciones que nunca se
podrancaptar en un plano longitudinal. Mas de todas las
comparaciones que se puedan imaginar, la ms demostrativa, es la que
seestablezca entre el juego de la lengua y una partida de ajedrez.
En ambos jue gos estamos anteun sistema de valores y asistimos a
sus mo dificaciones. Una partida de ajedrez es como unarealizacin
artificial de lo que la lengua nos presenta bajo una forma
natural.Vemoslo de cerca. En primer lugar, un estado de juego
corresponde perfectamente a un estado de la lengua. Elvalor
respectivo de las piezas depende de su posicin sobre el tablero, lo
mismo que en lalengua cada trmino tiene su valor por oposicin con
todos los dems trminos. En segundo lugar, el sistema nunca es ms
que momentneo; vara de una posicin a otra.Es que los valores
dependen tambin, y sobre todo, de una convencin inmutable, la regla
deljuego, que existe antes del inicio de la partida y perdura tras
cada jugada. Esta regla, admitidade una vez por todas, existe
tambin en materia de lengua: son los principios constantes de
lasemiologa.Curso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure
20
- 21. Por ltimo, para pasar de un equilibrio a otro, o segn
nuestra terminologa de unasincrona a otra, basta el desplazamiento
de una pieza; no hay trastorno general. Aqu tenemosel paralelo del
hecho diacrnico con todas sus particularidades. En efecto: a) Cada
jugada de ajedrez no pone en movimiento ms que una sola pieza; de
igual modo, en la lengua los cambios slo se refieren a elementos
aislados. b) A pesar de esto, la jugada tiene una repercusin en
todo el sistema; al jugador le es imposible prever exactamente los
lmites de ese efecto. Los cambios de valores que resulten sern,
segn el caso, o nulos, o muy graves, o de importancia media. Tal
jugada puede revolucionar el conjunto de la partida y tener
consecuencias incluso para piezas momentneamente dejadas de lado.
Acabamos de ver que con la lengua ocurre exactamente lo mismo. c)
El desplazamiento de una pieza es un hecho absolutamente distinto
del equilibrio precedente y del equilibrio subsiguiente. El cambio
operado no pertenece a ninguno de esos dos estados: pero los
estados son lo nico importante. En una partida de ajedrez,
cualquier posicin dada tiene por carcter singular estar liberadade
sus antecedentes; da exactamente igual que se haya llegado a ella
por una va o por otra; elque ha seguido toda la partida no tiene la
menor ventaja sobre el curioso que viene a ver elestado del juego
en el momento crtico; para describir esta posicin, es completamente
intilrecordar lo que acaba de pasar diez segundos antes.
Igualmente, todo esto se aplica a la lenguay consagra la distincin
radical de lo diacrnico y de lo sincrnico. El habla no opera
nuncams que sobre un estado de lengua, y los cambios que suceden
entre los estados no ocupan enellos lugar alguno. Slo hay un punto
en que la comparacin no concuerda: el jugador de ajedrez tiene
laintencin de realizar el despla zamiento y de ejercer una accin
sobre el sistema, mientras que lalengua no premedita nada; es
espontnea y fortuitamente como sus piezas se desplazan omejor, se
modifican en ella; el umlaut de Hnde por hanti, de Guste por gasti
(vase pgina105) produjo una nueva formacin de plural, pero tambin
hizo surgir una forma verbal comotrgt por tragit, etc. Para que la
partida de ajedrez se parezca por entero al juego de la
lengua,habra que suponer un jugador inconsciente o ininteligente.
Por otra parte, esta nica diferencia hace ms instructiva an la
comparacin, mostrando laabsoluta necesidad de distinguir en
lingstica los dos rdenes de fenmenos. Porque si loshechos
diacrnicos son irreductibles al sistema sincrnico que condicionan,
cuando la voluntadpreside un cambio de ese gnero, con mayor motivo
lo sern cuando enfrentan una fuerza ciegacon la organizacin de un
sistema de signos. 5. LAS DOS LINGSTICAS OPUESTAS EN SUS MTODOS Y
EN SUS PRINCIPIOS La oposicin entre lo diacrnico y lo sincrnico
salta a la vista en todos los puntos. Por ejemplo y para empezar
por el hecho ms visible no tienen la misma importancia.En este
punto es evidente que el aspecto sincrnico prima sobre el otro,
puesto que para la masahablante es la verdadera y nica realidad
(vase pgina 102). Lo mismo es para el lingista: sise coloca en la
perspectiva diacrnica, ya no es la lengua lo que percibe, sino una
serie deCurso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure 21
- 22. sucesos que la modifican. A menudo se afirma que no hay
nada ms importante que conocer lagnesis de un estado dado; es
cierto en determinado sentido: las condiciones que han formadoese
estado nos ilustran sobre su verdadera naturaleza y nos libran de
ciertas ilusiones (vasepgina 106 y ss.); pero precisame nte esto
prueba que la diacrona no tiene su fin en s misma.Puede decirse de
ella lo que se dice del periodismo: lleva a todas partes a cond
icin de quelogre salir del apuro. Los mtodos de cada orden difieren
tambin, y de dos maneras: a) La sincrona no conoce ms que una
perspectiva, la de los sujetos hablantes, y todo su mtodo consiste
en recoger su testimonio; para saber en qu medida una cosa es una
realidad, habr que buscar y bastar con ello en qu medida existe
para la conciencia de los sujetos. La lingstica diacrnica, por el
contrario, debe distinguir dos perspectivas, una prospectiva, que
siga el curso del tiempo; otra retrospectiva, que lo remonte: de ah
un desdoblamiento del mtodo, del que trataremos en la quinta parte.
b) Una segunda diferencia resulta de los lmites del campo que
abarca cada una de las dos disciplinas. El estudio sincrnico no
tiene por objeto todo lo que es simultneo, sino slo el conjunto de
hechos que corresponden a cada lengua; en la medida en que sea
necesario, la separacin llegar hasta los dialectos y subdialectos.
En el fondo, el trmino de sincrnico no es bastante preciso; debera
ser reemplazado por el de idiosincrnico, un poco largo, cierto. Y
al contrario, la lingstica diacrnica no slo no necesita sino que
rechaza una especializacin semejante; los trminos que considera no
pertenecen forzosamente a una misma lengua (comprese el indoeuropeo
*esti, el griego sti, el alemn ist, el francs est). Precisamente es
la sucesin de los hechos diacrnicos y su multiplicacin espacial lo
que crea la diversidad de los idiomas. Para justificar un
acercamiento entre dos formas, basta con que tengan entre s un lazo
histrico, por ms indirecto que sea. No son estas oposiciones las ms
relevantes ni las ms profundas: la antinomia radical entreel hecho
evolutivo y el hecho esttico tiene por consecuencia que todas las
nociones relativas auno o al otro sean, en igual medida,
irreductibles entre s. Cualquiera de esas nociones puedeservir para
demostrar esta verdad. As es como el fenmeno sincrnico no tiene
nada encomn con el diacrnico (vase pgina 107); el uno es una
relacin entre elementossimultneos, el otro la substitucin de un
elemento por otro en el tiempo, un suceso. Tambinveremos, pgina
133, que las identidades diacrnicas y sincrnicas son dos cosas
muydiferentes: histricamente la negacin pas es idntica al
sustantivo pas [pas] mientras que,considerados en la lengua actual,
esos dos elementos son perfectamente distintos. Estascomprobaciones
bastaran para hacernos comprender la necesidad de no confundir los
dospuntos de vista; pero en ninguna parte se manifiesta con mayor
evidencia que en la distincinque vamos a hacer ahora. 6. LEY
SINCRNICA Y LEY DIACRNICA En lingstica se habla corrientemente de
leyes; pero los hechos de la lengua estnrealmente regidos por
leyes? Y de qu naturaleza pueden ser? Dado que la lengua es
unainstitucin social, puede pensarse a priori que est regulada por
prescripciones anlogas a lasCurso de Lingstica General - Ferdinand
de Saussure 22
- 23. que rigen las colectividades. Ahora bien, toda ley social
tiene dos caracteres fundamentales: esimperativa y es general; se
impone y se extiende a todos los casos, en ciertos lmites de
tiempoy de lugar, por supuesto. Responden las leyes de la lengua a
esta definicin? Para saberlo, lo primero que hay quehacer, segn lo
que acabamos de decir, es separar una vez ms las esferas de lo
sincrnico y delo diacrnico. Hay ah dos problemas que no deben
confundirse: hablar de ley lingstica engeneral es querer abrazar un
fantasma. Veamos a continuacin algunos ejemplos tomados del griego,
en los que las leyes de losdos rdenes estn confundidas adrede: 1.
Las sonoras aspiradas del indoeuropeo se han vuelto sordas
aspiradas: *dhumos -> thuns, soplo de vida, *bhero > phro, yo
llevo, etc. 2. El acento nunca pasa ms all de la antepenltima. 3.
Todas las palabras terminan por una vocal o por 5, n, r, con
exclusin de cualquier otra consonante. 4. s inicial ante una vocal
se ha convertido en h (espritu spero): *septm (latn septem) - >
hept. 5. m final se ha convertido en n: *jugom -> zugn (cf. latn
jugum) 3 . Las oclusivas finales han cado: *gunaik --> gnai,
*epheret -> phere, *epheront -> pheron. La primera de estas
leyes es diacrnica: lo que era dh se ha vuelto th, etc. La
segundaexpresa una relacin entre la unidad de la palabra y el
acento, una especie de contrato entre dostrminos coexistentes: es
una ley sincrnica. Lo mismo ocurre con la tercera, puesto
queconcierne a la unidad de la palabra y su fin. Las leyes 4, 5 y 6
son diacrnicas: lo que era s seha vuelto h; n ha reemplazado a m;
t, k, etc., han desaparecido sin dejar rastro. Hay que observar
adems que 3 es el resultado de 5 y 6; dos hechos diacrnicos han
creadoun hecho sincrnico. Una vez separadas estas dos categoras de
leyes, se ver que 2 y 3 no son de igualnaturaleza que 1, 4, 5, 6.
La ley sincrnica es general, pero no imperativa. Indudablemente se
impone a losindividuos por la coaccin del uso colectivo (vase pgina
92), pero aqu no consideramos unaobligacin referida a los sujetos
hablantes. Queremos decir que en la lengua ninguna fuerzagarantiza
el mantenimiento de la regularidad cuando reina en algn punto.
Expresin siemprede un orden existente, la ley sincrnica da cuenta
de un estado de cosas: es de la mismanaturaleza que la que
constatara que los rboles de un jardn estn dispuestos al
tresbolillo. Yel orden que define es precario, precisamente porque
no es imperativo. As, no hay nada msregular que la ley sincrnica
que rige el acento latino (ley exactamente comparable a 2);
sinembargo, este rgimen acentual no resisti los factores de
alteracin, y cedi ante una leynueva, la del francs (vase ms arriba,
pgina 107 y ss.). En resumen, si en sincrona se hablade ley, es en
el sentido de disposicin, de principio de regularidad. La diacrona
supone, por el contrario, un factor dinmico por el que se produce
un efecto,por el que se ejecuta una cosa. Pero este carcter
imperativo no basta para que se aplique la 3 Segn M. M. Meillet
(Mm. de la Soc. de l.ingu., IX; p. 365 y ss.) y Gauthiot (La fin de
mot en indo-etiropen, p. 158 y ss.), el indoeuropeo no conoca ms
que -n final y no -m; si se admite esta teora, bastar conformular
la ley 5 de esta forma: toda -n final indoeuropea se ha conservado
en griego; su valor demostrativo nohabr disminuido por ello, puesto
que el fenmeno fontico que termina en la conservacin de un estado
antiguoes de igual naturaleza que el que se traduce en un cambio
(vase pgina 176).Curso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure
23
- 24. nocin de ley a los hechos evolutivos; slo se habla de ley
cuando un conjunto de hechosobedecen a la misma regla, y, a pesar
de ciertas apariencias en contra, los sucesos diacrnicostienen
siempre un carcter accidental y particular. Por los hechos
semnticos, nos damos cuenta de ello inmediatamente; si el francs
poutre,juramento, ha tomado el sentido de trozo de madera, viga,
ello es debido a causasparticulares y no depende de otros cambios
que hayan podido producirse al mismo tiempo: noes ms que un
accidente de los muchos que registra la historia de una lengua.
Para lastransformaciones sintcticas y morfolgicas, la cosa no es
tan clara a primera vista. En ciertapoca, casi todas las formas del
antiguo caso sujeto desaparecieron en francs: no se da ah
unconjunto de hechos que obedecen a la misma ley? No, porque todos
no son otra cosa que lasmanifestaciones mltiples de un solo y mismo
hecho aislado. Fue la nocin partic ular del casosujeto lo que qued
afectado y su desaparicin implic, naturalmente, la de toda una
serie deformas. Para quien slo vea la parte exterior de la lengua,
el fenmeno nico queda anegado enla multitud de sus manifestaciones;
pero el fenmeno mismo es uno en su naturaleza profunda,y constituye
un suceso histrico tan aislado en su orden como el cambio semntico
sufrido porpoutre; slo adopta la apariencia de una ley porque se
realiza en un sistema: es la disposicinrigurosa de este ltimo lo
que crea la ilusin de que el hecho diacrnico obedece a las
mismascondiciones que el sincrnico. Por ltimo, con los cambios
fonticos ocurre exactamente lo mismo y sin embargocorrie ntemente
se habla de leyes fonticas. En efecto, podemos comprobar que, en un
momentodado, en una regin dada, todas las palabras que presentan
una misma particularidad fnica sonafectadas por el mismo cambio:
as, la ley 1 de la pgina 113 (*dhumos-> griego thums)afecta a
todas las palabras griegas que contenan una sonora aspirada (cf.
*nebhos > nphos,*medhu ,* medhu, *angho -> nkho, etc.); la
regla 4 (*septm -> hept) se aplica a serpo ->hrpo, *sus >
hs, y a todas las palabras que empiezan por 5. Esta regularidad,
que a vecesha sido negada, nos parece perfectamente establecida;
las excepciones aparentes no atenan lafatalidad de los cambios de
esa naturaleza, porque se explican, bien por leyes fonticas
msespeciales (vase el ejemplo de trkhes: thrikst, pgs. 119-120),
bien por la intervencin dehechos de otro orden (ana- loga, etc.).
Nada me parece pues que responda mejor a la definicindada ms arriba
de la palabra ley. Y sin embargo, cualquiera que sea el nmero de
casos en queuna ley fon tica se verifica, todos los hechos que
abarca no son ms que las manifestaciones deun solo hecho
particular. La verdadera cuestin consiste en saber si los cambios
fonticos afectan a las palabras oslo a los sonidos: la respuesta no
ofrece dudas: en nphos, mthu, nkho, etc., es un fonemadeterminado,
una sonora aspirada indoeuropea, lo que se cambia en sorda
aspirada, es la 5inicial del griego primitivo la que cambia en h,
etc., y cada uno de estos he chos est aislado, esindependiente de
los dems sucesos del mismo orden, independiente tambin de las
palabras enque se produce 4 . Todas estas palabras se encuentran
modificadas naturalmente en su materiafnica, pero esto no debe
engaarnos sobre la verdadera naturaleza del fenmeno. En qu nos
fundamos para afirmar que las palabras mismas no entran
directamente en lastransformaciones fon ticas? En la comprobacin
muy simple de que tales trans formaciones lesson en el fondo
extraas y no pueden afectarlas en su esencia. La unidad de la
palabra no estconstituida nicamente por el conjunto de sus fonemas:
depende de otros caracteres distintos4 No hace falta decir que los
ejemplos arriba citados tienen un carcter puramente esquemtico: la
lingstica actual seesfuerza, con razn, por reducir a un mismo
principio inicial series de cambios fonticos lo ms amplias
posibles; as escomo M. Meillet explica todas las transformaciones
de las oclusivas griegas por un debilitamiento progresivo de
suarticulacin (vase Mm. de la Soc. de Ling.. IX, p.163 y ss.).
Naturalmente a estos hechos generales, all donde existen,es a los
que se aplican en ltima instancia estas conclusiones sobre el
carcter de los cambios fonticos.Curso de Lingstica General -
Ferdinand de Saussure 24
- 25. que su cualidad material. Supongamos que una cuerda de
piano est desafinada: siempre que sela toque al ejecutar una
meloda, habr una nota falsa; pero dnde? En la me loda? De
ningnmodo: no es ella la que est daada; slo el piano es el
estropeado. En fontica ocurreexactamente lo mismo. El sistema de
nuestros fonemas es el instrumento de que nos valemospara articular
las palabras de la lengua: si uno de estos elementos se modifica,
lasconsecuencias podrn ser diversas, pero el he cho en s mismo no
afecta a las palabras que son,por as decir, las melodas de nuestro
repertorio.De este modo, los hechos diacrnicos son particulares; el
desplazamiento de un sistema ocurrebajo la accin de sucesos que no
slo le son extraos (vase pgina 106), sino que estnaislados y no
forman sistema entre s. Resumamos: los hechos sincrnicos, sean los
que fueren, presentan cierta regularidad, perono tienen ningn
carcter imperativo; los hechos diacrnicos, por el contrario, se
imponen a lalengua, pero no tienen nada de general. En una palabra,
y es a donde queramos llegar, ni unos ni otros estn regidos por
leyes en elsentido definido ms arriba, y si, a pesar de todo, se
quiere hablar de leyes lin-. gsticas, estetrmino abarcar
significaciones enterame nte diferentes segn que se aplique a cosas
de uno uotro orden. 7. HAY UN PUNTO DE VISTA PANCRNICO? Hasta ahora
hemos tomado el trmino ley en el sentido jurdico. Pero habr quiz en
lalengua leyes en el sentido en que lo entienden las ciencias
fsicas y naturales, es decir, re-laciones que se verifican en todas
partes y siempre? En Una palabra, no puede estudiarse lalengua
desde un punto de vista pancrnico?Indudablemente. As, puesto que
siempre se producen y se producirn cambios fonticos,puede
considerarse este fe nmeno en general como uno de los aspectos
constantes dellenguaje; es, por tanto, una de sus leyes. Tanto en
lingstica como en el juego de ajedrez(vase pgina 110 y ss.), hay
reglas que sobreviven a todos los acontecimientos. Pero hay ahprinc
ipios generales que existen independientemente de los hechos
concretos; desde elmomento en que s habla de hechos particulares y
tangibles, no hay punto de vista pan-crnico.As, cada cambio
fontico, cualquiera que sea por otra parte su extensin, est
limitado a untiempo y a un territorio determinado; ninguno se
produce en todo tiempo y en todo lugar; sloexiste diacrnicamente.
Es ste precisamente un criterio en el que se puede reconocer lo que
esde la lengua y lo que no lo es. Un hecho concreto susceptible de
una explicacin pancrnica nopodra pertenecerle. To memos la palabra
chose: desde el punto de vista diacrnico, se opone allatn causa del
que deriva; desde el puni de vista sincrnico, a lodos los trminos
que enfrancs moderno pue den estar asociados a l. Slo los sonidos
de la palabra tomados en smismos (QZ) dan lugar a la observacin
pancrnica; pero no tiene valor lingstico; e incluso desde el punto
de vista pancrnico QZ,tomado en una cadena como n QZ admirabl? ,
una cosa admirable, no es una unidad, es unamasa informe que no est
delimitada por nada; en efecto, por qu oz mejor que Qza o nQ?se no
es un valor, porque no tiene sentido. El punto de vista pancrnico
no alcanza jams a loshechos particulares de la lengua.Curso de
Lingstica General - Ferdinand de Saussure 25
- 26. 8. CONSECUENCIAS DE LA CONFUSIN DE LO SINCRNICO Y DE LO
DIACRNICOPueden presentarse dos casos: a) La verdad
sincrnica.parece ser la negacin de la verdad diacrnica, y si se
miran las cosas superficialmente, se pensar que hay que elegir; de
hecho no es necesario; una de las verdades no excluye a la otra. Si
dpit signific en francs desprecio, eso no le impide tener en la
actualidad un sentido completamente diferente; etimologa y valor
sincrnico son dos cosas distintas. E igualmente, la gramtica
tradicional del francs moderno ensea que, en ciertos casos, el
participio presente es v ariable y concuerda como un adjetivo (cf.
une eau courante) y que en otros.es invariable (cf. une personne
courant dans la rue). Pero la gramtica histrica nos muestra que no
se trata de una sola y misma forma: la primera es la continuacin
del participio latino (currentem) que es variable, mientras que la
otra procede del gerundio ablativo invariable (currendo) 5 . La
verdad sincrnica contradice a la verdad diacrnica, y hay que
condenar a la gramtica tradicional en nombre de la gramtica
histrica? No, porque eso sera ver slo la mitad de la realidad; no
hay que creer que el hecho histrico i porte solo y baste para cons
tituir una lengua. Indudablemente, desde el m punto de vista de los
orgenes, hay dos cosas en el participio courant; pero la conciencia
lingstica las acerca y no reconoce en ellas ms que una: esta verdad
es tan absoluta e irrefutable como la otra. b) La verdad sincrnica
concuerda de tal modo con la verdad diacrnica que se las confunde,
o bien se juzga su lado de amcus, inimicus, etc. Se formula con ley
diciendo que la a de faci se vuelve i en conficio ya no esta en la
primera slaba. Eso no es exacto: la a de facio nunca se ha vuelto i
en conficio. Para restablecer la verdad hay que distinguir dos
pocas cuatro trminos: se mero facio-confacio; luego, habindose
transformado con facio en conficio, mientras que faci subsista sin
cambio, pronuncio facio conficio. Tenemos facio ? confacio poca A.
? ? facio ? confacio poca B. Si se ha producido un cambio es entre
confaci y conficio; ahora bien, la regla, malformulada, no
mencionaba siquiera al primero. Luego, al lado de este cambio,
naturalmentediacrnico, hay un segundo hecho absolutamente distinto
del primero y que concierne a laoposicin puramente sincrnica entre
faci y conficio. Uno se siente tentado a decir que no esun hecho,
sino un resultado. Sin embargo, es ciertamente un hecho en su
orden, e incluso todoslos fenmenos sincrnicos son de esa
naturaleza. Lo que impide reconocer el verdadero valorde la
oposicin faciconficio es que no es muy significativa. Pero
considrense las parejasGastGste, gebegibt, se ver que tales
oposiciones son tambin resultados fortuitos de la 5 Esta teora,
generalmente admitida, ha sido combatida recientemente por M. E.
Lerch (Das invariable Participiumpraesenti. Erlangen, 1913), pero,
en nuestra opinin, sin xito; no habla motivo, por tanto, para
suprimir un ejemplo que,sea lo que fu ere, conservara su valor
didctico.Curso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure 26
- 27. evolucin fontica, pero que no por ello dejan de constituir,
en el orden sincrnico, fenmenosgramaticales esenciales. Como por
otro lado estos dos rdenes de fenmenos se encuentranestrechamente
ligados entre s, condicionando uno al otro, se termina por creer
que no merecela pena distinguirlos; de hecho la lingstica los ha
confundido durante decenas de ao s sindarse cuenta de que su mtodo
no vala nada. Este error se manifiesta con evidencia, sin embargo,
en ciertos casos. As, para explicar elgriego phukts, podra pensarse
que basta con decir: en griego g o kh cambian en k anteconsonantes
sordas, exp resndolo por correspondencias sincrnicas, tales como
phugefn:phukts, lkhros: lktron, etc. Pero uno tropieza con casos
como trkhes: thriks, donde se ve una complicacin: el paso det a th.
Las formas de esta palabra slo pueden explicarse histricamente,
mediante lacronologa relativa. El tema primitivo *thrikh, seguido
de la desinencia -s, ha dado thriks,fenmeno muy antiguo, idntico al
que ha producido lktron, de la raz lekh-. Ms tarde, todaaspirada
seguida de otra aspirada en la misma palabra pas a la sorda, y
*thrtkhes se convirtien trkhes: thriks escapaba naturalmente a esta
ley. 9. CONCLUSIONES De este modo la lingstica se encuentra aqu
ante su segunda bifurcacin. Primero huboque elegir entre la lengua
y el habla (vase pgina 32); henos aqu ahora en la encrucijadade
rutas que conducen, una a la diacrona, otra a la sincrona. Una vez
en posesin de este doble principio de clasificacin puede aadirse
que todo loque es diacrnico en la lengua lo es solamente por el
habla. Es en el habla donde se en-cuentra el germen de todos los
cambios: cada uno de ellos es lanzado primero por ciertonmero de
individuos antes de entrar en el uso. El alemn moderno dice: ich
war, wirwaren mientras que el antiguo alemn, hasta, el siglo XVI,
conjugaba ich was, wir waren(el ingls dice todava I was, we were).
Cmo se ha realizado esta substitucin War porwas? Algunas personas,
influidas por waren, crearon war por analoga: era ste un hechodel
habla; esta forma, repetida con frecuencia, y aceptada por la
comunidad, se convirti enun hecho de lengua. Pero no todas las
innovaciones del habla tienen el mismo xito, ymientras sigan siendo
individuales no hay que tenerlas en cuenta, dado que
nosotrosestudiamos la lengua; slo entran en nuestro campo de
observacin en el momento en quela colectividad las acoge. Un hecho
de evolucin va siempre precedido por un hecho, o mejor por una
multitud dehechos similares en la esfera del habla: esto no
debilita en nada la distincin establecidams arriba, la confirma
incluso, puesto que en la historia de toda innovacin siempre haydos
momentos distintos: 1., aquel en que surge en los individuos; 2.,
aquel en que seconvierte en un hecho de lengua, idntico
exterior-mente, pero adoptado por lacolectividad. El siguiente
cuadro indica la forma racional que debe adoptar el estudio
lingstico:Curso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure
27
- 28. Sincrona Lengua Lenguaje Diacrona Habla Hay que reconocer
que la forma terica e ideal de una ciencia no siempre es la que
leimponen las exigencias de la prctica. En lingstica estas
exigencias son ms imperiosasque en cualquier otra parte; en cierta
medida excusan la confusin que actualmente reina enestas
investigaciones. Incluso si las distinciones aqu establecidas
fueran admitidas de unavez por todas, quiz no pudiera imponerse en
nombre de ese ideal una orientacin precisa alas investigaciones.
As, en el estudio sincrnico del francs antiguo, el lingista opera
con hechos yprincipios que nada tienen en comn con aquellos que le
hara descubrir la historia de esamisma lengua entre los siglos XIII
y XX: en cambio, son comparables a los que revelara ladescripcin de
una lengua bant actual, del griego tico de 400 aos antes de Cristo
ofinalmente del francs de hoy. Y es que esas diversas exposiciones
descansan en relacionessimilares; si cada idioma forma un sistema
cerrado, todos suponen ciertos principiosconstantes, que se
encuentran pasando de uno a otro, porque nosotros seguimos estando
enel mismo orden. No ocurre de otro modo con el estudio histrico:
recrrase un perodo de-terminado del francs (por ejemplo, del siglo
XIII al XX), o un perodo del japons, o decualquier lengua: en todas
partes se opera sobre hechos similares que bastara relacionarpara
establecer las verdades generales del orden diacrnico. Lo ideal
sera que cada sabio seconsagrara a una u otra de estas
investigaciones y abarcara la mayor cantidad de hechos po-sible en
ese orden; pero es muy difcil poseer cientficamente lenguas tan
diferentes. Porotra parte, cada lengua forma prcticamente una
unidad de estudio, y la fuerza de las cosasnos lleva a
considerarlas alternativamente esttica o histricamente. Pese a
todo, no hay queolvidar nunca que, en teora, esa unidad es
superficial, mientras que la disparidad de losidiomas oculta una
unidad profunda. Ya se incline la observacin en el estudio de
unalengua hacia un lado o hacia otro, es absolutamente preciso
situar cada hecho en su esfera yno confundir los mtodos. Las dos
partes de la lingstica asi delimitadas constituirn sucesivamente el
objeto denuestro estudio. La lingstica sincrnica se ocupar de las
relaciones lgicas y psicolgicas que unentrminos coexistentes y que
forman sistema, tal como son percibidos por la misma con-ciencia
colectiva. La lingistica diacrnica estudiar por el contrario las
relaciones que unen trminossucesivos no percibidos por una misma
conciencia colectiva, y que se substituyen unos porotros sin formar
sistema entre s.Curso de Lingstica General - Ferdinand de Saussure
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