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Universidad de Navojoa
Escuela de Teología
SERIE DE SERMONES SOBRE MAYORDOMÍA CRISTIANA
Trabajo presentado en cumplimiento parcial
de los requisitos de la materia
de Principios de Mayordomía Cristiana
Por
Alberto Pascual Hernández
Noviembre de 2012
TEMA 1. DOS VECES DUEÑO
Objetivo. Mostrar al creyente que Dios es dueño absoluto de nosotros.
INTRODUCCIÓN
Cierta ocasión oí la historia de un niño que con una madera arrumbada y ayudado
por las herramientas de un carpintero fabricó un fabuloso barco. Le puso las velas la pintó
detalladamente y el producto final fue una obra esplendida; un barco muy hermoso. Al
terminar su obra monumental el niño después de varios días, sacó al patio el barco para que
la pintura secara. Minutos más tarde al volver, el niño descubrió la ausencia de su barco.
Lloró desconsoladamente ¡había perdido el barco más hermoso que él mismo había creado!
Una semana más tarde mientras caminaba por el centro de la ciudad, al mirar el aparador de
una tienda de artesanías, descubrió su barco en venta. Fabricarlo le costó haber ahorrado 6
meses 400 pesos y la tienda lo vendía por 750 pesos. El niño intentó persuadir al dueño de
que el barco le pertenecía, pero al no conseguirlo tuvo que comprarlo con mucho esfuerzo y
sacrificio. Cuando finalmente lo tuvo lo guardó en su recamara y dijo a sus amigos “este
barco es dos veces mío” “soy su dueño dos veces” “primero porque lo fabriqué y segundo
porque lo compré”.
¿Cómo se hace uno dueño de algo? Nosotros todos entendemos que hay solamente dos
maneras legítimas de hacerse dueño de algo: hacerlo o comprarlo.
DESARROLLO
I. DIOS: DUEÑO ABSOLUTO POR CREACIÓN
A) Él nos hizo
Leamos Génesis 1:1, 26-31 y Mateo 25:14-30.
Si usted hace algo de materiales que ya son suyos no hay nadie que le pueda quitar lo
que usted ha hecho. Es suyo porque usted lo hizo. Sea una casa o sea una pequeña silla, lo
que usted hace con lo suyo pertenece a usted. Si usted no lo puede hacer, es posible que lo
pueda comprar. Las cosas que nosotros compramos también nos pertenecen. Por ejemplo,
yo no sé cómo hacer un libro, pero he comprado muchos y ahora son míos. La gente que los
hizo me los vendió por una cantidad de dinero. Ahora ellos son los dueños de este dinero y
yo de los libros que me vendieron. Dios, según Génesis 1:1, creó todo lo que existe. Y por
haberlo hecho todo, Él es el Dueño de todo. De hecho, Dios es el único que tiene el
verdadero derecho de dueño por haber creado algo. Nosotros siempre tenemos que usar
algo que existe para hacer lo que queremos. Dios creó lo que quería de la nada, y por todo
Dios es Dueño puro y absoluto. No hay ningún otro que pueda reclamar lo que es de Dios.
B) Nos hizo administradores
¿Quién será el dueño actual del mundo? Según Génesis 1, Dios sí entregó todo lo que
había creado al hombre, pero no se lo entregó como posesión. El hombre habría de ser el
mayordomo o administrador de lo que pertenecía a Dios. Podía disfrutar de algunos
privilegios como mayordomo, pero el hombre de ninguna manera se convirtió en el dueño
de todo.
Vemos lo mismo en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30). Esto es muy explícito
en versículo 27, donde el dueño le dice al siervo, "Debías haber dado mi dinero a los
banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses." El dinero del
dueño no fue regalado, fue invertido.
¿Cómo llega el hombre a tener (o administrar) lo que tiene? El primer paso es dado por
Dios. Dios le entrega, Dios le concede, Dios le presta al hombre todo lo que hay en este
mundo. Lo que tenemos, sea mucho o sea poco, lo tenemos por pura gracia y lo tenemos
prestado. Pero el hombre también tiene algo que hacer. El segundo paso es el de recibir la
gracia del Dueño y dedicarse a la buena administración de lo recibido. Al respecto comenta
la pluma inspirada:
“Por cuantiosas o reducidas que sean las posesiones de una persona, ésta debe
recordar que las ha recibido tan sólo en calidad de depósito. Debe rendir cuenta a
Dios de su fuerza, habilidad, tiempo, talento, oportunidades y recursos. Esto
constituye una obra individual…” Elena de White, Consejos sobre mayordomía
cristiana, p. 24.
II. DIOS: DUEÑO ABSOLUTO POR REDENCIÓN
A) El pecado nos secuestró
En estos días los periódicos están llenos de artículos e historias de secuestradores y
rehenes. A veces los secuestradores son terroristas políticos que reclaman algo del
gobierno, y a veces son meramente ladrones en búsqueda de mucho dinero. El resultado es
el mismo. Alguien que era libre, que vivía tranquilamente con su familia y sus seres
queridos, pierde su libertad y tiene que ser rescatado, redimido o comprado de nuevo.
Aunque la situación no sea exactamente igual entre Dios y el hombre, la ilustración nos da
una idea de lo que Dios hace por nosotros. Siendo pertenencia divina, nosotros nos dejamos
secuestrar por el pecado. Dios, para redimirnos o rescatarnos, tiene que pagar el pago de
justicia.
B) Dios nos redimió
Según Isaías 43:1-7, ¿Qué ha hecho Dios por nosotros? Es aquí en este pasaje donde
Dios nos da una idea de su doble función en nuestra vida. Usando nombres como "Creador
tuyo" y "Formador tuyo," en versículo 1, Dios deja muy claro que somos su pertenencia por
habernos creado. Y lo repite en versículo 7, "...los he creado, los formé, los hice." Dentro
de estos paréntesis de creación Dios habla también de la salvación. "No temas, porque yo te
redimí.... Yo soy tu Salvador.... A Egipto he dado por tu rescate...." Dios nos hace y Dios
nos salva. Nos crea de la nada y luego nos rescata de nuestro pecado. Podemos verlo aquí
en el Antiguo Testamento tanto como lo vemos con Cristo en el Nuevo Testamento.
Dios crea y salva a su pueblo. Así es, dos veces, nuestro Dueño y Señor. Pero hay una
diferencia muy importante entre nosotros y la gente secuestrada: en nuestro caso somos
nosotros los criminales. Queremos ser secuestrados y queremos servir al secuestrador. En
casi todos los casos de secuestro se espera que el rehén haga todo lo posible por escapar. Se
espera que él haga tanto como su familia para ganarse la libertad. Desgraciadamente,
nosotros, los pecadores y rehenes del pecado, estamos contentos como somos. Alguien nos
tiene que rescatar en contra de nuestra voluntad. Así que no queriendo nosotros ser
rescatados, el sacrificio de quien no quiso rescatar es aún más grande. Pablo dice en
Romanos 5:8, "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros."
Según I Timoteo 2:5,6, ¿Cuál fue el pago dado por nosotros? ¿A quién le fue pagado y
por qué? El pago fue Cristo mismo, Él se dio por nosotros. Así que el pago del pecado es la
muerte, Cristo murió por nuestros pecados. Algunos creen que el pago fue hecho al Diablo
porque al caer el hombre en el pecado el Diablo se convirtió en dueño nuestro. Pero no es
así. El pago fue el pago de justicia, hecho a Dios. El Diablo, aunque pretenda ser dueño de
muchas cosas, también es pertenencia de Dios. No es dueño de nada. Lo que fue comprado
en el Calvario fue nuestra salvación y nuestra libertad. Nuestra alma ha pertenecido siempre
a Dios, y tenía que ser juzgada por su justicia.
CONCLUSIÓN
Así como la historia de aquel niño que creó un barco por 400 pesos pagó el precio
para rescatarlo por 750 pesos aun cuando podía crear dos barcos, lo hizo porque amaba su
creación y fue dueño dos veces del mismo objeto.
Le pertenecemos a Dios dos veces. Por creación y por redención movido por el amor que
nos tiene, la biblia dice “mas Dios muestra su amor… en que siendo aún pecadores Cristo
murió por nosotros” ¿viviremos nuestras vidas ajenas a lo que nuestro dueño reclama? O
¿viviremos agradecidos con aquel que con su sangre pagó un precio muy alto y nos obtuvo
dos veces?
TEMA 2: ¿DUEÑO… PERO DE QUÉ?
Objetivo: mostrar que Dios no es dueño del 10% sino de todo el 100% de todo cuanto
existe.
INTRODUCCIÓN
En cierto sentido es muy fácil decir que Dios es Dueño de todo. No nos cuesta nada
decir que Dios es el Dueño de todo el mundo. Sea cristiano o no, la mayoría de la gente en
este país lo cree. Sí, Dios es el Dueño de los cielos, de la tierra y del mar. Podemos decir
también que todos los hombres pertenecen a Él. Está bien, no hay ningún problema. Casi
todo el mundo lo cree. Mientras hablamos en términos muy generales nadie se incomoda.
Pero qué sucedería si nosotros le preguntáramos a alguien, ¿A quién pertenecen los 20
pesos que están en su bolsillo? ¿A quién pertenecen todas las horas que usted pasa viendo
la televisión? ¿A quién pertenecen todos los dones y talentos que usted tiene? ¿A quién
pertenecen todas las cosas que están dentro de su casa?
Ahora no es tan fácil decir que Dios es el Dueño de todo. Si hablamos de todo en
términos generales, está bien. Pero cuando comenzamos a hablar de algunas cosas
específicas, cosas que consideramos "nuestras", el asunto se pone más difícil. Dios puede
ser Dueño de todo, pero no queremos que Él se fije en lo nuestro. Como Él tiene tanto,
esperamos que pase por alto lo que nos ha concedido, "lo nuestro". En esta segunda parte
del estudio nosotros vamos a considerar algunas áreas muy específicas de la mayordomía.
No vamos a hablar tanto de "todo el mundo" sino de las cosas pequeñas. Estudiaremos la
parte del mundo que está bajo nuestra administración. Estudiaremos nuestro tiempo,
nuestros dones y nuestras posesiones. Y al concluir, veremos que Dios no es solamente
Dueño de todo el mundo, sino que es Dueño también de todo lo "mío".
DESARROLLO
I. DUEÑO DEL MUNDO FÍSICO
A) Mayordomos de la tierra
Según los científicos esta tierra está agonizando, la contaminación del medio ambiente
ha ocasionado la desaparición de seres vivos. El culpable es el hombre, no somos “fieles
mayordomos” de la tierra. ¿Tiras la basura en su lugar? ¿Separas lo orgánico y lo
inorgánico? ¿Qué haremos? ¿Le toca al cristiano preocuparse por el medio ambiente?
Aunque ya no vivimos en el huerto de Edén, creemos que lo que Dios les dijo a Adán y Eva
nos lo dice a nosotros ahora. El nos ha puesto aquí para trabajar la tierra y cuidarla. El
hombre siempre ha querido explotar la tierra y sacar todos los beneficios posibles para si
mismo. Sin pensar en el día de mañana, los seres humanos han destruido países enteros así.
Sin embargo, tenemos que comenzar donde estamos. ¿Cómo está la limpieza de su
comunidad? ¿Qué podría hacer usted para mejorar el medio ambiente de su comunidad y su
país? ¿Cómo nos beneficia la limpieza comunitaria? El cuidado de nuestro mundo sí nos
toca a nosotros, y algún día Dios nos preguntará "¿Y cómo usaste (o, cómo trataste) la
tierra que yo te di?" ¿Qué le diremos? Según Levítico 25:1-7, ¿Por qué no podía sembrar ni
cosechar el israelita el séptimo año? La primera razón era para recordarle a Israel que toda
tierra pertenecía a Jehová su Dios. Seguro que los israelitas no querían que se perdiera cada
séptimo año. Lo podían ver como una pérdida grande y totalmente innecesaria. Ellos sí
podían comer de lo que la tierra producía en el séptimo año, pero no se les permitía
sembrar, cosechar ni vender como los demás años. El séptimo año era el año en que Jehová
declaraba, "¡Esta tierra no es suya! Es mía y yo les diré qué hacer con ella."
La segunda razón tiene que ver con el bienestar de la misma tierra. A largo plazo es
mucho mejor dejar descansar la tierra un año de cada siete, que cultivarla continuamente.
La tierra resulta más fructífera si tiene este descanso, tanto como el hombre resulta más
productivo si está bien descansado. Aquí se ve que Dios está proveyendo para la buena
administración de la tierra, tratando de evitar los abusos que el hombre iba a cometer.
Como hemos dicho ya, Dios tiene derecho absoluto en cuanto a la tierra – el mundo
físico. Cada vez que le hacemos cualquier daño a esta tierra estamos abusando de los
derechos divinos. Aunque gozamos de una posición muy alta en la creación, somos
responsables ante Otro por todo lo que Él nos ha prestado. Debemos recordar siempre que
el mundo físico pertenece a Dios y que algún día El pedirá cuentas.
II. DUEÑO DEL TIEMPO
"¡El tiempo es oro!" Así decía mi abuelo. Este dicho por supuesto tiene su origen en un
pensamiento capitalista caracterizada por una búsqueda continua de más y más dinero.
"Cada hora perdida es mucho dinero perdido y no se debe perder ni un centavo." Actitud
principalmente norteamericana, son varios autores que concuerdan en que existe mucha
diferencia en cuanto a la forma de la administración del tiempo entre los norteamericanos y
los mexicanos e hispanos.
La actitud norteamericana en cuanto al tiempo es muy chocante con la actitud latina.
Los primeros velan por la puntualidad mientras que los segundos dicen “siempre llegan
tarde”, pero las dos actitudes están equivocadas. La norteamericana porque cree que el
tiempo es otra posesión propia. "¡Mi tiempo vale mucho porque es mío, y yo soy
importante!" La actitud latina está también equivocada porque tampoco entiende el
verdadero valor del tiempo.
A) administradores del tiempo
La puntualidad es importante y necesaria, no porque el tiempo es mío, sino porque el
tiempo, todo el tiempo, pertenece a Dios y yo soy un administrador de Dios por lo tanto
debo cuidar el tiempo. Por ejemplo: qué quiere decir Eclesiastés 3:11, "¿Todo lo hizo
hermoso en su tiempo"? En todo este pasaje, el Predicador está diciendo que Dios ha
asignado "tiempo" para todas las actividades de la vida. Estas actividades pueden ser
"vanidad de vanidades" o pueden tener significado, propósito e importancia, dependiendo
del punto de vista de la persona. Si reconocemos que Dios es soberano, Dueño del tiempo y
de la actividad, y si vivimos según este entendimiento, todo será "hermoso". De lo
contrario, si no vemos la mano de Dios en "nuestro" tiempo y "nuestra" actividad, todo
llegará a ser "vanidad de vanidades". Lo importante para nosotros, según el Predicador, es
reconocer que todo viene de y vuelve a nuestro Dios soberano. Pablo repite algo semejante
en I Co. 8:6 cuando dice: para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas, y nosotros somos para él: y un Señor, Jesucristo, por medio del
cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.
En cuanto a la parábola de las diez vírgenes, creemos que hay dos puntos y que están
íntimamente relacionados. Primero, nosotros debemos ser prudentes. Así que el tiempo es
un don de Dios, debemos administrarlo bien. No debemos dejar que el tiempo pase sin
utilizarlo para algo. Cada persona prudente hace planes en cuanto a cómo va a usar el
tiempo. Si tenemos algo importante mañana, sería mejor que hiciéramos las provisiones
hoy. Las vírgenes prudentes se habían preparado. Habían hecho sus planes. Las insensatas
no habían hecho nada. El segundo punto es que no hay nadie que sepa cuánto tiempo le
queda. Jesús usaba muchas parábolas para enseñar que el tiempo puede ser muy corto.
Debemos dedicarnos a lo más importante primero, para que no se pierda la oportunidad.
Dios quiere, según el Predicador de Eclesiastés, que participemos en todas las actividades
de la vida. Que trabajemos, que pasemos tiempo con nuestra familia, que estudiemos, que
participemos de las actividades de la iglesia, que estemos en todo. Lo que hacemos
debemos hacerlo para El. Y según la parábola, debemos hacer todo prudentemente,
reconociendo que el tiempo es corto. Observe esta cita:
Se nos amonesta a redimir el tiempo. Pero el tiempo desperdiciado no puede
recuperarse jamás. No podemos hacer retroceder ni un solo momento. La única manera
en la cual podemos redimir nuestro tiempo es aprovechando lo más posible el que nos
queda, colaborando con Dios en su gran plan de redención. Elena de White, Palabras
de Vida del Gran Maestro, pág. 277.
III. DUEÑO DE LOS TALENTOS
Hay mucha discusión en estos días acerca de los "dones espirituales". Principalmente
por la fuerte presencia de los grupos pentecostales, la iglesia evangélica ha aceptado la idea
de que los únicos dones espirituales son los mencionados en I Corintios 12. Pero la Biblia
dice que todos los dones y todos los talentos son espirituales en el sentido de que vienen de
Dios y no son "nuestros". Si usted es un buen comerciante es porque Dios lo hizo así y lo
dotó con este don. Si usted es electricista o músico, ebanista o pintor, usted es lo que es
porque el Señor lo hizo así. Nosotros, en cambio, queremos recibir la honra y la gloria por
lo que el Señor nos dio. Pretendemos ser el autor de nuestros dones y pensamos que
merecemos el mérito por poseer estos dones.
A) Dios da las habilidades
¿Qué dice Moisés de Bezaleel y Aholiab en Éxodo 35? El dice a los hijos de Israel que
estos dos hombres habían sido llenados con el Espíritu Santo. Dice también que su arte, su
inteligencia, su ciencia y su conocimiento técnico eran todos dones del Espíritu Santo.
¿Podría ser que aún las habilidades comunes sean dones del Espíritu Santo? ¡Claro que
sí! Puesto que Dios nos ha hecho y nos ha dotado con todo lo que tenemos, sí podemos
decir que todos nuestros talentos son dones divinos. Y al entenderlo así comprenderemos
porqué Dios, y no nosotros, merece la honra y la gloria por lo que nosotros hacemos con
estos dones. Por ejemplo, si tenemos las habilidades y la ambición necesaria para conseguir
un buen empleo, ¿conseguimos el empleo por lo que hicimos nosotros o por lo que Dios
hizo en nosotros? Por lo que Dios hizo en nosotros. Y así aun el empleo viene de la mano
de Dios y no de nosotros. Todo lo perfecto y todo lo bueno vienen de Dios.
B) Dios da los dones espirituales
Los dones de I Corintios 12 son una clase de dones dada para la edificación de la
iglesia. Específicamente se tratan aquí los dones que se utilizan en los cultos. No son ni más
ni menos "espirituales" que los dones de Bezaleel y Aholiab. La tarea de Pablo en este
pasaje era hacer que los corintios entendieran lo que era correcto y apropiado para el culto.
Lo bello de este pasaje es la igualdad con que se tratan todos los dones. Todos son
necesarios, todos son importantes, y todos son de Dios. Pues, ninguno puede decir al otro,
"Yo soy más importante que tú." Tampoco puede ninguno gloriarse de su don, porque el
don no viene de la persona, sino de Cristo.
Puesto que todos los dones vienen de Dios, ¿cómo debemos usarlos y desarrollarlos?
Debemos decirle "Gracias" a Dios por medio del buen empleo de los dones que Él nos ha
dado. Con cada don el Señor nos provee una manera en que podemos servirle. ¡Hagamos
todo lo posible con nuestros dones como un sacrificio de gratitud!
IV. DUEÑO DE LAS POSESIONES
A) Dios no necesita nada
Leamos Salmo 50:12 Por qué dice Dios "¿Si yo tuviese hambre, no te lo diría"? Dios
aquí está dejando claro que no es el hombre el que alimenta a Dios, sino que es Dios quien
le da de comer al hombre. Aparentemente los israelitas se habían confundido. Ellos
pensaban que Dios dependía de ellos para su existencia. Como si no fuera por ellos, Dios
no podría ser Dios. Por esto Dios explica aquí y en otros pasajes que es auto-suficiente, que
no necesita nada. Es el hombre el que se beneficia de los sacrificios, ofrendas y otros actos
de servicio.
B) Dios el primer dador
Juan 3.16 nos dice que Dios nos amó tanto que “dio” a su hijo… para salvarnos. Por lo
tanto Dios es el primer dador y si nos pide parte de lo que nos ha confiado o todo, tenemos
que corresponderle porque ¿Con qué propósito nos ha dado Dios todo lo que tenemos? Para
servirle a Él y para conformarnos a su imagen. Primero, Dios pide que le sirvamos con todo
lo que tenemos. Este es el propósito no sólo del diez por ciento, sino de todo. Segundo,
Dios quiere que seamos como El y que sintamos y experimentemos el amor suyo.
Recibiendo, podemos experimentar algo de su amor; dando, lo sentimos en su plenitud.
CONCLUSIÓN
¿Dueño de que eres tú? De nada, en absoluto. Y Dios ¿dueño de qué? ¡Dueño de
todo! Dios es el creador, el sustentador, todo cuanto poseemos Dios nos lo dio, por lo tanto
es deber nuestro hacer conciencia que la casa que tenemos ¡Dios nos lo dio! El carro
también, la cuenta del banco, la computadora, ¡todo se nos fue dado! ¿Sabes música? ¡Te
fue dado! ¿Sabes mecánica? ¡Te fue dado? Todo, absolutamente todo fue dado por Dios
¿qué haremos? Mañana contestaremos esa pregunta.
TEMA 3: EL PROPÓSITO DEL DIEZMO Y LA OFRENDA EN LA IGLESIA
Objetivo: mostrar al creyente que el propósito de divino para los diezmos y las ofrendas
INTRODUCCIÓN
Una parte de la administración o mayordomía de los bienes y dones del Señor
consiste en el ofrendar en la iglesia. Como hemos visto en los temas pasados, el hecho de
ofrendar no es todo lo que abarca la mayordomía. Pero la ofrenda y el diezmo sí son partes
importantes de nuestra administración. Por medio de la ofrenda y el diezmo podemos
responder a la gracia divina con una muestra de nuestra gratitud. También podemos
corregir algunos abusos y ayudar en casos de gran dificultad. Y así también, podemos
sostener la obra de la iglesia. En esta noche nosotros veremos el propósito del diezmo y de
las ofrendas en la iglesia. Ya sabemos que Dios es dos veces el Dueño de todo. ¿Por qué es
necesario que su pueblo le devuelva lo que ya le pertenece? Y si tenemos poco, ¿por qué
quiere Dios que le demos de esto? Trataremos de contestar estas preguntas a continuación.
DESARROLLO
I. DIEZMOS Y OFRENDAS
A) Diezmo
El diezmo es, sencillamente, la décima parte (10%) de lo que uno recibe o tiene. El
diezmo de 100 pesos sería 10 pesos. La práctica del diezmo ocurre por primera vez en
Génesis 14:20. Abraham, después de derrotar a sus enemigos y libertar a Lot, le da al
sacerdote Melquisedec la décima parte de lo que había ganado en la batalla. En el Antiguo
Testamento el diezmo es parte de la ley. Dios exigía que sus hijos dieran la décima parte de
sus bienes en reconocimiento de que Él era Dueño de todo.
En el Nuevo Testamento Jesús tiene que corregir la actitud de los Fariseos en cuanto al
diezmo. Por esto Jesús critica la práctica del diezmo en los evangelios (Mateo 23:23 y
Lucas 11:42). En verdad lo que critica Jesús es la actitud de los Fariseos, quienes creían
que, habiendo cumplido con la ley del diez por ciento, podían hacer lo que quisieran con el
restante. Pero no es así. El diez por ciento representa, en verdad, el cien por ciento y con el
diezmo queremos decir que todo pertenece a Dios, no solo la décima parte.
B) Ofrendas
La ofrenda es simplemente lo que uno da a Dios. El diezmo es un tipo o una clase de
ofrenda, y puede haber otros también. Así que el diezmo refiere específicamente al 10%, la
ofrenda llega a significar algo diferente al diezmo, o sea, lo que uno da por encima o por
debajo del diezmo.
II. PROPÓSITO DE LAS OFRENDAS
A) Mostrar gratitud
1. Noé
Nosotros, según el apóstol Pablo, creemos que la fuente de toda generosidad debe
ser la gratitud que sentimos por lo que el Señor ha hecho por nosotros. Su ofrenda, su
sacrificio no pudo haber sido más grande ni más costosa. En verdad, Dios se ofreció sin
tener en cuenta el sacrificio. Hizo todo lo necesario, sin importar el costo, para salvarnos.
Veremos en este tema a algunos que respondieron a Dios de una manera semejante, sin
calcular el costo. Y nos preguntaremos, ¿puede, un buen mayordomo, olvidarse del costo
en ciertas situaciones?
¿No fue muy irresponsable el sacrificio de Noé? Hay que pensar en el contexto del
sacrificio. ¿Qué había pasado antes de que Noé hiciera este sacrificio? El diluvio. ¿Y qué
pasó en el diluvio? Génesis nos cuenta la historia en el capítulo 7:21 y 22, "Y murió toda
carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil
que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre. Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida
en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió." Hoy día cuando hay pocos animales
de cierta especie se establecen leyes o se hacen decretos para proteger la vida de estos
animalitos. Pero Noé tomó de lo poco que había, mató y sacrificó a Jehová. ¿Irresponsable?
Desde el punto de vista humano, sí, fue muy irresponsable. Había que proteger la vida
después de una crisis así. Pero desde el punto de vista cristiano, no; no fue irresponsable.
Para Noé fue una expresión de gratitud y de fe. El Dios que había dado la vida, y luego se
la había quitado, tenía todo bajo control. Con los animales sacrificados Noé expresaba que
todo animal y toda vida pertenecían al Señor, y le decía "gracias" al Señor por haberle
protegido su vida.
2. La mujer pecadora
¿Por qué ungió a Jesús la mujer pecadora? En Lucas 7:36-50 tenemos otra ofrenda
extravagante. Jesús explica que ella hace esto por amor y gratitud. Habiendo sido
perdonados sus muchos pecados, ella quiere responder a la gracia de su Señor. Imagínese
cómo reaccionaría usted si viera a una prostituta lavando y ungiendo los pies de algún líder
religioso con su cabello. "¡Pero ven acá, esto es demasiado!" Así reaccionaron los
discípulos en una situación semejante. Y aun se quejaron en cuanto al precio del perfume.
"¡Debemos ser más responsables que esta!" Pero Jesús, en las dos ocasiones, dice que es
una ofrenda apropiada. Lo más importante no era el valor del perfume, sino la actitud de la
persona que lo ofreció. "Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados,
porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama."
¿Cuál fue el motivo de las ofrendas en los dos pasajes? El motivo fue la gratitud, y el
propósito de las ofrendas era hacer visible esta gratitud (acciones de gracias). En los dos
casos hubo cierto desperdicio. Los animales en el caso de Noé eran escasos y casi extintos.
¿Por qué había que sacrificarlos? Y el perfume de la mujer probablemente tenía gran valor.
¿No hubiera sido mejor venderlo y dar el dinero a los pobres? No. En ambos casos los
ofertantes hicieron lo correcto. Los dos reconocían que Dios era el dueño y dador de todo, y
que no había ofrenda que fuera demasiado grande.
III. PROPÓSITO DEL DIEZMO
B) Sostener el ministerio
1. Números 18:21-24.
Desde la primera vez que el pueblo de Dios comenzó a reunirse, ha habido algunos
"gastos" que tienen que cubrirse. Desde el tiempo del tabernáculo, el pueblo de Dios ha
tenido que "levantar fondos". La Biblia deja muy claro que esta participación le toca a cada
miembro de su pueblo. El Señor nos da el privilegio de participar en todos los aspectos de
su ministerio por medio de nuestras ofrendas. De este modo Elena de White escribe que
“Todas las buenas dádivas que Dios hace al hombre constituirán una maldición a menos
que éste las emplee para hacer felices a sus semejantes y para promover la causa de Dios en
el mundo.” CMC, 22.
Los levitas del Antiguo Testamento constituían la tribu que Dios había elegido para
servir en su tabernáculo y luego en el templo. Ellos no recibieron una porción de tierra
como heredad cuando llegaron a Canaán. En vez de recibir tierra, Dios quería que vivieran
de Su mano y Su provisión. Dios quería que la gente que guiaba la vida espiritual de su
pueblo se dedicara totalmente al ministerio. Dios quería que esta parte de su pueblo fuera
diferente y especial. Ellos se sostendrían, no de un empleo, ni por su propia tierra, sino por
el diezmo dado por el pueblo. Lo más importante en todo esto era el simbolismo. Los
levitas, dependiendo del pueblo de Dios para su sustento, eran un símbolo de la
dependencia de Israel de su Dios. El hecho de que el levita no tenía tierra, que no tenía con
qué ganarse la vida, representaba el hecho de que Israel, sin Dios, no tenía nada. Pero con
Dios tenía de todo y no tenía que preocuparse por nada. Y así vemos que nuestra heredad
verdadera tampoco es de tierra o de la riqueza de este mundo, sino el mismo Señor.
2. I Corintios 9:7-14
En el Nuevo Testamento encontramos estas palabras: “Así también ordenó el Señor a
los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio”. Esta es la regla bíblica. El caso de
Pablo era una excepción, pero la regla y el principio no cambian por esto. El mismo Pablo
lo enseñó. Y así quiere el Señor que sea. Miren la siguiente cita de una pluma inspirada:
Algunos piensan que el diezmo puede aplicarse a las escuelas. Otros suponen que
los colportores deberían ser sostenidos con el diezmo. Pero se comete un grave
error cuando el diezmo se aparta del objetivo para el que ha sido destinado: el
Sostén de los ministros. . . El diezmo es del Señor, y los que interfieren con él serán
castigados con la pérdida de su riqueza eterna a menos que se arrepientan. Que la
obra no siga siendo limitada debido a que el diezmo se ha apartado hacia diversos
conductos 108 que no tienen nada que ver con el fin al que Dios lo destinó. Se ha
hecho provisión para estos otros ramos de la obra. Deben ser sostenidos, pero no
con el diezmo. Dios no ha cambiado; el diezmo todavía ha de usarse para el sostén
del ministerio. CMC.107.
CONCLUSIÓN
Los diezmos y las ofrendas son una institución divina, Dios las dejó para sostén de
su obra en todos los tiempos. Es responsabilidad de cada cristiano cumplir con estos
requisitos no para obtener salvación sino para dar evidencia de haber sido salvos. Seamos
buenos mayordomos y devolvamos a Dios lo que le corresponde; el diezmo y además
mostremos nuestra gratitud a Dios por sus bendiciones mediante nuestras ofrendas.
TEMA: 4 EL VERDADERO PROBLEMA DE NO DIEZMAR
Objetivo: mostrar al creyente que al no diezmar se menosprecia al nombre de Dios
INTRODUCCIÓN
Cierta ocasión un chico llega con un especialista de los ojos para pedir unos lentes.
El especialista le prueba varios de ellos preguntándole “¿cómo ves?”, tras probar varias
graduaciones el especialista termina su examinación del muchacho y le dice: “encontré el
verdadero problema”… “tú crees que necesitas lentes, pero no lo necesitas”.
Como este muchacho a veces creemos que el verdadero problema de no diezmar es
causado por la “pobreza” o una “necesidad” urgente. Pero veamos cual es la verdad.
DESARROLLO
I. NO DIEZMAR ES DESPRECIAR A DIOS
El texto más usado para hablar del problema de no devolver el diezmo es el de
Malaquías 3.8 que dice: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y
dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado.” Si bien en esta cita está
muy claro que quien no diezma está robando a Dios, ese no es el verdadero problema, más
bien es la consecuencia. ¿Entonces robar no es el verdadero problema?
A) El verdadero problema es un desprecio directo a Dios.
Veamos el contexto de la cita antes mencionada. Para eso vayamos al capítulo inicial el
capítulo uno. Allí está el verdadero problema, allí encontramos específicamente el texto de
Malaquías 1.6 que dice:
El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? (Mal 1:6 R60)
Dios se queja que “su pueblo” le llamaba Dios, pero con sus obras en realidad lo
estaban despreciando como Dios. Con sus labios decían una cosa pero con sus actos decía
todo lo contrario. Menospreciar el nombre de Dios es quitarle su autoridad y hacer lo que
nos da la gana, es decir, hacer todo lo contrario a lo que Dios dice. Por lo tanto el verdadero
problema de él que no diezma no es robar a Dios sino negar la existencia de un Dios.
¿Acaso te has alejado de Dios que ahora te parece fácil decir no doy mi Diezmo? Eso le
paso a un hermano en tiempo de la hna. Elena de White y ella le escribió:
"Entiendo que Ud. proclama también que no debemos pagar diezmos. Hermano
mío, 'quita tus zapatos de tus pies'; porque el lugar donde Ud. está es tierra santa. El
Señor me ha hablado con respecto al pago de los diezmos. Él ha dicho: 'Traed todos
los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa'. . . Muy recientemente se me ha
dado luz directa de parte del Señor sobre este asunto, según la cual muchos
adventistas del séptimo día estaban robando a Dios en los diezmos y las ofrendas, y
se me reveló claramente que Malaquías ha declarado el caso tal como es en realidad.
Luego entonces, ¿cómo osa algún hombre siquiera pensar en su corazón que una
sugestión para retener los diezmos y las ofrendas viene del Señor? ¿Dónde,
hermano, se ha descaminado Ud. de la senda? ¡Oh, encamínese de nuevo a la senda
recta!". CMC. 89.
CONCLUSIÓN
Recuerdo que hace algunos meses mientras colportaba como estudiante, tuve
muchas necesidades, hubo ocasiones en que no tenía dinero para comer o viajar, y más de
una ocasión tomé el diezmo prestado diciendo “Dios va a entender mi necesidad”. Ahora
miro atrás y me arrepiento puesto que no sabía que tal acto era negar abiertamente la
autoridad divina que bajo la pluma inspirada nos reveló:
La acción que comete un hombre al tomar recursos de la tesorería del Señor a fin de
servirse a sí mismo o de beneficiar a otros en sus negocios seculares, no es mejor
que un sacrilegio. Algunos han cometido la falta de apartar del altar de Dios lo que
ha sido dedicado especialmente a él. Todos deberían considerar esto en la forma
debida. Que nadie, cuando se ve en dificultades, tome el dinero consagrado a
propósitos religiosos y lo use en beneficio propio, calmando su conciencia al decir
que lo devolverá en algún momento futuro. Es mucho mejor que corte sus gastos
para que correspondan con sus entradas, que restrinja sus necesidades y viva con lo
que gana, que usar el dinero del Señor con propósitos seculares. CMC 84.
Negar los diezmos es negar la autoridad divina y es por lo tanto un pecado. “No
damos el diezmo para ser salvos… damos el diezmo porque ya hemos sido salvos” nos
decía un maestro en clase con mucha razón. ¿Cuántos quieren conmigo pedir perdón a Dios
por haberle negado al retener el diezmo en algún momento? Póngase de pie en su lugar en
señal de humildad a Dios y propongamos ponernos a cuenta con el cielo.
TEMA: 5 ¿CÓMO AHORRAR DINERO Y GOZAR DE SALUD?
Objetivo: mostrar al creyente los principios bíblicos relacionados a la salud
INTRODUCCIÓN
Hemos decidido finalizar esta serie de temas de mayordomía con este tema porque
hemos visto que una de las causas de más gastos en todo el mundo son las enfermedades. Y
Dios nos prestó nuestro cuerpo para administrarlo también. De hecho 1 Cor. 6. 15 dice que
nuestro cuerpo es “templo de Dios”. Las estadísticas recientes revelan que el 90 % de las
efermedades son causadas por lo que comemos. Esto quiere decir que el problema de la
salud está en el comer. Por lo tanto ¿Cómo podemos comer para tener buena salud?
Veamos lo que la Biblia dice y la inspiración de Dios dicen al respecto.
DESARROLLO
I. PRINCIPIOS DIETÉTICOS DE LA BIBLIA
A) La dieta en el Edén
La dieta en el Edén es mencionada en génesis 1.29 “También les dijo: «Yo les doy de la
tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla;
todo esto les servirá de alimento”. (Gen 1:29 NVI)
Después de la caída del hombre Dios maldijo la tierra y dijo: La tierra te producirá
cardos y espinas, y comerás hierbas silvestres. (Gen 3:18 NVI)
B) Antes del diluvio
Antes del diluvio había mucha maldad. “los habitantes del mundo antiguo comían y
bebían con intemperancia. Consumían carne aunque Dios no les había dado permiso para
comerla.” CRA. 446.
C) Después del diluvio
Después del diluvio Dios le dio al hombre permiso para que comiera carne de animales
limpios. Se hizo provisión para la ingestión de carne. Entraron en el arca dos d cada case de
animales inmundos y siete de cada animales limpios (Gn. 7.2). No obstante, Dios prohibió
el consumo de la sangre de los animales. “pero carne con su vida, que es su sangre, no
comeréis” (Gn. 9.4). Aun la ingestión de carne limpia, sin sangre, tenía serias
consecuencias. Esto se puede ver en la Biblia, en la diferencia entre las edades de los
patriarcas antediluvianos y los postdiluvianos. Dios vio que los caminos de los hombres
eran corruptos. “Y (Dios) permitió que la raza longeva comiera alimento de origen animal
para abreviar su existencia pecaminosa. Pronto después del diluvio la raza humana
comenzó a decrecer en tamaño y longevidad.” CRA. 446.
D) La dieta ideal para Israel
A los israelitas se les dio permiso para que comieran carne de animales limpios. (Lev.
11) no obstante, se les instruyó para que no consumieran ni el sebo, ni la sangre. “Éste será
un estatuto perpetuo para los descendientes de ustedes, dondequiera que habiten: No se
comerán la grasa ni la sangre.» (Lev 3:17 NVI). En el nuevo testamento, a los gentiles se
les dijo que “se aparten… de sangre” (Hechos 15.20)
La dieta ideal de Dios para Israel se describe en Éxodo capítulo 16. “Entonces el SEÑOR le
dijo a Moisés: «Voy a hacer que les llueva pan del cielo… Comieron los israelitas maná
cuarenta años, hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán, que fue su país de
residencia. (Éxodo 16.4, 35). “Cuando Dios sacó a los hijos de Israel de Egipto, era su
propósito establecerlos en la tierra de Canaán, para constituyeran un pueblo puro, feliz y
lleno de salud… Quitó la carne de su alimentación en gran medida… si ellos hubieran
estado dispuestos a negarse la satisfacción del apetito en obediencia a las restricciones
divinas, la debilidad y la enfermedad habrían sido desconocidas entre ellos. Sus
descendientes habrían poseído fuerza física y mental. Habrían tenido claras percepciones de
la verdad y del deber, un discernimiento agudo, y un juicio sano”. CRA. 451.
Daniel y sus tres compañeros se destacaron como ejemplo bíblico de los beneficios de
la dieta temperante, saludable y libre de carne. “Y Daniel propuso en su corazón no
contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía”. Daniel
solicitó diez días de prueba con una dieta libre de carne. “Al cabo de los diez días pareció el
rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción
de la comida del rey”. Otros beneficios fueron vistos al final de su preparación. “En todo
asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que
todos los magos y astrólogos que había en todo su reino” (Daniel 1.8-20)
E) La dieta de hoy en día
¿Qué podemos decir hoy? Al igual que en la raza humana, la enfermedad en los
animales está aumentando. Carnes contaminadas, productos animales y huevos constituyen
una fuente común de enfermedades. “las enfermedades de los animales están haciendo que
el consumo de carne sea un asunto peligroso. La maldición del Señor esta sobre la tierra,
sobre el hombre, sobre las bestias y sobre los peces del mar; a medida que la transgresión
llega a ser casi universal, se permitirá que la maldición se haga tan amplia y tan profunda
como la transgresión. Se contraen enfermedades por el uso de la carne... Dentro de un corto
tiempo no será seguro usar ninguna cosa que proceda de la creación animal.” CRA. 451.
CONCLUSIÓN
Dios no se equivoca él ha dicho que para tener salud y cuidar el templo de su
Espíritu Santo: Los cereales, las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres
constituyen el alimento escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más
sencillo y natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos.” CRA. 433.
Una y otra vez se me mostró que Dios está tratando de guiarnos de vuelta, paso a
paso, a su plan original: que el hombre subsista a base de productos naturales de la tierra…
los que esperan la venida del Señor, con el tiempo eliminaran el consumo de carne; la carne
dejara de formar parte de su régimen. Siempre debiéramos tener este fin en cuenta, y
esforzarnos para avanzar firmemente hacia él. CRA. 453, 454. Si queremos ser fieles
mayordomos, esta es la verdad: ¡volvamos al plan original de Dios respecto al régimen
alimenticio nos ahorraremos dinero y gozaremos de buena salud!