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TATYANA OROZCO DE LA CRUZDIRECTORA
MARIANA ESCOBAR ARANGOSUBDIRECTORA
MICHELA ESPINOSA REYESDIRECTORA DE PROGRAMAS ESPECIALES (E)
MARÍA ANGÉLICA BUENO CIPAGAUTACOORDINADORA TÉCNICA GRUPO PAZ, DESARROLLO Y ESTABILIZACIÓN
UNIVERSIDAD DE LOS ANDESCENTRO INTERDISCIPLINARIO DE ESTUDIOSOBRE DESARROLLO - CIDERAUTOR
EDUARDO PORRAS MENDOZACONSULTOR
Departamento para la Prosperidad Social - DPSBogotá D. C.Calle 7 No. 6 - 54PBX: 5960800www.dps.gov.co
Universidad de los AndesBogotá D. C.Cra 1 Nº 18A- 12PBX: 3394949
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MARÍA ANTONIA VAN GOOLEMBAJADORA
IVO HOEFKENSJEFE DE COOPERACIÓN / COOPERACIÓN PROGRAMABLE
VALERIE JORDANTASK MANAGER DE LOS CONVENIOS DESARROLLO REGIONAL, PAZ Y ESTABILIDAD I Y II
Delegación Unión Europea Para Colombia y EcuadorBogotá D.CCalle 116 número 7-15, interior 2, piso 12, Edificio Cusezar, barrio Santa BárbaraPBX: 6581150www.eeas.europa.eu
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Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena:
contexto y dinámicas territoriales, 1982-2014
Primera edición: mayo de 2014
© Eduardo Porras
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universidad de los andes, Centro Interdisciplinario de Estudios sobre desarrollo (Cider)
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Porras Mendoza, Eduardo
Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena: contexto y dinámicas territoriales, 1982-2014. Mo-nografía regional sobre el Bajo Magdalena / Eduardo Porras Mendoza. -- Bogotá: universidad de los andes, Centro Interdisciplinario de Estudios sobre desarrollo (Cider), Ediciones uniandes: departamento para la Prosperidad social: unión Europea, 2014.
130 p.; 15 x 21.5 cm. – (Proyecto Propuesta de Política de Paz y desarrollo regional)
IsBn 978-958-774-003-5
1. desarrollo regional – Bajo Magdalena (región, Colombia) 2. Conflicto armado – Bajo Magdalena (región, Colombia) 3. Proceso de paz – Bajo Magdalena (región, Colombia) 4. Bajo Magdalena (región, Colombia) – as-pectos socioeconómicos I. universidad de los andes (Colombia). Cider II. Tít.
Cdd 303.64 sBua
contenido
presentación xiii
introducción 1
poblamiento, sociedad y cultura 9
PoBLaMIEnTo IndígEna 9
ConquIsTa y PoBLaMIEnTo EuroPEo 10
PoBLaMIEnTo aFrICano 12
ProCEso dE ForMaCIón soCIaL 13
CoMPLEjIdadEs CuLTuraLEs 15
La “CuLTura anFIBIa” 17
medio ambiente y espacio vital 21
dELIMITaCIón dE Los ConCEPTos dE MEdIo aMBIEnTE y EsPaCIo vITaL 21
FIsIograFía 22
dinámica socioeconómica 29
IMPaCTo dE La oLa InvErnaL (2010-2011) En La EConoMía rEgIonaL 36
IndICadorEs dE CaLIdad dE vIda 39
rELaCIonEs dE PodEr 43
PanoraMa PoLíTICo dEL dEParTaMEnTo dEL MagdaLEna 51
viii Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
PanoraMa PoLíTICo dEL dEParTaMEnTo dE BoLívar 54
EL nuEvo dEParTaMEnTo dE La dEPrEsIón MoMPosIna 58
conflicto armado interno, orden público y seguridad 63
gruPos arMados ILEgaLEs PosdEsMovILIzaCIón 69
IMPaCTo dE La vIoLEnCIa soCIoPoLíTICa En EL TErrITorIo: EL dEsPLazaMIEnTo Forzado 77
caracterización de problemas o conflictos 83
caracterización y análisis de las iniciativas de desarrollo y paz 89
stakeholders IdEnTIFICados y arTICuLados a La ExPErIEnCIa 95
PondEraCIón dE rEsuLTados 96
conclusiones: síntesis del documento y líneas estratégicas para la recomendación de política pública 101
referencias 109
índice de cuadros y tablas
Cuadro 1. redes políticas del departamento del Magdalena, municipios ntp 54
Cuadro 2. Presencia de bacrim, municipios bajo Magdalena 73
Cuadro 3. Matriz de análisis cualitativo de resultados, propósitos y actividades del pdp del bajo Magdalena, proyecto dpre 92
Tabla 1. Estadísticas de población desplazada por grupos etáreos y municipios 78
Tabla 2. índice de presión en los municipios ntp bajo Magdalena. 81
índice de gráficos
Mapa 1. Mapa de Colombia, bajo Magdalena y canal del dique 3
gráfico 1. índice de desarrollo Humano Municipal (idhm) 40
gráfico 2. necesidades Básicas Insatisfechas (nbi) desagregado por municipios 41
gráfico 3. subregión bajo Magdalena. Elecciones de alcaldes (2011). nbi versus participación electoral 49
gráfico 4. Filiación de los concejales. Municipios ntp (Bolívar) 58
gráfico 5. relación expulsión/recepción. desplazamiento forzado municipios del bajo Magdalena 80
presentación
sueño con ver mi región próspera. Nuestras tierras son hermosas y diferentes. los campesinos queremos volver a confiar para vivir en paz.
Líder social de paz y desarrollo
Los programas de desarrollo y Paz surgieron hace casi veinte años en la región del Magdalena medio a partir de un diagnóstico partici-pativo en torno de las necesidades de las comunidades. Este proceso se tradujo en propuestas pacíficas para superar el conflicto armado y la exclusión social mediante procesos estratégicos territoriales que promueven el desarrollo, la cultura de los derechos humanos, la par-ticipación ciudadana y la gobernabilidad.
desde entonces, el gobierno colombiano y la cooperación inter-nacional han apoyado estos procesos de paz y desarrollo en diferentes regiones del país afectadas por la violencia, mediante programas como los “Laboratorios de paz”, “desarrollo regional, paz y estabilidad” y “nuevos territorios de paz”.
se entiende que los programas de desarrollo y Paz (pdp) son “iniciativas concebidas, impulsadas y estructuradas desde organizacio-nes e instituciones de la sociedad civil orientadas a concertar y articular esfuerzos públicos, privados y comunitarios para la construcción con-junta de una nación en paz desde procesos locales y regionales, a partir de la promoción de una cultura de la vida, de la integración social y el sentido de pertenencia hacia las regiones”,1 en los que participan
1 Guía Pedagógica red Prodepaz, 2010.
xiv Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
niñas, niños, campesinos, mujeres, indígenas y afrodescendientes, entre otros gestores y líderes sociales que contribuyen a la búsqueda de la paz.
En este contexto, la delegación de la unión Europea en Co-lombia, el departamento para la Prosperidad social (dps) y el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre desarrollo (Cider) de la univer-sidad de los andes han emprendido un proceso de diálogo público orientado a aprovechar este “saber hacer” de casi veinte años en las regiones, para construir una propuesta de lineamientos de política pública de paz, desarrollo y reconciliación como un referente para los múltiples actores involucrados en la construcción de paz.
Este proceso toma como referencia el estudio monográfico de nueve regiones del país —Macizo Colombiano-alto Patía, La Mojana, bajo Magdalena, norte de santander, Meta, Magdalena medio, canal del dique, Montes de María y Cesar— y los resultados de la aplicación de otras herramientas, como un sondeo de opinión, un análisis de los aportes de los procesos de paz y desarrollo, un trabajo por grupos focales y un diálogo con expertos internacionales.
La elaboración de cada monografía, a cargo de un reconocido investigador regional, estuvo orientada a trazar las trayectorias del desarrollo, del conflicto armado y los esfuerzos de construcción de paz a escala regional, así como a identificar los conflictos y tensiones sociales que obstaculizan la paz y el desarrollo en cada contexto y a sugerir algunas posibles líneas de política pública.
Cada monografía es un aporte para reconocer los patrones históricos, sociales, culturales y económicos de los territorios selec-cionados e identificar los procesos de cambio que se requieren para la transformación de los conflictos y la construcción de relaciones de respeto y cooperación entre los diversos actores regionales y sus inte-reses, en aras de generar condiciones de vida digna, lazos de confianza y el desarrollo regional para la reconciliación de los colombianos.
delegación de la unión Europea; dps;Cider, universidad de los andes
introducción
La universidad de los andes, el departamento para la Prosperidad social (dps) y la delegación en Colombia de la unión Europea (ue) celebraron en 2012 un contrato con el objeto de “llevar a cabo un proceso de diálogo público orientado a la formulación de una política de desarrollo regional, paz y estabilidad”,1 esto a partir del análisis de aquellos escenarios territoriales en los que se implementaron estrate-gias de política pública de desarrollo y paz, como los Laboratorios de Paz i, ii y iii; los programas “desarrollo regional, paz y estabilidad i y ii” (drpe); “nuevas iniciativas de paz” (nip); y “nuevos territorios de paz” (ntp).2 una de las tareas encomendadas en dicho contrato fue la realización de monografías regionales —entre ellas esta sobre la re-gión del bajo Magdalena, incorporada al programa ntp—, en las que
1 Contrato n.°. dci/ala/2012/309-376.2 Los “nuevos territorios de paz” surgieron “a partir de las experiencias y apren-dizajes provenientes de procesos apoyados por la unión Europea (ue) y el gobierno nacional a través de instrumentos como “Laboratorios de paz” (lp), que han apalan-cado iniciativas donde la población civil ha tenido un rol protagónico en el marco de movimientos amplios y participativos que, apoyados en los instrumentos propios del Estado de derecho, han favorecido el desarrollo, la paz, la gobernanza y la construc-ción de región [...] estos instrumentos se han constituido en mecanismos pacíficos de resistencia, protección y arraigo para la población civil frente a la situación de violen-cia generada por los grupos armados ilegales”, como bien se señala en el Convenio de Financiación 2010/022-248, celebrado entre la unión Europea y el gobierno de Colombia.
2 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
[…] se aborde la trayectoria reciente del conflicto armado en
la región,3 se analice el impacto de las iniciativas de construcción de
paz, se identifiquen los principales obstáculos para la superación del
conflicto y se formule un conjunto de recomendaciones de política
pública de paz y desarrollo regional.4
En este sentido, los municipios incorporados al programa ntp,5 subregión bajo Magdalena, hacen parte de la región caribe colom-biana, concretamente los departamentos de Bolívar y Magdalena. no obstante, desde el punto de vista hidrológico y fisiográfico, la cuenca del bajo Magdalena está integrada por sectores de los departamentos de Magdalena, Cesar, Bolívar, sucre y atlántico, bañados —además de las del Magdalena— por aguas de los ríos Cesar, nechí, Cauca y san jorge, con las cuales se alimentan los complejos cenagosos o laguna-res de esta extensa región del norte de Colombia. En tal sentido, la cuenca del bajo Magdalena se extiende a lo largo de 460 km desde el municipio de La gloria, Cesar, hasta Barranquilla, atlántico. a este recorrido hay que agregar 115 km correspondientes al canal del dique, que se desprende del río Magdalena hasta la bahía de Cartagena, a la altura del municipio de Calamar, 110 km antes de su desembocadura en Bocas de Ceniza (atlántico).
desde la óptica del programa ntp, el municipio de Magangué constituye el centro económico y social de toda la región del bajo Mag-dalena. En efecto, a partir de este punto geográfico se puede trazar un meridiano o eje para dividir la subregión en dos grandes escenarios socioeconómicos, uno al sur, río arriba; y otro al norte, aguas abajo.
3 Cada monografía corresponde a una de las siguientes regiones: oriente antio-queño; Magdalena medio; norte de santander; Macizo Colombiano-alto Patía; Cesar; canal del dique; bajo Magdalena; La Mojana; Montes de María y Meta. 4 universidad de los andes, términos de referencia (tdr) para autores de la colección Monografías regionales.5 Los municipios incorporados son: El Peñón, Magangué, Mompox y Pinillos (Bolívar); y El Banco, Pijiño del Carmen, Pivijay, Plato, san Ángel, salamina y Tenerife.
introducción 3
En el primero de ellos, el municipio de El Banco (Magdalena) se erige como cabecera de toda el área sur del bajo Magdalena; mientras que al norte se encuentran dos centros urbanos importantes, los municipios de Plato y Pivijay. a esta dinámica habría que agregar que muy cerca de Magangué está el municipio de Mompox, con una marcada influencia subregional, principalmente en los municipios que componen la isla de Mompox o isla Margarita. (véase el mapa 1).
Mapa 1. Mapa de Colombia, bajo Magdalena y canal del dique.Fuente: Instituto geográfico agustín Codazzi (igac). recuperado de www.igac.gov.co
4 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
antes de esbozar el enfoque metodológico y el contenido de este trabajo, es necesario hacer algunas precisiones conceptuales. En este documento, la referencia a los conflictos está asociada a la acepción amplia de problema social entre dos o más personas o grupos de per-sonas, o entre estas y las instituciones estatales, en razón a diferencias claramente identificadas o al menos identificables. En este orden de ideas, el conflicto se asumirá, según la clásica definición de doucet (1998, p. 22), como un fenómeno social multidimensional entendido como un desacuerdo sobre la distribución de recursos materiales o simbólicos que lleva a las partes en discordia a actuar basándose en estas incompatibilidades percibidas. Cuando se asocia a la violencia, el conflicto suele tener una connotación negativa. no obstante, en todo conflicto o desacuerdo entre personas, grupos de personas o institucio-nes se podrían identificar tres fases: no violenta, violenta y posviolenta (galtung, 1998, p. 76). En este sentido, el conflicto es un proceso en permanente transformación que relaciona actores y problemas en torno a recursos materiales o simbólicos. de aquí se desprende que el conflicto también se entienda desde un punto de vista positivo, en la medida en que se pueda encauzar hacia el acceso equitativo a dichos recursos (materiales o simbólicos) a partir de métodos y escenarios ajenos a la violencia.
La expresión más violenta del conflicto —y por lo mismo más nociva— es la guerra o conflicto armado, en sus distintas manifesta-ciones de guerra internacional y guerra no internacional (o conflicto armado interno), fenómeno que en el caso colombiano ha estado ligado al proceso histórico de la nación y sus regiones. En tal sentido, el actual conflicto armado interno colombiano hunde sus raíces en la violencia política interpartidista de mediados de la cuarta década del siglo xx, que a partir de entonces ha atravesado por varias etapas, lo que también ha supuesto la necesidad de explorar fórmulas que con-duzcan a la consecución de una paz estable y duradera en nuestro país, sin desconocer sus complejidades, pues, como lo ha descrito Pizarro Leongómez (2007) se trata de “un conflicto armado interno, irregular, prolongado y con raíces históricas de índole ideológico” (p. 45). una
introducción 5
situación como esta no se resuelve solo a partir del silenciamiento de los fusiles (paz negativa), como metafóricamente suele decirse, sino que exige la puesta en marcha de soluciones que desactiven los factores estructurales de la violencia. de allí que ciertos sectores colombianos, especialmente el académico, vengan proponiendo abordar y promover una concepción positiva de la paz, ligada a los procesos de promoción del desarrollo y la construcción de lo público, pues este enfoque
[…] permite la articulación de los problemas estructurales del
desarrollo que aumentan la inestabilidad social y económica de un país
y de sus regiones, de lo cual el caso colombiano es un buen ejemplo.
no obstante, paz positiva es una construcción compleja, que requiere
ser abordada y concretada a partir de la identificación de las fallas es-
pecíficas del desarrollo que apalancan el conflicto armado y ponen en
riesgo la estabilidad de un eventual posconflicto (Cider, 2003, p. 6).
En tal sentido, este documento pretende identificar las fallas específicas del desarrollo en los municipios del bajo Magdalena incor-porados al programa ntp, que dan pábulo a conflictos sociales, eco-nómicos, políticos, culturales y ambientales, tanto violentos como no violentos, pero que pueden transformarse y ubicarse en fase violenta.
adicional a lo anterior, surge la pregunta por el desarrollo. ¿a qué nos referimos cuando hablamos de desarrollo? El propósito de este documento es analizar el desarrollo no como un modelo especí-fico, sino como un proceso que se dinamiza por medio de sistemas y subsistemas. Es decir, no desde una comprensión ideológica, sino más bien estructural-funcionalista que permita identificar y comprender sus diferentes elementos, relaciones y dependencias mutuas, en el entendido de que el proceso de desarrollo supone la conjunción de subsistemas y subprocesos económicos, sociales, culturales, políticos y ambientales, articulados e incidentes entre sí. no obstante, la iden-tificación de líneas estratégicas para las recomendaciones de política pública se orientará desde los valores y el enfoque de desarrollo hu-mano, que sitúa a las personas en el centro del desarrollo, en tanto
6 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos (sen, 2000, p. 19). o lo que es lo mismo, propone que las personas sean sujetos y no objetos del desarrollo gracias al incremento de sus oportunidades de acceso a bienes y servicios y al disfrute de sus libertades, lo cual supone la existencia de una sociedad en la que el Estado garantice la vigencia de los derechos humanos y de la demo-cracia como fundamentos de la convivencia pacífica.
El presente trabajo propone un estudio metodológico y temáti-co, que toma como punto de partida y ejes del análisis: el proceso de poblamiento y de formación social regional, que desde la perspectiva social y cultural triétnica es de los más antiguos y consolidados del país (capítulo 1); las características medioambientales y el espacio vital, delineadas por tierras bajas y anegadizas gracias a las aguas de cinco de los más importantes ríos del país, aspecto que determina una socie-dad cultural y económicamente anfibias (capítulo 2); las dinámicas so-cioeconómicas locales y regionales, ligadas a sus condiciones naturales y a un prolongado proceso de conflictos por la tierra y el agua entre agropescadores y ganaderos latifundistas (capítulo 3); las relaciones de poder, que terminan siendo una expresión de los referidos conflictos (capítulo 4); las dinámicas del conflicto armado interno contemporá-neo y sus incidencias en el orden público, con fuertes afectaciones a la población civil de esta región (capítulo 5); una amplia caracterización de problemas y conflictos (capítulo 6); la descripción de iniciativas de desarrollo y paz, en el marco del “Programa de desarrollo y paz del bajo Magdalena” (pdp), con las cuales se viene buscado en los últimos años, por iniciativa de la sociedad civil, dar respuestas en medio del conflic-to armado a problemas estructurales de desarrollo regional (capítulo 7); y las conclusiones finales que recogen algunas líneas estratégicas para la discusión y definición de recomendaciones de políticas públi-cas, especialmente en las líneas estratégicas de desarrollo rural con enfoque territorial, la combinación de espacios formales e informales de participación ciudadana como forma de revitalizar la democracia y equilibrar las relaciones de poder en el territorio (a la manera de lo que en su momento se llamó asambleas territoriales constituyentes),
introducción 7
el enfoque de seguridad humana en las políticas públicas (apenas apropiado para regiones con riesgos derivados de problemas sociales y medioambientales, como la estudiada) y la articulación de las políticas de desarrollo y paz con la de atención y reparación integral a víctimas. Estas líneas estratégicas y las recomendaciones apuntan a la superación de problemas estructurales identificados en materia medioambiental (inadecuada e incontrolada ocupación del territorio, contaminación y sedimentación de cuerpos de aguas, deficiente preparación para afrontar el cambio climático y debilidad, desarticulación y descoordi-nación institucional); socioeconómica (incomprensión de territorio como espacio integral, déficit de capital humano, social y tecnológico, aislamiento y dispersión poblacional dentro del territorio y de este con los principales mercados y centros urbanos regionales y nacionales y deterioro de activos ambientales); y político-institucionales (cultura política clientelista, debilidad institucional y violencia sociopolítica).
Finalmente, la recolección y análisis de información se hizo durante los meses de mayo, junio y julio del 2013 y la redacción pre-liminar del documento en agosto del mismo año, con revisiones para el trabajo de publicación durante el primer trimestre del 2014.
poblamiento, sociedad y cultura
apenas ocurridas las fundaciones de santa Marta (1526) y Cartagena (1533), el río Magdalena empezó a ser la principal vía de penetración europea a los territorios interiores de lo que se convertiría después en el virreinato de la nueva granada. La parte baja del río Magdalena, comprendida por amplias extensiones de tierra entre su desemboca-dura en Bocas de Ceniza y el actual municipio de La gloria (Cesar), estuvo poblada en tiempos precolombinos por varios pueblos indíge-nas, tal como lo han demostrado las investigaciones de antropólogos como gerardo y alicia reichel-dolmatoff (1951 y 1985) y Carlos an-gulo valdez (1951, 1978, 1981 y 1989).
poblamiento indígena
El litoral caribe, al norte de Cartagena, entre galerazamba y el sur del canal de dique, por entonces un inmenso complejo cenagoso deno-minado Matuna, fue poblado por indígenas mocanás, de ascendencia caribe. El territorio de galerazamba hacia el norte y hasta la desembo-cadura del río Magdalena era ocupado por los indios coronados. En lo que respecta a las laderas del río Magdalena, desde la desembocadura en Bocas de Ceniza hasta Tenerife, colindando al norte con los caribes flecheros y hacia el sur —río en medio— con indígenas coronados y mocanás, habitaban los chimilas. El sur de este territorio, a ambos lados del río Magdalena, desde Tenerife hasta Tamalameque, el territorio
10 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
estaba copado por malibúes, por entonces los amos y señores de las aguas bajas del río Magdalena, pueblo que limitaba al suroccidente con los zenúes o sinúes, ocupantes de las aguas bajas de los ríos Cauca y san jorge. Este caldo poblacional precolombino constituye el verda-dero origen de la cultura anfibia a la que aludiera Fals Borda (2002) en su historia doble de la costa.
conquista y poblamiento europeo
El primer europeo que navegó el río Magdalena fue el portugués geró-nimo de Melo, quien recorrió el sector comprendido entre su desem-bocadura y la isla de Mompox, en 1531. Pedro de Lerma también pe-netró por esta vía y llegó hasta el poblado indígena de Tamalameque. El propósito inicial de estas incursiones por el río Magdalena era la búsqueda de oro, por lo regular mediante el saqueo a los poblados, cementerios y lugares sagrados de los indígenas que habitaban el terri-torio de la región del bajo Magdalena; y establecer inmensas hacien-das dedicadas a la ganadería extensiva y al cultivo de ciertas especies agrícolas, especialmente caña de azúcar. siguiendo estipulaciones de las Leyes de Indias y cédulas reales, los conquistadores poblaron el territorio creando “parroquias de blancos” o “de libres” al lado de “re-ducciones” o “pueblos de indios”, como era su costumbre (Fals Borda, 1976, pp. 10 y ss.). desde Cartagena se inició una primera oleada de poblamiento que dio como resultado la creación —hacia el sur— de las parroquias de Tolú, san Bernardo y Lorica (costa de sotavento) y al norte la de soledad (tierras de Barlovento); lo mismo que las pa-rroquias de María (la Baja) y Barranca (vieja), en la zona del dique, para garantizar la comunicación por tierra con el río Magdalena. una segunda ola de poblamiento se inició en Mompox a comienzos del siglo xvii, que avanzó hacia la cuenca del río san jorge para fundar las poblaciones de san Benito, Caimito y san Marcos.
poblamiento, sociedad y cultura 11
Fals Borda (1976) sostiene que el modo de producción im-puesto por el conquistador fue un fiel reflejo del que por entonces predominaba en España, que no era feudal propiamente dicho, pues el feudalismo no alcanzó un desarrollo a fondo en España (cosa que sí ocurrió en alemania, Francia e Inglaterra); ni tampoco capitalista, pues el capitalismo apenas estaba en proceso de expansión (pp. 18 y ss.). se trató de un modo de producción distinto al de las ciudades medievales diferenciadas —máxima característica urbana del feuda-lismo—, determinado por una élite aristocrática señorial cuyo poder residía en la posesión de grandes extensiones de tierra (latifundio), modalidad que de manera perversa es complementada en el nuevo Mundo con el sistema esclavista. de esta manera se sientan las bases de las relaciones económicas, sociales y políticas de la actual Colombia, en especial del Caribe colombiano, determinadas por los discursos e intereses de una élite de largas raíces señoriales. Prueba de ello es el actual modelo de producción agropecuario basado en el latifun-dio, la ganadería extensiva, que desde entonces prevalece en estos territorios, de eminente corte colonial, tradicional, precapitalista o premoderno.6 durante las dos primeras décadas del siglo xvi, la co-mida era importada de santo domingo o suministrada, en tiempos de paz, por algunas tribus indígenas. En 1538 llegaron a santa Marta las primeras reses (cincuenta terneras), mientras que en 1542 llega-ron los primeros toros (importados por Pedro de Lerma), momento a partir del cual se empezó a desarrollar la ganadería extensiva en su territorio, inicialmente en la provincia del valle de upar y desde allí hacia las tierras al sur, buscando el río Magdalena. En lo que respecta
6 Como señala el pnud Colombia “El fenómeno de la ganadería extensiva es histórico y de alguna manera cultural, y ha sido estimulado por las políticas públicas y el mercado, al permitir que la tierra se considere todavía como un bien especulativo que se acumula para obtener rentas institucionales (valorización) sin mayor esfuerzo productivo […] según el igac, la tierra apta para actividades ganaderas y silvopasto-riles asciende a 21.1 millones de hectáreas, y hoy se usan 39.2 millones […]”. (pnud
Colombia, 2011, p. 78).
12 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
a la provincia de Cartagena, la reina autorizó el ingreso de ganado vacuno en 1536, pero en el año de 1539 el gobernador santa Cruz le escribió al rey para manifestarle que todavía no se habían establecido ganaderías y cultivos cerca de Cartagena, por lo que todo había que traerlo de santo domingo, Cuba y jamaica (del Castillo, 1994). En lo que hace a la villa de Mompox, este era por excelencia el eje del comercio, incluyendo el contrabando entre el mar Caribe y el interior andino neogranadino. apenas despuntando la Conquista, el territorio del bajo Magdalena fue sometido a la institución de la encomienda. En la provincia de santa Marta hubo encomiendas en Tenerife (chimila) y Tamalamaque (malibú); mientras que en la provincia de Cartagena fueron afectados los malibúes en los sectores de Magangué y la isla de Mompox, donde el encomendero era el propio Pedro de Heredia; al igual que los zenúes en el sector del bajo Cauca, con el fin de utilizarlos en el agotador trabajo de bogas y facilitar el transporte y comercio por el río, adicionalmente eran forzados a pagar tributos en oro.7
poblamiento africano
En lo que respecta al poblamiento africano, se ha documentado la presencia de esclavos africanos en la provincia de santa Marta durante el año de 1531, mientras que Pedro de Heredia, en el momento de fundar Cartagena, tenía autorizada la introducción de cien esclavos negros a la nueva ciudad, básicamente con el propósito de destinar-los al saqueo de tumbas. Pero, más allá de la gestión hispánica para la
7 La encomienda fue, durante la Colonia, “una institución (de origen hispánico) de contenidos distintos según tiempos y lugares, por la cual se señalaba a una persona un grupo de indios para que se aprovechara de su trabajo o de una tributación tasada por la autoridad, y siempre con la obligación, por parte del encomendero, de procurar y costear la instrucción cristiana de aquellos indios”. diccionario de la real academia Española (drae).
poblamiento, sociedad y cultura 13
“introducción” de esclavos, hay otro hecho determinante del pobla-miento africano en los territorios de la subregión del bajo Magdalena, el cimarronismo. Como lo ha expresado un estudioso documentador y analista de este fenómeno
[…] es un hecho incuestionable que los negros esclavos que se
fugaron de Cartagena desde los tiempos mismos de Pedro de Heredia,
fundaron, establecieron y poblaron muchos “lugares” en el dilatado
y selvático territorio de la antigua Provincia de Cartagena de Indias;
pueblos que permanecieron segregados, exentos de tributos reales y
apartados del resto de la colonia española de Cartagena por centenares
de años y cuyos habitantes, habiendo de darse sus propios jefes para su
gobierno, constituyeron una comunidad libre y, desde luego, soberana
de sus propios destinos todo el tiempo que se confrontó esta situación
de insularidad. (arrázola, 1970, p. 5)
sin lugar a dudas, el río Magdalena y sus cuerpos de agua fueron las rutas de expansión del poblamiento africano, no solo en la provin-cia de Cartagena, sino hacia todo el territorio de la real audiencia de santa Fe. ya en el año de 1545 algunos negros cimarrones habían establecido un palenque en la isla de Mompox, según lo documentó el conquistador Pascual de andagoya; y en 1546 el licenciado armen-dáriz compró en Mompox un barco con seis negros, por lo que la boga de africanos por el río Magdalena está documentada desde bien temprano en la Conquista.
proceso de formación social
Este poblamiento variopinto iniciado hace cerca de cinco siglos, visto ahora en relación con el medio ambiente natural y el modo específico de producción que se generó para la explotación económica de tal ambiente, produjo un proceso de formación social bastante complejo
14 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
que Fals Borda (2002) —siguiendo a gallissot— explica como secuen-cias históricas situadas espacialmente a partir de grupos humanos de producción, que configuran, caracterizan y les dan sentido a formas sociales secundarias, como familias, comunas, aldeas, caseríos y vecin-darios, por lo que deben también ser entendidos como comunidades de reproducción ideológica, cultural, demográfica y de fuerza de trabajo (p. 19B). En consecuencia, la importancia estratégica del río Magdalena, como única vía de acceso al interior del país y eje econó-mico de la región desde tiempos coloniales, ha definido una estructura social en la que se encuentra, por una parte, una élite mayoritariamente blanca o mestiza de ascendencia señorial, que por tradición controla recursos y medios de producción y por esa vía el Estado en sus distintas expresiones; y por la otra, sectores subalternos frutos de la raza cósmica, históricamente excluidos, que hoy padecen los rigores de una preca-ria calidad de vida y de un permanente proceso de empobrecimiento, como lo demuestran los indicadores socioeconómicos. En últimas, la región no es más que un caleidoscopio, un conjunto diverso y cambian-te de moradores en el que la trietnia es su rasgo distintivo.
Por eso hoy cualquier tipo de intervención en la zona en favor de la paz y el desarrollo humano integral debe entender esta realidad y enfocarse en que la primera gran tarea es romper una mentalidad que se ha forjado y afianzado en el imaginario colectivo por más de cinco siglos de historia o, mejor aún, de un muy claro y definido pro-ceso de formación social, de cara a propiciar escenarios en los que sea posible una sociedad inscrita en una cultura de paz, democracia, derechos y, sobre todo, de legalidad. La siguiente lista contiene las fe-chas de fundación y elevación a municipio, lo mismo que el nombre del fundador, de los diez municipios del bajo Magdalena incorporados al programa ntp:
• Mompox,1540(AlonsodeHeredia),municipiodesde1813.
• Tenerife,1543(FranciscoHenríquez),municipiodesde1923.
poblamiento, sociedad y cultura 15
• Magangué,1610(DiegodeCarvajal),municipiodesde1886.
• Plato,1626(frayNicomedesFonseca),municipiodesde1826.
• ElPeñón,1737(DiegoOrtizNieto),municipiodesde1995.• ElBanco,1747(JoséFernandodeMieryGuerra),munici-
pio desde 1871.• PijiñodelCarmen,1750(JoséFernandodeMieryGuerra),
municipio desde 1996.• Salamina,1765(AgustíndeSierra),municipiodesde1965.• Pivijay,1774(JoséFlórez),municipiodesde1912.• Pinillos,1848(desconocido),municipio1962.
complejidades culturales
una vez enmarcada la subregión del bajo Magdalena dentro de la región caribe colombiana, lo siguiente por lo que habría que indagar es por el ethos caribeño que la caracteriza. La cultura caribeña está definida por una personalidad social marcada por la espontaneidad, la soltura, la excesiva franqueza, la algarabía lenguaraz —el habla ruidosa, atrevida y atropellada—, la informalidad generalizada en el trato social (naturaleza antisolemne, la llama Fals Borda, que lleva a que casi nadie se trate por el nombre, sino por el diminutivo, el apócope o el apodo, incluso entre personas de diferentes clases sociales), la “lisura” o confianza desmedida, el mamagallismo o humor negro cari-beño, la apertura a lo foráneo, la hospitalidad, la tolerancia sexual, la familia extensa —la gran parentela, que hace que todos los coste-ños seamos primos—, el compadrazgo (que multiplica la estructura parental costeña), la solidaridad social (en el dolor y en la alegría), la tendencia a convertirlo todo en fiesta o celebrarlo todo (el famoso pretexto para festejar), la afirmación del antiautoritarismo, el pacifis-mo, el antimilitarismo, pero también la indisciplina, el desorden, la
16 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
falta de planeación, el incumplimiento (que no irresponsabilidad), y en especial la dejadez. Esta última —la dejadez— es para el sociólogo Fals Borda (2002) la característica más destacada del ethos caribeño, la cual hace referencia a “un ritmo de trabajo y una concepción del tiempo y del espacio que no permitieron ni el florecimiento pleno del señorío ni el desarrollo rápido del capitalismo moderno”. se trata de una explicación que las ciencias sociales dan a la tradicional imagen de flojas o perezosas que en otros lugares, sobre todo en el interior del país, se tiene de las gentes de la costa caribe. Es el complejo del “dejao”, que Fals explica al señalar que
Estas actitudes tienen que ver con tendencias al descuido o apa-
tía en la gente costeña, con la indisciplina, la informalidad e incumpli-
miento, con el sentido del humor y la alergia a lo castrense. Pero no es
una falta criminal de responsabilidad ni una falla en la conciencia de
las cosas ni por ninguna cortedad de espíritu. (p. 158B)
obviamente, Fals relaciona estas actitudes (pautas de compor-tamiento) con el ambiente del trópico y del mar, de los ríos, ciénagas y caños. según él, se trata de una adaptación realista al espacio, al terri-torio, al área cultural:
Tal adaptación realista, aislante, autorresponsable, implica re-
conocer la incidencia, medio fatalista, de factores ambientales que van
más allá de la fuerza y del control humano. Ellos determinan el desem-
boque hacia conductas y decisiones inmediatas, sin mayor previsión o
anticipación, menos aún planificación. aquí en la costa el reloj no es
amo ni gobierna el presupuesto, y no se puede arraigar ningún rigor
estricto a lo teutón, aunque las cosas resulten hechas cuando menos
se piensa (o quiere). (p. 159B)
Fals ubica la esencia de este ethos o identidad caribe en la fera-cidad del territorio, que aminora las preocupaciones por la supervi-vencia. Habría que agregar a esta consideración de tipo económico
poblamiento, sociedad y cultura 17
un breve análisis desde la sociología del derecho, la aceptación ge-neralizada de este patrón de conductas las convierte en costumbre en un sentido no solo cultural, sino también normativo, pues son pautas internalizadas como de obligatorio cumplimiento por quienes median sus relaciones sociales a través de ellas. Lo normal es llegar tarde, lo normal es no afanarse (cogerla suave), lo normal es meterse en la casa del otro sin previo aviso (darse por invitado), lo normal es opinar sin que se nos consulte, lo normal es ventilar en público las intimidades propias y ajenas. de allí que se enuncie el talante normativo de estas costumbres, pues lo normal, por definición, es lo apegado a la norma o regla en materia de relaciones sociales.
ahora bien, en general en su relación con el territorio, con el ambiente natural, los seres humanos de las zonas bajas del río Mag-dalena han construido y siguen construyendo una cultura especial que no solo Fals, sino otros autores caracterizan como anfibia. Com-prender el territorio implica necesariamente partir de esta realidad social, cultural y ambiental. Por tanto, intervenir el territorio en pos del desarrollo y la paz —con pretensiones de éxito— exige un enfoque adaptado a dicha realidad.
la “cultura anfibia”
Este término lo utiliza Fals Borda (2002) para referirse a
un complejo de conductas, creencias y prácticas relacionadas
con el manejo del ambiente natural, la tecnología (fuerzas producti-
vas) y las normas de producción agropecuaria de la pesca y de la caza
que prevalecen en las comunidades de reproducción de la depresión
momposina. (p. 21B)
Fals recuerda que entre los pueblos indígenas podían distin-guirse dos formas o modalidades de utilizar los recursos naturales:
18 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
la agricultura sedentaria, por una parte; y la recolección, la caza y la pesca, por la otra. Con el objeto de caracterizar esta manifestación cultural, Fals agrega que
la cultura anfibia contiene elementos ideológicos y articula ex-
presiones psicosociales, actitudes, prejuicios, supersticiones y leyendas
que tienen que ver con los ríos, caños, barrancos, laderas, playones,
ciénagas y selvas pluviales; incluye instituciones afectadas por la estruc-
tura ecológica y la base económica del trópico, como el poblamiento
lineal por las corrientes de agua, las formas y medios de explotación
de los recursos naturales, y algunas pautas especiales de tenencia de
tierras. (p. 21B)
Esta característica cultural anfibia explica varios aspectos ligados a la productividad en la región. Por una parte el poblamiento lineal de las laderas, caseríos, veredas y pueblos ribereños y por la otra el régi-men agrícola y pecuario, supeditado al ritmo de crecientes y sequías de los ríos y caños, propio de este hábitat, que Fals llamó ritmo ecológico.
así, cuando las aguas bajan por los meses de enero a marzo y
de julio a septiembre, se siembra en los playones o se lleva el ganado
para que aproveche los abundantes y excelentes pastos naturales que
allí brotan. En los meses de invierno (abril a junio y octubre a diciem-
bre) el ganado se lleva a potreros altos y se desocupan los playones de
plantíos; por allí mismo, sobre el mismo territorio ahora cubierto por
las aguas, se procede a pescar y a cazar. El mismo agricultor o vaque-
ro se convierte así en canaletero, pescador y cazador durante estos
meses. Este secular ritmo ecológico no permite la titulación fija de
los playones, aunque… los principales conflictos por la tierra se rela-
cionan hoy con el control de estas fértiles porciones de la depresión
momposina. (p. 23B)
Tal situación cultural refleja en términos económicos lo que otro autor denominó “economía anfibia” (viloria, 2011a), pues todo
poblamiento, sociedad y cultura 19
el sistema productivo de los habitantes de estos territorios está ligado al mundo de los ríos, caños, arroyos, canales, lagunas y ciénagas de la región del bajo Magdalena y depresión momposina. Las herramientas empleadas por los grupos humanos asentados en estas regiones siguen siendo rústicas, elementales si se quiere. dicho en otras palabras, el primitivismo reina.
El mundo mítico de estas zonas también está ligado a la “cultura anfibia”. El mito del Mohán es un denominador común de los pueblos del canal del dique, la depresión momposina y de todo el bajo Mag-dalena; es una especie de hombre terrorífico que habita los cuerpos de aguas de la región, rapta a las mujeres que lavan a orillas de los ríos y asusta a bogas y pescadores desde las desembocaduras del río hasta el Magdalena medio. Este mito está documentado en municipios co-mo soplaviento, arjona, Calamar y María la Baja (canal del dique), lo mismo que Magangué, Pinillos, Mompox o El Banco (depresión momposina). se trata de un mito de particular vigencia, tal como se desprende de la noticia publicada a mediados del 5 de julio de 2012 en el diario El universal de Cartagena: “difunden foto de ‘Mohán’, pescando supuestamente cerca a Calamar”. La fotografía se difundió en Twitter y Facebook, y aunque los entrevistados, habitantes y fun-cionarios de los municipios de suán (atlántico), Calamar (Bolívar) y Cerro de san antonio (Magdalena) coinciden en que se trata de un fotomontaje, la historia atemorizó a los moradores de la zona, según lo indica la nota de prensa. La noticia es la prueba fehaciente de que el mito está vivito y coleando. una variante de este mito es el del hombre-caimán en Plato (Magdalena), que da cuenta de un hombre que bebió una pócima que lo convirtió en caimán, con la finalidad de observar a las mujeres desnudas a orillas del río, pero que con posterioridad no pudo retomar su aspecto humano y quedó condenado a ser reptil por el resto de sus días.
En lo que respecta a la cultura del bajo Magdalena, la mención especial es para la cumbia, aire musical no solo nacido de sus entra-ñas (puntualmente de la depresión momposina —país o región de los indígenas pocabuyes o pacabueyes— conformada por los actuales
20 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
municipios de Chimichagua, Chiriguaná, Tamalameque, El Banco, guamal, Pinillos, Hatillo de Loba, san Fernando, Margarita, Mompox, Cicuco y Talaigua), sino, sobre todo, fruto del sincretismo cultural o trietnia que se produjo en este territorio. La cumbia bajó por el río Magdalena, desde esta región hasta el canal del dique y el litoral ca-ribe, y es la base musical de todo el reportorio melodioso de la costa norte colombiana. otro hito cultural regional importante, cuya tradi-ción data del año 1564, es la semana santa en Mompox, ciudad que fue declarada patrimonio histórico y arquitectónico de la humanidad por la unesco. se trata de un evento en el que participan las siete iglesias coloniales que fueron construidas en Mompox, con gran repercusión económica para la región, comoquiera que atrae aproximadamente 3000 turistas cada año (con todo, la capacidad hotelera del municipio son 800 acomodaciones). desde el punto de sus festividades más con-notadas y generalizadas, en la región del bajo Magdalena es común la celebración de los carnavales, el más famoso, mas no el único, es el de Barranquilla. otra festividad de hondo arraigo regional es la del 11 de noviembre, conmemora que las ciudades, villas, parroquias y pueblos pertenecientes a la provincia de Cartagena consiguieron la indepen-dencia de España. Igual ocurre con las Corralejas, una festividad de larga tradición regional, sin descontar festivales de música y baile: el Baile del Pajarito en salamina, el Festival de la Cumbia en El Banco, el Festival del Hombre Caimán en Plato, etcétera.
medio ambiente y espacio vital
delimitación de los conceptos de medio ambiente y espacio vital
Con el objeto de enfocar este apartado del análisis, se emplea una diferenciación conceptual —aunque con propósitos de complemen-tariedad— entre medio ambiente y espacio vital. Este último correspon-de al hábitat o porción del globo terráqueo que es habitable por las especies vivas, es decir, “donde únicamente la vida es posible”; mien-tras que el primero responde al “orden ecológico establecido por la naturaleza”, como lo precisa guhl (1988, p. 148). En consecuencia, para el geógrafo alemán, “hábitat y ambiente representan dos con-ceptos espaciales que no coinciden, pero que se complementan”, al tiempo que pone el énfasis en las teorías del determinismo geográfico según el cual lo que el hombre y la sociedad llegan a ser está deter-minado por la naturaleza, es decir, por el lugar donde se desarrollan. Para él
no cabe duda de la gran influencia que ejerce el clima, suelo
y subsuelo sobre los fenómenos culturales y materiales de una región
o país. El Estado y su economía están sujetos al suelo, y el hombre no
es capaz de prescindir de las influencias de su hábitat en cuanto a la
22 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
ubicación, forma y tamaño del mismo, que se presentan en alternativas
culturales, naturales y políticas. (guhl, 1988, p. 173)
Pero el quid no fatal de este acoplamiento y enfrentamiento con y contra la naturaleza lo concibe guhl en clave ética, cuando plantea que si bien este proceso de lucha del hombre por su hábitat “es un hecho inherente y permanente a todas las formas de vida por la supervivencia y por el espacio vital en un sentido biológico”, no es menos cierto que solo podrá tener un buen final si se enmarca en una obvia e indefectible conclusión, como norte del proceso: “darle a esta lucha un sentido ético es tarea principalísima de todas las regiones”. Por tanto, para comprender la naturaleza y proyección de grupos hu-manos catalogados por diferentes autores como “anfibios” en atención de su estructura social, cultural y económica —como los pobladores del área de influencia del bajo Magdalena, depresión momposina, La Mojana y canal del dique— es fundamental poner de presente el ambiente y hábitat que determinan esta condición.
fisiografía
Como viene dicho, la cuenca del bajo Magdalena comienza en el municipio de La gloria (Cesar), y se extiende a lo largo de 460 km sur-norte hasta la desembocadura del río Magdalena, en Bocas de Ce-niza, Barranquilla (atlántico) (Cormagdalena, universidad del norte, 2000), e incluye las subregiones del canal del dique y La Mojana. una aproximación breve y precisa de esta ecorregión la ofrece viloria de la Hoz, al señalar que
El bajo Magdalena es una zona de planicies inundables, cubier-
tas por ciénagas y caños que se convierten en hábitats con una alta
diversidad biológica. a nivel ambiental, las ciénagas son reguladoras
medio ambiente y espacio vital 23
de los ciclos hidrológicos, al ser zonas de amortiguación y control
de inundaciones. También presentan una alta productividad de nu-
trientes, que se convierten en alimentos para las diferentes especies
de la fauna y flora regional. adicionalmente, las ciénagas forman
corredores biológicos de apareamiento, reproducción y alimentación
para especies migratorias y riofílicas. Por estas razones de peso, en oc-
tubre de 1994 el Consejo de Estado de Colombia conceptuó que los
humedales son bienes de uso público inalienables, inembargables e
imprescriptibles, por lo que su comercialización resulta ilegal. (viloria,
2011b, p. 54)
En adelante se hará referencia territorial con el nombre de bajo Magdalena al sector más bajo y plano de la cuenca del río Mag-dalena, donde confluyen, a más del Magdalena, los ríos Cauca, san jorge y Cesar. Esta situación produce la formación de innumerables ciénagas y pantanos, dado el carácter bajo o de área deprimida de la zona8, aunque el paisaje también está conformado, en menor medida, por montañas, geoformas de lomerío, piedemontes, valles y planicies (Castaño, 2003).9
La hidrodinámica de esta zona es bastante cambiante, pues
Los factores determinantes en la estructura de los suelos de
la planicie aluvial del bajo Magdalena son: por una parte, el régimen
hídrico deficitario, que se caracteriza por la escasa precipitación y
las altas tasas de evapotranspiración y por la otra, las inundaciones
8 “En la depresión momposina y delta del río Magdalena se ubica el sistema ce-nagoso más grande de Colombia, con aproximadamente 1900 ciénagas y una superfi-cie de 320.000 hectáreas. a su vez en la depresión momposina se encuentra zapatosa, la ciénaga continental más grande de Colombia, repartida entre dos departamentos y cinco municipios, en donde habitan 150.000 personas y pastan 170.000 cabezas de ganado”. (viloria de la Hoz, 2011b).9 Las siguientes características fisiográficas, hidrológicas y ambientales están basadas en esta publicación.
24 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
periódicas provocadas por las crecientes del Magdalena y de algunos
de sus afluentes. dichos elementos le otorgan una gran capacidad de
retención de líquidos, lo cual favorece la existencia de los comple-
jos cenagosos y lagunares que se forman con el rebalse del río. Las
ciénagas son ambientes acuáticos propios de la región, que se localizan
fundamentalmente en los planos de desborde de los ríos y se definen
como espejos de agua marginales, como madres viejas o como anti-
guos meandros de los ríos, que se hallan aislados del cauce principal
durante gran parte del año. En general, se trata de reservorios de poca
profundidad, sujetos a variaciones de nivel durante el año, de acuerdo
con las fluctuaciones del caudal del río adyacente, con el que pueden
mantener conexión permanente o transitoria a lo largo de los diferen-
tes períodos hidroclimáticos. (Castaño, 2003)
La región del bajo Magdalena y su sistema de ciénagas presentan una biota de alta productividad, de la que se deriva la mayor produc-ción pesquera de agua dulce del país. Las ciénagas son fertilizadas de manera natural por los ríos que las riegan, gracias a la capa vegetal que arrastran. La subienda y la bajanza, o temporadas de pesca y forma natural de regular la actividad pesquera en la región, se producen por las migraciones de peces de las ciénagas a los ríos y viceversa —especialmente bagre y bocachico—, con el propósito de desovar y reproducirse. Como lo dice el estudio que se viene citando, la pesca es apenas uno de los indicadores de la productividad biológica de la región, pues también se desarrolla “[…] un complejo entramado de especies asociadas a los orillares […]”, lo que facilita la caza y pesca de animales montunos de especies acuáticas, como la hicotea, la babilla o el caimán; aves migratorias, como el pisingo (pato canadiense); o terrestres, como el ponche, la iguana, armadillo, conejo, guartinaja, guacharaca, venado y ñeque. obviamente, la caza y pesca desmesura-das constituyen un tremendo factor de desestabilización ambiental, problema al que hay que sumar la contaminación de las aguas que produce la explotación de oro, principalmente en la cuenca del río
medio ambiente y espacio vital 25
Cauca. La contaminación afecta en mayor grado desde el brazo de Loba —donde desemboca el río Cauca—, pero en razón de las fuer-tes y prolongadas inundaciones de los últimos años (2010, 2011), ha llegado a zonas aledañas y al brazo de Mompox.
desde el punto de vista de la vegetación, la zona presenta gran variedad de especies hidrófilas y xerófilas. Entre las primeras tenemos las lechugas de agua, la taruya o batata de agua y la hoja de raya. Las ciénagas son ricas en bosque de manglar, “[…] considerados como uno de los ecosistemas cuya productividad biológica neta aporta la mayor cantidad de biomasa a las ciénagas” (Castaño, 2003). Mientras que entre los segundos abundan árboles y arbustos del entorno, algu-nos de ellos higrotropofíticos (aquellos que botan el follaje en tiempos de sequía), como el dividivi, guamacho, candelabro, cardón de higo, tunas, caracolí, carreto, resbalamono, olla de mono y jaboncillo; y al-gunas especies de palma, como la palma de vino, palma amarga o de techar, iraca y bejuco.
La isla de Mompox (isla Margarita) es de origen tectónico. sur-gió con el cambio del curso del río Magdalena y por la desembocadura del río Cauca en el brazo de Loba. La isla está conformada por este brazo y el de Mompox, que es el que baña precisamente a esta colo-nial e histórica población. anteriormente el torrente principal del río Magdalena corría por el brazo de Mompox, pero a partir de 1801 el río empezó a meter más agua por un pequeño caño localizado a la altura de El Banco, sitio en el que desemboca el río Cesar, tras su paso por la ciénaga de zapatosa, por el que el río Magdalena le agregaba agua al río Cauca, mucho antes de su desembocadura original, en la población de Pinto. no solo la isla de Mompox, sino toda la región, es de origen tectónico y de características bajas o deprimidas. El sistema fluvial le aporta grandes cantidades de aguas a la zona, acompañados de sedimentación y capa vegetal, lo que modifica permanentemente la geoforma de las laderas de ríos y caños, lo mismo que el tamaño y profundidad de las ciénagas.
26 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
Finalmente, más de 34 millones de personas habitan la cuenca del río Magdalena, es decir, el 80 % de la población del país. se trata de un factor de riesgo contaminante y de desestabilización ambien-tal, sobre el cual se requiere la puesta en marcha de políticas públicas que procuren su recuperación. En este orden de ideas, los principales problemas ambientales de la región y de la cuenca del bajo Magdale-na que se han identificado (Castaño, 2003) están relacionados con la transformación del entorno por parte de los moradores, especialmente por el despliegue de actividades extractivas y productivas que alteran los hábitats naturales (se cree que solo un 5 % del total de ellos perma-nece virgen); la descarga de efluentes de industrias y alcantarillados, más el vertimiento de residuos sólidos y de aguas servidas no tratadas, por demás, con tendencia al aumento (estudios estiman que en el año 2025, en condiciones hidrológicas secas, 115 municipios y 24 millo-nes de habitantes padecerán escasez de agua); la contaminación por efectos de la lixiviación de rellenos sanitarios inadecuados; el derrame de hidrocarburos, comoquiera que el río transporta principalmente estos productos, de Barrancabermeja a Cartagena; la descarga de grasas, aceites, solventes, cromo, plomo, mercurio, cadmio y cianuro, especialmente por la extracción de oro en el bajo Cauca, cuyas aguas siguen cauce abajo por el río Magdalena, desde el sector de El Banco y Las Lobas hasta el mar Caribe (más de 100 toneladas anuales de mercurio y más de 200 de cianuro son utilizadas anualmente en esta actividad, de las cuales el 50 % se dirige y concentra en las ciénagas, lugar para el estío y reproducción de la fauna íctica, lo que promueve la contaminación humana por el consumo de pescado); alteración de los niveles de oxígeno disuelto en las ciénagas, debido a la extracción de hidrocarburos, especialmente en la depresión momposina (Talai-gua, san zenón y Mompox); contaminación de aguas y tierras por el uso indiscriminado de herbicidas, plaguicidas y fungicidas, sustancias altamente tóxicas y carcinógenas, que alteran el sistema reproductor de las especies; uso indiscriminado de fertilizantes químicos, que alte-ran también los procesos reproductivos y la salud humana; remoción
medio ambiente y espacio vital 27
de masa, erosión y desertización de amplias zonas, por la tala indiscri-minada de árboles, que de paso contribuye al aumento de residuos sólidos en el cauce del río y cuerpos de aguas; colapso de la pesca por la obstrucción del sistema ciénaga-río, con la finalidad de potrerizar grandes zonas de humedales.10
10 En efecto, el dramatismo de la situación está reflejado en el siguiente análisis: “durante el quinquenio 1979-1983, la producción pesquera en los tres principales centros de la cuenca del Magdalena fue de 14.225 toneladas métricas, la más inten-sa realizada en aguas continentales colombianas; Barrancabermeja aportó 30 %, El Banco 35 % y Magangué 35 %. sin embargo, la producción de bocachico, uno de los principales recursos, que en 1978 fue de 38.256 toneladas, descendió en 1999 a 5963 toneladas y en la actualidad se estima que no superará las 3500” (Castaño, 2003).
dinámica socioeconómica
de acuerdo con las pautas del determinismo geográfico, la realidad económica de la región del bajo Magdalena está dada por su contexto ambiental, y si la cultura del territorio ha sido denominada “anfibia”, viloria (2011a) no duda en catalogar la economía regional con el mismo calificativo. La característica ambiental de esta zona es la de ser un complejo de humedales con una enorme biodiversidad, por lo que: “El recurso hídrico es su principal activo ambiental y el eje del sostenimiento económico y cultural de las comunidades asentadas allí” (aguilera, 2006, p. 3). no es exagerado, entonces, afirmar que los cuerpos de aguas de esta subregión son verdaderos activos ecológicos.
La economía regional gira en torno al sector primario (agricul-tura, ganadería, pesca y minería), acompañado de un fuerte intercam-bio comercial, un aceptable movimiento en materia de servicios y un incipiente desarrollo industrial, incluso en Magangué —eje regional por su localización geográfica— lo que le ha permitido alcanzar mejo-res niveles de desarrollo socioeconómico de una manera mucho más eficiente que las demás poblaciones de la zona.
En materia ganadera, todos los municipios incorporados al programa ntp presentan una gran actividad bovina. La modalidad predominante es la ganadería extensiva, que ocupa grandes dimen-siones de tierra para su desarrollo. se trata de una actividad ligada a la estructura agraria latifundista, que hunde sus raíces en el histórico proceso de concentración de la tierra, iniciado desde la propia Colo-nia, como ya se explicó. En líneas generales, es una actividad altamente rentable para una élite minoritaria terrateniente, aunque ineficiente,
30 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
pues se ocupa mucha tierra para tales fines. Por ejemplo, en el caso del municipio de Mompox, los datos oficiales hablan de un prome-dio de 0,5 reses/ha (http://www.santacruzdemompos-bolivar.gov.co, 2013); mientras que en Pinillos la ocupación es de 0,75 reses/ha, según las fuentes oficiales (http://www.pinillos-bolivar.gov.co, 2012). así, mismo, en el municipio El Plato hay 114.004 ha destinadas a ga-nadería, que corresponden al 76 % del territorio municipal, lo que indica también el peso de esta actividad en dicho municipio. Eviden-temente, la mayoría de estos municipios tienen grandes extensiones de territorios inundables, lo que dificulta las actividades ganaderas. En tiempos de inundaciones, los ganaderos tienen que llevar el ganado a zonas altas de sus municipios o de municipios vecinos, fenómeno conocido como trashumancia, lo que por supuesto no solo encarece el precio de la carne y de la leche, sino que merma la productividad, otra prueba más de la ineficiencia del sistema ganadero extensivo. El hato ganadero es esencialmente de doble propósito, es decir, que posibilita la producción de leche y carne de manera simultánea, lo cual es recomendable para la actividad ganadera en los trópicos. En el caso de la región caribe colombiana, el ganado doble propósito es el resultado del cruce entre cebú y criollo (de gran masa corporal y buenos resultados en carne), cruzados a su vez con razas especializadas en leche, como pardo suizo y holstein (de buen rendimiento lechero, pero en climas templados y fríos).
El mercado de leche lo acaparan seis empresas pasteurizadoras con presencia regional: Hato Blanco, Coolechera, Ciledco, Cicolac, Proleche e Ilesa. La leche también es transformada en queso, este se comercializa en su mayoría en el interior del país y en las grandes ciudades de la costa. Igual con el ganado en pie, que se distribuye hacia los mismos mercados. En los últimos años se ha implementado el sistema de subasta, principalmente en los más importantes centros urbanos de la región. Hay que destacar que en el municipio de Ma-gangué funciona un frigorífico, Frigorífico regional de Magangué s. a. (Magacarnes) que demanda un alto porcentaje del comercio de ganado en pie del sur de Bolívar, Magdalena y sucre. vale decir que
dinámica socioeconómica 31
Magangué celebra su feria ganadera desde el año de 1858. no obs-tante, la región también produce, aunque en menor escala, ganado bufalino, caprino, porcino, ovino. La actividad avícola es menor y se desarrolla con fines no comerciales o de autoabastecimiento o con fines comerciales de tipo local.
Por obvias razones, la pesca es otra actividad económica im-portante en la región. sin embargo, la modalidad preponderante es la de la pesca artesanal, también presente en todos los municipios de la subregión. En efecto, la región del bajo Magdalena es la gran des-pensa de pescado de río de toda la región caribe colombiana, pero la producción se hace atendiendo los ciclos naturales de los cuerpos de agua, durante los tiempos de subienda y bajanza, que corresponden a las épocas de desove de las variedades ícticas presentes en la zona. Las principales especies comercializadas son el bocachico y el bagre, aun-que también se extraen y mercadean otras especies, como la arenca, corvina, corvinata, mojarra, dorada, etcétera. Como ya se mencionó, la región también ofrece otras especies anfibias relacionadas con los orillares, como la hicotea, tortuga, babilla, iguana, entre otras, cuya comercialización está restringida por la ley, en atención de la protec-ción merecida por su calidad de especies en vías de extinción, pero que hacen parte de la dieta regional.
si lo anfibio hace relación a aquellos animales que pueden vi-vir indistintamente en agua o tierra, la característica principal de la llamada “cultura anfibia” —y de la economía anfibia— consiste en la adaptación de individuos y grupos humanos a contextos lacustres, en los que la supervivencia está relacionada con la explotación económica de ambientes acuáticos (pesca y caza) y terrestres (agricultura y cría de animales), realidad que está determinada por el hecho de que la región del bajo Magdalena posee el complejo cenagoso más grande de todo el país. Las ciénagas se colmatan en invierno, dada su con-dición de zona de amortiguación natural de los ríos, pero desaguan en verano. En este orden de ideas, el hombre anfibio es aquel que en tiempos de lluvias y crecientes se dedica a la pesca y la caza, mientras que en épocas de sequía y rebalse del río con las aguas descendientes
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de ciénagas y caños, aprovecha los terrenos anegadizos —ahora con-vertidos en secanos— en cultivos y pastoreo de ganados. así, en tiem-pos de agricultura, los principales productos agrícolas de la región son yuca, maíz, fríjol y cítricos (estos últimos de manera especial en la isla de Mompox), y en menor medida plátano, ajonjolí, tabaco negro, frutales, sorgo y arroz (este último sobre todo en Magangué y Pinillos).
Hay algunas menciones especiales que hacer. Por sus caracterís-ticas y ubicación geográfica, Magangué es el principal proveedor de servicios de la región. En materia de transporte, tiene una red fluvial que conecta a la región con otros ejes urbanos y comerciales del río Magdalena, incluyendo a Barrancabermeja. Hacia esta ciudad hay una lancha diaria que hace el recorrido río arriba y otra que lo hace río abajo. Con los siete municipios de la isla de Mompox (o isla Margarita), hay también chalupas, algunas hasta los propios cascos urbanos, otras hasta el puerto de La Bodega (en Cicuco), desde donde es posible seguir por vía terrestre. También funciona el servicio de ferri (o trans-bordador), que permite el cruce de vehículos de todos los tamaños de un lado a otro del río, pues la zona carece de un puente que permita cruzar sin necesidad de este servicio. no obstante, existe un proyecto nacional para la construcción de un puente entre los corregimientos de yatí (Magangué) y La Bodega (Cicuco), que uniría a la isla de Mom-pox con Magangué y —desde allí— con las principales ciudades de la región. El anuncio de construcción fue hecho por el gobernador de Bolívar y se esperaba que los estudios y obras comenzaran en el año 2013 (www.maganguehoy.com, 27 de marzo de 2012). El Ministerio del Interior ha certificado la no presencia de grupos étnicos en la zona, lo que descarta la necesidad de hacer una consulta previa, y los estudios avanzan sin contratiempos, aunque con lentitud.
En la actualidad, el puerto de Magangué se extiende a lo largo de 5 km sobre la ribera del río Magdalena, de manera un tanto caótica o desordenada. sin embargo, la actividad portuaria fue concesionada a la empresa sociedad Portuaria regional de Magangué s.a. (sprm), esta inició un proceso de organización y modernización del puerto, que en su primera etapa contempla la construcción de un terminal de
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transporte multimodal con un área de 1192 m2, también ha impulsado la puesta en marcha del corredor portuario regional río Magdalena-golfo de Morrosquillo, cuya empresa promotora estaría constituida por las gobernaciones de sucre y Córdoba, las alcaldías y cámaras de comercio de Magangué, sincelejo y Montería, las sociedades portuarias de Magangué, Tolú, Coveñas y san antero y las zonas francas agroin-dustriales de Magangué, sincelejo y Montería. Estas ciudades estarían interconectadas por un tren de cercanías, también en proyecto, que deberá contar con el concurso del gobierno nacional (http://www.maganguehoy, 1 de septiembre de 2012; http://extranoticias.com.co, 2012). El comercio en Magangué es muy fluido. sin lugar a du-das, se trata de la principal actividad económica del municipio. allí funcionan, además, entidades bancarias, molinos de arroz, un frigorí-fico, una subasta ganadera, una sede de la universidad de Cartagena y otras instituciones de educación superior, almacenes de grandes superficies (Éxito y sao), panaderías, pasteurizadoras, mueblerías y tipografías. Es el único municipio regional con actividad industrial, aunque incipiente. También opera un aeropuerto con vuelos regiona-les, principalmente a Barranquilla y Cartagena. vale mencionar tam-bién que las principales relaciones económicas de Magangué no son con Cartagena, sino con Barranquilla, muy a pesar de que la distancia con esta última es un poco mayor. Lo mismo podría decirse de todos los municipios del sur de Bolívar y del Magdalena, que tienen mayor cercanía social y económica con Barranquilla, que con sus respectivas capitales departamentales.
Por otra parte, Mompox reviste también características eco-nómicas diferentes. a más de las comunes a los otros municipios de la región, Mompox ha desarrollado desde tiempos coloniales ciertas actividades que dinamizan de manera especial su economía. se trata de la orfebrería, ebanistería, herrería (forja) y alfarería. En Mompox no hay yacimientos de oro, pero desde tiempos coloniales la joyería ha representado un importante renglón de la economía momposina. En la actualidad, y por razones económicas, los orfebres nativos trabajan más la plata que el oro, la filigrana —joyas elaboradas a partir de hilos
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de oro o plata, unidos y soldados con perfección y delicadeza— es lo más representativo de la orfebrería momposina. Esta actividad se desarrolla en aproximadamente cincuenta talleres de la ciudad.11 La ebanistería es otra actividad importante. se calcula que en Mompox hay 130 talleres de ebanistería, de los que se sustentan aproximada-mente quinientas familias.12 El producto emblemático de esta activi-dad es la mecedora momposina, que hoy también se fabrica en otros puntos de la región caribe. La forja o herrería está relacionada con la arquitectura colonial momposina, al igual que la alfarería, necesaria para atender la demanda local, especialmente en materia de teja co-lonial o teja española. Hay que destacar la Escuela-taller, un proyecto del gobierno nacional (Ministerio de Cultura y servicio nacional de aprendizaje, sena), con el que se pretende dar continuidad a las an-teriores actividades manufactureras propias de la cultura momposina; al que también hay que sumar la Escuela de gastronomía del sena, que tiene la misión de garantizar la reproducción de la culinaria de la región, especialmente en lo relacionado con postres y dulces típicos, el más característico es el dulce de limón. Finalmente, el turismo es otra importante actividad en el municipio de Mompox, dado el alto estado de conservación de la arquitectura colonial, localizada entre las calles 1 a 3 (calle de la albarrada, calle del Medio y calle arriba), entre las carreras 1 y 21. se destacan sus siete iglesias coloniales con sus plazas, a la usanza española, conventos, edificios institucionales y casonas, con sus amplios portales, que despiertan el interés de nacio-nales y extranjeros a lo largo del año. El valor arquitectónico colonial de Mompox, sumado a su historia, le valió el reconocimiento en 2010 de la unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad. sumado a lo anterior, Mompox es sede de eventos especiales que concitan una
11 Conversatorio con el grupo Focal. santa Cruz de Mompox, 15 de noviembre de 2012.12 Conversatorio con el grupo Focal. santa Cruz de Mompox, 15 de noviembre de 2012.
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mayor afluencia de turistas, el principal es la semana santa. otros eventos importantes son el Festival gastronómico, el Festival de Cine y el Festival de jazz (este último es el de menor tradición, pues se empezó a realizar en 2012). Con todo, la infraestructura hotelera de Mompox es insuficiente y deficiente, a pesar de que cuenta con veintidós hote-les debidamente registrados, con una acomodación máxima de 800 personas. Muchos de estos hoteles son en realidad hostales o casas de familia, acondicionadas para la recepción de huéspedes.13
ahora bien, la principal ciudad del sur del bajo Magdalena es la localidad de El Banco (Magdalena). Este centro urbano tiene una marcada influencia sobre los municipios más alejados del sur de Bolí-var, sur del Magdalena y sur del Cesar. En su territorio tampoco hay ya-cimientos de oro, pero desde allí se maneja todo el comercio regional que tiene relación con actividades mineras en el sur, principalmente en algunos municipios de la cuenca del brazo de Loba (El Peñón, san Martín, Hatillo y Barranco de Loba). En esta región del sur de Bolívar proliferan los títulos mineros, comoquiera que la legalización de la actividad respondió a una estrategia de contrapeso político al eln y a las farc, por parte de parapolíticos y paramilitares, especialmente en tiempos del período de gobernador del señor Libardo simancas, hoy condenado por concierto para delinquir agravado, dentro de la llamada parapolítica.14
13 Conversatorio con el grupo Focal. santa Cruz de Mompox, 15 de noviembre de 2012.14 Parapolítica es el nombre con el que se le conoce al escándalo político desa-tado en Colombia a partir del 2006 por la revelación de los vínculos de políticos con paramilitares, con posterioridad al proceso de desmovilización que adelantaron varios de los grupos que conformaban las autodefensas unidas de Colombia. En Colombia se les llama paramilitares a los grupos armados ilegales de extrema derecha que se autodenominan como autodefensas y que están generalmente ligados al narcotráfico.
36 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
impacto de la ola invernal (2010-2011) en la economía regional
Por tener una fisiografía compuesta por terrenos bajos y deprimidos, y por lo mismo anegadizos, la región del bajo Magdalena es altamente vulnerable frente a las inundaciones. si bien es cierto que el cambio climático contribuye a ello, no es menos cierto que existen factores antropogénicos que inciden en la agravación de la situación. La acción humana, especialmente en lo atinente a la ocupación de playones, desecación de ciénagas, apertura de bocas en los ríos, arroyos y caños con fines de riego, y tala indiscriminada del bosque en la ronda de los cuerpos de agua, sobre todo el bosque de manglar (fundamental para el desove y reproducción de especies de la fauna íctica, importantes dentro de la cadena alimentaria), han contribuido a que cambien las condiciones naturales de defensa de la región. En efecto, se ha insisti-do en que ciénagas y playones son los sitios de descanso de los ríos, lo que los convierte en una forma natural de control de inundaciones. La intervención humana ha modificado estas condiciones y hoy la se-dimentación del río, ciénagas y caños, fruto de la erosión de las laderas ribereñas, es otro factor que acrecienta los impactos negativos de las inundaciones en la zona. Por si fuera poco, el cambio climático supo-ne lluvias más extensas e intensas y sequías más prolongadas y fuertes, por lo que la sequía o verano tropical afecta de manera contraria, pero con iguales consecuencias negativas, la subsistencia y calidad de vida de las gentes del territorio.
Todos los municipios del bajo Magdalena incorporados al pro-grama ntp han padecido la llamada ola invernal, lo que afecta las condiciones de vida digna de la población y la economía regional. En la cabecera municipal de Pijiño del Carmen se han construido alber-gues permanentes, a fin de que sean utilizados en tiempos de lluvias y crecientes. si bien la cabecera municipal de salamina se inunda y la de Pivijay no, este último tiene sectores rurales, aledaños a las ciénagas de don Miguel, La Burra y Playaza, que se afectan de manera directa.
dinámica socioeconómica 37
La vulnerabilidad de El Banco aumenta, pues está localizado entre la ciénaga de zapatosa (la ciénaga continental más grande del país) y la desembocadura del río Cesar al río Magdalena. Todo esto hace que se afecte la pesca, se pierdan los cultivos y disminuya el hato ganadero.
una muestra de lo que el invierno causa en la región la ofrece la isla de Mompox (o isla Margarita). Formada por el río Magdalena gracias a los brazos de Loba y Mompox, y con una superficie de 1770 km2, la isla alberga siete municipios: Pinillos, cuyo casco urbano es-tá al occidente (sobre el brazo de Loba); y Cicuco, Talaigua nuevo, Mompox, san Fernando, Margarita y Hatillo de Loba, con sus cabece-ras municipales localizadas al oriente, sobre el brazo de Mompox. El 80 % de la isla está conformada por tierras bajas, como caños, ciénagas y humedales, mientras que en el restante 20 % están localizadas las cabeceras municipales de los siete municipios (viloria, 2011a, p. 13). Con las inundaciones se ahogaron los cultivos. La comunidad destaca que durante el 2012 la yuca, uno de los elementos básicos de la die-ta regional, tuvo que ser traída del departamento de sucre. gabriel amarís, presidente del Comité de ganaderos, resalta que el principal empleador de la isla es la ganadería y que los labriegos se vieron obli-gados a emigrar en busca de tierras secas y fuentes de trabajo en otros departamentos. El secretario de Educación confirma esta aseveración, en 2012 hubo una deserción escolar cercana a 1200 estudiantes, lo que ha marcado una tendencia en los últimos años; mientras que en 2008 la población escolar de Mompox se acercaba a los 14.500 estudiantes, en 2012 solo se matricularon 12.433.
Esto evidencia la emigración de campesinos a otros sectores de la región caribe, pues los trabajadores del campo buscan otros hori-zontes y se llevan a sus hijos. El presidente del Comité de ganaderos también afirma, con datos de las estadísticas oficiales de vacunación contra la aftosa, que cubre el 98,98 % del hato ganadero, que en los seis municipios del oriente de la isla de Mompox ha habido durante los últimos años una reducción del 65 % de las cabezas de ganado, pues en 2008 tenían censadas 160.000 reses en estos seis municipios, las cuales bajaron a 135.000 en 2010 y a 56.000 en 2012. “La situación
38 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
es dramática. El impacto en el comercio ha sido grande y, por supuesto, también en los indicadores sociales”, concluye amarís. Estos datos no incluyen a Pinillos, pues este municipio es atendido por la seccional del Instituto Colombiano agropecuario (ica) de Magangué y no por la de Mompox. Este dirigente gremial también hace énfasis en los cultivos permanentes, pues la producción de cítricos (naranja, limón, pomelo, guayaba, mango, tamarindo) es clave en la economía de la isla de Mompox, especialmente para los municipios de san Fernando, Margarita y, en menor medida, Mompox. Los árboles maderables se ahogaron, aspecto que afectó el negocio de la ebanistería. gran parte de la madera hay que traerla de afuera, lo que hace menos competitivas a las mecedoras momposinas respecto de otros puntos de manufactu-ra, dado que el precio final ha tenido que incrementarse en $ 20.000. Finalmente, el ecosistema se afectó de manera fuerte, pues también se ahogaron 5000 ha de bosque nativo, lo que incide negativamente en muchas especies de la fauna nativa y migratoria.
sin embargo, la gran preocupación de los isleños está en la contaminación. El brazo de Loba recibe las aguas contaminadas del río Cauca, debido a la explotación aurífera que se da en la parte baja de este río. Esta actividad demanda la implementación de técnicas extractivas que utilizan substancias contaminantes, como mercurio, cianuro y carbón. El principal punto de penetración de agua a la isla es el denominado “chorro de la victoria”, que le dio paso a miles de metros cúbicos de aguas provenientes del río Cauca, con sus conse-cuentes efectos contaminantes. Estas sustancias se sedimentaron en la isla y de paso afectaron los cauces de los caños Chicagua y violo, dos de los más importantes canales de la isla, lo mismo que las 32 ciénagas que existen. asegura el ingeniero pesquero giovanni Parra que los expertos calculan en más de 3000 los efectos negativos de la creciente y la contaminación en este sector del río. Por si fuera poco, alerta so-bre la presencia en los cuerpos de agua de especies ícticas no nativas, como la cachama (propia del río orinoco) y la tilapia roja, entregadas a los campesinos para su producción en estanques o jaulas, pero que
dinámica socioeconómica 39
con las crecientes llegan y habitan libremente en los ríos, ciénagas y caños. Estas son especies altamente predadoras de las especies nativas.
La anterior situación de la isla de Mompox es perfectamente extensiva a los demás sectores del bajo Magdalena. Las cifras de dam-nificados y afectados en los diez municipios dan una dimensión de la situación real vivida por estas comunidades, cuyos efectos aún se notan en el paisaje y en las condiciones de vida de la gente, en el municipio con menor número de damnificados, Pijiño del Carmen, más de la quin-ta parte de la población fue impactada directamente por el invierno, mientras que en Mompox y Pinillos (depresión momposina), las cifras alcanzaron niveles dramáticos, pues el 73,99 % y 89,14 % de la pobla-ción resultó damnificada por la ola invernal. Igualmente, salamina está dentro de los picos de las zonas con mayor número de damnificados.15
indicadores de calidad de vida
La ola invernal es, indudablemente, un factor que acrecienta la histó-rica situación social y económica de la población de la región del bajo Magdalena, que no dudamos en calificar como la más pobre dentro de la pobre. Los indicadores socioeconómicos dan cuenta de comu-nidades en torno a las cuales el Estado debe hacer un gran esfuerzo para apalancar el desarrollo, que aquí entendemos, como lo propone el programa nip, en términos de desarrollo humano. En este orden de ideas, el Informe nacional de desarrollo Humano 2011, Colombia rural, razones para la esperanza, a más de demostrar que Colombia es más rural de lo que se cree, planteó la necesidad de formular nuevos indi-cadores de desarrollo humano para nuestro país. uno de estos fue el índice de desarrollo Humano Municipal (idhm), calculado solo para el año 2005 —cuando se realizó el último censo nacional—, a partir de la combinación de indicadores relacionados con ingresos municipa-
15 Información de Colombia Humanitaria.
40 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
les, niveles de educación y sobrevivencia. En total se definieron cinco categorías —según rangos— con los siguientes resultados para los mu-nicipios estudiados de la región del bajo Magdalena (véase gráfico 1).
0,68
0,66
0,64
0,62
0,60
0,58
0,56
0,54
0,52
0,50
Pijiñ
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Pivi
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El P
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Bajo
Medio Bajo
Medio
Medio alto
alto
Gráfico 1. índice de desarrollo Humano Municipal (idhm)
Fuente: Elaboración propia con datos del Informe Nacional de desarrollo humano, 2011 (Colombia rural, razones para la esperanza, pnud).
Como puede notarse, los indicadores de desarrollo humano municipal son bajos en la mayoría de los municipios y, allí donde mejoran, escasamente alcanzan la categoría medio-bajo, como en los casos de Magangué, El Banco y Mompox, que indiscutiblemente son los centros urbanos de mayor importancia regional. Para contrastar esta situación se muestran los datos de las dos principales ciudades del Caribe colombiano, Cartagena y Barranquilla, con las que se aprecia una muy significativa diferencia. ahora bien, los indicadores socioeco-nómicos de estos diez municipios dan cuenta de una elevada pobreza. Tomando como referente el índice de necesidades básicas insatisfechas de los diez municipios del bajo Magdalena incorporados al programa ntp, el gráfico 2, organizado por rangos, ilustra sobre el particular.
dinámica socioeconómica 41
90 80 70 60 50 40 30 20 10 0
El Peñón
Magangué
Mompox
Pinillos
El Banco
Plato
Pijiño
Pivijay
salamina
Tenerife
Barranquilla
Tota
l pon
dera
do
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ien
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42 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
se resalta como muy crítico el estado de los municipios de Pijiño del Carmen y Pinillos, con índices que superan el 80 % de población (total ponderado), por lo que en estos municipios cuatro de cada cinco personas están viviendo con necesidades básicas insatisfechas (nbi). El Peñón, Pijiño y Pinillos presentan los más altos índices de dependen-cia económica y miseria, esta última con índices superiores al 40 %, aunque los valores altos son una constante alta en todos los municipios estudiados. En materia de vivienda inadecuada, nuevamente El Peñón, Pijiño y Pinillos, acompañados de Tenerife, marcan la pauta mayor; mientras que en servicios inadecuados, El Peñón y Pinillos tienen los índices más altos y alarmantes. nuevamente presentamos, a manera de contraste, a Barranquilla, con un 17,72 % (ponderado), única ciudad del Caribe colombiano con índice de nbi por debajo del promedio nacional, que es de 19,66 %.
a pesar de estos indicadores, un aspecto importante —y posi-tivo— para destacar es el mediano índice de ruralidad de los municipios materia de análisis, tal como lo mostró el Informe nacional de desa-rrollo Humano (indh) 2011,16 que advierte que el índice de ruralidad obliga a pensar el municipio como un todo con el territorio, por lo que las políticas sectoriales tienen que concebirse con una mirada territorial. si bien estamos frente a sociedades agrarias, ellas tienen un mediano índice de ruralidad, pues
El menor o mayor grado de ruralidad de los municipios colom-
bianos es importante para el desarrollo humano por varias razones: la
mayor densidad poblacional (por kilómetro cuadrado) facilita la con-
16 El índice de ruralidad (ir) es una nueva forma de medir la ruralidad, más allá de la diferenciación entre cabecera municipal y resto. Fue propuesto en el Informe nacional de desarrollo Humano 2011 y toma como variables la densidad poblacional y la distancia a centros urbanos mayores (> 100.000 habitantes). asume que las fron-teras entre campo y ciudad son cada vez menos claras, y que el campo en función de sus demandas determina algunos procesos en la ciudad, por lo que no subvalora lo rural frente a lo urbano.
dinámica socioeconómica 43
solidación de la demanda y del mercado interno; la cercanía reduce
los costos de transporte de los factores productivos, y la “magia” de las
vecindades (Marshall, 1920) crea economías de escala que permiten
pagar salarios más altos y generar procesos endógenos que aumentan el
ingreso y las oportunidades para las personas. (pnud Colombia, 2011)
En este sentido, las posibilidades económicas de los municipios del bajo Magdalena estarán dadas por múltiples factores, pero sin lugar a dudas uno de los más importantes es el acceso de sus pobladores a los medios de producción, principalmente la tierra y el agua; y luego a sus mercados naturales. al respecto, el departamento del Magdalena tiene una superficie de 2.318.800 hectáreas, de las cuales 1.672.648 hectáreas (el 72,13 %) hacen parte de la frontera agropecuaria, y: “En 2004 dedicaba 186.1296 hectáreas a la agricultura y 1.351.552 a la ga-nadería […] su estructura de propiedad de la tierra es muy antigua y predomina el latifundio extensivo, con un campesinado ubicado en tierras marginales” (reyes, 2010, p. 185). de acuerdo con el extinto “Proyecto protección de tierras y patrimonio de la población despla-zada” (pptp) en el año 2009 El Banco, Plato, Tenerife y salamina eran municipios caracterizados como de pequeña propiedad rural, mientras que Pijiño del Carmen y Pivijay lo eran como de mediana propiedad rural (pptp, 2010, p. 257). En cuanto se refiere a Bolívar, el dane en el 2004 estimó 1.269.606 hectáreas dedicadas a la ganadería extensiva y apenas 75.742 hectáreas a la agricultura (5,9 %) (reyes, 2010, p. 170). ahora bien, para el pptp Pinillos fue caracterizado en 2009 como un municipio de microfundio; Magangué y El Peñón como municipios de mediana propiedad rural; y Mompox como municipio de gran propiedad rural (pptp, 2010, p. 192).
relaciones de poder
El contexto sociopolítico se refiere a la correlación entre espacios so-ciales, culturales, estructuras y relaciones de poder que determinan
44 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
los procesos políticos característicos de dichos entornos. de manera particular, los procesos políticos que aquí se analizarán están asociados con la conformación de fuerzas de poder, las elecciones, la construc-ción de agendas públicas y la gestión estatal local y regional. En este sentido, la región del bajo Magdalena —incorporada al programa nip— presenta como característica central que en ella se desenvuelven relaciones de poder inherentes a dos departamentos y diez municipios.
El panorama que se ha venido mostrando en este informe es el resultado de una institucionalidad pública que en sus diversas ma-nifestaciones es ajena —o al menos inferior— a los derechos, necesi-dades, demandas y expectativas de los pobladores de esta subregión, donde reinan la ineficiencia, la ineficacia, la opacidad y los altos cos-tos económicos y sociales, lo que se traduce a su vez en altos índices de corrupción político-administrativa y, de contera, bajos niveles de desarrollo social, desconfianza e ilegitimidad institucionales y poca o nula participación democrática (más allá de la mera participación electoral). En tal sentido, se entenderá por corrupción “el mal uso del poder encomendado para obtener beneficios privados” (http://www.transparenciacolombia.org.co, 2013), poder que analizado en función del Estado y de lo público tiende a estar controlado por estructuras articuladas —o redes políticas— de carácter local, regional y nacional. Este territorio es un fiel reflejo de contextos mayores, tanto regionales como nacionales. Para referirse a situaciones de hace una década, y haciendo referencias generales, un documento de análisis de contexto sociopolítico señalaba que
La realidad social, política y económica de la sociedad colom-
biana se caracteriza por una profunda crisis manifiesta en problemas
como: exclusión social, pérdida de credibilidad y de confianza de
gran parte de la población en las instituciones y sus gobernantes,
desigualdad de ingresos y riqueza, dependencia económica, deuda
externa, fragmentación y desarticulación de la sociedad, fluctuación e
inestabilidad de los procesos sociales, debilidad del sistema de justicia,
seguridad y defensa, creciente corrupción administrativa, impunidad
dinámica socioeconómica 45
generalizada, prácticas clientelistas, múltiples violencias, y la existencia
y degradación del conflicto armado que representa una de las realida-
des más crudas del país. (sánchez, 2006, p.17)
Este panorama no ha cambiado casi nada en el país, como tam-poco en la región caribe colombiana y su subregión del bajo Magdale-na, en donde la conformación de fuerzas de poder está signada por un arraigado y nocivo clientelismo político —contexto de democracia for-mal, o parcial, si se quiere—, controlado por actores organizados para la captura de rentas y la estructuración de maquinarias que garanticen su persistencia en escenarios de decisión política. El funcionamiento del sistema es perverso, en tanto se sustenta “en prácticas de interme-diación del poder” basadas en el patrimonialismo y el clientelismo, como lo señala Parada (citado en guerra, navarro & albis, 2006, pp. 23 y ss.). En este sentido, el patrimonialismo es el referente ético de las sociedades de raigambre señorial —como la de la región caribe colombiana— en la que el poder político está ligado a la tenencia de la tierra (patrimonio). de allí se deriva que
las regiones y las esferas del Estado son controladas por reductos
familiares que son vinculados a los más altos círculos de poder político
y económico. Para la reproducción de esta situación, la dirección de
estos círculos se transmite por “herencia” dentro de estas familias, no
permitiendo que otros actores sociales puedan acceder a ellos. así, este
reducido grupo de familias se convierten en proveedores de dirigentes
políticos, empresariales y gremiales, estableciendo lo que en economía
se denomina “barreras de entrada”. (guerra et al., 2006, p 24)
La ética patrimonialista, por tanto, responde a objetivos indivi-dualistas orientados a la adquisición de un patrimonio de la manera más fácil y en el menor tiempo posible. El clientelismo, por tanto, es el medio idóneo para la obtención de los fines patrimonialistas. El clientelismo se enmarca en la cultura del favor y por lo mismo podría definirse técnicamente como un contrato de favores mutuos. Contrato
46 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
asimétrico, por demás, pues si bien es el resultado del acuerdo de vo-luntades, este acuerdo se ejecuta entre patrones y clientes, es decir, entre sujetos que negocian y pactan dádivas comunes, pero en ejerci-cio de poderes desiguales. Por lo anterior, los proyectos políticos en ambientes clientelistas no discuten ni disputan el poder en función de imponer un enfoque o modelo de desarrollo, sino que compiten por las rentas estatales, promoviendo de paso una cultura de la ilega-lidad en relación con lo público, en el que los partidos, movimientos y grupos políticos no son más que “empresas electorales con ánimo de lucro”, como en su momento las definió el entonces Contralor general de la república, antonio Hernández gamarra (guerra et al., 2006, p. 26). Es decir, en la lógica clientelista los políticos no tienen vocación de servidores públicos, sino de auténticos empresarios. El citado estudio del observatorio del Caribe Colombiano identificó, en torno al pasado reciente y presente regional, tres tipos de agentes del clientelismo en el Caribe colombiano:
• Losgrupospolíticos.• Losempresariospropiamentedichos.• Losgruposarmadosilegales,máspuntualmentelasAutode-
fensas unidas de Colombia (auc) (clientelismo armado).
Igualmente, el estudio señala, respecto del modus operandi del clientelismo,
que la institución del clientelismo permanece y se reproduce
porque permite a los políticos asegurarse su reelección período tras
período electoral. ¿de qué manera funciona el clientelismo en la
provisión del poder de las élites políticas en la región caribe? En pri-
mera medida, los políticos de la región caribe poseen un ejército de
intermediarios entre ellos y los electores. Este ejército está constituido
principalmente por líderes comunales que en últimas son los que se
encargan de volver operativas las dádivas que los políticos ofrecen a los
electores. Los políticos ofrecen a los electores dádivas como materiales
dinámica socioeconómica 47
para construcción, compra de lista de libros, entrega de medicinas,
entre otros. Pero son los intermediarios quienes se encargan de estas
tareas. ¿qué obtienen los intermediarios a cambio? Básicamente re-
ciben posiciones en la administración pública, es decir, un empleo,
lo que les permite tener cierta tranquilidad para obtener su sustento
el tiempo que dure en el poder su jefe político. Es obvio que estos
líderes comunales tienen fuertes incentivos para trabajar para que su
jefe político permanezca por varios períodos electorales en el poder
[…] La siguiente pregunta a responder es qué obtienen los electores a
cambio y por qué deciden seguir votando por las mismas personas. La
respuesta se obtiene entendiendo que este es simplemente un cálculo
racional. veamos, los electores saben que la mayor parte de las pro-
mesas de los programas de gobierno ofrecidos en campaña no serán
cumplidas. En palabras de akerlof, significa que saben que la mayor
parte de los programas de gobierno ofrecidos son unos “cacharros”. En
consecuencia, como saben que no van a recibir los bienes colectivos de
provisión pública ofrecidos, prefieren obtener una parte de ellos, así
sea una fracción muy pequeña del valor que esperaban inicialmente.
(guerra et al., 2006, p. 28)
En este orden de ideas, el clientelismo —entendido ya como una institución cultural y política— es uno de los factores más determi-nantes del bajo desarrollo social y económico de la región caribe y de la subregión del bajo Magdalena, pues, como lo ha resaltado Parada, “En la medida en que el atraso económico y la miseria se generalizan, estos factores de poder se fortalecen en la vida local” (p. 29). La subre-gión bajo estudio presenta la paradójica particularidad que a mayor índice de nbi, mayor participación electoral. Es decir, mayores son los resultados electorales en favor de las élites que controlan las redes, es-tructuras y relaciones de poder en lo local y regional. así, mientras que el promedio nacional de nbi está en 19,66 %, el promedio ponderado de la subregión (municipios nip) está en el 60,01 %.
En las elecciones de autoridades locales del 2011 (gobernado-res, diputados, alcaldes, concejales y juntas administradoras Locales
48 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
(jal), Colombia tuvo un potencial de 30.615.748 electores para alcal-días y de 25.764.448 electores para gobernaciones (descontando el censo electoral de Bogotá, que no elige gobernador de Cundinamar-ca). La participación en este certamen electoral local y regional estuvo en el orden del 57,30 % para alcaldías y el 58,80 % para gobernaciones, porcentajes relativamente altos si se comparan con las tasas de par-ticipación electoral de Presidencia y Congreso de la república, que históricamente se han situado por debajo del 50 %.17 Los municipios del bajo Magdalena incorporados al programa ntp desbordaron estos promedios nacionales de participación político-electoral, situándose en su conjunto en el orden del 64,42 %, tomando como referente elección de alcaldes. un análisis detallado de los municipios de la subregión, cruzando las variables participación electoral y porcentaje de nbi, arroja como resultado el gráfico 3.
Como puede observarse en el gráfico 3, todos los municipios, a excepción de El Banco, tienen una participación electoral —para alcaldía— por encima del 60 %, tal como se evidencia con las barras del promedio regional (municipios nip). Tenerife y salamina son las localidades con mayor participación electoral y hacen parte del grupo de municipios nip, región bajo Magdalena, con mayor índice de nbi. Indudablemente, el clientelismo político (favores mutuos) en estos municipios está dado dentro del fenómeno de la compraventa de vo-tos, algo que por su alto porcentaje es asumido como “normal” por la mayoría de la población que no es consciente de la ilegalidad de estas prácticas, ni de que se trata de un verdadero sistema concebido
17 según datos de la registraduría nacional del Estado Civil, para las elecciones presidenciales de 2010 en la primera vuelta votó el 49,29 % de los inscritos en el censo electoral, mientras que en la segunda vuelta la cifra bajó al 44,34 %. así mismo, para las elecciones a Congreso (senado) de 2002 y 2006 votaron, respectivamente, el 42,90 % y el 40,58 % del padrón electoral. Colombia, Honduras y México son los tres países de menor participación electoral en elecciones legislativas y presidenciales, todos por debajo del 50 % y muy a pesar de que en estos dos países el sufragio es obligatorio. En contraste, Brasil, Chile, uruguay y Bolivia presentan los registros históricos de mayor participación en américa Latina, con voto obligatorio y tasas superiores al 80 % (alcántara, 2010).
dinámica socioeconómica 49
de manera perversa para mantener a la mayoría dentro de los más altos niveles de pobreza, pues de otra forma es imposible para la élite sostenerse en el poder.
ahora bien, el otro aspecto a considerar es la persistencia en el poder de las élites políticas locales y regionales. Lo que puede obser-varse y analizarse de los datos electorales de la registraduría nacio-nal del Estado Civil, informaciones de prensa, estudios académicos (muy pocos acerca de la zona de estudio, en realidad), indagaciones en terreno y por el conocimiento directo del contexto por parte del autor, es que en los departamentos de Bolívar y Magdalena funcio-nan estructuras políticas tradicionales, lideradas por clanes familia-res regionales que cuentan entre sus integrantes con congresistas o excongresistas, localizados en las capitales departamentales y en la
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Gráfico 3. subregión bajo Magdalena. Elecciones de alcaldes (2011). nbi versus participación electoral.
Fuente: Elaboración propia con datos de la registraduría nacional del Estado Civil y el dane.
50 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
capital de la república, desde donde maneja un intrincado complejo de redes conformadas, a su vez, por clanes y grupos de poder local, las cuales funcionan bajo el mismo esquema clientelista/patrimonial de sus patrones. Estas élites políticas tradicionales (locales y regionales), por lo regular se encuentran organizadas en torno a núcleos de poder divididos en dos grandes bloques, coaliciones o roscas, que compiten entre sí por los cargos de decisión, las rentas y las clientelas volátiles. ocasionalmente ocurren pequeñas rotaciones dentro de los bandos o roscas, propiciadas por actores políticos de mediana o menor im-portancia, que tienden a ubicarse en el espectro político-electoral de acuerdo con una lógica derivada de conveniencias circunstanciales. de allí que la discontinuidad en el ejercicio del poder por parte de un determinado grupo político no signifique necesariamente una ruptu-ra del esquema de persistencia política clientelista (local o regional), sino —la mayoría de las veces— la más rotunda confirmación de que cuando ello ocurre, más que el surgimiento de un proyecto político democrático, lo que hay es un simple cambio de manos del poder dentro del mismo esquema clientelista.
un sistema político basado en el clientelismo hace excesivamen-te onerosa, tramposa, excluyente y descompuesta la actividad política, pues solo aquellos que dispongan de sobrados recursos para financiar adecuadamente sus campañas tendrán posibilidades reales de com-petir por los cargos y curules de elección popular. Es la negación de la democracia. En este sentido, el clientelismo se estructura en forma de pirámide, en cuya cúspide están los congresistas y jefes políticos departamentales con la función de aceitar con recursos financieros las maquinarias electorales locales. a su vez, los jefes locales aceitados o beneficiados con la financiación de las elecciones locales y regionales por los congresistas, cautivan y conservan un electorado que permane-ce amarrado hasta las elecciones a Congreso de la república, cuando se necesita para llevar a los jefes políticos de nuevo a la Cámara y al senado. así, el que pone la plata, amarra los votos. En lo local, cada sector político busca aliarse con jefes políticos y roscas de trascendencia de-partamental y nacional, que le sirvan no solo de fuente de financiación
dinámica socioeconómica 51
de las elecciones locales, sino también como medio o palanca para acceder a diversas rentas públicas, por la vía de los nombramientos en cargos de manejo (burocracia) y la contratación estatal (corrupción). a su vez, las élites locales podrán hacer extensivos estos beneficios a sectores más bajos dentro de la pirámide política, que de esta forma constituyen verdaderas redes de poder.
panorama político del departamento del magdalena
En esta línea conceptual y metodológica de análisis, en lo que tiene que ver con las grandes roscas o coaliciones —mafias—18 del Magdalena, el mapa político departamental ha cambiado radicalmente a partir del fenómeno de la llamada parapolítica, pues casi todos los sectores políticos tradicionales fueron permeados por el paramilitarismo. de hecho, el Magdalena es el departamento de Colombia con mayor número de políticos procesados y condenados por estos hechos. En efecto, es larga la lista de condenados por concierto para delinquir agravado, dentro de la llamada parapolítica:
• UnmiembrodelGobiernonacional,oriundodelMag-dalena, jorge noguera Cotes (director del desaparecido departamento administrativo de seguridad, das).
• Cuatrosenadores,LuisEduardoVivesLacouture(PartidoConvergencia Ciudadana), Miguel Pinedo vidal (Partido Cambio radical), jorge Castro Pacheco (Partido Colombia viva) y salomón saade abdala (Partido Liberal).
• SeisrepresentantesalaCámara,AlfonsoCampoEscobar(Partido Conservador), jorge Luis Caballero Caballero
18 En el sentido de la tercera acepción del drae: “grupo organizado que trata de defender sus intereses”.
52 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
(Partido Cambio radical —expulsado— y Partido apertu-ra Liberal), Karelly Lara vence (Partido Cambio radical); alonso de jesús ramírez Torres (Partido Cambio radical, en reemplazo de Karelly Lara en el Congreso); josé del ro-sario gamarra sierra (Partido Cambio radical) y rodrigo de jesús roncallo Fandiño (apertura Liberal).
• Dosgobernadores,TrinoLunaCorrea(PartidoLiberal)y josé domingo dávila armenta (Partido Convergencia Ciudadana).
• UnalcaldedeSantaMarta,JoséFranciscoZúñigaRiascos(Partido Liberal).
Como queda claro, el caleidoscopio político es nutrido, pues los procesados y condenados pertenecen a seis partidos políticos di-ferentes. Hay que señalar también que del listado anterior, los grupos o “casas” políticas de más larga tradición son los de Miguel Pinedo vidal, alfonso Campo, jorge Luis Caballero y Trino Luna, quienes no solamente han hecho política por décadas en el Magdalena, sino que fueron “herederos” de caudas electorales familiares. además, en 2012, sesenta políticos magdalenenses de segundo orden (diputados, con-cejales y alcaldes de municipios pequeños), fueron capturados y están siendo procesados por concierto para delinquir agravado, en razón a nexos con el paramilitarismo (bloque norte de las auc, liderado por rodrigo Tovar Pupo, alias jorge 40), tras comprobarse que participa-ron en acuerdos expresos para distribuir la votación de poblados ocu-pados por las auc en los municipios de Plato, Tenerife, Pivijay, Pedraza, Chivolo (o Chibolo), nueva granada, ariguaní (El difícil), remolino, san antonio, algarrobo y El Piñón. Estos acuerdos se conocen con los nombres de Pactos de Chivolo y Pivijay (http://www.arcoiris.com.co, 2012). Por si fuera poco, cinco de los siete congresistas oriundos del Magdalena elegidos en 2010 como senadores o representantes a la Cámara enfrentaron procesos judiciales o ante la Procuraduría general de la nación, con resultados negativos. Ellos son el senador Manuel Mazenet Corrales (pin); el senador Fuad Emilio rapag Matar
dinámica socioeconómica 53
(Partido de la u); la representante a la Cámara Mónica anaya (Partido Liberal); el representante a la Cámara Issa Eljadue gutiérrez (Partido Conservador); y el representante a la Cámara Libardo garcía guerrero (Partido de Integración nacional, pin). En la actualidad, el Magdalena se quedó sin representación en el senado de la república, mientras que los cinco representantes a la Cámara están de una u otra forma vinculados con la vieja clase política del departamento.
En las últimas elecciones regionales y locales (2011), estos gru-pos o roscas se dividieron en dos bandos, de cara a apoyar candidatos que les permitieran hacer presencia en corporaciones públicas y cargos de elección popular con manejo de rentas (alcaldías y gobernaciones). Por ejemplo, el actual gobernador del Magdalena, Luis Miguel Cotes Habeych (28 años, el más joven del país), conocido como “el Mello” Cotes. Es hijo de Luis Miguel Cotes vives (alias el Conejo), primo del exsenador Luis Eduardo vives Lacouture (condenado por parapolí-tica), del exrepresentante joaquín josé vives Pérez (hoy magistrado del Consejo nacional Electoral), del exrepresentante y exviceminis-tro del Interior, juan Carlos vives Menotti y de jorge noguera Cotes, exdirector del das condenado por parapolítica. asimismo, es sobrino político del exalcalde de santa Marta josé Francisco zuñiga riascos (casado con rosita Cotes vives; también condenado por parapolíti-ca). además, contó con el apoyo de Trino Luna Correa y del exgo-bernador ómar diazgranados. Había sido recibido el aval del Partido Liberal, pero le fue retirado por el nutrido grupo de parapolíticos que lo respaldaban, razón por la cual se inscribió por firmas de ciuda-danos (http://lasillavacia.com, 2011). Cotes Habeych derrotó a josé Luis Pinedo Campo, hijo de Miguel Pinedo vidal y primo de alfonso Campo Escobar. También contó con el apoyo de Karelly Lara, los tres condenados por parapolítica.
En lo que hace a las alcaldías del departamento del Magdalena (municipios nip), el manejo (reparto) de las mismas se puede observar en el cuadro 1, según avales de los partidos y coaliciones, de acuerdo con los resultados electorales de 2011.
54 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
Cuadro 1. redes políticas del departamento del Magdalena, municipios ntp
Municipio Nombre alcalde Partido Jefe político
El Banco William Lara M. verdeIndependiente/En coalición con Trino Luna
Pijiño yanexi ospino g. Conservador Issa Ejadue/alfonso Campo
Pivijay jorge I. salah r. Liberal jorge Caballero/Mónica anaya
Plato jaime Peña P. pin jorge L. Caballero
salamina josé scoppetta o. Cambio radical Miguel Pinedo
Tenerife ómar vanegas La u Eduardo diazgranados
Fuente: registraduría nacional del Estado Civil.
resulta interesante ver lo relacionado con la persistencia de las élites políticas en el departamento del Magdalena. Como viene dicho, la política en este departamento se la disputan dos grandes bloques o coaliciones, los cuales tienen parcelado o feudalizado el espectro político electoral del departamento. así mismo ocurre que cuando hay alternancia en el poder, cambia de un bloque a otro, por lo que la persistencia, en vez de atenuarse, se acentúa. En los municipios in-corporados al programa ntp pudo observarse que hubo continuidad política (persistencia propiamente dicha) en los municipios de El Banco, Pijiño del Carmen, Pivijay y salamina; mientras que en Plato y Tenerife hubo cambio de rosca. En Plato, sin embargo, el espacio lo conquistó jorge Luis Caballero. Los actuales alcaldes de El Banco, Pi-vijay y Plato fueron candidatos a la alcaldía derrotados en 2007, en sus respectivos municipios. El de Pivijay, jorge Iván salah ropaín, está sien-do investigado como suscriptor del denominado “pacto de Chivolo”.
panorama político del departamento de bolívar
En el departamento de Bolívar también se dinamiza la política en fun-ción de casas o clanes, hoy por hoy provenientes de la provincia o de
dinámica socioeconómica 55
no pertenecientes a las élites tradicionales. Los espacios de privilegio de la política bolivarense actualmente son dominados por los secto-res políticos liderados por Piedad zuccardi, exsenadora del Partido de la u y procesada por la Corte suprema de justicia, esposa del ex-senador juan josé garcía romero, inhabilitado por la Procuraduría y condenado penalmente por el escándalo denominado “el miti-miti cartagenero”; por el exsenador de Cambio radical javier Cáceres Leal, elegido al senado en 2010, pero luego condenado por la Corte suprema de justicia por vínculos con paramilitares (concierto para delinquir agravado); por el exsenador conservador William Montes, también condenado por la Corte suprema de justicia; por el senador del Partido Liberal Lidio garcía Turbay; por el senador del pin Héctor julio alfonso López, hijo de la empresaria del chance Enilse López romero, más conocida como la gata, sobre la cual también pesa una condena a cuarenta años de prisión por homicidio y concierto para delinquir (http://www.eltiempo.com, 2013); y por la senadora de Cambio radical daira de jesús galvis Méndez, quien por un tiempo fue considerada un alfil de López romero, aunque hoy se encuentran distanciadas. al igual que en Magdalena, Bolívar presenta una estrecha relación entre clase política y redes mafiosas ligadas al paramilitaris-mo, al narcotráfico y, desde estos escenarios ilegales, a la captura de rentas públicas. El departamento de Bolívar presenta también una fuerte rivalidad política entre tres sectores, los liderados por juan josé garcía y Piedad zuccardi de garcía, javier Cáceres Leal y Enilse López romero.
de la misma manera que en toda la región caribe en general, la política local se mueve entre estos ejes que conforman los diferentes grupos o casas políticas bolivarenses. En lo que hace a las alcaldías del departamento de Bolívar (municipios nip), el reparto de las mismas se puede analizar de la siguiente manera, según avales de los partidos y coaliciones, de acuerdo con los resultados electorales de 2011:19
19 datos de la registraduría nacional del Estado Civil.
56 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
El alcalde de El Peñón es el señor Héctor josé Torrecilla orozco, avalado por el Partido Conservador, por lo que tiene la misma filia-ción del alcalde anterior, Catalino Meza ruidíaz, constituyéndose en uno de los municipios con persistencia política. ambos militan en el movimiento del excongresista William Montes.
El actual alcalde de Magangué es el sociólogo Marcelo Torres Benavidez, uno de los fundadores del Movimiento obrero Indepen-diente revolucionario (moir), movimiento político que hoy integra una tendencia en el Polo democrático alternativo. a pesar de ello, Torres Benavidez aspiró con el aval del Partido verde, con el cual obtuvo el 49,1 % de los votos en 2011, en su segundo intento por llegar a la alcaldía de Magangué. Con un discurso de talante ético y progresista, más el apoyo de un amplio y variado sector político lo-cal, Marcelo Torres lideró una candidatura alternativa que derrotó al candidato de Enilse Lopéz romero y encarnó una esperanza de recuperación de la administración pública local, desde el punto de vista ético y administrativo. sin embargo, las condiciones encontra-das por la nueva administración, tanto en lo financiero, como en lo burocrático, le han dado muy poco margen al alcalde para cumplir con las expectativas. Por una parte, el municipio atraviesa una aguda y compleja crisis financiera, por lo que ha sido sometida a la Ley 550, que facilita la reestructuración de pasivos del ente territorial dentro de un esquema de intervención por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público; por otra parte, en lo político ha tenido que afrontar un Con-cejo Municipal adverso, controlado por el grupo político de la familia alfonso López, igualmente se ha visto precisado a coadministrar con ciertos funcionarios elegidos por la administración anterior (a cargo de arcesio Pérez, apadrinado por la familia alfonso López), debido a que estos funcionarios tienen período fijo, como es el caso del gerente de la Empresa social del Estado, ese, encargada de la prestación del servicio público de salud en el municipio.
En esta misma línea se inscribe el alcalde de Mompox, josé orlando rojas, médico avalado también por el Partido verde, que en las elecciones de 2011 derrotó al candidato del Partido Conservador,
dinámica socioeconómica 57
Enrique van-strahlen valest, quien llevaba el respaldo del anterior alcalde, el también conservador alberto Manuel Hernández ricardo. En este sentido, se rompió la persistencia política en este municipio, pues el nuevo alcalde lideró una candidatura alternativa para derrotar al Partido Conservador, más puntualmente a la corriente política del excongresista William Montes; sin embargo, el actual alcalde también ha tenido que enfrentar un Concejo Municipal en contra. Pese a lo anterior, la ansiada renovación de las costumbres políticas en Mompox, propuesta por rojas, ha quedado en entredicho con las denuncias de dolores acuña Canedo, excandidata a la alcaldía Municipal en 2011, quien ha denunciado que el alcalde rojas suscribió con ella y con otros candidatos pactos políticos en los que se comprometía a compartir la burocracia y la contratación (50-50), con quienes se retiraran de la campaña. En efecto, la señora acuña Canedo fue designada secreta-ria de gobierno Municipal y declarada insubsistente varias semanas después, tras lo cual denunció los hechos de la campaña electoral, aduciendo presiones y amenazas del entorno de rojas para que en-tregara el documento original en el que consta el pacto, autenticado ante notario (http://www.eluniversal.com.co, 2012).
Finalmente, en el municipio de Pinillos el alcalde es Elkin ran-gel sosa, pertenece al Partido de la u, específicamente a la línea de Piedad zuccardi. Este partido conservó la alcaldía en el municipio de Pinillos, ya que la anterior alcaldesa era María Eugenia ortega díaz quien también militaba en dicha facción política. rangel sosa es hermano de Miguel Ángel rangel sosa, excongresista bolivarense (representante a la Cámara), condenado por concierto para delinquir agravado dentro del llamado proceso de la parapolítica, dados sus comprobados vínculos con las auc, más concretamente con los blo-ques Héroes de los Montes de María y Central Bolívar (http://www.elespectador.com, 2010). uno de los comandantes de este último era Iván roberto duque, alias ernesto Báez, quien, entre otros testigos, confirmó el apoyo de las auc y su asistencia a reuniones en las que se pactaron los acuerdos. Como contraprestación, rangel sosa nombró en su unidad de Trabajo Legislativo a la señora Blanca Lilia duque
58 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
gaviria, hermana de alias Ernesto Báez, como quedó demostrado en el juicio (http://www.verdadabierta.com, 2010).
La composición de los concejos de la subregión se ilustra en el gráfico 4, en el que se puede observar la supremacía de los grupos políticos de Enilse López romero (pin) y del Partido de la u (Piedad zuccardi).
afrovides
mio
Cambio radical
pin
asi
Progresistas
Conservador
verde
Liberal
La “u”
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17%
6%
19%
4%
8%
4%
10%
13%
17%
Gráfico 4. Filiación de los concejales. Municipios ntp (Bolívar)
Fuente: Elaboración propia con información de la registraduría nacional del Estado Civil.
el nuevo departamento de la depresión momposina
una dinámica política muy particular de la región del bajo Magdalena la constituye la iniciativa de crear un nuevo departamento en la su-bregión de la depresión momposina, que llevaría, precisamente, este nombre. En efecto, la constante general en los municipios del bajo
dinámica socioeconómica 59
Magdalena ha sido la queja por el centralismo, tanto departamental, como nacional, que ha generado un histórico estado de abandono estatal y pobreza generalizada de la población, que hoy caracterizan a la región.20 El proceso “emancipatorio” es de vieja data. durante la Pri-mera república, la provincia de Mompox fue erigida en departamen-to, situación que se prolongó en medio de diferentes circunstancias políticas, administrativas y normativas que garantizaban su autonomía hasta 1909, ya fuere bajo el esquema de departamento o el de provin-cia. Igual situación puede señalarse del municipio de El Banco, en el departamento del Magdalena. desde entonces, los pobladores de la depresión momposina no han cejado en su empeño de recuperar la autonomía político-administrativa perdida, como lo muestra un bre-ve rastreo por la literatura especializada (Fals Borda, 1988). durante la segunda mitad del siglo xx se dieron dos etapas significativas en la departamentalización del país, una durante la presidencia de Carlos Lleras restrepo (1966-1970) y la otra con la expedición de la Consti-tución Política de 1991, que elevó a rango de departamento las anti-guas intendencias y comisarias (o Territorios nacionales, por cuanto eran administrados directamente por el gobierno nacional), sin que los moradores de la depresión momposina vieran convertido su viejo sueño en realidad. En 1987 (2 de mayo), se realizó en Mompox el Foro Pro-reordenamiento Territorial, en el marco de la celebración de los 450 años de la fundación de la ciudad, en el que participaron voceros de los municipios de El Banco, Magangué y la región de La Mojana, sur del departamento de sucre (Fals Borda, 1988, pp. 79 y ss.).
sin embargo, la Constitución Política de 1991 ordenó la apro-bación de una ley orgánica de ordenamiento territorial (loot), con
20 si bien el promedio ponderado de nbi de los municipios incorporados al programa nip es del orden del 60,01 %, la totalidad de los municipios que pretenden conformar el nuevo departamento tienen un promedio de nbi del 70 %, de acuerdo con la propuesta presentada a la Comisión de ordenamiento Territorial del senado por el comité de impulso del nuevo departamento, Movimiento Ciudadano sí al nuevo departamento de la depresión Momposina.
60 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
la cual es posible sentar las bases para reordenar territorialmente la nación, esta solo se expidió veinte años después, el día 28 de junio de 2011, día de la sanción presidencial de la Ley 1454. Este hecho le ha dado un nuevo impulso a la iniciativa, pues se trata del marco jurídico dentro del cual se está moviendo el comité de impulso, denominado Movimiento Ciudadano sí al nuevo departamento de la depresión Momposina, que explica así sus objetivos:
El nuevo departamento en la depresión Momposina no es
un reclamo de mayor presupuesto, sino el derecho a la autonomía
político-administrativa que nos da la Constitución.
no es un asunto de mayor burocracia, se trata de propiciar un
acercamiento de los servicios del Estado a nuestras comunidades, a
menor costo y con mejor oportunidad.
no es porque nuestros municipios sean pobres, sino porque
con nuestro potencial podemos mejorar nuestras condiciones de vida.
no es un reclamo de más proyectos y más recursos, lo que bus-
camos es una focalización del gasto público más eficiente, mediante
un ejercicio de planeación pertinente a nuestra problemática, más
incluyente y participativo... ¡eso es política de estado!21
Hasta el momento, en el territorio se han celebrado dos audien-cias públicas con la Comisión de ordenamiento Territorial del senado de la república, una en El Banco y otra en Mompox. La meta es iniciar en febrero de 2013 el proceso de consulta popular que trae la ley, que deberá desarrollarse con la ciudadanía de los municipios que aspiran a integrar la nueva unidad político-administrativo. Hasta el momento funcionan comités locales de impulso en veintiún municipios, catorce de Bolívar y siete de Magdalena, así:
21 Propuesta presentada por el comité de impulso a la Comisión de ordenamiento Territorial del senado.
dinámica socioeconómica 61
Bolívar: altos del rosario, Barranco de Loba, Cicuco, El Peñón, Hatillo de Loba, Margarita, Mompox, Morales, norosí, Pinillos, regi-dor, san Fernando, san Martín y Talaigua nuevo.
Magdalena: El Banco, guamal, Pijiño del Carmen, san sebas-tián, san zenón, santa ana, santa Bárbara de Pinto.
sin embargo, la propuesta afronta una serie de dificultades, tanto endógenas como exógenas. Esto es, más allá de identificar la pobreza y el abandono vividos y de la iniciativa de todos los munici-pios de la región, el asunto de definir una capital es un problema que no resuelve el solo hecho de plantear una capital compartida. Como bien lo señala yanexy ospino, alcaldesa de Pijiño del Carmen, su mu-nicipio es hoy “la cola” de santa Marta y en lugar de ser “la cola” de El Banco (situado a más de dos horas de viaje) prefiere seguir con el actual estado de cosas que probar con lo desconocido. Por eso pre-fiere que la capital esté en Mompox (a veinte minutos de distancia), lo que le garantizaría mayor flujo de recursos para la población de su municipio. También manifiesta que ella no se opone a la iniciativa, pero que tampoco participa activamente en el comité, aunque reco-noce que hay un gran entusiasmo popular en su municipio con este proyecto (Comunicación personal, 15 de noviembre de 2012). así mismo opinan los municipios cercanos a El Banco y por eso tratan de darle prioridad sobre Mompox. La realidad es que en lo econó-mico es innegable la superioridad de El Banco sobre Mompox, pero Mompox es una ciudad con mayor tradición e historia que El Banco. Esta realidad ha llevado a la propuesta de capital compartida, pero el problema va más allá de El Banco y Mompox, pues afecta a todos los municipios de la región, por lo que tendrá que resolverse de manera conveniente para todos. de otra parte, la clase política tradicional no se une a la iniciativa. sería tanto como entregar parte significativa de los feudos político-electorales que han constituido bien sea por gene-raciones o en el pasado reciente, esto último en el caso de los grupos políticos emergentes. además, a ciertos jefes políticos regionales con incidencia en las capitales departamentales y de la república, como la
62 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
familia Luna Correa en El Banco o alfonso López en Magangué (con influencia política en los municipios del sur), verían perjudicados sus intereses económicos, razón por la cual también se oponen a ello.
de todas formas, el proyecto del nuevo departamento tiene un futuro incierto. Le espera un amplio proceso político, tanto local, como nacional, que determinará su viabilidad o no en el corto plazo, pero que de darse representaría una nueva y gran oportunidad de de-sarrollo para la subregión de la depresión momposina. no hay duda de que es el proceso social, político y económico más importante que se lleva a cabo en los actuales momentos en la región del bajo Mag-dalena, lo que supone especial atención por parte del programa nip y de su sucedáneo ntp.
conflicto armado interno, orden público y seguridad
si bien es cierto que en el sur de la región caribe colombiana algunos movimientos guerrilleros hicieron presencia desde su fundación (el epl en el sur de Córdoba y el eln en el sur de Bolívar y Cesar), hasta finales de la década de los ochenta del siglo xx la región había sido la zona menos afectada por el conflicto armado interno que desde 1964 afronta el país. Es más, los antecedentes e indicadores de violencia de la región, relacionados con las confrontaciones bipartidistas de me-diados del siglo xx (período de la violencia), muestran una realidad diametralmente opuesta a la del centro del país, que padeció con mu-cha dureza los embates de esta época que podría llamarse de guerra civil solapada (guzmán et al., 1988).
durante el auge de los movimientos guerrilleros en américa Latina, especialmente después del triunfo de la revolución sandinista en nicaragua, los diferentes grupos insurgentes que en ese momento existían en Colombia vieron la toma del poder por la vía armada como una posibilidad real. Eso significaba un cambio de la estrategia política y militar hasta entonces implantada. En 1982 las farc realizaron su séptima Conferencia y entre sus conclusiones estuvo la decisión de crear una economía de guerra (con nuevas fuentes de financiación, como la extorsión, el secuestro y el narcotráfico); y la expansión te-rritorial a partir del desdoblamiento de frentes, de cara a asegurar su presencia en todo el territorio nacional.
Más adelante, las guerrillas colombianas vieron la necesidad de coaligarse en una sola estructura revolucionaria. Con este propósito
64 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
nació la Coordinadora guerrillera nacional, que luego pasó a llamarse Coordinadora guerrillera simón Bolívar, tras el ingreso de las farc a finales de los ochenta. Este espacio de articulación permitió cierta parametrización de políticas y estrategias, y mientras algunas guerrillas como el M-19 planteaban la urbanización del conflicto, otras como las farc y eln apostaban por la ocupación de territorios de frontera, en referencia —como lo explica Pizarro Leongómez— a regiones con “graves vacíos institucionales y serios conflictos agrarios”, desde las cua-les “cercar y ahogar progresivamente los centros urbanos”. de allí que,
a partir de los años 80 todos los grupos guerrilleros, incluidas
las Farc, una vez consolidadas sus áreas de influencia en las regiones de
colonización concebidas como retaguardias estratégicas, dan un salto
hacia regiones con significación en el plano económico, con objeto
de buscar el control directo en la explotación de recursos naturales o
la extorsión a sus productores. (Pizarro, 2011, p. 202)
En este orden de ideas, los primeros sectores copados por las guerrillas en la región caribe tienen su común denominador en la topografía montañosa: el nudo del Paramillo y la serranía de san Lu-cas, en el sur; los Montes de María y la serranía de Piojó, en el centro; y la sierra nevada de santa Marta y la serranía de Perijá, en el norte.
desde su fundación, el eln hizo presencia en el sur de Bolívar, comoquiera que su área de influencia inicial fuera en “los departamen-tos de santander, antioquia, sur de Bolívar y sur del Cesar” (vicepresi-dencia de la república, 2005, p. 5). su primer impulso expansionista comenzó en 1972, en el municipio de san Pablo, desde donde se con-virtió en un importante actor político y social y desarrolló actividades delictivas sobre la población civil, principalmente extorsión y secues-tro. desde allí, a principios de los años ochenta, se extendió al resto del departamento, tanto a zonas del sur de Bolívar, con los frentes Héroes y Mártires de santa rosa, josé solano sepúlveda, amílkar grimaldo Barón y alfredo gómez quiñónez; como a la región de los Montes de María, donde operó con el Frente jaime Bateman Cayón. respecto
conflicto armado interno, orden público y seguridad 65
de las farc, estás llegan al departamento de Bolívar a mediados de los ochenta, tras la séptima Conferencia, inicialmente a la zona del sur de Bolívar (con el frente 24) y, desde allí, pasaron a la región de los Mon-tes de María en el departamento de sucre (frente 37), territorio en el que se fortalecieron a partir de los años noventa y en el que también operó el frente 35. sin embargo, ambos frentes desplegaban acciones conjuntas en la zona del bajo Magdalena bolivarense, especialmente en los municipios de Calamar, El guamo, zambrano, Córdoba, Ma-gangué y Pinillos. En lo que tiene que ver con el sur de Bolívar, ambos grupos han hecho presencia principalmente en la subregión de los nueve municipios del sur (sur-sur), desde donde han tenido amplia movilidad hacia el medio y bajo Magdalena.
a diferencia de Bolívar, en el departamento del Magdalena in-cursionó primero las farc y después el eln. durante la primera mitad de los años ochenta, también después de la séptima Conferencia, las farc fundaron el frente 19 en el Magdalena, con presencia en la re-gión del Catatumbo (norte de santander), norte del Cesar y sectores aledaños a la sierra nevada y Ciénaga grande de santa Marta, desde donde les quedaba fácil controlar también la zona bananera. Las activi-dades del frente 19 en el centro y sur del Magdalena estuvieron acom-pañadas de acciones conjuntas con los frentes 35 y 37 de las farc, con presencia en la ribera del río Magdalena y Montes de María. En 2006 estos dos últimos frentes conformaron la Compañía Libertadores, que operaba en los municipios de Pivijay, Tenerife y Plato, lo que generó la creación de la fuerza de tarea Plato, creada por la segunda Brigada del Ejército (vicepresidencia de la república, 2007). En cuanto al eln, este grupo insurgente comenzó a hacer presencia en el Magdalena durante la primera mitad de la década de los noventa, mediante la creación del frente Francisco javier Castaño, con presencia permanen-te en los municipios de Ciénaga y Fundación, desde donde movían núcleos pequeños a los municipios vecinos, como Pivijay, remolino, sitio nuevo y Cerro de san antonio; mientras que en la sierra nevada de santa Marta lo hace a través del frente gustavo Palmesano ojeda.
66 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
Las raíces de las autodefensas en ambos departamentos datan de los años setenta, en relación con la conformación de escuadrones de la muerte que operaron bajo distintas denominaciones y a favor de diversos intereses, mientras que en el Magdalena estuvieron vinculadas al narcotráfico con marihuana de esos años (la llamada bonanza ma-rimbera) y a las olas de violencia que esta actividad trajo consigo, en Bolívar estuvieron al servicio de latifundistas y ganaderos que, por este medio, confrontaron la actividad de abigeos y, además, repelieron la acción del movimiento campesino, que por entonces invadía predios privados con la intención de recuperar tierras para un campesinado explotado y sin acceso a la tierra, esto como consecuencia de los altos niveles de concentración de la propiedad rural que ha tenido la región caribe colombiana.
sin embargo, las autodefensas o paramilitarismo contemporá-neo se desarrollaron en el país y en los departamentos de Bolívar y Magdalena a mediados de la década de los noventa, con el surgimiento en 1997 de las auc. El propósito de este grupo fue el de
recuperar el territorio bajo presión de la guerrilla mediante
el enfrentamiento directo con los grupos subversivos y extender su
presencia a las zonas influenciadas por la guerrilla, buscando el apoyo
económico de las actividades rurales más dinámicas y captar el apoyo
de los sectores sociales. (vicepresidencia de la república, 2005, p. 7)
Tal como lo señala el citado informe oficial, en el que además se agrega que:
Teniendo estas metas, en 1997 Carlos Castaño, salvatore Mancu-
so, Ernesto Báez y óscar restrepo entre otros, establecen una alianza
para ingresar al sur de Bolívar. Llevar a cabo el objetivo planeado exigió
establecer dominio desde Barrancabermeja para poder conquistar el
sur de Bolívar. La estrategia se desarrolló sistemáticamente, aunque
tardó más de cuatro años en consolidarse. ya en 1998 se había logrado
generar unos pequeños asentamientos de grupos de autodefensa en
conflicto armado interno, orden público y seguridad 67
santa rosa y salvatore Mancuso y alias Popeye lograron establecerse
en el casco urbano de simití, mientras el grupo de Botero, desde
Magangué incursionó en Tiquisio, achí, Pinillos y altos del rosario.
a partir de 1999, se produce una seguidilla de asesinatos, masacres,
desapariciones, desplazamientos y torturas, así como de enfrentamien-
tos en las zonas rurales. (vicepresidencia de la república, 2005, p. 8)
En consecuencia, mientras que el bloque Montes de María de las auc hacía presión desde el centro de Bolívar hacia el sur, el bloque Central Bolívar (bcb), lo hacía desde el sur hacia el norte, para encau-zar la guerra en la cuenca del río Magdalena (margen occidental o izquierdo), con graves efectos sobre la población civil, por supuesto. Esta estrategia de expansión paramilitar también cubría al Magdale-na. Como lo aclara otro estudio del observatorio de ddhh y dih de la vicepresidencia de la república
En el Magdalena hicieron presencia cuatro frentes de las auc
con injerencia en la casi totalidad del departamento, exceptuando
las partes más altas de la sierra nevada, las cuales se convirtieron en
el principal frente de combate entre la guerrilla y autodefensas. Es
así como actuaban el bloque norte de las auc, al mando de rodrigo
Tovar Pupo, alias jorge 40; el frente de resistencia Tayrona (los Cha-
mizos), que hacía presencia también en los departamentos de Cesar y
guajira, al mando de Hernán giraldo serna, alias el Patrón; el frente
de Contrainsurgencia Wayúu, al mando de jorge 40, con presencia en
los departamentos de Cesar y guajira y el grupo de “Chepe” Barrera,
al mando de la persona que le dio el nombre a esta agrupación. (vi-
cepresidencia de la república, 2007, p. 7)
no obstante, con la apertura del proceso de negociación entre las auc y el gobierno uribe vélez, puesto en marcha en enero de 2003 en la zona de santa Fe de ralito (Tierralta-Córdoba), estas estructuras paramilitares se desmovilizaron y se sometieron a la Ley 975 de 2005 (Ley de justicia y Paz), dando inicio a procesos penales transicionales
68 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
que todavía están en marcha. El primer grupo con influencia en la zo-na que se desmovilizó fue el de las autodefensas del sur del Magdalena e isla de san Fernando, en diciembre de 2004, a cargo del comandan-te “Chepe” Barrera, cuya presencia llegaba a municipios del sur del Magdalena y Bolívar, como El Banco, Pijiño del Carmen y Mompox. Posteriormente lo hizo el bloque Montes de María, con presencia en los municipios de Pinillos y Magangué. y en enero de 2006 lo hicieron el bloque norte, con presencia en Pivijay, Tenerife y Plato; y el bloque Central Bolívar-sur de Bolívar, cuyo radio de acción cubría parte del municipio de Pinillos y el municipio de El Peñón. La alianza de las auc con narcotraficantes pura sangre, es decir, con narcos que después de años en estas actividades ilegales adquirieron una franquicia de las auc para manejar un bloque y entrar al proceso de negociación de santa Fe de ralito como actores políticos, también se dio en estos dos departamentos. de hecho, julián Bolívar y Pablo sevillano, alias que corresponden a los hermanos rodrigo y guillermo Pérez alzate, al igual que Carlos Mario jiménez, alias Macaco, comandantes del bloque Central Bolívar (bcb), pertenecían a esta clase de narcotraficantes de larga duración que lograron colarse en el proceso de negociación.
un aspecto importante que no puede olvidarse es el hecho de que Magdalena y Bolívar son departamentos productores de cultivos ilícitos. El Magdalena, en la ecorregión de la sierra nevada de santa Marta y Bolívar en la serranía de san Lucas, territorios que constituyen hitos geográficos esenciales respecto de la zona del bajo Magdalena. además, los innumerables cuerpos de aguas que atraviesan y circundan el territorio son propicios al tráfico, en especial si se tiene en cuenta que todos ellos conectan con el mar Caribe, punto de embarque hacia los mercados internacionales de alcaloides.
conflicto armado interno, orden público y seguridad 69
grupos armados ilegales posdesmovilización
Todo esto coadyuvó al establecimiento de las bacrim22 en el territorio del bajo Magdalena, pues el narcotráfico es un combustible natural para que nuevos grupos armados ilegales penetren, se disputen y con-trolen el territorio. En este sentido, las bacrim son herederas directas de las antiguas auc, pero carecen de la naturaleza contrainsurgente que caracterizaron a estas últimas, pues solo funcionan para el ejercicio del narcotráfico, la captura de rentas públicas y privadas (vía amenazas, extorsiones, hurtos), el sicariato o la minería ilegal. Como bien lo ha señalado un conocido informe:
Los nuevos grupos armados ilegales buscan un control geoes-
tratégico, poblacional y político que les permita acceder con ventajas
a sus propósitos. afrontan la acción de la Fuerza Pública en su contra
y las confrontaciones con las guerrillas y entre ellos por rivalidades.
son grupos más pequeños que los frentes o bloques de las auc, aunque
varían de tamaño según la región. asumen dispositivos de patrullaje
y control más eventual. algunos de mayor poder tienen contingentes
con armas bélicas, uniformes, despliegue de operativos militares y
campamentos; pero ahora es más frecuente ver a sus integrantes con
vestimenta civil y armas cortas disimuladas. Mantienen presencia en
vías, cruces de carreteras, corredores y sitios de interés estratégico, in-
cluyendo las cabeceras de corregimientos y presencia en municipios y
22 varias han sido las críticas para esta denominación. Como bien lo ha dicho la oficina en Colombia del alto Comisionado para los derechos Humanos de las nacio-nes unidas (oacnudh), “[…] calificar a todas estas nuevas estructuras como bandas criminales no recoge en su totalidad la complejidad, variedad, pluralidad y riesgo del fenómeno”. Informe de la alta Comisionada de las naciones unidas para los derechos Humanos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia 2008, p 23.
70 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
ciudades. acceden a negocios ilegales y legales, por lo regular los que
estuvieron bajo el control de las auc. (cnrr, 2010, p. 57)23
Por tanto, las llamadas bacrim no son simples bandas crimina-les, como lo sugiere la sigla; ni tampoco la mera prolongación de las auc, más allá de que —en parte— estén conformadas por sus desmo-vilizados, que compartan métodos y estrategias de control territorial y poblacional, y que coincidan en el propósito económico de capturar rentas públicas y privadas. Más allá de esta apreciación, algunos insis-ten en identificar plenamente las bacrim con las anteriores estructuras paramilitares, como la Corporación nuevo arco Iris (cnai), que las denomina simple y llanamente como neoparamilitares; o el Instituto de Estudios para el desarrollo y la Paz (Indepaz), que las llama nar-coparamilitares.24
Para nosotros la denominación más diciente sería transpara-militarismo (anteponiendo a paramilitarismo el prefijo latino trans, que significa “al otro lado” o “a través de”), pues se trata de organiza-ciones criminales dedicadas primordialmente al narcotráfico, pero también a la extorsión, los robos, la usura (paga-diario), el sicariato y la minería ilegal, que utilizan el modelo de estructuración y el modus operandi del paramilitarismo, aunque ahora sin el objetivo político de liderar la lucha contrainsurgente, principal característica de las auc. y es que para las llamadas bacrim la guerrilla puede ser, según las
23 Este informe fue preparado por el Área de ddr de la Comisión, coordinada por Álvaro villarraga sarmiento, y aprobado por la plenaria de la cnrr.24 Para el investigador y analista de esta última ong, Francisco alejandro ramírez (2011): “Hace mucho tiempo que el concepto de paramilitarismo en Colombia so-brepasó la simple alusión a grupos armados irregulares estructurados que actúan con el apoyo o aquiescencia de Fuerzas armadas legales. una definición tan vaga en este caso, que muchos ortodoxos —más si son de afuera— quieren aplicar sin conocer un céntimo de los desarrollos y arraigos del paramilitarismo en todas las esferas de la vida social a lo largo de la historia de este país, pero particularmente en los últimos años” (pp. 66 y 67).
conflicto armado interno, orden público y seguridad 71
circunstancias, o un enemigo más —como competidor en el negocio del narcotráfico—, o un apetecido socio comercial. ya en enero de 2011 la prensa nacional daba cuenta de la “alianza diabólica” entre las farc y diferentes bandas, especialmente Erpac y rastrojos. según El Espectador, en los departamentos de Caquetá, valle, Putumayo, nariño, Cauca y Córdoba:
ya existen casos documentados de vínculos entre las organiza-
ciones de daniel el Loco Barrera, los hermanos Luis Enrique y javier
Calle serna, conocidos como los Comba, y los segundos en jerarquía
de Pedro guerrero, alias Cuchillo con los frentes 18, 34, 58, 57, 24, 43,
1 y 10 de las Farc. (http://www.elespectador.com, 2011)
Todavía en noviembre de 2012 el entonces comandante de las Fuerzas Militares, general alejandro navas ramos, declaraba a la pren-sa las alianzas entre bacrim y farc en valle del Cauca y Cauca (http://www.elpais.com.co, 2012), relación que las farc, por conducto de su vocero andrés París, ha negado a los medios de comunicación (http://www.verdadabierta.com, 2012). Por supuesto, la herencia más impor-tante que las bacrim recibieron del paramilitarismo son los espacios de acción, los negocios y el modus operandi. Para resaltar el tamaño de las operaciones comerciales legadas a las bacrim, entre 2002 y 2006 las auc cobraron un “impuesto de embarque” a los narcotraficantes, a razón de 50 dólares por kilo, que produjo rentas por más de 30.000 millones de pesos, sobre un estimativo de cien toneladas de cocaína al año. Estos dineros terminaron en las arcas de jorge 40, como lo rese-ña el informe del observatorio del Programa Presidencial de ddhh y dih. Pero esto es solo de la punta del iceberg. Las actividades delictivas tenían diversos alcances, como lo muestra el referido informe:
así mismo se apropiaron del manejo de juegos de azar entre
los que se destaca el del chance. a Enilse López, alias la gata, oriunda
de Magangué, Bolívar, respaldada por las autodefensas, se le acusó de
manipular recursos públicos desde la distribución del chance en Bolí-
72 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
var, atlántico y Magdalena. Igualmente, el bloque norte de las auc se
apropió del tradicional sistema de cobro a préstamos con intereses muy
altos denominado el paga diario, al que le inyectó cuantiosos recur-
sos. (Programa presidencial de derechos humanos y dih, 2011, p. 14)
El disfrute de tantas rentas era imposible que no atrajera a viejos y nuevos actores criminales, por lo que resulta apenas obvia la transformación de las auc en las llamadas bacrim, de cara al control de dichos negocios. La primera estructura que operó como sucedá-neo de las auc en los departamentos del Caribe fue la banda de los Cuarenta en 2006, al mando de alias salomón, cuyo nombre real es Miguel villarreal archila, y de Wildon gabriel daza Mejía, alias gaby daza. Esta banda no solamente cooptó a desmovilizados, sino también a servidores públicos vinculados a la Fiscalía, la Fuerza Pública y or-ganismos de inteligencia y seguridad (Policía, Ejército, armada, cti, das) (http://www.verdadabierta.com, 2008). sin embargo:
un aspecto que contribuye a explicar la llegada de nuevas es-
tructuras, lo constituyó el hecho que Enilse López, alias la gata, empe-
zó a ser presionada por los Paisas, que se querían quedar con el negocio
del chance, esta en principio se apoyó en remanentes de la banda de
los Cuarenta, pero en la medida que dicha banda ya estaba muy debi-
litada, hizo contactos con elementos de las bandas de los urabeños y
los rastrojos. Estos últimos tenían especial interés a su vez en entrar
con fuerza a Barranquilla para evitar tener que pagar a los Paisas altas
cuotas por envíos de droga, situación que se hizo evidente a mediados
de 2010. (Programa presidencial de derechos humanos y dih, p. 16)
Por supuesto que toda combinación de negocios, política y vio-lencia es un coctel peligroso que pone en alto riesgo a las comunida-des de la zona, en especial a críticos, contradictores políticos o rivales económicos. Más allá de lo anterior, un análisis completo acerca de la presencia de las llamadas bacrim en la zona de bajo Magdalena lo hacen las organizaciones sociales Corporación nuevo arco Iris, (cnai)
conflicto armado interno, orden público y seguridad 73
(revista arcanos, n.° 17) y el Instituto para el desarrollo y la Paz (In-depaz, 2012). En este orden de ideas, las llamadas bacrim tendrían presencia en doce municipios del atlántico, 34 de Bolívar y quince del Magdalena (Indepaz; revista Punto de encuentro n.° 58; vii Infor-me sobre grupos narcoparamilitares 2011; Cartografía del conflicto: narcoparamilitares y guerrilla, 2012).
El cuadro 2 muestra la distribución geoestratégica de las diferen-tes bandas en los municipios incorporados al programa ntp, subregión bajo Magdalena.
Cuadro 2. Presencia de bacrim, municipios bajo Magdalena
Grupo Bolívar Magdalena
rastrojosMaganguéMompox
El BancoPlato
urabeñosMaganguéMompox
El Bancosalamina
Paisas MaganguéEl BancoPlatoTenerife
Águilas negras Magangué
Fuente: Elaboración propia con información de Indepaz.
En contraste, estos informes no registran presencia de organi-zaciones guerrilleras en los territorios del bajo Magdalena, especial-mente en el departamento del Magdalena, en el cual los registros son nulos; mientras que en Bolívar los registros son de municipios más al sur, en la cuenca del río Cauca o en la del Magdalena medio: simití, Barranco de Loba, norosí y regidor (eln); y arenal, Morales, regidor, río viejo y simití (farc), aunque este último grupo también registra presencia en dos municipios de los Montes de María, Córdoba y san juan nepomuceno.
En lo que tiene que ver con relaciones entre bacrim y políticos (nuevas relaciones entre política e ilegalidad), durante el año electo-ral de 2011 fueron múltiples las advertencias hechas desde escenarios
74 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
académicos, sociales y políticos acerca de la reedición de la parapolí-tica, versión de bandas criminales. organizaciones como la Misión de observación Electoral (moe), la cnai o Indepaz lanzaron serias alertas sobre el particular, al igual que políticos de talla nacional, como los senadores armando Benedetti villaneda (Partido de la u) y juan Ma-nuel galán Pachón (Partido Liberal).
Los resultados electorales de 2011 (tema ampliamente analiza-do atrás) no fueron buenos para las alianzas entre actores políticos y criminalidad (bacrim). Por el contrario, las aspiraciones de la familia alfonso López de retener la alcaldía de Magangué se frustraron, co-mo ya se explicó. además, ninguna de las bandas con presencia en el territorio ha logrado consolidar su dominio, situación que expone más a la sociedad a los riesgos propios derivados de las guerras entre criminales. sin embargo, se observa que de estas bandas la que más ha logrado extender su influencia es la de los urabeños, entre otras cosas por el propósito de esta organización de convertir al Magdalena y, sobre todo, a su capital santa Marta, en el segundo centro de ope-raciones después de Medellín (http://www.wradio.com.co, 2012). Informaciones de prensa indican que comerciantes de santa Marta han sido citados por los ilegales a reuniones en el municipio de El Banco, en el cono sur del departamento, lo que evidencia la penetra-ción de este grupo en el departamento. En este municipio también reside y opera juan Carlos Luna Correa, alias el Cóndor, hermano del exgobernador del Magdalena, Trino Luna Correa. alias el Cóndor es señalado por autoridades, comunidades y medios de comunicación como un paramilitar de viejo cuño que llegó a ser el tercero al man-do en la estructura de las autodefensas del sur del Magdalena en isla de san Fernando, detrás de jorge 40 y “Chepe” Barrera. se le sindica de varios homicidios, extorsiones y narcotráfico, lo mismo que de ser actualmente jefe de la estructura de los urabeños en el sur de Bolívar, Cesar y Magdalena. La comunidad lo señala como un hombre de alta peligrosidad a pesar de su condición de cuadripléjico, luego de sufrir un accidente automovilístico en 2005. Esta situación personal le ha servido para no ser capturado, no obstante que sobre él pesan varias
conflicto armado interno, orden público y seguridad 75
órdenes de captura. una de ellas está relacionada con el homicidio del exalcalde de El Banco y excongresista del Magdalena, Fernando Pisciotti van strahlen, ocurrido el 9 de diciembre de 2003. juan Carlos Luna coordina, junto con su hermano Trino Luna Correa, las activi-dades del grupo político fundado por su padre, Trino Luna Morón (http://m.semana.com, 2006; http://www.elespectador.com, 2012; http://www.elpilon.com.co, 2010).
ahora bien, un fenómeno que podría acelerar esta indeseable, pero probable situación de captura del Estado por las bacrim sería la realización del proyecto confederativo que algunos han denunciado. En efecto, como lo reseña el diario el heraldo de Barranquilla, durante el foro “Los desafíos del Estado frente a las bandas criminales”, reali-zado el 31 de marzo de 2011en Bogotá en el senado de la república, el periodista, investigador social y director de la cnai, León valencia advirtió que
las bandas criminales se están asociando, tal y como lo hicieron
los paramilitares en su momento […] señaló que los grupos delin-
cuenciales han alcanzado una presencia nacional y han empezado a
constituirse en asociaciones o confederaciones […] El proceso de agru-
pación tiene reunidas a las bacrim en siete “grupos grandes”, sostuvo
valencia, y agregó que en estas siete agrupaciones han convergido las
veintidós denominaciones de grupos neoparamilitares. (http://www.
elheraldo.co, 2011)
La hipótesis de una confederación total de las bacrim hoy no se ve muy cerca, en especial por la muerte o captura de sus principales jefes, lo que supone una reacomodación de sus jerarquías. Como lo destaca un analista de la situación:
uno a uno, los líderes transitorios de las denominadas bandas
criminales emergentes han ido cayendo, y duran cada vez menos
tiempo en la cúpula de sus respectivas organizaciones. a cada captura
o muerte de estas cabecillas, las han seguido momentos de crisis y de
76 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
violencia en sus espacios de operación. (http://www.razonpublica.
com, 2012)
ahora, si bien es cierto que los jefes más connotados de las bacrim provienen de las auc, también es innegable que su punto de gestación son las pandillas urbanas que se forman y operan en las gran-des ciudades del país y que terminan articuladas a las redes mafiosas, particularmente en ciudades como Medellín y Cali, con ligazón a las viejas estructuras de opulentos e históricos carteles. de allí surgen los grandes y temibles líderes delictivos, que se extienden a zonas estra-tégicas, como los puertos de Cartagena, Barranquilla y santa Marta. En rueda de prensa, el general josé vicente segura, por entonces comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, manifestó que la cooptación de las pandillas por parte de las bacrim responde a un calculado proceso. asegura el general que “esto es como un curso que hacen. Inician como pandilleros, luego pasan a ser banda, toman una denominación, tienen un jefe y se ponen al servicio de una banda mayor” (http://www.emisoraatlantico.com.co, 2012). En tal sentido, el Comité de derechos humanos de Bolívar ha venido denunciando el reclutamiento de jóvenes por parte de las diferentes bacrim en el sur de Bolívar, sur del Cesar y sur del Magdalena, especialmente en los municipios de Hatillo, san Martín y Barranco de Loba, san Pablo, santa rosa (Bolívar) y El Banco (Magdalena). En este último, incluso, se vendrían desarrollando los entrenamientos a cargo de militares re-tirados y, de acuerdo con los denunciantes, en la sede del Cuerpo de Bomberos de El Banco (www.elmeridianodecordoba.com.co, 2012). Con toda razón la oficina del alto Comisionado para los derechos Humanos en Colombia, en su informe del año 2012, acápite destinado a tratar los grupos armados ilegales surgidos después de la desmovili-zación de organizaciones paramilitares, concluyó que
Estos grupos armados ilegales están presentes en la mayoría de
los departamentos del país y demuestran alta capacidad de recluta-
miento, incluyendo niñas, niños y adolescentes, y utilizan estructuras
conflicto armado interno, orden público y seguridad 77
delincuenciales y sicarios para apoyar sus actividades. Como medio
para desarrollar sus actividades criminales, estos grupos ejercen con-
trol territorial, restringen la libertad de movimiento de la población, y
ejercen “control social”, imponiendo sus normas de comportamiento
y sanciones públicas y “resolviendo” conflictos sociales, en muchas
ocasiones, de manera brutal. (acnur, 2012)
Impacto de la violencia sociopolítica en el territorio: el desplazamiento forzado
Las cifras oficiales reportan, a febrero de 2012, 3.943.508 personas en situación de desplazamiento forzado en todo el país (acnur, 2012). En los municipios del bajo Magdalena, incorporados al programa nip, resultaron expulsadas 55.617 personas, y los municipios más afectados fueron Pivijay, Plato y Magangué; mientras que en materia de recep-ción de población desplazada, 40.435 personas llegaron al territorio, con mayor afectación en Magangué, Plato y Pivijay. Como puede ver-se, la región fue más expulsora que receptora, tendencia común a la mayoría de los municipios, a excepción de Magangué y El Banco. Las cifras en detalle pueden verse en la tabla 1.
La anterior información puede llevarse al siguiente gráfico de barras, en donde queda en evidencia la situación de cada municipio y su relación entre ellos. (véase gráfico 5).
78 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
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Gráfico 5. relación expulsión/recepción. desplazamiento forzado municipios del bajo Magdalena
Fuente: Elaboración propia con información del dps. Estadística de población desplazada.
Por ser el centro urbano de mayor importancia de toda la zona del bajo Magdalena, Magangué es el municipio de mayor recepción del territorio, al cual le siguen los municipios de Pivijay y Plato. así mismo, Plato es el de mayor expulsión en la zona, dado su carácter de eje de los municipios del centro del Magdalena, que constituyó una de las áreas de más fuerte presencia del bloque norte de las auc y, por supuesto, de mayores desmanes contra la población civil. Con todo, la tabla 2 especifica el índice de presión de la población víctima en estos municipios, o relación de proporcionalidad entre el número total de población víctima recibida y el número total de habitantes.
Esta otra forma de ver la problemática muestra, en consecuen-cia, que el municipio con mayores dificultades respecto de la atención, asistencia, prevención, protección y reparación integral a la población víctima es el municipio de salamina, en donde prácticamente uno de cada tres habitantes pertenece a la población en situación de desplaza-miento (31,79 %), seguido de Pivijay (15,5 %), Magangué (14,96 %) y Plato (12,93 %). Estas cifras contrastan con las de Mompox (0,78 %), Pijiño del Carmen (2,44 %) y Tenerife (3,82 %), que son los munici-pios con menor índice de presión en el territorio.
conflicto armado interno, orden público y seguridad 81
tabla 2. índice de presión en los municipios ntp bajo Magdalena
Municipio Población totalTotal población
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El Peñón 8914 784 8,79
Magangué 123312 18451 14,96
Mompox 43187 317 0,73
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El Banco 55175 4125 7,47
Pijiño 15187 372 2,44
Pivijay 34501 5351 15,50
Plato 55037 7119 12,93
salamina 7434 2364 31,79
Tenerife 12300 471 3,82
Fuente: Elaboración propia con información del dps y el dane.
En lo que tiene que ver con el desplazamiento forzado y despo-jo o abandono forzado de tierras, el departamento de Magdalena fue básicamente un territorio de expulsión. Como señala reyes Posada,
En Magdalena hubo un gran desplazamiento campesino du-
rante el predominio de los grupos paramilitares, que afectó también
a muchos habitantes de los pueblos y la capital [...] los municipios más
afectados fueron santa Marta (34.869 personas), Fundación (23.807),
Ciénaga (18.313), Pivijay (9893), aracataca (5542), Plato (5218) y re-
molino (4717) […] Para los analistas de la Policía: “donde más hubo
problemas de tierras en Magdalena fue en Chivolo, La Pola, Tenerife
y sanabria”. (reyes, 2010, p. 194)
En el año 2007, el pptp tenía identificado el abandono de tie-rras en los municipios de El Peñón (178 ha), Magangué (652 ha), Mompox (987 ha) y Pinillos (447 ha), para un total de 2264 hectáreas abandonadas y protegidas por el pptp (pp. 183-185). asimismo, en
82 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
el departamento de Magdalena se reportaron tierras abandonadas y protegidas en El Banco (660 ha), Plato (684 ha), salamina (2 ha) y Tenerife (278 ha), para un total de 1624 hectáreas (pp. 197-198). La gran ventaja que tienen los sectores campesinos de la región del bajo Magdalena es la posibilidad de desarrollar actividades relacionadas con la pesca y la caza, lo mismo que la utilización de playones y ciénagas en tiempos de sequía. se trata de una economía de subsistencia, sin lugar a dudas, que garantiza la seguridad alimentaria. sin embargo, el acceso a la tierra sigue siendo una de las deudas sociales del Estado colombiano con los sectores rurales del territorio, pues, como viene dicho, de los diez municipios incorporados al programa nip, solo Pini-llos presenta una estructura agraria de microfundio. Más allá de ello, la preservación del ecosistema regional es también la preservación de la subsistencia de los pobladores del territorio, por lo que el cada vez más marcado deterioro ambiental afecta la economía anfibia de la región del bajo Magdalena.
caracterización de problemas o conflictos
El panorama descrito hasta ahora permite identificar de manera cla-ra tres grandes tipos de problemas o conflictos en la región del bajo Magdalena, en tres contextos específicos: ambiental, socioeconómico y político-institucional. Esta problemática puede catalogarse, sin lugar a dudas, común a todas las subregiones que integran la gran región del bajo Magdalena (canal del dique, depresión momposina y La Mojana).
1. El problema fundamental en materia ambiental está dado por los riesgos derivados de la deficiente planeación y ges-tión de un modelo de desarrollo integral sostenible, sobre el que actúan como causa eficiente cuatro grandes factores estructurales:
• Inadecuada e incontrolada ocupación del territorio, que se concreta en un largo proceso de privatización de bienes comunales (caños, ciénagas y playones), que produce deterioro y desequilibrios ambientales capaces de im-pactar negativamente el ecosistema; concentración de la propiedad rural; restricción al uso comunitario de caños, ciénagas y playones; sobreexplotación de suelos y aguas; reducción acelerada de bienes y servicios eco-sistémicos; cambios culturales de la población y profun-dización de la pobreza.
84 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
• Contaminación y sedimentación de los cuerpos de agua, que se materializa en un inadecuado manejo ambiental de actividades extractivas (minería, ganadería, agricultu-ra) en las que se emplean sustancias químicas contami-nantes (metales pesados y agroquímicos) y métodos de producción que aceleran el proceso de sedimentación; en combinación con la precariedad de los sistemas de saneamiento básico. además del deterioro natural del medio ambiente y de los daños al ecosistema, esta situa-ción produce disminución de la capacidad de amorti-guación de caños y ciénagas, aumento de las inunda-ciones, afectación a la salud humana por consumo de aguas y alimentos contaminados y agravamiento de las condiciones sociales y económicas del territorio.
• deficiente preparación para afrontar el cambio climático, que redunda en una prolongación de las inundaciones por la alteración de los ciclos de lluvias y sequías con pro-medios de duración superiores a los históricos; entre otras, las consecuencias son el deterioro del ecosistema, aumento de los factores de vulnerabilidad de la pobla-ción, daño en la infraestructura económica y social, al-teraciones culturales y emigración de población a zonas no inundables.
• debilidad, desarticulación y descoordinación de la institucio-nalidad con competencias ambientales, que se refleja en au-mento indiscriminado del deterioro ecoambiental por la falta de reglamentación y controles, permisividad, impunidad y falta de reparación de quienes afectan el medio ambiente.
2. desde el punto de vista socioeconómico, el problema fundamen-tal está determinado por la precariedad en las condiciones sociales y económicas de la población, que también se pue-de desarrollar a través de cuatro ejes estructurales:
caracterización de problemas o conflictos 85
• Incomprensión del territorio como espacio integral, que se concreta en el hecho cierto de la desarticulación, des-coordinación, improvisación, coyuntura e ineficacia de políticas públicas que propicien el desarrollo social y económico de la región, lo que genera pérdida de recur-sos, pérdida de confianza y de legitimidad institucional, agravamiento de la problemática socioeconómica, reza-go regional e impacto negativo en el medio ambiente.
• déficits de capital humano, social y tecnológico, que se traduce en prevalencia de la economía extractiva de subsisten-cia; actividades ganaderas y agrícolas en latifundios, sin agregación de valor y escasa redistribución; mercados internos deprimidos y baja competitividad para conquis-tar mercados externos, con desestímulo para el empren-dimiento, acceso restringido a los derechos económicos, sociales y culturales, baja calidad de vida y altos índices de necesidades básicas insatisfecha y de pobreza multi-modal.
• Aislamientoydispersiónpoblacionaldentrodelterri-torio, y de este con los principales mercados y centros urbanos regionales y nacionales, en razón de la preca-riedad de la infraestructura vial, aspecto que dificulta la comunicación interna y externa, limita la competitividad por el incremento de costos de producción, transacción y consumo, genera desaprovechamiento de las ventajas comparativas ambientales que ofrece el territorio como proveedor de bienes y servicios ecosistémicos y hace permeable y vulnerable el territorio por el accionar de grupos armados ilegales.
• deterioro del activo ambiental por inadecuada ocupación y uso del ecosistema, derivada de la sobreexplotación, empobrecimiento de suelos y reducción de la oferta de bienes y servicios ecosistémicos, favorecimiento de con-diciones para los conflictos sociales por la tierra y por el
86 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
agua y limitación de las posibilidades de desarrollo social y económico del territorio.
3. En materia político-institucional, el problema fundamen-tal está caracterizado por evidentes relaciones de poder reguladas por valores no compatibles con la cultura de la democracia y los derechos humanos, en las que se pueden distinguir tres factores claros y precisos de tipo estructural:
• Cultura política clientelista, expresada en el ejercicio de costumbres políticas contaminadas por la cultura del favor y el acceso a beneficios personales, que prolon-gan —pero que a su vez se desprenden de— relaciones asimétricas de poder que derivan en baja incidencia política de la ciudadanía, deficiente control social, des-precio a las reglas de juego democrático, liderazgos no democráticos, gobernabilidad basada en la negociación de beneficios particulares, corrupción estructural, baja competencia democrática, persistencia de élites políticas tradicionales, desconfianza e ilegitimidad institucional.
• debilidad institucional, como resultado de la configura-ción, presencia y proyección de un Estado (especialmen-te local) con baja capacidad política, técnica y financiera para su articulación y coordinación interna e interins-titucional, y por tanto ineficaz en la prestación de los servicios públicos a su cargo, proclive a la corrupción (incluyendo procesos de criminalización), a transar la gobernabilidad y, por ende, a obstaculizar el desarrollo y el acceso al goce efectivo de derechos por parte de la población, prolonga los privilegios de las élites políticas tradicionales (persistencia política) y aumenta los fac-tores estructurales de exclusión, coacción, desigualdad y pobreza que afectan a la mayoría.
caracterización de problemas o conflictos 87
• Violencia sociopolítica emanada de la presencia y acción de grupos armados ilegales en el territorio con mani-fiesta injerencia en los procesos político-electorales, restricción de derechos y libertades ciudadanas —ya sea por coacción armada o prácticas clientelares por connivencia de las élites políticas locales— captura de las instituciones con fines de apropiación de recursos públicos, infracciones al derecho internacional huma-nitario y violaciones a los derechos humanos.
caracterización y análisis de las iniciativas de desarrollo y paz
referirse en este texto a iniciativas de desarrollo y paz es hablar de los procesos impulsados desde hace dos décadas en Colombia por los “Pro-gramas regionales de desarrollo y paz” (pdp), entendidos como “expre-siones de la sociedad civil que, en alianza con actores representativos de las regiones, promueven procesos incluyentes de amplia participa-ción ciudadana con el fin de generar condiciones de desarrollo y paz con un enfoque de desarrollo humano integral sostenible” (http://www.redprodepaz.org.co, 2012), el pdp del Magdalena medio es el pionero y más emblemático de ellos, se creó en 1995 por iniciativa de la diócesis de Barranca, la unión sindical obrera (uso), Ecopetrol y el consorcio conformado por el Centro de Investigaciones y Educación Popular (Cinep) y la sociedad Económica de amigos del País (seap).
así las cosas, en el marco del convenio celebrado entre el go-bierno de Colombia y la unión Europea para apoyar el “Programa de-sarrollo regional, paz y estabilidad”,25 fue seleccionada la Corporación de desarrollo y Paz del Bajo Magdalena (cdpbm), como socio estraté-gico en las nuevas iniciativas de paz en la región del bajo Magdalena.
La cdpbm es una institución conformada por iniciativa de las diócesis de Magangué y El Banco, la arquidiócesis de santa Marta, Ecopetrol e isa, que nació en el año 2007 como una organización social sin ánimo de lucro, con personería jurídica y autonomía pre-
25 Convenio dci-ala/2008/021-155.
90 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
supuestal y administrativa, con el propósito de: “Potenciar e impulsar procesos participativos de desarrollo integral sostenible, orientados a construir condiciones para que prevalezca el interés general, la vi-da digna, la convivencia pacífica y la gobernabilidad democrática de las comunidades localizadas en la región”. su misión, por tanto, está basada en la óptica de “la búsqueda del bien común, para promover una vida digna, justa y con equidad social en las comunidades de la región del bajo Magdalena”, de cara a consolidar una visión estratégica que le permita convertirse, hacia el año 2020, en “unos de los actores principales que impulsa el desarrollo humano integral, sostenible, sustentable y solidario en las comunidades de la región del bajo Mag-dalena” (cdpbm, 2011, p. 4).
En este orden de ideas, la cdpbm desarrolla los siguientes ejes estratégicos:
1. Fortalecimiento de las instituciones, organizaciones y redes de la sociedad civil.
2. Impulso a la generación de ingresos.3. gestión integral del riesgo al cambio climático.4. Cultura de paz, derechos humanos y reconciliación.5. Fortalecimiento organizacional de la cdpbm.
La cdpbm desarrolla sus objetivos en 34 municipios de la región del bajo Magdalena, aunque el programa ntp solo se ejecutó en diez: El Banco, Pijiño del Carmen, Plato, Tenerife, salamina y Pivajay, en el Magdalena; y El Peñón, Mompox, Pinillos y Magangue, en Bolívar, gracias a que en el año 2011 la cdpbm celebró un contrato con la de-legación de la unión Europea para Colombia y Ecuador, que actuó en nombre y representación del gobierno de Colombia, para desarrollar, en la región del bajo Magdalena (municipios mencionados) el objetivo general del proyecto dpre, esto es, fortalecer condiciones para el de-sarrollo, la paz y la reconciliación, mediante procesos que promuevan
caracterización y análisis de las iniciativas de desarrollo y paz 91
el desarrollo humano, territorial, alternativo y socioeconómico.26 Para ello, se acordaron cuatro resultados con sus respectivas actividades, las cuales se consignan en el cuadro 3. En este cuadro han sido incor-porados también los propósitos pretendidos con cada resultado y un análisis cualitativo, ambos extraídos del documento de sistematización de la experiencia, levantado por la cdpbm.
Con el fin de dar continuidad a las nuevas Iniciativas de Paz, en 2013 la cpdbm celebró un contrato de subvención con el dps, en el que se acordaron resultados muy concretos en materia de inclusión social sostenible, tierras y territorios, fortalecimiento institucional y de organizaciones de la sociedad civil, y gestión del conocimiento. Esta subvención se firmó en el marco del convenio nuevos Territorios de Paz y se encuentra en su fase inicial, por lo que solo al finalizar su ejecución, a finales del año 2015, se dispondrá de información sobre su implementación e impactos en el territorio.
En este sentido, el presente documento pretende un análisis cualitativo de la información disponible sobre acciones relacionadas con las nuevas Iniciativas de Paz en el bajo Magdalena, precisándose de antemano que no fueron posibles los análisis cuantitativos debido a la ausencia de instrumentos que permitan avanzar hacia la verificación de indicadores de gestión, resultado e impacto. Por último, si bien la cpdbm maneja ciertas líneas estratégicas diferentes a las incorporadas a las nuevas Iniciativas de Paz, el presente análisis se centra únicamente en las asociadas a estas últimas.
26 Contrato de servicios n.° dci/ala/2011/264-330.
92 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
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caracterización y análisis de las iniciativas de desarrollo y paz 95
stakeholders identificados y articulados a la experiencia27
El programa nip se ejecutó con las organizaciones sociales de base e instituciones del territorio como protagonistas de la experiencia, lo que realza el carácter participativo de dicho ejercicio. Entre ellas es-tuvieron las siguientes:
• ElBanco:Artesanas,JuntadeAcciónComunal(jac) Liber-tadores, madres comunitarias, jóvenes afrodescendientes, grupo parroquial, Comité Pro-dragado, defensa Civil, jac la Padilla.
• PijiñodelCarmen:ClubAtléticoFiladelfia,AsociacióndeEucalipto, Filpollo, socafila, Mujeres pijiñeras, asocilu, asociación comunitarias, Fundación Mujeres Pijiñeras, jac Casa Blanca, jac el Purgatorio, jac la Lucha, defensa Civil, jac Cabrera, Fundación dsf, madres comunitarias.
• Plato:jac barrio el Bosque, jac juan xxiii, alianza Imaos a. C., agribote, agrodisciplina, alianza estratégica educativa Luis Carlos galán-María alfaro de ospino, anuc, Cooaser-plat, Cooperativa de Pescadores, icbf, agrodisciplina, Con-cejo municipal de juventudes, Proyecto banda municipal.
• Tenerife:Asopeten,InstituciónEducativaMaríaAuxiliado-ra, Institución Educativa simón Bolívar.
• Pivijay:Reddemujeres.• Salamina:Reddemujeres,artesanos,Secretaríamunicipal
de salud, asociación de campesinos, asopeproagros, coor-dinador del Clopad, asociación de pescadores, Personera municipal, agricultores.
• ElPeñón:Alcaldíamunicipal,biblioteca,jac Buba, aso-demupe, asocomunal, Epap, asociación de pescadores,
27 cdpbm (2013). documento de sistematización. Magangué.
96 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
asociación de trasportes, Concejo municipal, Clubes Pre-juveniles.
• Pinillos:jac la Playa, Kimico, Campesinos en acción, artesa-nos, avícola el Palmar, asociación el Esfuerzo, asociación el Progreso, asociación nuevo Porvenir, asociación de pescadores, mujeres ciudadanas, docentes.
• Magangué:Reddemujeres,FundaciónHorizonteVerde,atucsara, asociación de Pescadores de Piñalito, asociación de Pescadores de Cortinas, asoapes, grupo juvenil r. C., asopeigran, asomeviba, asosancristo, asociación de Tres Puntas, institución educativa, red la ventura, asociación de Tacasaluma, asoproam, jac de Barranca yuca, veeduría ciudadana, asociación los grandes amigos, Mujeres em-prendedoras de Madrid, agroisan, asmusaun.
• Mompox:Fahordemom,Pastoralsocial,Funamatin,Aso-ciación renacer Campesinos, asociación de campesinos de san sebastián, Copas, Pastoral de la salud, grupo de mujeres rurales, alcaldía de santa ana, Fundación servir, Concejal de santa ana, secretaría municipal de agricultu-ra, agrosalitaria, docentes, comunidad de santa ana.
ponderación de resultados
El panorama social, económico, político, cultural y ambiental del te-rritorio objeto de esta investigación, tal como lo muestra la tabla an-terior, puede resumirse en pobreza generalizada, relaciones de poder desequilibradas, debilidad institucional, conflictos sociales, violencia multicausal, deterioro ambiental y visión premoderna del desarrollo. En tal sentido, las iniciativas de paz y desarrollo puestas en marcha en los municipios del bajo Magdalena le apuntaron a problemas estruc-turales del territorio, principalmente al fortalecimiento político de organizaciones sociales de base, con la idea de propiciar condiciones
caracterización y análisis de las iniciativas de desarrollo y paz 97
para su empoderamiento y consecuente incidencia en materia de po-líticas públicas locales. El propósito fundamental fue abrir espacios de articulación entre la sociedad civil y el Estado, como condición previa para el despegue de un modelo de gobernabilidad democrática, que no solo permita la realización de la democracia participativa, sino, a partir de allí, el fortalecimiento mismo de la institucionalidad local y de sus dinámicas de desarrollo integral territorial.
Es importante recordar que romper un esquema de relaciones de poder enraizado en desequilibrios históricos es una tarea de largo plazo. sin embargo, el programa nip es percibido por las organiza-ciones sociales territoriales como una significativa oportunidad para promover la renovación de las costumbres políticas desde la pers-pectiva de los valores democráticos. así las cosas, la alineación de las estrategias contempladas en el programa nip a la problemática terri-torial permite afirmar la pertinencia e importancia de las iniciativas implementadas en ejecución del contrato. ahora bien, un obstáculo para la valoración del impacto de las iniciativas de paz y desarrollo es no contar con información cuantitativa pertinente, como por ejemplo línea de base y metas claramente definidas para las actividades y resul-tados convenidos, y con indicadores de gestión, resultados e impac-tos adecuados a las mismas. sin lugar a dudas, se trata de un aspecto para tener en cuenta en la formulación de la política pública de paz y desarrollo regional y para hacer de manera técnica las valoraciones y análisis. no obstante, es preciso señalar que en la fase de recolección de información se visitaron los municipios de Magangué, Mompox y Pijiño del Carmen, en los que se adelantaron entrevistas individuales y colectivas (grupos focales), con el objeto de ponderar con líderes, organizaciones de base y actores institucionales las iniciativas de paz y desarrollo adelantados por la cdpbm.28 desde luego, se trata de una ponderación netamente cualitativa:
28 En Mompox participaron las siguientes personas: giovanni Parra (ingeniero Pesquero, líder comunitario y ambiental), yennis Luna arteaga, Felix Paba rubio
98 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
Las principales conclusiones de esos encuentros fueron:
1. Los participantes coinciden en señalar que un obstáculo para la paz y el desarrollo regional y subregional está dado por el sistema político imperante. En tal sentido, son escép-ticos frente a los efectos positivos de las políticas públicas de paz y desarrollo si no se le imprime un cariz democrático a las relaciones de poder. También piensan que el modelo de desarrollo regional no debe ser ajeno al medio ambiente propio del territorio ni a las tradiciones (cultura anfibia) de la región. si bien se trata de un análisis realista de las posibilidades económicas de la región, esta postura no de-ja de evidenciar cierta resistencia al cambio, circunstancia que igualmente debe ser tenida en cuenta en el proceso de formulación de políticas públicas.
2. En este análisis coinciden, incluso, las autoridades locales que participaron en las entrevistas, con la salvedad de que estas le rebotan las responsabilidades e incuria a las autori-dades departamentales y nacionales, o a los contradictores políticos, que en su opinión viven en función de ponerle trabas a su gestión.
3. Consideran que dos temas fundamentales para el desarro-llo son los relacionados con la seguridad y la adaptación al cambio climático, dadas las condiciones fisiográficas del
(concejal), Luis alberto Pinedo (secretario de Educación Municipal), gisella Badillo Meza, Marcos Cock (director de la defensa Civil), gabriel amarís guardia (exalcale, presidente del Comité de ganaderos) y Fabiola. En Pijiño del Carmen los participan-tes fueron: yanexy ospino gutiérrez (alcaldesa, bióloga), alberto ospino Perea (jefe de prensa de la alcaldía), jorge Müller (líder comunitario), y Magalis gaviria Paredes, Franklin Machado ribón y Leonardo josé Castro (líderes comunitarios). En Magan-gué se entrevistó a juan Escaño, secretario de Hacienda Municipal y a funcionarios de la cdpbm.
caracterización y análisis de las iniciativas de desarrollo y paz 99
territorio. respecto de los temas de seguridad, el riesgo latente lo constituyen las llamadas bacrim.
4. valoran positivamente las iniciativas y esfuerzos de la cdpbm para fortalecer a la sociedad civil regional, en especial me-diante la Escuela de Ciudadanía Integral (eci), un proyecto financiado por Ecopetrol e isa, pero articulado al programa nip como eje articulador del fortalecimiento organizacional e institucional. Incluso, la candidatura del actual alcalde de salamina nació en el escenario de la eci, lo que en la región y en la cdpbm es considerado no solo como un avance, sino como esperanza real de las posibilidades de cambio.
5. También consideran que la cdpbm podría ampliar el nú-mero de organizaciones con las que trabaja, pues aunque sienten que hay un número importante de ellas articuladas al programa, hay otro tanto que permanece al margen de los procesos.
En resumen, en términos generales las iniciativas de paz y de-sarrollo implementadas son pertinentes, pues apuntan de manera directa a la problemática territorial. La ponderación cualitativa reali-zada por la propia cpdbm y stakeholders entrevistados arroja un balance positivo, tanto en la pertinencia de las iniciativas como en el impacto generado en el territorio. Infortunadamente, no hay información cuantitativa que permita medir, valorar y analizar el impacto real de las iniciativas, pues no existen líneas de base, metas, resultados espe-rados e indicadores de gestión, ni resultado e impacto que sirvan co-mo elementos de juicio idóneos para llegar a conclusiones de fondo. Más allá de lo anterior, la problemática territorial está sustentada en estructuras sociales, políticas, económicas y culturales de profundas raíces históricas. Ello sugiere la necesidad de pensar y plantear enfo-ques de corto, mediano y largo plazo en la formulación y ejecución de las iniciativas de paz y desarrollo, de cara al logro de impactos de peso que posibiliten transformar la realidad, tal y como lo pretenden los programas nip y ntp.
conclusiones: síntesis del documento y líneas estratégicas para la recomendación
de política pública
La región del bajo Magdalena ha sido y sigue siendo el eje del largo proceso de formación social de la región caribe colombiana. Por tan-to, el componente humano del territorio es producto del prolonga-do mestizaje del norte de Colombia, formado a partir de elementos triétnicos que fueron configurando una sociedad ligada a una muy peculiar cosmovisión, que si bien se caracteriza por el legado cultural de los pueblos indígena, africano y europeo que la integran, también está determinada por la realidad ambiental fundamental que la rodea.
Esta manera de ver e interpretar el mundo por parte de los po-bladores de la región ha sido denominada, con razón, cultura anfibia. se trata de una serie de rasgos característicos que los hacen únicos en su forma de relacionarse con el medio ambiente natural y de forjar en él su hábitat, condición que por supuesto ha determinado un particu-lar modo de producción para garantizar su subsistencia y generar exce-dentes, también llamado por extensión economía anfibia. Este aspecto es central en la comprensión del territorio, pues los procesos econó-micos subregionales están íntimamente ligados a su riqueza hídrica.
sin embargo, esta riqueza representada en los recursos y po-tencialidades que tiene la subregión no se ha traducido en progreso y bienestar para sus pobladores. de hecho, las condiciones socioeco-nómicas de sus moradores están entre las más baja de la región caribe colombiana, por lo que podría decirse, sin lugar a equivocaciones, que constituyen los más pobres dentro de los pobres.
102 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
de contera, la institucionalidad en todas sus manifestaciones, pero sobre todo la municipal y departamental, ha sido ineficiente, ineficaz y poco transparente en el ejercicio de las funciones constitu-cionales y legales que le imponen la obligación de generar condiciones para alcanzar el bienestar general de la población. Estas instituciones han sido manejadas históricamente por redes políticas que, por me-dio del clientelismo, ocupan los espacios de decisión para capturar rentas públicas, afectando de manera especial los sectores de salud y educación, claves para el desarrollo humano de la población. Por si fuera poco, el déficit de ciudadanía es ostensible, lo que propicia la persistencia en el poder de las élites políticas tradicionales y prolon-ga de manera indefinida un sistema perverso que dista mucho del ideal democrático y de justicia plasmado en la Constitución Política de Colombia.
otro aspecto determinante de la actual situación social del territorio ha sido la violencia estructural, provocada por la presencia y confrontación entre actores del conflicto armado interno, lo que afecta a la población civil y deriva en graves violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario; esto, por la acción delictiva del crimen organizado, que por las condicio-nes naturales del territorio (río, caños, ciénagas, canales, costa ma-rina y puertos marítimos y fluviales importantes) ha encontrado en la subregión facilidades para el trazado y utilización de rutas para el narcotráfico, con las consecuentes actividades ilícitas y demás riesgos que ello trae consigo.
Las anteriores consideraciones ayudan a comprender el terri-torio, pero en especial a repensarlo en términos de un nuevo orden social territorial que permita producir un cambio hacia la superación de las actuales e inequitativas relaciones económicas y de poder. Esto supone pensar la intervención —como lo hacen los programas nip y ntp— en la línea de generar condiciones que le permitan al territorio avanzar hacia escenarios de desarrollo humano y convivencia pacífica. de lo que se trataría es de estimular y alcanzar una sociedad orientada por valores derivados de una auténtica cultura de la democracia, de
conclusiones 103
los derechos fundamentales y de la paz, que convierta en opción real las elecciones libres, la participación ciudadana, la gobernabilidad democrática, el fortalecimiento institucional, la gobernanza, la repo-tenciación económica del territorio y el mejoramiento social de sus pobladores, siempre dentro de un marco de respeto total a la cultura autóctona de la subregión.
Todo lo anterior nos enfrenta a un reto complejo, pero de po-sible superación. En este sentido, conocer el presente de la subregión parte de la base de comprender su pasado, por lo que el análisis his-tórico es fundamental, especialmente en el momento de concebir la lógica y las acciones de intervención en el territorio. El programa nip y las acciones estratégicas que se desplieguen dentro de él, deberán concebirse desde la realidad social, cultural, económica, ambiental y política de la subregión, y no viceversa, es decir, sin pretender que sea la subregión la que se adapte a los buenos propósitos que orientan el programa.
Las anteriores consideraciones permiten concluir y presentar una batería de líneas estratégicas que sería necesario tener en cuenta en cualquier ejercicio de recomendación y formulación de política pública en materia de paz y desarrollo regional y subregional:
1. reconocimiento del realismo dicotómico territorial. si bien Colom-bia es una nación altamente urbanizada, la realidad terri-torial del país muestra una fuerte persistencia del mundo rural, entendido este en una doble connotación de espacio geográfico y de mentalidad. Colombia no solamente es más rural de lo que creemos —como lo afirmó y demostró tajantemente el Informe nacional de desarrollo Humano 2011 (pnud)—, sino que el escenario natural en el que se originó y se ha desarrollado nuestro prolongado conflicto armado interno ha sido, precisamente, ese mundo rural del que el país urbano con pretensiones de modernidad ha estado y sigue estando de espaldas; mientras que millones de migrantes y desplazados por la violencia han llegado y
104 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
siguen llegando del campo a las ciudades con una cosmo-visión de la vida arraigada en lo rural, lo que dificulta su integración a los procesos sociales, políticos, económicos y culturales del mundo urbano. Este círculo vicioso a su vez dilata el proceso de modernización de los centros urbanos y crea nuevas formas de violencia estructural que entorpecen las iniciativas de paz y desarrollo en nuestro país.
2. Frente a esta realidad, en el territorio del bajo Magdalena se recomienda la implementación de una efectiva estrategia de desarrollo rural con enfoque territorial, de cara a la moder-nización de las sociedades rurales colombianas. Esto se concretaría con la puesta en marcha de procesos de de-sarrollo integrales sostenibles que articulen, coordinen y movilicen actores sociales, empresariales e institucionales de las zonas rurales, con el fin de transformar el territorio e impulsar cambios sistémicos en materia de ordenamien-to espacial, relaciones de poder, acceso democrático a los medios de producción, articulación de políticas sectoriales, articulación de esfuerzos públicos y privados, interrelacio-nes de actividades agrícolas y no agrícolas y de dinámicas rurales y urbanas, con miras a la construcción colectiva de un nuevo orden social y económico que respete la historia y cultura propias de este particular territorio, sin que por ello pierdan la fuerza necesaria para proyectarse a la altura de los tiempos actuales. una estrategia de desarrollo rural con enfoque de ordenamiento territorial, proyectada en los términos ya mencionados e impulsada por el gobierno nacional con la activa y comprometida participación de autoridades departamentales y locales y la sociedad civil regional, es fundamental para enfrentar las problemáticas ambientales, socioeconómicas y político-institucionales de la región, de manera especial en lo atinente a la incompren-sión del territorio como espacio integral y su inadecuada e incontrolada ocupación, la contaminación y sedimentación
conclusiones 105
de los cuerpos de agua (deterioro del activo ambiental), las afectaciones por el cambio climático, la debilidad, desar-ticulación y descoordinación interinstitucional, y el aisla-miento de extensas zonas de la región con los principales mercados y centros urbanos regionales y nacionales.
3. empoderamiento de la sociedad civil y transformación democrática de las relaciones de poder y de las instituciones locales, subregionales y regionales. una política pública que propenda por un nue-vo orden social, económico y territorial necesita transfor-mar de manera radical los actuales escenarios, actores, roles y procesos políticos. Poner a funcionar las instituciones públicas en favor de la desactivación de la violencia estruc-tural y de la eliminación de los obstáculos para el desarrollo integral solo será posible en un marco de renovación de las costumbres e instituciones políticas locales y regionales, que favorezca el establecimiento de un clima de cultura y gobernabilidad democráticas, como estrategia para depurar el vigente sistema político de privilegios personales y gru-pales que rige en las regiones y subregiones colombianas. Por tanto, una política pública de paz y desarrollo regional deberá apostar por el fortalecimiento de los procesos de organización y movilización social, desde los cuales —y con los cuales— darle sentido ético y enfoque de derechos a la acción institucional local, subregional y regional.
4. Empoderar a la sociedad civil es aumentar sus niveles de incidencia política, por lo que se requerirá de la apertura y ocupación ciudadana de espacios formales de participación en los que sea viable una gobernabilidad democrática entendi-da como construcción y gestión participativa de políticas públicas de desarrollo regional y local, lo que finalmente se traduciría en el fortalecimiento de las instituciones territoriales. La participación activa y articulada de ciudadanía y autorida-des locales y regionales es indispensable en el proceso de
106 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
diagnóstico, formulación y gestión de medidas asociadas a los cometidos en materia de paz y desarrollo regional.
En tal sentido, es recomendable revitalizar la democracia participativa (espacios formales de participación, como los consejos territoriales de planeación, concejos municipales de desarrollo rural, consejos de atención a la infancia y adolescencia, consejos territoriales de justicia transicio-nal, etcétera), a partir de la implementación de espacios alternativos y ampliados de incidencia en los que se lleve a su máxima expresión la participación ciudadana (democracia semidirecta) sin las restricciones que tienden a imponer los espacios formalizados. Para ello se recomienda tener en cuenta e impulsar, como complemento de los espacios formales de participación, procesos democráticos simila-res a lo que en su momento fueron las llamadas asambleas constituyentes territoriales (act), en las que se ejerza la democracia deliberativa sin restricciones de ninguna ín-dole y en donde agentes del Estado y de la sociedad civil discutan de manera abierta y pública sobre los problemas estructurales del territorio, sus posibles soluciones, el perfil y papel de cada actor y sector en la puesta en marcha de las mismas.29 así, a mayor participación e incidencia ciudada-nas —tanto en espacios formales, como informales—, ma-yor cultura política y gobernabilidad democráticas y menor cultura política y gobernabilidad clientelistas, ya que de lo que se trata es de avanzar hacia la democratización de las relaciones de poder —hoy signadas estructuralmente por el clientelismo y la corrupción— y hacia el fortalecimiento
29 En Colombia se conocen más de 130 experiencias de procesos constituyentes territoriales, que van desde la dimensión veredal (Micoahumado), local (Mogotes-santander, Tarso-antioquia), departamental (nariño, antioquia) hasta la regional (Montes de María).
conclusiones 107
del Estado territorial para mejorar el capital humano y el bienestar social de la región.
5. de otra parte, la realidad de territorios como el del bajo Magdalena supone abordar una visión multifocal del desarro-llo, que permita combinar sus diversos enfoques —visión multifocal del desarrollo—, y al mismo tiempo tener en cuenta las circunstancias propias de cada territorio. así las cosas, es deseable y necesario formular políticas públicas de paz y desarrollo regional y subregional a partir de la conjunción de los enfoques de desarrollo humano y desa-rrollo rural territorial, complementados con los enfoques de derechos y de seguridad humana.
6. enfoque de seguridad humana para el desarrollo. Este enfoque es una propuesta de naciones unidas, concebida como respuesta integral frente a las complejidades de conocidas y nuevas amenazas asociadas a la violencia, el cambio cli-mático, las pandemias, la pobreza crónica y el terrorismo internacional. Integra acciones inspiradas en los conceptos de desarrollo, derechos humanos y seguridad nacional y su propósito es la protección del núcleo vital de todas las personas para contribuir a la realización de los derechos fundamentales y la dignidad humana. En contextos regio-nales y subregionales como los de Colombia, generalmente rurales, aislados, carentes de infraestructura en materia de comunicaciones, circundados y atravesados por grupos ar-mados ilegales que emplean la violencia con fines de lucro, y con registro histórico de fuertes conflictos por el acceso y control de los recursos naturales —especialmente la tierra, el agua y demás bienes y servicios de la oferta ecosistémica— es recomendable diseñar e implementar una estrategia de seguridad humana que responda a las realidades y necesi-dades de los entornos rurales, más allá de lo meramente militar y policial, que se articule de manera efectiva a las
108 Conflictos e iniciativas de desarrollo y paz en el bajo Magdalena
políticas públicas de paz y desarrollo regional, subregional y local.
7. enfoque de derechos y articulación con la política de reparación integral a víctimas del conflicto armado interno. En un país con más de cuatro millones de víctimas por causa de un pro-longado conflicto armado interno, la política pública de paz y desarrollo regional y subregional debe articularse a la política de reparación integral a las víctimas del conflicto armado, lo que no solamente garantizaría posibles escena-rios territoriales de paz y desarrollo, sino también de recon-ciliación personal, social y política entre los colombianos, partiendo de lo local y lo subregional, para avanzar y llegar a los contextos nacional y regional.
En este sentido, es necesario incluir en la estrategia de arti-culación de políticas de desarrollo y paz, y de atención y reparación integral, el enfoque diferencial de género y poblaciones específicas, pues el reconocimiento de la diversidad supone la implementación del enfo-que diferencial en las políticas públicas. una sociedad como la colom-biana, con pretensiones de paz y desarrollo, debe tener como punto de partida para la convivencia pacífica el respeto por la diferencia.
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