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ELIO BERHANYER
Nacido con el apellido Berenguer en 1929,
relega su vocación arquitectónica después
de admirar un desfile de Pedro Rodríguez,
e inicia su carrera de costurero como dise-
ñador de sombreros para el salón madrile-
ño de Elisabeth Arden. Pronto, favorecido
por el éxito, abre su propia casa de modas
en la calle Ayala. En 1964 es seleccionado
para el Pabellón Español de la Exposición
Internacional de Nueva York y antes de que
termine esta década lanza su primera
colección prêt-à-porter. Cuando en 1972
diseña los uniformes de la aerolínea Iberia,
la IATA le concede el premio al Mejor
Uniforme Internacional.
Yo suelo decir de él que es nuestro
“Uniformador Mayor del Reino” porque
vuelve a diseñar para Iberia y su filial
Aviaco, hoy desaparecida, en 1976, 1980
y 1983. A estos uniformes hay que sumar
los de Transmediterránea, el Banco Bilbao,
el Banco del Comercio y los trajes del Coro
de RTVE. Ha merecido otros galardones
de prestigio como el Isabella d’Este, del
Gobierno italiano; el Eugenia de Montijo,
de la Crítica de Prensa; y la Medalla de Oro
de las Bellas Artes. Ya en el siglo XXI ha
sido comisario de la exposición antológica
organizada por el MNCARS para celebrar
la trayectoria profesional de Manuel
Pertegaz. También es prolija su experiencia
como figurinista teatral: Ifigenia en Aúlide
(Gluck), El emperador y el arquitecto
(Fernando Arrabal), Anillos para una dama
(Antonio Gala), Concierto para cuarenta y
ocho voces (Joaquín Saramago), etc.
VESTIDO Y CHAQUETA DE ELIO BERHANYER, ca. 1969
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Figs 1 y 2. Vestido y chaqueta (MT092311 - MT092312). Vestido de lana forrado con una enagua de tafetán de seda:falda larga hasta la rodilla y ligeramente evasé, escote a la caja, manga corta y cuello vuelto guarnecidos con galonesblancos; se cierra a la espalda con una cremallera y dispone de dos bolsillos de ojal. Chaqueta de lana con forro derayón: manga japonesa, cruce de tres botones y anagrama del diseñador bordado sobre el delantero izquierdo.
EL CONTEXTO REVOLUCIONARIO DE 1968
Cuando se cargaban las costuras del traje
objeto de esta “pieza del mes”, allá por
1969, se estaba rematando una década
de asombrosa creatividad para la historia
de la cultura y, dentro de ella, para la de la
moda. Particularmente recordados de
aquellos años insurgentes son los diseña-
dores que aportaron al panorama de la
creación indumentaria la libertad y la
extravagancia que entonces alentaban las
nutridas hordas de jóvenes rebeldes que
protestaron en 1968: Mary Quant, cuya
minifalda llegaría a ser poco menos que el
distintivo de la emancipación sexual
femenina -gracias a la píldora de 1960- el
emblema de las Lolitas; André Courrèges,
Paco Rabanne y Pierre Cardin, cuyos tra-
jes de futuristas aleaciones plásticas y
metálicas celebraban la conquista del
espacio que culminaría precisamente en
1969 con el icono más famoso de su
tiempo: la huella de una bota sobre polvo
selenita.
Esta revolución cultural obedecía a
una revolución social inusitada: a la moda
acababa de brotarle la última clientela con
poder económico, los jóvenes. En efecto,
nunca antes la moda, ni el diseño, ni el
arte en general había necesitado ocupar-
se de los menores de edad; sencillamen-
te, porque desde antiguo se trataba de un
grupo social insolvente y en consecuencia
campo estéril para la producción. Sin
embargo, el boom económico y demo-
gráfico de los años 50 engendró una
gigantesca masa de adolescentes que
hacia 1968 se volvió incontrolable.
Aquellos advenedizos rechazaban cuanto
les habían inculcado sus padres: medrar
para volverse rentables, defender la pri-
macía estatal a cualquier precio, cultivar la
familia tradicional. Contrarios a la arrogan-
cia de las potencias en la guerra fría y la
de Vietnam, propalaron por el mundo una
ideología utópica y refrescante que com-
binaba pacifismo, comunismo y libertad
sexual. No necesitaron altavoces políti-
cos, tan insinceros; los remplazaron por
líderes musicales como The Beatles,
Rolling Stones y Jimi Hendrix. En Francia
se vivió un mes de furia en mayo del 68:
los estudiantes universitarios se manifes-
taron contra la autoridad gubernamental
y, al grito de “Prohibido prohibir”, lograron
que diez millones de trabajadores los
secundaran. Unos meses después se
rebajaba la edad electoral hasta los 18
años.
Como la de 1868, exactamente un
siglo antes, la revolución de 1968 impulsó
la asunción de la democracia porque
atacó ahí donde el antiguo régimen conti-
nuaba respirando: el Ejército, la
Universidad, la Iglesia. La debacle de la
más aristocrática de las instituciones que
sobrevivían en 1968, la Alta Costura, se
inicia precisamente en 1968: Yves Saint-
Laurent proclama su óbito y menos de un
MODELO DEL MES DE NOVIEMBRE
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VESTIDO Y CHAQUETA DE ELIO BERHANYER, ca. 1969
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La revolución juvenil. Fig. 3 (arriba) Mary Quant y modelos con minifalda. Fig. 4 (izqda.) Diseños metálicos de PacoRabanne. Fig. 5 (dcha.) La tienda de Vivienne Westwood a principios de los años setenta.
año después, como en una alegoría, falle-
ce Cristóbal Balenciaga. El vestir joven
denuncia con precisión los signos aristo-
cráticos al sustituirlos por iconos humildes
como las greñas, las camisetas, los vesti-
dos reciclados, la bisutería y los jerséis. La
propia asunción de la democracia, inevi-
tablemente, genera cierta repugnancia
hacia los signos aristocráticos, y la Alta
Costura representa el más conspicuo de
todos. En el siglo XXI la alta costura fran-
cesa agoniza: su clientela, diezmada; su
prestigio, devaluado; y los costureros ya
no dirigen la vanguardia del cambio indu-
mentario.
EL DISEÑO MODERNO EN LA DÉCADA DE 1960
Nuestra “pieza del mes” representa un
ejemplo de esa cultura moderna, refinada,
promotora de lo “impecable”, contra la
que luchaban los jóvenes melenudos de
los 60; lo moderno tendrá que convivir en
adelante con lo posmoderno.
En Teoría del Diseño, “moderno” sig-
nifica que carece de decoración aplicada
o que ésta se reduce al máximo, limitada
a detalles geométricos. Establezcamos
una comparación didáctica entre arqui-
tectura y traje: todo el diseño antiguo se
termina con decoración aplicada (borda-
dos, volantes y encajes, en diseño de
moda; columnas, ménsulas y otras mol-
duras, en arquitectura). Por el contrario, el
diseño moderno atiende a una estética
estructuralista; es decir, el objeto debe ser
interesante desde la exhibición límpida y
desnuda de los elementos mecánicos
que lo componen; no hay, por lo tanto, ni
molduras ni adornos añadidos en la arqui-
tectura de Le Corbusier o Mies van de
Rohe, ni pasamanería o guarniciones en
los trajes de día de Balenciaga ni en la
“pieza del mes” de Berhanyer. El material
y los detalles estructurales, entonces, se
exhiben como atributos de belleza del
objeto terminado. Con esta aclaración
comprendemos, de paso, las ambiciones
democráticas de la cultura artística
moderna –denominada también
Racionalismo, Movimiento Moderno y
Estilo Internacional– y la altura de su uto-
pía: si lo más oneroso en la elaboración
de un producto son precisamente los adi-
tamentos decorativos, su supresión aba-
ratará el producto y permitirá su oferta
democrática...
Si no logró rebajar el precio de los
productos hasta un nivel democrático, al
menos es cierto que el Movimiento
Moderno ha conseguido ser reconocido
como el estilo más característico del siglo
XX. Los primeros pasos de este estilo
roñoso con la decoración y exuberante en
los volúmenes tersos y moldurados los
dieron en Alemania un grupo de arquitec-
tos hoy de sobra conocidos: Erich
Mendelsohn, Walter Gropius, Ludwig
Mies van de Rohe, Hans Scharoun.
MODELO DEL MES DE NOVIEMBRE
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Marcel Breuer, Alvar Aalto, Le Corbusier y
Gerrit Rietveld. Desde sus respectivos
países, aplicaron los nuevos principios
estéticos no sólo a la construcción arqui-
tectónica, sino también al interiorismo y al
diseño de muebles. Tampoco faltan pio-
neros del estilo moderno en diseño de
moda: los trajes-chaqueta geométricos y
austeros de Coco Chanel, las intrincadas
elaboraciones estructurales de Madeleine
Vionnet y los contrastes cromáticos yux-
tapuestos de Sonya Delaunay. Con todo,
y siempre sin olvidar su trascendencia en
tanto que obras pioneras, el diseño
moderno de entreguerras es cuantitativa-
mente anecdótico, una producción esca-
sa y puntual dentro de la cultura decorati-
va de su tiempo, la llamada Art Dèco.
El triunfo del Movimiento Moderno
habría de esperar hasta los años 50,
cuando tras la Segunda Guerra Mundial
Estados Unidos se convierte en el epicen-
tro de la transformación artística. En un
contexto de vertiginoso despegue, los
diseñadores modernos que habían emi-
grado al “país de las oportunidades” halla-
ron el acicate y el respaldo económico del
que habían carecido en Europa.
Paulatinamente el diseño moderno se
bifurca al trabajar dos estilos complemen-
tarios: el “funcionalista”, de estructuras
ortogonales, y el estilo “orgánico”, de
estructuras curvadas como las creacio-
nes naturales.
VESTIDO Y CHAQUETA DE ELIO BERHANYER, ca. 1969
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Fig. 6.Torre Einstein de Mendelsohn.
El estilo orgánico moderno
El “biomorfismo” (las formas de lo vivo) es
la moda estilística del diseño moderno
entre 1950 y 1970. La carencia de ador-
nos aplicados que caracteriza a todo el
diseño moderno es compensada por el
estilo orgánico con volúmenes envolven-
tes y amplias curvaturas que recuerdan a
los tejidos vivos de animales y plantas.
En arquitectura el estilo orgánico
moderno tiene sus pioneros en Erich
Mendelsohn (Torre Einstein, fig. 6) y Hans
Scharoun (Casa en Lobau, fig. 7;
Auditorio de la Filarmónica de Berlín). Los
continuadores más afamados del biomor-
firmo, tras la Segunda Guerra Mundial,
son al mismo tiempo diseñadores de
arquitectura y muebles: Jorn Utzon
(Ópera de Sidney), Alvar Aalto (Casa en
Baker Street), Eero Saarinen (Terminal
TWA en el aeropuerto JKF de Nueva York,
fig. 8), Arne Jacobsen (silla Hormiga, la
más plagiada del siglo XX), Félix Candela
(Palacio de los Deportes de México),
Óscar Niemeyer (edificios gubernamenta-
les de Brasilia), Frank Lloyd Wright (edifi-
cio Johnson Wax)... Saarinen y Eames
fueron los ganadores del primer concurso
de “Diseño Orgánico para el Hogar”.
Muebles, asientos y respaldos se moldu-
ran conjuntamente como un trozo de cás-
cara de huevo. Italia inaugura su Trienal
Milanesa donde se publicitan los artefac-
tos orgánicos de Carlos Mollino, Pier &
Achille Castiglioni o Vico Magistretti.
Las artes plásticas tampoco se sus-
traen a la atracción del biomorfismo, par-
ticularmente Hans Arp, Barbara Hepworth
y Henry Moore (fig. 9).
MODELO DEL MES DE NOVIEMBRE
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Fig. 7. Casa de Hans Scharoun en Lobau.
VESTIDO Y CHAQUETA DE ELIO BERHANYER, ca. 1969
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Fig. 8 (dcha.) Interior de la Terminal de TWA en el aeropuerto JFK, por Saarinen. Fig. 9 (izda.) Estatua de HenryMooreen Prato, Italia. Fig. 10 (abajo) El célebre DS de Citroën.
En diseño industrial todo se hace, y se
sigue haciendo, con estilo orgánico: los
aviones parecen delfines y los coches,
mascotas: Citroën “Dos caballos”
(Boulanger), Citroën DS (Flaminio Bertoni
fig. 10), Ferrari Cisitalia (Pininfarina)…
hasta el popular “600”. En pequeños
electrodomésticos y ofimática sobresalen
Max Braun, Dieter Rams y Mario Bellini.
Finalmente, en diseño de moda
Cristóbal Balenciaga combina espectacu-
lares trajes de noche y gala, ricos en guar-
niciones, y depurados diseños orgánicos
para sus conjuntos de día. La compara-
ción con pétalos, capullos y caparazones
salta a la vista en la figura 13.
COMPARACIÓN: FIGURAS 11 Y 12,
BALENCIAGA Y JACOBSEN
Superficies tersas, casi resbaladizas, se
molduran evitando aristas y buscando
una forma neta, envolvente y continua.
Las costuras del abrigo, como las de la
tapicería del sofá, se reducen al máximo
pero no se disimulan, al contrario, se
subrayan para que este elemento estruc-
tural adquiera categoría de adorno.
MODELO DEL MES DE NOVIEMBRE
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Estilo Orgánico Moderno
Fig. 11 (dcha.) Abrigo de Balenciaga. Fig. 12 (izda.) Sofá deArne Jacobsen. Fig. 13 (pág. siguiente) Diversos modelos deBalenciaga con formas orgánicas: caparazón, tulipán, capullo,etc.
LA “PIEZA DEL MES”,
CASI UN TRAJE DE AZAFATA
Vestido de lana forrado con una enagua
de tafetán de seda: falda larga hasta la
rodilla y ligeramente evasé, escote a la
caja, manga corta y cuello vuelto guarne-
cidos con galones blancos; se cierra en la
espalda con una cremallera, y dispone de
dos bolsillos de ojal. Chaqueta de lana
con forro de rayón: manga japonesa,
cruce de tres botones y anagrama del
diseñador bordado sobre el delantero
izquierdo.
El estilo de Beryanher en los años 60
responde a esta misma y prestigiosa esté-
tica orgánica que promulgaba lo envol-
vente y lo terso, el cromatismo suave y
matizado de la naturaleza, las estructuras
esclarecedoras de la construcción. Lo
vemos en la “pieza del mes” (figs. 1 y 2) y
en sus diseños para uniformes femeninos
(fig. 15). Cuando se trata de estampar, la
inspiración llega desde la abstracción
informalista y geométrica defendida
desde Kandinsky hasta Vasarely (fig. 14).
Recuerda vivamente un uniforme de
azafata, tanto por los colores como por su
VESTIDO Y CHAQUETA DE ELIO BERHANYER, ca. 1969
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contención formal; y ya no digamos por
ese anagrama que aparece en el delante-
ro de la chaqueta formando la “EB” de
Elio Berhanyer. Aunque el uniforme
empresarial no fuera el destino de este
elegante conjunto, Berhanyer le ha trasla-
dado la funcionalidad volumétrica de los
uniformes e incluso su emblemática bicro-
mía. Las costuras cargadas y el corte de
espalda se repiten en la “pieza del mes”
(figs. 1 y 2) y en uno de sus bocetos para
Iberia (fig. 15).
Desde los orígenes de la aviación
comercial, el traje de azafata ha hecho
soñar a muchas niñas y a muchos de sus
padres. La literatura y el cine, el segundo
con mayor énfasis si cabe, llevan años
exaltando la sensualidad de las azafatas,
siempre mujeres bien parecidas, y el feti-
chismo de sus uniformes, de origen cas-
trense. Dado que las propias aerolíneas
parecen confiar a las azafatas el protago-
nismo de su imagen de marca, no es de
extrañar que encarguen sus uniformes a
diseñadores de probada capacidad.
Berhanyer ha sido sin duda el mejor expo-
nente de esta especialidad indumentaria
en España.
MODELO DEL MES DE NOVIEMBRE
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BernhanyerFig. 14 (dcha.) Colección Otoño-invierno 1970-1971.
Fig. 15 (izda. ) Bocetos para Iberia.
VESTIDO Y CHAQUETA DE ELIO BERHANYER, ca. 1969
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BIBLIOGRAFÍA
AA. VV.: Principios universales de diseño. Barcelona, Blume, 2005.
España de moda, Segovia, Artec, 2003.
FIGUERAS, Josefina: Moda española. Una historia de sueños y realidades. Madrid,
Ediciones Universitarias Internacionales, 2003.
Iberia y sus diseñadores: Iberia, 2004.
SPARKE, Penny: El diseño en el siglo XX. Los pioneros del siglo. Barcelona, Blume,
1999.
Pablo Pena es Doctor en Historia del Arte por laUniversidad Complutense y Diseñador Superior de Modapor la Universidad Politécnica. Siempre centrado en la indu-mentaria, desde la historia hasta la semiología, es autor dellibro El traje en el Romanticismo y su proyección en España(MEC, 2007) y una docena de artículos en diversas revistasacadémicas como Indumenta (MEC), Datatèxtil (CDMT),Revista Española de Investigaciones Sociológicas (CIS),Estudios sobre el Mensaje Periodístico (UCM) y Anales delInstituto de Estudios Madrileños (CSIC). En la actualidadejerce como profesor de Historia del Diseño en la Escuelade Arte 4 de la Comunidad de Madrid.
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MODELO DEL MES. CICLO 2008
En estas breves conferencias, que tendrán lugar en las salas de exposición, se analiza-rá e interpretará un modelo de especial importancia entre los expuestos. A los asisten-tes se les entregará gratuitamente un cuadernillo con el contenido de la conferencia.
Domingos, 12:30 horasDuración: 30 minutosAsistencia libre
ENERO: Brial del siglo XIV. Amalia Descalzo Lorenzo.
FEBRERO: Pastor extremeño. Ana Guerrero Melguizo.
MARZO: Traje sastre ca. 1905. Marta Blanco Carpintero.
ABRIL: Traje de maja ca. 1801. Raquel Gómez del Val.
MAYO: Fotografía de Ouka Leele. Teresa García Cifuentes.
JUNIO: Joyas para el luto. Mª Antonia Herradón Figueroa.
SEPTIEMBRE: Interiores. Mercedes Pasalodos Salgado.
OCTUBRE: Dama oferente del Cerro de los Santos. Irene Seco Serra.
NOVIEMBRE: Traje de Elio Berhanyer. Pablo Pena González.
DICIEMBRE: Tesoros del Pasado. (Pieza y ponente por determinar).
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