Date post: | 02-Mar-2016 |
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GR
INB
ER
G, S
ilvia E
l mundo d
el trab
ajo en
la esc
uela
. La p
roducc
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e signific
ados e
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curricu
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artn, 200
3. 26
1p. (S
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-------------------------------------------------------------------------------
CA
PT
ULO
V. L
os sig
nific
ados d
el trabajo
en u
n m
undo
sin
trabajo
Puesto que se trata d
e una sociedad de trabajadore
s que est a punto d
e ser liberada d
e las trabas del trabajo. Y
dicha sociedad desconoce esas otras
actividades ms elevadas y significativas por cuyas causas m
erecera ganarse
esa libertad (...) Nos enfrenta
mos con la perspectiva de un
a sociedad de traba
jadores sin traba
jo, es decir, sin la nica actividad que les queda. E
st claro nad
a podra ser peor. (H
anna
h Arendt)
1. El escenario
Las
ltimas
dcadas ha
n de
jado
detrs nuestro
un conju
nto de
profund
as cam
bios en
los diferentes
mbitos
de nuestra
vida social
e individual.
El trabajo
que
hasta ahora
se haba
constituido
en un
fuerte
articulador de nuestra vida e
n el mundo si bien n
o ha dejad
o perdido ese papel tam
poco puede cum
plirlo sin ms. D
e una form
a, quiz, todava difcil de
aprehen
der podramos decir que vivim
os en una socie
dad de traba
jadores,
como
seala Arendt,
pero que
cada
vez
tiene menos
lugar para
los trabajadores en ella. R
endid
os al mundo d
e lo efmero, el escen
ario en qu
e vivim
os no
ha de
jado
de articularse
en torno
de
la razn
tcnica
de la
produccin destinad
a a consumirse, de la labor y, e
n ese marco, d
el lucro com
o fin supre
mo de nuestra actualidad
. La pregunta a plantearse aq
u, entonces, pue
de ser qu trae d
e nuevo, entonces, este escenario?, e incluso,
por q
u hablar de escenario?
Hem
os optado justam
ente referirnos a nuestra actualidad e
n trminos
de un escenario porque de un un
a manera u otra nos perm
ite seleccionar a los actores y com
ponentes que defin
en su p
uesta en escena y su posterior
desarrollo. Por este m
otivo, no propondrem
os una caracterizacin ge
neral de
contexto a mod
o de un listado que resume hechos sup
uestam
ente o
bjetivos. Describirem
os un escenario, es decir, lo construire
mos a travs de la inclusin
de algunos hechos y conceptos pero n
o de tod
os. Escenario, ente
ndido como
interpretacin del
poder de
forma
relacional e
histricamente,
como
una
amalgam
a de prcticas institucionales y discursivas que funcionan com
o un
ensambla
je colectivo
de partes
dispares sobre
una
sola superficie
social (Cray, en P
opkewitz, 199
6).
Escenario que h
a recibido nom
bres diversos; as, hay quie
nes utilizan la nocin d
e sociedad posindustrial; otros, la de sociedad del conocim
iento, etc. N
osotros hemos opta
do por de
nominarlo con el trm
ino capitalism
o tardo;
es decir, como un escen
ario dentro una obra d
e teatro m
ayor que si bien lo
abarca no le
quita de su especificidad y n
os permite traba
jar sobre aquello q
ue
trae como nove
dad pero, tam
bin, sobre aquellas lg
icas que persisten e
n nu
estra sociedad. Tal com
o lo propone M
andel (en
Jameson, 1
997) lejos de
representar una socieda
d posindustrial, el capitalismo tardo constituye una
industrializacin ge
neralizada por prim
era vez e
n su historia. La mecanizacin,
la estandarizacin, la superespecializacin y la divisin del trabajo, que en el
pasado determ
inaban slo el reino d
e la produccin
de mercancas en la
industria, ahora
penetran
en
todos
los sectores
de la
vida social.
Es
caracterstico del capitalismo tardo que
paso a pa
so la agricultura se vuelva
industrializada com
o la industria, la esfera de circulacin (v.g. la s tarjetas de
crdito, y dems), tanto com
o la esfera de la produccin, y la recreacin tanto
com
o la organizacin del traba
jo.
As,
a travs
del concepto
de capitalism
o tardo
estaram
os refirindo
nos a un
proceso doble:
por un
lado, nuevas realidad
es que se
inscriben en la l
gica general que el capitalism
o adquiri ya en su
s inicios, es decir hacem
os referencia a la continuida
d de un p
roceso histrico; por el otro, la configuracin de re
alidades que expresan cierta ruptura con las formas qu
e hasta no hace m
ucho tiempo ha
ba presentado.
De m
anera q
ue, transitaremos entre la continuida
d y la ruptura que
supone la configuracin de este escenario especfico, sin que e
llo implique
prop
oner que se trata de la construccin de un
a nueva obra de teatro, pero
tam
poco negar aq
uellos procesos que dicho escenario contiene d
e ruptura con los que lo precediero
n, incluso al interior sistema-m
undo capitalista
1. En cierta
medida, podram
os decir que n
egar el carcter novedoso de nuestra actualidad
sera tan riesgoso com
o negar q
ue nos encontram
os ante una realida
d que
nos est llevando a ser-en-el-m
undo d
e modos m
uy diferentes y, en esto el mundo del trabajo tien
e un evidente pap
el.
1 P
lanteamos e
sta noci
n en el se
ntido propuesto
por W
allerste
in (1
998).
1 o f 2 9
usuario-1Text Box
En este sentido, tal com
o lo propone
Jam
eson (1991) no se trata de
ligar este escenario a un nuevo mod
o de prod
uccin sino a una tercera etapa
del capitalismo, la cual desde el punto de vista estructural es m
arcadamente
diferente y, por eso plausible que culturalmente tambin lo sea. As, la nocin
de capitalismo tardo, expresa la idea de que algo ha cambiado, que las cosas
son diferentes, qu
e estam
os sufriendo una
transform
acin del mundo pero
incomparable con otras transformaciones que las sociedad
es han atravesado.
De modo general, es posible caracterizar a esta tercera etapa del
capitalismo como fruto de, o, transitando un
a crisis. Crisis que se expresa
cuando los sistemas se alejan de sus puntos de equilibrio, y llegan a puntos
de bifurcacin en los que son posibles mltiples soluciones a la inestabilidad y
no slo una (Wallerstein, 1997).
La inclusin de esta nocin de crisis es central para la com
prensin de
este escenario, en la medida que nos permite dar cuenta de un movimiento
que expresa que algo
esta dejando de ser y otra cosa est empezando a
ser. Y, si bien es difcil captar aquello que ser, nos ubica directamente en la
posibilidad de reflexionar sobre
ese
devenir. sta
es la intencin
en la
presentacin de este escenario.
Si bien, la explicacin a la crisis puede ser realizada de
maneras
diferentes y com
plem
entarias. En un
primer m
omento, es posible proponer que
se trata de una
crisis en la que se expresan contradicciones vinculadas con,
obviam
ente, los procesos de acum
ulacin del capital, las lgicas qu
e asum
i
durante el fordism
o la intervencin y el papel del Estado tanto hacia el interior
de los estado-nacionales, com
o en su capacidad de regulacin en el m
arco del
sistem
a-mun
do; y, por supuesto, de un proceso de crisis en donde estn
fuertemente cuestionadas las narrativas que configuraron al mundo m
oderno2 .
En esta m
arco, retoman
do lo propuesto por N
egri (1992), po
dramos
decir que aquello que
caracteriz al fin del siglo XX ha sido una ambigedad
extrema, en la m
edida en que expresa la percepcin de que nos encontram
os
ante una crisis irresoluble. El siglo XX haba logrado un punto de eq
uilibrio y de
acercamiento entre la lgica de la acum
ulacin y la de la distribucin. Pero es
justam
ente
este punto de equilibrio
el que
expres
su ruptura, o
su
imposibilidad en el seno de
la lgica capitalista, en los 70 y principios de los
2 A
l respecto, Wallerstein propone que se trata de un proceso de crisis que est
asentado sobre tres contradicciones bsicas que determ
inan el futuro del capitalismo.
Por un lado, el dilema de la acumulacin; seguidamente el dilema de la legitimacin
poltica; y, por ltimo. el dilema de la agenda cultural.
80.
Podram
os proponer, entonces, de manera general qu
e nuestro
escenario se m
onta, o comienza a montarse, justo en
el mom
ento en que la
sociedad salarial pareca conseguir una trayectoria ascendente (Castel, 1997),
en la medida que aseguraba la movilidad social y el crecimiento continuo al
resguardo de la proteccin del E
stado de bienestar. Pero es justam
ente esto lo
que se rom
pe, la propia idea de progreso y crecimiento indefinido qu
e se ve
desafiada y en cierta m
edida, derrum
bad
a. En este sentido, es la propia
experiencia reformista vivida entre los a
os treinta y setenta la que
expresa su
imposibilidad.
El agotamiento del rg
imen de acum
ulacin fordista, en tanto crisis de
acum
ulacin del capital ligada a las lim
itacion
es de sus com
ponentes centrales
(petrleo barato, procesos productivos estandarizad
os, masivos y continuos,
orga
nizacin del trabajo y la prod
uccin rgidas, crecimiento constante de la
demanda, m
ercados homogneos, etc.) son la expresin de la crisis en que
vivimos, a los que debe
mos agregar la propia lgica distribucionista asum
ida
por
el Estado
de bienestar. Y, es desde
aqu qu
e los
procesos de
transformacin y reestructuracin se encon
trarn unidos a dicha crisis. En
lneas generales po
dramos plantear como algunos de los factores que han
gravitado
en los procesos de cam
bio y que han constituido las claves de
esta
crisis del capitalismo a los siguientes: el agotamiento del modelo keynesiano
de crecimiento
que haba perm
itido una fuerte expansin, pero
cuyas
imposibilidad
es generadas en dicho proceso, expresadas por ejemplo en una
inflacin estructural que se ver agravada a partir de la crisis del petrleo
primero y la crisis de la deuda despus, obligar a los pases avanzados a
replantear el mod
elo de
crecimiento de
manera que
sea capaz de controlar
factores como
la inflacin y
asegure
a la vez
un relanzam
iento
de
la
rentabilidad de la inversin.
De man
era que, podem
os proponer que nos encontramos frente a
procesos de reestructuracin, entendiendo qu
e se trata de un proceso global y
articulado
que se manifiesta
asincrnicam
ente en
todas las esferas de la
prctica
social. Y, lo hace
asincrnicam
ente porque no
todas las esferas
cambian al mismo ritmo y con la m
isma intensidad en el mismo perodo de
tiempo. De este m
odo, el proceso de
reestructuracin compren
de distintos
espacios de la vida social, pero lo hace de manera diferencial. Por tanto, si
bien podemos expresar que estos procesos afectan al conjunto de la sociedad,
no impactan del m
ismo mod
o en tod
os sus mbitos, produciendo
, por tanto,
procesos de frag
mentacin, escisin y ruptura al interior de la m
isma. En la
medida en que todo proceso de transicin es a la vez continuo y discontinuo
pu
eden observarse, la emergencia de nuevas prcticas y relaciones sociales
2 of 29
as como la subsistencia y continuidad de m
odelos q
ue respon
den a un p
atrn
anterior.
Ahora bien, las crisis de acum
ulacin constituyen perodos de grand
es transform
aciones cualitativas que suponen un doble proceso: de ruptura (de
ciertos componentes del pero
do de crisis), y de conservacin (de aqu
ellos com
ponentes estructurales del sistem
a en ta
nto modo
histrico de produccin).
De m
odo qu
e, si bien los procesos de reestructuracin no cuestionan los
pilares bsicos del modo d
e produccin, gen
eran importantes m
odificaciones com
o resultado
de
la necesidad
de sup
eracin de
la crisis.
"La sociedad
tecnificada no es la sociedad in
dustrial ms desarrollada. S
e trata de algo
nuevo, q
ue n
o modifica la esencia del m
odo de pro
duccin capitalista, pero le traza nu
evos contornos. N
o se trata de un movim
iento evolucionista con meras
alteraciones cuantitativas. Las innovaciones introducen cam
bios cualitativos qu
e implican a los m
todos de pro
duccin" (Souza M
achado, 199
2) 3.
Sin em
bargo, este conjunto de tra
nsformaciones no po
nen en cuestin
lo que p
uede ser el ncleo central del capitalism
o y es que las em
presas, otrora nacionales y hoy m
ultinacionales, transnacionales, globalizadas, etc.,
siguen organizad
as sobre la base de la produccin d
el plusvalor y motivad
as por la ga
nancia; de hecho es justam
ente la maxim
izacin del beneficio, ncleo
central del espritu capitalista, aqu
ello que puso en crisis al fordismo.
Dicho
esto, nos
adentraremos
en algu
nos
de los
aspectos
que
constituyen lo nuevo en este escenario.
Com
encemos
con uno
de sus
rasgos ms
caractersticos: los
procesos de globalizacin de la econ
oma m
undial, referidos a la insercin o
reinsercin de
los mercados
nacionales en
el marco
del com
ercio internacional, es decir de la apertura hacia el e
xterior, a travs de un logro
cada vez mayor del aum
ento de la prod
uctividad. Para lograr esto, ha sido
indispensable la
modernizacin
y el
cambio
tecnolgico;
las form
as de
organizacin
rgida de
la produccin,
propias
del taylorism
o-fordismo,
que respondan
a
mercados
homogne
os, son
reem
plazadas
por
estructuras flexibles capaces de respond
er a las deman
das cambiantes de los m
ercados, al m
ayor grado d
e incertidumbre q
ue caracteriza a las economas actuales, a
la exigencias de nive
les cada vez ms altos de com
petitividad. A
simism
o, estos procesos son a
compaad
os por transformaciones en lo q
ue respecta a
las funciones que haban sido caractersticas funda
mentales d
e los Estados y,
a las que harem
os referencia posteriormente.
3 T
raducci
n propia del portu
gus.
Nos encontram
os, por otra parte, frente a las tesis conservadoras del
fin de la historia, las tesis de la sociedad del co
nocimiento qu
e proclaman el
fin de
las clases
sociales y,
sobre todo,
del
"proletariad
o" que
sera
reemplazado
segn
estos autores,
por la
nocin de
"cognitariado".
Este
conjunto de tesis tienen como corolario propuestas que d
eclaran que, adems,
nos encontram
os frente al fin del trabajo. Esta p
remonicin del fin del trabajo,
si bien para algunos autores po
dra haber im
plicado el fin de la alienacin, no
puede lograr su com
etido en tanto los pilares sobre los que est construido nu
estra nueva realida
d no cuestionan
las bases de la sociedad salarial que
configur al traba
jo como eje de integracin de los individuos a la vida social.
Por tanto m
s que liberar al ho
mbre, el llam
ado fin del trab
ajo n
o hace m
s qu
e someterlo a una vida signada por la m
arginalidad, la desintegracin y la
dificultad para garantizar lo que hasta ah
ora -y, a pesar de to
do- el trabajo le
ha
ba perm
itido, su
propia reproduccin.
De
manera
que,
estos procesos,
creemos, no p
ueden ser pensa
dos slo en trminos estructurales, sino que
de
manda
n una m
irada que los entiend
a como procesos que po
nen en cuestin la construccin de la identida
d social e individual y, por lo tanto, las bases
sobre las que se configura la socialidad.
Conce
ptos tales
como
globalizacin,
integracin, flexibilidad,
competitividad, calidad total, participacin, pe
dagoga d
e la calidad, defensa de
la ed
ucacin general,
formacin
polivalente, y
valorizacin
del traba
jador form
an parte del discurso habitual sobre esta tem
tica que le
jos de ser una
consecuencia natural
del desarrollo,
entendem
os, form
an el
mapa
de las
nuevas form
as de sociabilidad capitalista social.
Con el ob
jeto de compren
der estos procesos, resulta imprescindible
avanzar en el an
lisis de lo que desde diferentes p
erspectivas tericas se ha da
do en llamar la T
ercera Revolucin Industrial o, m
s precisamente, lo que se
de
nomina
la Revolucin
Tecnol
gica y, ello, debido
al carcter central de los avances en el con
ocimiento
y el manejo d
e la tecnologa en este proceso d
e transform
acin, sobre todo en lo
que se refiere a su cam
po d
e aplicacin e
n el mundo de la
economa y las variaciones en la orga
nizacin del trabajo q
ue de
ellas se
derivan. Como
sealan Azpiazu,
Basualdo
y Nochteff
(1988): "el
proceso de acumulacin d
e capital de posgu
erra, basado e
n un para
digma
tecnolgico-econmico
determinad
o, encontr
su lm
ite cuando
el
acervo tecnolgico de ese p
aradigma de
j de ser apto para resolver las restricciones a la acum
ulacin de capital provenientes d
e la naturaleza en gen
eral, y de las caractersticas histricas de la fuerza de traba
jo... La nica posibilidad para continuar la
acumula
cin de
capital reside
en la
generacin
de
un nuevo
para
digma
tecnolgico-econ
mico,
una Tercer
Revolucin
Industrial,
cuyo ncleo tecnolgico, o factor llave, resuelva especficam
ente las restricciones qu
e detuviero
n la acumulacin de capital..."
3 o f 2 9
De
esta manera, en
consonancia con
los
aportes
realizados por
distintos autores, podram
os plantear como un factor central de los procesos
de transformacin
la produccin
tecnolgica
especialmente ba
sada en
el
complejo electrnico cuyo eje es la microelectrnica. Asimismo, cabe agregar
un segundo elem
ento, que au
nque ligad
o a la tecnologa debe ser considerado
aparte, nos referimos aqu al procesamiento y manejo de la inform
acin.
Al respecto nos
importa
sealar que
no
pode
mos pe
nsar en la
tecnologa com
o la fuente de todos los bienes o males del presente, com
o
determ
inante primera y ltim
a de los procesos de transform
acin, dado que
stos siem
pre son el resultado de mltiples factores, sin embargo sta ha
adquirido
un rol fundam
ental en dichos procesos. En otras
palabras, los
efectos de la utilizacin de las nuevas tecno
logas no son el resultado de una
determ
inad
a ecuacin
tecnolgica, sino que resultan de la interaccin de las
mismas con
los
procesos socioeconmicos y
polticos, con
los
sujetos
prod
ucindolas, usndolas y distribuyn
dolas de m
odos especficos. As, las
consecuencias
que
traen
aparejadas slo pued
en ser
entendidas
y comprendidas dentro del contexto en qu
e dichas tecnologas son aplicadas
4 .
Las innovaciones tecnolgicas, lejos de ser variables indepe
ndientes, un poder
fetichizado, autnomo, estn asociadas a las relaciones de poder poltico-
econmico y por lo tanto, son el resultado de estas relaciones
5 . De hecho, si
bien es cierto que las nuevas tecnologas reemplazaron puestos de traba
jo, no
es men
os cierto que
una
de las caractersticas principales de las nuevas
lgicas de la acum
ulacin capitalista es que ya no est sustentada en la base
del empleo-consumo masivo.
As, el carcter radical de los cam
bios se apoya fuertemente en la
alteracin de base del tratamiento, de la conservacin y de la transform
acin
4 E
n el marco de este debate resulta interesante recuperar la siguiente reflexin
respecto del papel del sujeto com
o constructor de la realidad. La historia no hace
nada, no posee riqueza inmensa, no libra com
bate! Ante todo es el hom
bre, el hombre
real y vivo quien hace todo eso y libra com
bates; estemos seguros de que no es la
historia la que se sirve del hombre como un medio para realizar - como si ella fuera un
personaje particular- sus propios fines; no es mas que la actividad del hom
bre la que
persigue sus objetivos." (M
arx y E
ngels, La sagrada fam
ilia, Claridad, Bs. A
s. 2da
Edicin, 1971.)
5 "Ilustrando as la hiptesis segn la cual el desarrollo tecnolgico responde en cierto
modo a las exigencias de la nueva econom
a internacional pero el uso de dichas
tecnologas no slo es indispensable para el nuevo orden m
undial sino que tambin lo
modela a partir de la nueva lgica inscripta en la m
aterialidad tecnolgica." (Castells,
1989)
de la inform
acin, en
la medida
en
que los
procesos sociales estaran
dependiendo cada vez ms de manera fundamental de la informacin y del
modo en que ella es utilizada. Las nuevas tecnologas de
la inform
acin
cumplen un papel central en la m
odificacin de las bases de la produccin al
incidir en los procesos de produccin desarrollo y aplicacin del conocimiento,
facilitando la aceleracin de otras innovaciones e incidiendo por tanto en el
centro nervioso de los procesos sociales6.
Segn lo hemos expresado anteriorm
ente, las consecuencias de las
nuevas tecnologas
no son
unvocas y
por tanto
impactan
de manera
diferencial y desigual en el conjunto de la socieda
d. An as, esto no disminuye
su importancia, sino que
acrecienta sus
consecuencias
dadas las
caractersticas que adquiere su impacto en la sociedad y en nuestra vida
cotidiana.
Si bien el fantstico progreso tcnico podra traer implcito un efecto
democratizador, en la m
edida en que viene dem
arcado
por la lgica privada de
la exclusin (y esto nos recuerda que el capitalismo no nos ha abandonado), y,
del lucro com
o fin en s, ste conjunto de
mtod
os y tcnicas de organizacin y
gestin del proceso productivo no puede presentarse com
o mecanismo de
am
pliacin del confort y bienestar para el conjunto de la poblacin. Por el
contrario, es posible observar cada vez m
s altos ndices de desocupacin y
de m
arginacin de vastos sectores del acceso al con
sumo no ya de confort
sino de productos bsicos de la canasta fam
iliar. Proceso que se enm
arca
dentro de la crisis del Estado de bienestar y de redireccionamiento de las
sociedades a
travs de
las
propuestas
neoliberales y
neoconservadoras;
prop
uestas que
ubican al Estado
como
gendarm
e del funcionamiento
del
mercado, dejando cada vez ms a los ciudadanos librados a la suerte que
obtengan en ese mercado. As, se trata de un retorno del m
ercado que viene a
sustituir al Estado y otras instancias polticas como principio autorreg
ulador de
las
relaciones sociales. Retorno del mercado viene
acom
paado
de
la
prom
ocin
del privatismo
y la democracia
liberal (representativa
y no
participativa).(Grner, 1997)
6 Siguiendo lo expresado por Castells (1989), dos son las caractersticas esenciales
de las nuevas tecnologas en el paradigma emergente: por un lado, las nuevas
tecnologas estn centradas en la generacin y tratamiento de la inform
acin, es decir
que el objeto m
ismo del ncleo principal de las nuevas tecnologas es la inform
acin,
a la vez que constituye su producto. En segundo lugar y directamente relacionado con
lo anterior, se encuentra el hecho de que las nuevas tecnologas se refieren a
procesos ms que a productos.
4 of 29
La
estrecha
relacin que
trabajo
y
consum
o asum
ieron
con el
capitalismo se vuelve, en la actualidad, m
s profunda p
ero a la vez ms difcil.
El contrato
de traba
jo por
tiempo
indeterminad
o, que
haba otorg
ado al
trabajador asalariado estabilidad y seguridad, llegara a su fin, dando lugar a
nu
evas formas
de contratacin
que incluyen
a la
anterior pero tam
bin a
contrataciones por tiem
po determ
inado, trabajo provisional, jornad
a parcial, etc.
Estas nuevas form
as de contratacin, vinculadas con las polticas de
flexibilizacin, e
xpresan com
o doble
cara de la m
oneda
la mode
rnizacin y transform
acin de
los procesos
de prod
uccin, y
la precarizacin
y vulnerabilizacin del trab
ajo.
As, la flexibilizacin del proceso de traba
jo, es decir, la flexibilidad
interna d
esde un punto de vista tcnico, consiste b
sicamente "en el carcter
programable del qu
e las nuevas tecnologas de la inform
acin han perm
itido dotar
a las
generaciones
actuales de
mquin
as y
herramientas
o de
manipuladores." (C
oriat, 1992a) 7
La nocin de fle
xibilidad se encuentra estrecham
ente em
parentada
con la d
e integracin; sta ltima refiere a
la optimizacin de las relaciones
entre tiempo de op
eracin y tiempo de circulacin, as com
o al abastecim
iento
en piezas intermedias. D
e man
era que, se tratara n
o slo del control del ritmo
de trabajo del hom
bre sino tam
bin "de la optim
izacin de las intervenciones
de las mquinas y de los consum
os intermedios. E
n este sentido, h
ay a la vez perm
anencia y m
utacin del ahorro tayloriano y ford
iano". (C
oriat, 1992a)
Tanto
la flexibilidad
como
la integracin
-segn constituyen
la
direccin general
como
el contenid
o particular
de la
nueva
trayectoria tecnolgica-,
estn vinculadas
a las
nuevas presion
es por
las que
hoy
atraviesa la
acumulacin
de capital,
y de
scansan sobre
recursos inditos
ofrecidos por las nuevas tecnologas de la informacin.
7 C
oriat d
istingue cinco
dimensio
nes d
e la
flexib
ilidad, a
las q
ue en e
l marco
del
presente tra
bajo s
lo nos lim
itarem
os a m
encio
nar: fle
xibilid
ad de producto
(referida a
la fa
brica
cin co
n un m
ismo arre
glo t
cnico
una va
riedad de productos d
iferentes co
n
algunos
componentes
comunes);
flexib
ilidad de gama (m
odificaci
n rpida del
proceso
de fa
bricaci
n para cam
biar ca
ractersticas secu
ndarias d
e lo
s producto
s);
flexib
ilidad de elementos (re
ferida a la posib
ilidad de sim
plifica
r o com
plejiza
r el
proceso
); flexib
ilidad de envo
(transporte
del p
roducto
por b
andas a
travs d
e re
des
de circu
laci
n com
plejas); fle
xibilid
ad de vo
lumen (re
soluci
n de la
s fluctu
acio
nes
cuantita
tivas d
e la demanda).
De
manera
general,
podramos
plantear
que frente
a mercad
os ho
mogn
eos, masivos,
estables y previsibles
se presentan
hpy mercados
heterogne
os, cambiantes e im
predecibles, reclamand
o por org
anizaciones giles, fle
xibles y descentralizadas que produ
cen series limitadas en
funcin de
la dem
anda,
a diferencia
del tipo
de
organizacin centralizada
y vertical
caracterstica del tipo de produccin instaurada bajo el taylorism
o-fordismo.
Los
procesos de
ad
aptacin y
flexibilizacin
como
respuesta al
carcter incierto, cambiante y com
plejo del m
edio, el cambio organizacional de
las em
presas se encuentran fu
ertemente a
poyados en las posibilidades q
ue
brindan las tecnologas de la inform
acin en relacin con los procesos de
descentralizacin d
e la administracin -en los ltim
os aos devenida gestin-,
sin necesidad de perder p
or tanto
el control y la direccin g
eneral de las
acciones. Es decir que, la necesidad de control del proceso de
trabajo de
ninguna m
anera ha desaparecido, sino q
ue se trata ms bien de su realizacin
a travs de la im
plementacin de m
ecanismos diferen
tes.
Nos
hemos referido
a la flexibilizacin
desde la perspectiva
de la
organizacin d
el proceso productivo. P
ero los procesos de fle
xibilizacin son realizados tam
bin a travs del mercado de trabajo, h
acemos m
encin aqu a
la fle
xibilidad externa, la relacin entre las empresas y la fu
erza de trabajo. E
n
otras palabras,
esta ltim
a se
refiere a
la reduccin
a un
mnim
o de
los trabajadores
estables de
una
empresa
y a
la contratacin
temporaria
y flexibilizacin
del
contrato salarial,
de acuerdo
con las
necesidades y
condiciones cambia
ntes de la orga
nizacin. Este ltim
o grupo d
e trabajadores,
que por cierto representa un porcentaje cad
a vez ms im
portante del conjunto
de la poblacin, carecera de las condiciones m
nimas de estabilidad en el
empleo y de derechos sociales y garantas de los qu
e hasta el m
omento haba
gozad
o. Se trata de ajustar las condiciones lab
orales a la nueva din
mica de la
em
presa introduciendo
en
la racionalidad
del mecanism
o de
mercado
el mnim
o de control social por parte de los trabajado
res o de las instituciones de
la sociedad. Este nuevo grupo d
e trabajad
ores no pue
den slo identificarse
con los grupos sociales tradicionalmente m
s rezagados sino tam
bin con
profesionales que m
antiene
n con el E
stado o empresas una rela
cin laboral
que
otrora hubiera
asumido
las form
as de
la
contratacin por
tiempo
indeterm
inado.
Las nuevas estrategias em
presariales se encam
inan a dism
inuir los costos laborales y, m
s an, a ganar grados de
libertad sobre las rigideces
introducidas en el mercado p
or el trabajo organizad
o, la relacin sindical y la proteccin del traba
jo por parte del Estado a trav
s, por lo men
os, de la legislacin.
5 o f 2 9
De
esta manera, y
con
leyes
que
legislan en este sentido, las
negociaciones colectivas de trabajo, caracterstica importante del E
stado de
Bienestar, son reem
plazadas por ne
gociaciones que pueden ser realizadas
individualmente y
recompensad
as con
bonificaciones
por em
presa, entre
gerentes y sindicatos, o por ram
a. Se trata de un proceso de modificacin de
las relaciones capital-traba
jo, donde el peso relativo y el protago
nism
o de los
sindicatos propio del keynesianism
o se va
diluyendo
, a la vez que
se va
presentand
o una nu
eva correlacin de fuerzas. "En el actual contexto histrico
asistim
os a un verdad
ero proceso de reconversin de
l movimiento obrero que
crea las condiciones para una reestructuracin de las relaciones industriales
en las que se superan m
uchas de las garantas y derechos sociales y laborales
conquistados por los sindicatos tras decenios de lucha (Castells, 1994).
La precarizacin del empleo ocurre en un contexto en el que son
fuertemente m
odificadas las polticas sociales y econm
icas del E
stado, en
donde son priorizadas las polticas del ajuste tend
ientes a com
batir la inflacin
y a la reduccin del dficit pblico, limitndose as las funciones caractersticas
del Estado Benefactor en lo qu
e a regulacin, orientacin e intervencin en lo
social se refiere.
As, polivalencia, tecnologa y m
odernizacin del proceso de trabajo,
por un lado y, segm
entacin del m
ercado de trabajo, precarizacin del empleo,
desocupacin y m
arginalidad, por el otro, son los rasgos caractersticos de
nuestro
escenario; rasgos que definen
el teln
de fondo
sobre
el cual el
significado del traba
jo es construido y reconstruido en el presente contexto.
Definen, justamente, las coordenadas sobre las cuales se erige el significado
del trabajo en la actua
lidad, precisam
ente cuando parecan ha
berse impuesto
definitivamente los atributos ligados al trabajo para caracterizar el estatuto que
ubicaba y clasificaba al individuo en la sociedad.
Es en este escenario, que
el trabajo, como
concepto y acto que
orde
n la vida social e individual, est viviendo procesos de transform
acin
que se cristalizan en la configuracin de una image
n diferente de trabajador
polivalente, cada
vez m
s alejada del trab
ajador m
anual, la desestabilizacin
de los trabajadores con la consecuente prdida de seguridad y certidum
bre
ligada a la precarizacin del trabajo y la exclusin de importantes nmeros de
la poblacin
que
pasan
a constituir una
masa
de supernumerarios8 no
8 Utilizamos la nocin de supernum
erarios en el sentido propuesto por Castel (1997)
desempleados durante lapsos prolongados a quienes con esfuerzo y sin m
ucho xito
se trata de recalificar o rem
otivar; todo ocurre como si nuestro tipo de sociedad
redescubriera con sorpresa la presencia en su seno de un perfil de poblaciones que
se crean desaparecidas: los intiles para el mundo, que viven en l pero no le
empleados y posiblem
ente difciles de emplear en
la presente correlacin de
fuerzas.
2. El trabajo en el capitalismo de finales de siglo
Ya
hemos hecho
una referencia general a
los
procesos que
actualmente afectan
al mundo
del trabajo provocando
, en algunos casos,
transformaciones que pu
eden ser entendidas como radicales. Aqu hemos de
presentar especficam
ente algun
as cuestiones acerca del m
odo en que estos
procesos influyen
en la lgica del mercado de trab
ajo, as como
en la
construccin de la nocin de trabajo.
Tal com
o lo hem
os expresado, se trata de la crisis de la sociedad
industrial;
de
manera
que,
las
caractersticas
que
asum
e -e
ir
progresivamente asumiendo- el trab
ajo actualmente, com
ienza a distanciarse
de la imag
en aquel trabajador fabril9 tan cercano a nu
estro imaginario. En la
medida en que la lnea de montaje ha ido desap
areciendo como modo de
orga
nizacin de la produccin, podem
os supon
er que
las caractersticas que
asum
a el trabajo en
dicho contexto irn desvanecindose con ella. "Es un
nuevo m
odelo general de trabajo el que est presente y en gestacin. U
n
modelo que se encuentra en un
a encrucijada de exige
ncias mltiples" (Coriat,
1992a).
Com
o vimos precedentem
ente, existe una tendencia general a
la
consideracin
y representacin del trabajo ligad
a a la imag
en del trabajo
prod
uctivo
industrial,
ms especficam
ente a
la imagen
del obrero, del
trabajador m
anual asalariado. Dad
os los procesos transformativos a los que
pertenecen realmente. Ellos ocupan una posicin de supernum
erarios, flotan en una
especie de tierra de nadie social, no integrados y sin duda inintegrables....
9 Sobre estas transform
aciones resulta interesante la com
paracin que realiza Coriat
(1992a) con otros m
omentos de la historia en donde el contenido del trabajo hum
ano
se ha m
odificado sustancialmente. "Com
o en la poca en la que el prim
er capitalismo
triunfante slo garantizaba su propio crecimiento a los hombres venidos de la tierra y
del cam
po a la disciplina de fbricas, como en la poca m
enos alejada an en que las
norm
as costosas y cientficas de los tiempos y m
ovimientos esclavizaban cabezas y
cuerpos, el trabajo est en el umbral de una nueva m
etamorfosis, m
etido en una
nueva mutacin fundam
ental."
An as, consideram
os importante sealar que debido al carcter de simultaneidad y
coetaneidad de los procesos que aqu estamos presentado, muchos de los elementos
y reflexiones que expresamos asumen cierto valor hipottico.
6 of 29
hemos hecho referencia anteriorm
ente, es posible co
menzar a perfilar algunos
de los elementos qu
e influirn (e influyen) en la construccin actual de la image
n del traba
jo10.
A los efectos de ava
nzar en la presente caracterizacin, consideramos
importante incluir un elem
ento que hasta ahora no h
abam
os mencionad
o, nos
referimos a la transicin h
acia lo que distintos au
tores denominan la econ
oma
de servicios; sector que en los ltimos tiem
pos ha ido d
e man
era creciente
absorbiendo la m
ayor cantidad de em
pleo. Segn lo form
ula Castells (198
9), "lo
que
parece fun
damental
es el
resear la
crisis de
productividad
que
acompa
a dicha transicin a partir del mom
ento en que se pasa de sectores
de actividad intensivos en capital a sectores com
o los servicios en donde, con
algu
nas exce
pciones, predomina la intensidad de traba
jo."
De
manera
que,
aqu existe
un prim
er elem
ento a
considerar,
la importancia cada vez m
ayor que a
dquiere el sector terciario de
la econ
oma
frente al trabajo industrial. Y
, esto no debera co
nfundirse con el pasa
je a la sociedad
postindustrial como m
uchos seala
n; seguid
amente, la re
duccin del tiem
po de trabajo n
ecesario no debe confu
ndirse ni con la desaparicin del trabajo del h
ombre ni m
ucho menos con la desap
aricin del plusvalor, o con
aquello que suelen profetizar algun
os autores, y que verem
os un poco m
s ad
elante, da lugar a expresiones tales com
o la desaparicin del proletariado y
su reemplazo por el cognitariado.
Ahora
bien, com
o dijim
os, esto
no nos
lleva a
nega
r el
carcter noved
oso de los procesos que vivim
os. La inclusin de las nuevas tecnologas
informatizadas
y las
nuevas form
as de
organizacin
y gestin
del traba
jo
modifican tam
bin los rasgos propios del trabajo, tanto
en el sector terciario
como secundario de la econom
a. Siguiend
o a Harvey (19
98) podem
os decir qu
e se
mantiene
una
de
las caractersticas
centrales
e histricas
del capitalism
o pero con rasgos nuevos y especficos. C
omo se
ala este autor, el
acceso al know-ho
w cientfico y tcnico siem
pre ha sido im
portante e
n la lucha
competitiva, pero aqu tam
bin, podemos advertir un
a renovacin del inters y
el nfasis,
porque en
un mun
do de
gustos y
necesidades
rpidam
ente
10 T
al com
o lo
seala Llomova
tte (1
988): "la
imagen del tra
bajo, e
s una co
nstru
ccin
de las co
ndicio
nes socio
econm
icas y d
e la elaboraci
n que los in
divid
uos re
aliza
n de
las m
ismas [...] la
importa
ncia
que esta
imagen tie
ne para fa
cilitar u
obsta
culiza
r las
medidas te
ndientes a
l mejoram
iento de las co
ndicio
nes socio
econmicas, e
n ta
nto los
protagonista
s deciso
rios d
e esta
s medidas se
rn, in
defectib
lemente, lo
s individ
uos;
los gru
pos d
e individ
uos; lo
s distin
tos secto
res q
ue se
han d
ado en lla
mar lo
s acto
res
sociales."
cambiantes y de sistem
as de produccin flexibles el acceso a la ltim
a tcnica, al ltim
o producto, al ltimo descubrim
iento cientfico, entraa la posibilidad de
ap
oderarse de una gran ve
ntaja competitiva.
Asistim
os, as,
a un
efecto de
desplazamiento
del
trabajo directo,
hacia el indirecto11, d
ado que m
ientras ms rep
etitiva y simple sea la tarea
a
realizar mayor es la posibilidad d
e que se
a reempla
zada y realizad
a por el com
plejo tecnol
gico. An as, la ilusin (acaricia
da por much
os) de contar con
fbricas sin
obreros est
lejos de
verse concretada
. No
se trata
de
la desap
aricin del trabajo directo sino m
s bien de que ste estara q
uedando
relega
do a las funciones de
man
ejo de
mercancas o, nueva
mente, a
las funciones de control, vigilancia y supervisin de lneas autom
atizadas.
De esta m
anera, cabe pensar q
ue esa imag
en del tra
bajad
or ligada a tareas em
inentem
ente m
anuales, en dond
e es emplea
da la fuerza
del cuerpo, com
ienza a diluirse frente a las nuevas condiciones que op
eran en el m
ercado
laboral, en donde cad
a vez ms tienen m
arcada presencia el sector terciario y
las tareas manuales y rutinarias -tal com
o era posible encontrarlas en el m
arco de
la OCT (org
anizacin cientfica del traba
jo)- son reem
plazadas por las
nuevas
tecnologas inform
atizadas (NTI).
Es
quiz en
torno de
estas cuestiones que
la image
n del trabajador fab
ril comenzar a ir desplaz
ndose hacia
otras construcciones
incluso aq
uellas vincula
das con
el traba
jo
intelectual.
A partir
de lo
recin plantea
do surge
n, entre
otras,
dos posibles
cuestiones: por un lado cabe preg
untarse acerca del perfil y las caractersticas qu
e actualmente est asum
iendo el "traba
jo" y, seguidam
ente, acerca de las caractersticas
que adquiere
el mercado
de
em
pleo
con relacin
a la
introduccin de las nuevas tecnologas dentro del contexto socioecon
mico
actual -debid
o a que tal com
o ya lo hemos expresado
no es posible pensar acerca
del impacto
de las
NTI
ms
all del
contexto en
que son
implem
entadas-.
Con
el ob
jeto de
avanzar en
la reflexin,
desde otra
perspectiva,
veamos qu
pronosticab
an las ideas de Drucker (1993
): "hacia el a
o 2000 no
ha
br ningn pas de
sarrollado en el que los obrero
s tradicionales, los que
fabrican y trasladan mercancas, representen m
s de una se
xta o una octava
parte de la fuerza la
boral". P
osteriormente el auto
r anticipa la constitucin de
11 E
ntendemos p
or tra
bajo directo
a aquellas ta
reas q
ue se
relacio
nan co
n la
accin
directa
con e
l auxilio
de m
quinas o
herram
ientas e
n la tra
nsfo
rmaci
n de
la m
ateria
;
en cambio el tra
bajo indirecto
se refiere a la tareas
de planificaci
n, ajuste
,
diagnstico
, mantenimiento.
7 o f 2 9
un nuevo traba
jador: el trabajador del saber, que, a diferencia del trabajador
tradicional, es due
o d
e los medios de
produccin com
o de los tiles de
prod
uccin. As, augura que la dicotoma del poscapitalismo no ser entre
burguesa
y proletariado, sino entre
intelectuales
y gestores, donde
los
primeros se ocuparn
de palabras e ideas y los segu
ndos de personas y
trabajo.
Pero, tal com
o lo expresa el mismo autor, el mercado seguir siendo
el integrador de la actividad
econm
ica de las sociedad
es capitalistas y, por
tanto, a nosotros, no as a Drucker, no nos resulta posible imaginar que sea a
travs del "m
ercado" que
se produzca
el acceso al saber (nico recurso
significativo para el conjunto de la sociedad). La dinm
ica que asum
e la Tercer
Revolucin Industrial -y que asumir cada vez con la heg
emona mundial de
los neo liberalismos y conservadurismos- profundiza y cristaliza una tendencia
inherente y estructural en las sociedades capitalistas: la monop
olizacin del
conocimiento y la polarizacin de los beneficios generados por su aplicacin
en el m
bito social y productivo. Se tratara de la posibilidad que tienen los
sujetos de acceder a los flujos de inform
acin y conocimiento12.
En
la medida
que en
las
redes
-dentro
de las
que
pueden
ser
observad
as im
portantes asimetras entre las posiciones-, organizan los lugares
que pasan a
ocupar los actores y organizaciones en la sociedad y en la
economa, la presencia
o ausencia
en las mismas, term
ina
siendo
fuente
importante de distincin social13 . D
e esta m
anera, "la posibilidad de generar
conocimiento nuevo y recoger informacin estratgica dep
ende del acceso de
los flujos de tal conocimiento e inform
acin... Es consecuencia que el poder de
las
organizaciones la fortuna
de
particulares dependa de
sus
posiciones
respecto de tales recursos de conocimiento y de su capacidad
para entender y
procesar realmente tal conocimiento" (Castells, 1994).
La com
petencia en la prod
uccin de conocimiento, la pelea por llegar
primero al patentamiento, la carrera acelerada por llegar con la novedad, han
puesto a universidades e investigad
ores a funcionar con nuevas lgicas y, ello
12 Castells (1994) define la nocin de flujos
como "secuencias
programables
repetitivas, de intercam
bio e interaccin entre posiciones fsicam
ente distanciadas
asumidas por actores sociales en organizaciones e instituciones de la sociedad. La
convergencia de la evolucin social y las tecnologas de la inform
acin ha creado
unas nuevas bases m
ateriales para la accin de las actividades procesadas a travs
del sistema social.
13 Segn el autor es
posible observar este proceso tanto en el m
bito de las
posiciones de los pases o regiones en la economa m
undial, como en las posiciones
de los individuos (con niveles educativos diferentes) en la estructura ocupacional.
creemos no obedece simplem
ente a la democratizacin de la sociedad del
conocimiento o a la desaparicin de las lgicas del capital; seguramente, ello
sucede porque el con
ocimiento y la tcnica han pasado a ser ejes centrales de
la acumulacin, m
ercanca clave de la produ
ccin.
Testim
onio de
ello,
seala Harvey
(1998),
son
las
incmod
as
transiciones en muchos
sistem
as universitarios del
mun
do capitalista
desarrollado, y, agreg
aramos, tambin del subdesarrollado, de una tutora del
conocimiento y el sab
er a la produccin subsidiaria de conocimiento para el
capital de las corporaciones. Al respecto, no qu
eremos parecer nostlgicos por
un m
undo que ya ha sido y, que de hecho tambin estuvo signado por la lgica
del lucro, simplem
ente queremos fugar de aq
uellas explicaciones futuristas que
sealan qu
e ahora s, con el triunfo de la sociedad del conocimiento nos hemos
librado de
los
avatares del pasado y
avanzamos hacia
un mundo
ms
democrtico y justo. La creciente pobreza y margina
lidad en que vivimos frente
a la cada vez mayor concentracin de la riqueza y del gasto superfluo nos
impide subirnos a ese tren de explicaciones.
Quiz una de las imgenes m
s desgarrad
oras que nos ha regalado
nuestro pas en los ltimos tiempos es aq
uella que nos presenta una gran
manifestacin
ya no
con
trabajadores
peleand
o por mejores
condiciones
laborales o salariales, sino la imagen de quien se sabe supernum
erario y
pelea aunque sea por volver a tener esas m
alas condiciones de
trabajo, por
una caja de pan o por un plan trabajar; el nuevo sujeto, el piquetero. Est claro
como dijera Arendt, nada puede ser peor.
Respecto
de
las
caractersticas del
vaticinio que
seala
la
desaparicin
del proletariado, quiz ha
bra qu
e pensar ms bien
en
el
surgimiento de un nue
vo tipo de proletariado y, en el pap
el que el conocimiento
y su manejo asum
en. Tal com
o lo seala S
ouza Macha
do: "Del lado del
trabajo, dos polos marcan
su presencia
de form
a elucidativa
y, al mismo
tiempo desconcertante por la significativa
diferencia de situacin
y perspectivas... En el primer polo, se encuentra el proletariado tradicional, fruto
del proceso de industrializacin, caracterizado por salario y nivel educacional
bajos y el desem
peo de funciones descualificadas y taylorizadas... En el otro
polo se percibe el surgimiento de un nu
evo tipo de proletariado que disfruta de
salarios y nivel educacional m
as altos..."
14.
As, se tratara de la existencia de un tipo de
trabajador - que tal com
o
fue expresado - se ocupara de las tareas ligadas a la planificacin, ajuste y
mantenimiento. En la m
edida que la productividad ya no depende de los ritmos
14 Traduccin propia del portugus.
8 of 29
de trab
ajo sino de la tasa de intervencin de
las herram
ientas y el rendimiento
ge
neral de
las instalaciones,
entonces, se
convierte en
parmetro
del rendim
iento la capacidad para hacer frente a los im
previstos, de controlarlos y reducirlos
y, en
lo posible,
anticiparlos (Coriat,
1992a).
Es
desde esta
perspectiva que ha resurgido15 la nocin del traba
jador polivalente, capaz de
hacer frente a las dem
andas cam
biantes de la produccin
16.
De
lo expresado
hasta aq
u se
desprende
una
caracterstica importante del m
ercado laboral d
e las postrimeras del siglo X
X, nos referim
os a un profu
ndo cam
bio en la estructura ocupa
cional, en donde so
n los emple
os medios (obreros calificados, profesionales de nivel m
edio, etc.) aquellos que
ven disminuido su peso relativo. A
s, es posible observar el crecim
iento relativo de las capas tcnicas y profesionales ligadas generalm
ente a las industrias de alta
tecnologa y
a los
llamados
servicios avanza
dos:
financieros, de
comunicaciones, etc. S
eguidam
ente, aumenta
n su peso
los trabajos m
enos
calificados y peor pagad
os, en particular en los servicios de consumo y e
n los pu
estos ms ba
jos de las em
presas, a la vez que se acrecientan el trabajo a
do
micilio, el cuentapropism
o, etc.
Harvey (19
98) realiza la siguiente d
escripcin de la
estructura del mercado d
e trabajo en las condiciones de la acum
ulacin fle
xible17: un prim
er grup
o de tra
bajadores conform
a el ncleo central que correspon
de al mercado
prim
ario, posee alta flexibilidad y cierta estabilidad; luego, un prim
er grupo
perifrico cuyos integrantes poseen cierta capacida
d para reinsertarse en el
mercado lab
oral a diferencia de un segundo
grupo p
erifrico m
uy numerosos
que
se com
pone
de trabajadores:
contratados
por tiempo
determ
inado, participantes de
program
as de becas, puestos com
partidos, etc.; por supuesto un
tercer
grupo
que
corresponde
a los
trabajad
ores aut
nomos,
subcontratados o tem
porarios por agencias a quie
nes afecta especialm
ente la
flexibilidad laboral y la crisis del em
pleo.
Por
supuesto, a
esta descripcin
del mercado
laboral deb
emos
agregar al grupo ca
da vez mayor de
desocupa
dos que m
arca su presencia de
modos diversos, ya sea por su persistente ausencia, com
o por su capacidad
de presionar a quienes form
an parte de algn de estos grupos.
15 E
xpresam
os q
ue ha re
surgido debido a que ya
Marx h
aba hecho m
enci
n al
trabajo poliva
lente, a
n as la
s caracte
rsticas que le
haba otorgado a sta
noci
n
dista
n de se
r aquellas q
ue actu
almente so
n co
nsideradas.
16 E
n el p
resente aparta
do nos lim
itamos a
presentar
sta noci
n ya
que ser
objeto
de re
flexi
n en el p
rxim
o ca
ptulo en el q
ue nos re
ferire
mos a
la re
laci
n entre
Educaci
n y m
undo del Trab
ajo.
17 P
ara una mejor ca
racteriza
cin ve
r Harve
y 1998.
Dad
o que esta descripcin ob
edece en cada sociedad
a mltiples
factores, importa aq
u sealar la tan m
entada relacin
entre desem
pleo e
impacto de las N
TI (N
uevas Tecnologas Inform
atizadas), en la m
edida en que
stas suelen ser vistas como la causa de la destruccin de los puestos de
trabajo. Segn lo hem
os expresado m
s arriba no son
las nuevas tecnologas las que g
enera
n los cambios por s m
ismas, sino m
s bien la lgica en qu
e stas
son introducidas
en los
procesos de
trabajo,
en particular
y, de
la acum
ulacin en general.
Sin em
bargo, es posible establecer algu
nos elem
entos bsicos con relacin a
esta temtica. E
l incremento de
productividad derivad
o del cam
bio tecnolgico
permite
trabajar
menos
y prod
ucir ms,
pero
esto no
necesariamente im
plica que se vayan a eliminar los puestos de trabajo, sino
que
se genera
n nuevos
puestos
con caractersticas
diferentes.
De
esta
manera,
flexibilidad interna
(polivalencia), o
exte
rna (sub
contratacin), desestabilizacin d
e los estables, precarizacin y el consecuente d
ficit de los lugares ocup
ables, son algunos d
e los elementos que
caracterizan al mund
o
del trabajo, en este perodo que llamam
os capitalismo tardo. P
ero, tambi
n, los m
ercados de consumo segm
enta
dos y hetero
gneos y con ello las lgicas
propias de la reproduccin d
el dinero en las ltimas dcadas, nos hace posible
pensar
que
ese nuevo
grupo de
supern
umerarios
al qu
e hace
referencia
Castel,
no lo es
slo desde
el punto
de vista
de la pro
duccin sino
especialmente d
esde su lugar de consumidores.
De
aqu
que, la relacin
que se
establece entre
incorporacin
de
nuevas form
as de organizacin del proceso de prod
uccin y eliminacin de
pu
estos de trabajo vien
e dada p
or la lgica de exclusin de la economa
capitalista (a
la que
ya
hicimos
referencia) ms
que por
caractersticas intrnsecas
a las
NTI.
No
parece
necesario
que las
nuevas
tecnologas conduzca
n al
desempleo,
si bien
es cierto
que
pued
en
generar
cambios
profundos en la estructura de la prod
uccin y de la circulacin.
As, este
conjunto de
fenmenos son los qu
e imprim
en nuevos
o diferentes contenidos al significado del trabajo, o
ms bien, q
ue han cam
biado
radicalm
ente las formas a travs de las cuales hasta u
n presente todava
relativam
ente cercano, se pensaba y nos pensb
amos com
o trabajadores e
incluso como ciudada
nos. Son estos m
ismos fenm
enos los que p
onen en
fuerte crisis
las form
as qu
e, a
la manera
de
Durkhe
im, se
pensaba
la integracin de los individuos a la vida social.
9 o f 2 9
3. El trabajo en un texto sin trabajo de obreros a operarios
Ahora, s nos retomamos nuestro estudio
sobre
los significados del
trabajo
en los textos que hem
os estudiado. A diferencia de aquellos que
recogimos en el captulo anterior sobre los que podram
os decir: estn dejando
de ser, aq
u la reflexin se produce sobre aquellos que estn en proceso,
estn em
pezand
o a ser.
Com
o observamos, la gran mayora de las referencias al concepto de
trabajo en los textos analizados se encuentra de
ntro del periodo de tiempo
que
va de la primera
Revolucin
Industrial hasta
fines de la segunda
guerra
mundial. Al igual que la mencin a los conflictos sociales devenidos de las
condiciones de trabajo o la demanda por m
ayores y/o m
ejores salarios, la
frecuencia de aparicin de estas nociones baja a m
edida que los relatos se
acercan al presente. A
simismo, en el m
arco de los CBC la frecuencia de
aparicin de la nocin de traba
jo, incluso en los apartad
os referidos a las reas
de tecnologa y ciencias sociales, es baja. Es por tal motivo, que
en el
presente captulo el eje del an
lisis girar en torno de las ausencias. Si hasta
ahora, hemos prestado atencin a lo nombrado y a las formas en que era
nombrado, en este ap
artado
cobra
especial importancia
justam
ente la
ausencia.
Si segn lo expresamos los discursos no se constituyen como bloques
monolticos en los que slo una lnea de significad
os puede ser encontrada, en
el anlisis que
se realizar
a continuacin, esta consideracin adquiere
particular importancia, en especial, para el estudio de los C
BC. Los CBC no
desarrollan los contenidos por m
edio de un corte de tipo histrico tal como lo
hacen
los
textos escolares. Se
trata
de un texto
que, si bien guarda
caractersticas com
unes con los otros textos que hem
os analizado, adquiere
especificidad
en
tanto
que
discurso
peda
ggico
oficial,
asum
iendo
caractersticas particulares tanto en el nivel de su elaboracin com
o en el del
anlisis. En
tanto
que
texto
que define
aquello qu
e de
be ser ensea
do
establece, por lo menos al nivel del el sistem
a edu
cativo, los saberes que
deben ser pensados, el conjunto de saberes que deben
conform
ar la imag
en
del pensam
iento
escolar, o
lo qu
e podra traducirse como
la imagen
del
pensam
iento qu
e mapea, para la educacin institucionalizad
a, la form
acin de
la subjetividad.
En este m
arco, si hay algo que llama poderosam
ente la atencin en la
lectura de los C
BC18 es la dificultad de ide
ntificar una sola lnea que
permita
18 Sin duda esto, puede explicarse por diferentes
factores
ya sea por
las
decir este es el significado legitim
ado y no otro. Ms bien de su lectura se
desprend
e qu
e el significado privilegiado es la resultante de muchos otros
combinados
de form
as particulares y
no necesariam
ente de manera
homognea. Es quiz, a travs de esta combinacin y, a partir de esta cadena
de significantes qu
e nos
ser posible
reconstruir, los
modos en que los
discursos son estructurados, las imgen
es a travs de las qu
e el trabajo es
comprendido. Seguramente, esta caracterstica
de cierta am
bivalencia, e
incluso referencialidad, integracin, yuxtaposicin, no
es privativa de los CBC,
de hecho cualquier discurso es la combinacin resultante de inclusiones
mltiples (y por supue
sto de exclusiones m
ltiples), an as lo propio de los
CBC, segn
nuestro entender, extrema
esta propied
ad de
los
discursos;
seguramente com
o expresin de am
bigedad de los tiempos que nos han
tocado vivir y en que se han producido.
En una primera lectura de los CBC en gene
ral y especialmente de los
captulos de ciencias sociales y tecnologa, llam
a la atencin que la frecuencia
de aparicin de la palabra trabajo y sus derivad
os (trabajador, trabajar, etc.) es
muy baja. En
general,
se hace mencin a
procesos que
se encuentran
ntim
amente ligados al trabajo pero esta palabra no est incluida en el texto.
As, por ejemplo, es posible encontrar prrafos como los siguientes:
Gracias a las innovaciones tecnolgicas, tanto de productos como de
procesos gestionales, los seres humanos cuentan con la posibilidad de
producir los bienes necesarios para satisfacer sus necesidades
utilizando menos tiempo y menos esfuerzo. (p. 167)
Si bien las civilizaciones florecieron en estrecha relacin con las
condiciones del medio, cerca de las fuentes de agua y en las tierras ms
propicias para el cultivo, los resultados derivados de los esfuerzos
humanos han otorgado un papel relevante a las ventajas adquiridas. (p.
170)
En todos los paisajes quedan huellas de esa continua transformacin.
La actividad humana ha transformado los paisajes naturales en paisajes
culturales. (p. 170)
En
estas frases se hace referencia a
la actividad human
a, a las
tecnologas y a la produccin, a los esfuerzos hum
anos y su incidencia en las
caractersticas que ha asumido la elaboracin de los CBC, como por lo sealado m
s
arriba ligado al proceso de reconfiguracin y crisis de la nocin de trabajo. Pero, no es
el objeto de este trabajo indagar sobre esto, sino m
s bien avanzar en una propuesta
de anlisis que perm
ita dar cuenta de este conjunto o cadena de significados que dan
form
a a la nocin de trabajo, en el sentido planteado m
s arriba.
10 of 29
formas qu
e esto influye en la satisfaccin de
las necesidades d
el hom
bre pero en
ninguno de
estos casos se menciona
al trabajo como proceso m
ediador o
como actividad ligad
a a la produccin.
Por otro lado, e
ncontramos en otro espacio la refe
rencia al trabajo en la que se e
xpresa la necesidad de la adquisicin d
e competencias para el traba
jo y la tecnologa
Resulta interesante ob
servar que el trabajo aparece com
o concepto en
dos espacios distintos, por un
lado, e
n el marco de
un listado de contenidos (a
los
que se
hizo referencia
anteriormente);
y, por
el otro,
ligado con
las com
petencias19 necesarias para la insercin en el m
undo
del trabajo. S
i partim
os de la consideracin de que el trabajo y la
s transformaciones del
proceso productivo vividos en los ltimos aos se constituyen e
n una d
e las fue
ntes de
legitimacin
20 en
la elaboracin
de las
actuales polticas
de
transformacin ed
ucativa en g
eneral, y, en particular, de las formas en que se
han construido los contenidos curriculares (tanto respecto d
e su organizacin
como de su seleccin), en
el anlisis de los C
BC encontram
os que el concepto
que
nos
ocupa
adqu
iere poca
presencia. Entonces,
es posible
que nos
encontremos
frente a una prim
era para
doja en
este texto:
encuentra
su
fundamento e
n un contenido qu
e est a la vez presente y a
usente; de algn
modo tiene un
a presencia en su ausencia. E
n otras palabras, ausencia y presencia que ad
quiere su carcter legitimador cuan
do se hace referencia a la
necesidad de transformar la educacin (tanto e
n documentos nacion
ales como
internacionales). En esta referencia las transform
aciones del m
undo del traba
jo ocupa
n un lugar privilegiado: com
o discurso que anu
ncia la antesala a un
nuevo m
undo m
oderno y tecnologizado qu
e, ms que ser som
etido a crtica, de
be ser aceptado com
o tal ya que la sociedad
ha ca
mbia
do y la educacin
debe cam
biar.
En la frase recin citada, la tecnologa aparece com
o algo a
partado
del traba
jo, con
una
finalidad en
s mism
a y,
se plantea
por
tanto las
competencias
deben
adquirirse sim
ultneamente
para
cada un
a de
forma
19 Sobre el conce
pto de com
petencias
y sus
implica
ncias nos detendrem
os ms
adelante.
20 N
os referim
os aqu a
aquellos discu
rsos q
ue se
alan com
o fundamento de la
transfo
rmaci
n educa
tiva el p
asaje a
la socie
dad del co
nocim
iento, com
o tam
bin a
aquellos q
ue hacen re
ferencia
a las n
ueva
s dem
andas d
el m
undo d
el tra
bajo lig
adas
a la noci
n de compete
ncia
alrededor de la
cual se org
aniza
n los
contenidos
curriculares. N
o es n
uestro
inters d
iscutir a
qu la
validez o
no de esto
s discursos sin
o
simplemente sealar que son estos
los que en un punto se esgrim
en como
justifica
cin de la necesid
ad del cam
bio.
separada. Si bien, es p
osible imaginar situaciones, en d
onde se
utiliza la tecnologa, a
jenas al m
undo del trab
ajo, a
qu se presentan como dos procesos
diferentes y separados.
Ahora
bien,
cules
son las
narrativas yuxta
puesta
s a
las que
hacam
os referencia anteriormente? R
econstruyendo a
lgunas de sus partes
podem
os decir que, por un lado, es necesario que lo
s sujetos adquieran una
determ
inada
formacin
para com
petir en
el mund
o tecnologiza
do, seguida
mente existen
diversas formas de orga
nizacin de la prod
uccin, y siendo q
ue los hombres producen bien
es necesarios para vivir, el trabajo no
ap
arece ligado a esa actividad. P
or lo tanto, la form
acin de las competencias
se transforma com
o algo con valor en s mism
o y ms all del m
ercado de
trabajo o del espritu capitalista; irona de un
mundo d
esquiciado!
Ahora bie
n, detengm
onos por un m
omento en las fo
rmas en que son
nombra
dos los trabajadores de este nuevo m
undo m
oderno. A
diferencia de otros textos
21 en los que se menciona a los traba
jadores com
o obreros, en los CBC se utiliza la nocin d
e operario: Recientem
ente
la incorporacin
de la electrnica
ha
permitido
desarrollar
dispositivos auto
mticos
ms
sofisticados
sensores y
acciones ms com
plejas. La informtica por su parte
se aplica, en la
actualidad, al control de dispositivos que perm
iten operar m
quinas y herram
ientas media
nte el control
numrico,
incorporando adems
la robtica, las celdas de produccin fle
xible y los sistemas integra
dos de
fabricacin. En esta
poca comienza a requ
erirse de los o
perarios y las operarias co
mpete
ncias de mayor e
xigencia intelectual que incluye una
comprensin global de
l proceso en el que estn involucrad
os. (p. 218)
Resulta
interesante pensar
esto ligad
o a la
diferenciacin
de la
acepcin de
obrero
y operario.
De
la mism
a manera
que,
como
hem
os expresad
o, la nocin de trabajo presenta una ba
ja frecuencia de aparicin a lo
largo de los CBC, no h
emos enco
ntrado la palabra ob
rero o trab
ajador en
ningn caso. Y
, como se observa en este p
rrafo, la referencia al traba
jador se
hace a travs de la nociones de operarios y operarias. R
especto de esto, diferentes son las hiptesis que se pu
eden construir. En principio, ava
ncemos
en la ide
a expresad
a ms arriba acerca de la reconfiguracin del significado
del trabajo e
n lo referido al trabajo m
anual.
Si,
partimos
del sup
uesto de
que
el traba
jo en
el marco
de la
modernid
ad, ha estado histricam
ente ligad
o al trabajo m
anual, es posible
21 E
sto se
ha podido observar co
n cla
ridad a lo largo de los ca
ptulos p
recedentes
1 1 o f 2 9
pensar que la nocin de operario viene a
sustituir
a la nocin de obrero
profundam
ente vinculada al taylorismo/fordismo. R
ecordemos que la palabra
obrero, est ligada a la idea de ejecucin de actos fragm
entados y rutinizados,
escindidos de la concepcin; por lo que el trm
ino operario incorpora en la
imagen del trabajo componentes ligados al proceso de concepcin y puede
cumplir una doble funcin: por un lado, reem
plazar un trm
ino ligad
o a un
period
o u orde
n discursivo anterior, en donde el traba
jo se encontrab
a ligado a
derechos laborales, sindicatos, pleno em
pleo, etc., y, por el otro, incluir, com
o idea
general acerca del trabajo que
este supone
el desarrollo de procesos, la
realizacin de una tarea no necesariamente frag
mentada.
La idea de operario, perm
ite construir una imagen de trabajador qu
e no
necesariam
ente debera graficarse con un m
ameluco manchado con grasa,
como po
dra corresponder a la imagen del o
brero industrial. Asimismo, la
misma idea de operacin nos lleva a pensar por ejemplo, en la m
anipulacin
de com
putadoras, en procesos de pensam
iento ms com
plejos que la mera
ejecucin, etc.; es decir, en un trabajador de nue
vo cu
o cuyo actuar, en
consonancia con la nocin de
las operaciones piagetanas est vinculado con
lo m
ental; o, com
o se seala en el prrafo citado tiene una mayor exigencia
intelectual.
Un operario, es alguien qu
e no est atado a un
a tarea frag
mentad
a y
rgida, es alguien que en tanto su tarea es operar es capaz de ad
aptarse a
nuevos contextos, es el correlato de la flexibilidad en las organizaciones. A
partir
de aqu es posible
reinscribir la figura
del trabajador dentro de un
conjunto de enunciado
s nuevos que refieren y crean una forma de subjetividad
do
nde el operario poseedor de habilidades y capacidades expresadas en las
form
as de las competencias-, pued
e form
ar de estas coordenadas del ejercicio
del poder en las instituciones.
As, la nocin de com
petencias2
2 se encuentra ligada a este operario; se
parte de la necesidad de desrigidizar la organizacin de los contenidos, as
como su forma de ense
anza incorporando contenidos ntimam
ente ligados a
la posibilidad de operar con ellos. De manera que com
o lo hem
os expresado,
esta serie -del obrero al operario- se redistribuye con otras. El operario, como
trabajador de nuevo cuo ya no lo hace en una fbrica sino en una empresa
que reconoce explcitamente la necesidad de la iniciativa de los asalariados. El
objetivo ya no es excluir la participacin, por el contrario la iniciativa y la
creatividad se han
tornado su objetivo; creatividad
, gestin, cooperacin,
trabajo en eq
uipo son los ejes del nuevo mun
do de la produccin, pero
tambin competitividad,
productividad, eficacia. Ya
no se trabaja para
22 Aqu es donde podem
os se articula la reflexin sobre la configuracin de la
pedagoga de las competencias sobre las que nos detenem
os luego.
satisfacer necesidade
s (m
ediatas
o inmed
iatas) el trabajo
debe
estar al
servicio de la con
quista de mercados, de llegar primero, de la m
aximizacin de
la g
anancia, el op
erario es una expresin, en tanto que trabajador, de la
empresa.
Ahora bien, retom
emos lo expresado hasta aqu. Hem
os dicho que la
nocin de trabajo tiene baja presencia en los CBC, pero que a la vez un punto
de justificacin de los
contenidos se encuentra ntim
amente ligado a
las
demandas del m
undo del trabajo; deman
das que generan la necesidad de
replantear la form
acin y los tipos de contenidos. Pero, si bien esto encuentra
uno de sus fundam
entos en la form
acin para el traba
jo, ste ltimo y sus
transformaciones estn explcitamente ausentes de un discurso que no deja de
fundamentarse en l.
Dad
o que estos procesos se encuentran estrechamente vinculados a
la incorporacin de la tecnologa en la produccin, veam
os a continuacin
cmo se construye esta relacin.
3.1.
Tra
baj
o, te
cnolo
ga
y e
duca
cin
Las form
as en qu
e es construida la relacin trabajo-tecnologa y cmo
son presentados los avances tecnolgicos ocupan un papel importante aqu.
De alguna form
a esta es un
a de las narrativas centrales sobre las que se ha
construido el relato de nuestro nuevo siglo; promesas m
ediante, la tecnologa
como poder fetichizado, atraviesa las explicaciones de las diversas alegras y,
por supuesto, m
ales que, pareciera, estamos destinado a vivir y ante los
cuales no nos queda m
s que resignarnos o como se seala en
los textos:
prep
ararnos para enfrentar los nuevos desafos que el mundo de la tecnologa
nos depara y convertirnos en sujetos exitosos porque, ahora s, como nos
auguran, en la era del conocimiento todo depende de nosotros.
Hasta aqu hemos visto cm
o de un modo u otro ap
areca la nocin
de trab
ajo; ahora
bien, hay
otro elem
ento ligado
a la estructuracin del
discurso que consideramos interesante incluir. Observem
os, entonces, cmo
se presenta la relacin entre trabajo, tecnologa y transform
aciones sociales:
*CBC
Estrechamente
vinculada
con ambas cuestiones se afianza
la
globalizacin de la economa a travs de pautas de produccin y
12 of 29
consumo generaliza
dos
que se
consolidan y difund
en desde
las sociedad
es ms avanza
das en trminos de
crecimiento econ
mico. Y
, al m
ismo tiem
po, se destaca la creciente gravitacin de te
ndencias de
distinta naturaleza q
ue se expresan a travs de la fragm
entacin de los
espacios sociales
y la exacerbacin
de las
diferencias entre
unos
grupos y otros. E
n el marco de
esa tensin se produ
cen interrupcion
es de la pa
z mundial y riesgos para la convivencia a las que no escapa
ningn escenario nacion
al. (p. 167)
La tecnologa nace de necesidades, responde a de
mandas e im
plica el plante
o de la solucin de problem
as concretos, ya sea de las personas,
empresas, institucione
s o del conjunto d
e la sociedad. ( p. 213
) Con el desarrollo de los m
edios para obtencin de energa con b
ajos
costos, se crean las m
quinas y los opera
rios y las operarias a
portan sus destrezas m
anuales, pero con una dism
inucin de
l esfuerzo fsico.
Luego sobre la base de la orga
nizacin de la produccin se crean las
fbricas y, con
la incorporacin
de la electricidad
, se
alcanzan
los prim
eros estadios
de autom
atizacin basad
os en
dispositivos
mecnicos.(p. 2
17)
Resulta interesante observar la form
a en que se construye el relato
acerca de la relacin entre tecnologa y mundo del
trabajo. E
s importante
observar -al igual que fuera seala
do anteriormente
respecto del desarrollo de
procesos sociales-, que en la construccin de las frases prevalece la utilizacin
del impersonal se crean, se producen, se afian
za, se afianzan; es decir, se trata de oraciones sin sujeto; la tecnologa
nace pero nadie intervendra e
n ese nacim
iento, aparece com
o una condicin n
ecesaria sin que haya algui
n interviniendo en ese proceso. La tecnologa produce
cambios y el ho
mbre se
atiene a disfrutarlos, p
ero estos cambios son causa y co
nsecuencia de la
tecnologa. V
eamos, cm
o se expresa esto en los textos escolares:
* Libro 1. "Desd
e la ms re
mota antige
dad los chinos disfruta
ron de
distintos inventos,
descubrim
ientos y adelantos
que slo
se conocieron
en
Europa e
n tiempos relativam
ente recientes." (p. 19)
* Libro 7
"Fue e
n Inglaterra do
nde se inventaro
n y se perfeccionaron una se
rie de mquinas que pro
ducan mas r
pidamente y a precios m
s bajos. E
l mism
o taller que
con cinco traba
jadores elabora
ba, por ejem
plo, 10
metros de tela p
or da, poda ahora pro
ducir 200 m
etros." (P
. 91)
"Generaron
formas
de traba
jo y una
organizacin
que les
permita
perfeccionar la agricultura, los sistemas de riego y la construccin de
grandes ciudades y tem
plos." (p. 76)
En los prim
eros relatos, al hablar de la tecnologa se utilizan verbos
tales como disfrutaron, se inventaro
n..., la utilizacin de estos verbos, por un
lado,
y del
impersonal,
por el
otro, no
perm
ite saber
quienes
son los
responsables de los "inventos", es decir, quienes construyeron y prod
ujeron
las mquinas. A
s, se presentan las consecuencias d
el uso de determinada
tecnologa, pero no se elabora ningun
a