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12CASTELLA`¥ MA 21 · La mayoría de los cambios en ecosistemas terrestres provocados por la...

Date post: 09-May-2020
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Texto en castellano

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Barcelona y el cambio global

Inundaciones en China, ciclones en las costas norteamericanas,incendios en el Mediterráneo… Fenómenos que desde siemprehan acompañado la breve historia de la especie humana sobrela Tierra, pero quizás con una diferencia: la intensidad y la frecuen-cia que caracteriza el tiempo actual. El riesgo y el cambio son yacompañeros de la evolución humana en el planeta Tierra.Precisamente hace unos meses, la ciudad de Barcelona -todosdesean venir a los congresos que se celebran en esta ciudad- reunióa los más célebres estudiosos del cambio global a nivel mundial.El Instituto Cartográfico de Cataluña, una de la pocas institucio-nes científicas del país con prestigio internacional, reunió ecólo-gos, químicos, biólogos, economistas, sociólogos… que discu-tieron sobre los cambios en la superficie terrestre. La publicaciónMedi Ambient. Tecnologia i Cultura ha querido aprovechar laconcentración de capital intelectual y dedicar este monográficoal cambio global, destacando su impacto sobre el ecosistema medi-terráneo.Desde aportaciones más generales a otras más concretas, estenúmero recopila las reflexiones de diferentes investigadores sobrelas últimas tendencias y la claves que explican el cambio global.El profesor Körner, en un texto divulgativo, plantea los efectosdel CO2 en los sistemas vegetales. El investigador austríaco GunterFischer, que nos recuerda que la historia del hombre, desde lostiempos bíblicos, tiene mucho que ver con el control y los usos delsuelo, examina nuevas aproximaciones metodológicas y la utili-zación de la modelización en el estudio del cambio global. EricLambin, de la Universidad Católica de Lovaina, profundiza en lareconversión, degradación y intensificación de los usos del sueloen distintas zonas del mundo.Centrados en el Mediterráneo, tres investigadores catalanes danuna visión más cotidiana del cambio global. Josep Peñuelas, delCREAF,nos recuerda que los ecosistemas mediterráneos son toda-vía menos conocidos y más variables que otros como los de laszona temperadas, ya que han sido menos estudiados y son másdiversos. Presentan gran variabilidad climática, una gran comple-jidad topográfica, unos gradientes en los usos del suelo y en ladisponibilidad del agua y una gran biodiversidad.Seguramente,por todo ello son especialmente sensibles a los cambios atmos-féricos, climáticos, de la economía mundial, de los usos del sueloy demográficos. Ferran Rodà, también del CREAF, analiza los cambiosen nuestras comunidades vegetales. Finalmente, el geógrafo dela UAB David Saurí nos recuerda que desde, aproximadamente,la mitad de la década de 1950 a ambas orillas del Mediterráneo, losdiversos integrantes del medio económico y social han experi-mentado un conjunto de transformaciones muy rápidas que reper-cuten, y de manera muy seria, en el entorno socionatural tradi-cional.

La publicación se complementa con una extensa entrevista conXavier Baulíes, Director educativo del proyecto internacional LandUse and Cover Change (LUCC) y responsable, junto con JaumeTerrades, Director del CREAF, del éxito que obtuvo la Conferen-cia sobre el Cambio Global que se celebró en Barcelona•Lluís RealesDirector de «Medi Ambient, Tecnologia i Cultura»

Editorial

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Eric F. LambinDepartamento de Geografía.Universidad Católica de Lovaina

La mayoría de los cambios en ecosistemasterrestres provocados por la actividadhumana son forzados por la conversión dela ocupación del suelo, la devastación o lautilización intensificada del suelo. ¿Existealgún modo de definir las causas y variablesgenerales de estos cambios? La respuesta es”todavía no”, aunque se están llevando acabo algunos estudios para idear modelosque explican los cambios de la ocupacióndel suelo causados por la acción del hombre.Algunos de estos modelos y especialmenteaquellos que hacen referencia a ladeforestación tropical se explican aquí;éstos demuestran el gran abismo quetodavía existe entre la compleja realidadcondicionada por una gran variedad defactores y la simplicidad que caracteriza alos modelos.

A escala global, los cambios de la utilización del sueloestán transformando progresivamente la ocupacióndel suelo a un paso cada vez más rápido, principal-mente en la zona tropical (Turner et al., 1994; Hough-ton, 1994). Algunos de los procesos clave de loscambios de utilización del suelo son la forestacióntropical, la degradación de tierras de secano, la expan-sión agrícola, la urbanización, la fragmentación delpaisaje, la intensificación de la utilización del sueloy el abandono de tierras. Estos cambios en los ecosis-temas terrestres están estrechamente vinculados conel tema de la sostenibilidad del desarrollo socioeco-nómico, ya que afectan partes esenciales de nues-tro capital natural como el clima, los suelos, la vege-tación, los recursos de agua y la biodiversidad (Mathery Sdasyuk, 1991). No obstante, todavía nos falta unavisión exhaustiva, global y cuantitativa sobre dónde,cuándo y por qué tiene lugar estos cambios (Meyery Turner, 1994). Mientras nuestros conocimientosacerca de las interacciones entre los procesos de lasuperficie de la tierra y el cambio climático han alcan-zado avances recientes (Adger y Brown, 1994; Hender-son-Sellers, 1994; Dickinson, 1995), nuestra compren-sión de los procesos del cambio de ocupación delsuelo y de su impacto sobre los sistemas naturales yhumanos todavía no es perfecta.

Los principales procesos del cambio en losusos del suelo

La mayoría de los cambios en ecosistemas terrestresprovocados por la actividad humana son forzados porla conversión de la ocupación del suelo, la devasta-ción o la utilización intensificada del suelo. El ejem-plo más difundido de la conversión de ocupación delsuelo es la deforestación tropical. Se estima que laconversión de ocupación de los bosques ha alcan-zado un promedio de 15,5 millones de hectáreas alaño en el período comprendido entre 1981 a 1990

(OAA, 1995). En muchos casos, la deforestación esel resultado de cadenas de complejas causalidadesque tiene su origen más allá del sector forestal (Lambin,1994). La conversión de bosques en la zona tropicalhúmeda se debe en gran parte al flujo de carbonoprovenientes de ecosistemas terrestres (Dixon et al.,1994; McGuffie et al., 1995) y contribuye en gran-des proporciones a la pérdida de biodiversidad (Pimmet al., 1995). Otro proceso económica y demográfi-camente importante de la conversión es la urbani-zación. Sin embargo, menos del 2% de la superficiede la tierra puede considerarse « urbana » y sólo un0,2% posee una densa edificación (Meyer y Turner,1992).La devastación tiene su desarrollo más grave y difun-dido en regiones semiáridas. Abarca procesos comola erosión del suelo o la salinización del suelo quea veces son descritas por el controvertido conceptode « desertización » (Binns, 1990). La devastaciónimplica un descenso de la base de recursos natura-les utilizables y, por ello, afecta directamente al sumi-nistro de alimentos. Generalmente está asociadacon mecanismos sociopolíticos que conducen a una« presión de producción sobre los recursos » (Blai-kie y Brookfield, 1987). En una síntesis de las evalua-ciones globales más recientes de la devastación produ-cida por el hombre se estimó que un 69,5% de lastierras de secano en todo el mundo son afectadas pordiferentes formas de devastación (Dregne et al., 1991).Sin embargo, estas evaluaciones no se basaron enmediciones sistemáticas y no permiten una deriva-ción de índices de desertización espacialmente desa-gregados. Existen fuertes interacciones entre la degra-dación de tierras de secano, la productividad primariade vegetación y el clima (Charney y Stone, 1975; Schle-singer et al., 1990).La intensificación de la utilización del suelo puedeasociarse a sistemas agrícolas, agroforestales o depasto. La gestión intensificada de tierra puede basarseen técnicas como riego, el uso de fertilizantes o la inte-gración de varias actividades de producción (Netting,1993). Puede ser forzada por la presión demográ-fica, la demanda de mercado o factores de econo-mía política.

Cuestiones de investigación

La investigación en el campo de procesos de cambiode ocupación del suelo debería intentar estudiar almenos una de las cuestiones siguientes:• ¿Cuáles son las variables medioambientales y cultu-

rales que más contribuyen a una explicación de loscambios de ocupación del suelo - por qué?

• ¿Qué localidades están afectadas por los cambiosde ocupación del suelo - dónde?

• Cuál es el índice de progreso para el cambio deocupación del suelo - cuándo?

El estudio de procesos del cambio de ocupacióndel suelo requiere una aproximación de tres niveles(Skole et al., 1994): (i) mediciones directas del índice,la localidad, estructura espacial y las característicastemporales de los cambios de ocupación del suelo;(ii) estudios de casos e investigaciones de campo paraadquirir nuevas percepciones de la dinámica a escalalocal de los cambios de ocupación del suelo; y (iii)

la identificación de los factores de gran escala queprovocan los cambios de ocupación del suelo y permi-ten la proyección de futuras tendencias. De este modo,existe la necesidad tanto de análisis comparativosde los procesos principales de cambios de ocupacióndel suelo como de métodos avanzados para super-visar y modelar cambios de ocupación del suelo aescalas regionales.

Controlar los cambios de ocupación del suelo

Durante el último período (es decir, las últimas déca-das) se han recogido sistemáticamente estimacio-nes cuantitativas del índice de cambio para los ecosis-temas del bosque tropical, llevadas a cabo por tresproyectos internacionales: « Evaluación de recursosde bosques » (OAA, 1995), « Deforestación tropicalLandsat Pathfinder » (Skole y Tucker, 1993) y « ÁRBO-LES » (Malingreau et al., 1995). Todos estos proyec-tos así como otras evaluaciones de deforestación tropi-cal sobre países como Brasil, incluyen datos obtenidospor detección a distancia, pero con estrategias distin-tas respecto al muestreo espacial y temporal de obser-vaciones (Downton, 1995).La medición de índices de degradación de tierrasde secano es un desafío mucho más complejo debidoa la fuerte interacción entre fluctuaciones erráticas enla precipitación a causa de la variabilidad climáticay los cambios antropogénicos en la ocupación devegetación (Tucker et al., 1991; Helldén, 1991). Hulmey Kelly (1993) intentaron separar ambos efectos compa-rando series temporales de un índice de vegetaciónobtenido por detección a distancia y datos de preci-pitación. Llegaron a la conclusión de que haríanfalta series temporales de observación más largas antesde llegar a una conclusión firme. Sólo los estudios aescala local apoyados por trabajos de campo y porseries temporales de fotografías aéreas y imágenespor satélite consiguen presentar evidencias convin-centes de la degradación de tierras de secano a nivellocal (Lindqvist y Tengberg, 1993; Sefe et al., 1996).Hasta el momento, no existen intentos de aplicar estasmediciones sistemáticas a escala global.

Desarrollo de modelos para estudiar elcambio en la ocupación del suelo

El control de cambios de ocupación del suelo tieneuna mayor utilidad cuando es acompañado por lacomprensión de las fuerzas que causan estos cambiosy por la predicción de sus efectos. La mejor manerade conseguirlo se halla en el diseño de modelos desimulación cuantitativos manejables, pero realistasincorporando los efectos de las variables clave quefuerzan los cambios de utilización del suelo (Ries-bame et al., 1994). Estos modelos poseen tres bene-ficios potenciales:• mejorar nuestra comprensión de las causas y los

mecanismos que dominan los cambios de ocupa-ción del suelo;

• generar predicciones de - más bien, suposicioneslógicas sobre - futuros índices de cambios de ocupa-ción del suelo;

• apoyar el diseño de respuestas apropiadas por partede la política.

Utilización del suelo y cambioglobal

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La capacidad de modelar estructuras tanto espacialescomo temporales de utilización del suelo es esen-cial para entender los cambios provocados por loshumanos y los impactos ecológicos.Hasta ahora, el modelado de deforestación tropicalha recibido mucha más atención que el modelado dedegradación de tierras de secano. Por ejemplo, Rotmansy Swart (1991) desarrollaron un modelo de defores-tación en relación con el modelo holandés « Modelointegrado para evaluar el efecto invernadero », abre-viado IMAGE. El modelo representa la cantidad deecosistemas distintos y procesos de cambio de ocupa-ción del suelo como una función de fuerzas motrices.Las transferencias de suelo entre ecosistemas sondescritas por ecuaciones de diferencial. Por ejem-plo, la cantidad de bosque tropical cerrado es deter-minado dinámicamente por la cantidad inicial, laconversión en otras utilizaciones del suelo y el resta-blecimiento de bosque cerrado. Los procesos decambio de ocupación del suelo son representados porfunciones dinámicas algebraicas. Por ejemplo, lademanda de suelo agrícola depende de la población,varios parámetros de consumo y producción, y ladegradación del suelo - calculado a través de unafunción exponencial negativa. Las funciones logísti-cas se utilizan para simular el crecimiento de ganado(que dirige la demanda de pasto), el consumo demadera dura tropical (que dirige la degradación delos bosques) y la reforestación. Los resultados delas simulaciones revelaron que la causa inmediata másimportante de la deforestación es la demanda de sueloagrícola. También se resaltó la importante función dela degradación del suelo en la catalización de la defo-restación. Sin embargo, el carácter basado en reglasde este modelo es demasiado sencillo para generarde forma interna efectos recíprocos en los precios,la demanda y el suministro de recursos terrestres, ylas medidas de la política.Mencionando otro ejemplo, Panayotou y Sungsuwan(1989) construyeron un modelo teórico de la defo-restación tropical introduciendo tres funciones dedemanda: la demanda de explotación forestal, comofunción de los precios de troncos recogidos en elmercado, los costes de recogida y un ”coste de usua-rio” de árboles todavía en pie; la demanda de leña,derivada de un modelo de maximización de utili-dad de consumidor sujeto a una restricción presu-puestaria, donde el precio de leña y los precios desustitutos cercanos son conocidos; y la demanda deconversión en tierra agrícola, derivada del compor-tamiento de maximización las ganancias del agri-cultor, sujeto a restricciones de función de produccióny precios paramétricos de entrada y salida. Se obtuvoentonces una función global de deforestación y secalculó empíricamente un modelo simplificado parael norte de Tailandia. Las variables significativamenterelacionadas con la ocupación de bosques fueronla densidad de población, el precio de la madera, elnivel de ingresos, la accesibilidad y el precio del quero-seno.Se han desarrollado varios modelos de equilibrioparcial o general de utilización del suelo para descri-bir los intercambios entre el desmonte de suelo parala agricultura y la conservación o el mantenimientode recursos (Walker, 1987; Southgate, 1990; Jones y

O'Neill, 1992). Jones y O’Neill (1992) examinaron elimpacto de decisiones de maximización de gananciasmodeladas en el nivel individual sobre consecuen-cias medioambientales a escala regional. Varios deestos modelos subrayan, además de la presión demo-gráfica, los problemas institucionales de regímenessesgados de posesión y políticas mal dirigidas degobiernos (Sandler, 1993). Los modelos de utilizacióndel suelo de Von Thünen también se aplicaron paradescribir la deforestación periurbana a escala regio-nal (Jones y O’Neill, 1993; Chomitz y Gray, 1996).El modelo espacial de Chomitz y Gray (1996) apli-cado a Belice indicaba que la intensificación de la redde carreteras alrededor de áreas comerciales propor-ciona un mejor intercambio entre el desarrollo esti-mulante y la deforestación minimizante que la exten-sificación de la red.Al contrario de la deforestación tropical (p.ej. la degra-dación de tierras de secano), las interacciones entrelos procesos físicos y antropogénicos que causanlos cambios de utilización del suelo son más comple-jas que en el caso de desmonte del bosque, y por ellomás difícil de modelar.

Desafíos de investigación

Un desafío principal para los estudios de cambiosde utilización del suelo consiste en el desarrollo dediseños de modelos que son capaces de conciliarlos conocimientos ricos sobre ciencias sociales, perocualitativos y a veces detallados (p.ej. Paarlberg, 1994)con la necesidad (que en su mayor parte tienen suorigen en las ciencias naturales) de modelos forma-les que se dejan generalizar y proyectar. Hay uncontraste acusado entre la complejidad de descrip-ciones de los procesos de cambio de utilización delsuelo para estudios de casos (Kates y Haarman, 1982)y la relativa simplicidad de los mecanismos que serepresentan en los modelos. La última subraya demanera casi invariable el papel del crecimiento demo-gráfico, la expansión agrícola y la accesibilidad, perotiende a descuidar los factores relacionados con laeconomía política y los estilos de vida así como lascausas geográficamente remotas de cambios de utili-zación del suelo (Heilig, 1994). Cuando se integrancomplejas dimensiones humanas en los modelos decambio de utilización del suelo, la mejor manera deefectuarlo es en forma de modelos conceptual repre-sentados con recuadros y flechas (p.ej. el modelode percepción de devastación en el Sahel de Linds-kog y Tengberg, 1984).Estas líneas de investigación deberían estimular nuevosestudios teóricos y empíricos que tengan como obje-tivo establecer una teoría de cambios de utilizacióndel suelo a escala regional e incluso global. La dispo-nibilidad creciente de datos de ocupación del suelode gran escala gracias a la detección a distancia faci-litará la comprobación de nuevas hipótesis. El nuevoproyecto sobre la Utilización del Suelo y el Cambiode Ocupación del Suelo (LUCC) del Programa Inter-nacional de Geosfera y Biosfera (IGBP) y el ProgramaInternacional de Dimensiones Humanas sobre elCambio Medioambiental Global (IHDP) (Turner et al.,1995) proporciona un marco inspirador para estasinvestigaciones.

El ejemplo de la deforestación tropical

Según las estimaciones más recientes de la OAA quese publicaron en marzo de 1993, la deforestación tropi-cal ha avanzado con un índice anual de deforestacióndel 0,8%. El índice de deforestación de bosques tropi-cales es de un 0,6% al año, siendo el índice más elevadopara bosques húmedos de hoja caduca y de la meseta.La deforestación tropical es un fenómeno variado.Existe una alta variabilidad en las clases de bosque,los entornos físicos, las actividades socioeconómi-cas y los contextos culturales que están asociados conla deforestación. Los párrafos siguientes intentan iden-tificar algunas regularidades perceptibles de la defo-restación tropical - una condición previa para el desarro-llo de modelos de procesos de deforestación.

Causas inmediatasLos agentes principales de la deforestación son amplia-mente conocidos (p.ej. Allen y Barnes, 1985; Myers,1989; Repetto, 1990; Brown y Pearce, 1994) aunquesea difícil de evaluar su contribución relativa a la defo-restación tropical. La deforestación resulta de: (i) culti-vos de rozas y quema - tanto por nómadas sin tierrascomo por cultivadores tradicionales migratorios, (ii)planes de repoblación fomentados por los gobiernos,(iii) recogida de leña y producción de carbón vege-tal, (iv) la conversión de áreas forestales para la gana-dería, (v) operaciones comerciales de exploraciónforestal ineficientes, (vi) la previsión de infraestruc-tura, e (vii) incendios forestales no controlados degran escala y de naturaleza excepcional. Williams(1989) presenta una evaluación completa de estascausas inmediatas. Amelung y Diehl (1992) sostu-vieron que el grado de sensibilidad de la definiciónde cambio de bosque tropical - es decir, la degrada-ción forestal o modificación forestal - ejerce influen-cia sobre la conclusión de cuáles son las causas domi-nantes para la deforestación de una regióndeterminada.

Fuerzas motricesGeneralmente se cree que las causas inmediatas dedeforestación son forzadas por una combinaciónde algunos de los factores siguientes: el crecimientodemográfico, el hambre en la tierra, injustas condi-ciones sociales, régimenes basados en derechos inmo-biliarios, políticas mal dirigidas por los gobiernos,problemas al tomar acciones colectivas, tecnologíainapropiada, relaciones comerciales internaciona-les, presiones económicas de las que sufren los paísesen vías de desarrollo cargados de deudas y corrup-ción en el sector forestal (p.ej. Myers, 1980, 1989; Plum-wood y Routley, 1982; Guppy, 1984; Williams, 1989;Repetto, 1990; Barbier et al., 1991; Burgess, 1993b).En términos más fundamentales, la deforestaciónrápida coincide con la incorporación de regiones conbosques tropicales en una economía mundial en expan-sión (Rudel, 1989). La importancia relativa de estascausas varía extensamente en lo que al espacio y altiempo se refiere. Sin embargo, muchas des estascausas están enlazadas de manera funcional.En un informe sobre el cambio global de ocupacióndel suelo efectuado por el Programa Internacional deGeosfera y Biosfera (IGBP) y el Programa Interna-

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cional de Dimensiones Humanas sobre el CambioMedioambiental Global (IHDP) (1983), las fuerzasmotrices de los cambios de utilización del suelo seclasifican en los grupos siguientes: (1) las variablesque afectan las demandas que se pondrán en la tierra- es decir, la población y la riqueza, (2) las variablesque controlan la intensidad de explotación de la tierra- mediante la tecnología, (3) las variables que estánrelacionadas con el acceso al o el control de recur-sos agrarios - la economía política, y (4) las varia-bles que crean los incentivos que motivan las perso-nas individuales que toman decisiones - la estructurapolítica, las actitudes y valores (Turner et al., 1993).La identificación de las causas de deforestación requiereuna comprensión de cómo interactúan estos distin-tos factores en contextos específicos ambientales,históricos y sociales para producir utilizaciones dife-rentes del suelo (Turner et al., 1993).

Teorías sobre la deforestaciónEn cualquier situación particular geográfica y histó-rica, no existe una sola causa de deforestación. Ladeforestación resulta de la interacción de varias cade-nas causales que podrían tener sus orígenes en dife-rentes niveles de organización. Algunos autores hanintentado desarrollar un sistema teórico para enten-der los procesos de deforestación en términos gene-rales.Blaikie (1985) y Blaikie y Brookfield (1987) desa-rrollaron una ecología política regional de devasta-ción. Su modo de enfocar el tema está concentradoen el gestor del suelo - la(s) persona(s) que toma(n)decisiones sobre la utilización y la gestión del suelo.Estos autores advierten que debido a la variedad ycomplejidad de las circunstancias no existe una solateoría de devastación. Proponen más bien un modoglobal de enfocar el problema y proporcionar pautassobre cómo manejar pruebas empíricas. La base teóricade su ecología política regional se halla en el modelode periferia núcleo, en las teorías aplicadas del estadoy en la ecología de sistemas agrícolas. El modo deenfocar el tema de Blaikie y Brookfield explica lasacciones de los gestores del suelo dentro de unconjunto de relaciones dinámicas del entorno humanoque incluyen las condiciones del acceso a recursos,el entorno más amplio de tomar decisiones - es decir,las decisiones de los demás, - la percepción medio-ambiental de diferentes clases y la capacidad así comola buena voluntad de gestores de del suelo paraaplicar lo que saben o pueden aprender de los demás.Desarrollaron una cadena arraigada de explicacionesde devastación, que sigue jerarquías de escalas geográ-ficas y de escalas de organización socioeconómica.El análisis empieza, en el nivel inferior, con los gesto-res del suelo y asciende a niveles superiores consi-derando las relaciones de gestores del suelo entresí, con otros grupos de gestores del suelo en la socie-dad más amplia, con el estado y, finalmente, con laeconomía mundial. Una explicación exhaustiva dedevastación requiere una clara comprensión sobrequién toma decisiones de gestión del suelo a qué nively una evaluación de cómo los costes y gananciasde estas decisiones (p.ej. degradación ecológica oconservación del suelo) deben liquidarse. El énfasisprincipal de este trabajo teórico se halla en la econo-

mía política de las relaciones interactivas entre losgestores del suelo y los recursos basados en el suelo.Guppy (1984) que trató la deforestación más espe-cíficamente propuso una explicación a varios nivelesde la destrucción de los bosques tropicales. En lasuperficie, los factores obvios incluyen el crecimientodemográfico, el hambre en la tierra, los objetivoseconómicos asociados con el desarrollo y una demandade productos forestales, que crece muy rápidamente.Por debajo, se encuentran otros niveles de causas másdecisivas e importantes. En primer lugar, Guppy echala culpa a las condiciones sociales bajo las cuales elsuelo adecuado no está disponible para la mayoríade la gente. Una gran proporción de las tierras delabrantío de alta calidad se infrautiliza y es retenidapara inversión por corporaciones y absentistas. Ensegundo lugar, la deforestación está enlazada conlas motivaciones políticas de élites locales y su desganade afrontar realidades: la destrucción del bosque tropi-cal rinde dinero rápido y por ello, evita abordar verda-deros problemas. Y en último lugar, la disponibilidadde buena gana de fondos mediante préstamos extran-jeros ha consolidado una élite rica y corrupta en gobier-nos de países más desarrollados, ha fomentado laplanificación centralizada y proyectos de desarrollode gran escala que favorecen la destrucción de bosquesy ha estimulado el importe de tecnología inapropiaday estrategias de desarrollo orientadas al exporte. Latesis de Guppy pone énfasis en la interacción entrevarias causas de deforestación - sociales, políticas,economía nacional y global, ideológicas - que refuer-zan una u otra y actúan jerárquicamente. Esta teoríatambién destaca el contexto internacional dedestrucción de bosques tropicales.Palo (1987) desarrolló una teoría provisional de defo-restación tropical que comprende veinte propues-tas que constituyen generalizaciones inductivas sobrelas causas de deforestación. Este autor ve la defo-restación tropical y la erosión del suelo asociadas a lapresión demográfica y la depresión rural en un círculovicioso. Los factores agravantes son: políticas inade-cuadas respecto al bosque (caracterizadas por un hori-zonte de planificación a corto plazo), servicios públi-cos inefectivos del bosque (debido a la corrupcióny la falta de tradición y recursos), errores de mercadoen el sistema económico (debido a la propiedad públicade suelos forestales, falta de competición y preciosbajos y fijos de la madera) y oportunidades perdi-das de desarrollo basado en el bosque. Palo razonaque pocos países en vías de desarrollo han sido capa-ces de traducir la utilización forzosa de sus bosquesen la industrialización basada en bosques que producedesarrollo. En su lugar, se han exportado grandescantidades de troncos. Las empresas y los indivi-duales han maximizado sus ganancias a corto plazocreando costes externos que deben ser soportadospor la colectividad - es decir, externalidades unidi-reccionales. A causa de la subvaloración de la madera,el acceso libre a bosques (institucionalizado o de factodebido a controles flojos por el gobierno) y el altocoste de oportunidad privada para determinados suelosforestales, los usuarios de los bosques tienen pocasincentivas para impedir pérdidas externas asocia-das con la deforestación. Palo concluye que la defo-restación en países tropicales se expandirá a una velo-

cidad acelerada, a menos que haya un cambio radi-cal de actitudes hacia la deforestación por parte delos gobiernos nacionales y por personas individua-les. En esta teoría, los factores causales de defores-tación no están organizados de manera clara en unesquema comprensivo y jerárquico, ya que, comoPalo ha observado, su relevancia e intensidad varíasegún los países y clases principales de bosques.

Desarrollo socioeconómico y deforestaciónDesde el punto de vista de desarrollo socioeconó-mico, no se deberían considerar destructivas y exce-sivas todas las formas de deforestación. Las socie-dades humanas más bien deberían intentar determinarla cuota óptima de deforestación (Panayotou y Sung-suwan, 1989) – es decir, la cuota de deforestación quemaximizará el valor económico derivado de las utili-zaciones de bosques con la obligación de que los efec-tos adversos ecológicos y sociales de la deforestaciónno superen un umbral razonable. Jones y O'Neill (1992)observan que, incluso si los costes totales de los impac-tos ecológicos de, por ejemplo, actividades agríco-las se incorporaran e interiorizaran en proyectos deconversión de bosques, estos impactos no se elimi-narían, sino que sólo se reducirían a sus niveles ópti-mos. Una formulación alternativa del problema seríamaximizar el valor económico neto de todas las utili-zaciones de bosques - es decir, la producción deproductos de madera y de no madera, las utilizacio-nes de sustitución de suelo forestal (p.ej. para agri-cultura, ganadería o la construcción de presas de agua)y todas las utilizaciones de bosques en un estadoconservado (p.ej. sus variadas funciones ecológi-cas, el valor de opción del uso futuro de su biodi-versidad, y su valor de existencia) (Barbier et al., 1991).En ambas formulaciones, el punto importante es elreconocimiento de costes de oportunidad de bosquestropicales - es decir, la necesidad de considerar lasganancias inevitables de las utilizaciones de bosquesde otros modos. La dificultad de traducir esta acti-tud general en líneas directrices de gestión prácti-cas para conseguir sostenibilidad procede de: (i) lafalta de datos sobre cambios del bosque reales y sobrelos impactos ecológicos de estos cambios, (ii) lafalta de información sobre los procesos de defores-tación y sobre cómo se distribuyen y utilizan estasganancias de conversión de bosques y (iii) la dificultadde medir el valor fuera del mercado de las utilizacionesde conversión de bosques. Por consiguiente, la gestiónforestal es dominada demasiadas veces por vistas acorto plazo, lo que lleva a una utilización excesiva derecursos forestales (Barbier et al., 1991).

Efectos adversos de deforestaciónLos impactos ecológicos y socioeconómicos de defo-restación son variados y no siempre se entienden bien.La deforestación tiene varios efectos adversos ecoló-gicos: (i) sobre procesos físicos y ecológicos, p.ej.la desorganización de régimenes hidrológicos y lapérdida de protección de cuencas, (ii) sobre los recur-sos del suelo y del agua, p.ej. la erosión del suelo,la pérdida de nutrientes y el aumento de cargas desedimento en sistemas fluviales, (iii) sobre el climalocal y global, p.ej. el cambio de albedo, los cambiosen el presupuesto energético de superficie y la alte-

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ración de ciclos biogeoquímicos (como el ciclo decarbono) que provoca un aumento de CO2 en la atmós-fera y otros gases residuales que posiblemente afec-tan el clima y causan el cambio global de tempera-tura, (iv) sobre la diversidad y la abundancia de especiesterrestres mediante la destrucción y la fragmenta-ción de hábitats y los ”efectos de margen” que llevaa una disminución en la complejidad ecológica deecosistemas, la pérdida de fondos genéticos no descu-biertos de flora y fauna y el empobrecimiento delos recursos genéticos mundiales.La deforestación también afecta las perspectivas parael desarrollo económico. El grupo más afectado direc-tamente es el de las poblaciones rurales en paísesen vías de desarrollo que están ligadas de modomás estrecho a la base de recursos natural para susustento y desarrollo económico. El agotamiento derecursos de madera tiene efectos adversos sobre elsuministro de leña como energía doméstica, sobrela demanda comercial de productos de madera y sobreotras utilizaciones tísicas de bosques, p.ej. la cazade la fauna y la recogida de productos forestalesque no sea madera (como la resina, la miel, los frutoscomestibles, aceites, fibra, nueces o plantas medici-nales). La deforestación puede afectar negativamentela escasez y el precio creciente de estas mercancías.Sin embargo, hay que compensar esto contra los impac-tos positivos que la deforestación puede tener sobreel estándar de vida de la casa, al menos a corto plazo.La conversión forestal puede asociarse con la crea-ción de oportunidades de empleo, la construcción denuevas infraestructuras (p.ej. carreteras), aumentosde disponibilidad del suelo y un mejor acceso a tierracultivable para agricultores pobres. A largo plazo, ladevastación que a veces se asocia con la deforesta-ción tiene impactos negativos sobre la sostenibili-dad de agricultura y finalmente causa la emigración.Bajo algunas circunstancias, algunos efectos adver-sos de la deforestación puede sentirse muy lejos delárea deforestada, p.ej. mediante el aterramiento desistemas de riego en las partes inferiores de cuen-cas o mediante una incidencia mayor de desprendi-mientos de tierras o inundaciones.La deforestación también puede tener ciertos impac-tos sociales y culturales, p.ej. sobre la diversidad yestilos de vida culturales, sobre condiciones de saludmediante la propagación de enfermedades humanas,o sobre la calidad de vida de poblaciones indíge-nas. La destrucción de bosques también lleva a unapérdida de las utilizaciones recreativas de bosquespara la sociedad.

Deforestación y devastaciónNo obstante, no se debería suponer que el desmonteforestal constituye necesariamente un cambio hacialo peor. Incluso si es irreversible, la alteración deocupación del suelo no necesariamente significa ladevastación (Blaikie y Brookfield, 1987). Muchos siste-mas de agricultura pueden combinar la cosecha dealimentos con la producción de energía mediantemadera y la protección del medioambiente. Entre otrascosas, el concepto de sostenibilidad nos permite distin-guir entre el cambio de ocupación del suelo prove-

choso y el perjudicial (Turner y Meyer, 1991). Paracitar Brookfield (1991):”...la alteración no necesariamente es degradación, locual tiene el significado de reducción a un rango infe-rior (...). No viola la sostenibilidad para indicar que laconversión de un bosque en tierra agrícola bien gestio-nada no es una degradación si el producto de la nuevautilización es de mayor utilidad total y puede mante-nerse a lo largo del tiempo."•

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Günther FischerInstituto Internacional de Análisis de SistemasAplicados (Laxenburg, Austria)

Existen muchos factores (biológicos,climatológicos, sociales...) implicados en laevolución del cambio de utilización del sueloy ocupación del suelo (LUCC). Hasta ahora,la mayoría de estos estudios no considerabatodos estos factores y, por ello, laspredicciones no eran muy fiables. Noobstante, es cierto que los estudios de estoscambios y especialmente la posibilidad depronosticar su evolución y susconsecuencias todavía no constituye ningúncaso científico. La utilización de nuevosmodelos integrativos podría modificar esteescenario. Actualmente, se estándesarrollando estos modelos en un modelollevado a cabo en la China, en un estudiobasado en la ”aproximación al bienestar”.

El cambio en la utilización y ocupación del sueloha sido indentificado como significativo para una seriede temas y asuntos centrales en el estudio del cambioglobal del medio ambiente (Turner et al., 1995). Loscambios de ocupación del suelo están directamenterelacionados con las alteraciones en el funcionamientode la Tierra en por lo menos cuatro motivos de preo-cupación:• entrañan implicaciones principales para el equili-

brio global de radiación y los flujos energéticos,• contribuyen a cambios en ciclos biogeoquímicos,• modifican ciclos hidrológicos, y• ejercen influencia sobre la complejidad ecológica.Mediante estos impactos ambientales en los niveleslocal, regional y global, los cambios de utilización yocupación del suelo causados por la actividad humanatienen el potencial de afectar de forma significativay a largo plazo la seguridad regional de alimentos,la sostenibilidad de los sistemas mundiales agríco-las y de suministro de productos forestales y el desarro-llo regional equilibrado y sostenible en términos demedioambiente.

Introducción

Las implicaciones del cambio global para sustentar lasociedad humana y su bienestar han creado una sensa-ción de urgencia en la comprensión de las conse-cuencias. En los últimos años, se ha progresadp muchoen acoplar y sintetizar disciplinas de ciencias natu-rales tradicionales. Sin embargo, en primer lugar seha prestado demasiado poca atención al estudio defactores humanos en los tempranos programas deinvestigación. El énfasis de las ciencias sociales enel cambio global ha tratado las diferentes fuerzas motri-ces humanas como temas relacionados pero sepa-radas. Por ejemplo, existen programas separadosde cambio demográfico, crecimiento de ingresos yconsumo de energía, etc. No obstante, todos estos

Entender el cambio.El uso de modelos integradores

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procesos tienen un único efecto integrativo impor-tante, el de afectar la superficie de la tierra mediantecambios en la utilización y la ocupación del suelo.Sólo se ha reconocido hace poco que se necesita unacomprensión mejorada de las fuerzas motrices huma-nas del cambio global para permitir proyeccionesútiles del futuro estado del sistema de la Tierra.La comunidad de cambio medioambiental globalha reconocido cada vez más la importancia del cambiode utilización y ocupación del suelo y la necesidadde una aproximación de investigación interdiscipli-naria al tema. Este reconocimiento incitó al ProgramaInternacional de Geosfera y Biosfera (IGBP) y alPrograma Internacional de Dimensiones Humanassobre el Cambio Medioambiental Global (IHDP) aestablecer un proyecto/programa de investigacióncooperativo con la meta principal de mejorar nues-tra comprensión básica de la dinámica del Cambio deUtilización y Ocupación del Suelo (LUCC) a nivelglobal, enfocando la mejora de nuestra capacidadde modelar y proyectar este cambio (Turner et al.,1995).Se ha aproximado al modelado del cambio de utili-zación/ocupación del suelo en por lo menos tresmodos diferentes: mediante los estudios de casos basa-dos en el campo de utilización del suelo; evaluacio-nes temáticas de las estructuras de cambio de ocupa-ción del suelo; y modelos de pronóstico, regionalesy globales. Aquél muchas veces ha carecido de gene-ralidad y comparabilidad para transmitir informa-ciones a modelos de macronivel; a éste se le criti-can por sus supuestos y simplificaciones irrealistasque excluyen la utilidad para el mundo.El Foco de Investigación 3 del LUCC (Modelos regio-nales y globales – Estructura para evaluaciones inte-grativas) está implicado con la creación de una nuevaestructura para el análisis interdisciplinario de asun-tos del suelo a nivel regional al poseer una base teoré-tica razonable y la capacidad de integrar la investi-gación y modelos de disciplinas de ciencias tantosociales como naturales. La implementación de mode-los exhaustivos del cambio de utilización del sueloque son capaces de efectuar simulaciones durante unperíodo de tiempo de unos 50 años, plantea un númerode desafíos metodológicos. Éstos incluyen la comple-jidad inherente de los problemas implicados y elnúmero elevado de agentes y factores que interac-túan como el suministro y la demanda de produc-tos y servicios basados en el suelo, la importanciade aspectos intertemporales, la complejidad de reac-ciones biofísicas y el papel esencial de incertidum-bres principales en la evaluación global de estrate-gias.

Fuerzas motrices humanas del cambio

La utilización del suelo se limita en su mayor partedentro de los límites establecidos por factores medio-ambientales como el clima, la topografía y caracte-rísticas del suelo por una parte y dentro de los lími-tes establecidos por tradiciones, mercados y políticaspor otra parte. El suelo es un recurso indispensablepara la mayoría de las actividades: agricultura,producción de energía y madera, captación de agua,

ocio y colonización. El núcleo de la historia del hombredesde las edades bíblicas hasta ahora trata sobre conflic-tos relacionados con el control de suelo y su utiliza-ción.El cambio de ocupación del suelo es causado por unamultitud de procesos. Los procesos naturales comola dinámica de vegatación modifican la ocupación delsuelo y se deben a los cambios naturales en el climay los suelos o incluso a incendios. Sin embargo, loscambios de ocupación del suelo causados por fuer-zas antropogéncias actualmente son los más impor-tantes y rápidos de todos los cambios (Turner et al.,1990). Los esfuerzos de proyectar el futuro estadode ocupación del suelo deben considerar los deter-minantes de necesidades y actividades humanas como,por ejemplo, la demanda de productos de la tierraincluyendo alimentos, fibra y carburante, los deter-minantes de recursos minerales y energéticos y la utili-zación del suelo para ocio.Desde el tiempo preindustrial, las conversiones deocupación del suelo principales han ocurrido comoconsecuencia de la deforestación para adquirir terrenopara la producción de cultivos y ganado, así como dela eliminación de madera para leña y árboles, de laalteración de tierras pantanosas, el desarrollo de infraes-tructura, la construcción industrial y residencial y laextracción de minerales. Estas conversiones de ocupa-ción del suelo inducidas por el hombre han dado comoresultado una liberación neta de dióxido de carbonoa la atmósfera, cambios en las características de super-ficies de tierra y una biodiversidad reducida . Por ejem-plo, se calcula que los cambios en la utilización delsuelo provocados por el hombre a través de los pasa-dos 150 años han contribuido más o menos en lamisma cantidad de dióxido de carbono para la atmós-fera que la cantidad que ha procedido de la combus-tión de combustible fósil (Turner et al., 1995).Los procesos más delicados, las llamadas modifica-ciones de ocupación del suelo, afectan el carácterde la ocupación del suelo sin modificar su clasifica-ción general. Aunque las modificaciónes de ocupa-ción del suelo tengan un efecto reducido en escalaslocales, su impacto cumulativo puede ser conside-rable (Houghton, 1991). Esto es válido para factoresde utilización del suelo como, por ejemplo, arroza-les, ganado rumiante o la utilización de fertilizantes,lo que a nivel local no tiene transcendencia para lasconcentraciones atmosféricas de gases invernaderos.Sin embargo, para utilizar este último ejemplo, puederepresentar una contribución significante a las emisio-nes de óxido nitroso a nivel global, cuando se aplicael fertilizante de nitrógeno con frecuencia en muchasubicaciones.En la mayoría de los países, las necesidades socioe-conómicas de poblaciones rápidamente crecientesconstituyen los impulsadores principales en la asig-nación de recursos del suelo a varios propósitos siendola producción de alimentos y carburantes la utiliza-ción primaria del suelo. La grave presión demográ-fica y la creciente competición relacionada por partede diferentes clases de usuarios del suelo subrayaronla necesidad de una planificación y políticas de utili-zación del suelo más eficaces. La utilización del sueloy la protección del medio ambiente sensatas y soste-

nibles constituye un problema de gran importanciapara los gobiernos y los usuarios del suelo que estáninteresados en la preservación de los recursos delsuelo a beneficio de poblaciones presentes y futu-ras.Los investigadores han clasificado las fuerzas antro-pogénicas que estimulan los cambios de utilización yocupación del suelo en varias amplias categorias:cambios demográficos, niveles de riqueza crecientes,cambio tecnológico, crecimiento económico y cambiode la estructura económica, cambios en la configu-ración política e institucional y tendencias en lasactitudes y valores públicos (Stern et al., 1992; Turneret al., 1993).Una fuerza motriz dominante para el cambio de utili-zación de ocupación del suelo en la mayoría de paísesen vías de desarrollo ha sido - y continuará siendo -la demanda creciente del consumidor de productosagrícolas y forestales. La demanda del consumidorestá estrechamente ligada con el tamaño de la pobla-ción y los estilos de vida personales. Éstos, a su vez,proceden en su mayor parte de los niveles de ingre-sos bajo la influencia y la especificidad local de facto-res culturales. Según la evaluación más reciente delos NN.UU., la población mundial casi seguramentecontinuará creciendo durante varias décadas parallegar a una población global de unos 9,4 mil millo-nes hasta el año 2050 (variante media de los NN.UU.;Naciones Unidas, 1997). El aumento demográficoanual actual de 80 millones probablemente perma-necerá bastante constante hasta el año 2015. Es muyprobable que entre ahora y el año 2050 la pobla-ción mundial crecerá unos 3,2 mil millones de perso-nas - casi todos de ellas serán aportadas a los paísesen vías de desarrollo (Fischer & Heilig, 1997).La urbanización ha sido un fenómeno glboal en lasúltimos décadas. Los números rápidamente crecien-tes de consumidores urbanos determinan cada vezmás la demanda de alimentos, fibra, carburante ymadera. Por ejemplo, en la República Popular Chinaun 70 por ciento aproximadamente de su inmensapoblación de 1,2 mil millones fue clasificado de ruralen el año 1990. Los cálculos indican que esta propor-ción podría caer al 50 por ciento dentro de las próxi-mas 2-3 décadas, lo que resultaría en una concen-tración de consumidores urbanos de aproximadamente750 millones. Una fracción significante y creciente deproducción de la agricultura y silvicultura tendráque intercambiarse mediante mercados domésticos einternacionales. Por lo tanto, se podría pronosticar sinpeligro que el papel de la producción y los mercadoscomerciales será cada vez más importante en compa-ración con el papel que tienen los productores desubsistencia rural. A consecuencia, las oportunidadespara el márketing, los precios de mercancías y lascontribuciones de producción y las políticas comer-ciales ejercerán cada vez más influencia sobre las deci-siones de consumidores y la asignación de recursosescasos de suelo y agua por productores y gestoresde tierras.Durante las últimas décadas, el cambio tecnológicoha sido crucial para hacer frente a la creciente demandade productos de la tierra. Hasta el comienzo delsiglo 20, la mayoría de los aumentos de la producción

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mundial de alimentos se conseguía mediante la conver-sión de nuevas tierras en suelo cultivable. Como elsuelo adecuado será cada vez más escaso, con lafijación de presiones medioambientales y la subidade los costes de rescate de terrenos, en la mayoríade las regiones casi todos los aumentos necesarios enla producción mundial de alimentos tendrá que prove-nir de cosechas mayores. El progreso tecnológicoen la producción de cultivos ha ocasionado una inten-sificación tanto en espacio como en tiempo. Las cose-chas mayores por héctarea de área de siega han resul-tado de siembras mejoradas, una mayor aplicación defertilizantes, un mejor protección de las plantas y unasmjores herramientas y mecanización. La intensidadde cultivos también se ha extendido, es decir, el númeromedio de días al año que el suelo se utiliza para laproducción de cultivos ha aumentado; este aumentose debe al riego y reducidos períodos de barbecho.Los actores económicos principales – productores yconsumidores – actúan dentro y se adaptan a estruc-turas legales e institutionales creadas por gobiernosy agencias internacionales. Las subvenciones y elsistema tributario crean incentivos y deformacioneseconómicos que afectan la asignación de recursos ylos niveles de utilización. En la mayoría de las regio-nes desarrolladas, rigurosos estándares medioam-bientales para contaminantes así como los instru-mentos legales y económicos para conseguirlos hanproporcionado estímulos para la innovación tecno-lógica y para la extensificación de utilización del sueloen áreas sensibles a nivel medioambiental. En pocaspalabras, los asuntos actuales de utilización del sueloen los campos rurales y periurbanos se derivan frecuen-temente de conflictos del medio ambiente frente aldesarrollo. Los políticos y usuarios del suelo se encuen-tran con dos desafíos básicos: la necesidad de inver-tir las tendencias de devastación en áreas ya culti-vadas mejorando las condiciones y reestableciendosus niveles de fertilidad; e impedir la degradaciónde recursos del suelo en nuevas de áreas de desarro-llo mediante la utilización apropiada (OAA, 1995).

Algunos requisitos de herramientas demodelado integrativas

Este extenso resumen de impulsadores humanosdel cambio de utilización del suelo permiten carac-terizar la tarea de modelado por medio de algunascaracterísticas sucintas. En primer lugar, el mode-lado regional y global de LUCC para el horizonte detiempo previsto de 30-50 años y más allá es unproblema multi-agente implicando muchos actores elos más veces conflictivos intereses diversos. La tareatiene una naturaleza multi-factores con interrelacio-nes complejas, aún no separables en los campos tantosociales como naturales. El cambio de utilizacióndel suelo no puede explicarse en una sola escala,ya que abarca procesos a escalas distintas y tempo-rales y por eso se debe utilizar un modelado bajoun esfuerzo multi-escala. Las distintas relacionesson complejas donde la aparición de retrasos y efec-tos fuera de sitio es la regla antes que la excepción.Si añadimos a eso incertidumbres principales así comola anticipación y adaptación humana, podemos concluir

que el sistema es intrínsecamente imprevisible durantehorizontes de tiempo medios y largos.Para evaluar el cambio de ocupación del suelo bajocondiciones casi naturales, uno podría arreglárselascon el hecho de proyectar cambios climáticos y diná-micas de vegetación. Aunque un cálculo como éstetambién puede ser complejo e implicar problemas noresueltos, con todo es mucho más sencillo comoconcepto que proyectar la ocupación de suelo gestio-nada por agentes humanos.El modo de los sistemas de enfocar el análisis requiereuna estructura interdisciplinaria donde los aspectoshumanos (impulsadores sociales, económicos y polí-ticos) y las condiciones biológicas y biofísicas (ecosis-temas, ciclos biogeoquímicos, sistema de clima global)se tiene en cuenta conjuntamente con el énfasis enenlaces y mecanismos reforzantes. Una estructuraLUCC adecuada también debe ser capaz de proveerinteracciones a varias escalas espaciales y tempora-les. El desafío es analizar las dimensiones globales dedecisiones adoptadas por personas individuales enun micronivel mediante efectos cumulativos y proyec-tar cómo los fundamentos (p.ej. económicos, psico-lógicos, institucionales) para decisiones individua-les son afectados por el cambio globalA lo mencionado arriba podemos añadir además nece-sidades que se consideran indispensables para elmodelado de fenómenos de cambio global, particu-larmente de cambio de utilización/ocupación delsuelo. Existe un acuerdo general sobre el hecho deque un modelo para estudiar el cambio de utiliza-ción/ocupación del suelo debe ser geográficamenteexplícito. La representación geográfica debe tener encuenta la diferenciación suficiente de determinan-tes biofísicos de utilización del suelo, como por ejem-plo condiciones climáticas, características del sueloy forma del suelo. El modelo también debe reflejardiferencias espaciales de organización social, econó-mica y política, p.ej. regiones de cultivo contra regio-nes pastorales, o fronteras administrativas nacionalesy regionales. Por ello, se requiere un sistema de infor-mación geográfica (SIG) para organizar, manipulary analizar datos. Ahora se podría pensar en siste-mas de información geográfica como una herramientapara pronosticar el cambio de ocupación del suelo.El análisis estadístico de datos de serie de tiempo espa-ciales de alta resolución permite en principio extra-polar tendencias a corto plazo. A pesar de todo, estaaproximación apenas es justificable para proyeccio-nes a largo plazo de fenómenos de cambios globales.Estas proyecciones requieren modelos que puedanhacer frente explícitamente a los agentes de cambio,sus objetivos, las principales fuerzas motrices y limi-taciones.El estudio del cambio global generalmente significaocuparse con fenómenos a largo plazo, es decir, tratarde efectuar proyecciones para la segunda mitad delsiglo que viene. Bajo estas premisas, la descripcionde procesos de acumulación de recursos explícitase convierte en algo imprescindible, dado que las reac-ciones y respuestas no lineares podrían resultar esen-ciales. Aquí, los términos 'recurso' y 'acumulación'se utilizan en el sentido general y abarcan recursoshumanos, naturales, biológicos y económicos. Laacumulación también incluye varios procesos de degra-

dación, de naturaleza física (p.ej. erosión del suelo,degradación de la estructura del suelo, nivel freático)y física (p.ej. acidificación, salinización, contamina-ción de los suelos, reducción de la capa de ozono,nitrificación de aguas subterráneas).La utilización del suelo trata de gestionar suelo. Porello, las unidades de gestión de agentes en control desuelo necesitan describirse, igual que sus objetivosy limitaciones y las señales a las cuales reaccionan. Lautilización del suelo tiene muchas facetas. El suelopuede hallarse en un estado casi natural y puede estardensamente poblado; puede ser de propiedad y deuso privado o colectivo. Obviamente, la agriculturade subsistencia y la agricultura comercial persiguendiferentes objetivos, probablemente producen unaocupación distinta del suelo y reaccionan a señalesdistintas. Un modelo de cambio de utilización y ocupa-ción del suelo debe prever ambas situaciones.Los actores en los sistemas sociales y económicos -productores, consumidores, instituciones y gobier-nos - actúan con más o menos previsión dependiendode su flexibilidad que les imponen las restriccionesa corto plazo, la cantidad de información disponi-ble para ellos y sus prioridades inspiradas por normasculturales y sistemas de valores. Por lo tanto, hacerfrente a la incertidumbre es algo inevitable; y estopuede ser específicamente relevante en relación conlos recursos de la tierra, no sólo debido a la variabi-lidad habitual del estado del tiempo, sino también,por ejemplo, debido a la incertidumbre en el cono-cimiento de los procesos de degradación medioam-biental, la falta de información sobre los futuros costesy ganancias de inversiones y la incertidumbre respectoa la futura disponibilidad de recursos. Las decisio-nes pueden implicar transformaciones irreversiblesdel medio ambiente o al menos pueden caracterizarsecomo extremadamente costosas en términos de opcio-nes para invertir sus impactos, muchas veces acom-pañadas por una considerable incertidumbre a la horade tener que tomar una decisión en lo que se refierea los futuros costes y ganancias económicos así comoa los riesgos mediambientales asociados con una deci-sión irreversible como ésta. La previsión, la incerti-dumbre y el riesgo son importantes y parece razo-nable y práctico para el análisis numérico aceptar unaaproximación dinámcia de dos etapas.

Modelar las fuerzas motrices

El Plan de Ciencias LUCC del IGBP-IHDP (Turner etal., 1995) lista varias necesidades generales que seconsideran críticas para mejorar los apuntalamien-tos teoréticos y la suficiencia teórica de modelos paraproyectar dinámicas regionales de utiliza-ción/ocupación del suelo, las cuales son:• llevar a cabo un análisis interdisciplinario de proble-

mas del suelo a nivel regional durante un horizontede 30 a 50 años

• desarrollar una base teórica razonable• integrar y generalizar la investigación de discipli-

nas científicas sociales y naturales• presentar resultados relevantes para la políticaLa participación en la investigación de cambio globaly la comprensión general de que es necesario un modoinnovador e interdisciplinario de enfocar el estudio

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de la naturaleza del cambio de utilización y ocupa-ción del suelo incitó al Instituto Internacional de Análi-sis de Sistemas Aplicado (IIASA) establecer un proyectoprincipal de investigación en este campo sobre elModelado de cambios de utilización y ocupacióndel suelo en Europa y el Norte de Asia (IIASA-LUC)).La región de estudio del Norte de Eurasia abarca gran-des existencias de recursos naturales y tiene una impor-tancia demográfica y económica que es crítica para elanálisis tanto de fuerzas motrices regionales de proce-sos globales como las implicaciónes regionales deprocesos globales. Al desarrollar un paradigma demodelado, la imprevisibilidad inherente de los siste-mas socioeconómicos y naturales y en particular lamultiplicidad de posibles consecuencias exigió unaaproximación normativa y un análisis de políticacomparativo antes que una pronóstico exacto. Poreso, se adoptó una aproximación en el proyecto, quepermite la representacióin explícita de varias medi-das políticas porporcionando así un medio para buscar‘futuros mejores’, es decir, trayectorías de desarrollofuturo que puedan aliviar presiones medioambien-tales mientras mejoren el bienestar humano. El proyectosubraya la necesidad de estudios comparativos de losimpactos de varios factores demográficos, econó-micos y políticos en la dinámica de cambio de utili-zación y ocupación del suelo y pone énfasis en unaespecificación de modelo que introduce explícita-mente políticas y decisiones de agentes económi-cos.

La aproximación del bienestar

En los estudios pasados, los mecanismos de inte-racción entre los ciclos biofísicos y los procesos econó-micos han sido estudiados en su mayor parte en mode-los de simulación dinámicos que siguen cadenas decausalidades, donde los eventos del pasado y delpresente determinan que pasará en el futuro. A lomejor no por sorpresa, muchos de estos estudios hanllevado a pronósticos dramaticos. En muchos casos,esto se puede atribuir a la rigidez del paradigma demodelado cuando se supone que los agentes (o acto-res) cuyo comportamiento se describe dentro delmodelo no son capaces de anticipar el futuro. Encontraste, la perspectiva en la microeconomía normal-mente es suponer que los agentes no tienen capaci-dad de efectuar pronósticos informados y planes queimpiden la probabilidad de un desastre en el futuro.Esto no puede ser suficiente, ya que incluso las infor-maciones completas y alternativas individuales racio-nales no siempre son una garantía para evitar desas-tres. Los mecanismos de coordinación que predominanentre agentes económicos, la manera de funcionar demercados y la configuración institucional muchasveces tienden a tener una importancia.Es relativamente fácil proyectar resultados calamito-sos en un modelo a largo plazo; una simple extra-polación de tendencia muchas veces ya basta. Encon-trar una trayectoría de resultados deseables para elfuturo evidentemente es más dificil, y también másdesafiante. Para explorar estas trayectorías, el análi-sis de un programa de bienestar intertemporal propor-ciona trayectorías ideales (es decir, en el caso mejor)

de demanda, suministro y de asignación del suelo. Encomparación, un escenario en el que no se empren-den acciones o en el que se efectúan los negocioscomo de costumbre se especifica para empezar desdelas condiciones actuales y sirve para subrayar algu-nas de las amenazas a las que el sistema se está enfren-tando actualmente. Esta agrupación del futuro entreescenarios ideales y escenarios más catastróficos sedenomina la aproximación de bienestar.Desde la perspectiva económica, las interaccionesentre el clima, los recursos del suelo y la vegetaciónforman parte de procesos de transformación física deexistencias de recursos y de capital inducidos porinversiones humanas. Un aspecto importante del análi-sis económico es que las estructuras y las condicio-nes de desarrollo e inversión de recursos de la tierradeberían ser eficaces según Pareto. Esto significa queel interés se enfoca en soluciones no dominadas, esdecir, que ningún actor (o región) puede estar másacomodado sin que otro esté peor. En este análisis,estas inversiones podrían dejar algunas regiones sinsuficientes recursos o podrían privar futuras gene-raciones. El objetivo del proyecto IIASA-LUC es descri-bir estas trayectorías deseables en términos socialesy eficaces en términos económicos de inversiones yde utilización de recursos.La formulación de un programa de bienestar es elobjeto conceptual de mayor interés de las actividadesde modelado de IIASA-LUC que se está implemen-tando actualmente para la República Popular ChinaEl programa de bienestar está compuesto como unproblema de optimización que maximiza la sumaponderada de las utilidades de los participantes, esdecir, los consumidores en los ocho regiones econó-micas distinguidas en el modelo. Existen cuatro clasesbásicas de restricción a implementar en un programade bienestar:1. La restricción de utilidad especifica de modo recur-sivo cómo la utilidad de un determinado grupo deconsumidores en el período t depende del consumoen este período así como de la utilidad del grupoen el próximo período. Esto es una caracterízación delas preferencias de cada grupo y permite la consi-deración de concesiones mútuas entre el consumoactual y el futuro.2. Las restricciones de transformación describen lossuministros netos en el período t y los recursos enel período t+1 que son factibles en un nivel deter-minado de recursos en el período t. Estas restriccio-nes proporcionan una caracterízación de tecnologíasdisponibles en la economía. Esa determina la capa-cidad de varios agentes de producir nuevas mercan-cías con mercancías actuales, mano de obra y recur-sos naturales. Se puede determinar que la dinámicade recursos forme parte de esta configuración derestricciones. En cualquier implementación prácticapara estudios LUCC, una parte importante de la reco-pilación de datos, del análisis y del cálculo debe dedi-carse al hecho de especificar adecuadamente las restric-ciones de transformación describiendo la tecnologíay dinámica de recursos que dominan los sectores prin-cipales de la economía basados en el suelo – la agri-cultura y la silvicultura. Es un desafío tanto para loseconomistas como para los científicos naturales encon-

trar maneras mejoradas de incrustar los conocimien-tos biofísicos y espacialmente explícitos en la espe-cificación de restricciones de transformación.3. Las restricciones de equilibrio de mercancías garan-tizan que la demanda de los consumidores no supereel suministro neto que es factible en la restricciónde transformación y del comercio. Este equilibrio sedetermina para cada mercancías y se impone paracada región. Las restricciones de equilibrio de mercan-cías permiten aproximarse a la estructura regionalde mercado, representar características específicas demercancías e implementar distorsiones en la bolsa deartículos de consumo. En la solución óptima, las varia-bles duales asociadas con estas restricciones repre-sentan los precios de compensación del mercado.4. La restricción de consistencia se asegura de queel nivel de recursos utilizado en el período t+1 nosupere el nivel traspasado desde el período t.. La restric-ción de consistencia debe valer para cada recurso.Este conjunto genérico de restricciones enlaza variosperíodos de tiempo en el modelo mediante la acumu-lación explícita de existencias de recursos.El análisis de bienestar se ha convertido en una herra-mienta importante en los estudios de modelado apli-cados. Proporciona la oportunidad de simular fuer-zas motrices sociales y económicas de cambio deutilización del suelo de una manera metodológica-mente rigurosa. La combinación de definir una solu-ción de referencia ideal derivada del programa debienestar y de examinar su sensibilidad a reglas miopesespecíficas y supuestos conductuales parece ser unmétodo razonable y relevante para la política de enfo-car el estudio comparativo de posibles trayectorías decambio de utilización y ocupación del suelo.

Representación espacialEn el estudio IIASA-LUC, la China se subdivide ensubregiones siguiendo un organización jerárquica. Elnivel inferior (es decir, más fino) es definido poruna cuadrícula regular. Mediante el uso de unaproyección geográfica con áreas iguales, las celdasde cuadrícula tiene una extensión regular de 5 km por5 km, es decir, 25 km2. El territorio de la China tieneaproximadamente 9,6 millones de km2, lo que resultaen más de 380.000 celdas de cuadrícula. Este nivelespacial bastante detallado se utiliza para evalua-ciones del suelo con respecto a características agro-ecológicas, hidrológicas y biológicas. El próximo nivelde diferenciación espacial es definido por unas 2.360unidades administrativas a nivel municipal. Cada célulade cuadrícula está asignada a exactamente un muni-cipio . La identificación a nivel municipal permite apro-vechar el conjunto abundante de atributos estadísti-cos recopliados por el Departamento de Estadísticasdel Estado. La provincia se utiliza como un tercer nivelde representación espacial. Los grupos de proviniciascontituyen el cuarto nivel definido como ocho regio-nes económicas. Estas ocho regiones forman loscomponentes básicos geográficos del modelo econó-mico LUC (Fischer et al., 1996). Juntos forman eltotal nacional, lo que es el quinto nivel de la jerarquía.Los agentes en el modelo se identifican en el nivelde regiones económicas, en el cual se imponen losequilibrios de mercancías y financieros y se pueden

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implementar varias restricciones y medidas políti-cas. Esta característica permite introducir elementosespecíficos de regiones en el modelo. La adopción dedecisiones puede representarse también en este nivelo puede compartirse con el nivel nacional. Los merca-dos locales, nacionales e internacionales pueden simu-larse por separado y los flujos netos a o fuera de lasregiones se registran y son distinguidos por necesi-dades de procedimiento y transportación respectivas.Esta estructura prevé mucha flexibilidad al modelarfuerzas motrices que operan a diferentes escalas espa-ciales y organizacionales.

Aspectos temporalesUna tarea principal del estudio LUC en China es explo-rar la susceptibilidad de trayectorías de cambio deutilización y ocupación del suelo a varias políticas,supuestos conductuales, desarrollos demográficosy socioeconómicos y condiciones medioambientales.Por lo tanto, la dinámica es un punto crítico en elesfuerzo de modelado. El estudio se concentra enel período de 1990 a 2030; sin embargo, el lapso detiempo del análisis comprende el período de 1990 a2050 que se subdivide en intervalos de cinco años.De este modo, el modelo posee tiempo discreto contrece pasos de tiempo, t = 1,...,13. El paso inicial, t =1, se refiere al aöo 1990 z el paso final, t = 13, alfinal del horizonte final, es decir, el comienzo del año2050.Una discusión de los aspectos temporales de mode-lar el comportamiento del consumidor y del produc-tor en la aproximación de bienestar requiere que sedistinga entre dinámicas endógenas del modelo yexógenas del modelo. El objetivo es describir cómolas variables de interés cambian con el paso del tiempo.Los factores exógenos dependientes del tiempo inclu-yen variables como, por ejemplo, parámetros quedescriben el cambio de tecnología de funciones deproducción, cambios en características de agentesincluyendo cambios de estilos de vida expresadasmediante cambios de parámetros y formas funcio-nales del sistema de demanda, o cambios de varia-bles de política como trayectorías de niveles tribu-tarios. Los factores dinámicos exógenos sonimplementados fácilmente por la previsión de funcio-nes dependientes del tiempo en el modelo. Su intro-ducción no conlleva ningún tipo de complicacionesmetodológicas esenciales y puede concluirse eficaz-mente, por ejemplo, mediante una simulación diná-mica recursiva. Esto implica computar una secuen-cia de soluciones de equilibrio de un solo períodopara períodos que están relacionados por medio dela actualización de algunos parámetros y variablesexógenos.Los factores enógenos en el modelo incluyen compo-nentes como decisiones de asignación de consumi-dores (por ejemplo, la asignación de ingresos a ahorrosy consumo) y de productores (p.ej. decisiones sobreinversion y utilización de recursos). Una formulaciónde modelo estático es claramente insuficiente cuandola dinámica depende de factores endógenos.

Estructura del modelo económico LUC

Se han definido ocho subregiones para China basán-dose en condiciones geográficas/naturales, caracte-rísticas demográficas y económicas y subdivisionesadministrativas a nivel provincial. Las regiones econó-micas (es decir, sus agentes económicos) interac-túan mediante el tráfico de mercancías, flujos finan-cieros y flujos de recursos móviles (p.ej. mano de obrao posiblemente agua). Se ha considerado una repre-sentación adecuada de los flujos físicos de mercan-cías en el sistema de modelo LUC . Hay dos aspec-tos que valen la pena ser mencionados latransformación de mercancías mediante el tratamientocuando pasan del lugar de producción (p.ej. la granja)al consumidor y las necesidades de transportaciónpara salvar las distancias al pasar mercados en ubica-ciones distintas.Para un implementación soluble, algunas simplifi-caciones deben adoptarse para ambos elementos. Unmétodo común para reducir la complejidad de unamatriz comercial completa y para evitar un posiblecarácter indeterminado de flujos comerciales es imagi-nar un fondo comercial en el cual todas las exporta-ciones terminan y del cual todas las importacionesse originan. Esta aproximación elimina flujos comer-ciales bilaterales, pero retiene informaciones sobrecostes de transporte así como restricciones sobre rutasal y del fondo. De esta manera, el transporte se inter-preta como un medio de homogenizar mercancíasque se produjeron en ubicaciones diferentes, peroque poseen características físicas idénticas (Ginsburgh& Keyzer, 1997). La compensación de mercado se esta-blece en dos niveles, un mercado local en cada unade las ocho regiones económicas y un mercado enel nivel nacional que interactúa con economías fuerade China. Una ilustración del modelo económicoIIASA-LUC para el análisis de cambio de utilizacióny ocupación del suelo se muestra en la figura 1.El diagrama dibuja la estructura considerada para cadauno de los componentes básicos geográficos delmodelo para China. Las regiones están enlazadasmediante flujos de recursos y de mercancías (repre-sentados como variables Y de tipo diferentes) con unacontabilidad consistente para balances de mercancíasy stocks.El modelo incluye una componente de desarrollode suelo arraigada en la comprensión biofísica deri-vada de las bases de datos SIG de celdas de cuadrí-cula. La componente de desarrollo de suelo deter-mina la asignación de suelo a varias actividades cómola agricultura de cultivos y el pasto de ganado (repre-sentada como utilización del suelo A), silvicultura(utilización del suelo F), suelo para colonializaciones,infraestructura e industrias (utilización del suelo N)y suelo para ocio, reservas naturales o suelo no utili-zado (utilización del suelo U). Incluye procesos deacumulación y degradación de recursos. Aquí, eltérmino ‘recurso’ se utiliza en el sentido general.Los recursos incluyen recursos humanos (fuerza labo-ral L), recursos de agua (representados como E), recur-sos biológicos (representados como R) y capital social(representado como K).Una secuencia de períodos de tiempo se establece enel modelo. El capital social y las existencias del medio

ambiente en el período actual sirven como entradasen el proceso de producción. Los suministros netosde bienes de consumo y de niveles de stock al prin-cipio del período subsiguiente son los resultadosde producción (representados como salida comer-cializada QM y producción de subsistencia Y) y acti-vidades financieras (variable representada por I). Porlo tanto, los recursos mediambientales entran comoentradas en la producción y son, al mismo tiempo,afectados por la producción y el consumo a través deprocesos de contaminación y degradación medio-ambiental (representados como flujos XQ y XC).En el lado del consumidor, se hace una distinción entresegmentos de población rural y población urbanaen cada región (variables PR y PU). Esta característicapermite diferenciar entre estructuras de preferenciarural y urbana (es decir, estilos de vida de consumi-dores) y hacer explícita la migración rural-urbanaen el modelo. Los equilibrios de mercancías y finan-cieros se imponen para cada clase y región de consu-midores para asegurar que el consumo (consumode subsistencia CS y consumo adquirido en el mercadoCM) no supere el suministro de la producción y impor-taciones netas (definido por Y + QM + ZQ). Haydos variables que están asociadas con las condicio-nes de compensación de mercado, que representanprecios (representadas como P).

Conclusiones

Las próximas décadas guardan cambios principalespara las economías nacionales y las sociedades huma-nas. Sin duda, esto también efectuará cambios eviden-tes de utilización/ocupación del suelo y ejercerá presio-nes sobre los ecosistemas y la integridad del medioambiente. Para evitar que nos quedemos atrapadosen respuestas de sistema involuntarias y síndromesde decaimento tenemos que mejorar nuestros siste-mas de datos y los apuntalamientos teóricos de herra-mientas de evaluación.Los datos necesitan implicar al menos cuatro campos:la observación de datos de ocupación y utilizacióndel suelo, datos económicos, de la sociedad y medio-ambientales. El desarrollo de aproximaciones de multi-escala requiere conjuntos de datos de multi-escalacompatibles y consistentes. La disponibilidad de datosno está restringida en primer lugar por el volumen dedatos generados, sino por la falta de compatibilidadcon respecto a la resolución espacial, la cobertura yla definición, la consistencia temporal y frecuenciay las característica institucionales que limitan la acce-sibilidad.En una conferencia electrónica organizada reciente-mente sobre la utilización y ocupación del suelo enEuropa, el debate de evaluaciones de impacto revelóque las herramientas adecuadas para analizarinteracciones complejas entre varios sectores y paraimplicar actores múltiples se encuentran en una fasede desarrollo todavía pobre. Mientras se reconocióque la compleja realidad europea requiere una vistamás coordinada a través de las fronteras tradiciona-les de agricultura, silvicultura, infraestructura y desarro-llo industrial, turismo y protección de la naturaleza,había consciencia que existen abismos y deficien-cias bastante grandes tanto en los datos como en

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los métodos disponibles que actualmente limitan cual-quier intento de evaluaciones de impacto verdade-ramente exhaustivas. La construcción de modelosde cambio de utilización del suelo dinámicos e inte-grados que tratan las reacciones principales del medioambiente y de la sociedad fue considerado una tareadesafiante pero críticamente importante de LUCCen Europa (Lambin et al., 1998).En la conferencia electrónica se plantearon un variostemas metodológicos importantes. Las contribucio-nes identificaron varios grupos de investigación quenecesitarán estudiarse, incluyendo:• una mejor comprensión de los procesos de tomar

decisiones a nivel de gestión del suelo,• relaciones biofísicas/geoquímicas y económicas

espaciales a nivel de río-cuenca,• los impactos de cambios de paisaje en la comple-

jidad ecológica y en los atributos de calidad delas existencias de recursos medioambientales,

• la descripción y evaluación de funciones medio-ambientales y servicios del suelo y ocupación delsuelo,

• incrustación de investigación de la ciencia naturalespacialmente explícita (biofísica, biológica, ecoló-gica, etc) en el análisis económico,

• modelado integrado de sistema LUCC, y• aspectos culturales, éticos y normativos de utili-

zación del suelo.El progreso en estas áreas de investigación determi-nará hasta qué punto la ciencia puede cumplir laspromesas trazadas en este artículo que parecen serde importancia crucial en el contexto de un desarro-llo espacial armonizado en Europa•

Referencias

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Christian KörnerDirector del Instituto Botánico de la Universidadde Basilea, Suiza

El gas carbónico es un compuesto esencialpara la vida en la Tierra. Se encuentrapresente en la espuma de la cerveza, losporos del pan y las burbujas del aguamineral. Siguiendo con ejemplos cotidianos,mientras que una elevada concentración deCO2 en una bodega para vinos con una malaventilación puede resultar letal, unacantidad insuficiente acarrea daños a lanaturaleza porque sin CO2 morirían lasplantas, los animales y también el serhumano.

Los residuos de CO2 presentes en la atmósfera en lamedida de un 0,036% (= 360 ppm) con respecto alvolumen del aire han sido noticia últimamente. Comoconsecuencia de la combustión de fuentes de ener-gía fósil, el reverbero de la irradiación solar en elcosmos -análogamente a lo que pasa en el techo deun invernadero- se ve ligeramente frenada. Se teme,por lo tanto, y con razón, que dentro de poco tiempoen la Tierra se registre un aumento de la tempera-tura de 2 - 3 ºC, lo que conllevaría consecuencias muyserias para nuestro sistema climático.

La concentración de CO2 modifica elcrecimiento de las plantas

La biología se interesa, sin embargo, por otro aspectode este experimento global. Por el hecho de que elCO2 representa el sustrato clave para la fotosíntesisvegetal, las condiciones de vida para las plantas varían,aunque no consideremos el aumento del efecto inver-nadero. Desde hace 2.200 millones de años la fotó-lisis del agua, causada por la energía solar, produceuna energía que permite a las plantas fijar el CO2 yelaborar las sustancias carbónicas básicas indispen-sables para la vida. Las partes de plantas secas soncompuestas por casi la mitad de su peso de carbono(símbolo químico = C). Desde hace más de 200 añosse sabe que en condiciones de crecimiento favora-bles las plantas desarrollan una marcada "hambre" deCO2 y que pueden transformar una abundante ofertade CO2 en una especie de " abono ".En el cultivo con semillas, este principio se aprovechapara fines comerciales desde hace casi un siglo. Lostomates y otras verduras que desde el invernaderollegan a nuestras mesas a menudo reciben como abonoCO2. Normalmente para este procedimiento se utili-zanquemadoresdegasque calientany almismo tiempoproporcionan CO2 como producto de desecho. Nosorprende que el increíble aumento de la concentra-ción atmosférica de CO2 haya sido considerado pordeterminados sectores como un hecho positivo parala biosfera. Desafortunadamente, desde el 1850 el nivelde este gas en el aire ha crecido un 27%. En la segunda

Este artículo es una traducción del texto publicado enla revista ‘Forum’, nº 1 (1996) de la empresa PAX Insu-rance.

El CO2 influencia la biodiversidad

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mitad del próximo siglo la concentración se duplicará,una previsión que pudiera ser desmentida sólo por uncolapso económico de insospechadas dimensiones.¿Cómo reaccionará la vegetación de la Tierra, aunqueno se consideren los posibles cambios climáticos,delante de esta nueva situación?

¿Puede la vegetación fijar más CO2?

Contestar a esta pregunta no es fácil porque un eventosimilar no ha ocurrido nunca hasta ahora y la expe-riencia no nos puede ayudar. En el curso de la histo-ria de nuestro planeta, el nivel de CO2 ha sufrido gran-des variaciones. El nivel actual se alcanzó ya en elcretáceo, hace más de 100 millones de años. En elperiodo de calentamiento de la edad terciaria hacemás o menos 30 millones de años, la concentraciónde CO2 subió una vez hasta alrededor de los 500 ppmpara luego bajar a niveles entre 200 y 300 ppm durantelas glaciaciones. Todos estos cambios han ocurridomucho más despacio que hoy.Casi toda la concentración de CO2 desde el inicio dela industrialización se ha producido en el curso delos 120 años de vida de un árbol del bosque. Exceptoen algunas regiones con fuertes precipitaciones denitrógeno disuelto, no se ha registrado un aumentodel crecimiento de los árboles, que se podría ver clara-mente por los anillos del tronco. También hoy, enlos bosques de Siberia y de Alaska, muy alejados delas zonas industriales, el " abono CO2 " parece queno haya influido positivamente sobre el crecimientode los árboles. En este sentido, los árboles resultanmuy interesantes por el hecho de contener más del80% del carbón fijado a nivel global por las plantas.Desafortunadamente, sin embargo, no es posible llevarun bosque entero dentro de un instituto de investi-gación para la simulación de las condiciones futurasde CO2. Por esta razón, todos los descubrimientos reali-zados en la investigación experimental en este sectorllegan de estudios efectuados sobre árboles jóvenes(a menudo simientes) y en los prados. Los resulta-dos de dichos experimentos han demostrado quedepende sobre todo del abastecimiento de las plantasde sustancias nutritivas del suelo (por ejemplo nitró-geno, fósforo), el hecho de que el CO2 tenga un efectode abono o no. En los suelos de cultivo fértil se regis-tra un aumento del crecimiento (como en el caso delos tomates en invernadero) del 10 – 20 %. En el paisajenatural sin abono, en cambio, el efecto es mínimo.Por el hecho de que éstas son las condiciones quepredominan a nivel mundial, estos resultados dejanentender que la biosfera no nos hará el " favor " derecoger el producto de desecho CO2 en la medidaadecuada para evitar el aumento del efecto inverna-dero. A la misma conclusión lleva la observación segúnla que el CO2 producido por el hombre actualmentese está concentrando en la atmósfera y es absorbidopor la biosfera sólo en una mínima cantidad. No esposible, por lo tanto, esperar que la vegetación terres-tre pueda impedir los cambios climáticos previstos.

Biodiversidad y calidad del forraje

Lo que preocupa a la comunidad de investigadoreses la constatación de que el cambio global de la

dieta de las plantas (más CO2 sin una equivalentereproducción de importantes sustancias nutritivas delsuelo) perjudica la calidad de las plantas mismas.No importa si estas reaccionan o no a la mayor concen-tración de CO2 con un aumento del crecimiento, sushojas contienen de todas formas más carbohidratos ymenos proteínas aunque la cantidad atmosférica deCO2 presente sea mayor.Para poder asumir la misma cantidad de proteínas,una vaca tiene que comer 120 matas de hierba encambio de sólo 100. Lo mismo se puede decir paratodos los demás seres vivos que comen hojas. Porel hecho de que la composición de la vegetación y suaspecto en los diferentes espacios vitales de la Tierrason influenciados de forma determinante por losanimales herbívoros (también cuando son de peque-ñas dimensiones), es evidente que la mutación dela calidad del forraje podría tener consecuencias gravespara la biodiversidad. Según todos nuestros conoci-mientos, no nos podemos esperar una reacción idén-tica para todas las plantas. Más bien todo lo contra-rio; la sola cosa que se puede afirmar con certidumbreabsoluta es que las plantas no reaccionan de la mismamanera en presencia de un aumento de CO2. La compe-titividad en el interior de los bosques sufre por lo tantoun cambio. No existe ninguna teoría según la queseríamos en grado de prever cuáles entras las 500especies de plantas distribuidas en una hectárea deforesta pluvial tropical saldrían ganando y cuáles encambio perdiendo.Actualmente, en una zona herbosa del Jura extre-madamente rica en variedades vegetales, se están reali-zando trabajos de investigación sobre este tema promo-vidos por el Fondo Nacional suizo. Uno de losdescubrimientos más importantes hasta ahora atañeal comportamiento de las comunidades vegetales natu-rales frente al CO2. Éste no se puede prever mediantela observación experimental de plantas aisladas encondiciones de invernadero. Además de una serie deexperimentos en zonas agrícolas, a nivel mundial exis-ten sólo cinco ejemplos de investigación de estetipo sobre el crecimiento de enteras zonas de bosqueen condiciones de alta concentración de CO2 dondelas plantas han escogido espontáneamente su propiohábitat.En todos los demás casos, han sido sembradas plan-tas extrañas a la zona, o bien plantadas artificialmenteunas mezclas. Los resultados de experimentacionessobre una vegetación natural con un crecimiento muyreducido o ausente, proceden de la tundra de Alaska,de los Alpes suizos, de la pradera de clima medite-rráneo de California, de la pradera del Kansas, deun campo herboso magro calcáreo del Jura. Dentrode este grupo, el último es el proyecto más compli-cado, que puede ser considerado como modelo parael desarrollo de comunidades vitales extremadamentediversificadas con una más elevada concentración deCO2. El crecimiento y la reproducción, así como lareacción de "consumidores" micróbicos y animalesestán siendo estudiadas por cinco grupos de inves-tigación de las universidades de Basilea y Zurich.Los dos primeros años han ya sido ricos de sorpresas.El ganador no ha sido, como se esperaba, las papi-lionáceas, que pueden obtener el nitrógeno de formaautónoma gracias a sus propias bacterias de los tubér-

culos radicales, sino una modesta ciperácea que hareaccionado con un crecimiento masivo, cuando encambio de 360 ppm se le han ofrecido 600 ppm deCO2. Otras especies, como por ejemplo la rara gencianagermánica, han disminuido en cantidad.Este " juego " tiene por lo tanto ganadores y perdedo-res. Para unos tipos de plantas, el contenido de azúcarydeaminoácidosdel néctar de lasfloresha sufridounasvariaciones aunque por ejemplo algunas mariposashayan reaccionado de forma diferente frente a estoscambios según se tratara de hembras o machos. Enpresencia de una concentración superior de CO2, loshongos radicales llamadosmicorriza, que suelenayudarlas plantas a asimilar las sales nutritivas, para una parti-cular especie de planta se han portado más diligente-mente todavíaqueconhastaotraparasitaria. Estos ejem-plos muestran cómo pueden ser sutiles los efectos deuna mudada composición atmosférica sobre las comu-nidadesdeplantas, animales ymicroorganismos sinquegrandes cambios sean visibles del exterior.

El CO2 indudablemente influye sobre labiodiversidad.

La diversidad genética favorece la evoluciónLos cambios en el ámbito de la biodiversidad, la regre-sión a nivel de especie así como la pérdida de varie-dad, que probablemente tendrán lugar con el enormeaumento de CO2 en el aire, atañen a todos, tambiénlos rincones más remotos del planeta, muy alejadosde los responsables de dichos cambios. Contraria-mente a la contaminación atmosférica habitual noexisten por lo tanto concentraciones regionales deeste fenómeno. Los cambios a nivel de variedad afec-tan al nervio vital de los sistemas ecológicos. La diver-sidad, es decir la ocupación múltiple (redundante) de" puestos de trabajo " similares para el ciclo de lassustancias naturales, representa una especie de sistemade seguros. En caso de condiciones extremas la diver-sidad genética garantiza la presencia de un númerosuficiente de agitadores capaces de asegurar la super-vivencia de una especie y la continuidad evolutiva.La velocidad de las actuales mutaciones ambienta-les supera enormemente la velocidad de la evolución.La explotación incontrolada de los preciosos y agota-bles recursos de las fuentes de energía fósil, tambiénen este caso, es extremadamente discutible y, sin duda,poco inteligente•El potencial de la biosfera para laretenci n de carbono

Aunque se puede afirmar casi con toda seguridadque el CO2 afectará la estructura de las comunidadesvegetales, se está discutiendo si los ecosistemas terres-tres almacenarán más carbono en un mundo enri-quecido con CO2, y, en concreto, si esto permitiráevitar un mayor aumento del CO2 atmosférico. Paracalcular la magnitud de este tipo de reacciones ecoló-gicas no necesitamos experimentos, ya que la propiaatmósfera tiene la respuesta.Desde 1850, aproximadamente, la humanidad haproducido un aumento del CO2 atmosférico de un

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27%. En el cálculo del total de carbono elaboradopor los científicos especialistas en la atmósfera —que se realiza a partir de la quema anual de combus-tibles fósiles, los registros dedeforestacióny la reservaoceánica (disuelta) y atmosférica de CO2— faltanunas 2Gtde carbono (=2$109 toneladasde carbono).En otras palabras, la concentración atmosférica deCO2 crece menos de lo que «debería». Nuevas y mejo-res estimaciones indican que el carbono que faltadesapareció en las biotas terrestres, a las cualeshay que añadir 600 Gt de carbono de la biomasa y1.500 Gt de carbono localizado en la materia orgá-nica del suelo (reserva total de carbono orgánicoterrestre = 2.100Gt). Si, a tenor de este razonamientosimple, suponemos que la fijación global neta decarbono de los ecosistemas era igual a cero haciael año 1850 (equilibrio entre la adsorción a largoplazo y las pérdidas de carbono), el incremento anualneto actual de unas 2 Gt puede atribuirse a unaproducción neta del ecosistema (PNE) anual de laTierra, esto es, el carbono que ha quedado fijado sinque, durante el mismo año, una cantidad equivalentede carbono se recicle mediante la respiración (2 Gtde carbono o un 3 % sobre una producción prima-ria neta [PPN] anual de unas 60 Gt que, sin embargo,son compensadas por la misma cantidad de carbonoreciclado a travésde la respiración). Si lo que provocóeste incremento fue únicamente el efecto de fertili-zación originado por el aumento de CO2 del 27 %,esta cifra puede ser considerada como una pautapara futuras tendencias. Si todas las emisiones de CO2

del futuro contribuyeran de un modo parecido aproducir un efecto de fertilización como éste, el incre-mento anual neto correspondiente a un incrementodel 100 % del CO2 atmosférico sería aproximada-mente del 10 % de la PPN.Sin embargo, este «modelo» simplificado presuponeuna respuesta lineal del CO2 de la PPN (lo cual nosecorrespondecon la realidad), y, además,nocontem-pla otros factores, como el crecimiento restrictivoy, en concreto, el ciclo de los nutrientes . Así pues,una estimación más realista del aumento de la PPNglobal no reciclada en un mundo «con el doble deCO2» es más baja: se situaría entre el 6 % o el 7 % oalrededor de 4 Gt de carbono por año. Puesto queéstas son medias globales, los valores locales debe-rían de oscilar entre el 0 % y tal vez el +10 %. Estasestimaciones suscitan unas primeras predicciones deuna multiplicación por dos o por tres provocada porel CO2 de la reserva de la biomasa. A su vez, indi-can que aquel que consiga realizar una estimulaciónexperimental de la capturade carbonoenuncontextode un CO2 elevado superior al 6 % o al 7 % de laPPN (0,2 % de la reserva global de carbono orgánicoactual) lo más probable es que trabaje con un sistemamuy atípico para la mayoría de biotas del mundo.Actualmente nuestra atmósfera nos anuncia ya quelos ecosistemas terrestres no van a retener el excesode CO2 que nuestra sociedad libera hasta que no hayatranscurrido mucho tiempo después de que las reser-vas de carbono fósil se hayan agotado. Así pues,nohace falta continuar las investigacionespara apoyarlas decisiones políticas dirigidas a reducir el consumode combustibles fósiles.

Fuente: ‘Gaia’, núm. 4 (1995).

El dilema de Kyoto

Los bosques viejos de crecimiento lento acumulanla mayor cantidad de carbono por área de tierra unita-ria (¡1.000 t C!). En comparación, los bosques jóve-nes de crecimiento rápido disponen de muy pococarbono. Cuando se plantan estos bosques jóve-nes en tierra deforestada, es posible que tardenmás de 100 años en alcanzar el “capital” de reser-vas de dichos bosques viejos. Las reservas netas decarbono del paisaje sólo aumentan en aquellos casosen los que se reforesta una tierra que nunca anteshabía sido un bosque. Éste es el “dilema de Kyoto”.Sería una catástrofe si la gente pudiera reclamar ycomerciar con unidades de secuestración de carbonoobtenidas mediante la replantación de tierras recien-temente deforestadas. Esto representaría un reco-nocimiento tardío de todo lo contrario, es decir,una emisión masiva de carbono. Los protocolos deKyoto se comprometieron a fijar un umbral en 1990.Así, por lo menos en los últimos 8 años de defo-restación, la reforestación no puede reportar “bene-ficios”. Lo más lógico sería pagar para que no se tala-ran árboles, en vez de pagar para la reforestación,apesar dequeestoúltimoesmejor que ladestruccióntotal del ecosistema a causa de una gestión agrí-cola posterior a la deforestación inadecuada.Al igual que en los negocios, el volumen de tran-sacciones (la velocidad de adquisición y emisiónde carbono, es decir, el ciclo del carbono) es unpredictor poco fiable del capital (las reservas decarbono).

Bibliografía

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Josep PeñuelasCREAF (Centro de Investigación Ecológica yAplicaciones Forestales), Facultad Ciencias,Universidad Autónoma de Barcelona, 08193Bellaterra

Parece claro que nos encontramos ante uncambio climático y que las actividadeshumanas tienen mucho que ver, pero esteacuerdo se rompe al analizar los efectoslocales o regionales de este cambio global,aunque las nuevas herramientas(paleoecología, teledetección) han ayudadoa avanzar mucho en el conocimiento decómo las plantas reaccionan ante lasalteraciones climáticas y, por tanto, hacerprevisiones sobre las posiblesmodificaciones paisajísticas. En el caso delMediterráneo, las posibilidades deadaptación de la flora, las migraciones y larelación con otros seres vivos hacen preverla simplificación de la complejidad de labiosfera y una acentuación de la sequía,incendios y de la emisión de hidrocarburosunida a la formación de ozono troposférico.

Nuestro planeta es muy poca cosa (¡casi nada!) enmedio del espacio y tiempo, pero es donde vivi-mos y es especial, con unas características que lohacen único dentro del conocimiento escaso quetenemos del universo. Su atmósfera lo distingue clara-mente de los planetas vecinos. Es una atmósferarica en oxígeno y nitrógeno en unas proporcionesinverosímiles si no fuera porque hay vida, en espe-cial, porque hay vegetación. Este planeta está insta-lado en el cambio como los demás. Hay que recor-darlo antes de entrar en el tema que aquí nos ocupa.Un cambio que, además, en muchas ocasiones hasido muy espectacular, mucho más de lo que ahoradenominamos “cambio global”. De todas maneras,los grandes cambios se han producido, hasta dondesabemos, a escala geológica, a menudo de millo-nes de años, mientras que ahora estamos ante uncambio acelerado en pocas décadas.En efecto, a lo largo de estas últimas décadas el planetaha visto como crecía exponencialmente tanto la pobla-ción de una de sus especies, la humana, como eluso que ésta hace de los recursos y energía en susactividades no biológicas, exosomáticas, por ejemploen el transporte o la industria. Como resultado, se hanproducido y se están produciendo toda una seriede cambios de alcance global:• cambios de la composición atmosférica, especial-

mente incremento de CO2 y otros gases inverna-dero como el metano, pero también del ozonotroposférico y gases del nitrógeno,

• cambios en el clima hacia un mayor calentamientoy una aridez mayor,

• cambios en los usos del suelo (abandono de cultivos,fragmentación de hábitats y sobreexplotación) y

• declive de la biodiversidad.

El Mediterr neo.Alteraciones en el funcionamientode los ecosistemas

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También son considerables:• el aumento de la eutrofización (fertilización) de la

biosfera y• la pérdida del ozono estratosférico (con el aumento

consiguiente de la nociva radiación ultraviolada).Además, es de esperar, que todos estos cambiosse acentúen cuando los países subdesarrolladosvayan incrementándose, como por otra parte esjusto, el uso de recursos por cápita.

Todos estos cambios, entrelazados y sin preceden-tes en la historia humana por la rapidez en que losestamos generando, están afectando el funcionamientode los ecosistemas de manera compleja. Sin embargo,existe una incertidumbre y desconocimiento, tantoreferente a la magnitud como en la dirección de loscambios y sus efectos. Los ecosistemas mediterráneosson aún menos conocidos y más variables que otroscomo los de las zonas templadas porque han sidomenos estudiados y son más diversos. Presentanuna gran variabilidad climática, complejidad topo-gráfica, gradientes en los usos del suelo y en la dispo-nibilidad de agua y una gran biodiversidad. Segura-mente por todo eso son especialmente sensibles a loscambios atmosféricos, climáticos, de la economíamundial, de usos del suelo y demográficos. Aquí centra-remos nuestra atención en los dos primeros tiposde cambios y sus efectos sobre los ecosistemas medi-terráneos. Los demás serán tratados de paso porqueson objeto de atención en los artículos de este volu-men.

Efectos directos de los cambios atmosféricos

Como se sabe, ha habido un aumento del 25-30%en la concentración de CO2 atmosférico como conse-cuencia, en gran parte, de la quema de combusti-bles fósiles pero también, en una parte considera-ble, de la deforestación y de los cambios en los usosdel suelo, como se comprueba con la composiciónisotópica del carbono atmosférico. Cuando es de origenvegetal, este carbono es más pobre en el isótopo esta-ble C13 porque las plantas lo discriminan, mientrasque cuando su origen es a causa de los combusti-bles fósiles, es deficitario en el isótopo radioactivoC14 ya que éste tiene una vida media relativamentecorta (5.700 años) y por tanto es muy escaso enestos combustibles.Dada la certidumbre del aumento del CO2 atmosfé-rico, registrado desde los años 50 con medidas direc-tas en diversos observatorios de todo el mundo ysu importancia para el crecimiento vegetal, se ha traba-jado bastante en el estudio de los efectos directosdel aumento de CO2 y sus interacciones con otrosfactores como son los nutrientes o el agua. Se hanllevado a cabo muchísimos experimentos en cáma-ras de laboratorio en condiciones controladas, bastantealejadas de las naturales. Últimamente, se han utili-zado cámaras descubiertas para mejorar la aproxi-mación e incluso sistemas caros de fumigación al airelibre, es decir sin ningún tipo de cámara que modi-fique la temperatura, la humedad relativa o la radia-ción donde crecen las plantas estudiadas. Sin embargo,a menudo sólo se han estudiado plantas jóvenes yen condiciones casi hortícolas, en abundancia de

nutrientes y agua y sin competencia, de manera quese hace difícil explicar lo que realmente ocurre enla naturaleza, que es mucho más compleja. Por esohan proliferado también los estudios de plantas creci-das con alto nivel de CO2 en condiciones naturalescerca de las fuentes naturales de este gas. Eso sí, sedeben escoger fuentes sin contaminación por otrosgases como el sulfhídrico.En general, en todos estos estudios se encuentraque las plantas responden al aumento de CO2 atmos-férico con:• un aumento de la fotosíntesis y de la producción de

biomasa (con respuestas diferentes según las espe-cies y variedades),

• una disminución de la conductancia estomática(y por lo tanto un aumento de la eficiencia en el usodel agua, especialmente importante en los ecosis-temas mediterráneos) y

• cambios en la composición química de los tejidosvegetales (menos nitrógeno y más compuestossecundarios de carbono y, por tanto, menos valornutritivo y menos digestibilidad y descomposibili-dad).

También parece que• se incrementa la asignación de carbohidratos en las

raíces y bajo tierra, lo que podría dar lugar a unsecuestro del carbono a largo término. Finalmente,y entre otros efectos,

• la fenología también es afectada, de manera que enestos experimentos hemos visto a menudo como,al aumentar el CO2, se avanza la floración oproducción de frutos y semillas.

Cambios en los ecosistemasA nivel de ecosistema, en el marco mediterráneo exis-ten respuestas más intensas que en otros lugares comolos árticos donde las bajas temperaturas impiden, ocomo mínimo disminuyen, las respuestas al CO2.En los ecosistemas mediterráneos, las respuestas hídri-cas son especialmente importantes. La disminuciónde la conductancia estomática resulta en una hume-dad mayor del suelo. Los estomas son orificios enla epidermis de las hojas a través de los cuales entraCO2 y sale agua. Parece lógico esperar que si en elaire existe más CO2, las plantas no necesiten tener losestomas tan abiertos para captarlo y así no pierdentanta agua. Eso se traduce en que con la misma canti-dad de agua las plantas crezcan más, o que para crecerigual utilicen menos agua. Las implicaciones por elecosistema radican tanto en la modificación del balancehídrico como del energético porque, por un lado,menos gasto de agua significa más escorrentía, másagua disponible y mayor productividad y, por otraparte, el mayor cierre de los estomas significa menortranspiración y, por tanto, que las plantas estén máscalientes, lo que afecta al intercambio de energía entreel ecosistema y la atmósfera. El aumento de la tempe-ratura de las hojas en uno o dos grados cambia, además,la fenología y avanza la floración y la fructificación.

Cambios en la composición químicaLos cambios en la composición química de los vege-tales influencian la bigeoquímica de los ecosiste-

mas y las relaciones planta-animal, planta-planta yplanta-microorganismos. Al tener más carbono dispo-nible y siempre que los demás factores no permitanconsumirlo en crecimiento, las plantas asignan laentrada de carbono en exceso de almacenaje decarbohidratos como el almidón o a defensa encompuestos secundarios de base carbónica como loscompuestos fenólicos. Como resultado suele haberuna disminución de la concentración de nitrógeno (yde proteínas y un aumento del cociente C/N (propor-ción carbono-nitrógeno). De todas maneras, otroscompuestos de base carbónica como los terpenos,cuya síntesis pasa por vías metabólicas distintas, noparecen venir igualmente incrementados y nos hemosencontrado con resultados diversos.Estos cambios químicos afectan a las relaciones de lasplantas con los herbívoros, que crezcan menos yque parece que tendrían que comer más vegetal paracompensarlo, aunque en nuestros trabajos eso noha quedado claro.También se alteran las relaciones con los animalesque la planta atrae con atrayentes químicos de basecarbónica como hemos comprobado en estudios delos manzanos del Empordà, donde los fotoseidos,depredadores de la araña roja son atraídos por la plantacuando ésta empieza a ser atacada por el citado ácaro.Los cambios químicos también afectan a las relacio-nes planta-planta, al alterar posibles relaciones alelo-páticas o luchas tóxicas, fenómeno controvertido peroprobable en algunos casos. Así lo hemos comprobadoal ver como disminuía la respiración útil de plantasvecinas ante los cambios de compuestos fenólicos y/oterpénicos.Finalmente, las relaciones entre plantas y microor-ganismos están afectadas, lo que es muy importantepara el funcionamiento del ecosistema. El materialvegetal pobre en nitrógeno y rico en compuestossecundarios recalcitrantes se tendría que descom-poner más lentamente. Sin embargo, actualmenteparece que la hojarasca de las plantas crecidas en CO2elevado no necesariamente se descompone lenta-mente y por tanto el material vegetal no llegaría aser una boca para el exceso de carbono atmosfé-rico y una retroalimentación negativa del aumento deCO2 atmosférico. De hecho, ahora se ha visto quela proporción C/N de la hojarasca no es siempre mayoren CO2 elevado que en CO2 ambiente tal como ocurreen los tejidos verdes. La translocación del nitrógenoantes de la caída de la hoja lo explicaría. Dentro dela relación con los microorganismos, el incrementode exudados por las raíces puede tener dos efectosbien distintos, con una importancia relativa que esmotivo de controversia entre los estudiosos de estostemas. Por una parte, como los microorganismos tienenmás alimento para el aumento de exudados decarbono, se activarían los procesos del suelo y esoimplicaría una mayor disponibilidad de nitrógenoy, en general, más actividad biológica. Por otra parte,podría existir el efecto contrario: que los microorga-nismos, al crecer más, inmovilizaran el nitrógenoen lugar de hacerlo circular, de manera que en estecaso disminuiría la actividad biológica.A parte de los balances de energía y de la bioquímica,también la estructura de la comunidad y la biodi-

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versidad pueden venir afectadas. Es difícil que loscentenares de miles de especies respondan de la mismamanera a estos cambios y eso se debe tener en cuentaal querer hacer extrapolaciones de lo que tenemosque esperar de la compleja naturaleza. Es convenienterecordar también que al acabar este apartado, quehacen falta más estudios de efectos del CO2 en plan-tas limitadas por los recursos -nitrógeno, fósforo, agua-y en competencia con otras especies y con otros indi-viduos de la misma especie para conocer el alcancereal de todos estos efectos. Sin embargo, por pocoque se afecten algunos o todos estos procesos, laestructura, la biogeoquímica y el funcionamientode los ecosistemas son y estarán alterados de maneraconsiderable.

Otros cambios atmosféricosHay aumentos en otros gases atmosféricos con nota-ble influencia regional como son los gases del nitró-geno o el ozono. Pero así como en algunos bosqueseuropeos, la gran deposición de nitrógeno constituyeun factor de peso en el funcionamiento del ecosis-tema, en la región mediterránea el aumento de ozonotroposférico es el cambio que preocupa más, ya quesu capacidad oxidativa se vuelve tóxica para las plan-tas y animales (incluido el humano) cuando su concen-tración aumenta por sobre de los niveles habitua-les. El ozono se genera a partir de unos precursoresque aquí abundan: los óxidos de nitrógeno (se formanen las combustiones), los hidrocarburos (de origenindustrial y automovilístico pero también vegetal yaque son emitidos por la vegetación mediterránea) yla irradiación y temperatura elevadas propias del finalde la primavera y verano.. Su fitotoxicidad dependeno sólo de su concentración sino también de la sensi-bilidad de sus varias especies y variedades y de lamodulación que efectúan el ambiente y la meteoro-logía. Por ejemplo, una misma concentración de ozonoes más tóxica en la costa que en interior por la mayorhumedad, la cual hace que los estomas de las hojasestén más abiertos y que el ozono penetre más fácil-mente y en más cantidad. Hemos visto también comoelevadas concentraciones de ozono inducen a unincremento en las emisiones de terpenos y de otroshidrocarburos para las plantas, con lo que si se confir-mara, estaríamos ante una retroalimentación positivade la formación de ozono. Además, en un mundo máscaliente como el que preveíamos para el próximofuturo es esperar un aumento de estas emisiones,ya que aumentan exponencialmente con la tempe-ratura.

Efectos ecológicos del cambio climático

Este mundo más caliente es el resultado previsible dela absorción de la radiación infrarroja emitida por laTierra hacia un espacio por parte de los gases inver-nadero. Prácticamente todos los modelos prevénun clima más cálido y árido. Sin embargo la predicciónes extremadamente compleja a nivel local y regional.En nuestro país el clima se ha vuelto más cálido yseco en lo que llevamos de siglo. La temperatura yla evapotranspiración potencial han aumentado 0.10°C y 13 mm respectivamente por década y la hume-

dad relativa mínima ha disminuido 0.85% por década.Además, sequías extremas como las del 1985 y 1994han sido más frecuentes. Los aproximadamente 3 °Cde incremento de las temperaturas previstas porlos modelos de circulación global para la región medi-terránea para mediados del próximo siglo podríanincrementar la evapotranspiración en 200-300 mmanuales. Si consideramos que muchas regiones medi-terráneas reciben menos de 500 mm de precipita-ción anual y hipotetizamos, como hacen muchosmodelos, un 10% de incremento en la precipita-ción anual, no sería suficiente para compensar lamayor evapotranspiración. Las condiciones más áridaspueden entonces producir estrés hídrico en una vege-tación que a menudo vive al límite de sus posibili-dades. Si se acentúan estas condiciones más áridasen las próximas décadas y estas sequías se hacenmás frecuentes, los efectos sobre ecosistemas seránenormes.Por ejemplo, la fuerte sequía del 1994, después devarios años de sequedad prolongada, afecto profun-damente a la vegetación mediterránea hasta el puntode que los años siguientes fueron húmedos, la afec-tación ha perdurado. Las encinas, por ejemplo, estu-vieron fuertemente afectadas y en muchos lugares,dependiendo del tipo de suelo y de su profundidady de la orientación de las vertientes se secaron. Losestudios isotópicos de C13 y N15 muestran que a lolargo de los años posteriores ha permanecido la afec-tación del encinar con un menor uso de agua de loque está disponible y con una menor demanda denutrientes por parte de una vegetación estropeadaque ha favorecido las pérdidas de nitrógeno del ecosis-tema más que las entradas. A largo plazo, la sequíapuede afectar a la estructura de la comunidad y compe-tencia entre especies, como el falso labiérnago, Philly-rea latifolia, no estuvieron afectadas, por lo que sepueden prever cambios en la composición y estruc-tura del bosque mediterráneo. El falso labiérnago, porejemplo, podría llegar a desplazar la encina en unclima aún más seco y más caliente ya que es máseficiente en el uso del agua, eliminación del excesode radiación estival y en la conductividad hidráu-lica. De hecho, desde hace mucho tiempo que se sabeque la distribución vegetal se correlaciona con la dura-ción de la estación de crecimiento, la temperaturamínima y la precipitación.A pesar de que la vegetación mediterránea está adap-tada a la sequía estival, la intensificación de la sequíahasta niveles aún más intensos puede conducir a lagradual degradación de la vegetación y finalmente enlos casos extremos, a la erosión y desertización, unproblema presente ya en zonas tan próximas comolas del sudeste español donde los suelos de los ecosis-temas degradados son incapaces de retener el aguasuministrada por las ocasionales y extremas tempes-tades de inicio de otoño, que en lugar de aprovecharseprovocan inundaciones y erosión. La región medi-terránea es también sensible a la acumulación de salesa sus suelos. Cuando la lluvia es insuficiente para lavarlas sales, éstas se acumulan en las zonas de drenaje,por ejemplo en Los Monegros. Entonces el agua pierdecalidad además de cantidad, con importantes impli-caciones ecológicas y agrícolas.

Los cambios de temperatura afectan también lasfunciones animales: el comportamiento de los padres,especialmente crítico cuando la comida y los recur-sos hídricos son escasos, los procesos reproducti-vos incluyendo la fertilidad y fecundidad, la capa-cidad de las aves para mantener la temperaturaadecuada para los embriones o la determinación delsexo de los reptiles. Parásitos y enfermedades puedenaumentar en un mundo más cálido; la disminu-ción del tiempo de desarrollo puede permitir gene-raciones extra. Y el calentamiento también afecta,evidentemente, a los microorganismos, por ejem-plo, estimulando los procesos de descomposición.Sin embargo, la falta de agua va en sentido contra-rio, los modera, de manera que será necesario estu-diar el balance de ambos factores en el ciclo de lamateria. Eso es lo que estamos haciendo en variosproyectos en macha en el Garraf y en las monta-ñas de Prades.Estas condiciones más cálidas y áridas junto con elposible incremento de biomasa e inflamabilidad porel aumento de CO2 podrían aumentar la intensidady frecuencia de los incendios. Actualmente, los incen-dios han aumentado en lo que llevamos de siglo yconstituyen una de las perturbaciones más impor-tantes en los ecosistemas mediterráneos. Pese a lacomplejidad del sistema vegetación-fuego, los efec-tos sobre la población viva son suficientemente previ-sibles. Por ejemplo, con el aumento de incendiosaumentaría la expansión de especies heliófilas, into-lerantes con la sombra y que requieren espacios abier-tos. En cambio, disminuiría la presencia de las ombró-filas y los fuegos acabarían por mantener comunidadesen estadios sucesionales tempranos.En resumen, el cambio climático acentúa las carac-terísticas mediterráneas:• la emisión de hidrocarburos, unida con la forma-

ción de ozono troposférico,• la sequía, y• los incendios.

Cambios en los usos del suelo

Desde la perspectiva del funcionamiento de los ecosis-temas existe otro componente del cambio global deimportancia creciente y que aquí sólo citaremos depaso, ya que está tratado en otros artículos de estevolumen: es el cambio en los usos del suelo comoconsecuencia principalmente de las necesidades dealimentar la población creciente. Muchos de estoscambios tienen lugar en los países no desarrolladospor ampliaciones de zonas de cultivo a regiones semiá-ridas y a tierras no del todo adecuadas, incrementandoel riesgo de erosión del suelo y degradación de lastierras. Existe también la sobreexplotación de los siste-mas forestales en áreas como las del norte de Áfricadonde el pasto no deja de crecer a los bosques deencinas, hasta el punto que parecen una especie debonsais. El abandono de tierras de cultivo y la frag-mentación de los ecosistemas son otros dos gran-des cambios en los usos del suelo, en este caso másacentuados en la ribera norte del Mediterráneo. Lainvasión de especies no nativas es otro problema queaumenta día a día por los cambios en los usos del

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suelo, la globalización del comercio y el aumentogeneral de las perturbaciones.Con todo, en el futuro se prevé que haya más ecosis-temas en estadios sucesivos tempranos y resultaráen una biosfera más simple con menos sistemas enestados ancianos y de mayor complejidad ecológica.

Adaptación, migración, extinción

Los impactos de todos estos cambios sobre la compo-sición y estructura de la vegetación son continuos.Las especies, ya lo hemos subrayado, respondende manera diferente dependiendo de sus capacida-des competitivas y de recuperación después de laperturbación y sus tasas migratorias. Así pues, seespera que aparezcan nuevas combinaciones de espe-cies y que los biomas no se muevan como entida-des intactas.A nivel individual, la capacidad de ajustarse a loscambios ambientales depende de la plasticidad fisio-lógica, mientras que a nivel poblacional esta habili-dad estaría determinada por el potencial de las espe-cies de rápida evolución de nuevos caracteres y,por lo tanto, por la heterogeneidad genética y porel tiempo de generación. Se considera, en general,que el potencial de evolución de las especies es insu-ficiente en comparación con las tasas de cambio global.La evidencia paleoecológica de la respuesta a cambiosclimáticos pasados parece indicar que la adaptaciónevolutiva ha jugado un papel menor que no la migra-ción, especialmente en el caso de las plantas. A pesarde ello, algunos estudios de material vegetal de losúltimos siglos han mostrado también un papel signi-ficativo de la adaptación, como mínimo fenotípica.Los estudios paleoecológicos sugieren que muchasespecies vegetales pueden emigrar de manera rápidapara adaptarse al cambio climático, pero sólo si hayecosistemas continuos no perturbados lo que nosrecuerda la importancia de la fragmentación de losecosistemas naturales como fenómeno global. Laimportancia de la emigración depende de factorescomo la severidad de las condiciones ambientales,la habilidad de dispersión o el tiempo de generación,con respuestas más rápidas para los animales quelas plantas. De este modo, los árboles con su largotiempo de generación serían más lentos en la respuestaal cambio climático.En las montañas de Catalunya, como los Pirineos,las especies pueden responder al cambio climáticoemigrando verticalmente en cortas distancias. Paraevitar un aumento de temperatura de tres grados essuficiente ascender 500 m. De hecho, ya se han descritomigraciones en las montañas de los Alpes y Pirineosinducidas por el reciente y moderado calentamientode este siglo. Pese a ello, la emigración hacia latitu-des mayores conduce a una reducción concomi-tante en el área total de cada hábitat, por lo que lasespecies con mayores requerimientos de área puedenextinguirse.Un gran obstáculo para la migración viene de ladestrucción de hábitats para las actividades humanas,lo que impedirá que muchas especies colonicen nuevoshábitats cuando los suyos sean inadecuados. Pareceque la sinergía entre cambio climático y destrucción

de hábitats amenaza a muchas más especies que cual-quier otro factor individual.

Estudios del pasado reciente

Sólo los estudios a largo plazo de ecosistemas comple-tos en experimentos que consideren las complejasinteracciones multifactoriales entre el ambiente ylos organismos pueden ayudar a entender y mode-lar la respuesta real de los ecosistemas. Este tipo deexperimentos son muy difíciles y costosos, y poreso también se han buscado alternativas o comple-mentos como el estudio de materiales fósiles, mate-rial vegetal recolectado en los herbarios o de los anillosde los árboles, es decir, el estudio de material crecidoen condiciones naturales cambiantes.Los estudios paleoecológicos de testimonios sedi-mentarios nos muestran los cambios de la vegetaciónasociados a los cambios climáticos de épocas pasa-das como el reciente holoceno. Destacan las transi-ciones desde períodos húmedos a más secos, concambios dramáticos de vegetación y procesos erosi-vos como el que tuvo lugar después del óptimo climá-tico de hace 5.000-6.000 años, especialmente en zonasáridas y cálidas como las del sur de la Península, hastaahora poco estudiadas.Los estudios de herbario llevados a cabo en Cataluñahan mostrado cambios recientes y rápidos en la fisio-logía de la vegetación producidos en los tres últimossiglos paralelamente a los cambios atmosféricos. Se havisto que en este período ha disminuido la densidadestomática en un 17% y la discriminación del C13 enun 5.2% en el conjunto de unas veinte especies estu-diadas, indicando una adaptación a la mayor dispo-nibilidad de CO2 y a las condiciones más cálidas y secasde la actualidad mediante una mayor eficiencia en eluso del agua. Además, la concentración de nitrógenofoliar ha disminuido un 31%. Así pues, la proporcióncarbono/nitrógeno ha aumentado implicando posiblesconsecuencias importantes para los herbívoros, losdescomponedores y, en definitiva, para los ecosiste-mas.Últimamente, tambiénhemosencontradoundecre-mento del contenido de N15 tanto en material e herba-rio como en los anillos de los troncos indicando quelos ecosistemas mediterráneos podrían responder ala mayor demanda de nitrógeno (N) para las plantasque ahora crecen con más CO2 disponible disminu-yendo las pérdidas de N del suelo e incrementandola fijación de N y la mineralización, es decir, utili-zando al máximo el nitrógeno disponible y favore-ciendo las entradas de N en el ecosistema más quelas salidas. Lo que tiene de espectacular caso todosestos cambios es el elevado grado de coincidencia conel que se encuentra en los experimentos actuales encondiciones controladas.

La teledetección: una herramienta para elestudio del cambio global

Aparte de experimentar en condiciones lo más natu-rales posibles y utilizar herramientas históricas y paleoe-cológicas, los estudios del cambio global y sus efec-tos requieren ir ascendiendo sucesivamente desdela hoja al ecosistema. Para estudiar lo que ocurre a

escala regional y planetaria se utilizan técnicas de tele-detección. Estas técnicas se basan en que la luz refle-jada, después de incidir sobre un material, presentadiferentes características dependiendo tanto del tipode material como de su estado. Los espectroradió-metros instalados en los aviones o satélites puedenmedir la biomasa verde por la proporción entre elinfrarrojo y el rojo. Así se estudia la evolución delas masas vegetales año tras año. De todas maneras,la estricta estimación de la biomasa, pese a su graninterés, no satisface totalmente las necesidades de losecólogos. Interesa medir no sólo la biomasa, sinotambién el funcionamiento de las plantas y si puedeser de los ecosistemas. Actualmente, disponemosde espectroradiómetros más sensibles capaces demedir nanómetro a nanómetro y aportar informaciónsobre el contenido hídrico y la fisiología de la vege-tación. Todo es especialmente interesante para el estu-dio de nuestros sistemas mediterráneos de encina-res y pinares están prácticamente inactivos en veranoy muy activos en primavera cuando hay agua.

Conclusiones

Los ecosistemas mediterráneos presentan una granvariabilidad climática, una gran complejidad topo-gráfica, unos grandes gradientes en los usos del sueloy en la disponibilidad de agua y una gran biodiver-sidad, pero en general, se caracterizan por una escasadisponibilidad de agua durante varios meses y porincendios frecuentes y recurrentes. Los cambios globa-les pueden afectar de manera importante al funcio-namiento y estructura de los ecosistemas mediterrá-neos tanto por sus efectos directos como por losindirectos a través de las interacciones con la tempe-ratura, el agua y los incendios. En los ecosistemasmediterráneos, más secos que los templados, es espe-cialmente importante el posible incremento en laeficiencia en el uso del agua en respuesta al incre-mento de CO2 y al cambio climático. Los aumentosesperados de temperatura, aridez, biomasa y flama-bilidad pueden disminuir la periodicidad e incrementarla intensidad de los incendios y cambiar de este modola composición específica y la estructura de la comu-nidad. Los cambios en la composición química(carbohidratos, nitrógeno, fenoles y otros metabóli-tos secundarios) de los tejidos vegetales podrían alte-rar las interacciones planta-planta, planta-animal yplanta-microorganismos. Todos estos cambios atmos-féricos y climáticos a parte de afectar el funciona-miento de los ecosistemas pueden afectar a su compo-sición y estructura. Y en los casos extremos en quelas condiciones áridas se convirtieran demasiado inten-sas, la vegetación podría degradarse y aparecer laerosión y la desertización que ya veíamos en algunoslugares como el sudeste español o el norte de África.Los cambios globales afectan, sin duda, al funciona-miento de los ecosistemas mediterráneos. Para sabermás con cuidado en qué grado lo hacen, son nece-sarios nuevos estudios, las condiciones experimen-tales que se acerquen al máximo a las naturales yhay que aprovechar los avances tecnológicos apli-cándolos por ejemplo a los estudios del pasado y ala teledetección•

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Ferran RodàCatedrático de Ecología de la UniversidadAutónoma de Barcelona. Centro de InvestigaciónEcológica y Aplicaciones Forestales (CREAF)

¿Cómo afectará el cambio climático en elpaisaje mediterráneo? No existen respuestasconcluyentes, aunque parece claro que serámás seco y abierto. Según las tendenciassocioeconómicas actuales, eso supondría unincremento de la aridez y del riesgo deincendios, el principal agente perturbadoren el Mediterráneo. De todas maneras, losmodelos predictivos no tienen como objetivoelaborar argumentos pesimistas, sino hayque dar bases para una actuación queprevenga los posibles efectos negativos delcambio. En cuanto a la gestión territorial, loscortes de combustible parecen la propuestamás sensata. Y mucho más efectiva que losactuales cortafuegos.

Si pudiéramos mirar dentro de una bola de cristal yver cómo serán los paisajes de Cataluña dentro de 100o 100 años! Como no podemos hacerlo, nos tendre-mos que contentar con lo que nos pueda decir la pros-pectiva: el análisis sensato de lo que ha ocurrido enel pasado y las tendencias del presente. Si para empe-zar miramos atrás podemos utilizar diferentes técni-cas de reconstrucción de los sistemas naturales delpasado, entre otros, los fósiles de planta y animales,el polen conservado en sedimentos, los indicadoresbiogeoquímicos, las formas del paleorelieve, o entiempos más recientes los documentos históricos.Cuando se aplican esas herramientas detectivescas,los resultados llevan a una conclusión general: enla naturaleza, lo más constante es el cambio. Es decir,los ecosistemas son dinámicos y pocas veces, porno decir nunca, se quedan idénticos a si mismos pocotiempo. En el Mioceno había secuoyas en Montjuïc.Hace cien años, las vertientes de muchas montañasmediterráneas que actualmente están pobladas debosque espeso estaban cultivadas o llevaban una vege-tación clareada. Los ecosistemas son un caso parti-cular de lo que se conoce como sistemas complejosadaptativos, en los cuales un cambio de los compo-nentes induce a cambios en otros componentes queestán relacionados. Mediante la red de interaccio-nes que hay en el ecosistema y que lo mantiene comosistema funcional, estos cambios pueden reverberarpor todo él. El resultado final es que el sistema adquiereuna nueva configuración. Bajo los límites marcadospor las leyes de la física y, en particular, bajo las restric-ciones impuestas por la cantidad de energía dispo-nible, el ecosistema que existe en una lugar deter-minado puede existir en muchas configuracionesalternativas. La junglas asiáticas pueden tener tigreso no tenerlos, como por ejemplo ocurre en Sri Lanka.Los bosques mediterráneos pueden existir bajo unrégimen de fuegos con un tiempo medio de recu-rrencia entre fuegos de 80 o de 200 años. En todosestos casos, el sistema que obtendremos será dife-

rente, a veces de una manera sutil, a veces evidente.A menudo, pero no siempre, los diversos estados alter-nativos de un ecosistema pueden ser equivalentescuando se les valora en términos de funcionalidad(producción, ciclo hidrológico, etc.) y de estabili-dad (capacidad de persistir en el tiempo y de recu-perarse después de una perturbación).Este material introductorio me sirve para ahuyentara fantasmas más o menos fundamentalistas que queríanpreservar el status quo de la naturaleza tal como ahorala vemos, sin tener suficiente en cuenta ni el carác-ter dinámico y contingente de los ecosistemas ni elhecho de que la situación actual en casi todos losecosistemas de las tierras del Mediterráneo es el frutode una larga, y a menudo complicada, historia de inter-vención humana. Por otra parte, también es prudentehuir del polo opuesto, lo que podríamos llamar libe-ralismo ecológico, que tomando como base el carác-ter cambiante y autoorganizativo de los sistemas natu-rales podría proponer un “todo vale”. Al contrario, notodas las opciones que tomemos en actuar sobre unterritorio son equivalentes, por ejemplo en térmi-nos de la continuidad de la capacidad de este terri-torio de soportar vida abundante y variada.

Ecología del paisaje

En ecología, el término ìpaisajeî tiene un contenidoque va mucho más allá de la acepción perceptiva.Es decir, el paisaje no es, o no sólo es, lo que se vedesde un punto. Para un ecólogo, el paisaje es unecosistema, o si se quiere un conjunto de ecosiste-mas, considerado a una escala de orden de magnitudkilométrica. El paisaje tiene una estructura: está formadopor elementos variados, de determinados tamaños,formas y disposiciones en el espacio. A menudo estoselementos se pueden clasificar como teselas (lasmanchas o piezas del mosaico), pasillos (elementoslineales) y matriz (el motivo dominante del paisaje,constituido a menudo por el tipo de tesela más exten-dido y más conectado). Pero lo que caracteriza elpunto de vista del ecólogo sobre el paisaje es laatención prestada en los procesos que tienen lugaren esta estructura: flujos de energía, de materiales(agua, materia orgánica, nutrientes minerales, sedi-mentos) y de organismos que tienen lugar entre losdiferentes elementos del paisaje y entre un paisajedeterminado y su entorno. Esos procesos son los quehacen que el ecosistema-paisaje sea un sistema funcio-nal y no meramente una postal. Un punto crucial esque los procesos que tienen lugar en un paisaje estánen parte determinados por la estructura del paisajey recíprocamente la estructura actual del paisaje esel resultado de procesos actuales o pasados actuandosobre el paisaje. Por ejemplo, el movimiento de losanimales en el ecosistema-paisaje puede estar influidopor el tamaño, forma, y disposición en el espaciode diferentes tipos de hábitat (bosques, matorrales,cultivos, etc.), es decir por la estructura del paisaje.A su vez, el movimiento de los animales puede modi-ficar la estructura del paisaje, por ejemplo, disper-sando semillas o pastando diferencialmente según lasteselas. Desde el punto de vista de la conservación dela naturaleza y de la gestión del territorio, las impli-

El Mediterr neo.Ecolog a del paisaje

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caciones de todo eso son que tenemos que atendersimultáneamente a los aspectos culturales y a losfuncionales del paisaje, porque están intímamenterelacionados.¿Cómo pueden afectar los procesos de cambio globalen los paisajes mediterráneos? Consideraré a conti-nuación dos de los principales componentes delcambio global: los cambios en los usos del suelo yel cambio climático. Me centraré sobre todo en dosaspectos primordiales: el agua y el fuego, dejandopara otra ocasión aspectos no menos importantescomo la fragmentación, las invasiones biológicas yel diseño de redes ecológicas.

Cambios en los usos del suelo

Nuestros paisajes ya han sido profundamente modi-ficados por uno de los componentes principales delcambio global: los cambios en los usos del suelo.En ninguna parte salvo la zona de la costa, este impactopaisajístico ha sido el más brutal en los últimos 40años. En el interior también ha habido cambios acusa-dos. En la llanuras, la intensificación de la agricul-tura y la ganadería han conducido a una simplifica-ción del paisaje (y a una fuerte contaminación delmedio). Contrariamente, las tierras de montaña hanexperimentado un abandono generalizado de las acti-vidades rurales tradicionales. La ganancia de la super-ficie de bosque para colonización espontánea delos cultivos y pastos marginales abandonados ha sidomuy grande durante el siglo pasado. La consecuen-cia paisajística es de nuevo una homogeneización,aunque de carácter distinto a la debida a la agricul-tura intensiva. En el caso del abandono rural, se haproducido una pérdida de variedad en el paisajepor desaparición de cultivos y pastos y, por exten-sión, del bosque. Éste ha llegado a ser en numero-sas áreas más continuo, menos fragmentado; y tambiénpor razones de la menor explotación de los árbolesy del sotobosque, más denso en sus estratos arbó-reo y arbustivo. La mayor continuidad y densidadforestales han tenido que beneficiar a las especiesde organismos más estrictamente nemorales, es deciraquellas que no necesitan espacios abiertos en ningúnmomento de su ciclo de vida. Ha tenido que favo-recer muy especialmente a aquellas especies fores-tales, sobre todo a algunas plantas e invertebrados novoladores, de reducida capacidad de dispersión (esdecir aquellas en que ni los individuos adultos nisus propágulos no pueden desplazarse mucha distan-cia). Por el contrario, la pérdida de fragmentaciónforestal ha sido negativa para especies animales queviven en zonas abiertas, o en que sus márgenes conel bosque o que las necesitan al menos para alimen-tarse. Los casos de la perdiz, conejo y los rapaces quecazan en cultivos o en otras zonas abiertas en mediodel bosque son paradigmáticos.

Cambio climático

El cambio climático como resultado del aumentode las concentraciones de gases atmosféricos conefecto invernadero es una hipótesis, aunque cada vezmás verosímil. Los modelos de circulación general

predicen que el clima de la región mediterránea en lasegunda mitad del siglo XXI será más cálido que elactual y probablemente más árido. A pesar de que laspredicciones regionalizadas de la precipitación futurason altamente inciertas, parece probable que inclusosi la precipitación anual media aumenta en la regiónmediterránea, este aumento no sea suficiente paracompensar la mayor demanda evaporativa en un climamás cálido, lo que provocaría el aumento de la aridez.Por otra parte, la mayoría de los modelos predicenuna mayor frecuencia de fenómenos climáticos extre-mos, como sequías o inundaciones. Estas situacionesextremas pueden tener una importancia ecológicaigual o mayor que las condiciones climáticas media-nas, en particular, en una zona de transición biogeo-gráfica como es el Mediterráneo.

El agua

Como se sabe el agua es un factor ecológico crucialen el Mediterráneo. La sequedad estival es uno de losrasgos principales que definen los climas de tipo medi-terráneo en todo el mundo y marca una constricciónde primer orden para la actividad de la vegetación,animales y para usos del suelo. Si se va del norte alsur dentro de la cuenca mediterránea, o más en gene-ral, cuando pasamos de las áreas mediterráneas máslluviosas a las menos, el déficit hídrico estival parala vegetación va aumentando. Pasamos en líneas gene-rales desde bosques subhúmedos densos, a pinaressecos, a matorrales, hasta llegar a paisajes de carác-ter estepárico o subdesértico.Los bosques densos requieren mucha agua para sumantenimiento. Un bosque mediterráneo puede trans-pirar fácilmente en un año lo equivalente a una láminade agua de 400 mm (o 400 litros por metro cuadrado).Hay que sumar a esa cantidad el agua que cuandollueve, se evapora directamente de las copas, troncosy hojarasca (lo que se conoce colectivamente comopérdidas por intercepción) y también el agua que,después de infiltrarse, se evapora directamente desdeel suelo. Todas estas aguas, que no son absorbidaspor la vegetación, pueden representar en un bosquedenso entre 100 y 200 mm por año. Así pues, el totaldel agua “consumida” por un bosque denso en nues-tras condiciones puede estar alrededor de los 500-600mm por año, a pesar de que esa cantidad puede variarbastante según la especie, características de la masa,tipo de suelo y clima local. Si comparamos esta canti-dad con los 450-700 mm anuales que son típicos comoprecipitación media en la mayoría de las tierras cata-lanas de vocación forestal y de carácter propiamentemediterráneo, podemos ver que no sobra mucha agua.Que los ríos mediterráneos sean escasos no es ningunacasualidad.Un eventual cambio climático que comportara unaumento, incluso ligero, de la aridez empeoraría elbalance hídrico de nuestros bosques y de otros tiposde vegetación, incluyendo los cultivos. Un modeloempírico sencillo desarrollado por J. Piñol, del CREAF,predice que bajo escenarios climáticos futuros comolos que predicen algunos modelos de circulación gene-ral, encinares densos como los que actualmente cubrenel Bosque de Poblet no se podrían mantener y deja-

rían probablemente paso a bosques claros o a forma-ciones arbustivas. Los cambios en el paisaje podríanser considerables. En conjunto, los paisajes de Cata-luña tenderían a parecerse a los que ahora predo-minan en tierras más meridionales, más abiertos y mássecos.Un aumento del déficit hídrico tendría consecuenciasno sólo para el paisaje vegetal. Los caudales de losríos y la carga de los acuíferos disminuirían. Eso afec-taría negativamente a las ya estropeadas comunida-des fluviales de cualquier tipo de organismos (inver-tebrados, peces, vegetación ribereña...) tanto por ladisminución de agua como por el aumento de concen-tración de los contaminantes al faltar agua para diluir-los. Igualmente, las ciénagas que dependen de ríosy acuíferos verían comprendida aún más su exis-tencia. Por otra parte, también disminuirían los recur-sos hídricos utilizables por el hombre, aumentandoasí la presión para construir grandes obras de infraes-tructura para traer agua de otra parte, con el costeeconómico y ambiental que eso supone. Ante estaperspectiva hipotética pero altamente verosímil, lomás sensato parece impulsar un esfuerzo real, nomeramente nominal, para aumentar la eficacia en eluso del agua promoviendo el ahorro y la reutilizaciónprincipalmente en la agricultura, pero también en laindustria y hogares. Iniciativas altamente consumi-doras de agua, como los regadíos y los campos degolf, tendríamos que mirárnoslas con ojos más críti-cos que ahora.

El fuego

El fuego es, simultáneamente, un factor ecológiconatural en muchos ecosistemas terrestres y una herra-mienta de gestión y destrucción de la que el hombreha usado y abusado en el pasado y en el presente.Desconocemos cuáles serían los regímenes naturalesde fuegos (frecuencia, intensidad, estacionalidad, etc.)que habría en nuestros bosques y matorrales. Loque parece seguro es que la mayoría de nuestrosecosistemas mediterráneos se queman, actualmente,debido a la acción humana intencionada o negligente,con mucha más frecuencia de lo que sería natural.El fuego es un agente importante de transformacióndel paisaje. El cambio global actúa en el sentido dehacer los incendios más probables, más intensos ymás extensos. Es decir, de consecuencias ecológi-cas más graves. Eso ya es un hecho constatado, yno una especulación, en cuanto a uno de los compo-nentes del cambio global: los cambios en los usos delsuelo.El abandono rural y la caída en desuso de muchosproductos forestales tradicionales han llevado a Cata-luña, como en el resto de las tierras de la ribera nortedel Mediterráneo a una mayor extensión, densidady continuidad de los bosques. La presencia de gran-des masas forestales sin gestionar, o insuficientementegestionadas y la acumulación de gran cantidad desotobosque son condiciones que, en presencia denumerosos puntos de ignición de origen humanoen bosques o alrededores, han propiciado la elevadaincidencia de incendios forestales en los últimos 25años. Por otra parte, si en el futuro el clima llega a

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ser más cálido y seco, aumentará la sequedad delos bosques y matorrales y también la frecuencia desituaciones meteorológicas de alto riesgo de incen-dio. De hecho, esa tendencia ya se ha dado duranteel presente siglo. El análisis de los datos de la esta-ción de Roquetas entre 1941 y 1994 demuestra queel número anual de días de elevado riesgo meteo-rológico de incendios aumentó muy considerable-mente. La concurrencia de un clima más árido queel actual y de bosques extensos, densos y con abun-dante sotobosque, es una combinación explosiva.

Paisaje y cambio global: bajo el fuego

Desgraciadamente, el fuego puede hacer que algu-nos de los cambios ecológicos derivados del cambioclimático no ocurran de manera gradual, a medidaque las especies modifican su abundancia y sus áreasde distribución, sino de manera abrupta. El fuegopodría ser el agente que, en conjunción con la seque-dad, diera el golpe de gracia a muchos bosques inca-paces de mantenerse con un balance hídrico crecientedesfavorable.La mayor continuidad forestal y la mayor densidad desotobosque producidas por los cambios en los usosdel suelo representan un mayor riesgo de incendio,en particular un mayor riesgo de que una vez iniciadoel fuego, éste se propague de manera incontrolable yacabe alcanzando grandes dimensiones. Los paisa-jes derivados del abandono rural favorecerían de estemodo un cambio en los regímenes de fuego, haciaincendios de gran intensidad y extensión. Como decía-mos anteriormente, un cambio climático hacia unamayor aridez agravaría esta tendencia, al menos duranteun período de transición mientras todavía hubieramasas bocosas densas

Cortes de combustible

¿Qué se puede hacer ante esta situación? Lo que parecemás sensato es actuar para corregir la continuidadde las masas forestales y la gran abundancia de soto-bosque. No es fácil, porque las superficies afecta-das son muy grandes y porque las causas subyacen-tes (despoblamiento rural, desuso de productosforestales) obedecen a tendencias socioeconómicasy culturales que no se invierten fácilmente.Una posibilidad que puede ser factible, si hay la volun-tad política para explicarla a los diferentes sectoressociales y para poner los medios necesarios parallevarla a cabo, es romper la continuidad de las masasforestales mediante un retículo de cortes de combus-tible. Estos cortes constarían de franjas de unos 200m de ancho donde el fuego encontraría dificultadespara propagarse o al menos donde se facilitaría lalucha contra él. Los cortes de combustible se dise-ñarían aprovechando lo posible de los terrenos agrí-colas existentes, o los cultivos abandonados que sepudieran recuperar. El resto del trazado pasaría porpastos o, en última instancia, por matorrales y bosques.A diferencia de los cortafuegos convencionales, dema-siado estrechos y completamente denudados de vege-tación, las partes de los cortes de combustible quese tuvieran que hacer cruzando terreno boscoso, lleva-

rían un estrato arbóreo claro, con un sotobosque bajo,idealmente herbáceo. Para estos segmentos boscososde los cortes de combustible el modelo a alcanzarsería el de una dehesa. La reducción inicial de la canti-dad de sotobosque en esos casos se tendría que hacerpor medios mecánicos. Posteriormente el manteni-miento de los cortes de combustible se puede hacermediante el pasto con rebaños o mediante quemasprescritas (básicamente en invierno) en momentos enque la humedad del combustible y las condicionesmeteorológicas sean las que permitan quemar, perocon una combustión de baja intensidad calorífera ypropagación moderada, es decir, fácil de controlar.En el sur de Francia actualmente se gestionan 180.000ha de cortes de combustible diseñados con los cita-dos criterios. De éstos, 120.000 ha son cultivos, dondese priman cultivos poco inflamables, preferentementelos que quedan verdes durante todo el verano, y encaso de plantar cereales es obligatorio arar los rastro-jos inmediatamente después de la cosecha. De las60.000 ha restantes (prados, matorrales y bosques concaracterísticas de dehesas) la mitad se mantienenpastándolas y la otra mitad quemándolas de maneracontrolada. El objetivo es llegar a una superficietotal de cortes de combustible equivalente al 10%de las superficies forestales a proteger. Este modeloempezó a aplicarse de manera extensiva en 1991.En los siete años transcurridos hasta ahora no ha habidoen la Francia mediterránea continental ningún incen-dio de más de 4.000 ha forestales. Aunque el periodoes aún demasiado corto para hacer una valoracióncon base sólida, estos primeros resultados son alen-tadores y se pueden contrastar con la situación enCataluña, donde en el mismo periodo varias comar-cas han sido devastadas por incendios forestales degrandes dimensiones. Hay que dar énfasis que el fuego,en la mayoría de los casos, no se detiene por la meraexistencia de los cortes de combustible. Es decir,los cortes de combustible no tienen que ser unelemento pasivo de lucha contra el fuego, sino unelemento más en un sistema activo. Los cortes decombustible equipados con las infraestructuras nece-sarias (pistas a lo largo del corte, puntos de agua, etc.)favorecen las tareas de extinción. En muchas áreasforestales de Cataluña hay aún extensiones nadamenospreciables de cultivos que podrían servir debase para un sistema como el descrito.

Beneficios y riesgos

La realización y el mantenimiento de un sistema decortes de combustible contribuye a fijar una partede la población rural. Ésta se beneficia de la inyecciónde fondos públicos asociada, de la reducción en elriesgo de que un incendio alcance proporciones catas-tróficas y de los productos agrícolas y ganaderos obte-nidos.Un retículo de cortes de combustible a escala terri-torial representa una intervención decidida sobre laestructura de nuestro paisaje, que no dejaría de tenerconsecuencias ecológicas que hay que evaluar. Encomparación con los cortafuegos convencionales, loscortes de combustible tienen un menor impacto visualy representan un riesgo menor de erosión, al menos

si las pistas forestales asociadas se diseñan y ejecutancorrectamente. Cortes de combustible como los aquípropuestos no parece que tengan que tener un efectobarrera importante para los organismos, ya que lamayor parte de las especies animales que han persis-tido en nuestros paisajes hasta hoy día se mueven confacilidad a través de mosaicos agro-silvo-pastorales.El objetivo sería mantener la permeabilidad y la conec-tancia del paisaje para los organismos, disminuyén-dola por el fuego. Para conseguir esos objetivos aparen-temente contradictorios es fundamental, como decíamás arriba, que haya un esfuerzo activo de extin-ción que tome ventaja a los cortes de combustible.Indudablemente, un sistema de cortes de combusti-ble conllevará impactos negativos, por ejemplo, lareducción de hábitats forestales, la afectación de espe-cies o comunidades de especial interés de conser-vación, o problemas de erosión del suelo y de rege-neración de los árboles. Algunos de esos tipos deimpactos, como son los dos primeros, se pueden mini-mizar con un diseño cuidado del trazado del retículo.Es por eso que hay que utilizar herramientas comolos sistemas de información geográfica y aprove-char las bases de datos digitales actualmente dispo-nibles, como son el Mapa de Cubiertas del Suelo deCataluña, actualmente en fase avanzada de realiza-ción en el CREAF, el Sistema de Información de losBosques de Cataluña (SIBosC), o los atlas de distri-bución de los diferentes grupos de organismos anima-les y vegetales. En último término, los posibles efec-tos ecológicos indeseables de un sistema de cortes decombustible habrá que ponderarlos con los gravesefectos negativos que conllevan los grandes incen-dios forestales sobre los ecosistemas y sobre las pobla-ciones humanas afectadas.Esperamos que las resoluciones aprobadas recien-temente por el Parlamento de Cataluña que instanal Gobierno de la Generalitat a continuar fomentandola reducción de la cantidad y la continuidad delcombustible en los bosques catalanes representeun paso hacia adelante en la decisión de afrontarlos riesgos derivados del cambio global. Como cien-tíficos, también es necesario pedir que la puesta enmarcha de un sistema de cortes de combustible vayaacompañada de la monitorización y la investigaciónnecesarias para evaluar su eficacia y corregir estesistema adaptativamente•

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David Saurí, Françoise BretonDepartamento de Geografía, UniversidadAutónoma de Barcelona

Toda actividad humana tiene un impactosobre el medio, que no tiene porque sernecesariamente negativo ni destructor. Elactual paisaje en la cuenca del Mediterráneoasí lo demuestra. A pesar de ello, en lasúltimas décadas, la intensidad de lasactividades extractivas, industriales,turísticas y la expansión no planificada delmedio urbano, junto con el progresivoabandono rural, sí que lo han tenido, ycontinúan teniendo, un efecto claro sobre ladegradación del entorno en ambas riberas.

El cambio ambiental se nos presenta a menudo comoun fenómeno de connotaciones exclusivamente nega-tivas. Si bien es cierto que estas connotaciones sonlo suficiente reales al definir el estado actual del medioambiente planetario, no hay que olvidar que sonlas características materiales y morales de las socie-dades humanas las que guían definiciones, valoresy actitudes ante las modificaciones introducidas en elfuncionamiento de los sistemas ambientales. Así pues,en ese sentido, es necesario relativizar la misma nociónde cambio ambiental y admitir que de una manerau otra este fenómeno siempre ha estado presente a lolargo de la historia y la alteración profunda que lasacciones humanas han causado en la estructura ycomposición de muchos ecosistemas (desde las selvastropicales húmedas hasta los prados de las zonastempladas) pueden ser valoradas de manera negativa,pero también positiva.

La profunda huella humana en los paisajesmediterráneos

El cambio, pero también la estabilidad secular carac-terizan las relaciones naturaleza-sociedad en el Medi-terráneo. La huella humana en los sistemas natura-les del Mediterráneo tiene una trayectoria milenariay el resultado de esa interacción naturaleza-socie-dad no se puede categorizar globalmente como nega-tivo o positivo. Por una parte, relatos de deforesta-ción y degradación del suelo nos llegan ya desde laGrecia Clásica y uno de los primeros autores en desta-car el impacto (negativo) de las sociedades huma-nas sobre el medio, el geógrafo norteamericano GeorgePerkins Marsh, basó estas conclusiones en estudioshechos en el Mediterráneo. Sin embargo, por otraparte, los paisajes tradicionales mediterráneos, espe-cialmente las asociaciones entre campos de cultivo,pastos y bosques o las huertas de la costa constituyenmagníficos ejemplos de una relación con el medioque, en términos de diversidad y calidad ambiental,según las definimos actualmente, resulta francamentepositiva.Ahora bien, desde aproximadamente a mediadosde la década de 1950 en ambas riberas del Medite-rráneo, los diferentes componentes del medio econó-mico y social han experimentado un conjunto de trans-

formaciones muy rápidas que repercuten y de maneramuy seria sobre el entorno socionatural tradicional.En este artículo pretendemos ofrecer algunos elemen-tos de reflexión sobre estos componentes del mediosocioeconómico y su papel en la configuración delcambio ambiental reciente en el Mediterráneo. Así,analizaremos en un sentido generalista las principa-les fuerzas inductoras del cambio como son la demo-grafía, la agricultura, el entramado urbano-indus-trial, el turismo y también la conservación de lanaturaleza.

Dos realidades demográficas

En estos momentos, el mar Mediterráneo separa a dossistemas demográficos radicalmente opuestos.Asimismo, esta dicotomía entre la ribera norte y surno ha sido siempre el caso. Efectivamente, la pobla-ción mediterránea ha sido siempre muy dinámica, conelevadas tasas de crecimiento (quizá a excepciónde Catalunya y de Francia meridional) y de densi-dades tanto rurales como urbanas.Este dinamismo demográfico común en ambas ribe-ras del mediterráneo empieza a mostrar claros sínto-mas de diferenciación hacia aproximadamente la mitaddel presente siglo hasta llegar a una situación actualdonde las realidades demográficas de las riberas septen-trional y meridional ya no tienen nada que ver. Durantelas últimas décadas, la ribera norte ha pasado a teneruna de las fecundidades más bajas del mundo paraconvertirse (contrariamente a la situación que haocurrido en buena parte de la historia) en un áreade recepción neta de inmigración. Inmigración nosólo procedente del sur, sino también del norteopulento, principalmente gente de la llamada terceraedad que, una vez jubilada, vive todo el año en lascostas españolas e italianas o en las islas griegas.Además y dada la importancia fundamental del turismo,los contingentes de población estacional también hanaumentado espectacularmente durante las últimasdécadas.Los cambios demográficos de los últimos 50 añosen el Mediterráneo se podrían resumir en los siguien-tes puntos:• Creciente divergencia entre una ribera norte con

tendencia al estancamiento demográfico y al enve-jecimiento y una ribera sur donde, pese a las gran-des reducciones en la fecundidad de los últimosaños, el crecimiento demográfico sigue siendo muyimportante

• Desaparición del tradicional fenómeno migratoriode los países de la ribera norte y crecientes trasva-ses de población de los países del norte y centrode Europa hacia una ribera norte del Mediterráneoy (a menudo ilegal) de la ribera sur a la ribera norte

• Importancia extraordinaria de la población esta-cional debida muy especialmente al turismo

• Cambios importantes en la distribución espacial dela población: abandono de las áreas rurales ycreciente importancia de las ciudades (aunque alo largo de la historia la cultura urbana ha sidomuy importante en el Mediterráneo)

• Tendencia a la concentración de las actividadeseconómicas y de la población en las áreas litorales

Estos procesos se han consolidado ya en la ribera nortey están en fases más incipientes en la ribera sur.

Las agriculturas mediterráneas

Las relaciones entre sistemas agrarios y el medioson muy estrechas. Son las sociedades agrarias las queen el Mediterráneo han diseñado el paisaje desde hacemiles de años. Por otra parte, los sistemas agrarios sonfundamentales o han sido fundamentales hasta ahorapara asegurar la alimentación de la población.En la cuenca mediterránea las grandes llanuras aluvia-les formadas por ríos con caudales importantes sonescasas. La superficie de los suelos cultivados en rela-ción con la superficie total de los distintos países essiempre inferior al 10% en Argelia, Libia y Egipto, cons-tituidos en gran parte por desiertos. A pesar de lapresencia de numerosos enclaves irrigados, históri-camente la agricultura dominante ha sido de secano(cereales, legumbres, vid, olivos, almendros, etc.),complementada con el pasto extensivo, trashumanteen muchas áreas y el uso del bosque. Estos dos últi-mos usos representaban una superficie muy impor-tante en relación con los suelos cultivados y a otrosusos del suelo.La intensificación de la agricultura sólo se ha podidollevar a la práctica en las mejores tierras (llanurasaluviales y corredores de la costa) y, aún así, ha nece-sitado inversiones muy cuantiosas. Estas últimas hansido generalmente asumidas por el sector público quetambién ha jugado un papel muy notorio en la moder-nización de la agricultura. El objetivo de las políti-cas agrarias al menos hasta la década de 1980 en laribera norte y aún presente en la ribera sur, ha sidoaumentar y diversificar la producción agraria. De estemodo y junto con el aumento de la productividadde los cultivos tradicionales, hay que destacar el fuerteaumento de otras producciones con escasa tradi-ción en el Mediterráneo, siendo el ejemplo más nota-ble los cereales y el heno destinados a la cabaña bovinade leche y carne.La diversidad de los sistemas agrarios mediterrá-neos se puede simplificar a grandes rasgos, hablandode los dos extremos: una agricultura de secano, exten-siva generalmente dedicada a la huerta y a los fruta-les pero que comprende también otros cultivos deregadío. Esta agricultura intensiva que menudea enlas llanuras aluviales y en el litoral está, pero, muydesigualmente repartida entre las dos riberas medi-terráneas. Francia, Italia e Israel son los países quemás se han beneficiado de esta intensificación. Encambio, la agricultura de países como Argelia o Egiptosigue caracterizada por una superficie limitada yuna producción insuficiente en relación con las nece-sidades de su población. Aquí nos encontramos conotra paradoja que hay que destacar: el creciente supe-rávit en la producción de alimentos ante una demandaen declive en la ribera norte y las insuficientesproducciones de la ribera sur ante una demanda deaumento.El abandono de las actividades agrarias de secano hasupuesto un despoblamiento del campo a menudobrutal, tanto a escala geográfica (pueblos enteros hanquedado vacíos) como a escala histórica (el proceso

El Mediterr neo.Fuerzas socioecon micas y cambioambiental

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se ha hecho en un período de tiempo relativamentebreve, una o dos generaciones) que ha afectado espe-cialmente a los países del norte. Si se mantienen losniveles de emigración campo-ciudad actuales, esteproceso será aún mucho más intenso en la ribera sur.Asimismo, la existencia de una agricultura intensivay del entramado industrial y comercial que la sustentay al mismo tiempo es sustentado por ésta, genera unaserie de transformaciones sociales, ambientales y cultu-rales muy importantes que, en gran medida, son ajenasal carácter mediterráneo y reflejan más bien las pautasde comportamiento de las sociedades anglosajonas.Nos referimos, por ejemplo, a la introducción de nuevoshábitos de alimentación (a pesar de las virtudes dela llamada “dieta mediterránea”), a la presencia cadavez mayor de alimentos preparados y semiprepara-dos, presentados en envases y embalajes que son unafuente de residuos o al abandono de las costumbrescomunitarias de gestión del paisaje, abandono unidoa la pérdida de la cultura agraria y de los conocimientoslocales.

El crecimiento urbano-industrial

Aunque el Mediterráneo tiene una larga historia urbanay también un conjunto de procesos muy interesan-tes de protoindustrialización, el fenómeno de la indus-trialización y urbanización a gran escala es relativa-mente nuevo. En parte, por la debilidad del capitalautóctono y con importantes excepciones (Catalunya,Lombardia, etc.), la industrialización moderna debemucho al sector público, especialmente en el caso dela industria pesada (siderurgia, petroquímica, químicade base, etc.) que la utilizó para promover el desarro-llo económico de regiones retrasadas como Anda-lucía o el Mezzogiorno italiano. En la ribera sur ydurante los años de euforia de regímenes marcada-mente estatalistas, como Argelia, Libia y Egipto, laexistencia de importantes reservas de petróleo y gasnatural generó también una notable industrializaciónque, sin embargo, chocó con la debilidad de los merca-dos internos y la escasa competitividad de las expor-taciones a excepción de los hidrocarburos.En cuanto al sector industrial propiamente dicho,los países mediterráneos también presentan clarasdiferencias entre la ribera norte y sur. En la ribera norte,el fuerte crecimiento industrial del período 1950-1975,tuvo la industria pesada, de propiedad mayoritaria-mente estatal como elemento aglutinador. Hacia fina-les de la década de 1970, este modelo industrial (defuertes impactos sobre el medio) parece agotar susposibilidades de crecimiento futuro. Sectores enteroscomo la minería, la siderurgia, la construcción naval,etc. entran en una fase de reconversión que se concretaen el cierre de instalaciones, pérdida de puestos detrabajo y un llegado ambiental muy preocupante anivel de contaminación de los suelos, residuos y paisa-jes muy degradados. Sólo la industria petroquímica,en manos mayoritariamente privadas, sigue creciendode una manera importante y empieza a dedicar unaparte cada vez más sustancial de las inversiones aelementos de control de la contaminación y laproducción de residuos. En la ribera sur y despuésdel fracaso de la industrialización a gran escala, lospaíses ricos en recursos energéticos han vuelto a la

vía de exportación de materias primas (muy espe-cialmente el gas natural) por lo que ha sido necesa-rio construir grandes infraestructuras como el llamadogaseoducto Magreb-Europa.Las ciudades mediterráneas no han encajado dema-siado bien en el nuevo modelo de desarrollo urbanoque ha tenido lugar desde la década del 1950, muybasado en el transporte privado y el consumo de espa-cio a gran escala, siguiendo un poco la orientaciónanglosajona. Hacia los años cincuenta las principa-les áreas urbanas ya habían cerrado los grandes proce-sos de expansión fuera de los antiguos recintos mura-llados (construcción de ensanches) y estaban a puntode recibir los principios de lo que serían los gran-des éxodos rurales de las décadas posteriores.Las necesidades de acomodar grandes contingentesde inmigrantes que provienen de los espacios rura-les multiplicó el crecimiento del medio construido enmuchas aglomeraciones de la ribera norte. Como sesabe, en buena parte de las ciudades, este crecimientoquedará faltado de las infraestructuras socioambien-tales pertinentes, como son las redes de transportepúblico, equipos sanitarios, educativos, culturales,etc. Y evidentemente, un rápido proceso de deteriorodel medio rural al pasar en muy pocos años las pobla-ciones rurales a urbanas. En muchos casos (y esono fue exclusivo de regímenes dictatoriales como elespañol o griego) fueron necesarios muchos añosde luchas vecinales para alcanzar unos niveles míni-mamente dignos de calidad de vida. La herencia deesta etapa es suficientemente conocida y en algu-nos casos dramática para la calidad de vida (como porejemplo, el caso de las viviendas construidas concemento aluminoso). El legado ambiental también esbastante evidente aunque quizá no tan importantecomo se podría pensar, sobre todo si la compara-mos con el período posterior. Por supuesto que laurbanización sin urbanismo (como se ha venido adenominar este proceso) ha generado impactosambientales importantes, como dan fe los barriosdormitorio de grandes ciudades mediterráneas comoBarcelona, Marsella, Roma o Atenas.A partir del 1975 y, muy especialmente durante lasdécadas de los 80 y 90, el crecimiento urbano en elMediterráneo empieza a experimentar un cambiocualitativo importante. En síntesis, el medio construidodurante la etapa anterior tiende a degradarse de manerabastante rápida y, en la medida de lo posible, es aban-donado por sus residentes que buscan una nueva “cali-dad de vida” facilitada a veces por ciertas posibili-dades de mejora del bienestar material. Es tambiénel periodo en el que las ciudades estrictas y tambiénlas primeras coronas metropolitanas pierden pobla-ción, cuando se multiplica el uso del transporte privadoy cuando en crecimiento de la “ciudad difusa” se inten-sifica. Las implicaciones a nivel ambiental de estoscambios en las estructuras y dinámicas urbanas sonmuy importantes por lo que suponen en términosde consumo de recursos (energéticos, de agua, suelos,paisaje, etc.), aumento de los riesgos naturales (muyimportantes en medios tan dinámicos como el Medi-terráneo), etc. Paradójicamente, este modelo de expan-sión urbana estilo de “Los Angeles” presenta a los ojosde los que así actúan una clara mejoría en términosde calidad de vida, por el hecho de dejar (cuando

se puede) medios construidos compactos, más o menosdegradados y con una calidad de vida percibida comobaja, a medios más esponjosos y de una calidad devida percibida como superior. Si bien, a nivel indi-vidual es difícil negar estas evidencias, a nivel agre-gado, este cambio de modelo de ciudad genera unconjunto de impactos cuantitativamente quizá másrelevantes que los impactos generados por el antiguomodelo de urbanización sin urbanismo. Llegamos asía una extraña dicotomía que no respeta lo que siem-pre ha sido una característica básica de las socieda-des mediterráneas: la fuerte presencia de la ciudad,una ciudad compacta, con una multifuncionalidad delos usos del suelo y relacionada con su entorno inme-diato. Esta concepción de la ciudad es lo que ahorase intenta recuperar con la rúbrica de la sostenibili-dad, pero pese a la tradición quizá el infortunadomodelo difundido ya sea algo irremediable y másteniendo en cuenta, los malos tiempos que correnpara el planteamiento público del territorio dondecada vez se afianza más la huella privada.Evidentemente, el modelo anterior no sería aún apli-cable a países de la ribera sur donde el crecimientourbano sigue una línea tan caótica como en la riberanorte sin contar con los niveles de riqueza que permi-ten, al menos, disfrutar de unos equipos mínimos,servicios e infraestructuras. En este sentido, las imáge-nes de las ciudades norteafricanas, también históri-camente muy bien adaptadas a su entorno y conuna cultura urbana extraordinaria están cambiandorápidamente hacia lo que sería una versión más pobreaún que de la urbanización sin urbanismo de los paísesdel norte de las décadas de 1950 i 1960.Sin duda, los medios litorales sufren las presiones ydegradaciones más fuertes. Actualmente, más de125 millones de personas, el 35% de la población,viven en el 10% del territorio, que corresponde al lito-ral. Según la hipótesis del Pla Blau, esa poblaciónhabrá doblado hacia el año 2025. Por otra parte, en1985, 14.000 km2 estaban urbanizados; se calcula que30.000 km2 o más lo serán dentro de 25 años.

El turismo: una industria estacional de difícilcompatibilización con los sistemas rurales

Durante la década del 1990 el turismo se ha conso-lidado como el primer sector económico de muchospaíses mediterráneos. Hay que recordar que Italia,España y Francia concentran aproximadamente laquinta parte de los ingresos mundiales por turismoy que en España, el turismo constituye más del 10% del Producto Interior Bruto. Por otra parte, el turismotambién ha llegado a ser un elemento clave en laeconomía de países como Marruecos, Túnez y Egipto.Así pues, hay que otorgar a este sector un papelmuy relevante en la economía y sociedad medite-rráneas.La frecuentación turística en el Mediterráneo ronda los100 millones de personas/año y se prevé que esta cifrase triplique en 2025. Esta actividad turística se traduceen un consumo extremadamente elevado de espacio,a menudo el más interesante desde un punto de vistaecológico o paisajístico. Se prevé un ritmo de pérdidadirecta de espacios litorales de 10.000 km2 cada 5 años.De este modo, el turismo en el Mediterráneo se expresa

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sobre todo por la urbanización: construcción de apar-tamentos, hoteles, infraestructuras de ocio, comer-ciales, de transporte, etc. La característica básica esla estacionalidad: el espacio urbanizado queda vacíodurante gran parte del año y la máxima concentraciónse da en los meses de verano provocando fuertesdemandas de agua cuando más bajas están las reser-vas, picos de contaminación e impactos importantesderivados de la frecuentación elevada (coche, piso-teo, residuos etc.). El crecimiento del turismo inte-rior que se expresa con la segunda residencia y elcamping-caravaning, aunque más repartido a lo largodel año se concentra en los periodos de fines de semanay vacaciones, creando grandes olas de desplazamientospor los grandes ejes de acceso con la consecuentedensificación de tráfico, retenciones y el aumentodel riesgo de accidentes, especialmente en los paísesde la ribera septentrional.Este modelo depredador de los recursos es espe-cialmente problemático en los países de la riberasur, donde las multinacionales del ocio se instalanpara buscar la máxima rentabilidad, con poca sensi-bilidad para los sistemas naturales. En su conjunto,todo el Mediterráneo se está transformando en elárea de descanso y ocio (turismo estacional o estan-cia más definitiva en el momento de la jubilación)por diferentes segmentos sociales de los países desa-rrollados. Esta función tiene un precio importantí-simo en el paisaje, la creciente urbanización, losimpactos ambientales y sociales, ya que no sola-mente significa una cierta homogeneidad urbanís-tica (infraestructura de acogida, campos de golf,puertos deportivos, hipermercados etc.) sino tambiéncultural (falta de interés por las culturas locales,modelos culturales de consumo importantes elmundo anglosajón, etc.). Hay que reconocer la emer-gencia de nuevas formas de turismo más específi-cas y más equilibradas respecto al territorio, econo-mía y culturas locales (agroturismo, ecoturismo,turismo de deportes de naturaleza). Pero desgra-ciadamente, no dejarán de ser marginales frenteal turismo de masa, organizado a través de los gran-des “tour-operadores”. Aunque se vayan desarro-llando formas alternativas de turismo, no se ve,de momento, que puedan llegar a salir de la esferamarginal en la que se encuentran respecto al turismode masa. Este tipo de turismo, que el mismo Pla Blauen sus estimaciones de futuro considera que irá incre-mentándose y provocando fuertes impactos, sóloes posible controlarlo con un cambio de concien-cia social, de la sociedad en general, pero tambiénde los mismos empresarios del sector. Ejemploscomo el de Calvià (Mallorca), donde a partir de lainiciativa de los propios empresarios está teniendolugar a una reestructuración y renaturalización delespacio urbanizado, son esperanzadores pero muypuntuales a escala mediterránea. Sería convenienteque se diera una cambio de mentalidad en lademanda turística que permitiera transformar laoferta y asegurar la continuidad de la actividad encondiciones razonablemente compatibles con lossistemas rurales. Aquí hay una responsabilidad insos-layable de los países desarrollados hacia los subde-sarrollados.

Los espacios protegidos

El Mediterráneo presenta una extraordinaria riquezaflorística y un alto nivel de biodiversidad (el segundodel mundo después de las selvas tropicales húmedas).También sirve como corredor de paso y escala paraunas cinco mil aves de 150 especies migratorias. Lapresencia de las especies animales y vegetales repre-senta sólo un aspecto del paisaje, pero es un indi-cador visible de lo que ofrece la cuenca del Medite-rráneo en términos de biodiversidad.Ante esta realidad territorial y ecológica rica y diversa,hay que destacar que los espacios protegidos son rela-tivamente escasos. Esta afirmación se puede mati-zar según los países, pero, en conjunto, sólo el 1%de la superficie total de territorio se encuentra bajouna figura de protección. Además, estas figuras varíanmucho según los países y, a pesar de su interés, respon-den sólo de forma parcial al objetivo de preservaciónde la biodiversidad y de protección de paisajes. Amenudo, se trata de enclaves aislados y fragmenta-dos, con pocos recursos económicos y humanosque no facilitan ni el control ni la gestión. Particu-larmente, existen muy pocos espacios litorales y marí-timos protegidos.La escasez en el número y extensión de espacios prote-gidos, contrasta con la gran cantidad de visitantes quereciben estos espacios. De este hecho se puededesprender una lectura positiva, ya que motiva unapresión social cada vez mayor para la conservaciónde la naturaleza (y que en este sentido es como pode-mos considerar la propia conservación de la natura-leza como un factor de cambio ambiental). Por otraparte, a menudo y paradójicamente, la propia figurade protección es la que crea una vulnerabilidad mayorde estos espacios en la frecuentación humana.Aprovechando la mayor sensibilidad social para laprotección de espacios, especialmente en la riberanorte, se está trabajando en la investigación de fórmu-las novedosas para proteger los espacios de interésnatural, especialmente los de la costa. En funciónde las posibilidades de implementación, las políti-cas de conservación pueden llegar a ser una fuerzaa tener en cuenta en el cambio socioambiental aunquela tarea es enorme frente a otros intereses económi-cos competidores.

El futuro de la sociedad y el medio en elMediterráneo

En este artículo, nos hemos interesado en trazar, deuna manera muy generalista, el estado de las fuer-zas inductoras del cambio ambiental reciente en elMediterráneo. Entre estas fuerzas inductoras hemosdestacado los casos de la demografía, la agricultura,el conjunto urbano-industrial, el turismo y la conser-vación de la naturaleza. Un aspecto crítico de esteentramado de factores socioeconómicos es la dife-rencia que separa a la ribera norte desarrollada dela ribera sur más pobre. Al mismo tiempo, tambiénhemos querido destacar las similitudes en los proce-sos de cambio, pesar de su diferencia temporal. Acontinuación y para concluir con estas líneas, quisié-ramos plantear un conjunto de reflexiones sobre las

cuales, a nuestro parecer, sería necesario trabajar y,sobre todo, actuar más a fondo.En primer lugar, hay que decir que la presión de lapoblación sobre el medio mediterráneo ha experi-mentado un cambio cualitativo muy importante. Enla ribera norte, con tasa de crecimiento nulas o muybajas y con crecientes porciones del territorio medi-terráneo sería más bien la falta de gente (y de lasactividades tradicionales que llevaban a cabo) que noel exceso de efectivos humanos. La disminución dela población rural resulta, pues, un aspecto funda-mental y muy preocupante de cara al futuro. El mismoproceso se puede ver reproducido en la ribera meri-dional en la medida de que la emigración campo-ciudad continúe con el mismo ímpetu que lo estáhaciendo actualmente.La otra cara del despoblamiento rural y el abandonode la agricultura es, sin duda, la expansión urbana.Asimismo, esta expansión ha olvidado el modelo medi-terráneo tradicional de ciudad compacta para adop-tar un modelo “difuso” que consume enormes recur-sos (energéticos, territoriales, etc.) y genera muchosresiduos. La paradoja en este caso es que la percep-ción social del cambio en el modelo urbano (el pasode una ciudad compacta a una ciudad difusa) no corres-ponde en absoluto con lo que sería una contribu-ción al mantenimiento de la sostenibilidad global. Deeste modo, existe un beneficio individual percibidoen términos de mejora de calidad de vida pero uncoste económico y ambiental colectivo de grandesproporciones.Otro gran impacto (a buen seguro matizable segúnlas áreas) sería el provocado por la concentraciónde grandes cantidades de efectivos humanos en terri-torios muy reducidos como son las áreas litorales.En este sentido, el peso de la actividad turística duranteel verano, acentúa los déficits hídricos locales y regio-nales, hace más problemática la gestión de los resi-duos y fuerza una cierta “saturación territorial” deconsecuencias angustiantes para la población humanay el resto de seres vivos.También hay que comentar la presencia de ciertoscambios en las fuerzas inductoras que de manera inci-dental o premeditada pueden tener unos impactospositivos en el estado ambiental del Mediterráneo. Enel primer caso, el cambio del modelo energético aescala doméstica que supone la mayor presenciadel gas natural en detrimento de combustibles máscontaminantes está contribuyendo sin duda a unamejora de la calidad del aire en muchas ciudadesde la ribera norte. Al mismo tiempo, la crisis indus-trial, que afecta sobre todo a los sectores más conta-minantes, ha generado alteraciones favorables en elmedio (aunque queda un legado ambiental nega-tivo que costará muchos años y mucho dinero en resol-ver).Para terminar, la identificación de las fuerzas induc-toras de los cambios junto con la dirección de estoscambios representa una tarea urgente para poder pasarel siguiente paso: el cambio de mentalidad o, si sequiere, la “alfabetización” ambiental de estas fuerzas.La tarea es larga y los impactos en el paisaje son diarios,constantes y acumulativos, dirigidos básicamente porlas fuerzas económicas del mercado libre. ¿Tendrán

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el conservacionismo y las prácticas relacionadas, capa-cidad de organización y fuerza sociocultural suficientepara contrarrestar estas tendencias? Estas cuestionesestán en el corazón de la pregunta sobre el cambiosocioambiental. Y el análisis a escala general sólo nosmuestra las grandes tendencias. Hay que trabajar aescala intermedia y local para entender mejor lascomplejas relaciones entre sociedad y naturaleza quehistóricamente, en el Mediterráneo, han sido parti-cularmente fecundas y positivas, al menos según nues-tra percepción actual•

Director ejecutivo del proyecto internacionalLand Use and Cover Change (LUCC)

“No podemos estudiar el cambio climático comoalgoexterno a la actividad humana”

Biólogo especializado en geobotánica yecología, Xavier Baulies entró en contactocon la cartografía a raíz de sus trabajossobre comunidades vegetales alpinas. Seincorporó pronto en el InstitutoCartográfico de Catalunya y en esainstitución empezó una línea deinvestigación relacionada con los usos delsuelo y comunidades vegetales utilizando lateledetección. Ha realizado tambiéninventarios forestales y análisis estadísticosen cuestiones relacionadas con lacontaminación de aguas o el impactopostmortem de los incendios. En 1996 sededicó a una actividad cada vez máshabitual entre los científicos: coordinador deinvestigación. Fue nombrado directorejecutivo del proyecto internacional TheLand Use and Cover Change (LUCC), el cualtiene la oficina central en Barcelona.“Trabajo en la coordinación de ideas. Es unaposición muy fértil, el tipo de fertilidad quese produce en las interfases de las cosas”,explica Baulies.El director del Centro de InvestigaciónEcológica y Aplicaciones Forestales(CREAF), Jaume Terrades, y el propio XavierBaulies fueron los presidentes del comitéorganizador de la conferencia GCTE-LUCCsobre el cambio global celebrada enBarcelona, con gran éxito, el pasado mes demarzo.

¿Qué es el LUCC?

El LUCC es el nuevo programa internacional de cambioglobal. Posiblemente es el que genera más entusiasmoentre los estudiosos de la superficie de la Tierra: ecólo-gos terrestres, climatólogos, químicos atmosféricos,todos quieren trabajar en él. El LUCC combina la obser-vación de la Tierra a través del remote sensing, quemide los cambios en la superficie terrestre, con losaspectos socioeconómicos que les explican. De hecho,el LUCC integra en sus proyectos las tres cienciasde impacto que se han ido desarrollando en el estu-dio del cambio global: la química atmosférica, lasrespuestas biofísicas y su impacto en los ecosiste-mas terrestres y, finalmente, los cambios en la clima-tología terrestre. Esa integración de la informaciónfacilita las decisiones sobres los usos del suelo. ElLUCC se ha convertido en una plataforma centralde aspectos socioeconómicos, aspectos de observa-ción directa de la Tierra y feedbacks biogeoquímicos.

¿Cómo se explica que la oficina del proyectoLUCC se haya instalado en Barcelona,concretamente en el Instituto Cartográfico deCatalunya?

A causa de una serie de circunstancias que conflu-yeron. El Instituto Cartográfico de Catalunya (ICC)es un centro reconocido mundialmente, relativamentejoven, el cual empezó sus actividades en plena eradigital. El ICC es uno de los centros pioneros en Europaen remote sensing y en cartografía de los usos delsuelo. El hecho de “trabajar” sobre un territorio -Cata-lunya- de sólo 23.000 km2 ha dado la posibilidadde desarrollar una cartografía sistemática de los usosdel suelo. Empezó muy fuerte y ha conseguido unaposición de vanguardia en la cartografía moderna.El ICC es una institución pequeña, pero un puntode referencia para otras iniciativas. Además, está muybien conectado a nivel internacional. No obstante,es posible que se escogiera como sede del LUCCpor el hecho de que se ha desarrollado el conceptode fast mapping, que es la respuesta rápida en la carto-grafía de observación.

¿En qué consiste y qué aporta el remotesensing?

El remote sensing es una técnica que, por primera vez,nos permite medir de manera integrada las obser-vaciones de la Tierra. Se relaciona con la biogeo-química o el ciclo de carbono con el hecho que, enuna determinada zona, llueva más o menos en lospróximos años si sabemos utilizar los patrones decambio de fragmentación de la Tierra a través de saté-lite. El LUCC se encarga de crear y coordinar esetipo de agenda científica, que es realmente interdis-ciplinar.

¿Cómo se financian estos proyectosinterdisciplinares?

Las instituciones que hospedan oficinas internacio-nales deben tener un perfil de actividad relacionadocon el proyecto, como es el caso del Cartográfico ydedicar unos recursos mínimos al funcionamientobásico. Los proyectos se financian con dinero queobtiene el LUCC. Mantenemos unas relaciones muybuenas con la Comunidad Europea y cuando, porejemplo, organizamos actividades internacionalesla NASA, la National Science Foundation de los Esta-dos Unidos o el gobierno japonés subvencionan a suscientíficos para que puedan asistir. Llevamos a caboinvestigaciones más allá de las fronteras pero respe-tando las reglas del juego del financiamiento cientí-fico.

¿Cuáles son las principales aportaciones de laconferencia dedicada a los cambios de lasuperficie terrestre celebrada en Barcelona?

La conferencia del Earth Changing Land celebrada enBarcelona fue una iniciativa conjunta del Global Changeand Terrestrial Ecosystems (GCTE) y del LUCC. No esun hecho normal porque habitualmente cada proyecto

Entrevista a Xavier Baulies

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organiza su conferencia. ¿Por qué se hizo conjunta-mente? El LUCC ha despertado mucho interés en elsi de la comunidad científica porque integra aspectossocioeconómicos e intenta explicar las causas, losorígenes de los cambios de la superficies continental.Y los factores, los motores de cambio son de origenantrópico. Ese punto de partida ha provocado el acer-camiento del GCTE, hecho que se ha traducido enla organización conjunta de la conferencia y en lavoluntad presente y futura de trabajar juntos. De hecho,en el campo del cambio global existe una clara volun-tad de trabajar de manera más coordinada y la cola-boración GCTE-LUCC es el primer gran ejemplo anivel mundial de ese esfuerzo transdisciplinar. Esascosas ocurren cuando hay salud científica, cuando lascosas evolucionan rde manera rápida y abundan lasnuevas hipótesis. El científico no está hecho para darsela satisfacción a él mismo sino para dar respuesta apreguntas que interesan. La sociedad pide que loscientíficos salgan de sus ámbitos académicos habi-tuales y creo que aquellos que no lo hagan no tendrántanta competitividad en el futuro. De hecho, el CuartoPrograma Marco de la Unión Europea ya se ha inspi-rado en esa manera más abierta de entender la cien-cia y el próximo V Programa Marco lo subraya aúnmás claramente.

¿Qué se le pide al científico, dejar de ser unespecialista?

Se pretende que el científico continúe profundizandoen su especialidad pero que haga el esfuerzo de enten-der otros lenguajes. El objetivo es que centre sus esfuer-zos al servicio de proyectos comunes y, por tanto, máscomplejos. Eso requiere un gran esfuerzo para apren-der distintos lenguajes: conocer aspectos socioeco-nómicos, sociológicos, demográficos y saberlos inte-grar. Al contrario, las personas que han trabajado sobrepatrones de comportamiento humano tienen que hacerel esfuerzo de abordar cuestiones más cuantitativas.No se trata de formar personajes polifacéticos -esosupondría cierta disolución- sino tener especialistasque aprendan, como quien aprende una lengua, otroslenguajes. Una sociedad tan compleja necesita cien-tíficos interdisciplinarios.

O sea que el ecólogo, por ejemplo, sepa cómotrabaja el geógrafo…

Exactamente, que sepa leer la literatura de otros espe-cialistas que trabajan en el mismo ámbito de interésy que establecen hipótesis similares.

Pero en la carrera científica – el famosocurriculum- esas nuevas aptitudes no estánreconocidas. El artículo superespecializadoen las grandes revistas de referencia es loque vale. Se tendría que reconocer que eldominio de otros lenguajes científicosagranda el curriculum de los científicos y esono es así...

Es cierto, no es así, pero lo será. Para hacer un edifi-cio más complejo y atrevido necesitamos subrayar ese

aspecto de comunicación entre las especialidades. EnBarcelona quedó claro que necesitamos esa inte-gración entre las ciencias de impacto y las cienciasque explican los factores de cambio. Entre las conclu-siones de la conferencia sobre el cambio global sedestacó la importancia del trabajo conjunto. Tambiénquedó claramente explicitado que en un futuro setendrá que abordar la integración de diferentes disci-plinas.

Por tanto, ¿Las prioridades futuras en elestudio del cambio global se centraránmucho más en la actividad humana?

Efectivamente. Creemos que las respuestas asimé-tricas del sistema climático, como por ejemplo “ElNiño”, y la imprevisión creciente de las predicciones,otorgan más trascendencia al factor sorpresa que estáintroduciendo el hombre. Por tanto, cada vez resultamás fundamental cómo la sociedad humana inter-viene en el planeta, cómo muerde por aquí, cómodeja crecer por allá, qué ocurre cuando deforestamosuna zona y cómo afecta a su entorno. La actividadhumana es el aspecto central del cambio global: yano podemos estudiar el sistema climático como unsistema externo a la actividad humana, se debe enten-der integradamente.

¿Qué papel tienen reservado los científicossociales en el estudio del cambio global?

Los científicos sociales y los economistas deben tenerun papel muy importante en el estudio del medioambiente. La preservación del medio ya no es unaespecie de idealismo deteriorado de unos señores quebuscan la florecilla sino que el eje de la preocupaciónes cómo nosotros impactamos en el medio. Hastaahora nos preocupaba nuestra capacidad de hacerdaño al sistema -la florecilla, la especie en vías deextinción- pero lo que tendría que preocupar sonlas respuestas del ecosistema sobre nosotros. En sínte-sis, es la frase que acostumbra a repetir el ecólogoRamon Margalef: “la Tierra no está amenazada, la queestá amenazada es la especie humana”. El medioambiente ya no es un placer ni un lujo de unos cuan-tos naturalistas, está intrínsecamente relacionada connuestro futuro como sistema y, por tanto, las dimen-siones económica y social son centrales.

¿Cómo se trasvasa la información deprogramas como el LUCC al conjunto de lasociedad, a quiénes toman las decisiones queimpactan sobre el medio?

El científico tiene que estudiar las consecuencias delas actividades humanas y poderlas valorar, no sólodesde el punto de vista de pérdida de especies; sobretodo se debe excitar a la clase política. Tenemosque argumentar el por qué es importante la pérdidade determinadas especies como indicadores de esce-narios futuros. Ciertamente, actualmente en la tomade decisiones, la información sobre los impactos yconsecuencias en el medio ambiente interviene rela-tivamente poco. Los factores decisivos son la compe-

titividad, la creación de puestos de trabajo, la gene-ración de riqueza. Cuando hablamos de crecimientoeconómico en la calle, tenemos que introducir adje-tivos como sostenible, de manera que las cosas sepiensen y se aborden con más complejidad.

Desde un punto de vista más científico,¿Cuáles fueron las aportaciones másdestacadas de la conferencia celebrada enBarcelona?

A partir de los resultados obtenidos por los investi-gadores del GCTE, una de las conclusiones centra-les fue que el cambio en la composición de gasesde efecto invernadero afecta tanto a la estructura comoa la composición florística de las comunidades vege-tales. O sea que los ecosistemas cambiarán, quizáno tanto sus especies dominantes como en su compo-sición. Esa es una gran conclusión científica. Respectoal LUCC, que se trata de un proyecto relativamentenuevo, quedó claro que necesitamos incorporarrespuestas biogeoquímicas de la actividad humanaen nuestros modelos. Por ejemplo, si en los años60-70 (Revolución Verde) en las llanuras del río Gangesen la India, Nepal y Pakistán se produjeron gran canti-dad de cereales gracias a la masiva fertilización de lasllanuras. Actualmente, las cosas han cambiado. Hayun declive de la productividad debido a un exceso defertilización inorgánica y se ha perdido la capaci-dad orgánica del suelo. Ese hecho tiene una gran tras-cendencia en las decisiones sobre usos del suelo enesta zona. Se han querido producir alimentos paramucha gente pero a través de un modelo insosteni-ble. Abordar ese tipo de cuestiones, centrales en eltipo de investigación que hace el LUCC exige la coope-ración entre disciplinas laterales si se quieren enten-der los procesos de cambio.

¿Cómo se contempla en los trabajos del LUCCel punto de vista de las culturas del sur delplaneta con visiones de desarrollo y delmedio ambiente diferentes a las deOccidente?

Es una reflexión que va más allá de la pregunta cien-tífica. Es cierto que este debate existe en el marcode la comunidad científica. Hay perspectivas dife-rentes entre una sociedad en desarrollo y una socie-dad desarrollada. A finales del siglo XX, se habla dediferentes estadios de desarrollo, de diferentes tiposde sociedad y, sobre todo, de la velocidad, del ritmoen que el hombre actúa sobre el medio. Descono-cemos lo que significa deforestar a la velocidad quese está deforestando actualmente el sudeste asiá-tico, algunas zonas de África y la cuenca amazó-nica. La gran incógnita es la capacidad del sistemapara adaptarse y crear respuestas. Desde el LUCCexiste la voluntad de abordarlo utilizando un lenguajeclaro, desinteresado y antiimperialista.

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¿El LUCC “vende” un patrón ambiental-cultural característico del Norte por todo elplaneta?

Es difícil decirlo. Si hay algo que es utópico es la obje-tividad. El científico es inseparable de su cultura, desu contexto. El hombre mediterráneo tiene tendenciaa hacer ciencia distinta de la de un señor del Norte.Esas tendencias existen aunque haya una serie deparámetros comunes entre los científicos. De hecho,iniciativas como el LUCC o el GCTE tienen que garan-tizar la diversidad, deben resultar suficientementerepresentativas para integrar todas estas visiones deuna manera convincente para los intereses comunes.En el estudio del cambio global evitamos la idea decolonización científica. Intentamos ser integradoresy respetuosos, especialmente en el caso del LUCCdonde hablamos de modelos de comportamientohumano y que siempre incorporan valores cualitati-vos.

Desde la perspectiva de los usos del suelo,¿Cómo valoraría la evolución del territoriocatalán en los últimos años?

Los grandes cambios han sido los incendios. Pese aese fenómeno, ha tenido lugar una recuperación fores-tal significativa en hectáreas. Asimismo, ha habidouna colonización de la costa, un incremento de lasviviendas en toda la zona de la costa y un cierto aban-dono agrícola en comarcas interiores, como es el casodel Priorat y los dos Pallars. Los catalanes hemos pasadode vivir de manera apretada a residir en zonas laxasy de menos densidad -las llamadas coronas urba-nas-. Desde un punto de vista agrícola, se ha produ-cido un incremento de la vid. De hecho, zonas quetradicionalmente habían cultivado la vid y la habíanabandonado, ahora la están recuperando. Es el casodel Priorat y del Ampurdán. En cambio en el Maresmese ha perdido espacio agrícola a causa de la presiónresidencial. Esos patrones de cambio deben enten-derse, interpretar y relacionar con los factores socio-económicos que los complementan.

¿Tenemos suficiente información paraevaluar si Catalunya evoluciona hacia unmodelo económico sostenible o insostenibledesde el punto de vista ambiental?

No tenemos estudios suficientes para afirmarlo onegarlo. Existe la infraestructura de información paraempezar a generar proyectos bajo este enfoque y queprofundicen y valoren las dinámicas socioeconómi-cas. De hecho, se necesitan estudios que integrentodos los tópicos característicos del Mediterráneo:el fuego, el turismo, la intervención necesaria sobreel paisaje tan propio del Mediterráneo. El hombreinterviene en el cien por cien del planeta y tenemosque entender los efectos de estas acciones•

La protecci n del litoralmediterr neo y la ordenaci nterritorialIgnasi DoñateAbogado experto en cuestiones medioambientales

1. Los escenarios del Pla Blau

Hace diez años, en el marco del Programa de las Nacio-nes Unidas por el Medio Ambiente, se hizo públicoel Plan de Acción para el Mediterráneo, presentadocon el nombre de "Pla Blau. Los futuros de la CuencaMediterránea” y con un segundo título "MedioAmbiente-Desarrollo 2000-2025”.Las conclusiones del Pla Blau confirmaban una hipó-tesis de trabajo: las estrategias y políticas de desarro-llo aplicadas por los países del Mediterráneo, fueranlas que fueran, tenían una influencia determinante enla situación y preservación del medio ambiente dela cuenca. El trabajo nos indicaba, muy particular-mente, como la protección del mar Mediterráneode sus riberas y regiones de la costa, no se podía llevara cabo con actuaciones limitadas en el mismo maro en las regiones de las costa. La protección de laregión dependía globalmente y de forma clara delas políticas que adoptaran en tres ámbitos generales:desarrollo, medio ambiente y gestión del territorio. Laprotección de la cuenca mediterránea se veía tambiéncondicionada por las interacciones de orden econó-mico y comercial entre el conjunto de los países medi-terráneos y los del resto del mundo, en sectores comola agricultura, industria, energía, turismo y transpor-tes. En este sentido, los diferentes escenarios delPla Blau confirmaban la validez de los análisis efec-tuados en el marco de otros trabajos, como el delinforme de la Comisión Mundial sobre el MedioAmbiente y el Desarrollo o las perspectivas en mate-ria de medio ambiente hasta el año 2000 y más allá,del Programa de las Naciones Unidas para el MedioAmbiente.Los diferentes escenarios previstos en el Pla Blau sefundamentan o en el cumplimiento, más o menosacentuado, de las tendencias estudiadas (escenariosllamados “tendenciales”) o en un alcance más volun-tarista de la cooperación mediterránea, tanto a nivelde medio ambiente como a nivel de desarrollo (esce-narios llamados ”alternativos”). Unos escenarios uotros, en la perspectiva del 2000, no nos llevan imáge-nes o perspectivas del medio ambiente mediterráneoradicalmente diferentes las unas de otras. El horizonte2000 ya era, hace diez años, un horizonte muy próximo.Fueran los escenarios que fueran, las principales líneaspolíticas hasta el 2000 ya estaban aprobadas y las medi-das legales, sociales y económicas ya estaban enproceso de aplicación.En cambio, los escenarios para el horizonte 2025nos mostraban que la situación podría cambiar muchode un escenario a otro y que el estado del medioambiente corría el riesgo de agravarse considera-blemente. Teniendo en cuenta los plazos necesa-rios para obtener efectos claros en la protección delentorno, el Pla Blau planteaba que hacía falta, desdeese momento, adoptar políticas más decididas que las

que se estaban aplicando si se quería evitar, o redu-cir, las graves faltas de recursos o las degradacionesirreversibles que amenazan el medio ambiente dela cuenca mediterránea, especialmente en cuanto alos suelos, aguas, bosques, al litoral y a los mediosurbanos.De una manera muy concluyente, el Pla Blau nos plan-teaba que todas las hipótesis -considerando los esce-narios más favorables- sobre la salvaguarda de la franjaterrestre-marítima, a largo plazo, son muy difícil deconseguir debido a las presiones humanas emergentesy a la vulnerabilidad de los entornos naturales. Estasno eran sólo las predicciones para las regiones del Sury Este de la cuenca, sino también para las costas urba-nizadas de la región Norte. La condición sine qua nonpara preservar la cuenca mediterránea pasa por lavoluntad política constante y sin desfallecimientode los gobiernos e instituciones públicas, pasa tambiénpor una política fundamentada en el soporte activoy en la complicidad permanente de las poblacionesafectadas. Los mejores escenarios posibles expuestosen el Pla Blau conllevan una movilización permanenteen favor del medio ambiente.

2. Las diferentes presiones sobre el litoral

Todas las actividades humanas ejercen una presiónconsiderable sobre el litoral mediterráneo degradandolos paisajes que le dan una reputación cultural y turís-tica y degradan, muy especialmente, la zona infrali-toral particularmente amenazada por el hecho deser la más frágil, pero también la más importante desdeel punto de vista de los recursos vivos marítimos. Estapresión física se añade, evidentemente, a la degra-dación agraviada por los vertidos contaminantes enla zona marítima litoral.Citando a Miquel Ventura (El Temps Ambiental, junio1998) "El litoral catalán está muy afectado por las trans-formaciones antropogénicas, como ocurre en la mayo-ría de los países ribereños del Mediterráneo. En España,con una longitud de costa de aproximadamente 7.880kilómetros, el 24% corresponde a playas, con un patri-monio público de unas 13.560 hectáreas. Desde losaños 60 se está produciendo un proceso acelerado detraslado de la población interior al litoral, de tal maneraque más de un 40% de la costa estatal ya está urba-nizada o tiene la calificación de urbanizable, un 7%se dedica a instalaciones portuarias, un 3% a las insta-laciones industriales y un 8% a usos agrícolas, noteniendo aún el 42% restante los usos claramente defi-nidos”.

2.1 El proceso de desertizaciónEl proceso de desertización ha sido considerado porla Convención de las Naciones Unidas de lucha contrala desertización de los Países afectados, firmada enParís, el 17 de junio de 1994 (BOE 11/2/97). Para lucharcontra la desertización, la Conferencia de NacionesUnidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, cele-brada en Río de Janeiro en 1992, acordó la redac-ción de un instrumento internacional, que concluyócon la citada Convención subscrita por 100 países yque entró en vigor, de forma general y para España,el 26/12/96. La Convención tiene cuatro anejos que

Legislaci n ambiental

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plantean específicamente la lucha contra el fenómenode la desertización en África, Asia, Latinoamérica yel Mediterráneo septentrional. El secretariado de laConvención tiene por función ayudar a los progra-mas específicos nacionales y regionales de coope-ración entre países para invertir el proceso de deser-tización.

2.2 La degradación de las zonas nourbanizables y los incendios

El abandono de las zonas rurales y de la agriculturaextensiva son también fenómenos que han acentuadola problemática del litoral, incendios y erosionesdel suelo. Los incendios forestales, que también afec-tan gravemente zonas del litoral y del prelitoral medi-terráneo, están regulados a nivel estatal por la Ley81/1968 de 5 de diciembre y su Reglamento aprobadopor el Decreto 3769/72 de 23 de diciembre, estata-les.A nivel de Catalunya, habrá que tener en considera-ción la Ley 6/1988, de 30 de marzo, Forestal de Cata-lunya, el Decreto 241/1994 de 26 de julio y el Plande protección civil de emergencias para incendiosforestales de Catalunya (INFOCAT) aprobado porAcuerdo de Gobierno de 29 de septiembre de 1994.Con posterioridad a la promulgación de estas dispo-siciones se ha aprobado el Decreto 64/1995, de 7de marzo, por el cual se establecen medidas de preven-ción de incendios forestales y el Decreto 268/1996,de 23 de julio, por el cual se establecen medidas decorte periódico y selectivo de vegetación en la zonade influencia de las líneas aéreas de conducción eléc-trica para la prevención de incendios forestales y laseguridad de las instalaciones. En relación con losespacios naturales de protección especial el Decreto378/1986, de 18 de septiembre, acordó el estableci-miento de planes específicos de prevención de incen-dios en estos espacios.

2.3 La alteración del medio natural y delpaisaje litoral

El proceso de destrucción de los parajes naturales diolugar a la elaboración del Protocolo de 3 de abril de1982, ratificado por Instrumento de 21 de diciem-bre de 1987, para la implantación de zonas espe-cialmente protegidas del Mediterráneo, con el obje-tivo de preservar las zonas marinas más significativaspor los recursos naturales, los parajes naturales y elpatrimonio cultural de la región. (BOE 11/1/88).Con carácter general de protección, el 13 de juniode 1985 se aprobó la Ley 12/1985 de Espacios Natu-rales de Catalunya con el objeto de proteger la diver-sidad genética, la riqueza y la productividad de todoslos espacios naturales. El Decreto 328/1992, de 14de diciembre aprobó el Plan de Espacios de InterésNatural. La adecuación de esta legislación catalanafue regulada por el Decreto Legislativo 11/1994, de26 de julio. La protección básica de los Espacios Natu-rales y de la flora y fauna silvestres a nivel estatalfue desarrollada por la Ley 4/89, de 27 de marzo.La protección de los espacios naturales específicos enel litoral de Catalunya fue regulada por:• La Ley 21/1983, de declaración de Parajes Natura-

les de Interés Nacional y de Reservas Integrales

Zoológicas y Botánicas de los aiguamolls delEmpordà y disposiciones reglamentarias poste-riores. Decreto 136/1984, de 17 de abril, de desplie-gue de la Ley 21/1983, de 28 de octubre, de decla-ración de Parajes Naturales y de Reservas IntegralesZoológicas y Botánicas de los aiguamolls delEmpordà. Decreto de 231/1985, de 15 de julio, deconcreción topográfica de los límites del Paraje Natu-ral de Interés Nacional y de las Reservas de Inte-rés Zoológico y Botánico de los aiguamolls delEmpordà.

• El Decreto 332/1986, de 23 de octubre, modifi-cado por el Decreto 53/1992, sobre declaración delParque Natural del Delta del Ebro i de les Reser-vas Naturales Parciales de la Punta de la Banya y dela isla de Sapinya. En el mismo marco del Deltadel Ebro se dictó el Decreto 269/1996, de 23 de julio,por el cual se aprobó el cambio de nombre y lamodificación de la superficie de la Reserva de cazade la Encanyissada, y se amplían los límites delparque natural del delta del Ebro.

• La Orden de 9 de noviembre de 1992 por la cualse prohibe la circulación motorizada por determi-nados caminos de las reservas naturales del Deltadel Llobregat.

• La Resolución de 31 de julio de 1996, por la quese hace público el Acuerdo de 23 de julio de 1996,del Gobierno de la Generalitat, por la cual se apruebadefinitivamente el Plan especial de protección delmedio natural y del paisaje de la Rojala-Platja delTorn.

• La Ley 4/1998, de 12 de marzo, de protección deCap de Creus.

2.4 El cambio climáticoEl cambio climático, reconocido en el progresivo yglobal aumento de las temperaturas y en los últi-mos efectos catastróficos ejemplificados en el fenó-meno de El Niño, fue objeto de la Convención Marcode las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático,hecha en Nueva York el 9 de mayo de 1992, ratificadapor España por Instrumento de 16/11/93 (BOE 1/2/94).Posteriormente, las Naciones Unidas celebraron, el1/12/97 en Kioto, la tercera Cumbre sobre el Clima,donde se reunieron las partes firmantes del Conve-nio del Cambio Climático, después del inicio de Río-92 y del fracaso de Berlín-95. Como consecuencia,el 10 de diciembre de 1997 un total de 159 países secomprometieron en reducir sus emisiones de gasesinvernadero en un 5’2% de media, entre 2008 y 2010.La Unión Europea luchó desde el principio por unareducción mayor, que finalmente se autoaplicó, acor-dando una reducción del 8% de las emisiones para losEstados miembros. Estados Unidos consiguió la inclu-sión en el protocolo de tres gases más de los que sepensaba al empezar la cumbre. La Comisión europeainterpretóelprotocolofirmadoenKiotocomolaprimerabatallaganadacontrael calentamientode la tierra,mien-tras que los ecologistas tildaban de farsa el hecho depresentar como fantástico un avance realmente insufi-ciente. Un 56’25% de los expertos consultados consi-deraron que los acuerdos de Kioto no eran suficientes.

En 1999 se celebrará la cumbre de cambio climático enBuenos Aires.

3. La presión urbanística sobre el litoral

Entre las amenazas que recaen sobre los espaciosnaturales litorales, la más importante es la presiónurbanística, que llega a afectar el 65'8% del litoral.Siguiendo el Pla Blau, en 2025 más de 150 millonesde personas vivirán en ciudades de las regiones medi-terráneas (82 millones en 1985). Las zonas natura-les, salvajes o aún intactas, tienen el riesgo de redu-cirse cuando, en cambio, tendrían que extenderse.Los casi 70 "Espacios especialmente protegidos" censa-dos en 1985 no están suficientemente protegidos ypiden una vigilancia de las autoridades y de la opiniónpública. Sería conveniente doblar las superficies prote-gidas en los próximos diez años para asegurar unaprotección más significativa. Entre las zonas espe-cialmente vulnerables figuran sobre todo las zonashúmedas y la mayoría de las que se podrían dedi-car a la acuicultura.A nivel de los Estados, y en el ámbito específico dela gestión del territorio, el Pla Blau, constataba la volun-tad de las administraciones de orientar o frenar elproceso de urbanización con planes urbanísticos,de ocupación del suelo y con políticas de gestióndel litoral. Sin embargo, esa voluntad a menudo seveía frenada por la descentralización política en elámbito de la gestión del territorio y contrapuestapor la falta de control del proceso de construcción deviviendas y por las presiones de la indústria turís-tica. La voluntad manifestada en crear áreas prote-gidas o de salvar ciertas zonas de la presión urbanacasi nunca corresponde con la realidad: a pesar de losobjetivos públicos de protección del litoral, la reali-dad nos muestra como en los años 60 y 70 cerca de2.000 kilómetros de costa fueron sacrificadas por lapresión de los intereses económicos. "La presión cons-tructiva y humana sobre la franja litoral no para decrecer hasta provocar la saturación de muchas zonasy crear una problemática ambiental específica.- Estamanifiesta saturación no sólo repercute en el estadoy disfrute de las playas, sino en el del área litoral yprelitoral" (Diagnóstico del Plan Territorial Generalde Catalunya. Generalitat de Catalunya. Departamentode Política Territorial y Obras Públicas. DirecciónGeneral de Planificación y Acción Territorial).La cooperación entre los Estados, la gestión del lito-ral mediterráneo -comprendidas las islas- pide un inter-cambio de experiencias entre las diferentes políti-cas estatales, así como un intercambio de las diversasprácticas de gestión del territorio susceptibles de redu-cir la presión sobre el litoral y favorecer una orde-nación en profundidad mirando los espacios inte-riores. La cooperación, especialmente en los estudioscomparativos, podría centrarse en los métodos degestión, reglamentaciones, mecanismos jurídicos yfinancieros de protección, sensibilización de los turis-tas hacia el medio a proteger, la conservación del espa-cio infralitoral, la utilización de la teledetección, etc.

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4. La respuesta de la legalidad territorialurbanística

La respuesta a la presión urbanística correspondeen gran parte a la administración pública mediantelos planos de ordenación territorial, la ordenación delsuelo, la planificación y gestión urbanística.La ordenación del litoral se fundamenta básicamenteen el derecho urbanístico, dependiendo por lo menos-de una manera global y poco concreta- de la plani-ficación territorial, que tiene como objetivo básicoel establecimiento de importantes líneas de ordena-ción de grandes extensiones del territorio. El actualsistema jurídico de ordenación del territorio de Cata-lunya se concentra en la Ley 23/1983, de 21 de noviem-bre, de política territorial y en la Ley 1/1995, de 16de marzo, por la cual se aprobó el Plan TerritorialGeneral de Catalunya.Los objetivos y criterios legales de la política territo-rial en Catalunya son la distribución equilibrada delcrecimiento, la promoción del crecimiento económicoordenado para incrementar la actividad económica,conseguir una mejor calidad de vida y luchar contrael paro. Sin embargo, estas políticas en función deunos valores socioeconómicos genéricos y parciales,no garantizan por si mismas una ordenación equili-brada de los recursos. Aún así, la misma ley precisaque el desarrollo del Plan Territorial, mediante planesparciales y sectoriales, debe hacerse teniendo en consi-deración el fomento del desarrollo sostenible, elrespecto a las tierras agrícolas o forestales, el usoeficiente de los recursos energéticos e hidráulicos,la preservación de los espacios naturales de interésy la producción del mínimo impacto ambiental de lasactuaciones territoriales.El Plan Territorial General de Catalunya se desarro-lla en seis Planes Territoriales Parciales definidospor las afinidades geográficas de agrupaciones decomarca. Sorprende que no haya ningún plan terri-torial que trate con carácter singular y global todoel litoral catalán. Una vez aceptado que la mayor partede la población se concentra en el litoral, que estapoblación se duplica o triplica en ciertas zonas conmotivo del turismo, que la falta de recursos natura-les y la degradación de la zona se acentúan día adía pese a las medidas que se adoptan, sorprendela falta de directrices estratégicas de planificacióndel litoral. En este sentido sería necesario que, en elmarco del Plan Territorial General de Catalunya aligual que se dictó la Ley 2/83, de comarcas de montaña,se dictara una normativa adecuada que encaminarael litoral de Catalunya hacia unas perspectivas dedesarrollo sostenible.Por falta de criterios estratégicos claros de carácterterritorial, la ordenación del litoral se lleva a cabomediante la normativa urbanística recopilada en elDecreto Legislativo 1/1990, de 12 de julio, por elcual se aprueba la fusión de los textos legales vigen-tes en Catalunya en materia urbanística. Más especí-ficamente esta ordenación se ha llevado a cabomediante los Planes Generales Municipales que enCatalunya han sido hasta ahora los instrumentos realesde ordenación del territorio. Citando a Miquel Ventura(El Temps Ambiental. Junio 1998. Nº 32) estos Planes

Generales presentan bastantes carencias: " Primero,los límites de ordenación del litoral establecidos enlos planes generales municipales no se correspondencon los límites físicos, los cuales no son estáticos, sinoal contrario. Segundo, no hay una ordenación del lito-ral cohesionada con otros planes municipales, nitampoco a nivel regional. Y tercero, los aspectosambientales han sido, como mínimo hasta ahora, pordebajo de los aspectos económicos y urbanísticos."La normativa urbanística a nivel estatal ha visto redu-cido muy claramente su ámbito de actuación despuésde la Sentencia del Tribunal Constitucional de 20 demarzo de 1997 (BOE 25/4/97) por la que se declaróla inconstitucionalidad y la nulidad de una serie depreceptos del texto Refundido de la Ley sobre el Régi-men del Suelo y Ordenación Urbana, aprobado porel Real Decreto Legislativo 1/1992, de 26 de junio,para infringir la competencia exclusiva de las comu-nidades autónomas, a las cuales corresponde real-mente dictar las normas que afectan a la ordena-ción urbanística, integrándolas sistemáticamente conlas competencias estatales que puntualmente puedenafectar la materia urbanística.De acuerdo con esta sentencia, el urbanismo debe serentendido como disciplina jurídica del hecho socialo colectivo de los asentamientos de población en elespacio físico. La Constitución Española no contem-pla la definición de urbanismo, pero establece losprincipios rectores más importantes: la utilización delsuelo de acuerdo con el interés general, impedir laespeculación y regular la participación de la comu-nidad en las plusvalías generadas por la acción urba-nística de los poderes públicos. Al margen de estosprincipios rectores, queda a España la competenciapara regular las condiciones básicas que garantizanla igualdad de todos los españoles en el ejercicio delos derechos y en el cumplimiento de los deberesconstitucionales (art. 149.1ª de la Constitución Espa-ñola). En medio de estos derechos se cuenta el dere-cho de propiedad reconocido en el artículo 33 deltexto constitucional.De este modo, ha sido, como, tomando como funda-mento la competencia del Estado “para regular lascondiciones básicas que garanticen la igualdad enel ejercicio del derecho de propiedad del suelo entodo el territorio nacional, así como regular otras mate-rias que inciden en el urbanismo como son la expro-piación forzosa, las valoraciones, la responsabilidadde las administraciones públicas o el procedimientoadministrativo común” se aprobó por 167 votos afavor, 143 en contra y cuatro abstenciones la Ley 6/1998,de 13 de abril, sobre régimen del suelo y valoracio-nes. Según el gobierno español, el objetivo de la nuevanormativa es "incrementar la oferta de suelo urbani-zable y así permitir la disminución del precio del sueloy de la vivienda”.La nueva normativa limita a un máximo del 10% lacesión del suelo que se tendrá que hacer a los ayun-tamientos. En este sentido y, como ejemplo, la nuevaley choca con la normativa vigente en el País Vasco.Sin embargo, los consistorios son los organismos quetienen la potestad de definir si el suelo es urbaniza-ble o no. En el nuevo texto legal el “suelo no urba-nizable” deja de ser lo común residual y pasa a defi-

nirse como lo que se debe incluir en esta categoríapor el hecho de estar sometido a un régimen especialde protección incompatible con su transformacióno lo que el planteamiento general considere nece-sario preservar o considere inadecuado por el desarro-llo urbano. Con esta normativa el suelo con carác-ter residual es el “urbanizable”, a excepción de losmunicipios sin planteamiento en los que el suelono sea “urbano será “no urbanizable”.La Ley insta a los promotores a pagar los gastos deurbanización, lo que hasta ahora no era obligatorioy establece un nuevo sistema de valoración del suelo,según el cual los métodos para determinar el valorreal del suelo serán establecidos en el mercado inmo-biliario o los que habitualmente se aplican en lasponencias de valores catastrales.Con este tipo de disposiciones la ley pretende faci-litar el aumento de la oferta del suelo, haciendoposible que todo el suelo que aún no se ha incor-porado al proceso urbano y en el que concurran razo-nes para su preservación, pueda considerarse comosusceptible de ser urbanizado, lo que supone unamedida contraria a una ordenación equilibradorade la superocupación del litoral de España. Los efec-tos negativos de esta ley se prevén para la ordenaciónterritorial por el hecho de que a pesar de decir que,equívocamente, que se fundamenta en el derechoindividual de propiedad, su auténtico fundamentoy objetivo no es la defensa de este derecho, sino abara-tar la oferta del suelo contrariamente a la misma lógicadel mercado, que lleva al encarecimiento de un recursocada día más escaso como es el suelo. Los que másrentabilizarán esta normativa en beneficios particu-lares no serán tanto los propietarios de los terrenoscomo las sociedades promotoras y urbanizadoras, lascuales con la finalidad única del beneficio y en la peorposición para concebir el suelo como un recurso escasoen el marco del ecosistema urbano, aprovecharánla bajada del precio del suelo derivada del aumentode oferta de suelo urbanizable en beneficio propio.Sin embargo, no hay que insistir en el hecho de quela competencia territorial y urbanística permanece enlas comunidades autónomas y en las institucioneslocales, las cuales tendrán que optimizar las técni-cas territoriales para reducir el impacto o tendencianegativa derivada de la nueva ley estatal.

5. La regulación jurídica de otros ámbitossectoriales

5.1. El marco internacional de regulación delos mares

La protección de los mares y la regulación de su usoviene marcada básicamente por los diferentes conve-nios y tratados internacionales, dado el carácter inter-territorial de los espacios marítimos.La regulación básica está contenida en la Convenciónde las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar,hecha en Montego Bay el 10/12/82, ratificada porInstrumento 20/12/96, que entró en vigor de formageneral el 16/11/94 y para España el 14/2/97 jurí-dica internacional.Las medidas internacionales de protección se concen-tran en el Convenio de 22/11/73 de prevención de

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la contaminación por barcos, modificado por el Proto-colo de 1978 y ratificado por Instrumento de 20 deenero de 1988, así como por el Convenio Internacionalsobre Cooperación, preparación y lucha contra lacontaminación por hidrocarburos, hecho en Londresel día 30/11/90 y ratificado por Instrumento 3/12/93(BOE 5/6/95)La protección internacional del mar Mediterráneo estácentrada en el Convenio de Barcelona, de 16 de febrerode 1976 de Protección del Mediterráneo contra lacontaminación (BOE 21/2/78). A este convenio básicohay que añadir el Protocolo de 17 de mayo de 1980,ratificado por Instrumento de 21 de mayo de 1984para la protección del Mediterráneo contra la conta-minación de origen terrestre (BOE 26/6/84). Este proto-colo fue ampliado con el Anejo IV, en el cual se defi-nen sus condiciones de aplicación (BOE 10/12/93).Esta normativa internacional ha sido completada ydesarrollada por una seria de normas estatales quehacen referencia al vertido de sustancias peligrosasdesde tierra -Real Decreto 258/89, de 10 de marzo,desarrollado por la Orden de 31 de octubre del mismoaño-, y por las normas específicas que regulan la explo-tación de los recursos marinos (la pesca y la acui-cultura).

5.2. La regulación de las instalacionesportuarias

La regulación de los puertos del Estado y de la MarinaMercante viene dada por la Ley 27/92, de 24 de noviem-bre, modificada por la Ley 62/1997 de 26 de diciem-bre i por la Sentencia 40/1998, de 19 de febrero delTribunal Constitucional que declara inconstitucio-nales algunos de sus artículos por vulneración delas competencias autonómicas en los puertos no comer-ciales y otros.En cuanto a Catalunya que cuenta con 580 kilóme-tros de costa y con una 25.000 amarres para el 2000,los puertos de su litoral son regulados por la Ley 5/1998,de 17 de abril y son considerados básicamente por suestricta vertiente económica. El Plan de Puertos deCatalunya es un instrumento de ordenación del lito-ral catalán dentro del marco de los directrices de laordenación territorial y tiene como objetivo el esta-blecimiento de los criterios para el uso portuarioadecuado y racional de la costa catalana, incorpo-rando medidas correctoras de carácter ambiental.Específicamente se exige el estudio de impacto parala construcción y explotación de un puerto, cuyoconcesionario debe adoptar las medidas adecuadaspara la protección del medio natural y la calidad delas aguas marítimas.La vigilancia de las zonas portuarias corresponde bási-camente a la administración pública, específicamentea partir de la figura del dominio público portuario, dela necesaria planificación sectorial y de los planesurbanísticos especiales y la implantación del adecuadorégimen de policía.

5.3. La protección específica de las costasLa Ley 22/88, de 28 de julio, de Costas estableciólos criterios de protección, uso y policía de las costasmarítimas, una protección basada en la categoría jurí-dica de dominio público, que se extiende a la zona

marítima-terrestre, playas, mar territorial y a recur-sos naturales de la zona económica y de la plataformacontinental.Esta Ley fue desarrollada por el Real Decreto 1471/89,el cual aprobó el Reglamento General de protec-ción, uso y policía de costas, modificado por el RealDecreto 1112/92 de 18 de septiembre y por el RealDecreto 1771/94. De acuerdo con esta normativa,el espacio litoral a proteger está constituido por:a) Una zona de servitud de protección de 100 metros,

zona que se puede ampliar en otros 100 metrosmás cuando haya un acuerdo entre las adminis-traciones regionales y locales, aunque es una medidaque no se aplica.

b) Una zona de influencia, en previsión de impac-tos producidos alrededor del litoral para zonasde aparcamiento, procesos de urbanización y acti-vidades que puedan implicar vertidos, que serácomo mínimo de 500 metros.

c) Los accesos al mar, la servitud de paso y la de salva-mento.

En resumen, la franja litoral sobre la que se ejerceun control más o menos riguroso no excede de los500 metros de la línea de la costa. Esta limitación esaún mayor si se tiene en cuenta que esta normativasólo es de aplicación para el 40% de la costa estatal,ya que el resto está urbanizado u ocupado por insta-laciones industriales o portuarias.

6. La falta de ordenación global del litoralmediterráneo

Los escenarios tendenciales del Pla Blau, en cuantoa la preservación del litoral, empiezan a ser reali-dad. Se siguen constatando -incluso acentuados-los problemas derivados de la gestión pública, faltadade una ordenación territorial específica del litoral yde una legislación urbanística adecuada a las nece-sidades de gestión de estos espacios.Habría que dotar al espacio litoral de la condiciónde unidad territorial singular, una unidad territorialque pide respuestas institucionales distintas a lasconvencionales. El modelo clásico jerarquizado (admi-nistración estatal, autonómica y municipal) mezcladocon distintos sectores o áreas competenciales no siem-pre responde a las necesidades de un territorio tanfrágil y peculiar como es el litoral.A lo largo de los años setenta, los organismos inter-nacionales ya manifestaban su interés específicopor el reconocimiento de la singularidad del espa-cio litoral dentro de la disciplina científico-técnicade la Ordenación y Planificación Territorial.Actualmente, este tratamiento singular se limita a lareglamentación de costas, por si misma incapaz deser un elemento ordenador, concebida por una estrictavisión “protectora” y limitada al eje de la costa. Lanormativa de costas está faltada de una visión inte-grada del litoral, tanto en el plano conceptual comoen el plano metodológico, que trascienda el meroanálisis y las propuestas de actuación.La Carta Europea del Litoral, propuesta en 1981 porla Sesión Plenaria de la Conferencia de las RegionesMarítimas de la CEE recogía la preocupación por eltratamiento singular del litoral y se inclinaba para esta-

blecer una seria de objetivos a nivel de una estrategiaglobal caracterizada por:

1. Desarrollar una economía litoral competitiva yselectiva.

2. Proteger y desarrollar las peculiaridades de cadazona litoral.

3. Organizar el espacio litoral.4. Administrar el espacio litoral.5. Prevenir los riesgos.6. Controlar el turismo.7. Informar ampliamente.8. Desarrollar la investigación científica.9. Armonizar el derecho europeo.10. Desarrollar la cooperación transfronterizo.

En conclusión, el principal déficit que nos puede llevara alcanzar los escenarios más pesimistas del Pla Blaupara 2025 se sitúa en la falta de un tratamiento terri-torial singular del espacio litoral. A nivel español, seránlas instituciones locales y autonómicas las que tendránque enderezar sus esfuerzos en esta dirección, eviden-temente soportados por los análisis globales sobrela capacidad de carga del litoral, sobre los límitesde la industria turística descapitalizada en buena partede sus inputs económicos, dado que la degradaciónnatural y cultural de las zonas del litoral. Habrá queincentivar la concertación social para extender elconcepto de ordenación global y en profundidad,para impulsar y consolidar los planteamientos queconducen a la protección y conservación de los espa-cios naturales, para profundizar en todos los aspec-tos relacionados con la investigación, ordenación yconservación del medio marino•

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Bosques, nuevas perspectivas

Los bosques, y concretamente la necesidad de encon-trar estrategias de gestión alternativas a las actuales,han sido, por suerte y por desgracia, uno de los “prota-gonistas ambientales” de los últimos meses en nues-tro país.Por suerte, porque la recién creada Fundació Terri-tori i Paisatge ha iniciado sus actividades que se diri-gen, fundamentalmente, a adquirir territorios deelevado interés ambiental que quedan fuera de la redoficial de espacios protegidos. Su objetivo es evitarsu degradación, o restaurarlos si conviene. La funda-ción ya ha comprado los derechos de tala de cincobosques del Pallars (Cataluña) y tiene previsto desa-rrollar un proyecto para recuperar un bosque de ribera.Por desgracia, los bosques también han sido noticiaporque en el mes de julio se quemaron 27.000 hectá-reas de bosque mediterráneo en la Cataluña central(comarcas del Bages y Solsonés). Los incendios deja-ron en evidencia, una vez más, que los bosques,aunque se consideren espacios naturales, no puedensobrevivir en estado “salvaje”, ya que la actual situa-ción socioeconómica de Cataluña los hace extrema-damente vulnerables a los efectos catastróficos de losfuegos estivales. Por lo tanto, parece aconsejable modi-ficar la estructura de las masas forestales catalanas;el problema es encontrar la financiación necesaria.

¿Agente ecológico o infernal?

El clima mediterráneo favorece la declaración de incen-dios forestales en verano, cuando se acentúa la esca-sez de agua y aumentan las temperaturas. Como conse-cuencia, los bosques devienen grandes almacenes demadera seca, de combustible que quema con granfacilidad. Por esta razón, el fuego los visita regular-mente y, también por esta razón, algunas especiesvegetales propias del bioma mediterráneo se han adap-tado a su presencia, como el caso de las plantaspirófitas y pirófilas. fuegos, por lo tanto, ha habidosiempre, pero en los últimos años han aumentadotanto el número de incendios como la extensión dela superficie quemada, de manera que el fuego hapasado de ser un factor ecológico a ser un elementocentral de la degradación paisajística.Obviamente, el riesgo de incendio aumenta cuandocoinciden la escasez de lluvias, las temperaturas eleva-das y una humedad relativa del aire baja. Pero, aunquela meteorología es una variable importante, el factorhumano es la clave para entender la recurrenciacreciente y la magnitud de los incendios forestales.Actualmente, sólo el 8% de los incendios se explicapor fenómenos naturales como los rayos, mientrasque las causas principales son la elevada frecuenta-ción humana de los bosques (carreteras, líneas eléc-tricas, turistas, urbanizaciones) y la progresiva emigra-ción desde las zonas rurales. Estas migracionescomportan el abandono de los campos de cultivo -colonizados por masas boscosas- y de la limpiezade los bosques, donde proliferan arbustos y mato-jos que favorecen la propagación del fuego y difi-cultan su extinción. El resultado es un paisaje deinfierno. En definitiva, la nueva estructura social de

las áreas rurales, con una población en descenso y unnúmero creciente de visitantes de fin de semana, y susituación económica, normalmente caracterizada porla falta de recursos y de expectativas económicas, tieneun impacto notorio en el riesgo de incendio. Por lotanto, una política forestal eficiente debe abarcar másáreas de gestión que las propiamente referidas a losárboles y, concretamente, debe incorporar medidasque corrijan el desequilibrio territorial ocasionado porla elevada concentración de población en los gran-des núcleos urbanos y en la costa, y el despoblamientode las tierras de interior.A lo largo de los últimos años, la superficie ocupadapor masas forestales ha ido avanzando progresiva-mente en Cataluña, y actualmente más del 70% desu territorio está cubierto de bosques, bosques que,paradójicamente, contribuyen a la pérdida de sueloy a la degradación del territorio. Además, en estosmomentos, la gestión adecuada de estos espaciosno resulta rentable para sus propietarios en térmi-nos estrictamente monetarios. Por eso, una de las víaspara solucionar el problema consiste en pensar acti-vidades económicas basadas en la explotación de losrecursos naturales y, al mismo tiempo, compatiblescon su conservación.En cuanto al paisaje, la prevención de incendiosrequiere una estructura de mosaico que combinemasas forestales discontinuas con campos de cultivoy pastos. Por otro lado, los tradicionales cortafue-gos parecen insuficientes para poder controlar losincendios y, entre otras propuestas, el Centro de Estu-dios Ecológicos y Aplicaciones Forestales (CREAF) dela Universidad Autónoma de Barcelona defiende la“construcción” de cortes de combustibles: ampliasfranjas de territorio donde la densidad del bosquese ha reducido hasta parecer una dehesa. El impactopaisajístico es notable, como también lo es su costeeconómico, pero no pueden menospreciarse las venta-jas que estos cortes de combustible pueden presen-tar en las estrategias preventivas, en la preservaciónde los sistemas naturales y en la calidad paisajísticaa largo plazo.

El “National Trust” catalán

Otra forma de afrontar la degradación ambientalconsiste en regenerar y conservar los espacios natu-rales que por sus peculiaridades presentan un interésespecial. Y hacerlo aunque ello no reporte un bene-ficio económico inmediato. La Fundació Territori iPaisatge, liderada por el antiguo director del ParqueNacional dels Aiguamolls de l’Empordà, Jordi Sarga-tal, y nutrida por los fondos de la obra Social de CaixaCatalunya, aposta por esta estrategia. La fundación,que se presentó públicamente en Barcelona el pasadomes de marzo, tiene dos objetivos fundamentales:contribuir a la conservación del patrimonio naturaly el paisaje, y realizar una labor de educación ambien-tal dirigida a toda la población.En cuanto a la educación, y al margen de las actua-ciones más convencionales basadas en cursillos, jorna-das y publicaciones, prevé la creación de centrosde educación ambiental desde una perspectiva inno-vadora. A diferencia de las escuelas de naturaleza o

de los centros interpretativos convencionales, no sólopretenden dar a conocer las áreas en las que estánubicados, sino también la problemática ambiental anivel planetario, además de convertirse en centrosdinamizadores de la comarca, con propuestas dedesarrollo sostenible y equipamientos de investiga-ción. Los propios edificios son ejemplos de sosteni-bilidad, construidos según los principios de la arqui-tectura bioclimática, y basados en la eficienciaenergética y en el uso de energías renovables. Ya estáen marcha la construcción de dos de estos centros,uno en el Parque Natural dels Aiguamolls de l’Empordà,zona litoral húmeda, y otro situado en un área dealta montaña, en el municipio de Alt Àneu, entre elParque Nacional de Aigüestortes y la Mata de Valen-cia, uno de los abetares más extensos y en mejor estadodel Pirineo.Pero el rasgo más característico de la nueva funda-ción, y el que la hace ser pionera en nuestro país,es su intención de adquirir mediante compra, arren-damiento o cesión, territorios de interés para la conser-vación, el paisaje o la educación ambiental. De hecho,la adquisición de espacio naturales es su objetivoprimordial, siguiendo la tradición de los ya clásicosNacional Trust y Wildlife Trust del Reino Unido, elConservatoire du Litoral et de Rivages Lacustres ylos Conservatoires d’Espaces Naturels de Francia, oel Nature Conservancy en Estados Unidos. La funda-ción no gestiona directamente los espacios adquiri-dos sino que ésta encarga un plan de gestión comobase para establecer un contrato con una organiza-ción no gubernamental, una institución o la Admi-nistración pública, que serían los tres tipos de posi-bles entidades gestoras.La Fundació Territori i Paisatge ya ha empezado amoverse en este sentido. Recientemente, compró por4,5 millones de pesetas los derechos de tala de cincobosques del Pallars por un periodo de 40 años, conel objetivo de convertirlos en reservas forestales.Los bosques tienen una extensión de unas 30 hectá-reas, y pertenecen a los municipios de Llavorsí, Cardós,Farrera y Ainet de Besan. Son, por lo tanto, bosquesmaduros de alta montaña, con abetos y pinos negroy rojo, el hábitat idóneo para ciertas aves en peligrode extinción como el urogallo o la lechuza Tengmalm.Estas especies sufren una grave recesión en el restodel Estado a causa, precisamente, de la progresivadestrucción de los bosques. Por otro lado, este otoñocomprará territorio por valor de 80 millones de pese-tas, en concreto, territorios en una zona de alta montañay en una fluvial, donde prevé desarrollar un proyectode restauración del bosque de ribera, unos ecosis-temas también muy amenazados en nuestro país yque juegan un papel central en la conservación dela buena calidad ecológica de los ríos y, lógicamente,de su agua.Otro aspecto interesante es que la conservación nose entiende como algo opuesto a la actividad humana,de manera que una de las tareas a realizar en los terri-torios de la fundación implica el replanteamiento ypotenciación de las actividades humanas tradicio-nales del área, como, por ejemplo, la ganadería, laagricultura, etc. Es decir, que puede servir de instru-mento para la dinamización económica de las áreas

Actualidad

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rurales no incluidas en la red oficial de espacios prote-gidos. Así, entre las cosas que pretende proteger lafundación se encuentra la presencia humana y, porende, su intervención en el medio como parte inte-grante del paisaje.En definitiva, la mejor manera de conservar la natu-raleza -y de preservar a los bosques del fuego- es,justamente, “desnaturalizarla”, gestionarla, es decir,asegurar una presencia humana responsable•J.C.

Libros y revistas

El cambio climáticoJosep Enric LlebotRubes, Barcelona, 1997, 160 pp.

Casi todo el mundo habla del cambio climático, yasea para explicarlo o juzgarlo con rigor, para hacercomentarios frívolos o para exagerar o minimizarlos posibles efectos. Libros como este del doctor Llebot,catedrático de Física de la Universidad Autónomade Barcelona, sirven de introducción completa perobien sintetizada sobre todo lo que afecta el posiblecambio que estamos viviendo.La obra contiene descripciones del clima y de la evolu-ción del clima terrestre en la historia del planeta.Después, analiza el clima actual y la complejidadde sus causas e interrelaciones. La segunda partedel libro está dedicada al cambio climático actual.Llebot analiza la evidencias, causas, imprecisiones,los posibles efectos ecológicos, sociales, económi-cos.... El epílogo estudia lo que se podría hacer y loque se está haciendo y comenta brevemente la confe-rencia celebrada en Kioto en diciembre de 1997•X.D.

Viatge als orígensJaume Bertranpetit y Cristina JunyentBromera-Universitat de Valencia, Alzira, 1998,197 pp.

La biología apasiona y últimamente tiene un impactomediático que, a pesar de que no siempre es con rigor,le da una proyección popular importante. Pero labiología no sólo sirve para plantear nuevas inter-venciones sobre las especies, incluida la humana, sinotambién para entender el pasado. En esta obra, losdos biólogos explican la evolución de la especiehumana, tanto a la luz del registro fósil como de lasúltimas técnicas de biología molecular.La obra empieza hablando de la biodiversidad y dela posición de la especie humana entre los seres vivos.Después describe con detalle las características delcódigo genético. Seguidamente, entra de lleno en eltema del libro, explicando la evolución humana yde qué manera los fósiles y ahora el DNA nos propor-cionan datos. La obra que fue ganadora del III PremioEuropeo de Divulgación Científica-Estudio General,muestra una visión muy amplia, que también hacereferencia a los descubrimientos más recientes sobrela relación entre las diversidades genética, culturaly lingüística y acaba con un capítulo sobre el futurogenético de la humanidad•X.D.

L’interès empresarial de les polítiquesambientals.La gestió dels residus sòlids urbansAlexandre CasademuntInstitut d’Estudis Catalans, Barcelona, 1998, 401 pp.

La relación entre intereses particulares y generaleses uno de los elementos que puede provocar los deba-tes más vivos cuando se tiene que concretar una legis-lación ambiental. Pero contraponer las dos cosasno es operativo, según la tesis que defensa el autoren este extenso trabajo. Este estudio profundo queaporta gran cantidad de documentación y datos y tienecarácter eminentemente académico, significa una inte-resante aportación teórica al debate sobre legislaciónambiental.La primera parte del libro se refiere a “Actores, inte-reses e intermediación de intereses” y expone lasdimensiones ideológica y epistemológica, económicay política de la temática ambiental además de apor-tar un marco interpretativo para estudiar el casoconcreto de los residuos sólidos urbanos.La segunda parte entre de lleno en el tema y analizala gestión en la Unión Europea, con las formas paraarmonizar intereses generales y empresariales. Losdiversos escenarios expuestos y analizados permitenobtener una visión muy amplia del problema y signi-fican una aportación que ningún dirigente, tanto deinstituciones públicas como ciudadanas, ni ningúnempresario tendrían que descuidar•X.D.

Duel per un municipi verd. El medi ambient ila gestió municipalMontserrat Cunillera y Jordi MirallesFundació Francesc Ferrer i Guàrdia-FundacióTerra, Barcelona, 1997, 237 pp.

Si la obra citada anteriormente era ineludible para diri-gentes, ésta también lo es. Se trata de un estudio sobrelos problemas ecológicos y la forma de cómo desdeel municipio se pueden trazar políticas que permi-tan afrontar los retos actuales. El primer apartado esuna introducción que analiza los problemas ecoló-gicos en relación con el compromiso político. Después,el libro expone las competencias municipales en medioambiente, tanto en general como en temas concre-tos -residuos, agua, atmósfera-. El último capítulomuestra la necesidad de una política sostenible en losmunicipios y aporta diversos datos sobre los compro-misos que algunas ciudades han adquirido. Final-mente, se aporta bibliografía y otras direcciones deinterés•X.D.

Ecolog a del ocio

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El temporal perfectoSebastian JungerPenínsula, Barcelona, 1998, 283 pp.

En octubre de 1991 una gran temporal batió la costade Nueva Escocia. El periodista Sebastian Junger deci-dió novelar ese temporal calificado de “perfecto” paralos meteorólogos -por el número de factores inusual-mente combinados que concurrieron- y que llegaronpor sorpresa.Junger ha querido sobre todo hacer una narraciónhumana, pero junto con el drama que vivieron muchaspersonas en esos momentos –sobre todo pescado-res–, el autor aprovecha para exponer conocimien-tos científicos sobre los temporales y hacer un reco-rrido por la industria pesquera. El libro también muestralas repercusiones legales económicas del temporal.Pero en la obra se vive sobre todo de manera conmo-vedora la tragedia humana que existe detrás de esosfenómenos naturales•X.D.

Escalando el monte improbableRichard DawkinsTusquets, Barcelona, 1998, 373 pp.

Richard Dawkins es uno de los científicos que no nece-sitan presentación para los aficionados a la divulga-ción científica. Su extensa obra de artículos y ensayoslo ha situado en uno de los nombres de referenciaen el mundo de la comunicación científica. Peroleer a Dawkins no sólo significa leer a una personaque sabe divulgar y reflexionar, sino se trata de uncientífico que tiene unas ideas concretas y suficientehabilidad para difundirlas a un amplio público.De Dawkins conocemos sus tesis sobre la evolu-ción gradual -que le enfrenta a Stephen Jay Gould,otro científico-divulgador- y sus controvertidas opinio-nes sobre lo que denominó “gen egoísta”. En este libroel autor expone la diversidad biológica y la formade cómo la evolución debe ir modelando organismostan diferentes y tan bien adaptados a situaciones biendiversas. Un libro interesante i apasionante, que hayque leer, como las tesis de un científico, que no tienenporque coincidir con las del resto de sus colegas•X.D.


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