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A la muerte de un maestro: Prof. Juan Martínez López de Letona

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Rev Clin Esp. 2013;213(5):263---265 Revista Clínica Española www.elsevier.es/rce NOTA SINGULAR A la muerte de un maestro: Prof. Juan Martínez López de Letona On the death of a teacher: Prof. Juan Martínez López de Letona El Prof. Juan Martínez L. de Letona (1937-2012) nació en Madrid y cursó la Licenciatura en Medicina y su Grado de Doctor en la Universidad Complutense de Madrid. Siguió su formación en la Clínica de La Concepción siendo sus maestros el Prof. D. Carlos Jiménez Díaz, Prof. D. José Perianes Carro, Prof. Eloy López Garcá y el Dr. Peláez, rodeado, además, de excelentes compa˜ neros de promo- ción. Durante unos nos realizó trabajos de investigación en el Departamento de Fisiología de la Universidad de Pensilvania en Filadelfia (EE. UU.). Ejerció su actividad profesional fundamentalmente en la Clínica Puerta de Hierro y en los Hospitales Universitarios de Cádiz y Salamanca. Realizó su actividad docente como Catedrático de Pato- logía Médica en la Universidad de Cádiz, de Salamanca y en la Autónoma de Madrid. Finalizó su labor docente en la Facultad de Medicina del CEU donde presidió la Fundación durante los últimos 6 nos. Actualmente era Profesor Emérito de la Universidad Autó- noma de Madrid. Académico de Honor de la Real Academia Médica de Cádiz. Quisiera desglosar, en 5 breves puntos, la figura irre- petible y excepcional del Prof. Letona, sin duda alguna, uno de los mejores clínicos de la Medicina Interna Espa˜ nola desde la década de los 60, a quien siempre he consi- derado como «mi jefe» y maestro, por considerar que el maestro de verdad deja huella con su sello perso- nal. Estoy seguro que cuantos le hayan conocido en su labor profesional y docente compartirán conmigo esta valoración. Su vocación como médico Si, como sugería D. Gregorio Mara˜ nón en su libro «Vocación y ética», la esencia básica del médico está en la vocación, el Prof. Letona vivió su vocación de médico con una inten- sidad frenética; fue un ejemplo permanente para quienes le hemos conocido y para los médicos más jóvenes. La vivió con una dedicación plena al enfermo y a la Medicina Interna, con gran generosidad, con una actualización permanente. Ejerció como médico hasta el final; muere en un viaje a Ginebra acompa˜ nando a un paciente. Perteneció a ese grupo de médicos privilegiados que vienen marcados con el pasa- porte de la inteligencia, la grandeza y el altruismo y que, 0014-2565/$ see front matter © 2013 Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. http://dx.doi.org/10.1016/j.rce.2013.02.008
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Page 1: A la muerte de un maestro: Prof. Juan Martínez López de Letona

Rev Clin Esp. 2013;213(5):263---265

Revista ClínicaEspañola

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El Prof. Juan Martínez L. de Letona (1937-2012) nació enMadrid y cursó la Licenciatura en Medicina y su Grado deDoctor en la Universidad Complutense de Madrid. Siguiósu formación en la Clínica de La Concepción siendo susmaestros el Prof. D. Carlos Jiménez Díaz, Prof. D. JoséPerianes Carro, Prof. Eloy López Garcá y el Dr. Peláez,

rodeado, además, de excelentes companeros de promo-ción. Durante unos anos realizó trabajos de investigaciónen el Departamento de Fisiología de la Universidad dePensilvania en Filadelfia (EE. UU.). Ejerció su actividad

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0014-2565/$ – see front matter © 2013 Elsevier España, S.L. Todos los dehttp://dx.doi.org/10.1016/j.rce.2013.02.008

rofesional fundamentalmente en la Clínica Puerta deierro y en los Hospitales Universitarios de Cádiz yalamanca.

Realizó su actividad docente como Catedrático de Pato-ogía Médica en la Universidad de Cádiz, de Salamanca yn la Autónoma de Madrid. Finalizó su labor docente en laacultad de Medicina del CEU donde presidió la Fundaciónurante los últimos 6 anos.

Actualmente era Profesor Emérito de la Universidad Autó-oma de Madrid.

Académico de Honor de la Real Academia Médica deádiz.

Quisiera desglosar, en 5 breves puntos, la figura irre-etible y excepcional del Prof. Letona, sin duda alguna,no de los mejores clínicos de la Medicina Interna Espanolaesde la década de los 60, a quien siempre he consi-erado como «mi jefe» y maestro, por considerar quel maestro de verdad deja huella con su sello perso-al. Estoy seguro que cuantos le hayan conocido en suabor profesional y docente compartirán conmigo estaaloración.

u vocación como médico

i, como sugería D. Gregorio Maranón en su libro «Vocación ética», la esencia básica del médico está en la vocación,l Prof. Letona vivió su vocación de médico con una inten-idad frenética; fue un ejemplo permanente para quienese hemos conocido y para los médicos más jóvenes. La vivióon una dedicación plena al enfermo y a la Medicina Interna,on gran generosidad, con una actualización permanente.

jerció como médico hasta el final; muere en un viaje ainebra acompanando a un paciente. Perteneció a ese grupoe médicos privilegiados que vienen marcados con el pasa-orte de la inteligencia, la grandeza y el altruismo y que,

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uando se marchan, dejan un hueco patente que no achicarál tiempo.

nternista excepcional y espectacular

ue un internista excepcional y espectacular al que le apli-aría, con la mayor dignidad, aquel concepto de internistae Sir William Osler «generalista plural», por su amplitude conocimientos y la valoración integral del paciente, ydistinguido» por sus criterios de polivalencia y dominio delampo clínico. Como escribía el Prof. Farreras, «ser inter-ista es ante todo poner una actitud de clínico inquieto. . .

ieza fundamental para la ensenanza y el ejercicio de laedicina».

El Prof. Letona supo transmitir, como nadie, la tras-endencia fundamental del internismo, que no es otraosa que la capacidad de aproximación integral alaciente basada en profundos conocimientos y en elacto clínico» como norma fundamental, siendo las herra-ientas básicas del quehacer clínico: la historia clínica,

a exploración y la capacidad de raciocinio para hacern diagnóstico diferencial. El resto es necesario, perocomplementario».

Prototipo de lo que debe ser un clínico, en un Congreso dea SEMI, siendo entonces presidente el Prof. Ciriaco Aguirre,no de sus mejores colaboradores e incondicionales amigos

--cuya amistad me honra compartir---, el Prof. Letona, con surillantez habitual senalaba «cómo un numeroso sector de laropia profesión subestima el quehacer clínico frente al ins-rumental y cómo escuchar y explorar al enfermo requiereás tiempo, capacidad y esfuerzo que la realización deuchas técnicas».Esa forma diaria de hacer «medicina» era un campo cons-

ante de aprendizaje gozoso para todos nosotros.He sido testigo de cómo ejercía la Medicina, siempre con

a máxima profundidad y la mayor dignidad, con la ilusión delegar siempre al diagnóstico por el camino de la reflexión ye la deducción lógica y científicamente razonada, abusandoi es preciso del «sentido común»; entendía siempre que laelación médico-paciente era y es el eje fundamental de lasistencia médica.

Era muy suya esta capacidad intuitiva para relacionaronocimientos y la competencia para la observación com-arativa y analógica, lo que en el lenguaje coloquial seenomina «ojo clínico».

En una Nota Singular1, referida a un caso clínico de laundación Jiménez Díaz, comentaba la importancia de quel médico siempre debe escuchar y observar los más míni-os detalles, confirmar lo que puede ser una inmediata e

ntuitiva expresión anadiendo «la inmensa mayoría de losrrores médicos se deben, no a la dificultad de cada caso,ino a haber ignorado un dato obvio bien en el interrogato-io bien en la exploración. Creo que para ello no hay ningúnspecialista mejor preparado que el internista general».

Tuvo el valor de comunicar y comentar su propia expe-iencia ante una gravísima situación2 como ejemplo de «unaección personal».

Su inteligencia privilegiada, su sentido clínico envidia-le y su enorme responsabilidad profesional han sido valoresiempre ejemplares.

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NOTA SINGULAR

rofesor y maestro

ecía el Prof. Laín Entralgo que «profesor es el que, mal oien, ensena una determinada asignatura; maestro es el queabe suscitar, entre quienes le oyen o le ven, la vocación porquello que él ensena».

Aplicaríamos al Prof. Letona la excepcional definición quel Prof. Ortiz Vázquez hacía del maestro: «especial profe-or que en función de su sentido, técnicas docentes y deus especiales condiciones personales sobrepasa la obliga-ión administrativa de ensenar por influir en la educación

formación; y que no solo se distingue en el fondo yanera de transmitir conocimientos y desarrollar habilida-es y actitudes sino que, mediante sus condiciones morales entelectuales, ayuda a saber, a pensar y a sentir en Medicinaallando sobre la materia prima del médico, unos valoresecisivos en su forma de actuar».

Tenía muy claro que ensenar tiene como fin primordial laiembra de conocimientos desde el punto de vista teórico yráctico y cuáles eran los objetivos del alumno al finalizaru carrera. Proponía una ensenanza coordinada, no excesiva-ente fraccionada, para que el médico ---no el especialista---

uviera una visión global e integrada del paciente enfermo.Criticó, con dureza, la excesiva fragmentación de la

ntonces Patología Médica en muchas especialidades no bienoordinadas a la hora de valorar el objetivo de las Faculta-es de Medicina. Para él, el cometido de estas Facultadesra: «formar titulados con una sólida base científica que lesermita después multiplicidad de opciones».

Pretendía que el médico, al final de su periodo de licen-iatura, fuera capaz de realizar una actuación inteligenteécnicamente idónea y moralmente correcta, principiossenciales que han de aplicarse a todos los componentesel acto médico.

Ilusionaba su agudeza y proponía una ensenanza fácil yompetitiva, basada en la deducción lógica, la cual poco aoco parece que se diluye.

Ponía en tela de juicio a veces lo que se ensenaba «sinorrelación ni orden» en las Facultades de Medicina y ter-inó la lección de despedida en la Universidad haciendo

uyas las palabras de un decano de Harvard, quien al con-luir su periodo afirmaba: la mitad de lo que se ensenaban la Facultad es falso. Y una vez más el Prof. Letona, conu sentido crítico, concluyó: «claro que a todos nos gustaríaaber qué mitad es la falsa».

Marcó un estilo de profesor universitario, que solo le esoncedido a los maestros y por ello era profundamente res-etado. Tenía una extrana e impresionante capacidad paranterrelacionar conocimientos y para su comunicación deorma magistral.

Escrupuloso respecto a los principios laborales y morales,iempre buscando el bien del paciente y del alumno coniligencia y prontitud.

Estudiar para saber era su credo, su religión y su doctrina.Se tenía respeto a sí mismo, a su profesión y a lo que

epresentaba.Su afán de conocimiento en la medicina y otros campos

historia, religiones, etc.) no tenía límites.Intelectual, desinteresado, dispuesto al diálogo cientí-

co, en cualquier circunstancia, con el vicio de aprender,aber y transmitir.

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NOTA SINGULAR

Defensor de la Medicina Interna en susvertientes clínica y docente y del sistemaMédico Interno Residente

Ninguna especialidad permite dar tanta trascendencia alacto médico como la Medicina Interna.

Proponía con el Prof. Rozman «que cualquier intentode desvirtuar la figura del médico internista debe fracasarya que la excelencia del acto médico es y seguirá siendola base fundamental de cualquier sistema sanitario» y seidentificaba «soy internista y esta también es mi identidadprincipal».

Supo defender con entusiasmo y vehemencia la vigenciaactual y futura de esta especialidad en el campo asisten-cial, docente e investigador, tronco común del resto de lasespecialidades, que ha sufrido y está sufriendo profundasamputaciones y modificaciones, tanto en el ámbito univer-sitario como en el dominio asistencial.

Probablemente, la SEMI nunca valoró en profundidad latranscendencia de las ideas y comentarios que el transmitía.

No se negaba a posibles transformaciones o cambios enlos modelos asistenciales y educativos y en la consecuciónde objetivos, pero siempre defendiendo que la «visión globale integrada del paciente enfermo» es la base para ejerceruna buena Medicina y que ello lo presta fundamentalmentela Medicina Interna, coordinada, por supuesto, con las dife-rentes Especialidades y con la Atención Primaria.

Defensor profundo del sistema MIR, «único válido en elmundo de hoy», pero siempre en el seno de un hospital decalidad reconocida.

Se adelantó, hace ya tiempo, que se ha de valorar lautilidad de la troncalidad, asunto hoy de mucha discusión ycontroversia.

La formación posgradual por el sistema MIR debe ser undeber procurando no anteponer el aprendizaje técnico sobreel «ser médico», adquirir el nivel deseado de competencias

que debe caracterizar a cualquier buen profesional médicoy no sustituir rutinariamente el método clínico por el uso detecnologías. Si el especialista no adquiere cada vez más unaeducación clínica integral, no cabe la menor duda de que

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isminuirá el nivel de la asistencia y con ella la investigaciónlínica.

l Prof. Letona como amigo

ajo la sensación de una persona vehemente y de carácter,uan Letona era un amigo generoso sin límites, amigo leale sus amigos «en la prosperidad y en la adversidad», unmigo de exquisito trato, amigo fiel, sin precio a su amistad.ajo su vehemencia, mal interpretada por algunos, latía unaersona extremadamente sensible, lo que quizá ahondó suigantesca figura como médico.

Amaba con pasión la vida y todas las cosas que le ofrecía disfrutaba ante una mesa bien surtida y un buen vino conus amigos, siempre con la agudeza peculiar de sus ampliosonocimientos.

Ha sido un placer haber podido conocer, aprender y dis-rutar de una persona de la categoría humana y profesionalel Profesor Letona.

Mis disculpas, querido maestro y querido jefe, si esteexto «in memoriam» no alcanza la dignidad de tu «alturaédica», pero quédate seguro, allí donde estés, que cada

rase aquí expresada refleja la realidad y dignidad de tuersonalidad y está escrita desde el corazón, con enormeratitud y amistad.

ibliografía

. Martínez López de Letona J. Observar . . . y contar. Rev Clin Esp.2012;212:111---2.

. de Letona JM. Aortic aneurism: the physician as patient. Lancet.2005;365:1590.

Á. Sánchez Rodríguez

Ex-Residente y Ex-Médico Adjunto de la Clínica Puerta

e Hierro, Catedrático de Medicina de la Universidad dealamanca, Jefe de Servicio de Medicina Interna, Hospitallínico Universitario de Salamanca, Salamanca, Espanaorreo electrónico: [email protected]

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