Date post: | 08-Apr-2016 |
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Historia de León a través del agua
Aguas de LeónAguas de León
Edición:
Aquagest PTFA SA Dirección Territorial de Castilla y León
Textos e ilustraciones: José Mª de Cuenca de la Cruz
Fotografías:Jesús García García Conchi Martínez Rupérez Carmen López Casasola José Mª de Cuenca de la Cruz
EJEMPLAR GRATUÍTO. PROHIBIDA SU VENTA
Depósito Legal: SG 112/2009Imprime: Imprenta Taller Imagen, S.L.
Historia de Leóna través del agua
Aguas de León
Aguagest, 2009
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Presentación
La Capital Leonesa cuenta con uno de los abastecimientos más antiguos de España, con casi 2.000
años de historia, prácticamente los mismos que lleva habitado su solar. El interés tanto histórico
como arqueológico de sus vestigios resulta evidente, al remontarse desde los tiempos de la
ocupación romana hasta nuestros días en una casi permanente sucesión de continuidad, que va
reflejando las diferentes situaciones geofísicas y sociopolíticas de cada época.
Ello sería razón más que suficiente para dedicar un libro a despertar el interés del ciudadano común,
seguramente poco habituado a encontrar amenos temas tan técnicos, recopilando e ilustrando todos
los trabajos de aquellos estudiosos que nos han precedido. Sin embargo, además de esta intención
inicial, Aquagest como empresa líder en gestión de servicios de agua, pretende ofrecer a los
leoneses la posibilidad de disfrutar alcanzando un profundo conocimiento de su actual Servicio de
Agua, contemplando y comprendiendo los problemas, conflictos y soluciones que se plantearon en
cada época para resolver el abastecimiento de León.
Todo el material utilizado en la redacción de este libro fue localizado, seleccionado y cuidadosamente
estudiado durante la redacción de la oferta que ha presentado Aquagest para participar junto al
Ayuntamiento de León en la Empresa Mixta que gestionará el Servicio Municipal de Aguas de León
durante las próximas décadas. Este esfuerzo tan poco habitual entre otras empresas por comprender
desde una perspectiva global lo que fue y lo que es el abastecimiento de aguas a León, ha sido
necesario para que Aquagest pueda ofrecer la que sinceramente pensamos es la mejor oferta
técnica a los ciudadanos de León y garantizarles así la máxima calidad de su Servicio de Aguas
durante todo el tiempo que depositen en nosotros su confianza. Hasta que se haga realidad ese
momento, los materiales estudiados, recogidos en forma de libro, constituyen la muestra la confianza
de Aquagest en todos los ciudadanos y en el Ayuntamiento de León.
Jesús García García Director Territorial de Aquagest SA
Aguas de León
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“La administración de las aguas es menester relacionado por un lado con la utilidad y
por otro con la salud y el bienestar de la Ciudad.”
Iulius Frontinus.Curator Aquarum (técnico de aguas romano)
Siglo I
Historia de León a través del agua
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ÍNDICE
Página
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................9
EL ASENTAMIENTO ROMANO ...................................................................................................... 11
EL AGUA Y EL REINO DE LEÓN.................................................................................................... 25
LOS SIGLOS XVI Y XVII.................................................................................................................. 37
ABASTECIMIENTO ILUSTRADO: S. XVIII Y XIX ........................................................................... 42
EL LEÓN DEL SIGLO XX A LA ACTUALIDAD................................................................................ 55
RETOS PARA EL S. XXI.................................................................................................................. 93
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................................. 97
Aguas de León
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Historia de León a través del agua
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INTRODUCCIÓN
l presente estudio pretende realizar una aproximación a la historia de la Capital Leonesa
desde el punto de vista de sus abastecimientos de agua, comenzando en su fundación como
asentamiento militar, hasta la actualidad.
El principal motivo para su realización es permitir alcanzar al interesado en el tema un grado de
conocimiento profundo del actual Servicio de Agua, a través de sus vicisitudes a lo largo de algo más
de 2.000 años, de manera que comprendiendo los problemas, conflictos y soluciones diversas que se
presentaron en tan vasto periodo, el lector se sienta vinculado y comprometido con él, a la vez que
adquiere saberes que le introducen en un contexto desde el que acometer, con una perspectiva
global, los nuevos retos que se presenten en los albores del siglo XXI.
Cultivar una visión global en nuestra época, en la que destaca el rápido avance del conocimiento
científico y la gran influencia de la tecnología; lejos de restar eficacia a las organizaciones o distraer a
las personas encargadas de tomar decisiones operativas con anécdotas de aspecto poco técnico,
permite fundamentar sólidamente sus argumentos y las tácticas para desarrollar los objetivos
estratégicos previamente definidos, detectar nuevas oportunidades de actuación, promover aliados y
aprovechar sinergias que de otra manera podrían pasar desapercibidas.
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Historia de León a través del agua
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EL ASENTAMIENTO ROMANO
radicionalmente, hasta finales del siglo pasado, se ha venido considerando el asentamiento
de la Legio VII Gémina en torno al año 74 d.C. como el hecho que produce la fundación de la
ciudad de León, en principio como campamento militar romano. A ello ha contribuido la
incontestable planta cuadrangular de la ciudad antigua, típica de una castra romana; y los numerosos
sellos latericios encontrados, cuya abundancia parecía debida a la permanencia de ese cuerpo del
ejército en el enclave; si bien precisamente por esa proliferación, algunas voces (fundamentalmente
García Bellido y Le Roux) anticipaban la presencia de otra legión anterior. En cualquier caso, lo que
resulta indiscutible es el hecho de que es la Gémina la que de manera única conocida, presta su
nombre al asentamiento civil histórico que la continúa en torno al siglo II d.C., Legio; nombre que
evolucionando pasó a transformarse en Leione y andando los años, en León.
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En los últimos años, han proliferado numerosas excavaciones arqueológicas en el entorno urbano,
impulsadas por el creciente interés ciudadano en conocer y comprender su propia historia, que
confirman y permiten asegurar que ese asentamiento fue precedido por otro anterior, también con
probable origen militar, en el siglo I a.C.
La dura resistencia de cántabros y astures, que incluso requirió la presencia de Augusto en persona;
junto a la aparición de diversas construcciones y materiales arqueológicos asociados a ellas,
corroboran la presencia de la Legio VI Victrix en el entorno geográfico de la actual capital entre el 25
y el 13 a.C, constituyendo un campamento militar desde el que Roma articulaba su política en la
región, cuyo centro civil era Astorga. Así, han ido apareciendo al norte del recinto amurallado, hacia la
puerta septentrional (actual Puerta del Castillo), un campamento fortificado con madera y fosos
contemporáneo a Augusto o Tiberio, y otro mucho más amplio con muralla de arcilla, de los tiempos
de Claudio, ambos anteriores al de la Legio VII. Actualmente también se está estudiando la aparición
de una población civil prerromana en Puente Castro.
Del abastecimiento de esta época destaca el hallazgo de una gran cisterna en la actual C/ Barrio de
San Pedro de La Palomera (Parcela 25 bloque 2), con forma de pileta rectangular de 35 x 12 m
definida por un muro de opus caementicium de 0,60m de anchura y 1,30m de alto, encofrado con
tablones de madera y con al menos dos soleras de argamasa. La construcción presenta un
compartimento de unos 36 m2 en mampostería perpendicular a los lados mayores, y fue solado
mediante tégulas (grandes ladrillos cocidos con forma de U, utilizados para cubrir canales) con su
canal hacia abajo, y un vertedero, configurando lo que parece un depósito o pilón. Esta
infraestructura hidráulica parece que dejó de utilizarse en tiempos del emperador Claudio, es decir,
en torno al año 50. Su llenado podría producirse con un acueducto anterior a los encontrados aunque
lo más probable es que se hiciese mediante la recogida de aguas de lluvia o incluso mediante el
transporte en cántaros desde fuentes cercanas.
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Cronología de Emperadores Romanos durante el nacimiento de León
Dinastía Julio-ClaudioAugusto (27 adC – 14) Cayo Octavio Turino - César Augusto Octaviano Tiberio (14 – 37) Tiberio Claudio Nero - Tiberius César Augustus Calígula (37 – 41) Cayo Julio César Augusto Germánico Claudio (41 – 54) Tiberio Claudio César Augusto Germánico Nerón (54 – 68) Lucio Domicio Claudio Nerón César Augusto
Año de los cuatro emperadoresGalba (68 – 69) Servio Sulpicio Galba Otón (69) Marco Salvio Otón Vitelio (69) Aulo Vitelio Germánico Vespasiano (69 – 79) Tito Flavio Sabino Vespasiano
Dinastía FlaviaVespasiano (69 – 79) Tito (79 – 81) Tito Flavio VespacianoDomiciano (81 – 96) Tito Flavio Domiciano
También junto a esa
ubicación se ha
encontrado un
pequeño complejo
termal levantado con
muros de piedra y
ladrillo con cuatro
espacios, dos de
ellos provistos de
hipocausto en la
actual C/ Barrio de
San Lorenzo. Todo
ello corrobora la
creación de un centro
civil en esta zona.
La importancia de la región crece exponencialmente cuando
comienza la explotación de las minas de oro de la región en el año
20 d.C., lo que requiere asegurar la extracción y transporte del
mineral con el asentamiento permanente de una Legión, encargado
por el emperador Vespasiano a la Regio VII Gémina en el año 72 de
nuestra era. Esto se traduce en un fuerte crecimiento demográfico y
de la actividad económica, así como la extensión de sus vías de
comunicación y la aparición de villas como la hallada en Navatejera.
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Cada cuerpo legionario
romano estaba formado
por aproximadamente
unos 6.000 soldados, y la
disposición de sus
campamentos es bien
conocida por los
arqueólogos al
reproducirse por todo el
imperio. Basándose en
esto y considerando que la
actual muralla leonesa
define una superficie defendida de unas 20 hectáreas (570 x 350m), al aprovechar un altozano entre
los ríos Bernesga y Torío poco antes de su confluencia, se puede afirmar que responde a esta
configuración. Sin embargo, también se ha constatado la aparición de un núcleo civil o canabae de la
misma época en el interior amurallado, por lo que algunos estudiosos (Schulten), con escasa fortuna,
sitúan el recinto militar hacia el oeste, en la antigua presa de San Isidro (s. XII).
El abastecimiento del ahora León en estos primeros años de existencia parece correr a cargo de
pequeñas captaciones sobre las venas de agua que atraviesan el subsuelo, aljibes de
almacenamiento y cisternas domésticas para recoger el agua de lluvia. Esto es posible porque se
asienta sobre el actualmente denominado por la Confederación Hidrográfica del Duero como
“Acuífero 06”, dentro del área 40 de la subzona Esla – Valderaduey, aunque sus sondeos rara vez
pueden proporcionar caudales superiores a los 6-7 l/s ya que están alojados en formaciones
hidrogeológicas del Terciario (Mioceno) de muy poca producción. Los pozos excavados sobre el
acuífero libre en las márgenes de los cursos de agua son aún más limitados, y pocas veces
sobrepasan 1 l/s.
Historia de León a través del agua
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Por ello, el crecimiento del asentamiento tras las primeras décadas fue conllevando la aparición de
infraestructuras públicas como fuentes y sobre todo, más avanzado el tiempo, unas grandes termas
hacia el siglo II, lo que a su vez provoca la necesidad de importantes obras hidráulicas para
garantizar su abastecimiento. La tarea recae sobre el ejército, que contaba con un cuerpo de
ingenieros y obreros especializados. De la envergadura de su trabajo dejan constancia los
numerosos restos que han ido apareciendo, aunque en muchos casos no han podido ser estudiados
con trabajos específicos plenamente dedicados a esta labor.
Entre los restos de mayor importancia destaca
el acueducto que entraba en la ciudad
procedente de los Altos de la Nevera por las
lomas de San Esteban y la C/ Álvaro López
Nuñez hasta la puerta del Castillo. Según
nuestro conocimiento, sus fuentes aún no han
sido localizadas, pero su pendiente en los
tramos conocidos es del 8 por 1.000, similar al
de otros acueductos (en torno al 10 por 1.000).
Esto junto a la menor cota natural del río (5 por
mil) parece indicar que en su día no tomaba del
cauce superficial sino de manantiales como el
de la Copona, en la carretera de Asturias, los
del Monte de San Isidro o los de la carretera de
Las Ventas.
Bernesga Torío
Legio VII Gemina
822 m
838 m
825 m
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Historia de León a través del agua
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Según algunos autores, el ara dedicada a las ninfas de la fuente Ameucni datada sobre el año 140,
que se conserva en el Museo Arqueológico y que reza “NIMPHIS FONTIS AMEUCNI l. TERRENTIIS,
L.F. HOMULLUS JUNIOR Leg. LEG. VII.G.F.” (Lucio Terencio Homullo, el joven, hijo de Lucio,
Legado de la Legio VII Gémina Feliz, a las Ninfas de la Fuente de Ameucni), indicaría la procedencia
del agua que abastecía a León desde un único manantial de gran importancia. Etimológicamente
señalan el parecido del nombre con la palabra ametza, que designaba a los montes de robledo que
en aquella época poblaban el barrio de San Esteban y las Ventas de Nava.
Aunque posteriormente esta propuesta ha sido discutida y complementada con otras interpretaciones
más apoyadas en los conocimientos de hidráulica, ello no quita para poder afirmar que el trazado de
esta obra puertas afuera de la ciudad constituyó sin duda lo que hoy en día denominaríamos su
primer abastecimiento “en alta”.
El acueducto principal, similar a otros de su época, fue construido como un canal de unos 0,6 m
cerrado con bóveda de hormigón de 1,25m de altura. Los hastiales y la solera fueron realizados en
hormigón (estructura cementicia o caementum: piedras hasta 3 libras unidas por hasta el doble de
cemento), vertido probablemente sobre un encofrado de madera en el canal propiamente dicho con
piedra al exterior, por lo que indican los sillares de caliza adosados, que tienen sus juntas
hormigonadas. El canal o specum fue revestido con un enlucido de opus signium para
impermeabilizarlo (argamasa de cal recién apagada mezclada con arena, polvo y trozos de ladrillos
cocidos en varias capas, con las de acabado más finas).
Aguas arriba este acueducto u otro tributario a él fue localizado en la caretera de Carbajal y fechado
en el s. III, a un kilómetro y medio del recinto amurallado. Construido en ladrillo de 29x29x6 cm, con
solera de pequeñas piedras trabadas con mortero de cal casi sin fraguar sobre las que asientan losas
de 60x29x6cm y cerrado con bóveda de mortero peraltada 40cm y radio de 23 cm, lo que configura
una sección interior de 0,46m y 0,9m de altura. Otros tramos del mismo han sido ubicados en el
camino que enlazaba a finales del s. XIX las carreteras de Asturias y de Carvajal, en el actual barrio
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de San Esteban; y en el colegio de los HH. Maristas. Conforme se desciende hacia la Puerta del
Castillo, sus dimensiones van aumentando, lo que apoya la idea de una captación múltiple en varios
puntos para el suministro del acueducto. Es razonable pensar
por ello que los tramos entubados de menor capacidad hallados
en el final del trazado hasta la Puerta del Castillo, tanto en la vía
del ferrocarril de Matallana y en el Espolón, que se conservan
en el Museo de San Marcos, podrían corresponder a una
canalización de captación complementaria o incluso a una
distribución hacia aguas arriba, lo que tendría sentido para
evitar una afectación al suministro principal por una toma
inmediatamente anterior al arquetón de regulación y reparto.
Además, han aparecido canalizaciones hidráulicas similares
pero de menor entidad desde la Porta Decumana o Puerta del Castillo, que constituirían la red de
atarjeas de distribución, y un canal con sellos de la Legio VII G.F. en la calle
Cardenal Landázuri 2 (junio de 1987), paralelo al lienzo oriental de la muralla,
construido de tegulae con paramentos de piedra caliza y mortero de cal,
superpuesto sobre otra canalización anterior.
En la misma puerta Decumana del recinto de la ciudad se situaba el Castellum Aquae, que con la
cota 836 era el punto más alto del recinto fortificado. Desde este punto se dividía en diversos ramales
para llevar el agua a los distintos lugares, en lo que actualmente se denomina red de abastecimiento
en baja o red de distribución. Como nota curiosa, Campomanes y Sánchez Mora constatan en sus
estudios la llegada de las aguas entubada hasta el interior del recinto, aunque en su interior se realiza
una distribución por canales. Resaltan además la mayor capacidad de estos frente al acueducto
principal, lo que para ellos parece corroborar una ampliación del abastecimiento en torno a los siglos
II ó III, y la utilización simultánea de varias fuentes de suministro complementarias al acueducto
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inicial. La ampliación, aunque probable por el crecimiento de la ciudad, es una interpretación que no
puede derivarse del diseño del arca, que responde a lo recogido por Vitrubio en el capítulo dedicado
a las conducciones de aguas del octavo de sus Diez Libros de Arquitectura, que a continuación
reproducimos:
“De tres maneras se conduce el agua, o corriendo por. Canales de
estructura, o con encañados de plomo, o con arcaduces de barro.
Las reglas son estas: si se ejecuta por canales hágase su estructura
sumamente só1ida, dando al lecho por donde corre no menos de
medio pie de caída en cada ciento de viaje, cubriendo el canal con
bóveda, para que nunca pueda el sol penetrar al agua.
Llegada a la ciudad, constrúyase la arca de agua, y tres
receptáculos unidos a ella: pónganse en el arca tres caños a igual
distancia, que viertan sus aguas en los receptáculos; y éstos tendrán
mutua comunicación, para que el agua que sobre a los lados
concurra al del medio. De éste saldrán las cañerías para los lagos y
fuentes públicas; del segundo para los baños, de que la ciudad saca
sus propios; y del tercero para las casas particulares. De este modo
no menguará la del público, teniendo su conducto particular desde
el arca. Hago este repartimiento de receptáculos, a fin de que los
particulares que conducen agua a sus casas, pagando el derecho a
los arrendadores, tengan custodiadas sus cañerías.”
Aunque desconocemos si en León existieron ramales paralelos para cada tipo de consumo, sí
sabemos que varios de ellos partieron del Castellum, y que al menos en el central preponderaron los
usos termales y públicos. El sistema permite regular el caudal de unas salidas frente a otras, variando
la altura de las tajaderas para alterar el agua entrante en cada ramal en función de su demanda. La
regulación pudo variar incluso varias veces a lo largo del día, aprovechando las labores de control y
limpieza de rejas en el Castellum. Si por el cierre de las tomas privadas o de las termas se producía
puntualmente un exceso de caudal, este sistema permite su evacuación hacia zonas con mayor
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demanda o a fuentes públicas, sin grifos de cierre. Igualmente, una demanda atípica, por ejemplo por
incendio, puede atenderse rápidamente dirigiendo todo el agua al ramal correspondiente.
Sí sabemos que en esta época, el principal punto de consumo de agua de la ciudad se sitúa en las
Termas de la vía Principalis (actual calle Ancha), situadas bajo la actual catedral gótica, precedida a
su vez por un templo románico cerca de la puerta oriental Porta Principales Sinistra (actualmente
Puerta Obispo). En esta zona se situaba también el centro del campamento militar, con el Cuartel
General y la vivienda del Comandante. Una parte de esta canalización de redistribución de agua, se
ha trasladado y actualmente puede contemplarse en el Jardín del Cid.
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En estos acueductos se disponían periódicamente pequeñas estructuras rectangulares o cistas
limarias, a base de huecos en su solera para además de permitir la decantación de las arenas y
gravas transportadas por el agua, facilitar la toma
controlada de caudales en determinados puntos, como
la aparecida en el Huerto de la Colegiata de San
Isidoro, datada en el s. I, que continúa por la actual
calle de La Abadía. Estas arcas permitían conservar el
acueducto, eliminando las conexiones directas y a
menudo mal ejecutadas, o con diámetros mayores al
concedido; y son práctica común a partir del año 11
a.C., en que la “Ley de Aguas” reguló estas tomas. Se
ve que los problemas de un servicio de agua son
similares en todas las épocas y lugares.
Aunque por el momento no se tiene constancia de su aparición en León, debido a la cota disponible
desde la Puerta del Castillo y a la existencia de canalizaciones entubadas, es de suponer que
algunos de estos castelum de segundo orden se construyesen elevados, con paredes y conexiones
de plomo, a modo de depósito elevado o cámara de rotura de carga. En cualquier caso, la
responsabilidad de cada conducción secundaria a partir de estas arcas era del usuario al que
abastecía, es decir, se consideraban ramales de acometida.
En esta época, el control del agua gastada se basaba en lo dispuesto en la propia Ley de Aguas,
según un sistema de calibres cuya unidad era la quinaria (agua que proporcionaba un tubo de plomo
de 5/4 de dedo: digitus = 1,8 cm de diámetro interior), sin consideraciones de tiempo ni de presión.
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Por último, resaltar que extramuros se han encontrado también unas termas de menores
dimensiones, restos de un depósito y de algunas otras edificaciones, además de una necrópolis.
1. Canal del acueducto (Avda. Álvaro López Núñez) - 2. Túbuli de entrada - 3. Castellum Aquae - 4. Canal Puerta del Castillo - 5. Canal edificio
de la Lonja - 6. Canal (C/ Cardenal Landázuri) – 7. Canal (Jardín del Cid) – 8. Depósito
A. Porta Decumana - B. Porta Principalis Dextra - C. Porta Principalis Sinistra – D. Porta Praetoria
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C
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EL AGUA Y EL REINO DE LEÓN
ntre los pueblos germánicos que desplazan a la población romana, los primeros en hacer
acto de presencia en León son los Suevos, hacia el año 411, cuyo registro parroquial cita el
nombre de Legio como parroquia en el siglo VI. Posteriormente son desplazados por los
Visigodos enviados por Honorio hasta la Galia; que denominan a la ciudad Leione (s. VII). Durante
esta época parece predominar su importancia como base militar frente a los astures.
En los siglos siguientes salvo el Cantábrico,
toda España es ocupada por los moros (año
714, campaña noroeste de Muza), lo que
provoca el despoblamiento de León, a pesar
de su reconquista en el 763 por Alfonso I,
según unos autores hasta tiempos de Ramiro
I (791-850) y según otros hasta mediados del
siglo IX, en el que se produce su reconquista
definitiva por Ordoño I (850-866). La primera
iniciativa corre a cargo de un grupo de
mozárabes en el 846, que fracasó por un
ataque musulmán. En años sucesivos
Alfonso III (866-910) avanza hasta el Valle
del Duero, y a su muerte el reino Astur se
reparte entre sus hijos. León le corresponde
a García, que tiene el honor aunque por un
periodo muy breve (910-914) de ser el primer
Rey de León. Le sucede su hermano hasta entonces rey de Galicia, Ordoño II (914-924).
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En julio de 916, Abderramán III de Córdoba ataca con 20.000 hombres la frontera del Duero, y
aunque son rechazados causan grandes destrozos y saqueos en Navarra y Castilla. Pero al año
siguiente, cuando avanzan sobre San Esteban de Gormaz, Ordoño planta batalla y obtiene tal victoria
que incluso muere el comandante moro. Aprovecha esta victoria para obtener el reconocimiento de la
primacía del Reino de León sobre el de Asturias, gobernado por su hermano Fruela II, y trasladar la
capital desde Galica a León, que se convierte en la ciudad más importante de la España cristiana. Es
un periodo de continuas campañas bélicas que podrían haber adelantado la Reconquista, si la
escasez de población y la devoción de algunos condes castellanos a su rey lo hubiesen permitido.
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Ordoño II fue sucedido por su hermano Fruela,
reunificándose los territorios de Alfonso III bajo el Reino de
León; hasta el año 951, en el que el Conde Fernán González
logra la independencia para el condado de Castilla. El
condado vuelve a la corona leonesa al ser heredado por
Fernando I en el 1037, pero a su muerte en el 1065 vuelve a
escindirse, siendo de nuevo unificado por Alfonso VI en el
1072, y de nuevo dividido, repartido entre sus hijos, a la
muerte de Alfonso VII (1157); produciéndose su unión
definitiva bajo el mismo soberano con Fernando III el Santo
hacia el 1197, Rey de León y de Castilla.
En la capital, salvo por la presencia del monasterio de San
Claudio fundado sobre el sepulcro de los santos Claudio,
Lupercio y Victorico a finales del s. III entre el actual parque
de San Francisco y el Bernesga (y desamortizado como
tantos otros en el s. XIX), no parece haber más ocupación de
la zona en la época hispano-visigoda. Será en los siglos X y
XI cuando se producen numerosas fundaciones monásticas
en la capital del Reino de León. Ordoño II levanta su palacio
real en las antiguas termas, que ocupan una considerable
extensión, sobre la actual planta catedralicia e incluso sobre
la plaza de Regla. También en esta época, al abrigo de la
sede regia comienza la ocupación del alfoz, que en su
entorno inmediato depende del concejo de la ciudad.
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Durante la Edad Media, como en el resto de Europa, en León no destacan las infraestructuras de
abastecimiento ni de alcantarillado, por lo que las aguas del freático poco profundo en terrenos
urbanos no solían presentar una calidad adecuada para el consumo humano. La capital dispone de
suficientes recursos hidrogeológicos para abastecer a una población reducida (5 ó 6 l/s por
captación) al estar asentada sobre materiales sedimentarios poco cohesionados de tipo aluvial, que a
su vez descansan sobre una capa de arcillas miocenas, configurando substrato que favorece la
existencia de acuíferos. Sin embargo, la elevada vulnerabilidad de estos recursos debida a la elevada
permeabilidad del suelo, unida a la existencia de vertederos, fosas sépticas y vertidos de residuos a
los ríos, les hace de utilización poco aconsejable desde el punto de vista sanitario, como se ha
constatado desde época romana hasta la actualidad.
Las pocas referencias que conocemos sobre la existencia de infraestructuras para el abastecimiento
urbano de León atestiguan la presencia de una fuente en la Plaza de la Catedral, así como del uso de
aguas procedentes de diversos pozos artesianos y algunas presas, como la instalada por un tal
Balderedo al abrigo de las facilidades que daba el edicto de repoblación de Alfonso III y que sería
utilizada desde el 875 por sus habitantes para tomar el agua del Bernesga de Abajo, si bien no hay
vestigios de tal obra y muchos ponen en duda que pudiese ser utilizada para el abastecimiento del
solar leonés debido a las diferencias de cota existentes. A pesar de ello quedó reflejada en el folio
205 del Tumbo de la Catedral con la inscripción “Aquam de Vernisca ad populationem de Legione, ad
edictum regis, bonae memoriae, domini Adephonsi”.
Sí parece que existió en la Vega del Bernesga, a la altura de Trobajo del Camino una infraestructura
hidráulica que figura como “acueductum sarraceni”. Esta presa fue donada en 1171 a la Orden de
Santiago por Fernando II, y se supone fue construida en el siglo X, aunque algunas fuentes apuntan a
una presa romana anterior. Durante la Edad Media se la conoce también como Presa del Vernisca o
del Infantado.
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Esta acequia nace en término municipal de Cuadros, y recorre unos 20 km. hasta volver al rio a la
altura de Vega de Infanzones, regando los términos de Sariegos, Azadinos, Heredad de San Marcos
(Pradón), Villabalter, San Andrés, Trobajo del Camino, Armunia, Trobajo del Cerecedo, Vilecha,
Torneros, despoblado de las Marzanas, Grulleros y Vega de Infanzones. Fué regulada por unas
ordenanzas de gobierno ya en el siglo XV, que fueron remozadas en el XIX, especificando que los
pueblos deben limpiar los comunes y los particulares el cauce de sus fincas.
Por todo ello, parece razonable pensar que en los primeros tiempos de la repoblación, la población se
asentaba entre los ríos Bernesga y Torío, abasteciéndose principalmente de pozos freáticos para la
toma de agua; y reservaba la margen derecha del Bernesga para labores agrícolas de regadío,
ayudándose de acequias y presas, como también en aquella época se hacía en Al-Andalus. En
cualquier caso, la división entre lo rural y lo urbano, entre las actividades artesanales consumidoras
de agua y las huertas y regadíos es muy difusa en esta época, y por lo que conocemos se
entremezclaban en torno a las presas y acequias.
Ya es más aventurado decir si en el Reino de León se controló de alguna manera el agua entregada
en cada punto. Sí conocemos que los árabes para ello siguen dos modelos en esta época: el sirio,
basado en niveles de agua del canal de distribución, y el yemení, que además controla los tiempos de
riego. Todo ello se regula por medio de compuertas o tajaderas. Se denomina “fila” al caudal total que
puede tomar una derivación de la acequia, que se limitaba mediante una piedra agujereada situada
en la toma, mientras que el cómputo del tiempo se realizaba bien mediante un reloj de sol, bien una
clepsidra o reloj de agua original del antiguo Egipto, basado en una vasija con un desague inferior y
una escala de tiempos de vaciado que el nivel al descender iba marcando. El fin de todo ello era
asegurar el reparto entre todos los demandantes y evitar los abusos.
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En torno al año 987 el moro Almanzor y su hijo Malik acometen repetidas veces contra la ciudad,
resultando destruido parcialmente el monasterio de San Pedro y San Pablo, que posteriormente
cambia a denominarse de San Pedro y pasa en el siglo XII a posesión real, por la infanta Doña
Sancha, apareciendo un barrio y numerosos huertos en sus inmediaciones, fruto de donaciones a
distintos canónigos. Los moros son finalmente rechazados por Alfonso V, que otorga a la capital el
fuero de 1017, regulando su vida económica y el funcionamiento de su mercado, surgiendo barrios
que agrupan a diferentes gremios de artesanos y comerciantes, que ya en el siglo XIII intervendrán
en el Gobierno Muncipal.
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Desde el siglo X comienza también a aprovecharse la vega del Torío para instalar explotaciones de
regadío, construyéndose la Presa Habili, que abastecía los terrenos de Villa Habili, fundada por
Ramiro II e incorporada posteriormente al patrimonio del Monasterio de Santiago, cercano a la
Catedral. La presa tomaba del río a la altura de Villanueva del Árbol, y además servía para dar agua
a varios molinos del Obispo Cixila.
A comienzos del siglo XII, el
Obispo Diego (1112-1130)
ordena levantar la Presa Vieja o
del Obispo en las proximidades
de San Feliz de Torío para
abastecer tanto a las posesiones
de la Iglesia como a los barrios
occidentales más bajos de la
capital, ya que por cota no puede
llegar al centro. Por ello allí se
asientan hortelanos, curtidores,
bataneros, herreros, molineros,
panaderos, aguadores, etc. Su
traída de aguas recorre la terraza baja de la margen derecha del Torío hasta entrar en la ciudad por
el barrio de El Ejido y transcurrir paralela a 100m de la muralla romana oriental, siguiendo lo que
parece un canal de aquella época. Como se verá más adelante, el emplazamiento de esta captación
será nuevamente elegido a comienzos del siglo XX para construir una nueva aducción que aún
continúa en funcionamiento en la actualidad.
Historia de León a través del agua
33
El fin de la obra del Obispo Diego es tanto abastecer de agua a los habitantes de esos arrabales (San
Lorenzo, San Pedro de los Huertos, San Salvador del Nido, Santa Ana) y facilitar las labores de
molienda y batanería, como y sobre todo regar las huertas propiedad del Cabildo Catedralicio. La
importancia de estos regadíos es tal que incluso dieron nombre a estos parajes de los que alguno se
ha conservado hasta nuestros días, como Villaobispo de las Regueras, en clara alusión a una
derivación o reguera de la presa Vieja que llegaba hasta Puente Castro. En el año 1481 el Cabildo
Catedralicio dicta incluso las ordenanzas para el uso del agua.
Casi a la vez que se acomete la obra
anteriormente citada, se construye en el año 1151
por concesión de Doña Sancha también en San
Feliz y sobre el Torío, a unos 10 Km al norte de la
ciudad, la Presa de San Isidro, para abastecer el
monasterio de San Isidoro y su huerta, en rivalidad
cristiana con la del Obispo. El abastecimiento entra
en la ciudad por el barrio de San Mamés, y
posteriormente, como acontece en otras ciudades,
se amplía el uso monástico cediendo agua a las
manzanas vecinas, hasta llegar a abarcar todo su
sector occidental de extramuros. Aunque en
principio era para uso exclusivo del convento, con
el tiempo los sucesivos abades van otorgando su
permiso para la instalación de molinos y el uso de
sus aguas por palacios, iglesias y servicios
públicos de la ciudad, incluyendo sus huertas y
vergeles. Son especialmente útiles sus aguas para
sanear la ciudad durante los años de la peste (de 1348 a 1351), que se llevó a Alfonso XI.
Aguas de León
34
Ambas presas son reguladas por ordenanzas muy parecidas, la de San Isidro en 1395 y la del
Obispo Diego en 1481, siendo la primera más reciente por los conflictos del Abad con los Nobles de
León (especialmente tras la donación del Infantado a los Quiñones de Luna, favoritos de Enrrique II
de Trastámara), que robaban el agua al convento. En ambas ordenanzas se crean los puestos de
Alcalde y Presero, con categoría de Jurados y presunción de veracidad en sus afirmaciones mientras
no se demostrase lo contrario. En esta época ya sí se habla de control de caudales distribuidos por
“bedules” o dispositivos para regular el paso del agua.
A finales del siglo XIV alcanza su mayor extensión estos suministros, llegando el de la Presa Vieja o
del Obispo a los monasterios de San Claudio, Santo Domingo (en la actual plaza de San Marcelo,
junto a la iglesia de esa época) y San Francisco; así como al palacio Real de Enrique II de
Trastámara. Aún así, sus aguas no ofrecen una calidad adecuada.
Por ello, en el siglo XV el Cabildo
Catedralicio instala la cañería que
permite traer agua potable desde
los manantiales de las Ventas de
Navatejera a la nueva plaza de
Regla, recién ensanchada y
frente a la Catedral aún en obras.
Esa fuente dará agua a todos los
que contemplaban la Pulchra
Leonina desde esa plaza durante
un par de siglos, hasta que fue
sustituida, como veremos.
Historia de León a través del agua
35
Bernesga
Torío
León
Pre
sade
San
Isid
roP
resa
Vie
jade
l Obi
spo
Villaverde
San Feliz
Villaverde
Navatejera
Aguas de León
36
Historia de León a través del agua
37
LOS SIGLOS XVI Y XVII
l igual que durante la Edad Media, en esta época también es la ganadería la principal fuente
de prosperidad económica de la ciudad, con un potente mercado de ganados que constituye
su centro de negocios.
Se construyen a principios del renacimiento edificios representativos como el Hostal San Marcos
comenzado en el s. XVI sobre la planta de otro anterior de Alfonso VII (s. XII), destinado a hospital de
peregrinos. En él participaron Orozco, Juan de Badajoz y Juan de Juni. También de esta época es el
Palacio de Los Guzmanes, debido al maestro Rodrigo Gil de Hontañón. Ocupa en aras de las tesis
renacentistas incluso una parte de la antigua muralla romana, con uno de sus cubos y la Puerta
Cures de acceso al centro de la ciudad con el beneplácito del Ayuntamiento.
A
Aguas de León
38
Este renacer urbano es debido al
mantenimiento en León de la fuerte
jerarquización social de la época
medieval, en cuya cúspide el estamento
nobiliario tiende a preservar su pasado
histórico y consolidar sus privilegios, fruto
de lo cual sus grandes linajes (Guzmanes,
Quiñones, etc..) buscan su vinculación al
mundo urbano asentándose en la ciudad.
A pesar de ello, se inicia también en el
siglo XVI una decadencia demográfica y
económica que se prolongará con
distintos altibajos hasta el siglo XIX, y que
conlleva el desplazamiento de las familias
más importantes hacia una corte cada vez
más alejada, buscando la proximidad al
poder y su influencia.
Todo esto hace que pese a la existencia
de edificios notables, la ciudad no acuse
grandes intervenciones urbanísticas en su
trazado urbano, manteniendo un aspecto
muy similar en el tiempo al de su
perímetro amurallado medieval.
Historia de León a través del agua
39
Un resto del abastecimiento de aguas
a la ciudad de esa época es el Caño
Badillo, incrustado según algunos
autores desde 1696 en el exterior de la
muralla medieval, entre las Puertas del
Peso y la Puerta del Caño Badillo. De
él se aprovisionan con agua de
manantial las casas cercanas, el
llamado Mesón de las Fuentes y un
lavadero. La obra fue diseñada por el
maestro arquitecto que fue aparejador
de la catedral, Pedro Crespo del Valle,
y posteriormente reformada en 1788,
fecha en la que muchos sitúan su
construcción.
Sin embargo, la mayor parte de los suministros de agua en esta época recurren a pozos freáticos,
como atestiguan los ejemplares que se
conservan, entre los que destaca el brocal
de la Casa de los Guzmanes.
Aguas de León
40
Historia de León a través del agua
41
Aguas de León
42
ABASTECIMIENTO ILUSTRADO: S. XVIII Y XIX
La Junta de Fuentes de la ciudad de León se constituye en 1773 para coordinar la traída y
distribución de aguas destinadas a su abastecimiento. Está formada por El Cabildo de la Santa
Iglesia (dos Canónigos) y por el Ayuntamiento (el Corregidor más dos Regidores), más la figura del
Procurador de la Junta, encargado de velar por el bien público y proponer todo lo necesario en
materia de cañerías y fuentes; sin que ninguno de sus miembros recibiese por ello compensación
alguna. Se puede considerar a este organismo como el embrión del primer servicio municipal de agua
en la ciudad.
A su cargo tenía la Junta un oficial fontanero, encargado de vigilar el estado y buen funcionamiento
de fuentes y cañerías, conservación y limpieza de pilones, vigilancia de actividades ilícitas en fuentes
públicas (como el lavado), grado de limpieza de las aguas especialmente en los días de feria (en
clara premonición del moderno control de vertidos), así como la custodia de las herramientas y
medios del servicio. Por todo ello recibía un jornal de 6 reales diarios.
Esta Junta constata la necesidad de realizar un Plan para la Traída de Aguas a las fuentes y plazas
de la ciudad de León, debido a la contaminación sufrida en las canalizaciones de traída situadas a
niveles muy inferiores, que es corroborada por diversos médicos de la ciudad aconsejando cambios
para mejorar su salud pública. Es en 1773 cuando Andrés Rodríguez, encargado del diseño y por
entonces el fontanero real, quien define una traza paralela a la seguida ya por los romanos, tanto en
la aducción como en la red de distribución. Probablemente él nunca llegó a saberlo, pero el
paralelismo de ambas traídas resulta especialmente patente al compartir su entrada por la actual
calle de Álvaro López Núñez, elegir el mismo punto para la arqueta de reparto de aguas (Puerta del
Castillo) y una distribución interior en dos ramales, muy próximos a dos de los canales romanos.
Historia de León a través del agua
43
Como responsable de realizar las obras de esta traída neoclásica también conocida como acueducto
de Carlos III, será nombrado el padre agustino Fray Manuel de San Francisco, que se toma varios
años de preparativos, hasta 1777.
Las obras marchan de manera continua aunque con alguna demora debida a las inclemencias
meteorológicas durante poco más de un año, hasta que es necesario el regreso de Andrés Rodríguez
para definir la ubicación final de las fuentes. Esto, junto a algunos errores detectados en las
Aguas de León
44
inspecciones realizadas por el técnico Ventura Rodríguez provoca el descontento de la Junta de
Fuentes con el fraile responsable de las obras, paralizando los trabajos para un estudio detallado de
su ejecución. El director de las obras pide permiso para desplazarse a la zamorana ciudad de Toro
con el fin de realizar obras similares, presentando unas cuentas que no llegan a ser aprobadas. Muy
disgustado decide abandonar la tarea en 1780, lo que provoca su sustitución tras dos años más de
demoras por Gaspar Pérez en 1782, maestro fontanero de León que había sido el encargado de
restaurar el Caño Badillo.
No es hasta 1784 cuando, para paliar la mala calidad de las aguas superficiales con las que se
abastecía la ciudad, y por la necesidad de reducir las pérdidas en unas canalizaciones ya muy
deterioradas, comienzan a llegar las aguas a las afueras de la ciudad.
El Arca Principal se sitúa al año
siguiente, en 1785, de nuevo junto a
la puerta del Castillo, junto a una
nueva fuente denominada del Arca,
con la inscripción “CAROLO III
REGE ANN MDCCLXXXV AQUIS
COMMUNI CENSU DUCTIS. URBIS
SALUTI AC ESPLENDORI
LEGIÓNENSES CIVES
CONSULTUM VOLUERE”. La
inscripción aún se conserva, pero su
único caño, junto con el pilón al que
vertía desapareció en los años 70
con la apertura del pasaje de
peatones.
Historia de León a través del agua
45
Desde este punto parten dos ramales, uno hacia el Convento de los Descalzos, continuando hacia la
Plaza de San Isidoro y dando agua a la casa del Vizconde de Quintanilla, a la de los Ceas, al
convento de las Recoletas y a la de los Guzmanes, para llegar a la plaza de San Marcelo, el Hospital
y el Hospicio.
El segundo ramal se abre hacia la izquierda, dando agua a la casa de Niños Expósitos, el caño de la
plaza del Vizconde, el Convento de las Clarisas y varias casas de canónigos para llegar a la Plaza de
la Catedral, donde cede agua al palacio del Obispo y al Seminario Conciliar, avanzando por la calle
de la Palma y Cardiles hasta la plaza de Boteros y la plaza del Mercado.
Aguas de León
46
Manantiales deLas Ventas
Arca Principal
Puerta del Castillo
Convento de Descalzos
Caño Plaza Santo Martino
Convento de San Isidoro
Casa Vizconde de Quintanilla
Fuente Plaza de San Isidoro
Casa de Ceas
Convento de Recoletas
Convento de los Guzmanes
Fuente Plaza de San Mercelo
Hospital de San Antonio
Hospicio
Casa de expósitos
Caño Plaza del Vizconde
Convento de Clarisas
Casas de canónigos
Lonja de La Catedral
Fuente Plaza de Regla
Seminario diocesano
Palacio obispal
Caño de San Martín
Caño de Santa Ana
Carbajalas
Fuente Plaza del Mercado
Muro del Espolón
Historia de León a través del agua
47
También de esta época (1787) es la fuente de San Isidoro, situada en la parte izquierda de la plaza
mirando a la Basílica. Como elementos escultóricos más representativos, se identifica un león que
sujeta una cartela que alude a una inscripción de la Legio VII. La escultura original fue creación de
Mariano Salvatierra aunque la que contemplamos es una reproducción de Andrés Seoane.
Casi a la vez, en 1789 se instala la
fuente en la plaza de San Marcelo,
decorada con esculturas de José
Velasco y donde incluso se conserva la
inscripción “Carolus Rex facit”. El
entonces regidor del servicio de aguas
es el fontanero y arquitecto municipal
Isidro Cruela, como así reza en las
cartelas de la fuente de San Marcelo:
“REINANDO CARLOS III. AÑO
MDCCLXXXVI, ISIDRO CRUELA,
FONTANERO Y ARQUITECTO”; “POR
LA SALUD PÚBLICA Y ADORNO DE
LA CIUDAD”; y “EL COMÚN DE
VECINOS DE LEÓN”.
Para el refuerzo del caudal que suministra a las nuevas fuentes y mejora de las condiciones
higiénicas de la ciudad, el Cabildo Catedralicio cede las aguas que llegaban desde el siglo XV a la
fuente de la plaza de Regla, pero solicita obtener agua gratuitamente de las redes municipales para el
palacio del Obispo, la Casa de Niños Expósitos de Puerta del Castillo y las de varios canónigos. Se
llevan hasta la Puerta del Castillo mediante cañerías empotradas en el muro de El Espolón.
Aguas de León
48
Historia de León a través del agua
49
Además, el Cabildo solicita que finalmente se construya la fuente más monumental de la ciudad, en la
Plaza de la Catedral, aunque no sabemos si socarronamente es dedicada a Neptuno, con esculturas
de Félix Cusac y José Velasco, lo que se realiza también en 1789. Actualmente está desplazada de
su ubicación original: en 1913 se aprueba definitivamente el desmonte de la fuente argumentando
que impedía contemplar la belleza de la catedral. En 1931 se recupera para reubicase en la plaza
Mayor, donde permanecerá hasta 1943, fecha en la que es de nuevo almacenada en los pósitos
municipales para ser montada durante 1949 como fuente únicamente ornamental en el Jardín de San
Francisco donde ha permanecido hasta la actualidad.
Aguas de León
50
En todos los casos, la distribución del agua hasta los municipios corría a cargo de los aguadores, que
la recogían en cántaros desde las fuentes y la vendían ante las puertas a todo aquel que no deseara
acercarse él mismo a por ella.
Por todas estas obras, sin duda
de agradecer, fué llamado Carlos
III jocosamente en León “el
Fontanero”. Su hijo Carlos IV
continúa con la mejora de la
sanidad en la ciudad
construyendo nuevas fuentes. Un
ejemplo es la existente en la
Plaza de Santa María del Camino,
popularmente conocida como
plaza del grano, encargada
también a Isidro Cruela. Puesta
en funcionamiento en 1789, es
rematada con esculturas de Félix
Chusca. Otro ejemplo es la fuente
de La Plegaria, en la calle del
mismo nombre, entre el brazo
norte de la Iglesia de San Martín y
el Consistorio Viejo; reconstruida
en 1801 sobre una fuente
anterior, probablemente de la
misma fecha que la iglesia (1674).
Historia de León a través del agua
51
El buen hacer del madrileño Isidro Cruela en León, a la sazón
profesor de arquitectura de la Real Academia de San Fernando,
queda patente en todas estas infraestructuras de la Ilustración,
que se mantienen en servicio hasta bien entrado el siglo XIX
fecha a partir de la cual son alimentadas por las nuevas redes
de distribución, llegando hasta nuestros días. En 1847 aún
indica Madoz que “el agua de la ciudad procedía de manantiales
y terminaba en un encañado cubierto que forma un paredón al
pie del cual existía el paseo denominado el Espolón de Puerta
Castillo”. La parte encañada de este acueducto se ha
conservado hasta hace unos treinta años. Los habitantes de
León en esta época se conocen por el primer censo moderno de
su población, en 1857, y ascendían a 9.603 vecinos.
Durante las décadas de 1850-1860 se realiza en León una mejora general de sus infraestructuras
que permite su expansión urbana hacia la Estación del ferrocarril (desde el Arco de Santa Ana hasta
la margen del río Bernesga), construyéndose el puente sobre el río. Por cierto, la demanda de agua
de los talleres del ferrocarril se satisface mediante un pozo en uno de sus patios, y una bomba
centrífuga para la extracción, movida por una máquina de vapor. También en esa época se redacta el
anteproyecto de ensanche contiguo a Ordoño II y se realizan las primeras construcciones para
obreros en Burgo Nuevo y Sierra del Agua.
Estos cambios, junto con las alineaciones del paseo del Calvario, Sta. Nonia y Corredera (1892), y el
enlace entre la plaza de Sto. Domingo con la carretera de Zamora a través de la Estación, junto a la
posibilidad de que León fuera sede de la Capitanía General y la apertura de una calle que iba de
Santo Domingo a San Marcos –la Gran Vía-, hacían reabrir el debate sobre la necesidad de un
ensanche.
Aguas de León
52
A finales del siglo XIX se pensó seriamente en la necesidad de asegurar unas condiciones sanitarias
adecuadas en el abastecimiento de agua, que incluían la captación, regulación y distribución de agua.
El ingeniero Ruiz de Salazar menciona durante 1889 en el estudio del Ensanche de la Ciudad unas
cifras de mortalidad preocupantes debidas a enfermedades hídricas (disentería, malaria, infecciones,
etc...), proponiendo un sistema de abastecimiento único y una red de alcantarillas que reemplacen al
suministro de captaciones y eliminen los pozos negros.
Historia de León a través del agua
53
Su proyecto consta de una memoria y un plano con información muy condensada, en los que critica
la técnica de las alineaciones por destruir la identidad de la ciudad antigua y propone la realización de
un ensanche desde San Marcos hasta Santa Ana, al abrigo de la atracción del ferrocarril y del
proyecto de encauzamiento del Bernesga.
A esta propuesta se une en 1894 la de Francisco Blanch y Pons, “Proyecto de urbanización del oeste
de la ciudad” (1894) y en 1895 la de Manuel Fernández y Álvarez Reyero, que presentan
“Anteproyecto de la parte oeste de la ciudad”. A la vista de estas alternativas, en 1896 se redactan las
Bases del Proyecto de Ensanche, de carácter higienista. Al concurso se presenta un solo proyecto,
inspirado en el Ensanche de Cerdá para Barcelona.
En este contexto se desarrollan también otros estudios de carácter técnico, como la traída de aguas
(1893).
Aguas de León
54
Historia de León a través del agua
55
EL LEÓN DEL SIGLO XX A LA ACTUALIDAD
s fruto de este Ensanche la apertura de la ciudad hacia el Bernesga e incluso más allá, que
apenas comienza a vislumbrarse en la topografía leonesa hasta bien entrado ya el siglo XX,
como atestigua la primera edición de la hoja 161 del Instituto Geográfico Nacional (1928)
Instituto Geográfico Nacional. MTN 50 - Hoja 161 - León. ed. 1928 (fragmento)
E
Aguas de León
56
Instituto Geográfico Nacional. MTN 50 - Hoja 161 - León. ed. 1987 (fragmento)
Historia de León a través del agua
57
Instituto Geográfico Nacional. MTN 50 - Hoja 161 - León. ed. 2003 (fragmento)
Aguas de León
58
A través de la historia cartográfica de la ciudad se aprecia también claramente la necesidad de hacer
frente a las inundaciones recurrentes de las márgenes de sus ríos, especialmente la derecha del
Bernesga (Pinilla, El Crucero, La Vega) y la derecha del Torío (La Serna y El Ejido). Para ello se
construyen los muros de encauzamiento en hormigón e incluso la creación de un cauce perpendicular
al Torío que intercepta las antiguas acequias (Presa de San Isidro, Presa Vieja del Obispo, Presa de
Redondal, Presa Blanca, etc..) por las que llegaba el agua a las zonas ahora ya urbanizadas.
Aunque desde el punto de vista ornamental se continúan utilizando en León las fuentes públicas
hasta nuestros días, con máximos exponentes como la fuente de Santo Domingo, la del Barrio de
Historia de León a través del agua
59
Santa Ana o la de Guzmán; las necesidades del abastecimiento de agua van ya por otros derroteros
desde mediados del siglo XIX.
El crecimiento demográfico de León a lo largo de todo el siglo XX es
espectacular: pasa de 9.603 almas censadas en 1857 a un máximo
histórico de 146.270 habitantes en 1991, contando con la anexión
del municipio de Armunia (1970). Esto equivale a multiplicar por 15
su población en poco más de un siglo. La mayor pendiente de
crecimiento orgánico se da durante los años 20, en los que León
pasa a poder considerarse una ciudad media de crecimiento rápido.
0
20.000
40.000
60.000
80.000
100.000
120.000
140.000
160.000
1.900 1.920 1.940 1.960 1.980 2.000
Año Población (hab.)
1.900 15.580
1.910 18.117
1.920 21.399
1.930 29.337
1.940 44.755
1.950 59.549
1.960 73.483
1.970 105.235
1.975 131.134
1.981 134.641
1.986 135.521
1.987 136.558
1.988 137.261
1.989 137.758
1.990 144.021
1.991 144.539
1.992 146.175
1.993 147.311
1.994 147.780
1.995 145.242
1.996 142.526
1.998 139.809
1.999 139.809
2.000 138.006
2.001 137.384
2.002 135.794
2.003 135.634
2.004 135.789
2005 136.414
2006 136.985
2007 135.059
2008 135.119
Aguas de León
60
La presión demográfica preocupa a los regidores, que buscan soluciones. En junio de 1916 se
publica una memoria del perito Santiago Alonso Garrote que pretende traer aguas desde varias
fuentes alejadas de la ciudad. Para ello estudia las posibilidades de la Fuente Hermosa, en Lillo y las
de Lago y la Barga en Valdecastillo (Porma); la Fuente Forfoguera, Fontana, Purgatorio y Calcada de
York, en Felmín y la de Valporquero (Torío); la Fuente de Trueba en Mirantes (Porma) y la de
Negrillos en Huergas de Gordón (Bernesga).
Este estudio pretendía obtener un suministro de unos 75 l/s, adecuado para una población de entre
20.000 y 30.000 habitantes, y contemplaba depósitos en la revuelta del Portillo, a la cota 920 (Puente
Castro); y en el cerro de Tejar, con cota 900, cercano a la Ctra. de Asturias. De esta manera, en un
centro urbano situado a la cota 838, el agua tendría una presión suficiente incluso en los pisos más
elevados. Sin embargo, este proyecto no obtuvo la aprobación municipal, debido a las complejidades
técnicas que planteaba y a la cuantía de su presupuesto. No obstante el problema del abastecimiento
persistía, por lo que el Ayuntamiento convocó un concurso para resolverlo en septiembre de ese
mismo año, pero quedó desierto por falta de participación.
No será hasta 1918 cuando se convoca un nuevo concurso
para resolver los problemas del agua, pero sus dos únicos
aspirantes son descalificados por no ajustarse al pliego. Será
en 1920 cuando se retome la idea de uno de ellos, que
proponía la traída de las aguas subálveas desde el Torío,
realizándose algunas arquetas de prueba. En 1922 se obtiene
la concesión ministerial para captar un caudal de 200 l/s con
el que abastecer la ciudad. Una vez redactado el proyecto y
tras varias modificaciones para elegir la mejor ubicación de la
captación, la concesión de las obras se otorga a D. Antonio
García Ballesteros, incluyendo su explotación en exclusiva por un espacio de 75 años.
Historia de León a través del agua
61
A la par, en los primeros años de la segunda década del siglo XX, la evolución tecnológica permite
poner en marcha un nuevo método de obtención de aguas subterráneas, mediante sondeos
artesianos desde los acuíferos profundos del Terciario, con una calidad y cantidad hasta ese
momento inéditas. La importancia de estos recursos la recoge Barragán Alfaro en el año 1932 en su
“Estudio General de la Cuenca Artesiana de León”, mientras que la hoja Geológica 161 refleja
también en ese año 44 pozos de este tipo en la ciudad, de los cuales 10 son municipales, dos de la
Diputación y el resto particulares, casi todos ellos construidos en la segunda década del siglo XX. Su
profundidad oscila entre los 30 y los 180 m, con caudales que van de los 3 a los 315 l/min.
Sin embargo, la profusión de pozos y la ejecución de muchos de ellos en fincas particulares sin
medios ni conocimientos técnicos adecuados, hace que la mayoría queden mal entubados o se
obstruyan por carecer de filtros, cuando no se quedan en un acuífero pobre. En conjunto, se produce
un agotamiento de las reservas artesianas, y en aquellos que permanecen disponibles, sus aguas
deben extraerse mediante bombeos. Así, en León desaparecen los chorros de Puerta del Castillo,
Santa Ana, Renueva y San Isidoro.
Durante los años 30 y 40 son muy numerosos los barrios de la capital que carecen de suministro de
agua: el Canario, Navatejera, La Vega, San Pedro... Como muestra de la situación baste decir que el
Ayuntamiento debe hacer un requerimiento de urgencia a la sociedad Aguas de León SA para que
ejecute las obras de abastecimiento del barrio de Santa Ana, cuyos vecinos se unieron en su
reivindicación de agua a sus antepasados del lugar hacia el año 1130, cuando el obispo Diego les
cedió parte del caudal de la Presa Vieja.
Para paliar la situación, en los años 50 el Ayuntamiento intenta la recuperación de algunos de los
pozos artesianos, como el de Puerta del Castillo, que con 90 metros de profundidad necesitaba de
una bomba de mano y apenas daba agua. En 1951 se llega a encontrar un gran acuífero en ese
punto, de 30 l/min a 190 m de profundidad, con tubo de 4,5 pulgadas, pero se decide continuar la
perforación. Dos meses más tarde, el 22 de agosto se llega a la cota -220 m, brotando un caudal de
Aguas de León
62
815 l/min, que permite instalar una gran pila ornamental de 13 caños, aunque la mayor parte de tan
enorme cantidad de agua se perdía en el alcantarillado. El derroche hizo que hoy esté agotado.
Durante esa década y hasta bien avanzados los años 60 se continuó la perforación de pozos a
grandes profundidades, obteniéndose caudales de entre 200 y 600 l/min que eran incorporados a las
canalizaciones de abastecimiento. La abundancia dio pie a un consorcio entre el Instituto Geológico y
Minero de España y la Diputación para toda la Provincia de León, que se dividió en zonas acuíferas y
concluyó que el acuífero existente bajo la ciudad tiene su recarga con centro en Lugán, al sur de
Boñar, en la cuenca del Porma, cerca de donde hoy se captan las aguas superficiales.
Sondeo Iniciativa Año de registro
Profundidad(m)
Caudal(l/min)
Plaza del Conde Municipal 1932 142 44,0 Renueva Municipal 1932 146 54,0 Santa Ana Municipal 1932 67 10,3 Puerta del Castillo Municipal 1932 90 29,1 La Serna Municipal 1932 135 16,7 Barrio de La Vega Municipal 1932 86 - Plaza Mayor Municipal 1932 187 0,2 Plaza de San Isidoro Municipal 1932 87 - Puente Castro Municipal 1932 135 48,0 Hospicio Diputación 1932 112 48,0 Granja Agrícola Diputación 1932 75 266,6 Ordoño II (Isidro Alfageme) Particular 1932 235 130,0 Ordoño II (Julio del Campo) Particular 1932 86 25,0 P. Cantos (José Echegaray) Particular 1932 130 315,0 Santa Ana (José Botas) Particular 1932 84 36,0 Armunia (Santiago Alfageme) Particular 1932 135 900,0 Armunia (Miguel Canseco) Particular 1932 90 200,0 Armunia (Finca La Serna) Particular 1932 130 300,0 Puerta del Castillo Municipal 1591 210 815,0 La Chantría (Matadero Municipal) Municipal 1951 194 512,0 Riosequillo Diputación 1960 300 632,0 Riosequilllo (II) Diputación 1965 295 350,0
Historia de León a través del agua
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Aguas de León
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Íntimamente relacionado con los problemas del crecimiento demográfico y la escasez en el
abastecimiento, para asegurar el desarrollo de la ciudad se crea el 6 de junio de 1923, al amparo de
la ley que declara de utilidad pública las obras del servicio de aguas, la empresa para gestionar el
abastecimiento naciendo legalmente la Sociedad Aguas de León S.A. Está formada con capital
privado en el que también participa el municipio, es decir, claro antecedente de una Sociedad de
Economía Mixta. La sociedad adquiere la concesión del servicio para la traída de aguas desde el
Torío adjudicada el año antes a D. Antonio García Ballesteros. Poco después, en 1926 la empresa
ofrece el negocio al Ayuntamiento por un importe de 4.775.000 pts, que lo considera inaceptable, ya
que las obras realizadas son de propiedad municipal.
Aquella captación se ubica en un lugar llamado Repuente, a unos 40 m de la margen derecha del
Torío entre Palazuelo y San Feliz de Torío, en el término municipal de Villaverde de Abajo, y
constaba de un pozo de 5,7 m de profundidad y 5 de diámetro, y una galería de losas de hormigón
separadas verticalmente unos centímetros, por las que penetraba el agua. Mediante un sifón de
sección cuadrada a base de losas de hormigón, el agua era conducida a la otra margen del río,
donde afloraba a un pequeño depósito. Este sistema, probablemente mal ejecutado, solo fue capaz
de dar un máximo de 120 l/s, que se redujo a 80 l/s durante el estío de 1923, más o menos la mitad
de lo contemplado en la concesión.
Por ello, durante la realización de la tubería de traída al año siguiente
se decide completar el caudal previsto de 200 l/s mediante la
instalación de una tubería filtrante, perforada en la generatriz superior
y cubierta de grava; aunque al situarse la toma por encima de los
azudes de la Presa Vieja, durante un fuerte estiaje también pueda
verse reducido. Con ese caudal se esperaba dar cuando comenzaron
las obras, el día de San José de 1924, una dotación de 300 litros por
habitante y día, para una población de 60.000 almas.
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La obra de traída se ejecutó a marchas forzadas entre marzo y septiembre de 1924 para cumplir con
los plazos establecidos por el Ayuntamiento. Para realizar sus 9.217 m fue preciso instalar sobre el
trazado, a pié de tajo, 5 talleres para construcción de tubos de hormigón en masa, y uno de hormigón
armado. La pendiente, sumamente escasa (0.35 por mil), es la justa para poder salvar el pequeño
desnivel entre la toma y el lugar elegido para los depósitos, y cumplir la segunda condición del
municipio: que estos quedasen como mínimo 27 m por encima de la Puerta del Castillo. Los
diámetros elegidos fueron 600mm en el primer tramo y sifón, y 800 mm en el resto.
Las dificultades fueron muchas, especialmente en la construcción de los sifones que salvaban los
desniveles de la traza poniendo en carga la tubería. El primero, aunque solo sometido 3 metros de
carga, se tuvo que instar bajo el río sobre pilotes metálicos de doble T arriostrados con cables. La
situación se aprovechó para realizar un encofrado de hormigón que cubriese el conjunto e hiciera de
presa subterránea facilitando la captación del agua. Los dos siguientes sifones, con mayor carga,
hubieron de realizarse con tubos de hormigón armado, y ante el retraso para servir el material del
único proveedor con sistema patentado para este tipo de obra -que por prudencia del cronista no ha
llegado hasta nosotros-, fueron fabricados in situ. Debido a la premura de los plazos debían
realizarse en cada tajo 20 tubos diarios, lo que exigía un desmoldeo inmediato del tubo para acelerar
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su curado. Esto limitaba la fluidez de la pasta, y como durante el desmoldeo se producía un descenso
de la zona superior, más rica en agua, se reventaban los tubos al tirar el cemento de las armaduras.
El problema pudo solucionarse sobre la marcha, dejando sin atar a las generatrices los tres últimos
aros, para que descendiesen con todo el conjunto.
Otra gran dificultad fue también la instalación de la
traída en el municipio de Villaquilambre, arenoso y
muy rico en aguas. Al abrir la ladera se afectó el
acuífero del que se abastecían las fuentes que había
en la población, con el consiguiente revuelo de sus
gentes, a las que les parecía que aquella tubería se
llevaba su agua. Para estabilizar el terreno la tubería
de León se tuvo que instalar sobre una losa de
hormigón armado apoyada en pilotes de madera; y recubrirse toda la zanja con hormigón formando
una presa subterránea de forma que las aguas volviesen a emerger en sus manantiales.
Con todo, el agua acabó llegando a los depósitos en Ctra. de Asturias, que se conectaron mediante la
arqueta de llegada también a la red de distribución de la ciudad, de 600 mm. Funcionaban como
pulmones de la demanda, es decir, que el agua proveniente de la captación cuando los depósitos
estaban llenos, pasaba directamente hacia la red, y si en algún momento las necesidades de la
población superaban el caudal de agua entrante, comenzaban a vaciarse también los depósitos, que
recuperaban su nivel durante el descenso de la demanda. De esta manera se aseguraba un largo
tiempo de permanencia del agua en los depósitos, que al ser abiertos, pretendían utilizar la
depuración biológica y la desinfección solar para limitar la proliferación de patógenos. Las críticas por
este almacenamiento al aire libre fueron furibundas, a pesar de que la Junta de Sanidad argumentó
que “Por su altura y aislamiento están libres de toda contaminación”·y la modificación del proyecto se
había aprobado mediante una Real Orden.
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Incluso la dirección de la obra, nada más terminar la construcción, apuntó la necesidad de cubrirlos
en cuanto el incremento de población acercase la zona habitada a su emplazamiento.
La solución constructiva de
estos depósitos -aún
existentes- fue una
excavación de unos 5 m de
profundidad sobre el
terreno arcilloso, con forma
tronco piramidal invertida y
taludes a 45º, con
impermeabilización a base
de kallendrita (un geotextil
bituminoso de la época)
asentado sobre una capa
de hormigón de limpieza y
recubierto sobre otra capa
de protección a base de
hormigón con grava.
Al situarse fuera de su término municipal, León desde entonces ofrece una compensación de 5 l/s a
las poblaciones atravesadas: Villaquilambre, Navatejera, San Feliz y las Ventas de Villasinta.
Tanto las alabanzas como las críticas registradas sobre el nuevo abastecimiento son numerosas.
Entre las primeras se resaltan las mejoras hidroterápicas que posibilitará la disponibilidad de agua en
abundancia, además de la facilidad para el aseo personal, la limpieza del hogar y las economías que
produce el lavado de la ropa en casa en el ámbito doméstico. En el comunitario se alaba el
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funcionamiento regular de las alcantarillas, la eliminación de malos olores en los tragantes, la mejor
limpieza de las calles, el ornato de los jardines por el riego, y la purificación atmosférica.
Las críticas son más contundentes: desde las primeras pruebas de captación en el año 1920, el
Sindicato de la Presa de San Isidro, al ver amenazados sus derechos, promueve una denuncia y
reclama la destrucción de la primera arqueta de toma por considerarla de una construcción deficiente.
Llega hasta el Tribunal Supremo, que la desecha.
Posteriormente, se plantean dudas no solo por la seguridad
en las tomas, sino por sus dimensiones, argumentando que
no serán suficientes para cubrir las necesidades de
captación todo el año, por su ubicación, desplazada unos
dos kilómetros del emplazamiento original; por la seguridad
de los depósitos al haber sido construidos abiertos; y por la
propia calidad del agua captada. Mariano Santos llega
incluso a tomar una muestra en el desagüe de Villasinta
hacia la Presa de San Isidro, que es remitida al Instituto
Nacional de Higiene de Alfonso XIII. El análisis, con registro
2.460 y fecha de 24 de septiembre de 1924, concluye que el
agua es impotable por contaminación fecal; según relata él
mismo en su librito “Abastecimiento de aguas de León;
observaciones”, publicado en la Imprenta Castellana en ese
mismo año. No obstante, reconoce que otras muestras tomadas sí dieron una calidad aceptable, y lo
achaca a las filtraciones de los prados y regadíos de los pueblos cercanos (Robles, Palazuelo,
Villaverde y otros) que recoge la toma cuando desciende el caudal del río en verano. Por ello
pronostica que “todas las variaciones que se han introducido en el proyecto de traída de aguas
conducen a un fracaso seguro, que arruinará a la Sociedad abastecedora del agua”.
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A pesar de todo, tan enconada oposición parece deberse a intereses diferentes que el celo por la
perfección técnica, ya que en el mismo libro no duda en afirmar “No hay dinero más reproductivo que
el empleado en la higiene, y una buena higiene requiere agua abundante y buena, y teniendo
recursos, como queda demostrado, por
muy caras que nos salieran, serían más
baratas que las infeccionadas con
polvo, suciedades y bacterias que se
trata de darlos”.
En la actualidad, este abastecimiento
llevaba fuera de servicio varios años
debido a la precariedad de sus
instalaciones y el incremento de los
requisitos sanitarios del agua de
consumo humano. Por ello se tramitó en
2008 la solicitud de cambio de uso de la
concesión, de abastecimiento a riego de
jardines y zonas verdes en general, que
fue aprobada el 10 de noviembre de
2008 por la Confederación Hidrográfica
del Duero, y las necesarias reformas
para aprovechar el agua en las zonas
verdes de Eras de Renueva están a
punto de culminarse.
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La regulación del Servicio de Agua en esta época queda definida en
el año 1924, cuando la Sociedad Aguas de León S.A. publica el
Reglamento para el Servicio y Distribución de Aguas de León, que
se mantendrá en vigor hasta mediados de siglo. En su primer
artículo podemos comprobar que es una época en la que imperan
las tesis higienistas, ya que establece la obligatoriedad para todos
los vecinos de adquirir el agua a esta Sociedad. Estas tesis se
materializan de nuevo en el artículo 34, cuando establece el pago
del consumo mínimo en los inmuebles declarados insalubres, que
serán aquellos en los que el dueño se niegue a realizar la toma de
abastecimiento. El primer abonado del nuevo servicio será D. Juan
Guisasola, en la C/ Sierra Pambley, 7 (hoy Alcázar de Toledo).
Por otro lado, el estado de la técnica hidráulica durante los comienzos del siglo XX ya permite
disponer la instalación de contadores domiciliarios, así como los accesorios de corte necesarios en
las acometidas. Se aprecia por el contrario, que la tramitación administrativa básica aún dista mucho
de disfrutar los adelantos informáticos de estas últimas décadas, y a consecuencia de ello en el
Reglamento se recoge el cobro a domicilio como única forma de pago. Sin embargo, las
disposiciones de corte por impago y la recaudación por
vía de apremio contra la morosidad indican que hay
constantes en todas las épocas.
No puede dejarse de mencionar sobre este Reglamento
de 1924 la aparente carestía, tanto de precios como de
tarifas, pese a contemplarse subsidios parciales para
las rentas más bajas en casos de alquiler del inmueble,
con fuertes reducciones del mínimo a pagar.
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A pesar del control de los caudales consumidos, como la ciudad continúa creciendo sigue
incrementándose la demanda de agua, por lo que la concesión del Torío resulta insuficiente para
garantizar el abastecimiento. Pocos años después, en 1943, en desacuerdo sobre cómo lograr las
ampliaciones de caudal y financiar las obras, el Ayuntamiento solicita de nuevo la municipalización
del servicio.
No será hasta el año 1954 cuando se produzca la aprobación por el Ministerio de la Gobernación,
llevándose a efecto el rescate del monopolio el 23 de diciembre de 1956, fecha en la que a cambio de
13 millones de pesetas del erario público retorna el Servicio de Agua a manos del Ayuntamiento, a lo
que hay que sumar numerosas inversiones en obras para ampliación de la tubería de captación de
aguas subálveas, un nuevo sifón, la perforación de pozos artesianos en la zona de Villaverde; la
estación de bombeo en la margen derecha del Bernesga y la red de distribución de esa zona.
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En los años siguientes y a pesar de estas obras, el fuerte crecimiento demográfico de la capital,
desmesurado a consecuencia del comienzo del éxodo rural de la segunda mitad del siglo XX,
produce una rápida extensión de las redes de distribución de agua, que en 1982 alcanzan más de
1.300 hectáreas frente a las poco más de cien de principios de siglo. Esto, unido a la escasez estival
en la captación y a la problemática asociada a la gestión de una red de elevada extensión,
determinan el comienzo de fuertes restricciones en el suministro.
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Para paliarlas, a finales de los años 60, a la par que se declara la ciudad Conjunto Histórico-Artístico
y Monumental; la Confederación Hidrográfica del Duero y el Ayuntamiento de León construyen un
sistema complementario de abastecimiento desde el Luna, regulado por el embalse de Barrios de
Luna y el sistema de riegos del Páramo. El agua procede del contraembalse de Selga de Ordás y
llega por el Canal principal del Órbigo, hasta la cámara de carga de la Central Hidroeléctrica de
Cimanes de Tejar hasta Velilla de la Reina. Allí entra por una tubería de fibrocemento de con tramos
de 800, 700 y 600 mm de diámetro, para completar un recorrido de 22 Km hasta León. La obra
suministra un caudal máximo de 400 l/s, finalmente concedido por Resolución de la Confederación
Hidrográfica del Duero de 25 de mayo de 1974. Una vez en la ciudad, el agua se clora y almacena
antes de su distribución en dos grupos de depósitos cubiertos situados en Oteruelo y en Avenida de
Asturias (contiguos a los
aljibes abiertos de la traída
del Torío). La capacidad
de cada uno de estos
cuatro depósitos gemelos
es de 10.000 m3. Estas
instalaciones entraron en
servicio en el año 1969.
Posteriormente, a
comienzos de los 80, se
completa la obra con la
ETAP de Oteruelo, junto a
esos depósitos, con
tratamiento físico químico
convencional.
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Por cierto, que el caudal derivado en Velilla desde canal hacia la tubería de toma, se ajusta por unas
compuertas muy parecidas a las descritas por Vitrubio dos mil años antes para estos menesteres...
Debido a que la operación del canal de toma corresponde a la Confederación Hidrográfica del Duero,
para garantizar el suministro de la ciudad con aguas del río Luna durante las operaciones de
mantenimiento, limpieza o reparación de ese canal, el Ayuntamiento construyó en 1984 una impulsión
de unos 4 Km de longitud desde Alcoba de la Ribera hasta Velilla de la Reina, con central de bombeo
equipada con 3 bombas de 300 CV cada una, capaces de elevar 225 l/s a una altura de 69 metros de
columna de agua. La calidad de esas aguas no es ya problema al contar con la ETAP de tratamiento.
De la captación del Luna, en virtud del acuerdo adoptado por el Ayuntamiento Pleno en sesión de
fecha 13 de octubre de 1966, se ceden 20 l/s para el abastecimiento a la localidad de la Virgen del
Camino y fundamentalmente al complejo Fundación Virgen del Camino.
Bombeodel Luna
Toma canalde Velilla
ETAP deOteruelo
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Estas fuentes de
suministro en alta
(traídas del Torío y
del Luna) no
garantizan la
continuidad del
suministro debido a
su alta variabilidad
durante el estiaje, por
lo que son
complementadas con
los caudales
aportados por cinco
perforaciones en el
área del Bernesga –
Torío capaces de
alcanzar los 170 l/s.
Actualmente hay
unos 25, la mayoría
en servicio para usos
de riego y limpieza.
Rojo – Caño artesiano;
Amarillo – Pozo ordinario;
Azul: Sondeo
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El crecimiento demográfico junto al crecimiento económico, provoca en todas las sociedades
modernas y también en León y su entorno, una progresión geométrica de las cantidades de recursos
naturales necesarios para la producción y consumo de bienes y servicios. Esto, unido a las fuertes
restricciones de agua que se producen en los periodos estivales durante la década de los 80
provocan una creciente sensibilización de la opinión pública a los problemas medioambientales, que
la nueva ETAP en la traída del Luna mitiga, pero no es capaz de paliar.
FOTO AÉREA ETAP Oteruelo
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CaptaciónPorma
ETAP deVillavente
Caudalímetro
Válvula decorte
La problemática a mediados de esa década se extiende a un alfoz también en expansión, lo que
provoca la colaboración entre las diversas administraciones y entidades para buscar una solución
común. Ésta se materializa en 1992 con la traída de aguas del Porma, regulado en la presa de
Vegamián. La captación se realiza en el término municipal de Vegaquemada, a la altura de
Candanedo de Boñar, aguas debajo de Boñar. Mediante un largo azud atravesado en el cauce y una
cámara de toma, se capta el agua
que parte por una tubería de
hormigón con camisa de chapa con
1.300 mm de diámetro y 33 Km de
longitud, hasta llegar a la Estación
de Tratamiento de Villavente, en el
nordeste de la ciudad. Desde sus
depósitos reguladores en el Portillín
(36.000 m3), suministra agua a la
ciudad por la Candamia mediante
una tubería de fundición de 1.000
mm de diámetro que se bifurca en
varias arterias. La traída tiene una
capacidad de 1.275 l/s, aunque la
ETAP únicamente está construida en
su primera fase, proporcionando 425
l/s. Actualmente el caudal de
concesión asciende a 750 l/sg,
según la Resolución del Presidente
de la Confederación Hidrográfica del
Duero de 5 de marzo de 1990.
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Todo este nuevo sistema de abastecimiento fue previsto para una dotación de 400 litros por habitante
al día, con unas estimaciones de crecimiento de la población hasta los 360.000 habitantes; y
suministro exclusivamente desde las traídas del Luna y del Porma, que irían adecuándose conforme
se produzca el desarrollo demográfico de León. Además, como consecuencia del Convenio de
colaboración suscrito entre el Ayuntamiento de León y el Ayuntamiento de Villaquilambre el 17 de
junio de 1996, se suministra también agua de la captación del Porma a la localidad de Villaobispo de
las Regueras, con un caudal máximo fijado inicialmente en 10 l/sg., que a solicitud del Ayuntamiento
de Villaquilambre el Consejo de Administración del Servicio Municipalizado de Aguas acordó el 14 de
octubre de 2005, elevar a 20 l/sg.
Aunque bien concebido, este
último abastecimiento dio
bastantes quebraderos de cabeza
durante su puesta en marcha a la
dirección de obra. Debido a la
mayor cota del depósito de la
nueva ETAP en Villavente, se
pensó en aprovechar esa
circunstancia para incrementar la
presión de la red de distribución,
al menos en la zona este, más
próxima a la conexión del suministro. Pero los medios de la época –hace ya casi 20 años- aún no
permitían calcular con precisión el incremento y aún más analizar el estado y la fiabilidad de cada
tramo de tubería con la nueva presión. El caso es que la noche del 16 al 17 de julio, durante la
prueba previa a la inauguración, se comprobó que el nuevo caudal de agua tenía tal presión que
llegaba hasta los depósitos viejos de la carretera de Asturias, rebosando por ellos. Esto significaba
que la pérdida de carga en la red era menor a la estimada, y por tanto, mayor la presión alcanzada.
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Para evitar el desbordamiento se cerró la válvula de salida de los depósitos, pero esto hizo que la
presión aumentase más, y de forma casi inmediata, al no poder desahogar el nuevo esfuerzo al que
se veía sometida, la red rompió. Reventó longitudinalmente la tubería de 500mm de diámetro en la
calle Ramón y Cajal, desatando un verdadero río. Por si fuera poco, a las pocas horas hubo otro
reventón similar en la red de igual diámetro la Avenida de Asturias. Para aliviar la situación, dramática
porque la rotura de las principales arterias podía suponer una interrupción del servicio prolongada, se
decidió abrir de nuevo la válvula de los depósitos de Ctra. de Asturias, a costa de perder agua.
Tras varios días de pruebas, el 21 se rompe otra tubería de gran diámetro, esta vez de 400mm en la
calle Cartagena. Aunque el estudio realizado para analizar estos problemas argumentó una
confluencia de diversas causas, parecía claro que todas ellas derivaban del aumento de presión y las
maniobras realizadas durante las pruebas. Prueba de ello es la solución finalmente adoptada,
consistente en colocar dos válvulas reductoras de presión en los dos ramales que conectan la bajada
de la ETAP a las redes existentes, limitando la presión transmitida hacia el centro de la ciudad a 5
atmósferas, y a la zona este a 6,5. Al final la obra se cedió al Ayuntamiento y el Servicio de Aguas se
hizo cargo de su operación y mantenimiento, sin que afortunadamente nos conste que se hayan
registrado sucesos similares a los acaecidos en aquellas fechas.
Al margen de esas grandes roturas tan espectaculares, en general, tanto en la capital como en su
área de influencia (Santovenia de Valdoncina, Ozonilla, Villaturiel, Valdefresno, Villaquilambre,
Sariegos, San Andrés de Rabanedo y Valverde de la Virgen), el principal problema de las últimas
décadas es el deficiente estado de las redes de distribución. Esto produce un elevado porcentaje de
pérdidas de agua; problema al que se une la mala calidad de los recursos hídricos del freático,
expuestos a numerosas fuentes de contaminación y sin un plan de protección adecuado. Para
resolver esta situación se han realizado varios estudios que plantean diferentes alternativas para
asegurar el suministro de León y su alfoz, ya que resulta de vital importancia la óptima gestión del
Ciclo Integral del Agua para permitir el desarrollo continuado de la zona.
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La resolución de los problemas de una red de distribución requiere aplicar una estrategia que permita
concentrar los esfuerzos en las zonas más deficitarias, permitiendo el control por sectores para
identificar de manera rápida y eficiente los puntos donde se producen las mayores pérdidas de agua.
En la puesta en marcha de la traída del Porma hubo de hacerse una regulación de los caudales y las
presiones aportados a cada zona de la ciudad en los ramales de conexión, pero fue un remedio a un
problema, más que una decisión madura de comenzar la sectorización detallada y telegestionada de
la red, y aunque hubo intentos para iniciarla, aún será un reto para los próximos años.
Por otra parte, el alfoz de municipios circundantes sufren similares problemas de abastecimiento que
la capital: Onzonilla, San Andrés del Rabanedo, Santovenia de la Valdoncina, Sariegos, Valdefresno,
Valverde de la Virgen, Villaquilambre y Villaturiel, agravados por el reducido tamaño y la dispersión
de sus pedanías, que agrupan unos 75 núcleos de población en más de 470 Km2 de superficie. En
los más pequeños continúa el aprovechamiento de las aguas subterráneas, aunque cada vez con
una preocupación creciente de sus regidores por la calidad sanitaria del abastecimiento suministrado.
Los más grandes, en función de su grado de desarrollo, y entre los que se adelanta San Andrés del
Rabanedo en la década de los 50 por su proximidad a la capital, seguido de Villaquilambre, Valverde
de La Virgen, Onzonilla y Sariegos durante los años ochenta y noventa; buscan diversas soluciones:
desde el viejo recurso a pozos artesianos cada vez a mayor profundidad, a la cesión de caudales en
alta desde las traídas de agua de la capital o la compra del líquido vital.
La depuración de las aguas residuales en cada núcleo de población del alfoz es un problema
bastante peor afrontado hasta la actualidad, y produce graves riesgos de contaminación de los
acuíferos superficiales situados en la vega aluvial en la zona sur de la ciudad, incapacitándolas para
usos tanto domésticos como industriales. Más grave es sin duda la ausencia de un sistema de control
de vertidos a las redes de alcantarillado que aseguren el cumplimiento de unos valores paramétricos
que permitan el funcionamiento continuo de la depuradora existente, que puede verse afectado por
vertidos industriales no controlados.
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La integración de la técnica y la cultura durante el periodo más reciente se refleja también en el
servicio de aguas de León. Ejemplo de ello es que el artista Salvador Armesto Núñez pinta en 2001
los depósitos de agua de Ctra. de Asturias. Construidos a finales de los 60, quedan en un entorno
degradado a las afueras de la ciudad, por lo que su decoración busca integrar el entorno urbano y el
natural recuperando su valor como elemento de arqueología industrial, mediante la pintura de sendos
murales con dos bosques, uno de árboles blancos dedicado al Sol y otro azules dedicado a la Luna.
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El final de siglo XX en la ciudad de León está regulado por el Plan General de 1982, que sustituyó al
anterior de 1960. De carácter marcadamente desarrollista, proyectaba pasar de los 113.134
habitantes de 1981 a unos 300.000 en suelo urbano y urbanizable programado durante los 8 años de
su programa. Así, surgen dos grandes actuaciones en suelo urbano: Eras de Renueva al norte, con
4.945 viviendas; y los polígonos 58 y 61 al otro lado del río con otras 2.993 viviendas. En suelo
urbanizable se programan también muchos sectores entre los que destacan La Chantría (centro), un
plan asumido (polígono 10) y una ronda de nuevos asentamientos: Armunia Norte, Cruce de Armunia,
La Vega, Oteruelo, dos sectores en Puente Castro, La Lastra, El Egido, San Pedro, La Palomera, La
Torre, San Mamés, San Esteban.
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En 1992 se plantea la revisión de este plan, cuyo avance se presenta en 1996, pero una Sentencia
del Constitucional al año siguiente anula varios artículos de la entonces Ley del Suelo que invalidan el
trabajo realizado. Por ello se prefiere actuar mediante sucesivas modificaciones del plan original
acumulándose en más de medio centenar, hasta la redacción de un nuevo Plan General, lo que no es
posible hasta 2003.
Todo ello hace de León una ciudad paradójica desde el punto de vista urbanístico: con un ensanche
a principios del siglo XX con una estructura clara pero sin continuidad posterior, el conjunto carece de
una clara integración entre ambas márgenes del Bernesga, más agravada en su margen derecha por
el ferrocarril; y de una solución de continuidad entre los diversos sectores de la ronda programada,
que es ejecutada a trozos mediante planes parciales. Estas características, fácilmente apreciadas en
el viario urbano, se reproducen en la red de distribución de agua. Por otra parte, coexisten zonas más
afortunadas, como Eras de Renueva, con manzanas semiabiertas y calles sin salida jalonadas por
viales y zonas verdes, cuyo quizá mayor defecto desde el punto de vista hidráulico sea la falta de
dotación de recursos suficientes para el riego desde fuentes alternativas a la red de agua potable.
En materia de abastecimiento, el nuevo Plan General de 2003 resalta los criterios de sostenibilidad,
reconociendo los elevados consumos por habitante en León, incluso una vez deducidos los
correspondientes a riego y suministros industriales; que achaca al elevado número de fugas
especialmente en las redes con mayor antigüedad.
Según este plan, la capacidad de almacenamiento resulta baja, aprovisionando para una autonomía
de tan sólo dos días, lo que resulta escaso por las condiciones y elevada longitud de las traídas de
agua en alta (canales abiertos y sin control), por las características técnicas de las plantas de
tratamiento (una sola línea por planta), y por la existencia de grandes zonas urbanas servidas tan
sólo en modo ramificado.
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Por otra parte, al ser las arterias principales de distribución la conexión entre los dos grupos de
depósitos reguladores, se provocan desequilibrios de presiones en la red, con los consiguientes
golpes de ariete y fenómenos transitorios que disminuyen ostensiblemente las garantías de
continuidad y autonomía del sistema global, lo que se ve agravado por la situación de ambos grupos
de depósitos y la configuración de la propia arteria.
Probablemente por todo ello y por la elevada antigüedad de las redes en algunas zonas, el Plan
también detecta claros desequilibrios zonales en la globalidad y homogeneidad del sistema, con
zonas muy bien servidas y con alta garantía de servicio, y otras en situación precaria.
Por tanto, según el Plan no hay necesidad de incrementar por el momento la capacidad de las
infraestructuras de captación, aducción y tratamiento, que resultan adecuadas y suficientes para las
previsiones de crecimiento de la ciudad incluso a largo plazo; pero sí son necesarias actuaciones que
garanticen un mejor reparto y distribución del agua en la red. Entre ellas que destacan tres grandes
actuaciones recogidas en la memoria, aunque no en el estudio económico del Plan:
• Cierre del anillo general en el sur, aprovechando la traza de la nueva variante sur.
• Nuevo depósito regulador en la zona sur.
• Diferenciación funcional de las redes en alta y la red de distribución.
El resto de actuaciones para el equilibrio del sistema pasan por el desarrollo de nuevos sectores,
sobre todo para la mitad oriental del núcleo; ya que la extensión hacia el sur del Plan pretende
exclusivamente efectos expansivos por lo que en último extremo no considera que vaya a tener
efectos sensibles de mejora del sistema.
Además, este Plan, en su normativa dedica un artículo a las condiciones de diseño que habrán de
cumplir los planes de desarrollo que contempla en materia de abastecimiento, que se reproduce a
continuación:
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Art. 53. Condiciones técnicas de diseño e implantación para el Subsistema de Abastecimiento
de agua en los planes de desarrollo de este Plan General.
1 - Las normas contenidas en este artículo tendrán en todo caso carácter complementario y supletorio respecto de las Normas sectoriales establecidas o que puedan establecer tanto las administraciones públicas como las empresas concesionarias del correspondiente servicio, las cuales prevalecerán sobre las aquí establecidas en todo aquello que sea competencia de su materia sustantiva.
2 - Las dotaciones mínimas unitarias a considerar por los distintos instrumentos de desarrollo de este Plan General según los distintos usos a que se destine el suelo que ordenan serán las siguientes:
a) Uso predominante residencial: 300 (trescientos) litros por habitante y día. En esta dotación se incluye el consumo necesario para los usos complementarios, y especialmente el riego de los espacios libres a prever.
b) Uso predominante de actividades económicas: 1,5 (ciento cincuenta centésimas) litros por hectárea de suelo bruta ordenada. Esta dotación mínima se aplicará cualesquiera que sean los usos básicos, complementarios y compatibles a implantar, e incluye el consumo necesario tanto para estos usos como para las dotaciones locales a implantar.
3 - El consumo máximo para el cálculo de las redes se obtendrá multiplicando el consumo medio diario por 2,4 (doscientas cuarenta centésimas) en suelo de uso dominante residencial, y 3,0 (trescientas centésimas) en suelos de otros usos dominantes.
4 - La implantación de la red de abastecimiento de agua se hará siempre bajo las bandas lineales de uso peatonal, a una profundidad mínima de 120 (ciento veinte) centímetros bajo la cota de pavimento terminado, y separada de otras conducciones una distancia de, al menos, la que se establece en la siguiente tabla:
SEPARACIÓN MEDIA ENTRE GENERATRICES DE LAS INSTALACIONES (cm). Redes Distancia Horizontal Distancia Vertical Saneamiento 100 100 (la red de agua discurrirá siempre
por encima de la de saneamiento) Gas 50 50 Electricidad Alta 30 30 Electricidad Baja 20 20 Telecomunicaciones 30 20 Alumbrado Según Reglamento de Baja Tensión
5 - Se implantarán bocas de riego situadas en ambas aceras a una distancia de 25 (veinticinco) metros, al tresbolillo.
6 - Se implantará asimismo las bocas de incendios aptas para cumplir las vigentes las Normas Básicas de vigentes.
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RETOS PARA EL S. XXI
anto los responsables de las diversas administraciones como la sociedad en general son
cada vez más conscientes de la importancia de las infraestructuras urbanas sobre el
territorio, los sistemas del medio físico, y las actividades socioeconómicas que soportan.
Entre ellas destaca notoriamente la óptima gestión del Ciclo Integral del Agua,
especialmente por sus repercusiones sanitarias y sobre la calidad de vida de los
ciudadanos. Comprende tanto el abastecimiento de agua y la evacuación y tratamiento de
aguas residuales, junto a otras labores como el aprovechamiento de los recursos hídricos,
la protección de captaciones y el control de vertidos al medio receptor. Otras
infraestructuras que influyen también en el desarrollo socioeconómico son las dedicadas al
transporte, abastecimiento de energía, y tratamiento de residuos sólidos.
En los albores del siglo XXI, León es un cruce de caminos que, a pesar de haber sido
desplazado de las grandes rutas trasnacionales por carretera, debe articular los transportes
y comunicaciones del norte y noroeste peninsular, desde Asturias a Tras os Montes. Una
prueba de ello es la ubicación de las sedes de las mayores empresas del ramo: Telefónica
y RENFE; así como la activación comercial del aeropuerto. Las carencias que en este
sentido venía sufriendo la zona urbana han sido en gran medida subsanadas por nuevos
viales, travesías y rondas que no obstante están pendientes de formar anillos cerrados. En
torno a estas vías principales se distribuyen las ocupaciones industriales, antes situadas
junto al ferrocarril: La Vega, Trobajo del Camino, Armunia, Trobajo de Cerecedo, Villacedré
y Onzonilla principalmente.
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La configuración como nudo de caminos y el atractivo turístico de la capital sin duda contribuyen a la
preponderancia de un sector terciario muy diverso que ocupa las tres cuartas partes de la población
activa, frente a una cuarta parte industrial. Desde los años 80 del siglo XX el sector industrial carece
de implantaciones o ampliaciones notables, siendo la construcción uno de sus pilares básicos, en
parte debido a un crecimiento residencial sostenido, fruto de las carencias acumuladas en cuanto a
calidad de vivienda en épocas pasadas y al aumento de población.
Este crecimiento continuado hace vislumbrar en un futuro inmediato una nueva tipología de ciudad,
en la que ya no cabe hablar de una ciudad media sino más bien de un área urbana en la que la
capital influye en gran medida en los pueblos de su alfoz y su entorno, difuminándose el límite entre
lo rural y lo urbano.
La nueva situación exige la colaboración entre las diversas administraciones tanto en materia de
Ordenación Urbana como de Gestión de Servicios, aspecto este último en el que ya hay ejemplos
notables como las Mancomunidades para recogida de basuras, servicios funerarios, o saneamiento.
En el futuro será la capital la encargada de liderar estas colaboraciones, presentándose la más
inmediata oportunidad en la Gestión del Ciclo Integral del Agua, por la necesidad apremiante de
asegurar la cantidad y calidad del suministro en todo el área urbana, que exige además la protección
conjunta tanto de los acuíferos como del medio receptor; lo que por ende conlleva la asunción de
algunas tareas actualmente encomendadas a la Mancomunidad del Saneamiento de León y alfoz.
Resueltos los problemas de abastecimiento y contaminación, aún quedaría pendiente la resolución
del problema de las avenidas en las vegas del Bernesga y Torío, riesgo potencial que se ha paliado
en gran parte con las obras de canalización y desvío efectuadas, pero que sin duda se incrementará
con el venidero desarrollo urbano y deberá ser objeto de estudio conjunto entre las administraciones
locales y la Confederación Hidrográfica del Duero.
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En resumen, puede afirmarse que tras 2.000 años de historia, la positiva influencia de los factores
que confluyen en el comienzo del nuevo siglo sobre León representa una oportunidad materializable
en un primer momento para la atracción de nuevas industrias en desarrollos urbanos ordenados al
hilo del nuevo Plan General, empresas que en fases posteriores contribuyan a potenciar los centros
de formación, investigación y desarrollo, así como asegurar el crecimiento demográfico de la capital
en una época de recesión casi general fuera de las grandes metrópolis. Razones que unidas a la
disponibilidad de recursos que representa la gran extensión de una provincia territorialmente bien
equilibrada, posibilitarán que el área urbana se dote de una serie de sedes administrativas
adecuadas a su importancia, de las que se
contempla un anticipo en Eras de Renueva.
Aguas de León suministra agua a comienzos
de 2009 para unos 140.000 habitantes, entre
los pertenecientes al término municipal de
León (135.000), y a los de parte de su alfoz:
localidad y el complejo Fundación Virgen del
Camino, Villaobispo de las Requeras,
Villaquilambre, y al Polígono Industrial que
León comparte con los municipios de
Onzonilla y Santovenia de la Valdoncina,
mediante un consorcio intermunicipal.
El número de abonados asciende actualmente a unos 45.000, de los que unos 35.000 son usuarios
domésticos y el resto industriales. El consumo se reparte en distinta proporción, correspondiendo
aproximadamente 1/3 a los suministros industriales y 2/3 a los consumos domésticos; pero el
volumen facturado pocas veces llega a alcanzar en los últimos años siquiera el 40%, como ya recogía
el informe de fiscalización emitido por el Consejo de Cuentas de Castilla y León en el año 2004.
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Para aprovechar este momento crucial en la historia de
la ciudad y teniendo en cuenta que el agua es un bien
escaso y de valor fundamental para lograr un desarrollo
económico y social sostenible, el Excmo. Ayuntamiento
ha considerado necesario buscar un socio empresarial
que colabore en la gestión del Servicio Municipal de
Aguas de León, creando una Sociedad de Economía
Mixta con participación mayoritaria municipal, que
tendrá una personalidad jurídica propia.
La principal razón para ello es la necesidad de aplicar
el máximo de conocimientos para obtener un servicio
eficiente desde todo punto de vista, lo que exige un alto
nivel de especialización, que queda fuera del ámbito de
la organización municipal, al no estar diseñada para
aprovechar conocimientos, técnicas, formas de
organización, experiencias, etc específicas de uno solo
de sus servicios. Además, la incorporación de un socio
privado con presencia suficiente en otras poblaciones
permitirá a Aguas de León aprovechar sus economías
de escala y acceder a soluciones tecnológicas y medios
técnicos que de otra forma quedan fuera de su alcance.
Aquagest aspira y espera ser el socio que León
necesita en su abastecimiento, cuidando además otros
compromisos sociales y culturales de las que este libro
pretende ser un primer avance.
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