C.B. Los hombres danza
ISBN 970-701-991-3
Los hombres que dispersó
literatura
Yo vengo de lenguas indígenas, de las que dos hablé hasta ya ma-
yorcito, con algo de un precario español. Sin caer en alardes ni
modestias, me puedo presentar y me presento, como un indio
que logró por virtud de los libros integrarse mexicano: esto es,
una mitad blanco y otra mitad cobrizo.
Cinco años después de iniciar el aprendizaje formal de la len-
gua española, escribí este pequeño libro, que ha corrido la suerte
de muchas ediciones, Los hombres que dispersó la danza: una
aproximada conjunción y armonización de las dos almas, las dos
sangres y las lenguas de que venimos.
De leer libros me vinieron impulsos de escribirlos. Porque
siempre la palabra engendró palabras y los libros dieron a luz
libros.
Yo leo libros desde que me acuerdo. Siempre que pienso en
mí me veo con un libro en la mano. Y si bien no siempre los en-
tendí, algo quedó que después fue útil para entender. Por eso se
ha dicho que la ignorancia es el principio de la sabiduría. Lo he
dicho otras veces y lo repito ahora porque es una convicción: yo
soy los libros que he leído. El libro fue para mí lo que el molde al
barro: me dio forma.
Quien lee un libro, lee dos. Quien un día lleva un libro a su
casa, acaba por crear una biblioteca, no importa su número, que
no lo tiene.
Intenta, joven lector, como yo lo intenté: seguir el camino de
aquellos que, viniendo de lenguas indias, aprendieron otros idio-
mas, sin detrimento de la lengua que aprendieron en el regazo
materno y en la leche de sus niñeces.
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CONOCERPARA DECIDIREN APOYO A LA INVESTIGACIÓN A C A D É M I C A
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