+ All Categories
Home > Documents > angeles pueden cambiar - Editorial Sirio

angeles pueden cambiar - Editorial Sirio

Date post: 18-Dec-2021
Category:
Upload: others
View: 2 times
Download: 0 times
Share this document with a friend
16
Angeles vida tu pueden cambiar Los ´
Transcript

Angelesvida

tupueden cambiar

Los´

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 3

Diseño de portada: Editorial Sirio, S.A.

© de la presente ediciónEDITORIAL SIRIO, S.A. EDITORIAL SIRIO ED. SIRIO ARGENTINAC/ Panaderos, 14 Nirvana Libros S.A. de C.V. C/ Paracas 59 29005-Málaga Camino a Minas, 501 1275- Capital FederalEspaña Bodega nº 8 , Col. Arvide Buenos Aires

Del.: Alvaro Obregón (Argentina)México D.F., 01280

www.editorialsirio.comE-Mail: [email protected]

I.S.B.N.: 978-84-7808-613-9

Impreso en China

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunica-ción pública o transformación de esta obra sólo puede serrealizada con la autorización de sus titulares, salvo excep-ción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Españolde Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita foto-copiar o escanear algún fragmento de esta obra».

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 4

editorial irio, s.a.

Angelesvida

tupueden cambiar

Los

David G. Walker

´

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 5

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 6

7

El momento que nos ha tocado vivir no es nada fácil.Muchos estamos mal. Casi todos tenemos problemas.Nuestra salud renquea con diversos achaques. La rela-

ción de pareja es cada día más difícil, el trabajo más problemá-tico y el futuro cada vez más incierto. Además, el dinero es-casea.

Algunas veces, las dificultades pueden agobiarnos hasta elpunto de hacernos perder el gusto por la vida. Tal era mi situa-ción cuando fui consciente de los ángeles por primera vez. Nodeseaba vivir más. Sabía que nadie de fuera podría ayudarme ysabía también que carecía de las fuerzas necesarias para salirdel hoyo por mí mismo. Entonces, por casualidad, descubrí unmétodo de autoayuda que no era tal, pero que funcionó de unamanera milagrosa. Hizo que mi vida diera un vuelco de 180grados y que las oscuras nubes que ensombrecían mi horizontese fueran despejando, hasta que muy pronto brilló de nuevo elsol. Y brilló con más fuerza de la que nunca antes tuvo. El

Prefacio

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 7

método fue muy simple; el es-fuerzo, mínimo –no estaba

yo entonces para gran-des esfuerzos–, y el re-sultado, increíble.Tomé conciencia de losángeles del modo máscasual. En un principio

no creí mucho en ellos,pero tampoco fui totalmen-

te escéptico. Supe que pode-mos pedir su ayuda y decidí poner-

los a prueba. Ése fue el principio de una relación maravillosaque perdurará para siempre y que todos, absolutamente todos,podemos iniciar cuando lo deseemos.

Y éste es mi primer mensaje para ti, que me estás leyendoen este preciso momento: ¡no te dejes engañar! El mundo esmucho más amplio, más zrico y complejo de lo que captan tussentidos. De hecho, ellos son como una estrecha rendija por laque apenas se divisa una minúscula parte de la realidad. Vemosy sentimos lo que cae dentro de esa abertura, pero nada más.Esto es algo muy sabido; sin embargo, lo olvidamos continua-mente. Tus sentidos te dirán que estás solo, pero eso no es ver-dad. Son muchos los seres que te acompañan en este mismoinstante. Aunque tus ojos no puedan verlos, aunque tu tacto nosienta su piel ni tu olfato su perfume, aunque tus oídos no oigansus pasos. Algunos de ellos pueden ayudarte a mejorar tu situa-ción y les encantaría hacerlo.

Solamente tienes que pedírselo.

San Antonio, TexasOctubre de 1994

8

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 8

9

Hace quince años inicié una relación bastante estrechacon algunos seres que desde mi punto de vista actualno puedo calificar más que como humanos angelica-

les, con muy estrechos contactos en el otro lado de la realidad.Sin embargo, mi conciencia de este hecho no fue entoncesdemasiado profunda, de modo que debió transcurrir más de unadécada antes de que los ángeles llegaran a desempeñar unimportante papel en mi vida.

Todo se inició como consecuencia de un encargo de tra-ducción efectuado por un editor y gran amigo. Se trataba dellibro de Terry Taylor Mensajeros de la luz, que yo debía tradu-cir al español. Cauteloso por naturaleza, no di en un principiomucho crédito al contenido del libro; me parecía –y me siguepareciendo– encantador en muchos aspectos, pero en otrosexcesivamente fantasioso. No obstante, el contacto forzado quecon él mantuve durante cierto tiempo y quizás también ladesesperada situación en que entonces se hallaba mi vida a

Introducción

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 9

todos los niveles me empujaronun día a comprobar la afirma-ción de Terry Taylor según lacual «toda petición humana,cualquiera que sea su importan-cia, será tenida en cuenta porlos ángeles y llevada a efecto,siempre que sea favorable paratodos los implicados, o al menosno resulte dañina para nadie».De modo que me decidí a pedirla ayuda de esos seres espiri-tuales protagonistas del libro deTerry, sin imaginar ni un mo-mento que pudiese recibir losolicitado, y mucho menos que,pocos años después, yo mismoestaría escribiendo sobre ellos.El primer problema que les pre-

senté se resolvió de una manera rápida y sorprendente. Misituación económica era bastante crítica y lo que más me preo-cupaba en aquel entonces era el ya atrasado alquiler de mi apar-tamento. Usualmente entregaba cada mes un sobre con la can-tidad acordada a la madre de la dueña, que vivía en el mismoedificio, dos pisos más arriba. Apenas habían pasado cinco oseis días desde mi petición de cierta ayuda monetaria cuando demanera totalmente inesperada recibí una cantidad considerable–al menos para mí en aquel momento lo era–, sin que para nadame acordara entonces de los ángeles. Al subir a entregar eldinero a la viejecita y mientras esperaba que me abriera des-pués de haber hecho sonar el timbre, vi que pegado a su puertahabía un angelito de cerámica, cuya presencia jamás noté

10

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 10

anteriormente y que ahora parecía mirarme de una manera muyespecial. Cuando por fin me abrió y pude darle el sobre con eldinero para su hija, la anciana señora estuvo tan amable y seinteresó tanto por mí que desde entonces fue ya siempre mialiada secreta. Bajé a mi casa maravillado y sorprendido. Elángel de cerámica y la actitud de la señora, con quien hastaentonces apenas si había intercambiado breves saludos, mehicieron pensar que tal vez los ángeles me habían oído, deci-diendo ayudarme de algún modo.

Aunque mi escepticismo y mis dudas eran todavía consi-derables, afortunadamente no llegaron a impedir que realizarami segunda petición, relacionada de nuevo con el problema dela vivienda. Sabía, pues me lo habían notificado diversos médi-cos, que la contaminación de la ciudad estaba a afectando miprecaria salud y, por otro lado, deseaba ardientemente liberar-me del oneroso alquiler mensual. De modo que, intentandomatar esos dos pájaros de un tiro y deseando al mis-mo tiempo comprobar definitivamente el poder yla voluntad de los ángeles, les pedísin el mínimo recato algo que,teniendo en cuenta mis posibilida-des económicas de entonces, era casidemencial: una casa propia, en unbosque y, además, no demasiadoalejada de la civilización. Apenas habíantranscurrido unas semanas cuando uncompañero, profesor de la facultad de arqui-tectura, me comentó desolado que su orde-nador se había estropeado en el momentomás crítico, como suele ocurrir siempre.Por supuesto, le ofrecí gustoso el mío y, así,una amistad que hasta entonces era muy

11

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 11

superficial se convirtió en algo bastante más sólido, tanto con élcomo con otra arquitecta copartícipe suya en el trabajo efec-tuado con mi ordenador. Y fue precisamente esa arquitectaquien poco tiempo después me ayudó enormemente en eseasunto, y a ella le debo haber encontrado una parcela de terreno

ideal para mí en todoslos sentidos: el lugar esmagnífico –aunque mu-chos lo consideran ex-cesivamente frío–, enpleno bosque de cedrosy a una hora escasa dela ciudad. La parcela encuestión había sido em-bargada por el gobier-no. Siempre acompaña-do por la arquitecta, meentrevisté varias vecescon el director de la de-pendencia estatal encar-gada de la regulacióndel suelo, y gracias a suintervención, pude ad-quirir la mencionada par-cela por el mismo pre-cio que había pagado su

último dueño algunos años antes, en total apenas tres mil dóla-res, cantidad que, teniendo en cuenta el nivel de la urbanizacióny la situación del propio terreno, era sencillamente ridícula.Además, por si todo eso fuera poco, el pago lo pude efectuar envarios plazos sin ningún tipo de recargo. El día que fui a ver el

12

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 12

lugar, me quedé helado; alguien, seguramente un niño, habíapintado en la pared de la casa vecina la silueta de un ángel.

Siempre con la ayuda de esta arquitecta ya amiga, los trá-mites, los permisos estatales y locales, el agua, la luz y elcomienzo de la obra fue todo vertiginoso. Yo mismo excavé loscimientos, el hoyo de la cisterna y la fosa séptica. Antes de tresmeses estaba viviendo en mi nueva casa, que aunque ciertamen-te muy modesta, se ajustaba con toda exactitud a lo solicitado.Aquello me animó, de modo que, un poco por ver hasta dóndellegaba la «racha», seguí pidiendo. Con la culpable sensaciónde haber gastado mis dos primeros deseos en cosas puramentemateriales, decidí que ahora me ocuparía de otros aspectos demi vida que estaban exigiendo a gritos un arreglo en profundi-dad. Citaré sólo uno de ellos: la salud. Tras haber pasado porlas manos de al menos unaveintena de médicos detodas las tendencias, habergastado considerable can-tidad de dinero y habersufrido estoicamente unaoperación y diversas tera-pias, mi situación era muypoco prometedora. El cán-cer se me estaba exten-diendo con cierta rapidez através del sistema linfáticoy los dolores producidospor un tumor externo erancada vez mayores. Losmédicos que más confian-za me merecían eran uná-nimes: no era conveniente

13

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 13

recurrir a la cirugía; sin embargo, los distintos tratamientos has-ta entonces utilizados habían resultado inútiles y el tiempo ibapasando, acercándome cada vez más a una situación que pron-to sería irreversible. Las consecuencias psicológicas de laenfermedad no eran menores que las físicas y algunos trata-mientos llegaron a debilitarme tanto que durante varios mesesno fui capaz de subir más de seis escalones, ni caminar tres-cientos metros sin detenerme o sentarme un momento a des-

cansar. Una vez más los ánge-les fueron efectivos al máxi-mo. Los caminos por los queme llevaron en busca de lacuración –ajenos por comple-to a la medicina oficial– sontan apasionantes que por sísolos merecen constituir eltema de un próximo libro. Nopuedo decir que en la actuali-dad me halle totalmente librede la enfermedad, pero sí queestoy entusiasmado, que misituación ha cambiado de un

modo radical y que vislumbro muy claramente lo que para míserá como la salida de un largo túnel. Me es imposible comen-tar aquí todo lo que los ángeles –a modo de Santa Claus o losReyes Magos– me han traído en menos de dos años, pues enalgunos hechos intervienen terceras personas cuyo anonimatodebo respetar.

Lo paranormal es captado de muy diferente manera y enmuy diversos grados por los distintos individuos. Desde aque-llos que casi todos los días están teniendo visiones y viviendo«experiencias», que continuamente tienen presentimientos,

14

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 14

oyen voces o sienten perfumes inexplicables, hasta los quejamás oyen, ven, sienten o captan nada de nada. Todo dependede la sensibilidad de cada uno y, por supuesto, también de suimaginación.

Sin considerarme totalmente «cerrado», debo aclarar quemás bien me incluyo entre los últimos. Al hablar con otras per-sonas sobre el tema de los ángeles, con frecuencia me sientobastante torpe, pues casi todas –aquí debo confesar otro grancomplejo mío, y es que la inmensa mayoría de los libros editadosen los últimos años sobre este tema están todos escritos por muje-res– han visto alguna vez «algo», aunque sólo sea una figuraluminosa a los pies de su cama o un señor de cierta edad que desa-pareció inmediatamente, después de ayudarlas en algún asuntocrucial. En mi caso no ha sido así, y lo digo principalmente paraque no se sientan desanimados quienes, como yo, nunca «vie-ron» nada, ni siquiera una simple luz difícil de explicar. En rea-lidad, el hecho de queseamos o no capaces deexperimentar a los ánge-les a través de nuestrossentidos físicos carecede importancia. Pero síquiero acentuar enfática-mente que mi fe en elloses ahora total. General-mente, siempre que nosayudan a lograr algo queles hayamos pedido, o elsustituto que ellos creenmás conveniente paranosotros –más adelantehablaré de esto– suelen

15

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 15

darnos alguna señal ine-quívoca y demostrativade que allí han andadoellos, de que no es algoque se pueda imputar a la«casualidad» ni a una evo-lución natural de las cir-cunstancias. Al menos,así me ha ocurrido en casitodas las ocasiones. Qui-zás sea una estratagemasuya para evitar que lesquite el mérito de lo lo-grado, pues seguramenteconsideran que mi fe enellos no es aún todo losólida que debería ser. Otal vez sea simplementeuna forma –encantadorapor cierto– de hacernos no-tar su presencia, su amis-tad y su ayuda a quienes,como yo, no sabemos ni podemos captarlos de otro modo más«sutil».

Andaba yo un día merodeando por las librerías más anti-guas de la ciudad de Austin, cuando de pronto divisé en unaestantería un libro de Ruth Montgomery –cuyas obras habíaestado buscando afanosamente para documentar un trabajoanterior. Se trataba de A World Beyond, publicado veinticuatroaños antes. Lo tomé y comencé a hojearlo con esa sensación dedesencanto que nos suele embargar cuando algo llega tarde y adestiempo. De pronto, todos mis sentidos se aguzaron al descubrir

16

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:30 Página 16

17

entre sus páginas, olvida-da seguramente por suantiguo dueño, una viejafelicitación navideña. Notenía la clásica forma rec-tangular, sino que se tra-taba ni más ni menos quede un ángel recortado encartulina. Aquello fue su-ficiente para hacerme com-prar el libro, que guardéhasta la semana siguien-te, en que mi amiga arqui-tecta me había invitado apasar unos días en la ciu-dad de Cuernavaca –Mé-xico–, donde estaba ter-minando una construc-ción. Al día siguiente dellegar, sentado en una es-calinata que da a la plazaprincipal, bajo los fron-

dosos árboles que me protegían del ardiente sol tropical y sinsaber el tiempo que tendría que esperar a mi amiga, abrí el librode Montgomery. Las primeras palabras que captaron mis ojosme dejaron de una pieza. «En Cuernavaca...», decían. Aquelloera ya demasiada «casualidad». Me leí el libro de un tirón, ávi-damente y con gran interés, y en él hallé cumplida respuesta aun asunto que me había estado preocupando durante muchosmeses.

Como un ejemplo final, referiré de qué manera se mate-rializó muy recientemente algo que había pedido a mis amigos

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:31 Página 17

los ángeles hacía ya más de un año. No entraré en los detallesdel caso, pero sí diré que la solución a mi pedido llegó a travésde una persona totalmente «angelical»: Hania Czajkowski.Resulta que Hania es ni más ni menos que la autora de una sor-prendente obra sobre ángeles que ha visto la luz en los últimostiempos: Jugando con los ángeles. ¿Debo pensar que fue lacasualidad lo que, tras viajar casi diez mil kilómetros hasta laciudad de Buenos Aires, me hizo entrevistarme con una arqui-tecta argentina, totalmente desconocida hasta entonces para mí,y que esa arquitecta resultara precisamente ser Hania, autoradel único libro-juego «angélico» que –hasta entonces– habíavisto la luz en el continente americano? Mucha casualidad seríaésa, sobre todo teniendo en cuenta que los ángeles están pre-sentes en este asunto. Además, la casualidad no existe.

Parece que a este mundo venimos básicamente a doscosas: a aprender y a ayudar a los demás. Si la síntesis que, conmis experiencias y las de otros, presento en los capítulossiguientes lograra servir de ayuda a alguien como el libro deTerry Taylor me sirvió a mí, este humilde trabajo habrá cum-plido totalmente con su cometido.

Que así sea.

18

angeles pueden cambiar.qxd 31/10/2008 13:31 Página 18


Recommended