Date post: | 14-Dec-2015 |
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Mujer negra
¡Mujer desnuda, mujer negra,Vestida del color que es tu vida, de tu forma que es belleza!Crecí bajo tu sombra; la dulzura de tus manos vendó mis ojosY he aquí que en el corazón del verano y del mediodía, te descubroTierra prometida, desde lo alto de un cuello calcinadoY tu belleza me fulmina en pleno corazón, como el alumbramiento de un águila.
Mujer desnuda, mujer oscuraFruto maduro de carne firme, extasiadas sombras del vino negro, boca que hace lírica mi boca Sabanas de horizontes puros, sabanas que se estremecen a las caricias fervientes del viento del Este Tam-tam esculpido, tam-tam tendido que ruge bajo los dedos del vencedor.Tu voz grave de contralto es el canto espiritual del Alma.
Mujer desnuda, mujer oscuraAceite que ningún soplo perturba, aceite quieto en los flancos del atleta, en los flancos del príncipe de MalíGacela unida a las estrellas, las perlas son estrellas sobre la noche de tu piel Delicias de los ojos del espíritu, los reflejos del oro encarnado sobre tu piel que reverbera A la sombra de tu cabellera, se ilumina mi angustia en los soles próximos de tus ojos.
Mujer desnuda, mujer negraYo canto tu belleza que pasa, forma que fijo en la Eternidad,Antes que el destino celoso te reduzca a cenizas, para nutrir las raíces de la vida.
Querido hermano blanco,cuando yo nací, era negro,cuando crecí, era negro,cuando estoy al sol, soy negro,cuando estoy enfermo, soy negro,cuando muera, seré negro.
En tanto que tú, hombre blancocuando tú naciste, eras rosa,cuando creciste, eras blanco,cuando te pones al sol, eres rojocuando tienes frío, eres azulcuando tienes miedo, te pones verde,cuando estás enfermo, eres amarillo,cuando mueras, serás gris.
Así pues, de nosotros dos,¿quién es el hombre de color?
Léopold Sédar Senghor. Senegal
HIPO
Y por mucho que beba siete sorbos de agua
tres o cuatro veces todas las veinticuatro horas
siempre me vuelve el hipo de la infancia y sacude
mis instintos
como el poli al ladrón
Desastre
háblame del desastre
háblame
Mi madre quería un hijo educadísimo en la mesa
las manos en la mesa
el pan nunca se corta
el pan se parte
el pan nunca se tira el pan de Dios
el pan del sudor de la frente de vuestro Padre
el pan del pan
Hay que comer los huesos con mesura y reserva
el estómago debe ser sociable
y un estómago sociable nunca eructa
el tenedor no es un mondadientes
prohibido sonarse la nariz
al oído
la vista de todo el mundo
y no te olvides de andar recto
las narices de bien no han de barrer nunca el plato
y no y no
y no en el nombre del Padre
del Hijo
del Espíritu Santo
tras todas las comidas
y no y no
y no al desastre
háblame del desastre
háblame
Mi madre quería un hijo vademécum
si no te sabes la lección de historia
no irás a misa este domingo con
tu vestido de domingo
este niño será una mancha en nuestro nombre
este niño será nuestro válgame Dios
A callar
ya te tengo dicho que hay que hablar francés
el francés de Francia
el francés de los franceses
el francés francés
Desastre
háblame del desastre
háblame
Mi madre quería un hijo niña de sus ojos
hoy no me has saludado a la vecina
otra vez con los zapatos sucios
y que no te vuelva a ver en la calle
tumbado en la hierba o en la Savane
a la sombra del momento a los muertos
jugando
a las trincheras con fulanito o
menganito que no está bautizado
Desastre
háblame del desastre
háblame
Mi madre quería un hijo muy do
muy re
muy mi
muy fa
muy sol
muy si
muy do
re-mi-fa
sol-la-si
do
Me han dicho que has vuelto a faltar
a clase de violín
el banjo
cómo que el banjo
pero qué dices
un banjo de verdad pides un banjo
pues ni hablar, señoritoCayena, Guayana Francesa, 1912 – Washington DC, 1978
ya deberías saber que mi en casa no entran
ni ban
ni jo
ni gui
ni ta
ni rra
no es cosa de mulatos
déjaselo a los negros.
León Gontran Damas
Songoro Cosongo
Canto negro¡Yambambó, yambambé! Repica el congo solongo, repica el negro bien negro;congo solongo del Songo baila yambó sobre un pie.
Mamatomba,serembe cuserembá.
El negro canta y se ajumael negro se ajuma y canta, el negro canta y se va.
Acuememe serembó.aé;yambó,aé.
Tamba, tamba, tamba, tamba,tamba del negro que tumba:tumba del negro, caramba,caramba, que el negro tumba:¡yamba, yambó, yambambé!
Negro bembón ¿Po qué te pone tan brabocuando te dicen negro bembón,si tiene la boca santa,negro bembón?
Bembón así como ereTiene de tóCaridá te mantiene, te lo da tó.
Te queja todavía,negro bembón;sin pega y con harina,negro bembón,majagua de drí blanco,negro bembón;sapato de dó tono,negro bembón.
Bembón así como eretiene de tó;Caridad te mantiene, te lo da tó
EL NEGRO MAR
La noche morada sueñasobre el mar;la voz de los pescadoresmojada en el mar;sale la luna chorreandodel mar.
El negro mar.
Por entre la noche un son,desemboca en la bahía;por entre la noche un son.
Los barcos lo ven pasar,por entre la noche un son,encendiendo el agua fría.Por entre la noche un son,por entre la noche un son,por entre la noche un son. . .
El negro mar.
-Ay, mi mulata de oro fino,ay, mi mulatade oro y plata,con su amapola y su azahar,al pie del mar hambriento y masculino,al pie del mar.
MULATA
Ya yo me enteré, mulata,mulata, ya sé que diseque yo tengo la narisecomo nudo de cobbata.
Y fíjate bien que túno ere tan adelantá,poqque tu boca é bien grande,y tu pasa, colorá.Tanto tren con tu cueppo,tanto tren;tanto tren con tu boca,tanto tren;tanto tren con tu sojo,tanto tren.
Si tú supiera, mulata,la veddá:que yo con mi negra tengo,y no te quiero pa ná!
CANTO NEGRO
¡Yambambó, yambambé!Repica el congo solongo,repica el negro bien negro;congo solongo del Songobaila yambó sobre un pie.
Mamatomba,serembe cuserembá.
El negro canta y se ajuma,el negro se ajuma y canta,el negro canta y se va.Acuememe serembó,aéyambó,aé.
Tamba, tamba, tamba, tamba,tamba del negro que tumba;tumba del negro, caramba,caramba, que el negro tumba:
¡yamba, yambó, yambambé!
MOTIVO DE SON
Ayé me dijeron negropa que me fajara yo:pero e que me lo desíaera un negro como yo.
Tan blanco como te vey tu abuela sé quién é.¡Sácala de la cosina:Mamá Iné!
Mamá Iné, tú bien lo sabe;Mamá Iné, Yo bien lo sé;Mamá Iné, te dise nieto,¡Mamá Iné!
Nicolás Guillen
Majestad Negra
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba
–Rumba, macumba, candombe, bámbula—
entre dos filas de negras caras.
Ante ella un congo –gongo y maraca—
ritma una conga bomba que bamba.
A paso lento la Reina avanza,
y de su inmensa grupa resbalan
Meneos cachondos que el congo cuaja
en ríos de azúcar y de melaza…
Prieto trapiche de sensual zafra,
el caderamen, masa con masa,
exprime ritmos, suda que sangra,
y la molienda culmina en danza.
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba.
Flor de Tortola, rosa de Uganda,
Por ti crepitan bombas y bámbulas;
Por ti en calendas desenfrenadas
quema la Antilla su sangre ñáñiga.
Haití te ofrece sus calabazas;
Fogosos rones te da Jamaica;
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
Sús, mis cocolos de negras caras…
Tronad, tambores; vibrad, maracas.
Por la encendida calle antillana
–Rumba, macumba, candombe, bámbula–
va Tembandumba de la Quimbamba.
Luis Palés Matos
Partir.Así como hay hombres-hiena y hombres-pantera, yoseré un hombre-judío,un hombre cafreun hombre-hindú-de-Calcutaun-hombre-Harlem-sin-derecho-a-votoEl hombre-hambre, el-hombre -insulto, el hombre-torturase le podríaprender en cualquier momento, molerlo a golpes-matarlopor completosin tener que rendirle cuentas a nadie. 2Un hombre judíoun hombre-progomun perro de cazaun pordiosero.Pero, ¿es que puede uno matar el remordimiento, bellocomo la cara de sorpresa de una dama inglesa al encontraren su sopa un cráneo de hotentote?Yo reencontraría el secreto de las grandes comunicacionesy de las grandes combustiones. Diría tempestad, diría río.Diría ciclón. .Diría hoja. Diría árbol, mejorarían todas laslluvias, me humedecerían todos los rocíos.Me revolcaría como sangre frenética sobre la lenta corrientedel ojo de las palabras,en caballos locos, en niños tiernos, en toques de queda en vestigiosde templo, en piedras preciosas, lo bastante lejos como paradescorazonar a los menores.Quien no me comprenda no comprenderá el rugido del tigre
Supervivencia
Te evocobananero patético que agitas mi desnudo corazónen el día salmodiantete evocoviejo hechicero de las montañas sordas por la nochejustamente la noche que precede a la últimay sus redobles de tedio golpeando en la poterna loca de las ciudadesenterradaspero no es sino el preludio de las selvas en marcha sobre el cuellosangrante del mundoes mi odio singularllevando a la deriva sus témpanos de hielo en el aliento de lasverdaderas llamasdadmeah dadme el ojo inmortal del ámbar
y sombras y tumbas de granito cuadriculadopues la barrera ideal de los planos húmedos y de las hierbasacuáticasescucharán en las zonas verdeslos intérpretes del olvidos anudándose y desanudándosey las raíces de la montañaexaltando la estirpe real de los almendros de la esperanzaflorecerán por los senderos de la carne(la penuria de vivir pasando como una tempestad)mientras que bajo el cartel del cieloun fuego de oro sonreiráal canto ardiente de las llamas de mi cuerpo
Aimé Césaire
Mujer negra
Todavía huelo la espuma del mar que me hicieron atravesar.
La noche, no puedo recordarla.
Ni el mismo océano podría recordarla.
Pero no olvido el primer alcatraz que divisé.
Altas, las nubes, como inocentes testigos presenciales.
Acaso no he olvidado ni mi costa perdida, ni mi lengua ancestral
Me dejaron aquí y aquí he vivido.
Y porque trabajé como una bestia,
aquí volví a nacer.
A cuanta epopeya mandinga intenté recurrir.
Me rebelé.
Su Merced me compró en una plaza.
Bordé la casaca de su Merced y un hijo macho le parí.
Mi hijo no tuvo nombre.
Y su Merced murió a manos de un impecable lord inglés.
Anduve.
Esta es la tierra donde padecí bocabajos y azotes.
Bogué a lo largo de todos sus ríos.
Bajo su sol sembré, recolecté y las cosechas no comí.
Por casa tuve un barracón.
Yo misma traje piedras para edificarlo,
pero canté al natural compás de los pájaros nacionales.
Me sublevé.
En esta tierra toqué la sangre húmeda
y los huesos podridos de muchos otros,
traídos a ella, o no, igual que yo.
Ya nunca más imaginé el camin a Guinea.
¿Era a Guinea? ¿A Benín? ¿Era a
Madagascar? ¿O a Cabo Verde?
Trabajé mucho más.
Fundé mejor mi canto milenario y mi esperanza.
Aquí construí mi mundo.
Me fui al monte.
Mi real independencia fue el palenque
y cabalgué entre las tropas de Maceo.
Sólo un siglo más tarde,
junto a mis descendientes,
desde una azul montaña.
Bajé de la Sierra
Para acabar con capitales y usureros,
con generales y burgueses.
Ahora soy: sólo hoy tenemos y creamos.
Nada nos es ajeno.
Nuestra la tierra.
Nuestros el mar y el cielo.
Nuestras la magia y la quimera.
Iguales míos, aquí los veo bailar
alrededor del árbol que plantamos para el comunismo.
Su pródiga madera ya resuena.
Nancy Morejon
MUCHACHA EN SEAPORT VILLAGE
Yo bebía sambuca en el muelle de San Diego
cuando la joven negra entró en mis ojos
Café y sambuca le brindé (¿sin darme cuenta?)
Ella aceptó
Café y sambuca la muchacha negra:
la lengua dulce de la muchacha negra frente al mar
Eran las ocho de la noche
y el sol aún no se hundía:
yo me hundí en la muchacha y en el infierno
En la pequeña plaza la ninfa blanca de la fuente
Un barco
una montaña
un velero amarillo:
Seaport Village reunió todo el azul del mar
y lo puso a secar
En el Oriente ardía la Luna llena y en el Poniente el Sol:
equilibrio perfecto:
el desequilibrio era mi corazón
Tenía un vestido blanco ciñéndole la piel
como otra piel sobre la negra piel
que le ceñía el alma
yo medí palmos de alma en su cadera
y recorrí con mi lengua más dulce su línea ecuatorial
Negra de belleza brutal y espesos ojos abismales
Qué prodigio aquel Dios amasando esas nalgas
con tan humana inspiración
Divino pan
cocido con harina africana y americano sol
Todo para las manos del mexicano anónimo
tocado por la sal por el mal
herido por la lanza pánica del amor ocasional
No era posible más negrura
mas sus areolas fueron aún más negras
y la negrura se reconcentró
en el carbonizado pezón
altivo
rabiosamente vivo
coronando la más humana flor
Su bosque despertó
con el rocío interno del Deseo
y se abrió
como una roja flor bajo la lluvia
Se hundió mi corazón en tinta negra
Se hundió mi corazón en el blues de sus ojos.
Calixthe Beyala
UNA NEGRA
con un manojo de maravillas
envueltas
en un viejo periódico:
Las lleva en alto,
la cabeza descubierta,
la mole
de sus muslos
la hace contonearse
mientras avanza
mirando
las vitrinas de las tiendas
Qué es
si no es un embajador
de otro mundo
un mundo de lindas maravillas
de matices dobles
que ella anuncia
sin saber lo que hace
sino
que camina las calles
con las flores en alto
como una antorcha
tan temprano en la mañana
Juan Ramón Jiménez
Rotundamente Negra
Me niego rotundamente
A negar mi voz,
Mi sangre y mi piel.
Y me niego rotundamente
A dejar de ser yo,
A dejar de sentirme bien
Cuando miro mi rostro en el espejo
Con mi boca
Rotundamente grande,
Y mi nariz
Rotundamente hermosa,
Y mis dientes
Rotundamente blancos,
Y mi piel valientemente negra.
Y me niego categóricamente
A dejar de hablar
Mi lengua, mi acento y mi historia.
Y me niego absolutamente
A ser parte de los que callan,
De los que temen,
De los que lloran.
Porque me acepto
Rotundamente libre,
Rotundamente negra,
Rotundamente hermosa.
Shirley Campbell
Me gritaron negra
Tenía siete años apenas,
¡Qué siete años!
¡No llegaba a cinco siquiera!
De pronto unas voces en la calle
me gritaron ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
“¿Soy acaso negra?”- me dije
¡SÍ!
“¿Qué cosa es ser negra?”
¡Negra!
Y yo no sabía la triste verdad que aquello escondía.
¡Negra!
Y me sentí negra,
¡Negra!
Como ellos decían
¡Negra!
Y retrocedí
¡Negra!
Como ellos querían
¡Negra!
Y odie mis cabellos y mis labios gruesos
y mire apenada mi carne tostada
Y retrocedí
¡Negra!
Y retrocedí . . .
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Neeegra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
Y pasaba el tiempo,
y siempre amargada
Seguía llevando a mi espalda
mi pesada carga
¡Y cómo pesaba!…
Me alacié el cabello,
me polvee la cara,
y entre mis entrañas siempre resonaba la misma palabra
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Neeegra!
Hasta que un día que retrocedía , retrocedía y qué iba a caer
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¡Negra! ¡Negra! ¡Negra!
¿Y qué?
¿Y qué?
¡Negra!
Si
¡Negra!
Soy
¡Negra!
Negra
¡Negra!
Negra soy
¡Negra!
Si
¡Negra!
Soy
¡Negra!
Negra
¡Negra!
Negra soy
De hoy en adelante no quiero
laciar mi cabello
No quiero
Y voy a reírme de aquellos,
que por evitar -según ellos-
que por evitarnos algún sinsabor
Llaman a los negros gente de color
¡Y de qué color!
NEGRO
¡Y qué lindo suena!
NEGRO
¡Y qué ritmo tiene!
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO
Al fin
Al fin comprendí
AL FIN
Ya no retrocedo
AL FIN
Y avanzo segura
AL FIN
Avanzo y espero
AL FIN
Y bendigo al cielo porque quiso Dios
que negro azabache fuese mi color
Y ya comprendí
AL FIN
¡Ya tengo la llave!
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO
NEGRO NEGRO
¡Negra!
Victoria Santa Cruz
Elogio grande para mí misma
Yo soy la fugitiva
soy la que abrió las puertas
de la casa-vivienda y “cogió el monte”.
No hay trampas en las que caiga
Tiro piedras, rompo cabezas.
Oigo quejidos y maldiciones.
Río furiosamente
Y en las noches
bebo el agua de los curujeyes,
porque en ellos
puso la luna, para mí sola,
toda la gloria de su luz.
Georgina Herrera
Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.
Johnathan Swift
«THOUGHTS ON VARIOUS SUBJECTS,
MORAL AND DIVERTING»
Extracto del diario de un chico
trabajador: Ignatius Reilly, personaje clasico de la literatura norteamericana de la transgresora novela de John Kennedy Toole, La conjura de los necios
Esta incapacidad de establecer contacto con la
realidad, es, sin embargo, característica de casi todo el «arte» de
Norteamérica. Cualquier relación entre el arte norteamericano y el marco
geográfico norteamericano es pura coincidencia; pero esto se
debe sólo a que la nación como conjunto no tiene contacto
alguno con la realidad.
Siempre he sentido, en cierto modo,
una especie de afinidad con la
gente de color, porque su situación es
igual a la mía: nos hallamos fuera del
círculo de la sociedad norteamericana.
Mi exilio es voluntario, por supuesto.
Es evidente, sin embargo, que muchos ne
gros desean convertirse en miembros
activos de la clase medi
a norteamericana. La verdad es que no puedo entender
por qué. He de admitir que
este deseo suyo me lleva a poner en entredicho sus
juicios de valor. Pero si quieren integr
arse en la burguesía, no es asunto mío,
en realidad. Pueden ratificar si
quieren su propia condenación. Yo,
personalmente, protestaría con todas mi
s fuerzas si sospechase que alguien
intentaba auparme a la clase media. Lu
charía contra el individuo descarriado
que intentase auparme, desde luego.
La lucha tomaría la forma de
manifestaciones de protesta con los carte
les y pancartas tradicionales, que, en
este caso, dirían: «Muera la clase me
dia», «Abajo la clase media». No me
importaría tampoco lanzar uno o dos cócteles molotov. Además, evitaría
meticulosamente sentarme junto a miembros
de la clase media en restaurantes
y en transportes públicos, manteniendo
incólumes la honradez y la grandeza
intrínsecas de mi ser. Si un blanco de
clase media fuera lo
bastante suicida
como para sentarse a mi lado, imagi
no que le golpearía sonoramente en la
cabeza y en los hombros con una manaza, arrojando, con suma destreza, uno
de mis cócteles molotov a un autobús en marcha atiborrado de blancos de
clase media con la otra. Aunque el
asedio durase un mes o un año, estoy
seguro de que al final me
dejarían todos en paz, una vez evaluado el total de
carnicería y de destrucción de propiedad.
Admiro el terror que son capaces de in
spirar los negros en los corazones
de algunos miembros del proletariado bl
anco y sólo desearía (ésta es una
confesión muy personal) poseer la mism
a capacidad de aterrar. El que es
negro aterra simplemente por serlo; yo,
sin embargo, tengo que esforzarme un
poco para lograr el mismo fin. Quizá
debería haber sido ne
gro. Sospecho que
habría sido un negro muy grande y m
uy aterrador, un negr
o que apretase
continuamente su muslo monumental c
ontra los muslos marchitos de las
viejecitas blancas en los transportes
públicos y provocase más de un grito de
pánico. Además, si fuera negro, mi
madre no me presionaría para que
encontrará un trabajo bueno, pues
no habría ningún trabajo bueno a mi
disposición. Y además mi madre, una
vieja negra agotada, estaría demasiado
abatida por años de duro trabajo como
doméstica para salir a jugar a los bolos
de noche. Ella y yo viviríamos muy ag
radablemente en alguna choza mohosa
de los suburbios, en un estado de
paz sin ambiciones, comprendiendo
satisfechos que no se nos quería, y que
luchar y esforzarse no tenía sentido.
Sin embargo, no quiero presenciar
el asqueroso espectáculo de la
ascensión de los negros al seno de la cl
ase media. Considero este movimiento
una gran ofensa a su integridad como pueblo.
PARIA.
(Outcast)
Por regiones oscuras de donde mis padres salieron
Mi espíritu, en cautiverio por el cuerpo, anhela.
Sentía palabras , pero nunca escuché, mis labios se enmarcarían;
Mi alma cantaba canciones de junglas olvidadas.
Me gustaría volver a la oscuridad y a la paz,
Pero el gran mundo occidental me mantiene remunerado,
Y nunca podre esperar una liberación completa
Mientras que a sus dioses ajenos doblego mi rodilla.
Algo en mí se ha perdido, perdido para siempre,
Algo importante ha salido de mi corazón,
Y tengo que caminar el camino de la vida de un fantasma
Entre los hijos de la tierra, una cosa aparte;
Porque yo nací, lejos de mi clima nativo,
Bajo amenaza del hombre blanco, fuera del tiempo.
AMERICA.
Aunque ella me da de comer el pan de la amargura,
Y hunde en mi garganta su diente de tigre,
Roba el aliento de la vida, y confesaré
¡Me encanta este infierno culto que pone a prueba mi juventud!
Su energía fluye como las mareas en mi sangre,
Dándome la fuerza para levantarme contra su odio.
Su grandeza barre mi ser como una inundación.
Sin embargo, como los frentes rebeldes de un rey en caos,
Yo estoy dentro de sus paredes no sin una pizca
De terror, maldad, ni una palabra de burla.
Miro oscuros los próximos días,
Y veo allí su maravilloso poder y granito
Bajo el toque de la mano infalible del tiempo,
Como tesoros de incalculable valor que se hunden en la arena.
SI TENEMOS QUE MORIR.
(If we must Die)
Si tenemos que morir, que no sea como los cerdos
Perseguidos y encerrados en un lugar sin pena ni gloria,
Mientras a nuestro alrededor ladran los perros rabiosos y hambrientos,
Haciendo de su burla a nuestra suerte maldita.
Si tenemos que morir, oh vamos a morir noblemente,
Para que nuestra preciosa sangre no pueda ser derramada
En vano, pues incluso los monstruos que desafiamos
Se verán forzados a honrarnos, ¡aunque muertos!
¡Oh hermanos! ¡debemos enfrentar al enemigo común!
Aunque mucho más numerosos que nosotros mostrémonos valientes
Y para sus mil golpes ¡asestar un golpe mortal!
Qué importa que delante de nosotros yace la tumba abierta?
Al igual que los hombres vamos a enfrentar la manada de asesinos, cobardes,
Pegados a la pared, al morir, ¡pero luchando!
RECUERDO DE JUNIO.
(A Memory of June)
Cuando Junio llega bailando por la muerte de mayo
Con rosas rojas tiñendo su pecho verde,
Y el apareamiento de los tordos marcan el comienzo de su día,
Y la Tierra de puntillas por su invitado de oro,
Siempre veo la noche cuando nos conocimos -
El primero de junio se bautizó en la lluvia tierna -
Y se fue a casa a través de amplias avenidas, brillando húmedo,
Atascados los brazos, nuestra carne caliente latiendo con el dolor del amor.
Siempre veo la pequeña habitación alegre,
Y en la esquina, fresca y blanca, la cama,
Dulce aroma de un perfume delicado,
En el que para una noche sólo nos casamos;
Cuando en la quietud iluminada por las estrellas yacemos en silencio,
Y escuchó la lluvia susurrando toda la noche,
Y tu cuerpo quemado marrón era un laúd
Sobre el cual mi pasión tocó su canción febril.
Cuando Junio llega bailando por la muerte de mayo
Con rosas rojas moteando sus bellos pies ,
Mi alma se despide de mí para cantar todo el día
Un amor tan fugaz y tan completo.
Claude McKay.
Brujería
No sé mi negrita linda
que es lo que siento en el corazón
que ya no como ni duermo,
vivo pensando solo en tu amor.
Y todos dicen lo mismo,
que tú me estás embrujando,
que conmigo estás acabando,
que ya no sirvo pa ná.
Manuel Rodríguez Cárdenas
Pila que pila la negra
mientras le tiemblan los senos,
la negra Natividad.
Corta que corta la caña
el machete del mulato,
el mulato Nicanor
"Niño campesino"
La choza enclenque y parda
lo acunaba en su puerta
con el orgullo ingenuo
de las ramas torcidas
que balancean al viento
la flor que les nació .
Andrés Eloy Blanco