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Asociaciones Profesionales

Date post: 30-Mar-2016
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Este trabajo esta basado en las Asociaciones que se encuentran en Colombia
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INTRODUCCIÓN 3 1. ASOCIACIONES PROFESIONALES EN COLOMBIA 4 2. UNIVERSIDADES EN COLOMBIA QUE TIENEN AFINES CON EL PROGRAMA DE LA UNIVERSIDAD DEL QUINDIO EN CIDBA 5 3. ASOCIACIONES DE PROFESIONALES 6 4. ACTITUD ETICA EN EL PROFESIONAL DE LA INFORMACIÓN EN LOS NUEVOS AMBIENTES. 7

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Es indispensable que cada ser humano sepa que desea realizar en su futuro para una formación profesional ya sea en la labor que se quiera desempeñar y sea constituida jurídicamente y sean agrupadas a una misma profesión.

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En Colombia las asociaciones profesionales se han desarrollado y aumentado para un apoyo en la cordial gestión de operación, esta acción está bajo la protección de leyes y tienen un reconocimiento jurídico de su personalidad, sus objetivos, patrimonios y su forma de trabajo. “Los profesionales se agrupan por necesidades en común y para defender sus derechos y promover el bienestar profesional” Las Asociaciones de profesionales son grupos especiales que reúnen diferentes profesionales de un área determinada; por ejemplo: existe la Asociación de Médicos, la de farmacéuticos, la de abogados, la de escribanos, etc. Llevan el nombre de la Profesión a la que representan. (Asociación de... y el nombre de la profesión). En general se asocian o inscriben en ellas aquellos que poseen matrícula registrada para poder ejercer la profesión.

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La bibliotecología o biblioteconomía es una carrera que se ha desarrollado a lo largo de la historia del país y comienza a aplicarse después de la creación de las bibliotecas. Surge de la necesidad de almacenar, de atesorar el conocimiento del hombre para el hombre, este conocimiento crece sin parar y con el trascurso del tiempo se ve la necesidad de crear procedimientos para la organización de los documentos. Incursiona cuando la información crece y de igual forma aumenta la necesidad de información por parte de la sociedad, esta gran cantidad de información y demanda necesidad de un orden, con la que comienza una nueva etapa. En el proceso evolutivo surgió la necesidad de una institución de una institución llamada biblioteca y posteriormente se generó una disciplina llamada bibliotecología.

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2.1 LA ESCUELA INTERAMERICANA DE BIBLIOTECOLOGIA

(E.I.B) Está en la creación y desarrollo de programas de educación bibliotecológica llevado por las redes, por servicios, unidades, instrumentos bibliográficos. 2.2 COLEGIO COLOMBIANO DE BIBLIOTECÓLOGOS (ASCOLBI)

Es una entidad privada, social y gremial sin ánimo de lucro, del orden nacional, democrático, participativa pluralista, creado para la defensa, el fortalecimiento y el apoyo integral del ejercicio de los profesionales de bibliotecología, así como para la representación del ejercicio de la profesión al servicio de la sociedad. ASCOLBI tiene como propósito de servir en el medio de integración y desarrollo a las personas en el área de la bibliotecología y las ciencias de la información y a las bibliotecas a través de actividades.

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2.3 BIBLIOTECA PÚBLICA PILOTO Esta es la segunda biblioteca pública creada en el mundo para América Latina después de la biblioteca en la India. La biblioteca pública piloto es una parte cultural representado por una organización mundial. 2.4 ASOCIACIÓN COLOMBIANA DE ARCHIVISTA (ACAR) ACAR estaba organizada por profesionales en disciplinas diferentes a la archivística al verse desaparecido salió una idea de una asociación profesional. ACAR fue creada en el 2002 por el retiro dejado por ACAR para mejorar las condiciones de los archivos y los archivistas profesionales, administradores documentales y profesionales de la información.

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2.5 UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA

Asociación de egresados de la escuela interamericana de bibliotecología (ASEIBI) este es un gremio solidario que vincula a sus socios con el propósito de actualizar y elevar el nivel profesional, social y cultural de éstos; así como aportar al desarrollo de la profesión, respaldar fomentar y divulgar acciones comprometidas con el sector de la información.

2.6 UNIVERSIDAD DE LA SALLE

Escuela de Bibliotecología Archivística de la Universidad de la Salle

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2.7 UNIVERSIDAD LA JAVERIANA Asociación de Bibliotecólogos Javerianos es una entidad privada de índole profesional, cultural social, conformada por los bibliotecólogos egresados de ciencias de la información de la PUJ. 2.8 UNIVERSIDAD DEL QUINDIO En 1986 es creado el programa ciencias de la información y la documentación, Bibliotecología, Archivística y Documentación de la Universidad del Quindío, como consecuencia de las necesidades detectadas por el Comité 5 de la Región Centro Occidental perteneciente al Sistema como bibliotecas Universitarias, creado por el Bibliotecólogo José Arias Ordoñez Jefe de la Sub División de Fomento del ICFES. Programa con modalidad virtual de Ciencias de la Información, Documentación Bibliotecología y Archivística, CIDBA de la Universidad del Quindío.

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Como organización de carácter gremial, privada, autónoma y sin ánimo de lucro, con personería jurídica reconocida mediante Resolución del Ministerio de Justicia No. 3916 del 23 de diciembre de 1958, inscrita en la Cámara de Comercio de Bogotá, el día 2 de marzo de 2000, bajo el número 28511 del libro I de las entidades sin ánimo de lucro, adicionada mediante certificado especial inscrito bajo el número 4325 del libro I de las entidades sin ánimo de lucro, cambia su denominación por COLEGIO COLOMBIANO DE BIBLIOTECOLOGIA ASCOLBI y realiza una reforma integral total del cuerpo estatutario, como entidad de carácter privado, social, gremial, del orden nacional, democrática, participativa y pluralista, orientada al desarrollo profesional y científico de los profesionales en bibliotecología, que se fundamenta en el trabajo, la participación y proyección social y el crecimiento profesional de sus Colegiados en el campo de la Bibliotecología en beneficio de la sociedad. La historia de ASCOLBI está ligada estrechamente con la historia educativa y cultural del país. La creación de la Biblioteca Nacional de Colombia en 1777, en ese entonces Real Biblioteca Pública de Santafé de Bogotá, despertó la necesidad de implementar prácticas que condujesen a la organización y difusión de las obras allí custodiadas, con el fin de permitir el acceso público al conocimiento, no obstante que paradójicamente su fin originario era “cumplir la idea de don Francisco Moreno y Escandón, quién propuso como útil y necesario para el fomento de las letras, el establecimiento de una biblioteca pública, en la cual se deberían clasificar los libros que contenían doctrinas perjudiciales para el conocimiento y sabiduría de la sociedad”

(www.bibliotecanacional.gov.co).

Para la organización de su acervo bibliográfico, la Biblioteca Nacional, desarrolló índices manuscritos y en tarjetas movibles sin las especificaciones técnicas que actualmente conocemos, pero construidos con el férreo compromiso de difusión de sus colecciones. Movidos entonces, por la necesidad de implementar técnicas propias del desarrollo bibliotecario internacional, en el año de 1936, la Biblioteca trae a Janeiro Brooks, Directora Adjunta del Columbus Memorial Library, para dictar un curso en procesos técnicos, al que asisten destacadas personalidades: Manuel José Forero, Monseñor Mario Germán Romero, Jaime Herrán Medina, Cecilia Jiménez Saravia, Marion Forero Nougués, Blanca Barberi, José Ignacio Perdomo Escobar, e Inés Carrizosa. El temario tratado giró especialmente en torno al sistema de clasificación de Dewey y a las reglas de catalogación de la ALA, adoptándose como resultado de este el Dewey para la organización de las colecciones y la aplicación de las reglas para la descripción bibliográfica. Esta acción formativa en el área fue continuada por José Manuel Forero.

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Tiempo después, en consecuencia con el desarrollo de las bibliotecas universitarias y especializadas, surgió la necesidad de multiplicar la capacitación de los bibliotecarios para que pudiesen incorporar técnicas desarrolladas en otros países, especialmente los anglosajones. Y es en la década de los cincuenta del siglo XX, cuando el doctor Gaston Litton irrumpe en el escenario nacional, realizando cursos de formación para bibliotecarios en la Universidad Nacional, el Ministerio de Educación Nacional, el Departamento del Servicio Civil, la Biblioteca Nacional, y la Biblioteca Luis Ángel Arango. Extendiendo dicha capacitación a auxiliares de bibliotecas universitarias en Medellín.

Ello contribuyó a forjar el camino para la materialización de iniciativas institucionales que condujesen a la capacitación de bibliotecarios: la Escuela de Bibliotecarios de la Biblioteca Nacional en 1942; la Escuela de Biblioteconomía del Colegio Mayor de Cundinamarca en 1946, que dictó programas para bibliotecarios hasta 1954; la Escuela de Bibliotecología del Colegio Mayor de Cultura Femenina de Antioquia, con un programa de un año de duración ofrecido entre 1946 y 1959; la Escuela de Bibliotecología del Colegio Académico de Antioquia, que en 1960 abrió la Escuela de Humanidades y Bibliotecología la cual funcionó hasta 1967; la Escuela de Bibliotecología y Archivística de la Universidad Nacional en Bogotá, que creó en 1965 la Carrera de Bibliotecología y Archivística en la Facultad de Filosofía y Letras , programa que quedó en la sola iniciativa; la Escuela de Bibliotecarios del Colegio Universitario del Sagrado Corazón en Cali en 1967, con el programa de tecnología en bibliotecología en seis semestres, creado con la posibilidad de optar la licenciatura con un año más en la Escuela Interamericana de Bibliotecología; y, el programa de formación de bibliotecarios escolares del Departamento de Bibliotecología y Recursos Educativos de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, para formar en tres semestres peritos en bibliotecas escolares.

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Iniciativas todas estas, que prepararon el terreno para que posteriormente los bibliotecarios optaran por la profesionalización de su práctica, matriculándose en los programas ofrecidos en Bogotá, Medellín y Armenia. Así, nace en 1956 la Escuela Interamericana de Bibliotecología de Medellín con Gaston Litton a la cabeza de sus fundadores, mientras que el programa de la Universidad de La Salle en Bogotá nace bajo la tutela del profesor León Jaime Zapata, quien con la influencia decisiva de Fray Alberto Lee, director del Archivo Nacional, crearon la primera escuela de bibliotecarios y archivistas con 22 alumnos en 1971. Dos años más tarde, en 1973, la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, inicia la Carrera de Bibliotecología, y en 1987 la Universidad del Quindío abre el programa en la modalidad virtual.

El entusiasmo por los cursos y programas despertó paralelamente la necesidad de unirse para emprender proyectos que potencializaran el desarrollo bibliotecario, así nacen asociaciones como: la Asociación de Bibliotecarios de Bogotá en 1942; la Asociación de Bibliotecarios de Barranquilla en 1947, impulsada a partir de un curso de dos meses que dictara Rubén Pérez Ortiz en la Universidad del Atlántico; la Asociación de Bibliotecarios de Antioquia en 1954, año en el que se inauguró la Biblioteca Pública Piloto de Medellín; la Asociación de Bibliotecarios Caldenses en 1958, liderada por Gloria Estrada Robledo, conformándose después en el Capítulo de Caldas de ASCOLBI; Bibliotecarios Agrícolas Colombianos en 1962, con un trabajo importante en el orden nacional con proyección internacional; el Colegio de Bibliotecarios Colombianos en 1963, que dio paso a la conformación de la Asociación de la Egresados de la Escuela Interamericana de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia en 1968; y, la Asociación de Bibliotecarios Auxiliares de Colombia en 1976.

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Pero detrás de estas realizaciones, está el trabajo denodado e incansablemente de muchas personas, entre quienes para la ocasión cabe mencionar sólo algunos de los pioneros del desarrollo bibliotecario colombiano: Daniel Samper Ortega a quien se le debe el actual edificio de la Biblioteca Nacional, inaugurado en 1938, y promotor de la serie de 100 libros de cultura colombiana titulada “Biblioteca aldeana de Colombia”; el ingeniero Enrique Uribe White, Director de la Biblioteca Nacional en la década de los 40, poeta y traductor; Cecilia Jiménez y Rubén Pérez Ortiz, que desde muy jóvenes fueron activistas en pro de los procesos de desarrollo bibliotecario; José Ignacio Bohórquez, especialista en clasificación y originador de interesantes aplicaciones del Dewey, pilar de ASCOLBI, editor del boletín, y promotor de bibliografías; Marion Forero Nougués, bibliotecaria en la Unión Panamericana quien con su doble nacionalidad estableció el puente bilingüe entre Colombia y Estados Unidos; Manuel José Forero, Jefe durante muchos años del Departamento de Procesos Técnicos de la Biblioteca Nacional , de cuya pluma brotaron los Estatutos de la primera Asociación de Bibliotecarios de Bogotá.

En este sucinto panorama, que por sumario omite muchos nombres, hechos y realizaciones, germina también en 1958 la Asociación Colombiana de Bibliotecarios –ASCOLBI–, como resultado de las Primeras Jornadas Bibliotecológicas en 1954 y desde el germen de la Asociación de Bibliotecarios de Bogotá. Las Primeras Jornadas, acontecimiento muy destacado de la primera mitad de siglo pasado en donde participaron 160 bibliotecarios, se lograron gracias al apoyo de Guillermo Hernández de Alba, Director de la Biblioteca Nacional, y al entusiasmo de quienes reclamaban estos espacios para ventilar los problemas del país relacionados con la práctica bibliotecaria.

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Fue entonces, cuando luego de un par de años de reiterados empeños, se reunieron el 30 de noviembre de 1956, en la Sala José Eusebio Caro de la Biblioteca Nacional, la primera Asamblea de ASCOLBI, bajo la presidencia del padre José Rafael Arboleda, quien encabezaba la comisión organizadora responsable de la redacción de los Estatutos: 87 votos de los socios fundadores dieron vida a la Asociación. La personería jurídica fue solicitada con la presentación de las actas de las asambleas de 1956 y 1957 ante el Ministerio de Justicia, que la concedió mediante la Resolución No. 3916 del 23 de diciembre de 1958. En la conformación de la primera Junta Directiva de 1957, fueron elegidos: Blanca Barbieri, Presidenta; Rubén Pérez Ortiz, Vicepresidente; Cecilia Jiménez Saravia, Secretaria; Ángela Hernández, Tesorera; Ernesto Delgado, Vocal de Propaganda; y José Ignacio Bohórquez, Vocal de Publicaciones.

Desde sus orígenes ASCOLBI se caracterizó por una presencia activa en el desarrollo bibliotecario y cultural del país. Para extender su presencia nacional creó en los años setenta seccionales en la Región Central (Cundinamarca, Boyacá y Meta), Valle, Costa Atlántica y Antioquia, así como Capítulos y Divisiones como la División de Bibliotecas Agrícolas Colombianas y la División de Bibliotecas escolares. Promovió varias iniciativas legales como el Decreto Legislativo No. 349 de 1957 donde se fijó la nomenclatura de los cargos de bibliotecarios en la administración pública nacional, el Proyecto de Decreto sobre el escalafón de la profesión bibliotecaria en 1958, y la Ley 11 de 1979 que reconoció el ejercicio de la profesión de bibliotecólogo en Colombia. Además de sus nutridas relaciones con el Gobierno y entidades culturales, y la participación en eventos nacionales e internacionales.

ASCOLBI fue promotora y organizadora de la Primera Semana Nacional de la Biblioteca en Colombia, programando entre el 16 y el 23 de abril de 1959 la celebración de la “Semana Nacional de la Biblioteca y el Libro”, en la cual se celebraron actos religiosos, sociales y culturales, clausurándola con el día del bibliotecario, estatuido en 1958 por la Junta Directiva en su reunión No. 30 en conmemoración a la muerte de Cervantes, el día de la Academias de la Lengua y el fallecimiento de Shakespeare. Desde ese entonces se programa este evento para celebrar la semana del bibliotecario colombiano. Dicha semana fue paralelamente celebrada con actos similares en Medellín, Cali, Barranquilla y Manizales.


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