custodia compartido 70
puede acabar y que por lo tanto sus padres también los pueden dejar
de querer, generando en ellos altas dosis de ansiedad.
El hecho de que los progenitores se pongan de acuerdo para compar
tir la custodia le asegura al niño/a que tanto su padre como su madre
seguirán a cargo de éVella, que lo seguirán queriendo y que a pesar de las
dificultades y problemas que puedan existir en la pareja, en lo que sí están
de acuerdo es en continuar asumiendo su rol de padre y madre con res
ponsabilidad y dedicación. La custodia compartida les produce a los ni
ños un gran alivio en medio de la tristeza que los embarga cuando sus
padres se separan, pues los niños viven un duelo ante la pérdida y, gracias
a este acuerdo, se le garantiza al menor que la relación con ambos padres
seguirá estable y que ambos lo seguirán protegiendo y queriendo.
En aquellos casos en que los padres han optado por un sistema de
custodia compartida, se observa que se minimizan los efectos negati
vos que tiene la separación en los niños, como son los temores noctur
nos, bajo rendimiento académico, conductas agresivas, llanto, inse
guridades, y baja autoestima. Una hipótesis a tener en cuenta es la de
que es posible que aquellos padres que optan por la custodia compar
tida tienen claro que su misión de padres es una responsabilidad prio
ritaria y que por encima de las dificultades que puedan existir con su
pareja, en lo que sí coinciden es en continuar asumiendo de manera
responsable y compartida su función de padre y madre.
ConclusiónValorar la custodia compartida no es hacer de ella ni una panacea
ni una obligación y mucho menos expresar la idoneidad absoluta de
un modelo de organización tras la separación, simplemente es recono
cer como legítimas las aspiraciones crecientes a un mejor equilibrio
del tiempo compartido y dedicado al niño, que facilite la relación
triangular de la referencia familiar, es incitar a los padres a organizar
se de forma responsable como adultos y prohibirse a sí mismos usar al
niño como arma de guerra y así herir al otro.
Aspectos psico-socioles de locustodio compartido
OInQ[ fefflQndo SQ]QZQr"
Buenos días. Ustedes seguramente se preguntarán qué hace
un psiquiatra aquí; yo también me pregunto lo mismo. Mencioná
bamos ahora con el doctor Gaviria que la psiquiatría y e! derecho
tienen mucho en común: la psiquiatría es la especialidad de la
medicina que trata las enfermedades mentales que afectan e! com
portamiento de los seres humanos, y el derecho, a través de! apa
rato judicial de! Estado, trata de regular e! comportamiento de los
individuos en sociedad, buscando el bien común. Es decir, que
ambas tienen en común que estudian el comportamiento humano.
En mi ponencia voy a hablar de tres aspectos: de unos teóricos,
que sustentan la pertinencia de considerar la custodia comparti-
" Médico Psiquiatra especialista en niños y adolescentes. Médico Cirujanode la Universidad del Valle (1990). Especialista en Psiquiatría de la Universidad del Valle (1996). Especialista en niños y adolescentes de la Universidaddel Bosque de Bogotá (2001). Profesor auxiliar de la Facultad de Salud de laUniversidad del Valle. Profesor auxiliar de la Universidad CES de Medellín.Médico Psiquiatra de la Fundación Valle del Lili de la ciudad de Cali.
CUSTodio eomportido 7'2,
da, es decir, en qué se basa (en cuanto a la teoría psiquiátrica) la
necesidad de regular la relación entre los hijos y sus padres; luego
mencionaré algunos aspectos clínicos, principalmente observacio
nes de hechos que ocurren cuando los padres se separan, qué pasa
con los padres y qué pasa con los hijos; y finalmente vaya hablar
un poco del papel que juega el psiquiatra o el psicólogo en estos
procesos. Para efectos de esta presentación, me van a perdonar los
expertos en género. Cuando diga padres entiéndase padre y ma
dre; cuando diga hijo, entiéndase hijos e hijas. También para efec
tos de la presentación, me van a perdonar los psicólogos. Cuando
diga el psiquiatra, también incluyo al psicólogo forense.
1. Relaciones entre padres e hijos: perspectiva psiquiátrica
Los psiquiatras tenemos siempre la costumbre que cuando va
mos a empezar a hablar de un tema mencionamos primero a Freud.
De los autores que han influido sobre la psiquiatría moderna, quien
primero mencionó la importancia de la relación entre los padres y
los hijos fue Freud. En la teoría psicoanalítica, Freud postulaba,
por ejemplo, que la relación con el hijo es única, no tiene paralelo,
y se establece para toda la vida, y que esa relación única entre la
madre y su hijo (la madre en particular) es el molde sobre el cual
se construyen todas las demás relaciones afectivas a lo largo de la
vida. Menciona Freud que esto ocurre porque la madre suple las
necesidades físicas del niño, gratificándolo, y e! niño busca, por
una tensión orgánica, satisfacer sus necesidades físicas.
En cuanto al rol de! padre, la teoría freudiana es en este senti
do inicialmente muy parca, le da un papel bastante periférico. Los
apegos iniciales son más fuertes con la figura primaria de apego
que es la madre. Posteriormente, durante la crianza, e! padre en
tra a jugar e! papel de la norma; e! padre representa la autoridad y
le permite al individuo proyectar la norma, ayudándole así a desa
rrollar el respeto por la autoridad y la conciencia moral, lo que en
73 omor remando salazor
la teoría psicoanalítica se denomina el super yo. Finalmente, cuan
do el hijo empieza a crecer, desafía al padre, por el amor a la ma
dre, y están además los deseos inconscientes de tener relaciones
sexuales con la madre y de matar al padre, lo cual constituye el
cuadro edípico; ese es e! papel que juega el hombre en la teoría
psicoanalítica.
Después de esta teoría vinieron muchos otros teóricos: vino la
psicología del yo, vino la psicología cognoscitivo-conductual, y
vinieron las teorías del aprendizaje. Además, hay un cuerpo teóri
co muy interesante que es la teoría de! apego; ella explica la natu
raleza importante de la relación de las madres, los padres y los
hijos. La teoría de! apego la define como e! vínculo emocional
duradero que une una persona con otra, y que se manifiesta como
e! esfuerzo por buscar la proximidad y el contacto con la figura de
apego, especialmente en momentos de estrés. Este apego, enton
ces, no se da sólo entre padres e hijos; se puede dar entre esposos,
se puede dar de un sujeto por un objeto.
Algo que es evidente es que los niños no sólo tienen necesida
des físicas y desarrollan tensión orgánica como consecuencia de
esas necesidades, como decía Freud. Los niños también necesitan
afecto, necesitan el contacto físico afectuoso, y necesitan cariño,
independientemente de que tengan resueltas sus necesidades físi
cas. Esto es algo que se intuía, pero alguien lo demostró de manera
experimental. Un científico llamado Harlow tomó unos monos
Macacus Rhesus, e hizo el siguiente experimento: ubicando en un
cuarto unos monos bebés, añadió dos monas madres artificiales;
una de ellas era una mona de alambre y tenía un biberón, y la otra
era una mona de felpa. Luego, observaron a los monos bebés; ¿qué
creen que hicieron? ¿A dónde creen que se fueron? Al contrario
de lo que uno pudiera pensar, se fueron donde la mona de felpa,
porque ellos necesitaban mucho e! contacto físico y una superficie
suave que les recordara el contacto tranquilizador de la madre.
custodio compartido 74
El experimento de Harlow fue muy interesante, y tuvo reper
cusiones también en la investigación en humanos. Es interesante
que ustedes sepan, por ejemplo, que en las unidades de cuidado
intensivo se ha detectado que cuando las madres entran a visitar
a la UCI neonatal a los niños, y les hacen masajes, ellos se
estabilizan desde el punto de vista de sus signos vitales.
También se observó en los siglos XVIII y XIX, en los orfanatos,
principalmente en Francia y en Inglaterra, que a pesar de tener
abundante comida y suficientes cuidados, como ropa e higiene,
los niños se morían como moscas. Empezaron a detectar que los
cuidaban demasiadas personas, y que no tenían una figura de ape
go estable. Esto lo descubrió René Spitz. La cosa era tan dramática
que en algunos orfanatos franceses en la puerta había un letrero
que decía: «Aquí entran los niños a morir».Otro pensador de la teoría del apego fue John Bowlby, cuyas
investigaciones se nutrieron de dos campos del conocimiento: la
psicología del desarrollo y la biología evolucionista. Bowlby pensó
que el apego tenía que servir para algo, que no podía ser simple
mente caprichoso, que debía tener alguna función. Desde el pun
to de vista de la evolución, el ser humano nace bastante indefen
so: imagínense en una pradera, en una sabana africana, de las que
nos recordaba el doctor Ramírez, a un bebé totalmente indefenso;
este bebé viene programado, como un mecanismo protector, para
apegarse a los adultos que lo cuidan. John Bowlby postula enton
ces que el apego es un desarrollo de la evolución para asegurar la
supervivencia de los niños indefensos.Hubo una científica investigadora, Mary Ainsworth, quien
también hizo unas investigaciones al respecto, sobre qué tanto to
leraban los bebés la separación de sus padres. Ella describió que el
apego también varía en calidad. El apego en el niño, es decir, la
relación estable, afectuosa, con un adulto que le provea cuidado,
se puede dar de manera estable o de manera inestable. Si esa figu-
75 omor remondo solazur
ra le brinda al niño un apego estable, el niño va a desarrollar con
fianza y se va a volver un niño tranquilo; si ese apego es inestable,
el niño va a estar ansioso.
Entonces, un apego seguro constituye la base para la primera
etapa del desarrollo, que es lograr la confianza básica de que el
mundo es un lugar seguro, en el cual mis necesidades van a estar
satisfechas; esto lo escribió Eric Ericson. Posteriormente, con el
desarrollo del niño en sus procesos de pensamiento y aprendizaje,
el apego se va sofisticando. Según la teoría piagetiana (de Jean
Piaget), a medida que el niño empieza a comprender el mundo, se
sofistica su relación con su figura de apego y con su figura cuidadora.
2. Efectos de las separaciones
Bueno, vamos a mencionar ahora qué es lo que puede pasar
cuando los padres se divorcian. Hemos observado en nuestra so
ciedad una tendencia histórica al aumento del divorcio en los
últimos cuarenta años. Inicialmente las tasas, o no se habían me
dido, o eran relativamente bajas, porque había una alta estabili
dad. Actualmente, las tasas están en alrededor de 50% en las so
ciedades industrializadas de Occidente. Aparentemente se han
venido estabilizando en un 50%. De esos esposos que se separan,
aproximadamente el 72% de mujeres y el 80% de los hombres vuel
ven a casarse. No debe ser tan malo el matrimonio desde que tan
ta gente repite. El 10% de los niños en Estados Unidos, en el año
98, había experimentado uno o más divorcios antes de los 16 años.
Es evidente que, en ocasiones, el clima de la relación marital
es muy malo, pero, por mala que sea la relación entre los padres, su
separación siempre constituye un golpe para el niño. ¿Qué es lo
que pasa con los niños después del divorcio? Muy bien, a ver. An
tes los padres sentían mucho miedo de separarse, y preferían que
darse juntos pensando en los hijos, por el bien de los hijos, al me
nos hasta que ellos estuvieran grandes. Probablemente había factores
custodio eompuctido 76
de tipo económico y de tipo sociológico que estaban influyendo
para que los matrimonios no se disolvieran: por ejemplo, con la
división del trabajo, las mujeres trabajaban en el hogar, y los hom
bres tenían un trabajo remunerado fuera del hogar; eso hacía que
existiera una dependencia económica de la mujer hacia el varón.
Con las guerras mundiales del siglo XX, y con el cambio en el rol
social de la mujer y su salida al mundo laboral, eso varió. Las trans
formaciones aumentaron significativamente el número de divor
cios.
Empezamos a observar que la mayoría de los niños de hogares
que se divorcian logran readaptarse a la situación de divorcio, pero
para poderlo hacer tienen que cumplir estas tres tareas: primero,
reconocer la dura realidad de la ruptura, sí: «Mis papás se han sepa
rada». Esto es un golpe terrible, y ellos hacen todas las fases del
duelo, de negación, de rabia, de protesta, y finalmente de negocia
ción. En la separación normalmente hay un conflicto marital entre
los padres, muy agrio, muy doloroso. Los niños tienen que tratar de
separarse de ese conflicto, y seguir adelante con sus vidas, con su
colegio, con sus juegos, con sus amigos, etc.
Luego tienen que aceptar la pérdida de no continuar convi
viendo con el padre que no tiene la custodia primaria, con el padre
que no tiene la custodia física, o con el padre con el cual no tiene
una residencia. Tienen que hacer una serie de operaciones emocio
nales, tienen que elaborar la rabia y la culpa que esto les produce; elabandono siempre nos produce rabia, eso lo sabe cualquiera a quien
le hayan dado un brochazo, pero también produce culpa. Uno em
pieza a preguntarse: bueno, yo qué fue lo que hice. Y más el niño
pequeño: «mi papá se fue porque yo me porté mal», «mi mamá se fue
porque a mí me va mal en el colegio, porque yo soy desobediente».
Otra cosa que tienen que hacer los niños es aceptar la perma
nencia del divorcio. Es muy doloroso observar que lleguen a mi con
sulta niños de padres que están separados hace mucho tiempo, y son
77 omQ[ remundo sulQzUf
niños escolares, yo los pongo a dibujar la familia y dibujan siempre al
papá y a la mamá juntos, y a veces se dibujan a ellos mismos en la
mitad de los padres, agarrándolos de las manos como para que no se
separen. Siempre la fantasía de reunificación familiar está rondan
do el universo psíquico del niño, de manera que aceptar en lo con
creto la permanencia del divorcio es difícil.
El vivir la separación, la ruptura de la familia, hace que muchos
individuos puedan caer en desesperanza respecto de sus propias re
laciones futuras. Más adelante les vaya mencionar eso pero sí, "ellos tienen cómo rehacer sus esperanzas al decir; a pesar de que mis
papás se separaron, la vida en pareja es posible.
¿De qué depende que los niños se adapten o no? De su edad, del
grado de madurez que tengan, del género si es femenino o masculi
no (más adelante les vaya explicar el porqué), del temperamento.
La edad: Existen diferencias en la forma como reaccionan los
niños pequeños versus los niños más grandes, o los adolescentes.
El género: Las niñas reaccionan diferente a los niños, probable
mente se adaptan un poco más fácil porque la mayoría de las veces
se quedan con la madre, quien es su figura de identificación prima
ria, y se identifican con ella y la apoyan y se vuelven como su amiga,
por llamarlo de alguna forma, aunque esto sea inapropiado.
El temperamento del niño: Hay niños que son más difíciles, más
difíciles de complacer, depende de qué tan ajustado, desde el punto
de vista psicológico y social, venía el niño antes del divorcio. Noso
tros hemos visto que a pacientes esquizofrénicos adultos se les mue
re la mamá y se descompensan; pacientes artistas adultos, se sepa
ran los papás y se descompensan; cuando las personas tienen algún
tipo de discapacidad mental toleran mucho menos estos cambios
dramáticos en la estructura familiar.
También depende del ajuste social del niño. Las familias que
tienen mayor capital social, las familias que tienen red social de
apoyo más fuerte y más amplia, toleran con mayor facilidad el que
custodia compartida 78
se vaya uno de los progenitores; ahí está la familia de la mamá, que la
apoya, ahí están los vecinos, ahí está la familia extensa, los primos, los
tíos, los amigos. De manera que ese capital social es protector.
Depende, además, de cómo manejen los padres lo que hoy nos
ocupa, que es la custodia y el régimen de visitas; depende de cómo
el padre no custodio maneje las finanzas, y de cómo el padre custo
dio maneje las finanzas y las responsabilidades domésticas; depende
de qué tanto contacto siga teniendo el niño con el padre que no
tiene la custodia física. Si ese padre está pendiente del niño, si va a
las reuniones del colegio, si lo visita con frecuencia, entonces la
adaptación al divorcio de ese niño va a ser mejor.
También depende de los cambios en la estructura familiar, de las
familias reconstituidas, la aparición de una nueva pareja en uno de
los progenitores, los noviazgos y los matrimonios. La aparición de las
figuras de los padrastros y las madrastras, que ya vamos a ver que no
siempre son como los de los cuentos de hadas, no son tan malos.
Bueno, habíamos dicho que los niños reaccionan diferente de
pendiendo de la edad: 1I0s pre-escolares cómo reaccionan? Con
frecuencia muestran un grado de ansiedad mucho más marcado,
ellos tienen mucho temor al abandono y al rechazo, tienen muchísi
mo temor, y sienten que les están quitando su base segura. Recorde
mos que estos chiquitos tienen una dependencia emocional mucho
más fuerte de sus padres que un adolescente, que ya está más pen
diente de sus amigos que de otra cosa. Los más chiquitos, los pre
escolares, no comprenden bien la situación, y les dicen: es que él
sigue siendo tu papá, pero ya no va a vivir aquí; como tienen una
inteligencia concreta, para él el hecho de ser papá consiste en vivir
allí, y si se va entonces ya no es mi papá. Tienen, entonces, este tipo
de contradicciones lógicas: por su lógica concreta, no logran abs
traer que el rol no depende del lugar de residencia. Tienen la ten
dencia a sentirse culpables, como les había mencionado, y tienden a
adaptarse más rápido a la nueva situación que los niños más gran-
79 omur Fernando sulazar
des. Les da más duro inicialmente, pero de la misma manera son
más flexibles y más adaptables, y rápidamente entran a adaptarse al
nuevo statu qua.
Bueno, los escolares sí comprenden un poco más lo que está
ocurriendo, y con frecuencia toman partido, pues a alguno de los
miembros de la pareja normalmente se le victimiza y queda como el
malo ante la sociedad y la familia. La tendencia normal es siempre
identificarse con la víctima y tratar de protegerla. Estos niños son
entonces más sensibles a presiones de los progenitores y a la manipu
lación; más adelante vamos a hablar de las dinámicas familiares que
se generan en este tipo de situaciones. Ellos tienen un tipo de leal
tades; el hecho de que el papá y la mamá se estén separando casi
que les plantea la pregunta tácita: ¿usted con quién se quiere que
dar: con su papá o con su mamá? Es una pregunta tácita, y siente
uno un conflicto de lealtades cuando de pronto el papá viene por
ellos, y saben que la mamá está muy brava con el papá; entonces
ellos sí entran en ese tipo de dilemas morales y emocionales. Tienen
también, como los pequeños, mucho temor al abandono y al recha
zo, y para ellos la adaptación se hace más difícil que para los niños
más pequeños. Incluso, es más difícil para los niños que para las
niñas, porque con más frecuencia el que se va es el padre, que es su
figura de identificación. Ellos, según la teoría freudiana, están defi
niendo el conflicto edípico y necesitan el padre cerca para resolver
lo. Además, porque al irse papá es como si se cumpliera una fanta
sía, ¿no? ¡Ay, qué bueno que mi papá se fuera para yo quedarme con
mi mamá!: la fantasía edípica. Finalmente el padre se va, y te en
frentas a que se te cumplió tu fantasía pero ya no te parece tan
chévere; necesitas a tu papá, psicológicamente; dependías de él.
¿Qué pasa entonces en el divorcio, qué factores favorecen la
adaptación, que el entorno sea estable? Aquí vienen las recomen
daciones: que se haga el mínimo número de cambios posible. Oja
lá entonces que los niños siguieran viviendo en la misma casa, con
custodio compartido 80
las mismas personas, excepto el progenitor que no tiene residencia
o que se va. Ojalá que el entorno siga siendo estructurado, que no
se relaje la disciplina: no decir que porque al niño se le separaron
los papás, dejémoslo que vea televisión hasta las doce de la noche,
que juegue Nintendo hasta la madrugada; las normas tienen que
seguir siendo las mismas. Ojalá que el ambiente sea formativo.
Debe haber entonces los mínimos cambios posibles, de barrio, de
casa, de colegio, de grupo de amigos; ojalá que el niño conservara
toda su red social y todo su entorno; ojalá que los cambios del
ecosistema del niño no fueran tan marcados.
Hay que evitar entonces ese cuentito de decirle al niño que
ahorita usted es el papá, usted es el hombre de la casa, entonces
usted tiene que asumir una cantidad de responsabilidades. Ocu
rre también con las niñas: la hermana mayor que tiene un poco de
hermanitos chiquitos: entonces usted me tiene que ayudar a cui
dar a los niños, le dice el papá cuando la mamá se fue; esa
parentalización dañina estresa a los niños durante la separación.
Ojalá entonces que el padre no custodio sea una figura cerca
na, responsable y comprometida, ojalá tenga platica, y ojalá viva
cerca.
¿Qué es lo que pasa entonces en esas dinámicas familiares? Se
forman alianzas: es que usted y yo vamos a salir adelante, es que
usted y yo, no importa que su papá se haya ido, no importa que su
mamá se haya ido, usted y yo vamos a salir adelante. Surgen una
cantidad de alianzas, y puede haber coaliciones: ayúdame con tu
papá, que nos dé la plata de tal cosa, ¿sí? Coaliciones: por ejemplo,
el niño se alía con el papá y la niña con la mamá. Estas dinámicas
son perversas, en las que los niños quedan escindidos, la familia
queda rota a nivel emocional, y puede haber también mucha ma
nipulación. Pensemos en el papá que le dice a la señora: pues yo te
traigo la plata pero yo me puedo venir a quedar a dormir un día de
estos, no le vaya a cambiar la chapa a la puerta. Ese tipo de mani-
81 ornar Fernando snlnZ(lr
pulaciones de yo pago, y sigo teniendo plenos derechos, simple
mente vengo por temporadas, o vengo por épocas.
Otra cosa que puede ocurrir es que los niños chiquitos empie
cen a dormir con la mamá, el colecho, yeso rompe las fronteras de
la disciplina y la autoridad. Las mamás empiezan a ser más com
placientes porque les da pesar, o las mamás cogen a las niñas como
confidentes como si fueran amigas adultas: cómo te parece las de
tu papá, por allá lo vieron con una vieja no sé qué; eso confunde alos niños.
O los hijos como mensajeros: ve, decile a tu papá que mande
para el mercado, decile a tu papá que mande para tal cosa. O
como espías: andá a ver qué está haciendo tu papá, o andá a ver
qué está haciendo tu mamá, y con quién salió tu mamá y con
quién llegó.
O los hijos como pararrayos o fusible: en medio de la disputa
más horrorosa en la familia, cuando las cosas se están poniendo
más malas, el niño se enferma, y llega el niño a urgencias, y así
aparece el papá en la camioneta: qué le pasó a ]uliancito; no, es
que está enfermo. El niño entonces es el pararrayos: sube el nivel
de conflicto y el niño se enferma, sube el nivel de conflicto y el
adolescente estrella el carro; en esos momentos los hijos actúan
como el pararrayos o el fusible del sistema.
O aparecen los hijos como escudos: cuando hay padres
maltratantes y abusadores, entonces la mamá pone el escudo. Bien
sea la madre que pone a la hija para que el padre la abuse
sexualmente, o la madre que pone al hijo adolescente para que se
agarre a trompadas con el papá.
Ocurre también lo que les había mencionado ahora, la
parentalización o inversión de roles, en la que los niños o adoles
centes se ven obligados a asumir un rol adulto.
Estos problemas emocionales no son causados por el divorcio
en sí. Una pareja que se separa ya tenía problemas, y los problemas
custodin compnrtidn 8:=
emocionales son producto de esos problemas, y no del divorcio; eso
tiene que quedar claro. Los problemas emocionales se relacionan
más con la cantidad de conflicto previo y con el conflicto ocurrido
durante el divorcio que con el hecho mismo del divorcio. Es más,
muchas veces el divorcio mejora la situación, relaja el clima y
disminuye el nivel de conflicto. Los problemas emocionales tam
bién disminuyen si los padres se dan cuenta que tienen que ser
adultos ante esa situación, que tienen que ser maduros, que tie
nen que controlar su ira, y no deben exponer a los niños a dispu
tas. Ojalá que los niños no presenciaran las disputas de los padres.
Las tensiones del divorcio también disminuyen la eficiencia de
la crianza por parte de los padres. No es igual de buena una mamá
estresada por el divorcio, ni es igual de bueno un papá estresado
por el divorcio, un tipo que está viviendo en un aparta-estudio,
sin muebles, que anda todo barbado, con la ropa arrugada; el tipo
no tiene ni idea de hacer nada porque todo se lo hacían en la
casa, también está estresado, también le hace falta la esposa, tam
bién le hacen falta los hijos. La mamá, que quedó con la carga de
la crianza, claro, también está estresada. Eso disminuye la eficien
cia en la crianza. Hay un peligro, y es que los niños no terminen la
escuela secundaria, o que, sin la presencia de la autoridad del
padre, los niños adopten conductas antisociales.
¿Qué secuelas puede dejar todo esto a largo plazo? Bueno, uno
dice: no, pues eso tiene que ser todo gravísimo. Bueno, no necesa
riamente, no, no es tan malo a largo plazo. Sí, en hijos de padres
separados hay un leve aumento de depresión, y más problemas de
salud y de pareja en la adultez, pero es leve. Sin embargo, cuando
los padres se separan en la edad escolar, o en la adolescencia tem
prana, la mayoría de los muchachos a la edad de 20 años, lcuál es
su probabilidad de divorciarse cuando sean adultos? Este es un
temor que tienen muchas personas: ¿será que los hijos de padres
separados se separan más porque repiten la historia? Bueno, a ve-
83 ornor remondo solozor
ces sí, pero se hizo un estudio muy serio en Estados Unidos, y ac
tualmente la tasa de divorcios de hijos de hogares separados es del
50%, es decir, igual a la tasa de la población general. Entonces no
es tan terrible.
Ahora, ese rol materno de la madre separada cambia y pode
mos ver unas nuevas tipologías maternas. Podemos ver que si es
una señora católica, de cultura mariana, entonces veremos mu
cha abnegación; esta señora se va a aislar socialmente, pues como
él se fue, yo tengo la obligación de los hijos. Si no había trabajado,
de pronto le toca salir a trabajar, y se dedica únicamente a tratar
de conseguir el dinero, no consigue pareja, y se dedica
abnegadamente a los hijos; esto era más común antes, y afortuna
damente está cambiando.
Cuando se trata de mujeres adolescentes con embarazos no
deseados, que hacen un ensayo de vida marital muy fugaz, lo más
normal es que vuelvan al hogar materno y que deleguen la crianza
de los hijos en los abuelos; ellas quedan funcionando no como
mamás, sino corno amigas o hermanas de sus hijos. Puede ocurrir, y
con frecuencia ocurre, que estas mujeres sí se le midan al reto de
criar a sus hijos ellas solas, y, por eso, de las familias monoparentales
el 84% está conformado por madres cabezas de hogar.
Otra cosa que puede ocurrir, si hacemos un seguimiento
longitudinal, es que estas mujeres que se separaron se vuelvan a
conseguir otra pareja, y no les funcionó; se consiguen una tercera,
una cuarta pareja, y van teniendo un hijo con cada una, y a veces
hay un patrón de monogamia alternante, con hijos de padres dife
rentes. Muchas de estas mujeres rehacen su vida, encuentran una
pareja adecuada, y entonces conforman una nueva pareja estable.
La tipología paterna es un poco más pintoresca. Muchas veces
los papás se van y nunca vuelven, al punto de que los hijos crecen
sin conocerlos. Entonces el papá es el papá legendario: todo mun
do habla de él, pero nadie lo ha visto. O para calmar su culpa y su
!:j
custodio eompnrtido 84
mala conciencia, aparece una vez al año, cargado de regalos y
muerto de risa, jo, jo, jo; es el Papá Noel. O va a recoger a los niños
el fin de semana, y a malcriarlos, a darles dulces, que jueguen
Nintendo todo el día, que se queden en pijama hasta el medio
día, que no se bañen, que vamos a la piscina, que comamos pizza y
pura comida rápida; es el papá de chocolate, un papá que no ejer
ce autoridad ni impone normas, ni ayuda a hacer tareas. Es el papá
que dice: Yo trabajé toda la semana, yo tengo derecho a disfrutar
a mi hijo. O es el papá manipulador abusivo, que trata de volver al
hogar a maltratar y a abusar; con frecuencia son personas con se
veros trastornos de personalidad sociopáticos, o alcohólicas, o adic
tas a drogas, y siguen llegando a la casa a maltratar, después de
que se han separado. Hay otros que son los intermitentes, los pa
pás toreros, que aparecen por temporadas: ahora sí, mijo, yo vaya
estar pendiente de usted, y le dicen: yo vaya recogerlo y no apare
cen, y se pierden meses y luego vuelven en otro mesecito, y vuel
ven y se pierden; esto lo vemos a cada rato en la consulta. Pero
afortunadamente, afortunadamente, hay una tipología nueva, muy
agradable, que es la que concita la simpatía de alga: la de los
papás responsables y comprometidos.
3. El rol del psiquiatra
¿Cuál es el rol del psiquiatra, qué tiene que ver el psiquiatra
en este problema tan grave? Bueno, puede ocurrir que uno esté
ahí porque uno ya venía atendiendo al niño cuando se produjo la
separación. Le traen al niño: es que el niño se porta mal, es que va
mal en el colegio; claro, pues uno de pendejo no se ha dado cuen
ta que en el fondo hay una disputa marital, porque uno no se da
cuenta cuando le dicen: «Doctor... es que...» (le pide a uno la cita
la mamá, y no trae al niño), «es que le tengo que hablar una cosa,
es que me separé de mi marido, se fue, yo le hice la maleta y ya se
fue, tiene un apartamento, yo sé que tiene otra». Vienen y le echan
85 omOf fp.rnondo soloZGf
a uno ese cuento, la mamá destrozada; entonces ahí está el psi
quiatra en medio de la separación. ¿Qué hace uno en ese caso?
Uno no va a hacer recomendaciones respecto de la custodia; uno
trata de apoyar al niño para que él pueda sortear la situación del
divorcio. Yo le llamo separación conyugal de los padres en curso,
lo pongo en el eje 4, y lo considero un estresor psícosocial, o sea,
eso es grave, eso puede desbaratar a un muchachito.
Otra cosa que puede ocurrir es que nosotros lleguemos allá
porque el juez ya dictó un fallo respecto de la custodia y, como
parte del fallo, dijo que el niño necesita apoyo terapéutico. Enton
ces, en ese caso, dado que la decisión sobre la custodia ya fue
tomada, el terapeuta no influencia el resultado, pero ayuda al niño
a adaptarse a la decisión de la Corte, e idealmente a tener una
buena relación con ambos padres.
Otra cosa es que los papás, ya separados, le llegan a uno para
que uno sirva de mediador; buscan poder hacer ajustes, poder
manejar bien las normas de disciplina, para que les ayude uno a
encontrar un camino de modo que sus diferencias personales no
influyan tanto en la crianza. Ahí el papel de uno es ayudarlos a
encontrar una manera cooperativa de crianza en lugar de una
manera hostil. Puede ser que ya uno fuera el terapeuta de los pa
dres, una persona que padezca un trastorno mental, una señora
que estaba deprimida o un señor que tenía un trastorno obsesivo
compulsivo, y se separó; entonces ahí también está metido el psi
quiatra.
Finalmente, puede ser que a nosotros nos citen como peritos
forenses para hacer una valoración de custodia y visitas; si es así,
nos remiten el caso, y nos mandan a toda la familia para que haga
mos la valoración. Aclaro, pues, que yo ya no hago ese tipo de
valoraciones porque se hacen en medicina legal; yo fui psiquiatra
forense tres años, como entre el 97 y el 99, pero actualmente me
dedico más a la clínica de niños y adolescentes.
custodia comportida 86
¿En qué caso se requiere un peritazgo? Pues cuando uno de los
padres tiene una enfermedad mental que afecta sus habilidades de
crianza: un papá sicótico, un papá adicto, un papá alcohólico, un papá
maltratador. Ocurre también que el niño puede tener ciertas necesida
des específicas en salud mental, que cuentan para decidir la custodia o
elaborar el plan de crianza: un niño bien hiperactivo, por ejemplo, con
una mamá rígida que lo maltrata, versus un papá que es un poquito más
flexible y le aguanta más la hiperactividad; o un niño con un retardo
mental leve y un papá alcohólico. Ese tipo de combinaciones también
ameritan un peritazgo. También lo amerita un divorcio que ha sido
inusualmente hostil, y la evaluación de custodia es una alternativa menos
adversa para tomar decisiones con respecto al niño, es decir, ya llega
mos a la instancia del arbitramento, el juez es el que va a decidir la
custodia y las visitas, y necesita la asesoría del psiquiatra.
Otro caso que requiere el peritaje: hay que evaluar el relativo apego
del niño a cada uno de los padres, porque eso puede parecer algo importan
te; por ejemplo, los padres pueden estar de acuerdo en que el niño debe
quedarse con la mamá, pero el niño tiene muchas ganas de irse a vivir con
el papá. Ahí también creo que amerita una valoración. O si se sospecha
que uno de los padres ha tratado de adoctrinar al niño y alejarlo del otro
padre, porque le está llenando de ideas la cabeza, que su mamá es una no
sé qué, una sí sé más, o que su papá es un tal por cual. O cuando uno de los
padres ha acusado al otro de maltrato físico o abuso sexual.
Entonces el peritaje de custodia involucra a toda la familia: hay
que examinarlos a todos, a los papás y a los hijos; hay que evaluar la
pareja actual de los padres, y, si se necesita, conseguir información
complementaria por fuera. Se debe producir un dictamen que tiene
unas conclusiones y unas recomendaciones que deben propender a
la doctrina del mejor interés del niño.
Es posible realizar la evaluación de ambos padres: puede ser que el
juez se los mande a uno, o que ellos se pongan de común acuerdo con sus
abogados, o que lleguen al consultorio.
87 omür fernnndo sülnzur
Este es el contenido del dictamen: tiene que contener la evalua
ción de cada uno de los padres, en cuanto a sus fortalezas y debilidades,
en las tareas de crianza; una descripción de qué tan apegado está al
niño a cada uno de ellos; y recomendaciones específicas, con respecto acustodias y visitas.
Cuando llega uno solo de los progenitores con el niño, el dictamen
tiene algunas limitaciones. Si a usted le llega el papá y el niño, o la
mamá y el niño, usted no puede dictaminar nada sobre la salud mental
del progenitor ausente, y usted no puede dictaminar nada o hacer re
comendaciones sobre custodias y visitas, porque a usted le falta una
pieza del rompecabezas, a usted lo pueden estar engañando. En estos
casos está conociendo una sola versión de la historia.
La relación forense es diferente de la relación clínica; ahí no ope
ra el secreto profesional. De hecho, uno va a elaborar un informe
escrito dirigido a un juzgado. Por lo tanto, hay que aclarar esos límites
de la confidencialidad, mejor dicho, hay que aclarar la no
confidencialidad. Hay que entender que uno no es el psiquiatra clí
nico del niño, ni de la mamá ni del papá, sino que uno está haciendo
una intervención de carácter forense, uno entra a evaluar y no más.
En este tipo de evaluaciones se revelan cosas muy privadas, y en el
informe hay que revelar únicamente lo que sea pertinente a las con
clusiones y recomendaciones. Los terapistas que ya venían siendo
terapistas de algunas de las personas involucradas no pueden elaborar
ese peritazgo de custodia porque esos roles son excluyentes, el del
forense y el del clínico.
Aquí vienen cosas muy técnicas sobre cómo se elabora la eva
luación de los padres. Ojalá esa valoración incluya estas preguntas:
en caso de que usted obtenga la custodia, ¿usted cómo ayudaría
para que el niño tuviera una buena relación con el otro progenitor?
En caso de que a usted se le niegue la custodia, ¿usted qué cosas
haría para tratar de conservar una buena relación con su hijo? Esasson preguntas claves.
custodio compartido 88
En cuanto al niño, hay que hacer una valoración clínica comple
ta, hay que ver qué tan apegado está a cada uno de los padres, hay
que ver qué tan afectado está por la situación, hay que ver si lo están
adoctrinando de alguna forma, y hay que tratar de determinar de
manera sutil sus preferencias. La idea no es preguntarle ¿usted con
quién quiere vivir, con su papá o con su mamá?; eso no se puede
hacer. Se puede hacer de manera sutil: a los pre-escolares primero se
les entrevista con los papás y luego a solas, y se pueden hacer juegos y
tests proyectivos. En los escolares, uno puede investigar los apegos de
manera indirecta, a través de historias: uno les plantea, por ejemplo:
bueno, vamos a hacer una historia, supongamos que hay un pajarito
chiquito, hay un pajarito recién nacido en un nido, él vive con el
papá y la mamá en un nido en un árbol, y resulta que empieza una
tormenta, empieza a caer agua, rayos, empieza a ventear, y llega una
ventisca y se lleva a los papás, entonces el pajarito, ¿qué pasa con el
pajarito? Ayúdame a continuar la historia. Otro test proyectivo es este:
bueno, tú te ganas un viaje a una isla desierta, para dos personas; ¿tú
qué llevarías en la maleta y con quién te irías? Esa es otra forma
indirecta de averiguarlo, como también lo es esta: vamos a planear un
viaje de picnic, vamos a invitar a algunas personas, ¿a quién vamos a
invitar al picnic? Normalmente el niño entonces va a mencionar pri
mero al padre con el cual tenga un mejor apego. Otra historia que yo
les pongo a contar es esta: usted va por la calle y hay una lata de coca
cola, y usted la patea accidentalmente y le sale el genio de coca cola,
a decirle: le concedo tres deseos; entonces, a través de estos deseos,
se averiguan las preferencias de apego en el pensamiento fantasioso
del niño.El niño también puede orientarnos haciendo dibujos de sí mismo,
diciendo qué le gusta y qué no. Podemos decirle, por ejemplo: ¿a ti te
gusta lo que está pasando ahora, que tu papá viene tales días? ¿A ti te
gusta donde estás viviendo? Si tú pudieras cambiar las cosas, ¿qué
cosas cambiarías? ¿Qué cambios le harías al arreglo actual?
89 omur femutldo su]UZU{
Sobre todo a los nmos más chiquitos hay que tratar de
desculpabilizarlos y decirles: es que con quién vas a vivir tú no lo
vas a decidir tú, eso lo deciden los adultos; lo deciden entre tus
papás y, pues si ya la cosa está muy peluda, pues lo decide el juez.
Hay que tratar de investigar si el niño ha sido adoctrinado:
¿qué te dijo tu papá antes de venir a esta cita? ¿Qué te dijo tu
mamá, que de qué íbamos a hablar?
Pasando ahora al adolescente, pues los adolescentes ya son muy,
como dicen los gringos, muy opinionated. Ellos ya tienen su propia
opinión, y hay que investigar ellos qué opinan de las circunstan
cias, ellos ya también son menores maduros que pueden tener cierto
criterio para decidir con quién quieren vivir.
En todo caso, la doctrina que opera en estos dictámenes de
custodia es la del mejor interés del niño. Hay que tratar de que el
niño tenga continuidad y estabilidad en su cuidado. También hay
que tratar de que el niño tenga una buena calidad en su relación
de apego con el custodio, con el que convive, y que tenga un buen
grado de empatía con él. Hay que mirar las preferencias expresa
das por el niño, hay que evaluar la salud mental de cada padre, y
hay que ver el nivel de conflicto parental, y su impacto en el niño.
Hay factores críticos de los padres: en algunas ocasiones, por
ejemplo, el padre biológico está luchando por la custodia con el
padrastro. En estos casos algunas legislaciones favorecen a los pa
dres biológicos. Otras hacen juicios morales o evalúan la compe
tencia moral de los padres que están luchando por la custodia: si
ellos tienen antecedentes penales; si ellos son consumidores de
sustancias; si han tenido conductas de prostitución o adulterio;
cuáles son las aptitudes y las habilidades parentales; si los papás
están pendientes de las necesidades de los hijos, o si los conside
ran extensiones de ellos mismos en una actitud muy narcisista; si
están muy ansiosos, muy pasivos, o muy desesperanzados; quién
tiene más experiencia en criar hijos; quién lo hace mejor. Y hay
custodio comportido 90
que tratar, como habíamos mencionado, de darle estabilidad a la
situación actual. Digamos que, en un dictamen de custodia, hay
que tratar de respetar el estado actual de cosas a no ser que ese
estado sea lesivo.
Otros factores críticos de los padres son las creencias religio
sas, la ubicación de la vivienda, las condiciones financieras, y si el
niño está siendo sometido a maltrato. A su vez, son factores críti
cos de los hijos qué tan apegados están a cada padre, y ellos qué
prefieren. La ley a veces tiende a favorecer que las niñas se que
den con la mamá, a los niños adolescentes les suele ir mejor con el
papá, parece que les ponen mejor los límites, o lo necesitan como
figura de identificación.
¿Cuáles son entonces los escenarios más comunes cuando se
hace este dictamen? O que haya dos padres competentes, que son
capaces de obtener la custodia de los hijos; o que los dos padres
sean deficientes, mejor dicho, que entre el diablo y escoja; o que
uno sea competente y el otro deficiente.
Los escenarios menos comunes son que haya un padre luchan
do con un padrastro, o una madre con una madrastra, o que haya
una pareja homosexual. Se han hecho muchos estudios en los cua
les la crianza por parejas homosexuales no afecta la orientación ni
la identidad sexual de los niños. Otro escenario menos común es
que haya una disputa enmascarada de la custodia. En esos casos
llegan dos profesionales exitosísimos (ejecutivos, de alto rango,
pues, de multinacionales) a decirle al juez: nosotros, de común
acuerdo, queremos que nuestros dos hijos adolescentes estén una
semana con él, y una semana con ella, en un pimponeo; es lo que
ocurre cuando ninguno de los dos quiere comprometerse. Enton
ces este es un caso de una disputa enmascarada de custodia, con
una custodia compartida por falta de compromiso, y aquí no se
está velando por el mejor interés de los niños o de los adolescen
tes. Puede haber una disputa por la crianza religiosa; en este caso
91 omClr FernClndo SCllnZClf
muchos jueces favorecen a quien tenga creencias religiosas fir
mes, siempre y cuando no sea fanático.
También, y esto lo mencionaba el doctor Ramírez, puede haber
muchos problemas por la reubicación. Yo tuve el caso de una seño
ra que tenía una oportunidad, una beca y una oportunidad laboral
en Australia, y se quería llevar al niño de 10 años; el papá dijo que
él también tenía derecho a estar con su hijo, es decir, él arguyó su
derecho. Pero en el fondo también estábamos cuidando el mejor
interés del niño, porque el juez dictaminó que debía esperarse a
que el niño estuviera mayor para poder viajar con la madre.
¿Cuáles son los escenarios menos comunes? Con toda la revo
lución que ha habido en la fertilidad, pueden presentarse disputas
por embriones congelados: una pareja se puso de acuerdo para
hacerse un tratamiento de infertilidad; fertilizaron unos óvulos con
esperma del varón, y el resultado son unos embriones congelados;
se separan, y entonces cada cual quiere los embriones. Eso es muy
raro, pero ahí los gringos dictaminaron que se hacía lo que ambos
dijeran de común acuerdo; les pusieron de tarea: pónganse de
acuerdo, y si no lo hacen no pueden tocar esos embriones.
Puede ocurrir que alguno de los padres no quiere que los abue
los visiten a los niños, y entonces se hará un proceso para regular
la visita de los abuelos. También puede ser que alguno de los pa
dres secuestre a los niños.
¿Cuáles son entonces los desenlaces posibles? La custodia ex
clusiva en la cual el niño vive con uno de los padres, y el otro lo
visita; esto es apropiado cuando la visita parental impide la crian
za cooperativa. También es apropiado cuando uno de los padres es
incompetente; entonces se le deja la custodia al padre competen
te. La custodia puede ser dividida cuando parte de los hijos se
queda con un progenitor, y la otra parte con otro progenitor.
y está la posibilidad de la custodia compartida; es una de las
opciones posibles, donde existe igualdad de derechos y responsabi-
custodin compartido 9:=
lidades. Los gringos distinguen entre custodia compartida legal y
la física: en la legal se conservan los derechos legales, o de los
hijos; en la física los niños conviven con ambos padres por tempo
radas. Pero ¿qué pasa cuando hay custodia compartida y surge un
desacuerdo? Pues se tiende a darle la razón al padre donde el niño
tiene su residencia primaria, es decir, donde e! niño vive más tiempo.
Estos padres, para poder escoger la opción de la custodia com
partida, deben ser capaces de comunicarse y tener en cuenta la
opinión de! otro; deben ser capaces de construir consensos. Si los
padres no son capaces de cooperar, la opción de la custodia com
partida no es conveniente.
Este l es e! mapa de Estados Unidos, y aquí están los estados de
la Unión donde ya se presume de entrada, o el juez propone, la
custodia compartida. En los estados que están de un color un po
quito menos oscuro se presume, y se hace si se logra un acuerdo, o
según la preferencia del estado. Y en los otros su legislación no
consagra este tipo de opción.
Pero hay estados que han ido más allá, y han dicho: no, señor,
no es suficiente con determinar que la custodia sea compartida;
los papás tienen que ponerse de acuerdo, para que la crianza sea
compartida. En estos casos se elimina la terminología de custodia
y visitas, y en cambio hablan de procesos de crianza. En conse
cuencia, ponen a los papás a elaborar unos detallados planes de
crianza que incluyen cosas como las finanzas, el calendario para
que viva con cada uno de los padres, quién va a pagar la educa
ción, quién va a pagar la salud, y quién va a cubrir arras gastos.
Estos planes son altamente individualizados; por ejemplo, pueden
incluir la crianza religiosa. Entonces, aquí se habla de tiempo de
crianza, y tiene que ser gente muy competente, muy cooperativa, y
que logre construir consensos para elaborar un plan de crianza.
I El conferencista le mostró al público un mapa a través de un proyector.
93 Ornar Fernando solazar
Este es un concepto más revolucionario que el de la custodia compartida.
¿Qué ventajas podría tener para e! niño el que se dictamine la
custodia compartida? Pues se elimina e! conflicto de lealtades al
que se somete al niño cuando los padres se separan; con relaciones
cordiales, el niño conserva e! capital social. Es una recta jurídicaque protege.