Date post: | 24-Jan-2016 |
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Bienes Comunes Universales.
Consultoría Ambiental, S. de R. L.
Ciudad Victoria, Tamaulipas M é x i c o .
“El cambio climático es la mayor amenaza a que se ha enfrentado jamás la civilización, y los países
aun están debatiendo fórmulas para limitar emisiones voluntariamente, es decir, sin compromisos vinculantes. Lo importante ahora
es crear los instrumentos financieros y tecnológicos de que van a disponer los países para actuar en
mitigación y en adaptación, y esos conocimientos permitirán tomar oportunamente decisiones sobre
objetivos que tengan sentido”. Hay muchos partidarios de que el debate no se centre sobre los
límites concretos de emisiones y piden que esa cuestión se trate “después” con más detalle. Para la comunidad
científica, ya no hay duda que el calentamiento planetario puede desencadenar en el presente siglo
inundaciones, migraciones masivas, extinción de especies, crisis alimentarias, luchas por los recursos naturales y mayor peligro de guerras.
Las fuerzas de la globalización han afectado muchas dimensiones de nuestras sociedades y economías.
De hecho, hemos presenciado una doble globalización de bienes públicos. Los bienes comunes
universales que eran antes bienes públicos nacionales –el aire
limpio, la salud pública, la estabilidad financiera y la eficiencia del mercado– han venido adquiriendo,
de manera creciente, dimensiones trans-fronterizas.
El fenómeno de la globalización en sí, no es nuevo. De hecho, el creciente enlazamiento del dominio público
sobre las actividades humanas, ha venido ocurriendo desde fines del siglo diecinueve, y es una tendencia que se mantiene y se ha acelerado mucho desde principios
de 1970. La expresión "bien público global ó bien común universal“ si es relativamente nueva
y fue creada para captar la creciente interacción mundial legal, comercial y operativa de los bienes
públicos, en campos tan diversos como agua, clima, atmósfera, salud, cultura, uso del
suelo, alimentación, mar territorial, corrientes marinas, transporte, etc.. La formación de políticas sobre
estos bienes comunes universales ha tenido algunos avances, pero no ha respondido al desafío,
aunque a veces, impulsados más por la compulsión y la urgencia que por algún diseño estratégico de
políticas, respondemos de manera aislada, parcial y adhoc.
Mientras más beneficios logren los países a la hora de financiar sus bienes comunes
universales, más necesitaran garantizar que sus logros domésticos no se debiliten por fugas y disfunciones transfronterizas negativas.
Hay una importante inversión pública y privada en actividades relacionadas con
determinados bienes comunes universales, tales como la salud, la seguridad alimenticia,
la reducción de la contaminación medio-ambiental y la incertidumbre financiera. Hay un Fondo para el Medio
Ambiente Mundial (FMAM), Fondo Global para Luchar Contra el SIDA, la Tuberculosis y la
Malaria, iniciativas piloto para el control de emisiones contaminantes, intercambio bonos de carbono y asociaciones asistenciales globales
(publicas y privadas) como Medicines for Malaria Venture.
Para apoyar los esfuerzos destinados a suministrar unilateralmente aportaciones de bienes comunes
universales críticos para lograr las metas nacionales y moverse hacia la cooperación internacional, han emergido algunas iniciativas en esta línea, en las áreas de preocupaciones medioambientales globales y en el control global de enfermedades infecciosas. Esto es cada vez más cierto en la medida en que las
fronteras se vuelven más porosas y aumenta el volumen de actividades económicas transnacionales.
Las recientes epidemias de encefalopatía bovina spongiforma, fiebre aftosa y gripe porcina, que
causó efectos desastrosos en México, son un ejemplo concreto. En cambio, los bienes comunes universales
especialmente los bienes naturales comunales, incluyendo la atmósfera y la capa de ozono
exigen con cada vez mayor urgencia, medidas correctivas a nivel local, nacional
e internacional, si su uso ha de ser sostenible.
La necesidad de aclarar éstas dudas se está volviendo cada vez más urgente, puesto que el mundo se está
convirtiendo en una desordenada red de tensiones, crisis financieras, ambientales, políticas y de la salud.
En este mundo alborotado, experimentamos los bienes comunes universales no como “bienes” –es decir, que beneficien a la
población– sino como “males”. Formularemos tres recomendaciones sobre políticas a implementar: 1) El asunto de financiar los bienes
públicos globales se aborda mejor como una extensión de la bien establecida teoría y práctica del
financiamiento de los bienes públicos nacionales. 2) Si se enfoca de esta manera, el desafío clave es
incorporar al marco existente de las finanzas públicas una dimensión claramente articulada de cooperación y salud medioambiental. 3) Gran parte de la literatura
y la innovación de políticas en el área de la economía medioambiental y de la salud
pública, ya señalan este derrotero en la economía global.
La creciente importancia de los bienes públicos globales suscita cuestiones políticas. ¿En que medida y cómo se han ajustado las finanzas públicas al creciente desafío de cuidar los bienes comunes universales y facilitar la
cooperación transfronteriza? ¿Qué reformas e instrumentos de política ayudarían a fomentar
una mejor asignación de recursos para los bienes comunes y así mejorar su sustento?
Las finanzas públicas tienen tres ramas principales: la rama de la asignación, que
consiste en medidas de políticas públicas para encauzar los bienes comunes deseados;
la rama de la distribución, que tiene que ver con medidas de transferencia; y la rama de la estabilización, la cual es responsable de facilitar la estabilidad macroeconómica, el pleno empleo y la estabilidad de los precios.
Con el rápido desarrollo de la industrialización, la humanidad requiere un mayor consumo de energía, que no sólo ha traído riqueza sino también una gran contaminación y la emisión masiva de gases de efecto invernadero sobre el planeta. Esta realidad producirá una escasez de agua dulce para entre 1,100 y 3,200 millones de habitantes y
sumirá en la pobreza a entre 200 y 600 millones de personas, además de amenazar la vida de otros entre 200 y 700 millones
por las inundaciones. Ante la falta de liderazgo y de respuestas coordinadas, la mala gestión de la crisis actual y la caída de las fronteras de la sociedad civil, las redes informáticas empiezan
a crear una aproximación de intereses entre rivales geopolíticos, una adaptación a los cambios en los valores de la sociedad, para poder innovar a través de la colaboración y, sólo así, tener
acceso a los nuevos avances científicos y tecnológicos.
La visión de la naturaleza como un “bien común universal” y los
diferentes tipos de percepción, determinan la visión del mundo y de las
personas. Esto básicamente significa que su percepción de la realidad es consistente con su visión sobre la estructura socio-
económica y una idea sobre la relación entre las personas y el medio ambiente que puede ser percibida desde cuatro puntos de vista
diferentes: egocéntrico, antropocéntrico, eco-céntrico y societario. Estas percepciones
crean diferentes actitudes relacionadas con el riesgo ambiental.
Existen cuatro tipos de percepciones ó mitos sobre la naturaleza. El primer mito se llama 'naturaleza
benigna'. Esto significa que la naturaleza es un sistema robusto
que responde bien a los desordenes causados por el hombre. El segundo mito
es llamado 'naturaleza efímera'. Esto significa que la naturaleza es frágil y no responde bien a los desordenes causados por el ser inhumano.
El tercer mito se denomina 'naturaleza tolerante’, la naturaleza puede, hasta cierto punto, aguantar todo. El cuarto
mito se denomina 'naturaleza caprichosa'. Esto significa que la naturaleza es arbitraria e impredecible.
A los del mito ‘naturaleza benigna’ se les conoce como individualistas;
son personas autosuficientes, relativamente libres de control social ó político y que creen controlar
el ambiente y a las personas que las rodean. Son principalmente economistas, y enfatizan la riqueza monetarista como factor central de su felicidad. Los EE. UU. son ejemplo típico de
un país con gobierno individualista.
Los del mito ‘naturaleza efímera’ son conocidos como igualitarios.
Estas personas son grupos fuertes y leales que actúan
exclusivamente teniendo en cuenta las reglas impuestas por la naturaleza. La democracia es un factor muy
importante para ellos. Normalmente suelen participar en grupos de presión medio ambientalistas para
ejercer algo de influencia política.
Los del mito ‘naturaleza tolerante’ son comúnmente conocidos como
jerárquicos. Estos se caracterizan principalmente por sus compromisos,
teniendo en cuenta prescripciones y relaciones sociales claras.
Es típico de un jerárquico intentar resolver problemas medio ambientales introduciendo limites para
las emisiones contaminantes y otras amenazas del medio ambiente.
Holanda es típicamente un ejemplo de país gobernado jerárquicamente.
Los del mito ‘naturaleza caprichosa’ son denominados generalmente como fatalistas. No participan en discusiones
políticas sobre el medio ambiente porque en realidad no saben qué es lo que pasará en un futuro cercano. Tienen poco control sobre sus propias vidas y generalmente
no ven sentido en intentar cambiar sus hábitos derrochadores. La gente de los países “desarrollados” son
muy fatalistas, ya que no tienen control sobre la calidad de sus propias vidas.
Los cuatro asuntos en torno a los que giraron las conversaciones en Bali (2007) son:
la mitigación del calentamiento global, la adaptación al cambio climático ocasionado por el aumento de la temperatura, la transferencia de tecnología de los países ricos a los pobres, y los incentivos para la
lucha contra la deforestación. Pero otros problemas, que no figuran en la agenda principal, están
latentes y ya los sufren en carne propia muchos habitantes del planeta. Existen 25 millones de
“refugiados climáticos” en el mundo que no son reconocidos por el derecho internacional porque éste
sólo protege a quienes huyen de guerras ó persecución política, religiosa o étnica.“Al haber negado durante
mucho tiempo que el cambio climático existe, el mundo tampoco ha querido ver las consecuencias. En Suecia se está hablado de que
eventualmente, tendrán refugiados climáticos de los países mediterráneos europeos si no se frena
pronto el uso de combustibles fósiles”.
Abundan los reproches a los países ricos por no cumplir con sus compromisos adquiridos, como el que hizo Brasil al manifestar que ‘es muy preocupante que
algunos países desarrollados no se estén dirigiendo a cumplir los objetivos de Kioto y que el mayor
emisor todavía rechace unirse al Protocolo’. El máximo reto ecológico es explicar qué hay que hacer, como hacerlo, con que costos y sobre quien
recaen, y obtener un suficiente consenso social y político para llevarlo a cabo. Hay docenas de medidas
plausibles, posibles y eficaces contra el cambio climático. Lo más importante es que cada uno hago lo máximo posible y lo haga bien. No debemos
discutir si China ó la India deben emitir más o menos, si no que debemos hacer nuestros propios deberes correctamente. La exigencia
técnica del ahorro energético y de materias primas no renovables, imprime velocidad al
cambio técnico general y a la elección de sectores nuevos, tecnológicamente avanzados que puedan
disminuir sus emisiones sucias.
Pero la suma es una sola y su efecto será también uno solo: el cambio climático. Las toneladas ya producidas de dióxido de carbono,
las que necesitan producirse para la subsistencia de los países adelantados y las
que necesitan producir otros países para desarrollarse, nos afectarán en forma
despareja, pero no sabemos todavía cómo. Lo que sí sabemos es que las consecuencias serán
catastróficas y que, por lo tanto, cada dólar que se invierta hoy en prevenirlas,
ahorrará muchos miles de los que harán falta en cada lugar donde deban paliarse sus efectos.
Para que las naciones en vías de desarrollo no quemen hoy el capital fósil que las grandes economías quemaron ayer para
industrializarse, se deberá compartir el mayor costo del desarrollo sustentable.
La “hoja de ruta de Bali” sería el eje del trabajo de la conferencia de las partes de la Convención Marco de la ONU, que sesionó en Copenhague, pero La lucha de poder entre EEUU Vs. la ONU se manifestó también en
COP15. Los textos previos, incluso el acordado en la reunión del G8, el verano pasado ó el pactado en Bali, Indonesia, en 2007, eran mucho
más precisos y pedían una reducción mínima de emisiones del 25%. Pero la Casa Blanca se opuso. En reuniones informales habían
dicho que con compensación de emisiones, podrían reducir sus descargas entre un 26% y un 33%. Pero Obama “se enrocó y se
empeñó” en elevar la presión sobre China, que no se movió de su postura. En el papel no se aclara si se prorroga Kioto ó si habrá un nuevo
tratado; simplemente no existe ninguna mención. ”Ningún país quedó satisfecho, estamos en una senda catastrófica, y la
comunidad científica ha lanzado a los políticos un mensaje claro: que el cambio climático se puede frenar y que actuando ahora se podrán evitar muchos de los impactos catastróficos del cambio climático”. Un día después del borrascoso final de las negociaciones
sobre el clima, muchos nos preguntamos si en realidad el resultado era, de hecho, el mejor posible, dadas las
circunstancias. Es cierto que EE..UU. regresó al redil, pero al precio de eliminar del documento final cualquier referencia a la necesidad de reducir del 25 al 40%, por debajo de los niveles de 1990, y hasta al año 2020, las emisiones de gases de efecto invernadero,
a fin de mantener el aumento de la temperatura global promedio en 2.0 a 2.4 grados centígrados durante el siglo XXI.
El ciclo de negociaciones para preparar COP15 se inició en la XIII Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático en Bali, Indonesia,
en Dic. 2007. Otras sesiones se celebraron en Abril de 2008 en Bangkok, Tailandia y en Junio del mismo año en Bonn, Alemania. Una tercera conferencia sobre el clima, tuvo lugar en Accra, Ghana en agosto de 2008. El objetivo de esas negociaciones fue preparar los futuros objetivos de reducción de gases contaminantes. La XIV Conferencia sobre Cambio Climático se inició el 1 Dic. de 2008 en Poznan, Polonia, para intentar establecer bases y compromisos para COP15. Al mismo tiempo, los líderes de la Unión Europea se reunieron en Bruselas, Bélgica y lograron un acuerdo sobre un paquete de medidas para combatir el cambio climático, acordando
reducir sus emisiones en un 20% para el 2020, pero ningún otro país expresó metas concretas de reducción de gases (gei).
En Marzo de 2009, los científicos fueron reunidos en Copenhague por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) para revisar los últimos datos y actualizar la
información científica sobre el calentamiento global. Otra reunión tuvo lugar en Bonn en abril de 2009 y otras dos más en
Bangkok (sep. 28-oct. 9 y oct.14-16). Los mayores problemas previos a COP15 fueron: la reducción
emisiones en los países “desarrollados”, por lo que los países pobres exigen más esfuerzos de parte de EEUU.
COP15 se celebró en Copenhague, Dinamarca, del 7 al 18 de Dic.09. Fue organizada por la Convención Marco de la ONU sobre Cambio
Climático (CMNUCC) que organiza conferencias anuales desde 1995, con la meta de preparar objetivos futuros para reemplazar los del
Protocolo de Kioto, que termina en 2012. Se acreditaron delegados de 192 países. Esta cumbre fue la culminación de un proceso de preparación que se inició en Bali, Indonesia, en 2007 con una “Hoja de Ruta” adoptada por los países miembros. El objetivo inicial
de la conferencia era la conclusión de un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima, válido en todo el mundo y que se aplicaría a
partir del 2012. El objetivo final pretendido (a largo plazo), era la reducción mundial de las emisiones de CO2 en al menos un 50% en 2050,
respecto a 1990 y, para conseguirlo, los países debían marcarse objetivos intemedios. Así, los países industrializados tendrían que reducir sus emisiones contaminantes en el año 2020 entre un 25% un y
40% respecto de los niveles de 1990 y alcanzar una reducción de entre el 80% y el 95% para el 2050. En cuanto a la reducción de emisiones de
los países en desarrollo, el dilema es cómo promover el crecimiento económico sin perjudicar aún más el medio ambiente. No hubo metas específicas, acuerdo “vinculante” ni nuevo tratado que suceda
jurídicamente ó enmiende el Protocolo de Kioto, pese a la creciente demanda de los países “en desarrollo” de crear un tratado que limite el calentamiento global a no más de 1.5
grados centígrados por encima de los niveles pre-industriales. Los objetivos de control de emisiones se deberán presentar en
febrero de 2010
Un primer borrador se dio a conocer el 11 de diciembre(2009) donde estaban las intenciones de un
posible acuerdo que no se consiguió. El borrador planteaba que las emisiones de CO2 en el año 2050
debían reducirse a la mitad de los niveles existentes en 1990 y pretendían un valor intermedio a cumplir en
2020. En varias conferencias científicas y políticas habían pedido que el calentamiento global se
mantuviese por debajo de dos grados centígrados. Para ello, los países ricos deberían plantearse una reducción del 75%,mientras que para los países
subdesarrollados el borrador solicitaba “disminuciones sustanciales” sobre sus tasas actuales de crecimiento
de emisiones. Los países del G8 acordaron limitar el aumento de la temperatura a dos grados centígrados
respecto a los niveles per-industriales. Un centenar de naciones en desarrollo solicitaron que el límite se
estableciera en 1.5 C. En la prmera semana de la cumbre se produjeron duras manifestaciones cruzadas entre los principales emisores de CO2, China y EEUU.
Según la Unión Europea (UE), el objetivo inicial de COP15 era conseguir un acuerdo legalmente
exigible, pues ha comenzado la cuenta regresiva. El aumento de las emisiones
contaminantes de los países industrializados, confirma la necesidad urgente de medidas
políticas sobre el cambio climático. Si continuamos quemando combustibles fósiles al ritmo actual, los niveles de dióxido de carbono alcanzarán las 550 partes/millón, el doble
de los niveles preindustriales. Un experto en modelos climáticos de la Universidad de Oxford
dijo: “Incluso si hubiera un 0.5% de posibilidades de destrucción de la sociedad, yo lo catalogaría como un
gran riesgo”.
En la última noche de la cumbre se gestó el acuerdo final entre cuatro grades países emergentes y EEUU, en una reunión convocada por el Primer Ministro
de China en la que participaron Brasil, India y Sudáfrica, incorporándose después EEUU. La India propuso un tratado no vinculante, que siga el
modelo de la Organización Mundial de Comercio, donde cada país declara sus emisiones ante la ONU, respetando su soberanía. Después del acuerdo a puerta cerrada Obama se lo comunicó a la
UE, que lo aceptó. El texto tiene sólo tres capítulos e incluye de forma escueta la reducción tentativa de
emisiones contaminantes que cada país ha presentado a la COP15; las reducciones probables (definitivas) deberán presentarse el 1 de febrero de 2010. El pacto no incluye
la verificación de emisiones que rechazaba China. Todo se limitó a un “Sistema
Internacional de Análisis y Consultas”.
El acuerdo mantiene el objetivo de que la temperatura global no suba más de dos
grados centígrados. Respecto al “cuándo”, sólo se dijo que “lo antes posible”. Tampoco se ha incluído la recomendación del IPCC, de que las emisiones sucias de los países ricos deberían reducirse entre un 25% y un 40%, para 2020, sobre el nivel que tenían en 1990.
En el acuerdo tampoco aparece que, en el 2050, las emisiones deberían de situarse un
50% por debajo de las de1990. Como no hubo forma de alcanzar un acuerdo sobre
cómo pasar en 2010, de los objetivos voluntarios a un pacto vinculante. Su opción
fue dejarlo en blanco.