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JAIME GUZMAN ERRAZURIZ
AMO A DIOS Y A SU PATRIA
Luego de dar su clase de Derecho Constitucional a los alumnos de
primer año en la Escuela de Derecho, Jaime Guzmán se dirigió a la
secretaría de la facultad a devolver un libro, cuando vio un hombre que
le pareció sospechoso y mandó a llamar a su chofer para bajar juntos al
estacionamiento. Al salir del Campus Oriente de la Universidad Católica,
dos personas se acercaron al auto y en presencia de muchos testigos y
a cara descubierta, dispararon sin tregua al senador, dejándolo gravemente
herido. Uno de ellos era a quien Jaime Guzmán había visto rondando los
pasillos de la universidad; ambos eran miembros del comando terrorista
Frente Manuel Rodríguez: Ricardo Palma Salamanca, alias el Negro, y Julio
Raúl Escobar Poblete, alias Comandante Emilio. Los dos están prófugos.
Lo llevaron al Hospital Militar, hasta donde llegó agonizante, rezando
el rosario que siempre llevaba consigo. Eran casi las nueve de la noche
de ese primero de abril de 1991 cuando murió, pese a los enormes
esfuerzos del equipo médico que lo atendió y a la gran cantidad de gente
que llegó para dar sangre con la esperanza de poder ayudarlo. Pero nada
“Cuanto podamos tener que sufrir y perder
por el bien de Chile, hay que tomarlo como un signo de
la Providencia y como el necesario sacrificio que entraña
el cumplimiento del deber”.
En una ocasión, una periodista le preguntó qué imagen suya creía
que tenía la gente, y él, sonriendo, contestó: "Creo que la de una persona
definida, combativa y, quizás, algo más rígida de lo que soy en realidad. Lo
que sí tengo claro es que para bien o para mal, no dejo indiferente a nadie.
Provoco reacciones bastante antagónicas en la gente. Lo que pasa es que
yo nunca me he preocupado de mi imagen y no me hago este tipo de
preguntas, porque no tengo ningún tipo de ambición política personal. Lo
único que me interesa es que prevalezcan mis ideas...".
podía hacerse; las balas, muy poderosas, provocaron un estallido hepático.
La noticia de la muerte de Jaime Guzmán estremeció al país entero.
A aquellos que lo querían y habían perdido a un ser absolutamente
irreemplazable y a aquellos que no compartiendo sus convicciones le
respetaban por su consecuencia y por la valentía que demostraba para
defender sus ideas. Incluso en el extranjero, el asesinato de este senador,
el primero de nuestra historia, generó incontables reacciones, colmando
portadas y noticieros.
Fueron miles los chilenos, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, pobres
y ricos, que durante dos días hicieron filas interminables en la Iglesia de la
Gratitud Nacional para despedir y rendir un último homenaje
al senador. Miles los chilenos que, con los ojos empapados de lágrimas,
repletaron las calles del centro de Santiago y acompañaron el cortejo hasta
el Cementerio General, donde fue sepultado con honores de Estado.
Según prensa de la época, el funeral de Jaime Guzmán fue el más multitudinario
que recuerde la historia chilena.
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Jaime Guzmán Errázuriz nació el 28 de junio de
1946, en Santiago. Hijo de Jorge Guzmán Reyes y Carmen Errázuriz
Edwards, tuvo dos hermanas, Rosario y María Isabel.
Al investigar su árbol genealógico, resulta difícil pensar que este
hombre pudiera ser otra cosa que político... apenas tenía seis años cuando
se involucró en la elección presidencial de 1952, pues vivía con su bisabuela
Rosario Matte de Edwards, tía y madrina de Arturo Matte Larraín,
candidato entonces a la Presidencia. Tenía, por lo demás, de dónde salir :
nieto de Maximiano Errázuriz Valdés, senador y destacada figura política
del Partido Conservador, y sobrino nieto de Samuel Guzmán García,
Presidente de la Cámara de Diputados.
Este niño, de contextura delgada y más bien pálido, malo para
comer, de temperamento nervioso y un tanto irritable, excelente alumno
y con una memoria asombrosa, era capaz de recordar discursos completos
de personalidades públicas. Alegre e ingenioso, categórico, tal vez por
saberse de una inteligencia privilegiada, era un niño que se las traía. De
tan sólo once años, ya seguía con atención las elecciones, memorizaba
cómputos, sacaba cuentas y hacía proyecciones. En la campaña presidencial
de 1958 se dedicó a repartir panfletos de Jorge Alessandri en las calles
y un año más tarde ingresa a la Juventud Conservadora.
Jaime Guzmán estudió en el colegio de los Sagrados Corazones de
Santiago (Padres Franceses de Alameda), de donde egresó en 1962, con
casi un siete en su promedio final de notas. Desde los primeros cursos
demostró grandes aptitudes para la oratoria y el razonamiento lógico, y
aunque era un alumno brillante, no era estudioso. Tampoco asistía
demasiado a clases, más bien se las ingeniaba bastante a menudo para
capear… Es que Fosforito, como lo apodaron sus compañeros, sabía todo
SUS PRIMEROS AÑOS
Con sus hermanas María Isabel y Rosario.
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Barcelona, 11 de enero de 1962
"Querida mamá:
No sabes la emoción indescriptible con que te escribo, sentado en mi
cómoda pieza del hotel de Roma en Barcelona. Emoción de pisar suelo
europeo, de estar en la patria de Velázquez, Calderón, Cervantes, Tirso y tantos
otros... y sobre todo como fuerza e impresión, al abrir tu carta y ver que con
un gigantesco "Ceatoleí " me anunciabas el sensacional triunfo de la Católica
en el campeonato 1961... Finalmente te diré que me he convencido que es
mejor no leer el devenir internacional que entretiene a Khruschev, Kennedy
y otros ociosos... Pero lo que sí me interesa mucho son las noticias detalladas
sobre la supresión de compra y venta del dólar en Chile y su casi segura alza
a $1.500, como un golpe mortal a la estabilización del gobierno de Alessandri.
¿Cuál ha sido la reacción de la prensa y de la opinión pública? : ¡Noticias,
por favor! No te escribo más, porque no tengo más papel. Perdón.
Saludos".
lo que se enseñaba. "Le bastaba escuchar una vez la materia y se la
aprendía. Era un memorión. Una vez el profesor de Física quiso
sorprenderlo después de una clase a la que Jaime no había asistido, le
tomó una prueba sobre esa materia y se sacó un siete", contaba uno de
sus profesores. Fue, también, presidente de la Academia Literaria.
En el libro "Mi hermano Jaime", que le dedicó su hermana mayor,
Rosario, destacada periodista, aparecen publicadas varias de las cartas
que les escribió desde Europa, durante su viaje de estudios, y que dan
cuenta de su capacidad de observación, de su carácter analítico, de un
manejo sumamente preciso y fluido del lenguaje y de una sensibilidad
artística casi fuera de lo común para un joven de tan sólo 15 años.
En compañía de su padre,Jorge Guzmán Reyes.
Jaime Guzmán junto a su madre, Carmen Errázuriz Edwards, y sus hermanas,María Isabel y Rosario.
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Roma, 25 de enero de 1962
Querida mamá:
"... me ha quedado en las retinas el encanto de la Plaza Navona, con
las estatuas de Bernini y ese barrio adyacente que dice que en Roma hubo
medioevo y que cada piedra y cada calle es un pedazo de historia que ha
quedado ahí para recuerdo y admiración de todos. En este aspecto, mi
regalona ha sido la Piazza de la Pilota, que tiene un encanto sin igual y que
he podido frecuentar gracias a tres días libres que hemos tenido. Me gustó
mucho el Panteón, Santa María la Mayor y, en otro terreno, la espléndida y
modernísima Stazzione Termini. Estoy físicamente cansadísimo, ya que he
caminado siete horas diarias, pero espero reponerme en Venecia y Suiza. Se
me quedaba en el tintero en esta rápida revista el Museo del Vaticano, que
me pareció precioso, pero que causó molestia en el grupo, porque no se
estimó que eso era concordante con el mensaje de pobreza de Cristo. Y una
impresión así es lógica al ver los tesoros que tiene... Mañana parto a Asís y
pensando por última vez, Roma se me parece como un mudo testimonio del
desarrollo de la Historia Grande de la Humanidad".
Venecia, 29 de enero de 1962
Querida Charito:
"... antes de entrar a contarte sobre la ciudad más bonita del mundo,
quiero contestar tu carta de Roma, que te agradezco mucho. 1) No mandé
saludos a nadie, porque el día que escribí desde Barcelona pensé escribirte
pero no alcancé, por eso lo hice en Niza y estimé esta carta como continuación
de la otra. 2) Las palmeras de Río no son iguales a las de Santiago, en primer
lugar porque en Chile no hay palmeras y en segundo lugar lo sabrás cuando
conozcas Río. 3) Me alegro mucho que hayas desistido de estudiar psicología;
lo que has elegido, periodismo, me parece muy bueno y, además, te dejará
tiempo para piano, idiomas, que de otro modo no habrías podido acabar... Y
ahora, siéntate y goza en mente: Asís. Enclavada en una montaña, como
fortaleza desafiante al mundo, se encuentra la ciudad más hermosa del mundo:
Asís. La maravillosa vista del valle espoletano, apreciada desde lo alto del
castillo de la Rocca, me elevó como ningún otro paisaje... Frente a la tumba
del Santo de Asís, oí una misa antes de amanecer y comprobé ese silencio
sonoro de que habla San Juan de la Cruz, que Cristo iba a buscar al desierto
Junto a sus compañeros de colegio de los Padres Franceses, meses antesde partir a Europa en viaje de estudios. Tenía 15 años(fila de arriba, el segundo de derecha a izquierda).
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Desde muy niño cultivó la pasión por la música y las artes. En los
veranos se trasladaban con un piano a la playa para no dejar de practicar
las lecciones que le daba Giocasta Corma, su entrañable profesora, con
quien tuvo clases hasta que entró a estudiar a la universidad. Fue siempre
un asiduo asistente a óperas y conciertos, tanto en Chile como en el
extranjero. Sus obras preferidas eran los cuartetos de Beethoven, los
réquiem de Mozart y Fauré, las partitas de Bach y las óperas de Verdi,
Bellini y Wagner. En una de las tantas entrevistas que concedió durante
su vida, reconoció que de joven soñaba con ser director de orquesta.
Le gustaba la pintura del Giotto, Fra Angélico, Velázquez y el Greco,
que tantas veces pudo contemplar en sus viajes al viejo continente. Desde
y que yo pude ir a buscar a Asís... No está ausente el arte, que con Giotto,
Cimabue y Simona Martín ha dejado testimonio imperecedero, que la Iglesia
Católica y cultura se han identificado a través de los siglos. Quiera Dios que
algún día puedas conocer Asís. Saludos, Jaime".
que era niño leyó a San Juan de la Cruz, Jorge Manríquez y Gabriela
Mistral. Luego, con el paso del tiempo, reconoció que los libros que más
influyeron en él fueron El Principito, de Saint-Exupéry, y El Estado y la
Revolución, de Lenin.
Aprendió ajedrez cuando tenía apenas cinco años y llegó a convertirse
en un eximio jugador, llegando a practicar incluso hasta por carta su juego
preferido. Su fuerte no eran los deportes, aun cuando practicaba el tenis
y le gustaba mucho el fútbol. Así fue como se convirtió en árbitro
profesional. Era un hincha apasionado de Universidad Católica, y que de
chico disfrutaba viendo jugar a su ídolo, Sergio Livingstone, "tío Sapo" como
le decía, por la gran amistad que el famoso arquero tenía con su padre.
Con su entrañable profesora de piano, Giocasta Corma,de quien heredó la pasión por la música de Mozart y Bach.
“Mi vocación por las leyes tiene mucha relacióncon mi admiración por el reglamento del fútbol,pese a mis reservas sobre el penal”, dijo en 1990.
LA UNIVERSIDAD Y EL GREMIALISMO Desde pequeño se sintió atraído
por todo aquello que tuviera que ver con el mundo de las ideas, tanto
así, que su madre tuvo que hacer unos cursos de verano de Filosofía para
poder contestar las preguntas que su hijo le hacía. Incluso, en algún
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momento, pensó en la posibilidad de estudiar esa disciplina y dedicarse
a lo que verdaderamente le gustaba, que era enseñar y formar; por último,
se decidió por la carrera de Derecho, en la Universidad Católica, en busca
de una formación más bien general, a pesar de que nunca fue su prioridad
la de ser abogado. Desde el primer día sobresalió como un alumno
deslumbrante, obtuvo su licenciatura en 1968 con distinción máxima y
se recibió de abogado con la memoria de tesis "Teoría sobre la Universidad",
con idéntica calificación. Como uno de los alumnos más sobresalientes
de su promoción, recibió el Premio Monseñor Carlos Casanueva. También
obtuvo el Premio del Instituto de Ciencias Penales.
Desde que egresó de la universidad, en 1968, fue ayudante de
Derecho Procesal y Derecho Constitucional; luego profesor auxiliar de
ambas cátedras y a partir de 1971, profesor titular de Teoría Política y
Derecho Constitucional. Quienes fueron sus alumnos recuerdan que sus
clases las comenzaba siempre con el rezo del Ave María y que como
profesor, se preocupaba más que nada de su formación. Debían ser
buenos abogados, pero sobre todo, buenos seres humanos, que abrazaran
los ideales del Humanismo Cristiano, que eran también los suyos.
Pero no sólo su pasión por el Derecho fue llenando la vida de este
joven universitario. Corría 1965 y los vientos turbios que soplaban por
aquellos años lo llevaron a pensar en lo que fue su primera obra
fundacional y tal vez, por eso, la más querida: el Movimiento Gremial,
como una respuesta eficaz y natural a la extrema politización que se
insinuaba en la vida universitaria y en las organizaciones estudiantiles, bajo
el gobierno de la Democracia Cristiana: "Me resultó profundamente
chocante que las elecciones para generar directivas se dieran en torno a
partidos políticos. Esto las desnaturaliza", decía.
"El gremialismo no es una ideología política ni jamás ha pretendido
Recibiendo de don José María Eyzaguirre, Ministro de la Corte Suprema, su títulode abogado, el 13 de octubre de 1970.
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serlo. Muy por el contrario, propicia la autonomía de los cuerpos intermedios
no políticos de la sociedad, para cumplir con sus fines propios, sin ser
instrumentalizados por ideologías, gobiernos o partidos políticos, cualesquiera
que éstos sean. Sin embargo, esto no impide que los gremialistas, en cuanto
ciudadanos que somos, asumamos la opción política, sea ideológica o
contingente, que cada cual prefiera", así fue como Guzmán lo definió.
Estas novedosas ideas eran una reacción en contra de las
organizaciones estudiantiles universitarias de la época, dirigidas por los
partidos políticos que, la gran mayoría de las veces, dejaban de lado las
inquietudes de los alumnos. El gremialismo se planteaba, entonces, como
una corriente de pensamiento que buscaba fortalecer la autonomía de
los cuerpos intermedios de la comunidad, tales como los sindicatos, los
gremios, los grupos empresariales y juveniles. Por otra parte, los sucesos
políticos de la época lo fueron convenciendo de la necesidad de defender
la democracia chilena de las ideas socialistas y del comunismo ateo que
ya habían comenzado a enraizarse en el país y que atentaban contra una
sociedad libre y respetuosa de la dignidad del hombre, la cual él defendía
a ultranza.
En 1966, Jaime Guzmán, convertido en un respetado dirigente
estudiantil, es elegido vicepresidente del Centro de Alumnos de Derecho
y luego su presidente, un año más tarde, cuando el Movimiento Gremial
ya había ganado terreno en las demás carreras de la universidad. A fines
de ese año fue candidato a la Federación de Estudiantes de la Universidad
Católica (FEUC) por la Lista Gremial, pero fue derrotado por el
democratacristiano Rafael Echeverría. No era un buen momento para
sus ideas y él lo sabía; dos meses antes de la elección había triunfado el
movimiento estudiantil que se tomó la Casa Central de la Universidad
Católica, en Alameda, episodio que marcó notoriamente el acontecer
nacional de ese tiempo. Pese a lo anterior, a Jaime Guzmán le pareció
importante levantar una candidatura que aglutinara las ideas y a las
personas que se habían opuesto al planteamiento de la FEUC –favorable
a aquella toma– y a la reforma que este organismo estudiantil propiciaba.
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Su gran amigo Jovino Novoa, compañeros en la universidad y
cómplice de tantas aventuras que emprendieron juntos, recuerda así los
inicios del Movimiento Gremial: "Con inteligencia, Jaime fue elaborando
una postura que luego se transformó en una doctrina; con perseverancia
y derrochando calor humano fue formando un grupo que derivó en un
movimiento; con simpatía, trabajo y astucia se ganaron elecciones y con
abnegación y mucha fe se dieron grandes batallas que fortalecieron el
espíritu de ese grupo, no sólo cuando salíamos victoriosos, sino sobre
todo y gracias a la profundidad con que Jaime asumía sus tareas, cuando
éramos derrotados. ¿Cómo olvidar las noches enteras que pasamos
haciendo a mano nuestros carteles, para luego pegarlos en los pasillos?
Y después de esas largas jornadas –que Jaime no entendía por qué casi
todas tenían que ser de noche–, los desayunos en el Negro Bueno, local
que fue el último bastión de la bohemia santiaguina y no sucumbió a la
lata de cerrar temprano.
En fin, cómo no recordar cuánto nos reíamos de nosotros mismos, de
nuestros éxitos y fracasos, cómo disfrutábamos de la juventud y, al mismo
tiempo, sembrábamos para el futuro".
Décadas más tarde, durante la celebración de los 20 años del
Movimiento Gremial, Jaime Guzmán reconoció que el gremialismo fue
capaz de articular toda una concepción básica del hombre y de la sociedad
y que, sin adentrarse en el campo propio de las ideologías políticas,
constituyó un pensamiento de notable riqueza doctrinaria, junto con
representar uno de los movimientos chilenos más importantes del último
medio siglo: "Tengo la convicción hecha testimonio de que la vida tiene un
signo trascendente derivado de la dignidad espiritual del hombre. Debemos
asumir la vida como un ideal genuinamente cristiano, frente al cual no podrían
seducirnos ni el apego a las riquezas, ni la frivolidad de los placeres, ni la
vanidad de los honores, ni ninguna de las secuelas de los antivalores que el
Somos un movimiento generacional nutrido de ideas, valores y testimonios, que conforman ese estilo singularque nos honra y nos distingue. Somos un movimiento generacional que ya ha dejado su impronta en lahistoria de Chile”.
“
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LOS AÑOS DE LA UNIDAD POPULAR Desde un principio, Jaime
Guzmán supo el gran peligro que implicaba para el país el gobierno que
llegaba al poder de la mano de socialistas y comunistas. Con el correr
del tiempo, las continuas agresiones del gobierno de la Unidad Popular
contra la institucionalidad democrática chilena fueron sacudiendo los
ánimos de los opositores al gobierno y las organizaciones gremiales
entraron en estado de alerta. Mientras la situación del país se tornaba
cada día más conflictiva, entre 1972 y 1973, el líder gremialista fue elegido
para representar al profesorado en el Claustro Pleno y en el Consejo
Superior de la Universidad Católica, cargos para los cuales obtuvo la primera
mundo opone a los valores del Evangelio de Cristo, sin que sintiésemos
claudicar la razón de ser de nuestras propias existencias. He ahí lo único
que realmente explica nuestra perdurabilidad en el tiempo. Somos servidores
siempre imperfectos, pero también siempre perseverantes, de principios
conceptuales sólidos y de valores morales objetivos y graníticos".
mayoría universitaria. También, entre esos años, integró el directorio de la
Corporación de Televisión de la UC, que regía los destinos del Canal 13.
Jaime Guzmán fue un férreo opositor al gobierno de Salvador
Allende y lo hizo desde los más diversos frentes: ya fuera apoyando las
movilizaciones de los mineros del cobre, el conflicto de la Universidad
de Chile, las manifestaciones contra la decisión del gobierno de crear la
Escuela Nacional Unificada (ENU) o en la organización de actos en
defensa de las libertades públicas, entre otras, de la Papelera, que con su
estatización se amenazaba gravemente la libertad de expresión en Chile.
Su firme y perspicaz oposición al gobierno de la época la expresó también
en artículos de prensa y en sus comentarios semanales en Radio Agricultura,
aunque su principal trinchera política fue "A esta hora se improvisa", el
programa de televisión más visto en aquellos días y que se transmitía
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desde los estudios de Canal 13. Jaime Guzmán, de tan sólo 27 años, se
hizo famoso por la lógica oportuna, implacable y serena con que debatía
y defendía sus ideas.
Mayo de 1973. Mientras su madre se encontraba en Europa por
motivos de trabajo, Jaime le escribe contándole lo cada vez más complicada
que se había vuelto la situación en el país: "Tengo la impresión de que el
volcán en que vivimos desde la ascensión de la Unidad Popular al gobierno,
ha empezado a entrar, definitivamente, en erupción". Guzmán veía con
preocupación cómo el gobierno de Allende, al no contar con las mayorías
necesarias en el Congreso, recurría a resquicios legales para conseguir el
control total del poder en el Estado; por eso consideraba un imperativo
detener el avance del llamado "poder popular", cuyo objetivo era desbancar
la institucionalidad democrática vigente, pasando por alto al Parlamento,
al Poder Judicial y a la Contraloría General de la República.
Por otra parte, la situación económica y social era caótica y el líder
gremialista temía que el gobierno utilizara aquel desastre económico en
que tenía sumido al país por completo para justificar un ataque final que
lo hiciera del poder total. Por esos días, en otra carta dirigida a su madre,
le confiesa: "El relativo cansancio físico que siento no me impide, sin embargo,
sentir más energía interior que nunca en el combate en que estamos
empeñados para librar a Chile del comunismo. En estos días, he vuelto a
ser violentamente atacado en los titulares de primera página de los diarios
marxistas como ideólogo del terrorismo y del golpe. Ignoro si con ello
pretenderán desprestigiarme o amedrentarme. Si fuera lo primero, creo que
la falsedad es demasiado burda como para ser creída. Si se trata de lo
segundo, no entienden cómo no se han dado cuenta de que pierden su
tiempo... sólo es necesario, eso sí, que reces mucho por Chile, que en definitiva
Férreo opositor al gobierno de la Unidad Popular, se hizo famoso por sus comentarios en RadioAgricultura y, muy especialmente, en el programa político más visto de la televisión chilena,“ A esta hora se improvisa”, de Canal 13.
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LA NUEVA INSTITUCIONALIDAD
importa más que todos nosotros. Creo más indispensable que nunca reforzar
nuestra convicción de que, después de Dios, nos debemos a Chile, que tanto
nos significa en su pasado y de cuyo futuro tendremos que responder –en
forma anónima pero no por eso menos real– ante las generaciones que
vengan. Cuanto podamos tener que sufrir y perder por el bien de Chile, hay
que tomarlo como un signo de la Providencia y como el necesario sacrificio
que entraña el cumplimiento del deber".
Tras el 11 de septiembre de 1973,
Jaime Guzmán destina sus mayores esfuerzos a la tarea de redactar una
nueva Constitución Política: "Personalmente, estoy colaborando con el gobierno
y mantengo mis clases en la universidad. Colaboro en una comisión destinada
a redactar una nueva Constitución y también en la organización de la juventud,
en la Secretaría General del Gobierno. Es posible que el domingo se reanude
además ‘A esta hora se improvisa’. Aparte de lo señalado, debo ayudar algo
en las universidades, que han sido intervenidas –sin mayor reacción ni escándalo
hasta ahora–, nombrándose ‘rectores-delegados’ por la Junta... Como ves lo
único que no falta es trabajo", le escribe a su madre.
Jaime Guzmán, junto a otros colaboradores, participó en la redacción de
los primeros textos doctrinarios y legales que fundamentaron la intervención
de las Fuerzas Armadas admitiendo que los sucesos del 11 de septiembre
constituían el ejercicio del derecho de rebelión contra "el grave quebrantamiento
del orden institucional y legal de la República", según lo había establecido
categóricamente el histórico Acuerdo de la Cámara de Diputados del 22 de
agosto de 1973, otorgándole fundamento y legitimidad al nuevo régimen. Se
incorporó, de inmediato, a la comisión encargada de redactar una nueva
Constitución Política, la que sería aprobada en el plebiscito de 1980. Convencido
de que Chile necesitaba una institucionalidad renovada, que asumiera la realidad
socioeconómica del país y, asimismo, consolidara un régimen democrático sólido
y estable, fue uno de los autores de la Declaración de Principios del Gobierno
de Chile (1974), que dirigió los rumbos del país hasta la puesta en marcha
de la Constitución de 1980, y del Plan Chacarillas (1977), cuando se dio
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a conocer el itinerario de la transición a la democracia.
Su trabajo con los jóvenes contribuyó a generar mística y a formar
líderes juveniles, los cuales años más tarde ocuparían cargos de alcaldes
a lo largo de todo el país. En julio de 1975 forma el Frente Juvenil de
Unidad Nacional, que congregó a esos miles de jóvenes chilenos dispuestos
a trabajar por el país, llenos de entusiasmo y empapados de ideas atrevidas
que contrastaban con las quimeras socialistas y estatistas que aún subsistían
con fuerza en el mundo. El Frente Juvenil de Unidad Nacional fue la
primera fundación política de Jaime Guzmán y así la definió: "Es un
movimiento absolutamente original, porque nunca se había intentado, hasta
ahora, constituir un movimiento, que apoye a un gobierno, que no sea un
partido político y que no aspire a compartir o negociar el poder con quienes
lo detentan. Por otra parte, tampoco es un movimiento oficialista que forme
parte de la burocracia estatal, como ocurre en los regímenes de partido único.
Es un movimiento espontáneo, no partidista, independiente del gobierno, de
carácter cívico-patriótico".
De esos años, muchos son los recuerdos que atesora su amigo
Juan Antonio Coloma: "Jaime fue, ante todo, un gran innovador. En
momentos en que había un cierto conformismo respecto a cómo se
daban las cosas, él apuntó al corazón de muchos jóvenes chilenos para
incentivarlos al sentido del deber de cambiar nuestro país. Jaime logró
reencantar y entusiasmar a una generación que lo había pasado muy mal,
con el alto sentido del servicio público, entendiendo de esa forma una
manera real de querer a Chile. Jaime fue un patriota en el profundo
sentido de la palabra. Conquistó almas y voluntades de distintas tendencias
para consagrarlas a la causa del servicio público de Chile".
Nunca ocupó un cargo en el Gobierno porque, según él, no servía
para administrar. "Jamás pidió nada para sí mismo ni para favorecer a
personas cercanas a él. Siempre estuvo pendiente de Chile, como país
y como nación. El trabajaba por el interés de los más necesitados y los
Jaime Guzmán formó parte de la comisión encargada de redactar una nueva Constitución Política, que fueaprobada en 1980.
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más pobres", señaló en una oportunidad el general (r) Sergio Covarrubias.
Quienes compartieron de cerca con el senador, coinciden en la valiosa
y fundamental colaboración que hizo al país en uno de los períodos
históricos más difíciles del siglo XX.
El genio de su obra se resume, principalmente, en los cimientos de
una nueva institucionalidad para Chile. En un artículo escrito en 1986
dice al respecto: "La Constitución de 1980 se basa en el reconocimiento
de la dignidad del ser humano, que proviene de su carácter espiritual y
trascendente. Como proyección de ello, se admite que el hombre tiene
derechos naturales anteriores y superiores al Estado, al explicitarse que ellos
constituyen un límite, incluso para el ejercicio de la soberanía. Asimismo, se
proclama a la familia como núcleo fundamental de la sociedad y se ampara
la autonomía de los cuerpos intermedios de la comunidad para cumplir con
sus fines propios y específicos". Continúa señalando que "la función del
Estado de propender al bien común se asume así como su deber de crear
las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes
de la comunidad nacional alcanzar su mayor realización espiritual y material
posible. Esto es, se entiende, que el Estado está al servicio de la persona y
no al revés, como ocurre en los totalitarismos. Fruto de lo anterior, se fortalece
la libertad de las personas para decidir su propio destino personal y familiar,
y se potencia la iniciativa creadora de los individuos como el motor básico
del desarrollo económico y social, dentro de los marcos de un Estado subsidiario
y no absorbente".
La Constitución de 1980 tuvo el mérito de proporcionar al país
un conjunto de normas modernas –con total y plenas garantías para los
derechos fundamentales de la persona humana–, con un sello
presidencialista, que le confiere al Presidente de la República herramientas
efectivas para gobernar con eficaces contrapesos. Al mismo tiempo,
estableció un régimen con regulaciones y plazos que marcaron el itinerario
para la transición desde el gobierno militar a una democracia plena.
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UN NUEVO ESTILO POLITICO
Y por eso, Guzmán siempre la defendió, incluso cuando algunos en el
gobierno dudaron de su contenido, en los difíciles meses de la crisis
económica que azotó al país en 1983.
En forma paralela a su trabajo en la
redacción de la Constitución, Guzmán continuó haciendo clases en la
Facultad de Derecho de la UC. También, entre 1975 y 1985, se desempeñó
como profesor de Ciencia Política en la Academia Nacional de Estudios
Políticos y Estratégicos (ANEPE) y mantuvo siempre viva su pasión por
el periodismo, escribiendo numerosos artículos sobre temas jurídicos,
sociales, políticos y religiosos en los diarios El Mercurio, La Tercera, La
Segunda, y en las revistas Portada, Qué Pasa y Ercilla. En 1979, junto a
un grupo de gremialistas crea la revista Realidad, desde donde apoya la
nueva institucionalidad fundada por el gobierno militar. Fue comentarista
estable en las radios Agricultura, Portales y Minería y en diversos programas
políticos de televisión. Desde fines de 1973 y hasta 1976 fue miembro
del Consejo Nacional de Televisión, en representación del rector de la
Universidad Católica de Chile.
Corría 1983 y en Chile se vive un proceso de apertura política.
Jaime Guzmán junto a un grupo de líderes jóvenes deciden que es hora
de formar una organización, formalmente política, que aglutine a quienes
tienen una historia y un ideal en común, a través de la cual puedan
desarrollar su vocación política, sin interferir en la acción de los gremios.
Los miembros de esta agrupación actuarían como demócratas
independientes en lo político, pero como gremialistas en lo gremial. Fue
así como nace la Unión Demócrata Independiente, UDI, el 24 de septiembre
de 1983. "Hablamos de un nuevo modo de hacer política, pues la gente no
desea bonitos discursos ni quiere caciques, sino que pide ideas y que éstas
En el programa “Almorzando en el 13” junto a Marina y José María Navasal,José María Eyzaguirre y Miguel Schweitzer.
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se realicen, pues así se puede servir al país. Hay que hacer sacrificios hoy, para
tener frutos mañana. En este nuevo estilo de hacer política, debe primar el
bien del país por sobre el interés electoral; los argumentos, frente a las
descalificaciones y el respeto por las opiniones discrepantes que hagan más
valioso convencer que vencer", escribió Guzmán, adelantando cuál sería su
proyecto político.
A poco andar, algunos de los miembros de este nuevo movimiento
forman el departamento poblacional de la UDI, con el firme propósito de
romper el mito de que las poblaciones y los sectores más pobres eran
bastiones de lucha de la izquierda. Justamente, Guzmán planteó la UDI
como una opción para aquellos que quisieran surgir, convencido de que en
los sectores más abandonados del país las ideas renovadoras de la UDI
tendrían un fuerte arraigo. Tras una visita al campamento Raúl Silva Henríquez,
en 1984, dijo: "Seguiremos disputando a los comunistas, palmo a palmo, todas
las poblaciones del país. Creemos que es indispensable levantar siempre una
alternativa de lucha contra el marxismo y, en definitiva, por la libertad",
expresando así la firmeza de su postura contraria al marxismo.
Les encargó a sus amigos Pablo Longueira y Luis Cordero, entre
otros, la formación del departamento poblacional del partido: "Con el
paso de los años comprendí que ahí estaba su opción por los pobres en
la política. Siempre nos presionaba para que le organizáramos visitas y
recorridos en las poblaciones. Su prioridad era asistir y visitar comités
poblacionales. Pero comprendí, definitivamente, lo que eso significaba
para él, cuando un día, recorriendo una población en la que no habían
retirado la basura y se hacía insoportable el mal olor, le pregunté si quería
devolverse. Dijo que no. En silencio, seguimos caminando, y al regresar,
solos en el auto, me dijo: “El hambre y la miseria que vemos en los más
pobres es el sufrimiento de Cristo. Yo veo en el rostro de cada uno de ellos
el rostro de Jesús. Nuestro deber es colaborar a aliviar el peso de esa cruz",
recuerda Pablo Longueira.
El 2 de abril de 1986 sería un día inolvidable en la historia de la
UDI. Simón Yévenes, uno de los fundadores del departamento poblacional,
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UNA PROPUESTA NOVEDOSA Y ATREVIDA La cercanía del plebiscito que
debía realizarse el 5 de octubre de 1988 para determinar la sucesión del
gobierno militar, de acuerdo al itinerario establecido en la Constitución
de 1980, acrecienta la actividad política del país y es precisamente en ese
momento cuando la UDI decide transformarse en un partido político.
luchador incansable contra la violencia en las poblaciones, padre de cuatro
hijos pequeños, es cobardemente asesinado por extremistas de izquierda,
del Frente Manuel Rodríguez, cuando se encontraba atendiendo su negocio,
en la comuna de La Granja. Tenía 42 años. Lejos de hacerlos retroceder
y atemorizarlos, los de la UDI confirman su decisión de trabajar sin tregua
para disputarles las poblaciones a los comunistas. La noche de los funerales
de Simón Yévenes, Jaime Guzmán estaba reunido con Andrés Chadwick,
Luis Cordero y Pablo Longueira, cuando les confesó que tenía la convicción
de que el próximo sería uno de ellos... Tal vez, un presentimiento le decía
que Simón Yévenes no sería el primer y único mártir de la UDI.
Corría 1987 y con la apertura de los Registros Electorales, junto al
Movimiento de Unión Nacional y el Frente Nacional del Trabajo, se
fusionaron para formar Renovación Nacional y presentarse, de ese modo,
unidos para la Campaña del Sí.
Por su parte, en febrero de 1988, todos los partidos opositores al
régimen militar, excepto el comunista, se agrupan en la Concertación de
Partidos por el NO para enfrentar la continuidad de Pinochet en el
gobierno. La Concertación juntó a más de quince partidos y movimientos,
entre ellos la Democracia Cristiana, el Partido Humanista y el Partido por
la Democracia, que aglutinaba a los sectores socialistas y otros más
radicales de izquierda.
Mientras tanto, las aguas al interior de Renovación Nacional estaban
bien agitadas. Diferencias de estilo y propósitos hicieron que cada cual
tomara un camino propio: Jaime Guzmán, vicepresidente de ese partido,
es expulsado y junto a miles de sus seguidores toman la decisión de volver
a agruparse en el movimiento UDI.
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Finalmente, el 16 de mayo de 1989, la UDI se inscribe como partido
político, con el respaldo de más de ochenta mil militantes a lo largo de
todo el país. Su primera directiva estuvo integrada por Jaime Guzmán,
presidente; Jovino Novoa, Francisco Bartolucci, Eugenio Cantuarias, Julio
Dittborn y Joaquín Lavín, vicepresidentes; Pablo Longueira, secretario
general, y Arturo Matte, tesorero. Por esos días, Guzmán escribió lo que
pensaba que debía ser la UDI, un partido que representara una nueva
concepción y perspectiva de lo que debe inspirar la acción política: "Tengo
el convencimiento de que para generar una nueva fuerza política, que realmente
sea potente, creativa y vigorosa, en la perspectiva de los partidarios de una
sociedad libre y contraria por tanto a toda forma de socialismo, es imperioso
Junto a Julio Dittborn, Joaquín Lavín y Pablo Longueira, cuando se inscribe la UDI como partido político.
que ella sea capaz de entusiasmar y de atraer a quienes hasta ahora han
sido reacios a la militancia partidaria".
En líneas generales, definió a la UDI como un partido que reunía
tres características: popular, de inspiración cristiana y partidario de una
economía social de mercado. Sin duda, una propuesta novedosa y audaz
en la historia política chilena: un partido popular, que busca enraizarse en
los sectores más pobres y desvalidos del país, para compartir y conocer
mejor la realidad de la pobreza con quienes la sufren y, desde ahí, impulsar
a esas personas a trabajar por la solución de sus propios problemas.
Que fuera un partido de inspiración cristiana implicaba defender
y postular los valores y principios de la civilización cristiana a la cual Chile
pertenece y un sentido trascendente de la vida del hombre. Un partido
cristiano, pero no confesional. Al respecto, comentó: "A lo que apuntamos
con un partido de inspiración cristiana es a poner en la raíz de toda la acción
política los principios y los valores morales fundamentales que enseñó Cristo
y que forman parte de la visión cristiana de la vida. Porque sin ello, todo lo
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LAS BATALLAS HAY QUE DARLAS
los resultados del plebiscito. Decidió, entonces, que iría él como candidato.
Había que impedir un doblaje electoral de la Concertación, lo que
inevitablemente acarrearía la derrota de los candidatos a diputados UDI
en la zona poniente de la capital. Ganar era muy difícil, pero no imposible...
"La mayor resistencia la tengo de Plaza Italia para arriba y no hacia abajo.
En todo caso, las batallas hay que darlas. Si no se dan, no es posible
ganarlas", respondía respecto de los malos pronósticos sobre su candidatura.
Y, como siempre lo hacía, dejó todo en las manos de Dios. Y muy
bien que le fue. Resultó elegido senador, derrotando a una de las figuras
más emblemáticas de la Concertación, al socialista Ricardo Lagos. Sin
duda, su triunfo se transformó en la mayor sorpresa de esa noche del
14 de diciembre, lo que representó también el triunfo de todos aquellos
años de trabajo de hormiga en los sectores más postergados de Santiago.
demás pierde su sentido más profundo y su norte principal".
Y, por último, partidario de una economía social de mercado, basado
en una economía abierta al mundo, competitiva dentro y fuera del país,
sustentada en la iniciativa creadora de las personas como el principal
elemento para promover el desarrollo económico y social, y donde el
Estado juega un rol subsidiario.
Ad portas de la elección presidencial
y parlamentaria de 1989, las primeras desde 1970, a la UDI no se le
presentaban fáciles las cosas, según los pronósticos. El partido apoyó la
candidatura presidencial del ex Ministro de Hacienda Hernán Büchi, que
enfrentó un escenario complicado tras el triunfo del NO en el plebiscito.
Pero a Guzmán lo tenía más preocupado el hecho que no hubiera candidatos
del sector dispuestos a dar la pelea en Santiago Poniente, una de las
circunscripciones más populares del país y la más adversa, de acuerdo con
Siempre señalé en mi campaña que aspiraba al voto únicamente deaquellos que previamente me consideraron dignos de su confianza, quepara mí vale mil veces más que el simple voto”.
“
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A los pocos días de la elección le preguntaron si había rezado para ser
elegido senador y su respuesta fue que no, "porque no constituía una
aspiración personal que ambicionara. Mi oración va fundamentalmente
dirigida a que me ayude a aceptar su Providencia tal cual ella está diseñada
para mí. El resultado electoral ha sido lo que Dios tenía dispuesto como
desenlace de este esfuerzo, pero no me siento superior por haber salido como
no me sentiría menoscabado por no haber sido electo".
Pero este hombre, incansable servidor público, punto de referencia
para sus adversarios políticos y líder indiscutido para todos sus partidarios,
sólo alcanzó a ser senador un año. Pocos días antes de ser asesinado se
discutió en el Congreso un proyecto de reforma constitucional que
permitía al Presidente de la República indultar terroristas. Cada partido
tenía quince minutos para fundamentar su voto, tiempo que se repartía
entre los distintos correligionarios. Así pensaban hacerlo los de la UDI,
pero el senador se opuso y decidió asumir el riesgo solo. "Ustedes tienen
esposas e hijos", les dijo. Tal vez, porque sabía que con su voto en contra
había firmado su sentencia de muerte. La reforma constitucional en
cuestión la consideraba "una pésima e incomprensible señal para el país,
cuando el recrudecimiento terrorista y de la delincuencia común reclama una
actitud particularmente firme, y sin equívocos, de todas las autoridades públicas
ante tan seria amenaza", dijo en su última intervención ante el Congreso
Pleno, el 23 de marzo de 1991.
Sostuvo, en esa oportunidad, que muchas de las personas que
podrían ser beneficiadas por esta enmienda constitucional están vinculadas
a las mismas agrupaciones que "hoy continúan ejecutando y reivindicando
crímenes o atentados terroristas, como el Frente Lautaro o el Frente
Manuel Rodríguez", el mismo comando al que pertenecían los extremistas
que lo mataron días después, en las afueras del Campus Oriente de la
Universidad Católica, el 1 de abril de 1991.
Jaime Guzmán junto a los candidatos a diputado por la MetropolitanaPoniente: Luis Cordero, René Solano, Juan Antonio Coloma, Cristián Leay,Pablo Longueira y Patricio Melero.
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Aunque en varias ocasiones le advirtieron que debía tomar ciertas
medidas de seguridad, él siempre se opuso. "El día que me tenga que ir,
me voy a ir igual. Eso lo decide Dios", les contestaba. Ni las amenazas ni
las bombas que por esos días pusieron en diversas sedes de la UDI
lograron asustarlo; menos, doblegarlo. Bien sabía que era un blanco del
terrorismo, pero mantendría sus principios en pie, aun a costa de su propia
vida. Porque así era él, capaz de defender sin concesiones aquello en lo
que creía, incluso si eso implicaba perder votos o el apoyo popular.
Aunque el paso por el Congreso de este destacado senador –que
según las encuestas de la época era considerado el político de oposición
más importante– fue breve, dejó una huella profunda entre todos sus
pares, por el trato respetuoso, la altura de miras y la tremenda dedicación
con que ejerció sus funciones:
"Jaime Guzmán fue uno de esos hombres, que junto a miles de
23 de marzo de 1991: el senador Jaime Guzmán, en suúltimo discurso ante el Congreso Pleno, fundamenta su rechazoa la reforma constitucional que faculta al Presidente de laRepública a indultar terroristas.
chilenos, tendieron sus manos desde muy distintas posiciones ideológicas
para decir que en el diálogo estaba el camino civilizado, el renacimiento
de la democracia chilena y la posibilidad de construir una Patria grande
y generosa. Jaime es mártir de una causa que une a los chilenos por
encima de partidos políticos o diferencias religiosas. De la causa de la
civilización, de aquella en que las diferencias se dirimen en luchas de
ideas, donde hay adversarios, jamás enemigos. Pocas personas supieron
como él, que aun en los momentos más oscuros de la razón, cuando la
fuerza parece encontrar su justificación, todo es vano si lleva el sello de
la violencia. Nunca abandonó sus ideales y no se contentó con esperar
a que las oportunidades de la libertad llegaran solas. Inspiró muchas de
ellas en momentos especialmente difíciles. Igual lo hacía ahora como
senador de la República. El Senado se benefició con la riqueza y la
valentía de sus aportes", palabras del entonces Presidente del Senado,
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don Gabriel Valdés, en los funerales de Jaime Guzmán.
"Hoy día recordamos a Jaime Guzmán como el adversario político
que fue, que sostuvo con pasión y energía sus ideas, que impulsó sus
posiciones con virilidad, y que muchas veces nos tuvo a maltraer con su
lógica implacable... Creo que el Chile de hoy es distinto del de hace ocho
días... Permítaseme una digresión personal. Hablo, no por compromiso
partidario, sino con auténtico dolor y auténtica emoción. Siento que el
Senado, sin Jaime Guzmán, es otro Senado. Lo recuerdo hace dos semanas
en nuestra Comisión de Constitución, exponiendo con brillo sus ideas,
defendiendo hasta la intransigencia los valores que él, justa o erradamente,
consideraba su verdad. Pero, a la vez, teniendo la capacidad y la disposición
psicológica y de voluntad para construir acuerdos con quienes opinaban
distinto", palabras del ex senador socialista Hernán Vodanovic, en el
homenaje que la Cámara Alta rindió a Jaime Guzmán, tras su muerte.
Sus compañeros y entrañables amigos de la UDI.