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Breve Historia de Napoleon - Juan Granados

Date post: 26-Nov-2015
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  • Breve historia de Napolon

  • Breve historia de Napolon

    Juan Granados

  • Coleccin: Breve Historiawww.brevehistoria.com

    Ttulo: Breve historia de NapolenAutor: Juan GranadosDirector de la coleccin: Jos Luis ibez Salas

    Copyright de la presente edicin: 2012 EdicionesNowtilus, S.L. Doa Juana I de Castilla 44, 3 C, 28027 Madridwww.nowtilus.com

    Responsable editorial: Isabel Lpez-Aylln Martnez

    Reservados todos los derechos. El contenido de estaobra est protegido por la Ley, que establece pena de

  • prisin y/o multas, adems de las correspondientesindemnizaciones por daos y perjuicios, para quienesreprodujeren, plagiaren, distribuyeren o comunicarenpblicamente, en todo o en parte, una obra literaria,artstica o cientfica, o su transformacin, interpretacino ejecucin artstica fijada en cualquier tipo de soporteo comunicada a travs de cualquier medio, sin lapreceptiva autorizacin.

    ISBN edicin impresa: 978-84-9967-465-0ISBN impresin bajo demanda: 978-84-9967-466-7ISBN edicin digital: 978-84-9967-467-4Fecha de edicin: Febrero 2013

    Maquetacin: www.taskforsome.com

  • No pido amor ni fidelidad eternos, nicamente... laverdad, una franqueza ilimitada. El da que me digas teamo menos ser el ltimo da de mi amor o el ltimo de

    mi vida.Napolen a Josefina

  • Prlogo

    Introduccin

    1. El joven BonaparteA qu huele Crcega?Brienne: Plutarco y las matemticasSaint-Cyr. Como el granito abrasado por unvolcnLa particular Revolucin de BonaparteCuando Napolen encontr a DsireEl hombre ante su destino: el sitio de Toln

    2. El general Bonaparte al servicio de laRevolucinNapolen en entredichoEl general vendimiarioJosefina de BeauharnaisItalia: veloz como el pensamientoUn ejrcito de ciudadanosTras la victoria

    3. Guerra y ciencia en EgiptoMiembro del Instituto de Francia

  • Tras los pasos de AlejandroBournaberdis BeyLa misin cientficaBonaparte en Tierra SantaCon Francia en el nimo

    4. El primer cnsulConspirando contra el DirectorioEl 18 de brumario, el dios del da hablandopara los mamelucosLa Constitucin del ao VIIIEl primer cnsul, Napolen, aplicado al gobiernoPlvora contra el cnsulTendris vuestros sacerdotesLas glorias de MarengoLa guerra no buscada

    5. La eclosin del ImperioEmperador de los francesesUna plancha de madera forrada de terciopeloLa campaa de 1805 (I), fracaso en el marLa campaa de 1805 (II), gloria en el continenteLa guerra prusianaLa forja del ImperioTiempos felices. Mara Walewska y el encuentro

  • de Tilsit

    6. La estrella se apaga1808, el punto de inflexinEl laberinto ibricoLa cuestin portuguesaJos I Bonaparte, rey de EspaaEntrevista en Erfurt y nueva guerra con AustriaEn busca de un herederoLa ratonera rusaUna retirada infernal

    7. Aos de derrota y exilioSlo el general Bonaparte puede salvar ahora alemperador BonaparteLa guerra en casaLa abdicacinEl imperio de ElbaLos cien dasWaterlooLa abdicacin como nica salidaSanta Elena, el ltimo acto

    Bibliografa

  • Cronologa

  • Prlogo

    Un historiador no es un anticuario, ni un coleccionista,ni un curioso. El historiador busca explicaciones,experimenta con el comportamiento del ser humano,quiere ante todo la verdad. Analiza todas las piezas enque la descompone y luego intenta, con todos los mediosde expresin, reconstruirla de manera coherente y lo msdifcil divulgarla, hacerla comprensible a todos. Por eso,al historiador le agrada encontrar al narrador, al buennarrador de historia y de historias que es Juan Granados.

    Estoy seguro de que si me hubieran puesto delante unabiografa de Napolen escrita por algn colegauniversitario bendecido por la oportunidad de publicar, lahubiera ledo en diagonal, buscando los puntos calientesdel debate historiogrfico, interesado por la opinin de misesudo y afortunado compaero en cada uno de ellos. Perocuando Juan Granados me puso ante su Napolen, no pudedejar de leer, atrado por su capacidad para narrar, mientrasme iba dando cuenta de la deformacin que mi profesin dehistoriador me haba producido a lo largo de los aos. Loque estaba leyendo era un discurso coherente, narrado conintensidad, objetivo y nada escoliado ni tirios, nitroyanos, en definitiva, una propuesta de entender la vidade Napolen desde todos los yo posibles en la vida de unhombre. Y presentado con una fuerza narrativa propia de

  • quien se ha enfrentado a los retos de la novela y tambin ala historia acadmica. Pues ambas facetas rene JuanGranados: autor de varios libros y artculos cientficos y deuna Breve historia de los Borbones (Nowtilus, 2010),pero tambin de novelas tan importantes como Sartine y elcaballero del punto fijo (Edhasa, 2003) o Sartine y laguerra de los guaranes (Edhasa, 2010), absolutamenterecomendables.

    Granados ha sometido a Napolen a una visin dialcticaa la manera de Pierre Bordieu, segn la cual el personaje esel producto de una tensin ya en su infancia y juventudentre posiciones en contra y a favor, de las que, por sucondicin, ha de sacar provecho indistintamente. Napolendesea la independencia de su patria chica, pero es Francia laque le ofrece un destino a l y a su familia; se apasionacon la revolucin, pero es militar y debe reprimir losexcesos; puede estar prximo a Robespierre, pero no caecon los tiranos, de los que se aparta cuando conviene. Hayque empujarle para que d el golpe de Estado contra lalegalidad republicana, pero luego sabe poner ese encontra a favor y hacerse nombrar primer cnsul y luego,cnsul vitalicio y luego, emperador. Contra todo lo quehaba pensado? No. A favor de lo que para l siempre eranuevo. El contra ya era slo pasado en el que parecatener todo a favor.

    A partir de ah, Granados se hace an ms narrador, pues

  • lo que viene es un ro desbordado que entierra sueos,destruye vidas y pone al personaje ante el espejo: toda obrahumana es efmera o por decirlo en palabras del granCaldern: Por qu queris que suee grandezas que ha dedestruir el tiempo?. Ahora, el escritor le exige a Napolenla verdad. Y Napolen habla ms que nunca, pues necesitajustificarse ante la historia. Todos le han traicionado.Sus ideas no han sido comprendidas. Deba haber jubilado asus mariscales: son demasiado viejos para entender algotan joven como la revolucin. Pues, al fin, cuando se veimpelido a salir de Elba y gozar de sus ltimos cien dasrevolucionarios, lo que aora es aquella vieja tensinentre su pasado de restaurador del respeto a su familianoble italiana, mantenido hasta el fin por su madre y porese olor de Crcega, feliz hallazgo literario deGranados, y la visin clara de un futuro que ya no sernunca lo que fue, pues l ha roto todos los puentes entre lavieja y la nueva sociedad. l, que quera llegar a la India,nunca pens, sin embargo, en una Europa napolenica,que es la que ahora, cuando todo haba acabado, le pedacuentas.

    Todas estas emociones se las producir a usted co-moa m este narrador ya curtido, que tiene en su zurrn librosde historia, novelas y novelas histricas, y que sigue en labrecha de unir pasado y presente sin tpicos ypresentismos, pues en definitiva, lo que necesitamos y

  • le exigimos es la verdad por delante y una bella manera decontarla.

    Jos Luis Gmez Urdez Catedrtico de Historia.Universidad de La Rioja

  • Introduccin

    Por qu otra biografa de Napolen? Esta es tal vez laprimera pregunta que podra plantearse el lector de estaobra. Independientemente del hecho de que para cualquierhistoriador que ame su oficio repensar la figura del corsouniversal es un verdadero privilegio y casi ejercicioobligado, bien es cierto que los presupuestos editorialesque han permitido que este proyecto vea la luz son bastantems concretos.

    As, podramos comenzar exponiendo aqu ciertasconvicciones que nos han llevado a afrontar la obra quelees. A menudo la historiografa sobre NapolenBonaparte, con ser amplia y valiossima, ha pecado decierta linealidad al centrarse fundamentalmente en loshechos puramente polticos, permitiendo slo espaciosresiduales para otros aspectos que pudiendo parecermeramente anecdticos son muy del gusto del pblicolector e informan excelentemente de toda una poca.Dentro de esta concepcin divulgativa, nuestra historia deNapolen no quiere olvidarse, por ejemplo, de sucomplejsima historia clnica, de sus juicios sobre lahistoria y sus contemporneos y tampoco de sus secretosde alcoba.

    De este modo, congraciar la divulgacin rigurosa con elrescate del anecdotario olvidado de Napolen, que en

  • muchos casos duerme bajo el polvo que acumulan lascrnicas decimonnicas, en desuso por la historiografadesde hace lustros, ha sido nuestra principal preocupacina la hora de planificar una obra de estas caractersticas. Poresta razn, hemos ido imbricando en cada captulo lopblico y lo privado, los hechos relevantes y la historiamenuda. El conjunto de dos realidades a vecessorprendentemente diferentes, en la bsqueda de ciertasclaves que nos sirviesen para explicar, por ejemplo, lossecretos del ascenso de la estrella de un humilde oficial deprovincias, su concepcin del Estado francs y el nuevoorden que dict para Europa, que en parte no pequea anpervive, junto a sus curiosas historias de alcoba, cortejandoa damas de extraccin e intereses tan divergentes comoDsire Clary, Josefina de Beauharnais, Mara Walewska,la inaccesible madame Rcamier o la emperatriz MaraLuisa, o los detalles con pinceladas trgicas de sus ltimosaos en Santa Elena, donde muri, para unos, de puroagotamiento o envenenado con el cruel arsnico para otros.

    Hemos querido tambin acercarnos a facetas muysignificativas del carcter de un emperador que nunca dejde ser del todo aquel pequeo corso atrabiliario, incapazen el fondo de saber vestirse correctamente para la ocasinde su propia coronacin, donde, segn Stendhal, se diceque luca un manto perteneciente a la dinasta de losValois, una corona de laurel, el cetro de Carlomagno y las

  • sandalias de un revolucionario; el alio indumentario deun provinciano, naturalmente. No hemos querido quefaltase en este ensayo histrico sobre Bonaparte el anlisisde su faceta de visionario, de hombre de Estado, capaz dedictar un cdigo civil que an resulta ser la base de todoslos que le siguieron despus, o imaginar setenta aos anteslas unificaciones de Alemania e Italia, cuando nadie msque l en Europa era capaz de suponer algo as. Tampoco lade hombre pragmtico, hijo de la Revolucin y, a la vez,consciente de sus excesos y hasta cursileras, comoaquello de la Diosa Razn o los estrafalarios nombresotorgados a los meses del nuevo calendario; de ah aquellaclebre conclusin, ejemplo evidente de su finoutilitarismo poltico, al establecer el concordato con elpapa de Roma: Una nacin debe tener una religin, y estareligin debe hallarse bajo el control del Gobierno.Afirmaciones como estas fueron, seguramente, las queinclinaran un siglo despus aquella clebre opinin deAndr Malraux en su Les chnes quon abat tantas vecesreproducida: Tena la necesidad de transformar laconfusin en orden, como todos los hombres de la Historiaque no son personajes de opereta.

    En suma, hemos querido dibujar un retrato que seacerque en todo lo posible a la fidelidad de los hechosprotagonizados por aquel hombre que, en palabras deVictor Hugo en su discurso a la Academia Francesa de

  • 1841:Fue una estrella para su pueblo y acabconvirtindose en su sol. No es de extraar que lagente se dejara deslumbrar por l. A todosaquellos que se le enfrentaron, quiz no lesresultara tan fcil defender su propio castillofrente a ese conquistador irresistible Tenemosque comprender, por un lado, el entusiasmo y,por otro, la resistencia, porque ambos extremosfueron legtimos.

    Y, con todo, siempre nos quedaremos cortos; al fin, yadej dicho Goethe, la historia de Napolen produce unasensacin semejante a la del Apocalipsis de San Juan.Todos sentimos como si debiese haber en ella algo ms;pero no sabemos el qu.

    Juan Granados

  • El joven Bonaparte

    A QU HUELE CRCEGA?

    Uno de los primeros mitos sobre Napolen es aquel queconsidera al pequeo cabo un arribista provinciano confortuna. Nada ms alejado de la realidad. NapolenBonaparte naci en el seno de una poderosa familia corsade florido pasado, que nada tena que ver con laprocedencia algo rstica que deseaban achacarledespectivamente sus detractores. En realidad, su padre,Carlo Buonaparte luego Bonaparte, cuando necesitparecer algo ms francs de lo que era, proceda de unlinaje inscrito en el libro de oro de Bolonia y tenido porcasa patricia en Florencia. Por si cupiese alguna duda, lamisma etimologa italiana de su apellido significaliteralmente buen partido, no porque sus herederosgozasen de amplia fortuna, que a menudo tambin, sinoporque el apelativo buen partido serva desde el siglo XIIpara identificar a los hombres del emperador del SacroImperio Romano Germnico, llamados gibelinos, enpermanente batalla con los gelfos, fieles al papado.Ambas facciones protagonizaron en suelo italiano aquella

  • singular disputa entre los dos poderes universales quepugnaban por el Dominium Mundi.

    As, un Hugo, antecesor de todos los Buonaparte,aparece mencionado en 1122 combatiendo junto al duquede Suabia, Federico el Tuerto, para hacerse con la Toscana.A resultas de aquellas victorias, un sobrino suyo adopt porprimera vez el apellido, establecindose como miembrodel consejo que gobernaba Florencia. Cuando los gibelinosperdieron el poder en la ciudad, los Buonaparte se exiliarona la villa genovesa de Sarzana. Parece que su asiento en lacosta ligur result bastante ms estable, pues el linaje nollega a Crcega hasta que, en pleno siglo XVI, FrancescoBuonaparte recala en la isla formando parte de laexpedicin genovesa destinada a colonizarla. Desdeentonces, los Buonaparte, especializados en la abogaca,medraron convenientemente en diversas poblacionescorsas como Talavo y Bocognano a la sombra del poderlocal, del que siempre formaron parte, manteniendo supropio clan o pieve corso.

  • Carlo Bonaparte o Buonaparte (1746-1785), padre de Napolen. A pesar dehaber vivido tan slo treinta y nueve aos, logr sentar las bases de laprosperidad de una dilatada familia. Opt por el bando francs y de este

    modo propici la carrera de Napolen en el ejrcito, becado por Luis XVI.De este modo, Carlo Bonaparte, padre de Napolen, ser

    un miembro muy apreciado de la comunidad corsa cuyadiscreta fortuna le permitira cursar estudios en Pisa yRoma. Carlo, al que el panegirista de Napolen, y sucontemporneo, monsieur de Morbins, describe comobuena persona, de elocuencia viva y natural y de muy

  • buena comprensin, era un patriota, ntimo amigo dePasquale Paoli, lder indiscutible de la resistencia corsafrente a la dominacin genovesa. Juntos lucharan contralos usurpadores de la libertad de los corsos, contribuyendoa expulsar a los genoveses de la isla. Ya por entoncesacompaaba a Carlo en sus cabalgadas la valiente LetiziaRamolino, su esposa, descendiente de los condes deCollalto e hija del gobernador militar de Ajaccio. Descritacomo una mujer devota, muy frgil y de pequea talla,apenas metro cincuenta de estatura, Letizia lleg a serconsiderada una de las ms valientes y gallardas damas desu tiempo. La joven pareja, tras su boda en 1764, se instalen la capital, ocupando la mansin familiar de losBuonaparte en la va Malerba.

    Cuando Carlo Buonaparte quiso conocer a PasqualePaoli en su fortaleza de Corte, tena tan slo veinte aos,frente a los cuarenta y uno de su admirado mentor. La edadno fue distancia para ellos; Paoli, tan patriota comorevolucionario, empeado en dotar a su pueblo de unaconstitucin, enseguida le otorg su confianza al jovenBuonaparte, encomendndole la difcil misin deinterceder ante el papa a favor de la independencia deCrcega. Carlo demostr bien pronto su capacidaddiplomtica, obteniendo de Roma el compromiso de noimplicarse a favor de los genoveses. Pareca que losindependentistas haban triunfado; Paoli pudo proclamar la

  • constitucin y comenzar su presidencia gobernando conmesura y sentido comn, iniciando una ambiciosa polticade construccin de caminos, eliminando el bandolerismo yllegando a fundar una modesta universidad. Pero losgenoveses actuaron con astucia y, viendo todo perdido,firmaron en Versalles la venta de la isla a la Francia de LuisXV. As, a partir del 15 de mayo de 1768, Crcega fueoficialmente francesa, mientras Pasquale Paoli y suspatriotas se preparaban para una nueva resistencia al gritode libertad o muerte.

  • Letizia Ramolino (1750-1836), esposa de Carlo Bonaparte y madre deNapolen. A pesar de su aparente fragilidad, supo mantener a su ampliafamilia unida frente a toda contingencia. leo fechado en 1713, obra de

    Robert Lefvre (1755-1830). Museo Napolenico de Roma.

  • Luis XV tard bien poco en reclamar sus derechos. Enagosto de 1768 una poderosa escuadra francesadesembarc un ejrcito de diez mil soldados en Bastia, enel extremo de la isla opuesto a Ajaccio. Sin dudarlo uninstante, Carlo Buonaparte, acompaado nuevamente de laanimosa Letizia, march a las agrestes montaas delinterior de la isla para reunirse con su admirado lder Paoli.Las tropas de la resistencia no se podan comparar ni ennmero ni en equipamiento a las francesas, pero contabancon el dominio de la difcil orografa corsa y aplicando laguerra de desgaste consiguieron derrotar al contingentefrancs mandado por el general Bernard-Louis Chauvelin,haciendo adems quinientos prisioneros.

    De poco sirvi aquel heroico esfuerzo, Francia no estabadispuesta a abandonar la presa y regres al ao siguientecon un ejrcito de veintids mil hombres, al mando delexperto y eficaz conde de Vaux. Carlo y Letizia, con suprimer hijo Giuseppe a cuestas, se vieron obligados adirigirse a los refugios del monte Rotondo, el ms alto dela isla, para unirse a la batalla. Nuevamente lucharon loscorsos con valor, pero esta vez el enemigo era demasiadonumeroso, de tal modo que el 9 de mayo los patriotasfueron definitivamente derrotados en la batalla de PonteNuovo. El conde de Vaux actu con mucha sagacidad alpermitir exiliarse a Inglaterra a Paoli, en tanto ofreca laamnista a todos aquellos corsos que marchasen

  • pacficamente a sus casas. Carlo Buonaparte, como uno delos principales lugartenientes de Paoli, vivi su personaltormenta interior, debatindose entre su deseo de seguir aPasquale Paoli en el exilio y la certeza de que a su familiale ira mejor permaneciendo en su patria. Opt por loltimo, no sin antes despedir afablemente a su mentor en elpuerto de Bastia, donde este se embarcara en un buque deguerra ingls junto a otros trescientos cuarenta corsos quepreferan el exilio antes que el dominio francs.

    Pasquale Paoli (Morosaglia, 1725-Londres, 1807), lder incontestado de lainsurgencia corsa, an hoy venerado por sus compatriotas. Para Napolen

    fue siempre un espejo en el que reflejarse, aunque paradjicamente elenfrentamiento de ambas familias condujo a los Bonaparte al exilio

    marsells. Retrato de Richard Cosway.

  • Carlo Buonaparte y Letizia Ramolino regresaron aAjaccio. El tiempo confirmara que la eleccin haba sidoacertada. Por entonces, Letizia estaba ya embarazada de susegundo hijo; la pareja haba tenido otros dos antes deGiuseppe, pero los haban perdido y, mientras Carlo seintegraba muy rpidamente en la nueva Administracinfrancesa, como asesor legal del juez del distrito deAjaccio, la madre de Napolen regres a la vida tranquilade la capital y a sus rutinas religiosas. Un 15 de agosto de1769, da de la Asuncin de Mara, decidi acudir, comotantas veces, a misa en la catedral. All mismo sinti lasprimeras seales de parto. Con la ayuda de su cuadaGeltruda Paravicini pudo dar los pocos pasos que laseparaban de su villa, pero le result imposible ya subir a laprimera planta. Napolen naci aquel mismo da sobre unaalfombra del vestbulo de los Buonaparte. El que seraemperador de los franceses vio la luz en Crcega, comosbdito del rey de Francia casi por casualidad; tan slounos meses antes no habra sido francs. Incluso si supadre se hubiese decidido a seguir los pasos de su ldernatural, Paoli, el que llegara a ser martillo de Inglaterrabien hubiese podido nacer en Londres. Significativamente,sus padres quisieron llamarle Napolen, nombre de uno delos tos de Letizia que haba combatido a los franceses yacababa de fallecer. Luego vendran seis hijos ms:Luciano, Jernimo, Luis, Carolina, Elisa y Paulina. Los

  • Buonaparte haban conformado una gran familia que habaque mantener, as que no resulta extrao que CarloBuonaparte hiciese todo cuanto estaba en su mano parahacer olvidar su pasado, abrazando el bando francs. Enesto ayud mucho la belleza natural de Letizia Ramolino,que, al igual que haba ocurrido antes con el mismo Paoli,el cual adoraba jugar a los naipes con ella, gozaba de laadmiracin del septuagenario general Louis Charles Rene,conde de Marbeuf y virtual gobernador de la isla, quiensegn Stendhal le haca la corte al estilo italiano.

    La amistad con Marbeuf result muy til a la familia.Gracias a su influencia, Carlo Buonaparte, ya Bonaparte,fue reconocido como noble, cosa que ya era, y en 1779 fuellamado a Pars como diputado por Crcega, confirmandoas su plena integracin en la Administracin francesa. Esms, fue el propio Marbeuf, a travs de su sobrino elarzobispo de Lyon, responsable de otorgar lassubvenciones reales, quien consigui que dos de los hijosde Carlo Bonaparte fuesen becados para estudiar en elcontinente, disfrutando de las ayudas que el rey conceda ala nobleza empobrecida. Jos, en razn de su carcterpausado y retrado, fue destinado al seminario de Autum afin de iniciar la carrera religiosa y Napolen, luchador yanimoso desde la primera infancia, a la escuela militar deBrienne para comenzar su temprana formacin comooficial del ejrcito. Napolen se haca definitivamente

  • francs, s, pero nunca olvidara el olor de Crcega, supatria. Crcega, nos dice el literato e historiador francsMax Gallo, ola a mar, a la fragancia de los pinos, alentisco, a madroo y a mirto, tambin a vendetta, orgullo yrevolucin, Paoli y su ejemplo permaneceran por siempreen su memoria, no menos que los textos de Plutarco, aquien Paoli citaba cada vez que le vena al paso.

    Cuenta la tradicin que Letizia Bonaparte regresaba de or misa en lacatedral de Santa Mara de la Asuncin en Ajaccio, como cada domingo,

    cuando le asaltaron los dolores del parto. Napolen nacera sobre unaalfombra del vestbulo de la casa de sus padres.

    BRIENNE: PLUTARCO Y LAS MATEMTICAS

    La academia de Brienne, situada en la regin de

  • Champaa, era tenida por una de las mejores institucionesde formacin militar de Francia. Fundada tan slo dos aosantes de la llegada de Napolen en 1779, la academia realestaba administrada por los franciscanos, antiguospropietarios del colegio, bajo la direccin del fraile LouisBerton, tan hosco como pomposo. La vida all era austera yla disciplina muy estricta. La cincuentena de alumnos seagrupaba en sobrias habitaciones de diez ocupantes, que selevantaban a las seis de la maana y se echaban a dormir alas diez de la noche tras una febril actividad. Duranteaquellas largas jornadas, el joven corso fue instruido entodo aquello que de cerca o de lejos tena, a ojos de losfrailes, relevancia e inters para un futuro oficial delejrcito del rey: latn, historia, geografa, matemticas yfsica por la maana, y esgrima, baile, gimnasia, msica,alemn y algo de ingls por la tarde. En medio haba tiempopara el dibujo y el estudio de las tcnicas de fortificacin;tambin, obviamente, para la asistencia a misa y algnmedido perodo de asueto.

  • Recreacin popular de una imagen del joven Bonaparte en la academiamilitar de Brienne. All fue objeto de las burlas de sus compaeros por su

    origen corso y por ser considerado un pobre becario. Nada de esto learredraba; ya en la niez, Napolen era todo determinacin y consciencia desu propia vala, como refleja el texto de una carta dirigida a su padre desdeBrienne el 6 de abril de 1783: Padre mo, si vos, o mis protectores, no medais medios de sostenerme ms honorablemente, llamadme cerca de vos,

    estoy cansado de exhibirme en la indigencia y de ver sonrer por ello aalumnos insolentes, quienes no tienen ms que su fortuna sobre m, ya queno hay uno que no est a cien picas por debajo de los nobles sentimientos

    que me animan!. (A continuacin, la reproduccin de la carta citada).

  • Carta que contina en parecidos trminos: Eh! Que, Seor, vuestro hijosera continuamente el peto de algunos nobles patanes, quienes, orgullososde los placeres que se dan, insultan sonriendo las privaciones que padezco!

    No, mi padre, no, si la fortuna se rehsa absolutamente a la mejora de misuerte, arrancadme de Brienne: dadme, si hace falta, un estado mecnico;

    que yo vea iguales alrededor de m, sabr pronto ser su superior; por estosofrecimientos juzgad de mi desesperacin; mas, lo repito, prefiero ser el

    primero de una fbrica que el artista desdeado de una academia. Esta carta,creedlo, no est dictada por el vano deseo de librarme a diversionesdispendiosas, en nada estoy prendado de ellas. Siento solamente la

    necesidad de mostrar los medios que tengo de procurrmelos como miscamaradas.

    Las primeras noticias sobre el carcter del futuro

  • emperador de Francia proceden de esta etapa de formacinen Brienne. Se le tena por un muchacho disciplinado ycumplidor, serio y en ocasiones taciturno, pero de ningnmodo desagradable o asocial. Napolen, que contaba tanslo nueve aos, se encontr muy pronto con la realidaddel mundo. Aunque provena de la clase acomodada corsa,en Brienne era un pensionado del Estado en medio dealumnos procedentes de la alta sociedad del continente.Hablaba francs con un profundo acento italiano, de maneraque cuando se presentaba por su nombre sonaba algo asco mo Napoillon, motivo por el cual sus compaeroscomenzaron a conocerle por el sobrenombre de la pailleau nez (la paja en la nariz). No lo tena desde luego fcil,pero conociendo al personaje, se puede comprender que sesobrepusiera a todo. Tanto le gustaba el estudio de laingeniera de fortificaciones que muy pronto se hizo con elrespeto de sus camaradas, a los que ordenaba atacar odefender los parapetos que ideaba durante los tiempos derecreo. Con menos de diez aos comenz a mandar con elestilo seco y parco en palabras que le caracterizara de porvida. Ya entonces, todos le seguan, aunque continuabasiendo como una isla, casi inaccesible a los dems.

    Existen bastantes registros de aquella poca que reflejancmo se iba formando en el joven Napolen unapersonalidad dominante y magntica. En cierta ocasin, unprofesor le castig a usar orejas de burro y cenar

  • arrodillado junto a la puerta del refectorio. Un castigousual en la academia por el que todos haban pasado sin unamala queja. Pero cuando el maestro observ que elmuchacho no se arrodillaba, insisti: De rodillas, seor.En ese instante, Napolen enrojeci de ira, golpe el suelocon los pies y exclam: Tomar mi cena de pie, noarrodillado, en mi familia nos arrodillamos slo anteDios!. Lo normal en estos casos sera que tal insolenciafuese castigada con una pena an ms severa, pero noocurri nada de eso; muy al contrario, intervino Berton, eldirector, y el castigo le fue levantado.

    Paralelamente, el propio Napolen descubrira conposterioridad cmo alguno de sus mecanismos mentales, eluniverso de sus concepciones, se fue fraguando en estaetapa. Por ejemplo, en lo que respecta a sus creenciasreligiosas. No fue un completo ateo, casi nadie lo era en sumundo, pero guardaba serias prevenciones respecto a lareligin catlica. Sus primeras dudas aparecieron cuandoescuchaba un sermn del domingo en la capilla de Brienne.En un determinado momento, el oficiante asegur quegrandes hombres de la Antigedad como Catn o JulioCsar ardan con toda seguridad en el infierno, algo queobjetivamente no poda comprender, que los hombres msvirtuosos de la Antigedad [ardieran] en la llamas eternasporque no haban practicado una religin de la cual nadasaban. Desde entonces decidi que la religin en general

  • y el catolicismo en particular no podan tomarse muy enserio, aunque hara buen uso de sus estructuras en el futuro,siempre segn su conveniencia y los imperativos de susnecesidades polticas.

    En el orden acadmico, destac en matemticas,geografa e historia. En eso fue el mejor de su promocin;sin embargo nunca pudo con la ortografa y el latn. Losidiomas en general se le daban mal. De hecho, cuenta elerudito caballero francs del siglo XIX Emil de Saint-Hilaire en su Historia popular, pintoresca y anecdticade Napolen que cuando su profesor de alemn, un talBauer, fue informado de que el pequeo corso estabaexaminndose para promocionar a la escuela militar deSaint-Cyr, exclam:

    Pero, acaso sabe algo?

    Cmo! Seor le respondieron, no sabisque de todos los alumnos de la escuela l es elms adelantado en matemticas?

    Decid cuanto os parezca repuso el maestro dealemn, pero vuestro Napolen Bonaparte nuncaser ms que un bruto.

    Lo cierto es que las matemticas y la poliorctica, poruna parte, y la historia por la otra eran su verdadera pasin.

  • En los ratos libres corra a la biblioteca para leer a susautores favoritos. Lo suyo eran las historias sobre hroes yhombres singulares, por eso sus preferidos eran Corneille,la epopeya en verso de Ossian del irlands JamesMcPherson y, naturalmente, Plutarco. Conceptos como elhonor, el deber y el patriotismo eran los pilares en los quedeseaba sostener su nimo, descartada ya la religin.

    Como resultado a una trayectoria ms que prometedora,un inspector del rey, el caballero de Kralio, de visita enBrienne en 1783, inform positivamente para el ingreso deNapolen Bonaparte en la escuela militar de Saint-Cyr:

    M. de Napolen, nacido en Ajaccio (Crcega) el15 de agosto de 1769. Es de buena complexin yexcelente salud, obediente, pundonoroso yreconocido para con sus superiores; de muyregular conducta. Siempre se ha hecho notablepor su aplicacin a las matemticas; est bastanteinstruido en geografa e historia: en el latn y losejercicios de ornato no sobresale y tan slo hacursado la cuarta clase. Ser un excelentemarino.

    Merece pasar a la escuela de Pars.

    En efecto, Napolen pens durante mucho tiempo sermarino; al fin, en ese momento Inglaterra y Francia

  • diriman sus disputas en la mar, donde los almirantesSuffren y De Grasse haban obtenido sonadas victorias.Pero tras una visita de sus padres a Brienne cambi deparecer y decidi hacerse artillero. Parece que fue sumadre, la bella Letizia, quien lo convenci de loinnecesario de juntar el mar a los muchos peligros queofreca el enemigo.

    Pese al informe favorable del caballero de Kralio,Napolen no ingres en Saint-Cyr hasta octubre de 1784,dejando de este modo libre su plaza en Brienne para quefuese ocupada por su hermano Luciano.

    SAINT-CYR. COMO EL GRANITO ABRASADOPOR UN VOLCN

    La academia militar, obra del clebre arquitecto realAnge-Jacques Gabriel, haba sido inaugurada tan slo treceaos antes de la llegada del clebre cadete corso. Es famael asombro que sufri Napolen ante aquellamagnificencia, propia de un tiempo que estaba alcanzandosu rpido final. El edificio, con su fachada dominada porocho columnas corintias, la airosa cpula cuadrangular, elfrontn con relieves alegricos; todo all hablaba de lujo yprivilegio. Tambin en el interior: las aulas estaban orladascon la dorada flor de lis como motivo, los dormitorios

  • disponan de calefaccin, las cortinas de lienzo deAlenon, las mesas bien servidas a la hora de almorzar, conno menos de tres postres como remate de cada comida,servidos por ceremoniosos criados. A su llegada en 1784,en el mismo dintel de la cole, Bonaparte fue bienconsciente, si no lo era ya, de que pisaba terreno destinadoa la lite de Francia. Junto a los muchachos becados comol, se sentaban los vstagos de la alta nobleza del pas. Susapellidos hablaban por s mismos: el duque de Fleury,Laval-Montmorency, el prncipe de Rohan Gumene,primo del mismo rey, muchachos que, como cabasuponer, apenas se dignaban mirar al becado corso, unpobretn, vstago de una tierra conquistada.

    Poco importa todo eso al joven Bonaparte. Taci-turno yperseverante, a menudo se le ve paseando con los brazoscruzados y la cabeza inclinada, refugiado en s mismo, perodesafiante ante cualquier leve ofensa. Era un muchachoescurrido y corto de estatura, pero jams perdi una peleaen la academia, su fuerza le vena de muy adentro,singularmente del respeto por sus orgenes y la veneracinque senta por Pasquale Paoli. Sobre esa consciencia deamor a la propia dignidad, narra Max Gallo una sabrosaancdota. Los cadetes deban confesarse obligatoriamenteuna vez al mes. El cura encargado de atenderle en una deesas ocasiones, cometi el error de definir a los corsoscomo bandidos arrogantes. Esto era mucho ms de lo

  • que Napolen poda soportarle a nadie. No he venido aqupara hablar de Crcega exclam indignado, para aadir: yla misin de un sacerdote no es reprenderme sobre esepunto. Acto seguido rompi de un puetazo la rejilla quele separaba del confesor y la emprendi a golpes con l.Podra ser pobre y estar all gracias a una pensin del rey,pero era muy consciente de que cada quien es dueo decambiar su destino. En este sentido, resulta significativosaber que el primer libro que adquiri a su llegada a Parsen compaa del padre Breton fue LHistoire de Gil Blasde Santillane, novela picaresca obra de Alain-RenLesage, la historia, como se sabe, del encumbramiento delhijo de un mozo de cuadras a favorito del rey de Espaa.

  • Proyecto inicial elaborado por el singular arquitecto real Ange-JacquesGabriel para la cole Militaire (1751), Biblioteca Nacional de Francia. La

    magnificencia del ltimo barroco acoga a los hijos de la lite de Francia paraincorporarlos a la oficialidad de sus ejrcitos.

    1785 es el ao del prematuro fallecimiento de su padre,Carlo Bonaparte, aquejado de un terrible cncer deestmago. Ocurri en febrero, en la localidad deMontpellier, donde haba acudido en busca de nuevosremedios curativos, pues la dieta a base de la ingesta deperas que le haba recetado uno de los mdicos del rey nohaba causado, obviamente, ningn efecto. Carlo Bonapartetena tan slo treinta y nueve aos de edad. En la academiahaban querido que el cadete Napolen se retirase a rezar y

  • a llorar tan grave prdida en la soledad de la enfermera,como se haca habitualmente en situaciones similares, peroel joven Bonaparte lo rechaz, se neg a abandonar susobligaciones por el dolor. Y, no obstante, sufri mucho laprdida de un padre al que amaba y admiraba. Era muyconsciente de que Letizia, su madre, quedaba en difcilsituacin teniendo que alimentar a sus cuatro hijospequeos con una exigua pensin de mil quinientas libras.Los otros cuatro podran seguir viviendo becados en suscorrespondientes escuelas. Pero Napolen, como cabezade familia que ahora se consideraba, tena prisa por cobrarsu sueldo de oficial; deba volver al trabajo. Mi dolor melo ordena, haba dicho.

    En lo acadmico, Bonaparte estaba decidido a quemaretapas y hacerse oficial en tan slo un ao, cuando lamayora de sus compaeros empleaba dos o incluso ms engraduarse. Para Domairon, su profesor de letras, el jovenNapolen, contenido en lo externo, posea las cualidadesde un espritu indmito. En sus propias palabras: Esgranito abrasado por un volcn. Como se le habainformado que ese ao no habra plazas para la marina, optpor la artillera, al fin la lite del ejrcito francs. Parapoder alcanzar el grado de subteniente de esa arma, debapasar duros exmenes, por ejemplo dominando en suintegridad los cuatro gruesos volmenes del Tratado dematemticas del profesor Bezout, del que le examin nada

  • menos que Pierre-Simon Laplace, eminente miembro de laAcademia de las Ciencias y desarrollador, como se sabe, declebres sistemas matemticos. El caso es que el jovencorso consigui superar los exmenes obteniendo elpuesto cuarenta y dos de los cincuenta y ocho graduados deaquel curso, una hazaa notable si se tiene en cuenta que lamayora de aquellos jvenes haban invertido dos aos ensu preparacin. De este modo, logra convertirse en oficial,subteniente de artillera, con tan slo diecisis aos yquince das de edad.

    Eligi como primer destino una plaza del sur, Valence,para estar ms cerca de Crcega y de su madre. All recibisus primeras charreteras en enero de 1786. Compaginaba lavida militar con las lecturas que le interesaban, plagadas derepublicanismo romano, siempre en torno a la idea deliberar algn da su querida isla. Tcito, Montaigne,Montesquieu, Rousseau Y no tardar en analizar laRepblica de Platn, las Instituciones de Justiniano o lahistoria de Federico II de Prusia. La poltica ya le llamabams que cualquier otra cosa, salvando el estudio del arte dela guerra, en obras como el Essai gnral de tactique delconde de Guibert, de cuyas teoras blicas (adquirir lasuperioridad en un punto, atacar en ese lugar sealado contodas las fuerzas disponibles, utilizando la sorpresa y larapidez de movimientos) hara amplio uso Bonaparte en elfuturo. Eran libros que iba adquiriendo en la librera de

  • Pierre Marc Aurel, frente al caf Cercle, muy cerca de suhumilde alojamiento de entonces. A travs de las lecturas,fue madurando ideas y convicciones. Francia, desde luego,precisaba cambios, tal vez una monarqua constitucionalque gobernase en provecho del pueblo. En cuanto aCrcega, segua pensando en que debera liberarse de laopresin francesa. Entre tanto y cuando puede, visita a suquerida madre en Ajaccio, procurando en lo posible paliarlas apreturas econmicas de su familia. Pero en junio de1788 se vio obligado a acudir a un nuevo destino, lejos desu familia, en la guarnicin de Auxonne (Borgoa), pocoms que un pantanal, fuente de mil enfermedades. All seencontrar Napolen frente a frente con la Revolucin. Enfebrero de 1789, Emmanuel Sieys, un ex sacerdote deFrjus publica un panfleto, Que es el Tercer Estado?, queconmueve a un pas entero. Todo en la vida de Napolen ibaa cambiar.

    LA PARTICULAR REVOLUCIN DEBONAPARTE

    Cuenta Alexandre des Mazis, el principal camarada denuestro protagonista en la insalubre Auxonne, que ya porentonces el joven Napolen despreciaba la religin por

  • entenderla como un infundado sistema de creencias; ypuede que ms an la monarqua, tal y como estabaconcebida en la Europa de fin de siglo: Los reyesdisfrutan de una autoridad usurpada en los doce reinos deEuropa le deca, para aadir: hay pocos reyes que nohayan merecido ser destronados. Quiere esto decir queBonaparte era un revolucionario de asonada? En absoluto,se senta orgulloso de ser un oficial del ejrcito, aunquefuese del francs y no del corso como le hubiese gustadoen esta poca, pues valoraba sobre cualquier otra cosa elorden y, por tanto, la jerarqua. Como Goethe, prefera lainjusticia al desorden. En su opinin, nada se gobierna sindisciplina, aunque considerase que los prejuicios, loshbitos y la religin son dbiles barreras, y viva en elconvencimiento de que los tronos se desplomaran cuandolos pueblos se digan un da al contemplarse: nosotrostambin somos hombres. Cuando llegase la Constitucinde 1791, Napolen estara ms que dispuesto a abrazarlacon fervor, convencido de que los aires de libertadbeneficiaran tanto al pueblo llano de Francia como a suscompatriotas corsos.

    Es 1789, y un oficial del ejrcito no se puededesvincular de ello. En Borgoa, Napolen cumple susobligaciones sin pestaear, pacifica movimientoscampesinos sin tener que disparar un tiro, puradeterminacin marca del personaje. Pero su revolucin no

  • es por el momento la francesa, la contempla desde fuera,como un mero observador, su deseo es regresar a Crcegay hacer algo til por su patria opresa. No era extraoentonces que un oficial francs disfrutase de seis meses depermiso, repartidos a lo largo del ao. Bonaparte losaprovecha todos para regresar siempre que puede a suamada isla, el contexto revolucionario le haca abrigaresperanzas de redencin. As, reside en Crcega desdeseptiembre de 1789 a enero de 1791, de octubre de 1791 aabril de 1792, de octubre de ese mismo ao a junio delsiguiente. Procurando que no se le viese mucho por sucondicin de militar, apoy durante ese perodo a losamotinados de Ajaccio, hasta que no pudo ocultar ms susfilias y se vio obligado a regresar a Pars, donde,curiosamente, fue ascendido a capitn.

    Es en este contexto de idas y venidas a Crcega, siempreen la duda de qu hacer, en el que Napolen protagonizarsu primer, extrao y paradjico hecho de armas. En enerode 1793 el ejrcito revolucionario francs cuenta susacciones militares por victorias, conquista Blgica, Saboyay Niza. El prximo paso es la anexin de Cerdea, porentonces perteneciente a la Casa de Saboya. Para ello serefuerza a las tropas francesas con voluntarios corsos.Napolen se apasiona con el proyecto. Haciendo valer susorgenes, consigue ser nombrado teniente coronel enfunciones de los voluntarios corsos, tomando el mando de

  • la artillera de la expedicin, poca cosa a decir verdad, puesestaba compuesta por dos caones y un mortero, quefueron estibados en la corbeta Fauvette.

    Como caba esperar, la desconfianza entre franceses ycorsos es mutua desde el inicio de la campaa. Razoneshaba para ello, pues el mando de los voluntarios corsos seotorga a un miembro sealado del clan de los Paoli, unprimo de Pasquale llamado Colonna Cesari. Por indicacinexpresa del lder de la revuelta corsa, Cesari parti con laidea firme de hacer fracasar la expedicin, manteniendo aNapolen absolutamente al margen de la conspiracin; alfin, a estas alturas, era considerado por todos el miembroms destacado del clan de los Bonaparte, familia a la que sevea como filofrancesa, cuando no directamente traidora ala causa, al aceptar que sus vstagos fuesen becados por elrey de Francia. Y, por si no fuese esto suficiente, mantenauna sincera amistad con el conde de Marbeuf, por no hablarde las actividades de Luciano Bonaparte, que con tan slodieciocho aos formaba parte del club jacobino de Toln.

    As que, mientras nuestro joven oficial se haba tomado,como todo en su vida, muy en serio la expedicin, Cesariestaba decidido a hacerla fracasar desde el principio.Aunque desembarcaron con xito en la estratgica isla deSan Stefano y Napolen consigui emplazar correctamentela artillera, Cesari se rindi sorpresivamente a lasprimeras de cambio, obligando a un rabioso Napolen a

  • reembarcarse abandonando la artillera. Esto no fue lopeor: a su regreso a su amada patria, comprob cmo, trasuna formal acusacin de traicin a Francia, enunciada porLuciano Bonaparte contra Pasquale Paoli en Toln, el clande los Paoli haba declarado una verdadera vendetta contrasu familia. Dolorosamente, Crcega haba dejado de seruna opcin para el futuro emperador de los franceses. Asse lo quiso explicar a su querida madre en un breve mensajede advertencia: Preprese para huir, este pas no es paranosotros. De este modo, Letizia Bonaparte tuvo el tiempojusto de abandonar su casa en compaa de los cuatrohermanos pequeos de Napolen antes de que fuesedevastada por los independentistas corsos. La familia,protegida por Jos y Napolen, se refugia primero enCalvi, ms tarde en Toln y finalmente en Marsella,convirtindose en tristes refugiados amparados con unaridcula pensin por el Estado francs que slo poseanentonces la ropa que llevaban puesta.

    CUANDO NAPOLEN ENCONTR A DSIRE

    La familia Bonaparte desembarc en Toln el 14 dejunio de 1793. En Francia se avecinaba el gobierno de losdoce hombres justos, el Comit de Salud Pblica,liderado por un visionario convencido de la bondad

  • intrnseca del ser humano: Maximilien Robespierre.Luciano cambi su nombre por el de Bruto Bonaparte, entanto los meses comenzaban a designarse por el nombre delas estaciones y los trabajos agrarios, y el terror seadueaba del pas.

    Retrato del general Jean-Franois Carteaux, primer jefe de Napolen en losacontecimientos del sur de Francia. Tan bonancible como intil, estuvo a

    punto de conducir varias veces a sus tropas al desastre. La permanencia deNapolen a su lado, consigui impedirlo.

  • Entre tanto, tras poner a salvo a su familia en Marsella,Napolen regres a su regimiento, en Pontet, cerca deAvin, para ponerse a las rdenes del general Jean-Franois Carteaux, un buen hombre, siempre corts con eljoven capitn, que haba sido pintor de la corte de Luis XVI.Carteaux lo ignoraba todo sobre el arte de la guerra, cosaque Napolen llevaba con resignacin y cierta sorna, puesla nica orden que su general le daba, fuese cual fuese elcontexto, era irremediablemente: Ataque en columna de atres.

    Mientras Napolen trataba por todos los medios deexplicarle a Carteaux que no se poda atacar la flotabritnica del almirante lord Hood, fondeada a varias millasde la costa, empleando culebrinas de pequeo calibre, a lafamilia Bonaparte no le iba del todo mal en Marsella. Sumadre, Letizia, era ahora la amante de un cresocomerciante de sedas marsells apellidado Clary. Altiempo, el hermano mayor, Jos Bonaparte, contrajomatrimonio con Marie-Julie, de veintids aos, hija delcomerciante, que un da sera reina de Espaa, al acompaara su marido en el destino que para ellos depararaNapolen. Por su parte, el capitn Bonaparte se enamorintensamente de la segunda hija de Clary, BernardineEugnie Dsire, de tan slo diecisis aos de edad. Peroel padre de la hermosa dama debi pensar entonces que conun Bonaparte en la familia era suficiente. Napolen era un

  • hombre sin posibles y, lo que era peor, sin muchos visos deobtenerlos en un futuro ms o menos prximo. La negativafue rotunda. Tiempo despus, Napolen reflejara todaaquella tribulacin, su anhelo en pos del amor idealizado,en una novelita de tono rosa de final trgico que quisollamar Clisson et Eugnie, en la cual, un exitoso militaramante de la msica ejerce de Pigmalin con la dulce yobediente Eugnie (Dsire), hasta que el hasto agosta suamor y obliga a Clisson a buscar la muerte en el combate.Con el andar del tiempo, veremos cmo Dsire Clary seconvertir en el ao 1798 en la esposa del mariscal deNapolen Jean-Baptiste Bernadotte y en reina de Suecia, alser proclamado su marido monarca de ese pas el 5 defebrero de 1818 con el nombre de Carlos XIV.

  • Imagen de madurez, fechada en 1822, de Dsire Clary (1777-1860), ya comoreina de Suecia. Hija de un rico comerciante de sedas de Marsella, pasa porser el primer amor conocido de Bonaparte, aunque l finalmente la rechaz.

    Debajo, su esposo Jean-Baptiste Bernadotte (1763-1844), mariscal deNapolen y rey de Suecia y Noruega con el nombre de Carlos XIV.

    Retratado por Franois Grard en 1811.Se ha escrito mucho sobre Napolen y el concepto que

    tena de las damas. Sin lugar a duda disfrutaba de sucompaa, pero su mundo era esencialmente masculino. Lamujer deba permanecer en casa y lo ms lejos posible delos asuntos considerados serios: Las mujeres decaestn en la base de todas las intrigas y es necesariomantenerlas en el hogar, lejos de la poltica. Correspondeprohibirles que aparezcan en pblico, excepto con falda yvelo negros, o con el mezzaro, como en Gnova yVenecia. Se sabe que, en lo formal, gustaba de las damasde manos y pies pequeos, tiernas y femeninas. Dsirecumpla todos estos requisitos. El mismo Napolen

  • reconoca que no era una dama especialmente agraciada,pero, como melmano confeso, comparaba su voz con lade un ruiseor o una pieza de Paesiello, que agradanicamente a las personas sensibles. Si a eso unimos laadmiracin que senta por sus blancas manos y sucarcter discreto y tmido, se puede comprender queDsire Clary representaba el verdadero arquetipofemenino del joven capitn. No obstante, Napolensiempre consider aquello como una simple ensoacin dejuventud. En sus peridicas visitas a Pars buscaba lacompaa de mujeres de la Revolucin cultas ysofisticadas: la actriz mademoiselle Constant, de laComedia Francesa, mademoiselle de Chastenay, ThrsaTallien, que con su belleza y dotes de seduccin habaimpelido a su futuro marido Jean Lambert Tallien aenfrentarse a Robespierre para salvarla de la guillotina,precipitando de paso la cada del tirano... Al fin, y aunqueDsire continuaba envindole dulces cartas de amor,Napolen decidi dar por zanjado aquel asunto: DulceEugnie le dijo por carta eres joven, tus sentimientos sedebilitarn y despus flaquearn; ms tarde advertirs quehas cambiado. As es el dominio del tiempo [] no aceptola promesa de amor eterno que me ofreces en tu ltimacarta, pero la sustituyo por una promesa de franquezainviolable. Es decir, una elegante despedida al uso, no muyoriginal. Tras aquellas edulcoradas palabras se esconda una

  • realidad bien diferente. A travs de su amiga ThrsaTallien haba conocido a una mujer que le fascinaba, y a lacual entonces en la sociedad parisina se la conoca comoRosa de Beauharnais. Su nombre completo descubrir,naturalmente, a quin nos referimos: Mara Josefina RosaTascher de la Pagerie, vizcondesa de Beauharnais.

    Ilustraciones de poca de la novela Clisson et Eugnie en la que Bonaparte,seguramente en un intento de explicarse a s mismo, dio rienda suelta a sus

    vivencias amatorias.De este modo, encontramos en Marsella a Napolen

    como un humilde capitn arruinado que a sus veinticuatroaos aparenta haber finiquitado su ascenso pblico. Perotodo es susceptible de cambiar, y muy rpidamente.

    EL HOMBRE ANTE SU DESTINO: EL SITIO DE

  • TOLN

    Ya que Napolen no encuentra ninguna otra cosa a la queservir, sirve a la Revolucin, aunque detesta la guerra civilen la que se ve envuelto y el terror que despliegan losiluminados que siguen la conducta en extremo cruel deMaximilien Robespierre. En un ejercicio de verdaderahonestidad consigo mismo, y aprovechando suconvalecencia de unas fiebres terciarias de las que se fue arecuperar a la pequea localidad de Beaucaire, trat deponer en claro sus pensamientos redactando un pequeolibelo al que quiso llamar precisamente Le souper deBeaucaire, en alusin al asunto: un largo dilogo entre unoficial militar, el propio Napolen, naturalmente, y unhombre de negocios de Marsella. La habilidad de estadistade Napolen se ve tambin en las pequeas cosas; as,aunque el oficial francs defiende con vehemencia elgobierno de Robespierre y a Carteaux, su representante,demuestra tambin cierta simpata por los sublevadoscontra la Convencin, concluyendo que pierden el tiempopersistiendo en su rebelda, pues aun concediendo que lascosas deben cambiar hacia la paz y la concordia entre losfranceses, esos cambios han de hacerse por la fuerza de laley y no por la rebelin armada.

  • Curiosa recreacin, obra de Jrmie Benot, del asunto central que refleja elexitoso libelo Le souper de Beaucaire, mandado imprimir por Napolen enun intento de fomentar la paz entre jacobinos y girondinos. La publicacin

    obtuvo el placet de los comisarios de Robespierre, circunstancia que leelev al grado de jefe de batalln y comandante de la artillera que deba

    asediar la ciudad de Toln.La Convencin, o ms bien su representante en Marsella,

    un comisario corso como Napolen, antiguo abogadoapellidado Salicetti, poco ducho en sutilezas, entendi queel libelo mandado imprimir por Bonaparte les beneficiaba.Como adems era amigo de la familia y compaero de JosBonaparte en la logia masnica Paz y Sinceridad deMarsella, propuso inmediatamente el ascenso del capitnde artillera a jefe de batalln, sealando que se le debadestinar al sitio de la ciudad fortificada de Toln, que habaenarbolado el pabelln blanco de los monrquicos y estaba

  • apoyada por tropas fundamentalmente inglesas, aunquetambin piamontesas y espaolas. Dieciocho mil hombresen total, reforzados por la escuadra britnica de lord Hood.Lyon haba hecho lo mismo y, en realidad, toda la Franciameridional se haba convertido en un polvorn para laRevolucin.

    De este modo, Napolen, que permaneca asqueado contoda aquella sangre fratricida y haba solicitado ya sutraslado al Ejrcito del Rin, se encontr sorpresivamenteen Toln, junto al inefable Carteaux, como comandante dela artillera, para ver de enmendar todo aquello. En tantoCarteaux se dedicaba a dar rdenes ms bien absurdas y aatusarse sus largos mostachos negros, Napolen Bonapartese ocup da y noche en el asedio. Conoca bien Toln ysaba que el mejor lugar para emplazar la artillera quehaba podido recabar, trada de la ciudadela de Antibes, deMnaco y hasta del lejano Montpellier, era la punta de laEguillette, un promontorio que miraba al mar, justo sobrela flota britnica de lord Hood. Y aunque esta comenz asufrir serios desperfectos, Carteaux segua sin comprendercul era la verdadera funcin de la artillera en un asedio,empeado en sus ataques en columna de a tres. Porsuerte, el 17 de noviembre de 1793, Carteux fue relevadoen el mando por un militar de verdad, Jacques CoquilleDugommier, que simpatiz inmediatamente con elesforzado comandante de artillera. No le cost mucho al

  • corso convencer a su general de que para obtener el xitono podran atacar la ciudad sin deshacerse antes de la flotaenemiga. Con el fin de emplazar las piezas en la posicinnecesaria, deberan primero tomar un fuerte ingls, FortMulgrave, al que los franceses haban dado en llamar Elpequeo Gibraltar. Lo atacaron un 17 de diciembre,comenzando por una batalla artillera entre los caones deNapolen y las veinte piezas que defendan el fuerte. Porentonces ya le gustaba al futuro emperador de Franciarodearse de personal de confianza. En el sitio del pequeoGibraltar brillaba con luz propia un valiente sargento deorigen borgon, Andoche Junot, conocido por su carcterimperturbable, su amor por el servicio de las armas y labuena calidad de su letra a la hora de redactar las rdenes.Se cuenta que en este mismo sitio de Toln, una granadaenemiga cay cerca de la batera donde se hallabaNapolen dictndole unas rdenes. Como la nota queestaba escribiendo se llen del polvo de la explosin, se leoy decir: No necesitar secar la tinta con arena.Agradablemente sorprendido por este gesto de arrojo,Napolen nombr all mismo asistente de campo al quesera con el andar del tiempo duque de Abrantes ygobernador de Portugal.

    El ataque a Fort Mulgrave en medio de una lluviainmisericorde fue realmente cruento. El animosoDugommier, al mando de cinco mil hombres de a pie,

  • fracas varias veces frente al denso fuego enemigo. Lelleg el turno a Napolen, que mandaba a los dos milhombres de la reserva. Fueron recibidos de igual manera, elcaballo que montaba Bonaparte se desplom muerto, perosu jinete continu a pie con pasmosa tranquilidad, como lmismo aseguraba: Si ha llegado la hora, carece de sentidopreocuparse. l y sus hombres consiguieron encaramarsea la empalizada y entablar el cuerpo a cuerpo con ingleses ypiamonteses. El fuerte cay finalmente a las tres de lamaana. Napolen haba resultado herido de cierta gravedaden una rodilla por una pica enemiga y, aunque el cirujanolleg a pensar en amputarle la pierna para evitar lagangrena, finalmente no fue necesario. Sin embargo lamarca que haba dejado en su extremidad la profunda heridale acompaara para siempre. Por la maana, esto siempreocurre, los comisarios del gobierno, Salicetti entre ellos,tomaron posesin de la plaza a sable desenvainado ypomposamente montados a caballo.

  • El general Jacques Coquille Dugommier (1738-1794), comandante principalen el asedio de Toln, fue el primer jefe de entidad que tuvo Bonaparte. Sus

    buenos informes propiciaran el ascenso de Napolen al generalato.Al da siguiente, los ingleses emprendieron la retirada de

    Toln tal y como Napolen haba previsto, embarcndoseen la flota de lord Hood, que incendi el arsenal y se dio ala vela al abrigo de la noche. Las represalias tomadas contrala poblacin por el Comit de Salud Pblica fueronterribles. Los comisarios del gobierno, entre los que estabael clebre Paul Barras, que llegara a formar parte delDirectorio y a mantener una intensa relacin conNapolen, tras haberle presentado a la que sera laemperatriz Josefina, se aplicaron con verdadero celo en latarea de organizar la represin de los sediciosos. El da 20de diciembre, los comisarios mandaron fusilar adoscientos militares de la guarnicin de Toln y dos das

  • ms tarde a otros doscientos civiles, entre hombres ymujeres. Sobre aquellos terribles sucesos escribi elesquinado Joseph Fouch, entonces ya alto funcionario delgobierno, a un miembro del Comit de Salud Pblica: Hayun solo modo de celebrar esta victoria; esta nochedoscientos trece insurgentes cayeron bajo nuestro rayo.Adieu, amigo mo, lgrimas de alegra inundan mi alma. Yms adelante: estamos derramando mucha sangre impura,pero lo hacemos por la humanidad y el deber. Por suparte, Jacques Dugommier y un maltrecho Napolen hacancuanto podan por detener aquel bao de sangre. El jovencorso lleg a introducir a una familia entera, los Chabrillan,en cajas de municin que despach a Hyres, salvndolesas la vida.

    La imagen pblica de Napolen sali muy reforzada deaquel hecho de armas. El propio Jacques Dugommierescribi al ministro de la guerra: No tengo palabras paradescribir el mrito de Bonaparte: gran capacidad tcnica,igual grado de inteligencia y enorme gallarda; ah tienen unmal boceto de ese oficial de peculiares cualidades.

    De este modo, el 22 de diciembre de 1793 NapolenBonaparte, por consejo de los comisarios Salicetti, Barrasy Augustin Robespierre, hermano menor de Maximilien, demucho mejor carcter y disposicin que este, fueascendido a general de brigada. Cuatro meses atrs era unsimple capitn y tena veinticuatro aos. No obstante, su

  • estrella no haba comenzado a brillar de forma definitiva ypara siempre, pues la Convencin nombraba muchosgenerales y con la misma facilidad los destitua. Napolenan habra de soportar tiempos de honda incertidumbre.

  • El general Bonaparte al servicio de laRevolucin

    NAPOLEN EN ENTREDICHO

    Un joven militar, recientemente ascendido a general pordeseo de los hermanos Robespierre, no poda pensar que sufuturo estaba ya resuelto. La Revolucin caminabaentonces desbocada y nadie poda asegurar lo que ocurriraal da siguiente. El cruento perodo conocido como ElTerror (septiembre de 1793-julio de 1794) haba llegadoa su eclosin: tan slo en los dos ltimos meses delgobierno hegemnico del Comit de Salud Pblica miltrescientas personas fueron conducidas a la guillotina, lainmensa mayora sin juicio alguno, ni asomo de aplicacinde cierta legalidad. Como aseguraba el dicho popular: lascabezas caan de los tejados. Aquella locura no podadurar mucho ms, la mayora de los miembros de laConvencin Nacional vivan aterrorizados ante la ms queplausible certeza de que cualquier veleidad de Robespierreo su ad latere, el combativo Louis Antoine Saint-Just,dara con su cabeza en un cesto ms pronto que tarde.

  • Maximilien Robespierre (Arrs, 6 de mayo de 1758-Pars, 28 de julio de 1794),apodado el incorruptible, se convirti en el rbitro de los designios de

    Francia durante el perodo del Terror, cuyos excesos defenda conelocuencia: Bajo el rgimen constitucional es suficiente con proteger a losindividuos de los abusos del poder pblico; bajo el rgimen revolucionario,

    el propio poder pblico est obligado a defenderse contra todas lasfacciones que le ataquen. El gobierno revolucionario debe a los buenos

    ciudadanos toda la proteccin nacional; a los enemigos del pueblo no lesdebe sino la muerte.

    Finalmente, el 9 de termidor del ao II (27 de julio de1794), cuando Saint-Just se dispona a regalar uno de susincendiarios discursos al Comit de Salud Pblica, fueinterrumpido por la indignacin del diputado Jean LambertTallien, furioso por el encausamiento de su esposa. Su

  • gesto infundi fuerzas a los dems para enfrentarse a losradicales; al da siguiente, Robespierre y Saint-Just seranconducidos frente a la misma guillotina que tanto habatrabajado bajo sus rdenes directas. As que,paradjicamente, mientras la mayora de los francesestomaban aire y se pasaban la mano por el cuello paracomprobar que este an continuaba ocupando su lugar,Napolen Bonaparte iniciaba un perodo de penurias yhumillaciones personales al considerrsele altamentesospechoso de haber mantenido una cercana amistad conlos hermanos Robespierre.

  • Las armas de los radicales (1819), caricatura del ingls George Cruikshank.Para Maximilien Robespierre, el cruento perodo del Terror no es ms quela justicia rpida, severa, inflexible. En realidad, un buen ejemplo de lo que

    luego se dio en llamar terrorismo de Estado.Por si la situacin no se presentase suficientemente

    difcil, corrieron bulos sobre la posibilidad de que elgeneral Bonaparte estuviese gestionando, durante un breveviaje a Gnova, la salida del oro francs al extranjero. El

  • propio comisario Salicetti, amigo de Napolen, como serecordar, envi una carta al Comit de Salud Pblicainformando de la conducta sospechosa del corso. Comoresultado, el 10 de agosto de 1794, pocos das despus delgolpe termidoriano, el brigadier-general Bonaparte fuesometido a arresto domiciliario en la calle Villefranche 1de Niza, donde resida por entonces, y mandado custodiarpor diez gendarmes. Napolen, en carta a Salicetti, sedefendi con su habitual tono de dignidad republicana:Desde que se descubri la conspiracin de Robespierre,mi conducta ha sido la de un hombre acostumbrado a juzgarde acuerdo con principios, no con personas, nadie puedenegarme el ttulo de patriota. Naturalmente, loscomisarios, tras analizar la cuenta de gastos del viaje deNapolen a Gnova, no hallaron nada sospechoso. Contodo, segua considerndosele como amigo de AugustinRobespierre, amn de poseer un apellido sonoramenteitaliano en un momento en el que la Repblica estaba enguerra con las repblicas del norte de la pennsula itlica.Aun as, poco despus se le concedi la libertad y se lerestituy su grado de general de brigada, aunque laspenurias no haban hecho ms que empezar.

  • Estudio para un retrato de Napolen, fechado en 1797, obra de Jacques-Louis David (1748-1825), el pintor de la Revolucin por antonomasia. Este

    aspecto juvenil y enjuto era el que acompaaba al futuro emperador deFrancia en plena campaa de Italia, momento en el que contrajo matrimonio

    con su amada Josefina.A finales de abril de 1795 se trat de enviar a Napolen

    a Bretaa, pero Bonaparte no estaba dispuesto a seguirluchando contra franceses, as que protest enrgicamente,suplicando al Ministerio de la Guerra que se le concedieseun destino en Italia. Franois Aubry, el entonces ministrode la Guerra, era conocedor de un informe de la mano deAugustin Robespierre que calificaba al general corso comoun oficial de trascendente mrito, suficiente paraconsiderarlo un problema en aquellas circunstancias. Sinreparar en ms consecuencias, Aubry tach a Napolen dela lista de oficiales de artillera, lite del ejrcito, y lo

  • transfiri a la infantera del Ejrcito del Oeste. Unaevidente forma de degradacin, en la esperanza de que elaltivo general presentase su renuncia. Paradjicamente,Aubry se haba nombrado a s mismo general deartillera, sin haber pisado nunca un campo de batalla. PeroNapolen no renunci, solicit dos meses de permiso porenfermedad a la espera de poder cambiar las circunstancias.Malvivi en Pars, con su uniforme rado, sin dinero niesperanza de obtenerlo en un futuro prximo. El fiel Junotle acompaa en sus melanclicos paseos por el Jardin desPlantes. En cierta ocasin, este le confiesa su amor porPaulina Bonaparte, hermana de Napolen. La respuesta delcorso resulta tajante: Usted no tiene nada, ella nada tiene,cul es la suma? Nada. Sus hijos nacern en la miseria. Esmejor esperar. Son tiempos de desesperacin; enocasiones, parece que la propia vida ya no le interesa. As,le escribe a su hermano Jos:

    Poco apegado a la vida, vindola sin demasiadointers, y con un estado de alma semejante al dela vspera de una batalla, estoy sinceramenteconvencido de que es una locura inquietarse,cuando la muerte nos acompaa para acabar contodo. Todo me hace desafiar la suerte y eldestino. Y si contino as, amigo mo, acabarpor no mirar cuando pase un coche. Mi raznsiente a veces extraeza, pero es debido al influjo

  • que el espectculo moral de este pas y la rutinade los acontecimientos han producido en m.

    Aun as, incapaz de permanecer en la inaccin, Bonapartebarajaba alternativas a aquella especie de absurdoostracismo que un hombre de su vala estaba sufriendo.Mantuvo conversaciones con los rusos a fin de servir en suejrcito con el grado de mayor, pero la negociacin nofructific. Luego suplic se le enviase en misin a Turquaa fin de reorganizar su primitivo cuerpo de artillera. Estavez se le permiti, pero un nuevo golpe de fortuna harintil su viaje de huida hacia la Sublime Puerta.

    EL GENERAL VENDIMIARIO

    El golpe de Thermidor que conducira a la instauracindel Directorio, tras la promulgacin de la Constitucinrepublicana del ao III, dara lugar a un rgimen de corteburgus y moderado, con cinco directores, entre los que seencontraba el inevitable Paul Barras, y un sistemabicameral a la griega el Consejo de los Quinientos y elConsejo de Ancianos, que aseguraban sosiego a lasatribuladas clases medias francesas. No obstante, elambiente revolucionario en Francia haba cambiado mucho,Pars estaba plagado de realistas, partidarios de entronizar a

  • Luis XVIII, que ya lucan sus escarapelas blancas sinempacho alguno. El futuro Directorio, regicidasprocedentes de la Convencin Nacional al fin y al cabo,estaba en entredicho.

    En septiembre de 1794, el conde de Artois, hermano deLuis XVIII, desembarc de un buque ingls para liderar lareaccin monrquica. Paul Barras era muy consciente deque su Directorio podra caer de un da para otro. A pesarde ser de procedencia noble, Barras se haba distinguidocomo oficial del ejrcito de la Revolucin y luego comodiputado moderado cercano a Mirabeau. Habiendo votado afavor de la ejecucin de Luis XVI, no poda esperarclemencia de los realistas; se trataba de defender elDirectorio o caminar hacia el seguro cadalso. Busc ayudaen sus generales ms reconocidos, pero nadie quisoampararle. Fue entonces cuando Barras repar en laexistencia de un taciturno brigadier con el que se cruzaba amenudo en sus paseos por Pars. Saba de su energa y buenhacer en el sitio de Toln, desconoca si podra ser suhombre, pero tampoco tena a nadie ms a quien suplicarauxilio.

    La noche del 12 de vendimiario 4 de octubre de 1795Napolen, en medio de un tiempo ventoso y hmedo, fuemandado llamar al cuartel general de Barras. Este le hizoslo una pregunta: Servir a mis rdenes? Dispone detres minutos para decidir. A Bonaparte le sobraron los

  • tres. Accedi inmediatamente, a la vez que comenzaba aplanificar la defensa de la Revolucin frente a la reaccinrealista. La razn aparece muy clara: confiaba en la nuevaconstitucin y no estaba dispuesto a contemplar cmo supas se hunda nuevamente en las profundidades del AntiguoRgimen. Slo hizo una pregunta a Barras: Dnde estnlos caones?. Los necesitaba, tendra a su mando a pocoms de ocho mil hombres, entre soldados y milicianos,frente a los treinta mil que conformaban las agrupacionesrealistas. Pero los caones no estaban en Pars, sino en lallanura de Sablons, a diez kilmetros de la capital. Lo peorera que los rebeldes haban enviado ya una columna parahacerse con ellos, Bonaparte vio claro que slo unagalopada de la caballera fiel al Directorio poda impedirlo.Hicieron llamar a Joaqun Murat. El despus mariscal deNapolen era entonces un fogoso capitn de caballeradistinguido en mil combates. La orden de Napolen estaxativa: deba reunir a sus doscientos jinetes y traer a Parslos cuarenta caones costase lo que costase. A las seis dela maana del da 13, los caones estaban a disposicin deNapolen, que no perdi el tiempo para emplazarlos en lascalles de acceso al palacio de las Tulleras, sede delgobierno y principal objetivo de los rebeldes.

  • Paul Barras, de nombre completo Paul Franois Jean Nicolas, vizconde deBarras (30 de junio de 1755-29 de enero de 1829). De origen nobiliario, se

    convirti en el hombre ms poderoso del Directorio y en valedor principalde Napolen, tras haber sido l mismo amante de Josefina de Beauharnais.

    A media maana, el ataque lleg a travs de la rue NeuveSaint-Roch, Bonaparte orden disparar metralla contra losatacantes, sin desperdiciar ni una sola andanada. En apenasunos minutos, los rebeldes se dispersaron buscando elcobijo de la plaza Vendme. La sabidura del corso en elmanejo de la artillera haba salvado la Revolucin enapenas unos minutos. Napolen, como quiso subrayar elpartenaire de Barras, Stanislas Frron, en su posteriordiscurso a los republicanos, mereca una reparacin

  • pblica:Ciudadanos representantes, no olviden que elgeneral Bonaparte... que dispuso slo de lamaana del da trece para realizar sus arreglosinteligentes y muy eficaces, haba sido trasladadode la artillera a la infantera. Fundadores de laRepblica, continuarn demorando larectificacin de los agravios que, en nombre deeste cuerpo, se han infligido a muchos de susdefensores?

    De este modo, el 26 de octubre de 1795, la Convencincelebr su ltima sesin dando el paso formal alDirectorio, con Barras como hombre ms destacado deFrancia. A la vez, un rehabilitado Napolen accedi, conveintisis aos, al mando del Ejrcito del Interior. Ahoranuestra familia no carecer de nada, le dijo a su madrepor carta, en un claro ejercicio de pragmatismo, a la vezque le haca enviar cincuenta mil luises de oro. El oropel,los abrazos y loores con los que le halagaban a cada paso delos consejeros republicanos seguan molestndolesobremanera. Inaugurando una costumbre que ser perenneen l, aprovechando su nueva situacin, benefici a sufamilia en todo lo que pudo: Jos fue nombrado cnsul deFrancia en Italia, Luciano pas a ser comisionado en elEjrcito del Norte, Luis recibi el grado de teniente en el

  • antiguo regimiento de Napolen y, poco despus, fuenombrado ayudante de campo de su hermano Nadiepodr asegurar que sus intenciones en este aspecto nofueron siempre muy claras. En carta a su hermano Jos, elfuturo emperador de Francia aseguraba: Mira, vivonicamente por el placer que puedo aportar a mi familia.

    Accin militar dirigida por Napolen contra la reaccin realista en la rueNeuve Saint-Roch. Su defensa del Directorio supondra su definitivo

    ascenso a la cpula del Ejrcito francs. Litografa de Denis-Auguste Raffet(1804-1860).

    As, mientras en Francia como ltimo acto legislativode la Convencin se haba abolido la pena de muerte,mientras la parisina plaza de la Revolucin pasaba allamarse plaza de la Concordia y la nueva Constitucinprometa felicidad, tranquilidad y un amplio futuro paraFrancia, Napolen Bonaparte, el general vendimiariopara el pueblo de Pars, contemplaba el futuro con tanta

  • esperanza como satisfaccin. Era tiempo, tal vez, deenamorarse de nuevo.

    JOSEFINA DE BEAUHARNAIS

    Napolen es el hombre del momento, pocos meses antesera casi un paria hundido en el escalafn de la milicia, hoytodos lo agasajan y buscan su compaa. En una visita alsaln de madame de Tallien llamada por el pueblo NotreDame de Termidor, al ser su encausamiento la inspiracinde su esposo, el diputado Jean Lambert Tallien, a la hora deenfrentarse a los Robespierre conoce a Josefina. Unacriolla de tez mate y andares de bailarina que embriaga sussentidos. Cunteme le dice ella. Al poco, no hayninguna otra dama en la sala a ojos de Napolen.

    Josefina perteneca a la familia Tascher de la Pagerie,nobles franceses establecidos en la isla de la Martinicadesde el siglo XVII, dedicados a la produccin de caa deazcar, caf y ron. Nacida el 23 de julio de 1763, por tantoseis aos mayor que Napolen, se haba casado a losdiecisis aos con el creso y sofisticado Alexandre deBeauharnais. Aunque el matrimonio, dadas las frecuentesinfidelidades de l, no tard en separarse, tuvieron doshijos, Hortense y Eugne, consuelo de su madre tras laejecucin de Alexandre durante el Terror. La misma

  • Josefina corri peligro de acompaar a su esposo en lamisma suerte, pero tras vivir cuatro meses encarcelada, lacada del rgimen de los Robespierre permiti suliberacin. Recuperando el dinero confiscado y usando lasindemnizaciones concedidas por el gobierno entrante,consigui adquirir una esplndida casa en la calleChantereine n. 6, que con el tiempo tambin sera el hogarde Bonaparte. Su ascenso en los salones elegantes de lacapital vino definitivamente cuando todos supusieron queera la amante, al menos por un tiempo, de Paul Barras.

    Menuda de estatura, apenas un metro cincuenta, de figuraesbelta y rostro agradable sin ser bello, lo esencial enJosefina de Beauharnais era su buen sentido y su carcternaturalmente amable, rasgos que le permitan competir enpie de igualdad con los dones de las damas ms hermosas ycultas de los crculos elegantes de Pars como madameTallien y madame Rcamier. Su taln de Aquiles era sumala dentadura, razn por la que apenas abra la boca alhablar.

    Napolen se sinti fascinado inmediatamente por suhablar criollo, apenas pronunciaba la erre, y por la dulceconversacin de Josefina. No obstante, en primerainstancia, las habladuras sobre la relacin que estamantena con Barras le inclinaron a espaciar sus visitas a lacalle Chantereine 6, hasta que una clebre nota remitidapor la viuda de Beauharnais le confirm el inters que

  • aquella singular dama senta por su persona.No ha vuelto a visitar a una amiga que lo aprecia.La ha abandonado sin ninguna razn, cuando ellase siente tan tiernamente atrada.

    Venga usted maana a comer conmigo; necesitoverlo y discutir con usted sobre sus intereses.

    Adis, amigo mo, un abrazo.

    Viuda de Beauharnais El 6 de Brumario

  • Retrato de Josefina de Beauharnais por Pierre-Paul Prudhon, 1805, Museodel Louvre, Pars. Sus facciones agradables y contenidas y, sobre ello, su

    discurso quedo y elegante, subyugaron a Napolen desde el primerinstante en que la conoci en el saln de madame de Tallien, donde se daba

    cita el todo Pars.La sofisticacin de Josefina, su conocimiento de las

    cosas del mundo, su experiencia de la vida, todo esosubyugaba a Napolen. Pero haba algo ms: Josefina se

  • interesaba por los asuntos de su carrera, prestaba odos alas reflexiones que Bonaparte le expona con su parlamentoseco, lleno de aquella extraa determinacin. Sabido es quenada hay ms placentero que tu amante se interese por losasuntos que te ocupan. Y aun suponiendo que para ella elamor que Napolen pareca profesarle podra representarpoco ms que un mero entretenimiento, el pequeo corsose enamor. El rico epistolario cruzado entre los amantesque se conserva describe muy bien la pasin de Bonaparte,en nada distinta a la de un cadete prendado de su dama. Encuestin de amores, Napolen es mucho menos originalque en la guerra o en la poltica; se muestra como unamante desvelado ante la ausencia de su dama, que todo lollena. Se afirma que fue en una tarde de enero de 1796cuando la visit por vez primera en su lecho. Al dasiguiente le envi su primera y encendida carta de amor:

    Siete de la maana.

    Despert colmado de ti. Tu retrato y el recuerdode la tarde embriagadora de ayer no han dadoreposo a mis sentidos. Tierna e incomparableJosefina, qu extraos efectos provocas en micorazn! Te sientes disgustada? Acaso triste?Ests preocupada? En ese caso, mi alma sesiente dolorida y tu amigo no puede descansar...Pero tampoco puedo descansar cuando me

  • entrego al profundo sentimiento que me abrumay recibo de tus labios una llama que me quema.Ah, la ltima noche! Comprend claramente queel retrato que tengo de ti es muy distinto de tuverdadero ser! Dentro de tres horas te ver. Hastaentonces, mio dolce amore, miles de besos; perono me beses, porque tus besos me encienden lasangre.

    Aparentemente incapaz de hacer algo sin abrigar un fin,Napolen comenz a pensar en el matrimonio. Habaaveriguado que Josefina tena asignada como pensin anualcincuenta mil libras provenientes de las posesiones de LaPagerie en Martinica. Tericamente era rica, pero con laocupacin britnica de la isla, en realidad no tena posiblescon que mantenerse, ni siquiera la casa de la calleChantereine era de su propiedad. Por si esto fuera poco,los hijos de Josefina y Alexandre de Beauharnais acudan acolegios caros y Napolen ya estaba ocupndose de cincode sus hermanos. Por otra parte, Josefina tena ya treinta ydos aos, seis ms que el, algo que no deba olvidarse.Ninguno de estos inconvenientes pareci importarle;amaba a Josefina y eso debera ser suficiente para todos,incluido Paul Barras.

    Pero, amaba Josefina a Napolen? Desde luego sentainters por aquella especie de gato con botas, corto de

  • estatura y por entonces flaco, vestido de general. Admirabasu a veces agrio parlamento, su amplio conocimiento delos asuntos del Estado y el ejrcito, desde luego tambin sufuerza interior y su determinacin. Pero de ah al amorhaba un trecho y caben dudas de que la criolla alguna vezrecorriese del todo ese camino. De hecho, mientras recibalas encendidas cartas de amor de Napolen, ella dudabasobre la fuerza de sus propios sentimientos. Una carta quepor entonces remiti a una buena amiga muestra cun lejosestaba Josefina de amar al pequeo general:

    Me preguntars: Lo amas? Bien No. Sientesaversin por l? No. Lo que siento es tibieza: mefastidia, en realidad la gente religiosa loconsidera el ms tedioso de los estados.

    Paralelamente, Napolen deseaba abandonar el mandodel Ejrcito del Interior para pasar a Italia a luchar contralos enemigos de Francia: Austria y el Piamonte. Elproblema era que el Departamento del Interior, similar alos actuales ministerios, dependa directamente de PaulBarras y este se encontraba muy satisfecho con la eficaciamostrada por Bonaparte en la defensa del Directorio frentea los enemigos de la Revolucin. Napolen hubo deinsistir, indicando de paso que deseaba desposarse con laviuda de Beauharnais, algo que a Barras le pareci muyconveniente. Si acceda, conseguira el favor de dos aliados

  • provenientes del mundo nobiliario como l mismo y depaso se alejara definitivamente de Josefina, ya que eldirector estaba entregado a otros afanes de alcoba. Comoconsecuencia, anim a Napolen a casarse: Ella pertenecele dijo, tanto al Antiguo Rgimen como al nuevo. Le darestabilidad, y tiene el mejor saln de Pars, aadiendo queel mando del ejrcito de los Alpes, tan ansiado por elcorso, sera su regalo de bodas. De ah que en losmentideros parisienses se asegurase que Josefina era ladote de Barras a Napolen.

    Cuando Bonaparte inform a Josefina de la conversacinmantenida con Barras, esta le hizo una escena,argumentando que slo deseaba casarse con ella porrazones polticas, y en especial para alcanzar el mando enItalia. Napolen consider aquella respuesta una bajeza, nole caba en la cabeza cmo ella poda imaginar en l uncomportamiento tan ruin. Ya de regreso en su casa, decidiescribirle para hacrselo saber:

    Es imposible mostrarse ms dbil o caer msbajo. Cul es tu extrao poder, incomparableJosefina?... Te doy tres besos, uno en tu corazn,uno en tu boca y otro en tus ojos.

    Pocas excusas le quedaban ya a la cautivadora criolla.Accedi al matrimonio, al fin los casamientos ahora eranslo civiles y fciles de anular mediante un rpido divorcio.

  • Josefina visit a su notario, un tal Reguideau, en la calleSaint Honor y juntos pergearon un contrato matrimonialsumamente desfavorable para Napolen: no habracomunidad de bienes, para salvaguardar las posesiones deultramar de Josefina, y se comprometa al esposo asubvenir a la Beauharnais con la cantidad de mil quinientaslibras anuales, con carcter vitalicio. As, la noche del 9 demarzo de 1796, Napolen y Josefina contrajeronmatrimonio civil en la sala de casamientos del municipioparisino, situada en la calle dAntin n. 3. Los testigos erande calidad: Barras, naturalmente, y tambin Tallien. Junto aellos el abogado de Josefina, Jerme Calmelet y el ayudade campo del general Bonaparte, Jean Lemarois. Fue unaceremonia tan sencilla que result fra y desangelada. Alterminar se dirigieron juntos a la casa de la calleChantereine 6, su nuevo hogar. Su luna de miel dur dosdas y dos noches. Como le prometiera Barras, Napolenhaba conseguido finalmente el mando del ejrcito de Italiay se haba llevado de la Biblioteca Nacional a su nueva casasesudos tratados: las memorias del mariscal de Catinat, lasbatallas del prncipe Eugne, la topografa de Piamonte ySaboya, La Guerre des Alpes de Saint-Simon, a fin depreparar la campaa en ciernes. Como Josefina protest alver a su flamante marido enfrascado en la lectura, este lerespondi: Paciencia, querida. Tendremos tiempo dehacer el amor cuando hayamos ganado la guerra.

  • Seguramente, en el futuro se iba a arrepentir de suspalabras; desde el principio sospech que Josefina no leamaba del mismo modo fou y entregado que l leprofesaba y tena razn.

    Al atardecer del 11 de marzo de 1796, Napolen sedespide de su amada Josefina en la escalinata de su casa dela calle Chantereine, para tomar un carruaje ligero encompaa de su fiel Junot y de Chauvet, pagador delejrcito de Italia, y dirigirse rpidamente hacia el sur, a finde tomar el mando supremo del ejrcito expedicionariofrancs. En un solo mes haba logrado cumplir dos de sussueos ms deseados: Josefina ya era suya, el mando delEjrcito tambin; le tocaba el turno a los territorios de laItalia septentrional.

    La elegante mansin de la calle Chantereine 6, residencia de Josefina, seconvirti en el primer hogar de los Bonaparte en Pars. Tras la apresurada y

  • fra ceremonia de casamiento, Napolen lo disfrutara tan slo dos das; losAlpes aguardaban.

    ITALIA: VELOZ COMO EL PENSAMIENTO

    El 27 de marzo de 1796, el general Bonaparte llega aNiza con rdenes bien concretas del Directorio: cruzar losAlpes para alcanzar el valle del Po y enfrentarse a lasfuerzas coaligadas de Austria y el Piamonte, a fin dehacerse con el Ducado de Miln ocupado por el Imperioaustriaco de Francisco II y establecer la paz en las tierrasdel norte de Italia. No encontr un gran recibimiento porparte de los generales all destacados, todos ms antiguosque Napolen en el mando. All estaba el torvo y enjutoAndr Massna, antiguo contrabandista, que habaascendido vertiginosamente tras haber sido sargento mayordurante catorce aos. Junto a l Charles Augereau, unoficial de gustos aventureros haba vendido relojes enConstantinopla, impartido clases de baile, servido en elejrcito ruso pero eficaz y amante de la disciplina. Eltercer general en discordia era Louis Alexandre Berthier,que terminara por ser amigo ntimo de Napolen, quien lenombrara mariscal y prncipe de Neuchtel. Berthiergastaba vitola de hroe de guerra ya desde los tiempos enlos que participara en la de la independencia

  • norteamericana. Era un excelente jefe de estado mayor,con la ventaja de que no posea grandes ambiciones demando. Al principio y para todos ellos, Napolen,demacrado, corto de estatura, con el cabello largo y malcortado, fue considerado un mequetrefe venido de Parsque adems mostraba a todo el mundo el retrato de suesposa que guardaba amorosamente sobre el corazn.Massna, que era quien ms aspiraciones haba mostradopor el mando supremo, lo detestaba especialmente, hastaque Bonaparte comenz a hablar y a impartir rdenes en eltono severo y tajante que tan bien le haba funcionado hastaentonces, en tanto ocupaba a sus fieles Junot y Murat en latransformacin de un ejrcito que apareca ante sus ojosharapiento y mal alimentado.

    A su llegada a Niza se encontr con un contingente de36.570 infantes, 3.300 jinetes y 1.700 artilleros, zapadoresy gendarmes. En total 41.570 hombres mal uniformados,pues pocos vestan las casacas y pantalones azulesreglamentarios por entonces, mal calzados e inclusodescalzos y, lo peor de todo, famlicos. De inmediatoorden a su contador que librara los pagos necesarios paralas raciones de seis das de pan, carne y brandy. A la vez,despach a su comisario, nuevamente el interesadoSalicetti, para que obtuviese algn prstamo de losbanqueros genoveses a fin de abastecer a aquel ejrcito deespantapjaros. Salicetti no consigui aquel dinero, pero

  • s comprar el cereal y las castaas necesarias paraalimentar a la tropa durante tres meses, amn de dieciochomil pares de botas, destinadas a surtir a los soldados que nolas tenan. Tal era la energa desplegada por Napolen,tambin en punto de disciplina, que el trueno de Auguerau,que nunca haba mostrado especial temor por nada, hubo deconfesarle a Massna: No puedo entenderlo, ese pequeopiojo me inspira miedo. De forma ms elegante, el geniodel realismo literario, Stendhal, excelente bigrafo deNapolen, como no podra ser de otra manera por sucapacidad innata para analizar la psicologa de lospersonajes que trata, seala que la llegada del generalBonaparte al mando del ejrcito de Italia supuso unaverdadera revolucin en sus costumbres.

    La capacidad de trabajo de Napolen, propia de un ser demetabolismo sobrenatural, sorprendi a todos. Podapermanecer concentrado sobre sus mapas y tratados variosdas seguidos, entre dieciocho y veinticuatro horas detrabajo continuo, durmiendo apenas nada, media hora dedescanso sobre un camastro que le viniese al paso, paravolver enseguida a la tarea. A la vez, su capacidad depreguntarlo todo, retenerlo y sintetizarlo al instante,sorprenda a todo el mundo. Los generales que tanto lohaban denostado a su llegada le rendan ahora sinceraadmiracin, ya hablase del abastecimiento del ejrcito, yafuese de la topografa de la zona, que haba memorizado

  • hasta la extenuacin.Puestas las cosas en claro, y mal que bien dotado de los

    imprescindibles suministros el ejrcito, Napolen se sintien la obligacin de lanzar la primera de las muchas arengasque dirigira a sus hombres, como si se tratase de ungeneral romano glosado por sus queridos Plutarco y TitoLivio:

    Soldados, estis desnudos y mal alimentados. Yoos llevar a las llanuras ms frtiles del mundo.Ricas provincias y grandes ciudades caern envuestro poder. All encontraris honor, gloria yriqueza.

    Tena Napolen un plan de ataque? Desde luego saba loque no haba de hacerse. Durante tres aos, los generalesque le haban precedido en el mando haban tratadoinfructuosamente de cruzar los pasos de los AlpesMartimos. En palabras de Bonaparte Estuvimos jugandodurante aos en los Alpes y los Apeninos un juego perpetuode cambio de prisioneros. Ahora su intencin no eratransitar nuevamente los pasos de montaa, sino rodear losabruptos macizos y atacar al enemigo desplazndose atravs de la costa hasta alcanzar la neutral Gnova. Desdeall, tomara sorpresivamente el ascenso a la montaa paracruzar el paso Cadibona-Carcare y llegar al Piamonte.

    Finalmente, el 11 de abril Napolen entr en accin,

  • evidenciando una determinacin casi suicida, enfrente tenaveintids mil soldados austriacos y veinticinco milpiamonteses, superiores en nmero y mucho mejorequipados que sus propios hombres. Llevaba en la cabezalos principios de la evolucin en el campo de la infanteraprusiana, que el conde de Guibert haba trasladado alejrcito francs en las ordenanzas de 1776.Fundamentalmente, mostrarse ms fuerte que el enemigoen un determinado punto y atacarlo en ese lugar. Claro queNapolen perfeccion extraordinariamente el sistema,desarrollando a la vez los ataques sorpresa por los flancos,el manejo de una reserva estratgica y sobre todo lavelocidad de movimientos. Un cctel letal que austriacos ypiamonteses nunca llegaron a comprender del todo. As, unveterano capitn del ejrcito austriaco que haba desertadofue encontrado en el camino por Napolen, quien lepregunt cmo iban las cosas. Sin reconocerle, el desertorconfes: Mal, han enviado a un joven loco que ataca aderecha e izquierda, al frente y la retaguardia. Es un modointolerable de hacer la guerra. Claro que de eso se trataba.

    Para asombro de todos, Napolen va contando susacciones blicas por victorias. Enviando al combativoMassna por el flanco, consigue derrotar el fuerteaustriaco de Montenotte. El 14, tras una marcha forzosaendiablada de sus tropas, derrota a los piamonteses en lalocalidad de Millesimo, capturando a todo un cuerpo de

  • ejrcito piamonts. El mismo da, lo que parece casiincreble, derrota a otros seis mil austriacos quepermanecan en el rea y al da siguiente a otros seis milms que acudan en ayuda de los piamonteses. En noventa yseis horas frenticas haba conducido a su ejrcito a travsde las empinadas laderas de los Alpes y haba derrotado alenemigo en cuatro batallas diferentes, obligando a losaustriacos a hacerse fuertes en su base de Pava, en tantolos piamonteses, reducidos ya a la mitad de sus efectivos,se protegan tras la ribera del ro Tanaro.

    Naturalmente, Napolen no se par ah, cruz con sustropas el Tanaro y el da 21 volvi a derrotar a lospiamonteses en Vico. Esa misma jornada tom la villa deMondovi y se situ a apenas medio centenar de kilmetrosde la capital, Turn. Desde all, establecido su cuartelgeneral en el palacio del conde Salmatori en Cherasco, sesinti en disposicin de proponer sus condiciones de paz alrey Vctor Amadeo del Piamonte. Sus hombres, como lmismo dira, haban corrido veloces como elpensamiento.

    Las condiciones de paz propuestas fueron consideradasen Pars como demasiado moderadas. El comisarioSalicetti, voraz como pocos, haba informado muynegativamente de aquello y se quejaba de la blandura deNapolen. En realidad, Bonapart


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