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BREVIARIO DE UN HOMBRE DE ESTADO - Editorial … · Elogio de los Jueces escrito por un...

Date post: 26-Sep-2018
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BREVIARIO DE UN HOMBRE DE ESTADO INSTRUCCIONES A UN EMBAJADOR Y ALGUNAS OBRAS INÉDITAS HASTA EL DÍA NICOLÁS MAQUIAVELO
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BREVIARIO DE UNHOMBRE DE ESTADO

INSTRUCCIONES A UNEMBAJADOR Y ALGUNAS

OBRAS INÉDITAS HASTA EL DÍA

NICOLÁS MAQUIAVELO

COLECCIÓN CLÁSICOS DEL DERECHO

TÍTULOS PUBLICADOS

Filosofía del Derecho, Gustav Radbruch (2007).Tratado de filosofía del Derecho, Rudolf Stammler (2007).Teoría General del delito, Francesco Carnelutti (2007).La autonomía en la integración política. La autonomía en el

estado moderno. El Estatuto de Cataluña. Textos parla-mentarios y legales, Eduardo L. Llorens (2008).

El alma de la toga, Ángel Ossorio y Gallardo (2008).La filosofía contemporánea del Derecho y del Estado, Karl

Larenz (2008).Historia de las doctrinas políticas, Gaetano Mosca (2008).El Estado en la teoría y en la práctica, Harold J. Laski (2008).Derecho constitucional internacional, B. Mirkine-Guetzévitch

(2008).La situación presente de la Filosofía del Derecho, José Medina

Echavarría (2008).El método y los conceptos fundamentales de la Teoría Pura

del Derecho, Hans Kelsen (2009).La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Max Weber

(2009).De la irretroactividad e interpretación de las leyes. Estudio

crítico y de legislación comparada, Pascuale Fiore (2009).Cartas a una señora sobre temas de Derecho político, Ángel

Ossorio (2009).Elogio de los Jueces escrito por un Abogado, Piero Calaman-

drei (2009).Cartas a una muchacha sobre temas de Derecho civil, Ángel

Ossorio y Gallardo (2010).Breviario de un hombre de estado. Instrucciones a un emba-

jador y algunas obras inéditas hasta el día, Nicolás Ma-quiavelo (2010).

COLECCIÓN CLÁSICOS DEL DERECHO

Directores:JOAQUÍN ALMOGUERA CARRERES

GABRIEL GUILLÉN KALLE

BREVIARIO DE UNHOMBRE DE ESTADO

INSTRUCCIONES A UNEMBAJADOR Y ALGUNAS

OBRAS INÉDITAS HASTA EL DÍA

NICOLÁS MAQUIAVELO

TRADUCCIÓN DE

E. BARRIOBERO Y HERRÁN

PRESENTACIÓN

JESÚS LÓPEZ MEDEL

© Editorial Reus, S. A., para la presente ediciónPreciados, 23 – 28013 MadridTfno.: (34) 91 521 36 19 – (34) 91 522 30 54Fax: (34) 91 531 24 08E-mail: [email protected]://www.editorialreus.es

ISBN: 978-84-290-1600-0Depósito Legal: Z. 1377-10Diseño de portada: María LaporImpreso en EspañaPrinted in Spain

Imprime: Talleres Editoriales COMETA, S. A.Ctra. Castellón, Km. 3,400 – 50013 Zaragoza

Ni Editorial Reus, ni los Directores de Colección de ésta, responden del contenido de los textos impresos, cuya originalidad garantizan los autores delos mismos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización expresa de Editorial Reus, salvo excepción prevista por la ley.

Fotocopiar o reproducir ilegalmente la presente obra es un delito castigadocon cárcel en el vigente Código penal español.

INTRODUCCIÓN

Eduardo Barriobero y Herrán (1875-1939) fue activísimo hombre de su tiempo. Vivió con pasión yresponsabilidad los acontecimientos que convulsiona-ron la España finisecular y la de comienzos del sigloXX, con hechos tan singulares como el advenimientode la II República o el cruentísimo periodo de la su-blevación militar que desangró la nación y decidió sudestino durante buena parte del siglo XX. Defendió susideas, basadas en el republicanismo federal y en el po-sibilismo libertario, desde el ejercicio de la palabra, ex-puesta en los tribunales de justicia, en el foro parla-mentario y en mítines sindicales o políticos, y desdesus escritos, que prodigó a centenares. Nada escapó asu atención y empleó la pluma en las materias más di-versas y candentes, ya fueran política o toros, Iglesiao masonería, bancarrota nacional o autonomías vas-congada y catalana, ejercicio y práctica del derecho,historia de España y su reflejo en el presente, legadocervantino, literatura y periodismo o, sin ánimo de serexhaustivos, la recepción del pensamiento europeo de-bido a hombres ilustres, como Rabelais, Maquiavelo,Voltaire, Hegel o Dostoievski, a quienes, a través delfrancés, se atrevió a traducir. El contenido de sus escri-tos define al autor como mente abierta al conocimientouniversal, campo que cultivaba el hombre renacentista.

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Tras el legado regeneracionista y noventayochista, en-contramos en su obra una preocupación neta por dig-nificar ética e intelectualmente a España. Su integridadmoral le acompañó hasta la muerte. Cuando se produjoel desplome republicano en Cataluña, una ambulanciaintentó trasladar a un anciano y enfermo Barriobero ala frontera francesa y evitar así las represalias fran-quistas. Rechazó la huida por indigna y murió fusiladopor las tropas vencedoras en febrero de 1939. Desdesu perspectiva fue una muerte ética. Eran los tiemposde los ideólogos del terror y de las proclamas milita-res de «¡Muera la inteligencia!»

Consciente de la valía del pensamiento jurídico ypolítico de Eduardo Barriobero y de su dimensión so-cial como hombre público, la Editorial Reus ofrece,después de casi un siglo de silencio editorial, la edi-ción que Barriobero realizó de los escritos de NiccolòMachiavelli (1469-1527). Esta obra, impresa en plenadictadura de Primo de Rivera, intentó ofrecer a los es-pañoles de 1928 ejemplos de cultura política basadosen el diálogo, en la reflexión, en el acuerdo y en laconcordia, en suma, en el uso de la razón, universalfilosófico que está muy por encima de la «razón deEstado», concepto atribuido inexactamente a Maquia-velo. La previsión de Barriobero por intentar resolverdesde la literatura política la discordia civil imperantefue estimable. Intentó, en esencia, trasladar los sabe-res del mundo grecolatino, tamizarlos con los usos re-nacentistas e ilustrados y aplicarlos, sin excluir nin-guna opción intelectual, a la España de su tiempo. Erauna solución política basada en el conocimiento de lahistoria, en el uso de la inteligencia y en la aplicacióndel didactismo; los resultados, que derivaron hacia laparadoja de la razón de la sinrazón, muy conocida en

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la literatura mística y sentimental, son de sobra cono-cidos.

Si el lector curioso se atreve a hojear, siquiera avista de pájaro, la vida y la obra de Nicolás Maquia-velo y de Eduardo Barriobero, encontrará paralelismosmás que casuales sobre la condición de ambos perso-najes, sobre la interacción de los tiempos históricos ysobre la universalidad renacentista, concepto que no portópico deja de ser válido. La red de redes que es In-ternet nos lo demuestra continuamente. La trayectoriade Maquiavelo es sobradamente conocida y existen mo-nografías especializadas en su vida y escritos. Por elcontrario, los estudios sobre Eduardo Barriobero sonrecientes, reducidos al ámbito universitario y a publi-caciones de escasa tirada, por lo que me atrevo a ofre-cer aquí al lector interesado información breve y, enmi deseo, útil sobre este personaje.

Aspectos biográficos

Eduardo Barriobero y Herrán vio la luz el 29 dejulio de 1875 en la localidad riojana de Torrecilla enCameros, conocida en la historia política del siglo XIXpor ser cuna de Práxedes Mateo Sagasta (1827-1903).Fue el mayor de cinco hijos del matrimonio formadopor Juan Francisco Barriobero, de profesión militar, yMaría Herrán, maestra. El padre consiguió la licenciadel ejército y se retiró a Torrecilla con el cargo de sub-delegado del Banco de España, pues esta villa serranaera la llave del Camero Nuevo, camino natural haciaSoria, importante vía pecuaria y eje de un importantesistema económico, desde la Edad Media hasta el si-glo XIX, basado en la lana y en la ganadería trashu-mante.

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En 1897 la familia estableció su residencia en En-trena, localidad natal del padre, de clima más benignoy próxima a Logroño, al que se acercará Eduardo Ba-rriobero para examinarse como alumno libre en el Ins-tituto de Segunda Enseñanza, llamado después «Práxe-des Mateo Sagasta». Allí consta su expediente escolarde los cursos 1886/87 a 1890/91. Durante este periodola formación corrió a cargo de su madre, maestra deprofesión, que combinó hábilmente la instrucción en lasmaterias propias del programa escolar con la observa-ción de la naturaleza, el conocimiento de la realidad cir-cundante y la creación de hábitos. Entre ellos destacala afición temprana a la lectura y a la escritura.

Desde Logroño se trasladó a Zaragoza para cur-sar estudios universitarios. Llegó a residir en el pala-cio del Gobierno Civil (actual Diputación Provincial),pues uno de sus tíos paternos, Eduardo Barriobero, ejer-ció el cargo de gobernador. Completó la licenciaturaen Derecho, entre los dieciséis y los veintiún años, en1895 ó 1896. Testimonios diversos, aunque no docu-mentados, mantienen que, en paralelo, cursó estudiosde Medicina, que no concluyó. Sintió admiración porla figura de Francisco Pi y Margall y se afilió al Par-tido Republicano Democrático Federal. Frecuentó elCírculo Republicano de la calle de las Estrévedes. Sumilitancia política le llevó a convertirse en uno de losfundadores de la Juventud Republicana Federal.

Desde Zaragoza encaminó sus pasos a Madrid, ciu-dad en la que estableció su residencia. Concursó en elcuerpo de Registradores de la Propiedad, ganó plazaen San Martín de Valdeiglesias y contrajo matrimoniocon Araceli Muñoz, con la que tuvo dos hijos varones,nacidos en 1899 y 1902. La unión acabaría disolvién-dose y Barriobero regresó a Madrid para ejercer tareas

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como abogado, político y periodista. Comienzan así suscolaboraciones en publicaciones periódicas, como Ma-drid Cómico (1901), El escándalo (1903), Germinal(1903), que imprime textos anarquistas, Alma española(1904), otra de las revistas radicales de fin de siglo,Heraldo de Madrid, Fuerza, etc.

Con todo, su actividad más notable en esta épocafue la del compromiso social y político, pues participóen numerosos mítines, actos reivindicativos, manifes-taciones o protestas públicas, como la que aconteció acomienzos de 1904 por la muerte de un niño a manosde la policía. La persecución que sufrió le llevó al exi-lio parisino, en el que sobrevivió gracias a la protec-ción de Nicolás Estévanez Murphy, ex ministro repu-blicano que le puso en contacto con editorialesfrancesas. A su vuelta a Madrid, participó en abril de1905 en la manifestación por el derrumbe del TercerDepósito del Canal de Isabel II, en el que trescientoshombres quedaron sepultados. Como consecuencia, pa-deció cinco meses de prisión y grave enfermedad en lavista.

Restablecido, participó en 1905 en los actos rei-vindicativos del tercer centenario de la edición del Qui-jote de 1605. Surgieron así una serie de ensayos en losque Barriobero adaptó la figura cervantina a los tiem-pos modernos y creó el germen de la visión anarquistadel Quijote. Este episodio constituye la conversión delperiodista y traductor en ensayista y escritor. A partirde ahora combinará la crónica urgente o el escrito rei-vindicativo con el ensayo reflexivo o con la pura fic-ción literaria, pues la novela será desde este momentogénero frecuentado con asiduidad.

La defensa a José Nakens, director de El Motín aquien exculpó de la ayuda prestada a Mateo Morral en

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su atentado contra Alfonso XIII, llevó a Barriobero en1906 a la cárcel Modelo, donde conoció a Ferrer Guar-dia, fundador de la Escuela Moderna, con el que man-tendría correspondencia. España Nueva, diario dirigidopor Rodrigo Soriano, dio cuenta detenida del «caso Ba-rriobero» y de la crueldad de la prisión. Aún no habíacomenzado su carrera como abogado, que arrancaría alaño siguiente al tener que defenderse de un delito deimprenta. En 1907 se integró en la Asociación Librede Abogados.

En 1908 participó Barriobero en los mítines con-tra la «ley de las cadenas» o proyecto de ley antite-rrorista de Maura, que sería retirado en junio de eseaño. En noviembre defendió a Herminio Cerrillo, acu-sado de dos homicidios cruentos. El caso obtuvo am-plia resonancia en la prensa madrileña, pues Cerrillomató a hachazos a su patrón y a uno de sus compañe-ros, hortera como él. Barriobero defendió el caso desdepruebas eximentes y atenuantes, como sonambulismoy miedo probado, y aportó testimonios científicos. Lacondena a doce años por cada delito supuso un granéxito profesional para el abogado Barriobero y EspañaNueva destacó el triunfo de la defensa. Con el tiempo,Barriobero dio cuerpo a un relato novelesco, NuestraSeñora la fatalidad (1927), al que subtituló «novela ju-dicial y carcelaria», sentando así las bases de un mo-delo narrativo basado en su propia experiencia forense.La fusión entre novela y derecho, tan habitual en la na-rrativa de Barriobero, arranca en esta época. Años des-pués, en 1933, Emilio Carrere atribuiría a Barrioberola creación léxica de «pinocentauro» (los hombres queposeen busto humano y la parte inferior de pino —elpino del mostrador—) para hacer referencia a toda la«fauna porteril» que transita por sus novelas.

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No todo fue seriedad y compromiso en la vida deEduardo Barriobero. Su vitalidad y atractivo personalle llevaron a mantener relaciones amorosas diversas ya participar en la bohemia madrileña. Era habitual verleen el Madrid de 1909 en la tertulia del Café de la Lunacon su capa española y su pipa, debatiendo con el no-velista Zamacois o con Ernesto Bark, el refugiado le-tón que Valle Inclán convirtió en personaje literario enLuces de bohemia, con Eugenio Noel e, incluso, Emi-lio Carrere. Ésta es la época en la que colabora conTierra y Libertad, la publicación libertaria que dirigíaAnselmo Lorenzo, o en la que da a las prensas Voca-ción, novela documentaria, en la que se reescribe a símismo como Pepe Alcañiz, apodado Alcibíades (nom-bre masón de Barriobero), y remite a sus años estu-diantiles en Zaragoza, cargados de inquietudes políti-cas y de preocupaciones por la doctrina anarquista.

En 1910 ingresa Barriobero en el Partido Repu-blicano Radical de Lerroux. Se integró en la redacciónde El Radical como cronista de tribunales. Por ello si-guió muy de cerca el proceso contra Juan Macías delReal, teniente auditor de la Armada que denunció nu-merosas irregularidades en las cuentas de la institución.Macías solicitó la defensa de los abogados Juan Sol yOrtega y García Sobral, pues el caso, conocido como«la subasta de la Armada», derivó en escándalo. Parti-cipó en diversos mítines para protestar contra los im-puestos de consumos y a favor de los presos políticos.En alguno de ellos mostró su simpatía por el anar-quismo.

1911 fue año de intensa actividad forense. Tras lashuelgas de Gijón en 1910-1911, intervino como de-fensor de reos sindicalistas, acusados de atentar contrala Patronal. Se encargó, junto con Ramón Álvarez Gar-

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cía, de las defensas de Antonio Vega, acusado de darmuerte al empresario Aquilino Lantero, de EleuterioQuintanilla y de Pedro Sierra, implicados en la causa.También se ocupó de la defensa de Emilio Renduelos,director de Solidaridad Obrera. Defendió también alanarquista Marcelino Suárez, acusado de atentar con-tra la vida del presidente de la Patronal, y a los obre-ros Francisco Fernández y Baltasar Colón. Los «suce-sos de Cullera» (18.IX.1911) sirvieron a Barrioberopara mostrar su pericia forense, a la vez que prestaronnuevo servicio a la causa anarcosindicalista. Los «su-cesos» formaron parte de un movimiento huelguísticoanarquista que en el Levante tomó carácter insurrec-cional. En Cullera se produjo un grave conflicto quecausó las muertes del alguacil, del secretario y del juez,Jacobo López de Rueda, que disparó su pistola contrael pueblo. Ello originó numerosas detenciones. El jui-cio posterior contra los anarquistas se saldó con ochopenas de muerte, en sentencia dictada por Consejo deGuerra en Sueca. Juan Sol y Ortega defendió a algunode los procesados, pero Barriobero se encargó del res-ponsable más significado, Juan Jover Corral, apodadoChato de Cuqueta, cuya condena fue suavizada por in-dulto real. Su concepto de la abogacía era muy amplio,pues inauguró en La palabra libre la sección «Bufetepopular», de consulta gratuita. En paralelo, disponía debufete profesional en la calle del Barco, 2.

Como abogado de la CNT, a la que se afilió en1912, prestó asistencia gratuita a los obreros encarce-lados, caso de Juan Ferrer Farriol, tanto en Madridcomo en provincias. En Barcelona obtuvo la libertadprovisional de Luis Bulffi, propagador de las ideas neomalthusianas, de la acusación de «escándalo públicoy atentado a la salud pública». También consiguió la

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libertad de Francisco Cardenal y José Coll, encarcela-dos por la huelga general de Barcelona (1911). En abrilde 1912 participó junto con Anselmo Lorenzo en unmitin en el teatro de la Marina de la Barceloneta. Sereivindicaba la amnistía para Teresa Claramunt y otroscompañeros del Textil que se hallaban presos en Zara-goza a raíz de la huelga general de 1911. Teresa Cla-ramunt tenía la salud muy deteriorada a raíz de las tor-turas sufridas en el Proceso de Montjuic (1896) y setemía por su vida. La comparecencia de Barriobero seesperaba con interés, pues se creía que su llegada aBarcelona se producía para hacerse cargo de la defensade Enriqueta Martí Ripollés, conocida como «la vam-pira del carrer Ponent» o «la vampira del Raval», acu-sada de secuestro y tráfico de niños. Al no estar cole-giado en Barcelona, Barriobero tuvo que renunciar ala defensa. El caso alcanzó gran notoriedad, pues encasa de Enriqueta se encontró una agenda con las di-recciones de los concejales del Ayuntamiento y perso-nalidades importantes en Barcelona. La policía, de laque era Comisario General José Millán Astray (padre),encubrió el hecho. Portela Valladares era por entoncesGobernador Civil. Ambos eran personajes de recorridosiniestro. Enriqueta fue finalmente asesinada en mayode 1913 en la cárcel «Reina Amalia» por las propiasreclusas mientras se instruía el proceso, privándonosasí del conocimiento real de los hechos.

Desde enero de 1912 perteneció a El GrandeOriente de España con el nombre masónico de Alcibí-ades, seudónimo juvenil de Barriobero que aparece yaen su novela Vocación.

En 1913 defendió a Rafael Sancho Alegre, anar-quista barcelonés acusado del delito de regicidio frus-trado en la persona de Alfonso XIII. En el juicio, San-

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cho Alegre justificó su actuación responsabilizando alrey de los sucesos de la guerra africana y de los fusi-lamientos de 1909. Fue condenado a muerte y conmu-tada su pena a cadena perpetua. También en 1913 ac-tuó en la Audiencia de Orense en defensa de agrariosgallegos. Publicó en la colección «El libro popular» surelato breve El robo en la joyería de la calle Real(1913), parodia burlesca de la justicia y de los méto-dos policiales, basada en su experiencia como abogado.En julio, junto con conocidos republicanos, firmó elmanifiesto por el que se creaba la «Liga Española parala defensa de los derechos del hombre». Ingresó enagosto en el Partido Republicano Federal, con lo quepuso de manifiesto su doble militancia cenetista y re-publicana.

En 1914 puso por escrito El proceso de Cullera,que puede considerarse como juicio a la manera de ad-ministrar justicia en España. Fue elegido diputado aCortes por Madrid por el Partido Republicano Federal.Promovió intensa actividad parlamentaria, con abun-dantes intervenciones. Fijó su domicilio en Madrid enFuencarral, 26. Como periodista, descubrió un desfalcode 300.000 pts. en el Colegio de Abogados de Madrid.Fue director-gerente de la revista Juris, «revista enci-clopédica de Derecho». Figuraron como redactores ycolaboradores destacados personajes del mundo de lapolítica, del derecho y del periodismo, como NicetoAlcalá Zamora, Melquíades Álvarez, Juan de la Ciervao Augusto Barcia. Tuvo carácter mensual y se publi-caron ocho números. Colaboró con Solidaridad, de Gi-jón, publicación sindicalista de tendencia anarquista yórgano de la Federación Asturiana de Sociedades deResistencia «Solidaridad Obrera». Publicó El 606, re-lato breve, cuyo título resulta parodia evidente del des-

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cubrimiento del profesor alemán Pablo Ehrlich para ata-jar la enfermedad de la sífilis. Presidió en Zaragoza elacto solemne de la inauguración de la logia Constan-cia 384. Fue su secretario de actas, además de orador,José Miguel Alcrudo, amigo de Barriobero. Dada lamilitancia republicana de Alcrudo y Barriobero (y queen 1915 se halla inscrito Samblancat), la logia, quearrancó con 15 miembros, hubo de constituirse con im-portante presencia republicana.

En 1915 conmemoró el aniversario del Quijote de1615 con su relato breve Dos capítulos del Don Qui-jote suprimidos por la censura. En La Idea de Zara-goza volvió a recordar la figura de Costa y en El NuevoRégimen la de Pi y Margall. En septiembre asistió enBarcelona al acto inaugural del monumento a Pi y ennoviembre se halla entre los colaboradores de El Fe-deral, rotativo barcelonés que sólo publicó el primernúmero. Realizó una gira de propaganda en favor delos presos de Cenicero (La Rioja), de la que dio cuentaTierra y Libertad.

El fracaso en las elecciones de abril de 1916, detriunfo conservador, hizo que dedicara sus esfuerzos ala escritura. Publicó una serie de artículos sobre «Lasmujeres del Quijote» en El Ideal de Aragón, que, enorigen, formaban parte del proyecto de 1905. Vertiósus opiniones políticas sobre la situación de España enDe Cánovas a Romanones: la bancarrota nacional. ElNuevo Régimen, obra regeneracionista que sigue la es-tela del costismo.

En 1917 fue Consejero de la orden de El GrandeOriente Español y sustituyó al Gran Maestre en sus au-sencias. Se dedicó al ejercicio de la abogacía. BasilioÁlvarez -con quien mantendrá a partir de ahora estre-cha relación- le eligió como abogado para defender a

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agraristas gallegos contra los caciques de Riós, acusa-dos de delitos de sangre. El proceso contra PlácidoSilva proporcionó a Barriobero gran notoriedad enOrense, donde fue homenajeado.

Volvió a la política al ser elegido diputado por Val-verde del Camino (Huelva) en las elecciones de 1918.En la base de la elección se hallan las simpatías des-pertadas por el proceso de Ríotinto y su interés por lascondiciones sociolaborales de los mineros. Publicó Lossucesos de agosto ante el Parlamento, donde recogióla huelga pacífica de 15 de agosto en Ríotinto y la ac-tuación violenta de la Guardia Civil, que produjo diezmuertos. En octubre y noviembre tuvo destacadas ac-tuaciones parlamentarias. En noviembre sustituyó aLuis Antón del Olmet en la dirección de El Parla-mentario, que pasó a denominarse «diario republi-cano». Colaboró también en El Soviet de Madrid, conLa República (1919) de Sevilla y con El Comunista(1919-1920) de Zaragoza, de tendencia sindicalistaanarquista. En 1919 siguió manteniendo su escañocomo diputado por Valverde del Camino (Huelva), trasproducirse irregularidades. En enero entrevistó a Ro-manones y se manifestó a favor del indulto de presos,quienes le hicieron homenaje público.

Arrancó 1920 para Barriobero con un incidenteparlamentario. Con motivo de los «sucesos de Zara-goza», consistentes en una sublevación militar, se leprivó de la palabra en la sesión de 9 de enero medianteun voto de censura del presidente. En marzo intervinonuevamente en el Parlamento para solicitar actuacio-nes contundentes en los asuntos de trata de blancas.Junto con Eduardo Zamacois, Luis Araquistáin y An-tonio de Hoyos y Vinent se incorporó a la redacciónde Hoy, de Madrid, como colaborador fijo. En mayo

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Santiago Vinardell, su director, inició la serie «¿Quéopinión le merece el Gobierno?» con entrevistas amiembros destacados de la izquierda. La primera co-rrespondió al propio Barriobero. Siguieron las de Au-gusto Barcia e Indalecio Prieto. Barriobero elaboró unaserie propia sobre las huelgas en zonas mineras, comoRíotinto. Colaboró también con La Libertad. En Sevi-lla dirigió La República, donde mantuvo la línea anti-caciquil de El Parlamentario, que centró en las actua-ciones de los caciques orensanos y en la abolición delos fueros. Ello le valió un proceso penal. EscribióCómo está Europa: noticias de un viaje al través devarias repúblicas y una monarquía. Tuvo bufete abiertoen Madrid y en Barcelona, donde actuó como pasanteJoan Casanovas, futuro presidente del Parlamento deCataluña. Defendió a Juan García Oliver, joven anar-quista y futuro ministro de Justicia, y consiguió su li-bertad. A consecuencia de su actuación forense, fue en-carcelado. Su situación en el Partido RepublicanoFederal no fue satisfactoria y la prensa recoge en oc-tubre su renuncia a presentarse como candidato por Val-verde del Camino. Fue propuesto por los campesinosorensanos como candidato a Cortes, pero no resultó ele-gido. Se hallan escritos suyos en El rumor público deHuelva. Lejos ya del Parlamento, se distinguió por suactividad forense. En 1921 intervino en numerosos pro-cesos incoados a sindicalistas en Barcelona y fue unode los defensores de los anarquistas que asesinaron aDato (1921). Hasta abril colaboró en Hoy, y tambiénlo hizo en Cantabria de Logroño.

En 1922 imprimió Chatarramendi el optimista ola policía de Botaratoff, obra de sátira policial y car-celaria, donde salen a relucir las detenciones arbitra-rias y las reclusiones por «quincenas». Defendió en Za-

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ragoza a los procesados en el atentado al empresarioHilario Bernal y consiguió su absolución. En Orenseconsiguió la libertad de los acusados del asesinato delcacique de Verín, lo que contribuyó a incrementar suprestigio en el área gallega.

En 1923 inició Primo de Rivera su dictadura mi-litar, que llegaría hasta 1930. Barriobero imprimióComo los hombres, «novela ... que bien pudiera titu-larse El Altar y el Trono en 1923». La obra fue se-cuestrada por la policía, pues apunta al caso real delsuicidio de Javier Vales Failde, auditor de la Rota y ca-pellán de Palacio, con una navaja barbera. Como con-secuencia, sufrió condena de cinco años de destierro,que no cumplió íntegramente. En conocidas coleccio-nes de novelas publicó diversos relatos breves, comoEl autor de la Ley de Fugas, El robo de Zampahuevosy Memorias del alguacil Buscavino. Como abogado,defendió a García Oliver, Roigé y Figueras Tribó, queen abril habían llevado a cabo una «acción punitiva»contra sicarios del Sindicato Libre en Manresa. De esteaño es también su defensa de anarcosindicalistas his-palenses, como Paulino Díez.

A 1923 perteneció uno de sus mayores logros hu-manísticos, la edición de las obras completas de Ra-belais. Publicadas en tres tomos por el editor ManuelAguilar, sitúan a Barriobero como el promotor de lafortuna de Rabelais en España, que hace su apariciónen el entorno de la vanguardia republicana, interesadaen la reivindicación de la cultura popular. De la mag-nitud de esta empresa cabe decir que aún en nuestrasdías no hay otra versión española más fiable de lasobras completas de Rabelais (no así de la edición exentade Gargantúa), dándose el caso reprobable del pirateo

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editorial de esta edición rabelesiana de 1923, signo, porotra parte, de la bondad de esta versión.

En 1924 fue colaborador de la Revista de los Tri-bunales y de Legislación Universal, publicación jurí-dica fundada en 1875. La Revista de los Tribunales po-seía la factura de una biblioteca de bolsillo con códigosy leyes anotados. El redactor jefe era entonces Anto-nio Soto y Hernández y el número correspondienteversa sobre el Estatuto Municipal y el decreto-ley de8 de marzo de 1924.

Perteneció en 1925 a la redacción del Diario delPueblo, dirigido por Narciso Fernández Boixader. Tam-bién colaboró en La Rioja Industrial de Logroño. Pu-blicó La yugoeslava que me dio el retrato de su tío, re-lato breve surgido en el entorno de uno de sus viajespor Italia. Tuvo despacho en la madrileña calle del Prín-cipe.

Fue detenido el 24 de junio de 1926 en Madridcon motivo de los episodios de la Noche de San Juan,en la que los generales Weyler y Aguilera pretendie-ron «restaurar el orden y el derecho». Aunque Barrio-bero no intervino directamente, fue encarcelado. Ennota oficiosa de Primo se indica que entre los conspi-radores se encontraban «intelectuales anarquizantes».Estuvo un mes en la Cárcel Modelo, de la que salió enlibertad provisional. A lo largo de la Dictadura de Primofue detenido en más de 10 ocasiones.

En 1927 imprimió Nuestra Señora la fatalidad,«novela judicial y carcelaria», y El maletín, relatobreve. Durante el verano se fraguó otra conspiraciónpara acabar con la dictadura y Barriobero recibió lasorpresa de que su nombre figuraba, sin su consenti-miento, como ministro de Gracia y Justicia en el go-bierno constituyente. Fue detenido, ingresó seis meses

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en la cárcel y su salud quedó muy quebrantada. Logróla libertad provisional a finales de 1928 y pasó granparte de ese año en periodo de recuperación. Perdiógran parte del trabajo del bufete y hubo de dedicarsea la escritura. En la tarde de 1 de mayo se hallaba enla tertulia del Lyon d’Or y se produjeron detenciones.Barriobero fue detenido al día siguiente e ingresó enla prisión de El Escorial, donde permaneció hasta el 18de mayo.

En 1929 imprimió El airón de los Torre-Cumbre,«novela satírica de costumbres» y Doguinitzio, el prín-cipe afgano, relato breve. Entre octubre y el 6 de di-ciembre escribió en la cárcel Modelo de Madrid su no-vela Historia ejemplar y atormentada del caballero conla mano al pecho, «reconstrucción histórica de los tiem-pos de Felipe II y de los tormentos inquisitoriales»,editada en 1930 en dos versiones. De 1929 data el co-mienzo de su colaboración con la Compañía Iberoa-mericana de Publicaciones (CIAP), que absorbió a«Mundo Latino». Esta editorial se caracterizó por lareproducción de las obras de autores diversos y por pro-yectos extensos. Para ella compuso Barriobero la co-lección «Quevedo. Anécdotas y decires» (1929-32),formada por 27 volúmenes. En ella destacan la ediciónde clásicos latinos, franceses, españoles y los tratadosde erotología.

En 1930 defendió a los encausados en el procesodel «Puente de Vallecas», en el que se descubrió unatrama policial para acusar a los anarquistas del intentode asesinato de Primo de Rivera y de miembros de sugobierno en 1926. Fueron acusados Ramón HernándezVera (a quien se aplicó la «ley de fugas»), Urbano Ca-ñardo, Joaquín Aznar y otros anarquistas. García Oli-ver, que participó en los hechos, da cuenta de ellos en

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sus memorias, así como de la defensa que hizo Ba-rriobero. Intervino en ayuda de Pedro Vallina, a quienMola había deportado a Estella con la intención de quelo «convirtieran» los carlistas. La burla de Mola ence-rraba un peligro real para la vida de Vallina, tanto porel componente reaccionario del carlismo como por elenfrentamiento histórico entre el carlismo y el anar-quismo.

Al poco tiempo de establecerse la República (14de abril de 1931) participó, junto con Rodrigo Sorianoy el capitán Sediles, en el teatro Olimpia de Torrela-vega (Santander), en un mitin organizado por la Van-guardia Federal, sección juvenil del Partido Democrá-tico Federal. En 1931 fue elegido presidente del PartidoRepublicano Federal y resultó diputado a Cortes porOviedo. En junio trazó el programa de su partido. Enseptiembre se discutió en el parlamento la «cuestiónreligiosa». Barriobero intervino el 29 de septiembre conuna enmienda al artículo 22. En su residencia madri-leña (Barquillo, 41) llegó a poseer biblioteca y pina-coteca valiosas, con varios Grecos, Goyas, Picassos,Cézanne, Matisse, Renoir, Degas, Manet, Anglada Ca-marasa, Vázquez Díaz, Rodríguez Solana y Romero deTorres, que nunca llegaron a su familia. Su expolio per-tenece a los silencios de la posguerra. En 1931 seguíaentre los colaboradores de la redacción de la Revistade los Tribunales, dirigida entonces por Francisco Ber-gamín. Publicó la Revista ese año la Ley de Enjuicia-miento Criminal. Comenzaron sus colaboraciones enLa Tierra, que extendió hasta 1935. Mostró discre-pancias continuas con Manuel Azaña, que éste recogióen sus diarios. El discurso radical de los diputados fe-derales sirvió para que fueran motejados de «jabalíes».Barriobero imprimió Palabras de un incrédulo: el pro-

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blema clerical en el Parlamento. Colaboró con asidui-dad en Fray Lazo, «semanario anticlerical cortésmentedesvergonzado». Entre 1931-33 conformó la «Colec-ción Juris», biblioteca jurídica de bolsillo que alcanzólos 14 volúmenes. Persiguió como objetivos revisar lalegislación (accidentes de trabajo, divorcio, código decomercio, leyes agrarias y electorales, etc.) y ponerlaal alcance de sectores populares y obreristas. Imprimióla colección Galo Sáez, editor vinculado al anarquismo.

En febrero de 1932 colaboró en la constitución delAteneo Obrero de Torrelavega. Para la inscripción ofi-cial en el Gobierno Civil, se sirvieron de la obra deJosé Sánchez Rosa El abogado del obrero, con prólogode Barriobero, y para la constitución de la BibliotecaPopular el doctor don Enrique Diego Madrazo yEduardo Barriobero ofrecieron un buen número de vo-lúmenes. Formó parte del Comité Ejecutivo de «LaAlianza de Izquierdas» (con Rodrigo Soriano, RamónFranco, el capitán Sediles, Á. Samblancat, Gómez Hi-dalgo, y otros). Dirigió a Azaña y a Casares Quirogaun escrito sobre las deportaciones del vapor BuenosAires, que llevó a 102 hombres a Bata (Guinea). En-tre ellos se encontraban Durruti y los hermanos As-caso. Fue continua su dedicación al proyecto de ley deamnistía, con intervenciones notables en septiembre.En febrero, en un mitin en el Puente de Vallecas, ofre-ció un discurso sobre lo que era la República de dere-chas y lo que debería ser la «República de Trabajado-res». En abril desarrolló una gran actividad en actospropagandísticos de la Alianza de Izquierdas en Bar-celona, Denia y Alcoy, Palma de Mallorca, el teatroRomea de Murcia y en Valencia, donde intentaron re-ventar el acto pidiendo fianza al empresario de la Plazade Toros. En mayo se halló en Hellín. En junio realizó

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una importante intervención parlamentaria «en defensade la verdadera República», a la vez que intervino enmítines en Gijón, La Felguera y Port Bou. Tras la «san-jurjada», el comité ejecutivo de La Alianza de Iz-quierdas se dirigió a la opinión pública. Defendió a ce-netistas aragoneses. En Barcelona logró la libreabsolución de Manuel Damians, militante de la CNT,acusado de desarmar a un guardia el 1 de mayo de 1931.

En 1933 la tragedia de Casas Viejas se reflejó enel Parlamento. Con este motivo se produjo un impor-tante debate entre Barriobero y Azaña. Pidió, junto conotros diputados, la creación de una comisión para in-vestigar el asunto de Casas Viejas. Los votos socialis-tas, que apoyaron a Azaña, lo impidieron. Viajó, paraofrecer discursos, a Murcia y a Logroño. Participó enun mitin de las izquierdas parlamentarias contra la po-lítica gubernamental. Asistió en junio al entierro de Car-men Rodríguez Carballeira, «Hildegart», y pronuncióel discurso fúnebre. Defendió en Cáceres a acusadosde tenencia de explosivos. Medió ante Casares Quirogapara que los presos gubernativos de El Puerto de SantaMaría (entre ellos Paulino Díez, Francisco Ascaso yDurruti) obtuvieran la libertad. En la asamblea de oc-tubre del Partido Federal no fue propuesto para cargoalguno en la Comisión Permanente del Consejo Na-cional. En septiembre El Federal recoge la intenciónde Barriobero de abandonar el partido. Defendió a ce-netistas de La Rioja (1933-34). Abandonó la masone-ría por su politización. Colaboró en La Libertad, deMadrid, que se convirtió en «diario republicano inde-pendiente». Puso prólogo a las obras de José Iribarne(Las dos oligarquías capitalistas que devoran a Es-paña: el concierto económico de las Vascongadas y laautonomía de Cataluña: un llamamiento a la concien-

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cia nacional) y de Joaquín Moral (Oligarquía y «en-chufismo»: escarceos críticos sobre la actual políticaespañola).

En 1934 el anarquista gaditano Vicente Ballesterle convirtió en personaje literario de su novela La tra-gedia vulgar de un hombre libre. Imprimió Delitos dela multitud: notas y observaciones para un libro sobrela materia. La pérdida de escaño parlamentario y la decargos en el partido limitaron su actuación pública.

En 1935 publicó La Francmasonería. Su lecturase recomendó a todos los afiliados en Circular número814 del Gran Secretario del Consejo Federal Simbó-lico. Confesó en la obra haber alcanzado la jerarquíade vice gran maestre y gran maestre interino de la lo-gia del Gran Oriente Español. Cuestiones políticas (noquiso firmar la concesión del Grado 33 a Portela Va-lladares, gobernador general de Cataluña y presidentede la Generalidad en 1935, y su oposición al ingresode Azaña) le llevaron a abandonar la militancia masó-nica, aunque no a desistir de sus ideales filantrópicosy humanitarios. En carta fechada en Madrid el 31 deenero de 1936 expuso que perteneció a la Catonianadel Grande Oriente Español. Intervino en Gijón en unmitin de afirmación republicana. Ya en Madrid, parti-cipó en junio en un mitin en el cine Europa. En él seanunció la constitución de un Comité Pro Amnistía paraobtener la liberación de los presos políticos y sociales.

En junio de 1936 se propuso a Barriobero paraPresidente del Tribunal Supremo, aunque sólo aceptóla presidencia de la Sala de lo Criminal. El nombra-miento nunca llegó a ser efectivo, pues estalló la su-blevación contra la República y Barriobero participóactivamente en los sucesos de Madrid. Tenía despachoen O’Donnell, n.º 7. El 31 de julio habló por radio a

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los ciudadanos españoles en defensa de la España re-publicana, de la libertad y del pueblo. En agosto fuerequerido desde Barcelona para ponerse al frente de laJusticia Revolucionaria de Cataluña. El 28 de agostoJ. Quero, Consejero de Justicia, firmó su nombramientocomo abogado jefe de la Oficina Jurídica y se convir-tió en funcionario de la Generalidad. Fijó su residen-cia en Barcelona en la calle del Carmen, n.º 22. ÁngelSamblancat, a quien Azaña había definido en 1931como «una especie de energúmeno», presidió la Au-diencia de Barcelona. La componían juristas eminen-tes, como Juan Rosinyol. Desde el primer momentocontó con la oposición de la Generalitat y de la Ez-querra, pues Barriobero, tras sus desavenencias con elPartido Republicano Federal, había contribuido —en-tre otros, con Abel Velilla— a la fundación del PartidoFederal Ibérico, de cierta implantación en Cataluña. De-clinó el cargo de fiscal general de la República que lepropuso el ministro de Justicia, el anarcosindicalistaJuan García Oliver.

En febrero de 1937 fue destituido de su cargo defiscal en el Tribunal Revolucionario de Barcelona,donde residió hasta su muerte. Respondió a las ca-lumnias que se vertieron sobre su actuación jurídica enun libro de memorias: Un tribunal revolucionario.Cuenta rendida por el que fue su Presidente. Hugh Tho-mas se hizo cargo de esta corriente de opinión (1976)y calificó la actuación de Samblancat y Barrioberocomo de «poder terrorífico». Tuvo nuevo domicilio bar-celonés en la calle Mallorca.

En 1938 cayó enfermo de hepatitis, ictericia e hi-dropesía. Sin acusación judicial, fue detenido e ingre-sado en la cárcel Modelo. El secreto con que se pro-cedió a detenerle y el silencio con que fue mantenido

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Introducción................................................................

Estudio preliminar ....................................................

Breviario de un hombre de Estado ........................La guerra y la paz ....................................................El derecho de gentes, nacido en el cristianismo ....Vicios que hacen a los grandes presa de los peque-

ños ..........................................................................Las leyes....................................................................La justicia..................................................................Cargas públicas ........................................................Agricultura, comercio, población, lujo, víveres ......Los males del ocio....................................................Torpes efectos de un gobierno corrompido ............Preceptos y sentencias notables ..............................Bello ejemplo de padre de familia ..........................El príncipe bueno......................................................El ministro ................................................................El príncipe tirano ......................................................Fama y seguridad del gran príncipe. Vituperio y pe-

ligro del tirano ......................................................

Instrucciones a un embajador..................................

Retrato de las cosas de Francia ..............................

De la naturaleza de los franceses ............................

Retrato de las cosas de Alemania ............................

Relato de las cosas de Alemania (Hecho en 17 dejunio de 1508) ..........................................................

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ÍNDICE

Discurso sobre las cosas de Alemania y sobre elEmperador ..............................................................

Capítulos para una bizarra compañía ....................

Descripción de la peste de Florencia ......................

Cartas familiares ........................................................A un amigo................................................................A Francisco Vettori, in Roma Magnífico Viso Fran-

cisco Victorio, o ratori florentino apud SummumPontificem ..............................................................

A mi querido hijo Guido di Niccolo Machiavelli ..A una señora ............................................................A Pietro Soderini (in Ragusa) ..................................A Ludovico Alamanni (in Roma) ............................

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