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Cantaro

Date post: 10-Nov-2015
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CANTARO Editorial Domingo Miranda, Edición 1944. Lima, Perú. Págs.: 87 R.T. Contiene: Primera Parte.- Poemario Lugareño (paisaje serrano) Segunda Parte.- Ámbito Costanero (paisaje costanero) PROLOGO Carlos Velit escribe esta Apreciación que presenta los poemas del gran maestro... Como todos los poetas sacudidos por profundas inquietudes humanas, Antenor Samaniego tenía, también, un mensaje que decir. Como cada revelación encerrada en el alma de un hombre pertenece al grupo colectivo puesto que somos más nosotros mismos mientras cumplimos mejor el imperativo societario con que nacemos a la vida, nos ofrece este "Cántaro" que es prenda de la emotividad cálida de su espíritu, una nota de idealidad íntima al lado de la emoción social de la "tierra que huele a madre" y al lado de la angustia del momento histórico que vivimos actualmente. Resulta interesante comprobar un aspecto –que entraña todo un símbolo del espíritu de los nuevos tiempos- en la actitud espiritual de Samaniego. La primera parte de su libro canta al acento rural de la vida pintoresca de la sierra – su sierra- , campea en ella el grato sabor del terruño en que "son flores musicales los gorriones" y en que la naturaleza manifiesta su esplendidez y su poder creador. Es este un cuadro de profunda emoción porque revela su capacidad para vibrar frente a la maravilla del paisaje propio, porque le ofrece vagar para versos cargados de fluidez y de musicalidad campesina y porque mueve su férvido amor al terruño, la patria del corazón, que fecunda ideales y afanes y que forja ese espíritu provinciano constructivo tan presente a lo largo
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CANTAROEditorial Domingo Miranda, Edicin 1944. Lima, Per. Pgs.: 87R.T.Contiene:Primera Parte.- Poemario Lugareo (paisaje serrano)Segunda Parte.- mbito Costanero (paisaje costanero)

PROLOGOCarlos Velit escribe esta Apreciacin que presenta los poemas del gran maestro...Como todos los poetas sacudidos por profundas inquietudes humanas, Antenor Samaniego tena, tambin, un mensaje que decir. Como cada revelacin encerrada en el alma de un hombre pertenece al grupo colectivo puesto que somos ms nosotros mismos mientras cumplimos mejor el imperativo societario con que nacemos a la vida, nos ofrece este "Cntaro" que es prenda de la emotividad clida de su espritu, una nota de idealidad ntima al lado de la emocin social de la "tierra que huele a madre" y al lado de la angustia del momento histrico que vivimos actualmente.Resulta interesante comprobar un aspecto que entraa todo un smbolo del espritu de los nuevos tiempos- en la actitud espiritual de Samaniego. La primera parte de su libro canta al acento rural de la vida pintoresca de la sierra su sierra- , campea en ella el grato sabor del terruo en que "son flores musicales los gorriones" y en que la naturaleza manifiesta su esplendidez y su poder creador. Es este un cuadro de profunda emocin porque revela su capacidad para vibrar frente a la maravilla del paisaje propio, porque le ofrece vagar para versos cargados de fluidez y de musicalidad campesina y porque mueve su frvido amor al terruo, la patria del corazn, que fecunda ideales y afanes y que forja ese espritu provinciano constructivo tan presente a lo largo de toda la historia del Per. Pero Samaniego no es un nostlgico y dbil cantor del paisaje vernacular que se lleva constantemente prendido en las retinas viajeras y que se aora con melancola a la distancia. Tampoco es el bardo exclusivista emborrachado de un indigenismo emocional e imposible. Es joven y con el espritu permeable a las solicitaciones de la hora. Mira con fervor de hombre nuevo el panorama total de su medio y sabe que la inquietud indianista, bandera de la reivindicacin de derechos conculcados por el imperialismo extranjero y por el latifundismo peruano, no puede ser la frmula solucionadora del problema sangrante e integral de la nacin. Por eso baja de la serrana a la costa, de la cumbre al llano y desde la segunda parte de su obra, incorporndose a un medio agitado por convulsiones ecumnicas, toma un puesto de responsabilidad y dice su palabra de poeta y de hombre con altitud y gallarda:"he de estar correteando en el planetatratando de evadir mi voz quemada,a las rojas races de mi gritoque desde adentro, del subsuelo brota,ardiendo como el fuego en el volcn".Saludamos con simpata y con confianza este nuevo paso de Antenor Samaniego en el camino, difcil siempre, pero hermoso y sugestionable, de las consagraciones definitivas. Es modesto como todos aquellos que realmente valen, y callado porque un ntimo sentimiento de ponderacin le hace evitar la pedantera de una fatua autopropaganda. Lo saludamos con confianza porque conocemos, a travs de su obra anterior y de la presente, la calidad de su inspiracin nutrida de favores autnticos y de un intuitivo poder de captacin de lo bello que existe en el fondo de las apariencias del mundo.Lo saludamos con simpata porque lo sabemos producto genuino del medio y de la poca que canta con la naturalidad de un afecto estremecido y sin reservas. Nadie puede expresar con ms sentido y con mayor autoridad la inexpresable belleza de la tierra como l que ha nacido y vivido y aspirado el perfume de sus flores y contemplado la belleza de su cielo y de sus campos cultivados, como nadie puede decir su palabra con ms encendido fervor en esta etapa histrica de definidas inquietudes espirituales que quien participa plenamente en algn movimiento de restauracin de los derechos inalienables del hombre. Y Antenor Samaniesto es hijo autntico del paisaje andino que canta y soldado convencido y actuante de la cruzada por la dignificacin de la vida econmica y espiritual del pueblo".

Maestro, PARTE I, POEMARIO LUGAREOMAESTRO(A: BL.B)Maestro:en tu frente germina el nuevo sol americano,arde en tus labios de indioun manifiesto de laureles.Una larga asamblea de luceroscorre por todo el continentesocavando la noche como un roa decir tu evangelio y pregonarlo al mundoy llenarle los ojos de lmparas de oroy llenarle la boca de miel y de palomas.Maestro:Anunciacin!Mensaje de trigales de alboradallega desde tu sangre llovida de tristezasquemada en la vigilia,al hambre abandonadao roturada en ayes, mas, llega y amaneceen todos los hogares del planetay es tan duro el afn y el fruto dulcecuando todos los nios rurales de los Andesvan descubrindose como universos,van desnudndose como los lirios en la nochey van sonorizndose en metales encendidos...mesinicas trompetas y campanas aldeanas,y van emancipndose del sueo de las sombrascomo hostias,como flores,y banderas de prpura,como rubias montaas de mieses estelares.Maestro:en tu cabeza se detuvo el sol como sobre una cumbre,y, tu actitud de apstol es la mejor semillaque, multiplica el pan de cada da en el espritu,que esclarece los lares dormidos en la sombra,que se alza como un iris en los frescos bohos,las cabaas sencillas y los rsticos ojosde los nios menudos como panes de arcilla.El nio y el obrero y el ancianoemigran a las zonas de tu frente en levadura de astrosy se vuelven portando antorchas como rubiascabelleras de trigo, decoradosel pecho y las pupilas de rocos de estrellas.Maestro:ya te siguen cincuenta!ya te siguen doscientos!ya te siguen trescientos!ya te siguen millones.Y avanzan por el mundoentre muros de fuego cual Cristo entre el tumulto.Hacia la noche avanzas como lbaroy florece tu cara como un clavel de fuego,tu sangre misma brota en divinos geraniosy tu llanto de mrtir, llanto de varn sacrificadocircula como un ro de miel en cada pecho ciudadano.Crece el cario para ti, sobre tu muerte.Cada nio es un hombre que fructifica en lgrimassobre tu inercia, tu fecunda soledad,que ms all del sueo sigue germinandoen smbolos celestes y capullos de aurora.Tus huesos como flautas suenan en el silencioy las palomas quemanteoremas de amor sobre tu carne difunta.Maestro:y tu silencio es un santuario de azucenasen que mil ngeles de luz custodian tucadver.Maestro: habla...

Tierra(A Germn Gonzlez)Tierra que huele a madre.Labios petrificados, locos de hacerse grito,cabellera de truenos, pupilas de relmpago,pecho de volcanes, el corazn de oro,beligerantes venas de catstrofe.Los hombres vegetales transitantes.La tierra hembra de piel morenade surcos como labios rebosantes de pjarosy salpicando cntaros de estrellas,ensarcillada de crepsculos,tierra de filigrana de suspirosy salvajes collares de luceros.Se le ama con la sangre, se le riega de llanto,se le siembra de carne, se le exprimelos adorables senos de candela.Parvas de sol y fuego adormecindose en las eras.Devocin primitiva, rito de la lumbre.Virtud de piedras hechas carne.Ciegas venas de ro derramndosede los potros indmitos del viento.Se nos da impoluta, libre, y qu solcita,desnuda como un vientre mordido de deseos.Por qu no amar sus pechos:ubrrimas colmenas de los trigos?Su aliento, caa azucarosa; su gemido, paloma?Y tanto la queremos nuestra tierracomo a una hembra potente, frtil para el goce,tal a morena usta enterneciday cuyo nombre sabe pronunciarlocon un suspiro el corazn.Y se nos da absolutamente, y sin llorar, temblandosu vientre como florecido a costa de besos,tierna su sangre miel de dulces durazneros-azahares de manzana y capul sobre sus sienes,rubiceos cebadales en sus miembros,pulpa de choclos en su carne,colmada de ternura hasta el rebordey sonrosadas ocas como nios.Celaje t, su esposo venerable,t la fecundas con el vientovirtuoso. De tus cntaros azulesderramas el licos ms cristalinosobre su frente en recepcin como una flor!T descorres tu pecho y cae sonorotu corazn de fuego. ah, tu amor es tanto,t la coronas de arco iris,plumas de jorajenge y castsimos vellones!Ovejas y cabros se solazan.De sus ojos azules parece que crecieran los bohos.Toda la fauna canta! Cante toda la flora!Tu esposa es nuestra madre, es dulce y bella.La queremos llevar en nuestra sangre,enterrarla donde ms la queremos,porque sin ella quien lo ignora?es quedar sometido a los rigoresdel metal y del ltigo, o amanecercon la entraa fecunda de alaridos, sin sabersi en el aire o dndereposar nuestra osamenta abandonada.T la recoges tierra, t la vuelvesa tu entraa de pobre luminoso!

Biografa Serrana(A Jos Mara Arguedas)Lo conocieron mozo, solazarsedescajando las peas desde raz,sentirse grande, rostro musicalfloreciendo de trtolas, palomas.Conocieron con su onda de crepsculosaventarse de arriba, desde el cielopor la verde ladera de los pastosdespertando manadas de silencio,amontonando estrellas en los rbolesy en la alforja de su alma campesinabesos de miel para su compaera.Los balidos de sus ovejas conocanlobuscndolo en la inmensidad del llano.En el blanco ceramio de su pechol grababa paisajes, y alboradas.Y libre como el potro, como el torocon su voz fuerte de gan.Los ros se le abran como muslosredondos de cristal y l los gozaba.La quena traduca los copiosospaisajes de su corazn, llorabamixtura y miel por sus divinos ojos.El amaba su quena. Su cabaaa medio campo ola a escorzonera,a hierbabuena, a sauce melodioso.Sombraba, y la humedad del suelo abrala gratitud florida de sus labios.Kanti vesta los domingos faldasteidas de crepsculo, de sangrerural; l descolgaba desde el albasu poncho heptacolor, y ambos al pueblol montado en su chusco trotadory ella en su burra blanca; l descotabael seno de su pfano sembradode jilgueros; el campo para verlosacuda trayendo sus canastosde gorriones y trtolas.Desde la estepa azul del cielo se lanzabanlas wachwas y palomas, y cobrabala pampa luz y meloda, el pechoprendido de claveles y mostazasmientras el viento desparramaba oloresde maizal y alfalfa.2Lleg la temporada de la levaen cuarteles de crimen como a bestiale maniataron; nuevas teorasde matar le ensearon, era justosaber calar la bayoneta, amarla muerte, obedecer a ciegas,respetar, nunca responder al amo,decir "seor" sin comprender aquello,no alzar los ojos al mayor, callarseal golpe inmerecido, al ajo al ajo!Cuando volvi, Kanti haba parido.Cuando quiso tragarse la salivase la hubo convertido en sollozo.Un monstruo rojo le grit en la sangre.Un animal herido a muerte le rugi en la entraa.Se enloqueci su sangre como un ro.Sus msculos temblaron como diques.Le galop en el pecho un potro en ascuas.Un jaguar madur en su lengua. Vientode lgrimas corri por sus pupilas.Cay a sus ojos desde su cabezaun relmpago, se mordi los labios.La sangre le chorre. No blasfem.Y sus manos crecieron hasta el cielo.3Opt alquilar su cuerpo en las minas,Cerro de Pasco fue, y al poco tiempolas fauces de la mina le comieronla pierna, las dos piernas ay, sus piernas!Cerro de Pasco fue, y amanecidentro de un hospital, busc sus piernas,llor, implor, bes su sangre muerta,quiso buscar su medio cuerpo, quiso,mir su medio cuerpo abandonado.Ay, su cuerpo salido de su tronco!Quiso correr para buscar sus piernas...Y all lo ven (los hombres no lo han visto)Lo ve el viento y le lame sin rubores.Lo ve el sol y los huesos le calienta,pero l pregunta a todos como un niosi sera posible cunto lo dara!por comprarse dos piernas, sus dos piernas.

Elega Pastoral(A Julio Garrido Malaver)Al escribirte ahora me duele a muerte, cuntapena de ausencia! duele decir que ests ausente.Pienso que me he quedado, que fui fuerte a la muerte,o, por qu no me quiso? Ah, t eras dulce, bella!Interrogo y me dicen voces que t has queridonido de un rubio pajonal de estrellas.Yo s que t viniste de la lunay s tambin que te volviste a ellamientras que yo te busco ciego, desconsolado,te busco en estos agros, donde madura el trigo,te busco y estn ciegas mis manos de buscarte.A todas horas estoy yendo al albaporque all comenzabas a crecer como el lirioy ya se fue la que adorabas, llora, llora-hay una voz que corre por el valley est a punto la pena de quebrarme.Lo sabe el viento, este hermoso vientoque no te besa ya en el dulce pechoni te arroba en su canto de zampoani desbanda tus trenzas como alondras.Slo me queda dialogar con esta fuenteque llora lgrimas de plata en ruecasde soledad, silencio, orfandad de nio.Mi alma tambin cual ella llora mucho.Los dos lloramos. Ella nunca olvidalas horas de xtasis en que abrazabatu cuerpo de amapola. Te adorababajo el fresco dosel de los quinhuales,del sauce, de los tumbos; te abrazabafuerte en sus brazos lquidos y yo rea,salpicaba tu vientre con el aguay t, miedosa me decas no hagas.Me gustaba tocar tus duros senos,el besarte era dulce, me sentamorir en la rosada y frtil pulpade tus labios. Oh, idilio campesino!oh, delicia rural! Atardecamoscomiendo mote y queso; junto a un rbolcantaba un pjaro que ya nos conoca,y el rbol lugareo hoy ya no tieneesa gloga de trinos. Todo duele!Todas las tardes vuelven las ovejascon los ojos vacos de tu imagen,y t no ests mi trtola morenacon tu quipe de estrellas. Ya no vienes.Quin te cort las trenzas de chivillo?quin se comi el membrillo de tu frente?quin los clveles de tu fresca boca?quin los redondos panes de tu pecho?Tu vientre era de greda y de canela,a rosa olas, a fecunda tierra,a tierra arada, a manzanillas rubias.Por tu cuerpo peleaba con el viento,hasta celos sent del agua y viento.Oh, de tu falda que era de crepsculo!Tus manos como flores de zapalloen que mi sed beba como ovejael agua de tu clida ternura.Tu cabellera pastizal en que mi frentereposaba los sueos adorados.Tus ojos un camino porque me ibaa recoger estrellas y celajesy a colectar llanuras de retamas.Ahora una pena negra que me crecey me duele en el pecho como un ro.-Estoy as, matndome de pena.Me sito en la noche, me sitodonde es posible hallarte, pero nada.Dnde estars dormida, dnde ahoratus nalgas de durazno como molesde canela, cual bloques de preciososcedro de Canad, tu hermoso pechocual dos morros de malvas y tu vientreredondo, de tambor, tu obscura axila,tu ombligo, esa oquedad de remolino...En dnde ests! en dnde! Y esta solapalabra est quemando mis entraas.Ya no est entre nosotros dicen las mariposasya no est entre nosotros- los rosales difuntos.ya no est entre nosotros y sollozan los rbolesy de sus ojos verdes se derraman los pjaros.Ya no est entre nosotros....Y cada tarde doblan las campanas,aguardo, el aliento me contengo, destacomis ojos a los cielos como si te esperara,que los sepulcros se han de abrir, que hasta las piedrashan de temblar, y luego t, pero ay, me engaoy mutilado quedo, quemando mis palabrascon mi tristeza grande como el mar.....

Mitimae(A Alcides Fuentes)Mitimae:sangre quemada en los caminos de la escarcha,color de ausencia,nmade como el alarido de mipecho,en tus ojotas nace y va tu soledad racial,tu poncho una violenta tempestad de crepsculos,tus ojos dos murallasen donde todas las tristezas de mi sierrasangran, crucificadas, monolitos de angustiacoronadas de lgrimas y un luto de cenizas.Mitimae:voz de piedra que se hizo humana en una nochey voz de hombre que se hizo piedra, mueressembrando el trigo azul de tu tristeza,el fuego de tus ojos en mis sienesy tu pecho de truenos en mis sueos,mitimae:hacienda tras hacienda tu suplicioy tu cabeza una cisterna de sudores,un manantial de harapos tus trajines.Peruano a fuerza de nacer, morir ah mismo,resucitar como un incendiotrepndote a las yedras de los Andescon el sol a tus pies encadenadoy la noche en tus hombros.Mitimae:desde cundo el dolor lleva tu nombre?T eres el cementerio del silencioporque eres crneo y fmur que han sembradoen el barbecho obscuro de la muerte,y, vienes cada tarde hacia mi trnsitocon tus ojos de musgo devorados de ausencia,con la hoz de la luna que te secciona el sueoy tu vientre desnudo guarecido en la sombracomo una flor de hambre.Cundo abrirn las puertas del planetaa que penetre luz y te aleccioneun evangelio constructor de auroras!Peruano como yove afilando tu grito en mi garganta.Ha de venir el sol!

Retrato, PARTE II(A mi padre)En qu color obscuro expresar su tragedia?Alguien tal vez dir:qu ciudadano es ste?Y la totalidad de su tristezaes slo comparable con el mar.Tocadle el pecho y observad sus ojosni una palabra ha de decir, pero, l resumelo que hay de soledad en la ms grande pena.Ya es casi un dios. El viento le modela,que ya de estarse pensarosoparece una expresin del mundo mismo.Hay que mirarlo ahora, pero no mucho entonces,que de mirarlo tantose habr de llenar de lgrimas la tierra.

Paisaje de nocheInsurreccin del viento que sublevabarbas de nubes. Diafanar de argentocomo un dulcsimo jazmn que nieva.Oh, liturgias de luz del firmamento!Qu flauta de cristal al cielo elevasu rubio enjambre de eglogal acento?Valle que acuna al ro y que lo llevacomo un nio dormido sobre el viento.La soledad como una novia suea,duerme, su boca est hmeda y pequea,qu soar si tiene alma de nia?La rosa es un suspiro congeladoQu ngel vendra y se dej olvidadotal vez, su corazn, en la campia?

WaynoBailamos esa noche en casa de la abuela.Cmo tu cuerpo de gil corderillaenloqueca de adorables ritmos!Cmo tu gracia pastoril manabaondulaciones de ala, junco en viento, llama!Desenvolvas toda, movimientosde inusitado puma o de jaguar:cadencias que insinuaban tus secretos.Qu delirio de vida palpitaba en tu silueta!Qu licor recorra en los caminosde tus curvas que se embriagaba el aireque te libaba como un ciervo que se saciaen argentferos manantes sobre el pasto!Era una voz tu carne, qu subime voz se haca?Era tu sangre un vrtigo de olas?Eras volcn, eras tormenta de inhollados gocesas de alegre y de radiante, como nunca?Enamoradas, locas como el fuegotrepidaban las cuerdas, se clavabanlas notas como dientes invisiblesen las redondas pulpas de tus senos.La voz delgada y dulce de las quenasincendiaba los ojos, y quemaba.Cmo era tan desgarradora entoncesla voz de corderilla de las caas!Ah, toda aquella voz ebria de penacomo una flecha se clavaba al pecho,llanto nos exprima en las pupilas,llorbamos, nos sacuda comobuscndonos a tientas como a ciegos,quemndonos el ama en la miraday si hasta el mismo corazn querabailar dentro del fuego de los ojos!Valiente como el fuego, oh, danzarina!Mirando el cielo con los ojos excitadosy ms de cerca se asomaban las estrellasy los cholos ms aguerridos,queran para aretes y collaresde un salto recoger todos los astros.Y cada wayno parecahablarnos con sus labios de candela,de nuestras lgrimas sembradas en el viento,de nuestros latifundios de tristeza...Como un sabor podrido de una cercade sueos y esperanzas, se inhalabadel corazn de cada wayno peregrino.Desde la raz amarga de la sangrecomo un volcn de hiel, as florala tristeza verncula del wayno.Ser un volcn de penas que no se extinguetanto dolor y tanto llanto, tanto?

Paisaje tras la lluvia(A Edmundo Ames Gmez)La luz que se hariniza entra flotantetras del beso nupcial de la maana.Huele el paisaje a yemas desfloradasa senos, a vigor, a pura entrega.Ha llovido.Luego de estar soando en fuego el campode deshojarse en costras de lamento,de horadar con los dientes de la seden las profundas capas subterrneashoy despertse conmovido, frgil,con un sagrado amor dentro del vientrey un divino entusiasmo en las molculas.Y, por las comisuras de los labios,la oquedad calcinada de los ojos,las grietas de sus llagas y sus dedosle corre el agua suave como un ptaloy hay religiosidaden la actitud del campo que se aprestaa las bellas liturgias del florecimiento.Ha llovido.Cunto himno virginal e inexpresablealetea en la boca del aldeanoy hasta las aves tienen ms amablesus dialectos de ctara y de miel.Un latido como de sangre verdesube entre la multitud de porosen rito al soly el sol penetra al valle remojadocomo un novillo con los cuernos de oro.Solemnidad! Se transparenta el cielo!En las barbas del viejo campesinobebe el viento jazmines, y el corderoindaga el horizonte con sus ojosde religin y poesa.Ha llovido.Restauracin de amor en el paisaje.Primicias para el yugo y el arado.

CromoIncendios de color en los jardines.En las caadas waynos eglogales.Humedad y pureza de maizalesy sotos constelados de jazmines.Potros esbeltos de floridas crines.En las chacras se mecen los trigalescual castaos cabellos pastoralesardiendo en el azul de los confines.Llega un joven gan, es triste y bello.Bufanda de crepsculo en el cuello.Ojotas, poncho y azadn al hombro.Abre la toma, el agua entra cantandoebrio de amor y el surco abre su blandoseno de usta y suspira de asombro...

Grabacin campesina(A Jos Patio Ponce)

Verde revuelo del maizal, vaivnde fuego de esmeralda, fresco incendioprimaveral. Son flores musicaleslos gorriones de los que algunos cantany otros espulgan. Canta la maana.Por el lindero de flamantes trbolesavanza la majada:belfos humeantes, cuernos insolentesembistiendo montaas y horizontes.Ahora es de oro dulce la maanaLos tallos del maguey decorativoscomo manojos de serpientes rtmicasmanan su cabellera de pistilos.Un rebao de nubes se aproxima.Corderas de albo aprisco son las nuvesde ubres repletas de aromada leche.En la waylla florecen las retamasy flores la pastora enamoradarecoge y su sombrero adorna de ellas.Fuerte y robusta, pasa de sabrosavirginidad y tempestuosos pechos.Camina y son sus pies sobre la champagiles tortolitas, y prendadoel viento glotonea y clave el besooliente a romeral y hierbabuenade la pastora en el desnudo cuello."Pillpintuy" a la mariposa llamay aquella mariposa intenta caeren las obscuras flores de sus ojos,las flores tenebrosas de sus ojosen donde tiembla un nctar venenoso.Ms distante se escucha que desgranaun pfano las voluptuosas notasde un wayno. Es un pastor el que ejecuta.Ya baja en la ladera la majadainundando el boho de hmedos mugidos.Dos toros jvenes escarban tierra,chocan los cuernos, espumosos belfosy lenguas de granada.El polvo levantado es a manerade un pollern de fuego, semejantea una furiosa rfaga de incendio.Atrs grita el gan, responde el ecomenea la waraka, salta a plomode la mansa borrica que cabalga.En una cerca ha hecho laguna el aguade regado. Se reflejan rbolesesbeltos y de frondas rumorantes.A las orillas, los follajes frescosembalsaman de hlitos ruralesel viento. Vuelan hacia all zorzales,frailescos bulliciosos y gaviotas.Erguidos eucaliptos traen al hombrocanastos de palomas virgilianas.El sol padre del indio y de la tierraen sus quenas de luz canta embriagadodesde el santuario de oro del espacio.

SoledadAhora la soledad llora al maridodifunto, el sueo, del silencio a orillas.El copo de cristal de sus mejillasen cauce de aguamiel es derretido.Tierno pastor el viento ha anochecidocon la melena ardiendo de gavillas.Llora con voz de vidrio. Sus rodillaslilas y asfdelos han florecido.Oh, soledad tu pecho yace abiertoa manera de tumba! En ti el desiertoya comenz a beberte como un ciervo,.En tu cabeza de zafir se posala noche, y tiembla como un dulce cuervoy, tiene el corazn, ya hecho de rosa.

SequedadA Eduardo Jibaja

La pampa sometida al sol,un sol de temple fuerte como un bloque de acero.Su dentellada est en el da como un lobo.Cunto ardor en la tierra descubiertay en la porosa gleba que pareceuna boca angustiada martillada de sed!Qu posesin febril de sol a tierra!Toda la pampa es una boca que arde,que grita, ciega, que se corre a dondehay ros, arrastrando sus rodillasy sus locos harapos de rastrojo.Pero estas tierras son las que al labriegodieron en marzo suculentas pulpas,y en junio, parvas de oro, en la cebaday el trigo?Ahora el rstico agrario es un pastorque echa sus reses flacas a la pampa,y ya la res ninguna paja olvida,todo lo come, y hasta el mismo polvo lamey alza los ojos, dulces, hacia el cielocasi con gesto humano:ese cielo se le ha antojado un ro!A dnde irse, a qu sombra!Cmo se curte el rostro, cmo asfixianla sequedad y el polvo que se ayuntaen el sudor! Oh, combustin de muerte!Jadea el can pastor, cuelga su lenguacomo irritada flor, como granadasi fuera hombre y construir alguna sombra!La pastora de aspecto dialectal,los cabellos greosos, pies rajados,tiene en los ojos el sentidoms hondo de la angustia por la ausencia del aguay el hijo que le lacta el pecho, le devora,pero llora en la pampa, sobre la inmensa pampa,clava su tierno gritoy hasta el breve aguijn de sus gemidosarde, quema y penetra duro.Toda la pampa es una boca abierta,una boca quemada en que la sedmora como el dolor en las heridas;el polvo que camina entra en las callesdanzando sobre el viento como llamaradas;polvo sobre el tejado, y hasta polvollueve del sol, del cielo, polvo que arde!qu majadas de polvo en los caminospersiguiendo el estero de la nocheY parece que en todas las pupilas,en las secas pupilas de los hombres,en los brazos cuarteados de los rboles,en las lenguas, los labios, en el vientrede las mujeres, en el sueo mismo hecho de flmulas,en la piedra, en el polvo,en la inerte molcula, en el eco,se escuchara temblar una palabracomo plegaria, como el himno de dolor del fuego:- Agua! piedad! cundo tendremos agua!-- cundo la lluvia ha de venir! ay, cundo!-Qu magnitud de espera!Catstrofe de sol que riega sangrey las montaas beben de manera extraa.Ya es la noche que avanza fresca como el agua,el viento aflauta sus heridasy la noche es la barca de la muerteque echa polvos de escarcha en las comarcasy todas las comarcas mueren de aguay hasta el agua les cae como el fuego...

TransfiguracinAusente ma, entre yo y la tristezarumorece el silencio como un ro,reverberan tus manos en purezade humedecidos lirios de boho.Entre mi alma y la sombra, tu cabezaalza su tierna palidez de esto,se abren tus ojos musgos de turquesa-con cenital frescura de roco.Entre el dolor y yo, llora la piedra,hay sed en cada boca de camino,sed de beber tu piel de rubio vino.Viudo el dolor de su alegra, medramieses de llamas y difunde el vientosu ciego llanto y su animal lamento.

Ambito Costanero: Madre India(A Mario Florin)

Madre india: msculo de tierra,te pareces al barro, a la quemadapiedra que elvase de rango a sercierta cosa vital; piedra que sufrey se abarca de nudos y suturas;piedra que exuda polvo, sangre, musgos,que se afana en supremas contorsionesde hacerse verbo, carne, pan y fuego.Cunto ser lo que las piedras sufrensiglos y siglos para hacerse humanas!Aqu en los territorios de los Andespuede decirse que tu vida se abredesde las piedras; y es tragedia obscuratu vida pedernal o es que tu cuerpoa fuerza de rodar se torna en piedra?Hasta tu misma frente me pareceuna roca quemada que destilala obscura fuente de tu cabellera;hasta tus ojos me parecendos cavernas de espanto, ruinas lgubresque acumulan crepsculos de polvo,tristezas imperiales, soledadesde pampa donde escarban los relmpagosy galopa la lluvia con pezuasde lirio y de perfume.madre tiawnakota, madre quechua!Si es de roca tu frente y son tus ojosdos acueductos de aguas herrumbrosas,dos montaas de trigo son tus pmulosen que es tu boca un cerco de amapolaso un crter ampuloso y tasajeadoen que se queman verdes azucenasy donde corre el viento de la coca.Madre andina, madre india!Siempre te vi aflorar en valle o lomacomo un tallo de tierra, y eran siemprecomo races tus pies desnudos, erancomo dos torpes pjaros de arcillaque en las alas llevasen fuego o sangreo nubes haraposas; yo te he vistotoda una tierra brbara y boscosaasediada de ros, de barrancosy de hogueras crepusculares comohuertos de sangre derramndosede tus senos ubrrimos en dalias,tus caderas fecundas de manzanasy de tu vientre frtil en canela.Qu caminos anfibios no te han vistodecapitar montaas noche a nocheconduciendo tus llamas hacia el cielo!Y bien sabes que el hijo en las espaldaste pesaba como una for de nubey la quena te amaba suspirandosu tristeza de nieve: la bandurriate gritaba que te quedaras, y te ibasderramando tus ojos gota a gotamientras borracho el wayno e quemabalos muslos y los senos pobre madre!y dabas hijos sin querer y amabasllorando, defendindote entre pencaso entre cebada o quinua. Slo sabenlas piedras tu dolor, mas ellas no hablan,son tus hermanas, guardan tus secretos.Mujer de piedra; sufrimiento mudo,motivo de alaridos para el viento,perenne circunstancia de la muerteque te ocasiona lgrimas y heridas:madre de antigedad de monolitos;t que eres el origen de la penaque enlutece la sierra y las comarcasde las aves nocturnas y los ojosde inagotables nios campesinos:t que eres causa a que la noche seahija nacida de tus propias lgrimas,a qu rincn de tierra estars yendoa convertirte en piedra para siempre?

Mar(A Luis Carnero Checa)

Ahora estoy frente al mar, al dilatado marque celebra esponsales con el cielo,un cielo de misterio donde el sol destronadose desplom irrigando bermellonesen la fauna de halcones que le asesinaron.Qu hermosa la floresta de las nubes!Las olas en furiosas voluptuosidadesse ayuntan, se levantan con deliriocomo vientres de vidrio coronados de espumas;caen, sugieren instantneas agradablesde mujeres azules,de mujeres labradas en lquidas canteras de esmeralda,y las olas se abrazan, gimen de espasmo, crujenarrastrando la estepa de sus crenchas de lquenesy de sbito de sus senos se escapan gaviotas.Espasmosa agona, deceso de las olas.Pleamar! pero otra vez comienza el dulce pugilato.Oh, inmensidad del mar, con la tristezade Dios que se dibuja en su hmedo semblantevastsimo, que encierrajardines de medusas e hipocampos.De all, de los vergeles de coral,del huerto submarino y la fauna de pecesviene un fuerte perfume, saludable, marescente.Oh, mariscos que estis aromandode ungentos primitivos el ambiente!Ahora estoy frente al mar gozando sus paisajes,gozndole su desnudez; mis ojos gozan ebriosde vino consumidos por la opaca luz que flota.Mi alma se identificacon este mar maduro en soledades,de azules moradores, de comarcas de nbulasy de grutas de ensueo y flora virgen donderetozan no s qu doncellas de cabellosarbreos e infinitos y ojos densosen las hondas praderas floridas de anmonitasy ebrneos caracoles;donde la msica debe sonar extraacuando taen los dedos de la muerte en el mar.Frente a este mar estoy.Mi corazn se ha convertido en pez de orodentro del agua dulce de mis venasy ya no quiere saltaral mar...

MarineraLa marinera, vrtigo de fuego,de corazn de uvas y obscuras pasionarias,de senos empinados como dagasy voluptuosos muslos de serpiente.Ahora, qu propicia est la noche:olas de olor en ptalos fogosos.Una mujer que surge,las pupilas le caen como dientes en sus formas;ella siente las mordeduras, vibra,qu mirada quemante que enarbolacomo versos de fuego;los suspiros la envuelven en lenguajes procaces;baila, qu modo de sus senos fuertesde estremecer, hasta la noche ciegaabre sus ojos; la guitarra, la cajaestn en pugilato, le hablan tanto;le ruegan, preiciptanse sus notashasta sus pies, suben a sus caderasy mueren... y ella es un diluvio ya,vaivn, rito sublime de candela,licor humano que se filtra por los ojos.Su cuerpo es de adorar: era ya vertiendteque se dilata, crece como espada,corta, la herida que abre es miel de fuego,o es ro que se doma y se adormece,o es huracn de llamas, qu huracn!follaje de pasin que se devastaolas de luz, catstrofe adorable,locura de la carne, estremecersede ptalos de fuego en tempestad,dardos de amor ... pero ese cuerpo cabepara besar; qu vrtigo absoluto!alienta la alegra sus palomasy crtalos oh, inmensa marinera!La noche est que incendia,la noche melenuda de ojeras como el vinoestalla dentro el escenariolos rubios escorpiones de sus besos.Y la noche virtuosa llena de miel de lunaabrindose el corpio y soltando sus senos.Oh, la noche de boca mortal como las llamas!Y la mar a lo lejos canta entre dientes, cantasu guitarra de dunas y peces de mercurio.

IntimaTu adhesin al dolor ya es advertida-total acoplo a tu divina llama-Fue como miel al socorrer la herida,cual lluvia que al desierto se derrama.Enredadera azul que est adheridaa mi obscura muralla donde se amala muerte, donde llora enmohecidala luz y envuelve en sol el panorama.Mi canto, itinerario de la tristezaen ti se estacion; me sobrevinotu amor de luz, tu boca me dio vino.Tu rostro dulce lmpara- purezade agua, roca en mis obscuras lomasun divino diluvio de palomas.


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