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Capital social

Date post: 04-Aug-2015
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Suplemento especial de P ágina I 12 VII Economistas ortodoxos en aprietos. El capital social se puso en marcha ¿ Cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad ? BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG Colección declarada por unanimidad de “Interés económico y cultural de la ciudad” por el Poder Legislativo de la Ciudad de Buenos Aires.
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Page 1: Capital social

Suplemento especial de PáginaI12

VII Economistas ortodoxos en aprietos. El capital social se puso en marcha

¿Cómo enfrentarla pobreza

y la desigualdad?BIBLIOTECA BERNARDO KLIKSBERG

Colección declarada por unanimidad de “Interés económico y cultural de la ciudad” por el Poder Legislativo de la Ciudad de Buenos Aires.

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1 Es el capital social, amigos

Todo estaba montado. Frente a la crisis eco-nómica mundial, los niveles de endeuda-miento siderales, las dificultades graves delos bancos, la propuesta fue la de siempre.

No indagar en las causas estructurales de los gravesproblemas, ni mucho menos enfrentarlas sino “más delo mismo”.

Préstamos importantes, pero a condición de ajustesultraortodoxos. Los préstamos para pagar a los bancos,los ajustes a financiar por la población con reduccio-nes severísimas a sus niveles de vida. En definitiva, losajustes financiaran a los bancos.

La receta fue aplicada implacablemente en Grecia.Desde que recibió los préstamos “condicionalizados”la economía cayó más de un 10 por ciento. Implicarondespedir masivamente empleados públicos, reducirdrásticamente los presupuestos de salud, educación, ysociales, vender a cualquier precio los activos públicosacumulados durante generaciones.

Los resultados fueron los esperables dadas experien-cias similares como la de la Ar-gentina de los ’90. Se redujobrutalmente la actividad eco-nómica, la recaudación fiscaldescendió, el déficit subió, losintereses por la deuda externaque se prometía iban a bajar, seincrementaron, la deuda siguióaumentando. Ante esas reali-dades se le ofreció condonardeuda, pero a cambio de inten-sificar el ajuste ortodoxo.

Ni la desocupación abierta,que supera el 17 por ciento, nila ola de suicidios, ni la con-versión de uno de los paísesmás alegres del planeta en unasociedad hundida en la tristeza,figuran en los cuadros econó-mico-financieros.

Lo de Grecia no es aislado.La misma receta se está tratan-do de aplicar a Portugal, que hareducido a la mitad su presu-puesto en educación; a Irlanda,en donde la desocupación ju-venil es el 49 por ciento; a Es-paña, donde sigue subiendo, lageneral es el 21 por ciento y la

juvenil el 42 por ciento, y ahora a Italia, con pobrezay desempleo crecientes.

Pero algo se quebró. Lo que parecía una rebelión dealgunos jóvenes aislados se está convirtiendo en unmovimiento mundial de contestación ciudadana in-édito. El 15/10/11, convocados por los Ocupa WallStreet y los indignados españoles, se desarrollaronprotestas altamente concurridas en 952 ciudades de82 países. En Madrid fueron 450.000 manifestantes,en Barcelona 200.000. En EE.UU. se realizaron envarias ciudades.

Los políticos y economistas ortodoxos subestimaronel capital social. No tuvieron en cuenta que los sereshumanos no son sólo recursos para la producción, tie-nen valores éticos, conciencia, capacidad de asociarse,reaccionan frente a las injusticias, son capaces de ju-garse por causas nobles. Todo ello es capital social.

Cuando se pone en marcha es muy potente. El No-bel Stiglitz decía en México estos días (28/10/11):“Algunos tratan de minimizar a los Ocupa Wall Street

alegando que su número no inquieta, pe-ro no se dan cuenta de que expresan hoya gran parte de la sociedad que apoya susconsignas y siente que la representan”.

El Oscar de la Academia Michael Moo-re estuvo visitándolos a lo largo del país, ydijo en MBS News (4/11/11): “No se ima-ginan lo que pasa en Estados Unidos. LosOcupa Wall Street han salido a las callesen muchas ciudades pequeñas que los me-dios ni siquiera saben que existen, el mo-vimiento es mucho más amplio de lo quetodos creen. La prensa ni está enterada”.

Algunos medios han tratado de des-acreditarlos con el slogan “no saben loque quieren”. Parece que sí lo saben. Asílo dicen sus consignas. Una muestra dealgunas recientes:

Manifestación masiva en Cannes frente alG-20 (4/11/11):� “Sí a la vida, no a la Bolsa.”� “Paremos la dictadura de las finanzas.”� “Gravemos a las finanzas para un mun-do mejor.”

Ocupa Wall Street en Oakland (3/11/11)� “Los bancos son rescatados, nosotrossomos vendidos.”� “Liberar Oakland y cerrar el uno porciento.”

Marquesina del Teatro Grand Lake quecerró en adhesión al paro general en Oakland� “Con orgullo apoyamos el movimientoOcupa Wall Street. Teatro cerrado paraapoyar el paro.”

Indignados en España (3/11/11)� “Los bancos se tienen que tragar la es-peculación, no los desahuciados.”

Washington, Ocupa Washington(8/10/11)� “Somos esclavos económicos.”

Uno de los objetivos de los indignados a nivel mun-dial es de lo más concreto y realizable posible. Lograrque se aplique la tasa que propuso el Premio Nobel deEconomía Tubin a las transacciones financieras. Lallaman la “Tasa Robin Hood de los bosques”.

Con un impuesto mínimo a las mismas se recauda-ría una cifra de gran magnitud que permitiría por lopronto seguir brindando servicios sociales básicos. Estan evidente, que ha concitado gran apoyo interna-cional. Entre otros la apoyan los gobiernos de Alema-nia, y Francia, el Vaticano, Bill Gates, y la lista es am-plísima. Se opuso activamente cuando se propuso ori-ginalmente entre otros, Lawrence Summers, entoncessecretario del Tesoro de EE.UU., y el actual gobiernoinglés. Desde ya los Tea Party están en contra.

Entre otras propuestas los indignados españoles pro-ponen una política estricta respecto de las viviendasvacías. Hay muchísimos sin vivienda y al mismo tiem-po viviendas vacías. En EE.UU. conviven las vivien-das vacías embargadas por los bancos, y una poblaciónen aumento de homeless, personas que viven en la ca-lle. Un indignado español, el arquitecto Aguirre Such(El País, 3/11/11), recuerda que en Holanda “las vi-viendas que quedan vacías un año son expropiadas”.

Este movimiento mundial es espontáneo, viene delas bases, surgió por indignación frente a un sistemaque ha llevado las injusticias a niveles intolerables.Una de sus fortalezas es la que describe Aguirre Such:“Nuestra fuerza está en nuestra horizontalidad; esto vaa seguir adelante pese a quien le pese”.

Es capital social en movimiento.

2 ¿Qué es el capital social?

La idea de capital social surge cuando se deja de con-siderar a los seres humanos como unidades individualesque actúan en el mercado como ofertantes o deman-dantes de bienes, y se atiende a una de sus condicionesfundamentales la de que son “seres sociales”, y por endedesarrollan todo tipo de interrelaciones entre ellos, queno son meramente económicas. El mismo presidente dela Reserva Federal, Bernanke, señaló (2010): “Somoscriaturas sociales. El dinero no es suficiente”.

Ya mucho antes Keynes veía a la economía no co-mo una ciencia natural, sino como una ciencia moral.Decía que “el amor al dinero” no puede ser un fin in-dividual ni colectivo, que el objetivo “es una vidabuena”, y que “hacer el mundo éticamente mejor debeser el objetivo de la economía”.

El capital social engloba por lo menos cuatro di-mensiones de relaciones entre los seres humanos, aje-nas al mercado, de gran peso en la vida concreta.

ConfianzaLa primera es el clima de confianza al interior de

una sociedad. Que es lo que está sucediendo en térmi-nos de confianza interpersonal, de expectativas deconfiabilidad de unas personas hacia otras.

En un nivel mayor, la confianza toma otras caras: laconfianza hacia las instituciones y los líderes.

El nivel de confianza en las instituciones es muyimportante para el funcionamiento del sistema demo-crático. El bajo clima de confianza mina la legitimidady reduce la gobernabilidad democrática.

II DOMINGO 13 DE NOVIEMBRE DE 2011 DOMINGO 13 DE NOVIEMBRE DE 2011 III

Un factor clave para que haya confianza en los go-bernantes y las instituciones es que la gente sienta quehay “juego limpio”. Una de sus expresiones crucialeses el grado de desigualdad. Altas desigualdades quierendecir que no lo hay.

La consigna de que “somos el 99 por ciento”, queencabeza el movimiento de los Ocupa Wall Street enEE.UU. dio en los sentimientos más profundos de lasociedad. El 1 por ciento acapara hoy en ese país másdel 90 por ciento de los ingresos. Sus ingresos crecie-ron en un 275 por ciento entre 1997 y el 2007 segúnel reciente informe de la respetada Oficina de Presu-puesto del Congreso (26/10/11).

Pero además su lobby tan efectivo volcó el sistemafiscal cada vez en su favor, haciéndolo más regresivo.Un estudio de Ciudadanos por Justicia Fiscal (4/11/11)demuestra que 280 de las mayores empresas pagaronpor impuestos en los últimos tres años sólo el 18,5 porciento de sus ganancias, la mitad de la tasa oficial. Losagujeros fiscales y desgravaciones del período Bush y ellobbismo llevaron a ello, ya que 30 de ellas no pagaránningún impuesto en ese período. Ello desde ya destruyeconfianza. En América latina, también está muy ero-sionada por ser la región más desigual del planeta.

En el último Latinobarómetro (noviembre, 2011),cuando se pregunta a los latinoamericanos de 19 paísescuán justa es la distribución de la riqueza, el 80 porciento considera que es “muy injusta o injusta”.

En Chile, a pesar de sus éxitos macro, la disconfor-midad es mucho más marcada, es el 94 por ciento elque piensa así. En el Ecuador actual es sólo el 47 porciento, la mitad que en Chile.

Capacidad de hacer cosas juntos

Segunda dimensión del capital social:la capacidad de asociatividad, de generartodo tipo de formas de cooperación. Des-de las más elementales, como los vecinosque hacen cosas en conjunto, hasta losgrandes acuerdos nacionales.

El grado de asociatividad tiene todo ti-po de repercusiones en el plano macroe-conómico. Las sociedades que tienen ma-yor capacidad de desarrollar formas decolaboración son más eficientes que lassociedades en donde predomina en elplano económico la ley de la selva, endonde las condiciones impulsan el en-frentamiento de todos contra todos paraver quién gana y quién sobrevive.

Son expresiones muy concretas de capa-cidad de asociatividad en la Argentina ac-tual el hecho de que se hayan podido pro-ducir recientemente el Plan EstratégicoAgropecuario y después el Plan EstratégicoIndustrial mediante amplias consultas yconcertaciones a los principales actores. Enel primero, liderado por el ministro Do-mínguez, fueron consultados y aportaron7000 productores agropecuarios, 110 Cá-maras empresariales, y 67 universidades.

Conciencia CívicaLa tercera dimensión del capital social

es la conciencia cívica. La misma se ex-presa en las actitudes que las personas deuna sociedad tienen frente a lo colectivo.Qué hace la gente, por ejemplo, en cuan-to a las cosas más elementales, la preser-vación de los espacios verdes en una ciu-dad, el cuidado de los transportes públi-

cos, la protección de las bibliotecas.Desde eso, hasta qué actitud tiene frente a los im-

puestos y cuál es la magnitud y fuerza del voluntariado.

Los valores éticos predominantesUna cuarta dimensión del capital social son los va-

lores éticos. Son un componente decisivo de la diná-mica diaria de la actividad macroeconómica y políticade una sociedad.

El Premio Nobel de Economía Amartya Sen (1997)dice: “Los valores éticos de los empresarios y profesio-nales de una sociedad son parte fundamental de los ac-tivos productivos de esa sociedad”. Afirma que si susvalores éticos son constructivos –pro desarrollo nacio-nal, pro crecimiento compartido, pro justicia social,pro progreso tecnológico, pro reglas limpias de juego,pro transparencia en el manejo de la gestión pública yde la gestión privada– son activos.

Si, en cambio, son enriquecimiento inmediato,prácticas corruptas, no invertir en el país, son “pasivosproductivos”.

La comunidad económica ortodoxa tuvo que rendir-se frente a este argumento, porque los últimos tiemposuna serie de situaciones económicas muy difíciles parael planeta, se dirimieron en términos de los valoreséticos predominantes en los líderes empresariales.

Así, la investigación del Congreso de EE.UU. sobrelas causas de la crisis de 2008/9 llegó a la conclusiónde que los vacíos éticos de los altos ejecutivos finan-cieros y de la cultura corporativa fueron una causalcentral. Dictaminó que influyeron “la codicia, la estu-pidez, y la soberbia”.

Los valores éticos y el capital social en general estánoperando todos los días. La economía ortodoxa quepractica un reduccionismo que sólo ve las variableseconómicas clásicas, se cerró a su presencia, desconec-tándose de la realidad.

3 Impactos del capital social

La investigación de campo ha demostrado que todosestos factores que constituyen el capital social no sonuna especulación, sino que ejercen impactos contun-dentes en la realidad. El capital social hace diferenciasformidables en los logros económicos y de maduraciónpolítica de unos países en relación con otros.

Entre otros, los estudios indican que hay una fuertecorrelación entre el grado de confianza, y el civismopor un lado, las tasas de crecimiento macroeconómicode mediano y largo plazo. Cuanto mayores los prime-ros, más altas estas últimas (Banco Mundial, MarylandUniversity).

Hay fuertes correlaciones entre el grado de confian-za existente en una sociedad yfactores como la eficiencia judi-cial, la ausencia de corrupción,la calidad de la burocracia y elcumplimiento de los impuestos(American Economic Associa-tion Papers).

El grado de participación enasociaciones mejora la produc-tividad y rendimiento econó-mico en campesinos pobres(Banco Mundial). El grado deconfianza, entre los miembrosde una sociedad influye en laesperanza de vida promedio(Universidad de Harvard). Lasolidez de la familia, compo-nente básico del capital social,influye en múltiples aspectos deuna sociedad como el rendi-miento educativo de los niños,el desarrollo de la inteligenciaemocional, y el desenvolvi-miento de las capacidades críti-co-creativas (diversos estudios).

El capital social tiene, además,como lo detectó Hirschman(Princeton University), una vir-tud muy especial: es la única for-ma de capital que cuanto más se usa, más crece. Los acti-vos productivos clásicos como las maquinarias, la in-fraestructura, los edificios, se consumen con su uso. Encambio cuanto más se activa la confianza, la asociativi-dad, el compromiso de servicio, más aumentan.

El capital social está en el centro de los éxitos produc-tivos, y económicos de diversas sociedades avanzadas denuestro tiempo. Interactúa positivamente con las otrasformas de capital. Un elevado capital social se transfor-ma en factores como estabilidad política y macroeconó-mica, incentivos para la productividad y la innovación,énfasis en la educación, transparencia, erradicación deprácticas corruptas, crecimiento del trabajo voluntario.

Un bajo capital social, o en proceso de erosión, so-ciedades donde hay altos niveles de desconfianza, pocaparticipación, baja conciencia cívica, tienen en todosestos elementos una traba fundamental para el progre-so económico y social.

Como sucedió en la Argentina legada por Menem,donde la desigualdad estalló, se “robaba en nombre de

Después de examinar en los números anteriores “Los escándalos éticos” (1), “El porqué de la crisis económica

mundial” (2), “Qué pasa con la juventud” (3), “¿Cómo mejorar la seguridad ciudadana?” (4), “Mitos y falacias sobre la

pobreza” (5), “La salud pública. El tema postergado” (6), Bernardo Kliksberg, pionero internacional de la integración de

los activos intangibles: la ética y la cultura de la economía, indaga sobre el capital social.

PerdónFlorence Noiville esautora del libro Soyeconomista y os pidodisculpas. Graduada enla Escuela de EstudiosSuperiores deComercio en Oarís,centro de preparaciónde elites económicas,recibió una llamada desus compañeros parafestejar los 20 años desu promoción. Lescontestó: “Somos lapromoción deeconomistas que hallevado al mundo a lamayor crisis de suhistoria. No tenemosnada para celebrar”.

HistóricoEn el décimotercer díade “Ocupar Wall Street”cuando eran muchosmenos, y la prensa noles prestaba atención,el cineasta OscarMichael Moore vino asolidarizarse.Les dijo: “No sedesesperen, porqueésta es la parte másdifícil. Están en la partemás difícil justo ahora.Pero todo el mundorecordará dentro de 3meses, 6 meses, 100años, que ustedesvinieron a esta plaza yque iniciaron elmovimiento”.

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la corona” (como lo demostró Horacio Verbitsky ensu tan documentada y acreditada obra), y se destruyócasi totalmente la confianza, lo que se expresó en el“que se vayan todos”.

Tuvo que haber una gestión política de muy altacalidad para que la confianza se recuperara. Argenti-na es hoy uno de los líderes en la región en confian-za en el Gobierno.

En general los cambios hacia modelos para la gen-te han llevado a que según verificó el Latinobaróme-tro, la confianza en los gobiernos es considerable-mente mayor en América latina, 45 por ciento de lapoblación, que lo que refleja el Eurobarómetro enEuropa, sólo 29 por ciento. Antes era a la inversa.

4 El capital social y la crisis

La aguda crisis en USA y Europa tuvo causales fi-nancieras y macroeconómicas, pero cada vez se des-tacan más sus aspectos invisibles ligados a las debili-dades en el capital social.

Entre los factores que la agudizaron y aceleraronestuvieron la casi pérdida total de confianza en losgrandes operadores financieros, después de sus com-portamientos centrados en la maximización personalde beneficios. Las investigaciones mostraron cómouna serie de altísimos ejecutivos cuyas remuneracio-nes estaban ligadas a la maximización de las ganan-cias de corto plazo de sus empresas habían intoxica-do las empresas con hipotecas basura y derivativos

sin base patrimonial con vis-tas a maximizar sus ingresos.

La pérdida de confianzaagravó seriamente la crisis.No se trató de algunos casosindividuales, sino que se con-figuró todo un déficit de cul-tura corporativa responsable.Los niveles de conciencia cí-vica de algunos de los que to-maban las principales decisio-nes en grandes empresas queafectaban la suerte de millo-nes demostraron ser bajísi-mos. No les interesaron ma-yormente los efectos de susacciones sobre la comunidad.

En el centro de la crisis es-tuvo la quiebra de una dimen-sión central del capital social,los valores éticos. En muchas

de las propuestas de prevención de crisis futuras, seapuesta ahora a elementos del capital social. La leypropuesta por Obama que aprobó el Congreso ameri-cano (20/7/2010) antes de la llegada del Tea Party almismo, trató de restablecer confianza nombrando undefensor de los consumidores de instituciones finan-cieras, fijando normas de responsabilidad mucho másexigentes y reforzando las capacidades de regulacióndel Estado severamente debilitadas en el período gu-bernamental anterior.

Sin embargo los obstáculos a su implementaciónefectiva en el Congreso actual son muy duros.

5 Los muy ricos no se resignanEl Ocupa Wall Street y la ola de rebelión mundial

a la injusticia han conseguido poner en el centro dela agenda pública el tema de las enormes disparida-des en la distribución de la riqueza.

No hay manera de justificar, que el 1 por cientodel globo tenga el 43 por ciento del producto brutomundial, o que el 20 por ciento más rico enEE.UU. tenga actualmente como lo informa la Ofi-cina del Congreso, más que el otro 80 por ciento, oque como señalaba Carlos Fuentes para AméricaLatina, “después de Salinas (cuyas políticas fueronsemejantes a las de Menem), 17 personas teníanmás que 17 millones de mexicanos”.

Por otra parte, miembros muy calificados del 1 porciento exigen que haya reformas y que se les aumen-ten los impuestos. A la cabeza, Warren Buffet, el ter-cer millonario del planeta. Por ello Obama llamó asu proyecto de aumento fiscal a los más ricos “la re-gla Buffet”.

Pareciera que deberían estar listos para reformas.Sin embargo, no lo están. Han surgido defensores ar-dientes de la riqueza extrema. Encabezándolos enEE.UU. se halla Michael Cain, uno de los candida-tos republicanos a la presidencia con más aceptacióninterna.

Con dudas públicas muy fuertes sobre quién lo fi-nancia, Mr. Cain dice que “los indignados están ce-losos de los muy ricos”, y que “si son desocupados ypobres es culpa de ellos”.

Tiene un prontuario muy consistente. Según TheNew York Times (23/10/11), cuando era presidentede la Asociación Nacional de Restaurantes, “trabajóestrechamente con la industria del tabaco, peleócontra las prohibiciones de fumar en los restauran-tes, contra el bajar los límites sancionables de alco-hol para prevenir accidentes, contra aumentar losderechos de los pacientes, y subir el salario mínimo”.Además de su caudal de valores antisolidarios, ahoratiene algunas dificultades. Ya lleva tres denunciaspor acoso sexual durante esa época, que no logra des-mentir de ningún modo.

El caso italiano, como bien denuncia GianfrancoPasquino, profesor de Ciencias Políticas de Bologna(ver Elena Llorente, PáginaI12, 4/11/11) es casi delaboratorio. Ante el anuncio de grandes sacrificioseconómicos, se esperaba que hubiera algo de lo queBuffet reclama en EE.UU. cuando dice “el sacrificodebe ser compartido”. Los sindicatos, la organiza-ción empresarial Confindustria y hasta el propieta-rio de Ferrari pidieron que se creara un impuesto alos grandes patrimonios. Parece lógico, pero no enla Italia del premier de la “dolce vita” y la denigra-ción de la mujer.

Los primeros afectados serían Berlusconi y susamigos. Pasquino reflexiona: “Nadie dice esto, encambio hay que decirlo bien fuerte; el impuesto pa-trimonial es una de las soluciones para el país, peroclaramente, no puede ser creado por el hombre másrico de Italia”.

De acuerdo con el Latinobarómetro 2011 en la re-gión más desigual del planeta América latina, los ri-cos no gozan de mucha popularidad. Cuando se lepregunta a la gente “qué grupos cumplen menos conla ley”, coloca en primer lugar a “los ricos”, 63 porciento de menciones. En cambio, “los pobres, la cla-se media, las mujeres, los jubilados, los empleados noson vistos como no cumpliendo con la ley”.

Más sorpresas para “economistas ortodoxos despa-voridos”: resulta que al revés de lo que suponen lasmedidas para eliminar “limpiavidrios” y estacionado-res de autos pobres que están propuestas en la Legis-latura de la Ciudad de Buenos Aires para impedirque violen la ley, la población piensa que ellos sonde los más cumplidores. Así, en el Latinobarómetro,mientras dos tercios creen que los ricos son los quemenos cumplen con la ley, sólo un 9 por ciento creeque son los pobres.

No debe ser casual tampoco que la lista donde esmás alta la percepción de que los ricos no cumplenla ley está liderada por Honduras, donde tres cuartaspartes de la población piensa así. El único país queha tenido un golpe militar en las últimas décadas.

La conclusión final del Latinobarómetro es casi la-pidaria: “Qué duda cabe de que en América latina,los ricos tienen muy mala imagen”.

6 Una nueva coaliciónLa salida a la crisis mundial actual requiere cam-

bios profundos en los modelos, y las políticas públi-cas deben liderarlos.

Se impone sacar conclusiones frente a los resulta-

dos de los modelos ortodoxos. La Presidenta CristinaFernández de Kirchner señaló en la Reunión del G-20 en Cannes (3/11/11): “Si uno ha probado ya du-rante tres años determinadas medicinas y con deter-minados médicos, y el enfermo se agrava cada vezmás, ¿no será que habrá que cambiar de médicos y demedicinas, e intentar otro tratamiento?”.

La acompañan en ese planteamiento editorialescomo los del The New York Times (3/11/11):

Los líderes europeos deberían prestar más atención alas dificultades de los griegos comunes y menos a los delos banqueros europeos ricos. En lugar de tratar de casti-gar a los “gastadores” debería pensar acerca de las conse-cuencias de condenar a Grecia a años de crecimiento ne-gativo, desempleo creciente e impuestos en ascenso, sinnada que se le prometa en retorno, salvo quizá que den-tro de una década, la relación de la deuda con el produc-to bruto volvería a los problemáticos niveles del 2008-09.

Las políticas públicas de cambio pueden tener unapoyo y un aliado fundamental en la movilizacióndel capital social. Los movimientos de base, comoahora los indignados, las organizaciones de trabaja-dores, las de campesinos, los nuevos movimientosindígenas, de los afroamericanos, los movimientospor la igualdad de género, las organizaciones defen-soras del medio ambiente, los jóvenes unidos en In-ternet para causas de interés colectivo, las ONG so-lidarias, las universidades, las organizaciones basadasen la fe hoy muy conectadas con el compromiso deservicio, la responsabilidad social empresarial real, ymuchas otras expresiones del capital social, puedenmovilizarse y respaldar los cambios imprescindiblesen el mundo y en la región.

Una de las maneras de construir capital social esabrir las puertas de par en par a la participación po-pular a la que dedicaremos nuestro próximo suple-mento.

Los esfuerzos por avanzar hacia las metas del mi-lenio han llegado en la mayor parte de los campos,pobreza extrema, deserción escolar, mortalidad ma-terna, mortalidad infantil, discriminación de géne-ro, a una lección. Para ser firme, sostenido y enprofundidad, los programas deben contar con el in-volucramiento y la participación de la comunidad ala que se quiere asistir.

En los análisis comparados, los proyectos de me-joramiento social llevados adelante en base a mo-delos participativos activos, que cubren todas susetapas, han demostrado una superioridad muy am-plia en los resultados obtenidos. La participaciónpotencia todas las dimensiones del capital social.Fortalece los climas de confianza entre los miem-bros de la comunidad, aumenta la asociatividad,promueve el compromiso con las metas colectivas,y es una generadora neta de valores positivos de co-operación y solidaridad.

La potenciación de su capital social da a la comu-nidad fuerzas únicas para llevar adelante intentos decambio social de fondo.

Hay salidas para la crisis. Las puede poner en mar-cha una gran coalición entre política pública y capi-tal social, orientada hacia una economía que incluyaa todos.

El PNUD termina de publicar su informe sobreDesarrollo Humano 2011. Coloca como el mejor pa-ís del mundo en logros integrales a Noruega, por un-décima vez. Los cuatro países nórdicos encabezan latabla de eliminación de la discriminación de génerodel World Form Report.

América del Sur está asombrando al mundo conlos logros económicos, tecnológicos y humanos depaíses como Argentina, Brasil, Uruguay y Ecuador,entre otros, y se está transformando en una referen-cia de que sí se puede mejorar el mundo.

La recuperación plena en el país, y la región, dela confianza, la asociatividad, la conciencia cívica ylos valores éticos son parte central de los desafíosabiertos hacia el futuro. Requieren el esfuerzo co-lectivo diario.

IV DOMINGO 13 DE NOVIEMBRE DE 2011

Hambre“¿A qué se debe quefondos de alto riesgo ybancos de inversióninfluyan en lo que valeel pan en Túnez, laharina en Kenia, o elmaíz en México? ¿Porqué se decide en parteen las Bolsas deChicago, Nueva York oLondres cuánta genteva a pasar hambre?”Der Spiegel, 4/9/11.


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