Date post: | 01-Dec-2015 |
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AUTOGESTION Y PRODUCCION
ARTESANAL, UNA EXPERIENCIA
Desde inicios del año 2009, varios compañerxs nos juntamos para
comenzar un emprendimiento productivo cooperativo. De este modo,
pensamos en la cooperativa como una experiencia práctica con el
objetivo de aportar a la solución de la problemática de la desocupación
de manera colectiva. Desde ese momento sistematizamos la
producción de cerveza artesanal, con una tirada de unos pocos litros al
principio llegando luego a 40 litros mensuales.
En 2011 aplicamos para una ayuda económica del Fondo CREAS1.
Gracias a ese aporte, pudimos instalar un equipo con capacidad para
producir entre unos 45 litros por producción. Así subimos nuestra
producción a más de 100 litros mensuales, sumamos compañerxs a la
cooperativa y mejoramos la calidad de la cerveza, pudiendo medir con
1 Creas - Centro Regional Ecuménico de Asesoría y Servicio. www.creas.org/ El Fondo Ecuménico de Apoyo a Pequeños Proyectos comenzó a funcionar en julio de 2001 en el contexto de una importante crisis económica y social en Argentina, orientado a fortalecer iniciativas solidarias de grupos comunitarios e iglesias locales. Desde su inicio se han apoyado cerca de 400 proyectos que favorecieron a más de 40.000 personas principalmente en la región urbana y suburbana de Buenos Aires. El Fondo Creas tiene por finalidad fortalecer las capacidades de las organizaciones sociales para transformar las condiciones de pobreza y desigualdad con pleno ejercicio de derechos.
precisión los insumos y capacitándose varios compañerxs en la
fabricación
Las jornadas de producción son de entre 6 y 8 horas. Semanalmente
tenemos una asamblea donde definimos los pasos a seguir, la compra
de insumos y formas de distribución de la cerveza. Además de
reflexionar en torno a cómo funciona la organización del trabajo, la
distribución de tareas, etc…
A fines de noviembre de 2012, un grupo de compañerxs de CREAS
eligieron la experiencia para hacer entrevistas y evaluar como el
mismo grupo estaba viviendo lo que iba sucediendo. Lo que siguen son
nuestras propias palabras en charlas individuales y colectivas,
recorriendo temas que para nosotros son importantes y que creemos
pueden ser de interés de todo aquel/lla que quiera acercarse o saber
sobre una experiencia de este tipo.
Sirven para recordarnos a nosotros mismos quienes somos y para
darle valor a las pequeñas cosas, que de eso se trata.
Cooperativa Cerveza Sin Patrón, Cerveza Luna.
Diciembre de 2012
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COMENZAR
Vanesa: Yo siempre tuve una necesidad de pertenecer a algún grupo.
A veces esquivando la política, que los partidos no, pero siempre me
gustó trabajar en grupo, no individualmente y creo que después de los
20 años, sentía la necesidad de hacer algo distinto, un trabajo distinto.
De llegar a mi economía de otra manera, de no volverse rutinario, de
generar uno su propio trabajo, de aprender. Y me parece que encontré
el lugar cuando vi que necesitaban gente, “yo me sacrifico, por más que
tenga los dos nenes chiquitos. Vamos a ver qué pasa. Este es mi
momento, vamos a ver si funciona”. Pero no todo el mundo tiene la
necesidad de trabajar cooperativamente. Mucha gente quiere ir a un
laburo, cumplir un horario, “chau, me voy a mi casa, no tengo relación
con nadie, no es mi problema”. Acá pasa algo y es problema de todos.
Nosotros en el grupo somos en este momento cuatro o cinco. En
realidad, empezamos seis o siete, se fue uno de los chicos y ahora hay
uno que está que no sabe bien qué va a hacer. Lo hablamos y dejamos
la puerta abierta para el que se quiere ir por una cuestión personal,
por otro trabajo o lo que fuese, cuando quiera volver las puertas del
grupo están abiertas para que vuelva. La realidad es que fue todo un
aprendizaje para nosotros hasta el momento al que ahora llegamos.
Juan: ¿Y de dónde viene esto? No sé, pensando más para atrás… yo tengo abuelos campesinos, por ejemplo. Campesinos gringos, como les
decimos nosotros, porque son los inmigrantes que vinieron a la zona de La Pampa y El Litoral. No son como los campesinos nuestros del norte o centro del país, que son pueblos originarios que fueron siendo campesinos, con otras características. Entonces ese es un pasado que
yo recuerdo, yo creo que fue una base que quedó ahí, ubicada en la
memoria familiar… de ir al campo de chico, de conocer con mis abuelos los trabajos del campo, que se levantaran a las 5 de la mañana,
que desayunaran como estamos comiendo ahora. Esa vida del
campesino yo la conocí de chico. Y después retomé esa experiencia desde otro lugar, siendo ya casi adulto en el año 2003, en el contacto con el Movimiento Campesino, acá en Santiago del Estero. Fue un
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descubrir muy grande para todos los que fuimos. Esta fue una
experiencia de la que no formaron parte ninguno de los otros compañeros que están ahora en el grupo, pero sí algunos del grupo inicial. Se hacían, se siguen haciendo, pasantías le llaman ellos, que son
viajes de unos diez días, en los que uno comparte con las familias y además conoce la organización. Porque no es solamente el campesino
solo, sino estar organizados y tener áreas de trabajo: lo productivo, la
comunicación… y la lucha por la tierra. Tener ese espacio para alimentarse y producir. Entonces eso fue un antes y un después, en mi
caso. Porque nosotros vimos que era posible esto de vivir de lo que uno hacía.
Marisa: Tengo una amistad con Juan y Vanesa, escuchaba que ellos
estaban en la cooperativa y entonces yo les dije que, si en algún
momento había algún lugar, me interesaba participar. Yo en realidad
soy docente. Hace 11 años. Jardín de infantes y secundarios. De una
punta a la otra me fui. Y cuando hubo un lugar, ellos hicieron una
reunión y me convocaron. Bueno, cuando entré acá me apasionó.
Primero, empezar con todo lo de la cerveza y después, lo que lleva el
manejo de una cooperativa…
Vanesa: Yo estoy hace casi dos años. Con los tiempos estoy medio
perdida, pero Juan con otro de los chicos que está en el grupo están
hace más tiempo. Empezaron en realidad con otras personas que no
siguieron.
Juan: Nosotros éramos parte de un grupo. Éramos dos que estábamos
antes y había otros compañeros. Entonces la primera idea salió de ese
grupo. Y era la idea hacer un trabajo, después salió la cerveza como
una forma, que creo que podría haber sido otra cosa también. Yo
estudié y me formé en periodismo y comunicación social. Empecé a ser
docente con los años, fui dando clase en universidades.
Mariano: Era un grupo en la facultad. Yo a Juan lo conozco de la
facultad, él era profesor. Y con un grupo que tenían, en el cual yo no
participaba activamente, se decide empezar un emprendimiento de
tipo productivo para sustentar un poco la militancia que ellos estaban
teniendo allí en la facultad. Yo me sumo a partir de ahí, no estando en
el grupo de militancia, pero me convocan, me comentan que van a
empezar con esto de la cerveza
Juan: Y creo que en los compañeros que empezamos esto había un factor común, al principio, que es que éramos más de la universidad. Y
en un momento, apareció el problema para nosotros del poco trabajo manual que teníamos, empezamos a agotarnos de una labor
llamémosle más intelectual. Nosotros estábamos todo el tiempo, desde
lo físico incluso, en las aulas sentados, en una computadora
escribiendo o investigando, editando. Eran todas actividades muy sedentarias y que no desarrollaban en nosotros esto de poner el cuerpo en el trabajo. Necesitábamos recuperar ese balance entre el
cuerpo y la cabeza. La idea era que eso funcionara como un fondo para
otras actividades que nosotros teníamos que no estaban subvencionadas ni se podían comercializar. Nosotros hacíamos videos, comunicación sobre problemáticas sociales que no estaba bancado por nadie. Si vos querías hacer eso, primero no tenías quién aporte a esos
procesos, y después no tenías a quién venderle tampoco. Eran
productos que se mostraban, una herramienta que servía para otra
cosa, pero no se podían comercializar. Entonces eso para nosotros era un gasto permanente. Y decíamos, bueno, con la cerveza podemos bancar un poco esto. Y porque también teníamos en ese momento
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muchas discusiones acerca del proyecto en sí, que algunos de nosotros
decíamos “estas cosas se saldan encontrándose, trabajando y compartiendo, conviviendo”. Porque teníamos mucha palabra, mucha asamblea, pero poca práctica compartida
Mariano: Y la idea de la cerveza había surgido porque estos
compañeros de Caballito, de un espacio productivo, también tenían la
cerveza como forma de laburo, de trabajo, de emprendimiento
productivo, aunque lo encaraban de otra manera.
Juan: Los del Centro Cultural La Sala2 era una gente que nosotros nos vinculábamos por otra cosa, porque forman parte de todo un proceso que se dio acá, en la crisis de fines de los ’90, 2000, 2001, que fueron
lugares que se ocuparon por vecinos o personas que necesitaban trabajar. Y a la vez, los lugares iban quedando abandonados porque los
patrones se borraban cuando no había ganancia, todo el fenómeno de las fábricas recuperadas. Y esta gente se había metido en esa historia.
Tenían un centro cultural que tenía otras actividades, tenían una biblioteca, tenían otros productivos ahí. Entonces llegamos, y en el
medio de eso, nosotros nos encontramos con que ellos hacían cerveza. Tampoco sabíamos. Y ahí la probamos, nos pareció rica…
2 CENTRO CULTURAL LA SALA. “Lugar proyecto sueño pensado e improvisado espacio donde se practican formas igualitarias de relacionarse consecuencia de no tan pequeñas iniciativas” según sus creadores en http://cclasala.blogspot.com.ar/ en relación con un espacio llamado LA HUERTA ORGAZMICA. Huerta Comunitaria que funcionaba en un terreno recuperado, sobre las vías del ex FF.CC Sarmiento, a 30mts de la estación Caballito, hacia el lado de la Estación Once. Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Fue destruida el lunes 18 de mayo de 2009 en un operativo ilegal y desmedido. Una acción al día siguiente exigiendo una respuesta terminó con un saldo de 22 detenidos y muchos heridos con la infantería entrando violenta e ilegalmente al Centro Cultural La Sala. Hoy La Sala sostiene varios de sus espacios productivos.
Vanesa: Y después vino el muchacho y les explicó cómo hacer. Y fue un
poco eso, una cuestión de hacer algo, otra cosa. Porque hay muchos
que hacen fideos… entonces, salir un poco de eso y hacer algo distinto.
Juan: Vino acá uno de esos compañeros, Juan, que la verdad es que nos ayudó mucho porque fue lo primero que aprendimos. Él se quedó una
jornada entera acá, hacíamos al lado nosotros la cerveza, en el patio,
con una sola olla, con un quemador. Protegiendo del viento para que
no se enfriara, con un cartón grande. Usábamos heladeritas esas de camping, para hacer lo que hacemos ahora con las ollas, que tiene el doble fondo. Un proceso mucho más costoso en el tiempo y más
impredecible, a veces salía, a veces no salía…
Mariano: Así surgió lo de la cerveza. Se fue probando, la cerveza tiene
la posibilidad de empezar de una forma muy casera, muy artesanal…
Juan: Primero decíamos que era una forma de llevar esa cerveza a
fiestas o actividades, presentarnos nosotros hacia los otros, aunque no
diera un ingreso, por lo menos conformaba un fondo con el que podíamos hacer otras cosas. Al inicio, eso se extendió mucho sin resultados. Estuvimos como un año, casi. Siempre con los mismos inconvenientes… y volviendo a este tema del trabajo intelectual y el
trabajo manual, creo que varios compañeros del primer espacio no
pudieron sistematizar o hacer de forma permanente el trabajo. Éramos dos varones y cuatro chicas. Y decíamos, un poco en broma, está lindo hablar de la cooperativa y del socialismo pero a la hora de poner el
agua en la olla, a las 8 de la mañana, somos pocos. Pasaba un poco eso.
Mariano: Cada uno de los que estaba también tenía distintas
experiencias. Yo después de haber trabajado formalmente en una
empresa, me fui de viaje, volví, estuve con distintos trabajos y todavía,
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hasta ese momento, no podía lograr una estabilidad laboral. Entonces
la posibilidad de sumarse a este tipo de proyectos viene por ahí. En el
medio hubo cambios de personas. Integrantes que se fueron, que
vinieron, que se fueron sumando.
Vanesa: Los dos varones son los que estaban en el inicio, después me
sumé. La verdad es que en un momento estaba en otra cosa, con los
nenes chiquitos, la nena bebé, todo ese proceso no lo viví de cerca.
Producían acá y todo pero yo estaba con los chicos adentro.
Juan: Y con la gente nueva arrancamos. Hubo un período de unos meses en los que no hicimos nada, hablábamos de cómo iba a ser, y
empezamos. Y la gente que vino es muy diversa. Algunos vienen de una experiencia anterior de organización del algún tipo, otros nada, se
relacionan por vínculos de amistad o cercanía. Y las situaciones también económicas de cada uno son distintas, aunque somos todas
bastante pobres (se ríe). Ya ahí fue “vamos a hacer cerveza”. Y creo que algunos se engancharon más porque iban a hacer algo que era cotidiano para nosotros, tomar cerveza, que porque era una
cooperativa o iba a ser un trabajo. Al principio fue medio instintivo
eso. Encontrarse con gente con la que nos sentíamos cómodos. Y después se empezó a producir muy de a poco…
SER Y FORMARSE
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Juan: Un compañero se puso a hacer cursos. Diego, el chino. Cursos
que hacen los que venden insumos de cerveza. Ahora estos últimos 3, 4, 5 años se difundió muchísimo eso.
Vanesa: Ahora (octubre 2012) somos cuatro los que trabajamos. Dos mujeres y dos varones. La forma de organización es así: la producción
lleva un mes. Se produce un día, a la semana se clarifica, a la otra semana se embotella y ahí se etiqueta. Entonces hacemos una
producción de a dos personas porque los equipos y las ollas son muy
pesados para levantar o trabajamos con agua muy caliente, entonces ahora estamos empezando con que uno hace la producción y tiene uno
que lo ayuda.
Marisa: todos sabemos hacer todo. Nos vamos rotando por semana.
Juan: Fue necesario en un momento, que fuéramos más de los que
hacíamos falta, porque fue una instancia de aprendizaje. Hoy, después
de un año y medio, cualquier compañero puede estar a cargo de una
producción y saber cada paso y sacar la cerveza. Antes eso no pasaba.
Antes había dos, tres, que hacíamos y el resto podía ayudar.
Vanesa: nosotros producimos a razón de 96 litros por producción. Un
grupo produce sábado y domingo y eso está recién dentro de un mes. Llevamos cada 15 días a Puente 2 tandas de cerveza que son 8 cajones, de ¾ . Eso lo dividimos por las horas totales del grupo, y ahí marca cuánto es la hora. De ahí sacamos nosotros cuánto es nuestra hora. Y
obviamente que sacamos los gastos que tenemos de insumos, productos de limpieza, todos los gastos que genera la cooperativa. Y de
ahí, lo queda limpio, dividido las horas se saca cuánto es la hora y ahí se divide recién por las horas que trabajó cada uno. Y nosotros calculamos 40 horas de trabajo por mes, más o menos.
Juan: Aparte de las grandes cervecerías existen algunas cervecerías
artesanales. Pero son proyectos comerciales, porque la cerveza se toma, se vende a los bares y tiene otra escala. Sobre todo creo que en estos últimos años fue menguando mucho la calidad de la cerveza
comercial, las grandes marcas, la Quilmes, Brahma. Es una cerveza de mala calidad. Entonces el que tiene algún dinero más se vuelca a tomar
cervezas un poco mejores, pagando un poco más. Muy pocos son
proyectos igual de autogestión, de economía social. Las cervecerías son proyectos comerciales, empresas, a veces familiares, otras veces ni
siquiera eso, con un capitalista que pone dinero y desarrolla un emprendimiento.
Vanesa: Cada uno tiene su punto de vista. Yo particularmente no
quiero que la cooperativa sea una empresa de cerveza. Porque una
cosa lleva a la otra. Terminás siendo un patrón. Y la idea no es eso.
Nadie quiere ser un empresario y llenarse de plata. La idea es otra. La
idea es nosotros producir hasta una determinada cantidad y que por
ahí otro grupo se arme en otro lado y que produzcan. Que nosotros le
enseñemos…. No me gusta la palabra enseñar. Pasarles conocimientos
y que esa persona en su barrio pueda hacer el mismo proyecto.
Juan: Habría algunas cosas que solucionar. Todo este sistema que
tenemos de reciclado de envases, es muy costoso en el tiempo.
Nosotros tardamos casi tanto en envasar la cerveza, como en
producirla. Porque lavar los envases es uno por uno, son envases
usados. Hay que lavarlos, desinfectarlos, son entre 50 y 60 envases por
producción, 4 o 5 cajones. Si triplicáramos tendríamos que buscar otro
sistema. Muchos ni siquiera la envasan.
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Mariano: En los bares se venden los barriles directamente para servir
cerveza tirada. Ahí la distribución con Puente se complicaría. Hay
ciertas cosas del trabajo que también podrían llegar a ser un
impedimento. El tema de embotellar así podría llegar a ser un
impedimento y habría que repensarlo. Pero creo que esas cosas
precisamente se pueden llegar a repensar, a reformular, a reorganizar.
No podríamos seguramente de la noche a la mañana pasar a producir
200 litros por semana.
Vanesa: Y después hay cuestiones administrativas también. Al
principio armar las carpetas, cuando había que hablar por teléfono con
alguien, que se acuerden de traer las facturas cuando van a hacer una
compra, todo eso de la organización. Después fue “traje esto”, “bueno,
andá y guardalo en la carpeta”. Eso después se empezó a repartir.
Todos hacemos todo, por una cuestión de que todos tenemos que
aprender todo el circuito de producción, que aparte tiene partes que
no son productivas. Desde encargar insumos, hasta esperarlos.
Nosotros con quien distribuimos es Puente del Sur3, que es una
3 PUENTE DEL SUR / Organización popular surgida en el año 2003. Un grupo de compañeros que tomó como tarea acercar los productos de organizaciones y distintos pequeños productores a personas que hacen una opción de consumo, creando puestos de trabajo dignos en la tarea de distribución y hacer viables las iniciativas de producción de otras organizaciones, cooperativas y pequeños productores. Plantea que es posible que quienes hacen esa opción de consumo se benefician de productos de buena calidad y de precios justos, a pesar de las dificultades económicas que los procesos productivos tienen actualmente. Expresan “Cuando compramos productos ayudamos a que se reproduzcan relaciones sociales, apuntalamos, volvemos a crear un circuito económico. Cuando le compramos a una gran empresa, afianzamos su sistema de distribución, su modo de producción y de financiarse. Pagamos, fundamentalmente, el lucro gigante que el capitalismo necesita hacer hoy día, para seguir existiendo. Cuando le compramos a organizaciones sociales estamos creando otra realidad y estamos pagando fundamentalmente, trabajo” http://puentedelsurcoop.com.ar/
cooperativa que distribuye. Nosotros prácticamente todo lo que
producimos se lo llevamos a ellos. Ellos vendrían a ser nuestros
distribuidores. Y la idea es seguir creciendo más y en algún momento
poder incluir a otra gente que quiera también. Aprendimos una nueva
forma de trabajar, abrir un poco más el campo, cómo manejar la
economía de grupo. Hay un montón de cosas que particularmente me
hacen falta. Decir “hay tal charla, puedo ir a tal lugar”.
Juan: A nosotros la vinculación con Puente del Sur nos liga a proyectos que están en la misma línea. Que tienen hoy una autonomía del Estado,
del gobierno, y que plantean a la cooperativa como una herramienta de transformación social. Eso es difícil. Yo en particular me siento
identificado con esa mirada. Hay compañeros que, por ejemplo, dentro de grupo lo ven, o lo veían, como el desarrollo económico, casi puramente. Entonces, en un punto, que sea un proyecto cooperativo o
que sea una empresa no les significa demasiada diferencia. Porque ven
que, tal vez, en la lógica de maximizar un poco las ganancias el día de mañana van a tener que crecer y tal vez ser dueños de algo, contratar a alguien que trabaje.
Mariano: Inclusive Vane y Marisa han ido a compartir con Puente
jornadas de trabajo con ellos para conocer cómo se trabaja, para tener
un conocimiento también de lo humano. Además de eso, a mí me toca
que yo hago radio que es parte de una cooperativa. Es una cooperativa
que tiene mucho trabajo social, que tiene trabajo con el Municipio de
Morón en conjunto, que hace radios abiertas. Por ejemplo, para el Día
del Niños va al barrio Carlos Gardel, que es una villa que se urbanizó
en Morón. Entonces yo tengo contacto por ese lado, haciendo radio. Y a
través del programa tenemos contacto con otra gente que trabaja la
cultura en muchos aspectos.
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Vane: Hay encuentros, con chicos que hacen Panadería en zona sur, y
ahora uno de esos chicos trabaja en Puente. Por ejemplo, nos hacen las
etiquetas una imprenta cooperativa, con los papeles que a ellos les
sobran las hacen gratis, con pedazos que a ellos les sobran, pero en
cantidad. Entonces nosotros les mandamos cerveza. Y los invitamos a
ver un día como elaboramos. El otro día hablábamos que mirábamos
un poco hacia atrás y que hay veces que no vemos el avance que
hicimos. Pero tener los equipos, poder producir, saber el tiempo de las
cosas, ya nos manejamos más libres. Y hay gente interesada para
aprender o que quiere participar y nosotros tenemos que agarrarle un
poquito más la mano nosotros como para después poder abrirlo. Y nos
ha pasado de ir al cumpleaños de algo y que te digan “¿son de San
Antonio de Padua? Ah, yo probé una cerveza que tiene una chica en
una luna. Fui a la casa de un amigo en Capital y se la había comprado a
una distribuidora”, “sí, somos nosotros”. Y el pibe vive en Flores y de la
nada te pones hablar y le preguntas si le gustó, “si, era rica” “¿en serio
te gustó?
Juan: Lo que nosotros teníamos claro era que no podíamos tomar formulas muy generales. De la experiencia propia tenía que surgir
cómo dividimos las horas, cómo hacer para que haya un compromiso
parejo de todos los compañeros. Yo por ahí tenía una idea distinta, de abrirlo más, de conocer otras experiencias. No capacitarse formalmente, pero sí ir y conocer gente que lo estaba haciendo de antes. Pero el grupo siempre fue más cerrado en eso. Querían primero
resolver lo propio y después salir. Entonces siempre fue hablarlo entre nosotros, los problemas, las cosas que podían surgir. Intentamos en
algún momento ir a espacios donde se coordinan grupos productivos, como redes, pero nunca nos llevaron mucho el apunte el resto de los
compañeros a dos que estábamos planteando hacer esto. Pero al
conocer al Puente del Sur que distribuye la cerveza nuestra y muchos otros productos, sí nos significó un aprendizaje muy importante. Porque hay temas que son similares en todos los casos. Por ejemplo,
una cosa que nosotros desconocíamos y terminó pasando, hay un momento donde los procesos definen el grupo. Hay gente que, por más
esfuerzo que el grupo haga, no se va a adaptar en convertir el proyecto
en un trabajo. No se va a adaptar por distintas causas: porque tiene otra economía, él o ella, que lo mantienen, porque les lleva demasiado
esfuerzo la gestión de un trabajo a cambio de un trabajo con relación de dependencia donde el patrón define todo y vos, nada más, vas y
cobrás. Esas son cosas que pasan en todos lados. Entonces las personas que ya pasaron por eso son una ayuda muy importante. Que te digan por ejemplo: “Ya vas a ver que hasta los dos primeros años el
grupo no está estable, después quedan los que son para esto”, y termina pasando, groso.
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ECONOMÍA Y PRODUCTIVIDAD
Vanesa: Yo creo que esto siempre hay que compartirlo con otros para
que tengan una fuente de salida laboral. Como a nosotros vino un
grupo a explicarnos, con quienes no tenemos una relación comercial y
para nosotros fue una salida laboral, para mí fue una salida laboral.
Mariano: Cambiaron formas de organizarse, cambiaron los tiempos
que se le fueron dando al proyecto que se fueron sumando, dentro de
lo que podemos. Porque es sin patrón pero la producción sí exige un
patrón de tiempo. Y después otro pequeño cambio que se dio en el
último tiempo, fue esto de empezar a trabajar con Puente, con la
distribución ya se empezó a generar un circuito, que si bien no es el
ideal por las cantidades de producción que nosotros podemos
manejar, ya está habiendo un ingreso. La cooperativa, en última
instancia, se auto-solventa, cosa que hasta hace algún tiempo no era
así. Era seguir poniendo de nuestro bolsillo para después ir generando
la rueda. Hay un dinero para ir repartiendo, que sigue sin modificar
sustancialmente la vida material de cada uno de nosotros pero suma.
Juan: Creo que fue bueno en comparación con otros procesos y experiencias que conozco anteriores, por ejemplo. Acá uno sabe bastante bien quién es quién, qué cosas puede dar cada uno y qué
cosas no puede. Eso está claro y es muy importante. Pero también
hubo que poner algunas reglas que nos lo fue imponiendo la situación. Esto, por ejemplo, de las horas de trabajo. Que cada uno cobre según las horas que trabajó. Para mí es un fracaso en el sentido que nuestra
apuesta era que todos tuviéramos el mismo ingreso, y que por lo tanto nos viéramos obligados éticamente a cumplir el mismo trabajo.
Vanesa: En realidad, no termina variando mucho. Deben ser 20 a 50
pesos de diferencia. Estamos muy iguales todos. Una producción tiene
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todo un proceso, los que empiezan eso pueden faltar, como mucho, a la
clarificación que dura una hora, que la hace el otro. A nosotros nos ha
pasado que tenemos que llevarle la cerveza a Puente y se queda
Marisa con los nenes. Entonces eso se divide entre los tres. No hay
mucha diferencia, no hay uno que gana 100 y otro 400. ¿Por qué
hablas de fracasos?
Juan: Por ahí es mucho, pero bueno, yo conozco experiencias que sí
pueden lograr eso. Que logran que el acuerdo y que el grupo se auto-regule. Llamarlo fracaso quizás es mucho, pero para mí es algo que está todavía en la deuda nuestra con nosotros mismos.
Vanesa: Igual se creció no hace mucho que estábamos medio
desorganizados, éramos los seis produciendo, los seis haciendo algo y
más gente en este lugar tan chiquito no se puede. La idea nuestra es
que sea una fuente de trabajo. Hacer el trabajo hasta un punto en el
que nos rinda, que nos dé una buena calidad de vida. En mi caso, que
me dedico a cuidar a los nenes y estoy estudiando, es una fuente de
ingreso. A mí me ayuda y también como persona me siento activa y
que estoy haciendo algo que me gusta. Y si nos tenemos que convertir
en una empresa yo, particularmente, me plantaría y llego hasta acá.
Juan: Que la cosa crezca es inevitable. Dentro de capitalismo es
inherente al sistema que empiece a haber cierta acumulación, o te fundís o creces disputando mercado con otros, no hay término medio.
Pero ¿Cómo hay que crecer? Porque lo tradicional es el tipo que
empieza de abajo (cuando no lo banca la familia o hereda) y termina teniendo empleados. A nosotros nos ocurrió con esta pequeña distribución que tenemos en Puente del Sur, y nos dimos la discusión de llegar a ese tope. Era un tope lógico, digamos, hacer 300 litros al
mes es algo que está dentro de las posibilidades materiales que
nosotros tenemos de tiempo, de los equipos que tenemos, de la infraestructura y del factor humano. Es un esfuerzo pequeño llegar a esa cantidad. Ahora, la lógica del crecimiento, para mí, de estos
espacios tiene un techo. Y de pronto, si hubiera que hacer más cerveza, yo preferiría que se pueda formar otro grupo nuevo y que esos
compañeros también vivan de ese trabajo. Como una red. En lugar de
centralizar y crecer uno solo. Decir “che, a ver, somos seis más. Armen otro equipo o turnemos acá, vénganse los otros”. Sumar compañeros al
trabajo.
Mariano: Habíamos averiguado para cambiar el equipo, con la misma gente de Córdoba a la que les compramos, de pasar del equipo de 50 litros por producción a uno de 150 litros, triplicar la producción por
cada vez que se trabaja. Pero incluso tomándonos este equipo como forma de pago, deberíamos estar invirtiendo $10 000. Son cosas más
grandes, otras bombas, el sistema de enfriado… y después a eso hay
que invertirle, lo que nos cuesta tanto a nosotros y en su momento no nos habíamos dado cuenta, el tema de la cámara de frío para poder
manejar temperaturas que tienen que ver con el proceso.
Juan: Primero, en el esquema actual, hacen falta cosas que no están. Heladeras, equipos, ampliar las ollas, la cantidad, un carro que
necesitamos para llevar, una zorra se llama. Esos son gastos pequeños pero gastos que hacen falta. En mediana escala, un vehículo por ejemplo. Que nos serviría para distribuir nosotros cantidades de
cerveza que no podríamos cargar en el auto. Y después, hay una parte que todavía está sin desarrollar del proyecto, que es la educación y la
formación cooperativa. Nosotros queremos hacer talleres, donde transmitamos una lógica de trabajo y a la vez el poder hacer cerveza. Porque sentimos que hay mucha gente que lo podría realizar. Por
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ejemplo, tenemos uno pendiente en Santiago del Estero con el
Movimiento Campesino, que ellos tienen intención de hacer una cerveza de la organización, que para nosotros implicaría algunos gastos: el viaje, incluso ayudar a esos compañeros con la compra de
algún equipo. Esos son todos usos del dinero que te puedo decir yo, hoy, que tengo, pero no lo hemos charlado. Porque el grupo también
tiene una lógica de que las cosas se hablan muy cuando llega el
momento. No vamos pensando mucho para adelante.
Vanesa: Nosotros tenemos ganas de producir un poco más. Estamos
un poco limitados con el tema de las heladeras. Lo que pasa es que
también los compañeros necesitan, necesitamos, la plata. Entonces por
ahí nosotros cobramos y decimos “¿qué hacemos? Vamos al fondo” “y
no, estoy re justo”. Porque para nosotros es un trabajo. Le damos el
carácter y la importancia de un trabajo. Nosotros cuando producimos
tratamos de que no venga a nadie a visitarnos, porque nosotros
estamos trabajando. Estamos en horario de trabajo. Aparte
aprovechamos y hacemos mini-asambleas, aprovechamos para
ponernos al tanto de algo. Entonces es un trabajo al que nosotros le
damos la calidad de un trabajo.
Mariano: El desafío, y a mí me pasa por estar en otro emprendimiento
productivo con mi familia, yo hago vino, lo difícil es poder aumentar
las cantidades, los costos que eso implica. La distribución, nosotros
por suerte la tenemos cubierta. Y después sí, cuestiones que nos
pueden llegar a exceder un poco, en un momento tal vez entender que
deberemos ceder tiempos de otras cosas para sumarle a esto. Que no
es fácil tampoco, porque cada uno tiene esos tiempos que es lo que les
permite mantener el día a día.
Vanesa: Juan es mi pareja, con esa plata entre los dos podemos pagar
el alquiler y algunos impuestos. Entonces ya eso es un gran alivio.
Aparte es mi único trabajo. Juan trabaja de otra cosa, pero para mí hoy
por hoy es mi único trabajo y la verdad es que a mí me sirve. Y a todos
los chicos del grupo les vino bien.
Marisa: No nos está aportando un ingreso como un salario, pero es
una ayuda. Yo con esta plata la destino a pagarle a la chica que cuida a
mi mamá. Pero yo creo que apostamos a más. A que esto llegue a un
ingreso y un sueldo. La idea mía es, el día de mañana, dejar una parte o
un poco la docencia y dedicarme a esto. Porque me gusta.
Vanesa: Por eso nosotros también empezamos a producir más. A
tratar de darle más tiempo a esto. Porque empezó a haber compañeros
que no podían darle el tiempo que nosotros estábamos estipulando
para el crecimiento y para que nos dé dinero. Y terminaban yendo a
hacer otra changa porque necesitaban otro número de plata que
necesitás para mantener una casa.
Mariano: En mi caso particular, por el tipo de economía que tengo yo,
es un aporte. Porque yo, en realidad, mi economía particular la baso en
esas cosas. Yo todavía vivo con mis padres, entonces tengo obviamente
un montón de cuestiones resueltas, como vivienda, etc. Pero el resto
de mis gastos y de lo que yo necesito lo voy solventando así, con lo
que me suma la radio, lo que me suman los vinos (otro productivo) y lo
que me suma a partir de las horas trabajadas. Por ejemplo, no pude
venir la producción pasada entonces son menos horas, pero a mí me
significa en ese sentido. Me aporta a mi economía personal, así es
como la voy haciendo. De a pequeños ingresos de distintos lados.
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Juan: Un compañero nuestro se fue porque él está haciendo un
posgrado en una universidad, y cada paper que manda y que investiga gana lo que podría ganar acá en seis meses. Hay una lógica profesional de desarrollo de algunos compañeros, algunas personas del espacio,
que es inalcanzable para la cooperativa. Nunca el ingreso que la cooperativa les da podría competir con eso.
Mariano: Se ha dado que, sí, uno de los compañeros por motivos
personales no daba con sus tiempos, sufriendo además la desgracia de
que le robaron la moto con la que trabaja, entonces se encontró ante la
disyuntiva de no poder dedicar horas a esto y tener que dedicarlas a
algo que seguramente no le gusta que es meterle más tiempo a la moto
para poder pagar la moto que le robaron. Ese fue un caso que desde lo
personal impidió que el compañero siga.
Juan: Entonces tuvimos que repartirnos entre los que quedamos.
También nos obligó a maximizar el trabajo por persona.
Mariano: A partir de la ida de algunos compañeros, nos encontramos
con la pregunta de “¿qué hacemos? ¿Sumamos gente por los que se
fueron o nos mantenemos así?”. La idea fue todavía mantenerse
porque veíamos que podíamos cubrir el trabajo de los compañeros
que se habían ido, y como se podían mantener las formas de trabajo y
los niveles de producción, decíamos no sumar un compañero hasta
que nosotros no podamos dar el salto de producción, era sumar otra
persona para hacer lo mismo que podíamos hacer nosotros.
Vanesa: Sabemos que en algún momento no muy tardío va a llegar ese
momento de decir “yo propongo a tal o a tal para que ingrese”.
Nosotros, por ejemplo, tenemos relación con Puente, vinieron unos
chicos que era de una cooperativa de panadería que vieron cómo
elaboramos. Ellos también tenían la necesidad de trabajo en el barrio y
querían ver si nosotros íbamos un día a darles una charla, a
mostrarles.
Juan: Y a partir de ahí, preguntarnos. ¿Qué es una economía social? Para mí es una economía que no está pensando sólo en el dinero.
También hoy las multinacionales tienen su parte de responsabilidad
social, pero eso yo entiendo que es otra cosa. La economía que desarrolla los vínculos, que desarrolla la colaboración, que sustituye
una serie de valores que imperan en el mercado, la competencia, el individualismo, el pisar al otro para ganar, por otros opuestos. Eso sería una cooperativa como herramienta transformadora en el plano
social, mas allá de y junto con ser fuente de trabajo.
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COMPARTIR
Vanesa: Nosotros el día que se produce almorzamos todos juntos. El
que no produce, cocina. Comemos todos juntos, charlamos en la hora
de la comida. Se usa la cocina de casa para calentar las cosas. Hay como
una cierta confianza de libre albedrío. Si nosotros no estamos en casa,
tienen la llave de casa. En ese sentido, nos tenemos confianza el uno al
otro. Lo bueno es que se hablan las cosas, cuando hay algún
problemita. Como yo vivo con Juan muchas veces uno charla las cosas,
“pero por que no lo hablas en la asamblea”. Tratamos de separar un
poco porque si no todo se mezcla y al trabajar también en tu casa y
todos juntos, es como que está todo unido también. Y se dan los
intercambios con otros grupos que tienen la misma lógica. Por
ejemplo, esta gente de la imprenta4, yo no los conozco todavía pero
ellos llamaron de onda un día porque tenían etiquetas y son hermosas.
Nosotros les llevamos cerveza. Y así también hacia los que no
conocemos. Otra persona que quizás tiene la necesidad de trabajar y
no puede o no consigue, esta es una alternativa. “nosotros hacemos
cerveza, ¿a vos te interesa? Nosotros te podemos enseñar y vos podes
hacer en tu casa”, como hacíamos nosotros primero con los tachos. No
es algo de primera necesidad, pero es un gusto. ¿Uno por qué no se
puede dar un gusto y decir “me voy a tomar una cerveza”? El sentido
también es la unión, el juntarse, el compartir. Uno, cuando se toma una
cerveza, está compartiendo. Se sienta a una mesa y charla y habla de la
vida con el otro.
4 IMPRENTA INTI GRAFICA / Imprenta Cooperativa del Partido de 3 de Febrero,
Provincia de Buenos Aires. Desde 2012 trocamos con ellos etiquetas por cerveza.
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¿AUTONOMIA DE QUE?
Vanesa: Nosotros apostamos a manejarnos entre nosotros con la
plata. Por ahí a alguno de los chicos puede prestar. Y es momentáneo.
Por ejemplo, la primera heladera que nosotros compramos, hace un
montón, la puso uno de los chicos la plata. Y nosotros, después, con
una de las primeras producciones se lo pudimos devolver. Y nos
sentimos re contentos. Es nuestro esto, no le debemos nada a nadie.
Esa es mi mirada. Tratar de no endeudarnos, sino que laburando
nosotros tratar de poder comprarnos la heladera.
Juan: Después está el tema de cómo nos paramos nosotros frente al Estado y a las políticas públicas. Entender que lo que hacemos mucho depende también de las condiciones generales, si se desarrolla una economía social o no. Si hay transporte público, si hay energía, si hay
leyes que favorecen la comercialización. Esa reflexión nosotros la
tenemos un poco pendiente a nivel grupal. Porque muchos
compañeros lo pueden ver como algo que estamos haciendo nosotros
aisladamente, que si nos va bien o mal es una cosa nuestra. Que además siempre fue en nuestro país la lógica del empresario. Al empresario le cuesta muchísimo asumir una situación de contexto, de que las cosas están mejor o peor más allá de sí. Que hay cambios
económicos que pueden ayudarlo o perjudicarlo. Pero otros sí estamos
viendo eso. Por ejemplo, que haya un mercado interno más fuerte ahora que hace diez años a nosotros nos ayuda mucho. No hubiera sido posible esto en el 2000. Nadie nos compraría cerveza a 15 o 20
pesos. Muy poca gente tendría el poder adquisitivo en la clase media, media baja, a la que estamos nosotros accediendo, para comprar esta
cerveza. Y después en el sentido general, me parece que las
condiciones de la economía social, un gobierno que sea afín a esa dinámica debería tratar de estimular los otros factores que no son
estrictamente económicos. Es decir, no intentar convertir a la cooperativa en una empresa. Porque aunque económicamente eso
signifique un crecimiento, se pierden otras cuestiones, otros valores, que es otra forma de ver a la cooperativa. Entonces no alcanza nada más con los subsidios o un apoyo. Creo que deberían darse procesos
de formación, de intercambio, donde no se trate de sacar de lo colectivo a la persona, sino de en esa lógica ir creciendo. Que puedan
ser, tal vez, comunidades enteras que desarrollen esos proyectos. Que implica una transformación también a nivel individual, cultural. Creo
que en muchos casos acá se promueve la pequeña empresa, PYME como se le llama, pero sin romper lógica de patrón/obrero.
Mariano: Lo oficial en ese sentido sería el INAES, el Instituto de
Asociativismo y Economía Social. Y en su momento empezamos
trámites como para estar establecidos, como cooperativa,
jurídicamente y con todo lo necesario. Simplemente, demanda un
trabajo burocrático que hay que estar...
Juan: A nivel general, yo creo que hay muchas cosas que son
necesarias y algunas pocas, más que antes pero pocas, se están dando acá. A nivel de la producción de alimentos, por ejemplo, es necesaria
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una reforma agraria. Eso es una cosa histórica, que otros países han
hecho como Perú, Bolivia a su manera. Y allí la producción campesina es mucho más diversa. También a la par de eso es necesario recuperar la cultura del trabajo, porque se ha perdido muchísimo en las últimas
décadas, nuestra generación en particular. El hecho de trabajar, sostenerse solos. Las clases populares urbanas, toda la zona del Gran
Buenos Aires, abandonar el asistencialismo, dejar de vivir de planes
sociales que no son el impulso para salir sino la sustitución del trabajo. Eso es una cosa que hay que modificar. Es algo que no tiene por objeto
el desarrollo, sino aplacar un reclamo de trabajo genuino. De todas formas, hay una diferencia, por lo menos como yo lo veo, de los
gobiernos anteriores nuestros, Menem, De La Rúa, Duhalde. El kirchnerismo ha desarrollado algunas iniciativas distintas a la par que continua con mucho de lo “viejo”. Por ejemplo, existe un programa del
Ministerio de Trabajo que ayuda a los proyectos auto-gestionados que todavía no pueden desarrollar un ingreso, como el caso nuestro. Eso es
un proyecto que retira paulatinamente la ayuda, porque se supone que el proyecto se tiene que auto sustentar. Entonces las personas que
están en esa cooperativa cobran el primer año, no sé, $600, el segundo $400, el tercero $200 y ya después no cobran más. Ahora estábamos pensando en particular en ese programa, que no sé cómo es el nombre
y tenemos que averiguar cómo se presentan las cosas y demás. Porque
sería importante para poder guardar algún fondo y desarrollar más infraestructura. Eso también es importante. Lo hemos hablado alguna vez: “Che este mes o el que viene no repartimos nada y guardamos la plata”. Algunos compañeros han dicho que sí, otros menos. Hay
distintas necesidades también. Pero a mí me parece que eso, a la larga, termina relegando el proyecto a nivel personal. Si alguien encuentra
un trabajo que le aporta más dinero, deja de venir o viene menos. Es económico en el fondo el tema. En la medida en que nosotros podamos
asegurar un buen ingreso, los compañeros van a estar acá. Más tiempo
que en otro lado. Nadie les puede exigir.
Vanesa: En la relación con CREAS, yo soy una de las que más trata, yo
fui a la primera reunión. Me gusta mucho la forma que tienen, porque trabajan con cooperativas que son relativamente chicas,
emprendimientos chicos. Y apostaron a nosotros, porque era hacer cerveza. No era hacer pan ni algo de primera necesidad.
Mariano: Más allá del financiamiento nos obliga a una forma de
trabajar en grupo. Estar en contacto con otra organización implica
saber cómo manejarse en grupo y con otros. Y también entender este
tipo de proyectos dentro de algo más grande, que tiene que ver con la
colaboración de unos hacia otros y por lo tanto poder cumplir con esa
confianza que va más allá de lo material. Eso es importante, que es lo
mismo que también nos obliga a cumplir con la gente de Puente.
Porque para nosotros el tema con Puente no es sólo que nos
distribuyen la cerveza, sino que nosotros sabemos que cada cerveza
que les damos a ellos es salario para ellos. Entonces nosotros tenemos
la obligación, la responsabilidad de cumplir en particular con Puente
porque cada cerveza menos que le damos nosotros es menos para cada
uno de esos compañeros. Y eso surge a partir de la relación con CREAS
que implica empezar a trabajar con otros.
Juan: Este gasto que hicimos con el equipo, era un dinero que nosotros
nunca habíamos juntado y tenido todo junto. Hubo un período en
donde yo sentí que nos tuvimos que habituar a que las cosas había
que ganarlas con el trabajo. Como que del propio laburo nuestro, de la
construcción, iba a salir el crecimiento y no pidiendo cosas. No me
acuerdo en qué circunstancias, pero se dio muchas veces que no
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estábamos dejando un resto para los insumos y hablábamos y salía en
la asamblea “bueno, pero podemos usar del fondo de CREAS” que por
ahí eran cosas que no estaban en el presupuesto, no eran cosas que
nosotros les habíamos dicho que íbamos a gastar en eso. Se daban
desfasajes que tenían que ver con eso, hasta el más mínimo ingreso de
recursos externos hubo que dar la charla a nivel interno para que eso
no genere una percepción de que nosotros podemos funcionar de esa
manera permanentemente. Pidiendo todo el tiempo colaboraciones
externas.
Vanesa: Bueno pero también hay que decir que nos contribuyó en
poder crecer, en poder desarrollar la actividad, en poder trabajar.
Antes para una producción estábamos 12 horas. Era todo un
procedimiento muy manual, muy engorroso. Y cuando tuvimos los
equipos, pudimos empezar a producir de otra manera. Tuvimos que
aprender cómo utilizarlo. Nos ayudó mucho en nuestro crecimiento.
LO DE CADA UNX Y LO DE TODXS
Juan: ¿Ustedes preguntan que trae cada uno más allá del trabajo? ¿Cuál es el aporte? Estaba pensando que tenemos rasgos, lo mismo que
es bueno puede ser malo, si el grupo no sabe ordenarlo. Por eso pienso
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primero las cosas que pueden haber dificultado mías. Los que venimos
de una experiencia anterior somos más testarudos porque nos sentimos más seguros, nos cuesta más aceptar la mirada del otro, ceder en una discusión. Esas han sido cosas que creo que pueden
haber sido negativas. A la vez, creo que significo para el resto de los compañeros alguien que es incondicional con el proyecto. No cabe el
problema de que hoy este y mañana no, que pueda no colaborar.
Habremos algunos que somos eso, como el apoyo donde los otros... lo que tendríamos que aprender es que eso no signifique que el otro
descanse en uno. Que diga “bueno, como el otro hace yo hago menos. Total Juan va a estar”. También se da mucho con nosotros que vivimos
acá, que “che, prendé el agua que ahí voy” por ejemplo. Se va calentando la olla y el otro llega... eso tiene que cambiarse, pero lo digo en el sentido más integral de esta historia. Hablo del compromiso de
decir esto va a ser parte de mi vida, pase lo que pase.
Mariano: Yo también estoy desde que empezó. Qué sé yo… el tiempo,
la paciencia. Un compañero que estaba anteriormente hizo cursos. Y él
era más o menos el que nos guiaba a todos en el tema de cómo ir
produciendo en cosas específicas. Y a mí como me gustaba y le
prestaba mucha atención, había cosas que quizás yo después les
transmitía a ellos. Yo estaba mucho tiempo con el otro compañero,
entonces había cosas que yo fui transmitiendo a ellos, como un puente.
Todos fuimos creciendo.
Juan: Igualmente creo que la Negra, Vane y el Chino, que ahora no está
viniendo, aportaron mucho de lo cotidiano, de la charla más allá de
estar trabajando… el humor. Es como que siempre generaban buen
clima. La parte esa creo que viene de Marisa, de Vane. Porque además
se conocen de antes y hablan muchas cosas de acá, de la comunidad
nuestra, del barrio. Por ahí se puede considerar una cosa banal, pero
accedemos al entorno donde estamos. Y después, yo creo que para
ellas que no venían de experiencias anteriores, a lo mejor tuvo más
dificultad el adaptarse a lo colectivo, pero también por eso mismo creo
que es más valioso. El hecho de que ellas dos, en particular, sigan
estando. Por ejemplo, con Vane con quien tengo más cercanía y tal vez
tenemos charlas por fuera de la cooperativa, le generó varias crisis el
hecho de la cooperativa, que las cosas no tuvieran una solución de
alguien que dice las cosas y listo, de que haya cosas que arrastramos y
no las podemos solucionar, dinámicas de trabajo. Y eso es algo que uno
con una experiencia anterior, ya trae en la cabeza y sabe que va a pasar
y tiene como un aguante. Porque además ve un poco para adelante que
va a llegar un momento cuando eso se estabilice. Acudir un poco a la
memoria de otras veces. Y pienso que ella puede estar por primera vez
viviendo todo eso. Y es más difícil. Y a la vez siento que todas las
personas que se involucran por primera vez a estos proyectos, les
aportan un sentido común y una práctica muy concreta, que nosotros a
veces, desde el campo de la militancia o de otros espacios, somos de
charlar mucho, de dar muchas vueltas. Son las personas que, en
general, ayudan a avanzar en lo concreto y que saldan discusiones que
serían de días entre gente más del palo intelectual o demasiado
reflexivos. Eso es un gran aporte.
Marisa: Para mí eso de trabajar con grupos así, es toda una
experiencia nueva. El tema de las asambleas, de tener reuniones para
debatir. Todo este movimiento de trabajo en grupos es nuevo para mí.
A mí eso de rebuscar mucho, de darle vueltas… soy más práctica. Pero
bueno, es esto de vincularse con otra gente, escuchar otras cosas, no
sé, por ahí me hace pensar y escuchar un poco también.
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PONERSE DE ACUERDO
Vanesa: En el punto de partida, el trasfondo o la idea básica de lo que
queremos de la cooperativa, todos compartimos eso. Después ha
habido encontronazos de personalidades, eso sí. De no estar de
acuerdo con hacer algo. De que siempre caía mucha responsabilidad
sobre una persona y a esa persona ya se le empezaba a notar la
molestia de “che, yo hago todo”. Entonces se habló de poner horas, así
vos tampoco comprometías. Entonces desde ese momento… yo al
principio no estaba muy de acuerdo. Después le encontré el sentido, de
que tenía mucho valor eso. Es como que aclaró bastante, cada uno se
empezó a hacer responsable de las cosas.
Mariano: Aquel que venga nuevo también tendría que ser una persona
que pueda sumarse a esa lógica, a esa dinámica que nosotros estamos
proponiendo. Una persona que tenga que tener el tiempo suficiente
para poder brindarlo no sólo en el trabajo sino también en las
asambleas, entender el proyecto.
Marisa: Eso se da. Votamos todos en las asambleas. Hemos destinado
días para las asambleas, para reuniones. Una puesta en común.
Vanesa: Individual no va. Y de acá a un tiempo no muy largo vamos a
tener que dar la bienvenida a nuevos compañeros. Que también
tenemos que aprender a manejarnos y no ponernos en un lugar de
jefe. “yo te voy a explicar, vos tenés que venir tal día a cubrir a tal”. No
ser jefe de nadie. Nosotros tenemos las asambleas, ahora por ejemplo
el sábado pasado estábamos todos pero a veces por un problema de
tiempos no estamos sentándonos mucho. Pero siempre surgen las
asambleas en los momentos en los que hay que definir cosas. Por
ejemplo, producen Mariano con Marisa, y justo con Juan tenemos que
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embotellar. Entonces hay un momento en el que estamos todos y
hablamos. Nos ponemos a hablar y uno agarra y anota qué se necesita,
qué hay que hacer. Hay como una camaradería, no sé. No es una cosa
rígida. Hay una cosa de “después lo hablo con tal” o “¿qué te parece?”.
Nosotros venimos de distintos lados. Hay gente que está más en ritmo
de asambleas, organización con otra gente. A mí me costó bastante eso
porque no vengo de ese lugar. De juntarme, de charlar las cosas…
Juan: A veces me parece que ha faltado un poco. Siempre algo se habla, pero tengo la impresión de que hemos descuidado un poco ese intento,
y que cada uno termina resolviendo, que acumula algo interiormente y después resuelve. “Bueno, por un tiempo no vengo”, “yo no puedo
estar todo el tiempo que hace falta”, y viene e informa algo. Pero el porqué de eso es algo que seguimos reservando para un ámbito privado, y creo que no está bueno. Si bien hay cosas que siempre son
de uno, me parece que habría que compartir más esos aspectos que
hacen a la participación.
Vanesa: Pero hay algo: la cerveza se llama Sin Patrón. Nosotros la mayoría somos amigos. Juan es mi pareja, pero el resto somos amigos que dijimos de hacer cerveza como un proyecto y de poder manejarnos nosotros y poder sostener eso. No es tan fácil sostener, es
a pulmón. Nosotros al principio poníamos plata nosotros.
Trabajábamos por el placer de aprender y de poder lograr algo. Yo no tengo experiencia mala en haber trabajado, al contrario. Pero es distinto, es otra cosa totalmente distinta. Es doble valorable, para mí,
porque es podernos manejar sin discutir… bueno, hemos tenido nuestras discusiones pero seguimos teniendo las asambleas en las que cada uno pone su pensamiento…
Juan: Hubo, por ejemplo, una discusión nuestra inicial que determinó
que hiciéramos botellas y las distribuyéramos por Puente del Sur, que
fue a quién le vendíamos la cerveza. A quién nosotros queremos que
llegue el producto. Inicialmente nos parecía que la clientela, los
consumidores de Puente, tenían cierta cercanía o conocimiento de
cómo se hacía. De que era un proyecto auto-gestionado, cooperativo,
sin patrón, todo eso que es difícil de difundir. Porque a veces
tomándola en un bar, apunta a otro público que es más de pasada. Esa
fue una discusión difícil y fuerte porque se tensaba la idea de vender y
“progresar” a la pregunta de porque hacemos esto. Otra vez discutimos
muy fuerte si teníamos que seguir produciendo para llegar a un tope
productivo que nos diera un ingreso, aún a costa de que las
condiciones no son ideales, por ejemplo, no tenemos frío para enfriar
la cerveza a la temperatura justa que nosotros necesitamos. Pero, en
este tiempo, la temperatura de primavera, antes de que venga el calor
fuerte es la que necesitamos. Un sector decíamos “bueno, hagámoslo
igual porque nosotros necesitamos hacer esos 200 litros por mes,
porque si esto no va a ser un trabajo y el espacio se va a terminar
disolviendo”. Y otros decían “no, nosotros tenemos que hacer cerveza
de excelencia” con una mirada, nosotros los que estábamos de este
lado creíamos, que más del hobbie. Porque el cervecero también es
una figura acá, que es la persona que hace su cerveza solo, en la casa, y
la convida a los amigos y hace diez distintas. Que le pone y le saca, y
prueba recetas y se convidan. Entonces eso con lo productivo y tener
que convertirlo en un trabajo a veces se chocan, por un montón de
circunstancias. Nosotros tenemos que sistematizar una producción,
tenemos que hacer siempre la misma cerveza porque es la que va a
esperar el que compra, una cantidad de cosas distinta a la otra lógica.
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Entonces en lugar de llegar a un acuerdo fue “entonces, sabés qué, vos
hacela como querés vos y yo la hago como quiero yo”. Eso fue un
garrón.
Mariano: En general hay un clima solidario en el grupo cuando pasa
algo con alguien.
Marisa: Los conflictos los podés llevar a cómo organizarnos, el tema
de tener que producir más, la organización de las cosas. Pero no algo
que no se pudiera solucionar. Se habla en las asambleas, se soluciona y
ya está. Se conversa todo.
Juan: Existe de todas formas una tendencia, una creencia muy fuerte
en nosotros de que las cosas se resuelven mejor de a uno. Digo esto porque somos cooperativistas, creemos en lo colectivo, pero formamos parte de este mundo ¿no? Entonces siempre aparece: “Que si esto tiene
muchos problemas, yo de última me busco mi trabajo y con eso
sobrevivo. Y si la cerveza no sale bien, la hago yo por mi cuenta”. Lo individual, eso es muy fuerte. Cuando la cosa requiere de algún trabajo
extra o hay una complicación, cada vez más además porque las vidas nuestras se van haciendo más complejas, con más problemas, entonces queremos menos problemas. Menos problemas, siguiendo ese pensamiento, tal vez es ir ocho horas a una oficina, hacer papeles y
cobrar un sueldo a fin de mes. Es menos problema, en un sentido
relativo, obviamente. Creo que hay mucha tendencia a eso. Una cultura del individuo por sobre todo, y eso es muy difícil de romper.
CERVECERAS Y CERVECEROS
Vanesa: Sé hacer cerveza, un oficio que yo con esto me puedo
defender. Para subsistir yo, para generarme mi comida. También por
otro lado, otra forma de sentirte útil. Yo estoy en un momento también
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en el que soy madre todo el tiempo entonces poder salir un poquito de
ese rol y te sentís en otra cosa también. También conocerse el carácter
de uno, sus límites. Al uno tener que sentarse a decidir cosas se tiene
que hacer cargo. No está en otra persona que me lo delega a mí y yo lo
ejecuto. Acá yo tengo que participar y tomar una decisión sobre
cualquier tema. Al principio mi aporte era administrativo. Llegó un
momento en el que dije “bueno, si yo soy secretaria, me van a tener
que pagar por secretaria”. Porque había que llamar y “yo llamo, yo
hago, yo esto” y fue como “bueno, chicos, repartamos un poco las
obligaciones”. Al principio yo era la que más hacía el trabajo de
limpieza, porque no me sentía muy segura con el procedimiento
entonces, con Marisa, al principio éramos las que hacíamos la limpieza.
Hasta que empezamos a ver que no era tan difícil. Entonces ahí, Diego
que es el que hizo cursos, nos tenía mucha paciencia a nosotras dos y
nos enseñó más. Y a los dos meses produjimos solas, las dos juntas. Y
ahora podemos llevar una producción entera. Pero al principio era la
limpieza. El otro día estábamos hablando y decíamos “yo no quiero
lavar más las ollas, que las lave Mariano ahora”, y le dijo “bueno, vos
lavás las ollas que yo termino el procedimiento”. Pero bueno, uno
socialmente se pone en un lugar “yo hago la limpieza” y después nos
dimos cuenta que no. Pero también nuestros compañeros son bastante
abiertos y no hay machismo ni feminismo. Somos iguales y nuestra
opinión vale tanto como la del resto. Entonces estamos en ese sentido
bastante bien. Nos costó también. Porque al principio había algunos
que no aceptaban, te dabas cuenta la diferencia que ponían entre el
varón y nosotras. Entonces nosotras tuvimos una asamblea y
planteamos eso, que también nuestro trabajo valía.
Juan: Yo no creo que no haya machismo ni feminismo, hay todo eso
junto y ahí va saliendo lo que se puede. Las compañeras mujeres
mismas han dicho en una asamblea hace poco, que mejor que si
traemos alguien nuevo que sea varón y no mujer porque es para
quilombo. Y yo creo que es una mirada machista sobre ellas mismas,
como que la mujer esta para hacer conventillo. Por eso digo que vamos
de a poco, nos falta avanzar en eso pero tenemos que estar orgullosos
de lo que ya hemos caminado.
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SUEÑOS DE VIDA
Vanesa: A mí la verdad, la necesidad económica fue cuando fui más
grande porque de adolescente y hasta pasados los 21, mis padres me
bancaron. En un momento, era los nenes, el estudio, esto… era como
que estaba ahí pensando qué iba a hacer, pero nunca dije “voy a dejar”.
Porque yo apuesto a esto. Yo apuesto personalmente, fuera de la plata
porque me puede dar como no, pero a nivel personal apuesto. Yo
estudio bibliotecaria y hay días que no puedo producir. Por ejemplo,
este sábado tengo parciales así que lo que tendría que hacer el sábado
lo hago el domingo. Después Marisa es maestra, Mariano trabaja en la
radio, Juan es profesor, Diego es motoquero. Pero todos viendo la
alternativa de que este sea un trabajo. Hay gente que a la que le
apasiona más, hay gente que no tanto, pero todos estamos en un ritmo
de que queremos vivir de esto. A mí me parece que esto es para vivir
bien, dignamente, tranquilo, con una aspiración a poder tener un
oficio, poder desarrollarlo. Según mi forma de ver. Yo no quiero ser
mañana una persona que está llena de cosas, consumiendo. Yo quiero
estar tranquila, vivir haciendo lo que me gusta.
Juan: Nosotros, varios somos o éramos docentes y hay una característica del trabajo docente, por lo menos en la universidad, que
es que está bastante escamoteada la situación de dependencia de un
patrón. Uno no tiene al patrón ahí como el obrero de una fábrica, por
ejemplo, que siente la presión y siente las desventajas de un trabajo bajo un patrón. El patrón es el Estado y uno siente que tiene bastante
autonomía en el trabajo, el tema de la libertad de cátedra que en general se respeta. Podemos discutir si eso es real o es una impresión, una subjetividad. Pero entonces, en ese plano, para nosotros no
significa un cambio tan fuerte, culturalmente. Siempre trabajamos en grupo también. Pero para los compañeros que vienen de esa situación,
por ejemplo del comercio, empleados de comercio, o compañeros que
trabajan en educación pero, por ejemplo, preceptores de una escuela,
es notable la diferencia. Yo creo que, por ahí, también aparece una ventaja y algo que es llamativo y atractivo: el sentirse más libre en el trabajo, el poder decidir el tiempo que uno pone, poder discutir si algo no está bien. En el trabajo de dependencia no existe esa posibilidad.
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Marisa: Claro, ¿Que es sino lo que nos hace estar acá teniendo un
salario? Me interesa el tema de la cooperativa. De trabajar sin un
patrón. Yo, de hecho, trabajo para un estado y tengo un patrón. Me
interesaba el tema de cómo se maneja un grupo, estar metida para ver
cómo se maneja, cómo es una cooperativa.
Juan: Sí hubo muchas discusiones, por ejemplo, de cómo hacemos para
que lxs compañerxs no vengan sólo a producir, sino que vengan, no sé, a distribuir, a otras cosas que son necesarias y que no parecen estar en
el centro y que las cubrimos algunos. Yo, con el tema de las obligaciones y esto del disfrute, es todo un proceso que también me está ocurriendo a nivel de momento de la vida. El nacimiento de mis
hijos, con estar mucho más en mi casa que hace unos años, por el hecho de estar con ellos, de estar criándolos, estar compartiendo un
tiempo. Y también me significa más obligaciones, menos tiempo para mis cosas. No sé, cambiarlos, levantarse temprano, llevarlos al jardín,
todo eso. Yo lo veo en ese marco también un proyecto como este. No sé si hubiera sido tan fácil para mí hace un par de años
Vanesa: Yo si me consigo de administrativa o algo tengo que estar
todo el día afuera de mi casa y que a mis nenes me los críe otra
persona. Y la realidad es que ese no es mi fin. Mi fin es que, por lo
menos hasta que ellos sean un poco más grandecitos, estén con su
mamá. Marisa no está en condiciones de decir “dejo la escuela” para
dedicarse a hacer cerveza porque todavía no hemos superado ese
desafío productivo
Marisa: Es la idea, a mí me encantaría. Mi sueño es tener mi casa
propia, que no la tengo, y quizás poder trabajar de esto y que esto me
permita subsistir. Trabajar en este grupo, en esta forma. Tratar de
dejar una parte de la docencia porque es desgastante y estar dos
turnos trabajando es mucho. Venir y trabajar acá es como un
esparcimiento. Si bien tengo la responsabilidad y todo, no lo tomo
como “uhhh, tengo que ir”. Me gusta. Si bien tengo mi vocación
docente, en esto he encontrado algo que me gusta, me apasiona.
Mariano: Sí, es la idea. Como, en su momento, Diego que la idea de él
también era dejar la moto y después por razones personales decidió dar un paso al costado por un tiempo. Porque si no, si la cerveza
todavía no da lo necesario, Diego no se puede bajar de la moto, Marisa dejar la escuela, Juan lo mismo y yo tengo mis cosas.
Juan: Hay un factor económico, pero eso tiene que ir acompañado de otras cosas. El riesgo es que se pierda el sentido. Que se convierta en
un trabajo de mala gana, que uno hace porque da unos mangos pero entre poquitos, los que quedamos. Si se pierde la lógica de que esto es un proyecto para atraer a otros compañeros, para contagiar el trabajo
cooperativo, colectivo, de autogestión. Pero es una condición, es una condición que yo le pongo al proyecto. No sé con que sueña el resto…
Mariano: Yo, en lo particular, ahora estoy pensando más en lo
concreto, en el día a día. Pero lo que a mí me gustaría es mantener una
cuestión de vocación. El tema de la radio en la que yo estoy laburando,
poder mantener eso. Y eso poder mantenerlo a la par de este tipo de
cosas. Vincular o complementar la cerveza con radio. Porque lo de la
radio, si bien me encantaría que fuese un trabajo, yo ya no tengo la
idea de trabajar en grandes medios. No lo tengo como prioridad
porque no es la idea de la comunicación que yo puedo llegar a tener. La
idea de la profesión, tener como objetivo trabajar en un gran medio.
No es mi idea de lo que yo debo hacer. Es radio sin patrón. Y como sé
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que eso es más difícil, porque yo estoy trabajando en una radio
cooperativa y no soy socio de esa radio, soy un colaborador. A mí
simplemente me pagan en concepto de viáticos, que va sumando, pero
no es un sueldo. Mi idea es mantenerlo como forma de expresión, de
vocación, como forma de ejercer mi profesión y cierta militancia. Yo
entiendo cierta militancia a través de la comunicación y poder
complementarlo con este tipo de cosas que son, en última instancia, las
que pueden dar el dinero para la subsistencia. Por eso apostar a esto.
Obviamente ninguno de nosotros se soñó maestro cervecero cuando
empezamos.
Juan: El sueño mío es el de la comunidad. Una comunidad no aislada,
una comunidad que tenga relación con el contexto y con la economía, con lo que está pasando. Eso es un sueño. Es algo que a mí, las veces
que lo he vivido, compartí durante tiempos cortos, me hace feliz. Es una cosa que desearía para mis hijos tal vez. Que se formen en esa
lógica, en esa dinámica. Donde las cosas se comparten, donde lo que uno hace repercute en el otro, donde no se puede pensar aisladamente. Hay gente que lo ve como un peso eso, como una carga. Para mí es una
cosa que nos transforma y nos hace más humanos. Estos proyectos yo
los encaro con ese horizonte. Eso sería un sueño. Que además se fuera plasmando en otras transformaciones más generales de la sociedad nuestra, del país, del mundo. Sin límite, pero de lo más cercano a lo más general. Y esto es un pequeño ensayo. Por ejemplo, hubo veces
que se planteó seguir haciendo solos cerveza, la pareja, y no. Nosotros
siempre rechazamos esas salidas individuales. Un gran problema de la época nuestra es el no poder. No se puede. Es una derrota histórica.
Hay que empezar a creer que las cosas se pueden hacer, que se puede
triunfar también de otra manera…
Las entrevistas fueron realizadas en San Antonio de Padua, partido de Merlo,
Provincia de Buenos Aires, Argentina, durante el mes de noviembre de 2012
y compiladas y editadas en diciembre de 2012