Date post: | 01-Jun-2015 |
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“El Origen del Hombre de Charles Darwin”
(Análisis)
Por: Marlene Sewer
"Creo, sin embargo, que al menos existe un problema filosófico por el que se interesan todos los hombres
que reflexionan: es el de la cosmología, el problema de entender el mundo... incluidos nosotros y nuestro
conocimiento como parte de él. Creo que toda ciencia es cosmología, y, en mi caso, el único interés de la
filosofía, no menos que el de la ciencia, reside en los aportes que ha hecho a aquella; en todo caso, tanto
la filosofía como la ciencia perderían todo su atractivo para mí si abandonasen tal empresa…"
Karl Popper. La lógica de la investigación científica. México, Rei, 1991.
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El Origen del Hombre de Charles Darwin: Análisis
La obra de Charles Darwin fue producto de muchas horas de trabajo, dedicación y persistencia.
La investigación le exigió, además, tiempo y le cobró sacrificios personales. Es cierto que las
grandes cosas no se hacen de la noche a la mañana. Así, su éxito le convirtió en una de las
figuras científicas más conocidas de todos los tiempos. Efectivamente, muy pocos han sido los
hombres que han marcado inexorablemente y cambiado el rumbo de la historia de la
humanidad como lo ha hecho Charles Darwin (1809-1882). El mundo jamás sería como antes,
el pensamiento sería revolucionado para siempre. El diría: “…He contribuido al menos con no
medianos servicios a la destrucción del dogma de creaciones distintas.” (Charles Darwin, El Origen del
Hombre).
La genialidad del sabio inglés consistió en querer explicar, con una gran cantidad de datos
empíricos, el origen del hombre con su célebre y audaz teoría que le ha valido enormes críticas
y reconocimientos a la vez, aún hasta el día de hoy.
No hubo antes un ser que se atreviera a ir tan abiertamente contra los prejuicios religiosos y
académicos de aquella época ni mucho menos que proclamara una teoría sobre el origen del
hombre, diferente a la tradicional y frente a toda la humanidad. Ningún pensador antes que él
demostró con tanto rigor una idea novísima y sui generis. Lo cierto es que necesitaría del
apoyo de la ciencia en general para sustentar con bases fuertes tan increíble pensamiento.
Recordemos que es el año de 1871 y el naturalista, que así se llamaba en aquella época a quienes
se dedicaban al estudio de la biología, ya había publicado en 1859 su famosa obra conocida
como El origen de las especies. Ahora se trataba de hablar de manera más específica sobre el
origen del hombre basándose expresamente en su teoría de la evolución y la selección sexual, en
particular. No era tarea fácil, por ello tuvo que contar con el apoyo y ayuda de los más grandes
eruditos de la época. Alguien que ciertamente marcó su vida fue su abuelo Erasmo Darwin,
médico y fundador de la Sociedad lunar1 que reunía a grandes pensadores e influyentes de la
época.
1 El nombre de la sociedad provenía de su práctica de organizar sus reuniones en noches de luna llena. Puesto que no había iluminación en las calles, la luz lunar en las calles hacía más fácil y más seguro el camino de vuelta a casa.
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Igualmente recibió el aporte de pensadores como John Stevens Henslow; profesor de
botánica; William Paley; quien escribió su Teología Natural -1802 - uno de los tratados
clásicos en defensa de la adaptación biológica como evidencia del diseño divino a través de las
leyes naturales; Sir John Herschel; quien describía la última meta de la filosofía natural como
la comprensión de estas leyes a través del razonamiento inductivo basado en la observación;
Alexander von Humboldt; considerado hoy como el "Padre de la Geografía Moderna
Universal"; Jean-Baptiste Lamarck (quien en 1809 en su libro Filosofía zoológica propuso
que las formas de vida no habían sido creadas ni permanecían inmutables, como se aceptaba en
su tiempo, sino que habían evolucionado desde formas de vida más simples. “…Sostenía que en
los seres vivos existía una tendencia natural hacia la perfección; la consecuencia seria la transformación
de las especies. El mecanismo que propuso para explicar cómo tiene lugar esta transformación fue la
herencia de los caracteres adquiridos. Se apoyaba en los siguientes supuestos: Las condiciones del medio
ambiente en el que se desarrolla un ser vivo varían a lo largo del tiempo. Los cambios ambientales crean
nuevas necesidades que exigirían a los individuos las modificaciones de sus hábitos o conductas. Surgen
nuevos hábitos que irían acompañados del mayor o menor uso de determinados órganos, lo que
provocaría su desarrollo o su atrofia. Así, los individuos se modificarían. Estas modificaciones,
inducidas por el ambiente, serian transmitidas a la descendencia. Con el tiempo, todos los individuos
habrían cambiado, la especie se habría transformado. El aspecto del Lamarckismo sobre el que han
recaído las críticas más severas ha sido el que sostiene que las modificaciones inducidas en un individuo
por el ambiente se transmiten a sus descendientes).” Joseph Dalton Hooker y Sir Charles Lyell
(quien rechazaba en su obra que las catástrofes hubieran sido la causa de los grandes cambios ocurridos
en el pasado de la tierra. Consideraba que se debían a las mismas causas que actúan en el presente y
funcionando al mismo ritmo, pero durante largos periodos de tiempo. Darwin adoptó la idea de sucesión
y cambio gradual de Lyell y aplicó a los seres vivos). Biología y Geología, Emilio Pedrinaci,
Concha Gil, Edt.SM, pág. 84.
Todos ellos contribuyeron de una forma u otra a nutrir el pensamiento de Darwin, ya sea en
el uso del método científico como en el desarrollo de su famosa teoría. Y es que una idea tan
extraordinaria como fue la suya no se construye sin fundamentos sólidos ni precipitadamente,
ella implicó la tenacidad y la pasión del genio, propio del hombre profundo, que va a dar forma
y estructura a aquella.
En su obra El origen del Hombre, Darwin parte de la teoría de la evolución y de la selección
natural, ya demostrada en su obra anterior, para ahora explicar la evolución humana
propiamente. Basándose también en la selección sexual.
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La lectura de esta obra puede resultar un poco tediosa pero no se puede negar que el sabio y
el investigador encontrarán allí fuentes preciosas para el inicio de una larga aventura del
conocimiento en casi todas las ramas de la ciencia. Se podría también decir que Darwin no sólo
era un empirista y gran observador sino también un filósofo de las ciencias naturales en
general y de la antropología en especial. Ya que conjugaba diferentes aspectos del
conocimiento para luego tratar de llegar a la verdad. Lo cierto es que su inquietud por
comprender el origen del hombre le llevó a realizar su extraordinaria investigación.
Desde el punto de vista filosófico hablar del origen del hombre nos remonta al periodo clásico
de esta disciplina. La preocupación por conocer nuestro origen constituyó siempre una
premisa. Se habló de diferentes aspectos inherentes al hombre pero no se pudo argumentar
científicamente nuestro origen. “…Ya los presocráticos tendían a concebir al hombre en función del
cosmos, mientras que los sofistas y Sócrates tendían a concebir el cosmos en función del hombre. Por este
motivo el periodo antropológico ha recibido asimismo el nombre de “periodo antropocéntrico»...Sea
cosmológica o antropológica la filosofía griega suele entender el hombre como el ser racional, o, mejor
dicho, como el animal que posee razón o logos. Ello significa entender el hombre como una cosa cuya
naturaleza consiste en poder decir lo que son las demás cosas. La concepción griega del hombre puede
admitir que el hombre ha sido “formado” (y hasta que lo ha sido de un modo distinto de todos los demás
seres); pero en ningún caso admite que el hombre ha sido “creado”. Lo último en cambio, es lo
característico del judaísmo y del cristianismo, y lo que ha ejercido una indeleble influencia sobre todas
las concepciones filosóficas íntimamente relacionadas con las religiones judía y cristiana (y luego
también mahometana) Diccionario de Filosofía, José Ferrater mora, Tomo II (E/J) pág. 1681,
Edit. Ariel, Barcelona 2009.
Para comprender mejor la obra podemos definir la palabra evolución que viene del latín
evolutio, de e, fuera + volvere, enrollar, como un proceso del desarrollo en el cual un órgano o un
organismo se vuelve cada vez más complejo al diferenciarse las partes que lo componen, cambio continuo
y progresivo que acata determinadas leyes y que se efectúa por virtud de fuerzas nativas. (Dorland
Diccionario Enciclopédico de Medicina, Tomo I, pag.804, 29.a Edición, Edit. McGraw Hill,
Madrid 2003).
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Para la biología moderna la evolución es un proceso de cambio de las especies vivientes que desemboca
en la aparición de otras distintas a través de la adaptación al medio y la llamada selección natural en
la lucha por la existencia. (Diccionario Océano Langenscheidt, pag.435, Edit. Océano, España
1998)
La teoría de la evolución de Darwin es conocida por algunos como darwinismo según la cual
los organismos superiores se han desarrollado a partir de otros inferiores por la influencia de un
mecanismo llamado selección natural que sostendría que esta proviene de una especie animal inferior
(Dorland Diccionario Enciclopédico de Medicina, Tomo I, Edición, Edit. McGraw Hill,
Madrid 2003, Pag.550).
“La Teoría de evolución se puede resumir en los siguientes puntos:
- Existen pequeñas diferencias o variaciones entre los individuos de una misma especie. Estas
pueden afectar, por ejemplo, al tamaño, la coloración, la habilidad para obtener el alimento. La
mayoría de estas variaciones son heredables.
- Se establece una lucha por la supervivencia. Los organismos tienden a producir el mayor número
posible de descendientes, pero los recursos del medio son limitados y los miembros de la especie
compiten entre sí por los escasos recursos.
- Algunas variaciones tienen más éxito que otras. En la lucha por la supervivencia, algunos
individuos tendrán más éxitos que otros. Los individuos que sobrevivan y se reproduzcan porque
poseen algunas variaciones favorables, dejaran más descendientes que los que tienen variaciones
menos favorables.
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- La especie cambia. Si las condiciones ambientales se mantienen, las variaciones favorables irán
siendo más abundantes cada generación y las menos favorables irán desapareciendo. Así, de
forma continua y gradual, la especie cambia.” (Biología y Geología, Emilio Pedrinaci,
Concha Gil, Edt.SM, pág. 85).
Otra expresión introducida por Darwin es la llamada selección sexual para explicar su
importancia sobre la especie humana y el rol que desempeñaría en la evolución de las especies
animales en general.
Así, el análisis de la obra sugiere el alcance del conocimiento del hombre desde tres grandes
aspectos:
I) Estudio físico-anatómico del hombre.
II) Estudio psíquico-mental del hombre.
III) Estudio social-ético-moral del hombre
En consecuencia, se tiene:
I) Estudio físico-anatómico del hombre.
Darwin empieza este estudio observando las fases de desarrollo embrionario
conjuntamente con Von Baër y Huxley coincidiendo que las patas de los mamíferos,
lagartos, alas y patas de aves, manos y pies del hombre salen de la misma forma
primordial. Otro detalle que se observaba era que el dedo mayor del pie que según
el doctor Owen serviría de apoyo para andar y guardar el equilibrio lo cual
constituiría una característica singular en el ser humano.
Con Bischop coincide que al final del séptimo mes las circunvoluciones del cerebro
de un feto se encontrarían casi en el mismo estadio de desenvolvimiento que las de
un mico adulto. Finalmente concluye con Huxley que los primeros estadios de
desarrollo del humano son parecidos a cualquier otro animal inmediatamente
después en escala más baja en particular con los monos.
Así, Darwin desarrolla El Origen del Hombre describiendo la anatomía del cerebro
del hombre y del orangután basándose en los conocimientos de sus
contemporáneos: Huxley y Bischop. Encontrando correspondencias análogas en
cuanto a las fisuras y pliegues del cerebro pero halla que estas no son iguales
durante las diferentes etapas de desarrollo de ambas especies, esto le lleva a pensar
que las facultades mentales de ambas especies son diferentes.
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Criticando la tesis de Wallace, para quien el único efecto más importante de la
selección natural ha sido dotar al salvaje un cerebro en algo superior al del mono,
Darwin considera que el aumento del volumen del cerebro del hombre pudo
haberse producido por el desarrollo de sus facultades mentales en este, lo que se
observaría al comparar el cráneo de un gorila o de un orangután con la del hombre,
siendo de este último el más desarrollado. Consideraba asimismo que las hormigas
teniendo una estructura más pequeña tienen una capacidad de organización
increíble mostrando diversidad de instintos, facultades mentales y afectos, por tanto
su conclusión le lleva a admitir que la masa de materia nerviosa, o ganglios
cerebrales, contenida en una estructura, por muy atómica que sea, puede
desenvolver una actividad mental extraordinaria. Para estos estudios recibió
considerables aportes de J. Barnard Davies y del doctor Broca.
Hoy por hoy la palabra cerebro se aplica a veces al prosencéfalo y al mesencéfalo en
conjunto o a la totalidad del encéfalo.
El encéfalo es la parte del sistema nervioso central contenida en el cráneo. Comprende el
prosencéfalo (encéfalo anterior: telencéfalo y diencéfalo), mesencéfalo (encéfalo medio)
y rombencéfalo (encéfalo posterior: metencéfalo y mielencéfalo) y deriva de la parte
anterior del tubo neural del embrión. Sus funciones incluyen control y coordinación
muscular recepción e integración sensorial, producción del lenguaje, almacenamiento de
la memoria y elaboración del pensamiento y de las emociones. (Dorland Diccionario
Enciclopédico de Medicina, Tomo I, 29ª Edición, Edit. McGraw Hill, Madrid 2003, págs.389
y 679).
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Así, luego de haber observado la caja craneana del Neanderthal, Darwin la encuentra
considerablemente grande por lo que concluye que esto tuvo que haber desempeñado
un importante rol en la postura del hombre, permitiéndole a este desarrollar otras
facultades. Igualmente, el peso y el volumen de la misma tuvieron incidencia en la columna
vertebral sobre todo al tomar la postura erguida.
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El bipedismo, concluye Darwin, debió provocar otros cambios necesarios en la estructura
de los progenitores del hombres por ejemplo hubo que producirse el ensanchamiento de
la pelvis, el encorvamiento de la espina dorsal y que la cabeza adopte una posición vertical
coincidiendo con la opinión de Schaaffhausen, quien sostiene que “los enormes procesos
mastoideos del cráneo humano no son más que el resultado de su posición vertical, dichos
procesos no se encuentran presentes en el orangután o el chimpancé”.
A esto agrega Darwin que el hombre no necesitó del uso de la mano como lo hacen el
chimpancé y el orangután –nuestros primeros padres- que se apoyan al andar en el borde
exterior de las palmas de sus extremidades o en los artejos de sus dedos. Sin embargo
están perfectamente conformadas para trepar por los árboles. Otra particularidad que
remarca es la facultad de los papiones que pueden oponer su pulgar a los demás dedos de
la mano, lo que les permite sacar de los nidos huevos y crías (fuente de proteínas).
También menciona, por observaciones propias, el comportamiento de otros monos que
abren con ambos pulgares las valvas de las conchas de las almejas (fuente de proteínas) y
cuando van a arrojar piedras a sus enemigos lo hacen sin ninguna puntería (no hay
proyección, no previsibilidad).
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Finalmente, Darwin considera que a medida que el mono dejaba de vivir en las ramas;
debido ya sea por el desarrollo del uso de su mano o por haber encontrado otra forma
de subsistir sobre el suelo; se habría convertido en un animal estrictamente cuadrúpedo
como el papión o absolutamente bípedo como el hombre quien fue el único que lo logró.
“La mano del hombre suple a todos los instrumentos y por su correspondencia con su
entendimiento, le asegura el dominio universal “, Sir C. Bell.
Coincide también con el profesor Schaffhausen respecto a las relaciones de la
conformación muscular y las arcadas supraorbitales muy salientes que son propias de
razas inferiores humanas. Estos argumentos sirvieron de base a Darwin para afirmar que
la forma del cráneo constituye uno de los distintivos más notables de las diferentes razas
humanas coincidiendo con Welcker.
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Además, según Darwin, resultaba difícil determinar cuáles características fueron
consecuencia de la selección natural o cuales se debieron a efectos hereditarios del
aumento del uso de algunas partes o de su acción recíproca de una sobre la las otras o
ambas interaccionaron en ciertas circunstancias.
Respecto a ciertas peculiaridades en la estructura del hombre Darwin considera que cada
peculiaridad ha debido tener en su origen una causa eficiente que le era propia. Luego
hace la distinción entre órganos rudimentarios e incipientes. Los primeros son
absolutamente inútiles o prestan poca utilidad a sus propietarios como por ejemplo las
mamas en los machos cuadrumanos, los molares posteriores o muelas del juicio, el
apéndice vermiforme del caecum o diverculum del intestino, el hueso cóccix que según
Turner prueba cuán estrechamente corresponde a la cola verdadera de los animales
inferiores. Los órganos rudimentarios son excesivamente variables, lo que se comprende
por su poco o nulo ejercicio no hallándose sometidos largo tiempo a la selección natural,
excepcionalmente puede reaparecer más tarde por la fuerza de las circunstancias o por
efecto de un retroceso. Termina diciendo que el hombre y los demás animales vertebrados
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se hallan construidos según el mismo modelo general admitiendo su comunidad de origen,
según Charles Darwin esto no equivale a decir que existieren dos seres exactamente
iguales aun viniendo de la misma raza.
Haciendo mención a los trabajos de Galton en lo que se refiere a la cuestión de la herencia
considera que si bien es cierto que el genio se hereda también se hereda la demencia y el
extravió de las facultades mentales en las familias.
Establecer las causas de las variaciones resulta para Darwin un poco obscuro pero las
reduce a los accidentes y condiciones a que se ha hallado sometida cada una de las
especies durante muchas generaciones, a los efectos de la continuidad de uso o desuso de
las partes, a la cohesión de las partes homologas, a la variabilidad de las partes múltiples,
la compensación del crecimiento (ley de Malthus), los efectos de la presión mecánica de
una parte sobre otra, estacionamientos de desarrollo que conducen a supresión o
disminución de las partes, reaparición por retroceso de caracteres ya de muy antiguo
perdidos y a la variación correlativa. Esto último probaría que ciertas estructuras del
hombre revelarían una innegable descendencia de alguna forma inferior. Las variedades
pueden aparecer en un individuo dentro de una población o en una población dentro de
una especie, en cualquier caso, solo las variaciones favorables permanecen. Según Darwin
esto conduce al perfeccionismo lo que es muy importante para su mejor organización. Esto
no impide que formas inferiores persistan más tiempo si se han adecuado a esas
condiciones de vida.
II) Estudio psíquico-mental del hombre.
Según Charles Darwin un carácter importante después del descubrimiento del
fuego es el desarrollo del lenguaje que pudo haberse producido por las altas
facultades de inteligencia del hombre coincidiendo con Chauncey Wright.
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Luego al referirse a las mandíbulas estas habrían cambiado a medida que el uso de
ciertos dientes (grandes caninos p. ej.) fueron perdiendo ciertos usos defensivos
(Rütimayer) en consecuencia el cráneo se habría ido asemejando con el del hombre
actual, cuyo volumen fue aumentando a medida que se desarrollaban diversas
facultades mentales. Hoy en día existe la hipótesis que la articulación del lenguaje tiene
directa relación con este proceso.
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Continúa Darwin diciendo que todos los descubrimientos del hombre serían el
resultado directo del desarrollo de sus facultades mentales a saber: la
observación, la memoria, curiosidad, imaginación y razón. El lenguaje sería
entonces una facultad que establecería la distinción entre el hombre y los
animales inferiores. Así, el lenguaje articulado, que es propio al hombre, sería la
facultad para asociar los más diversos sonidos a las más diferentes ideas, lo que
va a depender del desarrollo de sus facultades mentales.
Darwin menciona al filólogo Horne Tooke para quien el lenguaje sería un arte.
Luego Daines Barrington, según Darwin, consideraba que existen sonidos que
provendrían de ciertos animales y que son innatos como los balbuceos de un
niño. Así, concluye Darwin que la tendencia instintiva para adquirir dicho arte
no sólo es peculiar al hombre y que el lenguaje articulado sería una consecuencia
de la imitación y modificación de varios sonidos naturales, de la voz de otros
animales y de los gritos instintivos del hombre ayudados de gestos y señas
particulares. A medida que la voz se habría ejercitado los órganos bucales se
habrían ido reforzando (uso) lo que le habría conducido a desarrollar la facultad
de hablar. En relación a esto hace alusión implícita a los trabajos del Dr. Broca (a
quien se debe el nombre de una sección o área del cerebro humano involucrada
con la producción del habla, el procesamiento del lenguaje y la comprensión. ) y
Max Müller (quien consideraba que el uso del lenguaje implicaría la facultad de
formar conceptos generales que ningún otro animal sería capaz de hacer).
Además, consideró Müller, que en cada lengua hay una lucha trabada de palabras
y formas gramaticales que pelean en favor de su existencia. Lo que enseguida
Darwin interpretó como un caso de lucha por la existencia dentro de la selección
natural.
Actualmente las investigaciones en biolinguística sugieren la relación del gen y
proteína FoxP2 con el desarrollo del lenguaje humano.
http://es.wikipedia.org/wiki/FoxP2
Respecto a otras facultades mentales del hombre estas se habrían debido a una
complicada red que actuarían con libertad por medio de una muy intrincada red
de canales, es decir que serían más complicadas sus íntimas relaciones. Y
siguiendo a Cuvier estima que el instinto y la inteligencia se encontrarían en
relación inversa (una relación de proporción) entre el animal y el hombre e
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incluso algunos considerarían que la inteligencia es una forma de instinto
desarrollado. A esto Pouchet refuta sosteniendo que las hormigas y los castores
son inteligentes y tienen igualmente instintos maravillosos coincidiendo con los
trabajos de Morgan. Según Darwin, Herbert Spencer uno de sus
contemporáneos, pensaba que la inteligencia se habría desarrollado por la
multiplicación de la coordinación de los actos reflejos y al parecer los instintos más
complejos nacieron con dependencia de aquella. Darwin considera que esto es muy
difícil de conocer por el desconocimiento de la organización del cerebro.
Darwin considera también que posiblemente existe una cierta relación entre
contraer ciertos hábitos fijos aunque no hereditarios y un grado inferior de
inteligencia. Finalmente coincide con Wallace respecto al origen de los actos
inteligentes del hombre los cuales serían producto del espíritu de imitación y no
de la razón.
Otro aspecto que Darwin consideraba importante en la selección natural, para la
evolución humana es el sentimiento de belleza que sería una facultad peculiar
tanto en animales como en el hombre. Se tendría cierta inclinación a ella por
varios aspectos como por ejemplo: los colores, el brillo, formas etc. Presentes en
las especies. Además en el individuo esto puede estar determinado por los
instintos sociales que le llevarían a asociarse, ya sea por los deseos, el deber,
respeto a la sociedad, costumbre, valor, fuerza, etc..
La selección encuentra un terreno particularmente favorable en la concurrencia
sexual de los animales en el momento de su reproducción; los machos los más
combatientes, eventualmente los más fuertes, los más fecundos, tienen más
probabilidad de acoplarse y dejar una más abundante progenitura, heredera de
sus calidades. Darwin ha hecho un capítulo de la selección sexual un capítulo
privilegiado de la selección natural. Aquí también jugarían un rol importante las
sensaciones de dolor o placer, siendo así la simpatía determinante en la selección
natural dentro de la sociedad lo que provocaría una prole más robusta y
abundante.
Asimismo trata de la imaginación como facultad independiente de la voluntad,
considerándola como la más alta prerrogativa del hombre en virtud de la cual se
podría unir imágenes e ideas primitivas creando brillantes y nuevos resultados.
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III) Estudio social-ético-moral del hombre
El hombre, continúa Darwin, es un animal sociable y es seguro que también
heredó la tendencia a ser fiel a sus compañeros y la obediencia al jefe de su tribu
por consiguiente tuvo una capacidad de dominarse. De tal manera los instintos
sociales más persistentes predominan a los menos persistentes.
Otra cuestión relacionada a este estudio es la moral y la virtud. Para Darwin
habría existido ya en el hombre primitivo una cierta moral. Por tanto el instinto
del egoísmo estaría implícito en la propiedad privada lo que desencadenaría
también en la lucha por ejercerla. Siendo esto otra forma de selección natural.
En lo que concierne la esclavitud, Darwin parece no estar de acuerdo, por
tratarla de inhumana y cruel. Sin embargo considera que ciertas características
sociales determinarían la selección natural. Así no se puede ser fiel sino existe la
lealtad, son condiciones que se dan y por consiguiente esas diferencias en las
tribus van a provocar la lucha por la existencia.
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Darwin hace también alusión a la interacción que existe entre el medio o
condiciones y los animales un ejemplo de ello sería la acción que ejercen ciertos
sonidos sobre aquellos. Otro ejemplo, sería el impacto mortal que las primeras
instalaciones telegráficas supusieron para las aves que terminaban estrellándose
contra las redes, para luego aprender a evadirlas con el tiempo. Siendo así otro
aspecto importante desarrollado por Darwin el de la selección natural o
sobrevivencia de los más aptos al principio de conservación o supervivencia de
los más adecuados.
También menciona que la reproducción de ciertos animales tomados en
cautiverio se ve afectada por el hecho de estar fuera del hábitat natural al cual
pertenecen.
En ciertas tribus salvajes observó que las más fuertes sobreviven y las más
débiles desaparecen. Constituyendo esto un ejemplo de la lucha por la existencia.
Sólo los más aptos sobrevivirían.
Fig. Campesinos en Franklinford 1858
Según Darwin la selección natural lleva también a la divergencia de caracteres y
a la extinción de formas orgánicas menos perfeccionadas e intermedias, vale esto
tanto para las especies como para el grupo social. En el caso del hombre le
corresponde la supervivencia de los más aptos en estado natural. Recuerda que
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en las antiguas civilizaciones los menos fuertes o aquellos que sufrían de
aberraciones genéticas eran condenados a desaparecer. El grupo social necesitaba
individuos fuertes para garantizar su existencia.
Esta forma de pensar de Darwin ha llevado a ciertas sociedades a engendrar un
cierto eugenismo con las consecuencias desastrosas que ya conocemos.
Para Darwin es importante la buena estructura corporal y su relación con las
facultades intelectuales así como su incidencia con los hábitos sociales. Esto
también conllevaría a diferentes formas de organización social. El hábito,
produciendo particularidades de constitución; el uso, fortificando los órganos, y
el desuso, debilitándolos y reduciéndolos, parecen haber sido en muchos casos de
poderosa eficacia. El uso fortalece los órganos y el desuso los ha hecho
disminuir. Cita un ejemplo, al referirse al uso de la mano y al arte de fragmentar
la piedra con formas de cuchillo, lanza y saetas se mostraría una habilidad
extraordinaria y muy larga práctica, coincidiendo su pensamiento con el mejor
experto de la época: Schoolcraft.
También trató Darwin sobre las diferencias entre las distintas razas de seres
humanos así como el papel dominante de la mujer en la elección de compañeros
de apareamiento (selección sexual).
Cuando esta selección natural se produce; habiendo entrado en consideración
todos los factores que la determinan, llámese factor físico, mental y de medio o
de condiciones; la evolución natural se va a operar pero sobre una población a
la que Darwin llamó raza.
Finalmente, El Origen del Hombre de Darwin no consideró el aspecto químico-
hormonal (feromonas, adrenalina, etc.), genético, ni el impacto trascendental del
medio ambiente (p.ej. la radiación, la contaminación) sobre el ser humano, por
citar algunos elementos que comprenden esta unidad múltiple llamada hombre.
Si bien es cierto que las leyes de Mendel ya se ponían de moda por aquella época
descuidó la interrelación que existe entre todos estos aspectos que
conforman el ser humano. Evidentemente, “…poco a poco se dio paso a los adelantos
de las ciencias, en particular la genética molecular. Disciplina reciente que se desarrolló
amediados del siglo XX, tras el descubrimiento de la doble hélice de ADN. Curiosamente
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esta disciplina aporta pruebas más convincentes a favor de la evolución biológica. Un
método para concluir el parentesco de dos especies consiste en comparar las secuencias de
ADN o secuencias de aminoácidos de proteínas. Cuantas más diferencias se detecten, más
lejos en el tiempo se encontrará el antecesor común. (Ej. Humano-Chimpancé-
Orangután)…” (Biología y Geología, Emilio Pedrinaci, Concha Gil, Edt.SM, pág.
87).
Hoy en día el hombre debe ser considerado como una unidad física-biológica-
química-psicológica- social y existencial.
La paleontología, la antropología y la anatomía comparada permitieron también
reconstrucciones más detalladas de la historia de la vida.
A diferencia de Lamarck, Darwin proponía la idea de una ascendencia común y
un árbol de la vida compuesto por muchas ramificaciones. Esta teoría se basaba
en la idea de la selección natural y sintetizaba una gran variedad de hallazgos en
varias disciplinas como la crianza de animales, la biogeografía, la geología, la
morfología y la embriología. El debate en torno a la obra de Darwin llevó a la
rápida aceptación de la evolución, pero el mecanismo que proponía, la selección
natural, no fue ampliamente aceptado hasta la década de 1940. La mayoría de
biólogos argumentaban que otros factores impulsaban la evolución como la
herencia de caracteres adquiridos (neolamarquismo), un impulso innato hacia el
cambio (ortogénesis), o grandes mutaciones repentinas (saltacionismo). La
síntesis de la selección natural con la genética mendeliana en las décadas de 1920 y
1930 fundaron la nueva disciplina de la genética de poblaciones. Durante las
décadas de 1930 y 1940, la genética de poblaciones se integró con otros campos
de la biología, resultando en una teoría evolutiva ampliamente aplicable que
comprendía gran parte de la biología; la síntesis evolutiva moderna.
Tras el establecimiento de la biología evolutiva, los estudios de las mutaciones
(cambios en el material genético y, por tanto, son heredables. La mayor parte de
mutaciones son perjudiciales, otras no causan ni perjuicios ni beneficios al
individuo que las posee, y solo en raras ocasiones, las mutaciones son
beneficiosas. Las mutaciones son fuente de la variación) y las variaciones en
poblaciones naturales, en combinación con la biogeografía y la sistemática,
condujeron a sofisticados modelos evolutivos matemáticos y causales. Asimismo,
se mantuvieron vigentes los movimientos y corrientes creacionistas que
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rechazaron la selección natural y mantuvieron la idea del diseño inteligente,
según la cual el hombre y el universo fueron creados ya sea por uno o varios entes divinos.
Tras la aparición de la genética molecular en la década de 1950, se desarrolló el
campo de la evolución molecular, basado en secuencias proteicas y pruebas
inmunológicas, incorporando más tarde estudios del ARN y del ADN. La visión
genocéntrica de la evolución se hizo prominente en la década de 1960, seguida
por la teoría neutralista de la evolución molecular, acalorando los debates sobre
el adaptacionismo, las unidades de selección y la importancia relativa de la deriva
genética y de la selección natural. A finales del siglo XX, la secuenciación de
ADN condujo a la filogenia molecular y la reorganización del árbol de la vida en
el sistema de tres dominios. Asimismo, los factores recientemente reconocidos de
la simbiogénesis y la transferencia horizontal de genes introdujeron aún más
complejidad a la historia evolutiva.
La teoría sintética de la evolución (principios del siglo XX) hermana la teoría
de la selección natural con los nuevos descubrimientos procedentes de la
genética, la paleontología y la ecología. Sigue manteniendo la selección natural
como el principal mecanismo evolutivo y define la evolución como un cambio
gradual en la composición genética de las poblaciones. Se la puede resumir así:
La unidad evolutiva no es el individuo, sino la población.
Los individuos de cualquier población son portadores de diferentes alelos que se
han originado por mutación.
Ciertos fenotipos, determinados por esos alelos, confieren a los individuos que
los posee más posibilidad de dejar descendencia. Por tanto, en las generaciones
siguientes, los alelos responsables de tales fenotipos serán cada vez más
frecuentes.
Del Origen del Hombre de Darwin, se puede decir las siguientes proposiciones
principales.
I) La evolución existe.
II) La evolución del hombre es un fenómeno progresivo y continuo
III) Todos los seres vivientes tienen un origen común, a partir del cual se han
diversificado, en el transcurso de tiempo muy largo, en innumerables líneas
distintas.
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IV) La evolución es el resultado de la selección natural.- Cada especie es una
colección de individuos diferentes, desigualmente dotados para sobrevivir a las
dificultades de la existencia. Sin embargo existe entre los individuos de una
misma especie (el hombre incluido) y entre las especies de un mismo medio, una
concurrencia feroz, una lucha por la vida tan implacable. Se produce que los más
dotados eliminan aquellos que son menos; La selección natural, tratando por la
lucha por la vida, asegura la sobrevivencia de los más aptos. El más apto puede
ser definido, dentro de cada especie, como el individuo del cual la combinación de
carácter le garantiza la defensa la más eficaz contra las agresiones del medio
exterior (clima, depredadores, enfermedades. etc.)
Toda la teoría de Darwin reposa sobre el hecho que los caracteres que definen
el individuo “más apto” son hereditarios.
Bibliografía:
- Charles Darwin, El Origen del Hombre).
- Diccionario de Filosofía, José Ferrater mora, Tomos I, II, III, IV, Edit. Ariel,
Barcelona 2009.
- Dorland Diccionario Enciclopédico de Medicina, Tomo I y II, 29.a Edición, Edit.
McGraw Hill, Madrid 2003.
- Biología y Geología, Emilio Pedrinaci, Concha Gil, Edt.SM,2013