por Gabriel Zaíd
libros
ciencia propia y colonialismo
empobrece nuestra cultura. Por tanto también sería necesario el fortalecimiento denuestra cultura entendida, precisamente, como creación de valores y como estilo devida. En su libro Ciencia propia y colonialismo intelectual* el sociólogo colombiano
- Orlando Fals Borda trata esta problemática.
Son investigaciones, principalmente en elcampo de la sociología, sobre la perspectivade un desarrollo social y científico autónomo de América Hispana. "Nada más fácil-dice- que seguir la vía del mimetismointelectual. Pero nada también más peligroso para nuestra identidad y supervivenciacomo pueblo" (p. 18).
De acuerdo a la época actual, el autorpropone dar al científico social una conciencia mayor de la responsabilidad quetiene en la elaboración de una ciencia queparte de nuestras realidades y no se ciñe amodelos que resultan inoperantes. Los sociólogos hispanoamericanos se han dejadollevar por el empleo de modelos teóricos yprácticos de la escuela empírica, de origenanglosajón, que impiden el planteamientode los verdaderos problemas sociales, econófiÚcos y políticos (subdesarrollo, caciquismo, explotación, dependencia) que tienenque ver con la liberación de Hispanoamérica. De allí la necesidad para el sociólogoconsciente de esta situación de abandonaresos esquemas y utilizar conceptos comolos de "violencia", "caudillismo", "democracia", "crisis", "explotación", "neocolonialismo", "dependencia" y otros que reflejan el estado social actual. Curiosamenteéstos fueron ya conceptos de la sociologíadel siglo XIX, pero quedaron abandonadosluego, al advenir las escuelas del empirismoy la microsociología, que derivaron en investigaciones fútiles e inapropiadas para entender nuestra realidad.
Por otra parte considera necesario elautor para las actuales ciencias sociales-concebidas tradicionalmente como provincias separadas y faltas de una visión global-, el desarrollo de un trabajo "interdisciplinario", o sea de mutuo enriquecimiento y conexión. La crisis social actual-asienta- "parece exigir una ciencia integral del hombre, sin distinguir fronterasartificiales o acomodaticias entre disciplinasafines" (p. 61).
En resumen, como reacción ante uncientificismo empirista y limitado a investigaciones parciales, que ha tenido influenciaen sectores académicos de Hispanoamérica,muchos sociólogos buscan hoy día la conexión con la vida social y política y elempleo de concepciones objetivas, de conjunto, de la vida social.
Así, se encuentra como cuestión palpitante el enfrentamiento del sociólogo antelas contradicciones y conflictos de Hispanoamérica.
Escribe Fals Borda: "Si se acepta lapremisa general de que las concepcionescientíficas están inevitablemente condicionadas por -y ligadas a- la estructura de lasociedad en la cual son concebidas, el sociólogo latinoamericano de hoy en casitodos nuestros países no puede dejar dereaccionar ante las dramáticas incongruencias e inconsistencias sociales que le rodean.Mientras más conciencia tiene de la ca-
ción la presión que el imperialismo ejercesobre nuestro subcontinente. Dada la posición geográfica y la aguda situación dedependencia econófiÚca de nuestros países,éstos sufren las andanadas de una presión"cultural" neocolonialista que deforma y
"Síntesis de las artes que arranca de unimpulso wagneriano, el modernismo une lasolitaria rebeldía romántica, la música de lapalabra aprendida en los simbolistas y laprecisión plástica tomada de los parnasianos. No es un simple reflejo de la poesíaeuropea: asume características propias yarraiga en la tradición barroca hispanoamericana."
"El modernismo es una operación demediación, una tentativa de convertir lacultura planetaria (y no sólo europea) enlenguaje americano. Significa para las literaturas de lengua española la primera etapadel movifiÚento moderno que, simultáneamente en la poesía y en la novela, comienza en Europa hacia 1860 y a partir de1880 establece una nueva sensibilidad.
Vale la pena señalar que es un jovenpoeta, hoy, como tantas veces, quien nosreconcilia con nuestros abuelos. Hay enesto una actitud profundamente moderna:la reinterpretación universal, la contemporaneidad universal, que ya estaba, naturalmente, en el modernismo, si sabemos releerlo y convertirlo, así, en nuestro contemporáneo, como lo hace esta antología.
El conjunto representa una s íntesis cuyariqueza informativa se muestra especialmente en las biografías y notas a los poemas.Más aún: se trata de la primera edicióncorrecta de muchos de los poemas que, enediciones antiguas y recientes, contienenlamentables erratas y ofiÚsiones. Pero quizálo más valioso de esta antología es que elaparato crítico no devora los textos: losilumina. La poesía modernista, que teníamos por leída, nos sorprende una y otravez aquí: resulta viva.
* Antología del Modernismo. Selección, prólogo y notas de José Emilio Pacheco. 2 vols. México,UNAM, 1970 (Biblioteca del Estudiante Universitario).
por Miguel Bautista
.reconciliación con elmodernismo
Hay que releer nuestra poesía modernista.Pasado el apogeo de su gloria y el reposo ala sombra de las devociones provincianas oacadéfiÚcas, parece que ha llegado el momento de leerla otra vez, con otros ojos.
La Biblioteca del Estudiante Universitario tiene la fortuna de contar con una seriede valiosas antologías que han permitidoeste tipo de revaloración y que muestran laevolución de la poesía en México: Poesiaindígena y Epica náhuatl de Angel MaríaGaribay, Poetas novohispanos de AlfonsoMéndez Plancarte, Poesia neoclásica de Octaviano Valdés y poesia romántica de JoséLuis Martínez y Alí Chumacero. La reciente Antologza del modernismo (1884-1921)de José Emilio Pacheco,* extiende el panorama hasta principios de este siglo.
Los dos tomos comprenden un prefacio,introducción, notas biográficas y selección de poemas de Manuel Gutiérrez Nájera, Salvador Díaz Mirón, Francisco González León, Manuel J. Othón, Francisco A de!caza, Luis G. Urbina, Amado Nervo, JoséJuan Tablada, Enrique González Martínez.Alfredo R. Placencia, Rafael López, EfrénRebolledo y Ramón López Velarde; bibliografía sumaria, notas a los poemas e índices: general, de autores y de primeros versos.
El buen gusto de la selección, el cuidadode la edición crítica, la información historiográfica y la interpretación del modernismo, dejan ver detrás de este trabajo todauna empresa laboriosa y apasionada. Setrata de una investigación rigurosa, en laque se revisan las corrientes literarias, lassingularidades de los poetas y las afinidadesy diferencias con el modernismo de otrospaíses. La .valoración literaria se complementa con la social y política de la época.La situación del modernismo no se limitaal contexto literario mexicano y de lalengua española, sino que se relee desde elcontexto universal de la cultura moderna:
El desarrollo de una ciencia social propia,con temática y preocupaciones propias-que desde luego no implica exclusivismoni chauvinismo sino concreción y realismoes una necesidad de los países hispanoamericanos. Sobre todo tomando en considera-
dos notas
por Miguel Donoso Pareja
nexión entre conocimiento y conflicto, másefectivo puede llegar a ser, bien com?científico o como miembro de la comum-dad" (p. 25). . .
Es claro que la conciencia de la realidadsocial y económica de nuestros países llevaasí, o debe llevar, a los científicos socialesde más clara conciencia, al compromiso conlas fuerzas sociales capaces de llevar a cabouna transformación social progresista, democrática y antimperialista. Fals Borda lodenomina, con una terminología muy particular, "compromiso acción": "El compromiso acción es ideológico e implica unavisión dentro de la ciencia. Esta visión estácondicionada' por pautas sociales y trascendentales cambios políticos que llevan a loscientíficos a una evaluación de su disciplinay a una reorientación de la misma. De esteproceso van resultando no sólo la acumulación del conocimiento científico sino también su enriquecimiento, su renovación, surevitalización" (p. 75).
El científico hispanoamericano puedecolaborar en la tarea de autonomización dela cultura latinoamericana "al promulgar eimponer reglas adecuadas para una ciencianueva, rebelde y comprometida con la re-
LA BUENA GENTE
Después de haber publicado varias novelasy libros de cuentos (en Jorge Alvarez y enel Centro Editor de América Latina), locual le valió situarse desde el principioentre los más importantes escritores argentinos, Pedro Orgambide, nacido en 1928,acaba de lograr su primer best-sel/er.
En efecto, su libro de cuentos La buenagente* se mantuvo, durante varias semanas(agotando su edición), entre los más vendidos en Buenos Aires, junto a Papillón,Relato de un náufrago, Carta a BuenosAires violento (de Eduardo Gudiño Kieffer)y Teorema (de Pasolini).
La buena gente es un volumen de treintacuentos de lo cotidiano-fantástico (o de lofantástico-cotidiano, qué más da), en losque Orgambide juega, con un estilo sencilloy directo (lleno de pulsaciones, eso sí, muyvital), con las cosas de todos los días,haciendo realismo, literatura fantástica, drama y melodrama, impugnación y cuestionamiento, etcétera.
En conjunto, pues, el libro está centradoen "las buenas gentes que nos rodean", yante ellas el autor muestra sus envidiablescondiciones de observador, su compromisohumano y su pericia narrativa.
La buena gente, por otra parte, planteauna tesis: la de cómo, por regla casi general, los escritores de nuestros días se hansumido en embrolladas, difíciles e insolubles angustias metafísicas, dejando de ladolas cuestiones más reales e inmediatas.
Esto se encuentra claramente expuestoen esa formidable viñeta que es La grieta,
construcción social necesaria.,.." "Es la tarea del momento, la que parece de mayortrascendencia y envergadura, la que definiráel futuro de la América Latina como eltodo que ya es y que empieza a articularse" (p. 21).
Este libro de Orlando Fals Borda nosparece un signo de los tiempos que correnen Hispanoamérica, donde el sociólogo y elhombre de pensamiento deben pronunciarsesobre los ingentes problemas de nuestrospueblos. Aunque muchas de las reflexionesde este libro están en fase de corrección yevolución, son positivas pues indican uncambio de mentalidad de los sociólogos denuestra América. Es cierto que los conceptos aludidos de explotación, caudillismo,violencia, neocolonialismo, como reflejo deuna realidad dramática no son nuevos, peroaproximan al sociólogo a esa ciencia nuevaque está naciendo en Hispanoamérica, quebasada sobre todo en el marxismo, proponesoluciones revolucionarias a nuestros problemas.
* Orlando Fa1s Borda: Ciencia propia y colonialismo intelectual. México, Editorial NuestroTiempo, 1970, 138 pp.
en cuya parte principal dice: "Vaya demolerlo, pensó el crítico. Fue entonces cuandovio la grieta. Esa noche escribía una de sustemibles críticas. Ocupado, como estaba, encosas importantes (descubrir la nueva novela latinoamericana, el estructuralismo, larevolución del lenguaje, abominar del relatolineal) apenas reparó en esa grieta quecomenzaba a abrirse en la pared, un pocomás arriba de los estantes de libros. Tendréque llamar al albañil, pensó casi con pudor;le fastidiaba lo intrascendente..."
Ese "le fastidiaba lo intrascendente",lleva, sin duda, una fuerte carga de ironía,sobre todo porque subraya de qué maneralos valores han sido trastocados, en nuestrotiempo, por un "trascendentalismo" que setraduce fielmente en posturas esnobs.
De aquí, de esta toma de posición, naceque el libro se llame La buena gente,puesto que Orgambide quiere hacer, con él,un rescate de los verdaderos valores huma-...-
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nos, una restitución del hombre a las neceosidades auténticas, en contraposición a lasfalsas y de desperdicio que- la sociedadsuperindustrializada y de consumo nos obliga, diariamente, a tragar. .~
I
El amor, la nobleza, la ternura, la cotidianeidad (entre otras), son las categoríasvitales que mueve Orgambide, dándonoscomo resultado un libro saludable (aunsiendo nostálgico) en el que lo patológicodeja de ser la motivación básica, para darpaso libre a lo diario-verdadero, incluida lalocura. Por eso señalamos al principio queLa buena gente es un libro de lo cotidianofantástico (o viceversa), porque en una sociedad como la nuestra (en la que todos losvalores están trastocados) puede resultarfantástica la fidelidad, por ejemplo, perotambién puede serlo una presencia -real oinventada- en la noche.
En estos términos, La buena gente estambién una confrontación entre lo fantástico y lo real, lo subjetivo y lo objetivo, lointerior y lo exterior, porque como señalaba Eluard, "existen oÚos mundos, perotodos están en éste".
De esta manera, en La buena gente seproduce una consustanciación que dibujacon exactitud la verdadera, cambiante ymultifacética entidad que es el hombre,unas veces el gavión de Elegia para unayunta brava, en otras el sastre de El paracaidista, y en algunas el escritor de Oficiode soledad.
Por lo demás, estas narraciones de Dr·gambide nos restituyen el "placer de leer",perdido casi entre tantas tortuosidades, elucubraciones y patologías que nos traen lageneralidad de las novelas y cuentos contemporáneos.
Casi la totalidad de los treinta cuentosque conforman el volumen, además, sonexcelentes, de primerísimo orden, inclusoincursionando en tesituras diferentísimas ymuchas veces opuestas. El lenguaje es senci·110 y vital, enraizado en las situaciones,funcional, lo cual hace que el libro prácticamente se devore, que su lectura sea undeleite, no una tortura.
No dudamos, para terminar, que estelibro de Orgambide merezca el éxito que hatenido (y probablemente seguirá teniendoen sus próximas ediciones), cosa que no escomún ni en uno ni en otro sentido, yaque por lo general es lo malo lo que seconvierte en best-sel/er y lo bueno no_
* Pedro Orgambide: La buena gente, BuenosAires, Sudamericana, 1970. 136 pp.
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