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Congreso en honor Salazar.pdf

Date post: 09-Nov-2015
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ACTAS DEL CONGRESO SOBRE AUGUSTO SALAZAR BONDY RUBÉN QUIROZ AVILA Editor y compilador
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  • INSTITUTO DE INVESTIGACIN DEL PENSAMIENTO PERUANO

    Y LATINOAMERICANO

    IIPPLAIIPPLA

    Patrocinado por:

    SOLAR, en tanto proyecto filosfico, tiene como objetivo contribuir en la consolidacin de la comunidad filosfica iberoamericana, y, en particular, de aquellos crculos cuyo eje de discusin principal es el abordaje filosfico de problemas socio-culturales e histricos necesarios e ineludibles de esta regin.

    El proyecto de filosofar desde el Per implica procurar entender los mecanismos particulares de nuestros propios procesos histricos. Filosofar en nuestro pas no es un ejercicio inocente o meramente profesional sino que implica una aceptacin de la urgencia de ejercer la vigilia racional, de estar atentos como filsofos. Ello plantea un trabajo constante como equipo, una sistemtica colaboracin grupal y el reconocimiento imprescindible de nuestra propia tradicin filosfica.

    CONSEJO EDITORIAL

    PRXIMA PUBLICACINLa Evolucin de Paulina. Novela sociolgica (1893). Edicin y estudio por Rubn Quiroz vila.

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    ACTAS DEL CONGRESO SOBRE

    AUGUSTO SALAZAR BONDY

    RUBN QUIROZ AVILAEditor y compilador

  • ACTAS DEL CONGRESO SOBRE

    AUGUSTO SALAZAR BONDY

    RUBN QUIROZ AVILAEditor y compilador

  • Coleccin El barro pensativo 2Dirigida por Rubn Quiroz Avila

    Rubn Quiroz Avila (Editor) Mza. 160, Lote 04 Asociacin de Vivienda Confraternidad Los Olivos, Lima, Per Telfono: 453 7303 e-mail: [email protected]

    Diseo y Diagramacin Carmen Huancachoque V.

    Depsito Legal en la Biblioteca Nacional del PerN 201400217ISBN 978-612-00-1492-9

    Impreso en el PerEnero 2014

    PROHIBIDA LA REPRODUCCIN TOTAL O PARCIAL DE ESTE TEXTO POR CUALQUIER MEDIO SIN AUTORIZACIN EXPRESA DEL AUTOR.

    INSTITUTO DE INVESTIGACIN DEL PENSAMIENTO PERUANO

    Y LATINOAMERICANO

    IIPPLAIIPPLA

    Patrocinado por:

    A Helen Orvig, por su bondad y generosidad con los jvenes fi lsofos.

    Y, por supuesto, por su vigilia y amor de la heredad intelectual de su amado esposo.

  • 7Indice

    Presentacin a las actas de la Jornada Internacional sobre Augusto Salazar BondyBernardino Ramrez Bautista ........................................................................................7

    Prlogo a las actasRubn Quiroz Avila ........................................................................................................9

    Augusto Salazar Bondy y la Filosofa de la Liberacin latinoamericana. David Sobrevilla ...........................................................................................................11

    La filosofa como reflexin de la realidad. La tensin dominacin liberacin en escritos de Augusto Salazar Bondy.Adriana Arpini ..............................................................................................................29

    Desde la cultura de la dependencia a la cultura de la dominacin y de la servi-dumbre: los aportes al pensamiento liberacionista de Augusto Salazar Bondy y Juan Rivano. Alex Ibarra Pea ...........................................................................................................59

    Dos conceptos: el mito de la modernidad y la inautenticidad. Algunas anota-ciones a partir de los trabajos de Enrique Dussel y Augusto Salazar Bondy. Gustavo Marcial Prado Romero .................................................................................65

    Filosofa y filosofar. Reflexiones en torno a las ideas de Augusto Salazar Bondy. Roberto Mora Martnez ...............................................................................................77

    Augusto Salazar Bondy: idelogo y editorialista de la Reforma Educativa. Joel Rojas Huaynates ....................................................................................................87

    El proyecto de liberacin y originalidad de Augusto Salazar Bondy en textos de la escuela secundaria peruana. Cinthya Gonzales Jibaja .............................................................................................101

    Niveles de la vida valorativa y la superacin de la estructura de la domina-cin en Augusto Salazar Bondy. Gian Franco Sandoval Mendoza ...............................................................................115

    La concepcin del poder en Augusto Salazar Bondy: origen de una teora de la dominacin. Luis Felipe Rivera Narvez .......................................................................................127

    El legado de Augusto Salazar Bondy a los 40 aos de las Jornadas de San Miguel (Argentina): Una introduccin al epistolarioJoel Rojas Huaynates ..................................................................................................139

    Cartas inditas a Augusto Salazar Bondy ............................................................144

    PRESENTACIN A LAS ACTAS DE LA JORNADA INTERNACIONAL SOBRE

    AUGUSTO SALAZAR BONDY

    Nuestra Universidad, la primera del pas, tiene desde sus orgenes una profunda preocupacin por el saber. En ese sen-tido su propia existencia est ligada a la produccin de cono-cimiento, su organizacin y su implementacin. As es como entendemos la vida universitaria. Es por ello que toda publi-cacin que nace de nuestro claustro consideramos que cum-ple esos objetivos. En ese sentido, estas Actas de la Jornada Internacional Augusto Salazar Bondy, resultado de un evento realizado el 2011 en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, obedece a las lneas de la vida universitaria. Ms an cuando con ello se reconoce a uno de los maestros sanmarquinos ms importantes y difundidos a nivel latinoamericano. No solo con enorme presencia en las dimensiones filosficas sino en las es-feras educativas donde su aporte fue de tremendo impacto tanto por la concepcin como la de su ejecucin. Con ese ma-gisterio, transmitido a las generaciones en sus clases universi-tarias, en las cuales fui un atento y cercano estudiante, se enla-zaba la prdica equitativa en nuestro pas con la demanda de un compromiso moral con este. Es decir, la unin de la teora y la prctica, asunto que suele estar separado y poco relaciona-do. Esa proyeccin entre la tica y la vida es junto a su legado intelectual lo mejor que nuestro viejo maestro nos hereda.

    As, el conjunto de artculos que leern muestra que los es-tudios salazarianos, cada vez crecientes a nivel mundial, dan una seal clara de la vitalidad de la filosofa peruana y con ello su brillante matriz salazariana inexcusable para entender la tradicin discursiva, incluso, ms all de lo estrictamente filosfico. A travs del Vicerrectorado de Investigacin consi-deramos que Augusto Salazar Bondy representa paradigmti-camente al docente e investigador sanmarquino y que honra, con su enseanza que atraviesa el tiempo, a nuestra institu-cin. Es en su honor y nuestro decidido a la investigacin uni-versitaria organizada y diseada en las aulas de la Decana de Amrica, que ofrecemos al lector, un serio conjunto de trabajo

  • 8 9

    PRLOGO A LAS ACTAS

    Los estudios salazarianos tienen ya carta de ciudadana. Analizar y dialogar sobre las propuestas y universos intelec-tuales de uno de nuestros filsofos ms relevantes de la histo-ria de las ideas latinoamericanas forman parte de la construc-cin de la trama de un debate mayor. Con ello se despliegan los vasos comunicantes de un horizonte de discusin cuyas genealogas atraviesan la propia existencia como comunidad. Reconocer a nuestros referentes significa tambin procesar la memoria colectiva y con ello interpelarnos, adems de proyec-tar agendas de discusin. En ese sentido los textos que van a leer a continuacin son consecuencia de un evento, memorable y dialgico, organizado por Solar. Revista de filosofa Iberoameri-cana y el Instituto de Investigacin del Pensamiento Peruano y Latinoamericano (IIPPLA), los das 24, 25 y 26 de noviembre del 2011 en las instalaciones de la Facultad de Letras y Cien-cias Humanas, como una de las aristas pblicas de la cuestin sobre la filosofa peruana. Se tuvo la presencia de destacados colegas latinoamericanos como Horacio Cerutti (Mxico), Ro-berto Mora (Mxico), Adriana Arpini (Argentina), Alex Ibarra (Chile), Gustavo Prado (Brasil). Adems de la presencia de pe-ruanos como David Sobrevilla, Mara Luisa Rivara de Tuesta, Raimundo Prado y Pablo Quintanilla entre otros profesores. Es esperanzadora tambin la activa participacin de una cohor-te de jvenes estudiosos de la obra del maestro sanmarquino siendo sintomtico de los nuevos rumbos y la normalizacin de nuestro filosofar.

    Quiero dejar constancia del activismo comprometido y la responsabilidad asumida por el Grupo Pedro Zulen, estudios de filosofa peruana y latinoamericana, quienes fueron imprescin-dibles en la organizacin del evento: Cinthya Gonzales, Joel Rojas, Carlos Reyes, Hctor Rentera, Javier Tong, Franco San-doval y Ana Sevedn. Tambin reconocer el apoyo de Carmen Huancachoque en el diseo del presente libro.

    Finalmente agradezco el cario y la persistencia de Helen Orvig de Salazar, la afable dama, quien tambin nos acompa en la Jornada y nos ha facilitado siempre el acceso a los textos inditos de Augusto, su amado esposo. Y, por supuesto, agra-

    sobre l. Estando as a la vanguardia de la investigacin sobre este preclaro maestro.

    Dr. Bernardino RamrezVicerrector de Investigacin

    Ciudad Universitaria, Lima, Per

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    AUGUSTO SALAZAR BONDY Y LA FILOSOFIA DE LA LIBERACIN LATINOAMERICANA*

    David Sobrevilla1

    Universidad Nacional Mayor de San Marcos

    Quisiera poner a discusin en este trabajo la relacin exis-tente entre la filosofa de la dominacin y la liberacin de Au-gusto Salazar Bondy y la actual filosofa de la liberacin lati-noamericana.

    IPodemos distinguir en la produccin filosfica de Salazar

    tres etapas: la temprana (hasta 1961), la de madurez (desde 1961 hasta 1969) y una tercera etapa (desde 1969) hacia la que el autor se encaminaba cuando lo sorprendi la muerte en 19742.

    En su etapa de madurez el filsofo peruano concibi un proyecto que puede ser descrito en estos trminos: integrar y superar en su propia obra filosfica las tres tendencias filosfi-cas mayores de nuestro tiempo: el movimiento fenomenolgico (del que haba partido en su fase temprana precedente), el mar-xismo (por el que Salazar se interes durante sus estudios en Pars en 1952) y la filosofa analtica (a la que se aproxim desde 1961). Al mismo tiempo, nuestro autor percibi claramente que su propia filosofa tena que ser diferente a la tradicional en Amrica Latina y constituir una respuesta a los problemas del Per (y de nuestro continente). Comprenda as a la filosofa como una iluminacin racional de la realidad, pero que adems

    1 Profesor emrito de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Autor de diversas obras sobre filosofa peruana y latinoamericana. Editor de obras inditas de Augusto Salazar Bondy.2 Esta y la cuarta seccin constituyen un resumen parcial y apretado de la parte dedicada a Salazar Bondy de nuestro libro Repensando la tradicin nacio-nal (peruana) I. Estudios sobre la filosofa reciente en el Per, Lima, Hipatia. Vol. 2, 1989, pp. 385607.*Este artculo se public originalmente en: Scientia et Praxis. Revista de In-vestigacin de la Universidad de Lima. Segunda poca. Lima, N17, 1993: pp. 141160.

    decer la cordial y decidida disposicin de nuestro vicerrector de Investigacin Dr. Bernardino Ramrez, discpulo de Salazar Bondy, para la aparicin de estas actas.

    Rubn Quiroz AvilaProfesor del curso Historia de la Filosofa Latinoamericana

    Universidad Nacional Mayor de San Marcos

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    David Sobrevilla Augusto Salazar Bondy y la filosofia de la liberacion latinoamericana

    se pronuncia sobre las demandas de la vida social comprome-tindose con la historia. O para decirlo con una frmula ms breve: para Augusto Salazar Bondy la filosofa es la iluminacin racional y crtica de la realidad.

    El planteamiento de Salazar sobre la cultura y la filosofa de la dominacin se encuentra expuesto en sus textos La cultu-ra de la dominacin y Existe una filosofa de nuestra Amrica?, ambos de 1968. La tesis central del primero es que la cultura de un pueblo dominado es por necesidad de dominacin e inau-tntica. Salazar entiende por cultura el nombre de un sistema de valores, smbolos y actitudes con que un grupo humano res-ponde a las solicitaciones y conflictos que provienen del mun-do y de la existencia. Por dominacin designa el hecho de que el poder de decisin sobre la existencia y desenvolvimiento de una nacin est en manos ajenas. Y por inautenticidad la falta de correspondencia entre la praxis de un sujeto histrico y el prin-cipio que este sujeto reconoce y valida, o sea la protovaloracin que realiza. Aplicando estas ideas generales al caso particular de la cultura peruana, Salazar encuentra que:

    1. La cultura del conjunto de la poblacin que habita dentro de las fronteras del Per actual es plural, hibrida, carente de integracin. No hay, en verdad, una cultura orgnica peruana. 2. Prevalecen en nuestra vida la mistificacin de los valores y de las realidades, la inautenticidad de las actitudes, el sentido imitativo, la superficialidad de las ideas y la improvisacin de los propsitos.3. Nuestra conciencia est dominada por mitos enmascarado-res que la alejan de la comprensin de su propia realidad y adormecen su inquietud.3

    Estos rasgos responden, en opinin de Salazar, a que los grupos que se definen como peruanos se hallan, por una u otra razn, alienados en su propio ser y no pueden menos de generar el ser de una comunidad alienada.4 Decir que el pe-ruano es un ser alienado significa decir que piensa, siente, ac-ta de acuerdo a normas, patrones y valores que le son ajenos; o que carece de la sustancia histrica de la que depende su ple-

    nitud y prosperidad como pueblo; o que se halla en el nivel de un pensar, sentir y actuar controlado por otros.

    Salazar diagnostica que la alienacin peruana tiene como causa la implantacin de sistemas de poder y de relaciones internacionales de dependencia que conllevan la sujecin de la vida a otros pases o grupos nacionales.5 Esta sujecin no es primariamente cultural, militar, poltica o social, sino que la primera y la fundamental es la econmica, o sea la dominacin de los recursos y medios de produccin.6 Adolecemos pues los peruanos de dependencia ms dominacin como origen y fundamento de nuestra condicin negativa. Y tenemos como resultado una cultura desintegrada a la que podemos tipificar como de dominacin.

    Lo anterior muestra que la situacin de los pases subde-sarrollados no puede mejorar dentro del esquema de la domi-nacin, y que la condicin sine qua non de la liberacin y reali-zacin de esos pueblos es romper los lazos de dependencia y cancelar los sistemas de dominacin mundial. Los peruanos que sienten la necesidad de ser autnticos tienen (pues) ante s el imperativo de librar a su pas de toda la dependencia que conlleve la sujecin a poderes extranjeros y, por tanto, aliena-cin de su ser.7

    Segn Salazar:

    Lo nico autntico que tenemos los peruanos hoy es, se-guramente, una unidad por la negacin (...) Y podemos ser, adems, a partir de esta conciencia, un esfuerzo de liberacin compartido, una rebelda que potencia y aglutina todas las fuerzas sociales. Este es tambin un principio de universali-dad capaz de unirnos a otros pueblos del mundo en la empre-sa de construir una humanidad libre.8

    Lo mismo que acontece en la cultura de dominacin en ge-neral y con la peruana en particular, sucede con la filosofa lati-noamericana y con la peruana segn nuestro autor. El filosofar latinoamericano no es genuino ni original, porque los pensado-res latinoamericanos no se han construido una imagen autn-

    3 Salazar Bondy, Augusto: La cultura de la dominacin, en Entre Escila y Caribdis. Lima: Rickchay Per, 1985, p. 36.4 Id. pp. 3537

    5 Id., pp. 31 6 Ibdem7 Salazar Bondy, Augusto, Op.cit. pp. 37-38. 8 Ibdem p. 38.

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    tica sino imitada de s mismos como individuos y como grupo. Ello se debe a que su filosofar surgi en un continente o sub-continente dominado y subdesarrollado. Pero la filosofa lati-noamericana no slo ha sido hasta ahora alienada sino alienan-te, porque ha funcionado como una imagen enmascaradora de la realidad latinoamericana y como un factor que ha coadyuvado al divorcio entre las nociones con respecto a nuestro propio ser y las justas metas histricas de nuestro continente. Por lo tanto, concluye Salazar, la constitucin de un pensamiento genuino y original y su normal desenvolvimiento no podr alcanzar-se sin que se produzca una sucesiva transformacin de las so-ciedades latinoamericanas mediante la cancelacin de nuestro desarrollo y dominacin. No obstante, la filosofa latinoameri-cana puede comenzar a ser autntica como pensamiento de la negacin de nuestro ser y de la necesidad de cambio, como conciencia de la mutacin inevitable de nuestra historia.9 En este caso, dicha filosofa ya no ser ms enteramente defectiva sino crecientemente creadora y constructiva. En consecuencia, el da de hoy, al mismo tiempo que se ahonda la brecha en-tre los pases desarrollados y subdesarrollados, hay para estos ltimos tambin, escribe Salazar, posibilidad de liberacin. La filosofa hispanoamericana tiene tambin por delante esta opcin de la que, adems, depende de su propia constitucin como pensamiento autntico.10

    IISegn Enrique Dussel la filosofa de la liberacin se origin

    hacia fines de la dcada del 60 en la Argentina. En 1969 un grupo compuesto originariamente por Osvaldo Ardiles, Alberto Pari-si, Juan Carlos Scannone, Anbal Fornari y l mismo y otros, se comenz a reunir en torno a las Jornadas o Semanas Acadmi-cas de San Miguel. El grupo se habra luego extendido luego a distintas universidades argentinas atrayendo a otros filsofos, as a Arturo Andrs Roig, Horacio Cerutti Guldberg y a Mario Casalla. Su primera aparicin pblica habra tenido lugar en el segundo Congreso Nacional Argentino de Filosofa celebrado en Crdoba en 1971, donde Dussel present la ponencia Me-tafsica del sujeto y liberacin, trabajo al que autodenomina la primera publicacin sobre filosofa de la liberacin.

    En una segunda fase, a partir de 1973, habra sido muy im-portante la presentacin conjunta de Leopoldo Zea y Augusto Salazar Bondy en la Cuartas Jornadas Acadmicas de San Mi-guel en agosto de ese ao. Precisamente de esa fecha datara el contacto de Zea con el movimiento de la filosofa de la li-beracin. En cuanto a Salazar, Dussel manifiesta que, aunque en 1969 criticaba la filosofa latinoamericana como inautntica, por entonces no hablaba para nada de la filosofa de la libe-racin. Agrega que en la reunin de 1973, Salazar Bondy estuvo muy sorprendido por el poder de convocatoria del grupo de San Miguel, movimiento que l tena conciencia de no haber originado11.

    Por su parte en su Filosofa de la liberacin latinoamericana12, trabajo en el cual trata de ubicar histrica e interpretativamente este movimiento, Horacio Cerutti Guldberg concuerda con En-rique Dussel en que el lanzamiento oficial de la filosofa de la liberacin tuvo lugar en el segundo Congreso Nacional Argen-tino de Filosofa en Crdoba en 1971, y en que un antecedente importante fue lo que llama la polmica entre Zea y Salazar, a propsito del libro del filsofo peruano Existe una filosofa de nuestra Amrica? de este ao y de la contestacin inmediata de Zea en su obra La filosofa americana como filosofa sin ms. Esta discusin fue proseguida en las Cuartas Jornadas Acadmicas de San Miguel en 197313.

    En consecuencia, tanto Dussel como Cerrutti asignan a Sala-zar un cierto papel en el surgimiento de la filosofa de la libera-cin, aunque ambos sostengan que en su origen el movimiento fue tpicamente argentino y que el significado del filsofo pe-ruano para el mismo fue meramente el que su trabajo constitu-y un cierto antecedente para la labor del grupo.

    Nosotros no iramos tan lejos como para reclamar la pa-ternidad de la filosofa liberacionista para el pensamiento de Augusto Salazar Bondy, pero si quisiramos reivindicar que

    David Sobrevilla Augusto Salazar Bondy y la filosofia de la liberacion latinoamericana

    9 Salazar Bondy, Augusto: Existe una filosofa en nuestra Amrica? Mxico: Siglo XXI, 1968; p. 132. 10 Id., p. 133.

    11 Cf. Enrique Dussel, Retos actuales de la filosofa de la liberacin de Am-rica latina, en Libertaao, Liberacin. Porto Alegre, Ao I, N1, 1989, p. 27.12 Horacio Cerruti Guldberg Filosofa de la liberacin latinoamericana Fondo de Cultura Econmica Mxico, 1983. 13 Me he ocupado de esta polmica en mi artculo Las crticas de Leopol-do Zea a Augusto Salazar Bondy, en: Revista Latinoamericana de Filosofa. Vol. XVI, N1, Buenos Aires, enero de 1990, pp. 2545.

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    l fue ms que un mero antecedente: que en verdad tuvo un papel protagnico en la gestacin del movimiento liberacionista. Es lo que trataremos de mostrar en este trabajo.

    IIIEn principio, hay que recordar el enorme impacto que pro-

    dujo en el momento de su aparicin (1968) el pequeo gran li-bro de Salazar Existe una Filosofa de nuestra Amrica? sobre el pensamiento latinoamericano en general y sobre el del grupo de San Miguel en particular. Mucho antes se haba calificado a la filosofa latinoamericana de imitativa y poco original, como lo muestran los dos primeros captulos precisamente del libro de Salazar. Por consiguiente, el impacto no provino de aqu sino que se debi a la interpretacin que contena el captulo tercero: a la tesis de que la inautenticidad del filosofar latinoamericano se deba al carcter dominado y subdesarrollado del continen-te, de que la filosofa latinoamericana no slo era alienada sino alienante coadyuvando a afirmar la situacin de dominacin, y de que sin embargo exista la posibilidad de que obrara libera-doramente si fuera capaz de hacer conciente de la negacin de nuestro ser y de la necesidad de un cambio.

    La influencia de estas ideas de Salazar coincidi con el auge que por entonces tuvo la teora de la dependencia y con el ini-cio de la teologa de la liberacin con el libro de Gustavo Guti-rrez del mismo ttulo el ao 1970, como ha estudiado Horacio Cerutti Guldberg.14

    Estos tres planteamientos dieron lugar a que en el grupo de San Miguel el discurso de la liberacin se convirtiera en el tema dominante. En su ponencia Metafsica del sujeto y liberacin, presentada al Congreso de Crdoba de 1971, como hemos di-cho, Enrique Dussel criticaba la metafsica moderna europea de la subjetividad como una metafsica que expresa una voluntad de dominio, citaba a Salazar en su denuncia de la filosofa lati-noamericana como inautntica e imitativa, se preguntaba cmo poda surgir un pensamiento autntico en un continente sub-desarrollado y oprimido, y se responda que como una filoso-fa crticoliberadora15. La revista Stromata public el ao 1972

    artculos de E. Dussel (Para una fundamentacin dialctica de la liberacin latinoamericana), J. C. Scannone (La liberacin latinoamericana) y O. Ardiles (Contribuciones para una ela-boracin filosfica de las mediaciones histricosociales en el proceso de la liberacin latinoamericana), en los que se trataba del tema de la liberacin latinoamericana, tema de las Terceras Jornadas Acadmicas de San Miguel.

    Para las Cuartas Jornadas Acadmicasse fij como tema Dependencia Cultural y Creacin de una Cultura en Amrica Latina. Hicieron uso de la palabra en las Jornadas J. J. Llach, B. Meli y A. Roa Bastos, E. Dussel (sobre Cultura imperial, cultura ilustrada y liberacin de la cultura popular) y L. Gera. A la presentacin se haba invitado a cinco filsofos latinoame-ricanos de fuera de la Argentina: A. Salazar Bondy, Leopoldo Zea, Flix Schwartzmann, Julio Csar Tern Dutari y R. Domn-guez, quienes tomaron parte en un panel el 17 de agosto de 197316.

    Al da siguiente tuvo lugar un Simposio de Filosofa lati-noamericana en el cual tomaron parte los cuatro filsofos la-tinoamericanos primero nombrados: Salazar Bondy improvis sobre Filosofa de la dominacin y filosofa de la liberacin, Leopoldo Zea haba llevado una ponencia sobre La filosofa latinoamericana como filosofa de la liberacin, Tern Dutari habl sobre La presencia cristiana en la filosofa latinoameri-cana de la liberacin y Flix Schwartzmann sobre Singulari-dad y universalidad de la experiencia y la filosofa latinoame-ricana. A las presentaciones sigui una amplia discusin con los expositores17.

    Quisiera ahora ocuparnos de cmo se desarroll el pensa-miento y la actividad de Augusto Salazar Bondy entre sus tra-bajos sobre la cultura y la filosofa de la dominacin en 1968 y 1973, cuando expuso sus ideas sobre Filosofa de la domina-cin y filosofa de la liberacin.

    David Sobrevilla Augusto Salazar Bondy y la filosofia de la liberacion latinoamericana

    14 Cf. Su libro Filosofa de la liberacin latinoamericana. Mxico: FCE, 1983; caps. IIIV. 15 Enrique Dussel, Amrica Latina. Dependencia y liberacin. Buenos Aires: Garca Cambeiro, 1979; pp.8589.

    16 Las actas fueron publicadas en Stromata. San Miguel, Ao XXX, Vol. 1/2, enerojunio, 1974. 17 Los textos y la discusin fueron publicados en Stromata. San Miguel, Ao XXIX, N4, octdic, 1973.

  • 18 19

    IVAnte todo deseamos subrayar algo que ya hemos sugerido

    y es que ya en su fase de madurez pensaba Salazar que la alter-nativa a la cultura de la dominacin era una de liberacin, y a la filosofa de la dominacin otra de liberacin. Por ello concluye su libro Existe una filosofa de nuestra Amrica? escribiendo:

    Pero hay todava posibilidad de liberacin y, en la medida en que la hay, estamos obligados a optar decididamente por una lnea de accin, que materialice esa posibilidad y evite su frus-tracin. La filosofa hispanoamericana tiene tambin por de-lante otra opcin de la que, adems, depende su propia cons-titucin como pensamiento autntico (subrayado nuestro, p. 133).

    Es decir, que para Salazar la opcin que tena por delante la filosofa latinoamericana era la de constituirse como una filoso-fa de la liberacin. De ella iba a hablar precisamente en su po-nencia de 1973 en su San Miguel Filosofa de la dominacin y filosofa de la liberacin. Y si no lo hizo en el nterin, es porque entretanto se vio absorbido por la ingente tarea de reformar la educacin peruana.

    En efecto, el ao 1968 tom el poder en el Per un grupo de militares reformistas dirigidos por el General Velasco Alvara-do, grupo que se fij como una de sus metas reformar la educa-cin peruana. El ao 1969 Salazar fue nombrado miembro de la comisin que recibi el encargo de llevar a cabo esta reforma, en 1970 fue designado su vicepresidente y en 1971 su presiden-te. Salazar estaba ampliamente capacitado para esta tarea: ha-ba estudiado educacin al mismo tiempo que filosofa, haba examinado los problemas y posibilidades de la educacin pe-ruana en artculos que reuni en su libro En torno a la educacin18 y haba participado en un intento de reorganizar los estudios generales en la Universidad de San Marcos.

    No es este el lugar apropiado para exponer las ideas cen-trales de la reforma educativa propuesta por Augusto Salazar Bondy. nicamente quisiramos manifestar que en ella jug un gran papel la concepcin salazariana sobre la dominacin y la liberacin: Salazar pensaba que la educacin de un pas domi-

    nado tiene que configurarse como una educacin de la domi-nacin, y que a ella haba que oponer una educacin para la liberacin o liberadora19. Con respecto a su propuesta de una educacin liberadora hay que reconocer que Salazar fue consi-derablemente influenciado por las ideas defendidas por Paulo Freire en sus libros Educaao como prtica da libertade (1967) y Pedagoga del oprimido (1970). En este ltimo libro el educador brasileo opona a una concepcin bancaria de la educacin, que es un instrumento opresor, otra problematizadora y libe-radora20.

    Veamos ahora la ponencia de Salazar Filosofa de la do-minacin y filosofa de la liberacin. Ella se sita en la lti-ma etapa de su pensamiento que no lleg a concretar del todo, porque la muerte le sorprendi en 1974, como hemos escrito. Filosficamente esta nueva etapa se la puede caracterizar del modo siguiente: ya expusimos que el proyecto filosfico del autor estaba orientado a integrar y superar la fenomenologa, el marxismo y la filosofa analtica. Hacia el final de su vida, Sa-lazar iba a considerar a todas estas corrientes filosficas como generadoras de filosofas ligadas a bloques de poder ajenos al Tercer Mundo, cuyo pensamiento filosfico tiene que ser radi-calmente distinto. Al mismo tiempo ya hemos sealado cmo para el pensador peruano la filosofa realizada en los pases dominados es una filosofa de la dominacin. Esta no debe se-guir siendo cultivada por lo tanto en el Tercer Mundo. Cmo deber ser entonces una filosofa autntica tercermundista que encuentre el camino por el que transitar?

    Segn Salazar debe ser una filosofa de la liberacin que haga una crtica de la situacin existente y replantee y recons-truya la filosofa. Esta es la frmula de la solucin final pro-puesta por el autor en su ponencia al Simposio de la Filosofa Latinoamericana que sigui a las Cuartas Jornadas Acadmi-cas de San Miguel en agosto de 1973, que ahora expondremos en detalle.

    Salazar usa la palabra dominacin para significar una rela-cin entre dos instancias (personas, clases o pases) A y B, tal que A domina B cuando tiene el poder de decisin sobre todo lo

    David Sobrevilla Augusto Salazar Bondy y la filosofia de la liberacion latinoamericana

    18 Salazar Bondy, Augusto: En torno a la educacin, Lima, San Marcos. 1965.

    19 Cf. a este respecto el estudio de Rolando Andrade Talledo, Augusto Salazar Bondy: hacia una educacin liberadora. Lima, 1990. 20 Cf. Freire, Paulo: Pedagoga del oprimido, Bogot: Siglo XXI, 1977, p. 69 y ss.

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    que es fundamental para B. Como resultado B, que es el domi-nado, sufre una limitacin, depresin o estado defectivo en sus posibilidades de desarrollo. Por cultura entiende el autor un sistema de valores, smbolos y actitudes, con el cual un grupo humano, de cualquier magnitud, responde a las solicitaciones y conflictos que provienen del mundo y de la existencia21. Sa-lazar habla de pas para designar la sociedad entera que est en un territorio y bajo la jurisdiccin de un Estado. Finalmente se refiere al subdesarrollo como a aquel estado de depresin y desequilibrio crnico en que se encuentran algunos pases.

    A continuacin el autor sostiene, con una cierta base tcti-ca, que:

    1) La dominacin de un pas respecto a otro siempre se da en ntima relacin con la dominacin de grupos (clases, castas o regiones) al interior de un pas determinado.

    2) La dominacin de pases es el determinante fundamental de su desarrollo.

    3) Para los pases latinoamericanos considerados separada-mente o en su conjunto, la situacin ms clara y definitoria es la de dominacin: han vivido, viven o recin estn sa-liendo de ella (como Cuba, el Per y Chile, crea Salazar en 1973).

    4) La condicin de dominacin y de subdesarrollo afecta a la cultura: ella ser una cultura de dominacin limitada en sus posibilidades de creacin. Afirmarlo, no significa que no puedan existir en esta cultura productos individuales nota-bles por su creatividad. O sea que a la condicin de domina-cin corresponde una cultura de la dominacin.

    5) La filosofa es un producto o expresin de una cultura. Cuando se hace en un pas que est en una situacin de do-minacin, es una filosofa de la dominacin.

    6) La filosofa de los pases latinoamericanos es por ello una filosofa de la dominacin y por lo tanto, defectiva.

    Qu se puede hacer? El filsofo peruano sostiene que hay sectores o contextos de una realidad nacional, de un conjunto o de una sociedad entera que por momentos pueden salir de la

    situacin de dominacin la cual, en consecuencia, no es total ni cerradamente determinante. Es decir que en los pases y en las sociedades globales consideradas se presentan, a veces, posibilidades de cambios. Lo que Salazar propone es entonces que la filosofa aproveche estas coyunturas articulndose a los procesos de transformacin social y econmica que se dan en el interior de una sociedad o de un pas. Por consiguiente, la filosofa lo que debe hacer es reorientar su propia labor. Y a este respecto Salazar plantea una serie de acciones para cance-lar la dominacin interna y externa. nicamente as, podr ser la filosofa una filosofa de liberacin, que no afirme an ms la dominacin ya existente.

    Esta prescripcin general se traduce en tres tipos de accio-nes particulares propuestas por Salazar:

    1. Hay que acentuar la accin crtica de la filosofa mediante el tra-bajo universitario, cientfico y de difusin, procurando ge-nerar la mxima conciencia posible sobre lo que produce el conjunto de nuestra situacin.

    2. Hay que replantear los problemas seculares de la filosofa y3. A un cierto plazo, hay que reconstruir la totalidad del pensa-

    miento filosfico. El cumplimiento de las tareas en estas tres dimensiones depende de las coyunturas histricosocia-les y en cierto sentido de lo que poco a poco se venga lo-grando.

    (...) hay que ir haciendo, segn estas tres dimensiones, un trabajo crtico en la medida en que la realidad histrica lo permita, un trabajo de replanteo en la medida en que vamos emergiendo hacia una ptica nueva, y una reconstruccin de la filosofa, en la medida en que esa ptica nos da una manera de producir un pensamiento ya orientado en el sentido de la filosofa de la liberacin22.

    La ponencia de Augusto Salazar Bondy en el simposio de filosofa sanmiguelino suscit una amplia discusin que feliz-mente ha quedado registrada. Mario Casalla le pregunt por la posibilidad de ampliar la nocin de filosofa y entender por ello la comprensin que del mundo se hace un pueblo. A lo Salazar le respondi que esta ampliacin entraa sus problemas: que

    David Sobrevilla Augusto Salazar Bondy y la filosofia de la liberacion latinoamericana

    21 Salazar Bondy, Augusto: Filosofa de la dominacin y filosofa de la libe-racin, en Stromata. San Miguel, Universidad del Salvador, Ao XXX, N 4, octdic, 1973, p. 393. 22 Id., p. 397.

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    l pensaba que la filosofa no puede aislarse de su contexto so-cial y que la experiencia poltica del pueblo debe ser su fuente, pero que dudaba de que en un pueblo sometido pudiera darse un pensamiento acabado23. Julio Csar Tern Dutari puso en conexin la problemtica de la filosofa salazariana de la do-minacin y de la teologa de la liberacin, conexin a la que Salazar problematiz. En su opinin, los antecedentes de sus tesis se encuentran ms bien en Maritegui y en los pensadores mexicanos de la filosofa de lo americano24. Al P. Ismael Quiles, que le objetara que la filosofa siempre se ha dado ligada a la liberacin y que le preguntara por la metodologa a seguirse para lograr la liberacin , le respondi Salazar que no es cierto lo primero: la filosofa (y la teologa) han justificado histrica-mente la dominacin: hay filosofas y teologas para todo25, y en cuanto a la metodologa para la liberacin sostena que hay que desentraar primero el sentido de la filosofa en situacin en dominacin y luego conectarse con la lucha de los oprimi-dos: eso har que la filosofa sea de liberacin26. A una con-trarrplica del mismo P. Quiles en el sentido de que quien hace filosofa se libera a s mismo, aunque muchas veces ello no haya servido para la liberacin de los dems, indicaba Salazar que Cuando la filosofa se propuso histricamente liberarse a s misma, ni siquiera logr liberar al filsofo porque nadie puede liberarse cuando domina a otro.27

    VAl parecer, ya antes de las Cuartas Jornadas Acadmicas

    de Filosofa de San Miguel se haba preparado un libro por alguno de los participantes argentinos, que slo apareci luego de las mismas. Se titula Hacia una filosofa de la liberacin latinoa-mericana (Buenos Aires: Bonum, 1973), puede ser considerado como la primera publicacin conjunta de los filsofos argenti-nos de la liberacin, y muestra una considerable influencia de las ideas de Salazar, a la que ahora nos referiremos.

    El libro consta del texto Dos palabras, una presentacin de la editorial, de un conjunto de quince artculos, de un texto conteniendo Puntos de referencia de una generacin filosfi-ca, y de un manifiesto en la contratapa. Nos ocuparemos de estos dos ltimos textos.

    En los Puntos de referencia se indica que un grupo de profesores argentinos de filosofa se vena reuniendo desde 1971. Ese ao plante el mtodo de la fenomenologa existen-cial como camino para una hermenutica de la realidad lati-noamericana; en enero de 1972 trat de las mediaciones hist-ricosociales necesarias para pensar la experiencia ontolgica fundamental y su situacionalidad histrica y para reflexionar sobre el proceso de liberacin latinoamericana; y en enero de 1973 llev a cabo discusiones metodolgicas, programticas y de contenido. Las coincidencias bsicas del grupo eran cuatro: la primera, que es fundacional del grupo, es la de querer ha-cer filosofa latinoamericana, que sea autnticamente filosofa, y por ello de valor universal, y sin embargo genuinamente la-tinoamericana, es decir histricamente situada en nuestro aqu y ahora (p. 271). La segunda es el convencimiento de que para lograrlo es necesario romper con el sistema de dependencia y con la filosofa de la modernidad, y ponerse al servicio de la liberacin latinoamericana (Id.). La tercera es que el filsofo debe hacerse intrprete de la filosofa implcita del pueblo lati-noamericano interpretndola crticamente (Id., pp. 271272). Y la cuarta es que es en el pobre y oprimido donde se manifiesta lo nuevo de la historia, que el filsofo ha de pensar y decir (Id., p. 272). Es ms o menos claro que las dos primeras coinciden-cias muestran una influencia de las ideas de Salazar sobre la relacin entre filosofa y dominacin. No as la tercera y cuar-ta, pues, como acabamos de manifestar, el filsofo peruano era muy crtico de la tesis segn la cual en un pueblo dominado puede surgir una filosofa implcita que el pensar acadmico slo debe explicitar. Y tampoco hallamos en l la postulacin de que lo nuevo de la historia se tenga que presentar slo en el mbito de los pobres y oprimidos.

    Por algunas expresiones y giros se puede suponer que el manifiesto de la contratapa procede en todo o en parte de Enri-que Dussel. En su parte final declara:

    David Sobrevilla Augusto Salazar Bondy y la filosofia de la liberacion latinoamericana

    23 Op.cit, pp. 431-432. 24 Id., pp. 433-434. 25 Id., p. 438. 26 Ibdem. 27 p. 439 y 441.

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    Filosofa de la liberacin entre nosotros es la nica filosofa latinoamericana posible, que es lo mismo que decir que es la ni-ca filosofa posible entre nosotros. El pensar filosfico que no toma debida cuenta critica de sus condicionamientos y que no se juega histricamente en el esclarecimiento y liberacin del pueblo latinoamericano es ahora, pero lo ser mucho ms en el futuro, un pensar decadente, superfluo, ideolgico, encubri-dor, innecesario.

    Estas ltimas lneas recogen sin duda algunas de las tesis centrales del libro Existe una filosofa de nuestra Amrica?, a sa-ber las de que la filosofa latinoamericana es inautntica por el condicionamiento de la situacin de dominacin en que ha surgido, que si no se conecta con la lucha por la liberacin de Amrica Latina seguir siendo inautntica, pero que puede de-jar de serlo si lo hace constituyndose como una filosofa de la liberacin.

    VIQuisiera confirmar la lectura que acabamos de ofrecer de

    los dos textos mencionados (Puntos de referencia de una ge-neracin filosfica y A manera de manifiesto) como influen-ciados por Salazar Bondy, del siguiente modo: considerando una caracterizacin competente de la filosofa de la liberacin y comparndola con las ideas salazarianas sobre dominacin y liberacin.

    Entre las pocas determinaciones precisas de la filosofa de la liberacin latinoamericana que se ha dado, sobresale la de Horacio Cerutti Guldberg, miembro l mismo de esta tenden-cia28. Segn Cerutti los rasgos comunes en las distintas corrien-tes que forman la filosofa de la liberacin eran inicialmente los siguientes:

    1) Esta filosofa sostiene que hay que elaborar una filosofa au-tntica de Amrica Latina.

    2) Afirma asimismo que hay que destruir la situacin de depen-dencia que afecta a Amrica Latina.

    3) Hace claro que la dependencia est apuntalada por una filo-sofa justificadora y acadmica que la consolida. En su lugar, sostiene que no se trata de inventar un nuevo filosofar, sino de hacer crticamente explcitas las necesidades de las gran-des mayoras explotadas, las urgencias del pueblo pobre de Amrica Latina y

    4) defiende que este pueblo, los latinoamericanos pobres y oprimidos, aparecen como los portadores de una novedad histrica, de una novedad que debe ser pensada y expresa-da por la filosofa de la liberacin latinoamericana.

    Pues bien, es evidente que los tres primeros puntos proce-den de las ideas de Augusto Salazar Bondy en su libro Existe una filosofa de nuestra Amrica?, y que slo el punto cuarto le sera extrao en cuanto traduce una cierta visin hegeliana (la nocin de novedad histrica a ser pensada por la filosofa acadmica).

    CONSIDERACION FINALVimos que segn Enrique Dussel y Horacio Cerutti Guld-

    berg el movimiento de la filosofa de la liberacin latinoame-ricana fue en su origen tpicamente argentino, y que ambos asignan al pensamiento de Augusto Salazar Bondy el papel de haber sido un mero antecedente de dicha filosofa. Nosotros afirmamos por nuestra parte que no reclambamos para Salazar la paternidad de la filosofa liberacionista, pero que si reivindi-cbamos que tuvo un papel protagnico en la gestacin de este movimiento. En lo anterior creemos haber mostrado cmo en el planteamiento del pensador peruano sobre la filosofa de la do-minacin, ya estaba claramente sugerido que la alternativa era una filosofa de liberacin. Para Salazar la filosofa de la domi-nacin era slo un caso de la cultura de la dominacin, al lado de otras manifestaciones suyas como la educacin, la teologa, la ciencia de la dominacin etctera. La opcin era una cultura para la liberacin o liberacionista, dentro de la cual sus expre-siones particulares era, en correspondencia, una filosofa, una educacin, una teologa, una ciencia de la liberacin (o para la liberacin) etctera. Fue as como Salazar empez a hablar de una educacin para la liberacin o liberacionista al encargarse de la Reforma de la Educacin peruana hacia fines de la dcada del 60 y comienzos del 70, bajo la influencia de ideas de Pau-lo Freire. En consecuencia, la afirmacin de Enrique Dussel de

    David Sobrevilla Augusto Salazar Bondy y la filosofia de la liberacion latinoamericana

    28 Cf. de este autor Actual Situation and Perspectives of Latin American Philosophy for Liberation, en: The Philosophical Forum. Nueva York, Vol. XX, N12, FallWinter, 198889, pp. 4546.

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    que antes de 1973 Salazar no hablaba para nada de filosofa de la liberacin hay que tomarla cum grano salis.

    Pero la cuestin de quin emple primero la denominacin filosofa de la liberacin no es tan importante. Ms importan-te lo es la del contenido de esta filosofa. Ahora bien, si se con-sidera los Puntos de referencia de una generacin filosfica del libro Hacia una filosofa de la liberacin latinoamericana (1973) o su manifiesto, o si se examina una caracterizacin competente del movimiento liberacionista, se hace innegable el protagonis-mo de las ideas de Augusto Salazar Bondy sobre dominacin y liberacin en su surgimiento: sin Existe una filosofa de nues-tra Amrica?, no hubiera podido gestarse este movimiento. La relacin es indiscutible, salvo en un punto: el grupo argentino crea que exista una filosofa implcita del pueblo que el pen-samiento acadmico slo debe hacer explicita crticamente. En cambio, Salazar estaba en contra de esta tesis: pensaba que en un pueblo oprimido no puede surgir un pensamiento filosfico elaborado.

    La importancia del planteamiento de Augusto Salazar Bon-dy sobre dominacin y liberacin para la emergencia dela fi-losofa de la liberacin latinoamericana, es solo un caso de la trascendencia general de sus ideas dentro del panorama filos-fico latinoamericano. Otros casos son: su teora del valor (que ha sido estudiada por Javier Sasso en su libro La tica filosfica en Amrica latina29, su antropologa filosfica y su historia de las ideas en el Per.

    NOTA DE OCTUBRE DE 2011Me parece til reproducir este artculo que publicamos el

    ao 1993, pues a veces se sigue repitiendo que las ideas de Au-gusto Salazar Bondy en su libro Existe una filosofa de Nuestra Amrica? (1968) (y la as denominada polmica que sostuvo a continuacin con Leopoldo Zea) solo constituyen un antece-dente para el surgimiento de la filosofa argentina de la libe-racin30. En este artculo defendemos en contrario y creemos

    David Sobrevilla Augusto Salazar Bondy y la filosofia de la liberacion latinoamericana

    haber probado que las ideas salazarianas jugaron un rol pro-tagnico para el surgimiento de dicha filosofa. Con ello que-ramos decir que la concepcin y el nombre de la filosofa de la liberacin ya se encontraban implcitamente presentes en los textos de Salazar desde aproximadamente 1968. En este senti-do, no corresponde a los hechos la aseveracin de Enrique Dus-sel de que por entonces Salazar para nada hablaba de Filosofa de la Liberacin31.

    Afirmbamos asimismo en nuestro artculo que sin embar-go no atribuamos a Salazar la paternidad del movimiento de la filosofa argentina de la liberacin, por dos razones: primero, porque el filsofo peruano no estaba de acuerdo con que hay una filosofa implcita del pueblo que los filsofos acadmicos deben hacer explcita, tesis que defenda el grupo argentino de liberacin; y, segundo, porque la concepcin de Salazar era bastante ms amplia que la de los filsofos argentinos de la li-beracin. No se refera solo a la filosofa de la liberacin como opuesta a la de dominacin, sino que consideraba que estos eran solo dos casos de la oposicin mayor entre una cultura de la dominacin y otra de liberacin.

    Recogimos algunas de las ideas bsicas de este nuestro ar-tculo de 1993 en la larga Introduccin que antepusimos a los textos finales de Salazar que reunimos con el ttulo de Domina-cin y Liberacin. Escritos 19661974 (Lima: San Marcos, 1995; pp. 1564). (Carlos Beorlegui reprodujo nuestras consideracio-nes en su Historia del pensamiento filosfico latinoamericano. Bil-bao: U. de Deusto, 2004: pp. 636637). En dicha Introduccin explicamos con detalle cmo conceba Salazar que dentro de una cultura de la dominacin se desarrollan una filosofa de la dominacin, una ciencia de la dominacin, una pedagoga de la dominacin etc., y cmo, por oposicin, en una cultura de la liberacin, deber desarrollarse una filosofa de la liberacin, ciencia de la liberacin, pedagoga de la liberacin etc.

    29 Sasso, Javier. La tica filosfica en Amrica Latina. Caracas: Celarg, 1987, pp. 1366. 30 As por ejemplo en el artculo La filosofa de la liberacin de N.L. Sols Bello Ortiz, J.Ziga, M.S. Galindo y M.A. Gonzlez Melchor, en: E. Dussel y otros, El pensamiento filosfico latinoamericano, del Caribe y latino [1300-2000]. Mxico: Siglo XXI, 2009; pp. 399417, esp. p.p. 400401.

    31 E. Dussel, Retos actuales a la filosofa de la liberacin en Amrica Lati-na, en: Liberaao Liberacin. Porto Alegre, Ao I, N. 1, 1989: p. 27.

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    LA FILOSOFA COMO REFLEXIN DE LA REALIDAD. LA TENSIN DOMINACIN LIBERACIN

    EN ESCRITOS DE AUGUSTO SALAZAR BONDY.

    Adriana Arpini1

    UNCuyo CONICET

    La pregunta que en 1968 formul Augusto Salazar Bondy acerca de la existencia de una filosofa autntica y original de nuestra Amrica, puso en tela de juicio los esfuerzos realizados por quienes se dedicaban al estudio de las ideas latinoamerica-nas. Motiv la respuesta inmediata de numerosos intelectua-les, entre ellos Leopoldo Zea, quien insistiendo en una posi-cin historicista, afirm la existencia de una autntica filosofa latinoamericana, que selecciona, asimila y/o adapta a nuestra situacin la produccin filosfica universal, y cuyo desarrollo ulterior resultara garantizado por la exigencia de que los lati-noamericanos se ocupen, no tanto en enfatizar los regionalis-mos, cuanto de practicar la reflexin filosfica sin ms. (Salazar Bondy, 1968; Zea, 1969).

    Nos interesa volver sobre las tesis salazarianas con el pro-psito de ponerlas en relacin con desarrollos, que el mismo autor realiza en textos posteriores, a travs de los cuales ser posible despejar la pregunta por la funcin social de la filosofa, seguir de cerca su caracterizacin de la cultura de la domina-cin y comprender las categoras dicotmicas dominacin / liberacin en el marco de una peculiar tensin dialctica. Estos

    1 Adriana M. Arpini es profesora y licenciada en Filosofa por la Univer-sidad Nacional de Cuyo, doctora en Filosofa por la misma Universidad, donde actualmente se desempea como profesora de grado y posgrado. Es Investigadora de CONICET en las reas temticas de Filosofa Prctica y la Historia de las Ideas Latinoamericanas. Dirige proyectos de investigacin, tesis de doctorado y maestra. Es autora y compiladora de libros, de captulos de libros y de numerosos artculos publicados en revista de circulacin inter-nacional. E-mail: [email protected]

    David Sobrevilla

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    Adriana Arpini La filosofa como reflexin de la realidad. La tensin dominacinliberacin en escritos de Augusto Salazar Bondy.

    temas son dominantes en la produccin del filsofo peruano posterior a 1968, aun cuando tuvieron presencia en escritos an-teriores2.

    ACERCA DE LA FUNCIN SOCIAL DE LA FILOSOFACuando hablamos de la funcin social de la filosofa, lo

    hacemos en un sentido prximo al que propone Max Horkhe-imer en un artculo que lleva ese ttulo, escrito en 1940 e in-corporado en el volumen Kritische Theorie. Eine Dokumentation, publicado en 1968. Este artculo, junto a otros producidos por los representantes de la primera Escuela de Frankfurt, forma parte del universo discursivo y del dialogismo interno de los escritos de Salazar. All se dice que:

    La verdadera funcin social de la filosofa reside en la cr-tica de lo establecido. La meta principal de esa crtica es impedir que los hombres se abandonen a aquellas ideas y for-mas de conducta que la sociedad en su organizacin actual les dicta. La filosofa descubre la contradiccin en que estn envueltos los hombres en cuanto, en su vida cotidiana, estn obligados a aferrarse a ideas y conceptos aislados. (Horkhei-mer, 1974, 282283).

    Ya en 1962, en un escrito sobre Las tendencias filosficas en el Per, Salazar llama la atencin sobre una contradiccin en-tre las formas que adopta el ejercicio filosfico y la propia tra-dicin histricocultural, cuya causa se encuentra en la ruptura de las formas de pensamiento prehispnicas por las tendencias filosficas que se establecen con la llagada del espaol.

    Fue dice Salazar un proceso de trasplante y adopcin de ideas y normas de cultura originales en Europa, Esta cultu-ra tom en Amrica ciertamente formas peculiares, se adapt en varios aspectos a la situacin nueva y comenz a desenvol-verse siguiendo un ritmo especial. Pero en conjunto sigui pe-sando el hecho de que no haba surgido de la propia tradicin de una comunidad nacional orgnica pretenda fundar una

    unidad y una universalidad que era sin embargo desmentida por la historia real (Salazar Bondy, A., 1962: 185).

    Poco despus, en 1963, en un texto destinado a iniciar en la filosofa a estudiantes universitarios, Salazar sostiene que la filosofa cumple en forma alternativa o simultnea con dife-rentes tareas. As, junto a la pretensin de abarcar en una mi-rada totalizadora a la realidad en su conjunto, con el afn de alcanzar una concepcin del mundo en cuanto saber universal, la filosofa desempea otras funciones no menos importantes desde las cuales arroja luz sobre la misma concepcin del mun-do. Ellas son la reflexin crtica sobre los problemas que afectan al hombre en su existencia, en su acceso al conocimiento, en su actuar, sentir, inventar; y el saber de vida entendido como com-promiso con el hombre concreto y con sus posibilidades. Como reflexin crtica la filosofa trabaja sobre lo histricamente dado por la ciencia, la praxis moral, la creacin artstica, la vida co-tidiana. Consiste en un mirar en reverso las realizaciones ya producidas, para apreciarlas bajo una nueva luz en funcin de las necesidades presentes. En cuanto saber de vida implica enunciar juicios valorativos referidos al sentido y las metas de la experiencia. Ambas funciones constituyen aspectos eminen-temente prcticos de la filosofa que, como quehacer vital, se vincula y sobrepone al saber puramente terico. Segn Salazar, los esquemas abstractos de que nos valemos para acercarnos al filosofar slo cobran sentido, en contacto con el trabajo con-creto del pensador en el contexto de su circunstancia vital. (Sa-lazar Bondy, A., 1963: 33).

    La preocupacin de Salazar por rescatar e impulsar una prctica filosfica hincada en las contradicciones sociales que afectan la vida cotidiana de los peruanos se pone de manifiesto, por una parte, en el sealamiento del quiebre entre la preten-sin de universalidad de la filosofa y la historia real; por otra parte, en la consideracin de la reflexin crtica y el saber de vida como tareas constitutivas del saber filosfico, es decir, del trabajo que el filsofo aporta a la sociedad.

    Esta ideas son maduradas y reelaboradas por el autor en el momento de escribir el captulo final de su Historia de las ideas en el Per contemporneo (1965), titulado Balance y perspecti-vas3. All seala que el valor de un pensamiento, su significa-

    2 Proponemos una periodizacin de los escritos de Augusto Salazar Bondy en nuestro trabajo De la realizacin del ser a la liberacin del hombre. Au-gusto Salazar Bondy (19251974), en: Arpini, Adriana y Jalif de Bertranou, Clara (Directoras), Ramaglia, Dante (Coordinador), Diversidad e integracin en nuestra Amrica, Volumen III: Alteridad, reconocimiento y liberacin 19602010), Buenos Aires, Biblos, en prensa.

    3 La primera edicin es de 1965, nosotros citamos por la segunda edicin de 1967.

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    Adriana Arpini La filosofa como reflexin de la realidad. La tensin dominacinliberacin en escritos de Augusto Salazar Bondy.

    cin y posibilidades de desarrollo futuro pueden ser estimados correctamente si se tiene en cuenta las circunstancias histrico-culturales en las que ha surgido y se ha desenvuelto. Para el caso del Per, la filosofa no es el resultado de una tradicin largamente madurada, sino la consecuencia de una crisis que marca la vida peruana, poniendo resistencias al pensamiento libre. Por su nacimiento dice la filosofa contempornea tiene el signo de la negacin del pasado y la misin de contri-buir a un orden de cultura enteramente nuevo. (Salazar Bon-dy, S., 1967: 453). Dicho en otras palabras, frente a un pasado filosfico escindido y a una situacin presente de crisis, la filo-sofa, si cumple su funcin crtica, ha de presentarse como un ejercicio de negacin dialctica.

    Pero no todo es negacin. Entre los valores positivos, de-bidos a los esfuerzos realizados por los pensadores peruanos desde finales del siglo XIX, Salazar destaca: el haber iniciado la propia tradicin filosfica, la libertad y amplitud del pensa-miento abierto a todas las corrientes ideolgicas, la vocacin de realidad que le ha permitido ser antesala de la praxis e instrumento de transformacin y creacin ligado al destino so-cial. Todo ello, a pesar de sus detractores, ha permitido, prome-diando la dcada de los 60, que la filosofa en Per se presente como ideal de un pensamiento genuinamente nacional. Ta-les consideraciones confirmaran la tesis del filsofo argentino Francisco Romero acerca de la normalidad filosfica4. As lo

    reconoce el mismo Salazar Bondy (Ibdem, 454). Cabe, sin em-bargo sealar una diferencia de no poca monta a la hora de re-flexionar acerca de la funcin social de la filosofa. Mientras que para Romero el concepto de normalizacin o normalidad filosfica es un trmino que permite comparar la actividad fi-losfica en los pases a Amrica Latina con la de los pases de produccin original; para Salazar la prctica filosfica nor-mal es aquella meditacin que no se aparta de las condiciones sociohistricas en la que se realiza, en este sentido, la historia ha hecho surgir la filosofa actual peruana (Ibdem, 453).

    La filosofa no es autntica y fecunda dice Salazar sino en cuanto es reflexin de la realidad, en el doble sentido de la preposicin, esto es, como pensamiento emanado del ser pro-pio y originario y como toma de conciencia de ese ser, de su proceso y su lugar en el mundo. Por eso ella es esencialmente una meditacin centrada en el hombre. (Ibdem, 459).

    Si bien las consideraciones de Salazar se centran en la si-tuacin de la filosofa peruana tal como se haba desarrollado hasta la dcada de los 60, la envergadura del problema empuja el pensamiento hacia la cuestin del sujeto. Podra formularse de la siguiente manera: Quin qu sujeto es el ser propio y originario del que emana el pensamiento? Acerca de quin puesto el sujeto ahora como objeto de la reflexin se ha de tomar conciencia de su ser, su proceso y lugar en el mun-do? La posibilidad de dar respuesta a la cuestin del sujeto, es tambin condicin de autenticidad del quehacer filosfico. Ello implica modos de afirmacin del sujeto y de su deseo de au-toconocimiento, que pueden alcanzar distintos grados de ple-nitud (integracin, autenticidad) o de alienacin (enajenacin, inautenticidad).

    Salazar trae a colacin la leccin de Hegel, del Prefacio de la Filosofa del derecho, donde afirma que Por lo que concierne al individuo, cada uno es hijo de su tiempo; as tambin la fi-losofa es su propio tiempo aprehendido en el pensamiento (Hegel, 2004:19). Tales aseveraciones pueden ser interpretadas como una forma cumplida de afirmacin del sujeto y de su afn de autoconocimiento. Remiten a otros textos hegelianos, en particular a los de la Introduccin a la Historia de la Filosofa, don-de el filsofo sostiene que dicha historia comienza all don-de el pensamiento logra alcanzar la existencia en su libertad, donde logra arrancarse de su estar sumergido en la Naturaleza,

    4 Francisco Romero utiliza el concepto de normalizacin filosfica para caracterizar el momento de madurez espiritual en que la filosofa practica-da en Iberoamrica se afianza e integra como una funcin cultural, junto a la literatura y la historia que le habran precedido. Dicho momento correspon-dera a la labor realizada desde la segunda mitad del siglo XIX por la genera-cin de los fundadores Enrique Jos Varona en Cuba, Jos Ingenieros y Alejandro Korn en Argentina, Alejandro Deustua en Per, Jos Vasconcelos y Antonio Caso en Mxico, Carlos Vaz Ferreira en Uruguay, Raimundo Fa-ras Brito en Brasil, Enrique Molina en Chile, cuya obra habra conseguido corregir el atraso respecto de la filosofa europea, mediante la introduccin de autores y tendencias contemporneas de los pases de produccin origi-nal. Parte importante de la normalizacin es para Romero el proceso de institucionalizacin de la filosofa, a travs de la ctedra universitaria, las tra-ducciones y publicaciones peridicas, conferencias y creacin de sociedades dedicadas a los estudios filosficos. Todo ello supone una concepcin de la filosofa como momento superior y autoconsciente de la cultura, desvincula-da del contexto histrico y sociopoltico, de modo que lo americano no es ms que el medio donde se despliega el espritu de occidente. Cfr. Romero, F. (1952), Sobre la filosofa en Amrica, Buenos Aires, Raigal.

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    Adriana Arpini La filosofa como reflexin de la realidad. La tensin dominacinliberacin en escritos de Augusto Salazar Bondy.

    de su unidad con ella, y se constituye para s, donde el pensar entra en s mismo y es por s (Hegel, 1968: 190)5. Es decir que la libertad, en el ms amplio sentido del trmino, la libertad personal y por supuesto tambin la libertad poltica, es consti-tutiva de aquella afirmacin de sujetividad y autoconocimien-to, en la medida que consiste en un tenerse para s como sujeto y objeto del quehacer filosfico. Esto es desocultar, desalienar al sujeto de la filosofa. Considerado el de sentido subjetivo y objetivo, de la misma manera que Salazar lo reclama para la filosofa como reflexin de la realidad. Es decir como sujeto fi-losofante que se pone a s mismo como objeto del filosofar, en cumplimiento del mandato socrtico de conocerse a s mismo. Cabe aclarar que la nocin de sujeto no es, aqu, equivalente a la de individuo. Se trata de un sujeto plural, de un nosotros, cuyo contenido se ir mostrando en la medida que se plenifi-que aquella afirmacin de sujetividad, mediante la toma de conciencia de ese ser, de su proceso y su lugar en el mundo.

    As pues, la reflexin filosfica autntica no puede desen-tenderse de las condiciones sociohistricas de su emergencia. Respecto de la situacin peruana, Salazar sostiene que:

    Nuestra existencia social ha sido y sigue siendo una existen-cia alienada y esto significa que el verdadero sujeto de la his-toria, oprimido y relegado, escindido y mediatizado, no se ha encontrado todava a s mismo como comunidad viva y no ha logrado construir su propia historia. (Ibdem, 458)La filosofa no ha podido menos que reflejar esta situacin. La filosofa peruana no ha podido hasta hoy hablar a todos y ser oda por cada uno en su propio lenguaje, porque le ha faltado la unidad de una misma esencia cultural, no ha po-dido hacer que todos, convergiendo cada uno desde su propia situacin y perspectiva vital, la impulsen y alienten . (Ib-dem, 459460).

    Tales falencias no son atribuibles a una actitud personal equivocada, lo que conducira disolver el problema remitin-dolo al plano de la psicologa individual, a cierto complejo de

    inferioridad. Antes bien, solicitada mayoritariamente por el pensamiento aplicado, la persistencia de los defectos mencio-nados solo pueden explicarse escudriando la direccin ge-neral de la cultura y la historia de la que emerge la reflexin filosfica. Ello no implica la afirmacin de un particularismo en contra de la esencia universal de la filosofa. Tal esencia

    no es ms que una palabra vaca si no se realiza en la historia, pues se negara como universal al no ser capaz de incorporar los productos de la vida en todas sus formas, comenzando por los de la historia inmediata. la filosofa la hace el hombre en su historia y en ella responde el ser personal y social con toda la carga de su existencia concreta. (Ibdem, 460).

    Salazar se aparta tanto de quienes consideran que la filoso-fa slo consiste en el anlisis de las circunstancias histrico-sociales a la manera de la sociologa del conocimiento, cuanto de quienes insisten en que la originalidad se alcanza mediante la adopcin y adaptacin de ideas6. Se trata, por el contrario, de partir de la propia situacin antropolgica y encarar las tareas necesarias para superar la alienacin mediante formas ms au-tnticas de autoafirmacin. Esas tareas son, en primer lugar, didctica, de formacin y preparacin de las conciencias para la comprensin del mundo y la existencia; en segundo lugar, de afinamiento de los instrumentos racionales, es decir de los mtodos y tcnicas del pensamiento riguroso; finalmente, una toma de conciencia de la propia alienacin humana, a fin de encarar la negacin dialctica que permite en el punto lmite de la prdida del ser, dar comienzo a la recuperacin cabal del

    5 Una interpretacin de los textos hegelianos desde una perspectiva latinoa-mericana crtica es elaborada por Arturo Andrs Roig en Teora y crtica del pensamiento latinoamericano, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1981.

    6 Nuestra interpretacin en este punto se encamina con rumbo diferente al que ofrece David Sobrevilla en su importante y detallado estudio sobre el pensamiento de Augusto Salazar Bondy, contenido en el volumen I de Re-pensando la tradicin nacional. Estudios sobre filosofa reciente en el Per (Lima, Editorial Hipatia, 1989, pp 383-606). All sostiene a propsito de la Historia de las ideas en el Per contemporneo que, con ser uno de los mayores aportes de Salazar Bondy, sin embargo es pasible de dos crticas de principio: que no es propiamente una historia de todas las ideas del Per contemporneo, sino fundamentalmente del proceso filosfico, y que en tal historia, las ideas flotan por encima de las estructuras socio-econmicas, como si constituyeran una estructura autnoma (p. 493). Por nuestra parte consideramos que la cla-ve de la interpretacin del texto salazariano est precisamente en la nocin de proceso del pensamiento filosfico, entendido como trabajo dialctico, de una forma dialctica no asuntiva , llevado adelante por un sujeto que atra-viesa tanto por momentos de encubrimiento como de desencubrimiento de s mismo y de la realidad, los cuales constituyen la materia del filosofar.

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    Adriana Arpini La filosofa como reflexin de la realidad. La tensin dominacinliberacin en escritos de Augusto Salazar Bondy.

    mismo. Debemos ser verdaderos en nuestra negacin dice Salazar ya que apenas podemos serlo en nuestra afirmacin. La frustracin se expresa como crisis de la filosofa, debemos comenzar a hablar de la filosofa de la crisis, con ello dare-mos paso a la autenticidad de la reflexin y de la accin que es vocacin perenne del filosofar. (Ibdem, 462).

    Para el filsofo peruano, como para Hegel, la filosofa es la cima de la conciencia (Salazar Bondy, 1968: 119). Segn Hegel:

    la filosofa es el pensar, lo universal, que tiene por conte-nido igualmente lo universal; por tanto el contenido del pen-sar filosfico no es solamente subjetivo, sino que es, al mismo tiempo, todo el ser. precisamente este contenido universal se determina a travs de s mismo, y se mostrar en la his-toria de la filosofa cmo surgen las determinaciones, poco a poco, cmo este universal se determina siempre ms ex-tensa y profundamente en s mismo. esta determinacin concreta de lo universal, es la ms verdadera, la ms elevada determinacin de lo universal, o, al menos su comienzo. Por tanto lo universal es contenido y forma de la filosofa. (Hegel, 1968: 189).

    Para Hegel, el contenido universal del pensar no est ya dado a la conciencia, sino que es el resultado de un proceso dialctico de afirmacin, negacin y negacin de la negacin, que se muestra en la historia, por el cual se determina poco a poco, y llega a ser, como universal concreto, contenido y forma de la filosofa.

    Ese carcter de proceso dialctico es acentuado por Salazar al encarar el estudio de la Historia de las ideas en el Per contem-porneo. Ntese que el subttulo de la obra es El proceso del pensa-miento filosfico. En la situacin hipottica de una sociedad bien integrada dicho proceso culminara en una sntesis negacin de la negacin donde quedan asumidos y reconciliados con-tenido y forma del filosofar. Salazar, en cambio, acenta el mo-mento crtico del proceso dialctico, el de la negacin. Momento en que el pensar se hinca en la realidad histrica y saca a la luz sus contradicciones, ya sean de origen tnico, social, econmi-co, cultural o de gnero. Aquellas en que estn sumergidos los sujetos cotidianamente, en la medida que actan segn ideas aisladas, sin arraigo en la propia historia. La funcin social de la filosofa, en cuanto ella es crtica de lo dado y compromiso con los hombres, sus necesidades y sus posibilidades concre-

    tas, consiste en poner de manifiesto que tanto puede suceder la sntesis de materia y forma, o sea la conciliacin dialctica, como la imposibilidad de tal conciliacin, o sea la alienacin o enajenacin7. Las contradicciones de la realidad histrica y presente del Per desmienten, para Salazar, las posibilidades de alcanzar la conciliacin del universal concreto, pues la fi-losofa tal como se ha practicado escasamente ha logrado ha-blar a todos y ser oda por cada uno en su propio lenguaje. La conciliacin no es posible a costa de la diversidad. En tal caso el universal pretendido encubre la heterogeneidad de lo real, deviene en universal ideolgico propio de una conciencia falsa. La tarea de la filosofa crtica consiste en desgarrar la superficie de la realidad para mostrar sus contradicciones, pues la filo-sofa misma se negara como saber universal si no es capaz de incorporar todas las formas de vida y sus productos esto es el reconocimiento de la diversidad sociocultural en un pro-ceso dialctico abierto a la irrupcin de lo radicalmente otros, de la novedad histrica.

    COMENZAR DE CERO? Sostenemos que, a la luz de la anterior caracterizacin de

    la funcin social de la filosofa, es posible revisar la pregunta con que Salazar Bondy da ttulo a su libro: Existe una filosofa de nuestra Amrica?8 A partir de ella se propone dilucidar tres cuestiones: Cmo ha sido el pensamiento hispanoamericano y si ha contado con una filosofa original, genuina o peculiar;

    7 El concepto de alienacin (del latn alienus: ajeno, enajenacin) significa estar fuera de s. En los Manuscritos de 1844, Marx utiliza los trminos Entfre-mdung que acenta la dimensin de lo extrao, y Entusserung que da ms peso a la situacin de desposedo (Cfr, Marx, 1984). En uno y otro caso se trata de sujetos que en virtud del complejo proceso de desapropiacin y ena-jenacin en el trabajo, estn fuera de s, no logran una conciencia plena de s mismos. Para los representantes de la Escuela de Frankfurt, particularmente para Marcuse, ocurre que gracias a una sutil manipulacin de la comunica-cin, la alienacin, como falsa consciencia, penetra en todos los sectores sociales. Salazar utiliza el trmino en el sentido de falsa consciencia como consecuencia del proceso histrico latinoamericano de desposeimiento y do-minacin. Volvemos ms adelante sobre el tema.8 Ntese que Salazar utiliza la expresin nuestra Amrica, con la que Jos Mart haba titulado su clebre ensayo, publicado por primera vez el 30 de enero de 1891 en el peridico El Partido Liberal de Mxico, en el que, entre otras cosas, se denuncia la deformacin de las clases dirigentes y de los inte-lectuales apelando a las figuras del aldeano vanidoso y de los sieteme-sinos, orientadas segn modelos polticos y patrones de vida ajenos a la propia situacin de nuestros pases.

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    Adriana Arpini La filosofa como reflexin de la realidad. La tensin dominacinliberacin en escritos de Augusto Salazar Bondy.

    cmo debe ser (en sentido normativo) una filosofa hispanoa-mericana autntica; si es posible y cul es la significacin de tomar a lo hispanoamericano como tema para la constitucin de una filosofa propia9.

    Para cumplir con su finalidad, el autor apela a la descripcin del proceso histrico del pensamiento filosfico hispanoame-ricano y al examen de la calidad y alcance de sus productos intelectuales. Por otra parte, considera los argumentos ms uti-lizados en relacin con nuestra filosofa, tratando de establecer los acuerdos y desacuerdos bsicos en torno al problema. La conclusin a la que arriba es, a primera vista, desalentadora:

    Sin negar que pueda existir en el futuro dice Salazar, creemos que no hay hasta hoy un pensamiento riguroso, au-tntico y capaz de nutrirse de su propia sabia doctrinaria... En sntesis, concedida la peculiaridad del filosofar hispanoame-ricano, no se ha establecido 1) que sea genuino y 2) que haya dado frutos originales. (Salazar Bondy, A., 1968, 107108).

    La peculiaridad de nuestro filosofar consiste segn el autor en la presencia de rasgos histricos y culturales di-ferenciales, que le dan un tono local o personal, pero que no significan una innovacin sustantiva. La falta de genuinidad o autenticidad significa que el producto filosfico se da como falseado, equivocado o desvirtuado; mientras que la inexisten-cia de frutos originales implica que no se han hecho aportes de ideas y planteos suficientemente discernibles como creaciones, que puedan ser calificados en alguna medida como nuevos con respecto a los anteriores.

    Tras la respuesta negativa a la primera de las cuestiones planteadas, el autor considera que no son convincentes los ar-gumentos que se esgrimen para explicar tal situacin. Dichos argumentos se basan en el genio de la raza, en la escasa apti-

    tud para la especulacin terica, en la juventud o corta vida que ha tenido el cultivo de la disciplina filosfica en nuestros pases, en la prevalencia de una vocacin artstica antes que fi-losfica, entre otros. No obstante, puede rescatarse como ele-mento positivo que, tanto en el pasado como en el presente, se ha puesto la atencin en los conflictos y procesos de la historia. Este elemento no es ajeno a la funcin social del filosofar, siem-pre que el contexto no permanezca en relacin de exterioridad respecto del texto.

    La causa de la inautenticidad se encuentra en que el fil-sofo construye una imagen de s mismo y del mundo, como individuo o como grupo social, que resulta una representacin mixtificada e ilusoria. La filosofa no es ms que pensamiento imitado:

    transferencia superficial y episdica de ideas y principios, de contenidos tericos motivados por los proyectos existenciales de otros hombres, por actitudes ante el mundo que no pue-den repetirse o compartirse en razn de diferencias histricas muy marcadas y que a veces son contrarias a los valores de las comunidades que los imitan... La ilusin y la inautenticidad prevalecen en este caso y se pagan con la esterilidad. (Ib-dem, 114).

    Cabe aclarar que cuando Salazar afirma que no hay hasta hoy un pensamiento riguroso, autntico y capaz de nutrirse de su propia sabia doctrinaria y que los contenidos de la filoso-fa entre nosotros estn motivados por proyectos existenciales de otros hombres se est refiriendo a la filosofa como activi-dad de pensamiento circunscripta a ciertos cnones, es decir, a un cuerpo sistemtico de elaboraciones conceptuales que de un modo o de otro estn al alcance de ciertas personas con-sideradas especialistas. En otras palabras, parece referirse a la filosofa tal como se practica en el mbito acadmico, espe-cialmente en la institucin universitaria, dentro de los marcos de los que Francisco Romero llam normalizacin filosfica. No obstante, junto a las expresiones acadmicas, circulan otras manifestaciones filosficas donde se pone en juego la reflexin crtica y la sabidura de vida, insertas en textos que a primera vista no integraran el canon filosfico.

    En ocasin de su intervencin en las Cuartas Jornadas Aca-dmicas de San Miguel realizadas en Argentina, en 1973 donde Salazar Bondy expuso el trabajo Filosofa de la domi-

    9 Retomamos algunos desarrollos que realizamos a propsito de nuestro trabajo La polmica entre Augusto Salazar Bondy y Leopoldo Zea. Una re-visin crtica del historicismo en Amrica latina, en que procurbamos mos-trar que en dicha polmica confluyeron diversas lneas de anlisis, plantean-do la necesidad de ampliar el marco terico y metodolgico del historicismo clsico para el abordaje de una Historia de las Ideas Latinoamericanas que trascendiera los cercos acadmicos tradicionales. Cfr. Adriana Arpini (Com-piladora), Otros discursos. Estudios de Historia de las Ideas Latinoamericana, Men-doza, Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, UNCuyo, 2003, pp. 4570.

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    Adriana Arpini La filosofa como reflexin de la realidad. La tensin dominacinliberacin en escritos de Augusto Salazar Bondy.

    nacin y filosofa de la liberacin, y en del dilogo filosfico que se suscit a continuacin10, el mismo autor tiene ocasin de aclarar que al referirse a la filosofa como actividad de especia-lista, no quiere decir

    que la filosofa se haga sin conexin con el resto de la activi-dad histricosocial. Ni quiero decir que la filosofa as enten-dida se haga solamente en las Facultades. Ese es otro proble-ma: la liberacin de la filosofa puede implicar tambin sacarla de las Facultades, cosa que histricamente ha ocurrido en las pocas ms fecundas, en las pocas de las grandes revolucio-nes filosficas. La filosofa se da en las Facultades cuando ya existe un cierto producto organizado, quizs en decadencia. (Salazar Bondy, 1995, 160).

    Hecha la aclaracin, retomamos la cuestin de la inautenti-cidad de la filosofa preguntando si, para Salazar, es posible, y cmo, llevar adelante un ejercicio filosfico riguroso y especia-lizado que responda a los propios proyectos existenciales. O si, como sugiere Leopoldo Zea, slo se trata de un intento ms de esa vieja actitud latinoamericana de empezar de cero para estar a la moda para asimilar mejor la cultura de la Euro-pa occidental. Pero nada como propio, ninguna experiencia que nos muestre el esquema de la realidad que queremos rea-lizar. Segn esta interpretacin, lo que Salazar pretende decir es que no tendremos filosofa, no reflexionaremos sobre nues-tros problemas, sino hasta que hayamos cambiado nuestra rea-lidad. Esto es, concebimos la filosofa, no como una reflexin para actuar, sino como el resultado posterior de una supuesta accin (Zea, 1969: 140141).

    Consideramos que no se trata para Salazar de comenzar de cero. En efecto, como ya se dijo el filsofo peruano no slo se ocupa del proceso del pensamiento filosfico peruano, sino que tambin realiza una interpretacin del proceso de la filo-

    sofa de nuestra Amrica. Adems, en el texto de su exposicin en las Jornadas Acadmicas del 73, que estamos comentando, Salazar no slo menciona antecedentes como los de Jos Mar-t11, Jos Carlos Maritegui12, el movimiento mexicano reforza-do con la venida de los exiliados espaoles, del que participan entre otros: Samuel Ramos13, Jos Gaos14, Leopoldo Zea15. Esta es una manera de inscribir a la filosofa en una tradicin. Pero existe otra manera que consiste en vincular a la filosofa con la experiencia vivida por quienes resisten y luchan por salir de condiciones concretas de dominacin. Entonces, la filosofa puede ser de liberacin si se hace cargo de la situacin de domi-nacin, si enchufa con quienes estn en la lucha y avanzar en contacto con el movimiento histricosocial que significa el

    10 Cfr. Filosofa de la dominacin y filosofa de la liberacin y Dilogo so-bre dominacin y liberacin, recogidos en: Augusto Salazar Bondy, (1995), Dominacin y liberacin. Escritos 19661974, Edicin de Helen Orvig y Da-vid Sobrevilla, Lima, Fondo Editorial de la Facultad de Letras UNMSM, pp. 152177. Las Jornadas Acadmicas de San Miguel se venan realizando en Ar-gentina desde 1969, los debates que all se suscitaron constituyeron el punto de partida del movimiento de la Filosofa Latinoamericana de la Liberacin (Cfr. Arpini, A. Filosofa y poltica en el surgimiento de la Filosofa Latinoa-mericana de la Liberacin, en: Solar, Revista de filosofa iberoamericana, n 6, ao 6, Lima, 2010, p. 125150).

    11 Los escritos de Jos Mart (La Habana, 18531895) son parte importante del universo discursivo salazariano, especialmente a partir de 1968, no slo la expresin nuestra Amrica aparece en reiteradas ocasiones, sino que adems, prrafos completos del cubano son incorporados en el entramado textual del dilogo Bartolom o la dominacin (Buenos Aires, Ciencia nueva, 1974). 12 Salazar dedica un importante apartado a Jos Carlos Maritegui (1895 1930) en su Historia de las ideas en el Per contemporneo, considera que es sin duda una de las personalidades ms notables de la cultura peruana y latinoamericana. Al morir haba realizado una obra excepcional: al lado de una vasta produccin escrita de crtico literario, poeta, socilogo y publi-cista poltico, dejaba en pie una gran revista de cultura, Amauta, un partido socialista, la Confederacin de Trabajadores del Per y una nueva mstica de la renovacin nacional (Salazar Bondy, 1965, II: 311).13 Samuel Ramos (Zitcuaro, 1897 Ciudad de Mxico, 1959), filsofo mexi-cano, junto a Leopoldo Zea y otros form parte del grupo Hiperin, se in-teres por investigar la personalidad mexicana, intentando explicar cierto sentimiento de inferioridad provocado por la conquista espaola y oculto tras mltiples mscaras. Ello qued plasmado en sus principales obras: El perfil del hombre y la cultura en Mxico (1934), Hacia un nuevo humanismo (1940), Historia de la filosofa en Mxico (1943).14 Jos Gaos (Gijn, Espaa, 1900 Mxico D.F., 1969), filsofo transterrado en Mxico despus de la Guerra Civil espaola. Desde los Seminarios dicta-dos en el Colegio de Mxico a partir de 1940, gener un movimiento de re-novacin filosfica que, profundizando los criterios historicistas del mtodo diltheyano, penetr los estudios de la filosofa en Mxico. De esos seminarios participaron Zea, Ramos y el mismo Salazar Bondy, entre otros. (Cfr. Gaos, 1980; Arpini, 2003: 32 44).15 Leopoldo Zea (Mxico D. F., 1912 2004) es permanente interlocutor de Salazar, a pesar de sus posiciones divergentes en muchos aspectos. No slo compartieron los seminarios de Jos Gaos, sus dilogos prosiguieron en en-cuentros personales y a travs de sus escritos. Zea form parte del grupo de filsofos reunidos en las Jornadas Acadmicas del 73, donde present el tema La filosofa latinoamericana como filosofa de la liberacin.

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    Adriana Arpini La filosofa como reflexin de la realidad. La tensin dominacinliberacin en escritos de Augusto Salazar Bondy.

    desmontaje de la armadura de dominacin que es econmicosocial, externa e interna. (1995: 172).

    Al menos en dos sentidos nuestro autor evita el comen-zar de cero. Por una parte porque reconoce antecedentes en la propia tradicin de pensamiento, por otra parte porque en-tiende a la filosofa enraizada en la propia realidad histrica. Esta da sentido a una reflexin autntica, en la medida que la filosofa es reflexin de la realidad.

    La cuestin de la inautenticidad de la filosofa, en un anlisis de mayor profundidad, exige una consideracin del problema del hombre y los valores. Es decir de las formas en que un suje-to social se afirma y se valora a s mismo y a sus producciones. Afirmacin y autovaloracin que emergen de un proceso dialc-tico en que pueden darse diversos grados de reconocimiento (= cumplimiento, realizacin) o de enajenacin (= alienacin, mix-tificacin). Desde la perspectiva antropolgicoaxiolgica, Sala-zar hace referencia a un sujeto histrico que expresa a travs de la mixtificacin sus defectos y carencias, es decir que no logra una afirmacin plena de s mismo sino que es, paradjicamen-te, la afirmacin autntica de un sujeto defectivo, que no vive cumplidamente su existencia histrica y, consecuentemente, no logra una valoracin adecuada de su realidad. El sujeto filoso-fante tiene una existencia alienada en su propia realidad social y cultural, de ah que su pensar sea un producto sin sustancia ni efecto en la historia. Pero la alienacin no es vista por Salazar Bondy como un problema de conciencia individual, sino como un problema estructural que afecta no slo a nuestra Amrica sino a todas las comunidades del Tercer Mundo y que se explica en trminos de subdesarrollo, dependencia y dominacin.

    En ltima instancia, la inautenticidad de la produccin fi-losfica hispanoamericana es una ms de las manifestaciones de la cultura de la dominacin, producida por la situacin de dependencia en que se gestaron las naciones de esta Amrica y que con variantes histricas se ha mantenido en lo sustancial hasta el presente (Cfr. Salazar Bondy, A., 1968)16. El tema ameri-ta una consideracin aparte.

    CULTURA DE LA DOMINACIN EN LA TENSIN DOMI-NACINLIBERACIN

    Bajo el ttulo Cultura de la Dominacin, Salazar propone discutir una interpretacin filosfica de la vida nacional perua-na. Es filosfica porque no pretende describir, sino iluminar el conjunto de la existencia de los hombres y mujeres de su pas con el objetivo de llevar adelante una crtica racional de una manera de ser y de actuar17.

    David Sobrevilla ha sealado como una de las fuentes de la tesis salazariana de la cultura de la dominacin a los plan-teos de la escuela peruana del desarrollo y la dominacin, cuyo principal representante fue Jorge Bravo Bresani18, conocedor de la obra de Franois Perroux19. ste sostuvo que la relacin de dominacin entre dos economas, una dominante y otra domi-nada, se establece cuando la primera ejerce sobre la segunda una influencia determinada sin que la recproca sea cierta en el mismo grado. La asimetra o irreversibilidad es el rasgo caracte-rstico de la dominacin. En su concepcin del desarrollo toma

    16 David Sobrevilla ha establecido que el problema de la cultura de la domi-nacin tuvo su primera formulacin en el artculo Las tendencias filosficas en el Per (1962), cuya parte final es recogida en Balance y Perspectivas (1965) y luego aparece con el agregado de algunos prrafos como artculo au-tnomo con el ttulo Carcter del pensamiento filosfico peruano en Entre Escila y Caribdis (1969).

    17 El tema es presentado por Augusto Salazar Bondy y discutido por primera vez en una mesa de intelectuales peruanos realizada en Tacna en 1966. Luego es debatido en el Instituto de Estudios Peruanos y publicado con el ttulo La cultura de la dependencia (1966). Presentado tambin como conferencia en la Facultad de educacin de San Marcos y en el Centro de Altos Estudios Militares del Per, y discutido en diferentes coloquios. Con los aportes de estos intercambios es reelaborado y publicado en el volumen colectivo Per Problema (Cfr. Matos Mar y otros, 1968). A los efectos del presente trabajo tomamos la versin recogida por Helen Orvig y David Sobrevilla en Domina-cin y liberacin. Escritos 1966-1974 (1995).18 Jorge Bravo Bresani junto a Jos Matos Mar, Augusto Salazar Bondy, Al-berto Escobar, Julio Cotler y otros crearon en 1964 el Instituto de Estudios Peruanos, donde se discutieron las ideas de Perroux y del propio Bravo Bre-sani sobre desarrollo y subdesarrollo, expuestas en su libro Desarrollo y sub-desarrollo. De la economa del hambre a la economa del hombre (Lima, Moncloa, 1967). All critica tanto a las teoras desarrollistas latinoamericanas como a las teoras capitalista y socialista acerca del desarrollo y formula la suya propia.19 Franois Perroux (Lyon, 1903 Paris, 1987), economista francs, nombra-do profesor en el Collge de France, despus de haber enseado en la Univer-sidad de Lyon y de Pars. Fund el Instituto de Ciencias Econmicas Aplica-das en 1944. De su inmensa obra se destaca Lconomie du XXme sicle, donde afirma que Si un seul homme nest pas explicitement pris en compte, cest un manque gagner pour lhumanit. Critic duramente la poltica econmica financiera hacia el Tercer Mundo por no tener en cuenta las culturas origina-rias y las situaciones concretas de los pases en cuestin. No obtuvo el Premio Nobel de Economa porque su obra fue considerada demasiado filosfica por un jurado fascinado con las abstracciones econmicas, pero el que fue otor-gado al economista indio Amartya Sen en 1998 puede considerarse tambin como una victoria pstuma de F. Perroux.

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    en cuenta el empleo de todos los recursos naturales y humanos para alcanzar las condiciones materiales necesarias para el flo-recimiento de una economa. Las ideas acerca del desarrollo, el subdesarrollo y la dominacin de Bravo Bresani y Perroux son asimiladas por Salazar Bondy, quien tras traducir el texto de Perroux Alienacin y creacin colectiva, reelabora esos conceptos desde la perspectiva de la cultura cultura de la dominacin y los hace jugar en su explicacin acerca de la autenticidad/inautenticidad de la filosofa en nuestra Amrica. Nos deten-dremos en algunos


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