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CONSIDERACIONES SOBRE EL MANEJO DE LA FERTILIZACIÓN DE LA SOJA
FONTANETTO, Hugo; KELLER, Oscar
Profesionales del INTA EEA Rafaela
. Más del 95 % de la producción mundial de soja se concentra en cuatro países: Argentina, Brasil, Estados Unidos y China; registrándose en nuestro país un fuerte aumento del área sembrada en la última década, pasando de 4.966.600 ha en 1.990 a 12.630.000 en el 2.002. El área pampeana es donde se registró la mayor expansión del cultivo, pero también se incorporaron nuevas zonas a su cultivo, como el NOA, donde el área cultivada pasó del 7 % del total nacional en 1.990 al 20 % en el 2.002. Los rendimientos promedios de Argentina aumentaron de 2.187 kg/ha en 1.990 a 2.772 kg/ha en la campaña 2002/03, con una tasa de incremento anual de 49 kg/ha; debiéndose este aumento al mejoramiento genético y a la implementación de mejores prácticas de manejo del suelo y del cultivo (García, 2004). Tal es así que en condiciones mejoradas de manejo del cultivo se observan rendimientos que llegan a duplicar los promedios regionales; siendo el empleo de la siembra directa, las adecuadas rotaciones de cultivos y el manejo integral de la nutrición mineral, los elementos que contribuyen para el mejoramiento de sus rendimientos.
Son varios los trabajos que demuestran que los lotes de mayor producción son en su mayoría los que fueron fertilizados e inoculados y en los que el cultivo antecesor predominante fue el maíz. Otras de las prácticas de manejo que contribuyeron al logro de los altos rendimientos fueron sistema y fecha de siembra y grupo de madurez (Díaz-Zorita, 2003). Respecto a las necesidades de nutrimentos minerales, la soja es el cultivo de más altas exigencias y el de mayor índice de cosecha de nutrientes, tal como puede observarse en el Cuadro 1.
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Cuadro 1. Requerimientos totales y partición de nutrientes en soja, maíz y trigo (García, 2000).
Requerimientos Totales Indice de Cosecha Nutriente Soja Maíz Trigo Soja Maíz Trigo ------ kg/tn grano ------ ---------- % ---------- Nitrógeno (N) 80 22 30 75 66 66 Fósforo (P) 8 4 5 84 75 75 Potasio (K) 33 19 19 59 21 17 Calcio (Ca) 16 3 3 19 7 14 Magnesio (Mg) 9 3 3 30 28 50 Azufre (S) 7 4 4,5 67 45 25 Boro (B) 0,025 0,020 0,025 31 25 Cloro (Cl) 0,237 0,444 47 6 Cobre (Cu) 0,025 0,013 0,010 53 29 75 Hierro (Fe) 0,300 0,125 0,137 25 36 Manganeso (Mn) 0,150 0,189 0,070
33 17 36
Molibdeno (Mo) 0,005 0,001
85 63
Zinc (Zn) 0,060 0,053 0,052 70 50 44 Los elementos que más limitan la producción de la soja en Argentina, del total de los requeridos por el cultivo para su desarrollo y producción, son el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el azufre (S). La ocurrencia de deficiencias de otros elementos, como calcio (Ca), cobalto (Co), molibdeno (Mo) o boro (B) son menos frecuentes y no presentan la importancia de las de N, P y S. El objetivo de este artículo es presentar información y analizar criterios para un eficiente manejo de la fertilización con N, P y S en soja. NITROGENO El nitrógeno (N) es el elemento que más limitante para la producción de la soja, debido a su alta demanda (80 kg/tn
de grano, Cuadro 1). Los síntomas de deficiencia de N en soja se manifiestan por una disminución en el crecimiento y en la altura de las plantas y por una clorosis que se da primeramente en las hojas más viejas (las inferiores) y que luego se extiende por toda la planta. La provisión de N en la soja se da por dos mecanismos: absorción desde el suelo y fijación biológica (FBN) mediante la simbiosis con microorganismos del género Bradyrhizobium sp.
Fijación biológica del nitrógeno atmosférico La soja obtiene entre el 25 y el 75 % de sus requerimientos nitrogenados a través del mecanismo de fijación
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biológica, que es energétic amente costoso para la planta (6-12 g de carbohidratos por cada g de N fijado) por lo que es común observar estrechas relaciones entre crecimiento del cultivo y fijación biológica. Por lo tanto factores que restrinjan el crecimiento limitarán la fijación biológica del N y reducirán la eficiencia de este proceso. En general, este proceso comienza 30 días después de la siembra, aumenta hasta alcanzar un máximo durante el período reproductivo e inicio del llenado de los granos y disminuye a partir del estadio de desarrollo de R5 (Zapata y col. 1987). Los requerimientos de N hasta floración con cubiertos mayormente a partir de la oferta edáfica mientras que los aportes por fijación biológica son muy importantes luego de la floración y durante el llenado de los granos. La ocurrencia de limitantes de índole ambiental y de nutrición química que afecten al normal desarrollo de los cultivos, afectarán también la tasa de acumulación del N por lo que variaciones en la cantidad fijada de N se deben a la ocurrencia de factores que afectan a este proceso (ej: temperaturas extremas, sequía, anaerobiosis en condiciones de excesos hídricos o compactación y presencia de altos contenidos de N del suelo). En los suelos de la región pampeana es frecuente observar relevantes aumentos de rendimientos (aproximadamente 1000 kg/ha o más) al inocular en lotes sin antecedentes recientes de cultivos de soja inoculados. La repetida inoculación con
un inoculante de buena calidad favorece la nodulación y en campos con antecedentes de soja aumenta las posibilidades de infección con cepas seleccionadas explicando la observación de aumentos en rendimientos por reinoculación. En estos lotes la diferencia por inoculación es de menor magnitud. En estudios de fertilización e inoculación de soja se observó que la respuesta al agregado de fertilizantes también se incrementa en los tratamientos con inoculación, tal como se puede apreciar el efecto del agregado de P y de S en parcelas con y sin inoculación y en lotes con diferente historia de manejo previo: 1-agricultura continua en siembra directa (ACSD) y 2- pastura de alfalfa degradada (PAD) ubicados en la localidad de Videla, departamento San Justo, del área centro-oriental de Santa Fe, en el extremo norte de la región pampeana (Figuras 1 y 2). Para ambos antecesores la nodulación fue afectada por los tratamientos de inoculación y fertilización tanto con P como con S sin mostrar interacciones significativas entre los mismos (P< 0,05). En promedio y para todos los niveles de fertilización con P y con S, se determinó mayor cantidad de nódulos en los tratamientos inoculados que en los sin inocular de 9,3 y 7,2 nódulos planta -1 para ACSD y de 7,7 y 6,4 nódulos planta-1 para PDA, respectivamente. La fertilización con 10 kg ha-1 de S también indujo a mejoras significativas en la nodulación de los cultivos, siendo más altos para el sitio 1 que para el 2 (Figura 1). El agregado de P
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provocó aumentos lineales en la nodulación a razón de 19 nódulos planta–1 cada 100 kg ha -1 de P aplicados.
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Tratamientos de Fertilización
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1
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Nú
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1: ACSD
2:PDA
Con Inoculación Sin Inoculación
Figura 1. Efecto del S sobre la nodulación de la soja al estado de V6 para dos antecesores de la localidad de Videla, Santa Fe. Campaña 2002/03.
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P0 P8 P16 P0 P8 P16
Tratamientos de Fertilización
2000
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Con Inoculación Sin Inoculación
Figura 2a. ACSD
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Figura 2a. Producción de granos de soja con distintos niveles de P, de S y de inoculación para el antecesor ACSD. Campaña 2002/03.
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PO P8 P16 P0 P8 P16
Tratamientos de Fertilización e Inoculacion
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Con Inoculación Sin Inoculación
Figura 2b. PDA
Figura 2b. Producción de granos de soja con distintos niveles de P, de S y de inoculación para el antecesor PDA. Campaña 2002/03.
En ACSD los rendimientos en granos variaron entre 2.840 y 4.514 kg . ha -1, mostrando diferencias según tratamientos de fertilización con P, con S y de inoculación y sin interacciones significativas entre los mismos. Para el antecesor PDA las producciones fluctuaron entre 3.702 y 4.792 kg . ha -1, arrojando diferencias significativas para el P y el S, pero no significativas para los tratamientos de inoculación (Figura 2a). En promedio, para los tratamientos de fertilización con P y con S, la producción de grano en los tratamientos inoculados fue un 5,4% mayor que los sin inocular.
La aplicación de S permitió aumentos (a través de los niveles de P y los de inoculación del 25,3 % (Figura 2b). La producción de granos mostró una respuesta lineal al agregado de P con una eficiencia media de 30,22 kg de grano . kg de P -1 (Fontanetto y col., 2004).
Fertilización nitrogenada Las experiencias de fertilización
nitrogenada en soja son vastas y los resultados en general muestran resultados variables, algunos con efectos positivos sobre la producción (Bashir Al-Ithawi et al., 1980) y otros con falta de respuesta a
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su agregado (Beard and Hoover, 1971 ; Welch et al., 1973). En líneas generales se menciona que ocurre una sustitución del N fijado por el aportado por los fertilizantes, determinándose que no hay incrementos en la asimilación neta del nutriente (Diebert y col. 1979; Ghelfi y col. 1984). Lo anteriormente mencionado significa que con aumentos en la cantidad de N absorbido del fertilizante se da una disminución en la cantidad de N fijada por FBN (Figura 3).
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0 45 89 134
Dosis de N aplicado (kg/ha)
Ori
ge
n d
el N
(%
)
Fijación biológica
Suelo
Fertilizante
Figura 3. Cambios en el origen del N en cultivos de soja según dosis de fertilización nitrogenada (Diebert y col. 1979)
En la región pampeana Argentina se reportaron respuestas de la soja al agregado de n como fertilizante en situaciones de suelos que no tenían soja como cultivo previo a la experiencia y con cultivos de soja que no se habían
inoculado. En lotes con antecedentes de soja como cultivo previo, no se registraron efectos al agregado de N (Bodrero et al., 1984 y 1985; Barbagelata et al., 2001). En la región pampeana norte los resultados fueron variables,
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encontrándose respuestas en algunos sitios y en otros no y también respuestas al agregado de N en etapas tardías del cultivo y con pulverizaciones al follaje (Fontanetto et al, 2001). Por lo mencionado, la fertilización nitrogenada aparentemente sería eficiente cuando no se inoculan las semillas y cuando ocurren fallas en la nodulación que se manifiesten con los típicos síntomas visuales de deficiencia de N.
El adecuado manejo de la nutrición nitrogenada en soja debe contemplar como norma general en primera instancia una efectiva y eficiente nodulación, mediante inoculación de las semillas con cepas seleccionadas de Bradyrhizobium japonicum, tanto en lotes con o sin antecedentes de cultivos de soja. El uso de fertilizantes que también incorporen N a la siembra solamente debe efectuarse con dosis que no superen los 20 kg/ha de N, de manera de no afectar la nodulación ni los rendimientos del cultivo (Racca, 2002 ; Scheiner et al, 2000).
FÓSFORO Este elemento, es el segundo elemento limitante para la producción de cultivos luego del N. La soja para producir una tonelada de grano requiere unos 8 kg de P, cantidad que es mayormente exportada en la cosecha. Las deficiencias de P reducen el crecimiento de las plantas, hojas pequeñas, de color verde oscuro y de mayor grosor (Gutiérrez Boem y Thomas, 2001). Las reducciones en los rendimientos como consecuenc ia de
deficiencias en la oferta de P se explican mayormente por reducciones en el número de los granos al afectar el área foliar y consecuente captación de la radiación en estadios tempranos de desarrollo del cultivo (Gutiérrez Boem y Thomas, 1999). Para el eficiente manejo de la nutrición fosfatada del cultivo es conveniente estimar la capacidad del suelo para proveer este elemento recomendándose en gran parte de las áreas agrícolas de Argentina la determinación del contenido de P extractable de los suelos (método de Bray Kurtz 1) a 0 a 20 cm de profundidad. Por ello, es esencial conocer los niveles de P del suelo de la región donde se trabajará con el cultivo de soja, tal como se detallan en la siguiente figura:
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P Extractable Bray I
Zenón Pereyra Rafaela
M. Juana S M Escobas
Cda Rosquín HumboldtGalvez San Justo
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Figura 4. Niveles de P extractable del suelo hasta 1,60 m de profundidad para ocho sitios de la región central de Santa Fe (Fontanetto y Keller, 2004). Varios estudios se han realizado en Argentina para relacionar los niveles extraídos de P de los suelos con la respuesta de soja a la fertilización fosfatada, concluyéndose que es posible obtener respuestas en rendimiento de grano al fertilizar en suelos con contenidos de P extractable inferiores a las 12 ppm (Díaz-Zorita y col. 2002 ; Melgar y col. 1995 ; Barbagelata y col. 2000 ; Melchiori y col. 2002 y Sanchez y Lizondo, 1999). Un estudio conducido durante las campañas agrícolas 2003/04 y 2004/05 en las provincias de Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe arrojó los resultados que se detallan en el siguiente cuadro:
Profundidad del Suelo (cm)
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Cuadro 2. Rendimientos en granos de la soja y respuesta al agregado de dosis crecientes de P (0, 10, 20 y 30 kg/ha de P) para tres zonas del área pampeana Argentina (Melchiori et al., datos no publicados).
3 (60%)-----3 (50%)1 (20%)----------
Sitios “sin respuesta”
(RR > 0,95)
2 (40%)5 (100%)3 (50%)4 (80%)5 (100%)5 (100%)
Sitios “con respuesta”
(RR < 0,95)
602(P30)
1034(P30)
1013(P20)
849(P30)
1090(P30)
717(P30)
Respuestas máximas al P (kg/ha)
3203-47762281-42312491-47462752-42822880-53181613-3815Rendimientos medios (kg/ha)
Bs. As. y S Sta. Fe
Santa FeEntre Ríos
Bs. As. y S Sta. Fe
Santa FeEntre Ríos
Zona
Campaña 2004/05(n = 16 sitios)
Campaña 2003/04(n = 15 sitios)
Del mismo estudio surgieron niveles críticos para P en granos y su relación con los rendimientos, como se detalla en el Cuadro 3 y en la Figura 4. Cuadro 3. Concentración media de P en grano en función de la dosis de P (campaña 2003/04, promedio de 15 sitios).
Tratamiento Dosis de P (kg/ha)
Concentración de P en grano (%)
P0 0 0,350 a
P10 10 0,365 b
P20 20 0,385 c
P30 30 0,395 c
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Figura 4. Relación entre el contenido de P en granos de soja (%) y los rendimientos de granos (campaña 2003/04, N: 15 sitios). Las dosis de fertilizantes a aplicar dependen de los contenidos de P del suelo y de los rendimientos esperados del cultivo. A tal efecto se han confeccionado tablas con recomendaciones de dosis de fertilización con P que tienen en cuenta los rendimientos esperables del cultivo y el contenido del suelo como herramientas de diagnóstico (Cuadro 4).
0
1000
2000
3000
4000
5000
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0,2 0,3 0,5 0,6
P en grano (%)
Rendimiento (kg/ha)
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Cuadro 4. Dosis de fertilizantes fosfatos recomendados para suelos del sudeste bonaerense según niveles de extractables de P (Bray Kurtz 1) y de rendimientos esperados (Echeverría y García, 1998)
Nivel de P extractable del suelo (ppm)
Rendimiento < 4 4 - 6 6 -8 8 - 11 11 - 16
(kg/ha) ------------ Dosis de P2O5 (kg/ha) --------------
2000 43 33 28 24 --- 2500 49 39 34 30 --- 3000 55 45 40 36 25 3500 61 51 46 42 31 4000 67 57 52 48 37 4500 73 63 58 54 43
En el caso de la secuencia trigo/soja se ha observado que las prácticas de fertilización aplicadas al trigo influyen sobre la soja de segunda y que en el caso de tratamientos con nutrientes poco móviles en el suelo (por ejemplo P) es posible dejar remanentes aprovechables directamente por la soja (Fontanetto y col. 2003; Salvagiotti y col. 2003).
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Rafaela S M Escobas Bdo Irigoyen Rafaela S M Escobas Bdo Irigoyen
AMBIENTES (Sit ios)
1500
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3000
3500
Re
nd
im
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nt
o
(k
g/
ha
)
Testigo
N
PNP
NSNPS
TRIGO SOJA de 2a
Figura 5. Rendimientos promedios (3 años: 2000/01/02) del Trigo y de la Soja de 2a. con diferentes combinaciones de N-P-S aplicadas a Trigo.
Los resultados indican la diferente respuesta del trigo en cada área y la marcada residualidad del agregado de P y de S aplicados en el mismo para la soja de 2a. Los resultados de cinco ensayos ubicados en el sur de Santa Fe muestran que los rendimientos de soja de segunda no muestran diferencias a la fertilización con P según momentos de aplicación, dosis completa en la siembra del trigo o fraccionada en cada cultivo (Figura 6).
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Armstrong Leones Maciel MarcosJuarez
Pergamino
Sitio experimental
Ren
dim
ient
o de
soj
a (k
g/ha
)
En el trigo En cada cultivo
Figura 6. Rendimiento de soja según momentos de fertilización con P, en trigo para la secuencia o en cada cultivo (Adaptado de Salvagiotti y col. 2003).- Las semillas de soja son muy sensibles a los efectos salinos y fitotóxicos de fertilizantes aplicados en contacto directo con estas que las semillas de los cereales (Figura 7). Como consecuencia de este daño se observan reducciones en el porcentaje de plantas emergidas que afectando la uniformidad de implantación del cultivo.
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(
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17.9
14.9
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35.6
26.6
13.5
3.3
*
*
*
*
35.6
21.2
6.8
1.1
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%
%
%
35.6
22.6
13.7
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&
&
35.6
28.7
18.4
4.9
'
'
'
'
35.634.5
24.6
12.3
+
++
+35.634.6 33.9 33.5
0 30 60 1 2 0
Productos comerciales (en kg/ha)
0
2
4
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8
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12
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SFSPDA
S. A.
CAN50% PDA-50% S. A.
70% CAN-30% S. A.
UREA
+
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%
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(
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Figura 7. Toxicidad de diferentes fertilizantes aplicados junto con las semillas de la Soja.
En la campaña 2004/05 se evaluó la eficiencia de fuentes sólidas y líquidas de P bajo diferentes formas aplicación al cultivo. Los resultados se detallan en la Figura 8.
3,509
3,927 3,972 3,9683,887
3,025
3.9184.264 4.212
3.896
Testigo
(P0 y
con S
18).-
Solph
os In
corp
orad
o (P25
).-
Solph
os Cho
rread
o (P
25).-
MAP In
corp
orad
o (P25
).-
MAP V
oleo (
P25).-
Testigo
abso
luto (P
0 y S0).
-
Fuentes de P y Formas de Aplicación
2,000
2,500
3,000
3,500
4,000
Re
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ie
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o
en
Gr
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os
(k
g/
ha
)
Videla
San Vicente
Figura 8. Fuentes de P y formas de aplicación en soja (campaña 2004/05).
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La eficiencia de ambas fuentes de P (Solphos líquido vs. PMA sólido) fue similar en los dos sitios ensayados y con las diferentes formas de incorporación también presentaron un comportamiento semejante.
Las aplicaciones al voleo de fertilizantes fosfatados están demostrando una eficiencia similar a las incorporadas al suelo, siempre que los lotes tengan como mínimo 6 años en siembra directa continua y las dosis a agregar sean superiores a los 20 kg/ha de P. Al respecto se realizó una experiencia en la zona de Videla (Santa Fe) en la campaña 2003/04 donde se comparó la aplicación al voleo versus la incorporada al suelo en el doble cultivo trigo/soja 2a., el fertilizante utilizado fue fosfato monoamónico (PMA) y aplicado en el trigo en dosis de 200 kg/ha. La experiencia se realizó sobre un suelo con los siguientes parámetros químicos: MO: 2,3% ; Nt: 0,115 % ; P (Bray I): 9,2 ppm ; S-SO4
- : 5,4ppm y pH: 5,8 y los resultados se detallan en la Figura 9.
Hubo una alta respuesta a la fertilización con P en el trigo y ambas formas de aplicación del mismo fueron similares entre sí. Asimismo, se evidenció una alta residualidad del P para la soja de 2a., donde tampoco hubo diferencias entre las formas de aplicación del fertilizante (Figura 9).
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3008 2973
2721
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Testigo Voleo Incorporado Testigo Voleo Incorporado
Formas de aplicación del P
1500
2000
2500
3000
3500
TRIGO SOJA de 2a
Figura 9. Efecto de distintas formas de aplicación del P en el doble cultivo trigo/soja 2a.
en el área de Videla (campaña 2003/04).
AZUFRE
El azufre (S) es requerido a razón de unos 7 kg/tn de grano producidos (Tabla 1). El metabolismo de N y S están vinculados, por lo que deficiencias de S diminuyen la asimilación de N las hojas Los síntomas de deficiencia son similares a los de N (hojas amarillentas) pero con la diferencia de detectarse en las hojas superiores, en formación o nuevas, y no en las hojas inferiores o viejas. En Argentina, las regiones con mayor frecuencia se describen síntomas de deficiencia en este elemento y respuestas a su fertilización es el centro y el sur de Santa Fe (Martínez y Cordone, 1998). Con menor frecuencia se han presentado respuestas al agregado de S en el centro-norte de Buenos Aires.
Las aplicaciones de fertilizantes con azufre inducen a mayores rendimientos de cultivos de soja en lotes degradados (muchos años de agricultura) y en ausencia de deficiencias de P (Figura 10).
Rendimiento en Granos (kg/ha)
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P (10 kg/ha) P + S (12 kg/ha)
Fertil ización
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a)
Figura 10. Efecto de la fertilización con azufre sobre la producción de cultivos de soja en la región centro-sur de Santa Fe. Promedio de 6 sitios con niveles de P mayores a 15 ppm (Martínez y Cordone, 2000).
La necesidad de fertilización con S podría determinarse según los análisis de del contenidos de S-SO --
4 en los suelos. Messick (1992) recomienda el agregado de S en lotes con niveles extractables de S-SO --
4 inferiores a 10 ppm o si se han encontrado deficiencias generalizadas en la región. Resultados preliminares del proyecto Fertilizar de INTA muestran que parte de las variaciones en la respuesta al agregado de S serían explicados por diferencias en la capacidad de mineralización de los suelos (Díaz-Zorita y col. 2002). Asimismo, experiencias realizadas por Fontanetto (2004) demostraron que a medida que la capacidad de mineralización de S-SO--
4 del suelo aumenta, las respuestas de la soja de primera al agregado de este nutriente es cada vez menor, sobre todo cuando se
superan los 20 ppm de S-SO --4
mineralizado (Figura 11).
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S mineralizado (ppm)
Res
pues
ta (
kg/h
a) r
espe
cto
al T
esti
go
2003
2004
Figura 11. S-SO4 del suelo mineralizado durante dos campañas agrícolas y respuesta de la
soja de primera a la fertilización azufrada. INTA Rafaela (2004). Varios estudios muestran que tanto el P como el S aplicados en cultivos de trigo tienen efectos residuales de importancia sobre la soja de segunda y cultivos siguientes (Figura 11). En la Figura 12 se presentan los efectos de la fertilización con N, P y s en trigo/soja con dos secuencias de cultivos distintas (trigo/soja: T/S y maíz-trigo/soja: M -T/S).
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Testigo N P NP NS NPS Testigo N P NP NS NPS
Combinaciones de Nutrientes
1200
1600
2000
2400
2800
3200
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)M-T/S
T/S
SOJA 2aTRIGO
Figura 12. Rendimientos de trigo y soja de 2a. (promedio de 3 campañas agrícolas: 1999/00, 2000/01 y 2001/02 con diferentes dosis de fertilizantes y secuencias de cultivos. Unidad Demostrativa Agrícola Bernardo de Irigoyen. En general se detectaron mayores rendimientos del trigo y de la soja en la secuencia M-T/S que en la T/S, por ser la primera de menor consumo de agua y de nutrientes. Para el trigo no fue muy marcado el efecto de la secuencia, pero sí lo fue para el caso de la soja de segunda. En la Figura 13 se presentan los datos de producción de cuatro cultivos: trigo (1er cultivo), soja de segunda (2do cultivo), soja de primera (3er cultivo) y maíz (cuarto cultivo) con diferentes combinaciones de P y de S y con una dosis de suficiencia de N. Los fertilizantes se aplicaron únicamente al trigo (1er cultivo de la secuencia).
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P0 P20 P40 P0 P20 P40 P0 P20 P40 P0 P20 P40
Dosis de Fertilizantes (en kg/ha de P y de S)
1000
1500
2000
2500
3000
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4000
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7500
8000
8500
9000
9500
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)S0 S12 S24 S36
Trigo 2000/01
Soja 2000/01
Soja 2001/02
Maíz 2002/03
Figura 13. Residualidad de NPS y rendimientos de 4 cultivos (trigo, soja de 2a, soja de 1a y Maíz) de una secuencia donde todo el fertilizante ( P: 0, 20 y 40 y S: 0, 12, 24 y 36) fue aplica do en el trigo (1er. cultivo). Se puede apreciar que el efecto del P y del S aplicado en el trigo 2000/01 afectó los rendimientos en forma significativa y que fue muy marcada su residualidad en los dos cultivos de soja (Figura 13). En una experiencia donde se probaron combinaciones de N y de S en suelos bien provistos de P (42 ppm de P Bray) y aplicados los nutrientes en el trigo, se verificó una alta residualidad del S para diferentes cultivares de soja de segunda sembrados posteriormente de cosechado el trigo (Figura 14). Se registró una alta
respuesta a la fertilización efectuada en el trigo sobre todos los cultivares de soja de segunda sembrados sobre el mencionado cultivo. Las mayores respuestas a la fertilización residualse obtuvieron con los grupos de maduración más cortos, sobre todo los del Grupo IV. Las soja más precoces fueron las de mayor respuesta a la fertilización residual. Las respuestas promedio de los 13 cultivares de soja fluctuaron entre 890 y 1149 kg/ha más que sobre el tratamiento testigo sin fertilizante. La respuesta fue
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exclusivamente debida al S aplicado al trigo.
Testigo
N40
N40-S15
N80
N80-S15
N120-S15
Dosis de N y de S aplicadas en el trigo precedente
1.800
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3.000
3.600
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s
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Grupo IVGrupo V
Grupo VI
Figura 14. Residualidad del S en soja de 2ª . Rendimientos promedio discriminados por grupos de maduración (IV, V y VI). Mar ía Juana, campaña 2002/03. Se realizaron experiencias con diferentes fuentes azufradas aplicadas junto con la semilla de soja a los efectos de evaluar su fototoxicidad, presentándose los resultados en la Figura 15.
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+ ++
+
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25#
#
#
#25
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( (27 27
S6 S12 S18 S24
Dosis de azufre (kg/ha de S)
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Yeso Pellet
Yeso Granulado
FertiSAS
Kieserita
Sul fato NH4
Test igo
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(
Testigo
Figura 15. Fototoxicidad de diferentes fuentes y dosis de azufre (S) en soja sembrada a 0,70 m entre surcos. El sulfato de amonio es la fuente que más toxicidad provoca, seguida por la kieserita, no provocando ningún efecto nocivo sobre las plántulas el resto de los productos evaluados (Figura 15). Se midió la eficiencia de diferentes fuentes azufradas que se incorporaron al suelo en el estadío V1 de la soja, cuyos resultados se detallan en la Figura 16.
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S6 S12 S18Dosis de los Fertilizantes (en kg/ha deS)
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Testigo
SAS
SO4(NH4)2
Yeso Pellet
SolPlus
Kieserita
Figura 16. Eficiencia de diferentes fuentes azufradas aplicadas a la soja en el estadío V1 e incorporadas al suelo.
Todas las fuentes que contenían al S formulado bajo la forma de sulfato o tiosulfato tuvieron la misma eficiencia entre sí. En cambio el SAS fue muy inferior al resto debido a que en su formulación el 90% del azufre está como S elemental y es de muy lenta liberación en el suelo.
Para evaluar el manejo del fertilizante azufrado líquido se probaron diferentes dosis del mismo y formas de aplicación en soja de primera bajo siembra directa continua. La experiencia se realizó en la localidad de Videla (Santa Fe) durante la campaña 2004/05 sobre un suelo con los siguientes parámetros químicos: MO: 2,2% ; Nt: 0,118 % ; P (Bray I): 8,8 ppm ; S-SO4
- : 4,2ppm y pH: 5,8 y los resultados se detallan en la Figura 17.
Se registró una alta respuesta al agregado de S de aproximadamente 600 kg/ha respecto al testigo. Asimismo, no hubo diferencias entre las tres dosis de S evaluadas ni de las formas de aplicación del fertilizante líquido (Figura 17).
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S9 S18 S36
Dosis de Azufre (kg/ha)
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3,200
3,400
3,600
3,800
4,000
4,200
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Testigo
Chorreado
Pulverizado
Testigo
Figura 17. Efecto de diferentes dosis y formas de aplicación del fertilizante azufrado líquido en soja de 1a. (Videla, campaña 2004/05).
Para el manejo de la fertilización de la soja existen diversos modelos de recomendación, como el que se detalla a continuación:
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Modelo para el manejo de la nutrición de la SOJAModelo para el manejo de la nutrición de la SOJA
Análisis de Suelo(M.O ; P ; S-SO4 ; N-NO3 ; Textura ; etc)
INOCULAR!!!MO < 2%S-SO4 < 10 ppmTextura Fr.-Ar
P > 20 ppm
Sí
No hayRespuesta
al P
No
P < 15 ppm
Sí No
Fertilizar con P(Dosis > a P10)
Fertilizar con P(Dosis= P10)
Fertilizar con S(cualquier fuente,momento y forma)
Otros:Ca, Co, Mo,Mg, etc.
Experiencias localesy/o Regionales(faltan datos)
CALCIO La soja es un cultivo altamente demandante en calcio (Ca), requiriendo unos 16 kg/tn de grano producidos (Tabla 1). Respecto a la influencia del Ca sobre la producción del cultivo de soja, la misma estaría dada por incrementar los niveles del nutriente disponible en el suelo y no tanto sobre la modificación del pH que podría efectuar, ya que lo que se observa en la región oriental de la pcia. de Santa Fe es una disminución de los niveles de Ca dentro del complejo de intercambio del suelo. Por lo tanto, este efecto se lograría utilizando una fuente de carbonato de calcio (CO3Ca) en dosis menores a las requeridas para un “encalado” del suelo y que entonces al reaccionar con agua libera el catión Ca++ enriqueciendo la solución y
también la saturación de bases del suelo.
En una experiencia realizada en la campaña 2003/04 (Vivas y Fontanetto, 2004) en la zona de Videla (Santa Fe) sobre un suelo con los siguientes parámetros químicos: MO: 2,6% ; Nt: 0,121 % ; P (Bray I): 7,9 ppm ; S-SO4
- : 2ppm ; pH: 6 ; Ca: 7,4meq/100 g y CIC: 12,65 meq/100 g. Los tratamientos evaluados fueron 4 dosis de Ca (0, 100, 200 y 300 kg/ha) combinadas con 2 niveles de P (0 y 20 kg/ha) y dos de S (0 y 24 kg/ha) en un cultivo de soja de primera en siembra directa. Los resultados se detallan el las Figuras 18, 19 y 20.
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Ca-0 Ca-100 Ca-200 Ca-300
Dosis de Calcio (kg/ha)
2,500
3,000
3,500
4,000
4,500
5,000
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P0-S0
P0-S24
P20-S0
P20-S24
Figura 18. Efecto de combinaciones de Ca, P y S sobre la producción de soja de 1a. de la campaña 2003/04, en el área de Videla (Santa Fe). (Vivas y Fontanetto, 2004). Fue muy notorio el efecto del P y del S sobre los rendimientos de la soja, los que se magnificaron ante el agregado de dosis crecientes de Ca. La respuesta positiva al agregado de Ca se debió a un efecto del Ca como nutriente, ya que el % de Ca del complejo de bases intercambiables era de 58 %, nivel considerado bajo por diferentes investigaciones realizadas en otros países (Thomas and Hargrove, 1984). El efecto del Ca sobre los rendimientos de la soja en los
tratamientos testigo para P y S (P0-S0) se detalla en la Figura 19.
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3,1733,110
3,168
3,558
Ca-0 Ca-100 Ca-200 Ca-300
Dosis de calcio (kg/ha)
2,400
2,700
3,000
3,300
3,600
Rendimiento en
Granos (Kg/ha)
P0-S0 (en los tratamientos Testigo)
Figura 19. Efecto de dosis crecientes de Ca en las parcelas testigo para P y para S (P0-S0) sobre la producción de soja de 1a. de la campaña 2003/04, en el área de Videla (Santa Fe). (Vivas y Fontanetto, 2004). Ante una falta de P y S, los máximos rendimientos se lograron con la dosis más alta de Ca (300 kg/ha) (Figura 19). La influencia del Ca sobre la producción de la soja en los tratamientos con agregado de P y de S (P20-S24) se observan en la Figura 20. Con la aplicación de P y de S la máxima producción se alcanzó con la dosis de 200 kg/ha de Ca. Las producciones con todas las dosis de Ca en ausencia de P y S fueron sensiblemente más bajas que con el agregado de estos nutrientes (Figuras 19 y 20).
Asimismo, las mayores producciones se lograron con la dosis Ca-200 combinada con P20-S24, con lo que se demostró que en orden de importancia para la soja los nutrientes son: primero el P, luego el S y después el Ca (Figura 20).
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4,084
4,487
5,163
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Ca-0 Ca-100 Ca-200 Ca-300
Dosis de Calcio (kg/ha)
3,000
3,500
4,000
4,500
5,000
5,500
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P20-S24 (en los tratamientos fertilizados)
Figura 20. Efecto de dosis crecientes de Ca en las parcelas con P y con S (P20-S24) sobre la producción de soja de 1a. de la campaña 2003/04, en el área de Videla (Santa Fe). (Vivas y Fontanetto, 2004). MICRONUTRIENTES Las deficiencias de micronutrientes son aún poco frecuentes en Argentina, ya sea porque no están presentes en forma aguda en los suelos o porque debido a la falta de investigación no se las ha detectado e informado. No existen actualmente estudios sobre la determinación de los niveles de diferentes micronutrientes en distintas áreas productivas y menos aún de determinaciones de ellos en tejidos vegetales, para contar con información si
están en niveles satisfactorios o no. Experiencias realizadas en diferentes regiones del país mostraron resultados diferentes, así en el área de Marcos Juarez (Galarza et. Al, 2004) no registraron efecto del agregado foliar de B en soja y se lo atribuirían a alta fertilidad natural del suelo.
En el área de Pergamino, la aplicación foliar de fertilizantes compuestos (macronutrientes+micronutrientes+
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biocompuestos) aumentó la producción de la soja y los autores lo atribuyeron a que se debería en mayor medida a los micronutrientes pues el sitio experimental donde se realizó la experiencia estaba bien provisto de P y de S (Ferraris y Couterot, 2004). En el partido de General Arenales (Buenos Aires) se registraron aumentos en la producción de soja del orden de 8,3 a 28,5 % (305 a 1.035 kg/ha de incrementos) por la aplicación de difentes micronutrientes (Co, Mo, B, Zn, Cu, Mn) en aplicaciones con la semilla y foliares entre V6 y R1 de la soja (Ferraris et. Al, 2005). Una experiencia conjunta en tres regiones de Argentina (Marcos Juarez, Paraná y Rafaela) determinó resultados diferentes para cada sitio respecto a la influencia de la aplicación de Co y Mo combinados con la inoculación de semillas. Los resultados se detallan en las Figuras 21, 22 y 23.
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151.9
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150.1
154.2155.1
157.1
+
+
++
Testigo Inoculado Co-Mo Inoc. + Co_Mo
Tratamientos ensayados
120
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155
160P
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M. Juarez Paraná Rafaela
Promedio+
Figura 21. Efecto de aplicaciones de Co y Mo con la semilla, combinados con la inoculación sobre el peso de 1.000 granos de la soja (campaña 2004/05). En Marcos Juarez y en Paraná no hubo efectos de los tratamientos sobre el peso de 1.000 granos, en Rafaela se detectó una ligera tendencia a su aumento con los tratamientos respecto al testigo y el promedio de los tres sitios mostró un comportamiento algo similar al ambiente Rafaela (Figura 21).
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2,675
2,7992,828 2,842
2,613
2,460
2,6262,651
2,162
2,3292,294
2,406
+
+
+
+
Testigo Inoculado Co-Mo Inoc. + CoMo
Tratamientos ensayados
2,000
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2,400
2,600
2,800
3,000N
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M. Juarez Paraná Rafaela
Promedio+
Figura 22. Efecto de aplicaciones de Co y Mo con la semilla, combinados con la inoculación sobre el número de granos/m2 de la soja (campaña 2004/05). En Paraná no se midió efecto de los tratamientos sobre el número de granos/m2, en Marcos Juarez y en Rafaela se registró un incremento del mismo respecto al testigo y el promedio de los tres ambientes arrojó una leve diferencia de los tratados en relación al testigo (Figura 22).
3,444
3,290
3,5013,577
4,0644,119
4,226
4,364
3,243
3,570 3,552
3,778
+
+
+
+
3,504
3,605
3,698
3,808
Testigo Inoculante CoMo Inoc. + CoMo
Tratamientos ensayados
3,000
3,200
3,400
3,600
3,800
4,000
4,200
4,400
Re
nd
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Gr
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PROMEDIO Parana Marcos Juarez Rafaela+
Figura 23. Efecto de aplicaciones de Co y Mo con la semilla, combinados con la inoculación
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sobre el rendimiento en granos de la soja (campaña 2004/05). Para la variable rendimiento en granos en Paraná no se detectó efecto de los tratam ientos respecto al testigo y en Marcos Juarez y Rafaela se obtuvieron incrementos debido a la inoculación y a la aplicación de cómo solo o combinado con áquel, quien produjo las mayores producciones. El promedio de los tres sitios mostró deiferencia de todos los tratados en realción al testigo y efectos debidos al agregado de cómo solo o combinado con la inoculación (Figura 23). Es necesario destacar que los micronutrientes recién se están comenzando a investigar en Argentina y que para abordar en forma seria y responsable un estudio sobre los mismos se deberían cumplir con las siguientes acciones: a- Conocer con seguridad los síntomas de deficiencia y monitorearlos durante los primeros estadíos del crecimiento. b- Conocer las condiciones de suelo donde las deficiencias son más probables de ocurrir. c- Realizar análisis de suelos y de tejidos vegetales y determinar los niveles críticos para cada micronutriente mediante estudios sistemáticos. d- Conocer los niveles de pH del suelo que pueden ocasionar “bloqueos” o “no disponibilidad” de micronutrientes. e- Realizar franjas exploratorias mediante ensayos simples y con pocos tratamientos. f- Realizar eventos científicos que arrojen más información en este aspecto. g- Consultar con especialistas de
otros países. CONSIDERACIONES FINALES Nitrógeno, fósforo y azufre son los elementos que en mayor medida afectan la producción del cultivo de la soja, existiendo diferentes áreas en cuanto a la fertilidad química de los suelos las que provocan diferente respuesta del mismo a la fertilización. La inoculación eficiente permite abastecer gran parte de las demandas de nitrógeno del cultivo y se verificaron aumentos en los rendimientos por la práctica de la inoculación. La información disponible hasta la fecha respecto a la fertilización nitrogenada es muy escasa y para nada muestra una tendencia definida, pudiendo recomendársela en ambientes sin nodulación o en ocasiones en que se detecten síntomas de deficiencias de N durante el desarrollo del cultivo. En relación al P, el diagnóstico y recomendaciones de fertilización se basa hasta la fecha en los análisis del suelo de los niveles de P extractable (Bray Kurtz 1), con respuestas en el rendimiento de granos cuando los valores son inferiores a las 11-14 ppm P. Las recomendaciones que se realizaban sobre la conveniencia de efectuar aplicaciones localizadas en el suelo de este elemento, ya no son tan contundentes en lotes con más de 6 años de siembra directa continua; situaciones en que la aplicación de dosis superiores a los 20
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kg/ha de P al voleo o incorporadas no demostraron diferencias entre sí. Se debe evitar en lo posible la aplicación de fertilizantes en contacto directo con las semillas por los altos problemas de fitotoxicidad registrados. Las deficiencias de azufre son cada vez más generalizadas y reiteradas en suelos con tenores de materia orgánica inferiores al 2 %, en los de texturas arenosas o francas, con elevada historia agrícola sin aplicaciones de este elemento y donde se logró optimizar el agregado de N y de P. Por lo tanto se recomienda su corrección empleando fuentes azufradas directamente en el cultivo de soja o en los cultivos previos que integran las secuencias o rotaciones, dada la marcada residualidad encontrada.
En algunas zo nas se comienzan a registrar respuestas a la aplicación de Ca, la que es muy incipiente aún.
La respuesta al agregado de micronutrientes es muy escasa hasta la fecha y se debe continuar su investigación siguiendo pautas que se mencionaron en el informe. Para realizar una fertilización eficiente de la soja se deben tener en cuenta diferentes parámetros: el análisis químico de los suelos y el rendimiento objetivo, los que se complementarán con otras características relevantes como historia del lo te, cultivo antecesor, intensidad de las secuencias de cultivos, sistema de manejo, fuente y método de aplicación de nutrientes, etc.
La posible deficiencia del resto de los nutrientes (Ca, K, Mg, micronutrientes) no presentan la importancia de las de N, P y S y su aplicación deberá ser considerada luego que estudios de investigación así lo indiquen. Finalmente, el análisis del suelo es el punto de partida para decidir cualquier manejo nutricional de la soja y enfocarla como un integrante más de la rotación de cultivos. BIBLIOGRAFIA Al-Ithawi, B., E.J. Deibert, and R.A.
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