Date post: | 28-Mar-2016 |
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1
LA AVENTURA FAMILIAR Mis amigos y yo estuvimos planeando hacer una excursión a la sierra de Albacete, pero al contárselo a los padres decidimos prepararla todos juntos, para pasar un día divertido y familiar. Al llegar al lugar nos dimos cuenta, que no será fácil, eran unos caminos con precipicios y muchas cuestas, además comenzó a llover, y nos pusimos calados de agua, y los pies de barro, que casi no podíamos andar, pero ayudamos unos a otros todos pudimos seguir la aventura. Uno de mis amigos, pensó que podíamos hacer varios grupos, y caminar cada uno por un lado, para después contar cada uno su aventura y ver cual había sido la más divertida , el destino era una casa-refugio que había en medio del bosque, y que utilizaban los guardabosques para el invierno. La verdad que estábamos todos muy contentos, porque iba a ser una aventura muy chuli. Un grupo se encontró con una cueva, en el camino y algunos eran un poco valientes, y querían pasar dentro, pero uno de los padres, dice, primero tenemos que MIRAR, puede haber algún peligro, algún animal, y nos puede atacar. Bajó, comprobó que no había ninguna sorpresa, y todos pudimos pasear tranquilamente por la cueva sin ningún problema y nos gustó mucho. Otro grupo, parece que tuvo mejor suerte, era un camino casi sin cuestas, parecía el que usaban los guardabosques, iban cantando, saltando y a veces hasta bailando. De pronto, uno de mis amigos dijo, ESCUCHAR, era un ruido algo extraño, y que no habían oído nunca, la verdad que les dio un poco miedo, y algunos se preocuparon. Uno de los padres, dice, tranquilos, primero vamos a comprobar de donde viene ese ruido, parecía que se oía en medio de unos matorrales, era como un gruñido, también se movían las hojas. De pronto, se asoma un padre y vió que era un pequeño ciervo, que se había liado en unas ramas, y se estaba haciendo una herida en la pata, y les gritó, venir rápido, tenemos que ayudarle. Los más grandes, sujetaban el cervatillo, y los pequeños quitaban las ramas, y
entre todos liberaron al pequeño animal, que saltaba trotando feliz hasta encontrar a sus papás ciervo y cierva. Y mi grupo, como casi siempre, tiene que pasar algo, y la verdad es que no hicimos ninguna trastada, pero al final. acabamos jugando con una pelota, y también llevábamos las mochilas, mi amigo se tropezó con una piedra, con la mala suerte, que su mochila cayó por un barranco, y encima era la de los bocatas de todos. Empezamos a preocuparnos, porque era la comida de todos los grupos, y menudo problema, teníamos que pasar una noche, sin comida. Intentamos bajar pero estaba muy complicado y podí-amos tener un accidente. En esos momentos, pasó un pastor con un pequeño ganado y un burrito, camino de su corral, . Sorpresa, llevaba las alforjas, llenas de pan, queso y leche, y sin dudar un momento, ante nuestra admiración, dijo el pastor, vamos a COMPARTIR, la comida para todos, llevo mucha cantidad, y ya compraremos más, y tratar de coger esa mochila puede ser peligroso. Como siempre, hay alguien que nos protege y cuida de nosotros, Ya casi de noche, llegamos todos los grupos a la cabaña, era muy bonita y grande, con una gran chimenea, que encendimos y nos pusimos alrededor a cenar lo que nos dio el pastor. Empezamos a contarnos las aventuras que nos habían pasado a cada grupo durante el camino. En esos momentos todos nos quedamos callados y pensativos, pero uno de nosotros saltó esta experiencia la tenemos que repetir porque ha sido muy buena y hemos APRENDIDO DE DIOS que la unión entre padres, hijos y amigos ha sido genial, conviviendo, confiando y aprendiendo unos de otros. Luego estuvimos jugando en los alrededores, unos con un balón, otros al escondite, otros realizando unas olimpiadas, en general todos nos lo estábamos pasando fenomenal. Era muy tarde, cuando nos fuimos a dormir, muy cansados pero muy contentos. Al día siguiente, vuelta a los coches, para volver a Albacete, y planeando otra excursión para descubrir lugares nuevos de nuestra comunidad.
2
EL VALOR DE LA AMISTAD
Había una vez un niño llamado Tim que despreciaba, insultaba y pegaba a
los demás. Por este motivo no tenía amigos ni a nadie que le pudiera
ayudar cuando se caía o prestar algo cuando se le olvidaba. Esto hizo que
aumentara su odio por los demás niños ya que, mientras él se sentaba
solo en un rincón, los demás niños reían y jugaban.
En el colegio, Tim, jugaba solo en los recreos y se limitaba a pegarle
patadas a una vieja lata oxidada que había junto a los contenedores del
patio.
- ¡Odio a esos estúpidos!- Decía- Siempre contentos y tan felices.
Un día, para sorpresa de todos, llegó un niño a clase. Era alto, de pelo
castaño y parecía fuerte. La profesora nos explicó que se llamaba Óscar y
que había repetido curso. Nada más salir al recreo, Tim como todos los
días, fue hasta los contenedores y desde allí pudo ver cómo Òscar pegaba
a un niño. Tim no lo pudo creer porque aquel niño al que Óscar había
pegado era muy bueno. Bueno, el caso es que Tim fue a ver qué pasaba.
Óscar había pegado a aquel niño sin ningún motivo y es que éste era
mucho peor que Tim en cuanto a comportamiento. Tim que no pudo
soportar que alguien fuera “peor” que él, se abalanzó sobre Óscar y así el
niño pudo liberarse.
Cuando terminó la pelea, todos le dieron las gracias a Tim por haber
defendido a aquel niño y, en ese momento, se dio cuenta de que la gente
no eran malas personas sino que él había sido muy egoísta.
Todos los niños hicieron un corro para decidir cómo iban a hace que Óscar
fuera mejor persona y se hicieran amigos.
Al fin llegaron a la conclusión de que debían hablar con él para hacerle
entender que querían jugar con él y ser sus amigos sin que les pegara y…
¡Lo consiguieron!, Óscar dijo que lo sentía y que quería ser su amigo.
Al final Òscar y Tim se hicieron amigos inseparables y los dos aprendieron
una valiosa lección:
“Ama al prójimo como a ti mismo y no hagas a los demás lo que no te
gustaría que te hicieran a ti.
3 Es el último día de clase antes de Navidad. Que nervios, hoy dan las notas. Llega la profesora y empieza a dar las notas.
- Ángel enhorabuena, tus notas son muy buenas, por lo contrario Juan las tuyas son bastante malas, si sigues así vas a repetir.
Al acabar de entregar las notas los compañeros comentan alegremente los resultados, pero Juan estaba callado y triste. Al bajar al recreo Ángel se acerca a hablar con Juan.
- ¿por qué estás tan triste Juan?
- Porque mis padres se van a disgustar mucho al ver estas notas. Mis padres trabajan mucho y estoy solo en casa. No tengo a nadie a quien preguntar las dudas ni a nadie quien me ayude. Veo imposible aprobar el curso.
Ángel le dice: anda vamos a jugar. Al llegar a su casa Ángel comparte la alegría por las buenas notas con sus padres. Pero por la noche Ángel piensa en la tristeza que debe de haber en la casa de Juan, y ya no se siente tan contento. Al día siguiente lo llama por teléfono para preguntarle qué tal le había ido y Juan le contesta llorando. Ángel, en su corazón, comparte su disgusto y decide lo que va a hacer:
- Si quieres nos vemos por las tardes y estudiamos juntos. - ¿De verdad estudiarías conmigo? - Por supuesto, si quieres nos vemos mañana y empezamos a
estudiar. Durante las vacaciones de navidad se ven durante varios días y empiezan a estudiar juntos. Estos días trabajando juntos hace crecer la amistad entre los dos.
Al comenzar de nuevo el curso Ángel y Juan se reúnen todos los días para estudiar y poco a poco los resultados de Juan van mejorando. Cuando llegan los exámenes se incrementa el esfuerzo de los dos en el trabajo diario. Tras el reparto de las notas todos los profesores felicitan a Juan por la mejora de sus resultados y le comentan a Ángel que ha bajado sus notas, que tiene que esforzarse más. Sin embargo Ángel está más feliz que nunca al ver la satisfacción en la cara de Juan. Juan le da las gracias a Ángel, por su ayuda y amistad. Los padres de Juan están muy contentos con sus resultados; y en la casa de Ángel también están muy contentos, porque aunque haya bajado sus notas, es una persona de sobresaliente, ya que ha demostrado que sabe ver y compartir los problemas de sus compañeros, y pensar en ayudarlos más que en sí mismo.
4
MIRA, ESCUCHA, COMPARTE, APRENDE DE DIOS……
.
Muchos dicen que Dios existe; otros, que solo es un mito. Para mí existe,
no totalmente pero sé que está ahí cuando le necesitamos. En las películas
y libros, Dios aconseja a las personas mediante la palabra; yo creo que lo
hace mediante acertijos como ¨¡.....lo encontrarás dentro de tu corazón!
Para saber lo que tienes que hacer , basta con mirar en el interior de tu
corazón. A lo mejor, gracias a él, mis padres me quieren tanto, igual que
yo a ellos; también los amigos del colegio, del parque Pinín, de León y de
otros sitios fuera del colegio y de Asturias. Dios ha hecho tantas cosas por
nosotros que tenemos que agradecérselo rezando, celebrando un día en
su honor, como sea pero hay que agradecérselo.
Os voy a contar una historia de un niño llamado Mario y de su hermano
mayor Pablo. Pablo es muy bueno, amable, gracioso, generoso…Mario
quiere seguir sus pasos pero le falta la amabilidad. Un día, vio como Pablo
estaba ayudando a una persona mayor a cruzar un paso de peatones .
Después, Mario le preguntó : ¿Cómo haces lo de ser tan amable? Y Pablo
le contestó: ¿Por qué no dejas de hacerte el malote y miras dentro de tu
corazón? A partir de ese día, Mario empezó a ser más bueno y amable que
nadie, y a lo mejor, como el preferido de Dios ¡Je, je!
5
SÓLO MI DIARIO
19 de Septiembre de 2011 :
Querido diario: Hoy ha sido el primer día de clase, el primer día en sexto
de primaria…Al llegar todo me parecía extraño. Las clases ,los
alumnos…Todos decían ¡Esa es Sara la nueva! todos compartían las cosas
todos escuchaban a los profesores .
20 de septiembre del 2011:
No quiero ir al colegio “grité a mi madre”, tengo demasiados deberes, me
siento rara, creo que soy el bicho raro de la clase es mas ¡de todo el
colegio! Pasan los días y Sara sigue sin querer ir al colegio, su madre como
es normal le obliga a ir , y a Sara no le queda mas remedio…
23 de septiembre de 2011:
Hoy en la clase de “Mate” todos me miraban y yo devolvía una mirada
plenamente “asesina” . En la hora del recreo nada cambia, yo no quiero
estar con ellos pensé y me senté entre las porterías.(seguía sin querer
hacer los deberes).
24 de septiembre 2011:
Hoy era la primera clase de EF. todos sabían hacer piruetas, el pino… y yo
no sabía hacer nada de eso, cada vez me sentía más “oveja negra,” hasta
me sentí apartada del mundo.
25 de septiembre 2011:
Estoy harta! Me siento como una bomba que va a explotar y para colmo
en el recreo viene Ana y me dice con su cara irritadora: ¿Quieres jugar? Yo
me limito a darme la vuelta y callarme mientras pensaba: ¡Odio mi vida!
1 de diciembre 2011-
Hace mucho que no escribo mi vida pero…es que ha dado un giro de 360º.
Me llevo genial con los compañeros y compañeras aunque el profe de mate
me sigue castigando…Todo empezó cuando nos pusieron un gran mural en la
clase que traía en letras grandes y brillantes”Mira, Escucha y
Comparte.Aprende de Dios.y desde hoy todo lo entendí . Tenía que mirar a
todos los compañeros que se acercan a mi. Escuchar los consejos de nuestros
profes y amigos….Compartir .nuestro cariño, nuestra alegría, nuestros
materiales….aprender de Dios, un gran ejemplo , el me guió , ahora me
encuentro mucho mejor solo , ya me olvidé de esa bomba que explotaba en
mi interior, ahora sólo esperaba que llegara el mañana para ir al colegio .
Sara se dio cuenta que de unas insignificantes letrasaprendió lo
importante que es mirar, escuchar, compartir … Ahora saca
sobresalientes, tiene un montón de amigos-as . Desde aquel momento
Sara jamás podrá olvidar aquel día tan especial…
Continuará
6
UNA NIÑA, CONTENTA Y TRISTE
Había una vez una niña que se llamaba Marta, vivía con sus padres: Rafael
y María. Iba al colegio, y en clase era la mejor, pero en la hora del patio
siempre era una mandona, no jugaba con los compañeros y siempre era lo
que quería ella o no jugaba. Cuando llegaron a clase, el profesor decidió
hacer un juego y nadie quiso ir con ella, y no sabía por qué no. Y cuando
fueron al patio iba preguntando a la gente por qué no querían estar con
ella. También le pasó en el comedor y en el autobús. Cuando llegó a casa
vio una nota en la nevera que ponía: “ Llegaré tarde a casa, que le ha
pasado una cosa a Mami, si tienes algún problema llama a la yaya. Te
quiero: Tu papi. Cuando llamó a su abuela le preguntó por qué había
pasado. Y su yaya le dijo que su madre había tenido un accidente y que
estaría unos días en el hospital. Cuando ya era el siguiente día, estaba
triste porque nadie le hacía caso, además estaba sufriendo mucho con lo
de su madre. Cuando una niña pasó por delante de Marta vió que estaba
triste y le dijo: Mira, escucha y comparte, Marta no entendía nada, y la
niña le dijo mira a tus compañeros por dentro, escucha a todo el que te
rodea y comparte con todos. Y Marta saltó con un brinco y se puso a jugar
con sus compañeros sin discutir.
7
LAS INQUIETUDES DE OMAR
Un buen día Omar vio una noticia que le llamó mucho la atención: un
personaje famoso había ido a la India a ver a los niños que no tenían nada
y necesitaban la ayuda y la colaboración de personas que les ayudasen.
Salió corriendo de su salón y vio a su padre al cual le preguntó:
- Papá, ¿por qué los famosos van a lugares donde vive gente que no
tiene nada a ver a niños enfermos y muy pobres?
Su padre le respondió:
- Mira hijo, hay gente que sólo se preocupa de vivir su vida sin tener
en cuenta que a su alrededor hay gente que lo está pasando muy
mal. Pero por suerte, también hay otras personas que han tenido la
suerte de prosperar en su vida y se preocupan por los demás, donan
parte del dinero que ganan y así ayudan a hacer escuelas, casas,
hospitales, comedores…
Omar se quedó un poco más tranquilo y pensando un rato sobre lo que su
padre le había contado.
Al cabo de unas horas, el papá de Omar vio que su hijo seguía sentado en
el mismo sitio donde le había dejado después de su conversación y se
sentó a su lado para seguir contándole algo más sobre aquel tema que le
preocupaba.
- Omar, hijo, no hay que ir tan lejos para poder ver que hay gente
que sufre porque no tiene lo necesario para vivir. Hay mucha
gente, y muy cerca de aquí que no tienen tantas cosas como
nosotros.
- No entiendo – respondió Omar.
- Es muy fácil Omar. En el mundo hay mucha, muchísima gente
que no tiene nada…pero no sólo en la India, o en cualquier
pueblo de África… En nuestro país y en nuestra ciudad hay
personas que no tienen dinero, pero hay gente a las que les
faltan cosas muuuucho más importantes.
- ¿El qué papá? – preguntó Omar.
- Amor, compañía, cariño, atención, cuidado, mimos…- dijo su
padre.
- No entiendo – replicó extrañado Omar.
- Estas personas son mucho más pobres que las que no tienen
dinero.
- Sigo sin entender papi, acláramelo un poco más, por favor.
- Mira hijo, mucha gente es pobre de corazón. Tienen mucho
dinero pero no saben lo que es amar, ayudar, compartir…
- Y…¿cómo les podemos ayudar nosotros papi? ¿Es muy difícil? –
preguntó Omar a su padre.
- Ja,ja,ja….- se rió su padre. No hijo, no es difícil si se quiere, sólo
tienes que “escuchar” al que lo necesita, “mirar” con los ojos del
corazón y “compartir” lo mejor que eres con los demás.
- ¿Papá, con todas esas cosas que me has dicho, podemos ser
mejores personas?
- No sólo eres mejor persona si das tu dinero, porque en muchos
casos estás dando lo que te sobra, si compartes tu tiempo, tu
amor y tu ayuda conseguirás ser buena persona.
- Pero, ¿con quiénes tenemos que hacer esto papá?
- Ya te lo he dicho Omar; con los que son pobres de corazón y no
lo saben. ¿Lo entiendes ahora, hijo?
- Sí papá. Ahora lo he entendido y sabes, voy a ir a ver a la abuela
y pasar la tarde con ella. Seguro que le apetece que esté allí y le
haga compañía. Desde que el abuelo ya no está, veo a la abuela
un poco triste y seguro que yo la puedo hacer reír un montón.
- Veo hijo que lo has entendido perfectamente. No tardes…que
enseguida se hace de noche.
MORALEJA: Si se sabe escuchar, mirar y compartir,
se puede ser una mejor persona de corazón.
Así nos lo enseña Dios Padre con su Palabra.
8
UNA VIDA MUY ESPECIAL
Hola, soy Rodrigo Rodríguez, un Español normal y corriente de 45 años,
casado y con hijos.
Hoy, os voy a contar mi vida.
Hace seis años, trabajaba como médico e ingeniero en Valladolid, España.
Solía ir a trabajar todos los días de diario y al salir, me iba al bar de la
esquina a ver el partido que fuera. Allí estaba siempre mi amiga Manuela;
era voluntaria y se iba a la India todos los veranos a ayudar a los más
necesitados.
Yo le preguntaba siempre que si se sentía satisfecha de todo el trabajo
que había hecho por los demás. Ella siempre contestaba lo mismo: ¨ ¡Nada
es mejor que ayudar a alguien! ¨ Esos momentos son como cuando las
películas ponen una música extraña con las que te indican que va a
suceder algo extraordinario, y sucede. A mí me ocurrió y fue cuando decidí
lo que iba a hacer ese verano; me haría misionero e iría a África a ayudar a
los más necesitados.
Dejé a los niños en un campamento todo el verano y como mi mujer se iba
a China a trabajar estaría sólo con los pobres, en África. Estaba súper
entusiasmado con mi nueva misión.
Cogí un barco que me había regalado mi abuelo cuando era un niño y me
puso en marcha. El viaje fue difícil, ya que el oleaje y los animales marinos
me aterraban.
Mi primera ayuda fue cuando hice una escala en una pequeña localidad,
me encontré a un joven que estaba sólo pues había perdido a toda su
familia en una epidemia, y no tenía nada de qué vivir y me pidió ayuda. En
lugar de darle unas monedas, le propuse acompañarme en mi aventura a
cambio de cama y comida. Cuando el joven me devolvió una gran sonrisa,
fue cuando me empecé a sentir bien.
Días más tarde, llegué a mi destino en África. Era un lugar precioso. Solo
que la gente tan triste y desanimada, con ropas sucias y rotas como su
corazón, lo arruinaban todo…
En ese momento fue cuando decidí ponerme en pie y empezar mi nuevo y
espectacular trabajo.
Lo primero que se me ocurrió hacer fue ir a un poblado donde residían
leprosos. Allí se sentían solos y nadie les hacía caso. Cuando llegué y entré
por la puerta todos me miraban con cara de asombro. No se podían creer
que alguien sano se acercara por allí a verles. Me sentía nervioso. No sabía
como reaccionar en estos casos, así que, lo que antes se me ocurrió fue
echarles una mirada cariñosa y mandarles una sonrisa con alegría. Me
sentí genial cuando ellos me miraron y sonrieron por primera vez en
muchísimos años. Tenía la sensación de que lo estaba haciendo
verdaderamente bien. Eso fue todo lo que hice durante ese día, estar con
ellos. Les conté cuentos, les expliqué cosas que no entendían y lo mejor,
les hice pasar el mejor tiempo de su vida.
El segundo día me dediqué a darles dinero a las personas que vivían en la
calle. Había familias enteras que vivían en un suelo frío, sin agua, sin
comida y sin nada más que tristeza por vivir así. Estaban tristes, pero eran
felices de estar todos juntos. Los niños eran muy cariñosos conmigo y yo
les di juegos y comida, les bañé y les llevé de paseo, les vestí con ropas en
condiciones y les hice una pequeña cuna para que pudiesen dormir mejor
que en un barreño. Ese día también me sentí satisfecho con lo que había
hecho con esas familias pobres.
El tercer día consistió en pedir a varios hombres del lugar que vinieran a
mi cabaña. Allí fue donde les di unas palas, ladrillos y cemento y les dije
estas palabras: ¨ No os voy a hacer daño, os he elegido para que
construyáis varios edificios pequeños para hacer casas y escuelas para
todos vosotros.¨
Después de estas palabras todos se pusieron en camino al río para
construir sus casas allí. Yo a cambio les daría dinero. Yo, como soy
ingeniero, les di unos planos y les expliqué como se construía. ¡Manos a la
obra!
Al cabo de unas semanas ya teníamos muchas casas hechas y tres escuelas
terminadas.
La siguiente tarea era amueblarlo todo. Busqué a unos carpinteros que
hicieron muchos muebles y estanterías. Quedó todo precioso. Para ellos
parecía un paraíso todo aquello.
Ahora mucha gente podría vivir en mejores condiciones de vida. Sus caras
de felicidad al verles recorrer las casas que habían construido y en las que
ellos mismos iban a vivir con sus familias.
Ahora sé lo que Manuela siente cuando hace todas estas cosas en verano.
Mi última tarea este año fue llamar a Manuela y pedirle que viniera a
enseñar a los niños en las nuevas escuelas.
Así fue, al día siguiente por la mañana Manuela ya estaba aquí. Ella estaba
muy contenta de volver a verme y más si me veía haciendo este trabajo
tan bonito para todo el mundo. Se sentía orgullosa de mí y muy contenta
con todo el trabajo que había conseguido hacer y todas aquellas sonrisas
que había sacado a la gente de ese precioso lugar.
Ella se quedó allí enseñando a los niños en las escuelas, mientras que yo
volvía a España, ya que se acababa el verano y tenía que volver a trabajar
y a ver a mi familia a la que hacía tanto tiempo que no veía. Mis hijos
estaban súper contentos de volver a verme y yo a ellos igual. Mi mujer
volvió de China y se quedó a trabajar conmigo. Ahora volvíamos a estar
todos juntos de nuevo.
La gente de África nos mandaba cartas y fotos y nos contaban lo contentos
que estaban. Las fotos de los niños en la escuela eran impresionantes ya
que podía ver como todos aprendían y disfrutaban tanto como yo al verles
así. Sus letras en las cartas eran muy bonitas y no tenían casi ninguna falta
de ortografía, eso quería decir que Manuela estaba haciendo bien su
trabajo y todo había salido como en un sueño. Yo les mando comida y
dinero y en los veranos voy allí a verles, pero ahora vienen siempre mi
mujer y mis hijos a ayudar.
También me acabo de enterar, de que una de las escuelas la han
convertido en un hospital y han adaptado muchos cuartos para leprosos,
donde todos aquellos a los que había cuidado, estaban atendidos y bien
acompañados. Estoy más contento que nunca.
Ya es la hora de que vuelva a ser el mismo de antes, Rodrigo Rodríguez,
médico e ingeniero en España, que cada vez que sale de trabajar, se va al
bar de la esquina a ver el partido que sea sólo que ahora habla con
Manuela por teléfono cuando puede.
Quizás parezca la persona normal y corriente que era antes, pero en
realidad algo ha cambiado en mí.
Ahora soy una persona que mira a su alrededor y ve que tiene que ayudar,
que escucha los sentimientos y las peticiones de ayuda, que comparte su
amistad y cariño con toda persona y que aprende de Dios, ya que ayuda a
los demás como ÉL.
MIRA, ESCUCHA, COMPARTE, APRENDE DE DIOS.
9
¡MIRA, ESCUCHA, COMPARTE, APRENDE DE DIOS!
En Asia, unos arqueólogos desenterraban huesos prehistóricos.
Empezaron a cavar y encontraron unos huesos extrañamente colocados
entre sí…¡formaban la palabra “Mira”. Se quedaron impresionados. Al día
siguiente encontraron “Escucha”, y se sobresaltaron. Al día siguiente no
encontraron nada y así durante una semana.
Desilusionados, siguieron cavando sin fe de encontrar algo más. Entonces
en el cielo se abrieron las nubes y se oyó: “¡cavad!”. ¡Era Dios! Cavaron y…
encontraron “Comparte”. Una hora más tarde encontraron “Aprende”.
Dos semanas más tarde, les llamaron de otra expedición para hallar
dinosaurios. Sólo les quedaba un día y…¡encontraron “De Dios”! Juntaron
las palabras y formaron una frase: “Mira, Escucha, Comparte, Aprende de
Dios”.
Cuando llevaron al museo los huesos en forma de letras mucha gente
acudía a visitarlos porque se sentían más cerca de Dios. Desde entonces,
todos los arqueólogos cavaron siempre con mucha fe.
Moraleja: si haces las cosas con fe, conseguirás lo que te propones.
10 LAS ENSEÑANZAS DE SANDRA
Sandra era muy anciana, pero aun así vivía contenta.
Siempre te miraba con buena cara, hablaba con todos y era muy querida
en el pueblo.
Un día se me ocurrió preguntarle cuál era su secreto para vivir tantos años
y tan contenta. Me contestó:
- Buen humor. Buena cara, relacionarse con todos para bien y también escuchar la Palabra de Dios. Sigue estos pasos y vivirás como yo.
Su consejo me impresionó.
Al cabo de un mes me enteré de que Sandra tenía un cáncer mortal. Fui a
verla y le llevé unas flores. Me preocupé por ella, ya que me caía genial,
porque ayudaba siempre y me daba buenos consejos.
Me sorprendió que siguiera viva, después de unos días ya que los médicos
me habían dicho que raramente podría salir de esta.
Al entrar me recibió con muy buena cara. No parecía haber pasado nada.
- Hola ¿Cómo estás Sandra? - ¡Genial como siempre! - Pero… ¿cómo sobreviviste? - Fácilmente, viendo que tenía que tomar la decisión más importante
de mi vida. Vivir o morir. Elegí vivir. - Y ¿algo más? - - Si. Le recé a Dios por mí. Si vivía, gracias y si moría que fuera con
él. Fui escuchada y aquí estoy. - IMPRESIONANTE.
RECUERDA: SE OPTIMISTA. ESCUCHA LA PALABRA DE DIOS.
11
UNA GRAN LECCIÓN
Había una vez un MUNDO llamado Egoistilandia en el que todos sus
habitantes eran unos egoístas excepto una familia, era una familia pobre
sin recursos, pero aunque estuvieran en ese estado, era la familia más feliz
del MUNDO, porque se tenían los unos a los otros.
Un día a la madre le concedieron una entrevista de trabajo. Llego a casa
llorando y muy triste.
La hija pequeña (Cristina) le preguntó:
- Mami, ¿qué pasa? ¿no te han cogido?
La madre llamada Carolina le contestó:
- Sí cariño, sí que me han cogido.
- Entonces ¿por qué lloras? Dijo Juan el hijo mediano.
- Porque me he dado una vuelta por el MUNDO y he entendido por
primera vez el significado de su nombre. Toda la gente se ha vuelto
egoísta.
- Pues debemos hacer algo. Dijo la abuela Bernardina.
La madre le contestó:
- He oído que mañana hay un concierto de un grupo muy bueno y
que no va a faltar ningún habitante ya que realmente en este
mundo sólo hay una ciudad. Podríamos colarnos en el escenario y
darles una charla para intentar que cambien.
- ¡Buena idea! Gritaron Ana y Lara, las hermanas gemelas mayores y
Martín, el padre.
A la mañana siguiente todos se dispusieron a salir de casa muy contentos.
Consiguieron colarse en el concierto y se presentaron.
- ¡Buenos días! Somos la familia Pérez Castán y aunque no os guste
nuestro físico os pedimos por favor que nos escuchéis.
Lograron que les escucharan y empezaron a hablar.
- Hola me llamo Ana y esta es mi gemela Lara y queremos haceros
una pregunta ¿Creéis y aprendéis de Dios?
Toda la gente contestó que sí.
Entonces Cristina la hermanita pequeña, dijo:
- Yo creo que… NO ¿A que no mami?
Carolina, la madre, dijo:
- Yo creo que tampoco, porque parece que vuestro lema sea: mirar
solo por vosotros mismos, escucharos solo a vosotros mismos y no
compartir.
- Pero en realidad debería ser: mirar por los demás y no solo por
vosotros mismos , escuchar a los demás y sobretodo compartir con
los demás sean de la misma raza, sexo o el físico que tengan, si
hicieras todo eso realmente estarías aprendiendo de Dios. Dijo la
abuela Bernardina.
La gente empezó a reflexionar y Juan el hijo mediano y Martín el padre
dijeron:
- Hagamos de este MUNDO un MUNDO mejor.
Todo acabó muy bien, aquel mundo pasó a llamarse Generosilandia y
pusieron una estatua enorme de la familia con un letrero en el que ponía:
“MIRA, ESCUCHA, COMPARTE… ¡APRENDE DE DIOS!
12
Mira, escucha, comparte: aprende de Dios Jorge era un chico muy curioso; su madre era atea y no le dejaba ir a la iglesia. Un día, Jorge se preguntó cómo sería una iglesia por dentro y fue a visitarla, cuando llegó a casa fue corriendo a su madre y le dijo:
- Mamá, hoy he ido a la iglesia y he aprendido muchas cosas Su madre se quedó callada, pero Jorge continuó:
- Mamá, ¿Tu sabes escuchar? Y ella le respondió:
- Pues claro y si no, ¿Cómo hablaría con las personas? Él, muy seguro le dijo:
- No mamá, si hay algo que hoy he aprendido es que escuchar es sentir los gritos de la gente que se muere de hambre o que no tiene lo suficiente para vivir; aprender de Dios.
- ¿Dios? - Si mamá, es el creador de todos nosotros. Él todo lo hizo bien, todos
somos hijos suyos y hermanos de los demás. La madre se fue a la cama, mientras que Jorge se quedó dormido pensando en lo que había vivido hoy y porque su madre no quería creerle; al día siguiente volvió a la iglesia, esta vez se le ocurrió cómo hacer que su madre le creyera; fue corriendo a la biblioteca a sacar un libro y toda la noche le estuvo contando a su madre historias sobre Jesús. Esta vez, su madre parecía poner más interés pero en realidad no le escuchaba. Al día siguiente Jorge leyó un libro sobre el bautismo, nada más leerlo le entraron unas ganas terribles de bautizarse; él quería formar parte de la
iglesia, sin embargo nada se lo impidió, fue corriendo hasta la iglesia a decirle al cura que lo bautizara. Nada mas bautizarse, Jorge se fue a su casa muy contento. A los pocos días, su madre estaba lavando la ropa cuando se encontró a Jorge tendido en el suelo sin pulso, su madre le llevó rápidamente al hospital y allí, le diagnosticaron una leucemia grave. Jorge en el hospital le dijo a su madre:
- Mamá, quiero que vayas a la iglesia y reces por mi, para que Dios me cure.
La madre corriendo, fue a la iglesia y se echó a llorar con un rosario en la mano, todos los días rezaba por su hijo, pero lo que no sabía era que cuanto más rezaba y más creía en Dios el cáncer de Jorge iba desapareciendo, su madre estaba aferrada a Dios, hasta que una día la enfermedad de su hijo desapareció; a partir de ese momento su madre se volvió cristiana para darle gracias a Dios por lo que había hecho y todos los domingos, ella y su hijo iban a la iglesia para pedir por los más necesitados. Moraleja: Si crees en Dios, Él te ayudará.